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INNOVACIÓN Y DIFUSIÓN DEL CAMBIO LINGÜÍSTICO EN MADRID ISABEL MOLINA Universidad de Alcalá 1. INTRODUCCIÓN El propósito de estas páginas es examinar tres cambios de la lengua espa- ñola correspondientes al nivel fónico: la relajación de la sibilante implosiva, el yeísmo y la elisión de la dental sonora en posición intervocálica. El análisis se centrará en la Comunidad de Madrid, en contacto con las dos Castillas y con una posición administrativa y económicamente estratégica. Las tres comunida- des ocupan la Meseta Central, territorio de confluencias lingüísticas y cruce de isoglosas de algunos de los fenómenos fónicos que históricamente separan las hablas castellanas de las meridionales. Tradicionalmente, esas hablas no han recibido la atención necesaria, tal vez porque la creencia de su identidad con la lengua estándar las ha alejado del in- terés de los dialectólogos. Sin embargo, la reciente publicación de dos atlas re- gionales 1 que cubren la mayor parte de esa zona va a permitir importantes avances en el estudio de la variación diatópica, base sobre la que se podrá in- corporar la investigación sociolingüística de los núcleos urbanos castellanos. En este sentido, Madrid capital es especialmente adecuada para estudiar el cambio lingüístico por haber estado sujeta a importantes movimientos demo- gráficos cuyas consecuencias podrán abordarse desde la perspectiva del contac- to dialectal. La investigación sociolingüística de las ciudades españolas ha cu- bierto ya una serie de huecos en el área metropolitana madrileña, gracias a lo cual se puede realizar una comparación de la marcha de los procesos fónicos. 1 M. Alvar, Atlas Lingüístico de Castilla-León, Madrid, Arco Libros, 1998, 3 vols.; P. García Mouton y F. Moreno Fernández, Atlas Lingüístico y etnográfico de Castilla-La-Mancha. Los materiales comenzaron a editarse por internet en mayo de 2003; pueden consultarse en http:// www.uah.es/otrosweb/alecman. Para el nordeste de la provincia de Madrid vid. A. M. Ruiz, Es- tudio fonético del nordeste de la Comunidad de Madrid, Alcalá de Henares, PPU Alcalá, 2003. Asimismo, P. García Mouton e I. Molina están realizando encuestas dialectales en la Comunidad de Madrid. Proyectos: PB97-1166 y BFF2002-01087. REVISTA DE FILOLOGÍA ESPAÑOLA (RFE), LXXXVI, 1. o , 2006, págs. 127-149, ISSN: 0210-9174

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  • INNOVACIN Y DIFUSIN DEL CAMBIOLINGSTICO EN MADRID

    ISABEL MOLINAUniversidad de Alcal

    1. INTRODUCCIN

    El propsito de estas pginas es examinar tres cambios de la lengua espa-ola correspondientes al nivel fnico: la relajacin de la sibilante implosiva, elyesmo y la elisin de la dental sonora en posicin intervoclica. El anlisis secentrar en la Comunidad de Madrid, en contacto con las dos Castillas y conuna posicin administrativa y econmicamente estratgica. Las tres comunida-des ocupan la Meseta Central, territorio de confluencias lingsticas y cruce deisoglosas de algunos de los fenmenos fnicos que histricamente separan lashablas castellanas de las meridionales.

    Tradicionalmente, esas hablas no han recibido la atencin necesaria, tal vezporque la creencia de su identidad con la lengua estndar las ha alejado del in-ters de los dialectlogos. Sin embargo, la reciente publicacin de dos atlas re-gionales 1 que cubren la mayor parte de esa zona va a permitir importantesavances en el estudio de la variacin diatpica, base sobre la que se podr in-corporar la investigacin sociolingstica de los ncleos urbanos castellanos.

    En este sentido, Madrid capital es especialmente adecuada para estudiar elcambio lingstico por haber estado sujeta a importantes movimientos demo-grficos cuyas consecuencias podrn abordarse desde la perspectiva del contac-to dialectal. La investigacin sociolingstica de las ciudades espaolas ha cu-bierto ya una serie de huecos en el rea metropolitana madrilea, gracias a locual se puede realizar una comparacin de la marcha de los procesos fnicos.

    1 M. Alvar, Atlas Lingstico de Castilla-Len, Madrid, Arco Libros, 1998, 3 vols.; P. GarcaMouton y F. Moreno Fernndez, Atlas Lingstico y etnogrfico de Castilla-La-Mancha. Losmateriales comenzaron a editarse por internet en mayo de 2003; pueden consultarse en http://www.uah.es/otrosweb/alecman. Para el nordeste de la provincia de Madrid vid. A. M. Ruiz, Es-tudio fontico del nordeste de la Comunidad de Madrid, Alcal de Henares, PPU Alcal, 2003.Asimismo, P. Garca Mouton e I. Molina estn realizando encuestas dialectales en la Comunidadde Madrid. Proyectos: PB97-1166 y BFF2002-01087.

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    2. MADRID, CENTRO DE INMIGRACIN Y CONTACTO DIALECTAL

    La inmigracin que lleg a Madrid durante los aos sesenta y setenta pro-ceda de Castilla-La Mancha, Andaluca, Extremadura y Castilla-Len 2. Aun-que la poblacin creci en toda la regin ininterrumpidamente desde principiosdel siglo XX, el mayor aumento se dio en la ciudad, que en los aos setentareuna al 95,7 % del total de la Comunidad. En ese periodo confluyen dos pro-cesos que escalonan la llegada de trabajadores. Por una parte, la capital recibepoblacin de las regiones vecinas; por otra, desde 1970 se lleva a cabo una po-ltica de descongestin de la capital para difundir la industria, primero a losmunicipios del rea metropolitana y despus, a otros puntos ms alejados de lacapital. Como resultado, algunas localidades del sur y del este de la regin pa-saron a formar parte del Gran Madrid. La inmigracin se instal en los mu-nicipios madrileos y en los barrios perifricos de la ciudad, en un proceso tanintenso que hoy da no es fcil encontrar madrileos cuyas familias sean origi-narias de Madrid. Los movimientos de poblacin tuvieron como resultado elcontacto dialectal, a veces en un doble sentido: los que llegaban a la ciudadentraban en contacto con la norma madrilea pero adems, cuando retornabana su lugar de origen, ya haban incorporado usos propios de la capital.

    Entre la ciudades del entorno que han participado del proceso de industria-lizacin y acogida de inmigrantes nacionales, han sido objeto de estudio socio-lingstico primero Getafe 3, al sur de la regin, y con posterioridad, Alcal deHenares 4, al este, en el Corredor del Henares.

    Alcal de Henares, a 30 kms. al este de la capital, dej de ser cabecera decomarca agrcola para formar parte del rea metropolitana dependiente de Ma-drid. Por su industrializacin, la ciudad ha ocupado un papel importante comoncleo de descongestin de la capital. El crecimiento demogrfico, de 19.415habitantes en 1950 a 165.620 en 1990, se nutra de inmigrantes procedentes ensu mayora de Castilla-La Mancha, Andaluca, Castilla-Len y Extremadura.

    Getafe por su parte, a 13 kms. al sur de la capital y dentro de su rea me-

    2 En menor medida, tambin llegaron inmigrantes procedentes de Catalua, Valencia, Galiciay Pas Vasco, sobre todo a finales del siglo XX. Vid. Ayuntamiento de Madrid. Anuario Estads-tico, Comunidad de Madrid, INE.

    3 P. Martn Butragueo, Desarrollos sociolingsticos en una comunidad de habla, Tesis doc-toral, Madrid, Universidad Complutense, 1991; La dimensin de las hiptesis sustantivas: datossociolingsticos del sur de Madrid, Variacin lingstica y teora fonolgica, Mxico D.F., ElColegio de Mxico, 2002; El contacto de dialectos como motor del cambio lingstico, Elcambio lingstico. Mtodos y problemas, P. Martn Butragueo (ed.), Mxico D. F., El Colegiode Mxico, 2004, pgs. 81-144.

    4 Ana Blanco, Estudio sociolingstico de Alcal de Henares, Alcal de Henares, PPU Al-cal, 2004.

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    tropolitana, creci durante los aos 60 y 70 de forma tan espectacular que,hacia 1987, el 93 % de sus 133.581 habitantes era inmigrante, y de estos, prc-ticamente la mitad proceda del medioda peninsular. Getafe es un exponentems de lo que estaba sucediendo en el suroeste madrileo, cuya poblacin nollegaba a las 50.000 personas en 1960, y en cambio superaba el medio millnen 1981 5.

    De esta compleja situacin puede deducirse que en el rea metropolitanamadrilea hay un gran dinamismo social del que cabe esperar un reflejo en lolingstico. Madrid es modelo de la norma culta central y foco desde el queirradian innovaciones lingsticas que los medios de comunicacin contribuyena difundir. La convergencia con su norma por parte de la poblacin inmigrantey sus actitudes compartidas nos obligarn a considerar el Gran Madrid comouna comunidad de habla muy extendida 6.

    Por otra parte, se ha atribuido a la presencia de inmigrantes el avance haciael norte de fenmenos lingsticos considerados meridionales 7. El contacto en-tre variedades dialectales, unido a la permeabilidad entre niveles sociales, pro-bablemente haya favorecido el trasvase de influencias lingsticas. En los aossesenta, Navarro Toms explicaba la propagacin de vulgarismos en Madridpor el gran nmero de inmigrantes que en esa poca lleg a la capital. Fen-menos que haban permanecido confinados en el habla de las clases bajas de lacapital ascendieron hasta el nivel de las gentes instruidas en los treinta aostranscurridos entre la guerra civil espaola y esa dcada 8. En cambio, por elmomento no se ha demostrado una influencia de otras variedades sobre el ha-bla de la ciudad que se refleje en la sincrona actual.

    3. METODOLOGA. MATERIALES SOCIOLINGSTICOS PARA EL ESTUDIO DELGRAN MADRID

    Actualmente, para un estudio sociolingstico del nivel fnico slo existendatos de las tres zonas del rea metropolitana de Madrid que aqu se analizan:

    5 Martn Butragueo, El contacto de dialectos..., pg. 91.6 Como, de hecho, ya seal en su da P. Martn Butragueo, Desarrollos sociolingsticos...,

    y El contacto de los dialectos..., pg. 100.7 Cf. P. Garca Mouton y F. Moreno Fernndez, Atlas Lingstico (y etnogrfico) de Cas-

    tilla-La Mancha. Materiales fonticos de Ciudad Real y Toledo, Geolingstica. Trabajos euro-peos, P. Garca Mouton (ed.), Madrid, CSIC, 1994, pgs. 111-153.

    8 Navarro Toms, Vulgarismos en el habla madrilea, Hispania, L, 1967, pgs. 543-45. Lavulgarizacin del habla madrilea pareca a Navarro Toms tan intensa en los aos sesenta que,segn l, Madrid ya no poda cumplir entonces el papel que le distingua como centrosealadamente representativo del espaol normal, frente a otras ciudades como Toledo, Cuenca,Segovia o vila, donde se mantena sin diferencias notorias la misma situacin lingstica deantes de la guerra.

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    Alcal de Henares, Getafe y el barrio de Salamanca. Situado en el centro de laciudad, el barrio de Salamanca se ha seleccionado por su nivel medio y medio-alto. Por contraste, Getafe, en la periferia de Madrid, se clasifica en un nivelsocioeconmico medio-bajo y bajo, semejante al que se encuentra en Alcal deHenares, la ms alejada de las tres. Esto no significa que el centro urbano debaidentificarse con niveles sociales altos: la realidad es mucho ms compleja; enel centro conviven con las clases altas otras populares que, probablemente, es-tn ms prximas lingsticamente a los barrios perifricos que el barrio de Sa-lamanca. Inversamente, tampoco debe identificarse la periferia de la ciudad conniveles socioeconmicos bajos, pues cada vez ms las clases medias y altasabandonan el centro de la ciudad para trasladarse a urbanizaciones y munici-pios del norte y del oeste de la Comunidad.

    El distinto estatus de los residentes en cada una de estas reas genera ten-siones sociales que, tericamente, intervienen en el cambio lingstico. El anli-sis de esas tensiones a travs de la lengua debera llevar a una mejor compren-sin de los procesos de contacto dialectal y de su papel como mecanismo delcambio lingstico. En los tres casos se trata de investigaciones realizadas entre1991 y 2001. Martn Butragueo llev a cabo una investigacin sociolingsticaen Getafe, centrada en el anlisis de 17 fonemas consonnticos. La composicindemogrfica de esta comunidad la haca especialmente interesante para estudiarel contacto dialectal 9, por lo que la muestra sociolingstica, compuesta por 60informantes, distingue a los nacidos en Madrid y a los inmigrantes 10. Ademsdel origen geogrfico de los hablantes, tuvo en cuenta la variacin estilstica ypreestratific la muestra por sexo, edad y nivel educativo 11.

    El estudio sociolingstico de Alcal de Henares fue realizado por Blancocomo parte de un proyecto ms amplio, Dialectos en contacto. Anlisis socio-lingstico de Alcal de Henares 12. El trabajo de Blanco cubre la parte relativaal habla autctona de Alcal de Henares en los niveles fnico y morfosintc-tico. La muestra alcalana se estructur en forma de red social para medir si

    9 De hecho, esta investigacin sigue siendo pionera en la sociolingstica hispnica peninsu-lar. El estudio del cambio lingstico en situaciones de contacto dialectal ha sido durante muchotiempo ignorado por la sociolingstica variacionista.

    10 Entre los madrileos se incluy tanto a la minora autctona de Getafe, como a personasprocedentes de Madrid ciudad, de otras comunidades madrileas semejantes a Getafe, y de reassemirrurales y rurales de la provincia. Los inmigrantes se clasificaron en cuatro subgrupos: losprocedentes de Castilla-La Mancha (26 %), Extremadura (10 %), Andaluca (8 %) y Castilla-Len(7 %).

    11 Se distinguieron dos niveles educativos, alto y bajo, y cuatro grupos de edad: 1. 14-19aos; 2. 20-35 aos; 3. 36-55 aos; 4. 56 en adelante.

    12 Proyecto PB91-0164, dirigido por F. Moreno Fernndez. El objetivo del proyecto era co-nocer, en primer lugar, el habla de los alcalanos autctonos para despus compararla con la delos inmigrantes, la de sus lugares de origen y, por ltimo, la de los pueblos de la comarca, me-nos influidos por variedades forneas.

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    este tipo de estructura poda actuar como mecanismo de refuerzo de la normao ser un factor tan determinante como la edad, el sexo o el nivel de instruc-cin. La red social de Alcal est formada por 24 hablantes, todos ellos naci-dos en la ciudad; la estratificacin se hizo por sexo, edad y nivel de instruc-cin 13 y tambin se tuvo en cuenta el registro 14.

    Estas dos investigaciones han precedido a la de la propia ciudad 15, que co-mienza el ao 2000 como parte del Proyecto para el estudio sociolingsticode Espaa y Amrica (PRESEEA) 16. En este anlisis nos ocuparemos del ba-rrio de Salamanca, el nico de los 21 distritos madrileos del que, por el mo-mento, existen datos 17. Est considerado entre los madrileos paradigma de laburguesa acomodada y ha experimentado pocos cambios, pues el alto preciode la vivienda ha impedido el asentamiento de inmigrantes en la zona.

    13 Se distinguieron tres niveles de instruccin: bajo, medio y alto; cuatro grupos de edad ydos registros, formal e informal.

    14 La clase social no se consider relevante, pues todos los informantes pertenecan a las cla-ses baja y media baja. En cuanto a la estructura de red, cada sujeto mantena un promedio de15,75 relaciones dentro del grupo, esto es, estaba unido a las dos terceras partes de los compo-nentes de la red, lo que significa una densidad media-alta, a mitad de camino entre la baja den-sidad propia de las comunidades urbanas y la alta de las comunidades rurales.

    15 Aunque en los aos 80 se llevaron a cabo los primeros trabajos de orientacin sociolin-gstica encuadrados en el Proyecto para el estudio de la norma culta del espaol, slo a partirde 2000 se han comenzado a realizar anlisis variacionistas de una muestra que incluye todos losniveles sociales y no slo la norma culta. Para estudiar la norma culta madrilea de los aossetenta puede consultarse M. Esgueva y M. Cantarero, El habla de la ciudad de Madrid. Mate-riales para su estudio, Madrid, CSIC, 1981.

    16 Vid. F. Moreno, Castilla La Nueva, Manual de dialectologa hispnica. El espaol deEspaa, M. Alvar (dir.), Barcelona, Ariel, 1996 y F. Moreno, A. M. Cestero, I. Molina y F. Pa-redes, La sociolingstica de Alcal de Henares en el Proyecto para el Estudio Sociolingsticodel espaol de Espaa y Amrica (PRESEEA), Oralia, 3, 2000, pgs. 149-168. El PRESEEApreestratifica la muestra por sexo, edad: tres grupos y nivel de instruccin: alto, medio y bajo.En el barrio de Salamanca se ha postestratificado por clase social atendiendo a los ingresos y ala profesin de los hablantes.

    17 Los materiales recogidos con esta metodologa se estn analizando actualmente. En lo quese refiere al nivel fnico, N. Gil Pea se ha ocupado del anlisis variacionista de la -/s/implosiva y de la dental intervoclica en su Estudio sociolingstico de la fontica de la ciudadde Madrid, tesina indita, Univ. de Alcal, 2004 y en N. Gil Pea, Estudio sociolingstico dela fontica del madrileo barrio de Salamanca (1 parte), Espaol Actual (en prensa). I. Molinaha estudiado sobre los mismos materiales el yesmo en el barrio de Salamanca. Los resultados deese anlisis se presentan aqu por primera vez.

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    4. TRES CAMBIOS FNICOS EN MARCHA: GEOGRAFA Y ESTRATIFICACINSOCIAL

    4.1. Yesmo madrileo

    El yesmo es un cambio de posible origen andaluz 18, menos antiguo que eldebilitamiento de la -s implosiva, pero ms prximo a su conclusin. En elcastellano peninsular la innovacin sigue dos lneas de difusin, una urbana yotra rural, que no avanzan simultneamente. El cambio se cumple primero enlas ciudades y, desde stas, irradia hacia el medio rural, lo que supone que sudesarrollo espacial no es progresivo, sino que pasa de un centro urbano a otro.El distinto ritmo de este cambio en el campo y en la ciudad sugiere dos tiposdiferentes de isoglosas: las basadas en datos dialectales, rurales, sitan el avan-ce del yesmo en el centro de la Pennsula, pero si nos fijamos, en cambio, enlas ciudades, la innovacin llega mucho ms al norte.

    Como sucede en el conjunto de la geografa espaola, la cronologa delyesmo madrileo tambin es diferente en el medio urbano y en el rural.En torno a 1930, los datos del ALPI sitan los pueblos madrileos dentro delrea de alternancia entre yesmo y diferenciacin 19. Setenta aos despus, elyesmo ha alcanzado a los hablantes menores de cincuenta y cinco aos en lospueblos de toda la regin, mientras que los mayores mantienen restos de ladistincin en todas las localidades encuestadas con excepcin de las ms meri-dionales 20.

    Como en otras ciudades, el yesmo tampoco lleg a la capital desde elcampo madrileo. En Fortunata y Jacinta, publicada en 1886, Benito Prez

    18 Sin entrar en la discusin de si debe atribuirse o no un mismo origen andaluz a todos losfocos castellano-peninsulares desde los que se ha desarrollado el yesmo, s parece clara esa in-fluencia en el yesmo de zonas como Madrid, donde la inmigracin meridional ha sido muy im-portante. Vid. F. Moreno, Cambios vivos en el plano fnico del espaol. Variacin dialectal ysociolingstica, Historia de la Lengua Espaola, R. Cano (coord.), Barcelona, Ariel, 2004,pg. 987, n. 25.

    19 Vid. T. Navarro Toms Nuevos datos sobre el yesmo en Espaa, Thesaurus. Boletn delInstituto Caro y Cuervo, XIX, 1, 1964, pgs. 1-17. En los aos treinta compartan con Madrid sucarcter de frontera lingstica las siguientes provincias: Toledo, Ciudad Real, Cceres, Badajozy Huelva. Asimismo, vila, Albacete y Murcia eran reas de yesmo incipiente. Aos despus, afinales de los ochenta, el yesmo estaba bastante consolidado en Ciudad Real y Toledo (slo condos puntos distinguidores al norte de Ciudad Real y ocho ms al norte y al oeste de Toledo)(Cf. P. Garca Mouton y F. Moreno Fernndez, Atlas Lingstico (y etnogrfico) de Castilla-LaMancha..., pg. 150) y haba comenzado a penetrar en Guadalajara y Cuenca, que en los aostreinta quedaban incluidas en el rea de plena distincin.

    20 Datos inditos de las encuestas realizadas por P. Garca Mouton, I. Molina, C. Bordn yN. Gil Pea. Proyecto n. PB: BFF2002-01087.

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    Galds lo documenta como propio de las clases populares del ltimo tercio delsiglo XIX. Refirindose a Juanito Santa Cruz, personaje de clase acomodada,escribe:

    La perspicacia de la madre crey descubrir un notable cambio en las costum-bres y en las compaas del joven fuera de casa, y lo descubri con los datosobservados en ciertas inflexiones muy particulares de su voz y lenguaje.Daba a la elle el tono arrastrado que la gente baja da a la y consonante; yse le haban pegado modismos pintorescos y expresiones groseras que a lamam no le hacan maldita gracia.

    Y en otro momento:

    Por los ventanuchos abiertos sala... murmullo de conversaciones dejosas,arrastrando toscamente las slabas finales. Este modo de hablar de la tierra hanacido en Madrid de una mixtura entre el dejo andaluz, puesto en moda porlos soldados, y el dejo aragons, que se asimilan todos los que quieren darseaires varoniles.

    En pocas lneas, el escritor canario da cuenta de algunos hechos relaciona-dos con la innovacin y difusin del cambio en la sociedad madrilea: la in-fluencia del andaluz en el habla popular de Madrid 21; la presencia del yesmoen las clases bajas y la imitacin de la pronunciacin y de los modismos popu-lares por parte de las clases acomodadas, que de esta forma contribuan a di-fundir las innovaciones. Podemos, pues, suponer que el yesmo lleg a Madridtrado por hablantes andaluces antes de finales del siglo XIX; que la novedadpenetr como un cambio desde abajo, primero en los niveles populares, y quedesde estos se difundi a otras capas de la sociedad 22.

    A principios del siglo XX, Navarro Toms informa de cierto avance socialdel yesmo con mantenimiento de la distincin entre las personas cultas y deldesarrollo de variantes fonticas que distinguen a la clase media madrilea delpueblo bajo 23. Por el contrario, A. Castro, en 1914, indica que la y es casi ge-neral en la ciudad, tanto en las clases bajas como entre la buena sociedad 24. En1950, E. Lorenzo asegura haber observado un yesmo sistemtico entre la claseculta madrilea e incluso casos espordicos en acadmicos de la Lengua de

    21 Diversos autores, analizando la obra de Galds, sealan este hecho; as por ejemplo, J. A.Fernndez, Deformaciones populacheras en el dilogo galdosiano, Anales Galdosianos, XIII,1978, pg. 111; y J. de Ons, La lengua popular madrilea en la obra de Prez Galds, RevistaHispnica Moderna, 15, 1949, pg. 354.

    22 J. de Ons, art. cit., pg. 355, menciona una tendencia frecuente en el siglo XIX que lleva-ba a los jvenes de clase alta a mezclarse con el pueblo y a adoptar sus costumbres y formas dehablar.

    23 Manual de pronunciacin espaola, Madrid, 1981, 21 ed., pgs. 135-6.24 RFE, 1, 1914, pg. 101.

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    origen distinguidor 25. Una dcada despus, Quilis confirma la extensin delyesmo en todos los niveles sociales de la ciudad 26.

    Desde sus inicios, el yesmo madrileo debi desarrollar variantes fonticassemejantes a las que hoy conocemos 27 (palatal central africada, prepalatal rehila-da, prepalatal africada), las mismas que, segn Navarro Toms, marcaban dife-rencias entre clases y a las que tambin hace referencia Quilis 28. Moreno distin-gue cuatro etapas en el proceso de cambio: 1) distincin; 2) yesmo convariacin; 3) yesmo 29 y 4) yesmo rehilante. Si a mediados del siglo XX el yes-mo ya estaba difundido en toda la sociedad madrilea, para determinar en quetapa se encuentra hoy el cambio ser necesario conocer qu variantes fonticasse utilizan y cmo se estratifican en la ciudad, sin olvidar su distribucin por ba-rrios, que puede ser relevante para entender la evolucin del proceso.

    Yesmo en el centro de la ciudad

    El yesmo del barrio de Salamanca encaja en la tercera de las etapas pro-puestas por Moreno, sin restos de la antigua distincin fonolgica y con pre-dominio absoluto de la palatal central fricativa sonora [y] (95 %). Slo muyespordicamente se registran la palatal central africada [] (3 %) o la variantevocalizada [yi] (2 %), que prcticamente nunca llega a convertirse en semi-consonante [j] 30.

    25 La lengua de Espaa en 1950, El espaol de hoy, lengua en ebullicin, Madrid, Gredos,1966, pg. 41. Este autor s atribuye una gran importancia en esos aos a la radio como agentedifusor del yesmo frente a la opinin de R. Penny, Variation and Change in Spanish, Cambrid-ge University Press [traduccin al espaol de Juan Snchez Mndez, Variacin y cambio en es-paol. Madrid, Gredos, 2004, pg. 71].

    26 Notas para el estudio del habla de Madrid y su provincia, Anales del Instituto de Estu-dios Madrileos, I, 1966, pg. 370; tambin en: Description phontique du parler madrileneactuel , Phonetica, 12, 1965, pgs. 19-24.

    27 J. A. Fernndez, art. cit., n. 6, ve en la citada obra de Galds un intento de reproducir elrehilamiento, o tal vez la africacin, del fonema palatal fricativo sonoro: Entonces la chica seinclin en el pasamanos y solt un yi voy, con chillido tan penetrante que Juanito crey se ledesgarraba el tmpano. El yi, principalmente, son como la vibracin agudsima de una hoja deacero al deslizarse sobre otra; Si no he sido yi

    28 Art. cit., pg. 370: la fricativa palatal central [y] de mayo se ha convertido en una frica-tiva con mayor zona de contacto entre la lengua y el paladar duro, y con cierto rehilamiento;algunas veces esta misma fricativa llega a pasar a semioclusiva en muchos hablantes....

    29 Cambios vivos cit., pg. 987. En esta fase Moreno indica (pg. 985) que el yesmo, sinrestos ya de la lateral, lleva las realizaciones fonticas de la palatal, por un lado, a distintos gra-dos de tensin y adelantamiento, que pueden variar por la accin de diferentes factores internosy externos, y, por otro, a un aflojamiento que da lugar a un sonido semiconsonntico [j].

    30 Transcrib un total de 6.720 casos de yesmo en un promedio de 45 minutos de encuestaen cada uno de los 36 informantes que componan la muestra. Adems de las variantes mencio-nadas, recog 30 casos de una variante fricativa semi-rehilada con tendencia a adelantarse [y] y20 de una variante central, tambin ligeramente adelantada y tendente a la africacin [y]. Los

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    Todos los madrileos de este barrio pronuncian [y] en torno al 95% de loscasos, mientras que el resto de las variantes se mantiene en niveles muy bajos.Las diferencias de pronunciacin entre generaciones, entre hombres y mujereso por clase social, apenas son perceptibles 31, y slo el nivel de instruccinapunta una ligersima estratificacin en el sentido de que es ms probable queaparezcan variantes distintas de la normativa en hablantes poco instruidos 32.

    Yesmo al este del rea metropolitana: Alcal de Henares

    El yesmo analizado en la red social de Alcal de Henares 33, a diferenciade lo que sucede en el centro de la ciudad, s est estratificado socialmente.Como en Madrid, los alcalanos utilizan tres variantes yestas, [y] fricativa50 %; [] africada 5 %; [j] semiconsonante 45 %, que reflejan un proceso decambio activo. La abundante presencia de la [j] semiconsonante 34 indica unatendencia a la relajacin contraria al refuerzo de la tensin articulatoria de lasvariantes yestas que se han generalizado en las hablas meridionales.

    La mayor parte de los factores sociales se asocia a una u otra variante. Lasmujeres manifiestan una ligera preferencia por la palatal central [y], mientrasque los hombres se inclinan ms por [j]. Por edades, los jvenes son los quemenos articulan [y] y optan en cambio por [j], tendencia que se invierte entrelos hablantes de la ltima generacin 35.

    Para una mejor interpretacin de los datos conviene examinar las actitudeslingsticas de los alcalanos 36, determinadas por la localizacin equidistante de

    ejemplos de estas dos realizaciones son tan escasos que no tienen peso estadstico. La abundantepresencia de la palatal central [] y la escasez del resto de las variantes no permite estratificarsocialmente este segmento fnico en el barrio de Salamanca, esto es, el yesmo aqu no es sufi-cientemente variable para realizar un anlisis de regresin mltiple.

    31 El anlisis de frecuencias dio los siguientes resultados: 1 generacin (18-34): [y] 95 %; []africada 4 %; [yi] 0 %; 2 generacin (35-54); [y] 94 %; [] africada 4 %; [yi] 2 %; 3 generacin(55 >): [y] 95 %; [] africada 2 %; [yi] 2 %. Hombres: [y] 94 %; [] africada 3 %; [yi] 2 %; [y]1 %; Mujeres: [y] 96 %; [] africada 3 %; [yi] 1 %; [y] 0 %. Clase media alta: [y] 96 %; [] afri-cada 2 %; [yi] 2 %; [y] 0 %; clase media-media: [y] 94 %; [] africada 4 %; [yi] 2 %; [y] 1 %; clasemedia-baja: [y] 96 %; [] africada 3 %; [yi] 1 %; [y] 0 %.

    32 Instruccin baja: [y] 93 %; [] africada 5 %; [yi] 1 %; [y] 0 %; instruccin media: [y] 95 %;[] africada 3 %; [yi] 1 %; [y] 1 %; instruccin alta: [y] 96 %; [] africada 2 %; [yi] 2 %; [y] 0 %.

    33 Blanco, op. cit., pgs. 146-153. La autora transcribi un total de 2.985 realizaciones,pg. 148. En sus datos, la variante rehilada no est presente en el habla de la red social de estosalcalanos. La alta variabilidad de las variantes yestas (.502) s permiti realizar un anlisis deregresin mltiple en Alcal de Henares.

    34 Esta variante tipo incluye tanto los casos de semiconsonante plena [j] como los que sloapuntan la vocalizacin [yi].

    35 Vid. Blanco, op. cit., pg. 152-3: 1 generacin [y] (.471), [j] (.533); 4 generacin [y](.573), [j] (.411). Mujeres [y] (.537); hombres [j] (.471).

    36 Blanco, op. cit., pgs. 82-97.

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    Alcal de Henares respecto a Madrid y Guadalajara. Para los alcalanos, la nor-ma madrilea es prestigiosa, mientras que las hablas alcarreas, asociadas a lashablas rurales, estn estigmatizadas. Si la comunidad de habla queda definidapor las actitudes comunes de los hablantes ante los mismos hechos lingsticos,sin duda Alcal de Henares forma parte de la comunidad de habla madrilea 37.Al identificarse con Madrid, los alcalanos tienden a ser lingsticamente con-servadores y mantienen o recuperan los usos que consideran correctos. Sin em-bargo, sus usos yestas no se ajustan a los del centro de la ciudad por la altafrecuencia con que relajan vocalizando la palatal central. Tampoco compartencon las hablas meridionales las variantes adelantadas o rehilantes. Aunque noquieran parecerse a los alcarreos, en ese rasgo s se asemejan, probablementepor tratarse de variantes de las que no tienen conciencia y que, por tanto, esca-pan a su control.

    Sobre la variante yesta vocalizada hay que sealar que, aunque su geogra-fa no se conoce bien en la sincrona actual, en el Atlas Lingstico y Etnogr-fico de Aragn, Navarra y Rioja 38 se identifica una zona muy compacta conese resultado, que cubre la totalidad de las provincias de Teruel, Zaragoza, Lo-groo, la mayor parte de Navarra con excepcin del norte y noroeste, y el surde Huesca. El mismo atlas muestra la continuidad de esta solucin en algunospuntos de Soria, Guadalajara y Cuenca. Tambin en Guadalajara, el Atlas Lin-gstico y etnogrfico de Castilla La Mancha recoge respuestas con [yi] en cin-co puntos 39, siempre correspondientes a la pronunciacin masculina. Hay,pues, una secuencia geogrfica que pasa por Aragn, Navarra y la Rioja, Gua-dalajara y el nordeste de Madrid. En esa parte de la provincia, la semicon-sonante alcanza nada menos que el 23 % 40. Es preciso sealar que la variantevocalizada se documenta en un rea donde con excepcin de Alcal de He-nares quedan muchos restos de la distincin de palatales, hecho que induce apensar que su desarrollo no est necesariamente relacionado con el avance delyesmo. La relajacin articulatoria tal vez responda a la misma tendencia quelleva a debilitar o a elidir otros segmentos fnicos como la -d- intervoclica.Por otra parte, el ALPI no documenta este resultado, lo que puede explicarse,

    37 Blanco, op. cit., pg. 85: el 77 % de los informantes opina que el habla de Alcal es igualo muy semejante a la de Madrid; el 5,5 % mantiene una postura ms objetiva al sealar que tienecosas de ambas; 11,1 % no nota diferencias entre el habla de la capital y la de Guadalajara. Enningn caso se ha afirmado que la variedad lingstica alcalana se asemejara a la alcarrea.

    38 Mapa 1435 hoyo.39 Mapa 190, hoyo, materiales inditos. Gu 107: Galve de Sorbe, Gu 113: La Toba, Gu

    203 Villel de Mesa, Gu 205: Maranchn y Gu 310: Abdanes. En el resto de la provincia seregistraron la fricativa [y] y la africada [].

    40 Ruiz, op. cit., pg. 169. Los pueblos son Algete, Paracuellos, Talamanca y Torrelaguna.Aqu las mujeres favorecen la vocalizacin ms que los hombres y se registra en los mayoresantes que en los jvenes, justo al contrario de lo que sucede en Alcal.

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    bien por la falta de mapas adecuados para estudiarlo, o bien porque se trate deun desarrollo fontico reciente.

    Yesmo en el sur del rea metropolitana

    En Getafe, Martn Butragueo 41 documenta tres soluciones yestas: la msimportante es la fricativa [y] (83,38 %) pero adems aparecen, en propor-ciones muy inferiores, las realizaciones africada [] (8,85 %) y rehilada [y](7,75 %).

    Los ms jvenes favorecen el uso de la variante estndar [y], mientras queentre los mayores abundan ms las otras dos realizaciones marcadas 42. Para lainterpretacin de estos datos es clave la distincin que estableci Martn Bu-tragueo, que inclua en proporciones iguales a madrileos e inmigrantes. Estadivisin permiti distinguir el comportamiento de la poblacin asentada en lazona del de los inmigrantes, cuyas expectativas sociales podan verse afectadas,entre otros factores, por su forma de hablar. Al cruzar la edad y el origende los hablantes, se constat un comportamiento lingstico muy distinto enunos y otros: los jvenes inmigrantes no slo eran quienes ms rpidamenteperdan sus marcas de origen, sino que adems utilizaban las variantes norma-tivas ms que los madrileos de su mismo grupo de edad 43. Las generacionesmayores de inmigrantes, por el contrario, presentaban las proporciones ms al-tas de realizaciones rehiladas y africadas.

    Entre hombres y mujeres las diferencias son pequeas pero significativas:los hombres obtuvieron puntuaciones superiores en la fricativa y en la rehilada.Las mujeres, por su parte, se mostraron ms propensas a las africadas, igualque los informantes madrileos de Getafe y que los hablantes cultos. El presti-

    41 Desarrollos sociolingsticos..., pgs. 517-529. El autor analiz un total de 1186 realiza-ciones.

    42 Ibd., pg. 524:Gen. 1 Gen. 2 Gen. 3 Gen. 4

    [y] fricativa 87,5 % 92,47 % 79,58 % 75,77 %[] africada 9,37 % 3,44 % 11,87 % 9,69 %[y] rehilada 3,12 % 4,07 % 8,54 % 14,53 %

    43 Ibd., pgs. 526-7. Poblacin de origen madrileo:Gen 1 Gen. 2 Gen. 3 Gen. 4

    [y] fricativa 81,25 % 91,25 % 74,58 % 88,69 %[] africada 15,00 % 5,00 % 16,25 % 7,82 %[y] rehilada 3,75 % 3,75 % 9,16 % 3,47 %

    Poblacin inmigrante:Gen. 1 Gen. 2 Gen. 3 Gen. 4

    [y] fricativa 93,75 % 93,71 % 84,58 % 62,5 %[] africada 3,75 % 1,88 % 7,50 % 11,60 %[y] rehilada 2,50 % 4,40 % 7,91 % 25,89 %

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    gio de la variante fricativa se vio confirmado al comprobar su distribucin porniveles socioculturales.

    4.2. La -s implosiva en Madrid

    El debilitamiento de /s/ implosiva es un cambio que acta desde hace si-glos en la lengua espaola, aunque avanza con distinto ritmo por la geografahispnica. El contexto fnico en que se relaja determina la aparicin de sus va-riantes, de modo que la aspiracin es ms frecuente ante oclusivas sordas, es-pecialmente ante la velar /k/, mientras que el contacto con fricativa o sonorafavorece la asimilacin 44.

    En el ALPI puede verse que, a comienzos del siglo XX, la aspiracin abar-caba toda Andaluca, Extremadura y una parte importante de la regin castella-no-manchega: Toledo, Ciudad Real, Albacete y el sur de Cuenca ya entoncesaspiraban o haban recurrido a la solucin asimilada. La aspiracin se extendatambin por Murcia, el sur de vila y el Valle del Alberche en la provincia deMadrid 45.

    Hoy es sabido que, en general, la [s] se mantiene en los dos tercios delnorte peninsular, mientras que en el sur es significativa la elisin. Las aspira-ciones son mayoritarias en las islas Canarias y en algunas regiones del interior:Castilla-La Mancha, Extremadura, Murcia y Crdoba 46. Aunque hace tiempoque el cambio est extendido en las reas ms innovadoras, encuentra dificul-tades para difundirse entre las hablas norteas. El avance de las soluciones re-lajadas est relacionado con el prestigio de cada una de ellas. Como es uncambio antiguo, las comunidades de habla han desarrollado valoraciones po-sitivas o negativas hacia las variantes, actitudes que se traducen en una fuer-te estratificacin social y estilstica de la variable. Eso no significa que lassoluciones estigmatizadas dejen de utilizarse, sino que su uso se restringe a de-terminados estratos y sobre todo registros. Que la -s sea una variable so-ciolingstica estable en muchas variedades del espaol, as como su pervi-vencia a lo largo de los siglos, se explica por el equilibrio de tensiones entre elprestigio de que goza abiertamente y el encubierto. Por una parte, la influenciade la lengua estndar presiona a favor de la conservacin de la sibilante; por

    44 Como las soluciones asimiladas y las aspiraciones coexisten en el tiempo y en el espacio,e incluso pueden aparecer combinadas, se ha discutido la secuenciacin de las etapas del debili-tamiento. Algunos autores han propuesto ordenarlas de la siguiente manera: s > h > asimilacin> 0/. Vase, por ejemplo, A. Llorente, Fontica y fonologa andaluzas, RFE, XLII, 1958-1959,pgs. 151-165; M. Alvar, Las hablas meridionales de Espaa y su importancia para la lings-tica comparada, RFE, XXXIX, 1955, pgs. 284-313.

    45 ALPI, mapa 19 avispa.46 Moreno, Cambios vivos..., pg. 995-996.

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    otra, los valores de identidad local y regional se reafirman utilizando rasgos dela lengua popular divergentes de la norma castellana. La comparacin de la es-tratificacin social de las variantes en distintos centros urbanos espaoles de-muestra que las soluciones relajadas suelen ser ms frecuentes en registros in-formales, en niveles socioculturales bajos y en hombres, razones por las que seha caracterizado como un cambio desde abajo 47.

    Los datos del ALPI muestran que, hacia 1930, la relajacin de la sibilantehaba alcanzado el medio rural madrileo. La -s prepausal tenda a conservarseen toda la provincia, con la excepcin de una pequea zona de aspiracin alnoroeste 48; en cambio, la -s preconsonntica, tanto interior como final de pala-bra, favoreca la relajacin, en especial ante consonante sorda, y penetraba porel sur de la provincia 49. En fechas mucho ms recientes, el estudio de A. Ruizindica con detalles sociolingsticos el avance del cambio en las hablas ruralesdel nordeste de Madrid. En final de palabra, la conservacin es la solucin ma-yoritaria 50 (62 %), pero no la nica: convive con la aspiracin (10 %), la asimi-lacin (5 %) y la elisin (23 %). En interior, el proceso ha avanzado en solu-ciones aspiradas (29 %).

    Los primeros datos sobre el desarrollo urbano del cambio volveremos a en-contrarlos en los testimonios literarios de Galds para finales del siglo XIX. Re-firindose de nuevo a Fortunata como exponente del habla popular, el autorseala entre sus defectos de pronunciacin la dificultad para articular ciertosgrupos consonnticos y una fuerte aspiracin, ms o menos velarizada, de la -sen final de slaba:

    Sus defectos de pronunciacin eran atroces. No haba fuerza humana que lahiciera decir fragmento, magnfico, enigma y otras palabras usuales. (...) Laseses finales se le convertan en jotas, sin que ella misma lo notase ni evitarlopudiera, y se coma muchas slabas.

    Indirectamente, volvemos a tener noticia sobre la relajacin de la sibilantea principios del siglo XX en la descripcin que hace Navarro Toms de la pro-nunciacin castellana culta, tomando como referencia el ambiente universitariomadrileo de la poca. De sus recomendaciones podemos deducir que asimila-cin y aspiracin mantenan su vitalidad en las hablas populares y que quizsse estaban filtrando a otros niveles, pues el autor se ve en la obligacin de ad-

    47 Ibd., pg. 998.48 ALPI, mapas 17 rboles y 72 los domingos.49 ALPI, mapas 19 avispa y 66 desnudo.50 La -s final se mantiene el 62 % de las veces y son las mujeres, los informantes con estu-

    dios primarios y los mayores de 56 aos los ms favorables a este mantenimiento. Los hombresy los hablantes de entre 35 y 55 aos prefieren la aspiracin, mientras que, de nuevo los hom-bres y los informantes de instruccin ms baja son los que registran soluciones ms alejadas dela cannica: la elisin y la asimilacin. Ruiz, op. cit., pg. 154.

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    vertir que se trata de vulgarismos inaceptables en la lengua culta. Hasta la pu-blicacin de los trabajos de Quilis en los aos 60, no vuelven a encontrarseobservaciones nuevas sobre la -s en Madrid 51. En uno de sus artculos afirma,para nuestra sorpresa, que las asimilaciones ensordecidas de la sibilante podanorse incluso en hablantes madrileos cultos 52. Posteriormente, en 1983, l ysu equipo publican un breve trabajo con ms informacin 53 sobre las realiza-ciones de la -s madrilea en final de palabra y ante consonante. En este con-texto, la elisin superaba en los hablantes jvenes al resto de las generaciones,por ms del doble, mientras que la conservacin predominaba en los mayores;estos hechos ilustran la rpida penetracin del cambio en el habla madrilea.En las encuestas realizadas por Lipski en Madrid entre 1983 y 1985 conhablantes adultos, profesionales de clase media 54, las variantes de la sibilantealcanzaban las siguientes proporciones: [s] 87 %; [h] 12 %; [0/ ] 1 %.

    Debilitamiento de -s en el centro de la ciudad

    En el barrio de Salamanca la solucin preferida es la [s] plena; adems sedistinguen tres clases de variantes relajadas de las cuales, la aspiracin es im-portante pero las asimilaciones y la elisin apenas se oyen: [s] 82 %; [h] 14 %;[ss] 55 2 %; [0/ ] 1 % 56. El debilitamiento es ms comn en final de palabra aun-que tambin se produce en posicin interior 57.

    51 As, por ejemplo, reflejan en sus trabajos la situacin ya conocida: D. Alonso, Sobre la-s final de slaba en el mundo hispnico, Enciclopedia Lingstica Hispnica, I, Madrid, CSIC,1962, pgs. 47-53; L. Flrez, Apuntes sobre el espaol en Madrid. Ao de 1965, Boletn delInstituto Caro y Cuervo, XXI, 1966, pg. 156; o A. Zamora Vicente, Dialectologa espaola,Madrid, Gredos, 1967, pg. 71.

    52 Vid. A. Quilis, art. cit., pg. 24.53 A. Quilis, M. Esgueva y M. Cantarero, La investigacin sobre la fontica de la norma lin-

    gstica culta de la lengua espaola hablada en Madrid, comunicacin presentada en el XVII Con-greso Internacional de Lingstica y Filologa Romnicas, Aix-en-Provence, 29 de agosto al 3 deseptiembre de 1983, Aix-en-Provence, Universit de Provence, 1984-1986, vol. III, pgs. 72-73.

    54 Tomo estos datos de F. Moreno, Cambios vivos..., pg. 994.55 Empleamos el signo [ss] para representar la asimilacin de la -/s/ implosiva a la consonan-

    te siguiente.56 N. Gil Pea, op. cit., tesina indita. En total la autora analiz 32.868 realizaciones de -s.

    Obsrvese que sus resultados se aproximan a los de Lipski.57 La posicin de la sibilante en interior o final de palabra aqu no es significativa. Por esta

    razn no fue necesario separarlas para el anlisis, como se ha hecho en otras investigaciones.Las proporciones son las siguientes:

    [Interior] [Final][s] 87 % 80 %[h] 9 % 15 %[ss] 2 % 2 %La posicin que ocupa la -s en la palabra no tiene ninguna incidencia cuando se realiza comocero fontico.

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    La distribucin por grupos de edad indica una tendencia a recuperar la con-sonante: la aspiracin es importante en los mayores de 55 aos, pero disminu-ye entre los ms jvenes en un descenso irregular, donde la generacin inter-media resulta la ms conservadora de las tres 58. Esta tendencia se ve reforzadapor la instruccin: a mayor nivel de formacin, ms conservadurismo lingsti-co e inversamente, las soluciones relajadas son ms frecuentes en los menosinstruidos 59. Los hablantes entre 35 y 54 aos, los de instruccin media y lasmujeres 60 superan en realizaciones normativas a los hablantes cultos y a losms jvenes. El prestigio social de la variante plena vuelve a ponerse de mani-fiesto en la estratificacin por clases sociales 61.

    Debilitamiento de -s en Alcal de Henares

    En Alcal de Henares el cambio se encuentra bastante ms avanzado en fi-nal de palabra que en interior. En posicin interior la proporcin de variantesrelajadas es semejante a la que hemos visto en el barrio de Salamanca 62, mien-tras que en final de palabra aumentan las diferencias: [s] 64 %; [h] 30 %; [ss]4 %; [0/ ] 2 %. La variable tiene aqu un doble prestigio, abierto y encubierto, yuna estratificacin social ms compleja. La conservacin se produce principal-mente en los entornos prevoclico y prepausal, y es ms probable en los mayo-res de 35 aos, en las mujeres, en los hablantes cultos y en los individuos fuer-temente vinculados a la red social. Por lo general, todos los hablantes ponenms cuidado en conservar la -s en un registro formal. La aspiracin, en cam-bio, aparece en condiciones opuestas: el contacto con una consonante sordao sonora es el entorno ms favorable. En la red de Alcal la aspiracin nogoza de prestigio oficial, pero s encubierto, pues aparece sobre todo en loshombres, en los hablantes menos instruidos, en situaciones informales, en losmenores de 35 aos y en los hablantes menos integrados en la red. El resto delas variantes, asimilaciones y elisiones, no son comunes. Cuando aparecen,suele ser en registros informales, en hablantes de bajo nivel cultural o en indi-viduos poco integrados en la red.

    58 1 generacin [s] 0.463, [h] 0.531, [ss] 0.551, [0/] 0.527; 2 generacin [s] 0.647, [h] 0.359,[ss] 0.411, [0/] 0.46; 3 generacin [s] 0.379, [h] 0.619, [ss] 0.544, [0/] 0.515.

    59 Instruccin baja: [s] 0.3, [h] 0.682, [ss] 0.66, [0/] 0.588; instruccin media: [s] 0.615, [h]0.395, [ss] 0.414, [0/] 0.451; instruccin alta [s] 0.571, [h] 0.438, [ss] 0.441, [0/] 0.471.

    60 Hombre: [s] 0.296, [h] 0.708, [ss] 0.58, [0/] 0.583; Mujer: [s] 0.702, [h] 0.294, [ss] 0.421,[0/] 0.418.

    61 Clase media-baja: [s] 0.381, [h] 0.609, [ss] 0.628, [0/] 0.432; clase media [s] 0.405, [h]0.595, [ss] 0.553, [0/] 0.534; clase media-alta: [s] 0.704, [h] 0.298, [ss] 0.356, [0/] 0.451.

    62 Blanco, op. cit., pg. 174: [s] 81%; [h] 13,17; [ss] 5,37%; [0/] 0,5%.

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    Debilitamiento de -s al sur del rea metropolitana: Getafe

    En general, en Getafe la -s est ms debilitada que en Alcal y que en elbarrio de Salamanca: [s] 58,37 %; [h] 27,84 %; [ss] 6,82 %; [0/] 6,33 %; [r]0,61 % 63. Las soluciones ms frecuentes aqu son tambin la s plena y la aspi-rada pero la proporcin mayor de asimilaciones y elisiones en Getafe la sitaen plena rea de transicin. El debilitamiento est mucho ms avanzado en fi-nal que en interior de palabra y ante consonante que en los entornos prevoc-lico y prepausal 64.

    Entre los factores extralingsticos destaca la importancia de la edad, puesla sibilante se repone en los ms jvenes y se relaja en los mayores. Al cruzarla edad con el origen inmigrante o madrileo de los hablantes, se vio queel grupo de madrileos residentes en Getafe era homogneo en sus puntuacio-nes, mientras que entre los inmigrantes se estaba produciendo un cambio ra-dical. Las diferencias generacionales entre estos ltimos no slo eran msbruscas, sino que adems los inmigrantes jvenes superaban en soluciones nor-mativas a los madrileos de cualquier edad 65. Las mujeres y los hablantes msinstruidos tambin preferan conservar la sibilante.

    63 Vid. Martn Butragueo, Desarrollos sociolingsticos... y El contacto de dialectos....,pg. 18.

    64 Martn Butragueo, El contacto de dialectos..., pgs. 23 y 25:[Interior] [Final]

    [s] 62,38 % 19,98 %[h] 34,94 % 56,61 %[ss] 1,44 % 13,31 %[0/] 0,94 % 8,47 %[r] 0,27 % 1,77 %

    _C _V _/ /[s] 40,55 % 80,89 % 78,33 %[h] 46,10 % 12,03 % 8,32 %[ss] 7,46 % 0 0[0/] 4,82 % 7,07 % 13,34 %[r] 1,05 % 0 0

    65 Realizaciones de -/s/ en informantes inmigrantes en Getafe por grupos de edad. Martn Bu-tragueo, ibd., pg. 42

    [1] [2] [3] [4][s] 68,97 % 57,36 % 48,18 % 19,81 %[h] 23,54 % 29,86 % 38,53 % 52,03 %[ss] 4,98 % 4,86 % 5,19 % 7,59 %[0/] 2,49 % 6,25 % 7,52 % 20,55 %[r] 0 % 1,66 % 0,55 % 0 %

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    4.3. La -d-intervoclica en Madrid

    El debilitamiento y la prdida de la consonante dental -/d/- en posicin in-tervoclica forma parte de los procesos generales de lenicin de origen inter-no, dependientes de factores lingsticos, geogrficos, sociales y estilsticos 66.Como los dos anteriores, este cambio ha avanzado ms en las hablas meridio-nales, pero est presente en todas las variedades del castellano peninsular.

    Hay testimonios de prdida de la dental al menos desde el siglo XIII 67: enparticipios en -ado, est documentada en Teruel desde el XV y en andaluz pocodespus 68. Entre los siglos XVI y XVII, haba logrado un importante avance so-cial en Andaluca y en Madrid, y debi continuar generalizndose, pues en tor-no a 1930 el ALPI documenta la desaparicin de la dental en participios y sus-tantivos en -ado en todos los puntos encuestados 69. En los finales -ada,-ador y -udo, en cambio, la dental se ha mantenido en buena parte del castella-no septentrional 70. La diferente difusin del proceso en cada contexto fnico yen cada categora gramatical marca su avance por el espacio lingstico: laelisin gana terreno primero en los participios en -ado y contina, por este or-den, en las terminaciones -ada, -ido, -dor y -udo(a).

    Si en el medio rural la innovacin se detiene en ciertos contextos fnicos,en la ciudad el freno ha sido, a un tiempo, lingstico y social. Un repaso denoticias lingsticas descubre la cada de la dental fricativa en Madrid a princi-pios del siglo XVIII, en 1701. El francs Maunory informa para esa fecha de laelisin en participios de ms de dos slabas (matao por matado, desterrao pordesterrado), pero no en sustantivos (soldado, cuidado), aadiendo que la prdi-da condicionada de la d es une des dlices de la Cour 71. Mucho ms tarde,a finales del siglo XIX, Prez Galds lo reproduce como vulgarismo tpicamen-

    66 Moreno, Cambios vivos..., pg. 999.67 P. Snchez-Prieto proporciona un ejemplo del siglo XIII de la General Estoria de Alfonso

    X el Sabio (Primera Parte, MS 816, Madrid, Biblioteca Nacional, vol. 3). Tambin est docu-mentado a fines del siglo XIV, cf. R. Lapesa, Historia de la lengua espaola, Madrid, Gredos,1984, 8 ed, pg. 389.

    68 Cf. J. A. Frago, Historia de las hablas andaluzas, Madrid, Arco Libros, 1993. Frago citael Cancionero de Pedro del Pozo (ao 1547) como testimonio de prdida de dental en -ado.

    69 Cf. ALPI, mapa 65 desbocado y 59 cuadrado.70 La isoglosa que separa la elisin y el mantenimiento cruzaba el norte de las provincias de

    Salamanca, vila, Madrid, Soria, Cuenca y Castelln en sustantivos terminados en -ada; conti-nuaba su desplazamiento hacia el sur en la terminacin en -dor y, por ltimo, slo Andaluca,Extremadura y Murcia elidan la dental en la terminacin -udo. Puede verse la elaboracin deestos mapas en I. Molina, Geografa y estratificacin social de un cambio fontico: la -d- enespaol peninsular, Verba, 28, 2001, pgs. 89 y 90.

    71 Grammaire et dictionnaire francois et espagnol. Citado en A. Alonso, De la pronuncia-cin medieval a la moderna en espaol, Madrid, Gredos, 1967, pg. 77.

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    te andaluz, siempre en boca de personajes de las capas sociales ms bajas, peroentonces la innovacin estaba extendida a un gran nmero de contextos y cate-goras 72.

    El teatro de Arniches de principios del XX tambin incluye este rasgo entrelos estereotipos del habla castiza madrilea, un habla que en sus caractersticasgenerales coincide con el espaol vulgar, conversacional. Durante el periodo enque escribi sus obras, en la escena teatral lo nacional haba sido sustituidopor el localismo de unas capas sociales de la ciudad 73. En el lenguaje que Ar-niches reproduce, la d desaparece sobre todo en participios en -ado, pero tam-bin en otros contextos y categoras (toos, na, c, toas). Por fontica sintc-tica, llega incluso a perderse la preposicin (cacho prima, la hija e mi madre,encima e los hierros, cosa e faldas, hija e mi alma, caja empeos, debajo e lacmoda), rasgo que serva para distinguir la pronunciacin castiza madrileadel habla culta de la ciudad.

    Durante buena parte del siglo XX, ha sido recomendacin habitual de lasgramticas y manuales de pronunciacin y de estilo realizar una fricativa suavey ser permisivo con la prdida, especialmente en los mencionados participios 74.Ya en 1950, E. Lorenzo detecta una incipiente resistencia a la cada de la frica-tiva en los participios en -ado, apoyada desde la radio, que l mismo confirmaquince aos ms tarde 75. Pero las noticias de Lorenzo son una excepcin; lamayora de los escritos de los aos 60, de Salvador, Flrez, Navarro Toms oQuilis sealan el avance de la elisin en Madrid 76. En las dcadas siguientes,sern cada vez ms comunes las voces sancionadoras de la relajacin excesivadesde gramticas y diccionarios 77. Pero no es hasta finales del siglo XX, con los

    72 J. A. Fernndez, art. cit., pg. 112. El dilogo galdosiano est salpicado de ejemplos: mo-deraos, resalao, trajeao, moderasmo, seguo, camar, pat, boques, no pu ser, gobernaor,vendos, piazo, caenas, sellato, perdo, callato, colorao, toto, camarata, cali, na, jipos, boti-jo e leche...

    73 Cfr. F. Lpez Estrada, Notas del habla de Madrid. El lenguaje en una obra de CarlosArniches, Cuadernos de literatura contempornea, 1943, pgs. 262-263. La obra que Lpez Es-trada analiza en su trabajo es Los milagros del jornal.

    74 Cf. T. Navarro Toms, Manual. En la primera edicin en 1966 de su Diccionario de Usodel Espaol, Mara Moliner se suma a las recomendaciones de Navarro Toms.

    75 La lengua de Espaa en 1950, art. cit., pg. 42 y La lengua espaola en 1965. Tradi-cin e innovacin, El espaol de hoy, op. cit., pgs. 55 y 57.

    76 G. Salvador, La fontica andaluza y su propagacin social y geogrfica, Presente y futu-ro de la lengua espaola, II, Madrid, PILEI, 1964, pg. 188; L. Flrez, Apuntes sobre el espa-ol en Madrid. Ao de 1965, Boletn del Instituto Caro y Cuervo, XXI, 1966, pg. 157; T. Na-varro Toms, Vulgarismos en el habla madrilea, pg. 544; A. Quilis, Notas para el estudiodel habla de Madrid y su provincia, pg. 370.

    77 Cfr. Mars, Diccionario normativo y gua prctica de la lengua espaola, Barcelona,Ariel, 1986, pg. 29; L. Gmez Torrego, Manual de espaol correcto, Madrid, Arco Libros,1993, vol. I, pgs. 217-8; M. Seco, Diccionario de dudas y dificultades de la lengua espaola,Madrid, Espasa, 1998.

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    manuales de estilo, cuando se proscribe de los medios de comunicacin social.El papel de estos manuales va a ser clave en la difusin de patrones lings-ticos, porque marcan un criterio de correccin dirigido a los profesionales delos medios, sin marcas personalizadas y correspondiente a una lengua estndarculta 78. El Manual de Espaol Urgente de la Agencia EFE indica, por ejemplo,que la d debe pronunciarse en todas las palabras terminadas en ado, mientrasque el Manual de estilo de TVE hace advertencias incluso ms concretas 79.Pero en el Libro de estilo de Telemadrid es donde se dan las instrucciones mstajantes: En ningn caso el redactor de Telemadrid utilizar las terminacionesen -ao sustituyendo a las en -ado, aunque es un uso frecuente entre polticos,empresarios, deportistas y personajes pblicos, quienes habitualmente constitu-yen la fuente de informacin 80.

    Elisin de la dental en el centro de la ciudad

    En el barrio de Salamanca se ha documentado un alto ndice de conserva-cin (78 %), aunque tambin las elisiones son significativas (21 %) 81. La elec-cin de una u otra solucin depende de factores sociales y lingsticos, espe-cialmente de la categora gramatical y del contexto voclico.

    La elisin se produce por este orden: en la interjeccin joder, en los parti-cipios, los adverbios, el pronombre nada, los adjetivos y en los verbos. El con-texto voclico donde la cada de la dental est ms generalizada y mejor seacepta socialmente es la terminacin -ado (lao, templao), mientras que en -idola prdida est estigmatizada (maro, uno).

    Los sectores ms conservadores de la -d- intervoclica en el barrio de Sa-lamanca son las mujeres, los hablantes de instruccin superior y la clase me-dia, que mantiene la dental en proporciones superiores a la clase media-alta.Por edades, los dos grupos que ocupan los extremos del arco generacional, losjvenes y los de ms edad, son conservadores 82, lo que significa que la reposi-cin no es muy reciente.

    78 Cf. P. Garca Mouton, Los libros de estilo, en prensa.79 Salvador Mendieta, op. cit., Barcelona, Labor, 1993, pg. 114.80 Madrid, eds. Telemadrid, 1993, pgs. 121-122.81 Cfr. N. Gil Pea (en prensa). La autora analiz un total de 4.647 dentales, de las cuales

    3.643 son realizaciones plenas y 994 son elisiones. El conjunto de realizaciones plenas incluyetanto las dentales fricativas tensas como las relajadas.

    82 Los resultados del barrio de Salamanca se expresan en probabilidades: conservacin de ladental: Mujer 0.523 Hombre 0.477; elisin de la dental: mujer 0.477, hombre 0.523; conser-vacin de la dental: Instruccin baja: 0.461, Instruccin media: 0.489, Instruccin alta: 0.546;elisin de la dental: Instruccin baja: 0.539, Instruccin media: 0.511; Instruccin alta: 0.454;conservacin de la dental: Clase baja: 0.377, Clase media-baja 0.399, Clase media: 0.545, Cla-se media alta 0.445; elisin: Clase baja: 0.623, Clase media-baja: 0.601, Clase media: 0.455,

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    Elisin de la dental en Alcal de Henares

    En Alcal de Henares, como en el centro de Madrid, el mantenimiento de ladental es muy alto (82 %), ligeramente superior, incluso, al del barrio de Sala-manca. La consonante cae slo en el 18 % de los casos, especialmente en par-ticipios, en adverbios y en el contexto intervoclico -ado.

    Parece clara la voluntad de los alcalanos de conservar este sonido pues,aunque el registro formal favorece algo ms la variante dental que el informal,el contraste es poco importante. Para esta red social, la elisin es una pronun-ciacin ajena, que viene de fuera, de manera que, mientras ms integrados es-tn los hablantes en la red, ms mantienen la dental: los individuos unidos porvnculos slidos son los verdaderos defensores e impulsores del mantenimien-to. Asimismo, es la solucin que prefieren los hablantes cultos y las mujeres 83.En este caso, en Alcal coinciden la preferencia por las realizaciones normati-vas y la norma local. Estamos, adems, ante un proceso estabilizado, que niaumenta ni disminuye en la comunidad, pues no es relevante su distribucinpor grupos de edad 84. No cabe pensar en un avance a corto plazo, pues la pri-mera generacin ha frenado el impulso dado por la segunda. Las hablas for-neas no han contribuido al desarrollo de la elisin de -d-: la clara preferenciade los alcalanos por la solucin normativa coincide con su oposicin a los ras-gos que han trado los inmigrantes.

    Elisin de la dental en Getafe

    El mantenimiento de la dental en Getafe es ligeramente inferior al de Al-cal de Henares y al del barrio de Salamanca. En la conversacin, la dental sepierde en el 32 % de los casos y se mantiene en el 68 % 85, mientras que en elestilo de preguntas, ms formal y controlado, la elisin se reduce al 17 % y la

    Clase media alta: 0.555; conservacin de la dental: 1 generacin: 0.511, 2 generacin: 0.439,3 generacin: 0.549; Elisin de la dental: 1 generacin: 0.489, 2 generacin: 0.561, 3 gene-racin: 0.451.

    83 Nivel de instruccin alto: .734; Nivel medio: .458; Nivel bajo: .399; Mujeres: 548; Hom-bres: .448.

    84 El factor edad fue desechado en el anlisis de probabilidades, lo que significa que noincide en la pronunciacin de la -/d/-. En porcentajes: la generacin ms normativa es la primera(77 %), la segunda, por el contrario, es la que ms tiende a la elisin (64 %); la cuarta y ltimageneracin mantiene menos la dental que la primera (69 %).

    85 Martn Butragueo, Desarrollos sociolingsticos..., pgs. 491-514. En Getafe se analiza-ron 2089 casos de -/d/-. Se han distinguido tres variantes: dental fricativa plena, dental fricativarelajada y elisin. Para nuestro comentario de los datos de esta ciudad distinguimos slo el man-tenimiento de la dental frente a su elisin.

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    conservacin aumenta hasta el 83 %. Adems, los condicionamientos lingsti-cos son fundamentales en este proceso 86.

    En Getafe se detecta un retroceso de la innovacin, pues las articulacionesplenas disminuyen en las generaciones mayores y aumentan entre los jvenescon enormes diferencias entre unos y otros 87. La resistencia a perder la dentales una constante en todos los hablantes, pero se acenta entre los inmigrantesms jvenes. Su deseo de integrarse en la ciudad les hace reponer la dental in-cluso ms que los madrileos de su generacin 88. Adems de estos, contribu-yen a corregir la direccin del cambio las mujeres, los jvenes y los hablantesde nivel de instruccin alto.

    5. CONCLUSIONES

    Los tres cambios analizados se introdujeron en Madrid probablementecomo innovaciones meridionales que alcanzaron el centro peninsular difundin-dose desde abajo, esto es, desde niveles sociales populares. Los inmigrantesandaluces, extremeos, castellano-manchegos, etc., que llegaron a la capital endiferentes etapas, difundieron sus peculiaridades lingsticas entre las clasesmedias bajas madrileas, donde se mantuvieron durante dcadas. En el sigloXIX y la primera mitad del XX, algunos de esos rasgos se difundieron a otrosgrupos sociales, favorecidos por la popularidad de que entonces gozaban lashablas andaluzas. Su deje gan terreno en la periferia urbana y en el centro dela ciudad hasta que, durante los aos sesenta y setenta, la inmigracin transfor-m la fisonoma de la ciudad. El aumento de la poblacin oblig a crear nue-vas barriadas y a incorporar a la metrpoli municipios que haban sido rurales.Ese nuevo impulso demogrfico poda haber supuesto la aceptacin definitivade las innovaciones en Madrid, pero slo fue as en el caso del yesmo: a me-diados del siglo XX, en la capital madrilea se consolida la eliminacin del fo-

    86 El contexto y categora ms favorables al debilitamiento son los participios en -ado(s).87 Distribucin de las variantes de /d/ intervoclica en la terminacin -ado(s) segn la edad

    en el estilo conversacin:[1] [2] [3] [4]% % % %

    dental fricativa plena 33,33 30,81 15,83 3,33dental relajada 12,00 3,77 5,00 0,00elisin 54,66 65,40 79,16 96,66

    88 Distribucin de las variantes de /d/ intervoclica en la terminacin -ado(s) en madrileos einmigrantes de la primera generacin. Estilo conversacin.

    [madrileos] [Inmigrantes]dental fricativa plena 25,64 % 41,66 %dental relajada 15,38 % 8,33 %elisin 58,97 % 50,00 %

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    nema palatal lateral y desde entonces, la ciudad actuar como centro difusor dela innovacin contribuyendo a propagar el yesmo ms all de las hablas meri-dionales.

    Durante los aos de recepcin de inmigrantes, en los niveles cultos de lasociedad se detectan mltiples reacciones opuestas al avance de los cambios.La aspiracin, asimilacin o elisin de la -/s/, las variantes yestas adelantadas,rehiladas o africadas, incluso la elisin de la dental intervoclica, encuentranun freno cada vez mayor en la segunda mitad del siglo XX. Pero no slo sedetiene el avance de las innovaciones, por influencia de la escuela y de la len-gua estndar se desarrolla una reaccin culta, restauradora de sonidos que ha-ban desaparecido en algunos contextos: la difusin de los cambios experi-menta un viraje para retroceder, en lugar de seguir avanzando. En las ltimasdcadas del siglo XX, los agentes de las nuevas pautas dirigidas conscientemen-te, desde arriba, sern los madrileos asentados en la ciudad, de niveles socio-culturales medios y altos, instruidos y preocupados por emplear la norma culta.

    Las tres reas madrileas comparadas tienen sus propias dinmicas internaslo que en parte se debe a su distinta localizacin geogrfica y a su diferenteestructura social pero, vistas en conjunto, convergen en una direccin co-mn: los tres segmentos fnicos son variables sociolingsticas cuyo desarrolloest hoy claramente orientado hacia la norma culta castellana.

    La zona ms estable y conservadora de las tres es el barrio de Salamanca,la nica que no ha experimentado cambios de poblacin importantes. Hoy si-guen residiendo all madrileos con un estatus medio-alto, conscientes de supoder para protagonizar modas sociales. Los tres segmentos fnicos analizadosson all poco variables y las soluciones normativas que se registran identificana los residentes en este barrio como adscritos a la norma castellana culta sep-tentrional. La red social de Alcal de Henares sigue esa misma referencia, aun-que aqu algunas soluciones meridionales han progresado ms que en el barriode Salamanca.

    La poblacin de Getafe se manifiesta como la ms inestable, porque lamuestra que se ha utilizado para estudiarla es tambin la nica apropiada paraanalizar el impacto lingstico de la inmigracin. Sus fluctuaciones demogrfi-cas han quedado plasmadas en la compleja estratificacin de variantes que allalcanzan las tres variables sociolingsticas. El contacto dialectal no ha favore-cido el desarrollo de los cambios fnicos meridionales; esto es, la mezcla so-cial no se ha traducido en mezcla dialectal, sino en la adopcin por parte delos inmigrantes de los rasgos normativos madrileos. La velocidad con que seha corregido la direccin que traan los cambios en el habla de los inmigrantesy la rpida adopcin de las soluciones ms conservadoras han supuesto enGetafe una desdialectalizacin que slo puede explicarse por la necesidad de

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    los nuevos pobladores de asimilarse rpidamente a la comunidad receptorapara su completa integracin. La poblacin inmigrante no goza aqu del presti-gio necesario para llevar los cambios lingsticos ms all del centro-norte pe-ninsular, ni tampoco para hacer que avancen en la estructura de la sociedadmadrilea. Por el contrario, su deseo de formar parte de la nueva comunidadde habla les lleva a compartir sus mismas valoraciones y actitudes, y a sumar-se a los usos lingsticos urbanos.

    A la luz de estos datos podemos afirmar que getafeos, alcalanos y madri-leos del barrio de Salamanca comparten actitudes ante los mismos hechos delengua y siguen una referencia normativa comn que permite reconocerloscomo parte de la misma comunidad de habla. La identificacin de todos elloscon una misma norma conservadora permite predecir que, por lo que respectaa la difusin de esos tres segmentos fnicos caractersticos de la norma meri-dional, parece improbable que por el momento consigan superar la fronteramadrilea.