Post on 06-Feb-2018
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Hiroshima no pika. La traducción de un álbum ilustrado
polémico
Cristina Cañamares Torrijos, Universidad de Castilla-La Mancha (CEPLI)
Citation: Cañamares Torrijos, C. (2015), “Hiroshima no pika. La traducción de un álbum ilustrado polémico”, G. Bazzocchi, P. Capanaga, R. Tonin (eds.), Perspectivas multifacéticas en el universo de la literatura infantil y juvenil, mediAzioni 17, http://mediazioni.sitlec.unibo.it, ISSN 1974-4382.
1. Introducción
En un mundo tan globalizado como el de hoy en día, asistimos a una
preocupación creciente por la traducción que se realiza de determinados
productos como películas, novelas, videojuegos o álbumes ilustrados, más aún
cuando estos se dirigen a niños y jóvenes. Son textos que una sociedad
produce para un lector modelo –o al menos una “hipótesis de lector modelo”–
que, ayudado de su enciclopedia cultural (Eco 1987: 103) decodifica, interpreta
y actualiza dichas lecturas. Según Isabel Pascua (2011: 34-35) en “toda
traducción se establece un diálogo entre el autor, el traductor y el lector” y en
esta interrelación el traductor se convierte en un mediador sociocultural porque
no solo traslada palabras sino que es “alguien que, sobre la base de las
palabras de otro, crea un texto propio con la posibilidad real de funcionamiento
en otra cultura” (ibid.: 35). El dilema se presenta cuando la enciclopedia cultural
del lector no sirve para completar los elementos no dichos por el Texto Meta
(TM) o aquellos que, aún siendo explicitados por el mismo no son reconocidos
por el lector porque el Texto Original (TO) proviene de otra cultura. En ambos
casos el lector no puede realizar una lectura competente de esas
comunicaciones.
2
Parece que en la Literatura Infantil y, especialmente, en los álbumes ilustrados
este problema está más lejos de materializarse, porque las ilustraciones –al
menos aparentemente– son más accesibles y pueden leerse más fácilmente.
De hecho, muchos autores abogan por convertir los álbumes ilustrados en
herramientas que pueden y deben traspasar fronteras culturales.
Se olvida que en el álbum ilustrado se realiza una “narración interdependiente”
(Agosto 1999: 269) entre texto e ilustración y que, en esta lectura conjunta, la
imagen puede servir para argumentar –ampliar, extender y completar– el texto
o para contradecirlo (Cañamares 2005: 299-365). Por eso en estas narraciones
que provienen de otras culturas, el lector interpretará las ilustraciones ayudado
de su enciclopedia cultural –o, mejor dicho, transcultural– y del apoyo y la
orientación que reciba del texto. De este modo, las alteraciones, variaciones o,
al menos, las ambigüedades que se incluyan en los textos1 influirán, y mucho,
en la interpretación final que el lector dé a las ilustraciones y, por extensión, a
la construcción final del sentido y actualización de ese álbum ilustrado.
Por otro lado, tradicionalmente se pensaba que el álbum ilustrado, al ser el libro
destinado a los niños más jóvenes, era el género que más libre estaba de
mensajes ideológicos. A partir de la publicación de Donde viven los monstruos
en 1963, se alteró este consenso general y, desde entonces, muchos autores e
ilustradores como Maurice Sendak o Anthony Browne han utilizado el álbum
ilustrado para tratar temas serios y complejos, ya que las ilustraciones
cooperan con el texto y funcionan como elementos narrativos que soportan
gran parte de ese contenido polémico o controvertido, mientras que el texto
solo lo insinúa.
1 En ocasiones los cambios realizados al traducir un texto están provocados por el propio
lenguaje, obedecen al intento por reflejar las diferencias culturales o se realizan para enfatizar
o silenciar los mensajes ideológicos que pudieran contener: “national and ethnic cultures are
distinguished in their degree of regulation of behaviour, attitudes, and values, the domain of
regulation, and the consistency and clarity of regulation and tolerance of other cultures” (Tse,
Lee, Vertinsky y Wehrong 1988: 82).
3
Desde entonces se han establecido dos posturas a la hora de presentar temas
polémicos a los niños; por un lado, hay autores que insisten en presentar el
tema con toda su crudeza para que el lector actúe catárticamente; el polo
opuesto sería el movimiento de lo políticamente correcto, que aboga porque la
obra no refleje el mundo tal y como es, sino “lo que espera que pueda ser”
(Hollindale 1988: 15). También hemos de tener en cuenta que en las últimas
décadas muchos textos que se ofrecen a los niños como literarios, tienen “en
cuenta al niño como receptor pero para persuadirlo” (Sánchez Corral 1995:
104), y por ello transmiten valores sociales o se centran en la utilidad didáctica
que los textos puedan tener, en un intento por promover la “utilidad social” de la
Literatura Infantil, aun en detrimento de la calidad literaria de esas obras, pues
como afirma Isabel Tejerina (2000: 186): “la buena literatura siempre es
profundamente moral, mientras que muchos libros que abordan expresamente
cuestiones éticas o tratan “temas transversales” no alcanzan ese objetivo”.
Uno de esos asuntos difíciles y controvertidos que enfrentó la Literatura Infantil
a partir de los años setenta, fue el tema bélico que empezó a incorporarse junto
al sexo, la religión o la política. La guerra suele tratarse en las obras infantiles
para evitar que los hechos vuelvan a repetirse y aprender de los errores
cometidos. Pese a afirmaciones como la de Tom O’Brien2 en Las cosas que
llevaban los hombres que lucharon (1993), coincidimos con Miguel C. Martínez
(1999) cuando afirma que las intervenciones didácticas que mejor previenen la
violencia son aquellas que “ofrecen modelos positivos de comportamiento” y
que es en la etapa de Educación Infantil cuando debemos establecer unos
valores prosociales, entre los que están la preferencia por las formas pacíficas
de resolución de conflictos. Estos valores en la primera infancia pueden
desarrollarse con la vivencia y la identificación que permite la fantasía y, por
ende, la Literatura Infantil.
2 “Una auténtica historia de guerra nunca es moral. No instruye, ni alienta la virtud, ni sugiere
modelos de comportamiento, ni impide que los hombres hagan las cosas que siempre hicieron.
Si una historia de guerra parece moral, no la creáis”.
4
Tanto Estados Unidos como Francia, España o Reino Unido3 tienen una rica
tradición de libros infantiles centrados en la guerra, en general, y en la Segunda
Guerra Mundial, en particular (véase Agnew y Fox 2001), casi siempre
centrada en los sucesos ocurridos en Europa (sobre todo el Holocausto nazi) y
siempre desde la versión “aliada” del conflicto, la de los vencedores.
En este estudio analizaremos la traducción castellana de Hiroshima no Pika,
una obra literaria infantil que se centra en la temática bélica, concretamente en
la amenaza nuclear.
2. Un álbum ilustrado polémico: Hiroshima No Pika
Hiroshima No Pika mereció el Premio Ehon Nippon Prize que concede Yomiuri
Shibun Press al mejor álbum ilustrado japonés del año 1980. En 1983 mereció
el premio Jane Addams que reconoce al mejor libro infantil del año, que
promueva la paz y la igualdad social. Además, a partir de ese álbum ilustrado,
se realizó en el 2005 una película de 25 minutos narrada por Susan Sarandon,
Hiroshima No Pika.
Hiroshima no pika es un álbum ilustrado de la artista japonesa Toshi Maruki
publicado por la editorial Komine Shoten en 1980. Se centra en el final de la
Segunda Guerra Mundial en el Pacífico con el bombardeo atómico de
Hiroshima4 desde la perspectiva de Miichan, una niña nipona de siete años.
3 Varios autores han realizado investigaciones sobre la representación de la guerra y la paz en
la Literatura Infantil. En el magnífico estudio de Gillian Lathey (1999) no se incluyeron los
álbumes ilustrados porque, al combinar texto e ilustración, necesitaban un tratamiento distinto.
Susan Cooper (1994), por su parte, categorizó los libros infantiles centrados en esta temática
en cuatro grupos dependiendo de la ideología que los libros exhibían y transmitían: en pro de la
guerra, apoyo condicional, en contra de la guerra e indiferencia.
4 Los bombardeos atómicos sobre Hiroshima y Nagasaki fueron perpetrados por Estados
Unidos contra el Imperio de Japón. Después de seis meses de intenso bombardeo en otras
ciudades japonesas, el 6 de agosto de 1945 la bomba “Little Boy” fue lanzada sobre Hiroshima
creando una estela de destrucción total y dejando más de 140.000 víctimas a su paso. Tres
días más tarde, otra bomba caía sobre Nagasaki. Tras la detonación de estas bombas, Japón
5
La guerra nuclear no era una temática nueva para la autora quien, en
colaboración con su esposo Iri Maruki, entre 1950 y 1982, realizaron varios
frescos titulados Imágenes de la bomba atómica (Genbaku no zu)5, una
colección de quince paneles plegables6 sobre los bombardeos atómicos de
Hiroshima y Nagasaki, principalmente. Un día irrumpió en su exposición una
hibakuska7 que le relató su experiencia y la animó a realizar Hiroshima No Pika
para “que no vuelva a suceder nunca”.
Hiroshima No Pika es un libro pacifista y disuasorio de la guerra atómica que
retrata el estallido y la devastación causada por la bomba de Hiroshima a partir
de la visión de Miichan, una niña japonesa de siete años. En el libro de Toshi
Maruki no hay victoria ni derrota, solo destrucción, aniquilación, horror,
sufrimiento y un alegato a favor de la paz: “Las bombas no caen solas, las tiran
los hombres… Los hombres son los responsables de esta atrocidad, no el azar,
ni la casualidad… Que otros hombres puedan impedir que esto suceda de
nuevo” (Maruki 1986: 43)8.
anunció su rendición incondicional frente a los “aliados” poniéndose punto final a la Segunda
Guerra Mundial.
5 Dicha exposición fue el eje central de Hellfire: a Journey from Hiroshima, un trabajo dirigido
por John Junkerman en 1986 que fue nominado a los premios de la Academia al mejor
documental.
6 Cada panel tiene unas dimensiones de 1,8 x 7,2 metros y se acompañan de un pequeño texto
escrito por los artistas. Los frescos muestran la brutalidad y la desesperación que provoca
cualquier guerra, más aún aquellas en las que las víctimas son civiles, como en este caso.
Especialmente dramáticas resultan las escenas en las que los amantes continúan abrazados
tras su muerte o las de las madres que acunan a sus hijos, ya sin vida, en sus brazos. Puede
realizarse un paseo virtual en la página web de la Fundación “Maruki Gallery For the Hiroshima
Panels”: http://www.aya.or.jp/~marukimsn/english/indexE.htm
7 Hibakusha o basutko, literalmente ‘bombardeados’. Los supervivientes de los bombardeos
fueron durante muchos años discriminados por la sociedad nipona en lugar de ser reconocidos
como víctimas.
8 Aunque la edición original de El destello de Hiroshima publicada por Miñón en 1986 no
presentaba números de páginas, en las referencias bibliográficas relativas a este álbum ilustrado hemos incluido el número de página que, de haberse mostrado, le habría correspondido en dicha edición.
6
El texto que acompaña las ilustraciones es breve, descriptivo y carece de
opiniones o explicaciones al respecto de los hechos relatados. Por ejemplo, en
la escena inmediatamente anterior al estallido de la bomba que representa una
escena familiar en la que la niña protagonista comparte el desayuno con sus
padres, el texto realiza insinuaciones sobre la escasez de alimentos en tiempos
de guerra:
Miichan estaba desayunando con sus padres. El arroz tenía un color
rosado porque estaba mezclado con batatas que les había traído un
pariente del campo.
“¡Mmm… qué rico!”, dijo Miichan, con la boca llena.
“Está muy bueno”, afirmó sonriendo el padre. (Ibid.: 6)
La ilustración que acompaña esta secuencia narrativa aporta detalles
culturales como la disposición de los muebles en la estancia, o que madre e
hija van ataviadas con el tradicional kimono. Es una escena feliz en la que la
comida y la reunión familiar alrededor de la mesa redonda son las
protagonistas. La ilustración no refleja la situación bélica que viven los
personajes y nada en ella hace presagiar la catástrofe que se avecina. La
repentina y violenta ruptura de esa calma provoca un efecto catártico en el
lector, provocando en él desconcierto, confusión y rechazo ante la violencia.
Estas sensaciones en el lector aumentan más aún si cabe por la focalización
narrativa utilizada. En el texto aparece un narrador omnisciente en tercera
persona que, en ocasiones, permite la irrupción de la primera persona por boca
de Miichan que usa el estilo directo en presente de indicativo para minimizar la
distancia con el lector e implicarlo en la historia. Es decir, la focalización de la
historia desde la perspectiva emocional y cognitiva de una niña de siete años9
9 La focalización del relato en una niña pequeña relaciona esta obra con otros álbumes
ilustrados que se centran en la Segunda Guerra Mundial y la presentan desde una perspectiva
infantil como Rosa Blanca de Roberto Innocenti o El niño estrella de Rachel Hausfater-Douïeb,
por citar solo algunos títulos.
7
sirve para provocar empatía con los lectores y transmitirles cómo los niños
viven la guerra y las consecuencias que estos enfrentamientos provocan en
sus vidas. Con este recurso el lector experimenta la sensación de
desorientación y desasosiego de la protagonista y, así, adquiere una postura
en contra de la violencia en general y de las bombas nucleares, en particular.
Podemos comprobar este cambio en la focalización narrativa en el siguiente
fragmento que hace referencia al momento inmediatamente posterior al
estallido de la bomba:
Cuando Miichan recobra el sentido, todo a su alrededor está oscuro. Todo
es quietud y silencio. –”Dios mío. Pero ¿qué ha pasado?, ¿qué sucede?
No me puedo mover…”
Se acercaba un ruido crepitante y en la oscuridad se elevó una roja
llamarada.
¡Fuego! ¡Un incendio!
¡Miichan! –gritó su madre.
Miichan estaba allí, inmóvil, apresada bajo unas maderas. Al fin pudo salir
arrastrándose. La madre la abrazó con fuerza. Rápido, rápido. ¡El fuego!
¿Papá?
El padre estaba entre las llamas. (Ibid.: 9)
Como podemos observar el texto presenta los hechos de una forma muy real,
con una narración objetiva y desde la perspectiva vital de una niña de siete
años. Ese texto tan directo y cercano, contrasta con unas ilustraciones que
tienden hacia la abstracción y el surrealismo. Este fuerte contraste provoca un
gran impacto emocional en el lector que se ve sumido en una honda sensación
de confusión y desasosiego para que sienta, en parte, las sensaciones que
experimentaron las víctimas del bombardeo.
Las ilustraciones fueron realizadas al alimón entre el matrimonio Maruki
combinando las acuarelas y el suiboku10. En un primer momento, Iri Maruki
10
El suiboku o suibokuga es una técnica de dibujo monocromático en tinta de la escuela de
pintura japonesa.
8
utilizaba las acuarelas para retratar con respeto y deferencia a las víctimas y,
así, sobreponerse al dolor que esto le provocaba: “when I draw people who are
being slaughtered, I also feel as if I’m being slaughtered”. Toshi Maruki alteraba
las acuarelas de su esposo con dibujos y manchas de tinta china,
transformándolas en imágenes más oscuras y cargadas de significado. El
resultado final son paisajes que casi podríamos tildar de surrealistas en un
intento por evitar que las ilustraciones sean demasiado gráficas; de este modo
será el lector quien, a través de su imaginación y sus propias experiencias y
conocimientos, participe, reconstruya e interprete dichas ilustraciones.
Además en las ilustraciones es especialmente llamativo el uso del color. En las
primeras páginas, Toshi Maruki utiliza colores vivos y brillantes para plasmar
escenas de la vida cotidiana de la familia de Miichan. A partir del estallido de la
bomba las ilustraciones se transforman completamente y los colores brillantes
desaparecen para ceder su espacio a una paleta con colores más tristes, sobre
todo tonos ocres y tierra, que reflejan la violencia y la destrucción y contrastan
con el color rojo utilizado en el fuego atómico; esta fuerte oposición, una vez
más, persigue que se produzca un efecto antibélico en el lector y se oponga a
la utilización de bombas nucleares.
Uno de los contenidos que se ceden a la imagen y que el texto solo insinúa es
el trauma que vive la pequeña con el estallido de la bomba. Las ilustraciones
siempre retratan a la niña con unos palillos rojos en sus manos. Esos palillos
son los utensilios con los que estaba desayunando cuando la bomba fue
detonada y permanecen en sus manos varios días. Este recurso sirve para
localizar a la protagonista en las ilustraciones entre la maraña de cuerpos y
para concienciar al lector sobre las heridas a nivel psicológico sufridas por los
personajes:
Miichan no creció más. Aún después de mucho tiempo, parece que
siguiera teniendo siete años.
“Es por culpa del destello” –dice su madre con lágrimas en los ojos. (Ibid.:
41)
9
Otro acierto es delegar en las ilustraciones la localización espacio-temporal y
así crear un lugar desolado y casi fantasmagórico. Además las imágenes
reflejan el paso del tiempo de forma cooperante con el texto. Podemos
comprobarlo en la secuencia narrativa en la que los protagonistas se acercan a
la isla Miyajima Guchi:
El sol se había ocultado, se hizo de noche. Amaneció, llegó la mañana y
de nuevo sobrevino la noche. El sol apareció otra vez, un nuevo día
sucedió a la noche.
“Perdone, ¿qué día es hoy?” –preguntó la madre a alguien que pasaba–.
“–Hoy es 9” –respondieron–.
Contó con sus dedos… Habían pasado 4 días desde aquello. (Ibid.:27)
Dos ilustraciones cooperan para representar el paso del tiempo; en la primera
imagen vemos al fondo la isla Miyajima Guchi con su tori flotante, en medio de
una atmósfera en la que predomina el color rojo; en la parte inferior de la
ilustración aparecen algunos cuerpos tendidos en la orilla de la playa. Al pasar
la página, el color rojo ha cedido su espacio a tonos más oscuros y, al fondo,
las estrellas brillan, mientras que en la parte inferior de la imagen, una maraña
de cuerpos entrelazados se agolpan en la arena.
3. Las traducciones
Como dijimos anteriormente, Hiroshima No Pika fue publicado en Japón en
1980 por Komine Shoten. En ese mismo año, Yasko Asaoka, Johanna
Mathiasek y Friedl Hafbauer, la tradujeron al alemán para la editorial austriaca
St. Gabriel (Das mädchen von Hiroshima). En 1982 la editorial Lothrop, Lee
and Shepard publicó la obra en Estados Unidos pero en ella no se especificaba
el nombre del traductor, aunque su trabajo mereciera el Premio Mildred L.
Batchelder en su diecisiete edición. En 1983 Judith Elkin tradujo la obra, The
Hiroshima Story, para la editorial británica Adam and Charles Black y al año
siguiente apareció la traducción al galés por la editorial Corbett (Stori
10
Hiroshima) y al francés (Pika, l’eclair d’Hiroshima, traducido por Nicole Coulon y
adaptado por Marie Schuch) por Syros. En 1986 la editorial Miñón publicó en
España El destello de Hiroshima, traducido por Estela L. de Shimizu y
adaptado por Berta Bresa. Hemos podido comprobar que también existe
traducción al chino pero apenas conocemos datos de esa obra.
En las traducciones a lengua inglesa11 son destacables las alteraciones
operadas en el texto que según Ochiai (2009) están relacionadas con la política
nuclear que esos países mantenían en el momento de la publicación de
Hiroshima no Pika, es decir en los años ochenta. Según Ochiai (2009) la
postura en relación a las armas nucleares, no solo incidía a la hora de añadir u
omitir información, sino que también influía en la traducción del texto. La
publicación americana eliminó algunas partes de la historia mientras que la
británica, por su parte, varió su estructura e incluyó datos informativos y nuevas
descripciones. En ocasiones, incluso, las obras tomaban la apariencia de
relatos inventados. Esos “ajustes” se realizaban, en principio, para mediar entre
el texto y los lectores –no olvidemos que pertenecían a culturas diferentes–
pero provocaban la pérdida de uno de los valores esenciales de la obra: el
lenguaje literario, promoviendo en la obra –por el contrario– un lenguaje
estandarizado, limitaciones en el uso del léxico y lecturas unívocas al reducir la
profundidad y riqueza narrativa. Esos cambios provocaban en el lector una
impresión informativa, objetiva, educativa y, aunque en menor grado, también
emotiva. Ochiai (2009: 97) concluye:
May be at stake in making cultural adjustments in order to mediate a text
for an audience with a different set of cultural assumptions: even implicit
transformations can dismantle the innermost significance of the original
work and reduce narrative depth. Thus it can be concluded that both a
deep and culturally accurate interpretation of the original work and
adequate consideration of the effects of any cultural or linguistic adjustment
11
Para un estudio más detallado de las traducciones al inglés de Hiroshima No Pika, remitimos
al artículo de Tatsuko Ochiai publicado por la revista IRCLen julio de 2009.
11
are essential in transmission of cultural productions. These are
prerequisites for effective cross-cultural communication.
4. La traducción al castellano: El destello de Hiroshima
La publicación de Hiroshima no Pika en España no fue un hecho casual si
atendemos al panorama literario infantil y a los condicionamientos sociales y
políticos de la España de los años ochenta.
En cuanto a la situación de la Literatura Infantil en España, en los años ochenta
asistimos al tan comentado “boom” de esta literatura, paralelo al resto de
naciones europeas: proliferan editoriales, títulos, premios, revistas
especializadas, así como asociaciones de apoyo a esta literatura. Las obras
infantiles irrumpen en los centros educativos y se promocionan las bibliotecas
infantiles y juveniles por lo que surge la necesidad de formar a los mediadores
en lectura. Se publica más que nunca y, aunque parezca paradójico, las obras
editadas en estos años alcanzaron grandes cotas de calidad. Entre los autores
e ilustradores que publicaron en los años ochenta se encontraban algunos que
ya eran considerados clásicos y otros que eran jóvenes promesas en aquel
entonces pero que, desde entonces, son autores claves en el panorama
literario infantil como Joan Manuel Gisbert, Jordi Sierra i Fabra, Pilar Mateos o
Concha López Narváez, por citar solo a alguno de ellos.
En cuanto a la situación editorial existente en el momento de la publicación de
El destello de Hiroshima, hemos de tener en cuenta que, a partir de los años
setenta, se inició en la Literatura Infantil española una tendencia comprometida
y de corte ecológico. Obras como Los batautos (1975) de Consuelo Armijo, El
hombrecillo vestido de gris (1978) de Fernando Alonso o Caramelos de menta
(1973) de Carmen Vázquez-Vigo, denunciaban una sociedad despersonalizada
al mismo tiempo que otros autores como Joan Manuel Gistert o Montserrat del
Amo resaltaban el amor a la naturaleza y el compromiso para despertar las
conciencias infantiles.
12
En el panorama político estratégico español en los años ochenta hemos de
destacar dos hechos; por un lado surgió un poderoso movimiento popular de
corte pacifista12 que rechazaba la intervención de España en la OTAN y, por el
otro, se produjo el desarrollo nuclear español, aun en contra del sentir popular
que veía la energía nuclear como una seria amenaza. En los años ochenta la
sociedad española todavía no había olvidado la caída accidental de una bomba
atómica cerca del municipio almeriense de Palomares en 1966. De hecho, una
de las condiciones que contenía el Referéndum para la permanencia de
España en la OTAN fue que no se produjera el tránsito de armas nucleares por
el territorio nacional “se mantendrá la prohibición de instalar, almacenar o
introducir armas nucleares en territorio español”, –aunque ningún gobierno se
haya preocupado de verificar dicha premisa en el tráfico de aviones y barcos
norteamericanos y británicos–.
El desarrollo nuclear español13 se inició durante el régimen franquista tras la
Segunda Guerra mundial. Aunque oficialmente se trataba de un programa de
uso civil, existía la intención secreta de su aplicación militar (Delfín, 2008). Las
empresas españolas se fueron incorporando a las tecnologías nucleares
produciéndose su consolidación en la década de los 80 con la construcción de
varias instalaciones dedicadas a este tipo de energía. Entre 1970 y 1988 se
pusieron en funcionamiento los ocho reactores nucleares que siguen operativos
y conectados a la red en la actualidad: Santa María de Garoña, Almaraz (I y II),
Cofrentes, Ascó (I y II), Vandellos II y Trillo. En 1985 también fue construida la
fábrica de combustible nuclear en Juzbado (Salamanca) y un centro de
12
En 1954 Franco estableció una alianza con EEUU para que se implantaran bases del ejército
norteamericano en territorio español. Durante el gobierno de Calvo Sotelo, en octubre de 1981,
España ingresó en la OTAN manteniendo y reforzando la implantación de esas bases. El
PSOE durante la campaña electoral de las elecciones celebradas en 1982, se posicionó en
contra de dicho ingreso bajo el lema “OTAN no. Bases fuera. Neutralidad”, aunque, al ganar
dichas elecciones, convocó el prometido referéndum el 12 de marzo de 1986 e inició una
campaña de apoyo al sí de modo que se ratificó la adhesión a la OTAN con un porcentaje del
52,5%. España había entrado en el Mercado Común Europeo en enero de 1986.
13 Cfr. Anexo II.
13
almacenamiento de residuos radiactivos de baja y media actividad en El Cabril
(Córdoba) en 1993.
Sin embargo, la sociedad española se declaraba mayoritariamente en contra
de la energía nuclear por la seguridad de las centrales nucleares, los residuos
radiactivos generados y la proliferación de armamento nuclear. El PSOE
recogió en su programa electoral el rechazo a este tipo de energía y aprobó en
1984 una moratoria nuclear14, suspendiendo los ambiciosos programas de este
tipo de energía. También este gobierno ratificó el Tratado de No Proliferación
Nuclear15 en 1987, casi veinte años después de ser firmado por Estados
Unidos, Rusia y Reino Unido en 1968.
Los gravísimos accidentes acaecidos en Chernóbil en 1986 y en la central de
Vandellós I en 1989, reafirmaron más aún si cabe el sentir de los españoles en
contra de la energía nuclear. En los últimos años, aunque la sociedad española
sigue rechazando la implantación y uso de este tipo de energía y prefiere
apostar por la investigación y el desarrollo de energías renovables y
sostenibles, sí se perciben cambios en el posicionamiento de algunos partidos
políticos. Por ejemplo, ya en 1992 se aprobó el Plan Energético Nacional 1991-
2000, en el que, aunque se mantenía la moratoria nuclear, se destacaba la
importancia de este tipo de energía y se potenciaba su investigación. En el
2004 el gobierno de España aprobó por unanimidad el sexto Plan General de
Residuos Radiactivos de España, que contemplaba la construcción de un
Almacén temporal de residuos de alta actividad Centralizado. En plena crisis
económica, con unos datos de desempleo altísimos y ante el temor de soportar
multas de hasta 60.000 euros diarios, varios municipios se presentaron
voluntarios para albergarlo, Villar de Cañas (Cuenca) el elegido en 2011.
14
La moratoria incluía una compensación económica anual a las empresas energéticas a pagar
vía tarifa eléctrica que sigue actualmente en vigor.
15 “Tratado sobre la no proliferación de armas nucleares”. Ministerio de Industria, Turismo y
Comercio (13 de diciembre de 1987). En línea:
http://www.minetur.gob.es/industria/ANPAQ/Convencion/Documents/tratnucl.pdf
14
En esa coyuntura económica, política, social, editorial y literaria, Miñón
publicaba El destello de Hiroshima en 1986 y la incorporaba a su fantástico e
histórico fondo bibliográfico, junto a obras tan significativas en el panorama
literario infantil español como Tarde de circo de Jaime Ferrán, la serie de Pipo y
Pipa de Salvador Bartolozzi, la trilogía Crónicas de Media Tarde de Juan
Farias, Tres pájaros de cuenta o Mi querida bicicleta de Miguel Delibes,
Marcelino pan y vino de José María Sánchez Silva, El hombrecillo de papel de
Fernando Alonso, Los batautos de Consuelo Armijo, La rueda del viento de
Concha Lagos o Los tres bandidos de Tomi Ungerer, por citar solo algunos
títulos. La editorial Miñón abandonó su actividad a finales de los años ochenta y
la mayoría de sus fondos pasaron a Susaeta. Hoy en día es muy difícil
encontrar El destello de Hiroshima; es un libro descatalogado que sigue
esperando ser rescatado del olvido y volver a conmover y concienciar a los
pequeños lectores.
Lo primero que llama nuestra atención al analizar la traducción al castellano
llevada a cabo por Estela L. de Shimizu, es el cambio que se produce en el
diseño de la cubierta. Las ediciones japonesa, británica, americana y alemana
–todas implicadas en el conflicto– no variaron ni el título ni el diseño de la
cubierta. En la ilustración se representa desnuda a la madre de la protagonista
cargando con su marido a la espalda y sosteniendo en sus brazos a su hija
mientras atraviesan el fuego nuclear. El color rojo lo inunda todo y parece que
los personajes cruzaran un río de sangre.
Esta forma de representar a la madre de Miichan no es casual sino que
entronca en el modelo iconográfico de la Pietà, esto es, la representación de la
Virgen María sosteniendo el cuerpo muerto de Jesucristo en sus brazos y que
podemos observar en muchísimas obras artísticas como en el Guernica de
Picasso.
En cambio, en el diseño de la cubierta de la edición castellana y francesa, se
alteró completamente ese proyecto. El color rojo se sustituyó por el blanco y en
el centro de la página se incluyó una ilustración tomada de las páginas
interiores, precisamente la que hace referencia al abrazo que se dan madre e
15
hija tras el estallido de la bomba. En esta ilustración las dos protagonistas
continúan vestidas y el color rojo se utiliza tímidamente para plasmar un fuego
incipiente en la parte superior derecha de la ilustración. Nada en esta cubierta
nos recuerda el sufrimiento y la desolación de la edición original sino que
parece intentar transmitir calma y sosiego por el reencuentro y abrazo entre
madre e hija.
En el interior de la obra, El destello de Hiroshima reproduce fielmente el tono y
el contenido de la versión japonesa. No hay cambios ni en la perspectiva ni en
los tiempos verbales utilizados aunque, en ocasiones, se añaden datos que no
figuraban en la obra original como, por ejemplo: “El 9 de agosto, fue lanzado en
Nagasaki, la segunda bomba atómica”. La fecha de este terrible suceso no
aparece en la edición japonesa porque suponemos que, desgraciadamente, es
conocida por los lectores nipones, pero sí se incluye en la traducción castellana
porque, probablemente, los lectores españoles no recuerden esta fatídica fecha
y porque esos datos le dan al texto la apariencia de crónica histórica y, por lo
tanto, alejada de la cotidianeidad del lector occidental. Una vez más se intenta
transmitir calma y sosiego al lector infantil.
Como ya comentamos anteriormente, las ilustraciones de Hiroshima no Pika se
caracterizan por soportar una gran carga narrativa y, por lo tanto, estar abiertas
a diferentes interpretaciones. Es decir, el texto indica una manera posible de
entender las ilustraciones pero no impone cómo deben ser interpretadas. Esta
libertad en la interpretación de las imágenes provoca que lectores no
familiarizados con algunas tradiciones de esa cultura, no hagan una lectura
competente de las mismas. Estas afirmaciones pueden ser comprobadas en la
imagen que acompaña al siguiente texto:
No todos los muertos fueron japoneses. También murieron coreanos, que
habían sido trasladados a la fuerza, para trabajar en Japón. Sus cuerpos
quedaron abandonados, y se dice que fueron picoteados por miles de
cuervos. (Maruki 1986: 39)
El texto, de extrema dureza, reconoce que en tiempos de guerra los prisioneros
coreanos fueron obligados a realizar trabajos forzosos en Japón y destaca esa
16
situación injusta y esclavista, incidiendo en el abandono de los cuerpos y la
mutilación de los cadáveres coreanos. La ilustración que acompaña a este
texto reafirma este efecto emocional al contrastar los dos planos de la imagen;
en la parte inferior se muestra una maraña de cuerpos destrozados y en la
parte superior varios hanbok –vestidos tradicionales de las mujeres coreanas–
surcan un cielo oscuro y humeante para dirigirse a Corea, su tierra, su hogar.
En nuestra modesta opinión, los lectores españoles no leen de esta manera la
ilustración sino que los vestidos coreanos se interpretan como las almas de las
víctimas en su ascenso hacia los cielos donde alcanzarán el descanso eterno.
Estos cambios en la lectura de las imágenes se producen también en las
ilustraciones contenidas en las primeras páginas de la obra. En la página del
título aparece la cúpula de Gembaku16 tras el estallido de la bomba atómica (tal
y como se conserva hoy en día). Al pasar la página encontramos el mismo
edificio en la ilustración tal y como era antes del estallido de la bomba. Estas
referencias claves para lectores nipones no son ofrecidas ni compartidas con
los lectores españoles por lo que esa información pasa desapercibida,
realizando una lectura menos competente de las mismas.
5. Conclusiones
Aunque El destello de Hiroshima es un libro descatalogado y muy difícil de
encontrar en la actualidad17, el tema tratado sigue siendo actual ya que el
movimiento anti-nuclear se ha visto fuertemente reactivado en España por el
accidente de la central de Fukushima en 2011, la oposición a la instalación del
16
El edificio fue proyectado por el arquitecto checo Janletzel para la Esposición Comercial de la
Prefectura de Hiroshima (HMI). Fue terminado en abril de 1915 e inaugurado oficialmente en
agosto de ese año. La cúpula de Gembaku fue el único edificio que, estando en el epicentro de
la bomba atómica, resistió el impacto. Hoy en día se ha preservado exactamente como se
encontró después del bombardeo y se ha convertido en el “Monumento de la Paz de
Hiroshima”, un memorial de la devastación nuclear.
17 Podemos encontrar otras obras literarias infantiles que abordan esta temática en el mercado
editorial actual como La tarta voladora de Gianni Rodari o La nube de Gudrun Pausewang.
17
Almacén Temporal Centralizado en Villar de Cañas, o las continuas amenazas
que países como Corea del Norte o Irán lanzan a Estados Unidos o a Corea del
Sur.
A lo largo de este estudio y tras un breve análisis de Hiroshima no Pika, de
Toshi Maruki y de las diferentes traducciones que de este álbum ilustrado se
han realizado, hemos intentado explicar las diferencias que entre ellas hemos
hallado, diferencias, por otro lado, se supone que inexplicables si tenemos en
cuenta que la narración llevada a cabo por la imagen era la misma en todas las
ediciones. No podemos olvidar que una traducción es “una transacción que
tiene lugar en un contexto comunicativo, social y cultural” (Hermans, 1996: 26)
por lo que tanto el texto original como los diferentes textos meta reflejaban la
influencia, el deseo o la necesidad por relatar una historia diferente: la de los
agresores o la de las víctimas. Más aún si tenemos en cuenta las continuas
apelaciones al lector y que la historia fue creada por el matrimonio Maruki para
que los más pequeños desarrollaran una postura antinuclear, lucha a la que
han dedicado toda su vida y por la que fueron nominados al Premio Nobel de la
Paz en 1995.
Hemos de tener en cuenta que la traducción de un texto está sujeta a varios
factores: psicológicos, sociolingüísticos, históricos, literarios y transculturales,
entre otros. Es imposible lograr que un texto traducido sea el equivalente
exacto al original por las diferentes estructuras utilizadas en las diferentes
lenguas, los significados que deben ser inferidos y las ideologías que
conforman el lenguaje. En este estudio hemos comprobado que los álbumes
ilustrados tienen una gran capacidad para cruzar fronteras culturales porque las
ilustraciones pueden ser, en parte, inteligibles y accesibles de una cultura a
otra. Sin embargo, siempre la interpretación de las mismas estará supeditada al
texto que las acompaña, ya que este puede provocar cambios significativos en
la interpretación por medio de variaciones, sutilezas lingüísticas o alusiones
culturales y políticas que demandan del lector un profundo conocimiento de esa
cultura.
18
Vemos que los errores en la interpretación a veces se producen porque el
lector no tiene suficientes conocimientos del mundo en su enciclopedia cultural.
Precisamente el bombardeo de Hiroshima en 1945 estuvo provocado en parte
por una traducción equívoca del japonés (Sykes 1983: 41). El japonés
mokusatsu sure fue traducido al inglés como rejects with contempt, literalmente
‘rechaza con desprecio’ las propuestas americanas, en lugar del sentido dado
por los japoneses a la expresión que era give further consideration to, es decir,
considerará.
Según la clasificación de Susan Cooper (1994)18, Hiroshima No Pika sería un
libro escrito “en contra de la guerra”, porque se describe la destrucción de los
bienes y la devastación física y psicológica de los personajes –civiles
inocentes–, quienes ven alterada su forma de vida de manera involuntaria,
sobre todo Miichan, la niña protagonista, que desde entonces ha de enfrentarse
a las consecuencias físicas y psicológicas que la bomba le provocó. La obra es,
en terminología de Lioba Betten19 (1982), un libro disuasorio de la guerra
atómica, pues extrae una enseñanza de los errores cometidos en el pasado
para “que no vuelva a suceder nunca”.
Por eso Hiroshima no Pika resulta tan polémico, no solo por ofrecer a los niños
un tema tan duro y controvertido, sino sobre todo por escoger la visión
japonesa de los hechos, focalizar el relato desde la perspectiva de una niña de
siete años –que pertenece al bando de los vencidos y es una víctima más del
sinsentido– y relatar los hechos de una forma directa y contundente, más aún a
través de sus impactantes ilustraciones. A modo de ejemplo, podemos
referirnos a los comentarios ofrecidos sobre la obra por Mary Bozik y otros
autores (1992: 78) en una lista de libros recomendados para su uso en la
Educación Primaria y Secundaria inglesas:
18
Cfr. Anexo I.
19 Lioba Betten (1982) agrupa la representación del tema de la guerra atómica en tres
categorías que recogen desde las peleas domésticas a los conflictos internacionales: paz en la
familia (paz social), instrucción del pasado (disuasión) y paz para el futuro (desarme).
19
This story in inusual for Americans because it is told from the Japanese
point of view. The author’s bias is very much against warfare and the use of
nuclear weapons. The author does not make any direct remarks that could
be contructed as being anti-American. The main problem with the book’s
simplicity is that the author does not explain why America bombed
Hiroshima.
Hiroshima no Pika, además de un testimonio, memoria o constancia de un
hecho real, es un modo de reafirmar a través de la palabra la oposición y
repulsa a todo acto de violencia humana, sobre todo contra la amenaza nuclear
ya que como afirma Miguel C. Martínez (1999) la vivencia cotidiana y la
identificación que permite la fantasía son las principales maneras de desarrollar
los valores pacifistas en la primera infancia.
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ANEXO I: Tabla de Susan Cooper (1994) Ideología Características de los relatos
En pro de la guerra
Deshumanización del enemigo Patriotismo ciego Actos agresivos (físicos o verbales), apoyo a la guerra Participación voluntaria en actos de auxilio al apoyo de la guerra
Apoyo condicional
Obediencia a los reglamentos, leyes y restricciones referidas a la guerra. Tolerancia de las condiciones y situaciones creadas por el conflicto. Verbalización de un apoyo provisional.
En contra de la guerra
Las víctimas son inocentes, generalmente, niños. Devastación física y psicológica
Destrucción de los bienes Cambios en el estilo de vida involuntarios Pérdida de inocencia
Indiferencia
Actitudes ingenuas Centrarse en los problemas nacionales Aislamiento Indiferencia verbal
23
ANEXO II: Centrales nucleares operativas y conectadas a la red en España20
Central Reactor Año de puesta en
funcionamiento
Expiración de la licencia
Potencia
Santa María de Garoña
BWR-3 1970 201321 466 MW
Almaraz Almaraz I PWR
1983 2021 977 MW
Almaraz II PWR
1984 2023 980 MW
Cofrentes BWR-6 1984 2034 1.092 MW Ascó Ascó I PWR 1984 2023 1.032.5 MW
Ascó II PWR 1986 2025 1.027,2 MW Vandellós II
PWR 1988 2027 1.087,1 MW
Trillo I PWR 1988 2028 1.066 MW
20
«Resultados y perspectivas nucleares. 2008: un año de energía nuclear». En línea:
http://www.foronuclear.org/es/publicaciones-y-documentacion/publicaciones/archivo-de-
publicaciones/resultados-y-perspectivas-nucleares. 21
Cfr. “El Gobierno asume el cierre de Garoña en 2013”, El País (7/09/2012).