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ACCIONES APARECIDA

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FAMILIA

a) Comprometer de una manera integral y orgnica a las otras pastorales, los movimientos y asociaciones matrimoniales y familiares a favor de las familias.b) Impulsar proyectos que promuevan familias evangelizadas y evangelizadoras.c) Renovar la preparacin remota y prxima para el sacramento del matrimonio y la vida familiar con itinerarios pedaggicos de fe245.d) Promover, en dilogo con los gobiernos y la sociedad, polticas y leyes a favor de la vida, del matrimonio y la familia246.e) Impulsar y promover la educacin integral de los miembros de la familia, especialmente de aquellos miembros de la familia que estn en situaciones difciles, incluyendo la dimensin del amor y la sexualidad247.f) Impulsar centros parroquiales y diocesanos con una pastoral de atencin integral a la familia, especialmente a aquellas que estn en situaciones difciles: madres adolescentes y solteras, viudas y viudos, personas de la tercera edad, nios abandonados, etc.g) Establecer programas de formacin, atencin y acompaamiento para la paternidad y la maternidad responsables.h) Estudiar las causas de las crisis familiares para afrontarlas en todos sus factores.i) Seguir ofreciendo formacin permanente, doctrinal y pedaggica para los agentes de pastoral familiar.j) Acompaar con cuidado, prudencia y amor compasivo, siguiendo las orientaciones del Magisterio248, a las parejas que viven en situacin irregular, teniendo presente que a los divorciados y vueltos a casar no les es permitido comulgar249. Se requieren mediaciones para que el mensaje de salvacin llegue a todos. Urge impulsar acciones eclesiales, con un trabajo interdisciplinario de teologa y ciencias humanas, que ilumine la pastoral y la preparacin de agentes especializados para el acompaamiento de estos hermanos.k) Ante las peticiones de nulidad matrimonial, se ha de procurar que los Tribunales eclesisticos sean accesibles y tengan una correcta y pronta actuacin250.l) Ayudar a crear posibilidades para que los nias y nios hurfanos y abandonados logren, por la caridad cristiana, condiciones de acogida y adopcin, y puedan vivir en familia.m) Organizar casas de acogida y un acompaamiento especfico para acudir con compasin y solidaridad a las nias y adolescentes embarazadas, a las madres solteras, a los hogares incompletos.n) Tener presente que la Palabra de Dios, tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento, nos pide una atencin especial hacia las viudas. Buscar la manera de que ellas reciban una pastoral que las ayude a enfrentar esta situacin, muchas veces de desamparo y soledad.

NIEZ

a) Inspirarse en la actitud de Jess para con los nios, de respeto y acogida como los predilectos del Reino, atendiendo a su formacin integral. De importancia para toda su vida es el ejemplo de oracin de sus padres y abuelos, quienes tienen la misin de ensear a sus hijos y nietos las primeras oraciones.b) Establecer, donde no existan, el Departamento o Seccin de Niez, para desarrollar acciones puntuales y orgnicas a favor de los nios y las nias.c) Promover procesos de reconocimiento de la niez como un sector decisivo de especial cuidado por parte de la Iglesia, la Sociedad y el Estado.d) Tutelar la dignidad y derechos naturales inalienables de los nios y nias, sin perjuicio de los legtimos derechos de los padres. Velar para que los nios reciban la educacin adecuada a su edad en el mbito de la solidaridad, de la afectividad y la sexualidad humana.e) Apoyar las experiencias pastorales de atencin a la primera infancia.f) Estudiar y considerar las pedagogas adecuadas para la educacin en la fe de los nios, especialmente en todo lo relacionado a la iniciacin cristiana, privilegiando el momento de la primera comunin. De importancia para toda su vida es el ejemplo de oracin de sus padres y abuelos, quienes tienen la misin de ensear a sus hijos y nietos las primeras oraciones.g) Valorar la capacidad misionera de los nios y nias, que no slo evangelizan a sus propios compaeros, sino que tambin pueden ser evangelizadores de sus propios padres.h) Fomentar la institucin de la Infancia Misionera.i) Promover y difundir permanentemente investigaciones sobre la niez, que hagan sostenible tanto el reconocimiento de su cuidado, como las iniciativas a favor de la defensa y de su promocin integral.

JOVENESa) Renovar, en estrecha unin con la familia, de manera eficaz y realista, la opcin preferencial por los jvenes, en continuidad con las Conferencias Generales anteriores, dando nuevo impulso a la Pastoral de Juventud en las comunidades eclesiales (dicesis, parroquias, movimientos, etc.).b) Alentar los Movimientos eclesiales, que tienen una pedagoga orientada a la evangelizacin de los jvenes, e invitarlos a poner ms generosamente al servicio de las Iglesias locales sus riquezas carismticas, educativas y misioneras.c) Proponer a los jvenes el encuentro con Jesucristo vivo y su seguimiento en la Iglesia, a la luz del Plan de Dios, que les garantiza la realizacin plena de su dignidad de ser humano, les impulsa a formar su personalidad y les propone una opcin vocacional especfica: el sacerdocio, la vida consagrada o el matrimonio. Durante el proceso de acompaamiento vocacional se ir introduciendo gradualmente a los jvenes en la oracin personal y la lectio divina, la frecuencia de los sacramentos de la Eucarista y la Reconciliacin, la direccin espiritual y el apostolado.d) Privilegiar en la Pastoral de Juventud procesos de educacin y maduracin en la fe, como respuesta de sentido y orientacin de la vida, y garanta de compromiso misionero. De manera especial, se buscar implementar una catequesis atractiva para los jvenes que los introduzca en el conocimiento del misterio de Cristo, y se buscar mostrarles la belleza de la Eucarista dominical, que los lleve a descubrir en ella a Cristo vivo y el misterio fascinante de la Iglesia.e) La Pastoral de Juventud ayudar a los jvenes a formarse, de manera gradual, para la accin social y poltica y el cambio de estructuras, conforme a la Doctrina Social de la Iglesia, haciendo propia la opcin preferencial y evanglica por los pobres y necesitados.f) Urgir la capacitacin de los jvenes para que tengan oportunidades en el mundo del trabajo, y evitar que caigan en la droga y la violencia.g) En las metodologas pastorales, procurar una mayor sintona entre el mundo adulto y el mundo juvenil.h) Asegurar la participacin de jvenes en peregrinaciones, en las Jornadas nacionales y mundiales de Juventud, con la debida preparacin espiritual y misionera, y con la compaa de sus pastores.

MUJERESa) Impulsar la organizacin de la pastoral de manera que ayude a descubrir y desarrollar en cada mujer y en mbitos eclesiales y sociales el genio femenino253y promueva el ms amplio protagonismo de las mujeres.b) Garantizar la efectiva presencia de la mujer en los ministerios que en la Iglesia son confiados a los laicos, as como tambin en las instancias de planificacin y decisin pastorales, valorando su aporte.c) Acompaar a asociaciones femeninas que luchan por superar situaciones difciles, de vulnerabilidad o de exclusin.d) Promover el dilogo con autoridades para la elaboracin de programas, leyes y polticas pblicas que permitan armonizar la vida laboral de la mujer con sus deberes de madre de familia.

HOMBREa) Revisar los contenidos de las diversas catequesis preparatorias a los sacramentos, como las actividades y movimientos eclesiales relacionados con la pastoral familiar, para favorecer el anuncio y la reflexin en torno a la vocacin que el varn est llamado a vivir en el matrimonio, la familia, la Iglesia y la sociedad.b) Profundizar, en las instancias pastorales pertinentes, el rol especfico que le cabe al varn en la construccin de la familia en cuanto Iglesia Domstica, especialmente como discpulo y misionero evangelizador de su hogar.c) Promover, en todos los mbitos de la educacin catlica y de la pastoral juvenil, el anuncio y el desarrollo de los valores y actitudes que faciliten a los jvenes y las jvenes generar competencias que les permitan favorecer el papel del varn en la vida matrimonial, en el ejercicio de la paternidad, y en la educacin de la fe de sus hijos.d) Desarrollar, en las universidades catlicas, a la luz de la antropologa y moral cristianas, la investigacin y reflexin necesarias que permitan conocer la situacin actual del mundo de los varones, las consecuencias del impacto de los actuales modelos culturales en su identidad y misin, y pistas que puedan colaborar en el diseo de orientaciones pastorales al respecto.e) Denunciar una mentalidad neoliberal que no descubre en el padre de familia ms que un instrumento de produccin y ganancia, relegndole incluso en la familia a un papel de mero proveedor. La creciente prctica de polticas pblicas e iniciativas privadas de promover incluso el domingo como da laboral, es una medida profundamente destructiva de la familia y de los padres.f) Favorecer, en la vida de la Iglesia, la activa participacin de los varones, generando y promoviendo espacios y servicios en los campos sealados.

VIDAa) Proseguir la promocin, en la Conferencias Episcopales y en las dicesis, de cursos sobre familia y cuestiones ticas para los Obispos y para los agentes de pastorales que puedan ayudar a fundamentar con solidez los dilogos acerca de los problemas y situaciones particulares sobre la vida.b) Procurar que presbteros, diconos, religiosos y laicos accedan a estudios universitarios de moral familiar, cuestiones ticas y, cuando sea posible, cursos ms especializados de biotica256.c) Promover foros, paneles, seminarios y congresos que estudien, reflexionen y analicen temas concretos de actualidad acerca de la vida en sus diversas manifestaciones, y, sobre todo, en el ser humano, especialmente en lo referente al respeto a la vida desde la concepcin hasta su muerte natural.d) Pedir a las universidades catlicas que organicen programas de biotica accesibles a todos y tomen posicin pblica ante los grandes temas de la biotica.e) Crear en las Conferencias Episcopales un comit de tica y biotica, con personas preparadas en el tema, que garanticen fidelidad y respeto a la doctrina del Magisterio de la Iglesia sobre la vida, para que sea la instancia que investigue, estudie, discuta y actualice a la comunidad en el momento que el debate pblico lo requiera. Este comit enfrentar las realidades que se vayan presentando en la localidad, en el pas o en el mundo, para defender y promover la vida en el momento oportuno.f) Ofrecer a los matrimonios programas de formacin en paternidad responsable y sobre el uso de los mtodos naturales de regulacin de la natalidad, como pedagoga exigente de vida y amor257.g) Apoyar y acompaar pastoralmente y con especial ternura y solidaridad a las mujeres que han decidido no abortar, y acoger con misericordia a aqullas que han abortado, para ayudarlas a sanar sus graves heridas e invitarlas a ser defensoras de la vida. El aborto hace dos vctimas: por cierto, el nio, pero, tambin, la madre.h) Promover la formacin y accin de laicos competentes, animarlos a organizarse para defender la vida y la familia, y alentarlos a participar en organismos nacionales e internacionales.i) Asegurar que la objecin de conciencia se integre en las legislaciones y velar para que sea respetada por las administraciones pblicas.

AMBIENTEa) Evangelizar a nuestros pueblos para descubrir el don de la creacin, sabindola contemplar y cuidar como casa de todos los seres vivos y matriz de la vida del planeta, a fin de ejercitar responsablemente el seoro humano sobre la tierra y los recursos, para que pueda rendir todos sus frutos en su destinacin universal, educando para un estilo de vida de sobriedad y austeridad solidarias.b) Profundizar la presencia pastoral en las poblaciones ms frgiles y amenazadas por el desarrollo depredatorio, y apoyarlas en sus esfuerzos para lograr una equitativa distribucin de la tierra, del agua y de los espacios urbanos.c) Buscar un modelo de desarrollo alternativo261, integral y solidario, basado en una tica que incluya la responsabilidad por una autntica ecologa natural y humana, que se fundamenta en el evangelio de la justicia, la solidaridad y el destino universal de los bienes, y que supere la lgica utilitarista e individualista, que no somete a criterios ticos los poderes econmicos y tecnolgicos. Por tanto, alentar a nuestros campesinos a que se organicen de tal manera que puedan lograr su justo reclamo.d) Empear nuestros esfuerzos en la promulgacin de polticas pblicas y participaciones ciudadanas que garanticen la proteccin, conservacin y restauracin de la naturaleza.e) Determinar medidas de monitoreo y control social sobre la aplicacin en los pases de los estndares ambientales internacionales.

ANCIANOLa Iglesia se siente comprometida a procurar la atencin humana integral de todas las personas mayores, tambin ayudndoles a vivir el seguimiento de Cristo en su actual condicin, e incorporndolos lo ms posible a la misin evangelizadora. Por ello, mientras agradece el trabajo que ya vienen realizando religiosas, religiosos y voluntarios, quiere renovar sus estructuras pastorales, y preparar an ms agentes, a fin de ampliar este valioso servicio de amor.

PAZ10.9 CAMINOS DE RECONCILIACIN Y SOLIDRIDAD534. La Iglesia tiene que animar a cada pueblo para construir en su patria una casa de hermanos donde todos tengan una morada para vivir y convivir con dignidad. Esa vocacin requiere la alegra de querer ser y hacer una nacin, un proyecto histrico sugerente de vida en comn. La Iglesia ha de educar y conducir cada vez ms a la reconciliacin con Dios y los hermanos. Hay que sumar y no dividir. Importa cicatrizar heridas, evitar maniquesmos, peligrosas exasperaciones y polarizaciones. Los dinamismos de integracin digna, justa y equitativa en el seno de cada uno de los pases favorece la integracin regional y, a la vez, es incentivada por ella.535. Es necesario educar y favorecer en nuestros pueblos todos los gestos, obras y caminos de reconciliacin y amistad social, de cooperacin e integracin. La comunin alcanzada en la sangre reconciliadora de Cristo nos da la fuerza para ser constructores de puentes, anunciadores de verdad, blsamo para las heridas. La reconciliacin est en el corazn de la vida cristiana. Es iniciativa propia de Dios en busca de nuestra amistad, que comporta consigo la necesaria reconciliacin con el hermano. Se trata de una reconciliacin que necesitamos en los diversos mbitos y en todos y entre todos nuestros pases. Esta reconciliacin fraterna presupone la reconciliacin con Dios, fuente nica de gracia y de perdn, que alcanza su expresin y realizacin en el sacramento de la penitencia que Dios nos regala a travs de la Iglesia.

536. En el corazn y la vida de nuestros pueblos late un fuerte sentido de esperanza, no obstante las condiciones de vida que parecen ofuscar toda esperanza. Ella se experimenta y alimenta en el presente, gracias a los dones y signos de vida nueva que se comparte; compromete en la construccin de un futuro de mayor dignidad y justicia y ansa los cielos nuevos y la tierra nueva que Dios nos ha prometido en su morada eterna.

537. Amrica Latina y El Caribe deben ser no slo el Continente de la esperanza sino que adems deben abrir caminos hacia la civilizacin del amor. As se expres el Papa Benedicto XVI en el santuario mariano de Aparecida288: para que nuestra casa comn sea un continente de la esperanza, del amor, de la vida y de la paz hay que ir, como buenos samaritanos, al encuentro de las necesidades de los pobres y los que sufren y crear las estructuras justas que son una condicin sin la cual no es posible un orden justo en la sociedad. Estas estructuras, sigue el Papa, no nacen ni funcionan sin un consenso moral de la sociedad sobre los valores fundamentales y sobre la necesidad de vivir estos valores con las necesarias renuncias, incluso contra el inters personal, y donde Dios est ausente () estos valores no se muestran con toda su fuerza ni se produce un consenso sobre ellos289. Tales estructuras justas nacen y funcionan cuando la sociedad percibe que el hombre y la mujer, creados a imagen y semejanza de Dios, poseen una dignidad inviolable, al servicio de la cual se han de concebir y actuar los valores fundamentales que rigen la convivencia humana. Este consenso moral y cambio de estructuras son importantes para disminuir la hiriente inequidad que hoy existe en nuestro continente, entre otras cosas a travs de polticas pblicas y gastos sociales bien orientados, as como del control de lucros desproporcionados de grandes empresas. La Iglesia alienta y propicia el ejercicio de una imaginacin de la caridad que permita soluciones eficaces.

538. Todas las autnticas transformaciones se fraguan y forjan en el corazn de las personas e irradian en todas las dimensiones de su existencia y convivencia. No hay nuevas estructuras si no hay hombres nuevos y mujeres nuevas que movilicen y hagan converger en los pueblos ideales y poderosas energas morales y religiosas. Formando discpulos y misioneros, la Iglesia da respuesta a esta exigencia.

539. La Iglesia alienta y favorece la reconstruccin de la persona y de sus vnculos de pertenencia y convivencia, desde un dinamismo de amistad, gratuidad y comunin. De este modo se contrarrestan los procesos de desintegracin y atomizacin sociales. Para ello hay que aplicar el principio de subsidiariedad en todos los niveles y estructuras de la organizacin social. En efecto, el Estado y el mercado no satisfacen ni pueden satisfacer todas las necesidades humanas. Cabe, pues, apreciar y alentar los voluntariados sociales, las diversas formas de libre autoorganizacin y participacin populares y las obras caritativas, educativas, hospitalarias, de cooperacin en el trabajo y otras promovidas por la Iglesia, que responden adecuadamente a estas necesidades.

540. Los discpulos y misioneros de Cristo promueven una cultura del compartir en todos los niveles en contraposicin de la cultura dominante de acumulacin egosta, asumiendo con seriedad la virtud de la pobreza como estilo de vida sobrio para ir al encuentro y ayudar a las necesidades de los hermanos que viven en la indigencia.

541. Compete tambin a la Iglesia colaborar en la consolidacin de las frgiles democracias, en el positivo proceso de democratizacin en Amrica Latina y El Caribe, aunque existan actualmente graves retos y amenazas de desvos autoritarios. Urge educar para la paz, dar seriedad y credibilidad a la continuidad de nuestras instituciones civiles, defender y promover los derechos humanos, custodiar en especial la libertad religiosa y cooperar para suscitar los mayores consensos nacionales.

542. La paz es un bien preciado pero precario que debemos cuidar, educar y promover todos en nuestro continente. Como sabemos, la paz no se reduce a la ausencia de guerras ni a la exclusin de armas nucleares en nuestro espacio comn, logros ya significativos, sino a la generacin de una cultura de paz que sea fruto de un desarrollo sustentable, equitativo y respetuoso de la creacin (el desarrollo es el nuevo nombre de la paz deca Paulo VI), y que nos permita enfrentar conjuntamente los ataques del narcotrfico y consumo de drogas, del terrorismo y de las muchas formas de violencia que hoy imperan en nuestra sociedad. La Iglesia, sacramento de reconciliacin y de paz, desea que los discpulos y misioneros de Cristo sean tambin, ah donde se encuentren, constructores de paz entre los pueblos y naciones de nuestro Continente. La Iglesia est llamada a ser una escuela permanente de verdad y justicia, de perdn y reconciliacin para construir una paz autntica.

543. Una autntica evangelizacin de nuestros pueblos implica asumir plenamente la radicalidad del amor cristiano, que se concreta en el seguimiento de Cristo en la Cruz; en el padecer por Cristo a causa de la justicia; en el perdn y amor a los enemigos. Este amor supera al amor humano y participa en el amor divino, nico eje cultural capaz de construir una cultura de la vida. En el Dios Trinidad la diversidad de Personas no genera violencia y conflicto, sino que es la misma fuente de amor y de la vida. Una evangelizacin que pone la Redencin en el centro, nacida de un amor crucificado, es capaz de purificar las estructuras de la sociedad violenta y generar nuevas. La radicalidad de la violencia slo se resuelve con la radicalidad del amor redentor. Evangelizar sobre el amor de plena donacin, como solucin al conflicto, debe ser el eje cultural radical de una nueva sociedad. Slo as el Continente de la esperanza puede llegar a tornarse verdaderamente el Continente del amor.

544. Reafirmamos la importancia del CELAM y reconocemos que ha sido una instancia proftica para la unidad de los pueblos latinoamericanos y caribeos, y ha demostrado la viabilidad de su cooperacin y solidaridad desde la comunin eclesial. Por eso nos comprometemos a seguir fortaleciendo su servicio en la colaboracin colegial de los Obispos y en el camino de realizacin de la identidad eclesial latinoamericana y caribea. Invitamos a los Episcopados de pases implicados en los distintos sistemas de integracin subregionales, incluidos los de la Cuenca Amaznica, a estrechar vnculos de reflexin y cooperacin. Tambin alentamos que contine el fortalecimiento de vnculos para la relacin entre el Episcopado latinoamericano y los Episcopados de Estados Unidos y Canad a la luz de la Exhortacin Apostlica Ecclesia in America, as como tambin con los Episcopados europeos.

545. Conscientes de que la misin evangelizadora no puede ir separada de la solidaridad con los pobres y su promocin integral, y sabiendo que hay comunidades eclesiales que carecen de los medios necesarios, es imperativo ayudarlas, a imitacin de las primeras comunidades cristianas, para que de verdad se sientan amadas. Urge, pues, la creacin de un fondo de solidaridad entre las Iglesias de Amrica Latina y El Caribe que est al servicio de las iniciativas pastorales propias.

546. Al enfrentar tan graves desafos nos alientan las palabras del Santo Padre:

No hay duda de que las condiciones para establecer una paz verdadera son la restauracin de la justicia, la reconciliacin y el perdn. De esta toma de conciencia, nace la voluntad de transformar tambin las estructuras injustas para establecer respeto de la dignidad del hombre creado a imagen y semejanza de Dios Como he tenido ocasin de afirmar, la Iglesia no tiene como tarea propia emprender una batalla poltica, sin embargo, tampoco puede ni debe quedarse al margen de la lucha por la justicia290.