Semana del ArteJuventud Literatura Relatos cortosLas acciones que tomamos definen el cambio que realizamos

Un espacio donde la atracción fue la cultura, Trinidad brilló

Cuentos, poesías y cine

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Trinidad, martes 02 de noviembre de 2015 • Año 1 • Nº 11

Por: María José Yabeta Sandoval

Las acciones que tomamos definen el cambio que realizamosA menudo se oye la frase “el

mundo necesita un cambio”. Todos queremos un mundo

mejor, esperamos que se realicen cambios sociales que lleven a eliminar la pobreza, que la delincuencia termine, que nuestro país progrese o que se acabe con la contaminación del medio ambiente.

Como sociedad queremos y exigimos a las autoridades un cambio positivo en nuestro entorno, pero ¿como personas, cada uno, qué acciones tomamos día a día para lograr ese cambio? O solo somos espectadores de nuestra vida y de nuestro mundo que ven pasar las cosas los problemas como en una película y no hacemos nada para cambiar esa realidad o peor aún nos dejamos arrastrar por esa corriente

Se tiene muy arraigada la idea de “solo soy una persona”; “una persona no puede ir contra la corriente”; “no soy nadie influyente”. Mentira, no

existe persona o acción pequeña o poco influyente. Uno decide, uno mismo tiene el poder de decidir el estilo de vida que quiere vivir, y el tipo de cambio que generará en la sociedad. Los grandes cambios se construyen de pequeñas acciones realizadas día a día. Cada acción que realizamos a diario tiene un efecto en las personas que nos rodean y depende de nosotros que ese efecto genere algo bueno o por el contrario, contribuya a que estos males de la sociedad aumenten.

Como personas estamos acostumbrados a esperar y delegar las responsabilidades en los demás. Esperamos que otros busquen la solución a los problemas que atravesamos como sociedad, esperamos que el progreso nos llegue por sí solo.

No pensemos que solo somos una persona, pensemos que somos personas con el poder para cambiar el rumbo de una vida y así ir construyendo un mundo mejor. Solo hace falta que nos decidamos, que marquemos la diferencia.

Sobre la autora

María José Yabeta Sandoval, es una joven estudiante del sexto de secundaria del colegio Christa Mc. Auliffe.Es miembro activo de Siembra Juventud, un grupo de jóvenes que trabajan por jóvenes, buscando el bienestar y el empoderamiento de este sector, por mucho tiempo relegado en nuestra sociedad.Es declamadora, poetisa y ante todo una joven comprometida con su tiempo, que busca escribir sobre los temas sensibles que aquejan a nuestra sociedad y al sector joven de nuestra ciudad.

2.

TurismoTrinidad, noviembre de 2015

Un espacio donde la atracción fue la cultura, Trinidad brilló

Semana del Arte

La Semana del Arte vivida en Trinidad y organizada por el Instituto Universitario de Artes

(IUA) se constituyó como hasta ahora no lo había hecho, en un espacio masivo, el público capitalino centró muchas expectativas, que al final, no fueron defraudadas.

La Semana del Arte fue espacio lúdico, que por cinco días, manifestaciones culturales en danza, teatro, plástica, música, dieron a conocer nuevos y talentosos valores, mostrando al mundo y a nuestra ciudad, que los jóvenes y niños construyen un mundo mejor a partir del arte.

La Semana del Arte elevó a la ciudad a un rango diferente, un rango mayor, de pronto fuimos todos los lugares que quisiéramos conocer y todas las capitales que quisiéramos emular, el arte es la ganancia de todos, y en esta semana, ganó Trinidad.

La respuesta envidiable dio el marco para que la capital escuchara más de un centenar de voces, interpretando música, teatro, danza,

coros, y por último una impresionante muestra de artes plásticas.

En el Festival de Coros, se presentaron más de 6, entre colegios e institutos; para el evento de teatro, la participación contó con 5 elencos; para el Festival de Danza, la respuesta fue masiva, 15 elencos de baile; para orquestas, el número rozó los 10 participantes y en Artes Plásticas, fueron más de cien obras inscritas, entre obras de escolares y profesionales.

“En festivales como el de teatro o de danza, estábamos preocupados, porque hasta antes del inicio teníamos poca gente inscrita, para esta Semana del Arte tuvimos 8 inscritos en teatro, tuvimos 15 grupos de danza inscritos para el Festival de Danza, y en el Festival de Coros, contamos con 8 elencos”, relató, Reynaldo Revollo, director del IUA.

Se estima que entre las diferentes artes que se presentaron durante esta semana, sumaron más de un millar de participantes, jóvenes artistas de todas las artes culturales que se practican en la capital.

3.

Trinidad, noviembre de 2015

Top 10 de las mejores películas de terror de todos los tiempos (2da. parte)

CINE

Literatura

Por Pedro Shimose

Las hienas, siempre las hienas

Maía (segunda Parte)

Por: Arnaldo Mejía

Por

: Dan

iel C

laur

e

Se deja escuchar una voz que suena temblorosa.

Fue un pedido suplicante que inundó el silencio del monte y lo arrulló de ternura.

“Esteban; no me mates por favor, soy Maía, la linda muchacha que se perdió en tu pueblo. He sido hechizada por la vieja bruja de doña Modesta Tocuche que me castigó por no querer al mal hombre de su hijo. Se propuso hacerme daño y aquí estoy, temblorosa, convertida en una Urina, padeciendo el castigo inmerecido de su hechizo”.

Tiempo atrás, hacia más o menos como tres años, Maía que fue la flor más hermosa del pueblo, de un momento a otro había desaparecido y la verdad es que nadie supo nada de ella porque tampoco no apareció nunca ni siquiera su chalona. La gente se conformó con decir al final que simplemente había sido tragada por la selva.

Esteban todavía hondamente impresionado y guardando el secreto de lo que había descubierto, buscó luego a la bruja y le ofreció su chaco con su bonito pahuichi con más su escopeta en pago, para que le quitara el hechizo que pesaba sobre la linda Maía.

La vieja, enfurecida y ardiendo de rabia

todavía, le negó rotundamente su pedido, indicándole además, que el hechizo comprendía hasta el día de la muerte de su víctima y ya nada se podía hacer sobre el caso de esta muchacha perdida.

Entonces, el pobre Esteban, que inexplicablemente también había sido embrujado de amor por esa linda y bella Urinita, le suplicó a la bruja sollozando, que por lo menos le diera la gracia de ser convertido en Urino. Eso si aceptó la vieja y al momento, ambos se juntaron en el monte y vivieron a su modo, muy felices.

Buscan tu papagayo, una chequera, algún discurso.Exhuman tu uniforme, lo descuelgan del ropero,

fotografían tus huesos y analizan tus cenizas;buscan un helicóptero con alambres chamuscados,con jabalíes escondidos en tus botas, con buitres

y petunias florecidas en tus charreteras.Registran tus mariposas, examinan tus radiografías,

hurgan tu basilisco, tu calavera y tus medallas;revuelven tu gorra, tus calcetines,

en busca de un poema,buscan una llamarada y un paracaídas con nubes y aguaceros.

Pasan lista en los cuarteles, revisan los retretes,registran parques zoológicos en busca de una

espada,mueven cántaros de chicha, remueven genealogías,

Dios los cría y tú los juntas, los reúnes ycomplotan en congresos celestiales y conspiran,

marchan a la catedral, imprimen manifiestos contrael sueño.

No ha sido suficiente.Las cacatúas alaban tus virtudes en violas paranoicas.

Tus queridas te recuerdan montando en nubes deamor y margaritas.

Los periódicos se suenan las narices con sus pañuelos sucios;piden que vuelvas, ¿dónde estás portador de la paz,

regidor del orden, patriota virtuoso?Las hienas piden al cielo que tú vuelvas del infierno;los gorilas piden al cielo que tú vuelvas del infierno;los cuervos piden al cielo que tú vuelvas del infierno

pues tu muerte no ha sido suficiente.Te buscan debajo de las liendres, en las alcobas y los supositorios.

Profanan tumbas, rompen espejos, patean puertas,desflecan cortinas, rasgan alfombras, derriban monasterios, hurtan tus

galones, buscan tu papagayo, unachequera, algún discurso...

4.- Terror en Amityville (1979)Basada en la novela Horror en Amityville de Jay Anson

y en los hechos ocurridos en Amityville en la calle Ocean Avenue 112. Historia verídica que relata el asesinato de toda una familia de clase media por un miembro joven de ella, quien en el juicio declaró que fue el diablo quien lo obligó a matar.

3.- La profecía (1976) Dirigida por Richard Donner. La trama está

basada en una idea original del productor Harvey Bernhard, quien contrató al guionista David Seltzer para preparar el guión. Está protagonizada

por Gregory Peck, Lee Remick, David Warner, Harvey Stephens, Billie Whitelaw, Patrick

Troughton, Martin Benson y Leo McKern. El tema musical es Ave Satani, de Jerry

Goldsmith, quien ganó su único Óscar de la Academia por

su trabajo en la banda sonora.

2.- El resplandor (1980) Es una película estadounidense del subgénero de terror

psicológico, producida y dirigida por Stanley Kubrick y protagonizada por Jack Nicholson, Shelley Duvall, Danny Lloyd y Scatman Crothers. Está basada en la novela homónima del escritor Stephen King, publicada en 1977, aunque la novela y la película difieren en varios aspectos.

1.- The Exorcist (1973)Dirigida por el realizador William Friedkin, sobre un guión

escrito por William Peter Blatty basado en la novela homónima del propio Blatty, publicada en 1971 y que sólo en Estados Unidos llegó a vender cerca de trece millones de ejemplares. Está protagonizada por Ellen Burstyn, Jason Miller, Linda Blair y Max von Sydow.

La cinta relata los fatídicos hechos de la posesión diabólica de Regan MacNeil, una niña de doce años de edad, y del exorcismo al que más tarde fue sometida.

Trinidad, noviembre de 2015

4.

Relato corto

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Micro relatos de terror

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Con motivo de la próximidad de Todos Santos, festividad que inspiró durante siglos las más facinantes historias de horror, recopilamos en este número los mejores relatos cortos de horror de la red, que a continuación transcribimos.

1. Ya ha llegado Matilda, por Willmouse¡Ah, el timbre! ¡Ya ha llegado! ¡Es ella! ¡Matilda! ¡Qué guapa estás! Yo

diría que ese vestido rojo te sienta maravillosamente. ¿Te has hecho algo en el pelo? Sí, estás guapísima, como siempre. Me gusta ese perfume nuevo. ¿No traes maleta? Bueno, no importa. Siéntate, siéntate… ¿Quieres un té? Ah, claro, con leche. Y dos terrones de azúcar, ya lo sé… Es maravilloso tenerte de nuevo en casa, Matilda. No sé qué haría sin ti. Esta semana que has estado fuera me he sentido perdido y triste, y apenas he comido nada. Créeme: cuando te llamo “mi vida”, no exagero ni una pizca. ¿Quieres darte un baño? Ah, buena idea. Ahora te llevo toallas limpias. Hay sales perfumadas en la estantería, Matilda. ¿Las ves? Aquí te dejo las toallas… No te quedes dormida en la bañera, que te conozco. Mientras, voy a preparar algo de cena… Oh, vaya, el teléfono. ¿Sí? Dígame. […] Oh, debe de haberse equivocado, señor. Debe de tratarse de una lamentable confusión. Con toda seguridad no se trata de mi esposa, señor, porque en estos momentos está aquí en casa, dándose un baño… Es un error, señor. Buenas noches. Matilda, acaban de llamar del sanatorio… ¡Qué confusión tan desagradable…! Decían que estabas… ¿Puedo entrar, Matilda? Matilda. Matilda. ¿Estás ahí, Matilda…?

2. La crisálida, por AndreasUna negligencia de Lara propició la muerte de su hijo. Se deshizo de todo

lo que se lo recordara menos, sin saber por qué, del compañero de juegos de Mario, un gato pardo de ojos casi humanos que nunca se separaba de él. Así pasó el tiempo, Lara recobró la cotidianidad de su vida y apenas se fijaba en las idas y venidas del felino que, por otra parte, la observaba desde las sombras. Lara tejía cada tarde. Dicha labor la evadía de dolorosos recuerdos. El animal, siempre al acecho, siempre vigilante, observaba fascinado los gruesos ovillos de colores; luego la miraba a ella con sus ojos casi humanos. Esa tarde hacía calor, Lara dejó la labor y se abandonó al sueño. Cuando el marido entró en el domicilio receló del silencio reinante y, cuando se asomó a la habitación, quedó paralizado de terror: una gigantesca crisálida de colores presidía la estancia… El gato desde un rincón contempla la escena satisfecho, con sus ojos casi humanos…

3. Desconcierto en 00:81, por Simón BleuDaniel Martínez tiene cuarenta años y un bote de nocilla. Por las mañanas la

desayuna mientras observa a los gorriones cruzar el cielo. Gorriones al revés. A las 18:00 la oscuridad se enciende en las bombillas del apartamento. Hace otoño, hay invierno. Unas hormigas se cuelan por su pantalón (es lunes) y le hacen cosquillas en los tobillos (estudio del diminutivo). Entonces, empieza. Golpes a las paredes, a los relojes, estallan las

copas. Quieto, estate quieto. Ahí, a cientos de años luz del lado del espejo, las cosas toman su propia forma a partir de las 18:00. Hasta la mañana siguiente. Hay peces que nadan en la alfombra.

Una risa. Oscuridad. Daniel Martínez cierra los ojos a esas horas interminables que rozan sus párpados. Algo le ha tocado el pie. Un mordisco, un grito, un silencio. Una sartén cae en la cocina.

Unos pasos. Unos peces. Angustia de no encontrar… ¿dónde está el interruptor? Oye cómo alguien se sirve su vino, se abren grifos, resbalan uñas por la pared. No ve nada. Desconsolado, espera a la mañana siguiente. Voces, platos rotos. En el lado izquierdo del espejo, D. M apaga las luces a las 18:00, y se va a trabajar.