El Mundo

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CULTURA EMMA RODRÍGUEZ / Madrid Todo depende del cristal con que se mire. El impacto de la 70 edición de la Feria del Libro de Madrid sobre el bache que atra- viesa el sector del libro en medio de la in- certidumbre ante su futuro y la actual cri- sis económica depende de si las gafas que se usan son las del optimismo o las del pe- simismo. Con las primeras es fácil hacer previsio- nes positivas, suponer que las ventas que se produzcan estos días, desde ayer hasta el 12 de junio, pueden frenar una caída pa- ra los libreros que Pilar Gallego, presiden- ta del tradicional encuentro del Retiro, ha cifrado entre el 15 y el 20 % en el primer trimestre del año. Para los más pesimistas, pase lo que pase, será un simple parche a una situación cada vez más preocupante. La proporción que establece Rogelio Blanco, director general del Libro, es de un 4% de optimistas frente a un 8% de los que vislumbran un futuro en tonos más sombríos. En uno u otro caso, una vez más, la Feria es la excusa perfecta para hablar de libros, para imponer la fiesta en torno a ellos, para mostrar a los más pe- queños las puertas que se abren cuando se pasan las páginas de un cuento. Ayer correspondió a la Infanta Elena dar el pis- toletazo de salida a esa fiesta que este año tiene como país invitado a Alemania. «A Alemania se va por aquí», se leía a las puertas del pabellón infantil donde la hija mayor de los Reyes manifestó a sus responsables alegrarse del reencuentro con personajes a los que trató de niña, los malísimos Max y Moritz o el simpático Pe- drito el greñoso, quienes desde el humor intentan mostrar a los más pequeños el camino de la bondad. «De los alemanes tiene que aprender mucho el sector del libro en España», se- ñaló Fernando Valverde, al frente de la Confederación que agrupa a los libreros (CEGAL). «Ellos tienen un único gremio del libro, lo que les permite una distribu- ción mucho más eficiente y rápida, una de nuestras mayores deficiencias. Ellos están afrontando el cambio al libro electrónico desde plataformas comunes», señaló Val- verde. «Pero la principal diferencia, la explica- ción de la potencia cultural alemana, tie- ne que ver sobre todo con el hecho de que ellos son grandes lectores y no sólo de fic- ción, también de libros científicos, filosó- ficos. En España hemos avanzado mucho en los últimos años, pero el pasado sigue pesando mucho», señaló Valverde. Colegas alemanes Editores y libreros españoles tendrán es- tos días oportunidad de hablar con sus co- legas alemanes. Los lectores, los curiosos, los paseantes de la Feria podrán acercar- se a los muchos actos que se celebrarán en torno a las letras germanas, de la ma- no de autores como Hans Magnus En- zensberger, para saber qué es lo que se es- cribe y se lee en la Alemania de hoy. Ayer, como cada año, tuvo lugar el reco- rrido por las 349 casetas alineadas a los dos lados del Paseo de Coches del Retiro. Obras de Marsé, Ana María Matute, Rosa Montero, Javier Marías, Javier Sierra, Isa- bel Allende, Rafael Argullol, Juan Eduar- do Zúñiga, Chéjov o García Lorca fueron regalados por los sellos editoriales a la In- fanta Elena, quien estuvo acompañada por la ministra de Cultura, Ángeles Gon- zález-Sinde, y por la viceconsejera de Cul- tura de la Comunidad de Madrid, Concha Guerra, entre otras autoridades. El séqui- to alemán estuvo representado por el mi- nistro adjunto de Asuntos Exteriores en Alemania, Werner Hoyer, y por el embaja- dor Reinhold Silberberg. Como cada año, también hubo anécdo- tas, la mejor, el encuentro de doña Elena con su hermana, la Infanta Cristina, quien se dio un paseo de carácter pri- vado por la Feria aprovechando que está de paso por Madrid con motivo de la celebración de la comunión de uno de sus hijos. Ayer, optimistas y pesimistas com- partieron caminata y conversación en torno a los libros en el Retiro. Los gru- pos de niños, evidentemente, que eran los primeros en escuchar a los cuenta- cuentos estaban felices, así como es- peranzados se mostraban los peque- ños editores, encabezado por Edicio- nes del Viento, que lanzan estos días Librossinlibro.es, un portal a través del cual intentarán vender sus obras a precios más baratos y con altos por- centajes para el autor. Muchos libreros se quejaban de la reducción de las ventas institucionales con destino a las bibliotecas públicas, ante lo que Rogelio Blanco –en el bando de los optimistas; cargo obliga– declaraba: «Nunca como en estos últimos años de mandato socialista se había destinado más presupuesto para modernizar y ac- tualizar las bibliotecas, pero tocan tiempos de recorte y a las comunidades con déficit no podemos transferir dinero». El director general del Libro barajaba cifras menos alarmantes: entre un 4 y un 8% de caída en el sector, y veía como da- tos alentadores la subida de las exporta- ciones, «que están compensando la situa- ción del mercado interior», así como del número de obras traducidas. «Además, la Feria del Libro siempre es una garantía de éxito», dijo con sonrisa. Cada crisi anuncia un canvi i, en aquesta, les idees s’avancen a l’experiència. El filòsof Xavier Rubert de Ventós diu que abans les idees eren lluny, gairebé ina- bastables. Ara queden enrere i plantegen reflexions que, en desenvolupar-se, ja són obsoletes. El llenguat- ge crea un nou pensament que, alhora, necessita un nou llenguatge per expressar-se. Les xarxes socials i els dispositius mòbils que ens obliguen dur a la butxa- ca un despatx portàtil ens fan adquirir massa informa- ció en un temps mínim, un hàbit que causa addicció i ens desconcentra com desconcerta els clàssics. La bre- vetat i l’impacte seran factors clau als primers textos pensats per al llibre electrònic. Alguns s’han avançat, com Miguel Noguera a Ultra- violencia (Blackie Books), o Justin Halpern, qui recull a RBA els tweets de Las chorradas de mi padre. El pri- mer imagina que la forma del pipí a l’impactar amb la porcellana del vàter representa l’esperit de l’orina, el segon fa sentències com: «Fill, deixa que les dones de- terminin per elles mateixes la raó per la qual no folla- ran amb tu». Tao Lin parla de l’hikikomori sentimen- tal a la criticadíssima novel·la Richard Yates (Alpha Decay). La narració, exempta d’emoció, emula el fred intercanvi d’informació absurda dels xats i repassa, monòtona, els efectes d’estar-se tant temps a l’ordina- dor: ansietat, manipulació, apatia, autoengany, tras- torns alimentaris i comunicatius. Són opcions per als lectors de cul inquiet que con- sulten el mail cada cinc minuts i el facebook cada set, però de difícil digestió per als qui gaudeixen de des- connectar unes hores. Descobresc Elena Ferrante i les Crónicas del desamor a Lumen. Precisa en descrip- cions que defugen les típiques transicions cinemato- gràfiques, l’autora entra en la relació amb la mare, el marit que l’abandona i els fills a través de tres històries en aparença quotidianes, però profundament esfe- reïdores. Els objectes (un vestit, una porta, una pepa) són el mecanisme que engega el terror de la bogeria, la irresponsabilitat i l’egoisme. Xordica publica Dime una palabra más, de Iaia Ca- puto. És napolitana, com Ferrante i, com ella, transfor- ma la família i el dialecte en part del paisatge per ex- plicar per què començà a escriure, arran d’una neces- sitat infantil de mentir i d’escapar d’una realitat que no la satisfeia. Escriure i llegir parteixen d’una man- cança. Així descobreix que l’amor és narració i que un cop explicada, la història s’acaba. Labreu obre La maleta de Sergei Dovlatov, on es guarda la Unió Soviètica. Denton Welch descriu la de- licadesa enrabiada de l’adolescència a En la juventud está el placer,i Libros del Silencio aplega les vivències més bèsties de la gent més trista del món a Knockemstiff, de l’incompassiu Donald Ray Pollock. Una terra solitària, de Bel Olid (Empúries), Primave- ra, estiu, etcètera, de Marta Rojals (La Magrana) i Tot el que hauries de saber abans d’estimar-me, de Gerard Guix (Columna) són tres mostres que, en la forma, la novel·la tradicional pot romandre. Però en el fons, tot canvia. Feliç Fira del Llibre. Lectura en temps de crisi [sic] LLUCIA RAMIS La Infanta Elena y la ministra de Cultura, en la Feria del Libro. Al fondo, el secretario del certamen, Fernando Valverde. / CHEMA MOYA / EFE ¿Hay que seguir el ejemplo alemán en el negocio del libro? La confederación de libreros alaba la distribución y las plataformas electrónicas del país germano, al que está dedicada la Feria del Retiro Un home venent llibres a Dublín. / PETER MORRISON / AP

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Lectura en temps de crisi de Llucia Ramis

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EMMA RODRÍGUEZ / MadridTodo depende del cristal con que se mire.El impacto de la 70 edición de la Feria delLibro de Madrid sobre el bache que atra-viesa el sector del libro en medio de la in-certidumbre ante su futuro y la actual cri-sis económica depende de si las gafas quese usan son las del optimismo o las del pe-simismo.

Con las primeras es fácil hacer previsio-nes positivas, suponer que las ventas quese produzcan estos días, desde ayer hastael 12 de junio, pueden frenar una caída pa-ra los libreros que Pilar Gallego, presiden-ta del tradicional encuentro del Retiro, hacifrado entre el 15 y el 20 % en el primertrimestre del año. Para los más pesimistas,pase lo que pase, será un simple parche auna situación cada vez más preocupante.

La proporción que establece RogelioBlanco, director general del Libro, es deun 4% de optimistas frente a un 8% de losque vislumbran un futuro en tonos mássombríos. En uno u otro caso, una vezmás, la Feria es la excusa perfecta parahablar de libros, para imponer la fiesta entorno a ellos, para mostrar a los más pe-queños las puertas que se abren cuandose pasan las páginas de un cuento. Ayercorrespondió a la Infanta Elena dar el pis-toletazo de salida a esa fiesta que este añotiene como país invitado a Alemania.

«A Alemania se va por aquí», se leía alas puertas del pabellón infantil donde lahija mayor de los Reyes manifestó a susresponsables alegrarse del reencuentrocon personajes a los que trató de niña, losmalísimos Max y Moritz o el simpático Pe-drito el greñoso, quienes desde el humorintentan mostrar a los más pequeños elcamino de la bondad.

«De los alemanes tiene que aprendermucho el sector del libro en España», se-

ñaló Fernando Valverde, al frente de laConfederación que agrupa a los libreros(CEGAL). «Ellos tienen un único gremiodel libro, lo que les permite una distribu-ción mucho más eficiente y rápida, una denuestras mayores deficiencias. Ellos estánafrontando el cambio al libro electrónicodesde plataformas comunes», señaló Val-verde.

«Pero la principal diferencia, la explica-ción de la potencia cultural alemana, tie-ne que ver sobre todo con el hecho de queellos son grandes lectores y no sólo de fic-ción, también de libros científicos, filosó-ficos. En España hemos avanzado muchoen los últimos años, pero el pasado siguepesando mucho», señaló Valverde.

Colegas alemanesEditores y libreros españoles tendrán es-tos días oportunidad de hablar con sus co-legas alemanes. Los lectores, los curiosos,los paseantes de la Feria podrán acercar-se a los muchos actos que se celebraránen torno a las letras germanas, de la ma-no de autores como Hans Magnus En-zensberger, para saber qué es lo que se es-cribe y se lee en la Alemania de hoy.

Ayer, como cada año, tuvo lugar el reco-rrido por las 349 casetas alineadas a losdos lados del Paseo de Coches del Retiro.Obras de Marsé, Ana María Matute, RosaMontero, Javier Marías, Javier Sierra, Isa-bel Allende, Rafael Argullol, Juan Eduar-do Zúñiga, Chéjov o García Lorca fueronregalados por los sellos editoriales a la In-fanta Elena, quien estuvo acompañadapor la ministra de Cultura, Ángeles Gon-zález-Sinde, y por la viceconsejera de Cul-tura de la Comunidad de Madrid, ConchaGuerra, entre otras autoridades. El séqui-to alemán estuvo representado por el mi-nistro adjunto de Asuntos Exteriores en

Alemania, Werner Hoyer, y por el embaja-dor Reinhold Silberberg.

Como cada año, también hubo anécdo-tas, la mejor, el encuentro de doña Elenacon su hermana, la Infanta Cristina,quien se dio un paseo de carácter pri-vado por la Feria aprovechando queestá de paso por Madrid con motivode la celebración de la comunión deuno de sus hijos.

Ayer, optimistas y pesimistas com-partieron caminata y conversación entorno a los libros en el Retiro. Los gru-pos de niños, evidentemente, que eranlos primeros en escuchar a los cuenta-cuentos estaban felices, así como es-peranzados se mostraban los peque-ños editores, encabezado por Edicio-nes del Viento, que lanzan estos díasLibrossinlibro.es, un portal a través delcual intentarán vender sus obras aprecios más baratos y con altos por-centajes para el autor.

Muchos libreros se quejaban de lareducción de las ventas institucionales condestino a las bibliotecas públicas, ante loque Rogelio Blanco –en el bando de losoptimistas; cargo obliga– declaraba:«Nunca como en estos últimos años demandato socialista se había destinadomás presupuesto para modernizar y ac-tualizar las bibliotecas, pero tocan tiemposde recorte y a las comunidades con déficitno podemos transferir dinero».

El director general del Libro barajabacifras menos alarmantes: entre un 4 y un8% de caída en el sector, y veía como da-tos alentadores la subida de las exporta-ciones, «que están compensando la situa-ción del mercado interior», así como delnúmero de obras traducidas. «Además, laFeria del Libro siempre es una garantía deéxito», dijo con sonrisa.

Cada crisi anuncia un canvi i, en aquesta, les ideess’avancen a l’experiència. El filòsof Xavier Rubert deVentós diu que abans les idees eren lluny, gairebé ina-bastables. Ara queden enrere i plantegen reflexionsque, en desenvolupar-se, ja són obsoletes. El llenguat-ge crea un nou pensament que, alhora, necessita unnou llenguatge per expressar-se. Les xarxes socials iels dispositius mòbils que ens obliguen dur a la butxa-ca un despatx portàtil ens fan adquirir massa informa-ció en un temps mínim, un hàbit que causa addicció iens desconcentra com desconcerta els clàssics. La bre-vetat i l’impacte seran factors clau als primers textospensats per al llibre electrònic.

Alguns s’han avançat, com Miguel Noguera a Ultra-violencia (Blackie Books), o Justin Halpern, qui reculla RBA els tweets de Las chorradas de mi padre. El pri-mer imagina que la forma del pipí a l’impactar amb laporcellana del vàter representa l’esperit de l’orina, elsegon fa sentències com: «Fill, deixa que les dones de-terminin per elles mateixes la raó per la qual no folla-ran amb tu». Tao Lin parla de l’hikikomori sentimen-tal a la criticadíssima novel·la Richard Yates (AlphaDecay). La narració, exempta d’emoció, emula el fredintercanvi d’informació absurda dels xats i repassa,monòtona, els efectes d’estar-se tant temps a l’ordina-dor: ansietat, manipulació, apatia, autoengany, tras-torns alimentaris i comunicatius.

Són opcions per als lectors de cul inquiet que con-sulten el mail cada cinc minuts i el facebook cada set,però de difícil digestió per als qui gaudeixen de des-connectar unes hores. Descobresc Elena Ferrante i lesCrónicas del desamor a Lumen. Precisa en descrip-cions que defugen les típiques transicions cinemato-gràfiques, l’autora entra en la relació amb la mare, elmarit que l’abandona i els fills a través de tres històriesen aparença quotidianes, però profundament esfe-reïdores. Els objectes (un vestit, una porta, una pepa)són el mecanisme que engega el terror de la bogeria,la irresponsabilitat i l’egoisme.

Xordica publica Dime una palabra más, de Iaia Ca-

puto. És napolitana, com Ferrante i, com ella, transfor-ma la família i el dialecte en part del paisatge per ex-plicar per què començà a escriure, arran d’una neces-sitat infantil de mentir i d’escapar d’una realitat queno la satisfeia. Escriure i llegir parteixen d’una man-cança. Així descobreix que l’amor és narració i que uncop explicada, la història s’acaba.

Labreu obre La maleta de Sergei Dovlatov, on esguarda la Unió Soviètica. Denton Welch descriu la de-licadesa enrabiada de l’adolescència a En la juventudestá el placer, i Libros del Silencio aplega les vivènciesmés bèsties de la gent més trista del món aKnockemstiff, de l’incompassiu Donald Ray Pollock.Una terra solitària, de Bel Olid (Empúries), Primave-ra, estiu, etcètera, de Marta Rojals (La Magrana) i Totel que hauries de saber abans d’estimar-me, de GerardGuix (Columna) són tres mostres que, en la forma, lanovel·la tradicional pot romandre. Però en el fons, totcanvia. Feliç Fira del Llibre.

Lectura entemps de crisi

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LLUCIA RAMIS

La Infanta Elena y la ministra de Cultura, en la Feria del Libro. Al fondo, el secretario del certamen, Fernando Valverde. / CHEMAMOYA / EFE

¿Hay que seguir el ejemploalemán en el negocio del libro?La confederación de libreros alaba la distribución y las plataformaselectrónicas del país germano, al que está dedicada la Feria del Retiro

Unhomevenent llibresaDublín. / PETERMORRISON / AP