El Pensamiento Desde La Teoría de Freud

7/23/2019 El Pensamiento Desde La Teoría de Freud

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UNIVERSIDAD DE GUADALAJA

CENTRO UNIVERSITARIO DE CIENCIAS DE LA SALUD

LICENCIATURA EN PSICOLOGIA

EL PENSAMIENTODESDE LA TEORÍA DE SIGMUND FREUD

MARIANA ISABEL PLAZOLA MERCADO



INTRODUCCIÓN

A través de un recorrido no muy extenso, pero sí variado por los escritos de Freud, se puede

encontrar una gran cantidad de información que, en conjunto, forman las complejidades del

pensamiento humano. Es posible conocer sus dimensiones, cómo es que sucede, lo que interfiere

en él, la manera en que se presenta y en la que no lo hace.

EL PENSAMIENTO DESDE LA TEORÍA DE SIGMUND FREUD

A pesar de que tengamos ya un concepto personal, o incluso proveniente de una corriente

distinta al psicoanálisis, leer a Freud modifica o abona en gran medida a dicho concepto, y a

todas las implicaciones del mismo, yendo desde explicaciones orgánicas hasta cotidianas.

Como sabemos, para el psicoanálisis es fundamental adentrarse en los contenidos del

inconsciente, de maneras distintas se llega a el mismo. Uno de los recursos utilizados por Freud

en algunas ocasiones es, como lo vimos con Miss Lucy, el hipnotismo. Este estado, además de

facilitar el acceso al inconsciente, modifica el pensamiento de la persona hipnotizada. De este

modo, podemos darnos cuenta que, de cierta forma, para Freud el pensamiento es el resultado de

una variedad de procesos entre las estructuras internas, el yo, ello, y superyo.

Dentro de su distinción como ser “el resultado”, es importante mencionar que el pensamiento

es también la final representación de los procesos mentales, voluntarias y en ocasiones

involuntarias. En “Miss Lucy” podemos darnos cuenta de que, a través de un ejercicio de esfuerzo,

es el pensamiento quien plasma las modificaciones, es el objetivo de varios procesos, en este

caso voluntarios. Sólo al ver que aquel diálogo no tenía consecuencia alguna y que, contra sus

esperanzas, no llegaba otro momento de igual carácter íntimo y cordial, decidió expulsar de su

pensamiento sus amorosas imaginaciones. (Freud, 1895).



En algún momento Freud se expresa acerca del pensamiento como la “imagen” plasmada

sobre algo, la representación mental de algo, dándole incluso la singularidad de ser “real” o

“imaginario”. La primera de estas situaciones se da cuando el yo, encontrándose en estado de

deseo, recatectiza de nuevo el recuerdo del objeto y pone luego en función el proceso de

descarga, no pudiéndose alcanzar entonces la satisfacción, porque el objeto no existe en la

realidad, sino sólo como un pensamiento imaginario. (Freud, 1895).

De una manera más orgánica, Freud significa al pensamiento también como “el traslado de

energía” a través de la catetización, donde es el juicio o el pensamiento el camino que recorre

dicha energía a través de las neuronas, buscando que coincidan las percepciones grabadas en las

huellas mnémicas con las sensaciones que se están experimentando en el presente. Así, la

judicación es un proceso y que sólo se torna posible merced a la inhibición ejercida por el yo y que

es provocarlo por la desemejanza entre la catexia desiderativa de un recuerdo y una catexia

perceptiva que le sea similar. De esto se desprende que la coincidencia de estas dos catexias

habrá de convertirse en una señal biológica para poner fin a la actividad del pensamiento [al acto

cogitativo. T.] e iniciar la descarga. (Freud, 1895). Así mismo, cuando la huella mnémica no

coincide con las sensaciones actuales entonces se continúa la búsqueda, hasta que llegue a

haber coincidencias. Al no coincidir las dos catexias surge el impulso a la actividad del

pensamiento, que volverá a interrumpirse cuando coincidan. (Freud, 1895).

A este tipo de pensamiento le denominó Pensamiento Reproductivo: El pensamiento

reproductivo tiene, pues, un propósito práctico y un fin biológicamente establecido, a saber: volver

a dirigir hacia la catexia neuronal faltante una cantidad (Qh) que se halla emigrando desde la

percepción sobrante. (Freud, 1895).

Existe también el llamado Pensamiento Cognoscitivo, el cual realiza un proceso parecido al

del pensamiento reproductivo, pero un tanto a la inversa, es decir, busca que sean las vivencias

las que coincidan con lo planteado mentalmente, y no al revés . El pensamiento cognoscitivo o



judicativo persigue una identidad con una catexia corporal, mientras que el pensamiento

reproductivo persigue una identidad con una catexia psíquica (con una vivencia propia del sujeto).

(Freud, 1895).

Freud remarca la diferencia entre ambos tipos de pensamiento, y explica que es el

pensamiento cognoscitivo el más apropiado, puesto a que además de realizar asociaciones

mentales, ayuda a formar nuevas representaciones mentales, las cuales serán nuevas huellas que

se pueden utilizar posteriormente por el pensamiento reproductivo. El pensamiento judicativo

opera con anticipación al reproductivo, ofreciéndole facilitaciones ya listas para el ulterior tránsito

asociativo. (Freud, 1895).

La importancia pues del pensamiento, para Freud es enorme, y para agregar a esta idea,

revisemos que se identifica a este mismo proceso del pensamiento la capacidad de generar

movimiento físico, ya que es a través de los procesos anteriormente nombrados que, en algunas

ocaciones, se inervan conexiones motoras y se produce el movimiento. Es lícito suponer que en el

acto del pensamiento parte del sistema nervioso una tenue corriente de inervación motriz, pero,

naturalmente, sólo si en el curso de dicho acto se ha inervado una neurona motriz o una neurona-

llave [es decir, secretora]. (Freud, 1895).

Dentro de este complejo sistema llamado pensamiento, existen también lo que podríamos

denominar “reglamento de operación”, y es que sin él las asociaciones realizadas serían erróneas,

y estarían dejando huellas de realidad falsa. Por lo tanto, el pensamiento se apega a la realización

de su trabajo, sin desviaciones conceptuales. El pensamiento debe satisfacer también otra

condición: no habrá de alterar sustancialmente las facilitaciones establecidas por los procesos

primarios, pues si lo hiciera falsearía las trazas de la realidad . (Freud, 1895). Para ejemplificar lo

anterior se me ocurre una idea, si nuestro pensamiento de algún modo asociara la imagen de un

encendedor al sonido de la palabra mesa, cualquier frase relacionada con esta palabra estaría

carente de sentido, y la realidad personal estaría falseada.



Abonando al ámbito terapéutico analítico, Freud en su libro “La Interpretación de los Sueños”,

hace una descripción de las modificaciones en el pensamiento de las personas durante los

sueños, o a raíz de los sueños.

Como primer postulado está que los sueños están basados en imágenes que en su estado

de vigilia la persona ha integrado a su memoria, principalmente, relacionados con la infancia. El

pensamiento, dice Freud, generalmente no tiene acceso a esta información, ya que se encuentra

grabada en el inconsciente. Una de las fuentes de las que el sueño extrae el material que

reproduce, y en parte aquel que en la actividad despierta del pensamiento no es recordado ni

utilizado, es la vida infantil. (Freud, 1898). La manera en que se explica Freud es que no es

exactamente un “pensamiento” lo que ocurre durante el sueño, sino que éste es sustituido por, lo

que él llama, alucinaciones …el sueño alucina; esto es, sustituye pensamientos por

alucinaciones. (Freud, 1898). Esto ocurre, porque resulta que en los sueños existe una forma muy

distinta de presentar los procesos mentales, las representaciones son por completo diferentes y

siguen un patrón distinto de cualquier pensamiento durante la vigilia. Se ha observado,

repetidamente, que las asociaciones que enlazan a las representaciones oníricas entre sí son de

una peculiarísima naturaleza y diferentes por completo de las que actúan en el pensamiento

despierto. (Freud, 1898).

La capacidad de presentar situaciones tan diversas y, en la mayoría de las ocasiones, tan

carentes de sentido, es realmente superior a las asociaciones que realiza el juicio o pensamiento

mientras estamos en vigilia, pues presentan un sinfín de situaciones fuera de lo común, detalladas

cada una con muchos elementos, los cuales tienen la peculiaridad de ser tan cambiantes como el

sueño se vaya tornando. Sueños como aquel en que Maury se vio guillotinar, parecen demostrar

que el fenómeno onírico puede acumular en brevísimos instantes un contenido de

percepciones mucho mayor que el contenido de pensamientos que nuestra actividad psíquica

puede abarcar en la vida despierta. (Freud, 1898). Es por esta cualidad de los sueños de ser tan



cambiantes y con elementos poco relacionables durante la vigilia que es irrazonable sentir culpa o

responsabilidad sobre el contenido de los mismos. A pesar de presentarse dentro de nosotros

mismos, son totalmente libres de juicio o sentido alguno, tanto que nunca formaron parte de

nuestro pensamiento. El dominio de los sueños es para nosotros el último por cuyo contenido

pudiera exigírselos responsabilidad, puesto que nuestros pensamientos no poseen en él sino tan

escasa y lejana conexión con nuestro verdadero ser, que apenas pueden ya atribuírsenos.

(Freud, 1898).

Estas son algunas de las características señaladas por Freud, que aunque pocas son

complejas, juntas conforman una gran cantidad de cualidades y elementos del pensamiento

humano.

CONCLUSIONES

Dentro del psicoanálisis freudiano es posible encontrar de manera muy ejemplificada y

detallada las complejidades del pensamiento, a pesar de dedicar poco de sus escritos a

describirlo, puesto a que a lo largo de su extensa literatura, coinciden en ciertos aspectos los

discursos. El pensamiento se explica desde el fenómeno de sueño/vigilia, se explica desde el

abordaje terapéutico y la hipnosis como tal, y no sólo desde las lecturas dedicadas a explicarlo.

Las explicaciones de Freud al recorrer los distintos ámbitos, neurológico, terapéutico y

algunos un tanto exploratorios, logra crear una idea compleja de lo que es el pensamiento; así el

pensamiento es, no sólo canales neuronales, sino también realidades, y también decisiones

personales.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

Freud, S. (1895). Proyecto de una psicología para neurólogos.

Freud, S. (1898). La interpretación de los sueños.

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