2006_Fiesta de Cruz

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FIESTA DE CRUZ Se acerca una vez más nuestra fiesta, un año más presenciamos cómo se van haciendo cada vez más notorias las ganas de fiesta y la ilusión de los vecinos de las dos calles más parranderas del municipio: la Calle del Medio y la Calle del Sol (que en otro tiempo también fue llamada la de La Lagaña). Ya se empieza a ultimar todo para la noche del 3 de mayo, el día de la Cruz, cuando los realejeros, tinerfeños y extranjeros venidos de tantas partes del mundo admiran con ojos expectantes la grandiosidad y el espectáculo que nos ofrecen los diversos fuegos artificiales y demás artilugios que son lanzados al cielo oscuro por los habitantes de las dos calles separadas por lo que en otro tiempo fue el Barranco de Cagaceite. Una apoteosis única en nuestras islas con orígenes anclados en los años posteriores a la conquista, con una petición del Obispo Muros para celebrar lo que hasta 1770 no fue más que un festejo litúrgico, ya que algunos historiadores marcan este año como la fecha de comienzo del “pique” entre las dos calles, promovido por las diferencias sociales existentes entre ambas, ya que en la del Medio, llamada por aquél tiempo la Calle de Los Marqueses, vivían los propietarios de tierras, y en la Calle del Sol los medianeros y los trabajadores del campo. Al inicio, la manera de “picarse” era encendiendo fogaleras, humos de distintos colores, provocaban ruido, para que la que más ruido, fuego, humo y fogaleras hiciese fuese la ganadora, y así siguió hasta que apareció la pirotecnia, y los vecinos realejeros añadieron estos artefactos a su celebración, haciéndola aún más interesante y llamativa. Tanto arraigo cogieron los vecinos por los voladores y demás que el festejo comenzó a adquirir importancia por esto y no tanto por su origen religioso, ya que se hacía, como ahora, una procesión que en principio ascendía por la Calle del Medio y bajaba por la del Sol, hasta que entre 1928 y 1932 se invirtió el recorrido para subir por la Calle del Sol y descender por la del Medio. La construcción de las capillas de las dos calles es más o menos reciente, ya que en aquella época se hacían improvisadas capillitas hechas con varas de castaño y cañas alrededor de las cruces que existiesen en las mismas. No fue hasta la segunda mitad del siglo XIX cuando se comenzaron a erigir estas representativas capillas que los realejeros denominamos cruces. También ha cambiado bastante la manera de recaudar dinero, aunque todavía perviven las rifas y las hartangas, las comidas y rastros... Antiguamente a parte de las donaciones que ofrecía la gente del municipio y aledaños, se calaban manteles y se criaban cochinos y potros para luego mediante rifas venderlos. Constituye el tres de mayo un festejo obligado en el calendario de todo realejero, una tradición conservada a través de los siglos y que cada vez consigue más adeptos. ¿No es esto una buena razón para enorgullecerse de haber nacido en el pueblo de Los Realejos?

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Constituye el tres de mayo un festejo obligado en el calendario de todo realejero, una tradición conservada a través de los siglos y que cada vez consigue más adeptos. ¿No es esto una buena razón para enorgullecerse de haber nacido en el pueblo de Los Realejos? Darío López Estévez

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FIESTA DE CRUZSe acerca una vez más nuestra fiesta, un año más presenciamos cómo se

van haciendo cada vez más notorias las ganas de fiesta y la ilusión de los vecinos de las dos calles más parranderas del municipio: la Calle del Medio y la Calle del Sol (que en otro tiempo también fue llamada la de La Lagaña). Ya se empieza a ultimar todo para la noche del 3 de mayo, el día de la Cruz, cuando los realejeros, tinerfeños y extranjeros venidos de tantas partes del mundo admiran con ojos expectantes la grandiosidad y el espectáculo que nos ofrecen los diversos fuegos artificiales y demás artilugios que son lanzados al cielo oscuro por los habitantes de las dos calles separadas por lo que en otro tiempo fue el Barranco de Cagaceite. Una apoteosis única en nuestras islas con orígenes anclados en los años posteriores a la conquista, con una petición del Obispo Muros para celebrar lo que hasta 1770 no fue más que un festejo litúrgico, ya que algunos historiadores marcan este año como la fecha de comienzo del “pique” entre las dos calles, promovido por las diferencias sociales existentes entre ambas, ya que en la del Medio, llamada por aquél tiempo la Calle de Los Marqueses, vivían los propietarios de tierras, y en la Calle del Sol los medianeros y los trabajadores del campo.

Al inicio, la manera de “picarse” era encendiendo fogaleras, humos de distintos colores, provocaban ruido, para que la que más ruido, fuego, humo y fogaleras hiciese fuese la ganadora, y así siguió hasta que apareció la pirotecnia, y los vecinos realejeros añadieron estos artefactos a su celebración, haciéndola aún más interesante y llamativa. Tanto arraigo cogieron los vecinos por los voladores y demás que el festejo comenzó a adquirir importancia por esto y no tanto por su origen religioso, ya que se hacía, como ahora, una procesión que en principio ascendía por la Calle del Medio y bajaba por la del Sol, hasta que entre 1928 y 1932 se invirtió el recorrido para subir por la Calle del Sol y descender por la del Medio.

La construcción de las capillas de las dos calles es más o menos reciente, ya que en aquella época se hacían improvisadas capillitas hechas con varas de castaño y cañas alrededor de las cruces que existiesen en las mismas. No fue hasta la segunda mitad del siglo XIX cuando se comenzaron a erigir estas representativas capillas que los realejeros denominamos cruces.

También ha cambiado bastante la manera de recaudar dinero, aunque todavía perviven las rifas y las hartangas, las comidas y rastros... Antiguamente a parte de las donaciones que ofrecía la gente del municipio y aledaños, se calaban manteles y se criaban cochinos y potros para luego mediante rifas venderlos.

Constituye el tres de mayo un festejo obligado en el calendario de todo realejero, una tradición conservada a través de los siglos y que cada vez consigue más adeptos. ¿No es esto una buena razón para enorgullecerse de haber nacido en el pueblo de Los Realejos?

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Darío López Estévez