Caras de la violencia.

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Un interesante libro sobre las causas y consecuencias de la violencia intrafamiliar, en nuestas sociedad, principalmente, en Centroamérica

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CARAS DE LA VIOLENCIA FAMILIAR

Secretaría de Desarrollo SocialLic. Marcelo Ebrard CasaubonPlaza de la Constitución núm. 1, 3er piso, Col. Centro.C.P. 06068, Delegación Cuauhtémoc, México DFTel. 5542 0377

Dirección General de Equidad y Desarrollo SocialLic. Pablo E. Yanes RizoCalzada México-Tacuba núm. 235, 1er pisoCol. Un Hogar para Nosotros, C.P. 11340Delegación Miguel Hidalgo, México DFTel. 53414443

Dirección de Atención y Prevención de la ViolenciaFamiliarMartha Recasens Díaz de LeónCalzada México-Tacuba núm. 235, 3er pisoCol. Un Hogar para Nosotros, C.P. 11340Delegación Miguel Hidalgo, México DFTel. 53419691

Universidad Autónoma de la Ciudad de MéxicoFray Servando Teresa de Mier núm. 99, Col. CentroC.P. 06080, Delegación Cuauhtémoc, México DFTel. 51 34 98 04

Caras de laviolencia familiar

CoordinadoraMaría Jiménez

Segundo Seminario sobre Violencia Familiaren el Distrito Federal

COLECCIÓN: LA CIUDAD

© Caras de la violencia familiarCoordinadora María Jiménez, 2005

© SECRETARÍA DE DESARROLLO SOCIAL

Lic. Marcelo Ebrard CasaubonPlaza de la Constitución núm. 1, 3er piso,Col. CentroC.P. 06068, Delegación Cuauhtémoc, México DFTel. 5542 0377

© DIRECCIÓN GENERAL DE EQUIDAD Y DESARROLLO SOCIAL

Lic. Pablo E. Yanes RizoCalzada México-Tacuba núm. 235, 1er. pisoCol. Un Hogar para Nosotros, C. P. 11340Delegación Miguel Hidalgo, México DFTel. 5341 4443

© DIRECCIÓN DE ATENCIÓN Y PREVENCIÓN DE LA VIOLENCIA FAMILIAR

Martha Recasens Díaz de LeónCalzada México-Tacuba núm. 235, 3er. pisoCol. Un Hogar para Nosotros, C. P. 11340Delegación Miguel Hidalgo, México DFTel. 5341 9691

© UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE LA CIUDAD DE MÉXICO

Fray Servando Teresa de Mier núm. 99, Col. Centro,C. P. 06080, Delegación Cuauhtémoc, México, DFTel. 5134 9804

Publicaciones: Eduardo MoschesDiseño gráfico: D. I. Alvaro A. Vargas C.Diseño de forros: Alejandra GaliciaEn portada: Dibujo de niños del Albergue para mujeres que vivenviolencia familiar DF

ISBN: 968-5720-37-1Hecho e impreso en México / Printed in MéxicoCorreo electrónico: [email protected]

ÍNDICE

Introducción 13MARÍA JIMÉNEZ

INVESTIGACIÓN EN VIOLENCIA FAMILIAR. INDICADORES CUALITATIVOS

Y CUANTITATIVOS, METODOLOGÍAS Y MARCOS CONCEPTUALES

La violencia en la construcción de las subjetividades 29PATRICIA CORRES AYALA

Abordajes cualitativo y cuantitativo de la violencia 35sexual: ¿qué aportan y qué problemas encontramosen cada uno?LUCIANA RAMOS

Relaciones de poder: violencia simbólica en el ejercicio 57de la prostitución masculina en la Ciudad de México.PATRICIO VILLALVA

Grupos de autoayuda. Una propuesta desde la 67perspectiva de géneroNORMA BERTHA BANDA BUSTAMANTE

Las relaciones de pareja, conflicto y diferencia desde la 75resignificación de la subjetividadMATÍAS B. CREVENNA

¿Hasta que la muerte nos separe? La permanencia de 85las mujeres en un hogar violentoKARINA DELGADO AÑORVE

Análisis del marco actual de la violencia familiar en 97el Distrito FederalMAGDY SHARON CASTAÑEDA

Mujeres indígenas en la ciudad de México 109ALEJANDRO LÓPEZ MERCADO

Amor... es sin violencia. Hacia la construcción de una 125política pública con perspectiva de género y juventudNORA LORENA ESTRADA GONZÁLEZ

Las otras caras de la violencia 141MARTHA GUADALUPE GODÍNEZ

EL MALTRATO INFANTIL: ABORDAJE INTERDISCIPLINARIO,ENFOQUES Y PROPUESTAS

La violencia intrafamiliar y las dificultades de su 151cuantificación. Misoginia en MéxicoRENÉ ALEJANDRO JIMÉNEZ ORNELAS

Situación actual de la atención a los menores 169víctimas de violenciaARTURO PEREA MARTÍNEZ

ARTURO LOREDO ABDALÁ

SARA CORCHADO CHÁVEZ

Neurobiología del niño maltratado 183MARÍA VERÓNICA CEREZO CANTÚ

Atención integral al niño maltratado. Un enfoque 195desde la salud públicaJORGE TREJO HERNÁNDEZ

El vínculo del cuidado materno 207LORE ARESTI DE LA TORRE

La explotación sexual comercial de niños en México 231ELENA AZAOLA

Valores y cultura como marcas de género 251MARGARITA PALACIOS SIERRA

La violencia que ejercen los padres hacia sus hijos 259adolescentesMIGUEL ÁNGEL CABALLERO

Agresión sexual infantil: signos, síntomas y propuestas 273de trabajoHEIDI CANALES LOZANO

Trabajo grupal con mujeres sobrevivientes de abuso y 291violación en la infancia. Perspectivas y retosJUANITA NÚÑEZ FLORES

Obstáculos en los procedimientos de guarda y 301custodia en el Distrito FederalELIZABETH REYES

Aspecto legal del maltrato infantil 317ANTONIO GUERRA ARRONA

Atención integral a niñas y niños 329EDUARDO MURILLO

El maltrato infantil: intervención institucional de un 351fenómeno de salud públicaMARGARITA ÁLVAREZ SÁNCHEZ

PROPUESTAS CURRICULARES RESPECTO A L A VIOLENCIA FAMILIAR EN LA FORMACIÓN

DE DIFERENTES PROFESIONIST AS; PERSONAL MÉDICO, TRABAJADORAS SOCIALES,PSICÓLOGOS, ABOGADOS, PEDAGOGOS, SOCIÓLOGOS Y COMUNICÓLOGOS, ENTRE

OTROS.

La violencia en la casa y en las calles 359RAQUEL SOSA ELÍZAGA

Medios, mujeres y violencia 375MARGARITA GUILLÉ

Hacia una psicología comunitaria 393MARÍA DEL CARMEN PARDO Y BRÜGMANN

Desmantelando el cerco del silencio 421DRA. PATSY STILLMANN

El control social de la violencia intrafamiliar en el 433Distrito FederalGERARDO GONZÁLEZ

Violencia: una problemática de investigación desde la 457antropología de géneroANA MARÍA SALAZAR PERALTA

Mediación de conflictos comunitarios. La metodología 471socioafectiva en la reconstrucción comunitariaMIGUEL ÁNGEL P ICHARDO REYES

Periodismo de mujeres. Derechos humanos contra 499la violencia sexualISABEL BARRANCO

Atención de la violencia familiar, una experiencia 507telefónica hacia una cultura de sensibilizaciónJOSÉ LUIS MORA CASTRO

¿Que recursos existen para no volver con el agresor? 515IGNACIO JESÚS SANTANA RUIZ

Violencia y mujeres indígenas en la Baja Tarahumara 529CLAUDIA J. HARRIS

LÍMITE

Aquí, bajo esta rama, puedes hablar de amor.Más allá es la ley, es la necesidad,

la pista de la fuerza, el costo del terror,el feudo del castigo. Más allá, no.

ROSARIO CASTELLANOS, “Lívida luz”

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INTRODUCCIÓN

María Jiménez*

EL SEGUNDO SEMINARIO SOBRE Violencia Familiar en el Dis-trito Federal se llevó a cabo los días 17, 18 y 19 de no-viembre de 2003, en el Instituto de InvestigacionesAntropológicas de la Universidad Nacional Autónomade México. Esto representó la oportunidad de brindarun escenario universitario al evento y contar con algu-nos de los trabajos realizados por los integrantes del Se-minario de Antropología de Género del Instituto, cuyafundadora fue la doctora Noemí Quesada; favoreciendoque pudiéramos integrar junto con otras disciplinas, lamirada y las voces del discurso antropológico, que enri-quece introduciendo el pluralismo cultural a la proble-mática y las posibles alternativas en materia de violenciafamiliar.

Haciendo memoria sobre los antecedentes de esteseminario, recordamos la experiencia del seminario an-terior, donde por medio de una convocatoria inclusiva,se hizo un llamado a todas las personas que estaban tra-bajando con el tema de violencia familiar en el DF invi-tándolas a hacer una propuesta a partir de sus prácticas,

* Dirección de Atención y Prevención de la Violencia Familiar.

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MARÍA J IMÉNEZ

ya que se contó con personal que en su mayoría, estabadirectamente involucrado en la atención y prevenciónde la violencia familiar, por lo que actualmente podemospensar en la existencia de una red que articula esfuerzos,y habla de ¿quiénes somos los agentes de la violencia?,¿dónde estamos? y ¿qué proponemos? La propuesta de irarticulando los discursos con las acciones, desde unainterdisciplinaridad y con un horizonte común, está per-mitiendo sistematizar el trabajo, visibilizar un problemaque estaba silenciado, dar cuenta de la magnitud e im-pacto sobre la población, generar alternativas de preven-ción en contacto con las necesidades de las víctimas deviolencia, y dar atención a la población que sufre abusoy violencia familiar, con la posibilidad de ir mejorandolas estrategias utilizadas y promoviendo que las personasafectadas salgan del silencio y del aislamiento en el quese encuentran.

El origen y la inquietud para llevar a cabo un eventode éstas características, proviene de la Sesión Ordinariadel Consejo para la Asistencia y Prevención de la Violen-cia Familiar, llevada a cabo el 7 de mayo de 2002, dondeRaquel Sosa Elízaga, Secretaria de Desarrollo Social, pro-puso que se abriera un seminario público que integraralos esfuerzos de las instancias que han venido trabajandoel tema de la atención y prevención de la violencia fami-liar. Contribuyendo así a la reflexión teórica, y a que loshechos de violencia se dejen de ver como fenómenos ais-lados, y esporádicos, para verlos desde una perspectivacultural y social en la cual se siguen instaurando situa-ciones de desigualdad, y se perpetúan las formas de ope-rar de la violencia.

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INTRODUCCIÓN

Del primer seminario se desprendieron propuestaspara continuar con el debate, mismas que nos permitie-ron cobrar conciencia de la necesidad de fortalecer algu-nos ejes para el trabajo que no se habían abordado. Fueasí como se planteó, en este seminario, tres mesas conun tema para trabajar cada día:

1. Investigación en violencia familiar, indicadorescualitativos y cuantitativos, metodologías y marcos con-ceptuales para abordar la problemática (considerando laprevención-atención, evaluación y seguimiento de expe-riencias).

2. El maltrato infantil; abordaje interdisciplinario,enfoques y propuestas.

3. Propuestas curriculares respecto a la violencia fa-miliar en la formación de profesionistas: personal médi-co, trabajadoras sociales, psicólogos, abogados, pedago-gos, sociólogos y comunicólogos, entre otros.

Asimismo como parte de la metodología de trabajo,cada tarde se plantearon talleres, coordinados por espe-cialistas que promovieron una metodología participativay vivencial, permitiendo a cada integrante reflexionarsobre cómo estamos atravesados por algunas situacionesde violencia familiar cotidianamente, luego proponer laresolución de conflictos con ayuda de las diferentes vo-ces en el grupo, y enriquecerse con nuevas alternativas.

La primera parte del trabajo, nos pone a pensar sobrela necesidad de contar con nuevos paradigmas de inves-tigación, para comprender el fenómeno de la violencia,teniendo como punto de partida, el reconocimiento dela existencia de una agresividad individual “necesaria”para la construcción de una subjetividad propia, repre-

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MARÍA J IMÉNEZ

sentada por “lo que yo quiero desde mí”, desafiando enla relación de alteridad los ideales que moldean los de-seos materno y paterno, para reafirmar así nuestro serdistinto. Rescatando la diversidad existente, desde lasparticipaciones tenemos que: la violencia parecería servista según la orientación teórica de que se trate: comoun rasgo de conducta de los individuos que muestranagresividad y genera daño, o como pulsión agresiva, ocon una perspectiva interaccionista, según se enfoquedesde los aportes de una psicología conductista, o el psi-coanálisis, o una perspectiva de la psicología social, pa-sando por el paradigma cuantitativo y cualitativo en lainvestigación de los problemas.

De cualquier manera, se pretende dar cuenta de cómoconceptualizar el problema, se proponen indicadores paramedir la violencia, se rescata el significado de las expe-riencias en el campo de acción de los sujetos afectados,se propone visualizar el problema desde las relaciones depoder y dominación entre los géneros y se plantea laagresión como un fenómeno grupal y social.

Desde las diferentes propuestas y disciplinas se lograunificar un criterio y se plantea la violencia como algoindeseable, algo que debe ser evitable en la medida de loposible, y se coincide en la necesidad de seguir investi-gando y conocer la complejidad del fenómeno, para pro-mover un cambio en la conducta de las personas quemuestran un alto nivel de agresividad, y seguir trabajan-do con el impacto generado en las víctimas.

El planteamiento de la necesidad de influir sobre lacultura, queda presente cuando se afirma que vivir enuna cultura de guerra, permite que ésta se reproduzca alinterior de los vínculos tanto en la pareja como en las

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INTRODUCCIÓN

relaciones con los integrantes en una familia. Expresio-nes como “durmiendo con el enemigo”, dejan ver cómose instauran las relaciones de desconfianza, y de alto riesgoen la intimidad, generando situaciones de extrañamien-to entre las personas más cercanas. En gran parte de lostrabajos se hace énfasis en la constante preocupaciónacerca de la violencia que se está dando en la actualidadentre los géneros. En este sentido, en esta ciudad, segúndatos de la Dirección de Atención y Prevención de laViolencia Familiar, el 94% de las personas que recibenagresiones registradas, en la atención que brindan lasUnidades de Atención y Prevención de la Violencia Fa-miliar (Uapvif), son mujeres y el 6% son hombres; por-centajes obtenidos en el periodo de julio a septiembrede 2004.

Como consecuencia de este compartir un lugarde desigualdad, muchas mujeres rechazan en susinconscientes buenas dosis de daños psicológi-cos (eso en el caso de que no se sientan culpablesdel daño que les infrinjan, como es el caso demuchas mujeres violadas). Quizá esta falta de re-conocimiento del daño es uno de los factores queperpetúan las situaciones de violencia familiar, demalos tratos del marido contra la esposa, que con-tinúan hasta que la mujer codifica que el dañorecibido es importante y no puede seguir acep-tándolo.1

Dada esta realidad, se reafirma la existencia de una posi-ble cultura misógina, y considero importante reflexionaren la actualidad acerca de los cambios que estamos vi-viendo en las familias, cambios respecto a la identifica-

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MARÍA J IMÉNEZ

ción de las mujeres con posiciones de inferioridad en lainteracción, y sustituyéndolas por otras de igualdad, delibertad de acción y logros que redundan en una mayorautonomía, y con ideales más elevados, lo que tambiénnos llevaría a cambiar la conceptualización de la agre-sión que se ejerce sobre ellas. En este sentido, invito auna reflexión sobre si “lo que le daña al hombre es que lamujer se mueva de su posición de desigualdad”,2 y portanto lo amenazante en realidad son los procesos de au-tonomía (incorporación al mercado de trabajo, mayornivel educativo, separaciones, divorcios, entre otros),entonces si esto fuera así tendríamos que mirar la situa-ción considerando que: ¿la subordinación de la mujer alhombre no opera ya como motor principal de esa violen-cia, sino su contraria, la autonomía?

Siguiendo con el marco de discusión de este segundoseminario, como se observará, se hizo énfasis en la pro-blemática del maltrato infantil, considerando que en elcontexto de violencia familiar, éste requiere un tratamien-to desde un marco legal propio y bases pedagógicas ypsicológicas diferentes en el trabajo de atención y pre-vención, a medida que cambian las características de lapoblación afectada por la violencia. Considero impor-tante retomar el eje de cómo la falta de reconocimiento deldaño, perpetúa las situaciones de malos tratos y violencia,principalmente en el caso del maltrato infantil, que enocasiones es escondido por los adultos, en la medida enque las niñas y los niños maltratados no pueden hablarde ello, pero que encuentran otras salidas, como enfer-marse emocional y/o físicamente. Trabajos con nuevosenfoques como los del equipo de la Clínica de AtenciónIntegral al Niño Maltratado del Instituto Nacional de

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INTRODUCCIÓN

Pediatría, que participan desde la neurobiología y temascomo el de la explotación sexual de niños con fines co-merciales, suponen nuevas formas de entender el pro-blema para poderlo enfrentar. Esta primera aproxima-ción al tema del maltrato infantil, brinda la oportunidadde reflexionar sobre el sentir de las niñas y los niños quehablan desde el silencio, que representa una forma dehablar en las situaciones de opresión.

¿Cómo reparar el daño causado a seres humanos queempiezan a vivir en medio del rechazo, el resentimientoy el desamor de una familia y de una sociedad que no hapodido brindarles la protección, el respeto y el cuidadoque merecen? Retomo, para invitar a pensar en el tema,una hipótesis de trabajo de Marta Gérez en el sentido deque cuando los padres no asumen su falta; ésta recae en for-ma de culpa del lado de las víctimas. Si no hay alguien queesté en falta en una situación de crueldad con otro, nadieque pida disculpas, que se responsabilice de lo que suce-de, sino otro que actúa como una pared, ¿cómo afectaesta situación en la vida psíquica de cada niño o niña? Lapropuesta de trabajar la culpa, ver cómo interfiere encada niña y niño considerando su propia historia, la eta-pa de desarrollo que atraviesa y la familia en la que estáinmerso, tiene que ver con el daño emocional que la vio-lencia genera en las niñas y los niños. Así como hereda-mos filiación y genealogía, también heredamos faltas yculpas de nuestros padres.

En estas situaciones, lo que suele suceder es que ni-ñas y niños piensen que han hecho cosas atroces paramerecer el cuantum de tortura que han venido sufriendoen la relación con sus progenitores, teniendo como con-secuencia el desarrollo de una percepción de sí mismos

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MARÍA J IMÉNEZ

distorsionada, considerándose en ocasiones como per-sonas indignas, tendiendo a justificar todo aquello queles acontece, ya que en el fondo lo merecen. El maltratoinfantil genera una gran confusión respecto al amor yprotección que cada niña y niño merecen.

En Pegan a un niño de Freud, vemos parte de la pro-blemática típica planteada en la ecuación “si me peganme aman”, misma que se ve reforzada por la creencia enmuchos padres y educadores de que la educación y ladisciplina pasa por golpes necesarios.

En ocasiones, en situaciones de violencia familiarencontramos a niñas y niños atrapados; pues por un ladotienen “un torturador bueno”, que es la madre, la cualapela a los afectos con la intención de que al manipular alos hijos, éstos hagan lo que ella quiere. Por el otro lado,un “torturador malo”, el padre que pega, golpea, hacealarde de su fuerza abiertamente, por lo que siempre existealguien en la posición de “amo”, o dueño del deseo en lassituaciones de maltrato.

Entendemos que las niñas y los niños se encuentranen manos de otros, en extrema vulnerabilidad y depen-dencia, sintiendo que ese otro puede hacer con ellos loque quiera (es tratado como objeto), y cuando —en si-tuaciones de violencia extrema con patadas, puñetazos,golpes con cables, y otros— queda con vida, en ocasio-nes siente agradecimiento, aprecio, cariño por sus pro-genitores. Las niñas y los niños quedan atrapados en unvínculo ambivalente de amor-odio y la pregunta es ¿cómopueden seguir optando por amar a sus padres?, ¿no seráque la angustia los lleva a crear un lazo con el torturador,con la esperanza de que lo trate bien, obtener su amparo,

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INTRODUCCIÓN

salvar la vida, incluyendo el permanente miedo al aban-dono en el que viven?

Pensando en las niñas y los niños que viven violen-cia, considero que se habla muy poco de lo que éstossienten y el terror en el que viven, no sé si sentimos “ver-güenza social” y tendemos a omitir la situación, peroconsidero fundamental compartir esta problemática, conbase en el trabajo vía la terapia de juego, tras la experien-cia con niñas y niños del albergue para mujeres que vi-ven violencia familiar. Muchos de estos niños viven conel miedo de ser asesinados, unos están convencidos nosólo de que sus padres querían matarlos, sino de querealmente lo harán, situación que varía de intensidad.Considero que no se habla del miedo al infanticidio comouna gran preocupación sentida por las niñas y los niños.Una afirmación de Dorothy Bloch es que “las fantasíasrepresentan un intento del niño de defenderse contra elmiedo a ser asesinado”,3 y retoma a Melanie Klein cuan-do afirma respecto de las fantasías infantiles:

No me cabe ninguna duda de que las identida-des que se ocultan detrás de esas figuras imagina-rias y terroríficas son los propios padres, ni deque esas formas horribles de alguna manera re-flejan los rasgos de su padre o su madre, pordistorsionada o fantástica que pueda ser la seme-janza.4

En este contexto, “el amor” vendría a ser una ficción, uninvento para salir de la realidad de estar en manos deotro y negar el horror o encontrar una explicación que

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MARÍA J IMÉNEZ

recaiga sobre ellos antes de conectarse con el desamorde sus padres. “Que el miedo al infanticidio domine lavida del niño o se convierta en un elemento manejabledepende en gran parte de la incidencia de sucesostraumáticos y del grado de violencia y cariño que hayaabsorbido en su ambiente familiar”.5 De aquí laimportancia de que los padres intervengan eficazmentepara proteger a las niñas y los niños.

Ayudar a aceptar las faltas del otro a través de devol-verles la confianza en sí mismos pase lo que pase, no esnada sencillo, implica en ocasiones ver que el padre esun golpeador y no un héroe, y desmitificar a la madreque no los abandonó. Muchos niños con tal de tener unpadre, lo protegen con el silencio y borramiento de lahistoria, dando lugar a una historia de encubrimientos,situación que afecta la vida emocional y se paga con laaparición de síntomas, situaciones de fracaso, exclusión,depresión, ideaciones suicidas ya que lo que no se puedereplicar al otro, cae contra sí mismo, y a veces la madrecontribuye y no quiere ver y denunciar las complicida-des del grupo familiar, solapando al padre, y de estamanera está entregando a sus hijos.

El sistema penal frecuentemente favorece esta cultu-ra del encubrimiento, al minimizar el delito del maltratopaterno y/o materno, y no proporcionarles la protecciónque necesitan las niñas y los niños; en ocasiones el razo-namiento es “que todo siga igual, pues por su culpa, se puededestruir una familia”. Esta complicidad social invita avanalizar el mal, mientras que en muchas ocasiones elmaltratador libra fácilmente la transacción legal.

Con la reflexión generada crudamente alrededor deeste tema, sin profundizar demasiado. Se propone un

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INTRODUCCIÓN

cambio de todo este orden, y un intento de escuchar eldolor que sienten muchas niñas y niños, así como enten-der que es importante poner un sentido y encauzar elodio que los atraviesa como si fuera un ingrediente natu-ral hacia las personas que les han hecho daño; el odiocomo una forma de separación y distancia, que puedehacer resurgir la pregunta ¿por qué me hiciste esto?, parano quedar indefensos a merced de los padres. Tambiénreflexionar sobre el daño que causa en un menor el he-cho de que viva pensando que sus progenitores deseanmatarlo, sea esto real o no, pero generado por los abu-sos y acciones de violencia contra ellos o incluso contraotros.

Si las relaciones en que se reproducen abusos yasimetrías de poder se dan entre personas adultas, porla diferencia de clase, etnia, religión, género, entre otras,debido a que la diferencia es interpretada en un sentidodevaluatorio y discriminatorio hacia una de las partes,como se da en el caso de las mujeres y las niñas; es nece-sario desarrollar una mayor conciencia de la asimetríade poder que se sigue marcando entre el mundo de losadultos y de la infancia, ya que ésta sigue siendo coloni-zada con interpretaciones tendenciosas que provienendel mundo de los adultos: ¡no importa, es un niño!, ¡losniños no se dan cuenta!, etcétera, cayendo en el “adultis-mo”, sin considerar la realidad de sus sentimientos y susdeseos.

¿Será que ya nos hemos olvidado de nuestra propiainfancia? Compete a las instituciones y a la ciudadanía larecuperación del respeto, la protección y los derechos delas niñas y los niños, de nuestra ciudad y de las niñas yniños del planeta, junto con la posibilidad de soñar con

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MARÍA J IMÉNEZ

un futuro mejor para ellos, el cual ha sido truncado porel terror de la violencia vivida.

Finalmente la propuesta en este seminario invita aconsiderar una vez más la posibilidad de introducir unenfoque que permita estudiar la problemática de violen-cia familiar desde la currícula de diferentes disciplinas(psicología, pedagogía, derecho, trabajo social, sociolo-gía, medicina, ciencia política, antropología y comuni-cación, entre otras), una propuesta que se está constru-yendo en forma colectiva, desde la participación de lasdistintas especialidades que abordan el estudio de la vio-lencia. En este sentido, se confirma una vez más la im-portancia de la multidisciplinaridad para visualizar losproblemas de manera integral, así como marcar el reco-nocimiento de fronteras entre una disciplina y otra paraconceptualizar y marcar la especificidad de su objeto deestudio. Esto permite poner la atención en diferentes pro-cesos y profundizar en ellos (subjetivos, sociales, deintercomunicación, políticos, diversidad cultural).

De esta manera los discursos para analizar la proble-mática de violencia, se enganchan con situaciones quevan y vuelven de lo público a lo privado, entretejiendodesde el contexto social, cómo se ha ido generando unadescomposición, con cada vez menos opciones para lossectores diversos de la población y cómo esta situacióngenera expulsiones de las familias a las calles, cada vezmás habitadas por niños y niñas y jóvenes que quedanen riesgo; se cuestiona en todo momento el tipo de rela-ciones y orden perverso, que instauran las violencias,apuntando a salidas colectivas que pasan por concientizary sensibilizar a las comunidades.

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INTRODUCCIÓN

Quisiera terminar esta reflexión con un testimonioque puede transmitir lo que no se puede decir de otramanera, pensando una vez más en la descomposiciónsocial y el daño que está causando la violencia en todoslos lugares; retomo la voz de una mujer guarijio cuyotestimonio está citado en uno de los trabajos de interésantropológico:

Yo parí a mis hijos como chiva, solita, ni con par-tera, mi mamá venía a ayudarme y pues cuandonació Rosa, yo quedé aquí sola y empezó unabalacera en la plaza, por eso de las armas fuertes,y llegaban las balas hasta acá y unos entraron enla cocina y se pegaron contra los muros, uno sequedó adentro de la puerta y pues yo me alivié.Este año pensé que ninguna de nosotras íbamosa sobrevivir.

Sierra Baja Tarahumara.

NOTAS

1 Concepción Fernández, “El concepto de agresión en una sociedadsexista” en Virginia Maquieira et al. Violencia y sociedad patriarcal.Madrid: Editorial Pablo Iglesias, 1990, p. 24.

2 Ibid., p. 24.3 Bloch, Dorothy, “Para que la bruja no me coma”. Fantasía y

miedo de los niños al infanticidio. México: Siglo XXI, 1997, p. 2.4 Ibid., p. 3.5 Ibid., p. 6.

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MARÍA J IMÉNEZ

BIBLIOGRAFÍA

GÉREZ, Marta, Los imperativos del superyó. Testimonios clínicos. BuenosAires, 1999.

FREUD, Sigmund. Pegan a un niño. Aportación al conocimiento de la génesisde las perversiones sexuales, en Obras completas, tomo III. Madrid:Biblioteca Nueva, 1973.

FERNÁNDEZ, Concepción, “El concepto de agresión en una sociedadsexista” en Virginia Maquieira et al., Violencia y sociedad patriar-cal. Madrid: Editorial Pablo Iglesias, 1990.

BLOCH, Dorothy, “Para que la bruja no me coma”. Fantasía y miedo delos niños al infanticidio. México: Siglo XXI, 1997.

JIMÉNEZ, María, “La infancia en el exilio” en Mujer Contemporánea,núm. 58. Aguascalientes, junio-agosto, 2003.

INVESTIGACIÓN EN VIOLENCIA FAMILIAR.INDICADORES CUALITATIVOS Y CUANTITATIVOS,

METODOLOGÍAS Y MARCOS CONCEPTUALES

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LA VIOLENCIA EN LA CONSTRUCCIÓN

DE LAS SUBJETIVIDADES

Patricia Corres Ayala*

TODOS TENEMOS MEMORIA DEL PARAÍSO, de ese lugar dondeno había tiempo, en el que Dios convivía con nosotros,donde el cielo y la tierra permanecían unidos, y no tenía-mos necesidad, no se conocía la falta, tampoco existía eldeseo, pues ¿qué habríamos de anhelar si de nada care-cíamos? Pero así como la memoria del Paraíso nos acom-paña, también está en cada uno la marca de la falta, deltiempo, de la muerte, de la ausencia de Dios, de la nece-sidad y del deseo. Esto es a lo que llamamos vida huma-na en las culturas occidentalizadas.

Sin embargo, al revisar los procesos históricos, el pen-samiento filosófico y la vida psíquica, vemos algo seme-jante a la memoria de lo uno, alternada con lo diferente,para volver a lo uno y, así, sucesivamente. Cabe aclararque no siempre lo uno es el Paraíso, y no en todos loscasos, lo diferente es el destierro.

En la historia, por ejemplo, se han dado periodos,algunos muy largos, otros no tanto, en los cuales se han

* Facultad de Psicología, UNAM.

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PATRICIA CORRES AYALA

impuesto formas de orden social, donde sólo unos cuan-tos se daban, entre ellos mismos, trato de seresmerecedores de todo lujo y comodidad. Ellos, los privi-legiados, no tenían referente más que a otros de su mis-ma forma de vida. Los pobres, los miserables no existían.

La Revolución Francesa dio una gran sacudida a esasociedad de monarcas enajenados en su propia imagen,sin poder ver al pueblo como el espejo de su propia hu-manidad. Entonces vino Napoleón con sus conquistas,sus guerras, pero también con sus constituciones, paradecir que todos los pobladores de una región son indivi-duos, con derechos y deberes, que en ellos está el poderde elegir al que los va a representar, y que tales funcionespueden ser ejecutadas por cualquier ciudadano que cum-pla con los requisitos mínimos señalados en la ley. Todoello empieza a sonar como una sociedad parecida a la delos griegos del siglo de oro, a diferencia de que aquí yano habría esclavos.

Así, después de muchas batallas, el siglo XX se inau-gura con los estados constitucionales, liberales y demo-cráticos, para decir que cada sujeto es diferente; cadadiferencia derivará derechos y obligaciones que han deestar representadas en la legalidad del orden social. Ha-brá, entonces, leyes que rijan las relaciones laborales, elderecho a la educación, a la salud, leyes que protejan aniños y ancianos, que procuren la vida en comunidad,considerando la diversidad.

Las formas de orden social han ido aceptando modi-ficaciones, pues las diferencias entre los individuos sehan manifestado, reclamando la apertura de nuevos lu-gares, sin que ello implique el destierro, la alienación.Estas protestas se han percibido con mayor o menor re-

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LA VIOLENCIA EN LA CONSTRUCCIÓN DE LAS SUBJETIVIDADES

sistencia, dependiendo de la flexibilidad de cada ordensocial, pero siempre que se quiere inaugurar un espacio,para expresiones humanas que no habían sido tomadasen cuenta, ello es percibido como una forma de violentarel orden, lo cual no debe ser entendido en el sentidonegativo, sino más bien en el positivo, pues, aunque escierto que la incorporación de algo que antes no se habíatenido en cuenta, implica un reacomodo del todo social,ello se plantea como necesario para procurar el bienestarde los individuos. Claro que aquí empieza la maña, aque-llos que están encumbrados en el sistema vigente, no tie-nen la menor intención de dejar su condición de “con-sentidos” y empiezan a ideárselas para engañar, torcer elcamino natural del agua en el cause social, y todo ellotermina, tarde o temprano, en más violencia requerida,por un lado, para cambiar, y por otro, para mantener lascosas tal y como están. No obstante y a pesar de las fuer-zas conservadoras, la vida sigue su curso y las diferenciascrecen abriéndose paso; de tal modo que estos privile-giados enfrentan una faceta propia, que no querían acep-tar: esa mirada del otro, que no los ve exactamente talcomo se ven a sí mismos, sino más bien, les regresa todolo despreciables que son.

Una segunda muestra de la existencia de esta diná-mica, la del desdoblamiento del uno en otro y la vueltaal uno, es la reflexión filosófica que claramente expresala conformación del yo en función del reconocimientodel no yo. Hegel nos habla de la conciencia, la autocon-ciencia y el saber absoluto; la primera refiere a la no dife-rencia, la segunda da entrada al otro, y la tercera es lasíntesis de las diferencias. La conciencia es equivalente adecir: “las cosas son así”. La autoconciencia afirma: “Las

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PATRICIA CORRES AYALA

cosas son así, para mí”, lo cual significa que pueden serde otra manera para ti. Se abre la puerta a la diferencia.Finalmente, la tercera es un saber donde se incluyen lasdiversidades en un todo.

Trasladando esto al plano de lo social, la primera fra-se se identifica con el discurso del tirano, al que le es im-posible aceptar la diferencia, al mismo tiempo no puedeverse a sí mismo tal como es. La segunda es el momentode las revoluciones, donde la alteridad se manifiesta comola existencia del otro. La tercera es un orden social resul-tante de la pugna entre los dos anteriores, donde todosquedan incluidos, donde hay un lugar ganado a pulso,para cada uno.

En el desarrollo de la psique encontramos los mis-mos movimientos: provenimos de un cuerpo que alber-ga al producto de dos seres que biológicamente se hicie-ron uno. De ahí, esa madre verá a su hijo o hija comoalguien que proviene de ella, para después, con muchodolor, pasar por un segundo parto, en el que el hijo nacecomo su alteridad. El padre de ese niño o de esa niñaigualmente pudo haber tenido la idea de su hijo como elmedio para trascender su propia existencia, pero despuéstambién habrá de asumir la individualidad de aquél. Estetránsito es muy difícil y violento: ver que ese bebé setransforma en un niño, luego en un adolescente paraquien sus padres también han pasado por un proceso deidealización que se dejará de lado y se sustituirá por otrode desidealización, que permitirá el renacimiento de unser con valores e intereses propios, con metas donde elideal ya no está fuera, no es una exigencia del exterior,sino por autoconocimiento, se ha convertido en el idealdel propio yo, lo que yo quiero desde mí. Estamos ha-

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LA VIOLENCIA EN LA CONSTRUCCIÓN DE LAS SUBJETIVIDADES

blando de una batalla campal y directa, la cual no todosllegamos a tener el valor de llevar a cabo. Porque nosinvade el miedo de no ser aceptados, porque tememosque, al enfrentar al padre y a la madre, les estamos dan-do muerte y, además de la culpa que tal acto genera, va-mos a sentirnos abandonados.

Por su parte, los padres al verse desidealizados, sepueden dar cuenta de que no son eternos, de que sushijos no son la réplica de ellos, ni la persona en la quevan a realizar sus ideales frustrados. El narcisimo de lospadres dificulta el desprendimiento de los hijos hacia laconformación de su subjetividad. El miedo a perder esedominio, o ese gran afecto, los inclina a actuarposesivamente, pero aquí hemos de enfatizar que lo quebien se dio no se olvida y todo aquel en quien dejamosnuestro amor y fue tierra fértil para que creciera, nos va ahacer compañía y de la mejor manera: como otro y nocomo la prolongación de nosotros.

Sería conveniente que revisáramos nuestra historiaen lo actual y viéramos si en lo social y en lo cultural yahemos logrado comprender al otro en la constitución deese yo que somos cada uno; si ese otro tiene ante nuestramirada el mismo estatus de ser humano, conciudadano,con los mismos derechos y deberes que nosotros; o talvez, desgraciadamente aún no lo incluimos y seguimoshaciendo sociedades enajenadas, excluyentes y tiranas.

Útil es también observar cómo estamos elaborandonuestros saberes acerca de lo que nos interesa de la reali-dad, y analizar en qué medida hemos sido capaces deescuchar al otro, de aceptar su visión y discutirla, quétanto hemos expuesto la nuestra y hemos estado dispues-tos a rectificar, a ampliar, a hacer nuestro conocimiento

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PATRICIA CORRES AYALA

más comprensivo y polémico. Porque el saber no es pro-piedad privada, porque conocer es abrir preguntas másque dar respuestas.

De igual manera, sano sería reflexionar acerca de nues-tra vida emocional y cuestionarse si ya hemos dejado atrásla niñez simbólica, la adolescencia intolerante y vanido-sa, para poder ubicarnos en la adultez que se identificacon un trabajo de realización de los ideales propios, yuna clara y sana vivencia de la diferencia, sin que elloimplique la insoportable sensación de abandono y la noaceptación de los demás.

Vamos a volver al Paraíso, él nos está esperando; esun lugar en donde podremos estar sin importar la muer-te, la diferencia, la falta, la necesidad, porque ya pasa-mos por esto, y salimos más fuertes, porque vimos queeso no es la vida, sino un pasaje, un pasillo, a veces an-gosto, a veces ancho, pero al fin efímero.

Antes, hemos de aceptar la diferencia, esa que somoscada uno para sí, y la que es el otro para cada uno. He-mos de reforzar nuestro mundo, el que traemos dentro,aunque para ello tengamos que pelear hasta con noso-tros mismos, y todo esto ha de vivirse como la afirma-ción de una subjetividad que luego se desvanecerá parapasar a una vivencia de felicidad más sublime: la de laliberación de lo diferente.

BIBLIOGRAFÍA

CORRES AYALA, Patricia, Alteridad y tiempo en el sujeto y la historia.México: Fontamara, 1997.

KANCYPER, L., La confrontación generacional. Buenos Aires: Lumen,2003.

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ABORDAJES CUALITATIVO Y CUANTITATIVO

DE LA VIOLENCIA SEXUAL: ¿QUÉ APORTAN Y QUÉ

PROBLEMAS ENCONTRAMOS EN CADA UNO?

Luciana Ramos*

LA VIOLENCIA SEXUAL ES UN PROBLEMA complejo que abarcauna amplia gama de manifestaciones, entre las que po-demos mencionar la violación marital, el acoso sexual, elabuso sexual y el ataque incestuoso. Aunque puede afec-tar a los varones, en particular a los niños, es una violen-cia que se ejerce principalmente sobre las mujeres decualquier edad, teniendo una intencionalidad más alláde lo sexual: la de herir, aterrorizar y degradar a la vícti-ma. Por esto, puede comprenderse como una manifesta-ción de las relaciones de poder históricamente desigua-les entre mujeres y hombres.

Es un suceso que no es fácil de mirar ni de reconocerporque socioculturalmente se le asocia con la intimidad,la privacidad, el pudor y la vergüenza; demanda secretoy silencio pues a nivel ideológico las mujeres son culpa-das por la violencia que ejercen los hombres hacia ellas.Este problema, silenciado y ocultado, es por tanto difícil

*Investigadora: Instituto Nacional de Psiquiatría.

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LUCIANA RAMOS

de abordar tanto para quien investiga como para quienes investigado.1 Como señala González Serratos, hablarde violación es hablar de

cualquier hecho que sobrepase los límites cor-porales y psicológicos de la persona. Es una ac-ción forzada en la cual hay o no penetraciónvaginal, oral o anal del pene o cualquier sustitu-to del mismo, con carencia de consentimiento.Este tipo de agresión da como resultado un rom-pimiento del equilibrio físico, emocional, so-cial y sexual del individuo.2

Sin embargo, a nivel legal se considera violación a la in-troducción del miembro viril en el cuerpo de la víctimapor vía oral, anal o vaginal usando violencia física o mo-ral; o la introducción de cualquier elemento o instru-mento distinto al miembro viril por vía vaginal o analutilizando estas mismas violencias.

Las secuelas posibles ante un ataque de este tipo pue-den agruparse en categorías somáticas, psicofisiológicasy psicológicas, destacando entre otros problemas el tras-torno por estrés postraumático, la depresión, la ideacióny el intento suicida, y el uso de psicofármacos.3

Así pues, la violencia sexual es un abuso basado en elgénero, según se establece en la Declaración para la Erra-dicación de todas las formas de Discriminación contra laMujer y es frecuentemente perpetrada por un varón en elque la mujer confía y de quien espera protección comoel padre, el tío, el esposo, alguna autoridad, etcétera. Peroesta violencia también es llevada a cabo por desconoci-dos en diferentes circunstancias.

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ABORDAJES DE LA VIOLENCIA SEXUAL

Es un problema de salud y derechos humanos muyextendido, pero es difícil captarlo, documentarlo y co-nocer el significado que se le atribuye, por esto es nece-sario valerse de diferentes abordajes metodológicos conel fin de responder diferentes preguntas.

Sin embargo, antes de considerar cualquier tipo deabordaje es necesario hablar del histórico silencio frentea esta violencia. Un silencio que por supuesto no es gra-tuito ni azaroso. Como señala Ana María Fernández,4 losprocesos que hacen invisible cualquier forma de opre-sión, como la de género, son invisibilizados y naturaliza-dos, por lo que se vuelve impensable pensar un sentidodiferente al que se le ha otorgado. Se ponen en juego las“imágenes en bloque” de las que habla Inés Hercovich,es decir las creencias y mitos que otorgan una certidum-bre apaciguadora: “La imagen en bloque de la violaciónes un destilado de los discursos dominantes acerca de laviolencia, la sexualidad y el poder en la relación entre lossexos, organizados según la racionalidad patriarcal”.5

En general las imágenes sobre la víctima de violaciónsexual la culpabilizan, niegan que la violación exista ojustifican a los violadores; se hacen evidentes en frasescomo “las mujeres fáciles provocan a los violadores”, “lasvíctimas de violación son mujeres jóvenes y hermosasque invitan a la violación”, “todas las mujeres desean in-conscientemente ser violadas” o “los violadores son hom-bres urgidos de sexo”.

El patriarcado también ha estructurado que muchasmujeres sostengan estas creencias, porque hacer de unamujer la participante voluntaria de su propia derrota es—como bien señaló hace más de 25 años SusanBrownmiller—6 tener ganada la mitad de la batalla. Todo

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LUCIANA RAMOS

lo anterior dificulta el pensar y el accionar sobre estoshechos, lo que se refleja también en la escucha, pudien-do constituirse como obstáculos para el abordaje del tema.Las dificultades históricas que se asocian con el abordajedel problema incluyen:

a) Las mujeres muchas veces no reconocen la violen-cia sexual que han experimentado como una violación ocomo otro tipo de abuso debido a que el contextosociocultural normatiza, minimiza, tolera o promueveestos actos.

b) Con frecuencia las mujeres no reportan estos deli-tos al sistema de salud o de justicia por vergüenza, mie-do de la reacción de los funcionarios o prestadores deservicios y temor a las consecuencias que pueda tener sudenuncia.

c) Las mujeres tienden a guardar silencio si se les pre-gunta sobre sus experiencias de violencia sexual. Estoocurre más en los casos en que estas experiencias hansido llevadas a cabo por familiares o en el contexto deuna situación íntima.

d) La violencia sexual también puede ser cometidaen contextos en los que, aunque no hay una situación deguerra, interna o externa, las mujeres no están protegi-das por el sistema de justicia u otras instituciones comoel ejército o la policía. Inclusive, esta violencia puede sertolerada o ejecutada por miembros de estas organizacio-nes. Esta violencia es también, sin duda, muy difícil deregistrar.

Así pues, aunque la violencia sexual hace visible unsistema patriarcal de dominación, todas las sociedadestienen mecanismos para justificarla, legitimarla y darleconsentimiento silencioso. En consecuencia es perpetua-

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ABORDAJES DE LA VIOLENCIA SEXUAL

da, vista como esporádica y como producto de situacio-nes individuales, de tal forma que las condiciones que lapropician permanecen ocultas.

Hablar entonces del abordaje cualitativo y cuantitati-vo, implica no solamente la utilización de técnicas espe-cíficas que hacen referencia a palabras en un caso y anúmeros en otro. Conocer implica un proceso intelec-tual por el que se establece una relación entre quien co-noce y el objeto conocido. Y hablar del conocimientocientífico es hablar de un tema polémico, y más en laactualidad, tanto en las ciencias físico-naturales como enlas ciencias humanas y sociales. ¿Qué es ciencia? ¿Cuáles el concepto de ciencia que guía la investigación?

Una característica del método científico es que la re-lación investigador-objeto es de distancia, pues el inves-tigador es el que controla y dirige, y el objeto/sujeto espasivo y manipulable. Para esta tradición, la explicación“verdaderamente” científica de un hecho, será la que ven-ga formulada en términos de leyes que relacionan fenó-menos determinados numéricamente, es decir, matemá-ticamente. Estas explicaciones tomarán la forma de hi-pótesis causales. La piedra de toque del valor de este tipode hipótesis es por supuesto el análisis experimental: lacomparación de la hipótesis con las consecuencias de-ducidas mediante la observación de la realidad o experi-mentación nos dirá su valor explicativo. Así, el científicose convierte en un juez que interroga los hechos con uninterrogatorio previamente forjado, por lo que prefija loque quiere averiguar.

La investigación cuantitativa implica la realización depreguntas diferentes a la cualitativa; pero las preguntasque se realizan en ambos abordajes derivan de una epis-

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LUCIANA RAMOS

temología, un marco de referencia y un marco teóricodiferentes, aunque no necesariamente contradictorios. Sinembargo, el paradigma cuantitativo suele estar asociadocon una visión positivista o pos-positivista, mientras queel cualitativo abarca diferentes visiones basadas princi-palmente en posturas interpretativas relacionadas con elsignificado de los sucesos.

Por tanto, más que plantear en este trabajo si un abor-daje es “mejor que el otro”, pienso que sería más adecua-do reflexionar acerca de lo que nos aporta uno y otro, asícomo lo que no pueden abordar por el tipo deinterrogantes que de suyo se derivan de una y otra pers-pectiva.

Como ya mencioné, el abordaje cuantitativo formaparte del denominado método científico, que consta deuna serie de pasos sistematizados, razonados e intencio-nados para buscar una verdad susceptible de ser com-probada reiteradamente. El conocimiento científico tie-ne que ver con un fenómeno o serie de fenómenos selec-cionados, implica abstracciones pues nunca se puedeabarcar la realidad externa total. Como señala ArturoRosenblueth,7 se buscan uniformidades y reprodu-cibilidades aunque nunca habrá fenómenos idénticos;se seleccionan algunos aspectos de una situación com-pleja —algunas variables que se consideran importan-tes, mientras que otras se consideran incidentales o con-tingentes, según la relación que se explora—. Luego sebuscan relaciones entre éstas, de modo que se hace otraabstracción para hablar de una hipótesis. Para probarresultados de observaciones aún no realizadas o com-probar una teoría, se va de lo abstracto a lo concreto,este es el método hipotético-deductivo.

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ABORDAJES DE LA VIOLENCIA SEXUAL

Toda ciencia se basa en la observación, y sus hipóte-sis y teorías se controlan por observaciones. Pero no hayobservaciones “puras”, el que observa tiene intereses yexperiencias que le obligan a teorizar, a “percibir” de ciertamanera. Dado que la observación depende del método,el resultado dependerá de esa selección. Así, el hechocientífico no está sólo en función de la realidad exterior,sino por del método seguido para el registro de esa reali-dad.

Pongamos ahora el ejemplo de la violencia sexual¿Qué hacer si queremos documentar la magnitud delproblema? Lo que en términos epidemiológicos puededenominarse la prevalencia (el número de casos) o la in-cidencia (el número de nuevos casos), parece una pre-gunta sencilla: contabilizar cuántas violaciones y abusossexuales existen en una población. Pensemos que habla-mos de una población de mujeres adultas: en una comu-nidad, un centro de salud, un hospital, un centro educa-tivo, una institución. ¿A quiénes y qué vamos abordar?¿Qué tipo de violencia sexual? ¿Vamos a tomar un perio-do de tiempo? ¿Preguntaremos, desde la infancia, por elabuso sexual? ¿Solamente desde cierta edad? ¿Vamos aincluir a las parejas íntimas como agresoras?

Como se observa, en estas primeras preguntas em-piezan a delinearse los primeros problemas: ¿qué esta-mos definiendo conceptualmente como violencia sexual?Y luego, ¿cómo construimos los indicadores necesariospara medirla? Estos aspectos son importantes de consi-derar si queremos hacer comparaciones entre estudios,ya que las definiciones y mediciones pueden por supues-to “afectar” el dato que recabamos. No es lo mismo pre-guntar “alguna vez alguien te ha violado” que preguntar

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“alguna vez alguien te ha forzado a tener alguna relaciónsexual (vaginal, oral, anal) contra tu voluntad”.

En el primer caso podemos notar que la palabra “vio-lación” puede tener múltiples significados, y no necesa-riamente será comprendida tal y como lo hicieron quie-nes escribieron la pregunta. Por esto, en la investigacióncuantitativa en violencia sexual tenemos que cerrar lomás posible la variabilidad de significados; es recomen-dable hacer preguntas varias muy concretas sobre el pro-blema y especificar claramente a qué nos referimos. Serequiere pues, definir la variable “violencia sexual”, paraque quien lea el estudio le otorgue el mismo significadoa los términos, para asegurarnos de que podemos medir-la o evaluarla, y para confrontar nuestra investigacióncon otras.

En un estudio realizado en mujeres que acudieron aun centro de salud, decidimos conocer la magnitud delproblema de violencia sexual.8 Elaboramos tres reactivosespecíficos sobre tres formas de violencia sexual: a) ha-ber sido objeto de tocamientos corporales contra la vo-luntad, b) haber tocado sexualmente a otra persona con-tra la voluntad y c) haber tenido relaciones sexuales for-zadas contra la voluntad (violación). Todas éstas se ex-ploraron fuera del contexto de la pareja íntima actual. Alos casos que reportaron alguna de estas violencias, se lespreguntó sobre la edad de ocurrencia del suceso y la re-lación con el agresor. Asimismo, para evaluar la violen-cia sexual por parte de la pareja íntima se utilizaron al-gunos reactivos del cuestionario de Maltrato Sexual de-sarrollado por Ramírez y Patiño, que hace referencia a 13diferentes conductas que son evaluadas en cuanto a su

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ABORDAJES DE LA VIOLENCIA SEXUAL

presencia tanto alguna vez en la vida como en el últimoaño.

De las mujeres entrevistadas, 64 (19%) señalaron queal menos alguna vez en su vida habían sido objeto detocamientos sexuales contra su voluntad, 37 (11%) ha-bían sido violadas, es decir, habían sido forzadas a tenerrelaciones sexuales contra su voluntad y 17 (5%) habíansido forzadas a tocar los órganos sexuales de otra perso-na contra su voluntad. En total, 71 mujeres (21%) ha-bían experimentado al menos una de estas formas de vio-lencia; 39 (11.3%) habían sufrido una violencia, 27 (8%)dos, y 7 (2%) tres violencias, respectivamente.

Respecto a las diversas formas de violencia sexualexperimentadas con la pareja actual, tanto alguna vez enla vida, como en el último año y tomando el criterio dealguna vez en la vida, observamos que un total de 78mujeres (23%), es decir casi una de cada cinco, reporta-ron que su pareja les había exigido tener relaciones sexua-les sin que ellas lo desearan y 47 (14%) habían sido for-zadas a tener relaciones sexuales contra su voluntad. Por-centajes similares (7%) reportaron que habían tenido re-laciones sexuales anales contra su voluntad y otro tipode actividades sexuales (24 mujeres respectivamente); 82mujeres reportaron haber sufrido una o más de estas vio-lencias en la vida y 67 en el último año (24% y 19%respectivamente).

Si consideramos a las mujeres que han experimenta-do al menos una violencia sexual, ya sea por parte de lapareja o por otras personas, se observa que el porcentajese eleva a 34 por ciento. De esta forma podemos decirque una de cada tres mujeres entrevistadas había sufridoalguna forma de violencia sexual en su vida.

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Este estudio nos permitió empezar a abordar la mag-nitud y características de diversas formas de violenciasexual. Fueron reactivos sencillos, fáciles de compren-der, y que trataban de abarcar situaciones muy concre-tas. Sin embargo, los resultados no son representativosde la población que acudió a este centro. En este tipo deestudios es importante la selección y el tamaño de lamuestra para poder generalizar los resultados, lo que hacecostoso y complicado el procedimiento. Requiere crearen muy corto tiempo un ambiente propicio, de confian-za para responder a preguntas delicadas; se necesita elconsentimiento informado más allá de tratar de obtenerrepresentatividad; generar un espacio de seguridad y pro-tección, apoyo emocional si es necesario y mecanismosde canalización para los casos que lo requieren.

Las ventajas de este tipo de estudios es que puedenimpactar en las políticas públicas, pero sus limitacioneshacen referencia precisamente a la validez: ¿dichas mu-jeres consideran estas situaciones como violentas? ¿Quésignificado han tenido para ellas? Este tipo de preguntaspodemos abordarlas con un enfoque cualitativo.

Como mencionan García y Cabral en su Socioan-tropología de la violencia de género,9 es importante rastrearel discurso de la violencia mediante las representacionessociosimbólicas (sistemas de creencias, valores, imáge-nes, pensamientos, ideas, lenguaje cotidiano, formas derelación y prácticas sociales), las cuales proporcionan ahombres y mujeres los códigos para nombrar y clasificarel mundo, así como para experimentar su historia indi-vidual y grupal. Esto es prácticamente imposible de ha-cer desde un enfoque cuantitativo.

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La investigación cualitativa permite abordar tanto laexperiencia vivida como el significado que se le da a al-gún suceso en un contexto específico. Implica describire interpretar los temas en el mundo vivido de los sujetos.Ahí hay un continuo. Y pueden darse abordajes varios anivel técnico como teórico-epistemológico, que van des-de la mera condensación de significados hasta el análisishermenéutico. Mientras que la investigación cuantitati-va analiza el mundo social en términos de variables yproduce datos numéricos, la cualitativa es una fuente paraobtener ricas descripciones y explicaciones sobre los pro-cesos en contextos locales, narradas en las palabras delos participantes. Como se señala en la publicación sobrela ruta crítica de las mujeres afectadas por la violenciaintrafamiliar en América Latina,10 el paradigma cualitati-vo tiene una serie de implicaciones éticas, principalmen-te rechaza el paradigma científico tradicional que separaa los sujetos y objetos de la investigación, ya que buscaestablecer una relación igualitaria y horizontal entre quieninvestiga y los participantes. Reconoce que la investiga-ción se enmarca en un contexto tiempo-espacio y se diri-ge a una comunidad o grupo de personas y plantea lanecesidad de prestar atención a la “voz”: quién habla,para quién, con quién y con qué propósito.

En este sentido, las técnicas de recolección de datosson aquellas que permiten recoger las experiencias delos actores en sus propias palabras, sus propios ritmos y,qué mejor, sus visiones del mundo. Dado que no se bus-ca la generalización estadística, la selección de muestrases diferente a la investigación cuantitativa, pues se bus-can informantes útiles para los fines de la investigación.

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Para ejemplificar lo que el abordaje cualitativo nosha permitido investigar en el caso de la violencia sexual,utilizaré un estudio con grupos focales, realizado paraacercarnos a conocer el significado sociocultural de la vio-lencia sexual.11 Los grupos focales se basan en la interaccióndel grupo centrada en temas que da el investigador. Losdatos fundamentales que producen son transcripcionesde las discusiones del grupo. Las variables consideradascomúnmente para construir los grupos son sexo, edad yclase social, y habrá que pensar si mixtos o no. Lo másimportante es que los participantes deben tener algo quedecir sobre el tema y deben sentirse bien de decirlo enese grupo.

¿Por qué nos pareció que es importante comprenderel significado de la violación en diferentes culturas? Comomencioné, a pesar de que la violación es un problemainternacional relacionado con desigualdades entre losgéneros, puede esperarse que esta violencia tome signifi-cados particulares en diferentes sociedades. Ya comentétambién que existe una relación entre el contextosociocultural y la respuesta psicológica de las mujeres ala violación. Por esto, es necesario desarrollar nuevosmodelos y métodos para ayudar a las mujeres a articularsus experiencias subjetivas de violencia.

Para tener una mejor comprensión de esta experien-cia y sus consecuencias en las mujeres, se requiere ex-plorar a mayor profundidad los discursos, creencias, va-lores y estereotipos relacionados con el tema, ya que losefectos de la victimización sexual pueden verse influidospor las percepciones de la experiencia, las atribucionesde culpabilidad y las expectativas de las víctimas acercade cómo serán juzgadas por quienes las rodean. En este

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sentido, el abuso basado en el género debe ser abordadoenfatizando el contexto social, el significado, las diferen-cias de poder y el género. Autoras como Leslie Lebowitzy Susan Roth mencionan que la etiología de la violaciónse ubica en los patrones culturales que apoyan una rígidaestratificación de los papeles de género y la devaluaciónde lo construido culturalmente como “femenino”.12 Es-tos patrones pueden inhibir el etiquetamiento exacto y elreporte de la violación.

Los aspectos mencionados son muy importantes deconsiderar porque pueden obstaculizar las propuestas ymetas globales relacionadas con la violencia contra lamujer. Por tanto, tenemos que reconocer las diferenciasque requieren abordar el problema en forma local. Esmuy común guardar silencio respecto a la violación. Lasociedad no quiere escuchar acerca de ella, y este es dehecho el mecanismo para invisibilizar el problema. Eneste sentido, el silencio de las víctimas es apoyado porun contexto de subordinación de las mujeres y los me-nores que también debe ser cuestionado.

Las fuentes del significado de la violencia sexual, comode otros sucesos, se derivan de la historia de vida parti-cular de cada persona, pero también del contextosociocultural más amplio en el que ella vive. En este sen-tido, la cultura puede ser considerada como un contextocomplejo a través del cual toda la experiencia y la acciónhumanas son interpretadas.

Cuando ocurre una violación, puede esperarse quelas creencias culturales sean esenciales para que las mu-jeres den sentido a la experiencia. Algunos significadospueden poner a la mujer en un estado crónico de males-tar, manifestado por ejemplo en el sentirse culpable y el

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guardar silencio. Los problemas de las mujeres para su-perar la violación parecen relacionarse con los papelesde género y las expectativas alrededor de la figura feme-nina. Algunos estudios en México han mostrado que lasmujeres violadas son más culpabilizadas si se percibenque son de baja respetabilidad, si no resisten “suficiente-mente” al ataque, si conocen al agresor, o si son conside-radas provocativas.13

Así pues, persisten creencias que tienden a culpar alas mujeres por las violaciones que experimentan, parti-cularmente si ciertas circunstancias se ven como sospe-chosas o desafían el papel femenino tradicional. Además,la responsabilidad de los hombres es escondida o justifi-cada con diferentes argumentos. Debido a los papeles degénero tan estrictos y las raíces históricas particulares, laviolación en México ha sido vista tradicionalmente comouna ofensa no para la mujer sino para el hombre que esresponsable de ella: el padre, el esposo u otros guardia-nes. De hecho, como documenta Giraud,14 la violaciónera vista antiguamente como menos importante que elhonor de la familia o del marido.

Los resultados obtenidos a través del estudio con gru-pos focales mencionado nos fueron útiles para exploraralgunas consecuencias de la violación en el contexto cul-tural mexicano. Cuatro grupos focales fueron analizados.Todos estos estuvieron compuestos por mujeres que vi-vían en Tucson, Arizona. Las mujeres tenían entre 22 y35 años, con una media de edad de 31 años y medio. Lamayoría estaba casada o vivía con una pareja estable y seconsideraban católicas. Dos terceras partes habían com-pletado entre 10 y 12 años de escuela. Habían vivido enEU entre uno y 34 años, con una media de 9.75 años. Las

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participantes reportaron una media de 2.3 hijos en unrango de entre uno y cuatro hijos, solamente una tenía 6hijos. Su ingreso anual familiar era en promedio de 13 065dólares al año, en un rango de 4 000 a 36 000 dólares.Todas las mujeres, excepto una, habían nacido en Méxi-co. La mayoría habla solamente español y sólo una erabilingüe. Tenían preferencia por el idioma español paracomunicarse y se identificaron a sí mismas predominan-temente como mexicanas.

Las discusiones en estos grupos cubrieron cuatro pre-guntas principales: ¿Qué significa la violación? ¿Cuálesson las atribuciones de causalidad de la violación? ¿Cuá-les son las consecuencias que experimenta una mujerviolada? ¿Qué puede hacer una mujer para recuperarsede una violación?

Las transcripciones de los grupos fueron analizadasidentificando las ideas más importantes y construyendouna guía de codificación para categorizar las respuestas.Se puso especial atención en considerar los acuerdos ydesacuerdos en estas categorías.

Las participantes estuvieron de acuerdo en que la vio-lación afecta severamente a la mujer que la ha sufrido.Los efectos más importantes que fueron mencionados sonque la violación es un trauma y que éste afecta la con-fianza que se tiene en las personas en general. En parti-cular afecta las relaciones sociales e íntimas con los varo-nes. Que es difícil olvidar y superar esa “herida”. Lasmujeres que la sufren tienen miedo de hablar acerca delo ocurrido, tienen problemas de auto-estima y temenser violadas otra vez.

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P. Si es una persona ya mayor, una muchacha yamayor, sí puede afectarle en eso ¿no? que no quieratener sexo, pero también su, su, sus partes ínti-mas puede ser también que no funcionen igual.[Participante del grupo 4].

Las mujeres también concordaron con que las preo-cupaciones mayores para una mujer violada son quedarseembarazada y las dificultades en establecer relacionesíntimas con los hombres. Como vemos, los efectosmencionados por las mujeres no incluyeron solamentesíntomas psicológicos sino también cambios cognitivos.La violación es concebida por estas mujeres como unaherida o daño (un rompimiento) que irrumpe y rompela vida de la mujer violada. La opinión de las participantesrefleja la idea de una herida irreversible, un estigma queno se puede olvidar y que afecta las vidas de las mujeresen todos sentidos, en particular en sus relaciones con elotro sexo.

P. A las muchachas que violan sexualmente o tam-bién emocionalmente, se trauman, no quieren salir,piensan que ningún hombre las va a querer o a acep-tar nunca más. [Participante del grupo 3].

Asimismo, se mencionó muy frecuentemente que lasmujeres violadas pueden sentir que no tienen valor algunopor haber experimentado este suceso.

P. Las mujeres se sienten sucias. Que no valennada. Que nadie las va a querer, ni sus padres, niDios, piensan “ya estoy sucia”, es muy triste. [Par-ticipante grupo 3].

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La explicación de que la mujer violada se percibe comosin valor fue asociada con la importancia que ella atribuyaal “qué dirán”. Este “qué dirán” es visto por las parti-cipantes como una influencia poderosa en los senti-mientos de culpa y vergüenza de las mujeres, y en elsilencio que muchas víctimas prefieren mantener.

Como menciona Hercovich, en los discursos domi-nantes sobre la violación que son organizados por la ra-cionalidad patriarcal, la mujer que es violada “verdade-ramente” debe sentirse avergonzada y por tanto debequedarse callada. Algunas mujeres reconocieron el estig-ma que la sociedad atribuye a las mujeres violadas enforma fatalista, como un destino para la mujer que esdifícil de cambiar.

P1. Dicen “pobre muchacha”, ya se quedó así. Novale nada.P2. Las critican mucho, dicen que eso le pasó porandar de loca, exhibiéndose. Alrededor de hom-bres, en fin la mujer siempre pierde. [Participan-tes grupo 3].

Si la mujer habla, será objeto de suspicacia. Esta es larazón que dieron las participantes acerca del silenciorespecto de la violación.

P. [Va a pensar} que todos la van a mirar. Ella va apensar ¿no? que todos le van a decir “ah, una vio-lada. Ya no sirve. [Participante grupo 2).

Dos elementos pueden ser destacados. Las mujeresconsideraron que la violación tiene un fuerte efecto en laidentidad de las víctimas. También que este efecto del

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trauma suele presentarse en la forma de recuerdosrecurrentes, un elemento clave en las reacciones pos-traumáticas.

P. Yo pienso que una persona que es violada asípues, ya queda, cómo se dice, muy marcada parael resto de su vida ¿no? en tener ella en su mentelo que le pasó, lo que le pasó. [Grupo 1].

En los grupos focales las mujeres reconocieron el miedo,la vergüenza y la culpabilidad como los motivosprincipales de las mujeres para guardar silencio. Lasexperiencias de violación o abusos sexuales cometidospor novios, miembros de la familia o conocidos fueronreconocidos como muy relacionados con la autocul-pabilidad.

Asimismo, las participantes consideraron a los viola-dores como los principales responsables por su conduc-ta, aunque hubo algunos comentarios que sugerían queen ocasiones los violadores son víctimas de la provoca-ción de las mujeres. Las mujeres podrían provocar unaviolación por la forma de vestir o por tomar riesgos comosalir solas a la calle o estar en lugares peligrosos.

Las explicaciones acerca de las causas por las queocurre la violación se relacionaron con la idea de que losvioladores son enfermos mentales y con la de que nopueden controlar sus deseos sexuales, también se men-cionaron, aunque en menor medida, el consumo de dro-gas y el deseo de venganza. Estas ideas pueden minimi-zar de alguna forma la responsabilidad de los hombresen la ejecución de estos actos.

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P. Pus, yo pienso que eso es, yo pienso que esaspersonas que hacen eso están enfermas nomás.Eso es lo que, lo que verdaderamente se me vienea pensar ¿no? que es por eso. Gente que ya estámal de la cabeza y, y lo hace una vez y lo vuelve ahacer, y lo vuelve hacer y lo vuelve a hacer. [Parti-cipante grupo 1].

Cabe señalar que al hablar de la violación marital, lasparticipantes en los grupos la reconocieron comofrecuente aunque no hubo consenso en cuanto a si ladefinición de ésta debía de incluir o no la fuerza físicaextrema. En cuanto a las atribuciones de causalidad, llamala atención que las esposas no fueron consideradas comomerecedoras o provocadoras de la violación. La culpa seatribuía a los maridos, particularmente a su falta detolerancia en comprender los motivos de las esposas paratener relaciones sexuales en algunas ocasiones.

P. También. Yo digo que sí porque hay, hay mu-chas veces que, que, pos que la mujer, la esposano, no quiere tener relaciones ya sea porque estáenferma o se siente deprimida o alguna razón ¿ver-dad? Yo digo, y siempre el esposo, ya sabe cómoson los hombres que de todas maneras para ellosno hay, ah… cómo se dice, ellos no piensan quela mujer no quiere o no tienen razones.I: Razones ¿verdad? Mhh. Ok.P: No entienden razones.I: Mhhh (asintiendo)P: Y es cuando digo yo, se enojan, y es cuando afuerzas agarran a la esposa. [Participante grupo 1].

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LUCIANA RAMOS

Así pues, la investigación en las consecuencias de laviolación en la salud y en las vidas de las mujeres, re-quiere incluir el significado y el contexto junto con larecolección de datos comparables. Es decir el abordajecualitativo y cuantitativo nos es útil y necesario.

Para finalizar, quisiera señalar algunas de las áreasque pueden ser exploradas alrededor de este problema:

a) Las formas en que la violación ocurre y es toleradaen diferentes grupos y sociedades.

b) Los discursos y creencias sobre la violación queson sostenidos por diferentes sectores de la sociedad paradetectar los elementos que deben irse modificando gra-dualmente.

c) Los significados que las mujeres violadas atribu-yen a la violación

d) Las consecuencias psicológicas, somáticas, fisioló-gicas y sociales de la violación.

e) La relación entre el significado de la violación ysus consecuencias en las víctimas.

f) Los recursos que las mujeres utilizan cuando sonvioladas y sus formas de recuperación, con la meta decrear o mejorar los recursos existentes. Por ejemplo en elcaso de México, posiblemente se hace necesario ampliarla intervención a los miembros de la familia y parejas, ymejorar el apoyo del personal de salud.

g) Las respuestas que dan las comunidades, personalde justicia y de salud, otros profesionales, etc., frente a laviolación, con el fin de detectar las fortalezas y debilida-des que deben ser tomadas en cuenta para hacer preven-ción e intervención en diferentes niveles.

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ABORDAJES DE LA VIOLENCIA SEXUAL

NOTAS

1 M. López, J. Morales, S. Martínez y L. Ramos, Efectoscontratransferenciales en psicólogos y psicólogas que haninteractuado con mujeres violadas. Enviado para su dictamen a larevista Salud Mental.

2 S. R González, “Formación profesional en violencia sexual ydoméstica” en R. Uribe y D. Billings (eds.), Violencia sobre la salud delas mujeres. ¿Por qué hoy? México: Femego/IPAS México, 2003, pp.191-205.

3 L. Ramos-Lira, M. T. Saltijeral-Méndez, M. Romero-Mendoza,M. A. Caballero-Gutiérrez, N. A. Martínez Vélez, “Violencia sexualy problemas asociados en una muestra de usuarias de un centro desalud” en Revista de Salud Pública de México, 43(3). México, 2001,pp. 182-191.

4 A. M. Fernández, “Violencia y conyugalidad: una relación ne-cesaria” en CIDHAL (ed.) Violencia doméstica. México: CIDHAL, 1998,pp. 37-51.

5 I. Hercovich, “De la opción sexo o muerte a la transacción sexopor vida” en A. M. Fernández (ed.), Las mujeres en la imaginacióncolectiva: una historia de discriminación y resistencia. Buenos Aires:Paidós, 1992, 63-83.

6 S. Brownmiller, Contra nuestra voluntad, hombres, mujeres y vio-lación. Madrid: Planeta, 1975.

7 A. Rosenblueth, El método científico. México: La Prensa Mexi-cana/Centro de Estudios Avanzados del Instituto Politécnico Nacio-nal, 2000, p. 94.

8 L. Ramos-Lira, M. T. Saltijeral-Méndez, M. Romero-Mendoza,M. A. Caballero-Gutiérrez, N. A. Martínez Vélez, op. cit.

9 C. T. García, B. E. Cabral, “Socioantropología de la violenciade género” en La Ventana. Revista de Estudios de Género, núm. 10,1999, pp. 160-183.

10 M. Sagot, A. Carcedo, La ruta crítica de las mujeres afectadaspor la violencia intrafamiliar en América Latina. Estudio de caso en diezpaíses. OPS/OMS, Programa Mujer, Salud y Desarrollo, 2000.

11 L. L. Ramos, M. P. Koss, N. F. Russo, “Mexican-AmericanWomen’s Definitions of Rape and Sexual Abuse” en Hispanic Journalof Behavioral Sciences, 21(3), 1999, pp. 236-265.

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LUCIANA RAMOS

12 L. Lebowitz, S. Roth, “I felt like a slut: the cultural context andwomen’s response to being raped” en Journal of Traumatic Stress, 7(3),1994, pp. 363-390.

13 R. P. Trujano y C. Nava, “Influencias socioculturales en lasatribuciones de culpa y placer en las víctimas de violación sexual:estudios en una muestra de universitarios mexicanos” en Revista dePsicología Social y Personalidad, XI(2), 1995, pp. 129-148.

14 F. Giraud, “La reacción social ante la violación: del discurso ala práctica (Nueva España, siglo XVIII)” en Seminario de Historia delas Mentalidades. El placer de pecar & el afán de normar. México: Joa-quín Mortiz/Instituto Nacional de Antropología e Historia, 1988,pp. 295-352.

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RELACIONES DE PODER: VIOLENCIA SIMBÓLICA EN EL

EJERCICIO DE LA PROSTITUCIÓN MASCULINA EN LA CIU-DAD DE MÉXICO

Patricio Villalva*

SE HA PLANTEADO LA EXISTENCIA de una cultura de la violen-cia en términos generales, sin embargo hoy sabemos queson múltiples las formas de ejercerla. Una de ellas es laviolencia simbólica. En el presente artículo abordaré demanera breve este tipo de violencia que, apenas percep-tible, también se da en el ejercicio de la prostituciónmasculina de jóvenes indígenas migrantes en la ciudadde México, tema del que me ocupo desde hace algunosaños.

De acuerdo con Pierre Bourdieu, la dominación mascu-lina tiene todas las condiciones para su pleno ejercicio.Para este autor, la posición simbólicamente dominantedel hombre, del aristócrata, del jefe, entre otros, sólopuede entenderse por una persona que ha aprendido el“código”. Es decir, que es algo que no tiene que pensarsey que origina de algún modo la violencia simbólica queella misma sufre.1

* Programa de doctorado en antropología. Instituto de InvestigacionesAntropológicas. Universidad Nacional Autónoma de México.

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PATRICIO VILLALVA

Volviendo la mirada, Steve J. Stern nos habla de queen las postrimerías de la época colonial en México, loshombres construían sus sentimientos de masculinidaden un terreno de relaciones de poder. En las relacionessociales el poder definía las relaciones entre hombressubalternos y sus superiores de color y clase. Así, “la cul-tura elitista otorgaba a la masculinidad superior un dere-cho cultural difuso, un trasfondo que definía a los hom-bres pobres como hombres inferiores”.2

Estas relaciones de poder entre las masculinidadesjerarquizadas y el poder de color y clase también incluíandenigraciones específicas de la virilidad subalterna.

El simbolismo de las relaciones que existían en-tre los hombres poderosos y los varones subalter-nos podía colocar a estos últimos en posicionesestructuralmente femeninas de deferencia y de-pendencia personales [...] los hombres superio-res por el color y la clase utilizaban el insulto ver-bal explícito y la humillación ritual para procla-mar que los pobres y los colonizados estaban máscerca de la violación femenina, mientras que losprivilegiados estaban más cerca de la dominaciónmasculina.3

De esta manera, se puede ver cómo a los hombressubalternos se los colocaba en posiciones de feminidadfrente a sus superiores; además, se los sometía a insultosabiertos sobre su masculinidad.

Entramos, por lo tanto, en el ámbito de la violenciasimbólica. Bourdieu señala que la representaciónandrocéntrica de la producción biológica y de la repro-ducción social se ve como un consenso práctico. Es de-

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VIOLENCIA EN EL EJERCICIO DE LA PROSTITUCIÓN MASCULINA

cir, “los dominados aplican a las relaciones de domina-ción unas categorías construidas desde el punto de vistade los dominadores, haciéndolas aparecer de ese modocomo naturales”.4 En consecuencia, la dominación sim-bólica —continúa Bourdieu— trátese de etnia, de sexo,de cultura, de lengua, etcétera, “no se produce en la lógi-ca pura de las conciencias conocedoras, sino a través delos esquemas de percepción, de apreciación y de acciónque constituyen los hábitos”.5

Bajo estas premisas, en el plano de la sexualidad, elcomportamiento de los mexicanos, como en otros pue-blos, depende de las relaciones sociales que organiza elsistema y no de las voluntades de los individuos. El or-den social transforma el sexo biológico en género, do-tándolo de sentido mediante prácticas, símbolos, repre-sentaciones, normas y valores.

En el ejercicio de la prostitución masculina de jóve-nes indígenas migrantes en la ciudad de México, cuyosclientes son preferentemente hombres, vemos la sexuali-dad como un ejercicio del poder. A los prostitutos no seles cuestiona su masculinidad, mientras sean los que pe-netren o se involucren en prácticas sexuales por un pago.La penetración es una forma de dominar al otro. Ellosmismos no se consideran homosexuales por mantenerrelaciones sexuales con otros hombres, por lo que la afir-mación de su masculinidad la manifiestan a través de lapenetración, que es una forma de sometimiento y domi-nación. Es una tendencia a la opresión para lograr el re-conocimiento del sujeto como hombre.

La relación sexual —según Bourdieu— aparece comouna relación social de dominio, pues se constituye a tra-vés del principio de división fundamental entre lo mascu-

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PATRICIO VILLALVA

lino, activo y lo femenino, pasivo. En las relaciones ho-mosexuales, tal es el caso de este tipo de prostituciónmasculina, los vínculos entre la sexualidad y el poder semanifiestan de manera clara. La penetración —continúaeste autor—, sobre todo cuando se ejerce sobre un hom-bre, es una de las afirmaciones de la “libido dominandi”que nunca desaparece por completo de la libido mascu-lina.6

Por lo tanto, el “hombre ideal” tiene la necesidad demantener permanentemente el control en el ejercicio de lasexualidad. El poder es privilegio; da prestigio. Perder elpoder es perder privilegios y ocasiona dolor, y el dolor“es asunto de mujeres”. En consecuencia, la premisa apartir de la cual está construida la identidad masculinaes no ser femenino.7

Es necesario tomar en cuenta el principio de isomor-fismo planteado por Foucault entre la relación sexual yla relación social, según el cual

la relación sexual —siempre pensada a partir delacto-modelo de la penetración y de una polari-dad que opone actividad y pasividad— espercibida como del mismo tipo que la relaciónentre superior e inferior, el que domina y el quees dominado, el que somete y el que es sometido,el que vence y el que es vencido.8

A partir de esto, se comprende que en el comporta-miento sexual del prostituto, el papel de penetrar, dedominar, sea muy valorado.

En este mismo sentido, Fuller, en su estudio compa-rativo sobre masculinidades en tres ciudades peruanas

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VIOLENCIA EN EL EJERCICIO DE LA PROSTITUCIÓN MASCULINA

(Lima, Cuzco e Iquitos), señala que en las relacionessexuales entre hombres

en tanto el varón asuma el papel activo y no tengacontacto sexual por deseo sino como desfoguenatural de fluidos retenidos, como forma de ob-tener algo, no se feminiza porque se trata de unafunción biológica o de una transacción comercialque no se clasifica como atracción.9

Por el contrario, puede ser una demostración de lavirilidad del varón ya que prueba su capacidad de dominara otros y de ser activo sexualmente en circunstancias enque no media el deseo como estímulo.

Asimismo, en mi propia experiencia etnográfica hepodido constatar que cada vez es mayor el número dejóvenes prostitutos que hacen más explícita su masculi-nidad adoptando nuevas estrategias que acrecienten suimagen varonil y así obtener mayor demanda por partede los clientes. Para ello, emulan a los militares tanto enlas actitudes como en la vestimenta y el corte de cabello,a sabiendas de que los clientes tienen especial preferen-cia por quienes presentan una imagen de “hombres deverdad”. Además, también se muestran reacios a que seles compare con sus contrapartes femeninas, las prosti-tutas o putas, por lo que rechazan que se les llame putos,toda vez que, a diferencia de ellas, sostienen que ellosson los que penetran. Los putos —manifiestan— son susclientes.

Por otro lado, muchos de estos jóvenes prostitutosconviven como acompañantes de sus clientes por largastemporadas. En estas circunstancias, en el espacio que

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PATRICIO VILLALVA

comparten se reproduce el modelo tradicional de domi-nante y dominado. El cliente adopta la condición de gé-nero femenino, evidenciada en el trato cotidiano: atien-de a su compañero en la preparación de los alimentos asícomo en el cuidado personal de éste. Es decir, el clientese “feminiza”, mientras que el prostituto asume la posi-ción de liderazgo. También es muy frecuente que el pros-tituto se valga de una serie de chantajes emocionales,como amenazar a su compañero con el incumplimientode sus “obligaciones” en la cama, de no ser satisfecho entodos sus requerimientos.

Hemos visto que la sexualidad transgresora, aquellaque rompe el esquema de la genitalidad, heterosexualidady reproducción, aquella que se vive en las márgenes delpoder, orilla a prostitutos y clientes a conformar un es-pacio de trasgresión y prohibición que solamente se com-parte en lenguaje cifrado y donde tiene cabida este tipode violencia. La falocracia, como comentan Bruckner yFinkielkraut, que supone a los hombres amos de lasmujeres

contiene una extemporaneidad flagrante, pues sibien existe dominio, la mujer es esclava de unesclavo. De un esclavo sometido a imágenes, si-mulacros, entregado a la imitación del código dela virilidad, a la necesidad ciega de incrementarconstantemente su rendimiento, de entrar en eljuego de la deuda infinita.10

Paradójicamente, en el ejercicio de esta modalidad deprostitución masculina, los prostitutos que tienenrelaciones sexuales con otros hombres están rompiendo

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VIOLENCIA EN EL EJERCICIO DE LA PROSTITUCIÓN MASCULINA

con el modelo genérico y el modelo hegemónico desexualidad pero, a la vez, para no perder su imagen yrepresentación social también están reproduciendo elmodelo hegemónico de ser hombre, el modelo demasculinidad patriarcal.

En la dinámica de este fenómeno social, que es laprostitución masculina, aún persiste el estigma vincula-do a la homosexualidad como falta de hombría, por loque, como ya se anotó, el prostituto y el cliente entran enel juego del poder. La agresión fálica por parte del pros-tituto siempre significa masculinidad; en cambio, las atri-buciones pasivas definen al cliente como el ofendido, eldominado, aquel que no tiene poder. En la prostituciónmasculina, este tipo de encuentros aparecen secretos,clandestinos y enmarcados en un tipo de violencia invi-sible, que el prostituto ha naturalizado al “feminizar” alcliente sobre el cual ejercer su poder y dominio. Es decir,una vez posicionado el cliente en una actitud femenina,el prostituto reproduce su hegemonía masculina de po-der y dominio.

A manera de conclusión, vemos que todas las dimen-siones de la violencia son constantes en nuestras vidas.Son elementos que se encuentran en todas las relacioneshumanas y específicamente en la vida cotidiana, conco-mitante a las tensiones de la coexistencia y a las dificul-tades económicas y sociales. El fenómeno de la violenciaes de gran alcance. La despersonalización de las relacio-nes humanas en los grandes centros urbanos tiende a lacreación de sociedades carentes de afecto y atiborradasde símbolos convencionales y transitorios de poder, deprestigio, de gratificación inmediata. La violencia en to-das sus variantes es hoy el resultado de un sistema hege-

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PATRICIO VILLALVA

mónico patriarcal que permea todas las esferas. Es tareade todos ayudar a desmontarlo.

NOTAS

1 Pierre Bourdieu, La dominación masculina. Barcelona: Anagrama,2000, p. 49.

2 Steve J. Stern, La historia secreta del género. Mujeres, hombres ypoder en México en las postrimerías del período colonial. México: Fon-do de Cultura Económica, 1999, pp. 232-233.

3 Ibid., pp. 234-235.4 Bourdieu, op. cit., p. 50.5 Ibid., pp. 53-54.6 Ibid., p. 35.7 José Aguilar y Luis Botello, “La sexualidad de los varones” en

Hablemos de sexualidad: Lecturas. México: Consejo Nacional para laPoblación/Fundación Mexicana para la Planeación Familiar, 1996,pp. 269-270.

8 Michel Foucault, Historia de la sexualidad. 2. El uso de los place-res. México: Siglo XXI, 1986, p. 198.

9 Norma Fuller, Masculinidades. Cambios y permanencias. Lima:Pontificia Universidad Católica del Perú, 2001, p. 114.

10 Pascal Bruckner y Alain Finkielkraut, El nuevo desorden amo-roso. Barcelona: Anagrama, 1989, pp. 9-10.

BIBLIOGRAFÍA

AGUILAR, José y Luis BOTELLO, “La sexualidad de los varones” en Ha-blemos de sexualidad: Lecturas. México: Consejo Nacional parala Población/Fundación Mexicana para la Planeación Familiar,1996.

BOURDIEU, Pierre, La dominación masculina. Barcelona: Anagrama,2000.

BRUCKNER, Pascal y Alain FINKIELKRAUT, El nuevo desorden amoroso.Barcelona: Anagrama, 1989.

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VIOLENCIA EN EL EJERCICIO DE LA PROSTITUCIÓN MASCULINA

FOUCAULT, Michel, Historia de la sexualidad. 2. El uso de los placeres.México: Siglo XXI, 1986.

FULLER, Norma, Masculinidades. Cambios y permanencias. Lima: PontificiaUniversidad Católica del Perú, 2001.

STERN, Steve J., La historia secreta del género. Mujeres, hombres y poderen México en las postrimerías del período colonial. México: Fondode Cultura Económica, 1999.

VILLALVA, Patricio, La identidad masculina de jóvenes indígenas prostitutosen la ciudad de México [Tesis de Maestría]. México: Instituto deInvestigaciones Antropológicas, Universidad Nacional Autóno-ma de México, 2002.

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GRUPOS DE AUTOAYUDA. UNA PROPUESTA DESDE

LA PERSPECTIVA DE GÉNERO

Norma Bertha Banda Bustamante*

Lo más atroz de las cosas malas de la gente malaes el silencio de la gente buena.

GANDHI

HABLAR DE UNA EXPERIENCIA DE ATENCIÓN y prevención paramujeres adultas que viven o han vivido en un clima deviolencia familiar, en la actualidad y por fortuna se havuelto un terreno fértil, donde las diferentes voces de laciudadanía interpelan por un alto a la violencia.

En este marco de interés básico de los gobiernos, or-ganizaciones políticas y civiles se ha hecho patente queesta problemática debe ser abordada para su análisis des-de la óptica de la violencia de género ya que sus conse-cuencias, por decirlo de alguna manera, son devastadorasno solamente para lo íntimo-privado sino también parael ámbito social.

* APIS A. C.

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NORMA BERTHA BANDA

Por ello, en la atención a dicha problemática se haceimprescindible reconocerla como un problema social, yaque este hecho representa el tejido social más fino dondese reproducen de forma articulada ideas en torno a unasupuesta “naturalidad” de las relaciones de poder quesujetan a hombres y mujeres en lugares de trato desigual.

Este entramado social se puede entreverar en todoslos ámbitos que definen la vida de una sociedad, lo quetambién denota que estamos frente a una problemáticaética, política y económica, ya que nadie en estado deestrés permanente puede rendir efectivamente en sus re-laciones sociales, es decir, en la escuela, en el trabajoasalariado, doméstico u organizativo, de tal suerte que elpotencial de muchas mujeres, niñas y niños se encuentramermado por su baja valoración de sí mismos, el miedoy la incertidumbre.

Bajo estos supuestos y para nuestro trabajo en gru-pos de autoayuda, es necesario asumir y reconocer comofundamental en el tema de la violencia de género y fami-liar su énfasis político, ligando las relaciones de génerocomo relaciones de poder, vinculadas con la cultura,relaciones que deben ser, en el proceso de trabajo,desconstruidas permitiendo a las involucradas introducirseen un proceso, al apalabrar las posibilidades de construirrelaciones más justas y equitativas.

Para poder estructurar esta vía es necesario retomar—según esta experiencia— diferentes disciplinas del co-nocimiento, conceptos que permitan ir desentrañandoesta problemática desde una perspectiva de género enáreas como la psicología, antropología, sociología y elpsicoanálisis, desde la vertiente de las teorías feministas yde la teoría de grupo, principalmente, del grupo operativo.

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GRUPOS DE AUTOAYUDA

Es bajo estos postulados que en la atención a travésdel grupo de autoayuda para la recuperación de mujeresque viven o han vivido situaciones de violencia fami-liar, que se convierte en una estrategia que facilita el abor-daje de la experiencia de las personas involucradas, sudecir se transforma en el analizador de una vivencia quehasta ahora se había vivido como algo incuestionable.

Hay que rastrear en la historia de vida de las mujereslo que las mantiene en el mal-estar y articular todo estoen el desciframiento de una problemática aparentemen-te privada e individual referiendo a la salud mental conlo político y social, develando finalmente que la violen-cia que padecen las mujeres de todos los sectores socia-les se estructura en las relaciones desiguales entre losgéneros, con una raíz en la subjetividad —base de laestructuración psíquica de los sujetos— cuyo contenidoda respuesta a la pregunta de quién soy yo, y que confor-ma la identidad de cada sujeto y de las identidades quese dan en cada contexto.

Por ello, para abordar dicha problemática es necesa-rio develar las características sociales y culturales de lacondición y situación, así como las implicaciones delgénero en la subjetividad de las mujeres, ya que el ele-mento básico en la situación de maltrato no es la exis-tencia de agresividad, sino la presencia de personas en desi-gualdad de poder, es decir, la violencia se ejerce sobreun real o potencial subordinado.

Con lo anterior, se sostiene la hipótesis de que la si-tuación de abuso o maltrato doméstico entre adultos sur-ge en un contexto intersubjetivo, de asimetrías de podery a veces de escalada de conflictos, donde el hombre ne-cesita ejercer cada vez más dominio sobre la mujer, como

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NORMA BERTHA BANDA

forma adecuada y legítima para sancionar la conductafemenina, descargar sus tensiones, mostrar sus desacuer-dos o llanamente para demostrar su superioridad.

Las mujeres llegan al grupo con un legado de expe-riencias que atañen directamente a su vida utilizandotodos los tiempos: el presente, el pasado y la posibilidaddel futuro, experiencias a través de las cuales habla lacultura con sus múltiples ataduras, sus malestares, suscreencias, sus mitos y vivencias, traducidas en persona-jes tales como sus parejas, sus madres, sus padres y sushijas e hijos. Ellas, al preguntarse por sí mismas y por losotros, requieren una escucha que deba estar dispuesta aoír eso que hasta ahora no ha sido escuchado, loinnombrable, porque muestra las restricciones humanasa las que han sido sujetas.

Ellas, al exponerse mediante sus malestares, se mues-tran ya no como las personas frágiles, incapaces de salirde su situación sino, por el contrario, como aquellas queal registrar sanamente el equívoco, develan su capacidadde incomodarse, como emergentes de una sociedad a laque le hacen patente su propia locura social.

En el desarrollo de esta actividad hemos podido de-tectar las temáticas que facilitan la desarticulación de lospreceptos culturales que sostienen y alimentan la violen-cia de género, aspectos que intervienen tanto en laestructuración de la subjetividad de las mujeres, comoen las relaciones entre los géneros.

Estos ejes temáticos son la violencia familiar y el im-pacto en la salud de las mujeres; la identidad femenina ymasculina; la relación madre-hija e hijo; la autoestima;el conflicto en el ámbito familiar y la toma de decisiones;la independencia económica y autonomía; la sexuali-

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GRUPOS DE AUTOAYUDA

dad; la legislación en materia familiar y derechos hu-manos, entre otros.

De esta manera los contenidos trabajados son el pre-texto desarticulador de un contexto social, político y eco-nómico determinado, aspectos todos ellos que se trans-forman en un dispositivo que les permite apalabrar lasdiferentes vivencias y las posibles alternativas, para loque cada una de ellas está experimentando. No hay unasola respuesta sino un conjunto de ellas que van sirvien-do de analizadores, para que cada una se posicione don-de mejor se sienta. Es esta diversidad la que en un estric-to sentido permite al grupo movilizarse y circular enri-queciendo los poderes del colectivo en cada una de lasmujeres.

Es necesario considerar que los grupos de autoayudano tienen una finalidad terapéutica, ésta se da por añadi-dura. En este sentido, Kaplan y Sadock (1994) refierenque este tipo de grupos se caracteriza porque las perso-nas que los conforman están preocupadas en resolver unproblema específico o una crisis. No intentan abordarlos problemas de índole psicodinámico, ni alterar el fun-cionamiento de la personalidad. Se caracterizan tambiénporque las personas que pertenecen a él padecen el mis-mo trastorno y comparten experiencias similares.

Para realizar un trabajo de forma segura y eficaz, quienfacilita o coordina un grupo de autoayuda debe recono-cer sus responsabilidades y limitaciones, saber que no seinterpreta, que no es la tarea del grupo curar, salvar ocambiar a nadie, que no se trata de fomentar dependen-cias hacia el supuesto saber, ya que el saber indiscutible-mente está depositado en cada una de ellas, y los cam-bios en esta reconstrucción de saberes se dan, modifi-

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NORMA BERTHA BANDA

cando en las personas sus prácticas consigo mismas ycon el medio ambiente que las rodea.

Desde esta perspectiva, Yagupski (1994) acota quelas intervenciones efectuadas por la coordinadora, sinembargo, son implementadas frente al desconocimiento,la confusión, el desborde de angustia, la necesidad deesclarecimiento, la información técnica o frente a pro-blemas de competencia, rivalidad o conflicto entre dos omás integrantes.

Otro aspecto a señalar es que junto a la sensación desometimiento, cohabita en las mujeres el síntoma y lapregunta como formas que ellas han retomado para mos-trar su resistencia y rebeldía. En toda relación humana semovilizan relaciones de poder: si hay tratos desigualeshabrá necesariamente formas implícitas o explícitas deresistencia de no acatar tal cual un mandato, teniendoclaro este tipo de estructura sometimiento-resistencia esque podemos devolverle a las mujeres el reflejo de supoder, cuyo reconocimiento es necesario para que deci-dan conociéndose si quieren o no continuar con ese esta-do de cosas.

Luego se requiere que expresen sus deseos y necesi-dades para plantear de mejor manera sus formas de ge-nerar y utilizar su poder, de lo cual se desprende que elobjetivo primario del grupo es lograr la supervivencia,además de evitar situaciones o relaciones de reincidenciaen el abuso doméstico y en segundo término, el levanta-miento de la sumisión que las coloca en un lugar de infe-rioridad, para lograr la autonomía.

Sobre las perspectivas de este modelo de interven-ción podemos subrayar que una vez que han pasado porel proceso de grupo de autoayuda, cada mujer valora si

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GRUPOS DE AUTOAYUDA

continúa en el grupo o sale de éste, con la idea de quecuando lo necesite o quiera, puede regresar, pero la partemás trascendental y contundente es que existe la posibi-lidad de que su interés la lleve a ser multiplicadora deeste modelo, es decir, pasa a ser integrante del grupo defacilitadoras. En esta última opción el acuerdo es conti-nuar con el trabajo personal y la formación, hasta queencuentre una forma de empezar a colaborar con esteproyecto ya sea dentro de APIS o fuera de él, en otro pro-yecto.

De esta posibilidad de formar a las mujeres que hanvivido situaciones de violencia para atender, ya sea conpláticas, talleres y por último facilitar nuevos grupos deautoayuda, ha surgido la escuela de formación para laaplicación de este modelo, que tiene como tarea, añocon año, brindar las herramientas teórico metodológicasindispensables para realizar esta labor, en ella tambiénhan participado profesionales interesadas en esta proble-mática. Contribuyendo con ello a concretar que la inten-cionalidad de justicia se transforme en un compromisopor eliminar la violencia en las relaciones entre los géne-ros y reparar los daños causados por esta situación. Es-tamos incidiendo en la generación de políticas públicas.

BIBLIOGRAFÍA

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LAS RELACIONES DE PAREJA, CONFLICTO Y DIFERENCIA

DESDE LA RESIGNIFICACIÓN DE LA SUBJETIVIDAD

Matías B. Crevenna*

Para nosotros filosofar sobre la diferencia, no esotra cosa que escribir, y lo que para nosotros es

“interesante” en ese escribir no es conciliar,sino inscribir lo que no se deja inscribir.

JEAN-FRANCOIS LYOTARD

EL ORIGEN DE ESTE TRABAJO SURGE ANTE LA inquietud por tra-tar de comprender las nuevas realidades en que se danlas relaciones de pareja, y lo que éstas implican en térmi-nos de la resignificación subjetiva de la identidad masculi-na y femenina. ¿Qué significa ser hombre? ¿Qué significaser mujer? ¿Qué nos implica a cada uno ser lo que so-mos?

La llamada guerra que se da entre los sexos, como todaguerra, se libra entre hombres y mujeres en su vida ínti-ma, sabe de victorias y fracasos. Su principal escenario

* Psicoanalista y maestro en psicología clínica; actualmente coordi-nador de prácticas profesionales de la Facultad de Psicología de laUniversidad Intercontinental.

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MATÍAS CREVENNA

son las relaciones de pareja, de manera tradicional y for-mal como lo es el matrimonio o como las demás formasactuales de convivencia; pero esta guerra se extiende atodas las esferas de la vida donde aman, conviven, com-piten y rivalizan entre sí los hombres y las mujeres.

Sin duda las mujeres han cambiado profundamentesus actitudes ante el amor y el sexo: son más libres yactivas en el reconocimiento de su sexualidad y estánobligando a replantear en lo social el imaginario de lamaternidad. Esta situación afecta la identidad de los hom-bres, quienes encuentran perturbadas las significacionesde la masculinidad y su identidad y esto los hace oscilarentre la adaptación de nuevos parámetros de la relacióny el resentimiento; mismo que se expresa en múltiples ysutiles formas de venganza y violencia.

¿Qué sucede en el espacio de la relación entre el hom-bre y la mujer?, ¿el hombre tiene que aceptar una rela-ción entre pares?, ¿es así de fácil la solución? Si sólo seplanteara abrir más espacios y hablar de equidad en larelación hombre-mujer las soluciones a las diferentesproblemáticas estarían bastante cerca de nuestro enten-dimiento. Pero por qué entonces insistir en hablar de“igualdad de condiciones”; esto significa negar la dife-rencia que constitutivamente existe filogenética yontogenéticamente, negarse uno mismo como sujeto enfalta, pretender la completud. Negar la diferencia, puesla diferencia del otro es mi propia diferencia que me haceser incompleto, castrado; pilar fundamental de nuestraposición subjetiva.

En la relación entre hombres y mujeres se habla deuna “guerra de los sexos” pues se hace referencia a unalucha por el poder y la dominación entre éstos; sin em-

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LAS RELACIONES DE PAREJA

bargo es una guerra que se tiene que considerar de ma-nera optimista, ya que debe estar dirigida hacia la funda-ción de nuevas relaciones más racionales y equitativas eneste mundo y su respectivo imaginario social; donde lasrelaciones de pareja darán fruto a las futuras formas deorganización familiar. Es en la actualidad de esta “gue-rra”, que cada vez más la violencia y agresividad cotidia-na ya no responden a ninguna consigna de transforma-ción, sino a la simple destrucción del otro.

Las grandes guerras han girado en torno a las relacio-nes de poder y dominación entre las naciones o regiones,se luchaba por el dominio de territorios, el beneficio eco-nómico o la dominación política; esta guerra —la nues-tra— afecta el interior mismo de la vida, las relacionescotidianas del amor, la pareja, la relación con el otro enel trabajo, los vínculos de amistad, la relación con la re-producción y el trato con los hijos, el lugar de cada unoen la esfera social y la reproducción cultural; no tienefronteras ni cuenta con territorios “neutrales”; los posi-bles refugios para sus contendientes serán apenas la año-ranza por el retorno de los viejos moldes de la familiapatriarcal. Si las demás guerras se resolvían con la ani-quilación del enemigo o su neutralización, ésta nos obli-ga a la convivencia bajo un reordenamiento de las rela-ciones de poder. De ahí que en nuestra cultura se conoz-can expresiones como “durmiendo con el enemigo”, “esla única guerra en la que tienes al enemigo en casa”, de-notando esta situación. Esta guerra se ha instalado en laintimidad misma de hombres y mujeres, y las diferentesrelaciones entre éstos; violentando las identidades cono-cidas, redefine sus papeles en las relaciones de amor,

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MATÍAS CREVENNA

condiciona el desempeño de los valores masculinos y fe-meninos en la esfera social y en la vida de las instituciones.

En la intimidad de cada pareja, en la práctica del sexo,en los deseos de maternidad y descendencia, en las ta-reas del hogar o el cuidado de los niños, en la relacióncon la economía doméstica, en los derechos individualesy el respeto por la autonomía de cada uno, en las deci-siones sobre el empleo o la profesión, en las eleccionessobre la vida social y las amistades, hombres y mujeresdeben negociar, acordar cotidianamente los valores desu relación y generar pactos sobre las esferas de acciónde cada uno. Nada se encuentra ya dado “naturalmente”en las funciones y los valores asignados a las identidadesde hombre o mujer. En éstos espacios íntimos las deci-siones son personales y sujetas a constante transforma-ción; ya nunca serán los mismos.

¿Qué sucede entonces cuando se le plantea al hom-bre la necesidad de resignificar el espacio simbólico ensu relación con la mujer?; se da una ruptura de los signi-ficados y roles anteriores. Esta ruptura se hace presentede diversas maneras, tanto en la esfera personal de lapareja, donde las actividades que debe desempeñar ha-bían estado reservadas únicamente al “rol” de lo mascu-lino; así como en la cultura, lo que problematiza y cues-tiona hondamente los valores tradicionales que han sos-tenido hasta aquí la identidad masculina proporcionán-dole un lugar, el cual en un principio es transmitido yfundado edípicamente en la relación con el otro, quemediante la mirada y su deseo me dice y confirma mideseo, mi lugar y actuar en el mundo.

En las familias tradicionales, en las que lo esencial dela identidad y los valores de lo femenino están dados por

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LAS RELACIONES DE PAREJA

éstas coordenadas edípicas, se vinculan tempranamentecon los valores de la maternidad entendidos como natu-rales de la condición de realización de la mujer, donde seha incorporado lo “femenino” como posición pasiva frenteal deseo sexual y la conquista. En el horizonte de realiza-ción social de las mujeres, la pareja formal y el matrimoniorepresentaba recibir protección y seguridad por parte delhombre que deseara casarse con ellas, ya que el matri-monio, la familia y el cuidado de los hijos eran suficientescomo realización de su identidad social; su salida al trabajoremunerado solía estar ligado a estas funciones de brin-dar cuidados básicos a los otros.

En las últimas décadas, los componentes de la identi-dad subjetiva femenina se comenzaron a problematizar yabrieron un horizonte nuevo de transformación. De unaforma práctica cuestionaron el rol de pasividad asignadoa su comportamiento, en el aspecto sexual y general tra-taron de romper con las formas en que ese valor de pasi-vidad se extendió y constriñó su papel en la seducción yla conquista amorosa. Irrumpieron en las esferas reserva-das a los hombres y de las cuales estaban excluidas porser el “sexo débil” en el deporte, en el trabajo, las univer-sidades, en la capacidad para producir en condicionesde igualdad con los hombres. Esto llevó a una rivalidadconstante en el terreno de lo consciente; pues sólo seacepta y valora la igualdad de la mujer en el trabajo, siésta se acopla a los valores de la masculinidad, de la riva-lidad, la competencia, el individualismo y el rendimien-to. Esta situación es hoy muy presente, pues para ser“mujer exitosa” hay que dejar de lado “la sensualidad”, lavestimenta provocativa, ahora las ejecutivas son de ca-rácter duro y frío, han pospuesto la maternidad en aras

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MATÍAS CREVENNA

del desarrollo y éxito profesional. Como si estas caracte-rísticas garantizaran el éxito y éste su desarrollo profe-sional.

Las situaciones anteriores, que son nuevas para loshombres, provocan un desequilibrio subjetivo; el cualla mayoría de las veces genera respuestas que poseen lamisma intensidad que la violencia con la que se sueleresponder; violencia física principalmente, reflejada enla familia, los hijos y el grupo social.

Lo anterior genera un desequilibrio en la subjetivi-dad masculina. Esto lo podemos observar en la forma enque se ha dado el trabajo remunerado de la mujer y suindependencia respecto del ingreso económico; el hom-bre se valió siempre del dinero como uno de sus mayoresrecursos de poder, su lugar como proveedor de los bie-nes económicos legitimaban su lugar social y preserva-ban su valor ante los hijos, la familia amplia. La pérdidade esta función significa la pérdida del valor social de sucondición de hombre, pilar fundamental de su identi-dad. El desequilibrio generado obliga a replantearse nue-vos pactos y acuerdos intersubjetivos acerca de los rolesa desempeñar dentro de la pareja; en su aspecto econó-mico, acerca de la responsabilidad con los hijos, y en lasrelaciones sexuales, por citar algunos. Lo que hace quese trastoquen núcleos importantes de la identidad dehombres y mujeres y es causa frecuente de las nuevasformas de violencia en la pareja.

¿Cómo lograr una igualdad social efectiva de la mu-jer y una misma libertad que el hombre respecto de susexualidad?, ¿cómo afirmar una autonomía afectiva ensus elecciones de amor y una decisión consciente en loque respecta a sus deseos de maternidad?, ¿cómo lograr

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LAS RELACIONES DE PAREJA

que los hombres reconozcan estos derechos y modifiquensu posición en la dominación?; son desafíos cuyo costono puede consistir en abandonar los valores femeninosde la ternura, la seducción, el cuidado de otro y la pasiónamorosa.

Si bien el mundo simbólico marca sus efectos en lavida real, en tanto instaura los significados y valores queguían la conducta humana; no podemos ignorar que éstees una construcción de los hombres y como tal está suje-to a permanente transformación por las interaccionesconcretas en que los individuos desarrollamos nuestrasvidas.

Así las mujeres comienzan a enfrentarse en el exte-rior a sus parejas disputando los espacios de decisión;deben negociar con sus hijos los nuevos parámetros delibertad y disponibilidad para su atención, defender suigualdad y sus derechos en el reparto de las funcionesdel trabajo, exigir reconocimiento en el ejercicio de suprofesión. Todo esto las enfrenta de manera cotidiana conun territorio exterior por conquistar; pero a la vez debenluchar con significados y valores que provienen de supropio mundo interior: enfrentar los significados de lamaternidad que recibieron de sus madres; rebelarse con-tra la represión de su sexualidad impuesta por la moraldel padre e introyectada en su superyó; desafiar los idea-les superyoicos de pureza y castidad; repensar yredimensionar sus anhelos de pasión y entrega amorosa;luchar contra los deseos íntimos de compromiso, protec-ción y seguridad que esperan de un hombre; aceptar unasexualidad libre, expresada en relaciones múltiples conhombres diferentes, que las lleven a romper con el refu-gio de la pureza exigida por su moral edípica; renunciar

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a sus anhelos de amor romántico como lo piden sus idea-les narcisistas de ser única para alguien único.

Es difícil recorrer, para hombres y mujeres, este ca-mino de transformación de la vida íntima sin enfrentar laruptura con la historia edípica en la que se constituyó loesencial de la subjetividad. Así como “naturalmente” alas mujeres se les regalaba muñecas para sus juegos in-fantiles, y se les educaba en la sensibilidad y la ternura,altamente valoradas como condición femenina, a los hom-bres se les enseñaba a jugar a la guerra, se les regalabancarritos, se les educaba en la competencia y rivalidad, labúsqueda del triunfo sobre otro.

Esta situación de transformación de los simbolismos,implica una fractura en la subjetividad; esta fractura escausa de diversas manifestaciones psíquicas en las que seexpresan el malestar o el fracaso de asumir estas nuevasconstelaciones en que debe fundarse el amor, el sexo y lasexualidad, que sólo se hacen posibles violentando losvalores y sentidos de la subjetividad femenina y masculi-na tradicional. Transformación que no pasa sólo por eldiscurso, hace falta una transformación y reconstrucciónde las subjetividades, masculina y femenina, que puedadar las condiciones para que las nuevas representacionessociales establezcan ligas con los afectos; logrando que ladisociación provocada en estos afectos y su representa-ción coincidan con el nuevo referente social en el cual sevive.

Las mujeres han logrado correr la cortina de enga-ños y apariencias con que los hombres ocultaban la fra-gilidad de la identidad masculina. Por primera vez seabre un espacio para problematizar la masculinidad ysus significados, generando una confusión acerca de cuá-

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LAS RELACIONES DE PAREJA

les son los valores de lo masculino. Al parecer tampocolos hombres estaban a gusto con los valores del matrimo-nio tradicional como paradigma de los valores de lo feme-nino y masculino, pero lo soportaron mejor por estar he-chos más a la medida de los significados de la masculini-dad y de los valores de su dominación. Muchos hombresañoran el resguardo y la seguridad emocional del matri-monio formal; pero ese no es el camino. Las nuevas for-mas de relación generan nuevas ansiedades difíciles desoportar; se encuentra cuestionado y se sigue cuestionan-do el valor del compromiso, que para ellos siempre formaparte de la dominación y el control de la mujer. Lo ante-rior genera fragilidad en la vida emocional haciendo ne-cesario poner en juego cada vez más mecanismos de defensaque ayuden a disminuir la angustia percibida. Un ejem-plo de lo anterior es el aparente auge de pacientes mascu-linos que consultan por su capacidad sexual, las patolo-gías relacionadas con el estrés y los trastornos relaciona-dos con las adicciones, por mencionar algunos.

El trabajo del psicoanálisis frente a estas preguntas ysituaciones, será poder comprender que mientras no setrabaje al nivel de la resignificación de la subjetividad yque esto implique hacer y deshacer acciones en las cua-les el hombre no se sienta amenazado frente a esa ima-gen de la mujer “completa”, “el gran Otro” que le eviden-cia su propia falta, el camino aún será largo en términosde una relación de equidad entre los géneros y se veráreflejado en la relación hombre-mujer y la vida en pareja.

Comenzar a reflexionar sobre estos temas implica lamayoría de las veces entablar diálogos fuertes, y el riesgoa ser criticado, pues no deja de permear estas líneas mipropia subjetividad y mi posición masculina desde la que

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MATÍAS CREVENNA

escribo. Sin embargo se hace necesario replantearse es-tas y otras preguntas con un solo objetivo: entablar undiálogo entre hombres y mujeres que no implique con-frontación y que nos permita a ambos seguir amándo-nos y transmitir ese amor a los demás. Hablar, recordary reelaborar para no repetir la historia.

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¿HASTA QUE LA MUERTE NOS SEPARE? LA PERMANENCIA

DE LAS MUJERES EN UN HOGAR VIOLENTO

Karina Delgado Añorve*

LA VIOLENCIA SE CONCEPTUALIZA ACTUALMENTE como un pro-blema de salud pública por sus repercusiones en la saludintegral de la mujer y es considerada por la ONU comouna violación a los derechos humanos de las mujeres, losniños y los adolescentes. La violencia de género es unfenómeno complejo, que actualmente se estudia conmucho interés en el mundo entero. Son las mujeres elgrupo más afectado por este problema de salud pública(Beijing, 1995). Entre las manifestaciones de la violenciade género se encuentran: abuso sexual, negligencia, vio-lación, incesto, acoso sexual, violencia intrafamiliar yviolencia conyugal o marital.

En México, de acuerdo con datos del INEGI (1999), enuno de cada tres hogares existe violencia intrafamiliar.La manera en que la violencia, en sus diferentes manifes-taciones, afecta directamente la salud de las mujeres, hasido foco de atención de diversas agrupaciones. Las re-

* Facultad de Psicología, Universidad Nacional Autónoma de México.

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KARINA DELGADO

cientes estimaciones del Banco Mundial, indican que enlas economías de mercado establecidas, la victimizaciónde género es responsable por uno de cada cinco días devida saludable perdidos por las mujeres en edadreproductiva (Heise, 1994).

La violencia doméstica tiene un comienzo incierto y enocasiones puede iniciar desde el hogar de origen y desdela infancia, lo cual puede tener repercusiones en cuantoa la manera en la que se experimenta, se vive y se res-ponde a la violencia doméstica en la adultez. Ya que comoCorsi (2001), Yick (2000) y Walker (1979, 1984), señalanque, el experimentar violencia doméstica deja a la per-sona vulnerable para la vida adulta. La violencia tiene unpatrón de escalada, en donde va aumentando en cuantoa la intensidad, sin embargo también es importante in-vestigar desde cuándo se ha venido dando este patrónde violencia, ya que puede iniciar desde el noviazgo, sepuede presentar durante el embarazo y en ocasiones seminimizan estos hechos por la “normalización” queculturalmente se ha hecho de la violencia.

Cuando se trata de conocer e indagar más acerca delorigen de la violencia es necesario estudiar los factoresque se asocian con mayor frecuencia a dicho fenómeno,es decir, los factores de riesgo (Corsi, 2001 y Burguess,1996; Traverso, 2000; Walker, 1979, 1984, 2000). Dadala complejidad del fenómeno de la violencia, los autoreshan investigado la escolaridad, redes de apoyo, situacióneconómica, roles de género y, la violencia infantil, ya seacomo testigo o como víctima, ya que la violencia familiarno se presenta solamente en los adultos, sino que losniños pueden ser también el blanco de dicha situación.Al respecto, Walker (2000), encontró que en el 67% de

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LA PERMANENCIA DE LAS MUJERES EN UN HOGAR VIOLENTO

los hogares de la mujeres maltratadas hubo violencia yotras formas de abuso y esta conducta fue realizada porambos padres. Hotaling y Sugarman (1986), consideranque el único factor asociado a ser víctima de violencia enla adultez es haber presenciado violencia parental en lainfancia. En este tipo de hogares aumentan las probabili-dades de que haya maltrato físico y psicológico hacia losmenores de edad (Litrownik, Newton, Hunger, English yEverson, 2003).

Actualmente existen diversas investigaciones dondese relaciona que la mujer haya tenido un hogar violentoen la infancia, ya sea como testigo o como víctima, y queactualmente tenga una relación de pareja violenta. Tam-bién existen otras líneas de investigación donde se cues-tiona la permanencia o el regreso de la mujer al hogar.Una posible herramienta para saber por qué la mujer to-lera una situación violenta es la comprensión y el estu-dio del Ciclo de la Violencia (Walker, 1979, 2000), delSíndrome de Estocolmo (Graham, 1994) y de la Deses-peranza Aprendida (Seligman, 1981).

El Ciclo de Violencia tiene tres fases: acumulación detensión, fase aguda y la luna de miel. En la 1ª fase existensituaciones de maltrato “menores”, donde la mujer sevuelve complaciente, reconforta, se anticipa a los deseosde su pareja. Ella “minimiza” los eventos de violencia ysabe que estas situaciones tienen una escalada en cuantoa su gravedad. A nivel psicológico, la negación o laminimización de estos eventos las ayuda a afrontar susituación y tratan de no causar problemas. El hombreincrementa sus actitudes posesivas, su brutalidad, sushumillaciones son más mordaces, los incidentes se ha-cen cada vez más frecuentes. La fase aguda, o explosión

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KARINA DELGADO

de tensión, es caracterizada por la pérdida de control, élinicia tratando de darle a la mujer “una lección”, en estaetapa generalmente hay golpes severos. Las mujeres ex-perimentan, en esos momentos, despersonalización comoun recurso psicológico para enfrentar dicho evento. Lamujer está en shock, no busca ayuda en caso de que larequiera, por lo menos no en las primeras 24 horas. LaLuna de Miel se caracteriza por cariño extremo y amabi-lidad por parte del hombre seguido por cierto periodode calma. Es al principio de esta fase cuando las mujeresbuscan ayuda terapéutica.

La Desesperanza Aprendida fue una adaptación delconstructo de Seligman (en Walker, 1979), para las mu-jeres que han tenido una serie de situaciones de maltratoy es el estado psicológico que se produce cuando los acon-tecimientos están fuera de nuestro control, cuando haga-mos lo que hagamos, siempre sucederá lo mismo. Walkerretoma este proceso en el momento en que la mujer essometida a una serie de situaciones repetidas de maltra-to, con un origen incierto y multicausal, en donde ellasabe que la respuesta por parte del maltratador, inde-pendientemente de que ella actúe de una manera u otra,no puede ser predicha. Por lo tanto, la mujer aprendeque puede hacer muy poco para obtener un resultadopositivo o disminuir el peligro. Lo cual, con el tiempo,atenta los planes futuros de escape, de búsqueda de ayu-da, y se perpetúa el ciclo en el que está inmersa.

En México, como en otras partes del mundo, un ele-mento de suma importancia que se ha empezado a eva-luar es el que concierne al impacto de la violencia do-méstica en la salud mental y la manera en que se ha estu-diado ha sido a través de la depresión, de la autoestima y

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LA PERMANENCIA DE LAS MUJERES EN UN HOGAR VIOLENTO

del Síndrome de Estrés Postraumático (Herman, 1992;Mertin y Mohr, 2000; Saunders, 1994; Walker, 1979,1984). Un elemento presente y que ha recibido poca aten-ción de los psicólogos reside en la desesperanza aprendi-da que se da como consecuencia del maltrato en el ho-gar, ya que distorsiona la manera en cómo la mujer sepercibe a sí misma, a los demás y el riesgo real que pue-de experimentar en la dinámica de maltrato familiar.

Entre los modelos teóricos que explican la relación oel apego emocional que, hacia el agresor, llegan a experi-mentar las personas víctimas de violencia, se encuentrael Síndrome de Estocolmo, que en 1973, cuando algunaspersonas fueron tomadas como rehenes, los asaltantesfueron detenidos por la policía y los rehenes desarrolla-ron un conjunto de respuestas paradójicas, observadasposteriormente en situaciones similares. Graham consi-dera que bajo los efectos del miedo o terror, los rehenes,lejos de defenderse o buscar su libertad, se someten a sussecuestradores experimentando sentimientos de lealtady agradecimiento hacia ellos.

Una serie de relatos de rehenes bajo estas mismascondiciones han permitido a los investigadores observarcómo este fenómeno suele desarrollarse cuando el se-cuestrador trata a su víctima con una mezcla de violen-cia y amabilidad (exactamente lo que sucede en la vio-lencia por parte de su pareja). Al parecer se trata de unareacción de sobrevivencia bajo el efecto de sentirse atra-pado, así el más mínimo gesto de interés humano porparte de los secuestradores, es experimentado por losrehenes como un gesto de nobleza, negándose la posibi-lidad de que los secuestradores puedan hacerles daño.Esta distorsión cognitiva aparece después de una serie de

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KARINA DELGADO

racionalizaciones que realiza la víctima, las cuales pue-den variar en grados de intensidad, justificar al agresorpara evitar sentir enojo —el cual puede amenazar su se-guridad— hasta experimentar resistencia en el momentode tener que separarse de él una vez que fue lograda laliberación (Noriega, 2002).

Debido al previo estudio de los factores asociados ala violencia doméstica, en esta fase de la investigaciónserá empleado un modelo de estudio a partir del que seplantea: ¿la depresión y la desesperanza aprendida se pre-senta en mujeres que han experimentado violencia do-méstica?, ¿las mujeres maltratadas actualmente, lo fue-ron en su infancia? Los resultados obtenidos pueden serutilizados para trabajar con la población que está siendoafectada actualmente por dicha problemática, a travésde talleres de reflexión, cursos, planes terapéuticos, etcétera.

Con base en estas investigaciones, se llevó a cabo unestudio exploratorio con mujeres que han experimenta-do violencia en su relación de pareja con el objetivo deconocer la frecuencia de la violencia infantil directa eindirecta, evaluar la violencia actualmente y las conse-cuencias de la violencia en su salud.

MÉTODO

Participantes. Se entrevistó a 60 mujeres que asisten a ungrupo de autoayuda para mujeres que han experimenta-do violencia en la relación de pareja, contestaron demanera anónima los cuestionarios, con una edad prome-dio de 40.8 años.

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LA PERMANENCIA DE LAS MUJERES EN UN HOGAR VIOLENTO

Instrumentos. Escala de Conflictos Tácticos (ECT) fueempleada para evaluar si las participantes habían sidotestigos de violencia entre los padres (Straus, 1979). LaECT consta de 19 reactivos agrupados en varias dimensio-nes: razonamiento, violencia psicológica y violencia físi-ca moderada y violencia física severa. Entre las opcionesde respuesta se encuentran: nunca, pocas veces, muchasveces y siempre, y se dividen en las siguientes subescalas.

Experimentar violencia en la infancia. Se evaluó a tra-vés de reactivos acerca de los antecedentes de ViolenciaFísica, Violencia Sexual y, Abuso Emocional en la infan-cia, según Noriega (2002).

Violencia actual. Para evaluar la violencia en la rela-ción de pareja se utilizó el instrumento de Ramírez yPatiño (1997), el cual consta de tres tipos de violencia:emocional, psicológica y sexual. Para evaluar la violen-cia económica se utilizaron los reactivos correspondien-tes del instrumento de Rojas (1999).

Desesperanza Aprendida. Determinado por las respues-tas al Inventario de Incapacidad Aprendida de Girardi yDíaz-Lovind (1988).

Depresión. Determinado por las respuestas al Inven-tario de Depresión de Beck.

Resultados:

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KARINA DELGADO

Tabla 1RESPONSABILIDADES, PROTECCIÓN Y MADUREZ

EN LA INFANCIA

Tabla 2VIOLENCIA FÍSICA, EMOCIONAL Y SEXUAL EN LA INFANCIA

SíN (%)

34(56.7)

38(63.3)

35(58.3)

¿Cuándo era niña, teníaresponsabilidades quecorrespondían a un adulto?(cocinar, trabajar, cuidar a loshermanos)¿Sentía que debía proteger a unode sus padres y ayudarle a re-solver sus problemas?¿Cree que dejó de ser niña muyrápido para convertirse enadulto?

NoN (%)

25(41.7)

20(33.3)

25(41.7)

Sin datoN (%)

1(1.7)

2(3.3)

Reactivo

Sí 61.7%

Físico Emocional

75.1%

Sexual

Frecuencia

Edad 2 - 17 años

Unavez

Alg.veces41.7%

Frec.41.7%

Siempre16.7%

Unavez

2.3%

Alg.veces30.2%

Frec.48.8%

Siempre18.6%

64.9%

AyudaterapéuticaSí 30.6%No 69.4%

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LA PERMANENCIA DE LAS MUJERES EN UN HOGAR VIOLENTO

CONCLUSIONES

El tiempo en el cual se ha establecido un vínculo conuna pareja tiene un papel importante en cuanto al desa-rrollo de conflictos y de violencia: en esta muestra el tiem-po promedio en que se ha tenido una relación violentaes de 12.4 años, se presentan en el noviazgo en 33% ydesde el primer año de vivir juntos en 51.7 por ciento.Lo anterior coincide con autores como Zubizarreta,Sarasua, Echeburúa, Corral, Sauca y Emparanza (1994),quienes señalan como una de las características singula-res del maltrato doméstico es, por un lado, el comienzotemprano de la historia de la relación y por otro lacronicidad, por término medio las mujeres permanecenen la situación de violencia durante un periodo no infe-rior a 10 años. En el 59% de la muestra la duración me-dia del maltrato es mayor a los 10 años y se inicia fre-cuentemente en el primer año del matrimonio (50%) yen el noviazgo (22%). Lo cual coincide con Traverso(2000), quien señala que en el 46% de los casos de muje-

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KARINA DELGADO

res maltratadas físicamente, los abusos comenzaron en-tre el primer y el tercer año de matrimonio; durante elnoviazgo comenzaron en el 13% de los casos y en el 21%inició después de 10 años de convivencia.

Es importante señalar los altos porcentajes de vio-lencia que existen en la infancia, así como las edades quetienen cuando se inicia, incluso hubo mujeres que noseñalaron qué edad tenían cuando inició el maltrato, sinoescriben “desde que me acuerdo, desde muy pequeña,no puedo precisar”.

El estado emocional en que llegan las mujeres a reci-bir atención, ya sea terapéutica o médica es un elementopara considerar, ya que la depresión como enfermedad,puede resultar incapacitante para tomar decisiones o paramarcar y tomar responsabilidades en el momento deabandonar el hogar o separarse de la pareja.

Dada la complejidad de la dinámica que envuelve lassituaciones de maltrato familiar, es importante señalar yentender lo que sucede en este entorno, ya que frecuen-temente nos encontramos con explicaciones simplistas yque justifican la violencia del hombre hacia la mujer, endonde cuestionan la permanencia de la mujer o en don-de señalan como la mejor solución, o la más fácil, el sa-lir de esa casa, sin embargo, lo único que se logra con es-tas explicaciones es re-victimizar a la mujer y perpetuarla dinámica de violencia cultural hacia la mujer, que lapercibe como una persona a la que le gusta ésta situacióny no se sale de ella porque no quiere.

La violencia hacia la mujer y más específicamente, laviolencia doméstica es una de las manifestaciones máscrudas del control que se ejerce sobre las mujeres y enla cual se garantiza más efectivamente la subordinación.

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LA PERMANENCIA DE LAS MUJERES EN UN HOGAR VIOLENTO

Comprender y explicar el papel que la violencia juega engarantizar la subordinación de la mujer es entonces unaparte central del trabajo de elaboración teórica y de ac-ción de la visión feminista de nuestras sociedades.

BIBLIOGRAFÍA

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WALKER, L., The Baterred Woman Síndrome. New York: SpringerPublishing Company, 2000.

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ANÁLISIS DEL MARCO ACTUAL DE LA VIOLENCIA FAMILIAR

EN EL DISTRITO FEDERAL

Magdy Sharon Castañeda*

LA VIOLENCIA CONTRA LA MUJER, recientemente conceptualizadacomo violencia de género, ha sido definida como “todoacto de violencia que tenga o pueda tener como recuer-do un daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico parala mujer, inclusive las amenazas de tales actos, la coac-ción, o la privación arbitraria de la liberad, tanto si seproducen en la vida pública como la privada” (ONU, 1993).

Pero el concepto de violencia doméstica, define elentorno donde se da el “fenómeno” y abarca todas susmodalidades cotidianas crónicas: mujeres golpeadas, ni-ños maltratados y ancianos o minusválidos violentados.Estas formas de agresión son muy variadas e incluyenviolencia psicológica, física y sexual. La violencia sexualincluye a su vez delitos como los delitos de violación,abuso sexual a menores, estupro y hostigamiento.

Dado que al interior de la familia o del espacio do-méstico de convivencia se reproducen las jerarquías asig-nadas a los roles de género, edad y preferencia sexual

* Albergue para mujeres que viven violencia familiar.

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MAGDY SHARON CASTAÑEDA

predominante en la sociedad, las actitudes agresivas yviolentas van del “fuerte” hacia el “débil” del grupo. Lareproducción de las jerarquías sociales en el entorno do-méstico hace que el agresor sea predominantemente hom-bre y las victimas, mujeres. Es un problema del que sólose conoce la punta del iceberg, las agresiones son básica-mente a mujeres y los agresores son varones, son mássujetos de riesgo las niñas jóvenes que los niños.

Algunos autores han manifestado que la violencia enel hogar se centró en el estudio de agresiones físicas con-tra la mujer, que existe en el seno familiar también vio-lencia contra los niños, los discapacitados, los ancia-nos, entre hermanos, adolescentes contra sus padres,entre parejas homosexuales, o familias polígamas opoliándricas.

Si retomamos como antecedente que en México se haexperimentado en las últimas décadas una profundametamorfosis económica, social, política y cultural, y queestas transformaciones influyen en la conformación devalores, actitudes, normas y premisas axiológicas funda-mentales para nosotras las mujeres, resulta que estos ele-mentos llegan a repercutir en el comportamiento delnúcleo familiar. Inclusive asociamos con el vocablo fa-milia significados altamente positivos (unión, hijos, amor,hogar, bienestar, padres, comprensión, casa, cariño, edu-cación, felicidad y apoyo). Por ejemplo, la familia con-yugal en México se sustenta en el matrimonio legalmen-te sancionado por el Estado y “bendecido” por la Iglesia.Además, el sistema matrimonial predominante está ba-sado en: a) la libertad de elección del cónyuge basada enla atracción personal; b) la canalización de la sexualidad

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ANÁLISIS DE LA VIOLENCIA FAMILIAR EN EL DISTRITO FEDERAL

preferente al matrimonio; c) la procreación y la vida encomún como fin principal; y d) el vinculo matrimonialpara toda la vida. Todo esto da como resultado que elmatrimonio ha sido concebido tradicionalmente comoámbito exclusivo y privilegiado para la expresión de lasexualidad y la experiencia sexual regular entre hombresy mujeres; ese es el pensamiento mexicano.

La violencia implica: “Un estado de explotación uopresión, dentro de cualquier relación de subordinacióny dominación”; es una forma de ejercicio de poder, lacual supone la noción de jerarquía; el poder que se ejer-ce sobre alguien situado en una posición inferior. Lasubordinación se ve claramente en la definición de roles,que abarcan jerarquías y relaciones de dependencia ycontrol, que como caso, están los integrantes de una fa-milia nuclear.

Lo anterior, permite que de un lado situemos a laviolencia y del otro a la familia. Así, retomamos un pocode los antecedentes de este problema. En la década delos noventa varios países de América Latina expidieronleyes sobre Violencia Doméstica o Familiar (antesIntrafamiliar), en el marco de la Convención Interame-ricana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violenciacontra la Mujer, celebrada en Belem do Pará, Brasil, en1994).

México firmó la Convención pero tardó varios añosen ratificarla, lo que sucedió hasta noviembre de 1996.Meses antes se había promulgado la Ley de Asistencia yPrevención de la Violencia Intrafamiliar, aplicable en elDistrito Federal, que entró en vigor en agosto de ese año(1996).

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Esta Ley asistencial de prevención, dictada por la en-tonces Asamblea de Representantes del Distrito Federal,es de índole administrativa y por lo tanto regula procedi-mientos especiales. A escasos seis años de haber sidopublicada la Ley y cuando entonces empezaban a cris-talizarse algunas condiciones operativas para su cabalaplicación, se discutieron y aprobaron varias reformaslegislativas, entre las que destaca la tipificación de laviolencia intrafamiliar (ahora familiar) como delito y suconsecuente sujeción a la rigidez de los procedimientospenales.

COMENTARIO

a) En materia civil se considera la violencia familiar comocausal de divorcio.

b) En materia penal se considera como delito la vio-lencia física o moral perpetrada.

Esta Ley tiene varios méritos que deben ser subraya-dos. En primer lugar es una Ley pionera en la regulaciónde la violencia familiar dentro de una materia poco ex-plorada y conocida como lo es la asistencia social. Ade-más de ser la primera ley mexicana sobre el tema, es laúnica que alude a las uniones de hecho (es decir fuera dematrimonio) cuya definición habrá de formarse en la prác-tica, porque la Ley no la contiene.

Por otra parte, señala y asigna responsabilidades es-pecificas a funcionarios de la Administración Pública delDistrito Federal, crea el Consejo para la Asistencia y Pre-vención de la Violencia Familiar del Distrito Federal yuno en cada demarcación política, presidido por el Jefede Gobierno del Distrito Federal, integra instancias de la

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ANÁLISIS DE LA VIOLENCIA FAMILIAR EN EL DISTRITO FEDERAL

administración pública, la Asamblea Legislativa y las or-ganizaciones sociales y civiles que sean convocadas.

Con esta medida, la violencia familiar se coloca en laagenda pública como una acción afirmativa y en el Go-bierno a través de una política con perspectiva de géneroy se constituye, por ministerio de ley, en un tema obligadode atención gubernamental modificando el concepto de“víctima” o “persona agredida” por el “receptor”, concre-tamente en los casos de violencia familiar. Además elvocablo que se utiliza para definir o calificar la violenciano es de “doméstica” que alude al espacio, al entorno enel que se produce el acto, sino el de “familiar”, que poneel énfasis en la familia y que de alguna manera borra opor lo menos diluye las asimetrías que existen en su in-terior. Parecería que todos los integrantes de la familiaestán en igualdad de posiciones y que la violencia puededarse (generarse) en cualquier dirección.

Aunque parezca perogrullesco hay que insistir en quemientras persistan esquemas de subordinación y discri-minación de las mujeres, no puede hablarse de demo-cracia en su sentido más literal. Esto es particularmentecierto en el caso de las mujeres que sufren violencia do-méstica.

La preocupación gubernamental por atender esta pro-blemática es relativamente reciente, pero ya se han lo-grado avances importantes, tanto en el terreno de la le-gislación como en los servicios directos de atención areceptores y generadores de violencia familiar.

Por ejemplo, el maltrato psicoemocional presenta ladificultad adicional de su identificación: en toda rela-ción hay conflictos, que pueden no ser violentos; la Leypuede ofrecer una definición más o menos precisa, pero

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la línea que divide una expresión de enojo o coraje y unaactitud de devaluación o abandono hacia la otra personaes tan sutil que puede perderse incluso para las propiasmujeres agredidas.

En los casos de maltrato sexual, puede tratarse deconductas tipificadas como delitos, en cuya situaciónremite al Código Penal. Pero de hecho, se considera mal-trato sexual a situaciones como, por ejemplo: “negar lasnecesidades sexo-afectivas, inducir a practicas no desea-das y practicar la celotipia para el control, manipulacióny dominio de la pareja”. Esto último es un elemento in-novador que alude a una combinación de maltrato sexualy psicológico, que regularmente no se registra en los ex-pedientes legales. Para ir citando conclusiones, señalaréque es conveniente incluir estas definiciones en la Ley,a pesar de las dificultades que avisoran, para empezar amodificar el imaginario social en torno a la violencia.

A pesar de que existen una diversidad de instrumen-tos internacionales y definiciones axiológicas de cuerposlegislativos, constitucionales y secundarios, los derechosy libertades plasmados en ellos, son aún una utopía, yaque dentro del hogar a la mujer se le vulneran las máselementales garantías como; la de la vida, libertad de lo-comoción, integridad física y libertad sexual, entre otras.

Se debe comenzar por reconocer que la violencia fa-miliar es un fenómeno secular, es decir, que no tiene queguardarse silencio sobre su presencia.

El modelo desarrollado por las Unidades de Atencióny Prevención a la Violencia Familiar a través de la Direc-ción de Atención y Prevención a la Violencia Familiardel Distrito Federal, se caracteriza principalmente porser un modelo interdisciplinario de atención integral, que

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ANÁLISIS DE LA VIOLENCIA FAMILIAR EN EL DISTRITO FEDERAL

reúne las áreas de trabajo social, psicología y derecho;donde se brinda la posibilidad de llevar a cabo una con-ciliación o arbitraje, con la posibilidad de que las partesinteresadas acudan ante el Juez de lo Familiar corres-pondiente para ratificar el documento público emitido(Convenio o Resolución), darle pleno valor legal al cita-do documento o inclusive ante el Ministerio Público,como una prueba preconstituida.

La atención terapéutica es un servicio innovador enel espacio de procuración de justicia. Desde sus inicioslas Uapvif han proporcionado psicoterapia individualy grupal; además han incursionado en la organización ymanejo de grupos de mujeres violentadas (receptoras)y de hombres generadores del maltrato. Esto último hasido y es un trabajo pionero en todos sentidos, que su-ponemos no sólo es de esta Dirección. Cabe hacer unparéntesis para decir que el personal que labora en lasUapvif está en un proceso continuo de capacitación yactualización profesional.

En este caso hay múltiples obstáculos y dificultades,pero la construcción de las soluciones tiene que partir demedidas sensibles y opciones comprensivas que ofrez-can seguridad jurídica a las receptoras de violencia fami-liar y los generadores de violencia familiar. Seria más afor-tunado imponer penas alternativas como la reeducacióna través de terapias obligatoriamente especializadas, paraquien genera violencia familiar y tal vez, ¿por qué no?,un trabajo comunitario como promotor del modelo deatención grupal como son los grupos de autoayuda, enlugar del encierro o privación de la libertad.

El diseño de nuevas políticas publicas tendría queestar orientado por una visión de género, es decir la con-

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vicción de que las mujeres, como mujeres, tienen dere-cho a una vida libre de violencia. Tal vez entonces podre-mos aproximarnos al ejercicio pleno de la democracia.

La violencia como forma del uso del poder, no esexcepcional; sino manifestacion sistemática y habitual,debido al modelo androcéntrico de sociedad en la cuálvivimos, ha permeado todas las instituciones y relacio-nes sociales, en donde el género (masculino) domina ycontrola al otro (femenino).

Por ejemplo, podemos hablar de violencia pública yprivada contra la mujer, hay violencia laboral, en losmedios de comunicación, política, en la atención de lasalud, racial, sexual o doméstica.

La discriminación cotidiana que se ve claramente ex-teriorizada, no es sino proyección exacerbada de lo quesucede al interior. La mujer es objeto de la violencia anivel individual.

Como manifestaciones de violencia estructural, en-contramos la que yace en los componentes sociales, losque articulan la sociedad o comunidad, como la opre-sión, la frustración, los prejuicios, todo esto ligado acarencias económicas y a la organización del sistemasocial.

Independientemente de la parte práctica y de la reali-dad social, es importante citar algunas teorías que expli-can el problema de la violencia familiar; desde el hori-zonte doctrinario podemos reconocer la existencia de tresprincipales explicaciones relativas al problema de la vio-lencia doméstica: la psicologista, que plantea caracterís-ticas individuales de la víctima y victimario; la social quenos conduce a un análisis de causas culturales; y la últi-ma que la concibe como un producto de la sociedad, en

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ANÁLISIS DE LA VIOLENCIA FAMILIAR EN EL DISTRITO FEDERAL

la cual existen relaciones de poder, es decir, hayestructuralmente un problema de género que se reflejaen la sociedad, mismo que debe ser visto con perspecti-vas de análisis multifacético. Nosotros como inicialmen-te mencionamos, nos adherimos a la última teoría.

Finalmente, como consecuencias de violencia domés-tica podemos citar: en primer lugar, una violación a losderechos humanos fundamentales de vida y seguridad einclusive la libertad; además de afectar a los secunda-rios, como empleo, comida, agua, refugio, etcétera.

Este acontecimiento humano provoca un enorme su-frimiento tridimensional: físico, psicológico y social, des-de traumas que a veces duran muchos años, hasta llegarincluso al suicidio, impactándose toda la familia. Mu-chas mujeres viven años intimidadas por el generador,bajo estrés y angustia, que las deteriora y a veces des-equilibra.

Otra repercusión grave son los efectos que a largoplazo se producen, ya que los niños expuestos a escenasde esta índole, o que fueron víctimas podrán repetir laconducta fuera de casa y tener importante intervenciónen los delitos violentos. Sólo hay pequeñas excepcionesdonde los individuos reaccionan siendo líderes defenso-res de la paz.

Hay una enorme dificultad para prevenir el sufrimien-to de las víctimas de ese delito violento, debido a que lafamilia es considerada como el valor supremo, lo cualdesencadena una desprotección frente a los agresores.

Una consecuencia es el alto costo de servicios lega-les, de salud y sociales, que se requieren para su aten-ción. Como prestadores de esta atención y servicios ageneradores y receptores de violencia familiar, tenemos

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que enfrentar en algunos casos, un dilema en este rubro:proteger a la familia o a las víctimas en lo individual. Lacriminalización de la violencia familiar envía a nivel sim-bólico un mensaje de prevención, presentando al mal-trato como práctica inadecuada, lográndose la funciónde prevención general.

Claro que el sistema debe seguir paralelo a los apo-yos de salud, servicios sociales, educativos, comunita-rios, para abarcar una adecuada defensa. Sancionar sig-nifica no sólo una nueva legislación represiva, sino tam-bién desarrollar políticas, programadas y un cambio deactitud.

La reforma legal es la piedra angular para la respuestade la violencia doméstica, debe generar cambios de valo-res y actitudes al aplicar las leyes en procesos, para refle-jar en ellos los objetivos de protección de los miembrosde la sociedad, los cuales deben tener un mismo estatus.

Deben coordinarse los diversos servicios para quetodos los que laboramos en problemáticas similares, per-sigamos objetivos iguales y comunes.

Las reformas y políticas de integración deben ser paradefinir el estatus de la receptora de violencia familiar, laposición de la receptora, aumentar la protección ofreci-da por el sistema de justicia, así como para su participa-ción activa y representación en el mismo proceso civil openal.

Las medidas desarticuladas en los servicios que seproporcionan pueden eliminar una solución macro di-námica. Por ello, es necesario construir una estrategiamatriz que abarque los tres componentes del sistema le-gal: estructura, cultura y contenido. Además sería útilincluir la aplicación de una categoría analítica adicional,

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ANÁLISIS DE LA VIOLENCIA FAMILIAR EN EL DISTRITO FEDERAL

para identificar los tipos de violencia contenidos en es-trategias que nos aseguran éxito en lo planeado.

Las aportaciones que hagan los grupos de mujeres esinvaluable ya que pueden delimitar el problema, hacerconstruir un programa que conduzca a soluciones queden las respuestas que las víctimas esperan recibir comoalbergues, atención en crisis, línea telefónica emergente.

La intervención oportuna es clave en la respuesta quedebe darse a cualquier víctima.

Por último, en un ejercicio para entrevistar a recepto-res de violencia, se recomienda:

• Conocer el propósito de las preguntas y cuál será suuso.

• Requieren una persona de apoyo.• La interpretación de los hechos debe hacerla una

persona imparcial, es decir, que no exista ningún lazofrente a la víctima o victimario.

• Es indispensable contar con un cuestionario pre-viamente elaborado.

• Un lugar de entrevista seguro, el hogar o un sitioneutral.

• El personal que atiende casos de violencia domésti-ca debe tener la información que la usuaria requiere: adónde acudir, quién le da albergue, cómo resolver el pro-blema de su transportación, alimentación, seguridad, et-cétera.

• Dicho personal debe conocer el impacto de la re-cepción de violencia familiar (estrés postraumático).

• Debe proporcionársele a la generadora la informa-ción sobre el camino legal que puede seguir, qué opcio-nes tiene, qué grupos le dan apoyo.

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• Se requiere establecer un sistema de seguimientode los casos recibidos, para saber qué sucede después.

• En lugares en donde aún hay insensibilidad en larecepción y trato de estos casos, debe recurrirse a losgrupos de autoayuda de apoyo de la comunidad.

La receptora debe ser consultada y apoyada, como porejemplo en:

a) El impacto del daño moral y psicológico e inclusi-ve físico.

b) Su decisión para proceder contra el generador.c) Notificación de progreso que tenga el caso.d) Consulta sobre alguna negociación que haya sos-

tenido o quiera tener con el generador.e) Acompañarla a las audiencias.f) Proteger adecuadamente a la receptora e informar-

le de todo.g) Limitar el contacto entre generador y receptor.h) Evitar la visita del generador a los hijos o realizarla

con adecuada supervisión.i) Quitarle armas al generador.

Sólo me restaría señalar que es importante y urgenteeducar, prevenir y resolver el fenómeno de la violenciafamiliar, aplicando estrategias y modelos innovadores, afin de conservar el núcleo de la sociedad y la familia.

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MUJERES INDÍGENAS EN LA CIUDAD DE MÉXICO

Alejandro López Mercado*

PARA ANALIZAR LA VIOLENCIA FAMILIAR que viven las familiasindígenas en el Distrito Federal se deben tomar en cuen-ta diferentes aspectos como el de la propia diversidadcultural productos de las migraciones indígenas a las ciu-dades, así como sus aspectos sociales, históricos y jurídi-cos, entre otros.

Veamos lo que representa la diversidad cultural de lapoblación indígena en la ciudad. Un dato interesante quearroja el censo de 2000 es que el 40% de la poblaciónhablante de alguna lengua indígena vive en localidadesde más de 2 500 habitantes, y de ese cuarenta por ciento,el 32.5% (13% del total) vive en localidades de más de100 mil habitantes.1 Aunado a lo anterior, y aunque losresultados del censo no lo consideran, puede inferirserazonablemente que la mayoría de las personas que sereconocen como indígenas aunque no hablen alguna len-gua, viven también en localidades urbanas.

* Dirección de Atención a Pueblos Indígenas DF.

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ALEJANDRO LÓPEZ MERCADO

Si consideramos que el 40% de la población indíge-na vive fuera de las localidades rurales que conforman loque tradicionalmente ha sido llamado como comunida-des indígenas, que cerca de dos millones hablantes dealguna lengua indígena no se autorreconocen (censal-mente) como tales, pero que simultáneamente más deun millón de personas se autorreconocen indígenas queno hablan alguna lengua indígena, de las cuales una bue-na parte vive en localidades urbanas como el DF y si a loanterior agregamos el fenómeno de la migración por vir-tud del cual tenemos presencia indígena en prácticamen-te todo el territorio nacional podemos afirmar que esta-mos ante una transformación profunda de la sociedadmexicana en su conjunto, la cual se está convirtiendo ensus ámbitos urbanos cada vez más en una sociedadpluricultural dándole a ésta una visibilidad que no habíatenido en las primeras ocho décadas del siglo pasado.2

Para darnos una idea precisa de lo que representa esapresencia indígena en la ciudad, así como la compleji-dad que conlleva, podemos decir que en el DF no sólo sehablan todas las lenguas del país, sino que en cada unade las delegaciones de la ciudad se reproduce dichapluriculturalidad. El promedio de lenguas indígenashabladas en 1995 por delegación es de 41 lenguas dife-rentes, siendo la delegación Gustavo A. Madero (GAM) enla que más lenguas se hablaba con 57, mientras que parael 2000 dicho promedio es de 42 lenguas y la que másdiversidad presenta es Coyoacán con 55.

Según el mismo censo del 2000, en el Distrito Fede-ral residen 141 710 personas hablantes de lenguas indí-genas, de las cuales 63 592 son hombres y 78 118 sonmujeres.

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MUJERES INDÍGENAS EN LA CIUDAD DE MÉXICO

NÚMERO DE PERSONAS HABLANTES DE LENGUAS INDÍGENAS DE

CINCO AÑOS Y MÁS POR DELEGACIÓN Y SEXO EN EL DF EN 20003

NOMBRE TOTAL HOMBRES MUJERES %HABLANTES DE

DE LENGUAS MUJERES

INDÍGENAS

Á. OBREGÓN 10 374 4 084 6 290 60.6AZCAPOTZALCO 5 093 2 297 2 796 54.8BENITO JUÁREZ 5 939 1 806 4 133 69.5COYOACÁN 11 232 4 302 6 930 61.6CUAJIMALPA 2 010 708 1 302 64.7CUAUHTÉMOC 9 603 4 432 5 171 53.8G. A. MADERO 17 023 8 008 9 015 52.9IZTACALCO 5 389 2 488 2 901 53.8IZTAPALAPA 32 141 16 133 6 008 49.8M. CONTRERAS 3 697 1 513 2 184 59.0M.HIDALGO 5 822 1 911 3 911 67.1MILPA ALTA 3 862 2 093 1 769 45.8TLÁUAC 4 016 2 019 1 997 49.7TLALPAN 10 976 4 716 6 260 57.0V. CARRANZA 5 808 2 733 3 075 52.9XOCHIMILCO 8 725 4 349 4 376 50.1

TOTAL D. F. 141 710 63 592 78 118 55.1

Si comparamos estos datos de la distribución de perso-nas hablantes de lenguas indígenas por delegación, conel número de lenguas indígenas que se hablan pordelegación, tenemos que existen distintas formas deasentamiento de la población indígena en la Ciudadde México que conllevan problemáticas diferentes.

Un primer dato que podríamos resaltar, es que exis-ten más mujeres que hombres indígenas en todo el DF lascuales representan el 55% de la población total indíge-

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ALEJANDRO LÓPEZ MERCADO

na, razón por la que algunos autores dicen que la migra-ción indígena tiene rostro de mujer. Particularmente enlas delegaciones de Álvaro Obregón, Benito Juárez,Coyoacán, Cuajimalpa y Miguel Hidalgo esa relación re-basa el 60%, lo cual nos indica que el mayor número demujeres se debe a un mayor empleo de las mismas en eltrabajo doméstico en las zonas habitacionales de mayo-res recursos económicos.

Esto lo podemos corroborar con los datos del mismocenso que muestran que a pesar de existir en esas delega-ciones el mayor número de mujeres, no representan elmayor número de niños de 0 a 4 años, debido a que,como es sabido, las empleadoras prefieren mujeres jóve-nes sin niños.

TOTAL DE NIÑOS INDÍGENAS 0-4 AÑOS

DELEGACIÓN POBLACIÓN

ÁLVARO OBREGÓN 1 955AZCAPOTZALCO 859BENITO JUÁREZ 490COYOACÁN 1 844CUAJIMALPA DE MORELOS 3 63CUAUHTÉMOC 1 741GUSTAVO A. MADERO 3 755IZTACALCO 1 213IZTAPALAPA 9 154MAGDALENA CONTRERAS 822MIGUEL HIDALGO 609MILPA ALTA 1 008

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MUJERES INDÍGENAS EN LA CIUDAD DE MÉXICO

TLÁHUAC 1 142TLALPAN 2 458VENUSTIANO CARRANZA 1 070XOCHIMILCO 2 365TOTAL 30 848

En estas delegaciones, y particularmente en aquellasunidades territoriales con menor grado de marginalidad,las mujeres indígenas presentan una problemáticaespecífica. Según la experiencia de algunas organizacionescomo Expresión Cultural Mixe Xaam, la lucha de lasmujeres indígenas empleadas del hogar es por acceder ala seguridad social, mejores salarios, acceso a espaciospúblicos y eventualmente prevención y castigo del acososexual por parte de los mismos empleadores.

No sucede lo mismo en aquellas delegaciones que entérminos absolutos cuentan con el mayor número depoblación indígena, como son Gustavo A. Madero,Iztapalapa y Cuauhtémoc. Aquí encontramos otras for-mas de asentamiento que originan distintos fenómenossociales; por ejemplo, existen predios que son ocupadospor varias familias indígenas, lo que nos recuerda lo queLarisa Lomnitz llamaba ¿Cómo sobreviven los marginados?

Existen patrones de asentamiento de la población in-dígena basados en sus relaciones de parentesco y compa-drazgo, a partir de los cuales sí una familia ya se encuen-tra habitando en la Ciudad de México, a su domiciliollegan nuevas familias por lo regular del mismo lugar deorigen de la primer familia.

De esta manera, encontramos predios en la Ciudadde México que son habitados por numerosas familias in-dígenas casi todas de un sólo lugar de origen, por ejem-

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ALEJANDRO LÓPEZ MERCADO

plo las familias mazahuas residentes en el centro prove-nientes del municipio de San Felipe del Progreso, Estadode México. Lo mismo sucede con las familias triquis ori-ginarias del estado de Oaxaca, que residen en el centrohistórico y en Iztapalapa. Un ejemplo más lo tenemos enla colonia Roma con las numerosas familias otomíes pro-venientes del estado de Querétaro que viven en distintospredios de esa localidad.

Sin embargo, este no es el patrón de asentamientocomún a toda la población indígena de la ciudad, por elcontrario la mayoría de la población indígena residen demanera dispersa en todas y cada una de las localidades ounidades territoriales del Distrito Federal, aunque si esel más visible, y genera otras consecuencias como es elhecho de que son las familias que más atención recibenpor las instituciones gubernamentales, así como por lasorganizaciones civiles.

Dentro de los fenómenos que provoca este tipo deasentamiento, tenemos por ejemplo el hecho de que esmuy común que dentro de estos predios habitados pornumerosas familias de un mismo lugar de origen, se re-produzcan con mayor facilidad las prácticas culturalesde la comunidad de la que provienen, como pueden serlas fiestas tradicionales, las mayordomías y las asambleascomunitarias.

Aunque también es factible encontrar que si en lascomunidad de origen existen prácticas culturales queimplican el sometimiento de las mujeres por parte de loshombres,5 también encontraremos estas prácticas repro-ducidas en la ciudad.

Tal es el caso de las familias triquis y otomíes, pormencionar dos ejemplos, en las que encontramos patro-

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MUJERES INDÍGENAS EN LA CIUDAD DE MÉXICO

nes de conducta que implican dicho sometimiento, y queincluso podríamos catalogar como de violencia familiar.

En la literatura antropológica se encuentran muchoscasos de este tipo de prácticas, que incluso son descritospor los autores sin que se discuta si tienen que ver conlos derechos humanos o con los derechos de las mujeres.Hay que mencionar que efectivamente la discusión acer-ca de los derechos humanos y de los derechos indígenasen particular es relativamente reciente en nuestro país, ymás reciente todavía la discusión de estos temas en ám-bitos urbanos.

Regularmente los antropólogos que estudian las co-munidades indígenas a partir de una pretendida objeti-vidad en las ciencias sociales, simplemente se limitan aenunciar o a señalar en sus reportes éstas prácticas sinmencionar las violaciones de derechos humanos quepueden representar. Así describe Zingg la poligamia en-tre los huicholes:

en la actualidad practican el concubinato hasta elextremo de la poligamia. Este sistema que es co-mún y público entre los hombres más viejos, másricos y más altamente respetados de la comuni-dad, es aceptado con la mayor indiferencia porparte de la sociedad y en lugar de su desaproba-ción lo que recibe es la aprobación de la comuni-dad. La mayor parte de los funcionarios, shamanesy dignatarios (ancianos) practican esta costum-bre... En privado, los hombres admiten que suprimera esposa es la nauya (esposa) propiamentedicha, mientras que a las otras las designan con eltérmino nativo que significa amante. Pero esto nose lo dicen a la concubina. La mitología da su

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aprobación a esta costumbre, ya que la diosaprincipal ordena al Hermano Mayor que bus-que otra mujer para que ayude a su esposa.

Como ya lo hemos mencionado anteriormen-te, las mujeres llegan a adaptarse tan bien a lasituación, que hasta duermen juntas al rededordel fuego, con el hombre compartido y usan lamisma cocina y comparten el mobiliario y losartículos de la casa.6

Lo mismo sucede en la Ciudad de México, donde encon-tramos por lo menos un caso en que un hombre adultohuichol que ya había contraído matrimonio con anterio-ridad pretendió casarse en segundas nupcias con unamenor. Sin embargo, en el registro civil una de las perso-nas que trabajan allí se percató y recordó que ese mismoseñor ya se había casado en esa misma oficialía años atráscon otra persona. Al preguntarle si se había divorciado elseñor respondió “que no, que se pretendía casar con unamenor con el consentimiento de los padres de ella por-que así se acostumbra en la comunidad”, entonces el juezdel registro civil le dijo que no podía llevar a cabo esematrimonio toda vez que el código civil lo impide, e in-cluso el código penal lo sanciona como un delito. Des-pués de explicarle, el señor abandonó la idea de casarsepor el civil, aunque seguramente la menor pasó a sertambién su concubina.

Dentro de esas prácticas culturales, particularmenterelacionadas con el matrimonio que entre distintos pue-blos indígenas se llevan a cabo a edad temprana, en elcaso de las mujeres regularmente después de su primeramenstruación, tenemos por ejemplo, el arreglo del ma-trimonio por los padres sin consultar a la pareja,7 la ven-

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MUJERES INDÍGENAS EN LA CIUDAD DE MÉXICO

ta de niñas que en la literatura antropológica se mencio-na como la dote o el precio de la novia,8 y que cierta-mente es una práctica cultural muy compleja que tieneque ver con las relaciones de parentesco, prohibición delincesto e intercambio de bienes, principalmente la te-nencia de la tierra de un grupo parental a otro, la pode-mos considerar violatoria de derechos humanos.

Entre los mixtecos, como entre casi todos los pueblosindígenas, existe la norma de que quien decide sobre losderechos de sucesión de la tierra son los hombres.

La viuda tiene derechos sobre la propiedad y eltrabajo de la familia, controla las actividades desus nueras durante algún tiempo después delmatrimonio y sus propias hijas están bajo su con-trol hasta que se casan y cambian su residencia.Es ella, además, quien maneja la herencia de sushijos e hijas.

Si el hijo mayor es dejado a cargo de la propie-dad para protegerla hasta que sus hermanos crez-can, será él la autoridad familiar. Al morir, un in-dividuo puede dejar la autoridad familiar a unhermano suyo en lugar de dejarla a su viuda.9

Al respecto hay que señalar que, en parte, estas prácti-cas culturales que prescriben el sometimiento de las mu-jeres, tiene su origen en las leyes liberales del siglo XIX dela época de la reforma. Durante la época colonial las Le-yes de Indias ratificaron el carácter comunal de las tie-rras de los pueblos indígenas, sin embargo, con la llama-da Ley Lerdo de junio de 1856, se abolió dicha propie-dad comunal para convertirla en pequeña propiedad,confundiéndose “la posesión tenida en comunidad y la

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posesión tenida por comunidades, o en términos másamplios; la propiedad comunal, con la propiedad teni-da por comunidades”.10 Y aunque posteriormente sequiso rectificar ese error, hasta nuestros días persiste latendencia de convertir a pequeña propiedad la propie-dad comunal. La actual ley agraria menciona que la máxi-ma autoridad de los ejidos y comunidades es la asam-blea ejidal o comunal, sin embargo esta asamblea la con-forman sólo los ejidatarios o comuneros con derechos,es decir, aquellos que estén formalmente inscritos en elcenso agrario del ejido o comunidad correspondientesegún lo dispone el artículo 12 de dicho ordenamiento.Particularmente persiste la idea que corresponde a loshombres decidir los derechos sucesorios de la posesiónde la tierra a una persona, sea esta la esposa, concubina,algún hijo o cualquier otra.

Al sacar del ámbito de influencia del conjunto delpueblo o comunidad indígena la toma de decisiones, enla que participaba todo el pueblo incluyendo a las muje-res, y trasladarla a las asambleas integradas sólo porejidatarios o comuneros con derechos, se refuerzan y re-producen prácticas culturales de dominación hacia lasmujeres como las mencionadas arriba.

Estas prácticas culturales subsisten en la ciudad, apesar de ya no encontrarse en su comunidad ni dentrodel conjunto de relaciones sociales que les dio origen.

También hemos encontrado casos en los que las mu-jeres indígenas, de la misma manera que en sus lugaresde origen mantienen la posición sobre las tierras cuandolos hombres emigran hacia otros estados e incluso haciaotros países como Estados Unidos en busca de mejorescondiciones económicas, en la Ciudad de México tam-

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MUJERES INDÍGENAS EN LA CIUDAD DE MÉXICO

bién mantienen la presencia de la familia en estos pre-dios para poder ser acreedoras o sujetos de derecho delos programas públicos, a pesar de que los hombres efec-tivamente siguen rutas de migración hacia el norte delpaís.

Si partimos del hecho de que en estos predios habita-dos por numerosas familias indígenas es fácil reproducirlas prácticas culturales de sus lugares de origen, segura-mente encontraremos en dichos predios mujeres con hi-jos que se autodenominan madres solteras, pero que enrealidad se trata de las segundas esposas o concubinas dealgunos de los hombres de esos mismos predios.

Asimismo, hemos encontrado que en estos predios escomún, de la misma manera que se practica en sus co-munidades de origen, que los niños ayuden a sus padresen la manutención del hogar, es así que los podemos veracompañar a sus padres a vender artesanías o mercancíaen general en el Centro Histórico y la Zona Rosa, ocupar-se en distintas actividades como pueden ser limpia para-brisas, e incluso pedir limosna, con el objeto de obteneringresos. También es común que sean las niñas indíge-nas las que ayuden a la madre a las labores del hogar yque a los niños indígenas se les dé un mayor grado delibertad para salir a la calle.

Estas labores regularmente se desarrollan por las ma-ñanas, y en las tardes los niños indígenas acuden a laescuela, generando otros fenómenos como es el hechode que en la escuela “Alberto Correa” de la colonia Roma,el 70% de los niños indígenas que acuden al turno ves-pertino sean indígenas otomíes.

Así pues, tenemos que las mujeres indígenas en laciudad, por lo general reproducen los roles de género

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que se dan en las comunidades de origen, particular-mente en lo que se refiere a las labores domésticas, lacrianza de los hijos y la reproducción cultural.

Sin embargo, esto no es una regla absoluta. Hay queseñalar que también existen mujeres indígenas másempoderadas que otras, particularmente las mujeresmazahuas han tenido experiencias organizativas que lashan llevado a asumir nuevos roles de dentro del ámbitourbano.

Podemos encontrar varias organizaciones mazahuasque son dirigidas por mujeres, y cuya principal demandaes la lucha por una vivienda digna. Han adquirido expe-riencia en el trato con autoridades gubernamentales, tantofederales como locales, e incluso enfrentan de diferentemanera las situaciones familiares. Por ejemplo, no es di-fícil ver mujeres mazahuas que se han separado de susesposos por ya no contribuir al gasto familiar,11 o por unabuso en el consumo de alcohol, “instrumento básico enla subordinación femenina”.12

Efectivamente existen fuertes problemas de alcoho-lismo entre la población indígena, principalmente lamasculina que originan violencia familiar. Mucho de esteabuso excesivo del alcohol se da en las fiestas tradiciona-les, incluso en los pueblos originarios del Distrito Fede-ral, lo que provoca riñas entre los vecinos y hasta en lasfamilias, y aunque regularmente se trata de mantener enla mayor discreción esta situación cada vez acuden máspersonas a las Unidades de Atención y Prevención de laViolencia Familiar en las delegaciones de Tlalpan,Xochimilco, Tláhuac y Milpa Alta.

Algunos autores atribuyen estos problemas a la faltao pérdida de los controles comunitarios o colectivos de

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MUJERES INDÍGENAS EN LA CIUDAD DE MÉXICO

las fiestas tradicionales. Es decir, habría que distinguirentre el consumo socializado y ritual del consumo indi-vidual y patológico.13

Finalmente insistiremos que las distintas situacionesdescritas aquí, no son privativas sólo de las mujeres indí-genas, ni siquiera de todas las mujeres indígenas. Decía-mos al principio que existen distintos patrones de asenta-miento de la población indígena en la Ciudad de México.

La mayoría de ésta se encuentra dispersa en todas laslocalidades de la metrópoli, incluso muchas familias lle-van ya varios años residiendo en la capital, y han encon-trado distintas ocupaciones laborales incluso a nivel pro-fesional. Hemos encontrado profesores, contadores, abo-gados y muchos otros profesionistas indígenas.

Podemos afirmar que incluso una vez que se ha solu-cionado la cuestión económica y de sobrevivencia, estamisma población indígena busca reproducir y mantenersu identidad cultural en otros niveles, como son la for-mación de grupos artísticos, bandas de música, danza,pintura, entre otros, como es el caso de las comunidadesmixtecas y zapotecas que organizan la Guelaguetza en elzócalo capitalino. Lo que nos viene a indicar que existetoda una gama de nuevas construcciones de lo femeninoindígena en la ciudad.14

A MANERA DE CONCLUSIÓN

Todo lo anterior nos debe de llevar a una reflexión másamplia, que tiene que ver con los retos que representa lainterculturalidad en todo el país. Por ejemplo, si revisa-mos los contenidos curriculares de la educación básica,y particularmente los contenidos de educación bilingüe

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ALEJANDRO LÓPEZ MERCADO

o indígena, encontraremos que no existe una formacióna nivel general de lo que son los derechos humanos y delos derechos colectivos de los pueblos indígenas, por loque las prácticas como las aquí mencionadas seguirándándose si no transformamos la educación básica en todoel país.

En la actualidad por ejemplo, a los servidores públi-cos se les exige que deben respetar los derechos huma-nos de las personas con las que tratan, particularmenteesto se le exige a los servidores públicos de las áreas deseguridad pública y salud, entre otros. Incluso, se debencapacitar en estos temas sea a través de otras oficinaspúblicas o bien a través de organizaciones civiles. Pero silo pensamos más detenidamente, vemos que esta forma-ción no se ofrece en las aulas a todo los niños, de talmanera estas prácticas culturales prevalecerán si no cam-biamos el conjunto de la educación básica en todo elpaís, ya que muchas de ellas no son privativas de losindígenas.

Estas prácticas, en la ciudad y en el país son de hechosancionadas por ser violatorias de los derechos de lasmujeres particularmente de los niños y niñas indígenas,sin embargo hay que tener en cuenta que esto forma par-te de una discusión más amplia a nivel nacional sobre losderechos indígenas.

Hacer énfasis sólo en el carácter violatorio de dere-chos humanos de algunas prácticas culturales de los pue-blos indígenas, es justificar aquellas posiciones que seniegan a reconocer los derechos autonómicos de dichospueblos, precisamente por argumentar que todos sus sis-temas normativos son violatorios de derechos humanos,cuando en realidad no es así.

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MUJERES INDÍGENAS EN LA CIUDAD DE MÉXICO

Por supuesto que a los pueblos indígenas, y a susautoridades, se les debe exigir que cumplan y respetenlos derechos humanos de sus integrantes, particularmentede las mujeres, de las niñas y los niños. Pero esa mismaexigencia debe ir acompañada del reconocimiento de susderechos colectivos.

NOTAS

1 INEGI, XII Censo General de Población y Vivienda 2000. Tabulados de lamuestra censal. México, 2000, p. 25.

2 Estos datos los analizamos en un documento sobre la “Situa-ción de la niñez indígena en el Distrito Federal”.

3 INEGI, XII Censo General de Población y Vivienda 2000. Poblaciónde 5 años y más que habla alguna lengua indígena por delegación ytipo de lengua, y su distribución según condición de habla españolay sexo.

4 INEGI, XII Censo General de Población y Vivienda 2000. Poblaciónde 0 a 4 años cuyo Jefe de Familia habla alguna lengua indígena pordelegación y tipo de lengua.

5 Patricia Moreno Fernández, ¿Violencia intrafamiliar o tributo alos dioses? México: Conaculta-Fonca/Kayaumari A. C., 2003.

6 Robert M. Zingg, Los huicholes: una tribu de artistas. México:Instituto Nacional Indigenista (INI), 1982, pp. 272-273.

7 Ver Thomas B. Hinton, Coras, huicholes y tepehuanes. México:INI -CNCA, 1990; y Carlos Basauri, La población indígena de México.México: INI-CNCA, 1990.

8 César Huerta Ríos, La organización sociopolítica de una minoríanacional: los triquis de Oaxaca. México: INI, 1981, p. 91.

9 Robert S. Ravicz, La organización social de los mixtecos. México:INI, 1980, p. 137.

10 Cita de Andrés Molina Enríquez, en “Juárez y la Reforma” deÁngel J. Hermida Ruiz. México, EDDISA, 1973, p. 116.

11 Cristina Oehmichen, “Relaciones interétnicas y discriminaciónurbana. El caso de las mazahuas en la Ciudad de México” en Diagnós-tico de la discriminación hacia las mujeres indígenas. México: CDI, 2003.

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12 Eduardo Menéndez, “Alcoholismo, alcoholización y gruposétnicos: algunas reflexiones” en Estado del desarrollo económico y so-cial de los pueblos indígenas de México, t. I. México: INI, 2000, p. 273.

13 Ibidem.14 Ver Migración y relaciones de género en México. México: GIMTRAP/

UNAM/IIA, 2000.

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AMOR... ES SIN VIOLENCIA.HACIA LA CONSTRUCCIÓN DE UNA POLÍTICA PÚBLICA

CON PERSPECTIVA DE GÉNERO Y JUVENTUD

Nora Lorena Estrada González*

ASISTIMOS EN LAS ÚLTIMAS DÉCADAS DEL siglo XX a la emergen-cia de voces que habían permanecido históricamente enel silencio, destacan las mujeres y los jóvenes, los cualesmanifestaron y siguen manifestando una crítica a los sis-temas simbólicos e institucionales que los colocaron enun plano menor de ciudadanía y en los que ya no teníacabida la resignación. Se inició entonces en la escenamundial una reflexión sobre la necesidad de reconocer yrevalorar las aportaciones que las mujeres han hecho almundo, así como los actos de sometimiento y violenciade los que han sido y son objeto; las y los jóvenes por sulado, cuestionaron y propusieron nuevos espacios y me-canismos de participación social y política, así como dereconocimiento de la multiplicidad de identidades juveniles.

* Instituto de la Juventud del Distrito Federal. Es coautor de este traba-jo Angello A. Baños Terrazas, del Instituto de las Mujeres del DistritoFederal.

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NORA LORENA ESTRADA

Así cada cual por su parte, y en algunos momentosjuntos, los “subordinados” pusieron en el centro del de-bate temas que hasta entonces no habían cobrado im-portancia, tales como el reconocimiento y ejercicio delos derechos humanos, la ciudadanía tardía, el acceso ycontrol de los recursos, la participación política, la dis-criminación, los derechos sexuales y reproductivos y lalucha contra la violencia hacia las mujeres.

Tanto el movimiento feminista como el movimientoamplio de mujeres, visibilizaron gracias a su lucha,preponderantemente el tema de la violencia doméstica,poniendo en tela de juicio cómo el espacio privado —lu-gar hasta entonces privilegiado y exclusivo para las mu-jeres, las niñas y los niños— se convertía en uno de lossitios más comunes donde el poder cobraba rostro de abu-so, violencia física, económica y psicoemocional sobreaquellas/os en condiciones de mayor vulnerabilidad. Di-cho tema con las iniciativas provenientes de organizacio-nes civiles y algunos importantes esfuerzos de políticagubernamental, alcanzó a posicionarse en la opiniónpública y permitió evidenciar los costos sociales, emo-cionales y de salud de que eran objeto las y los recepto-res de violencia.

Las organizaciones feministas, civiles y sociales co-menzaron a trabajar con las mujeres para incluir el temacomo uno de los puntos centrales de la agenda, y quedespués de varios años de lucha se retoma por la accióngubernamental para la generación de políticas públicascon objeto de prevenir y atender esta lacerante proble-mática.

Sin embargo, había que hacer un alto en la reflexióny poner el acento en las brechas generacionales de la vio-

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AMOR... ES SIN VIOLENCIA

lencia. Es decir, en el punto donde dos construccionessociales y culturales coinciden y se refuerzan: la de géne-ro y juventud.

La juventud,1 así como el género, son construccio-nes culturales con símbolos, imaginarios sociales, tiem-pos, valores y normas que varían de un contexto a otro yque están construidas a razón de evidencias biológicas.El género relacionado a la diferencia sexual y la juven-tud, acotada al proceso de maduración humana. Ambasmiradas coinciden en que dichas construcciones socio-culturales han tenido efectos sobre sus actores y actricesde inequidad y desigualdad. Estas consideraciones sir-vieron al Gobierno de la Ciudad de México para integrarun equipo de trabajo desde el Instituto de las Mujeres, elInstituto de la Juventud y la Dirección General de Equi-dad y Desarrollo Social, en ese espacio interinstitucionalse reflexionó sobre la problemática de la violencia y sucorrelación con el ciclo de vida de las mujeres; es así quese tomó la decisión de investigar sobre la etapa del no-viazgo en las y los jóvenes.

Se revisó bibliografía, se analizaron experiencias deorganizaciones civiles y sociales, se buscaron estadísticas—las cuales no existían— para obtener mayores eviden-cias ante un tema que poco se había trabajado.

El noviazgo se mostraba como terreno fértil para elgermen de la violencia doméstica, debido a que en estaetapa las y los jóvenes inician su experiencia en las rela-ciones de pareja aceptadas socialmente, en la cual se des-pliegan de manera significativa los roles y estereotiposde género aprendidos y apropiados en su proceso de de-sarrollo y formación, con el propósito de cumplir conuna de las principales expectativas sociales: “el matrimo-

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NORA LORENA ESTRADA

nio”. El matrimonio previamente, a través del noviazgoprepara su escenario —en este escenario la mayoría delas veces priva la subordinación y la violencia hacia lasmujeres—. Por lo tanto, nuestro compromiso con la equi-dad de género, nos remitió a trabajar en un marco pre-ventivo que permitiera a las mujeres y los hombres jóve-nes enfrentar y disminuir la violencia en y desde sus re-laciones de noviazgo, como una oportunidad para cons-truir escenarios de convivencia —en los ámbitos públicoy privado— libres de violencia, discriminación y subor-dinación, en beneficio de la equidad de género ygeneracional.

En este sentido nos dimos a la tarea de consultar di-versas voces e instancias relacionadas con la problemáti-ca, aplicamos entrevistas a mujeres receptoras de violen-cia familiar en un espacio de refugio y en la generalidadde los relatos encontramos que, nueve de cada 10 muje-res habían tenido noviazgos violentos. También se con-sultaron algunos datos de organismos especializados yencontramos frecuencias de la problemática en seis decada 10 casos denunciados.

Estos indicios manifestaron la necesidad de poner es-pecial atención en el momento en que las personas comien-zan sus primeras relaciones amorosas, es decir, la etapadel noviazgo en las y los jóvenes. Emprendimos la tareade preguntar, utilizando diversos instrumentos y con in-quietud encontramos que el fenómeno de la violencia enlos noviazgos juveniles estaba invisibilizado. Es decir, laviolencia en el noviazgo se apareció ante la mirada juve-nil como algo tan “natural” o “normal”, que nos permitióatisbar el enorme reto de incidir en su urgente y necesa-ria prevención. Para tal efecto, nos acercamos a escuchar

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AMOR... ES SIN VIOLENCIA

las vivencias desde las y los jóvenes y sus noviazgos,emergiendo en escena la práctica cotidiana de una seriede conductas violentas en las cuales el principal cómpli-ce era el amor.

Para las mujeres más que para los hombres, el amores definitorio en su identidad de género. Para las muje-res, el amor no es sólo una experiencia posible, es la ex-periencia que nos define.2 En nuestra sociedad constan-temente se nos dice que el amor es el motor de nuestravivencia y el sentido o por qué no decirlo, la “razón denuestra existencia”. A diferencia de los hombres, para lasmujeres el amor es no sólo una experiencia posible, sinola experiencia que las define. ¿Para qué están las mujeresen este mundo? Más allá de los posicionamientos políti-cos, más allá de las ideologías y las generaciones, la res-puesta común a esta pregunta es “para amar”.

A decir de Marcela Lagarde, las mujeres han sido so-cialmente construidas por una cultura que pone el amoren el centro de su identidad. “El ciclo de vida de lasmujeres es el ciclo de transfiguración de las mujerescomo seres del amor”.3 De esta manera, el amor se vive co-mo mandato, es una obligación, es un deber y no unacto voluntario.

Hace más de 50 años la filósofa y feminista francesaSimone de Beauvoir dijo: No se nace mujer, llega una aserlo. Hoy podemos afirmar, las mujeres no nacen aman-do aprenden a hacerlo.

El primer acercamiento y aprendizaje del amor setiene en la relación materno-filial. Apreciar claramentela construcción cultural de las mujeres como seres delamor implica necesariamente revisar la relación de amorcon la madre. Es en esa primera relación que se aprende

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NORA LORENA ESTRADA

a amar, nuestra primera relación amorosa es con quiennos cuida. Con la madre no sólo se aprenden actitudes,modales y habilidades. También se aprende a amar,aprendemos los objetivos y contenidos del amor y desa-rrollamos necesidades amorosas.

Los humanos también somos seres del amor en larelación con el padre. Esta es otra gran relación que defi-ne y configura nuestro aprendizaje en el amor. Y a partirde aquí, en todas las relaciones venideras estará siempreen juego el amor. Cada relación personal es una relaciónpedagógica sobre el amor. Constantemente nos educa-mos y reeducamos sobre el amor, los deberes de este, lasprohibiciones y lo que está permitido en el juego del amor.La pedagogía del amor, el aprendizaje del amor es unaeducación informal. No nos explican lo que es el amor ymenos si es necesario analizarlo, sino que con palabras osin ellas nos van enseñando lo que eso significa.

La palabra amor viene del latín y significa vivo afectoo inclinación hacia una persona o cosa. Debido a que noamamos solamente personas, sino también animales, ama-mos objetos, la naturaleza, amamos procesos individua-les y colectivos, amamos causas políticas, filosóficas ysociales.

El amor es una experiencia relacional con el mundoy una experiencia de aprehensión de éste. Así también,es una experiencia de aprehensión con el yo mismo. Eneste sentido, es necesario y urgente que cada vez un ma-yor número de mujeres puedan decir y digamos: “meamo”. Este es uno de los primeros y grandes principiosque enmarcan un amor libre de violencia.

En nuestras relaciones, el amor y la violencia han tran-sitado inexplicablemente juntos los distintos senderos,

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AMOR... ES SIN VIOLENCIA

pero con grandes consecuencias y repercusiones, en par-ticular hacia las mujeres. Destrabar esta relación, impli-ca analizar y “pensar el amor” (claro, el amor al igual quela política y otras tantas cosas, hay que pensarlas) de for-ma distinta, en la cual la violencia no tenga cabida, peropara llegar a eso es necesario antes escribir y visibilizarnuestras relaciones amorosas; se necesita darle el valorde “anormal o antinatural”, a lo que en un sinfín de oca-siones nos han dicho que es “normal”. Es a través de lapropia voz de las mujeres jóvenes que el ejercicio de pen-sar y desconstruir el amor, así como poner en la mesa laviolencia en la etapa del noviazgo, se ha iniciado.

Testimonio. Mónica de 17 años

Nos conocimos en una fiesta y me gustó ensegui-da. Era un chavo que llamaba mucho la atención.Me invitó a bailar y no lo pude creer, empezamosa salir y sentí que tocaba el cielo con las manos.Estaba a mitad de quinto año de prepa y él eramuy cariñoso, me acompañaba y me iba a buscara la escuela. Estaba conmigo en todo momento yyo, feliz de la vida. Me llamaba por teléfono, pre-guntaba a dónde iba, con quién estaba, lo cualme hacía sentir importante para él. En tres me-ses, las cosas se volvieron densas. Yo no sabía quécarrera seguir estudiando y cada una que elegía, aél no le parecía. Por un lado, me decía que meamaba; por otro, que yo no tenía cerebro para esascarreras. Decía que mis amigas lo miraban mu-cho y que si yo no quería perderlo, mejor que mealejara de ellas. ¡Y yo le hice caso! Mis familiaresme decían que él no me convenía —porque no

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estudiaba ni trabajaba—, ellos me llenaban lacabeza en su contra. Y me quedé sola con él ytodo empeoró. Una vez en la escuela, me quedédespués de la hora de salida, por lo que él seenojó, me apretó el brazo y me dijo que no lemintiera, que seguro me había quedado coque-teando con otro. Llegó un día en que se enojabapor cualquier cosa, me insultaba en plena calle ygolpeaba las paredes. Ahí empecé a tenerle mie-do. Entonces él me pedía disculpas: que estabanervioso, que buscaba trabajo y no conseguía.¡Y yo le pedía perdón por no haberlo sabidoentender!... Me apretaba del brazo, me tiraba delpelo, me pellizcaba y yo seguí aislada en su cír-culo un año. Una vez me dejó el ojo hinchado,me pidió disculpas, lloraba, y decía que no lodejara. Fue porque me había puesto una playeraque a él no le gustaba: me decía que yo era unacualquiera, que quería coquetear con los demás.No quería ni que me maquillara, y si iba al bañocontaba cuántos minutos tardaba. Cuando megolpeó, le dije a mi familia que me había lasti-mado en un accidente. Yo no sabía a quién recu-rrir y pensaba que no era capaz de tomar ningu-na decisión. Pensé que nadie me iba a creer.

Otro testimonio muy ilustrativo es el de Carmen de17 años

Me pidió que le probara mi amor, yo le dije queaún no estaba preparada, me dijo que no pasaríanada, me resistí muchísimo y terminó violándome,me llamaba casi todos los días y siempre con elpretexto de tener relaciones. Yo estaba muy con-fundida, me sentía muy mal, no me gustaba, me

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obligaba bajo la amenaza de decirle a mis padresque era una ofrecida y una cualquiera. Mi padrele pegaba a mi mamá. Yo no sabía qué hacer, cómole podía decir a mi madre que las veces que lepedía permiso para ir a estudiar con mis compa-ñeros, me obligaban a tener sexo. Por suerte seaburrió de mí, decía que no me movía bien. Aho-ra tengo una nueva pareja que es muy lindo y mecomprende y es tan maravilloso que me da mu-cho miedo perderlo, me he vuelto muy celosa, algrado que siento que lo ahogo y me siento tanmal conmigo que me quisiera aventar al metro.

La violencia en el noviazgo está legitimada por diversosdiscursos y desde distintos ángulos, los cuales constru-yen consensos a su favor, tan generalizados que no ex-cluyeron una de las partes más subjetivas de la persona,su relación afectiva de pareja en un contexto amoroso.“Por amor se tolera todo”, “el que bien te quiere te harállorar”, “cada cual tiene lo que se merece”, “es por tubien”, “pégame pero no me dejes”, “tienes que dar la prue-ba de amor para cerrar el vínculo” y, esas como otrasfrases, están internalizadas en el ánimo de las y los jóve-nes que terminan por reproducir conductas violentas ensus noviazgos que, en la mayoría de los casos, aprendie-ron en el ámbito privado.

El conjunto de testimonios que revisamos nos per-mitieron identificar que las y los jóvenes, no identifica-ban de forma clara que los modos en que se desarrolla-ban sus noviazgos eran violentos, con consecuencias ta-les como: violaciones recurrentes, infecciones de trans-misión sexual, displacer, baja autoestima, deserción y es-caso rendimiento escolar, trastornos alimenticios, agre-

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siones físicas, inestabilidad emocional, embarazos pre-coces, utilización de sustancias adictivas y suicidios.

Las y los jóvenes advirtieron de la presencia de seña-les (en algunos casos síntomas físicos) que les costabatrabajo nombrar, y que les producían sensaciones demolestia, enojo, inconformidad y/o dolor con respecto asu pareja, y que en la mayoría de los casos esas sensacio-nes se convertían en una ocasión propicia para la violen-cia. Cabe señalar que estos signos de la violencia se mi-raban desde fuera como “cosas de la edad”, esto es, “pa-reciera que en una relación de novios es común y válidala manifestación del maltrato”, y que con el pretexto deque ya llegarán a la edad adulta, se relativizaba la proble-mática. Asimismo, se identificó que la violencia en elnoviazgo, a diferencia de la violencia doméstica, cobrabaun rostro muy particular, y era la sutilidad, misma que seexpresaba con distintas formas tales como: pequeñosempujones, pellizcos, ligeras prohibiciones, descalifica-ciones veladas y manipulaciones. Algunos ejemplos alrespecto: “flaquita, ¿no crees que estás muy maquilla-da?”, “sería bueno que dejaras de pasar tanto tiempo contus amigas o amigos”, “¿quieres que te explique la pelícu-la?”, “me gustaría que hicieras esto o aquello para de-mostrarme tu amor”, “¿a dónde fuiste?” Estas y otras si-tuaciones aparecen desde el inicio del noviazgo y confor-me se desarrollaba la relación, paulatinamente cobrabanmayor intensidad y frecuencia, reproduciendo círculosde la violencia y poder.

Encontramos maltrato físico de diversa índole, peroera común que dejara marcas en el cuerpo que puedencubrirse con la ropa y que en caso de ser descubiertas,utilizaban la recurrente frase, “me caí”, “me golpeé por

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AMOR... ES SIN VIOLENCIA

accidente”, frases que las ponía en entredicho ante elcuestionamiento de los amigos o los padres.

Otra de las preocupaciones fue identificar que la tanidealizada “prueba de amor” relacionada al inicio de lasrelaciones coitales, representaban prácticas de alto ries-go, ya que en algunos casos la decisión de no utilizarcondones o algún otro tipo de protección, incluyendolos métodos anticonceptivos, se interpretan por sus acto-res enamorados como una revelación de amor, confian-za, entrega, fidelidad y compromiso en la que se hace unpacto de aceptación total y en ese entendido todo puedeser permitido.

En este marco surgió la idea de impulsar una campa-ña de visibilización de la violencia en las relaciones denoviazgo, denominada “Amor... es sin violencia”, comoantecedente de una política pública dirigida a identificary evitar las relaciones de noviazgo violentas entre las ylos jóvenes, que permitiera ofrecer a la población juvenilde la ciudad la orientación necesaria para detener la vio-lencia en el noviazgo, prevenir la violencia doméstica yde género y ganar en el terreno del ejercicio de los dere-chos juveniles y los derechos humanos.

Sumando la participación de instancias gubernamen-tales y civiles, comprometidas y con amplia experienciaen varios de los temas relacionados, tales como violenciade género y violencia juvenil, derechos sexuales yreproductivos, perspectivas de género y juventud; sostu-vimos múltiples reuniones de trabajo, análisis y diseñopara promover “Amor... es sin violencia”. Al inicio del ca-mino 10 de las 16 áreas de juventud de las delegacionespolíticas se sumaron a la iniciativa y cada cual aportó suexperiencia y compromiso. Brindando como primer fruto

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una campaña de visibilización y sensibilización que nospermitiera conocer las percepciones ante el tema por par-te de las y los jóvenes, lo que sin duda nos sorprendió.

En diversos sentidos, la respuesta fue muy significa-tiva, ganando la atención de los medios de comunica-ción, ya que por medio de reportajes escritos, entrevistasradiofónicas y televisivas se difundió la problemática dela violencia en las relaciones de noviazgo entre las y losjóvenes, permitiendo que muchos se interesaran por par-ticipar en ferias informativas, jornadas culturales, pláti-cas y talleres, así como compartir sus testimonios e in-quietudes y solicitar información vía telefónica.

Se lanzó un primer ejercicio de difusión a través deun cartel, el cual fue promovido por medio de las princi-pales líneas del Sistema de Transporte Colectivo Metro.Dicho cartel contenía algunas preguntas detonadoras, quecuestionaban la posibilidad de vivir un noviazgo violen-to, el resultado fue inmediato, mujeres y hombres jóve-nes comenzaron a llamar y solicitar apoyo.

Todo ello nos confirmó la pertinencia de “Amor... essin violencia” y puso de manifiesto la necesidad de am-pliar el esfuerzo gubernamental, dirigiéndolo a la con-formación de un programa de trabajo, que poco a pocotiende a institucionalizarse.

Dos dependencias centrales, el Instituto de las Muje-res del DF y la Dirección General de Equidad y DesarrolloSocial, integraron equipos al interior de sus áreasoperativas, con el propósito de escuchar y orientar a las ylos jóvenes, mediante la atención individual especializa-da o la participación en grupos de ayuda mutua, com-plementando con la enorme labor de realizar la difusiónen las Unidades Territoriales, a través de la instrumenta-

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AMOR... ES SIN VIOLENCIA

ción de pláticas y talleres. Las organizaciones civiles rea-lizaron actividades desde sus ámbitos de competencia,las cuales fortalecieron la operación del programa.

En este marco surgió la necesidad de sistematizar laexperiencia y elaborar materiales de capacitación que nosapoyaran en las tareas de visibilización, difusión y pro-moción de la prevención de la violencia en los noviazgosjuveniles. Por tal razón, realizamos con la colaboraciónde las instancias de gobierno y civiles participantes, uncuaderno de contenidos, que fue impreso por el Institu-to de la Juventud. Se desarrolló de manera complemen-taria la guía de apoyo para facilitadores.

También, en el proceso de instrumentación del Pro-grama “Amor... es sin violencia”,4 se ha desarrollado unaserie de trabajos que han permitido tener un mayor co-nocimiento de las distintas formas de relaciones de po-der que se presentan en el noviazgo y las formas y tiposde violencia que atentan contra la equidad de género y elrespeto a los derechos humanos principalmente de lasmujeres jóvenes. Una muestra de esto se puede observaren la Encuesta Amor... es sin violencia,5 aplicada a milmujeres y hombres jóvenes de entre 12 y 29 años deedad, en la que se exploró únicamente sobre sus noviaz-gos actuales. Algunos de los principales resultados sonlos siguientes:

• El 30% de las mujeres encuestadas mencionó quecuando tienen conflictos con su pareja “se quedan ensilencio” por temor a hacer un comentario o reclamo quemoleste o enoje a su compañero.

• El 16% expresó que cuando hay conflictos en larelación se presentan gritos o insultos, golpean algúnobjeto o a ellas.

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NORA LORENA ESTRADA

• El 15% de las mujeres encuestadas expresó que ensu relación actual “les han tocado alguna parte del cuer-po sin su consentimiento”, “las han presionado para tenerrelaciones sexuales” o “las besan sin su consentimiento”.

• La mitad de los entrevistados (50%) celan a susparejas y esto provoca discusiones constantes que en lamayoría de los casos terminan en violencia.

Como se observa, cinco de cada 10 mujeres jóvenesmencionaron que viven situaciones de violencia en susnoviazgos. El dato es revelador, sin embargo no muestrala violencia que han vivido las mujeres en sus noviazgosanteriores; por lo que nos dimos a la tarea de aplicar uninstrumento que revisara y diera cuenta de sus relacio-nes amorosas pasadas y los primeros resultados arroja-dos, mencionan que nueve de cada 10 mujeres jóveneshan vivido alguna o algunas situaciones de violencia enuno o más de dos de sus noviazgos.

Sin embargo, falta mucho por hacer en el terreno dela acción pública, pero estamos convencidas de que lostemas de género y juventud tienden crecientemente aconvertirse en puntos centrales de la Agenda del Gobier-no de la Ciudad y que el concepto de juventud no tieneque centrarse en el futuro generacional, sino en el pre-sente, al considerar a las y los jóvenes como sujetos dederecho para la atención a sus problemáticas y como su-jetos con conciencia y compromiso ciudadano, con loscuales se construyen y desarrollan propuestas para mejo-rar su condición y posición social, a través del conoci-miento y ejercicio de sus derechos humanos.

Propiciar mayores condiciones de equidad entre losgéneros y las generaciones, son una responsabilidad detodas y de todos en la que sin duda, los beneficios que

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AMOR... ES SIN VIOLENCIA

resulten serán una valiosa aportación para la descons-trucción de una organización social mirada desde el triun-fo del más poderoso sobre el sometido, y virarla haciauna sociedad que imprima la igualdad, equidad, justi-cia y no discriminación desde sus más intrincadas es-tructuras.

NOTAS

1 “La Juventud es una etapa de la vida condicionada por sus propiosprocesos biológicos, psicológicos, sociales y culturales que requierepara el buen entendimiento de sus manifestaciones, un abordajerespetuoso, participativo, integral, multidisciplinario y con unenfoque que priorice los aspectos preventivos promocionales”.

2 Marcela Lagarde, “Claves feministas para la negociación en elamor”, Memoria del Curso en Managua Nicaragua los días 5 y 6 dediciembre de 2000. Managua: Puntos de Encuentro.

3 Ibidem.4 El Inmujeres DF junto con otras instancias del Gobierno del

Distrito Federal, ha tenido resultados exitosos en el programa“Amor... es sin violencia”, que para 2003 derivó en la atención deaproximadamente 25 mil jóvenes, de los cuales 15 mil fueron mu-jeres y 10 mil hombres, quienes percibieron violencia en sus rela-ciones y solicitaron el apoyo psicológico y social para superarla.

5 Instituto de las Mujeres del DF, “Encuesta Amor... es sin violen-cia”. México, noviembre, 2003.

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LAS OTRAS CARAS DE LA VIOLENCIA

Martha Guadalupe Godínez*

El mundo al revés nos enseñaa padecer la realidad en lugar de cambiarla,a olvidar el pasado en lugar de escucharlo y

a aceptar el futuro en lugar de imaginarlo,son obligatorias las clases de impotencia,

amnesia y resignación

EDUARDO GALEANO

DESEO COMENZAR EXPLICANDO PORQUÉ un ensayo sobre la vio-lencia institucional. Por ello a continuación mencionoalgunas de las razones que explican y justifican el temaque he elegido. He de aclarar primeramente que mi lle-gada a las Uapvif es muy reciente, pero no lo es mi contactocon la violencia. Desde hace cinco años que pareceríanpocos, pero que realmente no lo son, me he dedicadoprofesionalmente a tratar y trabajar sobre la violencia,

* Uapvif Gustavo A. Madero.

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MARTHA GUADALUPE GODÍNEZ

sus causas y consecuencias. Desde 1998 comencé ha-ciendo mis pininos con la violencia de género, para des-pués incursionar en la terrible realidad de la violencia sexualy actualmente estoy tratando casos de violencia familiar.He laborado en Instituciones tanto gubernamentales comono gubernamentales y una constante que me he encon-trado en todas ellas, es la violencia que ejercen las insti-tuciones sobre los mismos sujetos que las conforman.Esta contradicción es la que fundamenta este ensayo,mismo que está basado en las reflexiones de EduardoGaleano cuando nos habla de su mundo al revés en el que

los países que custodian la paz universal son losque más armas fabrican y los que más armas ven-den a los demás países; los bancos más prestigio-sos son los que más narcodólares lavan y los quemás dinero robado guardan; las industrias másexitosas son las que más envenenan el planeta yla salvación del medio ambiente es el más bri-llante negocio de las empresas que lo aniquilan.1

En la misma línea, puedo agregar que las institucionesque trabajan y tratan de erradicar la violencia en lasociedad, son las que más violentamente se comportancon sus integrantes.

Con este escrito no trato de demostrar nada ni con-vencer a nadie. Mi objetivo va más allá pues busca invi-tar a todos los oyentes o lectores a una reflexión sobre elpoder del que, según Pablo Latapí Sarre,

brotan todas las guerras, es también el que gene-ra la opresión, el abuso, la injusticia y el despre-

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LAS OTRAS CARAS DE LA VIOLENCIA

cio. Sin embargo y a pesar de la importancia cen-tral para la vida de toda mujer y todo hombre, laeducación no suele enseñarnos a manejarlo, nisiquiera a juzgar con sentido analítico la maneracomo se ejerce.2

Así, la invitación va en pos de analizar cómo se ha ejerci-do el poder en nuestras instituciones que trabajan con laviolencia. Y sin más preámbulos comenzaré definiendocomo violencia institucional, aquella que ejercen las ins-tituciones a través de sus prácticas (Araujo, 1998). Parapoder profundizar sobre esto, quisiera antes explicar loque entiendo por institución y para ello recurriré al artícu-lo de María Inés García “La desaparición del sujeto ins-titucional” en el que habla de las instituciones como aque-llas formaciones que han marcado nuestra historia a par-tir del siglo XIX en el occidente y que son el resultado deaños de trabajo civilizatorio. La institución como causa yefecto de la civilización y la disciplina como su técnicacivilizatoria. Menciona también a las instituciones disci-plinarias y el ejercicio del poder al estilo de Foucault, esdecir el que tiene como propósito constituir subjetivida-des. En este sentido retomaré algunas de las técnicasinstitucionales de construcción de subjetividades que laautora menciona en su artículo:

1. Anonadamiento o técnica de choking. El objeti-vo que persigue con estos rituales de inserción esubicar al sujeto en una situación que haga evi-dente su inferioridad en relación con el resto y seinscribe en provocar la humillación sistemáticadel integrante por su desconocimiento de la ins-titución, evidenciando así su desvalimiento que

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MARTHA GUADALUPE GODÍNEZ

lo llevará a buscar desesperadamente ser admiti-do por ese Yo amplio y difuso y aceptar que susubjetividad sea trabajada con el fin de modifi-carla según los patrones institucionales, sólo en-tonces podrá ser reconocido y reconocerse comoparte de la institución.

2. Infantilización. El sujeto es puesto en lugardel niño, se ejerce sobre él un estricto control yvigilancia. La idea de muerte es alejada del ima-ginario institucional, lo cual provoca a su vezuna sensación de estatismo y de encierro total aldesaparecer del imaginario de temporalidad yfinitud.

3. Autogestión. El ejercicio del poder pierderostro, no se ubica en lugar alguno, adquiereomnipresencia y su potencialidad se expande.

4. Fascinación. Esta técnica instaura a su vezun proceso de amnesia de todas las experienciasanteriores. Allí y sólo allí se asientan sus deseos.Una muralla invisible demarca el espacio dondeestá permitido el fluir del deseo.3

En este sentido podemos observar que las instituciones através de la disciplina, no sólo moldean los cuerposexigiendo una gestualidad, sino que implantan en ellossensaciones dirigiendo su capacidad deseante haciadeterminados objetos sobre los cuales deben anclarse(García, 1995). Una de estas sensaciones entre otrasmuchas que se pueden implantar y se implantan es la delmiedo, miedo por ejemplo al desempleo,

el cual permite que impunemente se burlen losderechos laborales. La jornada de ocho horas yano pertenece al orden jurídico, sino al campo

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literario, donde brilla entre otras obras de la poe-sía surrealista; y ya son reliquias, dignas de serexhibidas en los museos de arqueología, losaportes patronales a la jubilación obrera, la asis-tencia médica, el seguro contra accidentes de tra-bajo, el salario vacacional, el aguinaldo y las asig-naciones familiares. El derecho laboral se estáreduciendo al derecho de trabajar por lo quequieran pagarte y en las condiciones que quie-ran imponerte. Mientras caen los salarios y au-mentan los horarios, el mercado laboral vomitagente. Tómelo o déjelo, que la cola es larga.4

Otra sensación omnipresente entre los miembros de estasinstituciones es la de la constante vigilancia: observar yser observados, la cual posiciona a cada uno como una figurajerárquica, que los controla e impone una disciplina. “Elque está sometido a un campo de visibilidad, y que losabe, reproduce por su cuenta las coacciones del poder”.5

Tenemos pues que la violencia, además de ser unacategoría de análisis es una presencia que recorre nuestrasvidas y nos construye. La violencia impide el desplieguede la creatividad, del pensamiento, de la crítica y aún dela palabra toda (Araujo, 1998).

Y es precisamente en la palabra donde quiero dete-nerme y hacer énfasis en su importancia, porque la pala-bra, esa que rompe el silencio y transforma la pasividaden acción o reacción, es la que genera la esperanza, puesla palabra debe ser considerada en su calidad de instru-mento de lucha en contra de la violencia ejercida, perono esas palabras que son el vehículo mediante las cualesse hace posible la violencia (Araujo, 1998), sino esas pa-labras que desconstruyen, que abren posibilidades, que

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fomentan la difícil tarea de proponer opciones para cam-biar aquellas situaciones que incomodan, lastiman o per-judican, aquellas que verdaderamente educan para la paz,entendiéndose ésta como el proceso de reeducación queimplica no solamente la ausencia de violencia sino, y sobretodo, la intención de aprender a pensar y a actuar de otramanera, ya no con la imposición, el autoritarismo y eluso de la fuerza, sino de una forma más equitativa, in-cluyente y respetuosa.

Quede pues a modo de conclusión, una vez más lainvitación a reflexionar sobre la violencia institucional ylas alternativas para luchar contra sus característicastotalizantes. Si todo, o algo de lo escrito anteriormente,ha hecho (como dice la teoría narrativa) sentido en algu-no de los lectores u oyentes, el esfuerzo ha valido la pena.

NOTAS

1 Eduardo Galeano, Patas arriba. La escuela del mundo al revés, México:Siglo XXI, 1998, p. 7.

2 Grupo de Educación Popular con Mujeres AC, Contra la violen-cia eduquemos para la paz. Por ti, por mi y por todo el mundo. Carpetadidáctica para la resolución creativa de conflictos, 3° ed. México, 2003,p. 15.

3 María Inés García Canal, La desaparición del sujeto institucional(copias), pp. 189-192.

4 Op. cit., pp. 169-176.5 Michel Foucault, Vigilar y castigar. México: Siglo XXI, 1998, p.

206.

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BIBLIOGRAFÍA

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EL MALTRATO INFANTIL: ABORDAJE

INTERDISCIPLINARIO, ENFOQUES Y PROPUESTAS

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LA VIOLENCIA INTRAFAMILIAR Y LAS DIFICULTADES DE SU

CUANTIFICACIÓN. MISOGINIA EN MÉXICO

René Alejandro Jiménez Ornelas*

EN MÉXICO, COMO EN LA MAYOR PARTE DEL MUNDO, la desigual-dad es uno de los factores que frena el desarrollo armó-nico de las sociedades, y entre aquellas que más deterio-ran la calidad de vida de la población, se encuentran lasque son propiciadas por el género, características de sexoque ha determinado una condición especial, la llamada“condición femenina”1 misma que ha sido utilizada a tra-vés de la historia, como pretexto para otorgar a la mujerun trato discriminatorio e inequitativo, colocándolas endesventaja respecto a los hombres, generando relacionesdonde el abuso del poder y la violencia contra las muje-res son culturalmente aceptados.

* Coordinador de la Unidad de Análisis sobre Violencia Social enMéxico (UNAVIIS/UNAM), Investigador del IIS UNAM y Director Técnicodel Instituto Ciudadano de Estudios Sobre la Inseguridad A.C. (ICESI

A. C.) Colaboraron en este trabajo: Alicia Ordóñez Vázquez, ElenaLangarica Naves, Lucia Mirell Moreno Alva, Míriam Arroyo Belmontey Mariana Becerra Sánchez.

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RENÉ ALEJANDRO JIMÉNEZ ORNELAS

Un ejemplo claro es la violencia familiar como unade las formas más generalizadas de discriminación con-tra las mujeres, que lesionan gravemente sus derechos.

La familia, núcleo básico de educación y unidad decultura, donde se transmiten los valores que prevalecenen la sociedad, donde se genera y perpetua, tanto ladiscriminación por cuestiones de género, como las rela-ciones de violencia, a partir de la conformación de unaestructura jerárquica que se da en su interior, y en la quese establece que alguno de sus miembros, tiene el “dere-cho” de controlar a los demás por cualquier medio, in-cluso a través de la violencia.

Esta problemática lo representa la misoginia, enten-dida como el odio, rechazo, aversión o desprecio que loshombres manifiestan en relación con las mujeres o en loconcerniente a lo femenino. La misoginia se encuentrarelacionada directamente con el patriarcado y las situa-ciones discordantes que se presentan en relación al géne-ro, manejando como eje central y primordial al hombre(como género), donde principalmente se busca el domi-nio de la mujer, denegando a está y su papel dentro de lavida, estableciendo relaciones opresivas y desiguales.

Así, la misoginia ha provocado que las mujeres su-fran violencia física, abuso sexual, degradación, tratamien-to injusto y discriminación legal y económica a causa delpoder masculino. La misoginia se alimenta de creenciasen la supuesta inferioridad de la mujer y la superva-loración del poder masculino, viéndose reforzadas pormúltiples medios, como los tradicionalismos, la familia ylos medios de comunicación.

Es común que en la cultura mexicana se dé mayorpeso al sexo masculino, por considerársele el poseedor

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VIOLENCIA INTRAF AMILIAR

del poder, la autoridad y la fuerza para sobrellevar losacontecimientos importantes a través de la historia y lapolítica, otorgándole por consiguiente a la mujer un pa-pel inferior y limitado a la esfera doméstica, doblegado ydependiente del hombre.

Ejemplo de ello es que a pesar de que desde 1917 seobtuvo en la constitución la igualdad legal entre el hom-bre y la mujer, no fue sino hasta 1953 cuando se le per-mitió el voto a esta última; lo cual muestra un panoramade cómo se ha segregado al sexo femenino, considerán-dolo incapaz para realizar acciones de relevancia, mos-trando así una forma sutil de misoginia.

Es común encontrar en la nacionalidad el arraigo cul-tural del patriarcado, donde el padre es quien asigna fun-ciones, es jefe absoluto de la casa, quien posee el poder ydominación de la mujer y su familia, otorga los permi-sos, acepta la petición de la mano de su hija, debe apor-tar mayor sustento económico al hogar, entre otras co-sas, generando la desigualdad entre géneros.

Un aspecto predominante en la cultura de México esla religión, donde generalmente prevalece la Iglesia cató-lica, la cual ha enseñado a lo largo de la historia que lamujer debe estar siempre a disposición del marido, y enmomentos de infidelidades por parte de su pareja, ella esquien tiene el deber de perdonarlo, reconquistarlo, com-prenderlo y seguir luchando por su relación. Todo estoda indicios del porqué aún en pleno siglo XXI, muchasmujeres continúan sometidas al esposo (por sus ideasreligiosas, por temor a ser castigados por el poder divinoo el qué dirá la sociedad).

Como ya se ha mencionado, las situaciones de dis-criminación contra la mujer siguen vigentes, en circuns-

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tancias similares a las de años anteriores, lo que habladel poco interés de la sociedad en remediar está graveproblemática.

Entre los actos más frecuentes de violencia contra lasmujeres se encuentran:

Maltrato psicológico caracterizado por: amenazas,intimidación, desvalorizar.

Los datos de la Encuesta Nacional de Usuarias de losServicios de Salud, realizada por el Programa Mujer ySalud, muestra que 90% de las mujeres encuestadas su-frió violencia psicológica en sus hogares.2

Maltrato físico: Según datos de la Encuesta Nacionalde Usuarias de los Servicios de Salud, 44.7% de las mu-jeres entrevistadas han sufrido violencia física durantesu vida.

Maltrato sexual: Cifras de la Encuesta Nacional deUsuarias de los Servicios de Salud, 32.1% de las mujeresentrevistadas sufrieron agresión sexual.

Además de los actos de maltrato contemplados en laNOM-190-SSA1-1999,3 la ONU y otras organizaciones añadena la violencia contra las mujeres lo siguiente: abuso eco-nómico, conductas para el dominio y control, manipula-ción de los hijos.

Muestra de esta situación es que en el Distrito Fede-ral, dentro del primer trimestre del año 2002, se reporta-ron 113 averiguaciones por violencia intrafamiliar al DIF

(Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia); au-nando a la situación que de cada tres hogares uno sufreviolencia física y en 85% se presenta de otras formas,como el daño psicológico. Esto resalta que la misoginiano sólo afecta directamente a la mujer, sino que sus con-secuencias se van expandiendo al núcleo familiar, comu-

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nitario, ciudadano, nacional e internacional. Otra formade discriminación de la mujer se observa en la educacióny el ámbito laboral, ya que debido a las condiciones so-ciales de desarrollo, siempre se ha dicho que la vocaciónprimaria de la mujer es la función familiar, por tanto, lamujer está intrínsicamente menos comprometida con eltrabajo que el hombre y tiene menos posibilidades demantener un alto nivel de conocimientos especializados.Las mujeres son mucho más competitivas en sus funcio-nes familiares y tienen menos probabilidades que loshombres de orientarse hacia los grupos de referencia decolegas en el trabajo (Ackeer: 1994).4

Afortunadamente, la educación de la mujer ha ido enaumento, desde la necesidad de tener una formaciónbásica de cómo atender una casa, educar a los hijos; has-ta la formación profesional en una carrera específica conopción de ingresar en el terreno laboral.

De acuerdo con datos de la ANUIES, en 1999 la matrícu-la nacional de licenciatura reveló que mujeres y hom-bres alcanzaron una proporción del 50% para cada gé-nero (Gaceta UNAM, 2003).5 Los avances femeninos tam-bién son significativos en las áreas de posgrado: la de-manda de las mujeres por maestría se ha incrementadoen un 14% de 1983 a 1999, con un 41% de participa-ción respecto a los varones. (Equidad de género, 2002).6

En el ámbito laboral, las diferentes concepciones dela sociedad sobre el trabajo de la mujer mexicana, partende la dicotomía establecida entre el trabajo productivo ytrabajo improductivo o doméstico. Así la mujer fue si-tuada en aquellos espacios que la acercan más que todo ala reproducción biológica, mientras que en los espaciospúblicos y productivos colocaron la actividad masculina.7

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Sin embargo, la población ha modificado sus patro-nes de vida para enfrentar mejor su economía domésticay por tanto cada vez más mujeres se incorporan a lasfuerzas productivas, pero una vez más se ven discrimina-das al percibir menor salario que los hombres por el mis-mo trabajo (90% reciben menos de 1.5 salarios mínimosy solo 5% reciben buenos salarios) o se ven limitadas aacceder a puestos menores.

Aunado a esta situación, las mujeres se tienen queenfrentar al acoso sexual, considerado como un aconte-cimiento bastante frecuente dentro de la sociedad, ya queal menos 50% de las mujeres, en el transcurso de su vidalaboral o estudiantil, sufren de este tipo de atropello misó-gino por parte de sus jefes o maestros; más todavía,este abuso ilegal raramente es denunciado a las auto-ridades.

Por otra parte la misoginia va más allá, de la segrega-ción ancestral de las mujeres en la vida familiar social ylaboral, además de la discriminación prejuiciosa y sexista,las colocan en una situación de vulnerabilidad social.

En lo que respecta a la impartición de justicia, lasmujeres a lo largo de la historia han sido vistas más comoobjetos que como sujetos dentro del Derecho, situaciónque es resultado de la visión de un trato desigual hacialas mujeres.

Así, la justicia no es sólo más severa con ellas al mo-mento de penalizar, sino que ofrece salidas para evadir odisminuir el peso de la ley a quienes atentan contra susderechos. Existe una serie de tipos penales, atenuantes yextenuantes que protegen el honor y la honestidad de loshombres, en lugar de proteger la vida, la integridad y elderecho de las mujeres.

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En algunos códigos penales de América Latina, la penade los agresores disminuye o no se aplica, si la violencia,que en muchos casos termina en homicidio, se lleva acabo para defender el honor y la honestidad masculina.En el caso del estupro, el delito no se castiga si el agresorse casa con la víctima y cuando se castiga, un requisitoindispensable es que la mujer sea virgen y tenga buenareputación.

En el caso en nuestro país, por ejemplo, del delito delesiones en el DF destinado a establecer el delito de vio-lencia familiar, deja a criterio del juez la definición de lademanda, en lugar de remitir la situación a un tratamientoúnico y completo desde el mismo código. Igualmentesucede con los delitos de homicidios y lesiones cometi-dos contra familiares.

Prueba fehaciente de que desde la misma Ley seinvalida y somete el derecho de la mujer, es el polémicoproblema el aborto, al cual el Código del DF, aún con susrecientes modificaciones, lo define como muerte del pro-ducto, cuando en realidad es la interrupción del embara-zo y restringe el poder de decisión de las mujeres sobresu propio cuerpo, además de la fuerte carga moral que lasola discusión del tema desata, esta situación da cuentade un total desconocimiento en cuanto al problema delos hijos no deseados, producto de una violación y de lasrepercusiones psicológicas para la mujer ultrajada a quiense le está quitando el derecho a interrumpir su embarazobajo dichas condiciones. Ejemplo de estas legislacionesmisóginas se encuentra el caso de Paulina —la menorviolada de Mexicali—, a quien las autoridades panistasle negaron el derecho a interrumpir su embarazo, por loque bajo presiones, se convirtió en madre.

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No sólo la existencia de Leyes misóginas perjudica ala mujer, la aplicación de la justicia es otro asunto, yaque si la norma escrita posibilita algún vacío para serinterpretada, puede presentarse la falta de sensibilidadde algunos funcionarios para aplicarla.

La discrecionalidad en la aplicación de la Ley queda endescubierto sobretodo en lo tocante a los delitos contrala libertad y seguridad sexuales, debido a la ambigüedadinterpretativa en que quedan conceptos tales como actosexual, hostigamiento sexual o de relaciones sexuales.

Por otro lado, es común que a las víctimas mujeres seles haga esperar, se les denomine “las clientas”, no se res-peten sus garantías, no se les informa y se trata de con-servar a la familia tradicional, al intentar conciliar even-tos de violencia intrafamiliar, que en muchos de los ca-sos sólo agrava y alarga la problemática.

Un ejemplo de la consecuencia de este trato, es quede 1990 a 1996 las 2116 averiguaciones iniciadas pormujeres lesionadas, dieron origen a sólo 119 sentenciascondenatorias en promedio anual, o sea que llegó a cas-tigarse al culpable en apenas el 5.6 % de los casos en losque se inició la acción penal y en un ridículo 1.3 % deltotal de mujeres atendidas por ese motivo en hospitales.

En ocasiones, las autoridades encargadas de procurarjusticia, victimizan por segunda vez a la mujer que sufrióalgún delito sexual, pues consideran que ellas indujeronel delito, ya sea por considerarlas seductoras y expresan-do comentarios como “Las mujeres dicen que no cuandoquieren decir que sí”, “la víctima no sólo deseaba aquellaconducta sino que además disfrutó”, “las buenas chicasno son violadas”. Lo más preocupante es que comentarioscomo estos estén presentes en toda la sociedad.

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Por otra parte, cuando a una mujer se le encuentraculpable de algún delito, su situación se agrava, siendosentenciada no sólo a la pena que dicte el juez, sino, enla mayoría de los casos, al abandono, rechazo y vergüen-za social, esta situación es grave pues la participación dela mujer en el universo delictivo ha ido en aumento, se-gún Ruiz Harrell esta situación se venía anunciando des-de varios años atrás pero en el último sexenio ha sidoparticularmente acelerada. Sólo de 1995 a 1999, lasmujeres consideradas como probables autoras de un cri-men crecieron en la república el 11.8%, mientras que losvarones sólo lo hicieron 2.6% o sea 4.5 veces menos.8

En algunas entidades del país el crecimiento en elnúmero de presuntas responsables es abrumador y sor-prendente. Así considerando también de 1995 a 1999 enTlaxcala fue de 88.6% y también en términos porcentua-les de 79.6 en Michoacán, de 54.4 en Quintana Roo y enCoahuila; de 46.5 en el DF; 44.8 en Sinaloa y de 41% enSonora.9

Las mujeres internas en los centros penitenciariospadecen daños a su salud, educación y condición demadres, además de que son víctimas de mayores penasde cárcel, rechazo social debido a estereotipos sobre losroles familiares, asimismo son obligadas a prostituirse oson víctimas de explotación laboral y de vejaciones. Se-gún datos de la Comisión Nacional de Derechos Huma-nos10 los reclusos que dominan la prisión deciden en quémomento los varones pueden ingresar al área adaptadacomo femenil para dar pie al comercio sexual y a que sedestine a las mujeres para el servicio doméstico de losreclusos. Los casos más graves de abusos contra mujeresse registran en reclusorios de Tijuana, Baja California,

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Torreón, Coahuila, Juchitán y Etla, Oaxaca, San Cristó-bal de las Casas, Chiapas, Morelia y Uruapan Michoacán.

Todos y cada uno de estos ejemplos demuestran, ladesigualdad, violencia, discriminación, etc., que sufrenlas mujeres. En la actualidad una tercera parte de lasmujeres mexicanas son víctimas de la violenciaintrafamiliar, pero únicamente 8% considera que vive enuna situación de riesgo. La primera Encuesta Nacionalsobre Violencia Familiar en Centros de Salud y Hospita-les realizada por la Secretaría de Salud (SSA) revela que8% de la población femenina fue agredida sexualmenteen la infancia.

De acuerdo con los primeros resultados del estudioaplicado entre noviembre de 2002 y marzo de 2003, losmayores índices de afectación se reportan entre las mu-jeres más pobres y marginadas. Blanca Rico, coordinado-ra del programa Mujer y Salud explicó que Quintana Rooes el estado “más violento”, aunque habrá que esperarlos resultados finales del análisis de la información.

Con relación a los daños emocionales, la encuestareveló que los principales síntomas de la existencia delmaltrato intrafamiliar son dificultades para dormir, pre-sencia de nervios y angustia. Además, las pacientes seasustan con facilidad y tienen sentimientos de tristeza yaflicción.

En dicha entrevista se aplicó a 26 mil 240 personas,820 en cada entidad federativa, de las cuales 60% soncasadas, 18% vive en unión libre y 15% son solteras. Elresto son separadas, viudas y divorciadas. Del total 40%fueron captadas en la consulta general.

Entre los resultados preliminares obtenidos de la en-cuesta, destaca que 7.9% de las mujeres perciben que

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están en riesgo de ser agredidas, mientras que 80% ase-gura que el problema no les atañe.

Sin embargo, al cruzar las respuestas de varias pre-guntas contenidas en el cuestionario, la SSA concluye que35% de las entrevistadas ha sido víctima de violencia a lolargo de su vida. En tanto, 21.5% de las mujeres sufrióalgún tipo de maltrato —desde leve hasta intento de es-trangulamiento— durante el último año.

El desglose de la información según tipo de agresiónindica que 17% es psicológica, 11% física, 8% sexual y 6por ciento económica. Otro dato sobresaliente de la en-cuesta es el relativo a la agresión sexual que las mujeressufren en la infancia, la cual padece 8.3% de la pobla-ción femenina en México.

En la mayoría de los casos el agresor es algún hombrede la familia, incluido el padre o padrastro. Por otra par-te, se comprobó la asociación que existe entre el abusodel alcohol y las situaciones de estrés o presión social(desempleo) con la violencia hacia las mujeres, explicóRico.

Estas cifras son reveladoras, sin embargo, en la actua-lidad la violencia sigue creciendo o por lo menos se ob-serva que se incrementa el número de denuncias, pero apesar de esto, queda ambiguo cuantas víctimas reales hay,debido a que no existe una metodología especifica demedición de este problema, además existen otros facto-res importantes que son considerados impedimentos parauna cuantificación certera. A continuación se enuncianalgunos ejemplos de estos:

La violencia Intrafamiliar se produce en direccionesdefinidas: del marido hacia la mujer, del padre a la ma-dre, o de la madre hacia los hijos. Es cierto que en en-

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contradas ocasiones el maltrato pueda producirle a lainversa, pero son excepciones y deben tratarse como tales.

Las mujeres son más maltratadas y muchas veces nodenuncian ya que dependen económicamente del mari-do, y viven con miedo, aisladas, temerosas, de lo quepueda sucederles a ellas o a sus hijos, son presionadaspor la familia o la sociedad para permanecer en la rela-ción, aun contra de su deseo y arriesgando su seguridad.

La violencia económica o patrimonial es difícil de me-dir, y a veces incluso de identificar. En una familia muytradicional a nadie le sorprende que sea el padre quientome todas las decisiones en ese terreno ni que utilice eldinero para controlar las actividades de los demás.

En una relación conyugal o de pareja, una de las prin-cipales dificultades para identificar la violencia sexual yconocer la dimensión del problema y sus característicases que tanto hombres como mujeres suponen equivoca-damente que la relación sexual es un derecho del maridoy una obligación de la esposa.

Sin duda alguna los alcances de la violencia y las con-secuencias son tan graves para las víctimas directas comopara otros miembros de la familia. Algunas de las muje-res maltratadas no tienen una actitud pasiva o resignada,lejos de ello, intentan pedir ayuda o defenderse directa-mente durante el ataque. Muchas intentan salir de la re-lación, aunque por muy diversas razones no siempre lologran; otras muchas se esfuerzan para que la situacióncambie. Finalmente todas, desean que cese la violencia.

La violencia no es permanente; cuando se alternan elmaltrato y el afecto, las mujeres se conectan con el ladodel agresor, con sus comportamientos cariñosos y suspalabras de arrepentimiento. Además, a fuerza de estar

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pendientes de cada uno de los movimientos, gestos opalabras, llegan a identificar señales en su comportamien-to que les permite saber con exactitud cuál es su estadode ánimo y preceder un incidente de gritos o golpes.

En realidad son ellas quienes mejor conocen a losagresores. Al mismo tiempo, hacen aun lado sus senti-mientos y malestares; se preocupan más por lo que lesucede al hombre que por ellas mismas. En un estudiorealizado por un equipo de Trabajadoras Sociales yPsicoterapeutas se dijo:11 las mujeres pueden hablar du-rante un largo tiempo de sus maridos y aventurar inter-pretaciones de su comportamiento violento, pero al serinterrogadas sobre lo que les pasa a ellas titubean, se en-cogen de hombros o guardan silencio. Con ese conoci-miento preciso que tienen del maltrato piensan sincera-mente que pueden ayudarlo a eliminar su parte violentay hacer que se prolongue la armonía y la convivenciapacífica. Por otro lado los hombres creen que puedenmodificar sus actitudes, pero en lugar de acudir con es-pecialistas colocan todo el peso de su propio cambio enla pareja. Cuando las mujeres confrontan a sus maridoscon su violencia y sobre todo cuando realizan algunaacción concreta para poner fin a la relación, los hombresadoptan el papel de víctimas y desde esa posición de se-res incomprendidos, incapaces de valerse por sí mismosy necesitados de ayuda optan por el recurso del chantaje.“Te juro que es la última vez”, “Si me dejas me mato”,“Yo te amo” , “Hazlo por los niños”, etc. Así, resulta másfácil que las mujeres caigan en el juego y asuman enton-ces el papel de reparadoras.

Por otra parte, las víctimas de la violencia suelen es-tar aisladas. A veces el encierro es literal y viven sobre

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vigiladas por el marido, que controla cada uno de susactos. Y en otras ocasiones el aislamiento es emocional;las mujeres que no pueden hablar de su problemáticaporque no tienen a nadie cerca, porque no saben en quienconfiar o a quien dirigirse, hay quienes lo han intentadoy no sólo han encontrado empatía sino que ni si quierase les cree, son quienes suelen quedarse sin algún apoyoy por lo tanto cada vez más expuestas al maltrato. Lapersona que se encuentra más cercana a ellas después deuna golpiza suele ser el propio agresor quien además semuestra compasivo y delicado, y las mujeres percibenque él es el único apoyo que pueden recibir en ese mo-mento.

Sin duda alguna existen un sin número de aspectosrelacionados con el ciclo de la violencia lo que ha dificul-tado el contar con cifras certeras del número de hechosviolentos existentes, dentro de los hogares, además de lafalta de apoyos reales para erradicar la problemática.

CONCLUSIONES

La mujer se ve inmersa en situaciones diversas que nopermiten observar el número real de las cifras de la vio-lencia. Ante tal situación no existe una metodología es-pecifica para la medición del problema, es decir, la vícti-ma es envuelta culturalmente en la problemática impi-diendo que existan condiciones objetivas y reales parasu cuantificación.

Según el premio Nobel de economía de 1998, AmartyaSen, la misoginia o desprecio hacia las mujeres, repre-senta en el mundo un problema de salud pública. EnMéxico a pesar de los numerosos avances en el siglo an-

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terior, las mujeres siguen estando en una situación dedesventaja como grupo.

Por consiguiente se puede decir que las formas en quese manifiesta la misoginia son de diversa índole, las cualesvan desde los famosos chistes machistas, una expresióncomún por parte de un automovilista refiriendo que lasmujeres no saben manejar, hasta asuntos más complejosen los que entra la violación sexual, la privación de losderechos humanos y el asesinato, continuando con la cos-tumbre de mantener a la mujer como propiedad directa ypersonal de los hombres, siendo la sexualidad una expe-riencia a través de la cual lo pueden obtener.

Más grave aún son los comentarios realizados poralgunos personajes de la vida política como CarlosAbascal, el cual asigna a la mujer al cuidado de su hogary la reproducción, desarrollando ahí las funciones ópti-mas para su realización plena; o lo expresado por Fran-cisco Barrio durante su gobernatura en Chihuahua enreferencia a los asesinatos de mujeres en Ciudad Juárezdifundiendo la visión de que las mujeres eran prostitu-tas, con el objeto de decir: “Las responsables son ellaspor llevar esa vida”.12

Es importante resaltar que, si bien el hombre arreme-te contra la mujer en distintas formas, la mujer en mu-chas ocasiones admite esta agresión, considerándolacomo algo culturalmente aprobado, ya que dentro de lasrelaciones de pareja en numerosas ocasiones se aceptala misoginia, considerándola como natural y obligatoria,ya que si el hombre le pega a su esposa o novia, es acausa de que ella misma lo buscó.

En nuestro país, a raíz de las consecuencias que hatraído consigo la misoginia, se ha forjado la necesidad de

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que la salud pública actué y analice los distintos atrope-llos que sufre la mujer en su medio social, para abarcarestos resultados en la prevención y atención de medidasque le faciliten obtener los servicios médicos, escolares ylaborales de los cuales es merecedora.

Incluso con la problemática derivada de la dificultaden cuantificar el hecho violento dentro del hogar, comose mencionó anteriormente las consecuencias y los al-cances que tiene consigo este tipo de violencia acarreanconductas y patrones que reproducen y generan más vio-lencia y sobretodo silencio, ante esto el gobierno debellevar a cabo cuanto antes las acciones necesarias paraerradicar este problema, involucrándose en el conjuntode estructuras institucionales, que incluyen a la familia,la economía, el derecho, la educación, el sistema de jus-ticia penal, las redes de asistencia social, los serviciosmédicos, etcétera.

El progreso de una nación va íntimamente ligado algrado de libertad y desarrollo de las mujeres. México nopodrá avanzar si la mitad de su población es ignorada.No basta un Instituto Nacional de las Mujeres. Hacenfalta recursos, hacen falta reformas a las leyes, pero másque nada, hace falta darse cuenta de que las mujeres tam-bién importan, más aún, que son una parte vital, indis-pensable e insustituible de la sociedad en que vivimos.

Finalmente, el reto que se tiene como nación es laedificación de una cultura de equidad, donde la toleran-cia y el respeto por los demás sea el sustituto de las acti-tudes misóginas y sexistas, convirtiéndose así en un esti-lo de vida, en donde la diferencia no se traduzca eninequidad. Es indispensable una cultura donde el valorde las personas dependa de sus cualidades, valores y ac-

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VIOLENCIA INTRAF AMILIAR

ciones, más que de estereotipos y prejuicios sociales cons-truidos artificialmente.

NOTAS

1 Rosa María Álvarez, Derecho a una vida sin violencia, SeminarioPermanente de análisis sobre violencia social.

2 Encuesta Nacional de Usuarios de los Servicios de Salud, rea-lizada por el Programa Mujer y Salud durante los meses de enero amarzo de 2003, aplicada a 25 1888 usuarias de los servicios desalud en las principales instituciones públicas del país (IMSS, ISSSTE Y

SSA). Se obtuvo respuesta de 24 047 mujeres mayores de 15 años.3 La NOM-190–SSA1–1999 representa uno de los primeros esfuer-

zos para guiar el trabajo de los profesionales de la salud con rela-ción a la detección, investigación y educación sobre violencia fami-liar en México. Otro esfuerzo del sector salud que complementa adicha norma oficial es impulsado por el Programa Mujer y Salud(PROMSA). Cf. A. Y. Secades, Violencia familiar, Programa Mujer y Sa-lud. México, Secretaría de Salud, 2002..

4 <www.alternativaeducativa.df.gob.mx/ponencias/melopez.html>

5 O. Bustos, “Todavía hay inequidad de género en educaciónsuperior” en Gaceta UNAM. 25 de agosto de 2003.

6 A. Hernández, V. Mendoza y F. Salaizo, “Mujeres universita-rias” en Equidad de género. México, junio, 2002.

7 P. Decalmer y F. Glendenning (comps.), “Maltrato a las personasmayores” en Equidad de género, año I. México, junio, 2002.

8 H. Ruiz, “La mujer y el delito. La ciudad y el crimen” en Reforma.México, 22 de enero, 2001.

9 Op. cit.10 “Diagnóstico sobre el estado de 445 centros penitenciarios,

elaborado por la CND” en El Universal. México, 6 de mayo, 2003.11 Marta Torres Falcón, La violencia en casa. Buenos Aires: Paidós/

SAICF, 2001, p. 255.12 Información obtenida de la página de internet:

<www.geocities.com/pornuestrashijas/poniatowska01.html>

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RENÉ ALEJANDRO JIMÉNEZ ORNELAS

BIBLIOGRAFÍA

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SITUACIÓN ACTUAL DE LA ATENCIÓN

A LOS MENORES VÍCTIMAS DE VIOLENCIA

Arturo Perea Martínez*Arturo Loredo Abdalá*Sara Corchado Chávez*

INTRODUCCIÓN

LA VIOLENCIA CONTRA LOS NIÑOS Y los adolescentes es unfenómeno que existe desde que el hombre apareció en lafaz de la tierra. Diversos testimonios al respecto han sidodescritos en la literatura científica, humanística y religio-sa. Si bien, existen de igual forma registros sobre gruposo personas preocupadas por la protección de los infan-tes, como lo hecho por el sabio Solón en la antigua Gre-cia (640-558 a. C.), o bien el decreto de muerte realizadopor Constantino el Grande en el año 318 d. C., a todoaquel que acabara con la vida de un niño. No fue sinohasta el final del siglo XIX, que en Francia, en Nueva Yorky en Londres, comenzó la creación de grupos y organiza-

* Clínica de Atención Integral al Niño Maltratado del InstitutoNacional de Pediatría y de la Universidad Nacional Autónoma deMéxico.

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PEREA, LOREDO, CORCHADO

ciones destinadas a proteger y velar por la vida de losniños.1,2 Más adelante y durante toda la segunda mitaddel siglo XX, aparecieron como declaraciones y documen-tos agregados a los que fueron creados para la protecciónde los derechos humanos, las primeras propuestas y com-promisos de las instituciones internacionales y de lospaíses que las integraban, de establecer leyes universa-les, políticas, programas y planes orientados hacía la ob-tención de mejores condiciones de vida y de oportunidadesde desarrollo para los menores de todo el mundo.3, 4

Si bien los esfuerzos han sido latentes y considera-bles, las circunstancias en que viven los niños, las niñasy los adolescentes de todo el mundo, siguen siendo dis-tantes de lo que todos deseamos para ellos.

CONTEXTO INTERNACIONAL DE LA VIOLENCIA CONTRA LOS NIÑOS

Y LOS ADOLESCENTES

El presente artículo señala la situación actual en el mun-do sobre la atención a los niños víctimas de violencia.Los autores hemos considerado el impacto en legislaturainternacional, en políticas, programas y planes de asis-tencia a los niños que sufren maltrato.

La tercera declaración sobre los Derechos de los Ni-ños en 1989 y la Cumbre Mundial a Favor de la Infanciaen 1990, señalan lo que podemos considerar como la eramoderna en la atención de este fenómeno mundial, ycuyo objetivo es “lograr las mejores condiciones y opor-tunidades de vida para que los niños obtengan su ópti-mo desarrollo”, sin embargo la realidad en los alboresdel siglo XXI no es del todo buena, la situación actual es

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ATENCIÓN A LOS MENORES VÍCTIMAS DE VIOLENCIA

una verdad triste que esta expresada en los siguientesdatos.

Al iniciar esta década aún mueren diez millones de ni-ños cada año, cifra a la que se adiciona el hecho de quela mayoría de estas muertes se deben a enfermedadespotencialmente prevenibles. 150 millones de niños su-fren desnutrición. Más de cien millones de niños no asis-ten a la escuela.

Y específicamente sobre la violencia contra los me-nores de edad se tiene: La Organización Mundial de laSalud establece al maltrato infantil como un problemade salud pública desde 1999.5 La Comunidad Europeaestima que por cada caso registrado de niño víctima deviolencia, existen nueve más que no se reportan. Así, sila frecuencia escrita es que uno de cada 100 menores esmaltratado, la realidad estimada del fenómeno es de unode cada diez.1 Estados Unidos, a través de la AcademiaAmericana de Pediatría, publicó en 1997, tres millones dedenuncias de posible maltrato infantil en cualquiera desus formas, de los cuales en una tercera parte de ellos secomprobó el diagnóstico. Las expresiones de maltratose distribuyeron de la siguiente forma: 60% correspon-dieron a negligencia, 23% a maltrato físico, 9% abusosexual, 4% maltrato psicológico y el 4% a otras.6

En América Latina los datos ofrecidos en distintospaíses que conforman esta región geográfica, permitenaceptar que el problema va en aumento cada día. Lo an-terior probablemente debido al mayor índice de denun-cias, más que por una frecuencia realmente mayor.

Debido a lo anterior, en mayo de 2002 se convocó auna nueva reunión entre los países que habían asumido

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PEREA, LOREDO, CORCHADO

los compromisos derivados de la tercera DeclaraciónUniversal de los Derechos de los Niños y de la Junta Es-pecial a Favor de la Infancia, resultando en un programainternacional denominado “Un mundo apropiado paralos niños”. Este tiene como puntos básicos los siguientes:

Alentar una vida saludable.Ofrecer una educación de calidad.Proteger a los niños contra el maltrato, la explotación

y la violencia.Luchar contra el VIH/SIDA.

El programa demanda de las naciones participantes, apli-car un plan de acción que ponga en practica según pro-ceda leyes, políticas y acciones eficaces, asignando re-cursos para realizar y proteger los derechos de los niñosy asegurar su bienestar.7

En Latinoamérica la respuesta ofrecida por diversospaíses se tradujo en la creación de políticas y programaspara la atención de maltrato infantil, mismos que tienenun alcance cronológico hasta el año 2010. El compromi-so de los profesionales en estos países también es eviden-te. En México, la Clínica de Atención Integral al NiñoMaltratado del Instituto Nacional de Pediatría y de laUniversidad Nacional Autónoma de México (CAINM-INP-UNAM) integrada por profesionales médicos, psicólogos,psiquiatras, trabajadoras sociales, abogados, esto-matólogos, educadores y otros, organizó en febrero de2003, el VII Congreso Latinoamericano y II Iberoamerica-no sobre “Violencia contra niñas, niños y adolescentes”con la participación de países como Argentina, Chile,Colombia, Ecuador, España, Estados Unidos y México,

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ATENCIÓN A LOS MENORES VÍCTIMAS DE VIOLENCIA

del cual emergió la propuesta de crear y desarrollarun Programa Interamericano para la Asistencia Inte-gral de la Violencia contra los Menores en dicha áreageográfica.

Recientemente la Asociación Latinoamericana de Pe-diatría, nombró a CAINM en la persona de Arturo LoredoAbdalá como Coordinador del Comité para la Atenciónde la Violencia contra Niñas, Niños y Adolescentes, conla intención de crear un grupo en el área de la saludpediátrica, que se encargue de establecer conceptos, es-quemas de diagnóstico y de asistencia, así como medi-das preventivas para atender el fenómeno del maltrato aniños latinoamericanos.

CONTEXTO NACIONAL DE LA VIOLENCIA CONTRA LOS NIÑOS Y LOS

ADOLESCENTES

México como país comprometido con los lineamientosestablecidos por la tercera Declaración sobre los Dere-chos de los Niños, asume esta responsabilidad en 1990.Casi en forma simultanea, participa y también se com-promete con los objetivos y metas que se establecieronen la Cumbre Mundial a favor de la Infancia.

Diez años después en mayo del 2002, nuestro paísparticipa en la Sesión Especial de la Asamblea de lasNaciones Unidas a Favor de la Infancia, en la que pre-senta los avances obtenidos en la década, que respondenal compromiso adquirido al asumir los preceptos de lasreuniones referidas y que pueden ser resumidos en losiguiente:7

De las 26 metas propuestas en la Cumbre Mundialde 1990, México cumplió con 20, en una el resultado

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PEREA, LOREDO, CORCHADO

fue insatisfactorio y cinco más aún estaban sujetas a eva-luación.

En salud fueron alcanzadas 17 metas, en tres se ob-tuvieron resultados satisfactorios y en dos más el avanceno fue evaluable.

En educación dos de las metas fueron obtenidas, mien-tras que dos más mostraron resultados satisfactorios.7

Sin embargo, semejante con lo que ocurre en todo elmundo, en México aún existen 50 millones de personasviviendo en la pobreza, 40% de los cuales son menoresde edad. En este sentido, un ejemplo es evidente al ana-lizar a la población indígena de nuestro país. Este grupoesta constituido por poco más de 10 millones de perso-nas, de las cuales 20% aproximadamente son niños, cuyatasa de mortalidad general infantil es 58% mayor que lade los niños no indígenas.

Específicamente sobre la violencia en nuestro país,esta se ha ubicado como un mal médico social, en el quelas mujeres, los individuos con capacidades diferentes,los de edad mayor y también los niños se reconocen comola población más susceptible de padecerla.

El Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de laFamilia (DIF), registra de 1995 al 2000, un promedio de25 000 casos de maltrato a menores cada año.8 LaProcuraduría General del Distrito Federal, registra cadaaño 17 mil denuncias por abuso sexual, 67% de los cua-les fue en menores de 18 años.

México al asumir su compromiso internacional, ad-quiere en forma simultánea la responsabilidad de traba-jar en los siguientes programas:

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ATENCIÓN A LOS MENORES VÍCTIMAS DE VIOLENCIA

Salud del niño.Salud de la mujer.Nutrición.Educación y alfabetización.Agua potable y saneamiento básico.Atención a niños y niñas en circunstancias especial-

mente difíciles.

Además, responder ante las nuevas amenazas para lasalud de los infantes:

Infección por el VIH/SIDA.Obesidad.Cáncer.Enfermedades médico sociales.7

Para lograr las metas de los programas mencionados, elsistema jurídico en México modificó en 1999, el articulo4º constitucional estableciendo una noción clara sobrelos derechos de la infancia. Asímismo en el año 2000, seestableció la Ley para la protección de los Derechos deNiñas, Niños y Adolescentes.9

Por otra parte, el gobierno mexicano definió un PlanNacional de Desarrollo 2001-2006, en el que se estable-ce “crear las condiciones que permitan a los niños desa-rrollarse en un ambiente emocional y físico seguros, ga-rantizándoles bienestar, educación, salud y equidad”.También un Programa de Acción 2002-2010 denomina-do “un México apropiado para la infancia y la adolescen-cia”, a cargo del Gabinete de Desarrollo Social integradopor las Secretarías de Salud, Educación y Desarrollo So-cial, quienes a través de la estrategia denominada “conti-

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PEREA, LOREDO, CORCHADO

go” tienen como objetivo de este programa: “mejorar lascapacidades de niñas, niños y adolescentes, garantizan-do a sus familias oportunidades de ingreso, patrimonio yprotección social”, construyendo un ambiente de seguri-dad social y de progreso para nuestra infancia y adoles-cencia.7

CAINM-INP-UNAM junto con el DIF Nacional y la Secreta-ría de Salud han establecido la necesidad de articular yunificar esfuerzos, a través del desarrollo de un Progra-ma Nacional de Asistencia Integral al fenómeno de laViolencia contra los Menores. 9,18

El contenido de esta propuesta contempla en formasintetizada los siguientes puntos:

Prevención primaria. Establece como objetivo queningún menor sea víctima de cualquiera de las formas demaltrato.

Prevención secundaria. Define los lineamientos parala detección, registro, atención y asistencia integral delos menores que han sido o son víctimas de violencia. Elobjetivo de este es, evitar que un niño que ha sufrido deviolencia no vuelva a ser sujeto de ella.

Prevención terciaria. Contempla como objetivo desa-rrollar las estrategias que permitan erradicar o limitar elriesgo para un individuo que ha sido víctima de violen-cia en la infancia, de convertirse en la vida adulta en unperpetrador de esta, fenómeno que ocurre hasta en 85%de los casos.

El instrumento que ha sido considerado como de im-portancia sustancial para la obtención de estos objetivoses el ejercicio de un programa que es denominado por

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ATENCIÓN A LOS MENORES VÍCTIMAS DE VIOLENCIA

CAINM como “El buen trato al menor” y del cual podemosdescribir lo siguiente:

Definición. Conjunto de estrategias y acciones paraque los niños y los adolescentes, obtengan un óptimocrecimiento y desarrollo.

Objetivo. Obtener un cambio en el estilo de vida delos menores y sus cuidadores, que promueva su bienes-tar biopsicosocial dentro y fuera del núcleo familiar.

Requisitos. Para lograr el objetivo trazado, de los ac-tores encargados del bienestar de los niños se establecenfunciones y responsabilidades de la siguiente forma:

I. La familia. Sus responsabilidades y funciones son:a. Planeación. Responsabilidad en su conformación y

planeación de su estructura numérica.b. Integración y función (respeto y amor).c. Educación, salud, deporte, recreo y trabajo.d. Promoción de normas y valores dentro y fuera del

núcleo familiar.

II. El Estado. Sus responsabilidades y funciones son:a. Ejercicio Legislativo. Hacer valer las leyes interna-

cionales y locales a favor de la infancia, con estricto apegoa los derechos del menor, en forma honesta y expedita.

b. Gasto público. Mayor y mejor distribución del gas-to público, para los programas de educación, salud y de-sarrollo social orientados al bienestar de los menores deedad.

III. La sociedad. Sus responsabilidades y funciones son:

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PEREA, LOREDO, CORCHADO

Reconocer la importancia del menor. Asumir cons-ciente y responsablemente que el menor es un indivi-duo en crecimiento y desarrollo, merecedor de cuida-dos y orientación dentro y fuera de la familia.

Participación en el desarrollo y supervisión de losprogramas a favor de la infancia. Intervenir activamenteen las estrategias que el Estado ha establecido para lograrel mejor desarrollo y crecimiento del menor, denuncian-do cualquier anomalía en el adecuado ejercicio de cadaprograma.

Asistencia al menor en condiciones de riesgo. Partici-par en la atención y asistencia de menores en condicio-nes de alto riesgo, tal es el caso de los niños con capaci-dades diferentes, los niños de la calle y en la calle, losniños que viven en la frontera y otros.

Proveer seguridad al menor. Definir y ejercer accio-nes que limiten los riesgos reales que el menor puedevivir en el ámbito extrafamiliar, sea en una institución,en la vía pública o en cualquier otro ambiente en dondese desenvuelva.

IV. Los profesionales. Sus responsabilidades y funcionesson:

Educación. Establecer programas en todos los nive-les de educación, incluyendo en la curricula universita-ria de pre y posgrado.

Conciencia. Asumir como una realidad la presenciadel fenómeno de la violencia contra los menores y en-tender el papel que juega un profesional en su asistenciay su prevención.

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ATENCIÓN A LOS MENORES VÍCTIMAS DE VIOLENCIA

Convicción. Convencimiento de que el esfuerzo quese realice en conjunto con otros actores, tendrá comoresultado abatir el fenómeno.

Compromiso. Adoptar comprometidamente las res-ponsabilidades que su área le otorgue, aceptando que laaptitud y la actitud del profesional, son los instrumentosmás importantes con los que se cuenta para abatir la vio-lencia contra niñas, niños y adolescentes.

En resumen, es factible aceptar que el menor como unindividuo en crecimiento y desarrollo, requiere un en-torno y condiciones óptimas de vida dentro y fuera de lafamilia, que le provea de una educación con normas yvalores que le permita alcanzar entre muchas otras cosasun alto nivel de salud, capacitación personal y profesio-nal, autoestima, honestidad, socialización, deporte y re-creo, solidaridad y responsabilidad, para lo cual las fun-ciones que realicen la familia, la sociedad, el Estado y losprofesionales es de crucial importancia. (Ver la figura si-guiente).

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PEREA, LOREDO, CORCHADO

REFERENCIAS

1 Díaz, H. J., B. M. García, “Maltrato y abandono infantil: Concepto,tipología, clasificación y frecuencia” en Dirección General de Pre-vención y Promoción de la Salud, Maltrato infantil: Prevención, diag-nóstico e intervención desde el ámbito sanitario . Documento Técnico deSalud Pública núm. 22. Comunidad de Madrid, España. 1995.

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4 KEMPE, C. H., F. N. Silverman, B. F. Steel et al., The batteredchild syndrome. JAMA 1962; 181: 17-24.

Individuos en crecimiento ydesarrollo

Vida en condicionesóptimas

Educación con valores ynormas

autoestima autonomía

FAMILIA

PROFESIONALES SOCIEDAD

ESTADO

solidaridadfelicidad

salud

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ATENCIÓN A LOS MENORES VÍCTIMAS DE VIOLENCIA

5 MCMENEMY, M.C., Who recognises child abuse as a major problem.The Lancet, 1999; 353: 1340.

6 American Academy of Pediatrics, “Guidelines for the Evaluationof Sexual Abuse of Children”. Subject Review. Pediatrics. 1999; 3:186-190. Archivos de la Procuraduría de la Defensa del Menor y laFamilia. México 2000.

7 Secretaría de Desarrollo Social, Secretaría de Educación Públi-ca, Secretaría de Salud. “Un México apropiado para la infancia y laadolescencia”. Programa de Acción 2002-2010. México 2002.

8 Archivos de la Procuraduría de la Defensa del Menor y la Fa-milia. México 2000.

9 Ley para la Protección de los Derechos de Niñas, Niños y Ado-lescentes. México. Aprobada por el Congreso y publicada en el Dia-rio Oficial de la Federación el 29 de mayo de 2000.

10 LOREDO-ABDALÁ, A., H. J. Trejo, V. V. Bustos, R. L. Carbajal, M.J. Reynes, H. R. Rodríguez, et al., “El fenómeno de maltrato a losniños: aspectos sociales y clínicos del síndrome”. Bol Med Hosp InfantMex. 1998; 55: 410-416.

11 LOREDO-ABDALÁ, A., Maltrato al menor. México: McGraw-HillInteramericana, 1994.

12 LOREDO-ABDALÁ, A., H. J. Trejo, V. V. Bustos, V. A. Sánchez y F.M. A. Moreno, “Maltrato al menor: propuesta metodológica para ladetección, atención integral y derivación de pacientes en México”.Acta Pediatr Mex 1998; 19: 206-210.

13 LOREDO-ABDALÁ, A., Maltrato en el niño y en el adolescente. Edi-tores de Textos Mexicanos, 2004.

14 LOREDO-ABDALÁ, A., M. A. Perea, H. J. Trejo y V. V. Bustos.Maltrato físico y accidentes como causas de lesiones en el niño y utilidadde los indicadores clínicos para el diagnóstico diferencial en A. Loredo-Abdalá, Maltrato en el niño . Asoc. Mex. Ped. México, 2001.

15 PEREA, M. A., A. Loredo-Abdalá, H. J. Trejo, M. V. Báez, M. V.Martín, V. A. Monroy y J. A. Venteño, “El maltrato al menor: unapropuesta de una definición integral”. Bol Med Hosp Infant Mex 2001;58:251-258.

16 PEREA, M. A., A. Loredo-Abdalá, H. J. Trejo y V. A. Monroy,“Responsabilidad del pediatra ante la norma oficial mexicana NOM-190-SSA1-1999. Prestación de Servicios de Salud. Criterios para laAtención Médica de la Violencia Familiar”. Rev Mex Ped 2002; 69:37-40.

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PEREA, LOREDO, CORCHADO

17 PEREA, M, A. y A. Loredo-Abdalá, “Calidad en la atención inte-gral a los niños y adolescentes maltratados. Una nueva cultura ensalud”. Rev Mex Ped 2001; 68: 105-107.

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NEUROBIOLOGÍA DEL NIÑO MALTRATADO

María Verónica Cerezo Cantú*

EL MALTRATO INFANTIL ES UN FENÓMENO CULTURAL que cadadía se extiende más en todos los niveles sociales, afectan-do principalmente la interacción temprana del niño consus padres. Un grupo importante de padres que maltratao abusa de sus hijos ha padecido en su infancia tempra-na falta de afecto y maltrato. Si los padres presentan ras-gos depresivos, autodevaluados, y se sienten carentes deafecto, no podrán mostrarse como figuras afectuosas yno transmitirán seguridad y valía al niño, lo que facilita-rá que se desencadenen y potencien crisis de ira y vio-lencia incontrolable.1

Además de estos rasgos de personalidad, la conductamaltratadora también se asocia a: una insuficiente ma-duración psicológica para asumir el rol paterno/mater-no, corta edad de los padres, problemas en la relación depareja, problemas económicos, o que el menor no cubrelas necesidades y expectativas de los padres, al no serplaneado o deseado.2 Estas características psicológicas en

* Neuropsicóloga de la Clínica de Atención al Niño Maltratado.Instituto Nacional de Pediatría.

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VERÓNICA CEREZO CANTÚ

los padres, son un importante potencial de maltrato,3 detal forma que cualquier pequeño hecho de la vida coti-diana, o todo comportamiento del niño que se considereirritante, si encuentra a su progenitor en situación de cri-sis, con escasas defensas anímicas y con dificultades pararequerir apoyo externo, pueden desatar la violencia.

Un varón y una mujer con características de insegu-ridad y carencias emocionales buscan con intensidad aquién apegarse estrechamente; formarán relaciones depareja donde prevalecerá una unión ansiosa y temerosade abandono; tendrán sentimientos de soledad intensos,además de demandas mutuas de afecto, compañía y gra-tificación a sus necesidades primarias. Cuando llegue elmomento del paternaje, se agudizarán los sentimientosde insatisfacción y se depositarán expectativas muy ele-vadas sobre el niño y cuando se den cuenta de que nocubre esta idealización, empezarán a incrementarse suinseguridad y sentimientos de inadecuación.

Existe la creencia de que la violencia es obra de ex-traños y por ello a los niños se les enseña a huir y a nohablar con desconocidos; sin embargo, existen agresoresque viven en la misma casa que sus víctimas. Esta vio-lencia proviene de una de las personas que le dio la viday que al menos una ocasión les dijo “te quiero”.4

Es raro encontrar un niño en el que el maltrato sea deun solo tipo; un niño golpeado es también maltratadoemocionalmente; un niño que evidencia signos de faltade cuidado o negligencia, frecuentemente también pa-dece maltrato físico o emocional.5

Estos eventos socio-emocionales tempranos involu-cran estructuras biológicas que están madurando; prin-cipalmente hay un crecimiento acelerado de la estructu-

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NEUROBIOLOGÍA DEL NIÑO MALTRATADO

ra cerebral que ocurre durante periodos críticos de lainfancia y que es dependiente de la experiencia. Laneurobiología ha establecido que el cerebro del niño estádiseñado para ser moldeado por el ambiente en que seencuentra.6 Incluso, las experiencias interactivas impactandirectamente en los sistemas genéticos que programan elcrecimiento del cerebro. Se piensa hoy en día que la ex-periencia ambiental es crítica para la diferenciación delmismo tejido del cerebro: se considera al cerebro comoun órgano “bio-ambiental” o “bio-social”7 y se habla del“cerebro social” y de la construcción social del cerebrohumano.8

Schore9 refiere que el ambiente social temprano,mediatizado por el cuidador primario, principalmente larelación de apego ente el niño y su madre, influye direc-tamente en la maduración de los circuitos cerebrales delniño y enfatiza que ambos (ambiente y madurez cere-bral), son responsables del desarrollo socio-emocionalfuturo del menor. La comunicación (verbal, corporal,gestual, etc.) entre la madre y el hijo cambia la experien-cia emocional y el comportamiento del otro; es decir,existe una retroalimentación constante que bien puedeser positiva o negativa y que conlleva ciertos cambiosneurofisiológicos en ambos.

Una cantidad cada vez más amplia de estudiosinterdisciplinarios sugiere que estas experiencias afectivasinterpersonales tienen un efecto crítico específico en laorganización temprana del sistema límbico, el área delcerebro especializado no solo para el procesamiento dela emoción sino para la organización del aprendizajenuevo y la capacidad de adaptarse a un ambiente rápida-mente cambiante. El sistema límbico procesador de emo-

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VERÓNICA CEREZO CANTÚ

ciones se relaciona estrechamente con el hemisferio ce-rebral derecho, el cual es el substrato neurobiológico delcerebro emocional y está en un crecimiento importanteen el primer año y medio de vida y dominante por losprimeros tres años de la vida humana. Según Schore,10 elhemisferio o cerebro derecho actúa como un sistemaúnico de respuesta preparando al organismo a enfrentar-se eficientemente a los retos externos; sus funcionesadaptativas mediatizan los mecanismos de afrontamien-to del estrés.

Los ambientes sociales hostiles inhiben el crecimien-to del menor, otorgan niveles altos de afecto negativo,una sincronía afectiva psico-biológica no óptima, gene-ran episodios prolongados de estrés no regulado, retar-dan e impactan negativamente en la ontogenia de los sis-temas de apego y los sistemas homeostáticos y auto-re-guladores del sistema nervioso.11

Existe evidencia sostenible de que todas las psico-patologías originadas tempranamente constituyen tras-tornos del apego y se manifiestan como fracasos de laautorregulación y/o la regulación interactiva. Tales defi-ciencias en el afrontamiento son más obvias bajo condi-ciones difíciles que requieren flexibilidad conductual yrespuestas adaptativas al estrés socio-emocional.12

Con todos estos hallazgos recientes, el maltrato in-fantil de ser un problema social, pasó a ser un problemamédico-social, no sólo por las implicaciones clínicas delmaltrato físico, el abuso sexual, la negligencia y otrostipos de maltrato menos conocidos, sino por los cambiosmenos evidentes que ocurren en el cerebro, que son ob-servados gracias al uso de la tecnología, los cuales tienenimpacto a corto, mediano y largo plazo en la personali-

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NEUROBIOLOGÍA DEL NIÑO MALTRATADO

dad del individuo, en la creación de vínculos afectivos,en la manera en cómo responden al estrés y a situacionestraumáticas, y sobre todo, en la repetición de los ciclosde la violencia.

Existen circuitos cerebrales que se encargan de de-tectar y procesar qué estímulos son relevantes para lasupervivencia. Entre ellos existe un sistema de alarmaque focaliza la atención en los acontecimientos amena-zadores y que continuamente supervisa las relacionesíntimas con el equilibrio interno regulador del cuerpo yun sistema de gratificaciones que diferencia las experien-cias positivas de las negativas. Existen otros circuitos ca-paces de hacer un examen más refinado de los datosmedioambientales, afinando el sistema de alarma, anu-lándolo cuando es necesario para evitar que la autodefensase desarrolle y de pie a reacción excesiva que desembo-que en violencia.

A lo largo de la vida, las experiencias repetidas deempatía, estímulo, angustia, conflicto o franco peligro,conducen a respuestas adaptativas no sólo a nivelcomportamental —definiendo cuándo, cómo, dónde ycon quién los comportamientos emocionales son permi-sibles—, sino también al nivel de células y sinapsis, queconducen a configurar la actividad neuronal que deberáhacer frente a las exigencias presentadas por el entorno.

Ante una situación de estrés que provoca una reac-ción o conducta agresiva, participan diversos sistemasen el ser humano:13 1) Respuesta somática o muscular(movimientos musculares que ponen en estado de aler-ta); 2) Sistema nervioso autónomo (taquicardia, aumen-to de flujo sanguíneo a los músculos, sudoración, etc.);3) Intervención hormonal (liberación de adrenalina y

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VERÓNICA CEREZO CANTÚ

cortisol para poner al individuo en tensión), y 4) Presen-cia de neurotransmisores específicos (la noradrenalinaprepara al organismo para responder al estímulo y laserotonina interviene en el control de la agresividad).

El intercambio positivo entre la fisiología y el medioambiente conduce a un ser humano bien adaptado y enfuncionamiento pleno. Pero cuando el intercambio sevuelve hostil, infructuoso o improductivo, la lucha porequilibrar el entorno y lo físico genera un círculo viciosoque asciende en espiral hasta la violencia y vuelvecompulsivamente al miedo. La agresión entonces dejade ser adaptativa y competitiva y pasa a ser violenciacuando se dirige a la persona equivocada por un motivoigualmente equivocado.

Las estructuras cerebrales principales que participanen esta regulación conductual y emocional son el lóbulofrontal y el sistema límbico, de éste último particular-mente la amígdala y el hipocampo. El lóbulo frontal par-ticipa en la integración sensoriomotora, en el pensamien-to, en la voluntad, en las emociones, en la regulación y elcontrol de nuestras conductas, en la capacidad de gene-ralización y abstracción, entre otras funciones importan-tes. El sistema límbico controla las actividades emocio-nales, motivacionales, conductuales y alimenticias, pormencionar las más importantes. La amígdala permitecodificar el significado emocional de los rostros y las ex-presiones de otros, basándose en la experiencia y en laacumulación y contextualización de la información pro-veniente de entorno.

Ahora se sabe que las experiencias negativas en eda-des tempranas de la vida, pueden ocasionar daño orgáni-co y afectar la función de algunas estructuras cerebrales,

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NEUROBIOLOGÍA DEL NIÑO MALTRATADO

gracias a los estudios de neuroimagen que han mostra-do que el maltrato infantil puede causar daño perma-nente en la estructura neuronal y en el funcionamientodel desarrollo cerebral.14

El estrés en edades tempranas tiene efectos a largoplazo en las estructuras y sistemas cerebrales que jueganun papel importante en las respuestas ante el estrés. Losestresores afectan los cambios de la morfología delhipocampo y la amígdala, teniendo una reducción en sutamaño del lado izquierdo, observado gracias a laTomografía Axial Computada; esta atrofia cerebral se debea un aumento en la neurotoxicidad y a una disminuciónen la neurogénesis. También se han observado cambios enlos sistemas noradrenérgicos.15

La electroencefalografía (EEG) de niños maltratados(física, sexual o psicológicamente) ha demostrado acti-vidad anormal de las ondas cerebrales en la región fron-tal y temporal del hemisferio izquierdo.16

Los lóbulos frontales y temporales de los agresoresviolentos presentan algunas deficiencias funcionales yestructurales. Se ha observado que existe una baja activi-dad en las regiones frontales que predisponen a la vio-lencia, de acuerdo a los estudios realizados en personascon antecedentes de maltrato infantil y que presentanconductas violentas. Estos hallazgos se obtuvieron gra-cias a estudios con la técnica de neuroimagen conocidacomo Tomografía por Emisión de Positrones, la cual per-mite observar cómo se metaboliza la glucosa en el cere-bro cuando se le pide al sujeto que realice una tarea de-terminada. La correlación anatomofuncional y clínica sedescribe a continuación:17

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VERÓNICA CEREZO CANTÚ

Neuropsicológico: Pérdida de la inhibición ocontrol de estructuras subcorticales. El maltratofísico y el abuso provocan bajo rendimiento es-colar por un pobre desarrollo neurológico, condeficiencias significativas en la lectura y el com-portamiento social.

Neuroconductual: Comportamientos arriesga-dos, irresponsables, transgresores de normas, conarranques emocionales y violentos.

Personalidad: Impulsividad, pérdida delautocontrol, inmadurez, falta de tacto, incapaci-dad de modificar e inhibir el comportamiento deforma adecuada.

Social: Pérdida de flexibilidad intelectual y delas habilidades para resolver problemas, dificul-tad para usar información verbal; no aprende delas experiencias.

Cognoscitivo: Reducción de la capacidad de ra-zonar y pensar. Fracaso escolar.

Asimismo, se han observado cambios importantes en elfuncionamiento de sistemas que participan en la regula-ción y mediación ante situaciones de estrés, como son eleje Tálamo-Hipotálamo-Hipófisis-Suprarrenales. Schoredescribe este eje como el que mediatiza los mecanismosde afrontamiento del cerebro y que está bajo el controlde la corteza cerebral derecha, es decir, las funcionesadaptativas de este hemisferio mediatizan la respuestahumana al estrés.

También se ha observado que en la liberación y cap-tura de neurotransmisores como la norepinefrina,serotonina y dopamina en estructuras del sistema límbico(amígdala, hipocampo, hipotálamo), corteza prefrontal

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NEUROBIOLOGÍA DEL NIÑO MALTRATADO

y lóbulo temporal hay cambios significativos. Parece serque las anomalías en los lóbulos temporales se encuen-tran principalmente entre los agresores sexuales.

Sin embargo, y a pesar de las evidencias hasta el mo-mento obtenidas, estudios experimentales sugieren queun ambiente positivo puede modificar los efectos adver-sos del estrés temprano, lo que favorecerá y permitiráque se exprese lo que se conoce como Resiliencia, la cuales conceptualizada como la capacidad de cambiar y apren-der en situaciones estresantes o desfavorables, llegando auna adaptación al medio que le permita ser funcional ensu vida diaria;18 es decir, la elasticidad y capacidad deajuste y afrontamiento del niño (resiliencia) emerge de latransición del niño y su madre del afecto positivo al ne-gativo y de vuelta al positivo. De nuevo, la clave lo cons-tituye la capacidad del cuidador de monitorear y regularsus propios niveles de activación o estimulación.

El motivo por el cual algunos individuos padecen deestrés postraumático luego de una situación traumática,mientras que otros no desarrollan este trastorno frente auna situación idéntica, está estrechamente vinculado alnivel de resiliencia que dispone el sujeto. Esta resilienciaestá dada por la contención afectiva y los límites clarospuestos a lo largo de la crianza desde la infancia. Aque-llas personas que cuentan con escasa resiliencia son lasmás vulnerables a padecer estrés postraumático o diso-ciación y el pronóstico se halla íntimamente relacionadoa éste.

Es importante mencionar que el proceso de la pater-nidad-autonomía, como es desarrollo del vínculo afecti-vo materno-infantil, involucra la participación del siste-ma límbico, la corteza prefrontal y el hemisferio derecho

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VERÓNICA CEREZO CANTÚ

en la modulación emocional del menor. Este proceso fa-vorecerá su salud mental en la vida adulta.19

Como comentario final, es necesario tener claro quela violencia no puede vincularse a una región del cere-bro, a un acto, a una persona en particular, o a un únicogen; no se puede considerar aislada y no se puededescontextualizar. El comportamiento violento, particu-larmente el maltrato a los niños, no es un programa niuna reacción, sino un proceso en el cual interviene elcerebro, la genética y el medio ambiente.

REFERENCIAS

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4 Idem.5 GÓMEZ, M.; A. Perea, V. Martín y V. Cerezo (2004), “Maltrato

psicológico. Impacto en el desarrollo cognoscitivo, emocional ynutrición del menor” en A. Loredo, Maltrato en niños y adolescentes,México: Editores de Textos Mexicanos.

6 THOMAS, D. G., E.Whitaker, C. D. Crow, V. Little, L. Love, M. S.Lykins y M. Lettermman (1997). “Event-related potential variabilityas a measure of information storage in infant development” enDevelopment Neuropsychology , 13: 205-232.

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8 EISENBERG, L. (1995) “The Social Construction of the HumanBrain” en American Journal of Psychiatry, 152, 1563-1575.

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NEUROBIOLOGÍA DEL NIÑO MALTRATADO

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10 SCHORE, A. N. (1994), Affect Regulation and the Origen of theSelf. Estados Unidos: Lawrence Erlbaum Associates, Inc., Publishers.

11 Idem.12 SCHORE, A. N. (2002), “Dysregulation of the Right Brain: A

Fundamental Mechanism of Traumatic Attachment and thePsychopathogenesis of Postraumatic Stress Disorder” Aust New ZealJour Psych. 36: 9-30.

13 LOREDO, A., V. Cerezo y S. Corchado (2004), “Neurobiologíadel niño maltratado. Enfoque básico para el siglo XXI” en A. Loredo,Maltrato en niños y adolescentes. México: Editores de Textos Mexica-nos.

14 TEICHER M. H. (2002), “The neurobiology of child abuse” enScient Amer. 286, 54-61.

15 BREMNER, D. y E. Vermetten (2001), “Stress and development:Behavioral and biological consequences” en Dev Psychopathol. 2001;13: 473-489.

16 POLLACK, S., D. Cicchetti y Klorman (1998), “Stress, memoryand emotion: Developmental considerations from the study of childmaltreatment” en Dev Psychopathol.10: 811-828.

17 NIEHOFF, D., (1999), Biología de la violencia. Barcelona: Ariel.18 KAUFMAN J. & D. Charney (2001), “Effects of early stress on

brain structure and function: Implications for undesrtanding theRelationship between child maltreatment and depression” en DevPsychopathol, 13: 451-471.

19 SCHORE A. N. (2001), “The effects of a Secure AttachmentRelationship on Rigth Brain Develpmet, Affect Regulation and InfantMental Health” en Infan Ment Health J, 22: 7-66.

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ATENCIÓN INTEGRAL AL NIÑO MALTRATADO.UN ENFOQUE DESDE LA SALUD PÚBLICA

Jorge Trejo Hernández*

INTRODUCCIÓN

A POCO MÁS DE UN SIGLO, cuando se presentó el caso tanrenombrado de la menor Mary Ellen, quien era atada ygolpeada por sus padres y que únicamente a través de laintervención oportuna de la enfermera Etta Wheeler pudoser rescatada de estos malos tratos, sólo la Sociedad Pro-tectora de Animales pudo abogar a favor de ella en eseentonces, debido a que no existían en EU leyes específi-cas de protección hacia el menor.1,2 En este sentir el con-cepto de atención hacia esta población ha idomodificándose con el paso del tiempo, ahora no sólo setrata de ubicar al niño en un sitio seguro, sino también

* Pediatra adscrito a la Clínica de Atención al Niño Maltratado.Instituto Nacional de Pediatría. Investigador en Ciencias Médicas“C”, Institutos Nacionales de Salud. Profesor Adjunto del Curso dePosgrado “Atención Integral al Niño Maltratado”, Universidad Na-cional Autónoma de México.

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JORGE TREJO HERNÁNDEZ

de brindarle la oportunidad a los padres de recibir unmanejo integral, y ¿por qué no? al agresor cuando estosea factible. Dentro de este contexto, quizá uno de losactores mayormente involucrados por los riesgos queimplica para la salud “la violencia en los niños y adoles-centes” es el médico, quién dentro de sus funciones des-tacan tanto atender las diversas repercusiones presentesen ellos, como la búsqueda de estrategias para su pre-vención, debido a este enorme impacto que ha generadoen todas las naciones del mundo, se le ha venido consi-derando en nuestros días como un serio problema ensalud pública.3,5 Es por esta razón que el abordaje debaser considerado desde esta perspectiva, siendo fundamen-tal primeramente conocer las diversas expresiones de laviolencia en niños, que permitirá ubicar la dimensióndel problema, de manera secundaria la importancia delaccionar de un equipo multidisciplinario y por último laimperiosa necesidad de modelos de prevención, todo estoconforma actualmente la atención integral al menor mal-tratado.

FORMAS DE MALTRATO

Son diversas las formas de cómo un niño puede ser mal-tratado.2,6,8 Si bien las más conocidas son el físico, el abusosexual y el maltrato psicológico, existen otras que por suexpresión no son tan sencillas de diagnosticar, sin em-bargo se deben conocer para poder diseñar estrategias demanejo.

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ATENCIÓN INTEGRAL AL NIÑO MALTRATADO

GRUPOS VULNERABLES

Una población especial que ha llamado últimamente laatención son los grupos de alto riesgo para sufrir violen-cia, sus condiciones desfavorables que giran alrededorde ellos los colocan en desventaja ante sus iguales, esdecir con el resto de la población que en interacción conotros elementos lo conducirán finalmente al maltrato.8

Esta razón es más que justificable para que el personalde salud, otros profesionales y la sociedad en general,estén atentos ante cualquier situación de riesgo que pon-ga en peligro la salud e integridad de los mismos. Es ne-cesario de su conocimiento ya que permitirá enfocar di-versas acciones que conllevarán a evitar la presentacióndel fenómeno.

1. Formas comunes 2. Formas pococomunes

3. Formas pococonceptualizadas

Maltrato físicoAbuso sexualMaltrato psicológicoNiños en situación de calle

Abuso fetalSíndrome de niño sacudidoSíndrome de Minchausen

Maltrato étnicoRitualismo satánicoNiños de la guerra

Menor sano Menor con alguna enfermedad

No deseados ni aceptadosHijos de madres adolescentesHijos de madres reclusasHuérfanasMenor producto de violaciónNiño indígena

Niño con Enfermedad crónica(trastorno por déficit de atención,diabetes, asma, etc.)Existencia de alguna malformaciónPortador de daño neurológicoNiño con cáncerNiños con capacidades diferentes

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JORGE TREJO HERNÁNDEZ

INDICADORES DIAGNÓSTICOS

No existen signos patognomónicos desde el punto devista médico para afirmar cuando un niño es violentado,por lo tanto la búsqueda de ciertos indicadores físicos pre-sentes en el menor, en conjunto con la información pro-veniente del historial clínico de cada niño y de su familiaconstituirán una herramienta clave que podrán ser em-pleados en el proceso de diagnóstico de maltrato infan-til,9,12 los mismos que a continuación se exponen.

l. Maltrato físico: En el menor: Discrepancia de la in-formación proporcionada por los padres, familiares y tu-tores en relación de como se produjeron las lesiones.Vacunas incompletas y su falta de aplicación. Productono deseado durante el embarazo ni aceptado al nacer.Existencia de lesiones y cicatrices antiguas. Niño con es-tatura baja. Desnutrición de grado variable. Bajo rendi-miento y deserción escolar. Mala higiene personal. En lafamilia: Retardo en la solicitud de atención médica (co-múnmente después de 48 horas). Antecedente de mal-trato en la infancia de alguno de los padres. Antecedentede maltrato en otro miembro de la familia. Convivenciacon padrastros. Alcoholismo y adicción de sustancias enalguno de los padres. Cuando es llevado para recibir aten-ción por un familiar no cercano o bien alguna personaajena al núcleo familiar (maestro, vecino).

2. Abuso sexual: Existencia de lesión genital y/o anal(laceraciones, desgarros, sangrado, etc.), de semen, deobjetos extraños en estás áreas. Presencia de enfermeda-des de transmisión sexual no habituales a su edad (sífilis,gonorrea, VIH, etc.). Comportamientos no propios parasu edad (masturbación excesiva, conductas sexuales,

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ATENCIÓN INTEGRAL AL NIÑO MALTRATADO

erotización, exhibicionismo). Relato del menor de habersufrido agresión sexual. Embarazo a muy temprana edad.

3. Maltrato psicológico: Rechazar al menor. Cuandola familia niega, delega o lo minimiza. Aislarlo. Impedirlas relaciones con los padres, la familia y la socializaciónen general. Aterrorizarlo. Amenazar al niño con castigos.Ignorarlo. No responder a las necesidades del niño. Co-rromperlo. Emplearlo para prácticas ilícitas (pornogra-fía, conductas delictivas, violencia, etcétera).

UN MODELO DE ATENCIÓN DESDE EL ÁMBITO DE LA SALUD

Asegurar que cuando un menor sea víctima de malostratos, no es una labor tan sencilla como parece, en lamayoría de los casos se torna muy compleja y habitual-mente requiere de la participación de un grupo de pro-fesionales experimentados y capacitados para tal fin,13,15

donde sus acciones específicas deban situarse en los si-guientes objetivos:

a) Detección. El reconocimiento en forma oportunapermitirá ofrecerles una atención médica y multidis-ciplinaria.

b) Denuncia. La realización inicial de una notifica-ción médico-legal exclusivamente de las lesiones, y cuan-do el caso reúna elementos suficientes de maltrato en elformato correspondiente de violencia (Norma OficialMexicana NOM- 190- SSA1- 1999. Criterios para la atenciónmédica de la violencia familiar).

c) Análisis. La intervención del equipo interdis-ciplinario aportará los elementos indispensables para cadacaso.

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JORGE TREJO HERNÁNDEZ

d) Diagnóstico. El empleo de indicadores clínicos yla información anterior permitirán obtener una certezadiagnóstica.

e) Tratamiento. Incluirá la atención médica, psicoló-gica, psiquiátrica, legal al niño y su familia.

f) Seguimiento. Permite vigilar al menor para que novuelva a ser agredido, así como detectar complicacionesfuturas. Ante esta situación se recomienda que dentrodel proceso de diagnóstico sea abordado por un equipointerdisciplinario como ya se señaló anteriormente, esdecir un grupo de profesionales conformado por el mé-dico, el trabajador social, el área de salud mental (psi-quiatras y psicólogos), abogados y otros profesionales,donde la labor de cada uno de ellos se presenta a conti-nuación: Médico: búsqueda de indicadores clínicos. Tra-bajador social: conocer los aspectos familiares y socialesde cada niño, a través de la entrevista y visita domicilia-ria. Salud mental: establecer el estado emocional y men-tal del niño y de los padres. Área legal: conocer la condiciónjurídica del menor, sobre todo en cuanto a protección serefiere.Investigación: analizar científicamente toda la in-formación que se genere, para el desarrollo de progra-mas preventivos.

Las formas de cómo pueden ser atendidos éstos ni-ños son diversas, ésto va a depender de dos circunstan-cias básicas; el lugar donde se labore y los recursos ma-teriales y humanos con que se cuente, frente a esto, unelemento indispensable en este accionar es el médico, yal referirnos a los niños el pediatra, siendo él quién pue-da diferenciarlo de otras entidades y por otro lado, puedaproponer programas de prevención específicos. De estemodo tenemos que el Instituto Nacional de Pediatría a

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ATENCIÓN INTEGRAL AL NIÑO MALTRATADO

través del grupo que conforma la Clínica de AtenciónIntegral al Niño Maltratado (CAINM-INP-UNAM) ha venidolaborando arduamente sobre este punto, proponiendomecanismos de abordaje donde se le pueda ofrecer alniño maltratado no sólo la atención inmediata a las le-siones y al daño agudo, sino que también se le otorgueherramientas suficientes para evitar las repercusiones alargo plazo. Todo este accionar involucrara no solamen-te al equipo de CAINM sino también a otros profesionales,padres de familia, organizaciones gubernamentales y nogubernamentales, y a la sociedad en general, que en suconjunto propondrán soluciones a este grave problema.Es importante resaltar que la formación de grupos conesta mística en distintos lugares podrá permitirnos te-ner mejores resultados en un futuro.

FORMACIÓN DE ESPECIALISTAS PARA LA ATENCIÓN DE NIÑOS

MALTRATADOS

Uno de los problemas mayores a los que se enfrentan losprofesionales que atienden el maltrato infantil, es el deestablecer un diagnóstico unificado. En este sentido, sondiversos los factores que interactúan para el desarrollode este criterio, entre los de mayor relevancia sobresa-len: su formación profesional, la experiencia adquiridade los casos y la respuesta emocional que se genere antelos casos.16,17 Por tal motivo, debemos reconocer que laspersonas que atienden esta problemática deberán de con-tar con un conocimiento suficiente sobre este fenómeno,desafortunadamente este conocimiento solo se adquiereen su mayoría a través de información expuesta en loslibros, revistas y otras fuentes principalmente, es funda-

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JORGE TREJO HERNÁNDEZ

mental la incrustación de programas docentes en las dis-tintas universidades cuya meta sea formar especialistasen esta área social. A este respecto, actualmente en Méxi-co y posiblemente en América Latina solo existe un Cur-so de Posgrado dirigido a la formación de personal mé-dico que atiende esta problemática, el mismo es imparti-do en el Instituto Nacional de Pediatría, aunque senti-mos que esta acción aparenta ser insuficiente si constitu-ye un enorme paso dentro de la atención integral a estapoblación. Otro hecho importante es sin lugar a dudas lareacción emocional que va a despertar el caso analizadoen cada uno de los integrantes del equipo de trabajo(médico, trabajadora social, psicólogo, psiquiatra, abo-gado u otro profesional) que dependiendo de la viven-cias personales, del impacto de la magnitud del daño, dela empatía que logren con los padres o familiares y de lapresión por otros grupos, puedan interferir en la elabo-ración racional de un criterio adecuado a favor o en con-tra del niño que vive el maltrato, a esto se le conoce comofenómeno de transferencia o contratransferencia, estos con-ceptos hacen mención al total de reacciones inconscien-tes que desarrolla el profesional ante él o los individuosanalizados.

PREVENCIÓN DEL MALTRATO

La idea de que la violencia en niños y adolescentes seaabordada como un problema en salud pública, nos per-mitirá desarrollar diversas líneas de prevención, cuyosobjetivos primordiales busquen conservar, estimular ymejorar la salud de nuestra población.5,8 El modelo ensalud pública se basa fundamentalmente y esta represen-

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ATENCIÓN INTEGRAL AL NIÑO MALTRATADO

tada por los tres niveles de prevención: 1) primaria, 2)secundaria y 3) terciaria; donde a través de ellos se pre-tende dar una amplia respuesta al fenómeno, estamosconvencidos que solo de esta manera podremos dismi-nuir la incidencia de maltrato, el diseño de tratamientosapropiados a las víctimas evitará su reincidencia y porúltimo la contemplación de las poblaciones en riesgo suoportuna intervención. De este modo, podemos sinteti-zar los objetivos de cada nivel de la siguiente manera:

a) Prevención primaria; se orienta específicamente aevitar la presentación del maltrato en cualquiera de susexpresiones.

b) La secundaria se enfocará a la reincidencia delmaltrato.

c) La terciaria contemplará a los grupos vulnerables.

Un modelo de prevención propuesto el cual se lleva acabo en CAINM-INP-UNAM es el que se muestra en la siguientepágina. Se señala en forma concreta la intervención delos distintos profesionales en razón a los tres nivelesde prevención en menores sujetos a seguimiento.

Resulta poco posible poder abarcar todos los aspec-tos que comprenden la atención integral de un menormaltratado, aunque nos parece que lo presentado desdeeste enfoque en salud resulta fundamental, sin embargosugerimos a los lectores interesados las fuentes que alfinal se citan, además de las siguientes paginas electrónicas:<www.facmed.unam.mx/cainm>,<www.medinet.net.com.mx>

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JORGE TREJO HERNÁNDEZ

REFERENCIAS

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Hill Interamericana, 1994.3 MC MENEMY, M. C., “Who recognizes child abuse as a major

problem”. The Lancet 1999; 353: 1340.

RUTA CRITICA EN EL SEGUIMIENTO DE NIÑOSY ADOLESCENTES VICTIMAS DE VIOLENCIA

Clínica de Atención Integral al Niño Maltrado (CAINM-INP-UNAM)

TIPO DE MALTRATO

Sin violenciaPRIMER NIVEL

Con violenciaSEGUNDO NIVEL

De alto riesgoTERCER NIVEL

HOGAR BIOLÓGICO

AdopciónRed de apoyo1. Familiar alterno2. Hogar sustituto

Vigilancia- Médica del menor- Familiar- Jurídica

Tratamiento y vigilancia(médica y psicológica)

En el menor1. Atención médica, nutricional ypsicológica2. Fomento de un proyecto de vida

En la familia- Manejo psicoterapéutico- Escuelas para madres maltratadores- Ofrecer opciones para modificar estilos de vida negativos

Programa del buen tratoPromover valores humanos, de educación, salud y deporte y

Proyecto de vida en el niño y en el adolescentes

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ATENCIÓN INTEGRAL AL NIÑO MALTRATADO

4 LOREDO ABDALÁ, A., J. Trejo Hernández, A. Perea-Martínez y V.Bustos Valenzuela, “Maltrato al menor: Un problema mundial ensalud pública”. Salud Pública Mexicana, 2000; 42: 273-274.

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10 LOREDO ABDALÁ, A., J. Trejo Hernández and L. Castilla Serna,“Children Injured; abuse o accident? Diagnosis through theindicators”. Bol Med Hosp Infant Mex. 2003: 60:368-379.

11 LOREDO-ABDALÁ, A., H. J. Trejo, V. V. Bustos, R. L. Carbajal, M. J.Reynés, H. R. Rodríguez y V. A..Sánchez, “El fenómeno de maltrato alos niños: aspectos sociales y clínicos del síndrome”. Bol Med HospInfant Mex 1998; 55: 410-416.

12 LOREDO-ABDALÁ, A., J. Trejo-Hernández, A. Villa-Romero, M.Bobadilla-Mompala, A. Velásquez-Sánchez, “Chile Abuse: risk factorsassociated uit the macro and microenvironment in a suburban zonewithin Mexico city”. Bol Med Hosp Infant Mex 2003;60: 252-262.

13 LOREDO-ABDALÁ, A., V. V. Bustos, H. J. Trejo y S. A. Velásquez,“Maltrato al Menor: una urgencia médica y social que requiere aten-ción multidisciplinaria”. Bol Med Hosp Infant Mex 1999; 56: 129-134.

14 LOREDO-ABDALÁ, A., J. Trejo-Hernández, V. Bustos-Valenzuela,A. Sánchez Velásquez y M. I. Moreno-Fuentes, “Maltrato al menor.Ruta de abordaje en un centro hospitalario pediátrico de la Ciudadde México”. Acta Pediatr 1998; 19: 276-280.

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JORGE TREJO HERNÁNDEZ

15 PEREA-MARTÍNEZ, A., A. Loredo-Abdalá, J. Trejo-Hernández y A.Monroy-Villafuerte, “Responsabilidad del pediatra ante la NormaOficial Mexicana NOM-190-SSA1-1999. Prestación de Servicios de Sa-lud. Criterios para la Atención Médica de la Violencia Familiar”. RevMex Ped 2002; 69: 37-40.

16 LOREDO-ABDALÁ, A., Maltrato en el niño. Temas de pediatría. Méxi-co: Asociación Mexicana de Pediatría/Mc Graw-Hill Interamericana,2001.

17 PEREA-MARTÍNEZ, A. y A. Loredo-Abdalá, “Calidad en la atenciónintegral a los niños y adolescentes maltratados: Una nueva cultura ensalud”. Rev Mex Pediatr 2001; 68: 105-107.

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EL VÍNCULO DEL CUIDADO MATERNO

Lore Aresti de la Torre*

SEÑALARÉ ALGO QUE SEGURAMENTE puede molestar a muchosde los presentes: el simple hecho de que tengamos quedesarrollar este tipo de seminarios, simposios, etc., es ensí un síntoma grave de las relaciones sociales en las quese desenvuelve la mayor parte de los seres humanos. Enun mundo donde estuviésemos conscientes del signifi-cado profundo de la condición humana, no tendríamosnecesidad de tener foros, ni leyes, ni grupos, ni psicólo-gos que se viesen obligados a denunciar el maltrato in-fantil, o de las mujeres o de los hombres, ni intentar re-parar los daños que la presencia de la violencia causa entodos nosotros.

La fértil reproducción de las ONG contra la violencia,y de instituciones, doctorados, maestrías y especialistas(de los cuales pretendo ser uno de ellos) es un dato tanominoso como los datos que nos aportan las estadísticascon relación a esta problemática.

* UAM-Xochimilco. (Este texto ha sido extraído de la versiónestenográfica.)

208

LORE ARESTI DE LA TORRE

¿Qué quiero decir con esto? Que cada vez tenemosque desarrollar más instituciones para remediar el dañohecho por una sociedad brutal denominada patriarcado,cuya vigencia tiene más de cinco mil años. Cuando ha-blamos de patriarcado nos estamos refiriendo a un siste-ma sociocultural en que las leyes, la palabra, la investi-gación, la discusión filosófica, la ideología y las determi-nantes ecológicas han sido decididas por los hombres.

En esta perspectiva, el siglo XX se caracteriza por latoma de conciencia; primero de las mujeres a partir denuestra incursión en la guerra, empezamos a trabajar ysomos excelentes trabajadoras y después de la segundaguerra mundial, las mujeres somos vistas comolaboradoras y muchas decidimos no regresar a casa, sejunta esto con la píldora que nos permite una libertadsexual sin el pánico del embarazo y es la gran revolu-ción sexual del siglo XX que nos mete a las mujeres ainvestigar sobre nosotras mismas y por lo tanto sobre laotra mitad de la población que es lo masculino.

Después con la liberación homosexual a partir de 1979en Stone World, donde los homosexuales en Vigalles,Nueva York, deciden que ya se acabó el hecho de aguan-tar el maltrato de la policía, y surge el día de decir bastaen los países europeos y en Estados Unidos, por lo pron-to o por lo menos.

El siglo XX se convirtió en un siglo donde surgieronlas denuncias contra el holocausto, contra Hiroshima,contra el maltrato a las mujeres que optaron por el estu-dio y la palabra y el derecho de la palabra y de poderestudiar. Entonces empezamos primero a denunciar, aquejarnos, a victimizarnos y empezamos a decir ¡sí perono basta con quejarnos! y ¡el lugar de víctimas es un

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lugar terrible!, nos apabulla y pasamos al nivel más alláde las víctimas y de la denuncia a decir ¿bueno y quévamos a hacer?

Surge entonces un gran desarrollo respecto de la pre-ocupación en este sentido. Algunos pensadores italianosdicen: nunca tan terrible como el siglo XX para la posibi-lidad de la destrucción masiva, y nunca antes tanta con-ciencia como la del siglo XX para decir ¡esto no puedeser!

Hoy se sigue maltratando y asesinando mujeres peronos quejamos. En los siglos de la quema de brujas sequemaron cuatro millones y nadie dijo esta boca es mía.

Entonces, quiero dar esta paradoja del siglo XX y deprincipios del XXI que es tan terrible, el destrozo de lahumanidad en casa y fuera de casa, en la esfera pública,en la económica, en la política, en la educativa, sucedecuando nunca como ahora hay tanta conciencia, pero laconciencia surge como un aditamento extra a lo que ten-dría que ser la conciencia del hombre o de nosotros.

El hecho de que haya a nivel internacional tantos fo-ros sobre pornografía infantil, prostitución infantil, ni-ños maltratados, es un dato, es un síntoma; es como lafiebre, dicen “él tiene fiebre”, sí pero la fiebre no es elorigen, el origen es una infección, un desastre, una pro-blemática más grave.

Entonces, nosotros somos la sintomatología de un sis-tema —y lo voy a decir en el sentido mexicano— “queno tiene madre” y lo digo también en el sentido literal,entonces, porque no tiene madre, todos estamos bienenfermos y bien dañados.

He trabajado muchas veces la temática de la violen-cia familiar, una de esas tantas veces en Taxco, Guerrero,

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en una reunión de tres meses y 40 horas al mes parajefas de familia, la mayoría mujeres solas o que mantie-nen los hogares por sí mismas.

Un grupo de psicólogas diseñamos un programa ynos encontramos con un auditorio con más de 100 mu-jeres, obreras, comerciantes, nada de la alta burguesíaporque ahí saben todo, y lo que no lo ocultan para ellas,no hay problema, viven en el Wonderland del Big Brother,entonces ahí no pasa nada, pero de la clase media paraabajo ahí todo el mundo se muere.

En ese trabajo invitamos a las compañeras a hablar,Taxco es un lugar muy reprimido, la gente es muy meti-da para adentro, los trapos sucios se lavan en casa; y sor-presa, cada mujer empieza a romper el silencio y el llan-to, una mujer habla de violación cuando era niña, otrahabla de golpes y empieza la denuncia, es la denuncia, elllanto de mujeres violentadas, golpeadas, y de mujeresque decían “yo soy una mala madre, a mí mi mamá nome quiso”, “yo he querido matar a mis hijas”, “yo unavez me monté encima de mi hija embarazada y por pocola mato”, “yo quería que mi mamá se muriera”, “a mí mevendía mi mamá”, “yo le pego a mi hijo, yo le desgraciola vida a mi hijo”.

Rescatando y oyendo a estas mujeres violentadas,golpeadas, maltratadas, abusadoras, maltratadoras, yo nopuedo aguantar la rabia; decían yo lo maltrato, yo sé quehago mal y resulta que ahí estaba el niño, entonces yo leplanteaba que, el hecho de que el hijo escuchase que ellasabía que hacía mal, era la mitad del camino de la cura-ción del hijo, porque la tradición es que uno diga “túestas mal, tú me enojas, tú me matas, tú me encolerizas,tú me provocas diabetes, tú me vas a matar y no el reco-

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nocer y decir: yo estoy mal, yo estoy rota, yo estoy muti-lada, yo no te puedo dar”.

El día anterior habíamos estado en Acapulco en unsimposio sobre “Cuerpo erótico, sexualidad y violencia”y presentamos un monólogo sobre el asesinato de lasmujeres en Ciudad Juárez con Cristina Michaus, sin mi-crófono, en el Zócalo; Cristina se aventó el monólogo ynosotros pudimos representar en el Zócalo, en una de lasciudades de los Estados más violentos con las mujeres ycon los hombres, la muerte silenciosa que tiene que serhablada.

Cuando vi a Cristina en pleno Zócalo gritando, dije:yo no puedo hacer menos, aunque aquí haya ciento ypico de mujeres y 40 niños que no se van a callar, yotengo que trabajar.

Regresamos al tema del maltrato desde la madre, desdeel padre, es tan fácil culparlos, niño maltratado produci-rá adulto maltratador, sí y ¿qué hacemos con eso si cadavez hay más? Si nosotros culpabilizamos a los padres y alas madres maltratadoras, nosotros estamos llenando deculpa a padres que nunca van a cambiar y no pueden serno maltratadores en un sistema que está regido en la nomadre, en no tener madre.

¿Qué quiero decir con esto? Voy a hacer una pequeñasalida arqueológica, antropológica, para regresar al temade por qué va en aumento el maltrato, lo contrario seríavivir en un mundo ilusorio, vivimos en medio del mal-trato hace siglos y maltratando y siendo maltratados, ¿quéno es un maltrato?

Siempre empiezo una conferencia leyendo qué estápasando en el mundo: “Refuerza Estados Unidos en Irakoperaciones de castigo”, bueno si Estados Unidos casti-

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ga, ¿por qué no puedo castigar yo? Y cuando no era Es-tados Unidos era Francia y ¿yo por qué no puedo matar?Y si se puede hacer el Fobaproa, ¿yo por qué no voy amadrear a mi hijo? A ver díganme ¿por qué? Si se puedecondenar a muerte a millones de seres humanos, ¿porqué van a hacer foros para decirme que yo no puedo?,¿por qué no paramos el yo no puedo donde se tiene queparar?

En el patriarca, capital financiero, capitalismo,neoliberalismo, globalización salvaje, pero antes no eraeso, era el feudalismo y era igual y así si nos remonta-mos en la historia, aparece el deseo y la violencia hacialo que nos rodea.

Quisiera regresar a los orígenes del patriarcado, nocomo metáfora, no el patriarcado como un conceptodonde se monta cualquier tema que no sepamos qué ha-cer, sino patriarcado como un sistema impuesto antina-tural, que mata, revienta y destruye a los hombres igualque a las mujeres, ricos, pobres, más ricos, más pobres,no importa marginales, en esta historia no se salva nadie,ni el patriarca que vive aterrado porque lo van a secues-trar, porque él ha secuestrado la vida de todos.

Raine Eisler tiene unos libros que siempre recomien-do y me permite entender el asesinato de las mujeres deJuárez al igual que la matanza en Irak, pasando por elmaltrato de los niños, en una sólida lógica coherente, nonecesariamente marxista, sin excluir el marxismo, ni elpsicoanálisis, pero en una lógica global.

La autora escribe dos libros El cáliz y la espada y Sexua-lidad sagrada. Ella plantea que cinco, seis, siete mil añosantes de la época conocida, antes de la Grecia clásica quemarca el perfil cultural, ideológico, filosófico, ético y es-

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tético de Occidente, la Grecia patriarcal, antes de eso,existió en la cuenca del Mediterráneo un lugar con agua,agricultura fuerte, y situaciones sociales que no llamaríaella matriarcales porque era el poder de la madre, sinosociedades vinculares, del vínculo. Donde el vínculo en-tre lo humano, y lo animal, entre lo humano y orgánicode la naturaleza, entre lo humano y el cosmos, era lonatural; todo vinculado con todo, la tierra, el cosmos, eluniverso, las estrellas, los ríos, obviamente los seres hu-manos. Ella plantea que estas sociedades no vivieron cienaños, sino mil, mil quinientos, dos mil años, se sostuvie-ron en lo que sería la Creta minóica.

A partir de 1970 empiezan los arqueólogos a descu-brir estas zonas, empiezan a surgir estas pequeñas ciuda-des, donde se encontraron más de 30 mil figurillas, nin-guna era de un guerrero, uno puede deducir que no sehacía la guerra, no estaba Júpiter con la espada.

Los entierros de hombres y mujeres y de niños eraniguales, no había una diferencia jerárquica, hombres,mujeres, rey, súbditos, sino todos por igual.

En algunos de los frescos que se pudieron recuperar,se puede ver todavía que remiten a la diosa madre. Enestas sociedades vinculares, Dios obviamente era madre,no madre en el sentido de cuerpo anatómico, eso que sellama Dios tiene que ser materno, lo materno pare, crea,amamanta, cuida a los hijos, la peor de las madres quehaya aquí entre nosotras, la más psicótica, cumple, cuiday materna sus hijos.

En estas sociedades, la diosa madre era la que tiene ahijos e hijas, en este sentido dicen los autores, “y la dio-sa madre amaba a todos los hijos por igual, porque ladiosa madre los pare, no tiene diferencia”.

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La diosa madre no tiene que garantizar que ese hijole va a heredar nada, su hijo es de ella, sale de ella, notiene la duda de la gran interrogante, como los hombres,a quienes nada ni nadie les asegura su paternidad, peroen las mujeres no hay duda.

Entonces la diosa madre tiene que ver por igual atodos sus hijos, no tiene que defender la genética, notiene que defender que le heredé un hijo que no es de ély es del compadre, son de ella.

Se plantea que en los frescos, donde hay sólo varo-nes, son mucho más femeninos de lo que nosotros cono-cemos, no esa estructura de hombre fuerte y guerrero, sino que eran modelos femeninos, suaves, con vestidurasfinas pues no había inviernos terribles.

Los arqueólogos van a seguir investigando los fres-cos; la forma en como salen las ciudades, estéticamentebien diseñadas, acueductos; las obras no tienen ningunafirma de que sean de alguien, no existía la propiedadprivada masculina de que este libro lo hice yo, esta bote-lla la hice yo y este niño es mío. Entonces, plantean queen estas sociedades lo preponderante era el vínculo y lomaterno, lo nutriente, lo lúdico, lo estético, lo cuidadoso.

Ustedes, psicoanalistas, me dirían que estoy ideali-zando a las madres; no estamos hablando de las madresque nosotros somos, nosotros somos madres pervertidas,entendido por perversión no un concepto ético ni moral,perversión es cuando un río pervierte, la vertiente se cam-bia e inunda todo el terreno, no como el Nilo que seespera que inunde para fecundar la tierra, sino como lasinundaciones, se sale de madre y tapa todo.

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Entonces, nosotras somos un producto pervertidode lo femenino y de lo materno, porque venimos de rela-ciones pervertidas, con hombres profundamente perver-tidos, y en cinco mil años de manejos de poder jerárqui-co, dominante, brutal, posesivo, no puede haber nadieque esté en su sana salud.

Lo que tenemos son madres insanas o delirantes, y lodigo con todo respeto, pero ¿cómo no enloquecer, puessi la carga que tenemos es una locura? Si el trato querecibimos es otra locura, el apoyo que recibimos es nulo;y si el trato a nuestra sexualidad es abominable, ¿de dón-de va a salir una madre sana?

De ahí la importancia de reflexionar y analizar cómofue que llegamos hasta aquí, cómo las relaciones entrehombres y mujeres viraron del vínculo a la lucha y des-trucción entre ellos y con el entorno.

Según plantea Andrée Leroy-Gourhan, director delcentro de estudios prehistóricos y protohistóricos de laSorbona,

podemos sin forzar materiales, interpretar el con-junto del arte paleolítico figurativo como una ex-presión de conceptos acerca de la organizaciónnatural y sobrenatural del mundo donde nos da-mos cuenta que los pobladores de ésta época his-tórica, indudablemente sabían que el mundo ani-mal y humano se dividían en mitades contrapues-tas y comprendían que la unión de ambas regía laeconomía de los seres vivos.

Muchos de los datos que nos aportan estos análisis reflejanla importancia que nuestros antepasados atribuían a laexistencia de dos sexos, donde queda expresada cierta

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forma de religión primitiva, en que las representacionesy los símbolos femeninos, y los poderes vivificantes de lamujer jugaban un rol preponderante, en tanto junto conlas incipientes nociones del yo en relación con otros sereshumanos, con los animales y el resto de la naturaleza, hade haber parecido una oscura forma de conciencia delinmenso misterio e importante práctica del hecho de quela vida surge del cuerpo de una mujer, de una hembra yno de un macho.

Por un largo periodo, la evolución cultural surgiódentro de los primeros desarrollos cruciales para la cul-tura humana durante el Paleolítico: nos referimos al tiem-po histórico en el que nuestros antepasados desarrolla-ron las primeras comunidades agrarias del neolítico.

Las ciudades de Catal Huyuk y Acilar, descubiertasen las planicies de la Antolia (la Turquía moderna) y don-de, según James Mellaart, encargado de éstas excavacionespara el Instituto Británico de Arqueología, fue sorpren-dente para todos el hecho de que los datos desenterradosen estos dos lugares mostraran una permanente estabili-dad y un continuo crecimiento a lo largo de miles deaños “de las progresivamente más avanzadas culturasadoradoras de la diosa”... se puede demostrar una conti-nuidad religiosa desde Catal Huyuk a Acilar y así hastalas grandes “Diosa-Madre” de los tiempos arcaicos y clá-sicos.

Analizando esta nueva visión de los orígenes en elPaleolítico, se presenta el hecho casi universal de que loslugares donde se lograron los primeros y más disemina-dos avances en la tecnología material y social, tenían comocondición común la adoración de la Diosa.

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Como dato interesante para la filosofía y la ciencia esnecesario señalar que a pesar de que la mayor parte delas investigaciones y los datos obtenidos de estos estu-dios, señalan que la ideología de estas primeras civiliza-ciones era ginecocéntrica, no ha generado mucho interés(salvo entre las feministas) cuando estos datos son men-cionados por teóricos no feministas, se lo hace señalan-do la importancia de éstos meramente a nivel artístico yreligioso, sin cuestionarse las importantes y radicalesimplicaciones a nivel sociocultural y psicosocial.

Estamos conscientes de que estos señalamientos nose adecuan con los modelos pre y proto-histórico de unaorganización social centrada en el hombre y dominadapor éste. En este sentido, lo importante de los hallazgosdel neolítico, no sólo lo que representaban, sino lo queno se representa; así, hay una ausencia notable, en com-paración con el arte posterior, de imaginería que idealiceel poderío armado, la crueldad y la fuerza basada en laviolencia. No se hallaban imágenes de “nobles guerre-ros” o escenas de batallas, ni se encuentran huellas heroi-cas de conquistas, sobre los hombros de sus cautivos osus esclavos.

En estas sociedades neolíticas adoradoras de la Dio-sa, es también notable la ausencia de pomposas tumbasde “caudillos”, ni trazos “de poderosos gobernantes” queacarrean consigo a la otra vida a seres humanos más dé-biles, sacrificados a su muerte. La inferencia de que estaépoca fue pacífica, se ve reforzada por la imposibilidadde encontrar grandes escondites de armas u “otros sig-nos” que señalen el uso de la tecnología material y recur-sos naturales para la fabricación de armamentos. No seencuentran tampoco fortificaciones militares.

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En las artes del Neolítico, ni la Diosa ni su hijo Con-sorte, portan los emblemas que hemos aprendido a aso-ciar con el poder, tales como las lanzas, espadas, o laimplementación de la obediencia a través de la muerte yla mutilación. Lo que sí se encuentra en agudo contrastecon las ausencias señaladas, es un abundante desplieguede los símbolos de la naturaleza. Por todas partes tantoen murales como en estatuas se encuentran las imágenesde la Diosa, sea como doncella, antecesora o creadora;ella es representada como la señora de las aves, de lasaguas y del mundo oculto o la Madre divina acunando asu hijo divino entre sus brazos.

En los santuarios de Catal Huyuk se encuentran re-presentaciones de la diosa embarazada o dando a luz,rodeada por poderosos animales, leopardos y especial-mente toros. En algunas de las representaciones ella mis-ma es parte humana y parte animal, como un símbolo dela unidad de toda la vida natural. Aún en sus aspectosdenominados “el carácter telúrico de la Diosa”, ésta esrepresentada como la parte integrante del orden natural.Así, al igual que toda vida nace de ella, también vuelve aella cuando muere para volver a renacer. Todas estasconcepciones darían un sentido de unidad mística a lasfuerzas peligrosas de la naturaleza, al igual que a las be-nignas fuerzas interrelacionadas que rigen el mundo; unavisión donde la función primordial de los misteriosospoderes que gobiernan al universo no consiste en exigirobediencia, castigar y destruir, si no más bien en dar ydonde se acepta con dignidad y respeto, y no con nega-ción y terror el hecho de que todo cuanto nace tiene comodestino la muerte para renacer una vez más.

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Los datos que hemos venido señalando son sor-prendentes por su carencia de imágenes de dominaciónmasculina o hechos de guerra, reflejando más bien unorden social donde las mujeres como jefas de clanes ysacerdotisas, o en otros roles importantes, desempeña-ban un papel fundamental y en el cual, tanto hombrescomo mujeres trabajaban básicamente para el bien co-mún, en una sociedad de iguales. Los expertos señalanque a partir de la ausencia de estos fetiches de violencia,dominación y guerra, permite inferir que esto se debía “aque en la vida real no existía la contrapartida de talesimágenes”.

En la época del Neolítico, el punto central de la sa-grada familia era una mujer: la gran madre, donde losmiembros masculinos, su Consorte, hermano-hijo, erantambién divinos.

Como dato interesante, los estudiosos de las religio-nes nos señalan que en las religiones en las que la únicay poderosa deidad es masculina suele suceder un fenó-meno cultural en el que la descendencia es patrilineal (através del padre) y el dominio patrilocal (se mora con lafamilia del padre). En contraposición, donde la única omás importante deidad es femenina, suelen reflejar ór-denes de descendencia matrilineal y domiciliosmatrilocales.

Siguiendo la lectura jerárquica y de dominación quenos caracteriza en nuestro análisis sobre la humanidad,los datos que reportan que por milenios de la historiahumana la deidad suprema era femenina, llevó a los es-tudios a una conclusión estremecedora “ si la prehistoriano era patriarcal, tuvo que ser matriarcal”. Bajo la lógicade las jerarquías y de la dominación, si los hombres no

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dominaban a las mujeres, la única conclusión a la que sepodía llegar era a que las mujeres dominaban a los hom-bres. A esta conclusión se llegó en tanto nos encontrába-mos atrapados en las suposiciones lingüísticas y cultura-les inherentes a un paradigma acerca de un ser domina-dor, donde las relaciones humanas tienen que encajar enalgún aspecto irritante de la ley del más fuerte.

En este mundo, tanto hombres como mujeres eranhijos de la Diosa, al igual que las mujeres que encabeza-ban la familia y los clanes eran de madres de hijos e hi-jas; indudablemente que las mujeres ejercían un poder,un poder ligado a la responsabilidad y al amor no a laopresión, los privilegios y el temor... ¿privilegiar a quién?,si todos eran sus hijos o sus hijas.

Sabemos que estas sociedades tenían sus propias con-tradicciones y que esta visión del poder “femenino” dealimentar y dar, no siempre fue aceptado por estas socie-dades, constituidas como las nuestras por personas decarne y hueso. Pero aún así el ideal normativo, el modeloa seguir tanto por hombres, como por mujeres, el deberser estaba basado en el desarrollo de relaciones vinculares-nutrientes.

Hablamos del pasado, pero también de la posibilidadde futuro donde la alternativa para la organización hu-mana sea una sociedad solidaria-vincular en que “ningu-na de las mitades de la humanidad esté sobre la otra ydonde la diferencia y la diversidad no sean un equivalen-te a la inferioridad o superioridad”.

Como las evidencias encontradas no apoyaban estaconclusión de la dominación femenina, se regresó a lospuntos anteriores. Si no hubo nunca un matriarcado,

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quiere decir que el dominio masculino ha de haber sidosiempre la norma humana.

Los encuentros arqueológicos de casi todo el Neolítico,presentan notables diferencias en las relaciones mujer/hombre, que las que se conocen en el patriarcado, sonrelaciones en las cuales el vínculo predomina en lugar dela jerarquía. Al respecto los Gimbutas nos señalan “queel mundo del mito no se polariza en hembra y macho,como sucedía entre los indoeuropeos y muchos otrosnómadas y pastores de las estepas. Ambos principios semanifestaban uno frente al otro”.

Es en Creta donde por última vez en la historia regis-trada parece reinar un espíritu de armonía entre mujeresy hombres, ambos copartícipes gozosos de la vida...

Este tipo de sociedades se ha estudiado a lo largo demuchos años, y lo que se sustenta, no es que no habíaconflicto, pero el conflicto no era el mar de fondo, don-de toda relación, madre, hijos, hermanas, tías, sobrinas,países, todo es conflicto, pronta posesión, rivalidad, nar-cisismo, violencia.

En estas sociedades no idílicas, pero vinculares, mil,dos mil años después, por cambios climáticos inespe-rados, vienen e invaden los “gurkas” de las estepas delnorte y los desiertos del sur, vienen e invaden las tierraspor el frío y el hambre. Pastores que comían carne, unasociedad cazadora que mataba a los animales, los criabay se los comía, una sociedad que no tenía concienciapor el otro. Es una sociedad que primero mata al animaly luego al más débil y luego se mata, porque es una pér-dida gradual del respeto a la vida, porque si yo no respe-to la vida de un animal, menos voy a respetar la mía o ladel otro. Voy a respetar la vida de aquellos que tienen el

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poder para que yo la respete, los animales, las mujeres ylos niños no lo tienen.

Con esta invasión de los “gurkas”, pastores, más ta-maño, más fuerza y menos conciencia de lo otro, de lootro que soy yo, el río que me posibilita, el mar que meposibilita, los árboles que me posibilitan la vida, nues-tras gentes tomaban venado, pero pedían permiso paracomer venado, y no era la caza de venados todo el año.Nuestros ancestros comían animales de vez en cuando,pero le pedían permiso y hacían todo el trabajo ritualpor tener que comer de vez en cuando esto.

Esta ruptura entre lo que hoy en día vamos a deno-minar el patriarcado, serán miles de años de lucha y loque estos autores, hombres y mujeres, van a plantear esmilagrosa, la fuerza de la búsqueda del entendimientoerótico entre hombres y mujeres, hombres y hombres ymujeres y mujeres, que persista aún hoy en día a pesarde cinco mil años de esta batalla, es asombroso.

Si esto existió, puede volver a existir, no en circuns-tancias científico-tecnológicas iguales, pero sí en cir-cunstancias del corazón, de ahí retomamos a HumbertoMaturana, que hace la introducción a este texto, él es uninvestigador chileno, es un endocrinólogo de Harvard.Maturana dice: nosotros, la civilización humana, contra-riamente a lo que diría Freud, de que “la civilizaciónhumana surge con el asesinato del padre”, sólo puededarse a partir de la paz, no se puede construir nada quesea un núcleo si no hay paz, y si nosotros somos criatu-ras de la biología del amor, los seres humanos somosdirectamente producto de la biología del amor.

¿Cómo se da esto? Se da esto porque los primates,por otro cambio climático, se convierten en bípedos, pero

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como están acostumbrados a estar sobre los árboles, secaen muchos árboles, aumenta la sábana, entonces mu-chos primates tienen que ponerse de pie, pero como es-tán acostumbrados a mirar sobre los árboles, entonceslevantan la mirada, porque están acostumbrados a mirarasí, y al levantar la mirada dejan libre los brazos y lasmanos, y Maturana dice los hombres miden la edad his-tórica por las tecnologías desarrolladas y herramientas,y no…, la historia tendría que medirse por los momen-tos amorosos que hubo, por el tipo de amorosidad.

El autor plantea que el bipedalismo permite mirar yle deja las manos libres a la “chimpancé”, entonces alquedar las manos libres ella toca al bebé. Maturana va adecir la civilización humana surge a partir del conversarde la madre con el hijo, de esa diada erótica que rodea ala madre con el niño, a la madre con la niña.

¿Por qué diada erótica? Porque desde que está en elvientre está con un sonido, un latido, una situación, todoesto es el vínculo con la madre, vinculación edípica, eró-tica, que continúa el resto de la vida.

Este inicio de la amorosidad que se ve en los antro-poides, nos muestra a los chimpancés y a los orangutanes,así con situaciones sociales y con miradas de cuidado.La hembra va a plantear la ampliación del ritmo sexualdonde el macho mamífero tiene que estar, eyacular, fe-cundar, y esa es su misión, ese es su instinto. Elhomínido, el hombre de ahora encuentra que la hem-bra, al ampliarse su etapa sexual, puede ser amada—diríase en el patriarcado— puede ser penetrada y po-seída todo el año; desde relaciones vinculares, “el hom-bre tiene el hogar a donde llega siempre, porque la mu-jer está abierta para recibirlo”, desde una perspectiva del

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erotismo materno, finalmente el hombre no nos pene-tra, nosotros lo dejamos entrar y lo abarcamos y lo con-tenemos.

Piensen en el acto sexual, el hombre su pene dentro,está dentro, los brazos de la mujer, las piernas, la mujerlo deja entrar y por unos instantes, si no está muy aterra-do el hombre, puede descansar, está de regreso a casa.De lo contrario, cuando regresa a casa y encuentra a unamujer pervertida, enojada, maltratada que se las va acobrar, no puede, ningún sometido vive gratis, todos lossometidos someten, todos los sometidos se hacen mani-puladores y cobran como el fondo monetario, y estamossiempre como el Fobaproa, con los puros intereses.

La mujer que permite la sexualidad, lo que en térmi-nos amorosos permitía es que el hombre tuviese ahí a esahembra, ese olor, ese tacto, esa suavidad. A partir de estasituación, Maturana plantea que somos hijos, la civiliza-ción surge de etapas de paz, dadas por la biología delamor, y plantea: la cría humana no puede sobrevivir, nopuede sobrevivir sin querencia.

Es decir, la querencia no solamente, para que sea psi-cológicamente sano, sino fisiológicamente bien estruc-turado, porque las emociones determinan qué tipo deneurotransmisores, qué cantidad de neuropéptidos, quésituación orgánica vamos a tener, y en ese sentido, lafelicidad, el bienestar, la amorosidad, producen ciertobienestar de salud y las otras producen enfermedad, yahí tenemos la problemática del sida, donde la amenazade muerte y la vergüenza, y eso es el inmunosupresorbásico, no necesariamente el virus.

Regresando, al romper los “gurkas” la estructura dela Diosa Madre que dura miles de años y que todavía

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estamos en ella, se desestructura el vínculo erótico de lamadre con sus hijos y de la madre con sus hombres.¿Qué quiere decir erótico? Obviamente no estamos ha-blando de genitalidad, lo erótico no excluye lagenitalidad, pero no necesariamente es genitalidad, eró-tico es el tacto de la madre, erótico es la mirada, es cui-dado de la madre cuando está loca porque tiene que to-mar el metro, trabaja ocho horas, la van a correr y elmarido le pega, o no le hace el amor, erótico quiere decirese ritmo natural, como nosotros tocamos, como nospodemos tocar todos. Ese algo que esta por encima delinstinto de vida, de la pulsión de vida, está la posiciónerótica, en el sentido del tacto, nosotros somos animalesde tacto, como los chimpancés cuando se despiojan.

Cuando los seres humanos no son tocados, ni cuida-dos por la madre no pueden a su vez cuidar. Entonces,en la ruptura de esta época vincular, el patriarca, el granposeedor del poder, al romper esto durante miles de años,lo que hemos creado es una sociedad brutal y enferma.Los hombres, para convertirse en hombres en la culturapatriarcal, tienen que dejar de ser humanos.

En los estudios sobre masculinidad se plantea quepara ser hombre hay que ser fuerte, no hay que ser débil,no hay que ser compasivo, no hay que ser… Resulta quenos vamos a dar cuenta que todas las característicasque se nos dijo que no teníamos que tener para ser hom-bres, no eran femeninas, eran humanas. No eran conduc-tas femeninas, eran conductas humanas. Para convertir-se en hombre en esta sociedad patriarcal, “macho pues,acá que te respeten”, que no te la vean, que no te la mien-ten, que no te la cojan, que no te maten, se tiene quecortar toda capacidad de comunión con lo otro, porque si

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yo tengo comunión con lo otro yo no puedo matar, yo nopuedo pegar, yo no puedo explotar, yo no puedo expro-piar, yo no puedo prostituir niñas, ni niños, ni a nadie.

El patriarcado garantiza que se continúe el patriarcadoarrancándole a las madres los hijos; la madre sobre-pro-tectora, la madre que se traga a los hijos, la madre que losvomita, la madre que no está, la madre…, siempre esta-mos mal en la madre, la madre tiene que hacer de bruja,de loca, de nana, de hija de la chingada, de todo, porqueno hay nadie que la acompañe. En este sentido, esta ma-dre que educa sola, que pare sola, que amamanta, y aun-que estemos casadas y con marido maravilloso que nospage todas las nanas del mundo, no está.

John Stoultenberg tiene un libro precioso que se lla-ma Rechazando el convertirme en hombre, dice: “criar a loshijos dentro de esa estructura”, la tirada del patriarcadoes quitarle los hijos a la madre, porque hijo que se críadentro del erotismo de lo materno, no de la mamá, den-tro del erotismo de lo materno no pervertido, es un hom-bre que no puede matar, ¿cómo lo mandas a la guerra?,es un hombre que no puede violar, es un hombre que nopuede narcotraficar, es un hombre que no puede firmaractas de defunción para un millón de pobladores.

El interés del partriarcado es arrancar los hijos parahacerlos hombres, que no sientan, que no sientan la co-munión con lo vivo, no solamente con los hijos, con lovivo, con la tierra, con las aves, con las ballenas, con losdelfines, con los pájaros, con las hienas, con todo lo quele rodea.

El autor plantea, “lástima, porque desde mí; ese es elorigen fundamental de la continuación de la violencia ydel sostenimiento de la violencia”.

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EL VÍNCULO DEL CUIDADO MATERNO

Stoultenberg va a decir “lástima”, el niño que sigueeste ritmo con la madre, este ritmo erótico con la madre,va a aprender, la primera vez que aparece en su vida, lono-madre, lo no nutriente, lo no erótico, que no acaricia,que no hace juego, lo no dulce, en ese momento el niñovarón aprende su primera gran lección. Llega lo no-ma-dre, que toca, pero no acaricia, que mira, pero no ve, queoye, pero que no escucha, que contiene, pero no tienecomunión con el otro. La primera vez que llega lo no-madre y le grita a la madre o la maltrata o la mal mira ono la toma en cuenta, el niño varón aprenderá su prime-ra gran lección. Estar con la madre es peligroso, parasobrevivir hay que identificarse con el padre, identificar-se con el padre es identificarse con la fuerza, con el po-der, con el manejo, con la manipulación, con el miedo,porque la masculinidad está construida en un discurso.

Finalmente todo hijo es hijo de una madre, antes queser varón, y entonces ese discurso siempre se cae, y paramantener ese discurso hay que mantener la distancia, lafiereza, la no-comunión. Stoultenberg dice: “Lástima,porque desde ese momento, el niño se identificará con lono-madre y nunca podrá maternar, ni a su madre, ni asus hijos, ni a su compañera, ni a otros varones, ni a símismo”.

A partir de esa identificación que con cada varón seha hecho, dice: “lástima”, porque ahí se siembra, en cadavarón, a lo largo de estos miles de años, la semilla de lano-comunión, de no poder estar sintiendo con lo otro, alo cual los hombres tienen que responder con una granlucha, con una gran fuerza, con una gran tenacidad ycon un gran desgaste fisiológico.

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LORE ARESTI DE LA TORRE

Compañeros, el maltrato a los niños no se puede qui-tar mientras exista el maltrato a los padres, hombre ymujer. Stoultenberg va a decir “el patriarca viola a lasmujeres, las maltrata y les pega, a los hombres los mandaa la guerra a que los maten”, el patriarca no deja a nadievivo, el patriarcado no es un sistema para el hombre, esun sistema para unos pocos. Hombres y mujeres en estesistema somos víctimas, tanto los golpeados, como losgolpeadores; en este sentido yo creo que no hay salida,en tanto la estructura mundial no cambie, y si la estruc-tura mundial no cambia, no es que vamos a tener niñosgolpeados, es que vamos a tener el fin del planeta y lavida en el planeta como la conocemos.

Desde esta perspectiva, para mí, se estructura la líneade maltrato con la destrucción del planeta, con Irak, enuna sola línea. Estamos sujetos a un sistema jerárquicocompetitivo, poseedor, cruel, no solidario, no empático,no materno. De ahí surgimos los padres golpeadores, lasmadres golpeadoras, hay que darles terapia, hay que apo-yarlas, hay que tener foros, hay que tener todo, pero noolvidemos que son paliativos.

La estructura de base es nuestra propia sociedad quecrea esta violencia, nos enloquece y en un desplazamien-to de todas las respuestas psíquicas, de mecanismos dedefensa, uno ataca al más débil, y por último, estaríamoslas madres que no somos golpeadoras ni violentas, peroque no estamos nunca en nuestras casas, ¿golpear a quéhora?

En ese sentido, nuestros consultorios están llenos delos hijos de las madres, a partir de la década de los se-senta, que lo que traen muchos no es violencia física,sino la ausencia total de lo materno, porque las madres

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EL VÍNCULO DEL CUIDADO MATERNO

estamos por querer, y por inconscientes, y seguiríamoshaciéndolo en la competencia cotidiana, de ganar espa-cios de poder y cultura, a la lógica masculina delpatriarcado.

Nos podríamos extender dando múltiples ejemplos,pero la discusión hoy por hoy se centra en que nuestravida está marcada por estas ideas de origen patriarcal,que han llevado al ser humano a una lucha interminablecon el otro, a las relaciones de poder y a la destrucción.

El reto entonces sería concientizarnos de nuestrosactos y regresar y reconstruir esas formas vinculares quenos permitan tener y vivir una sociedad más humana.

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LA EXPLOTACIÓN SEXUAL COMERCIAL DE NIÑOS

(ESCN) EN MÉXICO

Elena Azaola*

INTRODUCCIÓN

COMO OCURRE EN MUCHOS OTROS PAÍSES, la explotación sexualcon fines comerciales de niños en México no es un fenó-meno nuevo; sin embargo, la mayor parte del tiempo hapasado inadvertido y apenas hace unos cuantos años—principalmente a raíz del Congreso Mundial de 1996y de la visita al país de la Relatora de Naciones Unidassobre el tema en 1997—, que ha comenzado a prestárselecierta atención (Calcetas-Santos: 1998; ECPAT: 2000). Dehecho, no existen estadísticas oficiales que informen acer-ca del número de niños víctimas de explotación sexual ysólo se dispone de unos cuantos estudios sobre el temarealizados por los escasos especialistas que se han intere-sado en él (EDIAC, 1996; Pérez Duarte: 1998; Azaola: 1998y 2000; Negrete, 2000; Bautista et. al., 2001).

* Investigadora del CIESAS. Agradece la colaboración de PaulinaGutiérrez quien participó en la investigación durante su primeraetapa.

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ELENA AZAOLA

El estudio en México se refiere a los cuatro tipos deexplotación sexual comercial de niños comúnmente re-conocidos: prostitución, tráfico, pornografía y turismosexual (Organización Mundial de la Salud: 1996; IBCR:1999). Aunque la prostitución que involucra a niñas esel tipo que claramente prevalece, en casi todas las ciuda-des comprendidas en el estudio encontramos tambiéncasos de los tres tipos restantes de explotación.

Cabe hacer notar que apenas muy recientementeMéxico cuenta con leyes que de manera expresa prohíbenestos tipos de explotación sexual a menores de edad pueshasta 1999 estas conductas sólo podían perseguirse a tra-vés de figuras legales muy vagas, como la de “corrupciónde menores” o “lenocinio agravado”.

Nuestro interés principal se centró, por un lado, enobtener la mayor información posible acerca de los ni-ños que están siendo explotados y sus diferentes circuns-tancias dependiendo del tipo de establecimientos dondese les explota, así como acerca de los procedimientos ymodos de reclutar que utilizan los intermediarios y ex-plotadores.

Los criterios que motivaron la selección de las sieteciudades donde se realizó el estudio en México, fueron:

•Principales destinos turísticos en cuanto al númerode sus visitantes por año y de la actividad económica quegeneran a nivel local (Cancún y Acapulco).

•Zonas urbanas más importantes tanto en términosde su actividad económica como de su población (Ciu-dad de México y Guadalajara).

•Principales zonas fronterizas al norte (Tijuana y Ciu-dad Juárez) y al sur (Tapachula), por donde atraviesa el

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LA EXPLOTACIÓN SEXUAL DE NIÑOS

mayor número de migrantes que salen, entran o son de-vueltos al país.

Se llevaron a cabo poco más de 100 entrevistas conniños víctimas de explotación sexual. La mayor parte deestas entrevistas se realizaron a través de las institucionesque les prestan servicios o donde se encuentran reclui-dos: albergues, centros de salud, consejos tutelares. Enalgunas ocasiones se realizaron entrevistas en los baresdonde trabajan, siempre que ello no pusiera en riesgo suseguridad.

Los datos relativos a los patrones de reclutamiento ymodos de operar de los explotadores, se obtuvieron tan-to a partir de los testimonios de niños como de mujeresadultas que fueron iniciadas en la prostitución siendomenores de edad. Algunas autoridades de procuraciónde justicia también nos permitieron la consulta de expe-dientes y la realización de entrevistas a explotadores quese encuentran en prisión.

La información relativa a los clientes se obtuvo demanera indirecta tanto a través de los datos que propor-cionaron los niños acerca del tipo de clientes que de-mandan sus servicios, así como de entrevistas realizadascon hombres jóvenes de las distintas ciudades seleccio-nadas para el estudio.

Resultados

Entre los factores que propician la ESCN en México, cabemencionar los siguientes:

•Débil aplicación de las normas.

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ELENA AZAOLA

•Violencia, malos tratos y abusos sexuales en contrade los niños ampliamente difundidos y frecuentementetolerados.

•Deterioro de las condiciones, la calidad y las expec-tativas de vida para amplios sectores de la población du-rante los últimos años.

•Migración de miembros de la familia o de la familiacompleta dentro o fuera del país, con la consiguiente ines-tabilidad y cambios en los núcleos familiares.

•Alcoholismo en los padres y creciente consumo dedrogas entre los hijos.

•Abandono o expulsión de los niños de la familia eincremento del número de niños que viven o trabajan enlas calles.

•Existencia de redes organizadas para el reclutamien-to, tráfico y explotación sexual de menores.

•Corrupción de cuerpos policíacos y participación delos mismos en redes del crimen organizado.

•Insuficientes recursos materiales y humanos en lasinstituciones para brindar atención adecuada y especia-lizada a niños víctimas.

NIÑOS VÍCTIMAS DE EXPLOTACIÓN SEXUAL

La situación de las niñas y niños que están siendo explo-tados en México varía en gran medida dependiendo deltipo de explotación que sufren, los lugares en donde pres-tan sus servicios, la manera en que son reclutados y losprocedimientos que se utilizan para retenerlos. Las dife-rencias que encontramos pueden agruparse en torno alas siguientes variables: 1) viven en la calle / en espacioscerrados; 2) con su familia / sin su familia; 3) tienen explo-

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LA EXPLOTACIÓN SEXUAL DE NIÑOS

tadores / trabajan por cuenta propia; 4) laboran en si-tios registrados donde se realiza el comercio sexual / ensitios clandestinos; 5) son reclutados por enganchadoresbajo engaños y amenazas / sin engaños ni amenazas; 6)pueden cambiar de sitio de trabajo / son retenidos demanera forzosa; 7) sus explotadores son mexicanos / ex-tranjeros; 8) la mayoría de sus clientes son mexicanos /extranjeros; 9) son explotados en su lugar de origen /son trasladados a otros sitios y, 10) sus clientes son dedistinto sexo / del mismo sexo.

Si bien a partir de la combinación de las variablesanteriores nos fue posible identificar a 25 grupos ocategorías distintas de niñas y niños que están siendoexplotados, encontramos que los tres grupos dondepodíamos incluir a la mayoría de los niños, son:

•Niñas y niños sujetos a cualquiera de los cuatro ti-pos de explotación sexual comercial que viven en la calley/o ofrecen sus servicios preponderantemente en la víapública.

•Niñas y niños que prestan sus servicios en lugaresdonde de manera más o menos reconocida se prestanservicios sexuales (hoteles, bares, centros nocturnos, ca-sas de prostitución).

•Niñas y niños que prestan servicios sexuales de ma-nera encubierta en sitios que tienen otros fines reconoci-dos (loncherías, cervecerías, casas de masaje, estéticas,agencias de modelaje, agencias de acompañantes, etcé-tera).

Aun dentro de estos grupos es posible encontrar ni-ñas y niños cuyas condiciones de vida son muy diferen-tes. El escalón más bajo es siempre el de los niños y niñas

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ELENA AZAOLA

que viven en la calle y que ofrecen sus servicios en la víapública, algunos de manera ocasional para poder sobre-vivir y otros de manera recurrente como una forma deautoempleo. El escalón que le sigue es el de los niñosque trabajan en pequeños restaurantes, cervecerías oloncherías en donde prestan servicios sexuales de mane-ra encubierta, generalmente en una bodega o cuarto anexoque el dueño del local dispone como una forma de obte-ner ingresos adicionales. Generalmente se trata de loca-les en pobres condiciones, con poca higiene y sin que losniños tengan acceso a servicios educativos o de salud.

En la mayoría de estos casos, las niñas han sido lleva-das con engaños para desempeñar el trabajo de meserasy poco a poco son obligadas a prestar servicios sexualescon procedimientos que pueden ir desde las amenazas ylos golpes hasta formas más sutiles pero igualmente efec-tivas que incluyen la seducción o la relación de parejacon los explotadores que pueden o no ser identificadospor las menores como sus padrotes.

En el otro extremo estarían las chicas y los chicos queson empleados en casas de masaje, estéticas o agenciasde acompañantes o amenizadores de fiestas que funcio-nan por vía telefónica o internet. En estos casos, los ries-gos a que los adolescentes están expuestos son menoresdado que, por lo general, cuentan con protección, reci-ben atención médica y los locales disponen de mejorescondiciones de higiene y seguridad.

En medio de estos dos extremos se encuentra unagama muy amplia de circunstancias en que los menoresprestan servicios sexuales ya sea en pensiones u hotelespequeños hasta en centros vacacionales de lujo, pasando

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LA EXPLOTACIÓN SEXUAL DE NIÑOS

por todo tipo de centros nocturnos, bares, salones debaile, cantinas, table dance, etcétera.

Como resulta evidente, los niños que ofrecen sus ser-vicios en la vía pública son el sector más visible e identi-ficable a primera vista; sin embargo, no son la mayoría.Quienes los explotan, a menudo se esmeran por mante-nerlos ocultos de tal manera que su presencia pase inad-vertida, prefiriendo siempre que sean los clientes quie-nes se aproximen a los establecimientos donde los niñosson estrechamente vigilados y controlados.

En la mayor parte de las ciudades estudiadas los ni-ños provienen de los municipios o estados más pobresque rodean a la ciudad y desde donde son trasladadoscon promesas de obtener un empleo en bares y restau-rantes. Sin embargo, también hay ocasiones en que se lestraslada a sitios más distantes de sus lugares de origen ypuede que viajen de un extremo al otro dentro del país,como también puede ocurrir que sean trasladados fueradel país, principalmente hacia Estados Unidos.

Es también frecuente que quienes los explotan llevena los niños de una ciudad a otra o bien que los cambiende un bar a otro dentro de una misma ciudad. Es eviden-te que esta forma de operar tiene por objeto distanciar alos niños de su familia y de otros lazos que en su comu-nidad podrían brindarle apoyo, así como impedir queeste tipo de lazos se genere en caso de que permanezcanpor mucho tiempo en un solo lugar.

Sobre este punto es importante señalar que tambiénencontramos casos en que los niños ingresan al comerciosexual habiendo sido reclutados por algún miembro dela familia que trabaja en esa clase de negocios. En otroscasos, si bien la familia no participa directamente, puede

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ELENA AZAOLA

tener una actitud de cierta complicidad en la medida enque sospecha que los ingresos que el menor recibe pue-den no ser legales pero prefiere disfrutarlos antes queaveriguar cómo los obtiene. Los casos que salen a la luzpública son sólo aquellos en que la familia no se confor-ma con esta situación y está dispuesta a presentar unadenuncia contra los responsables para recuperar a sushijos.

En lo que se refiere a la edad de los menores explota-dos, en su mayoría se trata de adolescentes entre 13 y 18años de edad. Ciertamente es posible encontrar a niñas yniños más pequeños que pueden ser explotados desdelos siete u ocho años, pero estos casos no constituyen elgrueso de los niños explotados.

En cuanto al sexo, si bien la gran mayoría de quienesson prostituídos son niñas, la participación de los niñosse ha incrementado sobre todo en la pornografía y el tu-rismo sexual. En cuanto al tráfico, niños y niñas son porigual robados, vendidos, intercambiados o dados en adop-ción de manera ilegal. En tanto que la prostitución siguesiendo la forma de explotación predominante, las niñascontinúan siendo más vulnerables y susceptibles de serexplotadas.

Por lo que se refiere al número de niños y niñas queestán siendo explotados, utilizamos diversos indicadorespara elaborar las estimaciones a nivel local: el número deestablecimientos donde se reconoce que se prestan servi-cios sexuales; el número estimado de establecimientosno registrados o clandestinos; número de menores de edadque se emplean en estos sitios (generalmente cerca deuna quinta parte del total de quienes prestan serviciossexuales son menores de edad); número de niños de la

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LA EXPLOTACIÓN SEXUAL DE NIÑOS

calle que se prostituyen regularmente; número de casosde enfermedades de transmisión sexual que reportan losservicios de salud; número de establecimientos que seanuncian en directorios telefónicos o comerciales y nú-mero de casos que han sido denunciados por los medios.

A partir de dichos datos obtenidos de fuentes prima-rias a nivel local, nos fue posible formular una primeraestimación del número total de niños sujetos a explota-ción sexual en la República Mexicana que serían alrede-dor de 16 mil.

EXPLOTADORES

Existen diversos procedimientos para el reclutamientode niñas y niños. En ocasiones los explotadores reclutana sus víctimas en forma directa y en otras se valen deintermediarios o enganchadores. Existen sitios donde losniños son reclutados con mayor frecuencia, como sonlas terminales de autobuses, en donde los enganchadoresubican especialmente a las adolescentes que llegan solasa las ciudades y que tienen una gran urgencia de conse-guir un empleo. En otras ocasiones acuden a parques enlos que suelen pasear las empleadas domésticas durantesus días de descanso, en donde les ofrecen un empleomejor remunerado o bien las seducen, contraen matri-monio, y luego las convencen de que deben apoyarlostrabajando sólo por un periodo corto en la prostitucióndebido a cualquier situación que les hacen creer comourgente o extraordinaria.

A los niños los ubican en los parques o locales dondehay juegos electrónicos y, a los que viven en la calle, losencuentran en parques o plazas donde se sitúan aquellos

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que están dispuestos a irse con un cliente a cambio decomida, ropa, juguetes o un lugar donde puedan asearseo pasar la noche.

A menudo los explotadores conocen bien la manerade aproximarse y someter a sus víctimas puesto que hanvivido en el medio por generaciones y han podido per-feccionar sus procedimientos. Alrededor de ellos existenredes amplias de protección y complicidad que protegeny aseguran el funcionamiento de sus negocios. En estesentido se trata de redes de crimen más o menos organi-zado que pueden o no tener relación con el tráfico dedrogas y que pueden operar a nivel local o tener contac-tos que les permiten moverse de un lado a otro dentrodel país. Algunos grupos tienen también contacto contraficantes de personas lo que les permite traer a sus víc-timas de otros países (principalmente de Centroamérica)o trasladarlas y organizar su negocio en otro país, princi-palmente en Estados Unidos.

La mayor parte de los explotadores son hombresmexicanos aunque también existen mujeres que operancomo reclutadoras o que son dueñas de bares y que ex-plotan o cobran cuotas por ofrecer protección a mujereso niñas. Hay también explotadores extranjeros, sobre todonorteamericanos y canadienses, que vienen por periodoscortos a elaborar material pornográfico con niños mexi-canos y regresan a sus países a comercializarlo. Estos ca-sos son más frecuentes en Tijuana, Acapulco, Guadalajaray Cancún.

Por lo que se refiere a los casos de tráfico o venta deniños entre países, estos ocurren con mayor frecuenciacon los que México tiene frontera (Estados Unidos / Gua-temala), aunque también en varias ciudades (Cancún y

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LA EXPLOTACIÓN SEXUAL DE NIÑOS

Guadalajara) nos informaron de casos de japoneses quehabían venido para llevarse a algunas niñas a cambio dedinero.

Una vez ingresados al negocio, existen diversos pro-cedimientos para retenerlos. Por una parte, se les vigilaconstantemente a fin de controlar todos sus movimien-tos y evitar que tomen contacto con familiares o con per-sonas que pudieran persuadirlos de abandonar su traba-jo. Por otra, se les induce al consumo de drogas y se leshace saber que su suministro depende de su permanen-cia en el sitio de trabajo. Los golpes y las amenazas demuerte para ellos y sus familiares son el último recursoal que los menores no pueden resistir puesto que hanpodido constatar que no se trata sólo de palabras. Nu-merosos testimonios de los niños víctimas de explota-ción sexual dan cuenta de las diferentes formas de vio-lencia que sufren frecuentemente lo que también explicaque muy pocos casos sean denunciados (EDIAC: 1996;Azaola: 2000).

El hecho de que en algunas ciudades encontramosque se emplea la palabra “cautivos” para describir la si-tuación de los niños, da cuenta de que en algunos casosla privación de la libertad a la que se les somete de factoes más severa y restrictiva que en otros. La situación másextrema la encontramos en el estado de Chiapas, en lafrontera sur, donde las niñas que han sido compradas enGuatemala, Honduras o El Salvador, son vendidas a losbares que hay a uno y otro lado de la línea fronteriza. Enestos bares se les emplea bajo el régimen de servidumbrepor deudas, es decir, que no les está permitido abando-nar su sitio de trabajo hasta que no cubran lo que el due-ño pagó por ellas, además de que su deuda crece diaria-

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mente con los cobros que les hacen por el hospedaje ylos alimentos que están obligadas a consumir en el lugar(Bales: 1999).

Existe una extensa red de intermediarios que se be-nefician con la explotación de los niños. Por un lado, setrata de quienes los reclutan, los enganchan o los com-pran para colocarlos en los sitios de trabajo; por otro, delos dueños de esos sitios, que pueden ser hoteles, centrosnocturnos, restaurantes, cantinas, salones de baile, dis-cotecas, casas de masaje, etc. Pero también obtienen be-neficios los empleados que en estos establecimientos pro-tegen o promueven a los menores: anunciadores, vigi-lantes, promotores, meseros, cantineros, etc. Asimismo,taxistas que conducen a los clientes a estos lugares y has-ta los médicos, farmacéuticos y el personal de los centrosde salud a los que acuden las menores de manera regulary obligada para poder desempeñar su trabajo. Tambiénse encuentran los inspectores que certifican que el lugaropere bajo las normas y los policías que con frecuenciacobran a los dueños para proteger sus negocios aunquetambién suelen cobrar cuotas a los menores para permi-tirles que continúen trabajando. En algunos casos tam-bién ha habido policías que al mismo tiempo son explo-tadores.

En la frontera norte, particularmente en Tijuana yCiudad Juárez, si bien la mayoría de los explotadoresson mexicanos, también hay norteamericanos que atra-viesan la frontera y emplean a niños que viven en la callepara elaborar material pornográfico. Asimismo, es fre-cuente que los niños crucen la frontera para acudir a loslugares donde se reúnen pederastas, como ocurre en elParque Balboa de San Diego.

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LA EXPLOTACIÓN SEXUAL DE NIÑOS

CONCLUSIONES

El hecho de que el estudio nos hubiera permitido confir-mar que hay niñas y niños sujetos a explotación sexualen prácticamente todas las regiones de la República Mexi-cana, nos habla, entre otras cosas, de la difusión y perse-verancia de un fenómeno antiguo cuyo rostro modernocada vez más adquiere sus rasgos siguiendo las líneasque la globalización le impone. En este sentido, quedaclaro que lo que sucede en México forma parte de unatendencia que rebasa sus fronteras y a la cual no puedesustraerse, si bien ello no impide y más bien aconsejaque tome las medidas necesarias para brindar una mayorprotección a sus niños.

Vale la pena destacar que, con la excepción de la fron-tera sur, todas las ciudades incluidas en el estudio tienengrados de marginación bajos o muy bajos (de acuerdocon los indicadores del Consejo Nacional de Población,1993). Ello quiere decir que el fenómeno de la explota-ción sexual de niños tiende a ocurrir con mayor frecuen-cia en los centros más alejados de la extrema pobreza, sibien se abastece de ella.

La relación entre el fenómeno y la exclusión social seencuentra mediada por factores como el tipo de urbani-zación, el carácter de polo de atracción de la zona y/o suubicación geográfica. Las ciudades estudiadas son, sobretodo: a) lugares de espera o negociación para el tránsitohacia Estados Unidos; b) lugares donde retornan aque-llos que fracasan en el intento de atravesar la frontera; c)lugares de tránsito obligado para el comercio y el trans-porte terrestre entre países; d) lugares de esparcimientopara un gran número de visitantes transitorios, y e) luga-

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res que concentran grandes contingentes poblacionalesy una proporción importante de las actividades econó-micas.

Las profundas desigualdades que existen entre losmunicipios del país marcan una dirección a los flujosmigratorios que van desde los municipios más pobreshacia aquellos que ofrecen mayores oportunidades detrabajo e ingreso, quedando las primeras como localida-des abastecedoras o expulsoras y las segundas como re-ceptoras o lugares de tránsito. Es en estas últimas dondela explotación sexual de niños tiene lugar con mayor fre-cuencia.

Los tipos de desarrollo brevemente descritos, traenconsigo una serie de efectos sobre los vínculos socialesque caracterizan a las comunidades estudiadas. En lamayoría de los casos se trata de sociedades que se distin-guen por tener un bajo nivel de integración social y unaproporción alta de habitantes que no pertenecen al lugary que, por lo mismo, se encuentran desarraigados, condébiles lazos que los unan a la comunidad. Son socieda-des que continuamente reciben nuevos contingentespoblacionales que, venidos de distintas regiones, tampo-co comparten una historia y una identidad, y cuya inte-gración supone un largo proceso no siempre acabado obien logrado.

Estos contingentes, ya sea que hubieran llegado paraestablecerse o que sólo utilicen a la comunidad comolugar de paso o bien para una corta estancia como ocurrecon los turistas, ejercen una fuerte presión sobre la so-ciedad local continuamente puesta a prueba en su capa-cidad para integrar a nuevos grupos sin que su identidadse desvanezca o quede en entredicho. En suma, se trata

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LA EXPLOTACIÓN SEXUAL DE NIÑOS

de segmentos sociales con un alto grado de desarraigo odesapego con respecto a la comunidad, lo que, aunado aotros factores, también da lugar a un importante gradode anomia.

Se puede afirmar que comunidades donde predomi-na un alto grado de identidad grupal y local, con lazosde solidaridad estables y duraderos entre sus miembros ycon normas y regulaciones reconocidas por todos, ten-derán a manejar sus opciones de cambio y conservaciónsin producir crisis y rupturas a su interior, regulando elconflicto y aislando los comportamientos que amenazano destruyen el tejido comunitario. Por el contrario, agru-paciones humanas que han roto sus vínculos primarios yasociativos sin reemplazarlos por otros nuevos que cum-plan las funciones de cohesión y mutuo reconocimientoy donde la normatividad permanece externa a dicho gru-po, tenderán a diseminarse con la crisis, a agotar sus ca-pacidades adaptativas al cambio y a generar una débilafiliación hacia nuevas colectividades y emplazamientos(PNUD: 1998).

En síntesis y desde un punto de vista normativo, sepuede afirmar que la anomia altera no sólo los límites dela transgresión sino también la percepción misma de suexistencia. No hay transgresión donde las normas no hansido apropiadas y donde la sanción es débil. Se penetraasí en un mundo donde todo es posible, terreno que re-sulta por demás propicio, entre otras cosas, para la ex-plotación sexual de niños.

En otras palabras, fenómenos como la explotaciónsexual de niños se desarrollan con menor resistencia enun contexto donde prevalece la anomia, en donde existeuna débil aplicación de las normas lo que, al tiempo que

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dificulta que estas conductas sean percibidas como unatransgresión, promueve que los agresores continúen ope-rando pues han podido constatar que las posibilidadesde ser sancionados son remotas.

RECOMENDACIONES

Algunas de las medidas que, de acuerdo con los resulta-dos obtenidos en el estudio, sería recomendable adoptar,son:

a) Diseñar una política nacional que cuente con elconsenso de los estados para evitar la explotación se-xual de niños en todas sus formas a fin de que puedaactuarse de manera coordinada tanto a nivel federal,como estatal y local.

b) Establecer convenios de colaboración con otrospaíses, especialmente con los vecinos, a fin de poder ac-tuar coordinadamente en aquellos casos que involucranel traslado de niños de un país a otro o la actuación en elpaís de agresores extranjeros. Asimismo, como lo ha su-gerido la Relatora Especial de Naciones Unidas, debenestablecerse mecanismos de cooperación bilateral entrelos países que comparten fronteras y revisarse las políti-cas de inmigración y deportación a fin de prevenir ma-yores daños a los niños que han sido objeto de tráfico.

c) Elaborar un registro nacional único de los casos demaltrato, abuso sexual y explotación sexual comercialde niños en México y prescribir la obligación de las auto-ridades de reportar estos casos.

d) Elaborar un registro nacional único de los casos deniños robados o desaparecidos en México y establecer

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LA EXPLOTACIÓN SEXUAL DE NIÑOS

convenios de colaboración con otros países para facilitarsu ubicación y reintegración con la familia.

e) Adoptar las medidas necesarias para fortalecer laaplicación de las leyes existentes y efectuar las modifica-ciones legales que se requieran para hacer efectiva la per-secución de los agresores y brindar la debida proteccióna los niños que decidan denunciar.

f) Estudiar la conveniencia de prescribir sanciones paralos clientes así como para todos los enganchadores e in-termediarios que obtienen beneficios de la explotaciónsexual de los niños, incluyendo las autoridades que pu-dieran ser responsables de estos casos por acción u omi-sión en el ejercicio de sus funciones.

g) Diseñar estándares mínimos para el trato con ni-ños víctimas y testigos por parte de las agenciaspersecutoras de delitos y del sistema judicial en su con-junto.

h) Diseñar programas de atención integral especiali-zada para niños víctimas de explotación sexual, inclu-yendo la creación de sitios de refugio y protección tantopara niños que están siendo explotados como para aque-llos que se encuentran en riesgo.

i) Elaborar campañas de información y sensibiliza-ción en los medios que hagan visibles a los adultos res-ponsables que obtienen beneficios así como las circuns-tancias que colocan a los niños como víctimas y que im-piden o dificultan que puedan resistirse a ser explotados.

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ELENA AZAOLA

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VALORES Y CULTURA COMO MARCAS DE GÉNERO

Margarita Palacios Sierra*

NO DEJAREMOS DE SORPRENDERNOS ante los hechos que orde-nan el mundo, ante los sentidos únicos y los sentidosprohibidos, ante las sanciones y las obligaciones, antelos reflejos de dominación, sus privilegios y sus injusti-cias que se perpetúan definitiva y fácilmente como sim-ples accidentes de la historia.

La discriminación, del latín discriminare: separar, dis-tinguir, diferenciar una cosa de otra, se practicatoleradamente bajo condiciones de vida intolerables que,frecuentemente, parecen aceptables e incluso naturales.La dominación simbólica se ejerce con normas de comu-nicación dulces, insensibles, invisibles para las víctimasmismas. Esta relación social, extraordinariamente ordi-naria ofrece así, el privilegio de dominar con símbolosconocidos y reconocidos como la lengua, el estilo de vida,las normas, los estigmas y las propiedades corporales delos hombres, como el color, el género y la raza.

Los mandatos emanados de las Conferencias Mun-diales y de la Conferencia Regional para la integración

* Maestra en Lingüística por Facultad de Filosofía y Letras de laUNAM y profesora de varias asignaturas en la misma entidad.

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MARGARITA PALACIOS SIERRA

de la mujer en el desarrollo económico y social de Amé-rica Latina y el Caribe reconocen esta tensión no resuelta(Weber) en la vida comunitaria. Estos mandatos consi-deran la liberación de la mujer, no como desigualdad ocomplementariedad, sino como asunción histórica de lapropia alteridad y como la búsqueda de valores nuevospara conseguir una transformación de la sociedad. Elconflicto se origina en la sociedad y en las condicioneshistóricas de “los otros”, “los diferenciados” por eso es enella donde debe resolverse.

En un universo en el que el orden de la sexualidad noes considerado como relación de sujetos que interactúanen las mismas condiciones, y en el que las diferenciassexuales permanecen sumergidas en un conjunto de opo-siciones con las que se organiza el mundo, los actos sexua-les y todas sus atribuciones están, necesariamente, so-brecargados con determinaciones y adjetivos antro-pológicos y cosmológicos.

Con este orden del cosmos, el significado profundode la categoría de lo sexual se condena al desconocimientoo, por lo menos, a un mal conocimiento de sí misma. Laconstitución de la sexualidad se limita a ser consideradacomo erotismo. Esto nos ha hecho perder el sentido de lacosmología sexualizada y nos ha limitado a construir unatipología sexual del cuerpo socializado, de sus movimien-tos y de sus desplazamientos inmediatos. Esta restringi-da significación social llega a determinar, por ejemplo,que el movimiento hacia lo alto está asociado a lo mas-culino, con la erección o la posición superior en el actosexual y, por el contrario, el movimiento hacia abajo sevincula con lo femenino. Esta tensión no está resuelta enla vida comunitaria.

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VALORES Y CULTURA COMO MARCAS DE GÉNERO

La división de las cosas y de las actividades según laoposición entre lo masculino y lo femenino recibe sunecesidad objetiva y subjetiva de su inserción en un sis-tema de oposiciones homólogas, alto/bajo, arriba/abajo,adelante/atrás, derecha/izquierda, recto/curvo, subir/ba-jar, adentro/afuera. Estas diferencias son concordantespara mantener, con su oposición, el orden de un sistema.

La división entre los sexos parece estar en “el ordende las cosas” y se comprende, en la vida social, comoalgo normal y natural, a tal punto que se considera inevi-table. Se presenta como un estado objetivo que pertene-ce a la distribución del espacio y de las cosas. Estas es-tructuras se observan en las casas, donde todas sus par-tes están sexuadas, en todo el mundo social y en el Esta-do mismo, donde los hábitos de todas las gentes funcio-nan como un sistema de percepciones, de pensamientosy de acciones femeninas o masculinas.

Estos escenarios preconstruidos aparecen en la len-gua, son categorías sociales que proceden de las estruc-turas cognitivas del mundo, son esquemas de la vida prác-tica o de disposiciones.

Con ésta experiencia, el hombre aprende el mundosocial y sus divisiones arbitrarias, empezando por la di-visión socialmente construida entre los sexos, como algonatural y evidente que lo lleva a reconocer, en esta opo-sición, una absoluta legitimidad. La oposición desequili-brada de los sexos se convierte en una representaciónsocial más o menos consciente e intencional. Esto da ori-gen a una ideología y genera formas de discurso que larepresentan. Por ejemplo, encontramos algunas defini-ciones ambivalentes frente a una misma entrada léxica.

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MARGARITA PALACIOS SIERRA

Hombre público: hombre conocido que desarrolla actividad pública importante.

Mujer pública: prostituta.

Hombre ambicioso: buen partido, con metas.Mujer ambiciosa: interesada, arpía.

Hombre atrevido: osado, valiente.Mujer atrevida: insolente, mal educada.

Estas relaciones de violencia mítica están contenidas enactividades domésticas, en algunos programas pedagógi-cos que contemplan juegos donde se reproducen los ro-les tradicionales misógenos y machistas: “jugar al papá ya la mamá”, “las niñas y las muñecas”, “los niños y loscoches”, o bien, imponer patrones estéticos y con-ductuales a través de los medios masivos de comunica-ción.

La fuerza del orden masculino se justifica. La visiónandrocéntrica se impone neutramente sin necesidad deformular o inventar discursos para legitimarla, se crea yse consolida callada y naturalmente, con frases y senti-dos de la vida cotidiana. El orden social funciona comouna inmensa máquina simbólica que tiende a ratificarla dominación masculina. El dominio se manifiesta en ladivisión sexual del trabajo, la distribución estricta de lasactividades que realiza cada sexo, la delimitación de loslugares y del tiempo, sus instrumentos de juego y de vida.El espacio público o privado justifica lo inaceptable. Sepuede golpear al menor o a la mujer en casa, sin ser cas-tigado, pero no en público, en la calle, donde se puedeser, al menos reprimido.

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VALORES Y CULTURA COMO MARCAS DE GÉNERO

La información almacenada en este sistema culturaly jurídico se fortalece con la interacción social. Esta rela-ción aparece en todas las sociedades y en todos los tiem-pos. La norma invoca su propia contradicción con sím-bolos míticos y estructuras lingüísticas restrictivas (sí/pero): “no limitamos la actividad femenina… pero sí de-seamos... se circunscriba”; “la mujer podrá desempeñarun empleo... cuando en ello no perjudique su misión”;“las mujeres siempre relegadas”; a “responsabilidades queconlleva la maternidad o actividades establecidas por lasociedad”.

Según datos de la Organización Mundial de la Salud,cada 15 segundos una mujer es agredida. Es decir cincomil 760 mujeres en un día son maltratadas, física, psico-lógica o sexualmente, en la mayoría de los casos, por unhombre, en el interior de sus hogares. Estas cifras debie-ran provocar, no sólo la denuncia, sino la indignación dela sociedad. ¿Por qué son tan pocas las voces?, debieranobligar a la reformulación de las políticas públicas. ¿Porqué son tan lentos los procesos?, debieran generar parti-das en el presupuesto oficial con el fin de crear más al-bergues para mujeres y niños maltratados y para dar ser-vicios médicos y asesoría legal a las víctimas. ¿Por quéno se abre un debate en el Congreso? Las estructuras so-ciales consideran estas cifras espacios de tolerancia sal-vaguardados por la tradición, por la ley de usos y cos-tumbres e incluso por la historia jurídica de nuestro país.¿Son éstos los principios que generan una moderada ca-pacidad de asombro en la comunidad? Las estructurashistóricas adquiridas nos ponen en peligro de recurrir,inconscientemente, a los modelos aprendidos y por lo

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MARGARITA PALACIOS SIERRA

mismo de perder nuestra capacidad de análisis ante losdatos, las cifras y los hechos.

La vagina se considera como una parte del cuerpodisociada de la persona, reducida a un estado de cosasagrada, un secreto y un tabú. Por eso, el comercio delsexo está estigmatizado tanto en la conciencia común dela sociedad como en las leyes del derecho que prohíbeny sancionan a las mujeres que, libremente, eligen la pros-titución como una forma de trabajo. En efecto, intervie-ne el dinero y cierto erotismo masculino que se asocia ala búsqueda del placer mediante el ejercicio brutal delpoder sobre un cuerpo reducido a objeto y cuyo sacrile-gio consiste en transgredir la ley según la cual el cuerpo(como la sangre) no puede ser dado sino en un acto deofrecimiento puramente gratuito. Esto supone, necesa-riamente, la suspensión de toda violencia. De esta mane-ra la trasgresión de la ley se convierte en un acto de sacri-legio valiente que fortalece la virilidad del hombre y po-dría llegar a considerarse como un orden lógico y naturalde las cosas del mundo. Arriba o abajo, activo o pasivoson alternativas paralelas que describen el acto sexualcomo una relación de dominación. Dominar es sometera alguien al poder de otro, pero en esta relación sexualpuede ser también engañar, abusar, matar.

Las manifestaciones legítimas o ilegítimas de la virili-dad se sitúan dentro de la lógica de la proeza y el honor.En este orden de ideas no resulta sorprendente que loestablecido, con sus vínculos de dominación, sus dere-chos y sus contrasentidos, sus privilegios y sus injusti-cias, se perpetúe definitiva y fácilmente en las estructu-ras sociales.

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VALORES Y CULTURA COMO MARCAS DE GÉNERO

En este sentido se acepta fácilmente una sociologíapolítica del acto sexual cuya representación de los sexossea profundamente asimétrica. El pensamiento más co-mún de los hombres, en la lógica de la conquista, es con-siderar el acto sexual como una forma de dominación,de apropiación o de posesión. Las mujeres, por el con-trario, están socialmente preparadas para vivir la sexua-lidad como una experiencia íntima y fuertemente carga-da de afectividad. Los hombres son iniciados en la fami-lia considerando la sexualidad como un acto agresivo y,sobre todo, una conquista física orientada a la penetra-ción y el orgasmo.

Si esta relación sexual se manifiesta como una rela-ción social de dominación construida a partir de la divi-sión femenino/masculino, activo/pasivo, no es de extra-ñar que las ligas entre sexualidad y poder se desarrollenasí en los roles asumidos por hombres y mujeres en ungrupo social. Se comprende, desde este punto de vista,que la peor humillación, para un hombre, consista en serconsiderado mujer. Este discurso mítico, profesado so-cialmente, propicia que cada individuo practique las ac-tividades que convienen a su sexo y desaliente las con-ductas consideradas como impropias por su grupo so-cial. Las pasiones del hábito dominan desde el punto devista del género, de la etnia, de la cultura o de la lengua.Los hábitos se convierten en relaciones socialessomatizadas, leyes sociales convertidas en leyes incorpo-radas. Estas rutinas míticas no se pueden suspender poruna simple “fuerza de voluntad” porque están cimenta-das en una toma de conciencia con apariencia de liber-tad. Los hábitos están inscritos en lo más íntimo del cuer-

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MARGARITA PALACIOS SIERRA

po social y pueden observarse en las relaciones de pa-rentesco concebidas bajo el mismo modelo.

Evitar la impunidad jurídica es responsabilidad dequienes tienen el deber de investigar, juzgar y castigar alos culpables. Evitar la impunidad social es responsabili-dad de todos nosotros porque hombres y mujeres tene-mos madres y tenemos hijas y, sobre todo, somos partede la misma comunidad. No queremos vivir en un paísdonde la sociedad se descompone de esta manera ha-ciéndose la que no ve, la que no oye, la que no siente. Laviolencia es un acto de barbarie que lastima la integridadparticular del individuo y la integridad pública de unasociedad.

La restitución del tejido social no se reconstruye des-de el exterior, el daño es interno porque la credibilidaden el otro se pierde. La violencia intrafamiliar es un prin-cipio de desintegración que rebasa los espacios privadosde una casa o localidad.

Hoy el poder de la comunicación y de la academiapodrían participar, activamente, en la reconstrucción delos valores de cultura lo mismo en el mundo privado queen el público. La violencia se ejerce con la acción físicapero también, muy sutil y permanentemente, con nues-tras palabras y frases cotidianas, que dichas con reitera-ción irreflexiva construyen las desigualdades del futuro.

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LA VIOLENCIA QUE EJERCEN LOS PADRES HACIA SUS HIJOS

ADOLESCENTES

Miguel Ángel Caballero*

ARGUMENTACIÓN

EN LA ACTUALIDAD SABEMOS que en el ámbito de la familia,la violencia puede tomar distintas expresiones y que esmás común de lo que se estimaba. Hasta hace unos añosno se aceptaba esta realidad y se reducía su importanciacon diversas argumentaciones y acciones. Quizá fue poresto que hasta fechas muy recientes se creó una legisla-ción sobre violencia familiar, que si bien es un logro, noha tenido el impacto social deseado, ya que, como enmuchos otros casos, existe una distancia entre lo estable-cido en las leyes y su aplicación real y efectiva en benefi-cio de los afectados, donde se incluya atención con per-sonal debidamente entrenado y con la empatía necesariapara atender estos casos.1

* Investigador del Instituto Nacional de Psiquiatría Ramón de laFuente Muñiz. Las siguientes personas son coautoras del presenteartículo: Luciana Ramos, Catalina González María y Teresa Saltijeral.

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MIGUEL ANGEL CABALLERO

Lo anterior no resulta sorprendente, ya que nos en-contramos ante un fenómeno que rebasa las considera-ciones legislativas, por esto es necesario reflexionar so-bre aspectos más amplios que están involucrados en laviolencia familiar como son los del orden social y cultu-ral. En este sentido, parafraseando a Bourdieu,2 pode-mos argumentar que en el orden social que se ha estable-cido, se han perpetuado con facilidad ciertas relacionesentre las personas que aparecen como aceptables; estoha sido posible gracias al proceso de constitución histó-rico que, a su vez, le ha dado continuidad.

De este modo, podemos entender por qué no resultafácil transformar ciertas formas y estilos de relación y depensamiento, ya que van más allá del conocimiento cons-ciente y del aprendizaje, que implica a todos y cada unode los integrantes de una sociedad, aquí se incluye a lafamilia, pero también a los integrantes de otras institu-ciones como la legislativa y sus actores. Por lo tanto, nose trata sólo de la denuncia del problema, sino además esnecesario comprender y considerar los mecanismos deformación y arraigo social y cultural a través del tiempo,con el fin de tener mayores elementos para una mejoractuación.

Por otro lado, debemos precisar en el plano concep-tual cómo entendemos la violencia familiar, de esta ma-nera cuando usamos este término nos referimos a “todaslas formas de abuso que tienen lugar en las relacionesentre los miembros de una familia”.3 Esta definición essencilla e incluyente, ya que permite considerar diversasformas en que se manifiesta la violencia, así como distin-guir a todos y cada uno de los integrantes de la estructu-ra familiar, ya sean víctimas o perpetradores.

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LA VIOLENCIA DE LOS PADRES HACIA SUS HIJOS

En este sentido, la violencia familiar no se limita alespacio doméstico, el domus —la casa— por eso no usa-mos el término violencia doméstica, el cual se ha traduci-do literalmente del inglés “domestic violence” que no tieneel mismo valor en español. La violencia familiar se tratamás bien de una dinámica, de una forma particular derelaciones entre cualquiera de los integrantes de la fami-lia, esta disposición se mantiene fuera del ámbito do-méstico, sea la calle, un parque, un restaurante, etc. Porlo tanto, no se puede afirmar categóricamente que es enla casa en donde se gesta y comete —casi con exclusivi-dad— esta violencia, argumentarlo así, podría conducira confusiones y circunscribir un problema que tiene nexosmás amplios, dado que la violencia se inscribe en las re-laciones, en la forma de ser y de actuar, en el pensamien-to, en el cuerpo mismo, a partir de un orden social ycultural que así lo permite. Precisamente, la inscripciónen el orden de lo psicológico se hace evidente en el terrorque vive la víctima aunque el perpetrador no esté pre-sente. Queda claro que la violencia puede jugarse en cual-quier lugar y momento, la dinámica no desaparece, aun-que las formas y estrategias de los perpetradores puedanvariar dependiendo el lugar, no así la base de domina-ción y sometimiento.4

Tampoco utilizamos el término “ intrafamiliar”, ya queel prefijo “intra” —dentro de, en el interior—, implica unadireccionalidad y resulta redundante, al decir familiar seentiende que es algo que sucede en la estructura familiary no en otro lado, además ¿cuál sería el “dentro” o “inte-rior” de la familia? Por último, sería un error igualar fa-miliar y consanguíneo (y así justificar el uso de “domés-tico”) dado que la familia como estructura se constituye

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MIGUEL ANGEL CABALLERO

por mucho más que lazos biológicos, por ejemplo, “fa-miliares políticos”, “amigos de la familia”, “compadres”,entre otros. Estas aclaraciones no deben tomarse comoobvias o menores, están dirigidas para configurar y ma-nejar un concepto con mayor precisión y tener una basecomún, además de señalar la importancia que tiene elnombrar un fenómeno de una u otra forma, lo cual am-plía o reduce las posibilidades de aplicación y discusión.

En lo que se refiere a las formas de violencia, aunquevamos a utilizar los términos de violencia física modera-da y severa, así como violencia psicológica, queremosdejar en claro que no estamos haciendo una división ter-minante entre tipos de violencia, de tal manera que seperciban como algo seccionado o independientes; por elcontrario, nuestra división sólo obedece a fines de orde-namiento y análisis, ya que la violencia como hecho noes un fenómeno escindible, si bien pueden variar sus for-mas a la vez se juegan diversas implicaciones.5

Una vez aclarado lo anterior, haremos un uso senci-llo de las nociones, de esta manera consideramos violen-cia física toda agresión física,6 la cual incluye un espectroamplio de conductas que pueden ir de “leves” a “seve-ras”; cabe subrayar que no se trata de una acción acci-dental sino intencional. En la violencia psicológica exis-te también agresión obviamente no involucra el compo-nente físico, sino que se juega en las posibilidades de losespacios de la subjetividad y lo interpersonal, incluye allenguaje verbal y la comunicación no verbal como acti-tudes, acciones y omisiones, que tienen por finalidad heriro causar daño. En este trabajo no hemos incluido la vio-lencia sexual, ya que pensamos que sus implicaciones

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LA VIOLENCIA DE LOS PADRES HACIA SUS HIJOS

son particulares y merecen un análisis por separado, perosu incidencia es común en el ámbito familiar.

En dos trabajos de revisión previos,7 hemos podidonotar que las estadísticas sobre violencia, y violencia fa-miliar en particular, son claras. En general podemos de-cir que se trata de un fenómeno amplio, que lo mismoocurre en las zonas urbanas que en comunidades rura-les; se manifiesta, por igual, en cualquier sector socio-económico y de nivel escolar, aunque sus formas o mo-dos varíen, la base de la violencia es la misma.

En la violencia familiar llega a suceder que el maltra-to del cónyuge hacia su pareja se extienda a los hijos;además en muchos casos los perpetradores pueden serambos padres; también es común que los hijos sean tes-tigos de la violencia entre sus padres, lo cual puede ge-nerar consecuencias. En un sentido general, se han re-portado como reacciones en las víctimas de esta violen-cia la depresión o sintomatología depresiva, los trastor-nos de ansiedad, la somatización, el trastorno por estréspostraumático, así como abuso de sustancias y conductasuicida, entre otros.8

DESARROLLO METODOLÓGICO

Llevamos acabo un estudio donde nos interesaba cono-cer la asociación entre ser víctima de violencia familiar ysu relación con el intento de suicidio y la sintomatologíadepresiva en adolescentes. Los objetivos fueron en pri-mer lugar determinar la magnitud de violencia familiarejercida por los padres hacia sus hijos, la cual fuecategorizada en tres niveles de análisis: violencia psico-lógica, violencia física moderada y violencia física seve-

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MIGUEL ANGEL CABALLERO

ra; en segundo lugar, exploramos la relación de esta vio-lencia con el intento de suicidio y la sintomatología de-presiva. El estudio se basa en una encuesta que se llevó acabo en dos escuelas secundarias del Centro Históricodel DF, donde participaron un total de 936 estudiantes,508 hombres y 428 mujeres. El instrumento utilizadofue un cuestionario autoaplicable que incluía, además deuna serie de datos sociodemográficos, la “Escala de Tác-ticas de Conflicto Padres-Hijos” de Straus,9 así como laescala de CES-D de Radloff10 para la sintomatología depre-siva, entre otras.

La escala de tácticas de conflicto de Strauss incluyelas siguientes subescalas: Violencia psicológica, la cual mideactos simbólicos y verbales cometidos por los padres ha-cia sus hijos con la intención de causar miedo o dolor anivel psicológico, por ejemplo, “En el último año ¿tumamá te dijo que te iba a correr de la casa o a echarte apatadas?”; Violencia física moderada, estos reactivos estánrelacionados con formas de castigo corporal que tradi-cionalmente se han visto como “respuestas esperadas”por parte de los padres para corregir malas conductaspersistentes, por ejemplo, “En el último año ¿tu padre tedio de nalgadas?”; Violencia física severa, son marcadoresde alta severidad en el maltrato tales como “En el últimoaño ¿tu madre te quemó a propósito?”

La sintomatología depresiva fue evaluada a partir dela Escala de Depresión del Centro de EstudiosEpidemiológicos11 (CES-D, por sus siglas en inglés). Cons-ta de 20 reactivos, por ejemplo, “Durante la última se-mana no tenía hambre” o “Durante la última semana mesentía triste”. Para el intento de suicidio se utilizó el

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LA VIOLENCIA DE LOS PADRES HACIA SUS HIJOS

reactivo “¿alguna vez, a propósito te has herido, cortado,intoxicado o hecho daño, con el fin de quitarte la vida?”

DESCRIPCIÓN DE ALGUNOS RESULTADOS12

En un primer nivel de análisis sobresale que más de lamitad de los estudiantes, hombres y mujeres, reportanalguna conducta de violencia psicológica y física mode-rada por parte de ambos padres. La violencia física seve-ra es reportada en uno de cada cinco casos. Cabe señalarque no se encontraron diferencias en los puntajes totalesrespecto a la violencia ejercida por parte del padre y lamadre hacia sus hijos.

Al considerar la distinción por sexo, encontramosdivergencias en el rubro de violencia psicológica ejercidapor la madre, donde las hijas obtienen un porcentaje máselevado que los hombres. Por su parte, también se obser-vó que los padres ejercen más violencia física severa ha-cia sus hijos que hacia sus hijas.

Debido al interés por conocer la asociación entre lasdiferentes formas de violencia familiar con el intento desuicidio y la sintomatología depresiva, llevamos a caboanálisis de regresión logística univariada para cada sexo;la pregunta estaba centrada en el riesgo, es decir, si au-menta la posibilidad de intento de suicidio y sinto-matología depresiva con el hecho de ser víctima o no deviolencia.

MUJERES

Las adolescentes que han sufrido cualquier forma de vio-lencia, esto es, física moderada, física severa o psicológi-

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MIGUEL ANGEL CABALLERO

ca, tanto por parte de su madre como de su padre, tie-nen un riesgo mayor de presentar intento de suicidioque las mujeres no violentadas. Esta situación es másmarcada para aquéllas que reportan violencia psicológi-ca ejercida por su padre, quienes tienen un riesgo casitres veces mayor de presentar la conducta suicida, asícomo para aquéllas que reportan violencia física severapor parte de su madre.

En el caso del análisis para la sintomatología depresi-va, encontramos que solamente la violencia física mode-rada ejercida por parte de la madre, representa un factorde riesgo para presentar depresión dos veces mayor paralas víctimas que para las adolescentes que no reportanesta violencia. Es interesante subrayar que las otras for-mas de violencia no representaron un factor de riesgopara la depresión en las mujeres.

HOMBRES

En el análisis para los hombres y el intento de suicidio,tres formas de violencia resultaron factores de riesgo, laviolencia física severa por parte del padre, que represen-tó cerca de cuatro veces más riesgo para la conducta sui-cida; la violencia psicológica, igualmente por parte delpadre, la cual obtuvo tres veces mayor riesgo para el in-tento de suicidio; y de la misma manera, la violencia psi-cológica ejercida por parte de la madre.

El mayor número de asociaciones de riesgo en hom-bres se presentó en relación con la sintomatología depre-siva, en donde todas las formas de violencia resultaronfactores de riesgo significativos. Las que representaronlos riesgos más altos fueron la violencia psicológica ejer-

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LA VIOLENCIA DE LOS PADRES HACIA SUS HIJOS

cida por parte del padre con un riesgo cuatro veces ma-yor; seguida de la violencia psicológica ejercida por lamadre, la cual representó tres veces mayor riesgo parapresentar sintomatología depresiva en las víctimas, al igualque la violencia física moderada por parte del padre.

DISCUSIÓN

A partir de lo reportado por los hombres y las mujeresadolescentes de nuestro estudio, podemos señalar que laviolencia es común en sus familias la violencia psicológi-ca y la violencia física moderada, ejercida por ambospadres, tuvo una proporción entre cinco y seis de cadadiez casos. Pero más allá del hecho evidente de la magni-tud de violencia familiar, las preguntas se multiplican¿por qué?, ¿qué puede estar pasando?

Quizá parte de la comprensión la podemos encontraren los componentes del orden social y cultural, en don-de, por ejemplo, ciertas formas de relación e interaccióntienen un grado de aceptación social, por lo tanto no secuestionan, en estricto, como violencia. Lo anterior tomaforma en el hecho, de que tanto el padre como la madreejercen violencia de manera similar, aunque llama la aten-ción que las madres ejercen más violencia psicológicahacia sus hijas y los padres ejercen más violencia físicasevera a sus hijos hombres.

Esto sugiere un orden de socialización diferenciado,particularmente evidente en la relación del ejercicio deviolencia madre-hija padre-hijo, en donde las madres seimponen a través de restricciones, amenazas, gritos e in-sultos, propios de la violencia psicológica; mientras quelos padres tienden a dirigir la violencia hacia el cuerpo

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de sus hijos hombres, probablemente bajo supuestos depráctica masculina.13

Es necesario subrayar que la violencia familiar no setrata de un problema simplemente del aprendizaje, to-mado de la familia de origen y reproducido en lo futu-ro,14 una argumentación de esta índole resulta poco re-flexiva. Más bien, como menciona Bourdieu,15 hay queconsiderar que el efecto se da a través de los esquemastanto de percepción, apreciación y acción, inscritos ypreestablecidos en el orden social, es decir, el orden delmundo.

Ahora bien, en lo que toca a la problemática psicoló-gica, la violencia que han experimentado las mujeres seasoció principalmente con el riesgo de intento de suici-dio y la violencia en hombres se asoció como factor deriesgo para la sintomatología depresiva. Nuevamente laspreguntas se multiplican. Por supuesto no es fácil daruna respuesta terminante, aunque podemos formular al-gunas consideraciones.

De alguna manera los resultados desafían estereoti-pos de esta problemática, en el sentido de que la depre-sión es una manifestación marcadamente femenina. Talvez valdría la pena considerar que en los hombres ado-lescentes, las diferentes formas de violencia les están afec-tando de modo más directo y no tienen vías de desahogoen su entorno. Por su parte, las mujeres probablementeestán siendo afectadas por otros aspectos más amplios,como los de nivel social y cultural los cuales son másdifíciles de captar pero inciden de forma importante ensus procesos psicológicos.

Dado lo anterior, es importante ubicar el momentode vida por el cual están transitando estos estudiantes y

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es precisamente la adolescencia, en donde una de lascaracterísticas que la distingue es la salida del espaciofamiliar, en donde existe un mayor contacto con el mun-do social, sus instituciones y normatividad; esta nuevaforma de relacionarse con un mundo “externo” conllevacambios, por ejemplo, mayores exigencias, nuevas for-mas de relación con su grupo de pares, además de unaserie de reacomodos internos, ya que de alguna manera,estos jóvenes están asimilando las reglas sociales y cultu-rales del mundo al cual se están enfrentando, pero ade-más, a esto se puede sumar el problema de la violenciafamiliar y sus consecuencias.

Un último punto que sobresale es la asociación mar-cada de la violencia psicológica con los riesgos desintomatología depresiva e intento de suicidio. Ademásde lo ya discutido, lo anterior cuestiona la creencia deque la violencia física es más grave o la que tiene mayo-res consecuencias; quizá se piensa así debido a lo evi-dente de sus marcas, dicho de otro modo es obvia a lapercepción, pero los resultados nos muestran que la vio-lencia psicológica tiene un impacto importante asociadoal intento de suicidio y la depresión. Esto da cuenta de lorelativo de la severidad.

Para finalizar y a manera de propuesta, pensamos quesería importante intentar promover en el sistema escolar(incluyendo a todo el personal) educación referente a lasdistintas formas de violencia familiar y sus implicaciones,con el fin de poderla reconocer, pero también para co-menzar a detener, dentro de lo posible, la reproducciónde los esquemas. Lo anterior se puede lograr con infor-mación bien fundamentada y con el otorgamiento deherramientas reflexivas y críticas, utilizando distintas es-

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trategias. Aunque sabemos de antemano que esto no essuficiente, sí es un primer paso para enfrentar un proble-ma que involucra diversos componentes del orden so-cial.16 Por esto, no sólo se trata de trabajar con los ado-lescentes, sino con aquellos que conforman el sistemaescolar, maestros y trabajadores de la institución acadé-mica, entre otros.

NOTAS

1 Sin el afán de generalizar, pero a partir de diversas entrevistas conmujeres que han sido víctimas de violencia familiar y han intentadolevantar una denuncia ante el MP, en sus relatos señalan todas lasvicisitudes por las que han pasado ante el sistema de impartición dejusticia.

2 Bourdieu (2000).3 Corsi (1994).4 Si bien, en ambos idiomas “domesticus” señala lo relativo a la

casa, en el inglés además se usa para designar algo interno, porejemplo “gross domestic product” es el “producto interno bruto”,“domestic flight” es “vuelo nacional” y no vuelo doméstico, “ domesticeconomy” es la “economía interna” y no economía doméstica, lo cualno tendría sentido en español.

5 Bourdieu propone, para el análisis del problema de domina-ción, mover la mirada hacia los lugares de imposición y reproduc-ción: El problema “no reside realmente, o no fundamentalmente,en uno de los lugares más visibles de su ejercicio, es decir, en elseno de la unidad doméstica, sobre la cual determinado discursofeminista ha concentrado todas sus miradas, sino en las instanciastales como la escuela o el estado (lugares de elaboración y de impo-sición de principios de dominación que se practican en el interiordel más privado de los universos)”. Op. cit. p. 15. Queda claro queuna violencia física, por ejemplo un golpe, conlleva a la vez unaimplicación psicológica.

6 Del latín agredi: dirigirse a alguien; atacarlo; atacar a alguienpara hacerle daño.

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7 Cf. Ramos, Saltijeral y Caballero (1996). Caballero y Ramos(2004).

8 Cf. Idem.9 Strauss et al. (1998).10 Cf. Radloff (1997).11 Op. cit.12 Debido a que este trabajo es originalmente una ponencia, la

descripción de los resultados la hacemos de manera simplificada.Para información detallada sobre los tipos de análisis y resultadosen extenso, se puede consultar: Caballero, Ramos, González ySaltijeral (2002).

13 La violencia en general, pero particularmente la que incluyeel componente físico, muchas veces es utilizada como forma de con-figuración -y autoafirmación- de la masculinidad ante los demás.Cf. Connel (1997).

14 Si bien, la familia participa de la reproducción del orden so-cial a su vez está subordinada a éste.

15 Op. cit.16 Como se mencionó al principio, una instancia como la escue-

la es un lugar de elaboración e imposición de principios de domina-ción, ahí radica la importancia de llevar a cabo una intervención aese nivel.

BIBLIOGRAFÍA

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AGRESIÓN SEXUAL INFANTIL:SIGNOS, SÍNTOMAS Y PROPUESTA DE TRABAJO

Heidi Canales Lozano*

LA AGRESIÓN SEXUAL CONSTITUYE una problemáticamultifactorial que afecta todos los ámbitos de la vida dela persona; entre ellos se encuentra la vida social, fami-liar, escolar y sexual entre otros. La violencia repercuteen todos los aspectos del ser y existir en el mundo dequien la vive y se ve afectada la autoestima, el autocon-cepto, la identidad, la confianza frente al mundo y enconsecuencia se transforma la percepción del cuerpo,del sexo, de la sensualidad y del erotismo.

La presentación de este ensayo lo hemos organizadode la siguiente manera: empezaremos con una explica-ción histórica del concepto de niñez, continuamos connuestra propuesta de agresión sexual infantil, su defini-ción y características; en seguida exponemos los signos/síntomas físicos y emocionales a corto, mediano y largoplazo; posteriormente presentamos una guía práctica paraescuchar adecuadamente a niños y niñas agredidas

* Coordinadora del Área Infantil de Adivac, A.C..

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HEIDI CANALES LOZANO

sexualmente, finalmente exponemos algunos aspectosbásicos de la prevención como un agente decisivo paraatacar la agresión sexual infantil.

La agresión sexual que viven los niños y las niñastiene consecuencias psicosociales y físicas a corto, me-diano y largo plazo; y no sólo participa el menor que lovive, sino que trastoca los ámbitos, familiar, escolar ysocial.

Para reflexionar sobre la agresión sexual infantil esimportante hacer un recuento histórico del concepto deniñez ya que las definiciones culturales que se le hanasignado a lo largo de los años determinan en gran medi-da la relación entre personas adultas y niños y las formasde interacción entre ellos. Asimismo, ésta relación fijalas formas de ser y los ambientes socialmente toleradospara los niños y las niñas. Tales formas de educación,pueden actuar como factores de riesgo para que unniño o una niña sea objeto de maltrato y/o de agresiónsexual.

Para explicar lo anterior retomamos el “Manual dePsicología”, infantil de la psicóloga Bárbara Newman(1998), quien plantea varias nociones históricas del niñoy sus consecuencias, las cuales se exponen en la tabla dela página siguiente.

Dentro de este esquema los niños y las niñas perte-necen a un grupo subordinado cuya relación desigualcon los adultos posibilita el ejercicio de la violencia con-tra ellos. ¿Cómo se estructura este esquema de superio-ridad de unos y subordinación de otros? Partiendo delconcepto de “poder” como eje principal en el sistema derelaciones entre los géneros1 en el que predomina la

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AGRESIÓN SEXUAL INFANTIL

subordinación de las mujeres y la dominación de los hom-bres (R. W. Connell,1997). Relaciones desiguales que soncomponentes esenciales de la estructura social conside-rada en su totalidad.

NOCIÓN HISTÓRICA CONSECUENCIA

El niño y la niña como adultopequeño

El niño como innatamentemalo

El niño como naturalmentebueno

El niño como propiedad

El niño o niña como personaen desarrollo

No existe espacio o ambiente específicopara el o ella.Apertura del mundo adulto sinrestricciones.Poca tolerancia hacia niños y niñas frentea las exigencias del comportamientoadulto.

Exigencia del control de impulsos.Utilización desmedida del castigo.Relaciones distantes entre niños/as yadultos.

Menor establecimientos de límites.Permisión del juicio independiente.

El destino del niño o niña depende de lavoluntad de los adultos.Imposibilidad para crear un sentido de símismos.Despojo de los derechos.Su valor se funda respecto a otraspersonas.Victimización por medio de explotación.Abandono y maltrato.

Investigación sobre las capacidades deniños y niñas y sus procesos de cambio.Institucionalización dependiendo de laedad.

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HEIDI CANALES LOZANO

Se trata de una construcción social de género paternalistaque define a hombres y mujeres a partir de la iden-tificación de su sexo; y cuya premisa básica equipara lanoción de feminidad con inferioridad, sometimiento,obediencia y pasividad. Por el contrario, lo masculinorefiere superioridad, actividad, importancia y poder.Estructuras que legitiman un sistema de desigualdadesbasado en la violencia para mantener la dominación; porejemplo, la amenaza a las mujeres, el acoso, el ataquedoméstico y la agresión sexual son formas de violenciajustificadas y autorizada por una ideología de supremacíamasculina.

A partir de estas relaciones de opresión el sexo actúacomo un instrumento de poder que somete a mujeresniñas y niños, mediante acciones que van desde el deseode controlar, dominar y someter, hasta el uso y abuso dela fuerza física por medio de instrumentos de poder comoson: armas, edad, estrato social y rol dominante.2 (LópezSánchez:2000.)

Finkelhor (1980) menciona que dentro del constructode supremacía masculina la utilización sexual del cuer-po de un niño o una niña constituye una forma de inti-midación y uso o abuso de autoridad; este proceso co-mienza en la infancia, en la medida que los niños y lasniñas son vistos como propiedad, sin autonomía deacuerdo a una sociedad sexista.

Así pues, entre los actos de opresión se encuentra laagresión sexual infantil, la cual definimos como:

cualquier contacto de naturaleza sexual entre unadolescente o adulto y un menor con el fin deestimular o gratificar la sexualidad del que agre-

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AGRESIÓN SEXUAL INFANTIL

de. La agresión incluye una variedad de accio-nes que van desde mostrar pornografía, exhibirel cuerpo desnudo o semidesnudo, entrar encontacto con el cuerpo del menor o hacer queéste toque el cuerpo de quien violenta, hasta lle-gar a la penetración oral, anal o vaginal.3

Niñas, niños y adolescentes, son vulnerables ante unaagresión sexual a causa de:

•Asimetría anatómica (tamaño de genitales).•Asimetría fisiológica: sistema hormonal.•Asimetría en el desarrollo y especificación de la orien-tación del deseo sexual.

•Asimetría de afectos sexuales (dinámica de atracción).•Asimetría de recursos mentales y habilidades sociales.•Asimetría de experiencia.•Asimetría de experiencia sexual.4

Estas asimetrías colocan a los niños en una posición dedependencia e indefensión, puesto que no pueden com-prender y distinguir con conocimiento y autonomía surol frente a este tipo de acciones.

En muchas ocasiones se ha mencionado el consenti-miento del menor como justificación de los actos de agre-sión, argumentando que los niños y las niñas aprueban osolicitan estas acciones, cuando lo cierto es que un me-nor no comparte el significado que un adulto tiene de lasexualidad. Los niños y las niñas no están conscientes delos resultados de estas conductas, por lo que bajo ningu-na circunstancia pueden consentir o negarse de formaasertiva y autónoma, en tanto que dependen física y

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HEIDI CANALES LOZANO

emocionalmente del adulto. Félix López Sánchez (2000),aclara que, en todo momento, hablamos de una intro-misión en la sexualidad infantil, una trasgresión física,emocional y psicológica en el niño o en la niña que gene-ra diversas consecuencias emocionales y sociales. En estesentido definimos una agresión sexual como: un acto vio-lento de abuso de autoridad y poder, independiente-mente de que exista violencia física grave y evidente. Lasestrategias que puede utilizar el agresor sexual varíandesde el engaño, el soborno, el aprovechar la privaciónafectiva del menor, la amenaza, la coacción verbal y laseducción hasta el uso de la fuerza física, obligándolo aceder.

Consideramos necesario en este momento plantearlos diversos tipos de agresión sexual existentes:

•Manoseos de todo tipo: Cuando una persona toca elcuerpo de otra, o hace que ésta le toque su cuerpo.

•Hostigamiento verbal: Engloba comentarios verba-les, sonidos y gestos con intención sexual, cercanía o rocecorporal innecesarios.

•Exhibicionismo: Cuando una persona muestra susgenitales a otra.

•Masturbación: Cuando una persona estimula susgenitales frente a otra.

•Desfiguración de partes sexuales o tortura.•Incesto: Relaciones sexuales entre ascendientes o

descendientes y consanguíneos hasta el cuarto grado.•Estupro: Relación sexual consentida o voluntaria

con una persona menor de 18 años y mayor de 12 me-diante el engaño. Si no existe el engaño no se consideracomo tal.

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AGRESIÓN SEXUAL INFANTIL

•Violación: Introducción del miembro viril en la va-gina, el ano o la boca; así como la introducción de obje-tos, elementos o instrumentos distintos al miembro viril;este es un acto mediante el cuál el(los) individuo(s) aten-ta contra la integridad física, psíquica, moral y social deotra persona sin su consentimiento, con base en el po-der, haciendo uso de la fuerza física, la intimidación, elengaño o la seducción.

•Abuso sexual: Cuando, sin el propósito de llegar ala cópula, se ejecuta un acto sexual con un menor deedad o con alguien que no tiene la capacidad de com-prender el significado del hecho y se le obliga a ejecutarlo.

•Explotación sexual infantil: consiste en involucrar amenores de edad en conductas o actividades que tienenque ver con la producción de pornografía, obligarlos aver actividades sexuales y, posteriormente, hacer que losniños tengan esas actividades entre ellos, o con adultos,filmándolos o fotografiándolos; y cuando se explotasexualmente a los pequeños para prostituirlos. Estas ac-tividades no requieren forzosamente el contacto físicocon los pequeños.

Es importante destacar que

los efectos de la agresión sexual dependen del tipode agresión, las edades del agresor y la víctima, elvínculo afectivo entre ambos, la duración y la fre-cuencia de la agresión, la personalidad del niñoagredido y su entorno social.5

Todas las formas de agresión sexual implicanvíctimización, culpabilidad, complicidad, uso yabuso de poder, impunidad, incapacidad por

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HEIDI CANALES LOZANO

parte de los padres para resolver el problema yun gran secreto.6

•El secreto. Es la base de la agresión. Algunas perso-nas llegan a mantener oculto lo sucedido durante años,padeciendo sentimientos de culpa y una baja autoestima.La dificultad para romper el secreto se debe a la intimi-dación y la culpa que el agresor deposita en la personaagredida.

•Complicidad. La agresión sexual se comete por untiempo prolongado cuando los miembros de la familiaignoran o minimizan las llamadas de auxilio del peque-ño. En algunos casos, varios integrantes de la familia sonvíctimas del abuso.

•La impunidad. El secreto y la complicidad impidenque el agresor reciba su castigo. Esto se debe a que elagresor inventa toda una historia de intimidación paracometer la agresión sexual sin riesgo de ser acusado, sor-prendido y/o castigado. En muchos casos, algún familiarsolapa los actos irresponsables y abusivos del agresor.

Para el menor de edad agredido sexualmente es difí-cil dar el primer paso y verbalizar lo que le sucede, yaque no sabe a ciencia cierta que es lo que está ocurrien-do, no predice la conducta del adulto, se siente confun-dido, indefenso y, en ocasiones, avergonzado por lo su-cedido. Por lo tanto, es responsabilidad de los adultosprestar atención, escucharlo y apoyarlo.

Los signos y síntomas observables en una personaagredida sexualmente durante la infancia o adolescen-cia suelen ser físicos y psico-emocionales.

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AGRESIÓN SEXUAL INFANTIL

SIGNOS Y SÍNTOMAS FÍSICOS7

Otros signos y síntomas físicos pueden ser: conductasno propias de su edad, masturbación compulsiva, per-sistentes juegos sexuales que no se realizaban conanterioridad, moretones, dolor al caminar o sentarse,picazón u olor en genitales, conocimiento de la actividadsexual y muestra de genitales, obsesión con su sexo y/ocon el de los demás, entre otros.

SIGNOS Y SÍNTOMAS EMOCIONALES

A corto plazo

•Hacia el agresor y los familiares. Desconfianza, mie-do a una persona en especial, a que los bañen o los veandesnudos, aislamiento, rechazo al contacto afectivo queantes aceptaba, hostilidad.

•Hacia sí mismo/as. Vergüenza, culpa, terrores noc-turnos, baja autoestima, fobias u obsesiones que no se

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HEIDI CANALES LOZANO

tenían anteriormente, bajo rendimiento escolar, escasaconcentración, problemas de sueño y alimenticios.

•Tono afectivo. Ansiedad, angustia, depresión, me-lancolía, tristeza, agresión, ausentismo, regresión a eda-des anteriores, ideas de suicidio.

•Sexualidad. Exceso de curiosidad, masturbación,contacto con sus genitales que antes no tenía, deseo detocar a otros niños u otras niñas.

A largo plazo:

El silencio puede durar aproximadamente dos a más añosen los que pueden observarse signos y síntomas en lossiguientes aspectos:

•Afectivos. Depresión, ansiedad, agresión, fobias.•Personalidad. Baja autoestima, sensación de vícti-

ma, agresividad.•Escolares. Bajo rendimiento escolar repentino, fra-

caso escolar y/o huida de la escuela.•Familiares. Relaciones conflictivas, huida de casa o

de donde sucedió la agresión, desconfianza.•Conducta antisocial. Delincuencia, drogadicción.•Sexuales. Miedo a las actividades sexuales, imáge-

nes obsesivas, patrones inadecuados de intimidad, re-chazo y agresividad a relacionarse afectivamente, hi-peractividad, disfunciones sexuales, infecciones de trans-misión sexual, embarazo.8

A continuación se presenta una guía eficaz en caso deque un niño, niña o adolescente decidan hablar:

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AGRESIÓN SEXUAL INFANTIL

•Creerle, pues rara vez mienten acerca de una agre-sión sexual.

•Nunca, bajo ninguna circunstancia, considerarlosculpables.

•Entender que el menor puede sentirse confundidorespecto de sus sentimientos hacia el agresor.

•Omitir el uso de palabras que denigren o confun-dan al niño, niña o adolescente.

•Abstenerse de hacer promesas que no se puedencumplir.

•Nunca preguntar las razones por las que el peque-ño/a permitió que la agresión se prolongara.

•Mantener la calma, no entrar en pánico.•Generar confianza y animarlo/a hablar sobre la

agresión.•Asegurarse de que no ha sufrido heridas.•Aceptar los sentimientos del niño, niña o adoles-

cente.•No enojarse con ellos y expresarles afecto.•Evitar la sobreprotección.•Brindar los primeros auxilios sin hacer juicios de

valor.•Acercarse a las redes de apoyo.•Dar protección.9

Una vez que se ha descubierto que el menor ha vividouna agresión sexual es imprescindible ayudarlo a entenderel significado de este acontecimiento, “ya que la formaen que los padres lo interpreten será central en ladeterminación de integrarlo o relegarlo al sitio de unaexperiencia desagradable pero externa y separada”.10

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El pequeño no debe de incorporar a la concepciónde sí mismo este acontecimiento y que sea éste el que lodefina como persona. Si bien es cierto que ésta expe-riencia no desaparecerá, la forma en que la conciben serádiferente, sin temor, dolor, culpa y enojo.

Los niños y las niñas tienen derecho a disfrutar de sucuerpo y su sexualidad basada en una información ade-cuada para su edad; así como disfrutar del contacto consu propio cuerpo sin que exista una intromisión a susexualidad. Es responsabilidad de los adultos satisfacerlas necesidades propias de la infancia y generar un am-biente cálido y protegido que promueva el sano desarro-llo personal.

La prevención representa un factor determinante paraerradicar la agresión sexual infantil; en cuanto al desa-rrollo de herramientas para el cuidado personal. Expli-caciones claras y precisas que contengan el mismo signi-ficado para los niños y las niñas y los adultos. Fomentarla asertividad, entendida como la habilidad para tomardecisiones actuando en base a lo que se siente y se pien-sa, con independencia y responsabilidad.

LA PREVENCIÓN DEBE REALIZARSE EN TRES NIVELES:

Con el niño•Brindando los conocimientos básicos sobre seguridadpersonal, cómo evitar accidentes en la casa y en la calle, nohablar con extraños ni recibir regalos a cambio de quehagan cosas a escondidas, no guardar secretos que lospuedan hacer sentir incómodos y no permitir que alguienintente tocar su cuerpo.

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AGRESIÓN SEXUAL INFANTIL

•Brindar conocimientos sobre sexualidad, fomentan-do la conciencia y aceptación de su propia sexualidad.Si los niños y las niñas conocen los nombres y las funcio-nes de su cuerpo, las sensaciones generadas por laautoexploración, la identificación de las caricias agrada-bles y desagradables pueden detectar y hablar abierta-mente sobre una agresión sexual.

•Trabajar con la autoestima y el autoconcepto, reco-nociendo la percepción de cada niño y niña para consigomisma/o desarrollando su propia afirmación, y distin-guiendo sus habilidades, virtudes y necesidades paraexpresarlas en un clima positivo, ya que esto forma partede los derechos humanos de las niñas y los niños.

Con la familia•Tener conciencia del rol protector de los padres para

garantizar la seguridad del menor de edad.•Mejorar el conocimiento en educación sexual, gé-

nero y erotismo. Reconociendo que prevención no sig-nifica evitar el contacto.

•Crear un ambiente de confianza respeto y comuni-cación en la casa.

• Si existe un desconocimiento sobre sexualidad esimportante buscar ayuda a profesionales especializadosen el tema.

Con la sociedad•Dejar de concebir a los niños y las niñas como pro-

piedad de los adultos.•Reeducar en sexualidad, sin mitos, temores y re-

presiones.

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HEIDI CANALES LOZANO

•Ampliar las redes de apoyo para que las familias ten-gan un espacio de información y contención.

•Identificar el abuso de poder y autoridad como con-dición para la ejecución de una agresión sexual.

•Abandonar la noción cultural de dominación y po-der donde los niños y las niñas se encuentran en unaescala inferior.

•Capacitación continúa de los profesionales de la edu-cación y la salud para la adquisición de conocimientosvinculados a la agresión sexual y la sexualidad.

En Adivac contamos con un modelo de intervenciónpsicoterapéutica el cual dura entre 56 a 60 sesiones yestá conformado por varias fases didácticas, lo que nosignifica que en la práctica sigan la secuencia en que laspresentamos. La psicoterapia se lleva a cabo respetandoel ritmo de trabajo de cada niño y niña. Por lo que laespecialista debe conocer bien el modelo de atención yevaluar la conveniencia de aplicar o no las fases en undeterminado momento; así mismo es elemental observarla respuesta del niño o niña para aceptar, rechazar, dete-ner o suspender el trabajo.

También es imprescindible considerar que el paso aotra etapa no significa que la anterior quede cerrada porcompleto, sino que son complementarias y que, por lotanto, deberán ser tratadas en conjunto.

Las fases del modelo se especifican a continuación:•Fase de integración y confianza.•Dinámica familiar.•Rompiendo secretos.•Manejo de emociones.•Autoconcepto y autoestima.

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AGRESIÓN SEXUAL INFANTIL

•Sexualidad y erotismo.•Perspectiva de género.•¿Qué es el abuso?•Asertividad.•Prevención.•Derechos de las niñas y los niños

Finalizaremos relatando una experiencia que tuve conun grupo de terapia de niñas agredidas sexualmente,la cual ilustra perfectamente su percepción del suceso yla forma en que lo vinculan a su propio ser.

Niña1: Cuando me lastimaron me dejaron una cica-triz en la colita que aún tengoNiña 2: ¿Qué es una cicatriz?Niña 1: Es una marca que te queda cuando te lastimas.Niña 2: ¿Y si esa marca la tengo pero en el corazón¿qué hago?Terapeuta: Lo que dices nos aclara lo que sentimoscuando sufrimos una agresión sexual. Se trata de unacicatriz, una huella que queda en nuestro corazón,pero como toda cicatriz algún día dejará de doler.

NOTAS

1 Concibo el género como el hecho de ser biológicamente macho ohembra (órganos sexuales) y la forma de comportamiento masculinoo femenino, es decir la educación sexista nos enseña cómodeberíamos de comportarnos.

2 Félix López Sánchez, La inocencia rota, abusos sexuales a meno-res. Barcelona: Océano,1999.

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HEIDI CANALES LOZANO

3 Heidi Canales Lozano y Laura Martínez Rodríguez, Modelo deatención para niños(as) agredidos sexualmente. México: Adivac, 2002,12 pp.

4 Félix López Sánchez, Abusos sexuales de menores y educación sexual.Salamanca: Amaru, 2000.

5 Laura Martínez R., Primeros Auxilios para ayudar a niñ@sagredid@s sexualmente. Folleto informativo. México: Adivac/ Asocia-ción para el Desarrollo Integral de Personas Violadas, A. C., 2000.

6 Ibidem.7 Félix López Sánchez, La inocencia rota, abusos sexuales a meno-

res, pp. 90-93.8 Idem, pp. 45-55.9 Laura Martínez R., Primeros Auxilios para ayudar a niñ@s

agredid@s sexualmente. Folleto informativo.10 D. Sullivan y Everstine, El sexo que se calla. México: Pax, 1997.

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TRABAJO GRUPAL CON MUJERES SOBREVIVIENTES DE

ABUSO Y VIOLACIÓN EN LA INFANCIA. PERSPECTIVAS YRETOS

Juanita Núñez Flores*

MI NOMBRE ES “L”, tengo 30 años, soy sobrevivien-te de abuso sexual en la infancia y quiero com-partir mi experiencia.

El primer abuso que sufrí fue a los cinco años.Me recuerdo con los calzones abajo, sentada encuclillas y un sujeto en frente de mí dibujando,según él dibujándome, tocaba mis rodillas y abríamis piernas para ver mejor y seguir dibujando.Recuerdo esas miradas libidinosas hoy, y cuandoun hombre mira mi cuerpo, me siento insegura.

Segundo abuso a los ocho o nueve años. Un“amigo” de la familia nos llevó al cine y ahíintrodujo su mano en mis calzones para manosearmi vulva; me recuerdo paralizada, despuéstampoco dije nada. El abusador tenía unos 30años.

Tercer abuso a los diez años. Un tipo abusabade mí cuando le dejaba la ropa que mi madre

* Asociación de mujeres sobrevivientes de Abuso Sexual Musas A. C.

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JUANITA NUÑEZ FLORES

lavaba y planchaba. Recuerdo dos ocasiones: unaen la que estaba yo sobre su cama con los calzonesabajo y él besándome y lamiéndome mi vulva; enla otra ocasión, él hacía que lo masturbara. Deestas ocasiones recuerdo el haber estado des-conectada de mis sensaciones, mi mente estabaen los detalles de una lámpara del departamento.No se lo dije a nadie. El abusador tendría unos25 años.

Cuarto abuso. Un tipo de unos 45 años, “ami-go” de la familia iba por mí a la escuela cuandocursaba sexto de primaria (11 años tendría yo) yde regreso, en el camino aprovechaba para abra-zarme y tocar mis senos. Varias veces también mebesó en la boca; en una de ellas recuerdo haberempezado a disfrutar e inmediatamente me fugé,me fugé de las sensaciones de mi cuerpo. Los de-talles de mi alrededor son mi punto de atención.De todo lo anterior yo me sentía culpable, pensa-ba que si habían ocurrido esos abusos era porqueyo no había hecho nada por evitarlos; no grité,no salí corriendo, no le dije a nadie, y además lohabía disfrutado. Estos abusos sexuales afectaronmi vida porque me cerré al mundo. A partir delos 11 años van disminuyendo mis amigos y ami-gas, y hoy me cuesta trabajo confiar en los hom-bres y relacionarme en general con la gente.

Es a veces tanto mi nerviosismo que empiezo asudar. El conocer gente por motivos tan simplescomo ir al banco, me provoca angustia y llego aposponer actividades. En otras ocasiones sientomucho calor en el rostro y al rato me salen gra-nos, me turbo al hablar y no puedo expresar exac-tamente lo que estoy pensando; esto aumenta mi

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MUJERES SOBREVIVIENTES DE ABUSO SEXUAL

nerviosismo y las reacciones de mi cuerpo. Mecuesta trabajo ser abierta con mis sentimientos yafectos, siento que cada nuevo conocido implica,más que nada, razones de peligro.

Hoy sé que en aquel tiempo no tenía elementosnecesarios para reaccionar a los abusos, para salircorriendo, para gritar, para no permitirlo. Hoy sétambién que yo no soy culpable de que ellos abu-saran de mí. Hoy, gracias a que estoy en el grupoMusas puedo vivir sin que me atormente la culpay sigo, y seguiré trabajando mi timidez, mi inse-guridad y todo lo que salga. Me tomó siete añosdarme cuenta de que el abuso sexual en la infan-cia me había afectado. Me tomó siete años paraatreverme a ir a un grupo, para ir a terapia indivi-dual. Porque antes de esos siete años no teníaconciencia de todo lo que había afectado mi vida;pensaba que yo no necesitaba ayuda para recu-perarme.

Gracias. Pero sobre todo gracias a mis compa-ñeras de grupo y a mi terapeuta por escucharme,y a mí por dejarme escuchar mi dolor.

Basado en la experiencia de cinco años de trabajo grupal,con sobrevivientes de abuso sexual en la infancia enMusas, las mujeres refieren el haber podido sanar lassecuelas que deja la violencia sexual en la infancia, mismasque se ejemplifican con el testimonio anterior. Hemospodido establecer pautas de tratamiento que han logradobeneficiar a las mujeres y que intentaremos clarificar a lolargo del presente trabajo. Dado que el abuso sexualocurre en la infancia, empezaremos por analizar lo quepasa con las niñas, para después hablar de los efectos dela edad adulta.

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JUANITA NUÑEZ FLORES

Restar importancia y racionalizar es la manera encomo los niños explican el abuso para disculparlo. Olvi-dar es una de las maneras más eficaces con que los niñosenfrentan los abusos. La mente humana tiene un enor-me poder de represión. Una de las consecuencias de ol-vidar es una sensación de estar dividida en más de unapersona. En casos de abuso extremo, el desdobla-miento —escisión— puede tener como consecuen-cia el desarrollo de personalidades múltiples.

Los niños que son víctimas de abusos sexuales sueleninsensibilizar el cuerpo para no sentir lo que se les hace.Otros realmente abandonan su cuerpo y observan el abusocomo si estuvieran a una gran distancia.

Para protegerse, las niñas suelen reaccionar ante elabuso olvidando que ocurrió. Por eso es posible que nose tenga ningún recuerdo consciente de haber sufrido unabuso. Es posible haber olvidado grandes periodos de lainfancia, sin embargo, hay cosas que sí se recuerdan. Partedel daño es consecuencia de la ocultación y el silencioque rodeó el abuso, el abuso sexual en la niña viola susfronteras, su derecho a decir no, su sentido de control enel mundo, es impotente. El abuso la humilla y le trans-mite el mensaje de que vale muy poco.

La niña no podía permitirse sentir con toda su fuerzael terror, el dolor o la ira, puesto que su confianza fuetraicionada, aprendió que no podía confiar en sus senti-mientos. Bloqueó el dolor físico, porque era demasiadoterrible, pero como no se puede elegir qué sentimientossí se eliminan y cuáles no, sencillamente dejó de sentir.

Aprendió que el mundo no es un lugar seguro, sufrióel dolor, se sintió traicionada.

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MUJERES SOBREVIVIENTES DE ABUSO SEXUAL

El abuso sexual roba a la niña su natural capacidadsexual. Ha sido introducida a la sexualidad de acuerdo alas necesidades de un adulto, nunca tuvo la oportunidadde explorar el placer, llegó ligado a sentimientos de ver-güenza, disgusto, dolor y humillación.

De acuerdo con el trabajo clínico tenemos que sospe-char la existencia de abuso sexual en una niña o niño através de características conductuales, ya que pocas ve-ces lo comunican de manera verbal, dichas característi-cas son las siguientes:

•Dolor, golpes, quemaduras o heridas en la zona ge-nital o anal.

•Dificultad inexplicable para caminar o sentarse.•No querer participar en las actividades deportivas

ni usar ropa adecuada para ellas.•Enfermedades de transmisión sexual en ojos, boca,

ano o genitales.•Conocimiento o interés exagerado por los compor-

tamientos sexuales en el adulto.•Molestias inespecíficas indicativas de abuso cróni-

co: eneuresis, encopresis, dolor abdominal, problemasescolares recientes.

•Embarazo inesperado del que no se aclara la pater-nidad.

Los elementos constructores de la intimidad (como dar yrecibir, confiar y ser digno de confianza) se aprenden enla infancia. Si los niños reciben atención, desarrollan lahabilidad de establecer y mantener relaciones estables.Finkelhor describe los criterios de alto riesgo para queun menor sea agredido sexualmente:

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JUANITA NUÑEZ FLORES

a) Cuando vive sin alguno de sus progenitores.b) Cuando manifiesta que el matrimonio de los pa-

dres no es feliz o es conflictivo.c) Cuando la madre no lo puede atender por perma-

necer fuera del hogar o por encontrarse incapacitada y/oenferma.

d) Cuando señala tener una escasa relación con suspadres o estar sometido a una disciplina punitiva y/oabuso sexual.

Una escasa supervisión por parte de los padres, undesorden emocional en éstos, que los hagan inhábiles ensus funciones de educación-protección, o un franco aban-dono o rechazo físico o emocional del niño, propicianque estos sean manipulados más fácilmente con ofreci-mientos interesados de afecto, atención y recompensas acambio de un sexo secreto.

Tres aspectos integran los objetos básicos del trata-miento en el niño:

1) Prevenir que siga ocurriendo el abuso ahora o enel futuro.

2) Prevenir las consecuencias emocionales y socialesdel descubrimiento.

3) Integrar el trauma haciendo que no se establezcanlos mecanismos básicos de defensa (negación y disocia-ción).

En el testimonio con el que comenzó ésta exposición,el abuso sexual ocurrió dentro de la familia y no la prote-gieron ni la apoyaron, la niña creció dentro de una fami-lia disfuncional. No tuvo modelos sanos de comporta-miento en sus padres. Mientras la mujer no se enfrenteactivamente al abuso sexual y se cure de él, es probableque repita con sus hijos los mismos comportamientos

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MUJERES SOBREVIVIENTES DE ABUSO SEXUAL

que vió en sus padres cuando niña, y que se sigan perpe-tuando patrones generacionales de violencia sexual.

En las familias incestuosas, las relaciones se dis-torsionan, no hay confianza, comunicación ni seguridad,que son esenciales y que en su lugar hay secretos, aisla-miento y miedo. Madonna, Van Scoyk y Jones (1991),concluyeron que en:

1) En las familias incestuosas los roles son más difu-sos e invasivos entre unos miembros y otros. Este siste-ma posibilita a los miembros la imposición sobre lo quelos otros deben decir o pensar, y establece cuál es el pa-pel a asumir por cada uno.

2) La mitología familiar es más incongruente con larealidad que la de otros grupos (creencias en torno alpropio funcionamiento familiar).

3) Las habilidades para la negociación se encuentranmuy disminuidas mostrándose poco eficaces en la reso-lución de problemas, existen problemas de comunica-ción y responsabilidad.

4) Es poco permeable y responsiva a las demandas einfluencias del exterior a ella misma.

5) Enmascara y constriñe sus sentimientos, evitandosu expresión.

6) El tono vital de sus miembros tiende a ser cínico ydesesperado.

7) Aparece una coalición destructiva entre los padresque revierte en un doble mensaje: rechazo-afecto.

Para permitir superar a las mujeres que sufrieron agre-sión sexual en su infancia es necesario sacar la opresiónde las imágenes patológicas que tienen de sí mismas (don-de se consideran dañadas de por vida) y poder tener ac-ceso a imágenes positivas sobre su propia capacidad.

298

JUANITA NUÑEZ FLORES

En cuanto al tratamiento, existen diversos enfoquesy modelos mismos que sólo se mencionaron brevemen-te, ya que no es nuestro objetivo la exposición detalladade las terapias especializadas en el abuso sexual. Estasvan desde aquellas que lo manejan como síndrome concaracterísticas de perturbación de estrés postraumático,hasta las que se centran en el manejo de ritos.

La perspectiva contextual-interaccional no consideraque las dificultades se desarrollen en el interior de la per-sona ni que penetren en su personalidad. Se presta másatención a los contextos de interacción dentro de los cua-les pueden surgir las dificultades de la persona.

•Proceso de disociación o represión de la emoción.Shapiro considera que el yo de estas mujeres se quebran-ta y necesita reconstruirse.

•Expresión de agresión sexual. La niña experimentasentimientos confusos y abrumadores que influyen en lapercepción de sí misma, se puede ver como mala, sucia,con vergüenza (este sentimiento es alentado por el abu-sador ya que así asegura el secreto).

De acuerdo a estos mecanismos y patrones de con-sulta, la víctima responde ante los miembros de la fami-lia y demás. En la revelación del abuso puede darse queno le crean y si le creen se da entonces la interrupción delas interacciones que alentaban el secreto. Si no se des-cubre el abuso o no le creen, el secreto y la vergüenzasiguen siendo parte influenciable (Durant: 1987). La ex-periencia del abuso sexual es un acontecimiento en elcual la niña no pudo controlar los actos cuando ocurrióla agresión. Es una experiencia en la cual le faltó el con-trol, la niña puede quedar atrapada en un círculo de con-

299

MUJERES SOBREVIVIENTES DE ABUSO SEXUAL

ducta y emoción fuera de control; la angustia puede afec-tar todas sus experiencias que sobre sí misma tenga.

Imágenes opresivas:•Con frecuencia, el perpetrador transmite a su vícti-

ma, de forma abierta o encubierta, el mensaje de quedebe sentir vergüenza por haber sido objeto del abuso,niega su responsabilidad.

•El ultrajador promueve y refuerza el secreto con el finde separar a la víctima de su familia, se refuerza el aisla-miento y la confusión, lo que hace que tenga más dudassobre sí misma, ya que adquirió la versión de los hechosdel ultrajador antes de formarse su propia opinión.

•Las interacciones mantenidas por el perpetrador es-timulan los sentimientos de enorme responsabilidad antelos demás.

•Los medios que usa para ejercer el control sobre laniña y seguir obligándola a satisfacer sus impulsos, esti-mula el desarrollo de respuestas de miedo y pánico enlas relaciones íntimas adultas.

El objetivo de la terapia es iniciar a los pacientes adescubrir aspectos de la experiencia de sí mismas deja-dos de lado por la imagen dominante. Los pasos funda-mentales que deben darse para ayudar a los pacientes aelaborar una imagen alternativa sobre sí mismas son(Esquema de pensamiento sobre las terapias de D. Epston:1984):

Objetivos de la terapia:1. Ayudarles a encarar los problemas, reconocer la natu-raleza y consecuencias del abuso, afrontar las consecuen-

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JUANITA NUÑEZ FLORES

cias legales, superar la perturbación, vergüenza y temo-res vinculados con el proceso.

2. Alentar un sentido de responsabilidad por la con-ducta abusiva.

3. Ayudarlas a comprender por qué sucedió el abuso.4. Ayudarlas a entender el impacto potencial que pue-

de tener el abuso en la víctima.5. Alentar en ellos el desarrollo de relaciones de ma-

yor estima y respeto.White consideró un procedimiento de preguntas so-

bre la influencia relativa, durante la cuál trata de resolverlas contradicciones que surgen cuando el paciente des-cubre las lagunas que tiene sobre sí, sobre los demás ysobre sus relaciones. El objetivo principal de la terapia esidentificar y/o generar nuevas versiones que impliquennuevas responsabilidades.

El proceso interrogativo se concentra en la experien-cia que tuvo el paciente de los hechos, en su propio cre-cimiento y capacidad. Promueve además la participaciónen la generación de una perspectiva alternativa y en labúsqueda de soluciones, en vez de que el terapeuta pres-criba, aconseje o diagnostique. Se busca desarrollar laresponsabilidad y la independencia.

301

OBSTÁCULOS EN LOS PROCEDIMIENTOS DE GUARDA YCUSTODIA EN EL DISTRITO FEDERAL

Elizabeth Reyes*

INTRODUCCIÓN

TOMANDO EN CONSIDERACIÓN que se trata de llegar a pro-puestas resolutivas respecto del cuestionamiento: ¿Sabe-mos distinguir en la atención de esta problemática (vio-lencia familiar) que hay un tiempo de divorcio y separa-ción legal distinto al tiempo de separación emocional?

Este trabajo pretende distinguir y profundizar, relati-vamente, en los tiempos que plantea la ley para hacerefectivo el divorcio y/o la separación legal, por un lado, yal mismo tiempo mencionar que esta separación legaltrae aparejada una serie de cuestiones importantes comoson: ¿quién se queda con los hijos y/o hijas?, ¿qué res-ponsabilidades adquieren el padre y la madre una vezque se separaron?, ¿cómo va a ser la relación entre laspartes involucradas?, ¿qué pasa con los bienes, desde lacama, el refrigerador, etc, hasta el automóvil, la(s) casa(s),el o los terrenos, etcétera?

* Defensa Jurídica y Educación para las Mujeres S. C.

302

ELIZABETH REYES

Una de las consecuencias de la situación anterior, quees de vital importancia, es la situación de los hijos y/ohijas frente a la separación, por ello es importante anali-zar tanto la parte legal relativa a la situación de los me-nores, como las repercusiones que hay para los integran-tes de la familia, es decir, ¿qué problemas enfrentan laspartes al separarse?

Las opiniones y propuestas que se hacen en el pre-sente trabajo tienen la finalidad de influir e incidir enreformas legislativas y políticas públicas para la debidaatención y procuración de justicia a las mujeres que su-fren de violencia, y son resultado de la experiencia queen estos últimos años se ha observado en la labor desa-rrollada por el equipo de trabajo de Defensa Jurídica yEducación para Mujeres, S. C. (Vereda Themis).

En nuestro trabajo, nos hemos percatado que en loscasos de separación de la pareja por cuestiones de vio-lencia, nos encontramos que existen dos momentos queviven las mujeres, por un lado está la parte legal (dondea las mujeres les interesa resolver lo relativo al divorcio,alimentos, guarda y custodia, liquidación de la sociedadconyugal, principalmente), y por otro lado, la parte emo-cional de las personas involucradas en dicha separación.Por lo que es importante la atención integral para el acom-pañamiento paralelo de estos dos momentos.

El presente trabajo se circunscribirá o sólo tomará encuenta la problemática de violencia en los casos en quese trata de determinar con quién de las partes se queda-rán las/los menores.

303

PROCEDIMIENTOS DE GUARDA Y CUSTODIA

METODOLOGÍA

El presente trabajo partirá de la experiencia de casosen los que se inicia un proceso legal de guarda y custo-dia, se analizarán las alternativas que ofrecen las instan-cias encargadas de la administración y procuración dejusticia, y una vez hecho lo anterior, se expresará unaserie de propuestas para darle solución a esta proble-mática.

La violencia se da a partir de una relación desigual, esdecir se presenta un estado de superioridad de parte dequien la ejerce y un estado de subordinación de quien larecibe.

Tratándose de violencia familiar, el objetivo de partedel agresor es lograr poder y control hacia su pareja eincluso sus hijos, no sólo a través de la violencia física,sino de la psicológica, sexual y económica, generalmen-te coexisten dos o más formas al mismo tiempo; es decirla violencia psicológica y física o física y sexual o las tres.

La violencia psicológica, debido a los medios utiliza-dos y las consecuencias, sólo se detecta a nivel emocio-nal y alguna de sus manifestaciones son el asedio, chan-taje, celotipia, las amenazas.

Las amenazas que se dan en la relación de pareja con-sisten en “los avisos que el hombre anuncia a la mujerque le provocará algún daño”.1 Es a través de esta con-ducta que el hombre constantemente presiona a la mu-jer, que en caso de que ella intente algo contra él, comohablar de la violencia o dejarlo, él se llevará a los meno-res y ella no volverá a verlos. Es decir utiliza a los hijospara hacerla sentir culpable de la situación de violencia.

304

ELIZABETH REYES

Lo anterior impide que la mujer no se atreva a termi-nar la relación y cuando lo llega a hacer, en algunas oca-siones su pareja o cónyuge cumple su amenaza comouna forma de presión para que ella vuelva con él o bienen forma de desquite por la decisión tomada.

Por eso cuando una mujer acude a solicitar asesoríajurídica es importante hacerle comprender el proceso legalpara que entienda las consecuencias y lo que ella debeaportar en este proceso, sin embargo esto no es suficien-te para que ella pueda tomar la decisión de emprenderuna acción legal. Ya que como es sabido, los síntomas delas mujeres que han sufrido maltrato son: culpabilidad,baja autoestima, confusión, incapacidad para concentrar-se, trastornos en los hábitos alimenticios y de sueño, sen-sación de no poder comunicarse con los demás, disfun-ciones sexuales, timidez, depresión, furia o miedo pro-longado; es decir se encuentran en estado total de shock,que las paraliza y no les permite salir de la situación deviolencia en la que se encuentran.

En el momento en que la mujer ha tomado la deci-sión de iniciar la acción legal de divorcio o separaciónlegal es importante que ella tenga visualizado que dichaacción traerá consecuencias en los siguientes aspectos:

•En relación a la pareja, quien se sale de la vivienda.•En relación a los bienes, liquidación de la sociedad

conyugal en su caso.•En relación a los hijos, pensión de alimentos, convi-

vencia, guarda y custodia•Sentimientos de culpa: “voy a dejar a mis hijos sin

padre”.Por lo tanto es indispensable que una vez que se ha

comprendido lo anterior, las mujeres puedan enfrentar

305

PROCEDIMIENTOS DE GUARDA Y CUSTODIA

el proceso aún a pesar de los obstáculos que presenten,entre éstos, que ella tiene el deber de probar ante la auto-ridad judicial a través de los medios de prueba que la leyestablece, que ella y sus hijos sufren de violencia fami-liar; situación que en muchas ocasiones es difícil probar,en virtud de que generalmente la violencia se da sin tes-tigos. Lo anterior cobra más importancia ya que de estodependerá que los menores puedan permanecer al ladode ella y tener derecho a una pensión alimenticia.

Se abordarán los principales obstáculos a los que seenfrentan las mujeres que deciden iniciar un procedi-miento legal de guarda y custodia. Las opciones legalespara que las mujeres puedan iniciar dicha acción son:

•Vía civil: Procedimiento de guarda y custodia anteel juez de lo familiar

•Vía penal: Denuncia por el delito de sustracción demenores (aunque para la tipificación de este delito serequiere que haya una declaración de que el ofendidotenga una resolución judicial en la que se le otorgue laguarda y custodia).

Ante esta problemática nos encontramos principal-mente con estas vertientes:

•Cuando la mujer toma la decisión de iniciar el pro-cedimiento legal de separación o divorcio y se establececomo se manejará la relación respecto a la pareja, losbienes y los hijos, generalmente es ella quien decide que-darse con ellos.

•Cuando el padre se ha llevado a los hijos sin el con-sentimiento de la madre, por lo que se ve obligada porlas circunstancias a acudir ante las instancias judicialespara recuperar a sus hijas e hijos.

306

ELIZABETH REYES

Este tipo de violencia en la que el padre de los menoresse los lleva del lado de su madre sin que ésta consienta,para hacerla sentir culpable de la violencia que él ejerce;es la llamada “violencia a control remoto”, donde a pesarde existir una separación física del agresor, no hay unaseparación emocional, ya que éste continuamente ejercepresión con amenazas y no toma en consideración quelas hijas e hijos tienen derecho a convivir tanto con sumadre como con su padre.

Los principales obstáculos que se han detectado a tra-vés de la experiencia en la atención de esta problemáticason:

Falta de sensibilidad por parte de los funcionariospara atender esta problemática, la falta de recursos eco-nómicos para pagar un abogado particular, por lo que seve en la necesidad de ser patrocinada por un defensor deoficio que no va a llevar a cabo el acompañamiento jurí-dico eficaz debido a la demanda colectiva de este servi-cio, y que carecen de capacitación en temas de violencia.Mucho menos las instancias de gobierno le otorgarán elacompañamiento psicológico, que la mujer necesita paraenfrentar la situación.

Al inicio de un procedimiento de separación o divor-cio, el juez tiene la facultad de dictar medidas provisio-nales, es decir, medidas que prevengan una determinadasituación (de violencia por ejemplo), o bien determinarcon quién se quedarán los menores (guarda y custodiaprovisional). Sin embargo, el juez en ocasiones aún cuan-do tiene dichas facultades no las dicta.

A las mujeres que les han sido arrebatados o sustraí-do las hijas o los hijos, será prácticamente imposible cum-plir con esta medida de guarda y custodia provisional,

307

PROCEDIMIENTOS DE GUARDA Y CUSTODIA

porque no se puede localizar al cónyuge o pareja y a lashijas o los hijos.

En algunos casos, el padre se ha llevado a los meno-res fuera del Estado e incluso del país. Este es el primergran obstáculo para hacer la recuperación legal, porquela ley impone necesariamente la obligación de “notificar”al cónyuge demandado en un domicilio. La notificación(el aviso) y el emplazamiento a juicio para la parte de-mandada fija la “litis”, luego entonces si no se pude loca-lizar a la persona no se podrá fijar la litis, de maneraindefinida, o bien mediante la publicación de edictos,que es otro gran problema por lo costoso que resultan.

Por lo anterior, la mujer tiene que iniciar una incan-sable búsqueda para la localización de sus hijas e hijos, ala par del juicio de reclamar la guarda y custodia para suposterior recuperación. Por lo que ante esta situaciónno recurren a ninguna instancia que atienda su proble-ma de violencia y sólo se centran en lograr la recupera-ción de sus hijos e hijas menores, cuando la violencia enla que viven es la causa de este problema y debido a loanterior regresan con el agresor.

A pesar de que existan instrumentos internacionalesque regulan este tipo de situaciones entre los que se en-cuentran la Convención sobre los Aspectos Civiles de laSustracción Internacional de Menores, y La ConvenciónInteramericana sobre Restitución Internacional de Me-nores, y la Convención sobre los Derechos del Niño, lasautoridades que procuran e imparten justicia no se en-cuentran preparadas para la aplicación de estos trata-dos, debido a que desconocen el contenido de éstos y aque no cuentan con toda la infraestructura para hacerlosefectivos.

308

ELIZABETH REYES

También la mujer debe enfrentarse a la manipula-ción que el padre realiza a los menores con frases de “tumamá nos abandonó”, “tu mami ya no nos quiere poreso nos dejó”, “tu mamá se fue con otro hombre”, “a tumamá no le importas”. Lo que genera en los menores unsentimiento de rechazo y resentimiento hacia la madre,pues el hecho de que exista una separación del padre yla madre sin ninguna información a los y las menores,causa daño a éstos y repercute negativamente pues cuan-do el menor comparece ante el juzgado para manifestarsu opinión respecto con quien desea vivir manifiesta queno es su deseo volver con ella y que está mejor al lado desu padre, llegando incluso a mentir diciendo que sumadre los maltrata, cabe mencionar que la comparecen-cia del menor se hace en presencia sólo del juez o secre-tario de acuerdos y el Agente del Ministerio Público porlo que el personal no está capacitado para discernir si laopinión del niño o niña ha sido manipulada.

O bien cuando los menores son devueltos con la ma-dre, existe una tremenda agresión hacia ella, ya que laculpan de haberlos abandonado.

Los juicios para recuperar u obtener la guarda y cus-todia de las hijas y los hijos pueden llegar a durar hastatres años, dependiendo de la forma de cómo se utilicenlos recursos y las instancias jurídicas, ya que en ocasio-nes es difícil poder emplazar al demandado, se recurrena las tres instancias (Juez Familiar, Apelación y Amparo),o bien una vez que está firme la sentencia, es complicadala ejecución de la misma, es decir, recuperar a los meno-res, debido a la negativa por parte del padre a entregar-los (se cambia de domicilio, de trabajo, etcétera). Lasmujeres se ven obligadas a agotar los procedimientos le-

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PROCEDIMIENTOS DE GUARDA Y CUSTODIA

gales y por lo general se señala una fecha de audienciapara la entrega de los menores, apercibiendo a la contra-parte con multa en el caso de incumplimiento, ademásde que la segunda audiencia se fija en fecha muy espa-ciada (por la carga de trabajo de los juzgados), inclusovaría entre un mes y otro. La ley obliga a que por “lasbuenas” se haga entrega de los menores hasta tomar ladecisión de que se entreguen por medio de la fuerza pú-blica, a lo cual pocos jueces acceden en primera instan-cia, en ocasiones los jueces son omisos al determinarapercibimientos, por lo que hay que promover solicitán-dolos, lo que retrasa el procedimiento de entrega de losmenores, etcétera.

Se han llegado a dictar sentencias donde no se defineclaramente la situación de guarda y custodia en relacióncon los menores, lo que deja la posibilidad jurídica deque el otro se lleve a las hijas o los hijos y se tenga queiniciar de nueva cuenta el proceso legal de recuperación.

Por otro lado, los padres y hermanos de la pareja ocónyuge agresor son cómplices en la sustracción de loshijos, incluso la mayoría de las veces son precisamenteellos quienes atienden los menores.

Se han presentado casos en los cuales, después dehaber transcurrido años para que una mujer recupere asus hijas e hijos, el padre de éstos se los vuelva a arrancarde su lado y nuevamente tenga que iniciar un procedi-miento para que demuestre al juez que ella tiene el dere-cho de tenerlos a su lado.

Ahora bien, en el ámbito penal, para llevar a cabouna denuncia por el delito de sustracción de menores, esnecesario contar con una sentencia definitiva en materiafamiliar, en la que se establezca expresamente quién tie-

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ELIZABETH REYES

ne la guarda y custodia, y para ello ya han transcurridopor lo menos un año o más.

Es importante señalar que un principio en derechodice “el que afirma está obligado a probar”, por lo que,en materia familiar y penal son las mujeres las que tienenque aportar las pruebas que demuestren la violencia o ensu caso, la sustracción de las hijas y los hijos.

Asimismo hemos encontrado casos en los cuales pordiversas circunstancias la mujer no desea tener la guarday custodia de las hijas y los hijos, y propone que sea elpadre quien se haga cargo de ellos, por lo cual es dura-mente criticada, desde los abogados hasta el entorno so-cial, que se resisten a creer que una mujer pueda solicitarcambio de guarda y custodia; y por las autoridades judi-ciales, que en todo momento tratan de que desista de supetición.

Por todo lo anterior, las mujeres se encuentran de-cepcionadas de la administración de justicia, ya que ma-nifiestan sentirse agotadas económica y emocionalmentepor la violencia familiar que han sufrido, en ocasiones sequedan sin ningún bien ni dinero, y la angustia de no verni saber nada de sus hijas e hijos, por lo que evidente-mente hay dos tiempos de separación legal y emocional,auque esta última es la más difícil de superar.

Por ello, en defensa jurídica y educación para muje-res establecimos un modelo de atención integral dondese brinda apoyo psicológico y jurídico a las mujeres, paraque ambos tiempos de separación sean recorridos demanera que salga lastimada lo menos posible.

311

PROCEDIMIENTOS DE GUARDA Y CUSTODIA

PROPUESTAS

Modificaciones al Código Civil en relación a la guarda ycustodia, donde se establezca:

•El pago de daños y perjuicios en caso de que se de-muestre la mala fe por parte de quien sustrajo a los me-nores sin el consentimiento de la otra persona quien ejerceconjuntamente la patria potestad, o bien una vez deter-minada la guarda y custodia a favor de uno de los cónyu-ges o pareja, la otra parte se niegue a entregarlos.

•En términos de lo anterior se haga corresposable delos daños y perjuicios a aquellas personas que colaborencon el cónyuge o pareja a esconder a los menores o auxi-lien para la sustracción de menores.

•La aplicación del artículo 943 del Código de Proce-dimientos Civiles para el Distrito Federal, por lo que sedeben implantar programas como el de alimentos porcomparecencia, pero en los casos de guarda y custodia,ya que en ocasiones deben pasar varias semanas antes deque una mujer pueda tener acceso a la justicia en el casode que su pareja o cónyuge se haya llevado a los meno-res. Asimismo este programa deberá contar con el debi-do acompañamiento a quienes les ha sido violado su de-recho, ya que en ocasiones se les deja en total estado deindefensión, al momento de solicitar defensor de oficio,ya que este tipo de juicio es muy importante debido aque han separado a los hijos, de su ambiente familiar deuna manera brusca, salvo que se demuestre que dichasustracción es en casos de violencia familiar

•La creación de un juzgado familiar o de violenciaque esté en permanente función para que atienda vías deapremio o urgencias.

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ELIZABETH REYES

En materia procesal se debe:•En caso de que se aplique el artículo 12 de la Con-

vención sobre los Derechos del Niño a efecto de que elmenor comparezca ante autoridad judicial para pregun-tarle su opinión en relación al juicio, es necesario que seencuentre presente una psicóloga especializada, a efec-tos de que pueda constatar que la opinión del menor nose encuentra manipulada.

•Debe establecerse que en caso de temor fundado desustracción de los menores, se debe autorizar de inme-diato el auxilio de la fuerza pública.

•En el caso de que haya una orden judicial para laentrega de menores y se desacate esta orden judicial, eljuez debe dar aviso de inmediato al Ministerio Públicopor la posible comisión del delito de retención y sustrac-ción de menores o incapaces.

En caso de políticas públicas:•Hacer campañas de sensibilización, para hacer con-

ciencia entre las parejas de la importancia de los niños,lo dañino que resulta que los hijos sean separados brus-camente del lado de su madre o su padre (excepto si setrata de violencia familiar) y que ésto es una forma deviolencia. Por otro lado, difundir el derecho de los niñosa la convivencia con su papá y mamá.

•Establecer mayor coordinación entre el órgano ju-dicial y otras instancias gubernamentales para la locali-zación de los menores. Por ejemplo Secretaría de Educa-ción Pública para la localización a través de las escuelas.

•Realizar estudios cuantitativos del daño emocionalcausado por la madre o el padre cuando de manera uni-

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PROCEDIMIENTOS DE GUARDA Y CUSTODIA

lateral uno de ellos decide separar al menor de su am-biente familiar sin razón alguna.

CONCLUSIONES

La violencia se da, la mayoría de las veces, de hombreshacia las mujeres. Una de las conductas violentas reali-zadas por el agresor cuando la mujer le menciona que sequiere separar o divorciar es “la amenaza”; que consisteen llevarse a los hijos para que su pareja o cónyuge nolos vuelva a ver. Lo anterior ocasiona que muchas muje-res no se atrevan a separarse de su cónyuge o pareja.

Cuando la mujer decide separarse, dichas amenazasque ya son un delito, pueden llegar a cumplirse, por lo quela mujer debe acudir ante la autoridad judicial para tra-tar de recuperar a sus hijos. En estos casos existen mu-chos obstáculos para que la mujer pueda acceder a lajusticia, pues en ocasiones no se toman inmediatamentelas medidas necesarias para evitar que el esposo huya acualquier lado con los hijos. A pesar de que ya no existela convivencia diaria con la pareja, la violencia psicológi-ca es permanente, tanto para la mujer que sufre la incer-tidumbre de no saber donde se encuentran sus hijos obien el temor de que sean manipulados, al grado de queéstos no quieran volver con ella

Y para los niños, que al no tener contacto con sumadre, se sientan abandonados y se genere en ellos unresentimiento hacia ella.

En estos casos la familia del agresor puede convertir-se en cómplice para la sustracción del menor del lado desu madre o bien para ocultar el paradero de los menores.

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ELIZABETH REYES

La situación se agrava cuando el padre decide llevar-se a los menores fuera del país, lo que se traduce en unalarga búsqueda, en la que se necesitan recursos econó-micos que las mujeres no tienen. Cuando se desconoceel paradero del padre y los hijos, no hay el suficienteapoyo interinstitucional para su pronta localización.

Existe todavía una serie de vacíos legales que permi-ten que el agresor evada las resoluciones judiciales parala entrega de menores.

RetosEstablecer mecanismos que nos permitan que la admi-nistración y procuración de justicia sean efectivas para:

•Tomar medidas rápidas y efectivas para que el me-nor no sea separado de su ambiente familiar por uno desus progenitores.

•En caso de que esto suceda, crear las instancias paraque la demanda del progenitor al que se le haya violadoel derecho de guarda y custodia se atienda en cualquiermomento.

•Una adecuada coordinación interinstitucional en-tre las instancias de gobierno para la localización de me-nores.

BIBLIOGRAFÍA

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Código Civil para el Distrito Federal, 4ª ed. México: Editorial Sista,2003.

Código de Procedimientos Civiles para el Distrito Federal, 4ª ed. Méxi-co, 2003.

315

PROCEDIMIENTOS DE GUARDA Y CUSTODIA

Convención Sobre los Derechos del Niño . México: Comisión Nacionalde Derechos Humanos, 2003.

RUIZ CARBONELL, Ricardo, La violencia familiar y los derechos humanos.México: Comisión Nacional de Derechos Humanos, 2002.

TORRES FALCÓN, Martha, La violencia en casa. México: Paidós, 2001.

317

ASPECTO LEGAL DEL MALTRATO INFANTIL

Antonio Guerra Arrona*

PARA PODER ENTENDER EL SIGNIFICADO del maltrato infantil,debemos establecer en primer lugar los derechos de lainfancia y las personas que tienen el deber de salvaguar-darlos.

Los padres, el estado y la sociedad en general, tienenla obligación de velar por los derechos de los menores deedad, entendiéndolos como a un ser humano que no hacumplido los 18 años.

Los niños y las niñas, por mandato constitucional,tienen derecho a la satisfacción de sus necesidades dealimentación, salud, educación y sano esparcimiento parasu desarrollo integral.

Los ascendientes, tutores y custodios tienen el deberde preservar estos derechos, mientras que el estado es-tá obligado a proveer lo necesario para propiciar el res-peto a la dignidad de la niñez y el ejercicio pleno desus derechos.

* Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal Responsablede la Agencia C.

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ANTONIO GUERRA ARRONA

Los padres y todas las personas que tengan a su cui-dado niños, niñas y adolescentes, tienen la obligación deprotegerlos contra toda forma de maltrato, perjuicio,daño, agresión, abuso, trata y explotación.

Por lo anterior, el concepto de “maltrato infantil”, nosólo debe entenderse como la acción y efecto de golpear,insultar o tratar mal a cualquier ser humano que se en-cuentre en la etapa de su vida comprendida desde sunacimiento hasta la pubertad, sino a todo acto que aten-te contra los derechos de los menores, ya sea de maneraintencional u omisa.

El abandono es la situación de desamparo que viveuna niña o niño cuando los progenitores, tutores o res-ponsables de su cuidado dejan de proporcionarles losmedios básicos de subsistencia y los cuidados necesariospara su desarrollo integral.

Pero no sólo en la Constitución, como ley fundamen-tal, se encuentran plasmados los derechos de los meno-res de edad, existen otras disposiciones legales como laConvención sobre los Derechos del niño, la Ley Federal delos Derechos de los Niñas y Niños, la Ley de Derechosde Niñas y Niños en el Distrito Federal, la ley de Asisten-cia y Prevención de la Violencia Familiar, entre otras, enlas que se puntualizan tales derechos y se define lo quedebe entenderse como maltrato y violencia familiar, asícomo ¿quiénes son las personas generadores de tales ac-tos?, y sobre las personas que recaen, pero únicamenteson enunciativas, en virtud de que la violación de lasdisposiciones que se contemplan en éstas, nos remite alo señalado en el Código Penal.

De acuerdo con la Ley de Derechos de las Niñas yde los Niños en el Distrito Federal (en su artículo 3°,

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ASPECTO LEGAL DEL MALTRATO INFANTIL

fracciones XV y XVI) por maltrato físico, debe entender-se todo acto de agresión que cause daño a la integridadfísica de las niñas y los niños; y por maltrato psico-emocional, los actos u omisiones cuyas formas de ex-presión pueden ser silenciosos, prohibiciones, coac-ciones, condicionamientos, intimidaciones, amenazas,insultos, actitudes de descuido, devaluatorias o deabandono que provoquen en las niñas o los niños da-ños en cualquiera de sus esferas cognoscitiva, conduc-tual, afectiva y social.

Sin embargo es importante aclarar que en el DistritoFederal, con la denominación de maltrato infantil noexiste delito alguno que sea sancionado por las leyes pe-nales, pero podemos encuadrarlo primordialmente den-tro de las figuras delictivas de lesiones y violencia fa-miliar.

El artículo 130 del Código Penal para el Distrito Fe-deral señala que, bajo el nombre de lesión se comprendetodo daño o alteración en la salud.

Y en su artículo 135 señala que “se perseguirán porquerella las lesiones simples que no pongan en peligro lavida y tarden en sanar menos de quince días”, en tal vir-tud, cuando la persona que infiera lesiones al menor, aúncuando éstas no pongan en peligro su vida y tarden ensanar menos de quince días, sea un ascendiente, herma-no o adoptante, o en el caso de que las lesiones, por mí-nimas que fueran, se infieran con crueldad o frecuenciaa un menor, sujeto a patria potestad, tutela o custodiadel agente, además de que la penalidad se agrava, el de-lito se perseguirá de oficio.

Atento a lo dispuesto por el artículo 200 del nuevoCódigo penal, comete el delito de violencia familiar, “el

320

ANTONIO GUERRA ARRONA

cónyuge, concubina o concubinario, o el que tenga rela-ción de pareja, pariente consanguíneo en línea recta as-cendente o descendente sin limitación de grado, al pa-riente colateral consanguíneo o afín hasta el cuarto gra-do, al tutor, al curador, al adoptante o adoptado, que:

I. Haga uso de medios físicos o psicoemocionalescontra la integridad de un miembro de la fami-lia, independientemente de que se produzca le-siones; uII. Omita evitar el uso de los medios a que serefiere la fracción anterior, sin que la educacióno formación del menor sea en ningún caso con-siderada justificación para forma alguna de mal-trato.[…]Este delito se perseguirá por querella de laparte ofendida, salvo que la víctima sea menor deedad o incapaz.

Se equipara a la violencia familiar y se sancionará conlas mismas penas y medidas de seguridad, al que realicecualquiera de los actos señalados anteriormente contrala persona que esté sujeta a su custodia, guarda, protec-ción, educación, instrucción o cuidado.

En todos los casos, el ministerio público apercibirá alinculpado para que se abstenga de cualquier conductaque pudiera resultar ofensiva para la víctima y solicitaráa la autoridad administrativa o judicial según el caso, laaplicación de las medidas o sanciones necesarias parasalvaguardar la integridad física o psíquica de la misma,que no podrá exceder de veinticuatro horas, en los tér-minos de la legislación respectiva y el juez debe resolversin dilación alguna.

321

ASPECTO LEGAL DEL MALTRATO INFANTIL

Al servidor público que incumpla con lo establecidoen el párrafo anterior se le impondrá sanción de treinta acuarenta días de multa.

Es igualmente importante citar que la persecución delos delitos es propia y exclusiva del Ministerio Público,como lo dispone el artículo 21 de la Constitución Políti-ca de los Estados Unidos Mexicanos, pero además dichaautoridad en su función investigadora y como represen-tante social, tiene la obligación de velar por los interesesde la ciudadania, y prioritariamente por el de los meno-res de edad, y más aún cuando éstos son maltratadosdentro de su núcleo familiar por las personas que tienenla obligación de protegerlos; actuando de manera inme-diata, en los casos en los que los menores se encuentrenen una situación de daño, riesgo, peligro o conflicto.

En ese orden de ideas, es de señalarse que “cualquierpersona, servidor público, autoridad o dependencia quetenga conocimiento de que alguna niña o niño haya su-frido maltrato o se encuentre en riesgo su integridad, ten-drá la obligación de hacerlo del conocimiento del agentedel ministerio público”.

Aún cuando la niña o el niño se encuentre bajo lacustodia de su padre, madre o tutor o de cualquier per-sona que lo tenga legalmente o en acogimiento, el Minis-terio Público estará facultado para intervenir de oficio enlos casos en que su integridad física o psíquica esté enpeligro, a fin de proceder siempre en atención a su inte-rés superior.

Ahora bien, el Ministerio Público puede tener cono-cimiento de hechos presumiblemente constitutivos dedelito en agravio de algún menor de edad, por diversosmedios, como son:

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ANTONIO GUERRA ARRONA

1. Mediante denuncia directa de personas que ha-yan presenciado los hechos (testigos).

2. Por medio de notificación de caso médico legal, enel supuesto de que el maltrato se detecta al momento deque algún menor ingrese a una institución hospitalariapor otras causas, es decir, no precisamente por ser mal-tratados.

3. Mediante la presentación directa de los menoresagredidos ante el representante social.

4. Mediante llamadas telefónicas en forma anónima,recibidas en la subdirección de servicios médicos yasistenciales de la fiscalía para menores.

5. Mediante denuncias recibidas en el sistema“Niñotel”.

Cada una de las anteriores formas de conocimiento delos hechos que pueden ser constitutivos de delito omaltrato infantil, tiene sus particulares formas de inves-tigación.

En las dos primeras, de inmediato se inicia la averi-guación previa para comenzar a investigar sobre la vera-cidad de los hechos, ordenándose la intervención de losauxiliares del Ministerio Público, siendo los principalesel área de trabajo social, médicos y policía judicial.

En el primer caso, proceden tanto las trabajadorassociales como los elementos de la policía judical, éstas arealizar visitas domiciliarias y entrevistas con los proba-bles agresores, así como verificarán el estado en el que seencuentran los menores, y aquéllos efectuarán una in-vestigación sobre los hechos, apoyándose con entrevis-tas a vecinos del domicilio donde habitan los menores, ycorroborar con ello si existe o no algún ilícito.

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ASPECTO LEGAL DEL MALTRATO INFANTIL

De igual manera, de acuerdo con las órdenes que ha-yan recibido por parte del investigador, en el supuestode que el hecho que motivara la investigación fuera co-rroborado, procederán de inmediato a alejar a los meno-res del medio donde son agredidos, los pondrán a dispo-sición del Ministerio Público, al igual que a los agreso-res, para proceder a realizar las diligencias necesarias parala integración del cuerpo del delito de que se trate y laprobable responsabilidad de los agresores.

En el segundo caso, una vez iniciada la indagatoria,el investigador se traslada a la institución hospitalaria dela cual deriva la notificación, en compañía del peritomédico, con el objeto de, dependiendo la edad del me-nor, recabar su declaración en relación al motivo de suingreso a ese lugar y allegarse todos los datos necesariospara la investigación, o dar fe de su media filiación en elcaso de que éste no pueda declarar por su estado de sa-lud o por su corta edad, así como para dar fe de su esta-do físico y con la ayuda del perito, clasificar las lesionesque éste presente.

En el tercer punto, de inmediato el menor de edad espasado a los servicios médicos, para verificar su integri-dad física, así como si éste cuenta con algún tipo de le-sión, ya sea reciente o antigua, para ser pasado posterior-mente a las áreas de trabajo social y psicología, a efectode que rindan sus informes correspondientes en cuantoal caso concreto.

El área médica, emitirá el certificado de integridadfísica o de lesiones, documento que nos permitirá esta-blecer si existe o no maltrato infantil, es decir, del conte-nido del mismo y de la descripción del estado físico enque se encuentra el menor al momento de la revisión,

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ANTONIO GUERRA ARRONA

para determinar si cuenta o no con lesiones, así como lamagnitud de éstas.

Siendo que en la mayoría de los casos, el personal detrabajo social, cuando el menor no debe ser integrado alnúcleo familiar en el que está siendo agredido, a la parde sus informes, recomienda que éstos sean canalizadosa alguna institución o entregados con un familiar alter-no, realizando las gestiones para el ingreso de la víctimaen la casa hogar o se pone en contacto con los familiaresde ésta, con el objeto de que comparezcan ante el repre-sentante social y soliciten el cuidado y atención del me-nor.

Por su parte el personal de psicología, apreciará elestado psicoemocional del menor y sugerirá el tratamientomás conveniente para el hecho en específico, asimismoinformará si el menor presenta o no indicadores de servíctima de violencia.

En los dos últimos puntos, antes de dar inicio a laaveriguación previa, el asunto pasa a través del área detrabajo social (servicios médicos y asistenciales de la Fis-calía para menores), a efecto de que con la prontitudnecesaria, se realice una investigación de campo, paraverificar o descartar la denuncia recibida, es decir, lastrabajadoras sociales acuden al domicilio en dondepresumiblemente algún menor de edad es maltratado,para entrevistarse con el mismo, así como con los fami-liares, con el objeto de tener una impresión global de lafamilia. De igual forma, realiza entrevistas o visitas cola-terales con los vecinos más cercanos al domicilio dondehabita el menor, con la finalidad de saber el comporta-miento de la familia hacia éste y obtener con ello la ma-

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ASPECTO LEGAL DEL MALTRATO INFANTIL

yor información posible para continuar con la investiga-ción.

En caso de que no se haya detectado ningún tipo demaltrato en esa visita, los padres o encargados del menorson citados para llevar a cabo una entrevista más formal,y así obtener la mayor información con relación a loshechos, cita en la cual el menor es pasado al serviciomédico, a las áreas de trabajo social y psicología, con elobjeto de encontrar algún indicio de maltrato, toda vezque puede darse el caso de que el menor no haya presen-tado alguna lesión al ser revisado por los médicos, peroeso no es señal de que éste no pueda ser maltratado, estoen virtud de que el delito de violencia familiar no requie-re para su integración necesariamente que existan lesio-nes, si no que puede integrarse al detectarse alguna alte-ración psíquica.

Una vez que el área respectiva valora el resultado dela investigación de campo con lo arrojado por los infor-mes y dictámenes elaborados en la cita, se determina ono pasar los hechos al Ministerio Público, para que éstedé inicio a la averiguación previa correspondiente, y asíen el ámbito de su competencia, realice las diligenciastendientes a acreditar el cuerpo del delito del que se tratey la probable responsabilidad de los agresores, asimismorecomendarán al Ministerio Público si es necesario ex-traer al menor del núcleo familiar donde es agredido,para que de acuerdo con su perfil, sea canalizado a algu-na institución donde se le brinden los cuidados y aten-ciones necesarios en atención a su edad, como sería elAlbergue temporal de la Procuraduría General de Justi-cia del Distrito Federal o alguna de las Casas Hogar quenos auxilian en estos casos, o bien buscar la posibilidad

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de entregarlo a algún familiar alterno que no cohabite enel domicilio de los agresores, para entregarlo bajo su cui-dado y atención, comprometiéndolo a que lo presentecuantas veces se requiera para la práctica de diligencias,estudios o valoraciones, así como haciéndole saber queel menor quedará a disposición del Ministerio Públicohasta en tanto no se resuelva en definitiva la investiga-ción, siempre tomando como base uno de los principiosrectores en la observancia, interpretación y aplicación dela Ley de los Derechos de las Niñas y de los Niños en elDistrito Federal, el cual implica dar prioridad al bienes-tar de las niñas y los niños ante cualquier otro interésque vaya en su perjuicio.

El representante social, una vez iniciada la averigua-ción previa, practicará todas aquellas diligencias tenden-tes a acreditar el cuerpo del delito que se desprenda delos hechos denunciados, así como la probable responsa-bilidad del o los indiciados, tales como tomar declara-ción a las víctimas, testigos de los hechos, probables res-ponsables, girará los oficios necesarios a los elementosde la policía judicial, trabajo social, psicología, médico,y solicitará las intervenciones periciales correspondien-tes, asimismo tomará las medidas adecuadas para salva-guardar los derechos e integridad física y psíquica de losmenores víctimas, ya sea canalizándolos o entregándolosa familiar alterno, hasta en tanto no se resuelva la inves-tigación.

El Ministerio Público, después de haber practicadolas diligencias pertinentes para el caso concreto, puededeterminar la averiguación previa con el ejercicio de laacción penal, es decir, poner a consideración del juzga-dor los hechos investigados, solicitando las órdenes de

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ASPECTO LEGAL DEL MALTRATO INFANTIL

aprehensión o comparecencia que procedan, o bien pue-de hacerlo proponiendo el no ejercicio de la acción pe-nal, toda vez que a pesar de haber realizado las actuacio-nes dentro de su indagatoria, no se haya logrado acredi-tar el cuerpo del delito que motivó la denuncia, así comola probable responsabilidad de los agresores.

Para finalizar, es de señalarse que son de gran impor-tancia para el investigador, las valoraciones médicas ypsicológicas, en virtud de que el maltrato pude ser tantofísico como psicoemocional, y dichos documentos sontomados como base al resolver en definitiva la averigua-ción previa, pero no es menos importante el aporte delpersonal del área de trabajo social, quienes son las encar-gadas de realizar la investigación de campo y detectardesde su origen el maltrato de que puede ser objeto al-gún menor de edad.

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ATENCIÓN INTEGRAL A NIÑAS Y NIÑOS

Eduardo Murillo*

Para mis hijos, si para mis hijostodo mi tiempo, mi amor y mis sentidos

todos los trucos, mi amor y mi concienciatodos los sueños y toda mi presencia.

AZUL DE BRENA

PASAR POR ALTO LA EXISTENCIA del maltrato infantil repre-senta un comportamiento aprendido, que se ha dado através de generaciones mediante conductos como la fa-milia, las amistades, el juego, el deporte, la religión, losmedios de comunicación y la sociedad en general. Estaha establecido y aceptado determinados patrones de vio-lencia como “naturales o innatos” al ser humano; por elloes que en múltiples ocasiones, ser agredido o agredir re-sulta algo tan natural, que no nos damos cuenta de queesta conducta negativa se encuentra presente en nuestroactuar, sin embargo está ahí, como una forma habitualde expresión.

*Uapvif Iztapalapa.

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El maltrato infantil es, pues, un problema que va másallá de las lesiones físicas o psicológicas inflingidas, mo-dificando en el mayor de los casos la personalidad dequien la recibe por el impacto de la agresión, creandouna sensación de vulnerabilidad; y si a esto agregamos laineficacia de las instancias jurídicas para la atención delproblema, podemos decir que la sensación de despro-tección que se arraiga en el individuo es aún mayor.

Durante siglos la agresión al menor ha sido justifica-da de diversas formas; los malos tratos y las agresiones sehan justificado en apego al ejercicio de la educación-corrección e inclusive el derecho a la vida de las niñas ylos niños no siempre ha sido reconocido. Son múltiples losreferentes que se tienen en diversas culturas de la edadantigua, en las que la niñez carecía de derecho alguno.Las creencias religiosas en la India, Egipto o China ha-cían que los recién nacidos pudieran ser ofrecidos comosacrificio purificador para las diversas divinidades; se lesha sacrificado para agradar a los dioses o “mejorar” laespecie, o bien como una forma de imponer disciplina;tal es el caso que en el siglo IV después de Cristo, en laantigua Grecia, las niñas eran sacrificadas para agradar alos dioses.

En la historia literaria encontramos mitos, leyendas yreferentes al exterminio y maltrato hacia las y los meno-res; en la mitología griega se encuentran diversos relatosen los cuales la violencia contra los niños y las niñas estápresente; por ejemplo se habla de cómo Zeus, padre delos dioses, decide qué hacer con sus hijos; recompensarloscon poderes, bienes o virtudes o bien castigarlos inclusocon la muerte, ambas acciones a su entera voluntad. Se

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ATENCIÓN INTEGRAL A NIÑAS Y NIÑOS

nos narra cómo Saturno devora a sus hijos y de la mismamanera señala cómo Medea mata a sus dos hijos paravengarse de Jasón.

En la Biblia, se cuenta de Abraham, quien por peti-ción de su dios Jehová, estuvo a punto de sacrificar a suhijo Isaac, y se narra la historia de cómo Herodes ordenala matanza de los inocentes. Aristóteles por su parte, 400años antes de Cristo, manifestó: “Un hijo o un esclavoson propiedad, y nada de lo que se hace con la propie-dad es injusto”. En Canaán las exploraciones arqueológi-cas en viviendas han revelado la existencia de vasijas lle-nas de huesos de recién nacidos en los cimientos de losedificios y obras públicas, en tanto que en la ciudad deJericó los niños eran igualmente incrustados en los ci-mientos de las murallas, en los muros de los edificios ocimientos de los puentes, para supuestamente darles for-taleza. En los registros de la Conquista, en específico enel Códice Mendocino, se describen diversos tipos de cas-tigos que se imponían a los menores como pincharloscon púas de maguey, hacerlos aspirar humo de chile que-mado, dejarlos sin comer, quemarles el pelo, largas jor-nadas de trabajo, entre otros.

Entre otros registros de maltrato, violencia y agresióncontra niñas y niños se señala al rey sueco llamado Aun,quien a fin de “prolongar su vida”, sacrificó a nueve desus diez hijos. El infanticidio también fue una forma deeliminar a los niños con defectos físicos; en Esparta aque-llos niños que nacían con defectos físicos o psíquicos yprevisiblemente “malos guerreros”, eran abandonados oarrojados por la montaña de Taigeto; en tanto en la épo-ca del nazismo se ordenaba matarlos con el fin de alcan-zar la supuesta pureza de la raza.

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En el registro de casos se señala el de la niña MaryEllen, quien en 1874, era cruelmente golpeada y maltra-tada por sus padres adoptivos; algunos vecinos intervi-nieron para solicitar la protección de la niña por parte delos tribunales; siendo que la Sociedad Protectora de Ani-males tuvo que representarla al no existir ninguna ins-tancia legal que pudiera defenderla.

Hablar de atención integral a niñas y niños, tiene quever con la necesidad de desnaturalizar el maltrato que seejerce a éstos, y buscar alternativas reales que permitanromper con los esquemas anquilosados de violencia quealgunos sectores de la sociedad han entendido como par-te del modelo de educación-disciplina. En tal orden deideas, existen quienes argumentan que el castigo a loshijos “desobedientes”, es una práctica cultural nada cues-tionable; siendo en realidad que el maltrato viola dere-chos fundamentales de las niñas y los niños y por lo tan-to, debe ser detenido.

Por lo anterior, resulta importante hablar sobre lo quese entiende por maltrato infantil.

¿Qué es el maltrato infantil?El maltrato a las niñas y los niños es un grave proble-

ma social, con raíces culturales y psicológicas, que pue-de producirse en familias de cualquier nivel económicoy educativo.

De acuerdo con el Centro Internacional de la Infan-cia de París, el maltrato infantil es definido como “cual-quier acto por acción u omisión realizado por individuos,por instituciones o por la sociedad en su conjunto y to-dos los estados derivados de estos actos o de su ausenciaque priven a los niños de su libertad o de sus derechoscorrespondientes y/o que dificulten su óptimo desarrollo”.

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ATENCIÓN INTEGRAL A NIÑAS Y NIÑOS

Para el Fondo de las Naciones Unidas para la Infan-cia (UNICEF) el maltrato infantil es dirigido a niños, niñasy jóvenes hasta los 18 años, que “sufren ocasional o habi-tualmente actos de violencia física, sexual o emocional,sea en el grupo familiar o en las instituciones sociales”.El maltrato aludido puede ser ejecutado por omisión,supresión o transgresión de los derechos individuales ycolectivos e incluye el abandono completo o parcial.

La Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH)propone la siguiente definición: “Todo acto u omisiónencaminado a hacer daño aún sin esta intención peroque perjudique el desarrollo normal del menor”.

Por su parte el Sistema Nacional para el DesarrolloIntegral de la Familia (DIF) define a los niños maltratadoscomo: “Los menores de edad que enfrentan y sufren oca-sional o habitualmente, violencia física, emocional oambas, ejecutadas por actos de acción u omisión, perosiempre en forma intencional, no accidental, por padres,tutores, custodios o personas responsables de ellos”.

Con base en las anteriores definiciones podemos ob-servar entonces que, de las mismas se desprenden diver-sos elementos a destacar, el maltrato representa conduc-tas no sólo de acción sino también de omisión, dirigidode manera intencional ya sea ocasional o frecuente a cual-quier menor de edad sin importar su sexo, siendo asíseñalemos entonces cuáles son algunos de los maltratosmás frecuentes que se presentan hacia las niñas y losniños.

I. Maltrato físico: Acción no accidental de algún adul-to que provoca daño físico o enfermedad en la niña o elniño, o que le coloca en grave riesgo de padecerlo, comoconsecuencia de alguna negligencia intencionada.

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II. Abandono físico: situación en que las necesidadesfísicas básicas del menor (alimentación, higiene, seguri-dad, atención médica, vestido, educación, vigilancia, etc.),no son atendidas adecuadamente por ningún adulto delgrupo que convive con él.

III. Maltrato emocional: Conductas de las madres, pa-dres o cuidadores, como insultos, rechazos, amenazas,humillaciones, desprecios, burlas, críticas, aislamiento,atemorización que causen o puedan causar deterioro enel desarrollo emocional, social o intelectual de la niña o elniño.

IV. Abandono emocional: Situación en la que el niñono recibe el afecto, la estimulación, el apoyo y protec-ción necesarios en cada estadio de su evolución y queinhibe su desarrollo óptimo. Existe una falta de respues-ta por parte de las madres, padres o cuidadores a lasexpresiones emocionales del niño (llanto, sonrisa,...) o asus intentos de aproximación o interacción.

V. Abuso sexual: Cualquier clase de placer sexual conun niño por parte de un adulto desde una posición depoder o autoridad. No es necesario que exista un contac-to físico (en forma de penetración o tocamientos) paraconsiderar que existe abuso sino que puede utilizarse alniño como objeto de estimulación sexual, se incluye aquíel incesto, la violación, la vejación sexual (tocamiento/manoseo a un niño con o sin ropa, alentar, forzar o per-mitir a un niño que toque de manera inapropiada al adul-to) y el abuso sexual sin contacto físico (seducción ver-bal, solicitud indecente, exposición de órganos sexualesa un niño para obtener gratificación sexual, realizacióndel acto sexual en presencia de un menor, masturbaciónen presencia de un niño, pornografía...)

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ATENCIÓN INTEGRAL A NIÑAS Y NIÑOS

VI. Síndrome de Münchhausen por poderes: La madres,el padre o cuidadores someten al niño a continuas ex-ploraciones médicas, suministro de medicamentos o in-gresos hospitalarios, alegando síntomas ficticios o gene-rados de manera activa por el adulto (por ejemplo me-diante la administración de sustancias al niño).

VII. Maltrato institucional: Se entiende por malos tra-tos institucionales cualquier legislación, procedimiento,actuación u omisión procedente de los poderes públicoso bien derivada de la actuación individual del profesio-nal que comporte abuso, negligencia, detrimento de lasalud, la seguridad, el estado emocional, el bienestar físi-co, la correcta maduración o que viole los derechos bási-cos del niño y/o la infancia.

De acuerdo con Kieran y O’Hagan señalamos la dife-renciación entre maltrato emocional y psicológico; enrelación con el primero indican:

Es la respuesta emocional inapropiada, repetitivay sostenida a la expresión de emoción del niño ysu conducta acompañante, siendo causa de doloremocional (por ejemplo: miedo, humillación,ansiedad, desesperación, etc.) lo cual inhibe laespontaneidad de sentimientos positivos y ade-cuados, ocasionando deterioro de la habilidadpara percibir, comprender, regular, modular, ex-perimentar y expresar apropiadamente las emo-ciones produciendo efectos adversos graves en sudesarrollo y vida social. [El maltrato psicológicopor su parte es] la conducta sostenida, repetitiva,persistente e inapropiada (violencia doméstica,insultos, actitud impredecible, mentiras, decep-ciones, explotación, maltrato sexual, negligencia,

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entre otras) que daña o reduce sustancialmentetanto el potencial creativo como el desarrollo defacultades y procesos mentales del niño (inteli-gencia, memoria, reconocimiento, percepción,atención, imaginación y moral) que lo imposibi-lita a entender y manejar su medio ambiente, loconfunde y/o atemoriza haciéndolo más vulnera-ble e inseguro afectando adversamente su educa-ción, bienestar general y vida social.

INDICADORES DE MALTRATO INFANTIL

Los problemas que tienen las niñas y los niños maltratadosse traducen en manifestaciones que pueden serconductuales, físicas y/o emocionales; a estas señales lesllamamos “indicadores” de una situación de riesgo omaltrato. En seguida se exponen diversos indicadores quenos pueden ayudar para la detección del maltrato infantil:

INDICADORES DEL MALTRATO INFANTIL EN EL NIÑO

•Señales físicas repetidas (hematomas, magu-lladuras, quemaduras...)•Una pobre auto-imagen•Cambio significativo en la conducta escolar sinmotivo aparente•Ansiedad y miedos•Relaciones hostiles y distantes•Actitud hipervigilante (en estado de alerta, rece-loso,...)•Conducta sexual explícita, juego y conocimien-tos inapropiados para su edad; reactuación delacto sexual

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ATENCIÓN INTEGRAL A NIÑAS Y NIÑOS

•Presentan desde muy temprano dificultades pararelacionarse de manera adecuada con otros niños•Niño que evita ir a casa (permanece más tiempode lo habitual en el colegio, patio o alrededores)•Tiene pocos amigos en la escuela•Problemas en la escuela o fracaso escolar•Incapacidad para depender de, confiar en, oamar a otros•Presenta dolores frecuentes sin causa aparente•Falta a clase de forma reiterada sin justificación•Retrasos en el desarrollo físico, emocional e in-telectual•Conducta agresiva, problemas de disciplina y, aveces, comportamiento ilegal•Comportamiento auto-destructivo o auto-abu-sivo, pensamientos suicidas•Regresiones conductuales (conductas muy in-fantiles para su edad)•Relaciones entre niño y adulto secreta, reserva-da y excluyente•Falta de cuidados médicos básicos•Miedo de establecer relaciones nuevas o de co-menzar actividades nuevas•Abuso de drogas o de alcohol

EN LOS PADRES Y/O CUIDADORES

•Actitud despreocupada por el niño•No se involucran en las necesidades escolares•Presentan conductas de desprecio y/o desvalo-rización de la niña o niño en público•Manejan la idea de las hijas/hijos son de su pro-piedad (“puedo hacer con mi hijo lo que quieroporque es mío”)

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•Presentan problemas de relaciones de pareja(violencia familiar)•Suelen aislar a la niña/niño evitando que socia-lice•Presentan conductas de abandono•Recurren a gratificaciones materiales para com-pensar la escasa relación personal afectiva quemantiene con sus hijos•Utilizan substancias tóxicas (drogas/alcohol)•Justifican la disciplina rígida y autoritaria (la le-tra con sangre entra, es por tu bien, algún día melo agradecerás, etc.)•Ofrecen explicaciones ilógicas, respecto de laslesiones que presenta la niña o niño, contradicto-rias, no convincentes o bien no tienen explica-ción alguna sobre los hechos•Son celosos y protegen desmesuradamente alniño•Habitualmente utilizan una disciplina ina-propiada para la edad del niño•Perciben al niño como malvado (lo haces paramolestarme¡)

Los indicadores señalados con anterioridad, pueden ob-servarse aún en situaciones que no corresponden nece-sariamente a maltrato infantil, sin embargo podemosdestacar como una diferencia notable la respuesta de lospadres cuando de la detección, se realiza el señalamientoa éstos; siendo que aquéllos que son maltratadores nosuelen reconocer la existencia del maltrato y rechazancualquier tipo de ayuda, llegando a justificar con argu-mentos muy variados este tipo de acciones; en cambiolos padres con dificultades en la educación y cuidado de

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ATENCIÓN INTEGRAL A NIÑAS Y NIÑOS

las y los hijos suelen reconocerlas y admiten cualquiertipo de ayuda que se les ofrezca.

CICLO DEL MALTRATO INFANTIL IN

Debemos crear conciencia social de que el problema sedebe erradicar desde su origen siendo que a diferenciade otras situaciones, en los casos de maltrato infantil ge-neralmente la víctima no denuncia el maltrato por diver-sas causas (afectos, sensación de culpabiliadad, miedo,etcétera), así como tampoco el agresor solicita ayuda (su-premacía, ideas de propiedad, ideas culturales de edu-cación-disciplina, etc.). Los hechos de maltrato son difí-ciles de ser percibidos en muchas ocasiones por perso-nas ajenas al vínculo familiar, pero al detectarse debe otor-garse credibilidad a la denuncia, buscando la interven-

Expectativas de losadultos con relación a laconducta y logros de las

niñas/niños

Las niñas/niños nologran cubrirexpectativas

Renovación deexpectativas

Castigo a lasniñas/niños

Frustaciónde los adultos

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ción oportuna y abriendo pauta para la recepción de de-nuncias anónimas, situación que beneficiaría directa-mente a las niñas y los niños; creando así una nueva cul-tura de la denuncia, evitando de esta manera pasar de lapreocupación por la niña o el niño a la protección per-sonal; es decir, evitar la conducta persistente del “si acu-do y denuncio, me voy a causar un problema, van a to-mar represalias en mi contra, me van a citar en variasocasiones y no puedo estar perdiendo mi tiempo”, acti-tudes que repercuten en que los menores de edad mal-tratados queden en segundo término, e incluso el mal-trato del cual son objetos empiece a verse como “cosasin importancia”.

Debe ser una preocupación de los legisladores y dela sociedad, proteger a las niñas y los niños, y para elloasegurar mecanismos de denuncia eficientes, de fácilacceso y con atribuciones para actuar tan rápido comola situación lo requiera. No podemos dar la espalda a dichasituación, y debemos asumir el compromiso que conlle-va tener conocimiento de alguna niña o niño maltrata-do, debemos crear la conciencia social de que dicha pro-blemática debe ser erradicada y que los mecanismos le-gales con que contamos sean lo suficientemente eficacespara su correcta atención, para no pasar de la protec-ción al menor a la protección personal que hemos seña-lado con anterioridad. A este respecto señalamos lo es-tablecido en el Código Penal vigente para el Distrito Fe-deral mismo que establece:

Artículo 200. Se le impondrán de seis meses acuatro años de prisión, pérdida de los derechosque tenga respecto de la víctima, incluidos los de

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ATENCIÓN INTEGRAL A NIÑAS Y NIÑOS

carácter sucesorio y en su caso, a juicio del juez,prohibición de ir a lugar determinado o de resi-dir en él, al cónyuge, concubina o concubinario,o el que tenga relación de pareja, pariente con-sanguíneo en línea recta ascendente o descendentesin limitación de grado, al pariente colateral con-sanguíneo o afín hasta el cuarto grado, al tutor, alcurador, al adoptante o adoptado, que:

I. Haga uso de medios físicos o psicoemocionalescontra la integridad de un miembro de la familia,independientemente de que se produzcan lesio-nes; u

II. Omita evitar el uso de los medios a que serefiere la fracción anterior.

Asimismo, al agente se le sujetará a tratamientopsicológico especializado, que en ningún casoexcederá del tiempo impuesto en la pena de pri-sión, independientemente de las sanciones quecorrespondan por las lesiones inferidas o por cual-quier otro delito que resulte.

La educación o formación del menor no será enningún caso considerada justificación para formaalguna de maltrato.

Este delito se perseguirá por querella, salvo quela víctima sea menor de edad o incapaz.

Artículo 201. Se equipara a la violencia familiar yse sancionará con las mismas penas y medidas deseguridad, al que realice cualquiera de los actos se-ñalados en el artículo anterior en contra de la per-sona que esté sujeta a su custodia, guarda, pro-tección, educación, instrucción o cuidado.

Artículo 202. En todos los casos previstos en esteTítulo, el Ministerio Público apercibirá al incul-

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pado a que se abstenga de cualquier conductaque pudiera resultar ofensiva para la víctima ysolicitará a la autoridad administrativa o judicialsegún el caso, la aplicación de las medidas o san-ciones necesarias para salvaguardar la integridadfísica o psíquica de la misma, que no podrá ex-ceder de veinticuatro horas, en los términos dela legislación respectiva, y el Juez resolverá sindilación.

Al servidor público que incumpla con lo esta-blecido en el párrafo anterior se le impondrá san-ción de treinta a cuarenta días multa.

Este ordenamiento legal contempla al maltrato infantildentro del tipo penal de violencia familiar, señalando queel mismo es un delito que se perseguirá de oficio; sinembargo el mismo es considerado un delito menor porla penalidad que se impone; debemos entender que lasniñas y los niños requieren una atención especial y quelas leyes deben entonces velar por la individualidad deestos y atender a necesidades específicas para la inter-vención legal en dicha problemática social, creando en-tonces un tipo específico de maltrato infantil e impo-niendo penas más severas a quienes ejercen el maltrato.Es importante hacer mención que nuestra legislación vi-gente en materia familiar contempla la pérdida de la pa-tria potestad como consecuencia de ejercer maltrato alas niñas y los niños, sin embargo esta situación no re-suelve el maltrato.

La Convención sobre los Derechos del Niño, ratifica-da por México refiere en el artículo 19 que

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Los Estados partes adoptarán todas las medidaslegislativas, administrativas, sociales y educati-vas apropiadas para proteger al niño contra todaforma de perjuicio o abuso físico o mental, des-cuido o trato negligente, malos tratos o explota-ción, incluido el abuso sexual, mientras el niñose encuentre bajo custodia de sus padres, de unrepresentante legal o de cualquier otra personaque lo tenga a su cargo.

Esta disposición resulta por demás importante al reco-nocer que el maltrato a las niñas y niños no es ejercidoúnicamente por sus padres, sino por cualquier adultoque lo llega a tener a su cargo, entre ellos el personaldocente, situación que ya se encuentra regulada en elCódigo Penal vigente para el Distrito Federal como vio-lencia familiar equiparada. Sin embargo es importanteseñalar que si bien existen leyes locales que hablan sobreel maltrato infantil y sancionan dichos actos, el Gobier-no Federal debe asumir la responsabilidad de legislarsobre dicha materia a fin de que por encima de cualquierinterés se proteja los derechos de niñas y niños.

En el mismo orden de ideas, se señala que si bien laConvención sobre los Derechos del Niño, los contemplacomo sujetos de pleno derecho, esto se contrapone conla realidad siendo importante destacar los datos estadís-ticos proporcionados por el DIF nacional, siendo los si-guientes:

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30000 casos reportados de niños víctimas demaltrato

39000 niños de la calle 800000 menores trabajando

36% de niños menores de 5 años condesnutrición

890000 niños que abandonan cada año laeducación básica

En 1995 en México se denunciaron 15 391 casos demaltrato infantil siendo que para 2003 se incrementarona 25 378.

Entre otros datos estadísticos se señala que la líneatelefónica de ayuda Niñotel, en el trimestre de julio aseptiembre del 2001 recibió 1 031 llamadas; la Casa delÁrbol dependiente de la Comisión de Derechos Huma-nos del Distrito Federal reporta haber tenido conocimien-to de 398 denuncias y la Fiscalía para Menores, de laProcuraduría General de Justicia del Distrito Federal(PGJDF), 133, dejando entonces la interrogante de qué hasucedido con todos los asuntos reportados y los que cadainstitución ha atendido.

Un informe elaborado por la misma UNICEF, bajo eltítulo “Las muertes por maltrato infantil en los países ri-cos”, afirma que 3 500 niños y niñas mueren cada año enlos 27 países más industrializados del mundo debido aabusos físicos. Los casos más dramáticos son EstadosUnidos, México y Portugal, que registran los niveles másaltos de maltrato infantil. Por su parte, la Vicepresidentadel Comité de Derechos del Niño de la ONU, MariliaSardenberg, manifestó que el objetivo del informe es con-

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ATENCIÓN INTEGRAL A NIÑAS Y NIÑOS

tribuir a cambiar ‘’la mentalidad y las actitudes’’ que losadultos tienen frente a los menores. ‘’Si se considera in-aceptable golpear a una mujer cómo se explica hacerlocon los niños cuando éstos son seres mucho más frágilese indefensos’’

Por tales motivos es que a efecto de poder atenderesta problemática de manera integral se realizan las si-guientes propuestas, mismas que tienen su base en lasrecomendaciones hechas por la UNICEF, y que son ade-cuadas al caso específico para buscar un desarrollo ple-no, libre de violencia, con equidad y justicia para niñas yniños.

PROPUESTAS DE ATENCIÓN INTEGRAL A NIÑAS Y NIÑOS

Preventivas y de atención

Detección activa (capacitación de servidores públicos enla áreas de procuración de justicia, personal docente, áreasde salud y sociedad en general);

Implementación de redes comunitarias, para la opor-tuna detección y denuncia;

Mecanismos de denuncia eficientes de fácil acceso ycon atribuciones para actuar de manera expedita (im-plantación de la denuncia anónima).

Protección a las niñas y niños en el ámbito familiarBuscar insertar a la niña o al niño en un hogar sustituto,de manera inmediata, principalmente con algún miem-bro familiar, estableciendo visitas de seguimiento y valo-ración, situación que debe quedar expresamente regula-da y no a criterio de las instancias de atención;

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EDUARDO MURILLO

En casos extremos, es decir al no contar con redesfamiliares, resguardar a la niña o al niño en una Institu-ción especializada en atención a maltrato infantil, conespecialistas médicos, psicólogos, abogados, médicos,etc. especializados en la problemática, con la finalidadde otorgar atención integral, especializada y profesionalen esta temática, no basta con que la atención sea pro-porcionada por instancias dedicadas a la atención de laproblemática de violencia familiar, sino que debe ser brin-dada por instancias especializadas en maltrato infantil;

En los casos que se decida que el menor puede conti-nuar dentro del grupo familiar, se cuente con mecanis-mos de control y vigilancia así como la obligación de lafamilia de encontrarse en proceso terapéutico reeducativo;

No obstante la legislación civil, establece el retiro delgenerador, debe impedirse el contacto del agresor con laniña o el niño, decretando de manera inmediata la sepa-ración del agresor del hogar familiar, facultando para talfin el uso de la fuerza pública.

De protección a las niñas y niños en el ámbito escolar y público

En el caso de que el agresor sea un docente, establecer lasuspensión de cargo en tanto se realizan las investigacio-nes correspondientes y en el caso de ser comprobado elmaltrato decretar la destitución e inhabilitación del car-go además de las sanciones penales correspondientes,situación que debe ser expresamente señalada en la Ley;

Creación de Comités escolares de prevención delmaltrato infantil, que apoyen a niñas y niños a tener ac-ceso a las instancias legales;

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ATENCIÓN INTEGRAL A NIÑAS Y NIÑOS

Buscar la reparación del daño causado, mediante tra-tamientos terapéuticos y apoyo para la reinserción fami-liar, escolar y social de la niña o niño afectado; la repara-ción del daño debe ser cuantificada en base al costo pro-medio de la atención particular en tales casos;

Incluir dentro de los planes de estudios y formacióndocente capacitación para la prevención y atención delmaltrato infantil.

En el ámbito legislativo

Legislar sobre el tipo penal específico de maltrato infan-til, contemplando penas más severas por dicho ilícito;siendo que los tratamientos psicológicos a los que se obli-gue al agresor busquen desarrollar habilidades de comu-nicación asertiva, no violenta y con mayor capacidad dediscernimiento y de aptitudes para solucionar los pro-blemas en forma pacífica, así como técnicas para contro-lar la agresividad, dicha atención deberá estar a cargo deprofesionales adscritos a instituciones públicas dedica-das a la atención específica de maltrato infantil y deberáser evaluada por un comité técnico que valore el avancedel proceso terapéutico así como la efectividad en cadacaso en particular;

Que los testimonios de los niños puedan constituirprueba, dando credibilidad a sus dichos;

Aplicar sanciones penales a los servidores públicosque con conocimiento de los hechos de maltrato infan-til, no realicen la denuncia, contemplando la destitucióndel cargo y las sanciones penales que correspondan porotros ilícitos tales como encubrimiento;

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EDUARDO MURILLO

Establecer la denuncia anónima como mecanismo deprotección a las niñas y los niños, buscando dar inme-diata atención a la recepción de las mismas, dentro de las24 horas brindar protección a la niña o al niño teniendoel Estado su custodia;

Creación de refugios gubernamentales específicos parala protección de niñas y niños, que brinden una atenciónintegral y especializada;

Promover la promulgación de una Ley Federal deprotección a las niñas y niños, misma que establezca eltipo de maltrato infantil así como las sanciones aplica-bles que vigile su sano desarrollo biopsicosexual, porencima de cualquier interés.

Principios para tener en cuenta en maltrato infantil

Ninguna niña o niño merece ser maltratado o golpeado.El maltrato infantil es inaceptable dentro de la vida

familiar.De igual manera es inaceptable que maestros y maes-

tras ejerzan maltrato a las niñas y niñosNadie debe vivir con miedo, lastimado, insultado o

amenazado en su propia familia.La conducta violenta es un delito.Ningún razonamiento o argumento justifica el uso de

la violencia.Quien maltrata es responsable de su proceder.La conducta violenta puede dominarse con orienta-

ción y ayuda específica.Todos tenemos derecho a enojarnos y a expresar nues-

tro enojo sin por ello causar daño a otra persona.

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ATENCIÓN INTEGRAL A NIÑAS Y NIÑOS

Una persona que es o ha sido maltratada no tienederecho a maltratar a otros.

La creencia acerca de la “provocación” de la violenciaes un mito que sirve para justificarla y tolerarla.

No se puede ser neutral frente a una conducta vio-lenta, ya que es un delito que atenta contra la salud y losderechos humanos.

Los niños y niñas que se animan a hablar de situacio-nes de malos tratos y/o de situaciones de abuso sexualnecesitan ser creídos, aliviados y protegidos.

La conducta violenta es un problema en sí mismo. Elalcohol y las drogas no son la causa, ni la justifican, aun-que pueden agravar la situación

Las niñas y los niños son seres individuales, con de-rechos y obligaciones más nunca propiedad de los padres.

Educar no significa maltratarNo existen maltratos pequeños, las agresiones verba-

les hieren y lastiman tanto como los golpes.

OIGAMOS A NUESTRAS NIÑAS Y NIÑOS

“No me des todo lo que te pida, a veces te pruebo”.“No me des siempre órdenes, pídeme las cosas”.“No me grites, me enseñas a gritar y te respeto menos”.“Déjame valerme por mi mismo, si no, no aprenderé”.“No digas mentiras, me hace perder la fe en

lo que dices”.“Cuando estés equivocado admítelo, me enseñarás a admitir

mis equivocaciones”.“No me digas que haga una cosa, y tu no lo hagas”.“Cumple las promesas, buenas o malas”.“No corrijas mis faltas delante de enséñame a mejorar

nadie, cuando estemos solos”.

“QUIÉREME Y DÍMELO. NECESITO OÍRTE”.

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EDUARDO MURILLO

BIBLIOGRAFÍA

CANTÓN DUARTE, José y María Rosario CORTÉS ARBOLEDA, Malos tratos yabuso infantil. Madrid: Siglo XXI, 1998.

Convención sobre los Derechos del NiñoCódigo Penal vigente para el Distrito FederalKEMPE Y KEMPE, Niños maltratados. Madrid: Morata, 1999.KIERAN, P. O., Emotional and Psychological Abuse: Problems of Definition.

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Psicológica Integral, A. C. México: 1998.MANTEROLA, M. A., “La prevención del maltrato a los menores en

México” en El maltrato a los niños y sus repercusiones educativas.Memorias del 2do. Simposio Interdisciplinario e Internacional.México: Federación Iberoamericana contra el Maltrato Infantil,1992.

MARTÍNEZ ROIG, A. y Paúl OCHOTORENA J., Maltrato y abandono en lainfancia. Barcelona, 1998.

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EL MALTRATO INFANTIL: INTERVENCIÓN INSTITUCIONAL DE

UN FENÓMENO DE SALUD PÚBLICA

Margarita Álvarez Sánchez*

EL PROPÓSITO DE ESTE DOCUMENTO es exponer los elementoscentrales del enfoque de política familiar que el DIF DF

utiliza en el caso del combate al maltrato y la violenciahacia niñas y niños.

La familia tiene una importancia vital y estratégica:es el soporte emocional y material de los individuos quela componen y permite que éstos se vinculen a unaestructura social ampliada. No sólo es el espacio dereproducción biológica de los individuos, además es elespacio básico de convivencia que permite la repro-ducción de la normatividad social, tarea que realizagracias al proceso de socialización (la cultura, los valoresy los mecanismos culturales de control social, paragarantizar la continuidad y la sobrevivencia, princi-palmente). En la vida cotidiana de la mayoría de las per-sonas, se concibe a la familia como el refugio íntimo ypersonal contra las vicisitudes de la vida diaria y como el

*DIF DF, Directora Ejecutiva de Asuntos Jurídicos

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MARGARITA ÁLVAREZ SÁNCHEZ

ámbito de expresión de la vida afectiva. Al interior y alexterior de los núcleos familiares se establecen fronterassimbólicas, fronteras que ayudan a mantener su identidadmediante roles, funciones y tareas necesarias para laexistencia del conjunto.

Las familias en la actualidad expresan múltiplesdimensiones, en algunos casos, las fronteras entre loíntimo, lo privado y lo público se han desvanecido.Problemas que antaño solían considerarse exclusivamentedomésticos, hoy son objetos de discusión pública. ElEstado, a través de las instituciones que lo conforman,ha tenido que intervenir mediante la acción política y lareglamentación jurídica en aspectos como los vínculosentre núcleo familiar y entorno social, los cambios en laestructura familiar y las nuevas formas emergentes deorganización familiar.

La singularidad del fenómeno de la violencia descansaen buena medida en la forma en cómo se reproduceculturalmente, atravesando ciclos generacionales, con unimpacto tal que las acciones para enfrentarlo quedaninscritas en un proceso de convivencia natural, un actoviolento parece responder a una forma instintiva difícilde modificar.

En este sentido, la violencia doméstica, y en especialla que ocurre contra las niñas y los niños se ha convertido,por fortuna en un fenómeno de interés público, laconcepción integral respecto a los derechos de la infanciaobliga a los gobiernos a instrumentar políticas que losprotejan de manera efectiva. Sin embargo, también esnecesario ser cuidadosos en la forma en cómo seinterviene; cualquier política y programa gubernamental

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EL MALTRATO INF ANTIL: INTERVENCIÓN INSTITUCIONAL

dirigido a la infancia modifica sustancialmente la vida delos menores.

El maltrato, el abuso y la violencia dentro de loscírculos familiares son producto de tensiones al interiorde los mismos, todos sus miembros resultan víctimas,aunque los daños producidos no son compartidos en lamisma magnitud. Generalmente las personas másvulnerables, las más indefensas, física y emocionalmente,son las más afectadas.

No existe un tipo específico de familia maltratada,sino más bien una heterogeneidad de organizacionesfamiliares con producciones míticas diferentes. Desde unenfoque ecosistémico, una familia y su entorno socialson sanos cuando las interacciones personales (elfuncionamiento y la finalidad de la familia) y las visionesdel mundo (sistema de creencias) aseguran el bienestarde todos sus miembros y su socialización (aprendizaje deuna cultura de vida). Cuando la familia no logra regulareficientemente la apertura y el cierre de las fronteras quelo separan del entorno social entra a un cauce violento.En el caso de la violencia infantil, los niños no puedenmantener la distancia necesaria para reconocerse comovíctimas. El niño maltratado o abusado no pierde suidentidad aunque queda muy deteriorada. Cuando serealiza una intervención terapéutica, generalmente es pararomper un ciclo transgeneracional de la violencia. Sebusca generar una crisis necesaria para detener los hechosagresivos, incluir alternativas, incluso para los maltra-tadores. En el caso de los agresores, generalmente, suacción la justifican porque piensan que sus creencias, alser legitimadas por cierta dinámica social y por unesquema de ideas con cierto reconocimiento, son válidas

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MARGARITA ÁLVAREZ SÁNCHEZ

y aceptables, y la única forma de controlar su situación yla influencia que recibe de su entorno. Las víctimas demaltrato se encuentran en una situación de desprotección,su vida y sus derechos no son respetados.

Elaborar y operar medidas de combate al maltrato yla violencia hacia niñas y niños requiere establecer unadefinición amplia y concisa que permita su comprensión,su reconocimiento como fenómeno social, que ademáshaga posible identificar alternativas para cambiarlo.

Una política familiar integral y efectiva en el combateen el maltrato, la violencia y el abuso sexual a la niñezdebe contemplar tres principios rectores:

1) La violencia familiar y el maltrato infantil se hanconvertido en dos de los principales problemas de saludpública cuya solución requiere un enfoque inter-disciplinario —por sus orígenes causales— y unaestrategia interinstitucional para su cobertura y eficacia.En este contexto, tres aspectos significativos son los quedeben guiar las acciones de gobierno: a) El recono-cimiento del carácter estructural de la violencia que re-produce y exacerba sus formas más extremas,básicamente por el deterioro de las condiciones materialesen la calidad de vida, la exclusión social y la descom-posición de los vínculos interpersonales; b) El procesode legitimación sociocultural del ejercicio de la violenciacomo práctica de poder que vulnera la situación de laspersonas más desprotegidas; c) La delimitaciónequilibrada entre las atribuciones públicas de intervenciónestatal y el íntimo derecho al ejercicio de la esfera privadacomo ámbito de lo personal y lo íntimo.

2) La integración de dos fases: la prevención y laatención. La primera para informar, sensibilizar y ampliar

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EL MALTRATO INF ANTIL: INTERVENCIÓN INSTITUCIONAL

el horizonte de respuestas ante situaciones críticas. Laintención es no sólo hablar del fenómeno, su expresión yconsecuencias, sino también sobre las circunstancias encómo se desarrolla, quiénes intervienen y cómo tomardecisiones que impidan su presencia. La segunda, unavez que ocurren los hechos, responde a qué hacer y aquién acudir, cómo disminuir las secuelas que produceel daño y cómo impedir su reproducción y acotar su ra-dio de acción.

3) Construcción de políticas públicas con base en tresprincipios fundamentales. a) El niño como ser humanocon todos sus derechos y otros especiales según la etapaparticular de desarrollo en el que se encuentre. b) El niñocomo sujeto de derecho. c) Garantizar el cumplimientode los derechos de los niños y las niñas en función de losprincipios de igualdad y no discriminación, restituyendolos derechos de quienes padecen condiciones de especialvulnerabilidad.

PROPUESTAS CURRICULARES RESPECTO A LA

VIOLENCIA FAMILIAR EN LA FORMACIÓN DE

DIFERENTES PROFESIONISTAS; PERSONAL MÉDICO,TRABAJADORAS SOCIALES, PSICÓLOGOS, ABOGADOS,

PEDAGOGOS, SOCIÓLOGOS Y COMUNICÓLOGOS,ENTRE OTROS

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LA VIOLENCIA EN LA CASA Y EN LAS CALLES

Raquel Sosa Elízaga*

UNA MATERIA QUE IMPORTA TANTO AL desarrollo de nuestrasociedad, y que apenas comienza a escudriñarse, merecela atención de los especialistas, pero sobre todo, la arti-culación de políticas públicas orientadas a revalorar enlos espacios privados el interés público. Y entender elinterés público como todo aquello que permita el reco-nocimiento y el ejercicio de los derechos individuales ycolectivos, la apertura del espacio de la dignidad. Es enesa dirección que busco hacer algunos planteamientos,que ojalá sirvan para enriquecer el debate en relación alas violencias.

Me he dedicado desde hace 15 años, al estudio de laproblemática de la violencia, la violencia social, la vio-lencia política como expresiones de una incapacidad enla sociedad y en particular en las organizaciones, en lossujetos, en el poder, de mantener una relación de inter-cambio, de interlocución basada en el mutuo respeto, enla tolerancia, en la inclusión. Las situaciones de violen-

* Secretaria de Desarrollo Social del Gobierno del DF (diciembre2000-febrero 2005).Actualmente Secretaria de Cultura del Gobierno del DF.

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RAQUEL SOSA ELÍZAGA

cia son, en extremo, expresiones del grado al que hanllegado y formas de resolver relaciones de conflicto paralas que no existen, en la perspectiva de quienes las pro-mueven, otras salidas viables.

En esta dirección, la tesis de mi trabajo en generalsobre violencia es que ésta es una relación de poder, perono se produce fundamentalmente desde la parte subal-terna o subordinada de las relaciones de poder, sino quese determina, se provoca, se ejerce con los medios del po-der. Y hago esta referencia porque, para entender la di-námica de la violencia es esencial entender lo que signi-fica el terrorismo de Estado, como una expresión de estarelación de poder, por lo demás muy visible en los últi-mos años en América Latina.

VIOLENCIA DESDE EL PODER

Es bastante significativo que desde los años ochenta, noobstante que se superó la etapa crítica de las dictaduras,y que se establecieron negociaciones para lograr la pazen Centroamérica, en donde había estados diversos deguerra, la venta de armas, el negocio de las armas, lapresencia de cuerpos armados no ha hecho sinoincrementarse.

En México, por ejemplo, y este es un dato bastanteescalofriante, de mediados de los ochenta a esta fecha,prácticamente se ha multiplicado por diez el número depersonas armadas y de capacidades armadas. Pero estáen un segundo lugar respecto a lo que ocurre en Brasil, y enotros países de América Latina.

El hecho es que en los años ochenta y, desde luego,en los noventa en que se superaron las dictaduras, los

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LA VIOLENCIA EN LA CASA Y EN LAS CALLES

aparatos armados como tal tenían mucha dificultad parareproducirse, para sobrevivir y para justificar sus presu-puestos. Ello explica que se formulara y aplicara unanueva política de guerra, que justificara la existencia decuerpos armados, como la compra de armamentos. Di-cha política se conoció en toda América Latina comopolítica de seguridad pública, una política orientada alcontrol de la población, que dió origen a la fusión decuerpos militares y policiacos y a la paramilitarizaciónde la política en todos nuestros países.

Este es un hecho que ocurre desde luego en México,una expresión muy notable y muy clara que tuvimos enla UNAM, es la Policía Federal Preventiva, que es un cuer-po básicamente militar y de control policíaco, que fundeestas dos características en un esquema de seguridadpublica y de control de la población; que supone o asu-me que las guerras han terminado, que supone o asumeque la confrontación política, las diferencias entre suje-tos organizados en la sociedad han pasado a otro nivel yque por tanto lo que se requieren solamente son elemen-tos de control.

Toda la guerra contra la subversión, que fue muy ca-racterística de los años setenta, dio entonces lugar a laguerra contra la delincuencia organizada, que es la combi-nación de la persecución de grupos armados irregulares,fundamentalmente narcontraficantes, con políticas decontención y control de la población, sobre todo de lapoblación más pobre. Esto, en un contexto en que seestán aplicando políticas neoliberales a nivel económicoy a nivel social, en que se han reducido los presupuestosestatales para cumplir con derechos sociales básicos. Loseñalo de manera muy significativa, en educación, en

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RAQUEL SOSA ELÍZAGA

salud, pero en otras áreas también, y así también ha ha-bido una reducción de todo lo que es la producción, elaparato productivo de la sociedad y la capacidad de lasociedad de generar empleos, de generar recursos, de ali-mentar a su población, etcétera. Todos estos añosneoliberales han sido años en ese sentido muy duros.

VIOLENCIA POLÍTICA Y REORGANIZACIÓN VIOLENTA

DE LA SOCIEDAD

Yo creo que lo que hemos planteado hasta aquí aportauna serie de elementos sumamente significativos para lle-gar al problema de la violencia en las familias. Estamoshablando de una situación de pobreza que afecta a pocomenos de la mitad de la población de América Latina, esdecir, 220 millones de personas. A ellas se agrega alrede-dor de 70 millones de personas, que se podrían conside-rar incluso en situaciones de pobreza extrema, de acuer-do con CEPAL. Todo ello, en el contexto de una disminu-ción del empleo, de una tensión constante por mínimosde supervivencia en cada sociedad.

La competencia por el empleo entre hombres y mu-jeres se ha incrementado extraordinariamente. Los teji-dos de las comunidades se han ido deshaciendo para darlugar a un peculiar “sálvese quien pueda”, que es tre-mendamente agresivo. Los negocios particulares han pa-sado a ser mayoritariamente familiares, en países queproducen poco de lo que se producía antes, poca agri-cultura, poca industria, poco empleo formal, muchoempleo informal, empleo en calle, en situaciones demucha hostilidad. Son sociedades las nuestras en dondeempiezan a producirse y reproducirse condiciones de

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LA VIOLENCIA EN LA CASA Y EN LAS CALLES

violencia de arriba hacia abajo, y entre los de abajo. Aquíla vinculación con el gran negocio de las armas: las ar-mas grandes, las medianas y las pequeñas.

Tomemos el ejemplo del Consejo de Seguridad deNaciones Unidas, más de la mitad de cuyos miembrosson los mayores productores de armas del mundo. Esuna situación un poco paradójica, pero que explica algu-nas decisiones que se han tomado en los últimos tiem-pos, particularmente las asociadas a la guerra. De estemodo, la producción, la venta de armas y la venta dedrogas pasaron a ser los dos negocios fundamentales ennuestras sociedades y son negocios en los que participanlas grandes empresas, las grandes corporaciones de ven-ta de armas, pero también los gobiernos, desde luego, elgobierno norteamericano y todos sus asociados en dis-tintos países y en América Latina.

Cuando el negocio de armas se hace tan grande ycuando el negocio de las drogas se hace tan grande, evi-dentemente estamos introduciendo una tremenda distor-sión y perversión en las condiciones de vida de la socie-dad y en eso participan evidentemente, no en calidad demandatarios, sino en calidad de miembros subalternos,muchos seres humanos en nuestras distintas comunidades.

LOS CAMINOS DE LA DESINTEGRACIÓN COMUNITARIA

Para demostrar mi argumentación, doy un ejemplo, por-que creo que es un ejemplo pertinente, lo he dado enotros espacios: en México se consideró durante muchosaños que el tema de las drogas era un tema referente a untránsito, digamos simplemente de sur a norte. La verdades que éste es un país de gran consumo de drogas, uno de

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RAQUEL SOSA ELÍZAGA

los negocios más criminales y destructivos que uno pue-da imaginar.

En unos cuantos años, los que midió la Secretaría deEducación Pública de 1998 al 2000 se incrementó del 12al 14.7% el número de jóvenes en las secundarias públi-cas que consumen drogas. Entre ellos los hay quienes lohacen habitualmente, otros, con frecuencia y algunosmás, quienes han tenido acceso a las drogas por lo me-nos más de una vez.

Entonces, nos encontramos con una situación en lacual ya no solamente los grandes narcotraficantes y ven-dedores de armas son quienes están involucrados en elnegocio, sino que hay un terreno de descomposición,porque pasó a ser desgraciadamente una estrategia desupervivencia, también la violencia y la venta de drogasy el consumo de drogas empezaron a incrementarse en lamedida en que hubo menos opciones para los jóvenes,menos opciones para las familias, situaciones muy críti-cas que no favorecen una reproducción armónica de lasociedad y desde luego, toda una promoción en los me-dios de comunicación de hechos de violencia y de la vio-lencia como una forma de resolver conflictos.

Es decir, las sociedades también aprenden y apren-den lo bueno, como aprenden lo malo. Si los grandespoderes no son capaces de resolver diferencias sobre ba-ses pacíficas, sino recurren al genocidio, entonces cual-quiera que observe el tipo de decisiones que se tomen,por no elegir decisiones a veces más difíciles y que de-moren en llegar a acuerdos, puede pensar que la violen-cia es una forma fácil, sencilla y rápida de resolver con-flictos sociales.

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LA VIOLENCIA EN LA CASA Y EN LAS CALLES

VIOLENCIA HACIA LAS FAMILIAS, EN LAS FAMILIAS

Considero que la violencia en nuestra sociedad es unaenfermedad muy difícil de erradicar. Es tan grande elproblema, que tal vez ya no estamos en condiciones dereconocerlo. Cuando decimos que más de la mitad de lasfamilias en nuestra sociedad están sometidas a hechos deviolencia, pues tomamos la estadística con cierta frial-dad, pero no he encontrado un auditorio en donde lagente levante la mano y diga: “sí, mi familia es una fami-lia que sufre condiciones de violencia, o que sufre situa-ciones de graves adicciones de alguno de sus miembros”.

Es una problemática tan grave, tan cruda, tan terri-ble, que es paradójicamente una problemática negada.Es decir, la inmensa presencia de situaciones de violen-cia en nuestra vida cotidiana ha producido un efecto deceguera; que tal vez ésta sea la dificultad mayor que ten-gamos para resolver, enfrentar situaciones de violencia,desde el nivel de las familias hasta nivel de las comuni-dades de la sociedad.

En esta misma dirección se pueden aportar otros da-tos. Se publicó a fines del año pasado el informe de laOrganización Mundial de la Salud sobre violencia y sa-lud. Es un informe en verdad impresionante, pero sólopara tener una idea de las magnitudes de la violencia, sehace en él un recuento de un millón 600 mil muertes porviolencia en 2002. De esas muertes, el 40% son suicidios.

La parte de conflictos armados, pese su gravedad escausante de un 20% adicional de las muertes y el restoson homicidios en diversas circunstancias. Destaco elporcentaje de suicidios porque indica la existencia de si-tuaciones de mucha soledad, de mucha desesperación,

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RAQUEL SOSA ELÍZAGA

de mucha frustración, de mucha incapacidad de resol-ver problemas. Tanto así, que la opción es la agresióncontra uno mismo, la negación de uno mismo comoprincipio de agresión hacia otros. Esta es la situación enla que estamos viviendo.

LAS PAREJAS VIOLENTAS, LAS FAMILIAS VIOLENTAS

Para ubicar los terrenos en que se realiza la actividad deprevención y atención a la problemática de la violenciafamiliar en el gobierno del Distrito Federal, quisiera sim-plemente replantear la perspectiva desde la que puedeobservarse dicha problemática. Y llegar con ustedes alreconocimiento de que, mientras no resolvamos la pro-blemática que afecta a las familias como tal, nos va a sermuy difícil enfrentar situaciones de violencia social y noestaremos tampoco bien preparados para enfrentar si-tuaciones de violencia política.

El primer problema que planteamos es la invisibilidadde la violencia. Pero el siguiente problema es que se hanestablecido en los núcleos familiares relaciones extrema-damente violentas. No es que exista una sola víctima yun solo victimario en las relaciones familiares, sino quesituaciones de violencia generan una reproducción de laviolencia en el ámbito familiar. Es el hombre frustradoque posiblemente no tiene empleo, que posiblemente tie-ne un salario mejor al de su mujer, que aspiraría a que,sin embargo, su familia permaneciera como eran las fa-milias que alguien en algún momento pensó que exis-tían, las familias de las películas de Pedro Infante, endonde la mujer cumplía ciertos roles subalternos sin nin-gún cuestionamiento, lo que indudablemente implica una

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LA VIOLENCIA EN LA CASA Y EN LAS CALLES

tremenda violencia física sobre la mujer y seguramentesobre los hijos.

Pero, enseguida, la mujer que se ve enfrentada a mu-chas tensiones de trabajo, a una situación muy crítica yque llega a su casa y que la casa sigue siendo más o me-nos igual, en donde no hay ninguna colaboración, nin-guna división del trabajo, ningún apoyo de los miem-bros de su familia, entonces viene una violencia que eneste caso no necesariamente es física, como violenciamoral, hostigamiento, presión, gritos, amenazas, tensio-nes en la familia y hacia los jóvenes que son, yo diría,con los niños las víctimas principales de la violencia. Yconsecuentemente, la violencia contra los adultos mayo-res, otro sector muy vulnerable, y víctima frecuente demaltrato.

Tenemos ya, lamentablemente, mucha experiencia enla cuantificación de hechos de violencia en diversas de-pendencias del Gobierno del Distrito Federal. Dichacuantificación nos permite construir un perfil de víctimaspreferentes de situaciones de violencia: hombres y muje-res de entre 25 y 35 años de edad. Los hombres, de entre30 y 35 años, empleados. Ellas, amas de casa o con ocu-paciones fuera de la casa, pero no en empleos formales.Las situaciones de violencia hacia los hijos que viven es-tas parejas se da sobre todo cuando hay niños de entre6 y 10 años de edad. La delincuencia juvenil asociada aeste fenómeno se inicia, significativamente también, a los10 años, pero se agudizan extraordinariamente a los 14años.

Es ésta una radiografía muy rápida, pero muy repeti-da de la violencia y desde luego, una situación de violen-cia registrada sobre la base de una desesperación muy

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RAQUEL SOSA ELÍZAGA

grande de las mujeres en primer lugar, que denunciansituaciones de violencia y que empiezan o empezamos aasumir la necesidad de ponerle un fin a la violencia, yque en 86% de los casos se manifiestan o se expresancomo víctimas de situaciones de violencia.

En este panorama, lo que nosotros empezamos porreconocer es que hay que trabajar de manera muy espe-cial con las víctimas de esta violencia, los jóvenes, losprimeros expulsados, prácticamente el 60% de los quehan ingresado en los reclusorios en los últimos años. Enlas entrevistas que hemos hecho en estos centros peni-tenciarios descubrimos que 95% de los jóvenes han sidovíctimas o testigos de situaciones de violencia fami-liar, víctimas de adicciones, ellos o los integrantes de susfamilias y desde luego, han experimentado situacionesde frustración acumulada muy grande, con empleos ines-tables, mal pagados, sin interés, con mucha dificultad opérdida total de acceso al estudio. Adolescentes que aban-donaron la secundaria antes de terminarla o que al ter-minar la secundaria, ya no tuvieron ninguna opción decontinuar su educación.

Esta es una situación terriblemente dramática, peroademás, agravada porque para estos jóvenes, su opciónde apoyo y de compañía son las bandas que se van con-formando en las calles. Y debemos diferenciar las “ban-das blancas” de las “bandas oscuras, negras, tenebrosas”de delincuentes organizados, pero prácticamente todoslos jóvenes, en cualquiera de los dos casos, comparten eldrama de una situación familiar muy crítica con madresy padres que están ausentes todo el día, con hermanosmenores de los que deben encargarse y que no logranintegrarse en núcleos familiares estables. Son 216 mil los

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LA VIOLENCIA EN LA CASA Y EN LAS CALLES

jóvenes que no estudian ni trabajan en la Ciudad deMéxico, quienes viven prácticamente como expulsadosde sus familias, y que se reúnen en la calle, en busca decompañía, pero también de protección frente a otras ban-das, frecuentemente, en su propia colonia o en coloniasvecinas a la suya.

Así es que tenemos una situación muy crítica de aban-dono de los jóvenes, y debemos asumir la responsabili-dad de trabajar para lograr recuperar una relación fami-liar y comunitaria adecuada con ellos, pero sobre todo,para conquistar alternativas de vida digna y segura en lasque puedan desenvolverse.

POLÍTICAS PÚBLICAS DE PREVENCIÓN Y ATENCIÓN

A LA PROBLEMÁTICA DE LA VIOLENCIA

Otro motivo de preocupación lo constituyen situacionesde mucha violencia y de mucha agresión en las escuelas,particularmente en las secundarias públicas. Allí comen-zamos a hacer un trabajo con los comités de seguridadescolar y con las escuelas, con distintos programas entrelos cuales el de “Contra la violencia, eduquemos para lapaz”, ha sido un programa emblemático en los últimosdos años.

Desde luego, el trabajo territorial pasa a ser un traba-jo muy importante en esta ciudad. Contamos práctica-mente con 100 mil casos de atención a las situaciones deviolencia por año, lo cual es muy significativo. Vaincrementándose extraordinariamente nuestra capacidadde atención, pero tenemos que enriquecer nuestra labory estamos haciendo un giro muy importante en las for-mas y en los métodos de atención.

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RAQUEL SOSA ELÍZAGA

Y aquí quiero señalar tres o cuatro asuntos más, enrelación con la orientación de nuestro trabajo. Lo prime-ro es, desde luego, la atención a los jóvenes, pero debodecir también la atención a las mujeres. Las mujeres so-mos víctimas en muchos casos, y también responsablesde situaciones de violencia, pero sobre todo, debemosser una gran potencia generadora de fórmulas de solu-ción de relaciones conflictivas, por vías distintas a las dela violencia.

Creo que éste es un elemento muy importante. Talvez esté en las mujeres, pienso yo, la posibilidad mayor ymás cercana de resolver situaciones de conflicto por víasdistintas a la violencia y de prevenir situaciones que des-aten violencia, de desintegración familiar, con familiasque seguramente van a ser familias distintas a las de Pe-dro Infante, como decía.

Enseguida, diría que debemos avanzar en el registrode los casos de violencia. Debemos de ser capaces deregistrar la historia de las situaciones de la violencia.Conocemos ya, pero debemos sistematizar el análisis desituaciones en que se recrudece la violencia familiar ycomunitaria. Allí están los fines de semana, las vacacio-nes, el fin de año. Podemos, entonces, aspirar a ser capa-ces de intervenir de manera preventiva en las circunstan-cias en las cuales tienden a incrementarse las situacionesde violencia.

Del mismo modo, no podemos pensar que la aten-ción a la violencia va a ser de lunes a viernes, de nueve acinco de la tarde. Tenemos que realizar nuestra activi-dad, en cierto sentido, como contraposición a las lógicasy ritmos de las situaciones de mayor violencia; tenemos

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LA VIOLENCIA EN LA CASA Y EN LAS CALLES

que poder estar presentes cuando las familias, cuandolas comunidades nos necesitan.

Asimismo, debemos ir a fondo para analizar qué he-mos hecho bien y qué estamos haciendo mal, en térmi-nos de nuestro enfrentamiento con problemáticas fami-liares y comunitarias de violencia. Conocer también quéimpacto tienen los programas sociales del gobierno delDistrito Federal en prevenir o disminuir o mitigar situa-ciones de conflicto, de violencia. Es decir, ¿el hecho deque las personas tengan acceso a determinados serviciossociales, a determinados derechos, tiene una importan-cia o no?

Y en cuanto a la visibilización o el ejercicio de dere-chos, el impacto de exigibilidad de derechos, ¿cuál es elpeso que tiene la atención que otorgamos a casos de vio-lencia en la modificación de relaciones familiares? Pre-guntarnos, desde luego, ¿de qué manera se protegen, cono sin nuestra intervención, hombres, mujeres, niños, adul-tos mayores víctimas de violencia? ¿Qué ha sido eficaz,qué no lo es, en el tratamiento a la violencia en las fami-lias y en la comunidad?

Y doy un ejemplo en ese sentido. Durante muchotiempo se ha discutido el tema de la violencia contra lasmujeres, como un tema que obliga a la desintegración delas familias. Yo creo que es evidente ahora para todosnosotros que las familias no terminan de desintegrarseaunque haya relaciones muy perversas. La pregunta es:¿qué familias son posibles, qué familias son admisibles,de qué manera reconstruimos este tejido? Y desde luegodecir, y con eso termino, que el reforzamiento de la vidaen comunidad, la formación de redes comunitarias es un

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RAQUEL SOSA ELÍZAGA

elemento que indudablemente otorga más garantías deseguridad a la población víctima de la violencia.

Estoy convencida, por lo demás, de que más policías,más armas y más agresión o agresividad en las calles, novan a resolver situaciones de violencia. La mejor solu-ción de situaciones de violencia está en atender, comodice nuestro Jefe de Gobierno, las causas sociales de laviolencia, y por ello pienso que es necesario que desarro-llemos un trabajo muy sostenido para la construcción deredes sociales de prevención y atención a las situacionesde violencia.

La seguridad está en las comunidades, y la prueba deeso es que las comunidades desintegradas, las que exis-ten en el centro de la ciudad, las zonas del centro, orien-te y norte de la ciudad son las de mayor cantidad devíctimas, de mayor violencia. Desde luego, también sonéstas las zonas que “producen”, por llamarlo de algúnmodo, más reclusos en las cárceles. Hay calles del centrode la ciudad que tienen 750 reclusos, lo que es verdade-ramente terrible, pero en cambio, en las zonas de la ciu-dad en donde habitan pueblos originarios, las zonas delsur de la periferia, Tlalpan, Milpa Alta, MagdalenaContreras, Xochimilco, Cuajimalpa, la violencia adquie-re otras modalidades, de violencia social, violencia co-munitaria.

Tenemos que aprender mucho, de cómo los pueblos,las comunidades, las sociedades organizadas son el me-jor seguro para evitar, para disminuir, para mitigar y des-de luego para enfrentar situaciones de violencia. La so-ledad, la frustración, la incomunicación, la falta de visi-bilidad son en esta materia nuestros peores enemigos.

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LA VIOLENCIA EN LA CASA Y EN LAS CALLES

De manera que, si logramos atender y entender estoselementos y logramos reforzar la confianza de las comu-nidades en sus propias formas de solución y de enfrenta-miento de muchos problemas, así como si ubicamos bienlos niveles y requerimientos de intervención de las auto-ridades en estos espacios de interés público, en la preser-vación de la comunidad, de la familia, en garantizar rela-ciones de respeto y tolerancia entre sus miembros, en elcombate frontal a la verdadera delincuencia y, sobre todo,a sus fuentes en los grupos de poder, estaremos en mejo-res condiciones de superar los graves problemas de vio-lencia familiar, comunitaria, social, que hoy enfrentamos.

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MEDIOS, MUJERES Y VIOLENCIA

Margarita Guillé*

LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN HAN tenido desde siempre dosposibilidades extraordinarias, por una parte reflejar larealidad humana y por otro lado crearla. Valdría la penapreguntarnos en esa dualidad, ¿cómo están representa-das las mujeres? Porque en esta ambivalencia, las dimen-siones básicas son por un lado la representación del mun-do real, casi siempre de manera informativa que muestrahechos reales y por el otro la representación irreal o deficción del mundo que encuadrada en las coordenadasde la realidad humana adquiere verosimilitud, refleja ensí mismas aunque esta sea una realidad ficticia. Muchose ha debatido sobre quien inventa a quien, los medios alas nuevas realidades sociales o bien la sociedad muta yalimenta nuevos modelos de representación social en losmedios. No hay absolutos en las ciencias sociales, proba-

* Periodista. Fundadora de la revista Mujer Contemporánea y del Re-fugio para Mujeres en Situación de Violencia del mismo nombre. Exdirectora de Contenidos del Programa Zona Abierta de Televisa co-rreo electrónico: [email protected]

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MARGARITA GUILLÉ

blemente ambos fenómenos ocurren en la comunicación.Sin embargo, hoy podemos recordar aquella frase queJesús Reyes Heroles aplicaba a la política pero que aquífunciona muy bien, digamos que en el mensaje mediáticola forma es fondo y el fondo es forma, por eso hoy diversosanalistas y comunicólogos, comenzamos a preguntarnos¿de qué forma estamos representando a las mujeres enlos medios de comunicación? ¿estamos reproduciendo lospatrones de inequidad tanto al momento en que se re-portan hechos reales como al momento de crear ficción?¿hay forma de impulsar modelos asertivos de mujeresdesde los contenidos mostrados por el cine, o la televi-sión? ¿qué papel juega la publicidad en el modeloaspiracional de mujer contemporánea? ¿hay algo quepodamos hacer y cambiar?

No pretendo en absoluto dar respuesta a estas pre-guntas que en sí mismas pueden ser una tesis cada una,no, más bien introducir y compartir reflexiones y apren-dizajes que sobre el tema he tenido desde hace algúntiempo.

Hay discusiones que no han podido ser agotadas enlos medios de comunicación y una muy frecuente es so-bre su subjetividad, una cuestión que no ha sido resuel-ta: al final de cuentas, la realidad representada, sea enficción o no, es siempre subjetiva: Pasa por el filtro y laforma de ver el mundo de quienes la recrean. Si las mu-jeres durante años hemos vivido una discriminación ytrato desigual, hemos sido incluso estereotipadas en unaserie de roles sociales, es cierto que los contenidosmediáticos traen en esa subjetividad una dosis elevadade inequidad. Yo me pregunto: y si fuera cierto que losmedios influencian el comportamiento de las audiencias

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MEDIOS, MUJERES Y VIOLENCIA

¿podríamos generar mayor equidad hacia las mujeres apartir de representaciones adecuadas de ellas? Generar oreforzar el cambio social afirmativo a las mujeres desdelos medios y sus mensajes.

En México, los medios de comunicación tienen defacto una influencia muy grande en sus audiencias, espe-cialmente la televisión. En 2004 según una encuesta pu-blicada por el periódico Reforma mostraba que 70% delos mexicanos se informan por televisión, y que ésta tie-ne una credibilidad altísima, 68% confía en que son rea-les los contenidos que trasmiten, una credibilidad sólorebasada por la Iglesia, en quien confían el 80% de losmexicanos.

Si hay una credibilidad tan grande y si es la televisiónel medio de mayor penetración en México podemos co-menzar a generar nuevos contenidos y formas de repre-sentar a la mujer. Personalmente he trabajado en losmedios de comunicación desde 1988 y en mi experien-cia veo que hay muy pocos esfuerzos concentrados endar una adecuada representación a la mujer, creo quetodos hemos sido alguna vez generadores y reproductoresde esa inequidad trabajando en medios o industrias cul-turales, por el propio desconocimiento de las teorías degénero, por la naturalización de la desigualdad, por lacomodidad de acudir a los estereotipos y roles tradicio-nales de las mujeres, entre muchas otras razones. Quie-nes trabajamos en la producción de contenidos mediáticoso en industrias culturales sobre el tema hoy tenemos laoportunidad de cambiar esta historia; si bien hemos ad-quirido una herencia para hacer y representar la realidadque hoy vale la pena revisar y en lo posible cambiar losmodelos femeninos. En México se han hecho ya algunos

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MARGARITA GUILLÉ

esfuerzos, Sara Lovera, periodista infatigable, luchadoramediática por los derechos de las mujeres logró a travésde CIMAC (Agencia Informativa para la Mujer A., C.) po-ner el tema en la discusión y reflexión de principalmentemujeres periodistas. Sin embargo, quisiera referirme altrabajo que ha realizado Pilar López, española extraordi-naria, investigadora de estos temas que atribuye el pro-blema al papel que juegan los medios en la sociedad sintener una visión autocrítica, Pilar plantea que no sólo laprensa, la radio, la televisión o la publicidad, sino tam-bién el cine, los cómics, los videojuegos, la música ointernet

Han insistido tercamente y siguen persistiendo enrepresentar de forma tradicional a las mujeres ylas relaciones entre éstas y los hombres; es decir, lasrelaciones entre las personas, en relación con elgénero, se basan en relaciones de dominación ysubordinación.1

Estas relaciones a veces sexistas, degradantes y cerradasrefuerzan estereotipos de las mujeres que no ayudan alos esfuerzos que desde años hemos hecho por construiruna sociedad igualitaria, equitativa donde las mujeresaccedan a posiciones de toma de decisión a su realizacióny empoderamiento.

VIOLENCIA CONTRA LAS MUJERES Y MEDIOS DE COMUNICACIÓN

La violencia contra la mujer es una práctica muy fre-cuente y ha sido aceptada por mucho tiempo en nues-

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MEDIOS, MUJERES Y VIOLENCIA

tra sociedad, afortunadamente hoy es más denuncia-da y más rechazada que antes, sin embargo persiste to-davía en ciertos sectores la creencia de que ser hombrees controlar y tener poder e incluso facultad de abusarde la mujer y los hijos en la familia cuando se le ha falta-do a la “autoridad” masculina. Nada más falso e injusto,sin embargo esta cultura extendida en varias familiasmexicanas es muchas veces reproducida por los conte-nidos mediáticos como un estereotipo arraigado fuerte-mente en la sociedad.

La violencia, fincada en la inequidad de género, tieneentre sus raíces un principio ancestral el de la diferen-cia, una diferencia negativa, pues se cimenta en el some-timiento de las mujeres, en el desprecio a lo que son y loque representan, a sus actividades, deseos, interesesy propiedades. Ejemplos ilustradores son el desprecio ypoca comprensión en ciertos círculos sociales al periodode menstruación de las mujeres, a la maternidad, lactan-cia, a su sexualidad, a su capacidad profesional, a su ta-lento. Todavía se intenta controlar a la mujer, usarla,devaluarla, adquirirla y tirarla una vez que ha sido utili-zada. Los medios de comunicación y todo nuestro siste-ma de industrias culturales, están absolutamente per-meados de una cosmovisión donde la mujer es objeto.

La violencia no está exclusivamente en el ámbito do-méstico, se encuentra también en la construcción socialde las identidades y los estereotipos femeninos. Nuestrasindustrias culturales no son ajenas a esta concepción fe-menina, mucho menos los medios de comunicación y lapublicidad.

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MARGARITA GUILLÉ

Como decía con anterioridad, hay una especie de es-piral dialéctica extraña, donde la sociedad se mira en losmedios de comunicación, pero también los medios decomunicación miran a la sociedad y toman de ella susreferentes para representarla. En este juego de espejos secierra un círculo dónde una realidad impulsa a la otra enuna sinergia de retroalimentación donde la serpiente semuerde la cola. No sabemos qué fue primero, si el huevoo la gallina, nuevamente la pregunta ¿Quién reproducelas conductas de quién? ¿Los medios reproducen lasconductas de la sociedad o la sociedad reproduce las con-ductas de los medios de comunicación?

La pregunta aquí sería ¿cómo romper este juego deespejos? O en todo caso ¿cómo hacerlo más constructivoy afirmativo para las mujeres?

Bien dice Pilar López que cuando tratamos de ubicaralguna imagen femenina en los medios de comunicacióno en alguna industria cultural, las mujeres son represen-tadas en sus estereotipos. Las mujeres entonces son: mal-vadas, chismosas, intrigantes, deseosas, ávidas de sexo,sedientas, seductoras, frágiles, víctimas, pasivas, tontas,histéricas, mujeres desechables, mujeres objeto, mujerestrofeo, mujeres sensuales, flacas, bellas, mujeres amas decasa, mujeres madres-esposas, prostitutas. ¿Qué tan fre-cuente vemos estas representaciones femeninas en losmedios de comunicación, en la publicidad, en nuestrasindustrias culturales?

Haciendo un repaso breve las podemos encontrar enlos noticieros, en los talk shows, en las series de televi-sión, en las radionovelas, en la literatura, en el cine, en elteatro, en los cómics, revistas, espectaculares, etcétera,abundan. Lo extraordinario tal vez es identificar o en-

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MEDIOS, MUJERES Y VIOLENCIA

contrar otro tipo de imágenes: mujeres decididas, perono porque son agredidas, o porque están dolidas, porquetienen coraje; mujeres decididas por su carácter y ente-reza, mujeres autosuficientes, empoderadas, mujeres di-rectivas, mujeres fieles que no las hagan tontas, mujeresfelices, felices a secas. ¿Qué tan frecuentemente vemos alas mujeres felices, pero no por tener un hombre a lado,no por tener un jabón más aromático, el mejor shampoo,la última crema, el perfume de marca? Mujeres felices nopor tener un hijo que tienen que cuidar, un marido queatender o una casa que limpiar. ¿Cada cuándo aparecenimágenes de mujeres felices sin que se asocien al servi-cio, a la dependencia, a las labores domésticas de otros?Escasean en los medios de comunicación. Y sin embar-go, conocemos en la vida diaria a muchas mujeres queno encajan con la descripción y los estereotipos que nosmuestran los medios e industrias culturales. Suegrasadoradísimas por sus yernos, mujeres inteligentes jefasde familia, mujeres independientes y exitosas, mujeresfieles con hombres fieles, mujeres que trascienden másallá del matrimonio y de la maternidad, mujeres ama-das, mujeres gozosas y plenas, mujeres que no han sidovíctimas de abuso físico, sexual, mujeres que han escala-do posiciones de poder en sus trabajos sin tener que ven-der su cuerpo. Todas y todos conocemos mujeres así,admirables pero no por su sacrificio por los demás, ad-mirables por sí mismas, pero ¿cada cuándo las vemosrepresentadas en los medios de comunicación?

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MARGARITA GUILLÉ

DISCRIMINACIÓN Y ESTEREOTIPOS EN PUBLICIDAD

A pesar de los avances de los últimos años en la publici-dad, no hay aún una conciencia real de la imagendiscriminatoria de las mujeres en los medios de comuni-cación. Esto tiene que ver con un principio elemental:información, sensibilización a quienes trabajan y traba-jamos en los medios.

Es un proceso. Hay que sensibilizar a las autoridades,a los diputados, a los prestadores de servicios públicos, alos hombres en sus casas, a las mujeres; hacerles saberque la violencia no es buena, que hay que desactivarla, quelos actos peyorativos y deleznables de actitudes hacia lasmujeres, aun siendo ficción no son convenientes en unasociedad. Es un proceso cultural, que como toda revolu-ción cultural lleva tiempo para ser consumada, y no pue-de hacerse por decreto.

Hoy es urgente una instancia preparada o concentra-da en capacitar a periodistas, hombres o mujeres, paraque hagan mejor su labor y representen lo menos posiblela imagen de las mujeres de manera negativa. No ejercer laviolencia a las mujeres puede ser un compromiso inicia-do desde los contenidos mediáticos más equilibrados enel papel representado por las mujeres. La pregunta esahora si tendríamos que aspirar a una forma de vida másequitativa para que ésta se vea reflejada en los medios decomunicación, o bien si los medios pueden iniciar conese compromiso y generar un cambio de percepción y decultura que impulse la equidad. Sabemos que nadie dalo que no tiene. Si un periodista es agredido o es agresor,si no entiende la equidad, si no entiende la justicia, deninguna manera va a transmitir este tipo de mensajes.

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MEDIOS, MUJERES Y VIOLENCIA

Cuando tenga frente a sí una cobertura informativa don-de alguna mujer ha resultado víctima, seguramente larevictimizará con sus preguntas, con las imágenes quede ella se muestren, con los juicios (pre-juicios) sobre losacontecimientos que dieron origen a su situación. Y lomás probable es que esto no lo haga de manera cons-ciente, sino que sea parte de la estructura, de la formacomún en que se abordan estas noticias o bien de losrequerimientos del informativo para el que trabaja.

Hay estudios sobre el tema que muestran un diag-nóstico desde los medios de comunicación y en materiade periodismo, se necesita ampliar el campo de repre-sentación de la mujer: Se requieren imágenes positivas,incluso compensatorias. ¿Qué quiere decir compensatorias?Como hemos sido tan ampliamente devaluadas y pre-sentadas en un sentido negativo como: brujas, perversas,seductoras de hombres, histéricas cuando nos enojamos,las que se sueltan a llorar de la nada, las que exigen sólopor que sí, etcétera, entonces no basta representarnoscomo somos en la pluralidad y en la enorme gama demujeres que hay, sino que hay que hacer una laborcompensatoria, una intensa campaña por mostrar a lasmujeres tal cual somos, pero con equidad. Si bien es ciertoque los estereotipos femeninos fueron basados en la rea-lidad, también es cierto que fueron creados y representa-dos por quienes tenían la posibilidad de tomar decisio-nes sobre qué contenidos van o no van al aire o son o nopublicados. De manera que en su mayoría fueron crea-dos por los propios hombres de acuerdo con su personaly muy probablemente machista forma de interpretar alas mujeres. Y el tipo de mujeres que son distintas, quecasi no aparecen representadas. Estas imágenes com-

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MARGARITA GUILLÉ

pensatorias deberán reproducirse siempre con el senti-do positivo de ser mujer, ¿por qué?, porque hemos sidoancestralmente representadas en el lado negativo, o devíctima o mujeres sufrientes. Por ello habría que hacerun esfuerzo adicional para representarnos del lado po-sitivo.

Hay labores sencillas que pueden hacer la diferenciasutil en los contenidos, sutil pero con mucho fondo. Porejemplo, en Zona Abierta, un programa de análisis políti-co y de temas de interés público en el que trabajo bajo ladirección de Héctor Aguilar Camín, como directora decontenidos he tomado la decisión de que cada vez quehacemos sondeos y entrevistas de calle preguntando depolítica, mostremos por lo menos 50% de mujeres en lossondeos. Y no sólo eso, sino que mostremos sus mejoresrespuestas, cuando son asertivas y decididas. Eso impli-ca un mayor trabajo para el realizador y la reportera,porque las que menos quieren contestar son las mujeres.Con frecuencia desconocen de los temas sobre los quepreguntamos, contestan mal o simplemente evitan quese les hagan preguntas. Sin embargo, este fenómeno esproducto de la desigualdad, si durante años no fuerontomadas en cuenta para opinar para trabajar o planear ydecidir en asuntos políticos fundamentales del país, ¿porqué habrían de tener la tradición de estar bien informa-das, tener un pensamiento reflexivo y opinar con solturasi a veces ni si quiera se les ha permitido opinar de símismas, de sus necesidades en su propia casa? Sin em-bargo, creemos que si nos esforzamos por presentar amás mujeres, con opiniones acertadas, aunque eso im-plique un trabajo adicional, se genera un clima de opi-nión favorable y receptivo a los comentarios de las muje-

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res, de manera que no nos sorprenderá que hablen detodo y bien. Y que no se sorprenderán de ser entrevista-das y no se inhibirán al momento de contestar, no senti-rán que la política y la toma de decisiones es una tareamasculina.

Es este caso, podríamos hablar de esta compensatoria,hay un esfuerzo adicional que vale la pena hacer pararepresentar a la mujer adecuadamente y no abusar delestereotipo que se creó en el pasado donde “la mujernunca sabe de lo que habla, que habla puro chisme, node cosas importantes”. Es necesario dar paso a otro tipo deimágenes, otro tipo de construcción social femenina.Debemos crear una mejor visualización de la mujer, por-que existen otros tipos de mujeres inequitativamente pocorepresentadas en las industrias culturales.

FACTORES DE INEQUIDAD EN COBERTURAS INFORMATIVAS

Los periodistas lo deben saber. Existe tal urgencia infor-mativa en la redacción del periódico, de noticiero, en laradio o la televisión que la velocidad con la que se debenreportar los hechos inhibe con frecuencia la reflexión delos mismos. No hay tiempo para pensar y repensar lanoticia, a veces ni siquiera para hacer una buena investi-gación. No hay reflexión. Nuestros medios nos exigenuna capacidad de respuesta inmediata al generarse lanoticia, cada vez es más inmediata e, incluso, simultáneala generación de la noticia con su trasmisión. El acorta-miento de tiempos impide llegar a fondo, confirmar yratiificar los datos de las fuentes, abre la puerta a los es-tereotipos a los lugares comunes a la inequidad con laque se muestra a las mujeres. El y la periodista se confor-

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man con cumplir, que el editor acepte la nota y aparezcapublicada al día siguiente o esté al aire el mismo día enque el hecho ocurrió. Valdría la pena tomarnos un minu-to para pensar qué vamos a decir, de qué manera, quéestamos diciendo con el acomodo de nuestras palabras,nuestra intención de voz, el plurisentido de la imagen,de la foto, etcétera.

RUTINA Y LUGARES COMUNES

La rutina informativa provoca que se caiga en lugarescomunes. Estamos tan familiarizados con nuestra fuen-te, que caemos en el lugar común, sobre todo en el mo-mento de hacer titulares o encabezados. Por ejemplo, enlos periódicos al vender la nota, para atraer al lector,muchas veces provocan el llamado a la sensación, o alamarillismo. Incluso recientemente en aras de obtenermayor rating o venta de ejemplares, medios que no sonsensacionalistas, apelan a este estilo al buscar una cabezao titular atractiva, caemos en lugares comunes y en re-presentaciones comunes de las mujeres. Es más fácil, másinmediato están tan representadas así las mujeres que esla salida más frecuente en la rutina informativa. Segura-mente lo que debemos apostar es a explorar nuevos ymejores caminos para decir las cosas, para llamar la aten-ción precisamente rompiendo con los estereotipos, y lu-gares comunes, eso sería lo novedoso.

SÍNTESIS Y PÉRDIDA DE MATICES

La necesidad de síntesis también causa la pérdida dematices. En muchos de los casos, cuando queremos ha-

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cer una representación femenina en los medios de co-municación tenemos que contar una historia tan dramá-tica en poco tiempo que comprimimos la informaciónen detrimento de las cualidades del producto informati-vo. Se pierden elementos clave para la comprensión deun fenómeno y nos quedamos con la inmediatez de unanoticia hueca, sin matices, plana, simple, que cuandomás intenta llamar a la lágrima y a la sensibilidad efíme-ra, a la sorpresa o sensación inmediata del espectador.Un ejemplo que ocurrió en la Ciudad de México en 2003:Una pareja es asaltada, en el incidente tras resistirse alasalto la mujer que conducía el auto muere de un balazoen la cabeza. En el interior del vehículo traían la nóminade la empresa en la que era administradora la mujer ase-sinada. El marido resultó sin lesiones.

La inmediatez de la información, decir la historia enun minuto o 50 segundos para casos de televisión, unpoco más para radio y para prensa, no permite la re-flexión y se pierden los matices. Después de haberse co-nocido así la noticia en todos los medios de comunica-ción días después se difunde sólo en algunos medios, notodos los que dieron la primer versión que los hechosocurrieron de las siguiente forma: Que el esposo de ladifunta planeó, con al menos otro hombre cómplice, elasalto a su esposa, quien era administradora en una em-presa. El incidente ocurriría un día de quincena, en elmomento en que ella hubiese acudido al banco y traeríaen el coche, el pago para los empleados de la empresa enla que trabajaba. El esposo la acompañaría en el cocheen el momento del asalto para despejar toda sospecha. Elplan fue así pero los hechos demostraron que al llegar losasaltantes, la mujer puso resistencia y el asalto salió de

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control. Uno de los asaltantes disparó a la mujer en ellugar de los hechos, le robó el dinero y la señora murió abordo de su coche en el lugar. El plan fue descubiertopor familiares de la mujer a quien le quitaron la vida.Sólo algunos medios difundieron dicha información.

DRAMATISMO. EMOCIONES A FLOR DE PIEL

La espectacularidad de los medios informativos, y enparticular de la televisión, nos ha llevado cada vez más aun dramatismo que no siempre favorece a la imagen delas mujeres, hay una continua ruptura de los derechosde la víctima al momento que se reportan casos de vio-lencia familiar en los medios. En el supuesto minuto defama que puedan tener los familiares al ser entrevistadospor la televisión o el radio, olvidan el dolor que causa lapérdida de una mujer en la familia, y buscan ofrecer unabuena cara a los medios. Controlan sus emociones confrecuencia, hay nerviosismo y reacciones de risa o sonri-sa incluso cuando hablamos de cosas dolorosamente dra-máticas. El minuto de fama transforma su realidad y seintenta disimular, ocultar el dolor, la rabia y mostrar lacara amable para los medios, es en el minuto de famacuando contestan con tranquilidad, como si no hubieradolor, como si no se hubiera jugado una vida, como si nose hubiera cometido un crimen. Hay carencia de fuentesadecuadas en las coberturas informativas, hay falta deseguimiento de casos, hay conclusiones premeditadas quesuelen pertenecer más a lugares comunes y estereotiposque a la realidad que se reporta. Prevalece una necesidadde la reportera o reportero por registrar el dolor y orillasa las víctimas al hablar de sus eventos dolorosos sin im-

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MEDIOS, MUJERES Y VIOLENCIA

portarles que al hacerlo se victimice una vez más. Por sifuera poco, las fuentes necesarias para dar una visióncompleta en los casos de violencia contra las mujeres nosiempre se buscan y no aparecen en las coberturas don-de deben de estar.

Existen muchas recomendaciones para reportar inci-dentes de violencia de género en los medios: consultar alos expertos, destacar las denuncias previas, los procesos judi-ciales pendientes, es decir, no es algo que sale de la naday se apaga de inmediato, tiene todo un proceso en el quevale la pena abundar.

Identificar adecuadamente a la figura del agresor. A ve-ces como periodistas no nos damos cuenta que desde elmomento que decimos: “Esta mujer fue asesinada porcelos”, y el titular es “la mató por celos”, al momento quenosotros decimos eso, de alguna forma estamos atenuan-do el crimen y justificando la acción del agresor; enton-ces muchas personas dicen: “obvio, estaba en la nocheplaticando en la esquina, por eso la mataron.”

Hay que evitar la criminalización de las víctimas confrases como “la mujer violada traía minifalda”, evitar queel morbo se adueñe de la noticia, no es sencillo, evitar laadjetivación y la calificación de los hechos. Como perio-distas, como medios de comunicación somos un regis-tro, pero no necesariamente tendríamos que juzgar.

En España, varios comunicadores, investigadores enalianza con televisoras se pusieron de acuerdo para reali-zar un Decálogo con perspectiva de género para los Me-dios de Comunicación, producto del Primer Foro Nacio-nal de Violencia y Medios de Comunicación, que meparece es un ejercicio valioso digno de compartir.

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MARGARITA GUILLÉ

Manual de urgencia. Medios, violencia y género

1. Evitar los modelos de mujer que lesionen su dig-nidad.

2. Los malos tratos contra las mujeres atentan con-tra los derechos humanos.

3. No confundir el morbo con el interés social.4. La violencia contra las mujeres no es un suceso

ni una noticia convencional.5. No todas las fuentes informativas son fiables.6. Dar información útil, asesorarse previamente.7. Identificar la figura del agresor, respetar la digni-

dad de la víctima.8. La imagen no es todo, no caer en el amarillismo.9. Las cifras pueden ser engañosas, informarse y

explicar.10. Los estereotipos y los tópicos frivolizan y

banalizan.

Hay mucho camino por recorrer para alcanzar una equi-dad informativa y el adecuado manejo de las mujeres enlos medios de comunicación e industrias culturales. Elprimer paso es hacer un diagnóstico de dónde estamos,que hemos hecho bien y qué podemos cambiar. Encon-trar fórmulas nuevas para presentar contenidos, dondese incluyan imágenes asertivas y potenciadas de las mu-jeres. Reflejar más adecuadamente su contribución a lasociedad y los abusos e inequidades de las que aún sonobjeto es un compromiso hacia el que debemos transitartodos los comunicadores.

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MEDIOS, MUJERES Y VIOLENCIA

NOTA

1 Pilar López Diez, Primer Foro Nacional Mujer, Violencia y Medios deComunicación. Madrid: Instituto Oficial de Radio y Televisión.Instituto de la Mujer Española, 2002.

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HACIA UNA PSICOLOGÍA COMUNITARIA

María del Carmen Pardo y Brügmann*

He aquí a mi entender, la cuestión decisiva para el desti-no de la especie humana. Si su desarrollo cultural logrará, yen caso afirmativo, en qué medida, dominar la perturba-ción de la convivencia que proviene de la humana pulsiónde agresión y de autoaniquilamiento.

Nuestra época merece quizá un particular interés, jus-tamente en relación con esto. Hoy los seres humanos hanllevado tan adelante su dominio sobre las fuerzas de lanaturaleza, que con su auxilio les será fácil exterminarseunos a otros, hasta el último hombre.

Ellos lo saben, de ahí buena parte de la inquietud con-temporánea, de su infelicidad, de su talante angustiado.Y ahora, cabe esperar que otro de los “dos poderes celes-tiales” el Eros eterno, haga un esfuerzo para afianzarse enla lucha para su enemigo igualmente inmortal. ¿Peroquién puede prever el desenlace?

SIGMUND FREUD, 1930

* Profesora-investigadora de la Universidad del Claustro de Sor Jua-na. Miembro activo, docente y actualmente presidenta del CírculoPsicoanalítico Mexicano.

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CARMEN PARDO

Esta ponencia es el primer producto de una investiga-ción más amplia que incluye a alumnos de ServicioSocial de la Universidad del Claustro de Sor Juana, conel objeto de abrir la línea de psicología comunitaria en elColegio de Psicología.

Lo que presentamos aquí es el resultado de un pri-mer seminario de investigación en el que estuvimos tra-bajando sobre los lineamientos epistemológicos, teóri-cos y metodológicos de la investigación, por lo que re-úno en este texto, las reflexiones de los participantes enel seminario especialmente las aportaciones de JosafatArzate Díaz y Brenda Valencia Nava, quienes presentanconmigo esta ponencia.

REFLEXIONES TEÓRICO-EPISTEMOLÓGICAS PARA LA INVESTIGACIÓN

Varios trabajos actuales, apuntan a postular como objetode estudio e intervención para la práctica de la psicolo-gía, al estudio, esclarecimiento y profundización de losprocesos subjetivos, que nos constituyen en tanto suje-tos psíquicos y a su vez nos instituyen en portadores designificaciones e imaginarios sociales que producen yreproducen la cultura que nos ha tocado vivir.

También varias líneas de pensamiento sostendrían quees en “el pienso, luego existo” cartesiano, que surge elfuturo sujeto de la psicología concebido éste, como suje-to de la conciencia.

Así la conciencia, en tanto versión laica del alma, vaa postularse como primer objeto de la psicología haciamediados del siglo XIX, en el laboratorio que Wundt fun-dara para estudiar precisamente los contenidos de la con-ciencia o “representaciones mentales”.

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HACIA UNA PSICOLOGÍA COMUNITARIA

Sabemos también que la psicología, nacida dentro delafán cientificista de la modernidad, fue conformando lasdiferentes corrientes de la misma parcializando al sujetoen sus funciones al intentar dar cuenta de la conciencia ode las manifestaciones y funciones de la misma.

Así encontramos en un panorama amplio de la psico-logía como nos dice Braunstein1 las tesis empiristas de laconciencia que avalan su estudio en un espectro que vadesde los contenidos de la conciencia (estructuralismo)hasta las funciones de la mente (funcionalismo) o su efectoen la conducta (conductismo).

También existen las posiciones evolucionistasidealistas que acentúan el carácter intencional de la con-ciencia, su condición de “acto” a través del cual el sujetose manifiesta en, y se da en el mundo (psicología de laGestalt, psicología Humanista). Pero, de una manera uotra, las posiciones

coinciden en lo fundamental: la afirmación de queal menos el eje y centro de la vida psíquica delsujeto, si no toda pasa por la conciencia. Coinci-dencia que deslumbra cuando se oye lo que no seha dicho: que esta conciencia es siempre concien-cia de un sujeto producida históricamente en elseno de una formación social dada y de una cier-ta coyuntura histórica, ideológica, política y eco-nómica y que la conciencia (o mejor dicho parano sustancializar, los fenómenos concientes) nopodría ser abordada al margen o independiente-mente del proceso de constitución de ese sujetode quien los fenómenos sociales forman parte.2

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CARMEN PARDO

Por otra parte, sabemos desde la aportación que ha he-cho el psicoanálisis a la cultura de nuestro tiempo,descentrando el lugar de la conciencia, que los produc-tos de la conciencia no son sino la producción manifiestade procesos inconscientes.

Formaciones del inconsciente, les llamó Freud, queobedecen a las leyes del proceso primario, según el prin-cipio de placer, aquel que forma los sueños, los lapsus,las fantasías conscientes y el arte, e incluso mediante larecombinación de dichas fantasías, la imaginación crea-dora que produce la ciencia, la religión y la filosofía, comorespuesta a las ansiedades, temores y deseos humanos yque se expresan en la conciencia como retoños de lo re-primido inconsciente. Sólo adquieren la condición deconscientes al servicio del principio de realidad a medi-da que constituyen asociaciones entre representacionesde palabra, mediante el proceso secundario o elabora-ción secundaria, al que coloquialmente denominamos“pensamiento”. Pero el mismo pensamiento creador guar-da estrecha relación con la imaginación, en tanto ve-hículo del deseo.

O dicho desde Lacan en palabras de Braunstein: Elinconsciente viene del Otro, del tesoro de significantesde la cultura,

“el discurso del Otro”, el lenguaje es condiciónde su existencia y su materialidad no es otra quela del lenguaje. La represión misma, fundante dela distinción de los sistemas es un hecho de len-guaje, siendo lo reprimido aquello que el sujetono puede integrar a su historia o a su ser en lacadena discursiva por la que se hace representar

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y aspira a ser reconocido por el otro “discursoconcreto que a falta de su disposición” se le re-conoce a través de sus efectos materiales de irrup-ciones sintomáticas en la superficie del discursoconsciente. No está organizado desde el interiordel individuo biológico sino desde una estruc-tura simbólica transindividual, desde el Otro quedefine y ubica al sujeto en un sitio de esa se-cuencia significativa discursiva.3

De tal manera, que es desde el ordenamiento discursi-vo que preexiste al sujeto en una situación histórica ysocial determinada que se constituye el sujeto psíquicoy social y desde ahí se piensa sólo lo que puede ser pen-sado. Los sueños, las fantasías diurnas, los lapsus, lossíntomas etcétera, constituyen las irrupciones materia-les de aquello no pensado o aun no pensado. Como ve-mos también desde esta línea de pensamientopsicoanálitico, los fenómenos de conciencia están suje-tos a las vicisitudes del deseo.

La misma palabra “yo” en tanto significante de “mí”,como experiencia subjetiva, se estructura en esa uniónde lo real del cuerpo y del deseo en relación con el otro,inmerso ya en la legalidad social, que define lo que pue-de ser o no dicho y por tanto lo que puede ser o no pen-sado. En primer término para cada nuevo cachorro hu-mano en la estructura familiar, los padres como funciónque encarna al Otro.

La experiencia subjetiva en tanto “experiencia más omenos inasible, más o menos inefable, que cada quientiene de sí mismo y de lo que le rodea y que cada unosupone con características similares en su prójimo”,4 noes sino el producto de un proceso que lejos de constituir

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una esencia humana o estar programado por la natura-leza mediante patrones de desarrollo o evolución cons-tituye el efecto de una historicidad psicosocial que seexpresa en cada sujeto singular, de la que cada sujetosingular es efecto y al mismo tiempo portador.

Varias aproximaciones actuales en el trabajo psi-cosocial, tanto desde la psicología, como desde la socio-logía van tomando en cuenta esta noción de sujeto psí-quico y social, construido y constructor de su realidaddesde las significaciones culturales en la que está inmer-so y que orientan sus deseos y sus necesidades.

Así por ejemplo en el marco conceptual que orientael trabajo para la prevención e intervención de la violen-cia intrafamiliar, desde las diferentes instancias guberna-mentales leemos que: “El sujeto construye permanente-mente su realidad adjudicándole significados que sonpermeados con la lógica que rige la cultura, y en funciónde los cuales se estructuran sus conductas”.5

De ahí que también, proponer el estudio de los pro-cesos subjetivos como objeto de estudio de la psicologíaimplica reconocer de entrada, la subjetividad del queestudia. Por eso la necesidad del análisis permanente, desu propio deseo en relación con su trabajo, desde sucontratransferencia y su implicación en la problemáticaque estudia.

La relación interior-exterior, subjetividad-objetividadrequerida por los paradigmas científicos tradicionales, sepierde. Es desde la subjetividad, que se construye y deli-mita “lo observable” y objetivo de la “realidad”. Por esotambién las experiencias profesionales necesariamente nostransforman.

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Hemos aprendido que la elección de una teoríao una metodología, va a la par con la trayectoriaprofesional intelectual y personal de los investi-gadores. Que en esta elección, cada quien se jue-ga como sujeto. Que el estudio de la subjetividadempieza con el análisis del investigador y que esoes lo que conduce a una mayor objetividad.6

De ahí que la propuesta de esta investigación que inclu-ye también a los alumnos en servicio social en una pro-blemática de psicología social, implica para todos, coor-dinadores y alumnos una apuesta en tanto sujetos psí-quicos y sociales y no sólo la aplicación de un saber teó-rico. Las corrientes y modalidades metodológicas y téc-nicas elegidas para trabajar en esta investigación no cons-tituyen saberes a aplicar sino medios para conocer “lasnecesidades socioafectivas de nuestra comunidad” y lomás importante abrir los espacios para que ellos mismospuedan esclarecerlas.

La propuesta metodológica del Modelo Chimalli quehemos elegido, para un apartado de esta propuesta deinvestigación-acción o investigación aplicada, suponetambién la puesta en juego de la subjetividad en el pro-pio psicólogo a medida que trabaja, y el replanteamientopor tanto, de nuestros objetivos como miembros del Co-legio de Psicología de la Universidad.

Dentro de las estrategias de intervención del modelo,está también la revisión permanente de nuestra posicióncomo psicólogos al interior de las instituciones escolareso la comunidad:

supone [señalan] trabajar para modificarnos per-sonalmente. Hacer prevención requiere de noso-

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tros un cambio de paradigmas o de modelos, locual significa vencer barreras y resistencias queponemos en la realización de los esfuerzos.7

En el trabajo con los grupos y las comunidades no setrata de aplicar conocimientos sino de aprender juntocon ellos, en la medida que ellos mismos van nombran-do, reflexionando sobre sus condiciones de vida y lo queles sucede y decidiendo las acciones a seguir.

Por ello, iniciarse en un trabajo de psicología comu-nitaria, estableciendo desde un lugar institucional, launiversidad, las redes sociales que conforman la comu-nidad, es posicionarse también en tanto universidad comouna más de las instituciones que conforman el panoramasocial de la comunidad.

De ahí la necesidad de conocer en un primer mo-mento a través de las instancias representativas de nues-tra institución y de las demás que conforman la comuni-dad del centro histórico, las características y condicionesde vida de las familias de la comunidad, así como el pa-norama de riegos psicosociales de la misma y las diferen-tes formas en que están siendo contemplados, explica-dos y atendidos, por las diferentes instituciones insertasen la comunidad del centro histórico.

Con seguridad esto mismo nos permitirá ir delimi-tando nuestra implicación en la misma comunidad, per-mitiéndonos formular nuevas preguntas y líneas de tra-bajo tanto como sujetos institucionales (miembros de launiversidad) como psicólogos en permanente formación.

Es decir, la misma aproximación a la comunidad des-de el reconocimiento de nuestro no saber y desde lo aho-ra no pensado nos permitirá nuevas formas de pensar, a

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través del reconocimiento del otro de los otros en su sin-gularidad.

Trabajar desde el deseo y la imaginación creadoraimplica una investigación que permite enriquecer nues-tro saber y aprender sobre nuestra comunidad y nuestrotrabajo.

Reconocemos de entrada que el campo es complejo,que el encuentro con los otros objeto de nuestro trabajoimplica la renuncia a encontrar el marco teórico o lametodología única. Sabemos, desde un lugar de posicio-namiento como sujetos frente a las teorías, que el saberes construido histórica y socialmente y que en el fondode todo saber, aparece el debate acerca de su utilización.Por lo que hemos aprendido a abrirnos a aquellas co-rrientes de la psicología que nos permitan incidir en laatención de los complejos fenómenos que plantea nues-tra sociedad y que nos convocan como psicólogos siem-pre y cuando no caigamos en la ilusión de verdad que nosofrecen cuando se nos presentan como verdades científi-cas, acabadas y objetivas, pues esto estaría más al servi-cio de calmar nuestra propia ansiedad, ubicándonos ajenoso por encima de la problemática que tratamos de escla-recer. La problemática de los otros es también de algunau otra manera, la nuestra.

Parafraseando a Lacan, sabemos que la única verdadde la que la ciencia no quiere saber, es que no hay ver-dad sobre el saber o como afirma Castoríadis, éste estáen permanente construcción de sentidos.

Las diferentes aportaciones metodológicas que con-forman hoy día el panorama de la psicología actual, se-rán implementadas tratando de explicitar y justificar eldispositivo empleado de acuerdo con las problemáticas

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específicas que vayamos encontrando (los psicólogos in-cluidos) a lo largo del trabajo.

Tenemos como hipótesis general lo que todos sabe-mos y que se confirma en los documentos y charlas ini-ciales con las personas de la Delegación Cuauhtémoc,que en nuestro entorno existen problemas de violencia ydrogadicción y que es urgente su atención y prevención.

No conocemos de entrada la demanda de la comuni-dad a nuestro trabajo, ni los diferentes encargos que va-yamos a tener convocados como psicólogos. Ese es nues-tro trabajo. Suponemos y desde ahí surge nuestro deseo,que sí hay que trabajar y que la universidad desde suvocación humanista no puede, no debe cerrar los ojos alo que nos rodea.

La problemática nos convoca como sujetos socialesdesde nuestra especificidad disciplinaria, que es desdedonde podemos incidir, pero acorde con nuestra posi-ción como psicólogos. Reconocemos que más que tenerun saber, deseamos poner a actuar la ignorancia paraabrirnos a escuchar a “los otros”, abrir los espacios don-de surja su palabra mediante los dispositivos específicosque la misma psicología social nos ofrece.

¿QUÉ ENTENDEMOS POR PSICOLOGÍA COMUNITARIA?

Trabajar los temas de violencia y drogadicción en un con-texto de psicología comunitaria, implica entender la vio-lencia desde una perspectiva más amplia, para poderempezar a comprender cómo la violencia estructural (so-cial) tiene efectos sobre los sujetos singulares y grupalesy cómo desde ahí se reproduce la problemática social.

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Como sabemos para Freud, la cultura se crea y re-crea a través de la represión y sublimación de laspulsiones. Desde el psicoanálisis, el hombre no es buenoni malo por naturaleza. Es la cultura, la que a través delos padres como representantes primeros de la misma,va poniendo diques a la descarga pulsional, constituyendoal interior del sujeto las “contracargas” que harán deve-nir inconscientes las representaciones provenientes delas mociones pulsionales infantiles. Como sabemos, comoheredero del “Complejo de Edipo”, se constituye elsuperyó como instancia intrapsiquíca.

En uno de los textos de lo que llamamos, la aporta-ción de Freud a la reflexión sobre la cultura, concreta-mente en El malestar de la cultura nos dice:

La inclinación agresiva es una disposición pulsionalautónoma originaria en el ser humano y la cultu-ra encuentra en ella su obstáculo más poderoso.En algún momento se nos impuso la idea de quela cultura es un proceso particular que abarca a lahumanidad toda en su transcurrir y seguimoscautivados con esa idea. Ahora agregamos quesería un proceso al servicio de Eros.8

También menciona que la unión entre los individuos se-ría precisamente la obra de Eros. Pulsiones sexuales demeta inhibida (producto de la represión psíquica consti-tutiva) como nos dice en otro texto: Psicología de las ma-sas y análisis del yo, en el que explica que lo que liga yagrupa a los individuos, es que cada uno de ellos colocaa un líder o un ideal, como ideal de su propio yo, y desdeahí se identifican y vinculan afectivamente con los otrosque comparten el ideal.

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Tejido o lazo social; lo intersubjetivo diríamos tam-bién siguiendo a René Kaés. Aunque como decíamosantes, es también desde lo intersubjetivo que se consti-tuye cada sujeto psíquico (lo intrasubjetivo) mediantelos vínculos en la familia, como primera instancia social,que regula la sexualidad infantil y transmite los primerosideales identificatorios a través del superyó de los padres(lo transubjetivo: significaciones colectivas).

Pero a este programa de la cultura, volviendo nue-vamente a Freud, en El malestar de la cultura, se oponesiempre

la pulsión agresiva natural de los seres humanos.La hostilidad de uno contra todos y de todos con-tra uno. Esta pulsión de agresión es el retoño y elprincipal subrogado de la pulsión de muerte, quehemos descubierto frente a Eros y que compartecon éste el gobierno del Universo y ahora yo creo,ha dejado de resultarnos obscuro el sentido deldesarrollo cultural. Tiene que enseñarnos la lu-cha entre Eros y Muerte, pulsión de vida y pulsiónde destrucción, tal como se consuma en la espe-cie humana.9

En otra parte del mismo texto, nos dice que la cultura surgecomo un intento de regular los vínculos sociales. La con-vivencia humana sólo se vuelve posible si existe unamayoría fuerte en que los individuos aislados secohesionan y

el poder de esa comunidad se impone como “de-recho” al poder de un individuo condenado como“violencia bruta” [...] por tanto el siguiente requi-

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sito cultural es la justicia o sea la seguridad deque el orden jurídico ya establecido no se que-brantará para favorecer a un individuo. Desde estepunto, el desarrollo cultural parece dirigirse aprocurar que este derecho deje de ser expresiónde la voluntad de una comunidad restringida—casta, estrato de la población, etnia— que res-pecto de otras masas acaso más vastas [...] Lo queen una comunidad humana se agita como esfuer-zo libidinal puede ser la rebelión contra una in-justicia vigente, en cuyo caso favorecerá un ulte-rior desarrollo de cultura, será conciliable con ésta.[Agresión como mezcla de pulsión de vida y muer-te al servicio de la vida] pero también puede pro-venir de la personalidad originaria un resto nodemandado por la cultura y convertirse de esemodo en base para la hostilidad hacia esta últi-ma.10 [Retoño no ligado a Eros, expresión de lapulsión de muerte].

En nuestra época en que cada vez es más manifiesto paratodos el estado de “violencia bruta” que ejercen unospocos sobre la mayoría, a través del poder (económico,político y armamentista), cabría preguntarse si no esta-mos frente al imperio de la pulsión de muerte, cuandodesaparecieron también las ilusiones y los proyectos so-ciales compartidos que sostenían los ideales libertariosdel siglo anterior. Nos hemos quedado sin proyectos ideo-lógicos que nos vinculen como mayoría, dejándonos sóloen la hostilidad hacia el mundo que nos ha tocado vivir.Cultura actual que deja un sabor de injusticia dado elorden social imperante, y que nos hace pensar que nun-ca antes como ahora, Freud es vigente.

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Estamos en un momento en el que apenas van sur-giendo esbozos de proyectos aislados de las minorías; nosomos escuchados por los que disfrutan hoy día de losbienes culturales producidos por la mayoría. Millones deseres en el planeta se pronuncian en contra de una gue-rra decidida por los gobiernos de dos potencias mundia-les, y la guerra llegó, violando el derecho internacional ydejándonos sin palabras.

Violencia real y violencia simbólica cuando produ-cen la pérdida de significaciones e ideales colectivos ypor tanto de redes sociales al no vislumbrarse cómo nom-brar y significar lo que sucede, ligando así la pulsión demuerte.

Como nos dicen los editores del libro Frente al silen-cio. Testimonios de la violencia en América Latina:

Condiciones creadas, mantenidas y reguladas porsujetos cuyo poder se opone y se impone a otrospoderes menores que intentan transformar la vidaentre los hombres, tratando de imaginar y cons-truir otras formas de vida en las que sean los másposibles, los que alcancen a vivir una vida digna.Condiciones en las que se crean y recrean, cons-truyen, favorecen y difunden imágenes, ideascreencias, percepciones y sentimientos, conteni-dos o herramientas de la subjetividad colectivaque producen e intensifican la incertidumbre, laangustia, el temor, el miedo y hasta el terror quedestruye los diferentes espacios del tejido social.11

Y de ahí que, como estudiosos de los procesos intrasub-jetivos, intersubjetivos y transubjetivos, nos preguntemos¿qué pasa con la subjetividad hoy día en lo que parece

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ser el imperio de la pulsión de muerte, destruyendo nosólo vidas humanas en la guerra, sino también los lazossociales intersubjetivos constituyentes de laintrasubjetividad e instituyentes de la mismaintersubjetividad?

Se han caído los ideales que sostenían las significa-ciones compartidas y cada uno de nosotros podemos sernadie o nada para los otros, millares de seres humanossobran. Frente a la violencia real y simbólica perdemosnuestra calidad de sujetos para pasar a ser objetos y laanomia social aparece con la consecuente disolución delos vínculos que constituyen el tejido social.

En la guerra: los miles de muertos son nada cuandode disputarse los bienes del mundo se trata.

Frente al delincuente, la víctima no es sino objeto dedespojo.

Frente a la violencia institucional los alumnos o pa-cientes son sólo un numero.

Frente al narcotráfico, los seres humanos son sóloconsumidores potenciales.

El Estado violento que ejerce el poder a través de laagresión en forma de desaparición y tortura no sólo afec-ta al torturado, sino también aquellos que le rodean: fa-miliares, amigos, vecinos, a nosotros mismos, es decir, ala sociedad en su conjunto. Todos debemos callar ante eltemor que se tiene al agresor; para retornar a una estabi-lidad tensa que permita la gobernabilidad. Se debe recu-rrir al olvido, silenciar esas voces que piden con gritosmudos justicia. Sin embargo, surgir un grito que tran-quiliza durante cierto tiempo. Por ejemplo, las marchasdel 2 de octubre son un grito anual, muestra de un ma-lestar por un atentado terrorista estatal, malestar ante la

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desaparición y la tortura de quienes se encontraban enTlatelolco ese día, malestar que provoca el silencio, ma-lestar que provoca “deber” olvidar. Podríamos sorpren-dernos al escuchar que “debemos” olvidar, “debemos”callar, pero no es ninguna sorpresa, es precisamente esolo que hacemos, callamos porque nuestro interior esamenazante; no olvidamos; reprimimos, no recordamos;creamos eso que llamamos recuerdo, no elaboramos; re-petimos, no hablamos; callamos, no hablamos; sinto-matizamos (a manera de ese grito anual). El callar noscondena a la eterna repetición, círculo sin salida de laactuación. La palabra que permitiría nuevas formas deorganización social, muere.

Con este panorama, la desilusión y el quiebre delos lazos sociales por la desconfianza, el terror, lamentira, están ganando terreno día a día ypermean con mayor densidad la vida comunita-ria. En estas condiciones, si el pasado es incom-prensible y oscuro, el futuro es inexistente. Soncada vez más escasos los lazos de identificaciónen proyectos colectivos que den lugar a vínculosde solidaridad y compromiso. Cada vez más losindividuos son regidos por motivaciones econó-micas de consumo y cada vez son más débiles losintereses comunes; esta dinámica va minando laparticipación de los ciudadanos en la producciónde su destino.12

Esta época marcada por la violencia social, se caracterizapor sus múltiples formas de exclusión que genera des-empleo, desnutrición, y desiguales oportunidades de ac-ceso a los sistemas de educación y salud, pero que cada

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vez para la mayoría que lo padece, aparece como si estefuera el orden natural en donde: la violencia familiar, ladrogadicción o la delincuencia, son sólo significadas co-lectivamente, como un problema de patología singular,familiar o institucional, en donde los psicólogos, psicoa-nalistas o las diferentes modalidades terapéuticas, ten-drían a su cargo la solución de la problemática. Violenciasimbólica al servicio de negar la violencia real.

EL VICTIMARIO EN LA VIOLENCIA INTRAFAMILIAR, TAMBIÉN FUE

VÍCTIMA EN ALGÚN MOMENTO

Los delincuentes, establecen vínculos afectivos y se rigenpor normas y valores propios, ajenos a la legalidad social(la ley es la ley del más fuerte) y los otros ajenos al noso-tros a la cosa nostra son mirados como objetos de despojoo violencia. Tal vez porque no existieron las condicionesy los vínculos familiares que les permitieran acceder alorden social cultural, al “contrato social” y se sostienencomo delincuentes, dadas las redes de la delincuenciaorganizada.

Los complejos vínculos de la pareja y la familia, sonatravesados por las relaciones entre lo público y lo priva-do, dimensión social y psíquica, en que los factores eco-nómicos y sociales determinan las modalidades y carac-terísticas intrasubjetivas e intersubjetivas de sus miem-bros, donde las expectativas respecto de los roles se hantransformado, haciendo entrar en crisis a la familia de lamodernidad. ¿Cómo puede un hombre sostenerse comoobjeto de deseo de su mujer, cuando no puede cumplircon las expectativas tradicionales en su rol de proveedorde las necesidades familiares? ¿Cómo puede una mujer,

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sostener su lugar de mujer deseada desde la mirada deun hombre al que ella no valora o incluso teme, porqueexpresa su impotencia mediante la violencia descargadaen su mujer y sus hijos? ¿Qué repercusiones tiene estasituación en los hijos cuando todo esto, sólo es actuado yno es nombrado? ¿Cuáles son hoy día los significantes dela masculinidad y la feminidad, que permitan a las nue-vas generaciones identificarse con las significaciones cul-turales, frente a esta crisis de los roles y vínculos fami-liares?

De ahí que al pensar en un trabajo de psicología co-munitaria, asumimos de entrada, todas las limitacionesde dicho encargo social. La clínica individual, aunquenecesaria en los casos singulares, no es la tarea primor-dial de la psicología comunitaria. La demanda clínicaimplica ya el reconocimiento por parte del sujeto de ciertonivel de conciencia del problema. Y habrá que comenzara trabajar para crearla, a través del establecimiento devínculos y redes sociales mediante programas de preven-ción y difusión de las tareas del psicólogo.

Lo que nos proponemos como tarea prioritaria, es enprimer término, reconocer y nombrar para nosotros mis-mos la violencia social, para poder entender y esclarecerlos efectos que tiene en la subjetividad singular y grupal.Investigar, sí, cómo en las historias singulares, se expresalo no ligado, lo no nombrado, lo mortífero, mediante ladrogadicción, la violencia y otros riesgos psicosociales,al interior de la familia, la escuela y/o en la comunidadcon la que trabajemos.

Abrir como decíamos los espacios donde surja la pa-labra y por tanto la creación de nuevos sentidos, estable-ciendo los vínculos con la comunidad, mediante redes

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sociales, que nos permita a los sujetos, incluidos los psi-cólogos, recuperar nuestro lugar de seres humanos. Re-conocer la violencia real en todas sus manifestaciones,de manera que permita significarla y nombrarla en bús-queda de la recuperación de los discursos compartidospara ligar la pulsión de muerte y establecer vínculos di-ferentes, que puedan dar lugar a proyectos colectivos,familiares o institucionales, en nuestra comunidad, quesirvan de protección a las nuevas generaciones, frente ala violencia social.

Pero la violencia social, rebasa con mucho el campode la psicología. Como decíamos desde el principio, deentrada no sabemos, no tenemos soluciones, sólo traba-jando, incluyéndonos en la misma comunidad, podre-mos saber cómo viven la violencia, o cómo se manifies-ta, en los diferentes grupos que integran la población,con la que trabajemos, para poder ir eligiendo diferentesdispositivos de intervención y prevención. Consideramosque ese es nuestro trabajo como psicólogos en la comu-nidad.

ASPECTOS METODOLÓGICOS

Este trabajo se inscribe dentro de la línea de investigacióndenominada investigación-servicio o investigaciónparticipativa.

Tiene como objetivo principal iniciar un proyecto depsicología comunitaria siguiendo los objetivos, filosofíay vocación de la Universidad del Claustro de Sor Juana, y lalínea de la carrera del Colegio de Psicología. El estudio yesclarecimiento de los procesos subjetivos, para el enri-quecimiento de la teoría y la práctica de la psicología.

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Cabe aclarar que este primer trabajo de investigación essólo el comienzo de este proyecto.

Los objetivos de la presente investigación quedaronexplicitados desde la inscripción de la misma, tanto en elInstituto de Investigación y Estudios de Posgrado, comoen el área de Servicios Escolares, ya que incluye a alum-nos de la licenciatura de psicología que tienen como re-quisito institucional realizar su Servicio Social.

También fue dado a conocer a las instituciones conlas que establecimos un convenio de colaboración: elInstituto de Educación Preventiva y de Atención a Ries-gos A. C. (Inepar) y la Fundación del Centro Históricode la Ciudad de México A. C. del cual la Universidad esmiembro del Consejo Consultivo.

SE MARCARON COMO OBJETIVOS:

* Conformar un equipo de alumnos de la Universi-dad del Claustro de Sor Juana, coordinados por los res-ponsables del proyecto, para que a través del acercamientoa la comunidad en que estamos insertos —la más cerca-na a nuestra casa de estudios— desarrollen actividadesde investigación y servicio que completen su formación,en tanto universitarios y futuros profesionistas de acuer-do con los objetivos y vocación de nuestra universidad.

* Realizar un primer acercamiento a la comunidaden la que la Universidad del Claustro de Sor Juana estáinserta.

* Conocer sus características generales:* Nivel socioeconómico de la población.* Servicios básicos de infraestructura.

• Instituciones educativas.

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• Instituciones de asistencia social.• Realizar una primera detección de riesgos y

necesidades de atención psicosocial.• Establecer Redes de Apoyo Interinstitucional y

Comunitarias, para la prevención de riesgos psicosociales.• Establecer Redes de Apoyo Institucional para la

derivación a rehabilitación o tratamiento de las personasen las que se detecte o perfile una demanda de trata-miento clínico.

El problema de investigación y las hipótesis de trabajofueron formuladas, a manera de hilo conductor de lainvestigación participativa, para permitir cierta coherenciaal trabajo y poder establecer algunas conclusionespreliminares que nos permitan nuevas líneas deinvestigación y acción en futuros proyectos de trabajopara el trabajo de psicología comunitaria de la Uni-versidad.

¿Cúales son las condiciones, características y factoresde riesgo psicosocial de la población de nuestra comuni-dad y de que manera podemos incidir en su prevención?

PLANTEAMOS COMO HIPÓTESIS DE TRABAJO:

La violencia estructural social como telón de fondo en-tre lo público y lo privado, produce situaciones de vio-lencia real y simbólica al interior de la familia, con lasconsecuentes repercusiones en los vínculosintersubjetivos, y por tanto en la constitución psíquicade los nuevos sujetos psíquicos y sociales, que favoreceque se enfrenten a situaciones de riesgo psicosocial con

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nula o escasa protección, pudiendo caer en conductasvinculadas con la delincuencia o la drogadicción.

En estas situaciones, la violencia real es sufrida pasi-vamente o actuada, pero no es nombrada, simbolizada ypor lo tanto no es reconocida por los sujetos que la vi-ven. Se constituye, por tanto, en violencia simbólica, lacual impide protección y apoyo a las nuevas genera-ciones.

La violencia simbólica se hace presente, en el nivelde las historias de vida, mediante las manifestaciones dela pulsión de muerte: actuaciones violentas, sentimien-tos de culpa o franca depresión, repeticiones trans-generacionales de pautas de conducta, vínculos subjeti-vos e imaginarios sociales que reproducen la situación oprivilegian la ilegalidad sobre el estado de derecho y portanto la ruptura del tejido social, pero ante estas situa-ciones, no existe la posibilidad de poner a jugar la pala-bra y la fantasía en la producción de nuevos sentidosque permitan imaginar diferentes condiciones de vida.

Tampoco puede entonces perfilarse una demanda deapoyo psicológico, ya que para que exista esta demandaes necesario cierto nivel de conciencia de la problemá-tica.

Sólo a través del establecimiento de redes comunita-rias, en que la problemática empiece a nombrarse y reco-nocerse, para que surja la palabra y la creatividad quevaya favoreciendo un trabajo en común (comunidad)mediante el establecimiento de vínculos familiaresgrupales e institucionales que permitan mayor protec-ción a sus miembros (pulsión de vida).

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También tenderá a la detección de casos singulares,en que pueda irse perfilando una demanda de atenciónclínica y su derivación a las instituciones que conformanla red de apoyo.

ESTRATEGIAS DE TRABAJO Y METODOLOGÍA

• Delimitación del Área de Intervención Comunita-ria y características de la misma.

• Conformar las Redes Institucionales de Interven-ción Comunitaria y Apoyo Psicológico.

• Intercambio teórico y metodológico, conprofesionistas que hayan trabajado en proyectos simila-res. Fundación de Centro Histórico, Instituto de Educa-ción Preventiva y Atención a Riesgos. (Inepar), Unidadesde Atención y Prevención de la Violencia Familiar(Uapvif), y Centros de Integración Juvenil (CIJ), para esteprimer trabajo de Psicología Comunitaria.

• Establecer convenios o aprovechar los ya existentespara iniciar este trabajo de investigación servicio yplaneación de acciones futuras.

• Presentación del proyecto inicial, de avances de lainvestigación y de los resultados de la misma en diferen-tes foros, durante el tiempo que se contempla para estainvestigación, para difundirlo y poder seguir establecien-do los vínculos que conformen las Redes de Trabajo yApoyo para la comunidad, tanto en este primer proyec-to, como para el futuro.

• Capacitación del equipo de alumnos del serviciosocial, delimitando los objetivos y estrategias de la inves-tigación, así como los enfoques teóricos y metodológicosque la sustentan: determinaciones sociales en la consti-

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tución del sujeto psíquico y social, importancia de lasRedes Sociales en la prevención de las adicciones y laviolencia, aspectos teóricos y metodológicos del ModeloChimalli.

• Investigación sobre trabajos similares realizados porinstancias gubernamentales o instituciones de la Socie-dad Civil en el Centro Histórico.

• Entrevistas a profesionistas de las mismas, tanto parair conformando la Red Comunitaria, como para conocerel marco jurídico, los objetivos y las modalidades de tra-bajo de estas instituciones.

• Revisión y análisis de cuestionarios aplicados por laFundación del Centro Histórico, a familias de la comu-nidad para ir conociendo las características y problemá-ticas de la misma (proporcionados por la Fundación).

• Aplicación por el equipo de servicio social, de uncuestionario a familias de la comunidad, que nos encar-ga la Fundación del Centro Histórico, para conocer lassituaciones de vida que plantean riesgos y problemáticaspsicosociales y como son vividas por ellos. El cuestiona-rio será analizado, tanto en forma cuantitativa como cua-litativa.

• Difusión del Proyecto de Psicología Comunitaria ydel Modelo Chimalli para su aplicación en dos escue-las de la zona. En una de ellas se trabajó con el equipo deservicio social actual y en la otra se trabajará posterior-mente, pero se aplicó en las dos, en convenio con el Ins-tituto de Educación Preventiva y Atención a Riesgos.(Inepar) el Inventario de Riesgo Protección (IRPA).

Esto nos permitió tener un panorama preciso, meto-dológicamente válido, de la población de estas dos es-

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cuelas, pero consideramos que también nos permitió irconociendo de manera inicial la situación de la comuni-dad, con la que trabajaremos, correlacionando los datosque nos arrojó este instrumento con los que obtuvimosde las otras instituciones.

• Conformar una primera Red Comunitaria Escolaren la Escuela primaria “República de El Salvador”.

• Aplicación de la Escala de Riesgos en tres grupos:cuarto, quinto y sexto grados.

• Trabajo con los grupos durante quince sesiones,después de haber seleccionado los temas de reflexiónde acuerdo a las necesidades de cada uno de los grupos, deacuerdo a la escala. Cabe aclarar que cada sesión con-templa una actividad posterior que involucra a los pa-dres de familia o algún otro adulto al que los niños ten-gan afecto y confianza.

• Aplicación nuevamente de la escala para conocerresultados de la implementación del modelo, con el ob-jeto de continuar trabajando en proyectos similares a fu-turo en otras escuelas, así como capacitar al personal deaquellas en que se conformó la red de prevención paraque continúen trabajando en su comunidad escolar.

• Difundir los resultados del trabajo en diferentes fo-ros, para seguir promoviendo las redes comunitarias.

• Proponer nuevas investigaciones y acciones tendien-tes a difundir el trabajo de Psicología Comunitaria desdela Universidad.

• Elaboración de un directorio de Clínicas de Aten-ción Psicológica, Asociaciones Psicoanalíticas y de Tera-pia Familiar dispuestas a dar atención,con costos ac-cesibles para las personas de la comunidad. De tal mane-ra que conformen una Red de Apoyo Psicológico

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Interinstitucional, con el objeto de poder derivar a aque-llas personas de la comunidad que formulen una deman-da de atención clínica.

NOTAS

1 Nestor Braunstein, Psiquiatría, teoría del sujeto, psicoanálisis (haciaLacan). México: Siglo XXI, 1987.

2 Op. cit., p. 70.3 Op. cit., p. 108.4 Op. cit., p. 69.5 Gobierno del DF. Secretaría de Desarrollo Social. Dirección

General de Equidad y Desarrollo Social, Modelo de Unidad de Aten-ción y Prevención de la Violencia Familiar (Uapvif). México, 2001, p.10.

6 Irene Aguado et al., Subjetividad, psicoanálisis y teoría social.México: UNAM, 2002.

7 Jorge Llanes, María Elena Castro et al. Protección de la comuni-dad ante adicciones y violencia . Estrategias de intervención. México:Pax, 2001.

8 Sigmund Freud, El malestar de la cultura. Obras completas, t.XIX. Buenos Aires: Amorrortu, 1975, p. 117.

9 Op. cit., p. 118.10 Op. cit., p. 74.11 G. Araujo et al., Frente al silencio. Testimonios de la violencia en

Latinoamérica. México: ILEF/UAM Xochimilco, 1995, p. 13.12 Ibid., p. 11.

BIBLIOGRAFÍA

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ARAUJO, G. et al., Frente al silencio. Testimonios de la violencia enLatinoamérica. México: ILEF/UNAM Xochimilco, 1995.

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HACIA UNA PSICOLOGÍA COMUNITARIA

BRAUNSTEIN, Nestor, Psiquiatría, teoría del sujeto, psicoanálisis (haciaLacan). México: Siglo XXI, 1987.

GOBIERNO DEL DF. Secretaría de Desarrollo Social. Dirección Generalde Equidad y Desarrollo Social, Modelo de Unidad de Atención yPrevención de la Violencia Familiar (Uapvif). México, 2001.

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LLANES, Jorge, María Elena CASTRO et al., Protección de la comunidadante adicciones y violencia . Estrategias de intervención. México:Pax, 2001.

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PATSY STILLMANN

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DESMANTELANDO EL CERCO DEL SILENCIO

DESMANTELANDO EL CERCO DEL SILENCIO

Patsy Stillmann*

EL BUDISMO PARTE DE LA AFIRMACIÓN de que el sufrimientoexiste en todos los ámbitos de nuestras vidas; provieneprincipalmente de ideas y acciones erróneas quedistorsionan la realidad. Premisas como que las cosasdeberían ser como no son o que las cosas deberían serpermanentes, dirigen nuestras acciones, multiplicandorepetitivamente nuestro sufrimiento. Siendo la perma-nencia una de esas premisas, el cambio se convierte enuna posibilidad muy remota. Una vez que aceptamos laexistencia del sufrimiento —postulan las Cuatro NoblesVerdades— y que la vida es cambio, se abre la posibili-dad de liberarnos de él.

Para el camino de la liberación, el budismo proponeseguir lo que denomina el Óctuple Sendero. Estos ochosenderos son básicamente ocho principios que —ade-más de logros espirituales como el amor y la compasión—construyen una vida libre, ética y plena. Cinco de losocho senderos representan los factores activos (la visión

* Terapeuta familiar ILEF.

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PATSY STILLMANN

correcta, el pensamiento correcto, el esfuerzo correcto,la mente correcta, la concentración correcta, el entendi-miento correcto) y los otros tres representan la conductamoral (el correcto hablar, la acción correcta y la vida co-rrecta).

Usé la analogía del budismo porque siendo una filo-sofía psicológica, sus propuestas son muy útiles para cons-truir un marco teórico y estratégico, en este caso, paraapoyar a la gente que sufre aislada a consecuencia de laviolencia. Como mencioné anteriormente, uno de lossenderos activos es una “correcta visión” de la realidad.Como se refleja en este testimonio, al vivir nuestra vidaorganizada alrededor de la violencia, percibimos la reali-dad distorsionadamente; la justificamos, le damos múl-tiples explicaciones, que, contrariamente a la liberación,nos conducen a un entrampamiento silencioso querefuerza nuestro dolor.

Después del siguiente testimonio, mostraré un mo-delo terapéutico que, al igual que el óctuple sendero,conduce a la salida del túnel de sufrimiento en el que laviolencia ha colocado a sus víctimas.

HOLA MARIANA Y PABLO

Me ha caído un veinte muy grande que quiero compar-tir con ustedes. Durante muchos años, para ser precisohasta estos días, de muchas maneras quise suavizar laimagen de Papá en cuanto a la relación de tensión vividatantos años en la casa. Siempre he buscado razones porlas que pudiera entender su forma de actuar con noso-tros y perdonarle los gritos, los golpes; la tensión. Frasesque nos fueron muy repetidas como la guerra, las tortu-

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ras, los muertos, etcétera nos hicieron muy comprensi-vos a SU violencia. La justificamos todos estos años, mien-tras el daño que nos ocasionaba se hacía más profundo.Curiosamente justificamos su violencia, mientras conde-nábamos la violencia que él había sufrido.

Por muchas razones que ustedes entienden he edita-do la palabra violencia de mi lenguaje al hablar de él. Unade las razones es obviamente porque lo quise y lo quierotanto y me ha sido extremamente difícil conciliar la ima-gen de alguien que quiero mucho con un golpeador vio-lento, intransigente, irracional. Ahora, con todo el dolorde mi corazón he admitido que además de una personamuy interesante, inteligente, creativa, y, paradójicamen-te con principios éticos muy arraigados, Papá era extre-madamente violento; física, moral y psicológicamente, yque esto me causaba un terror extraordinario, lo que meha dejado cicatrices profundas. Varias personas en dife-rentes ocasiones me habían mencionado la palabra “vio-lencia” con relación a Papá y de alguna manera mi reac-ción fue siempre la de darle la vuelta al asunto y encon-trarle el lado chistoso, para suavizarlo. Como por ejem-plo, reírme de cómo brincaban todos mis amigos porcualquier agujero para escapar cuando Papá llegaba fu-rioso a la casa. Tengo en mente, por ejemplo, la imagen deRaúl asomando los ojos desde el terreno baldío al ladode la casa susurrando que le pasara su bicicleta para poderirse a su casa.

He cambiado la palabra “violencia” por eufemismoscomo “en casa el ambiente se cortaba con machete”, et-cétera. Protegiendo siempre mi imagen de Papá. Pareci-do, supongo, a la limpieza que hicimos de su biografía,aunque tal vez por razones diferentes.

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Escuchando hablar a otras personas que habían vivi-do violencia, me permitió ver a Papá de otra forma. Dealguna manera esto me dio permiso para añadirle el ad-jetivo “violento” a los otros positivos. Todos nosotros (in-cluyendo a Mamá), manejamos esta violencia extrema, asu manera. Algunos confrontándola directamente, o es-capando de ella, o acercándonos para tratar dedesactivarla. Lo que sí es común es que los cuatro fuimosvíctimas directas de la violencia de Papá. Grandementeme impresionó y enojó lo que nos dijo su amigo de lagolpiza que por lo menos en esa ocasión le propinó Papáa Mamá. También había editado de mis memorias estoseventos que por ahí deben estar enterrados. Nada de estoes nuevo para nosotros ciertamente. Lo que a mí se mehizo muy novedoso fue ponerle nombre a lo que fue unalarga tortura de muchos años. Papá era un hombre vio-lento y ejercía su violencia contra aquellos que percibíamás débiles que él. Ponerle nombre se me hizo una granrevelación, con toda la tristeza que esto conlleva. Comolo es dejar de proteger su imagen ante mí mismo y nopor eso dejar de quererlo. Ha sido muy difícil comple-mentar lo que él es para mí y permitirme asumir los la-dos tan contradictorios en una misma persona. El terrory la injusticia. Gran enojo me genera también su cobar-día de enfrentar su violencia y no hacer algo para cam-biarla. Ya no me causa ternura el oírlo contestarte,Mariana, “No me metí a terapia, porque me daba mie-do”. Ahora me enoja su cobardía. Y no es como si nohubiera tenido acceso a los instrumentos culturales quele hubieran permitido entrarle al asunto (leía a Freud, suhermano era psiquiatra y psicoanalista, su amigo íntimo,psiquiatra). Prefirió quedarse cómodamente en su enojo

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con el mundo y en su violencia por las “ventajas de ma-cho dominante” que esto le daba sobre su familia, en vezde tomar el toro por los cuernos para enfrentar y contro-lar ese demonio violento que traía dentro para darle unavida mejor a su obviamente aterrorizada familia. Me quedala imagen de Pablo y yo metiéndonos a tu coche, Mariana,el día que te casaste, para que no te fueras y nos quedára-mos solos a lidiar con la fiera. El quedarse con el amorque siento por él, a pesar de la violencia, tal vez constitu-ye alguna forma de reconciliación y entierro verdadero.Que podamos exorcizar el enojo y la violencia de nues-tras relaciones para realmente darnos la posibilidad deuna vida constructiva, llena de amor y compasión, recu-perando la solidaridad y la paz, y darle a Papá, o por lomenos a esta parte de él, un entierro final. Besos, Arturo.

Y por la oportunidad y la ayuda que me dieron paraver todo esto, les quiero dar las gracias.

RUTA DE SALIDA DE LA VIOLENCIA

I. Muchos años de incorrecta visión

EsperarSufrirMinimizarComprenderPerdonarJustificarNegar

doble vínculo{ }

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El doble vínculo es un concepto propuesto por Bateson,Jackson, Haley y Weakland en 1956 con la intenciónreencontrar un acercamiento comunicacional en el es-tudio del comportamiento, incluyendo principalmentea la esquizofrenia. El doble vínculo describe una situa-ción relacional donde no importa lo que haga una per-sona, nunca podrá ganar. Es una situación deentrampamiento.

En el testimonio de Arturo, la familia está atrapadaen un vínculo de amor-violencia donde deshacerse de laviolencia implicaría la desaparición del amor, e inclusouna amenaza a la vida misma. Y estas construcciones noshablan de formas distorsionadas de vivir la realidad.

¿De qué ingredientes se compone una situación do-ble-vincular?

1. Dos o más personas en una relación intensa.2. Experiencia repetitiva.3. Un entredicho primario.4. Un entredicho secundario, que se conflictúe con

el primero a un nivel más abstracto, y, como el primero,reforzado por castigos o señales que amenacen lasobrevivencia.

5. Presión para discriminar, para elegir; sea o noposible.

6. Imposibilidad de metacomunicar, o comentar es-tos entredichos conflictuados.

7. Finalmente, el conjunto completo de ingredien-tes no es necesario cuando la persona aprendió a percibirsu universo en patrones doble-vinculares.La comprensión, la negación, la construcción dejustificaciones, el intento de perdonar, el minimizar u olvidar,aceptar, obstaculizan la posibilidad de metacomunicar, de

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hablar de la relación de violencia, de sus dobles entredichos,de la experiencia, del daño, de la responsabilidad.

El hecho de no poder metacomunicar, es decir, queesté prohibido o sea imposible hablar a un nivel más abs-tracto sobre la comunicación, impide la única salida delproblema.

II. Hablar y ser escuchado activamente

La experiencia de vivir con violencia es tan compleja quees difícil hablar de ella porque no es una situación defi-nida, única; con principio y fin. ¿Cómo hablar de unabuso de poder sin usar estas palabras? ¿Cómo se expre-sa alguien que está confundido? ¿Cómo se incluye el con-texto histórico, la desigualdad de poder? ¿Cómo se dis-tingue entre acción y reacción? ¿Cómo se diferencian yclasifican la provocación y la elección de una reacción?¿Cómo se integran el amor, el respeto, la igualdad, laresponsabilidad, la comprensión?

Conversar es versar alrededor de algo y ese algo en elcaso de la violencia es una maraña de situaciones, cir-cunstancias, emociones diversas, estructuras, historias detodo tipo. Quien habla es escuchado también por múlti-ples filtros de experiencias personales, valores, princi-pios, normas, emociones. Conversar es una posibilidadde aclarar, de encontrar posibilidades, de construir nue-vos vínculos, apoyos, redes.

El ámbito terapéutico es un contexto muy propiciopara construir caminos que liberen, que empoderen, quegeneren nuevos senderos para vivir más plenamente yposibilitar los niveles espirituales de los que nos habla elbudismo: la compasión y el amor.

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En el testimonio anterior, Arturo menciona haber es-cuchado muchas veces la palabra violencia en relacióncon su padre y haber desechado la idea por ser incompa-tible con una visión distorsionada de la realidad: la gentees permanentemente de una sola descripción: “si yo amoa mi padre, si él es un ser de principios y valores, si él esracional, no puedo integrar el concepto de violencia atodo aquello que él es”.

Se requirieron muchas conversaciones con varias per-sonas para lograr aclarar un modelo distinto de entenderal ser humano. Las personas usan varias máscaras, secomportan de distintas formas en distintos contextos.

El amor puede existir pero no es constitutivo de losactos violentos: no se daña porque se ama. Se ama por-que se ama y se daña por otras situaciones. Son nivelesdistintos. No se explica uno por el otro.

Escuchar activamente es escuchar compasivamente.La compasión es ponerse en los zapatos del otro, enten-der su construcción de realidad por más distorsionadaque ésta sea y ayudar a desenmarañar los niveles, distin-guir campos separados, confirmar los sentimientos y afir-mar los valores, los principios, la responsabilidad y laética. Escuchar activamente, a veces implica hablar pri-mero, compasivamente, ayudar al otro a abrir su cercode silencio, de contener, de facilitar la apertura.

Escuchar es enriquecerse, aprender mutuamente; esreeditar las viejas historias para construir un futuro depoder, de posibilidad de paz y armonía.

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III. Hablar correctamente

Pero ¿cómo tirar el cerco de silencio que sostiene a laviolencia? Dice el dicho que el mundo está en la puntade la lengua. La única forma de crear un mundo es ha-blándolo; la única forma de generar una nueva realidades a través del lenguaje. Y el primer paso para hablar esnombrar.

Hablar tiene que ver con el contexto que genera unescuchar y viceversa. También para hablar hay que gene-rar escucha, hay que invitar a construir un nuevo cercode contención, de comprensión y de compasión. Hayque construir una relación fuerte que soporte, que apo-ye, que abra al lenguaje.

Mientras Arturo editaba la palabra violencia en rela-ción con su padre, lo único que lograba es reproducir elcircuito de dolor dentro de un cerco de silencio. La tras-cendencia del silencio le impidió relacionarseenriquecidamente con sus hermanos, con sus parejas, consus amigos. Vivió su dolor en silencio disfrazándolo dehumor, dándole la vuelta a aquello que le preocupabatanto.

Hasta que encontró el oído de la gente, de gente que,como él, tenía una antena para la percepción de los len-guajes analógicos que lo invitaron a hablar, que le sugi-rieron otros nombres, otras visiones, otro entendimien-to más integral para aquel que, amándolo, había creadotanto daño.

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IV. Entendimiento correcto

Pensar correctamente es detectar los acontecimientos,los sentimientos, el poder, el derecho, la responsabili-dad, los hechos y llevarlos a la mente; esquematizarlos.Es decir, darle forma, encontrar los patrones que produ-cen los sufrimientos, las ideas que lo reproducen, los com-portamientos guiados por esas ideas . El pensamientocorrecto tiene la capacidad de ver en sus distintos nivelesde interrelación y codeterminación el esquema de lasacciones y permite tomar y asignar la responsabilidad decada uno. Posibilita liberarse de un supuesto pre-juicioerróneo de quienes somos, de por qué y para qué esta-mos ahí, de la trascendencia negativa de guardar silen-cio. El pensamiento correcto nos muestra la interrelacióny dependencia de los fenómenos, de las personas, de lasacciones. El pensamiento correcto nos muestra que so-mos un elemento en una compleja red de relaciones queposibilitan e imposibilitan. El pensamiento correcto vade la mano con el entendimiento correcto. Y para poderpensar, construir esquemas, integrarlos, reconocerlos, esindispensable el lenguaje.

V. Esfuerzo correcto

El esfuerzo correcto, al igual que los demás senderos,implica a todos los demás. Se requieren la correcta vi-sión, pensamiento, acción, entendimiento, vida, palabray mente para dirigir nuestros esfuerzos en la direccióncorrecta. Entender nuestro mundo compuesto de redesque posibilitan, nos da la visión para elegir cuáles, cuán-do y cómo activarlas. Hablar y ser entendido correcta-

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mente requiere de un conocimiento de los contextos,del poder de cada uno, de las herramientas que sirven, yde cómo pedirle y a quién, qué. Romper el cerco requie-re que todos estos elementos de una red estén activados,presentes, abiertos a recibir la confusión, el desconoci-miento, el entendimiento equivocado, la visión distor-sionada.

Como parte en el proceso de activación de redes, enel caso de la violencia, están quienes escuchan: compa-ñeros de trabajo, familiares, amigos, profesionales de sa-lud mental, instituciones de apoyo como las Uapvif, CAVI,el DIF; las ONG como APIS, Vereda Themis, CORIAC, ILEF; apo-yos telefónicos, entre otros.

Si los esfuerzos se integran correctamente, la cons-trucción de un nuevo esquema de vida se irá constru-yendo. Una nueva mente para una nueva realidad.

VI. Correcta acción

Una vez que tenemos armada la red, hay muchas accio-nes que tomar. Van desde las prácticas, como encontrardónde vivir, en qué trabajar, dónde inscribir a los hijos,buscar redes de apoyo para ellos también. Pero lo másimportante en estas acciones es consolidar los pasos an-teriores, reforzar la nueva construcción del self, la nuevainserción dentro de una realidad más propicia a la reali-zación de una vida y de una mente plena.

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EL CONTROL SOCIAL DE LA VIOLENCIA INTRAFAMILIAR

EN EL DISTRITO FEDERAL

Gerardo González*

I. EL MOVIMIENTO FEMINISTA Y EL SURGIMIENTO DE LAS POLÍTICAS

PÚBLICAS EN MATERIA DE VIOLENCIA DE GÉNERO

LA HISTORIA DE LA LUCHA EN CONTRA de la Violencia de Gé-nero en México (LCVG), comienza a fines de los años se-tenta, cuando se conformaron las primeras organizacio-nes feministas contemporáneas que reivindicaban la ma-ternidad libre y voluntaria, la libre opción sexual y elderecho a vivir sin violencia. Quizá los antecedentes di-rectos que sirvieron de impulso sean, por un lado, elmovimiento estudiantil-cultural de 1968 y el agotamientode los partidos tradicionales —incluidos los de izquier-da— mostrado en su incapacidad para incorporar lasdemandas e inquietudes de un conjunto de actores so-ciales nuevos, entre ellos el feminista. Por otro lado, estavertiente marxista del feminismo se encontró con algu-nos sectores de mujeres intelectuales y servidoras públi-cas en los debates y trabajos preparativos que se desarro-

* Mtro. de la UAM Azcapotzalco.

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GERARDO GONZÁLEZ

llaron con motivo de la celebración del Año Internacio-nal de la Mujer, convocado por las Naciones Unidas (ONU)y realizado en nuestro país, en 1975 (González y Duarte,1994).

Es importante destacar la dificultad extrema que sig-nificó visualizar los temas de violencia de género ante laausencia de políticas públicas formuladas para atender alos sobrevivientes de la misma. Para la época que co-mento, no existía una metodología específica para com-prenderlos, tampoco se podía hablar de modelos tera-péuticos dirigidos a trabajar con los sobrevivientes deuna experiencia de violencia, mucho menos se podríanencontrar instituciones gubernamentales dedicadasexprofeso a proporcionar ayuda médica, jurídica o emo-cional. Los servicios gubernamentales se encontrabandispersos y la atención a las víctimas se realizaba porestancos. Por una parte la atención legal, por otra la médi-ca y, también compartimentalizada, la ayuda emocional.

En la primera fase de LCVG,1 hubo un largo periodo dedenuncia sobre el tema; se trataba de llamar la atenciónsobre algo que no se había hecho visible como problemasocial y que aparecía aislado, como producto de desajus-tes emocionales o patológicos del agresor. La visión fe-minista permitió su resignificación.

De manera que las reformas legales impulsadas porla Tercera ola2 del feminismo mexicano, principalmentelas que fueron resultado de un esfuerzo prolongado portransformar integralmente los llamados Delitos Sexualesincorporados en el Código Penal para el Distrito Federal,y que culminaron exitosamente en 1991,3 así como lasque se relacionan con la violencia intrafamiliar, llevadasa cabo en 1996, 1997 y 1998, fueron resultado de años

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EL CONTROL DE LA VIOLENCIA INTRAFAMILIAR EN EL DISTRITO FEDERAL

de reflexión y trabajo directo en la LCVG. Como conse-cuencia de este contacto directo con las víctimas, el mo-vimiento feminista se colocó en posibilidad de formularuna crítica a las instituciones del Estado mexicano y tam-bién presentó los primeros proyectos sistemáticos e inte-grales de reformas legales en esa materia.

En cuanto a los cambios legislativos de 1996, 1997 y1998, en materia de violencia intrafamiliar, fueron con-cebidos como parte de una estrategia integral de refor-mas legales en materia administrativa, civil y penal. Enel diseño de la estrategia original, se partía de la conside-ración de que la vía penal no podría ser la única existen-te para resolver los conflictos de violencia; no sólo porsus consecuencias estigmatizantes y por el aumento delcontrol punitivo en manos del Estado, sino también porser una vía lenta, indirecta y prácticamente inaccesiblepara las mayorías. También nos preocupaba el hecho deque se convirtiera en una vía contraproducente, dado queel horizonte difícil que apuntamos ya, alejaría de la de-nuncia a la mayoría de las víctimas; además, sabíamos—por el contacto directo con los sobrevivientes—, queno en todos los casos las víctimas buscaban encarcelar alresponsable de la violencia en el núcleo de convivencia.De hecho, comprendíamos que de ser esta la única for-ma de intervención gubernamental para tutelar y prote-ger a las víctimas, la solución al problema podría ser peorque el propio problema, dado el carácter de proveedor queel padre de familia desempeña y el papel simbólico que sele asigna al mismo en la cultura mexicana.

De manera que la vía penal, en el diseño de la estra-tegia de reformas, debería constituirse como el último delos recursos, conservado para aquellos casos extremos,

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GERARDO GONZÁLEZ

frente a un sobreviviente que contara con un abanico dealternativas legales y que al decidir sobre la vía que másle favoreciese, también posibilitara un consecuenteempoderamiento, al depositar en su decisión el control dela solución al conflicto de violencia.

Fue así como se pensó que la vía civil ofrecía unagran posibilidad de constituirse en alternativa legal parala tutela de las víctimas de la violencia entre convivientes.Se requería de algunas reformas que tendieran a encon-trar mecanismos procesales ágiles y rápidos para resol-ver los conflictos, así como otorgarle facultades al órga-no jurisdiccional para decretar medidas precautorias deprotección a la víctima y a sus intereses jurídicos, tam-bién se buscaba facilitar la disolución del vínculo matri-monial cuando existiese una decisión fundada en la pre-sencia de la violencia intrafamiliar.

Finalmente, la pluralidad de recursos, concebidoscomo una solución integral, se completaría con una in-novación: La mayoría del universo de conflictos de vio-lencia intrafamiliar podrían tener una solución negocia-da entre los involucrados o impuesta por una autoridadadministrativa, a partir, en ambos casos, de darle poderde intervención a una autoridad que fungiera como fe-datario y que tomara un carácter de representante de losintereses de las víctimas de la violencia para poder acer-carlas, en una idea parecida a la de las acciones afirmati-vas, a la conciliación o a la amigable composición, unavez que se emparejara el desequilibrio que se da en larelaciones de convivencia en donde existe la violencia.

El cabildeo de esta estrategia integral de modificacio-nes jurídicas encontró un espacio propicio para los pri-meros cambios en la Asamblea de Representantes del

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EL CONTROL DE LA VIOLENCIA INTRAFAMILIAR EN EL DISTRITO FEDERAL

Distrito Federal desde 1995. El trabajo de funcionariasde la Procuraduría General de Justicia del Distrito Fede-ral (PGJDF), junto con las reflexiones formuladas desde elmovimiento feminista, tuvo eco en la primera legislaturalocal con capacidad legislativa. Así, en 1996 se promul-gó, por primera vez, una legislación específica para san-cionarla, por medio de la Ley de Asistencia y Prevenciónde la Violencia Intrafamiliar. Dicho instrumento repre-sentó un gran avance legislativo dentro de las medidaslegales encaminadas a enfrentar la problemática de la vio-lencia de género.

La ley propone, en su parte más importante y medular,un procedimiento administrativo conciliatorio o de ami-gable composición como alternativa jurídica de solucióna los eventos de violencia intrafamiliar reportados anteuna autoridad administrativa (para los propósitos ante-riores, una vez promulgada la ley, en 1997, surgieron lasprimeras tres Unidades de Atención y Prevención a laViolencia Familiar (Uapvif, en diferentes DelegacionesPolíticas del Distrito Federal, actualmente son 16).

Para vigilar el cumplimiento del procedimiento ad-ministrativo, acordado por las partes ante la autoridadconciliadora, la ley previó infracciones de 30 a 180 díasmulta y sanciones consistentes en arresto administrativoinconmutable hasta por 36 horas para el caso del incum-plimiento.

El segundo paquete de reformas correspondió a unainiciativa legislativa que prosperó en 1997 y tuvo comopropósito reformar el articulado de los Códigos Penal yCivil para el Distrito Federal, así como los respectivosCódigos de Procedimientos en materia de violencia en lafamilia. Tuvo como principales objetivos: disuadir y cas-

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GERARDO GONZÁLEZ

tigar conductas que generan la violencia familiar; esta-blecer medidas de protección a favor de las víctimas deeste fenómeno y; concientizar a la población de este pro-blema, al tiempo de propiciar que las autoridades desa-rrollen políticas públicas para prevenir, combatir y erra-dicar esas conductas.

De manera resumida, se puede comentar que la re-forma legal consistió en las siguientes modificaciones:

En el ámbito de Código Civil para el Distrito Federal:se realizaron diversas adecuaciones para atender la pro-blemática generada por ese tipo de conductas en las dis-tintas instituciones familiares previstas en dicho código;al respecto, se adicionó una fracción al artículo 267 delCódigo Civil que establece las causales de divorcio, conel propósito de que la violencia en la familia constituye-ra, en sí misma, una causal de divorcio.

La anterior reforma se complementó con la modifica-ción al artículo 282 del propio Código Civil, a fin de quelos jueces que conozcan de los juicios de divorcio, pue-dan ordenar, como medidas provisionales, la prohibiciónde ir a un lugar determinado, así como las demás previ-siones que sean necesarias para hacer cesar los actos deviolencia familiar, considerando el interés de quien sufradicha violencia en tanto dure el proceso.

En el ámbito del Código de Procedimientos Civilespara el Distrito Federal: a consecuencia de las reformasal ordenamiento sustantivo, se efectuaron algunas ade-cuaciones al Código de Procedimientos Civiles, con lafinalidad de que los conflictos generados por la violenciafamiliar contaran con los procedimientos ágiles y con lasmedidas precautorias suficientes para hacer cesar la vio-lencia familiar. De manera que se planteó la modifica-

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EL CONTROL DE LA VIOLENCIA INTRAFAMILIAR EN EL DISTRITO FEDERAL

ción del articulado a efecto de que los conflictos genera-dos con motivo de la violencia familiar fueran resueltospor la vía de la controversia familiar y de que se aclare quedicha vía no es procedente para los casos de divorcio nide pérdida de patria potestad, los cuales deberán conti-nuar tramitándose en la vía ordinaria.

En el ámbito del Código Penal para el Distrito Fede-ral, por considerar la gravedad que para nuestra socie-dad tienen las diversas conductas de violencia en el nú-cleo fundamental de convivencia, se realizaron diversasmodificaciones al ordenamiento penal. Al efecto, se re-formó el articulado relativo a la reparación del daño, paraque el responsable de ilícitos penales contra la libertad yel normal desarrollo psicosexual y de violencia familiar, fueratambién responsable del pago de los tratamientospsicoterapéuticos que requiera la víctima, cuando así seanecesario a juicio de un perito.

De particular importancia resultó la adición del ca-pítulo VIII al Título Decimonoveno del Libro Segundo dela Legislación Penal Sustantiva, en donde se definió elconcepto de delito de violencia familiar, en los mismostérminos que apuntamos para el caso de la legislacióncivil. La reforma tuvo por objeto considerar como bienjurídico tutelado, la convivencia armónica dentro delhogar entre los integrantes de la familia, así como de aque-llas personas que, por cohabitar en un mismo espaciofísico, mantienen una relación similar a la existente en-tre aquellos.

Por lo que tuvo que ver con la sanción, la reformaplanteó que ésta fuera relevante, dada la relación de pa-rentesco o convivencia entre los sujetos activo y pasivo.Aún y cuando se reconoció que el empleo de la pena

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privativa de la libertad es un recurso extremo, se consi-deró importante el desaliento de esta conducta grave pormedio de la prevención general. Adicionalmente, habráque recordar que no es la única instancia que regula estaconducta. Las víctimas, potestativamente, primero pue-den acudir a las autoridades administrativas, de confor-midad con la Ley de Asistencia y Prevención de la Vio-lencia Intrafamiliar; en una segunda instancia puedenpromover, en el ámbito del derecho civil y, para los casosextremos, querellarse o denunciar por la vía penal.

También se previó, en beneficio de la víctima y paraque cese el clima de violencia imperante en el hogar, queel Ministerio Público imponga al probable responsablemedidas precautorias o de seguridad, las cuales consis-ten en la prohibición de ir a lugar determinado, cauciónde no ofender o las que el juez considere necesarias parasalvaguardar la integridad física o psicológica de la vícti-ma. En tanto que a la autoridad administrativa corres-pondería vigilar el cumplimiento de estas medidas. Pos-teriormente, si la averiguación previa concluye con elejercicio de la acción penal, el juez de causa, tomandoen cuenta los mismos intereses, podrá ratificar o modifi-car estas medidas.

En el ámbito del Código de Procedimientos Penalespara el Distrito Federal: con relación a la legislación pe-nal adjetiva se estableció una regla particular para inte-grar los elementos del tipo de la conducta típica de vio-lencia familiar, tal y como ocurre con otros delitos, yaque se trató de una conducta nueva y de gran relevanciapara la sociedad. La reforma consistió en dotar al Minis-terio Público de los elementos suficientes para compro-bar la conducta típica, así como para probar el empleo

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de la fuerza física o moral. Se incluyó, dentro de la refor-ma, la posibilidad de que las instituciones especializa-das en violencia familiar, legalmente constituidas, cola-boren en calidad de peritos. El propósito es reconocer lanecesaria intervención de expertos en el conocimientodel ciclo de la violencia familiar y sus secuelas, así comoayudar al diagnóstico de sus efectos.4

Finalmente, las reformas de 1998 consistieron en sus-tituir el concepto de violencia intrafamiliar por el de vio-lencia familiar; se reformaron, así, La Ley de Asistencia yPrevención y los Códigos Penal y Civil y los respectivosordenamientos procesales. En ese mismo año, fuera delos ordenamientos previamente señalados, se formula-ron algunas adecuaciones legales al marco normativo re-ferido a la violencia familiar, tales como el reconocimientoque ha hecho el Gobierno de México de una serie deconvenciones internacionales en materia de eliminaciónde todas las formas de violencia, especialmente en laRatificación de la Cámara de Senadores de la Conven-ción Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicarla violencia contra la Mujer “Convención de Belem doPará”, por medio de la cual los Estados miembros se obli-gan a aplicar medidas para la prevención y atención delos actos de violencia en contra de la mujer y a incluir ensu legislación interna normas penales, civiles y adminis-trativas para los propósitos anteriores (OEA, 1994) y lapromulgación de la Norma Oficial Mexicana, de obser-vancia obligatoria en materia de violencia familiar, mis-ma que obliga a su registro y atención médica para todoslos prestadores de servicios de salud de los sectores pú-blico, social y privado (NOM-190-SSA1-1999).

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II. EL CONTROL SOCIAL DE LA VIOLENCIA INTRAFAMILIAR

EN EL DISTRITO FEDERAL

Para introducirnos en tema, es fundamental entenderque el Estado mexicano mantiene un sistema de controlsocial,5 sostenido por los criterios de clase y raza, paragarantizar la reproducción de la conformidad. De ma-nera que las profundas transformaciones que hemos se-ñalado en los apartados anteriores, referidas principal-mente a las modificaciones normativas, propias de unescenario del control formal,6 han obligado ha actuali-zar, necesariamente, sus estrategias.

Al desmantelarse la era del Estado Benefactor,7 sevolvió necesario atender a nuevas iniciativas por partede las instituciones represivas del Estado; y también, senecesitaron replantear las respuestas a las demandas máso menos articuladas de los grupos sociales que confor-man la sociedad. En conclusión, en los tiempos moder-nos, la descentralización del control social ha ampliadola red de control sobre las mujeres.

A pesar del riesgo que podría derivarse de las contra-dicciones señaladas: el apoyo del Estado a la estructurasocial patriarcal y las reformas legales tendientes a reco-nocer derechos para las mujeres y la consecuenterefuncionalización del control social formal; la mayoríade los grupos feministas mexicanos entendieron la im-portancia de establecer una alianza sólida con el Estadoy asumieron un papel protagónico al impulsar reformaslegales que significaron, indudablemente, una mejoríaen la condición de vida de las mujeres. De manera quelos cambios realizados en las instituciones jurídicas y lamodificación del estatus legal de las mujeres no deja de

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constituir una paradoja, dado que resulta inevitable elénfasis que la lucha feminista formula para alcanzar laplena participación de las mujeres en la sociedad y enla construcción integral de su ciudadanía, pero, en cor-to tiempo, el control social se actualiza para garantizar lareproducción de la conformidad. Este diseño del orden,con su paradoja incluida, no debe impedir, aquí y ahora,soslayar la importancia de la lucha legal y el papel rele-vante del sistema penal en la Lucha contra la violenciade género (LCVG).

III. EL CONTROL SOCIAL FORMAL DE LA VIOLENCIA

INTRAFAMILIAR EN EL DISTRITO FEDERAL

A ocho años de haberse producido las primeras reformaslegales en materia de violencia intrafamiliar, se requierede una reflexión crítica y propositiva de la manera comofunciona el marco normativo, así como de la forma en laque los operadores jurídicos la entienden y aplican. Sos-tengo, después de años de trabajar el tema, que lo ante-rior constituye una excelente oportunidad para señalarlas necesarias alertas en cuanto a la funcionalidad delcontrol social y la consecuente reproducción de los me-canismos que garantizan su reproducción.

Esa oportunidad fue proporcionada como resultadode una investigación tripartita denominada Estrategiaspara la prevención de la violencia de género y promoción de lapaz, patrocinada por El Fondo de Desarrollo de las Na-ciones Unidas para la Mujer (Unifem)8 y que culminó en2003. Entre otras metodologías, utilizó entrevistas a pro-fundidad con los abogados conciliadores de las 16 Uapvif

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existentes en el DF; respecto del trabajo que desempe-ñan; respecto de las experiencias que tienen con mujeresque viven violencia familiar; respecto de las representa-ciones sociales9 que tienen y; respecto del conocimientode la ley, su aplicación y eficacia. También se practicaronentrevistas de entrada y salida con usuarias de las Uapvifpara indagar el nivel de conocimiento que tienen sobresus derechos; los servicios a su disposición; sus repre-sentaciones sociales; el tipo de atención que reciben; elnivel de satisfacción de sus expectativas y; la medida enque el servicio proporcionado por las Uapvif contribuyea romper el ciclo de la violencia. Finalmente, fueron con-tratados los servicios profesionales de una empresa espe-cializada en Grupos Focales10 con el objeto de obtener in-formación cualitativa de usuarias de las Uapvif en rela-ción con el tipo de atención y ayuda que obtuvieron;sobre el conocimiento de sus derechos; sobre sus repre-sentaciones sociales y, sobre las percepciones y valora-ciones de los servicios de las Uapvif respecto de las ex-pectativas con las que llegaron y lo que finalmente resol-vieron.

Como parte de los resultados, se observó que la for-mación tradicional de los profesionistas del derecho con-sidera como un principio fuera de cuestionamiento laigualdad de las partes durante las etapas procedimentales.11

Esta igualdad jurídica formal oculta el carácter clasista yel enfoque de género que el legislador le asignó a la con-ducta de violencia familiar al considerarla como deriva-da de relaciones de poder. Si a lo anterior le sumamosque también se encuentra muy arraigada, en nuestra cul-tura jurídica, la convicción de que la autoridad (en estecaso la Ley de Asistencia no habla de una de carácter

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jurisdiccional, en donde podría justificarse más clara-mente la pretendida neutralidad) debe colocarse al mar-gen de los particulares, ser neutral y resolver sobre el es-tado de las cosas a partir de la objetividad; completamosel cuadro: tenemos autoridades administrativas que tra-tan como iguales a los desiguales y que pretenden im-poner la conciliación haciendo tabla raza del carácter degénero que le legislador le imprimió a la Ley de Asistencia.

Se ha perdido, por el nulo trabajo en el “componen-te cultural” que M. Shuler menciona,12 el espíritu origi-nal de la ley, misma que reconocía a la violencia familiarcomo acto de poder y que establecía, expresamente, comofunción de la misma, la de “proteger al receptor de laviolencia”; lo anterior, desafortunadamente, se ha tra-ducido en una actividad cotidiana de carácter procesal–administrativo en donde no se refleja la “razón del legis-lador” y en donde las representaciones sociales de losfuncionarios que aplican la Ley de Asistencia y Preven-ción, en relación con la “autoridad” y la “conciliación”dificultan la solución a los eventos de violencia familiar.

Se requiere trabajar intensamente las “representacio-nes sociales” comentadas en los párrafos anteriores, conel propósito de asumir claramente el carácter parcial, de“protección al receptor” que la ley señala, lo anterior re-dundará en una nueva visión sobre los procedimientosadministrativos contemplados en la norma y permitirárescatar el trato diferente para el receptor y el generador,logrando así, mayor confianza en la ley, en sus procedi-mientos y en sus operadores.

Actualmente, de manera fracturada, los asuntos deviolencia que involucran a menores, por considerarseperseguibles de oficio en la reforma penal posterior a la

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Ley Administrativa, son turnados a la fiscalía especiali-zada; compartimentalizándose la atención integral y obli-gando al receptor a incursionar sólo por la vía penal, quesiempre es extrema y de consecuencias muchas veces nodeseadas (como el encarcelamiento de los generadores)por quienes la sufren. Con lo anterior se pierde la posibi-lidad de una intervención primaria, en este caso de ca-rácter administrativo, para resolver asuntos de menorespor vías diferentes a la penal.

A pesar de que la ley Administrativa es precisa encuanto al carácter del Consejo para la Prevención de laViolencia Intrafamiliar en el DF como un órgano de apo-yo y evaluación; de los informes anuales de actividades yde las entrevistas con algunos miembros del mismo sedesprende, como cualquier buen lector lo podrá consta-tar, una evaluación de carácter fundamentalmente cuan-titativo. Esta realidad, trae como consecuencia un aban-dono del carácter rector de un órgano encargado del di-seño de las estrategias para la lucha en contra de la vio-lencia familiar. Se tienen así, órganos anquilosados, decarácter burocrático-formal, sin capacidad para empren-der acciones coordinadas y sin rigor para evaluarcualitativamente las acciones de asistencia y prevenciónemprendidas en la materia.

Es oportuno, en este punto, señalar que la correctacoordinación que debe llevarse a cabo en el Consejo debede traducirse en una política pública interinstitucional, deGobierno, y no sectorial o parcial. Las actuaciones afir-mativas convencerán a la sociedad de su carácterinstitucional y derivarán en una eficiente e integral aten-ción del problema de la violencia familiar, sacándolo delestaco en el actualmente se encuentra. En consecuencia,

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deberán articularse los tres niveles de atención que pre-vé el marco legal en su conjunto; el administrativo, elcivil y el penal.

Lo anterior, traerá una renovación en la asistencia yprevención de este problema grave y permitirá volver aarmar el rompecabezas tal y cual se diseño originalmen-te al pensarse en estrategias propias y coordinadas paralos tres niveles de intervención señalados.

En el artículo 9° de la Ley se define, expresamente, elcarácter protector de la misma hacia los receptores de laviolencia cuando se les proporcione asistencia y aten-ción por cualquier institución, ya sea privada o pertene-ciente a la Administración Pública del Distrito Federal.Esta toma de partido, esencial para la operación funcio-nal de una ley que propone mecanismos de conciliaciónpara el conflicto violento entre convivientes, ha sido des-atendida por los abogados de las Uapvif y por los funcio-narios responsables de la conducción de la política pú-blica respectiva. Quien lo diseñó y los legisladores en suconjunto, pensaron en una ley para asistir y atender a losvulnerables de la violencia familiar a partir de compren-der que ésta, en innumerables veces, si no es que en to-das, ocurre en relaciones en donde el poder (económico,sobre los hijos, en relación con las expectativas que setienen frente al otro, etcétera) se encuentra distribuidode manera desigual. El desequilibrio anterior, pensó ellegislador, deberá compensarse con una protección a losreceptores de la violencia.

El carácter protector no existe actualmente, por másque se hable de género y de enfoque de género. Si setrata como igual a los desiguales, haciendo tabla raza delplano inequitativo en el que se encuentran, si no se ad-

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vierte al generador que su conducta aquí y ahora consti-tuye una falta administrativa con consecuencias legales yademás resulta ser un delito. Si no se suple la deficienciade la parte receptora y se le convence de que la ley sehizo para su protección (y no para la de ambos) y si, aeste ocultamiento del carácter solidario de la ley a favorde los receptores se le suma la rutinaria imposición de laconciliación, tendremos, tal y cual acontece hoy, un pan-tano de frustraciones, limitaciones y acciones fallidas sincapacidad de cumplir los propósitos de la ley.

Otro de los problemas fundamentales de la opera-ción de la ley tiene que ver con los famosos procedi-mientos administrativos. De su diseño original, se des-prende que el legislador contempló dos tipos: el de ami-gable composición o arbitraje y el de conciliación. Demanera que, lo que en entrevistas con el personal de lasUapvif se menciona como un tercer procedimiento13 esinexistente en el cuerpo de la ley. Se entiende que el “pro-cedimiento administrativo” es el género de los procedi-mientos que contempla la ley y no una especie. Destacaal respecto que, durante la entrevista con funcionarioslegales de las Uapvif, aunque todos lo mencionaron, to-dos confirman que su realización es excepcional pueshipotéticamente lo aplican frente al desacato o incum-plimiento resultado de una conciliación o de una amiga-ble composición.

Debe, por lo tanto, eliminarse la confusión relativa aun tercer procedimiento inexistente y rescatarse el espí-ritu genérico de la afirmación en la ley al “procedimientoadministrativo”; lo anterior, además de la claridad, re-dundará, como se verá más adelante, en el rescate de las

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facultades directas que, frente al desacato, la ley contem-pla como facultad de la autoridad administrativa.

Este panorama se complica como resultado de unaconciliación, traducida en la firma de un convenio; in-ducida y generalmente impuesta. De hecho, existe unformato con sus cláusulas redactadas de antemano endonde, lo único específico es una cláusula aplicable alcaso concreto, lo demás está preestablecido.

Nuevamente, habrá que recordar el abandono delcarácter protector al receptor de la violencia, señaladoen el artículo 9°. Si este no se resalta, y de la manera en laque se efectúa la conciliación, no podrá existir un conve-nio que equilibre la desigualdad y que formule una víanegociada para la solución de las diferencias (hay querecordar que las diferencias no se dan entre dos particu-lares, en igualdad de circunstancias, si no entre dosconvivientes con distribución desigual del poder).

El artículo 12, en su fracción X señala algo que a laluz de lo que hemos comentado resulta fundamental:la facultad de la autoridad administrativa de avisar a lasautoridades jurisdiccionales para que intervengan de ofi-cio en asuntos que afectan a la familia, especialmente tra-tándose de menores, alimentos y violencia familiar a finde que se dicten las medidas precautorias que correspon-dan. De manera que una lectura cuidadosa del espíritude dicho artículo nos sirve para comprender el carácterautónomo y de no subordinación de la autoridad admi-nistrativa. Por lo tanto, se debe promover una actituddiferente a la que pasivamente hoy se desarrolla respectode las autoridades jurisdiccionales que deberán ser avi-sadas para que de oficio dicten las medidas precautoriascorrespondientes.

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En relación con la prelación de los procedimientosadministrativos, si se toma en cuenta lo señalado ante-riormente en cuanto al carácter protector del receptor yla necesidad de una suplencia de las deficiencias proce-sales por parte de la autoridad administrativa, junto conlos comentarios relacionado con el desequilibrio de unaconciliación inducida o impuesta, podría realizarse pri-mero la amigable composición con la intervención (yaaclarada en su carácter protector del receptor) de la auto-ridad administrativa.

Se trata, primero, de imponer la amigable composi-ción frente a la autoridad que hace cumplir la ley protec-tora y, ahora si, tendrá sentido la elaboración de conve-nios cuando las partes involucradas así lo soliciten. De-berá pues, invertirse toda la ruta crítica procedimentalen las Uapvif; primero será la amigable composición,como resultado de la misma, podrá solicitarse la realiza-ción de un convenio y, frente al incumplimiento, de ma-nera directa, tal y como la ley lo faculta; sin necesidad deun tercer procedimiento (imagínense que lío), imponerlas sanciones que la ley le concede a la autoridad.

El convenio será resultado, en el caso de solicitarse,de una intervención protectora de la autoridad adminis-trativa quien, haciendo lectura fiel del espíritu de la ley,protegerá al receptor; esto es, suplirá sus deficiencias,reconocerá su carácter desigual en la relación de poderque genera la violencia y, o para decirlo de una manera“políticamente correcta” emprenderá acciones afirmati-vas para buscar el equilibrio entre desiguales a fin deacercarlos a la conciliación que, por cierto, es el objetivode dicha ley pues, no está por demás señalar que si laparte receptora no pretende una solución administrati-

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va, iniciará la vía jurisdiccional correspondiente (civil openal).

Finalmente, la política pública que desde el Gobier-no se construya para enfrentar este problema deberá res-catar la actitud positiva y activa de las Uapvif en la bús-queda de protección que de oficio deberá decretar la au-toridad jurisdiccional. Tendremos pues Uapvif fortaleci-das, autónomas, con jerarquía suficiente para armar, porlo que a su competencia se refiere, la parte administrati-va del rompecabezas y no un pantano de frustraciones,limitaciones y acciones fallidas sin capacidad de cumplirlos propósitos de la ley.

CONCLUSIONES

Tal y como ha quedado constatado a lo largo del presen-te trabajo, la concepción sobre la que descansa nuestrosistema jurídico penal nos conduce, irremediablemente,no sólo a un tipo de administración burocrática que nosremite al eterno retorno, en donde el control social serefuncionaliza, sino también, a la existencia de espaciosdescentralizados de poder, más allá del orden penal, endonde se reproducen los mecanismos de sujeción y con-trol informal de los sujetos; demostrando así que el espa-cio de la vida cotidiana es también un escenario del or-den en continuo proceso de actualización y en el cual sereproduce, de manera permanente, la ideología del con-trol bajo el argumento de la “defensa del orden social”.

Sólo un proceso responsable de ciudadanización delos servicios que ofrecen las agencias de gobierno, en elmás amplio sentido del término, contribuirá a revertirlos efectos negativos de la actualización del control so-

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cial. Se requiere de una sociedad civil organizada, queinfluya en el rumbo y destino de las instituciones crea-das para su servicio.

NOTAS

1 He señalado cuatro etapas de la LCVG en México: I. Los primerosaños. El Estado asistencialista y la etapa de oposición y denuncia(1975-1983); II. Los años de oposición y de propuestas alternativas(1983-1988); III. Se tienden puentes: dialogo con el discurso oficiale incorporación de la lucha contra la violencia de género a la agendagubernamental (1988-1992) y; IV. Vuelta de tuerca al control so-cial. El Estado de las políticas públicas (1992-200…).Ver González(1994 y 2000).

2 Amelia Valcárcel periodiza el feminismo de la edad modernaen tres etapas: La primera la denomina “El feminismo ilustrado: Laprimera ola”, a la segunda la llama “El feminismo liberal sufragista:La segunda ola”; y a la última la llama “El feminismo sesentaiochista: Latercera ola. Ver Valcárcel y Romero (2000: 19-54).

3 Para ver con mayor amplitud y profundidad esas reformas, sepuede consultar González y Duarte (1996).

4 Para profundizar el análisis de esa reforma, se puede verGonzález (2000: 74 y ss).

5 Entiendo por control social los recursos de que dispone unasociedad determinada para asegurarse de la conformidad de los com-portamientos de sus miembros a un conjunto de reglas y principiosestablecidos, así como las formas organizadas con que la sociedadresponde a sus transgresiones. Puede verse Cohen (1988: 15) yBustos y Hormazábal (1997: 15).

6 Respecto del empleo de las categorías de control social formale informal, quiero señalar que utilizo esta antigua diferenciaciónempleada por diversos autores, en ocasiones sin explicación algu-na, para identificar al derecho penal como instrumento formal, y alas restantes representaciones del orden, producidas fuera del dere-cho penal, como instrumentos informales del control, tal y comoacontece en la obra de Fernando Tenorio, quien refiere que “Atento

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a ello, y sólo para fines didácticos, me parece pertinente afirmarcomo control social formal, aquel cuyo orden ha sido instauradopor el sistema jurídico y, en consecuencia, los controles socialesinformales vienen a ser aquellos producidos por los restantes siste-mas que dotan también de sentido a la realidad, como puede ser elcaso de los órdenes religiosos” (Tenorio, 1991: 43).

7 Uso esta categoría para referirme a la forma de Estado creadopor la socialdemocracia europea como resultado de un pacto políti-co en la posguerra. Se caracterizó por sus fuertes rasgos asistencialesbasados en una alta capacidad productiva y una fuerte captacióntributaria. Bajo formas más o menos análogas se desplegó en otroscontinentes (principalmente en América Latina).

8 En la investigación participó la Asociación Mexicana Contra laViolencia hacia las Mujeres, A. C. (Covac) y profesores delDepartamento de Derecho de la UAM, bajo el patrocinio de Unifem.Tuvo como objetivo contribuir a mejorar los métodos yprocedimientos para que las instituciones responsables deimpartición y procuración de justicia promuevan y faciliten elejercicio pleno de los derechos humanos de las personas que estánviviendo situaciones de violencia intrafamiliar. De manera específica,se planteó como objetivo la elaboración de una guía que muestre lasdebilidades y obstáculos que se presentan durante el proceso deaplicación de los instrumentos legales aplicables en la materia. Susresultados se pueden consultar en la cede de ese organismointernacional en México.

9 El concepto de representaciones sociales aparece en la sociologíaa través de E. Durkheim quien las definió como “estructuraspsicosociales intersubjetivas que representan el acervo deconocimiento socialmente disponible y que se despliegan comoformaciones discursivas más o menos autonomizadas, en el procesode autoalteración de significaciones sociales” las representacionescolectivas se constituye en portadoras de significaciones sociales,de interpretaciones, de formas de ver el mundo, etc. (Beriain, 1990).

10 El Grupo Focal es una metodología de investigación cualitativa,donde un conjunto de personas previamente seleccionadas se reúnen,cara a cara, para discutir un tema en particular, esto con la guía yconducción de un moderador y durante la discusión no existenrespuestas correctas o incorrectas.

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11 Este dato fue corroborado por los abogados conciliadores delas Uapvif durante las entrevistas a profundidad.

12 Esta autora utiliza como marco de referencia para analizar lasinstituciones de justicia y las estrategias feministas para modificarlas,un modelo teórico que Friedman usa para entender la estructura ylas interacciones del sistema legal: lo sustantivo (el contenido delderecho), lo estructural (las cortes, cumplimiento de la ley, oficinasjurídicas del Estado), y lo cultural (las actitudes y comportamientoadquiridos y compartidos respecto de la ley). En suma, dice: “estemarco de trabajo sugiere que el derecho puede usarse como unmedio, aunque no suficiente, para promover tanto cambiosestructurales como de actitud, y de comportamiento”. Sugiereademás que la interacción de los componentes estructural, sustantivoy cultural del sistema legal, tienen implicaciones para el desarrollode estrategias efectivas. Así, cualquier programa que promueva elmejoramiento del status de la mujer, y/o la ley, si quiere lograr sucometido, debe incluir actividades que tomen en cuenta los trescomponentes del sistema legal. Ver Schuler (1987: 22 y ss) y Fried-man (1973: 29 y ss).

13 Llamado procedimiento administrativo (como si laconciliación y la amigable composición fueran de otra naturaleza).

BIBLIOGRAFÍA

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BUSTOS RAMÍREZ, Juan y Hernán HORMAZÁBAL MALARÉE, Lecciones dederecho penal (volumen I). Madrid: Trotta, 1997.

COHEN, Stanley, Visiones de control social. Barcelona: Edit. PPU, 1988.FRIEDMAN, Lawrence M., Legal Cultura and Social Development ; Law

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_____, La violencia de género en México, un obstáculo para la democra-cia y el desarrollo . México: UAM, 1996.

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EL CONTROL DE LA VIOLENCIA INTRAFAMILIAR EN EL DISTRITO FEDERAL

GONZÁLEZ A., Gerardo, El control social y la violencia de género en México[trabajo de tesis para obtener el grado de “Master Internacio-nal: Sistemas Penales Comparados y Problemas Sociales” por laUniversidad de Barcelona]; inédito, 2000.

SCHULER, Margaret (comp.), Poder y derecho. Estrategias de las mujeresdel Tercer Mundo. Washington: OEF Internacional, 1987.

TENORIO TAGLE, Fernando, El control social de las drogas en México.México: Instituto Nacional de Ciencias Penales, 1991.

VALCÁRCEL, Amelia, La memoria colectiva y los retos del feminismo enAmelia Valcárcel y Rosalía Romero (eds.), Los desafíos del femi-nismo ante el siglo XXI; Sevilla: Instituto Andaluz de la Mujer,2000.

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VIOLENCIA: UNA PROBLEMÁTICA DE INVESTIGACIÓN

DESDE LA ANTROPOLOGÍA DE GÉNERO

Ana María Salazar Peralta*

PRESENTACIÓN

LOS RECUENTOS HISTÓRICOS EN TORNO a los fenómenos socia-les del siglo veinte, han dado cuenta de un proceso socialdonde los aspectos sobresalientes han sido la violencia ylas guerras como resultado de la lucha por el predominiogeopolítico. En la transición al siglo XXI, los habitantesdel planeta seguimos siendo testigos y también protago-nistas de muy diversas formas de violencia social. Nosconmueve y horroriza la violencia en Afganistán, en Irak,en Palestina e Israel, escenarios de violencia televisada,que dan sustento al fenómeno mediático. Los Estadosdesarrollados pretenden dotarnos de imágenes ejempla-res que puedan generar una pedagogía en contra del te-rrorismo, como la manifestación más cruel de la violencia.

Cientos de pantallas clonadas a CNN o a Fox Newshan bombardeado sin cesar a los televidentes del

* Instituto de Investigaciones Antropológicas. Universidad NacionalAutónoma de México.

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mundo con las imágenes de la destrucción y eldolor ocasionados en los escenarios del terroris-mo palabra que junto a condena y repudio, de lacomunidad internacional marchan hasta la satu-ración.1

Pero lejos de sensibilizarnos de manera masiva en contrade tal violencia social, la naturalizan en la concienciacolectiva como si fuera un componente preexistente dela vida cotidiana.

En los albores del siglo veintiuno, llama la atenciónque las poblaciones en el ámbito planetario tengamos queenfrentar la prevalencia de la violencia social y peor aún,la acelerada incidencia de la violencia intrafamiliar. Estaproblemática es difícil de detectar y de superar por elcarácter privado y silencioso de su comportamiento.

La violencia es una conducta social compleja. Y comotodo constructo social, no es natural, no es esencial, es so-cial. Lo preocupante de la violencia no es el fenómenosocial en sí mismo, sino la aceptación que socialmente setiene de este hecho. Resulta paradójico que se produzcatal aceptación como un fenómeno subsidiario del poderpatriarcal. Consideramos que esta supuesta “aceptación”sea una forma de indiferencia social sobre la violenciaintrafamiliar que se deba a la pobreza en la informacióny a la carencia de dispositivos de prevención.

La aceptación de la violencia, fundamentalmente, sedebe a una distorsión de la realidad y a las implicacioneséticas del fenómeno. En este contexto, los medios decomunicación juegan un papel elemental, ya que repro-ducen en el discurso visual la cultura de la dominaciónmasculina y la falta de equidad entre los géneros. Ha-

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ciendo evidente la desigualdad social y la precariedaddel avance social en materia de justicia y democracia.2

En ese sentido, suscribimos la tesis de Susana Vázquezque señala:

El incremento de la violencia y su aceptación so-cial en combinación con la desigualdad de géne-ro, constituyen una aprobación de la realidadadversa para la integración de un tejido social conbase en el respeto, la igualdad y el reconocimien-to de la diversidad; con la cual deberíamos, todasy todos, estar comprometidos para lograr unaconvivencia pacífica y democrática.3

VIOLENCIA: UNA PROBLEMÁTICA DE INVESTIGACIÓN DESDE

LA ANTROPOLOGÍA DE GÉNERO

Uno de los grandes aportes a la teoría social en el sigloXX, han sido los estudios feministas sobre las mujeres.Éstos han contribuido a demostrar la diversidad y el plu-ralismo de las sociedades tanto en el pasado como en elpresente, insistiendo en que la comprensión de la histo-ria y la construcción social no son materia distinta delgénero.

El género es la construcción cultural de la diferenciasexual. La noción que se tiene del género difiere de unacultura a otra y está determinada históricamente. El gé-nero actúa universalmente en todas las expresiones y ras-gos culturales, sean estas expresiones objetivadas osubjetivadas de la cultura. La noción de género lo mismoestá presente en la cultura popular, en las canciones deamor e incluso en nuestros mitos de fundación. Otro ejem-plo se encuentra en la narración bíblica de Adán y Eva,

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ésta encierra una historia donde el género tiene un pa-pel central igual que la sexualidad, la locura de las muje-res y la subordinación de éstas a los hombres.4

La antropología con enfoque de género, apoyada enla metodología y el cuerpo teórico heredero del feminis-mo, construye a la violencia y el maltrato doméstico comoobjeto de estudio relevante tanto en los contextos socia-les de los países desarrollados como en los países en víasde desarrollo. El estudio de la violencia desde la antro-pología con enfoque de género, no sólo está guiada porla curiosidad científica del fenómeno, sino sobretodo nosinteresa conocer la ontogenia de las diversas manifesta-ciones de la violencia. Consideramos que la violencia yel maltrato doméstico hacen evidente la dimensión delpoder que atraviesa las relaciones entre hombres y mu-jeres.5

En la reflexión en materia de género, desarrollada pormás de doce años en nuestro Seminario Permanentede Antropología de Género del Instituto de Investigacio-nes Antropológicas de la Universidad Nacional Autóno-ma de México, hemos traído a debate un amplio abanicode temas que son tratados a través del diálogointerdisciplinario. Ello ha sido fundamental para cum-plir con una de las aspiraciones de la antropología, nosreferimos al abordaje holístico de los contextos cultura-les donde se estudian los fenómenos socioculturales,como la violencia. La dimensión interdisciplinaria hapromovido el debate de ideas y de los paradigmas cientí-ficos sobre realidades complejas. La interdisciplina hapermitido el acercamiento entre investigadores y promo-tores de políticas públicas que luchan por construir la

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equidad de género en la construcción de un proyectosocial democrático.

Consideramos que la perspectiva de género ha reve-lado las características del comportamiento social deldiscurso de la dominación y el poder patriarcal en mu-chas de las dimensiones del análisis social. Los estudiosde género han expuesto asimismo, las problemáticas so-bre el cuerpo y la sexualidad femenina, ámbitos que hansido sometidos a una constante represión y dominaciónpatriarcal a lo largo de la historia.

En los últimos meses, en nuestro seminario, nos di-mos a la tarea de abordar la problemática de género des-de el sesgo de la salud con un registro transcultural. Apartir de las reflexiones de este ejercicio es que aborda-mos el estudio de la violencia y el maltrato doméstico.Consideramos que estamos frente a un fenómeno socialcomplejo, cuyas derivaciones son muy diversas. En últi-ma instancia la agresión y sus secuelas, lesiones y muer-te, impactan a la salud no sólo del sujeto sometido a laviolencia sino también a su núcleo familiar. La violenciapersiste porque el silencio social característico que acom-paña su comportamiento, solapa y se convierte en cóm-plice de un delito que arraiga y profundiza la gravedadde sus consecuencias.

En consecuencia, entendemos al fenómeno de la vio-lencia como un fenómeno biocultural, pues impacta di-rectamente la salud. La violencia doméstica e intrafamiliares, por lo tanto, un problema de salud pública; en esamedida, nos resulta fundamental conocer la epi-demiología de la violencia, conocer cuál es la morbimor-talidad, pues ello dará luz al conocimiento del costo so-cial y cómo éste repercute en la economía familiar, ya de

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por sí maltrecha como resultado de las políticasneoliberales.

La perspectiva histórica del fenómeno de la violenciamuestra que el Estado moderno a través de sus institu-ciones ha legitimado la desigualdad y la opresión de gé-nero. Sin embargo, atendiendo a la definición del fenó-meno sobre la violencia intrafamiliar encontramos quepese a la opresión de género y definitivamente debido ala denuncia de esta problemática en los foros internacio-nales, es que ha habido avances importantes en la mate-ria. En especial en los resolutivos de las ConferenciasMundiales auspiciadas por las Naciones Unidas celebra-das en México (1975), en Copenhague (1980), en Nairobi(1985) y Beijin (1995).

Entre los temas ventilados en esas Conferencias Mun-diales desde 1975, resalta la denuncia a la violencia. Ello,arrojó luz e hizo visible esta patología social. Algunos deestos avances pueden resumirse de la siguiente manera:en 1979 la Asamblea General de la ONU aprobó la Con-vención para eliminar todas las formas de discrimina-ción en contra de la mujer; en 1980 en Copenhague, seextendió el tema de la discriminación al ámbito social, alafirmar que el fenómeno de la violencia era un obstáculopara la equidad y una ofensa intolerable a la dignidadhumana. En las siguientes conferencias en Nairobi yBeijin, el fenómeno de la violencia fue tipificado y pro-fundizado en su caracterización. La resolución de Beijin(1995) señala:

La violencia en contra de las mujeres es una ma-nifestación de las relaciones históricas de poderentre hombres y mujeres, las cuales han llevado a

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la dominación y a la discriminación de las mu-jeres por los hombres y ello ha impedido el ple-no avance de las mujeres.

A esta declaración se suma lo establecido por el TribunalInternacional sobre Violencia de los Derechos Humanos:los derechos de las niñas y las mujeres son una parteinalienable, integral e indivisible de los derechos huma-nos universales.

La promoción de los derechos humanos de las muje-res y las niñas, han sido temas que ha preocupado a laONU desde su creación. Sin embargo, la comunidad inter-nacional no reconoció plenamente las alarmantes dimen-siones de la violencia en contra de las mujeres a escalamundial. No sería sino hasta 1993, cuando se aprobó laDeclaración sobre la eliminación de la violencia en con-tra de la mujer. Hasta entonces aún se pensaba que laviolencia era un asunto privado entre particulares y noun problema social que afecta los derechos humanos yque requiere la intervención del Estado. La incidencia delos casos de violencia alertó a la comunidad internacio-nal y por mandato del Relator Especial de los DerechosHumanos, se declaró la lucha en contra de toda forma deviolencia. Sabemos que no hay sistemas perfectos paraerradicar la violencia y que ésta debe estar provista dediversos dispositivos, no sólo de prevención sino tam-bién de fuentes directas de información, de un marconormativo y sobretodo de una cultura en contra de laviolencia.

En la Ciudad de México en 1996 se creó la Ley deAsistencia y Prevención de la Violencia Intrafamiliar, éstase orienta a prevenir la violencia física, psico-emocional

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ANA MARÍA SALAZAR

y sexual. El tipo de sanciones que establece son adminis-trativas y la Secretaría de Gobierno de la Ciudad debevigilar y garantizar su cumplimiento. Asimismo, se su-man a este mandato: el Decreto de Reformas al CódigoCivil, al Código Penal y al Código de ProcedimientosPenales para el Distrito Federal, vigentes desde 1997. Estasreformas y modificaciones tienen como finalidad garan-tizar el respeto a la integridad física y moral de quieneshan sido objeto de una agresión sexual, estableciendo lareparación del daño y la obligatoriedad del Estado deasumir la subsidiaridad y determinando el aumento dela penalidad de los delitos sexuales.6

Por otro lado, social y académicamente, considera-mos un avance muy importante contar con un instru-mento metodológico que nos permita acercarnos a laproblemática de la violencia. Así, la Encuesta sobre Vio-lencia Intrafamiliar realizada en el área metropolitana dela Ciudad de México por el INEGI y la Comisión Nacionalde la Mujer, nos permite saber que 1 de cada 3 hogaresha vivido maltrato emocional, intimidación, abuso físicoo abuso sexual. El maltrato emocional es el tipo de agre-sión más frecuente y representa el 99.2 %, la intimida-ción ocupa el 16.4%, la violencia física el 11.2% y elabuso sexual ocupa el 1.1 % de las modalidades de vio-lencia que se presenta en los hogares. La violencia estádocumentada en 32.5% de los hogares encabezados porvarones. Mientras que de los hogares dirigidos por muje-res sólo el 22% reportó violencia.7

Derivada de esta encuesta podemos conocer que elhogar es el lugar predominante de la muerte de las muje-res. A través del estudio de los certificados de defun-ción en la Ciudad de México, de 1993 a 1997, se reveló

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VIOLENCIA: UNA PROBLEMÁTICA DE INVESTIGACIÓN

que el envenenamiento es nueve veces mayor en muje-res que en los varones. El homicidio por inmersión tam-bién es mayor entre las mujeres que en los varones. Loshomicidios por estrangulación fueron tres veces más elfactor de muerte entre las mujeres que en hombres. Ypor lucha, altercado, violación y ataque por otros me-dios, fue dos veces mayor entre las mujeres que entre losvarones.8

A través de estas cifras podemos acotar y definir quela violencia intrafamiliar es aquella violencia que tienelugar dentro de la familia y cuyas consecuencias se tra-ducen en violación, maltrato físico, psicológico y abusosexual. La violencia intrafamiliar o doméstica, represen-ta un modelo de comportamientos y conductas aprendi-das de tipo coercitivo que involucran el abuso físico, laamenaza, el abuso psicológico repetido, el ataque sexual,el aislamiento social progresivo, el castigo, la intimida-ción y la coerción económica. Todas y cada una de lasmodalidades de violencia provocan deterioro de la saludfísica y mental a quien la padece. La presencia de cua-dros depresivos y la baja autoestima son evidencia de laviolencia en el ámbito familiar.

La violencia doméstica e intrafamiliar tienen su ori-gen en la cultura patriarcal, arraigada en las relacionesde dominio y la subordinación entre hombres y mujeres.Es un fenómeno que, por desgracia, no es privativo denuestra nación. Se perpetúa como resultado del silencioy por ser considerado un asunto privado; ello refuerza laideología patriarcal que ve a la agresión como un atribu-to de masculinidad y dominio. Conocer más aspectos dela violencia y profundizar en la etiología de la enferme-

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ANA MARÍA SALAZAR

dad nos permitirá desactivar los mecanismos que pro-mueven la violencia.

En este contexto, vale la pena comentar que el Infor-me Mundial sobre la Violencia y la Salud elaborado porla Organización Panamericana de la Salud (OPS), dado aconocer en julio del 2003, muestra los altos índices demuertes producto de la violencia; esta incidencia se daparticularmente en los países pobres de África y AméricaLatina. Esta organización coincide en nuestra aprecia-ción sobre la violencia como un problema de salud pú-blica. El informe señala que los homicidios masculinosse redujeron a la mitad en los últimos 15 años, mientraslos de las mujeres solamente se redujeron un 20 por cien-to. Esto indica el bajo impacto de los programas de desa-rrollo aplicados por las agencias internacionales en lospaíses en vías de desarrollo. Así en el mundo, cada añoocurren 1.6 millones de muertes violentas, la mitad deéstas son suicidios, un tercio son homicidios y sólo unaquinta parte son resultado de conflictos armados.

Por otro lado, la Encuesta Nacional de Usuarios delos Servicios de Salud, efectuada en México en los pri-meros meses del año en curso, se detectó que al menos20% de la población femenina es víctima de violenciaintrafamiliar, y más de una tercera parte declaró habersufrido algún tipo de agresión por personas cercanas ofamiliares. Las cifras muestran que 1.3 millones de hoga-res mexicanos sufren violencia familiar, 84% de las mu-jeres agredidas aún consideran que este es un asunto pri-vado. Resulta sobresaliente que del total de las mujeresencuestadas, el 90% declaró sufrir agresión psicológica,45% física y 32% sexual. Y 21.5% declaró haber sidovíctima de estas tres formas de agresión.

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VIOLENCIA: UNA PROBLEMÁTICA DE INVESTIGACIÓN

Como puede apreciarse, el Informe mencionado con-firma la percepción social y académica que se tiene entorno a la violencia doméstica. La respuesta de este esta-do de cosas debe partir de una plataforma de acción so-cial, ciudadana que involucre a hombres y a mujeres, ylos sensibilice respecto a las causas y los efectos de laviolencia; para ello la información es un auxiliar valiosopara vencer los obstáculos que impiden generar un im-pacto positivo general. Se requiere del conjunto de vo-luntades para crear, dentro de las instituciones existen-tes, un registro confiable de la prevalecía y la incidenciade la violencia. Mantener al día la información estadísti-ca sobre las muertes producto de la violencia, lograráhacer evidente la magnitud del problema. Otro aspectoes la aplicación del marco normativo. Siendo la violenciadoméstica uno de los principales problemas de saludpública,9 resulta inaudito que aún no se ha haya logradoque los médicos y los encargados de salud, cumplan conlo dispuesto en la Norma Oficial Mexicana relativa a losCriterios para la Atención de la Violencia Intrafamiliarvigente desde el año 2000. Se declara que sólo un 10%de los médicos dice conocer la norma, 20% de los galenossabe que existe; pero la mayoría del personal de salud noaplica los conceptos de la norma, que son el principalinstrumento de detección y prevención de las causas quederivan en agresión en contra de las mujeres mexicanas.10

CONSIDERACIONES FINALES

Consideramos que la violencia intrafamiliar y el maltra-to doméstico constituyen una de las principales patolo-gías sociales a nivel global. Su prevalencia e incidencia

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ANA MARÍA SALAZAR

representan una alarma social, moral y jurídica, consi-derando la magnitud y cualidad de las lesiones que con-llevan a la muerte de las víctimas de la violencia.

Las modalidades de la violencia en contra de las mu-jeres son expresión de las relaciones de poder y la des-igualdad entre los géneros. Esta asimetría entre mujeresy hombres se mantiene en los diversos ámbitos de la vidasocial, económica, moral y psicológica. Ello perpetúa lasubordinación y desvalorización entre los hombres y lasmujeres. Las implicaciones de la violencia domésticaimpactan el ámbito de la salud pública. Lo que hace im-perioso ampliar las redes de investigación interdis-ciplinaria para poder contar con una imagen precisa so-bre la extensión y profundidad de la epidemiología de laviolencia. Asumiendo la relevancia de investigar sobre elparticular, se podrán dimensionar las marcas emociona-les que quedan en aquellos que conviven en los contex-tos de violencia intrafamiliar, sobre todo en los hijos, queseguramente si no se frena este círculo vicioso se perpe-tuará.

Consideramos fundamental crear los dispositivos deinformación masiva que coadyuven en la prevención de laagresión y la violencia y, auxilien en la construcción deuna cultura social en contra de todas las formas de agre-sión y violencia de género. La consolidación de una pla-taforma de acción institucional con la concurrencia de lasociedad civil, será un paso fundamental en la construc-ción del proyecto democrático. La ciudadanización de lapráctica política y el poder público en condiciones deequidad entre los géneros, permitirá superar los obstácu-los para constituir el proyecto de futuro que requerimos losmexicanos, mismo que es de alcance universal, pues el

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VIOLENCIA: UNA PROBLEMÁTICA DE INVESTIGACIÓN

proyecto democrático se funda en la justicia y la equi-dad de género. Lo cual tiene profundas implicacioneséticas para los individuos, ya que todo lo que opera en lapsique y en la subjetividad es un reflejo de la vida social.

Construir la democracia como una de las dimen-siones primordiales del desarrollo [social] es unode los objetivos del paradigma de género. Sin de-mocracia es impensable el desarrollo humanoporque éste se basa desde luego en la participa-ción social, reconocida, cada vez más amplia,capacitada y dotada de recursos económicos ypolíticos de la ciudadanía y de las personas—mujeres y hombres— en su diversidad y su es-pecificidad. Estas formas de participación abar-can todos y cada uno de los momentos de la vida,desde la infancia hasta la vejez y todas las situa-ciones vitales de los individuos.11

Finalmente, consideramos que la violencia, es una cons-trucción social y su significación desde el ámbito de lacultura, implica consecuencias ético-políticas que nopodemos seguir ignorando. Si continuamos evitandodenunciar la violencia estaremos contribuyendo a per-petuar la naturalización de la violencia en el terreno so-cial, silenciarla tiene como consecuencia encubrir y arrai-gar la desigualdad entre hombres y mujeres y en últimainstancia, reproducir el poder patriarcal. En el ámbitopolítico las consecuencias de todo lo dicho son un obs-táculo para la construcción del proyecto social demo-crático fincado en la equidad de género.

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ANA MARÍA SALAZAR

NOTAS

1 Ángel Guerra Cabrera, “Violencia y fariseísmo”, en La Jornada.México, 21 de agosto, 2003, p. 34.

2 Gerardo González Ascencio y Patricia Duarte Sánchez, La vio-lencia de género en México un obstáculo para la democracia y el desarro-llo. México: Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Azca-potzalco, 1996 (Biblioteca de Ciencias Sociales y Humanidades).

3 Susana Vázquez, Violencias cotidianas, violencias de género. Escu-char, comprender, ayudar. Buenos Aires: Paidós, 2003.

4 Marysa Navarro y Catherine R. Stimpson, “Prólogo” en MarysaNavarro y Catherine R. Stimpson (comps.), Cambios sociales, econó-micos y culturales. Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica deArgentina, 2000.

5 Lore Aresti, Violencia intrafamiliar. La presencia del miedo encasa . México: Universidad Autónoma Metropolitana, UnidadXochimilco, División de Ciencias Sociales y Humanidades, 2000.

6 Cecilia Loria, “El enfoque de género en las políticas públicas yla legislación mexicana” en Dialogo y Debate de Cultura Política, núms.15-16. México, 2001, pp. 25-56.

7 Instituto Nacional de las Mujeres, La prevención y la erradica-ción de la violencia doméstica a partir del sistema de salud. Un nuevoparadigma. México, 2001.

8 Informe México, Simposio 2000 Violencia de género, salud y de-rechos en las Americas. México, 1999.

9 Leticia Artiles Visual, “Salud y violencia desde una perspectivade género” en Género y salud. La salud de la mujer en el umbral delsiglo XXI. XIII Jornadas de Investigación Interdisciplinarias del Insti-tuto Universitario de Estudios de la Mujer. Universidad Autónomade Madrid, 2001.

10 Ángeles Ortiz, “Cada año ocurren en el mundo 1.6 millones demuertes violentas” en La Jornada. México, 11 de julio, 2003, p. 45.

11 Marcela Lagarde, “Democracia genérica” en Género y demo-cracia. Desarrollo humano y democracia. Cuadernos inacabados, núm.25. España: Editorial Horas y Horas, 1996, pp. 189-204.

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MEDIACIÓN DE CONFLICTOS COMUNITARIOS

LA METODOLOGÍA SOCIOAFECTIVA EN LA

RECONSTRUCCIÓN COMUNITARIA

Miguel Ángel Pichardo-Reyes*

INTRODUCCIÓN

NUESTRA EXPOSICIÓN SE INSCRIBE en un tercer momento, pro-longación del continuum experiencia-práctica-reflexión.En este sentido, la experiencia se ve iluminada a partirde la reflexión sobre la práctica. Por esto, nuestra exposi-ción es eso, una ex-posición, desnudez-vulnerable, unretorno sobre lo puesto. La desnudez es vulnerable entanto se ex-pone a la mirada del otro. Trabajo siemprecrítico, desprovisto de conformismo y quietud.

La mediación es un arte, una obra simbólica, lingüís-tica y práctica, más aún, la mediación de conflictos es unobrar de la palabra y la interpretación, es un trabajohermenéutico. Hermes, el mensajero de los dioses e in-térprete de las órdenes divinas, Dios de la palabra y de lainterpretación. Dios encargado de los lindes y cruces decaminos, de las puertas y las fronteras. Puede verse como

* Asociación para el Desarrollo Integral de Personas Violadas, A. C.

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MIGUEL ANGEL PICHARDO

un dios mediador, que está entre dos partes “poniéndo-las en comunicación”. La mediación, en tanto trabajohermenéutico implica un comunicar/traducir/mediar.

Entonces la hermenéutica también se puede conce-bir como una práctica social, sustrayéndola de los linde-ros de la filosofía del lenguaje, la semántica y la lingüís-tica. La hermenéutica, como práctica social y política tieneuna encarnación importante en la tradición veterotes-tamentaria; la labor del profeta, como portavoz e intér-prete de los designios divinos.

Sin embargo, la figura del profeta no es la más lúcidapara nuestra subjetividad posmoderna, en tanto que elprofeta lleva consigo un factum, la tragedia de la predic-ción: la profecía. Palabra ético-crítica que pre-decía unnuevo orden, un utopos: horizonte ético. Por esta razónlos profetas estaban conminados a la diáspora, al desier-to, al martirio; eran la voz de los-sin-voz.

Más allá de la mitología veterotestamentaria, el “Es-cucha Israel” se presenta como la voz del Otro, de aquelque desde el dolor y la negación irrumpe como víctima,como excluido; interpelación de la Mismidad y la Totali-dad del Ser.

Entonces la mediación, en tanto práctica sociopolíticano es sólo técnica de comunicación/traducción/media-ción entre marcos de sentidos diversos, sino que comolos profetas de Israel, una voz que se alza ante la injusti-cia social, de la desigualdad y la asimetría sociocultural.Epifanía del otro-como-totalmente-Otro.

La mediación es entonces la traducción de un pro-yecto ético al “aquí y ahora” de la realidad histórica. Unapausa; el paso de una situación actual de asimetría a otrade justicia social. Esto supone tensión, contradicción,

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MEDIACIÓN DE CONFLICTOS COMUNITARIOS

conflicto. La mediación no es sólo procedimental, sinotambién de contenido (ético-material-simbólico).

Intentaremos dar una explicación y un respaldo teó-rico a nuestra práctica, para esto nos apoyaremos en al-gunas aproximaciones pedagógicas, psicológicas y socio-lógicas sobre la práctica de la Mediación de ConflictosComunitarios (MCC) enfocado al ámbito del binomio Fa-milia-Comunidad.

EL RECONSTRUCCIONISMO SOCIAL Y LA METODOLOGÍA 3R

El Reconstruccionismo Social (RS) nace de una metáforasobre las relaciones sociales: el tejido social. La realidadsocial es evocada como la hilación de puntos y crucesque conforman un gran manto. Esta hilación es una cons-trucción, un hacer conexiones entre nudos. Un manto,entre más conexiones y cercanía entre los nudos, serámas fuerte, resistente y abrigador.

En el manto, el término “reconstrucción” hace refe-rencia al hecho del “descosimiento”, a una “ruptura”, aun “deshilar” del tejido, el cual es nuevamente “cosido”,“pegado”, “zurcido”.

El RS parte de una catástrofe; el tejido social se ha roto.En el ámbito social esta ruptura tiene tres consecuencias:la desintegración social (una especie de “descosimiento”),el trauma psicosocial (una especie de “rotura” o “rompi-miento”) y el conflicto social.

El RS es una corriente teórico-metodológica que arti-cula respuestas integrales (zurcir, pegar y coser) a las si-tuaciones de violencia social (roto, descosido y deshila-do) y violaciones a los derechos humanos que viven gran-des poblaciones de la sociedad.

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MIGUEL ANGEL PICHARDO

Esta reconstrucción social se da a partir del modelo3R : rehabilitación, reconciliación, resolución. El modelo 3R

es una forma concreta de intervención psicosocial ysociocultural con poblaciones afectadas por la violenciasocial. Zurcir, pegar y coser el tejido del manto social.

El RS tiene su antecedente inmediato en las misiones deayuda humanitaria desarrolladas con poblaciones afecta-das por la guerra, los conflictos y los desastres naturales.Experiencias de este tipo se implementaron en Sudáfrica,ex-Yugoslavia y Centroamérica.

En estas experiencias, se parte de una situación deviolencia o desastre “extraordinario”; una guerra civil, unainvasión extranjera, estados de excepción, dictadurasmilitares, etcétera. En esas circunstancias la violencia al-canzaba costos humanos, económicos y sociales bastan-te altos: masacres, torturas, desapariciones forzadas, vio-laciones sexuales, ejecuciones extrajudiciales, represiónpolítica, genocidio.

Como se puede observar en el caso paradigmáticodel pueblo judío de la Alemania nazi, el exterminio ma-sivo representó un trauma psicosocial que se ha hereda-do generacionalmente. El silencio, el olvido y la impuni-dad han sido las constantes de esa herencia, por esto losesfuerzos realizados para rescatar la memoria histórica,

DIAGNÓSTICO MEDIACIÓN IMPACTO

Desintegración socialConflicto social

Trauma psicosocial

ReconciliaciónResolución

Rehabilitación

Perdón social

Justicia social

Salud psicosocial

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MEDIACIÓN DE CONFLICTOS COMUNITARIOS

la reparación simbólica del daño, el enjuiciamiento mo-ral, histórico y penal de los responsables (los Juicios deNüremberg).

El problema que nos planteamos en el México de ini-cios del siglo XXI difiere de estas situaciones extraordina-rias; sin embargo, podemos encontrar algunos paralelis-mos, similitudes, o si se quiere, equiparaciones, entrelos impactos psicosociales de la violencia extraordinaria(guerra, dictaduras, conflictos bélicos) con los de la vio-lencia ordinaria (violencia familiar, sexual, comunitaria).

Nuestro planteamiento consiste en descifrar el impactode la violencia ordinaria a través de las tres categoríasutilizadas por Johan Galtung (3R) para el tratamiento de

VIOLENCIA EXTRAORDINARIA VIOLENCIA COTIDIANA

GuerrasInvasiones extranjerasConflictos bélicosEstados de excepciónDictaduras militares

Violencia familiarViolencia sexualViolencia de géneroViolencia organizadaViolencia cultural

IMPACTO PSICOSOCIAL

Desintegración socialTrauma psicosocialConflictos violentos

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MIGUEL ANGEL PICHARDO

la desintegración social, el trauma psicosocial y los con-flictos violentos.

La violencia ordinaria, en tanto violencia de baja in-tensidad, no por ser menos “aparatosa”, es menos grave.De hecho, esta violencia de baja intensidad se presentacomo un fenómeno masivo y cotidiano. Masivo en tantoque afecta a grandes capas y sectores de la población, ycotidiano, en tanto que forma parte de las estructurasy hábitos de las instituciones sociales. Por otro lado, la co-rrelación entre la invisibilidad y el factor tiempo se pre-senta como una variable en el desarrollo de la gravedady cronicidad del impacto psicosocial de la violencia.

En este orden de ideas, el RS no se pregunta tanto porla prevención de la violencia, cuanto por los estragos queésta ha ejercido por décadas en poblaciones divididas yafectadas por la violencia familiar, sexual, cultural, eco-nómica, de género, etcétera.

La perspectiva del RS retoma el modelo ecosistémicopara analizar la profundidad y el alcance del impactopsicosocial de la violencia cotidiana.

477

MEDIACIÓN DE CONFLICTOS COMUNITARIOS

En esta figura podemos observar tres niveles y sistemasde análisis:

También se ubican y relacionan entre sí el impacto y elmodelo 3R:

NIVELES Y SISTEMAS DE ANÁLISIS

Familia (micro sistema)

Comunidad (meso sistema)

Macro contexto (macro sistema)

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MIGUEL ANGEL PICHARDO

El modelo 3R, en tanto estrategias de intervención, invo-lucra los tres ámbitos antes mencionados (familia-comu-nidad-sociedad):

El trabajo del RS a través del método 3R abarca la interde-pendencia y circularidad de las tres estrategias en lostres sistemas ecológicos:

Impacto y modelo 3rConflicto-Resolución

Trauma-RehabilitaciónDesintegración-Reconciliación

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MEDIACIÓN DE CONFLICTOS COMUNITARIOS

En nuestra experiencia, el RS se inscribe en el proyectodenominado “Promotores Comunitarios de la No-Vio-lencia. Prevención de la Violencia y Promoción de losDerechos Humanos”. Proyecto que tiene sus anteceden-tes en el trabajo comunitario (Prevención del Delito) yde capacitación (Uapvif, CIAM, etcétera) realizado porAdivac desde el año 2000.

A continuación presentamos los elementos meto-dológicos de intervención comunitaria que implementanlas y los Promotores Comunitarios de la No-Violencia,no sin antes pasar revista a algunas declaraciones y do-cumentos internacionales que han puesto de relieve elfenómeno de la violencia familiar y comunitaria comoun problema de salud, seguridad y procuración de jus-ticia.

3R SISTEMAS

Resolución

Rehabilitación

Reconciliación

FamiliarComunitariaSocialFamiliarComunitariaSocialFamiliarComunitariaSocial

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MIGUEL ANGEL PICHARDO

LA METODOLOGÍA SOCIOAFECTIVA Y LA MEDIACIÓN DE CONFLICTOS

FAMILIARES

Como ya lo hemos mencionado, los elementos que sedesarrollan a continuación forman parte del proyectode “Promotores Comunitarios de la No-Violencia”. El de-sarrollo se centra en tres aspectos del proyecto: 1) la edu-cación para la paz y los derechos humanos, 2) el manejode emociones y la resolución de conflictos, y 3) la media-ción creativa de conflictos. De estos tres aspectos resal-taremos la aplicación de la metodología socioafectiva.

El proyecto de “Promotores Comunitarios de la No-Violencia” tiene como objetivo general que las poblacio-nes marginadas y vulnerables cuenten con programasintegrales de reconstrucción social, mediación de con-flictos y reconciliación comunitaria orientados a la re-ducción del impacto psicosocial de la violencia social enlos ámbitos de la seguridad pública, la salud pública y laprocuración de justicia.

La metodología socioafectiva y la alternativa del juego en laeducación para la paz y los derechos humanos

La Educación para la Paz y los Derechos Humanos seencuentra en la base del trabajo de reconstrucción so-cial. Esta labor “reconstruccionista” que se realiza conpoblaciones divididas y confrontadas por la violencia,cuenta con dos procesos fundamentales: la prevenciónde la violencia y el ejercicio de los derechos humanos.

El dispositivo psicopedagógico que se despliega conla etapa de Educación para la Paz y los Derechos Huma-

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MEDIACIÓN DE CONFLICTOS COMUNITARIOS

nos integra en distintos niveles y procesos la metodolo-gía 3R.

El método 3R trata de responder al impacto psicosocialde la violencia social: la desintegración del tejido social,la presencia de conflictos violentos, así como el traumapsicosocial generado en grandes poblaciones víctimas dela violencia y violaciones a los derechos humanos.

Ante la desintegración social, el método 3R estaríaorientado a la reintegración y el perdón social. Ante losconflictos violentos, buscaría la justicia y la paz social.Ante el trauma psicosocial, la mitigación del daño, la re-paración y el bienestar psicosocial. Estos elementos tie-nen que ser implementados en los distintos sistemas eco-sociales, y su integración transversal redundará en unmayor impacto en la reducción de estresores psicosocialesy la potenciación de los recursos comunitarios y grupales.

El RS en su dimensión socio-simbólica de prevenciónde la violencia y promoción de los derechos humanosimplica un proceso de re-socialización y re-culturizacióncaracterizado de la siguiente forma:

DIAGNÓSTICO DEL

IMPACTO PSICOSOCIAL

DE LA VIOLENCIA

MEDIACIÓN 3R IMPACTO DE LA

INTERVENCIÓN

Desintegración socialConflicto socialTrauma psicosocial

ReconciliaciónResoluciónRehabilitación

Perdón socialJusticia socialBienestarPsicosocial

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MIGUEL ANGEL PICHARDO

Estructura de las dimensiones de socialización en la in-fancia tardía y adolescencia según datos de la BAS-3

La prevención de la violencia es una categoríaoperativa orientada al fomento y desarrollo de compe-tencias sociales y habilidades prosociales como una al-ternativa conductual a las relaciones basadas en la com-petencia, la discriminación y el abuso del poder.

FactorTerciario

FactoresSecundarios

FactoresPrimarios

Socialización

Consideracióncon losdemás

Autocontrolen las

relacionessociales

Agresividad Liderazgo Retraimientosocial

Ansiedadsocial

Tímidez

Conductaprosocial

vs.antisocial

Sociabilidadvs.

insociabilidad

Habilidades prosociales para el entrenamiento

• Escuchar• Iniciar una conversación• Mantener una conversación• Formular una pregunta• Dar las gracias• Presentarse• Hacer un cumplido• Pedir ayuda• Participar• Dar instrucciones• Enfrentar a los mensajes contradictorios

• Evitar los problemas con los demás• No entrar en peleas• Formular una queja• Responder a una queja• Demostrar deportividad después de un juego•Afrontar el sentirse avergonzado• Afrontar el ser dado de lado• Defender a un amigo• Responder a la persuasión• Responder al fracaso

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MEDIACIÓN DE CONFLICTOS COMUNITARIOS

Por otro lado, la promoción de los derechos humanos sepresenta como un referente ético-práctico para el ejerci-cio de competencias interpersonales, grupales y comu-nitarias basadas en la celebración de la diversidad, laautonomía, la expresión de emociones, la equidad degénero, así como en la construcción (participativa y de-mocrática) de nuevas normas sociales (mediación pre-ventiva).

El concepto de competencia incluye atributos adaptativoscognitivos, emocionales, conductuales y sociales, que soncomplementados por la imagen que la persona tiene acer-ca de su capacidad para utilizarlos para enfrentar los re-tos de la vida. Sin embargo, la competencia no es sólo unconjunto de habilidades individuales más o menos articu-ladas, sino que implica también la importancia del en-torno, del contexto sociocultural en el que se desenvuel-ve la persona. Entonces, para que este concepto resulteoperativo es necesario que se conceda a todas las perso-nas el derecho y la oportunidad para desplegar al máxi-mo sus recursos actuales y potenciales en beneficio deun desarrollo adaptativo y creativo.

Promoción de los DHPrevención de la violencia

Desarrollo de habilidadesy competencias socialesdel individuo en el marcode la dinámica grupal.

Construcción de nuevasnormas de relacionesinterpersonales (actitudes,información, análisisexpresión).

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MIGUEL ANGEL PICHARDO

El modelo de competencias sociales persigue tresobjetivos para la disminución de la incidencia de pro-blemas de salud asociados a la violencia (familiar-comu-nitaria):

1) Optimizar destrezas, habilidades y recursos per-sonales de los individuos con cuidado particular de po-blaciones vulnerables o de alto riesgo;

2) Optimizar las redes y sistemas de apoyo naturalespara que cumplan la tarea de facilitar la adaptación y elcuidado de la salud individual y comunitaria.

3) Optimizar también el sistema de apoyo profesio-nal para que la ayuda sea efectiva y se encuentre al alcan-ce de la comunidad.

La Educación para la Paz y los Derechos Humanostiene como unidad de intervención al individuo en elmarco de un nivel de intervención grupal, específicamentea la familia (micro-sistema) y su relación con la comuni-dad (exo-sistema y meso-sistema).

La metodología empleada en la Educación para la Paz ylos Derechos Humanos será el fundamento para el desa-rrollo de los siguientes dispositivos psicopedagógicos:manejo de emociones y resolución no-violenta de con-flictos familiares, mediación de conflictos familiares, eintervención en crisis. Sin este fundamento, el proceso

Nivel de intervenciónUnidad de análisis

El individuo (habilidadesy competencias sociales).

Interpersonal-Grupal(relaciones interpersonalesen el marco de la dinámicagrupal).

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MEDIACIÓN DE CONFLICTOS COMUNITARIOS

carecerá de un sustento psicosocial fundamental del“reconstruccionismo social”: la confianza y la coopera-ción.

La Educación para la Paz y los Derechos Humanos esun proceso pedagógico y psicosocial estructurado en sieteniveles de desarrollo grupal: presentación, conocimien-to, afirmación, cooperación, comunicación, confianza, yconflictos. Este proceso es la base y fundamento de lareconstrucción del tejido social que, en términos genera-les, se encuentra orientada hacia la re-construcción delas redes sociales, la confianza interpersonal y los lazosde cooperación y solidaridad.

Estas etapas se enmarcan dentro de un proceso más am-plio, sin embargo nos limitaremos a ubicarlas dentro delmarco metodológico de una serie de dispositivospsicopedagógicos que conforman el Proyecto de Promo-tores Comunitarios de la No-Violencia:

Diagnóstico Comunitario Estrategias de Intervención

Nivel I

Nivel II

Nivel III

Nivel IV

Preventiva Rehabilitación Creativa Reparativa Canalización Contenciónemocional

Diagnóstico Grupal

Diagnóstico deNesecidades

Educación para laPaz y los Derechos

Humanos

Manejo de Emociones yResolución de Conflictos

Mediación de Conflictos FamiliaresIntervención en Crisis y

Relación de Ayuda

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MIGUEL ANGEL PICHARDO

Encuadre y proceso operativo del proyecto

El taller de Educación para la Paz y los Derechos Huma-nos cuenta con tres vertientes metodológicas que, aun-que bien diferenciadas en términos teóricos, se articulanen la práctica. Estas vertientes son: 1) los procesosgrupales, 2) la alternativa del juego, y 3) el métodosocioafectivo.

Procesos grupales

La teoría y práctica sobre la conducción de grupos (pro-cesos grupales) es uno de los referentes metodológicosprincipales que se aplican en este taller, especialmentelas corrientes de educación participativa y educaciónpopular, basadas en la interacción personal, la democra-tización del liderazgo, la consecución de tareas, lahorizontalidad y circularidad de las relaciones, la cons-trucción social del conocimiento, la potencialización delos recursos grupales, así como la utilización de técnicasenfocadas a la participación, la comunicación y la cohe-sión grupal.

El trabajo en procesos grupales tiene diferentes enfo-ques; el conductual, el guestalt, el humanista, o el pedagó-gico. Enfoques que enriquecen este trabajo, y que de algu-na u otra forma se encuentran incorporados en el desarro-llo del taller, especialmente el conductual y el humanista.

La alternativa del juego

La alternativa del juego mantiene una posición teórico-pedagógica sobre la función del juego como herramienta

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MEDIACIÓN DE CONFLICTOS COMUNITARIOS

de aprendizaje y de cambio social. Esta técnica se en-cuentra basada más en las competencias sociales de losindividuos, que en las habilidades cognoscitivas. El jue-go representa una alternativa pedagógica a los modelosracionalistas y bancarios, ya que facilitan interaccionescooperativas, desarrollo de competencias individuales ygrupales (creatividad, solidaridad, apoyo mutuo, etcéte-ra), así como la centralidad de la acción en el proceso deaprendizaje social.

Tradicionalmente se recurre al juego como una for-ma de “pasar el rato”, de cambiar el ritmo, de crear unaatmósfera distendida. Sin embargo, los juegos como ex-periencia de grupo son un factor importante para su evo-lución. Los mecanismos que utilizan se basan en valoresque estimulan un tipo de relaciones y provocan situacio-nes concretas que pocas veces se aprecian (Cascón yBeristain, 1995).

Los juegos en los que quedan excluidas algunas per-sonas suponen requisitos que marginan a los menos ca-pacitados, intentan encontrar a través de su dinámica unvencedor sobre los demás, y exigen comportamientoscompetitivos. El individuo en general, inmerso en unasociedad orientada hacia la competencia, tiene una fuer-te fijación e inclinación hacia este tipo de juegos (Cascóny Beristain, 1995).

Cuestionar la competitividad implica poner en telade juicio un elemento muy importante de la sociedad.Descrubrir nuevas formas de relación y acción que rom-pan esta barrera es encontrar un instrumento de cambio:lo que se vivió en situación de juego puede trasladarse aotras circunstancias concretas de la vida cotidiana.

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De acuerdo con Paco Cascón y Carlos Martín Beristain(1995) el juego como estrategia de cambio social y cons-trucción de nuevas reglas o normas se basa en:

• Ayuda a hacer consciente una situación que el gru-po vive inconscientemente, ya sea interna o del grupo enrelación con el exterior.

• El juego es un campo de experimentación de laspropias posibilidades, de la capacidad personal de co-municación y acción, entre otras, que ayudan a una afir-mación personal y colectiva.

• Como experiencia vital, proporciona elementos pararesolver conflictos de nuevas maneras. El juego en símismo puede ser también una forma de superar el con-flicto.

El método socioafectivo

El modelo socioafectivo favorece la expresión de senti-mientos y comunicación de emociones asociadas a lasvivencias y experiencias de los individuos en la dinámi-ca grupal. Este modelo tiene dos enfoques básicos: 1) lasemociones como construcción social, teniendo como ba-se la interacción personal (enfoque socioafectivo); y 2)las relaciones sociales tienen un sustrato emocional, detal forma que las creencias, normas y valores tienen uncomponente afectivo (enfoque de las afectividades co-lectivas).

Mientras que el enfoque de las afectividades colecti-vas realiza una hermenéutica desde los imaginarios y lasrelaciones en las colectividades, el enfoque socioafectivotiene como unidad de análisis al individuo en suinteracción con las personas y los grupos. Este enfoque-

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modelo se encuentra directamente relacionado con lascorrientes conductuales de Desarrollo de HabilidadesSociales, Ajuste Social y Competencia Social, especial-mente en lo que respecta al repertorio conductual de losindividuos para ejercer y defender los derechos emocio-nales.

Con mucha frecuencia los proyectos educativos hanacentuado casi exclusivamente la dimensión racional dela persona. Proponemos, por tanto, una gestión pedagó-gica desde el enfoque socioafectivo como método quepermite la verbalización de impresiones, sentimientos yemociones para aclararlos y compartirlos. Contribuir asensibilizar hacia la empatía con la finalidad de eliminarprejuicios (Burguet, 1999: 94).

Paco Cascón presenta los siguientes pasos de la pers-pectiva socioafectiva como idónea para trabajar desde laregulación de conflictos y la educación para la paz(Cascón, 1995):

• Crear un ambiente adecuado a través de ejerciciosde creación de grupo, confianza y estimación;

• Vivenciar y experimentar una situación, a través deun juego de rol, una simulación, un experimento, unalectura vivencial;

• Evaluación personal tanto de lo que se ha sentido,como de los que ha pasado. Se intenta generalizar la dis-cusión, poner en común impresiones, experiencias de lavida real qué nos recuerda, etcétera;

• Una vez lograda la motivación a partir de la viven-cia personal, se realiza el acopio y análisis de la informa-ción, pasando a tratar el tema a fondo;

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• El compromiso transformador es qué podemos ha-cer nosotros desde nuestra realidad y con nuestros recur-sos para ayudar a cambiar esta realidad.

EL MODELO TRANSACCIONAL DE RESOLUCIÓN DE CONFLICTOS Y LA

METODOLOGÍA SOCIOAFECTIVA DE LA PSICOLOGÍA ORIENTADA A

PROCESOS (POP)

Paralelamente al desarrollo del enfoque cognitivo-conductual, Richard Lazarus y otros del campo de la in-vestigación sobre el estrés desarrollaron la teoríatransaccional del estrés y el enfrentamiento. El enfoque trans-accional se centra en los factores específicos de la perso-na y el medio o “transacciones”, donde las variablesmedioambientales (las demandas de tareas) y las varia-bles personales interactúan e influyen unas sobre las otras.A medida que la investigación sobre la resolución de con-flictos sociales y el modelo transaccional del estrés cre-ció a lo largo de los últimos años de la década de lossetenta y principios de los ochenta, se fue esclareciendola relación existente entre ambos enfoques. Existen im-portantes vías de la perspectiva transaccional del estrés ydel enfrentamiento que han influido sobre el actual en-foque de la resolución de conflictos:

• Ha sugerido que la naturaleza de un “problema” dela vida real y el proceso de resolución de conflictos so-ciales pueden entenderse mejor desde una perspectivatransaccional.

• Ha apuntado el hecho de que los problemas vitalesson con frecuencia motivo de estrés y que las variablesemocionales pueden influir significativamente en el pro-ceso de resolución de conflictos.

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En un contexto social cotidiano, la resolución de con-flictos puede definirse como un proceso cognitivo-afec-tivo-comportamental mediante el cual un individuo ogrupo identifica o descubre medios efectivos para solu-cionar conflictos propios del vivir cotidiano. Este proce-so incluye tanto la elaboración de soluciones como latoma de decisiones o elección de conducta.

La resolución de conflictos sociales es al mismo tiem-po un proceso de aprendizaje social, una técnica deautoinstrucción y una estrategia de enfrentamiento.

Un conflicto se define como una situación vital queexige una respuesta para funcionar con efectividad peropara la cual no hay ninguna respuesta aparente o dispo-nible para el individuo o grupo enfrentado a la situación.El individuo o grupo en tal circunstancia percibe la dis-crepancia entre “lo que es” (circunstancias deseables oexigibles), bajo unas condiciones en las que los mediospara reducir esta discrepancia no son inmediatamenteaparentes o disponibles debido a algún obstáculo u obs-táculos (ambigüedad, incertidumbre, falta de habilidad,carencia de resortes).

Un conflicto corriente puede ser un suceso de tiem-po limitado que se repite con frecuencia, o puede seruna situación continua, como la enfermedad crónica. Lasexigencias de la situación conflictiva pueden originarseen el medio (demandas de tarea objetivas) o en la perso-na (objetivo, necesidad o compromiso personal). Se des-criben mejor con el término exigencias perceptivas, por-que un sujeto tiende a estar influenciado más por su per-cepción de las exigencias de la situación que por las de-mandas objetivas mismas. Como se define aquí, un con-

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flicto no debería considerarse como una característicaambiental, ni como una característica personal solamente.

El conflicto se define mejor como el encuentro o“transacción” de la persona y el medio, involucrando unarelación recíproca entre las variables ambientales y lasvariables personales, las cuales están en constante reno-vación.

Según la teoría transaccional del estrés, éste se origi-na en una transacción persona-medio en la que las de-mandas (externas o internas) sobrepasan las capacidadeso posibilidades responsivas tal y como lo percibe el indi-viduo. Este tipo peculiar de transacción es muy similaral actual concepto de conflicto.

Una solución es una respuesta o modelo responsivode enfrentamiento que es efectiva al alterarse la situaciónconflictiva o la reacción individual a tal situación de modoque no siga percibiéndose como un conflicto, al mismotiempo que se maximizan otras consecuencias positivas(beneficios) y se minimizan las consecuencias negativas(costes). La efectividad de una solución particular puedevariar según los individuos o los ambientes, dependien-do de las normas, los valores y objetivos del interesadoen resolver el conflicto y de los otros significativos, loscuales son responsables de enjuiciar la actuación del su-jeto que resuelve el conflicto.

Como se ha definido con anterioridad, resolución deconflictos se refiere al proceso mediante el cual el indivi-duo o grupo descubre la solución para un conflicto. Laimplementación de soluciones, por otro lado se refiere ala actuación en la conducta resolutiva, la cual es una fun-ción no sólo de la resolución de problemas sino tambiénde otros factores relacionados con la historia del apren-

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dizaje individual, tales como los déficits en las habilida-des conductuales, inhibiciones afectivas y déficitsmotivacionales (refuerzos).

Existen tres posibles fuentes que originan emocionesen la resolución de conflictos sociales: (a) La situaciónconflictiva objetiva, (b) las cogniciones sobre la orienta-ción del conflicto (percepción del conflicto, valoracióndel mismo, etcétera) y (c) las tareas específicas de resolu-ción del conflicto (definición y formulación del conflic-to, toma de decisiones, etcétera). Emociones proceden-tes de las tres fuentes pueden facilitar o inhibir la ejecu-ción resolutiva dependiendo de variables tales como lacalidad subjetiva de la respuesta emocional (placer ver-sus dolor) y la intensidad del origen emocional (activi-dad del sistema nervioso autónomo). Los efectos puedenser específicos (efectos sobre la eficacia de la ejecución).Es fundamental estar consciente y controlar estas emo-ciones para resolver con efectividad los conflictos so-ciales.

En el modelo transaccional el término enfrentamien-to tiene multitud de significados. En el sentido más ge-neral, el enfrentamiento hace referencia a la estrategiageneral o proceso mediante el cual una persona intentasobrellevar los problemas estresantes de la vida. Segúneste modelo, la estrategia de enfrentamiento general másefectiva y adaptada podría denominarse enfrentamientoorientado a la resolución de conflictos, o un estilo deenfrentamiento para resolver conflictos. El individuo queemplea esta estrategia de enfrentamiento encara el con-flicto, lo valora y trata de encontrar una “solución” o unarespuesta de enfrentamiento efectiva.

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En consistencia con la perspectiva transaccional, lasrelaciones entre un conflicto, la activación emocional yel enfrentamiento se consideran como recíprocas. La re-solución de conflictos es el proceso que mediatiza estasrelaciones recíprocas. Los efectos negativos del estrés seconsideran como una función de estas relacionesmediatizadas por el proceso resolutivo.

Cambiando de perspectiva, el conflicto es considera-do como uno de los motores del cambio social, es unfenómeno histórico propiamente humano, lleno deintencionalidad, valores, emociones, ideas, posturas yenergía. El conflicto, al igual que las crisis, son momen-tos de desarrollo, movimiento y transformación, por esoson necesarios dentro de todo grupo social, relación hu-mana o civilización, ya que representa la confluencia dela diversidad humana y una oportunidad de síntesis yevolución.

Por esta razón, el conflicto no puede ser evitado, sinoque debe asumirse como parte fundamental del desarro-llo histórico de la humanidad. Sin embargo, el problemacontemporáneo no se centra tanto en los conflictos perse, cuanto en la manera en que los afrontamos. Es sabidoque la cultura bélica de los países del primer mundo re-presenta un paradigma de afrontamiento de conflicto: laviolencia y la ley del más fuerte. Nuestra tarea consisteen presentar formas creativas y alternativas de afrontarlos conflictos sin costos humanos como la muerte, el su-frimiento y la destrucción.

Nuestra propuesta es que, a partir del cambio de lasreglas del juego, generemos las condiciones grupales ysocioafectivas para abordar pacíficamente los conflictossociales sin que veamos enemigos. Donde más que divi-

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dir, nos conectemos como seres humanos, limitados his-tóricamente pero con capacidad de construcción y re-producción de la vida.

Resolver conflictos ha sido, desde el punto de vistahistórico, una utopía. De hecho, la resolución, en su sen-tido literal, implicaría su anulación, razón por la cual seha preferido llamar a este proceso “transformación” deconflictos.

Detrás de un conflicto siempre hay muchos otros, yasean personales, grupales o sociales. Un conflicto es elproducto de otro, su síntesis o su reconstrucción. La ideade solucionarlo puede ser ficticia, ya que supone que es“malo” y hay que resolverlo (anularlo o prevenirlo). Ennuestro caso, hablar de transformarlo implica apostarle aconstruir una nueva sociedad con una cultura de la pazsustentable, es decir, abordar los orígenes de los conflic-tos, las formas de abordarlos y sus consecuencias. Trans-formarlos implica un proceso a largo plazo y no confor-marse con resultados inmediatistas, que no garanticenrealmente la evolución de las causas que dieron origen ala violencia y la destrucción.

El conflicto es energía, y ésta no se pierde, sólo setransforma. La idea básica es que la transformación deesta energía (el conflicto) propicia el cambio personal ysocial hacia nuevos modelos de relaciones humanas fun-dadas en la justicia, el amor y la dignidad.

Mientras que la aproximación teórica nos la da elmodelo transaccional de resolución de conflictos deThomas J. D´Zurrilla (1993), la aproximaciónmetodológica nos es proporcionada por el modelopsicosocial-transpersonal de la Psicología Orientada aProcesos (POP) (Process Work en inglés), que desde la dé-

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cada de 1970 ha venido desarrollando el doctor ArnoldMindell bajo la nomenclatura de WorldWork (TrabajoMundial).

El WorldWork trabaja con ciertas categorías concep-tuales, un modelo de intervención y distintas técnicas yherramientas. El primer concepto por desarrollar es el deWorldWork que, de acuerdo al doctor Arnold Mindel y ladoctora Amy Mindell, es un modelo de intervencióngrupal en resolución de conflictos que trabaja en tres ni-veles: a) el de los consensos, el sentido común y la per-cepción ordinaria de la realidad, b) el de la ensoñación,los sueños y los roles, y c) el de la esencia, lo más profun-do de los seres humanos, los sentimientos, la intuición,el cuerpo.

El WorldWork trabaja con la multiculturalidad y ladiversidad, combina psicología, espiritualidad y activismosocial en una nueva síntesis de paradigma. Incluye el tra-bajo corporal, los sueños, las relaciones humanas y eltrabajo con estados no ordinarios de conciencia personaly grupal.

El WorldWork, enfocado a la facilitación de procesosgrupales en situaciones de tensión y conflicto, trabajacon diferentes habilidades y herramientas teórico-metodológicas, como:

• Roles: se refiere a la capacidad de asumir distintospapeles en un escenario conflictivo o de tensión social.

• Pequeños grupos: trabajo con equipos de dos a 20personas con diferentes técnicas de facilitación de procesos.

• Sombrilla: técnica consistente en realizar y descu-brir los diferentes conflictos subyacentes al conflictovisible.

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• Filtrado: técnica cuyo fin es objetivar y visualizarlas distintas posiciones, posturas y conflictos en un grupo.

• Fantasmas (ghost): herramienta grupal del juego deroles que da cuerpo a personas, ideas, instituciones oimaginarios ausentes en ese momento, pero al que losparticipantes se refieren constantemente.

Alguna de las habilidades y metahabilidades que pro-mueven los facilitadores de procesos de grupo en situa-ciones de tensión y conflicto son:

•Democracia Profunda (Deep Democracy): metaha-bilidad que debe tener el facilitador de procesos grupalespara no sólo tomar en cuenta las posiciones en un con-flicto, sino para entrar en sus sueños y ahondar en sussentimientos y sufrimientos.

• Casa de Huéspedes (Guest House): metahabilidadque consiste en hacer sentir bien, acogidos.

• Sentir el Ambiente: metahabilidad para ubicar pun-tos álgidos en el grupo.

• Centrarse: habilidad para ubicarse conscientemen-te en el campo del conflicto.

El WorldWord y el Process Work tienen como finalidadla facilitación del cambio personal y colectivo a través de lahumanización del conflicto, esto es, buscando la perso-nalización, fomentando la empatía, la compasión, la con-vivencia y el cambio de conciencia global.

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PERIDODISMO DE MUJERES. DERECHOS HUMANOS

CONTRA LA VIOLENCIA SEXUAL

Isabel Barranco*

CON LA APLICACIÓN DEL NUEVO PLAN DE ESTUDIOS en la Facul-tad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, hace unpar de semestres, me asignaron, en la Licenciatura deCiencias de la Comunicación, la materia Planeación yOrganización de empresas editoriales, cuyo objetivo esque los alumnos planeen y organicen la elaboración deuna publicación.

Y qué mejor pretexto para insertar el tema de la vio-lencia sexual como una flagrante violación a los dere-chos humanos, a la libertad de expresión y al derecho ala información.

En un principio, los alumnos no dimensionaron larelación prensa-derechos humanos; otros pensaron quese trataba de un periodismo trasnochado, como el perio-dismo realizado por Adelina Zendejas, allá por los añoscincuenta, o el de Rosario Castellanos en los sesenta, o el

* Ciencias de la Comunicación UNAM.

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ISABEL BARRANCO

de Alaíde Foppa, en los ochenta; un periodismo contes-tatario, de resistencia contra el discurso institucional.

Si hubieran pensado lo segundo (hacer un periodis-mo alternativo) me hubieran ahorrado introducir la ca-tegoría de género como herramienta metodológica, perono fue así. Tuve que echar mano de toda mi bibliografíay experiencia para plantear que íbamos a hacer periodis-mo feminista. Hasta la fecha no ha habido reacciones encontra, y no las ha habido porque la propuesta estámediatizada con el tema de los derechos humanos. Estoes, hacer un periodismo crítico cuya temática es la viola-ción a los fundamentales derechos a la libertad de expre-sión y derecho a la información.

En nuestro país, a quienes más se les ha violentadoestos derechos son a las periodistas. Durante el sexeniode Carlos Salinas de Gortari (1988-1994), por ejemplo, delos 55 periodistas fallecidos en ejercicio de su labor, cua-tro mujeres fueron asesinadas: Elvira Marcelo Esquivel,Norma Corona, Araceli Caballero Hernández y JessicaElizalde de León.

Elvira Marcelo cubría las fuentes laboral y financierapara el periódico El Día, fue asesinada el 23 de diciembrede 1989. Los responsables de su muerte: cinco policías,luego de haberla interceptado junto con dos de sus com-pañeros, de haberlos despojado de sus pertenencias ygolpeado, uno de los policías le disparó a la cabeza.Actualmente, sólo dos uniformados están pagando sudelito.

Araceli Caballero cubría la fuente laboral y sindicatosindependientes en Ecatepec, Estado de México, su cuer-po sin vida fue hallado en su automóvil el 2 de junio de1993. Hasta la fecha su caso sigue en archivo.

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PERIODISMO DE MUJERES

Norma Corona se caracterizó por ser una periodistacomprometida con la causa de la defensa de los derechoshumanos, fue asesinada en 1990. Se presume que fueacribillada por caciques o narcotraficantes. Hasta la fe-cha, las autoridades correspondientes mantienen su archi-vo en proceso, pues no se ha encontrado a los culpables.

Finalmente, el caso de Jessica Elizalde, reportera deldiario El Fronterizo y de Radio Centro en Ciudad Juárez.El 15 de marzo de 1993 se presentó a su casa un indivi-duo con un ramo de flores y, sin más, le disparó. Su casofue enviado a la Comisión Nacional de Derechos Huma-nos, que lo clasificó como caso concluido, por no tenervínculo con su profesión, pues fue catalogado como uncrimen pasional.

Se trata de mujeres críticas, comprometidas, respon-sables y coherentes con su ética profesional: comunicar einformar a su comunidad lo que hacen, sienten y pien-san los integrantes de la sociedad.

Pero las obreras de la tecla, como nos bautizó SaraLovera, no sólo tenemos que vivir bajo la amenaza de lamuerte, sino además en la cotidiana incertidumbre, puessistemáticamente se violan nuestras garantías individua-les, como son nuestra libertad de pensamiento, de ex-presión, de reunión, de asociación, de culto y de prensa.Del mismo modo que se violan nuestros derechos políti-cos, laborales, cívicos y de salud sexual y reproductiva.

De acuerdo con la Asociación Mundial de MujeresPeriodistas y Escritoras, AMPE, Capítulo México, hasta 1998el 50% de los periodistas y locutores son mujeres: la par-ticipación de las mujeres en el radio es del 41% y en losdiarios es del 30%, en tanto que el 30% de quienes pro-

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ISABEL BARRANCO

cesan la información como redactoras, cablistas, secre-tarias y auxiliares son también mujeres.

Hablamos de mujeres que tan sólo trabajan en el Dis-trito Federal, en más de 20 diarios, dos canales de televi-sión estatal y ocho canales privados, en 55 estaciones deRadio en amplitud y frecuencia modulada, así como enrevistas de corte político y cultural, semanarios y agen-cias informativas. Sólo el 25% de las mujeres que labo-ran en estos medios ocupan puestos de decisión, el res-tante 75% son hombres quienes detentan la propiedad yel poder además de establecer las políticas y administra-ción de los mismos.

En cuanto a las condiciones laborales, el panoramano es tan halagador para las comunicadoras o periodis-tas. La mayoría de estas mujeres son víctimas del hosti-gamiento, acoso y abuso sexual. Sin embargo, algunasde estas mujeres no están conscientes de la situación,pues ven como algo natural el asedio sexual de los hom-bres como propios de su condición de género. Sin des-cartar la complicidad masculina que se da entre las auto-ridades y el reportero.

En este rubro se han reportado varios casos por hos-tigamiento sexual, violaciones que quedan olvidadas enlos archivos o en despidos injustificados, calificando a lareportera de conflictiva y puta.

Otras periodistas no escapan de la violencia familiarque padecen por parte de sus cónyuges y colegas de pro-fesión. En 1996 Ada Marina Gama Bocanegra, reporteradel Instituto Mexicano de la Radio (IMER) fue remitida alreclusorio femenil norte, acusada de robo por un montoaproximado de 500 mil pesos después de haber denun-ciado a su esposo, el ex reportero de La Jornada, José

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PERIODISMO DE MUJERES

Ureña (cuyo salario no rebasaba los 20 mil pesos men-suales), luego de golpearla de manera brutal.

Otra de las violaciones a nuestros derechos laboralescomo tejedoras de la palabra, como cariñosamente nosllama nuestra maestra Sara Lovera, es la falta de contra-tos definitivos y sus correspondientes prestaciones so-ciales de Ley.

Las empresas periodísticas o informativas contratany recontratan a jóvenes egresadas de las diversas escuelasde comunicación y periodismo,1 jóvenes mujeres quepensaron haber estudiado una carrera corta y exitosa (en-tiéndase por éstas las escuelas técnicas y privadas quedía a día merman el ya debilitado compromiso social,científico y académico, así como la ética profesional delos egresados de las universidades públicas, donde lasmenos son contratadas por periodos a prueba de tresmeses, sin salario y horario fijos, sólo con pago de viá-ticos).

Por otro lado, tenemos los despidos injustificados,2

la censura, las renuncias “voluntarias”, las restricciones yaccidentes laborales, suspensión por cierre temporal, blo-queo publicitario, espionaje, amenazas, golpes, secues-tros, robos, allanamientos, atentados y demandas pena-les, entre otras violaciones a las garantías individuales ya los derechos políticos, laborales, de salud y cívicos,pero ante todo el derecho a informar, de las y los perio-distas.

Cabe señalar que el sexenio más sanguinario y repre-sivo fue el de Carlos Salinas de Gortari, con 645 casos.De este total 554 fueron agresiones y violaciones directascontra las y los periodistas, mientras que 91 casos fueronagresiones hechas contra algún medio de comunicación.

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Si pasamos al plano político y económico, tenemosque a raíz del tratado de libre comercio, el levantamientoen Chiapas, así como los conflictos registrados en losEstados de Tabasco, de México, Oaxaca, Guerrero,Tamaulipas y los feminicidios ocurridos en Ciudad Juárez,los casos de amenazas, represión y censura, se hanagudizado más tanto por parte de las autoridades guber-namentales como de los propietarios de las empresas in-formativas.

En consecuencia de lo anteriormente esbozado, es queun puñado de reporteras aglutinadas en grupos o de modoindependiente, hemos y estaremos insistiendo en la ne-cesidad de formar conciencia y sensibilidad sobre la con-dición de clase, edad, preferencia sexual y género, nosólo de las tejedoras de palabras, sino del más del 50%de la población conformada por mujeres, mediante elperiodismo feminista que, de acuerdo con nuestra amigay colega Isabel Inclán:

Es una forma de hacer periodismo donde lasmujeres son sujeto y objeto de estudio, analiza ycuestiona su condición de género, desde una pers-pectiva histórico-social y en donde se ponga enevidencia las diversas formas de organización delas mujeres, sin distingo de clase, etnia, religión,preferencia sexual; que buscan una mejor condi-ción de vida, un reconocimiento y un trato comoseres humanos, es decir, que no exista discrimi-nación, ni opresión por el hecho de pertenecer auno u otro género.

Y yo agregaría, un pensamiento no sexista, que pretendecambiar la condición de las mujeres, romper con los ro-

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les establecido, socializar la maternidad y el trabajo do-méstico, así como la educación a la infancia, respetar alos derechos sexuales y reproductivos que han encade-nado a las mujeres impidiéndoles o excluyéndolas de lavida pública y política del país.

A dos años de hacer periodismo feminista con misestudiantes, de crear nuestros propios medios de expre-sión, de planearlos, administrarlos, de crearlos y culti-varlos, hemos aprendido que el derecho a la informacióny la libertad de expresión además de ser un compromisosocial y de ética profesional, son nuestros derechos inhe-rentes y fundamentales, así como nuestra obligación deinformar a la comunidad con la que nos relacionamos ynos reconocemos.

NOTAS

1 Hoy, nuestro México globalizado, cuenta con el 71.6% delicenciaturas en Comunicación, alrededor de 370 en escuelasprivadas y un 28% en escuelas públicas. Con un total de 25 mil 972alumnos, de los que más de la mitad son mujeres.

2 Durante la administración de Ernesto Zedillo, la periodistaMiroslava Breach del Diario de Chihuahua, fue acusada de propor-cionar a otros periódicos (La Jornada) fotografías que muestran lagolpiza propinada a indígenas tarahumaras por parte de los agentesjudiciales.

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ATENCIÓN DE LA VIOLENCIA FAMILIAR, UNA EXPERIENCIA

TELEFÓNICA HACIA UNA CULTURA DE SENSIBILIZACIÓN

José Luis Mora Castro*

LA POBLACIÓN DEL DISTRITO FEDERAL, como la de cualquiergran urbe, manifiesta comportamientos y actitudes so-ciales que inducen a las personas a crear estilos de vidaque se reflejan en las relaciones personales entre los dife-rentes grupos de población y entre los integrantes de lasfamilias.

Los eventos resultantes de dichas relaciones permi-ten identificar necesidades específicas para las cuales, lasinstituciones de gobierno, fincan los servicios que garan-ticen una convivencia pacífica, destacando aquellos queatienden la violencia familiar.

ESQUEMAS DE ATENCIÓN POR TIPO DE POBLACIÓN QUE VIVE LA

VIOLENCIA: NIÑAS, NIÑOS, MUJERES, JÓVENES Y ADULTOS

La violencia familiar debe ser atendida desde la perspec-tiva de quien la vive, sin dejar de lado aquellos sectores

* Director General de Locatel.

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JOSÉ LUIS MORA CASTRO

de la población más vulnerables ante problemáticas so-ciales: niñas, niños, jóvenes, mujeres y adultos mayores.

Si consideramos que la violencia familiar puede seremocional (insultos, amenazas y otras expresiones ver-bales que devalúan a la persona), física (golpes en algunaparte del cuerpo) y sexual (desde insinuaciones e insul-tos de contenido sexual hasta violaciones), es necesariosensibilizar al personal que atiende a los receptores deésta.

Para atenderla se debe contar con capacidad y habili-dad para comprender las necesidades de las personasinvolucradas: escuchar su tono de voz, silencios y for-mas de expresión, entender sus ideas, sentimientos e in-quietudes con una actitud de respeto y apertura. Estavisión es parte del éxito de la atención integral propor-cionada en Programas Especiales de Locatel, que tienena su cargo médicos, psicólogos y abogados y la cual de-seamos compartir.

EL SERVICIO TELEFÓNICO UN MEDIO PARA APOYAR LA ATENCIÓN

DE LA VIOLENCIA FAMILIAR.

La atención telefónica ofrece un espacio confidencial deescucha a la población, anónima, en un ambiente de con-fianza y respeto a las ideas, lo que facilita la expresión desentimientos y emociones, que en ocasiones resulta difí-cil compartir.

• Los usuarios tienen la libertad para acercarse al ser-vicio en el momento oportuno para ellos, en donde seofrece atención sin límite de tiempo, con la seguridad deque quien le atiende no emitirá juicios de valor; además,

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ATENCIÓN DE LA VIOLENCIA FAMILIAR, UNA EXPERIENCIA TELEFÓNICA

el servicio telefónico apoya a la población en la reflexiónde situaciones como la violencia familiar.

• Mediante la atención telefónica es posible recono-cer, identificar, desnaturalizar, prevenir y atender laviolencia familiar y al mismo tiempo fomentar rela-ciones de equidad entre la población, a partir del cono-cimiento de sus derechos, independientemente de sugénero y edad. En este caso, se apoya a la usuaria o usua-rio con indicaciones para preservar su salud, física omental;

• En Programas Especiales de Locatel, en sus diver-sas disciplinas, una prioridad de la atención telefónica esla detección de situaciones que ponen en peligro la inte-gridad física y emocional de quienes viven violencia fa-miliar. Es común que presenten alguna alteración o seencuentren en una crisis emocional que les limita el ejer-cicio de sus capacidades para enfrentar el conflicto. Eneste caso se contribuye al restablecimiento momentáneode la persona en la medida que se apoya a contener susemociones o evitar que éstas alcancen mayores nivelesde gravedad.

• La detección de los factores de riesgo es un elemen-to que debe estar presente en todo el curso de la llamada;así como la identificación a la violación de sus derechos,pues suele suceder que en ocasiones el usuario del servi-cio no se de cuenta de la violencia que está viviendo.

• El teléfono agiliza el contacto con redes de apoyoinstitucional, tiene bajo costo y de primera instancia evi-ta el desplazamiento de las personas, sobre todo paraquienes tienen dificultades por cuestiones económicas opor estar inhabilitados para efectuar movimientos.

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JOSÉ LUIS MORA CASTRO

EL TELÉFONO, MEDIO PARA CANALIZAR Y DIFUNDIR LAS

INSTANCIAS QUE BRINDAN ATENCIÓN A LA VIOLENCIA EN EL PAÍS

La violencia física generalmente se acompaña de violen-cia emocional, por lo que no es suficiente atenuar lasdolencias físicas sino que es necesario proporcionar unaatención integral que ayude al receptor a superaremocionalmente la situación. De ahí la necesidad deldesarrollo y promoción de instancias, gubernamentalesy no gubernamentales, especializadas en la atención in-mediata de la violencia familiar.

Esta demanda de atención rebasa la capacidad de re-cursos humanos y materiales de las instituciones; los usua-rios manifiestan malestar y desconfianza por tener queesperar mucho tiempo para ser atendidos o por el mal-trato que reciben del personal de la institución, lo queocasiona que las expectativas no sean cubiertas pues op-tan por no recibir la ayuda.

Se debe evitar un “doble maltrato” de las personasreceptoras de violencia, pues con frecuencia, acuden auna institución para dar seguimiento a la atención tele-fónica y son objeto de un maltrato verbal o psicoemo-cional por parte del personal de las instituciones me-diante actitudes y frases como: “Seguramente su esposole pegó porque algo le hizo”, “mejor vaya a preparar lacomida a su casa...”, “¿Pues qué hizo usted para que lepegaran?, algo tuvo que haber hecho”, “Para qué se ponefalda, no ve que eso provoca a los hombres”.

De lo anterior surge una primera recomendación:generar una cultura en los servidores públicos que atien-den a la población que vive eventos de violencia, de com-prender la importancia de la violencia en todo su espec-

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ATENCIÓN DE LA VIOLENCIA FAMILIAR, UNA EXPERIENCIA TELEFÓNICA

tro, y actuar en forma correspondiente para proteger alofendido, al que es receptor de la violencia.

IMPORTANCIA DE LA SENSIBILIZACIÓN Y CAPACITACIÓN CONTINUA

SOBRE EL TEMA DE VIOLENCIA FAMILIAR DE LOS SERVIDORES

PÚBLICOS

En los Programas Especiales de Locatel se cuenta conprocesos que permiten analizar los conocimientos de loscandidatos a atender esta temática, sus actitudes, pensa-mientos, emociones y valores, mismos que se corrobo-ran en talleres sobre proyectos y calidad de vida, equi-dad de género, derechos humanos y violencia familiar,lo que ayuda a determinar el grado de sensibilización delcandidato.

Algunos de los procesos de la atención telefónica, enlos Programas Especiales de Locatel son: la empatía, laescucha activa, la contención emocional, la respon-sabilización de las decisiones, así como un adecuadomanejo de la información de las actividades de las insti-tuciones que atienden violencia; dichos procesos estánencaminados a promover en la persona el conocimientoconsciente de la violencia que vive en el momento de lasolicitud de ayuda.

El servicio telefónico facilita el enlace de las personasusuarias con las instituciones que ofrecen atención pre-sencial e integral; sin embargo, es necesario diseñar es-trategias de atención y seguimiento de las problemáticasde violencia familiar para exhortar a la población a utili-zar los servicios que ofrecen las instituciones.

Existe desconocimiento entre las mismas institucio-nes sobre los servicios que ofrecen en materia de violen-

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JOSÉ LUIS MORA CASTRO

cia familiar, por lo que mediante el fortalecimiento deuna red institucional, así como la definición de mecanis-mos de seguimiento y atención será posible realizar ac-ciones en favor de la disminución de la violencia.

Mecanismos que se pueden ver representados en unaprimera fase, son la puesta en marcha de la red de Refe-rencia y Contrarreferencia (RRC) del Programa de Preven-ción al Delito, la Violencia y las Adicciones (PDVA), pro-movido por la Secretaría de Desarrollo Social de DistritoFederal.

Mediante este Programa los médicos, abogados y psi-cólogos de Locatel, en primera instancia, detectan aque-llos eventos relacionados con la violencia familiar, sobretodo en momentos críticos en que la violencia acaba depresentarse y existe alguna crisis emocional o malestarfísico.

Este personal tiene en cuenta la importancia de aten-der esta problemática como una situación que requiereun tratamiento de mediano o largo plazo, ya sea en elplano de la prevención o la atención al verse involucradosel aspecto físico y psicoemocional. Así, el funcionamien-to de la red institucional ofrece una serie de actividadesinstitucionales, encaminadas a prevenir la violencia fa-miliar y también, en situaciones en donde ya no es posi-ble prevenir, pues la violencia ya está presente, la canali-zación se realiza teniendo en cuenta las actividadesinstitucionales que pueden apoyar al usuario a superarsu problemática.

Una de las prioridades para referir o canalizar a losusuarios son las instituciones del Gobierno del DistritoFederal, situación que permite contar con servicios gra-tuitos, al alcance de la mayoría de las personas quienes

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ATENCIÓN DE LA VIOLENCIA FAMILIAR, UNA EXPERIENCIA TELEFÓNICA

se acercan a este centro telefónico; sin embargo, es im-portante reflexionar que en varias ocasiones las depen-dencias no cuentan con el suficiente personal e infraes-tructura necesaria para dar atención a la gran cantidadde usuarios quienes solicitan una atención presencial. Esteúltimo aspecto tiende a generar falsas expectativas, puessi se ofrece como una alternativa que no cumple su co-metido, se corre el riesgo de que las personas pierdancredibilidad en los servicios que se ofrecen.

Las instituciones privadas ofrecen atención perso-nalizada y con costo, una gran ventaja de estas institu-ciones es que ofrecen una atención inmediata; la pobla-ción usuaria, en algunas ocasiones, prefiere acudir a ellas,por inmediatez, por los niveles de riesgos identificados ypor la calidad y calidez que reciben en su atención. Unadesventaja de este tipo de instituciones es que no estánal alcance de toda la población y no se cuenta con sufi-cientes centros en varios puntos de la ciudad.

Otro grupo de instituciones son las Asociaciones Ci-viles sin fines de lucro quienes ofrecen atenciónpersonalizada y con cuotas bajas de recuperación paralos usuarios. Cuentan con diversos centros en varios pun-tos de la ciudad, lo que facilita el acercamiento inmedia-to y la recepción de atención integral en corto tiempo.Una desventaja es que, a pesar de contar con costos ac-cesibles para muchas personas no está a su alcance.

Como parte del reforzamiento de la red institucional,en Locatel trabajamos para establecer convenios o basesde colaboración institucionales a fin de llevar a cabo unseguimiento de la atención institucional a partir de lacanalización realizada por Locatel. Estos convenios de-ben prever los aspectos profesionales necesarios para la

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JOSÉ LUIS MORA CASTRO

atención integral de la población canalizada tales como: aten-ción psicológica, médica y jurídica, estableciendo al mis-mo tiempo mecanismos de control de calidad de la aten-ción proporcionada, pues la desconfianza de la po-blación hacia las instituciones trae como consecuenciaque el usuario vuelva a comunicarse para aclarar inquie-tudes o confirmar procedimientos, expresando su dis-gusto por la calidad del servicio y trato recibido. Esta-mos convencidos de que detrás de Locatel debe existiruna red de servicios de gobierno que permitan la ade-cuada canalización y atención de la población que vivesituaciones de violencia familiar, hoy en día estamos com-prometidos en esta ardua labor.

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¿QUÉ RECURSOS EXISTEN PARA NO VOLVER

CON EL AGRESOR?

Ignacio Jesús Santana Ruiz*

EN UNA INVESTIGACIÓN DE WALKER (1979) se observó la exis-tencia de un patrón que prevalece en la mayoría de lasrelaciones abusivas y que se manifiestan en forma cícli-ca, por lo que se denominó el círculo del maltrato. Estecírculo cuya intensidad, frecuencia y duración varían se-gún el caso, está compuesto por tres fases: la tensión, elepisodio de violencia y la luna de miel.

La fase de la tensión se caracteriza por una escala gra-dual de tensión que tiene como origen los problemascotidianos y se manifiesta con agresiones pasivas. En prin-cipio, la mujer intenta clamar, complacer o no hacer aque-llo que pueda molestar; por ejemplo, no usar ropa queno él no quiere, visitar a su familia, preparar la comidaque más le gusta: de esa forma siente que puede contro-lar la agresión.

Sin embargo, estas tensiones aumentan hasta llegar asu punto culminante en la fase de agresión, donde el

* Uapvif Álvaro Obregón.

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IGNACIO JESÚS SANTANA

episodio puede empezar con maltrato psicoemocional(insultos, prohibiciones, etcétera) y llegar a los abusosfísicos y sexuales. Algunas veces la mujer precipita estainevitable explosión de violencia para poder controlardónde y cuándo ocurre, lo que le permite tomar medidaso precauciones para ocultar sus heridas o minimizar sudolor.

Después del episodio de violencia sigue la fase de laluna de miel en la cual el agresor se siente culpable porlo sucedido, pide perdón y demuestra su arrepentimien-to con regalos y buenas acciones, con el objetivo de re-parar el daño, promete que no volverá a pasar y existe unlado bueno en su pareja y que es posible el cambio en surelación, siempre y cuando ella lo ayude. De esta manerala mujer se queda atrapada en la relación.

Las mujeres que viven en una situación de violenciafamiliar se ven afectadas en numerosos aspectos de suvida, comenzando por su autoestima. Es decir, se refuerzasu inseguridad, su dependencia, se desvaloriza, se sien-ten incapaces, les cuesta mucho encontrar sus cualida-des positivas; de acuerdo con lo aprendido desde la in-fancia, se sienten culpables y que no sirven para nada, ypocas veces o nunca piensan en sus virtudes, capacida-des y recursos.

Otra área afectada es la de las relaciones interperso-nales, las mujeres maltratadas suelen aislarse, el hechode no poder compartir lo que les sucede con otras muje-res, muchas veces por miedo o vergüenza, las aleja de lagente de manera tanto física como emocional.

La sensación de impotencia, inferioridad e indefen-sión aprendida dificultan la capacidad de las mujeres paraejercer su autonomía, asumir su responsabilidad y su

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¿QUE RECURSOS EXISTEN PARA NO VOLVER CON EL AGRESOR?

poder para tomar decisiones, lo que a su vez repercuteen su responsabilidad de abandonar la relación abusiva.El miedo de no ser capaces de mantenerse (económica oemocionalmente) lejos de la pareja, proviene de una ac-titud dependiente, constantemente reforzada por la fa-milia, medios de comunicación, entre otros.

¿QUÉ RECURSOS EXISTEN PARA NO VOLVER CON EL AGRESOR?

Abordar el tema en cuestión nos traslada de forma inme-diata a la problemática de la violencia familiar, así pues,es preciso exponer que la violencia emerge como uno delos mayores obstáculos en el desarrollo, produciendo efec-tos negativos en la productividad de una sociedad y ensu sano devenir. Se considera que es necesario educar alpúblico sobre los altos costos sociales que implica la vio-lencia y sobre la necesidad de fortalecer el desarrollo dela familia, visualizar a la misma como parte integral de lavida, de la sociedad y, finalmente, como actor central dela cultura de la no violencia.

La violencia familiar afecta especialmente a mujeresy niños —aunque también, minoritariamente, a hom-bres—, se registran quebraduras, pérdidas de dientes,cuchillazos, etcétera. Es menester precisar que cuandohablamos de violencia en el ámbito de lo familiar, habla-mos de vínculos asimétricos, donde, en general, uno delos integrantes se siente superior y con legítimo poderpara controlar e indicar a los demás el curso de sus actos.Aquel que es poseedor de los dispositivos de poder (porejemplo toma de decisiones y manejo del dinero) y quelo acciona omitiendo el consenso y sobre la voluntad delos demás integrantes, creándose así una dependencia.

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IGNACIO JESÚS SANTANA

En ese orden de ideas, y particularmente cuando la pro-bable receptor(a) de violencia se da cuenta de su situa-ción, busca el auxilio para alejarse de su agresor y enconsecuencia se torna indispensable la existencia de re-cursos para romper dicha dependencia.

Respecto de los recursos podemos hablar de tresrubros, a saber: recursos legales, recursos económicos yrecursos sociales.

Recursos legales

Para el estudio de este rubro, empezaremos diciendo queson todos aquellos recursos establecidos en las leyes paracasos particulares. En México, el marco jurídico relativoa la violencia familiar es el siguiente:

a) Código Civil vigente para el Distrito Federal.

Uno de los recursos legales más importantes con los quecuenta el probable receptor(a) es el divorcio, instituciónregulada por el Código sustantivo de la materia, en elTítulo Quinto, capítulo X, artículos 2666 a 291. Al res-pecto cabe hacer la aclaración de que el divorcio

Disuelve el vínculo matrimonial y deja a los cón-yuges en aptitud de contraer otro. Se clasifica envoluntario y necesario. Es voluntario cuando sesolicita en común acuerdo por los cónyuges y sesubstanciará administrativa y judicialmente, se-gún las circunstancias del matrimonio. Es nece-sario cuando cualquiera de los cónyuges lo recla-ma ante la autoridad judicial, fundado en una o

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¿QUE RECURSOS EXISTEN PARA NO VOLVER CON EL AGRESOR?

más de las causales a que se refiere el artículo 267de la Ley en comento.1

De lo anterior se desprende un segundo recurso legal—separación de los cónyuges—,2 es decir, en un Juiciode Divorcio Necesario el Juez puede decretar, a peti-ción de la parte actora, la separación de los cónyuges,como una medida provisional, lo anterior debido a quese presume la existencia de peligro y riesgo de sufrir porviolencia familiar como seguramente lo narró la parteactora [receptor(a) de violencia] en el escrito inicial dedemanda. De la misma manera en los casos en que elJuez de lo Familiar lo considere pertinente, de confor-midad con los hechos expuestos y las causales invoca-das en la demanda, tomará las siguientes medidas, conel fin de salvaguardar la inferioridad y seguridad de losinteresados que, tratándose de violencia familiar deberásiempre decretar:3

1. Ordenar la salida del cónyuge demandado de lavivienda donde habita el grupo familiar.

2. Prohibición al cónyuge demandado de ir al lugardeterminado, tal como el domicilio o el lugar donde tra-bajan o estudian los agraviados.

3. Prohibir al cónyuge demandado se acerque a losagraviados a la distancia que el propio Juez considerepertinente.

b) Código Penal Vigente para el Distrito Federal.

En el caso de materia penal después de haber denuncia-do hechos ilícitos que se encuentran relacionados con laviolencia o agresión —violencia familiar, lesiones, viola-

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IGNACIO JESÚS SANTANA

ción— corresponde al Ministerio Público, en Averigua-ción Previa, ordenar la detención o retención y solicitarcuando proceda la orden de aprehensión.4 Correspondeal Juez, en la etapa de procedimiento judicial dictar, ensu caso, Auto de Formal Prisión, lo anterior tiene funda-mento en el numeral 297 del Código de ProcedimientosPenales para el Distrito Federal. Posteriormente, se se-guirá proceso en contra del agresor, y a la conclusiónde éste el Juez dictará sentencia. En el caso del delito deviolencia familiar, el juez podrá imponer de seis meses acuatro años de prisión, pérdida de los derechos que ten-ga respecto a la víctima, incluidos los de carácter suceso-rio y en su caso, a juicio del juez, prohibición de ir allugar determinado o de residir en él, al cónyuge, concu-bina o concubinario, o el que tenga relación de pareja,pariente consanguíneo en línea recta ascendente o des-cendente sin limitación de grado, al pariente colateralconsanguíneo o afín hasta el cuarto grado, al tutor, alcurador, al adoptante o adoptado, lo anterior con funda-mento en el artículo 200 del Código de la Materia.

En el caso del delito de lesiones se podrá imponer: detreinta a noventa días multa, si las lesiones tardan en sa-nar menos de quince días, de seis meses a dos años deprisión cuando tarden en sanar más de quince días ymenos de sesenta días, dos a tres años seis meses de pri-sión si tardan en sanar más de sesenta días, de dos acinco años de prisión cuando dejen cicatriz permanente—notable en la cara—, de tres a cinco años de prisión siproducen pérdida de cualquier función orgánica, de unmiembro o de un órgano, o de una facultad, o causenuna enfermedad incurable o una deformidad incorregi-ble; y de tres a ocho años de prisión cuando pongan en

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¿QUE RECURSOS EXISTEN PARA NO VOLVER CON EL AGRESOR?

peligro la vida, lo anterior tiene sustento legal en el nu-meral 130 del Código en cita.

Finalmente, tratándose del delito de violación, y si-guiendo el contenido del artículo, se podrá imponer unapena de 6 a diecisiete años de prisión.

c) Ley de Asistencia y Prevención de la Violencia Fami-liar para el Distrito Federal.

Este ordenamiento jurídico, prevé procedimientos ad-ministrativos cuyo propósito esencial es el de atender yprevenir la problemática de violencia familiar, dichos pro-cedimientos son de conciliación, amigable composicióno arbitraje y el administrativo. El primero de ellos tienela finalidad de que se celebre un acuerdo entre quienesse encuentran ante un conflicto de intereses, con objetode evitar un juicio o finalizar rápidamente uno ya inicia-do. Este convenio debe incorporar las sugerencias querealicen el área social y psicológica, imponiéndoles laobligación de participar en terapia, permitir la visita delresponsable de trabajo social, etcétera. El segundo de losprocedimientos se lleva acabo si el generador(a) va a lacita, pero se niega a llegar a un acuerdo, el profesionistaen abogacía de la Unidad dará otra alternativa para solu-cionar el problema, lo que se denomina Amigable Com-posición o Arbitraje, para establecer un acuerdo cuyoscompromisos son establecidos por dicho profesionista dela Unidad, quien deberá revisar las pruebas que sean apor-tadas por las partes y dictar una resolución. Este proce-dimiento sólo se llevará a cabo cuando alguna de las par-tes no desea resolver el conflicto de violencia familiarpor ninguno de los procedimientos anteriores. También

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IGNACIO JESÚS SANTANA

se puede realizar por el incumplimiento al convenio y ala Resolución de Amigable Composición o Arbitraje lle-vados en la Unidad, en el caso de reincidencia la aplica-ción de sanciones e incluso arresto por 36 horas.

Recursos económicos

Es de gran relevancia este rubro, pues al existir depen-dencia económica con el agresor, las posibilidades dedejarlo se reducen; por tal motivo en diversos casos, esindispensable para la receptora de violencia familiar con-tar con alguna forma de trabajo que les permita obtenerlos ingresos económicos para independizarse económi-camente. A continuación, se presentan dos cuadros, loscuales contienen información estadística acerca del tópi-co que nos permite visualizar datos, el primero de elloses un cuadro que arroja datos de la población económi-camente activa, del periodo 1991-2002, y el segundocuadro arroja los datos acerca de la tasa porcentual de lapoblación desempleada, por el periodo antes señalado;en ambos cuadros se hace una clasificación por sexo.

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¿QUE RECURSOS EXISTEN PARA NO VOLVER CON EL AGRESOR?

POBLACIÓN ECONÓMICAMENTE ACTIVA SEGÚN SEXO

Fuente Para 1991: INEGI-STPS. Encuesta Nacional de Empleo,1991, Aguascalientes, Ags. 1993

Para 1993: NEGI -STPS. Encuesta Nacional de Empleo, 1993,Aguascalientes, Ags. 1994

Para 1995: NEGI-STPS. Encuesta Nacional de Empleo, 1995, Base dedatos, Aguascalientes, 2003

Para 1995: NEGI-STPS. Encuesta Nacional de Empleo, 1996, Base dedatos, Aguascalientes, 2003

Para 1995: NEGI-STPS. Encuesta Nacional de Empleo, 1997, Base dedatos, Aguascalientes, 2003

Para 1998-2001: NEGI-STPS. Encuesta Nacional de Empleo, 2001,Base de datos, Aguascalientes, 2003

Para 2002: NEGI-STPS. Encuesta Nacional de Empleo, 2001, Base dedatos, Aguascalientes, 2003

Año1991199319951996199719981999200020012002

Total

31 229 04833 651 81236 195 64136 831 73438 584 39439 562 40439 648 33340 161 54340 072 85641 085 736

Hombres

21 630 01323 243 46624 347 60724 814 96525 394 09826 146 56926 295 84026 418 35526 415 55026 888 135

Mujeres9 599 035

10 408 03411 848 34612 016 76913 190 29613 415 83513 352 49313 743 18813 657 30614 197 601

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IGNACIO JESÚS SANTANA

TASA DE DESOCUPACIÓN SEGÚN SEXO, 1991–2001

Fuente Para 1991: NEGI-STPS. Encuesta Nacional de Empleo,1991, Aguascalientes, Ags. 1993

Para 1993: NEGI -STPS. Encuesta Nacional de Empleo, 1993,Aguascalientes, Ags. 1994

Para 1995: NEGI-STPS. Encuesta Nacional de Empleo, 1995, Base dedatos, Aguascalientes, 2003

Para 1995: NEGI-STPS. Encuesta Nacional de Empleo, 1996, Base dedatos, Aguascalientes, 2003

Para 1995: NEGI-STPS. Encuesta Nacional de Empleo, 1997, Base dedatos, Aguascalientes, 2003

Para 1998-2001: NEGI-STPS. Encuesta Nacional de Empleo, 2001,Base de datos, Aguascalientes, 2003

Para 2002: NEGI-STPS. Encuesta Nacional de Empleo, 2001, Base dedatos, Aguascalientes, 2003

Recursos sociales

La familia como una parte nuclear de la sociedad y éstacomo parte integrante del Estado requiere soluciones asus demandas, provenidas de los problemas actuales, por

Año

1991199319951996199719981999200020012002

Total Hombres Mujeres

2.22.44.93.72.62.31.81.61.71.9

1.72.14.73.52.22.01.51.51.61.9

3.43.15.34.23.42.82.21.81.92.0

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¿QUE RECURSOS EXISTEN PARA NO VOLVER CON EL AGRESOR?

lo que se refiere al tema en cuestión se han creado insti-tuciones que asisten la problemática desde las diversasáreas, como la jurídica, la psicológica y la social; asimis-mo se ha dado respuesta a dichas demandas creándoseprogramas gubernamentales; de igual forma es impor-tante hacer mención que dentro de este rubro se consi-deró como otro de los recursos el apoyo de la familia:

a) Instituciones de Asistencia a la Problemática. enMéxico:

• Comisión de los Derechos Humanos del DistritoFederal

• Dirección General de Equidad y Desarrollo Social• Dirección de Proyectos Sociales para las Mujeres y

la Infancia• Dirección deAtención y Prevención a la Violencia

Familiar• Unidades de Atención y Prevención a la Violencia

Familiar en las 16 Delegaciones Políticas en el DistritoFederal

• Centros Integrales de Apoyo a la Mujer• DIF

• Instituto de la Mujer DF

• Procuraduría Social• Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal

Para efectos de delimitar la presente exposición, men-cionaré los objetivos relativos a algunas de las institucio-nes antes citadas:

1. La Comisión Nacional de Derechos Humanos: pro-pone a las diversas autoridades del Distrito Federal, en

526

IGNACIO JESÚS SANTANA

el ámbito de su competencia, la formulación de proyec-tos de las modificaciones a las disposiciones legislativas yreglamentarias, así como de prácticas administrativas quea juicio de la misma redunden en una mejor protecciónde los derechos humanos.

2. Dirección General de Equidad y Desarrollo Social:diseña, propone y ejecuta programas y acciones en ma-teria de violencia familiar que determine la Secretaría deEducación, Salud, Desarrollo Social en términos de lodispuesto por la Ley de la materia.

3. Dirección de Proyectos Especiales para las Muje-res y la Infancia: promueve, coordina e institucionalizapolíticas sociales dirigidas al cumplimiento de los dere-chos de la niñez y las mujeres, para propiciar la equidade igualdad de oportunidades, su empoderamiento y laelevación de su calidad de vida, a través del mejoramientoy adecuación de los servicios en educación, salud, re-creación, cultura y medios de comunicación, tomandoen cuenta las condiciones, la problemática y especifici-dad de las y los integrantes de estos grupos prioritarios,para impulsar su inclusión y fomentar la participaciónsocial, y así, generar compromisos de corresponsabilidadque permitan el respeto y la justicia social.

4. Instituto de la Mujer DF: difunde las convencionesy tratados internacionales firmados por nuestro país paraimpulsar su cumplimiento; proponer reformas legislati-vas para la protección de la mujer, promueve acuerdosde cooperación con organismos nacionales e internacio-nales para fomentar el respeto a la dignidad de género.Además de coordinar conjuntamente con las Delegacio-nes los Centros Integrales de Apoyo a la Mujer.

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¿QUE RECURSOS EXISTEN PARA NO VOLVER CON EL AGRESOR?

b) Programas SocialesEl Gobierno Federal preocupado por la atención del ramo20 del Presupuesto de Egresos Federal, relativo aDesarrollo Social Nacional, estableció para el ejercicio2002, programas sociales, los cuales son:

• Programas Regionales Zonas de Alta Marginación• Iniciativa Ciudadana• Estatales por Demanda• Oportunidades Productivas: Jóvenes por México• Expertos en Acción y Empleo Temporal

c) Apoyo por parte de familiares y amigosHay ocasiones en que la familia o los amigos de la per-sona que es agredida le brindan a ésta alojamiento, yasea temporal o permanente, con el propósito de que sealeje del agresor, o bien en diversas ocasiones fingen comoapoyo emocional o moral, pues ayudan buscandoalternativas de solución en el ámbito institucional o le-gal, realizando acompañamientos, brindándoles fortalezay seguridad en la toma de decisiones.

NOTAS

1 Artículo 266 del Código Civil para el DF vigente.2 Artículo 282 de la ley de la materia, fracción 1.3 Artículo 282 de la ley de la materia, fracción VII.4 Articulo 3 del Código de Procedimientos Penales para el DF,

vigente.

528

IGNACIO JESÚS SANTANA

BIBLIOGRAFÍA

GONZÁLEZ TORRES, Martha Gabriela y Melchor AYALA SALAZAR, El ma-trimonio y sus costumbres. México: Trillas, 2001.

PÉREZ DUARTE, Alicia Elene et al., El derecho en México, una visión enconjunto. Derecho de familia. México: UNAM-IIJ, 1991.

ARELLANO GARCÍA, Carlos, Práctica forense civil y familiar, 22ª ed. Méxi-co: Porrúa, 2000.

DOCUMENTOS

MEYENBERG VALERO, Itzel et al., Los derechos humanos son tuyos. Méxi-co: Secretaría de Desarrollo social, Dirección General de Equi-dad y Desarrollo Social, 1999 (Serie Mujeres).

CARMONA LÓPEZ, Adriana y María Guadalupe MERCALO ESPINISA, Guíapara capacitación. México: Secretaría de Desarrollo Social, Di-rección General de Equidad y Desarrollo Social, 1999 (SerieViolencia Familiar, II)

LEGISLACIÓN VIGENTE

Código Civil Vigente para el Distrito Federal.Código Penal Vigente para el Distrito Federal,Código de Procedimientos Penales para el Distrito Federal.Ley de Asistencia y Prevención de la Violencia Familiar para el Dis-

trito Federal.

OTROS

<www.inegi.gob.mx/est/contenidos/espanol/tematicos/mediano/anu.asp?t=mtra02&c=3651>.

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VIOLENCIA Y MUJERES INDÍGENAS EN LA BAJA

TARAHUMARA

Claudia J. Harris*

LA VIOLENCIA, COMO SEÑALA GÉRARD MARTIN (Nieburg enMartin, 2000: 161) es un fenómeno profundamente am-biguo. Una definición universal se nos escapa ya que susignificado es culturalmente específico y sujeto a distin-tas perspectivas u otras circunstancias históricas, políti-cas y económicas. La violencia se manifiesta de muchasmaneras físicas y verbales, puede ser individual o colec-tiva, de forma legal dirigida por el Estado o ilegal subver-siva, o como una forma de resistencia. La violencia tienesus matices, evidentes son los fenómenos de racismo ydiscriminación, de desventaja por clase social, por iden-tidad étnica, así como sus distintos impactos en cuanto alos géneros.

En la Sierra Tarahumara, por un lado, hay violenciajustificada y autorizada por el Estado. En el caso de losgrupos indígenas de Pimas, Guarijíos y Tarahumaras, la

* Instituto de Investigaciones Antropológicas de la UniversidadNacional Autónoma de México.

530

CLAUDIA J. HARRIS

presencia de militares violenta físicamente a las perso-nas y a las prácticas culturales en las comunidades. Mien-tras que otras formas de violencia se manifiestan por losgrupos mestizos locales en sus hábitos de usar armas defuego, práctica que también violenta físicamente a las per-sonas, y por sus discursos que descalifican el uso de laslenguas indígenas, las burlas de sus costumbres o de susprácticas rituales tradicionales.

En una definición reducida, podemos conceptualizara la violencia contra los indígenas de la sierra como unaacción de dominación física o simbólica de una entidado entidades sobre otras. Es decir, las relaciones de poderque ciertos actores sociales ejercen sobre otros.

La experiencia cotidiana de violencia para las muje-res indígenas también se manifiesta en formas verbales yfísicas evidentes, cuando el uso de sus lenguas es desca-lificado por personas del grupo dominante en las escue-las o en los ámbitos cotidianos; en la violencia sexualque sufren cuando ellas andan solas en el monte, los asal-tos, las matanzas de sus familiares, las rupturas de susfiestas tradicionales y como señala Linda Green (1995),hasta los rumores de violencia y venganza representanformas de crear una incertidumbre que violenta el esta-do mental.

La violencia que enfrentan las mujeres en las comu-nidades indígenas serranas es cotidiana y constante. Raravez de naturaleza doméstica, la violencia social se mani-fiesta de muchas maneras y hace tiempo sobre las muje-res en formas particulares, ejemplificada por una mujerguarijio cuando dijo:

531

VIOLENCIA Y MUJERES INDÍGENAS EN LA BAJA TARAHUMARA

Yo parí mis hijos como chiva, solita, ni con par-tera, mi mamá venía a ayudarme y pues, cuandonació Rosa yo quedé aquí sola y empezó unabalacera en la plaza, por eso de las armas fuertesy llegaban las balas hasta acá y unos entraron enla cocina y se pegaron contra los muros, uno sequedó adentro de la puerta y pues yo me alivié.Este año pensé que ninguno de nosotros íbamosa sobrevivir.

Su testimonio nos indica algunas de las distintas mane-ras en que las mujeres serranas viven la violencia porestar en una situación social inmersa en una lógica don-de los tiroteos representan la forma “normal” para resol-ver conflictos locales ente algunos mestizos cuya presen-cia predomina sobre los demás. Además su condición declase social baja violentaba a esta mujer, ya que no podíaacceder a una partera o a los servicios médicos que ellamisma consideraba como adecuados

Abordar una etnografía de la violencia de la sierratiene sus propias problemáticas, tanto en la seguridadpersonal como en la comprensión de los hechos socialesobservados. Durante un episodio violento, la situaciónes caótica, y el tiempo se distorsiona. La violencia comomomento social dis-funcional brota de manera impre-vista tanto durante rituales como en los momentos de laacción cotidiana. Además, como en otros momentos so-ciales, la violencia da resultado a múltiples perspectivase interpretaciones de los hechos por parte de los sobrevi-vientes. En esta situación, el conocimiento sobre las con-ductas consideradas localmente como “deseables” y unacomprensión de la ética local resultan ser herramientasindispensables para trabajar la zona. O como dijo Kovats-

532

CLAUDIA J. HARRIS

Bernat (2002), en estas circunstancias de violencia so-cial, la declaración del AAA (véase American AntropologicalAssociation en Kovats-Bernat, 2002), sobre la obligacióndel antropólogo de proteger a sus informantes pareceabsurdo, ya que en esta situación, son los informantesquienes protegen al antropólogo y no a la inversa.

Para las mujeres de estas comunidades, esta dis-funcionalidad se ha vuelto parte de su vida y de la me-moria colectiva. La vida de dichas mujeres está bajo unafuerte tensión e incertidumbre constantes, el miedo en-tonces es una forma de violencia silenciosa. En el caso dela sierra, no hay forma de medir a qué hora va a estallaruna balacera, o quién va a ser la próxima víctima. Estorepresenta una constante amenaza de ser violadas o deperder a un hijo o que el esposo funcione como un me-canismo de control social. Para muchas se presenta laincertidumbre de cómo sobrevivir en el campo cuandoquedan solas: sin marido y sin hijos. En una comunidadrural indígena, en donde la familia nuclear representa launidad básica de sustento, la pérdida de los hombres re-sulta devastadora económicamente, amenazando direc-tamente las posibilidades de sobrevivencia de los demás.

Por su parte, el miedo es una forma de violencia invi-sible (Green, 1995). Es el resultado de la percepción delpeligro el cual no es una experiencia individual. Ha pe-netrado la memoria social, dividiendo comunidades poraprensión y sospecha, no sólo a los extraños, sino tam-bién entre ellos mismos. El miedo permea el aire pero noes observable directamente. Fomenta ambigüedades,chismes y rumores que crean un ambiente de inseguri-dad. El miedo también se presenta como una relaciónracional de sobre-vivencia frente al peligro. Esta forma

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de defensa racional moldea formas de organización so-cial, que afecta las transformaciones en las tradicionesculturales de los guarijíos, transformaciones que han re-ducido muchos espacios sociales de estas mujeres, confi-nándolas a la vida doméstica y conformadas a los mode-los del occidente a la vez que tienden a reducir sus rolespúblicos en las fiestas tradicionales.

Tal vez es la violencia sexual la forma en que las mu-jeres indígenas han sido más violentadas en los últimosaños. La violación por parte de hombres armados es unapráctica que se ha convertido en algo que afecta de ma-nera permanente a sus vidas. Esta forma de agresión esuna manera de dominar, controlar, intimidar y, restrin-gir, para mantenerlas en su sitio.

Como indica Cathy Winkler (1995: 175) físicamenteel violador brutaliza el cuerpo de la víctima-sobreviviente,marcando, cicatrizando, golpeando, penetrando, devo-rando y liquidando. Emocionalmente violan los senti-mientos, controlando, dictando, manipulando, infiltran-do y demandando. Mentalmente toman autoridad sobresu identidad personal y cultural de las mujeres indíge-nas. De esta manera las mujeres sufren una disociación, unamuerte social física y simbólica (Winkler, 1991) que semantiene por meses, años o para el resto de sus vidas.

Es difícil concebir cómo deben sentir estas mujeres altener que continuar confrontando a sus agresores cons-tantemente cuando pasean por sus rancherías, armadosy a veces ebrios, y con una autonomía total. Así, la viola-ción funciona como mecanismo de control y restricciónsobre las mujeres y como forma de dominación étnica, alver que es el uso de las mujeres de los otros (Harris, 1998).

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De esta forma, la violencia cerrada hace una apropia-ción física del territorio que se reproduce de múltiplesmaneras: impone su territorio sobre los territorios étnicos,impone el uso de los mismos, lo cual se expone inclusoen la apropiación del cuerpo de las mujeres indígenas.

Por lo general, son las mujeres indígenas quienes re-sultan más sujetas de ser víctimas de la violencia sexualen comparación a las otras mujeres de su región. Estoforma parte de largos procesos históricos de subordina-ción de sus culturas por la sociedad dominante.

En estas comunidades no existen autoridades localescapacitadas para enfrentar esta situación. La denuncia encontra de los agresores no es una práctica común, pueslas redes de parentesco locales son de tal densidad queuna denuncia perjudica más a la víctima y a sus familia-res. Verdaderamente implica involucrarse en más pro-blemas, con los que mantienen el poder político local.

Un factor importante en la subordinación de las mu-jeres indígenas serranas es la impunidad que disfrutanlos agresores. La impunidad es un fenómeno que afectamuchas regiones apartadas del país y se presenta comoun serio obstáculo para los habitantes de estas comuni-dades en donde no existen los derechos humanos sinotodavía se opera la ley del más fuerte.

Muchos yoris roban a las muchachas, las desgra-cian y las dejan ahí tiradas como animales, puesves que eso le pasó a Luz María, saliendo de unbaile, como venía sola, un muchacho yori la aga-rró y la desgració, la dejó tirada como animal, lue-go fuimos a recogerla. Los yoris no hacen eso conlas yoris, pues saben que la familia de ellas los

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buscan y los matan y nosotros no, pues dicenque Dios los castiga pero yo veo que no, quesiguen ellos igual de bien.

Finalmente, la sierra tiene una larga historia de aislamien-to [carencia] de servicios y de autoridades estatales. Eneste contexto social, parece tener su función como me-canismo social, de ajuste de cuentas pero sobre todo encontra de las mujeres indígenas intentando obligarlas amantenerse dentro de los patrones de occidente, en don-de la mujer ideal “debe mantenerse en casa”.

BIBLIOGRAFÍA

GREEN, Linda, “Living in a State of Fear” en Nordstrom C. Robben A.C. G. M. (ed.), Fielwork Under Fire: Contemporary Studies ofViolence ando Survival. Berkley: University of California Press,1995.

HARRISS, Claudia, Las mujeres Warihó: Un estudio de género y violencia[tesis de licenciatura en etnología]. México: ENAH, 1998.

KOVATS-BERNAR , Chiristopher, “Negotiating Dangerous Fields:pragmatic Stategies for Fieldwork amid Violence and Terror”en American Anthropoligists 104 (1) pp. 208-222, marzo, 2002.

MARTIN, Gerard, “The tradition of Violence in Colombia: Materialand Symbolic Aspects” en Aijimer G. y J. Abbink (eds.), Meaningsof Violence: A cross cultural perspective. New York: Berg, 2000.

WINKER, Cathy, “Rape as Social Murder” en Antropology Today, 1 (3):12-14, 1991.

WINKER, Cathy y Penelope HAWKE, “Etnography of the Ethnographer”en Nordstrom C. y Roben A. C. G. M. (eds.), Fieldwork UnderFire: Contemporary Studies of Violence ando Survival. Berkley:University of California Press, 1995.

Caras de la violenciaobra coordinada por María Jiménez

fue impresa en 2005en la Corporación Mexicana de Impresión, SA de CV

con un tiraje de dos mil ejemplares.