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    Pennsula

    vol. III, nm. 2

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    CHIAPAS MEXICANA

    M V OUNAM, CIALC

    Tan pronto proclamaron su independencia, los pases hispanoamericanos debierondefinir un espacio propio, sealando el territorio sobre el cual habran de ejercersu potestad soberana. En cierto modo, este deslinde sigui la pauta de antiguasdemarcaciones establecidas a lo largo del periodo colonial; sin embargo la forma-cin territorial de las nuevas entidades no fue slo resultado de esta inercia, sinoque lleg a adquirir el carcter de una nueva construccin, proceso en cual resulta-ran decisivos los acuerdos (y desacuerdos) entre actores e intereses de proyeccinnacional, y agentes de poder y grupos sociales del mbito local (vg. provinciasy regiones).

    Esto, que aplica en general para el conjunto del territorio, cobra un carizparticular al hablar de las provincias o regiones colindantes con un pas vecino.Frecuentemente se trata de lugares remotos y poco integrados a las dinmicascentrales (socioeconmicas, polticas y culturales) de la sociedad nacional.Pero a diferencia de otras regiones perifricas o marginales ubicadas pas aden-tro, en estos casos la debilidad estatal se torna crtica en funcin de construir opreservar el territorio oficial.

    Al respecto, la historia de la formacin territorial de Mxico ofrece ejemplos

    contrastantes. La secesin de Texas y la prdida de otras provincias del norte en laguerra con Estados Unidos hicieron evidente lo precario del dominio nacionalen el vasto septentrin. En cambio, los procesos de construccin territorial enel sureste mexicano fueron de naturaleza muy distinta. En cuanto a Chiapas, laanexin de esta antigua provincia guatemalteca en 1824, y la ocupacin militar delSoconusco en 1842, constituyeron episodios sumamente exitosos. Por su parte, elestado de Yucatn permaneci separado de la Repblica durante varios aos, paraluego reintegrarse a ella a partir del estallido de la Guerra de Castas, en 1847.

    * Nota de los editores: Como se seala en la Introduccin, los artculos que conforman el pre-sente volumen se presentaron en una primera versin en el marco del Coloquio Regiones peri-fricas y Estado nacionales, efectuado en el Centro Peninsular en Humanidades y Ciencias Socialesde la UNAM, en Mrida. Integrados por el editor invitado, el conjunto se envi a sendos especialistaspara su evaluacin como nmero monogrfico, lo que explica la coincidencia de fechas de recepciny dictamen de los distintos trabajos.

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    Esta misma sublevacin maya devino en la prdida de factode la franja orientalde la pennsula yucateca, la cual fue recuperada medio siglo ms tarde, dando

    origen al territorio federal (hoy estado) de Quintana Roo.Extraamente, en los grandes relatos sobre la construccin de la nacin estosprocesos suelen referirse como episodios contingentes. Al parecer, la presunta condi-cin marginal y perifrica de dichos territorios no alude solamente a circunstanciaseconmicas y socioculturales, sino tambin a la menor jerarqua que se atribuye enlos registros de la memoria a esos procesos de apropiacin (Chiapas y el Soconusco)y recuperacin (Yucatn y Quintana Roo), tal vez porque en dichos relatos elterritorio nacional es asumido como una condicin heredada y no como una cons-truccin del periodo independiente, o bien porque algunos de los casos de xito

    ms claros en materia de afianzar o expandir la presencia del Estado mexicano enreas marginales o perifricas no tuvieron como protagonistas principales a instan-cias, intereses o grupos de poder centrales autoidentificados como La Nacin,sino a actores locales. Esto ltimo corresponde cabalmente al caso chiapaneco.

    Como es sabido, hasta antes de la independencia, Chiapas era parte de laAudiencia de Guatemala. En septiembre de 1821 las autoridades chiapanecasdecidieron adherirse al Plan de Iguala, respondiendo a la exhortacin de los jefesmexicanos que haban ocupado la ciudad de Oaxaca. Poco despus, tras enterarseque en Guatemala tambin se haba proclamado la independencia, los chiapane-cos rompieron vnculos con su gobierno y se acogieron a la proteccin mexicana.El acuerdo entre ambas partes qued consagrado en el Decreto de la Regencia del16 de enero de 1822, que estipulaba la unin perpetua de Chiapas al ImperioMexicano.1

    Algo parecido sucedi tambin en otras provincias como Nicaragua, Hondurasy Quetzaltenango. De hecho, la rebelin de autoridades provinciales contra lacapital guatemalteca constituy un fenmeno caracterstico de la independenciacentroamericana. Este desacuerdo tambin marc la pauta de la organizacin

    estatal de Centroamrica a partir de 1823, y finalmente desemboc en el des-membramiento de la Repblica Federal, en 1838.Hace ya cierto tiempo, Miles Wortman y Julio Csar Pinto Soria examinaron

    extensamente el trasfondo socioeconmico y las pautas generales de dicho pro-ceso. Recientemente, Jordana Dym ha profundizado en su dimensin poltica.2Sin embargo, en estos estudios de amplio alcance temporal y geogrfico el exa-men de casos especficos resulta forzosamente desigual y limitado. En particularacerca Chiapas estas obras contienen escasas referencias, acaso por un sesgo enla seleccin de las fuentes o quiz como reflejo del carcter marginal de la pro-

    vincia con respecto a los procesos centrales de la Audiencia. Lamentablemente1 Decreto de la Regencia, Mxico, 16 de enero de 1822, pp. 56-62, 63.2 Miles Wortman, Government and Society in Central America, 1680-1840; Julio Csar

    Pinto Soria, Centroamrica, de la colonia al Estado nacional (1800-1840); Jordana Dym, FromSovereign Villages to National States. City, State and Federation in Central America, 1759-1839.

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    la historiografa sobre la regin no ha resuelto este vaco. Establecer la conexinentre los rasgos peculiares de la sociedad chiapaneca tardo-colonial y los procesos

    polticos que signaron la transicin a la vida independiente sigue siendo una tareapendiente para los especialistas.3

    En el presente trabajo pretendo examinar la manera peculiar en que los diri-gentes locales manifestaron su reclamo autonomista, pues mientras que otroscabecillas provincianos expresaron de forma simple y llana su intencin de sacu-dirse la tutela guatemalteca, argumentando haber sufrido reiterados agravios porparte de la oligarqua mercantil y financiera establecida en la capital del Reino,el planteamiento chiapaneco pronto devino en una suerte de irredentismo pro-vincial de carcter mexicanista. Este nuevo credo sera fundamental en la

    coyuntura de 1823-1824, cuando se decidi la unin definitiva a la RepblicaMexicana, y desde entonces hasta nuestros das ha animado las elaboracionesdiscursivas (e interpretaciones histricas) sobre la mexicanidad chiapaneca, fun-giendo como un importante sustento ideolgico de la apropiacin de Chiapaspor el Estado Mexicano.

    I

    La beligerancia que exhibieron los dirigentes chiapanecos en 1821 contrastacon sus reiteradas muestras de lealtad y obediencia a las autoridades del Reinoen los aos anteriores. Por qu en 1821 secundaron de manera unnime elrompimiento con Guatemala? Cules eran los agravios o las expectativas quemotivaron su separacin de la Audiencia y la unin al Imperio y, ms tarde, a lafederacin mexicana?

    En mi opinin, la respuesta a estas preguntas no cabe deducirla de tendenciaso variables prefiguradas de antemano. No existen elementos al menos no cons-tan en la historiografa que prueben que dicha ruptura fue una consecuencia

    lgica y en tal sentido natural o inevitable de estructuras definidas en eltiempo medio. En cambio, la documentacin disponible permite suponer que elseparatismo/mexicanismo chiapaneco slo cobr cuerpo como proyecto polticoalrededor de 1820, en un contexto de enorme incertidumbre y deterioro aceleradodel dominio espaol en Amrica, si bien tena como trasfondo una acumulacinhistrica ms prolongada.

    3 Diversos autores han estudiado en profundidad una amplia gama de temas sociales y econmi-

    cos en el marco de las ltimas dcadas del dominio espaol; en particular los trabajos de Carvalhoy Polushin han arrojado mucha luz sobre la organizacin poltico-institucional de la intendenciade Chiapas en dicho periodo. Sin embargo esta valiosa y sustantiva produccin historiogrficano ha prestado suficiente atencin a los sucesos de la Independencia y sus secuelas inmediatas.

    Alma Margarita Carvalho, La ilustracin del despotismo en Chiapas, 1774-1821; Michael Polushin,Bureaucratic conquest, bureaucratic culture: town and office in Chiapas, 1780-1832.

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    Es decir, ms que los lazos sociales o el intercambio comercial entre Chiapasy el sureste de la Nueva Espaa, el principal factor que sustent la ruptura con

    Guatemala fue el empeo oportunista de las elites sociopolticas afincadas en lacapital chiapaneca por asumir en sus manos el gobierno de la provincia, consoli-dar su preeminencia frente a otros grupos de poder locales y redefinir los vnculosexternos de Chiapas en funcin de obtener beneficios especficos.

    El empoderamiento y desarrollo de pretensiones hegemnicas por parte de laselites coletastuvo como referente bsico la creacin de la Intendencia de Chiapasen 1786. Ello implic que las alcaldas mayores de Tuxtla y Ciudad Real sepa-radas 22 aos antes volvieran a reunirse. Pero adems, a la nueva entidad lefue agregada la gobernacin del Soconusco. De este modo, no solamente qued

    restablecida la antigua provincia chiapaneca, sino que su territorio se acrecentde manera considerable con la adicin de aquel importante corredor costero quemediaba entre el Istmo de Tehuantepec y el occidente de Guatemala (mapa 1).

    Mapa 1. Intendencia de Chiapas, 1786.(P. Gerhard, La frontera sureste de la Nueva Espaa, p. 15).

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    Como capital de la intendencia fue designada Ciudad Real. No poda ser deotra forma. Se trataba de la antigua ciudad de los conquistadores y constitua el

    principal asentamiento de poblacin espaola. Era cabeza de provincia y sedeepiscopal desde el siglo , y contaba con el nico Ayuntamiento de Chiapas.Desde luego sus blasones cobraron nuevo brillo con este aumento de rango.Sin embargo, la elevacin de Ciudad Real a capital de intendencia no slo dabacuenta de una vetusta jerarqua, tambin se corresponda con el repunte eco-nmico que la ciudad haba experimentado en tiempos recientes gracias, por unlado, al aumento de la poblacin indgena de la regin de Los Altos, cuya explo-tacin era la base de la economa coleta, y, por otro, a la creciente importancia dela ruta que comunicaba Guatemala con Oaxaca, Veracruz y Tabasco, a travs

    de Comitn y Ciudad Real, ya que el antiguo camino que cruzaba la provinciasiguiendo el curso del ro Grande (Grijalva) haba cado en desuso debido al ago-tamiento y desaparicin de diversos poblados que anteriormente proporcionabana los viajeros hospedaje, vituallas y cargadores.4

    Investida de un nuevo estatus y gozando de una relativa bonanza econmica,Ciudad Real encabez la configuracin sociocultural y poltico-administrativa dela intendencia de Chiapas. Esto introdujo un cambio sustantivo en el escenarioprovincial, pues a pesar de que la antigua capital haba conservado largamentesu lugar poltico y simblico como referente supremo de la autoridadcolonial, nunca antes haba sido el centro rector de la economa chiapaneca.En contraste, otras poblaciones como Chiapa durante los siglos y yposteriormente Tuxtla, Comitn y San Bartolom de los Llanos (hoy VenustianoCarranza) fueron los mayores centros de concentracin demogrfica y principalesreferentes de la actividad productiva.5

    De hecho, el dinamismo de estos ncleos urbanos haba dado lugar a impor-tantes procesos de integracin y crecimiento regional que escapaban al controlde la capital chiapaneca. La formacin de la alcalda mayor de Tuxtla en 1768

    pareca responder a dicho fenmeno. Sin embargo, el gobierno colonial prontodio marcha atrs al unir nuevamente las dos Chiapas es decir las alcaldasmayores de Tuxtla y Ciudad Real para formar la intendencia. 6De este modo,mientras que Tuxtla se vea reducida a cabecera de partido o subdelegacin, Ciu-dad Real se converta en el asiento de un gobierno provincial de nuevo tipo,investido de mayores facultades judiciales y administrativas que en el tiempo delos alcaldes mayores, y cuya autoridad se extenda hasta el lejano Soconusco.

    4 Agradezco al doctor Juan Pedro Viqueira haberme sealado de manera personal la importan-cia de estos factores.

    5 Para un recuento minucioso de este proceso, vase Juan Pedro Viqueira Alban, Cuando noflorecen las ciudades. La urbanizacin tarda e insuficiente de Chiapas.

    6 Jan de Vos, El sentimiento chiapaneco: cuarteto para piano y cuerdas, opus 1821-1824,35-37.

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    En cuanto a la estructura administrativo-territorial chiapaneca, sta se fue trans-formando de manera paulatina. En un principio la intendencia qued dividida entres partidos que correspondan a las distintas provincias que le haban dado origen:

    Ciudad Real, Tuxtla y Soconusco. Para 1821 ya se contaban 12 de estas circuns-cripciones: Capital (Ciudad Real), Huixtn, San Andrs, Tila, Palenque, Simojovel,Ocosingo, Llanos (Comitn), Tuxtla, Ixtacomitn, Tonal, y Tapachula (ver mapa 2).

    Aun as, a pesar de que en ese lapso la poblacin espaola creci de formasignificativa y se esparci por la provincia, durante largo tiempo el nico Ayun-tamiento de Chiapas fue el de Ciudad Real, el cual fungi como el principalespacio de actividad poltica no slo de la elites coletas sino tambin de otrosgrupos cuyos intereses estaban afincados en otras regiones o cabeceras de cre-ciente importancia econmica. Incluso cuando la populosa Comitn fue elevadaa la categora de villa en 1804, y consecuentemente pudo contar con su propio

    Ayuntamiento, ste fue establecido como un cuerpo dependiente del coleto.7

    7 De Vos, Jan, El sentimiento chiapaneco: cuarteto para piano y cuerdas, opus 1821-1824,pp. 35-37; Margarita Carvalho, Alma, La ilustracin del despotismo, 135-175; Polushin, Michael,

    Mapa 2. Divisin interna de la Intendencia de Chiapas, 1821.(Jan de Vos, 2001, Nuestra raz, Mxico, CIESAS-CLO, p. 181).

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    Alma Margarita Carvalho y Michael Polushin han destacado el importante papelque desempearon en la configuracin poltico-territorial de la Intendencia de

    Chiapas el Ayuntamiento de Ciudad Real, el Cabildo Eclesistico, la Provinciadominica y la Sociedad Econmica de Amigos del Pas, as como la burocra-cia que vino a sustituir el antiguo aparato de los alcaldes mayores, a la cual seincorporaron con presteza numerosos elementos de la elite coleta. Desde luego,la interaccin entre las distintas corporaciones y sectores sociales no siempre fuearmnica ni transcurri sin conflictos, pero es un hecho que la vida poltica de Chia-pas en este periodo que comprende, entre otras cosas, la crisis espaola de 1808y la guerra civil en la vecina Nueva Espaa, se distingui por un alto grado decohesin entre las elites locales.

    En 1821 este consenso habra de permitir a los dirigentes coletos impulsarexitosamente su programa autonomista, pero unos aos antes, el acuerdo polticoentre los dirigentes chiapanecos se expresaba ms bien en trminos de lealtad a laCorona y al gobierno de la audiencia.8Notablemente, mientras que en la capitalguatemalteca los principales dirigentes criollos entraban en conflicto con el capi-tn general, y en San Salvador, Chiquimula, Nicaragua y Honduras estallabanuno tras otro los brotes de inconformidad, Chiapas se mantuvo al margen de laturbulencia poltica.

    De hecho, las autoridades chiapanecas acataron sin chistar las estrictas dis-posiciones del capitn general, en cuya estrategia para impedir la infiltracin deelementos subversivos mexicanos en la Audiencia de Guatemala, la regin jugabaun papel muy importante. Durante varios aos las milicias locales guardaron lafrontera del Reino ante las amenazas de los insurgentes que operaban en el istmode Tehuantepec. Por su parte, el desempeo de los diputados chiapanecos en lasCortes espaolas fue insulso e intrascendente y, segn se desprende de la docu-mentacin primaria, siempre actuaron apegados a las instrucciones del obispo

    Ambrosio Llano.9

    Bureaucratic conquest, bureaucratic culture, cap. 4.8 El nico episodio conflictivo de cierta relevancia que se registr en los aos previos a la

    Independencia fue la prisin y expulsin de Chiapas del intendente accidental bajo el cargo deafrancesado, medida que fue ordenada por el Ayuntamiento de Ciudad Real en septiembre de 1809.Es verdad que se trat de un evento escandaloso, pero no fue en realidad un desafo a la autoridad,sino el episodio culminante de un agrio enfrentamiento que venan sosteniendo la corporacinmunicipal y dicho funcionario desde haca algunos aos, conflicto en el cual subyacan interesesparticulares, y que al final se desahog normalmente por la va judicial. En todo caso, lo que pusoen evidencia la defenestracin del intendente fueron precisamente la fuerza y la cohesin de lasfamilias coletas que controlaban el Ayuntamiento. Sobre este caso, vase Michael Polushin, Por

    la Patria, el Estado y la Religin: la expulsin del intendente accidente de Ciudad Real, Chiapas(1809), 291-317.

    9 Debemos a Mario Rodrguez la imagen de Mariano Robles y Fernando Antonio Dvila comodiputados emprendedores y progresistas, cuyas exitosas gestiones en Espaa contribuyeron a cimen-tar el autonomismo chiapaneco. Esta opinin ha sido retomada por diversos autores que de una uotra forma han mencionado el tema. Sin embargo, un examen ms detenido de su actuacin y de

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    Dado lo anterior, fue una sorpresa que tras el retorno del orden constitucionalen 1820, el Ayuntamiento elevara la voz para manifestar su descontento con el

    gobierno de la Audiencia. Aunque a diferencia de otras provincias malquistadascon Guatemala cuyo reclamo principal era la complicidad entre dicha autoridady los comerciantes chapinesque controlaban sus mercados y expriman sus bolsi-llos mediante un leonino sistema de crdito, el principal agravio que reclamabanlos chiapanecos no era la injerencia guatemalteca sino, por el contrario, el desin-ters absoluto del gobierno capitalino en los asuntos de la provincia.

    Como una alternativa ante esta situacin, el Ayuntamiento coleto planteun ambicioso programa autonomista, el cual fue plasmado sin ambages en lasInstrucciones al diputado chiapaneco ante las Cortes de Cdiz. Este programa

    tomaba como base las propuestas formuladas un ao antes por la Sociedad Eco-nmica de Amigos del Pas para enfrentar la grave crisis econmica que padecala provincia: buscar un esquema eficiente de administracin provincial, establecermecanismos de coercin sobre la mano de obra indgena, abrir nuevos territoriosa la explotacin agrcola, fomentar el cultivo del tabaco y la grana cochinilla,habilitar los puertos del litoral Pacfico, as como ampliar y regular el comerciocon el sureste novohispano.10

    Sin embargo, el Ayuntamiento no estuvo de acuerdo en dividir la intendenciaen tres provincias separadas, Tuxtla grande, Ciudad Real y Soconusco, segnhaba planteado la Sociedad Econmica para hacer ms eficiente la administra-cin del territorio. Lejos de ello, los ediles ponderaron el valor geopoltico deChiapas, recordando que no obstante sola ser considerada como una provinciasumamente pobre, porque no tiene minas de oro ni plata, era innegable suimportancia como antemural de la Nueva Espaa. Con base en esta valoracin,el Ayuntamiento coleto se permiti el atrevimiento de plantear su agregacin alvirreinato novohispano. Ms an, propuso que Tabasco fuera colocado bajo suautoridad. De este modo Chiapas quedara convertida en una vasta provincia

    mexicana, situada a medio camino entre Oaxaca y Guatemala, Veracruz y Yuca-tn, y baada por el Golfo de Mxico y el Ocano Pacfico.11

    Antes que las gestiones del diputado chiapaneco dieran lugar a una respuestaconcreta de las Cortes, la promulgacin del Plan de Iguala y el avance exitosodel movimiento encabezado por Agustn de Iturbide les ofreci a los dirigentes

    las circunstancias que la enmarcaron obliga a matizar fuertemente dicho punto de vista, sin que ellodemerite el concepto que tenemos de la obra de Rodrguez como una referencia imprescindiblepara el estudio del experimento constitucional en Centroamrica. Mario Rodrguez, El experimentode Cdiz en Centroamrica, 103 y 172.

    10 Informe rendido por la Sociedad Econmica de Ciudad Real sobre las ventajas y desventajasobtenidas con el implantamiento del sistema de intendencias. Ao de 1819. Para una glosa extensade dicho documento, vase Alma Margarita Carvalho, op. cit., 233-244.

    11 Instrucciones que deber observar el seor Diputado en Cortes de esta Provincia de Chiapa,dadas por el M. I. Ayuntamiento, Ciudad Real, 8 de noviembre de 1820.

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    chiapanecos la oportunidad de impulsar por s mismos su proyecto separatista.Sabedores del inters de Iturbide por extender la autoridad mexicana a las provin-

    cias guatemaltecas, no vacilaron en secundar su pronunciamiento una vez que elEjrcito Trigarante ocup la capital oaxaquea.12

    Los sucesos de Chiapas precipitaron la declaracin de la independencia en laciudad de Guatemala, pero all las vacilaciones del capitn general y la presin delos activistas republicanos impidieron la aceptacin inmediata del Plan de Iguala,de modo que la Audiencia se convirti de manera provisional en una entidadindependiente. Esto les vino como anillo al dedo a los dirigentes chiapanecos,pues so pretexto de repudiar al gobierno republicano que se haba establecidoen Guatemala, declararon formalmente la ruptura con su antigua capital y pidie-

    ron proteccin al Imperio Mexicano.13Lamentablemente muchos de los documentos que corresponden a este epi-

    sodio se han perdido de manera irremediable, entre ellos los libros de actas dela diputacin provincial y los principales ayuntamientos. Y en ese tiempo enChiapas no haba imprenta. An as, la documentacin fragmentada con la quecontamos nos permite darnos una idea de los trminos en que los dirigentes de laprovincia deliberaron en privado y justificaron ante el pblico su decisin pol-tica. Actas sueltas, proclamas y otros documentos relativos a la unin al Imperiodan cuenta de los temas distintivos del alegato separatista: el abandono guate-malteco, las conveniencias y proporciones... que podemos sacar con la incorpo-racin respectiva segn explicaba sin ambages Francisco Guilln a sus colegasde la diputacin provincial,14 el carcter consensuado del pronunciamiento,as como diversos complementos emotivos y providencialistas que postulaban launin a Mxico como destino manifiesto de Chiapas.

    Los argumentos enunciados entre 1820 y 1821 constituyeron la primeraformulacin discursiva del mexicanismo chiapaneco. Veamos algunos de losejemplos ms significativos.

    a) La condicin marginal de Chiapas como resultado del abandono guatemalteco.Afirmaba el Ayuntamiento de Ciudad Real en sus Instruccionesde 1820:No es extrao que teniendo Guatemala todas sus relaciones de comercioe intereses con las provincias de San Salvador, San Miguel, San Vicente,Escuintla, Chimaltenango, Quetzaltenango, etc., se olvide de Chiapa.La misma queja fue presentada a la Regencia mexicana en octubre de 1821para justificar el pronunciamiento secesionista: Chiapas ha estado bajo el

    12 Sobre este aspecto, vid. Mario Vzquez Olivera, El Plan de Iguala y la independencia gua-temalteca, 395-430.

    13 El Ayuntamiento de Comitn al Ayuntamiento de Ciudad Real, 25 de septiembre de1821; Acta del Ayuntamiento, Ciudad Real, 28 de octubre de 1821, Matas Romero, op. cit., 56.

    14 Alocucin de Francisco Antonio Guilln en la diputacin provincial, Ciudad Real, 18 deoctubre de 1821.

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    Gobierno Guatemalteco como tres siglos, y en todo este tiempo no ha pros-perado... Guatemala jams ha proporcionado a esta provincia, ni ciencias,

    ni industria, ni ninguna otra utilidad, y s la ha mirado con mucha indife-rencia... Chiapas en ningn tiempo podr volver a estar bajo el Gobiernode Guatemala, aun cuando... llegue poner Rey o Repblica.15

    b) La opulencia mexicana. Afirmaba el Ayuntamiento de Comitn en sep-tiembre de 1821:Nosotros comparados con nuestros hermanos opulentos de Mjico somosunos pobres, por consiguiente no ser prudencia separarnos de ellos paraperecer; pudiendo disfrutar unidos con ellos de sus grandes riquezas,

    pues haciendo una sola familia el gobierno sera como un padre que los hijos dbiles y enfermos les da el mismo sustento que a los robustosy laboriosos.16El presbtero Francisco Guilln era menos entusiasta perotambin opinaba en el mismo sentido, pues al ser las provincias mexicanasopulentas y notoriamente ricas, cuando por sus graves y actuales gastos nopuedan auxiliarnos con numerario, no tendrn la necesidad de vaciar nues-tras pequeas arcas... como infaliblemente lo habr de hacer... Guatemala.17

    c) Su contraparte, la miseria centroamericana. Debido a sus limitacionespecuniarias, sealaba el Ayuntamiento de Comitn, Guatemala slo puedeser un Estado en apariencia, y sin duracin alguna, incapaz de pagar decen-temente a sus funcionarios y sostener un Ejrcito respetable, sera presa fcilde Espaa o cualquier otra potencia.18

    d) Determinacin geogrfica, econmica y cultural. Las [provincias] de Puebla,Oaxaca y dems, casi son iguales en uso y costumbres con la de Chiapa, yen ningn caso tiene analoga sta con Guatemala, afirmaba el Ayunta-

    miento de Chiapa en 1821 (!).

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    Este dato era dudoso, pues los testimo-nios mexicanos de la poca remarcaban siempre el exotismo chiapaneco.Pero Francisco Guilln abundaba en razones y argumentos eruditos:

    Las sierras de los Cuchumatanes que la naturaleza ha interpuesto entre [Chia-pas] y [Guatemala] y el camino plano y practicable para... Oaxaca, al paso quemanifiestan haber sido acaso una de las razones por que las Chiapas antes de su

    15 Instrucciones que deber observar el seor Diputado, loc. cit.; Instrucciones y poderes de los

    ayuntamientos de Chiapas a Pedro Solrzano, 29 de octubre de 1821, Matas Romero, op. cit., 56-62.16 Consideraciones sobre la situacin de Guatemala que le impiden mantenerse independiente

    de Mxico, Comitn, 25 de septiembre de 1821.17 Alocucin de Francisco Antonio Guilln, loc. cit.18 Alocucin de Francisco Antonio Guilln, loc. cit.19 Instrucciones y poderes de los ayuntamientos de Chiapas a Pedro Solrzano, loc. cit.

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    conquista fueron provincias del Imperio Mejicano, descubren indudablementela mayor felicidad del comercio de dichas provincias y por lo mismo las ventajas

    consiguientes... No son necesarias muchas luces para deducir... la uniformidadde costumbres entre los de esta Provincia y los del Reino Mexicano, puestoque nada es ms fcil para transmitirlas que las continuas comunicaciones quefacilita el mayor comercio entre ellas. Esta verdad es notoria... y por lo mismoslo resta sacar de ella su influjo en el Gobierno.20

    e) El carcter voluntario, consensuado (y sacrosanto) del pronunciamiento chia-paneco. En palabras de Guilln la decisin de unirse a Mxico haba sidoun juramento sagrado, hecho no entre las premuras del fusil, ni entre lostumultos de la plebe preocupada: Libertad, deliberacin y tranquilidad hansido los caracteres notorios de este acto Religioso.21

    f ) El valor estratgico de Chiapas. Los chiapanecos estaban convencidos deque su provincia tena una importancia particular para los intereses mexica-nos. Por lo mismo confiaban en que el pronunciamiento separatista habrade contar con el respaldo de Iturbide. Como sealaban las Instrucciones de1820, Chiapas era el antemural de la Nueva Espaa, y segn valoraba elAyuntamiento de Comitn en septiembre de 1821, el Imperio empleara

    toda la fuerza de sus armas con tal de preservar ese valioso territorio.22

    El entusiasmo de los dirigentes chiapanecos por la unin al Imperio no dejde admirar al propio Gobierno mexicano. Mxico, Tuxtla, Chiapa, rezaba lacabeza del nmero inicial de la Gaceta del Imperio, celebrando la adhesin espon-tnea de aquella provincia guatemalteca y convocando a las dems del Reino aseguir su valiente ejemplo.23De manera significativa, los argumentos enarbola-dos por los separatistas pronto fueron validados y asumidos como propios por elImperio y sus agentes.

    Chiapa no se decidi formar parte del Imperio, sino por el conocimiento deque de otra suerte pona grandes obstculos a su prosperidad y an a su necesariasubsistencia, seal el coronel Manuel Mier y Tern en octubre de 1821, cuandovisit la provincia como emisario de Iturbide.24Asimismo, le inform del entu-siasmo por la unin al Imperio y el fervor mexicanista patente en la provincia:

    los chiapanecos de todas las clases estn penetrados de una aversin respecto de los Gua-temaltecos, cuyo sentimiento est derivado de muy frecuentes y antiguas querellas porque

    20 Alocucin de Francisco Antonio Guilln, loc. cit.21 Vid supra, nota 19.22 Consideraciones sobre la situacin de Guatemala que le impiden mantenerse independiente

    de Mxico, Comitn, 25 de septiembre de 1821.23 Gaceta Imperial de Mxico, nm. 1, 2. Mxico, octubre de 1821, 1.24 Mier y Tern a Iturbide, Tuxtla, 24 de octubre de 1821.

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    [Guatemala] se dice que en todo tiempo beneficio propio ha sacrificado los intereses deesta provincia: los mexicanos por el contrario encuentran solamente por la recomendacin

    de su pas un espritu de provincialismo muy propenso a favorecerlos y en la actualidad quetodo lo agita el ms vivo entusiasmo por la agregacin al Imperio, se nota cierta vanidad enlos habitantes de este suelo por ser mexicanos y tener sus usos y costumbres...25

    Ms an, Tern encontr notables coincidencias entre los planteamientoschiapanecos y los intereses estratgicos del Imperio en ciernes. No tard en con-cluir que Chiapas deba permanecer sujeta a perpetuidad a la administracinMejicana, pues segn aseveraba (haciendo suyas palabras y nociones del Ayun-tamiento coleto) su posicin la espalda de Tabasco y Yucatn demandaba

    redondear el territorio del Imperio, argumento que sin duda fue ponderadopor la Regencia cuando el 16 de enero de 1822 decret que Chiapas quedabaincorporada para siempre al Imperio.26

    C

    La alianza entre los dirigentes chiapanecos y el gobierno imperial redund engrandes ventajas para una y otra parte. Durante varios meses las tropas mexicanasal mando del general Vicente Filisola permanecieron estacionadas en Chiapas.

    Desde all dicho jefe organiz su avance al interior de Guatemala. Los chiapane-cos sufragaron parcialmente sus gastos y engrosaron con sus tropas el contingenteiturbidista. A cambio, la autonoma de la Provincia fue respetada de maneraescrupulosa. Los dineros que dejaron de enviarse a la Tesorera de Guatemalano fueron tampoco remitidos a Mxico. Se respet a la diputacin provincial.Ningn funcionario mexicano fue asignado a Chiapas. Y en reemplazo del inten-dente Nepomuceno Batres, de origen guatemalteco, cuya renuncia demandaronlos propios chiapanecos, Iturbide autoriz el nombramiento de un conspicuofuncionario de origen local. Asimismo, un cannigo de la catedral chiapaneca fue

    incorporado al Consejo de Estado del Imperio.Por si fuera poco, en noviembre de 1822 el emperador decidi hacer realidad

    aquel antiguo sueo del Ayuntamiento coleto al disponer la integracin de Chia-pas y Tabasco, pero tambin de la Alcalda Mayor de Totonicapn y el corregi-miento de Quetzaltenango, en una sola comandancia general que habra de seradministrada, precisamente, desde la antigua y noble Ciudad Real. 27As, pues, las

    25 Ibidem.26 Manuel Mier y Tern, Apuntes instructivos..., Oaxaca, 2 de enero de 1822 y Decreto de

    la Regencia.27 Circular del Ministerio de Guerra y Marina del Imperio Mexicano formando tres coman-

    dancias generales... en las provincias de Guatemala, Gaceta del Gobierno Imperial, 16 de noviembrede 1822, p. 1; La diputacin provincial de Chiapas a Iturbide, Ciudad Real, 24 de noviembre de1822, Mxico, Archivo General de la Nacin, Gobernacin s/s caja 28 (en adelante AGN).

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    autoridades de la provincia, y en especial sus dirigentes, tenan razones de sobrapara estar satisfechos con la adhesin a Mxico.

    Ciertamente, la proclamacin de la independencia permiti a los dirigentespolticos de Tuxtla y Comitn saltar a la palestra y exhibir su liderazgo sobrevastas regiones de Chiapas, lo cual cuestionaba el monopolio de la representacinpoltica de la provincia que el Ayuntamiento coleto haba ejercido prcticamentehasta entonces.28Pero ello no se tradujo en lo inmediato en un conflicto interno.Mientras subsisti el Imperio, la hegemona de Ciudad Real nunca fue confron-tada por aquellos actores emergentes. A diferencia de las cabeceras de partido quese mantuvieron leales a Guatemala en otras provincias disidentes, en el caso deChiapas ni Comitn ni Tuxtla actuaban en combinacin con intereses guatemal-

    tecos. Pero adems, a partir de la adhesin al Plan de Iguala qued establecido unacuerdo poltico entre los ayuntamientos chiapanecos, el cual tena como bases ladecisin de sostener conjuntamente la causa autonomista, el reconocimiento rec-proco de los diferentes grupos regionales de poder y sus respectivos mbitos deinfluencia, as como la aceptacin comn de la antigua capital provincial comoreferente histrico de autoridad y prestigio.

    Tras la cada de Iturbide, en marzo de 1823, las dems provincias guatemaltecasno tuvieron mayor problema en dar por concluido el affairemexicano y sin pr-dida de tiempo iniciaron la formacin de una repblica independiente. En Chia-pas, en cambio, priv la incertidumbre. Desconcertadas por el derrocamientode su benefactor, las autoridades provinciales (el jefe poltico, la Diputacin y elpropio Ayuntamiento coleto) vacilaron en reconocer al nuevo Gobierno estable-cido en Mxico. Ello permiti a otras cabeceras, particularmente Tuxtla, tomar lainiciativa y demandar la formacin de un gobierno autnomo, a ejemplo de otrasprovincias mexicanas. Asimismo, exigieron replantear la conveniencia de seguirformando parte del Estado mexicano y establecer mecanismos apropiados paradecidir de forma consensuada el destino de Chiapas.

    A principios de junio se reunieron delegados de los 12 partidos de la provinciapara zanjar estas cuestiones. A esas alturas los mexicanistas coletos haban supe-rado su desconfianza inicial hacia el nuevo rgimen, pero ya el mecanismo de lademocracia provincial se haba echado a andar. Esta vez, a diferencia de otrostiempos en que la unin a Mxico haba sido apoyada unnimemente, la opininal respecto se hallaba dividida. De hecho en aquella primera consulta la mayorparte de las cabeceras se inclin por responder al llamado de Guatemala y seguirel camino de las otras provincias centroamericanas. La negativa tajante de CiudadReal impidi alcanzar un acuerdo sobre este punto, cuya resolucin se pospuso de

    manera indefinida. De este modo se abri un impasseque se prolong por ms

    28 En Tuxtla, Comitn y dems cabeceras de partido los ayuntamientos constitucionales fueronestablecidos de manera tarda, hacia principios y mediados de 1821.

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    de un ao, lapso durante el cual los chiapanecos no reconocieron ms gobiernoque su propia Junta Autnoma compuesta por vocales de los distintos partidos.29

    Evidentemente, la idea de unirse al Estado mexicano ya no contaba con elmismo consenso unnime de 1821; ni los argumentos mexicanistas ni los bene-ficios obtenidos del gobierno imperial bastaban para convencer a una buena partede los dirigentes chiapanecos de perpetuar la unin a Mxico. En ello gravitabala desconfianza hacia el liderazgo coleto por parte de otros sectores encabeza-dos por el Ayuntamiento de Tuxtla, en un anticipo del conflicto que habra dedominar el escenario local a lo largo del siglo .

    En contraste con el pronunciamiento separatista de 1821, en que el Ayunta-miento tuxtleco haba desempeado el papel de comparsa, en la coyuntura de

    1823-1824 hizo patentes su fuerza y liderazgo. Al mismo tiempo, en Comitn,las elecciones municipales favorecieron a un grupo opuesto a la dirigencia coleta yproclive a restaurar los lazos con Guatemala. En otros distritos perifricos, comoIxtacomitn y Soconusco, la reaccin tambin cobr un carcter beligerante. Estemovimiento de las villas unidas puso en jaque a Ciudad Real. Los disidentes noslo eran mayora en la Junta Provincial sino que tenan bajo su mando al gruesode las tropas y milicias de Chiapas.

    Cmo explicar que la inconformidad de Tuxtla y aquellas otras cabeceras disi-dentes haya estado asociada a la intencin expresa de romper la unin a Mxicosiendo que en 1821 secundaron la anexin de manera entusiasta e incluso algunosde sus dirigentes hayan promovido activamente el pronunciamiento de Comitn enfavor del Plan de Iguala en 1821?

    No hay respuesta precisa. A diferencia de los mexicanistas, los partidarios dela unin a Centroamrica nunca formularon un complejo discurso justificativo,limitndose a ponderar los fuertes vnculos sociales y la identidad de costumbresque ligaban a Chiapas con el antiguo Reino de Guatemala.30En todo caso, elprincipal propsito de las villas unidas era acotar el poder de Ciudad Real y

    no reivindicar una determinada adscripcin nacional; buscaban establecer unacuerdo poltico que le brindara a la provincia un mayor margen de autonoma ypor consiguiente mayor libertad para resolver internamente los desacuerdos loca-les; y si bien consideraban que la Repblica Centroamericana les ofreca mejorescondiciones en ese sentido, no descartaban del todo, como en efecto sucedi,

    29 Aparte del voluminoso libro de Matas Romero, vid supranota 1, pueden consultarse comoreferencias actuales de aquella coyuntura: Jess Aquino y Arturo Corzo Gamboa, La independenciade Chiapas y sus anexiones a Mxico (1821-1824)y Mario Vzquez Olivera, Chiapas, entre Centro-amrica y Mxico, 582-608.

    30 Marcial Zebada, Oficio circulado por el ciudadano... los Ayuntamientos de su provincia;Instrucciones del ayuntamiento de Ixtacomitn a Marcial Zebada, 22 de julio de 1823, Guate-mala: Archivo General de Centro Amrica Leg. 171, exp. 3632. Los alegatos ms coherentes en prode la causa centroamericanista fueron los publicados en Mxico por el guatemalteco Juan de DiosMayorga, Exposicin sobre el derecho que tiene la Provincia de Chiapa para pronunciar libremente suvoluntad, y el que tiene Goatemala para ser independiente.

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    un acuerdo favorable con el Estado mexicano, siempre y cuando ste adoptara elsistema federal.

    Muy distinto fue el caso de los mexicanistas coletos, quienes buscaron renovarsu alianza con el Gobierno mexicano, no solamente por las razones expresadas en1821, sino ahora tambin como un recurso estratgico para enfrentar el embatede las villas unidas. Superar a sus adversarios no fue tan fcil para los mexica-nistas. Tal vez por eso durante la contienda su conviccin promexicana se vioacrecentada, convirtindose en un factor de cohesin y resistencia. Muertos oCiudad Real libre unida a Mxico!, gritaban las tropas coletas cercadas en elcerro de San Cristbal en noviembre de 1823.

    Al asumirse como mexicanos irredentos, en lucha por consumar su emanci-

    pacin, los coletos fincaron las bases de una alianza firme y mutuamente prove-chosa con el Gobierno mexicano, el cual aleg la presunta voluntad del pueblochiapaneco de unirse a la Repblica como excusa para intervenir en los asuntosde la provincia y de este modo concretar sus propios planes de control territorial.

    Dejando el recurso de las armas para un caso extremo, la estrategia orquestadapor el secretario de Relaciones Lucas Alamn contempl un activo cabildeo entrelos diputados del Congreso, fuertes presiones al Gobierno de Guatemala y a la

    Junta chiapaneca, as como una campaa de propaganda en la cual tomaron parteinfluyentes publicistas y los principales rganos de prensa de la capital mexica-na.31Los promotores de esta causa procuraron ocultar su trasfondo estratgico.El Gobierno y los diputados mexicanos explicaron su inters en el asunto comouna respuesta a la presunta voluntad de los propios chiapanecos por unirse alpas con el que supuestamente mantenan los ms estrechos lazos econmicos eidentitarios.

    Ante el desafo de las villas unidas el discurso justificativo de los mexicanistascoletos adquiri caractersticas y rasgos muy particulares. En primer lugar dentrode Chiapas dej de ser el discurso oficial de las autoridades provinciales para

    convertirse en la opinin de un sector particular inclusive minoritario sibien muy importante de la sociedad chiapaneca, el cual se expresaba a travs delAyuntamiento coleto. Asimismo, de tema de anlisis y elucubracin (proyeccin)estratgica entre los altos crculos de la sociedad coleta (Ayuntamiento, CabildoEclesistico, Sociedad Econmica, etc.), pas a convertirse en una bandera delucha en el conflicto entre facciones, referente de movilizacin poltica (de opi-nin, de votos, de hombres en armas) y de adscripcin identitaria.

    31 Ibid. Esta campaa gir en torno a tres objetivos fundamentales: a) estrechar su alianza con

    los mexicanistas chiapanecos y reforzar su posicin dentro de la provincia, b) impedir y, dadoel caso, repeler una posible reaccin de las autoridades centroamericanas, y c) convertir el interspor Chiapas en una cuestin de inters nacional, o, para decirlo de manera adecuada a la realidadde aquellos tiempos, construir un amplio consenso acerca de este punto entre los diputados delCongreso, las autoridades estatales, los altos mandos del Ejrcito y los crculos de opinin y depresin poltica de la naciente Repblica.

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    Asimismo, en vista de su alianza con los chiapanequistas mexicanos lla-mmosles as como Lucas Alamn, Lorenzo de Zavala, Manuel Mier y Tern

    y Carlos Mara de Bustamante, por mencionar slo algunos de los ms conoci-dos, el discurso de los mexicanistas chiapanecos asumi un carcter dual que enprincipio no tena. Adems de su funcin como elemento de propaganda, trazpautas de entendimiento y complicidad entre unos y otros. De este modo, sindejar de ser un elemento propio de la poltica local, este movimiento chiapanecofue asumido por los fundadores del Estado mexicano (v.g. el Congreso Constitu-yente) como la forma de expresar intereses propios (de carcter geoestratgico),como si el afn de aquellos por reivindicar su presunta mexicanidad fuera en smisma una expresin del inters nacional. De este modo, el alegato mexicanista

    surgido en Chiapas para justificar la secesin de Guatemala fue adoptada por elEstado Nacional y reconvertida en discurso oficial (hasta nuestros das) para jus-tificar internamente y ante los gobiernos de terceros pases la anexin de Chiapas.

    El apoyo mexicano result decisivo para que los mexicanistas remontaran laderrota militar que les haban inflingido sus adversarios. En cambio, el Gobierno deCentroamrica fue incapaz de brindarles a sus simpatizantes un apoyo eficaz.

    A principios de 1824 se fractur la coalicin autonomista que hasta entonceshaba predominado en la Junta chiapaneca, debido a que el nuevo Ayuntamientode Comitn decidi desligarse de las villas unidas y se ali con Ciudad Real.Gracias a ello, los mexicanistaslograron que modificar el mecanismo estipuladopor la Junta para decidir la incorporacin de Chiapas, adoptando un procedi-miento distinto que les era ventajoso.32Esto motiv que las autoridades del Soco-nusco decidieran separarse de Chiapas y pidieran su anexin a Centroamrica,dando inicio a una disputa territorial que se prolong por varias dcadas.En cambio, los tuxtlecos aceptaron su derrota sin mayores aspavientos. Gracias aesta actitud, la Junta no tuvo problemas en proclamar la unin a Mxico enseptiembre de 1824.

    E P ...

    Tras su anexin, los mexicanistas consolidaron su predominio poltico. Distingui-dos coletos ocuparon los ms altos cargos en el Gobierno chiapaneco: la guber-natura, los cargos administrativos, la mayora de los escaos en el Congreso local,as como diputaciones y senaduras en el Legislativo Federal. Por su parte, elGobierno mexicano mantuvo cierto tiempo una vigilancia especial sobre Chiapas.Entre 1824 y 1827 los generales Javier Bustamante y Juan Pablo Anaya formaron

    una suerte de misin federal en la antigua provincia guatemalteca. Bajo el lide-32 En lugar de un voto por cada uno de los 12 distritos representados en la Junta, se decidi

    hacer el cmputo de votos segn la poblacin con que contaba cada Ayuntamiento, lo cualdio ventaja a Comitn y Ciudad Real, cuya influencia poltica abarcaba las regiones ms pobla-das de la provincia.

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    razgo coleto y la tutela de estos jefes militares, Chiapas inici su lento procesode mexicanizacin.33No obstante, tambin los perdedores de 1824 jugaron un

    papel importante en este proceso. Haciendo gala de pragmatismo, los antiguosdirigentes de las villas unidas no tardaron en vincularse con la clase polticamexicana, adscribindose a la logia yorkina.

    Durante el resto de la dcada, esta sociedad secreta se convirti en un impor-tante instrumento de lucha para tuxtlecos y comitecos que encontraron en laaccin conspirativa la manera de enfrentar el abrumador peso poltico de la anti-gua capital colonial. Cabe subrayar que el desarrollo del movimiento yorkino tam-bin contribuy a fortalecer la unin de Chiapas a la Repblica Mexicana. De otramanera la inconformidad de Tuxtla y otras cabeceras hubiera podido desembocar

    en un movimiento separatista. De manera significativa, aunque la lucha entrefacciones se extendi por muchos aos, y por momentos lleg a tornarse bastanteviolenta, la pertenencia a Mxico jams volvi a ponerse en entredicho.

    Esto parece indicar que antes que otros aspectos de la vida chiapaneca, loprimero que se mexicaniz fue la disputa entre las elites locales, las cuales rpi-damente articularon sus propias agendas con proyectos y procesos polticos decarcter nacional y con el propio desarrollo institucional de la repblica.34En elcaso de los antiguos dirigentes de las villas unidas, su apuesta estratgica fueasimilarse plenamente al yorkinismo mexicano, aunque gracias a sus antiguoslazos y simpata hacia Centroamrica en distintas ocasiones contaron con elapoyo poltico y militar de los liberales guatemaltecos. En cambio, para enfrentarel desafo tuxtleco, los coletos dependan enteramente de sus alianzas mexicanas.

    Desde 1826, a instancias del general Anaya que haba sido insurgente, secomenz a conmemorar en Chiapas el Grito de Dolores. Esta celebracin concitla participacin entusiasta de tuxtlecos y coletos en una extraa transposicin,pues si alguna vez hicieron algo los prohombres de Chiapas en aras de la emanci-pacin fue en septiembre de 1821, pero prefirieron olvidarlo.35Es probable que

    el empeo de Anaya en festejar el 16 de septiembre tuviera cierto sentido aleccio-nador, pues en 1813 los chiapanecos no haban dudado en acudir a la frontera acombatir a las tropas de Morelos. Pero por su propia experiencia bajo el gobiernode Iturbide, los dirigentes coletos tenan bastante claro que esos gestos de lealtady devocin mexicanista no afectaran mayormente sus intereses fundamentales.

    33 Investido como agente del poder ejecutivo, Bustamante supervis el desarme de las tropastuxtlecas, la redaccin de la constitucin estatal, la eleccin de diputados locales y legisladoresfederales, as como el nombramiento de funcionarios pblicos. Entre tanto, la presencia de Anayay de sus tropas veteranas conjur cualquier posible intentona separatista. Sobre la presencia de

    estos militares en Chiapas vase AGN, Gobernacin s/s 76/4, 85/5, 98/4, 98/6.34 As, mientras que los mexicanistas coletos fueron sucesivamente jalapistas, centralistas, san-

    tannistas, conservadores y partidarios del Segundo Imperio, aquellos que en 1823-1824 respaldaronla unin a Centroamrica, luego fueron yorkinos, federalistas, liberales y juaristas.

    35 No deja de sorprender que en las ceremonias conmemorativas de la independencia durantelos aos veinte y treinta del siglo no se hiciera mencin particular a los sucesos de 1821.

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    An as, las expresiones mexicanistas se vean contrastadas por el hecho evi-dente de que la decisin de 1824 no se tradujo en los extraordinarios beneficioseconmicos que haban pregonado sus impulsores. En realidad la integracin deChiapas a los circuitos econmicos de Mxico llevara largo tiempo. Por muchosaos, el comercio con Oaxaca y Tabasco se mantuvo estancado, en parte debidoa los psimos caminos, y en parte a los altos aranceles que imponan ambos esta-dos a los productos chiapanecos. Esta situacin, aunada al creciente alejamientode Chiapas de los circuitos econmicos guatemaltecos,36no tardaron en confe-

    rirle cierto carcter peculiar como entidad remota y autosuficiente. Asimismo,la debilidad econmica y poltica de las elites chiapanecas, que hacia adentrose expresaba como falta de cohesin e inestabilidad y hacia fuera como poca onula capacidad de negociacin con el Gobierno nacional, escasa incidencia enlos asuntos pblicos y una extrema vulnerabilidad ante presiones e intromisionesdel centro, de otros gobiernos estatales y de fuerzas polticas ajenas a la entidad(incluso del gobierno centroamericano).

    No obstante, la condicin fronteriza de Chiapas le confera una importanciaindiscutible para el Estado mexicano. Cualquier duda al respecto qued despe-

    36 Aunque el famoso aguardiente de Comitn y otros productos regionales como textiles y ganadocontinuaron abasteciendo algunos pueblos guatemaltecos, casi siempre por la va del contrabando,estas exportaciones no reportaban montos de consideracin. Igualmente escasos eran los ingresosregistrados por la aduana de Comitn por introduccin de mercancas extranjeras. De hecho lasrutas de enlace con Guatemala fueron cayendo en un creciente abandono.

    FIGURA1.Escudo del Estado Libre y Soberano de Chiapas, 1834.

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    jada en agosto de 1842, cuando el presidente Antonio Lpez de Santa Annaorden la ocupacin del Soconusco, que hasta entonces permaneca como territo-

    rio autnomo gracias al acuerdo establecido en 1825 a instancias del secretario deRelaciones, Lucas Alamn, para evitar la guerra entre Mxico y Centroamrica.La decisin de Santa Anna fue recibida con renovado entusiasmo por los

    dirigentes chiapanecos (de hecho fueron tropas de la guarnicin local las queemprendieron dicha accin). Adems de saldar antiguas cuentas con el gobiernoguatemalteco y tomar control sobre 14 poblados, poco ms de once mil habitan-tes e inmensos terrenos por deslindar, aquel despliegue de fuerza vino a afianzarsu conviccin mexicanista y a refrendar su viejo pacto con el gobierno nacional.

    Para Manuel Larrinzar, que era sin duda el intelectual chiapaneco ms influ-

    yente y reputado en la Repblica, la ocupacin de aquel territorio representaba laculminacin del proyecto autonomista de 1821-1824, y significaba que despusde compartir por casi cuatro lustros las glorias y los infortunios de la Nacinmexicana, finalmente los intereses de los chiapanecos se hallaban identificadoscabalmente con los del resto de la Repblica. Larrinzar no tard en publicar unpequeo volumen destinado a justificar aquella accin de Estado.37Pero lejos decircunscribirse a la controversia diplomtica, se dio a la tarea de organizar el viejodiscurso original de los mexicanistas chiapanecos y actualizar sus argumentos.

    Con base en antiguos cronistas, Larrinzar busc demostrar que Chiapas desdelos primeros tiempos de la conquista, y aun antes de ella haba pertenecido Mxico, de tal manera que en el momento oportuno simplemente volvi serparte de esta nacin grande y poderosa.38Asimismo retorn a los argumentos deconveniencia y uniformidad de costumbres acuados por el presbtero Guillny otros mexicanistas en 1821. Mucho antes de la independencia, argumentabaLarrinzar, Chiapas haba mostrado de un modo inequvoco su voluntad de for-mar un todo con las provincias de Mxico, entre las cuales, algunas, como Oaxaca,Tabasco y Yucatn, le proporcionaban por su inmediacin y reciprocidad de inte-

    reses, ventajas considerables para su riqueza y prosperidad. Estas consideracionesinfluyeron tambin en que el Gobierno de Mxico protegiese de esta manera lasuerte, intereses y libertad de la provincia.39La feliz convergencia con sus hermanosmexicanos, ese retorno a la Nacin largamente esperado, la consonancia con losintereses, la promesa y el destino del Estado mexicano, era el punto culminantede la historia de Chiapas. Al verificarse la unin en 1824, una nueva era se habapresentado la vista de sus habitantes; una pgina ms se abra en la historia de

    37 Manuel Larrinzar, Noticia histrica de Soconusco y su incorporacin la repblica mexicana,escrita por el Lic. D... Ministro propietario del Tribunal superior de justicia del Departamento de Chia-

    pas, vocal de la honorable Junta Legislativa, miembro del Ilustre y Nacional Colegio de Abogados deMxico, Socio de la Compaa Lancasteriana de la misma ciudad, y corresponsal de la de Chiapas, etc.,etc., 1843.

    38 Ibid., p. 69.39 Ibid., p. 39.

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    la nacin que pasaba ser una parte integrante suya: el dedo de la Providenciatiene sealada su carrera....40

    As como la ocupacin del Soconusco culmin la posesin del territorio chia-paneco, el libro de Larrinzar coron la elaboracin discursiva del mexicanismolocal en su versin original. l mismo era uno de esos distinguidos coletos quehabiendo nacido guatemaltecos se consolidaron ideolgica y polticamente alamparo de las instituciones nacionales vecinas. Para ellos, ser mexicanos tenaun significado muy especial. A su modo, haban participado activamente en ladefinicin de sus propios valores de adscripcin nacional y en la construccinterritorial de aquel estado.

    Despus de Larrinzar, numerosos autores chiapanecosy mexicanoshan engro-

    sado el corpusdiscursivo del mexicanismo chiapaneco, pero siempre con apego alos viejos argumentos de 1821.41An hoy considerar que sus ancestros eligieronvolverse mexicanos por propia voluntad constituye un timbre de orgullo paramuchos chiapanecos. Slo en tiempos recientes los guerrilleros del EZLN propu-sieron una forma alternativa de mexicanismo regional, de orientacin indigenista.Sin embargo, aunque en la actualidad la pertenencia a la Nacin mexicana tengaun sentido diferente al de los tiempos de la independencia, no puede soslayarseque, en su historicidad especfica, las distintas variantes del mexicanismo chia-paneco aluden a una sola cosa: la antigua alianza entre el Estado mexicano y laselites tradicionales afincadas en la capital de la provincia para consumar objetivosmuy precisos de dominacin territorial y consolidacin hegemnica interna.

    Querer ser mexicanos, demostrarlo fehacientemente y no cejar en este empeofue la clave del xito de los dirigentes coletos que encabezaron la unin de Chia-pas a la Repblica Mexicana. Con el tiempo, no nada ms naufragaron los fanta-siosos planes de engrandecimiento econmico que delinearon en las vsperas dela Independencia y creyeron poder consumar anexndose a Mxico, sino que elliderazgo y la autoridad de las elites tradicionales fue cuestionado a todo lo largo

    del siglo por fuerzas emergentes que encabezaban ambiciosos hacendadostuxtlecos y chiapeos, de inclinacin liberal, quienes, no tardaron en disputarlea sus creadores (Larrinzar, incluido) el discurso mexicanista y apropirselo tam-bin como un emblema indiscutible de legitimidad poltica.

    40 Ibid., p. 69.41 Para un recuento pormenorizado de las principales versiones chiapanecas y mexicanas sobre

    la unin de Chiapas a Mxico, vase Sergio Nicols Gutirrez Cruz, Encrucijada y destino de laprovincia de las Chiapas (1821-1824).

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    Al pronunciar el mensaje conmemorativo de la Independencia en 1827, un jovenaprendiz de poltico hizo constar vehementemente el carcter extico de la devo-

    cin mexicanista. Si bien cabe plantearse si este tipo de expresiones no seranigualmente ajenas a la gran mayora de los dirigentes polticos (por no decir losciudadanos) de la joven Repblica:

    Hidalgo, Allende, Morelos, Matamoros, dieron en el patbulo su vida cuenta delrescate inmenso de nuestra libertad... Rindamos a sus sombras oh Chiapanenses!el homenaje que tan justamente les debemos... Que los nios desde su infancia losveneren y se acostumbren preferirlos con entusiasmo y ternura... Sobre todo: queaprendan a estimar como es debido un gobierno, unas libertades y goces que hancostado tanto nuestros inmortales guerreros.42

    En 1869, tras haber reprimido cruelmente a los indios de Chamula y otrospueblos aledaos que haban osado desafiar el monopolio comercial de la capitalchiapaneca, la conmemoracin del Grito de la Independencia expresaba un sen-tido ms propio, ms chiapaneco, que reflejaban cabalmente el carcter intrnsecodel mexicanismo como expresin por excelencia de un programa elitista de domi-nacin provincial: Viva Hidalgo! Viva la independencia nacional! Vivan loshroes de nuestra patria! Viva Mxico! Viva la raza blanca!.43

    42 Vicente Troncoso y Gonzlez, Discurso que pronunci el ciudadano... en la capital de Chiapasel 16 de septiembre de 1827. Aniversario del glorioso grito de Dolores, 5.

    43 Celebracin de la Independencia, La Brjula. Peridico independiente y progresista, 1, 1869.

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    B

    Acta del Ayuntamiento, Ciudad Real, 28 de octubre de 18211877 Matas Romero, Bosquejo histrico de la agregacin a Mxico de Chiapas y Soco-nusco, Mxico,y de las negociaciones sobre lmites entabladas por Mxico con CentroAmrica y Guatemala, Mxico, Imprenta del Gobierno en Palacio, 1877, p. 56.

    Alocucin de Francisco Antonio Guilln en la diputacin provincial, Ciudad Real, 18de octubre de 18211821 Mxico, Biblioteca Manuel Orozco y Berra del INAH, Archivo de Chiapas, t. 3.

    A, Jess y Arturo C G

    1994. La independencia de Chiapas y sus anexiones a Mxico (1821-1824), Tuxtla Guti-rrez, Universidad Autnoma de Chiapas.

    C, Alma Margarita1994 La ilustracin del despotismo en Chiapas, 1774-1821, Mxico, CONACULTA

    (Regiones).

    Celebracin de la Independencia1869 La Brjula. Peridico Independiente y Progresista, San Cristbal, 24 de septiembre

    de 1869: 1.

    Circular del Ministerio de Guerra y Marina del Imperio Mexicano formando trescomandancias generales... en las provincias de Guatemala1822 Gaceta del Gobierno Imperial, 16 de noviembre: 1.

    Consideraciones sobre la situacin de Guatemala que le impiden mantenerse indepen-diente de Mxico, Comitn, 25 de septiembre de 18211821 Mxico, Biblioteca Manuel Orozco y Berra del INAH, Archivo de Chiapas, t. 3.

    Decreto de la Regencia, Mxico, 16 de enero de 18221877 Matas Romero, Bosquejo histrico de la agregacin a Mxico de Chiapas y Soco-nusco,Mxico,y de las negociaciones sobre lmites entabladas por Mxico con Cen-tro Amrica y Guatemala, pp. 56-62, Mxico, Imprenta del Gobierno en Palacio.

    D V, Jan1988 El sentimiento chiapaneco: cuarteto para piano y cuerdas, opus1821-1824,

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    D, Jordana

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    El Ayuntamiento de Comitn al Ayuntamiento de Ciudad Real, 25 de septiembre de 18211821 Mxico, Biblioteca Manuel Orozco y Berra del INAH. Archivo Chiapas, t. 3.

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    G C, Sergio Nicols1997 Encrucijada y destino de la provincia de las Chiapas (1821-1824) , Mxico,

    CONACULTA. Biblioteca Bsica del Sureste.Informe rendido por la Sociedad Econmica de Ciudad Real sobre las ventajas y desven-tajas obtenidas con el implantamiento del sistema de intendencias. Ao de 18191955- Boletn del Archivo Histrico del Estado, nm. 5 y 6, julio-agosto y enero-junio,1956 Tuxtla Gutirrez.

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