40 Horas de Amor en El Valle de Las Hamacas

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Crónica /testimonioGracias a todas las personas que fueron parte de esto.Dios les bendiga siempre

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  • 40 horas de amor en el Valle de las Hamacas por Alicia Herrera Rebollo

    Valle de las Hamacas!! Como es sabido, as es conocido nuestro El Salvador, porque definitivamente los movimientos telricos (imperceptibles y otros muy perceptibles) no son ajenos a nosotros. Algunos de esos terremotos famosos ocurridos en nuestro pas, como el del 3 de mayo del 65, 10 de octubre del 86 y los dos del 2001, han dejado muchos daos materiales, muchas muertes y temores en la poblacin. Sin embargo, por la misericordia de Dios ha habido innumerables de sobrevivientes. Entre esas vidas, est la de quien esto escribe. Dentro del vientre de mi madre Conchita, viv el del 3 de mayo, y a consecuencia del stress producido, ella se enferm pasando 3 meses hospitalizada y a punto de perderme, los mdicos pedan que fuera abortada pues su vida corra peligro, pero despus de una oracin elevada por mi padre Carlos a favor de su esposa e hija, milagrosamente fue dada de alta, salvndome la vida. El otro terremoto que sobreviv, fue cuando estaba por cumplir 21 aos, es del cual quiero compartir lo vivido unos momentos antes, durante y despus de aquel viernes 10 de octubre de 1986, en el que con certeza puedo decir que fueron unas horas de amor. 40 horas de amor en el Valle de las Hamacas! Un da casi como cualquiera. Han pasado 29 aos, y ao con ao recuerdo ese da, como si fuera ayer. Tena 5 meses de estar trabajando en la Direccin de Cooperacin Tcnica Internacional, especficamente en el Departamento de Capacitacin de Recursos Humanos, en el Ministerio de Planificacin conocido como MIPLAN, que se ubicaba atrs de la Casa Presidencial y frente al Parque Venustiano Carranza, hoy llamado Juan Jos Caas, en el Barrio San Jacinto. Mi oficina estaba en el segundo piso del edificio de 5 plantas. Ese da no tena clases en la UES, as es que sal de la casa junto a mi madre hacia mi oficina. Eran apenas las 7:30 am cuando al bajarme del microbs de mi mam, me dijo: Que Dios te bendiga hija. Vi hacia el cielo, me llam la atencin, pues haba un resplandor diferente, el sol brillaba de una manera especial y las nubes estaban como bolas de algodn bien unidas, como nunca antes en mi memoria, respondindole: Gracias mami, igualmente, Dios la bendiga. Realmente, otras veces me haba ido con ella, pero no recuerdo que me haya dicho esas palabras. Llegu a la oficina, cantando, contenta por la pltica que haba tenido con unas compaeras de trabajo, el da anterior. En el transcurso de la maana, la mayora de compaeros y compaeras fueron saliendo a hacer sus visitas de campo a varios proyectos que se vean en la Direccin. Junto a la Sra. de vila (esposa de un militar) y otro compaero nos quedamos atendiendo al pblico. Tambin estaban las secretarias y una jefa de los otros departamentos de la Direccin. Como a eso de las 11 am lleg un vecino de mi colonia a pedir informacin de becas, no recuerdo su nombre, pero s su apodo: El Pollito. Un compaero lo atendi, de vez en cuando cruzbamos palabras recordando cosas de la colonia. Con la Seora de vila, que era la nueva secretaria, habamos quedado de ir a Goltree Liebes a comprar telas, durante la hora de almuerzo. Me levant, para darle unos papeles de unas becas y despus irme al bao, ella me dijo: Espreme, espreme le tengo algo agachndose hacia la gaveta de su escritorio.

  • Lleg el caosla incertidumbre rein, dando paso a la vida. Estaba de pie, frente a su escritorio cuando a las 11:50 am comenz a temblar, cre que solo era un temblorcito, pero en fracciones de segundos, alce mi mirada hacia el final del pasillo y observ que El pollito se estaba tirando, casi volando hacia mi escritorio, vi hacia el techo, y todo estaba cayendo. En esos momentos pens: Dios, Por qu?, pero luego pens: Seor Para qu? Eran las 11:51 de la maana, el silencio y la oscuridad cubri el lugar. Cuando volv en m, no s cunto tiempo despus, el silencio estaba siendo interrumpido por gritos y llantos. La angustia se palpaba, mi corazn a pesar de la condicin, se senta tranquilo. Mi reaccin fue pedirles calma y que guardaran silencio. Comenc a compartirles acerca de Jess y la salvacin que l da. Me angustiaba pensar que bamos a morir, que muchos de ellos moriran sin Cristo y que yo no haba compartido directamente un llamado a seguir a Cristo, salvo el da anterior. En mi mente haba un arrepentimiento genuino por no haber hablado de l, le peda perdn y que me diera la oportunidad de que mis compaeros y compaeras me escucharan y creyeran en l. Los gritos y llantos iban cesando, solo pocas personas nos quedamos hablando. No s si estaban muriendo o si estaban prestando atencin. No poda verles, pues los escombros nos separaban. Vilma Dawson, una de las secretarias, me preguntaba si estaba bien. Ella se encontraba junto a otra secretaria, Silvia, ambas se haban desplazado, creo que gateando, quizs buscando por donde salir, las senta ms cerca. Yo no poda moverme, solo mis brazos, me encontraba como en posicin fetal, acostada sobre mi hombro izquierdo. Alrededor de m, haba como hierro o paredes, mis pies los tena atrapados, uno hacia arriba y el otro cerca del suelo, bajo algn hierro. Al nivel de mi cintura del lado derecho, tena atravesado un hierro, no dentro de m, sino atrs, ese me detena para poder doblarme hacia la derecha. Pareca como si me encontraba en una tumba. En esos momentos, le deca a Dios: Seor llvame, y es que saba que si mora, iba al cielo para estar con l, pensaba que por fin volvera a ver el rostro de mi pap y el rostro de Jess, y que ambos estaran recibindome. Creo que ese Seor llvame lo oy Vilma, porque me dijo que no pensara en eso, que pronto nos sacaran. Me comenc acordar de mis hermanas, mi hermano, mi mami y mi abuelita Mina. Por un momento cre que mi mam, quien recientemente haba sido trasladada del Ministerio de Salud hacia MIPLAN, y estaba en el edificio de enfrente, se encontraba muerta o igual que yo. Hablaba con Dios, dicindole que me diera una oportunidad para vivir. Vinieron a m, las palabras de Jess antes de morir: Padre, si quieres pasa de mi esta copa, mas no se haga mi voluntad sino la tuya. Le dije que si sala viva, le servira toda mi vida de la manera que l quisiera. La paz de Dios inund ms mi corazn, aquel resplandor que vi tempranito, lo volv a ver cundo cerraba mis ojos. De repente, comenzamos a or ms voces, al parecer eran de los que estaban en el tercer piso. Eso me alegr, pues significaba que haba ms personas vivas.

    Escombros del edificio de MIPLAN

  • Tambin se oan voces de gente afuera, queriendo ayudar, preguntaban por nuestros nombres. Vilma me pidi que orara para que nos sacaran pronto. En ese momento descubr que en mi cabeza haba una herida, el cuero cabelludo se haba desprendido en la parte de arriba de la misma, y que en la espalda tena otra. Inspeccionando con mis manos, descubr como una especie de canaleta cerca de mi cabeza, sent mojado; segu inspeccionando, notando que era sangre de mi cabeza que bajaba por mi cabello. Romp la ropa para ponerme en la herida, tambin desabroch mi sostn para que no me faltara aire. Me angusti, me asust, pero haba esperanza, fe y alabanza a Dios. S!, empec a cantarle a Dios, con el Salmo 145 y una alabanza llamada Jess es tu amigo. Tena un ao de ser cristiana, y un mes antes del terremoto, en una vigilia haba orado para reconciliarme con Dios. Margarita de Orellana me dijo en esa ocasin, que Dios me formara en paciencia. Y vaya que si lo estaba haciendo! Fueron tantas vivencias y pensamientos que vinieron a mi mente en esos momentos. Oraba por mi hermano Carlos, por mis hermanas Maritza y Susy, quienes no conocan an del Seor, por Ana Celina y mi abuelita Mina, que ya eran cristiana. Vilma y Silvia comenzaron a quejarse de fro, me toqu la piel, pero yo estaba calientita, sent que era Dios quien me estaba abrazando. El rescate haba llegado, no s cunto tiempo haba pasado, pero o que rescataron al Pollito, al vice ministro de Planificacin, quien haba pedido que le amputaran la pierna, pues no aguantaba el dolor, y a otros. Mi hermana Ana Celina y Carlos llegaron al lugar el viernes por la tarde, lloraron abrazndose porque pensaron que estaba muerta. Nadie poda sobrevivir ante lo que estaban viendo. Mi to Meme, lleg el sbado 11 en la maanita, oy que yo estaba viva, saliendo emocionado a la casa para dar la noticia a mi mami y hermanos. Cuando entr, gritaba: Alicia est viva, y el perro de la casa lo mordi por el susto, seguramente. Maritza que no saba que pasaba conmigo, pues no le haban querido decir, ya que tena a mi sobrino Vicente de apenas dos meses de nacido, llor de emocin al saber que haba pasado y que estaba viva. Recuerdo que lleg el Ing. Ren Cuenca, de PROCONSA, y me dijo: hija, yo soy amigo de tu to, fui amigo de tu papa y tu mam, no te preocupes que te vamos a sacar. l puso a disposicin todo su equipo para rescatar a alguien conocido de l, pero cuando supo que yo estaba all, tambin lo us para ayudarme y ayudar a otras personas. Las horas pasaron, se oan las voces, el ruido de las herramientas, los soldados del Cuartel el Zapote y los Topos de Mxico llegaron para ayudar, por fin las dos secretarias fueron rescatadas a las 25 horas. Me qued sola, sent mucho temor, grit: Squenme por favor! Sin embargo, en todo ese tiempo, a pesar de las heridas, no senta dolor, ni hambre, ni nada. Mi madre cuenta, que cuando sali del edificio en el que estaba, cruz la calle y al estar en el parque, vio que mi edificio haba desaparecido, se hinc pidiendo a Dios que me tuviera en su seno, llorando por mi supuesta muerte. Vio hacia arriba del edificio, por donde estaban los baos y manifiesta que vio una especie de hilo plateado que bajaba hacia ella, al llegar cerca, sinti que alguien toc su hombro dicindole: Tu hija est viva, vete a casa, volvi a ver hacia ambos lados, pero no haba nadie. Comenz a orar, a pedirle que yo no sintiera nada de dolor, ni hambre, ni que defecara, ni orinara, ni tuviera fro. Dios la escuch. El rescate se torn difcil, tuvieron que pedir autorizacin al Presidente Duarte, al Ministro de Planificacin, Dr. Fidel Chvez Mena y al Ministro de Salud, Dr. Benjamn Valdez, para usar descargas de dinamita. Los soldados y especialistas del Cuartel el Zapote estaban a cargo de esa operacin, mi to Miguel ngel Herrera Rebollo, el hermano de mi pap, que era cristiano y mi hermana Ana Celina, oraron antes. Fueron siete descargas de dinamita, que por cierto, no sent, para poder abrir el hoyo por el cual me sacaron. Despus de cada descarga, mi hermana Ana Celina, mi primo Edgar y mi hermano Carlos llegaban a preguntarme como estaba. Carlos crea que me estaba volviendo loca, porque le hablaba de las becas y las clases de ingls. Tambin el Ingeniero Duarte, lleg hablar conmigo asegurndome que pronto me sacaran. Durante el

  • rescate, me quemaron las piernas y la cadera con antorchas de acetileno que usaron para deshacer el hierro, el dolor horrible. Mi primo Edgar me cont despus, que desde el principio mi primo Oscar Armando, se iba arriba de un lugar entre los escombros, y deca: Aqu est la Alicia, aqu est!, pero nadie le haca caso. Al final, ese fue el lugar donde abrieron el hoyo para comunicarse conmigo y despus por el que a las 40 horas, el domingo en la madrugada, fui rescatada. Antes de sacarme, vieron que no podan, porque mi pie izquierdo estaba enterrado, y de nuevo las herramientas fueron puestas a trabajar para liberarlo. Me pusieron lazos alrededor y por debajo de mis brazos, para subirme como dos metros, iba desnuda y me lanzaron una sbana blanca. En ese momento al ver hacia arriba, perd el conocimiento, mi presin arterial lleg a 0/0, prcticamente mor por unos minutos. Volv en m, adentro de la ambulancia de la Cruz Roja, los paramdicos y el Dr. Cartagena que iban conmigo, me contaron lo que haba pasado. Ese da 12 de octubre, cerca de las 3 de la madrugada, Yo volv a la vida! Durante el rescate participaron tambin gente de la Cruz Verde uniforme amarillo bajo la direccin de la Dra. Alma Guirola, Bomberos de Guatemala, el Mayor Angulo, el Sargento Portillo, el Dr. Jaime Meja Batle, socorristas como Rolando Martnez que no descansaron hasta rescatarme. Despus supe que murieron 11 personas de MIPLAN durante el terremoto, entre ellas la Sra. de vila, otra secretaria y una Licenciada, cuyo nombre y apellido no recuerdo, que era de jefa de uno de los Departamentos de la Direccin. Tambin, en el hospital muri por gangrena, El Pollito. Sus muertes me dolieron profundamente, pero me sent ms comprometida con Dios y con la vida, pues yo segua viva. Con certeza puedo afirmar: Estas fueron mis 40 horas de amor! Mientras hay vida, hay esperanza Estuve hospitalizada una semana en el Hospital Militar, porque all nos llevaron a los de MIPLAN. Me curaron las heridas, el Dr. Douglas Soler fue de los primeros en atenderme. En la tarde, mi madre comenz a revisarme desde la punta del pie hasta la ltima hebra del cabello y descubri que el dedo gordo del pie estaba morado, algunos le dijeron que era por las quemadas, pero sigui insistiendo y llam a la Dra. Gonzlez, quien a su vez llam al Dr. Herberth Santamara, vieron que la pierna se estaba en gangrenando, inmediatamente me hicieron una fasciotoma en ambos lados de la pantorrilla derecha. No cabe duda que fueron usados para salvar mi pierna, mi vida. A los das notaron que toda yo estaba inflamada, otros mdicos hicieron algn procedimiento y buscando la vena suclavia, por error colapsaron el pulmn. Eso, ms las quemadas de tercer grado en los pies me impedan moverme. A pesar del dolor y mi terquedad, mi madre me inspiraba fe y alabanza a Dios. Llegaron a verme gente linda de mi Iglesia Nazaret, como: Hno. Jos Cruz, hna. Lolita Leiva, Yany Pea, hna. Any de Pea, Lorena de Caldern, Moiss Humberto Meja, Sonia de Acua, Patty, Carmen y Beatriz Fuentes, Margarita de Orellana, y otros que llevaron una palabra de aliento y una cancin, mi familia, en especial Elizabeth de Rebollo, y amistades, que estuvieron pendiente de m y oraron por mi rescate y salud. Fue un tiempo en el que el amor de Dios me cubri con el amor de ellos, con sus cuidados y presencia. Por medio de amigos de mis padres, como el Dr. Abraham Rodrguez, fui trasladada al Barco-Hospital El Zapoteco, de la Fuerza Naval de Mxico, que haba llegado a prestar auxilio. Viaj en un helicptero, en ambulancia para llegar a un Barco. Se imaginan! Toda una aventura en dos

    Recorte de una entrevista que me realiz la Prensa Internacional

    en el Barco El Zapoteco

  • das. Pues me toc pasar la noche en el Hospital de Sonsonate, antes de llegar a Acajutla. Me curaron las heridas de las piernas y la espalda, y cerraron la herida de la cabeza, permaneciendo una semana. El grupo de mdicos y personal paramdico, me trat con tanto amor, y la ltima noche, lleg Susy, unos enfermeros nos llevaron cocos y nos pusimos a jugar el Cuatro en lnea, un juego de mesa que haban improvisado con corcholatas de sodas. Al da siguiente, hasta casi que pelearon por irme a dejar casa. Recuerdo algunos nombres como: Dr. Octavio Rojas Daz, Dr. Oscar Mara Tejada y el personal de enfermera: Yolanda de Meja, Silvia Mecedo y Miguel Angel Sosa y otros que se me escapan sus nombres. Permanec en mi casa por unos seis das, mi madre con tanta paciencia y amor curaba mis quemadas, hasta por dos horas. Ella y mi primo Carlos Atilio, quien es mdico, empezaron a limpiar una quemada en la cadera, que yo no senta, pues estaba necrtica. Vieron que era profunda, y junto a mi hermana Ana Celina, me llevaron al Hospital San Juan de Dios, de Santa Ana. Estuve unos 4 das, el da que me iban a operar, ocuparon la sala de operaciones en una emergencia, dejndome en espera. Pero a los 10 minutos llam mi mam, dicindonos que nos llegaran a recoger con mi primo Manuel, pues Dios provey a travs del Ministro de Salud, la oportunidad de que me trasladaran al Shriners Burns Institute en Boston, Mass. Llegamos al Hospital Militar y me encontr con la Srita. Sermeo, una de las enfermeras que me haba atendido, me dijo: Usted s que es consentida de Diosmire a donde ir a curarse, dgame, Qu hace? A lo que respond: Nada, todo lo hace Dios.

    Parece que varios se haban dado cuenta que iba a que me revisara el Grupo Mdico del Proyecto Hope, de AID, para ver si ameritaba que me llevaran. Su diagnstico fue que estaba mal y que deban llevarme. El da 8 de noviembre salimos del Aeropuerto militar de Ilopango, un grupo de 20 pacientes junto a un familiar responsable. Nios y nias como Rita Palacios, Carlos Menjvar, Dilian Acosta, Manuelito, Mara, y otros, y yo la nica joven, viajamos hacia Boston en un avin del Ejrcito estadounidense,

    En ese hospital de Boston fuimos bendecidos por la entrega de ese equipo mdico, personal de enfermera, voluntarios y fisioterapistas, como Lisa Giangregorio, con quien hasta el da de hoy somos amigas, pues mantuvimos vivo el contacto, desde esa poca hasta hoy, en redes sociales. Toda la gente linda que conoc en ese Hospital y salvadoreos y salvadoreas residentes en Boston que nos ayudaron, siempre estn en mis oraciones.

    Equipo mdico del Proyecto Hope

    Mdico del Proyecto Hope con nios y madres que viajaban a Bostron

    As viaj a bordo del Avin Militar

  • En ese tiempo, fui sometida a unas 14 intervenciones quirrgicas, para limpiar la quemada de la cadera izquierda, que era profunda, tanto que casi lleg al hueso de mi pierna. Permanec 3 meses hospitalizada. Los mdicos se asombraban de la rapidez con la que el nuevo tejido iba creciendo. Ahora estaban salvando conociendo a muchas personas de varios pases, que llegaban para ser tratados por quemaduras, en su mayora. An recuerdo el da en que junto a Lisa y otras fisioterapistas, volv a caminar despus de mes y medio, de estar acostada y con una frula en el tobillo derecho

    (all me descubrieron que haba habido quebradura que tena una fisura en el tercer lumbar de la columna),al final del trayecto, entre bromas y aplausos del personal, me detuve y me puse a bailar, de las rodillas hacia arriba, cantando alguna cancin de rock and roll, pero con lgrimas y sonrisa di gracias a Dios por mis pies por mis piernas. Durante este tiempo mi hermana Ana Celina estuvo conmigo, a tal grado de perder su ciclo de la Universidad. Me toc celebrar mi cumpleaos 21. El 16 de diciembre, fui despertada por el canto de Happy Birthday que el personal mdico y paramdico enton durante su rutina diaria. Me llenaron de regalos mi hermana, pacientes, y de parte del hospital. En la tarde, celebr con una fiesta sorpresa. Es el cumpleaos que ms recuerdo por la sorpresa (medio sorpresa, porque ya me haba dado cuenta que la estaban organizando).

    En enero me hicieron la ltima operacin cerrando la quemada ya limpia, haciendo un colgajo que me dej marcada. Creo que fue la ms dolorosa de todas por la herida, las puntadas y la curacin, pero, por fin se terminaba el temor de perder esa pierna. Quedaron muchas cicatrices en mi cuerpo, pero Benditas cicatrices! Que me recuerdan el amor y el cuidado de mi Dios.

    Parte del Personal en Boston. Dr. John Remensnyder, Arturo (el cocinero del hospital), Mary Ellen Hogan, R.N,

    atrs: Joan Weber, R.N y Sue Cahners, MSW

    Mi hermana Ana Celina con mi amiga y fisioterapista Lisa Giangregorio (hoy Lisa DeMarco)

    Regalos que me dio mi hermana Ana Celina Pacientes y madres llegaron a felicitarme En la fiesta sorpresa

    Despus de la ltima operacin. Me acompaa una paciente de Puerto Rico

  • Regresamos al pas en febrero de 1987, sin haber gastado un cinco, con la esperanza de un mejor maana, y con la conviccin que Dios dispondra de mi vida. En la casa me recibieron con alegra, mi familia y amigos. Mi jefe el Lic. Jorge Amaya y otros compaeros de la oficina llegaron tambin. Todo ayuda a bien a los que aman a Dios

    Todo en la vida tiene un propsito, esto Dios lo ocup para varias cosas: mostrarme el amor de mi familia, de mis amistades, conocer maravillosas personas, ensearme cuanto me amaba, que para l tengo un gran valor, y que siempre me ha estado cuidando, preservando mi mente, mi alma, corazn y mi cuerpo. Como muestra de que lo sucedido fue para la Gloria de Dios, mi hermano Carlos y dos compaeras de trabajo, Nydia Fuen es, una de ellas, recibieron a Jess en su corazn como Seor y Salvador. Posteriormente mis hermanas t Maritza y Susy tambin lo hicieron. Sin duda, mi vida es de l. Jams olvidar a toda esa gente que de una u otra manera, intervinieron en mi vida para este evento. Mi eterna y profunda gratitud a todas esas personas, que mencion y aquellas que no, que participaron en mi rescate y posterior tratamiento mdico. Dios les bendiga grandemente. Slo puedo decir: A Dios sea la gloria por lo que hizo por m!

    Pero en cuanto a m, el acercarme a Dios es el bien; He puesto en Jehov el Seor mi esperanza, para contar todas tus obras

    Salmo 73:28 Alicia Herrera Rebollo 10 de octubre de 2015 Testimonio del terremoto en audio (mucho ms ampliado que este escrito) http://www.spreaker.com/show/40_horas_de_amor_mi_testimonio

    Te Alabo Seor!

    Te alabo Seor, Te adoro mi Dios,

    porque grande eres T.

    De lo profundo me rescataste, de la muerte me levantaste, por tu gracia hoy vivo para ti.

    En lo oscuro me iluminaste,

    estando sola T me abrazaste, rodeando con tus brazos mi ser.

    Ni fro ni dolor,

    ni hambre ni temor, alabanza y tu palabra

    pusiste en mi boca Seor

    Te agradezco Oh Dios!, por tu gran poder,

  • por lo que hiciste T en m.

    Mis heridas T sanaste, con amor T me cuidaste,

    porque un plan tenas para m.

    Mi vida preservaste, en ella tu poder mostraste,

    para que otros creyeran en ti.

    /Ni fro ni dolor, ni hambre ni temor,

    alabanza y tu palabra pusiste en mi boca Seor/

    Te adoro Jess,

    me postro ante Ti, porque reinas T en m.

    Me salvaste para servirte,

    me apartaste para adorarte, haz Seor lo que quieras en mi ser.

    Y aqu estoy Espritu

    renovada por ti, que tu luz resplandezca siempre en m.

    /Y aqu estoy Oh Trino Dios! Transformada por tu amor,

    a ti te doy, la gloria y el honor/

    Alicia Herrera Rebollo Alabanza que sali del corazn un Octubre del 2004 agradeciendo a Dios por lo hecho en mi vida.

    http://www.spreaker.com/user/aliciaherrrerarebollo/te-alabo-senor_1

    Hecatombe!

    Como estruendo abrumador,

    potente destructor,

    en segundos,

    la confusin lleg.

    Cual sbana agitada,

    frgil manto removido...

    el silencio rein

    la oscuridad avanz.

    Voces fuertes ahogadas

    exclamaban dolor,

    incertidumbre...

    la desesperanza invadi,

    Vivos yacan enterrados,

  • clamaban con fervor,

    impacientes con gemidos..

    la muerte se esper.

    Mas la luz lleg

    sintiendo la piel su calor,

    gran abrazo acobij,

    El Creador la vida protegi.

    Desde la profundidad,

    en la misma destruccin,

    un clamor se elev, l escuch,

    tomando su mano, le levant

    para vivir de nuevo,

    para servirle por siempre.

    Guardianes por doquier

    El Protector envi,

    con ruido ensordecedor,

    abri paso a la redencin,

    arrebantando a la misma muerte,

    con poder, rescat.

    Hecatombe no pudiste!

    no lleg a los huesos

    la muerte destructora.

    Hecatombe no podrs!,

    el Poderoso Gigante

    te venci una vez ms.

    Hecatombe no venciste!...

    jams vencers,

    porque El Rey

    Soberano reina,

    con misericordia y justicia

    est en control eternamente.

    Alicia Herrera Rebollo

    9 de octubre de 2014