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    La triloga del VaticanoMorris West es un famoso escritor que, a travs de los aos, se ha hecho

    famoso por una triloga de novelas que, hoy por hoy, son todavacatalogadas de profticas:Las sandalias del pescador, Los bufones de Dios,y Lzaro.

    En la primera novela de la triloga, llevada al cine con el papel principalde Anthony Quinn, se profetiza la llegada al Vaticano de quien es hoy Papa,Karol Wojtyla, Juan Pablo II. Con quince aos de anticipacin, West nosnarra las incidencias protagonizadas por Cirilo Lakota, de origen eslavo, alser elegido Papa. Un nico tema, en este sentido, parece preocupar a laIglesia: la transfiguracin, la renovacin, el constante debate de sus ideas.

    Cirilo I, luego de 17 aos en campos rusos de concentracin, ocupa elTrono de San Pedro: se enfrentan, entonces, dos grandes poderes, almomento en que su antiguo verdugo ocupa el puesto de Primer Ministro dela Unin Sovitica.

    Luego viene la segunda historia: Los bufones de Dios. En esta segundaparte, Gregorio XVII, el Papa reinante, es una figura carismtica que hacontribuido mucho a que la voz del Vaticano sea escuchada por pueblos ygobernantes.

    Sin embargo, el Colegio de Cardenales le obliga a abdicar. El Papa hatenido una revelacin que anuncia el fin del mundo y la segunda venida de

    Cristo.El cree que debe proclamar esta revelacin en una encclica. Los peligrosson obvios: pnico en el mundo entero y confusin entre los feligreses.Es el Papa

    un mstico, un luntico o un fantico que busca Poder?

    l final,Lzaro, tercera de la triloga, nos nar

    st nos demuestra una vez ms supro

    nes del

    Para referencias inmediatas sobre su literatura sobre el Vaticano, ver

    Artculo Publicado originalmente en Revista Mercado

    A ra la historia del Papa LenXIV, quien ha aplastado con mano de hierro todos los conflictos surgidosen la Iglesia. Sin embargo, ahora est en peligro de muerte: le espera una

    peligrosa operacin de corazn y un nuevo y misterioso grupo terrorista,La Espada del Islam, amenaza su vida.Con esta novela final, Morris Weftica visin acerca de la poltica y la religin contemporneas.

    Rica en accin, intriga y profundo conocimiento de los entreteloVaticano, en esta historia su autor se consagra como un maestro denovelistas.

    Eminencia, su ltima novela.

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    MORRIS WEST

    LZAROTraduccin de Anbal Leal

    CRCULO DE LECTORES

    Barcelona : Crculo de Lectores, S.A., 02/1991. . 384 p. ; 13x21 cm. tela.Ttulo de la edicin original:LazarusTraduccin del ingls: Anbal Leal - Revisin de la traduccin: Vctor LorenzoDiseo: Norbert Denkel Ilustracin: Darryl ZudeckCrculo de Lectores, S.A.Valencia, 344, 08009 Barcelona1357919028642Licencia editorial para Crculo de Lectorespor cortesa de Javier Vergara Editor, S.A.

    Est prohibida la venta de este libro a personas que no pertenezcan a Crculo de Lectores.

    1989 by Melaleuka East Investments Pty Ltd. 1990 by Javier Vergara Editor, S.A. de la foto de solapa: Zardoya / Camera Press

    Depsito legal: B. 109-1991Fotocomposicin: punt groe & associats, s.a., BarcelonaImpresin y encuademacin: Printer industria grfica, s.a.N. II, Cuatro caminos s/n, 08620 Sant Vicenc. deis HortsBarcelona, 1991. Printed in SpainISBN: 84-226-3475-9N 28324

    PGINAS:368

    Otra edicin consultada:[cuya primera versinaparece en las notas del escaneador]Ttulo original:LAZARUSEdicin original Heineman, LondresTraduccin del ingls: Anbal Leal 1989 by Melaleuka East Investments Pty Ltd. 1990 by Javier Vergara Editor S.A.San Martn 969 /,Buenos Aires / Argentina.ISBN 950-15-0974-5Impreso en la Argentina/Printed in Argentine.

    Depositado de acuerdo a la Ley 11.723348 pginas

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    "E tado con mano de hierro todos los conflictossurgi muerte: lo espera una delicada operacin decoraz o La Espada del Islam amenaza su vida.Lzaro desmuestra una vez s la proftica visin de West acerca de la poltica y la religin

    contemporneas.

    Biografestudios en a congregacin de los Hermanos cristianos y dioclases en l Sur. En 1939 abandon los hbitos, ingres en elejrcito y tiem o productor de radio hasta que en 1954 sededic por completo a la literatura. Vivi en varios pases europeos y en Estados Unidos antes de volvera Australia en los aos ochenta. Reconocido como el mayor best seller en la historia literaria deAu emplares vendidos y ms de treinta ttulos editados. Se hizo famoso poruna triloga de novelas que fueron catalogadas de profticas:Las sandalias del pescador, Los bufones de

    Di su primera novela,La luna en el bolsillo. Pero consigui la fama consu cuarta novela, Hijos del sol (1957). Su libro siguiente, El abogado del diablo (1959) fue un xitointernacional. Entre sus obras destacan: Las sandalias del pescador (1963), La salamandra (1973),

    rias de ellas han sido llevadasal e teatro. Falleci el 10 de octubre de 1999 debido a problemascar

    NDICE

    LIBRO I

    Lazarus aegrotus

    O II

    Lazarus redivivus

    LIBRO IIImilitans

    LIBRO IV

    Lazarus revocatus

    EPLOGO

    l Papa Len XIV, conservador y autoritario, ha aplasdos hasta ahora en su Iglesia. Pero hoy corre peligro den y un misterioso grupo terrorista autodenominad

    m

    a de Morris West: Naci el 26 de abril de 1916 en en Saint Kilda, Melbourne. Curssu ciudad natal y en Hobart. Ingres en l

    as escuelas de la orden en Nueva Gales delpo despus, trabaj durante diez aos com

    stralia, con 60 millones de ej

    os, y Lzaro. En 1945 se public

    Proteo (1979),El maestro de ceremonias (1991) yLos amantes (1993). Vacine. Adems ha escrito obras ddacos en Sydney.

    LIBR

    Lazarus

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    LIBRO I

    Lazarus aegrotus

    Haba un zaro, de Betania... Fue, pues, Jess yse encontr con que llevaba ya cuatro das en el sepulcro.*

    Juan, XI, I, 17

    Era un hombre alto y duro. La nariz g mentn saliente, y los oscuros ojos deobsidiana le conferan el aspecto de un g sa y hostil. Sin embargo, cuando tuvoque afrontar la evidencia de su propia mortalid o se sinti pequeo y ridculo.

    El mdico, un cuarto de siglo ms joven, de escritorio, traz un boceto sobre una hojade papel con membrete y explic el asunto s.

    -stas son las dos arterias del lado izqu . Estn casi obstruidas por placas, quede hecho son residuos de su propio torrent . Se depositan sobre las paredes de lasarterias, como los sedimentos en una caer grama que realizamos ayer muestra que

    Para Joy, con amor,el mejor vino del esto.

    Siempre me he preguntado algo sobre Lzaro. Haba franqueadolas puertas de la muerte. Haba visto lo que haba al otro lado.Deseaba regresar a la vida?... Agradeci a Jess que le trajera denuevo?... Qu clase de hombre fue despus? Qu pens el mundo de

    l? Qu pens l del mundo?

    Len XIV Pont. Max.Conversaciones

    enfermo, L

    I

    rande y curva, eluila vieja, imperio

    ad, de prontpie j nto alu

    con palabras speraierdo de su corazn

    e sanguneoa. El angio

    *

    Segn la edicin de 1990: Haba un enfermo llamado Lzaro de Betania, que haba cado enfermo Cuando llegJess, descubri que Lzaro ya llevaba cuatro das en la tumba.

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    Morris West L z a r o 4conserva usted alrededor del cinco por ciento de flujo sanguneo normal sobre el lado izquierdo.sa es la causa de los dolores en el pecho, el jadeo, la somnolencia y la fatiga que ha sentidoltimamente. Despus, suceder lo siguiente... -Dibuj un glbulo oscuro cindicaba la direccin de su movimiento-. Un pequeo cogulo de sangre sese aloja aqu, en la seccin ms estrecha. La arteria queda bloqueada. Usted sufre el clsico ataque

    cardaco. Y muere.Y el riesgo de que suceda eso...?o es un riesgo. Es un hecho inevitable. Puede suceder un da cualquiera. Una noche cualquiera.

    Incluso ahora, mientras charlamos. -Ri brevemente, sin alegra-. Para los peregrinos de la plaza deSan Pedro, usted es Len XIV, vicario de Cristo, el Supremo Pontfice. Para m, usted es una bombade relojera. Cuanto antes pueda desactivarla, tanto mejor.

    Est seguro de que puede?-En el plano meram las arterias

    obstruidas con una v e de xitossupera el noventa por

    -Y cunta vida co

    . Diez opia conducta despus de la operacin.Y qu significa exactamente eso?

    Su Santidad era un hombre de notorio mal mantuvo sereno y cordial.ignifica que ha estado usted maltratando os aos. Le sobran por lo menos quince

    kilos. Come como un campesino. Padece gota. El cido rico en la sangre alcanza un nivel anormal,pero usted contina bebiendo vino tinto y consumiendo especias y alimentos con elevado contenidode purina. El nico ejercicio que realiza co arse arriba y abajo leyendo el breviario.Pasa el resto del tiempo frente a este escritor do prolongados ritos envueltos en nubesde incienso, o llevado de all para all en coches y aviones... A menos que realice cambios drsticosen su estilo de vida, toda mi habilidad Romano dir que muri en olor desantidad. De hecho, morir por abusar d

    Doctor, es usted un impertinente!stoy dicindole una verdad necesaria. Si no me escucha le sacarn de aqu en una caja.

    e manifest una sbita clera en da paraatacar. Despus, con la misma rapi os ojosse apagaron, la voz adopt un acent

    -Usted dijo hace un momento En un plano meramente cl ncillo trabajo defontanera... Eso sugiere ciertas reservas?

    o, no se trata de reservas. Se trata de advertencias, de consejos al paciente.Tendra la bondad de explicrmelo?

    -Muy bien. Primero, el factor de riesgo. He dicho que era de un diez por ciento. Lo repito.

    Carcter del riesgo? Un colapso sbito, un ataque na infeccin pencardial. Es como conducir unco

    libremente. No debe y sera imposible exagerar este aspecto, tratar de afrontarlas mediante la

    ros y ofreci a su interlocutor una sonrisa

    l

    on una flecha quedesplaza por la arteria,

    --N

    -ente clnico, s. Instalamos un doble by-pass, reemplazamos

    ena extrada de su pierna. Es un simple trabajo de fontanera; el ndicciento.nsigo de ese modo?

    . Quiz ms. Depende de su pr-Cinco aos-

    carcter. El msu cuerpo vari

    dico se-S

    nsiste en paseio, o practican

    ser intil. El Osservatoree su cuerpo.

    --ES los ojos entornados. Pareca un ave de presa prepara

    dez con que se haba manifestado, la clera se extingui. Lo fatigado y quejoso.

    nico es un se

    -N-

    , uche o subir a un avin. Uno lo acepta y lo olvida. Imagino que en su caso usted deja el desenlaceen manos de Dios.

    -No del todo. -La sombra de una sonrisa curv las comisuras de la boca severa-. Debo impartirciertas instrucciones. La primera, que si sobreviene un colapso, usted completa el procedimiento yme deja morir. La segunda, que si sufro dao cerebral, no ser sometido a un sistema deprolongacin de la vida. Ni usted ni yo estamos obligados a prolongar oficiosamente una vidavegetativa. Recibir usted esta instruccin por escrito, con mi firma y sello. Qu ms?

    -Las secuelas... las consecuencias, a corto y a largo plazo, de los procedimientos quirrgicos. Esmuy importante que usted las comprenda, que reflexione acerca de ellas, que las comente

    represin, convirtindolas en una especie de experiencia mstica y expiatoria: la noche oscura delalma, los estigmas del espritu... -Se encogi de homb

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    ocho horas, y bajo la influencia de potentes anestsicos. Continuaremossu s hasta que las incomodidades se ajusten a lmites tolerables.Sin

    o, un nio que busca que le reconfortende tinuacin, estar irritado y frustrado por su propia impotencia. Espo

    ntes, de carcter emocional, intelectual o administrativo, por lome a de esas secuelas desaparecern. Algunas persistirn,

    ate s fsicas,me De modo que, una vez pasado el primer perodo deco kilos.Se

    ar otra vez.nte definitivo: a saber, si reunir las condiciones necesarias

    pa

    e autntico humor. Los ojos apagados seen

    as pesadas. Siempre lo he sabido.fice pregunt:

    erme a la operacin?

    ratorio y los procedimientos aplicados durante la convalecencia. Su mdico ledir

    en con midia

    inocente-. No s por qu, pero no creo que sea usted la clase de hombre que haga eso. En cambio,puede sentirse tentado a soportar la situacin en un silencio orgulloso y digno. Sera un grave error.

    La respuesta del anciano fue spera.-Todava no me ha dicho qu puedo esperar.-No me refiero al dolor. ste es un factor controlable. Estar sumido en la inconsciencia por lo

    menos cuarenta yministrndole opiceos y analgsico

    embargo, sufrir otra cosa: un trauma psquico, un cambio de personalidad cuya magnitud anno admite una explicacin integral. Su emotividad ser frgil: se sentir tan inclinado a las lgrimascomo a la clera. Sufrir depresiones sbitas, sombras y a veces con ideas suicidas. En determinadomomento ser un individuo tan dependiente como un ni

    spus de una pesadilla. A consible que su memoria de los hechos inmediatos sea defectuosa. Su tolerancia frente a la tensin

    emocional disminuir mucho. Los consejeros que trabajarn con usted le recomendarn firmementeque no adopte decisiones importa

    nos durante tres meses... La mayor

    nuadas pero siempre presentes en su vida psquica. Cuanto mejores sean sus condicionenor ser su debilidad emocional.

    nvalecencia, ser sometido a una dieta rgida, con el propsito de que pierda quince o veintele exigir que practique ejercicios diarios, de acuerdo con un plan. Y si no hace nada de todo esto

    su impedimento fsico se prolongar y su condicin fsica se deteriorar rpidamente. En resumen,todo lo que hagamos ser al mismo tiempo doloroso e intil. Lamento ahondar tanto en este asunto,pero es absolutamente necesario que lo comprenda. Crame. No exagero.

    -Le creo. Sera un tonto si adoptase otra actitud.Pareci que el anciano de pronto se retraa sobre s mismo. Se le opacaron los ojos, y se

    mostraron inexpresivos, como si se hubiera extendido sobre ellos una membrana. El mdico esperen silencio, hasta que su interlocutor comenz a habl

    -Por supuesto, se trata del interrogara retomar las obligaciones de mi cargo.-Es cierto. Y no ser usted el nico que lo pregunte. Sus colegas del Sacro Colegio tendrn

    acceso a la misma informacin clnica que acabo de suministrarle.Por primera vez, la boca severa esboz una sonrisa dcendieron y el Vicario de Cristo expres una hereja personal.-Amigo mo, a Dios le divierte gastar bromEl mdico esper la explicacin correspondiente. No lleg. En cambio, el Pont-Cunto puedo esperar antes de somet-No puede esperar. Quiero que venga a mi clnica antes del medioda de maana.

    -Por qu su clnica? Por qu no Gemelli o Salvator Mundi?-Porque yo trabajo nicamente con mi propio equipo en condiciones que puedo garantizar.Controlo el postope

    que soy el mejor en Italia. Pero tan pronto se someta usted a mis cuidados, comenzarn a regirmis normas. Usted har lo que se le ordene, o yo me lavo las manos.

    -Antes de aceptar un convenio as, deseara contar con otra opinin.-Ya tiene una segunda opinin, y la tercera. Morrison de Londres, Haefliger de Nueva York.

    Ambos han examinado imgenes computadorizadas de las radiografas. Coincidgnstico y los procedimientos quirrgicos. Morrison vendr de Londres para ayudar en la

    operacin.-Y quin, si me permite la pregunta, autoriz esa gestin?

    El mdico se encogi de hombros y sonri.

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    una risa breve, casi un ladrido-. Algunos se sentiran muyco n correr el riesgo de ver morir a otro pontfice encir

    sombra de la muerte. De aqu a unasem

    zaro. -El anciano se recost en el respaldo de su silln yso

    Jess que le trajera de nuevo?...Q

    esignado-. Tal vez se deba ser elpri

    profundas de su ser. De pronto seha

    tarla de manos de un individuoarr que se atreva a sermonear alVi

    adda, hijo nico de medieros de las afueras de Mirndola, un pequeo principadopr cuela, y la tarde trabajando como un

    ho o el huerto, recogiendo y apilando el estircol que seutilizara como fertilizante. Cierto da, su padre cay muerto detrs del arado. Su madre vendi los

    -El decano del Colegio de Cardenales. Sus colegas los obispos consideraron que necesitaban unapliza de seguro.

    -No lo dudo! -El Pontfice emitimplacidos de verme muerto; pero no quierecunstancias sospechosas!

    -Lo cual me lleva a mi ltimo consejo. Ojal pudiese convertirlo en una orden, pero eso no est ami alcance... No pase su convalecencia en el Vaticano y tampoco en Castel Gandolfo. Viva por lomenos un mes como una persona normal. Aljese con amigos o familiares; comuniqese nicamentecon sus ejecutivos ms prximos a Roma. Ya llega el verano. No se sentir mucho su ausencia...crame. Los fieles solamente necesitan saber que usted est vivo y que contina ocupando el cargo.Una breve aparicin y dos comunicados permitirn obtener ese resultado.

    -Joven, muestra usted mucha presuncin! Este es mi hogar. Los servidores de esta casa formanla nica familia que tengo. Por qu no puedo recuperarme aqu?

    -Por dos razones. En primer lugar, el aire de Roma est increblemente contaminado. Agravarlos problemas respiratorios que pueda sufrir despus de la operacin. La segunda es ms importante:le guste o no, su propia casa ser tambin su campo de batalla. Da tras da su competencia se ver

    sometida a dura prueba. Su situacin de debilidad se difundir fuera de aqu. Usted lo sabr. Inclusolo anticipar. Adoptar una postura de lucha para defenderse. Resultado? Estrs, hipertensin,ansiedad; todos los aspectos que tratamos de evitar despus de la ciruga del corazn. Si decirle estoimplica presuncin por mi parte, le ruego me perdone. Su Santidad tiene reputacin de hombreobstinado y brusco. En funcin del juramento hipocrtico, mi principal obligacin es evitar que seperjudique usted. Pnmun non nacer. De modo que prefiero parecer presuntuoso antes que incurriren falta. Pero la decisin es suya. Sellamos el pacto?

    -S.-Bien. Le espero maana al medioda. Habr un da y medio de preparacin y premedicacin.

    Conocer a los principales miembros del equipo, y hablar con ellos. Operaremos la maana delmircoles a las 7... Confe en m, Santidad! Hoy est usted a la

    ana ser como Lzaro saliendo de la tumba y parpadeando a la luz del sol.-Siempre me he preguntado algo sobre L

    nri sardnicamente al mdico-. Haba franqueado las puertas de la muerte. Haba visto lo quehaba al otro lado. Deseaba regresar a la vida?... Agradeci a

    u clase de hombre fue despus? Qu pens el mundo de l? Qu pens l del mundo?-Tal vez. -El cirujano sonri y abri las manos en un gesto rmer discurso de Su Santidad despus de su recuperacin!

    El breve dilogo le haba impresionado hasta las fibras msba despojado de todo lo que le sostena: magisterium, auctoritas,potestas; el cargo, la autoridad,el poder para usar ambos. Era un hombre sentenciado a muerte. Incluso se mencionaba elinstrumento de la ejecucin: un pequeo tapn de sangre coagulada, que impedira el paso del flujovital hasta su corazn. Se le ofreca la salvacin; pero tena que acep

    ogante, que segn su propia confesin no era ms que un fontanero,cario de Cristo porque le vea demasiado adiposo, demasiado complaciente consigo mismo, y

    porque coma como un campesino.Tena motivos para sentirse avergonzado? Era un campesino; haba nacido con el nombre de

    Ludovico Gximo a Ferrara. A los doce aos pasaba la maana en la es

    mbre, arreando las vacas y las cabras, cavand

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    pudiese tener una vida mejor.

    os largos y oscuros inviernos rurales, y le inculcaba la educacin que

    ell

    veinte siglos de historiaex

    al para que viva una vida especialal

    nan un carcter meramente prctico...s los informes sobre su persona destacaban el mismo rasgo. Era buen material eclesistico.

    No

    la Doctrina de la Fe,pri

    novadory u

    e Pedro dondequiera que se le permitaaterrizar. Mientras l viajaba, las camarillas de la Curia asuman el control de la Iglesia, y entretantola vida interior de la institucin, su compromiso con los nuevos dilemas de la experiencia humana,languidecan por falta de intrpretes valerosos.

    de que los obispos eran todos individuos adultos ype

    rechos de mediero, fue a servir como ama de llaves de un terrateniente local y se dedic a educara su hijo para que

    Ya era un buen alumno en matemticas, y poda leer todos los libros que llegaban a sus manos,porque mam, que antes haba abrigado la esperanza de ejercer la docencia, sola sentarse con l a laluz de una lmpara durante l

    a nunca haba podido aprovechar. Insista en que el saber era la llave de la libertad y laprosperidad. La ignorancia era como la marca del esclavo en la frente. Envi a su hijo primero a lossalesianos, pedagogos anticuados que aterrorizaron al nio y destruyeron su sensualidad pubescentecon relatos de los fuegos infernales y las horribles pestes infligidas a los promiscuos. Le atiborraronde latn, griego y matemticas con un diccionario entero de definiciones dogmticas y preceptosmorales, por no mencionar la lectura del material correspondiente a

    purgada de la Iglesia Triunfante. Tambin le insertaron, como quien mete una cuenta en una ostra,el concepto de vocacin. La llamada especial a un alma especi

    servicio de Dios. Tras educarse en ese invernadero de piedad, no le fue difcil pasar al seminariode la Archidicesis de Ferrara, donde comenz a prepararse para el sacerdocio.

    Despus de la dura vida rural en que se haba formado, las disciplinas del seminario urbano y de

    la vida escolstica no representaron una carga. Estaba acostumbrado a una existencia rtmica. Lealimentaban y le vestan bien. Su madre viva amparada y satisfecha. Ella no ocultaba que preferacon mucho la seguridad de un hijo sacerdote a la presencia de una turba de nietos en la cocina deotra mujer. La ambicin convirti a Ludovico en un eficaz erudito. Aprendi temprano que si unhombre aspiraba a destacarse en la Iglesia las mejores calificaciones eran una teologa ortodoxa, unslido conocimiento del derecho cannico y la aceptacin instantnea de todas las directrices de laautoridad. Las que eran sabias, las absurdas o las que te

    Todoera un individuo profundamente espiritual pero, como su rector afirmaba, tena animam

    naturaliter rectam, un espritu de rectitud natural.Lo que l haba practicado en su propia juventud, lo recompens en otros a medida que pas de

    cura a monseor, a obispo sufragneo, a secretario de la Congregacin paramero bajo el temible Len y despus bajo el enrgico alemn Josef Lorenz, que le haba elevado

    lenta pero seguramente hasta que se convirti en candidato a la subprefectura.El Pontfice ucraniano Kiril I fue quien le otorg la designacin y el sombrero rojo que le

    acompaaba. Kiril, que durante los primeros aos de su reinado haba sido visto como un inn reformador apasionado, se convirti ms tarde en un viajero compulsivo, totalmente inmerso en

    su papel pblico de Pastor Universal, que agitaba las llaves d

    Siempre que se suscitaba el tema del sucesor, se contaba a Ludovico Gadda entre los papabili (elcandidato posible a la eleccin). Pero cuando Kiril falleci, durante un vuelo de Roma a BuenosAires, el hombre elegido para sucederle fue un francs, Jean Marie Barette, que adopt el nombre deGregorio XVII.

    Ese Gregorio era un hombre de tendencia liberal, que atribua escaso mrito a las polticasrigoristas de vigilancia, censura y silencio forzado que el Cardenal Gadda haba restablecido en laCongregacin para la Doctrina de la Fe. De modo que le traslad al cargo de prefecto de laCongregacin de Obispos, muy consciente

    rfectamente capaces de cuidar de s mismos.Pero Ludovico Gadda, siempre obediente servidor del sistema, se desempe con eficacia y

    discrecin, y consigui entablar gran nmero de amistades en las filas ms altas del Episcopado. De

    modo que en ese extrao y portentoso momento en que Gregorio XVII afirm que haba recibidouna revelacin privada del Segundo Advenimiento y la orden de predicarlo como una de las

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    a con el argumento de incapacidad mental.

    idas, y aunque paramu

    estepra

    la, se mostr fiel a su propia naturaleza. Siempreha

    tampa ser responsable del anuncio a la prensa mundial. La declaracin ser exactaen

    doctrinas ms antiguas y perdurables de la cristiandad, Gadda pudo obtener su abdicacinamenazando con un voto colegial que le depondr

    Manej tan hbilmente todo el asunto que, en el cnclave convocado con urgencia que sigui, elCardenal Ludovico Gadda fue elegido Papa en la primera votacin, y adopt el nombre de LenXIV. Como haba obtenido el mandato de un modo tan rpido y con un carcter tan masivo, ahora

    nada poda limitarlo. Seis semanas despus haba publicado su primera encclica, Obediente hastala muerte..., una helada admonicin que reclamaba disciplina, conformismo, sumisin sin discusina los dictados de la autoridad papal en el seno de la Iglesia.

    La prensa y un importante sector del clero y el laicado se desconcertaron ante el tonoreaccionario de la encclica, ante sus ecos de antiguos relmpagos y su olor a viejas hogueras. Latendencia general fue no hacerle caso; pero eso era mucho ms difcil de lo que pareca. Len XIVhaba dedicado una vida entera a aprender el funcionamiento del mecanismo de la Iglesia, y ahoramanipulaba cada hilo y cada engranaje para presionar sobre los recalcitrantes, clrigos y laicos porigual.

    Como todos los generales audaces, haba calculado de antemano sus prdchos parecan abrumadoras, estaba dispuesto a justificarlas en vista del resultado final: menos

    clrigos, congregaciones ms reducidas, pero todos henchidos por el fervor de la redencin y lareforma.

    Era la ilusin que se haba manifestado despus de Trente. Reunir a los fanticos, endurecer a losvacilantes, eliminar a los opositores apelando a todos los recursos posibles; en definitiva, loselegidos, ayudados por la Gracia de Dios, convertiran a los remisos apelando a la plegaria y elejemplo. En cambio, aument paulatinamente el nmero de personas decentes impulsadas, en elmarco de decencia de su vida, a practicar un cisma silencioso de indiferencia frente a

    gmtico obstinado, que an crea que poda gobernar por decreto las conciencias de mil millonesde almas dispersas por todos los rincones del planeta.

    Pero Ludovico Gadda, el campesino de Mirndoba credo que si uno proceda bien tena razn (y si proceda mal pero con buenas intenciones,

    corresponda a Dios hacerse cargo de las consecuencias).Y ahora, de golpe, se vea despojado de estas reconfortantes certezas. Poda morir cuando la obra

    an estaba inconclusa. Poda sobrevivir, pero sin la posibilidad de coronarla.Al demonio con esos pensamientos melanclicos! Dios arreglara las cosas a Su modo y en Su

    propio tiempo. Su servidor no deba y no poda dedicarse a cavilar. Haba mucho que hacer. La obray la plegaria eran una misma cosa. Siempre haba buscado alivio en la accin, ms que en lacontemplacin. Oprimi el botn del llamador para convocar a su secretario y ordenarle quereuniese a los miembros de la Curia a las cinco en punto, en la cmara Borgia.

    Su alocucin a los cardenales de la Curia casi manifest buen humor, pero no por eso fue menosprecisa.

    La Sala Stodos los detalles. El Pontfice padece una dolencia cardaca, y se recomienda una operacin para

    instalar un by-pass. Se realizar en la Clnica Internacional del Profesor Sergio Salviati. Laoperacin tiene un elevado ndice estadstico de xito. El pronstico es positivo. El Pontficerecibir agradecido las plegarias de los fieles... incluso las plegarias de sus hermanos en estaasamblea.

    -La clnica redactar los boletines mdicos y los enviar por teletipo a la Sala Stampa, que seencargar de la distribucin. Nuestra actitud frente a la prensa ser cordial e informativa. Las

    preguntas acerca de las posibilidades negativas sern contestadas francamente, con la ayuda de laclnica.

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    de mipo

    de aplausos. La tensin que se habaac

    el Vaticano o de Castel Gandolfo... Todava no he decidido dnde ir, o incluso si me tomarun

    y la autoridad colegiales, pero la Silla de Pedro no estar vacante hasta mi muerte, oha

    cin papal. Su Santidad se reserva su derechode

    de decidir acerca de la competencia de SuSa

    fue Su Santidad quienlos

    cnones. Drexel eraprecisamente quien haba persuadido a Jean Marie Barette de la necesidad de abdicar sin lucha oescndalo, y era tambin quien an mantena contacto con l en su existencia secreta en el

    extranjero. Drexel era el hombre que haba censurado con franqueza la candidatura de LudovicoGaa siempre, sin pedir favores, y sin tolerar ninguno de los errores de su nuevo seor. Drexel

    no

    ganismo de opinin opositora en el seno de la Curia, porque, como dijo francamente alPo

    el caso de Jean Marie Barette. Ms que la mayora de los clrigos que estaban en Roma,

    Una pregunta que se formular -y que estoy seguro ronda la mente de todos ustedes ahora mismo-es si ser o no competente, desde el punto de vista fsico o mental, para llegar al trmino

    ntificado. Es demasiado temprano para juzgarlo; pero de aqu a tres meses todos sabremos laverdad. Solamente deseo decirles, como ya lo he expresado por escrito al decano del Sacro Colegio,que, puesto que estamos ahora en una Iglesia Combatiente, soy el ltimo hombre del mundo que

    deseara verla dirigida por un general incompetente. Mi abdicacin ya est redactada. Sugieronicamente que quiz sea inoportuno y embarazoso publicarla en este momento.

    Todos rieron al or esto, y respondieron con una salvaentuado a lo largo del da, de pronto se alivi. Pareca que el hermano, despus de todo, no era un

    individuo tan obstinado. Las palabras siguientes advirtieron a la audiencia que no deban esperar unaentrega fcil del Sello Papal.

    -El mdico recomienda que me ausente de los asuntos del Estado y el ceremonial pblico por lomenos unos tres meses. El sentido comn impone que me atenga a su consejo y descanse un tiempolejos d

    a licencia tan prolongada, pero aunque me ausente por mucho o poco tiempo, todava soy elPontfice, y encargo a todos ustedes que apliquen con diligencia las medidas que ya he decidido en

    cada caso. Habr sobrada oportunidad (digo ms, una necesidad cotidiana) para el ejercicio de ladiscrecin

    sta que haya acordado con ustedes, mis hermanos, que debo abandonarla... Me reservo el derechode modificar las decisiones adoptadas en mi ausencia si no se ajustan a los criterios que con tantoesfuerzo hemos delineado.

    Hubo un silencio incmodo, interrumpido al fin por el Cardenal Drexel, decano del SacroColegio, un hombre de ochenta aos pero de mirada todava intensa y argumentacin enrgica.

    -Su Santidad, es necesario destacar un aspecto. Y yo abordo el tema en vista de que a causa de laedad estoy descalificado para votar en una futura elec

    revocar las decisiones adoptadas por un miembro cualquiera de la Curia, o por el conjunto de laCuria, durante su ausencia. Creo que ninguno de nosotros puede objetar eso. Pero los miembros delColegio Electoral deben reservarse igualmente su derecho

    ntidad para continuar en el cargo. Los criterios aplicados a la abdicacin de Su Santidad GregorioXVII podran ser convenidos, aqu y ahora, como criterios. Despus de todo,

    redact como jefe de la Congregacin de Obispos.Se hizo entonces un prolongado silencio. Len XIV permaneci en su silln, con la mirada fija en

    un punto del suelo.Drexel era el hombre menos indicado como destinatario de la clera del Papa. Era un hombre

    demasiado anciano, demasiado sabio, demasiado versado en la sutileza de los

    dda a la silla papal; y sin embargo, despus de la eleccin, le haba besado las manos y servidocomo hac

    ocultaba su pesar y su clera ante el nuevo rigorismo del gobierno de la Iglesia. Comoantiguamente Pablo, miraba a la cara al Pontfice y afirmaba que ya haba cado en el error gnsticoal tratar de convertir en un Reino de los Puros la heterognea asamblea de los descarriados hijos deDios.

    Sus palabras fortalecieron el coraje de otros consejeros papales, y fue evidente su intencin decrear un or

    ntfice, Su Santidad se comporta a veces como una mua de campo, y en verdad no podemostolerar eso en estos tiempos y en esta poca.

    Pero por dura que fuese su resistencia, mantena la lucha en los lmites de la Iglesia, como habahecho en

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    la ocasin. Ahora,pa

    clnica mientras el Pontfice estuviera sometido a cuidados intensivos,y e

    lsado a alejarme todo lo posible de los sufrimientos de la condicinhu

    minove

    na mano para ayudarle a ponerse de pie, y le condujo fuera de la sala en mediode

    un tanto irnico:

    mprenda cuan ominosa era la estadstica de la defeccin, y no deseaba, ni con las palabras ni conlas actitudes, ensanchar la distancia que separaba al Pontfice del pueblo. De modo que finalmente elObispo Len contest a su hermano obispo.

    -Segn recuerdo, redact un borrador de las normas, y despus stas fueron corregidas yacordadas por el Sacro Colegio antes de presentarlas al Pontfice reinante, que consinti en

    aplicarlas incluso a su propio caso... Por lo tanto, no puede haber duda de que tambin yo mesometer a las mismas normas, si es necesario invocarlas, y cuando se presente

    semos a resolver otros aspectos esenciales...Los detalles formaban legin: las comunicaciones, la seguridad, los protocolos en la Repblica de

    Italia mientras el Papa residiera fuera del territorio del Vaticano, la nmina de las personas a las quese permitira la entrada en la

    n cada etapa sucesiva de la convalecencia...Finalmente, se complet la tarea. Despus, para sorpresa de la asamblea entera, el Pontfice pidi

    la primera disculpa que se le hubiera escuchado nunca.-Abrigaba la esperanza de decir misa esta noche con ustedes. No puedo. Advierto que estoy al

    cabo de mis fuerzas. Sin embargo, no puedo retirarme sin pedirles a todos que escuchen mi

    confesin y me concedan su absolucin colectiva. No me arrepiento de lo que he hecho en estecargo. Debo arrepentirme de lo que soy: obstinado, ciego, arrogante, pronto para encolerizarme,lento para perdonar. Me afecta la corrupcin? S. Soy un cobarde? Tambin, porque temoprofundamente lo que me espera cuando salga de aqu. Carezco de compasin, porque desde lainfancia me he visto impu

    mana. Y, sin embargo, no puedo abjurar de lo que creo, que una sencilla e infantil obediencia alas lecciones de nuestro Seor y Salvador, segn las interpreta la Santa Sede, es el nico ca

    rdadero que lleva a la salvacin. Si yerro en esto, deben creerme que no es por falta de buenavoluntad, sino por ausencia de luz y comprensin. De modo que en presencia de todos ustedes,confieso y me arrepiento y pido a nuestro hermano Drexel que me absuelva en el nombre de Dios yde todos ustedes.

    Se separ torpemente del gran silln tallado y se arrodill frente a ellos. Drexel se aproxim y ledio la absolucin ritual: Deinde ego te absolvo a peccatis tuis in nomine Patris et Filii et SpiritusSancti...

    -Y la penitencia? -pregunt el Pontfice Len.-Nosotros no impondremos ninguna. Ya sufrirs bastante. Te deseamos el valor de soportarlo.Drexel extendi uun silencio.

    Mientras los cardenales curiales se dispersaban en el fulgor de un atardecer romano, MacAndrew,el escocs de Propaganda Fide, sali con Agostini, de la Secretara de Estado. Juntos formaban unametfora casi perfecta de la naturaleza de la Iglesia. La congregacin de MacAndrew estaba a cargode la evangelizacin de las naciones, la propagacin de la antigua fe en el mundo de los incrdulos yel mantenimiento de fundaciones misioneras. La tarea de Agostini era crear y mantener lasrelaciones polticas que posibilitaran tales esfuerzos. MacAndrew dijo en su acostumbrado estiloseco y

    -Bien, esto es algo que no veamos desde los tiempos del seminario! La confesin pblica, con elRector arrodillado frente a la comunidad. Qu le ha parecido?

    Agostini, siempre diplomtico, se encogi elocuentemente de hombros y cit un pasaje del DiesIrae:

    -Timor mortis conturbat me! Tiene miedo. Es natural. Sabe que puede morir bajo el bistur.Sabe que morir si no se somete a la operacin.

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    l tono de Agostini era sombro-. Usted, que est enPr

    abl con acento enftico-. Usted, yo, toda nuestrapa

    que es peor, a veces creo que nos parecemos a unreb

    ue llega del santo de los santos. Le vemostra

    el es el nico dispuesto a hacerle frente y a imponerse.

    camos en nuestros cargos y gocemos del favor del Pontfice, podemos hacer cierto bien.Al

    denu

    mediata del Da del Juicio.oy diplomtico. -En sus mejores momentos, Agostini mostraba cierto humor cido-. Estoy

    autorizado (mejor dicho, obligado) a incurrir en herejas que en otros son absolutamentecondenables. Lidio no con lo perfecto sino con lo posible, lo relativamente bueno o lo

    ac

    Usted pregunta cmo se sentira, o para el caso, cmo me sentira yo. Slopu

    ra sorpresas. En cambio, Len XIVes

    os polticos son absolutamente vlidos, pese a que yo tengo tantos defectos como orificios

    tie

    -He tenido la impresin -dijo MacAndrew con voz pausada- de que estaba echando sus cuentas yque descubra un dficit.

    -Todos sabemos que hay un dficit. -Eopaganda Fide, sabe que es catastrfico. Las congregaciones se debilitan, no conseguimos

    candidatos para el sacerdocio o la vida religiosa, y los lugares donde la fe es ms slida al parecer

    son los ms alejados de nuestra jurisdiccin... o de nuestra interferencia! Quiz nuestro amo y seorest empezando a percibir que es el responsable por lo menos de una parte del desastre.

    -Todos somos responsables. -MacAndrew hndilla revestida de oro y prpura. Somos los cardenales, los hombres decisivos de la organizacin.

    Tambin somos obispos, y por derecho propio estamos investidos por la autoridad apostlica. Sinembargo, mire cmo nos hemos comportado hoy. Vea cmo nos comportamos siempre! Parecemosbarones feudales en presencia de su seor. Lo

    ao de eunucos cortesanos. Aceptamos el palio y el sombrero rojo, y despus recibimos todo loque llega de sus manos como si fuera la voz de Dios q

    tando de ordenar el retroceso de las olas de la marea milenaria, de silenciar por decreto losmurmullos de la humanidad turbada. Le escuchamos predicar sobre el sexo como si hubiese pasado

    su juventud entera con los maniqueos, como Agustn, y no pudiese expulsar de su mente las ideassucias. Sabemos que ha silenciado a los telogos y filsofos que intentan hacer inteligible laredencin cristiana en nuestro universo despiadado. Pero, cuntos de nosotros estamos dispuestos adecirle que quiz se equivoca, o que necesita nuevas gafas, o que est mirando la verdad de Diosreflejada en un espejo deformante?

    -Escuchara si le hablramos as?-Probablemente no... pero tendra que tratar colectivamente con nosotros. Ahora slo tiene que

    dividirnos y de ese modo vencer. Y lo aprovecha. De modo que cada uno de nosotros tiene queencontrar su propio modo de enfrentarse a l. Puedo ofrecerle la lista completa de los mtodosutilizados: la manipulacin, la evasin, la lisonja, los recursos diplomticos de un gabinete secreto...Yo dira que Drex

    -Quiz -sugiri amablemente Agostini-, quiz Drexel tiene menos que perder que el resto. Nadale agradara tanto como retirarse por completo y trabajar en sus viedos. Adems, mientraspermanez

    ejados de nuestros puestos, somos impotentes.-Un excelente ejemplo de casustica -dijo sombramente MacAndrew-. Pero no nos absuelveestras propias faltas, verdad? Me pregunto cmo me sentira esta noche si me tocase contemplar

    la perspectiva in-S

    eptablemente malo. No se me reclaman definiciones doctrinales, slo soluciones pragmticas:cul es el mejor acuerdo que podemos obtener entre los uniatos y los ortodoxos en Rusia? Cuntotiempo podremos mantener nuestra precaria posicin en Siria? Cmo puedo desenredar la maraacon los cristianos azules de China? Nuestro amo comprende esas cosas. Mantiene a los moralistasapartados de mi huerto... Pero cuando se llega al fondo de la cuestin, l mismo es un inquisidorhecho y derecho. Usted sabe cunto nos hemos acercado varias veces a la redaccin de otroCompendio de Errores...

    edo responder por m mismo. Quiz un servidor que equivoc el camino. O tal vez un condenadoa cadena perpetua. Pero por lo menos sera yo mismo, y no hab

    un hombre escindido. Esa confesin que acabamos de escuchar. En definitiva, qu ha dicho? Miscriteri

    ne un colador. Ser un absolutista hasta el ltimo momento. Tiene que serlo, porque de locontrario no es nada.

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    peracin o su muerte feliz?

    lia Colonna se posesion del lugar y lo convirti en una finca yen huir del ftido calor de Roma. Ms tarde, la propiedad fueve

    milaneses y turineses queest

    s que llegaban del extranjero a visitarla. La clnicami

    nvalecientes podan hacer ejercicios.

    ya ocupaba su lugar. Acompaado nicamente por su asistente y un prelado

    -Entonces, qu pedimos en nuestras oraciones? -MacAndrew continuaba posedo por un humormacabro-. Su pronta recu

    -Sea cual fuere el contenido de nuestras oraciones, debemos estar preparados para lo que vendr:Lzaro que regresa del mundo de los muertos, confirmado en la visin beatfica, o un cadver quehabr que enterrar para despus buscar otro candidato.

    -Quin recomend acudir a Salviati?-Drexel. Le elogi sin reservas.-Entonces, viva o muera nuestro Lzaro, Drexel tendr que responder por muchas cosas, no le

    parece?

    La Clnica Internacional de Sergio Salviati era un esplndido dominio de parques y pinares,encaramado en el reborde volcnico del lago Nemi.

    Desde la alborada de la historia haba sido un lugar sagrado, dedicado a Diana Cazadora, cuyosantuario en el bosque umbro estaba al cuidado de un extrao custodio, el Rey de los Bosques. El

    rey era un esclavo fugado, a quien se garantizaba la libertad si mataba al custodio y se posesionabadel santuario. Cada ao llegaba otro asesino, para intentar el asesinato ritual. Incluso Calgula, elemperador loco, particip del siniestro juego y envi a uno de sus jvenes siervos con la misin deeliminar al monarca reinante.

    Despus, mucho despus, la famiun refugio estival adonde poda

    ndida a los Gaetani, que le asignor on el nombre que todava lleva, Villa Diana. Durante laSegunda Guerra Mundial los alemanes la utilizaron como puesto de mando, y despus el arzobispode Westminster la compr para utilizarla como residencia de vacaciones de los estudiantes yprofesores del Colegio Ingls. Pero como las vocaciones escasearon y los costos de mantenimientose elevaron, se vendi de nuevo, esta vez a un consorcio de empresarios

    aban financiando la fundacin de una moderna clnica cardiolgica, bajo la direccin de SergioSalviati.

    El lugar era ideal para dicho propsito. Se remodel la villa del siglo XVI para convertirla enresidencia del personal superior y los profesionale

    sma, con sus construcciones anexas y su planta generadora auxiliar, se levantaba en el espaciollano de la construccin original, donde ahora haba bastante tierra para cultivar verduras y frutas yproporcionar parques y jardines donde los co

    Con el apoyo de las principales corporaciones de la Repblica -Fiat, Pirelli, Montecatini,Italcimento, Snia ViscosaSergio Salviati pudo cristalizar la ambicin de su vida: una clnicamoderna con instalaciones integrales para la formacin de mdicos, con un personal de prestigio

    internacional, cuyos diplomados comenzaban a rejuvenecer el arcaico y engorroso sistema italianode hospitales.A los cuarenta y tres aos Sergio Salviati ya era el nio prodigio de la medicina italiana, y el

    igual de los nombres ms destacados de Inglaterra, Europa y Estados Unidos. Como mdico era unhombre desapasionado, preciso, y en una crisis seguro como una roca. Como jefe de equipo yadministrador, se mostraba abierto y de buen carcter, siempre dispuesto a escuchar una opinincontraria a la suya o una propuesta audaz. Pero una vez definido el curso de accin no aceptabadescuidos ni compromisos. Se administraba la Clnica Internacional con la precisin de un avin depasajeros, y pobre del miembro del personal que embrollase una rutina esencial o se mostraraincapaz de ofrecer su apoyo y su confortamiento decididos a un paciente.

    Cuando lleg el Pontfice, la escolta de motociclistas suministrada por la Repblica se detuvo a

    las puertas de la Villa Diana, donde un grupo combinado de hombres del Servicio Secreto italiano yla Vigilancia Vaticana

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    a y aireada que daba al sur, y desde la cualpo

    ac de la maleta el breviario y el pequeo

    eq esde el primer da de su ordenacin. El Pontfice firm lospa n para la intervencin quirrgica. El prelado entreg un sobresel

    dad de un colapso imprevisto o que sobreviniese la muerte cerebral. Despus, el prelado yel asistente fueron despedidos y Su Santidad Len XIV qued solo; un individuo adiposo, anciano,de nariz aguilea, ataviado con una bata y calzando zapatillas, esperando nervioso que el personalmdico se ocupase de l.

    to de notas para completar la imagen. l supusoqu

    ante el saludo familiar, y despus sonri ante la vanidad de una jovenma

    rece que no entiendo.

    an

    ra de que los tendr. Quiz tarden un poco ms antes de manifestarse; pero, s, losten

    uyo tratamiento le lleva aus

    erno, el Pontfice fue recibido en el vestbulo por el administrador de la clnica, y acompaadoinmediatamente a su habitacin, una cmara luminos

    dan contemplarse las tierras onduladas de los parques y viedos y los pueblos de las colinas, queantao haban sido baluartes fortificados.

    El asistente* distribuy las ropas del Pontfice y s

    uipo para decir misa que haba usado dpeles del ingreso y la autorizacilado con las armas papales, que contena las instrucciones personales del paciente en la

    eventuali

    Su primera visitante fue una mujer, vestida con el uniforme del hospital: chaqueta blanca sobre lafalda discreta y la blusa, con una tablilla y un conjun

    e la mujer estaba al principio de la cuarentena, que era casada -si el anillo que sostena en la manono constitua un recurso protector-, y a juzgar por el italiano preciso pero acadmico, que

    probablemente era escandinava. Ella le salud con una sonrisa y un apretn de manos.-Bienvenido a la Villa Diana, Su Santidad. Soy Tove Lundberg, directora de nuestro grupo de

    consejeros.El Pontfice se estremecitrona que se preparaba para aconsejar acerca de lo que fuere al Vicario de Cristo. Aventur una

    leve irona.-Y cules son los asuntos en los que ofrece consejo, seora Lundberg?Ella ri, con una risa franca y complacida, y despus se sent frente a l.-En primer lugar, sobre el modo de su adaptacin a este nuevo ambiente. Segundo, el modo de

    afrontar las secuelas de la intervencin. Cada paciente tiene necesidades particulares. Cada unoorigina un conjunto especial de problemas. Cuando aparecen los problemas, mi personal y yoayudamos.

    -Me pa-Por ejemplo, un empresario joven enferma del corazn. Se siente aterrorizado. Tiene esposa e

    hijos pequeos. Afronta deudas, que en circunstancias normales habra pagado fcilmente. Y qu?Se siente amenazado por diferentes razones. Sus finanzas, su vida sexual, su dignidad como esposoy padre, su eficiencia como miembro de la fuerza laboral... En cambio, una viuda entrada en aospuede sentirse obsesionada por el miedo de ser una carga para su familia, y terminar en un asilo para

    cianos. Lo importante es que cada uno de esos pacientes logre expresar sus temores y compartirlos problemas. Ah es donde comienza mi trabajo.

    -Y usted cree que yo tambin puedo tener problemas?

    El Pontfice prolongaba su irona.-Estoy segudr. Bien, podemos comenzar?-Se lo ruego!-Primer punto. La tarjeta fijada sobre su puerta le identifica sencillamente como el signor

    Ludovico Gadda.-Confieso que no la he visto.-Hay motivos para proceder as, e intentar explicarlos. Despus de la operacin le llevarn

    primero a la unidad de cuidados intensivos, donde normalmente pasar unas cuarenta y ocho horas.Despus, le instalarn en una habitacin de dos camas, con otro paciente c

    ted uno o dos das de ventaja. Hemos comprobado que en esa etapa crtica la compaa y la

    * La edicin de Javier Vergara de 1990 escribe el tecnicismo valet

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    a?

    a actitud retrada y cautelosa. Su visitante se apresur a tranquilizarle.

    haba costadoele

    den, cuando todo el sentido de la educacin tenda a separar al individuo de lasrel

    en perjuicio de la pasin y el afecto. Como careca del deseo y las palabras necesariaspa

    oluto. La naturaleza demi

    o cree necesario, confo en que me llamar. Estoy acostumbrada a compartir el pesar.

    en sus cualidades mgicas...ntario. Esa era la clase de Iglesia que l

    int e el Supremo Pastor fuera el verrdadero mdico de almas, elcir

    icado todo. Requerimos su colaboracin, porque es un elemento necesario de later

    ue pareca una revista de tiras cmicas, en la que se describa el proceso de laciruga a corazn abierto en una serie de dibujos muy expresivos, cada uno con un epgrafe queest

    parecer interesante.

    atencin mutua son fundamentales. Ms tarde, cuando comience a caminar por los corredores,compartir usted las experiencias de recuperacin con hombres y mujeres de diferentes edades ycondiciones... Los ttulos y las jerarquas honorficos son un obstculo para esta comunicacin. Poreso los eliminamos. Esa actitud le molest

    -Por supuesto que no. Procedo de una familia del pueblo. Y no he olvidado por completo ese

    lenguaje!-Pregunta siguiente. Quin es su pariente ms prximo?-Tanto la familia de mi padre como la de mi madre estn extinguidas. Fui hijo nico. De modo

    que mi familia es adoptiva: la Iglesia y, sobre todo, la Familia Pontifical del Vaticano.-Tiene amigos ntimos... lo que los italianos llaman amigos del corazn?-Puedo preguntarle la razn de esa pregunta?De pronto l adopt un-Incluso en el caso de un hombre tan encumbrado como usted, habr momentos de profundo

    agobio emocional. Sentir, como nunca antes, la necesidad de compaa, de consuelo, de estrecharuna mano, de or una voz de confortamiento. Deseara saber a quin debo llamar para pedirle que leacompae.

    Esa sencilla pregunta le demostr la verdadera magnitud de su soledad, y cunto levarse a las alturas de la eminencia. Haba pasado los aos del seminario sometido a las normas

    del viejo oraciones mundanas. La ambicin unilateral de su padre haba actuado con el mismo propsito. En

    definitiva, haba sido como matar el nervio de una muela. Lo que se obtena era una anestesiapermanente

    ra explicar todo a Tove Lundberg, se limit a decir:-No hay ninguna persona que rena esas caractersticas. Ninguna en abscargo lo impide.-Eso es muy lamentable.-Nunca lo he credo as.-Pero si l-Lo recordar. Gracias.Ahora no estaba bromeando. De prontto se senta menos hombre de lo que habra deseado ser.

    Tove Lundberg retom el hilo de su exposicin.-Todo lo que hacemos aqu est conceboido de modo que alivie los sentimientos de ansiedad y

    ayude, a nuestros pacientes a cooperar con la mayor tranquilidad possible en el proceso de lacuracin. La situacin no es la que preevaleca en los viejos tiempos, cuando el cirujano jefe y elmcdico jefe ocupaban una habitacin contigua a la de Dios, y todo lo que el paciente poda hacerera inclinar la cabeza y permitir que ellos le aplicas

    Tambin en esto l hubiera podido desarrrollar el come

    erntaba recrear: una Iglesia en quujano general que extirpaba loss miembros enfermos. Pero Tove Lundberg ya estaba en otrooterreno.

    -Ya le he explapia. Mire esto...Le entreg lo q

    aba al alcance de la inteligencia de un nio.-Debe leer esto cuando le parezca oportuno. Si desea formular preguntas, el cirujano o yo las

    contestaremos. Hemos tomado de los norteamericanos el concepteo que preside este material.Nosotros mismos inventamos el ttulo: Una gua amable de la ciruga del corazn. Creo que le

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    rgante y despus se lee afeitar de la cabeza a los pies.-S

    le. Por ltimo, se le administrar un sedante para dormir. A la maana siguiente, muytem cuando todo haya terminado.

    el ndice defra lquiera, la espera es lape no puede ser precisamente el desastre estadstico.Po Nolo

    gioso. Los catlicos romanos, los ortodoxos, los anglicanos, los waldenses, los judos, y

    lt

    n catlico, llame a su enfermera y ella le dir que le visite. Si necesita meditar,ha a cerca de la entrada. Est a disposicin de todos, es un lugar muyser desea decir misa por las maanas, puede hacerlo aqu o usar esaha

    competente. No me molestar en llamar al capelln. Ya he recibido losl

    preparado para esto!

    e mir durante un momento prolongado y silencioso, y despus le reprendiam

    egundo, su caso ha sido analizado detalladamente enla

    aberlo. Y adems, signora Lundberg, usted sabe reconfortar. Me alegro de quehaya venido a verme.

    -Estoy seguro de que ser as. -No estaba convencido ni mucho menos, pero tena que mostrarsecorts-. Cul ser el paso siguiente?

    -Hoy y maana, anlisis: muestras de sangre, anlisis de orina, electrocardiograma, radiografasdel tctrax. Cuando eso termine, tomar un pu

    e ech a rer-. Por lo que veo, es usted un hombre velludo; de manera que ser una tarea

    considerabprano, recibir la medicacin previa y despus despertar

    -Parece muy sencillo.-Lo es... para nosotros. Hemos pasado por esto centenares de veces. Sabemos quecasos es sumamente bajo. Pero para usted, como para otro paciente cuaor experiencia; porque se preguntar si su casor supuesto, es probable que para un hombre religioso como usted la situacin sea muy distinta.s. Soy... cmo dicen en italiano? Una miscredente. Acaso ustedes no ensean que la creencia

    es un don? Bien, soy una de las personas que no recibi su parte del premio. De todos modos, lo queuna nunca tuvo, no lo aora... verdad? En este sentido, debo informarle que cada credo tiene suservicio reli

    imamente, por cortesa del gobierno egipcio, tenemos un imn que visita a los pacientesmusulmanes... Nunca he comprendido por qu hay tantas disputas acerca del mismo Dios! He ledoque hubo pocas en que esa diversidad de servicios religiosos habra sido imposible en Roma,porque el Vaticano lo prohiba. Es cierto?

    -S. -El propio Pontfice alimentaba graves dudas acerca de la tolerancia religiosa en la sociedadmoderna; pero le habra avergonzado revelarlas a esa mujer. Felizmente, ella no insisti en elasunto, y simplemente se encogi de hombros.

    -En todo caso, aqu no hay disputas, en la Villa Diana tratamos de complacer a todos. Si desea lapresencia del capell

    y una habitacin tranquileno, muy tranquilo. Sibitacin. Nadie se opondr.-Signora, es usted muytimos Sacramentos... Pero eso no significa que no sienta temor. S, temo. La peor enfermedad que

    he padecido en el curso de mi vida es la gota. No estaba-Ahora es el momento de recordar todas las cosas buenas que ha vivido. -Haba un cierto acento

    de autoridad en la voz-. Usted es un hombre muy afortunado. Millones de personas se preocuparn yrezarn por usted. No tiene esposa, ni hijos, nadie que dependa de su persona. De modo que necesitapreocuparse slo de usted mismo.

    -Y del Dios a quien debo rendir cuentas de mi misin.-Acaso le teme?

    l inspeccion la cara de la mujer, para comprobar si haba indicios de burla, pero no descubrinada de eso. Sin embargo, su pregunta reclamaba una respuesta. Necesit unos momentos parapensarla.

    -No temo a Dios; temo en cambio lo que deba soportar para llegar a l.Tove Lundberg lablemente.-Permtame tranquilizarle. En primer lugar, somos muy hbiles para aliviar el dolor. No creemos

    que el sufrimiento innecesario tenga sentido... Sconferencia de cirujanos celebrada anoche. Todos coinciden en que el pronstico es excelente.

    Como dijo el doctor Salviati, es usted resistente como un olivo viejo. Puede vivir una o dos dcadasms!

    -Es reconfortante s

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    martillo, los caballos nunca tendrn herraduras, y jamsnes para la siembra.

    poder, intrigu con esa meta, me mostr paciente. Finalmente,

    agras. Ao tras ao declinaron y se

    ispos desean que desaparezca. Tambin yo he cambiado. Los resortes de la esperanza y la

    en el cielo. Sin embargo, me siento impotente y muy prximo a la desesperacin. Che

    Si no avivo el fuego y no manejo eldispondr de arados, y no abrir los terro

    Trac planes para llegar allo alcanc. Fui un hombre vigoroso como Tubal Can en su forja. Aviv el fuego delentusiasmo. Esgrim el martillo de la disciplina con firme voluntad. Ar los campos y plant

    la simiente del Evangelio... Pero las cosechas han sido macercaron al fracaso y al hambre. El pueblo de Dios ya no me escucha. Mis hermanos losobcaridad estn agotndose en mi fuero ntimo. Lo siento. Lo s. Rezo pidiendo luz, pero no laveo. Tengo sesenta y ocho aos. Soy el monarca ms absoluto del mundo. Ato y desato en latierra yvita sprecata! Qu modo de malgastar la vida!...

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    Morris West L z a r o 19preguntado cul es el modo ms rpido de destrozar el corazn de un actor. Obligarle a representarHamlet ante una sala vaca. Despus me ha soltado un breve y pulcro discurso acerca de lo que halla ado la Era de la Indiferencia, y del pblico que .

    Y cmo ha explicado el alejamiento del pblico?a citado a San Pablo. Conoces el texto... Aunque hablo con las lenguas de los hombres y los

    ngeles y carezco de caridad.... Despus ha aadido su propia glosa: En resumen, Nicky, la gentese

    m se ha distanciado de la Iglesia--H

    aleja porque cree que ya no comprendemos o compartimos sus inquietudes. No son siervos aquienes podamos disciplinar. Son seres libres, nuestros hermanos y hermanas; necesitan el toque decompasin de una mano. Cuando elegimos a este Pontfice nos inclinamos por un candidato quedefendera la ley y el orden; un anticuado imperialista papal que nos infundiera seguridad enmomentos de duda y confusin. No confiamos en la gente. Llamamos a la gendarmera. Y bien,tenemos lo que desebamos: el hombre de hierro, absolutamente inflexible. Pero hemos perdido a lagente. Nicky, la hemos perdido, en un ftil intento de restablecer el concepto medieval de lamonarqua papal, de apuntalar esa extraa autoridad global, el magisterium. Resuena la grancampana, pero la gente no oye. No quieren truenos. Desean or la voz redentora que dice Venid am, todos los que trabajis y soportis un pesado agobio, y yo os reanimar.... Te aseguro, Kate,

    que habl con verdadera emocin. Y me contagi. Eso es lo que estoy intentando escribir ahora.-De todos modos, lo que ha dicho no define bien este nerviosismo al que nos referamos. No

    todos piensan como Drexel. A muchos romanos les agrada este Pontfice. Le entienden. Sienten quegente como l es necesaria.

    -Del mismo modo que algunos de los viejos sentan la necesidad de un Mussolini!-Por supuesto, si lo prefieres as! Es el Fhrerprinzip, la ilusin del hombre fuerte y benvolo,

    con el pueblo que marcha detrs hacia la muerte o la gloria. Pero sin el pueblo, el jefe es un hombrede paja, y el relleno sale por todas las costuras.

    -Dios mo, de eso se trata! -Nicky Peters de pronto se entusiasm-. se es el tema que yo estababuscando. Qu le sucede al Pontfice que aliena a la Iglesia? No me refiero slo histricamente,aunque esa idea merecera por s misma un ensayo, una crnica sangrienta y violenta de lospontfices sitiados, exiliados, perseguidos por los asesinos. Me estoy refiriendo al hombre mismo yal momento en que l comprende que es un espantapjaros, azotado por las tormentas, y que loscuervos le arrancan la paja de las orejas. Por supuesto, si l no lo entiende, no tendr material paraescribir mi artculo; pero si lo comprende... y si est mirando por el can de una escopeta, como lesucede hoy a Len XIV... qu pasa? No podemos suponer que toda su vida ntima es unacatstrofe?

    -Nicky, hay un modo de saberlo.-S? Cul-Invita a cenar a su cirujano-Vendr?

    -Cuntos rechazos he sufrido en diez aos? Lograr que venga. Confa en m.-Qu sabes de l?-He odo decir que est divorciado, que no tiene hijos, que es judo y un sionista ardiente.-Eso es noticia! Ests segura de que todo lo que me has dicho es cierto?-Lo supe por una fuente normalmente fidedigna, la princesa Borromini. Salviati es un nombre

    veneciano, y al parecer naci en el seno de una de esas viejas familias sefardes que salieron delguetto de Venecia para residir en las dependencias de la Repblica en el Adritico. Tambin hayparientes suizos y friulanos, porque Borromini le conoci primero en St. Moritz, y habla losdialectos ladino y veneciano con la misma soltura que el italiano. Dicen tambin que es francmasn,no del estilo Pi, sino de la corriente ms antigua, la de la escuadra y el comps. Si eso es cierto,vala la pena preguntarse quin le eligi en el Vaticano, y por qu. T sabes que son muy estirados y

    sensibles en todo lo que se relaciona con el problema sionista, sin hablar del divorcio y lassociedades secretas.

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    s?en esto la fuente es mi princesa, a una de sus

    m

    quina que reflejaba la historia de su corazn en garabatos de diferentefor con el traserode

    acin, evoc el recuerdo sbito y vivido de esasses

    n Universal, que despus fue el Santo Oficio, y por ltimo la denominacin enap e. Pero sus atribuciones eran siempre las mismas, y se definanco s claros... todos los asuntos que guardan relacin con la doctrina de la fe y de lasco examen de las nuevas enseanzas, la promocin de los estudios ylas conferencias sobre esas mismas enseanzas, la reprobacin de las que resulten contrarias a los

    pri la Fe, el juicio delosisicin,

    pra ividuos que asentan ytom

    redor y caminar con los restantes pacientes, pero de pronto le avergonz su

    Nicol Peters abraz a su esposa, le dio un sonoro beso y bail con ella sobre el pavimento demosaico del saln.

    -Kate, dulce Kate! Siempre me asombras. Divorciado, judo y sionista... qu m-Consagrado fanticamente a su trabajo y, tambins importantes colaboradoras de la clnica.

    -Sabes su nombre?-No. Estoy segura de que puedo informarme rpidamente. Pero no te propondrs escribir un

    artculo que provoque escndalo, verdad?-Todo lo contrario. Me atengo a la lgica de Drexel. Len XIV ha perdido al pueblo. Lo sabe?

    Si lo sabe, cmo ha influido este hecho sobre l? Qu efecto tendr sobre su persona en el futuro?Trata de organizar una cena para Salviati... y su amiga, quienquiera que sea.

    -Cundo?-Tan pronto lo consideres oportuno; pero yo no hara llamadas ni enviara invitaciones hasta

    saber el resultado de esta operacin. Incluso en el caso de Salviati, no es poca cosa tener en susmanos la vida del Vicario de Cristo.

    Haba sido un da colmado de pequeas humillaciones. Le haban pinchado para extraer muestrasde sangre, conectado a una m

    ma. Le haban aplicado sondas, palpado, vestido con una bata sin espalda y puestosnudo frente a una mquina de rayos X. Todas sus preguntas haban sido respondidas con

    monoslabos que no le decan nada.Cuando le trasladaron de nuevo a su habitiones de la Congregacin para la Doctrina de la Fe, donde un desafortunado telogo de Notre

    Dame o Tubinga o Amsterdam era interrogado oblicuamente en relacin con acusaciones que jamshaba escuchado antes, por hombres a quienes no conoca, y donde su nico defensor era un clrigocuyo nombre nunca le revelaban. En su condicin de subprefecto y despus de prefecto de lacongregacin, Ludovico Gadda nunca haba reconocido la necesidad de modificar losprocedimientos. El tema de la investigacin, la figura fundamental del coloquio, era por definicinmenos importante que el tema de la discusin: la posible corrupcin de la verdad, el error morbosoque, como era una enfermedad, mereca ser extirpado. El antiguo nombre era el de Congregacin dela Inquisici

    ariencia inocua de Doctrina de la Fn trminos mstumbres y los usos de la fe, el

    ncipios de la fe, el examen y a veces la condenacin de libros; el Privilegio dedelitos contra la fe.Y ahora l, el amo de esa mquina antigua pero todava siniestra se vea sometido a inqucticada por enfermeras sonrientes y tcnicos de caras inexpresivas, e indaban notas. Se mostraban corteses, lo mismo que los prelados de la Piazza del SantUffizio.

    Tambin adoptaban actitudes distantes e impersonales. No les importaba en lo ms mnimo lo que lera o lo que senta. Estaban interesados nicamente en las enfermedades que se haban instalado ensu cuerpo. No le decan una palabra de lo que encontraban. Eran como sus propios inquisidores,consagrados a la Disciplina Arcani, la Disciplina del Secreto, el culto de los murmullos y elocultamiento.

    Hacia el principio de la noche estaba irritado y malhumorado. La cena no le gust ms que el

    almuerzo. Las paredes de su habitacin se cerraron sobre l como una celda monstica. Le habraagradado salir al cor

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    Morris West L z a r o 21cu

    comenz a leer las vsperas y las completas. Las cadencias conocidas de lasal ro cercano alali

    un corazn limpio

    hipnotiz. Sus ojos no podan apartarse del texto. Sus labios se negaron a formar laan

    arrebato de placer, ese casi xtasis resonante en que todos lossentidos eran como una cuerda de violn, que emita msica bajo el arco del maestro, esa alegra

    sie pre se le haba negado. Nunca haba tenido la oportunidad de enamorarse. A causa de un votoper anente se haba privado de la experiencia de la unin corporal con una mujer. Incluso en suvid

    de comunin meditativa con Dios: el purgativo, el iluminativo,el

    apatos caros en Varese.

    erpo voluminoso y el atuendo poco usual, el pijama y la bata. En cambio, se sent en un silln,tom su breviario y

    modia le llevaron, como ocurra siempre, a un estado de serenidad sin alegra, pevio de las lgrimas, esas lgrimas que no recordaba haber derramado desde la niez.

    Oh, Dios mo, damey renueva en m un espritu justo,no me alejes de tu presenciay no apartes de m tu santo espritu,devulveme la alegra de tu salvacin...

    La estrofa letiestrofa...La alegra era la experiencia que faltaba en su vida. Haba conocido la felicidad, la satisfaccin,

    el triunfo; pero la alegra, ese extrao

    mma espiritual, los sufrimientos y las exaltaciones de los msticos eran inalcanzables. Catalina de

    Siena, el hermano Francisco, San Juan de la Cruz, Santa Teresa de vila, eran seres extraos a sudisposicin mental. Los modelos que l elega eran los grandes pragmticos, los que ordenaban loshechos: Benedicto, Ignacio de Loyola, Gregorio el Grande, Basilio de Cesrea. Su primer directorespiritual sola explicarle los niveles

    unitivo. Despus, haba movido la cabeza y palmeado la espalda de su joven discpulo,despidindole con esta frase: Pero en tu caso, Ludovico, hijo mo, ser el nivel purgativo delprincipio al fin. No te atemorices por eso. Naciste para empuar el arado. Contina arando,izquierda-derecha, izquierda-derecha, hasta que Dios decida apartarte del surco. Si El no lo hace, detodos modos agradcelo. La alegra de la iluminacin, la maravilla del matrimonio mstico con Dios,aporta dolor tanto como xtasis. No puedes tener lo uno sin lo otro.... Era extrao que ahora, a lossesenta y ocho aos, de pronto se sintiese tan engaado y despojado. El resto del salmo fue un ecode la tristeza que senta:

    Sostnme con la presencia de tu espritupues t no deseas el sacrificio,y si no fuera as yo te lo dara.No te complaces en las ofrendas por el fuegoel divino sacrificio es un espritu conturbado,

    t no despreciars un corazn quebrantado y contrito...Haba terminado la ltima oracin cuando entr Salviati con un individuo delgado y de andar

    desmaado que deba de estar al final de la cincuentena, y a quien present como el doctor JamesMorrison, del Real Colegio de Cirujanos de Londres. Morrison tena un aire desaliado y satisfecho,y examin la habitacin entrecerrando los ojos castaos en un gesto alegre y un tanto burln. Parasorpresa del Pontfice, hablaba un italiano tolerable. Explic con una sonrisa:

    -Tengo lo que usted podra denominar vnculos con Italia. Uno de mis antepasados encabez ungrupo de mercenarios escoceses al servicio de Po II. Los Morrison, que ahora se llamanMorrissone, fabrican z

    Len XIV emiti una risa breve, como un ladrido, se encogi de hombros y respondi con una

    frase en latn:

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    or el contrario, James, usted es mi pliza de seguro... mdica y poltica.

    esilla de noche y pregunt:

    ya parecido divertido.

    roso; pero la dolencia cardaca no es precisamente untem divertido. Desea preguntarme algo ms?

    ecirlo el doctor Salviati. El promedio es de alrededor de dos semanas.

    y medicina psiquitrica. Su informacin es esencial para determinar laatencin postoperatoria.

    y despus formul una respuesta objetiva.ero, que un hombre como usted, que ejerce enorme autoridad, se

    res or la enfermedad. Eso no es nuevo. Aqu hemosten absoluto como el suyo. Afrontan exactamente el

    mi erizan, protestan y hacen escenas.Bene!Podemos lidiar con eso. Pero usted, segn explica el informe -y mis propios contactos con supe

    , forjado, templado yfle

    lo.

    amientas y se dirige a ejecutar otro trabajo.James Morrison emiti una astuta sonrisa escocesa y dijo:

    -Tmpora mutantur... Los tiempos cambian, y nosotros con ellos. Gracias por venir, seorMorrison. Puedo pedirle su opinin acerca de mi caso?

    -No difiere en absoluto de la que tiene el doctor Salviati. En realidad, debo decir que no puedoaportar nada nuevo. Soy caro y redundante.

    -P

    Morrison recogi el librito de tiras de la m-Ha ledo esto, Santidad?-S. No puedo decir que me haMorrison se ech a rer.-Coincido con usted. Es un intento valea

    -Cunto tiempo permanecer en el hospital?-Eso debe d-Y despus?-Seis a ocho semanas de convalecencia mientras se sueldan los huesos del trax. Tenemos que

    cortar el esternn, y despus unirlo con alambre. Ese aspecto de la convalecencia implica cierta

    incomodidad, pero de todos modos es un asunto bastante controlable. Tambin, lleva tiemporecobrarse de los efectos de la anestesia. Los traumas fsicos y psquicos son graves, pero gracias aDios los procedimientos son casi a prueba de errores. Y usted, cmo se siente?

    -Temeroso.-Eso es normal. Qu ms?-Turbado.-Qu le inquieta?-Las cosas hechas, las cosas sin hacer.-Eso tambin es normal.Entonces, el Pontfice se volvi hacia Salviati.-Su consejera ha venido a verme esta tarde.-Tove Lundberg? Lo s. He ledo el primer informe hace un rato.-Informe? Salviati se ech a rer.-Por qu se extraa? Tove Lundberg es una profesional de elevado nivel. Tiene doctorados en

    ciencias de la conducta

    -Y qu dice de m?Salviati reflexion un momento,-Seala dos problemas. El primigna con dificultad a la dependencia creada pido prncipes rabes cuyo poder tribal es tan

    smo problema. Pero no reprimen sus reacciones. Se encolrsona lo confirman- tiene otro problema. Se reprime, se contiene, hierve en silencio, porque a eso

    le obliga su educacin en la disciplina clerical y su idea acerca del comportamiento del SupremoPontfice de la Iglesia Romana. Asimismo, consciente o inconscientemente, reacciona contra loscuidados dispensados por mujeres. Eso no facilitar la recuperacin, y en cambio ms bien laretrasar. Para usar una metfora, usted no est fabricado con acero a resorte

    xible. Usted es hierro fundido en un molde. S, es fuerte; pero no flexible. Es rgido, y vulnerablea los golpes. Pero... -Se encogi de hombros y abri las manos en un gesto de rechazo-. Tambin aeso estamos acostumbrados. Sabremos resolver

    -Por qu -pregunt sin rodeos el Pontfice Len-, por qu le importa? Usted arregla las caeras,

    guarda sus herr

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    tes oficiales. Para stos, el ltimo momento de la salvacin era el presente.

    speranza yca

    , y Ludovico Gadda asumi el poder impulsado por la oleada dede

    e devolvera la unidad a una comunidad fatigada y dividida por la bsqueda deno

    en estemo

    lamentaba. Necesitaba compaa, del mismo modo que un hombre sediento necesita agua.Pa

    placer de su ancianidad, unape

    o, un hombre de mucha bondad ymu

    metros que le separaban deFr

    palacio ruinoso y las tabernasos

    gente estaba debilitndose, y su fe soportaba duras pruebas a causa de las maniobras y las glosasde los intrpre

    La nica esperanza de alivio estaba en una grandiosa ilusin; una amnista universal, un solo actodepurador de arrepentimiento, reconocido universalmente. Pero si el hombre que se autodenominabaVicario de Cristo no poda contemplar una penitencia pblica, acaso otros se atreveran a soar con

    esa actitud?Varias dcadas atrs, el buen Papa Juan haba reconocido los errores y las tiranas de antao.

    Haba convocado un gran Concilio, para abrir las mentes del Pueblo de Dios y permitir que el vientodel Espritu recorriese la asamblea. Durante un breve perodo hubo un impulso de e

    ridad, un mensaje de paz dirigido a las naciones contendientes. Despus, la esperanza sedesvaneci y la caridad se enfri

    sconfianza y miedo que sigui. Se vio primero como un estabilizador, el gran restaurador, elhombre qu

    vedades.Pero las cosas no haban tomado ese rumbo. En la intimidad de su propia concienciamento en que se acercaba a la Hermana Muerte, tena que reconocer la derrota y el fracaso. Si no

    poda cerrar la brecha cada vez ms ancha que se abra entre el Pontfice y el pueblo, no slo habramalgastado su vida, sino destruido la Ciudad de Dios.

    Consult el reloj. An eran slo las ocho y media. Deseoso de ahorrarse la humillacin de supropia enfermedad, haba rechazado a todos los visitantes durante esa primera noche en la clnica.Ahora lo

    reca que Ludovico Gadda, llamado Len XIV, Obispo de Roma, patriarca de Occidente, sucesordel Prncipe de los Apstoles, pasara una noche larga e inquieta.

    A los ochenta aos, el Cardenal Antn Drexel tena dos secretos que guardaba celosamente. Elprimero era su correspondencia con Jean Marie Barette, el ex Papa Gregorio XVIII, que ahora vivaen un retiro alpino secreto de Alemania meridional. El segundo era el

    quea finca en las colinas Alban, a unos quince minutos en coche desde la Villa Diana.La haba comprado muchos aos antes el cardenal Valerio Rinaldi, que haba sido Camarlengo en

    tiempos de la eleccin de Kiril I. La compra haba sido un mero placer personal. Valerio Rinaldi eraun prncipe papal de viejo cuo, erudito, humanista, escptic

    cho humor. Drexel, designado poco antes cardenal y trasladado a Roma, haba envidiado tanto elestilo de vida como la destreza con que Rinaldi sorteaba los obstculos y las acechanzas de la vidacurial. Rinaldi haba concertado con Drexel un acuerdo generoso, y as, haba entrado conentusiasmo y habilidad en esa existencia de anciano y annimo caballero retirado al campo.

    Y entonces sucedi algo extraordinario. A los setenta aos, el Cardenal Antn Drexel, decano delSacro Colegio, Cardenal Obispo de Ostia, se enamor desesperadamente.La cosa fue muy sencilla. Un clido da de primavera, vestido con ropas rurales, camisa de

    cuadros, pantalones de pana y botas claveteadas, camin los cinco kilascati para arreglar la venta de su vino a una cantina local. Los rboles del huerto estaban en flor.

    La hierba joven llegaba a los tobillos, y los primeros y jvenes zarcillos verdeaban en los viedos. Apesar de sus aos, Drexel se senta flexible y animoso, y dispuesto a caminar hasta donde el senderole llevase.

    Siempre haba amado la vieja ciudad, con su catedral barroca, sucuras y cavernosas en los callejones. En otro tiempo haba sido la sede episcopal de su Serena

    Alteza, Enrique Benedicto Mara Clemente, Cardenal Duque de York, el ltimo de los Estuardos,

    que antao se haba autoproclamado Enrique IX de Inglaterra. Ahora era un prspero centroturstico, que los fines de semana soportaba el horror de los vehculos de motor y los gases de los

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    alttmeria. La he visto entrar aqu. Saba que noco

    bajamos mucho con ella parafac

    acin muscular y del lenguaje incoherente, posee una inteligenciamu mos queen

    . Invit a la madre y a la nia a almorzar con l en su trattoria favorita. Tove Lundberg lelleal

    dos los fines de semana.

    y adems, en los antiguos pueblos de las colinas, la discrecin sobre la conducta del clero ylos ada tradicin. La nia sera bienvenida; y la seora tambin,sie vitarlas.

    s cpulasbru confidencias mientras la nia renqueaba feliz entre los canteros.To

    do a la imagen que ella tena de s misma y a suau echazado la posibilidad de nuevos vnculos, y se habaco

    a creer que fuera un hombre sentimental, oim

    menor que la acostumbrada en el caso, el Cardenal Antn Drexel explic suloc

    mbro de secretariados y comisiones; el burcrataec o aos presentar mi renuncia al Santo

    -No ha sido ninguna molestia. Nos llevamos maravillosamente bien. Cmo se llama?-Britte...-Parece que quiere decirme algo. Suena como Ma, No, No.La mujer se ech a rer.-Es lo ms aproximado aNonno que puede decir. Cree que usted se parece al abuelo. Y la verdad

    es que s, se le parece... Es alto y tiene los cabellos blancos, como usted.-No le preocupa la posibilidad de que se pierda?-No se ha perdido. Yo estaba enfrente, en la srra peligro. Los italianos cuidan a los nios.La nia manote torpemente pidiendo otro bizcocho. Drexel se lo dio. El anciano pregunt:-Qu le sucede?-Dipleja cerebral. Es consecuencia de un defecto de las clulas nerviosas de la corteza central del

    cerebro.-Tiene curacin?-En su caso, hay esperanza de que mejore, pero no curacin. Trailitar la coordinacin muscular y el habla. Felizmente, es una de las especiales...

    -Especiales?-A pesar de la falta de coordiny elevada. Algunas vctimas rozan el idiotismo. Britte podra ser un genio. Pero tene

    contrar el modo de entrar en esta... esta crcel.-Estoy siendo muy grosero -dijo Antn Drexel-. Desea sentarse y beber conmigo una copa de

    vino? Britte no ha terminado su bebida y sus bizcochos. Me llamo Antn Drexel.-Yo soy Tove Lundberg...Y se fue el comienzo de la relacin amorosa entre un anciano cardenal de la Curia y una nia de

    seis aos, vctima de una dolencia cerebral. Drexel se sinti seducido, y su compromiso fueabsoluto

    v en coche de regreso a la finca, y all Drexel present la nia a la pareja casada que le atenda, yhortelano y al vinatero que preparaba sus vinos. Anunci que haba sido adoptado oficialmente

    como el nonno de la nia, y que en adelante ella los visitara toSi se sorprendieron, no lo demostraron. Su Eminencia poda ser realmente formidable cuando

    quera,nobles eran una antigua y arraig

    mpre que Su Eminencia decidiera inMs tarde, en la terraza, mientras contemplaban el paisaje que descenda hacia lamosas de Roma, intercambiaronve Lundberg era soltera. Britte era el fruto del amor; pero el amor del padre no haba sido tan

    intenso como para permitirle soportar la tragedia de la nia enferma. En realidad, la ruptura de esa

    unin haba sido menos trgica que el dao infligitoestima como mujer. De modo que haba rnsagrado a su carrera y al cuidado y la educacin de la pequea. Su formacin en el campo de la

    medicina haba sido til. Salviati la haba apoyado con mucha firmeza. Le haba propuestomatrimonio; pero ella an no estaba dispuesta, y quiz nunca lo estara. Las decisiones, de una enuna. Con respecto a Su Eminencia, ella no pod

    pulsivo. Cul era su verdadero propsito cuando se propona como abuelo sustituto? Conelocuencia un tanto

    ura...-De acuerdo con algunos de los ms antiguos protocolos del mundo occidental, soy prncipe,

    prncipe de la Santa Iglesia Catlica Apostlica Romana. Soy el miembro ms antiguo del Colegio

    de Cardenales, prefecto de una congregacin, mielesistico perfecto y perfeccionado. A los setenta y cinc

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    Morris West L z a r o 27Pa la Iglesiaaproveche mi experiencia. Pero a medida que envejezco, ms siento que abandonar este planetaco una sola seal permanente marque mipa me queda est marchitndose en mi interior como una avellana en laca

    s nios deberan tener dosab u propio entusiasmo-. En otra poca, yo habraten

    os cofres de la Iglesia y me habra ocupado de quemi o porBritte, pero puedo proporcionarle la educacin y la terapia que necesite. Puedo dedicarle tiempo yam

    regunto... -Tove Lundberg de pronto se mostr retrada y pensativa-. Me pregunto sien me propongo decir.

    ero de elevada

    inteligencia. Necesita la inspiracin de maestros afectuosos e inteligentes. El instituto al que ahoraasi

    y que tienden a ser dciles y sensibles. Pero en elca

    ear es un grupo, loqu olonia, con un personal adecuado de especialistas instruidos en Europay E

    ella. Vamosa p

    s maravillosa!

    dre. l la aceptar, pero me pedir que contine trabajando, sine die, de modo que

    mo desaparece un copo de nieve, sin dejar rastro, sin que niso. El escaso amor quescara. Deseara consagrar la ltima fraccin de ese sentimiento a esta nia. Por qu? Dios lo

    sabe! Se ha apoderado de m. Me pidi que fuese su nonno. Todos louelos. Hasta ahora, ella tiene uno slo. -Ri ante sido amantes y procreado mis propios hijos, y por decencia los habra llamado sobrinos y

    sobrinas. Los habra enriquecido con dinero de ls hijos llegasen a obispos y mis hijas contrajesen matrimonio con nobles. No puedo hacer es

    or.-Me ptender usted lo que-Puedo intentarlo.-Lo que Britte necesita es la compaa de sus iguales, nios disminuidos p

    ste est dirigido por monjas italianas. Son eficaces y abnegadas, pero aplican el criterio latino dela vida institucional. Dispensan caridad y atencin por rutina, una antigua rutina... Es eficaz en elcaso de los nios que son disminuidos mentales,

    so de los enfermos como Britte, de las inteligencias prisioneras, est lejos, muy lejos de sersuficiente. No dispongo del tiempo o el dinero necesarios, pero lo que deseara cr

    e los italianos llaman una cstados Unidos, con el apoyo de grupos de padres, si es posible una colonia subvencionada por el

    Estado y la Iglesia. -Se interrumpi y esboz un leve encogimiento de hombros, como burlndose des misma-. S que es imposible, pero sera un modo de que usted consiguiera una familia en laltima etapa de su vida.

    -Para eso -dijo Antn Drexel-, se necesita ms vida que la que me queda... Sin embargo, si Diosme ha trado una nieta, El no puede negarme la gracia de cumplir mis obligaciones con

    asear un rato. Le ensear lo que tenemos aqu, los viedos, la tierra de cultivo. Despus puedeelegir la habitacin donde Britte y usted se alojarn siempre que vengan a visitarnos... Una colonia,eh? Una colonia de inteligencias jvenes que adornen este maltratado planeta! Sin duda, no puedopermitirme el lujo de organizara, pero la idea e

    Y se, siempre que evocaba la escena, fue el da que l identificaba como el comienzo de sucarrera en la condicin de abuelo sustituto de Britte Lundberg y de diecisis nias y nios que, aotras ao, se haban apoderado de su villa, de la mayor parte de sus ingresos, y del rincn ms felizde su vida: el lugar pequeo y recogido desde donde ahora se propona iniciar la aventura ms

    temeraria de su carrera.

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    Morris West L z a r o 28

    arcas, los arzobispos, de todos los ritos y todas lasnacionalidades (bizant

    pudo emitir fue Mu... Mu..., hasta que avergonzado guard silencio, cerrlos ojos y esper el veredicto. De las sombras surgi una voz que orden: Abre los ojos y lee!.

    Cuando obedeci, descubri que de nuevo era un nio, y estaba en un aula polvorienta, con losojos clavados en un pizarrn donde haban escrito la palabra que se le haba negado tanto tiempo.METANOIA. Un gran sentimiento de alivio recorri su cuerpo. Exclam: Ya lo ven, eso es lo queintentaba decir: arrepentimiento, un cambio de actitud, una nueva orientacin. Pero nadie contest.La sala estaba vaca. Se haba quedado solo.

    Entonces se abri la puerta y contempl aterrorizado la visin que tena enfrente: un viejo denariz ganchuda, arrugas de clera alrededor de la boca y los ojos negros como el vidrio volcnico.Cuando el hombre se le acerc, silencioso y amenazador, el Papa grit, pero no hubo ningn sonido.Era como si le hubiesen anudado una cuerda al cuello, cortndole la respiracin y la vida...

    La enfermera nocturna y un joven enfermero le ayudaron a levantarse. Mientras el enfermeroarreglaba la cama desordenada, la enfermera le convenci de que fuese al cuarto de bao, se quitase

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    Eran las diez cuando la enfermera de noche entr para acomodar al Pontfice y administrarle unsedante. Era casi la una de la madrugada cuando l se adormeci inquieto, perseguido por un sueorepetitivo.

    Estaba sentado frente a su escritorio del Vaticano rodeado por dignatarios expectantes, lasfiguras supremas de la Iglesia: los patri

    inos, melquitas, italogriegos, malacaneses, rutenos, coptos, blgaros y

    caldeos). Estaba redactando un documento y se propona leerlo en voz alta a los presentes, con elpropsito de obtener su aprobacin y apoyo. De pronto, pareci que perda el control de los dedos.La pluma se desliz de la mano. Su secretario la recogi y se la devolvi; pero ahora era una plumade ganso, demasiado liviana, que goteaba tinta y rasgaba el papel.

    Sin saber por qu, estaba escribiendo en griego y no en latn, porque ansiaba demostrar a losbizantinos que tena una actitud abierta al espritu que los animaba, y que comprenda susnecesidades. De pronto, se detuvo en una palabra. Poda recordar nicamente la primera letra M(Mu). El patriarca de Antioqua le reprendi amablemente: Siempre es ms seguro utilizar untraductor para quien el idioma sea la lengua materna. El Pontfice asinti de mala gana, perocontinu buscando a tientas la palabra entre las telaraas que parecan haber invadido su mente.

    Despus, siempre sosteniendo el papel, se encontr atravesando a pie la plaza de San Pedro en

    direccin a la Via del SantUffizio. Pareca importante que hablase con los Consultores de laCongregacin para la Doctrina de la Fe, en busca de una explicacin de la misteriosa letra. Elloseran celosos guardianes de la antigua verdad, y seran los primeros que se pondran de pie parasaludar al Vicario de Cristo y despus iluminarle con su saber.

    No hicieron nada parecido. Cuando l entr en el aula donde se haban reunido los consultores,permanecieron sentados y mudos, mientras el prefecto sealaba un taburete donde el Papa debasentarse, aislado y sometido al escrutinio hostil de los presentes. Le quitaron de la mano el papel ylo hicieron circular entre los presentes. A m