Guía didáctica para referentes que conviven con personas ... · Guía didáctica para referentes...
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Trabajo Final de Grado
Guía didáctica para referentes que conviven con
personas en situaciones de riesgos psicológicos. ___________________________________________________
Reconocimiento, consulta, duelo-aceptación, tratamiento-
medicación, crisis, internación y rehabilitación.
José Correa Nuñez
4.812.911-7
Tutora: Mag. Psic. Cecilia Baroni
Facultad de Psicología, Universidad de la República
30 de julio del 2016, Montevideo.
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Índice
Resumen 3
Introducción 4
Reconocimiento de que algo anda mal 7
Comprendiendo por qué los llamamos trastornos mentales y cómo los
reconocemos 8
¿Por qué consultar a un profesional de la salud? 13
El duelo con respecto a la nueva realidad y la aceptación de la misma 16
Algunos conceptos teóricos importantes respecto a los trastornos mentales 20
¿Cómo se identifican algunos delirios? 22
¿Qué son las alucinaciones? 24
Síntomas positivos y negativos 24
Tratamiento y medicación 26
Informaciones sobre posibles Crisis 28
Consideraciones para una internación 29
Recomponiendo su proyecto de vida 32
Bibliografía 36
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Resumen
Esta guía está orientada a brindar apoyo a los referentes, entendiendo la necesidad que
tienen los mismos de comprender la situación cuando se enfrentan a una persona de su entorno
que tiene actitudes muy distintas y persistentes en la convivencia. Se procura contemplar estas
situaciones y ayudar a reformular la presentación desde el núcleo de referencia a los diferentes
vínculos sociales. De esta forma se acompaña el proceso de tratamiento de la persona,
involucrando a los referentes y fomentando la participación del entorno en su totalidad, así se
generan nuevas formas de adaptación al estilo de vida habitual, considerando participaciones
que contemplen el sufrimiento subjetivo.
En la misma se destacará la importancia de poder expresarse; saber que como referentes
tienen la oportunidad de ejercer la escucha, desde una posición afectiva e involucrada en todo
el proceso que se desarrollará a partir de los primeros síntomas.
Palabras Claves: Guía, Trastornos mentales, Referentes.
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Introducción
Esta guía, realizada desde una perspectiva psicológica, va a contemplar las temáticas
relacionadas al proceso de salud y enfermedad, el cual se desarrolla en distintas etapas a partir
del momento que la persona empieza a sentirse “enferma”. Se pretende profundizar acerca de
lo que implica dicho proceso, qué entendemos por trastorno, por la idea de ser paciente, así
como actuar desde el lugar de los referentes.
Es muy importante conocer estas etapas y esta guía pretende brindar un acercamiento a las
posibles preguntas en lo que sería un primer síntoma. Se va a basar en el modelo médico
hegemónico, que desde la psiquiatría y también la psicología para trabajar las posibles
respuestas a esos síntomas toman al manual de psiquiatría (DSM-V).
El primer paso necesario en este proceso de salud-enfermedad es el reconocimiento de que
algo anda mal, esto hace que se pueda reconocer y detectar de qué forma se expresa o expresan
esos malestares o padecimientos, ya que nos damos cuenta que existen situaciones que no nos
parecen comunes en la persona que convivimos.
Realizar una consulta a profesionales de la salud es una nueva posibilidad a estos cambios
que se vienen notando, es sumamente relevante tener la oportunidad de comprender lo que está
pasando y dejar más clara la situación. La información especializada y adecuada va a calmar
inquietudes, dando nuevas posibilidades a partir de ese momento en que se logra comprender
más al respecto de los padecimientos de la persona.
Existe un duelo y una aceptación en este proceso, pero es necesario como referentes
comprender la nueva situación del integrante, buscar formas de contemplar la misma y a pesar
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de las dificultades que surjan, aceptar que estará condicionado por diferentes sentidos, lo que
no le va a permitir actuar de la misma manera.
Durante este proceso es necesario comprender cómo se da una crisis, en este período la
persona que padece está totalmente inestable emocionalmente y su punto de vista hacia la
realidad es otro, muy distinto al nuestro o al que tenía el/la mismo/a antes de estar en este
estado, por eso se dice que cuando un paciente sufre una crisis tiene una ruptura con la realidad;
es importante obtener una postura de acompañante durante ese proceso.
En este proceso es imprescindible realizar un tratamiento apropiado, existen determinados
pasos a cumplir para poder llevarlo a cabo eficazmente. En algunos casos la medicación tiene
un nivel elevado de importancia, por esto es de suma relevancia atender a estos aspectos desde
diferentes posturas.
Cuando se realiza algún tipo de internación, esta puede ser una de las situaciones más
complejas a enfrentar, porque implica la voluntad o no de la persona que padece, pero a pesar
de esto hay que tener presente que es favorecedor y se debe buscar siempre su participación,
por ser parte de un proceso que él/la misma/o está viviendo.
Otra etapa es recomponer su proyecto de vida, con diferentes alternativas para la mejora
de la calidad de vida de la persona que tiene un padecimiento psíquico y a su vez como
referentes involucrados en los posibles cambios, también como posibilitadores en las
interacciones sociales que se puedan ir dando.
Se procura que los referentes cuenten con el material como apoyo, pero principalmente como
una guía para la indagación de información al respecto de la situación, comprendiendo la
importancia de conocer en su totalidad las diferentes estrategias para convivir con la persona y
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los aprendizajes positivos que surgen mediante un proceso de superación de estilo de vida con
la persona afectada.
Se pretende que los referentes puedan actuar, en aquellas situaciones donde la persona que
padece no puede hacer determinadas cosas de forma autónoma, actuando como alguien que
realiza un equilibrio entre la persona que padece y la realidad. Se entiende que a veces los
referentes no saben cómo hacer y se sienten desbordados, o que no encuentran salidas ni
respuestas a lo que está pasando. Ante esta situación es importante no perder de vista que la
persona que padece es quien realmente lo sufre y quienes cuentan con la posibilidad de ponerse
en el lugar del otro son aquellos que conviven, pero no padecen, entonces ante esta posibilidad
es importante lograr adaptar y adaptarse a esa nueva realidad.
Se espera brindar información general con respecto a las diferentes maneras de manejar las
situaciones que puedan ocurrir. Esto implica tocar temas como el miedo de los referentes en
situaciones de crisis, la poca información y la medicalización entre otros temas.
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Reconocimiento de que algo anda mal…
Reconocer que una persona está diferente es parte de un proceso dinámico que implica
conocer, desconocer y luego reconocer, porque justamente reconocemos a alguien cuando lo
conocemos, y nos parece un desconocido cuando no reconocemos a la persona que conocemos,
cuando existen actitudes que podríamos pensar como extrañas en la misma. El desconocimiento
se puede dar por completo o quizás ya conocíamos a esa persona, pero ha cambiado, lo que nos
lleva a reconocerla. Esto se puede relacionar a personas que sufren algún tipo de padecimiento
psíquico, las volvemos a reconocer en su estado actual con las diferentes características.
Es importante como referentes observar cómo funcionaban y cómo funcionan, para que se
pueda dar el reconocimiento en sí. Luego la adaptación y el acompañamiento en esa situación
novedosa para los referentes y el nuevo funcionamiento que van necesitar, quizás acá surjan
diferentes roles o haya intercambios de los mismos.
Para comprender por qué se está usando determinados términos con relación a la locura, se
va a hacer un paneo muy breve de cuales se usaban antes y cómo se llega a la terminología
actual. A lo largo de la historia han existido diversas concepciones de la locura, dependiendo
del momento histórico en que nos posicionamos. Si hablamos de períodos históricos como la
antigüedad y edad media, se visualiza una estrecha relación entre locura y religión,
condicionando modos de relacionamiento, formas de inclusión y exclusión.
Si nos situamos desde la modernidad resulta relevante destacar el ingreso de la
medicalización, lo que permitirá concebir la locura desde un nuevo punto de vista, fue a partir
de ese punto que se permitió pensar a la locura como curable, lo que implicó tratar al loco como
“enfermo mental” en una institución de encierro.
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Desde ese período se comienza a utilizar tratados de psiquiatría para diagnosticar las
“enfermedades mentales”, en la actualidad posmoderna basándonos en el último tratado de
psiquiatría (DSM-V) se trata de una nueva nominación, siendo ésta la de trastorno mental para
los diferentes padecimientos. Este tratado de psiquiatría brinda una mirada y hace un abordaje
sobre la problemática centrada en lo que se conoce como síntomas y en el alivio o desaparición
de los mismos.
Según Berrios (2011):
(…) los SM [síntomas mentales] representan tanto los indicadores de la enfermedad
como la enfermedad misma. (…) Los SM se pueden dividir en: (a) afecciones
subjetivas (por ejemplo, sentirse ansioso, deprimido, irritable, escuchar voces, etc.), y
(b) signos y comportamientos determinados por los clínicos por medio de la
observación o de instrumentos (por ejemplo, delirios, trastorno del pensamiento,
retraso psicomotor, déficit cognitivo, desinhibición, apatía, etc.). (p.165)
De acuerdo a este mismo autor la suma de los síntomas mentales da forma a los trastornos
mentales (Berrios, 2011, p.153), como se enuncian en las clasificaciones de psiquiatría.
También se puede dar una lucha entre las expresiones instintivas y la manera de reprimir las
mismas, lo que conforma los síntomas. De esta forma se da una adaptación al síntoma que
actúa como impedimento a la situación que la persona tiene miedo a enfrentar.
Comprendiendo por qué los llamamos trastornos mentales y cómo los reconocemos
¿Por qué le llaman trastorno mental? Porque invaden al ser humano diferentes
fenómenos característicos de una enfermedad y estos fenómenos van a determinar una
situación que altera la personalidad. Influyen directamente en el estado cognitivo, en el
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comportamiento y regulación emocional de la persona; a estos cambios de comportamientos
los llamaremos síntomas, que se irán reflejando en los procesos psicosociales del individuo.
Entonces, ¿Cómo reconocemos un trastorno mental? quizás sea una de las preguntas más
inquietantes como referentes ante la duda de este padecimiento. En sí al trastorno mental
específicamente no lo vamos a reconocer, cuando somos totalmente ajenos, es decir no
contamos con las herramientas teóricas suficientes para reconocer, pero afortunadamente
existen especialidades que lo pueden hacer y tratar.
Como se viene desarrollando, el reconocimiento parte de identificar determinadas
características y estas en el caso de los trastornos mentales las llamaremos síntomas. Estos se
reconocen porque alteran el desarrollo intelectual de la persona, así como también el estado de
ánimo y su comportamiento frente a las normas establecidas por una sociedad.
Se trata de la modificación del comportamiento humano en alguno de estos aspectos, los
cambios más probables a ser observados son la irritabilidad, agresividad, aumento o
disminución del sueño (quizás apegado a lo que son los dolores físicos que pueden surgir),
cambios de humores muy frecuentes, cambios de apetito, deterioro de la higiene personal,
miedo, tristeza, problemas de concentración, aislamiento social, alteración de la sensibilidad,
creencias que no son comunes o exageraciones de poderes personales, entre otros. Uno o dos
de estos síntomas no estarán determinando un trastorno mental, pero sí lo serían cuando una
persona experimenta varios de estos síntomas juntos y es necesario que consulte con un
profesional en salud mental, dado que estos síntomas hacen sufrir a la persona.
Los síntomas no sólo cambian el comportamiento del sujeto, sino que cambian la posición
de sus propios sentimientos frente a otros y con otros, se estarán modificando las interacciones
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sociales. Aquí es cuando el reconocimiento de estas actitudes debe ser claro para el entorno
que convive con la persona, porque son quienes transcurren todo el proceso del sujeto y por
eso pueden permitir la eficacia de un tratamiento temprano.
“Cuando una persona dentro de un grupo familiar cambia, se enfrenta al sistema, lo
contradice con su conducta, se autodependiza de él… altera el sistema y provoca el conflicto”
(Maganto, 2004, p. 3).
En relación al reconocimiento, como referentes existen diferentes aspectos para atender de
esa persona que puede estar sufriendo un padecimiento psíquico, uno de ellos es tener en cuenta
la franja etaria de una persona, porque si hablamos de cambios de humores, agresividad e
inestabilidad emocional, entre otras características, en los adolescentes esto es esperable y no
necesariamente se está enfrentando a un trastorno.
Cuando el sujeto percibe los cambios que se están generando se puede enfrentar a diferentes
sentimientos, donde es probable que surja la resistencia y la negación al reconocimiento de lo
que está pasando. Es importante como referentes, considerar las diferentes subjetividades,
porque cada situación recorre un proceso característico de su realidad y cada persona se
enfrenta de forma distinta a la misma y su vez reacciona diferente.
Como referentes deben saber que es y para qué sirve un diagnóstico, Muniz (2003) lo define
como “aquellas intervenciones en las cuales para responder a la interrogante inherente a toda
consulta resulta necesario profundizar en el funcionamiento psíquico del sujeto”.
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Fernández (1987), considera que un diagnóstico hace referencia a “mirar, conocer, a través
de”, con esta forma de diagnosticar se puede pensar la mirada y la importancia como referentes,
permitiendo tomar en cuenta diversos aspectos que se salen de la individualidad de la persona
que padece.
En relación al diagnóstico es importante comprender la configuración del mismo, que es
solamente un nombre a esos síntomas y que inclusive puede haber más de un diagnóstico, por
error o porque son síntomas característicos de más de un trastorno y generan confusiones al
momento de determinar cuál sería su padecimiento psíquico.
El diagnóstico sirve para el profesional, como parte de un proceso de indagación acerca de
la “enfermedad”, pero el proceso estará más dirigido y relacionado a tratar y atender a los
síntomas que al diagnóstico en sí. Considerando las diferentes posibilidades que puede tener
una persona afectada, indagando sobre los distintos tratamientos que acompañan y contemplan
a esa persona, calmando esos síntomas mediante el proceso de intercambio con el profesional
y los referentes.
Es sumamente importante que quienes interaccionan con la persona diagnosticada,
comprendan la vivencia del mismo/a. Ese entorno debe encontrarse informado por parte de él
o los profesionales tratantes, para lograr entender esa vivencia y así convivir, hablar, compartir,
conocer a la persona y además así se podrá reconocer algunas “palabras” o “conceptos”,
posibilitando el actuar desde un lugar distinto, permitiendo reconocer y entender reacciones o
hábitos de la persona que padece los mismos. Un ejemplo de esto puede ser que la persona le
dice que escucha voces, “me hablan y me dicen cosas feas, que haga cosas...” ante esto el
profesional dirá que uno de los síntomas presentes es la alucinación. Es importante recordar
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que por lo delicado de las situaciones no es bueno enfrentar a la persona y tratar de convencerlo
de algo, ya que para aceptar esto requiere su tiempo.
Es relevante como referentes entender, que desde una posición de aceptación se está
posibilitando actuar desde una postura beneficiosa, para romper con el estigma que se genera
en la sociedad, de esta forma se está dando la oportunidad a la persona de estar contemplada
en su primer círculo de relaciones, más allá que en otros contextos se pueda enfrentar a
diferentes situaciones.
Establecer un vínculo con el profesional tratante o el equipo de salud hace parte de la
búsqueda de información adecuada, lo que favorece el entendimiento sobre lo que pasa y así
comprender la significación de los síntomas, como también qué se puede hacer para ayudar en
el desarrollo y tratamiento de la enfermedad. Desde la psicología existen diferentes formas de
abordar y tratar la situación, se va a tener en cuenta muchos factores influyentes para la persona
que puede estar con un padecimiento mental (siendo uno de los más importantes su entorno),
así como también se puede a través de distintas técnicas contribuir con el diagnóstico.
Por su parte Bock y Aguiar (1995) indican que el psicólogo es un profesional que debe trabajar
en la promoción de la salud, superando la práctica de prevención. La American Psychological
Association (APA) destaca como atribuciones del Psicólogo de la Salud las siguientes:
1. La identificación precoz de personas en situación de riesgo, definido en términos
psicológicos, comportamentales y socioculturales.
2. El desarrollo de programas efectivos de promoción de conductas saludables, considerando
particularmente las cuestiones ambientales a las cuales normalmente se somete al individuo.
3. La investigación, la comprensión y la intervención en factores que permitan una buena
calidad de vida en personas portadoras de enfermedades crónicas.
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4. La necesidad de realizar estudios e intervenciones en el campo comunitario y de la salud
pública.
5. La necesidad urgente de enfocar los problemas de salud desde una perspectiva global.
Por lo tanto, es innegable la aportación que el psicólogo como profesional y la Psicología como
ciencia tienen que ofrecer a las cuestiones cotidianas que involucran a individuos, comunidades
y sociedades en la búsqueda del tan deseado bienestar biopsicosocial. (Sebastiani, R., Pelicioni,
M. y Chiattone, H. 2001, 158-159)
En relación a todos estos puntos que se nombraron como aportes del psicólogo; justamente
esta guía apuesta a aspectos como los de investigación, comprensión e intervención, desde
diferentes ámbitos, para contribuir con el aprendizaje propio y para que en base a las diferentes
informaciones que se van plasmando, pueda ser de utilidad en la mejora de la calidad de vida
de las personas y que haya un entendimiento global de lo que son los padecimientos mentales.
En cuanto al sondeo de información es importante que esté apegado a profesionales de la
salud y nunca a la indagación masiva de internet, considerando que existen muchas páginas
que manejan esa información, pero no todas son correctas y para aquel que está alejado a la
temática, identificar la adecuada no es lo esperable. Por eso la importancia de la apropiación y
reflexión con profesionales de la salud sobre la debida información. En esta línea se puede
colaborar calmando ese vínculo diferente que se está dando al momento y no revolucionando
aún más, pudiendo generar otras enfermedades perjudiciales como el estrés, que a su vez estaría
siendo un acelerador de los síntomas.
¿Por qué consultar a un profesional de la salud?
Todos los aspectos que se van nombrando son parte del proceso salud-enfermedad. La
búsqueda de un profesional también requiere de información, los referentes deben indagar en
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conjunto con la persona que quiere consultar, con respecto a quién recurrir e involucrando a la
persona que padece en diferentes decisiones del proceso de su tratamiento, saber que es uno de
sus derechos elegir con quién atenderse.
El profesional de la salud debe brindar información completa sobre el proceso que comienza
y los pasos a seguir. En caso de no quedar claro, permitirse remarcar la duda hacia la
explicación del profesional y sí requieren medicación, exigir información sobre la misma y los
efectos que causa. Estas instancias no deben ser pasados por alto, pueden darse por parte del
profesional, pero cuando no se dan las debidas explicaciones, el/a acompañante referente y el/la
consultante, deben saber cuáles son sus derechos para poder exigirlos, como por ejemplo un
dialogo claro con el profesional.
Estos aspectos forman parte del derecho del usuario de la salud y el acompañamiento es
muy importante para recoger toda la información posible. Un punto muy importante a observar
como referentes son los efectos de la medicación, se debe tener en cuenta que quien realmente
los siente es la persona que padece, es por esto que debe ser escuchada luego de ser medicada.
Como referentes luego de tener claro los efectos de la medicación en la persona que padece, en
conjunto, pueden reflexionar y repensar con los efectos que había previsto el profesional.
Cuando no estén de acuerdo o que permanezcan con algunas dudas al respecto, exigir otra
instancia y aclarar los efectos vividos por la persona luego de ser medicada. El/la acompañante
puede recurrir nuevamente en caso de aquellas personas que no quieran tomar la medicación,
consultar sobre particularidades como ésta. Puede que esto requiera de derivaciones a otros
profesionales de la salud mental, pero serán de ayuda para el proceso del tratamiento.
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En relación al acompañamiento, como referentes, la contención y a lo que respecta a la
persona que puede estar con algún padecimiento mental, a todo esto, es sumamente positivo
poder contemplarlo con un acompañamiento psicológico, necesario en cuanto al tratamiento
médico y las demás disciplinas que estén involucradas en el proceso. Para poder generar una
atención específica a los diversos aspectos subjetivos que antes planteamos, los cuales pueden
ser propuestos desde los referentes inclusive, pero así observados y tratados desde diferentes
puntos, permitiendo desarrollar expresiones que surgirán en los intercambios con los referentes,
el consultante y el equipo interdisciplinario involucrado.
Grau (1997) señala que la Psicología de la Salud es la especialidad de Psicología que interviene
en todas las cuestiones que involucran a las interacciones salud-enfermedad. Buela-Casal
(1999) afirma que el psicólogo de la salud es un profesional que puede trabajar en ámbitos tan
diversos como el tratamiento psicológico de trastornos orgánicos, en colaboración con
tratamientos médicos para diversos trastornos, incluso en la planificación y adherencia al
tratamiento, programas de prevención de trastornos orgánicos y psicológicos y, por
consecuencia, en la promoción de conductas saludables.
Atender a la subjetividad de la persona que está padeciendo y no quedarse solamente en el
tratamiento médico es muy importante. El psicólogo además de escuchar y trabajar en conjunto
con la persona, va a realizar diferentes intervenciones, como por ejemplo trabajar y fortalecer
determinados aspectos con los referentes y la persona que padece. Esto le brinda otra posición
al que padece y le permite desarrollar nuevas actitudes, motivando y contemplando el
tratamiento médico desde otro punto.
Si como afirman los psiquiatras (apoyados con mucho poder por la industria farmacéutica) los
síntomas subjetivos del malestar psíquico son enfermedades como las demás, los valores que
se han propuesto desde salud mental perderían su sentido. Si esta ideología triunfa, entonces
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estos malestares deberían ser atendidos por los médicos psiquiatras o neurólogos, no por
equipos de distintas disciplinas, con intervenciones de tipo psicosocial, y con participación de
quienes padecen el trastorno, su familia y la comunidad. (Galende, E. 2008 p.25)
Escuchar el pensamiento de la persona resalta diferentes aspectos, entre ellos está el
enfrentamiento al padecimiento psíquico. Asimismo, surgirán expresiones que van a permitir
su reconocimiento, pero la escucha de los referentes hacia sus razones de comportamientos
permite el desarrollo de un proceso, que comienza posibilitando el derecho a la expresión de
sentimientos. En estas instancias el acompañante terapéutico no solo está capacitado para
identificar y calmar síntomas, sino también para trabajar en y con la situación global del entorno
de la persona que padece, en estos aspectos pueden ser esenciales las diferentes herramientas
técnicas para la contención grupal.
El duelo con respecto a la nueva realidad y la aceptación de la misma
El proceso de aceptación de la enfermedad y la forma en que cada miembro de la familia se
involucra en el tratamiento del paciente son distintos, según el tipo de relación que se mantiene
con el enfermo y la forma de afrontar la situación. (Budd R, Oles Gm, 1998, p. 304-309).
La aceptación de la “enfermedad” para los referentes, así como para el integrante que padece
un trastorno mental, es en el proceso uno de los pasos más importantes. Porque determina las
posibilidades que existen para estas personas y los diferentes procesos que surgen mediante el
interés, a medida que se va profundizando en relación al avance del paradigma de salud mental.
“El cambio de paradigma en el entendimiento de la salud mental, ha posibilitado profundizar
en los abordajes psicosociales, integrando a familia y comunidad en las estrategias de
rehabilitación” (Del Castillo, Villar y Dogmanas, 2011, p. 83-96).
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La experiencia de enfrentar el diagnóstico cuando no se tiene información suficiente genera,
por una parte, angustia y desesperación en los familiares, y por otra, produce mucha
incertidumbre en cuanto al tratamiento y las expectativas de vida del paciente. Es por esto que
la atención es necesaria porque el diagnóstico provoca un daño emocional.
El médico tiene que tomar en cuenta que el diagnóstico genera un bloqueo emocional en los
familiares que les impide escuchar claramente las explicaciones iniciales; por ello, es necesario
concertar otras consultas para cerciorarse, por medio de preguntas, de que la familia ha
entendido. A pesar de que resulta tedioso para el médico —y posiblemente costoso para las
instituciones—, el tiempo que se invierta en estas primeras sesiones tendrá sus frutos en el
transcurso del tratamiento, pues con ello se evitarán muchos errores y malas interpretaciones.
(Rascon, M., Valencia, M., Dominguez, T., Alcántara, H. & Casanova, L., (2014) p.
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Para los referentes un diagnóstico puede ser tranquilizador o generar el efecto contrario:
asustarla, por lo cual recomendamos que si no entiende algo pregunte todo lo que quiera, dado
que el profesional de salud mental debe estar preparado para poder informar sobre un
diagnóstico primario, su posible tratamiento y evolución. Por otra parte, la persona que recibe
un diagnóstico también puede asustarse o rechazarlo, así como el tratamiento, dado la cantidad
de mitos y prejuicios en torno a la locura y la enfermedad mental. Recomendamos no usar el
diagnóstico ni la situación de enfermedad para manipular o convencer a la persona, dado que
aceptar la nueva realidad lleva tiempo y comprensión.
El hecho de complementar la situación de la persona que sufre un trastorno mental, requiere
además de la información al respecto, la disposición de los referentes, para aprehender la
información y reformular la misma de acuerdo a la situación con el integrante. Así se piensa a
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los referentes como psico-educadores, componiendo los objetivos para sacar adelante las
distintas decisiones y modificaciones necesarias en el estilo de vida grupal.
Las intervenciones psicoeducativas son una parte importante de los programas de
rehabilitación, siendo fundamentales en aquellos sujetos con un alto riesgo de recaída.
Los objetivos que se pretenden con la psicoeducación son los siguientes:
– Proporcionar información comprensible y actualizada sobre la enfermedad mental.
– Mejorar la adherencia al tratamiento.
– Prevenir las recaídas.
– Favorecer la conciencia de enfermedad y las consecuencias del estigma asociado a la
enfermedad.
– Promover el mayor grado posible de autonomía del paciente en todos los aspectos
relacionados con su enfermedad.
– Normalizar y promover la relación terapéutica entre el paciente y el equipo asistencial.
(Fernández J., Touriño R., Benítez N., Abelleira C., 2010, p.97)
Siguiendo la idea de Skliar, C. (2013) con respecto a la educación de familiares o referentes, es muy
importante entender el término inclusión educativa, la importancia de que los referentes logren
informarse por igual, que acompañen y estén dispuestos a aprender del otro también. Este autor plantea
en la conferencia 1° Encuentro de Educación en la diversidad, abordar al término inclusión desde la
escucha, del interior del otro, conformando la inclusión desde una mirada de igualdad y comprendiendo
la diversidad del otro.
En esta línea de pensamiento vemos lo importante de que los referentes se planteen como
un sistema, que requieren un funcionamiento acorde a todos, para que los diferentes procesos
que puedan surgir sean acompañados por igual y que no hayan instancias de distanciamientos
entre ellos por alguna situación en particular, debe pensarse como general a toda la situación y
contemplarse con las diferentes posibilidades.
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El sistema le pone un nombre, es "malo, loco, tonto", y como solución se presiona para que
sea de nuevo como antes (que no cambie, aunque sea a mejor), o se prescinde de ese miembro
(se aísla o se vive como si no existiese), o bien se acepta el cambio y cambia el grupo. Todo
el proceso vital de crecimiento de la familia supone cambios en el equilibrio y nuevas
readaptaciones que provocan crisis de crecimiento o patologías mas graves. (Maganto, 2004,
p. 3).
La importancia depositada en los referentes no es solamente por considerarlos como los
primeros a convivir en situación, sino que, debido a esa convivencia e intercambio de
experiencias pueden ser los más propicios a atender detalles del integrante que padece el
trastorno mental. Contribuir en un tratamiento eficaz desde la subjetividad del integrante; así
no dejan que escapen detalles en momentos como el de medicalizar o dirigir un determinado
tratamiento. Hacer uso del conocimiento que se tiene de la persona afectada desde un perfil
voluntario, motivado e interesado ayudará durante todo el proceso, lo estarán acompañando
desde el afecto y renovando la historia en conjunto. De esta manera no queda solamente la
persona que sufre el trastorno mental como la que modifica la rutina, porque el sistema
acompañó y contempló en las diversas situaciones.
Este proceso en funcionamiento evitará situaciones de desgaste y abandono, optimizando
los detalles ya mencionados como la participación e información sobre el tratamiento,
acompañamiento inclusive de la medicación que se le suministró, permitiendo así atender a la
subjetividad de la persona afectada.
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Algunos conceptos teóricos importantes respecto a los trastornos mentales
Teniendo en cuenta los objetivos de esta guía como información para referentes, es
necesario comprender de qué se tratan los trastornos mentales, para abordar la temática en
profundidad y cómo están caracterizados los mismos de acuerdo al Manual Diagnóstico y
Estadístico de los Trastornos Mentales 5ª edición, a su vez se buscará una reflexión “más
práctica” sobre cada concepto, procurando de esta forma crear un puente entre los desarrollos
teóricos de este manual y la sociedad de manera genérica, esperando que exista un
entendimiento lo más completo posible por parte de todos/as sobre estas temáticas.
Un trastorno mental es un síndrome caracterizado por una alteración clínicamente significativa
del estado cognitivo, la regulación emocional o el comportamiento del individuo que refleja
una disfunción de los procesos psicológicos, biológicos o del desarrollo que subyacen en su
función mental. Habitualmente, los trastornos mentales van asociados a un estrés significativo
o a discapacidad, ya sea social, laboral o de otras actividades importantes. (Asociación
Americana de Psiquiatría. (2013) p. 20)
Trastorno del neurodesarrollo no especificado
Esta categoría se aplica a presentaciones en las que predominan los síntomas característicos
de un trastorno del neurodesarrollo que causan deterioro en lo social, laboral u otras áreas
importantes del funcionamiento, pero que no cumplen todos los criterios de ninguno de los
trastornos de la categoría diagnóstica de los trastornos del neurodesarrollo. La categoría
trastorno del neurodesarrollo no especificado se utiliza en situaciones en las que el clínico opta
por no especificar el motivo de incumplimiento de los criterios de un trastorno del
neurodesarrollo específico, e incluye presentaciones en las que no existe suficiente
información para hacer un diagnóstico más específico (por ejemplo, en el ámbito de
urgencias). (Asociación Americana de Psiquiatría. (2013) p. 86)
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En relación a lo anterior podemos decir de otra forma que los trastornos del neurodesarrollo
no especificado son aquellos que el médico opta por no definir un trastorno mental específico,
entre las razones que tiene para optar por esto, está la que haya más síntomas de los esperados
en un trastorno mental exacto, o sea que haya síntomas de un trastorno mental y de otro, o que
no cuente con las herramientas necesarias para especificar un trastorno mental.
Espectro de la Esquizofrenia y otros trastornos psicóticos
Los trastornos del espectro de la esquizofrenia y otros trastornos psicóticos son la
esquizofrenia; otros trastornos psicóticos y el trastorno esquizotípico (de la personalidad). Se
definen por anomalías en uno o más de los siguientes cinco dominios: delirios, alucinaciones,
pensamiento (discurso) desorganizado, comportamiento motor muy desorganizado o anómalo
(incluida la catatonía) y síntomas negativos. (Asociación Americana de Psiquiatría. (2013) p.
87)
En otras palabras y buscando una manera práctica de entender estos conceptos, la
esquizofrenia es un trastorno de la personalidad, donde se da una distorsión en el pensamiento
y las personas afectadas van a presentar los síntomas nombrados, que serán desarrollados más
adelante.
Resulta interesante exponer un ejemplo de esquizofrenia paranoide en la película “A
Beautiful Mind (una mente maravillosa)”, con el fin de aportar a la reflexión y así obtener un
mayor acercamiento al trastorno mental. En esta película el protagonista comienza a sufrir sus
delirios y se nota como esto afecta sus relaciones sociales, afecta su condición física y a su vez
interfiere en los vínculos familiares y amistosos. Este ejemplo permite observar detalles reales
para la persona que lo padece y además se puede observar esa constante lucha, que existe para
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aquellos que padecen este trastorno, entre el uso de la razón y los delirios que comandan a otra
realidad.
¿Cómo se identifican algunos delirios?
Los delirios son creencias fijas que no son susceptibles de cambio a la luz de las pruebas en
su contra. Su contenido puede incluir varios temas (p. ej. persecutorios, referenciales,
somáticos/ religiosos, de grandeza).
Los delirios persecutorios (es decir, la creencia de que uno va a ser perjudicado, acosado,
etc., por un individuo, organización o grupo) son los más comunes.
Los delirios referenciales (es decir, la creencia de que ciertos gestos, comentarios, señales
del medio ambiente, etc., se dirigen a uno) también son comunes.
También pueden aparecer delirios de grandeza (es decir, cuando el sujeto cree que él o ella
tiene habilidades, riqueza o fama excepcionales) y delirios erotomaníacos (es decir, cuando
el individuo cree erróneamente que otra persona está enamorada de él o ella).
Los delirios nihilistas suponen la convicción de que sucederá una gran catástrofe, y los
delirios somáticos se centran en preocupaciones referentes a la salud y al funcionamiento de
los órganos. (Asociación Americana de Psiquiatría. (2013) p. 87)
En forma general podemos decir que los delirios son creencias que se sostienen sobre
determinados asuntos y que no se pueden sujetar lógicamente, a su vez tampoco son creencias
comprobables a través de la experiencia y que por lo general no coinciden con la realidad de la
persona que las está afirmando.
Los delirios persecutorios generalmente son vistos como los más comunes y estas personas
tienden a justificar todo lo que les sucede, a su vez siempre van a plantear que son víctimas y
todo va a girar en torno a esa persecución. Toman como obstáculo para el desarrollo de su vida
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razones que no son propias, por ejemplo; no obtener el empleo que quería porque la persona
que lo iba a contratar le quería hacer el mal o le tenía envidia.
Un ejemplo de los delirios persecutorios se observa en la película “Black Swan (El cisne
negro), donde Nina el personaje principal a lo largo de la de la película va sufriendo de forma
ascendente alucinaciones y presenta un delirio persecutorio hacia Lily su compañera,
generando situaciones de angustia y perplejidad.
Los delirios referenciales son aquellos que se presentan cuando una persona cree que todo
su entorno le envía “mensajes”, por ejemplo, lee una noticia en el periódico y cree que ese
mensaje es para él/la, a pesar de no ser el destinatario se encuentra convencido de que existe
un contenido especial que lo permite reafirmar su delirio.
En lo cotidiano los delirios de grandeza pueden ser más notables, un ejemplo claro, está
en aquellas personas que asumen un costo de vida sumamente alejado a lo que los posibilita la
realidad (delirios de riqueza), o que creen tener poderes y habilidades especiales, pueden llegar
a pensar que son personajes famosos o que están desarrollando un proyecto ambicioso.
Asimismo, pueden sospechar que alguien le quiere robar las ideas o si esos terceros dudan de
sus capacidades, se los puede apreciar irritados.
En cuanto a los delirios erotomaníacos, están caracterizados por una creencia equivocada
de que una persona está enamorada de él/la, esta idea se puede dar por una mala interpretación
o percepción y generalmente esa persona que estaría enamorada de él/la está en una posición
social superior. En relación a esto resulta interesante observar la película “À la folie... pas du
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tout (Solo te tengo a tí)” que ejemplifica este delirio, tratándose de una jóven estudiante que
padece este delirio y cree que un médico está enamorado de ella.
Los delirios nihilistas generalmente presentan ideas delirantes en torno a la inexistencia de
partes de su propio cuerpo o de otras personas, se da una negación de la existencia.
¿Qué son las alucinaciones?
Las alucinaciones son percepciones que tienen lugar sin la presencia de un estímulo externo.
Son vividas y claras, con toda la fuerza y el impacto de las percepciones normales, y no
están sujetas al control voluntario. Pueden darse en cualquier modalidad sensorial, pero las
alucinaciones auditivas son las más comunes en la esquizofrenia y en los trastornos
relacionados. Las alucinaciones auditivas habitualmente se experimentan en forma de voces,
conocidas o desconocidas, que se perciben como diferentes del propio pensamiento.
(Asociación Americana de Psiquiatría. (2013) p. 87)
Las alucinaciones se dan a través de nuestras sensaciones, las más comunes son auditivas
o visuales, ver cosas o personas que no son reales o escuchar voces. Son engaños que hace la
mente y casi siempre son en situaciones difíciles, buscando una conducta de fuga. En esta
situación la persona no sabe distinguir si aquello que escucha o que ve es real, ya que para ellos
es real al momento que lo sufre y sólo se dan cuenta que no lo son cuando un tercero les dice;
estas alucinaciones generalmente son de forma esporádica.
Los síntomas positivos de un trastorno mental también están caracterizados por delirios y
alucinaciones, pero no se dan de una forma continua, generalmente son personas que pierden
el contacto con la realidad y estos síntomas aparecen y desaparecen, en alguna de las veces
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pueden ser más intensos, así como en otras casi no se los percibe, la frecuencia y la intensidad
de estos síntomas va a depender mucho si la persona está o no está recibiendo el tratamiento.
Los síntomas negativos son los principales causantes de enfermar en las personas que
pueden padecer esquizofrenia y son menos probables en otros trastornos psicóticos. En lo que
son síntomas negativos característicos de la esquizofrenia, se destacan: la expresión emotiva
disminuida que justamente es la disminución de la expresión de las emociones mediante el
rostro, los ojos, la forma de hablar y el tono de voz, los movimientos de la mano, la cabeza y
la cara que generalmente es donde más se nota la poca expresión de sus emociones. La abulia
se percibe cuando el sujeto no realiza actividades que antes las hacía por iniciativa propia y
con un propósito, ahora no solo no las realiza, sino que se lo puede observar sentado durante
largos períodos, sin interés en desarrollar actividades.
Otros síntomas negativos que se pueden observar son la alogia, la anhedonia y la
asocialidad. La alogia se percibe cuando hay una reducción intensa del habla, no realiza charlas
espontáneas y se nota la disminución del flujo en la conversación. La anhedonia se observa
cuando el sujeto pierde el interés por realizar casi que cualquier actividad, no siente placer o
satisfacción cuando las lleva a cabo. La asocialidad refiere a la falta de interés por realizar
interacciones sociales, puede estar asociada a la abulia, así como también puede ser indicativa
de que hay escasas oportunidades para la interacción social.
Generalmente los síntomas negativos están asociados a la interrupción de las emociones y
los comportamientos normales del sujeto, estas personas suelen requerir de ayuda diaria en sus
actividades, inclusive puede que descuiden su higiene. Estas características son parte de un
padecimiento psíquico, como el de la esquizofrenia, observar estos cambios desde un principio
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permite que realmente se entienda desde el padecimiento y no haya confusiones con relación a
la falta de voluntad.
Tratamiento y medicación
Se pueden realizar diferentes intervenciones en el tratamiento de una persona con trastorno
mental, y la medicación en determinados casos forma parte de ese proceso. Es una realidad que
está por detrás de las personas que padecen algún tipo de enfermedad, en el caso de los
trastornos mentales, funciona como estabilizador en la vida diaria de la persona. Ejerce un
poder sobre las actitudes de la persona, calmando los síntomas y previniendo las crisis. Por eso
la importancia de permanecer con la medicación recetada y su tratamiento adecuado, luego de
haber recabado todas las informaciones necesarias sobre el medicamento con el técnico de
salud mental.
El funcionamiento adecuado de la persona que padece un trastorno mental va a depender
también del seguimiento de su tratamiento, los referentes pueden estar presentes para observar
ese seguimiento y a su vez recordar detalles, como por ejemplo el horario adecuado para tomar
la medicación. En situaciones específicas como cuando la persona se niega a tomarla, es bueno
escuchar sus razones y aclarar la importancia de hacerlo. En caso de que se repitan estas
situaciones informarle al profesional de la salud mental, que también está preparado para
orientar cuando se dan estas instancias.
Con respecto a la medicación si bien es necesaria en determinados casos, no se debe pensarla
como única solución, de esta forma no se cae en una actitud cómoda pensando solo en calmar
al síntoma. Existe una persona que está en tratamiento y sí, está medicada, pero es importante
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que el/la misma pueda reflexionar sobre el proceso que está realizando y pueda “pensarse” con
sus actitudes.
Intervenir para abrir las dimensiones del conflicto, reconocer sus fuerzas, hacer que se exprese
en las palabras y el pensamiento del mismo sujeto, no es simplemente exponer al sujeto a su
sufrimiento sino aceptar que si el conflicto o la contradicción hablan podemos escuchar sus
razones; el pensamiento y la reflexión es el medio por el cual el hombre puede asumir, sin
síntomas, los avatares de sus deseos y de su existir junto a los demás. El psicofármaco actúa en
sentido contrario. Aliviar, silenciar los afectos que acompañan al conflicto y expresan el
malestar del sujeto (la angustia, la ansiedad, el insomnio, la obsesión, la tristeza y el desgano
del depresivo), no es sólo silenciar el conflicto es también jugar a favor del síntoma y su
permanencia, en tanto impide al sujeto actuar con conciencia sobre las contradicciones de sus
deseos o de su realidad. Para la mayor parte de los individuos resulta tentadora la solución del
medicamento para los dolores del malestar subjetivo: al entregarse al saber y al poder del
especialista, establecidos en el imaginario social como dominio médico del malestar, pueden
abandonar los esfuerzos por hacer inteligible su malestar y enfrentar las contradicciones de su
vida. (Galende, E. 2008 p.27)
Un tema importante a recordar son los “aceleradores” de las crisis, por ejemplo, determinados
tipos de drogas que perjudican al tratamiento. Además, este tipo de sustancias cuando son
ingeridas estando medicados desarrollan crisis frecuentemente. Cuando la persona que padece
un trastorno mental comienza a consumir drogas, el peligro a una crisis es mayor; por ejemplo,
la descompensación que le puede generar si alguien no le brinda esas drogas, porque la adicción
puede traer severas consecuencias.
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Informaciones sobre posibles Crisis
Como referentes es bueno que se entienda que una crisis es un cambio repentino en el
desarrollo de una personalidad, podemos hablar de una crisis cuando afecta el estado de ánimo
de una persona, atravesando directamente hacia sus emociones. Una crisis puede estar
determinada por diversos factores externos o internos.
Existen dos grandes distinciones de crisis, las denominadas del desarrollo que son comunes a
la mayoría de las personas y por ende esperables, lo que no las exime de portar un potencial
conflictivo diferente para cada caso singular y las crisis circunstanciales que no responden a
parámetros relacionados con la maduración de los individuos, sino a fenómenos particulares
e imprevisibles (Amorín, 2010; Fernández L., 2010 y Slaikeu, 1988)
Una crisis es un estado temporal de trastorno y desorganización, caracterizado principalmente,
por la incapacidad del individuo para abordar situaciones particulares utilizando métodos
acostumbrados para la solución de problemas, y por el potencial para obtener un resultado
radicalmente positivo o negativo. (Slaikeu, 1988 p.11)
Saber actuar frente a una situación de crisis requiere manejar los temas que mencionamos
anteriormente, porque si el trastorno mental reconocido, aceptado y hubo atención
especializada, podrá ser revertida de otra forma, comparando con aquellos que no lograron este
proceso. La persona afectada al momento de una crisis enfrenta una ruptura con la realidad de
forma temporal, de modo que no puede reconocer o funcionar como lo hace habitualmente con
su entorno, esa realidad está alterada.
La información abarcada por sus referentes será esencial, para identificar cuando la persona
afectada por un trastorno mental puede estar por vivir una crisis, cuanta más información haya
sobre el padecimiento de la persona y acompañamiento del sujeto, más posibilidades existen
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para reconocer cuando se aproxima una crisis. De la mano del conocimiento también debe estar
la comprensión como referentes, porque cuentan con la posibilidad de razonar y actuar. A su
vez pueden tener presente que la persona afectada cuando vive una crisis no cuenta con las
posibilidades de razonar y probablemente esté desconcertada, con miedo por la pérdida del
control mental y emocional.
Comprender y contemplar esta situación desde una postura con posibilidades y no solamente
por mantener el uso de la razón, sino también por poder expresar otra postura que no esté
aterrada y que modifique lo que está sucediendo en base al entendimiento. Porque los referentes
saben lo que está sucediendo y por qué está sucediendo, una de las alternativas es imponer la
calma, que dará otro sentido a la situación.
Durante este proceso de crisis se presenta una desorganización de los diferentes síntomas,
pueden presentarse todos juntos y esto llevará al momento de ruptura con la realidad,
presentando un momento de agudeza a la persona que padece el trastorno mental.
Consideraciones para una internación
Si se recorrieron todos estos pasos anteriores en este proceso salud-enfermedad y se
realizaron diferentes intervenciones por profesionales de la salud mental. Luego de haber
cumplido este proceso, los profesionales en conjunto con los referentes y considerando la
persona que padece el trastorno mental, deberán evaluar si es necesaria o no una internación
de la misma. A partir de ese momento se debe tener en cuenta que esta situación es bastante
compleja, probablemente haya un desconcierto y se perciban otras actitudes en la persona,
donde pierde el control y no es consciente de determinadas acciones.
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La situación si bien puede o no formar parte de todo el proceso que venimos recorriendo
(porque puede recorrer todo el proceso anterior y no ser necesario una internación), pero en
caso de una internación se torna una situación novedosa. Porque él/la persona que padece un
trastorno mental se vuelve a caracterizar por diferentes sentimientos de ruptura con la realidad,
pero ahora persistentes y la internación puede ser para él/la que padece voluntaria o
involuntaria. Con respecto a esto último se debe mencionar que aquella persona que conoce su
padecimiento, que cuenta con toda la información y cumplió con todo el proceso desarrollado
anteriormente, puede ser preparada de cierta forma para una posible internación, para que la
misma no sea involuntaria en su totalidad.
Es conveniente “preparar” a la persona con la intención de comunicarle los siguientes pasos
para llevar adelante su tratamiento. Esta comunicación es favorable, tanto para la persona que
padece un trastorno mental, así como también lo es para los referentes, el hecho de poder
expresar las decisiones puede ser tranquilizador, teniendo en cuenta que por un tiempo
determinado no va a convivir con ellos, si no es una internación domiciliaria.
Si existe la posibilidad de realizar una internación domiciliaria, seguramente los
profesionales de la salud mental consideren como una incidencia eficaz en el proceso. Cuando
la persona puede continuar su tratamiento sin romper su estructura diaria de convivencia, se
está evitando modificar su círculo de relaciones y a su vez no se aleja de aquellos que más
conoce.
Cuando no es una internación domiciliaria, es importante para continuar la participación en
el proceso, que los referentes recaben toda la información necesaria sobre el servicio de salud
mental correspondiente a esa internación. De los diferentes procesos que realizan estos
servicios, para con toda la información que tienen del trastorno mental, el comportamiento que
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viene desarrollando el integrante que padece, la adaptación a sus nuevas rutinas, el uso
adecuado de la medicación, con todos estos aspectos y otros más que consideren, demostrar el
interés e involucramiento con la persona afectada.
Lo mencionado puede tener influencia al momento de ejercer sus derechos sobre el servicio
de salud mental. Puede ser el simple hecho, de que en un momento dado la persona que padece
un trastorno mental solicite la presencia sus referentes y el servicio de salud mental sabiendo
que cuenta con estos vínculos (que son presentes y que están involucrados con el/la persona)
los cite, considerando como positiva la presencia.
El servicio de salud mental tiene determinadas reglas, como por ejemplo los días y los
horarios de visitas, con respecto a esto es muy importante que los referentes puedan naturalizar-
lo. De esta forma concurren y evitan que las personas que permanecen internadas estén en una
“simple” espera, para ellos esperar a alguien es motivador, aunque no puedan expresarlo
muchas veces, es probable que siempre estén a la espera. Dentro del servicio de salud mental
generarán nuevas relaciones, un círculo nuevo con diferentes realidades. En este
acompañamiento constante por parte de los referentes, sería interesante que conozcan un poco
ese círculo, que estén “actualizados” de qué están haciendo en este nuevo paso del proceso
salud-enfermedad.
Con respecto a las internaciones prolongadas los referentes deben ser conscientes, que las
lógicas manicomiales que se dan en muchas instituciones generan un debilitamiento en la
personalidad del sujeto y estaría afectando las posibles interacciones sociales del mismo.
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Previa y durante la internación, es importante que los referentes que lo/la están
contemplando conozcan todos estos aspectos de posibles, todas las interacciones de la persona
que se interna. Es esencial tener en cuenta la pérdida de los vínculos y en qué medida los
referentes pueden recuperar, considerando las normas de la nueva institución que puede o no,
ser flexible a cambios en la rutina de la persona que padece el trastorno mental.
Recomponiendo su proyecto de vida
Recomponer la vida de una persona que padece un trastorno mental, hace parte de lo que
llamaremos rehabilitación psicosocial, son las diferentes alternativas, intervenciones y apoyos
que existen para ayudar a la persona. Procurando que esta persona recupere o adquiera las
capacidades cognitivas para desarrollar una vida más autónoma. Una forma de vida más
autónoma, entre algunas otras cosas requiere que, la persona pueda convivir y desenvolverse
en la sociedad, a su vez recupere o adquiera funciones en la misma, como por ejemplo
relacionarse o conseguir un empleo.
Resulta significativo entender que desde todos los ámbitos se puede ayudar en una
rehabilitación psicosocial, no necesariamente se trata de un centro para esta función, por lo
contrario, sino que lo que se busca es que, desde los referentes, así como las diferentes
relaciones que puedan existir, provoquen la rehabilitación psicosocial. Es una forma de atender
a la persona que padece el trastorno mental, donde sí van a existir una serie de recursos y
requisitos, pero en general y en base a una comunidad se puede proporcionar una mejor calidad
de vida para la persona.
La rehabilitación psicosocial se conceptualiza desde la Organización Mundial de la Salud
(OMS) en colaboración con World Association for Psychosocial Rehabilitation (WARP, 1996)
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como un proceso que permite a la persona afectada, lograr una mejor independencia en relación
a la comunidad, una mejor competencia individual y de esta forma, una mejor calidad de vida.
Desde Castillo, Villar y Dogmanas (2011), “se entiende a la rehabilitación como un modelo
terapéutico basado en el paradigma biopsicosocial, enfocándose el mismo en mejorar la vida
del paciente, su familia y la comunidad.”
De acuerdo al modelo biopsicosocial, que hace hincapié en la mejora de la calidad de vida
de las personas involucrando a los referentes y a la sociedad. Desde esta postura es importante
remarcar que esta guía justamente está dirigida a referentes, pero que en el proceso de
rehabilitación será imprescindible la apertura a intercambios sociales, incluyendo a la persona
que padece un trastorno mental e incluyéndose cada referente como un grupo que funcione más
allá de las normas comunes y que actúe en base de apoyo e integración.
En cuanto a la rehabilitación, la información del tratamiento debe ser conocida en
profundidad, la medicación que reciba la persona necesita ser conocida por las diferentes
disciplinas, para comprender y abarcar la verdadera necesidad de la misma, esto va a permitir
centrarse en la persona y conocer de manera amplia las características de la misma, luego
acompañar el proceso.
Siguiendo el Consenso Intercentros del Uruguay (Comisión Intercentros de Rehabilitación
Psicosocial del Uruguay, 2005) la Rehabilitación puede definirse como un modelo terapéutico
integral basado en el paradigma biopsicosocial que apunta a mejorar la calidad de vida del
paciente, su familia y la comunidad. Se encuentran entre sus objetivos específicos la
prevención primaria, secundaria y terciaria, y está dirigido a las personas con trastornos
mentales severos y persistentes. El trabajo en rehabilitación biopsicosocial desde lo cultural y
ambiental, implica el encuentro entre la persona que presenta un trastorno mental, su familia,
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su entorno y el equipo referente. En dicho encuentro se va privilegiando el lugar de la persona
con TMSP, su potencial y saber en un aprendizaje en común hacia la construcción de un
camino propio e individualizado. El tratamiento debe tender a que la persona con TMSP pueda
tomar conciencia de sus necesidades en interacción con su medio familiar y social contando
con el apoyo de los técnicos pertinentes. Avanzar hacia esa meta es reafirmar la recuperación
de la persona en su autonomía, en sus capacidades y su potencial de salud. La recuperación
implica la construcción de un proyecto de vida, definido por la propia persona y en la toma de
conciencia de su condición ciudadana. (Del Castillo, et al., 2011, p. 83-96).
Puntualmente la rehabilitación psíquica, podría definirse como un proceso que para quien
sufre un trastorno mental grave puede transformarse en una posibilidad de lograr una nueva
forma de ser en el mundo que le permita adquirir bienestar físico, psíquico y social. El
desarrollo de autonomías es uno de sus principales objetivos. (Tehaldo, 1985)
Reflexionando acerca de las temáticas expuestas y en la importancia de observar los
síntomas en el desarrollo de la “enfermedad”, es relevante aclarar que justamente los objetivos
de la rehabilitación psicosocial hacen referencia a la reducción de los síntomas de los trastornos
mentales.
En este proceso de rehabilitar van a estar en marcha diferentes intervenciones y tratamientos
adecuados, donde también existe una realidad productiva por parte de los fármacos. Todas estas
intervenciones se desarrollan en conjunto para recuperar habilidades sociales e individuales y
como decíamos anteriormente el funcionamiento ocupacional. En cuanto a esto es interesante
observar desde diferentes abordajes; se puede pensar desde la ocupación como favorable a la
persona que padece el trastorno mental porque lo incluye a funciones sociales y le genera un
vínculo, pero a su vez ayuda a reducir el estigma social.
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A modo de reflexión como referentes se pueden ver apoyados, ya que la persona que padece
el trastorno mental se desarrolla con mayor autonomía en todos estos ámbitos y no va a
necesitar estar contemplado constantemente por ellos. Esto implica que además de poder
desenvolverse socialmente posibilite que los referentes puedan desarrollar otras actividades,
sin estar en un cuidado constante de las funciones que pueda estar llevando a cabo la persona
que padece el trastorno mental, entonces se puede decir que existe un desarrollo autónomo para
ambos.
Desde el Ministerio de Salud Pública se considera a ‘“La Salud Mental como un derecho
fundamental” (MSP 2011, 5), dónde las intervenciones psicosociales, la psicoterapia y otras
formas de preservarla o recuperarla deben ser accesibles a todos los ciudadanos, en cuanto a
esto pensemos como una posibilidad de ejercer los derechos de cada uno, que sí existen y deben
ser accesibles.
Conocer los derechos y asimilarlos permite desenvolverse más libremente en sociedad, a
medida que se cumple con determinadas responsabilidades. Conocer y reconocer lo diferente
de los seres humanos.
Somos iguales a todo, iguales a nada. Distintos y semejantes entre nosotros y entre otros.
Disímiles bajo la desnudez del sol y equivalentes en la extrema debilidad de los sueños.
Diversos a la hora de mirarnos, diferentes en ese segundo en que una despedida muestra su
llanto, únicos para alejar a las bestias y para acercar las alas que nos sostienen. Somos la
expresión de lo más pequeño, lo mínimo y lo inconcluso. Cargamos identidades curvas que
deambulan como estrellas sin pies. Tenemos el mismo abismo, la misma muerte, la misma
soledad. Solemos no comprendernos porque las preguntas exceden el alcance de nuestras
manos. Desearíamos decir unas palabras que se escuchen claramente. (Skliar, C. 2013)
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