Los presupuestos de la resignación, la simulación y la desigualdad
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Heana Elena Revnoso, superiora de la comunidad de ligiosas «AOUÍ NO SE PREDICA MUCHO CON LA PALABRA, SINO CON HECHOS» ■ Describe algunos rasgos de tu experiencia misionera. A l llegar a Sierra Leona ob- servé el gran campo de apostolado que se me ofrecía en este hospital. Por primera vez en mi vida como religiosa enfermera, trabajaría en un hospital de África. Ante todo me impresionó la pobreza de la gen- te para la cual iba a trabajar y poco a poco, al paso de los días, me causó un gran impacto con- templar la resistencia física que tienen para el dolor y la resignación con que aceptan lo que les pasa, aquello que dirían algunos resignación a su destino, o lo que otros, de ambiente cristiano 304 denominaríamos aceptación de la voluntad de Dios, un Dios que ellos no conocen como Padre, ya que los musulmanes este concepto de Dios no lo poseen. Me vino a la mente que si yo pudiera hablar- les de este Dios Padre, haría sus sufrimientos más llevaderos, sacando gran fruto de los mis- mos. Me venían a la mente las palabras de mi madre Fundadora: «todo sufrimiento ofrecido a Dios puede ganar muchas almas y alcanzar muchas conversiones» y yo entonces le decía al Señor: aquí tienes una gran riqueza, tómala, Señor, para su salvación y la de tantos que no te conocen. Al paso de los días veía yo que se levantaba
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Hermana Elena Revnoso, superiora de la comunidad de religiosas
«AOUÍ NO SE PREDICA MUCHO CON LA PALABRA, SINO CON HECHOS»
■ Describe algunos rasgos detu experiencia misionera.
Al llegar a Sierra Leona observé el gran campo de
apostolado que se me ofrecía en este hospital. Por primera vez
en mi vida como religiosa enfermera, trabajaría en un hospital de África.
Ante todo me impresionó la pobreza de la gente para la cual iba a trabajar y poco a poco, al paso de los días, me causó un gran impacto contemplar la resistencia física que tienen para el dolor y la resignación con que aceptan lo que les pasa, aquello que dirían algunos resignación a su destino, o lo que otros, de ambiente cristiano
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denominaríamos aceptación de la voluntad de Dios, un Dios que ellos no conocen como Padre, ya que los musulmanes este concepto de Dios no lo poseen.
Me vino a la mente que si yo pudiera hablarles de este Dios Padre, haría sus sufrimientos más llevaderos, sacando gran fruto de los mismos. Me venían a la mente las palabras de mi madre Fundadora: «todo sufrimiento ofrecido a Dios puede ganar muchas almas y alcanzar muchas conversiones» y yo entonces le decía al Señor: aquí tienes una gran riqueza, tómala, Señor, para su salvación y la de tantos que no te conocen.
Al paso de los días veía yo que se levantaba
