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UNIVERSIDAD DIEGO PORTALES FACULTAD DE CIENCIAS DE LA COMUNICACIN E INFORMACIN
ESCUELA DE PERIODISMO
LA GUERRA DE LAS MALVINAS: LA FUERZA DEL
DISCURSO
Anlisis del Discurso de los diarios Clarn y La Nacin durante los meses de
abril, mayo y junio de 1982.
TRABAJO DE TITULACIN PRESENTADO EN CONFORMIDAD A LOS REQUISITOS PARA OBTENER EL TTULO DE LICENCIADO EN
COMUNICACIN SOCIAL
PROFESOR GUA: JUANA CROUCHET
ALUMNOS: VANIA BRUGAL ENZO CADENASSO
KAROLIINA NUUTINEN
SANTIAGO-CHILE
2001
Fernandodoble
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La Guerra de las Malvinas: La Fuerza del Discurso
AGRADECIMIENTOS
Un ao de trabajo. Un ao de esfuerzo. Las personas que colaboraron de alguna manera a este trabajo son muchas y sin ellas esta Tesis no habra sido posible. Nuestros ms sinceros agradecimientos a: Ana Esposito y Enrique Recpero, de la Biblioteca del Congreso de Argentina; Nora Rosemberg, de la Biblioteca de la Academia de Guerra del Ejrcito de Chile; Sandro Cartoni, por los contactos; al paciente y siempre bien dispuesto Hernn Cubillos; Christian Ziga y Paulina Zerega, por su comprensin y amistad; Corina Hederra, por sus consejos; Hernn Briseo y Rodrigo Daz de Vldez, por su apoyo computacional; Hctor Torres, Pablo Vildsola, Abraham Santibez, Luis lvarez y Rigoberto Daz, por sus sabias recomendaciones; Soraya Madriaza, por su paciencia para contestar nuestras innumerables dudas; Ivn y Sergio, de la Biblioteca de la Facultad; y a todos los profesores que en mayor o menor medida aportaron con sus clases a la realizacin de esta Tesis... A Julio Quintana, nuestro Asesor Comunicacional, por su acogida y los valiosos conocimientos que nos aport.Y a Juanita Crouchet, esa luz que nos alumbr este difcil camino durante todo este largo ao. Muchas Gracias!. Vania: a mi pap y mi mam, por su carioso apoyo sentimental y econmico, en los buenos y malos momentos. A mis hermanas, por estar siempre dispuestas a escuchar y dar un buen consejo. A mis sobrinos que los amo. A mis abuelos. A mi pololo, compaero incondicional en este sueo compartido. A la Karoliina, por su amistad. A mis amigas de colegio, que las quiero mucho y a mis compaeros de universidad. Muchas gracias a todos. Enzo : a mi mam, que me apoy siempre y me aguant todos mis paseos universitarios; a mi hermano Felipe, por acompaarme desde que naci; a Paul, por comprenderme. A mi pap, que desde lejos siempre tuvo sabias palabras de padre, a su seora y a mis cuatro hermanos valdivianos. A mis abuelos, siempre presentes. A todos mis amigos, que me escucharon con paciencia hablar de esta Tesis. A Karoliina, mi hermana feno-hngara. Y al amor de mi vida, Vania, sin ella no sera nada. A todos los quiero mucho. Karoliina : a Hernn, el mejor marido del mundo, por su paciencia, apoyo y amor incondicional. iti-rakas ja Isi-rakas, kiitos siit suurimmasta lahjasta jonka minulle annoitte ja joka on ollut tnn ylltyksi ja suuria kokemuksia: elmsta. Enzo y Vania, queridos amigos, gracias por compartir esta aventura conmigo. Los llevar siempre en mi corazn.
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La Guerra de las Malvinas: La Fuerza del Discurso
A LOS QUE YA NO ESTN...
A equi y Mononi:
Su padre no los abandona, simplemente dio su vida por los dems, por ustedes y
vuestros hijos... y los que hereden mi Patria. Les va a faltar mi compaa y mis consejos, pero les dejo la mejor compaa y el ms sabio consejero, a Dios; afrrense a l, sientan que lo aman hasta que les estalle el pecho de alegra, y amen limpiamente; es la nica forma de vivir la buena vida, y
cada vez que luchen para no dejarse tentar, para no alejarse de l, para no aflojar,Yo estar junto a ustedes, codo a codo aferrando el amor.
Sean una familia , respetando y amando a mam aunque le vean errores, sean siempre uno, siempre unidos.
Les dejo un apellido Falconier para que lo lleven con orgullo y lo dignifiquen, no con dinero ni bienes materiales, sino con cultura, con amor, con la belleza de las almas limpias, siendo cada vez ms hombres y menos animal, y por sobre todo enfrentando a la vida con la verdad, asumiendo responsabilidades aunque les
cueste sufrir sinsabores, o a la vida misma. Les dejo: muy poco en lo material, un apellido Falconier, y a Dios, ante quien todo
lo dems no importa.. Para que mis hijos lo lean desde jvenes hasta que sean viejos, por que a medida que
pasen los aos, le irn encontrando nuevo y ms significado a estas palabras que escrib con amor de padre.
Pap
El mayor Juan Falconier era padre de cuatro hijos. Muri el 7 de junio de 1982 cuando su avin fue derribado por un misil ingls. Esta carta fue encontrada en un cajn de su oficina y est citada por el autor Rubn Moro en su libro La Guerra Inaudita. En octubre de ese ao, su esposa le dio un quinto hijo.
A todos esos bravos soldados, argentinos y britnicos, que lucharon y murieron por sus ideales. A los que sufrieron la prdida de un ser querido. Sus experiencias en la guerra, conforman la gran historia de las Malvinas. Para todos ellos, nuestro inmenso reconocimiento. El cario los mantiene vivos y Dios los protege....
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La Guerra de las Malvinas: La Fuerza del Discurso
ABSTRACT
Cul es el papel de la prensa en tiempos de guerra? A lo largo de la historia del periodismo, los profesionales de la informacin han intentado responder a esta pregunta cada vez que las cmaras y los micrfonos se presentan en el campo de batalla. Desde hace varios siglos, los militares han considerado a la prensa como un poderoso actor en los conflictos blicos. Algunos, la asumen como un importante aliado, capaz de mantener en alto la moral de las tropas e intoxicar a la poblacin del enemigo. Otros, la reconocen como un adversario entrometido que tiende a informar irresponsablemente sobre las estrategias de guerra, haciendo peligrar la seguridad nacional.
Los medios de comunicacin, adems de informar, cumplen con una funcin persuasiva, que intenta influir en las actitudes y opiniones del pblico. Tal pretensin de influencia, es posible a slo a travs del lenguaje, y consiste en una determinada construccin de la realidad, generalmente acorde a las expectativas y al marco ideolgico de los receptores. Por lo tanto, mensaje de los medios es siempre retrico. Estos mundos posibles no necesariamente corresponden a la realidad. Todo depender, como dice Umberto Eco, si sus discursos se articulan sobre la base de una retrica honesta, denominada persuasin, o de una retrica deshonesta, que los investigadores asumen como manipulacin.
Para determinar cmo se manifest la retrica en el discurso periodstico de los diarios Clarn y La Nacin durante la guerra de las Malvinas, los tesistas elaboraron un debate terico, donde se detallan los diferentes aspectos que determinan que un mensaje sea persuasivo o manipulatorio. Comenzando desde el lenguaje, explicando el asunto de los efectos mediales, reseando los aspectos ms importantes de la tica periodstica, rescatando los postulados de Platn y Aristteles, fue posible elaborar una conclusin propia acerca de la problemtica en cuestin. Una amplia crnica bibliogrfica sobre el conflicto del Atlntico Sur, permiti establecer los acontecimientos ms relevantes de la guerra. As, mediante un modelo de anlisis del discurso, de mirada hermenutica, fue posible interpretar el relato periodstico de Clarn y La Nacin sobre los sucesos de relevancia blica. A travs de este anlisis, que involucr ocho acontecimientos y sus respectivas interpretaciones, se pudo responder la pregunta de investigacin, y determinar cmo ambos medios manifestaron su mensaje retrico. Al final del estudio, la discusin entre la presencia de persuasin o manipulacin, en las crnicas y reportajes de la guerra, qued superada por un argumento mayor: la constatacin clara de que el periodismo pretende influir en el receptor, y que el periodista no puede considerarse como un mediador neutral entre un acontecimiento y el destinatario de su discurso. Al menos en el caso de las Malvinas, es posible interpretar que los medios en tiempos de guerra, poseen la sorprendente capacidad de estructurar, sea a travs de noticias verdaderas o de informaciones falsas, mundos posibles, ficticios e irreales, que satisfacen las necesidades informativas del lector.
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La Guerra de las Malvinas: La Fuerza del Discurso
NDICE
Captulo I: Antecedentes de la Investigacin 1
1.1 Planteamiento del Problema 1
1.2 Objetivos de la Investigacin 23
1.3 Justificacin del Estudio 24
1.4 Relevancias de la Investigacin 27
1.4 Viabilidad 29
Captulo II: Comunicacin y Periodismo: El Poder del Discurso 33
2.1 Lenguaje: Ser o no Ser 33
2.2 Constryete a Ti Mismo 44
2.3 El Misil de los Medios 53
2.4 Comunicacin: Qu Decir? 61
2.5 Y el Periodista: Quin Es? 68
2.6 tica Periodstica: la Otra Cara de la Moneda 75
2.7 La Pura Verdad 81
2.8 El Arte de la Palabra 84
2.9 Manipulacin: Cmo, Cundo, Por Qu? 106
2.10 Hacia una Posicin Propia... No Traicionemos a Aristteles 137
Captulo III: La Guerra de la Malvinas: Una Historia sin Fin 151
3.1 El Avistamiento 151
3.2 El Conflicto se Agudiza 159
3.3 Un Gobierno Impopular en Busca de una Guerra Popular 166
3.4 El Sarajevo del Atlntico Sur 173
3.5 Decisiones que Matan 180
3.6 El Da D de Argentina 186
3.7 Reacciones Van, Reacciones Vienen 192
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La Guerra de las Malvinas: La Fuerza del Discurso
3.8 La Guerra de las Butacas 196
3.9 El Len Empieza a Despertar 206
3.10 Por Fin Frente a Frente 214
3.11 El Torpedo que Hundi al Presidente de Per 223
3.12 El Cementerio de Aviones y Buques 229
3.13 El Desembarco Britnico y el Estrecho de las Bombas 247
3.14 Darwin-Prado del Ganso ya es de Su Majestad 262
3.15 Baha Muerte 280
3.16 La Union Jack Vuelve a Flamear en Puerto Stanley 287
Captulo IV: Clarn y La Nacin: Escarbando en los Orgenes 298
4.1 Clarn: Algo Ms que un Diario 298
4.2 La Nacin: Tradicin Ante Todo 307
Captulo V: Diseo Metodolgico: Hacia una Mirada Hermenutica 312
5.1 Tipo de Estudio 312
5.2 Universo y Muestra 315
5.3 Unidades de Anlisis 318
5.4 Modelo de Anlisis 319
Captulo VI: Anlisis del Discurso de Clarn y La Nacin: El Relato
de una Guerra
322
6.1 Dos de abril de 1982: Las Primeras Lneas 322
6.2 Veinticinco y veintisis de abril de 1982: La Primera Prdida 352
6.3 Dos de mayo de 1982: Tragedia en el Atlntico Sur 374
6.4 Cuatro de mayo de 1982: Golpe al Orgullo Britnico 394
6.5 Veintiuno de mayo de 1982: Entre Derribos y Hundimientos 410
6.6 Treinta de mayo de 1982: Un Misterio sin Resolver 441
6.7 Ocho de junio de 1982: Destruccin y Muerte 451
6.8 Catorce de junio de 1982: Enfundar las Armas 462
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La Guerra de las Malvinas: La Fuerza del Discurso
Captulo VII: Conclusiones: Historia de un Mundo Posible 509
Fuentes Primarias Consultadas 527
Bibliografa 528
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La Guerra de las Malvinas: La Fuerza del Discurso
NDICE DE FOTOGRAFAS
Fotografa 1:
Pgina 158
Mapa de las islas Malvinas. A la izquierda, se aprecia la Isla Gran Malvina. A
la derecha, se encuentra la Isla Soledad. En medio de ambas, el estrecho de San
Carlos. Fuente: www.falklandshis tory.com/popups/popupmap
Fotografa 2:
Pgina 158
Vista panormica de Puerto Stanley, capital de las islas. Fuente:
www.malvinas.com/fotos
Fotografa 3:
Pgina 165
The Government House, smbolo de la soberana britnica en el
archipilago. Fuente: www.malvinas.com/fotos
Fotografa 4:
Pgina 165
Emblema de las islas Falklands o Malvinas. Diseado por los kelpers, su
leyenda reza Desea lo Justo . Fuente: www.malvinas.com/fotos
Fotografa 5:
Pgina 172
La Junta Militar. De izquierda a derecha aparecen: el almirante Anaya, el
brigadier Lami Dozo y el teniente general Galtieri. Fuente:
www.lanacion.com.ar
Fotografa 6:
Pgina 172
El general Ga ltieri estaba dispuesto a hacer suya la frustracin del Ejrcito por
no haber combatido contra Chile en 1978. Fuente: www.todo-
argentina.net/biografias/Personajes
Fotografa 7:
Pgina 179
Constantino Davidoff, a la izquierda, jams pens que su contrato para extraer
chatarra desde las Georgias, sera uno de los detonantes de la guerra. Fuente:
www.malvinas.com/fotos
Fotografa 8:
Pgina 179
La imagen muestra una de las tantas instalaciones balleneras en las Georgias,
que la empresa de Davidoff deba desmantelar. Fuente:
www.j2.com.ar/conflictos
Fotografa 9: El portaaviones de la Armada argentina, 25 de Mayo. Para el almirante Jorge
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La Guerra de las Malvinas: La Fuerza del Discurso
Pgina 185 Isaac Anaya, comandante en jefe de la institucin, el buque era el sostn de su estrategia de combate naval. Fuente: www.avionesdemalvinas.com.ar/varias
Fotografa 10:
Pgina 191
Efectivos argentinos son trasladados en un lanchn de desembarco hacia las
playas malvinenses. La invasin ya est consumada. Fuente:
www.malvinas.com/fotos
Fotografa 11:
Pgina 191
Los marines del mayor Norman causaron ms de algn problema a las tropas
anfibias argentinas. Sin embargo, la superioridad del enemigo, los oblig a
rendirse durante la maana. Fuente: www.j2.com.ar/conflictos
Fotografa 12:
Pgina 195
Poco falt en Gran Bretaa para que el gobierno conservador de la seora
Thatcher cayera cuando se supo de la invasin argentina a las islas. Fuente:
www.ThatcherWeb.com
Fotografa 13:
Pgina 195
El 2 de abril, da de la recuperacin del archipilago, Galtieri pronunci un
encendido discurso que llen las expectativas del pueblo argentino. Fuente:
www.todo-argentina.net/historia/civmil/viola/
Fotografa 14:
Pgina 205
Galtieri conversa con el secretario de Estado norteamericano, Alexander Haig.
Desde el comienzo, la mediacin del funcionario fue cuestionada por los
argentinos. Fuente: www.todo-argentina.net/historia/civmil/galtieri
Fotografa 15:
Pgina 205
El destructor Exeter. A esas alturas del conflicto, la Task Force navegaba a
toda mquina hacia el Atlntico Sur. Fuente: www.royal-navy.mod.uk/
Fotografa 16:
Pgina 213
Un helicptero ingls Sea King sobrevuela la baha de Grytviken en las
Georgias. La batalla por las islas comenz cuando una aeronave similar fue
atacada por los efectivos argentinos.
Fuente: www.geocities.com/Pentagon/Fort/2839/Barrie
Fotografa 17:
Pgina 213
El teniente Astiz, a cargo de los infantes en Puerto Leith, firma la rendicin de
sus tropas a bordo de la fragata Plymouth. La cada de las Georgias sera la
primera derrota de Argentina.
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La Guerra de las Malvinas: La Fuerza del Discurso
Fuente: www.yendor.com/vanished/falklands-war
Fotografa 18:
Pgina 222
Un reactor Vulcan , como el que muestra la fotografa, al mando del teniente
Martin Withers, lanz 21 bombas sobre el aeropuerto de Puerto Stanley, el 1
de mayo. Fuente: www.malvinas.com/fotos
Fotografa 19:
Pgina 222
Vista area de la pista de aterrizaje de la capital de las islas. El crculo seala
los supuestos impactos provocados por el Vulcan. Fuente:
www.malvinas.com/fotos
Fotografa 20:
Pgina 228
El submarino nuclear Conqueror. El capitn Christopher Wreford Brown
pidi que la orden de hundir al Belgrano fuera repetida tres veces antes de
disparar sus torpedos. Fuente: www.naval-history.net
Fotografa 21:
Pgina 228
Una imagen impactante. El Belgrano se hunde en el Atlntico Sur rodeado de
pequeas balsas repletas de sobrevivientes. La fotografa fue tomada por uno de
los nufragos desde el bote salvavidas.
Fuente: www.americadelsur.com/lonuestro/malvinas-argentinas
Fotografa 22:
Pgina 246
El mapa explica el recorrido de los aviones argentinos que atacaron al
destructor Sheffield. Fuente: www.j2.com.ar/conflictos
Fotografa 23:
Pgina 246
Un Super Etendard de la Armada argentina disparando un misil Exocet. El 4
de mayo, esta imagen se hara realidad con funestas consecuencias para la Flota
Real. Fuente: www.geocities.com/CapitolHill/Congress/7252/
Fotografa 24:
Pgina 261
La fragata Antelope se hunde en el estrecho de San Carlos. Los Skyhawks
argentinos haban cumplido su misin. Fuente: www.j2.com.ar/conflictos
Fotografa 25:
Pgina 261
El destructor Coventry trataba de proteger a la fragata Broadsword . Cuatro
Skyhawks lo sorprendieron en eso y le encajaron en su estructura poderosas
bombas. En menos de 25 minutos, el buque mostr su casco al cielo y se
hundi. Fuente: www.geocities.com/CapitolHill/Congress/7252/
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La Guerra de las Malvinas: La Fuerza del Discurso
Fotografa 26:
Pgina 279
Soldados argentinos se retiran de Darwin-Prado del Ganso. La batalla le cost
la vida al coronel britnico Herbert Jones, pero signific un importante triunfo
para Su Majestad. Atrs se observa un Pucar destruido. Fuente:
www.geocities.com/papilay/
Fotografa 27:
Pgina 279
El portaaviones Invincible en plena accin. Segn los argentinos, aviones
navales habran logrado averiar de consideracin a la nave, asestndole varias
bombas y un misil Exocet. Gran Bretaa nunca reconoci el hecho. Fuente:
www.royal-navy.mod.uk/
Fotografa 28:
Pgina 279
El misil Exocet. Fuente: www.j2.com.ar/conflictos
Fotografa 29:
Pgina 286
El Sir Galahad muestra su costado totalmente destruido por la accin area
argentina. Ese da, casi 60 efectivos murieron en las aguas de Baha
Agradable. Fuente: www.geocities.com/Pentagon/Fort/2839/Barrie
Fotografa 30:
Pgina 286
Un Skyhawk argentino espera su turno para despegar hacia el teatro de
operaciones. La aviacin fue uno de los pilares de la defensa trasandina.
Fuente: www.avionesdemalvinas.com.ar/fotos
Fotografa 31:
Pgina 297
Prisioneros argentinos observan exhaustos la cmara fotogrfica. Galtieri no
se conforma con la rendicin y exige que la lucha se contine. Fuente:
www.geocities.com/Pentagon/Fort/2839/Barrie
Fotografa 32:
Pgina 297
El gobernador Rex Hunt fue expulsado de las islas cuando argentina invadi el
2 de abril. 74 das despus retornara como el representante de Su Majestad.
Fuente: www.malvinas.com/fotos
Fotografa 33:
Pgina 297
Infantes ingleses izan la Union Jack. Fuente: www.j2.com.ar/conflictos
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La Guerra de las Malvinas: La Fuerza del Discurso
Fotografa 34:
Pgina 297
La bandera de la Falkland Islands Defense Force volvi a flamear en Puerto
Stanley el 14 de junio de 1982. Fuente: www.malvinas.com/fotos
Fotografa 35:
Pgina 306
Portada del diario Clarn durante la guerra de las Malvinas. La edicin corresponde al domingo 25 de abril de 1982. Fuente: DiarioClarn. Buenos Aires, Argentina. 25 de abril de 1982.
Fotografa 36:
Pgina 311
Portada del diario La Nacin durante la guerra de las Malvinas. La edicin corresponde al lunes 17 de mayo de 1982. Fuente: Diario La Nacin. Buenos Aires, Argentina. 17 de mayo de 1982.
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La Guerra de las Malvinas: La Fuerza del Discurso
1
CAPTULO I
ANTECEDENTES DE LA INVESTIGACIN
1.1 Planteamiento del Problema
En este tipo de guerra, donde los corresponsales cuentan con sofisticados equipos
para filmar la batalla minuto a minuto, y transmitirla al otro lado del ocano, en vivo
y en directo, los lderes de ambos bandos estn informndose de las mismas cosas al
mismo tiempo, cul debe ser el comportamiento de la prensa?. Los periodistas
deben callar su informacin para proteger los intereses militares de su pas? o
deben pactar la informacin con los jefes militares antes de entregarla al pblico?
Tienen que autocensurarse cuando emiten sus informes considerando que el
enemigo est en ese mismo instante pegado a la televisin enterndose de todo lo
que l informa a su pas? Deben informar acerca de cuanto ven, escuchan y
experimentan, a pocas cuadras del frente de batalla, o deben parcializar sus datos
para no entorpecer el curso de los bombardeos?1
La historia de la prensa y los conflictos blicos no es nueva, y este tipo de
preguntas han existido en la mente de militares y periodistas desde hace ya varias
dcadas. Es probable que el primer atisbo de esta relacin entre informacin y guerra
surgiera en las lejanas tierras de Oriente, cuando el escritor chino Sun-Tzu escribi su
manual de estrategia El Arte de la Guerra, varios siglos antes de Cristo. El
documento, destinado a prncipes y generales, signific una gran innovacin para su
poca. Nunca antes en un tratado militar se haba reconocido explcitamente la
importancia de elementos ajenos al propio campo de batalla, como la informacin,
para decidir la suerte de los adversarios. De esta manera, Sun-Tzu aconsejaba
1 Periodismo en el Frente. Revista El Sbado. Subercaseaux, Elizabeth. El Mercurio S.A.P. 24 de abril de 1999. p. 27.
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La Guerra de las Malvinas: La Fuerza del Discurso
2
vulnerar al enemigo antes del combate, utilizando estratgicamente los datos sobre
sus posiciones, sus armas y sus tropas. Deca el sabio que Todo arte de la guerra se
funda en el engao2. An cuando en aquellos das Sun Tzu difcilmente podra
haber imaginado el enorme desarrollo posterior de los medios de comunicacin, al
hablar de la informacin como elemento clave de los conflictos blicos, estableci,
probablemente sin querer, las bases de las futuras relaciones entre periodistas y
soldados.
La aparicin de la imprenta a mediados del siglo XV, fruto del trabajo de
Johann Gutenberg, marc el inicio de una nueva era caracterizada por el creciente
acceso de la poblacin a textos, libros y documentos, mediante los cuales se
propagaron nuevas ideas, conocimientos y teoras. Como era de esperar, la
democratizacin de la informacin, en trminos de expansin de la escritura como
forma de comunicacin, provoc agrias reacciones en las esferas del poder. El pueblo
tena una fuente alternativa para informarse, que no siempre coincida con el discurso
de las elites. Era un desafo a las cpulas dominantes. Baste recordar las palabras del
cardenal Wosley durante el reinado de Enrique VIII en Inglaterra. Refirindose a la
incipiente prensa de la poca, sealaba el prelado que Debemos destruir a la
prensa o la prensa nos destruir a nosotros 3. Tambin al otro lado del Atlntico,
en las colonias americanas, el gobernador ingls de Virginia proclamaba: La
Ilustracin ha trado al mundo la desobediencia, la hereja y las sectas; y la prensa
no slo las divulg, sino que tambin lanz libelos contra el gobierno 4. Si las
quejas contra los reporteros eran de tal magnitud, cuando todava los peridicos no
dejaban de ser pequeos folletos o pasquines, donde se ventilaban debates en torno a
posturas ideolgicas, no es extrao imaginar que los dolores de cabeza de los
gobernantes, y concretamente sus preocupaciones por la influencia que los reporteros
2 JACQUARD , Roland. La Desinformacin: una Manipulacin del Poder. Editorial Espasa-Calpe S.A. Primera Edicin. 1998. Espaa. p. 13. 3 SOHR, Ral. Historia y Poder de la Prensa. Editorial Andrs Bello. Primera Edicin. 1998. Chile. p. 22. 4 Loc.cit.
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La Guerra de las Malvinas: La Fuerza del Discurso
3
podan ejercer en los ciudadanos, se incrementaran con la evolucin de la actividad
periodstica.
El desprecio hacia los periodistas era an mayor cuando la guerra asomaba
por las fronteras nacionales. Napolen, tal vez el gran genio militar de la historia, no
era ajeno al creciente poder que los medios comenzaban a experimentar. Durante las
batallas por el control de Europa, el emperador sentenciaba que Tres diarios
adversos son ms temibles que mil bayonetas (...) No aceptar que los diarios digan
ni hagan nada en contra de mis intereses 5. As, si las relaciones entre la prensa y
los ejrcitos ya estaban cargadas de dificultades, an vendran roces peores.
En 1840, la invencin del telgrafo signific una segunda revolucin para el
trabajo periodstico. Ahora las noticias no tardaran das, e incluso meses para ser
difundidas. Bastaban pocas horas para que un corresponsal pudiera enviar a su pas el
ms completo reporte sobre las novedades en el frente de batalla. La informacin era
ahora ms rpida y oportuna, y ciertamente su difusin involucraba un impacto
mayor en los gobernantes y gobernados. La prueba de fuego para la amistad entre los
profesionales de la informacin y los profesionales de la guerra, vendra en 1854 en
el marco del conflicto anglo-ruso por la provincia de Crimea. En esos das, la prensa
mostraba un desarrollo profesional bastante evolucionado, registrndose la existencia
de grandes medios escritos como el Times de Londres y el Journal de Pars. Adems,
los corresponsales ya eran habituales compaeros de viaje de las tropas en las
distintas expediciones militares. Como se podr suponer, la amistad nunca existi.
Criticando cidamente la conduccin de las acciones blicas y el apoyo logstico de
los soldados, las notas del reportero ingls William Howard Russell, impactaron en la
opinin de los sbditos de Su Majestad. La guerra, pronto gan en impopularidad y
en el Reino Unido no faltaron las voces reclamando por el fin de las hostilidades. La
respuesta castrense no se hizo esperar. Lord Raglan, el oficial a cargo del contingente
britnico en Rusia, intent desacreditar la labor del periodista, acusndolo, como
despus sucedera con la mayora de sus colegas en circunstancias similares, de
poner en peligro la seguridad de las tropas y de ayudar al enemigo con sus
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La Guerra de las Malvinas: La Fuerza del Discurso
4
informaciones. Adems envi a Crimea al fotgrafo Robert Fenton para
contrarrestar el trabajo de Russell; respecto del material que deba fotografiar, tena
una orden perentoria: Nada de cadveres 6. Al poco tiempo, Lord Raglan,
producto de las prdidas sufridas por sus soldados, debi abandonar el comando del
ejrcito expedicionario ingls, en tanto que el corresponsal del Times continu
enviando sus despachos gracias al apoyo irrestricto que recibi del director del
medio, John Delane.
Los problemas experimentados por Russell no diferan mucho de los que
sufran sus colegas alemanes y franceses. En Francia, durante el Segundo Imperio, la
prensa fue sometida a duras restricciones informativas en casos de conflictos. Sin
embargo, esta poltica censuradora no hizo ms que incrementar la lucha de los
periodistas por lograr la independencia del Estado y el reconocimiento al derecho de
informar. Finalmente, en 1881 estas demandas fueron acogidas y la prensa francesa
goz de un importante grado de emancipacin. No obstante, el parto haba sido
complejo.
En Alemania, en cambio, el canciller Otto von Bismarck fue bastante ms
astuto. En vez de confrontar directamente a los diarios, form un fondo para reclutar
periodistas y fotgrafos, quienes tenan la misin de elaborar una propaganda
favorable a su gobierno. Pero eso no era todo. Bismarck emiti un decreto
denominado Presseordenanz, que lo facultaba para cerrar cualquier medio que en sus
pginas atentara contra el Bien Comn de la Nacin Alemana. Respecto de la labor
de informar durante la guerra, el poltico alemn tena una sola opinin: Nunca se
miente ms que en el tiempo que precede a una eleccin, durante una guerra y
despus de una cacera 7.
Ahora bien, si los mandos militares y los polticos no eran un ejemplo del fair
play en la disputa con la prensa, hay que reconocer que algunos peridicos tampoco
se quedaron atrs. Durante la Guerra de la Secesin en Estados Unidos, el director del
5 Ibid, p. 23. 6 Ibid, p. 25. 7 Ibid, p. 27.
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La Guerra de las Malvinas: La Fuerza del Discurso
5
Chicago Times, Wilbur Storey, instruy a sus corresponsales, indicndoles que
Cuando no haya noticias, enven rumores8. As, informaciones falsas y engaosas
comenzaron a aparecer cotidianamente en las pginas de los diarios estadounidenses,
al punto que muy pocos saban el curso real de las acciones blicas entre los ejrcitos
del Sur y del Norte. La batalla de Petersburg fue un ejemplo de ello: la diferencia en
la cifra de vctimas, segn la procedencia del medio, fue tan abismante que parecan
estar narrando acontecimientos distintos.
Con el correr de los aos, dos nuevos actores comenzaron a reforzar el
desarrollo periodstico. Por un lado, el nacimiento de las agencias de noticias supuso
una cobertura y rapidez mayor en la difusin de las informaciones. Haban
corresponsales en casi todos los rincones del planeta, y se sistematiz la entrega
informativa con notas ms breves que tendan a omitir la opinin del profesional. En
todo caso, las agencias vean la realidad con los ojos teidos por los colores de las
banderas de su respectiva metrpoli; pero enviaban despachos en los que contaban
escuetamente lo que ocurra, y no se extendan, como era el hbito, en exponer lo que
pensaban sobre la situacin9. Por el otro, el desarrollo de la linotipia en Estados
Unidos, alrededor de 1884, posibilit la composicin mecnica de lneas de un slo
bloque, reemplazando la impresin letra por letra de los tipos mviles. Ello, permiti
un mayor volumen de ejemplares y una mayor rapidez en su distribucin. Este
notable aumento en el tiraje de los peridicos abri el apetito de sus dueos y
directores por la bsqueda de reportajes seduc tores. La propiedad de medios de
comunicacin se haba convertido, quizs desde antes, pero ahora definitivamente, en
un lucrativo negocio. Haba que vender el producto. En esta frentica competencia no
faltaron los que inventaron noticias. As, tal cual.
Probablemente uno de los mejores ejemplos fue la guerra entre Estados
Unidos y Cuba en 1898. Algunos diarios estadounidenses haban enviado
corresponsales a la cercana isla para informar sobre la insurrecin independentista de
los cubanos. Frederic Remington, reportero y fotgrafo del New York Journal,
8 Ibid, p. 28. 9 Ibid, p. 30.
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La Guerra de las Malvinas: La Fuerza del Discurso
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propiedad de Randolph Hearst, estaba destinado en Cuba cubriendo los detalles de la
rebelin. Un da, ya hastiado de permanecer en el pas caribeo, escribi a su jefe que
no crea en la posibilidad real de una guerra entre Espaa y su pas, que en esa poca
comenzaba a asumir una poltica imperial en Amrica en el marco de la famosa
Doctrina Monroe. Hearst le respondi: Por favor, qudese. Usted provea las fotos,
que yo proveer la guerra10. A los pocos meses, exactamente el 15 de febrero de
1898, el buque de guerra norteamericano Maine explot en la baha de La Habana,
muriendo 258 tripulantes. La prensa amplific el acontecimiento en las ms
importantes ciudades de Estados Unidos, exigiendo un castigo para el pas europeo.
La presin fue insostenible. El Congreso estadounidense proclam la independencia
de Cuba y la guerra se declar. Tras pequeos combates aislados, que no reportaron
mayores prdidas para los americanos, Espaa se rindi en agosto. Hearst,
recordando su influencia en el inicio del conflicto, demostr un descaro sorprendente
y lleg a preguntarle a sus lectores, Qu, les gusta la guerra del Journal? El
norteamericano E. Godkin sintetiz de este modo los acontecimientos: Los diarios se
han hecho para vender; y con esta finalidad no hay nada mejor que la guerra. La
guerra representa sensacin y excitacin todos los das 11.
En agosto de 1914, Alemania invadi Blgica y comenz la Primera Guerra
Mundial. La magnitud del conflicto, la cantidad de pases involucrados, el desarrollo
de nuevas armas y estrategias, los intereses geopolticos en juego y las consecuencias
que el resultado de la lid podan traer para los actores, motivaron la aparicin de
nuevos mtodos y tcnicas para controlar a la prensa. Se montaron grandes
maquinarias propagandsticas en ambos bandos. La censura y la manipulacin de las
informaciones se hicieron presentes de manera cotidiana en las salas de redaccin.
As, los ejrcitos empezaron a utilizar a la prensa como medio de propaganda.
Algunos lo hicieron voluntariamente para apoyar el esfuerzo blico de sus respectivos
pases. A otros, no les qued ms remedio que someterse a las rdenes de los niveles
superiores de conduccin. Un director del Times de Londres explicaba la lnea
10 Ibid, p. 33. 11 Ibid, p. 34.
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La Guerra de las Malvinas: La Fuerza del Discurso
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editorial del peridico durante la contienda. Uno de los objetivos de la poltica de
guerra de Printing House Square (sede del diario) fue aumentar el flujo de reclutas.
Este objetivo hubiese recibido poca ayuda con reportajes que narrasen lo que les
ocurra a los reclutas una vez que se convertan en soldados 12. Se trataba de evitar
el desplome de la moral de la poblacin propia, que si se hubiera enterado de los
horrores de la guerra, probablemente habra exigido un pronto cese del fuego. Y eso
no fue una exclusividad inglesa. Sucedi tambin en Alemania, en Austria-Hungra,
en Italia, en Rusia y en Estados Unidos. Como deca el Primer Ministro britnico,
Lloyd George, Si la gente supiera lo que ocurre, la guerra se detendra maana.
Pero, por supuesto, no saben y no pueden saber. Los corresponsales no escriben la
verdad y la censura no la dejara pasar13.
Veinte aos ms tarde, casi los mismos protagonistas se volveran a encontrar
en los campos europeos. Durante la madrugada del 1 de septiembre de 1939,
poderosas unidades alemanas atravesaron la frontera polaca e invadieron al pas,
marcando el inicio de la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, lo que no se supo en
esos das, fue que la operacin militar se arm sobre la base de informaciones falsas,
elaboradas en los departamentos de inteligencia del Ejrcito alemn. De esta manera,
una radio germana difundi profusamente una noticia sobre constantes y sistemticos
ataques polacos a los puestos fronterizos alemanes. Haban daos y muertos. Ms
tarde, se comprobara que estos acontecimientos no eran ms que engaos. No
obstante, la treta sirvi para justificar la fulminante ofensiva de las divisiones
blindadas de Hitler. Un medio haba servido como vehculo de manipulacin
informativa y millones de vctimas pagaran las consecuencias de esta nefasta unin
entre la prensa y los militares alemanes.
En Inglaterra la situacin no era demasiado dispar. Mientras algunos medios
transformaban en una victoriosa hazaa el desastre de Dunquerque, que el propio
gobierno reconoca como un duro revs militar; otros como la British Broadcasting
Corporation, la famosa BBC, experimentaban el desprecio del Primer Ministro,
12 Ibid, p. 38. 13 Loc.cit.
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La Guerra de las Malvinas: La Fuerza del Discurso
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Winston Churchill, al negarse a ser parte de la propaganda blica. El legendario
poltico se quejaba de la emisora acusndola de ser el peor enemigo en el interior de
la casa, que causa continuamente problemas, haciendo ms dao que bien14.
Al otro lado de las trincheras, ciertos diarios alemanes sufrieron vejaciones
similares. El tristemente clebre ministro de Propaganda del Tercer Reich, Joseph
Goebbels, se burlaba de los periodistas afirmando por cadena radial que Cualquier
persona que tenga un residuo de honor evitar cuidadosamente convertirse en
periodista15. Pero a pesar de este constante repudio hacia los reporteros, tanto los
Aliados como el Eje, utilizaron de forma sistemtica a los medios de comunicacin
para difundir la propaganda favorable a sus intereses. Por cierto con matices, pues
mientras los alemanes eran los campeones de la propaganda negra y los italianos se
inclinaban por la exaltacin de la moral, los ingleses inventaron la tcnica de la
propaganda con hechos, consistente en informar objetivamente un acontecimiento,
pero agregndole una interpretacin favorable hacia Gran Bretaa. Si la Gran Guerra
haba sido el estreno de la censura y la propaganda, la Segunda Guerra Mundial
signific el refinamiento de estas tcnicas y la incorporacin de mtodos nuevos.
Frutos, aunque parezca paradjico, de investigaciones cientficas relativas a los
efectos de la comunicacin. Los distintos pases haban aprendido el costo de
improvisar, y en el futuro, con el desarrollo continuo de los medios de comunicacin,
las cosas podan complicarse an ms.
Aos despus, la aparicin de la televisin marcara un nuevo escenario para
periodistas y militares. Ms dramtico, ms impactante, ms complejo. El estreno fue
Vietnam, la guerra ms larga de la historia de Estados Unidos. Luego del desastre
francs en la batalla de Dien Bien Fu, que signific la humillacin de la metrpoli
europea a manos de un pequeo y mal preparado ejrcito, la administracin del
Presidente norteamericano, John F. Kennedy, a travs del general Taylor, estim que
la nica posibilidad de salvar a Vietnam del Sur de su norteo hermano comunista,
involucraba el envo de tropas estadounidenses al lejano sudeste asitico. El nmero
14 Ibid, p. 42. 15 Ibid, p. 41.
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La Guerra de las Malvinas: La Fuerza del Discurso
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de los asesores militares, como eufemsticamente se los denominaba, creci con
vertiginosidad. Si en 1960 haban en Vietnam 680 hombres, tres aos ms tarde la
cifra ascenda a 16.300 soldados. A esa altura, la guerra ya estaba desatada. Aunque
en un comienzo, el gobierno de Estados Unidos intent establecer una relacin de
cooperacin con los periodistas, rpidamente los roces comenzaron a aparecer. El
primer punto de discordia fue la negativa de los medios a apoyar el rgimen del
Presidente Diem. Cercado por escndalos de corrupcin y sistemticas violaciones a
los Derechos Humanos, la prensa exigi su renuncia al cargo, mientras los asesores
norteamericanos promovan sus virtudes. Rounds hubo varios, hasta que finalmente el
mandatario dej el poder a fines de 1963, siendo la primera situacin de cambio
poltico fomentada por los medios de comunicacin estadounidenses16.
Las continuas derrotas de las fuerzas armadas convencionales de Estados
Unidos frente a los bien entrenados guerrilleros del Viet Cong, apoyados por el
Ejrcito regular de Vietnam del Norte; y el creciente nmero de muertos, comenzaron
a ser dramticamente reflejados en los relatos de los corresponsales de guerra. Si los
reportajes escritos tuvieron un fuerte impacto en la opinin pblica norteamericana,
que vea con espanto cmo jvenes soldados moran en lejanas tierras, las notas
televisivas fueron un verdadero golpe fatal para los militares. La prensa se haba
convertido, en forma definitiva, en un factor esencial para el desenlace del conflicto.
En 1965, el 93% de los hogares estadounidenses tenan televisin, los noticieros
eran los programas ms vistos por la poblacin, hecho que repercuti de tal forma,
que el 59% de los norteamericanos eran contrarios a la guerra, producindose una
polarizacin en las opiniones pblicas. A mediados de 1965 comenzaron las
protestas pblicas en EE.UU. en contra de la guerra, los medios de comunicacin se
dividieron, incitando los mismos medios de prensa a uno u otro bando, separndose
an ms las opiniones17. La situacin se agrav cuando los guerrilleros lanzaron la
ofensiva del Tet, el 31 de diciembre de 1968, y que marcara el comienzo del fin para
la aventura de Estados Unidos en Vietnam. Ciento cincuenta soldados
16 BISKUPOVIC, Juan. Desarrollo Histrico de la Prensa en los ltimos Conflictos. Curso de Corresponsales de Ejrcito. Comando de Institutos Militares. Ejrcito de Chile. 1999. p. 2.
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La Guerra de las Malvinas: La Fuerza del Discurso
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norteamericanos moran en promedio cada semana en la selva vietnamita y pronto el
descontento con la guerra fue insostenible. Las imgenes de hombres mutilados, de
mujeres y ancianos asesinados en las aldeas, de nios quemados con napalm, y de
interminables filas de bolsas plsticas con cadveres, fueron suficientes para inclinar
la opinin del pblico: se exiga el trmino del conflicto. Los polticos se hicieron
eco de la demanda popular y, de esta manera, Estados Unidos perdi Vietnam18. El
Pentgono y la administracin del Presidente Lyndon B. Johnson, no tardaron en
culpar a los periodistas por el fracaso en el campo de batalla. Sus reportajes haban
sido demasiado crudos para el receptor norteamericano y el esfuerzo blico fue
mortalmente cuestionado. El general Westmoreland, comandante de las tropas en el
pas oriental, explic que Por las caractersticas propias de la televisin, se
present una visin distorsionada de la guerra, comprimida y visualmente dramtica
(...) La guerra que vieron los americanos fue casi siempre violenta, miserable y
controvertida (...) Por primera vez en la historia moderna, el desenlace de la guerra
no ocurri en los campos de batalla sino en las pantallas de televisin19. El poder
del discurso periodstico haba sido reconocido por todos.
Lejos de Vietnam, a miles de kilmetros de la encarnizada lucha de guerrillas,
las lecciones eran cuidadosamente asimiladas por los militares y los periodistas
britnicos. Era cierto, no estaban embarcados en algn conflicto blico todava. El
Imperio de Su Majestad gozaba de buena salud y aceptables relaciones con sus
vecinos, y Gran Bretaa se proyectaba como el principal aliado europeo del ms
poderoso pas de la tierra. Quizs, la nica excepcin eran unas olvidadas e
insignificantes islas en el Atlntico Sur, que un grupo de acalorados militares
argentinos insistan en reclamar como propias. Pero en 1982, cuando la poca de los
grandes imperios slo viva en el recuerdo de algunos nostlgicos nobles, quin ira
a una guerra por un puado de metros cuadrados, habitado por apenas 1.800 personas,
que ni siquiera eran ciudadanos britnicos de primera clase, y unas cuantas ovejas
17 Loc.cit. 18 SOHR. Op.cit., p. 54. 19 Ibid, p. 53.
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La Guerra de las Malvinas: La Fuerza del Discurso
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perdidas en las praderas australes? No, eso no corresponda a esta era. Pero, tal vez
imaginando algn escenario futuro, el brigadier F.G. Caldwell, funcionario del
Ministerio de Defensa del Reino Unido, se preguntaba en la penumbra de su
despacho, Deberamos partir por decirnos vamos a permitir que las cmaras
anden sueltas por los campos de batalla?. La respuesta no tard en llegar20.
El 2 de abril de 1982, esos acalorados militares argentinos, encabezados por el
teniente general Leopoldo Fortunato Galtieri, Presidente de Argentina, haban
decidido recuperar por la fuerza lo que la diplomacia les negaba. En la madrugada de
aquel da, tropas del Ejrcito, apoyadas por buzos tcticos de la Armada y carros
anfibios blindados, haban desembarcado en las islas Malvinas. Luego de un breve
combate con la reducida guarnicin de marines, tomaron la Casa de Gobierno e
izaron la bandera albiceleste. Mascando su impotencia, el gobernador ingls, Rex
Hunt, debi rendir su plaza ante la superioridad material y numrica argentina; y
partir a un forzoso exilio en su propio pas. Terminaban as, casi 150 aos de
administracin britnica en el archipilago, desde 1833, cuando irnicamente los
ingleses haban hecho algo similar con los colonos argentinos. Para colmo de males,
al da siguiente, infantes de marina capturan tambin las Georgias del Sur,
completando una fulminante y efectiva maniobra, cuyo nombre clave era: Operacin
Azul.
Rpidamente los dispositivos diplomticos de ambos pases entraron en
accin para encontrar una salida pacfica al conflicto. El primer escenario fue el
Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas en Nueva York. Los respectivos
embajadores ante el mximo organismo internacional, Sir Anthony Parsons, por parte
del Reino Unido; y Eduardo Roca, representante de Argentina, intentaron inclinar a
los miembros del Consejo en uno u otro sentido. Luego de agotadoras consultas y
reuniones, se aprob por diez votos a favor, cuatro abstenciones y slo uno en contra,
la Resolucin 502 del Consejo de Seguridad, que en trminos generales exiga el
retiro de las tropas argentinas y el inicio de negociaciones entre las partes. Luego
vendran las conversaciones iniciadas por el secretario de Estado norteamericano,
20 Ibid, p. 61.
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La Guerra de las Malvinas: La Fuerza del Discurso
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Alexander Haig; la propuesta del Presidente del Per, Fernando Belande Terry; los
intentos desesperados del Secretario General de las Naciones Unidas, Javier Prez de
Cullar; la presencia del canciller argentino, Nicanor Costa Mndez, en la
Organizacin de Estados Americanos y en el Bur de Pases No Alineados, en
bsqueda de apoyo para la causa argentina; las sanciones de la Comunidad
Econmica Europea para el pas sudamericano; y la amenaza de Buenos Aires de
invocar el Tratado Interamericano de Asistencia Recproca, en caso de que la Flota
Real atacara su territorio.
Como el lector podr suponer, pues la historia es ya conocida, todas y cada
una de estas instancias fueron incapaces de impedir que la crisis se resolviera por las
armas. Bast que la Task Force, la Fuerza de Tareas enviada por Margaret Thatcher
para recuperar los archipilagos, llegara a las cercanas de las Malvinas para que el
fuego y la destruccin se manifestaran en toda su magnitud.
Se puede decir que tanto britnicos como argentinos, dieron y recibieron. Los
primeros, armados con modernas fragatas y destructores, con los aviones Harriers de
ltima generacin embarcados en los portaaviones Hermes e Invincible, con un
ejrcito profesional que inclua unidades especiales como los comandos
aerotransportados y anfibios, y los temidos gurkas; pagaron un alto precio por la
recuperacin de las islas. Aunque el perodo de conflicto dur menos de dos meses y
medio, la intensidad de los combates fue tal que el brigadier, Julian Thompson,
comandante de la Brigada 3 de Comandos, una de las unidades de elite que entr en
combate, reconoci la posibilidad de haber perdido la guerra. Desde el comienzo
mismo jams tuve la menor duda de que los argentinos iban a pelear. Despus de
todo, estaban solamente a seiscientos kilmetros de su casa, haban estado all cinco
o seis semanas, tuvieron la oportunidad de reunir la cantidad adecuada de tropas y
abastecimientos. De haber actuado mejor en forma conjunta, estoy completamente
convencido de que podran haber ganado21. Cuando la Flota regres a su puerto en
Inglaterra, varios buques, como el destructor Sheffield y el carguero Atlantic
21 THOMPSON, Julian. En BILTON , Michael y KOSMINSKY, Peter. Hablando Claro. Emec Editores S.A. Primera edicin. 1991. Argentina. p. 272.
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La Guerra de las Malvinas: La Fuerza del Discurso
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Conveyor, ambos hundidos con misiles Exocet, descansaban plcidamente en el
fondo del mar. Valiosos aviones y helicpteros tambin se perdieron en el desarrollo
de las acciones blicas, llegando incluso a resentirse los arsenales de la OTAN,
debido a la necesidad de la Flota de reemplazar a las unidades destruidas. El costo
humano tampoco fue menor. Alrededor de 250 hombres murieron en nombre de Su
Majestad. Datos extraoficiales aseguran que la cantidad de muertos fue incluso muy
superior.
Los segundos, tambin pagaron caro por la aventura militar de la Junta. El
rgimen militar argentino qued expuesto ante la opinin pblica mundial como el
culpable de la guerra. Nunca pudo revertir su posicin de agresor en los foros
internacionales, salvo aquellos que le eran claramente favorables, como la OEA. En
1988, los miembros de la Junta fueron enviados a doce aos de prisin por su
responsabilidad en los acontecimientos del Atlntico Sur. La poblacin argentina
pas de un estado de exaltacin nacional, reflejado en la multitudinaria concentracin
de Plaza de Mayo el 2 de abril, a una decepcin general, cuando Argentina se rindi
el 14 de junio de ese mismo ao. Las manifestaciones callejeras, repudiando la
capitulacin, fueron violentamente reprimidas por los mismos que meses antes
proclamaban la unidad nacional frente al enemigo comn. En cuanto a los daos
materiales, las consecuencias tambin fueron desastrosas: decenas de aviones y
helicpteros derribados, enormes cantidades de pertrechos y armamentos
abandonados en las islas, varios buques hundidos, entre ellos el famoso General
Belgrano, que producto de un torpedo se fue a pique con 360 marinos a bordo; y lo
que es peor, se agudiz la crisis econmica que los gobiernos del Proceso de
Reorganizacin Nacional ya arrastraban, proyectando sus consecuencias hasta el da
de hoy. Al recuento de bajas, las Fuerzas Armadas argentinas aportaron la nada
despreciable cifra de 635 muertos y ms de mil heridos.
El combate de Puerto Argentino ha finalizado. Nuestros soldados lucharon
con esfuerzo supremo por la dignidad de la Nacin. Los que cayeron estn vivos
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La Guerra de las Malvinas: La Fuerza del Discurso
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para siempre en el corazn y en la historia grande de los argentinos22, deca el
general Galtieri en un discurso dirigido a todo el pas para anunciar la rendicin de
Puerto Argentino, capital de las islas. A pocos metros de la sede del gobierno, el
descontento popular era evidente. Una fuerte ola de protestas por el desenlace del
conflicto mostr, con crudeza, la decepcin del pueblo argentino. La guerra, que la
Junta haba prometido ganar, se perdi ms rpido de lo que muchos imaginaron y
con ella, el deseo de incorporar definitivamente las islas al territorio nacional de la
Repblica. El desconsuelo era tal, que ya sin miedo a la accin policial y desafiando
directamente al general Galtieri, la poblacin argentina sali a las calles a protestar
contra el rgimen militar. Tambin condenaron la labor de los periodistas durante el
conflicto, lanzndoles monedas y tratndolos de mentirosos. La acusacin era
grave, y por lo mismo surge con dramatismo la pregunta, de qu eran culpables los
periodistas argentinos?, por qu la gente los despreciaba?, era cierto que haban
engaado al pblico sobre el desarrollo de la guerra?
Lo cierto es que no es sencillo encontrar respuestas a esas preguntas. Supone
un ejercicio reflexivo largo y profundo que recin est comenzando a nacer.
Decir que la prensa enga al pblico, es hablar de palabras mayores. Implica
el intento de influir en el destinatario a travs de informaciones falsas, o al menos no
verdicas y, por lo tanto, tambin involucra una intencin deshonesta por parte del
emisor. Los cargos son contundentes y por lo mismo es recomendable establecer
slidos cimientos para evitar juicios errados.
Lo primero que es necesario sealar, tiene relacin con el proceso de la
comunicacin y que para el caso de este estudio hace referencia al acto comunicativo
de los medios. Dicen algunos, que la comunicacin siempre tiene por objetivo
producir un efecto en el receptor que se expone a un mensaje, configurndose una
accin consciente e intencional por parte del emisor. Schulz plantea que la
comunicacin es intencional, la introduccin del proceso por parte del comunicador
se produce intencionalmente y est, en general, destinada a un fin; el comunicador
22 ESCUDERO, Lucrecia. Malvinas: el Gran Relato. Fuentes y Rumores en la Informacin de Guerra. Editorial Gedisa S.A. Primera edicin. 1996. Espaa. p. 228.
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La Guerra de las Malvinas: La Fuerza del Discurso
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apunta a un determinado efecto23. Aunque hay mltiples formas de definir el efecto
que se busca en el proceso comunicativo, existe coincidencia en sostener que la meta
de toda comunicacin consiste en influir en el destinatario en uno u otro sentido. Ms
an, y como se dir en los prximos captulos, se ha llegado a proponer que sin esta
intencin de influir la comunicacin no existira, Pues toda comunicacin es
persuasiva24.
As, no es un despropsito sealar que si los medios son agentes activos de un
determinado proceso comunicativo, de alguna manera intentan influir sobre la
audiencia. Lgicamente, este propsito sera parte integral de la produccin
periodstica de estas empresas. En particular, el discurso de los medios ejerce un
significativo impacto a nivel actitudinal, cognoscitivo, e ideolgico y determina de
ese modo los marcos interpretativos que los individuos aplican para la comprensin
de los acontecimientos sociales, polticos, econmicos, culturales (Van Dijk, 1991) y,
consecuentemente, influye en la definicin de su identidad y capacidad de accin
histrica25.
La manera de presentar una informacin, los entrevistados escogidos para un
reportaje, la cantidad de fotografas incluidas en el texto, y el lugar que la noticia
ocupe dentro del diario, son como muchos otros factores, maneras de influir en el
lector. Incluso, la interpretacin de un acontecimiento por parte de un periodista
implica una mirada subjetiva del mismo, que adems de informar sobre el hecho,
influye en quien lee el reportaje. As, la eleccin que realiza respecto de la calidad
y de la cantidad (Wang, 1993) de la informacin que transmite contribuye, a travs
de la representacin que construye, a la definicin de la realidad de una manera
determinada mencionando algunos aspectos y evitando nombrar otros26. Lo mismo
sucede en los editoriales, donde se vierte la opinin del articulista sobre un
23 SCHULTZ. En WOLF, Mauro. La Investigacin de la Comunicacin de Masas. Crticas y Perspectivas. Ediciones Pados Ibrica S.A. Tercera edicin. 1996. Espaa. p. 158. 24 LPEZ , Alejandro; PARADA, Andrea y SIMONETTI, Franco. Introduccin a la Psicologa de la Comunicacin. Textos y Ejercicios. Ediciones Universidad Catlica de Chile. Tercera Edicin. 1995. Chile. p. 29. 25 VASILACHIS , Irene. La Construccin de Representaciones Sociales. Discurso Poltico y Prensa Escrita. Editorial Gedisa. Primera Edicin. 1997. Espaa. p. 194.
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La Guerra de las Malvinas: La Fuerza del Discurso
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determinado suceso. Para qu hablar de la lnea editorial de un peridico. Claramente,
ella representa un soporte de influencia sobre el pblico.
Existe coincidencia en sealar que no es lo mismo informarse sobre un
acontecimiento determinado en el diario A, que en el B o en el C. Probablemente, los
tres medios relatarn en sus crnicas y reportajes el suceso noticioso con la mayor
objetividad posible y apego a la verdad. No cabe duda. Pero tambin probablemente,
todos ellos privilegiarn algunos aspectos de la noticia sobre otros, configurando una
mirada particular y diferente del hecho. Los periodistas, en el proceso de
interaccin comunicativa, construyen discursivamente tambin su propia identidad y
la de otros (Kline y Kuper, 1994), se autolegitiman como nueva profesin (Kellner y
Heuberger, 1992) y se constituyen, por este medio, en actores sociales relevantes y
socialmente reconocidos con capacidad de decir, proponer, coincidir u oponerse. La
prensa escrita ms que un espejo pasivo de la realidad consiste, pues, en un conjunto
de focos mviles (Hackett y Zhao, 1994) cuya luz se hace evidente en la selectividad y
en el empleo de diversas estrategias argumentativas inherentes a la produccin de
noticias27. Se dir, por lo tanto, que es una consecuencia natural del proceso
comunicativo que desarrollan los medios con el pblico. As, desde el punto de vista
de las funciones periodsticas, se sostiene que los medios de comunicacin no slo
tienen como misin informar, sino que tambin, conscientemente o no, tienden a
influir en la audiencia, y cuando se habla de influencia, inevitablemente aparece el
concepto de persuasin, definido como la capacidad de inducir, mover, obligar a
uno con razones a creer o a hacer una cosa28. El asunto queda ms claro, tal como
se argumentar ms adelante, si se considera que En relacin con la informacin
periodstica se ha reconocido la presencia simultnea de dos funciones: una exterior,
26 Ibid, p. 263. 27 Ibid, p. 266. 28 SANTAMARA , Luisa. El Comentario Periodstico. Los Gneros Persuasivos. Editorial Paraninfo S.A. 1990. Espaa. p. 40.
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La Guerra de las Malvinas: La Fuerza del Discurso
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superficial, como lo es la de informar, y otra estratgica que es la de persuadir a
travs de la argumentacin y de alguna forma de construccin de la realidad29.
Tal como el trmino influencia conduce inevitablemente al concepto de
persuasin en el trabajo periodstico, se dir que ste ltimo est ntimamente
relacionado con la retrica. En buenas cuentas, la retrica es definida como el arte
de la persuasin mediante la palabra; una tcnica tal que, al ser aplicada al
discurso, permite convencer al oyente30; por lo tanto, al hablar de la funcin
persuasiva de los medios, en realidad se hace alusin al mensaje retrico contenido en
el discurso periodstico.
Aunque el planteamiento parezca un tanto intrincado, ya son muchos los
estudiosos que han establecido, sin lugar a dudas, la relacin entre la retrica, como
el arte de persuadir, y el discurso de los medios. La retrica actual, de los medios de
comunicacin en general y la publicitaria en particular, se refiere directamente a
ejemplos a seguir, presentados en algunos casos con cierto grado de sutileza y en
otros de una manera francamente desembozada (...) existen elementos de la
comunicacin persuasiva que pueden y deben ser empleados para los mensajes
informativo-educativos31. De esta manera, se plantea que la retrica es un
componente inherente en el mensaje periodstico como discurso, estando siempre
presente en l. De hecho, Van Dijk seala que el uso de herramientas retricas es
parte integral de la produccin periodstica, pues la inclusin de fuentes cercanas al
acontecimiento noticioso, la utilizacin de cifras, la seleccin de los testigos oculares
y el contenido ideolgico de un relato, entre muchos otros ejemplos, son en s mismos
una muestra de la presencia de elementos retricos en el trabajo de los reporteros. Por
ejemplo, La inmediatez de la descripcin y la cercana del reportero a los sucesos
es una garanta retrica para la veracidad de la descripcin y, en consecuencia, la
plausibilidad de la noticia32. Plantear el autor holands que dada la naturaleza
29 VASILACHIS . Op.cit., pp. 222- 223. 30 LPEZ , PARADA y SIMONETTI. Op.cit., p. 17. 31 PRIETO CASTILLO, Daniel. Retrica y Manipulacin Masiva. Premi Editora de libros, S.A. Cuarta Edicin. 1990. Mxico. pp. 31-73. 32 VAN DIJK, Teun. La Noticia Como Discurso. Comprensin, Estructura y Produccin de la Informacin. Ediciones Piados. 1990. Barcelona- Buenos Aires- Mxico. p. 129.
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La Guerra de las Malvinas: La Fuerza del Discurso
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formal de las noticias, el uso de estructuras retricas en la noticia depende de los
objetivos y los efectos buscados por la comunicacin33. Por ello se dir que la
intencin de los medios de persuadir a la audiencia sobre una determinada forma de
pensar o actuar, identificada como el mensaje retrico inmerso en el discurso
periodstico, es una consecuencia natural e inevitable de la elaboracin del producto
informativo. Pues an si el oyente o el lector ha entendido perfectamente bien lo
que hemos comunicado semntica o pragmticamente- an no se habr llevado a
cabo toda la misin comunicativa. Tambin queremos que l o ella acepten lo que
decimos, es decir, crean en nuestra afirmacin, realicen las acciones requeridas y
ejecuten nuestras rdenes. En la jerga pragmtica tradicional, nuestros actos de
habla no slo deben desempear funciones ilocutivas sino tambin efectos
perlocutivos. En trminos retricos o del estudio de la comunicacin del habla, esto
significa que nos hallamos implicados en un proceso de persuasin34. No tiene nada
de malo, ni menos an reviste una accin reida con la tica de los periodistas,
siempre y cuando ese mensaje retrico est sustentado en la verdad y no en el engao.
Persuadir sobre aquellas cosas verdaderas es tan legtimo, que tanto Platn
como su discpulo Aristteles le otorgaron a la retrica la categora de arte.
Pero justamente ah reside el problema, pues resulta posible persuadir sobre
asuntos verdaderos y falsos. Este dilema no aparece como nuevo, pues representa la
vieja discusin tica entre los filsofos y los sofistas de la antigua Grecia. Los
primeros, enfatizaban en la necesidad de reservar el ejercicio retrico al servicio de la
verdad. Mientras los segundos, sealaban que era posible persuadir al oyente sobre
una cosa, para luego convencerlo de lo contrario, pudiendo convertir una buena causa
en una mala, y viceversa. De este modo, los viejos filsofos admitan la existencia de
dos retricas: una honesta y otra deshonesta. Platn planteaba que existan dos tipos
de retrica, una falsa y la otra autntica. La falsa era la retrica de hecho y su
objeto sera la verosimilitud, la ilusin, el ser creda. Esta era la retrica de los
sofistas, la que adula, la que persuade para obtener poder sin considerar el bien. Por
33 Ibid, p. 123. 34 Ibid, p. 124.
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el contrario, la autntica retrica era la retrica del derecho cuyo objeto sera la
verdad y el bien. Era esta la retrica filosfica basada en la sabidura y la virtud35.
Ms tarde, como se ver en los prximos apartados, el mismo Umberto Eco
retomar esta distincin, afirmando que existen varias gradaciones de la retrica,
desde la persuasin honesta, sus tentada en la verdad; hasta la persuasin engaosa,
basada en argumentos falsos.
Que no cause alarma lo siguiente. Si en el discurso periodstico siempre est
contenido un mensaje retrico, pues toda produccin noticiosa tiende a persuadir a la
audiencia en una u otra direccin, entonces el lector deber coincidir en que existe, al
menos, la posibilidad de que la retrica periodstica sea tanto honesta como engaosa,
dependiendo de si los argumentos utilizados son verdaderos o falsos. Esto,
ciertamente representa una discusin tica de la cual los medios y los reporteros no
estn exentos.
Dicho lo anterior, y para efectos de este estudio, se sostendr que aquella
retrica honesta se relaciona con la persuasin, entendida en el sentido platnico y
aristotlico, pues ella exige no slo una fundamentacin en argumentos verdaderos,
sino que tambin el compromiso ineludible de persuadir con la verdad. Al contrario,
la retrica deshonesta, basada en planteamientos falsos, encuentra su manifestacin
periodstica con los conceptos de manipulacin y desinformacin, entendidos como
la propagacin de informaciones falsas con el fin de crear confusin en la opinin
pblica (...) tiene como objetivo engaar a los pueblos, cercarlos con la mentira36.
De esta manera, tanto la persuasin como la manipulacin, entendidas como
manifestaciones de una retrica honesta o de una deshonesta respectivamente, pueden
estar presentes en el discurso de los medios de comunicacin, ya que persuadir a
alguien es persuadirlo de la verdad o falsedad de algo. La verdad lleva en el arte de
la retrica los atributos positivos, la falsedad los negativos37.
Esta disyuntiva alcanza particular inters cuando se trata de estudiar el
comportamiento de los periodistas en tiempos de guerra, donde el esfuerzo blico de
35 LPEZ , PARADA, y SIMONETTI. Op.cit., p. 18. 36 JACQUARD . Op.cit., p. 7.
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un pas no slo est determinado por la cantidad y la calidad de los medios militares
dispuestos en el campo de batalla, sino que tambin por el grado de adhesin que la
poblacin propia muestre hacia el conflicto. Se ha visto cmo en ocasiones el estado
de la moral, tanto de las tropas como del pblico, puede influir decisivamente en el
desenlace de la contienda y en ese aspecto, el discurso periodstico, como mensaje
retrico y como constructor social de una realidad, tiene mucho que ver. El caso de la
guerra de Vietnam, ya sealado, es un claro ejemplo de lo anterior. A eso habra que
agregar otras importantes consideraciones.
En poca de conflictos blicos, la informacin suele estar frreamente
controlada por los Estados Mayores, quienes conscientes de su importancia, la
censuran y la manipulan a favor de los intereses castrenses. Baste recordar algunas
disposiciones legales emanadas del gobierno argentino durante la guerra de las
Malvinas para regular el desempeo de los periodistas trasandinos. Artculo 1.
Todas las informaciones y las noticias provenientes del exterior, cualquiera sea su
origen, utilizadas por los medios, y toda informacin difundida por los medios
orales, escritos o televisivos, relacionadas de algn modo a las operaciones militares
y a la seguridad nacional, estn sujetas al control del Estado Mayor. Artculo 2. El
Estado Mayor ejercer el control de la informacin instrumentalizando todos los
medios en su poder. Artculo 3. El director y el editor de los diferentes medios de
informacin sern considerados personalmente responsables directos de las
transgresiones al Artculo 1. Artculo 4. Toda transgresin a tales disposiciones ser
sancionada con la clausura del medio y con el arresto del director o editor
responsable con tiempo indeterminado38.
Tampoco es extrao que los periodistas adhieran voluntariamente a la causa
militar en apoyo de sus pases, pues ms all de la calidad de reporteros, siguen
siendo ciudadanos comunes y corrientes, con expectativas y consideraciones
ideolgicas en torno a la guerra. Un ejemplo claro es el artculo publicado por
37 PRIETO CASTILLO. Op.cit., p. 12. 38 ESCUDERO. Op.cit., pp. 106-107.
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Mariano Grondona en Clarn, en abril de 1982: La nacin renaci en medio de una
gran crisis (...) Hoy nos sentimos otra vez los miembros de una sola comunidad. El
sentido de integridad se ha recuperado (...) La Argentina ha encontrado su bandera.
Los argentinos, su tema de unidad (...) El 2 de abril, por eso, comenz algo an ms
importante que la recuperacin de nuestro espacio: la recuperacin de nuestro
espritu39. En la misma lnea, el comentarista argentino Jess Iglesias Rouco,
expresaba en La Prensa del 3 de abril, que Por primera vez en muchos aos, un
gobierno argentino hace algo, y adems lo hace bien. Nuestras previsiones de enero
se han cumplido: la Argentina decidi ayer recuperar Las Malvinas, tras 150 aos de
usurpacin inglesa40.
Con el correr de los das y el desarrollo de la guerra en las fras aguas
atlnticas, el periodista del diario Clarn, Oscar Ral Cardozo, fue formando su
propia opinin sobre la labor de sus colegas. Yo cubra toda la informacin de los
Estados Unidos. Recuerdo particularmente en Nueva York, -era un momento de
comps de espera en las negociaciones- y regreso al hotel, prendo la televisin y veo
el noticiero de la CBS. Lo primero que muestran es una pelcula de la BBC, yo llamo
a Buenos Aires, me atienden en la redaccin y me dicen eufricos Hundimos al
Invencible!, y yo lo estoy viendo directamente en ese instante por la televisin. Les
digo: Miren que estoy viendo lo contrario. Y me contestan: Eso es todo accin
psicolgica (...) Yo llegu a Buenos Aires desde Nueva York dos das antes de la
derrota y recuerdo que no haba consciencia, todava se crea que se ganaba. Haba
ciertamente responsabilidad de los medios en la construccin de esta imagen: los
medios mintieron por omisin ms que por accin. Se abandon el rol del
cuestionador, cuando se iba hacia la guerra los medios no cuestionaron. Y cuando la
realidad no acordaba se la censuraba, era una autocensura interna41.
39 El Don de la Concordia. A Fondo. Grondona, Mariano. En BSSER, Carlos y otros. Operacin Rosario. Manifestaciones Posteriores al dos de Abril: Interpretacin de un Sentir Argentino. Editorial Atlntida S.A. Primera Edicin. 1984. Argentina. p. 390. 40 Hacia Las Malvinas. La Prensa. Iglesias, Jess. En, Ibid, p. 391. 41 ESCUDERO. Op.cit., pp. 107-108.
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De esta manera, el asunto sigue siendo el mismo. Cul es el papel de los
periodistas en casos de guerra?, los reporteros tienden a apoyar el esfuerzo militar,
aunque ello signifique manipular las informaciones engaando a la audiencia sobre el
desarrollo de la contienda o, relatan, con el mayor apego a la verdad posible, el curso
de las acciones blicas, narrando incluso los reveses en el frente de batalla, lo que
podra afectar negativamente el estado de la moral de las tropas y la poblacin
propia? En otras palabras, en este tipo de situaciones el discurso periodstico, que es
inherentemente un mensaje retrico, es persuasivo o manipulatorio?
Estas son las interrogantes que esta investigacin pretende responder en el
marco del conflicto anglo-argentino por la posesin de las islas Malvinas. Hoy han
pasado casi veinte aos, en abril prximo se cumplirn dos dcadas, desde que esta
historia llena de fuego y sangre, y por cierto tambin de valenta y herosmo, se
comenzara a escribir. Gran parte de ese relato qued atrapado para siempre en las
amarillentas pginas de los diarios argentinos de la poca y el paso de los aos parece
decir que ya es tiempo de reflexiones. Cmo contaron esta historia los medios?, o
mejor dicho, qu contaron sobre esta historia y qu no? Tomando las informaciones
difundidas por los diarios Clarn y La Nacin, los de mayor importancia en
Argentina, se intentar estudiar el discurso periodstico de aquellos dramticos meses
de guerra, utilizando los conceptos aqu esbozados y que sern abordados
ampliamente en los captulos venideros. Tarea, por cierto compleja y extensa, pero
que con la meta ya definida, se inicia a travs la siguiente pregunta. Cmo se
manifiesta la retrica, entendida como el arte de persuadir a travs de la
palabra, en el discurso periodstico de los diarios argentinos Clarn y La Nacin
durante la guerra de las Malvinas, en los meses de abril, mayo y junio de 1982?
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1.2 Objetivos de la investigacin
Objetivos Generales
?? Interpretar, a travs de una mirada hermenutica, cmo se manifest la
retrica en el discurso periodstico de los diarios Clarn y La Nacin,
contenida en las noticias referentes a la guerra de las Malvinas durante los
meses de abril, mayo y junio de 1982.
Objetivos Especficos
?? Desarrollar una discusin comunicacional que involucre todas las tendencias,
teoras y conceptos que se relacionan con el ejercicio del periodismo en
tiempos de guerra.
La concrecin de este objetivo requiere investigar sobre aspectos como el
papel de los periodistas en los conflictos blicos, el uso del lenguaje, la
construccin de la realidad, la tica periodstica, las caractersticas de la
informacin, el mensaje retrico, la comunicacin persuasiva y la
manipulacin de la informacin.
?? Elaborar una crnica bibliogrfica sobre la guerra de las Malvinas, que
permita a los investigadores obtener una nocin general de la crisis e
identificar los acontecimientos ms relevantes del conflicto del Atlntico Sur.
?? Realizar una breve resea histrica sobre los diarios Clarn y La Nacin, que
posibilite el acercamiento de los tesistas a un contexto informativo extranjero.
?? Elaborar un modelo de anlisis del discurso, de caractersticas hermenuticas
que permita a los investigadores desarrollar una interpretacin global del
relato periodstico de Clarn y La Nacin durante el conflicto.
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1.3 Justificacin del Estudio
La era de la informacin. Una frase corta, pero significativa, que clase a clase,
la mayora de los profesores repetan a sus alumnos. Es que antes de comenzar los
estudios de Periodismo, pareca que esta tendencia mundial pasaba desapercibida
para una gran cantidad de personas. Definitivamente, fue necesario profundizar en
aspectos comunicacionales y periodsticos para asimilar en toda su magnitud los
alcances de este cambio de poca, pues uno de los protagonistas ms activos en el
desarrollo de la globalizacin, han sido los medios de comunicacin. A travs de
ellos se han propagado nuevas ideas y tendencias, el mundo parece estar
permanentemente interconectado, las realidades mediales se multiplican con
vertiginosidad, y ya ningn fenmeno noticioso escapa a la mirada del receptor. Qu
duda cabe.
Quizs, uno de los ejemplos ms claros de esta situacin fue la guerra del
Golfo Prsico y la amplia cobertura periodstica que involucr. Principalmente
gracias a la cadena norteamericana CNN, la mayora de los habitantes del planeta
pudo presenciar en vivo y en directo los bombardeos estadounidenses sobre Bagdad,
el vuelo rasante de los misiles Patriot y Scub, el avance de los blindados Challenger,
o el despegue de los aviones de combate desde los portaaviones fondeados en el
Golfo. La informacin fue inmediata, rpida y directa, confirmando una tendencia
que comenz a manifestarse tmidamente en los reportajes televisivos de los
corresponsales norteamericanos en Vietnam.
Hoy, el contexto internacional, el desarrollo tecnolgico, las tendencias
econmicas y las alianzas militares son diferentes. El mundo de la dcada de los
sesenta no es comparable con el del siglo XXI. No obstante, an existen ciertos
elementos o relaciones que, aunque hayan experimentado cambios, se mantienen en
el tiempo, configurando nuevas versiones de antiguos conflictos sin resolver. Sin
duda, una de estas situaciones es la relacin entre la prensa y los militares en tiempos
de guerra, o mejor dicho, el papel que la prensa juega cuando las balas y los aviones
comienzan a zumbar por los cielos. Ya se han revisado en el Planteamiento del
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Problema algunos ejemplos sobre cmo los medios de comunicacin relatan o
recogen los conflictos blicos. Y los resultados, lejos de ser armnicos, reflejan al
menos una relacin compleja y difcil. Inevitablemente vuelve a la mente la pregunta:
qu deben hacer los periodistas en tiempos de guerra?, cmo deben articular sus
crnicas y reportes?
Entre los argumentos ya planteados, el lector recordar que los medios
cumplen al menos dos funciones; una informativa propiamente tal, y otra de carcter
persuasiva. Se sabe tambin que la retrica, como el arte de persuadir a travs de la
palabra, es un elemento inherente en el discurso periodstico. Por lo tanto, es
inevitable reflexionar sobre cmo esa retrica del mensaje de los medios se
manifiesta en los informes de los corresponsales durante una guerra, especialmente,
cuando este tipo de situaciones involucra contextos informativos, polticos y
emocionales extraordinarios para una determinada sociedad.
En la actualidad, la mayora de las encuestas pblicas sita a los medios de
comunicacin como instituciones relevantes en el proceso de socializacin de los
individuos. Los medios, en general, gozan de prestigio y credibilidad, lo que les
otorga un poder de influencia no menor entre los ciudadanos. La guerra es una
situacin dramtica, donde el acceso a la informacin resulta esencial para el esfuerzo
blico nacional. El asunto es, que tanto los mandos militares como las cpulas
polticas y la comunidad periodstica pugnan por el control de la informacin; y an
ms, existen escasas posibilidades de verificar cun verdadera o falsa puede ser una
noticia. La manipulacin, la desinformacin y el engao comienzan a mezclarse con
la verdad, y pronto toda distincin es imposible. En ocasiones son los mismos
gobiernos los directores de una feroz campaa de propaganda, pues debe protegerse
la moral de la poblacin y de las tropas. En otras, los propios periodistas asumen la
responsabilidad de promover el esfuerzo militar de sus respectivos pases. No hay una
regla definida o establecida al respecto. S declaraciones sobre el deber ser del
periodismo y el correcto actuar de los profesionales de la informacin. Pero
frecuentemente la humanidad ha sido testigo de cmo los lmites ticos se traspasan
cuando en la realidad los intereses nacionales estn en peligro.
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La Guerra de las Malvinas: La Fuerza del Discurso
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Entrando al siglo XXI, Chile parece gozar de sanas relaciones con sus
vecinos. Con Argentina ya existe un sistema de homologacin de gastos militares y la
integracin econmica entre ambos pases es una realidad consolidada. Con Per, se
estudia la posibilidad de firmar acuerdos similares, y las respectivas Cancilleras
decidieron retirar las minas antipersonales que cubren la frontera. Respecto a Bolivia,
todava las relaciones diplomticas no han sido reestablecidas a nivel de embajadas.
No obstante, la presencia de Edmundo Prez Yoma como representante del
Presidente Lagos en el pas altiplnico, supone un esfuerzo por mejorar los vnculos
con esa nacin. Incluso ya se habla de convenios para transportar por territorio
chileno el gas boliviano que se vende al extranjero, y el arriendo de una franja de
costa por espacio de 99 aos a Bolivia.
Sin embargo, nunca es posible asegurar de manera definitiva que la
posibilidad de futuros conflictos blicos es inexistente. Parece ser que mientras ms
puntos de cooperacin existan entre los pases, mayores son las probabilidades de que
surgan potenciales conflictos. Por lo mismo, se considera saludable que los diferentes
estamentos de la sociedad estn preparados ante cualquier eventualidad, y los medios
de comunicacin, como parte de integral de ella, no pueden estar exentos de esta
reflexin. Qu debieran hacer los periodistas chilenos durante una guerra? Sin duda
es una pregunta intrincada, compleja y probablemente sin una respuesta unvoca.
Mientras algunos podran apelar a la tica periodstica por sobre todo, no sera
extrao que otros consideraran valores patriticos en primer lugar.
Justamente esa discusin es lo que busca esta tesis. Identificando cmo se
manifest la retrica en el discurso de los diario s Clarn y La Nacin, se pretende
abrir las compuertas del sano debate. Ante la carencia de experiencias propias, la
guerra de las Malvinas aparece como un sustituto natural para estudiar el
comportamiento de la prensa en tiempos de guerra. En 1982, ambos pases eran
gobernados por regmenes castrenses. Cuatro aos antes, militares argentinos y
chilenos haban estado al borde de la guerra, que slo la oportuna intervencin del
Papa Juan Pablo II, a travs del cardenal italiano Antonio Samor; pudo evitar. Las
races culturales son prcticamente las mismas, y adems la distancia temporal no es
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significativa, al menos en trminos de anlisis histrico. En cuanto a la cercana fsica
de los acontecimientos, Chile, y especialmente su extremo austral, fue un testigo
privilegiado de los combates anglo-argentinos por la posesin de los archipilagos.
No slo desde el lado argentino de Tierra del Fuego despegaban los aviones de
combate para hacer frente a la Task Force, sino que tambin en el territorio chileno
sucedieron acontecimientos de carcter militar, como fue el supuesto accidente de un
helicptero britnico Sea King en las cercanas de Punta Arenas.
De esta manera, el lector podr darse cuenta de los valiosos aportes que este
estudio puede entregar al mundo periodstico. Aportes que en trminos
metodolgicos se denominan relevancias, y que para la claridad intelectual, se
comienzan a revisar en las prximas lneas
1.4 Relevancias de la Investigacin
Para que una investigacin sea sustentable, no basta con hacerla
metodolgicamente correcta, sino que debe constituir un aporte potencial que la haga
conveniente y trascendental. A continuacin, es necesario ahondar en algunos
aspectos que contribuyen a la relevancia y solidez del presente trabajo.
Al realizar esta reflexin, surge una serie de interrogantes que, al ser
contestadas, clarifican los alcances del estudio. Qu tan conveniente es la
investigacin?, para qu sirve?, cul es su transcendencia y alcance social?, qu
aportes prcticos y tericos posee? Las preguntas son muchas y ciertamente, no todas
se respondern, pero en las siguientes lneas se establecen las relevancias que los
estudiantes estiman ms destacables. Sin embargo, es importante indicar que el lector
puede encontrar otros aportes que no han sido considerados por los tesistas.
Este estudio, que busca bsicamente identificar cmo se manifiesta la retrica
en el discurso de la prensa argentina, Clarn y La Nacin, durante la guerra de las
Malvinas, tiene relevancia desde el punto de vista terico, ya que por un lado se
elabora una amplia investigacin comunicacional, en cuanto estudia la retrica, la
semntica y la importancia de los medios de comunicacin en situaciones de crisis.
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Paralelamente, contribuye al periodismo, entendido como ciencia, en cuanto lo
desglosa y lo analiza para hacer manifiestos sus discursos soterrados; y a la vez,
intenta comprenderlo como constructor social de realidades y como garante de la
verdad. As, los investigadores se cuestionan sobre su propio quehacer profesional y
no slo sobre un tema dado. Como consecuencia de esto, la investigacin une las
disciplinas de la comunicacin y del periodismo, dndole una doble mirada a un
acontecimiento social, lo que no slo hace ms interesante su realizacin, sino que la
convierte en un importante aporte a la Facultad de Ciencias de la Comunicacin e
Informacin.
Tambin, tiene una relevancia social, ya que los resultados que se arrojen del
trabajo pueden ayudar a esclarecer cul es el real papel e importancia de los medios
de comunicacin en tiempos de guerra. No slo el caso que aqu se estudia, sino que
tambin para el anlisis de los discursos periodsticos durante otros conflictos blicos
como el de Vietnam, el del Golfo Prsico o la actual guerra contra las organizaciones
terroristas en Asia a partir de los atentados en Estados Unidos. Otro aporte social
importante que arroja el estudio, es la profundizacin en estrategias de
desinformacin y manipulacin, lo que puede constituir una herramienta para detectar
cundo los medios estn faltando a la verdad. Esto enriquece la postura del
oyente/lector frente a un mensaje, otorgndole una visin ms crtica de la realidad
meditica que construye la informacin periodstica. Se trata de producir un
cuestionamiento social ante el ejercicio del periodismo, de desentraar lo oculto de
un mensaje, su escencia y su intencionalidad. Genera tambin, la posibilidad de un
debate tico acerca de la labor informativa y de su relacin con la verdad y la mentira.
La abundancia de informacin sobre la guerra de las Malvinas y las diversas
aristas desde las cuales puede ser analizada, podran transformar a esta investigacin
en el motor de futuros estudios. Al mismo tiempo, puede servir de gua para aquellos
profesionales que en algn momento de su carrera se encuentren ante acontecimientos
similares. Lo sealado con anterioridad, hace que esta tesis tenga una relevancia
prctica y por lo mismo, pretende entregar instrumentos valiosos para el anlisis
crtico de la guerra, la retrica y el discurso periodstico.
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