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LIBROS Y NOMBRES DE CASTILLA-LA MANCHA QUINCUAGÉSIMOCUARTA ENTREGA 54. Año III/ 10 de febrero de 2012 Los movimientos sindicales y la lucha social en Almansa. 1: El movimiento obrero hasta 1939 Miguel-Juan Pereda Hernández Editan: Grupo Altabán S.L.; PSOE, Asociación Cultural “Pablo Iglesias”, UGT y CCOO de Almansa. Albacete, 2011.; 506 páginas. Entre 1891 y 1910, verían la luz en Almansa diversos colectivos obreros - pioneros en la provincia de Albacete- que protagonizarían una destacada lucha social, así como una intensa labor de propaganda en un amplísimo radio de acción. Dichas organizaciones secundarían las huelgas generales declaradas por la UGT y participarían en las campañas promovidas por el Partido Socialista. Tras la huelga general de 1917, se produciría un descenso de afiliación, al que seguiría un progresivo crecimiento durante los años 20. Instaurada la II República, aumentaría de manera notable el número de colectivos obreros socialistas, a los que se uniría el contrapunto de otros de ideología anarquista y comunista. Finalmente, unos y otros acabarían juntos en defensa de la legalidad republicana hasta sus últimas consecuencias. Acabada la Guerra Civil, aquel movimiento obrero -de cuyos albores, consolidación y apoteosis podrán ser testigos los lectores- trató de ser erradicado de manera despiadada, en la seguridad de que sobre sus anales caería la losa del olvido. Pero hoy, la palabra de aquellos hombres y mujeres aparece impresa en estas páginas, para dar testimonio de sus esfuerzos por lograr un mundo mejor y más justo. Sirva este libro para honrar su memoria Información editorial JIMÉNEZ VILLALTA, Enrique II República, Guerra civil y postguerra en Membrilla (CR) Ayto de Membrilla; Los legados de la tierra JCCM, 2009; 208 pags. Con fotografías.

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Ayto de Membrilla; Los legados de la tierra JCCM, 2009; 208 pags. Con fotografías. Editan: Grupo Altabán S.L.; PSOE, Asociación Cultural “Pablo Iglesias”, UGT y CCOO de Almansa. Albacete, 2011.; 506 páginas. 54. Año III/ 10 de febrero de 2012 QUINCUAGÉSIMOCUARTA ENTREGA Información editorial Editorial Maxtor Valladolid, 2011 418 pags.; 25 € Editor: Francisco Gómez Camacho

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LIBROS Y NOMBRES

DE CASTILLA-LA MANCHA

QUINCUAGÉSIMOCUARTA ENTREGA

54. Año III/

10 de febrero de 2012

Los movimientos sindicales y la

lucha social en Almansa. 1: El

movimiento obrero hasta 1939

Miguel-Juan Pereda Hernández

Editan: Grupo Altabán S.L.; PSOE,

Asociación Cultural “Pablo Iglesias”,

UGT y CCOO de Almansa. Albacete,

2011.; 506 páginas.

Entre 1891 y 1910, verían la luz en

Almansa diversos colectivos obreros -

pioneros en la provincia de Albacete-

que protagonizarían una destacada lucha

social, así como una intensa labor de

propaganda en un amplísimo radio de

acción. Dichas organizaciones

secundarían las huelgas generales

declaradas por la UGT y participarían en

las campañas promovidas por el Partido

Socialista. Tras la huelga general de

1917, se produciría un descenso de

afiliación, al que seguiría un progresivo

crecimiento durante los años 20.

Instaurada la II República, aumentaría

de manera notable el número de

colectivos obreros socialistas, a los que

se uniría el contrapunto de otros de

ideología anarquista y comunista.

Finalmente, unos y otros acabarían

juntos en defensa de la legalidad

republicana hasta sus últimas

consecuencias. Acabada la Guerra Civil,

aquel movimiento obrero -de cuyos

albores, consolidación y apoteosis

podrán ser testigos los lectores- trató de

ser erradicado de manera despiadada, en

la seguridad de que sobre sus anales

caería la losa del olvido. Pero hoy, la

palabra de aquellos hombres y mujeres

aparece impresa en estas páginas, para

dar testimonio de sus esfuerzos por

lograr un mundo mejor y más justo.

Sirva este libro para honrar su memoria

Información editorial

JIMÉNEZ VILLALTA, Enrique

II República, Guerra civil y

postguerra en Membrilla (CR) Ayto de Membrilla; Los legados de la

tierra JCCM, 2009; 208 pags.

Con fotografías.

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La excelente iniciativa que es “Los

legados de la tierra” (promovida desde

la Consejería de Cultura de la Junta)

tiene muy diversas manifestaciones

según sea el Ayuntamiento y las

personas que la lleven a cabo para cada

municipio. En este caso, en el caso de

Membrilla (Ciudad Real) la plasmación

ha resultado especialmente acertada por

cuanto aún una investigación histórica

muy interesante con cerca de un

centenar de fotografías de la localidad

referidas al periodo acotado en el libro,

s decir los años 30 del siglo pasado

marcados por los enfrentamientos de la

República y la Guerra Civil y que en

membrilla adquirieron un relieve muy y

especial con la colectividad agraria que

se desarrolló en este pueblo durante los

años de la Guerra Civil.

Enrique Jiménez Villalta ha llevado a

cabo una investigación minuciosa sobre

el desarrollo de los años republicanos,

de la Guerra Civil y de la inmediata

postguerra (con las secuelas de

represión y silencio consecuentes) en

este municipio manchego que contaba

con 4.000 habitantes a comienzo del

siglo XX y registraba poco más de

6.500 en 1940 (los mismos que hoy

tiene, aproximadamente).

El acontecimiento histórico más

relevante, la colectividad agraria, es

bien descrito eren el libro: llegó a tener

3.400 miembros, y dio refugio a

doscientas familias desplazas por la

Guerra de provincias limítrofes.

Producía vino, azafrán y harina,

principalmente; además de contar con

un taller de calzado y servicio médico.

Además de la colectividad funcionó

también durante la Guerra, igualmente

por iniciativa anarquista, una Escuela de

Artes y Oficios y una Escuela

Racionalista. El libro reproduce parte de

las memorias (ya publicadas por la

Diputación de Ciudad Real, de Juan

Caba, uno de los protagonistas de todos

esos acontecimientos.

Una buena iniciativa por la que hay que

felicitar al Ayuntamiento de Membrilla.

Hay que esperar también que el

programa “Los legados de la tierra”

pueda seguir desarrollándose, y

trayendo a la luz imágenes y noticias de

nuestra historia en los dos últimos

siglos.

Alfonso González-Calero

La teoría del justo precio

Luis de Molina Editor: Francisco Gómez Camacho

Editorial Maxtor Valladolid, 2011

418 pags.; 25 €

La teoría del precio justo es el título de

la obra del jesuita Luis de Molina,

publicada en Cuenca en 1597. Es el

título de uno de los seis tomos (sólo

llegaron a publicarse cinco de que

consta la magna obra de este gran

escolástico español del Siglo de Oro)

De Iustitia et Iure (“Justicia y

Derecho”). Luis de Molina fue uno de

los teólogos que más cerca conoció la

realidad económica de España del siglo

xvi. Reconoce Molina que la utilidad de

los bienes para satisfacer necesidades

humanas es la fuente del valor

económico, pero en su obra nos

presenta un análisis de la transacción de

compraventa que él consideró esencial

para comprender la teoría del precio

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justo. El precio justo de las cosas no se

fija atendiendo sólo -dice Luis de

Molina- a las cosas mismas en cuanto

son de utilidad para el hombre..., sino

que esa cuantía depende,

principalmente, de la mayor o menor

estima en que los hombres deseen

tenerlas para su uso. Como los demás

doctores escolásticos, Luis de Molina

reconoce que el precio justo puede

fluctuar en el tiempo según cambien las

circunstancias, como la escasez de los

bienes debida a una mala cosecha que

hace subir el precio, mientras que la

abundancia lo hace descender; de igual

modo, la falta de dinero en algún lugar

hace que el precio de los demás bienes

descienda, y la abundancia de dinero

hace que el precio suba.

Dinero parece haber de sobra -dice el

dominico español Tomás de Mercado

en su obra Suma de tratos y contratos,

Salamanca 1569-, refiriéndose al Nuevo

Mundo, recién descubierto. Pero se

queja este autor de que el Nuevo Mundo

es tierra de vida cara -a causa de la

abundancia de dinero (metales

preciosos) en dichas tierras-, y de que

ello encarecía a su vez los productos en

España, por la gran demanda de que

eran objeto para la exportación.

La teoría de Luis de Molina del precio

justo hay que situarla en un contexto

socioeconómico dominado por las

famosas ferias de Castilla. La necesidad

de que los bienes que se intercambien

en la compraventa sean equivalentes

(justicia conmutativa) constituye uno de

los principios fundamentales de esta

doctrina. Para Luis de Molina, como

para los demás escolásticos de la

Escuela de Salamanca, el criterio

diferenciador de los precios justos e

injustos no es otro que la equivalencia

de las contraprestaciones de la

transacción de compraventa. La

doctrina del precio justo de los

escolásticos es el corolario o

consecuencia lógica de su doctrina

sobre la justicia conmutativa y, en

definitiva, del postulado de la

equivalencia. A partir de la segunda

mitad del siglo XVII, como

consecuencia de la revolución científica

y cultural que tuvo lugar durante esa

centuria, el concepto de precio justo fue

reemplazado por el de precio de

equilibrio.

De la web Economía48.com

Luis de Molina: Teólogo y escritor,

nacido en Cuenca en 1535. Entró en la

Compañía de Jesús en 1553. Estudió

Derecho y Escolástica en Salamanca y

Teología en Évora y Coimbra, donde

más tarde inicia su carrera docente.

Escribió su obra en latín. Uno de sus

primeros títulos quiso que se incluyera

en el Cursus Conimbricensis, pero tras

una gran polémica con Pedro de

Fonseca , también jesuita, no lo

consiguió y quedó inédito. Ocupó la

cátedra de Prima Teología de la

Universidad de Évora en 1571, época en

la que lanza un comentario a la Suma

teológica de Santo Tomás. Retirado en

Cuenca, publicó sus cursos de teología,

entre ellos Concordia liberi arbitrii cum

gratiae donis, divina praescientia,

providentia, praedestinatione et

reprobatione, cuya publicación suscitó

gran controversia. Publicó también De

iustitia et iure (1593), de gran

importancia política. Está traducido y

editado con un importante estudio de

Manuel Fraga. En 1600 se le concedió

el puesto de profesor de teología moral

en el Colegio Imperial de Madrid, que

no llegó a ocupar, debido a su

fallecimiento ese año. Considerado gran

renovador de la teología, fue el creador

del denominado molinismo, nacido de

las opiniones de Molina sobre el libre

albedrío, en especial contrapuestas a las

del dominico Báñez . Ya se ha citado su

influencia sobre Pascal y el jansenismo.

De la web de la Fundación Hernando

de Larramendi

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Cofradía de Nuestra Señora de las

Candelas de Torrejón del Rey.

Tradición y devoción en nuestra

historia Ayuntamiento de Torrejón del Rey,

(Col.: Los pueblos cuentan su historia,

n.º 4), 2010, 142 pp.

No cabe la menor duda de que Torrejón del

Rey es un pueblo que cada día crece más y

más. Esa es una de las razones por las que

el Alcalde-Presidente del Ayuntamiento

editor de libro que comentamos, Mario San

Martín García, expone en su “Presentación”

las siguientes palabras, acerca de los

motivos que dieron lugar a dicha

publicación y que se pretendía con ella, que

no es otra cosa que “... poner en valor la

historia de la Cofradía de Ntra. Sra. de las

Candelas y dar a conocer a los nuevos

vecinos de nuestro municipio una de las

más antiguas tradiciones de la localidad”.

Y así ha sido y así es a lo largo de poco más

de cincuenta páginas, puesto que el resto,

de la 69 a la 141, constituye el álbum

fotográfico de “Los priostes de la Virgen

desde 1940 hasta 2010”, -de los 71 que han

servido el cargo entre ambas fechas-, es

decir desde Eliodoro de la Riva, hasta

Francisco José García, faltando única y

exclusivamente el nombre y la foto del

correspondiente a 1949.

Si bien es cierto que podría haberse evitado

esta segunda parte, por así decir,

fotográfica, mediante la inclusión de una

sencilla y escueta relación, lo cierto es que

gracias a su publicación in extenso podemos

observar detenidamente la evolución y

cambios que han ido produciéndose en el

modo de vestir de los priostes, de la edad

cada año más temprana con que se accede

al cargo, de la organización procesional, de

la propia imagen de la Virgen e, incluso, de

algunos aspectos que aparecen en dichas

fotografías como aparente telón de fondo:

algunos edificios hoy inexistentes, las

calles, el tendido eléctrico, además de la

propia evolución en cuanto a la fotografía

se refiere, puesto que en algunos casos

llegamos a encontrarnos muestras que

recuerdan claramente a los exvotos

pictóricos de algunas ermitas de nuestra

provincia. Asi, por ejemplo, las

correspondientes a los años 1941, siendo

prioste Ignacio López Casado; 1951,

cuando lo fue Florencio Sanz; 1962, con

Juan Rubio a la cabeza, verdadero montaje

en el que es posible ver su cara en el ángulo

superior derecho de la fotografía, mientras

que la parte central es ocupada por la

imagen de la Virgen, cuya advocación se

indica a los pies: “N. S. DE LAS

CANDELAS / TORREJON DEL REY”; la

de Hilario San Juan, de 1965; la de Juan

López, de 1969, o la última de este mismo

tipo, de Pedro Luis Auñón , de 1983, todas

ellas reflejo de una moda que se ha ido

manteniendo hasta llegar a desaparecer en

los tiempos actuales.

Según iba avanzando en la lectura de este

libro, que tantos aspectos litúrgicos y

profanos (o así considerados) recoge, más

se iba consolidando en mí la idea de que

estaba ante uno de esos libros que tanto

consulté para escribir mis “Catálogo de

piezas menores religiosas (I)” y “(II)”, pues

tal es el parecido existente entre los textos

consultados y los que este libro contiene.

Tras este largo inciso es conveniente volver

a la primera parte del libro.

Ángel Luis López Regidor explica en su

“Prólogo” que quiere “hacer más cercano

lo que todos comentamos boca a boca, nos

han contado nuestros antepasados o hemos

visto con nuestros propios ojos”, como ya

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hizo anteriormente con la recopilación y

edición de numerosas fotografías

publicadas por el proyecto “Legados de la

Tierra”, y añade: “Estos escritos para mí,

como para muchos de vosotros, no sólo son

importantes por recoger la tradición en la

antigüedad, sino por pertenecer a ella

familiarmente desde generaciones

anteriores, en la que los sentimientos

afloran y se viven por muy frío que se sea:

Porque ¿quién no recuerda su niñez al

saborear un “bollo de la Virgen”, en el

Refresco, o en su juventud al participar en

la Rueda, o simplemente, se emociona un

día dos de Febrero?”. “Por eso nosotros,

somos un simple eslabón más de esta

tradición, que sin duda nos iremos y

continuará con sus cambios y altibajos”.

Esta es la verdadera esencia del libro:

recoger una serie de datos, lo más fidedigna

y ampliamente posible, para trasladarlos a

las generaciones venideras como herencia

que hemos recibido de nuestros

antepasados. Así de sencillo.

El libro comienza con una “Breve historia

de la Cofradía de Nuestra Señora del

Rosario e introducción a la historia de la

Cofradía de Nuestra Señora de las

Candelas”, en la que se ofrecen algunos

datos acerca de la construcción de un

retablo de la Virgen del Rosario, dotado por

doña Petronila López de Malveda, fallecida

el 2 de diciembre de 1585, quien ordenó

que se aderezara a su costa, con azulejos

representando a la Virgen del Rosario en su

parte central, flanqueada por las imágenes

de santo Domingo y santo Tomás y, a los

pies, su propio retrato. Retablo que se

encontraba en el lugar que actualmente

ocupa el de la Virgen de las Candelas.

Los primeros libros, de cuentas, de la

Cofradía son de mediados del siglo XVII

(1651) y en ellos es posible suponer que

hacia 1760, un siglo más tarde, la Cofradía

del Rosario apenas realizaba actividad

alguna, siendo una de las actividades que

tenía encargada la organización de la fiesta

de las Candelas, entonces de gran arraigo y

celebridad y que cada año se celebraba

dependiendo de los donativos populares

recogidos.

La fiesta consistía, principalmente, en una

misa “con humo”, oficiada por el sacerdote

y varios diáconos, además del consabido

predicador de fama y la posterior ofrenda a

la Virgen que, como en tantos otros lugares,

consistía en la entrega de dos palomas

blancas y un cordero, a los que se añadían

racimos de uvas y, a veces, granadas,

aunque la ofrenda más característica era la

“rosca”, de pan y que tenía un tamaño

superior al normal y debía hacerse con

harina del trigo procedente de aguinaldos y

donaciones, como regalo del pueblo a

cambio de que la protección de las

cosechas. Do ut des.

Llama la atención la existencia de la

“botarga”, que aparece documentada con tal

denominación en 1667 y cuya misión

principal era la de acompañar a los

danzantes a la hora de recoger aguinaldos,

bailando cada por casa.

El autor del trabajo habla de la “botarga”,

pero en un asiento de 1663, que transcribe,

no se alude a ella con total claridad.

Dice así: “Mas dio en ochenta y un real de

gasto en una danza que se dio el día de la

Candelaria en plumas y bandas y

cascabeles y cohetes para las funciones de

la Virgen”, ya que considera que las

plumas, bandas y cascabeles le hacen

pensar, “con toda seguridad”, en la danza

de la “botarga” o de las “botargas”, en

plural, puesto que en años posteriores

también aparecen relacionadas con la

adquisición de cascabeles, por lo que cree

que dichos cascabeles se regalarían al final

de la fiesta o, aún mejor, se subastarían.

Señala más adelante, que a partir de 1651

parece ser que los danzantes interpretaban

una danza especial dedicada a la Virgen.

“Mas se les recibe en data diez y siete

ducados del alquiler de los bestidos de la

danza de las Candelas y cincuenta reales

del tamborilero y maestro de enseñarla” e

indica que es precisamente a partir de esta

fecha por la existencia del citado “maestro”.

En 1669 el tamborilero, que normalmente

era vecino de Torrejón y actuaba casi con

carácter vitalicio en aquellas celebraciones

donde se le requería, fue Juan de Amor,

quien cobró cuatro ducados por su

actuación.

A pesar de todo lo anterior y, a primera

vista, los datos acerca de la “botarga” no

parecen muy consistentes, por lo que sería

conveniente analizarlos uno tras otro,

cronológicamente, para así poderlos

estudiar con el necesario detenimiento y

ponerlos en relación con otros aspectos de

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la misma fiesta, lo que posiblemente daría

lugar a un interesante estudio monográfico.

En fin, con la desaparición de la Cofradía

de la Virgen del Rosario, la celebración del

día de la Purificación debió ser meramente

testimonial hasta mediados del siglo XVIII

o del siguiente -cosa que no se sabe con

exactitud puesto que los libros

desaparecieron en la guerra del 36-, en que

se debió fundar la Cofradía de Nuestra

Señora de las Candelas, por lo que los datos

más antiguos que de ella se conservan están

fechados en 1939 (bases o estatutos), siendo

el libro de cuentas de 1953.

Un segundo apartado son los “Estatutos o

normas pertenecientes a la Cofradía de

Nuestra Señora de las Candelas”, que se

transcriben a lo largo de veintidós artículos

actualizados en 1998. Es interesante su

lectura puesto que especifican las funciones

correspondientes a los principales cargos: el

padre de los mozos, que es la cabeza de la

Cofradía; el prioste o hermano mayor; los

mayordomos, que son cuatro, y el resto de

los mozos. Estos estatutos o normas deben

estar basados en otros muy anteriores,

puesto que en ellos se hace constante

alusión a la cera y a las velas, tan

importantes en una economía agrícola (la

llamada “economía de la cera”), hoy casi en

desuso si no es en celebraciones de carácter

religioso. Sigue la “Novena a María

Santísima / Madre de Dios y Señora nuestra

/ de las Candelas venerada / en el pueblo de

Torrejón del Rey”.

El original de dicha novena, su historia y

manera de realizarla, data de 1788 y

proviene del convento de Carmelitas

Recoletas de Madrid, donde se realizó bajo

la advocación del misterio de la

purificación de Nuestra Señora, desde el 1

de febrero de mil seiscientos veintisiete a la

Virgen con el nombre de las Maravillas.

Dicha novena fue cedida por la Cofradía de

Nuestra Señora de las Candelas hacia 1942,

celebrándose desde entonces todos los años

del 24 de enero al 1 de febrero, víspera de

la Purificación de María. Se trata, por lo

tanto, de la “Novena / a María Santísima /

Madre de Dios / y Señora / que / con el

título / de las / Maravillas / se venera en su

Real Convento / de Carmelitas Recoletas /

de esta Corte, / dispuesta / Por D. Esteban

Antonio del Cerro / Capellán Mayor de

dicha/Comunidad./Madrid.

MDCCLXXXVIII/Por D. Geronimo

Ortega, Hijos de Ibarra / y Compañía / Con

las licencias necesarias”.

Siguen más los “Mayos (a la Virgen de las

Candelas)”, que constan de veintiuna

estrofas de cuatro versos cada una, y se

cantan el día 30 de abril a las doce de la

noche, frente a la iglesia, escritos -según

testigos presenciales- hacia 1915, por un

sacerdote (D. Dámaso), y las “Rondas a las

mozas”. Dos artículos: “Candelas una fiesta

singular” y “Candelas luz de nuestro

pueblo”, finalizan este apartado y dan

entrada al titulado “Hechos y fechas

memorables”, donde se habla de la Guerra

de Cuba, del Año Mariano de 1954, del

homenaje que hizo el Club de Fútbol a la

Virgen de las Candelas, de la celebración

del 2000 como Año Jubilar, de la

peregrinación a la basílica del Pilar en

Zaragoza, etcétera, y dar paso a la

explicación de en qué consiste la tradicional

“Rueda” y a las normas por las que se rige.

Un libro que da a conocer lo que hay, lo

que queda y ha llegado hasta nuestros días,

de las dos tradiciones religiosas más

importantes de Torrejón del Rey, las

llevadas a cabo por las cofradías de la

Virgen del Rosario y de la Virgen de las

Candelas, a la que hay que añadir “La

Rueda” como forma de recaudación, hoy

declarada Fiesta de Interés Turístico

Provincial.

José Ramón LÓPEZ DE LOS MOZOS

Los visigodos de los románticos

Miguel Cortés Arrese Libros de la Catarata, Madrid, 2012;

192 pags.; 17 €

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Don Manuel de Assas y Ereño, redactor

del No me olvides: periódico de

literatura y bellas artes, informaba a los

lectores del primer número, el 7 de

mayo de 1837, sobre el increíble

entusiasmo que había en Alemania,

Inglaterra y Francia por las

antigüedades de los siglos medios. Y se

preguntaba a continuación si en España

íbamos a permanecer indiferentes

cuando, apenas a una distancia de tres

leguas, nos encontrábamos con un

castillo gótico, una iglesia que antes fue

mezquita, un aislado torreón… que

causaban asombro y envidia en las

naciones más ilustradas de Europa y

eran lugar de visita obligada para los

viajeros cultivados que atravesaban

nuestras fronteras. Por no hablar de las

proezas de los monarcas godos que

hicieron doblar el yugo a las águilas

romanas y los caballeros que ocuparon

un lugar sobresaliente en las luchas de

reconquista.

El erudito santanderino añadía que se

había producido una revolución literaria

y la de bellas artes era un corolario

natural de aquélla. Una revolución en la

que los amores de Don Rodrigo y la

Cava o el valimiento y trágico final del

condestable don Álvaro de Luna habían

sustituido a Paris y Elena y las

desgracias de Idomeneo; Pelayo había

reemplazado a Rómulo y las catedrales

góticas a los tiempos corintios. Un

tiempo, concluía, el de la Edad Media,

del que se tenían noticias más escasas

de las que debieran tenerse; de ahí la

necesidad de su estudio.

La Edad Media, rehabilitada y

mitificada, va a estar en el centro del

pensamiento romántico, precisa I.

Durand-Laguern, de su representación

del mundo y de sus contradicciones, de

sus relaciones con el pasado y presente;

y consigue escalar hasta ocupar un lugar

privilegiado entre las ideas que dieron

forma a la sensibilidad romántica, al

venerar esta época como un tiempo de

libertad y unidad nacional; un período

histórico tan alejado, por lo demás, que,

a veces, era considerado legendario y

que enlazaba, entonces, con el gusto

romántico por lo imaginario.

Claro que el estudio de la Edad Media

planteaba problemas como el de la

delimitación de sus fronteras

temporales. Se pensaba que había

surgido de las ruinas de la Antigüedad,

como la negación de ésta y como el

punto de partida de un escenario de

duración extraordinaria, que abarcaba

un milenio pero que englobaba

realidades muy diversas. En el caso que

nos ocupa, el relativo al pueblo

visigodo, su comienzo se fijaba en el

reinado de Ataúlfo, por ser este

monarca el primero que piso suelo

español y su final en el año 711, el de la

dramática derrota en los campos de

Guadalete, cuando los árabes se

asentaron en la Península con

propósitos duraderos.

Y los románticos atribuyeron a los

visigodos dos aportaciones tenidas por

sobresalientes y fechadas en estos años:

el haber puesto sólidos cimientos para el

desarrollo de la civilización cristiana, al

confluir las fuerzas del trono y el altar

con la conversión de Recaredo; y sentar

las bases de la nación española y de las

instituciones, entre las que había que

citar la monarquía que, de manera

ininterrumpida, llegaba hasta Isabel II.

España, al igual que Francia o

Alemania, también contó con

distinguidas figuras medievales que

sedujeron a pintores, dramaturgos,

literatos y grabadores y, en

consecuencia, a visitantes de las

exposiciones, espectadores y lectores.

Así se entiende la popularidad de libros

como el de Manuel José Quintana sobre

las Vidas de españoles célebres donde,

excluyendo las de los reyes por ser más

conocidas, trazó el perfil del Cid

Campeador, sinónimo del esfuerzo

incansable, el heroísmo y la fortuna;

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Guzmán el Bueno, igual que cualquiera

de los personajes antiguos en

magnanimidad y fortaleza de ánimo;

Roger de Lauria, el marino más grande

que había tenido Europa desde Cartago

a Colón; y el príncipe de Viana, tan

digno de compasión por sus desgracias,

y que reunió en su destino a la majestad

y esperanza de un nacimiento real, el

ejemplo y lástima de un particular

injustamente perseguido, y

bárbaramente sacrificado. Y en el caso

de los visigodos, la sabiduría y virtud de

Recaredo, la dignidad de Wamba en el

trono y en su retiro monástico al final de

sus días o los amores de Don Rodrigo y

Florinda, habían de ser recurrentes en el

acercamiento de los románticos al

mundo de aquellos godos que se

alejaron de sus remotos y lejanos

bosques en pos de una nueva patria.

Se trataba, por consiguiente, de una

Edad Media personificada, encarnada

por intérpretes selectos que se ofrecían a

la mirada de eruditos, viajeros y artistas;

con su ayuda se transformó en una

época idealizada, que gozaba de todas

las virtudes que faltaban en los tiempos

contemporáneos. Se idealizó el

cristianismo medieval y sus

manifestaciones artísticas, las

instituciones, las leyes y sus

protagonistas; y llegó a considerarse la

Edad Media como una verdadera edad

de oro.

El estudio que se ofrece a continuación,

analiza la especificidad y originalidad

de la época visigoda a partir de las

representaciones formuladas por los

artistas románticos y los motivos que les

llevaron a crearlas. El apartado inicial,

que lleva por título La conversión de

Recaredo, se interesa por las imágenes

que dieron forma a la confluencia de la

monarquía y la Iglesia, el perfil del

llamado estilo latino-bizantino, que

habría inspirado las construcciones

visigodas, la confluencia de

dramaturgos y pintores o la trayectoria

del rey Wamba hasta el traslado de sus

restos a Toledo desde las ruinas del

antiguo monasterio de Pampliega.

El 2º capítulo se ocupa de los Retratos

de los reyes godos, que ofrecen sus

ejemplos más tempranos en el siglo X,

en dos manuscritos procedentes de los

monasterios de San Martín de Albelda y

San Millán de la Cogolla, manuscritos

que dieron acogida a los monarcas

visigodos legisladores; imágenes que se

prolongaron durante la Edad Media.

Después vendrían las series de reyes de

España al amparo del mito goticista del

XV y su renovación en la época

moderna, tanto en la iconografía como

en los soportes técnicos. Hasta llegar a

los tiempos románticos, cuando se les

homenajeó en el Congreso de los

Diputados y se buscó legitimar a Isabel

II como titular del trono: la iconoteca

regia que encargó a José de Madrazo, en

1847, resulta muy reveladora.

La última sección desgrana el mito

creado en torno a la bella Florinda, don

Rodrigo y la pérdida de España; mito

que convirtió visita obligada de eruditos

y viajeros el llamado torreón de la Cava,

en los aledaños del puente de San

Martín de Toledo, y los campos de

Guadalete, en el camino de Sevilla a

Cádiz. Y prolongó la atención de

historiadores, dramaturgos y artistas, la

vida última del monarca visigodo,

cuando se estableció como penitente en

las soledades de Pederneira, en

Portugal.

Las líneas que siguen están

acompañadas de un Apéndice, que

incluye textos sobre la percepción que

eruditos y curiosos tuvieron de los

palacios, iglesias, torreones, tumbas y

tesoros visigodos y evocaron su

recuerdo en la memoria de los años

centrales del siglo XIX: la inclusión de

una cuidada selección de ilustraciones

sobre el tema objeto de estudio participa

del mismo criterio.

Presentación del autor

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Libro de familia

Félix Grande

Visor. Madrid, 2011; 160 págs. 20 euros

Con la publicación no hace siquiera un

año de La cabellera de la Shoá, poema-

libro integrado en Biografía con el que

Félix Grande (Mérida, 1937) volvía a la

poesía tras permanecer mudo desde Las

rubáiyátas de Horacio Martín (1978),

parecía que su obra quedaba clausurada.

Inopinadamente, el poeta ofrece ahora

Libro de familia, donde convoca los

dones de la vida, familiares (madre,

esposa, hija, padre, suegro) y culturales

(el cholo César Vallejo, Antonio

Machado, el flamenco, Bach). Los

poemas, en general extensos y con

numerosos puntos de inflexión de forma

y de tono, mezclan la prosa lírica y en

ocasiones narrativa con versos que se

disponen a su vez de mil maneras:

desde las retahílas anafóricas hasta las

series empaquetadas de serventesios y

cuartetos alejandrinos, pareados

endecasílabos, versos con rima interna,

eneasílabos blancos..., incluidos algún

romance y soneto convencionales. Si se

deja a un lado 'La letra pequeña',

apéndice de prolijas notas de

intencionalidad didáctica pero de alto

rendimiento lírico, la obra se abre y se

cierra con dos composiciones

coincidentes en el desdoblamiento del

yo: el poeta anciano se dirige a aquel

niño que fue y del que procede,

"hijopaterno de mí" o "hijopaterno de

mi tú": pues si, según Wordsworth, el

niño es el padre del hombre, lo es en la

medida en que una natural piety

ensambla todos los días de su

existencia. Esta idea de continuidad

compasiva y armónica confiere unidad

al libro, donde las desgracias de la

infancia (guerra, represión, miseria,

miedo) abonan el arrabal de senectud.

Es difícil destacar unos poemas sobre

otros; pero hay alguno especialmente

tremendo, como 'El madrigal del odio

muerto', evocación de la madre para

superar el aborrecimiento y el horror

asociados a ella, y a fin de cuentas el

sentimiento de culpa, "excremento que

engrudó mi vida". La composición se

acuna con los balanceos de las letanías

marianas: "Oh madre alucinada, o

madre medio loca, princesilla / del

martirio, emperatriz del pánico,

sacerdotisa / de la calamidad,

hormiguita cargada con la piedra / del

miedo universal del mundo". También

es excepcional 'Criatura de dolor',

apología del flamenco llena de

anfractuosidades, cuya intensidad

estética solo afloja en los tramos más

reivindicativos o moralizantes. Por lo

demás, el volumen compendia los

rasgos que hacen de Félix Grande un

poeta singular movido por la

indignación y la misericordia; pues

habiendo pocos con su efusividad

descoyuntada y su plétora expresionista,

ninguno emite tan decantadamente

como él no las mostrencas palabras de

la tribu, sino el gemido de la horda: ese

gemido terebrante que atraviesa la

historia desde los abrigos troglodíticos

hasta llegar, todavía audible, al reducto

familiar al que el autor dedica con

empecinamiento estos poemas de

consolación. ÁNGEL L. PRIETO DE

PAULA en Babelia/ El país 21/01/2012

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Peregrino de sueños

Elisabeth Porrero Vozmediano

B.A.M, Ciudad Real, 2012

Ciudad Real, 20 de enero. Residencia

universitaria Santo Tomás de Villanueva.

El salón tiene 120 sillas y ponen 25 más,

pero siguen llegando familiares,

compañeros, alumnos, amigos, poetas de

diferentes pueblos de la provincia y

Madrid, para acompañar a Elisabeth

Porrero en la presentación de su primer

libro, “Peregrino de sueños”, nº 81 de la

colección literaria Ojo de Pez (BAM,

2012), junto a la escritora Juana Pinés y

Ángel Caballero, vicepresidente 1º de la

Diputación Provincial y responsable de la

Biblioteca de Autores Manchegos. Ángel

Caballero, también sorprendido: “Es el

primer libro que presenta la BAM en 2012

y quiero felicitar a Elisabeth por

abarrotar el salón de personas amantes de

buena poesía. En un año difícil para

todos, compruebo que los poetas estáis

unidos.” Explicó que esta obra había sido

seleccionada entre notables poemarios,

“por la calidad literaria y dimensión

espiritual de sus versos, desde el origen

hasta el final de un peregrinaje lleno de

aventuras.” Juana Pinés (incluida en la

dedicatoria del libro), recordó la llegada

de Elisabeth al Grupo Literario Guadiana:

“Quería ser poeta, me dijo. La invitamos

a nuestras tertulias, donde la palabra no

tiene fronteras y los estilos poéticos saben

convivir. Juana destacó sueños y viajes

compartidos: “Aquí retornan, puros, en

estos poemas caminantes que son al

mismo tiempo geografía interior y sentido

de la vida.”. Elisabeth Porrero

Vozmediano (Ciudad Real, 1977) es

Licenciada en Ingeniería Química y

trabaja como profesora de Tecnología.

Escribe desde los 6 años. Entre poesía y

prosa, ha conseguido 30 premios a nivel

provincial y nacional. Componente del

Grupo Literario Guadiana y del consejo de

redacción de la revista “Manxa”. Colabora

en “Cal y Canto” (Manzanares) y “La hoja

azul en blanco” (Alcorcón). Realiza

recitales por la provincia de Ciudad Real,

Toledo y Madrid. Publica artículos en La

Tribuna. Figura en tres antologías:

“Homenaje al Quijote” (Grupo Literario

Guadiana. Ciudad Real. 2002),

“Inmaduros 26” (Jóvenes Poetas de

Castilla-La Mancha. Jesús Maroto.

Toledo. 2007) y “Antología Rota” (Grupo

Literario Guadiana. Esteban Rodríguez.

Ayuntamiento de Ciudad Real. 2007). Ha

participado en los “Encuentros Oretania de

Poetas” y sus volúmenes “La Palabra ante

todo” (2009), “Gotas de esperanza” (2010)

y “Palabra de Amor” (2011). En su

brillante prólogo, Pedro Antonio González

Moreno considera la voz de Elisabeth: “de

las llamadas a protagonizar, tarde o

temprano, un relevo generacional en la

lírica de nuestra provincia/.../ nuevos

planteamientos estéticos y formales, más o

menos inconformistas, deben romper con

la lírica de las promociones anteriores.”

Nuestro paisano puntualiza que, por varias

razones: “La nueva promoción poética,

joven y renovadora, no acaba de

cristalizar.” (p.9) El poeta, escritor y

crítico literario, conduce al lector con

maestría por este primer libro. Encuentra

madurez, dominio del lenguaje,

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románticas cosechas y lecciones valiosas

recogidas en los caminos que su ternura

recorre: ruinas gloriosas, desiertos,

oscuridad, injusticias, niños solitarios,

insaciable sed, oasis de esperanza: “Temas

y signos, todos ellos, que aparecen

entrelazados en este libro como formando

parte de la única tarea del peregrino: la

de seguir caminando.” (p.15). “Peregrino

de sueños” invita a conocer otros ámbitos,

poblaciones, culturas..., apasionantes

escenas atesoradas en la memoria y

convertidas en paisajes interiores. 32

poemas de musicales versos libres, donde

crecen luminosos ideales a cada paso del

camino: “Enmudecen las cosas/

pidiéndonos a gritos/ que restauremos su

verdad más pura/ y sus nombres

desnudos/ les mostrarán de nuevo en los

espejos/ sus verdaderos rostros.” (p.49).

Elisabeth Porrero comparte su lírico

caminar por significativas ciudades:

Londres, Berlín, Lisboa, Estambul,

Roma..., y la mochila siempre cargada de

mágicos sueños, palabras desnudas que

saben combinar tradición y renovación,

espacios y tiempos afectivos, buscando

mundos olvidados. Amor verdadero, días

y noches de laborioso aprendizaje,

profundas experiencias, inquietud ante

fragilidad y muerte, descritos en su

cuaderno de bitácora: “Tu voz es la

derrota de todos los olvidos,/ la roca que

resiste/ el asedio de tantas erosiones/ o el

punto de partida al que volver/ tras

regresar de tanto viaje en vano.” (p.21).

Querida Elisabeth, peregrino de sueños,

nostalgias, ausencias..., deseo que tu

corazón camine por esta vida sembrando

nueva luz con sus versos seductores y

capaces de decir cómo nos ven unos ojos

humanos.

www.josemariagonzalezortega.webs.com

La Naturaleza en Orgaz

Diego F. Perea Ruiz-Tapiador Ayuntamiento de Orgaz, 2011; 528 p.

A caballo entre La Mancha y los

Montes de Toledo, y por ello

compartiendo alguno de los valores más

significativos de ambos territorios, el

término de Orgaz mantiene todavía una

no despreciable diversidad paisajística y

biológica. A través de más de 600

fotografías, un centenar de dibujos y

decenas de tablas y gráficos, este

magnífico libro propone una

aproximación a la Historia Natural de

Orgaz y de su territorio, describiendo

los principales hábitats representados y

las relaciones de las especies que lo

pueblan, incluyendo la impronta dejada

por la capacidad transformadora del ser

humano sobre los ecosistemas

El libro lo ha escrito el orgaceño Diego

F.Perea. En él se suceden 12 capítulos

dedicados a los distintos medios

naturales, su flora, fauna, usos, y

algunos comentarios muy acertados que

critican el maltrato que sufre nuestro

medio ambiente. En sus líneas el lector

podrá tener una amplia perspectiva de

nuestros ecosistemas. Puedes

conseguirlo en las oficinas del

Ayuntamiento. Web DeOrgaz.es

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+ POE +

Teo Serna Asoc. Cultural Babilonia, Valencia.

Pliegos de la visión, nº 34; 44 pags.

La idea de Marinetti de que la poesía

debería ser concebida como “un asalto

violento contra las fuerzas desconocidas

para forzarlas a postrarse ante el

hombre” está sin duda en la base de la

llamada “poesía experimental”, un

modo “distinto” de entender la

producción poética más allá de la

tradicional poesía verbal o discursiva

que, iniciado con la destrucción de la

sintaxis y la eliminación del

ordenamiento tipográfico convencional

en la página, iba a desembocar en la

idea de que –por indicarlo con palabras

de Abraham A. Moles– el poeta deberá

experimentar no sólo con el lenguaje

sino también con la voz y con el resto

de los sentidos en busca de una

expresión plena que persiga “hacerse un

médium total, superar cualquier

limitación, englobar música, pintura,

arte tipográfico y cualquier otro aspecto

de la cultura” (Adriano Spatola). Dentro

de esa persecución del todo se ubica la

denominada “poesía visual”, fronteriza

entre la literatura y el arte plástico, y

habría que preguntarse si no enfrentada

también en íntima relación de amor-

odio con el universo de la publicidad.

Pues bien, cuando de poesía visual se

habla por estos nuestros castellano-

manchegos predios, junto a la

continuada e incombustible presencia

del conquense Antonio Gómez, hay que

reseñar sin duda, como otro de los

nombres de especial referencia, el del

escritor, pintor y diseñador

manzanareño Teo Serna. De su

interesante hacer en este campo –y tras

la aparición en 2008 de sus 100 POE+

100, editados por el Servicio de

Publicaciones de la Junta- vuelve a ser

prueba esta nueva entrega de tan similar

y continuista título. En ella, la que

Amador Palacios calificara en su día

como “poesía sinóptica” de Serna

(aludiendo a la imbricada presencia en

su configuración de la realidad verbal y

la icónica pugnando en el mismo

ámbito) vuelve por donde solía para, en

sus 40 nuevas ofertas, volver a ser cauce

de un decir en el que el lirismo -la

imagen plástica y la lingüística codo a

codo- o bien se alía, sin prejuicio

alguno, ora con la ironía, ora con el

guiño crítico, o bien se deja llevar del

simple juego semántico que ambas de

consuno a ojo y entendimiento a la par

propician. Y así, el lector-veedor igual

puede sonreírse ante el guiño propuesto

por la simple desaparición de una letra

-“Pequeño olvido en la morgue”- como

disfrutar del paralelismo con la propia

realidad significativa de la

representación ideográfica dada a éste o

aquel vocablo -“Radiografía”,

“Plomada”, “Termita”, “Titanic”- o a

aquella palabra, frase o incluso imagen

plurisignificativa -“Cielo estrellado”,

“Rompecabezas”-, apuntarse a

conceptuales vis a vis -“Pez era (pez

muerto)”-, dejarse llevar de la pura

apelación sentimental –las respectivas

“Aritmética”, Geometría” o

“Astronomía de la soledad”– o rendirse

al puro diálogo de la sola concreción

plástica propuesta con su matemático

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título –“Mariposas fibonaccianas”-

entre otras lúdico-cómplices-sincrónicas

proposiciones, en una multiforme

panoplia expresiva, siempre tersa y

elegantemente resuelta, que, a bien

seguro, hará las delicias de cuantos a

disfrutarla se entreguen.

José Ángel García en ABC Artes y

Letras de CLM, 28 enero, 2012

Jesús Sánchez Adalid gana el

premio de novela histórica

Alfonso X el Sabio, organizado

por la Fundación CCM y

Ediciones Martínez Roca

El escritor y sacerdote extremeño Jesús

Sánchez Adalid se ha alzado con el Premio

de Novela Histórica Alfonso X el Sabio en

su undécima edición con su novela

Alcazaba, en la que traslada al lector al

siglo IX, en pleno emirato, cuando en Al-

Ándalus se produce una rebelión que

pondrá en jaque el absoluto poder de

Córdoba.

Ana Gázquez, de ediciones Martínez Roca,

señala que Jesús Sánchez Adalid cuenta con

una amplia y original obra literaria ha

conectado con una variada multitud de

lectores gracias a la veracidad de sus

argumentos y a la intensidad de sus

descripciones, que se sustentan en la

observación y la documentación. Sus

novelas constituyen una penetrante

reflexión acerca de las relaciones humanas,

la libertad, el amor, el poder, y la búsqueda

de la verdad. Ha publicado con gran éxito

La luz del Oriente, El mozárabe, Félix de

Lusitania, La tierra sin mal, En compañía

del sol, El cautivo, La sublime puerta, El

caballero de Alcántara, Los milagros del

vino y Galeón. En 2007 ganó el premio

Fernando Lara por su novela El alma de la

ciudad.

El jurado de esta edición del premio,

formado por Soledad Puértolas como

presidenta, Silvia Grijalba, Fermín Bocos,

Martín Molina, por la Fundación CCM, y

Carmen Fernández de Blas como

secretaria, ha resaltado en Alcazaba la

descriptiva y elegante narración y la

perfecta documentación de la obra. La

novela nos traslada a un periodo

desconocido de nuestra historia: el siglo IX,

en pleno emirato, cuando en Al Ándalus se

produce una inusitada rebelión que pondrá

en jaque el enorme y absoluto poder de

Córdoba; algo que, salvando las distancias,

se asemeja a la reciente “primavera árabe”.

El premio de Novela Histórica Alfonso X

El Sabio está dotado con 60.000 € para la

novela ganadora. En esta undécima edición,

se han presentado 205 novelas de las cuales

son 160 de España, 40 de Latinoamérica, 2

del resto del mundo y 3 donde no se

especifica su origen.

Después de estos once años, el Premio

Alfonso X el Sabio promovido por la

Fundación CCM y ediciones Martínez Roca

ha recaído tanto en autores españoles como

hispanoamericanos. Entre los galardonados

se encuentran autores como Mercedes

Salisachs, Jorge Molist, Almudena de

Arteaga, Ángeles de Irisarri o Alberto

Vázquez Figueroa, entre otros.

Agencias; 3 de Febrero de 2012

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Alfonso „el de las Navas‟

Jesús de las Heras

Editorial EDAF, Madrid

264 pags. 23 €

La figura del rey castellano Alfonso

VIII y el episodio de la batalla de Las

Navas de Tolosa (Jaén), momento

crucial en la Reconquista, conforman

una indisoluble asociación en el

imaginario español. Se cumple ahora el

octavo centenario de aquel

acontecimiento bélico que abrió paso a

un nuevo y definitivo proceso de la

lucha entre los reinos cristianos

hispánicos medievales y el imperio

musulmán. Y también fue la ocasión en

que el rey castellano consiguió agrupar

las Españas -con frecuencia enfrentadas

entre sí por intereses de poder- frente al

enemigo común. Jesús de las Heras

hace una clarificadora crónica sobre

Alfonso VIII -el monarca castellano de

más largo reinado (1158-1214)- y la

Hispania medieval de los cinco reinos

(Portugal, Castilla, León, Navarra y

Aragón). La mirada discurre

principalmente por el siglo XII, con

atención a referencias históricas

anteriores y al comienzo de la época

siguiente. La narración cuenta la vida de

Alfonso, desde su infancia en un

entorno político hostil, su matrimonio

con Leonor de Plantagenet, hasta su

muerte, poco después del famoso

triunfo en Las Navas. El relato se

completa con la aproximación a otros

personajes de gran relieve, como los

monarcas de los otros reinos cristianos,

también con detallada alusión a lugares

muy vinculados al rey Alfonso VIII

Web editorial

Jesús de las Heras Muela nació en

Sigüenza el 17 de Diciembre de 1958. Es

licenciado en Estudios Eclesiásticos

(Facultad de Teología de Burgos, 1982),

Ciencias de la Información (Universidad

Complutense de Madrid, 1992) e Historia

de la Iglesia (Pontificia Universidad

Gregoriana de Roma, 1992).

Fue ordenado sacerdote por el Papa Juan

Pablo II en noviembre de 1982. Es

sacerdote de la diócesis de Sigüenza-

Guadalajara, en la que ha sido durante

cinco años párroco rural y durante otros

cinco profesor de Religión en Institutos.

Desde 1987 es el delegado diocesano de

Medios de Comunicación Social. Es

también profesor de Historia de la Iglesia

del Seminario Diocesano de Sigüenza

(1992), director del Boletín Oficial del

Obispado de Sigüenza-Guadalajara

(1997), responsable de la página de

Religión del diario "Nueva Alcarria"

(1993) y director de los programas

religiosos en las emisoras de la Cadena

Cope en esta diócesis (2000). Asimismo,

los fines de semana sirve tres pequeñas

parroquias rurales. Desde 2009 es

canónigo del Cabildo de la S.I.C.B. de

Sigüenza. En 1991 fue nombrado director

del Servicio de Información de la Iglesia

Católica en España, de la Comisión

Episcopal de Medios de Comunicación

Social. Entre 1995 y 2004 asumió la

dirección de la Oficina de Información de

la Conferencia Episcopal Española. Fue

nombrado director de la Revista

ECCLESIA en septiembre de 2004. De la web Alcarreños distinguidos de AACHE