Documentos secretos de EE UUsobre Mario Firmenich

16 de Agosto de 2003ElDia.com

La decisión del juez Claudio Bonadío de ordenar la detención de los ex líderes montoneros Firmenich, Vaca Narvaja y Perdía está directamente vinculada a la sospecha de que los tres -o alguno de ellos- podrían haber "facilitado" el secuestro de una veintena de militantes de esa organización guerrillera, dándole información a las Fuerzas Armadas.

Se cree que la presunción de Bonadío se apoya, entre otros elementos, en afirmaciones del periodista norteamericano Martin Andersen, que en su libro Dossier Secreto vuelca información extraída de documentos reservados de EE UU sobre los años más oscuros de la Argentina. Hace más de dos años -cuando ese libro se publicó en el país- EL DIA publicó un resumen analítico de la investigación de Andersen que, a la luz de los últimos acontecimientos, es oportuno rescatar.

Con la objetividad de un espectador privilegiado, con acceso a documentación secreta de los EE UU, limpio de todo partidismo y compromiso, con el celo y el cuidado de un científico, Martin Edwin Andersen revisa en su libro "Dossier secreto -El mito de la guerra sucia", un capítulo siniestro de la historia argentina descubriendo, capa a capa, los pasos de un vasto plan que no arranca abruptamente en marzo de 1976, sino que, como explica quien fuera durante años corresponsal en nuestro país del Washington Post y Newsweek, comienza a tejerse en las filas militares a fines de la década del 50. Y sus afirmaciones no son vanas. Están respaldadas por una enorme y contundente documentación.

"La lucha del hombre contra el poder es la lucha de la memoria contra el olvido", cita Andersen a Kundera. Y comienza recordando a los argentinos que las torturas y las desapariciones de personas por causas políticas desde el 76, no representaban algo nuevo para el país, sino que venía experimentándose desde tiempo atrás como manera sistemática de reprimir disidentes y de obtener información, poniendo en práctica, en parte, lo aprendido de los oficiales franceses y la experiencia represiva en Argelia. Andersen también demuestra la complicidad de un sector de las administraciones republicanas de los EE UU en la brutal represión desatada por la dictadura. Y aporta datos que pueden sorprender, como cuando afirma con absoluta certeza y apelando a documentos de los EE UU, que Mario Firmenich era agente de inteligencia del

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Ejército, desde antes del secuestro y muerte de Aramburu. Y la acusación no proviene de una derecha cómplice con los militares. Baste decir que la dedicatoria del libro implica toda una definición en defensa de los derechos humanos: "A Patt Derian y a la memoria de Emilio Mignone y del obispo de La Rioja, monseñor Enrique Angelelli, tres personas que hablaron claro y contribuyeron a mejorar el mundo".

Otro dato que asombra es la amplitud de la bibliografía manejada por este norteamericano en pos de desentrañar la verdad y comprender la a veces surrealista historia argentina. Desde Ernesto Guevara y Hernández Arregui a Eduardo Lonardi y Ramón Camps, pasando por los documentos y comunicados de las organizaciones armadas, testimonios de los sobrevivientes de los fusilamientos de José León Suárez en 1956, de los campos de exterminio de la dictadura, de militantes de organizaciones de derechos humanos, de los llamados sacerdotes del Tercer Mundo y también de la Iglesia oficial y de altos prelados que justificaron la represión, como también de FAMUS, documentos militares y su voracidad por aprehender la realidad nacional lo llevan hasta "Los siete locos" de Roberto Arlt. A todo esto, que es lo conocido, vivido y padecido por los argentinos aunque muchas veces se olvide, Andersen suma el "dossier secreto": documentos, archivos y testimonios de altos funcionarios, reparticiones oficiales, diplomáticos y agentes de inteligencia de los EE UU sobre los sucesos en el país y cómo su rol se transformó en complicidad durante las administraciones republicanas. También, el papel importante que jugó la administración Carter en la denuncia y en la investigación internacional sobre la violación de los derechos humanos en nuestro país.

Como toda investigación periodística en la que se revela la mugre más subterránea, se contó con un "garganta profunda", como se denominaba al informante del Caso Watergate. En este caso, se mantuvo en secreto durante la primera edición del libro debido a que el informante estaba en actividad. Ahora ha muerto y Andersen revela su nombre, Roberto Scherrer, agente del FBI destacado en Argentina. Es Scherrer quien le confirma que en los documentos secretos que se manejaban en los EE UU, Firmenich figuraba como agente de inteligencia del Ejército argentino y que muchas acciones que figuraron como realizadas por Montoneros, en realidad fueron ejecutadas por los comandos de López Rega en la etapa de la siniestra Triple A y luego, por los mismos servicios del Ejército o la Marina. Los ejemplos abundan, pero deben citarse los asesinatos de Rucci y de Mor Roig, entre ellos. También en lo referido a Tucumán con el ERP, cuyas acciones en la guerrilla rural fueron magnificadas, según documentos de los EE UU, para poder justificar la brutal represión desatada luego.

Concluye Andersen que la guerrilla de los años 70 nunca representó una amenaza para la estabilidad del gobierno constitucional. Pero para llegar a esa conclusión, Andersen se sumergen en la historia del país desde 1945, a las luchas internas en el Ejército desde Lonardi y Aramburu-Rojas, Azules y Colorados, Onganía y Lanusse, el retorno del peronismo al poder, la dictadura y también Alfonsín y el juicio a las Juntas. Como

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aclara el autor, "el mejor periodismo moderno se hace fundamentado en la objetividad".

Fuente: http://www.eldia.com.ar/ediciones/20030816/opinion4.asp

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