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DISECANDO EL ANFITEATRO

ALmA LORENA DíAz

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DISECANDO EL ANFITEATRO;

Alma Lorena DíazTrabajo de Grado de la Carrera de Artes VisualesPontificia Universidad Javeriana

Se prohibe la reproducción total o parcial deesta obra sin autorización previa y por escrito delos titulares de copyright.Se permite su uso bajo los parámetros de la licenciaCreative Coomons de Reconocimiiento-No comercial-sin obras derivadas 2.5 Colombia.https://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/2.5/co/

Asesor: Paula Ronderos.

Octubre de 2019.

A mi familia por su apoyo, por acompañarme y apo-yarme aunque no entiendan qué estoy haciendo, por de-jarme llenar el congelador de visceras putrefactas y por

aguantar los hongos, la carne y el olor a formol.

A Tatiana y Ana, al aquelarre y al resto de mis amigas por creer en mí, por estar siempre, por sus palabras de aliento, por ponerme los pies en la tierra y por hacerme

parte de sus vidas, por ser parte de mi familia.

Gracias infinitas a Paula, por acompañarme en este largo proceso, por su paciencia, por guiarme, por insis-tirme en que deje la huevonada y la vagancia, por verme llorar y por las palabras de aliento acompañadas de gifs

de Legalmente Rubia.

A las personas del Departamento de Morfología de la universidad por creer en el proyecto y abrirme las puertas

del espacio para trabajar.

Y a la muerte y los muertos, por estar en mi vida, por los cadáveres que ponen en mi camino y por permitirme

mostrar la belleza de su materia.

Agradecimientos

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REFERENCIAS

EL ANFITEATRO DE ANATOmíA

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ESpACIO (UN RECORRIDO pOR EL ANFITEA-TRO DE LA UNIvERSIDAD jAvERIANA)

CUERpO-ESpéCImEN

pRACTICICAS y mODOS DE OpERAR

DIARIO DE CAmpO

ANOTACIONES

TAxONOmíA

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Pensar en cadáver puede conducir por distintos caminos que llevan a muchos espacios, rituales, prácticas y formas de pensamiento, algunos de los cuales conozco y en los que me he interesado, uno de esos lugares es el anfiteatro, lugar a donde la muerte me lleva una y otra vez. Allí donde bajo luz artificial, resguardados en paredes blancas reposan sobre mesas de metal y por largo rato cuerpos que desconozco y que a veces ni siquiera me recuerdan a lo que conozco del cuerpo, en donde aparenta no pasar mucho y donde nada parece cambiar es

a donde retorno.

Disecar el anfiteatro es un proyecto que surge del cariño al espacio, de querer mostrarle a quienes son ajenos a él que existe y a quienes lo habitan, lo que sus ojos ya ven con naturalidad. Los atlas de anatomía usados allá tienen en la portada una etiqueta que enuncia “Prohibido retirar este libro del anfiteatro”, una sencilla etiqueta en papel bond enuncia cómo funciona el anfiteatro, nada debe salir, los objetos que reposan y los instrumentos que se usan en el espacio deben perma-necer allí, así que mi labor es precisamente retar esa prohibición, sacar al espacio

de sí mismo, revelarlo sin violar las normas bajo las que funciona.

Conocer para mostrar, diseccionar para disecar, así actué. Lo primero, diseccionar, cortar, abrir, curiosear y escudriñar el lugar, una acción un tanto obvia teniendo en cuenta para qué se usa el espacio, pero muy necesaria, un recorrido hacía el interior del anfiteatro de la universidad, su aspecto y sus modos de funcionar que da como resultado el darme cuenta de que es mucho más que cadáveres y olor a formol, un recorrido que me entrega una consciencia diferente sobre la manera de aproximarse al espacio y una visión enriquecida de él, un ejercicio que ofrece las

herramientas para disecarlo, para conservarlo y mostrarlo a los otros.

INTRODUCCIÓN

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El anfiteatro de anatomía se estableció en Europa entre el siglo XVI y XVII como el espacio designado para la práctica de la disección de cadáveres, con la construcción de los teatros de anatomía de la Universidad de Padua y de la Uni-versidad de Bolonia en Italia2 , los primeros espacios permanentes diseñados para realizar disecciones autorizadas, lo cual ocurrió gracias al reconocimiento de la importancia que esta práctica obtuvo durante el Renacimiento. “La disección tie-ne gran importancia para el estudio de la Anatomía Humana Hasta tal punto que sólo adquirió la categoría de verdadera ciencia dentro del campo de la medicina cuando la disección se sistematiza” 3 pues esta práctica fue una herramienta clave para el desarrollo investigativo de la anatomía descriptiva y la medicina, y para el estudio y la formación de profesionales en el área por sus aportes, ya que gracias al ejercicio de abrir el cuerpo e interactuar con su interior fue posible cuestionar

y superar viejas teorías y modos de proceder de la medicina.

Antes del siglo XVII, desde el siglo III a.n.e en Grecia, Roma y otros lugares de Europa durante periodos esporádicos se habían practicado disecciones para estudiar anatomía con personajes como Herófilo, Erasístrato o Galeno4 , pero estas eran desarrolladas en espacios segregados, temporales o que simplemente

no habían sido diseñados con esta práctica en mente, por lo cual no resultaban

EL ANFITEATRO DE ANATOmíA

1. m. En los hospitales y facultades de medicina, aula con asientos en filas escalonadas des-tinada a la enseñanza práctica de anatomía y cirugía. 1

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idóneos por sus condiciones físicas y el resultado de las lecciones de anatomía era pobre e ineficiente, así que con el establecimiento del espacio y el reconocimiento de su labor se diseñaron lugares que cumplieran con las necesidades de luz, venti-lación y espacio para llevar a cabo la disección y la enseñanza de dichas lecciones.

Desde su concepción éste ha sido un espacio de encuentro entre cuerpos vivos y muertos, con el fin de que los estudiantes de medicina tengan una primera aproximación al cuerpo un otro al utilizarlo como objeto de estudio, y de que los cadáveres enseñen a quienes los estudian acerca de la naturaleza que comparten, acerca del orden, la distribución, las relaciones entre los elementos que los com-ponen y el funcionamiento de estos. Además de hacer tangible la distinción entre cadáver y muerte para los estudiantes, lo cual permite entender que más allá de creencias y mitos, el cadáver es un cuerpo, materia compuesta de estructuras, sistemas y tejidos que responden a estímulos y que se ven afectados o sucumben ante agentes internos y externos, al igual que su propio cuerpo y el de los pacientes con los cuales van a trabajar en el futuro.

Es de esperarse que el anfiteatro, sus espacios y las técnicas que se utilizan para disecar y preservar los cuerpos evolucionen con el tiempo, y que así mismo den cuenta del momento histórico y el contexto en el que se sitúa cada anfiteatro en particular, pero ya que ahora mismo es evidente que la anatomía como ciencia enfrenta grandes problemas, los anfiteatros pasan también por un momento de crisis. Ya que al contrario de lo que sucede en muchas otras ramas de la cien-cia, los nuevos descubrimientos en anatomía son escasos y no están resultando suficientes para la comunidad académica5 , pero también resulta un inconve-niente que la disección con especímenes reales, práctica de la que se ha servido la anatomía hasta el momento como herramienta de enseñanza e investigación resulte cada vez más cuestionable para la sociedad, ya que esta situación afecta directamente a los anfiteatros pues tradicionalmente es allí donde se ha enseñado y aprendido la anatomía bajo ciertos parámetros y costumbres que en términos generales han mantenido su esencia.

Ya que aún hoy los cadáveres son receptáculo de imaginería, emociones y misticismo, son objetos que causan repulsión y resultan un tema sensible para muchos por lo que además son objeto de reflexiones éticas que cuestionan el trato que se les da, ideas que han llevado a que la jurisprudencia reconozca que el cadáver, aun siendo un cuerpo carente de conciencia y sensibilidad, es una extensión de la persona que fue en vida y de la o las comunidades a las que pertenecía, por lo cual se aboga que su trato debe dar cuenta de la dignidad de la persona, y si bien la evolución legislativa que respecta al tema de los remanentes físicos de las personas ha jugado en favor de la regulación del manejo de cuerpos y del cono-cimiento, así como de la comodidad y bienestar de los vivos, también ha hecho

más complejo el trato de los cadáveres.

Pues con el surgimiento e implementación de legislaciones en materia de salu-bridad 6, sumadas a las de derecho sobre el cuerpo y bioética (aunque en este caso sería más propio hablar en términos de necroética7 ) se han comenzado a cuestio-nar elementos de la práctica de la disección y de la existencia del anfiteatro como espacio, que resultan claves para su desarrollo, como lo costos que implican mantenerlo funcionando, la manera en la que se obtiene el material y en muchos casos el uso de cuerpos de personas que en vida hicieron parte de poblaciones vulnerables, la manera como se tratan y almacenan los restos de los cadáveres y

la disposición final de los mismos.

Elementos que junto a la llegada y rápido desarrollo de las tecnologías in-teractivas, las cuales se han presentado como una alternativa al anfiteatro, han contribuido a la paulatina disminución en tiempo en el estudio de anatomía y de espacios para el estudio presencial con cadáveres8 . Ya que no solo es más difícil acceder a los cuerpos, sino que también teniendo en cuenta lo improbable de un nuevo descubrimiento en el aula y el amplio conocimiento que ya se tiene sobre las estructuras que se estudian, hace que herramientas como los modelos plásti-cos, las mesas de disección virtual, o los programas computarizados parezcan la manera idónea de aprender, pues resultan más éticos y exponen a menos riesgos a los estudiantes, profesores y técnicos de laboratorio, pero resulta cuestionable

por qué en este siglo ha sido aparentemente tan fácil descartar la práctica

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tradicional y se está olvidando la importancia de la relación directa y en vivo con el cuerpo del otro que implica la práctica de la medicina para reemplazarla por herramientas virtuales, y porqué las nuevas generaciones de estudiantes parecen no tener objeciones al respecto.

Todos los factores mencionados anteriormente constituyen un gran obstáculo para la existencia de los anfiteatros en las facultades de medicina como se los conoce, del modo en el que fueron concebidos y como han funcionado hasta el momento, lo cual constituye un momento de inestabilidad y dificultad para su existencia, porque si bien no se niega la importancia de la labor que se ha desa-rrollado en ellos hasta la fecha, se cuestiona seriamente si aún son necesarios, por lo que el presente es un momento coyuntural para la supervivencia del anfiteatro, que probablemente le implique mutar para no desaparecer, al menos no del todo.

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En la actualidad resulta un lugar en el que en principio, los estudiantes pueden ver traducido en la materia el conocimiento adquirido en las clases de teoría, pero esa actividad es solo la capa superficial de todo lo que es la función de este espacio y de lo que allí sucede. Es un lugar dedicado a la demostración, un aula de clase en tanto que todavía los estudiantes atienden a ver y escuchar el discurso del pro-fesor mientras él recorre el cuerpo del cadáver con las manos. Pero es también una bodega de material, de los remanentes de los cuerpos a los que les han extraído los órganos o que han sido disecados hasta dejar solo los huesos, pero también de piezas que provienen desde otros lugares, y es un espacio alternativo al sistema funerario en el que se le permite habitar al cadáver, al convertirlo en espécimen, gracias a lo cual encuentra utilidad. Es un lugar que si bien no emociona a la ma-yoría se mantiene vivo gracias a la idea de que resulta importante en la formación de los futuros profesionales, aunque ellos de hecho ya no practiquen disecciones

como se podría llegar a imaginar que alguna vez les fue permitido hacerlo.

Pero más allá de su utilidad obvia y tradicional he notado que el anfiteatro es sobre todo una excusa; para los médicos y estudiantes, el mantener funcionando este espacio resulta de un pretexto para ver de manera distinta la materia pero sobre todo para observar por periodos extendidos el interior de un mismo cuerpo, para cortar todo lo necesario, explorar con pinzas y tijeras, palpar los órganos dentro y fuera del cuerpo, para mover y estrujar sin que sus acciones en el cuerpo que utilizan tengan ninguna consecuencia en el organismo de un otro y así mismo

se ha convertido en una excusa para mí como artista.

qUé ES pARA mí

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Llegué al anfiteatro a principios del 2017 con las sesiones de dibujo y obser-vación propuestas por la carrera, actividad que consistía de cuatro sesiones de dos horas una vez por semestre, a las cuales asistí durante tres semestres y que en principio me sirvieron para acercarme a los cadáveres como materia, objetos que ya en ese momento me interesaban como tema de investigación. Como alguien ajeno a la práctica para la que está diseñado el espacio, encontré en el anfiteatro un lugar idóneo para la observación, pues cada detalle era novedoso y fue posible observar el cuerpo de un nueva manera, así como los elementos que contiene y lo componen, experiencia que resultó significativa al mostrarme la materia en un estado que desconocía.

Y a partir de la experiencia allí, es un espacio que motiva y se convierte en excusa para el hacer, y que me ha reconciliado con la práctica artística en más de una ocasión, puesto que quita presión sobre la manera en la que debe o puede ser un cuerpo y lo que espero de mí misma al representarlo pues al hacer algo allí lo único que quiero en el momento es poder captar la mayor cantidad de infor-mación, lo bello que yo veo allí, lo fascinante del cuerpo preservado, para poder sacarle de donde normalmente permanece en secreto y así compartir al menos una pequeña parte de lo que me maravilla del lugar al que tanto cariño le tengo.

Un lugar que nutre los procesos de creación en tanto muestra el cuerpo como pura materia, en un estado especifico al cual llega en conjunto con el convertirse en cadáver y los procedimientos que utilizan para su preservación y almacena-miento, pues enseña nuevos modos de proceder sobre la materia de un cuerpo, el cual muta por el uso que le dan y que está lleno de detalles que dan cuenta de su composición física y de cómo ésta responde a condiciones específicas que solo suceden en ese espacio. Es un lugar solitario y tranquilo la mayor parte del tiem-po, lo cual me resulta cómodo pero en los momentos en los que está lleno y aje-treado también puedo disfrutar de estar allí, deleitándome de ver como se activa con la presencia de los otros, viendo como cada uno de los rastros de humanidad y los elementos que le dan personalidad al espacio se conectan, se nutren y hacen aparecer lo encantador que para mí es ese lugar.

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DISECCIÓN

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El anfiteatro de anatomía fue, en sus inicios un lugar diseñado tomando como inspiración arquitectónica el anfiteatro romano, ya que su disposición espacial, ovalada y con asientos en gradas permite no solo acomodar una mayor cantidad de público sino que éste tenga una mejor apreciación de lo que sucede en el escenario

y es de allí que toma su nombre.

Antes hospitales o facultades de medicina contaban con un aula con asientos en filas escalonadas y mesas para disección en el medio del espacio en su parte más baja, en donde se realizaban las demostraciones con los cadáveres10 que re-emplazaron a antiguas salas de disección o “Casas de la muerte”11 , salas pobre-mente adaptadas para la práctica de la disección, burdas, repulsivas y sucias, pero conforme se conocía más acerca de los parámetros asépticos y de bioseguridad, y las legislaciones avanzaron según ese conocimiento, el espacio se fue modifican-

ESpACIO(UN RECORRIDO pOR EL ANFITEATRO DE LA UNIvERSIDAD jAvERIANA)

«Los miembros esparcidos, las cabezas sonriendo, las calaveras boquiabiertas, la fosa sangrienta bajo los pies y el repugnante hedor del lugar.» 9

Hector Berlioz.

Playlist que acompañó el trabajo de campo: https://open.spotify.com/playlis-t/70czU6HRndKy6Qt1oTH5gB?si=qEPcJN-mSMSqmh9uV5j3uw

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Ubicado en el segundo piso del edificio de Morfología, el anfiteatro de la Pontificia Universidad Javeriana es un lugar de acceso restringido al cual tienen permitida a entrada profesores y estudiantes, principalmente de la carrera de Me-dicina, aunque en ocasiones también de alguna carrera afín, y los dos técnicos que trabajan allí. Es un espacio dedicado al estudio de la anatomía descriptiva, utilizado como salón de clases pero también como depósito donde se amacena el material de trabajo, por ello se encuentra dividido en dos salas conectadas por una puerta. La primera, y a la que tienen acceso y en donde transitan la mayoría de personas es el Anfiteatro como tal, la segunda sala es el Cuarto de Piscinas, lugar dedicado a la preparación, conservación y almacenamiento del material, y al que solo tienen acceso los técnicos, y rara vez alguno de los profesores, en caso de que necesite seleccionar él mismo el material para su clase.

Para acceder al Anfiteatro es necesario usar medidas de bioseguridad como bata, gorro, guantes y tapabocas desechables, elementos que deben ser portados sobre el cuerpo antes de jalar la puerta derecha de una entrada de dos puertas de vidrio, al entrar se debe encender la luz, el interruptor se encuentra en la pared a la derecha de la entrada, una vez encendida la luz, suena por unos treinta segundos una melodía alegre y un poco infantil que proviene del reloj digital que se encuentra en esa misma pared y que se activa con el mismo interruptor. Ya con luz se devela un salón un poco más largo que ancho, con el mismo piso gris que el resto del edificio, paredes blancas en donde se encuentran dos televisores, cuatro cajas de luz en las que se disponen radiografías, tres tableros acrílicos y dos contenedores para el depósito de elementos corto punzantes, y tubos blancos que corresponden al sistema de ventilación que recorre el techo.

Al lado izquierdo de la entrada se encuentra la ducha de emergencia en una

do para cumplir con los parámetros higienistas necesarios, de manera que en la actualidad el anfiteatro de anatomía parece más un laboratorio que un salón para cátedra, ahora es blanco, cubierto en baldosas de cerámica esmaltada, sin sillas, con un sistema de ventilación y con mesas metálicas.

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Ocho mesas de disección metálicas que ocupan la mayor parte del salón, cada una con un tubo de ventilación plateado que se conecta con el sistema que se en-cuentra en el techo, están dispuestas en tres filas, de tres, dos y tres mesas. Aun mirando hacía el fondo, en la pared que ahora se encuentra a la derecha están ubicadas las cinco canecas rojas en donde antes de salir se deben depositar los residuos de las clases y la ropa desechable, allí también están los dos televisores, dos de los tableros y dos cajas de luz, en el caso de cada uno de los elementos pares uno se encuentra antes de la columna que divide el muro en dos, y el otro en la parte del fondo del salón, en esta columna se ubica también un contenedor de objetos corto punzantes.

En la pared paralela a ésta, se encuentran el otro contenedor para desechos corto punzantes, ubicado en la columna que corresponde a ese muro y las otras dos cajas de luz y el otro tablero, así como otra puerta, solo que esta es de vidrio y está al fondo del salón, cerca de la ventana. Depende el momento del día y del semestre el Anfiteatro ve muchas personas, se encuentra abarrotado por una o más clases que se desarrollan en simultáneo, cada una ocupando una o más mesas, grupos de estudio de dos a cuatro personas, o por el contrario, se encuen-tra vacío, silencioso y a oscuras a pesar de estar abierto. Su horario de funciona-miento generalmente es de 7 am a 4 pm, aunque según la necesidad o el tránsito de personas puede ser abierto o cerrado antes de tiempo.

Para llegar al otro extremo del salón, al espacio que queda entre el final de

Este recorrido es necesario no solo para ver más de cerca el Anfiteatro, sino para llegar a la entrada al Cuarto de Piscinas, ubicada al fondo a la izquierda, for-mando una línea diagonal con la entrada al Anfiteatro, y al lado de una pequeña mesa metálica color crema que sostiene los cinco ejemplares del Atlas de Anato-mía de Netter que usan profesores y estudiantes en clase, se encuentra una puerta

de marco plateado que se abre hacía la otra sala, la de las piscinas.

Un poco más grande que el Anfiteatro, el Cuarto de Piscinas es una sala que principalmente sirve como espacio de almacenamiento para el material. Un cuarto con dos puertas paralelas, la primera la que lo conecta con el Anfiteatro y a segunda, mucho más grande, conecta con una rampa que da al primer piso del edificio, y es por donde entra el material y salen los desechos12. Al entrar desde el anfiteatro, a mano derecha en la esquina entre el marco de a puerta y el muro en donde hay un tablero y en donde está la ventana que se conecta con el Anfiteatro se encuentra una pequeña mesa de madera, pintada de blanco en donde se ubican unas botas negras de caucho envueltas en una bolsa plástica transparente y un kit de control para derrames químicos, y sobre la mesa un extinguidor multipropósito

del que ocasionalmente cuelga una mascarilla de seguridad.

Al lado izquierdo de la puerta de entrada están las piscinas como tal, una es-tructura en concreto de unos 90 cm de alto y que se extiende por varios metros hacía el fondo de la sala, estructura recubierta en baldosas color blanco y crema, con cuatro tapas metálicas en la parte superior, las cuales corresponden a las divi-siones internas de la estructura, con un sistema de drenaje con grifos cerca al piso,

esquina, mientras que la mayor parte de ese muro es ocupado por los lavamanos y una pequeña puerta pintada de blanco. Al mirar hacía el fondo del salón, dan-do la espalda a los lavamanos y teniendo la entrada al lado derecho, se ve como desde en muro que delimita el final del salón está la única fuente de luz natural que hay en el espacio, pues es allí donde se encuentra una ventana que va de lado a lado de la pared y que verticalmente ocupa casi la mitad del muro, una ventana a través de la cual no se puede ver con claridad pues su vidrío no es un cristal transparente sino uno semi opaco.

las mesas y el muro con la ventana, y al que los estudiantes normalmente no se acercan del todo, a pesar de que el espacio no es realmente tan grande, se

pueden rodear las mesas y pasar de largo hasta el fondo del salón, o bien hacer cada vez un recorrido diferente entre la cuadricula que forman la mesas, pa-

seando con detenimiento para ver qué objetos, qué material y qué cuerpo está cada día en cada mesa, sí los cuerpos están cubiertos o no y qué cambios han

ocurrido en ellos.

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En el muro paralelo al de las piscinas, y el cual delimita una de las fronte-ras del anfiteatro, está una estantería plástica y gris, en donde se almacena el material de estudio, al fondo del espacio y en diagonal a la puerta de entrada esta estantería es un pequeño espacio, de casi 2m de alto y no mucha profundi

En esa misma pared, pero volviendo hacía la entrada, no lejos de la estan-tería hay otra mesa de disección acomodada en el sentido del muro y en donde por lo general están la estructura ósea de una pelvis y un radio, y en donde por varias semanas habitó una nevera de icopor. Siguiendo, se encuentra una cane-

ca roja, un contenedor de objetos corto punzantes instalado en la pared, un reloj análogo blanco dispuesto en lo alto de la pared y una estructura de mesón y una

poceta de aseo, al lado derecho de la cual se encuentran colgados de una pared implementos de aseo como trapeadores, escobas y una manguera enrollada.

Finalmente al volver hacía la ventana, entre la poceta y la puerta que se abre hacia la rampa, hay dos puertas que corresponden a dos pequeños espacios dedi-cados al almacenamiento de implementos de aseo, como limpiador de amoníaco y cloro, y las herramientas que usan quienes usan el anfiteatro, pinzas, bisturís,

tijeras, un cuchillo y una lámpara.

En general, el anfiteatro parece un espacio frío y sin humanidad, en donde las cosas se mantienen iguales por mucho tiempo, de hecho, para algunos puede que parezca que allí no pasa el tiempo, siempre los mismos cuerpos, las mismas per-sonas, la misma rutina, pero en realidad, a pesar de su calma aparente es un lugar que muta constantemente. Va y viene material, se alteran el orden y la cantidad de cajas que lo contiene, la rutina de cada día es diferente, mueven los cuerpos, les cambian su orientación y éstos van perdiendo partes, se van secando a medida que los manipulan y vacían. Suena música, la emisora depende del ánimo de quién la sintonice. Las poncheras con órganos permanecen en el mesón del cuarto de piscinas por días junto a herramientas recién desinfectadas o por el contrario el material es guardado en cuestión de horas. Entran polillas, mosquitos, zancudos y mariposas, y permanecen por ahí, por los rincones hasta quedar atrapados en una telaraña o hasta posarse en algún remanente de formol que inevitablemente, por su naturaleza frágil, ha de matarlos. Salen cuerpos de piscinas y pueda que

a lo largo de su base. Instalada sobre las piscinas, en el techo entre el sistema de ventilación se encuentra una grúa que sirve para meter y sacar los cadáveres de esos posos de formol. Aproximadamente un metro después de las piscinas, hacía el fondo de la sala se encuentran dos grandes barriles azules, una caneca con formol diluido (formalina) y contenedores con alcohol etílico y glicerina, los cuales son lo último antes de llegar a dos mesas de disección ubicadas de manera perpendicular a las piscinas, una delante de la otra contra la pared del fondo.

dad en donde en cajas con tapas de colores, unas encima de otras, se guardan fetos, cerebros, corazones y otros órganos, así como también es allí donde se

almacenas cajas vacías a la espera de contenido, material sin clasificar, baldes, las poncheras en donde se vacían los órganos para las clases, los forros de las

mesas de disección y canecas azules que contienen extremidades cercenadas en bolsas resellables.

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Es un lugar fascinante por cada uno de sus detalles, por la manera en la que se enriquece con la forma particular en que cada persona lo utiliza a pesar de lucir tan frío y ajeno, por lo mucho que muta, pues da cuenta de lo significativo que resulta para quienes lo usan y se encargan de él. Porque que sobrevive y se busca que siga vigente más allá de los cuestionamientos que rodean su existencia en la actualidad y la extinción que enfrentan otros como él.

vuelvan a entrar, cambian los contenedores que recogen los desechos líquidos de las disecciones, complejizan la manera de arropar los cuerpos que están en las mesas de disección, primero era una funda para la mesa, luego una tela blanca que envolvía el cuerpo y encima la funda, ahora es la tela, una bolsa negra ara cadáveres y encima la funda azul, y cambia un reloj análogo por uno digital que canta una melodía ajena al espacio a todo pulmón.

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El cuerpo, pensado como el compuesto físico de un animal, es materia que ocupa un espacio y tiene dimensiones, pero es en sí mismo un espacio, que es contenedor y que contiene a otros cuerpos y que consta de un adentro y un afuera. En su interior, está compuesto por más materia, un conjunto articulado y organi-zado, una colección de piezas divisible, clasificable, perecedera, finita y mutable, envuelta en una barrera, en este caso de piel. Y que como unidad ha de atravesar diversas etapas, en cada una con necesidades específicas, siendo el deceso uno

de sus estados más significativos.

En el momento en el que acontece la muerte tisular13 el cuerpo se enfrenta inmediatamente al inicio de un proceso de metamorfosis en su materia, conocido como putrefacción, un proceso que consta de varias facetas y que depende en gran medida de agentes externos al cuerpo para desencadenar dichos procesos, que si se dejan evolucionar de manera natural daría como resultado una materia volátil, una masa hinchada, húmeda, viscosa, pestilente, maleable, sorprendente, deforme, blanda, en constante cambio y reducción hasta dejar solo remanentes

de tejido óseo.

CUERpO-ESpéCImEN(CÓmO EL CADávER DEjA DE SER UN ObjETO qUE CONmUEvE A UNO qUE SE DISECA y SE ESTUDIA)

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Pero entre los cadáveres humanos, al menos en este momento, la putrefacción inmaculada es un acontecimiento poco común, pues el cadáver al ser manejado para ser conducido a un lugar donde se va a disponer de él de alguna manera, bien sea cremación, disolución, entierro o algún otro, es sometido a distintos procesos que irrumpen el proceso natural de descomposición, al menos de manera temporal, aunque al final el cuerpo vaya a ser puesto en un espacio que tenga condiciones idóneas para hacerlo desaparecer, lo cual dista de los prácticas a las que el cuerpo es sometido en el contexto del anfiteatro.

El cadáver, como cuerpo del deceso es además, un objeto que por su relación con la muerte, se convierte en receptáculo de imaginería y creencias metafísicas, y por ello resulta ser un objeto ideal del que las personas se valen para llevar a cabo rituales y prácticas que responden a dichas creencias y que lo convierten en algo que va más allá de lo material. Pero a pesar de esto son pocos los espacios en los que es aceptado y se le permite habitar a los cadáveres, estos espacios pueden dividirse en dos categorías; aquellos que responden a las tradiciones culturales y creencias espirituales, y los que corresponden a la ciencia.

Dos son los espacios que corresponden a la ciencia, la morgue y el anfiteatro de anatomía, en el primero el cadáver es pensado desde la etiqueta de “muerto” y es estudiado anatómicamente desde la lógica de la muerte, su causa y la manera en la que los agentes internos o externos actuaron para que ésta tuviera lugar, a diferencia de lo que ocurre en el anfiteatro. Pues no solo su paso del cadáver por el anfiteatro se extiende mucho más, lo cual le permite así mismo extender su “vida”, sino que allí pierde toda su identidad como sujeto, en el laboratorio de anatomía, el cadáver revela del todo al cuerpo como espacio y como envoltorio que se abre capa a capa develando la colección de objetos que contiene, así como la relación entre ellos, se convierte en el elemento ideal para ser el objeto-espéci-men de estudio de la anatomía descriptiva del que se pueden valer los estudiantes en su proceso de formación, mediante la práctica de la disección, la cual como elemento clave en el estudio de la anatomía, además de ser método de enseñanza, práctica e investigación, con su praxis abre la posibilidad de que siga existiendo una manera de gestionar el cuerpo del deceso diferente a la de la conservación

temporal con fines rituales y el desecho del cuerpo, y que al contrario de estas, valora la materia y le ofrece la posibilidad de ser útil y de no ser tratada con repulsión.

Ya como objeto de estudio de la anatomía, el cadáver convertido en espécimen, deja de responder a los problemas y cuestiones de la muerte, porque se lo desliga del contexto social que lo rodeaba en vida y los rituales a los que ésta lo sometería, pero principalmente porque se despoja a la materia de la capacidad de seguir el ciclo natural de descomposición al someterlo a un proceso de embalsamamiento. Dado proceso consiste en realizar una limpieza profunda y total de los fluidos y desechos que se encuentran dentro del cuerpo, esto se realiza a través de un corte en las venas carótida y femoral, mediante el uso de mangueras y bombas que permiten la aspiración y extracción de dicha materia, así como de otras bombas y mangueras que sirven para inyectar una mezcla de ingredientes, cuya base son agua, glicerina, alcohol etílico y formol, que entran al cuerpo con el fin de pene-trar en todos los tejidos del mismo para empezar a conservarlo desde el interior, y luego los cuerpos son sumergidos durante meses e incluso años, en piscinas con el mismo líquido, de manera que se pueda mantener regulada la temperatura del cuerpo y darle el tiempo suficiente a los químicos para que penetren de manera efectiva en los tejidos y órganos, para así asegurar detener la putre-facción pero también que el material se conserve y sea apto para el manejo

por largos periodos de tiempo.

Al ser embalsamado el cuerpo, la apariencia de la materia cambia significativa-mente y seguirá cambiando para dar cuenta de su paso por el anfiteatro. En princi-pio, una vez el cuerpo es considerado apto para salir de la piscina, el espécimen parece el cadáver de un ahogado o uno que se encuentra en el periodo enfise-matoso14 de la descomposición, en tanto que sus párpados, labios y genitales se encuentran bastante hinchados, y la piel aunque alcanza a mostrar rastros de lo que pudo haber sido su tono original, en general es gris, a la vez que ha adquirido un subtono verduzco y azul y ciertas zonas alcanza a develar el entramado de venas y vasos sanguíneos de color violeta oscuro que la recorren por debajo. Fuera de la piscina se le realiza un corte horizontal, aparentemente no tan profundo al

nivel de la base del cuello en la parte frontal del cuerpo, el pelo, la barba y el

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vello del resto del cuerpo escurre formol y se nota grasoso, lo cual le da al cadáver aún más apariencia de haber sido no mucho tiempo atrás, víctima de ahogamiento.

Con el tiempo, a la vez que el cuerpo se deshincha y va expulsando un poco el excedente de líquido que contenía, lo rapan y rasuran, los tonos azules de la piel van desapareciendo, en el dedo pulgar de alguno de los pies se le coloca una etiqueta con un numero si el cuerpo fue entregado por medicina legal o una placa con el nombre del individuo en caso de que el cuerpo haya sido donado. Para el momento en el que se empieza a disecar la piel ya se nota más dura, es princi-palmente gris, verde y amarilla y tiene una apariencia que recuerda al cuero, es seca, pero a la vez parece cubierta por un remanente grasoso, una capa finísima pero evidente que recubre todo el cuerpo. Con el paso del tiempo, a medida que se va disecando el cuerpo, que se va abriendo, se revelan los tonos verdes, azules, violetas, grises y marrones de los órganos, sus distintas texturas y uno que otro grumo esponjoso de sangre seca que quedaba en el interior del cuerpo, los mús-culos que alcanzaban a conservar algo del color rojo que alguna vez los cubrió, lo pierden por casi por completo, hasta convertirse en fibras, hilachas café que recuerdan a la carne de cabrito. La grasa a medida que se seca adquiere un color amarillo, cada vez más brillante, así como la piel, cada vez más amarilla, pero sobretodo marrón, va perdiendo las manchas de diversos colores propias de los cadáveres y unifica el color de las mismas.

Semana a semana, mes a mes, en la práctica y al ser manipulado con manos y otros instrumentos va perdiendo órganos y sistemas, hasta dejar con los años unos huesos sucios y amarillos, apenas cubiertos con unas fibras marrones de lo que se supone es o eran músculos y un cuero durísimo y seco, del que salen las uñas secas y quebradizas que se aferran al cayo blancuzco, agrietado y deshidratado que fuesen los dedos.

Los cadáveres que llegan al anfiteatro no deben haber sido sometidos anterior-mente a una autopsia, no deben ser cuerpos de personas que hayan muerto por

causas violentas o en el marco del conflicto armado, y en el mejor de los casos,, tampoco deben haber padecido de adicción a las drogas o de enfermedades como el SIDA o cáncer, pues los medicamentos y tratamientos utilizados para combatir dichas enfermedades afectan y deterioran el organismo15, y para el momento de la disección se requiere que sean cuerpos en las mejores condiciones posibles, cuer-pos ideales, “especímenes”16 con características específicas que permitan que las relaciones y elementos observados y estudiados en él puedan ser traducidos en la mayor parte de los cuerpos con los que el estudiante se vaya a enfrentar, vivos o muertos, más allá de las pequeñas diferencias que pueda presentar cada cuerpo. Es así que el cadáver pierde definitivamente su identidad, pues ya no importa su historia de vida y su historia clínica, sino que se convierte estrictamente en un

objeto de estudio.

Para que un cadáver, llegue al anfiteatro existen dos caminos: la donación o la disposición de cuerpos no reclamados de Medicina Legal. En el caso de la dona-ción de cuerpos se trata de personas que en vida manifiestan el deseo de entregar su cuerpo a la ciencia como material de estudio, y que acorde a eso realizaron una declaración extrajuicio ante un notario y notificaron a quienes los rodean de sus deseos17 con el fin de que al morir se respete su deseo , pero otra tangente de la donación, son los donantes de órganos18 , pues una vez fallece el individuo, la ventana de tiempo que se tiene para extraer y preservar los órganos en cuestión antes de que la descomposición comience a afectarlos es realmente corta, tiempo que puede pasar mientras se hace el levantamiento y reconocimiento de cuerpo, certificación de muerte y traslado a Medicina Legal, entre otras posibilidades, por lo cual parte de ese material, si bien ya no es apto para ser trasplantado se encuentra en buenas condiciones físicas para servir como material de estudio científico, razón por la cual parte de ese material es entregado a los anfiteatros de instituciones certificadas. La otra vía posible para que un anfiteatro obtenga cuerpos depende de los cadáveres no reconocidos o no reclamados que se en-cuentren en Medicina Legal19, de los cuales puede disponer la institución una vez se cumpla el plazo establecido por la ley vigente para que los deudos aparezcan y sean ellos quienes se encarguen de la disposición del cuerpo, en dado caso las instituciones con procesos investigativos científicos certificados deben solicitar los cuerpos o componentes anatómicos a Medicina Legal, entidad que decidirá

entregar o no

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el material solicitado20, y en dado caso de hacerlo, es quién legalmente seguirá en custodia del mismo, y podrá pedirlo en cualquier momento para posibles inves-tigaciones o en caso de que sea reclamado para que sus deudos le den sepultura.

Al anfiteatro llegan pulmones, corazones, riñones, fetos que se encontraban en distintas etapas de la gestación, placentas y otros órganos, material que llega en contenedores variados con etiquetas que indican su origen y que son guardados en una nevera de poliestireno expandido (icopor), a la espera de ser limpiados y cortados de ser necesario, para luego ser clasificados en algunas canecas, pero en su mayoría, en cajas plásticas de almacenamiento. Cajas transparentes con tapas de colores con broches para ser abiertas y cerradas, aunque también hay algunas que no los tienen y uno que otro frasco pequeño para material como ojos o fetos, sin embargo todos esos recipientes tienen una etiqueta en la parte frontal del mis-mo que indica que contienen, “Cerebros”, “Fetos”, “Bloques abdomen” y “Caras Medicina Legal” son algunas de ellas.

Cajas en las que permanecen durante unos años nadando en una mezcla de for-mol diluido en agua (formalina) que servirá para conservar los tejidos, aunque de la misma manera que sucede con los cuerpos completos, el preservar el material significa sacrificar parte de la textura de los tejidos, pues una de las propiedades adversas del uso de este compuesto químico es que seca el tejido, pero sobretodo se sacrifica su color, principalmente porque se elimina toda la sangre, elemento clave sin el cual los tejidos pierden los tonos de color rojo y violeta que tiene el interior del cuerpo en vida y como aparecen en nuestra mente, en su lugar en la estantería en donde se almacena la mayor parte del material predominan los to-nos blancuzcos, amarillo, gris, verde, marrón y violeta.

De la misma manera que los órganos internos, las extremidades de los cuerpos que llegan al anfiteatro también son utilizadas como material de estudio, más allá de la presencia del resto del cuerpo. Manos y pies son cortados, piel, musculo, tendones, nervios y hueso, hasta ser separados total y definitivamente del cuerpo, para luego ser puestos con otros de su misma clase en canecas llenas del formol

diluido, el cual con el paso del tiempo se opacará por los trozos de grasa y tejido que se desprenden de las piezas, hasta que se considere que están lo sufi-cientemente embalsamados para luego ser guardadas, de manera individual en una bolsa sellada con una etiqueta. Bolsas que serán almacenadas en dos canecas azules ubicadas en la parte inferior de la estantería que contiene también las cajas

con los demás órganos.

Al enfrentarse a la materia del cuerpo sin vida que les servirá de insumo de aprendizaje, es necesario que quienes se están formando aprendan a suprimir cualquier vínculo afectivo que les pueda suscitar la materia y que al menos en este espacio se desvinculen de los prejuicios, creencias y de lo que a lo largo de su vida se les ha enseñado acerca de los cadáveres, no solo por procurarse a sí mismos un mejor tiempo y sino el mejor desarrollo de la práctica de observación, reconocimiento táctil y disección, la cual es el acto que indiscutiblemente y sin retorno convierte al cuerpo que está en la mesa de paciente o cuerpo-cadáver a “espécimen”, esto enfrenta a quien la realiza y la presencia a ver el cadáver como

lo que es, carne, vísceras, tejidos y huesos.

Materia que se puede estudiar mediante el corte y separación de sus partes, lo que permite la observación y recorrido del espacio en el que se convierte, el cual da cuenta de la manera en la que los elementos que se encuentran en su interior se comunican unos con otros, al formar sistemas y recorridos dentro de él. El cuerpo finalmente se corta y se abre, capa por capa, se individualizan sus elementos y se aíslan sus estructuras hasta el punto en el que ya ni siquiera es un cuerpo, ya no es cadáver, son trozos y piezas de él que se han convertido en parte de un acervo considerado como material de estudio y que hacen parte de

los bienes del anfiteatro.

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Hasta el siglo pasado la disección era una herramienta de aprendizaje incues-tionable por los aportes conceptuales que ha hecho a la medicina, por el haber permitido que se desarrollaran otras ramas de estudio como la patología y la fisio-logía, por los avances que ha permitido para la cirugía y por ser una práctica que hasta el día de hoy resulta clave en el proceso de formación de los estudiantes de medicina, pues como lo sugiere Tomas Romay, médico cubano del siglo XVIII “La inspección de una sola víscera enseña más Anatomía y Patología que los difusos volúmenes editados”22, ya que nada se ha podido equiparar al conoci-miento práctico que brinda la tradición del anfiteatro, el contacto con la vísceras, la piel, el peso del cuerpo y la experiencia de realizar el corte en la carne con un instrumento de precisión, es conocimiento que se adquiere con el hacer y que no

pueden aportar un libro o pantalla.

La disección es en teoría la práctica que corresponde al anfiteatro, el corte de los cadáveres que han sido convertidos en material de estudio y el observar y palpar los órganos que ya han sido expuestos, pero cada persona que transita por el espacio tiene una labor, hace algo diferente según el motivo por el cual está allí, técnicos, profesores, estudiantes de medicina y una artista, cada uno se aproxima al espacio

de manera distinta.

pRACTICAS y mODOS DE OpERAR

«No era raro ver a un estudiante de medicina con restos de carne, tripas o cerebro pegados a su ropa tras concluir las clases» 21

Lindsey Fitzharris.

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Los técnicos que trabajan allí son los encargados de llevar el orden del calen-dario en donde se programan las clases que tendrán lugar en el anfiteatro, son quienes abren y cierran el espacio por lo general, en las tardes antes de cerrar humedecen con una mezcla de formol y glicerina en un atomizador los cadáveres antes de cubrirlos, revisan los contenedores de residuos líquidos y los vacían de ser necesario, preparan el material guardado en el cuarto de piscinas según lo requie-ran las clases, así mismo disponen las herramientas necesarias, pinzas, tijeras, fichas numeradas y un contenedor con banderas hechas con alfileres para que los estudiantes marquen y ubiquen lo que se les pide en el material, limpian dichas herramientas y cambian las cuchillas de los bisturís, acomodan y organizan las cajas en la estantería, escuchan la radio mientras realizan su labor, Olímpica Stereo o Candela Stereo según el ánimo o el día. Así mismo son quienes reciben el material que entra, se ocupan de clasificarlo y prepararlo, limpian los cuerpos, los disponen para meterlos en piscinas, los rapan y se aseguran de que mantengan las etiquetas con las que los marcan en Medicina Legal una vez los sacan de allí.

Los profesores diseccionan, generalmente son las doctoras quienes lo hacen, y van a hacerlo cuando no hay clase y se supone que el espacio está vacío. Con una bolsa roja al lado para depositar pedazos de tejido, y apoyándose con el atlas de anatomía como guía o para ayudarse a elevar el cuerpo, cortan y abren con

pinzas, bisturí y tijeras bajo la luz de una lámpara de mesa de color negro y con ayuda de una lupa para ver más de cerca el tejido al que se están aproximan-do. Cortan con cuidado y en silencio, preparando los especímenes para las lec-ciones que ellos y sus colegas impartirán en las clases por venir, aunque a veces, si se trata de diseccionar un órgano de los que se guardan en el cuarto de piscinas puede que sí lo corten o abran dentro de la clase. En las clases, los profesores solicitan a los técnicos el o los órganos que necesiten cada día y reúnen a sus estu-diantes alrededor de una o varias mesas para hablar sobre lo que se encuentra allí, bien sea uno de los cuerpos o una bandeja o ponchera con órganos dispuestos. A veces también, para explicar el tema que corresponda cortan un poco a la ligera o rasgan el tejido para ver mejor o para seguir el recorrido que el discurso guía, y en otras ocasiones la instrucción es distinta e incentivan a los estudiantes a que sean ellos quienes encuentren algo en el material sobre lo cual se pueda

construir la conversación.

Es así que en cierta medida el hacer de los estudiantes depende de lo que propongan sus profesores, estar de pie alrededor de la mesa de disección escu-chando lo que dice el profesor y siguiendo el recorrido que hacen sus manos dentro del cadáver, marcar con alfileres enumerados estructuras en algún órgano, pellizcar o cortar un poco los órganos para ver qué se encuentra y discutirlo con sus compañeros o meter las manos en un cadáver y revolcar su interior para ver con claridad alguna estructura en particular. Fuera de las clases los estudiantes van al anfiteatro a estudiar cuando es necesario, por ejemplo antes de un examen cuando el espacio está vacío, deciden con qué cuerpo trabajar según el aspecto y el estado de los mismos, ya que de esto depende con qué claridad se pueda iden-tificar o no lo que están estudiando pues por el tiempo que llevan algunos de los cuerpos y qué tan “abiertos” estén pueden ya no tener uno más elementos, así que

según el cuerpo es posible observar mejor abdomen, tórax u otro sistema.

Entre esos tres agentes, técnico, profesor y estudiante se activa como espacio el anfiteatro, al ser usado, habitado y recorrido de distintas maneras, al asumir un rol activo que lo afecta y al dejar cada uno durante su paso por allí huellas de humanidad e identidad, este lugar deja de ser solo un depósito donde se guardan

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cadáveres conservados en formol, y se crea un sistema de labores que se cru-zan y necesitan unas de otras para su mejor desarrollo.

Es posible que la manera en la que se asocian los agentes involucrados en mantener funcionando este lugar, cómo crean una relación simbiótica y cómo se opera en el espacio dependa de cada anfiteatro en particular, y varíe según el lugar dónde se encuentre, de para qué lo usen, qué tan ajetreadas son las jornadas de trabajo y el material que se tenga disponible. La triada técnico-profesor-estu-diante es cómo pude observar, mediante un ejercicio etnográfico sobre la comuni-dad que habita el anfiteatro de la universidad, que éste funciona en la actualidad.

Variaciones de tonalidad del formol usado.

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La última vez que estuve en el anfiteatro fue a principios del 2018, y en ese momento mi manera de proceder allí era bajo las instrucciones del profesor de-signado por la Carrera de Artes Visuales para acompañar la actividad, exclu-sivamente en el espacio del Anfiteatro, observando y dibujando libremente el material que desde Morfología nos hubieran prestado y los cuerpos que en ese momento estuvieran siendo diseccionados durante dos horas a la semana, en un horario fijo después de la hora de cierre para no interrumpir con las actividades de la Facultad de Medicina. En ese momento me fui del espacio creyendo que lo conocía, pues había ido durante más de un año y disfrutaba el tiempo allí, pensaba

que en términos generales había visto lo que había por ver.

Así que al volver al anfiteatro después de más de un año, ya con la distancia del tiempo y con la curiosidad a flor de piel, la metodología que utilicé para acer-carme al espacio en primera instancia fue la observación, aunque con el pasar de las semanas se convirtió en mucho más. Buscando reconocer el lugar que ahora me encontraba visitando por horas varias veces a la semana, sin un plan del todo claro, entré con una bitácora y lápices, buscando extraer toda la información posible, información que me permitiera entender cómo funciona este espacio en particular, y las relaciones que establecen los distintos agentes humanos y

elementos dentro de él.

DIARIO DE CAmpO

« ¡Qué espectáculo tan horrendo es un teatro anatómico! Cadáveres apestosos, carne amora-tada, sangre, intestinos repugnantes, horribles esqueletos, vapores pestilentes. Creedme cuando os digo que ese no es el sitio donde yo buscaría entretenimiento. » 23

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Comencé por observar con curiosidad el Anfiteatro y conocer el Cuarto de Piscinas, lugar en donde se preparan los cuerpos y se almacena y organiza el material de estudio, empecé a medir todo lo que tenía en frente, paredes, puertas, ventanas, mesas, libros, la estantería y las cajas llenas de material, para después consignar esa información que sería traducida en un plano del espacio. Dibujé cómo se veía cada pared, qué había en cada una y cómo se emplazaban objetos en ellas, cómo estaba organizada la estantería y qué material había en cada una de las cajas que en ella reposan, así mismo en algún momento hice un inventario de lo que podía ver, aunque esto cambiara con regularidad.

Anoté y dibujé en la bitácora algo cada sesión, qué pensaba, cómo me sentía, lo que veía, lo reconocía o no, lo que me sorprendía, lo que me encontraba por primera vez, lo que escuchaba y olía. Agudicé la vista para encontrar pequeños detalles, pequeños bichitos vivos y muertos, telarañas, moscas y polillas, encontrar muchísimos tonos y colores donde de antemano pensé que no los había y así mismo registrarlos mediante la pintura en tablas de color.

Dejé de visitar el espacio para comenzar a habitarlo, hacerme de un espacio para trabajar fue clave para esto, perderle el recelo a sentarme en el piso en don-de a veces había charcos, saber sobre qué silla me podía subir para ver lo que desde mi altura no podía, qué silla me servía mejor como caballete y el saber donde acomodar mis pertenencias mientras no las utilizaba, acostumbrarme al olor a formol, el ser cada vez más hábil al ponerme la ropa desechable que se convertiría en mi uniforme, acostumbrarme a que las candongas se me enredaran con el tapabocas, estar preparada para cuando mis uñas rompieran los guantes, el convertirme en parte del paisaje cotidiano del espacio y el entrar con más comodidad y libertad que los estudiantes que sí deben entrar. Comencé a notar hasta los cambios más sutiles, qué material habían movido y que seguía igual por días o semanas, qué estaban utilizando para las clases, qué estaban estudiando,

qué cadáver habían movido o en cual había avanzado la disección.

Inventarié a gran escala el material que contenían las cajas, encontré que me gustaba y qué no, encontré elementos que me incomodan o me dan asco, abrí tapas y miré en cada caja, cada balde y detrás de las puertas. Observé a los técnicos, profesores y estudiantes, qué hacían, qué no, cómo se comportan y bajo qué términos operan. Vi el espacio vacío, en horarios de estudio y en clases, aprendí qué interruptor enciende cada luz y cuál es el del sistema de ventilación, aunque a veces todavía me confundo, conocí los especímenes que están sumer-gidos en las piscinas y que llenaran las mesas del anfiteatro los próximos años, y aunque prácticamente todo el tiempo fui invisible a pesar de que fuera evidente que yo y el sonido de mis tacones no pertenecíamos, fue lindo delatarme el día

en que me hice notar.Muestra de color del anfiteatro

Muestra de color de cuerpo y tejidos

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Julio 25: Es muy raro ir y estar sola, a ratos siento

que no debo estar o que me van a sacar, me dan nervios de la nada.

Nunca había visto al anfiteatro mostrar signos de ser habitado. Hay

cosas que creo nuevas y otras que reconozco pero ahora están en

un lugar distinto al que lo recuerdo. Hay más cuerpos, huelen un motón,

huelen a “fresco“. Ir con consciencia a observar el espacio, los obje-

tos, los cuerpos, me revela detalles tontos que probablemente siem-

pre han estado pero que nunca me habían interpelado, ahora parece

que me sé el espacio, el orden y muchos detalles de memoria.

Julio 30: Corrí mucho para

sacar todo lo que pudiera hoy, sola en pisci-

nas, sola en el anfiteatro, cerrar y apagar. Es

muy tranquilo, el tiempo pasa muy rápido, me

gusta aunque sí quiero organizar ese depó-

sito de material de estudio. Jueputa que eti-

quetas tan feas. Hay muchos bichitos muertos

y sancudos en las piscinas.

Los cuerpos están tapados, cambiaron el re-

loj y yo prefiero estar aquí que viendo al mis

amigas tomar.

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Agosto 02: Emocionalmente ha sido el día más duro, no

quería trabajar, estoy de mal genio, me duele la cabeza y todo huele

más. Alex organiza todo, entra cosas, las acomoda, guarda, cambia

bolsas de basura, limpia con formol. Su tono de celular es “Rebota”.

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Agosto 06: El radio sí funciona, están escuchando Can-

dela, ya cubrieron los cuerpos con las fundas azules. 10am, están sacando

la basura, muchos tapabocas, guantes y gorros. Alex lava instrumentos y

bandejas, cambia las cuchillas de los bisturís. Estuvieron trabajando con

cerebros, ahora están llenos de alfileres.

Agosto 09: Pintar del natural es muy difícil, se mueve el án-

gulo y sacar los colores es más complicado. Hay dos polillas muertas. Los

cerebros siguen afuera y el piso está mojado. Ahora trabajo sentada.

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Agosto 20: Zancudo de pasto. Esas cajas (sorpresa)

pesan un montón. Ya me dio asco algo!!! La grasa o el tejido que

flota en la superficie del formol y los residuos secos en el borde o en

las paredes de las cajas (riñones). Pana, la vesícula sí es verdeee.

Los pulmones tienen la textura del closeup de la piel de un caracol

y son morados/azules/grises. Cuando trabajan con los cadáveres les

tapan la cara. Los estudiantes le toman foto a las radiografías. Para

estudiar no se ponen bien el gorro, no usan tapabocas, no se ama-

rran la bata. “Ten imaginación porque no todo es igual al libro”, “Cabalga sobre la aorta”. Hoy todos los cuerpos están boca arriba con las palmas boca abajo.

Creo que todos los cuerpos ya están vueltos verga. Para estudiar

deben tener pensamiento espacial, revuelcan y sacuden, cogen todo,

nada está en su sitio. Alex acomoda las radiografías y humedece las

telas cque cubren los cuerpos con formol antes de volver a taparlos.

Un cuerpo femenino.

Agosto 23: Sí botan agujas, pero de qué? Hay telara-

ñas. El reloj me asustó, el material que llegó hace pocos meses sigue

sin estar clasificado.

Si hay cajas de almacenamiento vacías

y almacenadas, ¿Por qué hay material en

un montón de formol en una caneca? No sé

si Alex venga los fines de semana, lo dudo,

pero dejó por fuera varios contenedores con

pulmones y corazones en seco (los usaron

para una clase) en el anfiteatro, cuanto

puede permanecer ese material fuera del

formol? Cada vez es más claro que no les

importa mi presencia.

Agosto 29: Ya volvió la mesa

que faltaba en piscinas. Hay una araña vivita y un

zancudo que lleva muerto en el piso al menos una

semana. Creo que la araña se murió, mentira, está

regia. Antes me daba asquito sentarme en el piso

pero ya me vale.

Amo el color de los pulmones, siempre son de lo más lindo que

tiene el cuerpo.

Escuchar música y bailar mientras trabajo es

costumbre, pero ahora me siento más cómoda. La

caja de los riñones da ñañas. Hoy están trabajando

en pulmones, creo que tengo frío. Creo que no todas

las caras tienen dientes, no tienen ojos, una tiene un

diente roto (frontal, superior derecho). Glicerina,

alcohol industrial, formol. Mi tiempo de trabajo

perfecto son como dos horas, a las dos y media ya

me quiero ir y a las tres me quiero matar.

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Agosto 30: Los estudiantes se demoran un montón

cambiándose, no quieren entrar, uno dice que puede estudiando solo

con el Netter, otra pregunta para qué entrar si ya los evaluaron.

La Tablet es vertical, como un tablero. Sigo sin entender para

qué lado va el tapabocas. “Miren los colores, parece grasa pero es

más pardo”. Cortan los órganos, sacan el carbón que queda en los

bronquios. La sangre que queda dentro del cuerpo, no sé, no parece

sangre, es una masa esponjosa y café. “El hígado con cirrosis es

duro y fibroso”. A todos nos pega el formol en los ojos. No soy invi-

sible pero sí lo soy, o sea, me ven, me dicen que vea, que me acomode

para ver, me integran, me preguntan, y aunque para mí es evidente

que no pertenezco, a ellos no les importa. Practican con cerdos, con

sus tórax. Tienen un corazón de vaca y uno que parece de cerdo

aunque podría ser de humano. Los cuerpos son dos mujeres, 3 hom-

bres. El cuerpo delata y se nos juzga también por nuestro cadáver.

La práctica se desarrolla según el profesor. En diciembre hay un

cuerpo listo para salir de piscina. “¿No han traído más riñones?

Es que estos ya están feos”. Sobre un corazón: “Pobrecito” ”Tan

lindo”. Los cuerpos delatan cuanto tiempo llevan por fuera, algunos

tienen ojos, otros no, tienen la nariz rota, y puede que sea impresión

mía pero se secan los senos. El sonido de los tejidos rompiéndose.

“-Deberían forrar como con contac este libro –No creo que ningún

laminador quiera tocarlo”. Polilla muerta en el forro de la mesa 6.

Sobre el tambuco de riñones:

“Estoy buscando unas venas lindas pero no hay”.

Septiembre 05: Abrieron las piscinas, sacaron

alrededor de diez cuerpos. Hoy pega durísimo el formol, arden los

ojos y las vías respiratorias. Los cuerpos nuevos se delatan nuevos,

se hinchan mucho, parecen cadáveres de ahogados, llenos de líqui-

do, hinchados los genitales, los párpados y los labios. Es increíble

ver tantos. La nevera de icopor no está, o no la veo, por primera vez

noto cambios significativos en el espacio, cosas faltan, hay 8 mesas

con cuerpos, cosas que no habían movido desde que llegué, ahora

son diferentes. Traté de abrir las piscinas y no pude, una sola puerta

pesa muchísimo. Por primera vez uso gafas porque genuinamente

no la logro sin ellas. Me unté una mano con formol (si lees esto me

unté porque ya cometí el crimen y saque un feto y un ojo). Arden el

paladar y la garganta, creo que el problema es el formol nuevo, y en

tanta cantidad. Mancha de vitíligo, uñas de los pies pintadas, barbas

y pelo largo. Encontré a mi bebé, me hace muy feliz verla, todavía

me parece preciosa, Ana Celia Hernández Mateus, 2:55am. En los

cadáveres nuevos se alcanza a distinguir un poco de qué color era su

piel. El cuerpo fresco que está separado (F) no tiene las axilas ni las

piernas depiladas, sangre seca tapando las fosas nasales y grumos

enormes de sarro en los dientes. En el anfiteatro mueven los cuer-

pos, los cambian de mesa. (1.) Miguel Sánchez Rodríguez. CERT

72027541-2. Donado. 0726-2019. (2.) Gonzales de Rey, Adriana J.

CERT 71771586-5. Donado.

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Octubre 01: Sí son cuatro

compartimentos en piscinas, cada tapa es

uno. Hoy suena Olímpica Stereo. La puerta a

la rampa está abierta y abajo hay un camión

con las puertas abiertas. En el mesón está el

material que contenía la nevera. Hay cuatro

cajas nuevas, diferentes, de tapa beige y ma-

nijas a los lados, tienen etiqueta de riesgo

biológico (Cambiaron los tarritos de residuos

que había debajo de las mesas del anfitea-

tro por esas cajas). (De la entrada hacia el

fondo) la segunda piscina está abierta, vacía,

pero con remanentes de un líquido color

marrón. Me pagaron la música. Los chicos

tienen práctica eta semana entonces están

ocupados escarbando los cuerpos con

pinzas, tijeras y bisturí.

Me da la impresión de que sacaron al anfiteatro otro cuerpo, hay otra mesa ocupada

por algo contenido en un plástico negro. ¿Por qué hay una piscina vacía? La cerámica que

recubre la piscina tiene marcas, como rasguños, son líneas grises, plateadas. Hoy casi todas

la puertas están abiertas, la de piscinas, la piscina, la de la zona de almacenamiento, la de la

rampa, de entrada al anfiteatro. No veo los libros, ninguno, pero puede que los estén usando

(Sí). Alex está limpiando mucho, trapo y formol en mano, cambia cuchillas muy rápido y me

dice que no me siente en el piso.

¿Será que hay cuerpos para cortar y

otros para abrir en disección para las cla-

ses? Hay días muy movidos, otros no tanto,

amo ver cómo muta de a poquitos el espa-

cio. Alex come colombina aquí adentro y

no me dice nada por sacar las cajas de la

estantería. Parece que descuartizaron gen-

te, por la nueva caneca de pies en formol,

formol grasoso, opaca, con trozos de tejido

y grasa flotando.

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Octubre 08: El anfiteatro está abierto antes de las

7, entré a las 7:08 y había gente saliendo. Me dañaron el inventa-

rio porque ahora hay tres cajas más, de las grandes, sin etiqueta,

una de tapa naranja, una aqua y una blanca. Casi todo parecen

pulmones, probablemente los que estaban en la caneca color piel,

porque ahora está vacía, aunque en una de la cajas (tapa aqua)

hay unos riñones y lo que parece un pedazo de cerebro. La piscina

sigue abierta y vacía.

Los cuerpos del anfiteatro ahora están empacados en bolsas

negras, plásticas y con cremallera. La tela de cuero beige está

colgada del techo y la ventilación del anfiteatro, al fondo al lado de

la puerta del cuarto de piscinas, está dispuesta como si se estuviera

secando, o haciendo de cortina, está sostenida por pinzas de disec-

ción y nylon negro.

Ya no está uno de los barriles azules. Se supone que los con-

tenedores de desechos corto punzantes deben ser cambiados cada

dos meses y el de piscinas tiene fecha del 27 de Junio. También se

supone que usan aceite de citronela para alejar a los insectos y

hoy hay una mariposa, ma ri po sa, es verde, y como siempre hay

mosquitos y polillas chiquitas, la mayoría muertas o ahogadas, la

citronela no sirve de nada. La caja pequeña (tapa azul) que dice

Caras Medicina Legal no tiene caras, tiene laringes y lenguas.

Temporales->etiquetas del Instituto nacional de Medicina Legal y

Ciencias Forenses, regional Bogotá, creo que todas son del 2016.

Hay un proto cráneo de feto cortado.

Hay fetos con su saco amniótico y se ve muy lindo.

TAxONOmíA

Como parte del realizar la disección del anfiteatro resulta necesario para mí el clasificar y categorizar lo que me he encontrado, desde los objetos que veo y con los que interactuo, hasta pensamientos y reacciones físicas . Por ello la si-guiente clasificación más que dar cuenta de lo que resulta ser el anfiteatro de la uiversidad, o de servir como guía para explorarlo y conocerlo, es una lectura de

mi experiencia allí, y como ésta me afecta.

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DIF

íCIL

No naturalizar las cosas que me estoy acostumbrando ver y desnaturalizar lo que ya conocía

Pensar en los cuerpos como cadáver y no solo como material de estudio

Maravillarse como quien no es familiar con el espaciom

AR

Av

ILLO

SO

Siempre hay bichitos muertos, moscas, polillas, zancudos y otros animalitos que no sé qué son, y que generalmente están en el borde de las ventanas pero veces están por el piso

La cantidad de material; el que se cuenta disponible para trabajar. y el que está en proceso de preparación

Que usemos las mismas cajas de plástico para guar-dar nuestro material de trabajo (ellos los órganos y yo mis instrumentos de pintura), es una conexión tonta pero muy bonita

El frasco de ojosEl feto transparentado que conservan aunque su

contenedor tenga filtracionesLos cadáveres, así sean grasos, duros y parezcan

carne de cabritoLa cantidad de cuerpos. hay muchos, más que antes,

más de los que esperabaEl espacio, su existencia y la posibilidad que le da a

la materia para seguir presenteLa soledad del espacio, es muy cómoda

La imagen de las herramientas que utilizan, ya sea dispuestas o en sus cajitas plásticas es muy linda

RA

RO

Las placas de identificación que tienen algunos cuerpos

Que rapen la cabeza de los cadáveres sin excepción, pero remover el vello en el resto del cuerpo parece no ser algo tan importante

El tiempo pasa muy rápido sin importar qué esté haciendo

Que rapen la cabeza de los espécimenes solo cuan-do los van a pasar al anfiteatro y no antes de meterlos a las piscinas

La mayoría de los cuerpos que están actualmente en las mesas son hombres, hay dos mujeres, tres hombres.

RA

RO

A algunos les sacan los ojos

INE

SpE

RA

DO

A pesar de no pasar desapercibida a nadie le importa mi presencia

Estar sola todo el tiempo y la libertad que eso da

La presencia de animales, sobretodo los vivos

El uso de los libros como herramienta para elevar físicamente el cadáver

La paleta de colores reducida del anfiteatro contrasta un poco con la de la bodega, donde en detalles está todo el color que no esperaba

Los contenedores para desecho de corto punzantes (no había pensado en que no botaban las cuchillas con el resto de desechos)

El color tan lindi (rosa neón, y parece tener la textura de tinta a base de agua para serigrafía) del limpiador de amoniaco que usan

Seguir disfrutando el espacio por tanto tiempo, y después de tanto tiempo

Poder ver los cuerpos frescos y que sean tantosLo mucho que cambia el espacio, así sea en detalles

El olorLa irritación de las vías respiratorias

Que haya tambucos (contenedores) llenos de cerebros y otras cositas

La manera en la que se dispone el materialCómo se ven los cuerpos

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NATURALIzADO

Los rastros de acción humana, aunque en el momento son lindos, al recordar es muy fácil pensarlos como algo normal

Que a nadie le importe mi presenciaLa libertad que he tenido para habitar y trabajar en

el espacio

ASC

O

Quedarse viendo las caras por mucho tiempo, sobre todo por los dientes. No da asco, y tampoco es una imagen desagradable, de hecho es fácil perderse viendo la caja, pero es incómodo, porque en algún momento la presen-cia de las piezas dentales delatan al material, delatan que no es solo eso y que no siempre lo ha sido, evidencian la humanidad que tuvo la materia, aunque ya no lo parezca. Los dientes son una de las pocas cosas que dentro del anfiteatro permiten recordar que más allá de ser espéci-men, es cadáver, sí fue una persona; los tejidos cambian de color y de textura, los huesos aislados son una imagen que no solo corresponde a ese espacio entonces no impac-tan, pero los dientes no cambian. Impacta también el con-traste entre cómo se ve la piel de la cara, que ahora parece una máscara de cuero amarilla y café, con una expresión de desagrado y los dientes intactos

La grasa y los residuos de los tejidos que flotan en la superficie del formol, como en un caldo de costilla

Los residuos de tejido seco en las paredes de la cajas donde se almacenan los órganos

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DISECAR

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DISECANDO EL ANFI

La taxidermia busca conservar de la manera más precisa la imagen externa de especímenes en un estado puntual de su vida, ilusión que se logra al disecarlos, preservando aquello que permita reconocer a ese ejemplar como tal, cuidando el mantener sus características, para esto es necesario cortar con procesos naturales de descomposición, despojarlos de todo aquello que no es esencial y que puede afectar de manera negativa el estado físico del objeto que se pretende mostrar. El disecar un espécimen requiere de someterlo a distintos procesos químicos y físi-cos que conserven su materia y la fijen en un momento específico de tiempo, que la preparen para ser y seguir siendo, al menos en apariencia por un largo tiempo.

Del anfiteatro no deben salir nada más que conocimiento, no se permite sacar las cosas físicamente pero tampoco en registro fotográfico, por lo que mi proceder desde el dibujo, como herramienta para registrar y capturar informa-ción, fue la primera etapa para disecarlo, fue eso lo que me permitió conocerlo a detalle, notar qué lo hace lo que es, qué elementos le dan personalidad, lo reconocible, lo que habla de él en específico y qué de atractivo y maravilloso

tiene el espacio para mí.

2. tr. Preparar los animales muertos para que conserven la apariencia de cuando estaban vivos. 24

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Dibujos y anotaciones que han dado los insumos para un plano, pinturas y objetos que dan cuenta del anfiteatro que mis ojos ven, un lugar maravilloso, atractivo, curioso y lleno de detalles, pero con elementos que por más que yo crea preciosos no dejan de ser incomodos e incluso repulsivos para otros. Sacar al anfiteatro de sí mismo y exponerlo en otro lugar implica seleccionar qué le da su identidad, qué habla de mi anfiteatro y no de otro. Insectos, música, los espe-címenes completos y la manera en la que se amacena y etiqueta el material son algunos de los elementos que hacen mi anfiteatro, mi anfi.

El ejercicio de disecar el anfiteatro me ha enfrentado a construir imágenes valiéndome de la observación, de registros en dibujo y de la memoria, a re-flexionar sobre uso del color, sobre el espacio y el volver a pensar cómo fun-ciona la tridimensionalidad, pero también me pone frente a nuevas técnicas y al reto que eso implica, por la posibilidad de fracaso, pero también porque la materia puede reaccionar de maneras en las que yo desconocía podía hacerlo. Cosa que me sucedió y sigue sucediendo al tratar de conservar materia en for-mol, pues una cosa es olerlo y verlo en frascos, y otra es manipularlo. El formol requiere de cuidado para manipularlo, y de conocer la proporción indicada para lo que se desea hacer, es un producto que altera el tiempo de “vida” de la materia orgánica en tanto la alarga muchísimo, pero no es un método infalible y perfecto de conservación, pues es agresivo con los vivos, y en los cadáveres seca y cambia de color los tejidos, y además es susceptible a la presencia de varios tipos de hongos que reactivan el proceso de descomposición del material si no se los detecta a tiempo.

Trabajar con carne y vísceras, materiales preciosos, fascinantes y que me siento cómoda manipulando, a los que he recurrido una y otra vez, pero en esta ocasión no me acerco a ellos como insumo para hacer un dibujo sobre papel o para registrarlos mediante fotografía. La labor de conservar la materia orgánica me enfrenta a un dialogo con el material, sus cualidades físicas y sus necesidades, reconocer el olor, la textura, el tamaño y el peso de cada órgano en condiciones “normales”, cuando están frescos, cómo cambian con las horas, cómo los afectan la formalina y el alcohol y cómo la materia a veces no está en condiciones para

ser preservada y simplemente sigue con el proceso natural de descomposi-ción. Un ejercicio que no solo enriquece mi visión sobre la materia, pues ahora la conozco mucho más, me es más familiar, más bella y veo con más claridad su po-sibilidad comunicativa, sino que me enfrenta a un desafío plástico que me obliga a experimentar con la materia, saliendo de lo que me resulta cómodo y conocido.

Mi anfi, el que diseco para mostrar es un espacio que da cuenta del anfiteatro de la universidad y de cómo he visto que funciona, pero desde mi mirada; es atractivo pero incomodo, dulce pero te quema el interior de la nariz si estás lo suficientemente cerca, precioso y cadavérico, bello pero conflictivo, la versión de una habitación de una Barbie Dreamhouse pero adecuada para mí, un anfi-teatro doll-like, un poco rosado, en donde se entra en tacones y probablemente en mini falda, donde la música que suena no es la que ponen en Candela Stereo sino Hannah Montana, The Cheetah Girls y Ariana Grande, un anfi falso pero en donde no deja de haber órganos reales en formol esperando ser cortados o atacados

por la descomposición.

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REGISTRO

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“Professor Callahan : It’s pink...Elle : Oh! And it’s scented! I think it gives it a little some-

thing extra, don’t you think?.”25

Las iconicas y sabias palabras de Elle Woods en Legalmente Rubia al referirse a su curriculum impreso en hojas rosadas y perfumadas no podrían ser más ade-cuadas para hablar del resultado de este proyecto, un anfi que da cuenta de lo que es el espacio estudiado y de lo aprendido allí, pero presentado de tal manera que corresponda y sea coherente con la artista. Es rosado, brillante y un poco falso, y no huele perfume pero sí a formol, es tanto coqueto como puede ser repulsivo, y realmente no podría ser de otra manera, pues solo siendo como es puede combi-

nar a la perfección conmigo, solo siendo tan rosado puede ser mio.

Así como la papelería de Elle da cuenta de quién es ella, mi anfi es mio preci-samente porque es honesto, porque corresponde no solo al anfiteatro, a mi amor por la muerte, a mi fascinación por los cadáveres y las maneras en las que dispo-nemos de ellos, además de a todos mis referentes teóricos, sino que también es inexorablemente enriquecido por los multiples referentes de la cultura pop que

me han influenciado y que han inspirado mi estilo personal.

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7. Pinto Boris Julián, Gómez Ana Isabel, Marulanda Juanita, León Andrés Her-nán, NECROÉTICA: El cuerpo muerto y su dignidad póstuma, Revista Reperto-rio de Medicina y Cirugía, 2018. Doi: 10.31260/RepertMedCir.v27.n1.2018.136

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9293

8. Luque-Bernal R, Quijano-Blanco Y. Disecando la crisis de la anato-mía. Rev Cienc Salud. 2016; 14(2):295-304. doi: dx.doi.org/10.12804/revsa-lud14.02.2016.12

9. Citado en Lindsey Fitzharris, De Matasanos a Cirujanos: Joseph Lister y la revolución que transformó el truculento mundo de la medicina victoriana, Nueva York, Penguin Random House Grupo Editorial S.A.U., 2018, p. 51. Peter Bloom, The Life of Berlioz, Cambridge, U.K., Cambridge University Press, 1998, p, 14.

10. MD, Félix J. Fojo, El Teatro de Anatomía, Puerto Rico, Galenus, Revista para los médicos de Puerto Rico, volumen 56.

11. Lindsey Fitzharris, De Matasanos a Cirujanos: Joseph Lister y la revolu-ción que transformó el truculento mundo de la medicina victoriana, Nueva York, Penguin Random House Grupo Editorial S.A.U., 2018, p. 49.

12. Manual de Sistema de Gestión: Programa de gestión integral de residuos del anfiteatro del Departamento de Morfología, Pontificia Universidad Javeria-na, 2013, p. 12.

13. Muerte tisular o muerte absoluta, es la suma acumulada e irreversible de las muertes funcionales y orgánicas del “triangulo” compuesto por corazón-pul-mones-cerebro. L.V. Thomas, El cadáver, de la biología a la antropología, Fondo de Cultura Económica, 1980, p.14.

14. Periodo enfisematoso de la descomposición o Fase enfisematosa: Se debe a la producción de abundantes gases producidos por la actividad bacteriana. La infiltración gaseosa invade al tejido celular subcutáneo; causando hinchazón de la cabeza protrusión de los globos oculares y la lengua aparece proyectada hacia el exterior de la boca; Tórax y el abdomen están distendidos y los genitales ex-ternos aumentan de volumen. Se inicia después de las 72 horas hasta los 7 días para dar paso a la licuefacción. Dura de días hasta dos semanas. José Antonio Peña, Rafael Bustos Saldaña, Omar Verdín G, Fenómenos cadavéricos y el tana-todiagnóstico. Gac. int. cienc. Forense, Centro Universitario del Sur Universidad de Guadalajara, México, 2019, p.27.

15. Laura Tardón, Oficios Raros III: La disección de cadáveres no tiene nada que ver con una película de terror, Periódico El Mundo, Madrid, 2018.

16. Espécimen: s. m. Muestra o señal de lo mejor en cada línea. Latín. Specimen. Diccionario de Autoridades - Tomo III (1732)

17. Ejemplo de documento notarial para donación de cuerpo, basado en casos del archivo del Departamento de Morfología de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de Colombia http://medicina.bogota.unal.edu.co/compo-

nent/phocadownload/category/43-otros?download=628:donacion-de-cuerpos

18. Gabriela Rodríguez Salgado, Donación, un aporte a la ciencia, UN Perió-dico Digital, Unidad de Medios de Comunicación -Unimedios- de la Universidad

Nacional de Colombia.

19. Pinto Boris Julián, Gómez Ana Isabel, Marulanda Juanita, León An-drés Hernán, NECROÉTICA: El cuerpo muerto y su dignidad póstuma, Revis-ta Repertorio de Medicina y Cirugía, 2018. Doi: 10.31260/RepertMedCir.v27.

n1.2018.136

20. Gabriela Rodríguez Salgado, Donación, un aporte a la ciencia, UN Perió-dico Digital, Unidad de Medios de Comunicación -Unimedios- de la Universidad

Nacional de Colombia.

21. Lindsey Fitzharris, De Matasanos a Cirujanos: Joseph Lister y la revolu-ción que transformó el truculento mundo de la medicina victoriana, Nueva York,

Penguin Random House Grupo Editorial S.A.U., 2018, p. 50.

22. Citado en Eladis Díaz Martínez, Alis Cantalapiedra Luque, Jose Ramon Rodríguez Alonso, Carina Ramos Rodríguez, Daniel Ferrer Milán, Annie Canta-lapiedra Luque, Importancia del cadáver para la investigación científica en ana-tomía humana y en la formación del profesional de la salud, Revista Información Científica, Universidad de Ciencias Médicas de Guantánamo, Cuba, 2006, Vol.

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bIbLIOGRAFíA

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23. Jean-Jacques Rousseau, “Seventh Walk”, en Reveries of The Solitary Walker, trad. De Peter France, Harmondsword, Penguin, 1979, p. 114, citado en

Lindsey Fitzharris, De Matasanos a Cirujanos, p, 13.

24. Real Academia de la Lengua Española.

25. Platt, Marc, Kidney, Ric (productores), Luketic, Robert (director). (2001). Legally Blonde [Cinta cinematográfica]. EU.: Type A Films, Marc Platt Produc-

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