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Oculto en las palabras Glosario etimológico de términos usuales en la praxis docente Luis A. Castello Claudia T. Mársico

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Glosario Etimológico

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Oculto en las palabrasGlosario etimológico de términos usuales en la praxis docente

Luis A. CastelloClaudia T. Mársico

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A Sofía y a Lucio,

sabios y luminosos

Las palabras, materia delicuescente de este trabajo, impregnaron en buena medida la historia larga y azarosa que fue atravesando este texto. Tantas cosas dicen las palabras que es casi imposible darse por conforme con los intentos de capturarlas con la red paradójica de otras palabras. Sin el coraje legendario de Walter Kohan, que lo lanzó al mundo en fotocopias para que sirva a los educadores, probablemente seguiríamos obsesos, como Grand, aquel personaje de La peste de M. Camus, que buscando la perfección formal nunca pasaba de la primera línea de su novela imposible. En la prehistoria queda una larga serie de concurrencias, especialmente la de Antonio Tursi, que participó en la gestación de la idea de un trabajo como este y en una primerísima versión al amparo de una investigación en el marco de la Secretaría de Ciencia y Técnica de la Universidad Nac. de Gral. San Martín. Tiempo más tarde resurgió el proyecto de ampliar los límites -y ambiciones- de la cacería de significados con el auspicio del Instituto de investigación Manuel Belgrano del Instituto del Profesorado Sagrado Corazón de Almagro y nos trajeron de nuevo al tema los estudios sobre campos semánticos desarrollados en el marco de un proyecto Ubacyt de la Universidad de Buenos Aires. La más grande mención de gratitud va para Teresa Stachuk, educadora paradigmática, que desde hace años brega para que esté listo.

Buenos Aires, septiembre de 2004

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Índice

PrólogoIntroducción

1. La lingüística comparada y el indoeuropeo2. Raíz, tema y desinencia3. Modificaciones de la raíz4. El paso del latín a las lenguas románicas

Criterios de ordenamiento de términos, transliteración y signos utilizados

A. ¿Qué es educar?§ 1. Educar§ 2 Enseñar§ 3 Instruir§ 4 Formar§ 5 Transmitir§ 6 Explicar§ 7 Facilitar§ 8 Mediar§ 9 Iniciar§ 10 Preparar§ 11 Ilustrar§ 12 Imponer§ 13 Guiar§ 14 Orientar§ 15 Adoctrinar§ 16 Profesar§ 17 Adiestrar§ 18 Ejercitar§ 19 Experimentar

B. ¿Quiénes estudian?§ 20 Alumno§ 21 Adolescente§ 22 Discípulo§ 23 Niño, infante, pueril (lat. puer)§ 24 Estudiante§ 25 Educando§ 26 Colegial§ 27 Oyente§ 28 Párvulo§ 29 Aprendiz§ 30 Seminarista§ 31 Pasante

C. ¿Quiénes enseñan?§ 32 Docente§ 33 Madre§ 34 Padre§ 35 Tutor§ 36 Maestro§ 37 Profesor§ 38 Rector§ 39 Director§ 40 Vicerrector, vicedirector§ 41 Secretario§ 42 Inspector§ 43 Pedagogo, psicopedagogo§ 44 Preceptor§ 45 Ministro§ 46 Colega§ 47 Cátedra, catedrático§ 48 Ayudante§ 49 Auxiliar§ 50 Asistente

D. ¿Dónde se estudia?§ 51 Escuela§ 52 Aula§ 53 Colegio§ 54 Academia§ 55 Liceo§ 56 Universidad§ 57 Facultad§ 58 Departamento§ 59 Instituto§ 60 Establecimiento§ 61 Biblioteca§ 62 Laboratorio§ 63 Conservatorio§ 64 Bachillerato

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§ 65 Museo§ 66 Turno§ 67 Recreo

E. ¿Qué se estudia?§ 68 Currículo§ 69 Área§ 70 Asignatura§ 71 Disciplina§ 72 Materia§ 73 Texto§ 74 Tratado

Nombres de disciplinas§ 75 Filosofía§ 76 Ciencia§ 77 Cultura§ 78 Didáctica§ 79 Matemática§ 80 Lengua y literatura§ 81 Geografía§ 82 Historia§ 83 Gramática§ 84 Física§ 85 Química§ 86 Biología§ 87 Música§ 88 Gimnasia§ 89 Deporte

F. ¿Cómo se estudia y se enseña?§ 90 Estudiar§ 91 Planificación§ 92 Programa§ 93 Contenido§ 94 Estrategia§ 95 Actividad§ 96 Clase§ 97 Esquema§ 98 Proyecto§ 99 Tesis§ 100 Ponencia§ 101 Disertación§ 102 Ejercicio

§ 103 Práctica§ 104 Esbozo§ 105 Borrador§ 106 Tema§ 107 Problema§ 108 Prueba§ 109 Lección§ 110 Evaluación§ 111 Examen§ 112 Curso§ 113 Taller§ 114 Seminario§ 115 Congreso§ 116 Conferencia§ 117 Jornada

Algunos útiles escolares§ 118 Cuaderno§ 119 Carpeta§ 120 Libro§ 121 Lápiz

G. ¿Por qué y para qué se estudia?§ 122 Conocer§ 123 Gnosis§ 124 Aprender§ 125 Comprender§ 126 Saber§ 127 Asimilar§ 128 Entender§ 129 Pensar§ 130 Juzgar§ 131 Criticar§ 132 Ignorar§ 133 Encontrar§ 134 Discernir§ 135 Descifrar§ 136 Opinar§ 137 Considerar§ 138 Penetrar§ 139 Concebir§ 140 Intuir § 141 Impartir

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BibliografíaÍndicesÍndice de términos castellanosÍndice de términos latinosÍndice de términos griegos

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Prólogo

Acerca de las relaciones entre educación, infancia y literatura

Gilles Deleuze afirma, en El Abecedario1 que un escritor que merece ese nombre no se interesa por su infancia, no hace historia biográfica o familiar al escribir, sino que busca devenir-niño en la escritura y, a través de ella, restaurar la infancia del mundo. Así, quiere decirnos que la operación de la escritura, en serio, de verdad, tiene algo que ver con habitar otro modo de ser y también con dar vida a una infancia que ya no puede ser entendida, al menos no solamente, como cronología, sino como nuevo inicio, comienzo inesperado, línea que escapa a los modos de ser y de escribir dominantes. Escribir en serio, de verdad, significa aquí un acto de creación, de transformación, revolucionario.

Así entendidas, la literatura y la infancia son compañeras. La literatura propicia la infancia. La infancia, como el extranjero y tantas otras figuras de la alteridad, es condición y alcance de la literatura. Podemos escribir porque estamos en la infancia y escribimos para habitar y dar vida a una infancia.

Es posible que a muchos lectores no le digan nada esos dos primeros parágrafos. Pero también es posible que a muchos otros sí le digan. Y es posible que algunos de estos que se sienten interpelados por ese modo de establecer relaciones entre la infancia y la escritura sean educadores, profesionales o amateurs, eso no importa demasiado. En cualquier caso, son personas que piensan que lo que hacen tiene algo que ver con la escritura y la lectura, con escribir y ayudar a escribir, con leer y ayudar a leer, con ver la infancia no como aquello que tiene que ser abandonado sino como aquello a partir de lo cual un nuevo inicio puede ser encontrado, en educación y en tantos otros lugares. Son aquellos que se preocupan no sólo, o no tanto, con la educación de la infancia, sino también con la infancia de la educación. Son aquellos que buscan y exigen un nuevo inicio para la educación. Especialmente a estas personas quiero dedicar esta presentación.

La educación es uno de esos lugares donde parece que ya no hay nada más que decir, donde se ha dicho (casi) todo y donde, a fuerza de tanto decir lo mismo, las palabras parecen cansadas, casi vacías, sin nada dentro. Se las repite hasta el hartazgo y se las vacía de sentido. Huecas han quedado las pobres palabras educacionales; tan huecas que se han vuelto difíciles de pronunciar, ya casi no dan ganas de hablar con ellas.

Sin embargo, con toda esa dificultad para hablar con sentido – que es también una dificultad para pensar y para trabajar - hay educadores que todavía apuestan a la infancia, a la revolución, a la creación. Educadores que crean, revolucionan y se suben a un devenir infantil en los contextos más adversos, inocuos, vacíos. E incluso hablan, cuando parece

1 Deleuze, Gilles. L´Abécédaire de Gilles Deleuze. Paris: Editions Montparnasse, 1997. Entrevista en video con Claire Parnet.

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que no hay nada más que decir. Y no dejan de inventar palabras o reinventan las que ya existen, para decirlas de otra manera, para sacudirlas de su modorra.

Apuesto a que a esos educadores les gustará mucho leer Oculto en las palabras. Glosario etimológico de términos usuales en la praxis docente. Y además les será muy útil, en el sentido interesante de la utilidad, el que ayuda a leer, a escribir y a pensar. Es que se trata de un libro escrito también por educadores, luchadores, dos personas apasionadas por la educación, la escritura y la infancia. Es un libro raro, serio y motivador de mucha alegría, sobrio y propicio al descalabro, producto de mucho trabajo e iniciador, quién sabe, de tantos otros trabajos, una poderosa herramienta, en aquel sentido que Foucault le daba a los útiles que ayudan a pensar.

Estamos ante un libro de “etimologías”, en primer lugar la etimología de la propia etimología. Digamos que su sentido principal es disponer a los lectores un significado primero, un signo, una marca, lo que alguna vez, en su inicio, en un inicio, quisieron decir algunas palabras; descifrar el enigma de cómo fueron pensadas esas palabras en una intrincada relación entre lo que decimos, lo que pensamos y lo que somos. Palabras como ‘enseñar’ y ‘aprender’, como ‘escuela’ e ‘institución’, como ‘niño’ e ‘infancia’, como ‘contenido’ y ‘prueba’, como ‘recreo’ y ‘maestro’... Son tantas, que la lista es casi infinita, en cantidad y densidad.

El hilo conductor de Oculto en las palabras está delineado por una serie de preguntas. La primera, “¿qué es educar?”, llama a los verbos de acción que se ponen en juego cada vez que alguien enseña (o dice que enseña) o cada vez que alguien aprende (o dice que aprende). La segunda y la tercera, “¿quiénes estudian?” y “¿quiénes enseñan?”, tienen que ver con descubrir el misterio que se oculta en los sujetos del enseñar y del aprender. La cuarta, “¿dónde se estudia?”, ayuda a pensar en los nombres que designan lugares del enseñar y del aprender. La quinta, “¿qué se estudia?”, alude a los sentidos primeros, materiales, de la transmisión. La sexta, “¿cómo se estudia y se enseña?”, acude a las palabras que denotan caminos, útiles y modos del enseñar y del aprender. Por último, en “¿Por qué y para qué se estudia?”, las palabras más difíciles, las que hablan de los sentidos y razones que sustentan un enseñar y un aprender. Son un mundo que cada palabra abre en cada una de esas siete secciones.

Sabemos, al menos desde Freud, que educar es una tarea imposible. Si fuéramos un poco más osados y leyéramos con más cuidado los inicios, tal vez podríamos encontrar esa imposibilidad en Sócrates: ¿qué otra cosa muestran los diálogos llamados juveniles de Platón? ¿De qué otra manera tendría mayor sentido el propio testimonio de Sócrates en la Apología (“jamás he sido maestro de nadie”, 33a5-6)? ¿Cómo no percibir el “fracaso” de esos diálogos en los que el que enseña (Sócrates) no sale de su lugar y conoce anticipadamente el lugar al que, indefectiblemente, conduce a todos los que conversan con él? Ese “fracaso” (que nunca nos cansaremos de poner entre comillas) es también su mayor suceso: dejar un signo del carácter paradójico, enigmático, imposible de la educación. Perturbar a los otros, una vez instalado en la perturbación. No parece haber condena ni

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premio mayor para el andar de un enseñante: la perenne perturbación. Si la educación es imposible, eso la hace más necesaria, interesante, humana.

Sin querer hemos hecho un poco de etimología. Hemos vuelto, casi al pasar, al inicio. Agradecemos la inspiración y la fertilidad de Oculto en las palabras. Aproveche, también usted, amigo lector: hay mucha generosidad en estas páginas; aquí encontrará muchos signos que tal vez le ayuden a leer nuevamente, a leerse de nuevo. Aproveche, también usted, amigo educador: hay mucho compromiso en estas palabras; quién sabe aquí encuentre también nuevos inicios para otra educación, para educar y educarse de otro modo. Aproveche, por fin, amigo escritor: hay mucha infancia en estas páginas: tal vez se sorprenda con los comienzos de las palabras y pueda comenzar a pensar y pensarse desde otro lugar. Aprovechen todos, todas, los nuevos inicios, ocultos, escondidos, impensados, en Oculto en las palabras. Aprovechen. De verdad, con alegría, potencia y coraje. Como merecen la educación y la literatura. Al menos la infancia de ellas que Oculto en las palabras puede ayudar a nacer en cada uno de sus lectores.

Walter O. KohanRío de Janeiro, agosto de 2004

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Introducción

Una obra de estas características despierta inmediatamente una pregunta cara a nuestra tradición cultural: ¿qué valor tiene la etimología? Una respuesta con pretensiones de plausibilidad debe contemplar múltiples aspectos que rodean a esta práctica. Por una parte, la etimología sirve a los efectos de proponer claves interpretativas que asocian el plano de la expresión con una serie de significados del plano del contenido muchas veces no perceptibles para los hablantes, pero que en tanto están presentes en su conformación y en su historia se sienten como elementos inapelables. Este horizonte de cosas que las palabras dicen sin –o incluso- contra la voluntad de quienes las pronuncian abre la perspectiva de fuerzas ocultas, cuasi mágicas que nos rodean y condicionan sin que lo notemos. Lejos de pensar que las palabras guardan solamente significados perimidos y superados, el sentido común otorga a la persistencia del significante un estatuto de autoridad incuestionable.

Esta veneración del lenguaje es sin embargo pálida, en cierto modo, frente a la de otras tradiciones culturales, donde la fuerza de los nombres es un pilar religioso. En este sentido, vale la pena citar el relato que conserva la tradición hindú acerca de la venganza de Tvastr, un artesano con poderes superiores, que enemistado con el dios Indra recita un conjuro para conseguir un hijo que destruya a Indra. El punto central de la historia es que en lugar de pronunciar indra-satrú ‘matador de Indra’, Tvastr pronunció índra-satru ‘el que es matado por Indra’. Un cambio de acento produjo un cambio de sentido y la consecuente perdición de su hijo, que fue efectivamente destruido por Indra.2 Lejos estamos de atribuir este poder a las etimologías, pero la reverencia con que se acepta la idea de que los primigenios sentidos de una palabra no pierden vigencia y tienen incluso preponderancia sobre los actuales ilustra de algún modo la sobrevivencia de esta concepción. Esto es especialmente llamativo, si se toman en cuenta los esfuerzos de la lingüística moderna por desligar de nexo causal alguno la relación entre significante y significado dentro del signo lingüístico, lo cual constituye precisamente su arbitrariedad.

Por otra parte, no cabe duda de que en la etimología radica un modo de argumentación de alto valor persuasivo que permite objetar posiciones ajenas sin necesidad de prestar atención a los razonamientos que las sostienen, limitándose a atacar solamente el uso de ciertos términos que por su sentido implícito –etimológico- harían colapsar el contexto en que se hallan. Este poder que las etimologías tienen sobre el sentido común las convierte entonces en un arma preciada de las lides discursivas y desde esta perspectiva propician una clase especial de reflexión lingüística presente en todos los tiempos, caracterizada por la operación de asociación establecida por un hablante entre dos expresiones con rasgos fónicos similares. Ya Platón en el Crátilo se explayó lúdicamente sobre esta práctica que consiste en proyectar la similitud entre términos de la misma familia a otros que sólo tienen un parecido aleatorio, lo cual suele dar resultados disparatados desde el punto de vista lingüístico. Muchas de estas etimologías populares se generan por 2 Cf. Satapatha-Brahmana 1.6.3.8.

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asociación espontánea en situaciones puntuales de diálogo y no prosperan más allá del momento de su utilización concreta.3 Más llamativas son las que toman carta de ciudadanía en determinados círculos no afectados por la crítica lingüística. Entre muchos ejemplos de nuestro medio que pueden citarse, merece especial atención el de la etimología popular de ‘adicto’, que en muchos ámbitos se interpreta en términos de ‘que no dice’ o ‘que no habla’, como si se tratara de un prefijo a- privativo sumado a la raíz, efectivamente presente, del verbo latino dicere, pero el hecho es que en latín no existe un prefijo de este tipo (la alfa privativa es griega). En rigor, lo que se agrega a la raíz verbal en este compuesto es un prefijo ad-, con el sentido abstracto de asentimiento, de modo que a adicere viene a significar ‘adjudicar’, ‘destinar’, y se opone así a abdicere (nótese el prefijo separativo ab) ‘desechar’, ‘desaprobar’, términos ambos, como es usual en gran parte del léxico latino, originarios de la lengua del derecho y de la religión. En ‘adicto’, entonces, derivado de addictus (participio pasivo del verbo en cuestión), estaría presente esta resonancia etimológica de un sujeto ‘destinado’, ‘apegado’ a una práctica que, en el contexto actual, ha adquirido, por lo general, una valoración negativa. Estamos lejos, de todas formas, de la exótica lectura que la etimología popular hace de los elementos de este compuesto.

Este tipo de ejemplos obliga a repensar el valor de la etimología no como una actividad erudita cultivada por filólogos encerrados en Universidades, sino como una práctica arraigada culturalmente que cumple una potente función de estrategia argumentativa en los más variados ámbitos sociales. Frente a ella y partiendo de la base de su significatividad social, la lingüística tiene a su cargo la tarea de poner a disposición de los hablantes los instrumentos que ha desarrollado para recuperar la historia de los términos que revelan sus antiguos sentidos y asociaciones, y promover la práctica de una etimología “científica” de la que los individuos puedan valerse en sus reflexiones con seguridad y confianza. Esto es, si la argumentación basada en etimología es significativa socialmente, la lingüística debe proveer los elementos para que las etimologías populares no conspiren contra la plausibilidad de los planteos basados en el análisis de términos relevantes para el examen de una cuestión.

Al centrar nuestra atención en la etimología de terminos ligados a la praxis docente, surge un rasgo adicional que consiste en que los términos objeto de examen están ligados semánticamente y por lo tanto están en condiciones de revelar el sistema estructural de creencias de una época previa, en este caso la de la antigüedad clásica, que es a menudo una fuente de inspiración y fundamentación de muchas teorías contemporáneas. Este período dejó su impronta, como en tantas disciplinas que forman el acervo cultural de Occidente, también en pedagogía, término marcado ya desde su misma enunciación con resonancias etimológicas, “conducción-formación del muchacho”. Por otra parte, si bien es verdad que esta época constituye el de punto originario de muchas concepciones arraigadas en la conformación misma de la cosmovisión occidental y que por eso suele hacerse

3 En el Curso de Saussure [1973:281] la ‘etimología popular’ es contrapuesta a la analogía y la diferencia entre ambas es sintetizada de esta manera al final del tratamiento: “La etimología popular no actúa, pues, más que en condiciones particulares y no afecta más que a las palabras raras, técnicas o extranjeras, que los sujetos asimilan imperfectamente. La analogía es, por el contrario, un hecho absolutamente general, que pertenece al funcionamiento normal de la lengua. Estos dos fenómenos, tan parecidos por ciertos aspectos, se oponen en su esencia, y deben ser distinguidos cuidadosamente”.

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preciso retroceder a esos orígenes para comprender las características que los fenómenos han cobrado a lo largo del tiempo, sin embargo esta misma época suele ser objeto de traslaciones conceptuales metodológicamente espurias. No es poco usual encontrar en trabajos actuales sobre teoría de la educación referencias a doctrinas clásicas que constituirían antecedentes de las propuestas que se esbozan. Una mirada más aguda, sin embargo, develaría diferencias sustanciales entre las antiguas concepciones y los principios que sustentan las nuevas filosofías de la educación.

Esta fractura, lejos de convertir a los estudios clásicos en una tierra yerma, los elevan a legítimos interlocutores de las nuevas lecturas. Como sucede muchas veces en la investigación, a menudo es más útil encontrar una voz discordante que una saga de voces que nos antecedan. El diálogo con un interlocutor lúcido puede ampliar nuestra visión y ayudarnos a reformular nuestra postura o profundizar su fundamentación a la luz de las posibles objeciones.

En este marco, el objetivo específico de este estudio se propone llevar a cabo un análisis de los principales términos ligados a la praxis docente desde la perspectiva del análisis semántico-etimológico. Si analizamos estos mismos términos, se revela que ‘semántica’ proviene del adjetivo griego semantiké, que se utilizaba usualmente como atributo del sustantivo téchne ‘técnica’, de modo que se hablaba de he semantiké téchne, ‘la técnica semántica’, y de allí finalmente de he semantiké, ‘la semántica’, como ocurrió en general con numerosos nombres de disciplinas que tenían origen adjetivo como grammatiké ‘gramática’, mathematiké ‘matemática’, rhetoriké ‘retórica’, todas suponiendo el sustantivo ‘técnica’. Semantiké es un derivado del sustantivo séma, ‘señal de reconocimiento’, ‘signo figurativo’, ‘signo de escritura’, por lo cual la ‘semántica’ es el estudio dedicado al reconocimiento de la significación, del sentido de las palabras. En cuanto al término ‘etimología’, digamos que constituye un compuesto sobre la base de dos palabras: el adjetivo étymos, ‘verdadero’,4 y el sustantivo lógos, que podemos verter aquí como ‘expresión’ o ‘captación’.5

Desde el punto de vista técnico, hablar de etimología y semántica nos remite a los dos planos que la lingüística contemporánea post-saussuriana asocia a la noción de signo lingüístico en el cual se conjuga un significante, que corresponde al plano de la expresión fónica, y un significado, que corresponde al contenido. De este modo, al analizar el plano

4    ? La raíz de étymos proviene de *es, la misma que forma el verbo eimí, ‘ser, estar o existir’, con lo cual se sustenta una concepción de la verdad que señala que es verdadero aquello que coincide con el ser de la cosa, o, en otros términos, se sustenta la noción de verdad que los medievales concibieron como adequatio intellectus ad rem, ‘adecuación del intelecto a la cosa’, frente a las concepciones veritativas que hacen descansar la verdad en la coherencia del discurso.

5 La raíz del término lógos, conservado en español en múltiples compuestos con la forma ‘-logía’, es *log, alternante por apofonía -cf. infra- de *leg, que encontramos, por ejemplo, en el verbo légo. A partir de éste se pueden rastrear las diferentes acepciones que fue tomando, desde la primitiva significación de ‘recoger’, frutos o leña, actividades propias de los pueblos recolectores, pasando por el sentido de ‘contar’ numéricamente aquello que se ha recogido, hasta el ‘contar’, el ‘narrar’ algo, con lo cual légo se convirtió en el verbum dicendi (verbo de decir) típico de la época clásica junto con phemí. Lógos, la forma sustantiva de la raíz, será entonces ‘palabra’, ‘discurso’, ‘expresión’, especialmente la que tiene que ver con un tipo de discurso argumentativo y razonado.

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del significado se examinan las relaciones estructurales que se establecen entre significados y que conforman tramas o redes de signos que demarcan en sus mutuas oposiciones zonas de sentido o ‘campos semánticos’. Como contrapartida, el análisis del plano del significante pone de relieve el aspecto etimológico que da cuenta del origen, formación y transformación de la parte material de las palabras y de sus elementos constituyentes. En este sentido, por ejemplo, si pensamos en el término castellano ‘maestro’, desde la perspectiva semántica se hace preciso determinar las relaciones de oposición que ligan este vocablo con otros relacionados por su significado como ‘docente’, ‘profesor’, etc., mientras que desde la perspectiva etimológica se trata de determinar su origen a partir del significante latino correpondiente, lo cual abre la posibilidad de observar relaciones oscurecidas por el cambio fonético, que ligan, por ejemplo a ‘maestro’ con ‘ministro’ (cf. # ). Mientras la semántica describe las relaciones estructurales que el significado de un término establece con otros significados con los que conforma un campo semántico, la etimología apunta a los fenómenos que afectan exclusivamente al plano de la expresión.

Al concentrar nuestro trabajo en el estudio de términos ligados con la praxis docente la circunscripción a un campo semántico específico se opera de suyo, solucionando de un modo práctico el problema de los criterios para la determinación de un campo semántico.6

En general todos los términos estudiados comparten un valor de contenido que radica en su relación con la noción de educación y vistos más de cerca, se organizan como microcampos que dan cuenta de los actores y elementos que se conjugan en una situación de praxis educativa. Así, hemos dividido el campo que intentamos relevar en siete unidades temáticas organizadas internamente en base a parágrafos. Partiremos, en todos los casos, de las palabras españolas para remontarnos hacia sus orígenes y determinar en cada caso qué tipo de asociaciones semánticas existían en la estructura previa que en nuestra lengua se han debilitado o perdido.

El principal instrumento para el análisis semántico y etimológico es la lingüística comparada. De hecho, sólo es posible remontarse hasta la forma original de una palabra a través de la comparación de las formas diversas que fue adquiriendo en las diferentes lenguas en las que permaneció. Dado que nuestra lengua, a través del latín, se remonta hasta el indoeuropeo, creemos conveniente consignar algunas nociones básicas al respecto, que puedan servir de guía al lector especialmente interesado en la gramática comparada, a los efectos de ulteriores profundizaciones. La utilidad del glosario, sin embargo, no se resiente si se lo consulta obviando este panorama, ya que estos conceptos están implícitos en su desarrollo.

La lingüística comparada y el indoeuropeo -i.e.-

6 Para una referencia a las dificultades que provee la noción de campo semántico, cf. Gutiérrez Ordoñez [1992: 105ss.].

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A principios del siglo XVIII comenzó a ser advertido por los linguistas que existía entre las diferentes lenguas un parecido inexplicable por meras cuestiones de azar. Los estudios se centraron habitualmente en el parentesco entre el sánscrito, el persa, el griego, el latín y el germánico. Es así que pronto se postuló la idea de que las lenguas emparentadas debían constituir un único grupo al que se denomino ‘indoeuropeo’ -haciendo referencia a las regiones en donde se extienden estas lenguas-, ‘indogermánico’ -especialmente usado por los lingüistas alemanes, para referirse a los puntos extremos de esta zona: India al este y el territorio germánico al oeste- o ‘ario’ -el menos exacto de los términos, ya que refiere sólo a uno de los grupos que conforman el conjunto, el indoiranio, en el cual arya significa ‘señor’.7

A partir de esta constatación se construyeron teorías que dieran cuenta del hecho. Las dos principales, que signaron los estudios sobre el desarrollo del indoeuropeo (de aquí en más i.e.) -si bien hoy nunca son sostenidas en sus formulaciones puras- son las llamadas del “árbol genealógico” (Stammbaumtheorie) y de las “ondas” (Wellentheorie). La primera de ellas, la teoría del árbol, fue creada por A. Schleicher a mediados del siglo XIX y se apoya en una metáfora de corte biologicista que sostiene que hay que partir de la idea de una lengua originaria que habría existido alrededor del tercer milenio a.C. a partir del cual se generaron diversas ramificaciones que dieron lugar a nuevas lenguas. En principio se habría creado una rama oriental y una occidental que volvieron a fragmentarse en otras muchas que podemos rastrear ya establecidas en el segundo milenio a.C.

Frente a esta idea A. Schmidt propuso en 1872 la teoría de las ondas. La metáfora, en este caso, es la de una piedra cayendo en un estanque, donde se pueden observar las ondas que se alejan del centro hacia la periferia. Del mismo modo ocurriría el cambio lingüístico. Lo que se transmitiría en cada onda es este cambio bajo la forma de semejanzas o peculiaridades llamadas ‘isoglosas’ que hacen que las lenguas deban ser consideradas como emparentadas. A diferencia de la teoría primitiva, en la teoría de las ondas no hay progresiva diferenciación sino progresiva homogeneización. Ambas teorías son hoy

7 Para el problema del indoeuropeo en general, puede consultarse Villar [1971: 9-65]; Villar [1996: 13-183]; Juliá-Vigo [1987: 1-3]; Castello-Conde [1996: 4-11].

GERMÁNICO

BÁLTICOESLAVO

CELTAITÁLICO

ALBANÉSGRIEGO

IRANIO

INDIO

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combinadas y resignificadas, ya que es cierto que para determinadas lenguas derivadas su dialectización es producto de la interrupción del contacto con las lenguas madres -según la Stammbaumtheorie-, pero las semejanzas entre las lenguas no siempre tienen este origen, como han demostrado las isoglosas postuladas por la Wellentheorie.

Digamos por último que a lo largo de un siglo y medio se han ensayado los más variados argumentos para inferir a partir de la idea de indoeuropeo nociones no sólo lingüísticas sino también religiosas, sociales, territoriales, institucionales e incluso raciales. De hecho, son abundantes los escritos que discuten en torno del emplazamiento de la patria originaria de los indoeuropeos o de los diversos sistemas de organización social. Hoy por hoy, sin embargo, hay relativo consenso en que cualquier incursión por terrenos no lingüísticos es una aventura demasiado arriesgada y fuera del alcance de la tarea científica.8

Raíz, tema y desinencia

Hagamos una brevísima incursión sobre el soporte lingüístico del estudio semántico-etimológico que servirá para clarificar el sentido de algunos términos que utilizaremos en el curso del trabajo. Las lenguas indoeuropeas en su etapa ‘clásica’ están unificadas por una característica común: su constitución en tanto lenguas de flexión. Podemos definir una lengua de flexión como “aquella que hace de la variación formal de la palabra misma, generalmente en su parte final, el procedimiento más generalizado en el plano del significante para la expresión de las categorías de gramaticales de esa lengua (vgr. género, caso, número, voz, etc.).”9 La flexión nominal, esto es la de sustantivos y adjetivos, se llama ‘declinación’; la del verbo, ‘conjugación’.

La flexión se lleva a cabo a partir del procedimiento de afijación: a un elemento básico llamado ‘raíz’ se agregan otros morfemas que marcan de qué tipo de palabra se trata, que función gramatical cumple, etc. Así podemos tener:

prefijo raíz sufijo

infijo

Revisemos ahora tres nociones fundamentales que dan forma al sistema de raíz y afijos: La raíz es un elemento simple, generalmente monosilábico, que expresa la idea de la palabra en forma genérica, absoluta, abstracta. Es el núcleo de una familia de palabras unidas por una significación fundamental. Así la raíz indoeuropea *bha con el sentido básico de hablar da lugar al griego phemí, al latín fari y a partir de allí a los españoles ‘hablar’, ‘fábula’, ‘confabular’, ‘inefable’, etc.

8 Cf. Villar [1996] para una descripción de detalle.9 Juliá-Vigo [1987: 7].

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El tema consiste en la raíz ya configurada para recibir las desinencias personales o flexivas. Por ejemplo, en ‘confabular’ el tema es ‘confabul-’, que funciona como parte invariable de la palabra. Hay que notar que el tema, a diferencia de la raíz, puede contener prefijos, infijos o sufijos y no solamente la pura idea configurada por la raíz. En ‘confabul-’ hay, además de la raíz, un prefijo con- y un sufijo -bul-. Es a este tema que se adosará la desinencia.

La desinencia es un sufijo que se agrega al tema para dar cuenta de las relaciones gramaticales personales, genéricas y numéricas. En el caso de ‘confabul.o’, palabra ya afectada a la categoría verbal, da cuenta de una forma verbal presente en modo indicativo que remite a una primera persona del singular. Este elemento cierra la composición de la palabra y le confiere completa inteligibilidad en la estructura de la oración.

Modificaciones de la raíz

Ya que en este estudio hemos de hacer referencia a las raíces indoeuropeas de las cuales provienen los términos griegos y latinos a tratar reseñaremos brevemente los principales procedimientos de modificación de la raíz y el tema de la palabra:10

- alternancia vocálica o apofonía: remite a un cambio de sonido o duración de una vocal; por ejemplo del lat. terra al esp. ‘tierra’.

- alargamiento: es el cambio de una vocal breve en larga o diptongo; por ejemplo en griego el nominativo de ódo-ntos es odoú-s (diente), donde se ve el alargamiento por diptongación de la segunda vocal del tema odo-.

- sustitución o permutación: es el paso de consonantes de un grado a otro; por ejemplo el griego híppos (caballo) a partir del i.e. *híkFos -con tema en digamma, letra excluida del alfabeto ático pero evidente por sus consecuencias fonéticas y morfológicas-.

- pérdida: se trata de la desaparición de letras iniciales o intermedias por razones de encuentro entre sonidos o de eufonía articulatoria, por ejemplo el griego pólis derivado de una forma antigua ptólis.

- disimilación: se da cuando dos sílabas vecinas presentan consonantes semejantes por lo cual una se modifica para evitar la cacofonía de la repetición de esa misma articulación; por ejemplo la raíz griega *thrich ‘cabello’ da lugar a un nominativo singular thríx cuyo genitivo es trichós. En este caso la aparición de la dental sorda inicial t –en reemplazo de theta- evita el encuentro de dos espiradas -th y ch- en dos sílabas seguidas.

- asimilación: es el cambio de una consonante debido a la proximidad de otra, de lo que resulta que las dos se vuelven semejantes o iguales; por ejemplo el nombre del pueblo de los tirrenos era originariamente en griego Tyrsenoí, tal como se halla en algunos testimonios, pero se lo encuentra a menudo como Tyrrenoí, forma similar a la española.

10 Puede consultarse, para este tema Brugmann, K. – Delbrück, B. [1897-1916]; Pisan [1947]; L. Mascialino [1986]; Benveniste [1935]; Pokorny [1949].

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- metátesis: es la trasposición o inversión de una consonante o semiconsonante; por ejemplo la raíz indoeuropea *kerd ‘corazón’, que da lugar al lat. cordis, genera en griego el sustantivo kardiá, que por metátesis genera el jónico-épico kradíe.

- abreviación: se da en el caso de una vocal larga seguida de otra vocal larga; por ejemplo el griego épico éos -con eta y omega- ‘aurora’ es en ático héos -con epsilón y omega-.

- contracción: es la supresión del hiato de vocales iniciales, interiores o finales y por lo tanto la fusión de dos o tres vocales en una sola larga o diptongo; por ejemplo el griego épico éelios ‘sol’da lugar en ático a hélios. Este fenómeno incluye la crasis, donde se funden, por ejemplo, un artículo y un sustantivo; por ejemplo ‘el nombre’ es en griego tò ónoma (artículo + sustantivo) o también toúnoma.

- duplicación o geminación: consiste en la repetición de elementos de la raíz. Puede ser vocálica o consonántica; por ejemplo el griego té-tanos ‘rigidez’ ‘calambre’ frente a los términos emparentados teíno y tanúo sin duplicación.

Todas estas modificaciones, orientadas por leyes fonéticas, enmarcan la evolución progresiva de los términos, que a la larga derivan en el cambio completo de la lengua original en sus derivados.

El paso del latín a las lenguas románicas

El presente trabajo no tiene la intención de realizar un estudio diacrónico de la lengua -tarea propia del ámbito de la filología hispánica-, pero para apreciar y juzgar la reconstrucción etimológica muchas veces se hace necesario tener presente la evolución que lleva del latín a las lenguas romances. La lengua latina, en tanto continuadora del indoeuropeo ha sufrido, como su lengua madre, variadas modificaciones que conforman diversas etapas:11

Entre los primeros testimonios escritos del latín -muy escuetos, por cierto- y su transformación en las diversas lenguas romances, podemos identificar seis etapas: la primera, que podemos llamar ‘preliteraria’, se extiende hasta el siglo III a.C. y se caracteriza por la parquedad de testimonios. Hasta comienzos del siglo I a.C. nos encontramos con el denominado ‘latín arcaico’. A éste le sigue el ‘clásico’ cuyo fin se hace coincidir con la fecha de la muerte de Augusto en el 14 d.C. A partir de allí y durante todo el siglo II se considera que la lengua corresponde a una etapa ‘posclásica’. Desde el siglo III y hasta el V se habla de ‘latín tardío’. Entre los siglos V y VIII lo que tenemos es ya un latín que preanuncia las lenguas nacionales y es llamado por eso ‘prerromance’.

11 Un introducción general a este tema se halla en Rubió Fernández - González Rolán [1984 : 255-288]; para un tratamiento especial se recomienda la ya clásica obra de Rafael Lapesa [ 9 1981].

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Los textos estudiados habitualmente por los interesados en la producción latina corresponden en gran medida a la etapa del latín clásico. Hay que tener en cuenta, sin embargo, que no es de esta lengua literaria que se generan los rasgos generales de las etapa siguientes, sino que éstos tienen su origen en el llamado latín vulgar, la lengua cotidiana de los latinos. Luego de la etapa de la lengua latina ‘prerromance’ se van generando cambios que hacen que la unidad se disgregue y aparezcan en su lugar las lenguas nacionales. En el siglo IX vemos ya instalado el francés, en el siglo X el italiano y a fines de este mismo siglo las diversas lenguas de la península ibérica, entre las que se destaca el castellano 12. Esta será la variante que por motivos políticos se impondrá a las restantes, constituyéndose así en la lengua oficial de España (el ‘español’). Los rasgos principales de la lengua castellana con relación a la latina son los siguientes:

- la pérdida del género neutro, cuyas formas se asimilaron al masculino o femenino;

- la perdida de los casos, que se da paulatinamente a partir de la misma época clásica. De hecho se verifica una tendencia progresiva en el latín vulgar a descuidar las desinencias que marcan los casos y a preferir los equivalentes de estos que pueden generarse a partir de la estructura preposición + término, donde el acusativo es cuantitativamente el favorecido para esta última función, con lo cual el genitivo, dativo y ablativo pierden vigor con rapidez. Es precisamente el acusativo el que tendrá mejor fortuna de todos, pues si bien ya en la etapa de latín prerromance coexistían sólo dos casos: nominativo y acusativo, por fin éste último termina por imponerse definitivamente por sobre el nominativo. Este a su vez acaba por desaparecer y desde el acusativo se generan las formas hoy conocidas. Esta modificación que ha sufrido el latín se verifica del mismo modo en el desarrollo del griego: el griego moderno ha perdido la flexión.

- el desarrollo de un pronombre de tercera persona a partir del demostrativo ille. Digamos al pasar que los pronombres son las únicas formas que conservan la flexión: yo, mi, me, etc.

- Las formas verbales, si bien sufren algunos cambios, conservan su conformación general.

Criterios de ordenamiento de términos, transliteración y signos utilizados

Los términos están divididos en parágrafos numerados de forma correlativa y marcados con el símbolo #. Cada parágrafo está estructurado en base a un cuerpo principal, seguido, la mayoría de las veces, por Observaciones que recogen derivados de la misma raíz, otros usos del término, comentarios etimológicos, etc.

Dichos parágrafos están divididos en apartados identificados con las letras A a G, seguidos de un sintético título que responden a las distintas unidades temáticas que hemos

12 Hablamos de ‘lenguas’ y no de ‘dialectos’, cuya referencia es siempre problemática: se está suponiendo un modelo lingüístico cuyo estatus no es fácil definir. Si habláramos de los diversos ‘dialectos’ en los que la lengua latina se escindió en la península ibérica, ¿cuál sería el criterio para tomar a uno de ellos, el castellano, como ‘lengua’, y relegar a los otros como variantes de la misma?

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identificado con los campos semánticos, según llevamos dicho (véase la referencia de la nota 6). De este repertorio y sus divisiones se ofrece el panorama en el índice general.

Los términos griegos y latinos, que se consignan en cursiva, merecen el siguiente comentario :

A) Sobre cómo se presentan en el glosario :

Léxico griego.

Los términos griegos están transliterados y no transcriptos. La transliteración apunta a establecer un sistema de correspondencias que permita remontarse lo más directamente posible a la grafía de la lengua original. Así, se establecen equivalencias entre los respectivos alfabetos y se respetan en todos los casos. Por el contrario, el nombre técnico de transcripción es el resultado de la adaptación de un término a las características propias de la lengua receptora. Así, en el caso del español, la palabra es enrolada en el sistema de las reglas y usos de la fonética española.13 Este procedimiento es el actualmente consensuado para los más conocidos de los de los nombres propios griegos que, pasando por el latín, han penetrado en nuestra lengua no como léxico foráneo sino como naturales a la dinámica interna vernácula. Así, Aquiles o Platón, en lugar de los inusuales Pláton o Achilleús, o bien entre los nombres comunes, psique, que transliterado corresponde a psyché, de formas que tenemos dos variantes de correspondencia para el mismo término griego,

Dado que la transliteración rige a nivel internacional para los términos griegos –por las comprensibles razones de remontarse directamente a la lengua original-, será el procedimiento utilizado en este glosario y sus correspondencias son las siguientes:14

a) acentos: se respetarán los acentos originales de las palabras griegas, por ejemplo tò stoicheîon ‘el elemento’.

b) espíritus: el espíritu áspero se transliterará siempre con la letra h, por ejemplo hodós ‘camino’, rhadinós ‘delgado’.

c) iota suscripta: se adscribirá, por ejemplo zôion ‘animal’, dikaíai ‘justicia’, týchei ‘por azar’.

d) hypsilón: se transliterará con la letra y, por ejemplo phýsis ‘naturaleza’; cuando forme parte de un diptongo se transliterará con la letra u, por ejemplo autós ‘mismo’, paûron ‘poco’, ousía ‘realidad’.

e) consonantes: la transliteración de consonantes deberá tener en cuenta las siguientes indicaciones:

por k, por ejemplo kalós ‘bello’

13 Para los criterios de transcripción puede consultarse M. Fernández Galiano [1969].14 Adoptamos las consignas que figuran en Méthexis [1992 : 197-199].

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por z, por ejemplo zygós ‘ligamento’

por ch, por ejemplo chrémata ‘riquezas’

por th, por ejemplo theós ‘dios’

por ph, por ejemplo phrónesis ‘prudencia’

por ps, por ejemplo psyché ‘alma’

por ng, por ejemplo ángelos ‘mensajero’

por nk, por ejemplo anánke ‘necesidad’

por nch, por ejemplo élenchos ‘refutación’

por nx, por ejemplo sphínx ‘esfinge’

Todas las demás letras serán transliteradas con su equivalente latina, por ejemplo idéa ‘idea’, pólis ‘ciudad’.

Léxico latino

Los vocablos latinos se reproducen fielmente, por el hecho de que el alfabeto latino es el difundido en todo Occidente.

Con relación al acento seguimos, como es tradición, el criterio de no reflejar gráficamente el acento en las palabras latinas, recomendando al lector interesado la consulta de un buen diccionario para precisar la prosodia latina 15.

B) Sobre determinadas clases de palabras

- Las formas nominales siguen la forma del nominativo singular, excepto cuando lo que se pone de relieve es el uso especial de alguna otra forma de la flexión. por ejemplo vicem, en el parágrafo 22.

- Las formas verbales, por su parte, pueden aparecer tanto en infinitivo como en la primera persona del presente del indicativo, que es la forma habitual de citarlos. Por esta razón un mismo verbo puede aparecer de dos maneras distintas en dos contextos diferentes: por ejemplo el griego didáskein -infinitivo- en § 1,3 y didásko -forma personal- en § 78; o el latino lego -forma personal- en § 46 y legere -infinitivo- en § 16,1.

15 Por ejemplo el adecuado a estos fines –y ampliamente difundido en nuestro medio- diccionario de Vicente García de Diego [1996]. El lector encontrará allí destacadas, cuando el uso prosódico así la requiera, la penúltima sílaba de las palabras latinas: implicará que allí debe recaer la acentuación. Caso contrario, la carga fonética debe retrotraerse a la sílaba anterior. Téngase en cuanta además que toda palabra bisílaba latina es “grave”, es decir, que no hay palabras “agudas” en latín, y que para estos efectos obviamente no son tomados en cuenta los términos monosílabos.

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- El asterisco (*) se antepone a formas no atestiguadas, que no obstante pueden ser reconstruidas por análisis lingüístico. Aparece en este estudio antepuesto siempre a las reconstrucciones de raíces indoeuropeas, y en algunos casos a formas de términos que podrían haberse esperado en griego o latín clásico, pero que no se encuentran atestiguadas; por ejemplo *matrius en #15 Obs. 3.

- Los corchetes angulares < > indican que una forma proviene (<) o da lugar (>) a otra.

- Los criterios utilizados en los índices se consignan en el apartado que los precede.

- Las eventuales referencias a autores u obras clásicas se consignan según las abreviaturas del Diccionario griego-español editado por F. Rodríguez Adrados (Madrid, 1989-91) en el caso de los autores griegos, y según las del Diccionario latino-español de S. Mariner (Madrid, 1984) para el caso de los latinos.

- Las referencias a autores modernos consignan sólo el nombre del autor -y en algunos casos las páginas- y remiten a la bibliografía general.

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A. ¿Qué es educar?

§ 1. Educar

El término ‘educar’ proviene del latín educare, que tiene el sentido básico de ‘criar’, ‘alimentar’, no sólo niños sino también animales. A partir de allí se desarrolla el sentido abstracto espiritual e intelectual de ‘formar’, ‘instruir’. Educare guarda también un sentido de ‘producir’, especialmente aplicado a la tierra en expresiones como quod terra educat ‘lo que la tierra produce’.

En estos sentidos está implícito el origen etimológico de educare. Habitualmente se supone que este vocablo proviene de educere, un compuesto de ex y duco que significa ‘hacer salir’, ‘tirar hacia afuera’ y por extensión ‘poner en el mundo’ en el sentido de ‘sacar del vientre de la madre’ y en algunos casos contextos ‘criar’ o ‘educar’ un niño. Nótese que el ‘hacer salir’ y el ‘poner en el mundo’ están en consonancia con los usos de educare referidos a la producción de la tierra. Si esto es así, el ‘educar’ reposa en la potencialidad del que aprende como condición de posibilidad de toda enseñanza.

La segunda vertiente etimológica que presenta la semántica de educare está ligada al ámbito de la alimentación y la crianza de niños, con lo cual la perspectiva respecto del acto de enseñanza-aprendizaje cambia notoriamente. En efecto, desde este punto de vista, ‘educar’ sería ‘dar de comer’, lo cual presupone en el que aprende una pasividad más marcada o al menos no implica en él actividad. En este caso la raíz de educare está emparentada con *ed-, la raíz de edere ‘comer’ -que a partir del compuesto comedere dio el español ‘comer’. A partir del ámbito de la crianza del niño, el campo semántico se ampliaría hasta afectar las esferas de lo que hoy llamaríamos ámbitos físico e intelectual. Esta evolución ha seguido sin duda el verbo griego tréphein (cf. Obs. 1) que tiene simultáneamente un sentido predominante de ‘criar’ y otro de ‘educar’ o ‘formar’. Esta idea está presente en el nombre de la diosa Educa: en las múltiples deificaciones romanas de las actividades prácticas Educa enseña a comer al niño, así como Potina le enseña a beber -cf. el verbo poto ‘beber’, de donde potio ‘acción de beber’ que da lugar al español ‘poción’.

La primera de las posturas, aquella que hace depender a educare de educere cuenta en general con más apoyo. Se trataría de una instancia más del generalizado procedimiento de la lengua latina de formar el tipo de infectum en –a- (verbos de “primera conjugación”) a partir del vocalismo radical en grado cero, y así como dicare (‘dedicar’) se forma a partir de dicere (‘decir’), o bien placare (‘aplacar’) de placare (‘agradar’), el educare que nos ocupa tendría su origen en el mencionado educere. En su significación estaría presente, como en los otros miembros del grupo, el carácter iterativo o frecuentativo, es decir el rasgo de actividad continuada y sostenida, propia de la dinámica educativa.

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La referencia a la diosa Educa, por otra parte, no puede ser pasada por alto y es probable que ambos orígenes se hayan sincretizado en la sensibilidad de los hablantes de época clásica. Los dos sentidos, que a un hablante moderno pueden parecerle muy diferentes, estuvieron tradicionalmente muy unidos. Parece haber habido desde antiguo un lazo que unía la instrucción con la crianza y a esta con la alimentación, con lo cual los términos que se refieren a la educación pueden adquirir estos sentidos sin entrar en contradicción. Es de notar que el español incorpora tardíamente el término ‘educar’ -está documentado recién en 1623- y hasta ese momento esta porción del campo semántico estaba satisfecha con el vocablo ‘criar’. Las primeras apariciones de ‘educación’, del mismo modo, están circunscriptas al sentido de ‘crianza’.

Observaciones

1. El campo semántico de educare es en parte equivalente al del griego tréphein, en cuya evolución, siempre que se tome a educare como derivado de edo, también se observan significativas semejanzas. Tréphein es en su origen ‘espesar’, y de allí ‘coagular’, ‘cuajar’. Con este sentido concreto subsiste todavía en época clásica bajo el concepto genérico de ‘criar’, ‘nutrir’, desarrollado a partir de ‘engordar’, ‘alimentar’. Es así que por graduales traslaciones de sentido llega a significar plenamente ‘educar’, si bien nunca llega a ser el término típico para referirse a lo que hoy entendemos por educar y sí queda más ligado al ámbito de crianza de niños.

2. Por el contrario, los términos griegos insoslayables al introducirnos en el campo semántico de la educación son paideúein y didáskein, ambos con numerosos derivados en español. Paideúein, que podemos verter lícitamente por ‘educar’, está emparentado con paideía ‘cultura’, ‘educación’. La raíz formante de este término es el sustantivo paîs, ‘niño’ (§ 23). Destaquemos también que en esta raíz hay un elemento tomado del ámbito nutricio, el monosílabo pa, que responde a la noción de ‘alimento’: basta pensar en el griego patér ‘padre’ (§ 34) que significa precisamente ‘el que alimenta’, ‘el que da de comer’ (piénsese en nuestro familiar ‘pan’, del latín panis, que tiene el mismo origen en tanto prototipo de alimento).

3. Sobre didáskein cf. § 78.

§ 2. Enseñar

El grupo de sinónimos que utilizamos en español para ‘educar’, a saber ‘enseñar’, ‘instruir’, ‘formar’, originarios todos del latín, guardan una idea análoga: la de brindarle algo a alguien que no lo posee, es decir, la acción de un polo activo de la relación que viene a suplir una carencia del otro polo, generalmente pensado como pasivo. ‘Enseñar’ viene de insignare, literalmente ‘colocar un signo’, ‘colocar un ejemplo’. La base de este término es la raíz indoeuropea *sekw, cuyo significado es ‘seguir’, de modo que signum, el formante principal de insignare, remite al sentido de ‘señal, ‘signo’, ‘marca’ que es preciso seguir para alcanzar algo. El ‘signo’ es entonces, ‘lo que se sigue’ y ‘enseñar’ es colocar señales para que otros puedan orientarse.

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Observaciones

1. Es de notar que de signum provienen los términos españoles ‘signo’ y ‘sino’. Sólo el último ha conservado el sentido asociado antiguo de ‘destino’, ‘señal’ e incluso ‘constelación que determina la vida’. El término ‘signo’ asociado a esta idea sólo se mantiene en el vocabulario astrológico, mientras que su sentido más habitual es el de ‘aquello que está en lugar de otra cosa y remite a ella’.

2. De la misma conformación de signum son los términos ‘consignar’ -con prefijo cum-, ‘asignar’ -con prefijo ad-, ‘designar’ y ‘diseñar’, ambos con prefijo de, ‘seña’, ‘señal’, ‘insignia’, ‘resignar’ -revelar, romper el sello, renunciar, conformarse-, ‘reseñar’ -marcar de nuevo-, ‘sello’, que provienen del diminutivo latino sigillum, originariamente ‘figura pequeña’, ‘estatuilla’, a la vez que ‘signo’, ‘marca’ y luego ‘secreto en que se guarda un asunto’. El plural de sigilum es sigla que da la misma forma en español, y corresponde entonces a ‘pequeños signos o marcas’. Signatio es, además, la denominación usual de la señal de la cruz en la liturgia cristiana.

3. ‘Significar’ -significare- responde a la misma formación de signum al que se agrega el componente del verbo facio, ‘hacer’, con lo cual ‘significar’ es ‘hacer o construir un signo’ que guíe al interlocutor hacia lo que se quiere indicar.

4. La raíz indoeuropea *sekw genera en latín el verbo sequor, ‘seguir’, de donde provienen términos como ‘secta’, secta -norma que se sigue, bando, escuela de pensamiento-; ‘secuaz’, sequax -que sigue fácilmente-, ‘secuela’ -consecuencia que sigue a una cosa-; ‘secuencia’, sequentia -originalmente término eclesiástico aplicado a las partes de la Misa, de allí, serie de cosas relacionadas entre sí-; y en composición con prefijos, ‘conseguir’, con prefijo cum; ‘ejecutar’, con prefijo ex -seguir hasta el final-; ‘perseguir’ y ‘proseguir’ -de per y pro respectivamente. De esta misma raíz es secundus, ‘segundo’ -el que sigue-.

5. La raíz *sekw con alternacia vocálica o, da lugar en latín al término socius,- ‘socio’, ‘asociado’, ‘compañero’, literalmente, ‘el que sigue’. De allí los derivados españoles ‘sociedad’ -de societas-, ‘social’, etc.

§ 3. Instruir

‘Instruir’, de instruere, remite a ‘colocar una estructura’, ‘ensamblar’. En la base de este término está la raíz *ster, cuya significación básica es ‘extenderse’ y da lugar en latín a la forma struo ‘disponer en capas sucesivas’, ‘apilar’, ‘amontonar’. De esta forma struo deriva el término structura ‘estructura’, ‘construcción’, ‘fábrica’ y compuestos de struo como construere, de cum y struo, ‘construir’, forma que se conservó en español, a diferencia de la forma simple-; destruo ‘destruir’; obstruo ‘obstruir’ e instruere, que significa propiamente ‘levantar paredes’, ‘proveer de armas o instrumentos’, ‘formar en batalla’, y a partir de estas acepciones ‘proveer a otro de conocimientos’ que lo fortalezcan, ‘instruirlo’.

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Observaciones

1. De esta misma raíz son los términos españoles ‘industria’, del latín industria, formado sobre el prefijo endo, intensivo de in- ‘en’. De la forma latina stratum proviene el español ‘estrato’ –nivel-, ‘estrado’ -sala de visitas o de un tribunal, tarima- y ‘sustrato’ -literalmente, lo que está puesto debajo-. En griego la raíz da lugar a ‘estrategia’, compuesto a partir de ago ‘conducir’ (cf. § 94).

§ 4. Formar

‘Formar’, de formare, significa ‘dar una forma’, ‘modelar’. Tiene originariamente sentidos concretos, como en materiam formare ‘dar forma a la materia’, y sentidos abstractos, como en orationes formare ‘dar forma al estilo’ y consuetudinem formare ‘formar, introducir una costumbre’.

Observaciones

1. Usualmente su derivado ‘forma’ tiende al sentido de ‘forma bella’ o ‘belleza’. Cf. formosus ‘hecho en un molde’, y por lo tanto ‘bien hecho’, ‘bello’. Puede pensarse que la educación en tanto formación apunta no sólo a la constitución de la personalidad de una forma dada sino que se propone un resultado ‘con forma’, entendida como armonía y belleza, que en la concepción clásica, sabemos, no es distinta de la bondad.

2. Es probable que el latino forma tenga un origen común con el griego morphé, de igual significado. Cf. el epíteto de Afrodita en Esparta: Morphó, que pone de manifiesto el punto de contacto de morphé con la idea de belleza.

3. En castellano el término ‘forma’ es un semicultismo muy antiguo que se hace frecuente a partir del s. XVI. La realización popular de ‘forma’, que se mantiene hoy con un sentido más restringido, es ‘horma’. El verbo ‘formar’, por su parte, es usual en todas las épocas.

4. De formosus deriva nuestro español ‘hermoso’, de donde el nombre de la provincia argentina de Formosa.

§ 5. Transmitir

‘Transmitir’ deriva de transmittere, un compuesto del verbo latino mittere cuyo significado originario remite a la idea de ‘dejar ir’, ‘lanzar’, y a partir de allí ‘enviar’. Por la asociación con la preposición trans que indica ‘más allá’ toma el sentido de hacer llegar un contenido, básicamente lingüístico, a otro.

Observaciones

1. Sobre el mismo verbo se construye una nutrida cantidad de compuestos que marcan diferentes modalidades del envío de información entre los sujetos participantes de una situación comunicativa,

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como por ejemplo emittere ‘emitir’, con el prefijo e-, de ex indicando el origen del mensaje, remittere ‘remitir’, ‘enviar de vuelta -re-’, promittere ‘prometer’, i.e. ‘declarar un determinado mensaje por adelantado –pro-’. También son compuestos de mittere los verbos admittere ‘admitir’ y permittere ‘permitir’, literalmente ‘dejar pasar a través–per-’.

2. Entre los sustantivos derivados más fructíferos en castellano se cuentan ‘misión’, de missio ‘lo que es enviado, mandado a alguien’ y ‘misil’, de missilis ‘arma que se arroja’. De aquí deriva igualmente el término ‘misa’ aplicado a la celebración religiosa, probablemente por referencia a la expresión missa catechumenorum ‘envío de los catecúmenos’ utilizada después del sermón que terminó refiriendo a la celebración entera.

§ 6. Explicar

‘Explicar’, que refiere en español al desarrollo teórico por parte del docente que hace comprensible el tema objeto de estudio a los alumnos, deriva de una forma intensiva del verbo plecto, que significa ‘plegar’, ‘trenzar’, ‘entrelazar’. Este intensivo plico, que se encuentra usualmente en compuestos, y conserva esta referencia a la acción de plegar’, da lugar por agregado del prefijo ex–, que indica ‘desde el interior’, a la idea de ‘desplegar desde adentro’, ‘desentrañar’, ‘desenredar’ un conocimiento.

Observaciones

1. La raíz del verbo plecto refiere a un asunto potencialmente problemático, lo cual se refiere mediante la idea de pliegues y dobleces, a partir de la cual se pueden establecer distintos tipos de relaciones. Contraria a la de ‘explicar’ es la de ‘implicar’, de implicare, que conlleva la idea de introducirse en los pliegues de algo, de modo que en su uso transitivo algo ‘implica’ otra cosa porque la tiene “mezclada entre sus pliegues”, y en su uso intransitivo alguien está ‘implicado’ en algo porque se ha “metido en los pliegues”. Del mismo modo complicare ‘complicar’ refiere a la actividad de ‘plegar’, ‘doblar’ y por lo tanto hacer más confuso. ‘Suplicar’, de suplicare, por agregado del prefijo sub, indica el ‘plegarse hacia abajo’ para pedir algo.

2. La misma raíz de plecto formó un término –plex que funciona como segunda parte de importantes compuestos como complex ‘complejo’, literalmente ‘con pliegues’, i.e. ‘con complicaciones’, simplex ‘simple’, i.e. de un solo pliegue, duplex ‘doble’, i.e. de dos pliegues, multiplex ‘múltiple’, i.e. de muchos pliegues.

§ 7. Facilitar

Suele decirse que los docentes son facilitadores, en el sentido de que ponen al alcance de los alumnos los elementos necesarios para que puedan desarrollar su proceso de aprendizaje. ‘Facilitar’ es un verbo denominativo, i.e. derivado de una forma nominal, el adjetivo ‘fácil’, que deriva a su vez del adjetivo latino facilis, emparentado con el verbo

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facio ‘hacer’, de modo que decir que algo es ‘fácil’ equivale a decir que algo ‘se puede hacer’.

Observaciones

1. Derivado igualmente del verbo facio y emparentado al adjetivo facilis es el término facultas que da lugar al castellano ‘facultad’, cf. § 57. El adjetivo ‘factible’, con agregado de un sufijo que indica posibilidad es en castellano una variante de ‘fácil’ que el uso ha contrapuesto especializando el primer término para señalar la mera plausibilidad y el segundo para indicar la posibilidad sin obstáculos (‘la solución es factible’ frente a ‘la solución es fácil’).

§ 8. Mediar

‘Mediar’ es una forma derivada del vocablo ‘medio’, para indicar que un sujeto se coloca entre dos polos para asegurar la comunicación uni o bidireccional entre ellos. Suele utilizarse en relación con la praxis docente para indicar el modo en que quien enseña arbitra los modos para facilitar el acceso del alumno al conocimiento, de ahí que se lo considere un ‘mediador’.

§ 9. Iniciar

‘Iniciar’ deriva del verbo latino initiare, un compuesto del verbo ire ‘ir’, ‘marchar’, de modo que con el agregado de la preposición in- indica ‘entrar’ y de modo absoluto ‘comenzar’. Initium, que dio lugar a ‘inicio’, se utilizaba en la época clásica para mentar el ‘ingreso’ -la ‘iniciación’- en religiones mistéricas. Así, los ‘iniciados’ son los que ya cuentan con ese saber. Este sentido se aplica luego por extensión a actividades que pretenden transmitir los conocimientos básicos necesarios para que un sujeto en situación de aprendizaje domine un tema o materia determinado.

§ 10. Preparar

‘Preparar’ es un derivado del compuesto latino praeparare, construido con un prefijo que indica anterioridad y el verbo paro, que tiene el sentido de ‘procurar’, de modo que apunta a una acción deliberada con un fin determinado de antemano. En el contexto de la praxis docente se aplica especialmente a clases o exámenes, por ejemplo.

Observaciones

1. El verbo paro está emparentado con el verbo pario, que dio lugar al castellano ‘parir’. La ligazón entre ambas radica en que ambas formas derivan de una idea básica de ‘producir’.

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§ 11. Ilustrar

‘Ilustrar’ de illustrare tiene un sentido y origen similar a ‘iluminar’, de modo que apunta a hacer más claro un punto problemático, como en la expresión ‘ilustrar con ejemplos’, i.e. aclarar con ejemplos. En la conformación del término encontramos una relación cercana con la raíz de lux ‘luz’, que estaba emparentada semánticamente con lustro –de donde surge illustrare-, que en algunos contextos tomó el sentido secundario de ‘aclarar’.

Observaciones

1. El parentesco con lux acerca el término a los derivados de lucere como ‘lúcido’, literalmente ‘luminoso’, ‘brillante’; ‘dilucidar’, con el sentido de ‘aclarar’.

2. Notemos, como curiosidad, que está emparentado con lux uno de los nombres para el demonio: Lucifer, etimológicamente ‘el portador de la luz’. Este nombre, aplicado también a la estrella de la mañana, tiene como paralelo exacto en griego el término phósphoros ‘fósforo’ de phós ‘luz’ y phóros ‘portador’, que obviamente nada tiene de religioso.

§ 12. Imponer

‘Imponer’ deriva del latín imponere, término formado sobre el verbo pono ‘poner’ y el prefijo in- con el sentido de ‘sobre’, de modo que ‘imponer’ significa colocar un peso sobre algo o alguien. Desde el principio se ligó este vocablo a la idea de obligar a alguien a llevar una carga ya no solamente material sino también intelectual o emocional, de modo que implica también el obligar a alguien a sostener una idea determinada.

Observaciones

1. La valoración negativa del término se verifica en la aparición tardía del término impostor, a partir de imponere. Impostor ‘impostor’ está asociado semánticamente a ‘mentiroso’ en tanto obliga a alguien a hacer algo de modo equívoco.

§ 13. Guiar

El término ‘guiar’ es común a las lenguas romances de Occidente y tiene probablemente un origen a partir del germánico witan. Su sentido originario implicaba ‘juntarse’, ‘ir con alguien’. En el derecho feudal se utilizaba para referirse al hecho de escoltar a alguien para garantizar su seguridad. En castellano implica la labor de mostrar el camino para llegar a alguna parte, y en el plano abstracto, para alcanzar un conocimiento. En latín esta región semántica está cubierta por ducere (cf. § 1).

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§ 14. Orientar

Una de las tareas básicas de la tarea docente consiste en ‘orientar’ al estudiante. En este término encontramos un derivado del verbo latino oriri ‘elevarse’, ‘surgir’ que dio lugar al participio oriens ‘oriente’ que marca el punto cardinal por el que precisamente ‘aparecen’, ‘se elevan’ los astros. Por esta asociación direccional en castellano el término ‘orientar’ tomó el sentido de ‘encaminar’, ‘señalar el modo correcto de hacer una cosa’.

Observaciones

1. Derivados de la misma forma son el adjetivo oriundus ‘oriundo’, ‘nacido en un lugar’ y el sustantivo origo, que designaba la fuente de algo y por ende a los ancestros y fundadores de una raza y dio lugar al castellano ‘origen’.

2. Del compuesto aborior ‘morir’, ‘desaparecer’, proviene abortus ‘aborto’.

3. Así como ‘oriente’ en tanto punto cardinal correspondiente al este señala la elevación de los astros, el que señala el oeste, ‘occidente’, indica la ‘caída’.

§15. Adoctrinar

La base de este compuesto es el vocablo ‘doctrina’, tomado del latín doctrina, un derivado del verbo doceo (cf. § 32) cuyo sentido es enseñar, de modo que doctrina equivale a ‘enseñanza’. En tanto ‘doctrina’ es un cuerpo determinado de conocimientos, presumiblemente sistemáticos, ‘adoctrinar’, por agregado del prefijo ad-, tiene el significado básico de ‘hacer a alguien de la misma doctrina’ mediante su transmisión. La noción de doctrina implica en general un ‘dogma’ (término griego con el que doctrina está emparentado –cf. § 32,2), un conocimiento no sujeto a discusión, en tanto funciona como creencia fundamental e incuestionada de la doctrina, como en el caso de los ‘dogmas de la Iglesia’, i.e. las bases que sostienen su teología. Esta falta de revisión crítica implicada en los términos dogma y doctrina hacen que suela tener una orientación negativa.

Observaciones

1. Es de notar que de la misma raíz es el griego dóxa ‘creencia’, ‘opinión’, que fue funcionalizado por la filosofía clásica para dar cuenta de la oposición teórica entre conocimiento y opinión. Mientras el primero es referido con el vocablo epistéme –a veces traducido como ciencia y que por esa vía da lugar a ‘epistemología’, teoría de la ciencia-, dóxa refiere a la opinión sobre la cual el sujeto que la sostiene no puede ofrecer argumentos que la sustenten. (Cf. § 32.2 y 136).

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§ 16. Profesar

Este término, estructurado sobre la raíz indoeuropea *bha con el sentido de hablar, tiene la misma conformación que ´profesor’ (§ 37), de modo que ‘profesar’ es ‘proclamar’ una opinión o saber determinado.

§ 17. Adiestrar

‘Adiestrar’ deriva del término latino dexter¸ que significa ‘derecha’, frente a ‘izquierda’ (sinister) y a la vez señala a aquel que puede utilizar bien su mano derecha, ‘diestro’ frente a ‘zurdo’. Por extensión, dado que la mano derecha es habitualmente la más dúctil, ‘diestro’ toma el sentido de ‘hábil’ en general. El sentido etimológico, que se limita a señalar que ‘adiestrar’ es ‘hacer a alguien más hábil’, se ha oscurecido por su restricción semántica al proceso de amaestrar animales, lo cual ha influido en una orientación negativa del término cuando se lo aplica a personas.

Observaciones

1. La asociación entre ‘derecha’ como término positivo e ‘izquierda’ como término negativo está arraigada tanto como la de lo positivo con ‘arriba’ y lo negativo con ‘abajo’, tal como se ve en el sentido derivado de ‘siniestro’ en castellano o hacer algo ‘por izquierda’, i.e. ilegalmente. Así también dexter tenía en latín el sentido de ‘favorable’ que no ha sobrevivido más que en la asociación con la habilidad. Esto no se aplica, por supuesto, a la utilización de la oposición para dar cuenta del espectro político que deriva de la ubicación de los diputados de la Asamblea Constituyente instituida en 1792 tras la revolución francesa de 1789. Los partidarios de la restauración monárquica se ubicaron a la derecha del presidente, mientras los partidarios de la radicalización de la revolución, entre los que se contaban Robespierre, Danton y Marat, se ubicaron a la izquierda. Así las ideas conservadoras que tienden a preservar privilegios para pocos se asocian a la derecha y las ideas que propugnan igualdad de derechos y oportunidades para todos los ciudadanos se asocian a la izquierda.

§ 18. Ejercitar

‘Ejercitar’ deriva del verbo latino exercitare ‘ejercitar’, que constituye un compuesto a partir de arceo ‘contener’, pero con el que a causa de su sentido especializado no guarda relación semántica en época clásica. Esta idea básica de ‘hacer ejercicios físicos’ convive con la de actividades en ámbitos intelectuales, de modo que se puede hablar, por ejemplo, de ‘ejercicios matemáticos’.

Observaciones

1. De exercitus, cuyo sentido básico es ‘ejercicio’ deriva el de ‘ejército’, por ser un ámbito que se caracterizaba por el ejercicio continuado de actividades físicas.

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§ 19. Experimentar

‘Experimentar’ deriva del latín experior que significa ‘probar’, ‘hacer una experiencia’. Este compuesto tiene una forma básica -que no se encuentra aislada excepto en formas derivadas como peritus ‘perito’, ‘hombre hábil o experimentado en un ámbito dado’-, con el sentido de ‘prueba’, ‘ensayo’ y a la vez ‘conocimiento práctico por actividad repetida’ sobre una cosa, esto es ‘conocimiento empírico’, ‘por experiencia’ frente a conocimiento técnico. Experimentar es así operar sobre lo real a efectos de conseguir un conocimiento.

Observaciones

1. La raíz de este término está emparentada con el griego peíra ‘prueba’, ‘intento’, ‘ensayo’ y con el verbo peíro ‘golpear’, ‘hendir’, esto es, ‘operar’ –otro término derivado de la misma raíz- sobre lo real.

2. ‘Pericia’ e ‘impericia’ son formas emparentadas con el sentido de ‘habilidad’, ‘experiencia’ y sus contrarios ‘falta de habilidad y de experiencia’.

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B. ¿Quiénes estudian?

§ 20. Alumno

En general llamamos al sujeto que estudia en el marco de una institución ‘alumno’. Este término ha sido, curiosamente, objeto de una explicación etimológica descabellada que lo hace derivar de un supuesto a ‘no’ -remitiendo a una alfa privativa propia del griego y lumen ‘luz’. Alumno sería ‘el que no posee luz’, ‘el que está a oscuras’, y que por lo tanto busca “iluminarse” mediante el estudio. Esta explicación, por cierto, no resiste el menor análisis histórico o lingüístico. Basta pensar que tendría que tratarse de un compuesto híbrido que presentaría una raíz puramente latina -lumen- unida a un prefijo privativo griego -a-.

En rigor, el término ‘alumno’ está emparentado semánticamente con el verbo educar (cf. # 1). Se ha visto que una de las etimologías ligadas a la idea de educar se relaciona con ‘alimentar’. No es de extrañar, entonces, que el que recibe el alimento sea el ‘alumno’. Precisamente ésa es la acepción del término latino alumnus, que al igual que alimentum, está formado sobre la raíz al, que encontramos en el verbo alere, ‘alimentar’. Alumnus tiene, así, una primera acepción de ‘criatura’, literalmente ‘el que es alimentado’, y otra derivada y abstracta que toma el sentido de ‘discípulo’ (cf. § 22).

Observaciones

1. Hay casos clarísimos de la existencia de híbridos en las lenguas modernas, de los cuales basta citar como ejemplo ‘automóvil’, construido sobre la base del termino de origen griego autós ‘uno mismo’, ‘por sí mismo’ y el de origen latino mobilis ‘móvil’. Es preciso notar, sin embargo, que estos casos suelen ser siempre construcciones tardías y nunca elaboraciones propias de la lengua. El caso de ‘automóvil’, se ajusta, por cierto, a este patrón, mientras que en ‘alumno’, en cambio, se siguen los parámetros de evolución lingüística del paso del latín al español.

2. De la misma raíz *al provienen además, por un lado, el adjetivo latino altus, ‘alto’, ‘profundo’, ‘crecido’, de donde ‘enaltecer’, ‘exaltar’. Por otro, las formas compuestas aboleo y proles. En el caso de aboleo ‘retrasar el desarrollo de’, de donde nuestro ‘abolir’, se trata de la raíz con prefijo ab. Proles, ‘estirpe’, ‘descendencia’, por su parte, está construida con el prefijo pro- y da lugar a los derivados ‘proletario’ -proletarius-; ‘prolífero’ -compuesto de proles y fero ‘llevar’- y ‘prolífico’ -de proles y facio ‘hacer’-.

3. El vocablo ‘alumnado’es un americanismo gestado a partir del modelo de ‘profesorado’.

§ 21. Adolescente

Podemos aquí remarcar también otro error frecuentísimo, cual es el de creer que ‘adolescente’ quiere decir ‘el que adolece’. ‘Adolecer’ tiene que ver con ‘dolor’ (latín dolor). ‘Adolescente’, en cambio, viene del participio presente del verbo latino adolescere,

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compuesto de ad, que indica ‘dirección hacia’, más la forma incoactiva del ya mencionado alere (cf.§ 20): alescere. ‘Adolescente’, entonces, es ‘el que comienza a ser alimentado’, ‘el que recibe los primeros alimentos’, y, en consecuencia, crece. El verbo latino adolescere, precisamente, significa, en su sentido fuerte, ‘crecer’. Así, ‘el que ha crecido’, es el ‘adulto’, de adultus, forma del participio pasado de ese mismo verbo.

Observaciones

1. Su uso en castellano está documentado desde antiguo pero fue sentido por mucho tiempo como una forma de rebuscado cultismo. Su derivado ‘adolescencia’, en cambio, es tardío, y no está testimoniado hasta fines del s. XV.

2. Para otras formas como ‘aprender’ y ‘asimilar’ que están formadas también con el prefijo ad-, cf. § 124 y 127.

§ 22. Discípulo

Hemos dicho que alumnus ‘alumno’, en su segunda acepción, equivale a discipulus ‘discípulo’ (cf. § 20). Este último término tiene una raíz cierta y reconocida en el verbo discere (cf. § 124,2) que significa ‘aprender’. Así, el ‘discípulo’ es ‘el que aprende’, ‘el alumno’, ‘el aprendiz’. También se ha propuesto la etimología de discipulus como un compuesto de discere y la raíz que da lugar en latín a puer ‘niño’ y en griego a paîs ‘niño’ y pôlos ‘cachorro’, con lo cual se remarcaría la relación entre el aprendizaje y la niñez

Observaciones

1. En español medieval es común la forma sincopada ‘disciplo’.

2. Cf. puer en § 23 y su etimología, la misma de paîs y pôllos, en § 23,6.

§ 23. Niño, infante, pueril -lat. puer-

El término que usamos para referirnos a individuos en edad temprana es ‘niño’, un término que proviene de la voz infantil ninna y que no está emparentada con las raíces grecolatinas que mientan la niñez, y parece ser, en cambio, de cuño hispánico. (cf. obs. 4) La palabra latina equivalente a ‘niño’ es puer. Este término mienta la extensión de tiempo que se da entre la infancia (infantia, cf. Obs. 1) y la adolescencia (adulescentia, cf. § 21), si bien los límites están lejos de ser claros. En general infans podía designar niños en edad mucho más avanzada que aquella en que ‘no hablan’ (cf. Obs. 1). En este sentido es de notar que Quintiliano fija la edad en que el niño es considerado como incapaz de hablar alrededor de los siete años -cf. Quintiliano 1,1,18-, y así es que infans puede designar al niño en el sentido ordinariamente reservado a puer. En realidad, se encuentran usualmente usos de infans refiriéndose a personas que rozan incluso los trece o quince años, con lo cual

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tenemos que entender que infans no remite específicamente al niño pequeño que no ha adquirido aún la capacidad de hablar, sino que más bien se refiere a los que por su minoría de edad no están todavía habilitados para testimoniar en los tribunales: infans es así ‘el que no puede valerse de su palabra para dar testimonio’. Puer tiene, además, un sentido plenamente temporal que lo diferencia de liberi, que refiere a los niños pero sólo por referencia a sus padres, en tanto ‘hijos’ (cf. Obs. 3). A su vez, de la misma manera que paîs (cf. § Obs. 6) su equivalente griego, puer se usa también para referirse al ‘esclavo joven’ (cf.Obs. 3).

Observaciones

1. Un individuo en edad muy temprana es denominado infans. Este término está formado por un prefijo privativo in y fari, ‘hablar’, de allí su sentido de ‘que no habla’, ‘incapaz de hablar’. Tan fuerte es su sentido originario que Lucrecio emplea todavía el sustantivo derivado infantia con el sentido de ‘incapacidad de hablar’. Pero pronto infans -sustantivado- e infantia son empleados en el sentido de ‘infante’, ‘niño’ e ‘infancia’, ‘niñez’, respectivamente. De hecho es de este sentido que se generan los derivados y compuestos, todos de época imperial, como infantilis, ‘infantil’; infanticidium, ‘infanticidio’, etc.

2. Para una cultura en la que la res publica es tema de central importancia, los que no pueden participar son de algún modo marginales, temporariamente en el caso de los menores, y definitivamente en el caso de los deficientes mentales, a quienes también se solía llamar infantes.

3. Liberi es un sustantivo colectivo que designa a ‘los niños’ por referencia a sus padres y sin establecer diferencias de edad. A diferencia de infans y puer, liberi -que sólo se usa en su forma plural, incluso en referencia a un único individuo- está caracterizado por un valor técnico y jurídico ausente de los otros términos. Su forma está emparentada con la raíz de libertas, ‘libertad’ y liber, ‘libre’, y su uso se explica por la organización de la familia antigua, que no incluye solamente a lo que hoy consideramos el núcleo familiar, esto es, el matrimonio y sus hijos, sino que su sentido es mucho más amplio e incluye a la servidumbre. Familia es, así, el conjunto de individuos que conviven bajo un mismo techo y que están todos subordinados a un pater -por eso denominado usualmente pater familias-. En este conjunto existen, entonces, dos grupos bien diferenciados en cuanto al carácter de su descendencia: el de los niños o descendientes libres, fruto del matrimonio establecido según las leyes romanas, por lo tanto libres y futuros ciudadanos, y el de los descendientes siervos (servi), hijos de los esclavos que integran la casa.

4. ‘Niño’ es un término común al castellano, al catalán y está presente en usos occitanos e italianos. Su origen se atribuye a un uso expresivo del tipo *ninnus. En efecto la frase ‘ninna-nanna’ era una forma usual utilizada como canción de cuna, así es que el portugués y el italiano central sólo conservan esta función. En castellano está documentado el uso de ‘nino’ en 1115, en el Fuero de Avilés, mientras que la forma ‘niño’ es común a partir del siglo XII y su versión femenina ‘niña’ aparece en el texto del Cid.

5. ‘Nene’ y ‘nena’ son variantes más modernas con alternancia vocálica de ‘niño’ y ‘niña’.

6. De la misma raíz que los latinos puer y puella, ‘niño’ y ‘niña’ o ‘muchacho’ y ‘muchacha’ respectivamente, el griego paîs remite a la raíz indoeuropea que toma la forma pa/po en griego y pu

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en latín, cuyo significado básico es ‘alimentar’ o ‘alimentarse’. De esta misma raíz son los términos patéomai, ‘comer’; páomai, ‘comer’, ‘gustar’; ápastos, ‘sin comer’, ‘ayuno’ -latín impastus-; patér, ‘padre’-latín pater-, ‘el que alimenta’, cf. sánscrito pitar (§ 34,2); paidíon ‘juego’; paideía, ‘cultura’, ‘educación’ (§ 1,2), paidiá ‘juego’(§ 90,2); paízo ‘jugar’; póa -latín pasto-, ‘pasto’; poimén -latín pastor-, ‘pastor’, ‘el que lleva a comer’; pôlos -latín pullus-, ‘cachorro’.

§ 24. Estudiante

‘Estudiante’ constituye un participio activo del verbo ‘estudiar’ con el sentido de ‘el que estudia’ –así como ‘cantante’ es el que canta’ y presidente ‘el que preside’-. Su sentido originario está ligado al dedicarse o esforzarse por algo (cf. § 90).

§ 25. Educando

Con el sentido de ‘estudiante’ suele usarse también el vocablo ‘educando’, que es en verdad el gerundivo latino del verbo educare (cf. § 1). El gerundivo, adjetivo verbal no conservado en castellano, implicaba la noción de obligación, de modo que educandus es ‘el que debe ser educado’.

Observaciones

1. Como formas latinas del gerundivo supérstites en castellano se cuentan, por ejemplo, ‘agenda’ de agenda (neutro plural) ‘cosas que deben hacerse’ y el más técnico ‘adenda’, de addenda (plural de addendum) ‘lo que debe ser agregado’ y ‘ofrenda’ de offerenda ‘cosas que se han de ofrecer’.

§ 26. Colegial

Para referirse a un niño en etapa escolar se utiliza el término ‘colegial’, en el sentido de que asiste o forma parte de un colegio.

Observaciones

Para la conformación del término ‘colegio’, emparentado también con ‘colega’, cf. § 53.

§ 27. Oyente

Para referirse al status de un estudiante que no asiste de forma regular a un curso se utiliza el término ‘oyente’, que en tanto participio activo del verbo ‘oir’, significa ‘el que oye’ por

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oposición al que participa activamente de forma completa en la actividad y es el destinatario primario de la enseñanza en cuestión.

§ 28. Párvulo

En algunas regiones hispanoparlantes los niños son llamados ‘parvulos’, término que remite directamente a la forma latina parvulus, literalmente ‘chiquito’. Parvulus constituye en latín un diminutivo de parvus ‘pequeño’, lo cual se evidencia en la desinencia –ulus (-ulo en castellano).

Observaciones

1. El término ‘menor’ aplicado a los niños como forma abreviada de ‘menor de edad’ se origina a partir del adjetivo en grado comparativo minor ‘menor’, cuyo superlativo es minimus que da lugar al castellano ‘mínimo’. Minor funciona como comparativo del positivo parvus de otra raíz.

§ 29. Aprendiz

En ámbitos no institucionalizados y en general en la enseñanza de oficios suele utilizarse el término ‘aprendiz’ para caracterizar al alumno. Su relación con ‘aprender’ es transparente y se caracteriza por la adjunción de un sufijo agentivo, que indica que el sujeto a que se aplica es el que realiza la función señalada en el significado básico del término.

§ 30. Seminarista

En cursos especiales los participantes toman denominaciones específicas y sería de esperar que el asistente a un seminario (cf. § 114) sea un ‘seminarista’. Sin emabrgo, este término se ha especializado para los que siguen la formación sacerdotal, de modo que si bien en ámbitos académicos se dictan seminarios no se dice de sus participantes que sean ‘seminaristas’. En algunos ámbitos se aplica a veces el término no al que asiste a un seminario sino al que lo dicta, de modo que ‘seminarista’ puede ser el docente del seminario.

§ 31. Pasante

En la tarea de formación de recursos humanos suelen llevarse a cabo labores de pasantía, en la que alumnos o graduados realizan tareas específicas que los ligan de cerca con la tarea de investigación o de docencia. La denominación de ‘pasante’, de nuevo otro participio activo, esta vez de ‘pasar’, del latín passare, señala precisamente las restricciones de la tarea en la que ‘se está de paso’, en el sentido de que el pasante no está integrado en la docencia o investigación de modo regular sino como una instancia de su formación.

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C. ¿Quiénes enseñan?

§ 32. Docente

El término más amplio para mentar al que lleva adelante la tarea de educar es en español ‘docente’, en tanto hace referencia a agentes de cualquier nivel del sistema educativo. El vocablo latino clásico que da lugar a los españoles ‘docente’ y ‘docencia’ es el verbo doceo que deriva de una raíz con el sentido básico de ‘aceptar’, y a partir de allí, por su valor causativo, toma el sentido de ‘hacer aceptar’, de donde ‘hacer aprender’, y por lo tanto ‘enseñar’. Se opone entonces a discere que, sin valor causativo, conserva el sentido de ‘aceptar’, ‘acoger’, y por lo tanto ‘aprender’ (cf. § 124,2).

Observaciones

1. La raíz i.e. *dek ‘tomar’, ‘aceptar’ da lugar en griego al verbo déchomai, cuyos derivados perviven en numerosos términos españoles, como ‘diadoco’, del griego diádochos -sucesor, el que recibe- y, ‘pandectas’, en el cual la raíz está precedida del elemento pân ‘todo’ -libros que reciben todo, recopilación-. Se conoce con este nombre la recopilación del derecho civil romano realizada por Justiniano en el siglo VI d.C. También ‘sinécdoque’, de origen griego, que tiene como base esta misma raíz a la que se agregan dos prefijos sucesivos -sun y ek-, refiere a la metáfora por la cual se designa el todo con el nombre de una de sus partes.

2. También en griego la raíz *dek ha perdurado en el verbo dokéo, que dio lugar a dógma (cf. § 15) y dóxa, término este último de amplias resonancias filosóficas, que significa ‘opinión’, ‘creencia’ -generalmente por oposición a lo ciertamente verdadero-. Si bien este término no se ha conservado en español más que como recurrencia técnica de la jerga académica, son variados los compuestos a que ha dado lugar. Así, por ejemplo, ‘heterodoxia’ -de diferente creencia-, ‘ortodoxia’ -creencia recta o correcta- y ‘paradoja’, con paso de x a j, -lo que está junto a la dóxa, lo que corre en paralelo y por lo tanto es ajeno y al parecer incompatible con ella-, con los prefijos héteros -diferente-, orthós -recto- y pará -junto a-, respectivamente.

3. Compuesto del latino doceo es edoceo, a partir de la preposición ex, que marca en este caso la radicalización de la acción, de modo que edoceo significa ‘enseñar a fondo’, ‘instruir enteramente’. Existe una conformación similar en el griego ekdidásko (cf. didásko § 78).

4. Nuestro término ‘derecha’ proviene igualmente de esta idea a través del latín dexter, que genera derivados como ‘diestro’, ‘ambidextro’ y ‘destreza’ (cf. § 17).

5. Los términos ‘docente’ y ‘docencia’ son de tardía incorporación al léxico oficial de la Real Academia. Documentados por A. Fernández de Palencia, en 1490. Su uso es más frecuente en la zona del Río de la Plata.

6. Entre los derivados de la misma raíz de ‘docente’, esto es doceo, se encuentra asimismo el término ‘doctor’, con el primitivo significado de ‘maestro’, ‘el que enseña’. Luego pasó a designar

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un cierto título universitario. Se pronunció ‘dotor’ hasta entrado el siglo XVII. Igualmente derivados de doceo son ‘dócil’ -que aprende fácilmente- y ‘documento’ -instrucciones, enseñanza-.

§ 33. Madre

El español ‘madre’ tiene su origen en el latino mater -cuyo equivalente griego, de la misma raíz y conformación, es metér-. Se remonta a la raíz indoeuropea *ma/me que significa ‘producir’, ‘nutrir’. De allí que designe a la ‘madre’, ‘la que alimenta al infante’, y por eso mismo mater puede significar ‘nodriza’.

Del mismo modo que pater, mater conlleva una idea de respeto evidenciada en el giro usual mater familias, paralelo de pater familias (§ 34), si bien su sentido es más bien honorífico y respetuoso y no guarda relación con su correspondiente masculino, ya que ser mater familias no implicaba poder efectivo sobre los otros ni que esos otros le estuvieran subordinados. Usualmente y en virtud del sentido de respeto que conllevaba, del mismo modo que pater, solía utilizarse para referirse a mujeres o deidades femeninas que no son necesariamente las madres biológicas, por ejemplo en el caso de las apelaciones del tipo Vesta mater.

Observaciones

1. En griego, además de metér responden a esta misma raíz los términos maîa, ‘madre, nodriza’; mámme, ‘mamá’, ‘madre’; maieío, ‘hacer parir’, ‘nutrir’ -de donde el conocido nombre de ‘mayéutica’, aplicado al método socrático-; masáomai, ‘alimentarse’, ‘morder’; metrís, ‘tierra materna’; metriné, ‘madrastra’; metrôos, ‘materno’; Demeter, ‘madre tierra’, con dê, forma dórica, por gê –‘tierra’-.

2. El derivado de mater, matrimonium significa ‘maternidad legal’, ‘casamiento’, ‘matrimonio’, y en la época imperial ‘mujer casada’, ‘esposa’. El plural colectivo matrimonia está formado a partir de la forma patrimonia -derivado de pater-. La forma derivada de mater no indica la idea de propiedad ni de derecho sobre las cosas, que sí es inescindible de la forma masculina y que ha quedado testimoniada en la forma castellana ‘patrimonio’.

3. En latín no existe un adjetivo del tipo *matrius, que habría dado en español la forma ‘*matrio’, así como patrius dio ‘patrio’ y ‘patria’. Esto se explica por la imposibilidad que establecía el antiguo derecho patriarcal de que las mujeres posean propiedades, incluyendo las tierras, y de que puedan realizar testamentos, con lo cual no había posibilidad de que una tierra llegue a poseerse por vía materna. El adjetivo de mater es maternus, ‘materno’, en el cual el sufijo -no- marca el origen, como sucede en los adjetivos acernus ‘de arce’, derivado de acer ‘arce’, y eburnus, ‘de marfil’, derivado de ebur, ‘marfil’. Por el contrario, en el griego existe la forma metrís, ‘materno’, con el significado habitual de ‘tierra materna’, equivalente femenino de patrís, ‘patria’.

4. Mater se dice también de los animales y plantas, a diferencia de genetrix y mamma, otros dos términos para nombrar a la ‘madre’. En el caso de las plantas se refiere al tronco principal que da

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origen a otros. De la misma raíz es matrix ‘matriz’, que tiene también el significado de ‘que alimenta’ y se usa habitualmente para mentar ‘el tronco principal’, ‘el que produce retoños’ -cf. griego métra-. De allí procede el derivado matricula, diminutivo de matrix, -que da la idéntica forma castellana- con el sentido de ‘registro’, ‘tronco principal’ en que consta algo y del que salen los datos.

5. A partir del sentido productivo de mater su campo semántico se amplía hasta significar ‘causa’, ‘origen’, ‘fuente’. Es ilustrativo a este respecto el compuesto griego metrópolis, ‘pólis-madre’, ‘ciudad- madre’, en el sentido de ciudad de origen respecto de las nuevas colonias. Otro término emparentado con este sentido es materies, ‘materia’ (cf. § 72). Se trata en este caso de un término de la lengua campesina que significaba ‘sustancia de que está hecha la mater’, es decir, de que está hecho el tronco de árbol en tanto productor de retoños, esto es ‘madera’. Igual que el griego hyle, que sin conexión etimológica con materies también significa originariamente ‘madera’, materies llega a significar ‘materia’ en el sentido actual amplio de ‘material’ del que está hecha una cosa, en tanto la madera es el elemento, el ‘material’, que utilizan los carpinteros y era el elemento por excelencia de la fabricación de objetos en la antigüedad. Por extensión, entonces, pasa a denominar cualquier sustancia de la que una cosa está hecha, o que es elemento para construir alguna cosa.

6. ‘Madre’ es, en español, común a todas las épocas. La raíz latina se conserva en todos los romances excepto el rumano.

§ 34. Padre

Nuestro vocablo ‘padre’ tiene origen en el término latino pater -de la misma raíz que el griego patér, emparentada con el sentido de ‘alimentar’ o ‘alimentarse’, por el cual el padre es, en su origen, ‘el que alimenta’ (cf. § 23,1)-. Pater no designa propiamente la paternidad física sino que está caracterizado por su connotación social. La paternidad física está mentada por términos como parens o genitor. Pater remite al dominus, al ‘señor de la casa’, al pater familias, ‘padre de familia’ en el sentido de jefe indiscutido del grupo familiar que incluye a todos los habitantes de la casa, libres o esclavos (cf. §23,3).

Por otra parte, pater conlleva un fuerte matiz de respeto, y se usa, en este sentido, para dirigirse tanto a dioses como a hombres prominentes. Este valor social y religioso está presente ya en el indoeuropeo y se transmite a todas las lenguas que adoptan esta raíz.

Observaciones

1. El plural pateres designa a los ‘ancestros’.

2. Pater tiene, como hemos dicho, un fuerte valor religioso no sólo en latín, sino en todas las lenguas indoeuropeas. Es de notar que el nombre mismo del dios supremo de los latinos es Juppiter -Jupater en umbro- en donde se aprecia el elemento pater. El griego Zeus cumple esta misma función y es igualmente llamado con el epíteto patér (cf. Hom. Il. I, 503, II, 371, etc.), en tanto jefe y rector de dioses y hombres.

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3. La pervivencia de la raíz latina se hace sentir en todos los vocablos que designan al ‘padre’ en las lenguas romances, salvo en el rumano y el sardo que afectan otros términos. En castellano, en las zonas de Andalucía y Chile se acuñó la variante ‘paire’, de donde surgió ‘pay’. El gallego portugués alteró en ‘pai’ y ‘mai’, probablemente por influencia de la pronunciación infantil. Estas formas aparecen ya en la edad media, pero nunca opacan la frecuencia de las formas más difundidas.

§ 35. Tutor

El término ‘tutor’ viene de la forma latina tutor, que significaba ‘protector’, aquel a quien por vía legal se le encargaba la crianza y educación de un menor. Esta idea de protección deriva de su relación con el verbo tueor que tenía un sentido antiguo de ‘ver’ y se especializa rápidamente en el sentido de ‘guardar’, ‘proteger’.

Observaciones

1. Sobre este término, cf. además § 140.

§ 36. Maestro

‘Maestro’ es un derivado del latín magister, sin duda a partir de *magistero-s. Para rastrear su origen es preciso remitirse a los dos elementos que entran en su composición: el adverbio magis, ‘más’, derivado de la raíz indoeuropea *meg, y el sufijo *tero-, cuya función es marcar una oposición de dos términos. De allí que magister sea ‘el mejor’, ‘el que sabe más’ en un ámbito determinado. Magister pasa a ser así, por extensión, ‘jefe’, con una amplitud muy vasta. Así, encontramos magister populi, ‘jefe del pueblo’, ‘dictador’ en el sentido de ‘el mejor’, ‘el que más sabe’, ‘el que rige’ al pueblo; con el mismo sentido, magister equitum, literalmente ‘el mejor de los caballeros’. El sentido habitual de ‘maestro’ y ‘jefe’ surge del lenguaje del derecho y de la religión. Así, magister sacrorum ‘maestro de los sacrificios’ y magister Arvalium, ‘maestro de los arcales’ (sacerdotes de Ceres). Sobre esta base pasó a aplicarse a numerosas áreas: de las magistraturas civiles, del ámbito militar y, por supuesto, del escolar: magister ludi, literalmente ‘maestro de juego (cf. Obs. 3), y luego la forma aislada magister pasó a denominar al maestro de escuela.

Observaciones

1. Es probable que magisterium haya tomado su forma a partir del modelo de minister, ‘ministro’ (§ 45) del adverbio minus, que da lugar al verbo ministrare que genera el derivado ministerium ‘ministerio’. Cf. su compuesto administrare, ‘administrar’.

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2. Otros términos emparentados con magister son magistra, ‘maestra’, ‘directora’; magistratus, ‘magistrado’, que es el ‘maestro o jefe del pueblo’, con el mismo sentido de magister populi -cf. supra-: de esta acepción surge el sentido de ‘cargo de magistrado’.

3. En magister ludi, notemos que ludus tiene la acepción de ‘juego’, como lo demuestra nuestro adjetivo ‘lúdico’. Se establece entonces una relación intrínseca entre el juego y el aprendizaje, de modo que el término pasó a significar tanto el juego mismo como la escuela.

4. La misma raíz *meg que da lugar en griego al término mégas ‘grande’, está atestiguada en múltiples compuestos que se han incorporado al español –‘megáfono’, ‘megalito’, etc.-. El sánscrito, por su parte, genera a partir de esta raíz el término maha, de igual significado que las variantes griega y latina, ‘grande’, que encontramos, por ejemplo, en maharáha ‘rey o príncipe de la India’.

5. El latino magister pervivió en todos los romances. La primera documentación castellana consigna el término como ‘maistro’, en 993. ‘Maestro’ está escrito ya en 1194. Además del sentido de docente, que está reforzado por el uso de ‘maestrescuela’, ‘maestro’ se usó también en numerosos usos secundarios, incluyendo el de ‘cirujano’ atestiguado en 1691. La forma ‘maesso’ y ‘maesse’ sirvió asimismo como tratamiento de consideración entre clases populares para dirigirse a artesanos, músicos, etc.

6. Derivados como ‘magistrado’, ‘magistratura’, ‘magisterio’ son cultismos tardíos.

§ 37. Profesor

‘Profesor’ viene del latín professor, y éste del verbo profitari, compuesto de pro y fateri, textualmente, ‘declarar ante’, ‘proclamar’. El verbo fateri, en rigor, guarda la acepción de ‘reconocer’, ‘confesar’, y su raíz latina fa, del indoeurepeo *bha, es la misma que aparece, por ejemplo, en fabulare, la cual, a través del romance fablar, dio lugar a nuestro ‘hablar’. El término professor, en latín clásico ya tiene la acepción de ‘maestro’, en tanto que ‘declama’, ‘enseña’.

Observaciones

1. Derivados de la raíz *fa son los términos fabula ‘fábula’, facundus, que da en español ‘facundo’, ‘elocuente’; affabilis ‘afable’ -persona con la que se puede hablar-; inefabilis ‘inefable’ -inexpresable-; infans ‘infante’ -literalmente, ‘que no habla’, cf. § 23-; praefatio ‘prefacio’; fama ‘fama’; infamus, ‘infame’, etc. De fatum provienen ‘hado’ -destino-; ‘hada’ -de fata, plural de fatum, refiriéndose a las Parcas, personificación del destino- y ‘enfadar’ -entregarse al fatum-.

2. El griego conserva esta misma raíz, que da lugar a uno de los principales verbos de decir: phemí. Esta forma es origen de múltiples derivados, algunos de ellos conservados en el español, por ejemplo: ‘afasia’, ‘disfasia’, ‘blasfemia’, literalmente ‘hablar mal (de algo o alguien) -compuesto de blas-, ‘mal’, una forma derivada de bállo, ‘arrojar’, ‘herir’-. De la misma composición es ‘lastimar’, del verbo blaspheméo ‘agraviar’, ‘ofender’, ‘herir’. El compuesto opuesto de blasphemía es euphemía ‘palabra de buen agüero’, que da lugar al español ‘eufemismo’ que tiene un matiz

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especial, ya que supone que la declaración optimista o positiva tiene un tinte irónico sin correlato real. La misma raíz da en griego phoné ‘voz’ cuyos derivados son numerosos en español, por ejemplo: ‘fonema’, ‘fonética’, ‘fonación’, ‘afonía’, ‘sinfonía’, ‘cacofonía’, ‘teléfono’, etc.

§ 38. Rector

El rector suele estar a cargo de las instituciones educativas de nivel medio y superior. Su nombre proviene del latín rego, que significa ‘dirigir, gobernar’ y que responde a una raíz indoeurepea de sentido general ‘mover en línea recta, conducir’.

Observaciones

1. De la misma raíz se conservan en español ‘recto’, ‘rectificar’ -hacer ( facio) recto-, ‘regir’ -correspondiente español de rego-; ‘régimen’, ‘región’, ‘enderezar’ -poner derecho-, ‘corregir’, ‘correcto’, ‘erguir’ -de erigo ‘poner derecho’-, ‘surgir’ -de surgo ‘ponerse en pie’, ‘insurgente’ -que se levanta contra otro’. El latín desarrolló también sobre esta raíz términos como rex ‘rey’ -de donde ‘regente’, otro nombre habitual dentro de la planta orgánica de algunas instituciones escolares-; regula ‘regla’ -de donde derivan ‘reglamento’, ‘regular’, ‘renglón’, etc.- y rogo ‘pedir’, en el sentido de extender –poner recta- la mano.

2. El español cuenta con la forma ‘regidor’ junto a la de ‘rector’, surgidos los dos de rigo con sufijo agentivo.

§ 39. Director

El nombre ‘director’, regente de las instituciones de enseñanza inicial y primaria, proviene del verbo latino dirigo –de donde nuestro español ‘dirigir’ formado a partir del tema verbal rego- que encontramos también en ‘rector’ (§ 38). De esta manera tanto en ‘rector’ como en ‘director’ está presente la idea de conducción, acorde con su rol de organizadores institucionales.

Observaciones

1. En español dirigo ha dejado lugar a ‘directo’ y ‘derecho’, entre otros.

2. La raíz i.e. *reg ha generado en griego el verbo orégo ‘tender hacia’, de donde órexis, el término que mienta el deseo. El español ‘anorexia’ es un compuesto de órexis más alfa privativa, con lo cual la anorexia constituiría una ausencia de deseo, en este caso de apetito.

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§ 40. Vicerrector, Vicedirector

Los términos ‘vicerrector’ y ‘vicedirector’ constituyen un compuesto en base al prefijo ‘vice-’ y los términos ‘rector’ y ‘director’ tratados en § 38 y 39. En latín clásico existía un sustantivo vix empleado sólo en algunos casos: acusativo, ablativo y a veces genitivo. Era usado sobre todo en locuciones adverbiales: vicem o vice ‘en lugar de’. En bajo latín aparecen los términos como vicequaestor ‘vicecuestor’ que van sustituyendo a los del tipo tradicional proquestor ‘procuestor’, que significaba ‘que está en lugar del cuestor’, ‘que cumple sus funciones’, ‘que lo sustituye’ -cf. el español ‘prosecretario’. Vicerrector y vicedirector son entonces aquellos que ‘están en lugar de’, ‘sustituyen’ o ‘cumplen las funciones’ respectivas de rector y director estando subordinados a éstos.

Observaciones

1. De vix deriva vicarius ‘que toma el lugar de’, ‘que reemplaza’, ‘que suple a alguno’. De este término deriva el sustantivo ‘vicario’.

2. La locución latina viceversa de amplio uso en español está formada sobre este mismo término y es de origen antiguo, significando ya en época clásica ‘estando en lugar invertido’.

3. La forma latina vice está emparentada con el término vicis ‘vez’, ‘turno’, ‘alternativa’.

§ 41. Secretario

El término ‘secretario’ proviene del latín secretarius un derivado de secretus, que proviene a su vez de secerno, compuesto a partir del verbo cerno ‘separar’, conservado en el español ‘(dis)cernir’. ‘Secreto’ es, entonces, ‘separado’, ‘puesto a un costado’, y por extensión, ‘oculto’, ‘aislado’, y a partir de allí ‘cosa misteriosa’. De secretus se genera el sustantivo secretarium, término usado especialmente en el lenguaje eclesiástico con el sentido de ‘sacristía’, ‘santuario’. La evolución de la palabra y a la vez su ligazón directa con ‘secreto’ derivó en el sentido de ‘persona a quien se dice un secreto para que lo reserve’, y de allí pasó a denominar al colaborador directo de alguien, especialmente en tareas administrativas.

§ 42. Inspector

El Inspector tiene a su cargo la supervisión y control del desenvolvimiento de varios establecimientos escolares en los aspectos pedagógicos y administrativos. Su nombre proviene justamente del tipo de función que desempeña, en tanto el inspector es en latín el ‘observador’. Inspector deriva del verbo inspecto, un frecuentativo de inspicio que significa precisamente ‘examinar’, ‘mirar’, ‘considerar’, ‘observar’.

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§ 43. Pedagogo, psicopedagogo

El ‘pedagogo’, del griego paidagogós, es textualmente, ‘el que conduce al niño’, formado sobre paîs, ‘niño’ (§ 23) y agogós ‘guía’, de donde también paidagogía, ‘pedagogía’. La raíz de paîs evoca inmediatamente otros términos pertenecientes al ámbito de la educación: paideúein, ‘educar’; paideía, ‘educación’. Derivados de esta noción son los términos ‘psicopedagogía’ y ‘psicopedagogo’ que combinan la idea de ‘pedagogía’ con la idea de del estudio psicológico -compuesto de psyché ‘alma’ y logía, derivado de lógos, estudio- con lo cual la psicopedagogía estaría orientada a la ‘guía en el aprendizaje’ a partir del estudio psicológico del sujeto. La acuñación del término y sus derivados es obviamente moderno.

Observaciones

1. El pedagogo era habitualmente el esclavo encargado de acompañar al niño hasta los lugares en que se impartía enseñanza, los cuales en época clásica no estaban unificados en un edificio sino que requería ir en busca de los lugares de trabajo de maestros particulares: el didáskalos ‘maestro de lectoescritura’, el de gimnasia y el de música. Esto obligaba a un constante acompañamiento de un adulto que protegiera al niño o adolescente de los peligros de la calle. Su cercanía con el niño lo convirtió en un guía moral, ya que se encargaba de enseñarle buenos modales y se ocupaba, en general, de vigilar el buen curso de su educación. Los maestros tenían, en realidad, poca responsabilidad en el desarrollo espiritual y moral de sus alumnos y eran más bien transmisores de un saber objetivo antes que formadores integrales de la personalidad de los jóvenes. Esa función era mejor desempeñada por el pedagogo.

2. En castellano la voz ‘pedagogo’, siempre un cultismo, tuvo como doblete la forma italiana ‘pedante’, con matiz burlesco. Como los acompañantes de niños caminan constantemente se aplicó ‘pedante’, que originariamente significaba ‘soldado de a pie’, como sinónimo de ‘pedagogo’, con lo cual se usó para referirse al maestro de escuela. Derivados más tardíos de este uso son ‘pedantería’ y ‘pedantismo’, atestiguados a partir del s. XVII.

§ 44. Preceptor

‘Preceptor’ viene de la forma latina preceptor y significa ‘el que da instrucciones’. Es un sustantivo derivado del verbo praecipere, y éste es a su vez un compuesto de prae, ‘antes’ y capere, ‘tomar’. Nuestra palabra ‘precepto’, del latín preceptus, evoca este sentido originario: ‘medida tomada de antemano’. El campo semántico de praecipere mienta también ‘aconsejar’ e incluso ‘enseñar’.

Observaciones

1. De la misma raíz de capere son los derivados españoles ‘capaz’ -capax-; ‘capacidad’ -capacitas-; ‘captura’ -captura-; ‘cautivo’ -captivus-; ‘aceptar’ -acceptare, frecuentativo de accipere-;

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‘anticipar’ -anticipare-; ‘concebir’ -concipere-; ‘decepción’ -deceptio-; ‘emancipar’ -emancipare-; ‘excepción’ -exceptio-; ‘incipiente’ -incipiens, de incipere-; ‘municipio’ -municipium-; ‘percibir’ -percipere-; ‘usucapión’ -usucapio-; ‘caja’ -capsa-; ‘cápsula’ -capsula, diminutivo de capsa-.

§ 45. Ministro

Dentro de las figuras que conforman el organigrama del sistema educativo figura el ministro. El término latino minister, del cual deriva nuestro ‘ministro’, significa ‘servidor’, y debe pensarse en relación con su verbo asociado ministrare, que con esa acepción quedó en español, por ejemplo, en ‘administrar’, ‘suministrar’. En minister, formado según el modelo de magister (§ 36) con el cual está en oposición privativa, encontramos un primer elemento que surge probablemente de la contaminación de dos raíces, *mei y *men, indicando esta última la noción de pequeñez, como la que encontramos en minor, minus ‘menor’.

Observaciones

1. Llama la atención a oídos actuales que etimológicamente ‘maestro’ y ‘ministro’ tengan en su formación términos comparativos en los cuales al primero corresponde el de superioridad. Hemos de entender que tal diferenciación no está hecha en vistas del desarrollo de estos términos en el seno del sistema educativo. De este modo ‘maestro’ está definido, según hemos visto, en un campo muy vasto que abarca instituciones muy distintas de la escolar, y dentro de ella es claro que su mayor estatus está delineado a partir de la situación subordinada de los alumnos. El uso de ‘ministro’, por el contrario, está circunscripto a algunas instituciones, específicamente la administración política y la Iglesia. Así, se es ministro respecto de un princeps, un emperador o un presidente, o se es un ministro de Dios o de la Iglesia frente a los demás fieles. Es un accidente que ambos términos se conjuguen en el sistema educativo.

2. En castellano el término ‘ministro’ fue al principio un cultismo; así es que en épocas antiguas es más usual el uso de ‘mester’. La forma sincopada se explica por una primitiva confusión entre mysterium y ministerium, tal vez generada por el hecho de que el ‘misterio’ era celebrado por un ‘ministro’ eclesiástico.

§ 46. Colega

‘Colega’ viene de collega, un termino que ha dado lugar a polémicas que afectan también a collegium (cf. § 53) -cf. obs. 1-. Según una primera línea interpretativa [Bréal-Bailly, ad.loc], collega sería un derivado de collegium, remitiendo este último al compuesto cum, ‘con’ y lex ‘ley’. Collega sería así ‘el que forma parte, el que integra un collegium’, ‘el que comparte una ley o ordenamiento comunes’, así son ‘colegas’ los que comparten un oficio, o una actividad cualquiera. Según la segunda hipótesis [Ernout-Meillet, p. 630 y Lewis-Short, ad.loc.], collega podría ser previo a collegium y ser el más originario, derivando

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directamente de cum ‘con’ y lego en su sentido originario de ‘recoger’, ‘seleccionar’, ‘elegir’. El collega sería entonces ‘el que es elegido al mismo tiempo que otro’, ‘el que ha recibido junto con uno u otros muchos un poder’. Ambas interpretaciones no son del todo incompatibles y hacen referencia a una tarea conjunta y compartida, ya sea bajo el auspicio de una ley común -según la primera línea exegética- y de un mandato o encomienda conjunta -según la segunda- (cf. Obs. 1).

Observaciones

1. La doble etimología está lejos de llevar a una vía muerta. Si bien no se ha establecido una relación clara entre lex y lego, las dos posibles raíces básicas de los términos que nos ocupan, no es improbable que estén relacionadas. De hecho el término lex radica su especificidad en que frente a ius ‘derecho’, ‘fórmula dictada’, y mos, ‘costumbre’ y consuetudo, también ‘costumbre’, la lex es fruto de una convención, de un contrato expreso entre personas o grupos. Ahora bien, si la ley tiene un carácter convencional, es decir, elegido, de ningún modo estamos fuera del campo semántico de lego. Lex sería, así, el resultado del legere, del ‘elegir’. Si collega deriva directamente de lego o bien tiene como antecedente a collegium, derivado de lex se vuelve una disputa menor, puesto que se puede establecer con cierta seguridad que los cuatro términos están emparentados. Por cierto, en los usos atestiguados collega adopta algunas veces la acepción de ‘elegido al mismo tiempo que, o en forma conjunta con’ y otras, la mayoría, la de ‘colega, compañero, en un oficio o actividad cualquiera’.

2. El equivalente semántico griego de collega es hetaîros. Sus usos más habituales son el de ‘camarada’, ‘compañero’, también ‘camarada de armas’. En un sentido amplio es un ‘asociado’, un ‘compañero cercano’, y de allí un ‘partidario político’ y también un ‘alumno’, un ‘discípulo’. Hetaîros está emparentado etimológicamente con étes ‘allegado’, ‘pariente’, ‘vecino’. El femenino de hetaîros es hetaíra. En su sentido más amplio es ‘compañera’, pero este término es más conocido por algunos usos particulares ligados a la actividad de las cortesanas. Una hetaíra es, de hecho, una cortesana y esta denominación suele comprender la oposición a pórne, ‘prostituta común’ -de donde nuestro ‘pornografía’- y, por supuesto, también a gameté, ‘esposa’ -de gámos, ‘matrimonio’. Las hetaírai tenían formación intelectual y asistían a las reuniones masculinas a las que las mujeres “respetables” tenían vedado el acceso. Su posición social que en algunos casos llegó a ser preponderante se puede inferir de casos como el de la hetaira Aspasia, la compañera de Pericles a quienes muchos de sus contemporáneos sindicaban como la autora ideológica de muchas de sus medidas políticas. De la poetisa Safo se dice igualmente que probablemente dirigía una “escuela de hetairas” que ofrecía a las jóvenes la formación necesaria para adaptarse a los círculos acomodados que requerirían sus servicios. Derivados de hetaîros son hetairótes, ‘contubernio’, y hetaireía, ‘asociación’, ‘hermandad’. Hetaireía guarda respecto de hetaîros la misma relación que collega respecto de collegium. En Macedonia los hetaîroi -compañeros- constituían la caballería. A su vez hetaireîos ‘que concierne a los camaradas’ es un epíteto usual de Zeus.

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§ 47. Cátedra, Catedrático

El término ‘cátedra’ deriva originariamente del griego kathédra, que luego pasó al latín cathedra y de allí al castellano. Su significado primario es ‘asiento’ y especialmente un asiento elevado que impliqua un lugar de privilegio o jerarquía. A partir de este sentido amplio desarrolló uno más específico en el ámbito educativo que es el de ‘aula’, dado que allí tradicionalmente no faltaba un asiento elevado desde donde el docente impartía la clase, y posteriormente el de asignatura, asociando la noción de ‘cátedra’ a la del grupo de profesionales encargados de su enseñanza. Catedrático sería entonces el responsable de una cátedra.

Observaciones

1. La asociación de ‘cátedra’ con un orden jerárquico hizo que se utilice profusamente este término en el ámbito religioso para mentar un determinado cargo eclesiástico. Así, por ejemplo la ‘cátedra de San Pedro’ equivale a la mención del papado que también es llamado, sobre la misma metáfora, ‘silla de San Pedro’. Una figura similar se usa en la Argentina para referirse a la presidencia como ‘el sillón de Rivadavia’.

2. La expresión ‘dar cátedra’ se utiliza coloquialmente para mentar una situación en que alguien presenta su punto de vista con claridad, precisión y persuasión. En algunos contextos puede tomar sesgos irónicos e implicar un tipo de actitud de convencimiento dogmático.

3. Vale la pena notar que junto al término ‘cátedra’ que conservó el sentido que hemos mencionado, la derivación natural de la lengua formó el término ‘cadera’ a partir de cathedra. Dado que del primitivo sentido de ‘asiento’ pasó por metonimia a designar aquello que se apoya en la silla. Este deslizamiento semántico está presente ya en griego.

4. El rasgo que indica alta calificación intelectual, presente en ‘catedrático’, se halla también en el término ‘erudito’, de conformación curiosa, ya que nada de esta indicación estaba presente en el origen del vocablo cuya raíz es la misma de rudis ‘rudo’, ‘vulgar’ a la que se adosa un prefijo ex que marca origen y por lo tanto también alejamiento de ese origen, de modo que un erudito es etimológicamente alguien que ‘ya no es rudo’, ‘ya no es ignorante’, en lo que remeda a la expresión coloquial rioplatense que se refiere a ‘enseñar’ como ‘desburrar’ o ‘desasnar’, esto es sacar del estado de ignorancia que hace de alguien un ‘burro’ o ‘asno’ y que en los usos reflexivos equivale a ‘aprender’, como en ‘me desburré’.

§ 48. Ayudante

En las cátedras universitarias los profesores a cargo suelen dirigir a otros docentes que toman la denominación de ‘ayudantes’, en virtud de que colaboran en el dictado de clases y demás instancias de la tarea docente. En cuanto a la conformación del término, ‘ayudante’ es un participio activo de ‘ayudar’, derivado del latino adiutare frecuentativo de adiuvare, con el mismo sentido.

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Observaciones

1. El compuesto adiuvare se forma a partir del verbo iuvare que combina los sentidos de ‘dar placer’ y también ‘ayudar’. Este segundo sentido quedó rápidamente asociado al compuesto adiuvare, mientras que iuvare y sus derivados desarrollaron el primer sentido. Así, por ejemplo iucunditas ‘felicidad’ y iucundus ‘agradable’.

§ 49. Auxiliar

Denominación algunas veces alternativa para los ayudantes docentes (§ 48) es la de ‘auxiliar’ que remite de la misma manera a la ayuda y auxilio, del latín auxilium, que prestan al profesor a cargo de la cátedra. El verbo del que deriva auxilium tiene el sentido de ‘incrementar’, de modo que auxilium es ‘incremento de fuerza’, ‘refuerzo’.

Observaciones

1. La noción de auxilium está emparentada con el verbo augeo de notable fecundidad en cuanto a los derivados en castellano, entre los que se cuentan, por ejemplo, ‘autor’ de auctor que es el que hace crecer o acrecentar una cosa, ‘autoridad’ de auctoritas forma abstracta de auctor, ‘augur’, de augur.

§ 50. Asistente

Los cursos pueden tener ‘asistentes’, término que puede referirse tanto a los que participan como alumnos como a personal que actúe como ayudante o auxiliar del profesor a cargo de la cátedra. El término, participio activo de ‘asistir’, deriva del latín assitens, a su vez participio activo de assistere que tiene el sentido literal de ‘estar parado al lado’ y por extensión el de ‘acompañar’, ‘ayudar’, ‘servir’.

Observaciones

1. El verbo que da lugar al castellano ‘estar’ es el latino sto y tiene el sentido básico de ‘estar parado’. De allí derivan las formas nominales stabilis ‘estable’, stabulum ‘establo’, ‘albergue donde es posible detenerse’, prostibulum ‘prostíbulo’. Sto tiene una forma derivada, el verbo sisto, que indica que un proceso llega a su término, de modo que toma el sentido de ‘detenerse’. De sisto derivan formas castellanas como ‘existir’ de exsistere cuyo sentido deriva del hecho de ‘estar fuera de algo’, ‘surgir’ y por lo tanto ‘existir’, ‘aparecer’. También ‘subsistir’, ‘consistir’, ‘resistir’, ‘desistir’, ‘insistir’, ‘persistir’, que marcan diversas formas de posicionarse frente al hecho fijo y taxativo indicado por sistere.

2. Sto cuenta también con una forma con sufijo nasal stano que conforma compuesta como destinare ‘fijar’, ‘detener’, obstinare ‘obstinarse’

3. De sto deriva también el término status con el sentido de ‘forma de ponerse’, ‘actitud’ que se aplica para dar cuenta del ‘estado’ de una cosa.

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D. ¿Dónde se estudia?

§ 51. Escuela

En general decimos, respecto de los primeros estudios, que estos tienen lugar en una escuela. Este término deriva del latín schola que, a su vez, es un préstamo del griego scholé. En la actualidad entendemos fundamentalmente por ‘escuela’ tanto la institución misma en que se desarrolla el saber (dentro de los límites del ‘aula’, cf. § 52), como un cuerpo doctrinario en sí y sus seguidores -así, hablamos por ejemplo, de la Escuela de Viena o de la Escuela de Frankfurt, refiriéndonos a una corriente de pensamiento definida y a un grupo de intelectuales identificados con ésta-. Estas dos acepciones, ya presentes en el término latino, se desprenden de una más antigua, la de ‘reposar’, ‘descansar’, ‘estar libre’ -de trabajos- para entregarse, fundamentalmente, a la especulación.

La raíz originaria de esta palabra, *sch, guarda la idea de ‘asir’, ‘tener’, como se refleja en el griego schéma, que dio precisamente nuestro ‘esquema’, con el sentido de ‘figura’, ‘forma que retiene algo’. Ahora bien, este ‘estar libre de’, lo es con relación al trabajo manual, ya que se opera con el supuesto de que una actividad que no fuera la especulativa constituía una atadura, una carga. Obsérvese cómo las palabras que designan trabajo guardan en latín acepciones peyorativas, labor ‘desliz’; tripalium, que da lugar a nuestro español ‘trabajo’, significa ‘tormento’. En el contexto griego, del mismo modo, pónos es ‘esfuerzo, trabajo’ y al mismo tiempo ‘padecimiento, infelicidad’. De allí que esas ocupaciones eran descargadas dentro de lo posible en esclavos y auxiliares, y el estar a cargo de ellas era un negotium, literalmente un ‘no-ocio’ (ne-otium). De allí resulta que otium también responde al sentido de scholé, ya que el ‘estar libre’ es un ‘estar ocioso’, condición de posibilidad para los estudios liberales que hacen, precisamente, libre al hombre.

Observaciones

1. Entre los griegos la importancia de la scholé se refleja en la filosofía aristotélica, en la cual se plantea que constituye el estado reflexivo que se opone al mero esparcimiento del juego (paidiá), ya que la scholé no tiene jamás características disolutorias, sino que si bien implica una liberación de las ocupaciones mundanas, entraña a su vez esfuerzo y dedicación (cf. § 90,2). Es, dentro del sistema conceptual aristotélico, la condición material básica para el desarrollo de las más altas capacidades humanas ligadas al desenvolvimiento del intelecto y conlleva la definición de un tipo de vida especial que es la elegida por el sabio: la vida teorética o contemplativa -bíos theoretikós-.

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2. La forma ‘escuela’ se utilizó también con el sentido de ‘séquito de un señor’. Así, el vocablo schola, del mismo origen, está atestiguado con el sentido de ‘compañía’, ‘división’ o ‘cuerpo del ejército’.

3. El nombre habitual para la escuela griega, junto con didaskálion, que la define por el lugar donde se enseña o el lugar donde está el maestro -didáskalos- (§ 78), era palaístra ‘palestra’, término que deriva de pále ‘lucha’. Esta asociación entre escuela y lucha, que puede sorprender a primera vista, se comprende al prestar atención a la organización de los estudios en la época clásica griega, en donde a los estudios de lecto-escritura, aritmética y música, habitualmente por la mañana, seguía por la tarde la clase dedicada a la gimnasia: los gimnasios o palestras. ‘Gimnasio’ y ‘palestra’ no parecen haber sido exactamente sinónimos, si bien es difícil establecer la diferencia que entrañaban, en tanto los usos, especialmente en época helenística, que es su lapso de apogeo, varían con rapidez y según los lugares. Hay testimonios contradictorios que tienden a oponer ‘palestra’ como escuela para niños frente a ‘gimnasio’ como lugar de ejercicios para efebos y adultos. Otros parecen oponer ‘palestra’ como escuela privada frente a ‘gimnasio’ como institución municipal, aunque a veces los términos aparecen invertidos. También se ha visto al gimnasio como conjunto que integra a la palestra -campo de atletismo- junto con otras instalaciones: pista de carreras, etc.

§ 52. Aula

El término ‘aula’, tan relacionado entre nosotros con ‘escuela’, es definido por el diccionario de la Real Academia Española como ‘sala donde se celebran las clases en los centros docentes’. Este sentido, aparentemente tan natural, puede llevarnos a error si pretendemos aplicarlo al origen de la palabra. En efecto, ‘aula’, en el contexto griego que da origen al término, es todo espacio al aire libre (aulé, de donde el préstamo latino aula). Así, en Homero este vocablo designaba el patio que estaba delante de la casa, rodeado de construcciones para caballeriza o establos, y para las habitaciones de los servidores.

Observaciones

1. Aulé era habitualmente el patio o recinto de un palacio, mansión o santuario. En Homero remite a veces a un parque para las manadas. Más generalmente era cualquier albergue para pasar la noche. Esto vale tanto para animales como para humanos. La idea primigenia que subyace a esta forma y sus compuestos y derivados es la de ‘permanecer’ y la de ‘pasar la noche al aire libre’. Esto se hace más notorio si se tiene en cuenta la etimología propuesta para aulé, que la emparienta con el verbo iaúo que significa ‘dormir’, ‘pasar la noche’ y se confirma con el sentido de compuestos y derivados. Por ejemplo, ágraulos ‘que pasa la noche fuera’, drákaulos ‘que vive fuera -como una serpiente, drákon, cf. ‘dragón’-, énaulos ‘que permanece’, y también ‘albergue al aire libre’, épaulos ‘parque para animales’, aúleios ‘del patio’, aulízomai ‘pasar la noche al aire libre’. Existe otra área de significado que desplaza el sentido hacia la permanencia en común, hacia el compartir la vivienda y por lo tanto hacia la vida familiar. Así, synaulía y homaulía ‘unión, vida en común’, monaulía ‘celibato’ -el vivir o permanecer solo mónos-.

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2. El término de neta extracción latina atrium (español ‘atrio’) fue sentido como equivalente de ‘aula’, y en el lenguaje de la Iglesia, tanto atrium como aula fueron tomados como sinónimos en su referencia al ‘templo’.

§53. Colegio

Otro vocablo que habitualmente refiere al lugar donde se estudia es ‘colegio’. Tiene en latín un origen religioso. Designa todo cuerpo que comparte una disciplina o una norma. De hecho, está formado por cum, que indica asociación, y por lex, que dio nuestra palabra ‘ley’. Collegium, entonces, respondería muy bien a lo que hoy entendemos por ‘gremio’.

Observaciones

1. Para un análisis más detallado del problema etimológico, §46.

2. El equivalente semántico griego de collegium es hetaireía (cf. §46,2) y también synarchía, ambas con el sentido de ‘corporación’, ‘fraternidad’. Esta última proviene de la preposición syn, ‘con’ y del verbo árchein, ‘comenzar’, pero también ‘gobernar’, ‘regir’, de allí que synárchein sea ‘dirigir conjuntamente’, ‘ser colega en un cargo’.

§ 54. Academia

El término ‘academia’ no es objeto, en rigor, de un estudio etimológico sino histórico. Este nombre fue el que llevó la primera institución de formación superior de Occidente, creada por Platón alrededor del 387 a.C. en un predio dedicado al culto del héroe Academo, de donde tomó la denominación de Academia. La influencia de esta empresa, que se mantuvo hasta el año 529 d.C. en que fue cerrada junto con el resto de las escuelas filosóficas paganas por el emperador bizantino Justiniano, hizo que en todo Occidente este nombre se constituyera en sinónimo de institución dedicada al estudio y la reflexión teórica.

Observaciones

1. Antes de esta época la formación superior no estaba ligada a lugares especiales, sino que era impartida por profesores muchas veces itinerantes denominados sofistas ‘hombres cultos’, ‘sabios’. La innovación platónica, al margen de su propuesta filosófica, radicó en destinar un espacio en el cual docentes y alumnos convivían dedicándose por completo a la reflexión teórica.

§ 55. Liceo

Del mismo modo que Academia, Liceo tiene que ver con un emprendimiento institucional específico, precisamente el del discípulo más importante de Platón, el estagirita Aristóteles.

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El Liceo comprendía un predio similar al elegido por Platón al este de Atenas, cerca del río Iliso, dedicado a Apolo bajo uno de sus epítetos, Liceo.

Observaciones

1. La organización del Liceo influyó notablemente en la conformación de instituciones posteriores, especialmente a través de la Biblioteca y el Museo de Alejandría, dados los contactos de Aristóteles y su entorno con al corona macedónica. En este sentido, no sólo Aristóteles fue preceptor de Alejandro Magno, sino que sus allegados incluido Ptolomeo Soter, llamado a ser el iniciador de la dinastía ptolemaica en Egipto, trabaron contacto con grupos aristotélicos entre los que se contaba Demetrio de Falero, que fue un cercano colaborador de Teofrasto, el continuador de Aristóteles al frente del Liceo. Demetrio residió durante muchos años en Alejandría integrado a la corte y asesoró a Ptolomeo I en lo concerniente a la fundación y organización de la Biblioteca.

2. Liceo significó primero la escuela filosófica de Aristóteles y en la tradición moderna se utilizó para mentar un ámbito de estudio sistemático asociado en algunos países al nivel del sistema educativo post-primario.

§ 56. Universidad

El término ‘universidad’ conlleva la composición de los términos unus ‘uno’ y versus ‘diverso’, de modo que se trata de una diversidad unificada, enmarcada por un límite común, tal como está implicado en el término ‘universo’, que señala el hecho de totalidad de todas las cosas vistas desde el punto de vista de su pertenencia a un único orden. El término ‘Universidad’ se utilizó en la Edad Media para referirse al conjunto de profesores y estudiantes que enseñaban y estudiaban en una ciudad determinada. Así, los nombres de las primeras Universidades: ‘Universidad de París’, ‘Universidad de Oxford’, ‘Universidad de Bologna’.

Observaciones

1. Las Universidades surgieron a partir de los centros de estudios llamados studium generale donde se reunían estudiantes de distintas regiones. Hacia mediados del s. XII en París y Oxford ya funcionaban en los hechos Universidades, aunque fue recién a principios del s. XIII cuando recibieron confirmación legal por medio de las llamadas Cartas que las constituían como corporaciones con estatutos propios.

§ 57. Facultad

Facultad designa al cuerpo de profesores de una o varias ciencias asociadas en una Universidad. El término deriva de facultas, forma emparentada con el verbo facio ‘hacer’ de donde surge el adjetivo facilis que dio lugar al español ‘fácil’, ‘que se puede hacer’ (cf.

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§ 7). De facilis surgen dos formas sustantivas: facilitas ‘facilidad’ y facultas ‘facultad’, que se aplicaron a ámbitos diferentes. Mientras el primero permaneció ligado a la idea de facilidad, facultas pasó a denominar la aptitud o potencia física o moral para hacer algo. Por extensión, designa el ámbito en que el estudio de una ciencia o artes se ve ‘facilitado’.

§ 58. Departamento

Cada una de las partes en que se divide una Institución puede llevar el nombre de ‘departamento’, un préstamo del francés département, derivado del frances departire que tiene como el ‘departir’ español no sólo el sentido de ‘hablar’, ‘conversar’ en sus usos intransitivos, sino que en sus usos transitivos toma el sentido de ‘separar’, ‘fraccionar’, que dio lugar a la forma que nos ocupa.

§ 59. Instituto

Una idea análoga es la que encierra ‘Instituto’. También del latín, del verbo instare ‘estar en, estar de pie, estar encima’. Pero su participio pasado, institutus (de donde ‘instituto’), e incluso el sustantivo derivado institutio (de donde ‘institución’), se elevan ya en latín clásico del sentido material del verbo a una significación abstracta: institutus pasa a designar ‘lo que se ha establecido’, ‘disposición’, ‘regla’, en un sentido amplísimo, que abarca los ámbitos de lo moral, lo religioso, lo jurídico, lo político y lo educativo.

§ 60. Establecimiento

Una evolución semejante a la de ‘instituto’ (§ 59) tenemos en nuestro vocablo ‘establecimiento’, el cual nos viene del latín stare, que está a la base de stabilis, adjetivo cuya acepción es la de ‘seguro’, ‘sólido’, predicable tanto de algo físico como espiritual.

Observaciones

1. Sobre el sentido de stare y sus derivados, cf. § 50,1.

§ 62. Biblioteca

‘Biblioteca’ es un derivado del griego bibliothéke, un compuesto sobre la forma del verbo títhemi ‘colocar’, ‘poner’. La primera parte del compuesto refiere a biblos, originariamente el nombre de un tipo de papiro egipcio cuyas fibras se utilizaban para escribir. De allí deriva biblíon, traducido habitualmente como ‘libro’, pero que refiere en rigor al papiro escrito que podía contener documentos o partes de obras.

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Observaciones

1. La tesis tradicional, sostenida por Schwyzer (1,141,153) sostiene que el término originario býblos corresponde al nombre de la ciudad fenicia de Biblos, de donde se importaba el papiro. Las dificultades para relacionar la forma fenicia con la griega y el hecho de que en fecha muy temprana, ya en Homero, hay referencias al término býblinos con el sentido de ‘hecho en papiro’ llevó a pensar en un término býblos con el sentido de ‘planta de papiro’ (Chantraine 201).

2. Es antiguo el compuesto bibliographía ‘bibliografía’, ‘lista escrita de libros’ y bibliophýlax ‘bibliotecario’, ‘archivista’, literalmente ‘guardián de los libros’.

§ 62. Laboratorio

El espacio asignado a estudios de ciencias experimentales deriva su nombre del latín labor que significa ‘tarea’, ‘trabajo’, ‘labor’. Implicaba en su origen un tipo de trabajo ligado a las tareas agrícolas, de allí que la forma verbal laborare haya dado lugar en castellano al verbo ‘labrar’. En la conformación de ‘laboratorio’, literalmente ‘lugar para trabajar’, al término básico se le añade un sufijo que implica ‘aptitud para algo’, en este caso para el trabajo y más específicamente para realizar tareas experimentales.

Observaciones

1. Sobre la noción de trabajo en la antigüedad, cf. § 51.

2. Existe también en español, como cultismo, el verbo ‘laborar’, conservando el sentido amplio de ‘trabajar’, frente al sentido restringido de ‘labrar’. Éste último, como hemos dicho, está especificado en las tareas del campo sobre la tierra y junto con esta acepción conviven otras menos extendidas que implican trabajo artesanal minucioso, como se en expresiones del tipo de ‘labrar un acta’ u ‘objetos labrados’. En la zona del Río de la Plata, por influencia del italiano, se usa el término coloquial ‘laburo’, en el sentido de ‘trabajo’, y más específicamente de trabajo pesado, penoso o desagradable.

3. De la misma raíz derivan collaboro ‘colaborar’, elaboro ‘elaborar’, laboriosus ‘laborioso’.

§ 63. Conservatorio

El término ‘conservatorio’ se utiliza para mentar las instituciones en que se cultiva la enseñanza de determinadas manifestaciones artísticas como la música, la danza o la actuación. Su denominación remite a la noción de ‘conservar’, del latín conservare ‘guardar’, ‘observar con cuidado’. Presupone un espacio en que determinados saberes son transmitidos con especial observancia en la precisión evitando los cambios por descuido. La forma simple servare ya tiene en latín la idea de ‘guardar’ que con el agregado preposicional subraya el sentido de respeto y salvaguarda.

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Observaciones

1. De la misma conformación a partir de servare es el verbo observare ‘observar’ que apunta a ‘velar sobre algo’, como en ‘observar las leyes’. Así, en el campo semántico de la percepción, que es el ámbito en que se manifiesta primariamente este verbo en castellano, presenta frente a ‘mirar’ un grado mayor de precisión.

§ 64. Bachillerato

El término ‘bachillerato’ refiere en la actualidad a un tipo especial de orientación temática que puede adoptar la escuela media o secundaria. No se trata de un término que se pueda remontar hasta el latín clásico, sino que es muy probable que estemos frente a un término de origen galo, esto es de la población originaria de las tierras francesas antes de la conquista romana, que al introducirse en el latín dio lugar al francés bachelier. Podemos remontarnos así en el latín vulgar hasta el término baccalaris que designaba a un joven que aspira a ser caballero y por lo tanto está en proceso de formación. Esta referencia al avance en los estudios o el nivel social puede explicar que se haya utilizado luego para señalar el título que otorgaban las Universidades, como por ejemplo ‘bachiller en artes’. Por otra parte, en el origen los bachilleres eran quienes aspiraban a este reconocimiento y no quienes ya lo tenían, por lo cual en los sentidos antiguos del término se mezclan matices despectivos, en tanto estrictamente refería a jóvenes que no habían alcanzado reconocimiento social. Está emparentado, en este sentido, con el occitano ‘bacalar’, que significa ‘vago’ y es probable que lo esté también con el español ‘bellaco’.

Observaciones

1. Bachelier se extendió también al inglés en la forma bachelor, aunque sólo con el sentido de ‘hombre soltero’ que convivió con el uso de este término como título universitario. En este último sentido, en las Universidades medievales en general el título de bachiller contrastaba con el de Maestro (master), que era un título superior e implicaba mayor formación y reconocimiento.

§ 65. Museo

Un Museo es modernamente una institución cultural dedicada a la salvaguarda, exhibición y promoción de objetos relevantes socialmente, habitualmente por razones históricas. No es este su sentido originario, sino que en la Grecia clásica era un establecimiento dedicado al culto de las Musas, estas hijas de la Memoria que oficiaban como patronas de distintas disciplinas artísticas y científicas. Basta pensar en la más famosa de las instituciones antiguas de este nombre, la que funcionaba junto con la Biblioteca en Alejandría y que

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consistía, en rigor, en lo que hoy llamaríamos una institución de formación superior donde se reunían alumnos y profesores.

Observaciones

1. Vale la pena recordar que la Academia platónica (cf. § 54), la llamada ‘primera Universidad de Occidente’ tenía un status jurídico que la constituía como un Museo, es decir un establecimiento dedicado al culto de las Musas.

§ 66. ‘Turno’

La jornada escolar suele estar dividida en diferentes turnos entre los cuales optan los alumnos: mañana, tarde, vespertino, en algunas escuelas hay también turno intermedio y otras ofrecen doble turno. ‘Turno’ proviene del latín tornare ‘alternar’. ‘Turno’ es, entonces, el orden que se guarda entre varias personas o grupos para la ejecución de una cosa, o en la sucesión de éstas, en el caso de la escuela, se trata del desarrollo de la jornada de clases.

Observaciones

1. De la misma raíz i.e. *terd, de significado básico ‘frotar, girar’, son los términos españoles ‘torno’ -lat. tornus y éste del gr. tórnos-; ‘tornado’ –participio pasivo de ‘tornar’, que proviene de tornare-; ‘tornillo’ -diminutivo de ‘torno’ y también ‘turismo’, en español a partir del inglés ‘tourism’ –que tiene el sentido literal de ‘dar vueltas’-.

§ 67. ‘Recreo’

Las horas o módulos de la jornada escolar están divididos entre sí por recreos, lapsos de descanso entre dos bloques de trabajo. Su nombre proviene del lat. recreare ‘crear de nuevo’, ‘restablecer’, ‘restaurar’. Esta significación abarca el ámbito de las cosas como el humano: así recreare es también ‘restablecerse’ -de una enfermedad, por ejemplo- e incluso ‘reanimarse del abatimiento anímico’. Este último sentido dio lugar a la idea de ‘recreación’ como ‘divertimento, distracción o deleite’.

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E. ¿Qué se estudia?

§ 68. Currículo

Todo lo que se estudia dentro del sistema educativo está organizado en base a un currículo que ordena la práctica. Curriculum es en latín el diminutivo de currus y alude tanto a una ‘carrera’ como a aquello con que se hace la carrera, es decir el ‘carro’. El campo semántico del término es bien concreto, se refiere al combate y, por extensión, a los juegos que, en última instancia, lo simulan. Aunque sea bien antigua la equiparación entre la lucha y la vida, con todo ya está fosilizada la expresión curriculum vitae en el sentido de ‘recorrido de lo actuado’ en la vida en que se registran datos relevantes de la carrera profesional de un individuo. En el ámbito educativo ‘currículo’ hace referencia a las instancias que deben recorrerse, al estilo de una carrera, para poder dar por cumplido un trayecto educativo, ya se trate de una materia, un curso o el ámbito completo de un nivel educativo.

Observaciones

1. Este sustantivo neutro latino tiene su correcta transcripción al español en la expresión ‘el currículo’ (como de periculum, ‘el peligro’), y, de acuerdo con esto, su plural es ‘los currículos’. Ahora bien, si se prefiere mantener la palabra latina curriculum, su plural debería ser, como lo es en latín, curricula (obsérvese que así lo hace el inglés, en, por ejemplo, datum ‘dato’-singular- frente a data ‘datos’ -plural-). La opción en español por los artículos masculinos, determinando a una palabra de género neutro como la que nos ocupa, se justifica por el hecho de no ser pertinente nuestro ‘lo’ para acompañar dicho género. Se podría pensar incluso en expresiones como ‘la currícula’, ‘las currículas’, plurales latinos terminados en a, que fueron concebidos como femeninos singulares por el naciente español (es el caso de, por ejemplo, ligna, de donde nuestro ‘leña’, pero que es en verdad el plural de lignum ‘leño’).

§ 69. Área

El término latino area tenía en su origen un sentido locativo referido a un espacio desprovisto de construcción y se usaba también para señalar determinados espacios como el ubicado delante de un templo o de un altar. Evolucionó en el castellano ‘era’, con el sentido de espacio de tierra donde se trillan las mieses. Ya a principios del siglo XVII se encuentra el término ‘área’ incorporado como cultismo. Progresivamente adoptó sentidos abstractos con el significado amplio de ‘ámbito’ pudiendo referirse no sólo a espacios físicos sino también a “regiones” teóricas.

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§ 70. Asignatura

El término ‘asignatura’ deriva del latín signum ‘signo’, ‘marca distintiva’. Entre sus numerosos derivados se cuenta el verbo signo ‘señalar’ y su compuesto assigno ‘asignar’, de uso prioritario en el derecho público. En época imperial adoptó también el sentido de ‘sellar’. De assigno surgió la forma sustantiva assignator ‘el que asigna’ y assignatio ‘asignación’, de donde el español ‘asignatura’, con el sentido de ‘tarea señalada’ o ‘labor encargada’.

Observaciones

1. Cf. para la relación etimológica entre ‘enseñar’ y ‘asignatura’ el § 2.

§ 71. Disciplina

‘Diciplina’, viene de la forma latina disciplina derivada del verbo discere ‘enseñar’. Los mismos dos sentidos que conserva el español estaban presentes en latín, de modo que disciplina se aplicaba a las pautas de comportamiento y especialmente a la ‘disciplina’ militar, pero este sentido convivía con el de disciplina como mención de una materia o área objeto de estudio. En ambos casos es clara la relación con un contenido transmitido a quien el que aprende debe adaptarse.

Observaciones

1. Por su relación con discere (§ 124,2) este término está emparentado con ‘discípulo’ (§ 22).

§ 72. Materia

El latino materia, de donde proviene la forma española, era un término utilizado en el campo y hacía referencia a la sustancia de la que está hecha la mater en su acepción de tronco de un árbol (cf. § 33,4). Dado que este es el elemento con que trabajaban los artesanos, este término tomó el sentido de ‘materia’ o ‘material’ que el español conserva. La ampliación de este sentido hizo que ‘materia’ sea en general el objeto, aún el objeto teórico, al que se dedica la atención, en este caso del que estudia un área de conocimiento.

Observaciones

1. La lengua filosófica se valió de la noción de materia para oponerla a espíritu, de allí el sentido de ‘inmaterial’.

2. El término griego hýle ‘madera’, ‘bosque’ y luego ‘materia’ siguió un desarrollo similar, aunque nunca llegó a adquirir el sentido de ‘materia’ en tanto objeto de estudio.

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§ 73. Texto

El término ‘texto’ deriva del latín textus, que proviene del verbo texere que significa ‘entrelazar’, ‘tramar’ y se aplica no sólo a labores manuales en que se llevan acabo tramas que dan por resultado ‘texturas’, sino también a tareas intelectuales que implican una ‘trama’ intelectual, de modo que podía hablarse de texere epistulas literalmente ‘tramar cartas’ o texere orationem ‘tramar, componer discursos’. De allí precisamente surge el sentido de ‘texto’ en tanto ‘trama’, ‘composición’ creada o “tejida” por un autor.

Observaciones

1. De la misma conformación básica son tela ‘tela’, ‘red’, textilis ‘textil’ y también contextus ‘contexto’ con el sentido de ‘trama contenedora’, praetextus ‘pretexto’, trama que se hace por adelantado.

§ 74. Tratado

Un libro dedicado exhaustivamente a un tema suele recibir el nombre de ‘tratado’. Este término deriva del latín tractatus, que proviene del verbo tractare ‘trabajar’, ‘manipular’, que da lugar a las formas castellanas ‘tratar’ y ‘tratamiento’. Tractatus es entonces el resultado de la labor de “manipulación” cuidadosa y diestra de un tema, de modo que su autor puede dar cuenta de él de un modo acabado y satisfactorio.

Observaciones

1. El verbo latino tractare es a su vez un derivado de trahere con el sentido básico de ‘arrastrar’ que dio lugar al español ‘traer’. Por esta vía está emparentado también con ‘traje’ –lo que se trae-, ‘trajinar’ –tarea de llevar- y ‘trazar’ en el sentido de ‘traer’ una línea.

Nombres de disciplinas:

§ 75. Filosofía

El término ‘filosofía’ es un compuesto del sustantivo sophía ‘sabiduría’ y el verbo philéo ‘querer’, ‘amar’. Hasta el siglo IV a.C. está atestiguado el uso de la forma philósophos ‘filósofo’ con un sentido general de hombre ‘ilustrado’, ‘culto’, ‘preocupado por cuestiones culturales’, sin referencia a una disciplina específica. La noción de ‘filosofía’ como denominación de un método y un conjunto de cuestiones que se constituyen en eje de reflexión recién se encuentra en Platón, a partir de quien puede decirse que la filosofía

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logra autoconciencia como disciplina y gesta su propio género discursivo. En cuanto a su objeto, que a diferencia de otras áreas de estudio es una cuestión sujeta a redefiniciones en lo que toca a sus enfoques, puede decirse que lo común a buena parte de las líneas teóricas es constituir la filosofía como reflexión problematizadora sobre los puntos de partida que tanto el sentido común como otras disciplinas dan por supuestos.

§ 76. Ciencia

El término por antonomasia para el conocimiento cierto y fundado en la modernidad es ‘ciencia’. Lingüísticamente deriva de scientia ‘saber’, ‘ciencia’. En los orígenes no tiene ninguno de los rasgos de saber taxativo, cuantitativo y calculable que surgieron como resultado de la redefinición de la razón en la modernidad. Por su relación con scire ‘saber’ se inclina al saber de tipo cualitativo, de modo que su significado está ligado a ‘sabiduría’.

Observaciones

1. De scientia deriva conscientia, que da lugar al español ‘conciencia’ e indica primariamente ‘conocimiento común’ e incluso ‘complicidad’ de donde surge el sentido de responsabilidad asociado con el tener conocimiento cabal y activo de una cosa.

§ 77. Cultura

El término ‘cultura’ deriva del latín cultura, un derivado de colere que se despliega en varias dimensiones, relevantes todas en los planos más constitutivos de lo humano: lo natural, lo religioso y lo socio-espiritual. Así, colere tiene el sentido básico de ‘habitar’, ‘cultivar’, términos íntimamente conectados en poblaciones de tipo rural como la latina de épocas más antiguas. Junto con esta relación con la tierra, colere encarnaba una referencia religiosa a los dioses protectores del lugar en que se habita, de donde surge la noción de cultus ‘culto’ para mentar los honores que se hace a las divinidades. Al mismo tiempo, colere implicaba una dimensión moral y social en tanto el ‘cultivo’ se aplicaba también al intelecto y la sensibilidad, de modo tal que un hombre cultus ‘culto’, ‘cultivado’ es aquel hombre elegante y moralmente desarrollado.

Observaciones

1. El sentido de ‘cultivar’ que tiene colere se evidencia en el término agricola ‘agrícola’, que cultiva el campo –ager-.

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§ 78. Didáctica

La didáctica es a veces una asignatura de los planes de educación terciaria y superior orientada a la docencia, y es a la vez un conocimiento que ponen en acto los docentes de cualquier disciplina a la hora de enseñar. De hecho, el origen de ‘didáctica’ se remonta al verbo griego didásko que significa ‘enseñar’. En su origen es un adjetivo, didaktiké, con el sentido de ‘relativo a la enseñanza’ que se convirtió luego en el nombre de la disciplina que hoy conocemos (cf. § 79,2). También el verbo didáskein está referido al ámbito de la enseñanza, y fue tradicionalmente explicado como producto de una raíz con el sentido general de ‘recibir’ -atestiguada en la forma homérica dékto ‘el que recibía’-, y en su forma pasiva ‘ser recibido, adoptado’, lo cual lo emparentaba a formas griegas como déchomai ‘recibir’, dóxa ‘opinión’, en el sentido de ‘lo adoptado’, ‘lo aceptado’ y latinas como decet ‘conviene’ y doceo ‘hacer aprender’ -de donde nuestro ‘docente’ (cf. § 32)-, decor, ‘decoroso’, dignus, ‘digno’. (Boisacq, s.v. didasko) Lo cierto es que esta sugestiva hipótesis ha sido más tarde discutida y la conexión con la raíz que da lugar al griego déchomai y los latinos doceo y disco parece no ser tan evidente en la actualidad. A pesar de las objeciones, esta visión tradicional no ha sido del todo descartada y hay quienes sostienen todavía que es difícil separar este grupo de vocablos, con lo cual ‘educar’ sería ‘hacer que otro acepte’. (Ernout-Meillet, 176).

Resulta de interés, no obstante, dejar asentada la propuesta alternativa. Según esta segunda hipótesis didásko respondería al tema *dns, atestiguado también en el griego dénea y temas del sánscrito como dámsas y dasrá con el significado de ‘que hace milagros’. El sentido básico de esta raíz sería, entonces, el de ‘poder milagroso’, ‘hazaña’. (Chantraine, 278) Esta raíz indoeuropea sufrió en griego una doble evolución. Por un lado la que desemboca en el verbo *dao que comparte con didasko el sentido de ‘enseñar’, pero tiende a especializarse en el sentido de ‘ser experto’, ‘estar instruido’, ‘conocer’, ‘saber’, etc.’ Así, genera derivados como daémon ‘que sabe’, ‘capaz’, ‘experimentado’, daemosýne ‘saber, capacidad’, y sus negativos adaémon, adaemoníe, adaés, ligados a la ignorancia, el desconocimiento y la incapacidad. Del mismo modo, autodaés ‘autodidacta’, ‘que ha aprendido por sí mismo’.

Frente a esta primera evolución se despliegan las formas configuradas sobre un presente causativo e iterativo que adosa el sufijo -sk- a la raíz y da por resultado didásko ‘enseñar’, en el cual es preciso tener en cuenta su sentido causativo: ‘hacer saber’, ‘hacer que alguien aprenda’. En este sentido, probablemente en griego el término nunca haya tenido el valor sobrenatural atestiguado en sánscrito, sino que posiblemente se haya volcado hacia la idea de habilidad -cf. Obs. 2-. El didáskalos no estaría ligado con poderes numinosos (hecho que contrastaría con su lugar en la escala social, donde pocas veces superaba el salario de un carpintero y era considerado un personaje bastante gris), pero sí se le habría reconocido la posesión de saber y la habilidad para hacer algo, que constituían valores altamente considerados en la sociedad griega antigua. Vale la pena notar que entre los rasgos que permiten identificar a un hombre sabio cuenta Aristóteles en Metafísica I

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(982a12ss.) entre los más importantes el que pueda enseñar su saber. En este sentido la transmisión estaría intrínsecamente ligado al saber mismo, en tanto sólo quien conoce íntimamente de un tema está en condiciones de transmitirlo a otro y cualquier enseñanza que pretenda apoyarse en elementos secundarios estaría condenada al fracaso.

Observaciones

1. Aunque de una raíz diferente, la misma asociación de lo extraordinario y la habilidad está atestiguada en el sugestivo campo semántico del adjetivo deinós. En efecto, éste refiere, por un lado, a lo ‘terrible’, ‘temible’ y ‘nefasto’, pero al mismo tiempo a lo ‘maravilloso’ y ‘digno de reverencia’. Lo llamativo es que el mismo término significa, además, ‘hábil’, ‘capaz’. Si consideramos que esta tripartición del campo semántico es artificial y la lengua de origen lleva a cabo una única referencia que reúne los tres sentidos que hemos diferenciado, vemos reflejado el íntimo lazo entre lo maravilloso -de cualquier signo- y el saber.

2. Que el griego nunca conservó en forma directa o que perdió en épocas tempranas el significado de ‘hacer milagros’ para esta raíz, se refleja en los sentidos atestiguados del término dénea (plural del neutro déneos) que refleja la idea de ‘plan’, ‘designio’, ya sea positivo o negativo, con lo cual el poder milagroso se desvanece en aras de la habilidad para planear algo.

3. De la misma raíz de didásko son los derivados didáskalos ‘maestro’; didaskalía ‘enseñanza’; didaskálion ‘cosa enseñada’; dídaktra ‘salario del maestro’; didaskalikós ‘que concierne a la enseñanza’; dídaxis, dídagma, el tardío didagmosýne y didaktós ‘apto para ser enseñado’, de donde proviene didaktikós, ‘didáctico’.

§ 79. Matemática

La matemática suele ser definida como la ‘ciencia que trata de la cantidad’. El origen griego de la palabra, sin embargo, tiene un sentido mucho más amplio y remite a una raíz genérica con el significado de ‘actividad mental’. De allí llegamos a ‘matemática’, a través de la formación máthema, ‘cosa aprendida’, ‘conocimiento’. Para ilustrar la riqueza de este elemento base que mienta la actividad mental, nótese la derivación en manía, ‘locura’, ‘furor’, e incluso en mnéme, ‘memoria’, ‘recuerdo’, de donde los privativos amnesía, ‘perdón’, ‘olvido’. (cf. § 87 sobre ‘música’, de la misma raíz)

Como los nombres de muchas disciplinas, ‘matemática’ no es un sustantivo sino un adjetivo. Originariamente el griego no hablaba de ‘matemática’ sino de ‘la ciencia, técnica o arte matemática’ -he mathematikè téchne-, así como la ciencia física -he physikè téchne- o la ciencia o arte gramática -he grammatikè téchne-. El uso, sin embargo, tendía a elidir el vocablo téchne, con lo cual resultaba un adjetivo sustantivado del tipo ‘la matemática’ o ‘la gramática’. Finalmente, este uso se impuso y los primitivos adjetivos se tornaron sustantivos que señalan los nombres de las respectivas disciplinas.

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Observaciones

1. La amplitud semántica de este concepto también sería la fuente, según algunos, de las ideas relacionadas con la medición, con la medida en general, como el griego métron, precisamente ‘medición’, ‘medida’, o bien los términos latinos mensa, ‘mesa’ y mensis, ‘mes’, y hasta modestus, ‘mesurado’, ‘modesto’.

§ 80. Lengua y literatura

El estudio de los distinstos aspectos ligados al lenguaje suele ser referido como ‘lengua y literatura’. El término ‘lengua’ proviene del latín lingua ‘idioma’. ‘Literatura’, por su parte, remite al latín littera ‘letra’.

Lingua designa, como su derivado español, tanto el órgano interesado en la producción de la palabra, como el lenguaje resultante. Como sucede también con el griego glôtta, lingua se usa también para hacer referencia a cualquier cosa con forma de lengua o que está en contacto con la lengua. Por ejemplo en español ‘lengua de tierra’. También recibe el nombre de lingua la punta de la flauta por donde se sopla. La raíz de este término está emparentada con el verbo lingo ‘lamer’, actividad precisamente que se realiza con la lengua.

Littera, por su parte, es el correspondiente latino del griego grámma (§ 83), del cual, pese a no tener un origen etimológico común, por contacto fue tomando todos los sentidos. Así, littera significa estrictamente ‘letra’, y por extensión ‘escrito compuesto por letras’: especialmente ‘carta’ (cf. Obs. 3) y luego cualquier obra escrita -litterae-. De manera todavía más general, se convierte en un término para referirse a la cultura y a la educación como en la expresión ‘hombre de letras’. La mayoría de los derivados de littera están formados sobre los derivados de grámma (§ 83), para reproducir en latín los múltiples usos del griego. De este modo se acuña el vocablo litterator, a partir de grammatikós ‘maestro de escuela’ y litteratura, a partir de grammatiké ‘gramática’, que incluía el análisis literario, que constituía el objeto último de la disciplina, de modo que consistía en una ‘ciencia de las letras, la lectura y la escritura’.

Observaciones

1. La etimología de littera es difícil de establecer y, si bien no hay elementos que permitan establecer resultados concluyentes, no se ha descartado que tenga origen griego y haya penetrado en el latín por mediación etrusca. Se trataría de un originario diphthéra ‘tableta’ que los latinos habrían adoptado y desarrollado. Una etimología como ésta refuerza el fenómeno de préstamo de numerosos rasgos culturales de Grecia hacia Roma, ya no solamente en épocas tardías sino también en los albores de la latinidad.

2. El compuesto latino elinguis significa tanto ‘mudo’, ‘que no tiene lengua’, como ‘poco elocuente’, ‘poco hábil para hablar’.

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3. El inglés conservó la asociación primaria entre ‘letra’ y ‘carta’ en el término letter, también de littera.

4. Sobre la extensión desacostumbrada para el hablante contemporáneo de la noción de gramática puede citarse la definición que ofrece Dionisio Tracio (s. II a.C), autor del primer manual de gramática de la tradición occidental: “Gramática es el conocimiento empírico de las cosas dichas en general por poetas y prosistas. Sus partes son seis: primero, la lectura experta se acuerdo con los signos diacríticos; segundo, la exégesis de acuerdo con las figuras poéticas presentes en el texto; tercero, la restitución adecuada de las glosas e historias; cuarto, el descubrimiento de etimologías; quinto, la determinación de la analogía; sexto, la crítica de los poemas, que es sin duda la parte más bella de todas las que integran la técnica.” (Téchne grammatiké §1)

§ 81. Geografía

El campo de estudio de la geografía está lejos de ser un mero dibujo de la tierra y dedicarse sólo a la confección de mapas como su denominación indica: un compuesto de gê ‘tierra’ y grafía ‘representación gráfica’, aunque rápidamente -grafía toma el sentido de ‘descripción’ en general y se constituye la noción amplia que se usa actualmente (para el sentido originario de grápho, cf. § 83). Ya desde antiguo la geografía se ocupó de cuestiones demográficas, etnográficas y de economía política, como lo testimonia, por ejemplo, la obra del geógrafo Estrabón (alrededor del 64 a.C. – 25 d.C.).

Observaciones

1. La denominación de ‘geología’, si bien suele formar parte de los programas de estudio del área de geografía, refiere a una disciplina de tipo científico -y no humanística, como lo es la geografía- dedicada al estudio -logía- (cf. § 86) de la tierra y sus elementos.

§ 82. Historia

‘Historia’ proviene del latín historia, préstamo del griego historía. Este último término evolucionó hasta referirse a lo que hoy entendemos por historia, pero en su origen y hasta bien avanzada la época helenística no abandonó su significado primigenio de ‘investigación’, en sentido amplio. De hecho, una de las obras de Aristóteles lleva el nombre de perì tôn zoiôn historía, traducido al latín como Historia animalium ‘Historia de los animales’, que lejos de proponer una teoría de tipo evolucionista acerca del origen y desarrollo de las especies que resultaría del todo anacrónica, desarrolla una pormenorizada investigación biológica. Del mismo modo la Historia de las plantas de Teofrasto, discípulo de Aristóteles -Historía perì tôn phytôn; lat. Historia plantarum- constituye una investigación sobre botánica. Las investigaciones -historíai- acerca de los pueblos y sus avatares socio-políticos terminaron por monopolizar el uso del término y alcanzar el sentido actual de historia. Ya en Aristóteles, sin embargo, encontramos usos que prefiguran

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el que se volvería definitivo, como el pasaje del capítulo 9 de Poética en que afirma que ‘la poesía es más filosófica y mejor que la historia, pues la poesía dice más lo universal, mientras que la historia es sobre lo particular’ (1451b). En este caso se refiere sin duda a la historia como registro de acontecimientos sociopolíticos.

§ 83. Gramática

El término ‘gramática’, orientado a describir la estructura de la lengua, deriva del griego grammatiké, que a su vez está formado sobre la raíz del verbo grápho, que significa ‘trazar’, ‘marcar’, ‘diseñar’ y también ‘escribir’. Esta ligazón con la escritura hizo que el campo semántico de grápho se delineara en torno a dos áreas: la administración -política especialmente- y la cultura. Ejemplo de esto son las acepciones que adquiere según los contextos y los significados de sus compuestos y derivados. Así, gráphesthai es ‘redactar un decreto’, antigraphé es ‘una réplica judicial’, grammateús señala al ‘secretario’. Por otro lado, syngraphé es ‘una obra en prosa’, metagrápho es ‘transcribir o traducir’, grammatikós es ‘el que conoce las letras’, i.e. ‘un hombre culto’, ‘el maestro de escuela’, términos relacionados con la labor intelectual. Todas estas acepciones están ligadas a la cultura escrita en crecimiento.

Observaciones

1. La matemática también utilizaba términos de esta misma raíz: Así, pentégrammos ‘formado de cinco líneas’, que ha quedado en el español ‘pentagrama’ como término exclusivamente musical; euthygrammos ‘rectilíneo’, grammikós ‘lineal, geométrico’.

2. Otros compuestos a partir de graphé ‘escrito, pintura’ son bibliográphos ‘escriba’; enkomiográphos y eikonográphos ‘retratista’, que da lugar al castellano ‘iconografía’; epistolagráphos ‘secretario’; zográphos ‘pintor’; ethográphos, historiográphos, logográphos ‘historiador, logógrafo’; antígraphon ‘copia’; éngraphos ‘diseñado, grabado, inscrito’; grapheús ‘escriba, copista’.

3. Sobre la extensión de la noción de gramática en la antigüedad, cf. § 80,4.

§ 84. Física

‘Física’, definida usualmente como la ciencia cuyo objeto es el estudio de los cuerpos y sus leyes y propiedades, así como de los agentes naturales y los fenómenos producidos en los cuerpos por su influencia, proviene del griego physiké (§ 79). Este adjetivo está emparentado con la raíz del sustantivo phýsis ‘naturaleza’ y del verbo phýo ‘crecer’, ‘ser por naturaleza’, ‘existir’.

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Observaciones

1. De la misma raíz de phýsis es el sustantivo phytón ‘planta’, de donde provienen muchos vocablos de la botánica, por ejemplo ‘fitogeografía’, descripción de la distribución territorial de las plantas, ‘zoófito’, animal -zôion- con aspecto de planta, etc.

2. Derivados de phýsis son ‘fisiología’, estudio de la naturaleza y funciones de los seres vivos; ‘fisioterapia’, curación -therapeía- por medios naturales; ‘neófito’ nuevo -néos- adherente a una religión o grupo, literalmente ‘recién nacido’ -de néos y phýo-. También el sustantivo phûlon ‘especie’, presente en español por ejemplo en ‘filogénesis’-generación evolutiva de las especies-.

3. En latín se conserva esta raíz en el verbo fio ‘llegar a ser’; en futurus ‘futuro’, ‘lo que va a ser’; en dubius ‘dudoso’, en el sentido de estar entre dos -duo- cosas o posibilidades, de donde nuestros ‘duda’ y ‘dudoso’; también en probus ‘probo, honrado’, literalmente ‘que brota bien’, y en superbus, de donde proviene ‘soberbio’, literalmente ‘que está encima’.

§ 85. Química

El nombre de ‘química’, ciencia que estudia las transformaciones de la materia y la energía, proviene del griego chéo, que significa ‘verter’, ‘derramar’ y hace referencia al tipo de actividad que caracteriza la experimentación en esta disciplina.

Observaciones

1. De esta misma raíz proviene ‘alquimia’ -del latín medieval alchimia- que refiere a las actividades desarrolladas por los alquimistas en la búsqueda de la piedra filosofal y el arte de trasmutar metales. Es un importante antecedente de la química moderna por sus tendencias experimentales.

2. El latín conserva esta raíz indoeuropea *gheu- en el verbo fundo ‘verter, derramar’, que da lugar a numerosos términos españoles como ‘fundir’, ‘confundir’, ‘difundir’, ‘infundir’, ‘efusión’, infusión’, ‘transfusión’. También es de la misma raíz futilis ‘que deja salir su contenido’, ‘ligero’ y por lo tanto ‘vano’, de donde el español ‘fútil’ y ‘futilidad’.

3. El verbo griego chéo aparece a menudo unido a la descripción de fenómenos naturales como actividad de Zeus -chéei hýdor Zeús ‘Zeus hace caer –vierte- la lluvia’.

§ 86. Biología

La Biología, estudio de los seres vivos estructura su denominación sobre un compuesto de bíos ‘vida’ y logía. Este último elemento es un derivado de lógos ‘palabra’, ‘argumento’ con una forma sufijal –ía común a gran parte de sustantivos abstractos. Lógos, por su parte, deriva del verbo légo, que en su origen significaba ‘reunir’, y con el tiempo dio lugar a una modificación semántica que lo convirtió plenamente en un verbo de referencia a actividades mentales, por el hecho de que en el ‘reunir’ (frutos, por ejemplo, en tanto actividad relacionada con la etapa recolectora de la civilización) se desenvuelven procesos

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mentales. Es así que paulatinamente légo comienza a significar ‘contar’, en sentido numérico, y luego ‘contar’ discursivamente, ‘narrar’, con lo cual en la época clásica lo encontramos consagrado como un verbo de decir. Lógos será así ‘palabra, discurso’ y su derivado -logía ‘discurso’ o ‘investigación’ acerca de una cosa. En el caso de la biología, un discurso o investigación acerca de los seres vivos.

Observaciones

1. Hay en español numerosos derivados de bíos entre los que se cuentan ‘anfibio’ -de amphí ‘ambos’- ‘que vive en dos hábitat diferentes’; ‘autobiografía’ -de autós ‘uno mismo’ y graphé ‘descripción’-; ‘microbio’ forma de vida pequeña -mikrós-; ‘simbiosis’ -con el prefijo sýn ‘con’- que mienta la asociación cooperativa de organismos de diferentes especies.

2. De la misma raíz es el griego zôion ‘animal, ser viviente’, de donde ‘protozoario’ el primer -prôtos- animal, unicelular y microscópico; también los nombres de los períodos geológicos ‘paleozoico’, ‘mesozoico’ y ‘cenozoico’, que contienen restos de las épocas antigua -palaiós-, media -mésos- y nueva -kainós- respectivamente, ‘zoología’, etc.

3. El latín conserva esta raíz en el verbo vivo ‘vivir’ y el sustantivo vita ‘vida’.

4. El sustantivo español ‘higiene’ tiene origen en un vocablo griego de la misma raíz de bíos y zôion, el sustantivo hygieía ‘salud’.

§ 87. Música

Entre las actividades artísticas que integran el currículo escolar la música ocupa un lugar obligado. Su nombre está emparentado con una de las raíces indoeuropeas más prolíferas en el área que nos ocupa. Se trata de la raíz *men, que genera en griego moûsa ‘musa’, nombre de las deidades protectoras de las ciencias y las artes. De la misma raíz, es el verbo maínomai ‘estar fuera de sí’ y mainás ‘ménade’, la participante de los rituales dionisíacos caracterizados por el éxtasis místico. Igualmente manía ‘locura’, de donde los españoles ‘manía’, ‘maniático’, ‘manicomio’ -de koméo ‘cuidar’-, cleptomanía -de klépto ‘robar’, etc., y mántis ‘vidente’, ‘adivino’, ‘poseso’, que evoca los compuestos españoles terminados en ‘-mancia’, como por ejemplo ‘necromancia’ -adivinación a partir de la invocación a los muertos-. La asociación con este ámbito del campo semántico de la raíz pone de relieve el aspecto de éxtasis, inspiración divina y posesión que rodeaba a la composición artística y que justifica la posición de las musas como auspiciantes de las artes.

Por otra parte, sin embargo, la misma raíz da lugar a términos que no connotan locura ni un salirse de sí, sino actividades mentales ligadas especialmente al recuerdo. Así, mimnésko ‘recordar’, de donde nuestros ‘amnesia’ -con alfa privativa- y ‘amnistía’. Del mismo modo mnémon ‘atento’, ‘cuidadoso’, de donde ‘mnémico’ -propio de la memoria- y ‘memotécnica’. Este segundo aspecto subraya el hecho de que las musas sean protectoras no sólo de las actividades artísticas, sino también ‘científicas’, como está muy claro en el caso de la matemática (§ 79), de la misma raíz.

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Observaciones

1. En la mitología, las musas eran hijas de Mnemósine, la memoria, y Zeus y habitaban en el Helicón presididas por Apolo. Eran las cantoras divinas, que deleitaban a Zeus y las restantes divinidades, a la vez que presiden las actividades mentales de todo tipo: retórica, historia, astronomía, matemáticas, etc. Si bien según las diferentes versiones su número cambia -así como su lugar de residencia- suele predominar el número de nueve. Este criterio hizo, por ejemplo, que la obra histórica de Heródoto fuera compilada en nueve libros, a cada uno de los cuales se le otorgó el nombre de una de las musas. Las funciones atribuidas a cada una también varían pero la que sigue es la más aceptada: Calíope era la musa de la poesía épica; Clío, de la historia; Polimnia, de la pantomima; Euterpe, de la flauta; Tersícore, de la poesía ligera y la danza; Erato, de la lírica coral; Melpómene, de la tragedia; Talía, de la comedia y Urania, de la astronomía.

2. El latín conserva variados ejemplos de esta raíz, entre los cuales se cuentan mens ‘mente’, de donde también ‘demente’, ‘vehemente’ -pref. ve de sentido peyorativo: ‘de mente impulsiva, violenta’; mentior ‘mentir’; memini ‘recordar’; moneo ‘hacer pensar en algo’, ‘advertir’, de donde ‘admonición’ y ‘moneda’ -correspondiente al epíteto ‘Moneta’ atribuido a Juno: ‘Juno Consejera’, junto a cuyo templo se acuñaba el dinero-. También ‘mostrar’, ‘demostrar’ y ‘monstruo’ -de monstrum ‘prodigio enviado como amonestación por parte de los dioses’.

§ 88. Gimnasia

El término ‘gimnasia’ tiene origen en el griego gymnasía ‘ejercicio’. La raíz indoeuropea de donde proviene se ha plasmado también en el verbo gymnázo que significa ‘ejercitarse’, ‘practicar’, especialmente en ejercicios corporales, así como ‘ejercitar a otro’ y en general ‘habituarse’, ‘acostumbrarse’.

Observaciones

1. Gymnasía y gymnázo tienen numerosos derivados, muchos de ellos conservados casi directamente en español: gymnásion ‘gimnasio’, gymnastikós ‘gimnástico’; gymnastiké ‘gimnasia’; gymnastés ‘gimnasta’.

2. La misma raíz está presente en el verbo gymnô ‘desnudar’, ‘desarmar’. De hecho el latín conserva la misma raíz en nudus ‘desnudo’. La conexión de este verbo gymnô con gymnázo es clara, en tanto los ejercicios físicos se realizaban siempre con el cuerpo desnudo -gymnós-.

§ 89. Deporte

Este adjetivo español deriva del verbo ‘deportar’, y éste a su vez del latino deportare, compuesto a partir del verbo portare ‘llevar’, ‘hacer pasar’, ‘transportar’. Portare implica una idea de movimiento que se refleja en el compuesto deportare en las dos acepciones

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clásicas del término: la que tiene que ver con ‘conducir de un lugar a otro’ y la que ha heredado el español, en el sentido de ‘desterrar’.

El latín clásico no conoce otro significado de deportare. Es en su etapa románica que su significado se amplía hasta que en el antiguo español este verbo comporta una idea reflexiva ligada a ‘descansar’, ‘reposar’, ‘detenerse’. No es difícil ver cómo desde esta idea se desprende el significado que apunta al ‘divertirse’, ‘recrearse’ y que está plasmado en el término ‘deporte’, en tanto ‘entretenimiento’ o ‘ejercicio físico , generalmente al aire libre. Es a partir de allí que la idea de ‘deporte’ se complejiza y tiende a mentar ya no cualquier entretenimiento sino más bien juegos o competencias reglados.

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F. Cómo se estudia

§ 90. Estudiar

‘Estudiar’ proviene del latín studere (reemplazado por studiare en romance), y tiene el significado originario de ‘tener celo por’, ‘tener deseos por’, ‘aplicarse a’. Es recién en la época imperial que llega a equivaler al sentido generalizado de ‘estudiar’.

Observaciones

1. Para el valor primitivo, nótese una expresión del tipo ‘estudio de abogacía’, con el sentido de ‘trabajo’.

2. Por el valor afectivo que encierra el término, hay que relacionarlo con el griego spoudé, ‘prisa’, ‘celo’, a partir de la actividad genérica de ‘apresurarse’, ‘esforzarse por’. Spoudé comporta en griego un fuerte sentido de seriedad con lo cual se opone a paidiá ‘juego’ (cf. § 23,6 y 51,1).

§ 91. Planificación

‘Planificación’ hace referencia a la explicitación del cronograma, los contenidos y metodología con que se llevará a cabo el dictado de un curso por parte del docente e implica una referencia genérica a nociones como ‘intento’, ‘proyecto’, ‘estructura de las partes de alguna cosa’. Desde el punto de vista lingüístico constituye un compuesto de origen latino de ‘plan’ -planus- y ‘hacer’ -facio-, de modo que literalmente ‘planificar’ es ‘hacer un plan’. La raíz de ‘plan’ se remonta al indoeuropeo *plat, que tiene un significado amplio del tipo ‘extender’, ‘esparcir’ y llega a la forma adjetival latina planus ‘plano’, ‘llano’, ‘fácil’. Esta idea de extensión se conserva en ‘plan’, que se entiende entonces como proyecto donde se establecen las grandes líneas para una obra.

§ 92. Programa

El término ‘programa’, que suele hacer referencia en el ámbito educativo al plan en que se explicitan los contenidos a tratar durante el curso, es un compuesto del griego grámma (§ 80) y la preposición pro. La ligazón de grámma con el verbo grápho ‘escribir’ hace que debamos entender ‘programa’ como lo escrito para anunciar algo de antemano -pro-.

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§ 93. Contenido

El termino ‘contenido’ es el participio pasivo del verbo ‘contener’, derivado del latín continere con el mismo sentido, compuesto a su vez de teneo ‘tener’ e implica el hecho de mantener algo dentro de determinados límites. Así, el hombre ‘continente’ es el que se mantiene en un determinado estado anímico sin ceder a tendencias disruptoras. Aplicado a cosas, ‘contenido’ es todo aquel elemento incorporado y sujeto a los límites de un ámbito mayor, y en el caso que nos ocupa, en tanto contenido educativo, todo conocimiento incorporado en una disciplina objeto de estudio.

Observaciones

1. Emparentado con ‘contenido’ está el adjetivo verbal contentus ‘contento’ que es originariamente ‘el que se contiene’. Puede llevar un complemento que especifique aquello por medio de lo cual esto se logra, ‘estar contento con algo’ y un sentido absoluto ‘contento’ en el sentido de ‘fijo en una posición’, que fue adoptando el significado de ‘pleno’, ‘satisfecho’, ‘alegre’, i.e. ‘que no tiende a ninguna cosa’.

§ 94. Estrategia

‘Estrategia’, en tanto plan deliberado para lograr un determinado fin, deriva de un compuesto griego sobre la base de stratós ‘grupo de hombres’, especialmente los que integran un ejército, y ágo, verbo que significa ‘conducir’, ‘guiar’, de modo que el strategós es el estratega, el general que guía al ejército. De allí proviene el derivado strategía ‘estrategia’, ‘función del general’ que consiste precisamente en el trazado de los planes a seguir.

Observaciones

1. De este grupo de palabras, aparece en primer término en castellano ‘estratagema’, en el sentido de ‘ardid de guerra’, ya en el s. XVII. Posteriormente, en el s, XVIII se incorporó a partir del francés stratégue el término ‘estratega’, primero con el significado limitado de ‘general griego’ y luego con el sentido amplio de ‘experto en estrategia’. La terminación en –a de ‘estratega’, derivada del francés, convive en el uso con la forma en –o que le correspondería por su origen griego.

2. Sobre otros términos en los que se encuentra la raíz de ágo, cf. § 43.

§ 95. Actividad

El término ‘actividad’, que se utiliza en el ámbito docente para referir ala puesta en práctica de los contenidos teóricos, deriva del latín activitas, deriva del verbo agere, que dio origen al español ‘hacer’. De allí deriva actus con sentido de ‘movimiento’, ‘impulso’ y a partir de la época imperial, adopta el sentido de ‘acción’. También existe en latín el vocablo actio,

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con el sentido de ‘modo de actuar’, de donde derivan activuus ‘activo’ y tardíamente activitas ‘actividad’, proceso en el cual se lleva a cabo una acción.

Observación

1. En tanto agere tiene aspecto durativo se opone a facere, conservado en numerosos compuestos españoles como ‘satisfacer’, etc. (cf. § 91, § 57 y § 7). Facere refiere a una actividad considerada en un instante preciso, mientras que agere en un ‘hacer’ que puede señalar la ocupación habitual de alguien.

2. De la misma raíz son agilis ‘ágil’, actum ‘lo cumplido’, ‘acto’ y su plural acta, habitualmente con sentido político-administrativo para referirse a la actividad de las asambleas y magistrados. Por metonimia se aplicó luego a los documentos que daban cuenta de las actividades y decisiones tomadas en esos contextos.

§ 96. Clase

El término ‘clase’ denomina la lección que cada día da el maestro a sus alumnos, así como también cada división de estudiantes que asisten a sus diferentes aulas. En sentido genérico ‘clase’ hace referencia al orden o número de personas del mismo grado, oficio, calidad o estado: es el orden en el cual, según su calidad o condición se consideran comprendidas varias cosas -cf. la noción de ‘clase social’-. En el caso de ‘clase’ aplicado al sistema educativo se verifica este sentido, ya que los alumnos están divididos en ‘clases’ según su edad, nivel de formación alcanzado, etc. Desde el punto de vista lingüístico, ‘clase’ proviene del latín classis, que era la división del pueblo romano en vistas del servicio militar. En general hacía referencia a un grupo o categoría. Su ligazón con el ordenamiento militar lo convirtió en un término muy utilizado en esa jerga, haciendo referencia a ‘ejército’, ‘flota’ e incluso a ‘navío’.

Observaciones

1. Derivado de classis es el español ‘clasificar’, de classis y facio ‘hacer’.

§ 97. Esquema

El término ‘esquema’, que puede usarse con un sentido amplio cercano al de ‘estructura’, para referirse al modo en que está diseñada u organizada una cosa, o con un sentido específico para mentar modelos o esbozos que sinteticen un tema, proviene del latín schema, tomado a su vez del griego schêma, un derivado del verbo écho ‘tener’ en composición con el sufijo –ma-, que señala un determinado estado resultante. Así, schêma toma el sentido de ‘forma’, ‘aspecto’, ‘actitud’, haciendo referencia a algo ‘que se tiene’ y marca el modo de ser de algo, de manera que ‘tener un esquema’ implica ‘tener una

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estructura’ determinada y ‘hacer un esquema’ implica darle a algo una figura o conformación.

Observaciones

1. Al mismo tiempo que el latín incorporó el término schêma como schema también lo tradujo como habitus, tomando como base el verbo habeo que en latín significa ‘tener’ para indicar ‘hábito’ en el sentido de ‘lo que se tiene’ y que por lo tanto conforma la forma de ser de alguien, especialmente en el ámbito de la ética.

2. En castellano el término ‘esquema’ está asociado con la idea de síntesis y derivadamente de rigidez, de manera que decir de algo que es ‘esquemático’ puede indicar que es incompleto, demasiado austero, o que carece de la plasticidad necesaria para adaptarse a un determinado contexto.

§ 98. Proyecto

‘Proyecto’ deriva del latín proiectare, un compuesto del verbo iectare frecuentativo de iacere, ambos con el sentido de ‘arrojar’, ‘lanzar’ que con el agregado del prefijo pro- con valor temporal tiene el sentido literal de ‘arrojar hacia delante’, ‘lanzar hacia el futuro’. De este modo proiectare se acerca a la idea de ‘planificar’ (cf. § 91) pero con una idea subyacente de actividad más marcada.

Observaciones

1. Término emparentado con éste es ‘óbice’ de obiex ‘lo que se arroja delante’ y por lo tanto funciona como ‘obstáculo’. De la misma conformación de la preposición ob más iacere es ‘objeto’, ‘lo arrojado delante’, pero sin el sentido negativo de obstáculo. El par de ‘objeto’, caro a la filosofía, es ‘sujeto’, de subiectum, con el mismo verbo iacere asociado a la preposición sub- que indica ‘debajo’, de modo que ‘sujeto’ es ‘lo que está lanzado a la base’, ‘lo que subyace’ y oficia por lo tanto de fundamento. También ‘jactancia’ de iactantia literalmente ‘el hecho de lanzarse hacia delante’, usado ya en latín en sentido figurado; ‘conjeturar’ de coniciere estructurado sobre el verbo iacio y el prefijo cum en su sentido aspectual, que marca acción en proceso de terminación, de modo que ‘conjetura’ es el acto de ‘arrojar’ o ‘proyectar’ una noción para interpretar un fenómeno.

§ 99. Tesis

Los trabajos de final de carrera de grado y posgrado universitario suelen implicar la redacción de una tesis, que consiste en la estructuración de una obra original sobre un tema relevante del ámbito de estudio en cuestión. Del griego thésis, ‘tesis’ indica literalmente la ‘acción de colocar’ en tanto deriva de la raíz del verbo títhemi que significa ‘poner’ más un

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sufijo –si- que indica proceso dinámico. Sostener o postular una ‘tesis’ implica por lo tanto ‘poner’ en conocimiento público una idea.

Observación

1. Compuesto de la misma forma es ‘hipótesis’, del griego hypóthesis, donde el prefijo hypó ‘debajo’ indica que una idea ‘puesta’ opera como ‘base’ o ‘fundamento’. De este modo una hipótesis es el núcleo de una tesis, la cual apunta a sostener y fundamentar dicha hipótesis para mostrar su plausibilidad.

2. De la misma raíz de ‘tesis’ es ‘tema’ (cf. § 106).

§ 100. Ponencia

En los Congresos o Jornadas académicos en que distintos profesionales dan a conocer sus investigaciones recientes, las presentaciones personales suelen llevar el nombre de ‘ponencia’, que constituye el correlato semántico latino de ‘tesis’ (§ 99), en tanto deriva del verbo pono ‘poner’. ‘Ponencia’ es así el trabajo que contiene una serie de ideas o argumentos que se ‘ponen en común’ y se ‘presentan en público’.

§ 101. Disertación

Las presentaciones orales de un especialista pueden recibir el nombre de ‘disertaciones’. El término ‘disertación’ proviene del latín dissertatio, forma nominal de dissertare, un compuesto del verbo sero con el sentido de ‘discurrir’, ‘exponer’, ‘explicar’. La adjunción del prefijo dis-, que opera un señalamiento en direcciones opuestas, le da a sero la idea de multiplicidad de orientaciones posibles para el tema tratado, ya que la forma simple de sero se limita a ‘poner en fila’, ‘ajustar’, ‘acomodar’, ‘enlazar’. ‘Disertar’ es entonces presentar oralmente el análisis de los diversos aspectos contenidos en una cuestión o problema.

Observaciones

1. De la misma conformación con dis- indicando multiplicidad de enfoques posibles son ‘discurrir’ y ‘discurso’, de discurro, formado sobre el verbo curro ‘correr’, de modo que discurso es ‘lo que corre’, ‘lo que se desliza’ en varias direcciones.

2. Emparentados con sero están en castellano ‘serie’ de series, con el sentido de ‘fila’, ‘encadenamiento’; ‘sermón’ de sermo que indica ‘discurso seguido’, ‘no interrumpido’; ‘aserción’ de assertio que llega a significar ‘afirmación’ a partir de ‘ajustar a la propia postura’; ‘insertar’ de insero, literalmente ‘acomodar dentro’, ‘desertar’ de desero ‘abandonar’, a partir del sentido privativo de de-.

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§ 102. Ejercicio

Como modo de incorporar determinados contenidos suelen realizarse ciertas actividades denominadas ‘ejercicios’, término que proviene del verbo latino exercitare ‘ejercitar’ (cf. § 18). Primigeniamente restringido al ámbito de lo físico, este vocablo se extendió a cualquier ámbito en que se mentara la práctica continuada de una actividad.

§ 103. Práctica

El término ‘práctica’ tiene múltiples usos en el ámbito docente, ya que se aplica con un sentido similar al de ‘ejercicio’, pero también designa la actividad misma del maestro en expresiones como ‘práctica docente’, donde se engloba todo su quehacer –como en el caso de la expresión ‘prácticas sociales’-. Al mismo tiempo puede usarse de modo mucho más limitado para referirse a alguien que ‘tiene práctica’ en algo, con el sentido de que sabe hacerlo con habilidad, e incluso ‘prácticas’ refiere a los cursos de preparación para la docencia frente a alumnos que se llevan a cabo en el último tramo del magisterio o el profesorado. Esta plasticidad del término le viene de su origen griego a partir del verbo prásso ‘hacer’, ‘actuar’. De este modo la forma nominal práxis ‘acción’, formada con el sufijo –si- que indica proceso dinámico, constituye el término típico para señalar de modo amplio los actos humanos.

Observaciones

1. Entre las diferentes raíces ligadas en griego con la noción de ‘hacer’, prásso tiene la particularidad de referir a acciones humanas antes que a actividades productivas. Para estas últimas se utiliza el verbo poiéo ‘fabricar’, ‘crear’, de donde proviene ‘poesía’, en el sentido de creación.

§ 104. Esbozo

El término esbozo refiere a un diseño provisorio y desprovisto de detalles tanto en el ámbito de las artes plasticas, en que se habla de un esbozo o bosquejo para mentar el dibujo básico, como en ámbitos intelectuales donde remite al diseño teórico que sirve como punto de partida. Desde el punto de vista léxico, ‘esbozo’ constituye una incorporación del italiano sbozzo, forma nominal de sbozzare, documentada desde mediados del s. XVII. Ambos derivados del término bozza, una piedra sin pulimiento, esto es, en estado rudimentario.

Observaciones

1. El término ‘boceto’ es igualmente un préstamo del italiano que proviene también de bozza, cuyo diminutivo bozzetto, se incorporó al español y está atestiguado desde fines del s. XVIII.

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§ 105. Borrador

El tipo de escritos previos preparatorios para una versión final suele denominarse ‘borrador’, un término que deriva de ‘borra’ y éste a su vez del latín tardío burra o borra, que se aplicaba a una lana grosera, que al despedir pelusa por su baja calidad, sirvió para denominar también a los restos dejados por líquidos como la tinta, el aceite o el café. La forma verbal asociada, ‘borrar’ puede haber cobrado el sentido actual de ‘hacer desaparecer una cosa escrita’ a partir de la idea de ‘hacer borrones’, esto es, producir este tipo de manchas con restos de tinta, que es lo que sucede al intentar quitarla del papel, o bien a partir de la idea de que se borraba con paños de borra y por lo tanto ‘borrar’ sería ‘pasar la borra’. Su derivado ‘borrador’, documentado desde fines del s. XVI, tiene el sentido de bosquejo que se hace para ser facilmente borrado, es decir, de manera provisoria.

§ 106. Tema

Un asunto objeto de atención, estudio o reflexión suele denominarse ‘tema’. Este vocablo ingresó al castellano por vía latina, pero constituye originariamente un término griego, théma, de la raíz del verbo títhemi ‘poner’. A la raíz se agrega un sufijo –ma- que indica estado, de modo que un théma es literalmente ‘algo que está puesto’ como asunto o problema a desentrañar.

Observaciones

1. Por su vinculación con títhemi, la forma théma está emparentada también con thésis (cf. § 99).

2. En el ámbito griego théma tenía no sólo el sentido de ‘asunto’ sino también el de ‘premio de un certamen’, lo cual se desprende del hecho de que en esa ocasión el premio está ‘puesto’ en el centro de la atención de todos los participantes.

§ 107. Problema

El término ‘problema’ deriva del griego próblema, forma nominal de probállo un compuesto del verbo bállo ‘arrojar’ y la preposición pro- que indica ‘delante de’. Así, un problema es algo ‘arrojado delante’ y que constituye entonces una barrera u obstáculo que impide el paso y que requiere una solución.

Observaciones

1. La composición del término lo emparenta con la forma latina obiex de ob y iaceo que da por resultado en español ‘óbice’ (cf. § 98,1) con el mismo sentido de ‘obstáculo’.

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§ 108. Prueba

‘Prueba’, utilizado a menudo como sinónimo de ‘examen’ (§ 111), es un derivado del verbo ‘probar’, del latín probare, un verbo que significa ‘experimentar’, ‘probar’, pero a la vez ‘juzgar’, e incluso ‘aprobar’, ‘reconocer’, con lo cual según los contextos puede referirse a tres estadios bien distintos del proceso de juicio acerca de alguna cosa: mienta por un lado el proceso previo de prueba y experimentación, pero además el ejercicio de juzgar acerca de aquello experimentado y por último el juicio positivo e incluso la alabanza de algo. ‘Prueba’ conserva en español un uso más restringido al primero de estos sentidos, ya que el campo semántico de probare se dividió definitivamente en ‘probar’ y ‘aprobar’, habiendo perdido el sentido de ‘juzgar’. Este último se conserva solamente en algunas formas como ‘hombre probo’, en el sentido de ‘hombre honesto’, ‘que merece aprobación’.

Observaciones

1. Son derivados de probare en castellano: ‘probidad’ probitas; ‘probable’ probabilis, pero también ‘digno de aprobación’; ‘probabilidad’ probabilitas; ‘aprobación’ probatio –que tiene también el sentido de ‘prueba’, ‘examen’ e incluso ‘probabilidad’-.

§ 109. Lección

El término ‘lección’ tiene varias acepciones: lección es, por un lado, el conjunto de los conocimientos teóricos o prácticos dados por el maestro a los alumnos en una clase sobre una ciencia, arte, oficio o habilidad; por otro es también el nombre de los capítulos o partes en que se hallan divididos tradicionalmente ciertos escritos destinados a la enseñanza. Es también todo lo que indica el maestro que debe estudiar el alumno, de donde ‘estudiar la lección’ y ‘dar la lección’, en el caso en que el alumno expone sus conocimientos frente al docente a modo de examen. Todos estos sentidos específicos se derivan del sentido amplio que lectio tiene en latín, donde refiere a ‘lectura’, término emparentado con lego ‘decir’, en tanto la práctica de lectura en la antigüedad era principalmente oral.

Observaciones

1. Para la evolución de lego desde su primitivo significado de ‘reunir’, ‘recolectar’ hasta su posterior significado de verbo de decir, ligado incluso a la lectura, cf. § 86 donde se trata del sufijo -logía del griego légo, de la misma raíz del lego latino.

2. ‘Lección’ es también, por extensión, toda amonestación, ejemplo o acción ajena que enseña cómo conducirse.

3. ‘Lección’ o ‘lectura’ es también la intelección de un texto según la opinión de quien lo lee o interpreta, o según cada una de las diversas formas en que aparece escrito. Se aplica especialmente a las diferentes variantes en los textos manuscritos en vistas de su fijación en una edición.

4. Sobre la extensión de la práctica de la lectura en alta voz da cuenta la sorpresa que ocasiona la práctica contraria, es decir, la lectura silenciosa, por ejemplo en la sorpresa de San Agustín en

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ocasión de la comprobación de esta modalidad en San Ambrosio (Confesiones VI 3).

§ 110. Evaluación

‘Evaluación’ constituye la forma sustantiva de ‘evaluar’, derivado de ‘valuar’ -‘valorar’-, a su vez del latín valeo, cuyo significado primigenio es el de ‘ser fuerte’, ‘prevalecer’, ‘valer’, y da lugar al sustantivo valor ‘valor’, de donde ‘valorar’, ‘estimar el valor’. Por esta razón una evaluación es el medio por el cual se estima o aprecia el nivel o estadio de desarrollo de algo, y en el caso de la praxis docente, del aprendizaje de un alumno o del cumplimiento de metas de un docente o una Institución.

Observaciones

1. De la misma raíz indoeuropea *wal, a través del latín, son los términos castellanos ‘valer’, ‘válido’, ‘valiente’, ‘ambivalencia’ -de ambo ‘los dos’-.

§ 111. Examen

‘Examen’ deriva del latín examen. Este término comporta la complejidad de un campo semántico difícil de unificar en torno a una idea central. Por cierto, el término examen se aplicaba para referirse a ‘enjambre de abejas’, y por extensión ‘muchedumbre’ y a la vez remite a la acción de ‘pesar’, ‘examinar’. Esta dispersión hizo que los mismos latinos percibieran la diferencia de usos como indicio de que se trataba de dos palabras inconexas, si bien dicha dispersión responde, en realidad, a los diversos significados del verbo del que deriva -exigere, un compuesto de ex más agere, de donde nuestro ‘exigir’-, prolífico en cuanto a acepciones. Así exigo es a la vez: ‘expulsar’, ‘llevar a término’, ‘exigir’, ‘hacer cumplir’, ‘preguntar’, ‘medir’, ‘apreciar’, ‘juzgar’. Los sentidos presentes en ‘examen’ son sin duda los que tienen que ver con la exigencia, la pregunta y el juicio, prevaleciendo uno u otro según las circunstancias. De hecho, un examen es una situación orientada a apreciar el nivel de conocimientos adquiridos o el grado de desarrollo en un determinado ámbito, que se lleva a cabo habitualmente por medio de preguntas o inquisiciones de variado tipo, que se basan en un corpus temático prefijado sobre el cual el examinado tiene la exigencia de responder.

Observaciones

1. Sobre otros compuestos de agere, cf. § 95.

§ 112. Curso

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‘Curso’ proviene del latín cursus ‘carrera’, a su vez derivado del verbo curro ‘correr’. Cursus se refiere, entonces, al recorrido, rumbo -cf. la expresión ‘mantener el curso’-, pero tiene ya en latín clásico el sentido durativo que aún conserva, ya que ‘curso’ es habitualmente un tiempo establecido –anual, semestral, cuatrimestral, semanal, etc.- como por ejemplo en expresiones como ‘en el curso de este año’. En el ámbito de la praxis docente se usa como lapso para asistir a clase en los establecimientos de enseñanza.

Observaciones

1. El español comporta numerosos derivados de curro, entre ellos ‘cursar’ -de curso, frecuentativo de curro-; ‘corsario’ -del latín medieval corsarius-; y los compuestos ‘discurrir’, ‘escurrir’, ‘recorrer’, ‘recurrir’, ‘socorrer’, ‘transcurrir’. También ‘carro’ -derivado de carrus-, de donde ‘carrera’ -de carraria ‘vía para carros’-; ‘carruaje’ -de carruca-; ‘carpintero’ -de carpentarius ‘constructor de carros-, y los compuestos ‘acarrear’, ‘descarriar’.

2. Sobre la relación entre curro y ‘discurso’, cf. § 101,1.

§ 113. Taller

El término ‘taller’ suele hacer referencia a un tipo de metodología de trabajo en el aula especialmente marcado por la mayor participación de los alumnos y donde la nota sobresaliente está dada por el aspecto de construcción común del conocimiento. El término está, por supuesto, muy ligado a la noción de ‘trabajo manual’, que es el significado primero de ‘taller’, término de creación hispánica, proviene de astellarium ‘astillero’, y éste a su vez de astella, por astulla ‘astilla’. Es primitivamente el lugar donde se trabaja en madera, si bien pronto incorpora el sentido de lugar de enseñanza.

§ 114. Seminario

‘Seminario’ es el nombre que suelen llevar tanto algunas asignaturas como actividades extraprogramáticas y suele hacer referencia a una metodología particular de trabajo durante el curso en el que se presupone no sólo un mayor grado de participación por parte de los alumnos, sino también un mayor grado de preparación y solvencia en éstos, ya que suelen orientarse hacia la investigación, por lo cual suele presuponer estudiantes avanzados de grado o posgrado. Literalmente ‘seminario’ significa ‘semillero’ -seminarius, de semen ‘semilla’, ya que es de allí donde se forma a los alumnos o discípulos. El término está muy marcado por los usos eclesiásticos que se orientaban al lugar de formación de religiosos, por lo cual era en realidad un “semillero” de futuros eclesiásticos.

Observaciones

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1. Además de ‘semilla’ tenemos en español ‘simiente’ -sementis-; ‘sembrar’ -seminare-; ‘diseminar’ - disseminare-.

2. También significan ‘sembrar’ los verbos latinos satio y sero. Del primero derivan los españoles: ‘sazón’ -tiempo de sembrar’, ‘ocasión oportuna’-; y ‘desazón’ -con prefijo negativo de-, ‘falta de sabor u oportunidad’, y de allí ‘inquietud interior’. A partir de inserere, compuesto del segundo, ‘injerir’ -literalmente ‘sembrar una cosa en otra’, ‘implantar’-, y también ‘injertar’ de sentido similar al anterior -de insertare, frecuentativo de inserere-.

§ 115. Congreso

Se entiende habitualmente por ‘congreso’ la reunión de varias personas para tratar algún tema o negocio y, más generalmente, la que se hace para deliberar sobre asuntos de gobierno dentro o entre naciones. De allí que, en algunos países, sea el nombre de un cuerpo legislativo con variadas funciones dentro del sistema de gobierno. Por extensión suele ser la denominación del edificio donde celebran sus sesiones esos mismos legisladores. En la jerga académica suele conservar su sentido original de ‘reunión’ y se refiere a las actividades académicas organizadas para la presentación, discusión e intercambio de opiniones acerca de un tema o temas particulares. ‘Congreso’ deriva del latín congressus, de congredior ‘encontrarse’, ‘juntarse’, ‘conferenciar’. También tiene un sesgo semántico ligado al sentido de ‘salir al encuentro’ pero para la lucha, de donde ‘combatir’. Este sentido le da a congressus tanto el sentido de ‘reunión’ como el de ‘combate’ y hace que la idea actual de ‘congreso’ albergue de igual modo las nociones de conferencias y debates, tal vez por debilitamiento de la noción de lucha. Esta variedad de sentidos estaba presente ya en el latín clásico.

§ 116. Conferencia

Entre las actividades académicas es habitual que existan conferencias, charlas dedicadas por un especialista a un tema determinado. El nombre ‘conferencia’ deriva del compuesto latino confero -de cum preposición ‘con’ y fero ‘llevar’- que significa ‘reunir’, ‘acercar’, también ‘combatir’, y a la vez ‘conversar’, ‘conferenciar’, e incluso ‘entregar’ -cf. ‘conferir’-.

Observaciones

1. Es de notar que confero guarda la misma dualidad que existe en congredior (§ 115) entre ‘reunir’ y ‘combatir’, con sentidos intermedios similares ligados a la disputa intelectual.

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§ 117. Jornada

‘Jornada’ tiene en la jerga educativa más de un significado. Por un lado es el lapso en el cual se desarrolla la actividad dentro del establecimiento, pero también es el término con el cual se hace referencia a actividades habitualmente extraprogramáticas dedicadas al tratamiento o estudio de temas de estudio particulares. ‘Jornada’ proviene del lat. diurnata –de diuturnum, que reemplazó a las formas breves surgidas de dies ‘dia’- ‘diurno’, ‘de día’, ‘diario’.

Observaciones

1. Diurnum era el nombre de la ración diaria de un esclavo y que ha quedado en el español ‘jornal’ con el sentido de ‘pago o sueldo diario’ -también del occitano-.

Algunos útiles escolares:§ 118. Cuaderno

Entre los útiles escolares imprescindibles se cuenta el cuaderno, cuyo nombre proviene de su primitiva conformación material a partir de cuatro pliegos (quaterni, de quattuor ‘cuatro’). En efecto, esta terminología tiene su origen en la etapa en que el soporte de la escritura eran los códices. Éstos estaban hechos en piel de animal, especialmente vacas, cabras o bueyes que se sometían a un proceso de blanqueado y alisado para luego utilizarlas como folios. Alrededor del siglo XII comenzó a utilizarse el papel -que se conocía desde el siglo IX tras los contactos con el lejano oriente- dado el encarecimiento del proceso de producción del códice en piel, que ya sólo se destinó a obras litúrgicas o de lujo preparadas para personajes que pudieran solventarlas. La metodología básica siguió siendo la misma pero se perfeccionó en función de la posibilidad de poder definir de antemano el tamaño y diseño del folio. La hoja de papel se doblaba en varias partes, dependiendo de lo cual variaba su nombre. Así, si se doblaba en dos se trataba de un binion, pero si en cuatro, estábamos frente a un quaternion y si se doblaba en seis de un senion, etc. Varias de estas unidades encuadernadas conformaban el volumen.

§ 119. Carpeta

‘Carpeta’, por su parte, responde al verbo latino carpo ‘tomar’, ‘arrancar’ y alcanza su doble significado actual de ‘alfombra’, por un lado, y de ‘cubierta de un legajo, documento o grupo cualquiera de hojas de escritura’, por otro.

Observaciones

1. A esta misma raíz pertenece ‘escarapela’, con su significado original de ‘riña, pelea’ -cf. ‘escarapelarse’ en el sentido de ‘reñir’- y su sentido posterior de ‘divisa formada por cintas de varios colores’, ciertamente con un marcado sentido de distinción de grupos.

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§ 120. Libro

El libro, base de la cultura escrita, tiene una historia propia y compleja. Su nombre, derivado del latín liber, se remonta a los primeros procedimientos de escritura llevada a cabo por letras marcadas sobre película extraída de la corteza de los árboles, llamada precisamente liber (todo esto antes de haberse extendido el uso del papiro). Muchas veces se reservaba este tipo de soporte material para obras largas y las tabletas seguían utilizándose para cuestiones cotidianas como testimonios de transacciones comerciales, cartas, mensajes y anotaciones varias. Para las obras literarias en general se utilizó el papiro hasta el s. III d.C. Alrededor de esta fecha comenzó a extenderse el uso del códice de perggamino introducido algunos siglos antes por la escuela de Pérgamo que aspiraba a rivalizar con la de Alejandría. La composición del códice traía amplias ventajas dada la mayor resistencia de la piel frente al material quebradizo y difícil de manipular de las fibras de papiro. Por extensión, se llamó liber a la obra misma y este nombre se conservó aun cuando el liber fue luego sustituido por papiros, pergaminos y finalmente por papel.

Observaciones

1. El diminutivo de liber es libellus, antecedente del español ‘libelo’. En su origen refiere a un escrito corto realizado sobre trozos pequeños de papiro apilados al estilo de los libros modernos y no enrollados como los dedicados a obras de mayor envergadura -volumen-. Se utilizaba principalmente para cartas, programas, testamentos, panfletos y peticiones. De esto último surge el nombre de libellatici dado a los primeros cristianos, en tanto en épocas de persecución intentaban conseguir por medio de peticiones que los magistrados extendiesen para ellos falsos certificados que atestiguaran su cumplimiento de los sacrificios a los dioses.

§121. Lápiz

El nombre ‘lápiz’ tiene su origen en el latín lapis ‘piedra’, especialmente aquella con la que se escribe. Este sentido, sin embargo, es notoriamente tardío, en tanto es mucho después de la época clásica que este instrumento es utilizado para escribir.

Observaciones

1. Lapis se usaba en la época clásica con el sentido general de ‘piedra’, para referirse a marcas militares, estatuas, monumentos funerarios, piedras preciosas e incluso metafóricamente para burlarse de individuos de poca inteligencia. El sentido general de ‘piedra’ fue representado en el bajo latín por petra ‘piedra’, que terminó por desplazar este sentido de lapis.

2. Con lapis están emparentados los latinos lapido ‘lapidar’, dilapido ‘dilapidar’, lapidarius ‘lapidario’.

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G. ¿Por qué y para qué se estudia?

§ 122. Conocer

Nuestro español ‘conocer’ deriva del latín cognoscere, que reemplazó a (g)noscere en las lenguas romances. El significado fundamental de este verbo es el mismo que se ha conservado en nuestro idioma, como lo demuestran los derivados de esta raíz: nobilis ‘noble’ -es decir, ‘conocido’, ‘célebre’-; nomen, ‘nombre’; notio ‘noción’ -acto de tomar conocimiento-. Se ha examinado la posibilidad de que la idea que subyace a esta raíz se haya identificado en el indoeuropeo con la noción de ‘llegar a ser’, de ‘engendrar’ (latín (g)nascere, ‘nacer’, griego gígnomai ‘nacer’, ‘generarse’). En el estadio clásico de la lengua los sentidos están diferenciados y dan lugar a dos verbos diferentes: nosco y nascor, en el caso del latín, y gignósko y gígnomai, en el caso del griego. La posible consustanciación de motivos ontológicos (de referencia a la realidad) y gnoseológicos (de referencia al conocimiento), dada la identidad de las raíces de ‘existir’ y ‘conocer’ llama, por supuesto, la atención a oídos modernos. La diversificación en las lenguas históricas no tardaría en llegar y la filosofía griega se fue acercando paulatinamente a una problematización crítica de esta relación.

Observaciones

1. De la misma raíz son notitia ‘noticia’, en el sentido de ‘celebridad’, ‘hecho de ser conocido o de conocer’; notefacio ‘notificar’; cognitio ‘conocimiento’; incognitus ‘desconocido’.

2. Otra raíz asociada en griego al conocimiento es *math- (cf. § 79 y 87) que da lugar al sustantivo máthos ‘conocimiento’, así como máthe y máthesis ‘hecho de aprender’, máthema ‘lo que es enseñado’, ‘conocimiento’ y su plural mathémata que dio origen a ‘matemática’. Cf. otros compuestos derivados de esta raíz en 124,3.

3. Son habituales las conexiones entre máthos y páthos ‘experiencia’, especialmente la negativa, y entonces ‘padecimiento’: tôi páthei máthos ‘por el padecimiento <se da el> conocimiento’, o tà pathémata mathémata ‘los padecimientos <engendran> conocimientos’.

§ 123. Gnosis

En este punto, en el ámbito del griego se observa un sistema semejante al latino partiendo de la posibilidad de una identidad originaria en el indoeuropeo se produjo una diversificación semántica que dio lugar a los verbos gígnomai ‘nacer’ y gignósko ‘conocer’ (§ 122). El significado asociado a este término dio el concepto clave de gnosis, ‘conocimiento’, y, entre otros, el de ónoma, ‘nombre’.

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Observaciones

1. Gignósko ha dejado numerosos derivados que integran el léxico español, algunos a través del latín, pero buena parte de ellos son incorporaciones tardías e indirectas que penetraron bajo la forma de vocablos cultos o técnicos. Así, ‘diagnóstico’ -diágnosis ‘juicio’, ‘determinación’-, ‘prognosis’ -prógnosis ‘conocimiento por adelantado’- y su derivado ‘pronóstico’, entre otros.

2. Gnosis es ‘conocimiento’ en sentido general, pero también constituyó una noción central que dio nombre a toda una corriente religioso-filosófica conocida como gnosticismo que floreció especialmente en el siglo II de nuestra era. El gnosticismo colocaba a la ‘gnosis’ como noción central, en tanto conocimiento intuitivo y absoluto de la naturaleza de Dios. Por la postulación de esta vía de conocimiento directa y sobre todo racional de la divinidad, fueron considerados heréticos y combatidos por la incipiente organización de la Iglesia.

§ 124. Aprender

El español ‘aprender’ tiene un origen latino que se remonta al verbo prehendo ‘tomar’, ‘coger’ con el agregado de la preposicion ad. La raíz indoeuropea de la cual proviene prehendo no ha dejado huellas en griego ni sánscrito, aunque sí en otras lenguas, por ejemplo el albanés, el irlandés medio, etc. Presupone la idea de que el conocimiento es algo que se toma y se asimila. Si hemos de guiarnos por las metáforas alimenticias que signan por ejemplo el concepto de alumnus (§ 20) y muy probablemente contaminan el sentido de educo (cf. § 1) no debe llamarnos la atención que aquí el conocimiento esté concebido del mismo modo como algo concreto. Esta costumbre no es sólo propia de la lengua y los pueblos ‘jóvenes’. De hecho, entender el conocimiento como un prehendere no difiere demasiado de la explicación piagetiana del comportamiento psicológico del sujeto ante el nuevo conocimiento como ‘asimilación’ y ‘acomodación’. El agregado del prefijo ad le confiere a prehendere un sentido direccional, de aproximación hacia un punto determinado y al mismo tiempo un sentido incoativo que marca el comienzo de una acción, de modo que si prehendere refiere a la acción de ‘tomar’ algo, el agregado de ad le confiere el sentido de ‘comenzar a tomar’, en el terreno propiamente intelectual en el que se especializó indica el comienzo de la apropiación del conocimiento. Vale la pena notar que este sentido incoativo de ad es el mismo que está presente, por ejemplo, en ‘adolescente’, que es literalmente ‘el que comienza a crecer’ (cf. § 21).

Observaciones

1. De la misma raíz son los términos españoles ‘preso’ -prensus-; ‘prisión’ -prehensio-; ‘empresa’ -imprehensa-; ‘sorpresa’ -de sor (por sub) prehendere ‘tomar de improviso’-; ‘depredar’ -depraedare-; ‘depredación’ -depraedatio- (estos dos últimos a partir del lat. praeda ‘presa’). Entre los compuestos derivados de esta raíz, cf. también ‘comprender’ (§ 125).

2. El latín clásico tenía otro verbo ligado al significado de ‘aprender’ que las lenguas romances han conservado mal, por haber preferido verbos formados sobre la raíz de prehendere, como se ha visto.

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Se trata de discere que significa ‘aprender’, por oposición al causativo doceo (§ 32) ‘enseñar’, ‘hacer aprender’.

3. El campo semántico de ‘aprender’ está cubierto en griego por el verbo mantháno (para la raíz *math, cf. § 79 y 87 y 122,2) que significa originariamente ‘aprender prácticamente’, ‘por experiencia’, ‘aprender a conocer’, ‘aprender a hacer’. Ya en la época clásica mantháno se acerca al sentido de ‘comprender’. Puede apreciarse, entonces, un desplazamiento desde el ámbito de conocimiento concreto hacia el conocimiento abstracto. Mantháno genera numerosos compuestos a partir de preverbios: anamantháno ‘olvidar lo conocido’; ekmantháno ‘aprender por completo’, en el sentido de ‘de golpe’; katamantháno ‘aprender por completo’, en el sentido de ‘en profundidad’, ‘comprender’; metamantháno ‘cambiar el conocimiento, olvidar’; promantháno ‘saber por adelantado’.

§ 125. Comprender

‘Comprender’ pertenece a la misma raíz de ‘aprender’ (§ 124) y constituye un compuesto a partir del verbo prehendere y la preposición cum. Esta idea apunta a una aprehensión integrada del conocimiento, donde no hay captación de elementos aislados sino del fenómeno en su conjunto.

Observaciones

1. Con sentido contrario a ‘comprender’, ‘desprender’ tiene el prefijo separativo ‘des’, que implica el desmembramiento de una unidad primigenia.

§ 126. Saber

El término ‘saber’ proviene del latín sapere, que significa originariamente ‘saborear’. Del sentido concreto, únicamente aplicado a cosas, este vocablo evolucionó hasta la idea, podríamos decir, de ‘saborear ideas’, y por lo tanto ‘tener buen gusto’, ‘discernir’, ‘ser sabio’.

Observaciones

1. Su derivado sapientia es el término usual para traducir el griego sophía ‘sabiduría’ e incluso a veces philosophía -si bien este vocablo fue transliterado también directamente como philosophia-.

§ 127. Asimilar

La forma latina similis tiene una forma verbal similare que dio lugar al español ‘semejar’. Como su forma originaria, ‘semejar’ tenía todos los sentidos que encontramos en el verbo

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‘parecer’ en la actualidad. Paulatinamente su ámbito fue limitándose hasta concentrarse en la significación de ‘parecerse una cosa a otra’, e incluso en el registro actual su uso se ha restringido excepto en textos literarios o con abierta vocación arcaizante. Así, en tanto la evolución de la lengua convirtio similare en semejar, todas los vocablos que conservan la antigua forma son cultismos. Por ejemplo ‘símil’ en el sentido de comparación, ‘similar’ –parecido- y el término que nos ocupa, ‘asimilar’ que tiene el sentido básico de ‘hacer parecido’ y también con valor reflexivo ‘hacerse parecido’ y a partir de allí ‘incorporar’, de modo que sirve a los efectos de dar cuenta de la apropiación tanto en el plano físico –‘asimilar un medicamento’- o mental –‘asimilar un conocimiento’-. El prefijo ad por su sentido direccional indica precisamente la presencia de un correlato respecto del cual se efectúa el proceso de ‘hacer o hacerse parecido’.

Observaciones

1. La formas ‘símil’ y ‘similar’ ingresaron como cultimos, según algunos, a partir del inglés que conservó la forma latina, lo que llevó en algunos casos a que fueran combatidos como extranjerismos. No es el caso de ‘asimilar’ que está atestiguado en español ya desde el s. XVII.

2. Similis está en latín emparentado con simul ‘al mismo tiempo’, que da lugar a formas castellanas como ‘simultáneo’ y ‘simular’.

3. ‘Asimilación’ es uno de los términos paradigmáticos de la psicología piagetiana, que junto con ‘acomodación’ dan cuenta de los procesos básicos del acto de aprendizaje, el primero orientado a la aprehensión o incorporación de un determinado conocimiento o conducta, y el segundo a la adaptación al plexo cognoscitivo propio del sujeto de aprendizaje que le otorga significatividad y conexión con los conocimientos previos.

§ 128. Entender

‘Entender’ deriva del latín intendere, un compuesto del verbo tendo y la preposición in que dio lugar al castellano ‘tender’, de modo que intendere implica ‘orientarse hacia’ algún punto, ‘prestarle atención’. Etimológicamente no señala tanto el haber comprendido, si bien en muchos registros ‘entender’ y ‘comprender’ se usan con sentido similar, sino el aplicarse a una cosa, de lo cual se supone la familiaridad y habilidad para tratar con ella que se percibe en expresiones como ‘ser entendido’ en algo, con el sentido de ‘saber’ una cosa.

Observaciones

1. De intendere derivan igualmente los vocablos ‘intención’ e ‘intentar’ que señalan también la orientación a un objetivo. Con otras preposiciones tendo forma compuestos como ‘extender’, de extendo ‘tender hacia fuera’, ‘atender’ y ‘atención’ de attendo ‘tender hacia algo’.

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§ 129. Pensar

El término pensar proviene del latín pensare que constituye una forma tardía derivada de pendere, con el sentido de ‘pesar’. El sentido concreto convivió siempre con el abstracto, de modo que significó tanto el acto de determinar el peso como el ‘evaluar’, ‘estimar’ mentalmente, tal como en castellano utilizamos un compuesto de este mismo verbo en la expresión ‘sopesar alternativas’. ‘Pensar’ conlleva entonces un sentido originario que entraña el juicio evaluativo sobre el objeto de pensamiento.

Observaciones

1. Con apofonía e/o se presentaba el término pondus con el sentido de ‘peso’, de donde el castellano construyó ‘ponderar’. Aquí se conserva la misma asociación entre ‘peso’ y ‘evaluación’, a la que se suma el sentido de ‘elogiar’, i.e. dar una ‘ponderación’ positiva, por ejemplo en expresiones como ‘Juan ponderó el trabajo de Pedro’.

§ 130. Juzgar

Entre las actividades intelectuales que apunta a desarrollar la educación se encuentra la de juzgar, cuya denominación deriva de la antigua forma ‘judgar’ y ésta del latín iudicare con el mismo sentido. La forma latina pertenece a la raíz de ius ‘derecho’ que hacía referencia en los orígenes a una fórmula religiosa incuestionable. El que pronunciaba tal fórmula con fuerza de ley era el iudex ‘juez’, cuya actividad era el iudicare, i.e. el decir el derecho, el administrar justicia, para lo cual debía analizar, estimar, evaluar y decidir, actividades todas presupuestas en el acto de juicio.

Observaciones

1. De esta raíz son también los términos ‘justo’ de iustus y ‘justicia’ de iustitia, así como los compuestos ‘adjudicar’ de adiudico ‘atribuir’, ‘juzgar que algo es para alguien’; ‘prejuzgar’ de praeiudico, ‘juzgar a primera vista o de modo apresurado’.

§ 131. Criticar

‘Criticar’ se originó a partir del griego kritikós ‘crítico’, que es un adjetivo derivado del verbo kríno, que mentaba originariamente una actividad concreta como la de filtrar –harina, por ejemplo-, que tenemos en el término español ‘tamizar’. A partir de allí tomó el sentido de ‘elegir’, dada la actividad mental que el hecho implicaba, y después el sentido más abstracto todavía de ‘decidir’, como se encuentra en el ámbito jurídico, donde el juez es denominado krités, es decir el agente que aplica un ‘criterio’ de evaluación de acuerdo con determinadas pautas y de decide sobre un asunto. Nótese la génesis más concreta de krités frente a su equivalente latino iudex ‘juez’, a partir de ius (§ 130). La actividad de crítica

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implica entonces el análisis y la evaluación y no tiene de suyo el sentido negativo que adquiere en registros coloquiales donde se presupone que la evaluación es negativa.

Observación

1. El verbo griego kríno tiene un sentido más restringido que ‘juzgar’ (§ 131), que en algunos usos se acerca al de ‘pensar’ en general. Krino, por su origen concreto, que lo convierte en la variante latina de cerno (cf. ‘discernir’ en § 134), apunta a la etapa de análisis más que a la de reflexión decisoria, lo cual se evidencia en sus usos posteriores en la tradición occidental donde una conocida obra de I. Kant conjuga ambos términos en el título Crítica del juicio, donde ‘crítica’ remite a análisis y ‘juicio’ a un tipo de actividad intelectual.

2. Para mentar al juez había en la Grecia clásica una denominación alternativa a la de krités que era la de doxastés. La diferencia entre ambas radica en que el juez en tanto krités podía limitarse a aplicar una ley o principio legal, mientras el doxastés, literalmente el ‘opinador’ –de dóxa ‘opinión- debía llevar a cabo un juicio de tipo moral en el cual el marco legal era secundario.

§ 132. Ignorar

‘Ignorar’, término que señala la ausencia del ‘conocer’, deriva de la misma raíz que este vocablo (cf. § 122), con el agregado del prefijo negativo in.

Observaciones

1. De ignoro ‘ignorar’, deriva el castellano ‘añorar’ a través del catalán ‘enyorar’, en el sentido de no saber donde está alguien o algo y por eso recordar con pena su ausencia.

2. Sobre el término ‘erudito’, que incluye una referencia a la ignorancia, cf. § 47,3.

§ 133. Encontrar

El término ‘encontrar’ que refiere a ‘hallar’ -respuestas, soluciones o problemas en el campo que nos ocupa- , deriva de la verbalización de la expresión in contra, que se conserva en castellano con el mismo sentido. Así, ‘encontrar’ es literalmente ‘toparse con algo’.

Observaciones

1. Otros derivados de contra son ‘contrario’ de contrarius, ‘contrariedad’ de contrarietas.

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§ 134. Discernir

Junto a las actividades judicativas se encuentra ‘discernir’, término derivado del latín discernere, compuesto de cernere ‘cernir’, ‘tamizar’, ‘pasar por orificios’. A partir de allí adquiere el sentido de ‘decidir’. La preposición dis- aporta la noción de multiplicidad de aplicación (cf. § 101).

Observaciones

1. Para la variante griega con sentido originario de ‘cernir’, cf. § 131.

2. De conformación similar es el término ‘discriminar’ derivado discrimen ‘decisión’

3. De la idea de ‘pasar por orificios’ deriva el sentido del compuesto excrementum ‘excremento’.

4. El término ‘crimen’ se relaciona originariamente con cerno, pero el deslizamiento semántico operado quebró la relación: crimen era originariamente aquello sobre lo que un juez debía decidir, de donde pasó mentar la figura jurídica en juego, i.e. la acusación y finalmente el hecho mismo que se juzga y que es objeto de la acusación.

§ 135. Descifrar

El término ‘descifrar’ es una conformación a partir del término árabe sifr, incorporado en la época de Alfonso el Sabio en el marco de la adopción del sistema de números arábigos. Sifr mentaba el número cero y, como prototipo de número, tomó el sentido de ‘cifra’. En tanto indica un código, el sentido de ‘cifrar’ implica la codificación de un mensaje que lo hace comprensible sólo a los iniciados, de modo que su contario, ‘descifrar’, por agregado del prefijo negativo de origen latino des-, significa desandar algo que está codificado para hacerlo comprensible. En términos generales se aplica a la comprensión de algo complejo que requiere especial dedicación.

Observaciones

1. En zona italiana el término árabe sifr se incorporó latinizado como zephirum, de donde deriva el italiano zero que se extendió al resto de las lenguas. Así, ‘cero’ y ‘cifra’ responden a un mismo origen a través de evoluciones diversas.

§ 136. Opinar

El latín opinio de donde surge ‘opinión’ tiene el sentido de ‘creencia’, de modo que ‘opinar’ es manifestar una creencia. En numerosos contextos se desarrolla la oposición entre esta manifestación de una mera creencia, que puede ser falsa o engañosa, y la manifestación de algo verdadero, que corresponde a la oposición que se da en griego entre dóxa ‘opinión’ y alétheia ‘verdad’.

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Observaciones

1. Igual que dóxa, opinio tiene también el sentido de ‘fama’, de modo que alguien opinatus el alguien ‘famoso’.

2. Sobre la noción de dóxa, cf. 15,1 y 32,2.

§ 137. Considerar

El verbo ‘considerar’ que se usa con un sentido próximo a ‘examinar’, ‘analizar’, tiene un origen alejado de esta esfera semántica. El latino considerare deriva del sustantivo sidus ‘constelación’ y la preposición cum ‘con’. Sidus era un término caro a la astrología, para indicar el efecto de los astros sobre las personas y también, a efectos prácticos, para la navegación. Del primitivo sentido de ‘mirar el cielo estrellado’ se pasó a un sentido más amplio de ‘examinar con cuidado’.

Observaciones

1. Se conserva en castellano el derivado de sidus ‘sideral’, en expresiones como ‘espacio sideral’, espacio en el que brillan las estrellas o, de manera figurada, ‘tamaño sideral’ para referirse a dimensiones gigantescas, como las distancias que separan las estrellas.

2. Un desplazamiento semántico de este tipo se dio también en ‘contemplar’ derivado de templum ‘lugar donde se practicaban los augurios’ que podía referirse también a una porción del cielo que fuera objeto de interpretación. Contemplare adquirió asimismo el sentido de ‘observar’, ‘examinar’.

§ 138. Penetrar

El término ‘penetrar’ deriva del latín penetrare que constituye un compuesto derivado de penus que designaba la parte interior de la casa donde se guardaban las provisiones. La asociación con la forma intra ‘dentro’ conforma el verbo penetrare que indica llegar al fondo. Junto a los sentidos concretos que indican el penetrar físicamente en un lugar se desarrollaron sentidos figurados, los que interesan al ámbito educativo, donde es posible “entrar” o “introducirse” en un tema, materia o problema determinado.

§ 139. Concebir

El término ‘concebir’ referido a la conformación de un concepto o idea deriva del latín concipere un compuesto de capio ‘agarrar’, ‘tomar con la mano’ y por extensión ‘contener’ a partir del cual se desarrolla el sentido de ‘contener en la mente’. Este sentido, presente en capio, es específico en concipere –que a la forma básica agrega la preposición cum ‘con’- que comporta el sentido de ‘concepción’ tanto física como intelectual.

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Observaciones

1. De la misma raíz son ‘aceptar’ de accipio ‘tomar voluntariamente’, ‘anticipar’ de anticipo ‘tomar por adelantado’, ‘exceptuar’ de excipio ‘poner aparte’, ‘percibir’ de percipio, literalmente ‘tomar a través’, ‘precepto’ de praeceptus ‘medida tomada por adelantado’, ‘captor’ de captor y ‘cautivo’ de captiuus.

2. También está emparentado con capio el término capax ‘capaz’, que es el que puede contener o tomar algo.

§ 140. Intuir

El tipo de percepción o conocimiento ‘intuitivo’ deriva su nombre del latín intuere, compuesto del verbo tueor que oscila entre el sentido de ‘ver’ y ‘proteger’. En los compuestos prima la significación ligada a la visión, de modo que intuere es ‘ver dentro’ de una cosa de donde toma el sentido de captación directa, con poca o nula mediación intelectual.

Observaciones

1. De la misma raíz, con predominio del sentido de ‘proteger’ es tutor ‘tutor’, ‘protector’.

§ 141 Impartir

De la forma latina pars ‘parte’ y su forma verbal partire ‘partir’ deriva el compuesto impartire, que con el agregado de la preposición in da lugar a ‘impartir’. A pesar de que está documentado en textos españoles desde el s. XVI, su uso es más extendido en algunas regiones, entre las que se cuentan especialmente las zonas del Río de la Plata donde la inmigración italiana, cuya lengua materna cuenta también con este vocablo, fue numerosa. Así, ‘impartir’ se usa frecuentemente con el sentido de ‘repartir’, ‘conceder’, especialmente asociado a nociones como ‘justicia’ y ‘educación’ de modo que la expresión ‘impartir educación’ equivale a ‘enseñar’.

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[1ra. ed. en italiano 1967, Laterza], que toma en cuenta, por ejemplo, tanto la principal obra de la filología sausuriana, R. Godel, Les sources manuscrites du Cours de linguistique générale de F. de S., Ginebra-París, 1957, reimpresa en 1969, como también la edición crítica del Cours preparada por R. Engler, Wiesbaden 1967 y ss., que acopia todo el material de notas autobiográficas de lingüística general y las notas de estudiantes que asistieron al Curso.

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Indices

Observaciones al ordenamiento

Los índices consignan los términos que son objeto de un específico análisis etimológico tanto como los que están emparentados etimológicamente con aquellos y aparecen en este trabajo solamente a efectos de ejemplificación o contextualización lexical.

A fin de evitar la dificultad de ubicación de los términos estrictamente ligados a la praxis docente, en el índice español se ha colocado un asterisco delante de este tipo de vocablos. También en este índice aquellos términos a cuyo estudio se ha dedicado un parágrafo aparecen en cursiva, del mismo modo que el número de parágrafo en que se encuentra tratado más en detalle.

El cuerpo principal del parágrafo aparece bajo el número que le corresponde. Si se trata de una observación, se consigna el número de parágrafo al que se adosa y separado por coma, el número de dicha observación.

En el caso de los índices de términos clásicos los sustantivos y adjetivos aparecen consignados en caso nominativo y número singular, excepto que en el parágrafo se hubiera tratado acerca de alguna peculiaridad de otro caso o número de la flexión. Los verbos, por el contrario, pueden aparecer en infinitivo o en primera persona del singular del presente del indicativo -como es más usual-. Cf. Nota acerca de la traslitaración.

La ordenación alfabética de términos griegos no respeta el criterio alfabético originario de la lengua sino que se ajusta al ordenamiento de los términos trasliterados. Así, los términos que comienzan por vocal con espíritu áspero, para dar cuenta del cual se trasliteran con ‘h’ inicial, aparecerán en el índice en la letra ‘h’ y no en el orden de su vocal inicial originaria. Por ejemplo, hetaîros, trasliteración del griego , aparece ordenado en la ‘h’ y no en la ‘e’.

a. Indice de términos españoles

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abandonar 101,2abolir 20,2 aborto 14,2 *academia 54acarrear 112,1acción 95 103aceptar 32 32,1 78 139,1 acercar 116aclarar 11 acoger 32acomodación 124acomodar 101acompañar 50aconsejar 44acostumbrarse 88actitud 50,3acta 95,2*actividad 95acto 95,2actuar 103adenda 25,1 *adiestrar 17 adivino 87 adjudicar 130,1 administrar 36,1 45admitir 5,1admonición 87,2 *adoctrinar 15*adolescente 21*adolescencia 21,1 23 adoptado 78*adulto 21 advertir 87,2afable 37,1 afasia 37,2 afirmación 101,2afonía 37,2 agarrar 139agenda 25,1ágil 95,2agradable 48,1agraviar 37,2 aislado 41 ajustar 101albergue 52,1

alegre 93,1alfombra 119 alimentar 1 1,1 20 33,1 34alimento 1,2alumnado 20,3allegado 46,2alquimia 85,1*alumno 20 22alternar 66alto 20,2 amar 75ambidextro 32,4ambivalencia 110,1ambos 86,1ancestros 34,1amnesia 87amnistía 79 87 amonestación 109,2*analizar 137ancestro 34,1 anfibio 86,1animal 86,2anorexia 39,2 anticipar 44,1 139,1 añorar 132,1 aparecer 50,1aplicarse 90apreciar 111 *aprender 22 29 122,2 124*aprendiz 29apresurarse 90,2*aprobación 108,1*aprobar 108 arce 33,3archivista 61,2*área 69arrancar 119 arrojar 37,2 98 107 asentimiento 108,1aserción 101,2asiento 47asignar 2,2 70*asignatura 70asimilación 124*asimiliar 127

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asir 51*asistente 50 asociación 46,2asociado 2,5 46,2 astilla 113 astillero 113*astronomía 87,1atención 128,1atender 128,1 atento 87 atribuir 130,1atrio 52,2 augur 49,1*aula 47 51 52 autobiografía 86,1*autodidacta 78automóvil 20,1 autor 49,1*auxiliar 49*ayudante 48ayudar 48 50ayuno 23,6 *bachillerato 64base 99,1 beber 1 belleza 4,1 bibliografía 61,2*biblioteca 61bibliotecario 61,2*biología 86blasfemia 37,2 borra 105*borrador 105bosque 72,1brillante 11,1 caballero 36cachorro 22 23,6cacofonía 37,2caída 14,3caja 44,1*camarada 46,2capacidad 44,1 78capaz 44,1 78 78,1 139,2 cápsula 44,1captor 139,1

captura 44,1*carpeta 119carpintero 112,1carro 112,1 *carrera 112carruaje 112,1 carta 73 80casamiento 33,2 *cátedra 47 *catedrátici 47causa 33,5 cautivo 44,1 139,1célebre 122celebridad 122,1celibato 52,1celo 90 cenozoico 86,2 cernir 134*ciencia 76 cifra 135ciudad 33,5*clase 96 *clasificar 96,1coagular 1,1coger 124colaborar 62,2*colega 26,1 46*colegial 26 *colegio 26,1 46 53colocar 61 99combate 115combatir 115 116comenzar 9 53,1comer 1 23,6*compañero 46,1compañía 51,1complejo 6,2complicar 6,1complicidad 76,1composición 73*comprender 124,3 125conocer 78*concebir 44,1 139concepción 139conducir 38 94

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conciencia 76,1*conferencia 115 116 conferir 116 confesar 37 confundir 85,2 *congreso 115 *conocer 122 123 124,3conocido 122*conocimiento 79 122,1 122,2conseguir 2,4*conservatorio 63considerar 42 137consignar 2,2constelación 2,1 137construir 3contar 86contemplar 137,2contener 18 93 139*contenido 93continente 93contra 133contrario 133contubernio 46,2convenir 78conversar 58 116copia 83,2copista 83,2corporación 53,1 *corregir 38,1*correcto 38,1correr 101,1 112corsario 112,1cortesana 46,2 costumbre 46,1 crear 103,1crecer 21 84 crecido 20,2 creencia 32,2 136crianza 1 criar 1 1,1 criatura 20crimen 134,4criterio 131*criticar 131*cuaderno 118

cuatro 118cubierta 119 cuidadoso 87cuidar 87cuajar 1,1 cultivo 77culto 54,1*cultura 1,2 23,6 77cumplir 111*currículo 68*currícula 68*cursar 112*curso 112 decepción 44,1 decir 109 decisión 134,2declarar 37 decoroso 78deleite 67 demente 87,2*demostrar 87,2dentro 138*departamento 58deportar 89*deporte 89depredación 124,1depredar 124,1derecha 17 32,4 derecho 39,1 46,1 130derramar 85 85,2 descansar 89desarmar 88,2 desazón 114,2 descarriar 112,1 descendencia 20,2*descifrar 135desconocido 122,1*desconocimiento 78*descripción 81desenredar 6desentrañar 6deseo 90desertar 101,2designar 2,2 designio 78,2

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desistir 50,1desliz 51 desnudar 88,2 desnudo 88,2desplegar 6desprender 125,1desterrar 89destino 2,1 37,1destreza 32,4 destrir 3detenerse 50,2 89determinación 123,1día 117diádoco 32 diagnóstico 123,1diario 117 dictador 36*didáctica 78*didáctico 78,3diestro 17 32,4*difundir 85,2digno 78dilapidar 121,2 dilucidar 11,1 directo 39,1*director 36,2 39 40 dirigir 38 39 53,1 discernir 134*disciplina 71*discípulo 20 22 71,1discriminar 134,2discurrir 101 112,1*discurso 86 101,1diseminar 114,1 diseñar 2,2 83 83,2*disertación 101disfasia 37,2disposición 59distracción 67*diurno 117diverso 56 divertimento 67*división 51,2doblar 6,1doble 6,2

*docencia 32 32,5*docente 32 32,5dócil 32,6doctor 32,6doctrina 15 documento 32,6*dogma 15dolor 21 dormir 52,1dragón 52,1duda 84,3*educación 1 1,2 23,6 43*educando 25*educar 1 1,1 1,2 2 43 78efusión 85,2*ejemplo 2 *ejercicio 18 88 102 103*ejercitar 18 ejército 18 51,2elaborar 62,2elegir 46elevarse 14elocuente 37,1 80elogiar 129,1emancipar 44,1emitir 5,1empresa 124,1enaltecer 20,2encaminar 14 *encontrar 133enderezar 38,1enfadar 37,1engendrar 122engordar 1,1enjambre 111enlazar 101enviar 5esfuerzo 51ensamblar 3ensayo 19 19,1*enseñanza 78,3*enseñar 2 32 32,3 71 78 124,2 124,3*entender 128entrar 138entregar 116

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entrelazar 6 73entretenimiento 89erguir 38,1*esbozo 104escarapela 119,1 esclavo 23*escriba 83,2 *escribir 83 92*escrito 83,2*escritura 80*escuela 51 escurrir 112,1esfuerzo 90,2 esparcir 91especie 84,2 *especulación 51espesar 1,1 esposa 33,2esquema 51*establecimiento 60establo 50,1estado 50,3estar 50,1 59 estatuilla 2,2estilo 4estimar 110estirpe 20,2*estrategia 3,1 94estrato 3,1 estrella 137estructura 3 *estudiante 24 25*estudiar 24 90 *estudio 43 *evaluación 110*evaluar 110eufemismo 37,2*evaluación 110*examen 108,1 111*examinar 42 111 137 137,2excelente 108,1excepción 44,1 139,1excremento 134,3exigir 111 existir 50,1 84 122

*experimentar 19 108*experiencia 19,2 78 122,2 experto 78*explicar 6 101*exponer 101 expulsar 111 extender 91 128,1fabricar 103,1fabula 37,1 fácil 7 57 91*facilitar 7 *facultad 57facundo 37,1 fama 136,1 *familia 23,3 famoso 136,1felicidad 48,1figura 51fijar 50,2filogénesis 84,2*filosofía 75 126,1*física 84*fisiología 84,2fisioterapia 84,2fitogeografía 84,1 flauta 80flota 96forma 51 fonación 37,2fonema 37,2 fonética 37,2*formar 1 2 4 4,3*fórmula 46,1fósforo 11,2fraccionar 58fraternidad 53,1 frotar 66fuente 33,5 fundamento 99,1fundir 85,2furor 79futuro 84,3fútil 85,2futilidad 85,2generarse 122

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*geografía 81*geología 81,1 geometría 83,1*gimnasia 88 *gimnasio 51,3 88,1*gimnasta 88,1*gimnástico 88girar 66,1*gnosis 123gnosticismo 123,2gobernar 38 53,1 golpear 19,1grabado 83,2*gramática 80 83*gremio 53grande 36,4 guardar 35 63*guíar 13 94 gustar 23,6hábil 78,1habilidad 19,2 habituarse 88hablar 37 58hacer 95 103hada 37,1hado 37,1 hallar 133 herir 37,2 hazaña 78 hermandad 46,2hermoso 4,1*heterodoxia 32,2 higiene 86,4 hijo 23*hipótesis 99,1 *historia 82*historiador 83,2honradez 108,1honrado 84,3 idioma 80*ignorar 132ignorancia 78iluminar 11*ilustrar 11impericia 19,1

implantar 114,2implicar 6,1*imponer 12impostor 12,1impulso 95 incapacidad 23,1incipiente 44,1 incrementar 49industria 3,1inefable 37,1 infame 23,1*infancia 23,1*infante 23 37,1infanticidio 23,1*infantil 23,1infelicidad 51 infundir 85,2infusión 85,2iniciado/iniciación 9 *iniciar 9 injerir 114,2 injertar 114,2 inquietud 114,2insertar 101,2insignia 2,2 insistir 50,1*inspector 42 *institución 59*instituto 59 *instrucciones 32,6*instruir 1 2 3insurgente 38,1intensión 128,1intento 91 128,1 introducir 138*intuir 140*investigación 82 86ir 9izquierda 17jefe 36 *jornada 117 jornal 117,1 *juego 23,6 36,3 51,1 90,2 juez 130 131 juicio 123,1 131,1

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juntarse 115justicia 130,1justo 130,1*juzgar 108 130 *laboratorio 62labor 62 70laborioso 62,2lamer 80lanzae 5 lapidar 121,2lapidario 121,2lapiz 121lastimar 37,2 *lección 109*lectura 109*leer 109*lengua 80leña 68,1*letra 80ley 53 libelo 120,1libertad 23,3 libre 23,3 51*libro 61 120*liceo 55ligero 85,2lineal 83,1*literatura 80locura 79 87logógrafo 83,2lucha 51,3lúcido 11,1 Lucifer 11,2lúdico 36,3luminoso 11,1luz 11 20 llano 91llevar 89 116 madera 72,1madrastra 33,1*madre 33 33,1*maestra 36,2*maestro 32,6 36 37 78,3 80 83*magisterio 36,6magistrado 36,2 36,6

manía 87maniático 87manicomio 87manipular 74maravilloso 78marca 2 60 marcar 83marchar 9 marfil 33,3 más 36*matemática 79 122,2*materia 4 33,5 72 material 33,5 72 maternidad 33,2materno 33,3 matrícula 33,4matriz 33,4matrimonio 33,2mayéutica 33,1mediador 8*mediar 8 medida 79,1medio 8 medir 111megáfono 36,4 mejor 36 memoria 79memotécnica 87ménade 87menor 28,1menos 45 mente 87,2mentir/mentiroso 12,1 87,2 mes 79,1mesa 79,1mesozoico 86,2 mesurado 79,1metrópolis 33,5microbio 86,1 milagro 78 78,2mínimo 28,1*ministerio 3,1*ministro 36,1 45mirar 42misa 5,2

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misil 5,2misión 5,2mismo 20,1misterio 45,2 mnémico 87modelar 4modesto 79,1molde 4,1moneda 87,2 monstruo 87,2morder 33,1morir 14,2 mostrar 87,2móvil 20,1movimiento 95*muchacho 23,6 muchedumbre 111mudo 80múltiple 6,2 municipio 44,1musa 87*museo 65 *música 79 87nacer 122 123narrar 86 *naturaleza 84 navío 96necromancia 87 nefasto 78,1negocio 51 neófito 84,2nene 23,5 *niñez 23,1 *niño 1,2 22 23 43noble 122 noción 123nombre 122 123 nodriza 33 33,1 noticia 122,1 notificar 122,1nutrir 1,1 33 óbice 107,1 observar 42 63 137,2obstinarse 50,2obstruir 3

ocasión 114,2occidente 14,3 ocio 51 oculto 41 ofender 37,2 ofrenda 25,1 oir 27olvidar 124,3 olvido 79 *opinar 136*opinión 32,2 78 131,2*orientar 14 128oriente 14 14,3origen 14,1 33,5oriundo 14,1*ortodoxia 32,2 *oyente 27padecimiento 51 122,2*padre 34paire 34,3*palabra 86 paleozoico 86,2 *palestra 51,3pan 1,2 pandectas 32,1 *papel 118*papiro 61,1 paradoja 32,2pariente 46,2parir 10,1 33,1 parque 52,1partidario 46,2*párvulo 28*pasante 31pasar 31pasto 23,6pastor 23,6patio 52patria 33,3 patrimonio 33,2patrio 33,2pay 34,3 *pedagogía 43*pedagogo 43pedante 43,2

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pedir 38,1pelea 119,1peligro 68,1 penetrar 138*pensar 129 130,1pentagrama 83,1pequeño 28percibir 44,1 139,1perdón 79perfectamente 108,1pergamino 120pericia 19,1perito 19permanecer 51,1permitir 5,1perseguir 2,4persistir 50,1pesar 111 129peso 129,1piedra 121*pintor 83,2*pintura 83,2placer 48,1 plan 78,2 91 *planificación 91plano 91 *planta 84,1plegar 6poción 1 *poesía 103,1*ponencia 100ponderar 129,1poner 1 12 61 99 100 106pornografía 46,2poseso 87práctica 103*practicar 88precepto 44 139,1*preceptor 44 prefacio 37,1*preguntar 111prejuzgar 130,1*preparar 10presa 124,1presentar 100

preso 124,1 prevalecer 110 príncipe 36,4prisa 90,2 prisión 124,1probabilidad 108,1probable 108,1probar 19probidad 108,1*problema 107probo 84,3proclamar 37procuestor 40procurar 10 producir 10,1 *profesar 16*profesor 16 37profesorado 20,3producir 1 33profundo 20,2*programa 92 proletario 20,2prolífero 20,2prolífico 20,2pronóstico 123,1 prosa 83prosecretario 40proseguir 2,4 prostíbulo 50,1prostituta 46,2protector 35 140,1 proteger 140protozoario 86,2proyecto 91*prueba 19 19,1 108 *psicopedagogo 43querer 75*química 85 reanimarse 67 recibir 78recoger 46 recolectar 109,1reconocer 37 108 *recordar 87 87,2recorrer 112,1

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recorrido 68*recreación 67*recrear 67*recreo 67 rectificar 38,1rectilíneo 83,1recto 32,2 38,1 *rector 38 39 40 recuerdo 79recurrir 112,1red 73,1*redactar 83 refuerzo 49*regente 38,1régimen 38,1región 38,1regir 38,1 53,1*registro 33,4 *regla 38,1 59*reglamento 38,1 *regular 38,1remitir 5,1 *renglón 38,1reñir 119,1reposar 89representación 81resignar 2,2 resistir 50,1restablecer 67 restaurar 67retratista 83,2 reunión 115reunir 86 109,1 116 116,1rey 36,4 38,1riña 119,1 robar 87,2rumbo 112*saber 76 78 126 128sabiduría 75 126,1sabio 54,1 126saborear 126sacar 1sacerdote 36sacristía 41 sala 52

salario 78,3salir 1 sano 86,4santuario 41satisfecho 93,1sazón 114,2*secretario 41 83,2secreto 41secuaz 2,4secuencia 2,4 seguir 2 2,4 segundo 2,4seguro 60seleccionar 46sembrar 114 semilla 114semillero 114*seminario 114*seminarista 30señal 2 2,1 70 señor 34separado 41separar 41 58serie 101,2sermón 101,2servir/servidor 45 50 sideral 137,1siervos 23,3 significar 2,3 signo 2 2,1 70 simbiosis 86,1simiente 114simple 6,2sinécdoque 32,1sinfonía 37,2 sino 2,1 soberbio 84,3sociedad 2,5socio 2,5socorrer 112,1 sólido 60sopesar 129sorpresa 124,1sucesor 32,1 surgir 38,1

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suministrar 45suplicar 6,1tableta 80,1 *taller 113tamizar 134tarea 62 70*técnica 79tela 73,1teléfono 37,2 *tema 99,2 106temible templo 52,2tender 128tener 51 93terrible 78,1*tesis 99 100textil 73,1*texto 73textura 73tierra 81tirar 1todo 32,1tomar 44 119 124 tormento 51tornado 66,1 tornillo 66,1torno 66,1trabajo 51 62 74 traducir 83 tramar 73 transcribir 83 transcurrir 112,1 transfusión 85,2 *transmitir 5 transportar 89*tratado 74 tratar 74trazar 83

trenza 6 tronco 33,4 turismo 66,1 *turno 40,3 66 66,1*tutor 35 140,1unión 52,1 *universidad 56uno 56usucapión 44,1valer 110 válido 110 valiente 110 valorar 110 valuar 110vano 85,2 vecino 46,1vehemente 87,2ver 35 140 verdad 136verosimilitud 108,1verter 85 vez 40,3vicario 40,1 vice- 40 vicecuestor 40*vicedirector 40*vicerrector 40viceversa 40vida 86vidente 87 viviente 86,2vivir 86,3 voz 37,2 Zeus 34,2 74,2 85,3zoófito 84,1*zoología 86,2

b. Indice de términos latinos

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aboleo 20,2aborior 14,2abortus 14,2 acceptare 44,1accipere 44,1 139,1acer 33,3acernus 33,2acta 95,2actio 95activitas 95activus 95actum 95,2addenda 25,1adiudicare 130,1adiutare 48adiuvare 48 administrare 36,1admittere 5,1adulescentia 23adolescere 21adultus 21affabilis 37,1agenda 25,1 agere 95agilis 95,2ago 111alere 20 21alescere 21 alimentum 20 alchimia 85,1 altus 20,2alumnus 20 22 124ambo 110,1anticipare 44,1 139,1arceo 18area 69assertio 101,2assignatio 70assigno 70assimilare 127assistere 50 astella 113astellarium 113astulla 113

atrium 52,2attendere 128,1auctor 49,1augeo 49,1augur 49,1 aula 52auxulium 49 49,1 binion 118capacitas 44,1capax 44,1 139,2capere 44,1 139capsa 44,1capsula 44,1captivus 44,1 139,,1captor 139,1captura 44,1carpentarius 112,1carpo 119carraria 112,1carrus 112,1cerno 41 131,1 134 classis 96, 96,1cognitio 122,1cognoscere 122collaboro 62collega 46collegium 46 53,2comedere 1 complez 6,2complicare 6,1 concipere 44,1 139confero 116congredior 115congressus 115conscientia 76,1conservare 63considerare 137construere 3 consuetudo 46,1contemplare 137,2contentus 93,1contextus 73,1contra 133contrarietas 133,1

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contrarius 133,1corsarius 112,1crimen 134,4cultura 77cultus 77 currere 101,1 curricula 68,1curriculum 68 currus 112 cursare 112,1cursus 112 data 68,1datum 68,1deceptio 44,1decet 77 decor 78 deportare 89depraedare 124,1 depraedatio 124,1 desero 101,2destruere 3 dexter 17 32,4dicare 1dicere 1 22 dignus 78 dilapido 121,1dirigo 39discere 124,2discernere 134disciplina 71discipulus 22discrimen 134,2discurro 101,1dissertatio 101disseminare 112,1diurnum 117 docere 15 32 32,3 32,6 78 124,2doctrina 15 dogma 15dolor 21dominus 34 dubius 84,3 duco 1 13 duo 84,3duplex 6,2

ebur 33,2eburnus 33,2 edere 1 1,1 edoceo 32,3educandus 25 educo (educare) 1 1,1 124 educo (educere) 1 elaboro 62elinguis 80emancipare 44,1emittere 5,1 equitus 36erigo 38,1examen 111 exceptio 44,1excipio 139,1excrementum 134,3exercitare 18 102exercitus 18,1exigo 111existere 50,1experior 19extendere 128,1fabula 37,1 fabulare 37 facilis 7 57facilitas 57facio 2,3 7 20,2 38,1 57 90 95facultas 7,1 57facundus 37,1 fama 37,1familia 23,3 33fari 23fateri 37 fata 37,1fatum 37,1 fero 116fio 84,3 forma 4,1 4,3formare 4formosus 4,1fundo 85,2futurus 84,3 genetrix 33,4 genitor 34

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historia 82ignorare 132,1 illustrare 11 implicare 6,1imponere 12impostor 12,1imprehensa 124,1 incipere 44,1incipiens 44,1incognitus 122,1industria 3,1inefabilis 37,1 infamus 37,1infans 37,1 23 23,1infantia 23 23,1infanticidium 23,1 infantilis 23,1initiare 9initium 9insero 101,2 114,2insignare 2 inspector 42inspicio 42 institutio 59institutus 59instruere 3intendere 128intuere 140ontra 138ire 9iucundutas 48,1iudex 130iudicare 130 ius 130iustitia 130,1iustus 130,1iuvare 48,1 labor 51 laboriosus 62lapidarius 121,2lapido 121,1lapis 121lectio 109 lego 46 46,1 109 109,1lex 46,1 53

libellatici 120,1 libellus 120,1liber 120liberi 23 23,3 libertas 23,2ligna 68,1lignum 68,1lingo 80 lingua 80 littera 80litterae 80litterator 80 litteratura 80lucere 11,1Lucifer 11,2ludus 36 36,3lumen 20lustrare 11lux 11 magis 45magister 36 36,3 45magisterium 36,1magistra 36,2 magistratus 36,2magistrus 36mamma 33,4 mater 33 33,2 72materia 72materies 33,5 4 maternus 33,2matricula 33,4 matrimonia 33,2matrimonium 33,2 matrius 33,2matrix 33,4 memini 87,2mens 87,2mensa 79,1mensis 79,1mentior 87,2minimus 28,1minister 45ministerium 36,1ministrare 36,1 45minor 28,1

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minus 36,1 45missa 5,2missilis 5,2missio 5,2mittere 5 mobilis 20,1modestus 79,1 monere 87,2monstrum 87,2mos 46,1multiplex 6,2municipium 44,1mysterium 45,2nascere 122negotium 51 nobilis 122nomen 122 noscere 122notefacio 122,1notio 122,1notitia 122,1nudus 88,2observare 63,1 obstruere 3offerenda 25,1opinatus 136,1opinio 136 oriens 14prigo 14,1oriri 14oriundus 14,1 otium 51panis 1,2 *parens 34parere 10parire 10,1parvulus 28passare 31pasto 23,6pastor 23,6pater 23,3 33 33,2 34pateres 34,1 patrimonium 33,2patrius 33,2 pendere 129

penetrare 138pensare 129percipere 139,1periculum 68,1peritus 19petra 121,1planus 90plecto 6plico 6 pondus 129,1ponere 12 100 portare 89potio 1poto 1 praeceptor 44 praeceptus 139,1praecipere 44praefatio 37,1praeiudico 130,1praetextus 73,1 prehendere 124 125prehensio 124,1prensus 124,1princeps 45,1probabilis 108,1probabilitas 108,1probare 108probatio 108,1probatus 108,1 probe 108,1probitas 108,1probus 84,3professor 37profitari 37pullus 23,6prehensio 124,1prensus 124,1 proquaestor 40 proles 20,2proletarius 20,2promittere 5,1 puella 23,6puer 22 23 23,6quaterni 118 quattuor 118

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recreare 67rego 38 39regula 38,1remittere 5,1 res publica 23,2rex 38,1rogo 38,1sacer sapere 125sapientia 125satio 114,2schola 51scientia 76scire 76secerno 41secretarius 41 secretus 41secta 2,4secundus 2,4 semen 114sementis 114,1seminare 114,1seminarius 114 senion 118sententia 2,4 sequax 2,4sequentia 2,4sequor 2,4 series 101,2sermo 101,2sero 101 114,2servare 63servi 23,3 sidus 137sigillum 2,2 sigla 2,2signatio 2,2 significare 2,3 signum 2 70simplex 6,2sinister 17

societas 2,5 socius 2,5stabilis 50,1 60stare 50,1 60stratum 3,1structura 3struere 3studere 90 studiare 90superbus 84,3suplicare 6,1 surgo 38,1tela 73,1templum 137,2tendere 128tenere 93texere 73textilis 73,1tornare 66tornus 66,1tractatus 74tracto 74transmittere 5tripalium 51tueor 35 140tutor 35 140,1 usucapio 44,1valeo 110valor 110Vesta 33vicarius 40,1 vice- 40 40,3vicem 40 vicequaestor 40viceversa 40,2vicis 40,3 vita 83,3vivere 86,3vix 40volumen 118 120,1

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c. Indice de términos griegos

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adaémon 78 adaemoníe 78 adaés 78agogós 43 ágraulos 52,1 amnesía 79 amphí 86,1 *anamantháno 124,2 antigraphé 83 antígraphon 83,2apaideusía 20 ápastos 23,6árchein 53,1 *aulé 52 52,1 aúleios 52,1 aulízomai 52,1autós 20,1 autodaés 78bállo 37,2 107bibliographía 61,2*bibliógraphos 83,2bibliophýlax 61,2bibliothéke 61bíblos 61bíos 86blaspheméo 37,2 blasphemía 37,2býblinos 61,1 chéo 85 daémon 78 daemosyne 78 déchomai 32,1 78 deinós 78,1 dékto 78 Deméter 33,1 dénea 78,2 déneos 78,2diágnosis 123,1diádochos 32,1 *dídagma 78,3 *didagmosyne 78

*didaktikós 78,3 *didaktós 78,3 *dídaktra 78,3 *didaskalía 78,3 *didaskalikós 78,3 *didaskálion 51,3 78,3 *didáskalos 51,3 78,3*didáskein 1,2 32,3 79 78*dídaxis 78,3diphthéra 80dógma 32,2 *dokéo 32,2*dóxa 32,2 78 132,2 136doxastés 132,2drákaulos 52,1 drákon 52,1*ekdidáskein 32,3 *ekmanthánein 124,2*eikonógraphos 83,2énaulos 52,1 *éngraphos 83,2 *enkomiógraphos 83,2épaulos 52,1*epistolagráphos 83,2étes 46,2ethográphos 83,2euphemía 37,2 eutygrammos 83,1 gameté 46,2 gámos 46,2gê 81 gígnesthai 122*gignóskein 122 123*gnósis 123*glôtta 80 grámma 80 81 92grammateús 83*grammatiké 80grammatikós 80 83grammikós 83,1graphé 83,2 86,1

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*gráphein 81 83 92grapheús 83,2graphía 81*gymnasía 88 *gymnásion 88*gymnastés 88*gymnastiké 88*gymnastikós 88*gymnázo 88gymnô 88,2 gymnós 88,2hetaîra 46,2hetaireía 46,2 53,1*hetaîros 46,2 hetairótes 46,2héteros 32,2 *historía 82*historiográphos 83,2homaulía 52,1hygieinón 86,4hyle 72hypóthesis 99kainós 86,2 *katamanthánein 124,2 kathédra 47 klépto 87komeîn 87krínein 132krités 132*légo 86 109,1*logógraphos 83,2 lógos 43 86maîa 33,1 maieío 33,1 mainás 87maínomai 87*mamme 33,1 manía 79 87 mántis 87*manthánein 124,2*máthe 122,2

*máthema 79 122,2 *mathematiké 122 *máthesis 122,2 masáomai 33,1 mégas 36,4 mésos 86,2*metagráphein 83*metamanthánein 124,2*metér 33,1 metrís 33,1 33,2metriné 33,1métron 33,3 79,1metrôos 33,1metrópolis 33,5mikrós 86,1 mimnésko 87mnéme 79mnémon 87monaulía 52,1 mónos 52,1morphé 4,2 Morphó 4,2 *moûsa 87 néos 84,2 ónoma 123orégein 39,2 órexis 39,2 orthós 32,2 *paidagogía 43*paidagogós 43 *paideía 1,2 43*paideúein 1,1 43paidiá 23,6 51,1 90,2paidíon 23,6*paîs 1,2 22 43paízo 23,6*palaistra 51,3palaiós 86,2 pále 51,3pân 32,1páomai 23,6

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pará 32,2patéomai 23,6páthos 122,2*patér 1,2 23,6patrís 33,2peîra 19,1peíro 19,1pentégrammos 83,1phemí 37,2 phileîn 75philosophía 126,1philósophos 75phoné 3 37,2phóros 11,2 phôs 11,2 phósphoros 11,2phylon 84,2phyo 84*physiké 84*physis 84phytón 84,1poieîn 103,1poimén 23,6pólis 33,5pôlos 22 23,6 pónos 51 práttein 103práxis 103próblema 107*prógnosis 123,1*promanthánein 124,2prôtos 86,2psyché 43 schêma 51 *scholé 51sophía 75 126,1spoudé 51,1 90,2synarchía 53,1 synaulía 52,1syngraphé 83*téchne 79

therapeía 84,2théma 106thésis 99títhemi 61 99 106 tórnos 66,1 *tréphein 1 1,2 Zeús 85,3zógraphos 83,2zôion 84,1 86,2