QUE REFORMA Y ADICIONA EL ARTÍCULO 73 DE LA CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE LOS
ESTADOS UNIDOS MEXICANOS, SUSCRITA POR LOS DIPUTADOS ALBERTO MARTÍNEZ
URINCHO Y MARÍA CRISTINA TERESA GARCÍA BRAVO, DEL GRUPO PARLAMENTARIO DEL
PRD
Los que suscriben, Alberto Martínez Urincho, María Cristina Teresa García Bravo y Carlos Hernández Mirón,
diputados federales integrante del Grupo Parlamentario del Partido de la Revolución Democrática de la LXIII
Legislatura del honorable Congreso de la Unión, con fundamento en lo dispuesto en los artículos 71, fracción II, de
la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y 6, numeral 1, fracción I, 76, numeral 1, fracción II, 77,
numeral 1, y 78 del Reglamento de la Cámara de Diputados, presentamos a la consideración de esta soberanía la
presente iniciativa con proyecto de decreto por el que se reforma y adiciona el inciso a) de la fracción XXI del
artículo 73 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, de conformidad con la siguiente
Exposición de Motivos
a) Denominación del proyecto de ley o decreto.
Iniciativa con Proyecto de Decreto por el que se reforma y adiciona el inciso a) de la fracción XXI del artículo 73
de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos
b) Fundamento legal
Artículos 71, fracción II, y 135 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y 6, numeral 1,
fracción I, 76, numeral 1, fracción II, 77, numeral 1, y 78 del Reglamento de la Cámara de Diputados.
c) Planteamiento del problema que la iniciativa pretenda resolver.
Facultar al Congreso de la Unión para expedir una ley general en materia de protección de personas defensoras de
derechos humanos y periodistas con el objeto de:
1. Homologar la legislaciones expedidas por las legislaturas de los estados y de la Asamblea del Distrito Federal
y sentar las bases generales con relación al objeto; definiciones legales; procedimientos; autoridades
competentes y responsabilidades; plazos y términos; estructura; órganos; riesgos y amenazas; medidas de
prevención y protección; casos de urgencia; beneficiarios y víctimas; medios de coordinación y cooperación
institucional; presupuesto y recursos económicos y materiales; participación de la sociedad civil; recursos de
inconformidad, así como sanciones administrativas y penales.
2. Impulsar la expedición de una legislación especializada en la materia en aquellas entidades federativas que
aún no cuentan con ella.
d) Argumentos que la sustenten
Primero. Con la reforma constitucional de 2011, en materia de derechos humanos el Congreso de la Unión se
encuentra obligada a promover, tramitar y procesar la legislación en materia de derechos humanos con los más
altos estándares y referentes internacionales.
La reforma constitucional en derechos humanos brindó una validación política y jurídica insoslayable al vasto
conjunto de activistas que asumieron un liderazgo constructivo en el curso del debate político nacional mexicano,
así como a aquellos cuyas denuncias y exigencias se hicieron incluso desde espacios contestatarios; no obstante, la
plena implementación de la reforma constitucional a través de las leyes específicas que impone sigue pendiente.
Ahora le compete al Congreso de la Unión, impulsar una legislación que garantice plenamente la protección a los
periodistas y a los defensores de derechos humanos, y por ello, resulta necesario el fortalecer un marco jurídico.
“Las amenazas, hostigamientos, deslegitimaciones, agresiones físicas, detenciones, encarcelamientos,
desapariciones y asesinatos son algunas situaciones que las personas defensoras de derechos humanos y periodistas
enfrentan en México por el solo hecho de velar por el resguardo de los derechos humanos y la libre expresión”.1
Hay que reconocer que existe un gran cúmulo de trabajo por realizar en que respecta al respeto y la protección de
los derechos humanos. Es indispensable que a la brevedad se aprueben las leyes que garanticen la operatividad de
los nuevos contenidos constitucionales. Esta Legislatura debe dar muestra de que se encuentra comprometida con
los más altos valores democráticos.
Por ello, es imprescindible construir una reforma constitucional que nos permita: primero, homologar la
legislaciones expedidas por las Legislaturas de los Estados y de la Asamblea del Distrito Federal y sentar las bases
generales con relación al objeto; definiciones legales; procedimientos; autoridades competentes y
responsabilidades; plazos y términos; estructura; órganos; riesgos y amenazas; medidas de prevención y
protección; casos de urgencia; beneficiarios y víctimas; medios de coordinación y cooperación institucional;
presupuesto y recursos económicos y materiales; participación de la sociedad civil; recursos de inconformidad, así
como sanciones administrativas y penales, y segundo, impulsar la expedición de una legislación especializada en la
materia en aquellas entidades federativas que aún no cuentan con ella.
Segundo. Hoy, México se ha convertido en el país más peligroso para ejercer el periodismo en las Américas, y el
tercero en el mundo después de Pakistán e Irak. Con ello, México es el país del continente para ejercer el
periodismo. Esto lo confirma el Informe del Relator Especial presentado en 19 de mayo de 2011 ante el Consejo de
Derechos Humanos de la ONU.
Sumado a todo ello, es innegable que prevalece una situación de impunidad, ejemplificada por el hecho que muy
pocos de los 66 casos de asesinato de periodistas, y doce desaparecidos, ocurridos entre el año 2000 y diciembre de
2010, hayan sido esclarecidos.
Sin duda, la ausencia de investigaciones concluidas impide determinar con exactitud las causas y los responsables
de estos crímenes.
En este sentido, el Informe Especial sobre la Libertad de Expresión en México de la Comisión Interamericana de
los Derechos Humanos de 2010, presentado por la doctora Catalina Botero, Relatora Especial de la OEA, destaca
lo siguiente en materia:
1. Las diversas fuentes consultadas por la Relatoría confirman que, sin desconocer que el problema de la
violencia afecta a todos los sectores de la población mexicana, la violencia contra periodistas en México es
alarmante y tiende a intensificarse, debido a factores como el crecimiento del crimen organizado en ciertas zonas
del país. Llama la atención de la Relatoría que sea la Comisión Nacional de Derechos Humanos la única
institución estatal que cuenta con un registro público y documentado de crímenes contra periodistas. La CNDH
reporta que 64 periodistas fueron asesinados en México del año 2000 a julio de 2010, y 11 han sido
desaparecidos del año 2006 a julio de 2010. De estos casos, 29 asesinatos y 5 desapariciones han ocurrido tan
sólo desde 2008.
2. A estas cifras se suman los secuestros de periodistas y atentados con explosivos contra medios de
comunicación registrados en los últimos años. Adicionalmente, la Relatoría constató a través de sus encuentros
con periodistas durante la visita in loco, que las amenazas y hostigamientos son una característica regular del
ejercicio del periodismo, principalmente del periodismo local que cubre temas de corrupción, delincuencia
organizada, narcotráfico, y seguridad pública, entre otros. Según la información recibida, muchas agresiones
contra periodistas locales, no se denuncian formalmente por la falta de confianza en la gestión de las respectivas
autoridades. Las cifras reportadas, así como la información adicional recibida, permiten afirmar que desde el año
2000 México es el país más peligroso para ejercer el periodismo en las Américas.
3. La relatoría observa que la recopilación de estadísticas criminalísticas detalladas y desagregadas en un
requisito esencial para el diseño, implementación y evaluación de políticas públicas efectivas de prevención,
protección y persecución penal de la violaciones a los derechos humanos.
4. Aún con las limitaciones generadas por la ausencia de estadísticas comprensivas acerca de la violencia contra
periodistas, la Relatoría pudo constatar que la mayor parte de los asesinatos, desapariciones y secuestros
recientes de periodistas se concentran en entidades federativas que padecen fuerte presencia del crimen
organizado, incluyendo, entre otros, a Chihuahua, Guerrero y Sinaloa, visitados por la Relatoría. A pesar de que
la ausencia de investigaciones concluidas en la gran mayoría de los casos impide determinar con exactitud las
causas y responsables de estos crímenes, la información recibida por la Relatoría permite afirmar que en estos
lugares el crimen organizado representa la mayor amenaza a la vida e integridad física de los periodistas,
especialmente de aquellos que cubren noticias locales sobre corrupción, narcotráfico, delincuencia organizada,
seguridad pública y asuntos relacionados.
Tercero. Por otro lado, con relación a las personas defensoras de derechos humanos en México, las ONU presentó
su informe sobre la materia. Intitulado, Informe sobre la situación sobre la situación de las y los defensores de los
derechos humanos en México: actualización 2012 y balance 2013. Este informe prosigue las investigaciones
publicadas el 2009 y la subsecuente actualización publicada en el 2010. Ahora, el organismo internacional
construyó un primer balance sobre el nivel de implementación de las recomendaciones contenidas en el primer
documento de 2009. El informe de actualización 2012 y balance 2013 subraya que la incidencia de casos de
agresiones contra las y los activistas de derechos humanos persiste y sigue afectando la plena vigencia del derecho
a la defensa de los derechos humanos. “Por ello se reitera la pertinencia de continuar abogando por la adopción e
implementación de las recomendaciones emitidas desde el 2009, profundizando y perfeccionando aquellas en las
cuales ya existen y se reconocen esfuerzos y acciones por parte del Estado mexicano”.
Cabe destacar del referido informe lo siguiente:
1. El informe comprende un universo de 26 mujeres, 35 hombres, 11 organizaciones de derechos humanos y
cuatro familiares de defensoras y defensores. De este universo, al menos 23 personas u organizaciones contaban
ya con medidas cautelares a su favor14 al momento de ser agredidas dentro del actual periodo de reporte. Al
menos 55 personas ya habían sido víctimas de algún tipo de agresión, directamente, contra algún familiar o
contra la organización en la que trabajaban.
2. El monitoreo periódico de la Oficina del ACNUDH (Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los
Derechos Humanos) en México refleja la instalación, desde 2006, de un clima de hostilidad en contra de las y
los defensores en el marco de las actividades que realizan.
3. Según los datos registrados por la Oficina del ACNUDH en México desde 2006, 22 personas defensoras y
cinco integrantes de sus familias han sido asesinadas por motivos relacionados con las causas que defendían y,
además, se desconoce el paradero de seis personas defensoras. El año más crítico fue 2011, cuando ocurrió el
asesinato de al menos los siguientes defensores: Nepomuceno Moreno, Pedro Leyva, Quetzalcóatl Leija y
Trinidad de la Cruz, así como tres familiares de defensores y las desapariciones de la defensora Eva Alarcón y el
defensor Marcial Bautista.
4. Aun cuando no existe una cifra consolidada a nivel nacional, los datos publicados por las comisiones de
derechos humanos reflejan este clima de hostilidad contra los defensores de derechos humanos. Por ejemplo, la
CNDH documentó 27 asesinatos y ocho casos de desaparición forzada en contra de personas defensoras durante
el período de enero de 2005 a mayo de 2011.Asimismo, a nivel nacional, el sistema de organismos públicos de
protección a los derechos humanos inició, en el periodo mencionado, 523 expedientes de queja y solicitó 156
medidas cautelares por presuntas violaciones a los derechos humanos de personas defensoras, generando un total
de 33 recomendaciones.
5. En su Informe Anual 2011, la CNDH registró un incremento de 23% en los ataques en contra de quienes
defienden los derechos humanos en comparación con el año 2010. Este último dato coincide con lo
documentado por la Oficina del ACNUDH en México respecto al incremento de agresiones durante el 2011.
6. Por su parte, organizaciones de la sociedad civil recogen un mayor número de agresiones. Por ejemplo, la Red
Nacional de Defensoras de Derechos Humanos registró 109 agresiones a mujeres defensoras de derechos
humanos durante 2012 y 26 asesinatos de defensoras en el periodo 2009-2012.
7. La Oficina del ACNUDH en México registró el mayor número de reportes por agresiones contra defensoras y
defensores durante el periodo del presente balance en Oaxaca, Chihuahua, Coahuila y Guerrero.
8. Los tipos de agresiones más frecuentes continúan siendo las amenazas y las injerencias arbitrarias a través de
allanamientos a las oficinas de las organizaciones de derechos humanos o mediante el robo de información vía
electrónica.
9. Cada vez con mayor frecuencia, las y los defensores en situación de riesgo se ven obligados a desplazarse de
sus localidades y lugares de residencia como una medida de seguridad y autoprotección. Durante el período
analizado, la Oficina del ACNUDH en México constató que debieron desplazarse y reinstalarse, por ejemplo, las
familias de Josefina Reyes Salazar, Marisela Escobedo, Blanca Velázquez, María Luisa García, Norma Andrade
y José Enrique Morales Montaño. Asimismo, Nataniel Hernández Núñez, Marisela Ortiz, Alejandro Solalinde,
María Teresa Vallejo, Vidulfo Rosales, Guadalupe Calzada y Lydia Cacho también optaron por dejar (en
algunos casos de forma temporal) el lugar donde realizaban sus labores ante el incremento de amenazas u
hostigamientos en su contra.
10. Es particularmente preocupante que al cambiar de lugar de residencia algunos afectados tampoco hayan
disfrutado una situación de seguridad, tal como lo demuestran los casos de Adolfo Guzmán, Margarita Martínez
y Obtilia Eugenio Manuel, quienes fueron objeto de nuevos ataques durante los años 2011 y 2012, a pesar de
contar con medidas de protección a su favor.
11. La identificación preliminar o el señalamiento de los presuntos responsables no se ha establecido en 39 por
ciento de los casos que comprende el período de monitoreo del presente informe, a lo cual se suma el nulo o
poco avance logrado en varias de las investigaciones pendientes.
12. En 61 por ciento de las situaciones en las que existe una identificación preliminar o señalamiento de
presuntos responsables, es notorio que un segmento mayoritario de las mismas apunte a actores no estatales,
principalmente identificados con cacicazgos locales o grupos delictivos que ven afectados sus intereses por la
labor de las personas defensoras en la zona que exhiben o confrontan sus acciones ilegales u otros intereses. En
algunos casos se ha logrado demostrar la aquiescencia de actores gubernamentales. Un dato que resalta es que en
23 por ciento de los casos se identificó la participación, por acción u omisión, de funcionarios públicos.
13. En al menos 37 de las agresiones reportadas durante el período del presente balance, la Oficina del
ACNUDH en México tuvo conocimiento del inicio de investigaciones en el ámbito penal por parte de las
autoridades competentes.
14. Los avances más significativos reportados fueron la identificación de los presuntos responsables en cinco
casos, pero sólo en tres se logró su detención y consignación a la autoridad judicial.
15. La falta de sanción a los perpetradores no solamente contribuye a la repetición de los hechos, sino que
además agrava el nivel de riesgo en que las y los defensores continúan realizando su labor. Reiteradamente se ha
considerado que una debida investigación y una sanción adecuada son una efectiva forma de protección para
quienes defienden los derechos humanos.
16. El incumplimiento por parte de los Estados del deber de procesar y castigar a los culpables es una violación
clara del artículo 12 de la Declaración sobre el derecho y el deber de los individuos, los grupos y las
instituciones de promover y proteger los derechos humanos y las libertades fundamentales universalmente
reconocidos, conocida como “Declaración sobre los defensores de los derechos humanos.
Cuarto. Ahora bien, en el Informe de la ONU se señala que de conformidad a una de las Recomendaciones hechas
en el 2009, la cual precisa: “Con relación al marco jurídico que regula la labor de las y los defensores, es necesario
seguir tomando medidas para incorporar plenamente la Declaración sobre defensores de derechos humanos en la
legislación federal y estatal. Para ello, la Subcomisión de armonización legislativa de la CPGMD (Comisión de
Política Gubernamental en Materia de Derechos Humanos) podría servir como marco para la conformación de un
grupo de trabajo en el que las autoridades, las organizaciones de la sociedad civil y la ACNUDH evalúen la
pertinencia de una legislación especializada y determinen los elementos que ésta debería contener”.
En este sentido, es preciso citar lo siguiente:
1. Recordemos que de junio de 2012 entró en vigor la Ley para la Protección de Personas Defensoras de
Derechos Humanos y Periodistas. Al respecto, la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos
Humanos saludó la promulgación de la Ley e hizo un llamado a su implementación inmediata.
2. La Ley es un paso trascendental en el reconocimiento específico de las y los defensores de derechos humanos.
El objeto de la Ley es garantizar la vida, integridad, libertad y seguridad de las personas que se encuentren en
situación de riesgo como consecuencia de la defensa o promoción de los derechos humanos y del ejercicio de la
libertad de expresión y el periodismo. Mediante dicha Ley se crea el Mecanismo de Protección para Personas
Defensoras de Derechos Humanos y Periodistas y se retoman aspectos fundamentales de la “Declaración sobre
los defensores de los derechos humanos”, tales como el amplio concepto de persona defensora de derechos
humanos y su especial protección.
3. Sin duda, la aprobación de la Ley para la Protección de Personas Defensoras de Derechos Humanos y
Periodistas responde a la necesidad de proteger, desde un andamiaje legal, a personas y organizaciones cuyos
aportes resultan imprescindibles para la defensa y promoción de los derechos humanos. Es necesario que el
Mecanismo Federal se consolide, pero también es apremiante que las entidades federativas impulsen medidas y
mecanismos semejantes para hacer prevalecer la vigencia de los derechos humanos en todas las regiones del
país. En tal sentido, la legislación local en la materia se puede observar del modo siguiente:
Leyes de Protección a Defensores de Derechos Humanos y Periodistas.
De lo anterior se puede concluir que: solo dos entidades federativas tienen una legislación especializada para la
protección de personas defensoras de derechos humanos y periodistas; once han expedido una legislación parcial, y
otras diecinueve, no han desarrollado algún tipo de legislación sobre la materia (defensores de derechos humanos o
periodistas).
Por otra parte, de acuerdo a información la Secretaría de Gobernación, dio a conocer una lista por entidad
federativa sobre el número de periodistas y defensores de Derechos Humanos que se han acogido al mecanismo
de protección. Se informó que a julio de 2015, 419 personas se han acogido a este mecanismo, de las cuales 248
son defensores de Derechos Humanos y 171 son periodistas. 2 Como se observa, las agresiones contra
defensores de derechos humanos y periodistas son acontecimientos que se presentan en tod o el país, y cuyo
alto número de reportes se da en el Distrito Federal (98), Estado de México (36), Oaxaca (34), Veracruz (34),
Gurrero (24), Chihuahua (22) y Chiapas (21).
Quinto. Hay que resaltar que de acuerdo al Segundo Diagnóstico del Espacio de Organizaciones de la Sociedad
Civil o Espacio OSC3 resume los principales hallazgos y recomendaciones a más de dos años de la implementación
del Mecanismo de Protección a Personas Defensoras de Derechos Humanos y Periodistas. Estas son las
conclusiones del referido diagnóstico:
“En los últimos años, las autoridades mexicanas han reafirmado reiteradamente su compromiso con el respeto, la
promoción, la protección y la garantía de los derechos humanos. Sin embargo, la realidad del país es otra: las
graves violaciones de los derechos humanos que atentan contra la vida, la libertad y la dignidad de las personas
continúan en medio de un clima de absoluta impunidad.
Los castigos no atajan a la inmensa mayoría de delitos, mientras las violaciones de los derechos humanos
favorecen su repetición y procrean un ambiente de desconfianza generalizada respecto a la actuación de las
instituciones. La violencia y la impunidad están relacionadas con la falta de voluntad y de capacidad de las
instituciones mexicanas, pero también con las decisiones políticas del más alto nivel. La actual estrategia de
seguridad (puesta en marcha en la presidencia de Felipe Calderón, y continuada en la de Enrique Peña Nieto) se ha
mostrado incapaz de producir resultados significativos en la reducción de la violencia. Por el contrario: ha estado
asociada a un muy significativo incremento de la inseguridad y los crímenes violentos desde 2007, y también con
las violaciones de derechos humanos perpetradas por órganos de seguridad y de procuración de justicia. La
estrategia de seguridad permanece marcada por la militarización, no sólo con la presencia de las fuerzas armadas
en tareas de seguridad para las que no están capacitadas, sino también en un intento de lograr que las y los policías
se asemejen en su actuar a las fuerzas castrenses, ignorando la necesidad de políticas de seguridad ciudadana. La
continuación de la violencia, las trasgresiones a los derechos humanos y la impunidad conducen a una preocupante
normalización de la violencia en el país.
Cabe apuntar que las violaciones de derechos humanos no se limitan al ámbito de la seguridad. Los derechos
económicos, sociales, culturales y ambientales se ven cada día amenazados en México. Cuando las comunidades y
pueblos afectados por megaproyectos (muchos impulsados o apoyados por las autoridades de distintos niveles de
gobierno) intentan defender su territorio, deben enfrentar amenazas, hostigamientos, agresiones, asesinatos,
descalificaciones, estigmatización y criminalización.
Asimismo, como la defensa de los derechos humanos y la libertad de expresión e información son fundamentales
para garantizar la existencia de una sociedad democrática, en el actual contexto nacional se han vuelto asuntos
críticos para las personas que velan por ellas en todo el país. Sin embargo, a medida que la labor de defensa de los
derechos humanos y de informar se torna más delicada, las propias personas defensoras y periodistas han debido
hacer frente a una creciente violencia en su contra. Y si bien todas las personas defensoras de derechos humanos
enfrentan graves peligros, existen grupos de defensores y defensoras que deben sortear situaciones específicas que
aumentan su nivel de riesgo, ya sea por las agresiones que sufren o por las capacidades con las que cuentan para
encararlas.
Las y los periodistas, especialmente quienes denuncian los abusos del poder, se han convertido también en blanco
de la violencia que en los últimos años ha colocado a México como uno de los países más peligrosos del mundo
para ejercer el periodismo. La denuncia de casos de corrupción en funcionarios públicos —que normalmente no es
seguida por ningún tipo de investigación por parte del sistema de procuración e impartición de justicia— es un caso
típico de los que generan riesgo al medio periodístico. Tras la denuncia, la impunidad garantizada refuerza a los
funcionarios implicados en sus actividades delictivas, así como su capacidad intimidatoria hacia las y los
periodistas que se atreven a señalarlos.
La constante negativa de las autoridades a reconocer esta situación, o la referencia a que se trata de casos aislados,
es una defensa sin credibilidad alguna cuando las amenazas, ataques y la estigmatización contra periodistas y
defensoras y defensores de derechos humanos se repiten diariamente, en muchas ocasiones con la participación
directa o indirecta de agentes del Estado, en un contexto de absoluta impunidad. Los “hechos aislados” reiterados
sin fin, con la venia del Estado o frente a su inacción, son en realidad problemas estructurales.
Ante las agresiones, las amenazas y la capacitadas, sino también en un intento estigmatización, las organizaciones
de la sociedad civil impulsaron la creación del Mecanismo Federal de Protección para Personas Defensoras de
Derechos Humanos y Periodistas para resguardarlas, pero también para prevenir nuevos ataques. El Mecanismo
debería ser un instrumento eficaz para que México cumpliese con sus obligaciones de garantizar la defensa de los
derechos humanos y la libertad de expresión e información. Sin embargo, a más de tres años de la promulgación de
la Ley que creó el Mecanismo (25 de junio de 2012), y a casi otros tres de su puesta en funcionamiento (12 de
noviembre de 2012), el balance del trabajo desarrollado es claramente insuficiente para salvaguardar la integridad y
vida de las personas defensoras de derechos humanos y periodistas, así como para prevenir agresiones, sin que se
haya generado aún un ambiente adecuado, para el ejercicio de la defensa de los derechos humanos y la libertad de
expresión.
A pesar de la aparente disposición del gobierno mexicano, las deficiencias observadas en el funcionamiento del
Mecanismo arrojan dudas sobre su voluntad política y el respaldo del más alto nivel, ambos necesarios para su
efectividad. Por ejemplo, el Programa Nacional de Derechos Humanos vigente parece caer en la autocomplacencia
respecto al Mecanismo de Protección. Pues en este programa se presenta un único indicador de desempeño que no
es idóneo para ofrecer información sobre su funcionamiento real, y a pesar de ello lo califica con un desempeño
“sobresaliente”. En tal contexto, es necesario seguir monitoreando su funcionamiento y exigir la plena
implementación de las disposiciones de la Ley de Protección para asegurar su eficacia. Asimismo, uno de los
elementos más preocupantes de la operación del Mecanismo es la falta de recursos para garantizar la plena
operación de sus tres unidades, incluyendo las dificultades de contar con personal capacitado.
La disponibilidad, transparencia y eficacia en el ejercicio de los recursos del Mecanismo (tanto para su operación,
como para la implementación de sus medidas) suponen otra fuente de intranquilidad pública, en especial
atendiendo a las numerosas quejas expresadas por quienes han resultado sus beneficiarios así como por las
organizaciones que acompañan casos en relación con los análisis y las medidas desplegadas. Las solicitudes que
requieren medidas urgentes no reciben suficiente atención.
Las medidas otorgadas a dichas solicitudes difícilmente sirven para encarar situaciones caracterizadas por la
existencia de riesgos inminentes para la vida, la integridad y la libertad de las personas beneficiarias. Además, en
ocasiones, los criterios que la Ley de Protección fija para determinar si un caso merece atención ordinaria o urgente
no son seguidos por el personal de la Unidad de recepción de casos y reacción rápida, lo cual genera situaciones de
riesgo y desprotección e incumple la Ley. Por su parte, los análisis efectuados por la Unidad de riesgos han
presentado numerosas deficiencias, tanto en tiempos como en contenido.
La falta de plantilla adecuada, capacitación y conocimiento de la realidad que enfrentan las personas defensoras de
derechos humanos y periodistas en diferentes partes del país, y la ignorancia sobre en qué consisten las tareas de
defensa e información, conducen a análisis descontextualizados y limitados, así como a la proposición de medidas
cortoplacistas, inadecuadas o de imposible implementación, entre otros problemas.
El seguimiento a la puesta en marcha de las medidas y la evolución de los casos es insuficiente, lo que impacta en
la efectividad que debería perseguirse, y genera una situación de indefensión en las personas beneficiarias.
La falta de operación de la Unidad de prevención, seguimiento y análisis resulta de especial preocupación para
Espacio OSC. Pues esta Unidad debe encargarse de analizar los patrones de agresiones, investigar y analizar los
contextos regionales y locales, así como proponer cambios en las políticas públicas a nivel legislativo federal y
local, con el propósito de disminuir y evitar las agresiones y peligros que hoy enfrentan las personas defensoras de
derechos humanos y periodistas. Por ello, aducir obstáculos relacionados con la complejidad de la operación de la
administración pública federal afecta muy negativamente al logro de los objetivos perseguidos por el Mecanismo;
pues según la legislación en la materia, el Estado Mexicano debería atender su “responsabilidad fundamental de
proteger, promover y garantizar los derechos humanos” utilizando, entre otras, medidas “para combatir las causas
que las producen y generar garantías de no repetición”.
El Mecanismo debe entonces contribuir significativamente a facilitar que las personas defensoras y periodistas
puedan desempeñar sus tareas sin temor. Por ello, sus medidas deben no sólo servir para proteger, sino además
contribuir al combate de las causas detrás de las agresiones, y además implementarse de forma que permitan a las
personas defensoras y periodistas continuar con sus legítimas labores, sin interferencias in debidas. Empero, a las
deficiencias en el funcionamiento del Mecanismo se suma la impunidad en la que el sistema de procuración y
administración de justicia mantiene la casi totalidad de las agresiones, amenazas y hostigamientos. En este
contexto, muchas personas defensoras y periodistas deben afrontar riesgos y en ocasiones incluso desistir de su
trabajo, o abandonar sus hogares, como único medio efectivo de protección frente a la incapacidad de las
autoridades para brindarles protección.
Espacio OSC sistematizó y analizó 59 casos (19 colectivos y 40 individuales) de 21 estados de la República
Mexicana que fueron presentados al Mecanismo desde su instalación hasta noviembre de 2014; casos que son
acompañados por ocho organizaciones de Espacio OSC y protegen aproximadamente a 140 personas. El análisis de
tal muestra permitió analizar, cualitativa y cuantitativamente, el funcionamiento del Mecanismo frente al que
debería mostrar según lo establecido en la Ley. Uno de los elementos que se pudo observar es que los casos de
naturaleza colectiva —relativos a organizaciones o comunidades indígenas defensoras de la tierra y el territorio—
no han sido admitidos por el Mecanismo como tales, sino sólo se han proporcionado medidas de carácter individual
para algunas personas.
Esta situación, además de dejar desprotegidas a otras que pueden encontrase en riesgo, implica medidas de carácter
inadecuado para una efectiva protección. Por tal razón, la negación improcedente de acceso al Mecanismo, en
especial a grupos, comunidades y organizaciones, supone una barrera que debe revisarse.
Por otro lado, entre los casos analizados se detectó que, en promedio, una persona sufría tres episodios de agresión
antes de solicitar su incorporación al Mecanismo. Lo cual implica que cuando las personas acuden a éste enfrentan
ya una situación de gravedad, que requiere atención inminente. La tardanza en recurrir Mecanismo puede
explicarse en factores como:
La desconfianza hacia él por la falta de efectividad de sus medidas y las fallas en su funcionamiento. En principio,
acudir al Mecanismo no parece una opción para muchas personas. El desconocimiento de su existencia, naturaleza,
funcionamiento, posibilidades, etcétera.
Ante la falta de acción de las autoridades para dar a conocer el Mecanismo, es la sociedad civil la que conduce este
esfuerzo. Así, de los cerca de 200 casos que el Mecanismo había recibido en septiembre de 2014, 59 contaban con
el acompañamiento de ocho organizaciones de Espacio OSC. Así, en casi el 30 por ciento de los casos fueron las
organizaciones de la sociedad civil (pertenecientes a Espacio OSC) quienes dieron a conocer el Mecanismo. Cifra a
la que hay que sumar los casos que han llegado al Mecanismo acompañados por otras organizaciones, o los que
arriban sin acompañamiento, pero que conocieron de su existencia gracias a la tarea de difusión de las
organizaciones de la sociedad civil. Este panorama parece indicar un insuficiente esfuerzo de difusión sobre la
existencia Mecanismo, sus obligaciones y competencias, entre las personas defensoras de derechos humanos y
periodistas.
Otro patrón observado, y que genera una gran preocupación, es la falta de claridad e información con que cuentan
las personas beneficiarias respecto al procedimiento del Mecanismo, e incluso a las medidas implementadas. Un
elemento más de inquietud estriba en la falta de compromiso y respaldo político tangible en los estados y
municipios para la efectiva protección de las personas defensoras y periodistas, en el marco legal adoptado por el
Mecanismo. A pesar de que todas las entidades federativas han firmado convenios de colaboración con éste, la
efectividad de los mismos es muy limitada. Tal ratificación parece más un trámite o una oportunidad para expresar
públicamente un compromiso abstracto con los derechos humanos que una verdadera voluntad que se transforme
en acciones concretas. En cualquier caso, la responsabilidad última de la buena marcha del Mecanismo
corresponde a las autoridades federales.
El Mecanismo ha mostrado durante su funcionamiento una significativa falta de transparencia hacia la sociedad. La
información relativa a las medidas y las personas beneficiarias debe ser, como se establece en la Ley, resguardada
para garantizar la efectividad de las primeras, así como la seguridad, la integridad y la privacidad de las segundas.
Sin embargo, otra buena parte de la información relativa al funcionamiento del Mecanismo, como las metodologías
de análisis de riesgo, tendría que ser accesible para facilitar la transparencia. También es preciso desarrollar y
publicar indicadores centrados no sólo en un funcionamiento formal, sino en el impacto real en la situación de las
personas defensoras y periodistas y en la capacidad de éstas de ejercer sus derechos. Ya que entre los problemas
detectados por las personas beneficiarias y Espacio OSC destacan los siguientes:
La ausencia de respaldo político del más alto nivel al Mecanismo y a la labor de las personas defensoras de
derechos humanos y periodistas.
La omisión de medidas preventivas y la falta de coordinación entre el Mecanismo y las autoridades estatales y
municipales. Dificultades de las autoridades en la identificación de quienes son objeto de protección y errores al
dejar a personas defensoras y periodistas fuera del Mecanismo.
• El retraso en la puesta en marcha de todas las unidades del Mecanismo y la falta de funcionamiento efectivo de
la Unidad de prevención, seguimiento y análisis. Insuficiente personal capacitado y alta rotación del mismo.
• Poca claridad en la metodología para realizar la evaluación de riesgo, así como las deficiencias en su
implementación. Errores en la calidad de los análisis de riesgo efectuados, incluyendo la falta de participación de
las personas afectadas o el subejercicio de los insumos de las instancias que forman parte o asisten a la Junta de
Gobierno.
• La escasa implementación efectiva de las medidas dictadas.
• La puesta en marcha de las medidas sin un plan de protección adecuado y realmente conocido y comprendido
por las personas beneficiarias.
• Un enfoque de protección fundamentalmente policial, que olvida la necesidad de abordar los problemas que
causan situaciones de riesgos.
• La condición de las personas defensoras y periodistas que se encuentran desplazadas, la cual limita, entre otros,
su derecho a ejercer la defensa de los derechos humanos o las tareas periodísticas y sin recibir, en la mayoría de
los casos, los apoyos adecuados que les permitan mantener una vida digna.
• La ausencia de medidas que permitan favorecer el retorno de las personas beneficiarias a sus comunidades.
• La falta de acciones frente a la criminalización de la labor de las personas defensoras y periodistas, por
ejemplo, ante casos de detención arbitraria o fabricación de delitos.
• La difusión ineficaz, por parte de la Secretaría de Gobernación, del Mecanismo entre las personas defensoras y
periodistas del país.
• La pobre incidencia en las instancias responsables en la investigación de los hechos delictivos, que manifiesta
el riesgo de las y los defensores y periodistas.
• Dejar la mayor parte de las medidas en manos de una empresa privada (como la gestión de los botones de
pánico, o la contratación de parte de los escoltas), sin que exista la debida evaluación y rendición de cuentas. Es
pertinente recordar la recomendación de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de evitar la
privatización de la seguridad para las personas defensoras de derechos humanos.
• El rechazo de casos con criterios incompatibles con la Ley.
Las organizaciones que conforman Espacio OSC han señalado reiteradamente los anteriores puntos y otros
problemas más a la Secretaría de Gobernación, sin lograr cambios significativos. La magnitud de la omisión llevó a
que, en marzo de 2014, las personas provenientes de la sociedad civil que participaban en la Junta de Gobierno
anunciaran la suspensión temporal en su asistencia a las reuniones de la misma. Su participación sólo se reanudó
tras el compromiso de la Subsecretaría de Derechos Humanos de enfocar sus esfuerzos en la correcta
implementación del Mecanismo. A la fecha se encuentra en marcha un proceso de refuerzo al Mecanismo, en
colaboración con Freedom House a través de personas expertas en el mecanismo de protección colombiano. Sin
embargo, los retos continúan y la apertura a la participación de la sociedad civil en dicho proceso es muy limitada,
por lo que se deja de lado la experiencia de años de trabajo de la sociedad civil y de las personas beneficiarias.
Cabe recordar que las obligaciones de México en materia de derechos humanos son vinculantes no sólo para las
autoridades federales, sino para todas, en sus diversos niveles. La actuación de los ámbitos estatal y local para
prevenir, investigar y perseguir los ataques contra las personas defensoras de derechos humanos y periodistas es
insuficiente.
La gravedad de las agresiones exige la acción urgente de las autoridades federales, estatales y municipales. La
protección que se debe dispensar, junto con la incapacidad del Mecanismo federal para ofrecerla, ha llevado a que
en algunas entidades surjan iniciativas de creación de mecanismos locales. Si bien dichas iniciativas pueden, en
ocasiones, contribuir a proporcionar medidas de protección, también existen riesgos relacionados con su capacidad,
recursos, viabilidad e incluso con su posible uso político para fines distintos de los que se establecieron. En
cualquier caso, la adecuada coordinación entre las autoridades de los diferentes niveles de gobierno no debe
desaparecer con la generación de estos mecanismos.
El Mecanismo de Protección nació como un esfuerzo que contó con una amplia participación y respaldo de la
sociedad civil, y puede contribuir a dar respuesta a las numerosas recomendaciones hechas a México, en el ámbito
internacional, en materia de protección a las personas defensoras de derechos humanos y periodistas. Sin embargo,
en los más de dos años y medio transcurridos desde su puesta en marcha, el Mecanismo sigue sin implementarse
plenamente y sin brindar los resultados esperados. A pesar de ello, todavía estamos a tiempo de rectificar el rumbo
y convertirlo en uno de los escasos ejemplos de políticas públicas exitosas en materia de derechos humanos en
nuestro país “.
e) Ordenamientos a modificar.
Se reforma y adiciona el inciso a) de la fracción XXI del artículo 73 de la Constitución Política de los Estados
Unidos Mexicanos.
f) Texto normativo propuesto y artículos transitorios.
Con base en lo expuesto y fundado, sometemos a la consideración de esta honorable soberanía, la siguiente
iniciativa con proyecto de
Decreto por el que por el que se reforma y adiciona el inciso a) de la fracción XXI del artículo 73 de la
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos
Artículo Único. Se reforma y adiciona el inciso a) de la fracción XXI del artículo 73 de la Constitución Política de
los Estados Unidos Mexicanos, para quedar como sigue:
Artículo 73. ...
I. a XX. ...
XXI. Para expedir:
a) Las leyes generales que establezcan como mínimo, los tipos penales y sus sanciones en las materias de
secuestro, protección a personas defensoras de derechos humanos y periodistas, desaparición forzada de
personas, otras formas de privación de la libertad contrarias a la ley, trata de personas, tortura y otros tratos o
penas crueles, inhumanos o degradantes, así como electoral.
...
b) y c)...
...
...
XXII. a XXX. ...
Transitorios
Primero. El presente decreto entrará en vigor al día siguiente de su publicación en el Diario Oficial de la
Federación.
Segundo. El Congreso de la Unión deberá expedir la ley general sobre la protección a personas defensoras de
derechos humanos y periodistas y por virtud del presente decreto que reforma y adiciona el artículo 73, fracción
XXI, inciso a), dentro de los 180 días naturales siguientes a la entrada en vigor del mismo.
Tercero. La legislación en materia de protección a personas defensoras de derechos humanos y periodistas de las
entidades federativas y de la Federación, continuará en vigor hasta en tanto entren en vigor la ley general que
expida el Congreso de la Unión referidas en el Segundo Transitorio. Las solicitudes, peticiones, trámites y
procedimientos deberán concluirse y ejecutarse conforme las disposiciones vigentes antes de la entrada en vigor de
la ley general en la materia, pero atendiendo en todo momento, el principio pro persona.
Notas
1 Segundo Diagnóstico de Espacio de Organizaciones de la Sociedad Civil o Espacio OSC, para la Protección de
Personas Defensoras de Derechos Humanos y Periodistas, ver:
file:///C:/Users/Van/Downloads/150806_Diagnostico_compressed.pdf
2 Ver: http://www.aztecanoticias.com.mx/notas/mexico/229905/419-personas-inscr itas-en-proteccion-a-
periodistas, 31 de agosto de 2015.
3 Ver: file:///C:/Users/Van/Downloads/150806_Diagnostico_compressed.pdf
Salón de sesiones de la Cámara de Diputados del honorable Congreso de la Unión, a los diez días del mes
septiembre de 2015.
Diputados: Alberto Martínez Urincho, María Cristina Teresa García Bravo, Carlos Hernández Mirón (rúbricas).
Top Related