Catálogo Expo LORO COIRÓN

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MUSEO BELLAS ARTES SANTIAGO DE CHILE 2013

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Directora de Bibliotecas, Archivos y MuseosMagdalena Krebs

Director Museo Nacional de Bellas ArtesRoberto Farriol

Secretaria DirecciónVerónica Muñoz

CuradoraSoledad Novoa

Coordinadora Exhibiciones TemporalesTeresita Raffray

Comunicaciones María ArévaloCecilia ChellewPaula FiammaPaula Cárdenas

Área de Mediación y Educación Graciela EchiburúNatalia PortugueisYocelyn ValdebenitoGonzalo Bustamante

MuseografíaXimena FríasMarcelo CéspedesGonzalo EspinozaMario SilvaCarlos GonzálezJosé EspinozaJuan Carlos GutiérrezLuis Carlos Vilches

Directora de Biblioteca NacionalAna Tironi

Curadora Archivo de Literatura Oral y Tradiciones PopularesMicaela Navarrete

Jefa del Archivo de Literatura Oral y Tradiciones PopularesSoledad Abarca

Investigadora Asociada a la Biblioteca NacionalCarolina Tapia

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Loro Coirón

18 abr _ 16 junio

Una manera de eMIgRAR

Plaza Echaurren, Calle Subcastillo, hasta el Cerro Cordillera, foto Fernando Aceña / Cámara Lucida.

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M i encuentro con los grabados de Loro Coirón el año 2009 se produjo de sopetón. Revisando la prensa me sor-prendió la noticia de que el artista fran-

cés Thierry Defert presentaba en la Biblioteca Nacio-nal una exposición de sus grabados sobre Valparaíso. Lo insólito era que yo que trabajaba en esa institución, no me había enterado de la muestra!

Además, Valparaíso era mi ciudad de peregrinacio-nes frecuentes y recorrer sus cerros era la devoción a la que no faltábamos con nuestra amiga alemana Eli-sabeth y mi familia, por puro placer o por perseguir las “quemas de Judas” en Semana Santa. Entonces, cómo era posible que nunca hubiera oído hablar del Loro Coirón ni me hubiera topado con algunos de sus grabados!

Esas linografías tenían un sorprendente parentesco con la Lira Popular, obra que yo venía estudiando desde los años ochenta. Curiosamente, Loro Coirón

tampoco conocía las colecciones de poesía popular impresas en el siglo XIX y que los poetas populares chilenos ilustraron con sencillos y expresivos graba-dos. A través del Jefe del Departamento de Extensión Cultural de entonces, Claudio Aguilera le hicimos lle-gar una edición facsimilar que habíamos publicado en el Archivo de Literatura Oral en 1998. Por supuesto, también para él fue un hallazgo.

Conocer a este artista, al Loro Coirón, el autor de esos tan nítidos retratos del quehacer y el cotidiano de Valparaíso, fue realmente de esos encuentros con el amigo de toda la vida. Artista por todos los poros, sabio, alegre, crítico, cálido, exultante. Llegó a nues-tro Archivo como quien llega al hogar materno. Cómo estaba de feliz y honrado por tener la oportunidad de exhibir gran parte de su obra en la Biblioteca Nacio-nal! Durante los tres meses que duró la exposición no faltó un solo día a atender personalmente a los visi-tantes y, por cierto, eran verdaderas clases magistrales las que les daba. Todos quedaban cautivados con su

arte, pero más aún con su personalidad y la pasión con que él mismo describía cada una de sus obras gigantes que colgaban del techo y las paredes de la Galería de Cristal.

Conocer sus grabados es viajar por el Valparaíso que este artista amó desde el día en que recaló en “este puerto que amarra como el hambre”, como dice el canto del Gitano Rodriguez. El puerto en el que vive desde hace más de quince años y donde no ha dejado de registrar con humor y cariño personajes y lugares que otros libros o pinceles no describieron ni mostra-ron. Ha sido el cronista del alma de Valparaíso, ese verdadero patrimonio, no el que oficialmente llaman de “la Humanidad”, sino el de la cotidianidad. De la gente sencilla y humilde, digna y orgullosa, del porte-ño de verdad. De los hombres y mujeres de trabajo y de festejo, de sus labores y su entorno. Los chiquillos volando por las escaleras, la señora gorda de vestido floreado bajando del cerro a sus compras. Sin que fal-ten el emblemático quiltro callejero, los gatos dueños de todos los rincones y las gaviotas.

A su mirar nada se escapa del ajetreo del puerto. El variopinto mercado con sus cargadores doblados bajo el peso de sacos con productos de las huertas. El puestero wanderino que sopla su humeante y recon-fortante café de la mañana. El porteño choro de porte desafiante. La pareja de enamorados embelesados en sus arrullos. Las chicas buenas mozas, la “Mina Lisa” acodada en su ventana de algún cerro con la mirada en la lejanía, quizás esperando a un navegante.

Introducción: MIrar Valparaíso con los ojos del corazónMicaela navarrete, Curadora, Archivo de Literatura Oral y Tradiciones Populares, Biblioteca NacionalValparaíso, abril 2013

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parte izq postal 64

En estos grabados nos embarcamos literalmente en los botes de los pescadores y convivimos con ellos en las picadas de las caletas. No han escapado a sus ojos los jubilados de la Plaza O’Higgins, absortos frente a sus humildes mesas de juego de ajedrez, dominó o nai-pes. Recorre cerros arriba y abajo saludando a todo el mundo, amigos y desconocidos, mientras va atrapan-do imágenes. En esas imágenes es posible hacer otra lectura de Valparaíso, ese puerto vivo, palpitante, in-quieto, como un personaje más de nuestra geografía.

Loro Coirón quiere que sus grabados lleguen a mu-cha gente, especialmente a quienes los han inspirado. Como dice él: “es la gracia de los impresos, no son obras únicas”. Se multiplican y todos podemos reco-nocer y “leer” la crónica del cerro, de la caleta, del mer-cado. Podemos encontrarnos nosotros mismos en las calles que recorrimos hace tanto tiempo.

Es sorprendente como después de cien años que Ro-dolfo Lenz descubriera y coleccionara las hojas de la Lira Popular, encontremos otra obra gráfica con tantos elementos en común y con la misma fuerza expresiva.

Para comprender esos pliegos de hace un siglo, la His-toriadora del Arte Carolina Tapia realizó una excelente y prolija investigación sobre los grabados de la Lira Po-pular como parte de un proyecto del Archivo de Lite-ratura Oral de la Biblioteca Nacional. En este trabajo se evidencia la función de objeto de comunicación de los pliegos ilustrados con xilografías hechas por artistas populares. Esos grabados, como los del Loro Coirón, reflejaron las historias del momento, los dolores, y ale-grías, el acontecer del mundo popular.

Hace unos tres años se hizo cargo de la jefatura del Ar-chivo de Literatura Oral Soledad Abarca, especialista en conservación, quien abordó con gran entusiasmo el trabajo que veníamos haciendo con la Lira Popular y, con gran admiración por este artista francés y porteño de alma, ha participado activamente en el proyecto de exhibir la obra de Thierry Defert, Loro Coirón, en el Museo Nacional de Bellas Artes, que empezó con una invitación del entonces director Milan Ivelic.

El Loro Coirón me pidió que escriba algo con el cora-zón y creo que así tiene que ser. Porque este artista que nos hace leer la otra historia de Valparaíso descubre el quehacer de cada día de esta ciudad con su talento, pero sobre todo con el corazón.

Es la verdadera manera de mirar. MIRAR con mayús-cula, como le gusta decir a él, y que es como se aque-renció en este país. Con el corazón fue también su forma de inmigrar, de quedarse con nosotros, de ser de los nuestros. Ser nuestro amigo entrañable. Este artista, con la magia que trasmite, con la forma de ha-cer historia a través de sus estampas nos envalentona a embarcarnos en su utopía, “como si la vida fuera a durar para siempre” y es seguro que sus personajes nos acompañarán en ese sueño

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e n Chile, se conoce como Lira Popular al con-junto de hojas o pliegos sueltos en que poetas populares urbanos comentaban en poesías en décima las noticias más impactantes del

momento. Surgieron a mediados del siglo XIX y, hasta las primeras décadas del 1900, se convirtieron en un eficaz medio de comunicación para los habitantes de las zonas periféricas y marginadas de grandes ciudades –como Santiago, Concepción, Valparaíso e Iquique- y pueblos. Su particular nombre se debe al poeta Juan Bautista Peralta, quien en agosto de 1899 tituló por primera vez una de sus tantas hojas de poesías como Lira Popular, probablemente parodiando la conocida revista de “poesía culta” de ese tiempo La Lira Chilena.

No obstante, el origen de esta manifestación hunde sus raíces mucho más atrás en el tiempo y mucho más lejos en el espacio, viniendo a ser la culminación de un gran viaje que derivó en este interesante estadio de la literatura popular chilena.

Hasta mediados del siglo XV, en el viejo continente, los temas del gusto del pueblo –tales como gestas he-roicas, historias caballerescas y poesías de amor- se difundían de manera oral, normalmente en la figura del juglar que se ganaba la vida de pueblo en pueblo cantando, declamando y a veces bailando composicio-nes escritas por un trovador. Con la invención y ma-sificación de la imprenta en Europa, y el consiguiente abaratamiento de los costos de impresión, este tipo

de literatura –junto con adaptaciones abreviadas de escritos más cultos- se comenzó a difundir en pliegos u hojas sueltas que fueron adquiriendo características propias de su condición popular: utilizaban papeles de bajo costo, por lo tanto eran baratas, muchas de ellas se ilustraban para ser más atractivas y comprensibles a un público mayoritariamente analfabeto, y contaban con un sistema de distribución particular. Esta última característica la dio su nombre en España y Portugal, literatura de cordel, porque se colgaban en portales y mercados para ser vendidas.

Desde la península ibérica llegaría hasta nuestro con-tinente la tradición de la literatura popular. Al tiempo que salían de las prensas los primeros pliegos de cor-del en España –el más antiguo que se conserva data de 1482-, se producía el descubrimiento y posterior conquista de América. Soldados, religiosos y prime-ros colonos europeos trajeron consigo costumbres y tradiciones, y probablemente también estos pliegos, y encontrarían aquí un terreno fértil para su práctica, recreación y creación, dando paso a diversas manifes-taciones literarias en los distintos países iberoamerica-nos, notándose, no obstante, el mismo sustrato que las originó. Así, son comunes las formas de repentismo como las payas o payadas en países del cono sur, o las narraciones de hechos de actualidad en Chile, Brasil y México. También existen temas históricos en común que tienen un claro origen medieval europeo, como el de Carlomagno y los Doce Pares de Francia.

Si bien existen registros de los libros y tipo de litera-tura que se enviaba desde España hacia el continente americano durante la época de la Colonia, en los cua-les aparecen algunos de temas populares e históricos como el antes nombrado, en nuestro país no se han encontrado ejemplares españoles de literatura popu-lar en la forma de pliegos sueltos. Los temas más co-nocidos y tradicionales, como los históricos, religiosos y de amor, entre otros, se conservaron principalmen-te en el medio rural a través de la transmisión oral de generación en generación. Desde ahí esta tradición llegó a las grandes urbes a través de campesinos que migraron a ellas por motivos laborales hacia mediados del siglo XIX. En la ciudad, los temas tradicionales se enriquecieron con el comentario que se hacía de los hechos contingentes más importantes, y, tal como ocurrió en Europa, una vez que la imprenta se masificó se imprimieron los primeros pliegos de poesía, se cree alrededor del año 1865, con motivo de la guerra entre Chile y España.

Con los años, esta producción literaria se fue consoli-dando. El primer gran poeta popular conocido y res-petado por sus pares fue Bernardino Guajardo, quien murió a una edad avanzada en 1886. Ya hacia la déca-da de 1890 existían numerosos cultores y los pliegos habían adquirido sus características principales: de un formato apaisado de 26 x 38 cm. aproximadamente, en el cual se disponían 4 a 6 poesías, se pasó a uno más grande, de alrededor de 35 x 56 cm., que daba cabida

lira popular: el VIaje de la lIteratura de cordelM. carolina tapia Valenzuela, Investigadora Archivo de Literatura Oral y Tradiciones Populares, Biblioteca Nacional.Santiago, febrero 2013.

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La Lira Popular en versos de ocho sílabas

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a más composiciones, entre 6 a 8. En la zona central y parte superior, respectivamente, llevaban grabados en madera -xilografías- realizados específicamente para la ilustración de una poesía en particular y/o clichés que poseían las imprentas, además de un gran titular que daba a conocer las noticias más importantes. La ma-yoría de los poetas firmaban sus hojas, incluyendo en muchos casos su dirección particular y la de la impren-ta, pero no consignaron la fecha de publicación de los pliegos ni el nombre del autor de las xilografías. De és-tos, solo se conoce la identidad de uno, Adolfo Reyes, quien además era poeta.

Los grabados en madera, además de ilustrar el o los te-mas principales de los pliegos, se constituyeron en un eficaz medio para atraer y dar a entender el contenido de las poesías a un vasto público conformado en una importante proporción por personas analfabetas. Su-cesos como crímenes, fusilamientos y hechos fantásti-cos eran los que más gustaban a los sectores populares de la población, y también los más desarrollados por los grabadores populares. Provistos de un cortaplu-mas o cuchillos, estos anónimos artistas tallaban con dificultad cualquier trozo de madera que encontraban conformando escenas esquemáticas y toscas, pero lle-nas de dramatismo y elocuencia. De esta manera, se esmeraban en ilustrar la acción principal destacando los elementos protagónicos de ellas: armas en el caso de los crímenes; el reo, el sacerdote y el pelotón en los fusilamientos; y fenómenos como culebrones o re-presentaciones de diablos, que ya contaban con una imagen icónica en la mentalidad popular. Toda esta imaginería se veía reforzada por el contraste entre los

“blancos” y “negros” propio de la técnica, que añadía mayor expresividad y fuerza interpretativa a las estam-pas. Esta cualidad se extrapolaba cuando se ilustraban otros temas, los que eran igualmente “hipnóticos” y distintivos de esta manifestación.

Estas estampas se han convertido en un elemento de importancia al momento de caracterizar la Lira Popu-lar, pero también se las relaciona comúnmente como representantes de un arte genuinamente popular chi-leno, trascendiendo los límites de la manifestación que las creó. Queda abierta la discusión para diluci-dar esta categoría: será por su condición de “crónica de la cotidianeidad”, al retratar hechos “poco dignos” artísticamente para su inmortalización en las prensas, o porque en su factura se conjugan los ingredientes de este tipo de arte, en el que la principal característica es el anonimato y por lo tanto indiferencia de sus artífices hacia los elogios o reconocimiento por la labor realiza-da. De cualquier forma, la Lira Popular y los grabados populares constituyen una etapa dentro de las histo-rias de la literatura, de la imprenta, del grabado, del arte, en fin, de la cultura chilena.

En la Biblioteca Nacional, y específicamente en el Ar-chivo de Literatura Oral y Tradiciones Populares, se trabaja constantemente para que esta manifestación siga maravillando a artistas, investigadores y todo quien quiera conocerla, cuidando desde su conser-vación material hasta la preparación y guía de proyec-tos con los cuales siempre se descubre algo nuevo y sorprendente. Con ello, se rinde homenaje también a todo quienes han estudiado esta inspiradora expre-sión.

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Bibliografía:

- CARRIZO, Juan Alfonso. “Antece-dentes hispano-medievales de la poesía tradicional argentina”. Buenos Aires: Publicaciones de Estudios Hispánicos, 1945.

- CHOZAS RUIZ-BELLOSO, Diego. “La literatura de cordel brasileña y sus conexiones con la Edad Media”. En: Espéculo. Revista de estudios literarios. Universidad Complutense de Madrid. Consultada en febrero de 2013 en: www.ucm.es/info/espe-culo/numero30/cordelbr.html

- COLOMBRES, Adolfo. “La literatura oral y popular de nuestra América”. Ecuador: Instituto Ibe-roamericano del Patrimonio Natural y Cultural-IPANC, 2006.

- Liras Populares. “Algo de nuestra historia en la poesía popular”. Santiago: Banco del Estado de Chile. Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos, 1992.

- MESA REDONDA SOBRE ARTE POPULAR CHILENO. “Arte popular chileno.” Definiciones, problemas, realidad actual. Santiago: Universi-dad de Chile, 1959.

- TAPIA V., M. Carolina. “Grabado Popular: ¿antecedente o referente en la historia del grabado en Chile?” En: Mapocho, N°72: 79-94, Segun-do Semestre de 2012.

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e l Loro llegó en la mañana a la Crisis. Era febrero del 95’. Invadió el es-pacio de color rojizo y se quedó a conversar infinitamente. Ejercitando el mejor sentido holístico de conexión verbal, habló de todo un poco. Así, la cazuela que aún no se convertía en metáfora, ya era un estilo de dialogar.

A mi edad, su historia no la terminaba de comprender. En el limite entre la fábula y la realidad, intentaba imaginar el nexo entre Senegal, su cabello, la Patagonia y sus pasos por Valparaíso.

Creo que compró algún libro y también creo que no se quería ir.

Meses después nos llegó un sobre. Un sobre hecho a mano que se saltaba las medidas estándar de su género. Al abrirlo se desplegaba una postal gigante de 80 centímetros de alto por 4 metros de largo. El Loro, nos había escrito:

La literatura tiene su valle en el/ paraíso, sobre / el que los libros tienen sus / albergues. Ellas / Son serenas / o animadas, siempre apasionadas / en crisis, discretas o resplan-decientes./ Ustedes son una / entre ellas, preciosa / e indispensable / al pensamiento del placer / del viajero en búsqueda / del mundo... Un amigo de Francia.

Esta postal sería la primera obra que le conoceríamos. Eran las primeras imágenes de nuestra ciudad en la que podíamos vernos retratados. Y, se convertirían, sin que noso-tros pudiéramos siquiera fantasearlo, en el nacimiento de una explosión de grabados múltiples, eternos y diversos que, 17 años después, nos siguen acompañando. En otras palabras, serían el inicio de una forma de trabajar en el puerto, de mirarlo y conceptua-lizarlo.

Mientras instalábamos la postal gigante en la Librería, yo le insistía a mi padre que de-bíamos responderle. Tenía miedo de perderlo, Atlántico mediante. Pero Thierry no des-apareció.

Al año siguiente llegó una tarde a nuestra puerta de imprevisto y así, siguió apareciéndo-se y sorprendiéndonos cada primavera, por casi una década.

Marylen llancaqueo.Valparaíso, 2012.

lIBrería crIsIs, aV. pedro Montt 2871...

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Cuando miraba sus imágenes, a veces no terminaba de comprender el sentido de su trabajo.

Me parecían caricaturas divertidas. Me hacían reír. No diferenciaba entre paisaje o instante retratado. Qué era...lo que veía de Valparaíso... si eran sus calles o era un momento...

En esos tiempos pre-patrimoniales si se le reconocía algo a esta ciudad, era su fisonomía. El paisaje de ascensores, escaleras y casitas de colores era el argumento estético que nos levantaba cada mañana. Esa era la postal oficial que pretendía ser nuestro espejo. Espejo en el que hasta ahora, nunca hemos podido vernos refle-jados.

-¿Por que Valparaíso? -le preguntábamos al Loro en la segunda visita. Pero el por qué, por qué de verdad. ¿Por qué regresar, por qué salir a dibujarlo...?

Las preguntas, estaban en el límite entre la curiosidad y la suspicacia. Porque como muchos, siempre hemos rehuido las apologías a esta ciudad y a las ganas de con-vertirla en retablo. Nos desespera y exaspera cuando la pobreza queda travestida en escenario pintoresco. Y gana la publicidad engañosa. Esa de jugar a creernos, por ratitos, que somos patrimoniales, naturalizando la marginalidad y la miseria.

Y tampoco nos vamos a olvidar que somos -cómo decirlo –... ¿perdedores...?

Y también emprendedores, porque no queda otra.

Brilla la autogestión, porque es supervivencia.

Brilla el arte emergente, porque nadie auspicia.

Y quizás esta ciudad es mítica, porque necesitamos mitos de grandiosidad pasa-da. Por eso escuchamos hablar de una época bella, donde todo sí lucía, donde ahí sí todo era mejor. Y nos inventan cuentos. Como que Valparaíso, es un diminutivo de “valle del paraíso” y que debe su nombre al encantamiento que produjo en el primer navegante español encontrarse con esta bahía, que le hizo sentirse en el

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cielo. Creatividad aplastante para aderezar una historia muy distinta: que simplemente se trata de un homenaje a su ciudad natal, allí en la vieja Castilla y León.

Y así nos van ilusionando un poco, creyendo esto de un legado glorioso, como quienes presumen tener algún antepasado aristócrata, mientras el día a día transcurre en la nostalgia y el abandono.

Pero esa no era la respuesta del Loro. El no venía a dibujar enfermedad ni agonía.

El me hablaba de trabajo. Y su obra nos sigue hablando de eso.

Valparaíso es glorioso y saludable, ahí donde se desarrolla trabajo. No es la bohemia ni los ascensores. Son los porteños y las porteñas laborando. Es habitar el espacio, trabajando, haciendo.

Y eso eran aquellos primeros grabados: plena calle Pedro Montt, primera hora de la mañana, refulgente de actividad y oficios. Y así siguieron siendo los siguientes.

Ya han transcurrido casi dos décadas. En el intertanto nos declararon Patrimonio de la Humanidad, nos cerraron los ascensores, nos asfaltaron la Caleta del Membrillo, mientras los pescadores se quedan sin merluzas. Crece la especulación inmobiliaria, nos inventan ritos artificiales. Nos llaman Capital Cultural y cada vez hay más farmacias y menos librerías. Y nos siguen intimidando con un gigantesco centro comercial en el borde costero.

Asumir estas dicotomías nos marca un ritmo. Un clima emocional propio. Nuestra for-ma de articular miradas y conversaciones.

Nosotros, nunca hablamos de Valparaíso, Y cuando lo hacemos, a veces terminamos discutiendo, otras veces terminamos un poco tristes. Vivimos nuestra contradicción permanente. El frágil límite identitario entre hacer un culto a la precariedad y atrapar-nos en ella, o vivir la simplicidad de cada día.

Y tenemos más interrogantes, que respuestas.

Es quizás que nos hemos olvidado de la diversidad y estamos sumergidos en el dilema de luchar contra las idealizaciones del callejón oscuro mal oliente y del marketing que promociona una ciudad bohemia y artística para consumo turístico.

Y pareciera que nuestra identidad se ha rigidizado de tanto persistir en esta lucha. Nos hemos construido una identidad de resistencia que nos ha vuelto, paradójicamente, escencialistas. Y el riesgo es grande. Es irse por la ruta de los fundamentalismos. De creer, por ejemplo, que Valparaíso es solo uno. O caer en la pasión inútil de buscar su naturaleza y levantar discursos sobre su verdad.

Y en medio de todo esto, en algún momento perder los matices.

Pero, al final ninguno esta dedicado a hacer metanálisis del día a día. Porque hay mu-cho que hacer cada jornada. La librería hay que abrirla todas las mañanas. Aquí no hay afanes de arte. No nos alcanza el tiempo para sentirnos cultos. Aquí, entre los estantes, los libros y el polvo, no hay glamour.

Es trabajo. Es nuestro trabajo.

Entonces, puedo recordar al Loro y citarlo incluso. Para recién comenzar a reconciliar tantas dicotomías: Que simplemente se trata de trabajo.

Y también comienzo a comprender algo de lo que él hace aquí. Hablar de Valparaíso, trabajando en Valparaíso. Mirarnos, pero desde adentro. Percibir nuestras dinámicas cotidianas, nuestro revoltijo de relaciones indescriptible, nuestras emociones comple-jas. Priorizar cada escena por sobre los amplios escenarios, y solo con ese ejercicio, estar poniendo el ojo en la mitad llena del vaso. De este nuestro gran vaso. Y, así, sin siquiera planificarlo, de pronto legitimarnos tanto.

Querernos también.

Por la CRISIS nos seguimos encontrando todos. Y hablamos de cómo estamos, de cómo estuvimos y de las probabilidades de estar. Nos reímos, nos damos ánimos, cuando hay que darlo.

Y también, a veces, coincidimos en la calle y seguimos hablando igual, nos propone-mos encuentros solo por variar.Planificamos trabajosImaginamos este libro...Nos entusiasmamosY eso es todo.

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En el Mercado Cardonal.

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l a primera vez que vi a Thierry Defert, fue en la oficina de Zoom, llamado el « le magazine de l’image». En ese entonces, era responsable de la redacción y el hombre venía a proponerme un tema en relación al dibujante Albert Dubout quien había montado una exposición en el Centro Georges Pompidou.

Fue más tarde que tomé atención a esta obra de Dubout, de la que no comprendía bien el espíritu, un poco también por su esti-lo. Fue más tarde todavía que revelé algunos vínculos entre los pasos de Albert Dubout y aquellos de Thierry Defert : gusto por la puesta en escena de personajes, el movimiento y la narración. A continuación junto a Thierry comenzamos una colaboración con regularidad : él sostenía una rubrica en Zoom, con un título un tanto incierto pero que sonaba bien, « Rumores de Humores » y en la cual contaba crónicas de actualidad en relación a las artes visuales, exceptuando la fotografía.

Me entregaba en cada cierre de día toda suerte de artículos de prensa sobre los ilustradores, los creadores de comics, los edito-res – acompañados de bellos retratos en negro y blanco que realizaba él mismo con un pequeño aparto Fuji modelo aventurero que bien correspondía a los pasos del cronista -, y todo ésto sobre hojas a granel que tenía que decifrar y luego ordenar.

Teníamos la costumbre de almorzar un plato vegetariano en un pequeño restaurante bordeando el Forum des Halles, conocido como « La Fresque », precisamente porque éste abrigaba, sobre uno de sus muros, una gran pintura, de la cual él era su autor. No tengo mayor recuerdo de los detalles de este fresco, pero sí de una composición coloreada y fantástica, alimentada de todas las fuentes de inspiración. Y luego, Thierry desapareció de la circulación para reencontrarlo en una escuela de creación indus-trial donde no comprendía muy bien qué función ocupaba dentro de ésta : una especie de animador disponible a toda hora del día y de la noche, ya que esta escuela no cerraba nunca y que interpelaba los alumnos en los ascensores para « impulsarlos », como diríamos hoy en día. Y paralelo a esta actividad, sabía que se encaminaba cada vez más seriamente en un trabajo de creación personal, usando un medio que parecía anacrónico : el linograbado.

Poco importa este anacronismo, él dominaba perfectamente la herramienta y podía con un grabado monumental que había instalado un día en una sala de la escuela. Sin contentarse de reactivar las antiguas técnicas y las formas visuales que se desa-rrollaban, las dimensiones de sus obras orientaban su trabajo en la vía de los muralistas sudamericanos.

Es así cuando un bello día, nos anuncia que había comprado una casa en Valparaíso. Desde entonces, esta ciudad, su paisaje, su arquitectura, sus habitantes, sus animales, su cultura, su atmósfera ruidosa fueron constituyendo los motivos que declinaría sin cesar. Y desde aquí en adelante, viene regularmente a traernos imágenes que demuestran la alegría profunda que se experimenta al vivir allá, lejos de un parisianismo cultural que siempre tuvo ganas de evitar.

«ruMores de huMores», zoom magazine... Gabriel Bauret, Curador y escritor de libros sobre Fotografía. Fontenay - Mauvoisin 2006.

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xcepto algunos casos, el conjun-to de imágenes presentadas acá son detalles o elementos prepa-ratorios de un mural grabado

sobre una tabla de linóleo y ma-dera de pino y previsto para

medir 300 metros de largo por 4 metros de alto. Empresa desde hace 15 años, su título es: Paseo

de un visitante Europeo en el plan de Valparaíso a la

boca del siglo 21…

Este proyecto no tiene ningún destinatario, ni algún lugar de destino previsto, es una utopía pura, la sim-ple felicidad de agradecer a las porteñas y porteños su hospitalidad. Ellas y ellos han debido y sabido, desde la apertura del Canal de Panamá, hacer frente al decaimiento económico del Puerto Principal, pa-sando de la riqueza a la simplicidad. Ellos se forjaron, entonces, su propia identidad y fue aquello, con talento, lo que les permitió curiosamente no mante-nerse como simples espectadores, mientras que la ac-tualidad y sus actores se volteaban de ellos. Seguido a este abandono, Valparaíso debió elegir entre morir o mantener su ritmo propio, sus emociones propias, tejer sus propias miradas, sonrisas y tristezas, es decir, pulir su propia armonía, sinónimo de identidad natural, de personalidad enviada, evitando así por largo tiempo la idea de armonización, demasiado a

menudo sinónimo de nuestra época de trivialidad...

Y es, sin duda, este ritmo propio, esta emoción co-lectiva la que ha identificado los lugares o las colecti-vidades que han tentado a la UNESCO a interesarse por la ciudad portuaria, querida por los marinos del Mundo entero... Pues, hasta el 2004, Valparaíso no tenía razón para ser más que un puerto; esto hizo su reputación mundial: su cultura, su textura. Los puer-tos son los nidos de la Humanidad, puertas, pasos, conjuntos de pasarelas entre la tierra, que afirma, y el mar que progresa, entre aquello que tranquiliza y aquello que inquieta, entre sólido y líquido, donde se entrelazan intereses de sedentarios y quietud de viajeros, donde se rozan los vuelos de las palomas y los de las gaviotas, donde se funden los vientos marinos y aquellos de las montañas... Y mientras que las ciudades capitales, las ciudades interiores tienen una idea precisa de su poder piramidal, los puertos abiertos, vulnerables, son más numerosos; ellos no tienen un centro propiamente dicho, pero ¡cuentan con un conjunto de mostradores alrededor de una bahía calurosa como un abrazo! El viajero, el comer-ciante venido de otra parte, el visitador, a veces debi-litado, pasa a ser lógicamente el centro virtual. Aquel con el que se atrae cotidianamente un arte primero, propio a la Humanidad: el trueque. Y para apoyar este intercambio, convertido en comercio, y evitarle los horrores de la guerra desestabilizante, ha nacido el segundo arte: la diplomacia. Ella que evita también los sacrificios humanos modernos. Y para asistir este

arte de la negociación, el Hombre inventó el arte de la representación, del saber vivir, es decir, las bellas artes: la Cocina, la Música, el Teatro, la Pintura, así como tantos otros regalos de acompañamiento...

Pero la verdadera Cultura de un País y de un Pueblo es la onda expresada en la calle y en lo cotidiano: por ello, Valparaíso, ciudad portuaria, ciudad de acogimiento, ciudad frágil, delgado, pero resistente, ¡posee una de las más bellas Culturas!

Paseando la primera vez sobre el plan de Valparaí-so en enero de 1989, teniendo como guía el pro-

fesor de diseño industrial Ricardo Lang, volví a sentir este bello escalofrío que emerge de los momentos de plena alegría. Creo que, en un primer tiempo, uno quiere a alguien o un lugar por su movimiento, y luego, rápidamente, por la calidad de sus emociones. El primero era sin duda el bosquejo de la siguiente. Volví a sentir esto por Pancho; la forma de sus casas poco me importa, la prueba, el domingo la ciudad no existe más que con el paisaje desértico de las calles y pasajes. La Cultura, la verdadera Cultura, es y quedará como una historia entre los vivientes, en los cuales, las muertes son las raíces, tal como se dice en África forastera.

La idea de un mural de 300 metros de largo sobre 4 metros de alto nació simplemente del deseo

de decir “gracias” a un pueblo costero, marino, por su sentido de acogida y originalidad. En general, se trata de desprender las impresiones chilenas sobre

con las porteñas y los porteños…loro coirón,

Trinidad y Tobago, Febrero de 2008Traducción Mariela Sol Trujillo

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las calles porteñas y aquellas del plan, en particular. Este lugar, privilegiado, precioso, abrazando al puerto y donde cada uno es indispensable, ¡como en una familia! Por que creo en la complementariedad de los seres humanos, muchos más que en la dualidad, muchos más que en la competitividad de los individuos. ¡Puede ser debido porque nací simplemente siendo cristiano! Creo absolutamente que si hay seres luminosos, es porque hay seres oscuros y que si alguno parece brillante, no lo es más que por su complementariedad con un ser más eficaz.

Desde hace 15 años, yo no ceso de gravar esta obra y mi último cálculo de probabilidad me dice que yo debería terminar los 1200 metros cuadrados un día de un mes a los 127 años hacia las 17 h. El barón de Coubertin dijo a propó-sito de los Juegos Olímpicos: lo importante es participar! La técnica utilizada es aquella de la reproducción porque yo amo la idea de producción ligada a aquella de la repartición […]

La superficie final del mural tiene 1200m², una de las últimas empresas en el mundo que fabrican aún linóleo, Tarkett en Sedan, entre Alemania y Francia, me ayudaron con el ofrecimiento de términos de bobinas (¡2mts. de alto por un largo ilimitado!), desecho de su producción. Debo agradecer aquí por este gesto formidable.

Sin duda, me gustaría agradecer a mi modelo, mi musa, mi cómplice, el Pueblo de Valparaíso, por la belleza de su presencia sobre esta hermosa

costa que es la de Chile […]

Tarde en el parque O´Higgins en Valparaíso, en 1995.

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Tarde en el parque O´Higgins en Valparaíso, en 2011.

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c on el perdón de los españoles, Valparaíso fue descubierto por los ingleses, alemanes, holandeses y franceses. Me re-fiero no al Valparaíso geográfico, sino al Valparaíso como

objeto artístico. Desde las primeras crónicas de aventureros, nave-gantes y corsarios hasta las expediciones científicas y militares viene apareciendo nuestro puerto tanto en textos como ilustraciones. Cada relato del antiguo Valparaíso aparece acompañado de gra-bados, ilustraciones y litografías que dan cuenta de la visión que los europeos tenían de nuestras costas, de nuestros incipientes puertos y sobre todo de la forma de vida que tenían los habitantes de estas lejanas tierras. Privilegiados con un agradable clima, con costumbres y responsabilidades cívicas reconocidas en el viejo con-tinente. Un territorio de hermosa geografía, sin pestes, caníbales, ni animales feroces o venenosos era sin duda un lugar agradable para permanecer y grato para vivir. Por ello muchos de estos europeos se quedaron para siempre en Valparaíso.

Infinidad de grabados muestran a Valparaíso, luego serían las pin-turas sobre la ciudad. Nombres ingleses como los de Wood, Searle, Graham y Somerscales. Los alemanes como Rugendas, Grossma-cht, Kirbach y Grasshoff son inseparables de las crónicas pictóricas. Pero la lista de los franceses es mucho más larga. Ellos se encuen-tran en las tripulaciones de las expediciones, en las escuadras y en las comisiones científicas. Así aparecen Jean Jacques Petit, Teodore Auguste Fisquet, Pierre Alexander Tardiu, Amadeo Frezier, Ed-mond Bigot de la Touanne, Bartolome Lauvergne, César Famin, Jean León Paliere, Luis Le Bretón, más Tuochard, Furne y Deram-bure. Retrataron la costa, el puerto, el incipiente barrio comercial, el sector de El Almendral y las primeras mansiones de los cerros Alegre y Concepción. Luego vendría la vida de la ciudad, el trajín diario de los diversos personajes que animan la vida porteña, las costumbres y hábitos que son tan tradicionales y que muchos feliz-mente se conservan hasta hoy.

Pero la corriente francesa continuó con los inicios de la República. Llegan Ernesto Chartón de Treville, Raimundo Monvoisin y Desiree Chassin Trubert. Son de las mejores pinturas y retratos de Valpa-raíso y sus personajes. Cuando ya esa corriente se creía extinguida un ex marino francés en sus correrías por el Mediterráneo, Oceanía y Sud América llega a la Patagonia y luego a Valparaíso. Se trata de Picard de Deux. Años después (1940) volvería como grabador para hacer los apuntes con los que ilustró la novela “Puerto de Nostal-gia” de Salvador Reyes editada por primera vez en Francia (1945). Sus grabados desconocidos en Chile los publiqué en una crónica como esta hace dos años, (1998). Picard de Deux no sería el últi-mo. Hoy tenemos a Thierry Defert con sus xilografías (grabados en matriz de madera) exponiendo en la sala El Farol de la Universidad de Valparaíso, (año 2000).

Este locuaz y dinámico grabador con aventuras en Sud África, el sur de Argentina y Chile también llega a Valparaíso. Lo hace por una parte como profesor de una escuela de diseño y por otra para realizar una gran cantidad de imágenes del Valparaíso de hoy. Co singular agudeza lleva al grabado ya gente que habita y camina por la ciudad. Capta todos los tipos de personajes y sus oficios. No deja de tener una gran capacidad para comprender el carácter de los porteños. Redescubre los barrios y el quehacer característico de cada uno de ellos. Hace una singular interpretación del barrio del puerto, de la plaza Sotomayor y los mercados. Es un cronista del Valparaíso contemporáneo, con una visión apasionada por lo que para él es un descubrimiento y para nosotros la continuidad de un oficio que como el grabado tiene toda una tradición en nuestra zona. Su obra no está exenta de humor, sátira y hasta un sentido crítico. Sus grabados de grandes dimensiones, armados paciente-mente, constituyen una panorámica del pre-sente porteño.

thIerry deFert: el ÚltIMo FrancÉs Que pIntó Valparaísocarlos lastarria hermosilla, Crítico de Arte - Museólogo, Diario La Estrella de Valparaíso.Revista Sábado, 2000.

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foto lanchas 2012

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foto lanchas 2012

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n ació en Paris y vivió hasta las 17 en Dakar, Senegal. Dos años antes terminar el colegio por falta de "concentracion" vuelve en Francia. Estudia dos años en la escuela de arte Met de Penninghen y Jacques

d"Andon, "mis profes!", dos preciosos pedagogos! Luego ingreso sur concours a l"Ecole nationale superieure des Arts decoratifs, rue d"Ulm en Paris. No persevera por falta de "concentracion". Fonda una galeria alternativa durante dos años organisando exposiciones de illustradores, graphic designer y fotografos. Trabaja como "art-buyer" (contacto con illustradores y fotografos) en Publicis y despues fue Art director France, haciendo colecciones de posters y murales decorativo para Scandecor en Uppsala, Suecia. tambien trabaja como presentateur de comix y publicaciones illustradas para un programa de TV publica "Ouvrez les guillemets" con el critique litteraire Bernard Pivot, durante el año y medio de programación. Entre 1977 y 1986 participa como curador de exposiciones de illustradores en la apertura y durante seis años como independiente del Centro Georges Pompidou, Paris.

Entre 1981 y 1989 es periodista en "zoom, revista “De La Imagen" y otros medios como "Balafon" la revista de Air Afrique con tres gran reportage en el Sahara (Mauritania y frontera del Mali). En 1984 obtiene el premio Elie Faure por el libro "Georges Lepape, ou l"Elegance illustree", illustrador del couturier Paul Poiret (Editorial Georges Hersher, Paris y Thames and Hudson, New-York).Desde 1984 a 2002. encargado del departamento de diseño grafico y visual (decano) en Les Ateliers-Ecole nationale superieure de creation industrielle, Paris ( sous la tutelle des ministerio de la Industria y ministerio de la cultura). Conoce Valparaíso al principio de enero 1989, vuelve regularmente para visitar Chile y realiza sus primeros croquis (futuros grabados) en 1995 en el Plan, esperando un barco para volver a Europa.

Trabaja en un taller en el cerro Cordillera desde el año 2000. Vive entre Valparaíso y L´oreé de bois / La Manceliere en basse Normandie.

Premio internacional de la crítica del círculo de criticos de arte de Valparaíso 2004 y 2009, premio Ciudad Fundación Futuro 2011...

En fin, cuatro secretos para ser "dibujante :

1/ dibujar temprano 2/ perseverar toda la mañana 3/ dibujar temprano el dia siguente! 4/etc...ahi no mas !

Matríz de linóleo antes de imprimir.

... el caMIno...

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enero 1989. Visita a la ciudad de Abierta en Ritoque, saludo a Ricardo Lang, profe-sor de la Católica de Valparaíso en el nombre de Les Atelier en Paris. Primer paseo en Valparaíso con él como guía.

1995. Esperando una nave para volver a Europa, realizo los primeros croquis, futu-ros grabados de Valparaíso: Parque O'Higgins, Plaza Italia, Plaza Victoria, Mirador 21 de mayo.

En este fin de febrero de ese año, esperaba una encomienda para retornar a Rot-terdam en Europa y ¡dibujaba los movimientos de las olas de los océanos! Gene-ralmente, los aviones son más bien puntuales y el transporte se ordena sistemáti-camente. En el caso de las encomiendas, el tiempo y orden de transporte son más bien aleatorios, cargando y descargando en función de los puertos de escala y flete. La espera de la carga polonesa “Lodtz” en Valparaíso duró varias decenas de días. Es una verdadera felicidad aplanar las calles recorriendo cada rincón en este mes de marzo, momento en el cual la ciudad se reactiva. ¡Llegaron las ganas de contar historias, dibujar, de hacer postales al mismo tiempo como escribir tantos mensajes conmovedores y llamados del corazón!

Llegada del primer grabado “postal” a París (¡ya que la sucursal del correo más próxima se encuentra en el barrio que lleva el nombre de “Buena noticia”!)

No hay en estas imágenes ninguna pretensión “plástica”, pero sí el simple deseo de decir “¡buenos días y gracias por vuestra hospitalidad chilena, modo de vida y ritmo porteño!”

Los primeros croquis fueron tomados observando a un lustrador de zapatos en la Plaza Victoria, un fotógrafo público en parque O’higgins y cada noche la detención de los buses a dos pasos del hotel Lancaster en avenida Chacabuco. A la época, uno de la media docena de hoteles que generalmente son ocupados por marinos que

hacen escala en Valparaíso. Esta actividad en bus hacia el cruce de Pedro Montt/Uruguay de 1,60x4mts, será la primera carta/postal. Esta última, está destinada a la quietud y la discreta gentileza del dueño de la librería Crisis en avenida Pedro Montt frente al Congreso Nacional, Mario…., que se convertiría en mi primer amigo aquí en Valparaíso junto a Arturo Chadwick, me conmovió muchísimo.

El mismo año, primer grabado monumental llamado « Paradero de buses, Av. Pe-dro Montt / Parque O’higgins »: 1.60x4m. Instalada en la librería Crisis 1996).

1996. Frente a la gentileza de Mario por haber colgado el primer pequeño mural como un modo de inauguración del caminar de este paseo en papel, paseo del un visitante europeo al principio del siglo para el plan de Valparaíso. Paseo y alegría que continúa aún hoy en día a principios del 2013. Y, es así, que este entusiasmo creció con la idea de continuar las postales, siendo éstas últimas grandes en forma de mural o tradicional en blanco, negro y color. De este modo se realiza entonces el grabado «Plaza Italia» 2x2 m. 1997. Continúa el grabado «Avenida Chacabuco / Uruguay»: 3x6 m. (Instalación de una copia en una de las Salas de conciertos de La Piedra Feliz, avenida Errázuriz, barrio Puerto, Valparaíso) 1998. «Valparaíso-Papudo en el bus Sol del Pacifico»: 3x8 m, igualmente ese año primera parte de « Avenida Chacabuco»: 0,80x3 m. Y, además, «Frente del Restaurante - Bar Cin-zano / Plaza Aníbal Pinto»: 1,60x2 m. 1999 - 2000. Grabado mural «Plaza Soto-mayor»: 4,50x14 m. (que será expuesto en marzo del año 2000 en el Farol, Sala de la Extensión de la Universidad de Valparaíso y luego, copia instalada durante varios años en la estación de trenes del muelle Pratt hasta su desmontaje y destino desconocido...

También este año, realización del grabado «Pedro Montt / Avenida Francia»: 2x4 m. 2001. Grabado «Caleta El Membrillo»: 2x6 m. 2002. Grabado «Mercado Echaurren», cuya primera parte: 2x1.20 m. Segunda parte del grabado «Avenida

historia del gran mural previsto en su totalidad de un tamaño de 300 x 4 m :

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Chacabuco»: 1x4 m y 2x2.80 m. 2003. Grabado «Barrio de la Matriz / Mercado Echaurren» 4x9.20 m. (Instalación de un 80% del mural en el café Desayunador, calle Almirante Montt, cerro Concepción Valpa-raíso). El mismo año, grabado «Plaza Echaurren»: 2.80x2 m; y « Calle Castillo hasta plaza Echaurren »: 2.80x2 m. 2004. Grabado "Merca-do del Cardonal": 2x10.64 m. 2005. Grabado "Desde Cerro Cordi-llera, Herna": 2.40x3.80 m. El mismo año, "Mercado Puerto I, primer piso": 2.40x2.40 m. Igualmente, "Concurso Cueca Plaza Intendencia": 2.40x1.60m. 2006. ¡Año fecundo en cuanto a florecimiento de mura-les! Grabado "Escalera y ascensor Serrano/Cordillera alto": 4x3,50m. Al mismo tiempo, "Escalera y ascensor Serrano/Cordillera bajo: 4x3,50 m. y "Escalera/ascensor Serrano/Cordillera III": 1,44x0,80m. Grabado "Desayunador, Filou de Montpellier y Panadería en el Cerro Concep-ción": 0,80x2 m., además de "Muelle Pratt I": 1x2m. y "Muelle Prat II" : 1x2m. Finalmente, ese mismo año "Caleta El Membrillo II con Señora Gladys”: 2x1m + prótesis 0,50x2m. 2007. Grabado "Frente a la Matriz": 4x2m.,"Calle San-Martín I": 1x2 m., "Calle San-Martín I continuación": 1x0,50m., y grabado "Calle san-Martín II": 2x1 m. 2008. Panorámica cerro Santo-Domingo hasta Puerto: 3x13,40 m. grabado “Barrio puerto, puerta de Chile”. 2009. Grabado "Grupo "Los Porteños" Plaza Aníbal Pinto I": 2.20x1.20m., y "Grupo "Los Porteños" Plaza Aníbal Pinto II": 2.20x1.20m. 2010. Grabado "Muelle Prat Hip Hop 1: 3x1m., y, el mis-mo año, "La Rosita, mercado Puerto, 3 elementos: cocina, restaurante y una comida en una mesa. Abril de 2010, inauguración del mural de 13x3 m. “Barrio Puerto, puerta de Chile” en la Sala del Pensador de la Cáma-ra de Diputados, Congreso de Chile donación en la ocasión bicentena-rio de Chile. 2011. Serie de pequeños grabados de preparación Parque O´Higgins Club Tercera Edad y Skate. 2012. Serie Títeres y Muelle Pratt II 1x2 m.

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EXPOSICIONES INDIVIDUALESY COLECTIVAS (1981 - 2013).

Verano 1981. Instalación permanente de un panel pintado al óleo, 2.50 x 2.20 m en homenaje al fotógrafo neoyorquino Weege en el restaurante « La Fresque », calle Rambuteau, número 100, Paris. Visión naíf del estrecho de Magallanes con una vegetación… ¡ama-zónica! 31 de diciembre de 1988. Primer viaje a Argentina y Chile. 1989. Exposición privada de pinturas en casa de Marina Polge, Pa-ris, Francia. 1996. Puesta en escena de un mural en librería « Crisis », Valparaíso, Chile. 1997. Exposición en casa de Paulina y Alberto Dittborn, Santiago, Chile. 1998. Invitado a exponer por primera vez en Valparaíso por García Cataldo, profesor de Griego-Latino y en-tonces responsable de la sala de exposición de la Pontificia Univer-sidad Católica de Valparaíso, avenida Brasil Valparaíso, Chile. 1999. Pontificia Universidad de Valparaíso, Playa Ancha, y un grabado chico instalado en el restaurante « El Cinzano », Valparaíso, Chile. 2000. Marzo, exposición individual Sala El Farol, Universidad de Valparaíso y adquisición de un taller en el Cerro Cordillera. 2000 - 2004. Instalación del fresco « Plaza Sotomayor » en la estación de ferrocarril del Muelle Prat, Valparaíso, Chile. 2002. Octubre, exposición en Carré Bonnat, Musée Bonnat, Bayonne, Francia (con los fotógrafos, Jérôme Aich, Philippe Calloix, Veronique Huyghe y el músico Ramuntcho Matta). 2002. Hypocampus, Concón, Chile. 2003. Febrero, Restaurante « Pezcadores », Quintay, Chile. 2003. Marzo, exposición en Alliance Française, Lycée Jean d’Alembert, Viña del Mar, Chile. 2003. Instalación de una pintura “San Pedro” sobre la fachada de la asociación « Ciudadanos para Valparaíso », en calle Ferrari, número 457, Valparaíso, Chile. 2003. Exposición colectiva, « Valparaíso, memoria contemporánea », Bodegón Cul-tural Los Vilos, Chile (con numerosos pintores chilenos participan-tes). 2003. Octubre, exposición « Color Chile » en Hotel de Ville de Bobigny, Francia (con los pintores chilenos Alfredo Echazarreta y Sotelo). 2003. Octubre, exposición en el espacio de intervención

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Café El Desayunador, Almirante Montt, Cerro Alegre, Valparaíso. Gracias a Marcia... y Adela entonces muy chiquitita... foto: Arturo Chadwick Dittborn.

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cultural « Maushábitos », Oporto, Portugal (con los pintores chilenos Marisa Cor-nejo, Carlos Gómez, Andreas von Gehr, Carlos Ruiz). 2003. Diciembre, instala-ción de un extracto (2x4 m) del grabado mural « Chacabuco » en el restaurante « Pink », Oporto, Portugal. 2004. Marzo - abril, exposición en la librería « Ciclolibros » en San Felipe para la revista de creación visual y literaria: « La piedra de la locura » (entrevista en n° 5 otoño 2004, páginas 14 y17). 2004. Marzo, segunda exposición « Impressions Chiliennes, suite » en la sala El Farol, Valparaíso, Chile. 2005. Marzo, exposición en la sala de Viña del Mar, Chile. 2006. Exposición con La Alianza Fran-cesa en La Tertulia, calle Esmeralda 1084, Valparaíso. 2006. Exposición a la Cho-colatería Colas, Maule Francia 2007. Instalación permanente en La Tertulia, 2008 hasta hoy. 2007. Exposición colectiva con la Galería de Arte Bahía Utópica en el Hotel Sheraton, Santiago. 2007. Segunda exposición en la Chocolatería Colas, Maule, cerca de Paris, Francia. 2007. La Sebastiana, primera exposición colectiva con Pía Subercaseaux, Salvador Amenábar, Arturo Chadwick (fotografías), Eduar-do Mena, Gonzalo Ilabaca. 2008. Exposición con la Galería de Arte Bahía Utópica en el Hotel Sheraton Miramar, Viña del Mar. 2008. Exposición en la Galería Muni-cipal de Arte Valparaíso, Condell, Ilustre Municipalidad de Valparaíso. 2008. Ter-cera exposición en la Chocolatería Colas, Maule, Francia. Dic 2008/ Feb. 2009. Exposición en la Galería Cristal en la Biblioteca Nacional de Chile, Santiago. 5/20 de Marzo 2009. Tercera exposición en La Sala El Farol, Universidad de Valparaíso. Marzo 2009 colectiva en La Sebastiana Valparaíso, con el ilustrador, cronista y es-critor Allan Browne y el fotógrafo Juan Hernández. Abril 2009. Instalación durante un año en una “Sala Loro Coirón” en la tienda Consentida, calle Almirante Montt,

Cerro Concepción, Valparaíso. Decoración de fondo para la presentación de cueca brava del actor y músico Daniel Muñoz. Abril/agosto 2009. Museo Lord Cochrane, Municipalidad de Valparaíso. Octubre 2009. Artista invitado al tercer encuentro Rockcarnaza “El imperio de la guitarra” con Ilustraciones y proyecciones durante las presentaciones musicales en vivo. Noviembre/31 de Diciembre 2009. Palacio Carrasco, Centro Cultural Municipal de Viña del Mar. Enero/Febrero de 2010. Centro Cultural “El Austral”, Valdivia. Febrero 2010. Diseño de Afiches del progra-ma y soportes publicitarios de Rockódromo “El poder de lo nuestro”. Marzo 2010.Tercera exposición colectiva en la Sebastiana, Valparaíso, con Gladys Figueroa y David Contreras. Abril de 2010. Inauguración el la sala del pensador en la Cámara de Deputados, Congreso de Chile en Valparaíso. Oct/dic 2010. Tercer Forum uni-versal de las culturas; Instituto chileno Norteamericano de Valparaíso. Mar/Abril 2011. Exposición colectiva “El Viaje” junto a Rodrigo Villalobos y Eduardo Mena, Consejo Nacional de la Cultura y las Artes, Valparaíso. Otoño/Invierno 2011. Expo-sición colectiva de grabadores en la Quinta Región, Centro Cultural de Valparaíso (Ex Cárcel). Septiembre 2011. Exposición colectiva Chile, Arte, Identi-dad y Pertenencia, Artistas del SXX y de nuestro tiempo, junto a Alberto Ludwig, Carlos Hermosilla, Santos Chávez, Christian Carrillo, Themo Lobos en la Sala Viña del Mar. Septiembre 2012. Exposición junto a Gonzalo Ilabaca en Castell dell’Ovo, organizado por la Embajada de Chile en Italia y la Municipalidad de Nápoles. Junio 2013. Exposición Museo Nacional de Bellas Ar-tes de Santiago, hoy día po´h!

< ¡Que bueno su barrio! (2da versión)

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L as imágenes presentadas en esta exposición en el Museo de Bellas Artes de Santiago, son en su mayoría linografías.

La técnica de la linografía es un derivado del gra-bado sobre madera: la xilografía. Esta antigua técnica, que tiene por objetivo imprimir una misma imagen en muchos ejemplares, es un poco el ances-tro de la imprenta y de la copia láser, y consiste en grabar una matriz de madera que permita esta re-producción en numerosas cantidades.

Esta técnica -en su origen- utilizaba un cuchillo so-

1 / REFLECCIONAR, EMPATIZAR 2 / DIBUJAR

bre una plancha de madera, seguida por un juego de diferentes gubias con más precisión. La plancha de la matriz es hasta el día de hoy tallada para hacer nacer una carta o una imagen. Esta plancha es tintada y luego aprisionada sobre una hoja de papel.

La imagen impresa se tiñe del color de la tinta salvo el lugar del tallado, que queda del color del papel. ¡Es el principio del timbre del correo! También es muy común utilizar una prensa dentro de la cual son introducidas la plancha tintada y las hojas de papel. La fuerte presión de los rodillos de la prensa facilitará la impresión.

Pero es poco frecuente en el mundo imprimir formatos regularmente gran-des.

Tengo que agradecer aquí, con mucho reconocimiento y admiración a tres fie-les y brillantes amigos. Están enamo-rados de la mecánica. ¡Esta última fue anteriormente bien considerada den-tro de las bellas artes, al mismo tiempo que la música y la pintura!

Estos amigos, permitieron la realiza-ción de grabados monumentales. Sin ellos todo esto no existiría. Los dos pri-meros a quienes quiero nombrar son Daniel Kula y Alain Pottier. El primero, fabricó una prensa y agrandó otra; el segundo, perfeccionó una gran pren-sa y afinó la precisión de la presión de otra prensa. Daniel Kula transformó una prensa textil para hacer una de papel.

En fin, al diseñador industrial y quien realiza y vela los diseños de prototipos Luc Moreau. Él partió del principio que el enemigo de la precisión para im-primir los formatos muy grandes, es tal vez el movi-miento engendrado por la rotación del papel. ¡Tuvo en este pensamiento una idea asombrosa!

Y reguló el problema procediendo por aspiración que por el rodar del papel. No dicen acaso los dise-ñadores: “si quieres construir un puente, llama a un ingeniero, si buscas un medio para atravesar el río pídelo a un diseñador”.

Foto Luc Moreau Foto Esteban Torres Álvarez

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3 / GRABAR 4 / ENTINTAR

A través de los siglos, los materiales utilizados para fabricar matrices se han diversificado. En un comien-zo la madera usada era un trozo de árbol frutal repu-tado por su solidez y su aspecto suave, que permitía muchos tierajes, una facilidad en el grabado y mu-chas impresiones. Luego, los xilógrafos se dejaron llevar hacia otras maderas más económicas y fáciles de encontrar que, al mismo tiempo, permitían grabar grandes superficies.

Uno de los más grandes maestros de la historia uni-versal de la xilografía, el japonés Hokusai, utilizaba en el siglo XIX madera de árbol frutal. Por su parte

nuestro gran maestro chileno, el viñamarino Carlos Hermosilla, en la segunda mitad del siglo XX utilizaba madera contrachapa de la Región de la Araucanía. hoy en día los xilógrafos se permiten el uso trupán que no es tan caro y permite grandes superficies.

Respecto a la linografía, el fenémeno comenzó a prin-cipios del siglo XX cuando los derivaron al uso de un material de revestimiento de piso: ¡El Linoleum! Las enciclopedias y diccionarios de finales del siglo XIX presentan este material como “Una alfombra de piso hecho de una tela de yute recubierto de aceite de lino, acetato de plomo y de corcho en polvo, extendido en

capas de dos a tres milímetros de espesor sobre una tela común”. Inventado alrededor de 1860 por el in-glés Walton y que por ese entonces llamaron camtu-licon.

Grabar el linoleo o el “camtulicon” es confortable y permite realizar amplios y largos trazos arabescos porque es muy fácil de esculpir con el calor (frío es duro como un mármol).

(...)

Foto Noëlle Avel Foto Lea Klein-Bauret

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5 / IMPRIMIR 6 / SECAR

7 / MONTAR

Yo reservo el contrachapado de pino amarillo para realizar fondos de color con el fin de gozar visualmente la belleza de la fibra de madera.

Y desde 1995, los primeros grabados son fotografiados por mi amiga y cómplice, la fotógrafa franco chilena adoptada de corazón en este país, Veronique Huyghe (increíble trabajo que año tras año realiza sobre el norte chico) en París. En Valparaíso le solicité este trabajo al estudio de Cámara Lúcida que dirige la porteña Carolina Vásquez… (verdadera profesional de la estética en el montaje fotográfico). A continuación acompañado por el gusto muy sutil de la diseñadora Alda Ojeda, las imágenes son reimpresas en offset para convertirse en postales (ciento cuarenta modelos a la fecha de hoy) o afiches-souvenir (alrededor de treinta), entre otros.

L´oreé du bois yCerro CordilleraValparaíso 2013-2014

Foto Angèle Moreau Foto Luc Moreau Foto Marcela Montenegro en la Sala El Farol, Universisad de Valparaíso

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8 / EXPONER, COMPARTIR...

Foto Alexandra Vaquero y Carré -Musée Bonnat, Bayonne

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desde 2003, Valparaíso tan largamente olvidado, a veces llegando al desprecio por sus bancos y por el resto del país, se convirtió nuevamente en moda. Progresivamente, sus cualidades han vuelto a apa-

recer en algunos medios del mundo entero y l’Unesco se intere-só en las personalidades activas del puerto.

La ciudad se ha redesplegado y se ha ido transformando en una ciudad cada vez más animada. Y además, el palacio Suber-caseaux de la calle Serrano se transformó en una ratonería. El emporio Echaurren cerró sus puertas. Después del terremoto lo hizo el Mercado del puerto. Los ascensores también cerraron por mucho tiempo, pero los Malls de avenida Argentina, Prat, Barón, en pocos años van de viento en popa y las torres trepan sobre los cerros al costado de Viña y bordean la caleta El Mem-brillo.

Una nueva juventud nace; se inventa un centro “histórico”. Habiendo sido creada en el quehacer de los itinerarios llama-dos “patrimoniales” y en una tradición de muros pintados, año tras año ella se impregna y empapa de recetas llegadas desde afuera, desde otra ciudades “patrimoniales” del mundo. Toda la dificultad para ella está, ahora, en no caer a la sombra de los reality show, banales y grotescos, bajo la presión del mundo de la comunicación. Aquel que vive locamente acelerado por la rapidez, la embriaguez y la competición del mundo. Ahora Valparaíso, luego de haber sido menos que nada a los ojos de los competidores, ¡tiene ahora que retomar fuerzas! Como si ella debiera ser castigada por haber estado tanto tiempo fuera de competición, debiera ser perdonada.

¡La música tecno repercute sobre los cerros a todas las horas de la noche e impide a los perros dormir y a los gatos cariñosear y juguetear! Pero seamos honestos, el arreglo del Museo de de

Ciencias Naturales es un ejemplo de acierto y elegancia.

Las artes plásticas se desarrollaron y las performances reem-plazaron a los poetas un tanto perdidos a lo largo de los años en los cafés de la calle Ecuador y que se fueron convirtiendo en restaurantes gastronómicos. Algunas galerías abrieron, a veces cerradas rápidamente. Éstas se mantienen y ayudan a otras, es verdad, a sostenerse en vida.

Entonces, ¿por qué hablar siempre de lo de antes? Este “an-tes” como una nostalgia que, de todos modos, es propia a una cultura porteña, ¡es lo que el ají es a la cocina chilena! Y agregar a esta queja la costumbre bien francesa de lamentarse todo el tiempo y ¡es realmente loco! A pesar de la nostalgia crónica, en cada retorno de viaje, ¡me siento envuelto en una luz mágica con la increíble y deliciosa impresión de volver a casa! ¡Es posible que ello se deba a la calidad humana de chilenas y chilenos de tener siempre una bella mirada sobre el visitante! ¡Esto se llama hospi-talidad y representa una gran cultura! El país es nuevo portador de una increíble energía positiva, el cual un día, de seguro, en-contrará justicia y habrá una felicidad mejor repartida.

Otra mágica relación son las amistades que se han ido creando aquí desde el primer día e incluso antes como es el caso del ar-quitecto/diseñador y cómplice Alberto Dittborn en los Ateliers de París y co-fundador del MIM en Santiago, y su esposa Paulina Rodríguez, ¡muy entusiasta por la belleza de la vida! El fotógra-fo y arquitecto Arturo Chadwick que gentilmente fotografió (y con qué paciencia lo hizo) a aquellos habitantes de la parte alta de los cerros y a aquellos visitantes y paseante de Plaza Echau-rren, lugar que podría llevar su nombre. Este amigo tiene un espíritu sumamente constructivo positivo que me llevó a poner oreja hacia los silencios propios de cada cerro de Valparaíso. Como tantos barrios como identidades. Y su esposa Paula que

trabaja jardines particulares y los floridos patios de los hoteles de la ciudad. Pía Subercaseaux y Salvador Amenabar, primeros grandes amigos del Puerto que me presentó Arturo Chadwick y cuya obra en pintura es tan profunda y mágica, ¡que me llena de felicidad saber que forman absolutamente parte de la gran pintura de la historia de Chile!

Amigos más recientes como Eduardo Mena y Gonzalo Ilabaca: el primero es el pintor de la noche sobre el Plan y los cerros de Valparaíso. Las ventanas de taller se desplegaban en atrio exte-rior de la Matriz ¡Mena me contó los verdaderos “congresos” de perros bajo su ventana! ¡Junto a toda la fauna canina sentada en ronda y dialogando! ¡Increíble!

Gonzalo es el mago de las tintas del puerto. Su pintura juega con los grises coloridos y ¡esa fuerte identidad, propia a cada lugar, que son sus cielos! Haber viajado con él en septiembre del año 2012 a Nápoles junto a una exposición en el Castel dell’Ovo, organizado por la embajada de Chile en Roma y la comuna de Nápoles, fue un verdadera alegría intelectual, gracias al apoyo entre otros de la Fundación Lukas y de Rafael Torres.

Y además la pintora Amaru, que pinta Con-con y cuya musa es la mar; su obra se encuentra siempre cercana a la tierra chilena y en movimiento constante.

Otros amigos vinieron a encontrarse a esta amistad como es el caso del pintor Gonzalo Etcheto que vende en el paseo Atkin-son al aire libre sus pinturas a los turistas para poder alimentar a su familia. Ellos viven en su taller en las alturas del cerro llamado por él mismo “casi Alegre”. No pienso equivocarme diciendo que estos lienzos fueron una gran inversión y verdadera fortuna en cuanto a colección de obra para los biznietos.

Confíen en mi, ¡de todas maneras no estaremos aquí para poder confirmarlo!

¡cóMplIces!loro coIrónmarzo 2013

Muelle Pratt en matríz de linóleo en camino de grabados y gubia.

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foto gubia+matriz

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rincón en francés

Mon Chili est avant tout celui d’un geste courtois, élégant. Celui d’un homme dans la rue qui me

tend silencieusement un mouchoir de papier parce qu’il voit que la figue que je mange me tache les mains. C’est ensuite un chapelet quotidien de « no te préoccupa » ve-nus de gens pas forcément aisés, qui d’instinct partagent le pain et font remarquer à quel point le paysage est beau le matin, que les lacs et les mers ont été dessinés depuis le ciel, là-haut au dessus de la cordillère. Contrairement aux contrées plus tempérées, rien n’y est sûr, le sol vibre en permanence. Rien n’y semble définitif, c’est une terre d’utopie friable qui semble savoir se couler dans les bru-mes du Pacifique.

Dès les premiers jours à Valparaiso, je me suis senti invité. J’ai regardé vivre la vie, scintiller une mosaïque.

J’aime Valparaiso parce qu’à l’instar de tous les ports de la planète, c’est un des nids de l’humanité. En Chi-ne comme en Occident, les grandes civilisations mar-chandes ont été créées sur des réseaux portuaires, qu’ils soient fluviaux ou maritimes. Il faut être bêtement puis-sant dans un port, bardé de grotesques certitudes cultu-relles pour résister aux autres venus de toutes parts dans un patchwork de diversités. Le métissage culturel né du brassage des convictions est l’une des plus belles images proposées comme paradis par le Bon Dieu.

Valparaiso a ses collines qu’un subtil historien contem-porain de la cité Allan Brown dit être autant de doigts

de mains posées sur la montagne. Dans un pays qui a la chance d’avoir un drapeau âgé d’à peine deux siècles et qui peut donc embrasser tous les avenirs du monde, le port visité par les voiles et cheminées des bateaux de tous les pays, est en mouvement permanent. Les pre-miers regards des gens que j’ai rencontré dans ce port à la vie économique difficile, portaient tous une inquiétu-de et donc une émotion. L’émotion trouve toujours une grâce.

Il ne s’agit pas de faire l’éloge de la pauvreté mais de réap-précier la simplicité. Personne n’aime la pauvreté, mais je pense qu’à l’origine l’homme est pauvre et que tout s’est construit là - dessus. On sait bien se battre pour ce que l’on n’a pas! Dès que l’homme s’enrichit, il a sou-vent tendance à s’isoler du reste du monde et à cacher ses sentiments. Il s’éloigne alors de la complicité d’une vie communautaire, avec parfois de partielles rémissions afin de pallier un ennui naissant dû à l’isolement.

Et puis lorsqu’une ville est fragile, il y règne des odeurs bi-zarres qui sont comme des chardons dans un champ de fleurs sauvages. Si on veut n’avoir aucune épine, il suffit de cultiver des géraniums. Mais alors jamais ne connaîtra t - on l’intérêt de la blessure.

Les collines sont couvertes de mille aventures familiales, illustrées par autant de diversités formelles. Ailleurs dans trop de citées, le tracé architectural dessiné en comité restreint est souvent sous des prétextes économiques

probablement légitimes, glacial avec des quartiers qui finissent par avoir l’apparence de podiums de mode. Je préfère quant à moi la variété, les tracés erratiques et hu-manistes.

Ce ne sont pas les collines qui ont capté ma première at-tention de visiteur, mais le littoral et ses larges avenues, comme Chacabuco et Pedro Montt qui fusionnent en deux nombreuses petites ruelles après Sotomayor, ter-minaisons nerveuses autour de l’antique et si digne église de la Matriz et jusqu’à l’immeuble des douanes, parce que les actions y sont débridées, collectives, urbaines et peuvent être racontées sans violer l’intimité des familles.

Ces deux grandes avenues sont des ponts entre le mon-de de Neptune et celui des couleuvres, entre la terre et l’eau, où les gens pliés sous l’effort du quotidien, conti-nuent à être interdépendants les uns des autres et à tra-vailler pour la cité. Je crois que la ville doit être un lieu où les habitants sont plus importants que son architecture, sinon il s’agirait d’un musée. Valparaiso aurait sans doute ravi les promenades de notre cher Baudelaire.

Pourquoi et comment dessiner...

j ’aime le parfum des gens, un mouvement ou une sil-houette qui passe, se sentent comme une belle histoire.

Les croquis dans la rue, c’est comme la pêche à la ligne au bord d’une rivière, si l’on tire trop fort, on n’attrape rien.

pourQuoI ValparaIso...loro coIrónPalaiso / Paris, octubre 2002

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Les dessins s’attrapent en fonction de tel ou tel instant approprié.

La technique que j’utilise est proche de la gravure mais elle est en est la branche la plus primitive: celle qui con-siste à entailler le bois ou le lino. J’ai un profond respect pour les vrais graveurs qui eux maîtrisent une alchimie. Ils sont les héritiers des orfèvres. Le cuivre qu’ils travaillent, répond sous la finesse du burin et à la subtile qualité de leurs pensées. Mes histoires sont plus rudes. Elles re-lèvent de la rue et de ses va -et -vient.

J’ai pour ambition de perpétuer sur des papiers géants le monde de la carte postale imprimée. Grâce à des plaques de bois et de linoléum, les dessins creusés à la gouge peuvent être encrés et pressés sur un papier pour offrir un, deux, trois, dix, vingt, cinquante ou cent tirages.

Les papiers composites ultra légers, suffisamment opa-ques et indéchirables, doivent permettre d’imprimer de futures cartes postales de 3m x 4 m. Et pouquoi pas avec des encres imprimées aux saveurs des lieux traversés et quelques puces électroniques reproduisant le bruit des klaxons ou d’une grue portuaire en mouvement à l’autre extrémité de l’image.

La notion de papier postal fait partie de notre culture, flottant entre confidence et secret, chose avouée ou cachée. Le courrier papier garde aujourd’hui son importance tactile précisement en parrallèle avec le mail. La fonction obligée d’internet est devenue ludique et a trouvé ainsi une vivacité plus proche de la parole.

Le papier lui offre, un univers arrêté toujours d’actualité, celui de contempler à plusieurs, un panorama en com-plémentarité de plaisir avec celui intime, furtif, du mail sur l’écran de l’ordinateur.

Voilà pourquoi je dessine si grand, cela permet d’entrer physiquement dans un monde, une foule. Ma main cher-che à capter la chorégraphie des passants.

Dans la pratique, je flâne sur les deux fameuses avenues parallèles aux molles Pedro Montt, la Chacabuco ou la place Sotomayor qui s’ouvre sur les quais et lové dans un coin d’ombre, je cherche un territoire lumineux d’une centaine de mètres carrés à découvrir tout au long de la journée. Et puis, telle ou telle silhouette accepte d’être saisie par un trait, adoptée dans un puzzle composant un instant suspendu.

Une addition de ces journées, de ces mois, de ces années pourra donner 300 mètres de récit avec donc pour prin-cipales héroïnes, ces avenues et ces places.

Pourquoi 300 mètres ? Comme ça, pour rien...cela au-rait pu être 20 ou 700...

Quelles sources ?

M on ambition de dessiner deux grandes avenues animées d’une ville à la vie plus que dure mais

pétrie par tant de brassages de populations du Monde vient vraisemblablement du plaisir de l’écriture, du récit, des histoires, en héritage de celles que les peintres de rue

ou les vieux causeurs du Sahel ont offerts à ma tendre enfance.

L’un des plus beaux cadeaux de ma jeunesse a été de pouvoir vivre en Afrique, dans un magnifique pays du sud du Sahara qui s’appelle le Sénégal, dont les peuples qui le composent, ont pour particularité d’adorer le ver-be, donc une relation ouverte et chatoyante à l’autre…

L’arbre à palabres ou le carrefour de rue permettent ainsi à tout le village ou le quartier de trouver au fil d’heures de dialogues et de récits, une solution à tous les maux et les conflits. La parole du vieux y est respectée, c’est - à dire bénie et les pleurs de l’enfant reçoivent l’affection de tous. Dans les familles, les différences sont tolérées, les plus faibles ne sont pas abandonnés et les plus forts savent faire preuve d’élégance.

Enfant, j’avais un rêve, celui d’aller en Terre de Feu par-ce que vivant en Afrique, j’étais fasciné par ce bout du monde dont le nom se rapprochait aussi du surnom que mes camarades m’avaient donné en raison de mes cheveux roux: feu de brousse.

Beaucoup plus tard, le 31 décembre 1988, j’ai pris un avion pour rejoindre des amis argen-tins et traverser Buenos Aires, la pampa, la cordillère et descendre vers los Andes avant de rejoindre Valparaiso et Porvenir. Je n’ai eu de cesse ensuite de revenir vers ce pays qui ressemble à un long collier de perles.

(Merci á Catherine Sauvat, ecrivain).

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Esta exposición está dedicada a mi querida Luz Méndez Pereira por acompañarmey a mi amigo y hermano Didier, a la memoria de nuestros tan generosos y gentiles padres Genevieve Bessin et Paul Defert...

Textos: Micaela Navarette (p...), Carolina Tapia Valenzuela (p),Marylen Llancaqueo (p), Gabriel Bauret (p), Loro Coirón (p), CarlosLastarria Hermosilla (p).

Traducciones del francés al castellano: Mariela Sol Trujillo González / [email protected]

Fotos: Veronique Huyghe, Marcela Montenegro Villavicencio, Carolina Vásquez y Fernando Aceña / Cámara lucida, Alexandra Vaquero / Carré Musée Bonnat, Bayonne, Rene Lescornez / Congreso de Chile, Esteban Torres Álvarez, Noëlle Avel, Lea Klein-Bauret, Alda Ojeda, Angele et Luc Moreau...

Transporte: Un saludo especial a Alejandro de la Fuente y su Señora por su atención y apoyo, a Carolina Repetton Müller y todo el equipo de Lan Cargo desde Madrid a Santiago...

Diseño y Museología MNBA: Felipe Cardemil.Diseño Catálogo y afiche: Alda Ojeda, [email protected] gracias a la gentileza de la Alianza Francesa de Viña del Mar, al Instituto Francés en Chile, y a la gentileza de Marcelo Sandoval y de su genial equipo de la Imprenta GSR en Valparaíso.

Video: Luc Moreau, François Voiturier, Alain Pottier, Loro Coirón...

Gracias a mi amigo Alberto Ditborn por la idea “dinamicagráfica” eMIgRAR.

Gracias a todas y todos los Porteñas y Porteños, al Alcalde Jorge Castro Muñoz y a las personas que trabajan en la Municipalidad de Valparaíso,a Nancy y Bertrand de Bahía Utópica por su perseverante apoyo...Y millón de gracias a mis amigos Claudia y Jovino y a mis vecinos de la Manceliére / L´orée du bois por su fiel amistad y cariño: Noelle Avel, Anne-Marie y Claude Alexandre, Nicole et Michel Chiche, Annette et Gilbert Gribe…

Ediciones Como si la vida fuera a durar para siempre / Thierry Defert E.i.r.l. Valparaíso, Chile [email protected]

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Foto Rene Lescornez, Congreso de Chile.