Ricardo Palma
AMIGAS Y AMIGOS, ALUMNOS DEL PROGRAMA NACIONAL DE
MOVILIZACIÓN POR LA ALFABETIZACIÓN:
Sé que han terminado su curso. Los felicito y admiro por el
esfuerzo que han hecho.
Ahora son dueños del maravilloso instrumento que es la
lectura.
Si leen y aprenden más, enseñen a otros lo aprendido.
Lo hermoso del conocimiento es compartirlo con los demás.
Y lean todo lo posible. Siempre.
Mi corazón está con ustedes.
Alan García
Contenido
La achirana del Inca
Los Incas ajedrecistas
Los mosquitos de Santa Rosa
Los ratones de Fray Martín
Comida acabada, amistad terminada
Al pie de letra
Carta canta
7
11
21
27
33
37
45
7PRonAMA
tradiciones Peruanas
LA ACHiRAnA deL inCA(A teodorico olaechea)
8 PRonAMA
tradiciones Peruanas
En 1412 el Inca Pachacútec, acompañado de su hijo el
príncipe imperial Yupanqui y de su hermano Cápac-Yupanqui,
emprendió la conquista del valle de Ica, cuyos habitantes, si
bien de índole pacífica, no carecían de esfuerzos y elementos
para la guerra. Comprendiólo así el sagaz monarca, y antes de
recurrir a las armas, propuso a los iqueños que se sometiesen a
su paternal gobierno. Aviniéronse éstos de buen grado, y el inca
y sus cuarenta mil guerreros fueron cordial y espléndidamente
recibidos por los naturales.
Visitando Pachacútec el feraz territorio que acababa de sujetar
a su domino, detúvose una semana en el pago llamado Tate.
Propietaria del pago era una anciana a quien acompañaba
una bellísima doncella, hija suya.
El conquistador de pueblos creyó también de fácil conquista
el corazón de la joven; pero ella, que amaba a un galán
de la comarca, tuvo la energía, que sólo el verdadero amor
inspira, para resistir a los enamorados ruegos del prestigioso y
omnipotente soberano.
Al fin, Pachacútec perdió toda esperanza de ser correspondido,
y tomando entre sus manos las de la joven, la dijo, no sin ahogar
antes un suspiro:
–Quédate en paz, paloma de este valle, y que nunca la niebla
del dolor tienda su velo sobre el cielo de tu alma. Pídeme alguna
9PRonAMA
tradiciones Peruanas
merced que, a ti y a los tuyos, haga recordar siempre el amor
que me inspiraste.
–Señor –le contestó la joven, poniéndose de rodillas y besando
la orla del manto real–, grande eres y para ti no hay imposible.
Venciérasme con tu nobleza, de no tener ya el alma esclava
de otro dueño. Nada debo pedirte, que quien dones recibe
obligada queda; pero si te satisface la gratitud de mi pueblo,
10 PRonAMA
tradiciones Peruanas
ruégote que des agua a esta comarca. Siembra beneficios y
tendrás cosecha de bendiciones. Reina, señor, sobre corazones
agradecidos más que sobre hombres que, tímidos, se inclinan
ante ti, deslumbrados por su esplendor.
–Discreta eres, doncella de la negra crencha, y así me cautivas
con tu palabra como con el fuego de tu mirada. ¡Adiós, y no
te olvides de tu rey!
Y el caballeroso monarca, subiendo al anda de oro que llevaban
en hombros los nobles del reino, continuó su viaje triunfal.
Durante diez días los cuarenta mil hombres del ejército se
ocuparon en abrir el cauce que empieza en los terrenos del
Molino y del Trapiche y termina en Tate, heredad o pago
donde habitaba la hermosa joven de quien se apasionara
Pachacútec.
El agua de la achirana del Inca suministra abundante riego
a las haciendas que hoy se conocen con los nombres de
Chabalina, Belén, San Jerónimo, Tacama, San Martín,
Mercedes, Santa Bárbara, Chanchajaya, Santa Elena, Vista
Alegre, Sáenz, Parcona, Tayamanca, Pongo, Pueblo Nuevo,
Sonumpe y, por fin, Tate.
Tal, según la tradición, es el origen de la achirana, voz que
significa lo que corre limpiamente hacia lo que es hermoso.
11PRonAMA
tradiciones Peruanas
LoS inCAS AJedReCiStAS(Al doctor evaristo P. duclos)
12 PRonAMA
tradiciones Peruanas
I
ATAHUALPA
Los moros que durante siete siglos dominaron en España,
introdujeron en el país conquistado la afición al juego de ajedrez.
Terminada la expulsión de los invasores por la católica reina
doña Isabel, era de presumirse que, con ellos, desaparecerían
tambien todos sus hábitos y distracciones; pero lejos de eso,
entre los heroicos capitanes que en Granada aniquilaron el
último baluarte del islamismo, había echado hondas raices el
gusto por el tablero de las sesenta y cuatro casillas o escaques,
como en Heráldica se llaman.
Pronto dejó de ser el ajedrez el juego favorito y exclusivo de
los hombres de guerra, pues cundió entre la gente de Iglesia,
abades, obispos, canónicos y frailes de campanillas. Así,
cuando el descubrimiento y la conquista de América fueron
realidad gloriosa para España, llegó a ser como patente o
pasaporte de cultura social para todo el que al nuevo mundo
venía investido con cargo de importancia, el verlo mover
piezas en el tablero.
El primer libro que sobre el ajedrez se imprimiera en España,
apareció en el primer cuarto de siglo posterior a la conquista
del Perú, con el Título: Invención liberal y arte de axedrez, por
Ruy López de Segovia, clérigo de la villa de Zafra, y se imprimió
en Alcalá de Henares, en 1561. Ruy López es considerado
13PRonAMA
tradiciones Peruanas
como fundador de teorías, y a poco de su aparición se tradujo
el opúsculo al francés y al italiano.
El librito abundó en Lima hasta 1845 poco más o menos en
que aparecieron ejemplares del Philidor, y era de obligada
consulta allá en los días lejanísimos de mi pubertad, así como el
cecinarica para los jugadores de damas. Hoy no se encuentra
en Lima ni por un ojo de la cara, ejemplar de ninguno de los
viejísimos textos.
Que muchos de los capitanes que acompañaron a Pizarro
en la conquista, así como los gobernantes Vaca de Castro
y la Gasca, y los primeros virreyes Núñez de Vela, Marqués
de Cañete y Conde de Nieva, distrajeran sus ocios en las
peripecias de una partida no es cosa que llame la atención
desde que el primer arzobispado de Lima fue tan vicioso en
el juego de ajedrez, que hasta llegó a comprometer, por no
resistirse a tributarle culto, el prestigio de las armas reales: Según
Jiménez de la Espada, cuando la Audiencia encomendó a
uno de sus oidores y al arzobispo don fray Jerónimo de Loayza
la direccion de la campaña contra el caudillo revolucionario
Hernández Girón, la masa popular del campamento realista
zahirió la pachorra del hombre de toga y la afición del mitrado
al ajedrez con este cantarcillo, pobre en rima, pero rico en
verdades:
14 PRonAMA
tradiciones Peruanas
El uno jugar y el otro dormir ¡oh, qué gentil!
No comer ni apercibir,¡oh, qué gentil!
Uno ronca y otro juega ¡y así va la brega!
Los soldados, entregados a la inercia en el campamento,
y desatendidos en la provisión de víveres, principiaban ya a
desmoralizarse, y acaso el éxito habría favorecido a los rebeldes,
si la Audiencia no hubiera tomado el acuerdo de separar al oidor
marmota y al arzobispo ajedrecista. (Nótese que he subrrayado
la palabra ajedrecista, porque el vocablo, por mucho que sea de
uso general, no se encuentra en el Diccionario de la Academia,
como tampoco existe en él el de ajedrista, que he leído en un
libro del egregio don Juan Valera.)
Se sabe, por tradición, que los capitanes Hernando de Soto, Juan
de Rada, Francisco de Chaves, Blas de Atienzas y el tesorero
Riquelme se congregaban todas las tardes en Cajamarca, en
el departamento que sirvió de prisión al Inca Atahualpa desde
el día 15 de noviembre de 1532, en que se efectuó la captura
del monarca, hasta la antevíspera de su injustificable sacrificio
realizado el 29 de agosto de 1533.
Alli, para los cinco nombrados y tres o cuatro más que no se
mencionan en sucintos y curiosos apuntes (que a la vista tuvimos
15PRonAMA
tradiciones Peruanas
consignados en rancio manuscrito que exisitió en la antigua
Biblioteca Nacional), funcionaban dos tableros, toscamente
pintados sobre la respectiva mesita de madera. Las piezas eran
hechas del mismo barro que empleaban los indígenas para la
fabricación de idolillos y demás objetos de alfarería aborigen,
que hogaño se extraen de las huacas. Hasta los primeros años
de la república, no se conocieron en el Perú otras piezas que las
de marfil, que remitían, para la venta, los comerciantes filipinos.
Honda preocupación abrumaría el espíritu del inca en los dos
o tres primeros meses de su cautiverio, pues aunque todas las
tardes tomaba asiento junto a Hernando de Soto, su amigo y
amparador, no daba señales de haberse dado cuenta de la
manera como actuaban las piezas ni de los lances y accidentes
del juego. Pero una tarde, en las jugadas finales de una partida
empeñada entre Soto y Riquelme, hizo ademán Hernando de
movilizar el caballo, y el Inca, tocándole ligeramente el brazo
le dijo en voz baja:
–No, capitán, no… ¡el castillo!
La sorpresa fue general. Hernando, después de breves
segundos de meditación, puso en juego la torre, como
le aconsejara Atahualpa y pocas jugadas después sufría
Riquelme inevitable mate.
16 PRonAMA
tradiciones Peruanas
Después de aquella tarde, y cediéndole siempre las piezas
blancas en muestra de respetuosa cortesía, el capitán Don
Hernando de Soto invitaba al inca a jugar una sola partida, y al
cabo de un par de meses el discípulo era ya digno del maestro.
Jugaban de igual a igual.
Comentábase, en los apuntes a que me he referido, que los
otros ajedrecistas españoles, con excepción de Riquelme,
invitaron tambien al inca; pero éste se excusó siempre de
aceptar, diciéndoles por medio del intérprete Felipillo:
–Yo juego muy poquito y vuesa merced juega mucho.
La tradicion popular asegura que el inca no habría sido
condenado a muerte si hubiera permanecido ignorante en
el ajedrez. Dice el pueblo que Atahualpa pagó con la vida
el mate que, por su consejo sufriera Riquelme en memorable
tarde. En el famoso consejo de veincuatro jueces, consejo
convocado por Pizarro, se impuso a Atahualpa la pena de
muerte por trece votos contra once. Riquelme fue unos de los
trece que suscribieron la sentencia.
Después del injustificable sacrificio de Atahualpa se encaminó
don Francisco Pizarro al Cuzco, en 1534, y para propiciarse
el afecto de los cuzqueños, declaró que no venía a quitar
a los caciques sus señoríos y propiedades, ni a desconocer
17PRonAMA
tradiciones Peruanas
18 PRonAMA
tradiciones Peruanas
sus preeminencias, y que castigado ya en Cajamarca con
la muerte, al usurpador asesino del legítimo Inca Huáscar, se
proponía entregar la insignia imperial al Inca Manco, mancebo
de dieciocho años, legítimo heredero de su hermano Huáscar.
La coronación se efectuó con gran solemnidad, trasladándose
luego Pizarro al valle de Jauja, de donde siguió al del Rímac
o Pachacamac para hacer la fundación de la capital del
futuro virreinato.
No tengo para que historiar los sucesos y causas que motivaron
la ruptura de las relaciones entre el Inca y los españoles
acaudillados por Juan Pizarro, y a la muerte de éste, por su
hermano Hernando. Bástente apuntar que Manco se dio trazas
para huir de Cuzco y establecer su gobierno en las altiplanicies
de los Andes, a donde fue siempre para conquistadores
imposible vencerlo.
En la contienda entre pizarristas y almagristas, Manco prestó a
los últimos algunos servicios y consumada la ruina y victimación
de Almagro el Mozo, doce o quince de los vencidos, entre los
que se contaban los capitanes Diego Méndez y Gómez Peréz,
hallaron refugio al lado del Inca, que había fijado su corte en
Vilcapampa.
Méndez, Pérez y cuatro o cinco más de sus compañeros de
infortunio se entretenían en el juego de bolos (bochas) y en el de
19PRonAMA
tradiciones Peruanas
ajedrez. El Inca se aespañoló (verbo de aquel siglo, equivalente
a se españolizó) fácilmente, cobrando gran afición y aun
destreza en ambos juegos, sobresaliendo como ajedrecista.
Estaba escrito que como al Inca Atahualpa, la afición al ajedrez
habáa de serle fatal al Inca Manco.
Una tarde hallábanse empeñados en una partida el Inca Manco
y Gómez Pérez teniendo por mirones a Diego Méndez y a tres
caciques Manco hizo una jugada de enroque no consentida
por las practicas del juego, y Gómez Pérez le arguyó:
–Es tarde para ese enroque, señor fullero.
No sabemos si el Inca alcanzaría a darse cuenta de la acepción
despectiva de la palabreja castellana; pero insistió en defender
la que el creía correcta y válida jugada. Gómez Pérez volvió la
cara hacia su paisano Diego Méndez, y le dijo:
–¡Mire, capitán, con la que me sale este indio pu....erco!
Aqui cedo la palabra al cronista anónimo cuyo manuscrito,
que alcanza hasta la época del virrey Toledo, figura en el tomo
VIII de documentos inéditos del archivo de indias: “El Inca alzó
entonces la mano y dióle un bofetón al español. Éste metió
20 PRonAMA
tradiciones Peruanas
mano a su daga y le dió dos puñaladas, de las que luego
murió. Los indios acudieron a la venganza; e hicieron pedazos
a dicho matador y a cuantos españoles en aquella provincia
de Vilcapampa estaban”.
Varios cronistas dicen que la querella tuvo lugar en el juego de
bolos pero otros afirman que el trágico suceso fue motivado
por desacuerdo en una jugada de ajedrez.
La tradición popular entre los cuzqueños, es la que yo relato,
apoyándome también en la autoridad del anónimo escritor del
siglo XVI.
21PRonAMA
tradiciones Peruanas
LoS MoSquitoS de SAntA RoSA
22 PRonAMA
tradiciones Peruanas
Cruel enemigo es el zancudo o mosquito de trompetilla, cuando
le viene en antojo revolotear en torno de nuestra almohada,
haciendo imposible el sueño con su incansable musiquería.
¿Qué reposo para leer ni para escribir tendrá un cristiano si
en lo mejor de la lectura o cuando se halla absorbido por
los conceptos que del cerebro traslada al papel, se siente
interrumpido por el impertinente animalejo? No hay más que
cerrar el libro o arrojar la pluma, y coger el plumerillo o abanico
para ahuyentar al malcriado.
Creo que una nube de zancudos es capaz de acabar con la
paciencia de un santo, aunque sea más cachazudo que Job,
y hacerlo renegar como un poseído.
Por eso mi paisana Santa Rosa, tan valiente para mortificarse y
soportar dolores físicos, halló que tormento superior a sus fuerzas
morales era el de sufrir, sin refunfuño, las picadas y la orquesta
de los alados musiquines.
Y ahí va, a guisa de tradición, lo que sobre tema tal refiere uno
de los biógrafos de la santa limeña.
Sabido es que en la casa en que nació y murió la Rosa de
Lima, hubo un espacioso huerto, en el cual se edificó la santa
una ermita u oratorio destinado al recogimiento y penitencia.
Los pequeños pantanos que las aguas de regadío forman,
son criaderos de miríadas de mosquitos, y como la santa no
23PRonAMA
tradiciones Peruanas
podía pedir a su Divino esposo que, en obsequio de ella,
alterase las leyes de la naturaleza, optó por parlamentar con
los mosquitos. Así decía:
–Cuando me vine a habitar esta ermita, hicimos pleito homenaje
los mosquitos y yo: yo, de que no los molestaría, y ellos, de que
no me picarían ni harían ruido.
Y el pacto se cumplió por ambas partes, como no se cumplen
ni los pactos politiqueteros.
Aun cuando penetraban por la puerta y ventanilla de la ermita,
los bullangueritos y lanceteros guardaban compostura hasta
con el alba. Al levantarse la santa, les decía:
–¡Ea, amiguitos, id a alabar a Dios!
Y empezaban un concierto de trompetillas, que sólo terminaba
cuando Rosa les decía:
–Ya está bien, amiguitos: ahora vayan a buscar su alimento.
Y los obedientes sucsorios se esparcían por el huerto.
Ya al anochecer los convocaba diciéndoles:
–Bueno será, amiguitos, alabar conmigo al señor que los ha
sustentado hoy.
24 PRonAMA
tradiciones Peruanas
Y repetíase el matinal concierto, hasta que la bienaventurada
decía:
–A recogerse, amigos, formalitos y sin hacer bulla.
Eso se llama buena educación y no la que da mi mujer a nuestros
nenes, que se le insubordinan y forman algazara cuando los
manda a la cama.
25PRonAMA
tradiciones Peruanas
No obstante, parece que alguna vez se olvidó la santa de
dar orden de buen comportamiento a sus súbditos; porque
habiendo ido a visitarla en la ermita una beata llamada
Catalina, los mosquitos se cebaron en ella. La Catalina, que no
aguantaba pulgas, dio una manotada y aplastó un mosquito.
–¿Qué haces, hermana? –dijo la santa–, ¿Mis compañeros me
matas de esa manera?
–Enemigos mortales que no compañeros dijera yo –replicó la
beata –¡Mira éste cómo se había cebado en mi sangre, y gordo
que se había puesto!
–Déjalo vivir, hermana: no me mates ninguno de estos pobrecitos
que te ofrezco no volverán a picarte, sino que tendrán contigo
la misma paz y amistad que conmigo tienen.
Y ello fue que, en lo sucesivo, no hubo zancudo que se le
atreviera a Catalina.
También la santa en una ocasión supo valerse de sus amiguitos
para castigar los remilgos de Frasquita Montoya, beata de la
Orden Tercera, que se resistía a acercarse a la ermita, por miedo
de que la picasen los jenjenes.
–Pues tres te han de picar ahora –le dijo Rosa, –uno en nombre del
Padre, otro en nombre del Hijo y otro en nombre del Espíritu Santo.
26 PRonAMA
tradiciones Peruanas
Y simultáneamente sintió la Montoya en el rostro el aguijón de
los tres mosquitos.
Y comprobado el dominio que tenía Rosa sobre los bichos y
animales domésticos; refiere el cronista Meléndez que la madre
de nuestra santa criaba con mucho mimo un gallito que, por
lo extraño y hermoso de la pluma, era la delicia de la casa.
Enfermó el animal y postróse de manera que la dueña dijo:
–Si no mejora, habrá que matarlo para comerlo guisado.
Entonces Rosa cogió el ave enferma, y acariciándola, dijo:
–Pollito mío, canta de prisa; pues si no cantas te guisa.
–Y el pollito sacudió las alas, encrespó la pluma, y muy regocijado
soltó un:
¡Quiquiriquí!(¡Qué buen escape el que di!)
¡Quiquiricuando!(Ya voy que están peinando.)
27PRonAMA
tradiciones Peruanas
LoS RAtoneS deFRAy MARtín
28 PRonAMA
tradiciones Peruanas
Y comieron en un plato perro, pericote y gato
Con este pareado termina una relación de virtudes y milagros
que en hoja impresa circuló en Lima, allá por los años 1840,
con motivo de celebrarse en nuestra culta y religiosa capital las
solemnes fiestas de beatificación de fray Martín de Porres.
Nació este santo varón en Lima el 9 de diciembre de 1579,
y fue hijo natural del español D. Juan de Porres, caballero de
Alcántara, en una esclava panameña. Muy niño Martincito,
llevólo su padre a Guayaquil, donde en una escuela, cuyo
dómine hacía mucho uso de la cáscara de novillo, aprendió a
leer y escribir. Dos o tres años más tarde, su padre regresó con
él a Lima y púsolo a aprender el socorrido oficio de barbero y
sangrador, en la tienda de un rapista de la calle de Malambo.
Mal se avino Martín con la navaja y la lanceta, si bien salió
diestro en su manejo, y optando por la carrera de santo, que
en esos tiempos era una profesión como otra cualquiera, vistió
a los veintiún años de edad el hábito de lego o donado en el
convento de Santo Domingo, donde murió el 3 de noviembre
de 1639 en olor de santidad.
Nuestro paisano Martín de Porres, en vida y después de muerto
hizo milagros por mayor. Hacía milagros con la facilidad con
que otros hacen versos. Uno de sus biógrafos (no recuerdo si
29PRonAMA
tradiciones Peruanas
es el padre Manrique o el médico Valdez) dice que el prior
de los dominicos tuvo que prohibirle que siguiera milagreando
(dispénsenme el verbo). Y para probar cuán arraigado estaba
en el siervo de Dios el espíritu de obediencia, refiere que en
momentos de pasar fray Martín frente a un andamio, cayóse
un albañil desde ocho o diez varas de altura, y que nuestro
lego lo detuvo a medio camino gritando:
–Espere un rato, hermanito. –Y el albañil se mantuvo en el aire,
hasta que regresó fray Martín con la superior licencia.
¿Buenazo el milagrito, eh? Pues donde hay bueno hay mejor.
Ordenó el prior al portentoso donado que comprase para
consumo de la enfermería un pan de azúcar. Quizá no le
dio el dinero preciso para proveerse de la blanca y refinada,
y presentósele fray Martín trayendo un pan de azúcar
moscabada.
–¿No tiene ojos hermano? –díjole el superior- ¿No había visto
que por lo prieta, más parece chancaca que azúcar?
–No se incomode su paternidad –contestó con cachaza
el enfermero–. Con lavar ahora mismo el pan de azúcar se
remedia todo.
Y sin dar tiempo a que el prior le arguyese, metió en el agua de
la pila el pan de azúcar, sacándolo blanco y seco.
30 PRonAMA
tradiciones Peruanas
–¡Ea!, no me hagan reír, que tengo partido un labio.
Creer o reventar. Pero conste que yo no le pongo al lector puñal
al pecho para que crea. La libertad ha de ser libre, como dijo
un periodista de mi tierra.
Y aquí noto que habiéndome propuesto sólo hablar de los
ratones sujetos a la jurisdicción de fray Martín, el santo se me
estaba yendo al cielo. Punto con el introito y al grano, digo, a
los ratones.
Fray Martín de Porres tuvo especial predilección por los pericotes.
Incómodos huéspedes que nos vinieron casi junto con la
conquista, pues hasta el año 1552 no fueron esos animalejos
conocidos en el Perú. Llegaron de España en uno de los buques
que con cargamento de bacalao envió a nuestros puertos un
D. Gutierre, Obispo de Palencia. Nuestros indios bautizaron a los
ratones con el nombre de hucuchas, esto es, salidos del mar.
En los tiempos barberiles de Martín, un pericote era todavía
casi una curiosidad; pues relativamente la familia ratonesca
principiaba a multiplicar. Quizá desde entonces encariñóse por
los roedores; y viendo en ellos la obra del Señor, es de presumir
que diría, estableciendo comparación entre persona y la de
esos chiquitines seres, lo que dijo un poeta:
El mismo tiempo malgastó en mí Dios,que en hacer un ratón, o a lo más dos.
31PRonAMA
tradiciones Peruanas
Cuando ya nuestro lego desempeñaba en el convento las
funciones de enfermero, los ratones campeaban, como
moros sin señor, en celdas, cocina y refectorio. Los gatos, que
se conocían en el Perú desde 1537, andaban escasos en la
ciudad. Comprobada noticia histórica es la de que los primeros
gatos fueron traídos por Montenegro, soldado español, quien
vendió uno, en el Cuzco y en seiscientos pesos, a D. Diego de
Almagro, el viejo.
Aburridos los frailes con la invasión de roedores, inventaron diversas
trampas para cazarlos, lo que rarísima vez lograban. Fray Martín
puso también en la enfermería una ratonera, y un ratonzuelo
bisoño, atraído por el tufillo del queso se dejó atrapar en ella.
Libertólo el lego y colocándolo en la palma de la mano, le dijo:
–Váyase hermanito y dígale a sus compañeros que no sean
tan molestos ni nocivos en las celdas; que se vayan a vivir a la
huerta, y que yo cuidaré de llevarles alimento cada día.
El embajador cumplió con la embajada, y desde ese momento
la ratonil muchitanga abandonó claustros y se trasladó a la
huerta. Por supuesto que fray Martín los visitó todas las mañanas,
llevando un cesto de desperdicios o provisiones, y que los
pericotes acudían como llamados con campanilla.
Mantenía en su celda nuestro buen lego un perro y un gato, y había
logrado que ambos animales viviesen en fraternal concordia. Y
tanto que comían juntos en la misma escudilla o plato.
32 PRonAMA
tradiciones Peruanas
Mirábamos una tarde comer en sana paz, cuando de pronto el
perro gruñó y encrespóse el gato. Era que un ratón, atraído por
el olorcillo de la vianda, había osado asomar el hocico fuera
de su agujero. Descubriólo fray Martín y, volviéndose hacia perro
y gato les dijo:
–Cálmense criaturas del Señor, cálmense.
Acercóse en seguida al agujero del muro, y dijo:
–Salga sin cuidado, hermano pericote. Paréceme que tiene la
necesidad de comer; apropíncuese, que no le harán daño.
Y dirigióse a los otros dos animales, añadió:
–Vaya, hijos, denle siempre un lugarcito al convidado, que Dios
da para los tres.
Y el ratón, sin hacerse de rogar, aceptó el convite; y desde ese
día comió en amor y compañía con perro y gato.
Y… y… y… ¿pajarito sin cola? ¡Mamola!
33PRonAMA
tradiciones Peruanas
CoMidA ACAbAdA,AMiStAd teRMinAdA
34 PRonAMA
tradiciones Peruanas
Tres meses antes de la batalla de Iñaquito, en que tan triste
destino cupo al primer virrey del Perú, habían los partidarios de
Gonzalo Pizarro puesto preso en la cárcel de San Miguel de
Piura al capitán Francisco Hurtado, hombre octogenario, muy
influyente y respetado, vecino de Santiago de Guayaquil y
entusiasta defensor de la causa de Blasco de Núñez.
Cuarenta días llevaba el capitán de estar cargado de hierros
y esperando de un momento a otro sentencia de muerte,
cuando llegó a Piura Francisco de Carbajal, en marcha para
abrir campaña contra Diego Centeno, que en Chuquisaca y
Potosí acababa de alzar bandera por el rey.
El alcalde de Piura, acompañado de los cabildantes, salió a
recibir a Carbajal, y por el camino lo informó, entre otras cosas,
de que tenía en chirona, y sin atinar a deshacerse de él, al
capitán Hurtado.
–¡Mil demonios! –exclamó furioso D. Francisco –¡Ah Sr. Martínez!
Su cabello rubio, buen piojo rabudo. ¡Y qué poco meollo para
oficial de justicia tiene vuesa merced! Bien podía hacerle una
punta a la vara que lleva y tirársela a un perro. ¡Cargar de
hierros a todo un vencedor en Pavía! ¡Habrá torpeza! ¡Por vida
de mi Sr. Gonzalo, que no sé cómo no hago una alcaldada
con el alcalde de monterilla! Corra, vuesa merced, y deje libre
en la ciudad al capitán Hurtado, que es muy mi amigo y juntos
militamos en Flandes y en Italia, y no es Francisco de Carbajal
35PRonAMA
tradiciones Peruanas
el alma de chopo que consiente en el sonrojo de hombre que
tanto vale.
¡Voto va! ¡Por los gregüescos del Condestable!
Y ante tal tempestad de exclamaciones iracundas, el pobre
alcalde escapó como perro en juego de bolos, diciendo para
sí: “Eran lobos de una camada no haya miedo que se muerdan.
Allá se avengan, que en salvo está el que repica.”
Cuando Carbajal entró en Piura ya estaba en libertad el prisionero,
quien se encaminó a la posada de su viejo conmilitón para darle
las gracias por el servicio que le merecía. El maestre de campo
lo estrechó entre sus brazos, manifestóse muy contento de ver
tras largos años a su camarada de cuartel; hicieron alegres
reminiscencias de sus mocedades, y por fin, llegada la hora de
comer, sentáronse a la mesa en compañía del capellán, dos
oficiales y cuatro vecinos. Ni Hurtado ni Carbajal trajeron para
nada a cuento las contiendas del Perú. Bromearon y bebieron a
sus anchas, colmando el maestre de agasajos a su comensal.
Los dos viejos parecían, en sus expansivas manifestaciones de
afecto y de alegría, haberse desprendido de algunas canas.
Aquello sí era amistad, y la de Orestes y Pílades pura pampirolada.
Cuando después de dos horas de banquete y de pronunciar
la obligada frase con que nuestros abuelos ponían término a la
36 PRonAMA
tradiciones Peruanas
masticación “que aproveche, como si fuera leche” un doméstico
retiró el mantel, la fisonomía de Carbajal tomó aire pensativo
y melancólico. Al cabo, y como quien después de meditarla
mucho ha adoptado una resolución, dijo con grande aplomo:
–Sr. Francisco Hurtado, Usted ha sido siempre amigo y servidor
de vuesa merced, y como tal amigo, le mandé quitar prisiones
y sacar de la cárcel. Francisco de Carbajal ha cumplido, pues,
para con Francisco Hurtado las obligaciones de amigo y de
camarada. Ahora es menester que cumpla con lo que debo al
servicio del gobernador mi señor. ¿No encuentra vuesa merced
fundadas mis razones?
–Justas y muy justas colombroño – contestó Hurtado,
imaginándose que el maestre de campo se proponía con
este preámbulo inclinarlo a cambiar de bandera, o por lo
menos, a que fuese neutral en la civil contienda.
–Huélgome –continuó Carbajal –de oírlo de su boca, que así
desecho escrúpulos. Vuesa merced se confiese como cristiano
que es, y capellán tiene al lado; que yo, en su servicio, no puedo
hacer ya más que mandarle dar garrote.
Y Carbajal abandonó la sala, murmurando:
–Cumplí hasta el fin con el amigo, que buey viejo hace surco
derecho. Comida acababa, amistad terminada.
37PRonAMA
tradiciones Peruanas
AL Pie de LA LetRA
38 PRonAMA
tradiciones Peruanas
El capitán Paiva era un indio cuzqueño, de casi gigantesca
estatura. Distinguíase por lo hercúleo de su fuerza, por su bravura
en el campo de batalla, por su disciplina cuartelera y sobre todo
por la pobreza de su meollo. Para con él las metáforas estuvieron
siempre de más y todo lo entendía ad pédem lítterae.
Era gran amigote de mi padre, y éste me contó que, cuando
yo estaba en la edad del destete, el capitán Paiva desempeñó
conmigo en ocasiones el cargo de niñera. El robusto militar
tenía pasión por acariciar mamones. Era hombre muy bueno.
Tener fama de tal, suele ser una desdicha. Cuando se dice
de un hombre: Fulano es muy bueno, todos traducen que
ese Fulano es un posma, que no sirve para maldita de Dios
la cosa, y que no inventó la pólvora, ni el gatillo para sacar
muelas, ni el cri-cri. Mi abuela decía: “la oración del Padre
nuestro es muy buena, no puede ser mejor; pero no sirve para
la consagración de la misa.”
A varios de sus compañeros de armas he oído referir que el
capitán Paiva, lanza en ristre, era un verdadero centauro. Valía
él solo por un escuadrón.
En Junín ascendió a capitán; pero aunque concurrió después a
otras muchas acciones de guerra, realizando en ellas proezas,
el ascenso a la inmediata clase no llegaba. Sin embargo, de
quererlo y estimarlo en mucho, sus generales se resistían a
elevarlo a la categoría de jefe.
39PRonAMA
tradiciones Peruanas
Cadetes de su regimiento llegaron a coroneles. Paiva era el
capitán eterno. Para él no había más allá de los tres galoncitos.
¡Y tan resignado y contento y cumplidor de su deber, y lanceador
y pródigo de su sangre!
¿Por qué no ascendía a Paiva? Por bruto, y porque de serlo se
había conquistado reputación piramidal. Vamos a comprobarlo
refiriendo, entre muchas historietas que de él se cuentan, lo
poco que en la memoria conservamos.
*Era en 1815 el general Salaverry jefe supremo de la nación
peruana y entusiasta admirador de la bizarría de Paiva. Cuando
Salaverry ascendió a teniente, era ya Paiva capitán. Hablábanse
tú por tu, y elevado aquél al mando de República no consintió
en que el lancero le diese ceremonioso tratamiento.
Paiva era su hombre de confianza para toda comisión de peligro.
Salaverry estaba convencido de que su camarada se dejaría
matar mil veces, antes que hacerse reo de una deslealtad o
de una cobardía.
Una tarde llamó Salaverry a Paiva y le dijo:
–Mira, en tal parte es casi seguro que encontrarás a D. Fulano y
me lo traes preso; pero si por casualidad no lo encuentras allí,
allana su casa.
40 PRonAMA
tradiciones Peruanas
Tres horas más tarde regresó el capitán y dijo al jefe supremo:
–La orden queda cumplida en toda regla. No encontré a ese
sujeto donde me dijiste; pero su casa la dejé tan llana como la
palma de mi mano y se puede sembrar sal sobre el terreno. No
hay pared en pie.
Al lancero se le había ordenado allanar la casa, y como él no
entendía de dibujos ni de flores lingüísticos, cumplió al pie de
la letra.
Salaverry, para esconder la risa que le retozaba, volvió la espalda
murmurando:
–¡Pedazo de bruto!
*Tenía Salaverry por asistente a un soldado conocido por el
apodo de Cuculí, regular rapista a cuya navaja fiaba su barba
el general.
Cuculí era un mozo limeño, nacido en el mismo barrio y en el
mismo año que D. Felipe Santiago. Juntos habían mataperreado
en la infancia y el presidente abrigaba por él fraternal cariño.
Cuculí era un tuno completo. No sabía leer, pero sabía hacer
hablar a las cuerdas de una guitarra, bailar zamacueca,
41PRonAMA
tradiciones Peruanas
empinar el codo, acarretar los dados y darse de puñaladas con
cualquierita que le disputase los favores de una pelandusca.
Abusando del afecto de Salaverry, cometía barrabasada y
media. Llegaban las quejas al Presidente, y éste unas veces
enviaba a su barberillo arrestado a un cuartel, o lo plantaba en
cepo de ballesteros, o le arrimaba un pie de paliza.
–Mira, canalla –le dijo un día D. Felipe, de repente se me
acaba la paciencia, se me calienta la chicha y te fusilo sin
misericordia.
El asistente levantaba los hombros, como quien dice: “¡Y a
mí qué me cuenta usted?”, sufría el castigo, y rebelde a toda
enmienda volvía a las andadas.
42 PRonAMA
tradiciones Peruanas
Gorda, muy gorda debió ser la queja que contra Cuculí le dieron
una noche a Salaverry; porque dirigiéndose a Paiva, dijo:
–Llévate ahora mismo a este bribón al cuartel de Granaderos y
fusílalo entre dos luces.
Media hora después regresaba el capitán, y decía a su general:
–Ya está cumplida la orden.
–¡Bien! –contestó lacónicamente el jefe supremo.
–¡Pobre muchacho! –continuó Paiva. –Lo fusilé en medio de
dos faroles.
Para Salaverry, como para mis lectores, entre dos luces significa
al rayar el alba. Metáfora usual y corriente. Pero … ¿venirle con
metaforistas a Paiva?
Salaverry, que no se había propuesto sino aterrorizar a su
asistente y enviar la orden de indulto una hora antes de que
rayase la aurora, volteó la espalda para disimular una lágrima,
murmurando otra vez:
–¡Pedazo de bruto!
*Desde ese día quedó escarmentado Salaverry para no dar a Paiva
encargo o comisión alguna. El hombre no entendía de acepción
figurada en la frase. Había que ponerle los puntos sobre las íes.
43PRonAMA
tradiciones Peruanas
Pocos días antes de la batalla de Socabaya, hallábase
un batallón del ejército de Salaverry acantonado en
Chacllapampa. Una compañía boliviana, desplegada en
guerrilla, se presentó sobre una pequeña eminencia; y aunque
sin ocasionar daño con sus disparos de fusil, provocaba a los
salaverrinos. El general llegó con su escolta a Chacllapampa,
descubrió con auxilio del anteojo una división enemiga a
diez cuadras de los guerrilleros; y como las balas de éstos
no alcanzaban ni con mucho al campamento; resolvió dejar
que siguiesen gastando pólvora, dictando medidas para el
caso en que el enemigo, acortando distancia, se resolviera a
formalizar combate.
–Dame unos cuantos lanceros –dijo el capitán Paiva –y te
ofrezco traerte un boliviano a la grupa de mi caballo.
–No es preciso –le contestó D. Felipe.
–Pues, hombre, van a creer esos cangrejos que nos han metido
el resuello y que les tenemos miedo.
Y sobre este tema siguió Paiva majadereando, y majadereó
tanto que, fastidiado Salaverry, le dijo:
–Déjame en paz. Haz lo que quieras. Anda y hazte matar.
44 PRonAMA
tradiciones Peruanas
Paiva escogió diez lanceros de la escolta, cargó reciamente
sobre la guerrilla, que contestó con nutrido fuego de fusilería;
la desconcertó y dispersó por completo, e inclinándose el
capitán sobre su costado derecho, cogió del cuello a un oficial
enemigo, lo desarmó y lo puso a la grupa de su caballo.
Entonces emprendió el regreso al campamento: tres lanceros
habían muerto en esa heroica embestida y los restantes
volvieron heridos.
Al avistarse con Salaverry gritó Paiva:
–Manda tocar la diana. ¡Viva el Perú!
Y cayó del caballo para no levantarse jamás. Tenía dos balazos
en el pecho y uno en el vientre.
Salaverry le había dicho: “Anda, hazte matar”; y decir esto a
quien todo lo entendía al pie de la letra, era condenarlo a
muerte.
Yo no lo afirmo; pero sospecho que Salaverry, al separarse del
cadáver, murmuró conmovido:
–İValiente bruto!
45PRonAMA
tradiciones Peruanas
CARtA CAntA
46 PRonAMA
tradiciones Peruanas
Hasta mediados del siglo XVI vemos empleada por los más
castizos prosadores o prosistas castellanos esta frase: rezan
cartas, en la aceptación de que tal o cual hecho es referido
en epístolas. Pero de repente las cartas no se conformaron con
rezar, sino que rompieron a cantar; y hoy mismo, para poner
remate a una disputa, solemos echar mano al bolsillo y sacar
una misiva diciendo: “Pues señor, carta canta”. Y leemos en
público las verdades o mentiras que ella contiene, y el campo
queda por nosotros. Lo que es la gente ultracriolla no hace rezar
ni cantar a las cartas, y se limita a decir: papelito habla.
Leyendo anoche al jesuita Acosta, que, como ustedes saben,
escribió largo y menudo sobre los sucesos de la conquista,
tropecé con una historia, y díjeme: “Ya pareció aquello –o
lo que es lo mismo, aunque no lo diga el padre Acosta–:
cata el origen de la frasecilla en cuestión, para la cual voy a
reclamar ante la Real Academia de la Lengua los honores de
peruanismo.”
Y esto dicho, basta de circunloquio y vamos a lo principal.
Creo haber contado antes de ahora, y por si lo dejé en el tintero
aquí lo estampo, que cuando los conquistadores se apoderaron
del Perú no eran en él conocidos el trigo, el arroz, la cebada,
la caña de azúcar, lechuga, rábanos, coles, espárragos, ajos,
cebollas, berenjenas, hierba buena, garbanzos, lentejas, habas,
mostaza, anís, alhucema, cominos, orégano, ajonjolí, ni otros
47PRonAMA
tradiciones Peruanas
productos de la tierra, que sería largo enumerar. En cuanto
al frísol o fréjol lo teníamos en casa, así como otras variadas
producciones y frutas por las que los españoles se chupaban
los dedos de gusto.
Algunas de las nuevas semillas dieron en el Perú más abundante
y mejor fruto que en España; y con gran seriedad y aplomo
cuentan varios muy respetables cronistas e historiadores que en
el valle de Azapa, jurisdicción de Arica, se produjo un rábano
tan colosal, que no alcanzaba un hombre a rodearlo con los
brazos, y que D. García Hurtado de Mendoza, que por entonces
no era aún virrey del Perú, sino gobernador de Chile, se quedó
estático y con un palmo de boca abierta mirando tal maravilla.
¡Diego, si el rabanito sería pigricia!
Era D. Antonio Solar por los años de 1558 uno de los vecinos
más acomodados de esta Ciudad de los Reyes. Aunque no
estuvo entre los compañeros de Pizarro en Cajamarca, llegó a
tiempo para que en la repartición de la conquista le tocase una
buena partija. Consistió ella en un espacioso lote para fabricar
su casa en Lima, en doscientas fanegadas de feraz terreno en
los valles de Supe y Barranca, y en cincuenta mitayos o indios
para su servicio.
Para nuestros abuelos tenía valor de aforismo o de artículo
constitucional este refranejo: “Casa en la que vivas, viña de la
que bebas y tierras cuantas veas y puedas”.
48 PRonAMA
tradiciones Peruanas
D. Antonio formó en Barranca una valiosa hacienda, y para dar
impulso al trabajo mandó traer de España dos yuntas de bueyes,
acto al que en aquellos tiempos daban los agricultores la misma
importancia que en nuestros días a las maquinarias por vapor
que hacen venir de Londres o de Nueva York. “Iban los indios
(dice un cronista) a verlos arar, asombrados de una cosa para
ellos tan monstruosa, y decían que los españoles, de haraganes,
por no trabajar, empleaban aquellos grandes animales”.
Fue D. Antonio Solar aquel rico encomendero a quien quiso
hacer ahorcar el virrey Blasco Nuñez de Vela, atribuyéndole ser
autor de un pasquín, el que aludiéndose a la misión reformadora
que Su Excelencia traía, se escribió sobre la pared del tambo
de Barranca: “Al que me echare de mi casa y hacienda, yo lo
echaré del mundo”.
Y pues he empleado la voz encomendero, no estará fuera del
lugar que consigne el origen de ella. En los títulos o documentos
en que a cada conquistador se asignaban terrenos, poníase la
siguiente cláusula: “Item, se os encomiendan (aquí el número)
indios para que los doctrinéis en las cosas de nuestra santa fe”.
Junto con las yuntas llegáronles semillas o plantas de melón,
nísperos, granadas, cidras, limones, manzanas, albaricoques,
membrillos, guindas, cerezas, almendras, nueces y otras
frutas de Castilla no conocidas por los naturales del país,
que tal hartazgo se darían con ellas, cuando a no pocos
49PRonAMA
tradiciones Peruanas
les ocasionaron la muerte. Más de un siglo después, bajo el
gobierno del virrey duque de la Plata, se publicó un bando que
los curas leían a sus feligreses después de la misa dominical,
prohibiendo a los indios comer pepinos, fruta llamada por sus
fatales efectos mataserranos.
Llego la época en que el melonar de Arranca diese su primera
cosecha, y aquí empieza nuestro cuento.
El mayordomo escogió diez de los melones mejores,
acondicionolos en un par de cajones, y los puso en hombros
de dos indios mitayos, dándoles una carta para el patrón.
Habían avanzado los conductores algunas leguas, y sentáronse
a descansar junto a una tapia. Como era natural, el perfume
de la fruta despertó la curiosidad en los mitayos, y se entabló
en sus ánimos ruda batalla entre el apetito y el temor.
–¿Sabes, hermano –dijo al fin uno de ellos en su dialecto indígena,
–que he dado con la manera de que podamos comer sin que
se descubra el caso? Escondamos la carta detrás de la tapia,
que no viéndonos ella comer no podrá denunciarnos.
La sencilla ignorancia de los indios atribuía a la escritura un
prestigio diabólico y maravilloso. Creían, no que la letras eran
signos convencionales, sino espíritus, que no sólo funcionaban
como mensajeros, sino también como atalayas o espías.
50 PRonAMA
tradiciones Peruanas
La opinión debió parecer acertada al otro mitayo, pues sin decir
palabra, puso la carta tras de la tapia, colocando una piedra
encima, y hecha esta operación se echaron a devorar, que no
a comer, la incitante y agradable fruta.
Cerca ya de Lima, el segundo mitayo se dio una palmada en
la frente, diciendo:
–Hermano, vamos errados. Conviene que igualemos las
cargas; por si tú llevas cuatro y yo cinco, nacerá alguna
sospecha en el amo.
–Bien discurrido – contestó el otro mitayo.
Y nuevamente escondieron la carta tras otra tapia, para dar
cuenta de un segundo melón, esa fruta deliciosa que, como
dice el refrán, en ayunas es oro, al medio día plata y por la noche
mata; que , en verdad, no la hay más indigesta y provocadora
de cólicos cuando se tiene el poncho lleno.
Llegados a la casa de D. Antonio pusieron en sus manos la
carta, en la cual le anunciaba el mayordomo el envío de diez
melones.
D. Antonio, que había contraído compromiso con el arzobispo
y otros personajes de obsequiarles los primeros melones de su
cosecha, se dirigió muy contento a examinar la carga.
51PRonAMA
tradiciones Peruanas
–¡Cómo se entiende, ladronzuelos!... -exclamó bufando de
cólera-. El mayordomo me manda diez melones y aquí faltan
dos -y D. Antonio volvía a consultar la carta.
–Ocho no más, taitai -contestaron temblando los mitayos.
–La carta dice que diez y ustedes se han comido dos por
el camino... ¡Ea! Que les den una docena de palos a estos
pícaros.
Y los pobres indios, después de bien zurrados, se sentaron
mohínos en un rincón del patio, diciendo uno de ellos:
–¿Lo ves, hermano? ¡Carta canta!
Alcanzó a oírlo D. Antonio y les gritó:
-Sí, bribonazos, y cuidado con otra, que ya saben ustedes que
carta canta.
Y D. Antonio refirió el caso a sus tertulios, y la frase se generalizó
y pasó el mar.
Top Related