¿"VERDADERAS FIGURAS DE COOPER" O "POBRES INDITOS INFELICES"?
LA POLÍTICA INDIGENISTA DE MAXIMILIANO*
Érika PAÑI
El Colegio de México
El, S E G U N D O I M P E R I O H A REPRESENTADO L i l i t C l T e n O difícil de C X p l o -
rar para los historiadores mexicanos. Como sucede t a m b i é n con el estudio de la invasión estadounidense y de la guerra de i n t e r v e n c i ó n francesa, ha sido p r o b l e m á t i c o analizar, de manera objetiva, "esta triste y al mismo t iempo impor t an t í s i m a etapa de nuestra His to r ia" . 1 E l segundo imper io se estudia como u n periodo a n ó m a l o , si b ien pintoresco, de la historia nacional: por in terrumpir el movimiento ascendente del liberalismo, se describe como una etapa casi aparte, desconectada del desarrollo h i s tó r ico del pa ís . Así, tanto la histor iograf ía tradicional —y hay que recordar que algunos de estos autores, como Vicente Riva Palacio y J o s é Mar ía Iglesias, pa r t i c ipa ron activamente en la lucha contra el i m per io— como la "versión oficial" de la historia patr ia 2 se han
* Agradezco a la doctora Solange Alberro y a mis compañeros del seminario Marginalidad y represión en América Latina, sus comentarios y sugerencias.
1 CHÁVEZ OROZCO, 1961, p. 13. 2Es interesante que mientras con carácter de difusión tanto la tele
novela "El Vuelo del Águila" como la edición de la revista Los Biográficos (Clío) pretenden revalorar el personaje de Porfirio Díaz, no sucede lo mismo con Maximiliano, si bien el capítulo sobre él en el libro Siglo de Caudillos presenta una apreciación equilibrada. Véase "Las 'viejas pelucas' y su 'empeorador'", en KRAUZE y ZERÓN MEDINA, 1993, t. n, pp. 44-45 y "El más hermoso imperio del mundo", en KRAUZE, 1994, pp. 249-274.
HMex,XLvm 3, 1998 571
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negado a hacer u n análisis a distancia de las acciones de u n gobierno "usurpador", "impuesto" por las armas francesas.
Este es el caso de la l lamada "polí t ica indigenista" llevada a cabo durante el imper io , que c o m p r e n d i ó tanto actitudes como medidas concretas. Como veremos m á s tarde, desde su llegada a México los emperadores manifestaron gran simp a t í a e in t e ré s por la p o b l a c i ó n i n d í g e n a , y en favor de és ta se p romulgaron leyes en materia agraria y se c r eó la Junta Protectora de las Clases Menesterosas. Sin embargo, la histor iograf ía ha catalogado someramente al "cacareado i n d i genismo" 3 de Maximil iano. Su ac tuac ión ha interpretado com o u n intento fracasado de granjearse el apoyo ind ígena y asegurar sobre és te su t rono , 4 o como una serie de medidas inspiradas por "el viejo e sp í r i t u paternal de [los] antepasados" 5 del emperador y d i s e ñ a d a s para darle "gran fama en la Europa l ibera l" ; 6 o como resultado de los impulsos rom á n t i c o s de u n gobernante que m á s p a r e c í a "un p r ínc ipe de cuento de hadas que una criatura de Maquiavelo". 7
Todos estos elementos contribuyeron sin duda, en mayor o menor medida, a la f o r m a c i ó n de la pol í t ica indigenista imper ia l . Sin embargo, tales análisis, apresurados y aislacionistas, aunque subrayan conceptos importantes, no logran aprehender la complej idad de u n f e n ó m e n o interesante, que a d e m á s , representa una innovac ión en la polí t ica nacional del México independiente. En este trabajo nos proponemos examinar la po l í t i ca indigenista de Maximil iano a través de la vis ión que t e n í a n el emperador y sus colaboradores, de los i n d í g e n a s —las cuales, a d e m á s , no siempre concuerdan. Este enfoque, al centrarse en la p e r c e p c i ó n e
3 Luis González y González: "El indigenismo de Maximiliano", en ARNAIZ YFREG y BATAILLON, 1965 , p. 109 .
4POWELL, 1974 , p. 103 . 5KRAUZE, 1994 , p. 2 6 2 . 6ARRANGOIZ, 1 9 6 8 , pp. 647-648 y ZAMACOIS, 1882 , t. xvm, p. 83. 7 Luis González y González, "El indigenismo de Maximiliano", en
ARNAIZ YFREG y BATAILLON, 1 9 6 5 , p. 103 . Sin embargo, Jean Meyer y Jaime del Arenal han realizado un análisis más complejo y profundo de la labor de la Junta Protectora de las Clases Menesterosas, MEYER, 1 9 8 4 y ARENAL, 1 9 9 1 .
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ideales de los gobernantes, t iene la deb i l i dad de dejar a u n lado la e j ecuc ión y la operabil idad de esta pol í t ica . Sin embargo, sentimos que nos presenta una perspectiva valiosa, pues la imagen de l i n d i o , p r o d u c t o de u n contexto cu l tu ra l , e c o n ó m i c o y p o l í t i c o , c o n s t i t u í a u n factor determinante en la f o r m a c i ó n de este "proyecto indigenista". Este t ipo de cuestionamiento nos permite acercarnos a u n f e n ó m e n o m á s amplio: ¿ c ó m o era la n a c i ó n que pret e n d í a construir Maximiliano?, ¿qué lugar h a b r í a de asignar a la p o b l a c i ó n i n d í g e n a dentro de su proyecto de n a c i ó n ?
¿ C ó m o consideraba Maximi l i ano a los indios? Max imi l iano de Habsburgo era por tador de una t r a d i c i ó n po l í t i ca que h a b í a logrado mantener el domin io de Viena sobre u n imper io m u l t i é t n i c o , aun contra los embates nacionalistas del siglo X I X —exceptuando el caso del nor te de Italia. La a c e p t a c i ó n de diferencias —como el id ioma—, y el respeto a los derechos de ciertas comunidades nacionales — e l caso de H u n g r í a es especialmente i lustrat ivo— contr ibuyeron al éx i to de la po l í t i ca aus t r íaca . ¿ P o d e m o s percibir una estrategia de este t ipo en el indigenismo de Max imi liano?, o b ien , ¿ c o n s i d e r a b a el emperador a los i n d í g e n a s , por su pobreza, por su "a rca í smo" , no como comunidades é tn icas , cuyos derechos d e b í a n ser protegidos, sino como una p o b l a c i ó n marginada? Las medidas indigenistas ¿pret e n d í a n proteger los derechos de comunidades "nacionales", m a n t e n i é n d o l a s den t ro del marco de l impe r io mexicano?, ¿o trataban de recuperar una parte impor tante de la p o b l a c i ó n nacional que p a r e c í a haber quedado al margen del "progreso del siglo"?
" U N D E S C E N D I E N T E D E CARLOS V DISPUESTO A SENTARSE
SOBRE E L T R O N O D E M O C T E Z U M A " 8
Maximi l i ano y Carlota, quizás tanto por su afán de "mexi-canizarse" como por u n i n t e r é s por la a r q u e o l o g í a y las
H Carta de Carlota a la emperatriz Eugenia, 18 de jun io de 1864, en CORTI, 1927, p. 416.
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sociedades antiguas muy di fundido entonces en Europa, 9
abrazaron entusiastas el pasado p r e h i s p á n i c o de Méx ico . Maximi l iano i n c o r p o r ó el s í m b o l o azteca del águ i la sobre el nopal devorando una serpiente al escudo i m p e r i a l , 1 0
c o m p r ó u n cuadro que representaba la f u n d a c i ó n de Méx ico , 1 1 y e n c a r g ó seis frescos de paisajes h i s tó r icos con temas p r e h i s p á n i c o s para decorar los muros del castillo de Chapultepec. 1 2 En sus viajes por el in ter ior del imper io , tanto el emperador como su esposa visitaban los restos de las civilizaciones precolombinas, 1 3 y Maximi l i ano p e d í a que se le tuviera al tanto de los nuevos descubrimientos, que a c u d í a a visitar e s p o n t á n e a m e n t e . 1 4 En diciembre de 1865 el gobierno imper ia l d e c r e t ó el establecimiento de u n M u seo Púb l i co de Histor ia Natural , A r q u e o l o g í a e Historia, dentro del Palacio Nacional , que c o n t e n d r í a pinturas, peq u e ñ o s monumentos 1 5 y modelos de sitios a r q u e o l ó g i c o s . 1 0
Se dipuso crear u n museo similar en M é r i d a . 1 7 A d e m á s , los emperadores se propusieron recuperar parte del patr imonio h i s tó r ico de su nueva patria, y escribieron a Europa pidiendo que se enviaran a México el penacho de Moctezuma, su manto de plumas, su arco y su carcaj. 1 8 Como los
9 Véase KOLONITZ, 1 9 9 2 , pp. 99-100. Stephens había publicado Viajes a Yucatán, en 1843 .
1 0 "Parte oficial", Diario del Imperio ( 1 3 nov. 1 8 6 5 ) . Sin embargo, este símbolo estaba ya, desde la consumación de la independencia, firmemente arraigado como emblema "mexicano". Jaime del Arenal Feno-chio "Modernidad, mito y religiosidad en el nacimiento de México", en RODRÍGUEZ O . , 1989 , p. 2 4 3 .
"PAYNO, 1 9 8 1 , p. 6 1 6 . 1 2 Rosa Casanova, en URIBE, 1987 , p. 144. 1 3 Véanse "Viaje del emperador"; 'Viaje de la Emperatriz", "La empe
ratriz en Yucatán", Diario del Imperio ( 2 4 abr. 1865 y 9 , 1 1 y 2 0 dic. 1 8 6 5 ) . 1 4 "Excursión impéna le á Tlahuac et Tulyahualco, pour voir fouille
d'antiquités. . .", L'EreNouvelle ( 9 nov. 1 8 6 4 ) . 15 Colección..., 1865 , t. 8, Ministerio de Instrucción Pública y Cultos,
p. 85 . 1 6 "Notas contraídas con el ministro de Gobernación Salazar Ilarre-
gui", en WECKMANN, 1 9 8 9 , pp. 1 6 0 - 1 6 1 . 1 7 "Notas contraídas con el ministro de Gobernación Salazar Ilarre-
gui", en WECKMANN, 1 9 8 9 , pp. 1 6 0 - 1 6 1 . 1 8 CORTI, 1983 , p. 3 5 4 . Carta de Carlota al Marqués Corio, represen-
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patriotas criollos, Maximi l iano , perteneciente a la d inas t í a de los Austria, p re fe r í a apoyarse sobre las glorias del pasado i n d í g e n a para legit imar su proyecto de n a c i ó n , desprec iando la herencia e s p a ñ o l a , esa "noche a r t i f i c ia l de trescientos años" :
Todo lo permanente que la ciencia en nuestro país puede mostrar con orgullo al Universo son las grandes tradiciones de la parte de nuestra población, que es una de las más antiguas e ilustres del globo. Las pirámides de Teotihuacán, las gigantescas ruinas de Uxmal, el admirable calendario que existe en nuestra hermosa capital, los pocos manuscritos que nos dejó conservar un ciego fanatismo, muestran que hubo un día triunfos de ciencia y de arte en este suelo, que había genios que unidos por grandes fines creaban obras milagrosas, genios que se habían encumbrado en muchos puntos a una posición más elevada que la vieja Europa. 1 9
Sin embargo, a diferencia de los patriotas criollos, los emperadores no ignora ron al i nd io vivo mientras g lor i f i caban al muer to , d e s d e ñ a n d o la c o n e x i ó n entre uno y ot ro . La edi f icac ión del museo en M é r i d a t e n í a como propós i to "halagar a aquella la a ú n poderosa raza de los mayas". 2 0 Los p r í n c i p e s t e n í a n "un in t e r é s preferente por los indios, a quienes [trataban] con p r e d i l e c c i ó n , admirando su amable c a r á c t e r y su sencillez". 2 1 Para Maximi l ia no , entre los mexicanos, "los mejores [eran y s egu i r í an ] siendo siempre los indios" . 2 2 Q u e r í a que la servidumbre de los sitios imperiales estuviera compuesta por i n d í g e n a s . 2 3
tan te del imperio en Bruselas, 8 de agosto de 1865, en WECKMANX, 1 9 8 9 , pp. 151-152.
1 9 Discurso inaugural del Emperador en la Academia Imperial de Ciencias y Literatura, Diario del Imperio ( 7 j u l . 1 8 6 5 ) .
2 0 Carta de Carlota a Domingo Burean, comisario imperial en Mérida, 1 9 de junio de 1865 , en WECKMANN, 1989 , p. 120 .
2 1 Carta de .Antonio Riba y Echeverría a Manuel Romero de Terreros, 2 5 de junio 1864 , en ROMERO DE TERREROS, 1926 , p. 25 .
2 2 Carta de Maximiliano a Leopoldo I de Bélgica, 1865 , en CORTI, 1 9 8 3 , p. 346 .
2 3 Luis González y González, "El indigenismo de Maximiliano", en ARNAIZ Y FREO y BATAILLON, 1965 , p. 103 .
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Una de las dos damas de palacio de Carlota era Josefa Várela "una a u t é n t i c a india [ . . . ] de color café oscuro", descendiente de N e z a h u a l c ó y o t l . 2 4 El c a p e l l á n imper ia l era u n ind io , antiguo obispo de Tamaulipas. 2 }
En Oaxaca, los pueblos i n d í g e n a s , hostigados por las fuerzas de Porfir io Díaz, apoyaron al e jé rc i to f rancés con provisiones e i n f o r m a c i ó n . 2 6 Tras la sugerencia de oficiales franceses, se invi tó a algunas tribus del norte a unirse al e jérc i to f rancés . Grupos de coras, mayos, ó p a t a s y yaquis pelearon con el imper io , y sus l í de re s recibieron el rango de generales. 2 7 L í d e r e s ind ígenas destacados, tanto en el plano mil i tar como el civil, recibieron condecoraciones por parte del emperador, como fue el caso ele Manue l Lozada en Nayar i t 2 8 y de T a n o r í , jefe de los ó p a t a s , quienes fueron nombrados Oficiales de la Imperial Orden de Guaelalupe. 2 9
Los caciques yucatecos José Anastasio Uc, Hermenegi ldo Camal, J o s é Cal, J o s é Batún yJacinto C a u c h é recibieron la medalla ele plata al m é r i t o c i v i l . : ü
Maximi l i ano se veía a sí mismo como padre solícito de los i n d í g e n a s , p romoto r de su bienestar y protector de sus labores a g r í c o l a s . 3 1 Cuando el gobierno imper ia l p romul gó el reglamento para las audiencias que otorgaba el emperador cáela domingo , y a las cuales t e n í a "derecho de ser admitielo todo mexicano", m a n d ó i m p r i m i r esta disposic ión , así como otras medidas que c o n c e r n í a n a la pobla-
2 4 HAMANN, 1989, p. 170 y LUGA DE TENA, 1990, p. 84. - 'Carta de Maximiliano a Carlos Luis, 2 6 de julio de 1864 , en CORTI,
1983, p. 316. 2 6 E l ejército francés manifestó una "sensibilidad cultural" sorpren
dente en Oaxaca. John A . Dabbs: "The iridian policy of the Second Empire", en COTNER y CASTAÑEDA, 1958, pp. 121-123.
2 7 John A . Dabbs: "The indian policy of the Second Empire", en COINER y CASTAÑEDA, 1958, pp. 124-125.
2 8MEYER, 1 9 8 4 , p. 2 2 8 . 2 9 "Parte Oficial", La Sociedad (8 oct. 1 8 6 5 ) . 3 0 "Gran Cancillería de las Ordenes Imperiales", Diario del Imperio ( 1 0
ene. 1 8 6 6 ) . 3 1 Respuesta de Maximiliano a la comisión del pueblo de Naranjal, en
Advenimiento..., 1864 , p. 198 .
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c i ó n i n d í g e n a , en e s p a ñ o l y en n á h u a t l / ' 2 A d e m á s de recib i r a las delegaciones i n d í g e n a s en audiencia públ ica , los emperadores los invitaban a sentarse a su mesa, tanto en la capital como durante sus viajes por el in ter ior . Grande era la sorpresa de los d e m á s invitados a la mesa imperial , en su m a y o r í a miembros de lo m á s selecto, tanto conservador como liberal , al encontrarse sentados j u n t o a "indios enteramente descalzos" que "las m á s veces [ terminaban. . . ] metiendo los diez dedos en el recipiente y el plato y [dejando] caer los huesos al piso"." 3
¿ C ó m o interpretar esta act i tud de los emperadores? Por u n lado, Maximi l i ano y Carlota h a b í a n abandonado Mira-mar para ceñ i r se la corona de Moctezuma. Podemos pensar que estos p r í n c i p e s , empapados de romanticismo europeo , 3 4 imaginaban a sus nuevos subditos como una mezcla exó t ica de buen salvaje y guerrero águi la . Carlota, que idealizó tanto a los i n d í g e n a s que l legó a afirmar que en su mayor ía sab ían leer y escribir , 3 5 relata que, durante su viaje a Yucatán , t e n í a la i m p r e s i ó n de vivir "en la é p o c a de Moctezuma", y que las mujeres indias p a r e c í a n "vestales".36 Max imi l i ano escr ibía a su hermano, el archiduque Carlos Luis:
3 2 "Reglamento para las audiencias públicas", 10 de abril de 1865, Archivo General de la Nación, ramo Junta Protectora de las Clases Menesterosas (en adelante, AGN, JPCM), vol. 4. Maximilano aparecía como "Huei Tlatoani".
3 3 Carta de Antonio Riba y Echeverría a Manuel Romero de Terreros, 25 de junio de 1864; carta de Rosa Rincón Gallardo de Palomo, 25 de jun io de 1864, en ROMERO DE TERREROS, 1.926, pp. 23 y 28, y HAMANN, 1989, ]). 131.
3 4 Véase Átala y Réné, de Chateaubriand (1801 y 1802), El Ultimo de los Moldéanos de James Fenimore Cooper (1827), etcétera. Observamos rasgos del romanticismo y del exotismo que permeaban la apreciación europea de México en la "Apoteosis de Maximiliano", pintura que decora un plafón en Miramar, donde México es representado por una mujer de cara occidental, plumas en la cabeza y una pina en la mano. MAPELLI MOZZÍ, 1970, pp. 39-40.
3 5 Carta de Carlota a la emperatriz Eugenia, 18 de junio de 1864, en CORTI, 1927, p. 418.
3 6 "Relación del viaje desde Veracruz", 23 de noviembre de 1865, en WECKMANN, 1989, p. 347; "Viaje de S. M . la Emperatriz", Diario del Imperio (11 dic. 1865).
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L a semana pasada recibimos en el palacio a una c o m i s i ó n de a u t é n t i c o s indios salvajes paganos de la lejana frontera del nor te , verdaderas figuras de Cooper en el a u t é n t i c o sentido de la palabra. Ayer comieron a q u í en el bosque de ahuehue-tes de Moctezuma, en el mismo lugar donde el emperador i n d i o daba sus grandes banquetes. 3
Esta visión idíl ica de la p o b l a c i ó n i n d í g e n a se refleja en el gusto de los emperadores por asistir a sus ceremonias 3 8
y escuchar sus m ú s i c a s . 3 9 Entre los objetos que escogieron para mostrar al m u n d o la riqueza y los atractivos de México en la Expos i c ión Universal de Par ís de 1867, estaban las "Cartas geográf icas de todos los idiomas mexicanos" de Manue l Orozco y Berra . 4 0 Maximi l iano p a t r o c i n ó , a d e m á s , la e d i c i ó n de su Geografía de las lenguas y carta etnográfica de México precedidas por un ensayo de clasificación de las mismas lenguas y de apuntes para las inmigraciones de las tribus.41 Curiosidad y s impa t í a sinceras p a r e c í a n reflejarse en la "tierna so l ic i tud" 4 2 que manifestaban los emperadores hacia los i n d í g e n a s .
A l lado de estos sentimientos, no cabe duda de que Maximi l i ano y Carlota debieron sentirse halagados por el
3 7 Carta de Maximiliano a Carlos Luis, 2 4 de febrero de 1865 , en COR-TI, 1 9 8 3 , p. 315 . Se trataba de una delegación de indios kicapoos que habían tenido que abandonar Texas bajo la pres ión de colonos estadounidenses durante la guerra de secesión, y pedían instalarse en Coahuila. Su entrevista con el emperador fue reproducida por el pintor francés Jean-Adolphe Beucé. Véase 'Visita de la embajada de los indios kicapoos al emperador Maximiliano", en Testimonios..., 1995 , pp. 70-71 .
3 8 Carlota escribe: "los indios de Lerma vinieron repetidamente [.. .] para ofrecerme el espectáculo de un baile alrededor de un poste [. . .] siempre con música, canto y trajes antiguos, arco y flecha y plumas en la cabeza"; "Relación de mi viaje de regreso a Veracruz", en WECKMANN, 1989 , p. 197 .
3 9 Carta de Antonio Riba y Echeverría a Manuel Romero de Terreros, 25 de jun io 1 8 6 4 , en ROMERO DE TERREROS, 1926 , p. 2 7 .
4 0 "Para la exposición universal de París en 1867" , en WECKMANN, 1989, p. 190 .
4 1 OROZCO Y BERRA, 1865 , p. x. 4 2 "Diario del viaje de S.M. el Emperador", Diario del Imperio ( 6 jun .
1 8 6 5 ) .
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entusiasmo que despertaron en la p o b l a c i ó n i n d í g e n a . En e l trayecto de Veracruz a la capital, los emperadores pasar o n debajo de 1 500 arcos de t r iunfo , seis por cada k i l ó m e t r o de camino. 4 3 Estos, en su m a y o r í a " [ h a b í a n ] sido hechos por los i n d í g e n a s de las inmediaciones, y no solo los [ h a b í a n hecho] , sino que los [ h a b í a n t r a ído ] al homb r o desde sus aldeas". 4 4 A d e m á s , a diferencia de lo que s u c e d i ó con los apoyos conservador y eclesiást ico al imper i o , el de los i n d í g e n a s fue m á s constante y duradero. En 1871, Manue l Rivera Cambas escr ib ía que:
[Cuando viajaba al i n t e r i o r ] , era saludado M a x i m i l i a n o a su paso p o r las poblaciones, con el mi smo e s t r é p i t o que se le m o s t r ó desde C ó r d o b a a M é x i c o , con gritos que p a r e c í a n de a l e g r í a y reconocimiento , y se preparaba todo para que el camino estuviera cubier to de flores, d i s t i n g u i é n d o s e los ind í genas en atestiguar la confianza que t e n í a n en sus soberanos [ . . . ] t odo lo cual c o n t r i b u y ó a que creyeran que eran muy populares y queridos, puesto que se les h a c í a n ovaciones de tal m a g n i t u d . 4 0
El p r í n c i p e Cari Kevenhü l l e r , oficial del cuerpo de voluntarios aus t r íacos , al observar que se es tab lec ía una relac i ó n casi "mágica" entre los emperadores y los indios con los que t e n í a n contacto, exclamaba: " ¡Qué fácil sería gobernar a la gente de no ser canalla la l lamada 'gente culta '!". 4 6
El imper io fue percibido por varios sectores de la sociedad como u n momento l leno de posibilidades, como u n aire nuevo. Como tal, para las comunidades i nd ígenas , que v e n í a n sufriendo u n proceso de desgaste desde las reformas b o r b ó n i c a s —tanto por el ataque a la propiedad comunal como por la p é r d i d a de los derechos tradicionales, proceso que se h a b í a acelerado con la p r o m u l g a c i ó n de las leyes de Reforma—, la llegada de Maximi l i ano se p r e s e n t ó como una opor tun idad para "restructurar" sus relacio-
43LEFEVRE, 1 8 6 9 , 1 . 1 , p. 382 . 44Advenimiento..., 1864 , p. 184 . 4 3 RIVERA CAMBAS, 1 9 6 1 , t. ii-B, pp. 6 2 0 y 7 1 1 . 4 6 HAMANN, 1 9 8 9 , p. 170 .
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nes con el poder . 4 7 Ya con la p r o c l a m a c i ó n del imperio por la Asamblea de Notables en 1863, el abogado Faustino Galicia Chimalpopoca, quien h a b í a part icipado con los gobiernos liberales como administrador de los bienes de las parcialidades de indios en la ciudad de M é x i c o , 1 8 pub l i có una proclama exhortando a los i n d í g e n a s a apoyar al imper io , pues "la causa de este [era] justa; porque [era] la de la r e l i g ión [ . . . ] y porque [ . . . ] por medio de él, la adorable Providencia Divina [mejora r í a ] nuestra suerte". 4 9 A d e m á s , mientras los gobiernos del M é x i c o independiente se hab í a n esforzado por ignorar las peculiaridades de "los antes llamados naturales", 5 0 el de Maximi l i ano ofrecía a los indí genas, acceso preferente a la autoridad. Como di jeron los caciques yucatecos que visitaron a Maximi l iano en Cha-pultepec, tras unas negociaciones de paz:' 1
L l e g ó la fama de tu nombre hasta los bosques impenetrables de Yucatán, en donde viv íamos sin cuidarnos de lo que pasaba en esta t u c iudad y en todo el grande pa í s que gobiernas. Si hemos vivido en esa clase de indo lenc ia y sin obedecer otra autor idad que nosotros mismos es porque ningún hombre nos inspiraba la confianza y el respeto que tú, cuyo nombre nos ha llevado tan lejos el aire, envuelto en h a r m o n í a y como mand á n d o n o s que seamos tus fieles vasallos.02
' 'John A. Dabbs: "The iridian policy of tfie Seconci Empire", en Coi-XERV CASTAÑEDA, 1958 , p. 118.
4 8 L I R A , 1983 , p. 242 . 4 9"Raza india y pueblo todos...", en ZAMACOIS, 1 8 8 2 , t. XYI, p. 1052. •'"En 1848, José María Luis Mora rechazó la proposición inglesa de
negociar colectivamente con los indígenas insurrectos en Yucatán, y a rgumen tó que la República sólo podía reconocer a los indios como individuos. HALE, 1968 , p. 240.
; > 1 Estas negociaciones fueron exitosas con los grupos del sur, pero fracasaron en el norte de la Península, cuando el representante imperial fue macheteado por grupos insurrectos. Luis González y González, "El indigenismo de Maximiliano", en ARNAIZ YFREG y BATAIEEON, 1965 , p. 109.
•'2 "Comisión de indios mayas...", Diario del Imperio (30 ene. 1 8 6 5 ) .
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"DESEANDO S. ÍV'L EL EMPERADOR ATENDER Y HACER JUSTICIA
A TODOS LOS I N D Í G E N A S . . . PARA MEJORAR SU S U E R T E " 0 3
Como hemos visto, Maximiliano se sent ía a t r a í d o por el colo r ido y el folklore de la poblac ión i n d í g e n a . Sin embargo, hasta a q u í hemos hablado principalmente de actitudes, o de acciones que poco t en í an que ver con la p o b l a c i ó n ind ígena en general. A l emperador t ambién le preocupaban la pobreza de las comunidades rurales, la s i tuac ión de los jor naleros en las haciendas, y, sobre todo, la violencia desesta-bilizadora que hab ían desencadenado el proceso de desamortización y la guerra civil: a la llegada de los emperadores, gran parte de las poblaciones indígenas estaban levantadas en armas —apaches, yaquis, mayos, coras en el norte y mayas en Yucatán. ° 4 Para remediar esta situación, el gobierno imperial e c h ó a andar una serie de medidas que conformaron en concreto el "proyecto indigenista" del segundo imper io . Maximiliano p r o m o v i ó el estudio de la p rob lemát ica ind ígena , por medio de u n comi t é , presidido por Francisco Villanueva, y, posteriormente, mediante la Junta Protectora de las Clases Menesterosas. P a t r o c i n ó también el estudio de Francisco Pi-mentel , Memoria sobre las causas que han originado la situación actual de la raza indígena en México, y medios para remediarla,, publicado en 1866. 3 5 De manera más personal —y más política— el emperador, en sus viajes por el interior, se hacía acomp a ñ a r por Faustino Galicia Chimalpopoca, "quien, conocedor del id ioma mexicano, p o d í a tomar exactos informes sobre el estado y necesidades de los pueblos i n d í g e n a s " . 5 6
Para "mejorar lo m á s eficazmente posible la c o n d i c i ó n de esas clases desgraciadas",' 7 Maximil iano ap l icó u n a p o l í -
5 3 Nombramiento de Faustino Galicia Chimalpopoca como Visitador General de Pueblos y Posesiones de Indios, en LIRA, 1983, p. 269.
5 4 Luis González y González, "El indigenismo de Maximiliano", en ARNAIZ YFREG y BATAILLON, 1965, p. 108.
5 5 Luis González y González, "El indigenismo de Maximiliano", en ARNAIZ Y FREO y BATAILLON, 1965, p. 104.
5 5 "Diario del viaje de S. M. el Emperador", Diario del Imperio (6 jun. 1865). 5 7 Decreto para la creación de la Junta Protectora de las Clases Menes
terosas, 10 de abril de 1865. AGN, /PCU, vol. 4.
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tica de doble cauce. Por u n lado, p r o m u l g ó leyes en materia agraria que p r e t e n d í a n proteger a los jornaleros de los maltratos de los hacendados y evitar que se abusara de las leyes de d e s a m o r t i z a c i ó n en perjuicio de las comunidades i n d í g e n a s . Esta legis lación i nc lu í a la ley sobre trabajadores promulgada el 1- de noviembre de 1865, la ley para d i r i m i r diferencias sobre tierras y aguas entre los pueblos, de la misma fecha, que r e c o n o c í a la personalidad ju r í dica de los pueblos, y p r e t e n d í a regularizar y despachar con mayor rapidez sus l i t ig ios , 5 8 el decreto del 14 de sept iembre de 1865, que es tab lec ía que las disposiciones para la co lon izac ión de terrenos ba ld íos no eran extensivas a los terrenos comunales, y la ley sobre terrenos de comunidad y de repar t imiento, del 25 de j u n i o de 1866, en la que se es tab lec ía el repart imiento de éstos en propiedad privada a los vecinos de los pueblos. 5 9 Por o t ro lado, c r eó la j u n t a Protectora de las Clases Menesterosas, ó r g a n o consultivo cuyo p r o p ó s i t o era encausar las quejas y solicitudes de los sectores m á s necesitados de la p o b l a c i ó n y proponer soluciones a sus problemas. El presidente de la j u n t a era Galicia Chimalpopoca, que ya antes h a b í a sido nombrado Visitador General de Posesiones y Pueblos de Indios. Deb í a n crearse juntas auxiliares en todos los municipios, para "cortar abusos, in t roduc i r mejoras en la c o n d i c i ó n de los pueblos", y proporcionar i n f o r m a c i ó n a la jun ta central. ( ) ( )
Estas dos clases de medidas no estaban desligadas. La j u n ta p r o p o n í a medidas legislativas que pudieran remediar los males de los menesterosos. Así, fue responsable de las leyes antes mencionadas.
Las acciones que conforman el proyecto indigenista imper ia l confrontaban la realidad de los indios, tal y como la p e r c i b í a n Maximi l i ano y sus colaboradores. Intentaban atacar lo que, a sus ojos, eran los "verdaderos" problemas de la p o b l a c i ó n i n d í g e n a . Como veremos, pueden parecemos ambiguas, o hasta contradictorias, frente a las acti-
5 8 Colección..., 1865, t. vi, Ministerio de Gobernación, pp. 185-199. ™AGN,JPCM, vol. 4. 6 0 Ministerio de Gobernación, AGN, JPCM, vol. 4.
L A P O L Í T I C A I N D I G E N I S T A D E M A X I M I L I A N O 5 8 3
tudes sentimentales de los emperadores hacia sus "subditos predilectos". Sin embargo, son estas medidas concretas las que p r e t e n d í a n definir el lugar de los i n d í g e n a s dentro de la sociedad nacional. ¿ P o d e m o s hablar de u n "lugar preferente" para los "herederos de Moctezuma" 6 1 dentro del proyecto de n a c i ó n de Maximiliano?
Es interesante que n inguna de estas medidas se refiera e s p e c í f i c a m e n t e a " i n d í g e n a s " o a "indios"; se habla de "pueblos" en general. Si b ien la m a y o r í a de los jornaleros de las haciendas eran i n d í g e n a s , no se les menciona en el texto de la ley sobre trabajadores, y ciertos aspectos de ésta, como la ob l i gac ión del p a t r ó n de mantener una escuela gratuita, d e b í a n aplicarse t a m b i é n en fábricas y talleres. 6 2
U n a gran m a y o r í a de los casos que a t e n d i ó la Junta Protectora fue promovida por comunidades i n d í g e n a s , y con mayor frecuencia por problemas de tierras: de 174 expedientes que sobreviven en el archivo de la jun ta , 141 se refieren a problemas de tierras o aguas en poblaciones i n d í g e n a s . 6 3 Sin embargo, la ins t i tuc ión estaba abocada a las "clases menesterosas", y no a la "clase i n d í g e n a " . Dentro de la legis lac ión hemos encontrado sólo una referencia abierta a " ind ígenas" : "Las disposiciones de esta ley [de denuncio y e x p l o t a c i ó n de minas] no se refieren a las pequeñ a s salinas que explotan los i n d í g e n a s , las cuales deben seguir en los mismos t é r m i n o s que hasta el presente". 6 4
¿En d ó n d e quedaba entonces la "especial solicitud" de los emperadores hacia los i nd ígenas? ¿ P o d r í a m o s pensar que
h l Advenimiento..., 1864 , p. 187 . 0 2 Ley sobre trabajadores, art. 17, en Colección..., 1865 , t. vi, Ministe
rio de Gobernación, p. 186. 63ALFIERO GALLEGOS y GONZÁLEZ ZAMORA, 1980 . Los demás casos se refie
ren también a comunidades indígenas, resentidos con las autoridades del ayuntamiento, el personal del Archivo Imperial, de censos excesivos, etcétera. Hay un expediente sobre la situación dentro de una fábrica text i l en Tlalpan, y dos promovidos por descendientes de reyes prehispá-nicos (Moctezuma y Azcatliati, rey de Texcoco), solicitan, el primero unos terrenos y el otro una pensión.
b 4Decreto que establece las reglas a que debe sujetarse el denuncio y explotación de minas, art. 24 , en Colección..., 1865 , t. v, Ministerio de Fomento, p. 7 3 .
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la relativa ausencia clel i n d í g e n a dentro de textos legislativos p r o v e n í a del hecho de que, como extranjero, M a x i m i l iano legislaba "en general" porque no se h a b í a dado cuenta de que, a grandes rasgos, en muchas regiones clel imper io , c o i n c i d í a n la p o b l a c i ó n rura l , la "clase m á s desgraciada" y la clase ind ígena? Tenemos suficientes indicios para afirmar que no. Tanto esta legislación como la Junta Protectora, fuer o n d i señadas expresamente para la p o b l a c i ó n i n d í g e n a . Pensamos que no fue por casualidad que el Visitador ele Pueblos de Indios, gran conocedor del n á h u a t l y de los problemas de las tierras de las comunidades, fuera nombrado presidente de lajunta. Carlota, que ejercía la regencia mientras su marido se iba de viaje, escr ib ía a és te , tras haber presentado al Consejo de Ministros el proyecto ele la ley sobre trabajadores: "han pasado todos mis proyectos; 'el de los i n dios' , d e s p u é s de haber causado gran sensac ión [ . . . ] fue aceptado con una especie de entusiasmo". ( > 5
Observadores conservadores como Francisco de Paula y Arrangoiz cri t icaron esta ley, diciendo que, si Maximi l i ano hubiera querido "hacer algo en favor de los indios", le hubiera bastado "recordar el cumpl imien to" del bando publ icado por el virrey Gálvez en 1784, que es tablec ía las relaciones entre hacendados y jornaleros i n d í g e n a s . 6 6 Es verdad que este bando y la ley imper ia l son similares: ambas p r o h i b í a n los castigos corporales, el pago en especie, la servidumbre por deuda, e t c é t e r a . 6 7 Quizás la diferencia m á s importante entre las dos disposiciones es que el bando ele Gálvez se aplicaba sólo a los i n d í g e n a s : en cuanto al endeudamiento, "los operarios de otras castas, como e s p a ñ o l e s plebeyos [ . . . ] , negros, mulatos [ . . . ] mestizos
( ) 5 Carta de Carlota a Maximiliano. 31 de agosto de 1865, en ARRANGOIZ, 1 9 6 8 , p. 648. El énfasis es nuestro.
6 6 ARRANGOIZ, 1968, p. 647 y ZAMACOIS, 1882, t. xvm, p. 88. , w Ley sobre trabajadores, en Colección..., 1865, t. vi, Ministerio de
Gobernación, pp. 185-188; bando dado por D. Matías de Gálvez, 3 de jun io de 1784, en ARRANGOIZ, 1 9 6 8 , pp. 211-214. La ley imperial también pon ía un límite a las horas de trabajo, prohibía laborar en domingos y días feriados, y el trabajo a menores de doce años, impedir que buhoneros vis taran la hacienda, y ordenaba la creación de escuelas gratuitas.
LA POLÍTICA INDIGENISTA DE M A X I M I L I A N O 5 8 5
ele segundo orden [...] como personas hábiles y capaces de contraer,, se les puede adelantar todo lo que pidiesen5 5,5 8 Al no hablar de "indígenas", la ley tampoco mencionaba su innata "inclinación [. . .] a la ociosidad y perjudicial desidia". 6 9 Por otro lado, Jaime del Arenal ha subrayado que el proyecto original de la junta recuperaba la legislación colonial "indigenista" —que no se limitaba al bando de Calvez.70 Podemos afirmar entonces que, a pesar del pater-nalismo del joven Habsburgo, éste prefirió no adoptar las medidas protectoras que habían promovido sus antecesores españoles. La ley del F de noviembre, representó, según Arenal, "una relativa derrota" para el derecho indiano. El emperador, contra la opinión de sus asesores, aseguró el principio liberal de igualdad ante la ley, al rechazar co nscien temen te dar un estatus jurídico diferente a la población indígena. 7 1 Quizáz, inspirado por la obra de Pimen-tei , 7 2 consideró que esto sería condenarla a la categoría de subditos "de segunda", permane n te me n te marginados. Al desembarcar en Veracruz, Maximiliano había dicho "que en adelante no quería distinción entre indios y los que no
6 8Bando dado por D. Matías de Gálvez, 3 de junio de 1784 , art, xm, en ARRANGOIZ, 1968, p. 212.
6 9Bando dado por I ) . Matías de Gálvez, 3 de junio de 1784, art. YIII, en ARRANGOIZ, 1968, p. 213.
70ARENAL, 1991, pp. 23-24. 7 1 La publicación del proyecto de lev, en septiembre de 1865 , causó
gran descontento entre los hacendados mexicanos. La abierta hostilidad de los propietarios hacia una lev que dictaba que las deudas de los jornaleros debían condonarse, que obligaba a que se les diera habitación y que preveía sanciones a los propietarios que no cumplieran con estas disposiciones, bien pudo haber influido sobre la decisión final de Maximiliano. Véase "La Sociedad. Actualidades", en La Sociedad, 10, 13, 1 5 y 2 1 , 1865. ARENAL, 1 9 9 1 , p. 28 .
7 2 Para Pimentel, la legislación de Indias representaba una de las cinco causas de la degradación de los indios, pues ai declarar [los] perpetuamente menores, los "[crió] en el encierro, débiles de cuerpo, pobres de espíritu, faltos de exeriencia", en PIMENTEL, 1903 , t. m, p. 110. Es interesante que Francisco Pimentel, aunque colaborador fiel del imperio, y, según Luis Vi lloro, uno de los precursores del indigenismo '"moderno" fue uno de los críticos más acérrimos de la Junta Protectora y de la ley de trabajadores.
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lo [eran] : todos [eran] mejicanos y t e n í a n derecho a [su] sol ic i tud. 7 3
El gobierno imper ia l no p r e t e n d i ó reproducir u n sistema de derechos y privilegios especiales para las poblaciones ind ígenas . E l respeto a las leyes de desamor t i zac ión , y su ratificación formal el 26 de j u n i o de 1866 ponen de manifiesto el compromiso de la pol í t ica imperial con u n modelo de sociedad l iberal , hosti l a las corporaciones y a la propiedad comunal. Pero el proyecto imperial fue m á s flexible en su l iberal ismo, 7 4 quizás m á s sensible a ciertos pr incipios de justicia social". J o s é C. Va ladés afirma que Méx ico , con la legislación maximiliana, fue el pr imer país del mundo en tener una ley protectora del trabajo y de los jo rna le ros . 7 5
Esta pos ic ión moderada fue criticada tanto por conservadores como por liberales. Si bien, como hemos visto, ciertos conservadores hubieran favorecido la r e s t a u r a c i ó n de las leyes paternalistas de la colonia, la ley de trabajadores fue atacada t a m b i é n por los liberales, por ser "altamente injuriosa a la m a y o r í a de los propietarios [ . . . ] contraria a la verdad h i s tó r i ca [y] a la d ignidad de M é x i c o " . 7 6 S e g ú n esta crí t ica, las disposiciones de la ley eran "inúti les , injustas y a n t i e c o n ó m i c a s " , contrarias a la " e c o n o m í a pol í t ica" , y a d e m á s "algo socialista[s] [ . . . ] al gravar una parte de la sociedad para el mantenimiento de otra" . 7 7
73ZAMACOIS, 1882, t. xvn, p. 281. 7 4 Esta moderac ión fue imposible para los gobiernos de Comonfort y
Juárez, dada la beligerancia del Congreso de 1857 y el ambiente de confrontación de la guerra de Reforma. Hombres como Ignacio Ramírez, Blas Balcárcel y Policiano Arriaga manifestaron su preocupación sobre los efectos de la legislación reformista que afectaba los sectores más desafortunados de la sociedad. FLORESCANO, 1995, p. 13; Jean Meyer, "La Junta Protectora de las Clases Menesterosas. Indigenismo y agrarismo en el Segundo Imperio", en ESCOBAR, 1993, p. 356.
75VALADÉS, 1993, p. 269. 7 6 "Suplemento: Observaciones al proyecto del reglamento presenta
do por la Junta Protectora de las Clases Menesterosas sobre el trabajo de los peones y sirvientes de fincas rústicas, por Tomás Moran Civelli, representante de los labradores del departamento de Tlaxcala", La Sociedad (12oct. 1865).
7 7 "Suplemento al No. 853", firmado por Francisco Pimentel, La Sociedad, Enrique Florescano describe a Pimentel como "conservador", pero
LA POLÍTICA INDIGENISTA DE MAXIMILIANO 5 8 7
Por su parte, según algunos hacendados y el jefe de las fuerzas francesas, el mariscal Bazaine, las deudas eran u n mal necesario, pues obligaban a los jornaleros a trabajar. Si éstas se condonaban, los operarios, tan dados a "la ociosidad y a la embriaguez", t rabajar ían sólo lo m í n i m o para mantenerse. Q u e d a r í a n "libres de no hacer nada"; la ley, que se q u e r í a humanitaria, sólo serviría para "poner la pereza al alcance de todos, disminuir los brazos en u n país donde el aumento de la p r o d u c c i ó n y del consumo [era] una necesidad v i ta l . 7 8
Así, la legis lación imper ia l fue, aunque fiel a los pr inc i pios liberales, más sensible a los problemas ind ígenas , y proc u r ó conciliar los intereses de las comunidades con los del Estado. 7 9 Con la ley del 16 de septiembre de 1866, pretend i ó remediar los abusos que se h a b í a n hecho de la ley Lerdo para despojar a las comunidades i n d í g e n a s del fundo legal y de los ejidos —que quedaban exentos de la desa m o r t i z a c i ó n por el a r t í cu lo 8o. de esta ley—, 8 ( ) otorgando a las poblaciones de m á s de 40 habitantes y escuelas de p r i meras letras, u n terreno "útil y product ivo" igual al fundo legal, a las poblaciones de m á s de 200 familias, u n espacio de terreno "bastante y product ivo" para ejido y tierras de labor, s e g ú n las "necesidades de cada casa".81 La ley sobre terrenos de comunidad y de repar t imiento se p r o m o v i ó para atenuar algunos de los perjuicios que p r o d u c í a a los i n d i -pensamos que sus argumentos contra la ley son de un liberalismo económico manifiesto. FLORESCANO, 1995 , p. 13. Para un estudio de la posible influencia socialista sobre la política imperial, véase ZAYAIA, 1958 , pp. 309-328.
7 8 "Estudio sumario del proyecto relativo a la emancipación de los indios. Observaciones generales", en AGN, ramo Segundo Imperio, Hacienda (archivo en proceso de organización). "La Sociedad. Actualidades", en La Sociedad, septiembre 13, 1865 .
7 9 Es muy interesante la exposición que hace Jean Meyer de la reforma agraria austriaca bajo los reinados de María Teresa y José I I , en la cual se estableció una alianza entre la corona imperial y los campesinos emancipados contra la nobleza nacionalista. Esta experiencia pudo haber servido de referente a Maximiliano, "La Junta Protectora de las Clases Menesterosas. Indigenismo y agrarismo en el Segundo Imperio", en ESCOBAR, 1993 , pp. 330-332 .
8 0 Ley del 2 5 de jun io de 1 8 5 6 , en PAYNO, 1958 , pp. 8 5 - 9 1 . " 8 1 Moisés González Navarro, en CASO, 1 9 7 3 , p. 233 .
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genas el sistema de denuncia: muchos de los arrendatarios de terrenos de manos muertas, que no estaban conscientes de la ley Lerdo, no se h a b í a n presentado ante la autor idad para que los terrenos arrendados les fueran adjudicados. Gran parte de estos terrenos h a b í a n sido adjudicados a especuladores que dejaron sin tierras a los vecinos del pueblo. La ley sobre terrenos los c e d í a "en plena propiedad a los naturales y vecinos de los pueblos a que pertenecen", aunque "sin perjuicio del derecho anterior ole propiedad adqu i r ido por otro". La ad jud icac ión de estos terrenos se haría "p re f i r i éndose los pobres a los ricos, los casados a los solteros, los que t ienen familia a los que no la tienen". Si los bienes fueran muy abundantes y sobraran d e s p u é s del reparto se p o d r í a n enajenar, y los r éd i to s de esta venta se inver t i r í an en "obras út i les dentro de los mismos pueblos. 8 2
Así, vemos c ó m o la legislación imperia l de ninguna manera p r e t e n d í a proteger formas de vida y de p r o d u c c i ó n tradicionales, sino que, al igual que los gobiernos liberales, p r o p o n í a integrar a estas comunidades a una e c o n o m í a dinamizada por la propiedad privada. Pero estas medidas t a m b i é n demuestran que se i n t e n t ó ofrecer a las comunidades i nd ígenas una especie de paliativo en su "tránsi to a la modernidad" . 8 '
"LOS NATURALES DE LOS P U E B L O S . . . CONFIADOS EN L A PATERNAL PROTECCIÓN DE VüESTRA MAGESTAD, QUE DECIDIDO A MEJORAR
LA CONDICIÓN DE LOS POBRES INDIOS, HA CRIADO UNA JUNTA QUE LOS
PROTEJA Y QUE OYENDO SUS QUEJAS LAS TRASMITA A VUESTRA M A G E S T A D " 8 4
El archivo de la j u n t a Protectora de las Clases Menesterosas ha sido una fuente privilegiada para este trabajo, pues
8 2 Ley sobre terrenos de comunidad y de repartimiento, 26 de junio de 1866. AGN, JPCM, vol. 4.
s s jean Meyer: "La Junta Protectora de las Clases Menesterosas. Indigenismo y agrarismo en el Segundo Imperio", en ESCOBAR, 1993, p. 330. Meyer sugiere que, para salvar el anacronismo, Maximiliano inventó el "liberalismo social". ARENAL, 1991, p. 7.
8 4 Carta a Maximiliano de los Naturales de jalapa, 31 de mayo de 1865, en AGN, JPCM, vo l . l .
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representa la punta de lanza del proyecto indigenista. Corno organismo, era el pun to de contacto entre los ind ígenas y las autoridades. Su d o c u m e n t a c i ó n nos permite escuchar tanto las voces de los indios como las de las autoridades. El discurso de ios i n d í g e n a s , aun tomando en cuenta el tono exagerado y m e l o d r a m á t i c o utilizado para dar realce a sus peticiones, nos p in ta u n cuadro deplorable de la vida dentro de las comunidades i n d í g e n a s . Estos pueblos parecen representar el sector m á s depr imido y opr i m i d o de la sociedad: son "infelices", "faltos de experiencia y de buenas relaciones", "pobres", "desvalidos", "de triste c o n d i c i ó n " , "humildes", "menesterosos", "de peor condic i ó n que las bestias", "miserables", "desgraciados"; estaban "hundidos en la m á s espantosa miseria", se abusaba de "su ignorancia y sencillez", eran "víctimas de su impotencia" y de u n "despojo completo y escandaloso".813 Totalmente marginados antes de la llegada del imper io , les era imposible acceder a los mecanismos de p r o t e c c i ó n y defensa que estab l e c í a la sociedad:
Yremos tranquilos, satisfechos y seguros de hallar en Vuestra Magestad el amparo que necesitamos, porque somos desvalidos. Otros, Señor, se defienden por sí solos y suelen alcanzar lo que desean: a nosotros, nuestra triste condición nos hace perder las más veces hasta lo que nos es debido por la mas rigorosa j ust icia. 8 Í )
A l leer estos expedientes sentimos que los i n d í g e n a s eran víc t imas no sólo de una m a r g i n a c i ó n social e instituc i o n a l sino t a m b i é n espacial y geográf ica : no pueden hacer valer sus derechos por los "menoscabos" que les causan "las necesidades de estar haciendo continuos viajes a
8 5 A G N , JPCM, vols. 1-5. 8 6 Carta de los Naturales del pueblo de la Resurrección a Maximilia
no, junio de 1865, AGN, JPCM, vol. 1. La beligerancia de los litigios promovida por las poblaciones indígenas durante gran parte del siglo xix debe matizar de manera importante esta percepción. Véase el decreto expedido por el gobierno del estado de Ve ra cruz, 2 de ju l io de 1861, en AGN JPCM, vol. 1.
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esta capital [ . . . ] la p rec i s ión ele abandonar entre tanto nuestras familias y las urgentes tareas de que exclusivamente sacamos nuestra escasa subsistencia". 8 7
Esta imagen de marginal idad era aceptada por la j u n ta: los i n d í g e n a s , "por su pobreza; su envilecimiento como conquistados y su poco saber en la l eg i s l ac ión" 8 8 se hallaban en u n estado lamentable. ¿ Q u é p r o p o n í a la j u n ta para mejorar su s i tuación? Estaba siempre dispuesta a escuchar las solicitudes que le eran enviadas, aunque se tratara de exposiciones que "si [ . . . ] se hub ie ra [n ] presentado en u n juzgado de letras cualquiera ó subprefectura, la oficina la[s] hubiera desechado por no venir en forma" . 8 9 La percibimos como una ins t i tuc ión tolerante y b e n é v o l a , pero con objetivos precisos: "hacer real y efectiva respecto de [los i n d í g e n a s ] la just icia y equidad con que los [ a t e n d í a ] S. M . el Emperador" . 9 0 Sus d i c t á m e n e s estaban profundamente imbuidos de esta act i tud legalista y, de alguna manera, l imi tada . 9 1
Así, no se daba normalmente u n dictamen conclusivo hasta que los pueblos acreditaran con documentos (mercedes, actas de f u n d a c i ó n , prueba evidente de su ocupac ión no in te r rumpida , e t cé te ra ) su derecho a las tierras o aguas que reclamaban. 9 2 La jun ta actuaba firmemente apegada a las leyes del imper io y a los "sanos principios de la ciencia e c o n ó m i c a " . 9 3 Afi rmaba que "no [era] conveniente" que sobrevivieran los terrenos p o s e í d o s y administrados
8 / Carta de los vecinos de San Lorenzo Atlacomulco a lajunta, 1 Q de junio de 1865 , en A G N J P 6 M , vol. 1 .
8 8 "Lajunta Auxiliar de Guadalajara proponiendo...", ju l io de 1866 , AGN, JPCM, vol. 4.
89"Jalapa y anexos piden que S. M« el Emperador se digne...", junio de 1865 , AGN,/PCM, vol. 1 .
9 0 Carta de Galicia Chimalpopoca al ministro de Gobernación, agosto de 1 8 6 5 , AGN,/PCM, vol. 4.
9 1POWELL, 1974 , p. 116. 9 2 Véase "El ayuntamiento de Santo Domingo Chimalhuacán Ateneo
habiendo obtenido a aquella localidad por mercedes...", 2 4 de mayo de 1865, AGN,/PCM, vol. 1 .
9 3 "Algunos vecinos de Hueypotla [ . . . ] solicitando el reparto entre los más pobres de algunos terrenos [ . . . ] " , agosto de 1865 , AGN, JPCM, vol. 2 .
LA POLÍTICA INDIGENISTA DE MAXIMILIANO 591
en c o m ú n po r los pueb los . 9 4 N o i n t e r v i n o en favor de los "más de m i l " arrendatarios de la hacienda San Javier, que iban a ser arrojados de los terrenos que arrendaban "desde t iempo inmemor ia l , " porque "obligar [al arrendad o r ] a cont inuar el arrendamiento es atacar sus derechos de propiedad, que tanto respetan y veneran las leyes". 9 5 La j u n t a no d e f e n d í a lo que hoy p o d r í a m o s l lamar "derechos i n d í g e n a s " , sino los derechos de los i n d í g e n a s como ciudadanos —comunes y corrientes— del imper io . Estaba dispuesta a escuchar a los indios y a apoyarlos si actuaban dentro de l marco normativo que es tab lec ía el gobierno imper ia l .
Como hemos visto, la j u n t a actuaba entonces para "promover" la t r a n s f o r m a c i ó n de los i n d í g e n a s en ciudadanos modernos, y de preferencia p e q u e ñ o s propietarios. ¿Pret e n d í a n llevar a cabo esta t r a n s f o r m a c i ó n solamente en el á m b i t o e c o n ó m i c o ? P o d r í a m o s pensar, dado lo fascinados que p a r e c í a n los emperadores con las ch i r imías , bailes y plumas de los i n d í g e n a s , que la po l í t i ca imper ia l no interv e n d r í a en las manifestaciones culturales de estas poblaciones, que ac tua r í a quizás para promoverlas y protegerlas. Sin embargo, la ley de pol ic ía general del imper io p r o h i b í a "rigorosamente [ . . . ] las diversiones ó bailes llamados vulgarmente velorios que suelen tener lugar con motivo de la muerte de los p á r v u l o s " . 9 6 La j un t a , en u n lenguaje muy similar al del ilustrado virrey Revillagigedo cuando proh i b i ó la salida de "armados" en las procesiones de semana santa, 9 7 e s t ab lec ió que las danzas efectuadas por los ind í genas durante las fiestas religiosas "á mas de ser contrarias a la civil ización actual, les son onerosas por tener que in -
9 4 "Algunos vecinos de Hueypotla [ . . . ] solicitando el reparto entre los más pobres de algunos terrenos [ . . . ] " , agosto de 1865, AGN,/PCM, vol. 2.
9 5 "D. Pablo González, teniente de Alcalde del pueblo de San Mateo Ixtlahuaca [... ] sobre amparo y posesión de unos terrenos [ . . . ] " , julio de 1866, AGN, fPCM, vol. 5.
9 6 C a p í t u l o 9: Diversiones públicas, art. 72, en Colección..., 1865, t. vi, Ministerio de Gobernación, p. 95.
9 7 AGN. Ramo Historia, vol. 437, Festividades civiles y religiosas, 1762-1822.
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vertir para satisfacerlas, recursos que e m p l e a r í a n mejor en cultivar sus bienes". Por esto, bailes, trajes "que a d e m á s de r id ícu los son costosos", y "exib ic ión de í d o l o s " d e b í a n prohib i rse . 9 8
¿Cuál era la acti tud de la j u n t a hacia otros aspectos de la cul tura i n d í g e n a ? En el Estatuto provisional del Imperio Mexicano, se indica que una de las atribuciones del Minister io de I n s t r u c c i ó n Púb l i ca y Cultos es "promover la e n s e ñ a n za de las antiguas lenguas i n d í g e n a s " , a la par que la de las lenguas clásicas y orientales. 9 9 Para poder elaborar u n programa de e d u c a c i ó n pr imar ia para "la j u v e n t u d desvalida", la j u n t a p i d i ó informes a todos los prefectos sobre las lenguas i n d í g e n a s que se hablaran en los departamentos, sobre los establecimientos donde ocasionalmente se enseñ a r a n , y si se util izaban para inculcar los pr imeros conocimientos a las "clases menesterosas". Sol ici tó , a d e m á s , que se le enviaran copias de obras escritas "en los referidos idiomas". 1 0 0 Sólo conocemos la respuesta del prefecto de Jalisco, que confirma que en el departamento se hablaban cora o nayarit, o t o m í , hu icho l , tarahumaro y tarasco; que hasta la Reforma los franciscanos y los religiosos del convento de Zapopan h a b í a n e n s e ñ a d o algunos de estos idiomas; y que los l ibros se h a b í a n perdido con la ru ina de los conventos. 1 0 1 ¿ H a b r á n tenido en mente los miembros de la j u n t a a l g ú n proyecto de e d u c a c i ó n bás ica en lengua ind ígena? Lo ignoramos. L o cierto es que el p lan de estudios del imper io inc lu ía , para la i n s t rucc ión pr imaria , principios de re l ig ión —no necesariamente la ca tó l ica—, urbanidad, lectura, caligrafía, a r i tmé t i ca , conocimientos del sistema m é t r i c o decimal y del que se h a b í a usado c o m ú n m e n t e en
9 8 "Informe del comandante militar de San Luis de la Paz al Mariscal Bazaine [ . . . ] " , septiembre de 1865, AGN, JPCM, vol. 2.
" " D e l ministerio de instrucción pública y cultos", art. 18, en Colección. .., t. i , p. 25.
1 0 0 "Junta Protectora de las Clases Menesterosas", Diario del Imperio (28 j u n . 1865).
1 0 1 'Junta Protectora de las Clases Menesterosas", Diario del Imperio (22 ago. 1865).
LA POLÍTICA INDIGENISTA DE MAXIMILIANO 5 9 3
la n a c i ó n , a d e m á s de g ramá t i ca castellana, 1 0 2 pero no mencionaba las lenguas ind ígenas . En el imper io , la ins t rucc ión elemental d e b í a ser "accesible a todos, p ú b l i c a [ . . . ] gratui ta [ . . . ] ob l iga tor ia" 1 0 3 y en e s p a ñ o l .
No aparece, entre las disposiciones promovidas por el gobierno imper ia l , n inguna que pretenda defender la "ident idad cu l tura l" de los i n d í g e n a s . E l proyecto "indigenista" del imper io se p r o p o n í a integrar al i n d í g e n a al modelo e c o n ó m i c o y cultural vigente e incluso, borrar aquellas costumbres que, aunque consideradas pintorescas por los emperadores, lo m a n t e n í a n al margen del progreso de la n a c i ó n . E l proyecto imper ia l rechazaba í n t e g r a m e n t e una fo rma de vida porque la pobreza y el aislamiento eran parte integral de ésta. Carlota hablaba
[... ] de la necesidad de devolver la humanidad a millares de hombres, cuando se llama[ba] de tan lejos a la colonización, y de hacer que [cesara] una llaga a que la independencia no había traído sino un remedio ineficaz, puesto que ciudadanos de hecho, los indios habían quedado en una abyección desas-
1 0 4
trosa.
La marginal idad de los i n d í g e n a s no representaba sólo una s i tuac ión penosa desde u n pun to de vista humanitar io. Significaba t a m b i é n que una parte i m p o r t a n t e 1 0 5 de los recursos humanos del pa ís no se aprovechaba, mientras se afirmaba que Méx ico necesitaba i n m i g r a c i ó n . La so luc ión , p r o p o n í a Francisco Pimentel, era "que el nombre de 'raza' desaparezca de entre nosotros, no sólo de derecho sino 'de hecho'; queremos que en el país no haya m á s que unas mis-
1 0 2ARENAL, 1978 , p. 84 . 1 0 3 Carta de Maximiliano al ministro Silíceo, 1 1 de jun io de 1865 , en
BÄSCH, 1 9 5 3 , pp. 31-34. 1 0 4 Carta de Carlota a Maximiliano, 3 1 de agosto de 1865 , en ARRAN-
GOIZ, 1968 , p. 6 4 8 . 1 0 5 Según las estadísticas de la Sociedad Mexicana de Geografía y Esta
dística, en 1 8 6 4 había 2 5 7 0 8 3 0 indígenas de un total de 8 6 2 9 9 8 2 habitantes. PIMENTEL, 1903 , t. ni, p. 120 .
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mas costumbres e iguales intereses". 1 0 6 La so luc ión al "problema i n d í g e n a " era el mestizaje: "mientras el ind io era 'sufrido' , el mestizo era verdaderamente 'fuerte'", argumentaba P imente l . 1 0 7 Se proyectaba u n pa ís h o m o g é n e o , en donde no se enfrentaran dos razas enemigas. Este deseo de i n t e g r a c i ó n y de as imi lac ión , se refleja en el discurso de Maximi l iano para la i n a u g u r a c i ó n de la estatua de Morelos en la plaza Guardiola:
Celebramos hoy la memor ia de u n hombre que salió de la m á s h u m i l d e clase del pueblo [ . . . ] Representante de las razas mixtas, a que el falso orgul lo de los hombres, s e p a r á n d o s e de los preceptos sublimes de nuestro d iv ino Evangelio, no da el aprecio debido [ . . . ] Méx ico tiene la dicha, como país l ibre y democ rá t i co , de mostrar la his toria de su renac imiento y de su l iber tad , representada por h é r o e s de todas las clases de la sociedad humana, de todas las razas que ahora fo rman una n a c i ó n i n d i v i s i b l e . 1 0 8
CONCLUSIÓN
Como hemos visto, Maximi l i ano y quienes part iciparon con él en el proyecto indigenista del imper io , ve ían a la p o b l a c i ó n i n d í g e n a no como una comunidad nacional distinta, con derechos propios, sino como una p o b l a c i ó n marginada. La m a r g i n a c i ó n del i n d í g e n a representaba u n problema tanto humano como e c o n ó m i c o para la n a c i ó n , pues se t r a d u c í a en la pobreza de las comunidades y en el desperdicio de fuerzas productivas. A pesar de la s impat ía que s e n t í a n los emperadores por el exotismo del i n d í g e n a , las medidas que aplicaron, ponen en evidencia u n esfuerzo por integrarlo a la sociedad. El mestizaje —asimilación física, la i n t e g r a c i ó n llevada hasta su ú l t i m a expresión—- se p e r c i b i ó como el mecanismo ideal para solucionar el problema. Se i m p o n í a n desde arr iba para lograr esta integra-
1 0 6PIMENTEL, 1903, t. m, p. 148. Véase también BARREIRO, 1864, pp. 7-8. 1 0 7PIMENTEL, 1903, t. m, p. 145. 1 0 8ZAMACOIS, 1882, t. xvm, pp. 172-173.
LA POLÍTICA INDIGENISTA DE MAXIMILIANO 5 9 5
c ión , criterios ilustrados, liberales, individualistas: en fin, se le p e d í a al i n d í g e n a , como dice Luis Vi l lo ro , "que dejara de ser i n d í g e n a " . 1 0 9
Sin embargo, no hay que olvidar que el establecimiento de una po l í t i ca e spec í f i camen te indigenista a escala nacional —anteriormente hab ía , en ciertos estados, instituciones como los abogados de i n d i o s — 1 1 0 era una novedad. Los objetivos finales del gobierno de Maximi l iano en cuanto a la p o b l a c i ó n i n d í g e n a —su as imi lac ión a una sociedad "moderna"— son muy similares a los de los llamados gobiernos liberales. Pero mientras éstos se conformaron con exaltar los dogmas de l ibertad e igualdad formales, el gobierno imper ia l c r e ó una serie de mecanismos conciliadores para facilitar la i n t e g r a c i ó n de los i n d í g e n a s .
Los indios representaron el elemento que m á s se resistió al proyecto de n a c i ó n que p r o p o n í a n los hombres púb l i cos de l M é x i c o d e c i m o n ó n i c o . 1 1 1 En momentos de crisis fueron acusados de ser los culpables del fracaso de México para consolidarse como n a c i ó n . 1 1 2 A lo largo de los pr imeros 40 a ñ o s de vida independiente la clase polí t i ca mexicana, que trataba de construir una sociedad de individuos, moderna e igualitaria, r e c h a z ó legislar para u n sector específ ico de la sociedad —salvo en casos de "imperiosa necesidad"—•, aun cuando los constantes litigios indí genas para la defensa de sus tierras y las insurrecciones é tn icas (Yucatán , sierra Gorda, Nayarit, S o n o r a ) 1 1 3 p o n í a n de manifiesto de manera dolorosa la especificidad del problema i n d í g e n a y la insuficiencia de la igualdad formal para resolverlo. Pensamos que la pol í t ica indigenista imper ia l —ya sea por la s impa t í a que s e n t í a n los emperadores hacia los i n d í g e n a s , por propaganda o por quedar bien en
1 0 9VILLORO, 1 9 7 9 , p. 183 . 1 1 0 En Jalisco, desde 1856 , el séptimo jurado de letras debía ocupar
se sólo de los "negocios de tierras de 'los llamados indígenas '" . Moisés González Navarro, en CASO, 1973 , p. 223 .
1 1 1 LIRA, "Los indígenas y el nacionalismo mexicano", en El nacionalismo..., 1986 , p. 2 0 .
112FLORESCANO, 1 9 9 5 , p. 14. 1 1 3 Moisés González Navarro, en CASO, 1973 , p. 2 7 1 .
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Europa— fue m á s sensible a esta especificidad. Estaba dispuesta a dar voz a los i n d í g e n a s , a concederles u n lugar dent ro del espacio p ú b l i c o y darles "paso l ibre para llegar sin tropiezos hasta el T r o n o " . 1 1 4 Este cambio se refleja t a m b i é n en lo relativo al del "pensamiento indigenista". C o n Francisco Pimentel, el indigenismo "da u n paso decisivo [ . . . ] ya no se presenta fundamentalmente ligado a la historia, sino a la sociedad y a la e c o n o m í a [ . . . ] sólo ahora se u t i l i zará s i s t e m á t i c a m e n t e el problema i n d í g e n a como prob lema humano" . 1 1 5
Hasta ahora hemos dejado a u n lado los efectos de la p o l í t i c a indigenista de Maximi l i ano porque quedan fuera del enfoque de este trabajo. Sin embargo, la revisión de las fuentes ha sido angustiante: nos ha dejado con la impres ión de que las cosas han cambiado poco en m á s de 130 a ñ o s . Conocemos de manera superficial la s i tuac ión ind í gena actual, pero los problemas de m a r g i n a c i ó n de esta p o b l a c i ó n , puestos en relieve actualmente por los sucesos ocurridos en Chiapas y en la sierra tarahumara, siguen siendo los mismos. Continuamos hablando hoy d ía de margin a c i ó n e c o n ó m i c a , geográf ica , inst i tucional y cultural . Por esto nos parece importante ofrecer algunas reflexiones prel iminares sobre los resultados de la po l í t i ca indigenista de Maximi l i ano .
Es difícil hablar de los resultados cuando no disponemos de u n trabajo de inves t igac ión lo suficientemente sól ido al respecto. Se puede afirmar que los efectos de las medidas maximilianas fueron modestos. El imper io d u r ó menos de tres a ñ o s , de guerra constante, durante los cuales nunca se l o g r ó afianzar el poder imper i a l en la total idad del terri tor i o . D i f í c i lmen te sus disposiciones hubieran podido arraigarse y madurar. A d e m á s , si b ien sabemos que la j u n t a t r aba jó m u c h o , 1 1 6 sus archivos no indican el resultado de
1 1 4 "Florencio Galindo, Aniceto Chávez yJosé Cleópas Anguiano, vecinos del pueblo de San Juan Jiquilpa...", AGN, JPCM, vol. 2
1 1 5 VILLORO, 1979 , p. 178. l l b Jean Meyer: "LaJunta Protectora de las Clases Menesterosas. Indi
genismo y agrarismo en el Segundo Imperio", en ESCOBAR, 1993 , p. 334 .
L A P O L Í T I C A I N D I G E N I S T A D E M A X I M I L I A N O 597
los casos abordados. La m a y o r í a de los expedientes terminan con una solicitud de m á s d o c u m e n t a c i ó n por parte de la jun ta . A d e m á s , como ó r g a n o consultivo, el cumpl imiento de sus disposiciones d e p e n d í a de la buena voluntad de otras autoridades, ya fuera dentro del Ministerio de Gobern a c i ó n , del Archivo Imper i a l o de los municipios. La clase pol í t ica, tanto dentro de la m i n o r í a conservadora o l iberal imperialista, como en el á m b i t o munic ipal , r e c h a z ó las medidas —como la ley de trabajadores— que afectaban los intereses de los hacendados. La ley sobre terrenos de comunidad t a r d ó diez meses en promulgarse porque los obs tacul izó la guerra sorda que le l ib ra ron los ministros de M a x i m i l i a n o . 1 1 7 En el á m b i t o local, es el consenso de los que han estudiado este f e n ó m e n o —con la e x c e p c i ó n notable de Jean M e y e r — 1 1 8 que las disposiciones imperiales fueron "letra muer ta" . 1 1 9 Como atestiguaba Juan C a t a ñ o y Calvo, presidente de la Junta auxiliar de Cuautla:
Con aquellos pueblos indígenas, por estar aqueyas autoridades en conbibencia con los Sres Acendados, que por nohir contra estos, no handado el lebe cumplimiento a las Leyes que Su Magestad adecretado en pro del Pueblo Mexicano, ciño que ami me consta que les andado Carpetazo, y los pobres pueblos llorando sus continuas soledades.120
Sin embargo, tanto A n d r é s L i r a como Jean Meyer sugieren que el imper io "desact ivó" una s i tuación intranqui la en
1 1 "Jean Meyer: "La Junta Protectora de las Clases Menesterosas. Indigenismo y agrarismo en el Segundo Imperio", en ESCOBAR, 1993, p. 347.
1 1 8 Con el caso de Ocoyoacac, Meyer muestra cómo, gracias al apoyo constante de Maximiliano, la junta logró imponerse al Consejo, afirmando que los terrenos de comunidad y repartimiento, aunque hubieran estado dedicados al culto, no eran terrenos eclesiásticos —lo que hubiera permitido que fueran nacionalizados. Jean Meyer, "La Junta Protectora de las Clases Menesterosas. Indigenismo y agrarismo en el Segundo Imperio", en ESCOBAR, 1993, pp. 347 y 357-363.
1 1 •'John A. Dabbs: "The indian policy of the Second Empire", en Cor-NER y CASTAÑEDA, 1958, p. 119 y POWELL, 1974, p. 116.
1 2 0 " E l Presidente de la Junta auxiliar de Cuautla quejándose. . ." , AGNJPCM, vol. 5.
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el mejor de los casos, y abiertamente violenta en el peor . 1 2 1
Que las autoridades de la R e p ú b l i c a restaurada hayan conservado a la Junta Auxi l i a r de Guadalajara —y la transfo rmaron en la Junta F i l a n t r ó p i c a Defensora de la Clase I n d í g e n a — es testimonio de la efectividad de ésta como ó r g a n o conci l iador . 1 2 2 ¿ C ó m o s u c e d i ó esto, si se supone que el efecto de las disposiciones imperiales fue casi nu lo en el Méx ico rural? H a b r í a que revisar cuidadosamente los archivos municipales, y los expedientes de Bienes Comunales en el archivo de la Secre ta r í a de la Reforma Agra r i a 1 2 3
para ver lo que impl icó realmente la pol í t ica imperia l en el á m b i t o local. Independientemente de esto, pensamos que si las instituciones "indigenistas" del imper io lograron contener una s i tuac ión explosiva fue porque promovieron el d i á l o g o entre los i n d í g e n a s y la autor idad central. Algunas medidas promulgadas por el emperador, como el reparto de terrenos de comunidad a "vecinos y naturales" de los pueblos, r e s p o n d í a n directamente a preocupaciones expresadas en cartas enviadas a la j u n t a . 1 2 1
La po l í t i ca imper ia l hacia los indios, tal como la polí t i ca de los gobiernos liberales precedentes, t e n í a objetivos precisos que no tomaban en cuenta algunos "derechos i n d í g e n a s " como el derecho a la propiedad comunal . Como hemos visto, la n a c i ó n que p r e t e n d í a construir el imper io era la del ideal l iberal: una n a c i ó n de individuos iguales ante la ley cuya e c o n o m í a era impulsada por la propiedad privada y el l ibre mercado. ¿ P o d e m o s entonces hablar de u n proyecto "indigenista"? Pensamos que sí, pues si bien no protege los derechos "tradicionales" de las comunidades in d í g e n a s , afronta, como no quisieron hacerlo los gobiernos
1 2 1 LIRA, 1983, p. 271 y MEM:R, 1984, p. 45. 1 2 2MEYER , 1984, p. 45. 1 2 3 Agradezco esta sugerencia al doctor Andrés Lira. El expediente de
Ocoyoacac que cita Jean Meyer se encuentra en el ramo Gobernación. 1 2 4 "La Junta auxiliar de Jalapa sobre terrenos de comunidad [ . . . ] " ,
mayo de 1865, AGN, JPCM, vol. 5. Mariano Reyes, presidente de la junta, temía que con la enajenación de estos terrenos quedaran los indios sin tierra, "reducidos ó a buscar un miserable y eventual jornal; ó entregándose a la ociosidad y vagamundería" .
LA POLÍTICA INDIGENISTA DE MAXIMILIANO 599
d e c i m o n ó n i c o s anteriores, la existencia de u n "problema i n d í g e n a " que iba m á s allá del rezago de la desigualdad legal heredado de la colonia, y es tá consciente de la necesidad de crear, con ca rác te r nacional y de manera abier ta , 1 2 5
mecanismos específicos para resolverlo. La originalidad del proyecto de Maximil iano frente a los gobiernos liberales se encuentra m á s en la forma que en el objetivo final. La actit u d de los emperadores hacia los indios, descrita en la p r i mera parte de este trabajo, s e n t ó acaso el tono m á s flexible y quizás algo paternalista del proyecto imper ia l . De manera importante , hizo que la autor idad fuera percibida como accesible para los i n d í g e n a s : el imper io estaba dispuesto a escucharlos. Quizás Niceto de Zamacois t en í a r azón : el entusiasmo que generaron Maximi l i ano y Carlota entre la p o b l a c i ó n i n d í g e n a se d e b í a a que "era una novedad para ellos verse invitados a tomar parte en la cosa p ú b l i c a " . 1 2 6
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