Novedades del momento, que son causa de tormento.

I'i.u-ary. - Tanta azcar recogida viene a amargarme la viily

\ ' ivc en perpetua oracin, temiendo la intervencin.

"E.ste gallo qtie no canta, algo tiene en la garganta".

Por querer.se en l .sentar, van a tirarse a matar.

cuyo tipo no ha variado y cuya calidad no ha

desmejorado. Hoy ms que nunca:

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Irs a Necochea o Mar del Plata ? No pienso en semejantes tonteras. Si de ahogarme se trata, yo prefiero la playa de Llambas. Es mucho ms barata.

* * * ! Qu pluma privilegiada la de Equis I Logr escribir

' seis columnas sin decir absolutamente nada.

* * * Ser ,una langosta, ser un escribiente quien juzga a Demarehi ministro excelente? Ninguno lo sabe. Y el caso es que ayer

se oy por ah: Da gusto tener ministros as.

* * * Un anciano decrpito se suena las narices con estrpito. Que trate de hacer ruido, se comprende,-^ una joven deca. Mas lo que me sorprende es que tenga narices todava.

* * * Sean flamantes o viejas, hablan de l diversas hojas y entre lamentos y quejas esto le dicen a Rojas:

Aun cuando los juzgas flojos, puede, Rojas, t que pujas, que te hagan rajas los rojos o entre rejas, Rojas, rujas.

* * * El nuevo gobernador de Salla ha sido llamado

por el presidente "smbolo radiante". El doctor Castellanos, para no ser menos, debe

llamar a don Hiplito: "emblema coruscante". As, con tanto brillo, y tanta radiacin, qu

importa que la compaa de gas deje a obscuras a muchos vecinos?

* *

Vean que diputado tan prudente. No va al Congreso a hablar, no piensa en eso. Como es hombre de seso all transpira silenciosamente. Y dice un ordenanza del Congreso: Ni para transpirar es elocuente.

* * Se fu al campo Enriqueta y est aburrida. Los bichos colorados la vuelven loca; los mosquitos la tienen medio aturdida y le han puesto la cara como una foca. Calor, insectos, tierra, todo se junta cuando la pobre nia va de paseo. Y su pap se enoja si le pregunta: i Estos son los encantos del veraneo?

* *

El casamiento forzado se decreta en Petrogrado y una vieja desdentada, horriblemente pintada que mil veces ha probadc con argumentos profusos a casarse, a punto est de ir a Rusia, donde ir con derechos inconcusos a casarse. Pobres rusos !

* Soy partidario de la desmovilizacin, como In-

glaterra reflexiona Gmez. Por el momento, bas-tara con desmovilizar a Bec. Y luego veramos

* * * Como el Concejo Deliberante le hace preguntas a cada instante, frunce Llambas el entrecejo.

Triste Llambas, qu bien vivas, sin el Concejo!

* * * ' Qu ministerio ejemplar ! Quien aqu quiera seguir, jams se debe lucir ni se debe destacar. Yo nunca me destaqu. Mrese usted en este espejo; Demarehi, es un buen consejo. Moreno, lo seguir.

* * A caminar con tal calor para empaparme de sudor? En lugar de irme a caminar, me quedo aqu que estoy mejor. Y, qu hace usted ?

Juego al billar. * * *

Oh, qu cara tan rara ! Es im poeta, dado al macaneo, y le salen los ripios a la cara. i Por eso est tan feo I

* * * El senador norteamericano Ashurst, asegur que

"la baja California viene a ser el apndice de M-jico". Ya sabamos todos que Mjico no andaba bien de

salud. Ahora nos enteramos de que sufre de apcndicitis,

y de que se impone la operacin quirrgica consi-guiente.

* * Nicols, dichoso, vive en la Argentina.

Qu hace Nicols ? Nada en Mar del Plata I, nada en la oficina! Y, despus que nada, qu h a c e ?

Nada ms.

Grengoire. Buenos Aires. Su ms rcrcano deudo

va a hacerle esta pregunta: no te arredra dedicarte a ese pseudo

romanticismo de la edad de piedra? P. B. Buenos Aires.

Ese articulo frondoso en que expones tus doctrinas es ms burdo que el famoso telegrama de Lencinas.

H. C. Bueno Aires. Ni tii qu Bacas ni yo qu saco

, dirA cualquiera con que resulte que Coln era

checo eslovaco? H. P. L. Buenos Aire. Para que

nsted no se ofenda vindose confundido eon la turba multa de loa aspirantes a poetas (ya que es persona dedicada a graves es-tudios q\iimieos), vamos a tener en lo suce-

sivo dos canastos: uno para las producciones cientficas y otro para las literarias.

J. M. Buenos Aires. Quieran los dioses que te descrismes

y que no puedas mandar a cientos cuentos y chismes; chismes y cuentosl

M. Y. M. Buenos Aires. Si publicamos eso

mal escrito exprofeso, nos va a tener inquina

hasta el almacenero de la esquina. F. J. Buenoi Aires.

Cuente a Juana, Emilia o Bosa lo que les quiera contar, pero cnnteselo en prosa y en carta particular.

C. LI. D, Buenos Aires. Todo el mundo est hoy da

cansado y harto

do la S0{ ologa de tres al cuarto.

Julio M. Buenos Aires. (Desventu-rado!

E. V. H. Buenos Aires. Que haya tanto trabajo disperso

y que pueda perderse, da pena. Debe usted de i>oner, si est en vena, los discursos de Wilson en verso.

Claadio. Buenas Aires. Se comprende, en ocasiones,

que haya una equivocacin; pero es que, las de usted, son muchas equivocaciones.

P. C. B., Calm. Buenos Aires. Siempre hablndonos de amores..-

Bueno; que njede la bola! Y se quedarn, seores, a la cola de los cola-

boradores.

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N.o 1423. C6mo muri el ma-riscal lipez?

IGNACIO GMSZ.TCapi t a l . Cerca de las orillas del ro Aqui-

dabn y de la bajada este de las cordilleras, Be hallaba, sobre un raso de un bosque, el campo de Lpez. ' En todas las partes se vean pe-

queos fuegos, alrededor de los cua-les grupos de ambos sexos prepar-banse la frugal comida.

Estaban acampados aqu 400 hom-bres y 500 mujeres medio desnudos, dispuestos para la marcha a Bolivla, donde Lpez pensaba pedir hos-pitalidad.

En el centro del campamento se vea una bonita carpa de campaa hecha de pao, cuyo piso cubran blandas alfombras. Ah viva Lpez con su compaera y sus hijos.

Todo el tren de ejrcito consista n el carruaje de madame Lynch, 2 carros de 2 ruedas para el trans-porte de los vveres, armas y archi-vo, 2 caballos, 22 muas, 30 bueyes y una tropilla de 500 vacas, las que Beguramente no alcanzaran para una marcha de 700 kilmetros a trava del Gran Chaco.

Era de noche. A unas 12 leguas al ud del campo de Lpez estaba acam-pada una divisin brasilea de &00 hombres, 40 de infantera y 2 escua-drones del regimiento Ro Grande.

La gente estaba acostada sobre sur ponchos alrededor de los fuegos, fu-mando y conversando.

El general Cmara hizo lo mismc en compaa de su ayudante, del in geniero mayor Jos Simern de Oli-veira y del coronel Silva Tavares.

A las 9 de la noche se oyeron los gritos de los centinelas, y pocos mo-mentos despus apareci una patrulle con el parte, que un desertor, aparen-temente un oficial, peda una entre-vista con el general, para indicarle el paradero de Lpez.

El desertor era un joven, vestido de una camisa punz, de cuello y pu fios negros. Su gorra de igual color estaba engalanada de oro.

-Usted ha deser tado! pre-gunt el general.

1 S, mi general I Quin es us ted! Me llamo Solano Lindo y he si-

do hasta la fecha practicante de ci-rujia en la pequea tropa del tirano. He venido para entregar ese canalla al primer destacamento de los aliados. Si^ usted, mi general, quiere aceptar mi ofrecimiento, sgame sin demora con sus tropas.

Cul es el motivo de su deser-c in! pregunt con desconfianza el general Cmara. i Cul es el motivo del odio que tan repentina-mente confiesa al ex presidente?

El motivo es muy sencillo. Mi padre, hombre de 65 aos y uno de los partidarios ms fieles del tirano, lleg anoche al campo con la noticia que una patrulla brasilea le habir tomado los 50 caballos que transpor-taba, dejndole solamente los cuatro en que estaban montados l y sus Vres soldados. Esta maana, el supre-xao le hizo fusilar. Al lado de mi pa-cre, vilmente asesinado, he jurado vengarme del tirano, quien hizo fusi-larle como a un bandido.

Sigui a estas palabras un silen-cio profundo. Luego dijo Cmara.

Comprendo ahora el motivo que le gua. A dnde encontraremos a ex presidente y de cuntos hombres dispone ?

El tirano est acampado a unaf

13 leguas al nordeste, cerca del ro Aquidabn. Pasado maana piensa seguir marchando para Bolivia, ra-zn por la cual es preciso descampa? ahora mismo. Lpez cuenta con 400 hombres, pero no resistirn a un ata-que imprevisto. A travs del bosque en que est acampado,'existen dos pi-cadas. Una mira al arroyo, la otra a la planicie. Habra que rodear al bosque, para que no quede ningn es-cape a ese zorro. Me hago responsa-ble, con mi vida, de ensearle los puntos que pudiesen servirle de huida.

Cmara, sin esperar refuerzos, hi-zo apagar los fuegos y march con sv pequea tropa guiada por el desertor en la direccin de nordeste.

Era a medio da del 1.* de marzo de 1870, cuando el bosque que serva de refugio a Lpez estaba completa-mente cercado por los brasileos.

Cmara no tena ms de 20 hom-bres de caballera y 40 de infantera. El coronel Silva Tavares, con 20 ji-netes quiso forzar la picada sud, pero fu rechazado, cuando la infan-tera entr en el combate, derrotando a los paraguayos, que huyeron por la picada norte.

Lpez y el ex ministro Caminas es-caparon a caballo; Eesqun, en una mua. Lpez, que era el primero, haba perdido su kepi y, cuando se dio vuelta, fu reconocido. Natural-mente, se persigui, desde este mo-mento, solamente a su persona.

Caminos recibi una bala en la es-pina dorsal y cay. Viendo esto, el general Kesquin arroj su sable y ae rindi.

Lpez galope como un desespera-do y hubiera escapado, s i .el terreno en que entr no hubiera sido pan-tanoso.

Su caballo no pudo ir adelante. El baj y vade en direccin de la orilla opuesta. Le siguieron de cerca el sargento brasileo Jos, llamado **el pequeo demonio", con tres o cuatro soldados.

Cmara desmont tambin y vade el arroyo, gri tando:

I Pesrmenlo, desrmenlo y no le maten I

El sargento intim al mariscal se rindiese, mas aqul se 'dio vuelta, des-cargando su revlver sobre l. En-tonces el sargento le dio un lanzaso en la espalda, lo que le hizo caer boca abajo. No obstante se levant de nuevo, hiriendo al sargento en el hombro.

Este le dio otro lanzaso en el pe-cho, lo que le hizo caer boca abajo al agua.

Los perseguidores le levantaron, mas era tarde.

Francisco Solano Lpez, el terror de BUS enemigos, el sangriento tirano de una noble nacin, ya no exista.

Un simple practicante haba jura-do perderle y lo haba conseguido. La lanza del * 'pequeo demonio' ' puso fin a aquella gloria y a la brbara tirana del omnipotente. " I Sic tran-sit gloria m u n d i l "

Lpez fu colocado sobre una lite-ra y vigilado por centinelas, que te-nan que defender su cadver contra los insultos ^e los paraguayos, que ahora queran hacerle sentir todo su odio.

La hermana de Lpez, viuda de Barrios, fu libertada y llevada al la-do del cadver, pero sus facciones no mostraron sino indecible horror a la vista de ese monstruo de execracin.

Elisa Lynch haba huido en su ca-

rruaje, mas el teniente Cipriano y al-gunos jinetes la tomaron presa. El oficial intim al hijo mayor de Elisa, de 14 aos de edad, se rindiese, pero el joven descarg su revlver sobre 61, hirindolo levemente, a lo que i;n brasileo infiri al joven una herida mortal.

El general Cmara recibi a Elisa Lynch con toda cortesa. Ella que-daba en su carruaje y Cmara puso una guardia de infantera alrededor, para defenderla contra las mujeres que queran hacerla pedazos. Grita-ban que madame llevaba consigo un valor fabuloso en brillantes y joyas, y los soldados tuvieron que hacer uso de la bayoneta para apartar a esas mujeres.

Al ponerse el sol, el dictador fu enterrado en el punto donde antes haba estado su tienda de campaa.

El conde d 'Eu envi al mayor 01-veira a Ro de Janeiro, para que en-tregase a Dom Pedro I I la espada del mariscal-presidente.

No pareca este instrumento el ar-ma de un valiente, sino un espadn de galn, con puo de oro y carey.

Algunas semanas despus, regres Elisa Lynch a Buenos Airea, embar-cndose luego para Francia.

La compaera inseparable de L-pez, que haba quedado fielmente a su lado hasta su muerte, vivi mu-chos aos en Boloa y muri en Pars .

N.o 1424. Cmo se llama la es-trella ms cercana a la Tierra?

J U A N GARAY Jujuy.

En la circular N.o 40 del "Union Observatory", expone Mr. Innea los resultados de sus observaciones rea-lizadas para determinar la paralaj o de la dbil estrella que se distingue cerca del signo de la constelacin del Centauro. Estas observaciones se ex-tienden desde 26 do mayo de 1916 a 23 de agosto de 1917, y fueron hechas con un micrmetro adaptado al ecuatorial de 22.5 centmetros del Observatorio de Johannesburg (Trans-vaal) .

El valor que resulta para la pa-ralaje de esta estrella, es de 0 " 8 8 , y el de las determinaciones hechas recientemente por Mr. Voute para la misma estrella, en el Observatorio del Cabo, es de 0 " 7 5 5 . Tomando la media de arabas determinaciones, se encuentra 0 " 8 2 .

Como la mayor paralaje conocida hasta ahora era la de 0"759 , asig-nada por Kapteyn al signo del Cen-tauro, sta era la estrella que se consideraba ms prxima a nosotros, aun cuando su luz tarda 4 '4 aos en llegar a la Tierra, a la vertiginosa velocidad de 300.000 kilmetros por segundo. Segn las observaciones de Innes, la estrella ms prxima B la Tierra, conocida hasta ahora, es la que, por su situacin, propone dicho astrnomo que se denomine " P r -xima Centaurus" .

Las magnitudes visual y fotogr-fica de esta estrella son, respectiva-mente, 11 y 13, y su movimiento pro-pio, en magnitud y direccin, com-pletamente anlogo al del signo del Centauro, aunque su separacin de ste es de 2 1 3 ' .

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est dando, Francia se ocupa de sus establecimien-tos cientficos. No hace muchos das se ha inaugurado en Pars, en un esplndido palacete do la calle de Cer-vantes, la nueva instalacin de la Estncin de examen de semillas. Era un organismo algo antiguo; se haba creado en un modesto laboratorio del Conservatorio de Artes y Oficios, y haba sido tra'.ladado luego a un reducido departamento del Instituto Agronmico. Hoy es una institucin autnoma y, adems, se le ha colocado en condiciones de que tenga agentes en todos los departa-mentos y se dirija directa-mente a todos los cultivado-res que quieran utilizar sus servicios. Desligada la Esta-cin de examen de semillas do los dems establecimientos agronmicos, adquiere un ca-rcter ms indus t r i a l que cientfico, revistiendo un as-pecto eminentemente prc-tico. Colocacin de la semilla de remolacha en arena humedecida.

La funcin no es ms que una: analizar las semillas que han de utilizar los labra-dores, conociendo su poder germinativo y su pureza o contaminacin con grmenes de enfermedades crip-togmicas, bien numerosas, como puede comprobarse en cualquier estacin de patologa vegetal.

Aparte la direccin cientfica, cuya necesidad y cuya importancia no hay por qu encarecer, dijrase que todo el trabajo de la estacin se reduce a funciones manuales, fciles de aprender y de practicar. As, una legin de mujeres, cuyo espritu minucioso y de inten-sa atencin se presta muy bien para este trabajo, rea-liza toda la curiosa labor mecnica de la estacin.

Uno de los mayores enemigos de la alfalfa, por ejem-plo, es una endiablada planta llamada cuscuta, cuya

semilla se mezcla con la de alfalfa, hasta el punto de que cuando un planto se ve invadido, no hay mejor solucin para los labradores que dejar de sembrar en aquel terreno.

La estacin de Pars posee un aparato compuesto de cuatro tamices superpuestos, a los que un pequeo motor imprime un rpido movimiento de vaivn. Sobre el piimer tamiz, cuyos orificios tienen dos milmetros,

quedan las arenas y otras im-purezas; en el segundo, do orificios de milmetro y medio queda la semilla de alfalfa bien granada, y a los otros desciende la semilla do cus-cuta, que es ms pequea. Todava se hace una segunda seleccin. Una joven, con una lupa ante los ojos y una es-ptula en la mano, va sepa-rando la semilla buena de la que parece deficiente.

Algunas semillas, como la de remolacha, necesitan para germinar un poco do arena y tierra. Con un molde especial se sealan en esta tierra, colo-

cada en un plato, un centenar de oquedades, y en cada una de ollas se deposita una semilla. Despus de exami-nar y de pesar la semilla en balanzas de precisin, la germinacin da \a, prueba definitiva, procedindose a la calificacin y entrega con la plena garanta del Estado.

Hay en Francia un servicio de represin do fraudes, que persigue ahora encarnizadamente a los expendedo-res de semillas malas; la Estacin de examen facilita los anlisis que sirven para retirar del mercado todas las semillas deficientes. Adems, los particulares, antes de sembrar, envan muestras a la estacin; sta les infor-ma en un amplio boletn sobre la pureza y la calidad de su semilla, y le indica medios para que la selecciono.

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No tenga barrillos EL nuevo t ra tamiento para hacer desaparecer instantneamente del rostro los molestos ba-rrillos, puntos negros, grasitud y dilatacin de los poros, es tan sencillo y agradable que me ha sor-prendido ver todava algunas damas ostentando tales fealdades en la cara, en las cuales es visible la depresin moral que tales contrariedades caji-san. El procedimiento a segui es muy sencillo. Obtenga algunas tabletas de stymol, cuidando es-tn siempre bien tapadas y en lugar seco. Eche una en un vaso con agua caliente y bae su rostro con ese lquido en seguida de cesar la efervescen-cia que el stymol produce, secndose luego con una toalla limpia y blanda. Observar inmediata-mente una mejora notable ms asombrosa cuan-do usted vea que los barrillos han quedado en la toalla, la grasitud eliminada y los poros contra-alos h a ^ a su estado normal. Sentir entonces la sensacin de un cutis fresco, aterciopelado y blan-do, que la har francamente feliz. P a r a asegurar la. permanencia de t an lisonjero resultado, es pre-ciso repetir el procedimiento algunos das despus.

Canas a un lado l _ A S canas son a menudo una seria contrarie-

dad que se presenta tanto a hombres como a mujeres cuando aun se encuentran en la plenitud de su vida. Las t in turas para el cabello no deben usarse siempre porque sus inconvenientes son ob-vios y adems causan perjuicio al pelo en muchos casos i ocas personas saben que una frmula muy sencilla, fcilmente hecha en casa, devuelve a las canas el color primitivo del cabello, de la manera ms inofensiva. Basta con que compre usted dos onzas de tammalite concentrada en casa de un bo-ticario, y las mezcle con tres onza de bay rhum o espritu de laurel. Aplique usted esta sencilla e inofensiva locin a su cabello durante unas cuan-tas noches,' por medio de una esponjita, y las ca-nas desaparecern paulat inamente. La locin no es grasicnta ni pegajosa, y ha sido probada con xito una y otra vez durante varias generaciones por las personas que han tenido la dicha de po-seer la, frmula. Mezcle usted mismo la locin en su casa, consiguiendo un frasco completo de tam-malite concentrada, con el sello intacto, lo cual ser suficiente para asegurar xito.

ALGUNAS RECETAS caseras y sencillas para conservar la

B E L L E Z A J U V E N I L por Charlotte Roavier

El buen sentido y el cutis L l A S T A en las investigaciones de la ciencia, en ^ * lo que a la belleza del cutis se refiere, v a imponindose la doctrina del buen sentido. En lugar de obstruir el natural funcionamiento de los poros con el uso de cosmticos, la mujer de ta-lento adopta en la actualidad el ' ' mtodo de ab-sorcin", que consiste sencillamente en eliminar por medio de absorcin el cutis exterior marchito y gastado, que por cualquier razn la naturaleza no ha desprendido en la forma usual en una piel sana y joven. Bajo el cutis exterior, rugoso y manchado, toda mujer tiene una piel hermossima.

Pa ra extirpar este velo de aspecto desagrada-ble, las mujeres inteligentes usan simplemente un poco de buena cera mercolizada, extendindola sobre la piel como si se t r a t a ra de cold cream. El resultado es inmediato, pues, en poco tiempo, la cera absorbe la epidermis externa de poca vida, cayendo aqulla en forma de copos microscpicos y descubriendo el cutis bellsimo y joven que se encuentra debajo.

Si desean hacer la prueba, adquieran en la farmacia un poco de buena cera mercolizada, aplicndola por las noches a manera de cold eream sobre el cutis. Nada tiene de desagradable y el resultado que con ta l procedimiento se obtie-ne es maravilloso, pues devuelve la felicidad a cualquier mujer, que puede sentir entonces las delicias de un cutis lozano y fresco.

Tengo entendido que el producto genuino se ex-pende al pblico en un envoltorio de cartn blan-co, cuya cubierta exterior tiene la inscripcin en ingls " p u r mereolized w a x " impresa en azul.

Supresin del bozo en la mujer D A B A las damas que ven su belleza desfigu-^ rada por este molesto crecimiento de vello, constituir una gran noticia saber cmo se extir-pa de un modo permanente ese vello. P a r a este propsito debe usarse el porlac puro pulverizado, de cuya substancia casi todos los boticarios pue-den venderle a usted una onza. El t ra tamiento se recomienda no slo para la desaparicin ins-tan tnea del vello que os desfigure, sino para matar por completo las races, sin que por esto sufra la belleza de vuestra piel.

Una Cabellera naturalmente ondulada

EL buen stallax no solamente produce el mejor shampoo posible, sino que adems tiene la propiedad peculiar de formar una natural y pronunciada ondulacin en el cabello, efecto que segurament* desean casi todas las damas. Una cucharadita de las de caf llena de granulados stallax disueltos en una taza de agua caliente, deja amplio margen para hacer un magnfico la-vado de cabeza y da al pelo una bril lantez y suavidad que ninguna otra cosa conocida puede proporcionar. Es totalmente inofensivo y puede comprarse en casi todas las drogueras. Como has ta ahora ha sido poco usado para este prop-sito, el stallax slo se vende en paquetes con sello original, conteniendo cada paquete cantidad suficiente para veinticinco o t re inta shampoo.

De Quilines

Personal de la Sociedad General Franco-Aigentinas que asisti a la fiesta campestre que le oSieci la direccin de dicha sociedad, en celebracin del triunfo de la causa aliada.

BIBLIOGRAFA "Estudios americanos", por M.

Garca Merou. Edicin de La Cultura Argentina.

"La isla de los ping^ilinos", por A. Franco, traduccin de Luis Ruiz Con-treras. "Cuentos color de humo", por M. Gutirrez NSjera. B. Andrs Bello._ "Tutela de pueblos en la historia", por Joaqun Cata.' "Las chicas de Terpscore", por .loaqun Belda. Hispania. "Europa trgi-ca", por Ricardo Len. Biblioteca Re-nacimiento. Rep.: Agencia General de Librera y Publicaciones.

"Psicologa", por Urbano S. Gi-ner. "Aritmtica Universal", por Ireneo ngel Vzquez. Editor: .Ca-baut y Ca.

"Antonio Maura; 35 aos de BU vida". Biblioteca Nueva. "Psico-loga del pueblo espaol", por Rafael Altamira. B. Cervantes. "Poesas clsicas para nios". "El zorro bandolero". E. Montaola. Rep.: Edi-torial Tor.

"Boletn de .Jurisprudencia e His-toria", de Julio Surez. Mes de Enero.

"Hinvno a la paz", letra de Mi-guel Flix de Madrid, msica de Jos Maten Sul .

"Serrana", novela, por Adolfo La-nas. Edicin de La Novela para Todos.

"A'ctoria y Patria", marcha para piano, por A. S. Arista.

"Florilegio", por Amado ervo.

RepBticA ZOOLGICA EL COCODRILO

En Amrica y frica los ros abundan de caimanes peligrosos, que atacan a los hombres, y cap-

[ciosos cometen de continuo desavos.

Cual sucede en los largos amoros que se tornan al cabo fastidiosos, y con los ojos bajos y llorosos se consigue librarse de esos los,

El cocodrilo as finge bondad, para engaar su presa fcilmente, ducho en hipocresa y falsedad.

Y su corteza es tal, qu.- initilmente una bala le paga su maldad, dejndolo el fusil indiferente.

CARLOS PE MONTERO.

ANCDOTA Don Alejandro Lerroux, segn

l mismo cuenta, fracas ruidosa-mente las tres primeras veces que intent cultivar la oratoria. La pri-mera, despus de haber pedido la palabra, no tuvo valor para hablar y se escap del saln. La segunda, comenz a tartamudear y, por l-'timo, se qued mudo como una ostra. La tercera, fu en una ve-lada necrolgica de un republicano de fuste.

Presidia Hidalgo Saavedra. Ha-blaron algunos seores, pronun-

ciando Zuazo un correctsimo dis-curso.

Lerroux era a la sazn director de Bl Pas. Iba ya aburrindose, cuando oy esta terrible invitacin de Saavedra:

El director de El Pas tiene la palabra.

Y don Alejandro, todo confuso, pens: Yo la palabra? Pero la haba pedido ? Por qu, entonces, sin advertirme siquiera, me la con-ceden ?

Se levant lvido, tembloroso e imposibilitado de huir. Y comenz :

"Correligionarios: C o m p r e n d a n ustedes.. . es decir, no se sorpren-dan ustedes de que yo, poco, po-c o . . . poco. . . aguerrido, y tam-bin . . . Porque a los periodistas... por el hbito de escribir se nos atrofia la palabra, y aimque yo. en esta ocasin, queridos correligiona-rios, quisiera... quisiera... respon-d e r . . . Pero, en fin... Viva la Rept'iblica !"

Yo entonces dijo Lerroux comentando este sucesogrit Vi-va la Repblica ! como los cmicos grilabnn | Viva el Rey! en tiempos de Fernando VII.

EPIGRAMA

Cuatro y uno suman cinco, Menos cuando son soldados; Porque un cabo y cuatro hombres. No son cinco hombres, son cuatro.

JACINTO LAUAitA.

P A R F U M E R I E

L. T. PIVER PARS Maison Fondee en 1774

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Una emisin monetaria nica en la historia

Por ana aiortonada casnalidad, podemos ofrecer a nnestroa lectores la reprodaccin de un rarsimo j muy importante docomento liist-rico: se trata de una emisin legal de billetes de Banco, hecha por el patriota hngaro Luis Kossath,'con antorizaciOn del gobierno norteamericano y la correspondiente sancin del Congreso, en 1852. El entonces presidente de los Estados Unidos, Mr. Millard FUlmore, que haba sucedido en el mando al general Tayior, fenecido

dos aos antes, aunque la Kepbtica estuviese en plena paz con Austria, no titube en permitir al patriota iingaro que emitiera el emprstitK) de guerra a que nos referimos, en el territorio de la Repblica Federal, liaetendo imprimir sus certificados por la Danfortli, Bald and Co., dp New York, la cual estaba encargada de la impresin del pape! moneda por cuenta del Estado. Con este acto, el pre-sidente se propona proporcionar al gran revolucionario los medios para libertar Hungra, Italia y Polonia de la dominacin au3tria%, transgrediendo efectivamente la neutralidad. El gobierno de los Estados Unidos manifest en dicha oport-unidad que los Estados Unidos nunca se mantendran neutrales, tratndose de ayudar a patriotas que reclamaran por la libertad. Tal fu la denodada actitud que asumi, despus de 60 afios, el actual presidente de los Estados Unidos, Mr. Woodrow Wilson. Del Hungarian Fund nunca se publicaron otografias o croquis, y slo existen los siete siguientes ejemplares, cuyos respectivos propietarios son, o eran: el rey de Inglaterra, el zar de Eusia, Napolen III. el emperador Francisco Jos y los seores Mina, Eotsehild, y Pierpont-Morgan .Tunior. Los cinco primeros llevan la fecha y firma de puo y letra de Kossuth, mientras en los dos ltimos estn reproducidas en litografa. Esto no obstante, fueron respectivamente adquiridos en Pars en 1886 y en Londres en 1890, por sumas fabulosas. La fotografa que reproducimos es la del ejemplar que perteneci a Francisco Jos, existente en el I. B. Museo de la Kaiserhof, en Viena.

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Madres: cuidaos y cuidad vuestros chi-cos. No pensis que tal malestar de que sus chicos se quejan se ir como ha veni-do. No; a la larga las enfermedades entrar&n en vuestras casas y con ellas la desgracia. Prevenga para no tener que cnrar, con ello har economas. Si usted o sos chicos estn estreidos, coman

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LOS EXPONENTES DE LA INDUSTRIA NACIONAL Molino, fideera y fbrica de hielo "Amrica", de la Viuda

de Long y Ca.. Baha Blanca La llegada del ferrocarril del Sud

a Bahia Blanca, que penetra a la misma bordeando la parte del este, ofrece al viajero 1 perspectiva de uno de los barrios industriales ms populosos de la ciudad atlntica. A uno y otro lado de la va, multitud de barracas y fbricas levantan sus grandes construcciones, super-abundantes do cinc, que se desarro-llan casi a ras del suelo en un des-gaire de cetceos que reposan, c in-numerables chimeneas, nombradas aqu y all, recortan el aire con su esbeltez de rojas agujas. Entre estn, Bolva de edificios entoldados por el ciclo gris del humo, se destaca in-mediatamente, con la extendida implantacin de sus usinas y de-pendencias, el molino Amrica, perteneciente a la firma social Viuda de Long y Ca., uno de los ms antiguos y acreditados esta-blecimientos de la industria hari-nera, y en cierto sentido ms po-sitivo, un precursor del auge ac-tual de la misma en esta regin del pas.

En efecto, cuando en 1898 el fundador de la casa, don Bartolo-m Long, adelantndose a las exi-gencias del progreso, emprendi valientemente la instalacin de este molino, colocando los cimientos do una obra con vistas al futuro, no eran por cierto favo-rables a dicha industria las condiciones ambientes, Bolicitadas igualmente en su propio desmedro por la mitologa del producto de importacin y por la inercia de la rutina, que propendan a circunscribir todo es-fuerzo que no estuviese comprendido dentro de su rbita. Muchos fracasos se haban registrado anterior-mente en ose camino, y el pesimismo suscitado no cejaba do mirar con desconfianza las iniciativas de este gnero, que, dada la economa mercantil de la poca, tendan antes bien a superarse, triunfando, que no a una espontnea conquista del mercado, prevenido con-tra todo lo que llevase rtulo de produccin nacional, como aun hoy ocurre con ciertos renglones de nuestra industria, gratuitamente menospreciados por la fcil ineptitud de los que no se dan el trabajo do reflexionar ni de obrar eficazmente. As vemos que en 1873, una iniciativaensayadapornucstrosmolineros de entonces, da por resultado exportar 122 toneladas de harina ese ao, y es seguida luego del ms completo fracaso, pues al siguiente disminuy a 24, para reducirse toda-va a! ao subsiguiente a la descorazonadora cantidad de 13 toneladas. Seguase siendo en aquella poca tri-

Don Emilio Long, irector gerente del molino Amrica.

Izante iel molino, fideeiia j lbnca de hielo Am r^ict.'N " Baha Blanca, de la Vioda de Long y Ca.

butano do producto extranjero, y esa mana era especialmente fo-mentada por factores diversos que medraban y se imponan al ampa-ro de la ignorancia, conspirando inconscientemente contra la mayor vitalidad de los propios intereses.

En su clara nocin del maana, tanto como en la persistencia del esfuerzo desarrollado frente a tan decisivas contrariedades estriba, sin duda, la caracterstica energa do precursor que define al seor Long, y le permito hacer tiiunfar su empresa contra todos los obs-tculos opuestos a su paso, incor-porando de esa manera al factorco do las industrias del pas, una con-quista de positiva trascendencia, en su doble aspecto cultural y uti-litario. Es as como consigue con-sagrar un producto de elaboracin nacional, no slo en el mercado local, sino que tambin se aven-tura y logra imponerlo en el exte-rior, contribuyendo en la forma ms eficiente, a fomentar la expan-sin y solidez del crdito industrial del pas, cuyo prestigio del presen-te ha sido forjado merced al sacri-ficio de la primera hora, pues con-viene consignar que el seor Long no ha tenido ningi'in gnero do apoyo oficial como estmulo, cuan-

do menos, ya que no como premio a sus afanes. El molino Amrica, con el trascurso del tiempo y

la evolucin do los negocios, ha anexado a la explota-cin originaria una fideera y una fbrica de hielo, que la complementan en el sentido de un mejor apro-vechamiento de las energas del establecimiento, per-mitindole intensificar su produccin a baso de un mayor ndice de actividad econmica. Sus instalacio-nes, como sus maquinarias son de carcter moderno, adaptadas a las exigencias do la cultura industrial do nuestro tiempo, de tal modo que los trabajos do la mo-lienda, como asimismo la elaboracin de fideos y ('o hielo, se realizan bajo un perfecto pie de organizacin, capaz de satisfacer cumplidamente las necesidades del mercado, en lo que respecta a la rapidez, higiene y ca-lidad de los productos de su fabricacin. La Viuda do Long y Ca., po.seen igualmente en Pig otro molino del mismo nombre, que elabora, por parto mnima, 50 mil kilos de harina diariamente, detalle por s solo sugestivo para apreciar la potencialidad de la em-presa.

Al frente del molino Amrica de Baha Blanca se halla el seor Emilio Long, continuador de la obra do

su antecesor. Es un hombre joven, avezadoalos nego-cios, caracterizado por una condicin preciosa: la segu-ridad de vistas co-merciales, adems de un espritu en-tusiastay observa dor, que consagra a todo lo que sig nfique progreso, una atencin fun-damentaly severa, propendiendo a vincular a la em-presa que repre-senta con xito creciente, con las grandes finalida-des de la industria y del adelanto del pas, estimulante ideal do esta hora.

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Quemndonos vivos Todos los tomos d e nues t ro cuerpo es tn en

constante combustin. Mien t ras el lector recor re es tas l neas , se est quetnando insens ib lemente .

Los escr i tores , intelectuales, en una palabra, to-dos cuantos t rabajan con el cerebro, producen m s calor que los que t r aba jan corpora lmente , de aqu que estn m s expuestos a los colapsos. Los gastos de energas exceden a los ingresos, y esto t r ae la bancarrota ' .

La na tura leza es una t raba jadora sin rival, que j a m s pe rmanece inact iva. El cuerpo va gas tando su energa en el t rabajo fsico e intelectual y en la incesante emisin de calor. En el t rabajo se incluye toda clase de esfuerzos musculares , el an -dar , el moverse , el saltar, el hablar , el cantar , el resp i ra r y has ta la act ividad menta l . E n cuanto al calor, lo emit imos por la respiracin y la t r ans -piracin.

La cant idad de energa c reada d ia r i amen te por el cuerpo humano , en las condiciones ord inar ias , se calcula en unos mil ki logramos, cant idad que const i tuye la provisin d e energa d iar ia en im cuerpo sano y act ivo.

Cmo gas tamos estos i.ooo kilos de energ a? Todo el t rabajo muscular hecho du ran t e un da no requiere ms que unos 145 ki logramos de ener-ga. Q u se hace de los 855 ki logramos r e s t a n t e s ?

P o d r parecer sorprendente , pero es indudable que este enorme res iduo se evapora, digmoslo a s ; sale del cuerpo en forma de calor.

H e ah por qu puede decirse l i tera lmente que nos es tamos quemando vivos. La energa y el calor' combinados van consumiendo nues t ros teji-dos quemndolos a fuego l e n t o ; pero la na tura leza se encarga d e r epone r las prdidas , subst i tuyendo con nuevos tomos los que la combustin hizo desaparecer , del mismo modo que en una ciudad se reemplazan por nuevos edificios los que se caen o son der r ibados .

Se suele compara r el cuerpo h u m a n o a una m-

quina, y algo hay de exacto en la comparacin, en efecto. Tan pron to como cesa la combustin, el cuerpo queda imposibil i tado para toda clase de t rabajos , y el cerebro no puede coordinar las ideas. P o r lo mismo, es de toda necesidad proporc ionar al organismo el combustible preciso, so pena de que la mquina se entorpezca, esto es, de que sobrevenga alguna enfermedad.

Mien t r a s tenemos el combustible necesario, todo va b i e n ; sin l, no podemos tener calor para nues-t ro cuerpo, n i medio de ca lentar el a i re que res-p i ramos ni de verificar la evaporacin.

I Cmo se re in tegran tales prdidas ? P o r la nu-tricin, y en ello no slo inclumos los a l imentos que se in t roducen en el organisino por va diges-tiva, si qye tambin el a i r e ; todo ello en conjunto contr ibuye a restablecer las prd idas cons tan tes que sufr imos.

Segn los exper imentos bioqumicos d e Bunge, Vort , Koenig, la racin alimenticia d iar ia debe ser la s igu ien te : . Nio: 40 g ramos albuminoides, 46 grasa y 73

h idrocarburos . Adolescente: 85 g ramos albuminoides, 35 grasa

y ,35o h idrocarburos . Mujer: 110 g ramos albuminoides, 40 grasas y

400 h idrocarburos . Hombre: 130 gramos albuminoides, 60 grasas- y

500 h idrocarburos . La leche es el nico a l imento que encierra en

s los principios orgnicos necesar ios para la nu-tr icin, por ello se explica que slo con leche pue-da a l imentarse un ser.

Las edades de veinticinco, veintiocho, t re in ta y cinco y cuaren ta y dos aos , son los per odos m s cr t icos de la vida, pues al cumplirse ellos es cuando se t e rmina una renovacin completa del cuerpo para emprender otra . E l fenmeno se p ro -duce igualmente a los siete aos y a los c a t o r c e ; pero en es tas edades se soporta mejor la cr is is .

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CAEAS Y CARETAS EEVISTA SEMANAL ILUSTEADA

Ao xxa BT7EI70S AIBES, 18 S E EKESO DE 1919 JOS S. ALVABEZ, Fundador

N.o 1059

Los abnegados de la semana

Parte del personal de mdicos y practicantes de la Asistencia Pblica, que durante varios das tuvieron ana prestar servicios a la potlacln, sin tener descanso y dando pruebas del ms alto sentimiento altruista: Doc-tores Quannl; H. Gonzlez del Solar, director; C. Edo; J . JI . Bequena; F . Daz; O. Q. Gonzalo?; T. Bustos y i . PrancaviUa; y seores H, D'Amato, N. A. Baeza, A. L. Salas y otros.

LA SEMANA TRGICA

Lugar donde se originaron los primeros sucesos: Calle Blper y Avenida Alcorta.

listado en que queda una peluquera de las cercanas. Fared de la casa calle Piperl, donde fu muerto uno da sus habitantes y que qued acribillada de balas.

El Juez doctor Oro y sn secretarlo doctor El juez doctor Oro, haciendo las primeras investigaciones con el Folito, visitando una casa dende fu jefe de las fuerzas que mandaba el piquete de caballera, muerto un obrero.

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Cortejo fnebre de laa vctimas de la casa Vasena, dirigindose a la Chacarita, siendo conducidos los fretros por sus compaeros de trabajo.

Obreros que acompaaron el cortejo fnebre y grupo de mujeres del "Comit Feminista".

Carros de basuras, volcados en las esquinas del establecimiento de Vaseua, y que utilizaron los obreros como barricadas.

Comienzo del incendio en los talleres metalrgicos de Vasena, situados en las calles tJrctuiza y Cocbabamba.

Interior de la iglesia de Jess Sacramentado, Corrientes entre Pringles y Tatay, que fu asaltada por las turbas y las que la incendiaron, no quedando en pie ningn altar.

Altar mayor de la Iglesia de Jess Sacramentado, nico que no fu destruido por completo.

L a a g i t a c i n o b r e r a t,-3.:^e

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Se declara la huelga El subterrneo cierra sus puertas. Los tranvas son asaltados y abandonados. general.

Los descamisados.

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w m\' Tuerzas de lua y de caballera ocupan la ciudad. Belgrano y 24 de Noviembre. Arriba los brazos 1

Usted puede pasar . . .

en ia c a p i t a l . Apuntes del natural, por Alonso {\m-.

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Jueves 11 p. m. -En la Plaza del Congreso, el pblico des-can.sa. "El Pensador"; Vlgame Dios lo que sernos! Viernes. La ciudad desierta.

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La nota romntica: El regalo de la chinita. Las ltimas vctimas. Aqu no lia pasado nada. . .

Doimltoiios de las nias hurfanas, tal como qued despus del asalto.

Cristo carbonizado y piano en el que tocalian los asaltantes, al mismo tiempo We disparaban tiros, y que despus destrozaron a olpes.

Sacrista de la Iglesia de Jess Sacramentado, despus de incendiada; por el snelo se ven las vestiduras sacerdotales.

El dormitorio de las asiladas del Colegio "Casa de Jess". El seflor Ciresa, que aparece en la fotografa, es no de los vecinos que se hizo cargo de paite de las nias, cuando el asalto.

Tranva abandonado en las calles Moreno y Piedras,

fifi Ornpo atacando nno de los tranvas.

Desde hace tiempo circulaban noticias en Buenos Aires de que el elemento obrero preparaba un mo-vimiento huelguista, para pedir mejora de salarios y disminucin de horas de labor. Varios eran los gre-mios que se indicaban para el caso, as que a nadie sorprendi la huelga de metalrgicos, y menos se pudieron prever las consecuencias que derivaron des-pus por el movimiento iniciado en los talleres de Alfredo Vasena.

Buenos Aires ha presenciado varias huelgas, donde los obreros, en defensa de lo que crean su derecho, abandonaron el trabajo para lograr, por ese medio, resultado; a veces tambin, en la exaltacin, se em-ple la violencia, pero una hvielga sangrienta, como Ja que hemos tenido que tolerar, eso nadie lo hu-biera imaginado, ni puede atribuirse a trabajadores.

La causa de que se hayan producido demasas a las que no estbamos acostumbrados, y de que la violencia se haya llevado al extremo, ha sido porque a este movimiento se han mezclado, no ya obreros que pugnan por imponer un pliego de condiciones, o socialistas que desean hacer triunfar lo que creen su buena causa, sino ese elemento sin patria que aun-que constituye por fortuna, minora, quiso imponerse por la violencia; nos referimos a los maleantes, esos hombres ajenos a toda disciplina social, y ex-

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r Pasajeros tratando de convencer a los asaltantes para

que los dejen contiuaar viaje en el tranva.

Grupos atajando canos, a los cuales sacaban los caballos y descargaban las mercaderas que conducan, abando-nndolos en plena calle.

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^-BL . - ..:.r^ s A ^ . r iu Grupo de huelguistas tratando de convencer a un cbauffeur para que plegu a la huelga.

Automvil quemado en la calle Independencia esguina Fer, y cuyos restos fueron rematados despus.

Otro automTll Incendiado voi Us tnrbas.

Bomberos y agentes de polica, en la calle Senz Pea, entre Mjico y Cbile, acudiendo a una alarma.

Fuerzas de la Comisara 4.", yendo a prestar ayuda a un tranva que trataban de quemar loa revoltosos.

tranos tambin a toda organizacin obrera. A ellos nicamente debemos los das de incertidumbre por-que ha pasado nuestra capital. Los mismos socialis-tas asi lo declararon, lanzando un manifiesto, y la l^edeTacion Obrera Regional Argentina Sindicalista, aceptando un temperamento conciliador ante el Po-der Ejecutivo, y dando la huelga por terminada.

Urge que los elementos sanos del pas nos ponga-mos en guardia contra ciertos exaltados, que apro-vechando de cualquier desavenencia entre patrones y obreros, ejercen presin para llevar las cosas a la violencia y cometer desmanes que repugnan a todo hombre honrado.

El derecho de peticin es justo; pero el de impn sicin que los cratas propalan, no puede aceptar-, de ningn modo.

Creemos que el gobierno tomar medidas oportii as para curarnos de esta plaga que estamos pade-. ciendo. El honor del pas as lo exige.

La crnica de los hechos nos la han referido los diarios, pero dada la situacin anormal porque he-

Agentes de polica dispersando a algunos exaltados que trataban de extorsionar a varios obreros que no se haban plegado al movlmientc.

Patrullas de caballera que recorran la ciudad, llegando al Congreso, mos pasado, ella ha sido muchas veces deficiente. Nosotros, periodistas grficos, y obligados por lo tanto a presentar los hechos de una manera grfica, hemos tenido que hacer verdaderos esfuerzos para multiplicarnos y encontrarnos all donde la infor-macin nos sealaba una nota interesante, y ello te-

A los dems mulos de Daguerre, tuvimos la suerte de verlos llegar, cansados y destrozados por las enor-mes caminatas, dignas de campeones de pedestrismo^ * a que haban tenido que someterse, pero orgullosos por el triunfo alcanzado.

A muchos les favoreci la suerte, otros no la tu-

llas primeras fuerzas de caballera entrando a la Avenida de Mayo.

niendo que improvisar medios de locomocin, y tan-to en automvil, en motocicleta o de a pie, armados de nuestras mquinas fotogrficas, hemos ido reco-rrierido los lugares ms lejanos de la ciudad para impresionar nuestras placas. Ello nos cost ms de un disgusto; por dolorosa experiencia sabemos que los huelguistas revolucionarios son enemigos de la fotografa, pero la profesin tiene exigencias y como nosotros no podemos hacer periodismo por versio-nes, tuvimos que ser heroicos por fuerza y atrever-nos a todo para presentar una serie de fotografas interesantes, que esperamos que nuestros lectores apreciarn, pues representa un esfuerzo grande, dado el estado de anormalidad para conseguirse medios de locomocin, y de hallar fotgrafos dispuestos a mezclarse con su mquina en lugares donde la vida estaba expuesta a cada momento.

Un dato corroborar cuanto decimos: En el mo-mento del incendio de los talleres de Vasena, uno de nuestros muchos fotgrafos, despus de haber im-presionado buen nmero de placas, fu obligado por un grupo de pseudo huelguistas, no slo a entregar su mquina, sino tambin los pesos que llevaba. Su llegada a la redaccin, en lastimoso estado, nos ape-n grandemente; pero l, ms que los golpes, senta haber perdido su nota grfica.

Cami4n-automvil conduciendo tropas de marinera, en la Flaza del Retiro.

El Escuadrn de Segnridad, patrullando por los alrededores del Congreso.

La Avenida de Mayo, el primer dia de paro, a las 12 de la maana, desierta completamente.

Piquete de polica destacado en la esquina Per e Inde-pendencia, para guardar el orden.

vieron tanto ; pero entre todos aportaron un bvien con-tingente como para que el pblico pueda apreciar todas las fases del triste drama en que ha estado envuelta la ciudad.

Esto, en cuanto a lo que se refiere a nuestros re-prter fotogrficos, pero en lo que respecta a nues-tros redactores, a quienes tambin lanzamos de sa-buesos a que recogieran noticias y las comunicasen a la redaccin para mandar all un fotgrafo, nos tra-jeron versiones curiosas. En la AN cnida de Mayo. el ruido que produjo el cierre de una cortina me-tlica, el miedo hizo que se confundiera con la des-carga de una ametralladora, y provoc un "slvese quien pueda".

En los grupos que se formaban, no faltaba un incansable charlatn, que posea el modo de ter-minar con el movimiento en pocas horas.

El pblico se mostraba impresionado por todo, las Grupo de muchachos subidos a un carro que ba1>la Sido

detenida por los huelguistas.

Patrullas de polica en la Estacin del Perrocarrll del Paclflco.

mentiras circulaban a ms y mejor: ste haba visto quemar un convento; aqul otro; el de ms all, otro tambin; y aunque se trataba del mismo, para los efectos de la gente, resultaban quemados todos los

conventos de la ciudad, y ello ocurra porque los que aseguraban tal cosa, no lo haban visto, sino recogido la versin sin tener antes la precaucin de enterarse del lugar del siniestro. En fin, que los alarmistas.

10.000 litros de lecbe, volcados en la Estacin Cons tituclQ,

Puerta central del Ferrocarril Central Crdolja, custo-diada por la polica,

dado el estado de nimo del pblico, hallaron el terreno propicio para propalar sus exageraciones. La prueba es, que muchas versiones que circularon, tratamos de comprobarlas y resultaron falsas.

La verdad tardaremos en saberla. La crnica gr-1 es siempre fiel; pero para recoger todos los he-

:iis producidos, hubiera sido necesario que hubiesen entrado en accin todas las mquinas fotogrficas existentes en Buenos Aires, y eso hubiera sido pe-ligroso para los fotgrafos; habran aumentado el nmero de muertos y de heridos, dadas las inten-ciones de los revoltosos contra los discpulos de Daguerre.

Pero haciendo un relato de los hechos, diromos.

Fuerzas del ejrcito y guardia de seguridad, custodiando la Estacin del Once.

f u conscripto del crucero "Buenos Aires", de centi-nela en los depsitos de la Bstacin Constitucin.

que la chispa que ha provocado el incendio, y que ha servido de pretexto para alarmar a Buenos Aires, fu ocasionada porque los obreros de Vasena, que estaban en huelga, se opusieron a que otros conti-nuaran el trabajo, y segn versiones, por tiros dis-parados de la fbrica, murieron unos obreros. Esto dio motivo para tomar represalias y exalt a todos los obreros, decretando, por consecuencia, los gre-mios, la huelga general.

El dia g, en ocasin de ser conducidas las victi-mas a la Chacarita, se presentaron los cratas al sepelio, armados de garrotes y profiriendo gritos des-templados. La polica intervino, queriendo contener los ms violentos, pero al pasar el cortejo por los talleres de Vasena, fu imposible, y los anarquistas aprovecharon para quemar la fbrica, lo que se quiso impedir a todo trance.

Un grupo de diez mil obreros, continu hasta el cementerio. All, algunos exaltados por los hechos presenciados, y por los discursos de los anar-; quistas que los incitaron a la violencia, se lanzaron a cometer desmanes, los que al ser repelidos por la fuerza pblica, ocasionaron gran nmero de victimas.

Desde ese instante, la huelga fu francamente revolucionaria, y los rebeldes no permitieron la cir-culacin, quemando tranvas, carros, automviles y obligando a todo el comercio a un cierre forzoso.

El Poder Ejecutivo se vio en la necesidad de to-mar medidas y pidi fuerzas de lnea para guardar la ciudad de atropellos que cometan los exaltados.

Hubo choques en todos los barrios obreros de la ciudad, llegando a levantarse barricadas, desde las que se haca fuego contra los bomberos y vigilantos, armados de fusiles y revlveres.

Por fortuna, el movimiento no estaba organizado, y fu posible atajar el mal, por medio de las tropas.

El domingo 12, a pesar de ser da de descanso obligatorio, la poblacin se senta tan feliz, despus de los das de ansiedad transcurridos, que desde por la maana llenaba las calles y al adquirir la segu-ridad de que el movimiento de desorden estaba cir-cunscripto a barrios extremos, y ya vencidos los elementos maleantes que se haban cobijado bajo la bandera obrera para entregarse a excesos condena-bles, todo el mundo se felicitaba y fraternizaba con los soldados y vigilantes que haban sabido prote-gerlos y les demostraban su agradecimiento de to-das maneras, aplaudiendo su accin y tratando do

Manifestacin patritica, organizada por la "Unin Cvica Radical", recorriendo la Avenida de Mayo.

hacerles lo ms llevadero posible la penosa tarea, facilitando alimentos y bebida a los vigilantes de faccin en los diversos establecimientos pblicos.

Cuando empezaron, a las 9 de la maana, a circu-lar los tranvas, poniendo en la calle su simptica nota de normalidad, los viajeros daban seguridad a los guardias y motoristas, de defenderlos y hacer causa comn con ellos si elementos extraos a nues-tro ambiente pretendan atacarlos, lo que no suce-di, a pesar de no estar protegidos los coches por fuerza armada.

Solamente las lneas 22 y 74, tardaron en circular

por temor a incidentes en los barrios de Boca y Barracas, donde todava resistan al orden algunos elementos maleantes que no tenian nada que ver ni con obreros ni con trabajadores, sino que buscaban confusin para medrar con sus instintos perversos.

El pblico no ha hecho sino confirmar con su pro-testa unnime la absoluta falta de previsin del In-tendente Municipal, que no ha estado ni un solo instante a la altura de su misin ni limpieza ni orden en sus servicios, nada, sino abandono las calles en un estado imposible. Las basuras arrojadas a la calzada, recin el domingo a medioda se em-

1 doctor Vctor Molina, hablando, desde los balcones del Congreso, a los manifestantes. El doctor Ferrarotl, dirigiendo

palabra a los manifestantes.

El diputado Araya, hablando desde el Oonsxeso,

El coronel Eortagaray, Jete del Escuadrn de Granaderos a Caballo, y los oficiales que custoctiarou la Casa de Gobierno.

Una falsa alarma, provocada por el cierre de una cor-del 2" ;^* ' *" ^ Avenida de Mayo y Santiago

pcz a recogerlas en el centro, cuando el proceso de fermentacin haba convertido cada montn de des-perdicios en un foco infecto.

La Asistencia Pblica, que tiene su autonoma, se lia hecho acreedora al ms franco aplauso, y el nom-bre del doctor Gonzlez del Solar y todo su personal, ha adquirido ttulos altos a la gratitud del pueblo y de la clase mdica, cuya abnegacin han sabido enal-tecer, y el cuerpo mdico argentino tiene que sentir-se orgulloso de contar con elementos de tanto re-lieve moral en su seno.

Siempre y en todas las circunstancias, los mdi-cos han sabido cumplir con su deber en nuestro pas, pero ello no disminuye el mrito de los que en un momento tan trgico no perdieron su serenidad y en medio de peligros supieron todos estar a la altura de su situacin.

Los mdicos y practicantes de la Asistencia Pbli-ca, han demostrado que unen a su ciencia, el coraje

Conscriptos del Ejrcito, escuoliaudo el Himno Nacional, que cantaba la manlfestaci6u patiiitlc.

Ciudadanos de la manifestacin patritica, atacando un comit sospeclioso, en la calle Bartolom Mitre, cerca del nmero 3000.

Fuerzas de polica desalojando otro comit en la calle Chacabuco.

Agentes de poUcia, en la calla de S&eoz Fefia y Mjico, tratando d repeler una agresin que parti d* nn conTenUiio cercano.

CUADROS URBANOS EN EL BALNEARIO PASTEL DE AL0N3

laiiionte

No sin razn dijo do mi lliiliii I A R O I I M ' P A IVl ' Daro, en inia noche de estrellas que L < - D V V V J i N J_^ - \ IVl se parecan a flores jialftantes en "s" ^ ' ' el AzTil, ijue

(Soussens, honibrc tr iste y ji'ofiindo Ver en .s-ii n al Nazareno. . .>

Sin necesidad d(> ir tan k^jos, mi alma, sublimizada en el idealismo, repite el verso ms esencial del tr;-gic Haudelaire:

-giias do Friburgo, en medio de la nieve, a un pobre soldadito rezagado y comple tamente des calzo. Con la mayor ingenuidad la Immikle anciana .S(^ lialia qu i tado zapatos y medias jiara ponrselos ella misma a los )ie9 del soldadito y, desnudos los su-yos, .so haba re t i rado t ranqui-

d is tante choza, no sin compar t i r con aipil su cosecha de modestas Jirovisiones.

Oh Vieja de .Matran! Santa laica!, ya ests cano-nizada on la H i s to r i a ! . . .

l 'or la n(5elie, dospu's de una cena muy apurada , mi ])adre me dijo:

Vamos al S t rambino . Es ta academia de gimnasia era u n o de los locales

.sealados para cuartel a los refugiados. Tres mil de ellos es taban en permanenoia en nues t ra popiea ciu-dad y, pobres o ricos, todos los hab i tan tes los auasa-jbamos con lo mejor de nuestros vveres y de nuest ro coraz(')n.

Llamados ]ior mi | iadre, dos gal lardos mocetoncs levantaron una inmensa olla llena de espesa sopa v, procodi'ndolos, mis ]iadres y yo llegamos al lugar de la distribuein.

Nunca, ni despus de muer to , creo, olvidar la esce-na, ln cuan to nos vieron, los turcos so precipi taron a los |li(^s (k mi mami t a y luchando entre ellos [laia prosternarse mejor, besaban la orla do su vest ido.

La Boun' l a m " ! . . . La Boun ' D a m ' ! . . . excla-maban en su medio francs, y, ella a la vez encan t ada y confusa ]ior t a n t a s risas .salvajes y t a n t a s lgrimas feroces no-minaba, a duras jjonas lograba repar t i r chocolate, ciga-rros y suaves retos.

Despus la Boun" Dam', con mano generosa, l lenaba do sopa humeante y sabrosa las gamolla.s. Como todas las familias imi taban nuestro ejemplo o la ma imi t aba la de todas , los hambr ientos do ayer (|ue has ta haban tenido (pie roer rboles para mantenerse , engordaban de un modo escandaloso.

I 'ara grabar niiis | )rofundamente en mi a lma el so-lemne rocuordo de esos largos meses oonsagrados a la ms pura car idad, mi padre insista en que yo fuoi'a siempre el smbolo infantil de los sent imientos de todo un pueblo. Y dos veeos |)or da, a las 12 y a las 7, tena el privilegio singular y el honor g r a n i k do ofrecer las gauellas desbordantes a nuestros huspedes, blancos u negros, (pie me colmaban de caricias y, con un simple trozo de madera , mo fabricaban maravil losos juguetes .

Empero , en este cuento no hay u n a sola pa labra de amor, opinarn las lectoras siomiire v idas de sensaciones )irimaverales.

(iiin sabe! Ah! ((ui(''n sabe si, u n a vez devuel tos a sus blancas

t iendas de Argelia la soadora, los grandes nios de frica, du ran te aos, no han seguido re la tando como un episodio de las Mil y u n a noches la f(n''rica ajiariciiin de la Boun' Dam', la Virgen Myriam de Beln que los visi taba y los confortaba, a compaada siem])re jior el Nio .Jess'?

Ahora la Bonn' D a m est en el cielo y de su core-zn brota un r o s a l . . . Conversa famil iarmento con la Viojita de .Matran (|ue aun no vuelve do su asombro al verse coronada con u n a d iadema de e s t r e l l a s . . .

C E L O S D E S O S S E X S Uib. de Re'londo.

Archivistas que prestaron servicios en el Departamento de Polica.

Ambulancias da la Asistencia Pblica que llegaron a prestar auxilios a las vctimas del tiroteo de la Avenida de Mayo, en la noche del 11.

necesario para afrontar cualquier responsabilidad y cualquier sacrificio que les imponga su deber, y bueno es que se acuerden de esto los altos poderes pblicos cuando en las horas tranquilas se deslinden

posiciones, y los que suelen hacer chistes de los m-dicos recuerden los respetos y consideraciones que nunca aqullos reclaman, pero que saben conquistar con su conducta cviando llega el momento.

Pxlmeru fumas de artiUetia llegadas al Departamento Policial el da 11, a la una de la madrugada.

Qnipo de personas aue guerian conseguir pan, a cualgnler precio, en la panadera Piedras, 433, dad, lanzaban un suspiro de alivio; su ciudad, su Buenos Aires, estaba afortunadamente intacta, y poda pasearse por ella sin temor a tropezar con una bala perdida.

Pero, donde los comentarios se sucedan sin in-terrupcin, era en los conventillos; las mujeres, so-bre todo, tenan mucho que contar: que si el alma-cenero haba vendido el arroz a precios fabulosos, aprovechndose de la ocasin; que si el panadero tal, haba vendido a noventa centavos el kilo, que si el carbonero no haba querido servir carbn, que si tal familia lo haba pasado con pan y queso, y luego, los pobres nios, sin leche, en fin, da ls-tima or contar a sas pobres gentes los apuros y privaciones porque han tenido que pasar.

Tampoco han faltado los heroicos que han pasea-do impunemente por todos lados, en razn de no tener nada que perder; ni los que posedos del don de ubicuidad han estado en todas partes para verlo todo y poder mentir a su sabor. Algunos, en su afn de exagerar, crean que haba llegado el apocalipsis. Otros haban odo tiros por todas partes; stos, por desgracia, confundan el ruido de un cajn, al caer, con el disparo de un can del 42. Algunos haban sentido gente armada en la azotea, a causa de ha-berse entusiasmado ms de lo debido con la grapa.

Panadera de Bernardo de Irlgoyen y Belgrano, donde se aglomera el pblico en busca de pan.

Terminado el paro, fu restablecindose la norma-lidad, poco a poco, y cuando los primeros tranvas aparecieron por Buenos Aires, el pblico se lanz a las calles, vido de recoger impresiones.

Por todas partes se hallaban grupos que comen-taban los sucesos; todo llamaba la atencin: el paso de un carro de carne, un cochero que tomaba viaje, un almacn que se abra, cualquier hecho, por insig-nificante que fuera, resultaba novedoso.

No faltaron tampoco los curiosos qtte deseaban comprobar si las crnicas de los sucesos, hecha por los diarios era fiel, y se iban a averiguar: si en tal edificio existan los balazos, si en tal calle quedaban restos de barricadas, y si la basura de las calles ha-ba sido recogida, y cuando satisfacan su curiosi- Agente custodiando una armera ^ue babla sido atacada.

Fueizas de caliaUera letirndose de la Plaza del Congreso, despus de terminado el movimiento.

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Infantera de la Escuela de Tiro, lista para maicliar al centro de concentracin en la Capital.

y a causa de todas estas gentes que tenan los ner-vios desequilibrados, la cosa ms trivial, daba origen a alarmas infundadas.

Debemos confesar que muchos perdieron la cabe-

za y, por lo tanto, no pudieron reflexionar que no era posible, que una ciudad de cerca de dos millones de habitantes, pudiese caer en manos de unos foragi-dos. Porque no debemos confundir la cavisa de los

Bateras de artillera del Begimlento 2, despus de terminada la bnelga.

obreros eu huelga, con los actos de vandalismo a que se entregaron algunos sujetos, que seguramente, no teniendo nada que perder, se declaraban pesca-dores para pescar en ro revuelto.

Esperamos que ahora, que la serenidad se ha im-puesto, y que los nervios se han calmado, todos ten-dremos una sonrisa para disculpar nuestros temo-res : al fin y al cabo, la cosa era natural; era la primera vez qu3 se nos presentaba tma confusin tan grande, azuzada por elementos extraos; pero aqu no tenemos nada que temer de ningn exalta-

'do; nuestro pas goza de vida democrtica, y en cuanto a la burguesa, no es patrimonio de ninguna clase privilegiada; cualquier obrero trabajador puede prosperar libremente. Podr haber diferencias por cuestiones de salarios entre patrones y obreros, pero con buena voluntad por ambas partes, pronto se arreglan esos conflictos; no faltan ejemplos para el caso.

De cuantos hechos se ha producido, no debemos inculpar a nadie; quiz es culpa de todos, pues con nuestra apata, hemos tenido abiertas las puertas a todo elemento maleante del mundo entero, sin con-siderar que esa liberalidad de nuestras leyes no puede ser apreciada por gen-tes que desconocen todo sentimiento de patria, y que en la mayora de los casos, si los estudiramos de cerca, veramos

Oficialidad de guardia en la Flaza del Congreso.

que ese elemento extrao que viene a nuestra tierra a provocar conflictos sangrientos, son gentes que en su mismo pas son considerados indesiderables, y

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Caones emplazadas en las calles Blvadavla y Cevallos.

Tropas de infantera tomando el desayuno.

Agentes de polica ocupando una trinchera conquistada a los revoltosos en las calles Almirante Brown y Pinzn.

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Iios galpones en la Casa Amarilla, en las caUes Almirante Brown y Finzn, defendidos por soldados de cal>aUeria.. despus de un reciente ataque llevado contra ellos.

por lo tanto no tienen ms recurso que la expatria-cin para escapar a la crcel.

Nuestro gran Alberdi, dijo, en hora sagrada: "go-bernar es poblar"; si, cierto; pero debemos saber

con quin. No hemos estado formando nuestra na-cionalidad durante aos para verla destruida por hombres a quienes nada debemos, y que no son ele-mentos tiles ni recomendables.

Fuerzas del ejrcito 7 polica, Tepeliendo una agresin en una calis de la Boca,

Conscriptos de la Escuela de Tiro, provistos de ametralladoras, al frente de la Comisara 24.

Agentes del Escuadrn de Seguridad, en lnea de tira- Oficial del Ejrcito dando orden de fuego a la tropa dores, rechazando un ataque. contra un grupo de revoltosos en actitud agresiva.

El comisario Villagra, rodeado del personal que lo secund en la tarea de contrarrestar los ataques llevados contra la Comisaria 21.

El comisario de la Seccin 5.>, en la esQLuina de Callao y Lavallc, con un grupo de sus agentes y algunos particulares, que ayudaron a la polica en la tarea de mantener el orden.

TTna de las esquinas de la Comisara S.", guardada por agentes de infantera.

Ordenanza de polica, Uen custodiado, colocando los edictos en los que el Jete de Polica reclamaba a la poblacin a mantenerse en calma.

Comisiones de jvenes pertenecientes al "Comit Patriota de la Juventud", recorriendo en au-tomvil las calles de la ciudad, con la misin