El poder de la cultura en la escuela

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La orientación sobre la eficacia de la escuela centra su atención en estructuras de escolarización formal y organizativa y tiende a descuidar su dimensión cultural e informal. Quienes introducen reformas educativas y que reestructuran los sistemas educativos prestan escasa atención a la organización y contextos sociales en los que estos cambios son introducidos.

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La orientación sobre la eficacia de la escuela centra su atención en estructuras de escolarización formal y organizativa y tiende a descuidar su dimensión cultural e informal.

Quienes introducen reformas educativas y que reestructuran los sistemas educativos prestan escasa atención a la organización y contextos sociales en los que estos cambios son introducidos.

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Preguntas que nos hacemos y nos dejan perplejos.

¿Qué es la cultura de una escuela y qué implica? El modo en el que hacemos las cosas por aquí.

¿Qué influye en la cultura de la escuela? Las escuelas son moldeadas por su historia, su contexto y la gente

que hay dentro de ellas. Las escudas se ven también influenciadas por fuerzas económicas y políticas externas y por cambios llevados a cabo en las políticas educativas, ya sea en el ámbito local o nacional, los cambios que experimenta la sociedad .

¿La cultura de la escuela es fija? como producto, encarna la sabiduría acumulada de aquellos que

fueron miembros antes que nosotros. Como proceso, se renueva y recrea continuamente a medida que los nuevos miembros aprenden los modos antiguos .

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¿Cuál es la relación entre la cultura y la estructura? La cultura de la escuela no se puede analizar de forma aislada porque

se halla inevitablemente unida a la estructura.

¿Existen distintos tipos de cultura? El modelo de escuela inmovilista y flexible.La escuela flexible se siente libre para centrar la atención en sus

propias prioridades, la escuela inmovilista busca esa libertad a partir de las exigencias externas.

Nuestro modelo desarrolla esas ideas. Estos dos conceptos nos permiten examinar las culturas de escuela en dos dimensiones, eficacia-ineficacia, y mejora-empeoramiento.

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Las escuelas que avanzan no sólo resultan eficaces en términos de valor añadido, sino que la gente que trabaja en ellas también trabaja de forma activa y en equipo para responder a su contexto cambiante y seguir desarrollándose.

Las escuelas que caminan son percibidas como, eficaces por parte de los docentes, la comunidad escolar y los inspectores de fuera o los administradores del distrito, y parecen poseer muchas de las cualidades de una escuela eficaz.

Las escuelas que se contentan con prestar atención al momento y no pretenden preparar a sus alumnos para el mundo cambiante hacia el que se encaminan están haciendo un flaco servicio.

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Las escuelas que pasean no son especialmente eficaces o ineficaces. Avanzan hacia un tipo de mejora pero a un ritmo inadecuado para hacer frente al ritmo del cambio que amenaza con rebasar sus esfuerzos.

Las escuelas que luchan resultan ineficaces y son conscientes de ello. Gastan una considerable cantidad de energía en mejorar. Aunque pueden ser bastante improductivas dando traspiés mientras intentan determinar el qué y el cómo del proceso de cambio, existe la voluntad de intentar cualquier cosa que pueda representar una diferencia.

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Las escuelas que se hunden son escuelas fallidas. No sólo resultan ineficaces; el profesorado, ya sea por apatía o por ignorancia, no esta preparado o capacitado para llevar a cabo un proceso de cambio. Son escuelas que muestran las características que definen la ineficacia en una escuela descritas anteriormente: aislamiento, falta de confianza en sí mismas, culpa y pérdida de fe, que constituyen poderosos obstáculos para el progreso.

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Cuatro tipos de cultura escolar se sitúan en lugares distintos y extremos en ambas dimensiones:

• Tradicional: poca cohesión social, alto control social; vigilante, formal, inaccesible.

• Del bienestar: bajo control social, alta cohesión social; relajado, humanitario, confortable.

Invernáculo: alto control social, alta cohesión social; claustrofóbico, bajo presión, controlado.

• Anómico: baja cohesión social, bajo control social; inseguro, alienado, aislado, «en peligro».

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Individualismo: relacionada con metáforas del aula como cajas de huevos o castillos, prevalecen la autonomía, la independencia y el aislamiento, se evita la culpa, al igual que el apoyo. El individualismo constituye a menudo una elección activa que se relaciona con las recompensas psíquicas que supone trabajar con gente joven . El individualismo se diferencia tanto de la individualidad, el poder de ejercer una opinión independiente y discrecional, y la soledad: «un retiro para ahondar en los recursos personales de cada uno; para reflejar, refugiarse y reagruparse.

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Colaboración: los profesores escogen, de manera espontánea y voluntaria, trabajar juntos, sin un programa de control externo: las modalidades van desde las actividades cómodas, como intercambiar ideas y material, hasta formas más rigurosas, que incluirían la observación mutua y una investigación reflexiva focalizada.

Colegialidad artificial: en contraste, las relaciones de trabajo colectivo que establecen los enseñantes vienen impuestas de forma obligatoria por los administradores. Podrían establecerse horas y lugares fijos para poner en práctica esa colaboración, por ejemplo planificando reuniones durante el tiempo de preparación. El propósito de dicha colegialidad es conseguir que los resultados sean predecibles, aunque esto no siempre puede garantizarse.

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Balcanización: en esta forma de colaboración los profesores no se encuentran aislados ni trabajan como una sola escuela. Se forman grupos más pequeños, por ejemplo dentro de las divisiones de enseñanza primaria y media, los profesores de aula y los profesores de apoyo a la investigación, o el personal docente y no docente.

La quinta forma cultural de Hargreaves se propone para satisfacer las necesidades de las escuelas reestructuradas y el mundo

postmoderno: El mosaico en movimiento: extraída de la metáfora de Toffler (1990), Hargreaves promueve la noción de la flexibilidad por parte de los profesores, comprometidos de manera creativa en distintas tareas propias de la resolución de problemas, su orientación es la de un aprendizaje y mejora continuos. Se caracteriza por la colaboración, la oportunidad, las sociedades adaptables y las alianzas. De este modo los miembros del grupo coinciden en parte y cambian de puesto a lo largo del tiempo para cumplir las expectativas de cada circunstancia y contexto.

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¿Cómo tiene lugar el cambio cultural? El cambio cultural tiene lugar de modos diferentes y por diferentes razones. Rossman y sus colaboradores (1988) reconocen tres procesos de cambio cultural que representan un continuo, de acuerdo con un grado de atención consciente y explícita en el cambio cultural. El cambio evolutivo es implícito, inconsciente y espontáneo. Con el tiempo se introducen normas, valores y creencias a medida que otros desaparecen gradualmente. El cambio aditivo puede ser o no explícito, a medida que las normas, creencias y valores se alteran de forma repentina cuando se introducen nuevas iniciativas. El cambio transformador, por el contrario, es explícito y consciente, con una deliberada atención en las normas, los valores y las creencias cambiantes. Atendiendo a la eficacia planificada y a los esfuerzos de mejora, el cambio tiene probabilidades de pertenecer al segundo o tercer tipo.

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Esta norma tiene más que ver con la disposición, amabilidad y afecto personales, allí donde los profesores y administradores tienen tiempo para los demás, incluso cuando están ocupados.

Todos conocemos a gente que a pesar de estar ocupada, siempre parece tener tiempo para los demás .

El respeto puede disfrazarse de muchas formas, entre ellas la ausencia de una conciencia de estatus, que los recién llegados tengan la oportunidad de ser escuchados, el derecho a la intimidad, la tolerancia, la solidaridad, la consideración y las cadenas de relación fuera de la escuela. Además, las diferencias entre la gente eran consideradas una fuente de energía mutuamente enriquecedora.

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La crítica es vista como una oportunidad para mejorar y no como una amenaza; las emociones negativas y los desacuerdos representan un grato componente en la comunicación entre adultos.

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Tres pasos para las escuelas que tienen en cuenta su naturaleza individual

1. Conocer la cultura propia: preguntar a los profesores, a los alumnos, a los padres, al personal no docente y a todas las partes implicadas que representa realmente la escuela; tomar nota de cómo la gente pasa el tiempo; descubrir quiénes son los héroes, los espías y en definitiva quiénes cumplen todas las otras funciones en el entramado cultural, y reflejar los valores que representan.

2. Considerar cómo la cultura de la escuela estimula o frena el progreso, el desarrollo y el logro del alumno, y el cumplimiento de los objetivos escolares. Examinar los valores de la gente para ver si son los mismos o si existe una disparidad entre grupos.

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3. Brindar a la gente la oportunidad de discutir y reexaminar sus valores. Las estructuras se pueden adaptar, aunque sin un debate concurrente sobre los valores, posiblemente el cambio sólo sea superficial.

“el cambio educativo depende de lo que los profesores hacen y dicen, resulta tan simple y tan complejo como eso”