BOLETÍN DE

DUDAS RESUELTAS

Boletín 14

[14 de mayo 2018]

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ÍNDICE

Utilidad del boletín 3

Sobre la “máquina de coca-colas” 4

Sobre no escuchar en una conversación 7

Sobre otras consultas 9

Dudas sobre sesiones anteriores 10

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Utilidad del boletín

Cada semana, enviamos un boletín de dudas resuelto con las preguntas que llegan a info@universidaddevida.online o mediante el formulario de la página web. Todos los boletines se cuelgan en el “Área del Alumnado” de www.universidaddevida.online junto con el resumen y la grabación de la sesión. Así todo está siempre disponible y agrupado en un único sitio.

En todas las preguntas, se eliminan los datos personales con el objetivo de mantener el anonimato. Las preguntas siempre deben hacer referencia al contenido del curso. No es necesario leerlas todas, solo aquellas que despierten tu interés. Por eso, en el índice escribimos la idea principal de cada pregunta.

Si recibimos varios mails de una misma duda, sólo ponemos uno, pero de manera que conteste a todas las personas que tenían esa dificultad. Además, es útil para las personas que no la habían planteado.

Os rogamos que planteéis dudas sobre el tema y no uséis este espacio para consultas personales: no es un lugar de terapia, ni un consultorio personal.

Por otra parte, si deseáis tratar algún tema concreto en Universidad de Vida, también podéis hacernos llegar vuestra propuesta, ¿de acuerdo?

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Sobre “la máquina de coca-colas”

Buenos días a todos/as! Primero de todo, gracias! Es una maravilla tener la oportunidad de aprender y crecer con vuestra ayuda y sentir la compañía. Muy buenas. Es fantástico saber que Universidad de Vida os resulta útil. Para nosotros también supone una magnífica oportunidad de crecimiento. Respecto a la "máquina de coca-colas". Tomar consciencia de mis automatismos me ayuda a comprenderme y aceptarme. Así puedo también comprender y aceptar más a los demás. Exacto. Uno descubre que no posee tanta libertad como creía y que reacciona más que actúa. Cuando eso se ve claro en uno mismo/a, también se aprecia en los demás. Y esta comprensión, como dices, se transforma en nuestro interior en un atributo del amor: la aceptación. Las "coca-colas " de alguien que antes por ejemplo me herían y disparaban mi "fanta", he podido utilizarlas para comprender más a esa persona y también mi, a por qué me siento herida y saco "fantas", a sentir compasión por ambos... Lo que dices es muy profundo. El incremento de comprensión te permite darte cuenta, para empezar, que nadie te hiere, que eres tu quien se siente herida por las manifestaciones de los demás. Este primer punto, a mi modo de ver, es fundamental. Nadie nos hiere, somos nosotros/as, que con nuestras reacciones automáticas mentales, emocionales y físicas nos sentimos heridos/as. Cuando alguien, por ejemplo, nos insulta, el insulto en sí no nos hiere, nos hiere la identificación con nuestros propios pensamientos en relación al insulto, del tipo: “¡Uy! ¿Por qué me insulta? ¿Qué se ha creído? No se lo voy a permitir. ¡Con lo bueno que yo soy!”, etc. Si acompaño a todos esos pensamientos, validándolos e identificándome con ellos, el sufrimiento está asegurado.

Cuando ya te has dado cuenta de ello, puedes dejar de responsabilizar a los demás de tu sufrimiento y puedes dedicar toda esa enorme energía al trabajo interior, que pone el foco en ti mismo/a. Sin duda, un antes y un después. De ver ‘culpables’ por todas partes, a ver ‘personas que

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hacemos lo que podemos con lo que nos toca vivir’. Al ver el mundo de este modo, la rabia y el odio hacia los demás se transforman en comprensión y a menudo en compasión. Por cierto, no confundir pena con compasión. En la pena seguimos viendo a los demás desde un pedestal, mientras que en la compasión nos situamos al mismo nivel.

Mi duda aparece cuando esa "coca cola" se expresa en forma de agresividad hacia mi ( no física ). Escuchar, comprender, aceptar las coca-colas del otro...orientarme hacia el interior reflexionando qué dice de mi cada situación para poder aprender, en el caso de la agresividad... pues tengo dudas, pues quizá esta actitud hace que tolere demasiado e impide que ponga límites. ¿Qué puedo hacer para encontrar el equilibrio? Te comprendo. Fíjate que la comprensión y la aceptación son internas, es decir, suceden en nuestro interior, mientras que poner límites a las acciones de los demás que nos perjudican se trata de una acción que tendrá un efecto en el exterior. Las dos cosas son perfectamente compatibles. Uno puede comprender, aceptar y amar a la persona que le agrede y, al mismo tiempo, poner límites para que la agresión no tenga lugar. Pongamos un ejemplo. Imagina que un compañero de trabajo me trata con desprecio y es muy desagradable conmigo. Como soy una persona que trabaja sobre sí misma, he llegado a comprender que esa persona no puede hacer otra cosa, que su mecanicidad no le permite tratarme con suavidad y respeto y que, desde su modo supervivencia, represento una amenaza de algún tipo para él o una oportunidad para que su personaje salga reforzado. Todo eso lo veo, como veo reacciones similares en mí, y por lo tanto, lo comprendo. De esa comprensión no nacerá resentimiento u odio, sino aceptación, compasión e incluso agradecimiento. Esa será nuestra experiencia interna. Mucho mejor que cuando reaccionábamos mecánicamente y nos identificábamos con estados de rencor, rabia, etc., ¿no crees?

Ahora bien, esa es nuestra experiencia interna, que nos llenará de estados de calidad en relación a esa persona y a la situación que estamos viviendo. Otra cosa es la acción –que no, reacción-, que realicemos. Que esa persona sea desagradable conmigo no favorece el clima de trabajo y, por lo tanto, es algo que, en la medida de lo posible, debe ser transformado. Al trabajo vamos a trabajar, y todo lo que favorezca el clima de trabajo es bueno para el trabajo y, por lo tanto, para los trabajadores. Por eso, hasta donde lleguen mis posibilidades, le pararé

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los pies. El ‘cómo’ ya es cosa de cada uno. No hay protocolos universales. Cada uno debe ‘jugar’ su mano como considere mejor. Porque eso es lo que es: un juego, gracias al cual, me descubro a mí mismo/a. Y en caso de que no pueda poner límites externos –siempre hay maneras-, por el motivo que sea, al menos no lo viviré mal porque los estados que me acompañarán serán de calidad, de aquellos con los que se vive bien en casa. El problema seguirá siendo de la otra persona, que no puede relacionarse con los demás de manera amorosa y suave. Como apunte final, permíteme decir que los recursos en las relaciones con los demás aumentan en la medida que nos vamos conociendo a nosotros mismos. Es difícil que una persona que desarrolle en su interior la comprensión, la aceptación y el amor no encuentre la manera de poner límites a las manifestaciones desagradables de los demás. Manifestaciones que, por cierto, ‘milagrosamente’ disminuyen muy mucho cuanto más subimos por la Vertical, pero ese es un tema para otra ocasión… Muchas gracias! ¡A ti!

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Sobre no escuchar en una conversación

Muchas gracias por esta sesión. Me resulta de gran utilidad y muy práctica. Me alegra mucho saberlo. Justo me llega en un momento en que estoy intentando mejorar mi escucha a los demás en todos los ámbitos de mi vida.

¡Qué bien! Eso hará que la sesión no se quede solo en las palabras y se transforme en experiencia directa, que es el único modo de avanzar. Toda información que no se experimente no transforma y se queda ‘de cuello para arriba’. Y ahí ya tenemos overbooking de información…. Mi pregunta es si hay alguna norma o algún consejo para cuando en una conversación, me doy cuenta que la otra persona no me escucha y quiere imponerme sus argumentos. Para empezar, recordarte que, de lo único que puedes responsabilizarte en esta vida es de ti mismo/a. Intentar responsabilizarte de las acciones y/o capacidades de los demás es un billete asegurado a la frustración. Alguien que quiere imponer sus argumentos está en modo lucha, que es una aplicación del modo supervivencia. En ese modo, no se dialoga, tan solo se ve la conversación como una oportunidad/necesidad para que el personaje salga reforzado.

Para dialogar hace falta ponerse en modo evolución. Un diálogo es una oportunidad para compartir conocimientos y percepciones con otras personas. Salir del mundo privado a la búsqueda de un mundo común, en el que el ‘Yo’ y sus ideas preconcebidas no tienen ningún peso. Cuando te das cuenta que la otra persona no tiene ninguna intención de intercambiar palabras y silencios y sigue con sus monólogos (verbales y/o mentales), no existe la posibilidad de dialogar. No hay protocolos sobre lo que hacer en esta situación. Todos nos hemos encontrado –cuando no hemos sido los protagonistas-, con compañeros de conversación que tan solo pretenden convencernos con argumentaciones más o menos bien estructuradas, que su punto de vista es el verdadero.

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Lo que puede suceder es que, a veces, hablemos con alguien que comprenda más que nosotros, pero en este caso, la persona con un nivel superior de comprensión rara vez permitirá que la conversación se convierta en una batalla. Cuando nos encontramos con alguien que no escucha y tan solo se esfuerza en imponer sus argumentos –y no en procurar entender el porqué decimos lo que decimos- el acceso al diálogo y al mundo común del que hablábamos está cerrado a cal y canto. Entonces cada uno decidirá lo que haga. Personalmente, cuando no intuyo posibilidad de diálogo cambio de tema o me hago el tonto, (lo cual no me cuesta mucho, jajaja), pero eso es cosa de cada uno…

En cualquier caso, será una magnífica oportunidad para observarnos, y ver cómo nos sentimos y qué pensamos cuando alguien quiere imponernos su punto de vista. Es muy interesante darse cuenta de los movimientos automáticos que se suceden en nuestro interior cuando nuestro personaje siente que lo quieren ‘manipular’ y ‘someter’ en las conversaciones. A medida que nos vamos desidentificando de esa prisión llamada ‘Yo’, podemos ver con serenidad y neutralidad los coletazos e incomodidades de nuestra parte más mecánica, que sigue rebotándose al sentirse ‘agredida’ por nuestro afamado interlocutor. Mucho mejor que ver una película, ¿no crees?

Puede ser útil recordar, en base a nuestra creciente comprensión, que los demás son –como nosotros- máquinas de coca-colas que solo pueden actuar, en ese momento, como lo están haciendo. Eso nos permitirá vivir con mucha naturalidad cualquier situación en la que nuestro personaje se sienta amenazado. La comprensión no es del personaje, sino de nuestra esencia. Por ello, cuando comprendemos a la persona que tenemos enfrente, estamos viviendo la situación desde nuestra esencia, y no desde nuestro personaje. Es ahí donde situaciones que antes nos enfurecían y nos sacaban de quicio, ahora las encontramos de lo más normales e incluso tremendamente instructivas. Quedo a la espera de vuestra savia respuesta Un saludo. Espero que la respuesta te haya resultado de utilidad.

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Sobre otras consultas

Hola Sergi o Daniel! ¡Muy buenas! Tengo una consulta para vosotros: me podías decir si conocéis los registros akashicos y vuestra opinión? He oído alguna cosa pero, con sinceridad, debo reconocer mi ignorancia al respecto. Lo he comentado con Daniel y él tampoco conoce el tema en profundidad. Alguna persona, en alguna ocasión, me ha contado su experiencia en relación a los registros akashicos, pero se trataba de su experiencia. Como sabes, tanto Daniel como yo preferimos no dar ninguna clase de opinión que no se fundamente en la experiencia directa. Lo sentimos.

Universidad de Vida procura ser muy honesta con vosotros, y si hay alguna cosa que los profesores no hemos vivido en primera persona, como es el caso, siempre os seremos muy francos y reconoceremos nuestra ignorancia al respecto. Pensamos que es lo mejor para no banalizar ni generar más confusión. Muchas gracias! ¡A ti, por preguntar!

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DUDAS SOBRE SESIONES ANTERIORES Buenas tardes. Muy buenas. Sesión del 02/05 Daniel Gabarro. Si todos estáis de acuerdo, con Daniel hemos decidido que las preguntas sobre sesiones anteriores las contestará el profesor al que le corresponda contestar el boletín de dudas de esa semana. Creemos que puede ser beneficioso para vosotros, entre otras cosas, para ver distintos puntos de vista sobre el mismo tema. Sin embargo, si hay alguna pregunta concreta que queráis que conteste uno de los dos, tan solo hace falta que nos lo concretéis al formular la pregunta y será contestada por el profesor que indiquéis, independientemente que sea a él a quien le corresponda responder el boletín esa semana. Por lo tanto, si os parece, esta pregunta sobre una sesión de Daniel, la voy a contestar yo (Sergi). En relación con el trabajo laboral, mi dificultad principal, es la de estar trabajando en una empresa familiar. Te entiendo. Yo trabajé 15 años en una empresa familiar y tenía a mi padre de jefe. Como sabrás, eso tiene ventajas y desventajas. La clave está en saber convertir las desventajas en ventajas. Eso se consigue en la medida en que conviertes tu trabajo en un espacio de crecimiento. Entonces, las ventajas y desventajas se relativizan, ya que el trabajo deja de servir a nuestro personaje (que tiene muy claro qué es lo ‘mejor’ para él y qué no lo es), y empieza a servir a nuestro desarrollo interior. En ese punto, todos los trabajos son geniales. Como dijo Daniel en su sesión, no siempre podemos tener el trabajo que amamos, pero siempre podemos aprender a amar el trabajo que tenemos. Para ello, en mi opinión, es fundamental que consigamos ver el trabajo como una escalera de crecimiento interior. A menudo, vemos el trabajo como algo perteneciente al ámbito de ‘lo profano’ y lo vemos separado de nuestro desarrollo espiritual. Sin

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embargo, como nos recuerda Chardin, “no somos seres humanos viviendo una experiencia espiritual, sino que somos seres espirituales, viviendo una experiencia humana”. Cuando separamos el trabajo de lo ‘sagrado’, dejamos de vivirlo en modo evolución y lo vivimos en modo superviviencia. Entonces, valoramos el trabajo por lo que aporta a los deseos y expectativas del ‘Yo’, y no por lo que puede aportarnos en un siguiente nivel, mucho más global, en el que empezamos a relacionarnos con nuestra dimensión esencial. Al ser un trabajo en equipo y aunque cada cual tenga su función particular, al estar inter-relacionadas las funciones y un poco en cadena, se me mezclan diversos problemas, ya que es muy difícil y nos resulta imposible separar la relación familiar de la estrictamente laboral. También se confunden los roles y las relaciones (entre iguales) (con los superiores) (con los subordinados) ...... Te entiendo perfectamente. Lo que no creo que pueda hacerse en tu caso, por mucho que te lo propongas, es separar completamente lo laboral de lo familiar. Los lazos familiares tocan con fuerza la esfera emocional, y ese propósito no tendría la fuerza suficiente para sostenerse -se quedaría en lo mental y moriría en la intención. Por lo tanto no te queda otra que reinventar tu relación con el trabajo y con tus ‘compañeros’ de trabajo. Ellos siempre serán tu familia y, ahora, además, tus compañeros de trabajo. A mi modo de ver, no se trataría tanto de construir una relación nueva sobre la que ahora tenéis sino de aprovechar la relación laboral para ‘mejorar’ vuestra relación familiar. No sé si me explico. Teniendo en cuenta que la vida laboral puede aprovecharse para el crecimiento interior, en tu caso cobra especial relevancia. Es obvio que si vuestra relación personal no es fluida y harmónica, eso influirá negativamente en vuestra relación laboral, por muy buenas intenciones que tengáis. Por lo tanto, vamos a darle la vuelta. Vamos a aprovechar la relación laboral para profundizar en la comprensión de los lazos personales, para añadir conciencia a nuestro vínculo con ellos. Cuando hayamos transformado nuestros conflictos con ellos, cualquier relación laboral que establezcamos será satisfactoria. Lo que es imposible es establecer una relación laboral satisfactoria cuando nuestros lazos personales se basan en la ignorancia, la incomprensión, el resentimiento, el egoísmo, etc. No sé si te puede ayudar este comentario, espero que sí. En mi caso, el

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trabajo con mi padre se convirtió precisamente en eso: en una oportunidad magnífica para conocerlo mejor y para conocerme mejor a través suyo. A medida que eso sucedía, las relaciones laborales –caóticas al principio- fueron mejorando poco a poco. Agradezco vuestra aportación al respecto. Muchas gracias. A todos vosotros por vuestras preguntas.