Post on 29-Dec-2015
BARETTO, Carla - 37.844.367
Segundo año de Letras, cuatro materias
(dos literaturas: Inglesa y Latinoamericana I)
BELELLI, Camila – 37.981.230
Segundo año de Letras, cuatro materias
(una Literatura: Inglesa).
QUIROGA ZUBRESKI, Lucas – 33.956.382
Finalizando la carrera de Historia, cursando Literatura Norteamericana
para incluirla en el tramo de las “optativas”.
2
“Soldier’s home”: sociedad de mandatos contradictorios
A partir del cuento “Soldier’s home” de Ernest Hemingway, publicado por
primera vez en 1925 como parte del libro In our time, nos proponemos analizar cómo
en la narración se deja ver una sociedad que exhibe sus contradicciones cuando su
máximo mandato, la guerra, implica para el soldado una exclusión posterior como
consecuencia. Para esto, analizaremos dentro del plano de los personajes distintos
estadios y momentos en la vida del protagonista, que veremos signados por mandatos
de esta sociedad contradictoria, así como elementos del plano léxico y sintáctico.
Notamos cómo el protagonista, Krebs, viste a lo largo de su vida diferentes
uniformes, siguiendo un mandato acorde a su edad y género. En primer lugar, se nos
dice que asistía a una facultad metodista, y a partir de una foto se nos describe su
uniforme: “There is a picture which shows him among his fraternity brothers, all of
them wearing exactly the same height and style collar”1. Es interesante la implicancia
que tiene la facultad a la que asiste Krebs; el metodismo es el nombre que se da
habitualmente a un numeroso y diverso grupo de denominaciones cristianas del
protestantismo. Históricamente, el metodismo se originó en la Gran Bretaña del siglo
XVIII y gracias a la vigorosa actividad misionera que desplegó se extendió rápidamente
por los dominios del Imperio británico y los Estados Unidos de América. Su teología
hace énfasis en el hecho de que la salvación es para todo aquel que la acepte, y la
sustenta en la fe del hombre y no sólo en la gracia divina; de modo que si el hombre
pierde la fe, pierde la salvación. La doctrina metodista insiste también en que la
salvación personal siempre implica la misión cristiana colectiva y el servicio al mundo.
Encontraremos este tópico reforzado más adelante en la madre de Krebs, pero vemos
entonces desde el comienzo del relato cómo el personaje está signado por un mandato
de servicio y misión colectiva, y se encuentra inserto en un ámbito del que debe ser
parte y, a la vez, en el que debe creer.
1 Hemingway, Ernest, “Soldier’s home”, en The collected stories, New York, Everyman’s library,
1995, p. 87.
3
En segundo lugar, encontramos a Krebs como parte del ejército, al que parece
haber ingresado directamente desde la facultad: “Krebs went to the war from a
Methodist college in Kansas”2. El uso de estas preposiciones nos da la impresión de
que el protagonista pasó de un uniforme al otro sin ninguna mediación, así como
también de que entró al ejército revestido de las ideas del metodismo. Tenemos en
cuenta también la enorme connotación mandataria que tiene una institución como el
ejército, no sólo en lo referido al ámbito normativo interno, sino también a lo que
denota socialmente y al mandato que impone a los jóvenes del país. Krebs recuerda
que, estando en la guerra, “he had done the one thing, the only thing for a man to do,
easily and naturally, when he might have done something else”3. Hasta este momento
de su vida, encontramos al protagonista siendo una parte funcional de las instituciones
en las que está inserto. El conflicto se presenta después de la guerra, en el momento
cronológico en el que transcurre la narración.
En tercer lugar, hallamos a un personaje recién regresado de la guerra, de la
que no se nos dice nada explícito y de la que Krebs mismo no quiere hablar: “At first
Krebs, who had been at Belleau Wood, Soissons, the Champagne, St. Mihiel and in the
Argonne did not want to talk about the war”4. A partir de estos nombres, brindados
por el narrador como al pasar, podemos formarnos una idea de qué vivió Krebs
durante su estadía en Europa: durante la batalla de Belleau Wood, las fuerzas
estadounidenses sufrieron 9.777 bajas, incluyendo 1.811 muertos. Después de la
batalla, los franceses cambiaron de nombre al bosque, que pasó a llamarse Bois de la
Brigada des Marines (Bosque de la Brigada de Marines) en honor a la tenacidad de los
soldados. Fue en el bosque de Belleau donde presuntamente los marines recibieron su
apodo de “Perros del Diablo” por la ferocidad con que atacaban. En el bosque de
Argonne, soldados de una división fueron forzados a rechazar varios ataques alemanes
durante seis días. En el batallón faltaba comida, y el agua estaba disponible solo
arrastrándose bajo fuego enemigo hacia un arroyo cercano. Las comunicaciones
también fueron un problema y, debido a esto, a veces fueron bombardeados por
proyectiles de artillería propios, ya que se desconocía la ubicación exacta del batallón.
2 Ibíd., p. 87.
3 Ibíd., p. 87.
4 Ibíd., p. 87.
4
A pesar de todo, lograron mantener el terreno y causaron suficiente distracción para
que otras unidades aliadas rompieran las líneas enemigas alemanas, lo que obligó a los
alemanes a retirarse. De los más de 500 soldados que entraron al bosque de Argonne,
sólo 194 pudieron salir indemnes. El resto fueron muertos, desaparecidos, capturados,
o heridos.
Sin embargo, ni Krebs ni el narrador mencionan nada de esto. El tercer ámbito
en el que encontramos al protagonista es el de una sociedad que parece no haber
cambiado y que le exige que vuelva a ser un miembro funcional de ella. “Now, after
the war, it was still the same car. Nothing was changed in the town except that the
young girls had grown up”5. Sus padres tienen el mismo auto, y el único cambio que ha
sufrido el pueblo es que las chicas han crecido6. Es esta sociedad sin cambios, cansada
ya de relatos sobre la guerra, a la que sus padres pretenden que Krebs se reincorpore
orgánicamente, y para esto no dudan en ofrecerle toda comodidad necesaria: su
madre le llevaría el desayuno a la cama si él lo pidiera y su padre consiente en
prestarle su auto, con la esperanza de que finalmente conozca a una chica. A su vez,
entran a jugar nuevamente los valores del protestantismo metodista: en la
conversación con su madre, ella insiste en que ya es tiempo de que Harold decida qué
va a hacer: “‘God has some work for everyone to do,’ his mother said. ‘There can be no
idle hands in His Kingdom’”7. Pero Krebs no tarda en hacer explícita su exclusión: “I’m
not in His Kingdom”, al igual que “the world they were in *the girls+ was not the world
he was in”8. El protagonista, a partir de su discurso, se construye como un sujeto que
ya no se encuentra dentro de la sociedad mandataria: no está en el Reino de Dios y
5 Ibíd., p. 88.
6 A pesar del retrato de un pueblo que no ha cambiado durante la guerra que nos brinda el
cuento, la sociedad norteamericana cambió drásticamente después de la Primera Guerra Mundial. Antes de ésta, en EEUU no había reclutamiento. Fue introducido, y esto aumentó el control del estado sobre el individuo, o por lo menos se le dio más importancia a la injerencia del estado. Un gran número de jóvenes fue retirado de la esfera económica, al mismo tiempo que se necesitaba intensificar la esfera agrícola e industrial, para mantener la guerra. Las mujeres y muchos afroamericanos se incorporaron al trabajo para suplir la mano de obra masculina que ahora eran soldados, y al terminar la guerra muchos veteranos reclamaron sus puestos de trabajo, desplazando a mujeres y negros y haciendo que éstos vuelvan al hogar o a tareas menos cualificadas. Así se sentó una base para que estos sectores marginados de la vida pública reclamaran derechos posteriormente. La sociedad se familiarizó con los sacrificios de guerra y con un mayor control del estado. 7 Hemingway, Ernest, “Soldier’s home”, en The collected stories, New York, Everyman’s library,
1995, p. 92. 8 Ibíd., p.89.
5
tampoco en el mundo en el que viven las chicas de su pueblo, lo que hace imposible
que pueda relacionarse con ellas. El mismo efecto es producido por la oposición con el
personaje de Charley Simmons que realiza su madre durante la conversación con
Harold: “Charley Simmons, who is just your age, has a good job and is going to be
married (…); you can see that boys like Charley Simmons are on their way to being
really a credit to the community”9. Harold no puede reincorporarse porque se
encuentra en otro plano: el mandato social de ir a la guerra y pelear por su país lo ha
inhabilitado a cumplir el resto de los mandatos tan importantes para su madre:
casarse, obtener un buen trabajo, ser un orgullo para su comunidad. Quizás el haber
intuido esto haya sido el motivo por el cual Harold no quería volver a casa.
En conclusión, sostenemos que el cuento brinda una imagen de una sociedad
que mantiene su estructura y valores después de un conflicto bélico, que impone la
participación en la guerra como requisito para ser un buen hombre y un buen
ciudadano, pero que a su vez no contempla las consecuencias psicológicas que puede
acarrear ser partícipe de un combate. Es por esto que la misma sociedad impone el
mandato posterior de reincorporarse y continuar siendo un modelo de hombre y de
ciudadano. El cuento, así, deja traslucir las contradicciones de una sociedad donde el
‘deber’ es imperante por sobre el sujeto y la experiencia.
9 Ibíd., p.92.
6
Bibliografía (contextual)
Ambrosius, Gerald y Hubbard, William H., (1992) Historia social y económica de
Europa en el siglo XX, Alianza, Madrid.
Briggs, Asa y Calvin, Patricia, (1997) Historia Contemporánea de Europa 1789-1989,
Crítica, Barcelona.
Gilbert, Martin, (2003) Atlas de la Primera Guerra Mundial, Akal, Madrid.
Hobsbawm, Eric, (1995) Historia del siglo XX. “Capítulo 1. La época de la guerra total”,
Crítica, Barcelona.
Stone, Norman, (2008) Breve historia de la I Guerra Mundial, Ariel, Buenos Aires.
Zinn, Howard, (1999), La otra historia de los Estados Unidos. Desde 1492 hasta hoy,
Siglo XXI, Madrid.