El punto de mira en la DISFUNCIÓN CEREBELOSA en adultos

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46 Nursing2018 | Volumen 35 | Número 3 SE SABE desde hace mucho tiempo que el cerebelo es fundamental para la función motora suave y precisa y para el equilibrio. La combinación de inestabilidad postural y marcha tambaleante es un signo de disfunción cerebelosa, y frecuentemente las caídas se deben a trastornos posturales y a ataxia. Durante muchos años se pensaba que los trastornos posturales y de equilibrio de la disfunción cerebelosa no podían tratarse. Sin embargo, algunos estudios recientes indican que la rehabilitación puede mitigar los trastornos posturales asociados con la ataxia cerebelosa y puede ayudar a reducir o prevenir caídas y lesiones 1 . Además, está ampliamente aceptado que el cerebelo tiene una participación signifcativa en los procesos cognitivos y neuropsiquiátricos. Las pruebas recientes respaldan la teoría de que las funciones ejecutivas como la cognición, la conducta, la personalidad, la toma de decisiones, el juicio y la moderación del comportamiento social dependen de la integridad del cerebelo 2 . En este artículo abordamos la teoría actual de la función del cerebelo y las implicaciones para la práctica de enfermería, incluido el método de evaluación de la disfunción cerebelosa. Anatomía y fisiología del cerebelo El cerebelo, que en latín signifca “cerebro pequeño”, se ubica debajo de la tienda del cerebelo, en la fosa craneal posterior (v. el cuadro Cartografía de la anatomía del cerebelo). Aparte de infuir en la función motora y de mantener la postura y el equilibrio, esta estructura recibe, procesa y modula la información somatosensorial, visual, auditiva, vestibular y propioceptiva de todas las regiones Vincent M. Vacca, Jr., MSN, RN, CCRN, SCRN, ENLS El punto de mira en la DISFUNCIÓN CEREBELOSA en adultos Janulla/iStock

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SE SABE desde hace mucho tiempo que el cerebelo es fundamental para

la función motora suave y precisa y para el equilibrio. La combinación de

inestabilidad postural y marcha tambaleante es un signo de disfunción cerebelosa,

y frecuentemente las caídas se deben a trastornos posturales y a ataxia.

Durante muchos años se pensaba que los trastornos posturales y de equilibrio

de la disfunción cerebelosa no podían tratarse. Sin embargo, algunos estudios

recientes indican que la rehabilitación puede mitigar los trastornos posturales

asociados con la ataxia cerebelosa y puede ayudar a reducir o prevenir caídas y

lesiones1.

Además, está ampliamente aceptado que el cerebelo tiene una participación

significativa en los procesos cognitivos y neuropsiquiátricos. Las pruebas

recientes respaldan la teoría de que las funciones ejecutivas como la cognición,

la conducta, la personalidad, la toma de decisiones, el juicio y la moderación del

comportamiento social dependen de la integridad del cerebelo2.

En este artículo abordamos la teoría actual de la función del cerebelo y las

implicaciones para la práctica de enfermería, incluido el método de evaluación de

la disfunción cerebelosa.

Anatomía y fisiología del cerebeloEl cerebelo, que en latín significa “cerebro pequeño”, se ubica debajo de la

tienda del cerebelo, en la fosa craneal posterior (v. el cuadro Cartografía de la

anatomía del cerebelo). Aparte de influir en la función motora y de mantener la

postura y el equilibrio, esta estructura recibe, procesa y modula la información

somatosensorial, visual, auditiva, vestibular y propioceptiva de todas las regiones

Vincent M. Vacca, Jr., MSN, RN, CCRN, SCRN, ENLS

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del cerebro. El cerebelo funciona como

un circuito de retroalimentación rápido y

correctivo que suaviza, coordina y secuencia

movimientos3,4.

Como está conectado con el córtex visual

y con los núcleos motores vestibular y

ocular, el cerebelo también es fundamental

para suavizar los movimientos de los

ojos. Los circuitos que hay dentro del

cerebelo ayudan a controlar diferentes

comportamientos sensomotores como

sentarse, ponerse de pie, caminar, alcanzar y

capturar algo4.

Entre las múltiples causas posibles de la

disfunción cerebelosa están la degeneración

relacionada con la edad, isquemia,

infarto, disección vascular, hemorragia,

infección, exposición a toxinas y lesión

traumática. A diferencia de una lesión en

la corteza cerebral, que da lugar a signos y

síntomas contralaterales a la lesión, el daño

unilateral del cerebelo genera disfunción

ipsilateral5.

Según el alcance de la disfunción

cerebelosa, un paciente puede tener uno

o una combinación de signos y síntomas

como cefalea, mareo, vértigo, náuseas,

vómitos, diplopía, visión borrosa, alteración

del habla (disartria) y debilidad motora

focal. Los signos clínicos también pueden

ser falta de coordinación en el movimiento,

falta de equilibrio, movimientos

extraoculares anormales como el nistagmo y

marcha anormal5.

El infarto cerebeloso representa el 3%

de todos los ictus isquémicos en Estados

Unidos, o unos 27.400 infartos cerebelosos

al año5. Con infarto cerebeloso anterior es

frecuente que se dé sordera, y con infarto

cerebeloso posterior puede aparecer hipo

intratable6.

Hallazgos de estudios recientesLas pruebas anatómicas, clínicas y de

neuroimagen han mostrado que el cerebelo

participa de manera significativa en

una variedad de funciones humanas: la

cognición, la atención, el aprendizaje,

la memoria funcional, la conducta social,

las emociones, los hábitos alimentarios, el

control de impulsos, sentimientos como

Cartografía de la anatomía del cerebelo

(A) Vista dorsal

del cerebelo que

indica las posiciones

de los lóbulos

anterior, posterior y

floculonodular y la

región del medio,

denominada vermis.

(B) Vista dorsal del

tronco del encéfalo

sin el cerebelo. Las

conexiones del cerebelo

al tronco del encéfalo se

indican con la presencia

de los pedúnculos

inferior, medio y

superior del cerebelo.

Vermis

Lóbulo anterior

Lóbulo posterior

Colículo superior

Colículo inferior

Velo medular superior

Pedúnculo cerebeloso superior

Pedúnculo cerebeloso medio

Pedúnculo cerebeloso inferior

Tubérculo grácil

Óbex Suelo del cuarto ventrículo

Lóbulo floculonodular (visto por el lado anterior)

Núcleo del fastigio

Núcleo dentadoNúcleo interpósito

Núcleos profundos del cerebelo

B

A

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el arrepentimiento, las creencias y los

trastornos neuropsiquiátricos7,8. Estudios

que emplean técnicas de imagen avanzadas

como la resonancia magnética (RM)

funcional han demostrado que la activación

del cerebelo aumenta cuando una persona

procesa tareas cognitivas y conductuales

más complejas. Nuevos datos respaldan

la función del cerebelo como modulador

de las funciones mentales, psicológicas y

sociales8-12.

Las pruebas de los estudios anatómicos,

clínicos y de imagen muestran que las

lesiones del cerebelo derecho generan

déficits verbales, mientras que las lesiones

del cerebelo izquierdo causan déficits

visuoespaciales. Las lesiones en una zona

del cerebelo denominada vermis se han

relacionado con alteraciones de conducta y

deterioro de las funciones ejecutivas como el

habla, el lenguaje, el juicio, la planificación

y el procesamiento de información8-12.

Ahora entendemos que el cerebelo

participa específicamente en ciertos

trastornos neuropsiquiátricos, como

la ansiedad, el trastorno por déficit de

atención e hiperactividad, el trastorno

bipolar, el trastorno depresivo mayor,

el trastorno del espectro autista y la

esquizofrenia. Por ejemplo, cada vez hay

más pruebas de que los múltiples circuitos

cerebrales y cerebelosos son anatómica y

funcionalmente anormales en pacientes con

trastorno del espectro autista2,9,11.

Se sabe desde hace tiempo que

la disfunción cerebelosa participa

directamente en las manifestaciones

motoras de la esclerosis múltiple como la

ataxia, la poca coordinación de las manos

y el temblor intencional. La disfunción

cerebelosa también está implicada en el

deterioro cognitivo que observamos en

pacientes con esclerosis múltiple12.

Aunque se sabe que el cerebelo tiene un

papel significativo en la cognición y en los

procesos neuropsiquiátricos, ahora estamos

empezando a comprender el alcance de su

implicación en estas disfunciones13.

Evaluación de la función del cerebeloLas siguientes pruebas y técnicas especiales

pueden ayudar al médico a evaluar

los signos y síntomas de la disfunción

cerebelosa.

Test de Romberg. Para evaluar el

sentido de posición, pida al paciente que se

mantenga de pie con los pies juntos y los

ojos abiertos, y que cierre los ojos durante

30-60 segundos. Observe su capacidad

para mantenerse recto, con solo un poco de

vaivén. Un paciente con ataxia cerebelosa

tendrá dificultades para estar con los

pies juntos, ya sea con los ojos abiertos o

cerrados13.

Movimientos alternativos rápidos.

Un paciente con disfunción cerebelosa

tendrá dificultades para hacer un

movimiento y justo después el mismo

movimiento en la dirección opuesta. Utilice

los ejercicios siguientes para evaluar este

tipo de disfunción13.

Pida al paciente que se toque el muslo

con una mano, que la gire y que vuelva a

tocarse el muslo con el dorso de la mano.

Pídale que repita estos movimientos tan

rápido como pueda y que luego haga

lo mismo con la otra mano. Observe la

velocidad, el ritmo y la suavidad de los

movimientos (v. el cuadro Evaluación de

movimientos alternativos rápidos).

Pida al paciente que se toque la falange

distal del pulgar con la punta del dedo

índice tan rápido como pueda. Vuelva a

observar la velocidad, el ritmo y la suavidad

de los movimientos.

Pídale que le golpee la mano con el

metatarso de cada pie sucesivamente y

observe la velocidad, el ritmo y la suavidad

de los movimientos13.

Movimientos de punta con punta.

La descoordinación en estos ejercicios,

que empeora con los ojos cerrados, indica

disfunción cerebelosa.

Evaluación de movimientos alternativos rápidos13

Pida al paciente que se golpee el muslo con una mano, que la gire y que vuelva a golpearse el muslo con el dorso de la mano. Pídale que repita estos movimientos tan rápido como pueda y que luego haga lo mismo con la otra mano.

Los circuitos que hay dentro del cerebelo ayudan

a controlar diferentes comportamientos

sensomotores como sentarse, ponerse de pie, caminar, alcanzar y capturar algo.

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Pida al paciente que toque el dedo índice

de usted con su dedo índice y luego su

nariz de forma alterna varias veces (el test

de dedo a nariz). Mueva su dedo para que

el paciente tenga que cambiar de dirección

y estirar totalmente el brazo para tocarlo.

Observe la precisión del movimiento y

mire si tiembla. La disfunción cerebelosa

puede hacer que el dedo no acierte al

principio y que aparezca un temblor

intencional hacia el final del movimiento13

(v. el cuadro Evaluación de temblores). Los

temblores intencionales desaparecen en

reposo y pueden empeorar a medida que

el paciente se acerca a un objeto14 (v. el

cuadro Glosario de términos).

Ponga su dedo en un punto donde el

paciente llegue estirando totalmente el brazo

y el dedo. Luego pídale que levante el brazo

por encima de la cabeza y que lo baje para

tocar el dedo de usted varias veces. Luego

pídale que haga lo mismo varias veces con

los ojos cerrados. Repita el ejercicio con el

otro brazo.

Pida al paciente que ponga un talón

sobre la rodilla opuesta y que lo deslice

por la espinilla hasta el dedo gordo (test

de talón por espinilla). Que lo repita con

los ojos cerrados. Que lo repita con el otro

pie. En la disfunción cerebelosa, es posible

que no acierte la rodilla con el talón y

que luego baje por la espinilla oscilando

de lado a lado. Tal vez el paciente levanta

demasiado el talón por la pérdida del

sentido de posición13.

En pacientes con disfunción cerebelosa,

estos movimientos de punta con punta son

torpes, inestables y de velocidad variable.

El paciente puede mostrar una desviación

continua hacia un lado.

Temblores. Los pacientes con disfunción

cerebelosa pueden tener una inclinación de

la cabeza anormal en reposo o un temblor

rítmico de la cabeza de lado a lado. Con

enfermedad cerebelosa extensa pueden

producirse movimientos involuntarios

anormales como espasmos mioclónicos y

movimientos coreiformes5.

Pide al paciente que coja un objeto; los

temblores aparecerán o se intensificarán a

medida que la mano se acerque al objeto.

Marcha. Pida al paciente que camine

en línea recta por la habitación o por el

pasillo, que gire y que vuelva mientras

usted observa la postura y el equilibrio.

Normalmente los brazos se balancean un

poco y el paciente gira suavemente sin

perder el equilibrio.

Pida al paciente que camine en línea

recta poniendo el talón del pie de delante

tocando los dedos del de atrás. Durante

este ejercicio es posible que se vea más

la marcha tambaleante y descoordinada

(ataxia) (v. el cuadro Evaluación de la

marcha del paciente). Pídale también que

camine sobre los dedos de los pies y

luego sobre los talones para evaluar el

equilibrio13.

Glosario de términos

La corea es un trastorno de movimiento involuntario hipercinético caracterizado por contracciones rápidas e imprevistas. Afecta principalmente a las extremidades, pero también puede afectar a la cara y al tronco. Los movimientos no siguen ningún patrón y tienen velocidad, tiempo y dirección variables18.

La mioclonía se caracteriza por movimientos involuntarios breves y espasmódicos causados por contracciones musculares (mioclonía positiva) o por inhibiciones (mioclonía negativa o asterixis). Los pacientes pueden describir la mioclonía como sacudidas, agitaciones o espasmos19.

El nistagmo, que deteriora la visión y la percepción de profundidad, se caracteriza por movimientos oculares involuntarios, repetitivos y descontrolados de lado a lado, de arriba abajo o circulares. La velocidad de los movimientos varía y normalmente afecta a los dos ojos. Este trastorno impide la visión estable de los objetos con los dos ojos20.

La disartria escándida altera el patrón del habla normal, con pausas anormalmente largas entre palabras o incluso entre sílabas. Se caracteriza por un habla lenta, mal articulada y monótona y se asocia con la ataxia motora oral14,18.

Los temblores son movimientos oscilatorios rítmicos causados por trastornos en las vías cerebelosas, como en la esclerosis múltiple. Los temblores intencionales o cinéticos no aparecen en reposo y pueden empeorar a medida que la mano del paciente se acerca al objeto14.

Evaluación de temblores13

Los temblores intencionales desaparecen en reposo y pueden empeorar a medida que el paciente alcanza un objeto.

Evaluación de la marcha del paciente13

La ataxia puede verse más claramente cuando el paciente camina en línea recta poniendo un pie delante del otro, tocándose.

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Nistagmo. Esta leve oscilación rítmica

de los ojos puede deteriorar la capacidad

de enfocarse en objetivos móviles o

inmóviles y aumenta el riesgo de caída.

Se puede evaluar examinando los

movimientos extraoculares y la agudeza

visual14.

Trastornos del habla. La disartria

escándida puede manifestarse como una

forma de hablar dificultosa y lenta y/o

explosiva. Puede haber pausas largas entre

palabras o incluso sílabas. Valore estos

signos iniciando una conversación con

el paciente u observe cuándo repite una

frase14,15.

Como existe la posibilidad de que

haya disfunción cognitiva, conductual,

mnemónica y emocional, estas funciones

también deben evaluarse5.

Implicaciones para la prácticaLa disfunción cerebelosa puede dar

lugar a muchos deterioros cognitivos,

conductuales, musculares, visuales y

de equilibrio; cualquiera de ellos puede

provocar complicaciones significativas

y afectar a la recuperación de lesiones o

enfermedades. Por ejemplo, la dificultad

para tragar puede provocar déficit

nutricional, deshidratación, respiración o

aspiración inadecuada, que puede causar

neumonía y requerir respiración asistida.

La enfermera del foniatra debería hacer

una prueba de deglución junto a la cama

antes de que el paciente beba, coma o se

medique por vía oral16.

Hay que hacer una evaluación validada

del riesgo de caída para determinar el

grado de riesgo e iniciar las intervenciones

preventivas adecuadas. La ataxia y la falta

de equilibrio estando de pie e incluso

sentado incrementan el riesgo de caídas y

lesiones. La marcha tambaleante aparecerá

con la cabeza inclinada hacia el lado de

la lesión cerebelosa, con un alto riesgo de

caerse hacia ese lado8,10.

Con la disfunción cerebelosa es frecuente

la fatiga y la debilidad, y también aumenta

el riesgo de caídas. Los pacientes con

problemas de visión tal vez no puedan

esquivar obstáculos y sortear escaleras, lo

que provocará caídas8,10.

En pacientes con disfunción cerebelosa,

los movimientos voluntarios como alcanzar

y coger algo suelen ser imprecisos. Esto

puede dar lugar a déficits en el autocuidado,

como la incapacidad de llevar a cabo

actividades cotidianas como vestirse,

asearse, lavarse y comer. Recuerde que

los pacientes tal vez no puedan sujetar un

bolígrafo y escribir de manera legible, o

teclear de manera precisa. Los trastornos

neuropsiquiátricos, de personalidad y

del estado de ánimo asociados con la

disfunción cerebelosa pueden requerir

intervenciones como terapia psicológica y/o

medicamentos1-3,17.

La disfunción cerebelosa puede interferir

significativamente en la capacidad de

un paciente de llevar a cabo actividades

cotidianas. Utilice los hallazgos de sus

evaluaciones para programar unos cuidados

que favorezcan la seguridad del paciente y

que optimicen su recuperación. ■

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Vincent M. Vacca Jr. es formador de enfermería clínica en la Unidad de Cuidados intensivos Neurológicos en el Brigham & Women’s Hospital de Boston, Massachusetts.

El autor ha declarado no tener ningún conflicto de intereses económicos relacionado con este artículo.