Toulouse-Lautrec y el origen del cartel moderno
Del 7 de febrero al 17 de abril de 2006. Organiza: Museu Nacional d’Art de Catalunya (MNAC)con la colaboración de la Fundación Carlos de Amberes, el Musée d’Ixelles y el MuVIM.
Comisario, Ephrem. Coordinación: Carlos Pérez (conservador del MuVIM) y Francesc Quílez(conservador jefe del Gabinete de Dibujos y Grabados del MNAC)
El Museu Nacional d’Art de Catalunya presenta en Barcelona la práctica
totalidad de los carteles diseñados por Henri de Toulouse-Lautrec, artista
versátil y uno de los padres del cartelismo moderno. El París de la belle
époque, de los bailes populares, el circo y los locales nocturnos,
escenarios que Henri de Toulouse-Lautrec frecuentó y reflejó en sus
obras, es el protagonista destacado de esta exposición.
La exposición Toulouse-Lautrec y el origen del cartel moderno muestra la
práctica totalidad de los carteles de este artista extraordinario que se interesó
por el cartelismo en una etapa ya avanzada de su itinerario creativo. Las obras
que conforman la exposición –33 carteles– proceden de las colecciones del
Musée d’Ixelles, de Bruselas, y del MNAC, institución que conserva una única
obra del artista, una representación de la bailarina May Belfort.
Henri de Toulouse-Lautrec (Albi, 1864 – Malroné, 1901) pintor, grabador y
dibujante, se instala en Montmartre en la década de 1880. Es a partir de la
siguiente década cuando pone sus imágenes al servicio del comercio del
espectáculo y comienza a producir carteles. Toulouse-Lautrec anunció algunos
de los locales nocturnos más conocidos de la bohemia parisina, como el Moulin
Rouge, para el que realizó su primer cartel, el Jardin de Paris o el Folies
Bergère. En sus obras, el artista retrata también a algunas de las figuras
emblemáticas de este universo: bailarinas, cómicos, cantantes, divas, clowns, y
toda una galería de personajes que formaban parte del mundo del espectáculo
y la vida nocturna del París de la belle époque.
Entre las aportaciones de Toulouse-Lautrec a la renovación de este género
artístico está su afán por romper con las fórmulas establecidas por el art
nouveau. Sin renunciar a algunos de los aspectos distintivos de este lenguaje
finisecular, Toulouse-Lautrec recurre a otras fuentes y adopta soluciones
compositivas que proceden de tradiciones y culturas figurativas diferentes,
principalmente de la estampa japonesa de la que incorpora la simplificación de
las líneas, tan característica de sus carteles. En su obra también se puede
rastrear la influencia de otros pintores, como Degas y Gauguin. El impacto
cromático que Toulouse-Lautrec consigue con el uso de tintas planas de vivos
colores y los enfoques fotográficos marcan sus trabajos y los hacen
inconfundibles.
Coincidiendo con la eclosión del movimiento modernista, Toulouse-Lautrec
marcó de manera importante el arte gráfico catalán de principios del siglo XX.
Su influencia se puede apreciar en la obra de artistas como Ramon Casas.
Casi coetáneos, Toulouse-Lautrec y Ramon Casas, artista del que el MNAC
conserva numerosas e importantes pinturas, dibujos y grabados, interpretaron
la modernidad y utilizaron la imagen impresa para comunicar con una finalidad
publicitaria.
Los personajes
Moulin Rouge-La Goulue, Jane Avril au Jardin de Paris y Divan Japonais son
algunos de los famosos carteles de Toulouse-Lautrec que pueden verse en el
MNAC hasta el 17 de abril. Asimismo, la muestra presenta May Belfort, el único
cartel que de este artista se conserva en el Gabinete de Dibujos y Grabados
del MNAC. May Belfort fue descubierta por Toulouse-Lautrec en 1895, durante
una de sus actuaciones como bailarina en el Café des Décadents. Pronto se
convirtió en una de sus modelos preferidas. El retrato que de ella conserva el
Gabinete de Dibujos y Grabados del Museu Nacional d’Art de Catalunya
destaca por un lenguaje gráfico de una enorme simplicidad lineal.
Aristide Bruant, uno de los personajes más emblemáticos de la bohemia
parisiense y amigo personal de Toulouse-Lautrec, es otro de los protagonistas
de la muestra. Cantante en el mítico cabaret Le Chat Noir, el perfil de Bruant
dibujado por Toulouse-Lautrec se convirtió en un icono del París finisecular.
Otro de los personajes que el artista utiliza como modelo en diferentes
ocasiones es la bailarina Jean Avril. El artista la convirtió en una de sus
principales fuentes de inspiración.
A finales del siglo XIX, cuando Henri de Toulouse-Lautrec crea las obras que
ahora se exponen en el MNAC, el cartel se había convertido en un medio
fundamental para la difusión de los numerosos productos que ofrecía la
industria del consumo. Muchos artistas se sintieron atraídos por este nuevo
formato y lo aprovecharon. Se inició así un proceso de transformación del
cartelismo en un auténtico fenómeno artístico. Los carteles debían vender una
idea, un producto, y los artistas que los crearon inventaron un nuevo lenguaje,
directo y eficaz: el lenguaje de la publicidad. De este modo, a través del cartel
artístico, es como da sus primeros pasos la publicidad moderna.
La poética personal de Toulouse-Lautrec y su lenguaje atrevido imprimieron un
cambio de orientación en el trabajo de muchos de los cartelistas de su época.
La original propuesta estética que recoge esta exposición lo convierte en uno
de los representantes más significativos del cartelismo europeo.
Notas biográficas
Henri de Toulouse-Lautrec (Albi, 1864 – Malroné, 1901)
Pintor, grabador y dibujante que se convirtió en uno de los principales
representantes de la modernidad artística, Henri Raymond de Toulouse-
Lautrec, nació el 24 de noviembre de 1864 en Albi, en el seno de una familia
aristocrática. Su infancia estuvo marcada por una enfermedad genética que
afectaba al crecimiento de los huesos. Esta enfermedad, junto con dos
fracturas de fémur que sufrió cuando sólo tenia trece años, provocó que sus
piernas dejaran de crecer y sólo alcanzase una altura de un metro y cincuenta
y dos centímetros.
La relación de Toulouse-Lautrec con la pintura empieza con sólo 7 años, de la
mano de René Princeteau, pintor amigo de la familia, que estimuló su vocación
precoz por la pintura. En 1881 se traslada a París, decidido a convertirse en
pintor profesional. Después de varios intentos de entrar a l’école des beaux-
arts, finalmente, se inscribe en el taller privado de Léon Bonnat, meses más
tarde, en el de Fernand Cormon, donde entra en contacto con otros jóvenes
pintores, como Émile Benard y Vincent van Gogh. Durante estos años de
aprendizaje, Henri combina los estudios academicistas con la búsqueda de un
lenguaje más personal, interesándose por el arte japonés y la pintura de Edgar
Degas.
En 1884, Toulouse-Lautrec se instala en Montmarte, en el corazón de la vida
nocturna, donde frecuenta sus coloristas y animados cabarets, como Le
Mirliton, Le Chat Noir o Le Moulin Rouge. Abandona las temáticas más
tradicionales para centrar sus obras en los entretenimientos del hombre
moderno (espectáculos de danza, cabarets, teatros, cafés), ilustrando las
escenas cotidianas de este mundo nocturno y sus personajes, como Jane Avril,
la Goulue o Yvette Guilbert. En 1887, una vez finalizados sus estudios,
empieza a consolidar sus lazos con las vanguardias y participa en las
exposiciones colectivas del Salon des XX, en Bruselas, y con Les Indépendants
en París.
Hacia los treinta años, Toulouse-Lautrec vive su época más prolífica y gloriosa.
Sus obras pasan a ser muy solicitadas, tanto por los comerciantes como por los
expositores, y tienen una buena acogida por la crítica. Realiza una gran
variedad de trabajos artísticos: carteles, programas de teatro, ilustraciones de
libros y periódicos.
El último período de la vida de Toulouse-Lautrec es la historia de un descenso
trágico. El deterioro progresivo de su estado físico y psicológico, acrecentado
por su alcoholismo, lleva a Henri de Toulouse-Lautrec a refugiarse en el castillo
de Malroné (Burdeos), propiedad de su familia, donde terminará muriendo en
1901 al lado de su madre.
Selección de textos del catálogo
De Toulouse-Lautrec y el arte publicitario catalán
Francesc M. Quílez i Corella
Conservador jefe del Gabinete de Dibujos y Grabados del MNAC
«La presencia del cartelismo publicitario, en la Barcelona de finales del siglo
XIX, fue uno de los factores que más contribuyó, a corto plazo, a irradiar el
fenómeno de la modernidad artística y, a medio plazo, constituyó un auténtico
estímulo para el desarrollo de la plástica catalana de la época. En las
creaciones cartelistas catalanas se pueden encontrar claras resonancias
gráficas de la gran influencia que Lautrec ejerció entre algunos de sus colegas
catalanes. Si duda, el prolífico Ramon Casas, verdadero símbolo del
movimiento modernista, fue uno de sus seguidores más fieles, hasta el punto
de que muchas de sus composiciones reflejan un cierto mimetismo, y hasta
podemos encontrar citaciones que evocan o se refieren al repertorio figurativo,
los modelos y las tipologías del artista francés. Igualmente, el reflejo del París
deslumbrador y fascinante de la belle époque motivó que artistas como Casas,
Rusiñol o Pere Romeu, conocedores de esta realidad, decidieran fundar en
1897, siguiendo el modelo parisiense de Le Chat Noir, la taberna Els Quatre
Gats, que tuvo un papel decisivo en la eclosión de la modernidad artística
barcelonesa.
Sin duda, el conocimiento del trabajo desarrollado por diferentes artistas de
ámbito internacional y la introducción de un lenguaje que iba acompañado de
un gran número de novedades figurativas también contribuyó a desvelar el
interés por un nuevo tipo de coleccionismo, que hasta entonces casi no había
tenido relevancia en la sociedad catalana. Cabe considerar al industrial Lluís
Plandiura como el coleccionista más importante de su tiempo y uno de los más
distinguidos representantes de esta nueva práctica. Su afán sirvió para
enriquecer la colección de los Museos de Arte de Barcelona, primer embrión
del actual Museu Nacional d’Art de Catalunya. En marzo de 1903, la junta de
Museos, decidió adquirir esta magnífica colección constituida por un total de
575 carteles y en la que figuraban los más conspicuos representantes del arte
cartelista europeo, incluida una notable presencia de los artistas catalanes más
cualificados, como por ejemplo: Alexandre de Riquer, Santiago Rusiñol y, por
encima de todos, Ramon Casas. En la nómina de artistas extranjeros
encontramos nombres tan importantes como los de Steinlen, Hohenstein,
Chéret, Mucha, Privat Livermont y, sobre todo, el inglés John Hassall con quien
el coleccionista mantuvo una relación muy especial, llegando a establecer un
intercambio epistolar.»
De El Moulin Rouge
Ephrem
Comisario
«En 1889, el año de la Exposición Universal, París asiste a la instalación de
dos polos de atracción que se acabarían convirtiendo en dos monumentos
emblemáticos de la capital: la torre Eiffel, inaugurada el 15 de mayo, y el Moulin
Rouge, abierto el 5 de octubre en el bulevar Clichy, dominando la plaza
Blanche. A diferencia del Moulin de la Galette, que en sus inicios había molido
el grano, el Moulin Rouge era ficticio. ¡No se habría construido un molino de
viento por debajo de la Butte! Pero con el símbolo de las grandes aspas
girando, se inscribe en el cliché pintoresco de Montmartre. Charles Zidler,
sagaz empresario de espectáculos, lo mandó construir sobre el emplazamiento
de un antiguo baile popular, La Reine blanche, cuya actividad había cesado en
1885. Se trataba de deslumbrar, de superar cualquier competencia. Publicidad
en los periódicos, noticias en las guías turísticas y souvenirs de la época nos
han legado un abanico de descripciones gráficas.»
Relación de ámbitos
1. INTRODUCCIÓN
El interés de Toulouse-Lautrec (1864-1901) por el fenómeno del cartelismo
publicitario despertó en una etapa ya avanzada de su itinerario creativo. De
hecho, si bien su primer trabajo litográfico se remonta a 1889, la casi totalidad
de su escasa actividad cartelística, que apenas registra un número superior a
las 30 obras, aparece enmarcada en la década de 1890. Sin embargo, esta
reducida producción no limita el alcance de una propuesta estética original y
atrevida que supuso un cambio de orientación en el contexto del trabajo
cartelista de la época. En su poética encontramos un sinfín de grandes logros
que hacen de este autor uno de los representantes más cualificados del arte
cartelístico europeo. Entre las principales aportaciones realizadas por Lautrec,
a la renovación de este género artístico, podemos enumerar como uno de los
aciertos más sobresalientes, su empeño por romper con las convenciones, las
modas y las fórmulas compositivas características del art nouveau. Sin
renunciar a incorporar algunos de los aspectos distintivos de este lenguaje
finisecular, el artista muestra una actitud muy permeable a la adopción de
soluciones compositivas procedentes de otras tradiciones y culturas figurativas,
entre las que cabe citar, por encima del resto, la influencia de la estampa
japonesa.
2. EL PARÍS DE LA BELLE ÉPOQUE
La mayor parte de los carteles que forman parte de la presente exposición no
pueden disociarse de las vicisitudes existenciales de su propio creador.
Algunas de estas experiencias personales, localizadas en el ambiente bohemio
de Montmartre, presiden la temática de determinadas composiciones.
Bailarinas como Jean Avril, o May Belfort, así como el polifacético Aristide
Bruant conforman esta singular galería de personajes populares vinculados a
los emblemáticos cabarets parisinos de la época, escenarios frecuentados por
Lautrec y convertidos, con el paso del tiempo, en iconos universales de la
ciudad de París. En este ambiente disipado, libertino, transgresor de los valores
y las convenciones sociales burguesas, se enmarcan las mejores realizaciones
del artista que reflejan la atracción, compartida por autores con idéntica
sensibilidad, por las manifestaciones artísticas asociadas a la consolidación de
París como auténtica capital y epicentro del arte europeo. En este sentido, no
podemos menospreciar el acicate que para los artistas catalanes del momento,
Casas y Rusiñol entre otros, representó el contacto con este importante centro
artístico y el posterior reflejo que esta realidad encontró en su obra.
3. REVISTAS Y LIBROS ILUSTRADOS
Aunque la temática de la vida bohemia parisina de finales del siglo XIX fue sin
duda la que más contribuyó al reconocimiento público de su autor, Lautrec
también dedicó buena parte de su actividad gráfica a la realización de carteles
destinados a publicitar revistas y libros de la época. Algunas de estas
publicaciones periódicas formaban parte de géneros tan enraizados en la
tradición literaria decimonónica, como por ejemplo el folletín o la novela por
entregas. A este último género pertenecen los encargos cartelísticos de Le
Pendu del año 1892 o Le Tocsin de 1895, producciones que estaban
destinadas a divulgar una tipología de obras literarias con gran aceptación
entre las capas populares de la población. En el caso del segundo trabajo, el
artista optó por sugerir una atmósfera muy misteriosa, evocadora de la novela
gótica, y utilizar un registro cromático más apagado. La tipología de la figura
femenina que ocupa el primer término de la composición es evidente que
presenta ciertas concomitancias con algunos de los modelos utilizados para los
carteles más vistosos y alegres del París de la belle époque, pero también
permite establecer analogías compositivas con algunas de las series realizadas
por el inglés John Hassall para el cartel dedicado al cuento infantil Little Red
Riding Hood. No menos destacada resultó ser su contribución como cartelista
de revistas artísticas y literarias, entre las que figuraban muestras tan
emblemáticas como por ejemplo La Revue Blanche, L’Aube o La Vache
Enragée, cuyos carteles realizó entre 1895 y 1896. Su autor eligió una tipología
de imagen diferente para cada una de las producciones. Así por ejemplo, al
aire sofisticado, refinado y elegante de la modelo femenina elegida para
publicitar la primera revista contrapuso, en el caso de la última, un registro
léxico informal y satírico.
4. PUBLICIDAD Y CARTEL
Aunque no llegaron a alcanzar ni el eco ni la popularidad de las producciones
destinadas a anunciar los locales y los personajes que poblaban el universo de
Montmartre, Toulouse-Lautrec también realizó el diseño de carteles de diversas
marcas y productos de la época. La mayoría de estos encargos publicitarios se
enmarcan en el contexto de una sociedad industrial muy dinámica que hace de
la necesidad virtud y ve en el cartel un medio de difusión eficaz y sobre todo
muy popular. A diferencia de otros trabajos suyos, estas obras no participan de
las propuestas estéticas rupturistas ni del lenguaje vanguardista que llegaron a
convertirlo en uno de los representantes más aventajados del cartelismo
moderno. En términos generales, estas composiciones se caracterizan por la
utilización de códigos visuales más convencionales y respetuosos con el
repertorio figurativo del arte publicitario más tradicional. En esta ocasión, el
autor limita su vena creativa y decide subordinar el efecto elegante y brillante
de las formas artísticas a la función para la cual fueron concebidos.
Relación de obras
Henri de Toulouse-LautrecMoulin Rouge, La Goulue, 1891LitografíaMusée d’Ixelles, Bruselas
Henri de Toulouse-LautrecAmbassadeurs, Aristide Bruant, 1892LitografíaMusée d’Ixelles, Bruselas
Henri de Toulouse-LautrecEl Dorado, Aristide Bruant, 1892LitografíaMusée d’Ixelles, Bruselas
Henri de Toulouse-LautrecAristide Bruant dans son cabaret, 1893LitografíaMusée d’Ixelles, Bruselas
Henri de Toulouse-LautrecBruant au Mirliton, 1893LitografíaMusée d’Ixelles, Bruselas
Henri de Toulouse-LautrecJane Avril, Jardin de Paris, 1893LitografíaMusée d’Ixelles, Bruselas
Henri de Toulouse-LautrecDivan Japonais, 1893LitografíaMusée d’Ixelles, Bruselas
Henri de Toulouse-LautrecL’Estampe Originale, 1893LitografíaMusée d’Ixelles, Bruselas
Henri de Toulouse-LautrecTroupe de Mlle. Églantine, 1896LitografíaMusée d’Ixelles, Bruselas
Henri de Toulouse-LautrecJane Avril, 1899LitografíaMusée d’Ixelles, Bruselas
Henri de Toulouse-LautrecMay Belfort, 1895LitografíaMusée d’Ixelles, Bruselas
Henri de Toulouse-LautrecMay Milton, 1895LitografíaMusée d’Ixelles, Bruselas
Henri de Toulouse-LautrecCaudieux, 1893LitografíaMusée d’Ixelles, Bruselas
Henri de Toulouse-LautrecElles, 1896LitografíaMusée d’Ixelles, Bruselas
Henri de Toulouse-LautrecLe Pendu, 1892LitografíaMusée d’Ixelles, Bruselas
Henri de Toulouse-LautrecLe Tocsin ou La Châtelaine, 1895LitografíaMusée d’Ixelles, Bruselas
Henri de Toulouse-LautrecAu pied de l’échafaud, 1893LitografíaMusée d’Ixelles, Bruselas
Henri de Toulouse-LautrecReine de Joie, 1892LitografíaMusée d’Ixelles, Bruselas
Henri de Toulouse-LautrecBabylone d’Allemagne, 1894LitografíaMusée d’Ixelles, Bruselas
Henri de Toulouse-LautrecLa Revue Blanche, 1895LitografíaMusée d’Ixelles, Bruselas
Henri de Toulouse-LautrecL’Aube, 1896LitografíaMusée d’Ixelles, Bruselas
Henri de Toulouse-LautrecIrish and American Bar, The Chap Book, 1895LitografíaMusée d’Ixelles, Bruselas
Henri de Toulouse-LautrecNapoléon, 1895LitografíaMusée d’Ixelles, Bruselas
Henri de Toulouse-LautrecLa Vache Enragée, 1896LitografíaMusée d’Ixelles, Bruselas
Henri de Toulouse-LautrecLa passagère du 54, Salon des Cent, 1896LitografíaMusée d’Ixelles, Bruselas
Henri de Toulouse-LautrecCycle Michael, 1896LitografíaMusée d’Ixelles, Bruselas
Henri de Toulouse-LautrecLa Chaîne Simpson, 1896LitografíaMusée d’Ixelles, Bruselas
Henri de Toulouse-LautrecPaul Sescau, Photographe, 1896LitografíaMusée d’Ixelles, Bruselas
Henri de Toulouse-LautrecPaul Sescau, Photographe, 1896LitografíaMusée d’Ixelles, Bruselas
Henri de Toulouse-LautrecL’Artisan Moderne, 1896LitografíaMusée d’Ixelles, Bruselas
Henri de Toulouse-LautrecConfetti, 1894LitografíaMusée d’Ixelles, Bruselas
Henri de Toulouse-LautrecAu concert, 1896ZincografiaMusée d’Ixelles, Bruselas
Henri de Toulouse-LautrecMay Belfort, 1895LitografíaMuseu Nacional d’Art de Catalunya, Barcelona
Ficha de la exposición
Toulouse-Lautrec y el origen del cartel moderno
Fechas: del 7 de febrero al 17 de abril de 2006
Organizan: Museu Nacional d’Art de Catalunya y Museu Valencià de laIl·lustració i la Modernitat (MuVIM)
Comisario: Ephrem. Coordinación: Carlos Pérez (conservador del MuVIM) yFrancesc Quílez (conservador jefe del Gabinete de Dibujos y Grabados delMNAC)
Catálogo: Textos de Ephrem
Precio: 3 �
Horarios: De martes a sábado, de 10 h a 19 h; domingos y festivos, de 10 h a14.30 h. Lunes no festivos, cerrado.
Oficina de prensa
MNAC
Palau Nacional. Parc de Montjuïc
Tel. 93 622 03 60 (ext. 1104)[email protected]
www.mnac.es
Top Related