Duby, Georges

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DEL MISMO AUTOR GEORGES DUBY EN TAURUS • El caballero, La muier y el cura (Coleccion «Ensayistas», n." 207). SAN BERNARDO y EL AR TE CISTERCIENSE (EI nacimiento del g6tico) Versi6n castellana de LUIS MuNIZ taurus l[ \,) . kl

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Arquitectura

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  • DEL MISMO AUTOR GEORGES DUBY EN

    TAURUS

    El caballero, La muier y el cura (Coleccion Ensayistas, n ." 207).

    SAN BERNARDO y

    EL ARTE CISTERCIENSE (EI nacimiento del g6tico)

    Versi6n castellana de

    LUIS MuNIZ

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    1Titulo original: Saini Bernard. L'art cistercien 1979. FLAMMARION, Paris ESPLENDOR

    Primera edici6n: 1981 Reimpresiones: 1983. 1985, 1986, 1989

    1981. TAURUS EDICIONES, S. A. 1989, ALTEA. TAURUS, ALFAGUARA. S. A.

    Juan Bravo, 38 28006 MADRID ISBN: 84-306-1181-9

    Deposito legal: M. 6.234-1989 PRINTED IN SPAIN

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    (,Que cada cual siga su propia opinion. Yo conlieso que me ba parecido 10 mas [usto que 10 milS precioso slroa, ante todo, para la celebracion de la santa eucaristia. Si. s('gun la palabra de Dim . s(g tin las disposiciones de los projetas, I,IS copas de oro, los rccipicntes de oro. los pcquehot almireces de oro, serulan p,tra recogcr la sang re de los machos cabrios, de los tcrneros y de una novilla ro]a, aointo mas conoienc disponer de uasos de oro, de piedras preciosas y de todo 10 que se tiene por calioso en 10 creacion, para recibir la sangre de [csucristo . Aquellos que nos crit ican objetan que es sujicientc para esta celebracion un alma santa, un csplritu puro, una inlet/cion de [e. Yo lo admito: cs ciertamente eso 10 que mas importa. Pero ajirmo tarnbien que se I" debe seruir en 10 ornamentacion exterior de los uasos sagrados, j ' , sabre todo, en el santo sacri/icio; en total pureza interior, en total nobleza cxtcrior.

    SU GER., De la consecration.

    EI edificio del que voy a hablar se construyo durante los dos 111timos tcrcios del siglo XII a 10 largo y ancho de Europa. Poderosas domi naciones se hab ian sucedido, despues de la caida de Rorna, en esta parte del mundo. Ninguna, sin embargo, habla tenido e1 poder de erigir un conjunto monumental tan coherente, tan considerable, tan arnpliamen te difundido. Para constru irlo, miles de hombres tra -II bajaron, repartidos en pequefios equipos que un gran cuerpo unanime congregaba : la orden del Cister. Monjes cuyas voces se habian fund ido al unfsono en el canto llano de un coro, y que fueron enterrados sin epitafio en la tierra desnuda, en el lugar mismo de su labor , entre las piedras de la obra. Ellos son los constructores. Ano nimos, en un tiernpo en que, sin embargo , los artistas, Gislebert en Au tun , Antelami en Parma, comenzaban a firmar sus obras. Su obra, no obst ante , esta firmada: todos quisieron conformarla a la ensefianza de un maestro, San Bernardo.

    Si bien San Bernardo no habia fundado la orden cisterciense, el fue el art ifice de su exito . El Cis ter vegetaba desde hada catorce afios en medio del bosque borgoii6n cuando el vino a convertirse, a camb iar , a dar un brusco giro a su vida. L1eg6 segu ido de todo un grupo -se dice que treinta compafieros- I , su tio, sus hermanos, camaradas que el arrastraba. Al ana siguiente, en 1113 , la expansion cornenzaba can la fundaci6n de una primera abadia filial -La Fene- y dos afios mas tarde, Bernardo, que contaba veinticinco afios, parria , al frentc de un grupo semejante , a una aventura serne

    1 En aque1 entonces (abril de 1112), la gracia de Dios envi6 a esta iglesia clerigos letrados y de alto linaje y laicos podcrosos en el mundo y no menos nobles, en muy gran- ruimero: de -suerte que treinta postulantes Ileno~ de en tusiasmo entraron de golpe en c:l noviciado. (Pequeno exordia del Cister.)

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  • jante: implanrar , esta vez en Champaria, una nueva ~ilial, Claraval. Durante diez arios se entrega enteramente a la comunidad de la que era d abad, es deci r , el padre . Mas tarde , Claraval, establecido , enraizado, se vuclvc prolifico y esparce -en Tro is-Fontaines, en Fontenay, en Foigny- por rodas part es su descendencia. Bernardo cesa de hab~ar exclusivamen te para los religiosos de su monaster io . En 10 sucesivo y hasta su rnuer te en 1153, la cristiandad fue conrnovida hast a 10 mas hondo por su palabra . I rresistible , repercute en los confines del mundo . Incluso cuando el discurso no era profcrido delanrc de mult itudes, como aquel de Vezelay, en 1146 , en la gran concen tracion de donde broto 1a segunda cruzada , incluso euando venia del Fondo de un claustro aislado en media del desierto, es una agresion incesante, hostiganrc. Contra ot ros monies de d iferente estilo, los rivales , los de Cluny, a los que era precise contener, hacer retroceder , a los que Bernardo sonaba atraer, forzar a cnrnendarse. Contra un papa mal elegido ; a favor de un papa que juzgaba mcjor y al que hizo triunfar. Con tra Abelardo , al que aplasta. Finalrnente, en los ultirnos echo afios de su vida , contra aque1los que sembraban la herejia en el sur de Francia, contra los caballe ros que sofiaban con otra cosa que no fuera defender el Santo Sepulcro, contra los quemadores de judios en las orillas del Rhin, contra Arna1do de Brescia que predicaba tarnbien la pob reza, pero con otro tono, mas subversive , y a quien el abad de Clarava1 perseguia can sus denuncias por todas partes, sin descanso. Contra las tentaciones de poder de la curia romana , contra los obispos dernasiado fastuosos . Contra todo . Todo aquello que le parecia que desviaba al pueblo cristiano de 13 via recta, que contrariaba los designios divinos. Rectificando. enderezando, dirigiendo las voluntades hacia un solo fin: el progreso en Cristo.

    Bernardo no constr uvo nada el mismo . Contrariameme , casi todos los abadcs cootemponi~eos suyos fueron constructores . Reuniendo rccuerdos de viajcs , ]a imagen conservada de iglesias eot revistas , casi rodos , en deeto , trazaron los pianos de un nuevo monu mento, que velan sobrepasando a Odos los otros. Sc disputaban los primeros puestos en las vanguardias de la creaci6n artfstica , rivalizaban per disponer de los mejores escultores, de los mas destacados vidri eros . Edifiear, renovar , embellecer el santuario les pared a merecer lOdos sus cuidados y ser el principal deber de su oficio. Si alcanzaban a dar forma II su suetio , celebraban por todas partes su exito , los esfuerzos de los que era resultado y, en las ceremonias de eonsag racion, sobresalfan como emperadores entre los prelades, sus cofrades . Como Suger 2, el mas genial de rodos. Bernardo de Claraval no se preocu pa

    2 " En honor de Ja iglesia que Ie ha alimentado y exaltado, Suger ha [fa bajada , devolviendote 10 que [e peneneda a ri. San Dion isio, man ic. (I nscrip cion en d pOrtico de 13 abadia de Saint-Denis, 1140.)

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    de constru ir y aun menos de decorar. Bernardo de Clarava l habla. Escribe sabre rode . Sus serrnones no son hablados sino redactados -pues estas exho rtaciones se dirigen al mundo entero y a los que vendran mas tarde- al igual que sus cartas que un equipo de secre tarios clasifica, copia y dif unde. Ahara bien , en ninguno de estos numerosos tex tos aparece el mas minirno signo de que haya prestado alguns atencion a eso que Ilamamos la obra de arte. Sin embargo . verdaderament e, la construccion cisterciense se 10 debe todo, San Bernardo, es el patr on de esta vasta obra, y, como quien dice, el capataz. Su palabra rigio , como 10 dernas , el arte del Cister. Porque esre a r t~-es mseparable de una moral que el encarnaba, que el queria a toda -costa imponer al universe , y, en primer lugar, a los monjes de su orden.

    Siendo ante todo la his tori a estricta cronologia, importa, en e1 urnbral de estc ensayo, fechar con la mayor precision posible el momenta en el que la predicacion bernardina comenzo a repercutir directamente sobre la empresa artis tica. Se puede situar, a mi entender , no en 1124 ! fecha del unico escrito de Bernardo acerca de la decoracion de las iglesias, sino mas bien diez afios mas ta rde , simul raneamente en Claraval v en roda la orden, En 1134 el asunto del cisrna de Anadeto estab~ resuelto. La tension polernica , de la que Bernardo se habia dejado llcvar apasionadarnentc, se relaja . Se aplica en tonces a 10 que va a ser su maxima creacion personal, a la elaboracion de un diseurso, continuacion de los sermones sabre el Cantor de los Cantares : su arte cs el arte de la palabra. Pero en 1134 --en el mismo momento en que Suger se lanza a la reconstruccion de la iglesia abacial de Saint -Denis- los companeros de Bernardo Ie conveneen para reedificar sobre otro paraje el monasterio de Claraval. En 1134 se comienza tambien, sin duda, la ejecucion de 1a gran Bibli" de Clarava1, en la que la Escritura, la Palabra, estan presentadas con un rigor, una aus ter idad y un reehazo de toda superflllidad que son indudable respuesta a las ensefianzas del maestro. Par ult imo , en 1134 (nada autoriza a poner en duda esta fecha tradiciona!), fiel a estas ensenanzas, a la concepcion de la vida momlstica que el impane, el cabildo general, que cada ailo reune en torna al abad del Cister a los abades de toda s las casas de la orden , p!omulga, ROt vez primera, reglas a praposito del ane sacro . EI nipido desarrollo de la congregacion levan taba problemas de orden: era preciso man tener la unidad entre la abadfa madre y su abundante filiacion espiritual. La institueion de los cabildos generales respondia a estlt necesidad. Tal unidad, no obstante, debla en pr incipio realizarse en el acto de celebraci6n litUrgica. Par tanto, era eonveniente que todo el entomo de este acto fuera arganizado de modo semejante. Se tomaron disposiciones rigurosas. En efeero, el ana anterior , el tercer abad del Cister, Esteban Harding, el padre espiritual a la

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  • sombra del cual Bernardo habia hecho su carrera, habla rnuerto. Hombre asimismo de absoluta austeridad, no por ello habia dejado de ado rnar magnfficamcrue, con sus propias manos , las paginas de los libros sagrados, usando todos los artificios -vir tuos ismo en el trazo , recreo en el color- que los talleres de Winchester habian llevado a la perfeccion. Desaparecido el abad Esteban, Bernardo de Claraval se convierte en el verdadero conductor de la obra. Nada Ie i rnped la ya arnpliar sus exigencias de expansion. Por otro lade, los prirneros exitos de la economia cisterciense procuraban recursos que algunos podlan estar tentados a emplear en ornamentos del culro. EI cabildo general prescribio, por consiguiente, que las iglesi as y los otros lugarcs del monasterio no acogieran ningiin decorado esculp ido o pintado. Prohibio el usa de las vidrieras de colores y limite la ilustracion de los libros a las iniciales en camafeo.

    De conformidad can esas reglas, de conformidad con 10 que deseaba Bernardo, que la segula de lejos prevenido y alerts, se inicio , inrnensa, cinco afios mas tarde, la obra de Fontenay -el edificio cisterciense' mas antiguo que haya IIcgada casi intacto has ta nosotras- . Una generosa limosna la alirnentaba: Ia de Ebrard de Norwich, uno de esos obispos que huyeron de Inglaterra y de las presiones del poder real , llevando consigo su tesoro. Sin embargo , el edificio que nacio de rodos esos rnedios concordaba con las paginas desnudas de la gran Biblia, can su caligrafla severa, concordaba can rodas las renuncias, con todas las superaciones que Bernardo de Claraval exigia del papa , los monies, los prelados, de la Ig lesia entera, de todo el pueblo de Dios, e incluso de aquellos campesinos que, converridos igualrnente, solicitaban entrar en las comunidades cistercicnses para mejor prepararse ante el regreso de Cristo y el juicio final. Y durante las tres generacioncs que siguieron, aquf y alla se alzaron cen ten ares de edificios que recordaban a Fomenay l . Ahora bien, si la palabra de San Bernardo tuvo esa fuerza de per. suasion, esc poder generador, si la congregacion monastica que cl anirnaba dispuso de tantos rccursos para edificar 10 que queria ser la represenracion visible de una etica, y si esta consrruccion ejercio tal influencia sobre el rnovimiento de conjunto de la cultura europea, es que cl mundo esperaba esta palabra, esperaba tales exigencias morales, )' edificios religiosos construidos de este modo. La intencion de este libra es, precisameme, descubrir cuando menos algunas de las concordancias entre e1 pensamiento de un hombre y las formas que procuraban dar a este pensamiento otra expresi6n no verbal: d mundo, en definitiva, que rodeaba este pensamiemo y estas formas.

    Debemos sel' unanimes , sin divisiones entre nosotros: todos juntos, un solo cuerpo cn Cristo, ~iendo miembros los unos de los Otros. (Saint BERNARD, Sermon pour La Saint-Michel, IB.)

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    Pues si la man era cisterciense de construir fue suscitada por la ensefianza de San Bernardo, tarnbicn 10 fue par todo el progreso del siglo XII . Entre la historia de estas construcciones y otras historias tales como 13 de la p rod ueci6n agricola, de la moneda, de las Ierias, de la biisqueda del saber a traves de las palabras, de la busqueda de poder por la fuerza de las arrnas, las historias paralelas del amo r cortesano y de la hazafia guerrera, las de los torneos, del catolicisrno, I de la imitacion de Cristo, de la caridad, de los pobres, se esrabiccen ciertas relaciones de las que, quienquiera que pretends pene trar a fonda en la signiticacion de estas obras, debe informarse . Pero es preciso no olvidar que estas relacioncs se enmaraiian, que ningiin metoda perrnite todavia abordar un problema esencial: el de las interferencias entre la evolucion de las creaciones culturales y la de la sociedad entcra, y que es, por consiguiente, tal vez vano y en cualquier easo muy azaroso, querer revelar las verdaderas relaciones entre las estructuras de conjunto de una civilizacion, los carnbios que insensiblemente hacen desplazarse, deformarse a esas estructu ras y, por otra parte, un acontecimiento, multiple, difuso, ampliarnenre extendido en el tiempo y en el espacio, considerable: cl acontecimiento que constiruycn el nacimiento, la expansion y, par ultimo, el marchitamiento del arte cisterciense,

    Un arte . Forzoso es interragar en primer lugar sobre el sentido y la fu ncion que Bernardo de Claraval y sus contemporaneos atribuian a eso que nosotros denominamos asi. En aquella epoca , la significacion del terrnino era muy ampl ia: designaba todo procedimiento manual, instrumental, intelectual, capaz de transformar una materia brura, de dornesticarla, de hacerla cada vez mas apra pan usos cada vez mas refi nados. Las artes eran todos los medios de . domeiiar 10 natural, de elaborar, de promover una cultura, EI vivo progreso del siglo XII invitaba a hacer el inventario de esas formulas. Para guiar a todos aquellos que aspiraban a liberarse mejor de 10 salvaje, de 10 brutal, fueron realizados manuales de ejercicio: de las artes de dicrar, por ejernplo, cs decir, de cornponer un discurso, de las artes de amar , etc. EI tratado De diversis artibm, de Te6filo, es una de esas compilaeiones que muestr a como abricar objetos bellos. Los empleos de la pal abra arte manifiestan , pues, que los hombres de ese tiempo no distinguian ninguna discontinuidad a 10 largo de una cadena que partiendo de las operaciones mas inme diatas utilitarias, alcanza los dominios en donde la etiea y la estetic1 se conunden. Sin embargo, es en este extremo, en la zona gobernada po r ob ligaciones netamente distintas y, a menudo, hasta in~ersas de aquellas que dominan la ex istcneia cotidiana, en dond~ Henen lugar los equivalentes de eso que son para DOSotroS, proplamente,

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  • las obras de arte . Vcarnos est as obras como elementos de la fiesta, y ub icadas, par consiguiente , en esa otra region del componamiento humano en la q ue los gestos gratuitos se despliegan para compensar aquellos que impo ne, en cl cu rse de los dlas, la nccesidad de sobrevivir.

    G ra tu id ad : cl rcrrnino acude naturalmente a nuestr o espiritu, que calibra todo en tuncion de 10 provechoso que es . Es irnprop io . Porqu e la fiesta y el artc - que constituye cl elernento superior de la misma- son opcra cio nes equ ilib ran tes , por ta n to igual de nec~sarias que las que pretendcn compcnsar , y no mas lib res . Las obi1gacioncs de un ri tual las regulan est ric tamcntc: la u rania , pOl' ejernplo , que conduc ia a ta nt os carn pesinos a arruinarse , a alienarse pa ra siemprc porque no pod ian hacer otra cosa, par mas po br es que lucscn , que ot recer a la dc sposada, cl d ia de su matrimonio , una capa de pafi o rojo . Estes ges tos , par el cont rario - y esto es 10 que les otor ga su valo r-s-, no se emplean en el combate d iario contra cI hambre y el frio , las besrias y los ladrones . Son gestos de reyes, magn animos , magn lficos , qu e reparren par todas part es su riqueza a manes llena s. Gesros afirrnadores de podcrio . Con acre s qu e llamariarnos de dcspilfarro , dilapidando de un golpe toda una hacienda, cada cua l pretende proclamar su dominic sobre las nece sidudes y, en pri mer Ingar , sabre las del porvenir; sale de S1, sc crece , se pavon ca dclant e de los otros , sofiando dornin arlos, tambien a eli as , po r cl fast o de que haec gala . La obra de arte es , pues, en pri mer lugar , ob jeto de or nate, de alarde . Pero tarnbicn , y siernpre, desbordamiento . Siernpre establece algun contacto con 10 sagrado .

    La fiesta -y con e lla In obta de arte- es, en efecto , tentativa de romper , de rransgred ir los Hmitcs que separan d mundo visibl e del invisible , de 10

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    de las riquezas que el esfue rzo de los hombres habia creado 5. Ofrenda can doble fina lidad , De glorificacion : a traves de ella, po r 1a acurnulacion de mater iales preciosos con los que se Ie habia querido dar forma, por la Iarga labor que se habla ded icado a la materia para hacerl a mas pura, mas verdade ra, mejor , y por Ia bclleza que se manifestaba a tod os como Ia serial eviden te de es te deseo de perfecc ion , se rendia alabanza al Creador ; alabanza ana loga a aquella qu e, segun se pensaba, Ie era rendida eternamente en el firmamen to por el cora serdfico . Asl como en la sociedad de en tonces , todo don exige un don reciproco, la obra de arte , dando gracias, pretendi a atraer, a su vez, nuevas graci as. O frece r , efecr ivamenre, era cap turer . Someter al beneficiario , obligarle mor alrnente, forzarle , en vir tud de obligaciones reciprocas, a devolver can creces 10 que habia recibido . Cuando los vasallos de los sefiorios portaban en deterrninadas fechas regales a la casa del senor, no espe raban ot ra cosa que ganar los favo res de este , su pr oreccion, la paz que el hacia rcin ar y que volvia la tierra mas fecu nda . Del mismo modo, los piadosos donantes prerendian cornprorncter aDios mismo , constrefi irle , por mediaci6n de sus santos y servi dores, a repartir alli, antes que en cualquier otra parte , 13 lluvia de sus bendiciones. La obra de arte, pue s, aparecia como un fcrrnenro de fertilidad y juzgado tan to mas activo cuanto mas de stellos irradiara la belleza de Ia que era porrado ra . Dade forma en el cur so de los meses, tirar prodigamente el dinero 6 para reunir los materiales, para retribuir a los agentes de su creacion, prometia ganancias concrct as como labrar Ia tierra 0 avent ur ar el cuerpo para arrebatar el bo tin al enemigo. La obra del que poseia mas experiencia en los metodos de ejecucion - en las ar tess-spared a cooperar a Ia salud del grupo con tanta efic acia como Ia del guerrero 0 la del campesino , como Ia del sacerdote . Ninguna inver sion podia procurar un beneficio mas segura que inv ert ir las riquezas en las empresas del arte sacra. H e aqui po r que los grandes abade s del siglo XII sofiaban con cons truir.

    3 " .:Dondc encom ran:mos un cspectaculo tan grande y maravilloso donde la humana razon puede en cieno modo hablar de una manera mas int ima y mejor con ia natur aicza de las cosas, que cuando habicndo arrojado las semillas, plan tado los rNonos, lraslad ado los arbuslOs, injertado lo~ arboles , ~e detiene a inte rrogar que puede la fuerza de la raiz y de la scmilia, y que no puede ; de donde 10 pucde y de donde no 10 puede .. .? (San AGUSTiN, Del Ghmis 11 til !to/ra, VI II -S. ) [N , de! T.: Todas las dtas de los tex!os de S. f\ gustfn est:!n extr afcJas de sus Obras, Madrid , B.A.C., 1957.)

    ~ "Micntras que. per dcbilidad y pusilanimidad, me habia propuesto aIzar ante eI altar un reta blo de oro , pero de dimens ion mediocre, los santos marr ires nos procuraron inopinadamente mucho oro y pied ras de las mas preci(lSaS, que 5crfa dificil haHar iguales hasta en las mismas casas de los reyes. Como si descasen decirnos de SII propia boca: quie rasJo tll 0 no, nOSO[r05 queremos 10 mejor. (SUGER, De !tJ consecration. )

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    Construfan tambien pa ra comunicar un saber, para ayudar a percibir los rnis terios del uni verso 7. P ues si la obra de arte era ornarnen ro, ofrenda - y por 10 misrno simultaneamenre alabam a y cap tacion de bene volencia- a la postrc, er a tambien un emblema. Su tercera fu ncion consisria , sobreviviendo a la fies ta , en arreb atar la a 10 instan taneo , a 10 fugitive , a 10 perecedero , e instalarla en la pe rmanencia . Represen tdndola, a fin de que, en el in rervalo de las ceremonias , fuese conservada su memoria y se aguzuse su espera , La obra de ar te apunt aba, a tra ves de un emre!azamiemo de signos visibles , a la ensefianza inintcrrumpi da de aquello que los ri tos habfan represenrado un insrante po r gestos , de 10 que el relata rnltico --en cstc caso Ia his toric de la salvaci6n- habia enunciado can palabras. Y 10 hace por medic de imageries, alimentando 10 imag inario . Ref lejo de este mundo , prefigura el mas alla, ayuda al espiritu a desernbarazarse de las brumas del presente, 10 atrae hacia perfecciones inactuales. Los arrebatos fugaces de la fies ta tienen valor de mediacion . La obra de ar te, que los prolonga y los p repara, tarnbien. Se p ropone al hombre como el inst rurnen to docil de un exceso, como una salida siempre abierta para evadirse de 10 qu e hay de cons tringente y empobrecedo r en cl curso de la vida.

    Por su Iuncion iniciatica, ernblemarica, la obra de art e es t~, por consiguiente, en correspondencia con una vision del mundo , y su historia incluye la historia de un sistema de valore s, Mas por sus dos ar ras funcioncs, de sacrificio y propicia toria, la obra de arte se rnues tra dependien re, pues la prod ucen las riquezas de una sociedad que ella pre tende renovar, Su historia incluye tambien Ia de un sis

    . terna de p roduccion , La creacion ar tist ica tiene asi Iugar en tre \0 economico y 10 esp iritual, y est e acontecimiento - Ia construccion de un edificio cistercien se- directameme de term inado por Ia evolucian de una moral, 10 es igualmen te por el desarrollo material que gene ra ent onces Ia civilizacion de Occidente .

    El arte cistercicnse nace y se expande en Ia fase de mayor vitaIidad de un amplio movimiemo de desarrollo agr icola . Este movimiemo parece ace1erarse en el ultimo cuarto del siglo XI. Uega a su apogeo en 1134. Indudablemen te. no consigue aun arrancar :11 campo europeo de su pobreza salva je . Esta todad a poco poblado, cubi etto de eriaJes, de maleza, de cienagas. No obstante, los antiguos clar os no cesan de agrandarse, y a tros se abren ent re soledades; herr amit nt as mas ef icaces estimulan la fecundidad de III tierraj eI

    7 "Dios, creador de todo, ha qucri do ayudar, por medio de 10 que los ojos ven ? de 10 que sobrecoje aI espiriru, aI alma del hombre sabio a e1evarse has ta Una Intui cion simple de la divinidad. (Raoul GL,\BER, His/oires, 1-2.)

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  • tr igo crcce mas tupido; por todas partes sc plan tas nuevas vifias ; los graneros, las bodegas, nunca, desde la caida de Roma, habian estado mejor abastecidos los caminos v las vias de nave gacion mas animados \' la circulaci6n de la mon"eda mas intensa ; las aldeas creccn y otras nacen en las encrucijadas en donde los viajcros hacen alto, alii donde se troca cl grano, d vino, d gan ado, la lana, los lingotes de hierro. Aumentan las riq uczas: cada dia es mas abundante la part e gue se puede, que sc debe - lOdos estan convencidos de ello- ofrcccr aDios' . 1 arte cisterciense brota de esra misma fer tilidad .

    t\ decir vcrdad, tal progreso se desarrollaba muy imperceptiblement e en tre las labores mas humildes, en torno a las cabanas campesinas, las cosechas , los cstablos, los mercados de aldca. Q ue rodo ello haya logrado hncer surgir este arr c se debe a las disposiciones par ticulares de una for rn acion social fundada sobre desigualdades abruptas que acentuaban aun mas el cre cimien to, 1 ar tc del Cis ter nace en eI seno de la sociedad llamada feudal, de una estructura en la qu e todas las relaciones de pode r, todas las rransferencias de biencs sc inscrtnban en el ma rco de l sefiorfo. EI sefiorio era una suer tc de gran familia , una familia mas 0 menos vasta . Un senor, sus hijos, sus hennanos, sus sobrinos la dirigian . Todos los rncdios de produccion e ran suyos , la tierra, el ganado, los hombres. Traba jar con sus propi as manes no era digno de su cond icion . O tros se fatigaban por ellos, a los que forzaban a producir sicmpre mas, a los que conccdian 10 justo para sobrev ivir y educar h ijos que ingresaran, llegado su tu rno , en la serv idu rnbre do rnestica, 0 bien , paga nin los impuestos y cntreganin e l canon . To dos los excedent cs se los apropiaban los sei'iores . No obstant e , ellos se sentian responsables de su gente. Por eso conside ra ban un d~be r rcalizar cie rtas gesros propiciatorios y, en part iculur. organizar estas fiestas de las qu e dcpend ia la salud de todl)S. E n la sociedad feudal el auge del anc sacra p roviene de esta obl igacion . de cOl1s trci'iimientos impuesros pOl' un modelo ideo logico, cuyas primcras expresiones d aras aparecen en Francia dur ant e el primer cuano del siglo X I .

    Dicho modelo prelende mostrar que la ad osidad de los senores las deo uccioncs que efectllan, los obs tUcu los que pon en a todo eori: ljuecimiemo de los tra bajadores, responden al proposiro mismo de Dios. Pues D ios ha querido hacer re posar las relaciones en tre los hombres sob re lin int ercambio equilibraoo de se rvicios, adju dicando un oficio , un:l mision part icular a cada categor fa del cuerpo socia l en

    , " i'\ i cJ yue plama ni eI que riega es algo, sino s610 Dios, que da cI increme nto ; pues aquel Ja obra que se anade eXleriormcnle la pone el hombre a qui cn sin duda rambien Dios creo , conduce '! rige imisiblcmentc." (San A GUST{;-;, Vel Gtfnefis (/ la le/ra, VII I-8.)

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    beneficio de las o tras. Las gentes de la Ig lesia que dieron forma a esta imagen de la sociedad , u ti lizaron en su construccion una teo r ia de origen eclesidstico y de imenci6n moral: a cada hombre le es asignado para siempre un lugar en el interior de LIn orden, clio Ie ob liga a plcgarse a dcterminadas reglas, a respetar ciertas in terd icciones, a practical' cie rtas virtudes. La disposicion es muy simple : tres ordenes , tres funciones. Al pueblo la Iuncion alirncn ticia . A los especialistas de la guerra la de rnantencr la paz publica rep eliendo con 13 cspada las luerzas del mal 9. Al clero, pol' ult imo , la de apiacar con gestos, ca n formulas, con 'Cantos, la ira de las potencias invisibJes. La clase dorn inan re , q ue saca provecho del scfiorio, se reparte asi entre dos grupos cuyas tareas especificas jus tifican d ocio y la holgura , y que compar ten todos los medios proporcionados por los derechos sefioriales de cu ltivar una cult ura . A cstos dos grupos corresponde, en pa rt icular , la decision de destin ar parte de los rUlOS del progreso a la creacion ar tisrica ,

    En la vida real es la clase mili tar qu ien se apodera de casi todo . De heche, tod a la capacidad de cons trefiir perrenccc a los guerreros y son ellos los que realizan las deducciones mas grandes de las riquezas conquistadas por el trab ajo. Por csta razon los ingresos crecien tes del sefiorfo no fueron emplcados en principia par a ado rn ar las igle sias. Sirv ieron , en prime r lugar, para perleccionar el ut illaje militar. Se crlan rnejorcs caballo s para los cornbarierues ; se for jan , para pro teger su cuerpo, ar rnad uras cada vez mas robusras : y las fortalezas se cdifican cada vez mas capaci tadas para resistir cl fuego y los asaltos. Sin embargo, los guerreros de aquel tiempo combat ian para arrebatar , para ganar , y si procuraban ganar mas, era para divertirse mejor: la cultura que se construy6 despues del ano mil para la ar istocracia laica es, pues, una cu ltura de l placer, y culmina en las fiestas del cuerpo . F iestas deportivas, los torneos, sustitu ros del verdadero combate , cLlya moda se propago ir rcsist iblemente por toda el norte de Francia a pr incipios del siglo Xli , en e1 momen to en que las

    9 Llega Roldan a los pue rros de Espa na, monrado en Vigilan te, Stl Iigero eorceJ. Sc endos6 la armadura, que Ie sienra mtly bien, y avanza , gallardo. blandiendo su lanza. Contra el cielo vuelve la punra y hay atado un gonfalon todo blanco. Las franja s Je rozan las manos . Bravo es su porte ; su rostro, claro y risueno. EJ conde Roldan no se resguurda y alancea en IOrno micntnlS el asta Ie dura . Despues de quince golpes, sc Ie parte y se Ie dest roza. Y en ar ~o la a Durandarre, su buena espada. desnuda. Espo lea su coree! '! va a henr II Chern ublo ; eor ta la pa rte del yelmo donde resplandecen dos c ar~lUncJo s ; Ie rompe el tu rbanr e y el cuero del m ineo, Ie raja la faz, eorre los ?!os. In ~o r a blanca de ap reradas maJlas. (El Can/ar de Roldan, 91. 104 [V crsJOn espanola de Benjamin Jarnes, Madrid, Alianza Ed it. , 1979) .)

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  • prohibiciones 10 de la guerra se endurecieron , y contra los q ue se levanta San Bernardo junto con los obispos, denunciando Is perversidad de estc juego salvaje, tan bru tal como la batalla e igualmen te mortal , alimen tador del orgullo y de tod as las codicias, y corru ptor de alm as II. Fiestas tambien de ostentacion en las que se gastaba sin medida para comer y beber , para engalanarse . En las cor tes, reuniones period icas que agrupan en torno al qu e lcs guia en eI cornbare a todos los jinetcs, a todos los caballeros de una region, los animadores del juego eran los jovencs, esos guerrero s recien salidos de la adolescencia y del aprendizaje, ansiosos de mostrar su valor, de sobrcpasar a los otros, todavia sin casar y sofiando can establecerse, dispuestos a partir en tropel a la aventura, siempr e al acecho de todos los bo tines. Para su d istraccion fuero n compuestas canciones en las que los heroes, ciertarnente, temen a Dios y sirvcn Iielrnente a su senor, pero en las qu e se ense fia tambien como apoderarse a manos llenas de los placeres que ocults el mundo visible. EI placer del arnor, pa r ejernplo. Hacia el afio 1100, cuando Bern ardo se hab ia convertida en uno de esos jovenes , la joven caballeria inventaba el amor cortesano , esto es, un arte , cl arte de seducir a la darna, a la mujer noble, a la espo sa del senor . Torre defendida, aparentemente inexpugnable, pero que todo nuevo caballero deseoso de conser var su ran go debia, dentro de un juego can reglas cod iflcadas, asediar , sitiar, y cuyas defensas tenia que forzar una tras otra , He aqui 10 que c1 trabajo del campesino alimen taba pr irner amen te: In fiest a mundana .

    Esta fiesta, a los ojos de la otr a eli te sefiorial, cI clero, er a puro despilfarro. La condenaban, como condenaban la violencia, la sangre imitilmente derramada . A partir del ana mil , la Iglesia dispensaba una ensefianza moral perfectarnente acorde can la teorla de los

    10 No tomare el buey, la vaca, el cerdo, el borrego. el cordero , Is cabra , el asno. In gavilla que porte , la yegua y su potro, No prcndere al campesino ni a la campcsina, a los criados 0 a los rnercaderes, no les cogere su dinero; no les aprerniare en el pago del tribute : no les arruinare arrebauindoles Jo que tienen bajo pretexto de que se trata de la guerra de su senor , y no les azotare para arrancarles su subsistencia. (Juramenta de paz de lor caballeros del Beauvaisir. 1023.)

    II Me guSta vcr sobre las praderas tiendas y pabellones alzados; creedme. me produce menos placer comer, beber, 0 dormi r que ofr gritar desde los reo fugios: "Vamos", cuando los caballos a la espera reHochan bajo los arboles . Que todos d amen: "Socorro , socorro" . Y que caigan pequefios y grandes en la hierba de las zanies ; que se vea en el laneo de los cadaveres fragmentos de lanzas con sus grfmpolas. Y sera agradable vivir, pues se arrebatara la fortuna a los usureros ; nunca mas una bestia tranquila en los caminos ; nun ca mas un mercader en paz sobre las rut8S de Francia.>, (Bertrand DE BORN, hacia 1190.)

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    ordenes, de la que se puede pensar que fue constru ida para servir de basamento a esta predicacion , y que presentaba como el peor de los defectos el orgullo, la desmesura de los que han recibido de Dios las arrnas, esto es, el poder, y que no 10 ejercen segiin sus leyes . I nsistente, la exhortacion 12 se despliega por todas pa rtes y llega induso hasta el interior de los divertimicntos caballerescos. Si sobrevenia un desastre, una ba talla perdida, un accidente de guerra a de torneo, los cler igas explicaban al punta su caus a : la justicia di vina habia castigado a los pecadores . Y mostraban buenos ejernplos de hombres que, segun se recordaba, habian vivido como guerreros 13, y que Dios, sin embargo -

  • cristiano 14. En la Jerusalen liberada, reunida alrededor del Santo Scpulcro, una sociedad perfecta, purificada, ensarnblados ar rnoniosamente los rres ordenes , serla, en espcra del cercano fin de los tiempos , como la prc figuraci6n de la unidad celeste . Du rante toda la vida de Bernardo de Claraval cste gran suefio sigue hcchizando '15' conciencia de Occidente , V las dificu ltades encontradas, la resist e nc i~ del Islam, la necesidad de abastece r de constantes refuerzos a los caballeros que se han estab lecido allenclc eI mar para guardar los Lugares Santos , hacen de la cruzada una emp ress perrnanente, y la gran preocupacion de rodos los dirigenres de la Iglesia. Tal preocupacion les invit e a exalter aiin mas la paz en el seno de la cristiandad, a reprirnir las discor dias intest inas que la agotan y que Ie impiden dirigir todos sus esfuerzos hacia Tierra Sant a y, en consccuenc ia, a moralizar mas rigurosamenre a los guerreros que no han part ido todavla y a los que regresa n. En vida de San Bernardo, todos los caballeros de Europa deciden, un dla u ot ro , hacerse cruzados; muchos esperan rnorir en eI transcurso de la percgrinacion, lirnpios de sus pccados, reconcil iados ; la rnayoria emp renderia camino hacia Palesrina, Esrezfuc el camino del descubrimiemo. Dcscubrirnienro de un universe rnenos Irusrrado , de castillos mejor construidos, de iglesias masvru tilantcs, de un crisrian ismo que no era solamente observancia de ritos, sino tarnb ien manera de vivir en la irnitacion de Jesus. Jes us sc percibia mejor en Galilea como un hombre que habia vivido ent re los hombres, y Dios , par consiguienre, no era ya solam enre el vengador feroz, inaccesible, que arroj aba el harnbrc y la mort andad sabre los pueblos aterrorizados . Del viaje, sin embargo, no volvicron sanros. Todos los cruzados habian cxtraviado su conducta al paso pa r villas suntuosas y acogedoras, par los zoeos lIenos de per fumes y de abalorios , al conracto can bellas mujeres, y los recucrdos deslumbrantes que narraban, avivaban entre aquellos hombres de presa eJ gusto po r los placeres terrestres. Pon crse en march a habia costado mllY cafO; hab ia sido prec iso vaeiar rodos los tesoros, Tomar prestado dinero de welas partes. AI retOrno, tOdos se habfan acostumbrado a gasrar mas. Y a gastarlo en placeres. La cruzada, en ulti ma instancia , volvia mas resplandeciente la fiesta profana.

    En ' este momento entraba en juego la segunda exhortaci6n: compensar , purgarse del mal pa r actos de renuncia. Lo mas seguro era

    14 "El papa Urbano lanza el lIamamient o l' se aplic6 a rcunir en tOrno a su pro yecto. a todo s los hijos de Ja Iglesia romana. de tOdo eJ mundo.. . Un inmenso ejcrciw. con ]a ayuda de Dios y no sin un gran derramamiento de su propia sangre, Iiberd dc la inmundk ia pagana . r:sta cilldad r:n donde nuestro salvado r qu iso sufrir pOl' nosorros y en donde nos deja su glorioso sepulcro en memoria de su pasion . adem:!s de varias otras... (Bula del papa Eugenio III para la Segumla Cruzada, 1145.)

    convertirse , abandonar completarnente el mundo . Multitud de bellas histori as que los clerigos propagaban en las cortes caballerescas inviraban a retirarse del mundo 15. Como aquella de San Alejo que . siendo [oven, habfa sabido apar tarse de la fies ta, de las riquezas, de ios placeres del amor. 0 la historic mas precisa, mas agradable, con mas gusto escuchada, de Guillermo de Orange. Un hombre hecho y derecho , un jefe de guerra que pese a las lagrirnas de sus amigos y siibditos, despues de estar largo tiernpo combatiendo como soldado de Cristo contra ]05 infieles, se habla llegado a Brioude a depositar sus arrnas en el santuario de San Julian, ca n todas las insignias de su ordcn, y habia regresado, los pies desnudos, como un pobre, para servir a Dios de manera mas admirable en un monasterio . Los que seguian tales ejemplos estaban mas 0 menos convcneidos de su aeci6n . Pero se necesitaba un valor que a la mayoria le fal taba . Felizrnente, se ofrecia otro modo mcnos heroico , aunque rarnbien eficaz, de ganar el perdon de Dios: deducir, de los gastos que la fiesta de la guerr a suponla, una cantidad para contribuir a la orname ntacion de la fiesta sagrada. Dar para glorif icar a D ios . Los senores mas poderosos, los prlncipes cuya autoridad se cxtendia . par toda una region, tend ian, logicamente , a este gcnero de sacri- . ficios, Se sentian los hercderos de los viejos reyes, cuya rnision mas erninente habia sido de intercesion entre este mundo y el otro. Su deber era, pues , acrecentar a su alrededor toda la sunruosidad de las litu rgias con el fin de atrae r el favor del cielo sobre los campos que dorninaban, sobre las bandas de guerre ros que adiest raban para el combatc. El esta blecimiento de la fcudalidad , la diseminacic n de los podc res de regalia, habfan determinado el cstallido de un gran taller de artc sacro, conccntrado antafio , en tiernpos carolingios, en Torno al trono real. Aqu i y allri se ernpeza ban obras que el gran senor de la comarca gratifiea ba con sus don es, cada vez mas genero50 S, pues se iba enriqueeiendo y escuchaba mas atentamente a los clerigos. Los edifieios religiosos creados a part ir de estas limosnas de los prfncipes, rivalizaron pronto con aquellos otros de los que los

    1.1 "Gracias a la miseri cordia de D ios l odopodero~o . y con 13 "probaci6n de su benevolente clemen cia. el. que no quierc: 1a muene del pecador. sino que se conviena y viva, vo Guillermo. vizconde de Marsella. vacente en mi lecho, por 1a enfermedad qu~ eI mismo Selior me ha enviado, he sido atendido po r los hermanos del monaster io del bienaventurado Victor ( .. . ) que . segt'1O 1a costumbr.e de los servido res de Dios, se han propll esto sugerirme que eS lICi:ado pa!" nJl cl momento de abandonar la milicia del mundo, y mili tar para Di~lS. i\slmlS mo yo, gracias jl Dios, racado po r sus exhortaciones, he sacr jficado ml c l1bc ller~, y scgun 1a regIa {Ie San Benito. he recibido eI habito momlsrico ... (Cartutl1rlO de la abadla de Sah Vlcror de Marsella, 1004 .)

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  • soberanos hab ian sido p romo tores en tie rnpos pasados 16. En el ultimo tercio del siglo XI, el gran constructor era uno de esos senores feudales, el duquc de Normandia, Guillermo el Con qu istador , que consrruy o mas y mejor de 10 qu e 10 habia heche el emperador Luis el Piadoso. Guillermo habfa pecado. Sabia que si no se purificaba, su sefiorlo , como 10 repetiran las novelas de caballeria, iria decayendo , minado poco a poco por el mal, y que sus siibditos serian castigados tanto en el cuerpo como en el alma. Construia, pues, para borrar sus falras: el abad de La Bataille redirnio las equivocaciones cornetidas durante la guerra de Ingla ter ra , los de s abades de Caen red imieron

    _ el incesro cometido al desposar una parienta demasiado cercana. En cuanto a los caballeros que segulan al jefc en cada provincia, es ta claro que se beneficiaban de sus buenas obras y parricipaban de las grac ias que ellas atraian, pudicndo contar , adernas, ca n las indulgencias de la cruzada. ( Pero era suficien te ? Los clerigos de su en torno les persuadian de 10 contrario, de que seguramen te scrian condenados , abrasados eternamente, quernados, y cast igados ahora ya, en este mundo, con todas las lepras y miser ias si no se desprendian de algo mas. Asi pu es , los caballeros rarnbien donaban ; pa r su sal vacion y, en los Iuneralcs, por los difuntos de su linaje. Se privaban, escogian gastar menos en sus diversiones. Lo gue sustraian de su placer ibn a parar a aquellos cuya funcion esp ecffica er a la oracion ".

    Las gentes de la Iglesia eran, asimismo , senores ; como los otros, exploraban a los campesinos y obt enian renras cad a vez mas abundan tcs. A ta les recur sas se afiadia, tr ansferida por la Iimosna, una buena parte de las ganancias de la sefio ria laica . Tanto que los cclesiasricos fueron a fin de cuentas los principales beneficiarios del desarro llo agricola. Su comportarnient o diferfa menos de 10 que se

    10 Alegrerne cuando me dijeron: "Vamos a la casa de Yave". Esruvieron nuc strns pies en IllS pllertas, ioh Jcrusalen! J crusalen cdificada como ciudad, bicn unida y compaCla; adonde suben las tribus, las tribus de 'lave segun la norma (dada) a Israel para cclebrar el nombre de 'lave. Alli se alzan los Ironos del juicio. los Ironos de la casa de David. jRogad por la paz de Jer usalen ! jVivan en paz los que Ie aman ! iReina la seguridad dentro de (US muros, la tranquilidad en IUs lorr es! (Salmo 121.)

    17 El rey (Roberto cI Piadoso) enriqueci6 este lugar (el monaslcrio de Saint J\i gnan de Orleans) de manera csplendorosa. 0 0n6 cuarro mameles de gran valor . un \'aso de plata y su capilla que leg6 despues de su mllcrte al Dios IOdopoderoso y al mllY santo confesor Aignan . La capilla consistfa en 10 que sigue : diez y ocho capas en buen eSlado, magnificas y muy bien adornadas; dos libro s de Evangelios cubiertos de oro, dos de plata, y otros dos mas peg ue iios, con un misal de aJlende el mar ricamente decorado de marfil y pla ta; docc filactcrios de oro; un altar maravilloso. adorn ado de oro y de plata, que conte n!a en su centro una piedra admirable lIamada 6nice; tres cruces de oro de las eua le~ la ma5 grande pesaba siete libras de oro puro ; cinco campanas.. . El rey dono lambien a San Aignan dos iglesias, las de Samilly y Ruan, con su aldea y todas sus dcpendencias.. . (HELGAUD, V ie du roi Rober/, 23.)

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    piensa del de los caballeros. Amaban el lujo, los adornos, los placeres mundanos, y gastaban en ella como 10 ha dan los laicos de su rang e . Sin embargo, la mayoria se ocupaba de ejercer 10 rnejor posible su ofic io ; inclu so si no soriaban mas que can su propia gloria, sabian bien que no aparecia en ninguna o tra parte mas des[umbrante que en las ceremonias en las qu e oficiaban de maes tros . Para que la fiesta religiosa fue se mas provechosa y sirviese a su prestigio, qu isieron hacerla mas esplendida 18. H e ahi como Occidente, tan pobre todavia, pudo , en la epoca feudal , edificar y ornarnentar rantas iglesias: Ia institucion sefiorial de una parte y la necesidad del acto de sacril icio de otra, destinaban los mejores fru tos del trabajo campesino a las ernpresas de celebraci6n . Correspondio a las gentes de la I glesia, a veces par mandata del principe, casi siempre por impulso propio, transrnutar los bienes earnales en bienes espirimale s, realizar esa adquisicion de gr acias divina s de la que las obras de arte sagrado parecian ser los instrumentos cap itales,

    En los decenios que siguieron a la decadencia del poder carolingio tal papel habia sido pri ncipalmcnt e des emperiado par los obispos I ~. La catedral, la iglesia de la ciudad constituian , en efecto , el sopor te principal del orden eclesiastico. En el rnornen to en que, en las provincias, los duqucs y los condes se arrogaban una de las virtudes de la realeza, Ia rnilitar , estos o tros pr incipes que en cada diocesis dirigian la I glesia heredaron la otra virtud , la sapientia, la sab idur ia. Es decir , la capacidad y el deber de promover una cul rura consrruida sobre el modelo de la cultura rornana, fundada, por consiguien te , sobre los libros y la lengua latina, esto es, sobre la escuela y sa bre el arte de ed ificar grandes monumentos de piedra, de esculp ir en la piedra formas entre las que sc daba preerninencia a la figuracion del cuerpo humano. Pues los reyes

    18 En sus cornienzos (976) cI arzobispo Adalberon de Reims se ded ic6 desde su Ilegada a edificar en su iglesia. Hizo derribar toda la arqueria cuyas eStruclUras sobrcalzadas obstrulan easi la cuaCla pan e de 1a basfliea a partir del umbral de la iglesia. Tod a la iglesia fue, pues, embellecida por la exte nsion de la nave y por la mayor dignidad de las cSlruclUras. Hiro tambien coloear eJ euerpo de San Calixto, papa y martir , sobre un lugar elevado a la ent rada de la iglesia para rendirle cl honor que sc Ie debe. Consagr6 en este lugar un altar. Anadio una capilla dispuesta muy comodamente para rezar a Dio~ . Adorno eI altar mayor con una cruz de oro y dispuso a un lado y a o tro re\'cslimientos resplandeciemes. Para honor de la iglesia, colg6 tambien coronas cuya eineeladura COSto muy cara. La i1umioo con ventanas que contenfan diversas image-nes y la hizo resonar con la ofrend a de campanas estruendosas. (RICHER, Histoires,III, 22.23.)

    19 Asi l:s como, bajo e1 consejo del obispo (Arnaud de Orleans), no sola~en te los edificios de la catedral sino tambieo las OIcaS iglesias que se deterloraban en eSla ciudad, las basili~as dcdicadas a la memoria de diversos . santo~ fue::on reedificadis, .mas bellas que las amiguas, y se cindie culto aDIOS alh meJor que en ninguna otta pan e. (Raoul GLABER, His/oires.)

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  • - ....:arlomagno. Luis el Piadoso, Carlos el Calvo-- cuyo oficioen adelanre, ejercieron los obis pos constructores, habian querido ser los sucesores de los Cesares. Habian concebido su reino como un Renacirniento de la Roma constan tiniana, es decir , del cr ist ianismo sabio y triunfal, asoci ado a las pompas del Estado, y cuyo Dios no ap arccla nunca, si no era investido del poder y de la gloria , de 13 plcnitud de los podercs qu e el soberano hu biese deseado el rnismo posccr. 1 arte episcopal, que eclipse 31 arte real del siglo x, sc encon tro , pues, pronramenre marcado por dos rasgos: este acento glori oso que hizo que se a lzaran todas las iglesias como rnonu mente s de un triunfo Y. par o tr a parte , rodo aquello que rev ivia de la estetica clasic a al terrn ino de un largo encadenarnien to de restauraciones fervientes . Dos siglos mas tarde , cuando nacio el arre de Cister, estos rasgos perrnanecian aun fuerternente impresos en dane sagrado . Sin embargo, el arte del Cister no era un arte episcopal. En cl umbral del siglo XlI , el arte mas irnportante era rnon.istico .

    La func i6n epi scopal irnp licaba, efectivamente , demasiada au toridad en 10 temporal y promena dernasiadas ganancias para q ue los obispados no hubieran sido rap idarnente codiciados po r la alta arisrocracia laica. Tan pronto como el rey se volvio irnpotcn te para delenderlos, la caredral y los derechos que posela cayeron en manos de los [efcs guerreros : en el sur de la C alia , todos los prelados, en cl afio mil, eran hermanos , tfos 0 sobri nos del conde 0 del vizconde que mandaba en III ciudad y que , por tal motivo, sacaba pa rtido de los bienes del obispado como si de los su yos propios se tratase , En cuan to al cabil do , a la comunidad que rcune al clero catedralicio , habia llegado a ser cn todas partes como un anexo de la caballe ria local, un lugar en d que los nobles colocaban a sus hijos menores , y su fonuna habia pasado igualmente a manos de algunos senores. Tal do,minio de los poderes del mundo habia reducido notablcrnente los medias destinados a In liturgia cuyo lugar debfa ser la cated ral. Babia dcslus trado cI brillo de las peacticas liturgicas que se manifestaban como de menor valor , y la piedad de los fiele s se incli no deci didamcnte, d urante cl siglo XI, har ia las iglesias que la ra pacidad de los grandes tra taba can mayor ind ulgencia : los monaslerios lQ. En Occiden te eI monaqu ismo era

    III M~dia nt t: la predicaci6n de los 3pOstoles. d cuello dt: todas las naciones fue someudo al yugo del Senor. de ahi el numcro infini to de creyemcs. Pero dcsJe cI In,tame en que los santos apastolcs de;aron eI munJo por III ~Ioria de l ml1rr irio. la S'lnra , Qmuniun c insti lucion apostolica comenz6 a emibiarsc 1'0-:0 a pow, 1 cspirilu de l l lgu n~

  • presidir y que deseaban a la vez devotas y esp lendidas. AI igual que el marques Bonifacio de Canossa en la abadla de Parposa, los prfncipes se aeostumbra ron a pasar tcmporadas entre los religiosos , a realizar con ellos los gest os de purificacion, Por tales gestos y a traves de su persona , las gen tes de su casa, sus seguidores de armas y e1 pais entero se beneficiaban. Escogieron tambien los monasterios para colocar alli a algunos de sus hijos 0 de los hijos de sus amigos . Pa ra los linajes aristocraticos era un medio de aliviar su casa de un aurnent o de progenie al tiempo que se beneficiaban de gracias par ticulares : integrados en los equipos de clerigos sin haber rota las solidaridades primeras que les Iigaban a las gentes de su sangre 21, los retofios de las familia s, nobles invocaban al cielo con especia l fervor en favor de sus parientes . Estos muchachos ingrcsaban muy jovcnes, apenas salidos del universo Iemenino que habia arropado su infancia , y era necesario educarles. Por esta razon, el monasterio continuo siendo una escuela que serv ia en princ ipio a la forrnacion de los novicios, pero que acogfa tambien a otros jovenes, y gracias a la cual los fu tur os guerreros tornaban algun contacto con la cultura de los letrados, Finalmenre, los principes escogieron los monasterie s como necropolis 21. Sus restos mortales eran conducidos alli, as! como los de sus allegados y vasallos, Todos los mor talcs de la vecindad sofiaban con reposar alii algun dia . Ningun lugar parecfa preferible para espcrar la resurre ccion de los muertos : una lluvia de bendiciones 10 inu ndaba.

    Para los senores principales, eJ monasterio represemaba, pues , como un enr aizarniento de poder . Sobre estes cimien tos reposaba su nombradia: una nueva lireratura de elogios a la gloria de los senores del poder feudal cob ra vida, junto a las tumbas de sus ancestros, a partir de los epitafios que los conservaban en la memoria. Sobre estos cirnienros reposaba principalmente e1 prest igio esencial que o torgaba a los principes su Iuncion liturgics y que hacia rolerar sus exacciones : de todas las devociones que convergian en la iglesia abacial , una parte se volvia inevitablemente hacia su

    11 En cuanto a las costumbres de los monjes, serfs dificil exprcsar Ja predilecci6n y el celo que (Adalbcr6n l exhibi6 para corregirlos y apanarlos de los comportamientos del mundo . No vel6 solamente para que se hiciesen netar por la dignidad de su yida religiosa, sino que se preocup6 de evi tar su mcnoscabo acrecenlando sus blencs temporalcs . (RJClIER, Histoircs, III , 25.)

    ?2 Guille rmo, conde de Angulcma, ofreci6 a Saint-e ybard, en compensaci6n por su sepul mrl!, dones varios y suntuosos tanto en propiedadcs como en hilos de oro y de plata, ademas de otras cosas. Ent re otros presentcs dono una cru7. procesional de oro decorada en pedrerias, que pesaba siNe libras . y dos candelabros de plata de fabricacion sarraeena que pesaban quince libras. (Ademar DE C H:\ HJ\NNES, Chrollique, III, 66.)

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    persona. Los servicios capitales que la instituci6n monasti ca rendia a los podere s de la tierra explican que las dinastias que todavia no posefan un monasterio en su patrimonio se hayan preocupado de implantarlo . Todos los grandes senores tuvieron este deseo, incluso los principes del clero, como .el arzobispo de Milan, Ariberto , que estableci6 en esa ciudad una abadia nueva par a abrigar su propia sepultura. EI umbral del siglo xr es a la vez una gran epoca para las fundaciones monasticas y la etapa decisiva en la inst auraci6n de las estrucruras que llarnamos feuda les. Y fueron tarnbien abadias 10 que dicidio fundar Guillermo de Normandia para sus grandes demostraciones de penitencia. La urilidad de los monasteries explica ademas que todos los senores laicos que no eran del todo indiferentes a sus deberes hayan puesto tanto cuidado en su abadia: su esplendor, las vent ajas que eJ poder podia obtener de ella , dependian de la calidad de las plegarias que allf se cantaban . Su primer cuidado fue provcerla bien de reliquias. Acumulaban alli restos del euerpo de los santos en los que se creia contenida, al alcance de la mano , y como una prenda permanente y tangi ble de salud , de curaci6n y de fert ilidad, una parcela de 10 sagrado , esos huesos que los cronistas del ana mil vieron salir de la tierra en rnul titud Z3, como si Dios, pasado e1 milenario de la Pasion , reconciliado con su pueblo , hubiera manifestado su nue va benevolencia reve1ando estos objetos milagrosos largo tiernpo escondidos . Se traian tarnbien muchos de Oriente: la cruzada fue como una vasta cosecha de estos ralisrnanes benefices . Las reliquias centuplicaban el vigor de las virtudes de la oracion monastics. Si se han tenido atenciones para con sus rumbas, si se ha acudido a elias periodicamente , como se acudia periodicarnenre a las fiestas solernnes que ofrecian los principes, los santos mismos de los que eran vest igios terrestres presentaban la orac ion ante el trono del Eterno. Se organizaron peregrinaciones que convergian hacia las reliquias ~4. Cuanto mas deslurnbrantes fueran los milagros que se produdan cerca de ellas, cuanto

    2.J Ocurrio despues, es decir el octavo afio despues del milenario de la encarnacion del Salvador, que diversos indicios perrnitieron descubrir nurnerosss tcliquias de santos en los lugares en que habian estado largo ticmpo escondidas. Como si hubieran csperado largo tiempo el momento de alguna gloriosa resurteeci6n, a una seiial de Dios fueron presentadas a la contcmplaci6n de 10 5 {ides Y vert ieron cn su espfritu una poderosa confortacion.,. (Raoul GLABER, Histoir~s. III, 5.) d 2l EI ilustre rey toma sobre sus espaldas los restos mortales del santo,. ayu~d~ por un pueblo Ileno de jubilo y alegria. Se los transpo rt a en medlo de can.ttcos al nuevo templo que este mismo glorioso Roberto habia hecho cons tnm, ceIcbrando al Sefior y a San Aignan al son del tambor y de 105 cant?S de las violas y del Organa. Se depositan en el lugar santo para honor: Idona Y alabanza de ]esucristo nuestro Senor y de su servidor Aignan, favorecldo can Una gloria part icular.,. (HELGAUD, V ie du roi Robert, 22.)

    tJN!'1E!?S ti9,"D DE !.C! :'~ MIDES lUO TECJ\ GN~RA L

  • rnavor fucra su mirnero y cuanto mas habilrnente Iuese pregonado el ~elato de tales maravillas , tanto mas Irecuenradas eran . Las muchedumbres afluian entonces generosas , Ricos y pobres llegaban COD las rnano s Benas prct endiendo con su don forzar al santo a ayudarlcs , y los monjcs, en aquel tiernpo , se fati gaban en recoger y orde nar rantas of rendas. La atencion de los protec tores de las abadias se dirigia hacia o tro punta: vigila ban la regu laridad de la vida monacal . Pa ra agradar a Dios, los ruegos dc bian venir de buenos monies , de aq uellos que observaban ticlrncntc su compromiso de estabilidad , obcdicncia, conrincncia y humildad. EI principe cuid a de su virtud. Protege la comunidad con tra todo 10 ex te rior que pudicra perturbarla, hacienda respe tar sa b re todo las esripulaciones de la car ta de Iundacion que prohibe roda ingerencia ex terior . Y si , a pesar de cstas prccauciones, ocu rri a que la conversatio de los rcligiosos - Ia rnanera de desernpefia r su oficio- se de te rioraba, el principe sc esforzaba por res rablecer eI orden. Tan ta solicit ud hizo que Ia insti tucion mon ast ica escapara mejor que el episcopad o a la ce rro

    , si6n del siglo . As! pucs , a traves de los monjes la sociedad feud al establecio sus lazos mas es trechos con 10 sagrado . Y , por consi

    . guiente, la mas abundante de las riadas de ofrendas que consagraban

    . al Amo del universo una parte de las riquezas ter restres convergio durant e tod o cI siglo XI hacia los monasterios.

    O frendas del humilde pueblo misera ble 2}-26 que llegaba llevando sus panes, sus pas te les de cera y las pobres joyas que ya no enrerra ban en las rumbas can el cuerpo de los parientes difuntos, pues las colgaban cerca de las rc liqu ias para que los rnuertos estuv iesen en paz. O frend as - las mas numerosas- de caballeros ; Iimosnas en tierras, en derechos de mando y explotacion de hombres , briz nas de sefiorlos que poco a poco se aglomcraban , sc organizaban en conjulltos patrimoniales que se extendian siempre a costa de la fortuna laica . Ofrend as tambien de c1erigos , de canonigos, de obispos, tada Sll vida en aspero conlicto con los monjes a proposito de imp llestos, de siervos fugitivos , del patronazgo de las iglesias parroquiales que proporcionaba grandes be neficios , a proposito de sepulturas que se di spu taban , de relica rios en competencia, pero que ,

    25 En la Cuaresma, durante las ,jgilias de la noche , una gran multitud cnrtab

  • de San Beni to prescribia formalmente la pobreza, la caridad , el trabajo manual,
  • Bernardo entra en el Cister- la par te dedicada a los pob res era aiin menor, y el servicio social cstaba mas ritualizado .

    Cluny distingue dos oficios: 1a hosteleria (suntuosa , en donde son acogidos los visitan tes que Began a caballo, es decir, los senores) y la limosnerla. Esta recoge el pan y e1 vino del que se privan los monjes voluntariamente en los dias de ayuno y reparte esta provision ent re las diversas clases de socorr idos: en primer lugar , los peregrini, los peatones de paso, que son alojados apar re y no tienen derecho mas que a pan negro; algunos servidores con tra. rados seis veces al ana para alfombrar con flares el suelo del claus tro y de la iglesia; los mendigos y, finalmente, un cier to mirnero de Iiguranres, ya que en la represen racion ritual cuyo teatro es el mona sterio un pcrsonaje riene necesariamente sitio: el pobre. E1 pobre al que cada uno de los rnonjes lava los pies y las rnanos el ]ueves Santo , Los pobrcs --eStos can eJ porvenir asegurado- que forman en cada rnonasterio un equipo reg1amentario de diez y ocho pensionados, Gen a que en algunas fechas se distribuian rebanadas de tocino a rode el que se llegase. Cierto que los buenos abades -y en csos case s sus biagrafos celebran por todo 10 alto su sant idad- decidian en tiernpos de gran penuria abri r mas generosamente los graneros 3(1 , Mas la caridad monastics no difiere de la de los prlncipes, de la del rey de l afio mil , Roberto e1 Piadoso, que arrastraba consigo un rnimero determinado de pobres, y cuando uno de el los moria se apresura ba a reemp1azar lo para que no se rompiese la ordenanza ritual " , De la del conde de Flandes, Carlos el Bueno, contemporaneo de San Bernardo: cuando fue asesinado en una iglesia de Brujas dirigfa la liturgia como un rey, cantaba la oracion, las rnanos ablercas, mient ras los pobres desfi1aban para tornar cada cual una moneda, que en ade lante sera eI signa de los nuevos tiempos; mult itud de pobres vinieron a gcrnir agolpados en torno a su cadaver , a 1a espera de una ultima buen a acci6n: la comida ritu almeme comparcida con el difumo eI dfa de sus funerales. En cl papel que desempenan eJ monje y el seiior hay lugar , pues, para la caridad . Pero una caridad accesoria, rigurosamente circunscri ta por los usos, y que cuesta muy poco. En ciempos de Ja conversion de San Bernardo, Jos mejores

    30 Queremos tambi

  • petando las prohibicion es alimentarias, de jando a sus po bres , con gestos de princi pe ", los abundantes resto s de su pitanza ; do rmir con sus herrnanos en una sala tan espaciosa y mejor construida que aquella donde dormian, tarnbien juntos, el monarca y sus cornpaficros. Le parccia mas natural, mas necesario incluso, canrar en un espacio mejo r decorado que el palacio de los mas altos sobcranos de la tierra. ( Lo impo rt an te no era conservarse pobre de co razon , sornetcrse en todo a Ia voluntad divina - al ejcrnplo de Job del que G regorio el Grande habia extraido su moral-, aceptar Ia sue r te que ella nos depara, soporrar hurnildernenre la opulencia como serla soportada la adversidad?

    Los monjes e ran tod os , 0 cas i todos, hijos de caballeros . ( No se habian hecho pobres abandonando su casco y su espada, saliendo de su caparazon protector, del foco de soberbia q ue consti tu ia su fam ilia, renunciando, nueva s G uille rmos de O range, a la noblezu del mundo? Como Cristo se habla hecho pobre rcbajandose a encarnarse, ellos, apa ruindosc del mundo, habian dado su hercncia a los pob res, es decir , a esos vcrdaderos pobres que eran los monies de su converito . Mediante su prop io despojamjen to la comunidad se

    . habia enriquecido, Ma s, ( que irnportancia tenia, si era instiruci on de humildad ?

    La humildad , no obst ant e , no llega ba basta eJ ex treme de accp tar el tra bajo manual. En este punro triunfaban aiin los modelo s ideo

    log icos 4ue designaban como eq uivalcntes la nobleza y la ociosidad , la servidumbre y el trabajo . Sin cmbargo , e1 tra bajo manual era formalmente implies to por la Regia de San Ben ito en el capitu lo XL VITT: L a ociosidad es enemiga del alma. Tambien los hermanos debcn ocuparse en ho ras fijas en trab:\jos manu ales y en lu lectura de la Escritura . . . Noso tro s creemos necesario adaptar estas d isposiciones segtin las cstaciones. Dc Pascllas a las Calendas de octubre . los hermanos sald ran del monast erio po r la manana; trabajaran mllnualmen te cn todo aquello que sea necesario , de la primera hora a III cuana aproximadamente. De la cuart a a la sexta sc consagranin a la lectura . Dc spues de la scxta , al levantar se de la mesa, sc tenderlin sobre el lecha en un silencio complcto. Si alguno quiere leer que lea para el , sin tu rbar el reposo de los or ros . Se d id n las

    JJ '< Una ve7. reunido el bod n, los gucrreros de Cristo obtuvi eron una enarme canridad de plata. No alvidaron el voto que habian hecha a Dios. La costumbre de los Sarraccnos. mantlo van al combatc, es adomarse de multitud de placas de plata y oro. La piadosa generosidad de los nuestros pucde ser. gracias a eso, mas grande. Enviaron cuanlO antes esrc botin al monasrerio de Cluny como hab ian prometido. El venerable abad del lugar, OdillSn. mand6 hacer el magnifico capon cncima del altar de San Pedro. 1.0 que sobnS, orden6, can celebre generosidad, disrribuirla , como convenia. :l los pobres, hasta el ultimo denario ... (Raoul G LAll ER, HlS/oirt'S , IV , 7.)

    36

    nonas mas pronto, med iada la octava hora, y los ~erman os t raba.. r-'n hasta las vispcras en todo 10 qu e sea necesano. Estas presla a . d I . .ipciones estaban en vigor en to as as monasrcn os a comienzos cr I . . I . . I h bl del siglo XII . Pero se ~s Int er~ reta segun. e esprn ~u que a~ a 1:1 efec tivamente dictado. San Benito desconfi aba del uernpo OCIOSO en el que cl pensnmiento. se ex.t; avla . Vela e1 r rab,a ~o como ocu~~cion , como remedio, como liberacion de las Iucrzas Iis icas y reduccion de Ius po tcncias sanguineas ~ue . lIevan a divagar por los jar~ i nes de seduccion en los que Satan tiende su em boscada . Ah ara bien, ( no podlan ocuparse sin mancharse las manes en tareas qu e , segiin la rcorfu de los t res ordencs. eran indignas de Sll condicion ? En Clu ny , los monies se libraban de la obligacion realizando trabajos lige ros , por rurno y ritualrncnte, en la cocina . Conf iaban la explotacion de sus dominios, las tierras cuya po sesion asegu raba la csrabilidad de la comunidad y conjuraba esc o tro pcligro contra eI qu e los refe rrnudores habian luchado tan esforzadarnente, la divagacion po r los caminos, eI dcseo tambien pe ligroso de evadirse un me men to , de respirar un aire mas libre, a ho mbres cuya Iuncion era penar entre la gleba. Pues la Iariga corporal necesari a para la paz de los sentides. no habia por 4UC buscarla fuera de est a dura tarea : e l opus Dei. el oficio linirgico .

    Este oficio era un coro . Siete veces al d ia , desde las primeras luces del alba hasta la caida de las rinieb las, \' una vez en rnedio de la neche, la comunidad se reunia en el oratorio par a lIna oracio n que no era ni individual ni secreta, sino proferida a plena voz, po r una misma voz, por todo el grupo qu e asi se fundra en to tal un idad . En d intervalo cad a cual era libre de retirarse , de llegarse ant e el altar y busc ar co silencio un cont actD mas in tim o con 10 divino . Pero eI trabajo propio del monje, este esfuerzo de todo el cuerpo que requiere el aero de cantar , se desarrollaba en equipo. Las palabras pronunciadas al unisono, como las de los Salmos de D avid , se

    ~scribialJ efectivamente sobre una linea melod ica que record a los slere ton os de la musk a . Este sopon e musical servia para acord ar las armonias cosmicas, es decir, la razon de Dios, a las palabras de los hombres y confundirla s ca n las palabras de los angeles , cu)'o coro lIenaba 1u ciudad celeste . A traves de esta concordancia se rcalizaba plenamente la union , inmaterial, entre ia t ierra v el cielo , que el monasterio tenia la funcion de establecer. Asim ismo , pa r~ a1canzar mas petfl=cciQn; Ins mejores abadias habian ala rgado en eI

    t ran~eu rso del ~glo XI ~el tiempo de Ia salmodia. La RegIa de San Benito Ie asign~ba alrededor de tres horas y med ia cada d ia, un a pane rclativamente reducida , mas corta que 1a pa n e dedicada a la lectura y al trabajo . Cluny la hizo des mesurada, qu intuplico eI numero de salmos recitados cada dia. De suerte que e1 can to I1eg6 d ser tarea extenuanre, que justificaba la atenuacion de las abstinen

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  • cias . A fin de que nada dcsviase al mon je de su oficio , parecio razonable a los dirigentes de la congregacion tener menos presen te el cucrpo , proporciomindole 10 neccsar io, alimenra ndolo bien, pro tegicndolo del frio, dandole opor tu nidad de rehacer plenamente ~u s fuerzas durant e el suefio, y ahor rando le las fa tigas suplernen tar ias c las tareas manuales. Cuando, en cier ta ocasion, Pedro Damian ,

    el asceta Italiano . sc asombraba, a su paso por Clu ny, de vcr pr eseruar en cl relectorio tHI can tidad de vino v comida, el abad H ugo le aconscjo esper ar , antes de cxhorrar a mas rudas privaciones, a med ir por si misrno, asocia ndose a los ejercicios del coro, el esfuerzo Hsico que estes rcqueria n.

    Es precise recordar, finalrnen te, que esta labor se realizaba en I pro vecho de todos . La sociedad , cuya imagen era proporcionada por . la d isposicion equilibrada de los tres ordenes, crei a en la recip rocidad , en el intercarnbio de servicios , en esa sue rte de transfercncias po r las cuales los bienes invisib les ganados por semejan te gesto ritual pod lan ser converridos en beneficios pa.ra el projirno. De la oracion de los monies se bcncficiaban en primer lugar los difu ntos. Las principales ai'iadiduras que, en los usos de Cluny, habian alargado la duracion del oficio bas ta hacerle ocupa r casi todo el riernpo , cran de int encion funerari a. Para ayudar a los rnuertos y para sustraerlos al poder del diablo . Pero el coro de los monies pre tendi a tarnbien apar tar a los vivos- de este mismo pode r, por medio de una lucha perrnanen te y encarnizada. Los cant os corales, viriles,

    vio lenros, br u tales -int en temos olvidar las inflexiones melifluas que han llcgado en nuestro tiempo a desna turalizar la melodia gregoriana- eran lanzados como un canto de guerra. Los monjes que se cretan pobres, sc creian tarnb ien guerreros, como su pad re y sus hermanos, y mejor que estos : los caballeros de Dios. Se sentian enrolados ya en las milicias celes tes . Formaban el est rave , todavia atr apado ent re las gangas de la carne , pero situado justamente

    cn el reme rnismo del combate contra el mal cuyo dominio es la carne , en la linea de choque de la luz y la sombm , Jo. blanco y 10 negro , en las front eras do nde se int ercambian los golpes. No sin raz6n se ha querido ver en 1a salmod ia c1un iacense la subl imaci6n de las vehemencias caballer escas , y como e1 desvlo simboli co de las agres ividades de las que Jos mon jes, salidos de la ar istocracia militar, er an porr adorcs. Desde sus odgencs , c1 monagu ismo bene .

    dictino tenia un cariz combativo, habla tornado preseado del ejercito rom ano su vocabuillr io , sus ri tos de profesi6n , hab ia concebido el dormitor io monastico como un dormitorio de tropa , el d austro como una sala de gua rd ia. Y coda su moral se resumia en este con fliew arma da ent re las virt udes y los vicios , a los que se podia , ver representado s, luchando cuerpo a cuerpo , sabre los capiteles , dc las abadlas. Como los labradores q ue se debaten can los abrojos,

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    como los caballeros q~e 1~lChan contra los paganos, los monjes tenian conciencia de c?mbatlr SIO descanso , coda con codo, en una. guerra diHcil. Su objctlvo era hacer caer canrando las murallas de ]enc6 que separan todavia a la hurnanidad de las alegrias futuras, forzar 1a entrada en [a Tierra prometida , triunfar de una vez por todas sobre las corrupciones del mundo creado, acelerar la victoria gracias al lldvenimiento del fin de los riernpos . La accion monastics cobraba su sentido desde una perspectiva escatol6gica. Un recuerdo y una expectativa la animaban . EI recuerdo de un Paraiso perdido, la expcctativa de un Paraiso recuperado . He aqu i pot que los monjes debian ser los acrores de un especniculo ininterrumpido que, ne- gando las rristezas presentes , representaba, como una llarnada hechizante , la gloria de un pasado y de un futuro . A los gestos salvadares llevados a cabo por estos pobres convenia, par consiguierue , un decorado glorioso . Era logico que las ofrendas que les llegaban sirviesen , en p rimer lugar, para preparar su cuerpo para cl com bate . era el sobrante de las riquezas de iniquidad - que, segiin eI pre

    cepto evangelico incan sablernente recordado en Las cartas de donacion , cada cristiano de bla usar para hacer amigos en eL cielo, era necesario transforrnarlo en ornatos. Estos se colocaban alrededor del texto sagrado, en tomo al altar, las reliquias, los ritos de la oracion, rodeando una fiesta deslurnbrante. EI monasterio se convirtio en eI Lugar privilegiado de estos actos necesar ios: forjar la ' obra de arte, cons tr uir, adorn ar.

    Todas Ins conquistas de la rnetalurgia , en un principio susci ta- , das par las nccesidades militares , pcro que venian aplicandose durante el siglo Xl a las obras de paz. habian mejorado el arte de Ia cdificacion. Sobre todo en 10 que respect a a las ~a meras : utile s menos tOscos permitieron tallar mas regu larmeme 1a piedra, y por tanto construir el muro --elemento capi tal de Ia estetica que denominamos romanica- con aparejos pronto tan perfectos como los de las ruinas romanas . .tn los primeros tiempos de las bus queda5 arquitectonicas , los maestros de obras se esforzaban todavia par ocultar las imperfecciones con revestimientos que tomaban pres tados: Para ello se abastecfan de 10 que quedaba de los monumentos

    antl~~os , se aduei'iaban de columnas paganas para someterlas al s~rv lclo de Dios. Odilon de Cluny, que reedific6 a com ienzos del slglo XI la basi lica de su monasterio las hizo traer de mllV lejos , superando, no St: sabe como, dificllirades de transpo rte apa rentemente insa lvables . Pero en Ia generaci6n siguiente, los cameros, que comenzaban a marcar su bella obra con su firma , p roporcionaban

    u~ material de consuucci6n capaz de minuciosos ajusres. En Is cn pta de Montmajous, la mamposteda de la b6veda helicoidal se

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    I

  • ofrece con la ni tidez, la pr ecision y la nobleza que se ve en los rnonumentos antiguos, ahara ran ccrcanos , rnonurneru os de un pasado maravilloso que despucs de ocho siglos de evangelizaclon va no inspiraban remer , que no parecian ya estar habitados par los demonios del paganismo y q ue se pod ian tornar como mode los de un renacimienros deseado mas ard ien te rnen te que nu nca, Proximo ya el sig lo xu , y a causa de las obras perrnanentes de las grandes ig lesias abucialcs, las rccnicas de construccion habian vuelto de

    , nuevo a la edad de oro . En el cur so de estos perfeccJonamien tos, la cons truccion monas

    rica se habia desarrollado en pro fundidad , hacia la tierra , para atbergar rum bas . EI cr is tianismo habia extirpado poco a poco las costumbres ri tuales que obligaban a enrerrar al lado de los d ifuntos arrnas, joyas y rodo tipo de provisiones para una nu eva existencia. Pero no habla Iogrado acabar con las creen cias en la supervivencia de los rnuertos, con la ide a de que las alrnas en pen a redamaban la ayuda de los vivos . Los di rigenres de Cluny 10 habian comprendid o . En un riempo en cl que Ia evoluci6n de las es rru cturas de pareritesco esrrech aba dcn rro de la ar istocracia los lazes entre los miern bros de un linaje y sus anc es tros, decidiero n abrir generosament e las Eiliales de la congregaci6n a [as sepul turas laicas; instituyeron, el dia sigu icnre de la celebracion de Todos los San tos, una fiesta especial po r rodos los d ifuntos , qu e fueron asociadas asi a las Ii turgias monasti cas por roda una red de actos rituales , de formu las proferidas, de alimen tos sirnbolicamente compar tidos . En vida de San Bern ardo .. el abad de Cluny publicaba hisro rias de ap arecidos para probar la d icacia de esras pd etieas, 10 que lJeva a pensar, noremosJo bien , q ue comenzaba a cstar puest (l en duda 34. Edificadas en cl centro de una necropolis, al servicio de los muertos mas que de los vivos, rep resenra eion de un P urga to ria cuya imagen se hacia asf m,is tangible, las iglesias abaciales del siglo XII se erigian sobre

    l ~n grueso hasamenro de rumbas . En algunas de elias yacian santos . EI mlb famosa, qu e reposaba bajo eI altar mayor , ten fa de recho a cercmoniHs particu lare s ; mult itudes cargadas de pr esenres que imploraban curacion y alivia , deseab an we ar su sarc6fago, y los en . fer mos suplieaban a veces para poder pasar 1a noche en su sa[ubre campania. Todo esro habia obligado a hace r bajo tierra un edificio infer ior dispuesto para semejantes celebraciones y recorridos . La

    J.I D~ repente la iglcsia entera se !leno de hombres vl:S tidos de blanco y engalanados con estrellas purpuras, y su grave comportamien to manifestaba a quien 10, vda su caJid'ld . A la cabcza de eUos, con la cruz en la mano, mar. chab,t un hombre que ,e deda obispo de numerosos puehlos , y sseguraba que debfsn ct:lehrar en ese dla y en aquel lugar la S,lnta miss... Nosotros, dedan, hemo!' sido ;e jJarados por la espada de Is humana em'oltura corporal, en Is gl:erra cont rs los Sarracenos... (Raoul GLABER, H iItoires, 11, 9.)

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    . cripea enr aizaba el sanr uari? en la tierra materna , como las dinasrias arraigaban en la nombradia de los antepasados . Lugar de oscuros encuentros entre la vida y la rnuer tc, amparaba las divagaciones sectetas entre las tinieblas atravesadas de fulgores donde se fijaban los dcseos religiosos mas secretos , mas cargados de ansiedad . La Iglesia apare~ia ca ~ i como un ane xo de estos espacios cto nicos, como la emergenc!a hacia un poco de luz. Pero se apoya ba con todo su peso sobre [a cob crtur a de la cr ipta qu e vino a ser asi eI campo de las primeras experiencias de abovedamieruo, es dccir , el gerrnen de la arquitcctura romanica.

    Duran te todo el siglo x i el esfuerzo de los cons tructores se ' cent ro en transferir la boveda de las criptas al mundo de los vivos , ' en adaptarl a al oratorio donde los monjcs rezaban po r los rnucrtos , , Este esfucrzo ten ia como fin cnlazar rnejor los dos universes . EI , monaste rio ten ia como funcion pri ncipal eI fusionarlos, y cI edificio en sf debia d ar test imonio de e lla . Sin embargo , sustituir la construcci6n en madera por d tr abajo en pied ra respond ia adcma s a rres exige ncias , E n pr imer lugar, funcion almcn te , la boveda se pre- .. scntaba como una caja de rcso nancia conf iriendo mas magnificcncia al canto linirgico y con tribuyendo, gracias a las con fluencias acusticas, a fundir mas Inrimarncnt e las voces ind ividuales en la unidad del can to coral. Simbolicamente , el cmpleo de un solo material con- l curria a rep resenr ar me jor un at r ibuto csencial de los dos cuer pos . cuya imagen [a Iglesia pretendla rcpresen rar : el cucrpo de D ios . - uno en 10 triple- y el cuerpo de la I glesia , qu e reu nia , sin dcjar subsistir ent re el los inters ricio alguno, a todos los fid es de C risto . Finalmenre , las Iineas cu rvas inrroducidas por los p rocedimicnt os , de abovedamien ro en las arquerfas, las bovcda s de arista , las de canon y [as cupu las, afiadfan un signa al signa ex presado pOl' las I cstructura s rec tilineas del mu ro . Estos circulos 0 estas porciones de circulos hab[aban de 10 intemporal , de Ja ererni dad 3S, de este mu ndo celeste hacia eI que sub ia de sde los antros profundos de la tierra , la ofrenda de los hombres . Las bovedas tcnd fan a en cerr ar todo , el espacio ecles ias rico , como ya 10 estaba eI de [a cri pt a , en un ajuste de conchas-matriz, pro tecroras y fecundas, pero, al mismo tiempo, las part es altas desposaban los. rilmos sin ruptura del f irmamento , del infinito sideral. D e esta manera, los volumenes en donde se desenyolvfa la funcian liturgica, oh ecfan mas claramen te cl aspecto de un lugar de paso , intermediario entre las sombras de )0 carnal y las claridades de la salvaci6n . En Cluny, la obra de las grandes audacias , los arqu itecros habfan qllerido reforzar est a exp resion eleYanda )0 mas posible los pilares y los muros , y eI arco mitral que

    .13 ( ... ), abierta la iglcsia de esc modo desde la base hasca 1.1 cim2. sc \'l'hl mas bien el delo que la tierra ( . . .J. (HI::LGAUD, Vi" du roi Rob

  • adoptaron para ascgurar mejor el equilib ria de las rnasas prcs entaba adermis la ventaja de hacer mas evidente la tens ion ascensional .

    Esro s lugnres de asuncion de 10 temporal a 10 cspir itual, de 10 visible a 10 invisible, no eran solarnente el recep tacula del can to linirgico, rcpctido ocho veces por dfa . La com unidad orante, siem pre 31 unlsono , sc desplazaba a traves de elias ritualrnente , en procesiones, espccie de danzas rnuy len tas que traduclan cl vie jo mito hisroriado de la libcracion : rnarcha de los Hebreo s a craves de l mar

    . Rojo y del desierto ; marcha de Jesus rnucr to hacia su rcsurrcccion; marcha de rodos los hombres en tre los obstaculos de In vida , entre las pruebas purificadoras de la supervivencia. Los monjes , rcpr esenraban periodicamentc esta marcha a traves de la iglesia, como si SlI rnimica ferviente tuviera el poder de acclerar el avance del pue blo de Dios bacia lu [uz, de favorecer esra liberacion del peligro

    , carn al de la que ella era represen tacion . Las exigencias de ta l rito : habian de tcrmlnado, desde bacia mucho tiernpo, la eleccion de una .

    plan ra basilica!' d alargamiento de la nave, su orien tacion hacia Levanrc -- d punta del cielo don de se ve cada manana d isiparse las rinieblas->- y cI afiadido de pasillos paralelos. O tras ncccsidades requeria n cornplicar csta o rdenacion , Cierrarncnte , la iglesia monasrica era un oratorio priva do , para lIS0 de una gran familia aislada del mundo. Pero las diversas funciones que rcalizaba el rnonasrerio ,

    , su inscrcion en I II sociedad globa l que pretcndia fcrmentar como cl fermenro a Ia rnasa, obligaban a levan tar la cerca de es te lugar . Cuando menos en de terminadas circunstancias : para recib jr al padre , aJ principe fun dador y a su cort ejo , al soberano; pa ra permitir a los pe regrines acercarse a los re licarios en las solemnidades. 1\ vcces estos reLicarios sc sacaban del samuario , se colocaban en med io de la nawrale%a para exorciza rla, se exponian en pleno campo, en e1 centro de las asamblcas do nde tod a Ia caballcr ia de una region se reunia ant e cl pueblo para jurar la paz unanime. T ales exposiciones dura ban muy poco tiem po, y los penitemes que ven ian de muy lejos a hom ar la tumba de los san tos taumatu rgos esperaban pene trar hHsta los recovecos misteriosos don de esos tesoras, las reliquias, es taban guardados . Era necesario canalizar lu riada de estos visitantt:S , desviarlos hacia los lugares en donde su presencia no entorpeciese el desarrollo de las le tan las , permiticndoles al mismo tiempo ver, y con la mirada , panicipar tal vez un poco de las liturgias . Para ella fucran edificadas tribunas , galerias envolvenres . El espa cio de . la iglesia se suhdividi6 sin perder su coherenc ia, porque la propia

    ' circulaciun daba unidad a los diferentes pasillos, a los diferenres . pisos, enlazando 10 mas profano can 10 mas sagrado , en esa diversidad ordenada , jerarquizada, coherentc , qu e como er a sabido, existia en la casa del Pad re, la cual agfllpa tambicn varias moradas .

    La iglesia abacial pret endia, efecti vamente, mostrar la imagen

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    de la j erusalen celeste. Pa r eso tenia desde afuera el aspecto 'de ciudad fortificada . Ciudadela del bien, erizada de torres, sitiada por las fue rzas del mal pero desafiand olas , inexpugnable . Altiva, inaccesible a todo 10 que se arrastra por el suelo . Disparada hacia 10 alto mas decididarnente incluso que los torreones cada vez mas escarpados que los senor es de la guerra construian. ( No era acaso la guarida de donde brot aban incesantes las milicias de Dios en enja rnbres batalla dores para derro tar a1 perverse, para hacerle hu ir? Del lado de Occident e donde se situa ban los accesos al espacio sacrali"ado, el bloque arquitecronico se fortifi caba mas para defenderlos contra toda int rusion de indignidad. Es tos accesos irnpo nlan una . parada propicia a las pu rificaciones necesarias, Por medio de todas sus estructuras, realzaban rarnbien la idea de paso, de todos los . grados que es prec iso franquea r para eleva rse de Ia carne al espiritu . En pr imer lugar, la e tapa de la muert e : aqui, los cor tejos funerar ios marcaban el paso para la realizacion de ritos capitales , E I porche y rodo su entorno significaban rambien - y conjum amente, pues el , lengua]e sirnbolico es el lengua je de la simultaneidad- Ia rnuertc de Cris co; significaban pa r analogla el baurismo , la resurreccion, cn fin , la dec isiva transicion que se realizara el ult imo d ia !-6. Ma s solernne que cl po rt ico triunfal de los palacios imperiales , levantabs un umbral en tre la vulgaridad y la majesruos idad . Arravesarlo , era . desernbocar en 10 intem poral de un paraiso imagin ario, donde rodas los ruidos , los rnurrnullos con fuses del mundo sc encontraban devucltos al orden de las arrnonias gregorianas , donde resp land ecia con toda su magia la simbolica de las glorias del mas alia.

    Dios ha hablado para revelar a los hombres la configuracion de la morada de los bienavent urados. Por boca de Ju an , en el Apoca

    Iipsis: Y vi la ciudad sant a, la nueva J erusalen , que descend ia del cielo del lado de Dios ataviada como una esposa que se eng alana para su esposo . . . Me llevQ en espirit u a un mome grande y alt o, y me mostro 1a ciudad santa , jerusalen , que descend ia del cielo, de parte de Dios, que tenfa la gloria de D ios. Su brillo era semejanr e

    36 Este Jesus que ha sido arrebataqo de ent~ vosotros al cielo, vend ni como Ie habeis vista ir al cielo. (Hechos de los ap6sfoles, 1. 2.)

    "Vendra. dicen, de este modo. , Se trata , pues, de esta procesi6n tan singular como universal en 13 que. precedido por los angeles , seguido de todos los hombres el descendera para juzgar a vivos y muertos? Si, vendd de cstc modo. Y sed como ha ascendido y no como ha descend ido. Humilde vint' par,l salvar las almas; sublime vend d para resucitar este cadaver v volverlo semejanec a un cuerpo glorioso. honrando tamo mas eI receptlkulo ~~a nto mlls frJgil estt. Se vera entonccs en su omnipo tencia y majestad, el que ama no estaba esCond ido en 13 debilidad de la carne . La veo, yo tambien. pero no ahora ; 13 contemplo , pero no de cerca. (Numeros, 24, 27) y esta segunda glorificaci6n prcvalccera por su evidencia sobre la primera. (San BERNARDO, Segundo ser mon sobre la Ascensi6n.

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  • a la piedra mas preciosa , como la piedra de jaspe pulimentado . Tenia un muro grande y alto y dace pue r tas y sa bre las dace puer tas, dace angeles >' nombres esc ritos que son los nornbres de las dace tribus de los hijos de Israel.. , la ciudad estaba asentada sab re una base cuad rangular y su longitud era tanta como su anchura. Midi6 can la cafia 13 ciudad v tenia doce mil estadios, siendo iguales su longi tud, su lati tud y S~I altura ... Su muro era de jaspe y la ciudad oro pure , sernejantc al vidr io puro ; y las hiladas del muro de Ia ciudad era n de todo g~ncro de piedras preciosas: la pr imera de jaspe ; la segunda cle zafiro ; 1
  • su grito d e guerra, el salrno, ante el q ue huian los demonios 39, vinieron a acumularse alrededor de los relicarios para exaltar sus poderes misteriosos . Sin embargo, los mas ricos ornatos sirvieron para adornar el altar, instituyendo en el corazon del edificio , en el

    sancta sanctorum, en el punto focal del sacrificio, la imagen reducida de la ciudad celeste. Segun la opinion de San H ugo de Cluny, no

    se podia hacer rnejor uso de los materiales preciosos qu e situandolos ali i, confccciomindolos a modo de alabanza pe rmanente y de manifest acion de gloria . Calices, vasos sagrados , retablos y cus todias , ropas bordadas , lib ros santos, altos candelabros que repelian la pen umbra como una zar za ard ienrc en medi o del desier to , cons tituian la ultima concreci6n de la fort una que cada monje habia abandonado , en su deseo de pobreza, a fin de que la residencia del Todopoderoso

    fucra aun mas csplcndida -10 . Un esplendor un poco secreto, rcser vado, rnan tcnido lejos de las masas, pcro q ue se re1ejaba sobre los rnur os de l monumen ro , En efecto , e1 muro interior a nadie gus taba I cntonces desnudo .. Sin un revestimicnto de co lor que era deseable I que fuera br illanr e, la iglesia no parecia acabada . EI rnosaico , or ra

    herencia de Roma, florccio en el siglo X IT en Venecia, Ro rna, Palermo , pue rras aJ O riente . Amigos de Carlomagno habian inrcn rado irnplantarlo , sin exiro, a o rill as del Loira , y Occiden te lUVO que recurrir a ado rnos de sustitucion : esas colgaduras de seda , de factura bizantina, qu e los mas grandes senores cornpraban a los traficantes de Pavia cuando volvian del peregrinaje de San Pedro . 0 bien , la pin tura al fresco que tra sladaba a las paredes del oratorio los o rnarncntos de los lib ros sanros, Los rnonumentos an tiguos --esos rnodelos de perfeccion....- invitaban tambien a disponer UD deco rado en relieve soh re algunos element os de la estruclu ra ed ificada . Y principalmente , sobrc Jos capiteles, alrededor del coro, en la nave . y a 10 largo de los pasillos de l cla ust ra . Los conStruclOrcs de la alta Ed ad (vIedia hab ian vuel lO a emplear sin mas los que se podian arran car a las ru inas romanas . Asi se habia anclado el sentimiento de qu e toda colu mna , todo pilar debia estar coronado pOl' un manojo

    de vegetaci6 n escu lpida . Poco a poco , sa bre los capi teles nuevos

    .\9 "Entonce5 fue lIevado Jesus por c1 Es piritu al desier to para sec tenrado por cI d iablo. Y hllbicnd o ayunauo durante cua renta dlas y cuarenta naches al fin llIvo hambre.,. (Matro. 4-12 .)

    40 "Estas piedras preciosas. adcm as de cantidad de o tras gemas y pctlas , nos sirvicrun para clIl\alanar su ntuosam cnte un ornamen to tan santo. ,'vic aeuerdo de haber cmpl eado ochenta marcos, si mi memoria es buena, de ora pura rd inauo. H emos podido h'lcer terminar en dos anos arenas, por los orfcbrcs de Lorena. el pcdcstlll adornado con los mauo evangclistas, y 18 columna sob re la qu c esta ascntath la imagen santa, esmalt ada con una dd ieadez.1 extrema. y la hislOria del Salvador, con I a.~ figura s aleg6rieas de la Ley de Mois6 d ibuja. das, y la mucnc del Sdior sobre d c