Gilbert, Michael a. (2010). Breve Historia de La Teoría de La Argumentación

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Lr*elr v /: .;:: F *-t 1 =i - {_}e Y,,l*.8éE<= Lq,-s H F 6"3. 9Áf Fx Is CAPiTULO ffi gge'á€r* M§CEJ¿1EL A. GELBERT 'Erarir.ir:e i*ri d* F:er¡,"a*#+ E-e*E tur.rret*rr: La lilosofia ha estado íntimalnente conectada con la arguntentación largt- merttldesde su inicio en la antigüedad.r El filósofo después de todo rara \/ez recurrc a las herramientas ), experirnentos qr¡e se usan en las ciencias físicas y socialcs. El filósofo no suele defender una particular tcoría o un particular enfoqtre filosófico mediante investigación empírica, y la referencia almun- do "real" se restringe en la mavoría de los casos a experimentos ntentales IGeclankenexperimertrel. Más bien, los filósofbs utilizan la argurner'¡tación para determinar si una posición tiene fallas y debilidades, y esperantos que quien pierda una discusión filosófica abandonará su posición o -acaso más realistamente- se retirará del campo de batalla para efectuar reparaciones. 'I¿rlvez ei hecho de que la filosofía se apoye en la argumentaciórl ha restrl- tado etr clue los filósofos ha1,an tenido siempre un respeto enorrrle por sll intportancia así como un sentido fuerte de responsabiliclad por su estudio, tanto formal como informal, y por su propagación pedagógica. Desde los tiempos de Aristóteles ha habido dos modos básicos de estudiar la argumentación dentro de la filosofía. El primero es formal y utiliza los modelos de la lógica deductiva. El segundo, que como el printero se remonta a Aristóteles (e incluso antes), es práctico y se lo ha venido a llamar "lógica informal" [informal logic]o "pensamiento crítico" lcritical thínkinglo de alguna manera similar. En tiempos recientes, sin entbargo, cambios dramáticos han tenido lugar en el tipo de trabajo que se hace en argurnentación, de tal modo que ahora podemos decir que un campo r¡irtualmente nuevo ha sido creado sobre los viejos fundamentos. tsajo el nombre de "teoría de la argumentación" [argumentation theory|, esta nueva arena de indagación académica hunde sus raíces en la década de los 50 lNota del traductor. Conviene advertir que la palabra inglesa argu- rnenl tiene ai n¡enos tres posibles iraducciones en el español usual, Lrnd', liOión¿ y do: lecn,cas. Ln su uso cotidiano, no técnico, se tradu- ctría por ''discusión". con todos los sentidos positivos o negatlvos de esta palabra en nuestra lengua. En 'u pr¡mPr uso tptn,co se itaJutlila como "argumento" en el sentido en que se usa en filosofía, lógica y metodología. es decir en el sentido de un conlunto de proposiciones dotadas de una cierta estructura deductiva (se diría enionces, por ejemplo, que un argumento liene una "conclusión" y un cierto número de "premisas" de las que ella se deriva). En su segundo uso técnico se traducirÍa como "argu- mentación" en el sentido de un proceso o actividad por la cual un rnterlocutor "discute" con otro (en el sentido cotidiano) o le presenta a un auditorio sus "argumentos" (en el primer sentido técnico); en este segundo sentido se utiliza en inglés tamb¡én la Dalabra argumentat¡an, 11

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Gilbert, Michael a. (2010). Breve Historia de La Teoría de La ArgumentaciónGilbert, Michael a. (2010). Breve Historia de La Teoría de La ArgumentaciónGilbert, Michael a. (2010). Breve Historia de La Teoría de La ArgumentaciónGilbert, Michael a. (2010). Breve Historia de La Teoría de La ArgumentaciónGilbert, Michael a. (2010). Breve Historia de La Teoría de La ArgumentaciónGilbert, Michael a. (2010). Breve Historia de La Teoría de La Argumentación

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Lr*elrv /: .;::

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1

=i -{_}e

Y,,l*.8éE<=Lq,-s H F 6"3.

9Áf

Fx Is

CAPiTULOffi gge'á€r*

M§CEJ¿1EL A. GELBERT'Erarir.ir:e i*ri d* F:er¡,"a*#+ E-e*E tur.rret*rr:

La lilosofia ha estado íntimalnente conectada con la arguntentación largt-merttldesde su inicio en la antigüedad.r El filósofo después de todo rara \/ez

recurrc a las herramientas ), experirnentos qr¡e se usan en las ciencias físicasy socialcs. El filósofo no suele defender una particular tcoría o un particularenfoqtre filosófico mediante investigación empírica, y la referencia almun-do "real" se restringe en la mavoría de los casos a experimentos ntentalesIGeclankenexperimertrel. Más bien, los filósofbs utilizan la argurner'¡taciónpara determinar si una posición tiene fallas y debilidades, y esperantos quequien pierda una discusión filosófica abandonará su posición o -acaso másrealistamente- se retirará del campo de batalla para efectuar reparaciones.'I¿rlvez ei hecho de que la filosofía se apoye en la argumentaciórl ha restrl-tado etr clue los filósofos ha1,an tenido siempre un respeto enorrrle por sllintportancia así como un sentido fuerte de responsabiliclad por su estudio,tanto formal como informal, y por su propagación pedagógica.

Desde los tiempos de Aristóteles ha habido dos modos básicos deestudiar la argumentación dentro de la filosofía. El primero es formal yutiliza los modelos de la lógica deductiva. El segundo, que como el printerose remonta a Aristóteles (e incluso antes), es práctico y se lo ha venido a

llamar "lógica informal" [informal logic]o "pensamiento crítico" lcriticalthínkinglo de alguna manera similar. En tiempos recientes, sin entbargo,cambios dramáticos han tenido lugar en el tipo de trabajo que se haceen argurnentación, de tal modo que ahora podemos decir que un campor¡irtualmente nuevo ha sido creado sobre los viejos fundamentos. tsajo el

nombre de "teoría de la argumentación" [argumentation theory|, esta nuevaarena de indagación académica hunde sus raíces en la década de los 50

lNota del traductor. Conviene

advertir que la palabra inglesa argu-

rnenl tiene ai n¡enos tres posibles

iraducciones en el español usual,

Lrnd', liOión¿ y do: lecn,cas. Ln su

uso cotidiano, no técnico, se tradu-

ctría por ''discusión". con todos los

sentidos positivos o negatlvos de

esta palabra en nuestra lengua. En

'u pr¡mPr uso tptn,co se itaJutlila

como "argumento" en el sentido

en que se usa en filosofía, lógica y

metodología. es decir en el sentido

de un conlunto de proposiciones

dotadas de una cierta estructura

deductiva (se diría enionces,

por ejemplo, que un argumento

liene una "conclusión" y un cierto

número de "premisas" de las que

ella se deriva). En su segundo uso

técnico se traducirÍa como "argu-

mentación" en el sentido de un

proceso o actividad por la cual un

rnterlocutor "discute" con otro (en

el sentido cotidiano) o le presenta a

un auditorio sus "argumentos" (en

el primer sentido técnico); en este

segundo sentido se utiliza en inglés

tamb¡én la Dalabra argumentat¡an,

11

que es más cxplícita. Dada esta

multiplicidad de sentido de la

palalrra rnglesa argufitent. cerlas

cosas que se dicen pueden s0nar

por rnomentos aigo extrañas. por

lo que se pide al lector una crerta

del siglo xx, pero es hasta ¿lños recientes que ha asunticlo ut-)¿t forma quees lo -suficientemente ilellnible como para quc se le consiclere una suhárea

n (relativantente) independiente. Además de ia lírgica cleductiva f,ormal y delpensamiento crítico, la teoría cle la argtrnrentaciór-r se vale de la teoría fonnaldel diálogo, la filosofía del ler-rguaje (especialrnente en fornta de la teoríade los actos de liabla [speech act theoryt]), la teoría de la comunicación, eianálisis del disctrrso y varias áreas de Ia psicología. Las notas que distinguena la teoría de la argurnentación con'lo algo distinto c1e sus preciecesoras sondos. La ¡rrimera nota distiritir¡a es un énihsis literte en ia nrgurnentaciónclialógica, cs clecir en dos personas qlre argunreiltan en colt\¡ersacií;n o ciis-cusiótt, alttes que la tradicional persona sola que se enfieltta con Lln tt'az.o

de texto. La segunda nota distintiva es que Ios teóricos de la argtrmentaciónr¡etr crecientenrente las argurnentaciones como sitttt¡clr¡soYomo ocrlrriendoen un contexto localizable, el cual puede de suyo tener un irnpacto tantoen Ias argurnentaciones coino en los argutnent¿rdores"

Mi propósito aquí es clescribir la historia reciente del carnpo v exponerlos varios ), distintos enfoques dentro de la filosofía y otras clisciplinas clue

tienclen crecientemente a entrenlezclarse v a er,olucionar lentamente haciartn enfoqtte más unificado. lrstos enfoques invotrucran, entre otras cosas, y

en ulla meclida poco usualhast¿t ahora, la utilización de r,arias ramas de lascienci¿ts sociales así como de trabajos procedentes de círculos filosóficoseuropeos. Por ello enfatizaré aquí propuestas de acadérnicos que seránmenos familiares ¿rl lector. Espero poder demostrar la renovada vitalidad dela teoría de la argumentación y estimular a otros investigadores a hacersecargo de las conexiones qlre su propio trabajo pudiera tcner con esta área.

' Si bien todas las raíces de la lógica fonnal e informal se rernotltan virtual-mente aAristóteles, no vamos a reüsarlas aquí. Hay, sin embargor una distin-ción introducida por él que es crucial: la distinción entre dialéctica y retórica.La dialéctica busca la verdad mediante la lógica y el razonamiento mientrasque la retÓrica usa la persuasión y la emoción para infltrir sobre la mente deun auditorio. Aristóteles quizá no r,io las diferencias entre dialéctica y retóricacomo tajantes, pero separó las dos áreas y creó un calnpo de estudio para cader

una. comoquiera que ello sea, Ia distinción ha tenido un impacto profundosobre la historia de la lógica y la argumentación, y ha sido el fundamento paralo que a veces se llama la "dicotomía convencer/persuadir". De acuerdo conesta distinción, convencer es usar la razón,la diaiéctica y la lógica, mientrasque persuadir es apoyarse en la emoción, el prejuicio y el lenguaje.

t De la mano con esa distinción va la separación de la retórica porAristóteles en tres áreas distintas: /ogos, ethosy pathos.El resultado de estadivisión de la retórica ha sido suponer que se trata de tres campos distintos,cada uno cle los cuales se reliere a la argumentación de una manera muydiferente y no relacionada con los otros dos. Así fue que se desarrollarontres áreas distintas virtualmente independientes entre sí. La lógica formal(logos) se enfocaba sobre los aspectos estructurales de los argumentos y en

/ rndLrlgencra

1,)

lrarticular sobre la articulación l ar-r'rplificaci(rn para algunos dolorosarnenteexact¿l clel concepto de valiclez l-ormal. Irl r¡rl¡os, hasta donde se le conceclió¿rtenc--ión por parte de los filosolbs, se convirtió en una parte de la l-ógicaIrrfbnnal rnanifestada en nociones corno los argumentr¡s ar1 ltonútrcnt,ad ntisericctrclictnty «rl t,,:rcctntdittttt lsobre efl¡osr'éase tarnbién capítuloI I de este librol. En cu¿ulto itl ¡tatlrcs o la emocionalidad, que Aristótelesr¡cí¿r como central, se lc clio aun mcnos atencirin. Ciertarlentc se habla de

algunas falacias que, conlo las recién citaclas clel erl¡os, pueden \¡erse comoconectaclas cle algunn fbrnra con el patlrcs, pero Ia dist¿incia es iluu nlayor(rréanse Walton 1992, 1994, ¡rara rliscusionescle estL, terna)"

No todas las disciplinas ignoraron las categorías ncl fbrmales del elho.s

y el ¡tntLtos. [,a retórica clársica v rnoclerna guardó interés por el erl¡osv su

inrpacto en la conf'ección clc discursos" El ¡;rrrlros, p()r su parte, ftre atioptaclcr

por la psicología y márs ¿rdeiante por la teoría de l¿r comunicación. Para los

filósofos, sin erlbargo, estos tlos aspectos de la obra de r\ristóteles no fueronrelevantes en la construcción de argunrentos lruenos, r,álidos, convincentcs.No que los filósofbs creyeran que eflrosv potltos carecían de irnpacto sobrela aceptación o rechazo cle los argurnentos,'sino que rnás bien ¡rarecíancreer que esos factores rio deberían tener tal inipacto. Con otr¿rs palabras,

uno debería aceptar v rechazar argurnentos sobre la base del /ogo.s solo.

Es importante notar el supuesto implícito que el logos puede existir soloindependientemente del e¡hosr, el pathos. F.ste axiorna, que en Io esencia]nadie ha defendiclo, es central al entbqtre lllosrifico tradicional de la lógicainformal, y ha permanecido más o rnenos incólume hasta la época relati-vamente reciente a ia que nos abocantos a contiltuación.2

'? El estuii o frlosófico de la argu

meni¿,f rón continuó a lo largo cle

la Edad IVledia con refinamientos y

vastas alteraciones V correcarones.

disputas ¡, pleitos. Todo eslo ha

sido bren rnvestigado y documen

tado por estudiosos como Gulhrie

(1971), Hanrblin (1970). Rescher

(1967). Kneale y Kneale (1962).

Bochenski (1970) y muchos otros.

Cornc el foco de este ensayo es en

,ú'to se ortv.rltpron eslos irlr ios

c¡ 16 le¡r,¿ r.e l¿ A,gumonl¿r rón

dejaré su hrstoria temprana en

estas manos demostradamente

ca paces.

Hay dos estudiosos generalmente considerados ios Íhndadores de la teoríatle la argumentación contemporánea, especialncnte conlo se la entiende entrstados llnidosy Canadá. Elprimero es el juristav teórico dela arguntentaciónChaim Perelman, y el segundo el fliósotb britático Stephen Touimin. En uncaso sorprendente de sincronicidad estos dos autores publicaron sus trabajossenrinales casi simultáneamente. Perelman publicó en fiancés La noutelle

, rltétorique[NR]conLucief)lbrechts-T¡ecaenl95B,mientrasquelaobraclásica'l'|rc uses oJ-.trgunlent Iua] salió el rnismo año por Cambridge tJniversity Press.

Como no fue sino hasta 1969 que la lJniversity of Notre Dame Press sacó latraducción de Nn por JohnWilkinson y PurcellWeaver bajo el título A new fiea-tise of argumentation,la obra de'lbulmin tuvo un inrpacto inlnediato muchomás grancle en la comunidad filosófica de habla inglesa. Otro progenitor de

Ia teoría de la argumentación quien tuvo una marcada influencia en Europa,pero sólo recientemente en Estados Unidos y Canadá es Arne Naess. Su obra se

escribió en inglés en I953 (Inter¡trctation and preaseruess) y es una contribución

i?

ilnportante, per0 pclco atenclida. En lo que sigue nos oclrparelnos cie estas tres

ob¡as poniendo el énfasis ell sus contribuciones específicas a- ia. natllraleza de

la teoría de la argumentaci(rn, iintes que en sus visiones fiir¡sóficas completas.

EI enfoque de Perelman sobre Ia argumentación clescansa sobre varios

supllestos clave. El prinrero es que separar los argumentos en diferentescategorías corno lógicos, ciialécticos o retóricos r-ro tiene raz-ótt de ser. Sen-

cillamente no hay maner¿1, fuera de las üratemhticas y la lógica forntal, de

usar premisas evidentes de suvo junto con razonamiento lógicamente ga-

rantiz-ado para llegar a conclusiones segliras. Esto se sigue de que ttn niega

la existencia de Ios puntos cle partida evidentes de st11,6¡ que se requeriríatr:"No creemos en revelaciones definitivas, inalterables, cttaiquiera que sca

su naturaleza u origen. Y excluinros de nuestro arsenal filosófico todos los

clatos inrnediatos, absolutos, llárneselos sensaciones, evidencia ¡acional o

intuición mística" (Perelrnan 1969, 510). De manera que, elt primer h-rga¡

todo punto de partida en un argumento puede ser cuestionado v por ello el

insumo evidente de suyo que requeriría la máquina generadora de verdacl

lógica no puede echarse a andar. Irn segundo lugar, los argumentos basados

en moclelos puramente formales de la argumentación, es decir la lógicaformal, son, en el rnejor de los casos, intentos de reducir v traducir lenguajereal, inherentemente ambiguo, a térnrinos formales.'Ihles argurnentos se

llaman "cuasilógicos" para oponerlos a los lógicos propiamente dichos,dado que siempre se podrá debatir cuál es en realidad str forn-la.

El rasgo suelto más importante del programa de NR es la idea de que

la verdad no es manifiesta. Es decir, no hay manera que podamos, en el

curso de una argumentación, apuntar simplemente a la verdad: no hay"luz natural" que emitan las proposiciones verdaderas y de 1a que las falsas

carezcan. La argumentación es por tanto la primera y úrnica manera que

tenemos de alcanzarverdad no formal, de manera que tampoco podemosapelar a la verdad misma como criterio que cletermine cuáles argumentosson mejores. La posición contraria, la "Teoría de la luz natural", mantieneque cuando dos posiciones se enfrentan, la que es verdadera, en uirtud desu uerdadresulta vencedora. Perelman y Olbrechts-T1,.teca rechazan explíci-tamente esa posición, y no creen que converlcer o persuadir a un auditorioen el curso de una argumentación significa que la posición adoptada debeser la verdadera. El título mismo de la obra de Perelman y Olbrechts-Tytecaexige una reinterpretación de la relación entre verdad y retórica, es decirargumentación. El tipo de retórica que se discute es "nuevo": no enfatizalos miles de maneras en qlle un discurso puede hacerse florido, sino que se

enfbca más bien en las maneras en que la adhesión de un auditorio parti-cular puede aumentar mediante larazóny la argumentación.

El abandono de tesis identificablementeverídicas como la meta de la argu-

mentación explicaporqué la noción de adhesión es tan central ala ob¡a de Pe-

relman. Diceélensu (muyaccesible) libroE/ rcinodelnretóricaqueelpropósitode la argumentación es "obtener o aumentar la adhesión de los miembros de

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ull auclitorio a tesis (¡le se 1e presentan para que las acepte." (i 982, 9). Después

cle tcdo, si no ha\,r,erclades evidentcs cle suYo poderno-s solamente creer unaproposición en lln cierto grado (mayor o menor) V ctrando arg-tmentamos, el

fin de] arguntentador será aumentar \a adhesióti del auditorio a la particularproposición o posiciÓn cle c¡ue se trate. La aclhcsión clebe scr suficientementegrande p¿tra soportar la acción tanto como la sirlple creenci¿r. N4ás aún, losconceptos de "adhesión" \,"auclitorici" van cle la ¡"n¿rno. No argumentanrosaisladalnente. Los ergttmentos son sobre cosas reales que se les presentan a

person¿rs reaies. "Parar que la argumentación exista debc ocurrir una ef'ectiva

cor"¡urnidad de mentes en un momento dado" (1969, 15).I:sta comunidad es

construida por el hablante, y es la aclhesión de ese auditorio lo que el hablantebusca. Cada atrditorio tiene sus creencias aceptadas

-v se ceñirír a ciertos niodos

de pnreba \r ¿rrÉ+rrnentación. "En efecto, dado que la argumentación tiene porlin asegurar la adhesión de aquellos ar quienes se dirige, es completamenterelativa al atrditorio que se trata de influenciar." (1969, 19). De esa manera,Lln argi,rlrento persuasivo dirigido a clos auditorios separados rcspecto de las

mismas tesis poclrá ser constnlido 1, presentado en formas completantentediferentes. Es el auditorio el qtre nos da los supuestos iniciales acordados c¡ue

se rec¡rieren para entpezar a ars.lmentár, l,el que proporciona el marco parael conteniclo y estilo de la argumentación.

No todos los auditorios son iguales: unos son de élite y otros son co-Irllrnes" Pr¡r encima de todos está el auclitorio uttitersal, un constnlcto quereprcsenta el auditorio ntás amplio y juicioso al que puede uno dirigir unargumento. La filosofía, la ciencia y Ios "rnejores" argunlentos generalmentetierren al auditorio uniuersnl como su auditorio constnlido: "Cada Ifersonaconstituye al auditorio universal a partir de lo que sabe de sus congéneres ybuscando transcender las pocas oposiciones de Ias que es colrsciente. Cadaindividtro, cada cultura, tiene así su propia concepción del auditorio unir,er-sal" (1969, 33).Ysin ernbargo, el concepto sigue niantenienclo su fuerza cornoresultado de la manera en quc se constru),ó. Irl argumentador indir.idual debeconstruir sus argunlentos como aceptables para el grupo niás amplio posible.Eso significa que (si dejarnos de lado el autoengaño flagrante) la necesidadpsicológica de admitir objeciones de varios miembros del auditorio, reales ohipotéticos, actuará colno control sobre la naturaleza dela argumentaciónsiempre y cttando el argumentador la dirija hacia el auditorio unir¡ersal.

Perelman y Olbrechts-'§teca proporcionan una extensa 1 útil taxo-nomía de los argumentos como se usan en el discurso práctico. Enfatizanespecialmente discursos dirigidos a un auditorio y no -como Io hacen tra-bajos más recientes- el argumento dialógico. Es sorprenclente qLle a pesarcle la importancia del auditorio para Perelman le ponga relativamente poca

atención a la argumentación dialógica. Se hace mención a ella, pero no está

en el núcleo del libro excepto como ejemplo de un tipo de auditorio. En

efecto, la argumentación dialógica resuita ser un ensayo de argumentaciónante un auditorio más grande: "El significado filosófico cle la adhesión del

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interlocutor en el diálogo es que cl interlocutor es considerado corro en-carnación del auditorio unir¡ersal" (1969, ll7). Perelman v olbrechts-'l\,tecareconocer-l qtre la "discusión" pura que es heurística, como opuesta al "de-bate" que es erístico, son polos extrernos de un continuo. l.a ntal,¡¡¡i¿ cle losdiálogos caen entre los clos extrenros e involucr¿rn aspectos cle arnbos. Peroal final Ia argumentación dialógica es secunclaria \,derir¡ativa del discursoante un auditorio rnás grande.

i-a obra cie Perellnan izóla bandera cle Ia argurnentación conto lo queusantos para ubicar la verclad 1, l¿ agitó antc las huestes de los lógicos forntales ylos retóricos clásicos. El primer grtrpo -los lógicos lbrmales- había comenzadoa confiontar la r¡erdad de que el argumentr¡ fbrmalizaclo estaba radicalmentedivorciado de la argumentación real; y el segundo -los retoricos clásicos- tuvoque comenzar su ntoclenrización alejánclose del análisis db cliscursos clásicosy hacia la "nueva" retórica que inrrolucraba persuasión, aclhesión y auditoriosreales" Al nega'la separabilidad de lógica 1,retórica Perelntan fbrzó a los teóricosde la arguntentación a pensar de modos nuevos, integrados.

Un efecto de run y obras posteriores escritas por Perelman sólo fueenfatizar la aridez e irrelevancia de la lógica deductir¡a formal para la argu-mentación. Además, el abandono de la verdad absoluta no matemática (o alInenos de nuestra capacidad para reconocerla),la importancia del auditorioreal al que uno se dirige, y la noción de aumento de la adhesión como fin dela argumentación contribuveron juntas a re-enfocar los estudios retóricosmodernos. EI impacto inicial de Perelrnan, sin enlbargo, se encontraba másen los estudios de comunicación y retórica que en Ia filosofía, especialmenteen Estados Unidos y Canaclá. Mientras que este autor no era desconocidoen los círculos filosóficos (véase Natanson y Johnstone, 1965), su obra sólorecientemente ha capturado la atención de muchos estudiosos de la argu-mentación que vienen de la filosofía.

3 No es claro a quién tenía Toulmin

en mente como defensor de esta

posición. A diferencia de sus argu

mentos contra las ideas de Kneale

y Carnap sobre la probabilidad,

los argumentos con el logiclsmo

virulento que Toulmrn ataca no

se asignan a filósofos específicos.

De hecho, sería difÍcil encontrar a

qddie en e\¿ Ppoca que so:tuviera

la postura que Toulmin describe.

La falta de atención no fue ciertamente el problema con el segunclo de losancestros. El libro de Stephen Toulmin, los usos de kt argumentación (un)de 1959 ha recibido la atención de filósofos, retóricos y teóricos de Ia comu-nicación. El libro comparte muchos prejuicios de NR, el más notable de loscuales es la importancia acordada al auditorio (los "campos" en Toulmin)y la creencia de que la lógica formal es irrelevante al discurso ordinario. Dehecho, una gran parte del libro de Toulmin es un ataque directo a la rele-vancia de la lógica formal a cualquier cosa que no sean las matemáticas.Escribiendo muy en la tradición del "lenguaje ordinario", Toulmin buscabadesinflar las pretensiones de aquellos que veían a la lógica formal como elárbitro calificado de la corrección argumentativa.3 Esto implicaba aclararvarios conceptos clave.

Una de esas nociones clave introducidas porToulmin era Ia idea cle un'campo' lfíeld]como una arena de discurso más o menos circunscrita encuanto al dominio de temas a tratar. La lógica formal, arguyó Toulmin, se veíaa sí rnisma como proporcionando criterios de argumentación válida paratodbs v cada uno de los campos independientemente deltema. Esto llevóa Ia conclusiórt de solamente la argumentación en las disciplinas forntalespodría ser correct¿l toda vez que ellas eran las úlnicas con suficiente precisióny amplitud en los distintos carnpos (1958, 43). Pero si uno examina la termi-nología se r,'uelve claro que buena parte de ella le fue co-optada al lenguajeordinario por la lógica.l'érminos como'posi§le', 'necesario', y'lógico' tienencada una signilicados dil'erentes en áreas distintas. El término'lógico'usadoen una argumentación sobre ntodus ponensrequeriría probablemerlte unainterpretación forrnal, pero Ia misma palabrausada en una predicción sobrela rotación de lanzadores del equipo Blue Jays de Toronto en 1995 signifi-carÍa algo substancialmente rnenos riguroso que "lógicamente necesario".'Ibulmin concluyó que aspectos de lo que ocurre en una argumentaciónpodían separarse en aquellos que son "campo-dependientes" y aquellosque son "campo-invariantes". El nuevo lógico, preocupado por las argu-mentaciones reales, se enfocaría en los aspectos campo-invariantes quese aplican en cualquier discurso (1958, l5). Todo argurnento, por ejemplo,habría que suponer que tiene una tesis o conclusión que se propone comoverdadera, mientras que, por otra parte, los tipos de evidenciaa relevantesen un cantpo podrían ser irrelevantes en otro.

La conexión entre Ios campos de lbulmin y los auditorios de perelman

tiene que ver con la importancia de reconocer la variabilidad como un com-ponente legítimo en el análisis de argumentos. Los tipos de datos que seofrezcan, el grado de apoyo que proporcione y el nivel de apoyo requerido paraque se acepte una tesis no serán los mismos en todas las arenas de ocupaciónhumana. Los matemáticos, por ejemplo, podrían requerir certe zay noconten-tarse con nada menos que una completa reductio antes que abandonar unaproposición o aceptar su negación. El comprador de un automóvil, por otrolado, podría aceptar todo tipo de evidencia con extremadamente cliferentesgrados de conñrmabilidad, incluyendo informes de reüstas respetables, loque le han dicho sus amigos y reacciones emocionales. Dicho brevemente,Toulmin estaba de acuerdo con Perelman en que la situaciónes relevante acómo se juzga un argumento: el lugar en que ocurre, el asunto que se discute,la persona que defiende una postura. sin embargo, el grado en que la situaciónes relevante eralimitado enToulmin, cuya búsqueda se enfocaba en encontrarlos rasgos campo-invariantes que podían aplicarse y estudiarse en todos loscasos, si bien siempre en escenarios naturales de discusión.

La contribución más permanente de Toulmin fue, por supuesto, sumodelo de la argumentación. Este modelo, al que se hace referencia amenudo como el modelo DWC, pretende proporcionar una representacióngeométrica de la argumentación real tal como ella podría ocurrir en una

1 Nota del traductor. La palabra

inglesa evidence se refiere a las

premisas y datos que apoyan un

argLmento dado. I a tr¿du1co aqlli

por "evidencia ' para evitar perífra

sis complicadas y en vista de que

tal anglicismo está comenzando a

usarse de manera corriente en esle

sentrdo particular.

"tV

situación particular. lln argumento normalmente comienza con una afir-mación llamada la tesis (en inglés claint, (,), junto con sus datos (tlata, D). Sise plalltea una duda o pregunta, entonces se poclrá elaborar la combinaciónanterior -que con frecuencia es entimemática- para dar lugar a un susten -

fo (warranr, W). La tesis podría ser algo conto: "Cuidado cuando discutascon Pepe, que es muv bueno para discutir", junto con datos colrro: "siendc¡

como es licenciado en lilosofía". El sustento para inferir la tesis a partir deldato podría ser algo así como: "En general, los licenciaclos en filosofía sonbuenos para discutir". Tambión puede añadirse un modalizador (qualifier,

Q) como "probablemente" ("por lo que probablemente Pepe ha de serbueno para argumentar)", o bien una anticipación de objeciorrcs (rebuttal,R) como "a menos que Pepe sea un rnal estudiante". Finalmente, existe elapoyo (backing, B) del sllstento¡ el cual apela a teoría y'.supuestos genera-les de quienes están subscritos al campo. lJn posible apoyo en el ejemploque venimos usando podría ser: "l,os Iicenciados en filosofía usualmenteestudian la argumentación y se r,uelven duchos en ella por pensary escribircríticamente". Poniendr¡ todo esto junto el modelo se ve así:

Por lo que. Q. CD-

Ya que

wA menos que

R

Teniendo en cuenta que

B

Este modelo está muy lejos de la disposición argumental típica de ladeducción natural en el estilo de Gentzen. En primer lugar incluye elemen-tos que realmente usamos en los argumentos ordinarios y presta atenciónal proceso de justificar y defender una afirmación, en lugar de enlistar unajustificación formal de acuerdo con un conjunto de reglas transforma-cionales. se notará empero que el modelo de'lbulmin tiene todavía unaclara apariencia deductiva. Los datos D parecen ser una premisa menor yel sustento w la premisa mayor. Podemos insertar la calificación rnodal ey probablemente formalizar la objeción R. con todo, el hecho de que estopueda hacerse no significa que el modelo es esencialrnente deductivo, sóloque los diferentes modelos pueden traducirse entre sí. La importancia cleeste modelo desde el punto de vista de la teoria de la argumentación es quenos alejamos de otros que se orientan al pensamiento matemático y nosacercamos al pensamiento característico de la jurisprudencia. En amboscasos es importante justificar y dar razones, pero en el segundo es algo delo que el argumentador dispone.

t8

Es también importante notar que el modelo Dwc asurne que los argu-nlentos generalmente ocrlrren entre persollas. Sustento, ap01,o v atrticipa-ciérrde objeciones aparercn según se les requiera. Es deci¡ el argunrentose presellta de forma escueta y el resto se añade cuando un interlocutordemancla mayor información. Este fue uno de los primeros ejernplos de

que crecía la conciencia de que la arguntentación es esencialmente dialó-gica, por lirnitado que se¿l el modelo. La presencia del interlocutor quedaen Toulmin apuntada más que atirmada. f)ebemos asumir qrre sustento,apoyo y anticipación de objeciones son respuesta a algo, ¿y qué podría ser

eso si no una petición de una persona quetequiere más inforrnaciónl¿ De

esa mar)era el argumento en Toulmin sigue planteándose con un solo ha-

blante en rnente, por cuanto el resultado es que produce una sola persona

en respuesta a un interlocutor invisible. Con todo,'Ibulmin reconoció que

los argumentos son a rnenudo interactivos y que 1o que ocurre en ellos es

frecuenternente una función de la interacción.La mavor debilidad deToulmin, desde un cierto punto de vista, reside

en Ia naturaleza inherenternente oposicional de su enfoque. "La lógica(podríamos decir) es jurisprudencia generalizada" (1958, 7). Con otras pa-labras, lo que hacemos es una versión tosca de lo que ocurre en un juzgado.

Primariamente esto significa que la argumentación sería oposicional y desuma cero. Sólo habrá un ganador y un perdedo¡ y cada argumento serájuzgado y evaluado de manera independiente. Por buen punto de partidaque haya sidcl el modelo dc Toulmin, concebía a la argumentación comouna lucha intelectual, no como un episodio entre dos personas que se

centra en el disenso.

Fl p,rmi&rmrento de rne Naess : _"_._. *Arne Naess, el filósofo y lógico noruego, es el tercer progenitor de la teoríade la argumentación contemporánea. Su mayor influencia ha sido en lateorización europea, particularmente alemana y holandesa. Naess, a dife-rencia de Toulmin y Perelman, comenzó pensando y trabajando en términosdialécticos. La argumentación para él es algo quepasa entre dos personas enun contexto interactivo. Además, las primeras fases de la teoría del diálogo o

la dialéctica formal son atribuibles a él en su Interpretation and preciseness(1953), casi veinte años antes que la introducción por Hamblin de los juegos

dialógicos en 1970. Naess desarrolló reglas para las interacciones que colo-caban la dialéctica en el centro del escenario. Van Eemeren, Grootendorsty Kruiger (1987, 115) citan el siguiente pasaje de su obra IMie fórdert manheute die empirische Bewegur¿g3 (1956):

Tal vez la mejor manera de describir lo que quiero decir es 'dialéctica'... En mi

terminología, debate o dialéctica es una parte de la investigaciÓn; es deci¡ es

t9

una forma de comunicación vcrbal intersubjetir¡a sistemática por la cual losmalentendidos pueden aclararse v los puntos de vista individuales sometersea rechazo o aprobación. Esto no debe entenderse cotno una definición nor-mativa, sino corno rrna a¡lrorimaciórr lr rrna delilrición descripliva.

Naess específicamente veía al lenguaje como dependiente der con-texto. un conjunto de palabras llue tienen un significado particular enuna ocasión, nos dice, podrían "expresar algo completamente diferente enotro contexto" (I966, 9; ctrrsivas en el original). Y tarnbién (Naess, 1953, l):

l-as expresiones hablaclas v escritas no se abstraen del contexto de individuoshablanclo, escribienclo, escluchando y lel,endo esas expresiones... Los materia-les básicos para nosotros son ocurrencias de enunciados.?,sí, "llueve" no es en

sí mismo un objeto inrttediato cle esttrdio, sino que nos ocuparnos de "llueve"

en cuanto se enuncia o escucha, o en cuanto es instanciado en un texto.

Las palabras sólo tienen significado en cuanto usaclas por personasen un contexto particular. Por consecuencia, lo que se vuelve crucial esentender la terminología usada en una situación dada: los significados encuanto comunicados entre usuarios del lenguaje. Con esto en mente Naessse enfoca en la noción de "precisamiento" (precizationJ, una técnica paracrear acuerdos lingtiísticos cada r¡ez más finos entre los protagonistas. Naessestá preocupado por encorltrar un método para hacer las expresiones cadavez más precisas cle manera que los participarltes en un diálogo se acerquena la comprensión mutua y la resolución. De dos expresiones ay b,unaseránormalmente más precisa que la otra si comparten un conjunto de expre-siones alternativas pero a tiene menos alternativas que b. Naess define acomo más precisa que bbajo las siguientes circunstancias (Naess 1g53,6):

Si, y sólo si, cada altenrativa sinonímica dc a es tarnbién una alternativa sino-nímica de b, y existe al menos una alternativa sinonímica de Ir que no es unaalternativa sinonímica de a,y a admite al menos una alternativa sinonímica,entonces a se dirá ser mtis precísa que b.

Esto es puesto en términos menos técnicos en communication andargument (1966,39) como sigue:

Que una expresión Usea un precisamierzro de una expresión Isignifica aquíque todas las interpretaciones razonables de Uson interpretaciones razonablesde I y que existe al menos una interpretación razonable de rque no es unainterpretación razonable de U.

una vez establecida la noción básica, Naess continúa proporcionandoreglas y lineamientos para precisar expresiones en el curso de la argumen-

2A

tación. Esto reqtriere extensas aclaraciones cle los modos de definir y per-

rnite, en la obra nrás técnica de 1953, ul'l¿r fbrmaliz¿rción ciel concepto de' precisamietrto y de su relación con los r¡arios modos cle definir. El impacto

de esta obra puede verse con la mayor claridad en Ia obra de Else Barth 1,

Erik Krabbe, así como enVan Eemeren l,Grootendorst. l)igno de nota es queparece haber un supuesto irnplícito en la obra de Naess cle c¡ue la precisiónconduce a o representa ya comprensión, pero no ha-v argurnento explícitode esto. De hecho, uno podría alegar que Lrna cierta dosis de ambigiiedaclpuede ser importante a la argumentación en la nreclida en que pern'rita

enfocarnos más en los problemas principales y evitar exposiciones exage-

radamente detalladas. Naess, sin ernbargo, teme el "pseudo-acuerdo" que

se da cuando dos argumentadores piensan que están de acuerdo, pero nolo están en realidad, más qne la continuación de largas argumentaciones.Evitar esta trampa es la virtud del axioma de que al ser precisos se pronrr¡e-ven la comprensión y el enfocarse en los problenras.

Los tres autores que he presentado hasta ahora han siclo todos instrumen-tales en hacer que el foco de la teoría de Ia argumentación se desplace de

los argumentos como artefactos a los argurlentos como proceso humano.Sus obras tuvieron gran impacto, si bien en arenas generalmente distintas.Tanto Perelman como Toulmin fueron (-v son) citados ampliarnente porinvestigadores en teoría de la comunicación y estudios del habla, peroPerelman no ha recibido mucha atención por parte de los filósofos. Naess

ha sido ante todo leído por los europeos y, como el resto de los formalistas,en gran medida ignorado por la teoría de I¿r comunicación.

Al misrno tiempo que'Ioulmin y Perelrnan escribían, los lógicos infor-males les enseñaban a sus estudiantes pensamiento crítico Icritical thinking]y falacias, primariamente mediante textos como la Introducción a la lógicade Copi, publicada porvez primera en 1953. En este garbo, las falacias se

presentan brevemente y utilizan ejemplos en su mayoria inventados otomados fuera de contextos. No fue sino hasta i971 que Howard Kahane,en respuesta a los tiempos cambiantes y las demandas de los estudiantesde los años 1960, publicaron Logic and contenlporary rhetoric: the use ofreason in eueryday life.El "cambio radical" fue qtre el libro de Kahane to-maba ejenrplos actuales de los periódicos y revistas que se ocupaban conasuntos que les interesaban a los estudiantes o al menos que ellos podíanreconocer. Esto significó que las falacias estaban ahora más situadas que

en los libros anteriores. Pero seguía siendo el caso que los filósofos inte-resados por la teoría de la argumentación se ocupaban exclusivamente delógica informaly su centro de atención era pedagógico. Era el estudio de lasfalacias y las demandas pedagógicas de los cursos de razonamiento crítico

?_1

I No hay que ser realista acerca de

la verdad para ser dialéctico. Basta

sostener el punto de vista de que

la mejor leoría es la que se sostie-

ne mejor frente a modos específi

cos (dialécticos) de escrutinio.

-:2

los que guiaban su trabajo v sus temas. Ilubo excepciones notables a esto,a saber el filósofo australiano C. L. trlamblin y los norteamericanos Henrvlohnstone y Nicholas Rescher. Sibien cada uno de ellos tenía trn enfoquediferente, sus perspectivas compartían la r¡isión clara de que se necesitabaun cambio en los acercamientos que se usaban en aquel tientpo.

En la obra holr cl5si.. de Hamblin Fallacies ( 1 970) él argüía que el enfo-que tradicional, el "tratamiento estándar'] dc las falacias iro furrcionaba. EnIugar de eso, para comprender las falacias debemos primero comprender laargumentación: 'A alguien que simplemente hace afirmaciones f¿rlsas, por ab-surdas que sean, no se le puede acusar de falacia a menos que las afirmacionesconstituyan o expresen un argumento" (1970, 224).Ladiscusión de I-lamblinrSobr€ el "argurnento", en Lln eco de Perelman, permite gfre el concepto nosea ni de lejos tan nítido como los lógicos, tanto formales como informales,quisieran, sino que más bien depencle del contexto: "La relación lógica realentre premis¿rsv conclusión puede ser tan variada como se quiera" (1970, 230).La falacia para Ilamblirr es también un asunto de coirtexto. Insistía en quelas lalacias y errores en la argumentación realmente sólo tenían sentido enel contexto de la dinámica de la dialéctica. De la falacia de equivocación, porejemplo, decía que "... casi nunca suponemos que una palabra es equívocahasta que tenemos problernas con ella" (1g70, 2g4). Esto va contra el trata-miento estándar en el que las falacias se consideran instancias identificablesque pueden encontrarse en tal o cual argumento indiüdual.

En su penúltimo capítulo, "llialéctica forrnal", Hamblin reconoce lavital importancia de la argunrentación como algo que ocurre entre person(ts.Introduce, a la luz de esta iclea, un método de dialéctica formal o conjuntode juegos dialógicos. Estos se encuentran entre los primeros intentos decrear un sistema de jugada y contrajugada que permita rastrear los argu-mentos y supuestos usados por los disputantes. La idea central es que enla argumentación cada argumentador aclquiere ciertos "compromisos" quese colocan figurativamente en str "almacén de compromisos". El objeto deljuego es forzar al interlocutor a comprometerse con afirmaciones que secontradigan entre sí. Esta formalización permitió la investigación de no-ciones cruciales como "carga de la prueba", "inconsistencia" y "ganar" enel contexto de la argurnentación.

Henry Johnstone lr. es de los primeros norteamericanos en escribirsobre argumentación. como la mayoría de los filósofos que trabajan enesta área, es un dialéctico: un teórico de la argumentación que ve un modoespecífico y especial de argumentar con su propio conjunto de valores,actitudes y procedimientos, el cual puede etiquetarse como 'dialéctica'.Hacer dialéctica es buscar un resultado que es indisputable sea porque esla verdad o porque se sostiene mejor ante sus adversarios que cualquiera desus competidores. No hay que creer que dialéctica produce la verdad, sola-mente que laverdad se sostiene frente a una argumentación sin trampas.s Undialécticocree que la argumentación debe conducirse de acuerdo con reglas

\¡ convenciones que sirven para identificar la teoría o posición que mejorresiste el ataque v la crítica. Un retórico, en carlbio, cree que tales reglas

1, procedirnientos son ellos mismos objetos de la retórica y por ello parte

integral de la teorÍa que se trata de det-ender (r,éaseWeimer, 1984). Además

de ]ohnstone, otros filósofos dialécticos son Rescher ),Toulrnin, mientrasque los retóricos mencionados hasta ahora inclul,sli a Perelman y Naess.

Johnston er¿l un dialéctico extremo. Creía con gran luerza que hay

modos distintos de argumentar que dependen cle la intención del ar-gumentador. En particular, la argumentación filosófica (junto con otras

formas, corno la científica) es especial por,cuanto tiene corno fin la idea

de la verclad o al menos de Ia claridad ile visión o la investigación de una

teoría de acuerdo con reglas v principios cle racionalidad. En sus críticas

de Perelman y Olbrechts-Tyteca, ¿i Johnstone le preocupaba especialmente !

que descuidaban o no parecían capaces de distinguir entre la clialéctica

filosófica por un lado y la retórica o Ia argurnentación ordinaria por el otro.En este último caso, pero no en el primero, persuadir a un opositor es el

foco de atención. "La meta del filósofr¡ al argurnentar ha sido usualmentemás que simplemente asegurar la adhesión a su tesis. Más específicarnente,

ningún filósofo con escrúpulos estaría satisfecho si lograse el asentimientoutilizando métodos ocultos para su auditorio" (1978, 133).

La retórica para Johnstone, incluso la "nueva retórica" de Perelman yOlbrechts-\rteca, no es apropiada para la investigación dialéctica de cues-tiones filosóficas. Cuando se persigue la verdad filosófica r1o se usan técnicasretóricas. Uno sigue prácticas de argumentación honestas y correctas, dise-ñadas para conducir al descubrimiento de la postura más racional y lógica.Como resultado de esto, Johnstone es un buen representante de la teoríade que la dicotomiapersuadir-conuencerdiscutida arriba es una distinciónimportanteyüable. Johnstone, sin ernbargo, no confronta directamente losargumentos de Perelman según los cuales somos incapaces de distinguirentre lo retórico y lo dialéctico de una manera sistemática. Esto significa que

Johnstone nunca se ocupa de preguntas del tipo siguiente: ¿basta un tono devoz enfático para hacer retórico a un argumento?, ¿basta la presentación deuna cadena de argumentos similares, pero ingeniosamente relacionados?,

¿qué decir de la anticipación de contraargumentos?, ¿es retórico construirrutas de respuesta o escape?, ¿.no son retóricas las decisiones que hace unautor acerca de qué va en el texto y qué va en notas a pie de página?6 " Véase weimer (1e84) para una

La Obra de NiChOlaS ReSCher-dialéCtico nO menOS COnvenCidO- en el área discusión interesante de esto des

de la teoría de la argumentación se remonta a antes de que el campo como de la perspectiva de la teoría de la

tal existiese. Si bien él acaso no se habría visto a sí mismo como participante areumentaciÓn

en este campo específico, una gran parte de sus esfuerzos se habían dirigidohacia la aclaración de los conceptos cruciales al área. Como su obra es ge-

neralmente bien conocida de la comunidad filosófica, bastará aquí apuntarque su examen de las nociones de presunción, carga de la prueba y dialécticaproporcionan ejemplos excelentes de enfoque dialéctico o racionalista críti-

"1 i

' Una revlstón excelcnte de la obra

de Rescher puede enconlrarse en

el número especral que la revista

lnfornal Logtc d."dicó ¿ ella (vol.

14. nur¡ 1. rnvierno de 1992). Su

i ibro más central en esta área es.

en mi oprnión, Dtalecttc:s (7977).

Aquí Rescher defiende 1as reglas de

la racionalidad contra el escepticis

mo v plantea además norrras para

conducir una indagación racional.

co en teoria de la argumentación.; Elverdadero papel de la argumentaciónsegún Rescher es collducirnos a creencias bien ftrndadas siguiendo para elloreglas aceptadas de racionalidad.l-a argumentación es a menudo oposicio-nal y tiene como fin el mover a Llna persona en una disputa de un punto devista a otro. Pero la dialéctica, si bien puede ser oposicional, puede tambiéntransformarse en "indagación" [inqLtirll, en la cual tratánclose una tesis se

tiene ". . . el fin de refinar su formulación, descubrir su base racional de apoyo,

\¡ estimar su peso relativo" (1977,47). Esto se hace, primero que nada, en laindagación unilateral en Ia que presumiblemente el fin no es ganar, ya queuno está argumentando consigo mismo. Por consiguiente, el objeto debeser determinar el mejor curso de acción. Podemos entonces retrotraer estaconcepción al contexto diádico en que el fin es investigar hasta dónde unaproposición o teoría está probada o puede probarse. r

Un filósofo que casi con certeza no consideró tener nada que ver con la teoríade Ia argumentación, pero se volvió muy importante, especialmente parala ramas europea y comunicacional es el filósofo británico Paul Grice. Su

ensayo de 1975 "Logic and conversation" (cf. Grice, 19Bg) tuvo un impactoconsiderable. El punto principal de Grice es que la conversación normal es

una empresa cooperativa entre un hablantey un oyente que sigue intriltcadasreglas escritas e implícitas. La principal regla que se siglle, sostuvo Grice, es elPrincipio cooperativo Ipc]: "FIaz tu contribución a la conversación tal comose requiere en la fase en que ocurre y de acuerdo con el propósito aceptadoo la dirección tomada por el intercambio verbal en que estás involucrado"(Grice, 1989, 26). con otras palabras, se espera que uno siga las rutinas usualeso normales de conversaciÓn. Una contribución a una conversación no debeser, y de hecho no es, azarosa, sino que tiene lugar como resultado de laconversación existente y las reglas y procedimientos usuales que seguimos.Este principio general, el pc, es articulado por Grice en cuatro máximas quegobiernan la cantidad de la conversación, la calidad de lo que se dice (es decir,la verdad), su relevancia y su modo (es decir, la perspicacia).

un problema es que las reglas de Grice parecen derivarse de una tra-dición cultural relativamente estrecha. En algunas culturas, por ejemplo,decir sólo el mínimo es por un lado la excepción y por el otro signo cletaciturnidad potencialmente grosera. En otras culturas, es verdacl exacta-mente lo opuesto. Por consiguiente, debido a estas y otras consicleraciones,ciertas falacias tales como lenguaje emotivo, ambigüeda d, ad hortinem,ad ueracundiam (por mencionar algunas) pueden aplicarse siguiendo pre-ceptos completamente diferentes. una de las reglas básicas de Grice, porejemplo, es la regla de Cualidad, que reza: " Supermáxima: Trata de hacerque lo que contribuyes sea verclad" (lg8g, 27).F,s decir, uno debe siempre

24

decir la verdad. Pero en muchas culturas (incluyendo, podríase argüi¡ lapropia cle Grice) esta rcgla no se aplica en muchas situ¿rciones. Insultar alanfitrión no ensalzando la comicla, bebida o habitación se consiclera confrecuencia una falta mucho mavor que hablar con ambigiiedad o inclusodirectanrente decir mentiras (véase Bavelas v cols. lgg0).

Las reglas presentadas por Grice no pretendían ser inventos para quelas conversaciones procedieran con suavidad. NIás bien eran reglas que se

descubren examinando la manera en que las conversaciones realmenteproceclan. Por consiguiente, una reacción a las variaciones culturales queinerritablemente se encontrarán es que cada cultura tendrá una máximareferente, por ejemplo, a la Cantidad, pero la comprensión acerca de elmodo de cumplirse puede muy bien variar.

La idea más crucial de Grice cubre lo que sucede cuando una mádmaes r,iolada, es decir: ¿qué hacemos cuando el pc no se sigue? Mientras queuna violación puede ocurrir por varias razones, es cuando la máxima es "des-

echada" que la violación resulta ntás significativa para la argumentación.En este caso es claro al oyente que el hablaltte, al enunciar la proposiciónp, estaría üolando el Principio Cooperativo si se tomase la proposición ptal cual se presenta. Para Grice esto significa que la proposición no podríaipso fctctotontarse así y el oyente tiene que buscary localizar un significadoalternativo a las palabras o simbolismo de lo expresado. con otras palabras,el supuesto es que la persona con Ia que uno se comunica está hablandocon sentido y siguienclo las reglas normales de la conversación ordinaria.En semejante situación decimos que el l-rablante ha llevado a cabo unaimplicadura conuersacional. Grice describe esto como sigue (1989, 30):

Uno que dice p se dirá haber implicado 4 cuandoi. Está observando las máximas o al menos el pC.

2. Suponer que quiere decir q se requiere para hacer su enunciado p con-sistente con L

3. El hablante supone que el oyente inferirá q de p en razón de 2.

De esa rnanera, uno se dirá estar haciendo una irnplicadura conver-sacional cuando uno está observando el pc y lo implicado se necesita paraque un oyente promedio capte el sentido de lo dicho por el hablante. Estocubre, por ejemplo, muchas frases coloquiales tales como "está entre laespada y la pared". Cubre también cosas enunciados y respuestas que re-quieren informaciones privadas como cuando alguien pregunta si romás(quien siempre se levanta tarde) ya llegó y recibe la respuesta: "¿ya se pusoel sol?" conforme a reglas estrictas esta es una respuesta irrelevante, perodado que suponemos que (a) el hablante está siguiendo el pu, suponemos(b) que lo dicho es relevante, de manera que inferirnos (c) que lo que lapersona que ha respondido realmente quiere decir es que'romás no estáaquí todavía por ser demasiado temprano para é1. Suponemos además que

¿ :i

el hablante sabe o supondrá que nosotros Ios oyentes captaremos el sentidode Ia respuesta y no nos engañaremos sobre ella.

El pc de Grice y su correlato, la implicadura conversacional, propor-cionaron un marco manejable para explicitar con sencillez el axioma co-municatir¡o de que los comunicadores trabajart jutltos para darle sentido a

los mensajes. Ellos permitieron también una explicación pulcra de por qué

seguimos comprendiéndonos unos a otros a pesar de que los mensajes sona menudo incompletos y deben ser explicitados por el receptor, quien añadeingredientes que fáltan. Cuando el componente faltante es una premisa,entonces diremos que la comunicación es entimemática. Cuando el mensajenecesita reconsiclerarse para que tenga sentido, entonces decimos que debe

haber una implicadura conversacional en acción. F.specialmente atractivaspara la teoría de la comunicación y muy fértil para los trabajos recientes enteoría de la argumentación son las nociones básicas cle qtre (i) el receptorde un mensaje es un socio activo en la conversación, y (2) que las aparentesüolaciones del principio cooperativo indic an no que un comunicador hizoalgo mal, sino que el mensaje no puede tomarse literalmente. De la maneramás general, Grice hizo respetable la postura universal dentro de la teoríade la comunicación de que los mensajes de un emisor son siempre incom-pletos y cleben ser completados o desarrollados por el receptor.

8 Nota del traductor. En esta

ser t rón Gilberl utrlrza l¿ expre5¡on

inglesa speech l,heory ( | iteral men-

te, "teoría del habla") y habla de

los speech theorists (literalmen

te, los "teóricos del habla"). La

traducción literal no dice nada

en el español contemporáneo. En

español, Ia palabra "habla" es

utilizada ocasionalmente en lin

güÍstica en oposición a "lengua1e",

para rndicar las mantfesldctones

particulares del lenguale cuando

los hablantes lo usan en los diver-

sos contextos en que lo usan; pero

no existe en lingüÍstica nada que

serlame leoria del h¿bl¿ . Fn es

pañol oriste tdmbien Ia expresión

"teorí¿ de loq aLtos de habla , que

es en principio una teoría creada

por algunos lrlosofos oel lengu¿jp

:i:

A1 mismo tiempo que escribían los filósofos antes mencionados, ciertoscambios ocurÍan entre los estudiosos de Ia teoría de la comunicación quese concentraban en la argumentación.8 Un lugar en el que se obserua lametamorfosis fue el Journal of the American Forensic Assaciation (1aEa). Estareüsta era el órgano de laAsociación Forense Estadounidense, dedicada alprogreso y organización del debate formal. Sus miembros eran primaria-mente entrenadores en las técnicas del debate en el nivel de preparatoria yprimeros años de licenciatura, y IAFA reportaba noticias sobre los TorneosNacionales de Debate en los Estados unidos y publicaba artículos dedica-dos a aquellas técnicas. Por más de veinte años, ¡ara habría de evolucionardesde su propósito original hasta convertirse en una plataforma parainvestigadores de los aspectos comunicativos y filosóficos de la argumen-tación interaccional. Seguir la evolución de ¡ara, cuyo nombre cambió a

Argumentation andAdt)ocacy, es ser testigo de la creación y consolidaciónde una nueva disciplina.

El primer signo real ocurrió en 1970 cuando en un artículo titulado"The Limits of Logic" ["Los límites de la lógica"] G. D. Mortensen y R. L.Anderson argumentaron que la lógica formal era inadecuada para la com-prensión y representación de 1a argumentación cotidiana (o si se quiere, Iaargumentación del ágora). Subsecuentemente, en 1975Wayne Brockriede

publicó "\¡Vllere isArgurnent?" ["¿Dónde hay argumentación?"1 y en -l977

D.

J. O'Keefe publicó "T\ryo Concepts of Argllment" ["Dos conceptos de argu-nrentación"1. En el prinrer artículo Brockriede sostuvo qLre la argumenta-ción no es algo que se encuentre solamente en los editoriales y textos, sinoque se trata más bien de un proceso clinámico que sucede entre personas,posee características identificables y puede hallarse virtualmente en to-clos lados. [-lna argumentación para Brockriede tiene que ser inferencial(aunque no necesariamente irnplicacional), proporcionar razones paraelegir propuestas que compiten entre sí, e involucrar incertidumbre ensu resultado. Brockriede requiere también que la argumentación tengalugar en un marco de referencia compartido por los participantes, y quequienes argumentan se expongan genuinamente al riesgo de tener quecambiar de ofinión. En el segundo artículo rnencionaclo, D.J. O'Keefe in-trodujo dos años más tarde una distinción que resultó crucial para autoresposteriores. Distinguió, en efecto, entre argumentación, y argumentación,en la que la primera expresión denota un objeto abstracto o concreto quees el resultado de que un individuo haga una argLütlentación, mientrasque la segunda expresión designa el proceso en el que se involucran dosargurxentadores cuan d o s o s t i enet t un a ar gt,Lnt e ntaci ó n.

JosephWenzel extendió esta distinción en 1980 a tres perspectivas sepa-radas. A la primera la llamó "producto'] que corresponde a la categoría tradi-cional del argumento como objeto (por ejemplo, un silogisrno). La segunda,llamada "procedimiento'l cubre las habilidades e ideas retóricas acumuladasen el tiempo. Desde el punto de vista del procedimiento, la argumentaciónes algo que puede analizarse en ténninos de su impacto persuasivo y su usode técnicas retóricas. Finalmente, "proceso" se usa para describir lo que a

menudo se ha llamado "dialéctica": dos individuos que usan la racionalidadcrítica para investigar o determinar la verdad. Muchos de los problemas queafectan la teoría de la argumentaciór-r, sostuvo wenzel, venían de intentarhallar un enfoque omnicomprensivo para tres cosas distintas.

Lo más significativo de estos escritos fue su integración de los concep-tos lógicos y argumentacionales que rebasan Ias categorías tradicionales enla teoría de Ia comunicación, con lo que dan testimonio de un cambio haciala investigación de la argumentación dialógica sin renunciar a los concep-tos basales de los estudios retóricos y del habla. Después de todo, no fuesolamente la filosofía la que se concentró en los argumentos estáticos, sinotambién la retórica. La preocupación por analizar los discursos públicos fuereemplazada por un enfoque sobre Ia interacción de cualesquiera personasque están en desacuerdo. Ello requirió nuevos conceptos y distincionestales como argumentación, y argumentaciónr, que permiten al estudiosodiferenciar entre cuestiones diversas.

Una gran influencia sobre la teoría de la argumentación, y de hechosobre la teoría de la comunicación en general, ha sido el enfoque del cons-

tructiüsmo social. CharlesA.Willard en un artícr¡lo de 1978 titulado'A Re-

(como John Austin y Paul Grice)

para indicar que, si bien en

mu(hos, d\o< poüen os dtslrngLrI

^nl¡e h"bl¿ / d, ILrdr. I'ay olrO\

en que esa distinción desaparece

porque lo que decimos constituye

al mismo tiempo ya una acción

(p, e1. no podemos prometer algo

sino hablando dp "rerl¿ molero);

esa teoría de los actos de habla

ha sido retomarla y desarrollada

en lrngúística: pero no detiemos

confundirla con Ia "teorÍa del

nabl¿'de quc habia Crlbert aqui.

NotSel lector la separación entre

la sección anlerior, en que se

habla de Grrce. y esta sección. El

térmtno -speech theory es explrcado

por el propio Grlbert en esta sec-

ción. Nótese, para terminar, que la

palabra inglesa speech se puede

traducir a veces por "habla" ¡, a

veces por "discurso"; y uno de los

sentidos de la palabra "discurso"

está conectado con el haLilar en

público: y en efer:to los discursos

más o menos formales de o:'adores

de todos tipos abogados, lueces,

legisladores. gobernantes. actr-

vistas, pred icarJores, prof esores.

analistas. cornunicadoi'es son un

tema favorito de la speech theory.

stl tlso en muchas sitttaciones naturales, pero lo suficientemente estrechacolno para que se mantenga un significado constante.

Mientras los esturliosos en Estados Unidos y Car-radá debatían el alcance ysentido del término "argurnentación", en Holanda se desarrollaban acerca-mientos más formales a la argumentación interactiva. El primero de ellos ftreintroducido por Frans van Eemeren y Rob G-rootendorst en la tlniversidadde Árnsterdam. I-larn ado pragma-dialéctica, este acercamiento se basa enlas prácticas y aserciones reales de argumentadores en una argumentaciónsituada, y se enfoca a dos o más personas que argumentan y no al argumentocomo artefacto. Así, str acercarnienfo es pragmáticoporque se ocupan dela tarea práctica de argurnentar, y dialécticoporque ven la argumentacióncomo un proceso social que ocurre entre dos argumentadores. La escuelapragma-dialéctica se deriva de la rama de la teoría de la comunicaciónconocida como análisis clel discurso, y se nutre abundantemente clel con-cepto del acto de habla de Austin (tg75) y sobre todo de Searle (1969). Lasargumentaciones para Ia escuela holandesa pretenden justificar un puntode vista a satisfacción de un juez racional de acuerdo con ciertas reglaspreviamente acordadas, con lo cual se asemejan al "auditorio universal"de Perelman y Olbrechts-T),teca (i958).

Puesto que su interés es la dialéctica,los actos de habla utilizados porAustin y Searle no son lo suficientemente complejos para la argumentación,la cual requiere interacción entre unidades individuales. Por consiguiente,van Eemeren y Grootendorst introducen la noción de compleio de actosilocutivos [illocutionary act complex]:

Este corllplejo de actos está compuesto de ilocuciones elementales que penene-cen a la categoría de asertittosy que en el nivel oracional mantienen una relaciónuno-a-tlno con las oraciones (gramaticales). La constelación tolal de las ilocucio-nes elementales constituye el cornplejo de actos ilocutivos dela argumentación,el cual en el nivel superior mantiene, en cuanto una sola totaliclad, una relaciónde uno-a-uno con una secuencia de oraciones (grarlaticales). [1g84,34]

con otras palabras, una argumentación está compuesta de actos dehabla individuales que tomados colectivamente forman un solo complejode actos ilocutivos. Para que sea exitoso, el acto ilocutivo debe ser com-prendido por el escucha (de allí la importancia de Grice para este enfoque).

Es claro, sin embargo, que ser simplemente entendido no es suficientepara la mayoría de los disputantes. Cuando transmitimos un argumentorequerimos que se nos entienda, pero también queremos que el argumentologre algo, a saber conuencer a nuestro escucha. por esta razónvan Eemeren

29

e Un panorma interesante de su

posición, junto con críticas y

extensiones a ella. la encontrará el

lector en la revista Argumentation,

núm.4. vol.3, noviembre 1989.

El número entero de la revista está

dedicado a la argumentación en

conexión con la teoría de los actos

de habla.

y Grootendorst, a diferencia de Austin y Searle, ponen much¿l importanciaen el aspecto perlacuti¡rq deLa€to de habla. Cuando argunrentamos el efectoque buscamos, a saber convencer, es crucial para comprender el proceso

como un proceso de argumentaciÓn. De hecho, los autores holandeses se

preocupan mucho por distinguir entre decisiones racionales del escucha que

proüenen de consideraciones intencionales del comunicadory todo aquelloque o bien es accidental o bien pretendía lograr otros efectos no racionales,

como despertar las emociones del escucha. En la argumentación "se espera

que el escucha decida sobre bases racionales si debe o no permitir que se lleve

a cabo el efecto perlocutivo deseado por el hablante..." (1984, 28).

Al extender el análisis de Searle a un conjunto de oraciones que com-prenden juntas una argurrentación, Van Eemeren y Grootendorst están en

posición de especificar la felicidad [felicity], sinceridad, reconocimiento,satisfacción y demás cualidades de una argumentación en pro o en contra.lJn acto de habla puecle, por ejemplo, tener éxito en el nivel ilocutivo comoargumentación por ser entendida como tal, pero podría no tener éxito en

el nivel perlocutivo por no lograr convencer. El enfoque pragma-dialécticotambién les proporciona a los autores holandeses una plataforma para

analizar la argumentación en fases procesuales, con lo que se pueden exa-

minar las interacciones que ocurren en cada intercambio argumentaly así

hacer un análisis más profundo. Les permite igualmente un análisis de los

argumentos entimemáticos (I982, 1983) y de las falacias (1987).'g

La escuela holandesa de Van Eemeren y Grootendorst es un intentode modelar cómo se argumenta al tiempo que s€ aferran a los cánones deracionalidad y orden. No sorprende que una gran parte de lo que la genteordinaria describiría como argumentación Io discusión] se perderÍa comoresultado de ser no-racional, insuficientemente verbal (y así demasiadoambigua y por ello difícil de identificar), o bien por seguir procedimientoso estilos de argumentación que se alejan de los modelos establecidos. Mu-chas de las argumentaciones y discusiones no siguen un procedimientosuficientemente rutinizado como para poder identificar los componentesque requiere la teoría de los actos de habla (cf. Jacobs, 19Bg). De hecho, paraque una argumentación en condiciones naturales se procese y conüertaen una susceptible de análisis lingüístico se requieren, de acuerdo con ladescripción deVan EemerenyGrootendorst, no menos de cuatro "transfor-maciones dialécticas". Las instrucciones para la aplicación de estas reglas

de traducción recuerdan sobre todo a la formalización que va del lenguajeordinario a la lógica formal. En la transformación conocida como "borrado",por ejemplo, se nos dice que los elementos irrelevantes incluyen "elabora-

ciones, aclaraciones, anécdotas y digresiones" (1989, 375). Es muy posible,sin embargo, que estos trozos que se descartan pudieran muy bien conte-ner la información más significativa que permitiría al escucha entender el

argumento. AsÍ, a menudo ocurre que una reiteración, una digresión o unejemplo tienen más fuerza comunicativa que el argumento que se supone

30

es "realrnente" medular. Por consiguiente, debemos estar alerta para que unmodelo en principio úrtil no vaya, en nombre de la uniformiclad, a llevarsepor la borda Ia naturalidad que se supone estaba específicantente tr¿lta¡do-.- ---de identificar.

con un talante que se confiesa más formal y clásicamente lógico encon-tramos a Else M. Ilarth, una autora con grar influencia en el desarrollo vpropagación de sistemas de dialéctica formal. Estudiante de Arne Naess yE.w. Beth pertenece a una tradición que se remonta a Paul Lorenzen y KunoLorenz, en la cual la dialéctica formal es capturada en términos de lógicaformal. Hasta ahora tal empresa se ha articulado con mayor plenitud en lacolaboración de Barth con Erik Krabbe, From axiom to dialogue (r982). Eneste libro los autores escriben:

Siguiendo a Lorenzen y Kuno l,orenz, nlostraremos que Ias constantes lógicaspueclen definirse de uarias ntaneras mediante reglas para su uso en diálogoscríticos, y los concepfos de uerrlad lógica t- argurnento lógicarnente Lúlido tam-bién, de tal manera que las extensiones de estos conceptos son exactamente lasque conocemos de otras presentaciones ('vestimentas') de las lógica bivalente ocorlstructiva o mínima. Se obtienen exactanlentelas mismas "verclades lógicas"y exaclamenlelos mismos argumentos válidos que en otras descripciones cle

esas tres lógicas. [1982,24; cursivas en el original]

como indica este sentimiento, las bases de los sistemas que presentanBarth y Krabbe están profundamente enraizados en la lógica formal ele-mental. A los elementos usuales ellos añaden operadores que dan cabicla alos aspectos interactivos del proceso dialéctic«r. Se incluye aquí atirntar laintención que se tiene de defender un aserto o preguntar cómo lo defentierírel oponente, y declarar una carga [burden]proposicional para uno mismoo indicar la del oponente.

Los conflictos de opiniones declaradas comienzan con er acuerdo,por parte de quienes discuten, de un sistema formal de reglas del diá-logo. comienzan entonces a explorar el conjunto de compromisos decada uno, preguntan por las defensas y otros compromisos, y aspiran aresolver el desacuerdo mostrando que uno o el otro sostienen un conjuntoinconsistente, con lo que se fuerza a uno u otro a abandonar el enunciadoen disputa. Antes de llegar a ese resultado, la discusión debe llevarse acabo de acuerdo con reglas reconocidas de conducta racional. Las reglasdialécticas de Barth y Krabbe se basan en las leyes clásicas de la lógicaproposicional, por ejemplo si uno de los interlocutores se comprometea P ) Q, y se muestra que ese interlocutor está comprometido también

?1

con P, entonces el interlocutor está ipso facto comprometido con Q. De

¡norlo§milar, si el interlocutqlafirma [P v (Q& R)1, ¡, se muestra que

P es falso, entonces el interlocutor está comprometido a afirm¿ir Q & R.

Los sistemas incluyen también reglas de conducta que específicamenteprohiben acciones abusivas, irrelevantes u otras acciones argumentativasinapropiadas. Una regla fuerte disponible para su adopción es tal que si

se adopta, entonces "si a una persona que debate se la insulta, ridiculizao de alguna otra rnanera se abusa de ella (se la despide de su trabajo, se la

manda a un manicomio o se la lastima físicamente) sin que ella haya a su

vez cometido ninguna acción... no permitida en el curso de la discusión,

entonces esa persona ha ganado la discusión como tal" (1982, 63).

Se podría preguntar cuánto consuelo un argumentador a quien se ha

encerrado en un manicomio podría obtener de tales herechos cle gritarvictoria sobre un oponente más malvado o poderoso. Se podría igualmente

preguntar cuántos argumentos involucran en la realidad solamente acciones

susceptibles de representarse dentro del cálculo proposicional. Ciertamente,

algunas acciones que se hacen en muchos argumentos serán representa-

bles de esta manera, pero muchas otras no lo serán. Barth y Krabbe son

muy conscientes de esto. Ven su propuesta como parte de la teoría de la

argumentación, no como la historia completa: "El área de estudio llamada'lógica' corresponden a esa parte de la teoría de la argumentación que es-

tudia sistemas de reglas dialécticas formales. en cualquier lenguaje y reglas

dialécticas formales, específicas de un lenguaje basadas en reglas sintácticas(formalesr) " (1982,75, en cursiva en el original; en este enunciado la expre-

sión "formalr" indica la figura de un objeto y "fbrmalr" significa "formal"

en el sentido de seguir reglas especificadas). De manera que para ellos lalógica en tanto que parte de la teorÍa de la argumentación es el estudio de

las reglas dialécticas de procedimiento que se aceptan en todas las lenguasy reglas dialécticas transformacionales que son inherentes a la estructuralingüística basada en las reglas deductivas clásicas de la lógica formal.

Uno de los aspectos más profundos de toda la teoría de la argumentación es

la tensión existente entre lo normativo y lo descriptivo. Tradicionalmente,la argumentación no se ha estudiado tanto cuanto se ha prescrito. Cuantasinvestigaciones se han hecho sobre la argumentación per se se han orga-nizado en torno al deseo de aumentar la propia habilidad de argumentarracionalmente. Si bien es parte integral del estudio de la argumentación al

menos un componente descriptivo modesto, para los lógicos informales tra-dicionales, esto podría involucrarno más que la identificación de premisasy conclusiones, argumentos y subargumentos, falacias e irrelevancias. Se

nos instruye sobre cómo presentar argumentos de acuerdo a ciertá forma,

a2

es decir a "describir" o "diagramar" el arglrmento de una manera oficial es-tandarizadas (véase por ejemplo Johnson y Blai¡ I983). con orras palabras,se presta comparativamente poca atención a la manera enqÜe-las personas -efectivamenle conducen sus argumentaciones en oposición a la manera enque ellas deberían conducirlas.

Prácticamente cualquier texto utilizado en los cursos de razonamientov pensamiento crítico contiene métodos para presentar argumentos, y alhacerlo el analista selecciona aquellos componentes que son cruciales paracomprender el argumento V excluye aquellos que se consideran inesenciales,eqttívocos, triüales o redundantes. (Esto ntres un hábito exclusivo de loslógicos informales. como se mencionó arriba,van Hemeren y Grootendorstsiguen Ia misma línea en el enfoqtre pragma-dialéctico.) Johnson ), Blair,por ejemplo, nos dicen que debenros "filtrar la retórica" (igB3, B0) a fin dellegar al argumento propiamente dicho, corno si hubiera alprna delineaciónclara entre lo que es "meramente retórico" y lo que es "claramente subs-tantivo".r0 El supuesto crucial de la lógica inforntal no es simplemente quehay una diferencia entre retórica y no retórica, sino i) que la diferencia es

fácilmente identificable,y 2) que 1o retórico, a diferencia de lo no-retórico,no es crucial para comprender y/o analizar un argumento.

El pan de cada día del lógico informal es la falacia, que puede describirsecomo un error, o como un argumento que parece bueno pero no lo es, o biencorno una trampa sofística que tiende un argumentador poco escrupuloso,v de hecho una falacia puede ser cualquiera de estas tres cosas. Traclicion¿rl-mente (y con ello quiero decir hasta hace poco tiempo), las falacias habíansido descritas junto con explicaciones, ejemplos yi o criterios de identifica-ción (por ejemplo, Gilbert, 1979, 1996; Johnson y Illai¡ 1983, 1993; Fogelin ysinnott-Armstrong, 1991). Recientemente, sin embargo, ha habido un cambioradical. La üsión actual se acerca cada vez más a la idea de que las falacias,si han de ser en absoluto útiles para el análisis, deben ser comprendidas ensu contexto de uso. Es deci¡ cualquier "falacia" puede etiquetarse como talsólo después de determinar que la situación específica en que se ha usadoes impropia. Mientras que las raíces de esta visión se remontan a Hamblin(1970), su propuesta reciente se debe awalton (lg89), quien escribió quecuando algo se juzga como falacia "debe acompañarse de eüdencia prove-niente del texto o discurso dado particular en que se expresa el argumento queestamos examinando" (1989, 170). Esta visión, aunque de ninguna manerauniversalmente aceptada (tanto Iohnson y Blaia 1987, como Govier, lgB7, se

opondrían a ella), es conüncente. Lo es especialmente en vista de que siem-pre es posible presentar ejemplos de argumentos que cumplen los requisitosde una falacia específica, pero que, sin embargo, parecen ser buenos argu-mentos. Walton cita el argumentunt ad uerecundiam como una falacia quea menudo no es falaz; siempre necesitamos expertos y la pregunta es cómolos utilizamos y no simplemenfe quelos utilicemos. Las amenazas, por citarotro ejemplo, son casos del argumentunt adbaculum. Pero si una empleada

10 La frase "filtrar la retórica" se

ha borrado de la tercera edioón

de Logical self-defense (Johnsone

y Blair, 1993), lo cual indica que

incluso la lógica informal tiende a

lumrr en uupnl¿ la a,gurnenlaurón

más contextual y situada.

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amenaza a su supervisor diciendo que lo va a acusar de acoso sexual si nodeja de decirle cosas inapropiadas, ¿acaso se ha cometido una falacia? sediría que no. Por lo tanto, la instrucción "no cometas falacias" debe alterarseo al menos explicarse de modo que signifique que no se deben llevar a cabociertas acciones argumentativas en ciertas situaciones.

El cambio esencial a la teoría de la argumentación rlesde el punto devista de la lógica informal es el énfasis en la situación. El irnpacto es grandeporque el campo es tan pesadamente prescriptivo. Cuanto más prescrip-tivo es un enfoque, tanto más importante es estar en posición de producirreglas generales de,conducta. Si la lógica informal sólo puede determinartales reglas examinando situaciones individuales, entonces su generalidady habilidad para proporcionar una guía para la conducta argumentativa sonlimitadas. I-os cambios que aguardan a la lógica informal'como resultado deeste nuevo énfasis en la situación serán dramáticos por cuanto Ia perspec-tiva debe cambiar de una enfocada a identificar patrones supuestamenteregulares a una dedicada a inspeccionar situaciones particulares en buscade claves contextuales. segirn aumente el contacto entre los grupos diver-gentes, aumentará también la presión para que la lógica infbrmal se ocupede situaciones argumentativas más reales (testigo de ellos esr por ejemplo,Walton, i 992). Dicho en palabras sencillas, el ideal debe acercarse más y se

acercará más a la realidad si es qtte esta área de estudios quiere mantenersu importancia dentro del campo general de la teoría de la argumentación.

El énfasis sob¡e la particularidad, si bien algo extraño a la filosofía, esinherente en aquella parte del análisis del discurso que se enfoca en lainteracción conversacional. Este campo -una subárea de Ia teoría de lacomunicaciÓn- estudia conversaciones reales a fin de determinar las reglasy procedimientos seguidos por los participantes. scott Iacobs y Sally Iack-son articulan así el supuesto básico: "La presencia de Llna argumentaciónIdiscusión] señala dificultades potenciales o actuales en la conversaciónmientras que su ausencia indica la presencia de un'acuerdo funcional' enla conversación" (1982, 206). Para el análisis del discurso la presencia deuna argumentación Idiscusión] significa que algo salió mal y necesita re-paración. La base es que a toda enunciación no fática en una conversación(digamos, una solicitud) se puede reaccionar con una respuesta preferida(se cumple lo solicitado) o no preferida (se niega lo solicitado). Si ocurre larespuesta no preferida, entonces la conversación tiene que hacerse cargode esa disrupción al tiempo que se mantiene un equilibrio suficiente comopara que la conversación continúe.

El enfoque desde el análisis del discurso considera a una argumentaciónno como específica a una situación, sino también como algo que utiliza reglas

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y procedimientos que son tanto una función de esa situación como de la

naturaleza y relaciones y personalidades precisas de los participantes. Esto se

aplica a nociones tan básicas comolxu€ba;y-aceptabilidad: "los receptores y

autores de turnos en la discusión elaboran juntos la cantidad y tipo de apoyo

requerido para obtener acuerdo" (1980, 262). Esto arroja, por ejemplo, una

luz interesante sobre los entimemas. Hasta dónde deba un entimema ser

explicado será una función de los argumentadores, su acuerdo o desacuerdo.

Un interlocutor escéptico demandará una explicación más completa que uninterlocutor dócil o uno conciliador. f)e esa manera, mientras que los lógicos

informales usan la expresión "buen argumen¡o" para indicar ese proceso de

racionalidad crítica que se aplica en todas o la mavoría de las situaciones,

el análisis del discurso considera el acuerdo como algo operacionalmente

conveniente en un contexto social. Cada una de estas dos perspectivas lleva

a conclusiones distintas sobre qué es una buena o mala argumentación.Con respecto a la importancia de las dif'erencias individua-les, Barbara

O'Keefe (1988) ha llevado a cabo trabajos interesantes que son relevantes a

la argumentación, especialmente cuando se trata de determinar Ias posibles

causas de su éxito o fiacaso. La autora describe tres tipos diferentes de "lógica

para el diseño de mensaje s" {message design logic o ntnr,). Cada una de tales

lógicas determina cómo alguien construye (y muy probablemente interpreta)

mensajes comunicativos. La primera lógica, conocida como "expresiva", es

bastante literal. El propósito de la comunicación, desde el punto de vista de

esta MDL es expresar los propios pensamientos y respuestas e impartirlos al

interlocutor. El receptor expresivo asume que se pretende que los mensajes

se tomen tal como parecen, y asÍ los toma. La segunda MDL es la "conven-

cional". Un comunicador convencional comprende que la conversación,laargumentación, y en general la comunicación, están gobernadas por reglas

sociales, y cuando comunica está, como quien dice, jugando un juego. Para

la rr¡r convencional algunas cosas pueden omitirse o al menos no decirsedirectamente de acuerdo con las convenciones sociales que gobiernan lasituación particular. La uol más sofisticada es la "retórica". El comunicadorretórico no sólo ve que hay reglas que gobiernan la interacción comunicativa,sino que el asumir diferentes roles o personaetermina él mismo por crear yutilizar reglas diferentes. Por consiguiente, la lógica retórica para el diseño de

mensajes puede crear situaciones mediante la adopción de roles y patronesretóricos óptimamente ajustados a un contexto dado.

Las implicaciones para la teoría de la argumentación son complejas.

Para empezar, parecería que el ideal del mejor argumentador que plantea la

lógica informal clásica sería, en el modelo de O'Keefe, una lógica expresiva

para el diseño de mensajes. Después de todo, prácticamente todo texto de

pensamiento crítico explica de qué manera todo, excepto el mensaje medular,

debe eliminarse del argumento antes de que pueda someterse a análisis. Así,

dada la naturaleza delimitada por reglas de la argumentación tal como es

concebida por la lógica informal, podría ser que la r'rpl- convencional sea la

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opción más apropiacla para Io que es "mejor'l Sin embargo, es nruy interesante(si no incluso irónico) qtre los cornunicadores nrás sutiles, atetltos v flexibles,los que usan una NIDI- retórica, c¿tsi con toda certeza llo van a ser aquellosque la lógica informalidentiticaría como los mejores argumentadores. Este

úrltimo grupo ciescansa clemasiado en la situación y contexto particulares ydemasiado poco en el argumento en Ianto qLre arf4Lutrcnto.

Otra pregunta se suscita si tr¿rtanros de pensar en el establecimiento de

reglas en todas las lógicas para el diseño de nrensajes. Quizá Ia manera en clue

uno se conrunica es relevante para las reglas que uno debe seguir para comu-nicar. Finalmente, varias equivocaciones, falaciasv errores podrían constmirsecomo tales sencillamente porqtre el obsen aclor trtiliza una lógica para el diseño

de mensajes difereltte de la de los participAntes, lo cual resulta en (digamos)

una estimación negativa c1e una forma cle argumento extrhña al obsen ador.

Otra írrea de la investigaciór-r en teoría de la conrunicación relevantea la teoría cle la argumentación incluve tlabajos acerca de ios llnes comocomponentes cle todos los episodios comtrnic¿rtivos l,especialnlente argu-

nrentativos. En el área de investigación de fines se da por sentado que todaslas interacciones comunicativos e ipso facto todas las argumentacionesinvolucran una variedad de fines. Siernpre estarán incluidos ciertos finespersonales [personal goctls, ego goals, fnce goals/ tanto corno fines que perte-necen a la relación entre los argumentadores. Esto aparte del fin estratégicoc¡ue podría (o no) ser el írnpetu real del argumento. La reler¡ancia del análisisde fines ptrede ejemplificarse, por citar un caso, en la obra de Bavelas y cols.(1990), donde se concluye que los comunicadores mejores, lnás sofisticados,eligert u.sar el equívoco y la ambigiiedad en ciertas situaciones antes quelastimar los sentimientos de alguien o parecer desagraclatrle. En este modelo,el no declarar su desacuerdo directamente y enunciar la propia posición sinambages no es un ejentplo de la "falacia" de equívoco, y ni siquiera de uilapobre técnica argurnentativn, sino el signo de un comtrnicador sofisticadoque se mueve con sigilo en un contexto de rnanejo delicado.

Hay una úrltima corriente que alimenta los desarrollos recientes de la teoríade la argumentación que requiere mención. En 1983, Janice Moulton ptrblicóun artículo que criticaba el "metodo oposicional" [c¿duersary method] queella veía como el modelo básico de las disputas filosóficas. Esta posturafue recogida y amplificada por Karen Warren en 19BB cuando arguyó queel "marco conceptual" medular sobre el que se basa la argumentación filo-sófica (y otras argumentaciones de alto nivel) es esencialmente patriarcal,enemigo de las mujeres, y diseñado para coadluvar a suprimirlas. AndreaNye, en su historia de la lógica, Words of power (1990), concluye tambiénque los modos de pensamiento abstractos y lineales, que valoran el seguir

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reglas sobre todo lo demás excluyen a las rnujeres y otros grupos que notienen acceso a Ia eclucación requerida, o cuyo modo de ser, psicológico o

sociológico, ne sopr€sta.tr para las estructurasde razonanliento dontinan-tes, propias de losvarones blancos europeos. Finalmetrte, DeborahTannen(1990), una teórica de la comunicación, expone en detalle cuán diferentesson los procesos naturales utilizado por las mujeres de los preferidos porIos hombres. EI resultado es, por decir lo menos, una dilicultad en com-prenderse y comunicarse a través de las barreras de género.

Si bien estas tesis son controvertidas incluso dentro de la comunidadfeminista, ios resultaclos de los argumentos producidos por las escritoras

feministas de la antilinearidacl a lo menos indican que es necesario cues-

tionar los sttpuestos tradicionales. Si las reglas y procedimientos que hansido históricamente enseñadas por los lógicos informales son excluyentes yhacen más fácil argumentar para (rnuchos) hombres que para (la mayoría de)

Ias mujeres, entonces existe una injusticia. Lo que es más, existe una fuerteprobabilidad de que los patrones considerados como naturales o básicospodrían serlo solamente para un grupo u otro, siendo el resultado una vez

más la necesidad de identificar cuáles son las reglas de la argumentación,o al menos la necesidad de expandir las técnicas y alterar las definicionesclave. La ideología tradicional mantiene, por ejemplo, que un buen argumen-to es un argumerlto fuerte que elimina ef'ectivarnente, o al menos debilitadramáticamente, la postura del oponente. En varios modelos, sin embargo,este enfoque carece severamente de ingredientes considerados por algunosautores o autoras como crucial. Los sentimientos de un oponente, su ego,lafutura relación entre proponente y oponente, y la continuación de un dis-curso agradable, son todos ellos factores (entre otros) que podrían intervenirpara encontrar una mediación entre lo que es "bueno" y lo que no lo es.

Correcta o erróneamente ha habido desde Aristóteles una separación entreIógica, dialéctica y retórica. De varias maneras esto se refleja en la separaciónde mente y cuerpo, y Ia diüsión de los argumentos entre aquellos que per-suaden y aquellos que convencen. La lógica informal desde sus inicios se haocupado primariamente con la inculcación de valores y técnicas que se vencomo pertenecientes a la dialéctica, al convencer, y asÍ como opuestas a laretórica que se ocuparía según esto con la (mera) persuasión. El resultado deello es que ciertos factores muy humanos tales como la emoción y la intui-ción han sido vistos como extraños a la argumentación en sentido estricto ysolamente como el dominio de otras disciplinas (la psicología y la teoría de lacomunicación) , o peor: como del interés de sofistas y manipuladores. Además,

el énfasis ha recaído sobre el examen de argumentos en forma aislada de su

contexto y de la situación social, política o cultural de los argumentadores.rr

rr Yo no considero un transfondo

de vernle palabras que acompaña

una cita en un encabezado de

periódico como una exPansión sufi

cienle del conlexto o Ia situación-

37

La dificultad con una visión tan estrecha estriba en que ha creadouna imagen de la hurnanidad que es demasiado estéril. Los seres huma-nos cambian sus creencias de manera interactiva, es decir argumentan,siguiendo múrltiples vías, de las cuales sólo algunas descansan exclusivao primariamente sobre patrones de razonamientos que han sido ya iden-tificados v categorizados. Lo que ha estado ocurriendo en la teoría de laargumentación es darse cuenta de que los aspectos hasta ahora poco estu-diados de la argumentación no son todos malos. La emoción,la intuicióny la presencia física no son plagas que infectan el territorio de la Razón,sino componentes perfectamente naturales y ordinarios de toda actividadhumana. Hoy día, el lógico informal clásico está teniendo problemas parahacer de lado los desarrollos en campos cle estudio paralelos que se ocupancon varios modos en que las personas se comunican y qü" rro caen dentrode la categoría nítida de lo "racional". Las tendencias actuales en teoría dela argumentación y teoría de la comunicación se acercan bastante a unavisión de los argumentadores como personas que están argumentandoantes que como actores acontextuales que ejecutan ejercicios de conductaapropiadamente ló gico - raci onal. Revi stas como l.nfo r mal Lo gic, Ar gumen -tation and Aduocacy, y Arguntentation, se dirigen y atraen cadavezmás a

un auditorio interdisciplinario. Congresos recientes sobre el tema tomandefensores del razonamiento crítico que creen que los argumentos debendespojarse de toda "basura" no racional y los enfrentan a científicos so-ciales que creen que ningún argumento debe entenderse en aislamientode su situación social y cultural. La marcha hacia la integración de estosenfoques es lo que más impacto está teniendo sobre la conformación delcampo. La fertilización cruzada es el resultado de grupos distintos quecomparten preocupaciones similares: ¿cómo podemos comprender ymejorar la actividad humana básica de la argumentación?

Bien podría ser que la meta de crear un ídolo de racionalidad al cualdebemos todos aspirar resultara poco realista y natural. También creo que esun error tratar de negary/o denigrar aquellos aspectos de la argumentaciónque no cumplen los cánones de la Iógica informal tal como son caracteriza-dos porlos proponentes crítico-racionalistas tradicionales. Acontecimientosrecientes en la teoría de la argumentación me parece que están desplazandoel campo en una dirección más inclusiva al tomar las preocupaciones dedisciplinas relacionadas y hacer que impacten las cuestiones con las quetradicionalmente se ha ocupado la lógica informal. creo firmemente quetodo esto es bueno.

Perelman y Toulmin partieron de una insatisfacción con la lógicaformal como modelo de la práctica argumentativa. Los estudiosos que lossiguieron han hecho contribuciones hacia una comprensión de la argu-mentación como un proceso humano. No son solamente los científicossociales los que ven que la argumentación tiene lugar en un contexto, sinoque los lógicos informales también lo üeron así. cuando Kahane (1971)

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actualizó los ejemplos de falacias clásicas para hacerlas "relevantes" a Ios

estudiantes contemporáneos, él fue parte de un moümiento inexorable--delo-formal a lo natural gtre, sin embargo, puede utilizar la fornralización

como representación, no como idealización. Continuar por esa vía resultará

inevitablemente en el avance de nuestro conocimiento de la argumentación

al tiempo que (esperamos) reemplace la violencia como instrumento para

hacer que las personas cambien sus creencias.

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