Bullying ramirez huzco jelitza

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El hostigamiento y el maltrato verbal físico entre escolares es bullying. Es un acoso sistemático, que se produce reiteradamente en el tiempo, por parte de uno o varios acosadores a una o varias víctimas. La definición de Dan Olweus que dice que "un estudiante se convierte en víctima de acoso escolar cuando está expuesto, de forma reiterada y a lo largo del tiempo, a acciones negativas llevadas a cabo por otro u otros estudiantes", es la más aceptada. expertos señalan que elbullyingi implica tres componentes clave: 1. Un desequilibrio de poder entre el acosador y la víctima. Este puede ser real o sólo percibido por la víctima. 2. La agresión lleva a cabo por un acosador o un grupo que intentan dañar a víctima de un modo intencionado. 3. Existe un comportamiento agresivo hacia una misma víctima, que se produce forma reiterada.

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El hostigamiento y el maltrato verbal físico entre escolares es bullying. Es un acoso sistemático, que se produce reiteradamente en el tiempo, por parte de uno o varios acosadores a una o varias víctimas. La definición de Dan Olweus que dice que "un estudiante se convierte en víctima de acoso escolar cuando está expuesto, de forma reiterada y a lo largo del tiempo, a acciones negativas llevadas a cabo por otro u otros estudiantes", es la más aceptada. expertos señalan que elbullyingi implica tres componentes clave: 1. Un desequilibrio de poder entre el acosador y la víctima. Este puede ser real o sólo percibido por la víctima. 2. La agresión lleva a cabo por un acosador o un grupo que intentan dañar a víctima de un modo intencionado. 3. Existe un comportamiento agresivo hacia una misma víctima, que se produce forma reiterada.

Con frecuencia aparecen varios tipos de forma simultánea: Físico: consiste en la agresión directa a base de patadas, empujones, golpes con objetos. También puede ser indirecto cuando se producen daños materiales en los objetos personales de la víctima o robos. Verbal: es el más habitual. Sólo deja huella en la víctima. Las palabras tienen mucho poder y minan la autoestima de la víctima mediante humillaciones, insultos, motes, menosprecios en público, propagación de rumores falsos, mensajes telefónicos ofensivos o llamadas, lenguaje sexual indecente… Psicológico: se realiza mediante amenazas para provocar miedo, para lograr algún objeto o dinero, o simplemente para obligar a la víctima a hacer cosas que no quiere ni debe hacer… Social: consiste en la exclusión y en el aislamiento progresivo de la víctima. En la práctica, los acosadores impiden a la víctima participar, bien ignorando su presencia y no contando con él/ ella en las actividades normales entre amigos o compañeros de clase.

En el Perú se estima que un 1,6 por ciento de los niños y jóvenes estudiantes sufren por este fenómeno de manera constante y que un 5,7 por ciento lo vive esporádicamente. Los datos varían en función de la fuente de la que procedan y del enfoque a la hora de estudiar el fenómeno. Una encuesta del Instituto de la Juventud (INJUVE) eleva el porcentaje de víctimas de violencia física o psicológica habitual a un 3 por ciento de los alumnos. Y afirma que un 16 por ciento de los niños y jóvenes encuestados reconoce que ha participado en exclusiones de compañeros o en agresiones psicológicas. El Defensor del Pueblo señala que el 5 por ciento de los alumnos reconoce que algún compañero le pega, mientras el Instituto de Evaluación y Asesoramiento Educativo (IDEA) indica que un 49 por ciento de los estudiantes dice ser insultado o criticado en el colegio, y que un 13,4 por ciento confiesa haber pegado a sus compañeros.

1- Mónica cursa 3º de primaria y desde el año pasado es víctima de una chica y un chico de su grupo. Apenas empezar las clases llegó a casa con más de 20 chicles pegados en la cabeza. Sigue siendo una excelente alumna pero desde hace dos días no quiere salir de casa. 2- Marcos, un niño inmigrante de ocho años, lleva casi un año recibiendo palizas de sus compañeros, pero sobre todo de su "amigo", que de un puñetazo a final de curso del año pasado le destrozó las gafas. 3- Sandra (17 años) es una excelente estudiante de un colegio de puno que aún tiene problemas con la comida. En segundo año , sus tres mejores amigas empezaron a mofarse de ella a y ridiculizarla delante de toda la clase y de los profesores, quienes, por cierto, también se reían de las bromas. Alguien le colocó a Sandra el cartel de chivata, la señaló como la persona que había delatado a sus tres amigas cuando el coche del director apareció lleno de pintadas insultantes. Cuatro años después, su diagnóstico sigue siendo anorexia.

Habitualmente, son niños que no disponen de recursos o habilidades para reaccionar, son poco sociables, sensibles y frágiles, son los esclavos del grupo, y no saben reaccionar por vergüenza o conformismo, siendo muy perjudicados por las amenazas y agresiones.

Normalmente, el agresor tiene un comportamiento provocador y de intimidación permanente. Posee un modelo agresivo en la resolución de conflictos, presenta dificultad para ponerse en el lugar del otro, vive una relación familiar poco afectiva, y tiene muy poca empatía. Según los expertos criminalistas y psicólogos, un niño puede ser autor de bullying cuando solo espera y quiere que hagan siempre su voluntad, cuando le gusta probar la sensación de poder, cuando no se siente bien o no disfruta con otros niños. El bullying escolar se lleva a cabo cuando el agresor sufre intimidaciones o algún tipo de abuso en casa, en la escuela o en la familia, o cuando es frecuentemente humillado por los adultos, o cuando vive bajo constante presión para que tenga éxito en sus actividades. Los agresores ejercen su acción contra su víctima de diversas formas: les golpean, molestan, provocan, acosan con empujones y golpes, les nombran de una forma desagradable o despectiva, les generan rumores, mentiras o bulos, les aíslan del grupo, les ofenden y les anulan.

En general, las causas o factores que provocan el acoso en centros educativos suelen ser personales, familiares y escolares. En lo personal, el acosador se ve superior, bien porque cuenta con el apoyo de otros atacantes, o porque el acosado es alguien con muy poca capacidad de responder a las agresiones. En la mayoría de las ocasiones, el acosador quiere es ver que el acosado lo está pasando mal.

El bullying no hace distinciones sociales o de sexo. A pesar de la creencia extendida de que los centros escolares situados en zonas menos favorecidas son, por definición, más conflictivos, lo cierto es que el bullying está presente en casi cualquier contexto social. Respecto al sexo, tampoco se aprecian diferencias, al menos en lo que respecta a las víctimas. En cambio, en el perfil del agresor sí se aprecia predominancia de los varones.

Las consecuencias del acoso escolar son muchas y profundas. Para la victima de coso escolar, las consecuencias se notan con una evidente baja autoestima actitudes pasivas, trastornos emocionales, problemas psicosomáticos, depresión , ansiedad o pensamientos suicidas. También se suman a esta lista, la pérdida de interés por las cuestiones relativas a los estudios, lo que puede desencadenar una situación de fracaso escolar, así como la aparición de trastornos fóbicos de difícil resolución.

Podemos concluir entonces que el bullying u hostigamiento escolar es un fenómeno peligroso que se da con bastante frecuencia en campos escolares, tanto en hombres como en mujeres, variando en profundidad de edad en edad. Por consiguiente, es fundamental tomar acción para poder prevenir y detectar todos los tipos de actos agresivos. Si la política del colegio no incluye este tema, o no están conscientes sobre lo que ocurre, los alumnos comienzan a aceptar estas conductas como normales. Todas las instituciones escolares deben de tener programas de prevención y detección de bullying, así como programas para saber cómo es una adecuada intervención. Todos los docentes deben estar capacitados en las tres áreas pues son ellos los que más cerca están de los alumnos. Los alumnos tienden a reportar menos los casos de bullying (como espectadores, victimas o agresores) si perciben que los profesores no intervienen para pararloTanto la institución como los docentes no pueden dejar que los estudiantes resuelvan sus conflictos individualmente, y es por ello que deben de intervenir a adecuadamente o saber delegar si el caso es muy complejo.