Evolucion de la Sevilla intramuros en el Siglo XVIII

102
Evolución de Sevilla intramuros en el Siglo XVIII. Teoría de la Arquitectura_ ETSAS 2008_ Jorge Monedero Martín_2º C 1 EVOLUCION DE SEVILLA INTRAMUROS durante el S. XVIII Jorge Monedero Martín Enero 2009

description

Trabajo sobre la Sevilla del Siglo XVIII con una vision del crecimiento de la ciudad desde sus origenes en base a su propia topografia.

Transcript of Evolucion de la Sevilla intramuros en el Siglo XVIII

Page 1: Evolucion de la Sevilla intramuros en el Siglo XVIII

Evolución de Sevilla intramuros en el Siglo XVIII.

Teoría de la Arquitectura_ ETSAS 2008_ Jorge Monedero Martín_2º C 1

EVOLUCION DE SEVILLA

INTRAMUROS durante el S. XVIII

Jorge Monedero Martín

Enero 2009

Page 2: Evolucion de la Sevilla intramuros en el Siglo XVIII

Evolución de Sevilla intramuros en el Siglo XVIII.

Teoría de la Arquitectura_ ETSAS 2008_ Jorge Monedero Martín_2º C 2

Índice

Introducción............................................................................

La ciudad en su relación fundacional: río, márgenes y

puerto………………………………………………………...

Muralla: evolución, funciones y puertas territoriales.........

Entorno en su Organización Productiva:

Explotación agraria, industrialización y transformación...

Trafico marítimo y comercio con las Indias……………….

Sociedad...................................................................................

De 1700 a 1766.........................................................................

La Sevilla de Olavide 1767 1778............................................

De 1779 a 1800.........................................................................

Arquitectura Domestica Sevillana en el Siglo XVIII...........

Hitos.........................................................................................

Bibliografía y otros recursos..................................................

Conclusiones............................................................................

Pagina

3

7

10

15

24

41

45

54

71

73

86

88

90

Page 3: Evolucion de la Sevilla intramuros en el Siglo XVIII

Evolución de Sevilla intramuros en el Siglo XVIII.

Teoría de la Arquitectura_ ETSAS 2008_ Jorge Monedero Martín_2º C 3

Introducción

Difícilmente podríamos entender la evolución de la

ciudad sin un marco o enfoque amplio de relaciones tanto

con el río y la orografía de sus zonas adyacentes --que

determinan un amplio espectro de influencias en su

evolución-- como del contenido vulnerable de una ciudad que

nace para ser sitiada y en la mayoría de los casos impuesta

por continuas dominaciones.

Por ello que era inevitable acudir en primera instancia al final

de la historia o mejor dicho al principio del origen de la

ciudad. No se podría entender el siglo XVIII de una forma

aislada sin un origen y un final a este transcurso evolutivo de

continuos crecimientos y decrecimientos demográficos,

continuas crecidas e inundaciones del río o las influencias

políticas y sociales que determinan tanto el urbanismo como

la generación de recursos de su sociedad.

Desde la raíz semítica de ―Spal‖, denominación probable de

la Sevilla original y cuya denominación parece ser de los

habitantes de los Alcores que lo hacían refiriéndose a ―tierras

de abajo‖ para nombrar a los habitantes del único montículo,

posiblemente aluvión, que se elevaba sobre una zona de paso

del río que iba a dar a una zona mas ancha y de amplias

mareas salinas que los romanos denominaron Lago Ligustino

a la altura de Puebla del Río hasta Sevilla.

La localización de Tartessos (1200-550 a.C) nos viene

refrendada por Avieno en la Ora Marítima, donde aparece

claramente que esa ciudad se halla asentada sobre una isla en

la desembocadura del río del mismo nombre. Supuestamente

en la desembocadura se había formado un delta constituido

por múltiples islas y diversos brazos del río. Una de esas islas

estaría ocupada por Tartessos la mítica ciudad portuaria y

capital del reino más antiguo de Occidente.

Sabemos por estudios geológicos recientes que en la época a

la que se refiere el relato de Avieno (S.VI a.C.) el actual

Guadalquivir desembocaba en el denominado ―Estrecho de

Coria‖ (cuyos dos vértices serían Caura y Orippo) en un

extenso Golfo marino denominado ―Golfo Tartésico‖ que

podemos considerar mar abierto y que ocuparía todo el sur de

la provincia de Sevilla en una zona que comprendería las

Marismas e Islas del Guadalquivir.

Las poblaciones tartésicas se hallaban distribuidas en las

riveras del Golfo Tartésico y del lago Ligur o Lago Ligustino

disfrutando de buenas comunicaciones gracias a la

navegabilidad de toda el área. El lago estaba bajo la

influencia de las mareas con aguas mixtas saladas-dulces,

tenía numerosos caños laterales e islas formadas entre brazos

de agua. Este lago tenía un singular y trascendental valor

estratégico como vía de comunicación pues además era punto

de arranque y destino de la navegación del propio río

Tartessos (navegable también en gran medida hasta su cuenca

superior mucho más allá de Córdoba).

Page 4: Evolucion de la Sevilla intramuros en el Siglo XVIII

Evolución de Sevilla intramuros en el Siglo XVIII.

Teoría de la Arquitectura_ ETSAS 2008_ Jorge Monedero Martín_2º C 4

Alrededor del siglo VI antes de nuestra era la desembocadura

del Guadalquivir se situaba aproximadamente a la altura de la

actual Puebla del Río, precedida por una zona amplia de

marismas que se iniciaban a la altura de Alcalá del Río, y

bordeada por dos elevaciones amesetadas que hoy

conocemos como Los Alcores y el Aljarafe. Esta ―marisma‖

o Lago Ligustino —Lago del lobo, como lo conocieron los

romanos— es el enclave territorial de la ciudad de Sevilla.

Dentro de la topografía de este terreno, se encontraban

algunas elevaciones o islas que sirvieron para el primer

asentamiento humano en el territorio. Una de ellas, la más

significativa y génesis de la ciudad, es la conocida

arqueológicamente como Cota 14, elevación central en los

alrededores de la actual plaza de la Alfalfa donde se ubicó, a

tenor de los datos que poseemos, la primera factoría fenicia

para el comercio con los indígenas de las tierras altas.

La enorme vulnerabilidad de la ciudad tiene su relevancia ya

que los accesos al núcleo elevado era posible por la mayoría

de los flancos, además de su acceso fluvial a través del río

que permitían incluso ser dominado por zonas adyacentes

mas altas, de mejor abastecimiento a tropas y agrupamiento

en la zona del lago de barcos.

Este carácter de accesibilidad le dio enormes posibilidades de

ser nexo de unión entre comerciantes y navegantes. Como

sistema defensivo se construyo en sucesivas etapas y

ampliaciones un muro que rodeaba a la ciudad. El actual de

origen almohade, hecho de manera muy sólida de tapial y

más de cien torres en los albores de entrada del siglo XVIII.

Pero no se podría entender todo este entramado de relaciones

de un montículo elevado sobre las aguas de no más de 12

metros sobre el nivel de mar y sitiado por las enormes

crecidas del río sin una relación con las ricas tierras

adyacentes y en especial en un siglo en donde se inicia la

arquitectura de hacendados agricultores que provienen de los

repartos que desde 1200 el rey Fernando hace tras su

dominación sevillana. Por ello el estudio presente intenta dar

sentido a las formas de crecimiento en su razón fundacional,

en su relación con el puerto fluvial y la ciudad puente.

En su aspecto territorial con sus límites, las secuencias que

explican el proceso y el resultado del siglo que nos ocupa con

sus puertas territoriales y de abastecimiento.

En las primeras averiguaciones sobre el plano topográfico

actual del que disponemos se realizó las primeras líneas de

cotas sobre el nivel máximo intuyendo la entrada de río a la

ciudad y sus bajos en laguna que se formaban en la zona de

Alameda en la antigüedad.

El siglos XVIII sevillano evoca un siglo anterior cargado de

catástrofes que incluía el resultado de la perdida del 50% de

la población en las plagas que asolaron dicho siglo. De ser

una de las ciudades mas pobladas y mas prosperas del mundo

superando a Paris o Roma, Sevilla pierde su monopolio con

Page 5: Evolucion de la Sevilla intramuros en el Siglo XVIII

Evolución de Sevilla intramuros en el Siglo XVIII.

Teoría de la Arquitectura_ ETSAS 2008_ Jorge Monedero Martín_2º C 5

America y se convierte en una ciudad donde la propiedad de

la Iglesia incluía el 97% de las edificaciones civiles. La fuerte

atracción de capitales y de familias acaudaladas que durante

los siglos anteriores había propiciado una ciudad de corte

monárquica muy pronunciada hizo del primer tramo del siglo

un ir y venir de visitas, fastos, bodas y demas eventos

relacionados con la nobleza y la monarquía de la época.

Sevilla seguía siendo una ciudad privilegiada donde mantenía

importantes monopolios reales como el tabaco, la fundición

de cañones, la fabrica de la moneda y la del salitre.

La segunda mitad del siglo estuvo marcado por dos

acontecimientos que generaron los principales cambios en las

obras de la ciudad: el terremoto de Lisboa 1755 y la venida

como intendente de la ciudad de Pablo de Olavide. El

terremoto originó una fe inusitada y marcó la construcción de

decenas de nuevas iglesias, capillas y auspicios. La figura de

Pablo de Olavide la apertura de la ciudad a la intelectualidad

ilustrada contando en aquel tiempo con la presencia de

Jovellanos. Además de atraer los primeros avances de

transformaciones de paseos, espacios públicos y verdes

arbolados.

Mas del 50% de las casas sevillanas estaban en ruinas tras el

terremoto de Lisboa, ese transito hasta la reconstrucción dio

lugar a agregaciones y segregaciones de enorme calado,

llegando algunos conventos a duplicar su superficie mediante

la agregación de casas conservándose aun hoy adarves

integrados plenamente en conventos.

En la Arquitectura domestica Sevillana iniciamos un estudio

del diseño y edificación de la arquitectura doméstica en la

ciudad durante la segunda mitad del siglo XVIII. Se indaga

sobre la labor proyectual de los arquitectos locales, y el modo

en que condiciona el proceso de construcción de estos

edificios la labor supervisora de los maestros mayores de la

ciudad y la normativa municipal, inspirada en los principios

ilustrados. Se analizan las características de su arquitectura

en cuanto a planta, volúmenes, alzados y decoración, y se

documentan algunas de las casas principales y casas-palacios

representativas de la segunda mitad del siglo.

Page 6: Evolucion de la Sevilla intramuros en el Siglo XVIII

Evolución de Sevilla intramuros en el Siglo XVIII.

Teoría de la Arquitectura_ ETSAS 2008_ Jorge Monedero Martín_2º C 6

Situación del estuario aprox. hace 20.000-

6.000 años. Esta escotarura

marina en el sur de la provincia de Sevilla

puede ser observada en mapas de la

península a gran escala medievales e

incluso hasta del s. XVI.

Page 7: Evolucion de la Sevilla intramuros en el Siglo XVIII

Evolución de Sevilla intramuros en el Siglo XVIII.

Teoría de la Arquitectura_ ETSAS 2008_ Jorge Monedero Martín_2º C 7

Castillo de Triana y Puente de Barcas.

El río, márgenes y puerto.

El río a su paso por Sevilla no solo va a suponer una amenaza

permanente por sus enormes crecidas sino también un motivo

de ocio en los acalorados días del verano y la vía principal de

su comercio.

Los refuerzos en contención frente a las crecidas en los

márgenes mas cercanos a la ciudad son aprovechados para

acondicionar paseos y pavimentar zonas como es el Patín de

las Damas. Situado en el extremo final de la ciudad.

Se urbaniza toda la zona de la hoy actual calle Torneo

denominada de las Delicias y se hace todo un malecón en la

zona del arenal.

En 1.726 el Arzobispo Salcedo prohíbe que las mujeres se

bañen en el río ―so pena de excomunión‖ y niega sepultura a

las ahogadas; intenta así evitar el escándalo de la mezcla de

sexos. Algo que resulto parecer grotesco pues el

Ayuntamiento convocó una junta de médicos que votó a

favor de la utilidad de los baños de modo que el Arzobispo

tuvo que revocar el edicto sin dejar de exigir vigilasen la

decencia.

Desde 1.742 fueron prohibidas varias veces las veladas en el

río por los excesos nocturnos y desde Olavide los baños

quedarán reglamentados: desde los Humeros hasta la puerta

de San Juan para las mujeres; los hombres desde el husillo

frente al Almacén de Maderas del Segura hasta el barranco de

la cal vieja; los de Triana desde el

husillo del convento de Los Remedios hasta El Agujero

donde se vende naranjas. Se nombran dos buzos o maestros

de agua con chaleco y calzones de lienzo por debajo de la

rodilla que hacían sonar un caracol de campo ante el peligro.

Cada año había entre 30 y 60 ahogados que eran asistidos en

el Hospital de la Caridad.

El puente tiene ahora diez barcos chatos (antes 11). Por el

lado de Sevilla hay una glorieta cercada de poyos y barandas

de hierro, y en los antepechos de ambos lados estaban

pintadas figuras de la Virgen y de santos sobre fondo verde,

debajo de las cuales había otras bastante grotescas de moros.

Tras la riada las ordenanzas de 1.784 ponen el puente bajo la

administración del Ayuntamiento que sustituirá así al antiguo

arrendador. El servicio de guardia permanente estaba

formado por dos mozos para achicar y un "sobrestante" que

era un vigilante y administrador que se alojaba por la noche

en la cámara de uno de los barcos.

Page 8: Evolucion de la Sevilla intramuros en el Siglo XVIII

Evolución de Sevilla intramuros en el Siglo XVIII.

Teoría de la Arquitectura_ ETSAS 2008_ Jorge Monedero Martín_2º C 8

La significación de la relación entre la ciudad de Sevilla y el

río Guadalquivir y algunas hipótesis de interpretación

parecen referirse a las relaciones de Sevilla con su río con

pretensión de alguna originalidad es una tarea realmente

difícil dada la abundante bibliografía dedicada a esta ciudad,

la que dedica al Guadalquivir una atención preferente,

aunque desde distintas perspectivas, constituye una

proporción muy destacable. Este hecho pone de manifiesto,

en primer lugar, la significación fundamental del

Guadalquivir, y de la red hidrográfica tributaria, para la

comprensión del emplazamiento, la función, la forma y la

estructura de Sevilla; en segundo lugar, la repercusión de esta

realidad en la imagen que la ciudad tiene de sí misma,

expresada en la abundante iconografía sobre el río y en su

permanencia en los mitos urbanos.

Estos rasgos justifican, quizás, el especial interés de la

relación entre la ciudad de Sevilla y el río Guadalquivir como

laboratorio donde contrastar determinadas hipótesis sobre la

naturaleza y la dinámica de las relaciones entre el agua y el

espacio urbano. De entre estas hipótesis, a modo de marco

general al que referir los resultados del análisis de nuestro

caso, cabría destacar las siguientes:

— El carácter complejo y dinámico de la relación entre el río

y la ciudad, fruto de la combinación, históricamente

cambiante, de recursos y oportunidades (comunicación,

abastecimiento, eliminación de residuos, recursos espaciales)

aportados por los ríos, y de riesgos y amenazas (inundación,

contaminación) que ellos mismos entrañan (Pelletier, 1990).

— La importancia de las características del régimen

hidrológico mediterráneo para la comprensión de las

especiales tensiones en el diálogo entre el río y la ciudad en

la mayor parte del Estado español, sin perder de vista los

rasgos más específicos que condicionan cada caso concreto,

por ejemplo el carácter de estuario (Moral Ituarte, 1992).

— El tránsito desde un modelo de relación fundado en el

dominio y el aprovechamiento hacia un nuevo paradigma

definido por la voluntad de integración (Zoido Naranjo y

Fernández Salinas, 1996), condicionado a cambios

tecnológicos, pero también a modificaciones en las

percepciones y en los equilibrios de los intereses sociales

implicados.

— La importancia de las intervenciones públicas en los

espacios fluviales (motivadas por las afecciones al dominio

público, la interrelación de intereses y la necesidad de

intervenciones de gran intensidad) y la diversidad de las

lógicas de actuación dominantes en las diferentes

administraciones en presencia.

Los rasgos geográficos básicos de la ría de Guadalquivir son

que esta situado en el extremo superior del tramo de estuario

accesible a las embarcaciones marinas, la relación de Sevilla

con su río ha estado condicionada secularmente por el

progresivo deterioro de las condiciones de navegación. El

Page 9: Evolucion de la Sevilla intramuros en el Siglo XVIII

Evolución de Sevilla intramuros en el Siglo XVIII.

Teoría de la Arquitectura_ ETSAS 2008_ Jorge Monedero Martín_2º C 9

estuario del Guadalquivir se desarrolla a lo largo de una

llanura de pendiente prácticamente imperceptible formada

por materiales aluviales que se vienen sedimentando a razón

de entre 1 y 2,5 mm/año en los últimos milenios. La falta de

pendiente y la naturaleza deleznable de estos materiales,

unidos a la violencia de sus avenidas, motivan el carácter

sinuoso e inestable de su cauce, que aguas abajo de Sevilla se

dividía en diversos brazos de trazado meandriforme.

A consecuencia de la irregularidad de su régimen, el «Río

Grande» de Andalucía ha merecido la calificación de «gran

torrente» (Vanney, 1970).

Efectivamente, con un módulo que ronda los 185 m3/s y con

estiajes que, antes de la regulación a la que actualmente está

sometido, descendía por debajo de los 10 m3/s el

Guadalquivir experimentaba crecidas de 5.000 m3/s y

9.000 m3/s con periodos de recurrencia de 5 y 100 años

respectivamente. En estas condiciones, las aguas alcanzaban

una altura de 7 y 10 metros sobre el cero geográfico,

amenazando con diferente intensidad a una ciudad que en

gran parte se extiende sobre el propio llano de inundación del

Guadalquivir y cuyas áreas más deprimidas (la Alameda de

Hércules, sobre un lecho fosilizado) se sitúan a la cota 4,30.

En estas condiciones, la relación de Sevilla con el río que le

da sentido ha estado marcada por la lucha secular por la

preservación de la navegabilidad y por la defensa frente a la

amenaza constante de inundación (Palomo, 1878). Esta

dinámica ha dado como resultado un proceso de intensa

intervención sobre el cauce, que por medio de diferentes

cortas o rectificaciones ejecutadas en los últimos 200 años,

ha reducido en cerca de 40 kilómetros el desarrollo inicial

del estuario.

Concretamente la Corta de la Merlina –a la altura de Puebla y

Coria del Río--que se ejecuta al final del siglo y que reduce

la extensión del río en varios kms dándole mayor capacidad

de desagüe frente a las inundaciones.

Page 10: Evolucion de la Sevilla intramuros en el Siglo XVIII

Evolución de Sevilla intramuros en el Siglo XVIII.

Teoría de la Arquitectura_ ETSAS 2008_ Jorge Monedero Martín_2º C 10

Muralla: evolución, funciones y puertas territoriales.

La primitiva ciudad fundada por los fenicios solamente

ocupaba las cotas 12 y 14, es decir, lo que hoy son las calles

Abades, San Isidoro, la Cuesta del Rosario, y muy poco más.

Tanto para festejar el triunfo de Munda, como para

asegurarse un punto fortificado en la región Bética, Julio

César decide convertir Sevilla en una plaza fortificada,

ensanchando su perímetro, y sustituyendo por murallas recias

la antigua empalizada de troncos trabados con barro, que

había existido en la época cartaginesa.

Podemos establecer como fecha válida la del año 45 a.J. para

la construcción de la muralla (en Abril de dicho año había

estado César en Sevilla). La muralla se construye con el

material llamado "opus caementicium", compuesto de

argamasa rica en cal y trabada con guijarros de rio: este

material, famoso conocido con el nombre vulgar de (mortero

romano), tiene la propiedad de que su riqueza en cal y la

manera de amasarla, le da una dureza extraordinaria y una

duración demostrada por el excelente estado en que se

encuentran estos muros al cabo de dos mil años. Parece ser

que la muralla describió primeramente el contorno de un

recinto pequeño, y gracias a los hallazgos de cimiento y resto

de esta muralla puede fijarse con bastante exactitud cual sería

su trazado.

Según las autorizadas opiniones de los profesores don

Antonio Blanco Freijeiro, don José Guerrero Lobillo y don

Francisco Collantes de Terán, el perímetro de la muralla sería

el siguiente: Catedral -- calle Mateos Gago "donde hay

vestigios de un lienzo de muralla" -- Puerta de la Carne --

Puerta Osario -- calle Alhóndiga "donde se ha encontrado

cimientos de una puerta" -- Plaza de Villasis "donde se ha

encontrado otra puerta" -- calle Cuna -- Plaza del Salvador --

Catedral.

Queda una ligera reserva respecto al trazado del muro sur, si

iría exactamente por calle Mateos Gago, o más hacia el

Alcazar, reserva que manifiesta explícitamente el profesor

Blanco Freijeiro; pero en todo caso no cambia

sustancialmente la cuestión, sino en unos metros más o

menos.

Calles principales de la Sevilla romana. En esta primera

época, en que Sevilla era como la que acabamos de describir,

tuvo, según Guerrero Lobillo, como calle principal o "Cardo

máximo" la actual calle Abades, con la particularidad de que

era doble de ancho que ahora, puesto abarcaba en una sola

anchura las dos calles actuales de Abades y don Remondo.

Blanco Freijeiro piensa que Sevilla debió parecerse mucho en

su trazado a Tréveris, y que el Foro estaría en la plaza de la

Alfalfa, y el principal templo sería el que nos ha dejado el

soberbio testimonio de sus columnas en la calle Mármoles.

Ampliación de la muralla: Aumentado el número de

habitantes de Sevilla, tanto por crecimiento vegetativo, como

por inmigración, atraída ésta por la importancia creciente de

Page 11: Evolucion de la Sevilla intramuros en el Siglo XVIII

Evolución de Sevilla intramuros en el Siglo XVIII.

Teoría de la Arquitectura_ ETSAS 2008_ Jorge Monedero Martín_2º C 11

la industria y el comercio de la floreciente capital de la

Bética, se hizo necesario ensanchar la ciudad. Esto debió

ocurrir después de Augusto. Para el ensanche, se derribó la

muralla en su tramo comprendido entre la actual plaza de

Villasis -- Alhondiga -- Puerta Osario, y se hizo una nueva

muralla que iba desde San Martín -- calle Doctor Letamendi -

- Feria -- Resolana -- Macarena -- Puerta de Córdoba --

Osario.

Es a partir de este momento cuando Sevilla cuenta ya con su

muralla romana definitiva, cuyas puertas serían: Puerta de la

Carne, Puerta Carmona, Puerta Osario, Puerta del Sol, Puerta

de Córdoba, Puerta de la Macarena, posible Puerta en

Relator, esquina a Feria, posible Puerta de San Martín, Puerta

en Villasis, posible puerta en el Salvador, posible puerta en

Mateos Gago. Todas las que damos como posibles

desaparecieron en la época árabe al hacerse el ensanche hacia

el Oeste

Aumentado considerablemente el perímetro de Sevilla, con

esta nueva alineación de la muralla, cambió la topografía

urbana. Ya el -- Cardo máximo -- no va a ser la calle Abades,

sino una larga vía que irá desde la muralla de la calle Mateos

Gago hasta la Puerta de la Macarena, o sea la calle Abades, la

de Cabeza del Rey Don Pedro, la de Alhóndiga, la de Bustos

Tavera, y la calle San Luis. Este -- Cardo máximo -- o calle

principal tendría sus -- documanos -- o calles transversales,

perpendiculares a ella, siendo el -- documano máximo -- la

actual Cuesta del Rosario, prolongada por calle Aguilas y San

Page 12: Evolucion de la Sevilla intramuros en el Siglo XVIII

Evolución de Sevilla intramuros en el Siglo XVIII.

Teoría de la Arquitectura_ ETSAS 2008_ Jorge Monedero Martín_2º C 12

Esteban, o sea desde la puerta de muralla que habría en el

Salvador hasta la Puerta de Carmona. Otro -- documano --

seria la calle del Sol, prolongada por las de Imagen y Laraña

hasta Villasis, o sea uniría la puerta de muralla en Villasis,

con la Puerta del Sol.

Finalmente habría un -- documano inferior -- que sería la

actual calle Relator, y su prolongación Fray Diego de Cádiz,

uniendo de este modo la Puerta de Córdoba con la Puerta de

Muralla que daba al río, que entonces pasaba por lo que hoy

es la Alameda de Hércules.

Añadiremos que el nombre de Macarena debió aparecer

precisamente en la época de construcción de esta segunda

muralla posterior a Augusto. Macarena significa Macarius-

ena o sea -- propiedad o pesesión de Macarius --, por haber

en sus proximidades terrenos, y una torre, propiedad de un

romano llamado Macario. En la época definitiva del

amurallamiento romano, contaba éste con 166 torres y otros

tantos lienzos de murallas.

Plano de época del Tagarete

Page 13: Evolucion de la Sevilla intramuros en el Siglo XVIII

Evolución de Sevilla intramuros en el Siglo XVIII.

Teoría de la Arquitectura_ ETSAS 2008_ Jorge Monedero Martín_2º C 13

Primer plano topográfico de Sevilla mandado levantar

por Olavide, delineado por Francisco Manuel Coelho

y grabado por José Amat en 1.771.

Page 14: Evolucion de la Sevilla intramuros en el Siglo XVIII

Evolución de Sevilla intramuros en el Siglo XVIII.

Teoría de la Arquitectura_ ETSAS 2008_ Jorge Monedero Martín_2º C 14

Plano de la Casa de la Moneda

Fuente del arzobispo, plano sobre el sistema de fuentes y

abastecimientos mandado a elaborar para cubrir necesidades

de abastecimiento desde la indicada fuente a diversos puntos

de la ciudad.

Page 15: Evolucion de la Sevilla intramuros en el Siglo XVIII

Evolución de Sevilla intramuros en el Siglo XVIII.

Teoría de la Arquitectura_ ETSAS 2008_ Jorge Monedero Martín_2º C 15

Plano de la zona de la Fábrica de Tabacos

Entorno en la Organización Productiva:

Explotación agraria, industrialización y transformación

El reino de Sevilla va a la cabeza de la renta industrial de

Castilla y León según el catastro de Ensenada (1.750/ 1.754)

con 148,43 millones de reales (14,96 %) seguida de Madrid

con 122,84 millones aunque esto se deba fundamentalmente a

las rentas del tabaco. La primitiva fábrica de tabacos,

enfrente de San Pedro, comprendía a principios del XVIII

toda la manzana colindante con el hospital del Buen Suceso,

ampliado luego con más locales en 1.714, 1.726 y 1.737 ya

que el magnífico negocio se convirtió en monopolio por R.C.

de 20 de diciembre de 1.730. Los primeros planos del nuevo

edificio son de Antonio Salas de 1.728, pero se paralizó todo

dos años después a causa de las innovaciones técnicas

introducidas por Sebastián de Bustos (horno para secar el

tabaco) y Sebastián Caballero (molinos de dos piedras) que

obligan a elaborar otros plano en 1.731 a manos de Diego

Bordick. Comenzó a funcionar el 9 de junio de 1.758: en

planta baja estaban los molinos tirados por acémilas en casi

total oscuridad, las cuadras de cernido y los almacenes de

tabaco en rama. En planta alta los talleres de cigarros,

desconocidos en Europa, que se fuman cada vez más sobre

todo si son habanos ya que la pipa no triunfa en España

excepto en Cataluña. El suelo era de tierra o de ladrillos de

canto. Los 174 molinos producían un polvo estornutatorio

más fino que el rapé francés que se obtenía raspando las

hojas pero que por cuestiones de moda acabó elaborándose

aquí por R.C. de 22 de julio de 1.786; el polvo sevillano o

Page 16: Evolucion de la Sevilla intramuros en el Siglo XVIII

Evolución de Sevilla intramuros en el Siglo XVIII.

Teoría de la Arquitectura_ ETSAS 2008_ Jorge Monedero Martín_2º C 16

"cucarachero"se mezclaba con tierra roja llamada almazarrón

procedente de Murcia con fines industriales y lícitos.

Por R.O. de 16 de julio de 1.730 se reduce la fabricación de

monedas a Madrid y Sevilla y ante la insistencia de Segovia

se le autorizó en 1.747 el acuñamiento de maravedíes de

cobre.

Se importa algodón en rama, colonias, pesca salada o

ahumada y manufacturas en especial de textiles. La

exportaciones a Francia, Inglaterra, Bélgica (el 15 % de los

navíos de Ostende proceden de Sevilla), y Alemania fueron

hasta 1.765 lana y seda. Las mercancías americanas eran de

azúcar, cacao, vainilla y tabaco. El R.D. de 12 de mayo de

1.717 trasladaba a Cádiz los tribunales de la Casa de

Contratación y del Consulado Marítimo, lo que acentúa las

resentidas sátiras contra Cádiz y el señor Patiño. La lonja se

quedará vacía hasta que a fines de siglo se instale el Archivo

General de Indias. Como compensación los corredores de

lonja vieron confirmados sus privilegios hasta que en 1.756

se liberalice el comercio americano.

Las cigarreras" de Gonzalo de Bilbao

Los comerciantes del siglo XVII dedicaron gran parte de sus

excedentes económicos a la compra de tierras. Ello les daba,

además de beneficios en el marco del ciclo económico

expansivo de la segunda mitad del siglo, un considerable

prestigio social y el siempre ansiado reconocimiento

nobiliario. Éste se lograba, una vez asentado el interesado en

un término municipal, al ser recibido como hidalgo en su

ayuntamiento y se consolidaba adquiriendo un cargo

municipal. Por último, la transmisión de tal condición la

Page 17: Evolucion de la Sevilla intramuros en el Siglo XVIII

Evolución de Sevilla intramuros en el Siglo XVIII.

Teoría de la Arquitectura_ ETSAS 2008_ Jorge Monedero Martín_2º C 17

aseguraba la fundación de un mayorazgo, en el que solía ser

pieza clave la vinculación de una

hacienda, con frecuencia conocida por el apellido de sus

propietarios

Ahora bien, no fueron estos mercaderes enriquecidos los

únicos que en el siglo XVII adquirieron la propiedad de

haciendas. Las más llamativas compras las llevó a efecto un

personaje excepcional, que en modo alguno requería de la

tierra como respaldo social, por la sencilla razón de lo tenía

en grado superlativo.

Nos referimos a don Fernando de Silva y Álvarez de Toledo,

XII duque de Alba. Militar, político, académico e ilustrado,

fue uno de los personajes más influyentes de la España de

Fernando VI y de Carlos II. Instó a la expulsión de la

Compañía de Jesús de España desde el Consejo

extraordinario que decidió tan polémica medida y aún luego

presionó en Roma para que se produjera, como a la postre

ocurrió, la disolución universal de la orden.

Se da la circunstancia de que el duque fue, a la vez, uno de

los grandes beneficiados de la expulsión ya que compró

algunas de las mejores y mayores fincas de la Compañía y

que al igual que todos sus bienes fueron nacionalizados y

luego subastados. En efecto, contamos con la relación de las

fincas que Alba adquirió, de las cuales todas menos dos

estaban en el entorno sevillano. Eran la hacienda San

Ambrosio de Tarazona en La Rinconada; la hacienda y el

cortijo La Pizana, en Gerena; las haciendas y los cortijos El

Algarbejo y Los Ángeles Viejos en Utrera; la hacienda San

Ignacio de Miraflores en La Rinconada; la hacienda

Miraflores en Sevilla; la hacienda San Francisco Javier de los

Ángeles en Alcalá de Guadaíra; la hacienda Los Ángeles en

Page 18: Evolucion de la Sevilla intramuros en el Siglo XVIII

Evolución de Sevilla intramuros en el Siglo XVIII.

Teoría de la Arquitectura_ ETSAS 2008_ Jorge Monedero Martín_2º C 18

Alcalá de Guadaíra; la hacienda y el cortijo San Javier de la

Montera en Utrera; la hacienda de Écija y la hacienda La

Laguna en Baeza.

Resulta imposible analizar estas explotaciones en tan breves

páginas, siendo incluso complejo su mera identificación en

algunos casos. Así, en la actualidad podemos reconocer

Tarazona en La Rinconada,

que se encuentra lamentablemente arruinada; La Pizana en

Gerena, aún propiedad de la Casa de Alba; El Algarbejo en

Alcalá de Guadaíra; Miraflores en Sevilla; Los Ángeles

también en Alcalá de Guadaíra y La Laguna en Baeza

Hay que insistir en la ubicación de las explotaciones, en el

entorno de Sevilla, con la excepción de las haciendas de Écija

y La Laguna en Baeza. No sabemos si el duque compró más

―bienes negros‖ en otros puntos de España, pero de no ser así

resulta llamativo que su práctica totalidad estuviesen en las

inmediaciones de Sevilla. Por otro lado, es del máximo

interés la asociación que se hace de haciendas y cortijos,

como ocurre, entre otros, en los significativos casos de La

Pizana y El Algarbejo.

En la actualidad, los caseríos de estas explotaciones

responden fundamentalmente a la tipología edilicia del

cortijo. Ahora bien, ello no es óbice, como a todas luces

indica nuestra fuente, para que las explotaciones,

especialmente las grandes, procuraran su diversificación

productiva, por lo que no es de extrañar que La Pizana tenga

molino aceitero. En este sentido ya se ha apuntado que las

haciendas en modo alguno eran monocultivos olivareros,

pero lo que en esta ocasión nos encontramos no son otros

cultivos complementarios para el abastecimiento y

subsistencia del personal de la propia finca, sino una

combinación que a todas luces buscaba una mayor

rentabilidad económica.

Precisamente esta rentabilidad debió de ser la causa que llevó

al duque de Alba a la adquisición de estas fincas. En efecto,

don Fernando, lejos de responder al manido tópico de gran

propietario absentista, fue un vanguardista agricultor que

quiso convertir sus explotaciones en emporios productivos,

en los que no faltó una innegable vocación fabril. Sin duda, el

más representativo ejemplo de ello fue la construcción del

monumental molino de San Fernando a las afueras de la

localidad de El Carpio (Córdoba).

A referida rentabilidad económica debió estar sin duda en

relación con los postulados fisiocráticos de los ilustrados, los

cuales además consideraban que la agricultura era el

principal sector económico y el mayor generador de riqueza.

Ahora bien, la voluntad mercantil de las adquisiciones

sevillanas del duque de Alba no impidió que los caseríos de

sus nuevas fincas fueran de inmediato timbrados con su

linajudo escudo, representado en azulejos que presiden sus

portadas, en ocasiones acompañados por los símbolos y los

santos de la Compañía de Jesús. Se da la llamativa

Page 19: Evolucion de la Sevilla intramuros en el Siglo XVIII

Evolución de Sevilla intramuros en el Siglo XVIII.

Teoría de la Arquitectura_ ETSAS 2008_ Jorge Monedero Martín_2º C 19

circunstancia de que unos azulejos heráldicos idénticos, sólo

que de mayor tamaño, presiden la portada del palacio de las

Dueñas, la residencia hispalense de don Fernando, también

por él remodelada.

También en esto último, además de ese carácter fisiocrático

aludido, cabría quizás rastrear una cierta emulación por parte

del duque de Alba, ya que no debemos olvidar que a la vez

que él llevaba a cabo sus numerosas adquisiciones sevillanas,

el rey Carlos II disponía en Aranjuez dos interesantes ensayos

agronómicos, el Real Cortijo de San Isidro fundado en 1766

y Campo Flamenco en 1775.

Los caseríos de las haciendas: su relación con la

arquitectura urbana y sus usos.

La referida relación entre los caseríos rústicos del duque de

Alba y su residencia sevillana nos lleva a un nuevo ámbito de

análisis, el del estudio comparado entre la arquitectura

agrícola y la urbana.

Resulta frecuente en las clasificaciones tipológicas de los

edificios la disociación de los rurales de los urbanos.

También en esto la opulenta realidad de las haciendas resulta

paradigmática, al quebrar por completo tan dogmática

separación, ya que existen sus propiedades agrícolas -en este

caso en relación a la famosa sucesora de don Fernando, doña

María del Pilar Teresa Cayetana de Silva y Álvarez de

Toledo, XII duquesa de Alba- es analizado en HERERA

GARCÍA, Antonio: ―Una muestra de las preocupaciones

―ilustradas‖ de la Duquesa de Alba en la administración de

sus tierras sevillanas (1798)‖en L’ouvrier, l’Espagne, la

Bourgogne et la vie provinciale: parcours d’un historien.

Mélanges offerts à Pierre Ponsot.

Haciendas tanto rurales como urbanas. Además, pensamos

que la realidad constructiva del Antiguo Régimen en modo

alguno distinguió los edificios por su localización urbana o

rural, sino por su función.

En este sentido ya hemos indicado que la hacienda sumó una

serie de variadas funciones, entre las que destacó

sobremanera la producción de aceite, llevada a cabo en la

almazara. La preeminencia de tal producción la demuestra

que la referida almazara no es sólo el elemento esencial e

identificativo de la hacienda, sino que es la pieza más

importante de su caserío, por lo cual no compartimos la

habitual denominación de ―hacienda de olivar‖ que se le da,

ya que además de la referida variedad de cultivos propia de

esta explotación, en su caserío lo que prima es, mucho más

que el olivar, la producción de aceite.

Ahora bien, junto a esta pieza industrial, en la hacienda hay

otras muchas dependencias, que cabría agruparlas en

residenciales y ganaderas. De esta manera, hay que señalar

que tras la almazara, en las haciendas el elemento más

significativo es el señorío o residencia del propietario. Salvo

contadas excepciones, las residencias señoriales son una serie

de habitaciones, rematadas por un alto mirador y conectadas

habitualmente con la capilla. Junto a ello es frecuente

encontrar la vivienda de los caseros, apenas una o dos

Page 20: Evolucion de la Sevilla intramuros en el Siglo XVIII

Evolución de Sevilla intramuros en el Siglo XVIII.

Teoría de la Arquitectura_ ETSAS 2008_ Jorge Monedero Martín_2º C 20

estancias; las casillas para los recogedores, sólo una

habitación, y en ocasiones para otros trabajadores, como el

maestro molinero. Por último, hay que referir las

dependencias ganaderas, que por lo general son cuadras, ya

que fueron equinos los animales más utilizados en las fincas

olivareras, y que ocupan la parte inferior de una crujía, en

cuyo piso superior suele existir un pajar y granero.

Ello diferencia las haciendas de los cortijos, en los que La

almazara ocupa al menos una crujía del patio en torno al cual

se organizan estos edificios y se articula usualmente

mediante tres naves paralelas separadas por líneas

longitudinales de arcos. Las dos primeras naves servían para

el almacenamiento de la aceituna en lo que se denominan

trojes, apenas unos tabiques y que producían la

compartimentación de las referidas naves. También en estas

primeras naves se disponía el molino de rulos que se

instalaba en un arco de mayor luz que los restantes. Por

último, la aceituna molida pasaba a la prensa, que se

encontraba en la tercera nave, ocupada en su mayoría por una

enorme viga encastrada en la torre de contrapeso.

Por lo general en esta última nave también estaba la bodega,

configurada por una serie de tinajas enterradas, en las que se

guardaba el aceite tras haber sido decantado y separado del

alpechín.

Cabría hacer referencia también a la presencia porcina en las

haciendas, pero al ubicarse las zahurdas separadamente del

núcleo edificatorio no lo condicionaron.

En cualquier caso, fueron muchas las funciones que hubo que

articular en un mismo edificio, en el que dependiendo de su

ubicación en el campo o en la ciudad hubo alguna diferencia.

Así, en las urbanas

es lógicamente menos habitual la presencia de capilla e

igualmente se reducen los espacios destinados a los

trabajadores ya que no hacía falta que viviesen en el caserío.

La articulación de diferentes funciones, aperos, bestias y

personas tiene orígenes remotos que cabría retrotraer a las

villas romanas. No obstante, todo indica que su definición

más acabada se produjo en el siglo XVII, momento en el que

en el entorno sevillano alcanzó también gran desarrollo la

vivienda urbana, por lo que pensamos que cabe plantear la

comparación entre ambas. No obstante, la casa sevillana, a

pesar de lo mucho que se ha divagado sobre ella, no ha sido

hasta ahora estudiada con la profundidad que requiere o

quizás habría que decir requería, ya que el sistemático y

pavoroso proceso de destrucción que sobre la misma se lleva

a cabo desde hace medio siglo ha ocasionado que en nuestros

días su estudio deba ser realizado ya, más que desde la

historia del arte, desde la arqueología.

Por fortuna, otras localidades del entorno sevillano no han

corrido tan aciaga suerte. En tal sentido es paradigmático el

caso de Carmona, que conserva su caserío prácticamente

intacto. Se trata en este caso de un caserío de tradición

mudéjar, levantado a lo largo de los siglos de la Edad

Page 21: Evolucion de la Sevilla intramuros en el Siglo XVIII

Evolución de Sevilla intramuros en el Siglo XVIII.

Teoría de la Arquitectura_ ETSAS 2008_ Jorge Monedero Martín_2º C 21

Moderna y en gran medida renovado tras el terremoto de

Lisboa de 1755. Además, recientemente han aparecido

diversos estudios que dan una primera aproximación general

a tan interesante asunto. Así, se han establecidos diversos

tipos, encabezados por la casa-palacio, denominación de

imprecisos perfiles pero arraigada en el entorno sevillano, y

cuyo ejemplo más acabado es la casa de los Rueda. A este

tipo le siguen el que se ha convertido, además de fuente

esencial, en crónica de una lamentable muerte anunciada.

La que se ha denominado casa unifamiliar o popular mayor y,

por último, la casa de vecinos o colectiva.

Independientemente de sus discutibles denominaciones,

resulta evidente que son las referidas casas palacios y las

unifamiliares las que cabe relacionar con las haciendas. Es de

destacar, en primer lugar, que eran precisamente los

propietarios de éstas los que vivían en casas-palacios, como

ocurrió en el caso de Carmona con, entre otros, los Lasso de

la Vega, Briones o Caro. Sus residencias urbanas no

responden a una formulación tan definida y acabada como la

de la hacienda. Condicionadas por una estructura urbana de

tradición islámica y con las limitaciones espaciales propias

de las ciudades, estas grandes casas se articulan en torno a un

patio principal y otros espacios menores, bien patios, bien

jardines, bien corrales. No suelen responder a proyectos

arquitectónicos ni unitarios ni levantados de una sola

vez. Por el contrario, se trata de construcciones que en

muchos casos incluyen estructuras medievales y

renacentistas, una y otra vez remozadas, como ocurrió tras el

terremoto de Lisboa, momento en el que numerosas

viviendas adquirieron su actual aspecto barroco, bajo el cual

son aún legibles atávicos sustratos mudéjares. En cualquier

caso, sobre estas caóticas estructuras sobresalen ciertos hitos

representativos, como portadas linajudamente blasonadas y

con grandes balcones y, en menor medida, miradores.

A las pautas básicas referidas, en las que se ven ya

similitudes y diferencias con las haciendas, hay que añadir

ciertas dependencias que no hacen más que agudizar estas

relaciones. Así, lógicamente en las casas de Carmona

primaba su función residencial, pero contaban con una fuerte

componente agrícola, no sólo por tener sistemáticamente

dependencias como cuadras, graneros, pajares y lugares de

almacenamiento, sino también dependencias de producción –

como huertas – e incluso de transformación, hasta constituir

lo que se ha denominado una ―casa de labranza‖ dentro de la

vivienda.

Es más, aún se ha hecho referencia a un tipo específico de

vivienda, denominada ―casas de labor‖ y en el que las

dependencias agrícolas alcanzan un gran protagonismo. Se

han definido como casas de medianos propietarios,

caracterizadas por un menor desarrollo constructivo de las

casas-palacios y en su mayoría dedicas a funciones agrícolas

debido a que los cortijos o haciendas de sus propiedades no

eran lo suficientemente grandes como para que resultara

rentables en ellos la construcción de un caserío.

Page 22: Evolucion de la Sevilla intramuros en el Siglo XVIII

Evolución de Sevilla intramuros en el Siglo XVIII.

Teoría de la Arquitectura_ ETSAS 2008_ Jorge Monedero Martín_2º C 22

Como ya indicamos, carece de sentido por tanto establecer

una línea divisoria entre la arquitectura urbana y la rural, ya

que la existencia de una sutil gradación de casos impide en

puridad saber dónde termina lo agrícola y dónde empieza lo

ciudadano. Sin ninguna duda la estrechísima relación entre el

campo y la ciudad, tan característica del Antiguo Régimen,

fue la que ocasionó toda esta galería de posibilidades.

No hemos de olvidar, además, que fueron los mismos

arquitectos los que levantaron unas y otras.

Ahora bien, la hacienda no sólo tuvo un destino meramente

utilitario, como tampoco la casa en sus diversas modalidades,

y por ello no debemos asociarla únicamente a su

funcionalidad agrícola. Resulta evidente que su arquitectura

en la mayoría de la ocasiones tenía un importante

componente de representatividad social. Es bien conocido a

este respecto cómo ya en el siglo XVI Serlio en el libro VII

de su De architectura proponía toda una gama de casas de

campo en función de la posición social de sus propietarios.

Lo que ya no resulta tan claro es si ello quedó reducido a su

mera materialidad o si la hacienda también recibió lo que

podríamos denominar un ―uso representativo‖. En otras

palabras, ¿sirvieron las haciendas a la manera de las villas

clásicas? No es ésta una cuestión fácil de responder ya que

contamos con pocas referencias y descripciones.

Esta identidad de autoría se demuestra, por ejemplo, en el

arquitecto Juan Navarro, que trabajó para el duque de Alcalá

tanto en su sevillana Casa de Pilatos como en su hacienda

nazarena de Quintos.

A pesar de ello, creemos que no podemos partir de la

automática identificación que en ocasiones se ha hecho de la

hacienda con lo que de manera genérica se ha denominado

villa. La hacienda, y ello no debe ser olvidado, es

fundamentalmente el caserío de una explotación agrícola

destinada a transformar la aceituna en aceite, mientras que en

la villa es básica su componente residencial y lúdica, su

carácter de evasión urbana y la evocación utópica de arcádico

mundo pastoril.

¿Cabe rastrear algo de esto último en las haciendas del

entorno sevillano? Acerca de esta villeggiatura hay que

remitir al estudio de la villa suburbana realizado por Vicente

Lleó en el marco del humanismo hispalense del siglo XVI.

Ahora bien, estas villas eran, más que haciendas, huertas del

entorno inmediato de Sevilla que sólo excepcionalmente se

vieron interpretadas y usadas como auténticas villas, que

cabría enlazar tanto con la tradición clásica como con la

musulmana.

Ahora bien, hay datos que apuntan a que las haciendas

excepcionalmente sí fueron usadas a la manera de las villas.

En este sentido resulta significativo el caso de las fiestas que

el poeta Juan de Arguijo ofreció a la marquesa de Denia en su

hacienda Tablantes de Espartinas con motivo de su visita a

Sevilla en 1599. También se celebraron entonces grandes

fiestas en la cercana hacienda Benazuza de Sanlúcar la

Mayor.

Page 23: Evolucion de la Sevilla intramuros en el Siglo XVIII

Evolución de Sevilla intramuros en el Siglo XVIII.

Teoría de la Arquitectura_ ETSAS 2008_ Jorge Monedero Martín_2º C 23

Es más, la propia arquitectura de las haciendas pone en

evidencia como su carácter residencial alcanzó un papel

esencial y, sobre todo, su suntuosa decoración permite

establecer esporádicas comparaciones

con las villas italianas. En este sentido hay que decir que a

veces los señoríos sobrepasaron su habitual ubicación en

parte o en toda una crujía del patio, para configurarse como

una entidad mayor y autónoma, casi como un edificio dentro

de otro, al disponerse, a su vez, en torno a un patio.

Al respecto cabría referir el señorío de la aludida Benazuza,

que responde a las pautas de las casas-palacios sevillanas del

siglo XVI. Más significativos aún por su cronología, primera

mitad del siglo XVII, son el de la hacienda Mateo Pablo en

Alcalá de Guadaíra y el de Ibarburu en Dos Hermanas. Ahora

bien, no se trató solo de una cuestión de dimensiones

constructivas sino, sobre todo, suntuaria, a partir de una

decoración que prueba un afán que va más allá de lo

meramente utilitario. En este caso resultan esenciales los

paramentos recubiertos de frescos, que no sólo se encuentran

en muchas capillas sino en algunos señoríos, como en los de

Torrequemada en Gelves y La Soledad en Alcalá de

Guadaíra.

Una descripción que muestra la relativa suntuosidad de estos

señoríos es la realizada en 1735 de la hacienda Torre de las

Arcas en Bollullos de la Mitación: ―sobre la izquierda está la

casa de vivienda con tránsito para entrar en ella y tres

corredores, columnas y arcos, salas principales y diferentes

divisiones que separan otras y el cuadro donde está el jardín y

sus cercas, cocina baxa, lavadero, corral y sus cercas y todo

doblado y la escalera principal que da paso a los cuartos y

corredores con sus arcos y columnas y barandas de fierro. Y

toda la dicha casa está solada de ladrillo raspado y con sus

puertas y ventanas‖. También sabemos, por un inventario de

1714 que el edificio contaba con veintiocho lienzos ―de dos

varas de alto, maltratados, de diferentes señores reyes, reinas

y príncipes‖.

No obstante, son escasísimas las referencias con las que

contamos que prueben un uso más allá del agrícola de las

haciendas. Un caso significativo en el marco cronológico que

en esta ocasión tratamos podría ser el uso que hizo de la

referida Tablantes como residencia el arzobispo don

Francisco de Solís Folch de Cardona cuando ardió el cercano

palacio arzobispal de Umbrete en 1762. Poco después fue de

nuevo utilizado por otro prelado, en concreto por don

Francisco Javier Delgado y Venegas el 20 de mayo de 1776.

Este arzobispo viajaba a Sevilla para tomar posesión de su

Sede, pero afectado en el viaje de fiebres tercianas se detuvo

en Tablantes, donde fue cumplimentado por el cabildo

sevillano. Si se trató de un acto producto de la necesidad o de

un decisión meditada no lo sabemos, pero todo hace suponer

que la hacienda contaría con las comodidades mínimas como

para llevar a cabo con la solemnidad requerida la bienvenida

del nuevo arzobispo. Quizás más significativas fueron las

visitas reales giradas a Mateo Pablo en el siglo XVII, aún

Page 24: Evolucion de la Sevilla intramuros en el Siglo XVIII

Evolución de Sevilla intramuros en el Siglo XVIII.

Teoría de la Arquitectura_ ETSAS 2008_ Jorge Monedero Martín_2º C 24

recordadas por azulejos realizados por Gestoso a principios

del siglo XX.

El primero de ellos recuerda que el 6 de octubre de 1726,

coincidiendo con el denominado Lustro Real en el que la

corte de Felipe V residió en Sevilla, visitaron la hacienda el

príncipe de Asturias, así como los infantes don Carlos y don

Felipe, ―dedicándose al exercicio de caça‖. Carecemos de

datos suficientes acerca de este asunto digno de estudio, pero

es muy posible que las haciendas fueran utilizadas de forma

más o menos generalizadas como cotos de caza, de manera

que habría que añadir ésta a sus diversas funciones ya

referidas.

Así, al menos parece que ocurrió en la hacienda La

Corchuela, tradicional cazadero de lobos.

En cualquier caso, no creemos que ello sea suficiente para

incluir las haciendas entre las variedades de las villas. Como

ya hemos indicado, se trata de edificios que fueron ideados

fundamentalmente asociados a las explotaciones agrícolas en

las que se levantaban, lo que no fue óbice para que apuntaran

en ocasiones un cierto carácter lúdico. Este uso lo suponemos

paralelo al respaldo social que la propiedad de las mismas

produjo en los hacendados, asunto del que nos hemos

ocupado con anterioridad. Ahora bien, sólo desde época

recientísima, apenas finales del siglo XIX y principios del

XX, pueden hacerse referencias algo más numerosas a un uso

recreativo de estos edificios, precisamente cuando fueron

perdieron su tradicional utilidad agrícola. No obstante,

incluso entonces ello siguió siendo la excepción y no la regla.

Otras referencias al uso de diversas haciendas por parte de

los arzobispos de Sevilla las dan los Anales de Justino Matute

y de José Velázquez y Sánchez. De ellas destacamos en esta

ocasión que el cardenal-infante don Luis de Borbón se

retirase el 2 de septiembre de 1800 a la hacienda de

Fuensanta para evitar la epidemia de fiebre amarilla que

padecía entonces la ciudad.

Trafico marítimo y comercio con las indias.

La política reformista del Despotismo Ilustrado vinculó la

recuperación de la economía española a la reactivación del

comercio ultramarino, tal y como preconizaban los teóricos

del mercantilismo tardío que le sirvieron de inspiración. De

ahí que apenas acabada la Guerra de Sucesión, los ministros

de Felipe V adoptaran una serie de medidas para reorganizar

un sector profundamente deprimido y desarticulado.

Ahora bien, por esta misma razón, antes de abordar la

política reformista llevada a cabo en el ámbito del tráfico

colonial, es conveniente trazar un somero panorama de la

situación de partida. Una vez realizado el descubrimiento de

América y comenzado el asentamiento de españoles en los

primeros enclaves caribeños y centroamericanos como

consecuencia de los viajes de exploración y la constatación

de la existencia de oro y plata en las tierras recién halladas,

Page 25: Evolucion de la Sevilla intramuros en el Siglo XVIII

Evolución de Sevilla intramuros en el Siglo XVIII.

Teoría de la Arquitectura_ ETSAS 2008_ Jorge Monedero Martín_2º C 25

los Reyes Católicos se vieron en la necesidad de organizar

una línea comercial que uniera los reinos hispanos con el

Nuevo Mundo: la Carrera de Indias.

Después de un período de vacilaciones, se adoptaron una

serie de decisiones inspiradas por el naciente mercantilismo,

que incluían la reserva del monopolio del comercio con las

Indias a los súbditos españoles de los monarcas

(fundamentado en las bulas alejandrinas de 1493 y el tratado

de Tordesillas de 1494, que declaraban los derechos de la

Monarquía Hispánica a la explotación del Nuevo Mundo), la

constitución de un organismo de control de todo lo

relacionado con dicho tráfico (la Casa de la Contratación) y

la designación del puerto de Sevilla (―puerto y puerta de las

Indias‖) como única cabecera de la ruta que debía unir la

Península con las tierras americanas.

En el plano de la navegación, tras un período presidido por

los ―registros sueltos‖ que navegaron en solitario o en

pequeños convoyes espontáneos hasta las Antillas primero y

hasta el continente más tarde, sin fecha predeterminada para

zarpar mas que por la oportunidad de los vientos y corrientes

(corredor de los alisios en verano y corriente de Canarias en

invierno), sin restricciones en las cargas (hasta 1543, en que

se crea el Consulado y se estipula el valor mínimo de cada

partida en 1.000 pesos), con el concurso de numerosos barcos

(carabelas, naos, urcas, tipos de escaso tonelaje, entre 40 y

100 toneladas) propiedad de armadores procedentes de todo

el litoral español y fabricados en su totalidad en astilleros

nacionales, se fue dando paso, en un principio por razones de

defensa para preservar la seguridad de las rutas atlánticas de

los ataques de los corsarios isabelinos, a un sistema

comercial regulado de un modo más estricto, que culminó

con la promulgación del famoso Proyecto de Flotas y

Galeones (1564, con algunas disposiciones complementarias

posteriores), que establecía la salida anual de dos grandes

flotas convoyadas al amparo de navíos de guerra fuertemente

artillados.

Las flotas se componían de barcos de muy diversos tipos

(galeones, naos, urcas, filibotes, pingues, fragatas, zabras,

pataches), aunque desde el último tercio del siglo acabaron

predominando los galeones, grandes bastimentos que fueron

aumentando las doscientas toneladas de arqueo de media de

la segunda mitad del Quinientos hasta las quinientas o más de

la segunda mitad del Seiscientos.

A medida que se iba acentuando el gigantismo de las

embarcaciones, se va degradando la operatividad del sistema

de flotas y galeones al entrar en juego un poderoso oligopolio

de intereses privados no coincidentes con el ―bien de la

nación‖. Nos referimos a que emerge dentro de este sistema

un implícito negocio de especulación comercial en los

mercados americanos; de ahí que los flotistas intenten

retrasar de forma deliberada la partida de los convoyes

comerciales para que la carestía de productos incida en el

aumento de los precios de los mismos.

Page 26: Evolucion de la Sevilla intramuros en el Siglo XVIII

Evolución de Sevilla intramuros en el Siglo XVIII.

Teoría de la Arquitectura_ ETSAS 2008_ Jorge Monedero Martín_2º C 26

Los buques son cada vez menos y más grandes (costosas

estadías en la metrópoli y en América para llenar y vaciar las

enormes bodegas), con el consiguiente encarecimiento del

costo de construcción y la imposibilidad de poder obtener un

bastimento por un precio módico, por lo que los propios

flotistas se erigen en los dueños de los buques, ya que son los

únicos que disponen de capitales lo suficientemente fuertes

para invertir en barcos y afrontar no sólo la improductividad

de los tiempos muertos durante el fondeo, sino también los

gastos consiguientes a la estadía (impuestos de puerto,

sustento de tripulaciones de mantenimiento y vigía, deterioro

de los cascos, etc.), con lo que el sector del transporte deja de

diferenciarse del sector comercial y se inicia una larga etapa

de supeditación del sector naviero a los intereses del

comercio.

A esto hay que añadir que los flotistas estaban fuertemente

respaldados por las autoridades de la Casa de la Contratación

que, pese a una detallada normativa sobre la prelación y

orden para la formación del buque de cada convoy, eran las

que tenían la última palabra para designar los barcos que

habían de integrar cada expedición.

Si bien es cierto que no existió una normativa que impidiera

directamente la participación en la Carrera de los armadores

de cualquier punto del litoral español, la práctica indujo a la

autoexclusión de los mismos, cuando al amparo del

oligopolio del Consulado sevillano se produjo el cambio en

las estructuras de la propiedad de los mercantes al servicio de

la Carrera, que hacía prácticamente inviable el negocio de los

fletes en el puerto hispalense y cortaba la posibilidad de la

participación en las rutas americanas, las que daban mayores

beneficios y podían ofrecer la oportunidad de la acumulación

de capital previa para la inversión en nuevas unidades.

Consecuencia de este cambio paulatino en la estructura de la

flota fue la disminución del potencial numérico de la flota

mercante, la primacía de los intereses del comercio

especulativo sobre el sostenimiento de líneas comerciales

dinámicas, la muerte por inanición del sueño de maestres y

pilotos de la Carrera de convertirse en dueños de los barcos

que patroneaban o pilotaban (como fruto de la inversión de

los beneficios obtenidos en la realización de su tarea

profesional), la autoexclusión de las rutas ultramarinas de los

pequeños armadores y el surgimiento del puerto de Cádiz

como alternativa a la plaza sevillana, dadas las crecientes

dificultades que entrañaba el gran calado de los buques para

superar la barra de Sanlúcar de Barrameda.

Por otra parte, los intercambios no pudieron tener una base

más sencilla a lo largo de todo el siglo. Consistieron en la

exportación de productos agrícolas (vino y aceite, los

llamados "frutos" por antonomasia) y productos

manufacturados (sobre todo, las llamadas "ropas" por

antonomasia: paños, bayetas, lienzos, sedas, terciopelos,

brocados, encajes), además de hierro y clavazón y de los

cargamentos de mercurio destinados al procedimiento de

beneficio de la plata llamado amalgama (embarcados en una

Page 27: Evolucion de la Sevilla intramuros en el Siglo XVIII

Evolución de Sevilla intramuros en el Siglo XVIII.

Teoría de la Arquitectura_ ETSAS 2008_ Jorge Monedero Martín_2º C 27

flota separada de galeones conocidos con el nombre de "los

azogues") y en la importación de metales preciosos (al

principio oro, pero después fundamentalmente plata), que se

complementaban con algunos otros productos, entre los

cuales destacaban los colorantes (grana, añil y palos

tintóreos).

Artículos de menor consideración eran en el caso de las

remesas metropolitanas algunos derivados de los principales

productos agrarios (vinagre, aguardiente, aceitunas,

alcaparras, harina) y algunos otros frutos secos (almendras,

avellanas, pasas), así como otras manufacturas (peletería,

jabón, papel, calzados, sombreros, medias, cintas,

quincallería, cordelería, herramientas, cerámica), medicinas y

algunos objetos de devoción (rosarios) y también culturales,

como libros, obras de arte (especialmente pinturas) e

instrumentos de música. En el caso de las importaciones,

junto a los metales preciosos y los colorantes, hay que

mencionar algunas otras materias primas (singularmente los

cueros), algunos productos medicinales (jenjigre,

zarzaparrilla, guayaco, cañafístula, jalapa), algún objeto

suntuario (perlas, carey) y algunos otros géneros, entre los

que merecen lugar aparte los productos de plantación como el

tabaco (cuya elaboración y distribución se convertiría en un

monopolio de la Real Hacienda a partir del siglo XVII), el

azúcar o el cacao, que también hacen en el siglo XVII sus

primeras y tímidas apariciones y, en menor medida, el

algodón (ya en el XVIII).

El cuadro no quedaría completo sin tener en cuenta que si los

"frutos" eran fundamentalmente andaluces, el hierro era

vizcaíno y el mercurio provenía de las minas de Almadén, el

conjunto de las "ropas" estaba constituido masivamente por

reexportaciones de tejidos procedentes de la Europa del

Norte. Y que fue precisamente el valor muy superior de estas

manufacturas textiles el que desató las críticas de los

tratadistas coetáneos (que hablaron del avasallamiento de la

plaza sevillana por la producción extranjera y que llegaron a

imaginar a España como "las Indias de Europa"), así como el

que permite caracterizar en gran medida el comercio

sevillano como un comercio de intermediación, en el que

muchos agentes españoles actuaban tan sólo como

comisionistas, mientras los beneficios de las exportaciones

industriales iban a parar a los proveedores extranjeros.

Como la plata indiana servía naturalmente para pagar las

remesas metropolitanas, una parte importante pasaba a manos

de los mercaderes (españoles y también extranjeros) que

hacían de intermediarios con los proveedores del norte de

Europa, que se convertía así en el destino final de un

porcentaje difícil de calcular del metal precioso, lo que hizo

pensar en la economía española como mero "puente de plata"

entre América y Europa.

Sin embargo, tampoco debe desdeñarse la plata retenida en

las arcas hispanas, tanto a través de la propia actividad

comercial (avituallamiento de los buques, venta de licencias

de embarque, producto de los fletes, beneficios del comercio

a comisión, retribución de las exportaciones nacionales y

Page 28: Evolucion de la Sevilla intramuros en el Siglo XVIII

Evolución de Sevilla intramuros en el Siglo XVIII.

Teoría de la Arquitectura_ ETSAS 2008_ Jorge Monedero Martín_2º C 28

participación en los seguros y en los riesgos de mar, el

sistema crediticio fundamental para el funcionamiento de la

Carrera), como a través de los ingresos propios de la Corona

(esencialmente los derechos de aduana y el quinto real sobre

los metales preciosos). En cualquier caso, la investigación no

ha resuelto aún la contradicción entre el proceso inflacionario

vivido por España y la huida del metal precioso allende las

fronteras peninsulares.

Un lugar aparte hay que conceder al tráfico de esclavos. La

existencia de mano de obra indígena no propició la entrada

de esclavos africanos en América en los primeros tiempos del

asentamiento hispano, al tiempo que la falta de bases en las

costas occidentales de Africa (como consecuencia del tratado

de Tordesillas) impedía la actuación directa de los

mercaderes españoles en este ramo. De ahí que se recurriese

a la suscripción de contratos para la introducción de esclavos,

es decir a un sistema de asientos que no tenía paralelo en el

modo general de funcionamiento de la Carrera de Indias.

Finalmente, una variable queda siempre fuera del cuadro, el

fraude y el comercio de contrabando, imposible de evaluar,

aunque debió ser mayor en términos relativos durante los

momentos de mayor decadencia del tráfico y de mayor

descontrol de la Casa de la Contratación, en las décadas

finales del siglo XVII. Aunque hubo otras razones (la

centralización del tráfico en el puerto sevillano, la exclusión

de los extranjeros, la obligación de superar un determinado

monto en la inversión), fue sin duda la presión fiscal (avería,

almojarifazgo de Indias y derechos de toneladas, que venían

a representar aproximadamente el 35% del valor de las

mercancías intercambiadas) uno de los mayores incentivos

del fraude, que se vio potenciado además, en el caso de los

metales preciosos, por la práctica viciosa de la incautación de

los caudales en caso de necesidad de la Corona y por la

demora en la entrega de los caudales a los particulares por

parte de la Casa de la Contratación.

Sumar este 35% a los beneficios obtenidos en las operaciones

de exportación e importación resultó un incentivo muy

apetecible para muchos comerciantes, que buscaron las

formas de burlar a los agentes del fisco, la mayoría de las

veces con la colaboración de las propias autoridades o de los

propios capitanes de los barcos de las flotas, que participaban

directamente del fraude. Y, finalmente, hay que sumar a este

fraude generalizado el contrabando abierto, practicado por

los extranjeros y sus agentes españoles y que alcanzaba su

máxima expresión en la escala de las Canarias o en el

comercio directo realizado por agentes no autorizados

completamente al margen de las normas de la Carrera de

Indias. Un rosario de puertos onubenses y gaditanos supieron

rentabilizar su situación y, al tiempo que ayudaban a

completar los cargamentos y a proveer de bastimentos a las

naves, se dedicaron a atender las arribadas forzosas y a

ejercer un activo contrabando, especialmente intenso en las

localidades de la bahía gaditana.

Según los cálculos de las expediciones y los tonelajes, las

Page 29: Evolucion de la Sevilla intramuros en el Siglo XVIII

Evolución de Sevilla intramuros en el Siglo XVIII.

Teoría de la Arquitectura_ ETSAS 2008_ Jorge Monedero Martín_2º C 29

décadas finales del siglo XVII marcan una progresión en la

caída, que no se detiene ni siquiera con el cambio de centuria,

sino que llega hasta 1715, con la abrupta sima de 1709, la

más profunda desde la inauguración del comercio

ultramarino. Las razones de este largo periodo de contracción

no parecen depender de causas vinculadas con la evolución

de las colonias, es decir de una presunta "era de depresión"

de la América hispana, sino que se derivan más bien de la

crisis general de la metrópoli (crisis demográfica, económica,

social y política, que tiene su trasunto en las continuas

dificultades de la Real Hacienda y en el retroceso militar y

territorial en Europa y fuera de Europa), con sus

repercusiones en la Carrera de Indias.

La situación a fines del siglo XVII señalaba el fin de una

época: la Casa de la Contratación había declinado en sus

funciones de control, el monopolio sevillano se había

desplazado a otros puertos andaluces (y singularmente al

puerto gaditano), las remesas de metal precioso se habían

reducido a su mínima expresión, los efectivos navales era

insuficientes, las flotas no salían anualmente, las rutas

americanas durante la Guerra de Sucesión habían sido

atendidas por buques franceses y había aumentado la presión

fiscal y por ende el contrabando, de modo que los barcos

extranjeros visitaban abiertamente los puertos americanos y

se producía el auge del comercio directo entre los países

europeos y las colonias americanas. Ante semejante estado de

cosas, se imponía una reforma profunda de la Carrera de

Indias, que sería abordada por los ministros de la nueva

dinastía borbónica apenas concluida la Guerra de Sucesión.

En efecto, la Carrera de Indias presentaba un panorama

desolador al final de la guerra de Sucesión a la Corona de

España. Por un lado, el comercio oficial había descendido

durante la primera década de la centuria a cotas aún más

bajas que las registradas en la segunda mitad del siglo XVII,

al tiempo que aparecía más que nunca enteramente en manos

de los fabricantes y mercaderes extranjeros. Por otro lado, la

alianza con Francia, necesaria para sostener la causa de

Felipe V, había supuesto la concesión de toda una serie de

privilegios a los comerciantes de aquella nación, que habían

consolidado sus posiciones en la bahía de Cádiz, habían

obtenido a través de la Compagnie de Guinée el asiento para

la introducción de esclavos en América y habían aprovechado

su posición para irrumpir en el área del Pacífico, en el

virreinato del Perú, convertido poco menos que en un coto

reservado de los armadores galos a través sobre todo de los

cap-horniens radicados en Saint-Malo. Finalmente, el propio

tratado de Utrecht había dado carta de naturaleza legal a la

penetración comercial inglesa en la América hispana,

mediante la concesión del privilegio exclusivo de la

introducción de mano de obra esclava a la South Sea

Company (en detrimento de la compañía francesa) y del

llamado "navío de permiso", que permitía la negociación de

500 toneladas anuales de mercancías en las ferias de Veracruz

y Portobelo.

Ante esta comprometida situación, y partiendo de la

Page 30: Evolucion de la Sevilla intramuros en el Siglo XVIII

Evolución de Sevilla intramuros en el Siglo XVIII.

Teoría de la Arquitectura_ ETSAS 2008_ Jorge Monedero Martín_2º C 30

consideración del comercio con América como el principal

motor para facilitar la rápida recuperación de la economía

española, los sucesivos gobiernos de Felipe V llevaron a cabo

una política de constante intervención en la organización de

la Carrera de Indias, encauzando su actuación por una doble

vía. Así, por un lado, adoptaron una actitud revisionista

respecto de los privilegios obtenidos por franceses e ingleses

como consecuencia de la guerra de Sucesión y la paz de

Utrecht, es decir mantuvieron con tenacidad una política que

miraba a la anulación por todos los medios posibles de las

ventajas que habían pasado a disfrutar los extranjeros en el

ámbito americano.

Y, por otro, desplegaron un sistemático programa de reformas

con el propósito de recuperar el control del comercio

colonial, incrementar los niveles del tráfico de exportación e

importación y promover una suerte de nacionalización de la

Carrera de Indias.

Siguiendo un orden estrictamente cronológico, las primeras

medidas (las decididas durante los años 1717-1725)

consistieron en la aplicación al ámbito del tráfico ultramarino

de los principios de racionalización y de uniformización que

estaban presidiendo las etapas iniciales del reinado de Felipe

V en todos los órdenes de la vida española. Así, la primera

iniciativa fue la de ordenar el traslado de la Casa de la

Contratación a Cádiz (1717), en realidad un acto legislativo

que daba mera carta de naturaleza a un hecho consumado, el

progresivo desplazamiento del negocio colonial desde Sevilla

a la bahía gaditana, que ya había generado una acalorada

polémica desde finales del siglo anterior y cuya solución

consagraba la decadencia definitiva de la ciudad hispalense,

en favor de la plaza gaditana, cuyo triunfo se vio sancionado

por la construcción de toda una serie de fortalezas para la

defensa del puerto y de las flotas.

El decreto de 8 de mayo de 1717 introducía además algunas

modificaciones en la estructura interna de la institución, cuya

presidencia quedaba unida a la titularidad de la Intendencia

General de la Marina, creada al mismo tiempo, aunque

ambos cargos volverían a quedar separados a mediados de

siglo por un decreto de 22 de octubre de 1754. Sin embargo,

esta renovación institucional, al igual que el traslado

simultáneo del Consulado, no tendrían verdadera

trascendencia para la organización inmediata del tráfico.

La segunda disposición reformista consistió en la

introducción de una serie de mejoras de carácter

administrativo dentro de un sistema que seguía asentado en

los principios mercantilistas. Así, el nuevo instrumento

concebido para la revitalización de la Carrera fue la

publicación del llamado Proyecto de Flotas y Galeones de

1720. Al mismo tiempo piedra fundacional del nuevo orden y

confirmación del sistema imperante desde 1564, el proyecto

establecía una mejor reglamentación de las expediciones

(flotas, navíos, cargamentos, fechas, habilitaciones,

formalidades administrativas), lo que tuvo su reflejo en un

considerable progreso en la rapidez de la tramitación de los

registros, en la simplificación contable y en la prevención del

Page 31: Evolucion de la Sevilla intramuros en el Siglo XVIII

Evolución de Sevilla intramuros en el Siglo XVIII.

Teoría de la Arquitectura_ ETSAS 2008_ Jorge Monedero Martín_2º C 31

fraude. A este último fin se orientó uno de los capítulos

básicos de la ordenanza, estableciendo un nuevo sistema

arancelario que rebajaba los impuestos sobre los frutos y

gravaba las manufacturas por el procedimiento del palmeo,

es decir según los palmos cúbicos de los envases,

privilegiando así los productos de más valor en relación a su

volumen.

En cualquier caso, la buscada claridad impositiva se vería

comprometida por la permanencia del almojarifazgo de

Indias y la aparición, pocos años más tarde, de nuevos

derechos, como el de avisos, el de guardacostas o el de

almirantazgo, poniendo de relieve las limitaciones del

proyecto de renovación así como la excepción de la hacienda

en el reformismo borbónico. Es decir, los redactores de la

ordenanza se proponían promover el trafico introduciendo

mejoras técnicas, pero no querían en absoluto renunciar a los

fáciles ingresos que la Hacienda pública obtenía de una

presión fiscal poco indulgente para con los cargadores a

Indias.

En la segunda línea de actuación, atendida simultáneamente,

las autoridades borbónicas se propusieron la liquidación del

avasallamiento legal del tráfico ultramarino por los

comerciantes extranjeros que habían operado en América al

socaire de la guerra de Sucesión y ahora lo hacían al amparo

del tratado de Utrecht. La expulsión de los franceses del Mar

del Sur se llevó a cabo durante el virreinato del marqués de

Castelfuerte, que a partir de 1724 fue cercenando todos los

privilegios obtenidos por los navíos de aquella nación bajo la

capa protectora de la actitud condescendiente mantenida por

el virrey marqués de Castelldosrius, hasta el punto de que la

ruta de los cap-horniens pudo considerarse cerrada en torno a

1730.

Mayores dificultades presentó la denuncia de las cláusulas

del tratado de Utrecht favorables al comercio británico. El

privilegio del "navío de permiso" era un puñal hundido en el

costado de la Carrera de Indias. Por ello, si ya en 1725 las

autoridades de Veracruz procedieron a confiscar el buque

británico de aquel año, en 1729 el ministro José Patiño,

aprovechando la prolongación de las negociaciones del

tratado de Sevilla, negó la autorización para enviar el registro

a América. Tal actitud por parte española no podía conducir

sino a la ruptura de hostilidades, a una guerra que enfrentaría

a ambos países durante diez años (1739-1748). La paz de

Aquisgrán (1748) permitiría finalmente al gobierno español,

ya bajo el reinado de Fernando VI, liquidar mediante la firma

del tratado comercial de Madrid (1750) la espinosa cuestión

de la South Sea Company y sus derechos al asiento de negros

y al "navío de permiso", que eran abolidos mediante una

compensación en metálico de cien mil libras esterlinas.

En cualquier caso, esta mera reestructuración de un sistema

plenamente mercantilista, en su fundamento y en su práctica,

no satisfacía plenamente a los legisladores ilustrados, que

pronto se manifestaron a favor de introducir nuevas piezas

que corrigieran la excesiva rigidez de la Carrera de Indias.

Al control del tráfico por los funcionarios de la Corona debía

Page 32: Evolucion de la Sevilla intramuros en el Siglo XVIII

Evolución de Sevilla intramuros en el Siglo XVIII.

Teoría de la Arquitectura_ ETSAS 2008_ Jorge Monedero Martín_2º C 32

unirse la participación de los agentes españoles en el

comercio de exportación. Agentes que no eran sólo los

cargadores, sino también los cosecheros y los fabricantes, y

que no eran sólo los andaluces, sino también los del resto de

las provincias hispanas.

Ahora bien, ni el enunciado del principio ni la incitación

formal por parte de los intendentes podían bastar para

conseguir los resultados apetecidos, sino que era necesario

articular los mecanismos que permitiesen promover la

producción de las diversas regiones y canalizarla hacia

América. La primera vía que se creyó hallar para tal fin fue la

aplicación de una fórmula que no dejaba de ser también

estrictamente mercantilista, la creación de compañías a las

que se otorgaba el privilegio del tráfico exclusivo con las

áreas que se les designasen para el ejercicio de sus

actividades comerciales. Tal iniciativa tenía la doble ventaja

de la incorporación de los agentes españoles que quisiesen

insertarse en unas sociedades que tenían una marcada

implantación territorial (San Sebastián, Granada, Sevilla,

Barcelona, etc.) y la potenciación de aquellas áreas

deprimidas que en América habían quedado al margen de los

grandes circuitos servidos por las flotas.

La primera de estas sociedades fue la Compañía

Guipuzcoana de Caracas (1728), cuyos objetivos fueron los

de garantizar las relaciones entre San Sebastián y Venezuela,

el intercambio del hierro vascongado contra el cacao

venezolano y la persecución del contrabando en el área

(fundamentalmente el mantenido por los holandeses desde

Aruba y Curaçao y por los ingleses desde Jamaica, bases

fundadas en ámbitos territoriales desdeñados por los

españoles por su escaso interés comercial). Aunque hubo de

enfrentarse a diversas dificultades (el elevado precio del

hierro o el conflicto entre los mercaderes y los cultivadores

del cacao), alcanzaría una cierta longevidad, tras superar los

perjuicios sufridos por las sucesivas medidas liberalizadoras

de 1765 y 1778, para finalmente fundirse con la Compañía de

Filipinas (1785).

Le seguiría la Compañía de La Habana (1740), cuya

actividad principal debía ser la compra y envío de tabaco y

azúcar cubanos a España, pero que pronto diversificó sus

negocios de manera irregular, dedicándose a la introducción

fraudulenta de esclavos y a la exportación de tabaco a las

colonias británicas, al tiempo que sus administradores se

entregaban a la manipulación de los balances y a la práctica

de la doble contabilidad. Tras deshacerse de la pesada

obligación de fabricar una serie de navíos para la Corona en

el arsenal de La Habana, la ocupación de la ciudad por los

ingleses (1762-1763) cerró la primera etapa de la trayectoria

de la sociedad, que sobrevivió sin embargo a la crisis, gracias

a la autorización a introducir esclavos legalmente y a la

adquisición de ingenios azucareros, que le permitieron

comerciar con productos de su propiedad.

La fundación de la Real Compañía de Barcelona (1756) fue

resultado de la progresiva incorporación de Cataluña a la

Page 33: Evolucion de la Sevilla intramuros en el Siglo XVIII

Evolución de Sevilla intramuros en el Siglo XVIII.

Teoría de la Arquitectura_ ETSAS 2008_ Jorge Monedero Martín_2º C 33

Carrera de Indias, un fenómeno que venía produciéndose de

forma significativa desde más de una década atrás. La nueva

sociedad, cuyo establecimiento se justificaba por su misión

de revitalizar las deprimidas economías de las islas de Santo

Domingo, Puerto Rico y Margarita, pronto se enfrentó a las

dificultades derivadas de sus insuficiencias financieras y de

los bajos rendimientos de las inversiones de sus participantes.

No obstante, el funcionamiento regular de su factoría de

Santo Domingo y la ampliación de sus negocios,

singularmente a la remisión eventual del añil de Honduras

pero, sobre todo, a la continuada exportación del cacao de

Cumaná, su renglón más rentable, le permitieron mantenerse

en activo hasta que los decretos de 1765 y 1778 la

condenaron a una lenta pero insoslayable decadencia.

Las rutas ultramarinas estuvieron abiertas también a otras

sociedades, como algunas de las compañías de Comercio y

Fábricas (las de Granada y San Fernando de Sevilla), del

mismo modo que todavía en la tardía fecha de 1785 se

recurriría a este instrumento para fomentar el tráfico directo

entre la metrópoli y las islas Filipinas, hasta ahora sólo

garantizado mediante el galeón de Manila. No obstante,

mucho antes de que se fundara la Real Compañía de

Filipinas, las compañías privilegiadas habían pasado a

convertirse en una fórmula obsoleta, criticada desde muchas

instancias oficiales, donde se abría paso la idea de la libertad

comercial como única vía para un verdadero progreso del

tráfico colonial, como ya había predicado el equipo dirigido

por Campillo en el seno de la secretaría de Marina e Indias

desde antes de mediados del siglo.

En efecto, había que abolir el sistema de Flotas y Galeones.

La incidencia negativa del sistema, culpable del

anquilosamiento de la marina mercante y de la perpetuación

del verdadero monopolio, el consular, que entorpecía la

extracción de géneros y frutos y daba preferencia al comercio

ilícito sobre el comercio legal, comenzó a ser enfatizada

durante la época del monopolio gaditano en las opiniones y

comentarios de los proyectistas (conde de Torrehermosa,

Legarra, Campillo, Ward y Campomanes), que expusieron

claramente los efectos nocivos del sistema: las flotas no

salían con regularidad ni en uno ni en otro continente y así

las desabastecidas áreas americanas eran campo abonado

para el surtimiento a través del contrabando. Los buques

españoles que podían haberse dedicado a llevar los frutos y

manufactiras desde la metrópoli no se construyeron jamás y

el relevo lo tomaron los extranjeros, que hicieron su negocio

a costa de un sistema de comercio y transporte que los

favorecía, es decir que contribuía al desarrollo de las flotas

nacionales de sus competidores. Como muestra, la opinión de

Bernardo Ward, que en su Proyecto económico (1762) dice

taxativamente: ―En una palabra, es tal el desorden en todo y

en cada parte de nuestros intereses en América, que si los

enemigos de España [...] se juntasen para discurrir el modo

de inutilizárnosla, creo que no pudieran idear un medio más

eficaz que la coordinación de un sistema [el de galeones y

flotas], que ha producido los efectos que acabamos de

reconocer‖.

Page 34: Evolucion de la Sevilla intramuros en el Siglo XVIII

Evolución de Sevilla intramuros en el Siglo XVIII.

Teoría de la Arquitectura_ ETSAS 2008_ Jorge Monedero Martín_2º C 34

La objeción al sistema imperante es clara y no hay que

olvidar que este escrito es posterior al ensayo de la

navegación en ―registros sueltos‖, propiciada por un hecho

fortuito (la guerra del asiento, más que las compañías

privilegiadas, salvo quizás para el caso de Guipúzcoa), no

calculado por los ministros borbónicos, el que terminaría

potenciando la participación provincial, especialmente en el

caso de Cataluña, sin duda la región más preparada para

aceptar el reto. En efecto, la ya mencionada guerra contra

Inglaterra (1739-1748) obligó a las autoridades españolas a

imaginar una excepción a la regla que evitase el riesgo del

bloqueo británico contra las flotas de la Carrera de Indias y al

mismo tiempo garantizase tanto el abastecimiento de las

colonias americanas como las remesas de plata y otros

productos ultramarinos a la metrópoli. Se autorizaron así los

registros sueltos, que ofrecían la ventaja de su flexibilidad,

tanto para sortear con mayor facilidad el acecho de los

buques ingleses como para zarpar con rapidez sin la

servidumbre de la espera para constituir el convoy habitual.

Sus resultados superaron las expectativas, incrementando el

tráfico (no sólo con las plazas que servían de desembocadura

a las flotas sino con las regiones marginales tradicionalmente

mal abastecidas) y ofreciendo nuevas oportunidades a las

empresas mercantiles de otras regiones metropolitanas

apartadas del comercio directo en virtud de las exigencias del

sistema de flotas y galeones. El caso de Cataluña, cuya

marina mercante pudo volver a las aguas atlánticas casi dos

siglos después de una renuncia impuesta por una práctica

desfavorable para sus intereses, ilustra a la perfección esta

influencia decisiva de un cambio en el sistema de navegación

sobre la transformación del sistema comercial. Los registros

sueltos de 1739 (que además se autorizaban utilizando la vía

reservada de Indias al margen de la Casa de la Contratación)

significaron el reverso y el fin del sistema implantado por el

Proyecto de Flotas y Galeones de 1564 y abrieron así una

nueva época en la Carrera de Indias.

El final de la guerra con Inglaterra planteó la alternativa de

mantener el sistema de registros sueltos o volver a la

situación anterior. La exigencia de los Consulados de Cádiz,

México y Lima, principales interesados en retornar al

régimen primitivo, permitieron al conservador Julián de

Arriaga (que había sustituido al marqués de la Ensenada en la

secretaría de Marina e Indias) proceder al restablecimiento de

las flotas destinadas a Veracruz en 1754 (por real orden de 11

de octubre), pero por el contrario los restantes destinos

fueron atendidos ya por los registros sueltos que tan buenos

resultados habían proporcionado, de tal modo que, pese a la

concesión a los flotistas mexicanos y a sus aliados gaditanos,

el tráfico al margen de las flotas vino a representar, entre

1754 y 1778, el 87% del comercio total entre la metrópoli y

sus colonias americanas. De este modo, la exigencia de una

particular coyuntura cobraba carta de naturaleza en la Carrera

de Indias y preparaba el camino para asumir otras

innovaciones más radicales sugeridas por los ministros

ilustrados de ideas más avanzadas.

Page 35: Evolucion de la Sevilla intramuros en el Siglo XVIII

Evolución de Sevilla intramuros en el Siglo XVIII.

Teoría de la Arquitectura_ ETSAS 2008_ Jorge Monedero Martín_2º C 35

La primera medida descentralizadora fue de alcance limitado.

Se trató de la designación de un segundo puerto como sede

de un monopolio secundario, la creación de un servicio de

Correos Marítimos en la ciudad de La Coruña, que en

realidad vino a constituir un apoyo a la exportación

ultramarina de todas las regiones litorales del Cantábrico.

Durante sus años de funcionamiento normalizado, los

destinos más frecuentados por sus barcos fueron los de

Buenos Aires (que concentró el 61% de las expediciones) y el

complejo de las Islas de Barlovento, Tierra Firme y Nueva

España, que absorbieron el 39% restante. Instaurado en 1764,

su vigencia fue también corta, puesto que el decreto de 1778

le asestó el golpe de gracia, perdiendo La Coruña (lo mismo

que Cádiz, que de todas formas centralizó un poco más del

75% del tráfico ultramarino) su condición de puerto

privilegiado frente a las restantes plazas peninsulares.

Ahora bien, por muy limitadas que fueran las cuñas

introducidas en el sistema monopolístico gaditano por las

compañías privilegiadas y por los correos marítimos, su

importancia radica en la experimentación práctica del

principio de liberalización comercial con la participación de

otros puertos en el registro de los cargamentos destinados a

América. Al año siguiente se entraba ya en una etapa

diferente, que sin contrariar frontalmente la hegemonía de

Cádiz significaba el abandono del sistema de puerto único y

su sustitución por un sistema de contactos multitalerales entre

diversos puertos metropolitanos y diversos puertos

americanos, que de hecho dejaba expedito el camino para la

instauración del Libre Comercio.

El primer paso en esta vía, que tuvo todavía un alcance

reducido, fue la promulgación del llamado Decreto de

Comercio Libre de Barlovento (1765). Consistió en la

autorización del tráfico directo a nueve puertos peninsulares

(Barcelona, Alicante, Cartagena, Málaga, Cádiz, Sevilla,

Gijón, Santander y La Coruña) con diversas islas antillanas

(Cuba, Santo Domingo, Puerto Rico, Margarita y Trinidad), a

las que se sumaron, en ampliaciones sucesivas, otras diversas

áreas, como fueron Luisiana (1768), Campeche y Yucatán

(1770), Canarias (1772) y Santa Marta y Riohacha (1776).

Aunque se trataba en general de áreas secundarias e incluso

deprimidas, fueron muy numerosos los barcos que utilizaron

los registros de Barlovento. Además, hay que decir que los

efectos se vieron ampliados por la disposición que permitía la

visita de diversos puertos caribeños en el transcurso de la

misma expedición, lo cual facilitaba el comercio

intercolonial, que también se estaba liberalizando

paralelamente por las mismas fechas. En cualquier caso, la

consecuencia más importante fue crear la conciencia entre las

autoridades y los implicados del progresivo estado de

disolución del monopolio gaditano, del abigarramiento

producido por la coexistencia de los regímenes diferentes de

flotas, registros sueltos, compañías privilegiadas y correos

marítimos y, en resumidas cuentas, de la necesidad de una

profunda transformación y simplificación del tráfico colonial,

de una reforma completa de la Carrera de Indias.

El Decreto de Libre Comercio de 2 de febrero de 1778, que

incorporaba al ámbito liberalizado las regiones de Perú, Chile

Page 36: Evolucion de la Sevilla intramuros en el Siglo XVIII

Evolución de Sevilla intramuros en el Siglo XVIII.

Teoría de la Arquitectura_ ETSAS 2008_ Jorge Monedero Martín_2º C 36

y Río de la Plata, apenas si tuvo trascendencia en razón de su

breve periodo de funcionamiento, pues a los pocos meses

dejaba paso al más completo Decreto de Libre Comercio de

12 de octubre de 1778, que establecía el tráfico directo entre

trece puertos españoles (los nueve ya citados, más los de

Palma de Mallorca, Los Alfaques de Tortosa, Almería y Santa

Cruz de Tenerife, a los que se sumarían algunos otros a lo

largo del periodo de vigencia del sistema) con numerosos

puertos de toda América (los nueve puertos mayores de La

Habana, Cartagena de Indias, Buenos Aires, Montevideo,

Valparaíso, Concepción, Arica, El Callao y Guayaquil, más

los trece puertos menores de Puerto Rico, Santo Domingo,

Monte Christi en La Española, Santiago de Cuba, Trinidad,

Margarita, Campeche, Santo Tomás de Castilla, Omoa,

Riohacha, Portobelo, Chagres y Santa Marta), con la

excepción de las áreas de Nueva España y Venezuela, que no

se incorporarían a la nueva situación hasta 1789. Entre las

novedades más importantes introducidas destacaba un

sistema arancelario menos gravoso y más flexible con una

discriminación proteccionista en favor de los productos

nacionales, una serie de medidas en favor de la

nacionalización del transporte (barcos exclusivamente de

propiedad nacional y tarifas proteccionistas para los de

fabricación española o hispanoamericana), lastradas bien es

verdad por toda una serie de excepciones debidas a la

insuficiencia del armamento nacional, y la creación de una

serie de "consulados nuevos" para defender los intereses de

todos los agentes implicados en el comercio colonial. El año

de 1778 se convirtió en un año de transición, en un momento

especial durante el cual convivieron registros realizados por

todos los sistemas imaginables (1720, 1764, 1765, febrero de

1778, octubre de 1778), y finalmente en un gozne que abría

la puerta a la expansión del sistema ya radicalmente nuevo

del Libre Comercio por antonomasia.

¿Qué balance cabe hacer de la política reformista ilustrada en

relación con la Carrera de Indias? Desgraciadamente no es

posible dar una respuesta definitiva a todas las preguntas,

especialmente porque carecemos de suficientes evidencias

cuantificables homogéneas sobre el valor del comercio antes

y después de 1717 y a lo largo de los períodos de 1717-1778

y 1779-1828 (más bien 1818, año en torno al cual se debe

establecer, aunque sea con reservas, el principio de la

concienciación de la situación crítica a que debía enfrentarse

España en las colonias y año en que se abrió la posibilidad de

realizar expediciones desde los puertos metropolitanos a los

buques extranjeros, gravados con un recargo del 4% en la

habilitación de registros en concepto de bandera extranjera).

Además, se debe tener presente, a la hora de la valoración de

la etapa del Libre Comercio, que los preliminares de la crisis

colonial se han de fijar en 1808 (cuando los representantes

americanos en las Cortes de Bayona formularon una serie de

peticiones tendentes a poner fin al pacto colonial), que las

Juntas Americanas entre 1810 y 1814 iniciaron con carácter

soberano relaciones con Gran Bretaña y Estados Unidos y

que, si bien el triunfo de los movimientos revolucionarios

pioneros fue efímero y al finalizar la guerra de la

Independencia en el territorio peninsular la metrópoli logró

Page 37: Evolucion de la Sevilla intramuros en el Siglo XVIII

Evolución de Sevilla intramuros en el Siglo XVIII.

Teoría de la Arquitectura_ ETSAS 2008_ Jorge Monedero Martín_2º C 37

restaurar el régimen colonial (salvo en gran parte del Río de

la Plata y Venezuela), las bases para el restablecimiento de la

soberanía eran tan frágiles que entre 1818 y 1821 se

produjeron una serie de declaraciones independentistas en

cadena, quedando la resistencia de los grupos realistas

reducida a algunos enclaves aislados, que tan sólo se

pudieron mantener hasta 1824 ó 1826, fecha en que el

derrumbe del dominio colonial fue claro y manifiesto. En

cualquier caso, si seguimos los datos disponibles sobre los

caudales procedentes de las colonias, el número de

expediciones a América, la naturaleza de los géneros

exportados y la participación regional, se puede obtener una

idea aproximada de los efectos de las medidas del

reformismo borbónico.

En efecto, una magnitud significativa es el valor de los

caudales recibidos de América, especialmente los que vienen

por cuenta de particulares y que pueden por tanto suponerse

en líneas generales equivalentes al producto de la venta de las

mercancías exportadas. La posibilidad de contrastar las cifras

correspondientes a tres momentos diferentes (1717-1738,

1747-1778 y 1782-1796), permite comprobar la evolución

interna seguida durante los períodos aquí analizados.

Mientras la primera etapa arroja un total de casi 131 millones

de pesos, la segunda alcanza los 401 millones, lo que

significa (por encima de la desigual duración de ambas

etapas) un aumento más que considerable de las remesas

metálicas entre las fechas consideradas, que se incrementan

durante la primera etapa del Libre Comercio hasta alcanzar

448 millones (sólo para Cádiz y Barcelona en una época

jalonada de conflictos bélicos)

De este modo, sin pretender deducir más conclusiones de las

permitidas, no cabe duda de la espectacular progresión de los

indicadores disponibles, aunque no respondan exactamente a

las preguntas formuladas. El comercio creció sin duda a lo

largo del periodo del monopolio gaditano, si bien este

crecimiento no debe imputarse exclusivamente a la bondad

de la política reformista en el terreno específico del tráfico

ultramarino, sino al desarrollo general de la economía

española a todo lo largo del Setecientos. En cualquier caso, el

sistema de Libre Comercio representó un nuevo paso

adelante en el crecimiento del comercio colonial, ya que, si

volvemos a emplear los mismos indicadores (partiendo de la

base de las 930 expediciones efectuadas en los últimos

cincuenta años del monopolio sevillano), obtenemos los

siguientes resultados: 1.188 expediciones (o viajes de ida),

en los sesenta y dos años de vigencia del monopolio

gaditano, frente a 3.949 expediciones durante los cuarenta

años del libre comercio, acerca de los cuales existen cifras

procedentes del cómputo de las fuentes oficiales (aunque se

debe tener en cuenta que los buques empleados en la Carrera

durante esta última etapa eran de menor tonelaje). El

proyecto de dinamización del ritmo del tráfico se cumplió

incluso más allá del desideratum expresado por Campomanes

de tener cuarenta buques navegando anualmente en viaje

redondo, ya que de 19 unidades anuales de media durante el

monopolio gaditano se pasa a 87 expediciones de media

Page 38: Evolucion de la Sevilla intramuros en el Siglo XVIII

Evolución de Sevilla intramuros en el Siglo XVIII.

Teoría de la Arquitectura_ ETSAS 2008_ Jorge Monedero Martín_2º C 38

durante el período de libertad comercial.

Ahora bien, incluso si consideramos que el número de

expediciones en la ruta atlántica puede tener un correlato

adecuado en las cifras de las exportaciones a América,

faltarían otras variables para juzgar del éxito o el fracaso de

la política borbónica. En efecto, tan interesante como el

crecimiento general del tráfico resulta el grado de

nacionalización obtenido a partir de la incorporación de las

distintas regiones al comercio de exportación. En este

sentido, los escasos datos disponibles para el período del

monopolio gaditano no predisponen al optimismo, ya que

durante dicho espacio la producción española podría haber

representado tan sólo un 16% del valor total de las

exportaciones, calculado a partir de la manipulación de los

registros de la flota de 1757 y su extrapolación al conjunto de

los años 1717-1778. Aunque carecemos de cifras para

comprobar un posible progreso a lo largo de dicha etapa, en

cualquier caso también aquí el Libre Comercio se reveló

como el verdadero sistema rupturista, ya que la cifra del 52%

para la exportación española en relación al total durante el

periodo 1782-1796 permite constatar cómo, quizás por

primera vez en la historia de la Carrera de Indias, las

reexportaciones extranjeras se ven superadas por los géneros

de la producción nacional. Tendencia que se mantiene e

incluso se acentúa si llegamos hasta 1818 (62%), y hasta

1828, según los primeros datos de una investigación aún en

curso.

Si la producción nacional se va haciendo poco a poco su

hueco en las bodegas de los buques de la Carrera, éstos

también se incorporan a un proceso de nacionalización en su

fábrica (114.600 toneladas de construcción española frente a

las 38.000 toneladas del monopolio gaditano)

Ahora bien, no todo el litoral contribuyó en igual medida al

progreso de la construcción naval. La construcción nacional

se distribuyó de forma desigual por la geografía tanto

española como americana, siendo Cataluña y Vascongadas

las que más toneladas aportaron y Andalucía la que incluyó

mayor número de bastimentos en la composición de la flota

del Libre Comercio, lo cual no fue óbice para que los

astilleros de Valencia y Baleares mostraran su vitalidad

constructiva como beneficiarias de los cambios producidos

en el tonelaje de los barcos a partir del cambio en el sistema

de navegación y de las repetidas crisis bélicas que incidieron

en el tráfico ultramarino (barcos de escaso porte por

conveniencias de seguridad y división de riesgos). Por otra

parte, la misma disparidad en la participación regional

mostrada por las distintas áreas metropolitanas es exportable

a los diferentes ámbitos hispanoamericanos involucrados en

la construcción naval con representación en la Carrera,

pudiéndose detectar un ritmo de crecimiento, siempre en

progresión, a medida que se va consolidando el Libre

Comercio y las distintas áreas americanas van progresando al

beneficiarse de los efectos positivos de la libre circulación

entre los puertos habilitados.

Page 39: Evolucion de la Sevilla intramuros en el Siglo XVIII

Evolución de Sevilla intramuros en el Siglo XVIII.

Teoría de la Arquitectura_ ETSAS 2008_ Jorge Monedero Martín_2º C 39

Continuando con el sector naval, los otros dos indicadores

que sirven para mostrar el posible éxito de las medidas

reformistas son el fomento del número de bastimentos

mercantes para el mantenimiento de unas líneas regulares con

las colonias ultramarinas y la modernización de los tipos de

buques para adecuarse a las necesidades de mayor velocidad

de rotación y de crucero. En ambos aspectos se puede

convenir que se logró una mejora notable. En primer lugar, la

flota mercante se incrementó con respecto al monopolio

gaditano, de modo que de 598 barcos se pasó a 1.720

unidades, teniendo en cuenta que a esta cifra se han de añadir

las embarcaciones del Libre Comercio que zarparon de los

otros puertos habilitados al margen del tráfico gaditano.

En segundo lugar, al tiempo que la velocidad de rotación se

incrementó (son numerosos los barcos que habilitan en Cádiz

dos veces en el mismo año), la velocidad de crucero se vio

potenciada por la reducción del porte de los buques (el

62,75% de las expediciones se hicieron en buques de porte

inferior a las 200 toneladas, mientras que en el monopolio

gaditano sólo se realizaron el 32%, predominando las

efectuadas en barcos de mayor tonelaje) y la modernización

de sus perfiles y arboladuras. Los navíos, paquebotes, saetías

y urcas del monopolio fueron desplazados por fragatas,

bergantines, polacras y goletas, mientras se incorporan toda

una serie de tipos de tradición mediterránea de velas latinas

(jabeques, jabeques-místicos, jabeques-polacra), que

progresivamente se van adecuando a las necesidades

atlánticas a través de la adopción de aparejos mixtos, idóneos

para barloventear ciñendo el viento de bolina. Y los cascos no

sólo se estilizan por el procedimiento de de alargar la quilla

con relación a la manga, sino que también comienzan a

recubrirse con forros de cobre, contribuyendo a aumentar la

velocidad, la maniobrabilidad y a disminuir los costos de

estadía para las reparaciones inherentes a los forros de

madera agredidos por la broma en las cálidas aguas de la

costa americana.

Resumiendo, la progresiva incorporación regional se vio

favorecida desde el primer momento por la política

reformista, tanto por la promoción de las compañías

privilegiadas, como por la implantación de los registros

sueltos o por la progresiva quiebra del sistema de puerto

único permitiendo al menos la "multiplicación del

monopolio". La reserva de espacios exclusivos en América

para sociedades de base provincial, la posibilidad de navegar

en barcos de modesto porte al margen del control de las flotas

por parte de la oligarquía de los cargadores gaditanos y la

utilización de los puertos más cercanos para el embarque de

los géneros dejando para realizar en Cádiz tan sólo el trámite

del registro de los cargamentos, fueron otras tantas bazas en

el activo de las burguesías locales de las diversas regiones,

incluso antes de la promulgación del Decreto de Libre

Comercio de 1778. También en este terreno puede decirse

que el reformismo cosechó indudables éxitos, aunque con

una indudable diferenciación regional

.

Así, la respuesta regional fue inexistente en los casos de los

puertos de los Alfaques de Tortosa, Cartagena, Almeria y

Page 40: Evolucion de la Sevilla intramuros en el Siglo XVIII

Evolución de Sevilla intramuros en el Siglo XVIII.

Teoría de la Arquitectura_ ETSAS 2008_ Jorge Monedero Martín_2º C 40

Sevilla y extremadamente tímida en Alicante, Palma de

Mallorca, Gijón y Santa Cruz de Tenerife. En mayor medida

comparecieron las plazas de Santander, La Coruña y Málaga,

mientras Cádiz retenía la mayor parte del tráfico por su

ventaja inercial y Barcelona se revelaba como la gran

beneficiaria del sistema gracias al proceso de crecimiento

económico protagonizado por Cataluña a lo largo del

Setecientos.

En suma, el reformismo borbónico no supuso una alteración

de las bases mercantilistas que fundamentaron el

funcionamiento de la Carrera de Indias desde sus primeros

momentos. En este sentido, la política llevada a cabo por los

Borbones se mantuvo dentro de la lógica del absolutismo

ilustrado, que buscaba en todos los campos soluciones para el

apuntalamiento del Antiguo Régimen, nunca para su

subversión. Ahora bien, dicho esto, la Carrera de Indias se

benefició de la aplicación de principios de racionalización

para conseguir un mejor rendimiento que se reflejase en el

crecimiento del tráfico y en la nacionalización de las

exportaciones. En este contexto, los métodos aplicados

fueron cada vez más avanzados, en una secuencia que va

desde la mera reordenación de comienzos de siglo hasta la

adopción de medidas tendentes a erosionar la doctrina del

puerto único y la amplia liberalización posterior a 1778.

Naturalmente, nada en esta política lesionaba el dogma del

control estatal y la reserva del espacio americano a los

súbditos de la Monarquía Hispánica, incluso cuando

impelidos por la cruda realidad se autorizó, por real decreto

de 9 de febrero de 1824, el comercio directo con los

extranjeros en los dominios de América, gravado con un

recargo del 6% de habilitación por derecho de extranjería,

para dificultar que los foráneos pudiesen participar de los

beneficios reservados a los naturales. La modernización del

sistema debía ser justamente la garantía de la perpetuación

del propio sistema, por lo que la administración se mostró

renuente a publicar el decreto de 21 de febrero de 1828, acta

de defunción del Libre Comercio y, en definitiva, de la

Carrera de Indias. Sin embargo, del mismo modo que la

mayor racionalidad y eficacia del Despotismo Ilustrado

permitió a la larga la aparición de una ideología

independentista y la efectiva emancipación de América, el

mejor funcionamiento de la Carrera de Indias contribuyó a la

denuncia de los principios del pacto colonial favorable a la

metrópoli en que tenía su fundamento. La independencia de

América acabó con el sistema de intercambios establecido a

raíz del descubrimiento justamente cuando el reformismo

borbónico estaba empezando a producir sus mejores frutos en

el sector del comercio ultramarino.

Page 41: Evolucion de la Sevilla intramuros en el Siglo XVIII

Evolución de Sevilla intramuros en el Siglo XVIII.

Teoría de la Arquitectura_ ETSAS 2008_ Jorge Monedero Martín_2º C 41

Sociedad

El arzobispo Arcas ordenó repartir sus rentas entre conventos,

hospitales y pobres para conmemorar las victorias de Felipe

V en Italia. Don Felipe Gil de Taboada (1.719-1.722) metió

en la cárcel arzobispal a varios sacerdotes que se amotinaron

para pedir mejor trato ( junio 1.721). Don Luis Salcedo y

Azcona (1.722-1.741). Don Luis de Borbón (1.742-1.754)

hijo de Isabel de Farnesio, tomó posesión a los 14 años por

dispensa papal, de modo que la diócesis fue administrada de

hecho por el arcediano Marqués de Campoverde, hasta que

en 1.749 fuera sustituido por Francisco Solís Folch de

Cardona, hijo del marqués de Montellano, que volvió luego a

Sevilla como propietario de la mitra (1.755-1.775)

falleciendo en Roma durante un cónclave.

De los 15.000 extranjeros a principios de siglo pasamos a

4.000 en 1.746 dedicados a oficios menospreciados como

peluqueros, cocineros, carboneros, carniceros y taberneros;

los flamencos y británicos se marchan a Cádiz.

Los abogados sevillanos que se regían tradicionalmente por

las ordenanzas de la Real Audiencia (1.603), deciden en

1.703 incorporarse al colegio de Madrid para sustanciar los

pleitos en la capital, por más que ellos no se constituyan en

colegio sino en 1.732 muy vinculado a los padres

mercedarios en cuya casa grande, donde se rendía culto al

Señor de la Pasión, celebran sus funciones religiosas hasta

que en 1.768 fueran trasladados a la iglesia de los clérigos

menores en la c/ Borceguinería.

Fachada y patio de la Real Audiencia.

Page 42: Evolucion de la Sevilla intramuros en el Siglo XVIII

Evolución de Sevilla intramuros en el Siglo XVIII.

Teoría de la Arquitectura_ ETSAS 2008_ Jorge Monedero Martín_2º C 42

En 1.708 a la malísima cosecha se unió una plaga de

langostas y miles de hambrientos se congregaron en las

gradas, igual que en 1.717, y en 1.734 en que el Arzobispo

puso remedio al entregar 20.000 fanegas de trigo. En la

hambruna de 1.750 los pobres mendigaban de dos en dos

vestidos de paño oscuro con un corazón rojo en el pecho.

En el XVIII se recogieron en la Casa Cuna 28.000 expósitos

con un promedio anual de 282, o sea más del 10% de los

nacidos, de los que a los pocos meses sólo sobrevivían un 20

% amamantados por las amas de la institución que llegaron

a ser 374 en 1.750.

Los gitanos, que comenzaban a formar su cante, eran

tratantes, esquiladores, herreros y oficiales de matadero. La

R.O. de 1.745 les obliga a residir en ciertos pueblos, y la de

1.749 ordena la prisión, el embargo y la expulsión de la

ciudad, aunque los que acreditaron buena conducta

regresaron y fueron recluidos bajo vigilancia en el Corral del

Agua (San Bartolomé). Luego, para integrarse, compraron las

tallas de Nuestro Padre Jesús de la Salud y María Santísima

de las Angustias a las que dieron culto en el convento del

Pópulo saliendo por primera vez de procesión en la Semana

Santa de 1.758.

Los criados domésticos negros y mulatos eran ya más

numerosos en Cádiz y Málaga que en Sevilla. Fue famosa la

criada negra de la Condesa de Santa Gadea que fallecida en

1.735 fue sepultada en el panteón real. El negro Salvador de

la Cruz (fallecido en 1.775 a los 115 años) fundó en San

Roque la Hermandad de Nuestra Señora de los Dolores que

hizo su última estación en 1.786 pues a fines de siglo sólo

quedaba una docena de negros. De los 2.384 servidores "de

librea" sobresalen los asturianos que también eran aguadores,

costaleros, y mozos de cordel, con hermandad propia en el

Patio de los Naranjos donde daban culto a Nuestra Señora de

la Granada.

Carro de la máscara de 1.746 en homenaje a Felipe V y

Doña Bárbara de Braganza por Domingo Martínez. Al

fondo balcones del Ayuntamiento engalanados.

Page 43: Evolucion de la Sevilla intramuros en el Siglo XVIII

Evolución de Sevilla intramuros en el Siglo XVIII.

Teoría de la Arquitectura_ ETSAS 2008_ Jorge Monedero Martín_2º C 43

El correccional de los "Niños Toribios" fundado por Toribio

de Velasco, se inició en modesta casa de la c/ Peral aunque

luego el Ayuntamiento le ceda la Inquisición vieja, y después

de 1.767 se trasladan al antiguo Hospital de Indias anejo al

Colegio de San Hermenegildo. Se concibió para alternar la

escuela de sastrería, zapatería, carpintería etc., con el rosario,

misa y media hora de oración mental diaria, y disciplinarse

en comunidad tres veces a la semana. Fallecido Toribio en

1.730, se fue convirtiendo en correccional donde por una

módica pensión se admitía a los niños incorregibles. Después

de la guerra napoleónica hubo que instalar un reñidero de

gallos para poder sobrevivir, y en 1.830 sirvió de prisión a

varios religiosos.

La guerra de principios de siglo desnuda a la juventud del

traje de golilla (adorno que circunda el cuello) mientras que

por el contrario en 1.713 comienza a ser usado por los

subalternos de la Audiencia con manteo (< manteau: capa

larga con cuello sobre la sotana), puños blancos y peluca a la

francesa que se dejó de usar cuando así lo hizo Jovellanos. La

pragmática de 1.723 sobre el lujo obligó a Cabildo y

Audiencia a vestir de negro en una medida que sólo se

atempera con la llegada de las flotas en especial la de 1.758

en que aparecen las prendas recamadas en oro y plata. Hacia

1.725 se impuso la sustitución de la gineta (estribos cortos)

por la brida (freno, riendas y correaje de cabeza) más

conforme al traje corto que se empezó a usar.

El 28 de noviembre de 1.700 el Cabildo acepta a Felipe de

Anjou y manda a Madrid para rendirle pleitesía al diputado

Miguel de Jáuregui, Marqués de Gandul, mientras que el

Cabildo eclesiástico comisiona al canónigo Lorenzo Folch

Cardona. Una "Relación de los servicios de Sevilla a Felipe

V" explica que con medio millón de escudos se crearon

cuatro regimientos de infantería y uno de caballería además

de improvisarse una fábrica de pólvora en las afueras. En

1.707 fue motivo de fiestas que la reina se quedase preñada,

la victoria de Almansa, y el nacimiento del infante Luis

Fernando anunciado con repiques según reseña la Gaceta de

Sevilla de ese año. Para conmemorar las victorias de

Brihuega y Villaviciosa se saca a la Inmaculada conocida por

el pueblo como "la cieguecita". Cuando en 1.724 María Luisa

Gabriela Manuel subió al trono por renuncia de su padre, el

Asistente Conde de la Jarosa arrojó al pueblo medallas de

plata con la efigie del joven Luis I que reinó 9 meses.

Las leyes prohibían el uso de armas cortas de fuego y el traje

de golilla indispensable para justas, juegos de toros y cañas

etc, de modo que se iba perdiendo el gusto por las armas y la

cría de caballos. Para evitarlo el gobierno crea en 1.725 la

Junta de Caballería del Reino y autoriza la reconstitución de

la Real Maestranza de Sevilla (también de Ronda, Granada y

Valencia) formada por 36 caballeros nobles que obtuvieron

en 1.730 el privilegio de usar pistolas de arzón y uniformes

de grana.

Esta hermandad construyó una plaza cuadrángular de madera

apoyada en uno de los muros del convento del Pópulo junto

Page 44: Evolucion de la Sevilla intramuros en el Siglo XVIII

Evolución de Sevilla intramuros en el Siglo XVIII.

Teoría de la Arquitectura_ ETSAS 2008_ Jorge Monedero Martín_2º C 44

al río donde se venían celebrando las corridas desde

principios del XVIII. Sirvió hasta 1.733 en que se levanta una

redonda de madera junto al Baratillo (el primer ruedo del

país) aunque Felipe V dio privilegio para construir otra de

material, La R.O. de 10 de mayo de 1.754 prohíbe la fiesta y

durante los 5 años que duró se pudrieron las maderas.

La reconstrucción se produce desde 1.759 de material el

exterior y la tercera parte de las gradas para lo que hizo falta

arrojar los escombros del vertedero al río. En la fiesta de dos

días en mañana y tarde se lidiaban unos 40 ó 50 toros. Eran

días festivos en que la afición, que iba prefiriendo el toreo a

pie al tradicional rejoneo de los caballeros, se arremolinaba

toda la noche anterior en las calles próximas pues el encierro

matutino era gratuito. Destacaban el negro José Cándido (de

Chiclana), Juan Romero (de Ronda), y el ídolo Juan Miguel

de San Bernardo donde había una escuela de tauromaquia en

el Matadero apodada El Colegio donde practicaban los

maletillas.

En el Corpus se colocan toldos o velas en Gradas, plaza de

San Francisco, Salvador, Almirantazgo y Placentines, se hace

la tarasca (sierpe monstruosa), y desfilan los gigantones, y los

danzantes que solían ser valencianos que venían todos los

años por 300 reales hasta que la prohibición de los autos en

1.765 acabó con ellos.

Cuando el Asistente Carlos de Herrera concluyó el Coliseo en

1.675 coincidieron malas cosechas y epidemias que

justificaron la intervención del Arzobispo Spínola, del jesuita

Padre Tirso González, y de Miguel de Mañara que consiguen

la prohibición de comedias en Sevilla en 1.679 convirtiendo

el teatro de la Montería en viviendas para subalternos del

Alcázar y caballerizas del Asistente. En 1.692 se permitió

representar allí volatines y juegos de manos pero un fuego

con consecuencias desgraciadas obligó al Asistente a prohibir

todas las representaciones que pasaron a casas de vecinos.

Durante la primera mitad del XVIII Sevilla se resigna a

representaciones de titiriteros, teatros mecánicos de muñecos

etc, en barracas de lienzo o madera por temporadas, y en

casas ruinosas de la calle de las monjas de Gracia, o en unos

almacenes de Triana frente a la Torre del Oro. La prohibición

es reiterada por Felipe V para Sevilla en 1.731, y luego en

1.749 y en 1.755 aunque no parece que las compañías

italianas la cumplan.

Plaza de toros de la Maestranza por Domínguez Bécquer

Page 45: Evolucion de la Sevilla intramuros en el Siglo XVIII

Evolución de Sevilla intramuros en el Siglo XVIII.

Teoría de la Arquitectura_ ETSAS 2008_ Jorge Monedero Martín_2º C 45

De 1700 a 1766

Para reorganizar la administración española

según el modelo francés crea José Patiño, Secretario de

Hacienda y Marina, en julio de 1.718 el cargo de Intendente

de Provincias y Ejércitos pero ante la general oposición sus

funciones quedan delimitadas a la Intendencia de Guerra. Al

ser Sevilla ciudad realenga tenía Asistente que a lo largo del

XVIII amplía sus facultades con la Superintendencia General

de Rentas del Reino de Sevilla y la Intendencia General del

Ejército. Entre 1.732-1.738 el Asistente será Rodrigo

Caballero sucedido por Ginés de Hermosa y Espejo (marzo

1.738-julio 1.752) que restableció el orden en tabernas y

casas de juego, y mejoró la administración de los pósitos

(reservas de grano) con un sistema que estaría vigente hasta

fines de siglo. Fernando de Valdés Quirós (1 de julio 1.752-

1.757) atendió los daños del terremoto del 1 de noviembre de

1.755 que arruinó 300 casas e hizo tañer las campanas de La

Giralda por más que los daños no fueran comparables con los

600 pescadores ahogados que faenaban en Huelva. A pesar de

los 8 ó 10 minutos que duró no causó demasiadas desgracias

lo que se conmemora con el monumento del Triunfo en la

plaza homónima. El Alguacil Mayor desempeñado

tradicionalmente por la Casa de Medinaceli había perdido sus

responsabilidades desde los Reyes Católicos que las

atribuyeron al Asistente cuyos Tenientes presidían el Cabildo,

firmaban las actas y su voto equivalía a una tercera parte de

los de todos los demás capitulares.

En el XVIII el Alguacil Mayor será un cargo honorífico pues

sus funciones derivaron por el uso al Procurador Mayor de la

ciudad al que correspondía el gobierno y orden en el

Ayuntamiento ya que decidía en cuestiones graves y urgentes

sin intervención del Cabildo; este cargo estuvo vinculado a

perpetuidad a Gerónimo Ortiz de Sandoval, Conde de

Mejorada, con el mismo nombre y apellido durante todo el

siglo. El Alférez Mayor es un cargo venal encargado de

portar el pendón y custodiar las llaves, ocupado desde 1.738

por Juan Ignacio del Río Estrada y Olloquí. El Teniente

Alcalde de los Reales Alcázares es desde 1.738 Jacinto

Márquez.

En la Real Audiencia de Grados de la plaza de San Francisco

son regentes: Pedro de Ursúa y Arismendi (1.698-1.706),

Tomás Percero de Ulloa (1.706-1.709), Antonio Valcárcel

(1.709), Antonio de Alcázar (1.713) con el que todos los

ministros de la Audiencia vestirán golilla, Manuel de Torres

(1.713-1.732), Joaquín Antonio de Bazán Marqués de San Gil

(1.733), Jacinto Márquez (1.736) que murió aquí ejerciendo

en 1.753, Francisco Fernández (1.753), Luis de Cárdenas y

Montalvo (1.754), y Domingo Cerezo Nieva (1.755-1.770).

En 1.717 se suprimen todos los "puertos mojados y secos" o

fronteras interiores pero la reacción de Navarra y el País

Vasco obligó a reponerlas allí en 1.722. Aparte el

almojarifazgo mayor o aranceles aduaneros que iban a parar a

la Real Hacienda, el Ayuntamiento se nutría de las rentas de

Propios, de las rentas o impuestos sobre el comercio, y de los

Page 46: Evolucion de la Sevilla intramuros en el Siglo XVIII

Evolución de Sevilla intramuros en el Siglo XVIII.

Teoría de la Arquitectura_ ETSAS 2008_ Jorge Monedero Martín_2º C 46

arbitrios que eran gravámenes excepcionales que se seguían

percibiendo por uso inveterado.

Si en esta época el espíritu contrarreformista del XVII

sevillano había sido de manera significativa en la

construcción de una importante arquitectura religiosa

principalmente de conventos que ocupaban en muchos casos

manzanas enteras el XVIII lo fue de Iglesias. El clero

sevillano poseía casi el 97% de las propiedades residenciales

en la ciudad principalmente por razones económicas que

hacían subsistir del diezmo en materias primas de sus grandes

latifundios por otra del carácter económico de la ciudad que

lo hacia de sus explotaciones agrarias. Los hacendados en

períodos de incertidumbre no podían mantener sus

propiedades y la iglesia parecía no verse afectada por esos

rebotes de crisis dado su carácter en especie del que nutrían

sus arcas.

En los siglos XVII y XVIII Sevilla cae en una profunda

decadencia económica y urbana. Se sospecha que en la gran

epidemia de peste de 1649 murieron aproximadamente

60.000 personas, el 46% de la población existente, pasando

Sevilla de 130.000 a 70.000 habitantes. La población de

65.000 habitantes en 1.650 asciende a 85.000 en 1.705

aunque la guerra y la epidemia de 1.719, que mató a 13.000,

la reduce a 65.000 que se mantiene hasta 1.750.

También transforma a Sevilla en una ciudad-convento. En

1671 existían 45 monasterios de frailes y 28 conventos

femeninos. Todas las órdenes importantes, franciscanos,

dominicos, agustinos y jesuitas, se instalaron en ella. El arte

barroco, a menudo religioso, florece en pintura con nombres

como Valdés Leal, Murillo y Zurbarán y en escultura con

Martínez Montañés y Juan de Mesa. De esta época datan un

gran número de iglesias y retablos así como muchas de las

imágenes, pasos y costumbres de la Semana Santa sevillana.

Sevilla es una ciudad amurallada y lo será hasta bien entrado

el XIX. Cada invierno su cauce se desborda adoptando

medidas de dudosa eficacia en su prevención como era el

atracancamiento de las puertas de la muralla. De ello la

importancia como muro defensivo de las riadas que

otorgaban los gobernantes de la época.

En la "Representación, manifiestos, exclamaciones y suspiros

que hacen y dan los 17 gremios de mercaderes unidos"

publicada en 1.701 pero redactada en 1.695, se dice

exageradamente que de los 16.000 telares de seda, quedan en

uso unos 200, y de los mercaderes de paños sólo quedan 3

ancianos. Los mercaderes que habían sido proveedores de

materias e intermediarios de los artesanos, prefieren ahora

importar géneros de Milán o Lyon dejando en paro a muchos

de los 3.000 telares "de lo estrecho" (listonería y

pasamanería). De fines del XVII nos quedan las colgaduras

de las columnas de la catedral, donativo del comercio en

acción de gracias por el salvamento de la flota acechada por

los franceses.

Page 47: Evolucion de la Sevilla intramuros en el Siglo XVIII

Evolución de Sevilla intramuros en el Siglo XVIII.

Teoría de la Arquitectura_ ETSAS 2008_ Jorge Monedero Martín_2º C 47

En 1.593 se prohíbe que los barcos construidos en Sevilla y

su costa participen en la Carrera por la mala calidad de la

madera que sólo servía para hacer barquitos de pesca,

chalupas, gabarras que en un par de días traían la plata de la

bahía, y los veloces "avisos" de 50 toneladas capaces de

cruzar el Atlántico. La falta de calado impedía botar en los

astilleros de Triana buques de más de 500 toneladas, y

además había que importar de lejos cordaje, velamen y

muchas otras piezas. En la segunda mitad del siglo el escaso

tráfico llevó a la falta de barcos y a un olvido del arte de

navegar pues apenas saben guiarse por las estrellas y abundan

las pérdidas por la impericia de los pilotos.

Las fábricas de pólvora estaban en Los Remedios para

aminorar los efectos de las explosiones accidentales como la

de 1.613 que dañó las vidrieras de la catedral. Hacia 1.622

los molinos de Cuartos suministraban la pólvora a los

galeones, pero a fines de siglo no queda ninguno. La fábrica

de Artillería fundada a mediados del XVI por Juan Morel, fue

vendida por sus descendientes a la familia flamenca o

alemana Vanvel o Bambel que siguió a su frente después de

vendérsela al Estado en 1.634; luego tomaron la contrata

Francisco Ballesteros, Juan Sniders de Salazar, y Enrique

Havet, hasta que en 1.717 pasó a la directa administración

estatal: Sus cañones de bronce eran de mediana calidad pues

el cobre venezolano no es el húngaro. La primera y única

fábrica de tabacos de España estuvo en la morería, cerca de

San Pedro, donde trabajaban 400 personas y 100 caballerías.

El motrileño Martínez de la Mata "duro, bronco y sin letras",

tercer seglar de San Francisco y procurador de galeotes,

convocó a los gremios para dar respuesta a los géneros

extranjeros que habían arruinado la producción propia, muy

visible en el contraste entre la opulencia de las familias de

estirpe extranjera frente a la miseria del pueblo sevillano en

los años 50. En 1.679 el gobierno da un giro a su política

económica según el rumbo marcado por el mercantilista

ministro francés Colbert en el que la recuperación industrial

es el primer objetivo. El gobierno promete apoyo legislativo,

exención de la reglamentación gremial, desgravación

tributaria, y permiso para traer oficiales extranjeros

que enseñen las nuevas técnicas. Sin embargo en 1.680-84 las

malas cosechas, los desastres naturales y la devaluación

sumergen en el marasmo a la capital pese a que en 1.687 se

constituya una Junta de Comercio presidida por el Asistente

Conde de Montellano, y pese a seguir siendo en 1.700 la

segunda ciudad de España.

En 1717 la nueva administración borbónica ordenó el

traslado de la Casa de Contratación de Sevilla a Cádiz, puerto

mejor adaptado al comercio transatlántico. Sevilla pierde así

una gran parte de su importancia económica y política. El

terremoto de Lisboa de 1755 también se sintió en los

inmuebles de la ciudad afectando incluso a la Giralda y

llegando a causar 9 víctimas.

Las primeras referencias del consumo de tabaco en España se

Page 48: Evolucion de la Sevilla intramuros en el Siglo XVIII

Evolución de Sevilla intramuros en el Siglo XVIII.

Teoría de la Arquitectura_ ETSAS 2008_ Jorge Monedero Martín_2º C 48

atestiguan en Sevilla. También la primera fábrica de tabacos

del país se asienta en esta ciudad. Se trata de la Real Fábrica

de Tabacos, cuya construcción se inicia en 1728 y que es uno

de los primeros grandes proyectos de edificio industrial en la

Europa moderna.

En 1729 la corte de Felipe V se traslada a Sevilla. La ciudad

lo recibe en plena crisis económica, como consecuencia de

las fugas de capital tras la perdida de monopolio con América

y la inmovilidad de los bienes eclesiásticos y nobiliarios.

El jesuita Antonio de Solís describe en su "Olimpiada"

(Sevilla, 1.747) la llegada de los reyes que procedían de

Badajoz de los esponsales del Príncipe de Asturias con

Bárbara de Braganza, y del Príncipe de Brasil con Mariana

Victoria de España. El 3 de febrero de 1.729 cruzan el puente

de barcas los 85 coches, 350 calesas, 3 berlinas, 750 caballos,

3.121 acémilas y otros 88 carros y galeras con 636 criados

que son recibidos con 18 cañonazos desde los altos del

Baratillo, seguidos de otros de los barcos anclados y el

repique de campanas durante tres horas. El Arzobispo Luis de

Salcedo y Azcona salió a encontrarse con el rey en Santa

Olalla, el Asistente Conde de Ripalda en Castilblanco, y el

Ayuntamiento en Santiponce. Este desembolsó 150.000

escudos para agasajos y obligó a los pudientes a dar comida y

alojamiento a embajadores, nobles y militares. La tropa se

instala del siguiente modo: la guardia flamenca en la posada

de San Pablo, la italiana en la de la Reina, la walona en el

Corral de Pineda, la infantería en el Hospital de la Sangre, y

los alabarderos en una casa alquilada cerca del Alcázar; la

guardia de corps se instala en un cuartel de nueva planta en

los Humeros, sobre el solar de las "cureñas" (putas) lo que

hiere su orgullo pues se creen con derecho a casas

particulares, e incendian el cuartel.

Plano de Collantes de Terán sobre inventario de

propiedades de la iglesia.

Page 49: Evolucion de la Sevilla intramuros en el Siglo XVIII

Evolución de Sevilla intramuros en el Siglo XVIII.

Teoría de la Arquitectura_ ETSAS 2008_ Jorge Monedero Martín_2º C 49

Desde entonces el rey ordena que excepto los ministros de

obligado servicio, todos los que viajasen por gusto pagasen

por el alojamiento. Felipe V salía por las tardes del Alcázar a

visitar monumentos, a dar batidas de lobos en La Corchuela,

o a pasear en góndola de 20 remeros estofada por fuera y con

terciopelo carmesí por dentro que le regaló el Ayuntamiento.

En 1.729 se trasladó públicamente el cuerpo de San Fernando

en la Capilla Real a la nueva urna de plata del platero Juan

Laureano. Veraneó en el Puerto de Santa María y regresó la

Corte a Sevilla el 27 de septiembre para que naciera el 17 de

noviembre la infanta María Antonia Fernanda que se casaría

en 1.750 con el Duque de Saboya.

El Marqués de Branchas costeó banquetes, ópera, baile,

castillos de fuegos y dos fuentes corrientes de vino en la

plaza del Duque. En 1.730 veranean en la sierra de Cazorla

hasta el 23 de agosto. En 1.731 muere el Asistente Conde de

Ripalda, se firma el Tratado de Sevilla, se concluye San Luis

de la Compañía de Jesús, y se marcha el 20 de octubre el

infante Carlos (futuro Carlos III) a ocupar los ducados de

Parma y Plasencia, y después el reino de las Dos Sicilias. La

Corte parte de Sevilla el 16 de mayo de 1.733. Su hermano

Fernando VI (1.746-1.759) disfrutó luego su luna de miel en

el Alcázar.

Aun cuando se vuelve a producir un resurgir económico en

las artes y en la cultura el entorno urbano no podrá

acometerse obras en la linea del Barroco Europeo,

localizándose principalmente en la zona extramuros de la

ciudad.

Traslado del cuerpo de San Fernando a la urna de plata de

la Capilla Real

El problema principal radicaba en la ausencia de una política

municipal auténticamente renovadora al modo europeo, ya

que a principios del siglo el gobierno de la ciudad estaba en

manos del estamento nobiliario que pretende perpetuar la

situación de privilegio que heredaba de épocas anteriores

mediante el apoyo de la alianza iglesia-estado.

La población de 65.000 habitantes en 1.650 asciende a

85.000 en 1.705 aunque la guerra y la epidemia de 1.719, que

mató a 13.000, la reduce a 65.000 que se mantiene hasta

1.750.

La nobleza sevillana ha iniciado un periodo de deterioro

económico que pone en peligro su identidad como casta. Para

evitarlo trata de controlar el poder local, lo que se traduce en

una política urbana conservadora que rechaza todo tipo de

reformas que suponga un menoscabo de su patrimonio

inmobiliario.. Como contrapartida, propondrá una serie de

intervenciones de carácter emblemático que, además de ser

Page 50: Evolucion de la Sevilla intramuros en el Siglo XVIII

Evolución de Sevilla intramuros en el Siglo XVIII.

Teoría de la Arquitectura_ ETSAS 2008_ Jorge Monedero Martín_2º C 50

mucho mas económicas, supone el manifiesto publico de su

adhesión a la nueva estética barroca. Me refiero a la

proliferación de fachadas, torreones, miradores etc que

introducidos de manera puntual en el entramado urbano, se

erigirán en signos externos de un nuevo lenguaje.

Sevilla seguía siendo una ciudad de palacios: en la plaza del

Duque la mansión del Duque de Medina Sidonia; en la calle

Dueñas el Duque de Alba había sucedido a los Pinedas; en la

plaza de la Paja junto a Los Terceros vivía el Duque de

Arcos; en la Casa de Pilatos el de Medinaceli y Alcalá; cerca

del convento de San Antonio el Duque de Osuna; en la

Borceguinería el de Veragua; frente a San Andrés los Duques

de Alburquerque, y junto a Santa María la Blanca el de

Sanlúcar Alguacil Mayor de la Santa Inquisición; los

Marqueses de la Algaba en la plaza de la Feria, y los de

Ayamonte en la de Regina; el Marqués de Paradas junto a

San Juan de Dios; el de Torreblanca en la calle Santiago, y el

de Moscoso en la calle del Corso; el de Montefuerte en la

calle Palmas; el de Villafranca y Carrión en la calle

Céspedes. El Conde de Águilas en la plaza de los Trapos, el

Conde de Mejorada en la calle Real, el de Cantillana en la

plaza de la universidad delante de la puerta de Jerez; el de

Castellar en la calle homónima; el de Peñaflor en la plaza de

Villasís; el de Monteagudo en la calle Sierpes; el de Benagiar

en la calle Monsalves y el de Montelirio en la plazuela de su

nombre. Además de los mayorazgos citados hay apellidos

ilustres como los Tello en Sierpes, los Guzmán en la calle del

Socorro, los Maestre en La Pajería, los Bucarelli en la calle

de los Generales (calle Santa Clara), los Solís en el Duque,

los Pumarejo (en su plaza), y los López Pintado en la calle

Santiago. Los títulos de Castilla avecindados sumaban 40

marqueses y 14 condes en 1.770 pues los duques y grandes

sólo tenían residencia esporádica en Sevilla. Muchos de ellos

con títulos comprados por mercaderes extranjeros en tiempos

de Carlos II y Felipe V: en total unas 200 familias muy otras

de las que entraron con Fernando III.

Las directrices europeas del barroco acerca de la

nacionalización, ordenación y desahogo de la ciudad se vera

plasmada en la creación de barrios periféricos, el derribo de

construcciones prexistentes en un intento de generar

ensanches interiores y la realización de espacios verdes para

el disfrute de la población.

En el sentido del jardín barroco francés donde la idea de l

dominio de la razón sobre la naturaleza se ve plasmado en la

Alameda de Hércules y la arboleda de la rivera del

Guadalquivir.

Hasta 1.731 La Alameda había sido un lugar maloliente pero

con la corte aquí se limpiaron los canales que lo circundaban

y se plantaron bancos y árboles para los conciertos

vespertinos a que asistían los Infantes. En 1.764 el Asistente

Larumbe instala 3 nuevas fuentes, otras 2 columnas a su

término y siembra 1.600 álamos. Entre las 6 y las 8 y luego

de 10 a medianoche concurrían en sus coches los caballeros

con capa o uniforme y las damas con enaguas negras

(basquiña o saya), mantilla negra de mañana y blanca por la

Page 51: Evolucion de la Sevilla intramuros en el Siglo XVIII

Evolución de Sevilla intramuros en el Siglo XVIII.

Teoría de la Arquitectura_ ETSAS 2008_ Jorge Monedero Martín_2º C 51

tarde, y abanico esencial para comunicarse mediante signos.

Junto al río se realizaban los saraos en el paseo de las

Delicias que iba desde la puerta de la Barqueta, donde hay un

plan enladrillado que llaman El Banquillo, hasta el Husillo

Real. Desde San Laureano hasta la puerta de Triana y el

almacén de maderas, estaba el paseo de El Malecón con

cuatro hileras de álamos.

Fachada de la Universidad de Mareantes. Fachada

churrigueresca diseñada por Leonardo de Figueroa muerto

en 1.730 y concluida 4 años más tarde por su hijo Matías.

Page 52: Evolucion de la Sevilla intramuros en el Siglo XVIII

Evolución de Sevilla intramuros en el Siglo XVIII.

Teoría de la Arquitectura_ ETSAS 2008_ Jorge Monedero Martín_2º C 52

El paseo de El Arenal sufrió modificaciones tras la

inundación de 1.784 y llegaba hasta el Arquillo de la Plata y

Arquillo de La Moneda junto a la Torre del Oro cuyo exterior

se restauró en 1.760 porque la piedra estaba corroída y se le

añadió el castillete de remate. La plaza de toros trazada por

Vicente Martín (1.760) era de material en su fachada y en 1/3

del interior pues no se remató el trabajo hasta un siglo

después.

El paseo de la Bella Flor llegaba hasta la desembocadura del

Tamarguillo, y desde allí una calle de álamos llegaba hasta la

venta de Eritaña. Había vendedores de confites, helados y

agua fresca en tenderetes, adornados con ramas de naranjos o

limoneros, con cántaros de barro amarillento y pequeñas

cañas adosadas a sus bocas para la entrada de aire y salida de

agua según un dispositivo desconocido por los aguadores de

Madrid.

En 1.732 el asistente Manuel de Torres ordena que los

vecinos coloquen faroles en las ventanas pues los farolillos

de imágenes y retablos no evitaban los frecuentes crímenes y

robos. El 27 de octubre de 1.760 el Asistente Larumbe

establece que desde las 11 de la noche nadie salga a la calle

sin luz. Desde 1.791 Sevilla cuenta con un servicio de

alumbrado por obra del Asistente Avalos que colocó farolas

por cuenta del ayuntamiento pero imponiendo una

contribución al vecindario para mantener al cuerpo de mozos

celadores del alumbrado.

Los vecinos tenían la obligación de adecentar los

proximidades de sus casas y de contribuir con un par de

reales al año a la recogida de las basuras depositadas por cada

familia en la puerta de la calle; esto se hacía cada mes

mediante arrastre. En 1.758 el Asistente Marqués de

Monterreal ordena que se barra una vez al mes toda la ciudad

y en 1.767 comienza a regir el Reglamento General de

limpieza de las calles por semanas exigiendo el pago a los

propietarios de modo que al final de siglo el inglés Fisher

alaba a la ciudad por su economía y limpieza. En 1.777 se

establecen cinco sitios de vertederos de escombros: frente al

hospital de la Caridad, junto a la venta de Eritaña, junto a la

Cruz del Campo, delante del hospital de la Sangre, y junto a

la huerta de La Torrecilla en Triana.

Page 53: Evolucion de la Sevilla intramuros en el Siglo XVIII

Evolución de Sevilla intramuros en el Siglo XVIII.

Teoría de la Arquitectura_ ETSAS 2008_ Jorge Monedero Martín_2º C 53

Hubo inundaciones en 1.708, 1.758, y la de fines de 1.783 y

principios de 1.784 que se acercó a la de 1.626 pues el agua

penetró en el recinto amurallado según describe poéticamente

Cándido Mª trigueros en su poema heroico "La Riada". La de

1796 superó a todas las demás del siglo siendo conmemorada

todavía por algunos azulejos que señalan la altura del agua.

En el Alcázar se instaló el Colegio Mayor de Santa María de

Jesús unido a la universidad y a la Casa de la Moneda, y allí

tenían su sede el Asistente, el Regente del Alcázar, la Casa de

la Contratación reparada en 1.756 y la Real Academia de

Buenas Letras.

Siguiendo por Génova veríamos la plaza de San Francisco

desde 1.717 empedrada y con una fuente del cantero Juan de

Iglesias (de Burgos) con un giraldillo de bronce como

remate. En 1.720 se hizo lo mismo con la plaza de La

Encarnación y su fuente. El terremoto de 1.755,

conmemorado en el monumento del "Triunfo" (en plaza

homónima), dejó ruinoso 1/6 parte del caserío de la ciudad

(50 solares en la collación de San Vicente) que el Consejo de

Castilla ordenó reedificar en el plazo de un año obligando a

los propietarios. La Cárcel Real quedó ruinosa y se reparó ese

mismo 1.755 y luego en 1.770, de modo que pudo prestar sus

servicios hasta 1.887 en que fue vendida pasando la cárcel al

exconvento del Pópulo. La cruz de la Cerrajería estaba en

Sierpes (hoy en la plaza de Santa Cruz).

La ruina de una parte importante del caserío de la ciudad tras

el terremoto de Lisboa de 1755 obligó a proceder a un

proceso de reconstrucción posterior, cuyo resultado se

manifiesta al observar el alto porcentaje de la arquitectura

doméstica objeto de protección que fue edificada durante esa

centuria. Precisamente este proceso de obras que se lleva a

cabo en Sevilla consolida un modelo de casa que sintetiza las

aportaciones que la tradición y la historia han dejado sobre

este género arquitectónico.

Pero además, de manera dinámica, se producen una serie de

cambios esenciales en la estructura del oficio de la

arquitectura y en la responsabilidad sobre el diseño,

relacionados con la política y el pensamiento ilustrados, que

tienen sus consecuencias sobre los cambios reales en las

plantas, espacios y alzados de las casas en Sevilla.

El Asistente Ramón de Larrumbe (15 de noviembre de 1.760-

junio 1.767) gestionó la expulsión de los jesuitas, la

restauración de los teatros y la introducción de la ópera.

Page 54: Evolucion de la Sevilla intramuros en el Siglo XVIII

Evolución de Sevilla intramuros en el Siglo XVIII.

Teoría de la Arquitectura_ ETSAS 2008_ Jorge Monedero Martín_2º C 54

La Sevilla de Olavide 1767-1778

Pero, sin duda el personaje mas celebre de esa época y que de

mas cambios nutrió a la sociedad y al urbanismo sevillano

fue Pablo de Olavide intendente de los cuatro reinos de

Andalucía (Sevilla, Córdoba, Jaén y Granada) Olavide

gozaría de autoridad sobre los intendentes locales, en asuntos

militares y de guerra. Pero su cargo municipal le daba plenos

poderes en todo lo tocante a Justicia, Política y Hacienda.

Aparte de la jurisdicción absoluta que se le concedía en las

Nuevas Poblaciones, quedaba encargado de liquidar los

bienes de los jesuitas en su intendencia, aunque cada caso en

particular estuviese al cargo de un "comisionado" para las

Temporalidades. Queda comprobado, no obstante, por

testimonios contemporáneos, que la eficacia de los

intendentes estaba muy limitada por las autoridades locales,

fuesen administrativas o judiciales.

Pablo de Olavide y Jáuregui llega a Cádiz en junio de 1.752

procedente de Lima como Oidor de aquella Audiencia, en un

cargo que obtuvo a los 20 años (1.745) de forma pintoresca.

La nobleza local le abre las puertas de la corte donde se

convierte en representante del pueblo con tanto acierto que

Campomanes le sugiere a Carlos III que lo nombre asistente

de Sevilla para dominar a su cabildo encaminándolo hacia la

democracia corporativa y al liberalismo económico. Además

se le nombra Intendente de Andalucía y Director de las

Nuevas Poblaciones cuyos fueros redactó junto a

Campomanes, y cuyos deslindes trazó camino de Sevilla el

Casa Grande de San Francisco.

Page 55: Evolucion de la Sevilla intramuros en el Siglo XVIII

Evolución de Sevilla intramuros en el Siglo XVIII.

Teoría de la Arquitectura_ ETSAS 2008_ Jorge Monedero Martín_2º C 55

20 de agosto de 1.767; allí deja a su amigo el eficiente

Manuel Gijón y León como Subdelegado para las Nuevas

Poblaciones. Limita sus estancias en Sevilla pues visita

brevemente las colonias en mayo y noviembre de 1.768 y

abril de 1.769; luego se instala definitivamente en La Peñuela

(luego llamada La Carolina) durante 5 años hasta 1.773 en

que regresa a Sevilla para volver en 1.774 a Nuevas

Poblaciones de donde es llamado a fines del 75 a Madrid para

responder ante el Santo Oficio que lo condena a prisión. La

1ª y 2ª Tenencia de la Asistencia fue jurada el 5-XII-68 y el

22-XI-69 respectivamente por Juan Gutiérrez de Piñeres y

Antonio Fernández de Calderón que con celo y fidelidad

sirvieron a la causa ilustrada. El Asistente se estrena

proponiendo al cabildo la prescripción del traje oscuro en las

sesiones. Más tarde crea los alcaldes de barrio a imitación de

lo hecho en Madrid en octubre de 1.768. Gestiona la R. C.

de13 de agosto de 1.769 que ordena la división de Sevilla en

5 cuarteles (8 Madrid, 5 Barcelona, Valladolid, Zaragoza,

Valencia, y 4 en Palma) : uno para el arrabal de Triana y 4 a

cargo de los 4 Alcaldes Mayores. Cada cuartel se subdivide

en 8 barrios gobernados por uno de los vecinos honrados

elegidos por los suyos con las mismas formalidades que las

usadas para los Diputados o los Síndicos Personeros del

Común. Cada alcalde dividirá su barrio en manzanas y

matriculará a todos los vecinos del mismo (320 manzanas en

total, 66 en Triana). Llevarán un bastón de vara y media con

puño de marfil, y velarán por la limpieza, el alumbrado,

fuentes etc, con facultad de prender a delincuentes y recoger

mendigos y niños abandonados. Todas las casas, conventos e

iglesias hubieron de ser numeradas con azulejos a costa de

sus dueños. La jurisdicción de estos alcaldes de barrio será

derogada por R. C. de 30 de diciembre de 1.800. En 1.776

una R.O. instituye un mando militar en Sevilla al mando de

un Capitán General que se hace cargo del ejército y de las

"sargentías" hasta entonces en manos del Intendente. El

Asistente Francisco Antonio Domezain (1.776-1.782) cede a

los Toribios el colegio de San Hermenegildo en cuya iglesia

fue enterrado en 1.782. López de Lerena (1.782-1.785) hizo

frente a la inundación del invierno de 1.783. José

Abalos(1.785-1.793) más piadoso que gobernante murió en

suma pobreza. Le sucede el Marqués de Uztáriz (1.793-

1.795) y Manuel Cándido Moreno (1.795-1.806) despreciado

por su escaso talento pero casado con la hermana de Godoy.

El siguiente, Vicente Hore Dávila.

Los Regidores o Caballeros Veinticuatros eran 60 y a final de

siglo 83 nobles de nombramiento real, mientras que los 72

Jurados eran elegidos por collaciones de entre sus nobles.

Raramente las sesiones se celebraban con más de 20

asistentes, con un máximo de 44 para recibir a Olavide, de un

total de 150 capitulares que reclaman no obstante su sueldo al

gobierno que decide en julio de 1.770 que se pague a los

enfermos y a los que estén verdaderamente ocupados por

disposición del Ayuntamiento. Entre Veinticuatros y Jurados

no podía haber amistad particular y de hecho había más bien

odio como cuando ambos cuerpos nombran por su cuenta al

Contador de Propios en dos personas distintas. El de los

Jurados, Juan José Bulnes, fue acusado ante el Consejo de

Page 56: Evolucion de la Sevilla intramuros en el Siglo XVIII

Evolución de Sevilla intramuros en el Siglo XVIII.

Teoría de la Arquitectura_ ETSAS 2008_ Jorge Monedero Martín_2º C 56

Castilla de comprar votos y en carta al rey de 29 de enero de

1.766 el Ayuntamiento le pide que "separe de sus empleos a

los culpables". Por R.O. de 5 de mayo de 1.766 Carlos III

crea el cargo de Síndico Personero y 4 Diputados del Común

que nombrará el común por parroquias. El rechazo del

Ayuntamiento a estos nuevos cargos se manifiesta en las

quejas de estos por el vacío que les hacían los Fieles

Ejecutores en los mercados, y en el informe del Conde de

Águila en septiembre de 1.766 donde pide que Sevilla quede

excluida de la resolución del Consejo y que Mejorada

continúe como Procurador Mayor hasta su muerte aunque

entonces se adoptará la disposición general.

Desde 1.737 era Provincial de la Santa Hermandad el

Marqués de Paradas, Juan Ignacio Tello de Guzmán que pasó

el cargo a Miguel Espinosa Maldonado (1.775) casado con la

Marquesa de Paradas, y luego en 1.786 a su hijo Juan Ignacio

con cuyo afrentoso asesinato en mayo de 1.808 quedó

extinguida la Santa Hermandad en Sevilla.

Son Regentes de la Audiencia José Martínez Pérez (1.770),

Francisco Javier del Arco Marqués de Arco Hermoso (1.771-

76), Francisco de Olmedo y León Marqués de los Llanos

(1.776-81), Gonzalo José Treviño (1.781-86), Benito Ramón

de Hermida (1.786-92), Bernardo de Riega (1.792-94),

Manuel de Soto (1.794-99), y Vicente Duque de Estrada.

Tenía dos salas: la de lo civil atendida por Oidores, y la de lo

criminal por los Alcaldes Mayores del Crimen. Se quejan de

que con tantas jurisdicciones privilegiadas casi no queda

nada para la ordinaria.

Los salarios de los funcionarios del Ayuntamiento y de la

Audiencia eran tan escasos que desde 1.768 se compensan

con los aranceles que cobrarán por sus diversas actuaciones.

Es todavía frecuente la compraventa de oficios: por poco más

de 100 ducados se consigue un oficio de Jurado que suele ser

comprado por un pobre hidalgo que lo fía todo a lo que pueda

sacar del Ayuntamiento; lo mismo hacen regidores y

alguaciles.

Entre los propios Sevilla cuenta con 29.727 fanegas de tierra

aunque Olavide en el informe de 18 de febrero de 1.768

explica al Consejo de Castilla que apenas está cultivada una

tercera parte por culpa de las leyes que impiden cercar los

campos de modo que el ganado destroza la labor; que los

pelentrines o pequeños arrendatarios no trabajan bien la tierra

porque se las arriendan como mucho por tres años y no viven

cerca de ellas; que los braceros y jornaleros viven

semidesnudos de pan y gazpacho y en el tiempo muerto de

labor se dedican a mendigar. Olavide propone el reparto de la

dehesa de Tablada y Tabladilla entre 180 colonos de

Villamartín en lotes de 20 a 50 fanegas con la obligación de

pagar a la Junta de Propios el octavo de las cosechas; tendrán

que sufrir las envidias de los pueblos vecinos. La carestía de

1.734 llevó la hogaza de pan hasta los 28 reales pero luego

pasó a 3 reales en los 80 y 24 cuartos en la siguiente década.

Se achacaba la subida en los comestibles a la actividad de

"estancadores" y "regatones" que sufrían multas de la

Page 57: Evolucion de la Sevilla intramuros en el Siglo XVIII

Evolución de Sevilla intramuros en el Siglo XVIII.

Teoría de la Arquitectura_ ETSAS 2008_ Jorge Monedero Martín_2º C 57

diputación de vigilancia de los mercados que iban a parar

directamente a los bolsillos de los capitulares con la natural

indignación de los Jurados en 1.775.

De los arbitrios tenemos que por cada libra de carne se había

de pagar 4 maravedís para empedrado, fuentes y

alcantarillado, 2 mrs. para la limpieza del río, 2 para el erario

municipal y 8 para el "servicio de SM" que en julio de 1.777

se intenta suprimir aunque la propuesta fue desestimada por

Real Providencia de 1.779 que mantiene los 8.

Patio del asistente de los reales Alcazares

La Real Fábrica de Tabacos estaba en el solar de la plaza

frente a San Pedro pero la R.O. de 18 de junio de 1725

dispone la erección de otra que comenzó en 1.728 según

proyecto del ingeniero militar Ignacio de Salas modificado

luego por Diego de Bordick hasta que se paralizan las obras

en 1.731 para reanudarse en 1.750 bajo la dirección del

ingeniero Sebastián van der Borcht que agregó la fachada,

vestíbulos, escaleras, salones y viviendas dándole ese

carácter palacial: se hizo de fuerte armazón sin madera por

temor a los incendios, gruesas paredes, pocos vanos en el

piso bajo para oscurecer los almacenes y amplias terrazas

para secar las hojas; 24 patios para la ventilación, 21 fuentes

y 10 pozos; 87 cuadras para alojar 400 mulos y caballos para

la molienda del tabaco.

El 23 de febrero de 1.761 el Marqués de Esquilache firma la

primera "Instrucción" para el gobierno de la fábrica: se

expulsará a los que faltan, a los desidiosos, alborotadores y

borrachos; se registrará a los operarios para evitar el abultado

contrabando con penas de hasta 5 años en cárcel propia. Se

entraba en verano a las 5 y en invierno a las 6 y media

aunque en el nuevo "Reglamento" de 1.790 se retrasa a las 6

y las 7 respectivamente. Se salía a las 11.30 por la mañana y

a las 4.30 ó 5 por la tarde. Disponían de 8.30 a 9 de la

mañana para el almuerzo. El personal de 2.000 hombres

sufría frecuentes pendencias y pasa a ser femenino en el XIX

lo que le da un ambiente que retrata la ópera cómica "La

Fábrica de Tabacos de Sevilla" estrenada en mayo de 1.850

en el teatro San Fernando con letra de José Sánchez Albarrán

y música de Mariano Soriano sobre los amores de una

cigarrera como en la "Carmen" (1.875) de Bizet. La capilla se

Page 58: Evolucion de la Sevilla intramuros en el Siglo XVIII

Evolución de Sevilla intramuros en el Siglo XVIII.

Teoría de la Arquitectura_ ETSAS 2008_ Jorge Monedero Martín_2º C 58

termina en 1.763, y se remata en 1.771 con el foso, la cárcel y

las casas de la administración.

La Real Fábrica de Salitre creada en 1.757 frente a la puerta

del Sol quedó sin uso a principios del XIX cuando se

comenzó a importar pólvora de Inglaterra. El Real Almacén

de Maderas del Segura se instaló junto a la puerta de Triana.

La Real Fundición de Artillería, hermoseada por Carlos III,

purificaba el cobre y verificaba su aleación con el estaño.

Durante el XVIII imprimen en la calle Génova los herederos

de Juan Gómez de Blas en lo que sería la Imprenta Mayor de

la Ciudad, y también el taller de Hermosilla; en las Siete

Revueltas la de la familia de López de Haro, y la de Juan de

la Puerta; en Vizcaínos, la de Garay; la de Leefdael en el

Correo Viejo etc...

En los 70 hay 27 fábricas de sombreros. Las de curtido

oscilan entre 16 en 1.777 y 12 al año siguiente, siendo la más

famosa la de Nathan Wetherell de 1.785 con 400 obreros en

el antiguo convento de San Diego. Había medio centenar de

hornos de cerámica, una fábrica de jabón, 13 de velas de

sebo, 10 de esteras de juncos etc...

Consecuencia del "Discurso sobre el fomento de la industria

popular" (1.774) fue la creación en la primavera de 1.775 de

una Sociedad Económica (inicialmente Patriótica) a impulso

del Asistente y con socios como Francisco Javier Larumbe

que en 1.775 presentó unas "Reflexiones sobre el modo de

establecer la industria", o como Martín de Ulloa con un

discurso sobre las fábricas de seda de Sevilla: en 1.713 había

405 telares que pasan a mil en 1.732 y luego decaen hasta los

463 de 1.778 que se mantendrían hasta final de siglo; sin

embargo en la pasamanería pasamos de los 1.855 telares de

Ulloa a los 2.778 de 1.791. En la industria lanera se pasa de

los 91 telares de 1.747 a 39 en 1.777.

La Sociedad creará dos escuelas de hilado (Triana y San

Lorenzo) bajo la dirección de Jovellanos. En agosto de 1.780

fueron apresados más de un centenar de ingleses peritos en

diferentes profesiones de los que 14 se bautizaron;

aprovechando sus conocimientos se abrió una fábrica de

alambres, y Antonio Arboré una de tejidos de lana

inicialmente con gran éxito pero desde 1.785 retraído el

capital y por la gran competencia se perdió esta oportunidad

en favor de Cataluña y Valencia. Gracias a otro prisioneros la

Económica instaló en 1.780 una fábrica de quincallería a la

moda de Inglaterra: botones, hebillas, cubiertos, aguamaniles,

escribanías, alfileres, cadenas etc.. pero las dificultades para

importar las máquinas hicieron fracasar el proyecto. Los

telares de lana se incrementan desde los 39 de 1.777 a los 169

de 1.791 (93 de paños, 37 de sayales, y 39 de cordonería).

Esta industria textil decaerá de nuevo a principios del XIX.

De algodón ni se habla pues están instaladas en Cataluña

desde 1.741.

El habilidoso constructor de claves y órganos Juan de

Mármol disfrutó de una pensión de SM sobre las rentas del

Page 59: Evolucion de la Sevilla intramuros en el Siglo XVIII

Evolución de Sevilla intramuros en el Siglo XVIII.

Teoría de la Arquitectura_ ETSAS 2008_ Jorge Monedero Martín_2º C 59

Alcázar y vio exentos del servicio militar a los alumnos del

taller por él fundado. El salario medio del artesano excedía en

un 142 % al de los braceros. Mientras en Castilla los oficiales

eran deficitarios, en Sevilla había 7 veces más que maestros.

A pesar de que en 1.778 nuestra marina mercante no llegaba

al medio millar de navíos, se crea el 24 de noviembre de

1.784 el Consulado de comercio con independencia del de

Indias, y en 1.790 se suprime la Casa de Contratación pues

según el viajero Towsend en 1.784 el comercio con América

ascendía a 93.256 libras esterlinas frente a los 3.621.443 de

Cádiz. La R.C. de 30 de agosto de 1.747 había creado la Real

Compañía de San Fernando a impulso de Francisco León y

otros sevillanos para comerciar con tejidos y a los dos años

mantenía 4.878 operarios con 400 de ells en Sevilla, pero no

se hizo reparto entre los accionistas, la mayoría flamencos de

Cádiz, hasta 1.764 y estos fueron perdiendo interés.

Aunque los "caminos reales" pavimentados aparecen en

1.767, Floridablanca se queja en 1.788 de que en 20 años

sólo se había terminado una legua en Andalucía. La cosa

cambia con la creación del Cuerpo de Ingenieros de Caminos

y Canales en 1.799 porque entre 1.800 y 1.808 se construyen

en España 2.850 kms a una media de 320 al año por más que

el sistema radial no se concluya sino en 1.840.

Olavide intentó en 1.767 restablecer la navegación hasta

Córdoba para lo cual envió un barco cargado de trigo y así

experimentar las dificultades que intentaron subsanar los

ingenieros Francisco de Gózar y Mr Expelieux enviados por

el gobierno.

El préstamo privado estaba montado sobre la usura y fueron

sonadas las quiebras como la de los hermanos Morales en

1.704. Los montepíos se constituían con un fondo común de

gremios o profesiones: Colegio de Abogados (1.782), de

Escribanos y Procuradores (1.786), de Corredores de Lonja

(1.792). El Monte de Piedad, en Madrid desde principios de

siglo, llega a Sevilla en 1.773 por iniciativa de José del

Castillo Cepeda.

Olavide construyó un nuevo barrio sobre la antigua mancebía

(La Laguna) entre la calle de La Pajería y la Puerta del

Arenal, comenzado en 1.772 bajo la dirección del arquitecto

Molviedro y terminado en 1.778.

La ubicación de la Mancebía de Sevilla (siglo XVI)

Page 60: Evolucion de la Sevilla intramuros en el Siglo XVIII

Evolución de Sevilla intramuros en el Siglo XVIII.

Teoría de la Arquitectura_ ETSAS 2008_ Jorge Monedero Martín_2º C 60

Aunque la voluntad municipal era relegar la mancebía a

zonas fuera de la ciudad, la realidad fue que, dado el carácter

portuario de la ciudad, el burdel publico se sitúo en al propio

corazón de la ciudad, en el llamado compás de la laguna, en

el barrio del arenal. Aunque el trazado urbano de esta zona de

Sevilla ha sufrido importantes transformaciones desde los

tiempos de la Mancebía hasta hoy, podríamos reconstruir el

trazado casi exacto del recinto a partir de los datos

fragmentarios que se poseen.

Por el lado del río, el límite oficial lo ponía el trazado de la

Muralla que, desde la actual confluencia de las calles

Almansa y Santas Patronas, discurría trazando un ángulo por

detrás de la calle Santas Patronas, llegando hasta la calle de

la Mar. En algún punto hacia la mitad del trazado de esta

calle se ubicaba una puerta secundaria del recinto, que

comunicaba con el Arenal y el río, puerta que fue objeto de

continuos cuidados por parte de las autoridades municipales,

ya que a través de ella se hacían fáciles el acceso o la huida

de los rufianes y aun de las mismas rameras. Desde aquí, una

tapia especialmente construida al efecto cercaba la casa

pública. La tapia subía desde la desembocadura de Castelar

en García de Vinuesa (calle de la Mar), discurriendo por la

calle Harinas. A diferencia de la actualidad, la calle de la Mar

no se comunicaba con la calle Castelar. De hecho, hasta las

reformas urbanísticas emprendidas en esta parcela urbana en

los años cincuenta y sesenta del siglo XVIII por mano del

arquitecto Molviedro, no se daría comunicación entre ambas

calles. Para más detalle, el continuador de los Anales de Ortiz

de Zúñiga en el siglo XVIII, el académico Luis Germán y

Ribón, fecha en el 15 de noviembre de 1760 el inicio del

derribo de la tapia y las casas que posibilitó la "entrada al

sitio o Barrio de la Laguna".

Probablemente, la tapia no se erigía justo en el límite de las

casas con la calle Harinas, sino algo más hacia atrás, de

forma paralela a la calle; la descripción de algunas de las

casas que el Cabildo catedralicio poseía en la zona en los

años cuarenta del siglo XVI relata que las casas tenían

entrada por la calle Harinas, pero tras patios y corralones se

salía a la Mancebía. A mitad del recorrido de esta calle,

girando hacia la izquierda, se entraba en la calle Boticas

(actual Mariano de Cavia); el propio nombre nos hace

sospechar que estamos en los mismísimos umbrales del

burdel. En efecto, en este callejón se situaba la entrada oficial

a la Mancebía, la puerta principal ubicada bajo el Arquillo de

Nuestra Señora de Atocha. La puerta era más conocida por El

Golpe, a causa de poseer uno de esos pestillos que se cierran

solos con un simple golpe; en el Golpe se sentaba

habitualmente el "mozo del golpe", un empleado de los

padres encargado de la vigilancia.

La tapia continuaba, pegada a las casas lindantes (lo que

facilitaba la existencia de entradas y salidas secretas), por

entre las calles Piñones (actual Padre Marchena) y Pajería

(hoy Zaragoza), quizá más cercana a esta última; de unas

casas que por allí poseía el Cabildo de la Catedral a

principios del siglo XV, se dice que tenían puertas a la Pajería

y a La Laguna.

Page 61: Evolucion de la Sevilla intramuros en el Siglo XVIII

Evolución de Sevilla intramuros en el Siglo XVIII.

Teoría de la Arquitectura_ ETSAS 2008_ Jorge Monedero Martín_2º C 61

Desde este punto, el trazado de los linderos de la casa pública

se hacen menos reconocibles en el viario actual. Desde

Piñones, la tapia continuaba por detrás de la calle Quirós y

Rositas, para enlazar con el tramo final de la Pajería que iba a

morir en la calle del Rey (San Pablo), donde el cerco se

cerraba con el encuentro entre la tapia y la Muralla.

Del interior poco sabemos. La actual calle Castelar describía

el eje longitudinal del recinto, la calle principal donde se

situaban las boticas de más asegurada clientela. La calle se

ensanchaba algo, formando la actual plaza de Molviedro,

lugar de encuentros, fiestas y comilonas, además de algún

que otro bodegón (aunque las ordenanzas lo prohibiesen).

Otras calles ya de menos importancia prostibularia, eran las

actuales Santas Patronas, Galera, Doña Guiomar y Rositas.

Allí junto al lugar donde fondeaban los navíos, donde

acudían los marineros y los emigrantes, el negocio era más

intenso y directo. Esta ubicación central (pues el puerto era

ya entonces, como lo sería mucho más en el siglo siguiente,

el verdadero corazón de Sevilla) explica la reiterada decisión

del Concejo por aislar la Mancebía lo más posible, ordenando

tapiar todo su contorno y eliminar portillos que daban paso a

calles secundarias.

A lo largo del siglo XVI hubo que hacer frente a diversas

reparaciones en el sistema de aislamiento en buena parte,

hubo que enfrentarse a la propia acción de las rameras,

reticentes siempre a ser encerradas en el Compás. En una

solicitud sin fecha, pero sin duda de la década de los setenta,

los padres de la Mancebía, Rafael Rodriguez y Juan de Jódar,

reclamaban al cabildo la urgencia de varias reparaciones, en

especial del muro, a causa de los agujeros practicados en el

mismos por las mujeres. Para solucionarlo, pedían que se

elevara la altura del muro, que se empedrasen las calles

interiores y que se limpiasen los montones de basura apilados

junto a la muralla y la tapia (lo que también facilitaba el

acceso de los rufianes).

La decisión municipal de aislar el burdel sería

sistemáticamente violada en los años siguientes, cuando el

Arenal sevillano se transformase en la Babilonia cantada por

Lope de Vega; frente a la reclusión, las rameras y sus rufianes

respondieron practicando numerosas entradas secretas en el

lienzo de muralla que separaba a la Mancebía del puerto, al

Page 62: Evolucion de la Sevilla intramuros en el Siglo XVIII

Evolución de Sevilla intramuros en el Siglo XVIII.

Teoría de la Arquitectura_ ETSAS 2008_ Jorge Monedero Martín_2º C 62

objeto de favorecer los encuentros furtivos y, sobre todo, la

huida de los rufianes en caso de visitas de los alguaciles. Al

mismo tiempo, se favorecía así el que las mujeres públicas

pudiesen salir a ejercer su oficio subrepticiamente por las

calles, lejos del control del "padre" y de las restricciones

horarias.

Una petición del cabildo de los jurados a los caballeros

veinticuatros de la ciudad, fechada el 11 de julio de 1576 nos

acerca a las prácticas mediante las cuales prostitutas y

rufianes obviaban el cerco institucional. Los jurados

denuncian la existencia de numerosas aberturas en el muro de

la Mancebía, por las cuales burlaban a las justicias los

numerosos delincuentes que encontraban en el barrio su más

seguro refugio; la petición de aumentar la vigilancia y

reforzar los muros se fundamenta en que:

"tan necesario es que semejante lugar donde gente tan

desenfrenada como es notorio que a éste acude esté como

conviene guardado, por excusar los muchos males que de no

estar guardado han resultado y resultan"

Unos pocos años después, en 1583, hubo que asegurar el

portillo que, a través de las murallas, daba salida al Arenal; se

construyó una sólida puerta y se la afianzó con una buena

reja. Ni puerta ni reja debían ser de excesiva solidez, habida

cuenta de que siete años más tarde el padre de la Mancebía,

Diego Felipe, recordó al cabildo que, aunque lo había

ordenado reparar tres meses atrás, el portillo de la muralla

seguía caído; por él continuaban entrando "hombres de mala

vida". Lo peor no era eso, sino que, al amparo de la noche,

las casas que el cabildo poseía en el recinto estaban siendo

sistemáticamente robadas: puertas, herrajes y hasta tejas

habían ya pasado a otras manos, añadiéndose a ello la

cantidad de basuras que la gente iba arrojando dentro de la

Mancebía. Este problema de múltiples accesos también fue

denunciado por el Padre León a las autoridades:

"Procuré con grande instancia con la justicia, que me cerrasen

una puerta de verjas de hierro que sale a la puerta del Arenal, y

otra que está hacia La Laguna de la misma Marina, y que se

clavasen las verjas de hierro en el suelo, para que no faltando a

la necesidad que hay de desaguar aquel maldito lugar de las

lluvias, se acudiese a remediar un grandísimo daño y daños que

resultan de aquella casa pestilencial tuviese más de una puerta.

Porque además y allende de que se podrán escabullir con

facilidad los delincuentes de la mano de la justicia, entrando por

una puerta y saliendo por otra, en la misma casa, se hacían

muchos males y habían muy grandes pendencias con confianza

de poderse escapar por esta o por aquella puerta; pero para mi

propósito también me estaba muy mal que estuviesen estas

puertas abiertas, porque los hombres que echábamos de una

casa afuera para predicarles, salían por una puerta y se volvían a

entrar por las otras dos.

Y aún allá suelen decir: renegad de casa que tiene dos puertas,

cuánto más nos hacían regañar las dos puertas excusadas fuera

de la principal; y para tan mala casa bastaba una puerta y ésa se

Page 63: Evolucion de la Sevilla intramuros en el Siglo XVIII

Evolución de Sevilla intramuros en el Siglo XVIII.

Teoría de la Arquitectura_ ETSAS 2008_ Jorge Monedero Martín_2º C 63

había de cerrar a piedra y lodo.

Pues tiene otro daño más grave esta puerta de hierro, que sale al

Arenal, digo a la puerta del Arenal, y es que con ocasión de

comprar alguna cosa de las que venden allí, salen las mujercillas

de la casa pública y desde su puerta llaman a los mozuelos y

otros sin llamarlos viendo la ocasión tan cerca se lanzan por

aquella puerta del infierno (que así la llamaba yo) y quedan

presos de vicio bestial de la carne, y otros que con achaque caen

en lo atroz del alma hocicando en el cieno de la lujuria."

"Compendio..." del P. León, 1ª parte Cap. 6

A pesar de los desvelos municipales, la banda de la Mancebía

que daba al Arenal estuvo siempre sometida a diversos

ataques. Ante todo, los realizados por las propias mujeres y

sus rufianes, verdaderos especialistas en practicar "butrones"

allá donde se pretendiera ilusamente enclaustrarlos, con la

facilidad que para ello daba la noche, la confusión humana

reinante en el puerto y la falta de vigilancia extramuros. Pero,

sobre todo, el principal enemigo del muro fue el propio

Guadalquivir, que a la mínima crecida invadía la ciudad

precisamente por la zona deprimida que era la Laguna

(antiguo brazo del río desecado siglos atrás), quedando

durante semanas totalmente anegada y despoblada de

habitantes.

"...porque el lugar de la dicha mancebía, como es notorio, es

lugar público e mui antiguo para lo que es y con el se escuzan

otros muchos ynconvinientes que podrian suseder y en ninguna

parte se puede poner questé mas acomodada, porque semejantes

lugares an destar en las çiudades tan prençipales como ésta en la

parte e lugar donde del ordinario la justicia la bea o bisite para

quitar e prebenir a los delitos que de hordinario como se bee por

espiriencia, suelen suseder en semejantes lugares, por ser

frequentados de hombres estranjeros y forasteros y de mal bibir,

que a ellos revierten e si la justicia no estubiese de hordinario en

ella podrían yr en cresimiento los dichos delitos, e quedar sin

castiglo, de que vendría muncho daño a la Republica..."

Informe de los Jurados al Cabildo municipal, 1575, por el

intento de traslado de la Mancebía

Otras obras civiles notables son el mercado de la calle Feria

(1.719), el Alfolí de la Sal (1.724) instalado en una

ampliación de la vieja fábrica de tabaco, y la reparación de la

Alhóndiga.

En la tertulia de Olavide en el Alcázar se celebraba un

concierto cada semana y el resto de ella se dedicaba a discutir

sobre filosofía, religión, ciencia, literatura y sobre novedades

editoriales a veces prohibidas. Son contertulios los condes de

Page 64: Evolucion de la Sevilla intramuros en el Siglo XVIII

Evolución de Sevilla intramuros en el Siglo XVIII.

Teoría de la Arquitectura_ ETSAS 2008_ Jorge Monedero Martín_2º C 64

Malaspina y del Águila, los fiscales Bruna o Jovellanos,

marinos como Antonio de Ulloa, y eclesiásticos como

Cándido Mª Trigueros o J. Cevallos. Se traducen tragedias

francesas de Racine, Lemierre, Regnard, Mercier, Piron,

Beaumarchais y de Voltaire; el propio Olavide tradujo 10 que

se estrenaron en Madrid, Sevilla y Barcelona. Aquí nació la

"poesía filosófica" imitando a Pope por instigación de

Jovellanos que a su vez escribió el primer drama

prerromántico europeo "El delincuente honrado"(1.774); aquí

hizo González de León su zarzuela "El hijo de Ulises", y

Trigueros compuso varias de las suyas; también se cultivó la

anacreóntica y la epístola en correspondencia con la escuela

de Salamanca.

En cambio, como Asistente de la ciudad de Sevilla -cargo

equivalente al de Corregidor en otras ciudades pero de mayor

importancia- su autoridad era plena e indiscutida, aunque no

siempre acatada con sumisión. Durante los dos primeros años

de su Asistencia, remitió a Madrid informe tras informe, de

los más variados asuntos: reforma universitaria y docente,

libertad de comercio, navegación del río, reforma agraria,

beneficencia municipal, etc. Reglamenta, proyecta, ordena y

no da tregua de descanso ni a su pluma ni a sus

colaboradores.

Se enfrenta con los orgullosos capitulares de la ciudad, que

ven peligrar sus ancestrales privilegios; con los gremios,

dueños del comercio y de la industria artesana, cuyos

monopolios intenta destruir; con el contrabando y los fraudes

a la Real Hacienda; con la escasez de alimentos; con los

abusos en la administración de las rentas municipales; con la

injusta distribución de la tierra; con la vida relajada de los

numerosos conventos que poblaban la ciudad. A todo llega la

mano firme y renovadora de Olavide, bien hallado en su

cargo político, crecido por las circunstancias, haciendo gala

de una conciencia recta que él mismo había ignorado algunos

años antes.

Su gobierno municipal no se limitó al saneamiento de fraudes

y ―torcidas‖ costumbres. Su estrechísima colaboración con

los "ilustrados" ministros de Carlos III, su temperamento

activo y entusiasta y su privilegiada situación política en

Andalucía fueron los factores que determinaron su condición

de fiel ejecutor de los deseos reformistas del rey y de sus

ministros. Proyectó un gran hospicio general, valiéndose de

su anterior experiencia en la corte; gestionó la creación de la

Sociedad Patriótica; reglamentó los baños en el río, las

representaciones teatrales y el nefando baile de máscaras en

Carnaval, la limpieza de la ciudad y las manifestaciones

callejeras de la devoción popular. Su condición de americano,

exento de los prejuicios de orden social o religioso que

predeterminaban la actuación de todo español por el mero

hecho de serlo, le permitió acometer con alegría y desenfado

estas empresas, temerarias para un español peninsular, que

sintiese sobre sus hombros todo el peso de una tradición

amparada desde muy antiguo por el casi sagrado marchamo

de "intocable".

Page 65: Evolucion de la Sevilla intramuros en el Siglo XVIII

Evolución de Sevilla intramuros en el Siglo XVIII.

Teoría de la Arquitectura_ ETSAS 2008_ Jorge Monedero Martín_2º C 65

No terminan aquí sus trabajos en Sevilla, la ciudad natal de

su abuelo materno. Ordenó la destrucción y posterior trazado

urbanístico de la malsana e inmoral barriada de "La Laguna",

que convirtió -con la ayuda del arquitecto Molviedro- de

mancebía en magnífica zona residencial, a espaldas del

Arenal, cuya calle principal llevó su nombre durante muchos

años.

Dividió la ciudad en cinco cuarteles, para mejora de la

administración y orden público; numeró los barrios y

manzanas; adecentó la orilla izquierda del río, dotándola de

malecones y excelentes paseos, al mejor de los cuales

denominó de "Las Delicias", quizá en recuerdo de la finca de

Voltaire, donde vivió algunos días. Finalmente, encargó en

1771 el primer plano de la ciudad, que fue premiado por la

Real Academia de San Fernando. En él quedaba de

manifiesto la nueva división de la ciudad, manifestada en sus

calles con rótulos en azulejos, muchos de los cuales aún

pueden verse por Sevilla.

En el orden cultural, se debe a Olavide el Plan general de

enseñanza; el fomento de la bella literatura; la protección de

la biblioteca pública y la ardiente defensa del teatro. Por lo

que respecta a este último, ha de saberse que, al llegar a

Sevilla, sólo estaban permitidos para la recreación popular,

los inocentes juegos circenses de volatines, sombras

chinescas y pantomimas, aparte de alguna representación

aislada de ópera para las clases elevadas.

El teatro, propiamente tal, era desconocido en Sevilla desde

hacía más de un siglo, por motivos de rigidez moral. En este

punto el municipio sevillano -aconsejado por famosos

predicadores- siempre fue intransigente. Tuvo que luchar el

Asistente contra la antiquísima prohibición. No sólo autorizó

las representaciones, sino que acondicionó un local

provisional en la calle San Eloy mientras se terminaba la

construcción de uno de nueva planta en la plaza del Duque.

En los años de su Asistencia se pusieron en escena más de

600 títulos, algunos de obras francesas traducidas por él

mismo. A más llegó su ambicioso proyecto. Estableció la

primera escuela dramática del país, hecho insólito que

produjo gran escándalo en las gentes timoratas, pero que

surtió de actores a los teatros de los Reales Sitios durante

varios años.

En la tertulia de Olavide en el Alcázar se celebraba un

concierto cada semana y el resto de ella se dedicaba a discutir

sobre filosofía, religión, ciencia, literatura y sobre novedades

editoriales a veces prohibidas. Son contertulios los condes de

Malaspina y del Águila, los fiscales Bruna o Jovellanos,

marinos como Antonio de Ulloa, y eclesiásticos como

Cándido Mª Trigueros o J. Cevallos. Se traducen tragedias

francesas de Racine, Lemierre, Regnard, Mercier, Piron,

Beaumarchais y de Voltaire; el propio Olavide tradujo 10 que

se estrenaron en Madrid, Sevilla y Barcelona. Aquí nació la

"poesía filosófica" imitando a Pope por instigación de

Jovellanos que a su vez escribió el primer drama

prerromántico europeo "El delincuente honrado"(1.774); aquí

hizo González de León su zarzuela "El hijo de Ulises", y

Page 66: Evolucion de la Sevilla intramuros en el Siglo XVIII

Evolución de Sevilla intramuros en el Siglo XVIII.

Teoría de la Arquitectura_ ETSAS 2008_ Jorge Monedero Martín_2º C 66

Trigueros compuso varias de las suyas; también se cultivó la

anacreóntica y la epístola en correspondencia con la escuela

de Salamanca.

Se llega a las 15.830 personas dedicadas al culto en el Reino

de Sevilla: 45 conventos de religiosos y 28 de monjas, 27

parroquias, ermitas, capillas y humilladeros hasta los 150

lugares de oración. Olavide los critica no tanto por asistir a

las comedias sino por el contrabando generalizado que les

permite la exención jurisdiccional de sus privilegios. Carlos

III ordena en 1.764 que los carmelitas de Sevilla se retiren a

la clausura, en 1.767 expulsa a la Compañía de Jesús odiada

por el clero secular a pesar de estar formado en sus aulas, y

en 1.769 nombra un visitador para la reforma de los

trinitarios. Los padres filipenses, que en 1.781 inauguran una

casa de ejercicios espirituales, sustituyen a los jesuitas en la

dirección espiritual de la alta sociedad hispalense que acude

con frecuencia a las audiciones musicales de San Felipe Neri.

Olavide destinó el ahora vacío colegio jesuita de San

Hermenegildo a hospicio. En 1.792 Sevilla acogió a 160

sacerdotes franceses exiliados por no someterse al juramento

cívico exigido por la Asamblea de la República, pero casi

todos regresaron en 1.797.

La población activa sumaba un tercio de los que 14.000 eran

de gremios industriales principalmente domésticas y

suntuarias a los que hay que sumar unos 12.000 entre

artesanos por cuenta propia, profesionales y comerciantes. La

Pragmática de Carlos III de 19 de septiembre de 1.783 decide

hacer útiles a los gitanos para el Estado: La medida afecta a

1.615 de Sevilla, 668 de Jerez, y 590 de Cádiz con un total de

7.933 en Andalucía.

Los dementes se recluían en el Hospital de Inocentes con

separación de sexos pues allí iban a parar también prostitutas

incorregibles, acusados de escándalo público, o simples

familiares de convivencia difícil; los había de caridad pero

también de pago. En 1.770 había 39 recluidos, y 72 en 1.792.

En la Real Audiencia los antiguos Jueces de Grado y

Alcaldes de la Cruzada fueron sustituidos en esta época por

Oidores y Alcaldes del Crimen presididos por el regente

como pudo ser Francisco de Bruna, Melchor de Jovellanos o

Juan Pablo Forner. El edificio fue reparado en 1.783. Los

delitos más corrientes son la embriaguez, escándalos, robos a

mano armada y homicidios ya que las reyertas entre guapos o

valentones son frecuentes y muchos acaban en el hospital de

San Hermenegildo, o en el del Cardenal también llamado "de

heridos". Casos famosos son el del criado mulato que

apuñaló al Marqués de Moscoso (1.750), o el del asesinato

del Hermano Mayor de la Santa Caridad por un noble que fue

ejecutado en 1.800. En la década de los 60 los alguaciles no

se atrevían con Miguel Pérez alias Carmona el Lanero que les

hacía frente hasta que murió de un disparo. Algún bandolero

fue noble como Francisco Huertas, sobrino del Regidor de

Écija, que sufrió garrote en sillón cubierto de bayeta negra en

la plaza de San Francisco en 1.798. En mayo de 1.781 se

ahorcó a sus 24 años al salteador de caminos Diego

Page 67: Evolucion de la Sevilla intramuros en el Siglo XVIII

Evolución de Sevilla intramuros en el Siglo XVIII.

Teoría de la Arquitectura_ ETSAS 2008_ Jorge Monedero Martín_2º C 67

Corrientes que aunque no tenía delitos de sangre, sí tuvo el

atrevimiento de humillar al soberbio "Sr. del Gran Poder"

Francisco de Bruna: arrastrado por las calles, ahorcado en

Sevilla y descuartizado en la puerta de Carmona de modo que

su cabeza enjaulada quedó colgada en la venta de La

Alcantarilla donde tuvo el incidente con el Oidor.

La Cárcel Real tenía un patio de 130 pies de ancho con las

celdas que daban a la calle para las mujeres, mientras que los

hombres se hacinaban en las galeras interiores con mala

ventilación y olores. Se utiliza la tortura según defiende el

canónigo Pedro de Castro como pueda ser la "cama de

tortura" con sogas que oprimen pecho y vientre a vueltas de

torniquete. Otras cárceles son: la de Caballeros en la puerta

de Triana, la de la Audiencia, la del Arzobispo, la de la

Fábrica de Tabacos, y la de la Santa Hermandad.

La tranquilidad social del XVIII sólo se vio amenazada

cuando el Regimiento de Córdoba destinado a Cuba desde

1.763, llegó a Sevilla y reclamó un aumento de la paga que

fue denegada; se encerraron en el convento de San Francisco

de donde fueron desalojados por 5 regimientos mandados por

el Ministro de la Guerra Gregorio de Muniain. En 1.785 la

inundación trajo un enjambre de jornaleros que pudieron

emplearse en número de 3.000 en las obras del malecón del

río con el objetivo tanto de detener las aguas como de aliviar

la miseria.

Las mesas de trucos habían sido prohibidas por el Consejo de

Castilla el 2 de septiembre de 1.755, pero Carlos III las

autoriza sólo para las clases distinguidas. Se permitía el

ajedrez, damas, tablas de trucos y billar; también había casas

clandestinas con juego de Banca como en la del músico de la

catedral Fabián Rodríquez (1.784), o como la que había en

1.805 en la fonda de las Cuatro Naciones propiedad de Juan

Brull también empresario de teatro.

Habrá festejos militares desde que en 1.776 se instale

guarnición fija. En la proclamación de Carlos III(1.759-

1.788) hubo toros en la plaza vieja del Baratillo; en la de

Carlos IV (1.788-1.808) Félix Caraza, Arquitecto Mayor,

diseñó la fachada de un palacio clásico para cubrir todo el

frente del Ayuntamiento con la colaboración de los pintores

Joaquín de Cabra (Cabral) Bejarano, José Guerra, Francisco

Jiménez y Manuel Carmona; el arquitecto Lucas Cintora

levantó en el Patio Banderas el mayor arco del que haya

memoria justo el mismo 1.789 en que se toma la Bastilla.

Seremos de nuevo Corte en 1.796 cuando Carlos IV acude

con la reina María Luisa y sus hijos a cumplir la promesa de

rezar ante el cuerpo de San Fernando por la recobrada salud

del futuro Fernando VII. La ciudad gastó 134.000 pesos en

adornos y fiestas para los 11 días que el rey dedicó a pescar

sábalos, a cazar lobos en Gerena y avutardas en Santiponce.

Su valido Manuel Godoy fue obsequiado con plaza vitalicia

de Caballero Veinticuatro, y su hermana casada con el

Asistente mereció la banda azul de la orden de María Luisa.

Sin embargo al conocerse la caída de Godoy en marzo de

1.808 una masa de más de 300 personas vencieron las puertas

Page 68: Evolucion de la Sevilla intramuros en el Siglo XVIII

Evolución de Sevilla intramuros en el Siglo XVIII.

Teoría de la Arquitectura_ ETSAS 2008_ Jorge Monedero Martín_2º C 68

del convento de San Juan de Dios para hacer añicos un

retrato del valido que se había colocado junto al altar mayor.

Fiesta señera fue el recibimiento que la Junta Suprema

presidida por Francisco de Saavedra dio al victorioso general

Castaños tras derrotar al mariscal Dupont en Bailén.

En los 70 nace la rivalidad taurina entre José Delgado (Pepe

Hillo), Joaquín Rodríguez (Costillares), y Pepe Romero, el

rey de los toreros. De 1.771 a 1.785 la tauromaquia repartió

100.000 reales al año a la Maestranza hasta ese último año el

Asistente Ábalos solicitó al rey la supresión definitiva para

frenar el lujo. Aunque Forner dirá que el sevillano "para

comer no trabajará, para lucir se enardecerá", defiende la

licitud de divertir al pueblo con lo que se renuevan los

festejos en abril de 1.793 con rápido encumbramiento del

sevillano Francisco Garcés.

El jueves 22 de enero de 1.761 fue la primera representación

de ópera en Sevilla llevada a cabo por la compañía bufa

italiana de Antonio Ribalto en un solar de la calle Carpio con

vistas al convento dominico de monjas de Santa María de

Gracia, y gracias a una iniciativa del propio Asistente

Larrumbe que doblegó al Ayuntamiento y consiguió un gran

éxito entre las clases distinguidas.

En vista del éxito José Chacón, empresario de una compañía

que representaba en San Juan de Aznalfarache, solicitó

permiso para establecerse en la capital al Consejo de Castilla

el 12 de febrero de 1.767 que le reiteró la prohibición que al

mes siguiente es refutada por Chacón en un Memorial que se

constituye en el primer cimiento de toda la defensa posterior

del teatro, y donde reitera la solicitud de licencia por 10 años

tras los cuales los beneficios irán destinados al proyectado

hospicio para pobres. Campomanes accede y obliga al

Ayuntamiento que acuerda la conformidad el 26 de junio de

1.767, al día siguiente de la jura de Olavide como Asistente.

Desde el 5 de octubre la compañía cómica de Chacón

sustituye a la italiana de ópera en el local de Santa María de

García mientras se construye a marchas forzadas otro

también provisional y de madera en la calle San Eloy,

esquina al Dormitorio de San Pablo que abrió el 25 de

diciembre con "Las armas de la hermosura" de Calderón.

Olavide puso al frente a Cayetano Valdés para que todo se

ejecutase con puntualidad y decoro. Los coches aparcaban en

la plaza del Duque y se prohibía fumar, andar embozados a la

entrada, entrar en los vestuarios y dar voces o perturbar la

representación; en los lugares distinguidos se usaba traje

militar pues la capa en el hombre y el manto o mantilla en la

mujer sólo se permitía en la Cazuela (2 reales) o en los pisos

altos (3 reales); los camarotes bajos y altos del primer piso

costaban 12 reales de vellón por día, los del segundo piso a 8

reales ya que así se aseguraban de no permanecer de pie. En

este lugar introdujo Olavide en Sevilla el baile de máscaras

en el carnaval de 1.768 que sólo podían ponerse en el teatro

donde no se admitían menores ni armas; se prohibían las

máscaras de magistrados, de eclesiásticos o de órdenes, de

colegios o de ermitaños, y los trajes indecentes, sucios o de

Page 69: Evolucion de la Sevilla intramuros en el Siglo XVIII

Evolución de Sevilla intramuros en el Siglo XVIII.

Teoría de la Arquitectura_ ETSAS 2008_ Jorge Monedero Martín_2º C 69

personas bajas como se consideraba a los gitanos. El primer

día fue el 20 de enero con 216 máscaras repitiéndose 10 días

no consecutivos hasta el 20 de febrero con una recaudación

total de 52.230 reales por entradas a 10 reales; el baile

consistía en minués y contradanzas de parejas organizadas

por un maestro de música que instruía en las reglas del baile.

Olavide creó la primera escuela de actores de España con la

ayuda del Marqués de Grañina adiestrando niños/as pobres

en el arte dramático de la mano del francés Louis Reynaud

con tal acierto que recibieron peticiones de actores para los

Reales Sitios. Allí se formaron las futuras primeras figuras

María la Bermeja, las hermanas Duque, Gertrudis Valdés,

Polonia Rachel y María del Rosario Fernández la Tirana.

Otros actores sevillanos de la época fueron Antonio de la

Fuente, Vicente Casas, Mariano Querol y Antonio Robles.

Olavide quiso construir un grandioso teatro definitivo en un

local del Duque de Medina Sidonia en la plaza del Duque

esquina con la calle Armas; lindaba por la plaza con la casa

ducal, y por la izquierda con un callejón sin salida que daba

al colegio de los Ingleses. Encargó el trabajo al arquitecto

francés Charles la Treverse y el duque Pedro de Alcántara

cedió los locales por 4.080 reales al año. La marcha de

Olavide a las Nuevas Poblaciones paralizó las obras ese

mismo año, de modo que en 1.783 el nuevo Asistente alquiló

el local para atahonas, fábrica de hules etc. Poco después la

casa de Medina Sidonia recupera la propiedad para venderla

en pública subasta en 1.785.

Mientras, se había seguido representando en el teatro de San

Eloy hasta que se suspendieron las funciones por ruina del

local el 2 de enero de 1.778. Parte de la compañía siguió

representando en el antiguo local de La Montería, y parte en

un local abandonado de Los Remedios. El 29 de junio de

1.778 el Ayuntamiento ordenó el cese definitivo de las

comedias.

En los casi doce años de comedias se representaron más de

400 obras en más del 50 % de Calderón y su escuela como

son Moreto, Rojas Zorrilla, Matos Fragoso, Diamante,

Bances Candamo y José Cañizares, aunque el mayor éxito se

lo llevara la comedia de magia "El diablo predicador" (20

representaciones) del sevillano Luis Belmonte Bermúdez. De

los autores modernos tenemos a los italianos Metastasio y

Goldoni con óperas bufas, tragedias y comedias

sentimentales, los franceses Racine, Moliere, Lemierre,

Beaumarchais o Voltaire con "La escocesa" y El huérfano de

la China" traducidas por Iriarte y estrenadas en 1.774 y 1.778

respectivamente. La mayor parte se tradujo en la tertulia de

Olavide donde también se presentaron originales de los

participantes como Antonio González de León, Cándido

María Trigueros o el propio Jovellanos que escribió aquí "El

delincuente honrado" (1.774).

El Marqués de Gandul abre su casa en 1.788 a una nueva

generación de poetas, entre los que se encuentra su hijo

Francisco, que fundan la Academia de los Horacianos donde

se impone Manuel María Arjona, sacerdote, pues los demás

Page 70: Evolucion de la Sevilla intramuros en el Siglo XVIII

Evolución de Sevilla intramuros en el Siglo XVIII.

Teoría de la Arquitectura_ ETSAS 2008_ Jorge Monedero Martín_2º C 70

son estudiantes de teología. Son neoclásicos que imitan a los

latinos y a los españoles del siglo XVI en especial los

sevillanos, pero que se lamentan como hace Justino Matute

del hinchado estilo de Góngora pues prefieren a Garcilaso,

Villegas o Argensola. Al ausentarse Arjona la academia

decayó y trasladada ya a la Biblioteca Pública de San Acacio

desaparece en diciembre de 1.791 pese a ingresar un mes

antes el fiscal Forner. Recogen la antorcha los teólogos José

María Roldán (22 años) y Félix José Reinoso (21 años) que

en 1.793 convencen a la universidad de la necesidad de

fundar una Academia de Letras Humanas ya que esta materia

no se impartía en sus aulas. El primer año Reinoso llevó el

peso pero en diciembre ya eran miembros los teólogos

Alberto Lista, Blanco-White y Eduardo Vácquer (sic). En

1.797 tuvo sede en el colegio de Santa María de Jesús donde

Blanco-White era colegial secretario. A principios de 1.798

entran Matute, Sotelo, Núñez Díaz, Mármol, y Álvarez

Santullano dando la mayor brillantez a la academia justo

cuando sufrió la perfidia anónima de la "Carta familiar de D.

Myas Sobeo a D. Rosauro de Safo"; ellos responden con la

edición de sus poesías en 1.797, las "Memorias" anuales de

trabajos académicos, la convocatoria de premios literarios, y

la lectura de disertaciones conservadas en la Biblioteca

Universitaria de Sevilla. La epidemia de 1.800 acabó con la

Academia. Por los mismos años y en el mismo colegio de

Santa María de Jesús funcionaba la Academia de Historia

Eclesiástica con Arjona, Blanco, Sotelo etc.

La Real Escuela de las Tres Nobles Artes tuvo su origen en

reuniones amistosas y privadas en 1.759, pero ya en 1.769 su

protector Francisco de Bruna les consigue una pensión con

cargo a las rentas del Alcázar, y una casa frente a la "Pila

seca"; en 1.775 fue reconocida oficialmente y comenzó a

funcionar al año siguiente. En 1.827 se llamaría Real

Academia de Santa Isabel, en 1.850 Real Academia de Bellas

Artes, y desde 1.936 Real Academia de Bellas Artes de Santa

Isabel de Hungría.

En mayo de 1769, Olavide abandonó temporalmente su

residencia del Alcázar sevillano para trasladarse a las Nuevas

Poblaciones, donde permanecería durante cuatro años.

Sacrificando su afición al lujo y al bienestar, trasladó su

vivienda al pequeño palacio de La Peñuela (más tarde

llamada La Carolina).

Volvió Olavide a Sevilla en 1773, pero marchó a los pocos

meses a Sierra Morena, donde urgían su presencia los graves

problemas que planteaba la colonización. A fines de 1775 es

llamado a Madrid para responder de las acusaciones

presentadas contra él por el Santo Oficio. El proceso, la

condena y la prisión le alejarán para siempre de la Sevilla que

organizó, la del río Guadalquivir cuyas riberas embelleció, la

de las inolvidables tardes del Alcázar, en la que, con sus

"ilustrados" amigos, proyectó los revolucionarios perfiles de

la Sevilla futura, soñando con la ilusión de una patria mejor.

Page 71: Evolucion de la Sevilla intramuros en el Siglo XVIII

Evolución de Sevilla intramuros en el Siglo XVIII.

Teoría de la Arquitectura_ ETSAS 2008_ Jorge Monedero Martín_2º C 71

De 1779 a 1800

El censo de Floridablanca (1.786) recoge 76.000 habitantes.

En agosto de 1.800 prende en Triana la fiebre amarilla que se

extiende durante 4 meses y acaba con 11.000 hombres y

3.672 mujeres. Se tomaron medidas higiénicas como aislar a

los contagiados y cerrar los teatros aunque se consintió el

rosario; se organizan en las parroquias "Juntas de Piedad"

formadas por voluntarios que trasladan los cadáveres, a la

vez que los hermanos de la Santa Caridad solicitan limosnas.

La Regia Sociedad de Medicina colaboró heroicamente

mientras que las autoridades civiles huían sin vergüenza

dejando la ciudad en manos de dos beneméritos capitulares:

Juan Manuel Urriortia y Antonio Fernández Soler. Se

improvisaron dos fosas comunes: una junto a la ermita del

santo en el Prado de San Sebastián, y la otra en La Macarena

cerca de San Onofre.

En mayo de 1.803 el Ayuntamiento manda la construcción

de un cementerio permanente según proyecto de Félix Caraza

que funcionará 15 años después. El cronista Félix González

de León dice que de 80.000 habitantes se descendió a 65.000.

Luego, a pesar de la guerra y de la epidemia de 1.819, se

llegó a los 75.000 en el censo de 1.821-22.

Al Arzobispo Folch de Cardona le sucede Francisco Delgado

(1.776-1.781) que sólo estuvo aquí un año pues en 1.777 se le

nombra Patriarca de las Indias y marcha a Madrid donde

muere. D. Alonso Marcos Llanes (1.782-1.795) enlosa la

catedral.

Nobles ilustres son el Oidor Francisco de Bruna, Teniente

Alcalde de los Alcázares y coleccionista de objetos de arte

que se mostraban como el principal museo de la ciudad.

Miguel Espinosa y Maldonado, Conde del Águila, regaló a la

R.A.E. el único retrato tenido por verdadero de Cervantes

para la edición del Quijote de 1.780, y reunió una colección

de manuscritos sobre la historia de la ciudad. Martín de

Ulloa, hermano del marino Antonio, de la Academia de la

Historia, de la Sevillana de Buenas Letras, y director de la

Sociedad Patriótica pronunció aquí unas "Oraciones"

inaugurales de entre las que sobresalió una sobre la historia

de los godos. Luis Daoíz y Torres nació el 10 de febrero de

1.767 en la casa de su abuela materna, la Casa de Flores, en

la plaza de la Gavidia y murió heroicamente el 2 de mayo de

1.808.

El 17 de octubre de 1.795 se abre el Teatro Cómico en un

local de madera de la calle de la Muela con tres pisos para

2.281 personas y Café anejo, estrenando "El maestro de

Alejandro", comedia de Zárate, y una "Loa" del fiscal Juan

Pablo Forner en la que defiende al teatro de los abusos de la

predicación sagrada; esta levantó polémica como cuando José

Álvarez Caballero, funcionario del Archivo de Indias que en

1.812 sería redactor del Diartio del Gobierno de Sevilla,

publicó en 1.796 "La loa restituida a su primitivo ser". La

cartelera continuó fiel a los gustos calderoniano con algunas

Page 72: Evolucion de la Sevilla intramuros en el Siglo XVIII

Evolución de Sevilla intramuros en el Siglo XVIII.

Teoría de la Arquitectura_ ETSAS 2008_ Jorge Monedero Martín_2º C 72

novedades como los dramas históricos de Comella, las

refundiciones de Trigueros, Dionisio Solís, y Rodríguez de

Arellano, y las nuevas obras de Moratín y Quintana traídas

aquí al poco de ser estrenadas en Madrid. En 1.806 se estrena

"Otelo" de Shakespeare, "Pablo y Virginia", óperas de

Orlandi, Pergolesi, y Manuel García. El único sevillano Juan

María Rodríguez autor de la tragedia "La noche terrible o

Inés de Castro" (1.797), se malogró en la epidemia de 1.800.

Page 73: Evolucion de la Sevilla intramuros en el Siglo XVIII

Evolución de Sevilla intramuros en el Siglo XVIII.

Teoría de la Arquitectura_ ETSAS 2008_ Jorge Monedero Martín_2º C 73

Arquitectura domestica Sevillana durante la segunda

mitad del siglo XVIII

El siglo XVIII es un período histórico de importancia

sobresaliente para el patrimonio arquitectónico de la ciudad

de Sevilla. Entre otras razones, la ruina de una parte

importante del caserío de la ciudad tras el terremoto de

Lisboa de 1755 obligó a proceder a un proceso de

reconstrucción posterior, cuyo resultado se manifiesta al

observar el alto porcentaje de la arquitectura doméstica

objeto de protección que fue edificada durante esa centuria.

Precisamente este proceso de obras que se lleva a cabo en

Sevilla consolida un modelo de casa que sintetiza las

aportaciones que la tradición y la historia han dejado sobre

este género arquitectónico.

Pero además, de manera dinámica, se producen una serie de

cambios esenciales en la estructura del

oficio de la arquitectura y en la responsabilidad sobre el

diseño, relacionados con la política y el pensamiento

ilustrados, que tienen sus consecuencias sobre los cambios

reales en las plantas, espacios y alzados de las casas en

Sevilla.

Maestros de Obras y arquitectura domestica.

Tradicionalmente, el gremio de albañilería, quién decidía

sobre la competencia para el ejercicio de la profesión de la

Page 74: Evolucion de la Sevilla intramuros en el Siglo XVIII

Evolución de Sevilla intramuros en el Siglo XVIII.

Teoría de la Arquitectura_ ETSAS 2008_ Jorge Monedero Martín_2º C 74

arquitectura a través de los exámenes de maestría, gozaba

igualmente del dominio sobre aspectos fundamentales de la

arquitectura doméstica en la ciudad. Sus alarifes, cargos

ejecutivos del gremio que se renovaban anualmente, eran los

encargados de inspeccionar y dar su aprobación a las medidas

y diseño de los nuevos edificios que se fueran a construir en

la ciudad. El acto administrativo donde se concretaba tal

vigilancia era la denominada dación de medidas, en la que

participaban también el maestro encargado de la

construcción, el maestro mayor de obras de la ciudad y

representantes delegados del cabildo municipal. El maestro

que recibía el encargo por el propietario del inmueble

solicitaba al municipio la presencia de sus representantes

para este acto antes del inicio de la obras, y la aquiescencia

del arquitecto municipal, y sobre todo de los alarifes

gremiales, era el trámite principal para comenzar la

construcción.

Los alarifes cuidaban de que se cumplieran normas de policía

y ornato urbano, como por ejemplo las dimensiones del vuelo

de cornisas o portadas de las viviendas, así como de una

modesta modernización

urbanística de la trama de la ciudad, a través del atirantado de

los frentes de fachada de las nuevas construcciones, que

permitía una paulatina alineación de tramos de las vías

públicas, si bien sobre el marcado carácter sinuoso e irregular

de su trazado general.

La presencia de los alarifes gremiales suponía la aceptación

social de su papel preeminente en lo legal y efectivo sobre las

construcciones domésticas, dentro de una estructura global de

control exhaustivo del oficio, de procedencia tardomedieval.

Pero asumido este reconocimiento de la superioridad del

gremio y sus representantes, las condiciones establecidas se

circunscribían a la adopción de ciertas normas de seguridad y

respeto al común, de modo que subsistía un amplio margen

Page 75: Evolucion de la Sevilla intramuros en el Siglo XVIII

Evolución de Sevilla intramuros en el Siglo XVIII.

Teoría de la Arquitectura_ ETSAS 2008_ Jorge Monedero Martín_2º C 75

para la libertad de los maestros de obras en la creación y el

diseño arquitectónico, dentro del influjo general de la estética

del clasicismo asumida desde el Renacimiento, y de la

tradición específica local. En cualquier caso, debemos hablar,

al menos para el siglo que nos ocupa, de una arquitectura de

diseño y autor que evita encuadrar sus realizaciones bajo el

término de arquitectura popular.

La Casa en la ciudad ilustrada.

Los cambios que se producen en la política ciudadana en el

último tercio del siglo tendrán sus repercusiones sobre la

arquitectura doméstica que se desarrolla en la ciudad. La

creación de la Real Academia de San Fernando de Madrid y

el establecimiento de unas normas legales para promover el

control del diseño arquitectónico y de la formación

profesional de los arquitectos en el seno de esa institución

tendrán como consecuencia en la ciudad de Sevilla el intento

de reforzar la autoridad del municipio y centralizar la

actividad en este aspecto. Para ello se adoptan medidas para

dotar a la ciudad de unas ordenanzas de policía y ornato

propias, y para conseguir reforzar el papel del arquitecto

titular de la corporación sobre la arquitectura doméstica.

En 1779 el municipio trató en cabildo sobre las ordenanzas

de Madrid para la construcción de edificios, normas que

habían supuesto para la villa y corte la alianza entre la

corporación municipal y la Real Academia y el alejamiento

definitivo sobre cualquier responsabilidad en el diseño de la

arquitectura doméstica de aquella ciudad del gremio de

albañilería. En Sevilla se decidió adoptar esa normativa, con

la elaboración de unas ordenanzas propias y la adopción de

una serie de medidas prácticas sobre la construcción en la

ciudad. Las decisiones del cabildo manifestaron una visión

global de los problemas de la ciudad, y una interpretación de

la misma como objeto de las reformas políticas y estéticas de

acuerdo con el marco de acción del pensamiento ilustrado.

Las implicaciones de estas decisiones del cabildo en el

campo de la arquitectura doméstica son profundas, puesto

que se reconoce por el municipio que ―esta clase de policía

no había sido mirada con el cuidado y esmero que exigía‖

con el resultado de ―no establecerse la decoración del aspecto

público‖.

La mención a la ―decoración del aspecto público‖ alude por

supuesto al diseño de la arquitectura de la ciudad, en especial

a la doméstica. Para reforzar el control del cabildo y del

arquitecto titular elegido por la ciudad sobre las trazas, se

decide que los maestros de obras que fueran a realizar las

obras pasasen al arquitecto municipal un borrador, sobre el

cual expresaba el arquitecto su conformidad mediante una

licencia de obras, y una vez aceptado podría procederse a la

dación de medidas. Sin embargo, y a diferencia de lo que

sucede en Madrid, en Sevilla se mantiene la presencia de los

alcaldes alarifes del gremio como parte de este acto de las

medidas, de modo que aún se colegia y a la vez se dispersa la

facultad del control sobre el diseño de la arquitectura

doméstica. A lo largo del resto del siglo, y también durante

Page 76: Evolucion de la Sevilla intramuros en el Siglo XVIII

Evolución de Sevilla intramuros en el Siglo XVIII.

Teoría de la Arquitectura_ ETSAS 2008_ Jorge Monedero Martín_2º C 76

las primeras décadas del siglo XIX los arquitectos titulares

revindicarán un protagonismo único en la aprobación de los

diseños, de modo que solicitan que los cargos gremiales no

comparezcan al acto de la dación de medidas. Para ello no

dudan en acusar a estos representantes del gremio del ―mayor

desorden y falta de conocimiento‖ como hace en 1794 el

arquitecto municipal José Echamorro.

Es indudable que sobre esa carencia de decoración del

aspecto público a la que se aludía anteriormente se aprecia

una crítica a la libertad de los maestros de obras sevillanos

autores de los edificios. El acoso a su responsabilidad sobre

tal apartado de la arquitectura de la ciudad proviene tanto de

una visión despectiva generalizada que parte de ciertos

promotores de los encargos en la Sevilla del XVIII como por

la

crítica ilustrada hacia los gremios y la formación intelectual

de sus integrantes, y el prestigio de la enseñanza académica.

Esta retórica se expresa desde el punto de vista formal en una

crítica a la utilización libre del ornato, es decir a la presencia

del adorno barroquista en la arquitectura de la ciudad,

mientras se potencia la homogeneidad del diseño y

disminución de lo ornamental, especialmente en las

superficies murales domésticas.

Sin embargo, en el ámbito complejo del dieciocho sevillano,

existen una serie de dificultades para la conversión de la

arquitectura a los presupuestos ilustrados, y también en el

campo de la arquitectura civil.

Las licencias de obras otorgadas por los arquitectos

municipales no se ponen en marcha hasta 1789, y no se

consolida el modelo hasta los inicios del siglo XIX,

perviviendo con situaciones donde se limita la acción

directora del arquitecto a su comparecencia en el acto de dar

las medidas8. Además, los propios arquitectos al servicio del

ayuntamiento, que no tienen aún en Sevilla una formación ni

grado académico, no expresan reservas a la acción de los

maestros de obras, y no ponen excesivas dificultades a la

hora de aprobar los diseños de las viviendas elaborados por

sus colegas.

Finalmente, hay que considerar que los autores de las casas

siguen patrones heredados de su formación tradicional, de

índole barroquista y marcada por la tradición, presente

especialmente en este género arquitectónico.

La Arquitectura Domestica.

Plantas.

El elemento fundamental de la casa sevillana acomodada es

el patio, que se convierte en organizador de los diversos

espacios de la vivienda. Por cualquier cambio que se

produzca en la evolución de la arquitectura doméstica en la

ciudad, éste aparece siempre como invariable núcleo

esencial. Su carácter instrumental y simbólico en la etapa

musulmana fue rescatado por a través de la síntesis del

mundo mudéjar para la Sevilla cristiana. La casa sevillana

por excelencia, Los Reales Alcázares, en su distribución de

Page 77: Evolucion de la Sevilla intramuros en el Siglo XVIII

Evolución de Sevilla intramuros en el Siglo XVIII.

Teoría de la Arquitectura_ ETSAS 2008_ Jorge Monedero Martín_2º C 77

cuartos y patios, conformó un modelo que se imita a través

de las casas señoriales de las familias aristócratas residentes

en la ciudad. De este esfuerzo constructivo, y a través de la

síntesis de diversos aspectos mudéjares con posteriores

aplicaciones de materiales y lenguaje del Renacimiento

durante la segunda mitad del siglo XV y el XVI se establece

un tipo de casa que aunque en constante evolución no pierde

sus rasgos más esenciales hasta la Edad Contemporánea.

En el siglo XVIII se produce la definitiva integración entre el

patio como elemento organizador de la casa y el diseño de su

planta, de modo que se adoptan diseños regulares o

semiregulares para establecer las distintas estancias y

habitaciones en su entorno, que toman para su simetría el eje

central del patio. La tendencia es que el propio patio adopte

una figura en ángulos rectos en las obras de nueva planta,

como ocurre en la casi completa reconstrucción de Conde de

Ibarra 18 por su propietario el comerciante Keyser en 1774

[Lámina de encabezamiento]. Esta relación proporcional

entre el patio y otros compartimentos de la casa se produce

igualmente entre aquel y el frente de fachada del edificio, de

modo que desaparece el característico

eje acodado que había señalado el acceso desde la calle hacia

las mansiones sevillanas y que ha sido identificado como

pervivencia del concepto de intimidad propio de la casa

musulmana. Durante la segunda mitad de siglo la conexión

puerta-casa se realiza mediante un eje longitudinal, que se

pretende en muchos casos centrado en la mitad de su

superficie, y que lleva directamente hasta el propio patio del

edificio.

Corral del Lucero

Es posible que esta solución, que se va extendiendo como

recurso en las obras realizadas después del terremoto de

Lisboa, hiciera señalar a algunos viajeros, como el caso del

conde Miot de Melito, una cierta regularidad en la

conformación de las viviendas sevillanas, por lo demás

caracterizadas por los patios de columnas cuya prolijidad

había asombrado a Ponz11. Su éxito es tal que a comienzos

Page 78: Evolucion de la Sevilla intramuros en el Siglo XVIII

Evolución de Sevilla intramuros en el Siglo XVIII.

Teoría de la Arquitectura_ ETSAS 2008_ Jorge Monedero Martín_2º C 78

del siglo XIX se interviene en la más cualificada mansión de

la ciudad, los Reales Alcázares, para abrir un acceso directo

desde el portada del Palacio del Rey Don Pedro hasta el Patio

de las Doncellas, operación que hizo el maestro M a n u e l

Cintora en 1805. El empleo de esta vía directa de acceso al

interior de la casa tiene diversas implicaciones.

Se convierte en un nuevo recorrido representativo del

edificio, y también en un nuevo eje visual y perspectivo. El

zaguán de la casa adquiere un papel protocolario, puramente

un tránsito entre la puerta de la calle y el postigo de la casa,

llamado en efecto ―puerta de en medio‖. En ejemplos más

tardíos, la profundidad de la vivienda es mejorada mediante

la apertura de huecos en el frente contrario del patio, que

termina en ocasiones en el jardín al fondo de la parcela,

rematada tal fuga en una fuente u otro elemento significativo.

La conexión portada-patio-jardín está presente en Conde de

Ibarra 18, Ximénez de Enciso 33, o Dos Hermanas 9, sólo

algunos ejemplos entre la arquitectura doméstica del conjunto

histórico de la ciudad. Otras

casas principales presentaban variaciones en torno a este tipo.

En la desaparecida Casa-palacio de Molviedro, este eje

finalizaba en un patio abierto hacia el testero de la vivienda,

por cuanto la amplitud en

anchura de la casa hacia posible la situación lateral del jardín.

En la Casa de las Columnas en Triana, la axialidad

longitudinal del edificio, en una parcela estrecha entre Pureza

y calle Betis, permitía el tránsito entre ambos accesos en los

extremos del recorrido, mientras que la distribución del

edificio, correspondiente a dos áreas análogas cada una en

torno a un patio, tenía como eje de simetría una crujía

paralela a las líneas de fachada en el centro del edificio,

donde se disponía la escalera principal de la casa [lám. 1].

La paulatina conciencia en la planificación de la vivienda que

exige tal modelo tendrá un tardío y depurado ejemplo en la

Page 79: Evolucion de la Sevilla intramuros en el Siglo XVIII

Evolución de Sevilla intramuros en el Siglo XVIII.

Teoría de la Arquitectura_ ETSAS 2008_ Jorge Monedero Martín_2º C 79

Casa de los Condes de Casa-Galindo, construida ya en el

XIX por el maestro Alonso Moreno para Don Vicente Torres

Andueza y que se conoce por el título de su posterior

propietario, el aristócrata Andrés Lasso de la Vega. Esta casa-

palacio, con amplio zaguán y triple arquería de acceso al

patio, posee una estancia intermedia y destacada entre éste y

el jardín trasero.

Estos cambios aumentan las posibilidades expresivas de la

arquitectura doméstica, integrando sus interiores dentro del

concepto ilustrado de ―aspecto público‖, por cuanto la visión

desde la calle limita la intimidad a la vez que magnifica la

capacidad de ostentación de las viviendas.

Esta ambivalencia entre lo privado y lo público prepara la

aparición de las cancelas como sustitución de los cerrados

postigos en los zaguanes, cuyo uso se extiende por la ciudad

a comienzos del siglo XIX. La labor de rejería de ―gitanilla‖,

que se populariza como escudos decorativos de balcones y

ventanas, pasa también a definir el acceso intermedio al patio

desde el zaguán, de modo que se consigue atenuar el efecto

de absoluta impudicia mientras permite vislumbrar el aspecto

interior de los edificios. Además, absorbe las posibilidades

decorativas en las fachadas, mientras se insiste en la sencillez

y la exclusión del adorno de sus paramentos.

Espacios y volúmenes.

Pese a los ajustes que la tendencia a la regularidad y a la

axialidad implican en las casas sevillanas, la distribución del

interior y la presencia de determinados espacios tradicionales

permanecen sin alteraciones importantes en estos años

últimos del siglo. Continúa la escasa especialización de los

espacios, de modo que sólo se puede hablar de áreas

funcionales en la casa, como las zonas de servicios y cocinas,

situadas cerca de pozos, en áreas marginales con respecto al

eje de la casa. Por lo que respecta a aquellos elementos de

uso más definido, el zaguán pierde su función como

apeadero, y adquiere el valor representativo antes

mencionado. Las cocheras o caballerizas toman acceso

independiente desde el frente de fachada del edificio se

sitúan, si existe otro frente a calle, en relación con esa entrada

secundaria.

La parte más esencial continúa siendo el cuerpo de la casa, la

crujía de fachada, que suele ser además la zona de la casa con

un volumen más potente. Allí suele disponerse el salón de

estrado, o sala principal de la casa, que en casas importantes

se duplica en el piso superior. En continuidad con el modelo

tradicional, pervive en los pisos principales de las casas

acomodadas la consabida división en salas, recámaras

y gabinetes15, aunque en viviendas de menor prestancia se

mantiene la tendencia a acomodar las estancias en los

volúmenes determinados por las crujías. Sólo se mencionará

expresamente el influjo francés de

la distribución en departamentos a partir de la invasión

francesa.

El patio se forma con columnas sobre las que voltean arcos

de medio punto o escarzanos, a veces coexistiendo en un

Page 80: Evolucion de la Sevilla intramuros en el Siglo XVIII

Evolución de Sevilla intramuros en el Siglo XVIII.

Teoría de la Arquitectura_ ETSAS 2008_ Jorge Monedero Martín_2º C 80

mismo espacio, como el caso de Conde de Ibarra 18 [lám. 2] .

En el piso superior se emplean de nuevo galerías de

columnas o balcones que se abren desde corredores. No es

extraño que aparezcan, incluso en casas de cierta apariencia,

patios sin columnas, con corredores altos sobre vigas, quizás

asociados al uso de los bajos como oficinas o casas

comerciales.

Así ocurre por ejemplo, en varias viviendas construidas tras

la ordenación del barrio de la Laguna desde 1772, como

Castelar 14 y 16, Gamazo 24 o Padre Marchena 16 y 18,

junto a otras más principales con amplio patio de arquerías,

como la casa del hacendado Don Pedro de la Cuesta en

Castelar 26-28. Las casas acomodadas abren escalera al piso

superior en algún frente o ángulo del patio. Tras el patio se

abren diversas habitaciones a un lado del tránsito principal

del edificio, o a ambos en caso de estar centrado en eje con el

zaguán.

En un lugar contrario o distante de la parcela al de la crujía

de fachada suele situarse el jardín, definido en un

tono culto, con la presencia en ocasiones de algún frente de

arcos formando una logia abierta al mismo, y donde, en

continuidad con la adquisición de estos elementos en el

Renacimiento, con la presencia de fuentes parietales, los

antiguos riscos, cuya visión completaba en ocasiones el eje

perspectivo de la casa desde su principal acceso.

La distribución de la planta baja suele repetirse en el

principal en las casas acomodadas, dualidad más acusada

cuanto mayor rango tenga la vivienda.

En cuanto al uso, existía la conocida mudanza en la

ocupación de los pisos del edificio, meses de calor el bajo,

invierno en el piso principal, rito que implicaba incluso el

traslado del mobiliario de la morada18. Posiblemente esta

correspondencia entre la habitación de la vivienda y su altura

en pisos fue menos estricta cuanto menor rango tuviese el

edificio. En esta planta superior, el salón de estrado se

dispone sobre la portada principal de la casa. Los dormitorios

abren en el cuerpo de fachada hacia la calle, o sobre el jardín

en los ubicados en cuerpos interiores de la vivienda. Una

escalera, en ocasiones llamada falsa escalera, comunica las

cocinas del bajo con las del piso superior, abarcando entonces

estos servicios un ámbito de la vivienda en torno a un

patinillo de luces. Los criados vivían cerca de las entradas

secundarias, en las cercanías de las cocheras o caballerizas si

están en cuerpos independientes al de fachada o en una

tercera planta. Este tercer piso no se extendía por toda la

superficie del inmueble, sino que remataba los volúmenes de

algunos cuerpos del mismo, sin completa conexión, aunque

tanto su presencia en las fincas urbanas construidas, como la

superficie que en ellas ocupa, aumentan en estos años finales

del siglo. Si existe, siempre aparece al menos en la crujía de

fachada del mismo, en continuidad con un deseo de

ostentación o apariencia continuado desde el Barroco. Este

piso último se compone de soberado o miradores, que actúan

como depósito de paja o grano, palomar o trasteros, abiertos

a azoteas que conectan con otros miradores o lavaderos.

En definitiva, es posible detectar desde las décadas avanzadas

Page 81: Evolucion de la Sevilla intramuros en el Siglo XVIII

Evolución de Sevilla intramuros en el Siglo XVIII.

Teoría de la Arquitectura_ ETSAS 2008_ Jorge Monedero Martín_2º C 81

del siglo XVIII una tendencia a la integración de las partes de

la casa, que si no remite aún una la existencia de funciones

específicas para cada

espacio, si se concreta en una cierta regularidad y orden en la

distribución y una cierta homogeneidad en sus volúmenes.

Este camino del modelo de casa patio sevillana está

relacionado con la naturaleza de sus promotores.

Establecidas ya en la ciudad las mansiones de la aristocracia

de mayor abolengo, los comitentes son ahora miembros de la

nobleza de servicio, gentes recién ennoblecidas, o

comerciantes, como Don Pedro de la Cuesta, Francisco

Keyser, o Manuel Prudencio de Molviedro, que requieren

modelos simplificados de las casas nobiliares históricas de la

ciudad, más racionales en el tipo y más funcionales.

También se observa en el cambio de siglo, frente a la

tradicional sobriedad de la decoración de la casa hispánica de

épocas anteriores, una mayor preocupación burguesa por el

carácter del espacio doméstico.

Se disminuye el volumen aparente de las piezas con la

incorporación de falsos techos rasos bajo los forjados

de madera, moda presente en la ciudad desde los años

setenta. Igualmente se dotan con chimeneas los salones de las

viviendas, y se refuerza la dotación de portajes y el uso de

cristales19. Finalmente se divulgan nuevos usos para ciertas

piezas, convertidas en chineros o escritorios. Todo ello en un

ámbito cultural de ―domesticación‖ e individualización de la

vivienda.

Los Alzados

Los arquitectos y maestros de obras más cercanos a las ideas

ilustradas van a poner el acento en el orden y la simetría

como valores fundamentales para la organización de los

frentes de fachadas de los edificios.

Tal preocupación es recurrente en los proyectos de reforma

general de distintas áreas urbanas en Sevilla. Cuando los

maestros de obras Lucas Cintora y Félix Caraza informan

sobre el proyecto de derribo y ampliación de la zona del

Page 82: Evolucion de la Sevilla intramuros en el Siglo XVIII

Evolución de Sevilla intramuros en el Siglo XVIII.

Teoría de la Arquitectura_ ETSAS 2008_ Jorge Monedero Martín_2º C 82

Corral de Olmos, tras el ábside de la Catedral, se pronuncian

favorables a la proporción y correspondencia entre los

diverso edificios que conformen esta área monumental. El

maestro San Martín habla en 1789 de la obligación de seguir

el ―buen aspecto y simetría‖ en la creación de los alzados

exteriores de las casas. Esta simetría entre los elementos de la

fachada se convierte también en relación entre diversas

fachadas de una calle o plaza, guardando semejanzas en

ornato y altura para sus diferentes casas, ―con la simetría y

proporción de estar en ambas aceras las Paredes y tejados de

una misma altura‖ tal como se expresa el promotor de la

construcción del barrio de la Laguna, Manuel Molviedro,

para explicar la debida apariencia de los alzados de la zona

urbanizada. Estas consideraciones nos hablan de un nuevo

papel con que se define a la arquitectura civil bajo la visión

ilustrada, pues las nuevas edificaciones no son sólo expresión

de los deseos individuales de sus dueños o constructores, sino

también una responsabilidad colectiva que afecta a la imagen

de toda la ciudad, adoptando un valor representativo que

expresa el esfuerzo del común de sus habitantes, y que se

desprende del uso de nociones ilustradas que aluden al

aspecto o ornato público y al beneficio colectivo.

De este modo, el que los edificios estuvieran ―arreglados a

arte‖ era un elemento tan importante para que los arquitectos

municipales dieran su licencia a las nuevas obras como el

hecho de que no afectasen directamente con sus medidas los

derechos del común. Conocemos algunos de los aspectos que

las ordenanzas exigían a las nuevas casas que se fueran a

edificar en la Sevilla de fines del XVIII. Aunque ignoramos

si estas normas se explicitan en la reforma de las ordenanzas

municipales de policía urbana en esta época, o ya estaban

presentes como fundamentos en la construcción de los

edificios en las décadas anteriores del siglo, lo cierto es que

guardan una relación evidente con la preocupación por los

principios estéticos que hemos señalado.

Así, se pretende evitar la presencia de determinados

elementos como los guardapolvos o tejaroces, por un motivo

instrumental, ya que se consideran peligrosos por causar

desprendimientos, y también por razones estéticas, ya que

son vistos ejemplo de barroquismo y pretexto de excesivos

adornos.

En los edificios debe haber una proporción entre los pisos

altos y bajos. Se determina que el vuelo de cornisas y

balcones se encuentre proporcionado con la anchura de la

calle donde se abren. Las ventanas deben guardar una

relación de ancho y altura dependiendo del piso donde se

encontrasen, y las ordenanzas señalaban la obligación de

asegurar la intimidad de los vecinos. El uso de soportales se

aconseja para las plazas y vías principales en razón de la

comodidad y aspecto público.

En cuanto a las realizaciones concretas, en la segunda mitad

del siglo XVIII se divulga un modelo de fachada que es

resultado de la absorción de los recursos propios del

clasicismo por la arquitectura doméstica de la ciudad. Posee

Page 83: Evolucion de la Sevilla intramuros en el Siglo XVIII

Evolución de Sevilla intramuros en el Siglo XVIII.

Teoría de la Arquitectura_ ETSAS 2008_ Jorge Monedero Martín_2º C 83

dos cuerpos, con inclusión usual de un último piso o

soberado, que actúa compositivamente como ático autónomo

de los pisos inferiores. Los huecos en el muro se disponen de

manera regular, donde alternan, también dentro de una misma

fachada, balcones y ventanas cerradas con rejas voladas.

Se destaca moderadamente el eje principal de la fachada,

donde se dispone la portada y un vano correspondiente en el

piso superior, con balcón destacado. Esta portada suele ser

levemente saliente con respecto a la línea de fachada, y

destaca en ella un juego tectónico que suele ser muy

sintético, con pilastras y entablamento perfilados por el

resalte y balcón superior que invade el supuesto

entablamento de la portada.

Los paramentos son enlucidos, y su superficie está parcial o

totalmente avitolada. Si existe un soberado, suele diseñarse

con vanos de medio punto cuya sucesión se inserta entre

pilastras, sobre los que remata un volado tejado. Sobre este

modelo general se establecen variantes, siendo la principal de

ellas el desarrollo compositivo de estos elementos dentro de

un orden gigante que los enmarca, de modo que se refuerzan

los módulos verticales con la inclusión de cajas de pilastras,

que se disponen formando calles en la fachada o señalado sus

límites laterales, mientras se evita la autonomía formal del

soberado. En este tipo de fachada se refuerza en ocasiones los

signos clasicistas de su composición, con pilastras y

frontones como ornato de los balcones dispuestos sobre las

portadas, o definiendo los límites de la calle principal de la

fachada. En este grupo se incluirían, entre otras, las fachadas

de las viviendas de empleados de la Fábrica de Tabacos

en la calle San Fernando, la Casa de Don Benito del Campo,

Conde de Ibarra 18, Sánchez Bedoya 12, la casa de Pedro de

la Cuesta en Castelar 26-28 [lám. 3] o San Marcos 13. La

ordenación de los elementos de fachada y la austeridad

decorativa pertenecen a una tradición local que tiene como

modelos arquitectónicos del clasicismo a edificios como la

casa Lonja o el Hospital de la Sangre, pero que se acentúa

con el ejemplo de la construcción de los grandes edificios

fabriles del XVIII, en especial de la Real Fábrica de Tabacos,

en cuya obra se forman gran número de los maestros de obras

que toman los encargos de la construcción de las nuevas

residencias.

Como ocurría con el interior de las viviendas, es este modelo

de fachada el que va a continuar perviviendo en la Sevilla de

fines del siglo XVIII, de modo que la incorporación de las

novedades de la Ilustración en la arquitectura doméstica

serán muy limitadas. En el caso de las fachadas que optan por

ordenar sus elementos insertos dentro de un orden gigante, la

adopción o reflexión sobre los órdenes clásicos y el ornato se

traduce en el uso de elementos extraídos del repertorio

puramente tectónico. Sin embargo, estos elementos se

disponen, tanto cuantitativamente como por su situación en

las zonas significativas de los alzados, de un modo aún

barroquista.

En la llamada casa de las Columnas de la calle Pureza (1780)

Page 84: Evolucion de la Sevilla intramuros en el Siglo XVIII

Evolución de Sevilla intramuros en el Siglo XVIII.

Teoría de la Arquitectura_ ETSAS 2008_ Jorge Monedero Martín_2º C 84

el uso de formas del repertorio clásico, como la reaparición

de las columnas en su portada, se confunde en la reiteración

de un orden mensular en el entablamento de la casa, portada

y cierros, y la concentración de adornos fileteados en

ventanas y vanos. En la Casa de los Medina (Calle Santa

Ana), cuya fachada se construye entre 1790 y 1791 por el

arquitecto Lucas Cintora, o en la adaptación como casa

principal del antiguo Hospital del Rey, desde 179529, se

aprecia igualmente la ambigüedad a la que nos referimos,

pues junto a una cierta recuperación de una tectónica más

canónica, se observa, tanto en la concepción general de estas

fachadas -como máscaras de la edificación-, como en la

reiteración de sus elementos, la pervivencia de lo tradicional.

Junto a este grupo de fachadas asociadas a casas principales

aparece otro en viviendas de menor entidad que avanza desde

el modelo muy común de fachada de dos pisos y soberado

que antes mencionamos, en una línea inspirada por los

principios estéticos y a las normas de ordenanzas ilustradas.

En general, se pierde la organización independiente del

soberado, que poseía antes un sentido de término en altura o

remate de fachada de índole barroquista. En las décadas

finales del siglo su alzado exterior se integra en la

composición general de la fachada o se subordina a ésta,

desapareciendo los arcos y pilastras toscanas para

trasformarse en simples vanos cuadrados, como pequeñas

ventanas o balcones.

Los dinteles de los vanos de las fachadas adoptan un perfil

ligeramente curvilíneo, a modo de arcos rebajados. A la vez,

el vuelo del tejado va dejando paso a una azotea con rejas y

antepechos de material que sirven de soporte a jarrones y

bomboneras, de acuerdo a un ornato más ortodoxo en el

lenguaje clasicista. La integración de elementos y

una cierta homogeneidad formal configuran el precedente

inmediato de la casa burguesa sevillana del XIX.

Sin embargo, el concepto general aún es claramente

tradicional, con portadas diseñadas con una tectónica

específica, el característico perfil bulboso bajo balcones y

cierros, y el diseño de marcos con orejetas para

los vanos. La extensión de las azoteas incluso hace más

compleja la percepción volumétrica del edificio, que remata

en sucesivos terrados y miradores. La tendencia a la pérdida

de autonomía formal del soberado es ya distinguible en

viviendas edificadas en el barrio de la Laguna en la década de

los setenta, como en la casa esquina Castelar/Plaza de

Molviedro, muy transformada, Doña Guiomar 1, o los citados

nºs Castelar 14 y 16 o Gamazo 24. El camino hacia una

mayor integración de los elementos de la fachada se observa

en Mármoles 2 [lám. 4], o San Isidoro 18, casa rematada en

1794. Ya quizás de comienzos del siglo XIX son ejemplos

Don Remondo 13, Gravina 57 (desaparecida) y Teodosio 21,

mientras que la casa de Santa María la Blanca 17, cuya

fachada se construyó bajo diseño de Fernando Rosales en

1806[lám. 5], puede ser ejemplo paradigmático de estos

aspectos que hemos señalado.

Page 85: Evolucion de la Sevilla intramuros en el Siglo XVIII

Evolución de Sevilla intramuros en el Siglo XVIII.

Teoría de la Arquitectura_ ETSAS 2008_ Jorge Monedero Martín_2º C 85

En definitiva, la evolución de la casa sevillana bajo el influjo

más o menos intenso de la Ilustración se caracteriza por la

confusión en la adopción de las novedades formales, y en la

pervivencia de los esquemas tradicionales hasta muy entrado

el siglo XIX. La opción por otros modelos tienen una escasa

fortuna, como sucede en 1794, año en que se decide edificar

un nuevo alzado para el frente oriental de la plaza del

Salvador, de índole más tradicional a la opción diseñada por

el alarife Manuel de Silva, con un diseño de soportales de

líneas castellanas y portada monumental. Cuando se trata de

introducir algún aspecto aparentemente novedoso en su

ornato, éste más que integrarse se ―incrusta‖ en el modelo

dominante. Como Santa María la Blanca.

Ejemplo de ello señalamos el caso de la construcción de la

casa del comerciante Antonio Agustín Méndez, que en 1802

lleva a cabo el alarife Julián José de la Vega. La casa, actual

sede de una institución bancaria, fue objeto de una reforma

algunos años después, en 1807, por parte del mismo maestro

de obras que lo había edificado, actuación de índole

puramente estética, pues se limitó a cambiar la forma de la

portada del edificio para incorporarle un entablamento de

orden dórico con decoración icónica en las metopas, de modo

que se justifica con un elemento culto y de modernidad el

tono tradicional del propio diseño compositivo de la

vivienda. Así, la fuerza de la tradición domina en este género

arquitectónico, y pese a la crisis ilustrada, configura aspectos

relativos al tipo, elementos y formas que van a continuar sin

ruptura para integrarse en la arquitectura doméstica

decimonónica.

Page 86: Evolucion de la Sevilla intramuros en el Siglo XVIII

Evolución de Sevilla intramuros en el Siglo XVIII.

Teoría de la Arquitectura_ ETSAS 2008_ Jorge Monedero Martín_2º C 86

Hitos

1.719 Construcción del mercado de la calle Feria

1.720 Fuente de la Plaza de la Encarnación.

1.724. Alfolí de la Sal instalado en una ampliación de la vieja

fábrica de tabaco, y la reparación de la Alhóndiga.

1726 Marcos Sancho construye un puente sobre la

alcantarilla del Tagarete en sustitución del antiguo.

1729 Felipe V traslada la Corte a Sevilla.

1732 Primeros ensayos de alumbrado, pidiendo a los vecinos

que colocaran faroles en sus ventanas.

1755 Terremoto de Lisboa

1760 Segundo intento de alumbrado publico bajo multa

(repetido 1766-70-72-77-79 de nuevo sin éxito)

1776 Se instauro un mando militar en la ciudad a cargo del

Mariscal de Campo.

1757 Se colocaron varios husillos de desagüé en la ciudad,

desde la puerta de San Juan al río.

El desde 1 de noviembre comenzó la obligación de iluminar

con faroles las calles principales

1758 se comenzó a usar la real fábrica de tabacos aun sin

terminar.

Inauguración Iglesia de San Nicolás.

Reparación de murallas

Fabrica de salitre en la puerta del sol.

Paseo del arenal se arreglo.

Ensanchamiento de la entrada por la torre del oro y derribo

de las dos barrancas.

Incendio el 8/12 de la iglesia de San Roque.

Gran inundación que afecta a la estructura de la Casa de la

Moneda.

Publicación del reglamento de limpieza de calles.

1760

Cortes y dragados hechos al río

Derribo de casas salientes desde el compás de San Pablo

hasta la esquina de la calle Cantarranas.

Calle abierta desde la Puerta Jerez hasta el muro de Levante,

abriendo en este una puerta que se llamo de San Fernando.

El 28 de agosto aparece edicto en la fachada del

Ayuntamiento de subasta de de los terrenos de la laguna,

antigua mancebía, para edificar nuevas casas y urbanizar el

barrio según módulos modernos.

Expulsión de los jesuitas.

Restauración de las obras teatrales con la introducción de la

opera.

Page 87: Evolucion de la Sevilla intramuros en el Siglo XVIII

Evolución de Sevilla intramuros en el Siglo XVIII.

Teoría de la Arquitectura_ ETSAS 2008_ Jorge Monedero Martín_2º C 87

1761 Se dio comienzo a la maestranza en el monte del

baratillo.

1762 Se terminan obras de fábrica de salitre

Derribo la torre del almirantazgo unida a la catedral.

1763 Se terminaron cañerías de abastecimiento de fuentes

públicas

Finalización de las obras de la nueva portada de la Casa de la

Moneda.

1764 El asistente Lurumbe reforma la Alameda de Hércules y

le imprime un valor real colocando el símbolo del León

Tenante.

1765 Fundación de la escuela de San Luis.

Obras de embellecimiento del Paseo de la Alameda

1966 Inundaciones en invierno

Expulsión y ocupación de las 6 casas de la Cia de Jesús

1769 Real cedula de división de Sevilla en cinco cuarteles,

barrios y manzanas.

1767 Campomanes hizo de Olavide su colaborador en las

empresas ilustradas de instaurar nuevas poblaciones en Sierra

Morena y la ―hazañosa‖ tarea de someter y domeñar con

mano dura al altivo y reaccionario municipio Sevillano

abriendo la vida de la ciudad a una nueva etapa de

prosperidad.

Petición de ampliación del superintendente de la casa de la

moneda

1774 Reglamentación para el baño en el río dada la elevada

mortandad por ahogos.

1775 Es llamado Pablo de Olavide a Madrid por el tribunal

de la inquisición

1777 Finalizan las obras de la fábrica de tabacos.

1.778. Olavide construyó un nuevo barrio sobre la antigua

mancebía (La Laguna) entre la calle de La Pajería y la Puerta

del Arenal, comenzado en 1.772 bajo la dirección del

arquitecto Molviedro

1783 Nueva petición de la Casa de la Moneda de ampliación

del llamado Corral de Segovia

1784 Se construye el malecón del Arenal.

1786. Inundación y embellecimiento de los márgenes del río.

1791 Primer servicio publico de alumbrado

Page 88: Evolucion de la Sevilla intramuros en el Siglo XVIII

Evolución de Sevilla intramuros en el Siglo XVIII.

Teoría de la Arquitectura_ ETSAS 2008_ Jorge Monedero Martín_2º C 88

Bibliografía

Área metropolitana de Sevilla.

Análisis del medio físico

Junta de Andalucía

Consejeria de Obras Publicas 1998

ISBN 84-8095-061-7

Arquitectura civil sevillana.

Sevilla 1999, Ayuntamiento de Sevilla-Castillejo.

COLLANTES DE TERÁN DELORME, Francisco y

GÓMEZ ESTERN, Luis

Compendio Histórico _ descriptivo de la muy noble y

muy leal ciudad de Sevilla, metrópoli de Andalucía. 1789.

F. Arana de Valflora. ed. Vazquez Hidalgo 1766

Diccionario histórico de las calles de Sevilla.

Consejería de Obras públicas y Transportes y Excmo.

Ayuntamiento de Sevilla. 1993

Edades de Sevilla, varios autores. Área de Cultura del

Ayuntamiento de Sevilla, 2002.

ISBN 84-95020-92-0

El Urbanismo de Sevilla durante el reinado de Felipe II

Antonio José Albardonedo Freire

Ediciones Guadalquivir 2002

ISBN 84-8093-115-9

El Guadalquivir y la transformación urbana de Sevilla (siglos XVIII-XX) L. Moral Ituarte

Excmo. Ayuntamiento de Sevilla. 1992

El Monumento Público en Sevilla. Mercedes Espiau.

Biblioteca De temas Sevillanos.

ISBN 84-86810-36-1

Historia de Sevilla, Siglo XVIII,

3ª edición _ autor: Francisco Aguilar Piñal_ Publicaciones de

la Universidad de Sevilla_ Colección de Bolsillo, 1989

ISBN 84-7405-430-3

Historia de Sevilla. La ciudad antigua ( de la prehistoria a

los visigodos)

Antonio Blanco Freijeiro

Universidad de Sevilla, colección de bolsillo nº 79

ISBN 84-7405-285-8

La Casa de la Moneda en Sevilla y su entorno. Historia y

Morfología.

Mercedes Espiau Eizaguirre, 1991.

Universidad de Sevilla y Consejería de Obras Publicas y

Transportes.

Page 89: Evolucion de la Sevilla intramuros en el Siglo XVIII

Evolución de Sevilla intramuros en el Siglo XVIII.

Teoría de la Arquitectura_ ETSAS 2008_ Jorge Monedero Martín_2º C 89

ISBN 84-7405-662-4

La ciudad construida de Jorge López Lloret

Editorial de la Diputación de Sevilla 2003

ISBN 84-7798-200-7

La Sevilla de las Luces, con las respuestas y estados

generales del catastro de la Ensenada.

Varios autores_ editorial ayuntamiento de Sevilla_ Comisaría

de la ciudad de Sevilla para 1992.

ISBN 84-7952-030-2

La Arquitectura Civil Sevillana

F. Collantes de Teran Delorme y L. Gomez Estern

Exmo. Ayuntamiento de Sevilla 1976

La Sevilla de Olavide 1767_1778

Autor_ Francisco Aguilar Piñal_ Colección Clásicos

sevillanos 11_Servicios de publicaciones del Ayuntamiento

de Sevilla 1995

ISBN 84-86810-60-4

Sevilla extramuros. La huella de la historia en el sector

oriental de Sevilla. 1998

Magdalena Valor Piechotta y Carlos Romero Moragas-

Coordinadores.

Fundación El Monte, Universidad de Sevilla y Área de

Participación Ciudadana Ay. Sev.

ISBN 84-472-0457-X

Sevilla: centralidad regional y organización interna de su

espacio urbano. A. Gonzáles Dorado. Banco Urquijo Sevilla

1975

Sevilla, formas de crecimiento y construcción de la

ciudad. Universidad de Sevilla. Antonio Barrionuevo Ferrer.

2003

ISBN 84-472-0796-X

Sevilla: La fragmentación de la Manzana. Juan Luis Trillo

de Leyva. Universidad de Sevilla. 1991

ISBN 84-7405-827-9

http://es.wikipedia.org/wiki/Historia_de_Sevilla

Historias sevillanas: http://manara690.blogspot.com/

http://personal.us.es/alporu/historia/pablo_de_olavide.htm

Page 90: Evolucion de la Sevilla intramuros en el Siglo XVIII

Evolución de Sevilla intramuros en el Siglo XVIII.

Teoría de la Arquitectura_ ETSAS 2008_ Jorge Monedero Martín_2º C 90

Conclusiones

En un principio para entender mejor el crecimiento de la

ciudad, sucesivas y desafortunadas inundaciones nos

planteamos investigar sobre un plano con trazado topográfico

de la ciudad. Hecho que nos pareció de enorme trascendencia

tras asistir a las primeras sesiones del aula con el profesor

Juan Cascales y seguir el recorrido de fuentes a las que

podíamos acudir.

Sin dejar de obviar que durante este periodo de mas de dos

mil años la topografía de la misma habría tenido enormes

cambios, nos quedamos gratamente sorprendidos cuando tras

unir todas las líneas de cotas, darles diferentes tonalidades a

las mas bajas --mas azul intenso y las superiores situarlas en

color tierra-- obtuvimos un plano que nos guío y motivó por

todo el recorrido y crecimiento de la ciudad desde sus

comienzos hasta la etapa actual. Haciendo una parada en el

siglo que nos ocupa y las relaciones de tramas y vacíos

existentes, su expansión se nos hacia mas visible por una

pura eliminación de zonas de las que teníamos noticias de su

creación anterior o posterior. Finalmente introduje sobre ese

primer plano de la ciudad las variables que parecían

probables en el continuo mareaje del brazo del río que

transcurría de Norte a Sur entrando por la zona de la Alameda

y saliendo por donde esta situada la plaza de toros. El

resultado que parecía bastante coincidente con los trazados

que se han hecho sobre las posibles etapas de evolución del

casco histórico a lo largo de mas de 2600 años.

Trabaje con el plano mas antiguo de Olavide y con una

superposición al actual pudimos observar algunas

desviaciones en su orientación, textura y dimensiones. Aun

cuando de su estudio se puede observar una realidad presente

a lo largo de todo el siglo XVIII y es que la organización

Católica tenia casi la totalidad de la propiedad existente en la

ciudad, descontando las de la aristocracia y de las

instituciones publicas existentes en aquel periodo muy

vinculadas a la iglesia católica hasta el punto que los

edificios públicos o de servicios en la mayoría de las

ocasiones se encontraban alojados en edificios propiedad de

la iglesia.

Como en el caso del propio ayuntamiento, la mayoría de los

llamados hospitales y una multitud de otros que fueron

desamortizados posteriormente. Si bien es cierto que tras la

lectura de crónicas de la época, la propiedad en la ciudad no

tenía prácticamente valor ya que de las sucesivas

inundaciones, plagas que propiciaban muerte en proporciones

de hasta el 50% de la población como las del siglo XVII, no

era rentable para el capital existente y necesitaba de un

enorme mantenimiento. Lo que hace presumir una creciente

transformación urbana desde sus adentros, es decir por

añadidos de casas y adarves que las propias organizaciones

religiosas iban añadiendo a sus instalaciones.

La Iglesia católica gobernaba en la ciudad por varios

Page 91: Evolucion de la Sevilla intramuros en el Siglo XVIII

Evolución de Sevilla intramuros en el Siglo XVIII.

Teoría de la Arquitectura_ ETSAS 2008_ Jorge Monedero Martín_2º C 91

motivos: su peso en la propiedad del territorio y su figura de

cobro de ―diezmos‖ en especie. Ya que tenían abundantes

latifundios repartidos por los alrededores y estos le generaba

--aun en las crisis más agudas-- sus rentas en cosechas y

genero de granja. Si esto añadimos el gran fanatismo de la

época y las enormes catástrofes que se sucedían podemos

hacernos un escenario sobre el ritmo de la ciudad tras las

plagas del S XVII, las inundaciones del XVIII y el terremoto

de Lisboa que asolo la ciudad y destruyo –según los cronistas

de la época—casi el 50% de las edificaciones existentes.

No nos paso desapercibido la relación territorial, la orografía

de los primeros asentamientos y su vulnerable acceso. Ha

sido invadida por múltiples civilizaciones con facilidad y

aceptación de sus residentes.

El protectorado recurrente en diversos tramos de la historia

de grandes eventos, inversiones o monopolios como los que

se establecieron con America o las sucesivas exposiciones del

1929 y 1992 que situaron a Sevilla en la cabecera de las

inversiones del estado.

Barrionuevo será el introduzca en la teoría de ―Ciudad

Puente‖. Y que tras un estudio más riguroso del aspecto

territorial nos dio algunas claves del puente de barcas y su

relación con el abastecimiento y la nueva concepción de la

ciudad musulmana.

Los arrabales de Sevilla durante todo el periodo se habían

convertido en refugio de aprovisionamiento y el puerto

estaba desplazado del arenal hacia el norte. La entrada por el

aljarafe sevillano de provisiones diarias y de mayor cercanía

origino una importante concentración de regadío y los

primeros asentamientos de raíz musulmana de pequeños

pueblos diseminados por toda ladera del aljarafe y la propia

Triana como arrabal de Sevilla.

Page 92: Evolucion de la Sevilla intramuros en el Siglo XVIII

Evolución de Sevilla intramuros en el Siglo XVIII.

Teoría de la Arquitectura_ ETSAS 2008_ Jorge Monedero Martín_2º C 92

Cotas:

+Altas Marrón

+Bajas Azul

Page 93: Evolucion de la Sevilla intramuros en el Siglo XVIII

Evolución de Sevilla intramuros en el Siglo XVIII.

Teoría de la Arquitectura_ ETSAS 2008_ Jorge Monedero Martín_2º C 93

En el plano de la figura

adjunta se ha marcado las

principales áreas urbanas de

uso público con su foco

principal de comunicaciones

centralizado en torno a la

catedral y el edificio de

aduanas y antigua lonja. Sus

amplias tramas norte- sur en

la red de comunicaciones se

presuponen de un periodo

romano cuando el cardo

máximo estaba formado en

conexión con la Vía de la

Plata sobre la calzada

romana que comunicaba con

Gijón en norte-sur la

península.

Page 94: Evolucion de la Sevilla intramuros en el Siglo XVIII

Evolución de Sevilla intramuros en el Siglo XVIII.

Teoría de la Arquitectura_ ETSAS 2008_ Jorge Monedero Martín_2º C 94

En el grafico de la derecha de la

Sevilla del 1700 se ha realizado un

inventario de las propiedades de la

iglesia en aquel entonces. La

Sevilla del S.XVII había sido la de

los conventos. Grandes fundaciones

de religiosos y religiosas

establecían sedes del más diversos

ámbito. Ordenes religiosas,

militares descendientes de las

cruzadas y un amplio abanico de

servicios asistenciales de carácter

benéfico o hospitalario.

Algunas figuras al estar

superpuestas sobre el plano actual

de Sevilla aparecen desfiguradas

sobre el plano de Olavide dada su

inexactitud con respecto al plano

actual.

Page 95: Evolucion de la Sevilla intramuros en el Siglo XVIII

Evolución de Sevilla intramuros en el Siglo XVIII.

Teoría de la Arquitectura_ ETSAS 2008_ Jorge Monedero Martín_2º C 95

El plano superpuesto

con el anterior, con las

obras ejecutadas por la

Iglesia en Sevilla en el

siglo XVIII. Se puede

observar la

envergadura de obras y

la transformación que

en este ámbito sufrió la

Sevilla post terremoto

de Lisboa. Los

cronistas de la época

señalan como cundió el

pánico en la ciudad y

el fervor religioso no se

hizo esperar --con no

solo el establecimiento

de multitud de capillas

y auspicios-- sino con

las ampliaciones de los

conventos existentes y

reformas de

edificaciones

Page 96: Evolucion de la Sevilla intramuros en el Siglo XVIII

Evolución de Sevilla intramuros en el Siglo XVIII.

Teoría de la Arquitectura_ ETSAS 2008_ Jorge Monedero Martín_2º C 96

En el siguiente plano donde se

observa la relación de tramas con

los espacios vacíos de la ciudad,

podemos ver que son casi

inexistentes. Con pequeñas

aperturas del periodo barroco

sevillano tardío-- que dio lugar a

apertura de espacios públicos

frente a las casas nobles para

buscar de esta manera la

perspectiva en su edificación tal y

como comienzan a marcar los

cánones renacentistas italianos.

Hecho que difícilmente se podía

producir en Sevilla, dado lo

intrincado de sus calles y sus

grandes estrecheces.

De tal carácter se produce frente a

la Casa Pilatos la primera

actuación urbanística en este

sentido --a principios del siglo que

nos ocupa-- y alguna más como en

la calle San Pablo o la demolición

del Corral de los Olmos.

Además de la Laguna de la Pajería.

Page 97: Evolucion de la Sevilla intramuros en el Siglo XVIII

Evolución de Sevilla intramuros en el Siglo XVIII.

Teoría de la Arquitectura_ ETSAS 2008_ Jorge Monedero Martín_2º C 97

Page 98: Evolucion de la Sevilla intramuros en el Siglo XVIII

Evolución de Sevilla intramuros en el Siglo XVIII.

Teoría de la Arquitectura_ ETSAS 2008_ Jorge Monedero Martín_2º C 98

Page 99: Evolucion de la Sevilla intramuros en el Siglo XVIII

Evolución de Sevilla intramuros en el Siglo XVIII.

Teoría de la Arquitectura_ ETSAS 2008_ Jorge Monedero Martín_2º C 99

Al abundar y acudir a la bibliografía y en los matices que

hicieron al XVIII un siglo lleno de dinamismo y

transformación. Sevilla gozó de fama y prestigio desde su

concepto de ciudad-puerto, de ser centro de recepción de

fiestas y demas eventos y de aglutinar a las mas altas

corrientes sociales de su época.

El dinamismo burgués en Sevilla fue sustituido por la

aristocracia que controlaba los poderes fácticos desde la

primera conquista de Sevilla y poco después su territorio al

100% junto a la Iglesia. Los primeros cambios de una ciudad

que miraba a sus adentros --al estilo de las ciudades árabes—

donde coexisten un entramado de calles --muchas de ellas de

difícil acceso-- otras con núcleos diferenciados y separados.

Se inician las aperturas de huecos a la calle a modo de

ventanas, la sustitución de cuadras y almacenes de aperos

por nuevos usos especializados en la vivienda. La

incorporación de nuevos materiales como la fundición, el

vidrio. El uso del zaguán como forma segura de crear una

corriente en la casa y al mismo tiempo estando segura frente

a robos. Esta es una moda que se instala definitivamente en

este siglo tras seguir siendo una ciudad de callejones

laberínticos de tápiales con un único hueco a la calle como

puerta de acceso sin mas intermedio que un patio delantero

que servia de vividero.

El estuco decorativo era una muestra de buen gusto que se

fue implantando a lo largo del periodo dorado del XVI y

XVII.

Las primeras aperturas de plazas se producen tras las nuevas

corrientes barrocas que imprimen prestigio a los edificios.

Page 100: Evolucion de la Sevilla intramuros en el Siglo XVIII

Evolución de Sevilla intramuros en el Siglo XVIII.

Teoría de la Arquitectura_ ETSAS 2008_ Jorge Monedero Martín_2º C 100

A: Transito del brazo del

río antes de su desecación.

B: acceso original a la

ciudad en largas distancias

y seguro frente a las

crecidas que podían

impedir su transito.

C: Abastecimiento desde el

Puente de las Barcas en el

Siglo XII de la Sevilla

Musulmana.

D: Transito seguro al

puerto de pasajeros y al

comercio del oro.

Page 101: Evolucion de la Sevilla intramuros en el Siglo XVIII

Evolución de Sevilla intramuros en el Siglo XVIII.

Teoría de la Arquitectura_ ETSAS 2008_ Jorge Monedero Martín_2º C 101

Tras trazar unas hipotéticas líneas de

crecimiento y pensar en que para el

transito de mercancías o

abastecimiento era necesario pisar

tierra firme, lejos del orillaje. Al

menos hasta que fue avanzando el

desecado del río al cavo de los siglos.

Esto era trasladable a las huertas y las

calzadas de acceso y sobre las vías de

paso. Se trata del primer esqueleto de

la evolución de la ciudad y sobre la

que se sustenta toda su historia: la vía

de acceso segura del orillaje, Las

huertas con acceso directo al regadío

del río formando una hilera a lo largo

de todo San Luis.

El arenal podía ser mas un puerto de

control y aduana y situándose mas

arriba del río las

labores propias del

transito de

mercancías.

Page 102: Evolucion de la Sevilla intramuros en el Siglo XVIII

Evolución de Sevilla intramuros en el Siglo XVIII.

Teoría de la Arquitectura_ ETSAS 2008_ Jorge Monedero Martín_2º C 102

La ciudad es una lección de idoneidad

de un lugar en una lucha por el tiempo que va

logrando una forma y un sentido. Siempre en esa

tensión creativa surge el conflicto, crecer o decrecer,

innovar o integrar lo adquirido. Es por tanto un

producto creativo e integrador.

Muchas veces me pregunto la Sevilla que pudo ser y

que tras el continuo desecar del río fue olvidando: su

propia naturaleza, primero marina y después de

transito de agua acaudalada. La Venecia del Sur como

un fortín y refugio de conexiones con cientos de sitios

a través de la vía del río y de sus canales, obras de

adecuación hidráulicas que podrían conectaran

riveras con zonas residenciales, marismas con el alto

Guadalquivir y finalmente en su doble vertiente

Atlántica-Mediterránea.

Sevilla, como diría Umberto Eco es percibida mas

como un ―texto estético‖ que como una obra de arte.

El dinamismo es subrayado, la dialéctica de la

construcción-destrucción, la creación a modo de

Shiva danzante que pisa con fuerza a los dioses

menores para darle su lugar de sustento en la

vibración y el dinamismo de sus gentes.

Habría que poner como elemento de luz a la Giralda,

que visionada desde los lugares recónditos nos

devuelve el brillo de nuestra identidad. Es la metáfora

que diría Romero de Solís de ―faro de luz‖ Por

fortuna todavía quedan cuerpos para apreciar el

mestizaje en el arco y la piedra que aquellos primeros

almohades construyeron como primera mezquita.

La ciudad es como la palma de una mano, contiene

todas las señas y rasgos, daños pasados o futuro.

Descifrarlo no es labor baladí, tal y como Calvino

señalara como metáfora en Las ciudades invisibles.

Esta singladura empieza su andadura y como tantos

otros proyectos inacabados nos pone sobre los surcos

de una mano, la de la voluntad que la maneja. La

mano es el signo vivo de la coalición entre las fuerzas

interiores y las posibilidades exteriores.

Sevilla, 7 de Enero de 2009