7 Palabras

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http://www.iglesiabautistashalom.org.mx/index.php?option=com_content&view=article&id=98&Itemid=14

http://www.corazones.org/espiritualidad/espiritualidad/San_Roberto_Belarmino[Sobre_las_siete_palabras_pronunciadas_por_Cristo_en_la_Cruz].pdf

http://www.mercaba.org/DJN/S/siete_palabras.htm

http://www.su-iglesia.com/servicios/estudios/files/las7palabras.htm

LAS SIETE PALABRAS DE JESÚS EN LA CRUZ

 

INTRODUCCIÓN

 

Jesús en la cruz extiende sus brazos para cobijar a todos y todas, para que nadie se quede afuera de su propuesta de vida y reconciliación. Cada palabra y cada gesto emitidas en la cruz delCalvario son señales inequívocas de que su obra en la tierra, de que sus milagros y sus enseñanzas tenían como objetivo la inclusión de todas las personas en el plan de su Padre por traer su Reino a este mundo.

 

Jesús ensancha sus brazos y con ellos va su amor y su compromiso por una humanidad redimida, incluyente y solidaria. Desde esa cruz mira su presente y se extiende hacia el futuro, mira los rostros de la gente abatida y de las que abrigan esperanzas; experimenta la crudeza del odio humano, pero también la ternura de los que han creído en él como el Camino, la Verdad y la Vida. Pero también, desde esa cruz contempla nuestra propia realidad, la de hoy, la de aquí, la de México y sus palabras se pronuncian por nosotros con la misma fuerza de ayer y con el mismo propósito redentor de siempre. Son palabras que se transforman en un gran huerto plantado en medio del desierto de estos tiempos; palabras que se vuelven alimento para nutrir nuestra esperanza por un futuro mejor; palabras que nos convocan al compromiso por ensanchar la tienda del Reino de Dios en nuestras tierras.

 

En esta ocasión reflexionaremos en ellas a través de la mirada que algunos de nuestros jóvenes han hecho de estas palabras de Jesús vertidas en la cruz. Mirada aguda y sincera; mirada que no esconde la realidad, pero tampoco la fe. Corazones que se conmueven frente a un país que se desgasta y se aniquila asimismo, que se conmueven frente a una juventud que no tiene esperanza por un futuro mejor para ellos, y ni fuerzas para luchar por ello. Pero a la vez, son reflexiones de jóvenes que creen que en el mensaje y la obra de Jesucristo se encierra

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todo un mundo de alternativas nuevas, llenas de amor y solidaridad. Mensajes que nos invitan a asumir con firmeza y alegría la tarea por ensanchar nuestras tiendas con el testimonio del Evangelio, con la palabra profética de que en Cristo, en su amor y en su obra redentora otro mundo es posible.

 

Pastor

 

PRIMERA PALABRA

“Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen”

Lucas 23: 26-34 a

 

¡Perdónalos...!

Y estalló en el aire

un rayo fulminante,

una semilla germinada;

Porque esta palabra hiere,

pero también florece.

Los días de la ciudad transcurren,

y entre el sol y la luna

se roba la inocencia a una niña de 10 años.

No hay vacantes, no hay techos,

pero sí abundancia de injusticia y duelo;

hoy con quijadas de metal se derrama

sangre inocente.

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De la cruz, como rayo y semilla,

viene el canto y la aurora…

perdón, perdón,

perdón, porque hay que reconocer

que después de esta palabra -rayo y semilla-

entre Caín y Judas, el corazón humano...

Aún hoy seguimos sin saber lo que hacemos.

 

 

“Perdónalos, porque no saben lo que hacen”, fue la primera palabra de Jesús en esa cruz. Realmente es difícil entender como después de tanto sufrimiento y tan lastimado que se encontraba, puede elevar al cielo una palabra de perdón para los que le estaban haciendo tanto daño. Pero era de esperarse, un Jesús que predicó con el ejemplo todo su ministerio, que a pesar de las dificultades y de las personas que siempre estuvieron en su contra, nunca mostró ira o venganza hacia sus enemigos, sino que tuvo palabras de perdón y amor para todos.

 

En ese momento tan difícil, Jesús aún recuerda la misión para la que fue enviado a esta Tierra, y a la que nunca se negó siendo siempre fiel: “...vino a buscar y salvar lo que se había perdido” (Lucas 19:10). Es por ello que desde esa cruz, junto a los que lo azotaron, insultaron y negaron, pero también a los que le seguían incondicionalmente, pide a su Padre el perdón para todos aquellos quienes, con o sin conciencia de lo que hacían le estaban agredieron hasta la muerte.

 

Este perdón que pide Jesús para sus enemigos, es un perdón con Amor. Durante todo su ministerio se encargó de demostrarlo, a pesar de que siempre hubo personas que no creían en El y que querían detenerlo, Jesús se mantuvo firme y nunca miró atrás, siempre con la fe puesta en su Padre mostró, en base a palabras, pero también con hechos, el amor y el perdón tan grande que Dios tiene para sus hijos e hijas. Este es el gran ejemplo que nos dejó Jesús, su perdón es un perdón en acción. El sabía en este momento tan difícil de la crucifixión, que durante su ministerio había hecho lo que Dios le había encomendado, demostrar su amor a todas las personas, pero no sólo con palabras sino basado en hechos concretos. Fue así como

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mucha gente creyó firmemente en El como Hijo de Dios.

 

Hace unos meses viajé a Chiapas junto con un grupo de hermanos y hermanas bautistas. Un día visitamos la comunidad de Acteal ubicada en la región de los Altos. En diciembre de 1997 ocurrió un hecho que marcó la vida de los habitantes de la comunidad: la matanza de aproximadamente 45 indígenas, hombres, mujeres y niños, quienes se encontraban en una jornada de ayuno y oración por la paz. Los tomaron por sorpresa y no tuvieron compasión de nadie, mujeres embarazadas, niños de apenas unos meses de edad, entre muchos otros, fallecieron en el momento cuando trataban de salvar sus vidas.

 

Aquel día, mientras esperábamos para escuchar algunas historias de vida, se me acercó un joven, que sin conocerme me preguntó mi nombre y me preguntó si quería escuchar unos chistes. Me platicó que le gustaba mucho escribir chistes, cuentos, canciones y dibujar, y que todo lo escribía en un cuaderno, pero que debido a un incendio en su casa lo había perdido. Me dijo que él venía seguido a la ciudad ya que asistía a consultas médicas porque tenía, según recuerdo, un tumor en la cabeza que le afectaba su lado izquierdo. Hasta ese momento yo no sabía realmente quién era; pero me di cuenta de que era un joven muy extrovertido. Después de la reunión y de hacer un recorrido por la zona, nos ofrecieron muy amablemente frijolitos con arroz y café. Al final, cuando nos íbamos, este joven, Manuel, nos cantó una canción para despedirnos, que por cierto, la hizo en varios idiomas.

 

Fui hilando algunos hechos que me hicieron pensar que este joven había estado aquel diciembre en la matanza, y efectivamente, él tenía 13 años cuando esto sucedió, su padre Alonso Vázquez era el catequista que estaba acompañando el ayuno y la oración; y tanto él como su esposa murieron, pero Manuel sobrevivió. Ahora tiene 26 años y es un joven alegre, extrovertido a pesar de su dolorosa historia de vida y la de su comunidad. Realmente esto me impactó, porque después de 13 años, y aún tratando de recuperarse de las secuelas físicas y anímicas de aquella tragedia; déjenme decirles que al ver a este joven cantar, contar chistes y platicar, pero también al escuchar a los habitantes de Acteal, de ser testigo de su fe enorme, y de ver cómo nos ofrecieron lo poco que tenían pero con mucho cariño, me di cuenta que, y a pesar de que no han olvidado ese hecho y siguen exigiendo justicia, paz e igualdad, han actuado como ese Jesús que en la cruz dijo: “Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen”. No han olvidado lo que sucedió, y aun siguen exigiendo una resolución pacífica, pero sobretodo, han enseñado con el ejemplo, que sin venganzas y con ese Amor que sobrepasa todo entendimiento, es posible perdonar y sanar, así como Jesús que “limpia, sana y libera”.

 

Como jóvenes cristianos, tenemos las fuerzas para seguir luchando por las causas justas, así

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como Jesús lo hizo, que no debemos conformarnos con decir simplemente: “perdónalos porque no saben lo que hacen” y esperar a que se resuelvan las cosas por si solas. El perdón del que nos habla Jesús, y que mostró durante todo su ministerio fue un perdón en acción, es decir, que a pesar de las circunstancias adversas que se le presentaban, El seguía firme y dando testimonio de lo que Dios quería que hiciera, no se quedó sentado pidiéndole a Dios que perdonara a aquellos que estaban en contra suya porque no sabían lo que hacían, sino que siguió realizando la voluntad de su Padre hasta morir en una cruz. Por ello, en ese momento de la crucifixión su palabra es una oración hecha acción, a pesar del dolor que estaba sufriendo, sus palabras se convierten en gestos reales de paz y amor tal cual lo predicó y enseñó a lo largo de su vida.

 

En nuestro país actualmente parecería muy fácil decir de labios para afuera: “perdónalos, porque no saben lo que hacen”, sobre todo al ver a diario las injusticias, la violencia, la desigualdad, pero creo que es necesario hacer de este perdón una acción permanente. Sí, hay que perdonar, pero a la vez hay que hacer algo para que ese perdón se convierta en acciones que cambien nuestra realidad. Si no somos nosotros, una comunidad que confía en el Señor y que cree en estas palabras, entonces, ¿quién? Hay que enseñar con el ejemplo, hay que saber perdonar, pero también hay que actuar con amor, tal como Jesús lo hizo, que pudo llegar hasta este momento tan difícil y doloroso sabiendo que lo que había hecho en su ministerio había sido lo correcto, y con esa autoridad que le otorgaban sus obras, pudo pedir a su Padre “perdónalos, porque no saben lo que hacen”. Y su perdón le dio la razón. Oremos.

 

Ximena Ulloa Montemayor

SEGUNDA PALABRA

“De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso”

Lc. 23: 39 - 43.

 

Aquí sí hay respiro.

Entre los días del caos,

y de la miseria humana,

una voz herida,

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un cuerpo exhausto…

un último grito apagado

pedirá auxilio,

en el lugar y la hora menos pensada.

Entre el asfalto y los miedos,

de una niña, un joven,

un anciano,

desde su infierno,

o lágrima, o duelo,

miran una pequeñísima luz

que se despierta.

Viene de esa cruz:

aliento nuevo… respira vida...

respira.

 

 

“Llevaban también con él a otros dos, que eran malhechores, para ser muertos.” Jesús está siendo crucificado en medio de dos ladrones, en medio de dos personas socialmente excluidas por sus actos cometidos. ¿Jesús muriendo como un ladrón?, no pareciera la muerte del hijo de Dios que sana enfermos y hace milagros. La gente se burla, le insulta, inclusive uno de los ladrones le dice: “Si tú eres el Cristo, sálvate a ti mismo y a nosotros”.

 

“¿Ni aún temes a tu Dios estando en la misma condenación?” Fue la respuesta del otro ladrón, que continúa diciendo: “nosotros, a la verdad, justamente padecemos, porque recibimos lo que merecieron nuestro hechos; más este ningún mal hizo”. Este ladrón había comprendido a que había venido Jesús a este mundo, él vino a estar con los desamparados, con los que tienen hambre, con los enfermos, con los pobres, con todos aquellos excluidos que no eran aceptados

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por lo que tenían, por lo que eran o por lo que habían hecho. Tan fue así, que Inclusive en la cruz Jesús estuvo con dos ladrones.

 

“Acuérdate de mí cuando vengas en tu reino”. El ladrón con sus pocas energías y moribundo exclama a Jesús por una nueva oportunidad. ¡Qué valor tuvo este ladrón! En medio de insultos y desprecios hacia Jesús por parte de la multitud, el malhechor probablemente pensando que su vida no había sido la más honesta, creyó en Jesús y le pidió una nueva vida.

 

“De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso”. Que hermosa respuesta. En la cruz Jesús extiende sus brazos y le dice: “tranquilo aquí estoy contigo”. Jesús no estima nada como pérdida, porque aun frente a la muerte le abre las puertas del reino eterno. Así es Jesús, nos devuelve la esperanza cuando todo pareciera estar perdido y nos promete un nuevo reino.

 

En medio de un país envuelto de violencia sin sentido, de muertes injustas, de pobreza extrema, de falta de oportunidades, donde miles de jóvenes ya no le ven sentido a esta vida, Jesús responde: “estarás conmigo en el paraíso”. El paraíso pareciera ser muy lejano o para el final de los tiempos, pero el paraíso también está aquí y ahora. Jesús lo dijo, hablando de su persona: “El Reino de Dios se ha acercado”. Es este nuevo reino que el Señor quiere que proclamemos, el reino de paz y justicia, de amor y no de odio y guerras absurdas. El paraíso es una promesa de esperanza en medio de la desesperanza, es una experiencia de paz y de vida para todo aquel o aquella que en él cree, y este es el reto que el Señor tiene para nosotros: compartir esta esperanza a todos los jóvenes de este país.

 

Alrededor de 7 millones de jóvenes son “ninis” ni trabajan, ni estudian. ¿Tienen esperanza? Mientras el mundo dice ¡No! Yo puedo decir ¡Sí! La esperanza está en Jesús, con quien aun aún podemos construir algo mejor. Yo sé que sola no voy a cambiar al mundo, ni a México, ni a mi Cuidad, pero de algo estoy segura y es que sí puedo hacer el cambio con el que está a mi lado, con el que me cruzo todos los días, con los que, como aquel ladrón que está clamando por una nueva oportunidad, por los que ya ni esperan que algo nuevo suceda en sus vidas, ni por los que ni creen que hay alguien que sí les cree. Personas que se les acerquen para compartirles que si hay, aun hoy, alguien que les ame porque creo firmemente en este paraíso anunciado y prometido por Jesús.

 

Mi papá siempre me dice: “lucha por aquello que vale la pena luchar” y hoy puedo decir que vale la pena luchar por mis amigos y amigas de Sierra Guadalupe en Tultitlan y por los niños

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y niñas de Los Chorros en Chiapas, aunque una sociedad como la nuestra no da nada por ellos. Jesús nos invita a ser diferentes y hacer el cambio compartiendo este paraíso donde reine la hermandad y la igualdad. ESTO ES ENSANCHAR NUESTRAS TIENDAS PARA QUE EL PARAISO PROMETIDO POR JESÚS ABRACE A TODOS HOY Y AQUÍ Y PARA LA VIDA ETERNA. Oremos.

 

Beatriz Ulloa Montemayor

 

TERCERA PALABRA

Dijo a su madre: "Mujer, he ahí tu hijo."

...dijo al discípulo: "He ahí tu madre."

Juan 19.25-26

Concibe y gesta… es

matriz fecunda.

pero por allí hay ángeles

olvidados

que se tiran en la basura,

o se esconden en las alcantarillas.

Porque para comer

se vende el cuerpo,

o la sangre,

o la vida,

por las esquinas de la noche.

-porque hay tantas madres e hijos

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que no tienen hijos o madres-

Si esta cruz empezó en una cuna,

entonces no hay soledad;

en esta cruz, habrá familia:

Siempre será matriz fecunda.

¿Qué tienen que decirnos estas palabras de nuestro Señor Jesucristo en un tiempo como éste? ¿Qué les dice a los jóvenes de Shalom y a los jóvenes de México? ¿Qué desafío presentan a la iglesia de Cristo en éste tiempo y lugar?

 

Las palabras de Jesús dirigidas a María, su madre, y a Juan, su discípulo amado, son muestra de la ternura y el cuidado de nuestro Señor por su familia y por sus amigos. Revelan su interés en el sufrimiento y las necesidades tangibles de amor, y de seguridad que todas las personas tenemos. Dan prueba del amor sacrificial de Cristo, que puede ver más allá de su propio dolor y sufrimiento para interesarse en el otro y proveer una solución para su abatimiento y su tristeza. La relación personal que existía entre María y Jesús, entre Juan y Jesús, muestran el carácter íntimo y especial que Él tiene con sus amados.

 

En estas palabras, Cristo se detiene para atender a personas que pertenecían al círculo más cercano a su corazón. Ya había clamado por perdón para la humanidad, que desconocía la dimensión de sus actos al crucificarlo; había ofrecido salvación a un pecador que decidió creerle; y ahora, ofrecía consuelo, esperanza y ánimo para sus queridos más íntimos. Así es Cristo, generoso y lleno de gracia, capaz de incluir a todos en su amor extenso y vasto, de tomar la iniciativa para amar y abrazar a quien tiene enfrente y de hacerlo en una forma particular y precisa para la necesidad de cada una y cada uno.

 

Jesús comprendía el dolor que su madre estaba viviendo. A pesar de que María había recibido como profecía, que el hijo que presentaba en el templo causaría el levantamiento y la caída de muchos en Israel, así como una gran oposición y que una espada atravesaría su alma (Lc. 2.35). Es muy posible que hasta este momento, en que veía a su hijo sufrir una muerte terrible e infame, podía comprender qué era sentir una espada atravesando su alma. Y Jesús reconoce ese dolor que desgarra el alma de María, al verla junto a la cruz y, en forma inherente y natural, provee una solución.

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Podemos imaginar que su mirada se dirige a María y después a Juan y que sabe, que el apoyo y fortaleza que ambos necesitarían para enfrentar el futuro podrían brindárselo el uno al otro. ¿Y por qué elige a Juan? ¿Por qué no a sus hermanos como hubiera sido lógico pensar, por qué Juan? Juan era su discípulo amado, quien había decidido acercarse a Él, conocer el amor de su amistad, con quien compartía sus secretos y luchas más profundas. A tal amigo y tal discípulo, es a quién Jesús confía a su madre, a uno que tenía cimientos fuertes en Él, cuyas convicciones lo habían llevado a los pies de la cruz de Cristo en la hora más obscura y en el dolor más profundo.

 

Al trasladar éste escenario y estas palabras a las circunstancias que hoy vivimos como país, como juventud, como familias, nos hacen preguntarnos, ¿cuántas madres en nuestro país han sentido una espada atravesando su alma al ver que sus hijos e hijas murieron en forma violenta e indigna? Muertes que Cristo, no pone como cifras o estadísticas, sino que en su carácter de Salvador y amigo personal, considera que cada muerte de una joven, de un joven tiene un nombre y, en palabras de María Rivera, "[los muertos] se llaman mamita, papito, se llaman pataditas en el vientre y el primer llanto... se llaman ganas de bailar en fiestas, se llaman rubor de mejillas encendidas y manos sudorosas, se llaman muchachos... se llaman Gelder (17), Alberto (18), Filmar (24), Ismael (15), Agustín (20), José (16)....se llaman beso, se llaman abrazo, se llaman risa, se llama personas, se llaman súplicas, se llamaban yo, se llamaban tú, se llamaban nosotros, se llaman vergüenza, se llaman llanto..."

 

Y las palabras de Jesús, "he ahí tu hijo", "he ahí tu madre", nos acogen, nos consuelan, nos abrazan. Nos sabemos comprendidos en nuestro dolor terrenal, en las pérdidas irreparables que nos rompen el corazón aquí y ahora. Nos recuerdan que Cristo nos considera, nos provee, nos restaura. Pero también nos desafían a responder, ¿dónde están los discípulos amados que Cristo quiere proveer en estas circunstancias? Porque la esperanza que nos mueve a nosotros, como hijas e hijos de Dios, amados y amigos de Cristo, no se queda en asumir y reconocer el dolor, sino que proporciona una solución para el mismo.

 

En medio del sufrimiento, Cristo nos llama a extender nuestras tiendas para acoger a las familias que han sido abatidas en medio de nuestra patria. Si hemos de responder a este llamado, tendremos que reforzar nuestras estacas para ser esos amigos íntimos de Jesús que están al pie de su cruz y que Cristo quiere usar como fuente de bendición y de nuevos comienzos. Y sólo lograremos ser esos amigos íntimos y discípulos amados conociendo a Jesús en la meditación de su Palabra, en la intimidad de la oración y el ayuno, en el testimonio diario que se construye en convicción y en obediencia a sus mandatos.

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Shalom, la extensión que nuestras tiendas requieren para acoger a las familias que hoy están abatidas es mucha. Pero, ¡ánimo, el Señor nos llama a cumplir nuestra misión profética, que anuncie esperanza, nuestra misión transformadora que enjugue lágrimas, que entone un cántico de vida y de alegría, que establezca la justicia y la paz, confiando en la capacitación que Jesucristo nos dará para hacerlo! Oremos.

 

Edna Mercado Ortiz

 

CUARTA PALABRA

Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?

Mateo 27:46

 

Como una lanza que traspasa,

como una lanza, esa cruz.

Un grito desgarrado

de misterio,

de agonía,

de cansancio

Un grito de estrellas

errantes,

entre tanta multitud,

el galope de mil caballos,

entre tanta multitud y tanto ruido…

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los sueños de la muerte.

Un grito ignorado,

como mano que pide,

como ojos que suplican,

como una lanza que traspasa.

Esa cruz, como una lanza:

su grito nos acerca a un Dios lejano.

 

Estas palabras enunciadas pero Jesús, cerca de la hora novena, son palabras que sin duda alguna muchos de nosotros en algún momento, en medio de cualquier situación en la cual nos hemos encontrado, hemos pronunciado alguna vez. La situación actual de nuestro país, es un reto, pero es también un llamado a todos nosotros los cristianos.

 

Cuando Jesús pronuncia estas palabras es porque en ese momento

está sientiendo todo el peso del pecado humano, todo el peso del desamparo de la humanidad. Dios calla en ese momento y Jesús le exclama porque la obra que había venido a realizar significaba dar una vuelco definitivo a la forma de vivir de cada hombre y mujer. Él fue desamparado para ampararnos, asumió el peso de nuestro enfermedad espiritual para sanarnos, tomo sobre sí el dolor de cada uno de nosotros para curarnos, y cargó las consecuencias de la muerte para otorgarnos vida. Así como total fue su desamparo, así de total es nuestra salvación.

 

Hoy por hoy, los jóvenes nos asomamos a una ventana y vemos un panorama DESOLADOR donde sin lugar a dudas, es lo que en este momento representa nuestra realidad. Escuchar, leer las noticias en estos días nos reflejan a una sociedad viciada, sin esperanza alguna, donde hombres y mujeres viven con una apatía permanente, nos han vendido la idea de que esto será tardado y difícil, pero nuestra apatía es esa enorme barrera que vemos al frente nuestro, y votamos por abandonar el sueño.

 

El dolor de esas madres las cuales han perdido a causa de distintas circunstancias un hijo, y

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por las cuales nuestro país se ha indignado tanto, es indescriptible en palabras de una madre de Monterrey, de Cd Juárez, de Michoacán, de Cuernavaca, en estos momentos de cualquier parte del país o del mundo, es un enorme dolor y seguramente estas madres se han preguntado: ¿Dios mío porque nos has desamparado? Y seguramente los jóvenes donde se viven estas situaciones tan cotidianamente se lo han preguntado también: ¿Dios mío, por qué me has abandonado? Pero habría que pensar si realmente Dios los ha abandonado.

 

Tengo un amigo que vive en Reynosa, Tamaulipas, y estudia en la misma escuela que yo,

quien me cuenta que se está acostumbrando a vivir con el pendiente de que en cualquier momento escuchará balazos, y es desconcertante escuchar esto, y salta a mí la pregunta: ¿Cómo acostumbrarnos a vivir así? ¿Realmente merecemos vivir así? Pero no solo los jóvenes del norte de país, debido a la violencia, claman a Dios, creo que casi toda nuestra juventud se encuentra pronunciado como Jesús esas palabras, en medio de una situación dolorosa, donde no vemos una salida y que al sentirnos desfallecer clamamos esperando respuesta.

 

En lo personal estas palabras son el clamor desesperado, lleno de dolor y de cansancio, pero también son palabras que anhelan tener un consuelo. Por eso estas palabras emitidas por Jesús nos recuerdan que Dios perfecciona su poder en nuestra debilidad. Así como Jesús que se sintió abandonado por su padre, él perfeccionó su poder en su amado hijo y pudo cumplir con su cometido muriendo en la cruz por nosotros y entregarse por nuestros pecados y concedernos la dicha de una nueva y amparada vida.

 

“Ensanchando nuestra tienda”, ese es el lema de Shalom en este 2011. ¿Como ensanchar nuestro testimonio, como afirmar nuestra fe, ante esta realidad? Es un gran desafío sin duda alguna. Pero no miremos cuántos somos, sino basta un acto de fe para confiar como David cuando luchó contra Goliat. No es necesario ir con artillería pesada, o desplegando al ejercito por el país, sino haciendo aquello que Dios nos manda, con el amparo de Jesús y con la fuerza de su Espíritu Santo. Como Shalom hemos aceptado ensanchar nuestra tienda, confirmemos nuestra fe, para poder dar amor, esperanza, paz, y que como jóvenes cristianos luchemos en nuestro diario vivir por terminar con esta apatía y egoísmo, trabajamos como hijos e hijas, militantes del Dios de la vida, del Dios que en su Hijo Jesucristo ha amparado a todos con su amor. Fuímos amparados para amparar.

 

No debemos irnos al otro lado del mundo para decir que compartimos la palabra de Dios, oremos por el joven de al lado, por aquel joven al que nadie le habla, integrémonos en nuestra iglesia, trabajemos hombro a hombro, oremos como iglesia, apoyemos a los jóvenes que

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luchan y trabajan al servicio de Dios. Como jóvenes, hoy los invito a sacudir esa apatía de la que quizá nos hemos contagiado y recordemos que Dios, a donde nos mande, así sea un calvario, no nos dejará, no nos desamparará, él nos cuidará y nos protegerá.

 

Que cuando menciones estas palabras: “DIOS MIO, DIOS MIO, ¿POR QUÉ ME HAS ABANDONADO?”, no sea permanente este clamor, porque a ese clamor el Señor nos responderá: “Yo soy tu amparo y fortaleza”. Confiemos en que Dios está a nuestro lado, seamos fieles, extendamos nuestra tienda de la esperanza, de la paz, del amor, del valor, y de una fe a prueba de desamparos. Dios nos ha dado este lema que mas que palabras es un paso más que daremos como Shalom, confiando en aquel Dios que como Padre no nos dejara jamás. Oremos.

 

Areli Moreno Guzmán

QUINTA PALABRA

“Tengo sed”

Juan 19:28-29

“Después de esto, sabiendo Jesús que ya todo estaba consumado, dijo, para que la escritura se cumpliese: Tengo sed.”

Ella es el agua,

una gota de lluvia encendida.

Mas el desierto continúa

aquí, entre el asfalto y la jungla de acero;

y la estopa y el lanza fuegos,

son sequedad y vacío;

como esa hiel y ese vinagre

aún damos lo que no se pide,

lo que no sacia, lo que no llena,

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lo que no salva.

Esta cruz es una gota de lluvia encendida,

es fresca y cristalina,

es gratuidad , fuente y río.

Dejarla caer es saciar los sueños:

porque de ella viene la vida.

 

“Tengo sed” son dos palabras simples, sencillas. Pero si lo pensamos bien estas dos palabras llevan consigo un gran peso. Me imagino a Jesús diciéndolas, ya sin fuerzas y sintiendo un dolor inimaginable. Para Jesús decir “tengo sed” implicaba dolor, desesperación, cansancio y agonía. Supongo que todavía fue mucho peor para Jesús que después de haber dicho esto, solo le ofrecieran vinagre. Pero es justo en ese momento en el que podemos ver en su forma más pura, la parte más humana de Jesús. ¡Sí! El Mesías tenía sed.

 

“Tengo sed”, estas son las dos mismas palabras que exclaman y gritan los jóvenes de hoy. Tenemos sed, sed de tantas cosas, pero parece ser que no hay nadie que nos ofrezca agua. Parece ser que los jóvenes de hoy vivimos en un desierto, sin esperanzas, caminamos sin ilusiones y sembramos promesas en este desierto condenado. Somos pequeños completamente perdidos, acomplejados por la gran ciudad y aniquilados por su velocidad. Se nos olvidó que tenemos alas y ya no tenemos ganas de volar.

 

¿Pero volar para qué? ¿Esperanzas de qué? Si vivimos en un país en

donde reina el caos, somos víctimas de un sistema que solo funciona para unos cuantos dejándonos a los demás en el olvido. Los jóvenes hemos sido olvidados, no hay lugar para nosotros y nos siguen cerrando oportunidades. Hay miles de jóvenes que no estudian y no trabajan, otros miles más han sido sacrificados en una guerra que no es nuestra, otros más han tenido que dejar sus hogares e irse al extranjero para darle de comer a sus familias, y muchos más viven en la pobreza extrema. Jóvenes aquí y allá buscando oportunidades en donde no las hay. Jóvenes sedientos.

 

Diciendo todo esto, ¿Se les hace extraño que los jóvenes vivamos sin ilusiones, sin

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esperanzas? ¿Se les hace raro que tengamos sed? A mí no. Comprendo perfectamente ese vacío y esa sed. Lo entiendo porque lo he vivido, me he tropezado con mis ganas de volar, también he tenido sed. Pero creo que fue justo cuando tuve más sed que pude encontrar la respuesta y el verdadero sentido a estas palabras de Jesús para mi vida.

 

Hace dos años fui por primera vez a Sierra de Guadalupe, Tultitlán, y estando con los niños me di cuenta que lo único que querían era jugar conmigo, querían amor, un abrazo, una sonrisa, eso era lo único que necesitaban para saciar su sed. Fue así que lo entendí todo, podría decirse que descubrí el mayor secreto, la raíz del árbol llamado vida. Sacié mi sed dándole de beber al otro, a mi prójimo. Fue en ese instante que yo ya no fui yo, sino que fue Dios actuando en mí. Dios le dio un orden a todas esas voces que acosaban mi razón, derramó agua en mi desierto, como a la mujer samaritana, y me sacié de él. Y esa sensación se convirtió en frescura para mi alma, para mi corazón. Jesús lo dijo: “El que a mí viene no tendrá sed jamás”. El nos sació con su amor para saciar a otros de la misma manera. Ustedes hermanos ¿lo harían? ¿Saciarían su sed dándole de beber al otro, al desamparado, al joven, a la mujer, al niño y al hombre? Quien abreva del pozo de Jesús, tiene suficiente agua para compartirla con todos.

 

La verdad es que yo no sé qué va a pasar en un año o dos, ni siquiera sé que va a pasar mañana. No sé muchas cosas y me falta mucho por aprender, pero de lo que si estoy segura es que las cosas podrían estar mucho mejor, y este es el mensaje de esperanza que Jesús nos deja desde esa cruz. Yo ya no quiero que ningún niño vuelva a escarbar en el lodo buscando zapatos, ya no quiero que ningún joven tenga alas rotas. Yo solo sé que no quiero que un hombre quiera matar a un hermano, ni niños jugando a soldados mirando hacia el cielo con el arma en las manos. Saciémonos de Dios y tomemos del agua que solo él nos da para que refresquemos nuestra alma y nuestro corazón, porque solo así podremos ser agua fresca para los demás y solo dándole de beber al otro vamos a poder ensanchar nuestras tiendas en el nombre de Cristo.

 

Ensanchemos nuestras tiendas al intentar crear un país en donde nadie tenga sed. Compartamos el agua que Jesús ya nos ha dado a nosotros a quien no la tiene. Seamos nosotros agua de vida para los demás. Oremos.

 

Roxana Castro Carmona

 

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SEXTA PALABRA

“Cuando Jesús hubo tomado el vinagre, dijo: Consumado es. Y habiendo inclinado la cabeza, entrego el espíritu.” Juan 19:30

 

Esta cruz es una misión cumplida.

Concluye su destino de amor y de pasión.

Pero sabemos que aquí donde vivimos,

en esta ciudad , en este país,

aún en la obra consumada

del hijo encarnado,

los sueños de miles se quedan a mitad del camino…

e inconclusa la tarea de ser felices.

Que hay más rupturas que uniones,

que hay más caos que creación.

No, mientras no haya más oportunidades,

que como polvo de estrellas

y aliento de cristales,

hagan menos difícil

forjar un destino digno y justo.

Mientras no llevemos esta cruz

a la medida,

habrá que seguir muriendo...

Y consumar este amor que no termina.

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Quisiera comenzar definiendo la palabra consumar, esta proviene del latín consummāre, y significa llevar a cabo una tarea hasta su fin. Al pronunciar Jesús esta frase, daba por concluida una etapa muy importante de su vida terrenal. Viendo retrospectivamente: la anunciación del nacimiento de Jesús a María por el ángel Gabriel; su crecimiento y presentación en el Templo de Jerusalén; el inicio de su ministerio al ser bautizado por Juan el Bautista en el Río Jordán; el sermón del Monte, sus milagros, la paz que transmitía a los que le escucharon; su aprehensión, su juicio, su pesado caminar hacia el calvario; su crucifixión y muerte. CONSUMADO ES, llevó una tarea hasta su fin sin dejar nada inconcluso. Como nos lo manifiesta al dirigirse a sus discípulos en Juan 17:4 “Yo te he glorificado en la tierra; he acabado la obra que me diste que hiciese”.

 

¿Que nos transmiten todos estos acontecimientos a nosotros los jóvenes y como miembros de Shalom? El fin de un ciclo y el comienzo de una nueva etapa. Si bien este versículo de la Biblia es muy claro al transmitirnos el término de una vida terrenal, de una promesa cumplida: la venida del Salvador; que dio su vida por nosotros y murió por nuestros pecados. Pero también resucitó y nos dio una promesa de vida, vida eterna y abundante.

 

Estamos viviendo tiempos en donde las oportunidades de trabajo son escasas, siendo así que las bandas delictivas y el crimen organizado aprovechan esta situación y la falta de oportunidades para ofrecer a los jóvenes trabajo “fácil”, remuneración económica atractiva y un reconocimiento dentro de su entorno social mediante una vida holgada.

 

No toda la culpa es de la época en que vivimos, también debemos preguntarnos que hacemos nosotros como integrantes de una familia, que hacemos como abuelos, que hacemos como padres o como jóvenes para cambiar esta situación, debemos preguntarnos como adultos, si estamos transmitiendo los valores de forma adecuada y, como jóvenes debemos juzgar nuestras formas de actuar sin pensar que el fin justifica los medios.

 

Debemos aprovechar cada oportunidad que se nos presenta en la vida, entendiendo que a su vez es un compromiso que estamos adquiriendo con nosotros mismo y con Dios, el compromiso de “consumar” nuestra tarea, terminar nuestra etapa de una forma satisfactoria. Como personas cristianas tenemos muchas tareas que llevar a cabo, porque tenemos la posibilidad y la responsabilidad de llevar adelante a nuestras familias bajo el manto del Señor, tenemos la tarea de ayudar, la tarea de servir, de generar oportunidades para nuestros hermanos. Debemos tener en cuenta que no lograremos por separado crear el gran cambio que

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necesita hoy nuestro país, pero podemos juntar los pequeños cambios que cada uno como persona puede hacer para que entre todos lograr el gran cambio. Y así consumar la tarea de amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos.

 

Todos somos importantes ante los ojos de Dios, todos tenemos un trabajo, una función, una tarea que llevar adelante, con nuestras familias, con nuestros amigos, con nuestros conocidos o incluso desconocidos. No siempre el camino correcto será el más corto o el más fácil, pero caminando con Fe, lograremos nuestros objetivos, al llegar a la meta, se consuma nuestro esfuerzo y la voluntad del Señor se verá cumplida.

 

Realizar todas estas transformaciones es posible, pero hay que partir siempre de lo personal; se necesita consumar, realizar, finalizar cada tarea que nos es asignada, es necesario ayudar y alentar a nuestros hermanos a no claudicar. Nuestra existencia terrenal también terminará un día y no hay mejor manera de enfrentar esta etapa habiendo consumado nuestras tareas, habiendo cumplido el propósito de Dios en nuestras vidas, habiendo terminado la tarea que él nos encomendó. Y cuando la sociedad nos diga que ya no hay oportunidades, nosotros responderemos: ¡SI LAS HAY!, y si las hay porque el Señor está con nosotros, pero también tenemos que luchar por ellas, conseguirlas y no esperar a que nos lleguen. “Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas” (Josué 1:9).

 

Hace algunos años, yo estaba en el último año de la carrera de Relaciones Internacionales, y se realizó el último concurso para realizar prácticas profesionales en el extranjero por parte de la Secretaria de Relaciones Exteriores, yo estaba muy emocionada, ir a hacer mis prácticas en un Consulado en el extranjero, así que metí mi solicitud, mi historial académico, en fin todo lo que me pedían, y espere la fecha para la entrevista. Cuál fue mi sorpresa que después de algunas semanas mis demás compañeros que habían metido la solicitud ya habían sido llamados para la entrevista y yo no, así que fui a preguntar a mi coordinación si sabían algo a lo que respondieron que me habían dejado recado con mi hermano para que me presentará –recado que nunca recibí por parte de él-. Al día siguiente, recibí una llamada por parte de una compañera que hacia su servicio social en el Instituto de los Mexicanos en el Exterior, y de manera burlona me dijo que había perdido mi oportunidad, le expliqué que yo no había recibido el recado y que concertáramos otra entrevista, a lo que se negó. Yo ese día me sentía devastada, molesta, la oportunidad que tanto quería se había desvanecido y no encontraba consuelo alguno. Recuerdo que llamé a un amigo que al escucharme me pregunto si me pasaba algo, le platiqué y al terminar me dijo unas palabras que nunca he olvidado, la Ruth que yo conozco no se deja vencer, si tanto lo deseas ve, habla con la encargada, explícale y pide otra oportunidad; al colgar el teléfono me tranquilicé, concluí mis actividades del servicio social, y como sabía que las siguientes entrevistas eran a partir de las 16:00 en

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Tlatelolco, me presenté, entré como si tuviera una entrevista y busqué la sala donde las estaban realizando, no tuve que esperar ya que justo al encontrar el lugar iba saliendo la encargada, así que me acerqué a ella y le expliqué la situación. Escuchó atentamente y me dijo que si tanto me interesaba, leyera la bibliografía que habían enviado por correo –que tampoco me la había enviado esta compañera de la universidad quien era su asistente- en fin, conseguí la bibliografía lo más que pude, al día siguiente mi papá me llevó a la entrevista, entre, la hice, y esperé unos días. Cuál fue mi alegría cuando me llamaron para decirme que había sido seleccionada y me iba 5 semanas al Consulado de México en Santa Ana, California. Así fue, concluí mis actividades y posteriormente obtuve una plaza en ese mismo Consulado durante casi 5 años.

 

En esta noche tan significativa, exhorto a Shalom, a nuestros jóvenes, que si hemos dejado algo inconcluso, terminémoslo, esto deja una gran satisfacción; y si creemos que no podemos, luchemos. El Señor no dejará de consumar su obra en nosotros. Como dice el poeta inglés Rudyard Kipling: “Descasar acaso debes pero nunca desistir”. Oremos.

 

Silvia Ruth Jiménez López.

 

 

SEPTIMA PALABARA

“En tus manos encomiendo mi espíritu”

Lucas 23:46

La cruz y las manos de Dios se funden.

Ahora son una, son el mismo amor

y el mismo sacrificio.

Aquí termina la agonía,

aquí se calla el dolor de la carne y la sangre, de los clavos y las espinas

...el silencio de la muerte.

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Sus manos como cruz,

y su cruz como manos

abiertas, tiernas, seguras,

extendidas

-rompen el velo que ignora y separa-

Es temprano aún, pero en esta ciudad

ya despierta (o que nunca duerme)

La cruz y las manos inician su recorrido.

La luz de una estrella muere,

mas inician su camino los ángeles,

y una piedra espera ser removida.

Las mujeres se preparan y esperan...

en sus manos,

pronto, una cruz quedará vacía.

 

 

Era la hora sexta del día cuando comenzó a oscurecer y a haber tinieblas, fue entonces la hora novena cuando el velo del templo se rasgó y fue que clamó “Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu”. Más de 6 horas el Señor sufrió, recibió insultos, golpes, maltratos, traiciones, mucho dolor de la gente que estuvo alrededor de Él.

 

No hace mucho conocí a un joven en la escuela, llamado Arturo, poco tiempo después nos hicimos amigos. Conocí en él a una persona responsable, dedicada, estudiosa, inteligente, creo que no tenía nada porque quejarse ya que mostraba que era feliz. Comenzamos la amistad y también nos dimos la confianza para contarnos y ser “consejeros” uno de otro. Pasamos juntos alegrías, enojos, risas, cosas tristes, pero también cosas alegres y nuevas para ambos.

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Un día lo noté raro y platicando con él me comentó que, a pesar de las cosas buenas que le ocurrían, también había otras tantas cosas malas, si no es que más que las buenas, que le hacían decaer mucho, le hacían sentir que estaba solo, que no tenía apoyo, sentía que si caía nadie lo levantaría. Comenzó a tener problemas con gente cercana, incluyendo a su familia, lo cual lo hizo sentir aún peor, sólo sin amigos. Comenzó a aislarse y a ser un chico solitario y callado.

 

Creo que Arturo pudo tomar dos decisiones, una de ellas, era continuar con su vida, tal y como se encontraba en ese momento, trabajar y vivir a su modo. Apoyándose y estando con el mismo. La otra opción era que tomará los problemas y comenzara a resolverlos para que pudiera regresar esa relación que anteriormente llevaba con sus seres cercanos, para así apoyarse de los demás.

Me atrevo a afirmarlo, a cada uno de nosotros nos ha sucedido esto, de repente tenemos tantos problemas, tantas pruebas juntas, conflictos personales, emocionales, y comenzamos a sentirnos solos, desamparados, que nadie nos escucha o ayuda, sentimos que a nadie le importamos.

 

El Señor Jesús sintió exactamente lo mismo en ese momento, poco antes de pronunciar las palabras, después de tantas horas de tortura, de dolor, de traiciones de “su gente”, negaciones de sus seres queridos, insultos del pueblo, burlas, observamos que a pesar de todo esto, de sentirse sólo, él nunca dejó sentir a alguien de esta manera, a nadie; le dijo al ladrón, “de cierto de cierto te digo, que tú estarás conmigo en el paraíso”; a su madre María, Él sabía que ella iba a estar sola después de su muerte, entonces es cuando resuelve que no es bueno que alguien esté sólo, “Madre e ahí tu hijo, hijo e ahí tu madre”. El Señor nunca desamparó a nadie, nunca dejó a nadie lastimado aun cuando ellos lo lastimaron.

 

Esto nos hace ver que ante todo Él era un ser humano. Si regresamos un poco al inicio de todo, Dios hizo al hombre a imagen y semejanza de Él. ¿Qué significa que seamos a imagen y semejanza de Dios? Nosotros sabemos que Dios es amor, bondad, paciencia, misericordia, templanza. Por lo tanto sí somos a imagen y semejanza, no es en un sentido físico, sino en un sentido característico de Dios. Esto nos permite a nosotros amar y perdonar, sin tener que juzgar ni castigar. Jesús lo hizo, perdonó a quienes lo juzgaron y a quienes le hicieron daño, no dejó solos a quienes vio que estarían solos y esto aún en su dolor. Nosotros podemos hacer esto, nosotros somos herramientas de Dios para no permitir que nuestro prójimo se sienta de esta manera, porque, ¿a quién le gustaría sentirse así? No creo que alguien lo quiera sentir,

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entonces no permitamos que los demás lo sientan. Será difícil hacer esto con la gente que nos lastima o nos ha rechazado pero si Jesús pudo, nosotros también, porque él está con nosotros.

 

Pero tampoco debemos olvidar que nosotros solos no podemos, Jesús unas horas atrás exclamó “Eloi Eloi lama sabactani”, que traducido es “Padre, Padre, ¿Por qué me has desamparado?”. Con estas palabras demuestra que se siente sólo, pero después se encomienda a Dios, su Padre, sabiendo que en Él todo es posible y que él es la roca y el sostén de todo. De igual manera nosotros debemos confiar en que Dios nos sostiene, está con nosotros, nunca nos dejará y siempre será nuestro apoyo. Aun en las pruebas más difíciles, aún en los momentos más agobiantes de nuestra vida, aun en los momentos en el que veamos perdido todo, Él siempre estará con nosotros. Pero debemos buscarlo y tener plena confianza en ello.

 

Cuantas veces no hemos dicho “Dios está conmigo”, “Dios me sostiene”, “no estoy sólo, yo se que Dios me ama”, pero solo lo decimos de palabra y en realidad no es algo que creamos en ese momento, solo lo decimos para darnos ánimo sin tener en nuestro corazón el verdadero significado de que Dios nos protege.

 

Estas últimas palabras de Jesús son una exhortación a ensanchar nuestras tiendas sabiendo que Dios está con nosotros, que nos lo ha prometido y en Él podemos encomendar confiadamente nuestras vidas. Siempre habrá muchas pruebas, pero Dios está con nosotros, serán pequeñas o muy grandes, no importa, Dios está con nosotros y sabemos que a los que amamos a Dios todas las cosas nos ayudan para bien.

 

A la vez tenemos nosotros que cubrir con nuestras tiendas a las personas, a nuestros prójimos, como Dios lo ha hecho con nosotros, si él siempre nos ha cuidado, nos ha amado, nos ha protegido, hagámoslo nosotros con los demás confiando en que nuestro trabajo es por nuestro hermano, por un ser humano creado a imagen y semejanza de Dios, igual que nosotros mismos. No juzguemos, no critiquemos, simplemente amemos y cubramos a los demás, ensanchando nuestras tiendas y encomendando nuestro espíritu a Dios sabiendo que la semilla plantada ahí dará su fruto a su tiempo. Oremos.

 

Iván Ariel Canizal Garduño

 

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POEMAS:

Rev. Rebeca Montemayor López 

Eventos y actividades

There are no events at this timeLas 7 palabras de Jesús en la cruz del Calvario.Si buscamos diligentemente en los evangelios del Nuevo Testamento, encontramos que Jesús hablo 7 veces cuando estaba en la Cruz, es por eso que los religiosos Cristianos han llamado las 7 Palabras, aunque mas apropiado sería decir las 7 frases, ya que en los evangelios se registra que Jesús habló 7 veces mientras estaba en la cruz. Dependiendo la cultura quizás sería apropiado decir las 7 veces que Jesús tomó la palabra en la cruz. 

 Las 7 Palabras (De Jesús en la Cruz)

 Pastor David Villacís   Primera PalabraLuc.23.34. Y Jesús decía: Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen. Y repartieron entre sí sus vestidos, echando suertes.35. Y el pueblo estaba mirando; y aun los gobernantes se burlaban de él, diciendo: A otros salvó; sálvese a sí mismo, si éste es el Cristo, el escogido de Dios.36. Los soldados también le escarnecían, acercándose y presentándole vinagre,37. y diciendo: Si tú eres el Rey de los judíos, sálvate a ti mismo.38. Había también sobre él un título escrito con letras griegas, latinas y hebreas: ESTE ES EL REY DE LOS JUDÍOS. Jesucristo nos trajo el evangelio del perdón, su mensaje principal durante el ministerio de Jesús en la tierra fue el PerdónEl corazón de la Biblia Juan 3:16 esta basado en el perdón de Dios para la humanidad.La enseñanza del hijo pródigo, trae consigo la muestra del Amor de Dios para con nosotrosLa oración modelo que Jesús nos enseñó tiene como parte primordial un perdón condicional "y perdónanos nuestras deudas así como perdonamos a nuestros deudores"Cuando le traen para juzgar un problema de herencia, su respuesta es: ¿quién me ha puesto sobre vosotros como juez o partidor?Sus discípulos le preguntan hasta cuantas veces perdonare a mi hermano que me ofende? ¿Hasta siete?Jesús le dijo: No te digo hasta siete, sino aun hasta setenta veces siete.

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Jesús también cuenta la historia del deudor para con el rey, a quien el rey perdono porque el siervo lloraba, pero cuando el siervo actuó con avaricia, y no perdonó a su amigo, el rey  le castigo duramente.La historia de María Magdalena es una conmovedora historia de perdón incondicional para el que se arrepiente.La historia de la mujer Samaritana, es otra muestra de perdón incondicional para el que reconoce sus pecados. Gén.18.23. Y se acercó Abraham y dijo: ¿Destruirás también al justo con el impío? 24. Quizá haya cincuenta justos dentro de la ciudad: ¿destruirás también y no perdonarás al lugar por amor a los cincuenta justos que estén dentro de él? 25. Lejos de ti el hacer tal, que hagas morir al justo con el impío, y que sea el justo tratado como el impío; nunca tal hagas. El Juez de toda la tierra, ¿no ha de hacer lo que es justo? 26. Entonces respondió Jehová: Si hallare en Sodoma cincuenta justos dentro de la ciudad, perdonaré a todo este lugar por amor a ellos. 

Gén.50.17. Así diréis a José: Te ruego que perdones ahora la maldad de tus hermanos y su pecado, porque mal te trataron; por tanto, ahora te rogamos que perdones la maldad de los siervos del Dios de tu padre. Y José lloró mientras hablaban. 

1Pe.2.21. Pues para esto fuisteis llamados; porque también Cristo padeció por nosotros, dejándonos ejemplo, para que sigáis sus pisadas; 22. el cual no hizo pecado, ni se halló engaño en su boca; 23. quien cuando le maldecían, no respondía con maldición; cuando padecía, no amenazaba, sino encomendaba la causa al que juzga justamente; 24. quien llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia; y por cuya herida fuisteis sanados. 25. Porque vosotros erais como ovejas descarriadas, pero ahora habéis vuelto al Pastor y Obispo de vuestras almas. 

Éxo.34.8. Entonces Moisés, apresurándose, bajó la cabeza hacia el suelo y adoró. 9. Y dijo: Si ahora, Señor, he hallado gracia en tus ojos, vaya ahora el Señor en medio de nosotros; porque es un pueblo de dura cerviz; y perdona nuestra iniquidad y nuestro pecado, y tómanos por tu heredad. 10. Y él contestó: He aquí, yo hago pacto delante de todo tu pueblo; haré maravillas que no han sido hechas en toda la tierra, ni en nación alguna, y verá todo el pueblo en medio del cual estás tú, la obra de Jehová; porque será cosa tremenda la que yo haré contigo. 11. Guarda lo que yo te mando hoy; he aquí que yo echo de delante de tu presencia al amorreo, al cananeo, al heteo, al ferezeo, al heveo y al jebuseo. 12. Guárdate de hacer alianza con los moradores de la tierra donde has de entrar, para que no sean tropezadero en medio de ti. 

Núm.14.19. Perdona ahora la iniquidad de este pueblo según la grandeza de tu misericordia, y como has perdonado a este pueblo desde Egipto hasta aquí. 20. Entonces Jehová dijo: Yo lo he perdonado conforme a tu dicho. 21. Mas tan ciertamente como vivo yo, y mi gloria llena toda la tierra, 

1Re.8.39. tú oirás en los cielos, en el lugar de tu morada, y perdonarás, y actuarás, y darás a cada uno conforme a sus caminos, cuyo corazón tú conoces (porque sólo tú conoces el corazón de todos los hijos de los hombres); 2Cr.6.27. tú los oirás en los cielos, y perdonarás el pecado de tus siervos y de tu pueblo Israel, y les enseñarás el buen camino para que anden en él, y darás lluvia sobre tu tierra, que diste por heredad a tu pueblo. 2Cr.7.14. Si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra. 

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15. Ahora estarán abiertos mis ojos, y atentos mis oídos, a la oración en este lugar: 

Neh.9.17. No quisieron oír, ni se acordaron de tus maravillas que habías hecho con ellos; antes endurecieron su cerviz, y en su rebelión pensaron poner caudillo para volverse a su servidumbre. Pero tú eres Dios que perdonas, clemente y piadoso, tardo para la ira, y grande en misericordia, porque no los abandonaste. 

Job.7.21. ¿Y por qué no quitas mi rebelión, y perdonas mi iniquidad? Porque ahora dormiré en el polvo, Y si me buscares de mañana, ya no existiré. 

Sal.32.1. [Salmo de David. Masquil.] Bienaventurado aquel cuya transgresión ha sido perdonada, y cubierto su pecado. 2. Bienaventurado el hombre a quien Jehová no culpa de iniquidad, Y en cuyo espíritu no hay engaño. 3. Mientras callé, se envejecieron mis huesos En mi gemir todo el día. 4. Porque de día y de noche se agravó sobre mí tu mano; Se volvió mi verdor en sequedades de verano. Selah 5. Mi pecado te declaré, y no encubrí mi iniquidad. Dije: Confesaré mis transgresiones a Jehová; Y tú perdonaste la maldad de mi pecado. Selah 

Sal.86.4. Alegra el alma de tu siervo, Porque a ti, oh Señor, levanto mi alma. 5. Porque tú, Señor, eres bueno y perdonador, Y grande en misericordia para con todos los que te invocan. 6. Escucha, oh Jehová, mi oración, Y está atento a la voz de mis ruegos. 7. En el día de mi angustia te llamaré, Porque tú me respondes. 

Sal.103.1. [Salmo de David.] Bendice, alma mía, a Jehová, Y bendiga todo mi ser su santo nombre. 2. Bendice, alma mía, a Jehová, Y no olvides ninguno de sus beneficios. 3. Él es quien perdona todas tus iniquidades, El que sana todas tus dolencias; 4. El que rescata del hoyo tu vida, El que te corona de favores y misericordias; 5. El que sacia de bien tu boca De modo que te rejuvenezcas como el águila. 

Jer.33.7. Y haré volver los cautivos de Judá y los cautivos de Israel, y los restableceré como al principio. 8. Y los limpiaré de toda su maldad con que pecaron contra mí; y perdonaré todos sus pecados con que contra mí pecaron, y con que contra mí se rebelaron. 9. Y me será a mí por nombre de gozo, de alabanza y de gloria, entre todas las naciones de la tierra, que habrán oído todo el bien que yo les hago; y temerán y temblarán de todo el bien y de toda la paz que yo les haré. 

Dan.9.8. Oh Jehová, nuestra es la confusión de rostro, de nuestros reyes, de nuestros príncipes y de nuestros padres; porque contra ti pecamos. 9. De Jehová nuestro Dios es el tener misericordia y el perdonar, aunque contra él nos hemos rebelado, 

Miq.7.18. ¿Qué Dios como tú, que perdona la maldad, y olvida el pecado del remanente de su heredad? No retuvo para siempre su enojo, porque se deleita en misericordia. 19. Él volverá a tener misericordia de nosotros; sepultará nuestras iniquidades, y echará en lo profundo del mar todos nuestros pecados. 

Mat.6.12. Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores. 13. Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal; porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos. Amén. 14. Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial; 15. mas si no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas. 

Mat.9.2. Y sucedió que le trajeron un paralítico, tendido sobre una cama; y al ver Jesús la fe de ellos, dijo al paralítico: Ten ánimo, hijo; tus pecados te son perdonados. 

Mar.2.9. ¿Qué es más fácil, decir al paralítico: Tus pecados te son perdonados, o decirle: Levántate, toma tu lecho y anda? 10. Pues para que sepáis que el Hijo del Hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados (dijo al

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paralítico): 11. A ti te digo: Levántate, toma tu lecho, y vete a tu casa. 12. Entonces él se levantó en seguida, y tomando su lecho, salió delante de todos, de manera que todos se asombraron, y glorificaron a Dios, diciendo: Nunca hemos visto tal cosa. 

Mar.11.24. Por tanto, os digo que todo lo que pidiereis orando, creed que lo recibiréis, y os vendrá. 25. Y cuando estéis orando, perdonad, si tenéis algo contra alguno, para que también vuestro Padre que está en los cielos os perdone a vosotros vuestras ofensas. 26. Porque si vosotros no perdonáis, tampoco vuestro Padre que está en los cielos os perdonará vuestras ofensas. 

Luc.7.41. Un acreedor tenía dos deudores: el uno le debía quinientos denarios, y el otro cincuenta; 42. y no teniendo ellos con qué pagar, perdonó a ambos. Di, pues, ¿cuál de ellos le amará más? 43. Respondiendo Simón, dijo: Pienso que aquel a quien perdonó más. Y él le dijo: Rectamente has juzgado. 44. Y vuelto a la mujer, dijo a Simón: ¿Ves esta mujer? Entré en tu casa, y no me diste agua para mis pies; mas ésta ha regado mis pies con lágrimas, y los ha enjugado con sus cabellos. 45. No me diste beso; mas ésta, desde que entré, no ha cesado de besar mis pies. 46. No ungiste mi cabeza con aceite; mas ésta ha ungido con perfume mis pies. 47. Por lo cual te digo que sus muchos pecados le son perdonados, porque amó mucho; mas aquel a quien se le perdona poco, poco ama. 48. Y a ella le dijo: Tus pecados te son perdonados. 

Col.3.13. soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro. De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros. 

1Ju.1.8. Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros. 9. Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad. 

 Segunda PalabraLuc.23.39. Y uno de los malhechores que estaban colgados le injuriaba, diciendo: Si tú eres el Cristo, sálvate a ti mismo y a nosotros.40. Respondiendo el otro, le reprendió, diciendo: ¿Ni aun temes tú a Dios, estando en la misma condenación?41. Nosotros, a la verdad, justamente padecemos, porque recibimos lo que merecieron nuestros hechos; mas éste ningún mal hizo.42. Y dijo a Jesús: Acuérdate de mí cuando vengas en tu reino.43. Entonces Jesús le dijo: De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso. Lo más hermoso para el creyente es que no tiene que esperar mucho para presentarse ante el trono de misericordia y amor (El Paraíso)Jesús enseña en forma positiva que Dios nos es Dios de muertos sino de vivos al reiterar Diciendo "Dios es Dios de Abraham, Isaac y de Jacob"La recompensa para el creyente no es futura, porque el creyente cierra los ojos aquí en la tierra y los abre en el cielo.Jesús no mintió al ladrón en la cruz al decirle HOY, ya que Jesús al ser el "Verbo de Dios y uno con Dios y uno en Dios" los muertos creyentes que murieron mientras Jesús estaba en la cruz o en la tumba, fueron a presentarse delante de Dios.Jesúsenseña a sus Discípulos en Juan.10:30.Yo y el Padre uno somos.Algo digno de notar aquí es que el creyente no va ni al limbo ni a ningún purgatorio como enseña la iglesia tradicional, sino que directamente va a presentarse ante Dios.

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El que muere con Cristo continuará con Cristo. Te has preguntado alguna vez Con quien vas a estar tu cuando mueras?El creyente tiene un lugar preparado y seguro, el creyente sabe a donde va, "Al paraíso". a donde vas a ir tu cuando mueras.Algo importante de notar aquí es que la condición para recibir el paraíso según este pasaje era esperar la venida del Mesías, ya que el ladrón en la cruz reconoce a Jesucristo como el Rey que viene en otras palabra declara a Jesús su rey. "Depende de quien es tu rey a donde tu vas a ir después de muerto" Jua.14.1. No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí. 2. En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros. 3. Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis. 4. Y sabéis a dónde voy, y sabéis el camino. 5. Le dijo Tomás: Señor, no sabemos a dónde vas; ¿cómo, pues, podemos saber el camino? 6. Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí. 

Mat.22.32. Yo soy el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob? Dios no es Dios de muertos, sino de vivos. 

Apo.3.21. Al que venciere, le daré que se siente conmigo en mi trono, así como yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en su trono. 22. El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. 

2Co.4.18. no mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas. 2Co.5.1. Porque sabemos que si nuestra morada terrestre, este tabernáculo, se deshiciere, tenemos de Dios un edificio, una casa no hecha de manos, eterna, en los cielos. 2. Y por esto también gemimos, deseando ser revestidos de aquella nuestra habitación celestial; 3. pues así seremos hallados vestidos, y no desnudos. 4. Porque asimismo los que estamos en este tabernáculo gemimos con angustia; porque no quisiéramos ser desnudados, sino revestidos, para que lo mortal sea absorbido por la vida. 

Jua.11.25. Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá. 26. Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente. ¿Crees esto? 

Éxo.15.16. Caiga sobre ellos temblor y espanto; A la grandeza de tu brazo enmudezcan como una piedra; Hasta que haya pasado tu pueblo, oh Jehová, Hasta que haya pasado este pueblo que tú rescataste. 17. Tú los introducirás y los plantarás en el monte de tu heredad, En el lugar de tu morada, que tú has preparado, oh Jehová, En el santuario que tus manos, oh Jehová, han afirmado. 

Sal.26.8. Jehová, la habitación de tu casa he amado, Y el lugar de la morada de tu gloria. 

Sal.45.13. Toda gloriosa es la hija del rey en su morada; De brocado de oro es su vestido. 14. Con vestidos bordados será llevada al rey; Vírgenes irán en pos de ella, Compañeras suyas serán traídas a ti. 15. Serán traídas con alegría y gozo; Entrarán en el palacio del rey. 

Sal.84.1. [Al músico principal; sobre Gitit. Salmo para los hijos de Coré.] ¡Cuán amables son tus moradas, oh Jehová de los ejércitos! 2. Anhela mi alma y aun ardientemente desea los atrios de Jehová; Mi corazón y mi carne cantan al Dios vivo. 3. Aun el gorrión halla casa, Y la golondrina nido para sí, donde ponga sus polluelos, Cerca de tus altares, oh Jehová de los ejércitos, Rey mío, y Dios mío. 4. Bienaventurados los que habitan en tu casa; Perpetuamente te alabarán. Selah 5. Bienaventurado el hombre que tiene en ti sus fuerzas, En cuyo corazón están tus caminos. 

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6. Atravesando el valle de lágrimas lo cambian en fuente, Cuando la lluvia llena los estanques. 7. Irán de poder en poder; Verán a Dios en Sion. 

Luc.16.9. Y yo os digo: Ganad amigos por medio de las riquezas injustas, para que cuando éstas falten, os reciban en las moradas eternas. 

 Tercera PalabraJua.19.25. Estaban junto a la cruz de Jesús su madre, y la hermana de su madre, María mujer de Cleofas, y María Magdalena.26. Cuando vio Jesús a su madre, y al discípulo a quien él amaba, que estaba presente, dijo a su madre: Mujer, he ahí tu hijo.27. Después dijo al discípulo: He ahí tu madre. Y desde aquella hora el discípulo la recibió en su casa. Para evitar toda confusión con la iglesia tradicional debemos acotar aquí que según la Biblia Jesús nunca llamo a María Madre sino Mujer.Jesús da aquí una muestra de responsabilidad familiar, que todo creyente debe tener para con sus padres ancianos.Los creyentes deben cuidar de sus padres ancianos, entre el pueblo Judío era una costumbre ayudar a sus ancianos padres hasta el día de la muerte.Jesús aquí trae una enseñanza para muchos falsos creyentes que abandonan a sus padres ancianos y se olvidan de las necesidades de sus viejos, Jesús aun en su muerte se acuerda de su responsabilidad familiar y se asegura que su anciana madre no quede abandonada. (María tenía entre 56 y 62 años cuando Jesús murió).Uno de los diez mandamientos es honrar a tu padre y a tu madre terrenal, y Jesús honra a su madre demostrando su responsabilidad para con ella hasta el último día de su vida.Otra de las enseñanzas aquí es queno solamente los hijos tienen responsabilidad para con sus ancianos padres, sino que también la Iglesia y los hermanos en la Fe, deben ayudar a los necesitados, en especial a los ancianos.Vale la pena notar aquí que María la madre de Jesús, (porque hay otras 6 Marías en el nuevo testamento) seguía a Jesús junto con los otros discípulos, ya que ella era de Nazaret 4 días de distancia de donde Jesús murió. Ella no tenía ningún motivo para estar allí en Jerusalén a 4 días de su casa, pero según la Biblia ella entendió quien era Jesús, por causa de las cosas que habían pasado en su vida con EL.Algunos comentaristas cristianos creen que José el esposo de María, ya havia muerto para aquel entonces y por eso es también que María andaba con Jesús.Notemos aquí que Jesús fue juzgado y condenado entre las 9 y las11 de la mañana y nadie podía mandar un telegrama un e-mail, o darle una telefonada a María desde Jerusalén a Nazaret, pero sin embargo María estuvo al pie de la cruz desde la 12:00 PM. 1Ti.4.16. Ten cuidado de ti mismo y de la doctrina; persiste en ello, pues haciendo esto, te salvarás a ti mismo y a los que te oyeren.5.1. No reprendas al anciano, sino exhórtale como a padre; a los más jóvenes, como a hermanos;2. a las ancianas, como a madres; a las jovencitas, como a hermanas, con toda pureza.3. Honra a las viudas que en verdad lo son.4. Pero si alguna viuda tiene hijos, o nietos, aprendan éstos primero a ser piadosos para con su propia familia, y a recompensar a sus padres; porque esto es lo bueno y agradable delante de Dios.5.16. Si algún creyente o alguna creyente tiene viudas, que las mantenga, y no sea gravada la iglesia, a fin de que haya lo suficiente para las que en verdad son viudas.17. Los ancianos que gobiernan bien, sean tenidos por dignos de doble honor, mayormente los que trabajan en predicar y enseñar. 

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3Ju.1.1. El anciano a Gayo, el amado, a quien amo en la verdad.2. Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma.3. Pues mucho me regocijé cuando vinieron los hermanos y dieron testimonio de tu verdad, de cómo andas en la verdad.4. No tengo yo mayor gozo que este, el oír que mis hijos andan en la verdad. Exo.22.22. A ninguna viuda ni huérfano afligiréis.23. Porque si tú llegas a afligirles, y ellos clamaren a mí, ciertamente oiré yo su clamor;24. y mi furor se encenderá, y os mataré a espada, y vuestras mujeres serán viudas, y huérfanos vuestros hijos. Deu.10.17. Porque Jehová vuestro Dios es Dios de dioses y Señor de señores, Dios grande, poderoso y temible, que no hace acepción de personas, ni toma cohecho;18. que hace justicia al huérfano y a la viuda; que ama también al extranjero dándole pan y vestido.19. Cuando siegues tu mies en tu campo, y olvides alguna gavilla en el campo, no volverás para recogerla; será para el extranjero, para el huérfano y para la viuda; para que te bendiga Jehová tu Dios en toda obra de tus manos.20. Cuando sacudas tus olivos, no recorrerás las ramas que hayas dejado tras de ti; serán para el extranjero, para el huérfano y para la viuda.21. Cuando vendimies tu viña, no rebuscarás tras de ti; será para el extranjero, para el huérfano y para la viuda. Deu.26.12. Cuando acabes de diezmar todo el diezmo de tus frutos en el año tercero, el año del diezmo, darás también al levita, al extranjero, al huérfano y a la viuda; y comerán en tus aldeas, y se saciarán.13. Y dirás delante de Jehová tu Dios: He sacado lo consagrado de mi casa, y también lo he dado al levita, al extranjero, al huérfano y a la viuda, conforme a todo lo que me has mandado; no he transgredido tus mandamientos, ni me he olvidado de ellos.14. No he comido de ello en mi luto, ni he gastado de ello estando yo inmundo, ni de ello he ofrecido a los muertos; he obedecido a la voz de Jehová mi Dios, he hecho conforme a todo lo que me has mandado.15. Mira desde tu morada santa, desde el cielo, y bendice a tu pueblo Israel, y a la tierra que nos has dado, como juraste a nuestros padres, tierra que fluye leche y miel.16. Jehová tu Dios te manda hoy que cumplas estos estatutos y decretos; cuida, pues, de ponerlos por obra con todo tu corazón y con toda tu alma. Job.31.16. Si estorbé el contento de los pobres, E hice desfallecer los ojos de la viuda;17. Si comí mi bocado solo, Y no comió de él el huérfano18. (Porque desde mi juventud creció conmigo como con un padre, Y desde el vientre de mi madre fui guía de la viuda); Sal.68.4. Cantad a Dios, cantad salmos a su nombre; Exaltad al que cabalga sobre los cielos. JAH es su nombre; alegraos delante de él.5. Padre de huérfanos y defensor de viudas Es Dios en su santa morada. San.1.26. Si alguno se cree religioso entre vosotros, y no refrena su lengua, sino que engaña su corazón, la religión del tal es vana.27. La religión pura y sin mácula delante de Dios el Padre es esta: Visitar a los huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones, y guardarse sin mancha del mundo. 

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  Cuarta PalabraMat.27.46. Cerca de la hora novena, Jesús clamó a gran voz, diciendo: Elí, Elí, ¿lama sabactani? Esto es: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?47. Algunos de los que estaban allí decían, al oírlo: A Elías llama éste. Mar.15.33. Cuando vino la hora sexta, hubo tinieblas sobre toda la tierra hasta la hora novena.34. Y a la hora novena Jesús clamó a gran voz, diciendo: Eloi, Eloi, ¿lama sabactani? que traducido es: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?35. Y algunos de los que estaban allí decían, al oírlo: Mirad, llama a Elías. Se puede primero notar aquí la diferencia de lenguajes de narración, una en Hebreo y otra en Arameo. Aunque Jesús hablaba Griego mientras vivió, ya que Israel había estado bajo el dominio e influencia griega por casi 600 años, siempre los Judíos de ese entonces mantenían el lenguaje materno y en los momentos familiares y personales hablaban en su lenguaje materno (Hebreo y Arameo) además recordemos que la mayor parte del antiguo testamento estaba escrito en Hebreo estoy hablando específicamente de los Salmos, los cuales eran el pan del día para los creyentes quienes cantaban los salmos como hoy cantamos las alabanzas a nuestro Dios.Los Salmos contenían la profecía que tenía que cumplirse en la cruz y estaban escritos en hebreo Sal.22.1.Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado? ¿Por qué estás tan lejos de mi salvación, y de las palabras de mi clamor?Dios no tiene relación con el Pecado, y en ese momento Jesús llevo el peso de nuestro pecado en la cruz y el Padre tuvo que abandonar a Cristo, por causa de nuestro pecado.Elí, o Eloi tienen raíces en el Arameo y del hebreo y podemos encontrar muchas veces en la Biblia las palabras: Eloim, Elola, Eloi, Eli, El, y ahum los Musulmanes hoy usan una variación de la misma palabra Ala, ó Alá, el significado en Español para todos estas variaciones es "El Altísimo" "El más alto" y en el Salmo 91 muestra el significado como "El Gran Águila" (El que habita al abrigo de Eloim). Deu.31.16. Y Jehová dijo a Moisés: He aquí, tú vas a dormir con tus padres, y este pueblo se levantará y fornicará tras los dioses ajenos de la tierra adonde va para estar en medio de ella; y me dejará, e invalidará mi pacto que he concertado con él;17. y se encenderá mi furor contra él en aquel día; y los abandonaré, y esconderé de ellos mi rostro, y serán consumidos; y vendrán sobre ellos muchos males y angustias, y dirán en aquel día: ¿No me han venido estos males porque no está mi Dios en medio de mí?18. Pero ciertamente yo esconderé mi rostro en aquel día, por todo el mal que ellos habrán hecho, por haberse vuelto a dioses ajenos. Jua.16.32. He aquí la hora viene, y ha venido ya, en que seréis esparcidos cada uno por su lado, y me dejaréis solo; mas no estoy solo, porque el Padre está conmigo.  Sal.73.21. Se llenó de amargura mi alma, Y en mi corazón sentía punzadas.22. Tan torpe era yo, que no entendía; Era como una bestia delante de ti.23. Con todo, yo siempre estuve contigo; Me tomaste de la mano derecha.24. Me has guiado según tu consejo, Y después me recibirás en gloria.25. ¿A quién tengo yo en los cielos sino a ti? Y fuera de ti nada deseo en la tierra.26.Mi carne y mi corazón desfallecen; Mas la roca de mi corazón y mi porción es Dios para siempre.

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 Sal.139.17. ¡Cuán preciosos me son, oh Dios, tus pensamientos! ¡Cuán grande es la suma de ellos!18. Si los enumero, se multiplican más que la arena; Despierto, y aún estoy contigo. Isa.41.9. Porque te tomé de los confines de la tierra, y de tierras lejanas te llamé, y te dije: Mi siervo eres tú; te escogí, y no te deseché.10.No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia.11.He aquí que todos los que se enojan contra ti serán avergonzados y confundidos; serán como nada y perecerán los que contienden contigo.12.Buscarás a los que tienen contienda contigo, y no los hallarás; serán como nada, y como cosa que no es, aquellos que te hacen la guerra.13.Porque yo Jehová soy tu Dios, quien te sostiene de tu mano derecha, y te dice: No temas, yo te ayudo.14.No temas, gusano de Jacob, oh vosotros los pocos de Israel; yo soy tu socorro, dice Jehová; el Santo de Israel es tu Redentor. Isa.43.1. Ahora, así dice Jehová, Creador tuyo, oh Jacob, y Formador tuyo, oh Israel: No temas, porque yo te redimí; te puse nombre, mío eres tú.2. Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo; y si por los ríos, no te anegarán. Cuando pases por el fuego, no te quemarás, ni la llama arderá en ti.3. Porque yo Jehová, Dios tuyo, el Santo de Israel, soy tu Salvador; a Egipto he dado por tu rescate, a Etiopía y a Seba por ti.4. Porque a mis ojos fuiste de gran estima, fuiste honorable, y yo te amé; daré, pues, hombres por ti, y naciones por tu vida.5. No temas, porque yo estoy contigo; del oriente traeré tu generación, y del occidente te recogeré. Jer.1.8.No temas delante de ellos, porque contigo estoy para librarte, dice Jehová.9.Y extendió Jehová su mano y tocó mi boca, y me dijo Jehová: He aquí he puesto mis palabras en tu boca.10. Mira que te he puesto en este día sobre naciones y sobre reinos, para arrancar y para destruir, para arruinar y para derribar, para edificar y para plantar.18. Porque he aquí que yo te he puesto en este día como ciudad fortificada, como columna de hierro, y como muro de bronce contra toda esta tierra, contra los reyes de Judá, sus príncipes, sus sacerdotes, y el pueblo de la tierra.19. Y pelearán contra ti, pero no te vencerán; porque yo estoy contigo, dice Jehová, para librarte. Jer.20.9. Y dije: No me acordaré más de él, ni hablaré más en su nombre; no obstante, había en mi corazón como un fuego ardiente metido en mis huesos; traté de sufrirlo, y no pude.10.Porque oí la murmuración de muchos, temor de todas partes: Denunciad, denunciémosle. Todos mis amigos miraban si claudicaría. Quizá se engañará, decían, y prevaleceremos contra él, y tomaremos de él nuestra venganza.11.Mas Jehová está conmigo como poderoso gigante; por tanto, los que me persiguen tropezarán, y no prevalecerán; serán avergonzados en gran manera, porque no prosperarán; tendrán perpetua confusión que jamás será olvidada.

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 Gén.28.15. He aquí, yo estoy contigo, y te guardaré por dondequiera que fueres, y volveré a traerte a esta tierra; porque no te dejaré hasta que haya hecho lo que te he dicho.16. Y despertó Jacob de su sueño, y dijo: Ciertamente Jehová está en este lugar, y yo no lo sabía. Jos.1.5.Nadie te podrá hacer frente en todos los días de tu vida; como estuve con Moisés, estaré contigo; no te dejaré, ni te desampararé.6.Esfuérzate y sé valiente; porque tú repartirás a este pueblo por heredad la tierra de la cual juré a sus padres que la daría a ellos. 9.Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas. Jua.14.18.No os dejaré huérfanos; vendré a vosotros.19.Todavía un poco, y el mundo no me verá más; pero vosotros me veréis; porque yo vivo, vosotros también viviréis.20.En aquel día vosotros conoceréis que yo estoy en mi Padre, y vosotros en mí, y yo en vosotros.21.El que tiene mis mandamientos, y los guarda, ése es el que me ama; y el que me ama, será amado por mi Padre, y yo le amaré, y me manifestaré a él.22.Le dijo Judas (no el Iscariote): Señor, ¿cómo es que te manifestarás a nosotros, y no al mundo?23.Respondió Jesús y le dijo: El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada con él. Heb.13.5.Sean vuestras costumbres sin avaricia, contentos con lo que tenéis ahora; porque él dijo: No te desampararé, ni te dejaré;6.de manera que podemos decir confiadamente: El Señor es mi ayudador; no temeré Lo que me pueda hacer el hombre.7.Acordaos de vuestros pastores, que os hablaron la palabra de Dios; considerad cuál haya sido el resultado de su conducta, e imitad su fe.Heb.13.8.Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos. Jue.6.12. Y el ángel de Jehová se le apareció, y le dijo: Jehová está contigo, varón esforzado y valiente.13. Y Gedeón le respondió: Ah, señor mío, si Jehová está con nosotros, ¿por qué nos ha sobrevenido todo esto? ¿Y dónde están todas sus maravillas, que nuestros padres nos han contado, diciendo: ¿No nos sacó Jehová de Egipto? Y ahora Jehová nos ha desamparado, y nos ha entregado en mano de los madianitas.14. Y mirándole Jehová, le dijo: Ve con esta tu fuerza, y salvarás a Israel de la mano de los madianitas. ¿No te envío yo? 1Cr.28.20. Dijo además David a Salomón su hijo: Anímate y esfuérzate, y manos a la obra; no temas, ni desmayes, porque Jehová Dios, mi Dios, estará contigo; él no te dejará ni te desamparará, hasta que acabes toda la obra para el servicio de la casa de Jehová. Sal.18.29.Contigo desbarataré ejércitos, Y con mi Dios asaltaré muros.

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30.En cuanto a Dios, perfecto es su camino, Y acrisolada la palabra de Jehová; Escudo es a todos los que en él esperan.31.Porque ¿quién es Dios sino sólo Jehová? ¿Y qué roca hay fuera de nuestro Dios?32.Dios es el que me ciñe de poder, Y quien hace perfecto mi camino;33.Quien hace mis pies como de ciervas, Y me hace estar firme sobre mis alturas;34.Quien adiestra mis manos para la batalla, Para entesar con mis brazos el arco de bronce.35.Me diste asimismo el escudo de tu salvación; Tu diestra me sustentó, Y tu benignidad me ha engrandecido.   Quinta PalabraJua.19.28. Después de esto, sabiendo Jesús que ya todo estaba consumado, dijo, para que la Escritura se cumpliese: Tengo sed.29. Y estaba allí una vasija llena de vinagre; entonces ellos empaparon en vinagre una esponja, y poniéndola en un hisopo, se la acercaron a la boca. Primero podemos ver la parte literal, humana de Jesús en a cruz, el vivió como hombre y murió como hombre.1Tim.3:16. E indiscutiblemente, grande es el misterio de la piedad: Dios fue manifestado en carne, 1Juan.4.2. En esto conoced el Espíritu de Dios: Todo espíritu que confiesa que Jesucristo ha venido en carne, es de Dios;4.3. y todo espíritu que no confiesa que Jesucristo ha venido en carne, no es de Dios; y este es el espíritu del anticristo, el cual vosotros habéis oído que viene, y que ahora ya está en el mundo. 2Juan.1.7. Porque muchos engañadores han salido por el mundo, que no confiesan que Jesucristo ha venido en carne. Quien esto hace es el engañador y el anticristo. Jesús no había comido ni bebido desde como la 1:00 AM, la noche que fue entregado, y para el momento que estaba en la cruz ya habían pasado de 7 a 9 horas sin comer ni beber.Por causa de todos los maltratos que El havia recibido, y había perdido mucha sangre, su cuerpo estaba completamente deshidratada, tanto es así que en la profecía se escribe: Sal.22:15. Como un tiesto se secó mi vigor, Y mi lengua se pegó a mi paladar, Y me has puesto en el polvo de la muerte.Algunos historiadores dicen que se acostumbraba a dar Vinagre a los crucificados, para amortiguar el Dolor,Esto también es una muestra del desprecio de los hombres hacia Jesucristo Sal.69.21. Me pusieron además hiel por comida, Y en mi sed me dieron a beber vinagre.Esto también lleva el símbolo de MARA las aguas amargas que Israel bebió en el Desierto antes que la vara (símbolo de Jesucristo ) tocara el agua. hay muchos hoy que en la amargura de su espíritu añaden dolor a su amargura, pero las aguas se endulzan cuando Cristo entra en el corazón de aquel que viene a los pies de la cruz. Isa.41.17. Los afligidos y menesterosos buscan las aguas, y no las hay; seca está de sed su lengua; yo Jehová los oiré, yo el Dios de Israel no los desampararé.18. En las alturas abriré ríos, y fuentes en medio de los valles; abriré en el desierto estanques de aguas, y manantiales de aguas en la tierra seca. Apo.3.20. He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo. 

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Jua.7.37. En el último y gran día de la fiesta, Jesús se puso en pie y alzó la voz, diciendo: Si alguno tiene sed, venga a mí y beba. 38. El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva. 

Apo.22.17. Y el Espíritu y la Esposa dicen: Ven. Y el que oye, diga: Ven. Y el que tiene sed, venga; y el que quiera, tome del agua de la vida gratuitamente. 

Gén.1.2. Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas. 

Éxo.17.5. Y Jehová dijo a Moisés: Pasa delante del pueblo, y toma contigo de los ancianos de Israel; y toma también en tu mano tu vara con que golpeaste el río, y ve. 6. He aquí que yo estaré delante de ti allí sobre la peña en Horeb; y golpearás la peña, y saldrán de ella aguas, y beberá el pueblo. Y Moisés lo hizo así en presencia de los ancianos de Israel. 

Jua.3.5. Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. 6. Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu [la misma palabra griega significa tanto “viento”, como “espíritu”], espíritu es. 7. No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo. 

Jua.4.10. Respondió Jesús y le dijo: Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: Dame de beber; tú le pedirías, y él te daría agua viva. 11. La mujer le dijo: Señor, no tienes con qué sacarla, y el pozo es hondo. ¿De dónde, pues, tienes el agua viva? 12. ¿Acaso eres tú mayor que nuestro padre Jacob, que nos dio este pozo, del cual bebieron él, sus hijos y sus ganados? 13. Respondió Jesús y le dijo: Cualquiera que bebiere de esta agua, volverá a tener sed; 14. mas el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna. 

Sal.1.1. Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, Ni estuvo en camino de pecadores, Ni en silla de escarnecedores se ha sentado; 2. Sino que en la ley de Jehová está su delicia, Y en su ley medita de día y de noche. 3. Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas, Que da su fruto en su tiempo, Y su hoja no cae; Y todo lo que hace, prosperará. 

Sal.23.1. [Salmo de David.] Jehová es mi pastor; nada me faltará. 2. En lugares de delicados pastos me hará descansar; Junto a aguas de reposo me pastoreará. 3. Confortará mi alma; Me guiará por sendas de justicia por amor de su nombre. 

Sal.40.17. Aunque afligido yo y necesitado, Jehová pensará en mí. Mi ayuda y mi libertador eres tú; Dios mío, no te tardes. 

Sal.42.1. [Al músico principal. Masquil de los hijos de Coré.] Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas, Así clama por ti, oh Dios, el alma mía. 2. Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo; ¿Cuándo vendré, y me presentaré delante de Dios? 3. Fueron mis lágrimas mi pan de día y de noche, Mientras me dicen todos los días: ¿Dónde está tu Dios? 4. Me acuerdo de estas cosas, y derramo mi alma dentro de mí; De cómo yo fui con la multitud, y la conduje hasta la casa de Dios, Entre voces de alegría y de alabanza del pueblo en fiesta. 5. ¿Por qué te abates, oh alma mía, Y te turbas dentro de mí? Espera en Dios; porque aún he de alabarle, Salvación mía y Dios mío. 

Sal.107.31. Alaben la misericordia de Jehová, Y sus maravillas para con los hijos de los hombres. 32. Exáltenlo en la congregación del pueblo, Y en la reunión de ancianos lo alaben. 33. Él convierte los ríos en desierto, Y los manantiales de las aguas en sequedales; 

Mar.1.7. Y predicaba, diciendo: Viene tras mí el que es más poderoso que yo, a quien no soy digno de desatar encorvado la correa de su calzado. 8. Yo a la verdad os he bautizado con agua; pero él os bautizará con Espíritu Santo. 

Luc.3.16. respondió Juan, diciendo a todos: Yo a la verdad os bautizo en agua; pero viene uno más poderoso que yo, de quien no soy digno de desatar la correa de su calzado; él os bautizará en Espíritu Santo y fuego. 

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17. Su aventador está en su mano, y limpiará su era, y recogerá el trigo en su granero, y quemará la paja en fuego que nunca se apagará. 

Luc.8.24. Y vinieron a él y le despertaron, diciendo: ¡Maestro, Maestro, que perecemos! Despertando él, reprendió al viento y a las olas; y cesaron, y se hizo bonanza. 25. Y les dijo: ¿Dónde está vuestra fe? Y atemorizados, se maravillaban, y se decían unos a otros: ¿Quién es éste, que aun a los vientos y a las aguas manda, y le obedecen? 

Sal.63.1. [Salmo de David, cuando estaba en el desierto de Judá.] Dios, Dios mío eres tú; De madrugada te buscaré; Mi alma tiene sed de ti, mi carne te anhela, En tierra seca y árida donde no hay aguas, 2. Para ver tu poder y tu gloria, Así como te he mirado en el santuario. 3. Porque mejor es tu misericordia que la vida; Mis labios te alabarán. 4. Así te bendeciré en mi vida; En tu nombre alzaré mis manos. 5. Como de meollo y de grosura será saciada mi alma, Y con labios de júbilo te alabará mi boca, 6. Cuando me acuerde de ti en mi lecho, Cuando medite en ti en las vigilias de la noche. 7. Porque has sido mi socorro, Y así en la sombra de tus alas me regocijaré. 8. Está mi alma apegada a ti; Tu diestra me ha sostenido. 

Sal.50.12. Si yo tuviese hambre, no te lo diría a ti; Porque mío es el mundo y su plenitud. 13. ¿He de comer yo carne de toros, O de beber sangre de machos cabríos? 14. Sacrifica a Dios alabanza, Y paga tus votos al Altísimo; 15. E invócame en el día de la angustia; Te libraré, y tú me honrarás. 

Isa.49.8. Así dijo Jehová: En tiempo aceptable te oí, y en el día de salvación te ayudé; y te guardaré, y te daré por pacto al pueblo, para que restaures la tierra, para que heredes asoladas heredades; 9. para que digas a los presos: Salid; y a los que están en tinieblas: Mostraos. En los caminos serán apacentados, y en todas las alturas tendrán sus pastos. 10. No tendrán hambre ni sed, ni el calor ni el sol los afligirá; porque el que tiene de ellos misericordia los guiará, y los conducirá a manantiales de aguas. 11. Y convertiré en camino todos mis montes, y mis calzadas serán levantadas. 

Deu.8.11. Cuídate de no olvidarte de Jehová tu Dios, para cumplir sus mandamientos, sus decretos y sus estatutos que yo te ordeno hoy; 12. no suceda que comas y te sacies, y edifiques buenas casas en que habites, 13. y tus vacas y tus ovejas se aumenten, y la plata y el oro se te multipliquen, y todo lo que tuvieres se aumente; 14. y se enorgullezca tu corazón, y te olvides de Jehová tu Dios, que te sacó de tierra de Egipto, de casa de servidumbre; 15. que te hizo caminar por un desierto grande y espantoso, lleno de serpientes ardientes, y de escorpiones, y de sed, donde no había agua, y él te sacó agua de la roca del pedernal; 16. que te sustentó con maná en el desierto, comida que tus padres no habían conocido, afligiéndote y probándote, para a la postre hacerte bien; 17. y digas en tu corazón: Mi poder y la fuerza de mi mano me han traído esta riqueza. 18. Sino acuérdate de Jehová tu Dios, porque él te da el poder para hacer las riquezas, a fin de confirmar su pacto que juró a tus padres, como en este día. 19. Mas si llegares a olvidarte de Jehová tu Dios y anduvieres en pos de dioses ajenos, y les sirvieres y a ellos te inclinares, yo lo afirmo hoy contra vosotros, que de cierto pereceréis. 

Jue.15.16. Entonces Sansón dijo: Con la quijada de un asno, un montón, dos montones; Con la quijada de un asno maté a mil hombres. 17. Y acabando de hablar, arrojó de su mano la quijada, y llamó a aquel lugar Ramat-lehi [“colina de la quijada”]. 18. Y teniendo gran sed, clamó luego a Jehová, y dijo: Tú has dado esta grande salvación por mano de tu siervo; ¿y moriré yo ahora de sed, y caeré en mano de los incircuncisos? 19. Entonces abrió Dios la cuenca que hay en Lehi; y salió de allí agua, y él bebió, y recobró su espíritu, y se reanimó. Por esto llamó el nombre de aquel lugar, En-hacore [“la fuente del que clamó”], el cual está en Lehi, hasta hoy. 

Isa.41.17. Los afligidos y menesterosos buscan las aguas, y no las hay; seca está de sed su lengua; yo Jehová los oiré, yo el Dios de Israel no los desampararé. 18. En las alturas abriré ríos, y fuentes en medio de los valles; abriré en el desierto estanques de aguas, y manantiales de aguas en la tierra seca. 19. Daré en el desierto cedros, acacias, arrayanes y olivos; pondré en la soledad cipreses, pinos y bojes juntamente, 20. para que vean y conozcan, y adviertan y entiendan todos, que la mano de Jehová hace esto, y que el Santo de Israel lo creó. 

Isa.50.2. ¿Por qué cuando vine, no hallé a nadie, y cuando llamé, nadie respondió? ¿Acaso se ha acortado mi mano para no redimir? ¿No hay en mí poder para librar? He aquí que con mi reprensión hago secar el mar; convierto los ríos en desierto; sus peces se pudren por falta de agua, y mueren de sed. 3. Visto de oscuridad los cielos, y hago como cilicio su cubierta. 4. Jehová el Señor me dio lengua de sabios, para saber hablar palabras al cansado; despertará mañana tras mañana, despertará mi oído para que oiga como los sabios. 5. Jehová el Señor me abrió el oído, y yo no fui rebelde, ni me volví atrás. 6. Di mi cuerpo a los heridores, y mis mejillas a los que me mesaban la barba; no escondí mi rostro de injurias y de esputos. 7. Porque Jehová el Señor me ayudará, por tanto no me avergoncé; por eso puse mi rostro como un pedernal, y sé

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que no seré avergonzado. 8. Cercano está de mí el que me salva; ¿quién contenderá conmigo? Juntémonos. ¿Quién es el adversario de mi causa? Acérquese a mí. 9. He aquí que Jehová el Señor me ayudará; ¿quién hay que me condene? He aquí que todos ellos se envejecerán como ropa de vestir, serán comidos por la polilla. 10. ¿Quién hay entre vosotros que teme a Jehová, y oye la voz de su siervo? El que anda en tinieblas y carece de luz, confíe en el nombre de Jehová, y apóyese en su Dios. 

Sal.37.14. Los impíos desenvainan espada y entesan su arco, Para derribar al pobre y al menesteroso, Para matar a los de recto proceder. 15. Su espada entrará en su mismo corazón, Y su arco será quebrado. 

Sal.70.4. Gócense y alégrense en ti todos los que te buscan, Y digan siempre los que aman tu salvación: Engrandecido sea Dios. 5. Yo estoy afligido y menesteroso; Apresúrate a mí, oh Dios. Ayuda mía y mi libertador eres tú; Oh Jehová, no te detengas. 

Sal.72.11. Todos los reyes se postrarán delante de él; Todas las naciones le servirán. 12. Porque él librará al menesteroso que clamare, Y al afligido que no tuviere quien le socorra. 

Sal.113.5. ¿Quién como Jehová nuestro Dios, Que se sienta en las alturas, 6. Que se humilla a mirar En el cielo y en la tierra? 7. Él levanta del polvo al pobre, Y al menesteroso alza del muladar, 

Deu.8.2. Y te acordarás de todo el camino por donde te ha traído Jehová tu Dios estos cuarenta años en el desierto, para afligirte, para probarte, para saber lo que había en tu corazón, si habías de guardar o no sus mandamientos. 3. Y te afligió, y te hizo tener hambre, y te sustentó con maná, comida que no conocías tú, ni tus padres la habían conocido, para hacerte saber que no sólo de pan vivirá el hombre, mas de todo lo que sale de la boca de Jehová vivirá el hombre. 4. Tu vestido nunca se envejeció sobre ti, ni el pie se te ha hinchado en estos cuarenta años. 

2Sa.24.14. Entonces David dijo a Gad: En grande angustia estoy; caigamos ahora en mano de Jehová, porque sus misericordias son muchas, mas no caiga yo en manos de hombres. 

2Re.6.25. Y hubo gran hambre en Samaria, a consecuencia de aquel sitio; tanto que la cabeza de un asno se vendía por ochenta piezas de plata, y la cuarta parte de un cab de estiércol de palomas por cinco piezas de plata. 26. Y pasando el rey de Israel por el muro, una mujer le gritó, y dijo: Salva, rey señor mío. 27. Y él dijo: Si no te salva Jehová, ¿de dónde te puedo salvar yo? ¿Del granero, o del lagar? 28. Y le dijo el rey: ¿Qué tienes? Ella respondió: Esta mujer me dijo: Da acá tu hijo, y comámoslo hoy, y mañana comeremos el mío. 29. Cocimos, pues, a mi hijo, y lo comimos. El día siguiente yo le dije: Da acá tu hijo, y comámoslo. Mas ella ha escondido a su hijo. 

2Pe.2.12. Pero éstos, hablando mal de cosas que no entienden, como animales irracionales, nacidos para presa y destrucción, perecerán en su propia perdición, 13. recibiendo el galardón de su injusticia, ya que tienen por delicia el gozar de deleites cada día. Estos son inmundicias y manchas, quienes aun mientras comen con vosotros, se recrean en sus errores. 14. Tienen los ojos llenos de adulterio, no se sacian de pecar, seducen a las almas inconstantes, tienen el corazón habituado a la codicia, y son hijos de maldición. 15. Han dejado el camino recto, y se han extraviado siguiendo el camino de Balaam hijo de Beor, el cual amó el premio de la maldad, 16. y fue reprendido por su iniquidad; pues una muda bestia de carga, hablando con voz de hombre, refrenó la locura del profeta. 17. Estos son fuentes sin agua, y nubes empujadas por la tormenta; para los cuales la más densa oscuridad está reservada para siempre. 

Jud.1.11. ¡Ay de ellos! porque han seguido el camino de Caín, y se lanzaron por lucro en el error de Balaam, y perecieron en la contradicción de Coré. 12. Estos son manchas en vuestros ágapes, que comiendo impúdicamente con vosotros se apacientan a sí mismos; nubes sin agua, llevadas de acá para allá por los vientos; árboles otoñales, sin fruto, dos veces muertos y desarraigados; 

Apo.7.14. Yo le dije: Señor, tú lo sabes. Y él me dijo: Estos son los que han salido de la gran tribulación, y han lavado sus ropas, y las han emblanquecido en la sangre del Cordero. 15. Por esto están delante del trono de Dios, y le sirven día y noche en su templo; y el que está sentado sobre el trono extenderá su tabernáculo sobre ellos. 16. Ya no tendrán hambre ni sed, y el sol no caerá más sobre ellos, ni calor alguno; 17. porque el Cordero que está en medio del trono los pastoreará, y los guiará a fuentes de aguas de vida; y Dios enjugará toda lágrima de los ojos de ellos. 

Apo.21.5. Y el que estaba sentado en el trono dijo: He aquí, yo hago nuevas todas las cosas. Y me dijo: Escribe; porque estas palabras son fieles y verdaderas. 6. Y me dijo: Hecho está. Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin. Al que tuviere sed, yo le daré gratuitamente de la fuente del agua de la vida. 

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7. El que venciere heredará todas las cosas, y yo seré su Dios, y él será mi hijo. 8. Pero los cobardes e incrédulos, los abominables y homicidas, los fornicarios y hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda. 

Apo.22.1. Después me mostró un río limpio de agua de vida, resplandeciente como cristal, que salía del trono de Dios y del Cordero. 2. En medio de la calle de la ciudad, y a uno y otro lado del río, estaba el árbol de la vida, que produce doce frutos, dando cada mes su fruto; y las hojas del árbol eran para la sanidad de las naciones. 3. Y no habrá más maldición; y el trono de Dios y del Cordero estará en ella, y sus siervos le servirán, 4. y verán su rostro, y su nombre estará en sus frentes. 5. No habrá allí más noche; y no tienen necesidad de luz de lámpara, ni de luz del sol, porque Dios el Señor los iluminará; y reinarán por los siglos de los siglos.   Sexta PalabraJua.19.30. Cuando Jesús hubo tomado el vinagre, dijo: Consumado es. Y habiendo inclinado la cabeza, entregó el espíritu. Acabé, no hay nada más hermoso que ver una obra de arte completamente terminada, un proyecto completo un niño ya nacido.La obra había terminado, y en medio del dolor, a pocos segundos de su muerte se puede escuchar un grito de satisfacción "Terminé" (Consumado es).Jesucristo no dejo la obra a medias el la terminó para ti y para mi.Jesús no tiene que volver a parchar lo que quedó mal hecho, El lo terminó y lo terminó bien.La ultima noche lo declaró a sus discípulos y entregó la obra a aquel que le había mandado a hacer.Juan.17.4.Yo te he glorificado en la tierra; he acabado la obra que me diste que hiciese.Jesús tiene el poder para completar la obra en ti. Filip.1.6. estando persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de JesucristoHay muchos que parten de este mundo habiendo dejado la obra a medias como una muestra de irresponsabilidad.Hay otros que tratan de completar al apuro lo que no pudieron hacer antes, en los últimos minutos.No hay nada mas hermoso que tener la satisfacción de entregar la obra completa cuando te toque partir.Dios quiere que así como Jesús cuando tengamos que colgar los guantes digamos de la misma manera que El y su siervo Pablo, el cual se llena de satisfacción al terminar la obra, un día antes que le vuelen la cabeza: 2Tim.4.6. Porque yo ya estoy para ser sacrificado, y el tiempo de mi partida está cercano.7. He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe.8. Por lo demás, me está guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día; y no sólo a mí, sino también a todos los que aman su venida. Heb.12.1. Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante,2. puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios. 1Pe.3.22. quien habiendo subido al cielo está a la diestra de Dios; y a él están sujetos ángeles, autoridades y potestades.4.1. Puesto que Cristo ha padecido por nosotros en la carne, vosotros también armaos del mismo pensamiento; pues quien ha padecido en la carne, terminó con el pecado,4.2. para no vivir el tiempo que resta en la carne, conforme a las concupiscencias de los hombres, sino conforme a la voluntad de Dios. Gén.49.33.Y cuando acabó Jacob de dar mandamientos a sus hijos, encogió sus pies en la cama, y expiró, y fue reunido con sus padres. 

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2Ti.1.9. quien nos salvó y llamó con llamamiento santo, no conforme a nuestras obras, sino según el propósito suyo y la gracia que nos fue dada en Cristo Jesús antes de los tiempos de los siglos,10. pero que ahora ha sido manifestada por la aparición de nuestro Salvador Jesucristo, el cual quitó la muerte y sacó a luz la vida y la inmortalidad por el evangelio, Apo.1.17. Cuando le vi, caí como muerto a sus pies. Y él puso su diestra sobre mí, diciéndome: No temas; yo soy el primero y el último;18. y el que vivo, y estuve muerto; mas he aquí que vivo por los siglos de los siglos, amén. Y tengo las llaves de la muerte y del Hades. Col.2.12. sepultados con él en el bautismo, en el cual fuisteis también resucitados con él, mediante la fe en el poder de Dios que le levantó de los muertos.13. Y a vosotros, estando muertos en pecados y en la incircuncisión de vuestra carne, os dio vida juntamente con él, perdonándoos todos los pecados,14. anulando el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola de en medio y clavándola en la cruz,15. y despojando a los principados y a las potestades, los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz.   Séptima PalabraLuc.23.44.  Cuando era como la hora sexta, hubo tinieblas sobre toda la tierra hasta la hora novena.45.  Y el sol se oscureció, y el velo del templo se rasgó por la mitad.46.  Entonces Jesús, clamando a gran voz, dijo: Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu. Y habiendo dicho esto, expiró. En cuales manos depositarás tu espíritu cuando te toque partir. Éxo.4.2. Y Jehová dijo: ¿Qué es eso que tienes en tu mano? Y él respondió: Una vara.Éxo.4.17. Y tomarás en tu mano esta vara, con la cual harás las señales. Deu.6.4. Oye, Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es.5. Y amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas.6. Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón;7. y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes.8. Y las atarás como una señal en tu mano, y estarán como frontales entre tus ojos;9. y las escribirás en los postes de tu casa, y en tus puertas.Jos.8.18. Entonces Jehová dijo a Josué: Extiende la lanza que tienes en tu mano hacia Hai, porque yo la entregaré en tu mano. Y Josué extendió hacia la ciudad la lanza que en su mano tenía. 1Re.17.12. Y ella respondió: Vive Jehová tu Dios, que no tengo pan cocido; solamente un puñado de harina tengo en la tinaja, y un poco de aceite en una vasija; y ahora recogía dos leños, para entrar y prepararlo para mí y para mi hijo, para que lo comamos, y nos dejemos morir.

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13. Elías le dijo: No tengas temor; ve, haz como has dicho; pero hazme a mí primero de ello una pequeña torta cocida debajo de la ceniza, y tráemela; y después harás para ti y para tu hijo.14. Porque Jehová Dios de Israel ha dicho así: La harina de la tinaja no escaseará, ni el aceite de la vasija disminuirá, hasta el día en que Jehová haga llover sobre la faz de la tierra.15. Entonces ella fue e hizo como le dijo Elías; y comió él, y ella, y su casa, muchos días.16. Y la harina de la tinaja no escaseó, ni el aceite de la vasija menguó, conforme a la palabra que Jehová había dicho por Elías. 1Re.20.28. Vino entonces el varón de Dios al rey de Israel, y le habló diciendo: Así dijo Jehová: Por cuanto los sirios han dicho: Jehová es Dios de los montes, y no Dios de los valles, yo entregaré toda esta gran multitud en tu mano, para que conozcáis que yo soy Jehová.29. Siete días estuvieron acampados los unos frente a los otros, y al séptimo día se dio la batalla; y los hijos de Israel mataron de los sirios en un solo día cien mil hombres de a pie. 1Cr.29.11. Tuya es, oh Jehová, la magnificencia y el poder, la gloria, la victoria y el honor; porque todas las cosas que están en los cielos y en la tierra son tuyas. Tuyo, oh Jehová, es el reino, y tú eres excelso sobre todos.1Cr.29.12. Las riquezas y la gloria proceden de ti, y tú dominas sobre todo; en tu mano está la fuerza y el poder, y en tu mano el hacer grande y el dar poder a todos. Sal.31.2. Inclina a mí tu oído, líbrame pronto; Sé tú mi roca fuerte, y fortaleza para salvarme.3. Porque tú eres mi roca y mi castillo; Por tu nombre me guiarás y me encaminarás.4. Sácame de la red que han escondido para mí, Pues tú eres mi refugio.5. En tu mano encomiendo mi espíritu; Tú me has redimido, oh Jehová, Dios de verdad.6. Aborrezco a los que esperan en vanidades ilusorias; Mas yo en Jehová he esperado.7. Me gozaré y alegraré en tu misericordia, Porque has visto mi aflicción; Has conocido mi alma en las angustias.8. No me entregaste en mano del enemigo; Pusiste mis pies en lugar espacioso.9. Ten misericordia de mí, oh Jehová, porque estoy en angustia; Se han consumido de tristeza mis ojos, mi alma también y mi cuerpo.10. Porque mi vida se va gastando de dolor, y mis años de suspirar; Se agotan mis fuerzas a causa de mi iniquidad, y mis huesos se han consumido. Sal.31.11.De todos mis enemigos soy objeto de oprobio, Y de mis vecinos mucho más, y el horror de mis conocidos; Los que me ven fuera huyen de mí.12.He sido olvidado de su corazón como un muerto; He venido a ser como un vaso quebrado.13.Porque oigo la calumnia de muchos; El miedo me asalta por todas partes, Mientras consultan juntos contra mí E idean quitarme la vida.14.Mas yo en ti confío, oh Jehová; Digo: Tú eres mi Dios. 2Re.19.32. Por tanto, así dice Jehová acerca del rey de Asiria: No entrará en esta ciudad, ni echará saeta en ella; ni vendrá delante de ella con escudo, ni levantará contra ella baluarte.33. Por el mismo camino que vino, volverá, y no entrará en esta ciudad, dice Jehová.

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34. Porque yo ampararé esta ciudad para salvarla, por amor a mí mismo, y por amor a David mi siervo.35. Y aconteció que aquella misma noche salió el ángel de Jehová, y mató en el campamento de los asirios a ciento ochenta y cinco mil; y cuando se levantaron por la mañana, he aquí que todo era cuerpos de muertos.36. Entonces Senaquerib rey de Asiria se fue, y volvió a Nínive, donde se quedó.37. Y aconteció que mientras él adoraba en el templo de Nisroc su dios, Adramelec y Sarezer sus hijos lo hirieron a espada, y huyeron a tierra de Ararat. Y reinó en su lugar Esarhadón su hijo.   La Biblia dice: Juan.3.16. Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. 17. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él.

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LAS 7 PALABRAS DE JESUS EN LA CRUZ

                                    

                                            LAS 7 PALABRAS DE JESUS EN LA CRUZ

Se aproxima semana santa, donde muchos en este momento estan haciendo preparativos pues para ellos son dias de desacanso y aprovechan para visitar las playas en compania de su familia, algunos otros fiestas por las noches en lugares calidos. Pero realmente este es el significado que Dios nuestro padre celestial desea para estas fechas.

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Hace mas de dos mil anos un hombre llamado Jesus sufrio hasta su muerte, para lavar los pecados de la humanidad dio su vida en rescate. precisamente en esta fecha que se aproxima en semana santa; llamada asi por lo que hizo este hombre por la humanidad.

Isa 53:3 Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, • experimentado en quebranto; y como que escondimos de él el rostro, fue menospreciado, y no lo estimamos.

Isa 53:4 Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió • nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido.

Isa 53:5 Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados.

Isa 53:6 Todos nosotros nos descarriamos como • ovejas, « cada cual » se apartó por su camino; mas Jehová cargó en él • el pecado de todos nosotros.

Isa 53:7 Angustiado él, y • afligido, • no abrió su boca; como • cordero fue llevado al matadero; y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su boca.

Pues durante la ultima semana en esta tierra Jesus dio todo de el por nuestra salvacion, por nuestra libertad, por rescatarnos del infierno.quizas seria justo hacernos esta pregunta:

ACASO NO MERECE ESTE HOMBRE AL MENOS SER RECORDADO, EN SU DIA QUE EL MURIO PARA LIBERTARNOS DEL PECADO?

Cuando el fue crucificado en un dia viernes ( viernes santo ) el dijo 7 palabras en la cruz donde fue crucificado, las cuales tienen un significado especial que le podemos dar, recordando su muerte para darnos vida eterna.

Por favor tomate un tiempo para leer completo este articulo, es solo una vez al año Jesus lo merece el murio por nostros.

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Jesus, nuestro mesias, dijo 7 palabras mientras estaba colgado en la cruz, aun en su agonia, aun cuando el dolor lo consumia, tomo tiempo para regalarnos estas siete palabras. 

Palabras que al estudiarlas cambiaron mi manera de ver la vida, mi manera de pensar, mi manera de vivir. 

1. Padre, perdonalos, porque no saben lo que hacen. 

Lucas 23 

34 Y Jesus decia: Padre, perdonalos, porque no saben lo que hacen. Y repartieron entre si sus vestidos, echando suertes. 

Olvida por un momento lo que se nos dice que debemos de hacer. Ponte en el lugar de Jesus. 

Haz alguna vez sentido un dolor tan terrible que quisieras morirte para dejar de sentirlo? Si no conoces ese tipo de dolor, te puede ser dificil enterder lo que te dire a continuacion, pero si lo has experimentado, entonces me entenderas. 

Una cosa es lo que se dice y otra lo que se hace. Desde un momento de tranquilidad todos podemos decir: es importante perdonar. Pero Jesus estaba siendo torturado en ese mismo momento. Y oro por las personas que le estaban causando el dolor!!! 

Las personas que le hacian sufrir un dolor insufrible, eran las personas por las que el intercedia delante del Padre. 

La historia de Jesus la podemos mirar como el que lee un libro de acontecimientos pasados y solo mirarlo desde lejos, o podemos vivir cada momento de los acontecimientos biblicos y ver asi la realidad de nuestro Senor y de nuestras vidas. 

Que se me podria hacer a mi que sea tan terrible como lo que se le hizo a Jesus? Y si aun se me hiciese, yo soy pecador y me merezco las cosas malas que me pasen en la vida. Pero Jesus nunca peco, nunca le causo mal a nadie. 

Que me puede impedir a mi que yo perdone? 

Por eso te digo que estas palabras cambiaron mi vida. 

Porque yo si creo que Jesus las dijo. Yo si creo que las dijo en el mismo momento de la agonia. Y sobre todo, yo si creo que su peticion fue genuina donde el realmente deseaba que Dios los perdonara. Es mas, su gozo aun en ese momento

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estaba en que el Padre los perdonase! 

Lo que Jesus predico fue genuino. Cuando dijo orad por vuestros enemigos, era por que el mismo lo hacia y lo hace. Cuando dijo perdonad hasta setenta veces siete es porque el mismo cree en perdonar. 

Es aqui donde esta mi seguridad en que no importa cuan miserable yo sea, el me sigue amando, y si mi arrepentimiento es de corazon el me sigue perdonando. Por la sencilla razon que ese es el, un Dios de perdon y de misericordia. 

Hoy tengo paz que el me ha perdonado. Por Jesus decir esta palabra yo creo que Jesus de verdad vive cada palabra que predica. Mi seguridad en el no depende de mi palabra, depende de su palabra!

Esta palabra nos dice que el aun con todo lo que el ser humano le esta haciendo, el mostro humildad perdonandonos, por el dano que le estabamos causando pues lo estabamos matando.

Esto significa que nostros devemos perdonar tambien, este tiempo es un tiempo para pedir perdon y para dar perdon al que nos esta pidiendo ser perdonado.

Perdona a tu enemigo, tu esposo, tu esposa, tu hija, tu hijo, tu hermano, tu hermana, tu mama, tu papa, tus primos, tus tios, tus cunados, tus suegros, tus abuelos, tus tias, tus tios, tus vecinos. PERDONATE A TI MISMO. Reconozcamos que no somos perfectos, que tambien ofendemos, la Biblia dice :

Mateo 6:14 ''Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas , os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial''

Tenemos que aprender a perdonar ; la mayoria de las ropturaras en cualquier cosa es; por que no perdonamos cuando algo sale mal.

Perdona al que se equivoca, perdona al que te mintio, perdona al que no sabe hacer las cosas, perdona al que por su culpa tu pagaste, perdona al que te golpeo, perdona al que hirio tu familia, perdona al que no sabe nada, perdona al flojo, perdona al que para ti es un menso, perdona al que para ti es un estupido, perdona al que no te ama,

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perdona al que abusa o abuso de ti.

2. De cierto te digo que hoy estaras conmigo en el paraiso. 

Lucas 23 43 Entonces Jesus le dijo: De cierto te digo que hoy estaras conmigo en el paraiso. 

Siempre se nos habla del ladron bueno y del ladron malo que fueron crucificados con Jesus. Pero hay mas de esta historia. 

Cuando los dos ladrones fueron crucificados con Jesus, uno a la derecha y el otro a la izquierda, los dos injuriaban al Senor, los dos se burlaban de el. 

Mateo 27 38 Entonces crucificaron con el a dos ladrones, uno a la derecha, y otro a la izquierda. 44 Lo mismo le injuriaban tambien los ladrones que estaban crucificados con el. 

Observa como dice aqui los ladrones. 

Pero algo sucedio en el transcurso de esas amargas horas. Algo le dijo a uno de los ladrones que este Jesus no era un hombre cualquiera, algo le dijo a uno de los ladrones que este hombre era rey! Quizas pudo haber sido el letrero que pusieron sobre su cabeza: 

Lucas 23 38 Habia tambien sobre el un titulo escrito con letras griegas, latinas y hebreas: ESTE ES EL REY DE LOS JUDIOS. 

O quizas fue algo mas especifico, quizas fue algo en el mismo Jesus. Quizas fue el momento donde oro por sus transgresores, o quizas fue una mirada de amor. 

Te recuerdas cuando Jesus te llamo? 

Cuando yo por primera vez estube cerca de el, cuando por primera vez dejo de ser religion, dejo de ser tradicion y se convirtio en mi salvador personal, hubo algo que senti que es dificil de describir. Fue como cuando los discipulos lo volvieron a tener cerca, sabian que era el pues sus corazones ardian! 

Lucas 24 31 Entonces les fueron abiertos los ojos, y le reconocieron; mas el se desaparecio de su vista. 32 Y se decian el uno al otro: No ardia nuestro corazon en nosotros, mientras nos hablaba en el camino, y cuando nos abria las Escrituras? 

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Hay algo en Jesus que ningun otro hombre tiene. Hay un profundo amor que continuamente esta emanando. 

Como hay personas que se pueden resistir? 

Como se pudo resistir uno de los ladrones mientras el otro le reconocia como rey? 

Acuerdate de mi cuando vengas en tu reino. Con estas palabras se atrevio aquel hombre hacer una oracion. Con estas palabras le reconocio como rey aun cuando su rostro estaba disfigurado y su corona era de espinas! 

Oh, que momento tan grande! 

Nosotros que necesitamos milagros para creer. 

Nosotros que cuando solo una cosa nos va mal nos alejamos de la iglesia enseguida. 

Por tan poco se desvanece nuestra fe. Pero este ladron le creyo sin pruebas, le creyo con tan solo mirarlo. 

Todos podemos comenzar con un corazon duro, este ladron lo hizo asi. Pero tiene que haber algo en nosotros que se derrita a la presencia de Dios. 

Y fijate cuan grande fue su recompensa, por cuanto le creyo a Jesus en la cruz y no en los milagros, este ladron, este insignificante hombre para la sociedad fue el primero en entrar con Jesus en el paraiso!!! 

Vivo mi vida esperando ese dia cuando mi Jesus me lleve a mi nueva morada. No vivo con temor del manana pues ya mi Jesus ha preparado morada para mi. Ahora vivo tomando en cuanta cada minuto de mi presente, pues es un regalo maravilloso de parte de Dios. De mi futuro, mi Cristo se ocupara, nada me tengo que preocupar. 

3. Mujer, he ahi tu hijo... He ahi tu madre. 

Juan 19 26 Cuando vio Jesus a su madre, y al discipulo a quien el amaba, que estaba presente, dijo a su madre: Mujer, he ahi tu hijo. 27 Despues dijo al discipulo: He ahi tu madre. Y desde aquella hora el discipulo la recibio en su casa. 

La humanidad de Jesus queda marcada con esta palabra en una forma viva. 

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Cuanto amaba Jesus a su madre, que aun en la hora de su muerte y su agonia todavia se ocupa de ella. 

Que momento tan dificil para Maria, ver a su hijo clavado en la cruz. Seguro que su llanto no encontraba consuelo aun cuando ella habia dicho he qui la sierva del Senor. Admiro a nuestra hermana Maria por su entrega a Dios. Cuantos de nosotros no estamos dispuesto a sacrificar ni si quiera una hora de nuestro tiempo por el Senor y aqui nuestra hermana Maria estuvo dispuesta a soportar aun el dolor de ver a su hijo morir en una cruz sin haber cometido falta alguna. 

Jesus sabe lo que es el dolor. El conoce lo que es el sufrimiento. Cuando tu te le acercas en oracion por una madre, por un hijo, por un ser amado, el sabe por lo que estas pasando. El no te abandona ni te ignora. 

Justificado hubiera sido para Jesus concentrarse solo en su dolor. Pero no lo hizo asi. Sino que saco tiempo para ocuparse de su madre y de Juan. A Juan el mas joven de sus discipulos tampoco lo queria dejar solo. 

Yo se que Jesus oye mis oraciones. Yo se que entiende mi dolor y estoy seguro que se ocupa de mi y no me deja solo. 

Esta palabra me confirma que mis oraciones no se pierden en el aire. Esta palabra me anima a pasar tiempo con mi Salvador y me deja ver que el orar es una delicia, es un milagro extraordinario del cual Dios me hace participe. 

4. Eli, Eli, lama sabactani? 

Mateo 27 46 Cerca de la hora novena, Jesus clamo a gran voz, diciendo: Eli, Eli, lama sabactani? Esto es: Dios mio, Dios mio, por que me has desamparado? 

Muchas veces me pregunte, por que Dios abandono a su hijo? 

Cuando la gente oyo a Jesus decir estas palabras, pensarian que estaba pidiendole ayuda a Jehova. O tal vez los eruditos, los estudiantes de las Sagradas Escrituras, pensarian que estaba recitando el salmo 22. 

Asi tambien puede ser que muchos hoy dia al leer estas palabras solo lo tomen como una senal del dolor que Cristo paso. 

Pero es mucho mas que una simple senal de su dolor. 

La Biblia nos dice: 

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Mateo 27 45 Y desde la hora sexta hubo tinieblas sobre toda la tierra hasta la hora novena. 

La hora sexta es el medio dia para nosotros y la hora novena son las tres de la tarde. Este es el tiempo cuando mas fuerte brilla el sol. Pero aquel viernes fue diferente. Todas las tinieblas del infierno se levantaron en contra de Jesus, todo el pecado del mundo fue puesto sobre el. El que nunca habia conocido pecado se hizo pecado por nuestra culpa. 

2 Corintios 5 21 Al que no conocio pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuesemos hechos justicia de Dios en el. 

Tu pecado y el mio fueron sobre el. Tu y yo debimos de haber muerto en aquella cruz, no Jesus, pero el tomo nuestro lugar. 

El Espiritu de Dios se tuvo que separar de Cristo para que el pecado se pudiera venir sobre el, y asi quizo el Senor que quedase constancia de tan gran sacrificio y de tan gran momento cuando el toma nuestro lugar! 

Dios mio, Dios mio, por que me has desamparado? 

Aqui no queda duda, el mismo Espiritu Santo se habia separado de el, Jesus Hombre vencia el pecado. 

No solo sufrio nuestro Salvador la agonia fisica pero tambien tuvo que sufrir la agonia espiritual. 

5. Tengo sed. 

Juan 19 28 Despues de esto, sabiendo Jesus que ya todo estaba consumado, dijo, para que la Escritura se cumpliese: Tengo sed. 

Aun hasta el dia de hoy, hay poder en la sangre que Cristo derramo. 

La palabra tengo sed refleja que ya casi no quedaba liquido en su cuerpo. Daba hasta la ultima gota de su sangre por nosotros. 

Dice la palabra que aun en el final una espada traspaso su costado, y asi Dios lo permitio por si aun quedaba algo mas que dar, asi su hijo lo daba TODO. 

Juan 19 34 Pero uno de los soldados le abrio el costado con una lanza, y al instante salio

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sangre y agua. 

Cuando el Senor te pide un sacrifico de tu parte para el, como se lo puedes negar? El lo dio todo por nosotros sin escatimar nada. 

Romanos 8 32 El que no escatimo ni a su propio Hijo, sino que lo entrego por todos nosotros, como no nos dara tambien con el todas las cosas? 

Senor poco soy para servirte, pero en lo que tu estimes que yo debo hacer, heme aqui mi rey. 

Cuando sirvamos a Dios, no lo hagamos por gloria, ni prestigio, ni posiciones. Hagamoslo solo por amor y agradecimiento. Al final, solo el lo hace posible. 

6. Consumado es. 

Juan 19 30 Cuando Jesus hubo tomado el vinagre, dijo: Consumado es. Y habiendo inclinado la cabeza, entrego el espiritu. 

Consumado es. 

Consumado es. 

Consumado es. 

Quisiera decirlo mil veces. 

Cuando el Senor dijo estas palabras, se conmovio el universo completo. Todos los demonios del infierno supieron que estaban vencidos. La muerte habia sido destruida, la victoria era total!!! 

Nuestro Jesus vencio!!! 

Nuestro Salvador gano la batalla!!! 

Y junto con la siguiente palabra: 

7. Padre, en tus manos encomiendo mi espiritu. 

Lucas 23 46 Entonces Jesus, clamando a gran voz, dijo: Padre, en tus manos encomiendo mi espiritu. Y habiendo dicho esto, expiro. 

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La tierra se estremecio. Ni siquiera pudo contener a sus muertos!!! 

Mateo 27 51 Y he aqui, el velo del templo se rasgo en dos, de arriba abajo; y la tierra temblo, y las rocas se partieron; 52 y se abrieron los sepulcros, y muchos cuerpos de santos que habian dormido, se levantaron; 53 y saliendo de los sepulcros, despues de la resurreccion de el, vinieron a la santa ciudad, y aparecieron a muchos. 54 El centurion, y los que estaban con el guardando a Jesus, visto el terremoto, y las cosas que habian sido hechas, temieron en gran manera, y dijeron: Verdaderamente este era Hijo de Dios. 

El velo se rasgo porque ya se habia acabado la separacion entre el hombre y Dios. Ahora ya yo no necesito que un sumo sacerdote interceda por mi, yo puedo venir por medio de Cristo directamente a mi Padre Celestial. Gloria a su nombre. 

Fijate como el espiritu de Cristo va inmediatamente al Padre. Por eso le dijo al ladron arrepentido, hoy estaras conmigo en el paraiso. Lo que muere es el cuerpo no el espiritu. 

Ahora se que cuando muera, no estare en una tumba fria, porque inmediatamente mi espiritu ira al Padre! 

Gracias Padre por estas hermosas siete palabras.

Publicado por pastor jorge lumbreras   en 19:31 

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Las siete Palabras de Jesús en la cruz. 

Primera palabra

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“Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen” (San Lucas 23:34)

   Todas las personas mueren. Unos mueren blasfemando, otros mueren en desesperanza y  con  temor.  Otros mueren orando.  Las  últimas  palabras  de  una persona,  pueden ser palabras de juicio, condenación, blasfemia, desespero, miedo, derrota. Más también,  las últimas  palabras  pueden ser  de  libertad,  bendición,  esperanza consuelo y  victoria.  Los últimos   gestos   y   palabras   de   una   persona,   revelan  como   una   huella   de   carácter permanente, lo que la persona hizo con su vida.  Cristo desde lo alto de la cruz, pronuncia siete   palabras   de   bienaventuranza   y   vida.   Después   de guardar   silencio por   el   gran sufrimiento y rechazo que tuvo que soportar, su primera palabra es de perdón: “Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen”.

   El lugar del Calvario en el Gólgota, era el escenario. Unos se burlaban de Jesús: “Si eres el Hijo de Dios, baja de esa cruz”, Otros estaban al pie de la misma echando suertes sobre su única posesión, su túnica. Mientras los judíos y romanos lo maldecían y blasfemaban, otros a lo lejos, que eran sus seguidores, contemplaban con miedo a ser identificados el sufrimiento  de   su  Maestro.   Jesús   frente   al   insulto   y   la   burla,   oraba.  Al   insulto,   Jesús respondía con  la oración. Al odio, respondió con amor. A la venganza, con perdón. Padre, ésta es la primera palabra que  Jesús pronuncia, después del largo silencio, después de las injusticias del Sanedrín, de Herodes, de Pilatos. El Padre es quien lo envió al mundo para realizar la obra de la reconciliación.

 ¡Que diferentes somos los cristianos! Con que facilidad perdemos la confianza en Dios, cuando viene sobre nosotros alguna prueba. Muchas veces le reclamamos a Dios, cuando las cosas no salen como nosotros queremos y estamos listos para murmurar contra nuestro Dios y Padre: No son raras las veces, en que hacemos como el profeta Jeremías, que acusamos a Dios diciendo “ que en el furor de su ira actuó como un adversario, como un enemigo, como un oso, como un león que tiende una emboscada” (cf Jer 12). Sigamos a Cristo, orando a favor de quienes nos persiguen y nos maltratan, sabiendo que ¡Dios es nuestro Padre!

   Mientras Jesús derrama su sangre, suplica por clemencia y misericordia, gracia y perdón: “¡Padre perdónalos!”: Cristo sabe que Dios castiga a los que profanan, blasfeman y toman en vano  su  nombre.  Dios  abrió   la   tierra  para  que esta  se   tragara  a   la   tribu  de  Coré. Carbonizó a los soldados que criticaban al profeta Elías. Envió osos para que devoraran a los 42 jóvenes que ridiculizaban al profeta Eliseo. ¿Qué castigo les esperaba a aquellos que   se   burlaban   y   blasfemaban   del   Hijo   de   Dios?.   Por   eso   Cristo   clama   al   Padre: “Perdónalos, porque no saben lo que hacen”. Cristo ora por los soldados que le azotaron, por  aquellos  que clavaron  sus  manos y  sus  pies,  por   los  sacerdotes  y  principales  del Sanedrín, por los príncipes y ancianos, por Pilatos, Herodes y por aquellos que gritaban: 

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“Crucifícalo”, oraba por los discípulos que huyeron despavoridos. Cristo ora e intercede a favor de todos los seres humanos. El también ora a favor nuestro: “Padre perdónalos”

Señor, gracias por perdonar nuestros pecados y transgresiones.

 

Segunda Palabra.

“De cierto te digo, que hoy estarás conmigo en el paraíso” (San Lucas 23:43)

    Jesús en la cruz, le quedan muy pocos minutos de vida. ¿Qué harías tú sabiendo que te quedan unos pocos minutos de vida?

    Uno de los malhechores que estaba al  lado de Jesús,  le quedan  muy pocos minutos antes de morir,   tiene una petición a Jesús:  Señor,  acuérdate de mí cuando vengas en tu   reino” (v.42) Y Cristo pronuncia su segunda palabra desde lo alto de la cruz: “De cierto te digo, que hoy estarás conmigo en el paraíso”

¿Quién   es  el   hombre   que   implora:   “Jesús,   acuérdate   de  mi”?.   Ignoramos   su  nombre. Sabemos que era un malhechor, un ladrón, un bandido… Tal vez formaba parte de una cuadrilla de salteadores que se encontraban en las montañas. Tal vez era conspirador, un revolucionario que luchaba contra el Imperio Romano, un zelote. Sus actos lo llevaron a la muerte en la cruz. Y ahora,  está  al lado de Cristo suplicando: Señor, acuérdate de mi”: Al hacer esta petición, este hombre ya no era el mismo de antes. Con toda seguridad escuchó y   vio   todo   lo  que  pasó   con   Jesucristo   en   Jerusalén. En  el camino   del   calvario,   vio  el sufrimiento de Hombre Justo y sin pecado. Las palabras que Jesús dirigió a las mujeres de Jerusalén. Escucharía también, la primera palabra de Jesús:  “Padre perdónalos porque no saben lo que hacen”. Y la Palabra de Dios, que no regresa vacía, hace eco en la vida de aquel agonizante hombre. Se arrepiente de sus pecados, y en seguida la súplica por su salvación:¡ “Jesús, acuérdate de mi”!

  Cristo, escuchando el clamor de un pecador arrepentido, no establece condiciones, ni la enumeración de sus pecados,  ni penitencia, sino que con toda solicitud y prontitud atiende la súplica: “Acuérdate de mi” y le responde de inmediato: “De cierto te digo, que hoy estarás conmigo en el paraíso”. ¡Cuanto amor, bondad, y misericordia hay en Jesús!

  ¡Qué diferencia tan grande con el  sistema religioso – filosófico-  medieval  tomista,  que esclavizó y sumergió a la Iglesia en las tinieblas en cuanto, a  la confesión, absolución y penitencia! En las palabras de Jesús, no existe exigencia de la “enumeración de pecados”, “ni penitencia post absolución”, “ni sistemas de indulgencias pagas por el penitente”, “ni 

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purgatorio”   y  mucho  menos,   “misas   de   intercesión   por  los  difuntos”,   “para   sacarlo   del purgatorio”. Los pecados de este hombre, que eran muchos, habían sido perdonados por completo” (Sal 32:1). El sacrificio vicario de Jesucristo, canceló totalmente la deuda que había de nuestro  pecado y enemistad contra  Dios,  a   través del   “derramamiento  de  su preciosa sangre y su inocente pasión y muerte”.(Lutero). El perdón que Jesús da al pecador arrepentido desde la cruz, es un perdón completo e incondicional. Es un perdón de pura gracia dado por Dios,  que viene a consolar  a un corazón que en arrepentimiento y   fe, confiesa su pecado y  confía en la pura palabra de Cristo, su Evangelio. No exige nada, ni de él, ni de sus deudos o familiares si es que estaban cerca. Jesús no exige nada este hombre, ni de ningún otro hombre,  porque las puertas de la eternidad estaban abiertas de par en par  para él, y El lo pagó todo, absolutamente todo. Es por pura gracia, sin méritos y/o ninguna obra humana.

   Cristo perdona a este  pecador que viene a él arrepentido,  confesando sus pecados, y le   da   perdón   completo,   consuelo,   paz,   felicidad,   gozo,   y   la   certeza   de   tener   vida eterna ,que viene de la confianza en su muerte y resurrección. Así también lo hace con nosotros,  cuando confesamos nuestros pecados y   recibimos  la  absolución  de Dios  por parte   del   ministro   que   escucha   nuestra   confesión,   así   como   también   recibimos   la absolución en el culto público o Misa. Hay gran alegría y saberse amado y perdonado por Cristo. Ven a Cristo que te llama con su mirada amorosa y su Evangelio: Y así, si en la hora de la muerte suplicas:  “ Jesús acuérdate de mi”. El te dirá: “De cierto te digo, que hoy estarás conmigo en el paraíso”.

Señor. Gracias porque tienes compasión de mi, y me das completo perdón, paz y gozo. Amén.

 

Tercera Palabra: 

“Mujer, he ahí a tu hijo… He ahí a tu madre”.  (San Juan 19:26, 27)

  Sufriendo sed, con los clavos rasgando los puños y los pies, sintiendo el ardor de los azotes y la corona de espinas clavadas en la cabeza,  Jesús ve a su buena  madre,  entre la multitud que estaba agolpada frente a él. Cargando con las transgresiones e iniquidades de todos los seres humanos, Cristo se acuerda de su madre. “ Mujer, he ahí a tu hijo”. Amor profundo, sublime eterno, sublime y divino que el Dios hecho hombre demuestra a esta dulce mujer, que lo envolvió en pañales al nacer en Belén, que lo apretó en los brazos para huir de la espada de Herodes que quería matarlo muy pequeño, que después de tres días de   búsqueda,   lo   reprendió   cuando  lo   encontró en   el templo   de   Jerusalén,   que   lo 

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recomendó en las Bodas de Caná de Galilea, que había “guardado todas las cosas que habrían de venir en su corazón”, se encuentra ahora al pie de la cruz. Es María, su madre.

   Cuanto dolor hay en la vida de esta madre. Su único hijo, que tanto bien hizo al pueblo, ahora   está   colgado   y   crucificado   en   una  cruz.   Temblorosa,   con   los   ojos   bañados   de lágrimas, llena de dolor, se siente también abandonada y desamparada, aguarda una última palabra de su hijo. Y Jesús viendo y sintiendo el dolor de su madre le dice: “Mujer, he ahí a tu hijo” Después mirando a Juan “el discípulo amado” le dice: “He ahí a tu madre”.

   Este es el testamento de Jesús. Juan tiene en María una segunda madre. María tiene en Juan un segundo hijo, un hogar donde pasaría sus últimos días y un hombre que cuide de ella. El evangelista concluye diciendo: “Y desde aquella hora, el discípulo la recibió en su casa. 

Cristo cumple por nosotros el cuarto mandamiento: “Honra a tu padre y a tu madre”. El libro de Proverbios nos exhorta: “No desprecies a tu madre cuando la veas envejecer”. Aún en medio del dolor, el sufrimiento y la muerte, Cristo amparó a su discípulo y a su madre. En el día  de  hoy,  él   nos  ampara   :   “Invócame en  el  día  de  angustia;   yo   te   libraré,   y   tú  me honrarás”. (Sal 50:14). El apóstol nos exhorta: Confíen en él toda vuestra ansiedad, porque él tiene cuidado de vosotros”. Aún dentro de la gran multitud, Jesús no se olvida de ti.

“Pon tu vida al cuidado de Dios, confía en él y él vendrá en tu ayuda” (Sal 37:5)

Señor Jesús, ampara a este pobre hijo tuyo. Amén.

 

Cuarta Palabra:

“Dios mío, Dios mío, ¿Por qué me has desamparado?” (San Mateo 27:46)

  ¿Quién   puede   escudriñar   la   longitud   y   profundidad   de   este   grito   de   abandono   del Salvador?   ¿Cómo   comprender   el   misterio   que   engloba   este   grito   desde   lo   alto   del Calvario?.   Son   palabras   insondables,   que   van  mucho  más   allá   de   toda   comprensión humana.  Son palabras que revelan la gravedad de los pecados de la humanidad en los cuales están incluidos tus pecados y los míos, y también revelan la profundidad del amor de Dios.

  Sintiendo  y asumiendo el peso de los pecados de toda la humanidad, Cristo siente el rigor de la soledad y el abandono de Dios. Cristo es abandonado. Cristo lucha por la redención de la humanidad, aunque no cometió pecado alguno. Cristo carga sobre sí, los pecados de 

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todos los seres humanos, y se hace así  el mayor de todos los pecadores “Aquel que no cometió pecado, se hizo pecado por nosotros para que fuésemos justicia de Dios en él”. Por eso el Padre aparta su rostro de Jesús, y Jesús es abandonado de Dios. Sintiendo los horrores del infierno y el aguijón de la muerte, Jesús exclama: “Dios mío, Dios mío, ¿Por qué me has desamparado?. Aunque este es el único pasaje de la Escritura en que Jesús no llama a Dios como Padre, sino Dios mío, él no pierde su confianza en el Padre. Jesús no desespera de sí, sino que encomienda su causa a quien lo envió, y encomienda su causa al Padre.

Dios mío,  Dios mío,  ¿Por  qué me has desamparado? No es un abandono aparente o ficticio, sino real y verdadero. No fue un momento de debilidad o de tentación, sino un real abandono del amor y  la misericordia de Dios. No fue una ruptura o separación entre el Padre y el Hijo, más el Padre que es Santo, privó al Hijo  en aquel momento, del amor, consuelo, gracia y misericordia, ya que llevaba sobre sí la culpa y el pecado de todos los seres   humanos,   que   lo   enjuiciaban   y   lo   hacía   reo   de  muerte.  Dice   el   profeta   Isaías: “Ciertamente   llevó   él   nuestras   enfermedades,   y   sufrió   nuestros   dolores;   y   nosotros   lo tuvimos por herido de Dios y abatido. Mas él, herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados.   Todos   nosotros   nos   descarriamos   como  ovejas,   cada   cual   se   apartó   por   su camino; mas Yahvé cargó el pecado de todos nosotros. Angustiado él, y afligido, no abrió su   boca;   como   cordero   fue   llevado   al   matadero;   y   como   oveja   delante   de   sus trasquiladores, enmudeció y no abrió su boca” (Isaías 53:4-7) 

  Cuando alguien nos pregunte: ¿Por qué Cristo exclamó “Dios mío , Dios mío, por que me has   abandonado?”   Podremos   responder   entonces,   sin   excluirnos  diciendo:”Fue  por nuestra culpa y por nuestro pecado, que motivamos su gran dolor”. Y entonces recordarás agradecido que fue por este abandono de Dios que recibió Jesucristo, que ahora tú estás amparado por la mano poderosa de nuestro amado Padre celestial.

¡Cristo   autor   de   mi   vidaDe   la   muerte   vencedorQue   por   ansias   sin   medida,E   incomparable   dolor.Mi   muerte   tú   aniquilaste Y   mi   vida   rescatasteAgradecido   soy   por   tanto   amor.Mi bendito Redentor!  ¡Amén.!

 

Quinta Palabra

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“Tengo sed” (San Juan 19:28)

     Los pies que llevaban a Jesús por las plazas, las calles, los lagos, las sinagogas y hacia el templo… están inmóviles, están perforados por largos clavos. Las manos de Jesús, que cargaron  a  tantos  niños,   señalaba a   los  muertos  para  que salieran  de  sus  sepulturas, manos que abrían los ojos a los ciegos, daba oído a los sordos, bendecía a los pobres, y confortaba a los abatidos, estas manos estaban presas y clavadas en el “madero de  la maldición”.   Los   labios   de   Jesús,   que   proferían   bendición,   perdón,   vida,   consuelo   y salvación, están secos y pálidos. “He sido derramado como aguas, y todos mis huesos se descoyuntaron; Mi corazón fue como cera, Derritiéndose en medio de mis entrañas. Como un tiesto se secó mi vigor, y mi lengua se pegó a mi paladar y me has puesto en el polvo de la muerte” (Sal  22: 14,15) Avanzada  la  tarde, el   rigor del dolor crece,  los clavos, de  la corona  de  espinas  y   la  asfixia  que  produce  estar   colgado  en  una  cruz,   Jesús   tienen sed.  Jesús   tiene   sed   de   ver   que   la   justicia   de   Dios   se   cumple   en   él.  El   es   el “Bienaventurado que tiene hambre y sed de Justicia” La Justicia de Dios es sobre El, para que El sea nuestra justicia.

 “Seca está de sed su lengua; yo Yahvé los oiré, yo el Dios de Israel no los desampararé. En las alturas abriré ríos y fuentes en medio de valles; abriré en el desierto estanques de aguas  y  manantiales  de  aguas  en   la   tierra   seca.  Daré  en  el  desierto  cedros  acacias, arrayanes y olivos; pondré en la soledad cipreses pinos y bojes juntamente, para que vean y conozcan, y adviertan y entiendan todos, que la mano de Yahvé hace esto, y que el Santo de Israel lo realizó” (Isaías 41:17b-20)

   Recuerda que Jesús tuvo sed. Es plenamente hombre. Tuvo sed por todos nosotros. La sed de ser reconciliado por Dios. Jesús tuvo sed de ser el instrumento de reconciliación de Dios con nosotros. La sed que nosotros no tuvimos por la sequedad de nuestro pecado, Jesús la asumió sobre si.

 

 Sexta Palabra                                             

                                      “¡Consumado es! “   “ ¡Todo está cumplido!”

Jesús bebió del vino agrio y dijo: Todo está cumplido.(San Juan 19:30)

   Los acontecimientos que completan el cuadro del sufrimiento y de la muerte de Jesús se llevaron   a   cabo  por   la   incomprensión  humana.  En   los   días  de   hoy,   la   razón  humana cuestionan  la  realidad de  las palabras del  texto bíblico:  “Jesús dijo  todo está cumplido. Luego  inclinó su cabeza y murió”.   ¡Consumado es!.  Esto significó para el   “padre de  la 

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mentira”, sus ángeles  y seguidores creer que tenían  la victoria sobre el Hijo de Dios. Para los propios discípulos, la muerte de Jesús representó momentáneamente derrota, fracaso y decepción. Ellos tampoco habían comprendido que las palabras de Jesús: “¡Consumado es!” era un anuncio y proclamación  de la victoria  total  y definitiva de  Dios sobre Satanás, de la vida sobre la muerte y del cielo sobre el infierno.

    La salvación estaba completa.  El Salvador podía morir  en paz pues la misión que  le había sido encomendada por su Padre,  fue cumplida en su totalidad.

    ¡Consumado es!. Consumada estaba su obra redentora que libertó a  toda la Creación, que gemía y perecía bajo los relámpagos de la Ley que afirma que: “el salario del pecado es la muerte” (Romanos 6:23). Más Jesús no cometió ningún pecado. “Cristo no  cometió pecado alguno; pero por causa nuestra, Dios lo trató como el pecado mismo, para así, por medio de Cristo, liberarnos de culpa. (2 Corintios 5:21)

    ¡Consumado   es!   Significa   que   Cristo   hizo   todo   por   nosotros,   por   pura   gracia   y misericordia.   La   humanidad   entera   estaba   rescatada   de   la   condenación   del   infierno. Consumada está su salvación.

   En el momento de la muerte de Cristo, el velo del templo de Jerusalén se rasgó en dos partes, vino tal oscuridad sobre la tierra a plena luz del día, la tierra se estremeció desde sus profundidades y hubo un gran terremoto,  hizo que las rocas se despedazaran y se abrieron muchas tumbas y muchos resucitaron de entre  los muertos.  Todo eso sucedió según el testimonio de los Evangelios, para anunciar que una nueva era, un nuevo orden comenzó para  la humanidad: Cristo pagó con su muerte en  la cruz, el  rescate de toda nuestra deuda con Dios.

Confiemos  también en esta promesa del Salvador: “tus pecados te son perdonados; tu fe te salvó, vete en paz”  ( San Lucas 7: 48,50 )

 

Séptima Palabra.

“Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu” (San Lucas 23:46)

    Muerte, Cristo murió. El hombre tiene miedo de la muerte. Muchos poetas y escritores hacen referencia a la muerte de manera sombría y muchas veces con desesperanza e incertidumbre. El pecado es el aguijón que atemoriza al hombre. El pecado es la causa de la muerte y el que causa el temor en las personas a afrontarla.

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   Cristo murió. Fue sepultado. Murió por causa de los pecados de toda la humanidad. No fue porque él haya pecado, ya que, “Jesús nunca  pecó ni hubo engaño en su boca”.

   La muerte de Jesús fue horrorosa y cruel. Sufrió dolores que no se pueden imaginar. Fue engañado y vendido por uno de sus discípulos,  recibió un juicio  injusto.  Sudó gotas de sangre en el huerto de Getsemaní, fue azotado sin clemencia, fue clavado en una cruz y recibió en la cabeza una corona de espinas. Más el momento de su muerte fue sublime y bello, lleno de gran paz.

Consumada estaba  la  obra de  la  redención,  consumados  todos  los sufrimientos.  Cristo eleva sus ojos al cielo y dice: “Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu”. Cristo sabe como morir. Sabe entregar su vida en las manos amorosas de Dios Padre.

Las personas que están cercanas a  la cruz, se dan cuenta  a  través de estas palabras quien es Jesús. El centurión romano puede decir: “verdaderamente , este era un hombre justo” y los que observaban a Jesús comenzaron a    “darse golpes de pecho”, después de escuchar esta última palabra.

 También nosotros moriremos, tú morirás. ¿Cómo será tu muerte? ¿Dónde encontrarás la respuesta y  descanso a   tu  muerte   .   ¡En  La muerte  de  Cristo!.  También,  cada uno de nosotros, gracias a la muerte expiatoria de Cristo, tiene en Dios un Padre bondadoso y misericordioso.  También  tú  puedes  tener  una bella  muerte  como  la  de  Cristo.  Esteban siguió el ejemplo de su Salvador diciendo: Señor, en tus manos encomiendo mi espíritu. Juan  Huss,   reformador   en  Bohemia   unos   cien   años   antes   de   Lutero,   antes   de  morir quemado en hoguera dijo cantando “Señor Hijo de David, ten misericordia de mí”. Lutero aprendió de Jesús el arte de una bella muerte cuando oró así: “Oh Padre celestial, aunque yo deje este cuerpo, deje esta vida, yo se que estaré con Jesús para siempre. Recibe en tu seno mi pobre alma”.

   Ten presentes las palabras que el Señor tu Dios te da, confía tu vida a sus cuidados, así cuando llegue la hora del encuentro definitivo, podrás decir con toda seguridad como dijo el salmista: “Aunque ande en valles  de sombra y de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo; tu vara y tu cayado me infundirán aliento” (Sal 23).

 Conserva pues, el regalo que Dios te da, y en la hora de la muerte di con Jesús: “Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu”.

Llegando   a   la   fría   muerteConmigo   ven   a   estar.Con   un   vencedor   tan   fuerte,En   paz   voy   a   descansar. 

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 Por   mí   sufriste   tanto,Y no me vas a dejar. Amén.[1]

Las siete frases de Jesús en la cruz24 febrero 2012

Referirse a esta temporada nos lleva inevitablemente a reflexionar sobre el real significado que nos muestra el sacrificio perfecto de la cruz. Para todos los que de una  u otra manera nos hemos impuesto conocer exhaustivamente los evangelios, nos hemos dado cuenta que hallándose el Señor Jesucristo viviendo el epílogo de su misión; clavado en la cruz, padeciendo sus últimas expresiones de dolores por nuestra causa, pronunció frases notables, que han sido de la admiración de los hombres y que les ha permitido en muchas ocasiones, exponerlas a través de diversas formas de mensajes, sermones, seminarios, adoraciones y alabanzas. He considerado estas memorables siete frases proferidos por nuestro Señor momentos antes de expirar, las cuales están llenas de profundo significado, y que nos instaran a meditar en el inolvidable escenario del Monte Gólgota. Me he propuesto a considerar que cada frase expresada por nuestro Señor está respaldada por un principio de vida que para este tiempo son de vital importancia no solamente el considerarlos sino el ver la manera de aplicarlos en forma eficaz, para dar evidencias que ese sufrimiento no fue en vano, sino que de alguna forma se ha internalizado como un ejemplo irrefutable en nuestra vida cristiana.

1. La primera de estas siete frases es: “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen” (Lc.23:34). En esta frase Jesús nos manifiesta el principio del perdón, ya que lo está expresando en medio de una circunstancia en donde es el foco de horribles ofensas, vituperios, blasfemias, injurias que sus crueles y despiadados enemigos los fariseos y los sacerdotes le manifiestan. Cuán sublime se nos muestra el Salvador al pronunciar estas palabras, y cuánta enseñanza encierra esta frase para todos nosotros de ver como el Salvador padecía toda esta injusticia, teniendo el poder para tomar venganza del mal que le estaban haciendo o de maldecirlos, pero determina en medio del dolor perdonarlos. 

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Añadiendo a su propio perdón el ruego fervoroso dirigido a su eterno Padre, para que les perdonara, alegando que “no saben lo que hacen”. Esta ejempla rizadora frase nos confronta y a la vez nosdeja ver que debemos pedir a Dios que nos dé a nosotros el mismo espíritu de perdón que tuvo el Redentor de los hombres, para que cuando seamos ofendidos o maltratados por alguien, le podamos perdonar con la misma espontaneidad y misericordia con que el Señor perdonó a los que tan mal le trataban.

 

2. La segunda frase es: “De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso” (Lc.23:43). En este escenario vemos a Jesús aplicando el principio de la misericordia al dirigir estas palabras a uno de los  ladrones que habían sido crucificados con El, como respuesta a las que aquél le acababa de dirigir, de que se acordase de él cuando viviese en su Reino. Cuán feliz y sorprendido se debió sentir aquél malhechor al oír de los veraces labios de Cristo una respuesta tan inesperada y tan llena de misericordia. Sí, esto de que le hubiese pedido  que se acordase de él cuando viniese a reinar sobre la tierra, y  que le contestase que aquél mismo día estaría con El en la mansión donde reina perenne paz y se disfruta de eterna bienaventuranza, significo para este delincuente como un mensaje sobrenatural, agradable a su oído y le expresaba una inesperada recompensa al genuino arrepentimiento criminal que le había manifestado.   ¿Qué aprendemos nosotros de este incidente? Que así como el Señor se mostró misericordioso y perdonador para con un hombre con características delictuales, que tal vez había incurrido en asaltos, robando a multitud de inocentes y quitando la vida a innumerables desventurados que habían caído en sus sanguinarias garras, así también se mostrará clemente y perdonador para con todos aquéllos que, arrepentidos de todo corazón, acudan a él por fe, como acudió el moribundo ladrón. Rescatamos además que a él le perdonó enseguida sin echarle en cara los pecados y crímenes que había cometido, así también perdonará a todos aquéllos que con fe viva, confíen en su sangre eficaz, vertida gota a gota en el madero del sacrificio. Valoremos la actitud del delincuente de aprovechar la oportunidad para arrepentirse y estar con el Maestro en el paraíso. Armémonos, por tanto, de fe y resolución para acudir a la presencia del Señor,  arrepentidos de nuestros pecados creyendo que El es fiel y justo para perdonarnos. (1 Juan 1:9)

 

3. La tercera frase de impacto del Señor en la cruz es: “Mujer, he ahí tu hijo; hijo, he ahí tu madre” (Jn.19:26). En esta expresión vemos reflejado el principio del amor y la honra. Consideremos con qué filial amor y solicitud se preocupa el Salvador por aquélla que lo había llevado en sus entrañas por espacio de nueve meses. Que tremenda manifestación de humanidad muestra Jesucristo en este particular acontecimiento. De esta significativa frase debemos rescatar el ejemplo que nos deja Jesús, de no sólo honrar y respetar a los que nos dieron la existencia, sino a velar por ellos con amor filial, sobre todo, cuando se encuentren en la vejez e incapacitados de valerse por sí mismos. No seamos como muchos hijos ingratos e indolentes que, pudiendo suplir las necesidades más importantes de sus ancianos padres que se hallan poco menos que en la miseria, no lo hacen producto del egoísmo y desinterés. Demos gracias una vez más a Jesús por este modelaje que aunque escrito está, hacemos caso omiso y seguimos mirando a nuestros padres como estorbos, 

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viviendo una vida loca y desenfrenada. Aprendamos de Jesucristo a honrar como se debe a aquéllos que nos dieron el ser, nos criaron y nos encaminaron con sus luces y consejos.

 

4. La cuarta frase del Redentor es: Elí, Elí, ¿lama sabactani? “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado? (Mt.27:46). En este escenario podemos considerar que el Maestro estaba llegando al epilogo de su quebrantamiento, el cual nos dejaría grandes dividendos como aprendizaje. Estas palabras, proferidas por el Señor adquieren protagonismo al verse desamparado de Aquél con el cual había mantenido la más íntima y dulce comunión desde toda la eternidad; revelan la honda tristeza de su alma, al cerciorarse de que su Padre Celestial lo había abandonado. Por lo tanto la pregunta es: ¿Por qué lo abandonó cuando más necesitado estaba de su apoyo y fortaleza? Porque en aquél momento Él cargaba -como dice el profeta Isaías- nuestros delitos y pecados, y además era el protagonista del plan divino de reconciliar al mundo con El; y Dios, que es Santísimo, y que por su status de Creador, odia al pecado sin compasión, apartó la vista de su Hijo, por cuanto en aquél momento hacía cuenta que Jesús no era su hijo, sino el sustituto de la pecadora humanidad, que sufría el castigo que merecían los pecados y crímenes cometidos por los hombres. Un célebre comentador de la Biblia, exponiendo estas palabras de Cristo en la cruz, dice: “Estas son expresiones de la humanidad del Señor, reducida a las más terribles agonías, para satisfacer a la justa ira de su Padre por los pecados del mundo, que de algún modo los había hecho suyos tomándolos a su cargo. El Señor representa allí todo el linaje humano, y se hace como uno de nosotros, que somos pecadores”. Sí, Dios, al dejar que su hijo bebiese solo el cáliz de la amargura, lo hizo para que nuestros pecados fuesen castigados con todo el rigor que la justicia Divina pedía, con el firme propósito de que después Dios, sin dejar de ser justo, pudiese ser misericordioso con todos los que se arrepintiesen de corazón y  confiaren en la perfecta eficacia del sacrificio de su Hijo en la cruz, perdonándoles sus  pecados y librándolos de toda condenación.

 

5. La quinta frase que he considerado pertinente mencionar, está en el evangelio de Juan 19:28 y es “Tengo sed”. En esta exposición vemos que hay una clara expresión de un principio que todo creyente debería aplicar en su vida y es el morir a sí mismo, aquí vemos que el proceso de muerte que Jesús nos manifiesta en esta frase nos deja ver que para vivir una vida plena, padeceremos de una sed de ser cada día mas santificados. Todos sabemos que una persona que ha sido herida de cierta gravedad, suele experimentar una gran sed como efecto de la intensa fiebre que le sobreviene; y Jesucristo no ha sido la excepción, ya que estaba seriamente herido en su cabeza producto de la corona de espinas, herido en sus preciosas manos y en sus  venerables pies con los agudos clavos con que lo habían clavado, y obviamente que padeció una terrible sed. Pero no fue sólo sed física la que experimentó, sino una clase de sed que es la que hoy nos lleva a reflexionar en nuestro cometido como cristiano. No era sed de venganza ni de justicia por las vejaciones que sufría, sino la sed de ver a los hombres reconciliados con Dios mediante la fe en su sangre purificadora. Esta clase de sed aun esta en el corazón de Jesús ya que de acuerdo a la Palabra, él anhela que todos los hombres se salven. Asumamos el protagonismo de aplacar esa ardiente sed del Salvador – puesto que de nosotros depende el aplacarla- arrepintiéndonos de corazón de 

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nuestros pecados, para de esa manera servir, amar y modelar a Dios durante  lo que nos resta de vida en la tierra.

 

6. La sexta frase pronunciada por el Salvador es “Consumado es” (Jn.19:30). En esta frase se encierra no solamente una fidelidad eterna de parte de Jesús hacia su Padre, sino que debemos destacar el principio de la obediencia, la cual ha sido vivida de una manera ejemplar. Desde luego que la obra de la redención del género humano, decretada desde la eternidad -obra que los profetas y santos habían ardientemente deseado que se cumpliese- estaba cristalizada. Las fatigas y dolores que Jesús padeciera para llevar a cabo su ministerio mesiánico; las burlas y persecuciones, las angustias del Getsemaní y de la cruz han llegado a su fin, y el hombre ha sido redimido. ¡Gloria a Dios!. Esta hermosa y significativa frase “Consumado es”, nos muestra una tremenda consolación para el alma ávida de perdón. Ahora bien, debemos considerar que si la obra de la redención ha sido consumada, esto quiere decir que es un acontecimiento perfectamente concluido y que nada hay que añadir de nuestra parte, ya se trate de penitencias, o de obras meritorias, por cuanto todo lo hizo de forma perfecta y cumplida el Hijo de Dios. Mantengamos nuestra confianza en los efectos de esta obra perfecta y gocémonos en nuestra salvación. Demos a través de nuestro cometido como cristiano una señal de gratitud, adorando y alabando a Jesús por haber obedecido morir por nosotros en la cruz.

 

7. La séptima y última frase del Hijo de Dios en la cruz es:”Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu” (Lc.23:46). En esta expresión hay una clara manifestación del principio de la fidelidad de parte de ambos, es decir de Padre a Hijo e viceversa. Podemos observar que independientemente de todo el padecimiento que vivió Jesús, al concluir la misión encomienda lo que nos une espiritualmente con Dios, el espíritu. Ante este acontecimiento debemos  detenernos y reflexionar un poco producto de que somos peregrinos y extranjeros y que algún día partiremos de este mundo y tendremos la certeza de que nuestro espíritu será también encomendado a nuestro Padre Celestial. No sabemos cuándo, ni dónde, ni cómo será; lo que si sabemos de seguro es que algún día hemos de partir. Mientras tanto procuremos vivir bajo sus principios, siendo diligentes y manteniendo nuestro testimonio intachable, para de esa manera poder manifestar nuestro agradecimiento por el sacrificio perfecto que nuestro Señor vivió inmerecidamente.

Que esta temporada nos lleve a reflexionar en nuestro proceder como hijos de Dios. ¡Bendiciones!

Por Pastor Freddy Muñoz.

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PROLOGOImponente, bastante alto y por encima del puerto de Nueva York, puede verse desde una gran distancia el mundialmente famoso monumento de la Estatua de la Libertad, en la figura de una impresionante dama. Por más de 100 años esta dama que permanece con la mano levantada muy en alto, portando una antorcha y simbolizando la libertad, ha sido la atracción de millones y millones de visitantes locales y de todas partes del mundo, por su figura y por lo que simboliza ella misma. Inscrito en el pedestal sobre el cual está permanentemente parada esta dama, puede leerse un breve, conmovedor y lapidario párrafo de Emma Lazarus, que dice así: “Dame tus cansados, tus pobres, tus masas oprimidas que a porfía aspiran respirar el aire de la libertad; los miserables, los desamparados, los abofeteados por la tormenta de a esclavitud. Yo alzo mi antorcha junto a la puerta de oro...” Mucho más alto infinitamente más alto, y más imponente aún, hay otro monumento colocado sobre el pedestal de la historia, que sigue simbolizado y ofreciendo libertad espiritual a todos los cautivos y oprimidos por el pecado. Es la cruz - romana - del Gólgota, del Calvario, en la cual fue colgado inmisericorde nuestro Señor Jesucristo hace casi 2000 años. La escena de primera intención es exactamente repulsiva, indignante, y no menos depresiva, pero más allá de la figura ya descrita, se ve a la persona adorable y sin pecado, el Hijo de Dios que muere vicariamente sustituyéndole a usted, lector, al que escribe - somos parte del drama del calvario - , y a todo el mundo, con el propósito de traernos libertad de la culpa y pena por nuestros pecados y de darnos la salvación y la vida eterna. Desde esa cruz se puede oír a lo largo de la historia las célebres palabras de Jesucristo como “Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen” (Lucas 23:24), “Consumado es” (Juan 19:30), y otras expresiones mas. En la medida en que recibamos y nos apropiemos del ofrecimiento de libertad espiritual, que desde la cruz hace nuestro Señor Jesucristo, y le aceptemos como nuestro Salvador personal, seremos salvos y libres de toda culpa y castigo de nuestros pecados y , lo que es más grande aún, recibiremos la salvación y la vida eterna que durará por toda la eternidad, no tendrá ya fin. ¿Ha oído ya, lector, y respondido positivamente a la invitación que Jesucristo - el único Salvador del mundo - le hace desde la cruz? (Se le invita, por lo mismo, a hacer suyas las palabra del poeta: ¡Ojalá que sí! "¡Oh, la cruz es mi estatua de la libertad,

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Porque allí mi alma fue hecha libre!Proclamaré sin temor ni vergüenza,Que una áspera cruz es mi estatua de libertad". Lo que sigue es una sencilla presentación de las 7 exclamaciones (palabras) de Jesucristo - el único Salvador del mundo - que pronunció desde la cruz del Calvario. La retórica, la especulación y hasta la fantasía estarán ausentes. Se le invita, caro lector, a leerla. Puede que su lectura le resulte atractiva; pero lo que no hay duda es que le resultará del todo provechosa y hasta remunerativa. Deje ahora que Dios le hable; por lo mismo, entremos directamente en el tema que nos ocupa. 

PRIMERA PALABRA La primera palabra de las 7 registradas en la Escritura que nuestro Señor Jesucristo pronunció al momento de ser crucificado fue: “Padre, perdónales porque no saben lo que hacen”. Lucas 23:34 Dice la escritura sobre esta primera palabra: “Llevaban también con él a otros dos, que eran malhechores, para ser muertos. Y cuando llegaron al lugar llamado de la Calavera, le crucificaron allí, y a los malhechores, uno a la derecha y otro a la izquierda. Y Jesús decía: Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen. Y repartieron entre sí sus vestidos, echando suertes”. Lucas 23:32-34 Esta es una exclamación de suprema bondad, de amor, de gracia, de perdón y de misericordia infinitos. Increíble que haya pronunciado en tales circunstancias. Nuestro Señor Jesucristo estaba pidiendo perdón para sus verdugos a pesar de la monstruosa injusticia que se testaba cometiendo contra él. ¿Quién de nosotros los humanos haría tal cosa, de pedir perdón por sus verdugos en circunstancias semejantes. Esta es una oración de nuestro Señor Jesucristo a su Padre. Era alrededor de la tercera hora del día, del día sexto de la semana, según el modo de contar las horas y los días de los judíos. Era la víspera de la gran fiesta judía, la fiesta máxima, la fiesta de la expiación: la celebración de la Pascua. Según nuestra manera de contar las horas, sería alrededor de las 9 de la mañana, del día viernes, del viernes que solemos llamar “viernes santo”. Entre la primera y tercera horas de aquel día, o sea entre las 6 y las 9 de la mañana, según nuestra manera de contar las horas, quedó sellada, en el aspecto humano, la suerte del Señor por parte de Pilato, por voluntad y petición expresa de los religiosos judíos. Es lapidario lo que dice de él, el evangelista Lucas, uno de los historiadores de nuestro señor Jesucristo, sobre el particular: “Entonces Pilato sentenció que se hiciese lo que ellos - los judíos - pedían”. Lucas 23:24. Nuestro Señor Jesucristo en esos momentos fue entregado en manos de los soldados romanos para que sea crucificado por expresa voluntad y petición de sus enemigos, los religiosos judíos, la casta sacerdotal judía. ¡Oh, insondable y malo el corazón del hombre...!, decía un viejo predicador al referirse a este monstruoso atropello de la justicia. 

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Precedieron a este momento las afrentas, la injusticia, los azotes las burlas, la humillación, la ignominia y cuántas otras barbaridades más. ¡Qué sufrimiento! Sufrimiento indecible, inimaginable. “...varón de dolores, experimentado en quebrantos”, declaró de él casi 800 años antes Isaías, el profeta (53:3). A pesar de la manifiesta maldad y el ensañamiento de sus acusadores y enemigos, a pesar de la injusticia que se estaba cometiendo con él, y que él bien lo sabía, en ningún momento nuestro Señor Jesucristo dejó de demostrar lo que realmente era: perfecto en amor, perfecto en bondad, perfecto en paciencia, perfecto en gracia, perfecto en misericordia, perfecto en humildad, perfecto en dignidad, perfecto en inocencia. Dada ya la palabra humana final de Pilato, no había otra cosa más que hacer. Todo quedó ya decidido. Y se dio inicio a la dramática y hasta trágica procesión, desde el patio del Pretorio de Pilato, siguiendo por la así llamada “vía dolorosa” hacia el Gólgota o Calvario, o lugar de la calavera, como dice la Escritura, en las afueras de la ciudad. Se cumplía así la profecía del Antiguo Testamento, cuando explicando sobre la expiación, el autor inspirado dijo: “Y lo sacará... fuera del campamento...” (Levítico 4:21). Antes de que empezase aquella trágica procesión, cargaron a Jesús con su propia y pesada cruz. Igual con los otros dos malhechores, compañeros de infortunio. Es de imaginar que nuestro Señor Jesucristo y los malhechores iban adelante de la trágica procesión. Le seguía una gran multitud a cuya cabeza iban los sumos sacerdotes, sus servidores, religiosos todos estos, que deseaban ser testigos presenciales de la muerte de su enemigo y víctima. También estaba entre la multitud un grupo de curiosos espectadores y hasta es probable que entremezclados entre la multitud hayan estado algunos de los seguidores del Maestro. Todos ellos iban precedidos por el centurión y los soldados romanos, quienes en el aspecto humano eran los encargados de realizar la macraba tarea de crucificar a nuestro Señor Jesucristo. Magistralmente el iluminado poeta escenifica este momento con la siguiente composición. Hacia el Gólgota cruel, una cruz sobre él, se encamina el Cordero de Dios. La corona llevó y la cruz él cargó, más el peso su cuerpo venció. Pues la cruz era emblema de culpa mortal; la corona de espinas, insignia del mal.Los pecados del mundo en sus hombros llevó por la senda de hiel del Gólgota cruel, el Gólgota cruel. El Gólgota cruel. No menos dramática es la composición de otros poeta que iluminado escenifica este momento con los siguientes versos: Rechazado por todos Jesús salió, llevando su cruz;y a la cumbre del Gólgota el subió, llevando su cruzCual oveja delante del trasquilador en silencio estuvopor mí el Señor, llevando su cruz. Aunque el supo bien que tendría dolor, llevando su cruz;el castigo llevó con un santo amor, llevando su cruz.Pues la cruz tan pesada no se igualó al pecado y juicio

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que allí cargó, llevando su cruz. ¡Oh, ¿qué maravilla puede ser que el por mí la llevó?Oh, qué maravilla, sí, por mí, la cruz llevó.Tan pesada era la cruz, tan radiante, ardiente y abrazador estaba el sol en aquellos momentos, y tan agotado estaría nuestro Señor Jesucristo, seguramente por el intenso trajín del día y noche anteriores, que llegó el momento en que cayó literalmente al suelo vencido por el peso de la cruz. No pudo llevar más tan pesado madero. Pasaba por ahí un hombre que venía del campo, un tal Simón, de Cirene (hoy Libia). Al parecer éste era un hombre fornido. A él le cogieron las autoridades y obligaron a cargar la cruz de Cristo. Lo hizo. Y la procesión llegó al lugar donde se realizaría la crucifixión, al lugar de la tragicomedia, al lugar donde se cometería el asesinato judial más grande y vil de la historia. Ofrecieron al Señor vino (vinagre) mezclado con hiel y mirra (Mateo 27:34) (Marcos 15:23). Recordemos de la mirra que le ofreció como regalo profético uno de los magos que vino del oriente a adorarle al momento del nacimiento del Salvador del mundo. Aquel vino mezclado con mirra y hiel era una especie de brevaje narcótico que servía para aliviar el dolor. Jesús probó, pero no quiso tomarlo. Prefirió tomar la copa del amargo sufrimiento que el trino Dios ya había decretado desde la eternidad que experimentase. Deseaba sufrir en la plenitud  de sus facultades todo el sufrimiento  que tenía que sufrir en lugar nuestro por causa de nuestros pecados. Es sabido que la cruz era uno de los más crueles instrumentos de sufrimiento y muerte que el hombre había inventado. Los romanos, que habían copiado de los cartaginenses, jamás hubieran permitido que un ciudadano romano fuese crucificado; eso lo reservarían sólo para los esclavos. Los judíos tampoco lo usaban. Ellos practicaban la pena de muerte por la lapidación (apedreamiento). Es que la muerte en una cruz era la más dolorosa, la más cruel, la más ignominiosa, la más vergonzosa y vil ideada por el hombre. “Era la tercera hora del día” (Marcos 15:25), según la manera de contar las horas por los judíos (las 9 de la mañana para nosotros), cuando los impertérritos soldados desnudaron públicamente y empezaron su macabra tarea de crucificar al Señor. Los encargados de ejecutar tan macabra tarea empezaron con pasmosa frialdad su criminal trabajo. Algunos estudiosos sugieren que el madero vertical de la cruz fue primero plantado en el suelo. Puede ser que haya sido así, aunque no se conoce evidencia histórica de ello. Luego colocando el madero horizontal sobre el suelo, y desnudado ya el Señor, le acostaron sobre el suelo colocándole los brazos sobre el madero. Es posible que hayan atado ambos brazos primero para asegurarse de que no los movería al momento de ser traspasadas las manos con los clavos. Imagínese el oyente todo lo que tuvo que sufrir nuestro Señor Jesucristo por causa nuestra. Luego vinieron los clavos que traspasarían sus manos. Estos clavos eran pedazos de hierro forrado grueso, tallados en forma rústica, cuadrada, no cilíndricos como los de hoy y bien agudos, de más o menos 6 pulgadas de largo. Un soldado puso el clavo en el centro de la mano del Señor; otro levantó la comba y sin compasión alguna dio el uno, dos, tres, etc.

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combazos hasta hundir el clavo en el madero. De seguro que chisporroteaba a borbotones la sangre por la herida de los clavos. ¿No se le rompe el tímpano a usted oyente, al pensar que está oyendo aquellos golpes de la comba, superando el tiempo, sobre el clavo en el madero? Igual cosa hicieron con la otra mano. Algunos estudiosos sugieren que también clavaron al Señor en las muñecas, entre los huesos cúbito y radio, para evitar, que de romperse las manos cayese el Señor, por el peso del cuerpo al suelo, pues era fornido. Tampoco hay evidencia histórica sobre el particular. Luego de clavadas ambas manos, los soldados levantaron el travesaño para colocarlo en su lugar sobre el madero vertical. Nuestro Señor quedó así macabramente colgado. Luego de asegurar el travesaño completaron los verdugos su trágica tarea de clavarle los pies. Otros estudiosos sugieren que toda la cruz fue colocada sobre el suelo y sobre ella acostaron al Señor y le clavaron, y luego levantaron, cruz y cuerpo, hasta colocarlos verticalmente. Es posible también que haya sido así, aunque tampoco hay evidencia histórica sobre el particular, sea como fuere, es precisamente que en todos esos momentos, cuando los verdugos realizaban su desgraciada tarea que nuestro Señor Jesucristo, el Cordero de Dios, exclamó una y otra vez (está en pretérito imperfecto del modo indicativo), la primera de las 7 palabras desde la cruz: “Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen” (Lucas 23:34). Entra así en su etapa final lo que el trino, en su célebre Consejo de Redención, había decretado desde la eternidad “Porque verdaderamente se unieron en esta ciudad contra u santo Hijo Jesús a quien ungiste... para hacer cuanto tu mano y tu consejo habían antes determinado que sucediera”. (Hechos 4:27, 28) que sucediese lo que estaba sucediendo, para la redención de nosotros los seres humanos. El Hijo perfecto de Dios y Dios mismo “que se hizo carne”, según Juan 1:14, tuvo que morir en la cruenta (sangrienta) cruz, en nuestro lugar, sustitutoriamente, para así cumplir con las demandas de la justicia de Dios por causa de nuestros pecados y para que él, el Hijo, hiciese posible para nosotros nuestra eterna redención.  El Señor, perfecto maestro como era, el que durante el ejercicio de su ministerio terrenal había continudamente enseñado a sus seguidores a “amar a enemigos, bendecir a los que los maldicen, a hacer bien a los que los aborrecen, y a orar por los que nos ultrajan y nos persiguen”, según Mateo 5:44, en estos momentos, verdaderamente cruciales, no podía traicionar lo que enseñó. Nos dio así el mas sublime de los ejemplos de lo que significa ser un maestro. Es que las palabras de un maestro deben concordar con sus hechos. Y eso es lo que sucedió con nuestro maestro  y Salvador nuestro Señor Jesucristo. Oró de corazón, pidiendo perdón por sus verdugos, dándonos un ejemplo perfecto en todo. El comportamiento de nuestro Señor Jesucristo en la cruz constituía un sorprendente contraste con la manera en que otras víctimas crucificadas sabían actuar. Otros jamás orarían a favor de sus verdugos; antes bien, pedirían todas las maldiciones del infierno, con adjetivos de grueso calibre, impublicable. Ni una sola palabra fuera de orden, ni una sola palabra de resentimiento, ni una sola palabra de reproche salió de la boca del Salvador; antes bien oró, con amor por perdón por y para todos los que ocasionaron y estaban ocasionando su muerte.

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Más bien calló. Cumplióse así la profecía que de él dijo el profeta, casi 800 años antes: “Angustiado él y afligido no abrió su boca; como cordero fue llevado al matadero y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció y no abrió su boca” (Isaías 53:7). Esta petición de perdón incluye a usted, a mí y a todo el mundo, porque se enfrió todo por causa suya, mía y de todo el mundo. En esta palabra nuestro Señor Jesucristo llama a Dios Padre, buscando quizá compasión de él; pero no encuentra tal compasión. Por más amorosa o inefable que haya sido la relación entre el padre y el Hijo desde la eternidad, ahora, el Hijo que es hecho todo pecado ya no podía gozar con su padre de aquella perfecta comunión, porque el Hijo fue hecho pecado por todos nosotros y el padre seguía siendo perfecto en santidad. Bien cierto es que todos los que se confabularon para crucificar al Señor, siendo instrumentos del Diablo, no sabían lo que hacían. Este, el diablo, quería destruir desde el principio todo el plan (eterno) de Dios para nuestra Salvación y usó de todos los medios humanos y extrahumanos posible para lograr su propósito. No pudo. Paradógicamente los hombres que “no sabían lo que hacían” eran a su vez instrumentos de Dios, porque actuaron en primera  y última instancia, sin saberlo ellos mismos, según el plan y propósito eternos de Dios. Recordemos lo que dice la Escritura que “nuestra injusticia hace resaltar la justicia de Dios” (Romanos 3:5). Oigamos lo que dice la Escritura sobre este particular: ... Porque verdaderamente se unieron en esta ciudad (Jerusalén) contra tu santo Hijo, Jesús, a quien ungiste, Herodes y Poncio Pilato con los gentiles y el pueblo de Dios, para hacer cuanto tu mano y tu consejo habían antes determinado que sucediera” (Hechos 4:27, 28). Ahí está el decreto de Dios. Es no sabían los que crucificaron a nuestro Señor Jesucristo. El apóstol Pedro, uno de los discípulos del Señor, en su célebre discurso en el pórtico de Salomón, cerca al templo de Jerusalén, con ocasión de la curación milagrosa de un cojo de nacimiento, que Dios hizo a través de Pedro y Juan, dirigiéndose a los presentes, entre los cuales estaban muchos de los que crucificaron al Señor, dijo: El Dios de Abraham de Isaac y de Jacob, el Dios de nuestros padres, ha glorificado a su Hijo, Jesús, a quien vosotros entregasteis y negasteis delante de Pilato, cuando éste había resuleto ponerle en libertad. Mas vosotros negasteis al Santo y al justo y pedisteis que se os diese a un homicida y matasteis al autor de la vida. Mas ahora hermanos, se que por ignorancia lo habeis hecho, como también los gobernantes... (Hechos 3:13-17).           Con este grito, esta petición, esta oración de perdón: “Padre perdónales porque no saben lo que hacen” nuestro Señor Jesucristo dio expresión a lo que el mismo enseñó: “De la abundancia del corazón habla la boca” (Mateo 12:34). Así mismo mostró su espíritu invencible, que ganó en la cruz todas las victorias sobre Satanás y sobre el pecado, la victoria decisiva del gran conflicto de las edades, de los siglos, entre las fuerzas de las tinieblas, del infierno, y del mal, encabezadas por Satanás, contra las fuerzas de la luz y del bien, encabezados por el único y gran vencedor nuestro Señor Jesucristo.           En la cruz el triunfo fue de nuestro Señor Jesucristo. El es el victorioso. Con él el amor superó al odio. Esta fue la primera expresión de Jesucristo desde la cruz, la que reveló la

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grandeza de su corazón y resuena a través de los siglos el gran amor del único Salvador  de mundo: “Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen”.           Sintiendo en su propio corazón la grandeza y el amor del Señor, la poetisa Frank Breek compuso los siguientes versos bajo el título “Clavado en la Cruz”, una parte los cuales dice así: Hubo quien por mis culpas muriera en la cruz,aunque indigno y vil como soy;Soy feliz, pues su sangre vertió mi Jesús,y con ellas mis culpas borró.  Mis pecados llevó en la cruz do murióEl sublime, el tierno, Jesús;Los desprecios sufrió, y mi alma salvóEl cambió mis tinieblas en luz. Recordemos, pues, la primera palabra de nuestro Señor Jesucristo desde la cruz: “Padre, perdónalos porque no saben l que hacen”.

SEGUNDA PALABRALa segunda palabra de las registradas en la Escritura que nuestro Señor Jesucristo pronunció desde la cruz fue...  “De cierto te digo, que hoy estarás conmigo en el paraiso”. Lucas 23:43Así dice textualmente la Escritura sobre esta palabra: “Y el pueblo estaba mirando; y aun los gobernantes se burlaban de él, diciendo: A otros salvó; sálvese a sí mismo, si éste es el Cristo, el escogido de Dios. Los soldados también le escarnecían, acercándose y presentándole vinagre, y diciendo; Si tú eres el Rey de los judíos, sálvate a ti mismo. Había también sobre él un título escrito con letra griegas, latinas y hebreas: ESTE ES EL REY DE LOS JUDÍOS. Y uno de los malhechores que estaban colgados le injuriaba, diciendo: Si tú eres el Cristo, sálvate a ti mismo y a nosotros. Respondiendo el otro, le reprendió, diciendo: ¿Ni aun temes tú a Dios, estando en la misma condenación? Nosotros, a la verdad, justamente padecemos, porque recibimos lo que merecieron nuestros hechos; mas éste ningún mal hizo. Y dijo Jesús: Acuérdate de mí cuando vengas en tu reino. Entonces Jesús le dijo: De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso”. Lucas 23:35-43 “De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso”. Esta es la palabra del triunfo de la gracia. Es una expresión de triunfo. Es una palabra de salvación. Sería aproximadamente la hora quinta de la mañana, alrededor de las once de la mañana para nosotros. Ya los soldados habían acabado con su macabra como cruel tarea. Ya habían sido repartidas entre ellos las últimas pertenencias del Señor. Al parecer cada uno tuvo su parte, pero quedaba sin dueño una técnica, que era de una sola pieza, sin costura. Todos la querían . En momentos iniciales pensaban partirle, para que cada uno tenga una parte de ella, pero primó el criterio de guardarla entera que se quede entera. Acordaron luego sortearla. Se cumplió así la profecía que se menciona en el libro de los Salmos y que el apóstol Juan, el

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evangelista, cita así: “Repartieron entre sí mis vestidos y sobre mis ropas echaron suerte” (Salmo 22:18, Juan 19:24). El lugar donde crucificaron al Señor era en las afueras de la ciudad de Jerusalén, bastante cerca del camino principal que partía del pórtico de Damasco con dirección al norte. Mateo uno de los historiadores de nuestro Señor Jesucristo, menciona que los que pasaban al verle crucificado le injuriaban diciendo: “Si eres el Hijo de Dios, desciende de la cruz” (27:40). Los evangelistas Mateo y Marcos también mencionan que los sacerdotes con los escribas y los fariseos le escarnecían (escarnecer es hacer burla de una persona, es afrentarla) diciendo: “A otros salvó, así mismo no se puede salvar. El Cristo, el rey de Israel, descienda ahora de la cruz para que veamos y creamos” (Mateo 27:42,43; marcos 15:31,32). Los soldados también por su parte le escarnecían, acercándose y presentándole vinagre, y diciendo: “Si tú eres el Rey de los judíos, sálvate a tí mismo...” (Lucas 23:36, 37). La Escritura dice que crucificaron también con él a dos ladrones, malhechores, uno a su derecha y otro a su izquierda, cumpliéndose así la Escritura que dice: “Fue contado con los inicuos” (Marcos 15:27, 28). Se refería, por cierto, a lo que el profeta Isaías, más de 700 años antes ya había predicho: “Y fue contado con los pecadores” (Isaías 53:12). Lo curioso del caso es que los otros dos compañeros del Señor de suerte y de muerte, también se burlaban de él al principio. El evangelista Mateo describe así; “Los mismo también le injuriaban los ladrones que estaban crucificados con él” (Mateo27:44). Momentos después, uno de los malhechores se dio cuenta de la actitud del Señor que no era de un malhechor. Cambió éste radicalmente actitud de su manera de pensar acerca del Señor, y volviéndose a su compañero de fechorías le reprocha ¿Ni aún temes a Dios estando en la misma condenación?. Nosotros a la verdad justamente padecemos porque recibimos lo que merecieron nuestros hechos; más éste - dijo refiriéndose al Señor - ningún mal hizo” (Lucas 23:40, 41). Y luego, volviéndose con ansiedad a Jesús exclamó: “Acuérdate de mí cuando vengas en tu reino” (Lucas 23:42). En estas breves palabras de este malhechor, que suele llamársele el buen malhechor, (no hay malhechor) o malhechor arrepentido (eso quizá es apropiado), en estas breves palabras, se repite, se encuentran ciertas cosas que son dignas de meditar: 1. En primer lugar, este malhechor, como judío que era, creía en la existencia de Dios: “¿Ni aún tú temes a Dios estando en la misma condenación? Dijo. Era hasta ese instante un ateo práctico, no obstante. Ateo práctico es aquel que no necesariamente niega o mas bien acepta la existencia de Dios, pero que en su vida diaria, práctica, no le toma en cuenta para nada. Hace lo que él quiere sin que le importe lo que piensa o quiere Dios. Este malhechor era uno de ellos, un ateo práctico. Hacía las cosas, se repite, sin tomar en cuenta en nada a Dios. Bueno, no nos extrañemos. Abundan mucho los ateos prácticos aun entre nosotros los así llamados cristianos. Son los que dicen que creen en Dios, pero que en su vida diaria actúan como si Dios no existiese. Deciden o hacen algo, por sí mismos, sin tomar en cuenta la voluntad de Dios para nada. 

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2. En segundo lugar, este malhechor, así llamado arrepentido, reconoció públicamente que se estaba haciendo justicia con él y con su compañero de fechorías. Así dijo: “Nosotros, a la verdad, justamente padecemos, porque recibimos lo que merecieron nuestros hechos (Lucas 24:41). Este es un primer paso para un genuino arrepentimiento . 3. En tercer lugar, este malhechor, así llamado arrepentido, reconoció también públicamente que con nuestro Señor Jesucristo se esta cometiendo una de las más grandes injusticias. Reconoció la absoluta inocencia de él: “... más éste - dijo - ningún mal hizo” (Lucas 24:41).

Viernes Santo - LAS SIETE PALABRAS DE CRISTO EN LA CRUZOpciones

Publicado: 04-22-2011 07:54 PMLAS SIETE PALABRAS DE CRISTO EN LA CRUZLas siete veces que Jesús hablo mientras estaba en la Cruz, tienen gran significado para nuestra vida hoy. Examinemos cada palabra que Jesús expreso en la Cruz.

Primera Palabra  : LA PALABRA DE PERDÓN: (Lucas 23,34).

La oración se ofreció para quienes eran culpables de darle muerte. Constituye esta palabra la postura culmen de la doctrina evangélica sobre el amor; y pronto fue practicada por los cristianos.Es coherente con la doctrina de Cristo sobre el amor a los enemigos (Mateo 5,44), con la oración del Padrenuestro (Mateo 6,9-13) y con su propia conducta durante la pasión (Mateo 24,48.51).

Segunda Palabra : LA PALABRA DE ESPERANZA (Lucas 23,43).

Es la respuesta de Cristo a la súplica "acuérdate de mí, cuando vengas en tu reino" del ladrón arrepentido.La respuesta de Jesús es pronta, le dice al ladrón que confié, que estará junto a él en el paraíso, es la muestra de amor, donde no se hace reclamo alguno de su vida pasada, es la aceptación total con toda su integridad de la persona, porque Dios sólo espera la acción de buen ladrón de poner su confianza en el Señor.

Tercera Palabra : LA PALABRA DE PREVISIÓN (Juan 19,26 s.).

El Señor tiene gran cuidado de nosotros, siempre prepara nuestra seguridad en la tierra.Cristo entregó el cuidado de su madre al discípulo amado, cumpliendo un elemental deber filial. El sentir católico ve expresada en la frase la maternidad espiritual de María.

Cuarta Palabra : LA PALABRA DE DESOLACIÓN (Mt 27,46).

Éste es un acto de profunda soledad y sentido de alejamiento de su Padre. Esta palabra pronunciada por el hombre crucificado es, más que un reproche hacia Dios, la oración del

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justo que sufre y espera en Dios; Jesús, en lugar de desesperar y olvidarse de Dios, clama al Padre pues confía en que Él lo escucha, pero Dios no responde porque ha identificado a su hijo con el pecado por amor a nosotros, y éste debe morir. Jesús, colgado en la cruz, es rechazado ahora por el Cielo y por la tierra, porque el pecado no tiene lugar. Cuantás veces en nuestras vidas hemos sentido el abandono de Dios: ¿Por qué a mi? ¿Por qué ahora? ¿Qué hice Señor? Preguntas y preguntas como la de Cristo, que encuentran como respuesta el silencio de Dios. Por lo general, pero Dios no le respondio, es la mejor respuesta que nos puede dar, pero no lo entenderemos hasta que sepamos que del silencio brota la Resurrección.

Quinta Palabra LA PALABRA DE ANGUSTIA FÍSICA (Jn 19,28).

Es la expresión de un ansia de Cristo en la cruz. Se trata, en primer término, de la sed fisiológica, uno de los mayores tormentos de los crucificados. La palabra está tomada de los salmos 69,21 y 21,16. Se interpreta en sentido alegórico: la sed espiritual de Cristo de consumar la redención para la salvación de todos. Cuadra con la estructura del cuarto evangelio, y nos evoca la sed espiritual que Cristo experimentó junto al pozo de la Samaritana (lo 4,7).

Sexta Palabra :LA PALABRA DE TRIUNFO(Juan 19,30).

Se puede interpretar como la proclamación en boca de Cristo del cumplimiento perfecto de la Sagrada Escritura en su persona. Esta palabra pone de manifiesto que Jesús era consciente de que había cumplido hasta el último detalle su misión redentora. Es el broche de oro que corona el programa de su vida: cumplir la Escritura haciendo siempre la voluntad del Padre.(Mt 5,17 Ss.; 7, 24 Ss.; Lev 22,42; lo 4,34).

Séptima Palabra : LA PALABRA DE CONFIANZA (Lucas 23,46).

Esta palabra expresa la oblación de la propia vida, que Jesús pone a disposición del Padre. Invoca el salmo 30,6, en que el justo atormentado confía su vida al Dios bondadoso y fiel. En Cristo todo se había cumplido, sólo quedaba morir, lo que acepta con agrado y libertad (lo 10,18). Esteban, uno de los mártires cristianos, imitó a Cristo en la primera palabra, lo hizo también en esta última, encomendando su espíritu en el Señor Jesús (Hechos 7,59).

CONCLUSIÓN:Las palabras de Jesús en la Cruz muestran su gran amor por la humanidad, dichoso aquel que se aferré en las palabras de Jesús cada día.

Jesús dijo siete palabras mientras moría colgado en la cruz delCalvario, aun en su agonía, cuando el dolor le consumía, emitió palabras que deben afectar positivamente nuestra manera de vivir.

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1. La Palabra 

Misericordiosa.

Lucas 23:34 dice: "Y Jesús decía: Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen. Y repartieron entre sí sus vestidos, echando suertes".

Todo el plan de nuestra salvación radica en la misericordia de Dios. Cristo se compadecía de los enfermos y los sanaba, de las gentes hambrientas y les daba de comer. Pero lo extraordinario es compadecerse del enemigo, de los que nos hacen daño, de los que nos hieren, de los que nos afrentan. Hasta este punto llegó el amor de Jesucristo.Es seguro que los enemigos de Cristo esperaban oír maldiciones,malas palabras, injurias de quien estaba sufriendo. Esperaban oír por lo menos quejidos de dolor y fíjense que de él salió no un grito, sino una plegaria, una dulce y suave oración de perdón.Lo interesante del verbo griego es que no está en pasado sino en gerundio, o sea: "iba diciendo". En otras palabras esta frase fue repetida varias veces durante el cruel proceso.

Se ha dicho con razón que comprender es perdonar. Él comprendía la ignorancia de este horrendo crimen. "No saben lo que hacen".

¿Alguna vez ha sentido un dolor tan agudo que preferiría la muerte? Ahora elévelo a la enésima potencia, peor si eso fue ocasionado como una operación sin anestesia. ¿Cree usted que sería capaz ese momento de orar por perdón? Hay que notar que en ese momento Jesús estaba siendo torturado, injuriado, calumniado, etc. Sin embargo, elevó una oración genuina. Él es un Dios de perdón y misericordia. Él mismo enseñó a perdonar hasta setenta veces siete, o sea indefinidamente.

2. La Palabra Alentadora.

Lucas 23:42, 43 dice: "Y dijo a Jesús: Acuérdate de mí cuando vengas en tu reino. Entonces Jesús le dijo: De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso.

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El compañero de martirio, un ladrón a quien la tradición le da el nombre Dimas y en algunas ocasiones le han llamado: "el buen ladrón".

Yo me imagino que él estaba atento a lo que decía Jesús y seguramente oye de labios de Cristo la palabra Padre, y seguramente eso le hace reflexionar: "Oh si yo pudiera dirigirme a Dios con esa paz y tranquilidad".

En ese momento comienza a creer en Dios, incluso comienza a reprochar a su compañero en el versículo 40 diciéndole: "¿Ni aun temes tú a Dios, estando en la misma condenación?". Luego añade en el versículo 41: "Nosotros, a la verdad, justamente padecemos, porque recibimos lo que merecieron nuestros hechos; mas éste ningún mal hizo". Fíjense que se siente culpable y por un momento está de acuerdo con la justicia de los hombres.

De pronto pone su fe en Jesús y siguiendo el relato le dice: "Acuérdate de mí cuando vengas en tu reino". Qué preciosa seguridad. Recuerden que ya durante su ministerio Jesús había afirmado: "Al que a mí viene no le echo fuera". Si la salvación fuera por obras, aquel ladrón no podía hacer nada para salvarse. El apóstol Pablo lo aclaró perfectamente en Romanos 10:9, 10: "Que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación".

3. La Palabra Cuidadosa.

Juan 19:26, 27 dice: "Cuando vio Jesús a su madre, y al discípulo a quien él amaba, que estaba presente, dijo a su madre: Mujer, he ahí tu hijo. Después dijo al discípulo: He ahí tu madre. Y desde aquella hora el discípulo la recibió en su casa.

Imagínese como madre lo que ella estaría sintiendo. Pero Jesús como hijo humano de una dolorida mujer, se acuerda que él como hijo mayor tenía deberes humanos y los atendió cuidadosamente encomendando a aquella buena y amante madre a su discípulo amado.

Su resignada pero dolorida madre lo necesitaba. Hay que notar que la más favorecida de todas las mujeres fue también la más afligida. Seguramente su fe estaba pasando una severa prueba, pues, aquel que era poderoso en palabra

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y obras, se estaba dejando crucificar y no hacía nada para poder remediarlo. Seguramente esa madre abnegada se acordó en este momento de cuántos milagros hizo su hijo cuando estaba en su ministerio.

¿Ahora quién podría consolar a esta madre en aquellas circunstancias tan deplorables? Precisamente había un discípulo que Jesús confiaba. Obviamente había parientes cercanos, hermanos, primos, etc. Pero prefirió confiarle a su discípulo amado ya que posiblemente José ya había muerto.

Con esto Jesús nos hace pensar que no debemos dejar de pensar en nuestros padres. El apóstol Pablo también lo señaló diciendo: "Honra a tu padre y a tu madre, que es el primer mandamiento con promesa". (Efesios 6:2).

4. La Palabra Patética.

Mateo 27:46 dice: "Cerca de la hora novena, Jesús clamó a gran voz, diciendo: Elí, Elí, ¿lama sabactani? Esto es: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?"

Ésta es la palabra más misteriosa, más patética de Jesús. ¿Acaso no dijo en alguna otra ocasión: "Mi padre y yo uno somos" y en otra ocasión "El que me ha visto a mí ha visto al Padre"?

Sin embargo, vemos que este privilegio no era posible cuando se hallaba cargado con todos nuestros pecados. Él ama al pecador pero aborrece el pecado, él no puede consentir el pecado y Jesús siente en ese momento que la presencia divina se aleja y abre su boca y exclama: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?

Pero no pensemos que esto representa una queja, o una duda, más bien era una situación interna de no sentirse completo junto a su Padre.

Es una pregunta exclamativa que no requería respuesta, quizá sólo quería hacernos reconocer el inmenso sacrificio que él hizo por nosotros para que reaccionemos y podamos decir: "Sí Señor, lo reconozco, fue por mí. Sé que te sentiste temporalmente abandonado por tu Padre para que yo pudiera ser amado para siempre".

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Miren lo que dice Mateo 27:45: "Y desde la hora sexta hubo tinieblas sobre toda la tierra hasta la hora novena".

Yo aseguraría que todas las tinieblas del infierno se levantaron en contra de Jesús, que todo pecado horrendo, cruel y oscuro recayó en Jesús, todo el pecado del mundo fue puesto sobre él. Fue tal la atrocidad del pecado de todos los seres humanos que el mismo Dios tuvo que alejarse momentáneamente para que toda esa oscuridad y crueldad humana recayera en Jesús. Y quizá con un profundo pesar y dolor exclama: "Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?".

En otras palabras, sufrió al tope la agonía física y la agonía espiritual y hay que recordar que ahí estaban también nuestros pecados.

5. La Palabra Expresiva.

Juan 19:28 dice: "Después de esto, sabiendo Jesús que ya todo estaba consumado, dijo, para que la Escritura se cumpliese: Tengo sed".

La palabra sed refleja que ya casi no quedaba líquido en su cuerpo. ¿Le ha pasado a usted alguna vez que ha sentido profunda sed?

Era peor la necesidad física que sentían todos los crucificados a causa de la pérdida de sangre y la fiebre por las heridas. Por eso es que algunos verdugos mezclaron vinagre con hiel amarga ypestilente y le quisieron dar para que beba, pero él no lo aceptó.

Incluso hoy en día él sigue recibiendo vinagre y hiel de muchos que no quieren aceptar su sacrificio en la cruz del Calvario.

Es por eso que les puedo decir hoy que cuando le sirvamos a Dios no lo hagamos por vanagloria, ni prestigio, ni posición. Hagámoslo sólo por amor y agradecimiento. Que nuestras alabanzas sean genuinas, no sólo para llenar un espacio.

6. La Palabra Garantizadora.

Juan 19:30 dice: "Cuando Jesús hubo tomado el vinagre, dijo: Consumado es. Y habiendo inclinado la cabeza, entregó el espíritu".

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Es una clara y directa palabra para alentar y afirmar nuestra fe. Era la palabra que ponían los griegos en las facturas cuando se pagaban.

Consumado es significa ya no queda nada más por hacer. Garantiza una salvación perfecta a la que nada puedo añadir como mérito propio, como si mi salvación fuera por mis propias obras.

Si usted tiene una factura con el sello de pagado, no intentaría jamás volverlo a pagar, ¿o sí? Sin embargo, añadir mérito es un defecto de muchos cristianos, no comprenden que la obra de Cristo fue perfecta, completa, no le falta nada, definitivamente nada se puede añadir.

Cuando Jesús pronunció estas palabras, Satanás y todos los demonios del infierno supieron que estaban vencidos. Incluso la misma muerte había sido destruida, la victoria fue total. Por eso finalmente pronunció su última palabra.

7. La Palabra Reveladora.

Lucas 23:46 dice: "Entonces Jesús, clamando a gran voz, dijo: Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu. Y habiendo dicho esto, expiró".

Fue tan potente esta palabra que la tierra se estremeció, ni siquiera pudo contener a sus muertos. Mateo 27:51-54 relata: "Y he aquí, el velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo; y la tierra tembló, y las rocas se partieron; y se abrieron los sepulcros, y muchos cuerpos de santos que habían dormido, se levantaron; y saliendo de los sepulcros, después de la resurrección de él, vinieron a la santa ciudad, y aparecieron a muchos. El centurión, y los que estaban con él guardando a Jesús, visto el terremoto, y las cosas que habían sido hechas, temieron en gran manera, y dijeron: Verdaderamente éste era Hijo de Dios".

Llega el momento de su muerte, pero Cristo no teme aquella parte espiritual de su tragedia. Ahora se muestra tranquilo y confiando. Aquel que antes habló de Lázaro junto al seno de Abraham, ahora se disponía a entrar por aquellas puertas eternas, seguramente miles de ángeles haciendo una calle de honor para su entrada. Los cielos estaban abiertos para llevarle en triunfo a su aposento celestial, junto a su Padre.

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Esa parte nos llegará en algún momento a cada uno de nosotros, porque dice la palabra del Señor: "Y de la manera que está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio". (Hebreos 9:27).

De modo inevitable hemos de pasar por aquel valle sombrío, pero la muerte redentora de Cristo es la garantía de que podremos terminar nuestros días con la misma confianza que Él, sólo en esas circunstancias podremos decir con gozo: "Padre en tus manos encomiendo mi espíritu".

Jesús dijo: "La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo". En otra ocasión dijo: "En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros. Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis". (Juan 14:2, 3).

Finalmente el apóstol Pablo también lo afirmó: "Porque de ambas cosas estoy puesto en estrecho, teniendo deseo de partir y estar con Cristo, lo cual es muchísimo mejor". (Filipenses 1:23).< Anterior

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PORTOVIEJO, 25 DE MARZO DE 2013.

HNA. DRA. GISELLA LOPERA RODRÍGUEZ.

MIEMBRO ACTIVO DE LA IGLESIA CAMINO A CANAÁN.

DE MIS CONSIDERACIONES:

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