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Luis F. López-CalvaUnidad de Pobreza, PREM-América Latina y el Caribe, del Banco Mundial
Eduardo Ortiz-JuárezDirección Regional para América Latina y el Caribe del PNUD
Clases medias y vulnerabilidad a la pobreza en América Latina
Resumen:
Este artículo propone una definición absoluta para la identificación de la clase media con base en
un enfoque de vulnerabilidad a la pobreza. Esta definición consiste en que aquellos que han logra-
do salir de la pobreza, pero cuya situación es de inseguridad económica, difícilmente podrán
emprender, crear, o demandar cierto patrón de consumo y reafirmar su estatus. Por lo mismo, lo
relevante es determinar qué nivel de ingreso o tenencia de activos permite a los individuos estar
más allá del umbral de inseguridad económica Teniendo en cuenta la relevancia de las medidas
existentes, esta nueva definición aborda dos importantes implicaciones que surgen de la medición
y comparación internacional de la clase media. Por un lado, evita comparar distintas distribuciones
de ingreso o gasto entre países. Por el otro, en el contexto de países de ingresos medios evita la
inclusión de hogares pobres y vulnerables a la pobreza en la identificación de la clase media. Los
resultados de la aplicación de esta nueva medida para Chile, México y Perú durante las últimas dos
décadas, muestran un aumento importante del tamaño de la clase media, lo que sugiere que en
años recientes un mayor número de familias de clase media enfrentaron una menor probabilidad
de caer en pobreza respecto a la situación de hace casi dos décadas.
Palabras clave:
clase media, vulnerabilidad, distribución del ingreso, América Latina
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Abstract:
This article offers an absolute definition of middle class, based on vulnerability to poverty. This
definition is grounded on the fact that those who managed to get out of poverty will hardly be
capable of entrepreneurship, creation or claiming consumption standard to emphasize their status.
Therefore, it is critical to establish which income or wealth level puts individuals over the
economical insecurity threshold. Taking into account the relevance of the currently used measures,
this new definition tackles two important issues derived from the international measurement and
comparison of middle classes. On the one side, it avoids comparing different family income or
expenditures between countries. And on the other side, for middle income countries, it avoids
including poor and vulnerable families into the identification of middle class. The results of the
implementation of this new measure for Chile, Mexico and Peru for the last two decades, shows an
important increase in the size of middle class, which suggests that in recent years, a larger number
of middle class families have been less exposed to the possibility of falling into poverty, than it was
the case two decades ago.
Keywords:
middle class, vulnerability, income distribution, Latin America
I. Introducción
Desde hace más de dos milenios, Aristóteles
sugirió en La Política que un indicador de
avance hacia la sociedad ideal es la existencia
de la clase media, una clase media que crezca y
tenga mayor influencia que el resto de las cla-
ses sociales. La noción de “clase” ha captado el
interés de los científicos sociales por generacio-
nes, y dentro de este interés se ha vuelto cada
vez más relevante la determinación de qué sig-
nifica estar “en el medio”. ¿Qué caracteriza
entonces a la “clase media”?
El concepto de “clase” es complejo y cap-
tura diferentes dimensiones y significados. El
marco de referencia para el análisis de las cla-
ses es básicamente el desarrollado en los traba-
jos de Karl Marx y Max Weber1. En su trabajo
sobre la estratificación social, Weber (1946)
sugiere tres conceptos relacionados: clase,
estatus y poder. El primero se refiere al aspecto
puramente económico de la estratificación: las
clases sociales como grupos de personas con
igualdad de “oportunidades económicas” para
la generación de ingresos, en donde la clase
media se distingue por la acumulación de edu-
cación y habilidades productivas. El segundo se
relaciona con el “estilo de vida”, la identidad y
el prestigio asociados a la pertenencia a una
clase social. Finalmente, el tercer concepto está
relacionado con la noción de poder en las rela-
ciones sociales: un individuo ostenta poder en
la medida en que controla los recursos que son
importantes para los demás, a quienes puede
inducir para actuar a favor de su propio interés.
El concepto de poder es quizá el vínculo
más cercano entre los enfoques de Weber y
Marx, y es este último quien da mayor relevan-
cia a la noción de clase como motor de la diná-
mica social: la clase social se define con base en
Luis F. López-CalvaUnidad de Pobreza, PREM-América Latina y el Caribe, del Banco Mundial
Eduardo Ortiz-JuárezDirección Regional para América Latina y el Caribe del PNUD
Clases medias y vulnerabilidad a la pobreza en América Latina*
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posiciones ocupacionales dentro de la organi-
zación de producción, cuya estratificación se
basa en los conceptos de explotación y relacio-
nes de propiedad (Wright, 1979). En esta defini-
ción, la clase media es identificada como un
grupo de profesionales independientes, no
necesariamente propietarios del capital, que
acumulan educación y ofertan su mano de obra
en el mercado.
El análisis de clase ha evolucionado a tra-
vés del tiempo con distintos enfoques empíricos
que distinguen las posiciones sociales, precisa-
mente, con relación a las nociones previas, entre
las que las categorías ocupacionales han resul-
tado en una visión muy útil en tanto se relacio-
nan con las posibilidades de los individuos para
generar ingresos, adquirir habilidades, y tomar
decisiones en el proceso de producción. En esta
línea, la estratificación social de Goldthorpe ha
dominado el análisis de clase y movilidad social
durante las dos últimas décadas debido a su
atractivo empírico (Erikson y Goldthorpe, 1993;
Goldthorpe, 1987). Más recientemente, han sur-
gido otros planteamientos dentro de esta
misma línea de análisis que incluyen la vulne-
rabilidad económica al análisis tradicional de
clase (Goldthorpe y McKnight, 2004).
Las categorías de clase de Goldthorpe se
definen con base en variables de mercado
(nivel de ingresos, seguridad laboral, entre
otras) y posición laboral en términos de control
y autoridad, y abarcan desde posiciones directi-
vas hasta el trabajo manual no calificado en
agricultura. La ventaja de este enfoque para el
análisis empírico es que los datos nacionales de
ocupación pueden ser fácilmente codificados al
esquema, considerando, por supuesto, que las
ocupaciones pueden cambiar a través del
tiempo y dependiendo del lugar. Pero también
existen críticas importantes respecto a cómo un
determinado conjunto de categorías puede
capturar las distinciones relevantes entre la
gran diversidad de posiciones ocupacionales en
relación a otro conjunto. Como en cualquier dis-
ciplina, el consenso de una definición universal
de clase –y clase media– en sociología es aún
inexistente.
La discusión es aún más dispersa en la eco-
nomía, donde el análisis de clase y, en especial,
de la clase media, ha sido menos extenso en lo
conceptual y se ha orientado principalmente a
cuantificar el tamaño de este grupo social en
términos de características objetivas. Por ejem-
plo, considera a individuos ubicados en una
determinada posición en la distribución de
ingresos de una sociedad, con un nivel de con-
sumo dentro de un rango específico, o bien, en
ciertas posiciones ocupacionales bajo una
noción sociológica. Pero también se han
incluido en el análisis características subjetivas
como la autoadscripción a la “clase media” con
base en la orientación hacia los valores percibi-
dos como representativos de la sociedad. Este
último enfoque, pese a su contribución, ha sido
criticado debido a que las preferencias subjeti-
vas son poco precisas, y tal vaguedad puede
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Clases medias y vulnerabilidad a la pobreza en América Latina
tener implicaciones importantes para el resul-
tado de las políticas sociales y económicas.
En este artículo se propone una visión dis-
tinta. De la misma manera que para analizar a
la pobreza se deben precisar cuáles son los
“funcionamientos” que definen dicha condi-
ción, en la noción de Sen (1983), para definir a
la clase media se sugiere utilizar una noción
conceptualmente clara que determine el
carácter económico de clase. Sería incorrecto
negar que el concepto de clase es complejo y
multidimensional, pero también es cierto que
un ejercicio válido consiste en aislar el compo-
nente económico de la definición de clase
media para después verificar si otras dimen-
siones –como estatus y poder– se manifiestan
en este grupo como lo predice la discusión
sociológica. Así, el funcionamiento que deter-
mina la pertenencia a la clase media, aquí se
sugiere, es el no ser vulnerable a caer en
pobreza. Es decir, la noción propuesta consiste
en que aquellos que han logrado salir de la
pobreza, pero cuya situación es de inseguridad
económica, difícilmente podrán emprender,
crear, o demandar cierto patrón de consumo
cultural y reafirmar su estatus. Por lo mismo, lo
relevante aquí no es una definición relativa
–en qué lugar de la distribución se encuentra
el grupo– sino una absoluta: qué nivel de
generación de ingreso o tenencia de activos
permite a los individuos estar más allá del
umbral de inseguridad económica. López-
Calva y Ortiz-Juárez (2011) han sugerido una
forma de implementar empíricamente esta
noción, como se detalla más adelante.
Al igual que en la clásica definición de Sen
con respecto a la pobreza, en esta propuesta
también se cumple que la no vulnerabilidad a
la pobreza es absoluta en el espacio de las
capacidades (capabilities), pero relativa en tér-
minos de los medios que se requieren para
alcanzar dicho estatus. Ser clase media de
acuerdo con esta noción significa lo mismo en
cualquier contexto, pero alcanzar tal posición
puede requerir diferentes combinaciones de
activos e ingresos dependiendo del contexto.
Cabe señalar que esta discusión no elimina la
importancia del enfoque relativo de clase
media. Sin embargo, las nociones relativas se
vinculan de manera más clara a discusiones de
economía política y actitudes políticas de las
clases, mientras que la noción absoluta explica-
ría en mejor medida las implicaciones econó-
micas y de estatus y producción cultural de la
clase media2.
II. La importancia de la
clase media
Respecto a tales implicaciones, diversos estu-
dios han explorado empíricamente la impor-
tancia económica de la clase media. Por
ejemplo, Easterly (2001) sostiene que los paí-
ses con una clase media grande tienen un
mayor nivel de ingreso y crecen a un ritmo más
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Pensamiento Iberoamericano nº10 Luis F. López-Calva y Eduardo Ortiz-Juárez
acelerado que el resto de los países, en tanto
tienen un bajo nivel de desigualdad y diversi-
dad étnica. Según Easterly, ambos factores,
desigualdad y etnicidad, determinan los incen-
tivos para la inversión futura, aquella que afec-
ta al crecimiento y al nivel de ingresos. En un
análisis para 129 países, Solimano (2008)
muestra evidencia de una relación positiva
entre el ingreso per cápita y la clase media
(coeficiente de correlación de 0,41), así como
una correlación negativa entre ésta y el nivel de
desigualdad, sugiriendo que aquellos países
con una clase media pequeña son altamente
desiguales. Por su parte, Josten (2005) enfoca
su análisis en el capital social y los costos de
transacción mostrando que un descenso del
tamaño de la clase media conduce a una reduc-
ción del capital social, lo que a su vez aumenta
los costos de transacción en toda la economía y
limita su crecimiento.
La importancia de la clase media se puede
caracterizar también con base en la inversión en
capital humano. Por ejemplo, Doepke y Zilibotti
(2007) dividen a la sociedad en clase media y
alta con base en sus ocupaciones, actitudes y
preferencias hacia el trabajo y el ocio. Los resul-
tados sugieren que la clase media se mantiene
en ocupaciones que requieren la acumulación
de habilidades y experiencia y por tanto desa -
rrollan ética laboral y paciencia, mientras que
las familias de clase alta, al ser propietarias del
capital, evidencian su gusto por el ocio. La clase
media es también una importante fuente de
consumo, lo que contribuye a la expansión del
mercado interno. En esta línea, Murphy et al.
(1989) resaltan tal importancia e identifican
dos clases de consumidores: la clase alta, que
absorbe los costos fijos de producción, y la clase
media, cuyo gasto determina los beneficios de
la industrialización. El argumento central es que
una sociedad con una clase media fortalecida
es un factor clave para una industrialización
exitosa y rentable.
Como se apuntó, las nociones relativas se
vinculan de manera clara a discusiones de eco-
nomía política. Por ejemplo, los beneficios de la
existencia de una clase media fuerte se relacio-
nan con una mayor equidad social, la cual es
pieza fundamental de la democracia y garantía
de estabilidad política y social. Lipset (1959)
afirma que la clase media es capaz de moderar
conflictos al recompensar a los partidos políti-
cos moderados y democráticos y sancionar a los
grupos extremistas. El análisis de Barro (1999)
muestra que la proporción de población ubi-
cada en los tres quintiles medios de la distribu-
ción de ingreso es el factor que más influye en
la dinámica de la desigualdad que afecta a la
democracia, sugiriendo que un aumento de la
desigualdad puede tener efectos negativos
sobre la estabilidad política y la cohesión social.
En un sentido similar, Perotti (1993) y Alesina y
Perotti (1996) argumentan que la distribución
inicial de ingreso determina el equilibrio de
poder político, y que la clase media no debe
estar demasiado lejos de las otras clases a fin
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Clases medias y vulnerabilidad a la pobreza en América Latina
de garantizar una distribución de ingresos que
incentive la inversión en capital humano, un
crecimiento más dinámico y una mayor estabi-
lidad política. Todo lo anterior sugiere entonces
que la presencia de una clase media fortalecida
puede funcionar como una fuerza mitigante de
tensiones estructurales y brote de conflictos. Un
buen ejemplo de tales tensiones lo constituye la
desigual distribución del ingreso.
La siguiente sección inicia la revisión empí-
rica de las distintas definiciones de la clase
media para tres países de América Latina
–Chile, México y Ecuador–, precisamente, desde
la perspectiva de las nociones relativas debido
a que es una las formas tradicionales en que los
economistas han analizado a la clase media en
los últimos años.
III. Definiciones tradicionales
de la clase media3
Las definiciones relativas identifican como
clase media a aquellos hogares con un nivel de
ingreso dentro de un rango específico alrede-
dor de la mediana de la distribución. Por ejem-
plo, Blackburn y Bloom (1985) incluyen en su
definición a los hogares con un ingreso entre
0,60 y 2,25 veces la mediana; Davis y Huston
(1992) utilizan un rango más estrecho, entre
0,50 y 1,50 veces, en tanto que Birdsall et al.
(2000) y Thurow (1987) utilizan el rango de
0,75-1,25. De forma alterna, se puede emplear
una definición “fija” que identifica a la clase
media como el grupo de hogares ubicados en
percentiles específicos a lo largo de la distribu-
ción de ingreso. Alesina y Perotti (1996) utilizan
el tercer y cuarto quintil; Partridge (1997) utili-
za el quintil medio; Barro (1999) y Easterly
(2001) los tres quintiles medios; y Solimano
(2008) del tercer al noveno decil. Estas defini-
ciones implican que el tamaño de la clase
media será siempre fijo; no obstante, su rele-
vancia radica en que permiten cuantificar la
proporción del ingreso total captada por dicho
grupo.
El Cuadro 1 muestra estas definiciones rela-
tivas en términos de percentiles de la distribu-
ción, siendo pn el percentil n y yi el ingreso per
cápita del hogar i.
La aplicación de algunas de estas medidas
relativas a las distribuciones de ingreso de
Chile, México y Perú, muestra que la proporción
de hogares de clase media aumentó ligera-
mente en Chile y Perú, y se mantuvo práctica-
mente sin cambio en el caso de México durante
los periodos analizados (Figura 1). Se observa
también que el tamaño de la clase media en los
tres países oscila entre 20 y 25% de los hogares
de acuerdo con Birdsall et al.; aumenta al doble
(40-50%) si se emplea el criterio de Davis y Hus-
ton; y rebasa el 50% de los hogares según la
definición de Blackburn y Bloom.
Como se mencionó anteriormente, existen
también los enfoques de clase media con
umbrales “absolutos”. Esto, en términos prácti-
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Pensamiento Iberoamericano nº10 Luis F. López-Calva y Eduardo Ortiz-Juárez
cos, evita un problema de comparación entre
países debido a que identifican a la clase media
como aquellos hogares con un nivel de ingreso
o gasto dentro de un mismo rango comparable
–e.g. expresado en dólares convertidos a pari-
dad de poder adquisitivo (PPA)4. En la defini-
ción de este rango, Milanovic y Yitzhaki (2002)
identifican a la clase media como aquellos
hogares con un ingreso per cápita entre el
ingreso promedio de Brasil e Italia ($12-50 al
día). Kharas y Gertz (2010) utilizan un intervalo
más amplio, $10-100 de gasto diario por per-
sona, correspondiente al rango que identifica a
los hogares como no pobres en Portugal, pero
pobres en Luxemburgo (respectivamente, el
país más pobre y el más rico entre los países
industrializados). En un influyente trabajo,
Banerjee y Duflo (2008) definen a la clase
media como aquellos hogares con un nivel de
gasto per cápita de $2-10 al día, en tanto que
Ravallion (2010) propone un rango de con-
sumo per cápita por encima de la línea de
pobreza promedio para 70 países en desarrollo
($2 al día) y por debajo de la línea de pobreza
en Estados Unidos ($13 al día). Finalmente,
Birdsall (2010) propone una definición “mixta”
según la cual la clase media está en el rango de
entre $10 al día, y en o por debajo del nivel de
ingreso medio en el percentil 95 de la distribu-
ción.
En particular, las definiciones de Banerjee y
Duflo y Ravallion han generado un importante
debate sobre la medición comparable de la
clase media y han mostrado un aumento signi-
ficativo del tamaño de este grupo en los países
en desarrollo. De manera un tanto simplista, se
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Clases medias y vulnerabilidad a la pobreza en América Latina
Tabla 1Definiciones relativas de la clase media
En percentiles de la distribución del ingreso
Birdsall et al. (2000) y Thurow (1987) 0.75 (p50) ≤ yi ≤ 1.25 (p50)
Blackburn y Bloom (1985) 0.60 (p50) ≤ yi ≤ 2.25 (p50)
Davis y Huston (1992) 0.50 (p50) ≤ yi ≤ 1.50 (p50)
Alesina y Perotti (1996) p40 ≥ yi ≤ p80Barro (1999) and Easterly (2001) p20 ≥ yi ≤ p80Partridge (1997) p40 ≥ yi ≤ p60Solimano (2008) p20 ≥ yi ≤ p90
i ∑clase media
puede decir que para estas definiciones los
individuos son clase media en cuanto dejan de
ser pobres. Esto último implica que los rangos
de ingreso que definen a las clases “medias” en
dichas definiciones son relativamente bajos
para países de ingreso medio; ciertamente, en
los países aquí analizados tales medidas no
parecen ser de aplicación práctica.
Mientras que el enfoque relativo sugiere un
ligero aumento de la clase media en Chile y
Perú –casi imperceptible en México–, la defini-
ción absoluta de Banerjee y Duflo muestra que
el tamaño de la clase media disminuyó durante
los periodos analizados: de 61,3 a 36,5% en
Chile, de 60,6 a 49,6% en México y de 56,7 a
51,8% en Perú (Figura 2)5. Estas tendencias
divergentes se deben, por supuesto, a los dife-
rentes rangos monetarios de cada definición.
Mientras que los rangos absolutos de Banerjee
y Duflo y Ravallion son de $2-10 y $2-13 al día,
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Pensamiento Iberoamericano nº10 Luis F. López-Calva y Eduardo Ortiz-Juárez
Figura 1Tamaño de la clase media relativa
Porcentaje de hogares
Fuente: Estimación de los autores con base en encuestas de hogares de Chile (CASEN 1992-2009), México (ENIGH 1992-2008) y Perú (ENAHO 1997-2009).
respectivamente, los rangos relativos de Bird-
sall et al. para 2008-09 son de $9-15 en Chile,
$8-11 en México, y $6-10,5 en Perú. Resulta
claro entonces que el umbral inferior de $2 al
día se sitúa en el extremo inferior de la distribu-
ción de ingresos en estos países –de hecho,
representa apenas la mitad del valor de las
líneas oficiales de pobreza, alrededor de $4 al
día6– lo que sugiere que una proporción de
hogares en pobreza puede estar siendo identi-
ficada como parte de la clase media.
En general, estas definiciones absolutas
producen resultados contraintuitivos resul-
tando en movimientos paralelos entre la clase
media y los niveles de pobreza. Por un lado, si
se toma en cuenta que las cifras oficiales de
pobreza en Chile, México y Perú han mostrado
una importante tendencia a la baja durante los
periodos analizados, la disminución de la clase
media en estos países parece obedecer a dicha
tendencia. Por el otro, la clase media ha aumen-
tado en tiempos de crisis económica, al igual
que la incidencia de pobreza. Como se aprecia
en la Figura 2, el tamaño de la clase media
aumentó en México durante la crisis de 1994-
95 (3,8 puntos porcentuales al pasar de 59 a
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Clases medias y vulnerabilidad a la pobreza en América Latina
Figura 2 Hogares con ingreso per cápita de entre $2-10 dólares al día, PPA
Porcentaje de hogares
Fuente: Estimación de los autores con base en encuestas de hogares de Chile (CASEN 1992-2009), México (ENIGH 1992-2008) y Perú (ENAHO 1997-2009).
62,8% entre 1994 y 1996), y la incidencia de la
pobreza también lo hizo (de 23,2 a 38% en los
mismos años). En Perú, la economía sufrió
diversos choques durante 1998-99 motivados
por crisis política, turbulencia financiera y gra-
ves daños causados por el fenómeno de El
Niño. Como resultado, la incidencia de la
pobreza aumentó de 22 a 25% entre 1998 y
1999, y a 28% en 2000; sorprendentemente, la
clase media también aumentó (2,7 puntos por-
centuales al pasar de 57,3 a 59,9% entre 1998 y
2000). En los años siguientes, pese a que el de -
sempeño económico del país estuvo entre los
mejores de la región, las tasas de desempleo
siguieron elevadas y la pobreza aumentó lige-
ramente después de un descenso en 2001; de
nueva cuenta, el tamaño de la clase media cre-
ció. Estos movimientos paralelos entre clase
media y pobreza hacen evidente que la ausen-
cia de un marco conceptual y empírico para
establecer los umbrales que definen a la clase
media puede resultar en descripciones estadís-
ticas sin sentido.
Hasta aquí, se pueden identificar dos carac-
terísticas principales de la medición de la clase
media. Primero, las medidas relativas son muy
relevantes tanto por su vínculo con aspectos de
economía política como por los resultados que
arrojan, todo en función de un contexto especí-
fico. Sin embargo, si el objetivo es la compara-
ción internacional del tamaño de las clases
medias dichas definiciones enfrentan la restric-
ción de comparar distintas distribuciones de
ingreso de un país a otro. Segundo, las medidas
absolutas explican en mejor medida las impli-
caciones económicas y la demanda de bienes, y
facilitan la comparación internacional; no obs-
tante, el uso de un umbral demasiado bajo
puede implicar, en determinados contextos,
que una proporción de hogares en pobreza sea
incluida en la definición de clase media.
La siguiente sección presenta un marco de
análisis que aborda estas restricciones a través
de un enfoque de vulnerabilidad que concibe a
la clase media como un grupo que enfrenta
bajas probabilidades de caer en pobreza a tra-
vés del tiempo. A partir de este enfoque, como
se verá más adelante, emerge un cuarto grupo
de personas –además de los hogares pobres y
las clases media y alta– que no puede conside-
rarse clase media, pero que tampoco es elegible
para recibir atención de los programas de lucha
contra la pobreza; este cuarto grupo, por lo
tanto, genera un espacio potencial de acción
para las políticas públicas.
IV. Un enfoque de vulnerabilidad
para la definición
de la clase media7
Como se anotó al principio, buena parte de los
fundamentos del concepto de “clase” pueden
encontrarse en la sociología, principalmente en
los trabajos de Marx y Weber, y han incentiva-
do la generación de un importante volumen de
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Pensamiento Iberoamericano nº10 Luis F. López-Calva y Eduardo Ortiz-Juárez
investigación respecto a la relación entre clase
y posición ocupacional en la que recientemen-
te ha surgido un elemento adicional: la vulne-
rabilidad económica. Goldthorpe y McKnight
(2004) argumentan que las posiciones de clase
influyen en el riesgo y las oportunidades de los
individuos. Su análisis se centra en tres clases
de trabajadores y sus contratos (trabajadores
no calificados con contratos simples, trabajado-
res profesionales y directivos con contratos
estables, y trabajadores intermedios con con-
tratos “mixtos”), así como en tres dimensiones
económicas: seguridad, estabilidad y perspecti-
vas. Uno de los principales resultados muestra
que los contratos simples para trabajadores no
calificados tienen un impacto directo sobre los
riesgos de desempleo que estos enfrentan, en
relación con el resto. Esto sugiere que una ele-
vada probabilidad de desempleo y menor
seguridad –e.g. en términos de salud y pensio-
nes– hace al análisis de clase un elemento cen-
tral de la vulnerabilidad económica.
Existe una vasta literatura que analiza el
concepto de vulnerabilidad. En economía, esto se
hace principalmente desde la perspectiva de
trampas de pobreza (véase por ejemplo Ligon y
Schechter, 2004) y de la dinámica de la pobreza
(véase por ejemplo Dercon, 2006), y su relevan-
cia radica en el creciente interés de incluir el con-
cepto dentro del diseño e implementación de
políticas públicas de desarrollo. En efecto, debido
a que crea inseguridad y afecta el bienestar, la
vulnerabilidad debe ser un componente central
de las acciones públicas que garanticen un nivel
mínimo de protección inter-temporal ante la
presencia de riesgos (e.g. cambios en el nivel
de ingreso, eventos extremos relacionados con el
clima, entre otros), particularmente importantes
dada la ausencia o imperfección de los mercados
de crédito y aseguramiento.
Aunque la inclusión del concepto en las
políticas de desarrollo goza de un consenso casi
generalizado, la pregunta aún pendiente de
respuesta se relaciona con cómo cuantificar las
consecuencias de la vulnerabilidad sobre el
bienestar8. Recientemente, Cafiero y Vakis
(2006) propusieron un enfoque basado en una
línea de pobreza “aumentada” que, además de
incluir el costo de adquirir un conjunto tradicio-
nal de bienes y servicios, incorpora un compo-
nente de “aseguramiento” contra riesgos. El
argumento central es que con la incorporación
del riesgo en la medición de la pobreza tal
medida se vuelve un concepto de vulnerabili-
dad amplio, capaz de capturar los efectos de la
exposición al riesgo.
La estimación del nivel óptimo de asegura-
miento puede resultar variable y problemática
debido a que los hogares buscan protección a
través de estrategias menos eficientes (e.g.
invirtiendo recursos en actividades con rendi-
mientos bajos, si bien aseguran un nivel
mínimo de consumo) debido, nuevamente, a la
imperfección e inexistencia de los mercados de
seguros. Sin embargo, López-Calva y Ortiz-Juá-
rez (2011) sostienen que es posible determinar
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Clases medias y vulnerabilidad a la pobreza en América Latina
un nivel de ingreso asociado a un conjunto de
activos y características socioeconómicas que
permitan a los hogares ser menos vulnerables
de caer en pobreza, e interpretarlo como una
línea de pobreza “aumentada” en la lógica de
Cafiero y Vakis. Bajo esta lógica, y con base en
los argumentos de Goldthorpe y McKnight, se
explora la relación entre ingresos y vulnerabili-
dad para definir un umbral que defina a la clase
media como aquellos hogares con un nivel de
ingresos que les permita protegerse de los
riesgos de caer en pobreza a través del tiempo.
El enfoque propuesto en este artículo
sigue una metodología en tres etapas aplicada
a Chile, México y Perú, y sugiere el uso de
datos longitudinales. Para el primer país, se
utiliza el panel de la Encuesta de Caracteriza-
ción Socioeconómica (CASEN) para el periodo
2001-2006; para México, los datos provienen
de la Encuesta sobre Niveles de Vida de los
Hogares (ENNViH) para las rondas de 2002 y
2005; mientras que para Perú se utiliza el
panel de la Encuesta Nacional de Hogares
(ENAHO) para el periodo 2002-2006. Una vez
obtenido el umbral inferior de ingreso que
define a la clase media, este se utiliza en
encuestas tradicionales de hogares para anali-
zar la evolución de este grupo durante las últi-
mas dos décadas. Los datos de corte
transversal, ya utilizados en la sección 3, pro-
vienen de la encuesta CASEN para el periodo
1992-2009 en el caso de Chile; de la Encuesta
Nacional de Ingreso y Gasto de los Hogares
(ENIGH) durante 1992-2008 en México, y de la
ENAHO durante 1997-2009 en Perú.
En la primera etapa de la metodología se
construyen matrices de transición de pobreza
en dos puntos en el tiempo empleando las
líneas de pobreza oficiales con el objetivo de
clasificar a los hogares en cuatro categorías: 1)
no pobres, si nunca han caído bajo la línea de
pobreza en los dos períodos; 2) siempre pobres,
si han estado en pobreza en ambos periodos; 3)
pobres iniciales, si estaban bajo la línea de
pobreza en el período inicial, pero dejaron esta
condición en el periodo final; y, 4) nuevos
pobres, si no eran pobres en el período inicial,
pero cayeron en pobreza en el final.
En la segunda etapa se estima un modelo
de regresión logístico para analizar los factores
correlacionados con la probabilidad de caer en
pobreza. En este modelo, la variable depen-
diente toma el valor de 1 si los hogares caen en
las categorías siempre pobres o nuevos pobres
–alrededor del 14,26% y 39% de los hogares en
Chile, México y Perú, respectivamente, caen en
estas categorías–, y toma el valor de 0 en el caso
opuesto. Las variables explicativas correspon-
den a indicadores demográficos, de ocupación y
educación, y de riesgos. En el periodo inicial, las
características demográficas incluyen residen-
cia rural, edad, sexo y el estado civil del jefe de
hogar. El indicador educativo está compuesto
por distintas categorías: sin educación formal y
con educación primaria, secundaria y terciaria,
distinguiendo para las tres últimas si se com-
- 61 -
Pensamiento Iberoamericano nº10 Luis F. López-Calva y Eduardo Ortiz-Juárez
pletó o no dicho nivel. Para el indicador ocupa-
cional, en Chile se utiliza una versión de seis
categorías del esquema propuesto por Erikson
et al. (1979): profesionales y directivos; trabaja-
dores administrativos; por cuenta propia;
manuales calificados y no calificados; y, traba-
jadores agrícolas. En México se incluyen dos
categorías adicionales: trabajadores del comer-
cio y fuerzas armadas, mientras que en Perú no
se emplean ocupaciones debido a restricción de
los datos, sino sectores de actividad en donde el
jefe de hogar está empleado: agricultura, ener-
gía, manufacturas, construcción, comercio,
comunicaciones y actividades administrativas.
El modelo incluye también variables que
miden, entre los dos periodos analizados, cam-
bios en el número de miembros del hogar ocu-
pados y en el tamaño del hogar, así como la
incidencia de riesgos relacionados con salud,
fracaso económico y pérdida de activos. Final-
mente, se incluyen variables indicativas de las
regiones de cada país para controlar por efectos
de localización geográfica.
En la tercera etapa, se utilizan estas mismas
variables explicativas para estimar un modelo
de regresión lineal en donde la variable depen-
diente es el ingreso per cápita del hogar
–expresado en escala logarítmica– en el primer
periodo. Luego, para distintos rangos de proba-
bilidad de caer en pobreza, los coeficientes
resultantes de esta regresión son multiplicados
por el promedio de las correspondientes varia-
bles explicativas con la finalidad de resolver la
ecuación y obtener el monto de ingreso aso-
ciado a cada rango de probabilidad.
La Figura 3 muestra los montos de ingreso
diario que resultan de la metodología descrita.
Se puede apreciar que estos montos son muy
similares en los tres países para hogares no
pobres con un nivel de probabilidad de serlo de
diez por ciento: $8,5 al día en Chile, $9,7 en
México, y $9,6 en Perú9, y son muy robustos a
distintas especificaciones de los modelos, osci-
lando en un rango de $8,5-9 en Chile, $9,7-12
en México y $9,6-11,8 en Perú dependiendo de
la inclusión o exclusión de variables explicati-
vas. El monto mínimo de ingreso en cada uno
de estos rangos resulta de los modelos “com-
pletos” que incluyen todas las variables expli-
cativas descritas, mientras que el monto
máximo resulta de aquellos modelos explica-
dos únicamente por el nivel educativo, la edad
y el sexo del jefe de hogar.
Con base en el enfoque propuesto, la clase
media debe estar constituida, entonces, por
aquellos hogares que enfrentan un muy bajo
riesgo de caer en pobreza a través del tiempo.
Así, los montos de ingreso asociados con un
nivel de probabilidad de diez por ciento consti-
tuyen el umbral mínimo para definir a la clase
media en cada país. Para efectos de comparabi-
lidad internacional se establece un criterio más
exigente de $10 al día. El uso de este umbral
mínimo implica, por supuesto, la exclusión de
una proporción de hogares considerados clase
media en cada país. Por ejemplo, si la clase
- 62 -
Clases medias y vulnerabilidad a la pobreza en América Latina
media en México incluye a los hogares con un
ingreso per cápita igual o superior a $9,7 al día,
alrededor de 1,3% de estos hogares estará
excluido de acuerdo con el umbral de $10 (la
proporción es similar en el caso de Perú y es
cercana a 8% en el caso de Chile). Sin embargo,
dado que el valor de las líneas oficiales de
pobreza en cada país es de alrededor de $4 al
día, el uso del umbral internacional de $10, o
cualquiera de los umbrales estimados para
cada país, evita que se incluyan hogares pobres
en la medición de la clase media.
Respecto al umbral superior, se propone un
nivel de $50 al día que se ubica en el extremo
superior de la distribución de ingreso en los tres
países. La definición de este umbral es menos
relevante que la del umbral inferior debido a
tres factores principales. Primero, porque al
variar el umbral hacia arriba o hacia abajo se
incluye o excluye a una muy pequeña fracción
- 63 -
Pensamiento Iberoamericano nº10 Luis F. López-Calva y Eduardo Ortiz-Juárez
Figura 3 Montos de ingreso diario según probabilidades de caer en pobreza
Ingreso per cápita del hogar en dólares PPA.
Fuente: López-Calva y Ortiz-Juárez (2011) con base en datos longitudinales de Chile (CASEN 2001-2006), México (ENNViH 2002-2005) y Perú (ENAHO 2002-2006).
de los individuos. Por ejemplo, cálculos de Bird-
sall et al. (2011) muestran que al incrementar el
umbral de $50 a $100 la proporción de perso-
nas en el extremo superior de la distribución de
ingresos en América Latina y el Caribe pasaría
de 2,2 a 0,5%. Segundo, porque un umbral de
ingresos por encima de $50 restringe la repre-
sentatividad de la clase alta en las encuestas de
algunos países. Finalmente, porque se ha mos-
trado que las encuestas no captan información
precisa de la población más rica de un país
(Alvarado y Piketty, 2010), de tal manera que es
muy razonable que una proporción de hogares
en el extremo superior de la distribución sea
incluida en la medición de la clase media. Con
base en lo anterior, López-Calva y Ortiz-Juárez
proponen que la clase media esté definida
entonces como aquellos hogares con un ingreso
per cápita en el rango de $10-50 al día.
V. Características y evolución de la
clase media no vulnerable
La metodología previa sugiere la existencia de
cuatro clases sociales: i) pobres, cuyo ingreso
per cápita es menor a la línea de pobreza ofi-
cial; ii) vulnerables, con un ingreso per cápita
por arriba de la línea de pobreza pero por
debajo del umbral de $10; iii) clase media,
cuyo ingreso per cápita está en el rango de
$10-50; y, iv) clase alta, con un ingreso superior
a $50 al día. En un intento por establecer un
perfil estándar de la clase media y observar
cómo se comparan sus características en rela-
ción con las de las clases pobre y vulnerable, un
análisis estadístico de comparación de medias
muestra que los hogares de clase media, en
general, tienen un nivel educativo mayor, espe-
cialmente en educación superior; habitan en
áreas urbanas principalmente; y, desempeñan
actividades profesionales y administrativas. Las
diferencias de mayor magnitud, estadística-
mente significativas, se presentan en las varia-
bles de piso de tierra en la vivienda, ocupación
agrícola, y residencia rural. En cada caso, la
clase pobre muestra las mayores tasas de inci-
dencia, seguida por la vulnerable y, por último,
por la clase media. Es importante señalar que
las diferencias entre la clase media y vulnera-
ble resultan considerables y resaltan la impor-
tancia de distinguir entre ambos grupos
sociales para fines de política pública.
La aplicación de la definición absoluta de
$10-50 al día en datos transversales muestra
que la clase media ha crecido de forma soste-
nida en Chile al pasar de 28 a 53% entre 1992 y
2009. La importante expansión de este grupo
también ocurrió en México (de 25 a 42% entre
1992 y 2008) y en Perú (de 23% a 39% entre
1997 y 2009), aunque el crecimiento sostenido
fue evidente solo después de las crisis económi-
cas de 1994-95, y de 1998-99 y 2001, respecti-
vamente (Figura 4). La clase media no sólo
aumentó en tamaño, sino que también incre-
mentó su participación en el ingreso total. En
- 64 -
Clases medias y vulnerabilidad a la pobreza en América Latina
Chile, la proporción de ingreso captada por la
clase media aumentó en 13 puntos porcentua-
les al pasar de casi 43 a 56% entre 1992 y 2009;
el aumento en México fue cercano a 8 puntos
porcentuales pasando de 45 a 53% durante
1992-2008; mientras que en Perú se expandió
13 puntos, de 43 a 56%, durante 1997-2009.
Es importante notar que los resultados de
esta nueva definición absoluta son opuestos a los
mostrados en la Figura 2, y en cada país siguen las
tendencias esperadas durante los periodos anali-
zados. Así, mientras que esta nueva definición
absoluta establece un umbral inferior para la
identificación de la clase media sobre una base
conceptual y empírica solida, algunas definicio-
nes existentes, revisadas en la Sección 3, han esta-
blecido dicho umbral sin un análisis riguroso de lo
que implica ser clase media.
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Pensamiento Iberoamericano nº10 Luis F. López-Calva y Eduardo Ortiz-Juárez
Figura 4Tamaño de la clase media no vulnerable en Chile, México y Perú
Porcentaje de hogares
Fuente: López-Calva y Ortiz-Juárez (2011) con base en encuestas de hogares de Chile (CASEN 1992-2009), México (ENIGH 1992-2008) y Perú (ENAHO 1997-2009).
En efecto, la Figura 5 muestra que el umbral
de $2 al día resulta ser un estándar muy bajo
para los tres países analizados, y evidencia que
una fracción importante de los hogares en
pobreza sería incluida como parte de la clase
media si se emplearan las definiciones de
Banerjee y Duflo y Ravallion, explicando con
ello el aumento contraintuitivo del tamaño de
este grupo en épocas de crisis mostrado en la
Figura 2. Es claro que el enfoque de vulnerabili-
dad corrige estas tendencias dado que el
umbral de $10 asegura que ningún hogar en
pobreza –y también, ningún hogar vulnerable–
sea incluido en la definición de la clase media.
La evidencia mostrada sugiere entonces
que un mayor número de familias de clase
media enfrentó menores probabilidades de
caer en pobreza en años recientes que a princi-
- 66 -
Clases medias y vulnerabilidad a la pobreza en América Latina
Figura 5Distribución del ingreso en Chile, México y Perú/a
En escala logarítmica
Fuente: Estimación de los autores con base en encuestas de hogares de Chile (CASEN 1992-2009), México (ENIGH 1992-2008) y Perú (ENAHO 1997-2009)./a El umbral de $2 corresponde a la definición de Banerjee y Duflo y Ravallion; las líneas sólidas verticales representan el rango de $10-50 que definen a la clasemedia propuesto por López-Calva y Ortiz-Juárez; y el espacio entre la línea de pobreza y el umbral de $10 comprende a los hogares vulnerables.
pios de la década de los años noventa en Chile
y México, y a finales de la misma en Perú. Estos
resultados son, sin duda, muy importantes a la
luz de las razones expuestas en la Sección 2 res-
pecto a que el tamaño y composición de la clase
media es fundamental para el fortalecimiento y
la estabilización del sistema democrático y sus
instituciones, para un fortalecimiento de la eco-
nomía, y para una mayor cohesión social.
VI. Comentarios finales
Este artículo propone una definición absoluta
de la clase media con base en una noción con-
ceptualmente clara y que determina su carácter
económico: la vulnerabilidad a la pobreza. Esta
definición utiliza modelos de regresión y datos
longitudinales para estimar el monto de ingre-
so asociado a una baja probabilidad de caer en
pobreza, el cual es empleado como umbral
inferior para la identificación de la clase media
y posibilita al mismo tiempo la comparación
internacional de su tamaño. Esta nueva defini-
ción incluye a aquellos hogares con un ingreso
per cápita en el rango de $10-50 al día, y es
aplicada en datos de corte trasversal de Chile,
México y Perú durante las últimas dos décadas.
Teniendo en cuenta la relevancia de las
medidas existentes, tanto relativas como abso-
lutas, esta nueva definición absoluta aborda
dos importantes implicaciones que surgen de la
medición y comparación internacional de la
clase media. Por un lado, evita comparar distin-
tas distribuciones de ingreso o gasto entre paí-
ses. Por el otro, en el contexto de países de
ingresos medios como los analizados en este
artículo, evita la inclusión de hogares pobres y
vulnerables a la pobreza en la identificación de
la clase media al emplear un umbral monetario
suficientemente alto, sustentando en un marco
conceptual apropiado.
Los resultados de esta nueva definición
muestran un aumento importante tanto del
tamaño de la clase media en los tres países
analizados, como de la proporción de ingreso
captada por este grupo, y esto sugiere que en
años recientes un mayor número de familias de
clase media enfrentaron una menor probabili-
dad de caer en pobreza respecto a la situación
de hace casi dos décadas. Finalmente, esta defi-
nición muestra la existencia de una proporción
importante de población que no puede consi-
derarse clase media, pero que tampoco es ele-
gible para los programas oficiales contra la
pobreza, lo que abre un importante espacio de
acción para las políticas públicas.
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Pensamiento Iberoamericano nº10 Luis F. López-Calva y Eduardo Ortiz-Juárez
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Pensamiento Iberoamericano nº10 Luis F. López-Calva y Eduardo Ortiz-Juárez
Notas
* Los autores agradecen especialmente a Rebeca
Grynspan, por ser la inspiradora de nuestro
trabajo en esta área y cuyas ideas sin duda están
reflejadas en el mismo. Los errores, por supuesto,
son solamente responsabilidad de los autores. 1 Véanse los distintos enfoques para el análisis de
clase en Wright (2005), quien ofrece una visión
crítica de los principales marcos teóricos desde
la perspectiva sociológica.2 Una discusión amplia sobre las nociones re -
lativas, incluyendo una propuesta para su
aplicación empírica utilizando medidas de
polarización, puede consultarse en Cruces
et al. (2010). 3 Esta sección se basa en Hertova et al. (2011) y
López-Calva y Ortiz-Juárez (2011). Para una dis-
cusión detallada de las medidas estadísticas,
absolutas y de polarización véase, por ejemplo,
Foster y Wolfson (2009). 4 A menos que se indique lo contrario, todas las
cifras mostradas en el artículo están expresadas
en dólares convertidos a paridad de poder
adquisitivo (PPA).5 Si la clase media es definida conforme a
Ravallion el descenso es consistente: de 68.8 a
49.9% en Chile, de 69.5 a 61% en México y de
64.3 a 62.9% en Perú, y las formas de las líneas
de la Figura 2 son similares.6 El valor de $4 al día corresponde a las líneas de
pobreza moderada: pobre no indigente en los
casos de Chile y Perú, y pobreza de capacidades
en el caso de México.7 Esta sección está basada en López-Calva y Ortiz-
Juárez (2011).8 En la literatura se han propuesto diversos méto-
dos que intentan capturar los efectos de la vul-
nerabilidad sobre el bienestar. Véase por
ejemplo el trabajo de Ligon y Schechter (2004). 9 Calculado como el promedio de las variables
explicativas para un rango de probabilidad de
caer en pobreza de entre 0,09 y 0,11. Véanse en
López-Calva y Ortiz-Juárez (2011) los coeficien-
tes y errores estándar de las regresiones, así
como la correlación entre las probabilidades
estimadas y los montos de ingreso.
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Clases medias y vulnerabilidad a la pobreza en América Latina