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    LAVISION Y LANECESIDADD ONOCER

    Recordemos como punto de partida que los or nismos se dife-rencian de las rocas, los rIOS y las nubes en que eshi formados pordispositivos que tienen como finalidad asegurar supervivencia.Lugar destacado entre estos mecanismos 10 ocupa os organos en-cargados de la percepci6n sensorial, a traves de los ales la criaturaviviente responde a los .recursos que se le ofrecen e n medio y de-tecta los peligros que debe evitar. Pero en las pri e as etapas de laevolucion aun no sedispone de los organos encar os de la orien-tacion visual. Las flores y las hojas son capaces de . ntarse hacia elsol pese a no disponer de ojos. Los animales simpl ,como el perce-be, estan provistos d~ manchas sensoriales que les ermiten captarcuando hay algo que tapa la luz, quizas un enemi 0 que al acercar-

    caparaz6n pro-s mas que unade la muerte.criatura, cada

    nchas cada vezeceptores reti-gue las image-a vez mas pre-del ojo hurna-

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    se les hace retraerse automaricamente dentro de steeter, La simple distinci6n entr e luz y oscuridad nrespuesta binaria, pero puede ser 10 que separe la vA medida que la evoluci6n va perfeccionando amancha sensorial se convierre en un mosaico demas rico. Cuanto mas complejo es el mosaico de 1nianos, mayor es la nitidez con que la criatura disnes de los obje tos, y los c rista linos envfan deta lle sc isos a las superfic ies receptoras del cerebro. La retino contiene unos doscientos cincuenta millones d este tipo dereceptores.

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    con poder distinguirlos unos de otros, sino que hay10 que tienen en cormin; y un perro concreto

    visto de perfil no parece el rnisrno perro visro de.frenre.Toque hacefal ta es la capacidad de general izar , de poder captar. las caracterist icascomunes de diversasirriagenes. Sin esta habilidad.umanimal 0 un ser

    . humano podria ver cosas, pero no reconocerlas, y vet sin reconocer. .apenas serfa mejor que laceguera.Este simple hecho puede parecer demasiado Iejano a nuesrrorerna

    de discusi6n. Pero guardauna relaci6n muy directaconel. Parapo-der apreciar la naturaleza de las imageries representarivas en las a rtes,primero hay que entender que lavisi6n es algo mas que 16 que se .ma-nifiesta en la optica ~. en la fisiologfa del ojo. Opticamente, la ima-gen retiniana no es en n ingiin momento mas que 10 qu~ s e . ve, e in-cluso cuando se persigue al mensaje en su recorrido a t raves de l ner-vio 6pt ico hasta los centros de proyecci6n de l cerebro , su singularidadpersiste. La vision, pues, . se presenra como una secuencia .ca,l idosc6pi-ca de imagenes en continuo cambio; y si saltamos a la l igera de 10 queocurre en el aparato6ptico a 10 que ocurre en la mente, nos vemosobligados a concluir que Ia .vision no es mas que urr registrornecani-co de estfrnulos f is icos .

    A partir de ahi tampoco esdificil asumir a la ligera que la i rn-portancia de la vista es minima. En el rnejor de los casos, puede pa-recernos la recolecroradelos materiales en brute que han de procesarlas funciones superiores de la mente, la cual generael tipo de saber ycomprensi6n necesarios para una conduc ta inteligente . Parece que po-cas operaciones humanas pueden prescindi r de tal elaboracion, pero,(no se encuentran las de l a rtista en tre esas pocas? (No Iimiran pintoresy escul tores su traba jo 'diado a la creaci6n de irnagenes individuales,imageries obtenidas qui 'za 'contemplando un modelo y reproduciendofielmente su apariencia? Sus produc tos pueden ser uti les y agradablespara sus conciudadanos, pero, ino deben ocupar un lugarbajo en laescala de la intel igencia hurnana?Una teorfa tan restringida .solo se puede produc ir cuando se pien-sa que la visi6n esta limitada a la actividad de los ojos y a la proyec-

    a lga mas que -imagcnes re finadas para sobrepasa rde alerta del percebe. De hecho, el propio refi-

    imageries crea un problema fundamental para la su-que amenaza con hacer que el mundo parezca un con-

    numero infinite de individuos, cada uno de elioslos dernas. Para que la informaci6n sea util, el ani-

    dereconocer que especimenes de aspecto di feren-a la misma espec ie. Tiene que poder identifi ca r

    Figura L antiguo donde se muestra una seccion transversal del ojo humane. Co-lecci6n del autor.

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    Para sirnplificar el complejo proceso de la for cion de concep-tos dire solo que a medida que las imageries optic se van haciendomas especffi cas, l a men te procesa "los rnateriales se oriales acumula-dos de forma notablemente sofisticada. Logra ide t ficar losobjetbs

    cia. Con este fin, la mente concibe una imagen e t' ndar, que se .vecomo materia li zada en cada especimen concre to.aprende a reconocer al perro de la familia, 'rambih se forma" enIamente una imagen canonica de 10 que es un perc plicable al con-junto de la espec ie, *

    Lo que irnporta al proposiro de~uestra discusi n es que. todos losaspectos de esre complejo proceso se mantienen e t icrarnente en laesfera de Io perceptivo. La especificacion y la gene izacion, aunquecontradictorias, ope r an constantemente. juntas d n ro del procesounitario de la formacion de imagenes. La vision, p e , merece el rna-

    cron de las irnagenes 6pticas hacia los centros corticales del cerebra.La que hay que recordar aquf es que, como sefiale al principio, todoslos componentes del organismo se originan en la evoluci6n para ayu-dar a la-"5upervivencia. La vision se desarrolla bio16gicamente como.L.,un instrumento de orientaci6n en el medio ambiente. Para cumpliresta funcion no puede estar limitada al registro mecanico. Debe estarligada inseparablemente a los posteriores recursos mentales de la me-moria y la formaci6n de conceptos.

    LAS IMAGENES APUNTANA LO ESENCIAL

    persistentes y los reconoce cada vez que losencuen en la exper ien-

    * Nota: Pido disculpas por aferrarme .en este.ensayo l' tradici6n de USaf.pronombres y nornbres masculinos como el '0 nifios para e erirme al conjunrode la especie hurnana. El sexisrnocaelejos de.mi forma de ve 1 5 sexos, pero comoescritor debo obedecer una norma de logica quemeprohfbe e erirme a la disrin-cion entre el hombre y lamujer cuando hablo a unnivel de e eralidad que nadatiene que ver con tal disrincion. Lo uni~o que puedo esperar ue nuestra lenguaremedie esta parcialidad cuamo ames regalandonos 'una nue a terminologfa masaceptable. '.

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    e tros resperos incluso cuando alguien mira un objeto dee ficial en el ajetreo de la vida diaria. Sin embargo, esto es

    algo que rmalmente no se ha negado cuando se ha pensado en laalgo limitado al registro oprico de imagenes, mientrasoria y la formaci on de conceptos se reservaban para los

    s periores de la mente. Se suponfa que estos procesos te-or encima de las imageries perceptivas.

    Nadi , sin embargo, ha conseguido jarnas descubrir fuera de laesfera de imagenes un universo mental donde se pudiese ubi car tal

    o inconsciente, por supuesto, esra tan repleto de ima-Ia consciencia. El lenguaje no es una esfera mental en sfiene otra sustancia que los significados de las imageries aen las palabras. Y actividades proposicionales como la

    absrraccio deben por fuerza apoyarse en el tinico universo mental deque dispo mos, el mundo de los senridos. Con toda seguridad, calcu-los como I s que realizan los mecanismos electronicos no necesitanefectuar s propias percepciones. Lo unico que producen son cornbi-naciones unidades a las que se asigna significado desde el exterior.

    smo de calculo no puede distinguir entre reservas des de ajedrez 0 diagnosticos clinicos. Los procesos del pen-e merecen tal nornbre van mas alla del mero cornpu-lemente, se apoyan en las irnagenes, especialmente en la

    genes co

    vision.Tam 10 contrario es cierto. Ver implica pensar. Esto tampoco

    se e siempre. Los profesores de arte, por ejemplo, recordaranhaberse e ntrado con la extrafia teorfa de que los nifios no dibu-jan 10 qu en, sino 10 que conocen. Con esta teoria se pretendfa ex-plicar la 0 tradiccion entre el estilo de las manifestaciones artisticastempran el aspecto que se esperaba que tuviesen de acuerdo conuna PSlCO fa ingenua de la vision. Si la vision consistiese en la fielrecogida imageries, los dibujos y las pinturas deberfan parecer in-tentos de r producir opticarnenre percepciones fieles. Se esperaba que

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    las pinturas fuesen tecnicarnente imperfectas, pero la .intencion se ha-bria orientado claramente a la precision realista. No era esre, sin em-bargo, el caso. Las formas artfsticas tempranas -no solo en los traba-jos infantiles sino tarnbien, porejemplo, en el arte tribal 0 neoHtico--

    C se cornponfan de formas geometricas sumamente~tractas, que noeran copias de la naOturalezasino respuestas a propiedades extraidasdela naturaleza: la redondez de una cabeza, la rectirud de una pierna. Sepensaba que tal conceptualizacion no podia producirse en la percep-cion rnisma. Tenia que ser la consecuencia de una elaboracion reali-zada en un nivel superior no perceptivo. De aquf la absurda teorfa deque la mente joven, al enfrentarse a los hechos de .la realidad, no seconffa a los recursos inmediatos de los sentidos, sino que se apoya endestilados intelectuales no sensoriales.

    Ahora ya no tenemos necesidad de luchar contra una suposiciontan paradojica. Una vez que entendemos la vision como un aspectoinseparable de la forma que tiene el organismo de afrontar las carac-terfsticas relevantes de la realidad, sabemos que toda esta cognicionarranca de los aspectos mas generales de las cosas y desde ellos avan-za gradualmente hacia imagenes tan especfficas como 10 requiera elproposito. Para muchas necesidades de la mente juvenil, basta conunas cuantas caracterfsticas generales de las cosas; y en consecuencia10 unico que se necesita dar es una expresi6n pict6rica de estos rasgoselementales. El padre y la madre quedan suficientemente identifies-dos por unos pantalones y una falda.

    Tal restricci6n a los componentes esenciales va necesariamente delas generalidades mas amplias a las estructuras mas especfficas. Al ha-cer precisarnente esto, las inanifestaciones artfsticas ternpranas sonuno de los recursos mas potentes de que dispone la mente humanapara orientarse en su medio. EI mundo al que despiertan los sentidosesta muy leios de ser un lugar fadl de cornprender. Tomemos comoejemplo la desconcerrante trarna de un arbol. Entender un arbol su-pone advertir que su estructura se organiza en torno al centro verti-

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    cal del tronco, desde el cual las ramas se extienden en todas direccio-nes. Una jerarquia de miembros cada vez mas pequefios lleva desde larobusta columna central del tronco hasta las delicadas ramitas, hojasy flores. Esta estructura, sin embargo, no es ni mucho menos eviden--te a prirnera vista. Para descubrirla se requiereque el sentido de la --vista tenga una remarcable perspicacia para el analisis. Sabemos porlos dibujos y pinruras de los nifios pequefios que tal analisis ya se rea-liza en los primeros afios de vida. Los primeros dibujos de arboles, le-jos de ser intentos de imitaci6n rnecanica, dan testimonio de la proe-za mucho mas inteligente de la captaci6n visual de la estructura ba-sica de la planra y de su posterior traslaci6n al tipo de patron formaldisponible sobre la superficie pict6rica 0 en un medio escult6rico.

    No era mucho el valor que se solia otorgar aestas primeras rna-nifestaciones artisticas. Habfa que abandonat cuanto antes los gara-batos infantiles y sustituirlos por imageries mas realistas. Ahora en-tendemos que las manifestaciones de la mente al trabajar de formatan activa a los pocos afios de nacer sonmerecedoras de todo nuestrorespeto. Por 10general, son una actividad espontanea, no guiada ex-plfcirarnente por los adultos. La mente joven genera el impulso dedominar el mundo, de comprenderlo y de dar fe de su portentosa ri-queza. Una vez que hayamos aprendido a resperar este temprano 10-gro, no volveremos a subestimar la importancia del quehacer artisti-co en ningun nivel de madurez humana, ya sea en el escolar o en elartista adulto.

    En casi todas las culturas, las prirneras abstracciones acaban deri-vando hacia imageries mas realistas, pero s610 muy de tarde en tardeconsigue esta evoluci6n 1a ilusionista naturalidad de los murales he- -lenistas 0 del naturalismo renacentista. Ocurre que nuestra tradici6ntodavfa esta sometida a la influencia del naturalismo renacentista.A pesar de todas las proezas del arte rnoderno, aun gustan las image-nes naturales. Es una preferencia que se suele dar en conjunro con uninteres materialista por 10 tangible. Los placeres de la buena mesa, los34

    paisajes atractivos ylos sensuales encantos de- los erpos desnudosquedan fie1mente reflejados _en la pintura y la e c ltura. Pew haytambien poderosas fuerzas opuesras. Al servicio -. la espiritualidadreligiosa, las imageries talladas de 10~fdolospue~e_ uedar reducidasa la aseptica simpliddad que conocemos en los i os bizantinos, 0pueden ser prohibidas por completo. E incluso cua 0 la pintura y laescultura son aspectos integrales de la cultura, co por ejemplo enel antiguo Egipro, una estatua que represente al on de un modovital habrfa entradoen conflicto con la majestad i ersonal que pre-tendfa representar.

    Para ciertos fines tecnicos se requiere una re r sentaci6n suma-mente realista, especialmente en las ciencias. Pero, uy significativa-mente, tambien aquf hace falta algo mas que umecanica. La reproducci6n implica sobre -todo inr-pretacion, y lasilustraciones cientfficas 0 tecnol6gicas solarnente s n u~iles cuandoclarifican dererminadas propiedades funcionales. ira ello, el deli-neante utiliza los medios pictoricosde la.forrna, e mbreado, el so-lapamiento, el color, etc; crea una composici6n organizada, di-ferente en objerivo pero no en principio visual de 1 que se hace enlas bellas artes,

    Puesto que, como he sefialado, la percepcion a represenracidnson indispensables para captar propiedades esenci I s del medio, se -tienen que dar condiciones anormales para que es a admirable habi-l idad mental degenere en un simple copiar. Nues r s modernas tee-nicas de duplicaci6n exacta pueden haber favorecid al actitud. Afor-- tunadamente, el artista cormin sigue siendo inrnun la reproducci6nirreflexiva. Sin embargo, fue practica habitual ent os profesores dedibujo del pasado siglo, y aiin sobrevive aqufy alloy en dia, insis-tir en la correccion mecanica a1 producir imagen -del modelo, poi:ejemplo la exactirud anatornica en las forrnas y pr? ciones mediblesdel cuerpo humano.

    Aunque puede~er iiti l adquirir una habilidad d este ripo, tien-

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    de a inhibit una de las respuestas mas preciosas de la mente. 'En elpasado, ni siquiera el recurso a ingenios. mecanicos impedfa que 10$buenos artistas realistas diesena sus forrnas la fuerza expresiva que.hacfa de sus imageries meditadas exp()~iciones"de sus motives en Iu-gar de meras replicas de su apariencia ffsica. Cuando Alberto Durerodibuj6 unas manos orantes con toda su textura y sus sureos indivi-duales, dio sin embargo a sus formas una tensa confluencia que trans-mitfa su significado sirribolico. Hace muy poco riempo, un anato-rnista atestigu6 que cada uno de los numerosos rmisculos que MiguelAngel sefial6 en sus dibujos de la espalda humana eran rigurosamen-te correctos, aun cuandoxambien se ajustan al flujo de' unmovi-miento expresivo, una elocuente armenia no simplemente inferida enel modelo sino impuesta. sobre la imagen por el afan del arrista porconseguir una expresi6n con significado.

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    DURERO (aleman, 1471-1528). Manos oruntes, estudio para ela/tar de, hacia I~08. Dibujo. Viena. Graphische Sammlung Albertina.

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