Post on 29-Sep-2018
-12- LIMA Sábado 11 de marzo del 2017
Chicla
San Mateo
Casapalca
Surco
San Bartolomé
Río R
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Río
Hu
aycolo
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Río
Santa Eulalia
Río Blanco
L I M A
H UA ROC H I R Í
CA N TA
Ticlio
Laguna Ticticocha
Naciente
CERCADO
EL AGUSTINO
SAN MARTÍNDE PORRES
Ate
Lurigancho
Chaclacayo
SantaEulalia
RicardoPalmaChosica
Cocachacra
Matucana
OcéanoPacífico
NÚMERO DE FUENTES CONTAMINANTES
Vertimientos de aguas residuales
De la actividad industrial y agroindustrialDe la actividad minera
Botaderos
Domésticas
Residuos sólidos
vertimientosde aguas residuales
de la actividadindustrial y
agroindustrial
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minera
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sólidos
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Fuentescontaminantes(cuenca del río Rímac)
LEYENDA
Fuente: Autoridad Nacional del Agua
Un río de problemasbajo responsabilidad de muchos ¿Quién manda? ● Las competencias sobre el principal afl uente de Lima y Callao no parecen estar muy claras entre las entidades que están a cargo de su dispersa administración.
Hace dos semanas, el creciente caudal del río Rímac derribó parte de la alameda y del po-lideportivo de S/8,5 millones construido cerca del puente Nicolás Dueñas, sobre el ma-lecón Rímac. Horas después, las municipalidades de Lima y San Martín de Porres ya esta-ban culpándose mutuamente del colapso.
En el 2015, la comuna me-tropolitana pidió a San Martín de Porres que paralice la obra por ejecutarse sobre un relleno sanitario que estrechó la mar-gen derecha del río. Según el abogado municipalista Julio César Castiglioni, Lima no tie-ne competencia para detener un proyecto distrital.
El mismo año, la Autoridad Nacional del Agua (ANA) tam-bién pidió detener la construc-ción, según informaron ayer voceros de la entidad. Sin em-bargo, el distrito gobernado por Adolfo Mattos continuó trabajando.
La ANA es responsable, se-gún la Ley de Recursos Hídri-cos, del buen uso de los ríos, y para eso delimita las fajas mar-ginales, pero no puede desalo-
jar a quienes las invaden. Eso lo deben hacer las municipa-lidades. ¿Y si la que invade es una municipalidad?
Esta confrontación no llegó a mayores, pero junto a otras –como la que genera la casa a punto de caer en San Juan de Lurigancho– está sacando a fl o-te un viejo problema de com-petencias. ¿Quién pone orden en un río contaminado e inva-dido, cuya responsabilidad es-tá repartida entre la ANA, tres gobiernos regionales, tres pro-vincias y más de 10 distritos?
–Las manos sobre el Rímac–
Las ocupaciones ilegales de la ribera y el cauce, los desagües industriales y domiciliarios
El Rímac en varias manos
La cloaca de las redes
C uando empecé en el periodismo, hace 25 años, aún se escribía en máquinas de escribir. Las esca-sas computadoras de la redacción semejaban
unos pequeños televisores con tecla-do, a los que los jóvenes nos acercába-mos admirados y algunos veteranos miraban con resquemor.
Cada vez que viajábamos al ex-tranjero, más que un lugar tranquilo para pasar la noche, lo que buscába-mos era un hotel con una máquina de escribir y un aparatito antediluviano para hacer nuestros envíos: el fax.
La interacción con el público se reducía a las cartas que llegaban a la redacción con denuncias, solicitudes de ayuda, pedidos de rectifi cación, respetuosas discrepancias y llamadas telefónicas.
El conocimiento del lector era intuitivo o de-pendía de costosos estudios de mercado.
La tecnología ha cambiado las cosas. Ahora es posible escribir desde un teléfono, conocer en tiempo real cuánta gente está leyendo esta columna y, a través de las redes sociales, sus reacciones.
Sin embargo, saber por dónde va “la cosa” tiene sus riesgos. Sacrifi car contenido por los gustos del lector no siempre es la mejor decisión. El atrevido escote de una actriz genera más clics que la declaración de un mi-nistro. Pero lo que se ganará en tráfi -co irá en desmedro de lo más valioso que posee una cabecera informativa:
su credibilidad. Lo que no deja de sorprender son las tonela-
das de vilezas que se encuentran en las redes. Hasta hace pocos años, los odiadores se cu-
brían bajo el anonimato o usaban seudónimos. Hoy exhiben su racismo, su homofobia, su es-pantosa valoración del otro –y de sí mismos– con el mismo rostro con que van a la bodega por un paquete de chizitos.
Dedicados padres de familia que pos-tean estampitas de santos en sus cuentas de Facebook, posan amorosos en fotogra-fías con sus hijos o escriben edificantes consejos, vomitan sus fobias, escupen in-sultos, acusan y acosan con descaro. Cual-quier alcantarilla es más soportable que el hedor que despiden las redes sociales.
En Noruega, una empresa de medios decidió crear un fi ltro: cada nota la acompañó con un cuestionario para que quien quiera opi-nar probara que la había leído. Otros medios simplemente decidieron suprimir la opción de comentarios.
Cuando murió la modelo española Bimba
Bosé, entre el torrente de ‘tuits’ de odio que ge-neró en su país, uno alcanzó la cota del asco: “Un castigo divino para Miguel Bosé porque Dios castiga a los homosexuales”.
Aquí las cosas no son distintas. Y detrás de tanto desprecio despa-rramado hay gente de diversa condición (em-presarios, políticos, pe-riodistas, vendedores, ‘comunicadores’). Por-que el alma de ‘troll’ no hace distinciones y esa
enorme cloaca en que se han convertido las re-des es amplia y no parece tener fondo.
Periodista@orbisa35
PEDRO
Ortiz Bisso
Lea mañana en Lima a Angus Laurie El Comercio no necesariamente coincide con las opiniones
de los articulistas que las fi rman, aunque siempre las respeta.
“Detrás de tanto desprecio hay gente de toda condición”.
que han hecho del río la alcan-tarilla de la ciudad, la colmata-ción de la zanja y el descontrol de las fuertes avenidas de agua dan la sensación de que el pro-blema se mira de reojo.
José García Calderón, ex coordinador técnico del Plam 2035, y Augusto Mendoza, de la Sociedad de Urbanistas del Perú, coinciden en que no hay una gestión integral del río porque la ANA no tiene todas las herramientas para resolver un lío tan complejo; eso obliga a la entidad a depender de la capacidad de cada municipio para, por ejemplo, desalojar a quienes invaden el cauce.
“La ANA delimita la faja marginal, pero no tiene pre-supuesto para ejecutar proyec-tos. Las que tienen capacidad operativa son las municipa-lidades, pero hay problemas políticos que hacen difícil la coordinación, como ocurre entre Lima Metropolitana y Callao en el tema del transpor-te”, afi rma García.
La comuna metropolitana está obligada a limpiar el río todos los años y a mantener el buen estado de los puentes por ser vías metropolitanas, según el gerente de Fiscaliza-ción, Cristian Rosenthal, y el
subgerente de Defensa Civil, Mario Casaretto. Pero el presu-puesto del municipio no alcan-za para invertir en la solución integral del río, afi rman.
En el 2016, las municipa-lidades distritales por las que pasa el río y Lima Metropoli-tana han invertido en conjun-to S/8’274.223 para prevenir desastres en el Rímac y en su afl uente, el Huaycoloro. El Go-bierno Regional del Callao y las municipalidades de la pro-vincia constitucional no invir-tieron en el Rímac. La infor-mación se verifi có en el portal Consulta Amigable del Minis-terio de Economía y Finanzas (MEF).
–Hay un plan–Se necesitan US$1.006 mi-llones para recuperar el río Rímac, según el plan maes-tro que se aprobó el 2015 con cooperación del Gobierno de Corea. En teoría, la cuenca del río debería estar recuperada en el 2025. La mayor inversión se concentra en mejorar la ca-lidad de agua, ya que actual-mente el Rímac tiene 1.185 puntos identificados de con-taminación [ver infografía].
La ANA, a cargo de la secre-taría técnica del grupo multi-sectorial que impulsa el plan maestro, informó que se están gestionando recursos ante el MEF y ante la Agencia Inter-nacional de Cooperación de Corea (Koica) para los prime-ros cuatro proyectos del plan.
Recuperar el río que hace po-sible que Lima y Callao tengan agua potable parece un sueño que da sus primeros pasos en-tre una enmarañada cadena de responsabilidades. Definirlas bien será clave para sostener en el tiempo una inversión millo-naria y necesaria.
La ANA depende de la capacidad de cada municipio para, por ejemplo, desalojar a los que invaden el cauce.
ÓSCAR PAZ CAMPUZANO