TRABAJO COMUNITARIO EN
SECTORES POPULARES
(EXPERIENCIA CALETA SUR EN LA COMUNA DE LA
PINTANA, 1981 - 1998)
- Santiago, julio 2000 -
S, yo soy un adivino, lleno de ese espritu vaticinador que avanza por una cresta entre dos
mares; que avanza entre el pasado y el futuro, como una pesada nube, hostil a las
hondonadas sofocantes y a todo lo que est cansado y no puede vivir, no morir; dispuesta a
desgarrar su oscuro seno con el relmpago, a relampaguear con su luz redentora, preada de
rayos que dicen s y que ren s, dispuesta a lanzar rayos vaticinadores.
Bienaventurado quien tiene tal preez, y, en verdad, quien un da ha de hacer flamear la
antorcha del futuro, ha de cernirse largo tiempo en la montaa, cual grvida tormenta,
Oh, cmo no iba yo a sentir anhelos de eternidad y del nupcial anillo de los anillos, el anillo
del retorno!
Jams hall una mujer de quien quisiera yo tener hijos, a no ser esta mujer a quien amo:
pues yo te amo, eternidad!
Pues yo te amo, eternidad!
Los siete sellos
2
A Modo de Prefacio Sr. Bernardo Arroyo G. Director Escuela de Antropologa Social Universidad Bolivariana de Chile El presente texto denominado; Trabajo Comunitario en sectores populares (Experiencia Caleta Sur en la Comuna de La Pintana (1981 - 1998) expone diacrnicamente la construccin y desarrollo de un proceso de intervencin en la realidad social de un sector de nuestro pas, motivada por los anhelos de cambio y transformacin de la realidad, en aquellos aspectos que afectan la dignidad de las personas, particularmente cuando hablamos de los desposedos que habitan en sordina la periferia de la ciudad y los intersticios de su alma urbana. Es tambin la reconstruccin, en el relato, de la percepcin de los protagonistas de la misma, envueltos y relacionados en los avatares de un proyecto que intenta provocar y acompaar procesos de cambio en el mismo instante en que se esfuerza por comprender la realidad en transformacin, ms all del impacto de la intervencin misma. El esfuerzo no es sencillo y para quienes, como el que escribe estas pginas, han participado de empeos similares en otros contextos pero en el mismo perodo de la historia de nuestro pas, ha de ser fcil comprender lo dificultoso, aunque en apariencia simple, que es sistematizar la experiencia, interpretar los acontecimientos, indagar en la vivencia acumulada, ms all de nuestras anteojeras que nos impulsan a confirmar una y otra vez lo acertado de nuestras convicciones y percepciones... y cun necesario es hacerlo. Quienes lo logran, aunque sea parcialmente, aunque sea intuitivamente, son capaces de reaccionar adecuadamente a los cambios de la realidad y aumentar la eficacia de una intervencin respetuosa de la misma y de sus protagonistas. Observar, vivir y participar de las transformaciones de la sociedad y la cultura, como actores de la bsqueda de un mundo mejor, reflexionando el proceso en su decurso, puede hacer ms sustentable el esfuerzo por un pas ms amable. Cunta falta nos hace... Recorrer las pginas del texto nos hace sentir en alguna ocasin que estamos ante un informe de proyecto, en otras de sus partes nos sugiere ms bien un texto de anlisis de las transformaciones econmicas y sociopolticas de los ltimos 17 aos en un sector urbano marginal, en otras nos lleva a pensar que es la historia de los cambios institucionales de un
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proyecto conflictuado por las distintas, y por cierto legtimas, interpretaciones de la coyuntura y el futuro en un determinado momento. Algunas disquisiciones filosficas y literarias acompaadas de una u otra afirmacin socioantropolgica, no siempre fundamentada, condimentan el mismo texto y aparentemente distraen nuestra atencin del fondo del asunto. Pero cual sera a fin de cuentas "el fondo del asunto"?.. Podramos privilegiar algunos de los aspectos enunciados, por cierto, pero tengo la impresin que el fondo del asunto es la interrelacin de todas esas dimensiones, pues todas ellas se han generado en el mismo proceso y alimentado la ferviente bsqueda de mejores condiciones de vida para los habitantes de un espacio local como La Pintana en este caso. Desde esa perspectiva, la lectura del texto nos lleva a actualizar los recuerdos de la historia reciente de nuestro pas y los esfuerzos de la sociedad civil por liberarse de una dictadura oprobiosa, a aproximarnos al dolor de las personas drogo dependientes desde el comunitario "neo" hasta la pattica y solitaria angustia de los consumidores de "pasta base" de cocana, a comprender los procesos de expansin urbana y de expulsin de los pobres a los anillos perifricos, a reflexionar a partir de la historia de un proyecto y de la conformacin socio espacial de una zona de Santiago, acerca de los tpicos vinculados a la comprensin y transformacin de la realidad. Por sobre todo, acerca de la comprensin de esfuerzos locales de ciudadanizacin de los sujetos. Es sugerente cmo un texto sencillo puede ser tan complejo en sus evocaciones. Es que la realidad est all y quienes quieran intervenirla dialgicamente habrn de estar all tambin y hablar desde all, lo cual ha de llevar a construir un discurso que es en s mismo una sntesis compleja toda vez que no se busque reducir lo observado a uno o dos de sus elementos componentes. Comprensible es entonces la referencia en la evolucin de la experiencia relatada, al asistencialismo en sus inicios, a la bsqueda de sentidos, al compromiso poltico, a la reflexin epistemolgica sobre lo objetivo y lo subjetivo, la cercana o la distancia con la praxis y, en ltima instancia, el legtimo y necesario compromiso emocional con aqullo que convoca tanto esfuerzo.
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INTRODUCCIN
Qu hay detrs, en general, de los distintos intentos de querer reconstruir los
acontecimientos pasados?, cul es la motivacin que estimula la bsqueda de, por as
decirlo, un cierto subsuelo que estara a la base de lo que "hemos llegado a ser"?, ms an,
en qu medida en ese voluntario " querer-mirar-hacia-atrs" puede resultar en algn
sentido aportativo para la comprensin de lo que "hoy da somos"?..., Es acaso esa nuestra
pretensin?... es acaso esa la misin de la historia?... quizs!. Y en otro sentido, pero bajo
similares sospechas, es posible contar una historia "verdadera", es decir un tipo de
historia que no est mediatizada por el as llamado "buen gusto"?, Contar una historia -
insistimos- "cierta" y de significaciones ideales que justifiquen un desplegamiento
metahistrico?... Quizs!
Quizs, pero lo cierto que en todo "querer contar una historia" y en todo esfuerzo de
"querer volver a pasar por el corazn" - es decir, recordar - es posible identificar una
cierta raz humana fundamental que se sita en un lugar distinto al de las urgencias de la
vida pblica, es decir la vida misma. Pensamos esto en la medida en que --y de acuerdo a
ciertas interpretaciones surgidas desde la filosofa contempornea-- la naturaleza humana,
dada su condicin de menesterosidad permanente, requiere de ciertos consuelos que hagan
posible y llevadera la existencia. El pensador espaol Jos Ortega y Gasset sostiene, por
ejemplo, que constituye una necesidad humana esencial el estar siempre en alguna creencia,
desde la cual podamos articular y ordenar la infinita pluralidad que en el mundo existe, as
como tambin que las creencias son necesarias para la vida humana porque a propsito de
esta condicin de menesterosidad el hombre simplemente debe-creer-en-algo, aun cuando
ese creer en algo sea un preferir creer en la nada que no creer.
Con esto queremos decir que aun cuando en la reconstruccin de la historia es posible
plantear una justificacin de carcter, por as decirlo, poltica en la medida en que esto
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podra aportar conocimiento --y que sin duda es relevante--, no obstante, desde otra
perspectiva y considerando la temperatura emocional que moviliza a las personas
trabajadoras de Caleta Sur, un trabajo as puede ser significativo para esa permanente
bsqueda de sentido que al interior de los equipos se ha constantemente planteado. No para
encontrar cierta naturaleza fundamental o identidad primaria, sino ms bien para saber
cmo en aquella procedencia azarosa vemos la mueca de lo que hemos llegado a ser.
Reconstruir una parte de la historia de este Programa es construir una parte de la historia
de lo que ha venido llamndose Sociedad Civil y ello, sin duda, no constituye un tema de
menor importancia, pues por extensin, lo que en realidad comenzamos a relatar es la
historia de una experiencia que ha mantenido, ms all de la intervencin social que ha
pretendido llevar adelante, una relacin de amistad con una de las comunas en situacin de
mayor pobreza de la zona sur de Santiago, como es La Pintana. Hablar de Caleta Sur es
hablar de La Pintana. Pensar en ambos es pensar en aqullos que por distintos motivos han
estado al margen de, como dice por ah en algn artculo el profesor Gabriel Salazar, la gran
historia monumental y la retrica parlamentaria.
En este trabajo articularemos el registro escrito con el traspaso oral de tres personas del
Programa que en distintas circunstancias y a travs de diversas figuras formales,
desarrollaron algn tipo de trabajo en la comuna de La Pintana. Es decir esta es la historia
de la instalacin del Programa en dicha comuna desde su perodo de inicio, en 1984, hasta las
postrimeras de los aos 90. En muchos casos las personas entrevistadas como es natural
no recuerdan el dato exacto de tal o cual acontecimiento importante en el desarrollo de la
experiencia y, en otros, parecieran existir nfasis distintos respecto de determinados
temas consultados que, en algn sentido, dan cuenta no slo de la legtima lectura personal
que a lo largo del tiempo los seres humanos nos vamos armando, sino adems, prueba que el
mundo de lo social es una mbito complejo para la investigacin y que admite infinitas
6
interpretaciones1. En estas situaciones, hemos consultado alguna fuente escrita producida
con anterioridad que nos ayude en la construccin del relato o, en otros, cuando se trata de
interpretaciones de carcter ms general, por ejemplo referidas a contextos, hemos optado
por la redaccin de una interpretacin que logre en algn sentido dar cuenta de las diversas
sensaciones que fueron sentidas por distintos sujetos en un momento determinado.
Tambin, para precisar sobre la experiencia del Programa vivida en los inicios de los 90, a
raz de la llegada de la pasta base de cocana a las poblaciones de la zona sur, hemos
entrevistado adicionalmente a dos personas ex consumidores, uno inhalador de neoprn y el
otro fumador de pasta base de cocana, con el objeto de imaginar y comprender los cambios
que traa el nuevo consumidor de los 90 y los ajustes metodolgicos necesarios que el
Programa tuvo que hacer para garantizar, por una parte, un eficaz tratamiento de las
personas consumidoras y, por otra, una posible real insercin comunitaria en el nuevo paisaje
poblacional.
La recopilacin que en este texto compartimos, corresponde a una produccin colectiva que
ha contado con el aporte de muchos compaeros. Nos merece reconocimiento su aporte y
preocupacin. Primero, fue Antonio Favreau quien impuls y realiz la propuesta de
reconstruir la historia del Programa en la comuna, asumiendo un rol estratgico durante el
desarrollo del trabajo, en trminos de motivar permanentemente su realizacin y
posicionando constantemente su importancia y utilidad, sobretodo, en momentos en que las
claridades parecan esfumarse. As luego de elaborada la propuesta, el primer paso fue
dado por Andrea Milcher, quien desarroll una larga investigacin sobre la evolucin socio
econmica de la comuna de La Pintana, recopilando y agotando toda la informacin disponible
sobre el tema. Fruto de esa parte, se elabor el documento denominado Sistematizacin
Histrica Comuna de La Pintana. 1985-1995. El segundo paso estuvo a cargo de Regina
Schreguelmann, el cual consisti en la ardua tarea de revisar toda la informacin producida
1 As, en esta Sistematizacin asumimos como una de sus ms ricas fuentes, el Relato Histrico concebido como un habla desde el cual es posible acceder a la mirada de quienes vivieron y fueron protagonistas de un escenario social
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por el Programa desde su origen (al alero del Hogar Francisco de Asis) hasta el ao 1996,
antecedentes que fueron vaciados en matrices de informacin. El tercero, dado por Paula
Ibnez, constituy el ordenamiento de toda la informacin en perodos anuales, que sirvi
de base para avanzar en el ordenamiento general de la experiencia. Retomando este
trabajo, Carlos Badilla aport en la reconstruccin de aspectos ligados a la fundamentacin
de la experiencia y a la reconstitucin del contexto histrico en el cual se insert el proceso
desarrollado en la comuna, participando, adems, en las discusiones finales referidas a la
construccin del texto. Del mismo modo, Fernando Codoceo aport significativamente
elaborando el primer texto con formato de edicin del trabajo, ordenando y redactando
la informacin que haba disponible, de modo que se pudo contar por primera vez, con un
texto matriz, del cual este documento constituye su versin definitiva, siendo Mnica
Bonnefoy la persona que compil la informacin faltante, editando el texto definitivo. As
aun cuando hay aportes personales en algunos conceptos que nos parecen relevantes para la
discusin futura y de los cuales nos hacemos cargo, en lo fundamental este trabajo no es
otra cosa que la hipottica conclusin de la investigacin hecha ya por todos aqullos que
fueron protagonistas de este arduo trabajo.
Finalmente, solo agreguemos que en este intento hay nuevamente algo de verdad, pero
tambin algo de mentira, pues... y como en los muchos otros desafos que Caleta Sur se ha
autoimpuesto-- nos empuja tambin la irracional sensacin de que tal vez slo hacemos lo
que hacemos Para despistar a la muerte y estrangular a los fantasmas que por dentro
nos acosan2
Equipo Caleta Sur
especfico relevando, por tanto, la historia como una experiencia inter subjetiva (como es vivida, como fue sentida por los sujetos). 2 GALEANO, e. El descubrimiento de Amrica que todava no fue. Ed. Laia. Barcelona.
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UNA MIRADA GENERAL SOBRE LA PINTANA
INTRODUCCIN
La comuna La Pintana se encuentra ubicada al Sur-Oriente de la Provincia de Santiago y su
origen es el resultado de la divisin que sufri la comuna de La Granja y corresponde a la
parte sur de la comuna madre3. El rasgo significativo de esta comuna, aparte de ser una de las
comunas que concentra mayores niveles de pobreza, es su origen fundacional a partir de los
procesos de erradicacin de los inicios de los 80. Esa poltica de reordenamiento poblacional,
como fue llamada oficialmente, se expres en el explosivo crecimiento poblacional que, por
ejemplo, en el transcurso de un ao (1985-1986) esta comuna vivi. En este perodo la poblacin
aument desde 86.646 a 130.691 habitantes. Otro dato seala que entre 1985 y 1995 la
poblacin aument en un 107%, cuestin que se traduce en la mayor tasa de crecimiento del
rea metropolitana que presentaba un crecimiento promedio del 23%4.
Relevante es este punto, pues hoy es posible hablar de una comuna especialmente en el cordn
poblacional de El Castillo-- que no slo concentra personas objetivamente pobres, sino que ha
configurado un tipo de pobreza cualitativa o subjetiva que se sita en un mbito distinto al de
la mera contrastabilidad. Es decir, un tipo de pobreza que no cabe encararla tan solo bajo la
3 Correa E., Viera Gallo Jos A., La Comuna de La Pintana. Pg. 2 4 En trminos porcentuales el flujo de erradicaciones, segn lugar de procedencia posteriores al censo de 1982, es como sigue: Quilicura (0.25%), Conchal (9.19%), Las Condes (4.21%), Renca (8.58%), Quinta Normal (3.05%), Santiago (3,9%), Providencia (0.38%), La Reina (1.67%), Nuoa (2.57%), San Miguel (21.2%), Maipu (4.75%), San Bernando (3.98%), La Cisterna (7.6%), San Ramn (8.65%), La Granja (21.98%), La Florida (4.05%) y Puente Alto (3.51%).
9
nocin de mnimo biolgico5, en tanto que sta ha llegado a ser una que portando el
derrotismo se reproduce y se transmite en el autoabandono al destino que se expresa en la
marginalidad y en el historial de la frustracin6. Es, por ende, una que se vigoriza y
multiplica vital e intergeneracionalmente, generando un crculo vicioso que anula la motivacin
de movilidad7.
Lo sealado no es un tema secundario y as adems lo entienden sus propios actores, en la
medida en que, por ejemplo, en un Seminario realizado en el mes de octubre del ao 1996 en el
marco de una asamblea de la Red de Organizaciones Sociales de El Castillo, 29 dirigentes de
diversas agrupaciones de pobladores diagnosticaron la presencia de una suerte "de
sentimiento apocalptico" presente en la vida diaria de la poblacin y, por otro lado,
paradjicamente, manifestaciones "exitistas e individualistas" instaladas incluso al interior de
las propias organizaciones sociales. Interesante diagnstico que en muchos sentidos coincide
con la mirada que el Programa Caleta Sur tiene sobre dicha realidad: lo que ha ido pasando en
las poblaciones de la comuna es que la gente se est, por distintos motivos, habituando a la
inmovilidad8, de modo que esa condicin estructural exige tambin, por lo pronto, estrategias
de intervencin que consideren dicha variable. La presencia aguda de este elemento subjetivo
queda, en nuestra opinin, justificado por el origen mltiple que ha modificado y alterado la
vida cotidiana de la comunidad, en tanto que dicha pluralidad forzada y artificiosa dificulta la
construccin de sentidos colectivos, de pertenencia, de comunidad y el montaje de discursos y
espacios simblicos movilizadores.
5 Que por lo dems es un concepto ideolgico como el de ciudadana, Slo que en este caso se est hablando de lo inverso, esto es, de la no-ciudadana econmica: pobre es aquel que est fuera del mercado, y al cual -por decirlo figuradamente- no se le pueden aplicar, en consecuencia las leyes del mercado. Conf. Javier Martnez & Margarita Palacios, INFORME SOBRE LA DECENCIA. Ed. Ediciones SUR 1996. 6Retamal, Cristian. IMGENES DE LA MODERNIDAD Y POBREZA DURA. Ed. SUR, Proposiciones N 27. 7Idem nota 11. 8 Eduardo Vallejos, miembro del equipo Caleta Sur, quien fuera Coordinador del trabajo realizado en La Pintana, entre los aos 1993 y 1994.
10
Actualmente la comuna est organizada en cuatro cordones poblacionales: Lo Martnez, El
Roble, Santo Toms y El Castillo. Originariamente los terrenos de La Pintana estaban
ocupados por la actividad agrcola y a partir de los aos 50 comienza la densificacin en Villa
La Pintana, Villa Mapuhue y las Rosas. En la dcada del 60 y comienzos de los 70, se produce
un fuerte crecimiento de la comuna, producto de las operaciones sitio y tomas de terreno,
asentdose las poblaciones de San Rafael, 21 de Mayo, Ral del Canto, Los Eucaliptus y parte
de Pablo de Rocka. Los aos siguientes tuvieron un aumento paulatino sin grandes
fluctuaciones hasta el ao 1979, alojndose los conjuntos habitacionales Gabriela Mistral y
San Ricardo9
Entre 1982 y 1992 la comuna experimenta el mayor crecimiento a travs de la creacin de los
tres nuevos cordones poblaciones: El Castillo, El Roble y Santo Toms. Las causas del explosivo
crecimiento poblacional puede ser situado en tres aspectos. La primera entendida como una
consecuencia de la poltica nacional de desarrollo urbano que provoc una fuerte extensin de
la ciudad de Santiago en virtud de la lgica de ocupacin del espacio potencialmente
urbanizable de la ciudad. En segundo trmino dice relacin con el intento de dar solucin
habitacional definitiva a aquellas familias que vivan en campamentos o en calidad de allegados.
Por ltimo, y sta pareciera ser la causa ms importante en el caso de esta comuna, el
crecimiento explosivo se explica a partir de la poltica de erradicacin aplicada por el gobierno
militar a comienzos de los 80. En general esta poltica era justificada como norma destinada a
crear la identificacin y zonas homogneas10. Con esto Santiago se transforma,
estableciendo ntidamente la existencia de dos ciudades antagnicas y excluyentes: una
culta y una brbara, como lo calificaba Vicua Mackena en 187211.
9 Municipalidad de La Pintana, Secplac. Focalizacin y Caracterizacin de la Pobreza, Comuna La Pintana 10 Revista Qu Pasa N 519, entrevista al Brigadier General Roberto Guillaud Mayo 1981. 11 Municipalidad de La Pintana. Antecedentes poblacionales. Secplac. Pg. 38.
11
Pues bien, sobre esta comuna brbara daremos algunas cifras que permitan entender su
desarrollo en algunos datos duros.
12
LA PINTANA EN CIFRAS12
La experiencia que intentamos compartir en esta Sistematizacin, fue desarrollada en un
contexto especfico y en el marco de una realidad social que es necesario describir.
Considerada, actualmente, como una de las comunas ms pobres del pas, La Pintana
constituye uno de los territorios ms singulares en los cuales la experiencia Caleta Sur se
ha desarrollado, tanto por sus condiciones sociales como por sus orgenes. De este modo, el
presente captulo busca precisamente dotar de cierta fisonoma el espacio en el que la
experiencia transcurri, intentando delinear el escenario social en el que la vida de los
sujetos se despliega cotidianamente, como una forma de comprender con mayores
elementos, las implicancias de un proceso que fue incorporando la atencin y el protagonismo
de muchos pobladores en los 17 aos de historia que recoge este trabajo de
sistematizacin. Para este objetivo, se han seleccionado un conjunto de variables que
permiten dar cuenta de la calidad de vida de la comuna (en trminos histricos) que
contribuyen a precisar los antecedentes especficos de esta realidad social y que
corresponden a un estudio realizado por unas de las colaboradoras de este trabajo, Andrea
Milcher, referido a la recoleccin de indicadores de calidad de vida de la comuna en el
perodo 1984 - 1996; de modo que los datos expuestos hacen referencia a la situacin
especfica de ese perodo, y no corresponden, necesariamente, al comportamiento actual de
los indicadores sealados. No obstante lo anterior, la situacin de la comuna desde el ao
96 en adelante no ha variado significativamente, mantenindose como una de las comunas
ms pobres del pas; incluso es posible afirmar que se han aadido otras problemticas que
agudizan la situacin social de la comuna, como por ejemplo, las mediciones en el mbito del
12 Esta parte que denominamos para estos efectos La Pintana en datos corresponde casi en su totalidad al captulo 3 del trabajo mencionado de Andrea Milcher y que ella denomina Interpretacin.
13
consumo de drogas efectuadas por medio de la Encuesta Nacional de Magnitud realizada
cada dos aos por el Consejo Nacional para el Control de Estupefacientes (a partir del ao
1996), y que sita a esta comuna dentro del Grupo N 1 de Vulnerabilidad, que expresa que,
junto a otras cuatro comunas de la Regin Metropolitana, concentra los mayores niveles de
consumo de drogas a nivel de todo el pas; otro ejemplo es la problemtica de violencia
juvenil y el impacto que ha provocado la implementacin de polticas de Seguridad Ciudadana
que han generado aparatos represivos y de control social que, en muchos casos, resultan
atentatorios de los derechos civiles y ciudadanos de los pobladores que son objeto de estas
medidas.
Por las razones sealadas, el diagnstico que se puede concluir de los antecedentes
revisados, entrega una imagen bastante real de las condiciones de vida de la comuna que
traducen este trabajo en un esfuerzo vigente y muy relevante para conocer la situacin
social de La Pintana.
14
1) CARACTERISTICAS DEMOGRAFICAS
Los datos de Instituto Nacional de Estadsticas (I.N.E.) muestran el claro crecimiento
poblacional explosivo de la comuna durante la dcada 1985 - 1995. En trminos porcentuales
este crecimiento fue de un 107%, es decir, La Pintana duplic su poblacin en slo diez aos,
cuestin que se traduce en la mayor tasa de crecimiento de la Regin Metropolitana que
present, en igual perodo, un crecimiento promedio de 23%.
Grfico 1: Crecimiento demogrfico comuna La Pintana 1985 - 1995
0
50.000
100.000
150.000
200.000
250.000
1985 1988 1991 1995
Pob. Miles Exponencial (Pob. Miles)
Fuente: Instituto Nacional de Estadsticas (I.N.E.)
Proporcionalmente, en trminos de distribucin de la poblacin, el sector infantil - juvenil
representa el 49% de la poblacin total, conteniendo en conjunto, casi la mitad de los
habitantes. Sin embargo, las cifras tambin muestran, a pesar de lo dicho anteriormente,
que desde los aos ochenta hay una disminucin, en trminos proporcionales, de la poblacin
infantil y juvenil y, como contraparte, una aumento de la poblacin adulta.
15
Grfico 2: Distribucin etaria 1988 - 1995
0
10.000
20.000
30.000
40.000
50.000
60.000
70.000
80.000
0-14 aos 15-24 aos 25-64aos 65 y ms
19861992
Fuente: Instituto Nacional de Estadsticas (I.N.E.)
Con respecto a los aos ochenta, considerando el crecimiento de la tasa de habitantes, hay
actualmente un aumento sustantivo de la densidad poblacional urbana expresado en la
duplicacin de esta tasa. El anlisis de esta variable seala que en 1992 era de 5.068,8
habitantes por km2, cifra que resultaba bastante superior a la densidad promedio nacional y
de la Regin Metropolitana, ya que en el mismo ao, en el pas, era 16 hab./km2 y en la
metropolitana de 336,9 hab./km2.
2) SITUACIN SOCIOECONOMICA DE LA COMUNA
16
La Pintana concentra una de las tasas ms altas de pobreza comparada con el promedio de la
Regin Metropolitana y del pas. De acuerdo con la metodologa de medicin conocida como
Lnea de pobreza en 1992 se registraba un ndice de pobreza del orden del 43%, cifra
bastante ms alta que los niveles existentes en la Regin Metropolitana (que era del orden
del 24%) y a nivel nacional (33%)13.
Sin embargo, a pesar de las inconveniencias tcnicas y metodolgicas, desde el mtodo de
la Lnea de la Pobreza se puede observar la evolucin de la pobreza en el cuatrienio 1990 -
1994. Este perodo, como lo muestra el grfico, presenta una significativa disminucin de la
pobreza indigente y una relativa mantencin de los pobres no indigentes, situacin que, en
su conjunto, ha llevado a una disminucin de la pobreza en general. Nos parece interesante
esta conclusin, puesto que, a diferencia de lo sostenido por Estudios y Consultoras
FOCUS, la disminucin de la pobreza indigente habra sido la causa de la disminucin de la
pobreza en general. Por otra parte, tambin es necesario tener presente que cuando se
habla y se define a la pobreza indigente se est aludiendo con aquel rtulo a un segmento de
la poblacin que concentran carencias extremas de ingreso.
13 Lamentablemente los datos sobre pobreza entre el perodo 1986 y 1992 no son comparables entre s,
pues las categoras y los criterios metodolgicos utilizados son de distinta naturaleza. De modo que resulta
imposible analizar rigurosamente la evolucin de la pobreza comunal en dicho perodo.
17
Grfico 3: Total de personas en situacin de pobreza perodo 1990 - 1994:
85 .470
2 8 .4 9 0
1 9 .3 1 4
8 .6 5 4
5 6 .9 8 0
6 0 .1 6 2
5 1 .6 1 4
60 .268
79 .476
0 2 0 .0 0 0 4 0 .0 0 0 6 0 .0 0 0 8 0 .0 0 0 1 0 0 .0 0 0
1 9 9 0
1 9 9 2
1 9 9 4
T o ta lP o b resIn d ig en tes
Fuente: MIDEPLAN 1995/1996
En general, es posible sealar que la definicin de la Lnea de Pobreza es bastante limitada,
por cuanto solo se refiere a la variable ingreso econmico quedando excluidas dimensiones
que, obviamente, conduciran a una interpretacin ms real y completa respecto del
fenmeno, en la medida en que la problemtica de la pobreza no slo se reduce a un formato
puramente cuantitativo sino que posee propiedades eminentemente sociales y humanas,
razn por la cual su estudio debiera incorporar otros indicadores que, situados ms all de
18
los dominios de contrastacin emprica, permitan acercarse a aquella dimensin de la
pobreza no menos real que habla ms bien de lo subjetivo y vivencial.
A pesar de la infinita discusin que pueda ser llevada adelante respecto de los enfoques y
metodologas e independiente de las distintas definiciones de pobreza que, legtimamente
puedan ser defendidas desde las diversas parcelas interpretativas, se puede sostener sin
ambigedades, que entre 1986 y 1992 la mayora de los nios vivan en condiciones de
pobreza. Adems, como lo indican las cifras oficiales, en 1992 el segmento pobreza
infantil es significativamente mayor (57%) que al total de la poblacin pobre (49%),
constatacin que se agrava cuando consideramos que es precisamente este sector etreo el
que mayoritariamente concentra los mayores porcentajes con respecto a la poblacin total
de pobres. Finalmente, las cifras tambin manifiestan que el segmento infanto juvenil, en
conjunto, supera la tasa de pobreza total, en tanto que sta asciende a un 60%.
19
Distribucin segn edad, poblacin comunal en situacin de pobreza
41,60%
18,70%
,40%
2,80%
NiosJvenesAdultosA. Mayor
Fuente: SECPLAC (I Municipalidad de La Pintana) 1995.
3) EDUCACIN
Uno de los aspectos ms significativos en el mbito educacional, es el incremento de
escuelas en la comuna, especficamente, en el nivel pre escolar y bsico, situacin que
contrasta con las serias deficiencias que existen en el caso de la educacin media (existe un
nico Liceo en la comuna).
Respecto de la cobertura de inscripcin matricular, podemos sealar que en el ao 1984
exista un serio dficit que lleg, en la enseanza pre escolar, a un 91%; en el nivel bsico a
un 44% y en nivel medio a un 90%. Contrastando con las cifras anteriores, el nivel bsico
experiment el aumento ms sobresaliente en los ltimos aos, alcanzando una cobertura del
102%, observndose un excedente del 2%. En el nivel pre escolar se duplicaron los
establecimientos, pero considerando el aumento natural de la poblacin suponemos la
mantencin de un dficit de cobertura importante. En el nivel medio, como ya lo decamos,
no se ha intensificado significativamente ni la capacidad del nico establecimiento
20
existente, ni tampoco se han construido otros, de lo cual podemos inferir lgicamente, que
el dficit de oferta para este segmento ha aumentado por el explicado crecimiento
demogrfico.
Especficamente la cobertura matricular, que es la relacin entre los jvenes o nios
realmente inscritos y los nios o jvenes en edad escolar, entre los aos 1986 y 1993 se
visualiza, en todos los niveles, un pequeo aumento, siendo ms claramente ostensible en la
atencin preescolar.
Tasa de cobertura educacional La Pintana
10,4%
27,5%
62,5% 65,4%
2,5%
8,7%
0,00%
10,00%
20,00%
30,00%
40,00%
50,00%
60,00%
70,00%
Pre-escolar
Bsica Media
19861993
Fuentes: a) I. Municipalidad de La Pintana, SECPLAC 1987: Antecedentes Comunales para el Estudio
del Plan Regulador.
b) I. Municipalidad de La Pintana 1993: Diagnstico Sector Educacin.
c) Ministerio de Educacin: Divisin de Planificacin y Presupuestos, 1993.
Hay que sealar que las cifras se refieren a coberturas brutas comunales, que no incluyen
a aquellos nios y jvenes que asisten a clases en establecimientos bsicos y medios fuera
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de la comuna, de modo que la observacin est dirigida nicamente a la falta de oferta
educacional en la comuna, cuestin que obliga a los jvenes para proseguir estudios fuera de
la localidad.
Para concluir, sealemos que comparativamente la cobertura educacional que realmente
posee la comuna de La Pintana se distancia significativamente de los promedios nacionales.
La cobertura educacional en la comuna en 1993, registraba una cobertura del 43%, cifra que
est muy por debajo de la cobertura nacional que alcanzaba en el mismo perodo al 90%.
La problemtica de la calidad de los establecimientos educacionales contina siendo, tal
cual sealan investigaciones realizadas por CEPAL y SIMCE, una contrariedad importante y
sensible en la educacin formal, situacin que estara siendo provocada, entre otras cosas y
a pesar del incremento presupuestario del 40% registrado entre 1990 y 1993, por la falta
de recursos econmicos disponibles en la comuna que en, trminos porcentuales, son un 50%
ms bajos que el presupuesto medio para educacin a nivel nacional.
Las cantidades manejadas sobre los registros de matricula y analfabetismo parecieran no
ser representativas de lo sucedido realmente en esta localidad. Decimos esto, primero,
porque los registros de matricula no consideran el alto ndice de desercin escolar que, para
la educacin media, alcanza a un 30% y, para la educacin bsica, a un 12% concentrndose
en esta ltima, en los octavos aos. Causa de esto, como lo sealaba el Programa para la
Superacin de la Pobreza en 1995, se relaciona con la mala calidad de la educacin, con falta
de estmulos participativos, la baja expectativa frente al porvenir, el distanciamiento de los
establecimientos educacionales, las problemticas socio-econmicas y, significativamente,
la temprana insercin laboral de nios y jvenes.
Por otra parte, nos parece tambin que sobre la temtica del analfabetismo, este
porcentaje oficial resulta fuertemente aminorado ya que estas cifras no contemplan, por
22
ejemplo, el analfabetismo por desuso o se considera alfabetizado a aquel sujeto que haya
participado por algunos aos en el sistema formal de educacin, lo que lleva a suponer que la
tasa oficial no representa la realidad concreta de esta problemtica en la comuna.
4) SALUD
El problema principal en esta rea, como sucede con la mayora de los servicios pblicos,
sigue siendo la falta de cobertura y la calidad de los establecimientos de atencin, aun
cuando en el ltimo tiempo el nmero de los Consultorios de Atencin Primaria aument a
seis. En la comuna no existen postas o servicios para la atencin de urgencia as como
tampoco hospitales o establecimientos habilitados para atenciones de mayor complejidad.
De este modo, el equipamiento de salud slo est escasamente acondicionado para la
atencin primaria, obligando a los pobladores a trasladarse a otras comunas para requerir
este tipo de atenciones. Este fenmeno, considerando la densidad poblacional de la comuna,
se muestra como una carencia grave.
Comparando la capacidad terica de atencin de los consultorios con la poblacin de los
sectores asignada de 1996, se desprende que existe un dficit por poblacin no cubierta de
56.944 personas, que queda fuera de la red sanitaria. La mayor capacidad terica se
encuentra en el Consultorio de la Poblacin Santiago de Nueva Extremadura, seguido de
Pablo de Rocka y, en sentido contrario, las poblaciones con mayor dficit son San Rafael y
Santo Toms.
La deficiencia del modelo de salud se ejemplifica en el indicador mdico por habitante. As
en 1992 exista un mdico por cada 6.669,5 personas, clculo que es coherente con el dato
que expresa que cada mdico dispona de 29,7 horas semanales para atender consultas en
salud. Esta situacin demuestra que en La Pintana no se cuenta con personal mdico
suficiente para cubrir la demanda de atencin. Este dficit, en extremo carencial, se logra
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visualizar de manera ms elocuente comparando con el promedio nacional, que ya siendo
bastante alto es de un mdico por cada 887 habitantes.
Suponemos, tambin, que el distanciamiento entre la demanda real y la demanda potencial
tiene su explicacin, que en algn momento habra que revisar, no tan slo en la precaria
oferta del servicio y en el manejo comunicacional poco definido y trabajado por la salud
pblica, sino nuevamente, en trminos ms estructurales, en la situacin socio-econmica de
la poblacin y los aspectos que tocan y hacen referencia a las dimensiones culturales que
pugnan y discrepan con la formalidad del servicio. Ejemplo ilustrativo de este dilema lo
vemos, claramente, en que slo el 58,7% de la poblacin infantil menor de seis aos recibe
atencin en este servicio.
En trminos de evaluar calidad de vida, sin duda la tasa de mortalidad infantil constituye un
develador indicador que expresa el nivel de satisfaccin de necesidades ligadas al mbito de
la salud. En el caso de la comuna de La Pintana, se aprecia una alta tasa de mortalidad
infantil si es comparada con la tasa nacional y de la regin metropolitana. A este respecto,
como lo indica el grfico elaborado por FOCUS, se observan grados de inestabilidad
accidental, contrariamente a lo sucedido en la Regin Metropolitana y el pas que
experimentaron una sostenida disminucin. Sin embargo, a pesar de esta accidentalidad,
entre 1988 y 1994 la mortalidad infantil disminuy de un 23,2% a un 14%. Igualmente la
mortalidad neo-natal, que permite inferir algunas conclusiones respecto de la atencin en
salud por parto, aparece por debajo del promedio de la Regin Metropolitana. Sin embargo,
esta alentadora cifra, se ve vulnerada por los altos ndices de mortalidad post-natal que
expresa las precarias condiciones medioambientales en las que el recin nacido se
desarrolla en sus primeros meses de vida. A este respecto, cabe sealar que a partir de
1988 la mortalidad infantil post-parto disminuy an cuando permanece por sobre las tasas
registradas en la Regin Metropolitana.
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La tasa de desnutricin infantil, en cambio, entre los aos 1988 y 1992 casi no sufri
modificaciones. Esta cifra indica que 10 de cada 100 nios entre 0 y 6 aos, estn afectados
por este problema, promedio que los ubica por sobre la media de la Regin Metropolitana
(que bordea el 9%).
5) VIVIENDA Y HBITAT
En el mbito del hbitat y la vivienda los problemas ms sentidos, de acuerdo a lo sealado
por los diversos estudios, apuntan a la urbanizacin deficiente o incompleta, el tamao de
vivienda, la situacin de los allegados, equipamiento y infraestructura.
Por orden de mencin, las condiciones de urbanizacin como, por ejemplo, agua potable,
electricidad y alcantarillado- en la comuna lograron mejorar significativamente en un alto
porcentaje comparando con la situacin observada, por ejemplo, en 1988. En este sentido, el
saneamiento pblico se tradujo en un mejoramiento importante de la calidad de la vida de
las personas que expresa, por ejemplo, en que un 89% de las viviendas sociales cuentan con
condiciones de saneamiento energtico. El 10% restante se encuentra con urbanizacin
incompleta careciendo de, al menos, uno de los servicios bsicos.
Igualmente importante, aun cuando la cifra manejada es baja, es la calidad material de las
viviendas que, en general, se observan con notables problemas estructurables, producto de
las instalaciones presurosas que implic el proceso de erradicacin poblacional a travs del
montaje de campamentos marginales. Aqu las condiciones y las caractersticas de las
viviendas no son comparables en el tiempo (perodo 1984 1992), pues las categoras y las
definiciones utilizadas son de distinta naturaleza. Sin embargo, el tamao promedio del
hogar y nmero de personas por hogar nos parece un indicador elemental que expresa el
nivel de calidad de vida de las personas. Datos del P.E.T. (Programa de Economa del
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Trabajo) muestran que la alta densidad poblacional en un espacio territorial pequeo sigue
siendo el problema central del mbito vivienda en la comuna, situacin que no ha variado
entre los aos 1982-1992, mantenindose y en algunas poblaciones, aumentando la grave
problemtica de familias allegadas que ven cada vez con mayor certeza, alejarse la
posibilidad de solucin habitacional definitiva, sobretodo en el marco de una poltica del
Municipio que ha optado por destinar vastos terrenos de la comuna a la construccin de
centros comerciales o de conjuntos habitacionales destinados a familias de ingresos medios,
privando de solucin a miles de familias que no cuentan con ninguna alternativa a su situacin
de vivienda. Es, sin duda, uno de los problemas ms complejos de la comuna. No obstante,
existen en La Pintana experiencias de organizacin de Comits de Allegados que se han
levantado para compartir solidariamente un camino que les permita, comunitariamente,
proyectar alternativas de solucin, an cuando stas se vean fuertemente impactadas por la
poltica del gobierno local de no dar solucin a esta problemtica. El Programa Caleta Sur,
tambin, en este ltimo tiempo (1999) ha generado una lnea de apoyo a estas experiencias,
particularmente, en trminos de fortalecer la dinmica organizacional de los Comits, desde
un principio de autonoma plena, y estimular los niveles de coordinacin entre las distintas
experiencias existentes en la comuna. Ha constituido una nueva variante del Trabajo
Comunitario realizado en las poblaciones de La Pintana, asumiendo como contenido de la
accin social, las necesidades ms especficas de las familias que all residen.
Por otra parte, los estudios indican un serio dficit en espacios destinados a reas verdes,
equipamiento e infraestructura de uso comunitario, que privan a la poblacin de espacios
pblicos que contribuyan no slo a un mejoramiento de las condiciones medio ambientales de
los sectores, sino a la constitucin de espacios para la vida comunitaria que logren mermar
en alguna medida, la grave situacin de hacinamiento existente en la comuna, producto de la
pequeez de las viviendas que muchas veces no exceden los 40 mts2 construidos
(especficamente en conjuntos habitacionales correspondientes a Programas de Gobierno de
Vivienda Bsica), y que cobijan a familias de 6 a 8 miembros, en promedio. Esta situacin
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aparece, tambin, como una grave problemtica que afecta cotidianamente la calidad de vida
de los pobladores, pues los obliga a habitar espacios atomizados, reducidos que afecta
notablemente la convivencia de las familias y el derecho a la privacidad y a un espacio
mnimo que se sienta disponible a nivel personal y que satisfaga necesidades psquicas del
habitat urbana.
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7) COMENTARIOS GENERALES
La falta de datos y la escasa coincidencia de categoras, criterios y definiciones
metodolgicas, dificulta significativamente una lectura rigurosa acerca de la evolucin y el
desarrollo de indicadores de calidad de vida de la comuna, sobretodo, por la falta de
informacin que se produce al estudiar la dcada de los 80. Por otro lado, desde la
Municipalidad de La Pintana existen estudios bastante detallados sobre pobreza y algunas
variables tales como educacin, salud y vivienda. Sin embargo, se observa una ausencia
importante de aspectos bsicos que permitiran configurar una imagen ms completa de lo
transcurrido durante la ltima dcada. Estn ausentes, por mencionar algunos, estudios
acerca de problemticas sociales como drogadiccin, violencia intrafamiliar, barrial y
vecinal, embarazo precoz, prostitucin infanto-juvenil, entre otras. Ausencia grave, pues la
mayora de estas problemticas afectan especialmente a los sectores juvenil e infantil.
Asimismo, llama la atencin que aun cuando los nios y jvenes constituyen, en trminos
demogrficos, el porcentaje ms alto de la poblacin, no existan estudios que describan su
situacin social y econmica. Hasta ahora slo hay, en trminos estadsticos, los estudios
llevados a cabo por Consultorios y el Programa de Asistencia Jurdica de la Municipalidad.
Por otra parte, a pesar de los avances que sealan estudios estadsticos y cuantitativos
realizados, la situacin socio-econmica en la comuna, en trminos generales, sigue siendo
muy precaria. Esta situacin se refleja fuertemente en el dficit experimentado en el
equipamiento de infraestructura urbana y la escasa dotacin de los servicios pblicos que se
observa en la comuna.
De este modo, como lo demuestran todos los estudios dependientes de diversas
instituciones, se concluye que casi todos los indicadores socio-econmicos se encuentran por
debajo de los promedios y tasas de la Regin Metropolitana y del pas, situacin que expresa
y ratifica el hecho de que se trata de una de las comunas con mayor pobreza en Chile.
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A este respecto, nos parece oportuno sealar que las condiciones de pobreza y marginalidad
social que caracteriza a esta comuna, en trminos generales, tienen una fuerte gnesis en el
marco de las polticas de erradicacin poblacional implementadas por el rgimen militar en la
dcada de los 80 que dio origen a vastos sectores de la comuna, poltica que respondi a la
lgica de un modelo de desarrollo altamente excluyente y que opera, hasta hoy da, en torno
al principio de la concentracin de la riqueza como eje bsico desde el cual se sustenta.
De este modo, podemos concluir que la injerencia del Estado en la configuracin estructural
de las condiciones de vida de esta comuna, ha sido determinante. Primero, en el modo en
que surgen vastos sectores de la poblacin al interior de la Pintana (como es el caso de El
Castillo, por ejemplo), como resultado de procesos de expulsin y re localizacin territorial
de familias habitantes de campamentos de diversas comunas del Gran Santiago. Y segundo,
en la reproduccin de tales condiciones de vida, expresada en la implementacin de polticas
sociales que, como tales, no han aportado sustancialmente al mejoramiento de los niveles de
vida, ni en trminos materiales ni en trminos de estimular procesos de participacin social
que apunten al fortalecimiento de estrategias de desarrollo local y comunitario. Ms bien,
se han tratado de iniciativas de corto alcance que, a lo sumo, logran administrar la
problemtica social de la comuna situando, en el ltimo tiempo, un fuerte nfasis en lograr
la insercin y la integracin de la comuna a la dinmica de modernizacin de la ciudad y el
pas, hecho que se expresa en la fuerte inversin que se ha tenido, por ejemplo, en el
mejoramiento de las condiciones de infraestructura vial de la principal arteria de La Pintana
(Avenida Santa Rosa), con el fin de dotar de un nuevo rostro a la comuna, en un afn por
atraer la llegada y el asentamiento de familias de mejores ingresos.
Sin duda, este tipo de iniciativas, que en trminos de infraestructura y de esttica
paisajista contribuye a mejorar el hbitat de los pobladores, slo logra un efecto
cosmtico sin alterar mnimamente las condiciones de vida de quienes viven all. Creemos
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que se pretende resolver un problema por vas equivocadas. Un tema es el fuerte prejuicio
y estigma con el que son catalogados los habitantes de la comuna, pero otro muy distinto es
pretender el ocultamiento y negacin de las graves problemticas de calidad de vida que
afecta a la poblacin, mediante el argumento de superar estas dificultades por la va de
demostrar que en la comuna existen nichos para el consumo y espacios para la
modernizacin.
La necesidad de situar en el espacio pblico esta problemtica no pasa por una negacin o
encubrimiento de las reales necesidades y problemas que viven los pobladores de la comuna,
sino por un relevamiento de ellos, de las capacidades y respuestas comunitarias que los
propios pobladores se han dado para el mejoramiento de sus condiciones de vida, y por
situar la responsabilidad poltica que histricamente el modelo de desarrollo tiene y ha
tenido en la gnesis y reproduccin de estas condiciones de marginalidad (y por lo tanto, de
los sectores de poder que han administrado el gobierno local de esta comuna). Es, ante
todo, un ejercicio de crtica y un debate poltico, ligado a una discusin sobre el proyecto de
pas que por medio del Modelo, se aspira a construir.
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PROGRAMA CALETA SUR EN LA PINTANA:
UNA EXPERIENCIA DE TRABAJO COMUNITARIO
I) PERODO 1981-1985: AQUELLO FUE UNA
CONSECUENCIA DEL AZAR
Como recurrentemente sucede con muchas de las actividades que los seres humanos
llevamos adelante, el encuentro entre lo que llegara aos ms tarde a ser Caleta Sur y lo
que, en aquel entonces estaba llegando a ser La Pintana, fue un hecho que trajo el puro azar
o, como Patricia Flores14 prefiere decir, algo de la vida.
Transcurra el ao 1974 cuando comenzaron a aparecer en nuestro pas las primeras
muestras de nios entre 10 y 14 aos, inhaladores de neoprn. Ellos, por razones de
subsistencia, permanecan por largos perodos en las calles y eran conocidos bajo el nombre
de pelusas. Se trataba de nios vendedores ambulantes, cantores de microbuses,
cuidadores de autos y mendigos que normalmente se encontraban en zonas de alta
concurrencia pblica como el Parque O'Higgins, la Estacin Central, el Ro Mapocho y la Vega
Central. Este nuevo fenmeno que comenzaba a aparecer en las calles de Santiago estimul
una serie de actividades organizadas por jvenes de comunidades cristianas pertenecientes
14 Patricia Flores G., Coordinadora General, Programa Caleta Sur
31
a diversas parroquias y capillas poblacionales tendientes a contener la cruda realidad de
estos nios.
Quizs en este hecho es posible ubicar el primer germen de ese futuro encuentro, en la
medida en que en 1981 se comenz a gestionar la alternativa de implementar el Hogar
Francisco de Ass --dependiente del Departamento de Asistencia Social del Arzobispado de
Santiago, bajo la responsabilidad de un Consejo Directivo nombrado por el Arzobispo de
Santiago y que presida el Director de Critas-Santiago Monseor Juan de Castro-- para
que acogiera institucionalmente a los menores inhaladores de neoprn y, por otra parte,
promover un trabajo de atencin y acercamiento a las familias de los nios inhaladores. Este
Hogar se materializa legalmente en enero de 1982, ubicndose definitivamente en el
sector de avenida Independencia, zona norte de Santiago.
En Octubre de ese mismo ao y a partir de la realizacin de un Seminario interno se
determinaron con ms precisin las lneas de trabajo que el Hogar iba abordar. Estas
fueron: (a) Desarrollar un trabajo de tipo poblacional, (b) Lnea de sensibilizacin con
proveedores y centros de ventas, (c) Fortalecimiento de equipo y gestin de recursos y,
naturalmente, (d) Atender y prestar servicios a nios y jvenes inhaladores incluido un
acercamiento con sus familias.
Casi dos aos haban pasado desde la fundacin del Hogar cuando a propsito de recursos
llegados desde la cooperacin internacional, se decidi la compra de una parcela y el
traslado del Hogar Dnde?... Eso lo jug el azar! El azar es la posibilidad de ser. El azar
est, por ejemplo en el origen de la vida de los distintos hombres, en la medida en que para
acceder a ella se han ido reuniendo y adicionando las mltiples casualidades que, como aquel
molino de viento y constelaciones huidobrianas, teje las noches y las maanas mientras
bailamos sobre el azar de la risa15. La inocencia csmica del azar se manifiesta con
15 Huidobro Vicente, Altazor, Canto V. Editorial Universitaria, cuarta edicin. Santiago, septiembre 1995.
32
radicalidad en el origen de la vida. Fueron millones las posibilidades, millones los espermios
con nica carga gentica y de los cuales solo uno, que en una loca carrera incub una posible
vida: el origen mismo de la vida es fruto del azar y el conflicto.
Pero no slo sobre el origen de la vida individual est presente el azar, tambin lo est en
muchas de las decisiones que por distintas casualidades y microhistorias personales
concluyen en la determinada emergencia de algo.
La decisin del nuevo lugar donde quedara instalado el Hogar Francisco de Ass indic que
estara ubicado en Avenida Las Acacias 2668, paradero 46 de Santa Rosa, comuna de La
Pintana. All, en marzo de 1983, logr instalarse el Hogar dando inicio a espacios de atencin
de nios en sistema de internando, conjuntamente con el desarrollo de acciones de
vinculamiento con el medio poblacional.
Para las personas entrevistadas, el anterior hecho tiene un valor especialmente
significativo, pues es desde ah donde se comienza a dibujar definitivamente el Programa
de Atencin para Drogadictos Caleta Sur y su relacin especial con la comuna de La Pintana.
Efectivamente, como decamos, hasta ese momento no exista ni la ms mnima nocin que
insinuara lo que hoy da el Programa Caleta Sur es, pues deber pasar mucho tiempo para
ello; tampoco exista conciencia verdadera sobre lo que significaba la ocupacin de este
nuevo territorio. Es decir, fue un encuentro fortuito y que el destino ya haba comenzado a
tejer.
Despus de un ao de trabajo en la comuna de La Pintana, en 1984 se trazan y precisan
nuevamente los objetivos del Hogar en relacin con la vida de la poblacin y del trabajo
teraputico desarrollado con los nios y jvenes inhaladores. En el plano del trabajo
poblacional se defini: (1) Continuar la investigacin-accin sobre inhalacin en los sectores
33
populares, (2) Seguir desarrollando respuestas a la problemtica de la inhalacin, dentro del
contexto socio poltico y econmico del pas, (3) Hacer esfuerzos por coordinarse con las
distintas experiencias que estn en el tema, (4) Multiplicar la labor a travs de agentes
pobladores sensibles a la problemtica.
Por otra parte, respecto del trabajo comunitario y teraputico, independientemente de los
detalles especficos del quehacer cotidiano, las lneas orientadoras dan cuenta de la
concepcin general que, en algn sentido, estaba presente desde el origen. Entre ellas,
destaca la voluntad de desarrollar una experiencia en torno al principio de "ser con los
otros", principio que tal vez podra ser interpretado como un primer intento de romper con
la tradicional dicotoma entre prestacin de servicios y paciente. Esto de ser con los
otros es una primera insinuacin de un principio que busca entablar una relacin de respeto
y horizontalidad, trastocando con ello el concepto de Rehabilitacin o Rehabilitar, en la
medida en que en este esfuerzo de ser con los otros, se balbucea una interpretacin, por
lo menos, no clnica del fenmeno, en tanto que se est guiando una va de solucin de corte
comunitaria.
El segundo pilar que daba una orientacin general a la lnea del Hogar sealaba la intencin
de comprometer al sujeto consumidor con su medio social y promover la voluntad de
transformacin. Con claridad este principio orientador manifiesta cierta intencionalidad
poltica, pero ms interesante nos parece destacar que tras dicha afirmacin hay, por
cierto, una lectura equivocada o nosobre la naturaleza de la drogadiccin; vale decir,
cuando existe una suerte de invitacin al compromiso y la voluntad de cambio se est
dando cuenta que ms all de una preocupacin especfica por el sujeto consumidor, est
latiendo la nocin de reflejo y expresin de una realidad social.
34
Por ltimo, se sostiene como eje central del trabajo, que en nuestra opinin no requiere
mayores comentarios por su obviedad, la posibilidad de estimular proyectos de vida en los
nios y jvenes que no consumen drogas (en esta caso, neoprn).
Durante ese ao el equipo estaba constituido por 6 personas. El Consejo dej de cumplir
funciones por carecer de un objetivo y una dinmica coherentes con la perspectiva del
trabajo. El Programa, en general, estaba presidido por: David rdenes como coordinador
del rea de inhaladores, Alfredo Soiza como Director Ejecutivo y Nelson Comas como
responsable de la administracin.
Interesante es mencionar que constitua un requisito bsico para participar en el Hogar, el
que jvenes o nios habitaran en uno de los siete sectores con los cuales se mantena
vinculacin por medio del trabajo poblacional. Ellos fueron: tres sectores antiguos (Villa
Los Hroes de la Concepcin, Jos Mara Caro y Poblacin San Rafael), y 4 nuevos (reinicio
en la poblacin La Victoria, Villa Lo Espejo, Pablo de Rocka (La Pintana) y Santa Adriana).
Los consumidores tenan una edad promedio de 18 aos y un nivel de escolaridad que
alcanzaba slo a la enseanza bsica.
En este perodo, surge la propuesta de conformar grupos de Monitores, que aos ms tarde,
llegara a constituir en la experiencia un eje fundamental y estratgico para el Trabajo
Comunitario. La nocin de Monitor consideraba una realidad diversa en la medida en que su
perfil especfico slo poda ser especificado de acuerdo a la realidad particular de cada
sector poblacional. Este es un tema sobre el cual aportaremos mayores precisiones, pues
as como variaban las caractersticas de acuerdo a las realidades de los distintos sectores,
tambin, este perfil vari significativamente entre un perodo y otro en la historia del
Programa. No obstante, es posible afirmar que se trataba de jvenes, algunos con cierta
experiencia organizacional y/o laboral, cesantes o estudiantes y que, como seala con
35
nfasis Luis Fredes16, se exponan a las mismas exigencias y problemticas de los dems
jvenes pobladores y cuya nica diferencia era que no consuman drogas. Por otra parte,
sta fue una idea que fue apareciendo en el quehacer que no fue impuesta
institucionalmente y que, en sus inicios, signific crear una figura simblica discutida con los
jvenes de aquel entones y vista como una manera de distinguir la labor.
Sin embargo, situado ms en la generalidad, el objetivo del trabajo con jvenes bajo la
figura de Monitor, era generar equipos de trabajo sectoriales que se identificasen con una
labor de servicio orientada a los inhaladores de neoprn y sus familias en el medio
poblacional, con el fin de ofrecerles alternativas de vida ms humanas. Desde el equipo
profesional existi una preocupacin explcita por apoyar a los Monitores y a los equipos
sectoriales, para que pudieran asumir responsabilidades en la experiencia. Los Monitores
desarrollaban la funcin de realizar seguimiento a los inhaladores y sus familias, preparar y
realizar actividades educativas o deportivas, organizar campaas de sensibilizacin y
efectuar reuniones peridicas para planificar y evaluar el trabajo, adems de participar en
jornadas de formacin y contencin grupal.
En un mismo sentido, el trabajo con familias consista en concentrar esfuerzos en las
personas ms cercanas al nio, especialmente la madre, con la intencin de ir generando
condiciones favorables que permitieran el cambio de conducta en los nios con respecto al
consumo.
En este mismo ao, se dio inicio al Area de Servicios del Programa que deba ocuparse de
mantener un centro de documentacin - recin habilitado -, multiplicar la experiencia a
travs del intercambio con otras organizaciones relacionadas con el tema, coordinar la labor
de prevencin y realizar tareas de sistematizacin de la experiencia.
16 Ex integrante del equipo de Tratamiento, Programa Caleta Sur
36
En sntesis, este primer perodo constituye un momento en el cual es posible identificar el
surgimiento de una propuesta de intervencin que orientar por un largo perodo, el
quehacer de esta experiencia: trabajo con Monitores, acercamiento con familias y, sobre
todo, la opcin por el llamado Foco Poblacional (concentrar el trabajo en el sector de la
poblacin que presentaba mayor vulnerabilidad, consumo de drogas y marginalidad).
37
UNA PRIMERA MIRADA GENERAL: PROMOCIN - ASISTENCIALISMO
Este perodo fue bsicamente el momento de puesta en marcha de la experiencia del Hogar
que coincide con la puesta en prctica de una apuesta institucional que levantaba una
propuesta promocional pero que, en algn sentido, se encontraba fuertemente
permeabilizada por rasgos asistenciales. Sin embargo, desde ah tal vez es lcito
preguntarse dnde est el lmite entre lo que se podra denominar cooperacin para el
desarrollo y emocin asistencial, en la medida en que se trata de una nocin no fcil de
operacionalizar y ms difcil an de llenar de contenidos, en tanto constituye una propuesta
que, en el mbito de las ideas, pretende precisamente eso: la Promocin.
Decimos esto, pues la pregunta que surge en este perodo es cmo fue posible sostener
todas las afirmaciones de carcter conceptual y poltico - sobre todo aqullas que proponan
la idea de cambio ms all de la atencin de caso apelando a transformaciones
estructurales -, considerando que los destinatarios directos de la accin son aqullos que
conforman la categora neoliberal o no, eso por el momento aqu no importa
problematizarlo -- de pobres duros, un tipo de pobre, en el decir de Margarita Palacios,
que ha perdido el nico elemento necesario para estimular cambios: la motivacin de
movilidad?, cmo fue posible, insistimos, vincular de manera honestamente creble la
idea de promocin para la libertad precisamente con aquellos sujetos que cabe inscribirlos
slo en la neoliberal nominacin de los pobres sin habilidades; aqullos que siendo pobres
han perdido, aparentemente, aqullo que por el momento no es posible de adquirir en el
mercado: la voluntad? Ms an desde dnde es posible creer que podemos pensar algo
junto a aqullos que portan el historial de la frustracin y, caminando ms all, construir
discursos de tipo comunitario?
Insistimos que la pregunta ms importante es cmo, en ese tiempo, se lograba congeniar un
discurso con notables acentos polticos con la opcin de trabajar, por ejemplo, en los focos
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poblacionales que exiga desarrollar la experiencia en el centro de la marginalidad y,
pretender all, cierta movilidad comunitaria. Por otra parte, cmo era posible si en verdad
lo era --- mantener una mnima coherencia entre pensamiento y prctica, cuando se
trabaja opcionalmente con la marginalidad desprovista ya de voluntad
La verdad es que las respuestas no son claras. La verdad es que las memorias actuales
parecieran contener una carga interpretativa, redonda y coherente, pero que no responden
a las inquietudes bsicas. En este sentido, nosotros afirmamos, de acuerdo a la
documentacin revisada y de acuerdo al cuadro que es posible armar, que si bien es cierto
en el primer perodo correspondiente al Hogar Francisco de Ass existan insinuaciones
respecto de una comprensin inespecfica17 sobre la temtica del consumo de drogas,
pareciera existir una suerte de contradiccin con la opcin de estar del lado y al lado de los
sectores brutalmente empobrecidos.
Quizs una primera mirada que permitira justificar esta aparente y posible paradoja
puede desprenderse de la relacin intrainstitucional que los sujetos establecan al interior
del Programa, vale decir, la relacin que mantuvieron los responsables directos del Hogar
con el sentido que desde la Iglesia Catlica se busc imprimir a dicha experiencia (y que se
corresponde con la visin que cada sujeto - individual o institucional - naturalmente posee
respecto de s y del mundo). Estamos diciendo que es plausible suponer que la aparente
contradiccin entre concepciones y contenidos prcticos se deba a las necesarias
negociaciones polticas que deben ser llevadas adelante cuando en la construccin de una
experiencia interactan diversos actores, cada uno con sus propias - y legtimas - miradas y
motivaciones, que hacen necesario el acuerdo y el reconocimiento de tales interpretaciones.
Por otra parte, un factor que incidi notablemente en esta situacin es el contexto histrico
poltico por el cual el pas atraviesa en esos aos: la dictadura militar. Aqu, por lo menos,
39
es legtimo hacer un alcance. Las dictaduras engendran en s mismas, con ms o menos
elementos de comprehensin e independiente de las bajadas polticas, sentimientos de
libertad y apego por la democracia y, junto con ello, corrientes ideolgicas de las cuales es
difcil marginarse. Citar los principios programticos que orientaron el quehacer del ao
1985, permite ilustrar esta situacin en el equipo:
Estimular la participacin de los pobladores en procesos y experiencias democrticas;
ejercitar el consenso y enfrentar los problemas de acuerdo a la realidad mediante
soluciones comunitarias, con coordinaciones representativas y rotativos al servicio y no por
poder, en coordinacin con las dems organizaciones populares, con un cuestionamiento
permanente de nuestro compromiso a la luz de los acontecimientos que se viven hoy,
intentando que la fuerza del trabajo se d en la base poblacional y siendo consecuentes
como equipo, dar a conocer lo mejor de nosotros y de nuestro trabajo, que sin dictadura
hayan alternativas de vida ms humanas en nuestros sectores populares18.
De este modo, trabajar en una poblacin -- en este caso La Pintana y otras
correspondientes a los sectores empobrecidos por la lgica neoliberal -- estimula a quien all
est, ms all de la restriccin del quehacer, a la elaboracin de un contra discurso general
que logre sacar de la inmediatez del diario vivir. De modo que, la opcin de trabajo de
carcter pequeo o casustico, en s misma, no es contradictoria con una visin
marcadamente promocional. Adems, habra que decir que la contradiccin se produce
frente a la interpelacin que otro hace exigiendo consistencia desde distintos
parmetros ya no ideolgicos, sino desde la poltica del quehacer. De esta manera, es creble
afirmar o que existi una mirada general que slo fue aplicable como sostn ideolgico
interno y como mecanismo explicativo de la realidad y que, al mismo tiempo, exista plena
conciencia de que no haba otra manera que aportar que desde ese pequeo hacer o, en
17 Inespecfica en el sentido de no constituir una mirada centrada en la droga como problema en s (lo podemos asumir como lo opuesto a una concepcin drogocntrica del fenmeno). 18 Documento La Caleta, ao 1985, pg. 8
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segundo trmino, que efectivamente no haba una suerte de mala conciencia, en tanto que
realmente se pensaba que ese marco conceptual se llenaba con contenidos prcticos de esa
manera.
Por ltimo, y es lo que sealan algunos documentos y preferentemente uno de los
entrevistados, era que no haba contradiccin alguna, en tanto habra que distinguir entre el
trabajo de calle orientado a los inhaladores situados en el Foco Poblacional y el trabajo
realizado con los llamados Monitores19. Es decir, se habra realizado un despliegue de
energas a dos bandas, en el cual lo poltico e ideolgico habra sido destinado nicamente
hacia los jvenes no consumidores y con vocacin por el quehacer preventivo.
En todo caso, nuestra interpretacin final es que estaba instalada una disputa poltica con
alcances metodolgicos que, segn qued registrado en un documento posterior elaborado
por La Caleta, expresaba la existencia de comprensiones distintas al interior del Hogar que
significaron, finalmente, la salida de un grupo de personas que hasta ese ao - 1985 -
funcionaron como parte del equipo del Hogar Francisco de Ass (que, como ya hemos
mencionado dependa del Arzobispado de Santiago) que luego fundaron lo que llegara a ser
el Programa de Servicios para Drogadictos La Caleta (hacia fines de ese ao). Dentro de las
razones que fueron planteadas para justificar el quiebre con la anterior administracin,
manifestadas en el documento titulado La Caleta: Evaluacin y Perspectivas 1985 se
destaca que las diferencias se ligaban, en parte, a un tipo de administracin que buscaba
formar una institucin donde nosotros no participramos en las decisiones globales y ms
especficamente en lo econmico.
19 Esta suposicin es creble, en la medida que, como se recuerda, hasta 1989 en lo referido a La Pintana se haba trabajado exclusivamente en el cordn poblacional Lo Martnez, sector que en el historial de la comuna corresponde al sector ms antiguo constituido entre las operaciones sitio de los aos 60-70 y fruto de tomas y movilizaciones de pobladores de la poca. Esto se tradujo en que dicha localidad se encontraba en un significativo grado de organizacin y politizacin en los tiempos de la dictadura militar. Para el equipo de aquel entonces signific desarrollar un tipo de trabajo en el cual los llamados Monitores contaban con mayores grados de organizacin consecuencia de su territorial bagaje poltico.
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Ahora bien, esta primera experiencia - que permiti reunir a un grupo de personas que
acuaron y compartieron una sensibilidad comn para plasmarla, posteriormente, en la
experiencia de La Caleta - da cuenta o pone de manifiesto la problematizacin de la
Asistencia como principio o ncleo de la intervencin social que, en aquel entonces, devino en
un hecho concreto, como fue la separacin de estos equipos. No obstante, nos parece que lo
que subyace a esta situacin no se liga, necesariamente, con la contraposicin de estrategias
para abordar realidades sociales complejas y enormemente desafiantes para la prctica de
la intervencin social, sino ms bien, la posibilidad que a partir de ciertos recursos y
capacidades se posee, para ensanchar o perspectivar menores o mayores alcances de los
procesos desarrollados. As, desde el equipo que posteriormente funda la experiencia de La
Caleta, se asume una valoracin de la asistencia como un momento especfico del proceso,
entendido como un instrumento de apoyo en la resolucin de problemas coyunturales que
surgen en circunstancias especficas. Como tal, brinda la posibilidad cierta de dar una
respuesta concreta a demandas o imperativos de la realidad que no pueden esperar la
generacin de procesos para su resolucin. Alude a inmediatez, a cooperacin in situ,
apelando a un poder que es necesario para que un otro - carente o despojado de l -
recupere dignidades perdidas o arrebatadas; supone, en ese acto, compartir y ennoblecer la
posesin de poder. Valorada as - no negada ni descreditada - la asistencia aparece como un
momento de la experiencia - no como su condicin -, desde la cual es posible avanzar hacia
caminos que invitan a construir procesos que respondan, esta vez, a necesidades de creacin
donde el poder, ahora s, sea una construccin colectiva que buscar arribar a sentidos
sociales.
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II) 1986-1989: ORIGEN MANIFIESTO Y LA
CONSOLIDACIN DE UNA IDENTIDAD
Como ya hemos anunciado, por lo menos, desde comienzos de 1985 se vena asentando al
interior del equipo una atmsfera de cierta incomodidad que culminara - a contar del 31
de diciembre de 1985 - en el trmino de la relacin laboral de todo el equipo que hasta ese
entonces formaba parte del Hogar Francisco de Ass. La razn fundamental ya fue
explicitada. Cabe slo, entonces, sealar que a partir del 13 de junio de 1986, con la
obtencin de la personalidad jurdica, es posible hablar con propiedad formal del
surgimiento del Programa Poblacional de Servicios para Drogadictos La Caleta, que continu
orientando sus acciones en la comuna de La Pintana, ya definitivamente autonomizadas del
Hogar, el que continu con su experiencia en la comuna, acogiendo a nios inhaladores en una
modalidad residencial de atencin.
Ms all de todos los trmites formales que debieron ser cumplidos para institucionalizar la
nueva experiencia, inmediatamente destaca el nuevo temperamento que deba alcanzar el
Programa, cuestin que, entre otras cosas, se expres por ejemplo en el significado
simblico que tena el nombre elegido. CALETA es un trmino usado por los inhaladores.
Corresponde a un lugar fsico donde ellos se renen a compartir todo (inhalacin, relaciones
humanas, experiencias, problemas, promiscuidad, etc.). Positivamente queremos que
nuestro Programa siga siendo un lugar de encuentro de ellos - entre ellos y nosotros-, para
buscar una respuesta a sus vidas y a sus problemas. Este nombre es, en realidad, para
nosotros un desafo, creemos que nuestro Programa debe seguir siendo, dentro de las
posibilidades, una alternativa humana donde los drogadictos sean tratados como seres
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humanos. Lugar donde encontrndose a s mismo, con los dems, se vayan sumando
activamente a la solucin real de los problemas que hoy da nos afectan en nuestro pas y de
los cuales ellos son vctimas. Durante estos cuatro aos de trabajo, de compartir con ellos
sus vivencias, podemos decir que estamos legitimados; que las personas que trabajamos en
este Programa somos considerados por ellos como personas cercanas, y que podemos
ofrecer y levantar alternativas positivas en su medio ambiente20."
Sin embargo, ms all del cambio de nombre, la experiencia continu con las mismas
personas tratando de arribar a alternativas positivas en el medio poblacional. Como se
desarrollaban trabajos en sectores poblacionales muy distantes, fue necesario contar con
una oficina ubicada en un lugar central para todos, para desde all guiar la experiencia. As,
se habilit una oficina en el centro de Santiago, en calle San Francisco 130. Con esta nueva
estructura institucional, se continu trabajando en los niveles de Equipo, Servicios y
experiencia de Base, la que incluy a los inhaladores, sus familias (mams), nios de
prevencin, Monitores y Medio Poblacional. El aspecto laboral tuvo mucha importancia para
el trabajo con los inhaladores, sus familias y los monitores.
En cuanto al trabajo de base, en enero de 1986 se realiz apoyo directo a 9 sectores, en
los cuales se desarrollaron 10 grupos de Monitores. Al finalizar el ao, se estaba
trabajando en 12 sectores. El equipo caracteriz a stos de la siguiente manera:
"En general se trata de sectores poblacionales populares que se ubican geogrficamente en
la periferia de Santiago; con dificultades comunes de vivienda y urbanismo, trabajo,
delincuencia, prostitucin, alcoholismo, drogadiccin y represin, con distintos niveles de
organizacin, que son afectados directamente por la grave situacin econmica, social y
poltica imperante bajo el rgimen militar"21
20 Extracto de una carta enviada por el equipo La Caleta a amigos e instituciones donde comunican la nueva situacin y dan a conocer los desafos para el ao 1986; Santiago, 1986. 21 Documento Trabajo Poblacional (manuscrito), La Caleta, Santiago, 1986, pg. 5
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CARACTERIZACIN DE LA EXPERIENCIA POR NIVELES DE TRABAJO
Despus de obtenida la autonoma e independencia jurdica, se continu metodolgicamente
operando en torno a los mismos niveles de trabajo y, en el caso especfico de La Pintana,
slo se trabaj - hasta el ao 1991 -, en el cordn poblacional Lo Martnez. Una diferencia
importante es que debido a la crisis vivida por el equipo, que culmin a finales de 1985,
durante el ao 1986 La Caleta ya no cuenta con un hogar-internado para derivar nios
consumidores, razn por la cual se dedica solamente al trabajo de base desde el
convencimiento que la drogadiccin es una consecuencia de la problemtica social y las
condiciones de marginalidad que los sectores pobres padecen como resultado del contexto
social y poltico de la poca.
De acuerdo a la informacin revisada, es posible caracterizar los distintos niveles
objetivos de la siguiente manera:
a) Inhaladores: ms all de los datos numricos que dan cuenta de la imagen ms
descriptiva, aqu nos parece importante destacar el perfil general del sujeto consumidor de
drogas de este perodo: el inhalador de solventes voltiles (neoprn).
Se trataba mayoritariamente de jvenes y nios, de sexo masculino, entre 12 y 27 aos
adictos al neoprn22. Como seala Luis Fredes, tratando de establecer diferencias con el
perfil de los consumidores de los aos 90, se trataba de un consumidor completamente
distinto al que hoy da conocemos, diferencias que pueden ser establecidas desde el tipo de
efecto alucingeno de la sustancia hasta los estilos de vida y de congregacin de los sujetos
22 la principal caracterstica que tienen estos productos, es que son sustancias qumicas aromticas que al inhalarlas dejan un sabor dulce en la boca y en los conductos respiratorios...
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consumidores, ...el chiquillo que consume neoprn es en trminos de figura, una imagen
bonita aqu hay un sentido de grupohaba toda una figura de compartir el tarro o la
bolsa haba una concepcin de grupo, de dilogo, las alucinaciones y las voladas son
distintas el chiquillo neoprenero se imagina un dios ms all, una estrella, un mundo
distinto, comienza a ver visiones que estn rodeadas de pazhaba un mayor respeto hacia la
vida, de mancomunin, respeto al liderazgo, limitaciones territoriales. Concepciones de
vestimenta, de lenguaje, de cultura, era ms potica la cosa haban poetas su historia
es la h storia de la fantas a A travs del neoprn los nios y los jvenes consumidores
alcanzan un potico trastorno de la conciencia ... hay una prdida de contacto de la
realidad; sta se esfuma. Los problemas cotidianos parecen menos importantes y, mientras
se inhala, no existe otro mundo ms que la inhalacin.
i .
Uno de los jvenes que nos facilit su testimonio - Ariel - relat un aspecto que es comn a
esta forma de consumo: la patota. Es decir no se trataba, en general, de un consumo
individual, angustioso, sino todo lo contrario. En el grupo el inhalador encontraba la
sustitucin familiar, el amigo, el cmplice. En el grupo era posible acceder
comunitariamente a aquel mundo distinto marcado por el desborde fantstico.
Donde nosotros nos volbamos era detrs de un colegio... all un da estabamos dndole y yo
me imagin que iba en un avin que yo mismo estaba manejando... miraba para abajo y vea a
nosotros mismos que ramos el mismo grupito que estaba aspirando... el avin vena con
problemas y yo me tiraba encima de los blocks, para no caer encima de ellos, de los cabros...
ah vea como el block se parta por la mitad... Otra vez estamos aspirando y mi vol fue de
ver que todo lo que estaba a mi alrededor se converta en animal: en elefante, en lagarto, en
tigre...
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En realidad varios de los testimonios dan cuenta que el contenido especfico de la
alucinacin con neoprn no est caracterizado por la angustia y la desesperanza, sino ms
bien, por un estado de regocijo y ebullicin emocional.
Ellos eran jvenes, en general, de sexo masculino con un promedio de 20 aos. En el 1986 se
lograron contactar un total de 105 neopreneros, entre consumidores crnicos y
espordicos. La escolaridad era ms bien baja, con un promedio de quinto ao bsico;
quienes realizaban una actividad laboral, lo haca de manera inestable, ocupndose en
actividades del mercado informal, o bien, en estrategias de sobrevivencia marginales como
mendicidad o delincuencia. Del mismo modo, se caracterizaban por una baja autoestima,
agresividad, depresin, despreocupacin personal y carencia de hbitos de higiene.
Con ellos se realizaban talleres, actividades recreativas, deportivas, escuelas de
alfabetizacin, apoyo jurdico tanto para los pobladores en general como para consumidores
presos, apoyo psicolgico y salud.
En 1986 apareci la interrogante de manera explcita de cmo era posible planificar un
programa concreto y sistemtico de actividades regulares y permanentes que respondiera a
las preguntas de cmo y bajo qu condiciones la comunidad poblacional poda influir en la
solucin de las problemticas que afectan a los jvenes
Tambin, en este ao, se ampli el concepto de atencin girando desde el concepto de
inhalador al de "drogadicto". Con esto se quera establecer ya no slo un inters por el
consumidor de neoprn, sino tambin, en los otros nios y jvenes adictos a otro tipo de
sustancias.
Dentro de las dificultades para desarrollar este trabajo se cuentan especialmente el que
estos jvenes no tenan incorporados hbitos de formalidad (cumplimiento de horarios, por
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ejemplo) sino ms bien desarrollaban prcticas de hurto domstico, dificultad inicial para
filtrar los grupos por la falta de legitimacin de los equipos, etc.
Caracterstica importante de la metodologa utilizada en este nivel de trabajo era que los
Encargados Sectoriales (nominacin que recibe el responsable del Programa en el territorio)
consideraba contactar y desarrollar la experiencia con las patotas (grupo) de
consumidores, asumiendo la tarea una clara connotacin grupal que trascenda el nivel
individual de intervencin, en el marco de un intenso trabajo de calle que constitua el
escenario natural tanto de los jvenes como de la experiencia en su conjunto.
b) Familias: esta lnea de trabajo estaba dirigida, bsicamente, a las madres de los
jvenes consumidores, cuyas edades fluctuaban entre los 30 y 55 aos, la mayora de las
cuales desarrollaba actividades de subsistencia (lavado de ropa ajena, aseo, costura) y,
tambin, prcticas como mendicidad y la delincuencia. Se trataba de encuentros
conversacionales y espacios de taller, logrando organizar, muchas veces, actividades que
apoyaron la subsistencia familiar (ollas comunes, por ejemplo).
En general, este trabajo siempre ha sido el que ha presentado mayores dificultades, pues
aunque siempre estuvo y ha estado presente la intencin de desarrollar all un tipo de
intervencin, no ha existido una concepcin lo suficientemente clara acerca de cmo
abordarlo. No si es sino muchos aos despus (con la implementacin de la experiencia de
Comunidad Teraputica) que la propuesta metodolgica de trabajo con familias, adquiere un
perfil ms especfico y contenidos ms claros. Esto pudo deberse, quizs, al bajo nmero
de Monitores que sintieron la motivacin de apoyar esa lnea de accin y, adems a la poca
disponibilidad de tiempo de las mujeres, madres de los consumidores, dado que en exte
contexto, se encontraban fuertemente comprometidas con la subsistencia familiar.
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c) Prevencin: este nivel estaba dirigido a nios entre 7 y 14 aos que viven en los focos
poblacionales, sean ellos hermanos menores o no de los jvenes con problemas de
drogadiccin, es decir, aqullos que presentan un mayor grado de marginalidad. El objetivo
principal era evitar que la droga se convirtiera, para estos nios, en la nica alternativa de
vida, ofrecindoles un espacio educativo, afectivo y recreativo. En trminos de metas, se
propona estimular el conocimiento y la valoracin de s mismos, desarrollar habilidades,
destrezas y actitudes de responsabilidad, con el fin de mejorar la salud mental y fsica,
mejorar relaciones interpersonales y reforzamiento en el mbito escolar.
Las actividades consistan, bsicamente, en encuentros recreativos de carcter cultural y
formacin general (por ejemplo literarias, deportivas y talleres de formacin para los nios
mayores, etc.).
d) Monitores: quizs ste es uno de los niveles de trabajo que junto, al de los inhaladores,
asuman una importancia central en la experiencia en esos aos. Los Monitores eran
habitantes de los sectores en los cuales el Programa trabajaba y que, como ya
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