Componentes normales de la orina. - RANF

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La Farmacia Moderna REVISTA CIENTÍFICA PROFESIONAL AÑO XL.—NÚM. 8. DIRECTOR M. Maestre Ibáñez. MADRID, 25 ABRIL 1929. Componentes normales de la orina. M. MAESTRE IBÁÑEZ El caso más complejo que puede presentarse en el análisis de una orina es cuan- do solicitan un "análisis completo", entendiéndose que los datos a obtener se re- fieren sólo a los componentes más importantes, a aquellos cuya significación clí- nica está bien definida, pues muchos otros, realmente, no hay por qué hacer su determinación ya que son muy dudosas las conclusiones que pueden deducirse de elle-si ,-; (' ; ,', [ , i, .,0 , 1(i(J . j ¡. ^fc-|~|ff" No está demás advertir que ha de procederse al análisis con la orina eliminada durante veinticuatro horas, ya que de no ser, así care- cen en absoluto de importan- cia las cifras que se obten- gan. Se procede del siguiente modo: La orina se agita pa- ra mezclar bien el sedimen- to; se vierte en una probeta, manteniendo ésta ligeramen- te inclinada para evitar la formación de espuma; se ano- ta el volumen de orina eli- minada durante las veinti- cuatro horas; se anota el co- lor y el aspecto, así como, previamente, se habrá ano- tado, también, el del sedi- mento y si es o no abundan- te, y se ve con papel de tor- nasol si es áoida o alcalina. . Se investigan los c o m - puestos anormales (glucosa, acetona, albúmina, etc., etc.) conforme se indicó antes. Si fuesen positivas las reaccio- nes de la albúmina o de la glucosa se procede a su de- Fig. 1.a terminación como se dijo; las reacciones positivas dQ los restantes compuestos se hacen constar sólo indicando si son fuertes o débiles, y anotados estos datos se continúa el análisis en la siguiente forma: Densidad.—Se introduce en la orina el densímetro y se ve qué división de la escala coincide con el menisco inferior. Como por las dimensiones del vástago del densímetro sólo es posible que figuren en la escala las dos últimas cifras de la

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La Farmacia Moderna REVISTA CIENTÍFICA PROFESIONAL

AÑO XL.—NÚM. 8. DIRECTOR M. Maestre Ibáñez.

MADRID, 25 ABRIL 1929.

Componentes normales de la orina. M. M A E S T R E I B Á Ñ E Z

El caso más complejo que puede presentarse en el análisis de una orina es cuan­do solicitan un "análisis completo", entendiéndose que los datos a obtener se re­fieren sólo a los componentes más importantes, a aquellos cuya significación cl í­nica está bien definida, pues muchos otros, realmente, no hay por qué hacer su determinación ya que son muy dudosas las conclusiones que pueden deducirse de elle-si ,-; (' ; ,', [ , i , .,0 , 1(i(J . j ¡. ^fc- |~ |ff"

No está demás advertir que ha de procederse al análisis con la orina eliminada durante veinticuatro horas, ya que de no ser, así care­cen en absoluto de importan­cia las cifras que se obten­gan.

Se procede del siguiente modo: La orina se agita pa­ra mezclar bien el sedimen­to; se vierte en una probeta, manteniendo ésta ligeramen­te inclinada para evitar la formación de espuma; se ano­ta el volumen de orina el i­minada durante las veint i ­cuatro horas; se anota el co­lor y el aspecto, así como, previamente, se habrá ano­tado, también, el del sedi­mento y si es o no abundan­te, y se ve con papel de tor­nasol si es áoida o alcalina.

. Se investigan los c o m -puestos anormales (glucosa, acetona, albúmina, etc., etc.) conforme se indicó antes. Si fuesen positivas las reaccio­nes de la albúmina o de la glucosa se procede a su de- Fig. 1.a

terminación como se dijo; las reacciones positivas dQ los restantes compuestos se hacen constar sólo indicando si son fuertes o débiles, y anotados estos datos se continúa el análisis en la siguiente forma:

Densidad.—Se introduce en la orina el densímetro y se ve qué división de la escala coincide con el menisco inferior. Como por las dimensiones del vástago del densímetro sólo es posible que figuren en la escala las dos últimas cifras de la

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densidad, se anteponen a éstas 1,0 y se tendrá la correspondiente a la orina. La lectura de 18, 19, 20... corresponderán a 1,018, 1,019, 1,020... de densidad.

Se saca el densímetro y se introduce un termómetro; transcurridos unos diez minutos se ve la temperatura que tiene la orina, y si está por bajo o encima de l'S0 en 2 ó 3o, realmente no 'hay por qué hacer corrección alguna pues el error ca­rece die importancia en este caso. ¡De lo contrario, se aumenta o disminuye la den­sidad obtenida 0,20 por cada grado de temperatura que exceda o falte, respecti­vamente, de los 15°. Así, por ejemplo, si la densidad fuese de 1,011 ó 1,020, a la temperatura de 20 y 10°, respectivaimente, la densidad corregida y a + 15° será igual a 1,012 y 1,019.

Acidez. Amoniaco.—iSe toman dos vasos y se vierten, en uno 10 c. c. de orina y en el otro 5 c. c. de formalina, añadiendo en ambos 8 ó 10 gotas

A de disolución de fenoltaleína y agua hasta completar 20 ó 30 c. c, • aproximadamente.

'A la formalina se añade gota a gota, y sin cesar de agitar, d i ­solución de sosa N/10 hasta que tenga color rosa persistente, cu i ­dando no verter más que la cantidad estrictamente necesaria.

Hecho esto, con una pipeta de 10 c. c. divididos en décimas se vierte sobre la orina disolución N/10 de sosa hasta color rosa per­sistente, y la cantidad gastada se anota. Gorresponde al grado de acidez, y multiplicándola por 0,00326 y después por 100 se tendrá la acidez de la erina por 1.000, calculada en IP2 05.

Inmediatamente se vierte sobre la orina, neutralizada así, la formalina, neutra también, y se continúa añadiendo disolución de sosa hasta que la mezcla tenga nuevamente color rosa. La can­tidad gastada ahora corresponde al amoníaco, y multiplicándola por 0,0017 y después por 100 se tendrá la de éste por 1.000 de orina.

Ejemplo: Se han gastado 2,6 y 3,6, respectivamente, de so­sa N/10.

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2,6 x 0,00326 = 0,0084 3,6 x 0,0017 = 0,0061

Fig. 2.

La acidez y amoníaco, referidos a 1.000, serán 0,84 y 0,61. Urea. Método de Riegler.—En el tubo A (fig. 1.a) se vierte 1 c. c.

de orina exactamente medido; se ajusta el tapón teniendo abierta la llave del embudito; se introduce el tubo en un vaso con agua a la temperatura del laboratorio; se sube la bola D hasta que coin­cidan los meniscos del agua con el cero superior die la bureta G; se cierra la llave del embudito; se saca el tubo del agua; se le se­ca; se vierte en aquél reactivo especial hasta el nivel que marca los 2 c c ; se abre la llave para que pasen al interior del tubo; se calienta éste, dejando hervir durante un minuto, aproximadamen­

te; se le introduce de nuevo en el agua y transcurridos unos diez minutos se igua­lan los niveles de agua; se ve el número de la escala con el que coinciden y, me­diante la tabla especial, se deduce la cantidad correspondiente de urea.

Acido úrico. Método Ruhemann.—En el uricómetro especial (fig. 2.a) se vierte sulfuro de carbono hasta la señal S, reactivo de yodo hasta I y orina hasta el pr in­cipio de la graduación; se agita fuertemente y se va añadiendo orina, de 8 en 8 gotas, agitando después de cada adición, y cuando dejado en reposo durante tres o cuatro minutos se forme un sedimento de color rosa, se añaden sólo 3 gotas cada vez hasta que sea blanco. La altura total del líquido da en la graduación del uricómetro la cantidad de ácido úrico por 1.000 de orina.

Cloruros.—(Se vierten en un vaso 10 c. c. de orina filtrada, 6 u 8 gotas de d i ­solución de cromato potásico y unos 20 c. c. de agua. Seguidamente, valiéndose de

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una pipeta de 10 c. c. divididos en décimas, se añade gota a gota disolución N/10 de nitrato argéntico hasta color ligeramente rojo, y la cantidad gastada se m u l ­tiplica por 0,00585 y después por 100 para tener la de cloruros correspondiente a 1.000 de orina y calculados en Cl Na.

Acido fosfórico total.—Se vierten en una cápsula de porcelana 25 c. c. de orina sin filtrar, 5 de disolución de acetato sódico acético, 5 de tintura de cochinilla y agua hasta completar unos 150 c. c; se hierven y, entonces, valiéndose de una pipeta die 10 c. c. divididos en décimas se añade gota a gota disolución valora­da de urano, agitando, a su vez, mediante una varilla de cristal, y cuando el l íqui ­do tenga color verde persistente, después de hervir durante un par de minutos, se ve la cantidad gastada de disolución de urano, se la multiplica por el factor a que esté titulada y se multiplica por 40 la cifra obtenida para referirla a 1.000 de orina.

Ejemplo: Supongamos que se han gastado 12,5 c. c. de disolución de urano y que el factor a que está titulada ésta es 0,005:

12,5 X 0,005 = 0,0625 0,0&25 X 40 = 2,50

La cantidad de ácido fosfórico total (P2 05) correspondiente a 1.000 de esta o r i ­na será 2,50 gramos.

IMPORTANCIA D E L E X A M E N HIGIÉNICO D E L A L E C H E Cata las lmetr ía d e la l e c h e .

(Conclusión.)

F . BUSTINZA LACHIONDO

Farmacéutico y Doctor en Ciencias. Catedrático de Agricultura en el Instituto de Oviedo.

Lo único que se logra con la pasteurización es retardar la alteración de la le­che por la acción de los fermentos lácticos, muchos de los cuales son destruído& de ese modo.

Si a una leche pasteurizada añadimos H2 02, veremos que el peróxido desapare­ce al cabo de cierto número de horas y antes aún de que la leche así tratada acuse modificación notable de su acidez.

Este hecho autoriza a suponer la existencia en la leche pasteurizada de gérmenes que han resistido a la pasteurización y que están dotados de poder ca­talizante bastante activo.

Fouassier ( l) ha sembradío cierto número de leches pasteurizadas de consu­mo diario sobre gelosa lactosada y de ésta ha aislado, además die ios fermentos-lácticos, diversos gérmenes, entre ellos, como más frecuentes, el subtilis, tyro-trixtenuis, cidium lactis y levaduras de lactosa. El mismo investigador ha que­rido estudiar comparativamente la acción de estos microbios vis a vis del B.2 02 y para ello, aislados los gérmenes (de la leche pasteurizada) y obtenidas las colo­nias puras, las sembró separadamente sobre medio estéril líquido lactosado. Un lote de tubos así preparados, queda como testigo, otro- recibe 1 por 100 de agua

(1) M. Fouassier. «Décomposition de l'eau oxygénéepar des microorganismes extraits du Jait pasteurisée». C. R. Ac. Se, tomo 170, pág. 145-7 (1920).

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oxigenada (a 12 volúmenes), otros 4 por 100 H2 02, y todios se llevan a la estufa a 30°. • ;jt : ; ha , 1% • ' • \ ^ . l i rn i b

.Los resultados al cabo de cuarenta y ocho horas de incubación fueron los si-afuientes: .• ' .

Sjibti l is . . . . . . . . . . Tyrothrix Ó i d í u m . . . . . . . . . . Levadura... . . . . . Fermento láctico.

Tesiiaro.

4- + + + 4- -+-+ 4

Poder catalizante del testigo.

S,l 8,4 1,5 0,6 0,6

Ensayo con 1 por 100

del H , 02.

hH 4-+ 4-

Prueba del H , O,

í lt iseiicií) .

presencia.

Ensayo con 4 por 100

del H , O,. Prueba

del H , O,.

ausencia. presencia, presencia, presencia.

El signo + indica cultivo mediano, el signo + + cultivo abundante, y el 0 cul­tivo nulo.

El'j)óder catalítico ha sido determinado mezclando íntimamente en un ureó-metro 10 c. c. diel medio líquido testigo, que ha dado cultivo abundante, con 5 e, c. de Hj O, a 12 volúmenes, y el volumen de 02 desprendido ha sido medido después de cuarenta minutos die contacto.

Se nota en todos 'los tubos eñ los que 'los gérmenes se han desarrollado, que. los ensayos para hallar el Ha 02 no han diado resultado, en tanto que dan resultado po­sitivo en los que el desarrollo microbiano no se ha producido.

El subtilis y tyrothrix poseen poder catalásieo elevado, pues han descompues­to rápidamente al H2 02 añadida aun a dosis masivas, y se han desarrollado en este caso con igual intensidad que el testigo, y los otros gérmenes tienen poder catalásieo mási débil y es nulo en el fermento láctico en las condiciones en que Fouassier trabajó, pues la dosis die 1 por 100 de H2 02 ya fué suficiente para i m ­pedir el desarrollo de este germen.

Fouassier ha proseguido (1) las experiencias anteriores, inoculando los diver­sos-micróbios puros obtenidos de la leche sobre leche esterilizada contenida en tubos de ensayo, unos sin H2 02 y otros con H2 02.

La inoculación la practicó con unas gotas de emulsión acuosa de cultivo m i ­crobiano, y después de quince horas de incubación a 30° determinó el podier cata­lítico en una serie de tubos y la acidez láctica en otra.

• Los resultados que obtuvo son los siguientes:

C U L T I V O S O B R E L E C H E E S T E R I L I Z A D A

B. subtilis Tyrothrix. Ferní. láct B. sub. 4- F. lác Tyrothrix + F. lác . . . . . . Leche esterilizada testigo.

Descomposición del H2 02

añadida a dosis de 1 por 100.

Total.

Nula.

Poder catali­

zante

de. los cultivos.

5,8 2,2 0,2 6,1 3,3

Nulo.

Acidez láctica de los cultivos en grados

Dornic.

Con 1 0 o H2 O,

19,8 20,2 27,0 74,7 72,0 19.8

Sin H , O,

19,8 20,1 52,2 77,4 76,5 19,8

(1) M. Fouassier. «Les microorg-anismes persistents dans le lait aprés la pasteurisation; leur role sur la decomposition de I'eau oxyg-énée». C. R. Ac. Se, tomo 171, pág. 327-8 (1920).

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En lo referente al poder catalizante se nota que estas experiencias coinciden con las realizadas en medio lactosado para el B. subtilis y Tyrothrix, en tanto que el poder catalizante del fermento láctico precedentemente nulo en este mismo me­dio es ahora suficientemente acusado para permitir la descomposición total del EL, 02 a la dosis de 1 por 100. En cuanto a la asociación microbiana el poder ca­talizante se suma.

Considerando la cifra de acidez se ve que el B. subtilis y el Tyrothrix dan sen­siblemente la misma cifra que la leche esterilizada testigo; la acción acidificante del fermento láctico ha sido totalmente impedida, y en el caso de asociación m i ­crobiana no solamente las cifras de acidez son muy próximas, lo que demuestra que el poder antiséptico del H2 02 ha sido de poca duración, sino que también acu­san una acidificación mucho más considerable que cuando el fermento láctico i n ­terviene solo en idénticas condiciones.

Podemos inferir die estas experiencias que si existen en la leche destinada a la pasteurización esporas de B. subtilis o de Tyrothrix {cosa muy posible, pues abundan en el polvo de los establos), las esporas de estos gérmenes resisten a la pasteurización y podrán por tanto proliferar, y por su riqueza en catalasa con­tribuirán en larga medida a la descomposición del agua oxigenada, en el caso de ser empleado este antiséptico para reforzar los efectos de la pasteurización, y ade­más activarán ei desenvolvimiento de los fermentos lácticos, dando a éstos un ele­mento más fácilmente asimilable gracias a la acción peptonizante que ejercen so­bre los albuminoides de la leche.

La opinión, muy generalizada en diferentes obras, sobre la destrucción por la pasteurización de los fermentos lácticos de la leche, es simplista, pues basta reco­ger y guardar asépticamente en recipientes esterilizados la leche pasteurizada para observar que se acidifica y coagula como la leche cruda, con la sola diferencia de que tarda más tiempo; claro está, dice Stassano (1), si nos limitamos al examen de las solas colonias que avivan en los dos o tres días que siguen a la inoculación de los medios de cultivo mediante leche pasteurizada, entonces sí que podríamos participar de la opinión general, dada por algunos especialistas (2), de que las 99 por 100 de las bacterias de la leche son destruidas por la pasteurización; pero sí se prosigue el examen se ven aparecer en los medios nutritivos sólidos inoculados, unas tras otras, todas las formas microbianas, con excepción del B. coli, etc., y otras más frágiles, entre los que están comprendidos felizmente todos los micro­bios patógenos susceptibles de contaminar la leche y hacerla peligrosa, excepción del B. de Koch, que germina precozmente entre el segundo y tercero día.

Ni la leche pasteurizada, ni la esterilizada (que si bien no contiene gérmenes patógenos, no es, como su nombre lo indica, completamente estéril, pues contiene frecuentemente bacilos esporulados, B. mesentericum, subtilis), completamente inactiva, por carecer de fermentos y vitaminas, son higiénicamente recomendables.

Conocida es por todos Ja importancia que dan los higienistas de la infancia a la leche cruda; el público, para decidirse a seguir el consejo médico (consumo de leche cruda) necesita tener la certeza absoluta de recibir la leche sana y sin re­proches.

Sólo las vacas sometidas a un escrupuloso control sanitario pueden suministrar leche que, ordeñada y conservada con arreglo a las prescripciones que he dado anteriormente, será absolutamente sana y sin peligro para la alimentación de n i ­ños, y enfermos.

El Laboratorio Internacional de Bruselas ha demostrado1 la posibilidad de es-

(1) H. Stassano «Du mode d'action de la chaleur sur les ferments lactiques dans la pasteuri-zation du lait*. C. R. Ac. Se, tomo 179, pág. 1438-9 (1924).

(2) «Le Lait», tomo I , núm. 3, pág. 100 (1921). (Cita de Stassano).

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tablecer un control serio de la teche, que ofrece toda clase de garantías para los (consumidores.

Dicho Laboratorio recibió- ( i) el encargo por el "Departement Laiteries de la Gooperative de rAgglomeration Bruxelloise du Gomité National" de controlar .la loche de todas las vacas lecheras (en número de 800) de dicho organismo.

La leche contiene normalmente leucocitos, pero en pequeña cantidad. Para de­terminar la cifra leucocitaria de la leche se recurre a los tubos de Trommsdorff, en los que se centrifuga la leche.

Ivufferath (Director actualmente del Laboratorio Intercomunal) ha ideado (2) un nuevo modelo de tubo que tiene la ventaja sobre el de Trommsdorff de que puede ser centrifugado en aparato Gerber corriente. La capacidad del tubo Kuf-feraíh es de 20 c. c. y es muy estrecho en la parte inferior, donde se acumula el depósito leucooitario; esta zona lleva dos trazos que marcan 1 y 2 por 100 de la capacidad total del tubo.

Las leches nórmales dan un depósito leucocitario de 0,1 a 0,5 por 1.000. Cuan­do el depósito de leucocitos alcanza la cifra de 1 a 2 por 100 la leche es sospe­chosa, y la vaca que la produce debe ser examinada por el veterinario. Toda leche cuya cifra leucocitaria pasa de 1 por 100, debe ser examinada al microscopio; para ello, con el depósito obtenido en el tubo de Kuí'ferath se hacen los frotis, se colo­rean, etc., para investigar el Koch y muy particularmente los estreptococos de la mamitis.

Se pueden señalar así ventajosamente mamitis incipientes (3), que pueden ser fácilmente vencidas.

La relación entre la presencia 'de estreptocoeos, la elevación de la cifra leuco­citaria de ta leche y la aparición de la mamitis con sus caracteres clínicos tiene constancia absoluta, hasta el punto de que un control sistemático y regular de las vacas permite señalar al veterinario las enfermas y hasta los pezones sospecho­sos antes de que los signos exteriores denuncien a la enfermedad.

. El Laboratorio Intercomunal de Bruselas tiene establecido un servicio regular para la toma de muestras de leche; cada día el perito asiste al ordeño de la leche .y toma (en tas condiciones necesarias para evitar la contaminación de la leche) .40 c. c. de cada vaca, 20 c. c. son centrifugados para determinar el depósito leu­cocitario, y con los otros 20 se determina la cifra de catalasa (a 15 c. c. de leche se añadeh 5 c. c. de H2 02 del 1 al 2 por 100). Si el depósito leucocitario no llega a 1 por 400 y el desprendimiento de 02 durante dos horas no pasa de 3 c. c. puede la leche pasar como buena.

Ahora bien; supongamos que llega al laboratorio una leche procedente de una determinada vaquería y que averiguada la cifra leucocitaria resulta que es de 1,5 por 100, la catalasa pasa de 3 c. c. de Oa y el examen de los frotis revela estrep­tococos sospechosos; inmediatamente se enviará a un perito para que proceda a la toma de muestras de todas las vacas de ese establo; averiguada cuál es la vaca que proporciona la leche anormal, se procederá a tomar muestras de cada pezón, -pues de ordinario las cuatro mamas no suelen estar enfermas.

Hecha la averiguación, se transmiten los resultados de los análisis al veteri­nario, quien procederá al examen clínico de las mamas y dará al jefe de la va­quería las indicaciones oportunas.

Por este procedimiento, las teches anormaies, enfermas, son descartadas, y ten-

(1) H . Kufferath. «Rapport sur les Controles Bacténologiques Higiéniques et Microscopiques effectuées au Laboratoire Intercommunal de rAgglomeration Bruxelloise pendant les années de guerre, 1915, 1916, 1917 et 191cS». Anuales de Gembloux, Janvier 1920, págs. 15-30.

(2) H . Kufferath. «A propos de la recherche des leucocites dans le lait». A. I . P., tomo 33, pá­gina 420 (1919).

(3) H . Kufferath. «Sur les laits infectés par le streptocoque de la mammite des vaches lai t ié-res». A. I . P., tomo 35, pág. 167 y 182 (1921).

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dremos la seguridad de que las vaquerías no iproporcionan sino leche absoluta­mente sana.

Sólo precisa, pues, la organización de una vigilancia constante y regular de las vacas, con el f in de averiguar cuáles son las anormales y peligrosas y eliminar su secreción láctea del consumo.

La mamitis estreptocócica ataca al 10 por 100 de las vacas lecheras; hay, pues, motivo para inquietarse seriamente por dicha 'enfermedad, considerándola desde el punto de vista higiénico y de la salud pública.

Queda demostrada la importancia y necesidad del 'control de la leche y la for­ma tan sencilla cómo se pueden descartar de la producción las vacas enfermas, sin más que vigilar el índice leucocitario y la cifra de cal a lasa de la leche; réstame ocuparme de la catalasimetría de la leche.

El valor dietético de una leche está subordinado, como ya lo he indicado ante­riormente, a la pureza bacteriana. El análisis bacteriológico sólo tiene interés re­trospectivo, y la determinación de la acidez permite darse cuenta del grado de al­teración de la leche sólo en lo referente a los fermentos vivos que atacan a la lactosa.

En el año 1904, trabajando simultáneamente con la leche, Sarthou en Fran­cia, y Rullmann y Reiss en Alemania, demostraron la presencia de la catalasa en la leche.

•Sarthou presentó una comunicación (en 1904 y 1905) a la Sociedad de Farma­céuticos de Burdeos sobre un procedimiento ( i ) que permite darse cuenta (en un momento en que todavía la acidez no da indicaciones) del desenvolvimiento pro­gresivo de de los gérmenes, siguiéndolo paso a paso.

La leche de vaca contiene al estado normal catalasa, que descompone al H2 02; dicho fermento se encuentra en cantidad muy pequeña en las leches recién orde­ñadas (10 c. c. de H2 0.2 de 11.0 a 12 volúmenes, agitados con 10 c. c. de leche dan después de diez minutos de contacto un desprendimiento 02 que var ía de 0,1 a 1,2 c. c ) . Sarthou practicó centenares de ensayos y sólo en dos o tres casos halló un desprendimiento de 1,8 c. c; pero además de esta catalasa fisiológica hay otra segunda catalasa que aparece en la leche abandionada algún tiempo en contacto del aire, catalasa microbiana, que es resultado de la siembra de la leche por los gérmenes del aire y que, por lo tanto, es proporcional al número de gérmenes que contaminan la leche.

Es evidente que en una leche conservada en frío los gérmenes no se desarro­llan y el líquido conserva toda su frescura y puede permanecer largo tiempo sin alterarse. En tal leche la bacteriocatalasa no se desarrolla, pero si la temperatura se eleva a 18°, 20°, 25°, etc., los gérmenes pululan con rapidiez, haciendo aumentar en igual proporción el poder catalásico de la leche.

Se podrá, pues, indirectamente, por el volumen de 02 desprendido, determi­nar el grado de pureza bacteriológica de una leche y, por consiguiente, su valor dietético; el procedimiento es rápido y de fácil ejecución.

En 1909, Bordas y Touplain presentaron una comunicación a la Academia de Ciencias de París (2) sobre las diastasas de la leche, deduciendo de sus experiencias que la caseína, o mejor, el caseinato de cal descomponía al H2 02, y que si no ocu­rr ía esto con la leche hervida era debido a que la caseína soluble de Duelaux se precipita sobre la caseína en suspensión, formando una especie de barniz que i m ­pide que se descomponga el H2 02 y que, por consiguiente, aparezca como positi­va la reacción Storch (3).

(1) Dr. Sarthou «Détermination indirecte de la richesse bactérienne du lait de vache, Catala-simétrie». J. de Ph. et de Chimie, 7 me. série, tomo I , pág. 113 y 8 (1910).

(2) F. Bordas et Touplain. «Sur les diastases du lait». C. R. Ac. Se, tomo 148, pásr. 1057 y 9 (1909).

(3) Se refieren los autores a la reacción de las peroxidasas con la p-fenilendiamina en presen­cia del H2 Oa,

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Sarthou, en comunicación posterior a la Academia de Ciencias de París (1), responde al anterior trabajo y concluye que existen en la leche una anaeroxidasa y una catalasa, la primera soluble en el lactosuero y en el agua y la segunda in -soluble.

Bordas y Touplain, en otra comunicación (2), vuelven a insistir en que no está demostrada la existencia de la anaeroxidasa ni de la catalasa en la leche de vaca.

Sarthou continúa el debate (3), insistiendo en la presencia en la leche de vaca de una anaeroxidasa y de una catalasa, y, según él, la propiedad de descomponer al HÜ ¡02 que atribuyen Bordas y Touplain a la caseína, no le pertenece, sino que es debida a la mezcla de catalasa fisiológica y de bacteriocataiasa que impregnan a la caseína.

En el mismo tomo 150 de la Acadiemia de Ciencias de París en que aparece la anterior comunicación de iSarthou hay otra de Bordas y Touplain (4), en la que sostienen que. el estado coloidal de la leche cruda es el responsable de la reacción de catalasa y die peroxidasa, pero que dichos fermentos no existen en la leche.

Como Sarthou demostró experimentalmente, de una manera rotunda, defini­tiva, sin que hubiese lugar a duda, la existencia en la leche de la catalasa fisioló­gica y de la bacteriocataiasa, quedó ventilada la discusión.

Sarthou introducía en el frasco, bien limpio, de un ureómetro parecido al de Denigés, 10 c. c. de leche bien mezclada y 10 c. c. de H2 02 de 10-12 volúmenes, agitaba vigorosamente, dejaba que durase el contacto diez minutos, agitando de vez en cuando, y practicaba la lectura después de restablecer el nivel, reducién­dola luego a 15° y a 760 milímetros.

Sarthou indica que la dosificación no tiene interés si no se agita bien la leche antes de tomar los 10 >c. c, pues como la crema, por su menor densidad, tiene ten­dencia a reunirse en la superficie, contiene la mayor parte de la catalasa y por eso hay que emulsionar uniformemente la grasa en la leche.

Emil Reiss (5) también concluye en su trabajo sobre la catalasa de la leche, que este fermento está predominantemente adherido a los glóbulos de grasa, los cuales, por ocupar mucha superficie, retienen por absorción al fermento.

A continuación doy cuenta.de algunas experiencias realizadas por Sarthou y que están tomadas de su trabajo publicado en el / . de Ph. et de Chimie a que an­tes he hecho referencia.

Leche bordelés conservada a la temperatura dé 10° desde el ordeño.

(Temperatura de invierno.)

2 horas después del ordeño 0,2 c. c. de 02 desprendido. 24 » » » » 1,8 » » » » 48 » » » » 6,3 » » » » 72 » » » » , 40 » » » »

(1) Dr. J. Sarthou. «Sur la présence dans le lait d'une anaéroxidase et d'une catalase, tomo 149, págs. 809 (1909).

(2) F. Bordas et F. Touplain. «Sur une anaéroxidase et une catalase du lait», tomo 149, pági­na 1011 y 12.

(3) Dr. J. Sarthou. «Sur la présence dans le lait de vache d'une anaéroxidase et d'une catala­se», tomo 150, págs. 119 y 121 (1910).

(4) F. Bordas et F. Touplain. «Ccntribution á l'étude des reactions dues á l'état colloidal du lait cru», tomo 150, págs. 341 y 3.

(5) Dr. Emil Reiss. «Die Katalase der Milch» Sonder-Abdruck aus der Zeitschrift fui- Kl in . Medicin 56 Bd. H . 1 u 2.

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L A FARMACIA MODERNA 117

Leche de Bougie mantenida a 23° desde el ordeño.

(Temperatura de verano.)

I hora después del ordeño 0,7 c. c. de 02 desprendido. 3 » » » » 1,3 » » » » 5 » » » » 2,8 » » * » 8 » » » » 4,1 » » » »

10 » » ¿ » 6,6 » » » 14 i » » » 10,4 » » » » 18 » » » » , 15,7 » » » »

Los resultados son concluyentes e indican con qué rapidez aumenta la potencia catalítica en función del número de gérmenes.

Sarthou, comprendiendo el interés que hay en comparar las indicaciones de este procedimiento con las cifras de acidez, realizó las siguientes experiencias:

Leche de la región de Bougie. Temperatura media del laboratorio 23°.

Acidez en Oa despren dido. acido láctico

por litro

0,7 c. c 1 hora después del ordeño

Estas experiencias nos indican que en tanto que la acidez varía en pequeña proporción y que su determinación a las quince horas después del ordeño permi­te concluir que la leche está fresca, el 02 desprendido por la catalasa aumenta en proporción grande, e indica, finalmente, que la leche es rica en gérmenes y, por lo tanto, de un escaso valor dietético.

Las experiencias de Sarthou me sugieren las siguientes ideas: Como quiera que cada vaca es un ente dotado de un fisiologismo propio y es­

pecífico para ese sér, una cifra de catalasa normal para una vaca podrá no serlo para otra, y por eso debe saberse en cada caso, es decir, para cada vaca, la cifra de catalasa fisiológica que corresponde a su estado de salud en fisiologismo perfecto.

Que cuando las muestras de leche han de llevarse a grandes distancias de don­de se practicó el ordeño deberá rodearse de hielo el tubo 'o tubos que contienen las muestras, pues así evitaremos el desenvolvimiento microbiano que vendría a falsear los resultados.

Que con respecto a la leche calostral (leche que desde luego no debe ser desti­nada al consumo) la cifra de catalasa no nos dará cuenta del grado de contamina­ción de la leche, pues, naturalmente, en dicha leche la cifra de catalasa fisioló­gica tiene que ser muy superior a la normal, dada la gran cantidad de leucocitos que lleva, y, en efecto, Spindler (1) concluye que tanto la leche calostral de vaca como la de cabra y cerda son ricas en catalasa.

Bertin-Sans y Em. Gaujoux, siguiendo el método de Sarthou, han efectuado

(1) F. Spindler. «Sur la catalase du lait». L . A. B. 1911, pág. 183.

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118 L A FARMACIA MODERNA

una serie de determinaciones (1) añadiendo a la leche purin recogido del suelo del establo, y han demostrado la influencia inmediata de las porquerías banales sobre el podier catalítico de la leche, y que la falta de limpieza en el ordeño y en los recipientes puede contribuir a aumentar en alto grado la proporción de cata-lasa en la leche.

Según dichos autores, una leche con cifra elevada de catalasa es, o leche ca-lostral o leche enferma (mamitis), o que.contiene glóbulos rojos (hemorragias ma­marias), o una leche muy sucia y alterada.

De las indicaciones de la catalasimetría deducen Bertin-Sans y Em. Gaujoux las siguientes conclusiones:

1. a Una leche normal, sana, recogida con limpieza y fresca, examinada por el método de Sarthou, no debe desprender más de 1 c. c. de oxígeno, pero ante una leche con poder catalítico inferior a l e . c, de 02, no se puede inferir que la le­che es necesariamente fresca y normal.

2. a Una leche bien pasteurizada y bien conservada no debe desprender al ca-talasímetro más de 0,5 c. c. de oxígeno, y la leche esterilizada y bien conservada debe desprender menos cantidad de oxígeno que 0,5 c. c.

Gomo en el caso precedente, la recíproca no puede ser considerada siempre como cierta.

3. a Toda leche que desprende en el catalasíimetro más de 1,5 c. c. a 2 c. c. de oxígeno debe ser considerada como inutilizable para la alimentación de niños, y

la que en iguales condiciones despren-•¿•¿ de más de 3 a 4 c. c. no debería ser

destinada a la alimentación de adultos. • 'Son muchos los aparatos que se

han ideado para la catalasimetría de la leche.

Burr i y iStaub, en 1909, dieron cuenta (2) de un modelo en que se de­termina el volumen de oxígeno des­prendido mediante un cilindrito de agar que se desliza por la presión del oxígeno a lo largo de un tubo gra­duado.

Más práctico que el aparato de B u ­r r i encuentro el del Dr. G, Koestler, pues es de fácil manipulación y l i m ­pieza; se presta muy particularmente a determinaciones en serie y el oxí­geno desprendido es totalmente reco­gido.

El aparato consta de tres partes: I . El recipiente donde se desprende el oxígeno. I I . El volumenómetro. I I I . El baño maría .

La primera parte se compone de un recipiente para la fermentación (A), cor­to y cerrado mediante un tapón de caucho perforado en el centro; este tapón está atravesado por un pequeño tubo de vidrio (B) ensanchado en su parte superior y que termina en orificio capilar.

La segunda parte (C) está formada por un tubo cerrado por arriba, graduado en centímetros cúbicos .y con el cero de la graduación en la parte superior.

(1) «Revue d'Hygiéne et de Pólice Sanitaire», vol. 34, pág. 1020 (1912). (2) R. Burri et W. Staub. «Nouvel appareil pour la détermination de la catalase du lait». «Ex-

trait de la Revue Générale du Lait», vol. V I I , núm. 12 (1909).

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L A FARMACIA MODERNA 119

La tercera parte es sencillamente un baño maría, de modo que puede ser sus­tituido por cualquier recipiente que puede funcionar como tal.

Para dosificar la catalasa con este sencMlo aparato se vierten en primer lugar en el recipiente A 10 c. c. de leche y en seguida 5 c. c. die agua oxigenada al 1 por 100, se mezclan los dos líquidos y se cierra el recipiente mediante el tubo de cau­cho provisto del tubo capilar B.

Se sumerge entonces la parte A en el baño de agua, calentado a 2/2-25°; se coge el volumenómetro, que estará de antemano lleno de agua, y, cerrándolo con el dedo pulgar, se le coloca sobre la abertura capilar del tubito B, de manera que el oxí­geno que se forma asciende en el tubo graduado desalojando el agua; la canti­dad de oxígeno desprendido puede ser determinada en el momento deseado por simple lectura en la escala graduada.

Dos horas después de comenzada la experiencia se puede leer en centímetros cúbicos sobre la escala graduada del volumenómetro el gas formado, y mul t ip l i ­cando por 10 el número de centímetros cúbicos hallados se obtiene lo que se ha convenido, en llamar cifra de catalasa de una leche.

El aparato que acabo de describir es fabricado por Charles Kirchner, Freies-trasse, núm. 12, Berna (Suiza).

Extractos Oc publicaciones españolas y extranjeras

PRÁCTICA FARMACÉUTICA T r e s prescripciones no frecuentes.—

RALPH E . T.RKRY. — fourn. Amer. Pharm. Ass., Noviembre 1928.

Este autor expone tres fórmulas que le han sido presentadas para su prepa­ración, y razona para cada una de ellas la manera cómo debe precederse, con el fin de que resulte bien ésta.

La primera de ellas es la siguiente:

Tintura de guayaco 15 gramos. Solución de potasa 15 » Alcohol 15 » Agua de canela 60 »

La finalidad de la potasa es favorecer la saponificación de las resinas del gua­yaco, y si se procede mezclando la t in ­tura con el alcohol y después la potasa, se obtendrá un líquido transparente, que al añadir el agua de canela, como el grado alcohólico disminuye notablemen­te, se forman unos copos que demues­tran no ha sido total la saponificación de las resinas.

En cambio, si se mezcla la disolución

de potasa con la tintura, la saponifica­ción será completa, y al añadir después el agua queda un líquido homogéneo, sin copos en suspensión ni precipitados.

La segunda fórmula se compone de:

Bromuro sódico 12 gramos. Citrato sódico 12 » Agua de menta 60 »

Las cantidades de estas sales dif icul­tan obtener una disolución perfecta si se vierten a su vez las dos en el total del agua, y no se consigue fácilmente d i ­solver el citrato en la disolución del bromuro; pero dividiendo en dos par­tes el agua y disolviendo en cada una de ellas, respectivamente, el bromuro y el citrato, se obtienen antes y mejor las disoluciones, que serán mezcladas' des­pués.

La composición de la tercera fórmu­la es ésta:

Fenoltaleína Magnesia calcinada Vaselina líquida

1 decigramo. 60 gramos. 60

Agua de acacia 160

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120 L A FARMACIA MODERNA

La manera de prepararla parece ser que es mezclar la magnesia y fenolta-leína, y sobre ella, primero, poco a poco, hasta formar una papilla fluida, el agua de acacia, terminando por incorporar la vaselina, también en pequeñas por­ciones, y agitando hasta conseguir una emulsión lo más perfecta posible.

No obstante, procediendo así, se ob­tiene de momento una preparación al parecer bien 'hecha, de cierta consisten­cia y de aspecto homogéneo; pero trans­currido poco tiempo, por efecto de h i ­dratarse la magnesia y apoderarse die parte del agua," se forman unos grumos, de aspecto de leche cuajada, que se se­paran en suspensión del resto del agua y de la vaselina, separadla también.

Por esta razón, lo mejor es sustituir la magnesia calcinada por hidrato mag­nésico, en la proporción conveniente, y aunque ello supone un volumen mayor de la fórmula, se evitaría la separación aludida.

En su defecto, puede procederse de este otro modo: la magnesia calcinada y la fenoltaleína se mezclan, y se les aña­de poco a poco y agitando la suficiente cantidad die agua para obtener una mez­cla cremosa, agitando de vez en cuando y dejándola hasta que hayan transcurri­do unos minutos; entonces se añade el resto die agua y, poco a poco, la vaselina líquida.

'La preparación tendrá color rosa asal­monado, debido a la fenoltaleína en el medio alcalino.

TERAPÉUTICA Estudio del empleo del teluro para el

tratamiento de la lepra.—R. STANZ-LALE.—La Ri jo rm. Med., 10 Diciem­bre 1928 y Med. Iber., 6 A b r i l 1928.

En 1927 investigué el valor terapéu­tico de loá preparados de teluro en la infección sifilítica. Teniendo a disposi­ción cierta cantidad de teluro purísimo, pensé en la utilidad de experimentarlo en el tratamiento de la lepra.

A este fin he empleado diversas pre­paraciones die teluro : el teluro metálico al 10 por 100 en suspensión glucosada al 5 por 100; el biyoduro de teluro en sus­

pensión oleosa al 10 por 100, y el yodo-telurato de quinina también en suspen­sión oleosa al 5 por 100.

De los leprosos tratados, cuatro de le­pra anestésica y uno de lepra maculpsa. Las inyecciones fueron practicadas por vía intramuscular, en diosis variables de 1 a 2 c. c. cada 'ocho días, y, según la reacción local y general, hasta un total de diez inyecciones.

La reacción local fué siempre muy v i ­va y muy intensa con el teluro metálico. La reacción general fué discreta, si bien hubo elevaciones térmicas de 39°, des­aparecidas rápidamente.

En relación a este tratamiento, hemos observado grandes modificaciones fa­vorables en los casos de lepra tubercu­losa, tumoral y ulcerosa. Los nódulos y tubérculos se aplastan con un reblande­cimiento marcado. Las úlceras tienden a la reparación, y en algunos casos se vió la cicatrización de las lesiones.

Durante el tratamiento hemos visto aparecer lesiones ulcerosas, si bien la continuación del tratamiento las cica­triza rápidamente.

En cuanto a la crasis sanguínea, ob­servamos anemia, leucopenia, disminu­ción die la hemoglobina y del número de linfocitos. En todos los enfermos se ob­servó adelgazamiento acentuado, despig­mentación del sistema piloso, pigmenta­ción de la piel, sobre todo en los elemen­tos eruptivos. Nada sobre ríñones.

Así, pues, hemos observado, clínica­mente, regresión die los tubérculos, con tendencia a la reparación de las ulcera­ciones, e histobacteriológicamente, la l i -sis bacilar o su transformación granu­losa.

FORMULARIO NOTAS ÚTILES

Para dar color verde a las legumbres. — GUILLEMORE LECOURT. — L a Nature, A b r i l 1929.

Para comunicar color verde a las le­gumbres se emplean ciertas sales de co­bre, que a deteriminadas dosis son tole­radas, y con ello se consigue que las le­gumbres, o conservas vegetales en gene-

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L A FARMACIA MODERNA 121

ral, máxime si están secas, adquieran color verde semejante al natural.

Estos autores proponen el empleo de la ólorofila misma, natural, extraída de las partes de vegetales que la contienen eíi Cantidad, y para ello toman espinacas u otras hojas ricas en clorifila, las tra­tan por una lejía muy débil de sosa: cáustica, después de haber siáo reduci­das á pulpa, se filtra a través de un Irenzo con expresión del residuo y se añade disolución de alumbré, concentra­da, que dará lugar a la formación de un precipitado, del que se separa el agua por decantación y se le lava mu­chas veces del mismo modo hasta con­seguir privarle del sulfato sódico for^-mado en la reacción anterior.

Este precipitado, o mejor dicho laca, de color verde, que es una combinación de clorofila y demás colorantes vegeta­les con el alumbre, se le agita con agua para dividdrle todo lo posible y se añade fosfato sódico en exceso, que le descom­pone en clorofila y fosfato alumínico; se filtra esta disolución de color verde muy intenso y se la emplea para colo­rear las legumbres, sienck) fijada enér­gicamente la clorofila por los tejidos ve­getales, de tal modto que resiste a tra­tamientos ulteri ores.

N. B.—En el comercio se encuentran líquidos o preparados grasos de consis­tencia de manteca, de color verde inten­so y destinados a esos mismos fines, o l i ­cores, jarabes,- esencias, etc., aquéllos, o para aceites, pomadas, etc., etc., esos otros, estando hechos de manera seme­jante y siendo, por consiguiente, a base de clorofila y de empleo no prohibido.

Su origen es alemán y el consumo muy regular, principalmente en fábricas de

aquellos productos, por lo que es de recomendar el estudio de la preparación de esta materia en aquellos pueblos agrí­colas donde sea posible.

Jabón quitamanchas. Jabón ordinario 2,200 gramos. Bilis de buey. 1,500 Agua no caliza..; 900 » '

RaJUar el jabón, disolverlo en el agua, añadir la bilis y después de transcurrir doce horas se calienta a fuego suave, sin hervir, hasta que tenga consistencia de miel. Se deja enfriar y se le añade:

Esencia de trementina 55 gramos. Bencina. 45' V.

Se agita fuertemente, se alcaliniza con unas gotas de amoníaco y se le emplea extendiéndole scbre la mancha con un trocito de tela mojada en agua caliente; se frota y se lava con agua seguidamente.

Líquidos quitamanchas.

Ii—Alcohol neutralizado ) Acetona > a. a. Bencina )

I I . -

I I I . -

-Tetracloruro de carbono. Bencina Jabón Alcohol desnaturalizado.

-Esencia de trementina Amoníaco. Eter acético Alcohol metílico Disolución saturada de ja­

bón en alcohol desnatura­lizado . .'

IV.—Jabón ordinario Alcohol desnaturalizado. Tetracloruro de carbono.

650 gramos. 150 50

100

40 40 20 20

20

100 100 650

Bencina 150

SECCION OFICIAL Real orden dando un plazo de treinta dios para que los Subdelegados de Farmacia

que no lo hubieran verificado visiten personalmente las farmacias de la pobla­ción donde residen.

Excmo. Sr.: Transcurridos ya muy cerca de tres meses desde la publicación de la Real orden de 17 de Enero pasado, en la que se daban instrucciones a ios Sub-

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122 L A FARMACIA MODERNA

delegados de Farmacia para que visitaran personalmente las farmacias de la po­blación donde residien y remitieran a la Restricción de Estupefacientes el resu­men de las existencias que todos los farmacéuticos de su jurisdicción posean, y no habiéndose cumplido ia mencionada disposición por algunos de los Subdelegad05 de Farmacia,

S. M. el Rey (q. 'D. g.) ha tenido a bien disponer que se dé un plazo de treinta días, a contar de la fecha de publicación de esta Real orden, para que cuantos no-hayan cumplido la mencionada disposición lo hagan durante este último plazo, ateniéndose, en caso contrario, a las responsabilidades a que haya lugar.

Lo que de Real orden comunico a V. E. para su conocimiento y efectos. Dios: guarde a V. E. muchos años. Madrid, 15 Abril de 1929.—Martínez Anido.—Sres. D i ­rector general del Instituto Técnico de Comprobación y Restricción de Tóxicos y Gobernadores civiles de todas las provincias. {Gaceta del día 18.)

Real orden autorizando a los odontólogos para formular los medicamentos que se especifican en la relación que se inserta, sin que en las, farmacias se les ponga impedimento algumo para su des\p<acho, una vez que hayan llenado los demás requisitos que se determinan.

Excmo. Sr.: El Director de la Escuela de Odontología de esta Corte, así como también la Sociedad y Federación Odontológicas Españolas, solicitan de este M i ­nisterio se dicte una disposición de carácter general que reconozca a los odontó­logos la facultad de firmar, bajo su responsabilidad, recetas de aplicación dental, y poseer y conservar las sustancias activas indispensables para el ejercicio de su. profesión. , ,

Fúndanse los solicitantes en que diferentes disposiciones oficiales legales, en­tre otras el Reglamento para el comercio y dispensación de sustancias tóxicas, aprobado por Real decreto de 31 de Julio de 1918, prohibe la venta y tenencia de éstas y de los preparados que en cualquier forma contengan principios narcóticos, anestésicos, antitérimicos, etc., sin previa prescripción facultativa, entendiéndose: por tal la autorizada por un médico.

Lógico es suponer que al redactar la Soberana disposición que se comenta, se olvidó el legislador de que además de la de médico existe la profesión de odontó­logo, destinada a combatir las enfermedades de la boca y dientes, cuyos profesio­nales cursan sus estudios en una Escuela especial, adscrita a la.Facultad de Me­dicina de la Universidad Central, y que durante los cinco años de carrera obtie­nen los conocimientos indispensables para la práctica de su especialidad, tan com­pletos como lo requiere la delicada misión que ¡llenan en el campo sanitario.

Es, por lo tanto, otra profesión, además de la de médico, que cura determina­das enfermedades, y que para el cumplimiento adecuado de su cometido necesita conservar sustancias activas para aplicarlas en su consulta, y como la posesión de estas sustancias por los odontólogos se considera como falta en el precitado Re­glamento, y no pueden pedirlas con sus firmas, ni bajo su responsabilidad cientí­fica y profesional, porque en las oficinas de farmacia se les rechazan las fórmu­las, por no considerarles autorizados para ello, preciso es solventar tal anomalía, dando las debidas facultades al ejercicio adecuado de la profesión odontológica.

Con tal fin, y de conformidad con los dictámenes de la Real Academia de Medi­cina, Dirección general de 'Sanidad y Real Consejo del Ramo,

S. M. el Rey (q. D. g.) ha tenido a bien disponer: 1. * Que se autorice a los odontólogos para formular los medicamentos que se

especifican en la relación que a continuación se expresa, sin que en las farmacias se les ponga impedimento alguno para su despacho, una vez se hayan llenado los demás requisitos que determina esta 'Real orden.

2. ° Que mientras no se constituyan ios Colegios Odontológicos, sustituyan en

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L A FARMACIA MODERNA 123

sus funciones para estos efectos a los citados organismos, bajo la inmediata subor­dinación de los Inspectores provinciales de Sanidad, los Subinspectores de Odon­tología de cada provincia, a quienes remit irá la Dirección del Instituto Técnico de Comprobación los talonarios de recetas a que se refiere el apartado tercero de la parte dispositiva de la Real orden de 10 de Diciembre de 1928, cuyos talona­rios, una vez sellados por la citada Subinspección, se repar t i rán a los odontólogos a precio de coste.

3.9 Los farmacéuticos no podrán dispensar las sustancias y especialidades so­metidas a restricción de no formularse la demanda por el odontólogo en receta con el sello de la Subinspección de Odontología correspondiente.

4. ° No podrán conservar en ningún momento las sustancias activas, sino sola­mente en forma de preparados farmacéuticos y en cantidades discrecionales, a juicio de las autoridades correspondientes, estando obligados los 'odontólogos a llevar un libro con la cuenta diaria del gasto de estos productos, y con expresión del nombre y de las circunstancias de los enfermos a quienes fueron aplicados, l i ­bro que podrá ser oficialmente intervenido en todo momento por la Junta social y administrativa de la restricción de tóxicos; y

5. ° iCualquier incidente o reclamación que pudieran promover los 'odontólogos respecto a la negativa '0' restricción impuesta por el Subinspector de Odontología en la entrega de recetas, a los efectos de las disposiciones de esta Real orden, se sustanciarán ante la Inspección provincial de Sanidad respectiva, sin apelación posterior alguna.

RELACION DE MEDICAMENTOS QUE BE AUTORIZAN

A N T I S É P T I C O S

Minerales.

Acido bór ico y boraiua.—Yodo y sus derivados.—'Plata y sus compuestos; n i ­trato de plata, etc.—Oxígeno, ozono y persales.—Agua oxigenada.—Permanganato potásico.—Hipocloritos de calcio y sosa.—Bióxido de sodio.—Cloruros de mercurio.

Orgánicos.

Acido benzoico.—Acido salicílico: Aspirina.—Salol y saiófeno.—Salicilato só­dico.—Esencias volátiles. — Timol.—Naftol y benzonaftol.—Resorcina. — Fenol.— Cresoles. — Creosota.—Formaldehido y urotropina.—Argirol, protargol y argenta-mina.—.Yodoformo, yodol y aristol.—'Cloramina.—Derivados de la acridina.— A l ­cohol.

ASTRINGENTES, ESTÍPTICOS Y HEMOSTÁTICOS

Minerales.

Alumbre. — Acetato de plomo. — Sulfato de cobre. — ¡Sulfato y sulfofenato de cinc—^Cloruro cálcico.—iSubnitrato de bismuto.

Orgánicos.

Acido tánico y derivados.—Acido gálico y derivados.—Hidrastis canadensis.—• Hamamelis virgílica.—Ratania.—^Cornezuelo de centeno y derivados.—Adrenalina.

CÁUSTICOS

Acido sulfúrico.—Acido nítrico.—Acido clorhídrico.—Acido femolsulfónico.— Acido acético.—Acido tricloracético.—Acido láctico.—Acido arsenioso.—Acido cró­mico.—Bicromato potásico1.—'Potasio y sodio.—Potasa y sosa.—Acido ósmico.

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124 L A FARMACIA MODERNA

REVULSIVOS

Cápsico.—M'ostazia.—Esencia de trementina.—tOantáridas.—¡Gloroformo.—Acó-nit'o.

EMOLIENTES, DEMULGENTES Y PROTECTIVOS

Glicerina.—^Linaza.—Aceites de almendra y de linaza.—Vaselina y lanolina.— Manteca de cacao.—rCera. —^Gomas.—jColodium. — Talco..—Licopodio. — Carbonato magnésico.—Greta..

ANESTÉSICOS

Gloruro de etilo. — Novocaína. — Eucaína. — Ortoformo. — Tutocaína.—Eter. Cloroformo.

ANTITÉRMICOS Y ANALGÉSICOS

Antipirina. —Acetanilina. — Fenacetina. — Piramidón. — Quinina.

< r , , .'• . , , SEDANTES , ; ' ' , • . .

Bromuros.—Valeriana y derivados.

ESTIMULANTES

Alcanfor. — Amoníaco. — Nitrato de amilo. — Cafeína. — Estricnina. — Es-parteína.

MEDICAMENTOS QUE INFLUENCIAN LAS SECRECIONES

Jaborandi y pilocarpina. — Belladona y atropina. — Clorato potásico. — Mer­curiales. — Yoduros.

CATÁRTICOS

Aceite de ricino. —¡Sulfato de sodio. — Azufre. — Sulfato de magnesia.— Ci-trato de magnesia.—Aceite de crotón.—Cascara sagrada.—'Aloes.—Podofilino.

TÓNICOS MODIFICADORES DE LA NUTRICIÓN Y DESARROLLO Y DE ACCIÓN SOBRE E L SISTEMA ENDOCRINO

Quina.— Nuez vómica. — Hierro y compuestos. —- Fósforo y compuestos.— Arsénico y compuestos. — Yodo y compuestos.

DIURÉTICOS

Bicarbonato potásico. — Acetato y nitrato potásico. — Carbonato y benzoato líticos. — Eméticos. — Ipecacuana. — iGlorhidrato de hemetina.

SUEROS Y VACUNAS Y PRODUCTOS OPOTERÁPICOS

De Real orden lo digo a V. í. para su conocimiento y demás efectos. Dios guar­de a V. I . muchos años.—Madrid, 18 de Abril de 1929.—Martínez Anido.—Sr. D i ­rector general de iSanidad.—(Gaceta del 20 de Abril.)

Estab. tio. de J. Sánchez de Oeaña.—Tutor, 16, tel. 32374.