El Hombre Que Perdio La Guerra Electrica

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Imprimir|Regresar a la nota Ir a la página principal Contratapa|Viernes, 3 de febrero de 2012 El hombre que perdió la guerra eléctrica Por Juan Forn /fotos/20120203/notas/na36fo01.jpg Un hombre en overol manchado de aceite anuncia al mundo que el futuro ha llegado. Su nombre es Thomas Alva Edison y promete que llevará la electricidad a todas las fábricas y hogares de América y luego del mundo. Edison venía de la nada, se había hecho solo: “¿Qué falta me hace ser ingeniero, matemático o físico? Si necesito uno, lo contrato”, era una de sus famosas frases. Para entonces ya había inventado el telégrafo y vendido los derechos de su patente a la Western Union. Con ese dinero había levantado su “fábrica de inventos” en Menlo Park, Nueva Jersey, y aprendido la lección: esta vez no se limitaría a vender la patente de su nuevo invento; esta vez se quedaría él con todas las ganancias. El invento era la bombilla eléctrica y el generador eléctrico que la hacía funcionar. Con ellos se acabarían las lámparas de gas, las velas y candelabros, el engorroso uso de carbón y motores de vapor: el futuro era la electricidad y Edison era su dueño. Entonces se presenta en Menlo Park un joven inmigrante serbio con una carta de presentación del socio de Edison en Europa. La carta dice: “Conozco dos grandes hombres de este tiempo. Uno de ellos es usted. El otro es el joven que porta esta carta”. El joven en cuestión se llamaba Nikola Tesla y era a la vez el hermano gemelo de Edison y su antítesis. Como Edison, se había formado solo: logró que lo mandaran a estudiar a Praga, pero nunca se registró en la universidad (asistía a las clases de oyente y devoraba un libro tras otro en la biblioteca, sostenido por un régimen de 72 tazas de café al día, como su admirado Voltaire); su cabeza funcionaba demasiado rápido y en demasiadas direcciones, entró como empleado raso en una de las filiales europeas de Edison en Budapest y seis meses después estaba enfrente del jefe máximo en su reino de Menlo Park, y encima tenía el tupé de corregirlo: según el joven Tesla, si la idea era electrificar América, el generador de electricidad de Edison no debía usar corriente continua sino alterna para transmitir la electricidad. La corriente continua sólo podía transmitirse a una milla de distancia; con la alterna se podía llegar infinitamente más lejos. Edison se le rió en la cara: él sembraría el país de generadores a razón de uno por milla; ése era el negocio. Así comenzó el duelo entre Tesla y Edison que se conoce como la Guerra Eléctrica. Como todos sabemos, la electricidad llegó al mundo por corriente alterna, y eso es mérito de Tesla, aunque para la Historia sea Edison el padre de la electricidad. El asunto fue así: asqueado por la necedad de su jefe, Tesla renunció, logró inventar y patentar un motor de asombrosa sencillez capaz de transmitir electricidad por corriente alterna y el señor Westinghouse (que se había hecho rico al inventar el freno de aire para el ferrocarril) lo contrató para ir contra Edison en la guerra de la electricidad. Imaginen la escena: un representante de Edison llegaba a una ciudad norteamericana en crecimiento (y todo estaba creciendo a velocidad pasmosa por entonces, los inmigrantes llegaban en oleadas, las ciudades se expandían de la noche a la mañana, era la gran era de la urbanización) y les ofrecía sus generadores, uno por milla, los que hicieran falta. Y detrás venían los de Westinghouse y decían: no necesitan más que un generador, lo pondremos en las afueras y desde allí les daremos electricidad a todos. Imaginen quién ganaba la puja.

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    Contratapa|Viernes, 3 de febrero de 2012

    El hombre que perdi la guerra elctrica

    Por Juan Forn

    /fotos/20120203/notas/na36fo01.jpg

    Un hombre en overol manchado de aceite anuncia al mundo que el futuro ha llegado. Su nombre es Thomas Alva Edison y promete que llevar la electricidad a todas las fbricas y hogares de Amrica y luego del mundo. Edison vena de la nada, se haba hecho solo: Qu falta me hace ser ingeniero, matemtico o fsico? Si necesito uno, lo contrato, era una de sus famosas frases. Para entonces ya haba inventado el telgrafo y vendido los derechos de su patente a la Western Union. Con ese dinero haba levantado su fbrica de inventos en Menlo Park, Nueva Jersey, y aprendido la leccin: esta vez no se limitara a vender la patente de su nuevo invento; esta vez se quedara l con todas las ganancias. El invento era la bombilla elctrica y el generador elctrico que la haca funcionar. Con ellos se acabaran las lmparas de gas, las velas y candelabros, el engorroso uso de carbn y motores de vapor: el futuro era la electricidad y Edison era su dueo. Entonces se presenta en Menlo Park un joven inmigrante serbio con una carta de presentacin del socio de Edison en Europa. La carta dice: Conozco dos grandes hombres de este tiempo. Uno de ellos es usted. El otro es el joven que porta esta carta.

    El joven en cuestin se llamaba Nikola Tesla y era a la vez el hermano gemelo de Edison y su anttesis. Como Edison, se haba formado solo: logr que lo mandaran a estudiar a Praga, pero nunca se registr en la universidad (asista a las clases de oyente y devoraba un libro tras otro en la biblioteca, sostenido por un rgimen de 72 tazas de caf al da, como su admirado Voltaire); su cabeza funcionaba demasiado rpido y en demasiadas direcciones, entr como empleado raso en una de las filiales europeas de Edison en Budapest y seis meses despus estaba enfrente del jefe mximo en su reino de Menlo Park, y encima tena el tup de corregirlo: segn el joven Tesla, si la idea era electrificar Amrica, el generador de electricidad de Edison no deba usar corriente continua sino alterna para transmitir la electricidad. La corriente continua slo poda transmitirse a una milla de distancia; con la alterna se poda llegar infinitamente ms lejos. Edison se le ri en la cara: l sembrara el pas de generadores a razn de uno por milla; se era el negocio. As comenz el duelo entre Tesla y Edison que se conoce como la Guerra Elctrica.

    Como todos sabemos, la electricidad lleg al mundo por corriente alterna, y eso es mrito de Tesla, aunque para la Historia sea Edison el padre de la electricidad. El asunto fue as: asqueado por la necedad de su jefe, Tesla renunci, logr inventar y patentar un motor de asombrosa sencillez capaz de transmitir electricidad por corriente alterna y el seor Westinghouse (que se haba hecho rico al inventar el freno de aire para el ferrocarril) lo contrat para ir contra Edison en la guerra de la electricidad. Imaginen la escena: un representante de Edison llegaba a una ciudad norteamericana en crecimiento (y todo estaba creciendo a velocidad pasmosa por entonces, los inmigrantes llegaban en oleadas, las ciudades se expandan de la noche a la maana, era la gran era de la urbanizacin) y les ofreca sus generadores, uno por milla, los que hicieran falta. Y detrs venan los de Westinghouse y decan: no necesitan ms que un generador, lo pondremos en las afueras y desde all les daremos electricidad a todos. Imaginen quin ganaba la puja.

  • En un intento postrero, Edison empez una campaa sobre los peligros de la corriente alterna y logr que un esbirro suyo en el gobierno ordenara que el penal de Sing-Sing ejecutara a sus condenados por electrocucin. La perversidad de Edison consisti en que se usara, no su corriente continua, sino corriente alterna para la silla elctrica, para que el imaginario norteamericano la asociara con la muerte. Pero el banquero Morgan, que era el socio capitalista de Edison, fue ms expeditivo: desaloj a Edison de la direccin de su compaa y se sent con Westinghouse a dividirse el mercado. A partir de entonces, Westinghouse se encarg de los motores y la General Electric (nombre con que Morgan rebautiz la Edison Company), de la transmisin elctrica por cableado. Edison poda ser todo lo millonario que quisiera (de hecho, la invencin del fongrafo le reportara una fortuna), pero los que decidan el destino de Amrica lo hacan sentados en el Waldorf Astoria de Nueva York, cuando cerraba la Bolsa a una cuadra de all y comenzaban en aquellos salones las verdaderas negociaciones del da, entre los Morgan y los Vanderbilt y los Mellon y los Astor... ya saben a qu caterva me refiero. En palabras de Mark Twain, esos que queran ganar la mayor cantidad de dinero lo ms rpido posible, de manera poco honrada en lo posible y honradamente si no quedaba ms remedio.

    As gana siempre la banca, y as fue como la Guerra Elctrica termin antes de empezar, salvo para Edison y Tesla, que se odiaron toda la vida. A Tesla lo perdi su caballerosidad europea: renunci a los derechos de su patente para que Westinghouse no perdiera la pulseada contra Morgan y, cincuenta aos despus, termin sus das viviendo de una modestsima pensin que le pasaba la Westinghouse en atencin a los servicios prestados. El sueo de Tesla era la transmisin inalmbrica de la energa por el mundo. En pos de esa quimera invent sin darse cuenta la radio, el control remoto, el radar, los rayos X, pero no los patent, o los patent pero perdi en los tribunales contra los poderosos. En el medio se code con Twain y Paderewski y Dvorak y hasta el mismsimo Morgan lo citaba en los salones del Waldorf, cosa que enfureca a Edison, quien haba declarado: El 95 por ciento del genio consiste en prever lo que no va a funcionar y Tesla es un hombre siempre a punto de hacer algo, vanas promesas sin aplicaciones prcticas. Por su parte Tesla sostena: Mis enemigos han conseguido neutralizarme convirtindome en un visionario, un poeta; es decir, un charlatn.

    En 1915 corri el rumor de que la Academia Sueca iba a dar el Nobel a Edison y a Tesla. Tesla declar que no lo aceptara si se lo daban a medias: Soy un descubridor, no puedo compartirlo con un simple inventor. En Estados Unidos estall tal fiebre de apuestas y titulares acerca de quin lo ganara que la Academia decidi no premiar a ninguno. Edison declar: Me alegr igual privarlo de 20 mil dlares, monto que daba el Nobel por entonces, una bicoca para l, una fortuna para Tesla. Un ltimo desaire coron el duelo: en 1917 se le otorg a Tesla la Medalla Edison, por su aporte al desarrollo de la electricidad. No tuvo el coraje de rechazarla: la medalla era de oro puro, poda venderla por su peso y con eso pagar los sueldos atrasados de las dos ltimas colaboradoras que le quedaban, las nicas que seguan creyendo en la quimera de electrificar inalmbricamente el mundo.

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