BALANCE DE LOS INCENDIOS FORESTALES EN ESPAÑA: AÑO 2018 · 2019-05-31 · A diferencia del año...

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BALANCE DE LOS INCENDIOS FORESTALES EN ESPAÑA: AÑO 2018 FeSP-UGT Bomberos Forestales

Los incendios forestales representan una lacra dentro de los países mediterráneos, pero este pasado

2018, sorprendentemente fue un año benévolo en cuanto a cifras se refiere. Por ello, desde UGT

hemos realizado una análisis en profundidad de los datos y los diversos condicionantes que han

influido en ello.

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SECRETARIA DE ADMONCIÓN LOCAL Y AUTONÓMICA BOMBEROS FORESTALES y SILVICULTURA

1. INTRODUCCIÓN

El Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación presentó su Avance informativo del 1 de enero

al 28 de febrero de 2019 sobre incendios forestales. De los datos ofrecidos vemos que se calcinaron

14.371,08 hectáreas en España. Esto supone que es el segundo peor inicio de la década, solo

superado por el año 2012. Estos datos contrastan con los del año 2018, mejor año en esta materia

desde la década de los sesenta.

El noroeste peninsular, Asturias, Cantabria, Galicia, País Vasco y las provincias de León y Zamora,

vuelven a concentra el mayor número de Incendios Forestales. Este fenómeno se está convirtiendo

en algo repetitivo año tras año, con la excepción del 2018 donde la meteorología fue más benévola.

El citado Ministerio también ha publicado el Avance informativo del 1 de enero al 31 de diciembre

de 2018 de incendios forestales en España (faltan datos de diciembre), En dicho acto, el Ministro

de Agricultura Pesca y Alimentación, Luis Planas, confirmó que 2018 sería uno de los mejores

años desde que se tienen registros. El sindicato UGT ya advertía que ese optimismo en el que se

asentaban administraciones y políticos, era totalmente irreal, puesto que tener en cuenta solo datos

y no llevarlos a un análisis en profundidad, era una necedad de quienes les corresponde poner

cordura a una problemática tan seria como son los incendios forestales en España.

UGT considera que más allá del optimismo coyuntural del Gobierno y de las CCAA, que los datos

del año 2018 merecen un análisis, evaluación y posterior reflexión; cuestión que desarrollaremos

a continuación.

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2. DATOS INCENDIOS FORESTALES 2018

Dentro de los denominados triángulos relacionados con el fuego, uno de los más importantes para

los bomberos forestales es el triángulo del comportamiento del incendio forestal. Este compuesto

por la topografía, combustible y meteorología necesita de dicha combinación para poder estudiar

su predicción, evolución y posterior comportamiento. Además de que a posteriori, se puedan

realizar análisis que establezcan cuales han sido sus patrones y de ahí poder analizar para futuro.

Uno de esos lados del triángulo, como ya hemos dicho, es la meteorología y no solo se utiliza para

el estudio del incendio una vez ocurrido, sino que es una de las mayores herramientas que arrojan

datos para saber los comportamientos a futuro y también para realizar el análisis posterior.

A diferencia del año 2017 que fue seco y cálido en España, y desastroso en cuanto a incendios

forestales, el 2018 cambió radicalmente de patrón con un año que dejó los mejores registros en

cuanto a número de incendios forestales y de los que pasamos a resumir algunos de los factores

que intervinieron directamente en ello.

2.1 METEOROLOGÍA

2.1.1. TEMPERATURAS

En lo que se denomina verano climatológico de 2018, que lo forman los meses de junio, julio y

agosto, ha estado 0,6ºC por encima del promedio del período de referencia que se utiliza, y que va

de 1981 al año 2010, ha puesto el listón en una temperatura media de 23,6ºC en España.

Por ello se habla de uno de los veranos más cálidos de estas últimas décadas, situándolo al final

de la lista de los años “TOP”. (Ver tabla)




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Serie de temperaturas medias en España del trimestre junio-julio-agosto desde 1965

Anomalías de la temperatura - verano 2018

Las variaciones de temperatura que nos dio el verano, dejaron la zona más vinculada al

mediterráneo como la que mayor afección tuvo, y en la que la ola de calor de agosto (entre el 1 y

el 7), que afectó casi a una treintena de provincias, dejo datos tan drásticos como la superación de

los 45ºC en las zonas del sur-suroeste de España y que, a falta de datos más completos, afectó a

un mínimo de 29 provincias. En el transcurso de la misma se superaron los 45ºC en zonas del sur

y suroeste peninsular, (imagen).

Temperaturas máximas registradas en Península y Baleares el 3 de agosto de 2018




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Pero si las temperaturas máximas batieron record desde la contabilidad en los años cincuenta, las

mínimas durante esos días de afección no fueron especialmente benévolas. Tanto es así, que en

diversas zonas la temperaturas mínimas se quedaron rozando o superando los 30ºC durante la

noche.

Este hecho tan significativo nos determina la incapacidad que tiene las especies vegetales para

tener “recuperación nocturna”, es decir que si durante el día sufren una deshidratación drástica,

y en los periodos nocturnos no hay bajada y aumento de la humedad relativa, no tienen capacidad

de recuperarse hídricamente y se colapsan con los días continuados, provocando un estrés hídrico

en las masa forestales, predisponiéndolas a ser pasto de las llamas.

2.1.2. PRECIPITACIONES Y TORMENTAS

Al hablar del verano 2018, sorprende habiendo visto los datos de temperaturas que en su conjunto

ha sido muy húmedo, con 91 litros/m₂ de media en todo el territorio español, que le dan un 22%

más del promedio de contabilidad entre el periodo 1981-2010.

Serie de precipitaciones medias para el conjunto de España en el período junio-julio-agosto desde 1965

Si hacemos el análisis por autonomías, las precipitaciones dejaron que la mitad norte y este

peninsular, junto con Baleares registraron humedades por encima de lo normal siendo el oeste

gallego, centro y sur las zonas más secas.




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Porcentaje de la precipitación acumulada con respecto a la media en el trimestre junio-julio-agosto

Dentro de la precipitaciones, hay que destacar las que has se han producido por tormentas, y a

estas el aparato eléctrico que has motivado. Este hecho ha sido un muy llamativo, pues las

investigaciones de AEMET, hablan de que 2018 es el más alto desde, al menos, el año 2000.

Sorprende que los datos que se barajan sobre “Hechos causantes de incendios forestales”, tras la

mano del hombre, con intencionados (cerca de un 60%) y negligencia o causas accidentales (con

un 20-25%), siempre aparecen “los rayos” (con 5%) como una de las causas importantes, que en

este verano 2018 no se han salido de la media (a expensas de tener todos los datos).

Descargas procedentes de rayos detectadas durante los veranos desde el año 2000




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También ha sido el verano con mayor número de días de tormenta desde el año 2000, concentrado

este dato en el pirineo más oriental y el sur del Sistema Ibérico; zona que comprende la provincial

de Teruel y Castellón.

Días de tormenta registrados en el trimestre junio-julio-agosto de 2018

2.2. DATOS MINISTERIO AGRICULTURA DE INCENDIOS FORESTALES

Los datos de registros sobre la medía nos muestran claramente que estamos ante unos de los

mejores años, en cuanto a datos por de incendios forestales, de los últimos 55 años, donde han

ardido 25.162,44 hectáreas frente a las 101.411,53 hectáreas de media comparativa en sobre el

decenio. Desde 1967 no se había obtenido unos registros tan buenos, cifrando ese año en 22.679

hectáreas arrasadas.




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Así el 2018 cierra con 7.143 siniestros, de los cuales 5.154 han sido conatos y 1.989 incendios

forestales, de los cuales solo 3 superaron las 500 hectáreas, que en comparativa a los 12.573

siniestros de media comparativa en sobre el decenio y 24 GIF, quedan muy alejados de la media.

El mayor número de siniestros vuelve a situarse en el noroeste con un 43,27%, frente al 34,45%

de las comunidades del interior, el 21,58% del mediterráneo y el 0,70% de Canarias.




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La concentración de masa forestal quemada, vuelve a estar en la zona noroeste, con 45,10 %, frente

al 28,80 % del mediterráneo que sube con respecto al 2017, el 24,45 % de las comunidades del

interior y el 1,65 % de Canarias, que se mantienen en los niveles del año anterior. (Más

información, enlace)

https://www.mapa.gob.es/es/desarrollo-

rural/estadisticas/avanceinformativoa31dediciembrede2018_tcm30-501888.pdf



https://www.mapa.gob.es/es/desarrollo-rural/estadisticas/avanceinformativoa31dediciembrede2018_tcm30-501888.pdf

https://www.mapa.gob.es/es/desarrollo-rural/estadisticas/avanceinformativoa31dediciembrede2018_tcm30-501888.pdf


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3. ANÁLISIS Y CONCLUSIONES

Con los datos desarrollados en los puntos anteriores, solo nos queda introducir un último balance

en cuanto al año hidrológico 2017-2018, el cual ha sido “húmedo” en su rango, superando en

algunos casos un 11% de los valores. Y es que la referencia de anterior años hidrológico 2016-

2017 se situó en valores inferiores al 15%.

Tanto es así, que aunque el 2017 arrancaba con niveles bajos de precipitación acumulada, la

entrada de abundantes precipitaciones en febrero de 2018, hicieron que en el mes de abril ya

contara con más de un 15% de precipitación acumulada, y manteniendo niveles elevados con

relación a la media, hasta el mismo mes de julio. Tras ello, aunque agosto y septiembre fueron

secos, la acumulación producida es de 711 mm, quedando un 11% por encima del valor normal

(648 mm), lo que le confiere provisionalmente un carácter húmedo.

Porcentaje de la Precipitación Acumulada en el Año Hidrológico a 30/09/2018 (normal 1981-2010)

Comparando ambos años hidrológicos (2016-2017 y el 2017-2018), coincide con los datos

arrojados en cuanto a hectáreas ardidas en España y número de incendios forestales. Así 2017 dejó

un balance negativo, en contra del radicalmente benévolo 2018.




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No sólo los datos hidrológicos condicionan o intervienen en aumentar/disminuir los Incendios

Forestales, puesto que conviene revisar a fondo cuál ha sido la situación atmosférica, y sobre todo

la veraniega que es la normalmente “dispara” los datos.

Si analizamos los datos de la época estival, es patente que las temperatura fueron menos altas que

en otros veranos, en cuanto a su continuidad en los meses, y que abundaron las precipitaciones

tormentosas. ¿Por qué sucedió así? La situación de bloqueo anticiclónico entre los meses de junio

y julio produjo esta situación, pero no solo en España, sino en todo el sur-oeste del continente. Por

el contrario, en el centro y norte de Europa el efecto fue el contrario, con un aumento de las

temperaturas y una sequía en diversos países que contribuyó a la proliferación de los incendios

forestales en latitudes en las que hasta ahora apenas habían sufrido de estos.

Para mediados de verano se produjo un desplazamiento de las altas presiones, afectando al

suroeste europeo, con bajas presiones sobre el mediterráneo, que ya sí dejaron entrar el aire cálido

que normalmente afecta a la Península, provocando un agosto de altísimas temperaturas con registros

de record.

Esta entrada no ocasionó grandes estragos en cuanto a incendios forestales se refiere, puesto que la

humedad contenida en la vegetación era mayor que la recogida en otros registros para esa época del

año. Con todo ello, los combustibles no estaban sujetos al estrés hídrico (percentiles que en muchos

casos no superaba el 75) que para esos meses de julio, agosto y primera quincena de septiembre,

predispone al combustible frente al riesgo de incendios forestales.

Con esta recopilación de datos, desde UGT podemos afirmar que el año 2018 fue un año inusual dentro

de lo que estadísticamente se refiera a la media, y ello no fue porque las Comunidades Autónomas y/o

Estado procedieran al aumento de las partidas presupuestarias destinadas a la prevención y extinción

de incendios forestales. La congelación dentro de dichas partidas fue una tónica habitual en las

administraciones, que una vez más “volvían a jugar con fuego”, puesto que sin el aumento de esas

partidas presupuestarias que den capacidad a la mejora o mantenimiento de recursos materiales y

personales en la extinción, difícilmente conseguiremos combatir la problemática de los Incendios

Forestales y atajar el punto de no retorno al Cambio Climático.




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4. PROPUESTAS

Una vez más y como realizamos desde UGT, al informe de Balance Incendios Forestales 2018,

queremos completarle con una batería de propuestas que contribuyan a acometer medidas que frenen

la lacra que suponen el fuego en nuestro país y que podemos definir en las siguientes:

Hasta cuatro grupos profesionales integran los servicios de emergencia que se despliegan en

los incendios forestales: Técnicos Ingenieros de montes o forestales, Agentes

Medioambientales y/o forestales, Bomberos y Bomberos Forestales. La inversión en estos

colectivos es cada vez menos visible, con congelaciones paulatinas y falta de formación en

muchos campos que deben suplir dichos colectivos de una forma individual y/o totalmente

voluntaria. Las tasas de reposición mínimas hacen cargar de guardias al personal, el no cubrir

bajas o jubilaciones además de los cierres de numerosos parques, dan lugar a ver escenas

dramáticas con falta de personal en momentos puntuales. Todo ello con parques que llevan

dotaciones bajo los mínimos que rozan la línea donde la integridad física del personal se ve

seriamente en riesgo. Otro de los aspectos de suma importancia es la profesionalización y

estabilización de actores como los bomberos forestales, los cuales no tienen una

homogenización estatal, pudiéndonos encontrar personal laboral, de agencia o empresa

pública, servicios externalizados y/o con contrataciones precarias o fijos discontinuos, en

muchas comunidades autónomas, y que agudizan aún más la temeridad por parte de los

territorios en esta materia.

Tal como determina la ley de protección civil y la directriz básica de incendios forestales, es

de obligatoriedad tener establecidos los diversos “Planes por emergencia en incendios

forestales”. Esto conlleva que se deban dotar de mecanismos y partidas económicas a dichos

planes, pues de ellos se deriva la necesidad de la realización de auténticos planes de defensa

contra los incendios forestales y el establecimiento de unos planes preventivos que conlleven

el encargo en todas las áreas susceptibles de que el fuego aparezca.

La implantación de proyectos y programas pedagógicos, con medidas educativas en las zonas

rurales de mayor problemática social con los Incendios Forestales y el entendimiento de la

complejidad que suponen los cambios en el medio natural debido al cambio climático. Es de

suma importancia que los territorios claramente localizados en los que el fuego supone un

drama para la sociedad y su entorno, se potencie un cariz educativo hacia esas poblaciones para

una mayor concienciación.




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Al hilo de la iniciativa que desarrollamos en el punto anterior, la necesidad de integrar

tratamientos de aplicación de la cultura del fuego como agente regenerador en el paisaje

vegetal, que posibilite el descenso de carga de combustible en nuestros montes. Esta estrategia,

aun siendo utilizada en la actualidad, desde este sindicato consideramos insuficiente en

número, y por tanto un recurso mal aprovechado, puesto que se sigue despidiendo a personal

bombero forestal en la época invernal que bien podría realizar esta función y fijar empleo.

El “silvopastoreo” es otra de las actuaciones que tras el abandono del medio rural en los años

setenta, y las dificultades que presenta la vida en el monte, han hecho perder una gran

posibilidad de tener el monte “limpio” de vegetación. Tanto es así que si se fomentara recuperar

las cabañas ganaderas provocaríamos incentivar la economía y estaríamos asentando población

rural, frenando la “España vacía” a la que nos estamos abocando.

Por último, hay que seguir con la estrategia de tener masas forestales resistentes a los cambios

en el clima y por ello a la agresividad que en la que han evolucionado los incendios. ¿Cómo se

consigue eso? Con la extracción, reducción y adecuación de las masas arbóreas y arbustivas

mediante los trabajos silvicultura que contribuyan a la ya citada disminución de la carga de

combustible, que se abran áreas contrafuego donde los equipos de extinción tengan una

oportunidad de contraatacar a los Incendios Forestales y sobre todo los temidos GIF, que

ponen en riesgo a los propios servicios de emergencias. También es sumamente necesario

practicar tratamientos frentes a las plagas y enfermedades que dañan nuestros bosques.

Todo ello no será posible sin una conciencia ambiental de nuestros líderes políticos, estatales o

autonómicos, que posibiliten la transformación social capaz de minimizar el impacto del cambio

climático y esta, una de sus consecuencias, que son los incendios forestales.



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