Hepatitis A

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CARATULA

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CARATULA

INDICE

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INTRODUCCIÓN

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OBJETIVOS

Específico

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La población en general debe estar informada sobre los efectos y síntomas que tiene la hepatitis a en sus vidas. Deben estar alerta a señales que puedan sugerir la presencia de dicha enfermedad.

General

Informar sobre la hepatitis a. Informar sobre los efectos y síntomas de la hepatitis a. Aportar conocimiento sobre métodos de prevención. Aportar conocimiento sobre el tratamiento de la hepatitis a.

JUSTIFICACION

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MARCO TEORICO

Hepatitis A

La hepatitis A es la hinchazón e inflamación del hígado. No es una afección, pero con frecuencia se utiliza para referirse a una infección viral del hígado.

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Es la inflamación (irritación e hinchazón) del hígado por el virus de la hepatitis A. La hepatitis A es una enfermedad infecciosa causada por el virus de la hepatitis A(VHA) caracterizada por una inflamación aguda del hígado en la mayoría de los casos.

La hepatitis A no puede ser crónica y no causa daño permanente sobre el hígado. Seguida de una infección, el sistema inmune produce anticuerpos en contra del virus de la hepatitis A y le confiere inmunidad al sujeto contra futuras infecciones. La transmisión ocurre por agua contaminada o alimentos contaminados y en algunos países puede ser importada cuando se viaja a zonas de alto riesgo. La vacuna contra la hepatitis A es actualmente la mejor protección contra la enfermedad.

A diferencia de las hepatitis B y C, la hepatitis A no causa hepatopatía crónica y rara vez es mortal, pero puede causar síntomas debilitantes y hepatitis fulminante (insuficiencia hepática aguda), que se asocia a una alta mortalidad. La hepatitis A se presenta esporádicamente y en epidemias en el mundo entero, y tiende a reaparecer periódicamente.

A nivel mundial, las infecciones por VHA ascienden aproximadamente a 1,4 millones de casos al año. El virus de la hepatitis A es una de las causas más frecuentes de infección de transmisión alimentaria. Las epidemias asociadas a alimentos o agua contaminados pueden aparecer de forma explosiva.

Los virus de la hepatitis A persisten en el medio y pueden resistir los procesos de producción de alimentos usados habitualmente para inactivar y/o controlar las bacterias patógenas.

La enfermedad puede tener consecuencias económicas y sociales graves en las comunidades. Los pacientes pueden tardar semanas o meses en recuperarse y reanudar sus actividades laborales, escolares o cotidianas. La repercusión en los establecimientos de comidas contaminados por el virus y en la productividad local en general pueden ser graves.

Las vacunas están disponibles para la prevención a largo plazo de la infección por el VHA en personas de 1 año de edad y mayores. Una buena higiene personal y saneamiento adecuado también puede ayudar a prevenir la propagación de la hepatitis A.

Cada año, se reportan aproximadamente 3,600 casos de hepatitis A. Debido a que no todas las personas tienen síntomas con la infección por hepatitis A, muchas más personas están infectadas de las que se reportan o diagnostican.

Los factores de riesgo son:

Viajes internacionales, especialmente a Asia, Sur o Centroamérica Consumo de drogas intravenosas Vivir en internados o centros de rehabilitación

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Trabajar en las industrias de atención médica, alimentos o manejo de aguas residuales

Otras infecciones comunes por el virus de la hepatitis son la hepatitis B y la hepatitis C, pero la hepatitis A es la menos grave y la más leve de estas enfermedades. Las otras infecciones de hepatitis pueden convertirse en enfermedades crónicas, pero no la hepatitis A.

Síntomas

Los síntomas por lo general aparecen de 2 a 6 semanas después de estar expuesto al virus de la hepatitis A. Generalmente son leves, pero pueden durar hasta varios meses, especialmente en adultos. Los síntomas de la hepatitis A tienen carácter moderado o grave y comprenden:

Fatiga Picazón Inapetencia Fiebre baja Náusea y vómitos Heces de color arcilla o pálidas Piel amarilla (ictericia) Orina Oscura Pérdida de apetito Diarrea Molestias abdominales Ictericia (coloración amarillenta de la piel y la esclerótica ocular).

¿Quiénes corren riesgo?

Cualquier persona que no haya sido vacunada o no se haya infectado antes puede contraer la hepatitis A. Entre los factores de riesgo cabe citar los siguientes:

Saneamiento deficiente Falta de agua salubre Drogas inyectables Convivencia con una persona infectada Relaciones sexuales con una persona con infección aguda por VHA Viajes a zonas de alta endemicidad sin inmunización previa.

Etiología

El virus de la hepatitis A pertenece a la familia de los Picornaviridae, y el género Hepatovirus. Tiene una forma icosaédrica nocapsulada de aproximadamente 28 nm de diámetro y un solo genoma ARN lineal de

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orientación positiva. El genoma tiene una longitud total de 7,5 kb que se traduce en solo una poliproteína, aunque puede por sí sola causar una infección. La poliproteína es cortada en diversos puntos produciendo proteínas capsulares VP1, VP2, VP3 y VP4, así como proteínas no estructurales. En su extremo 5' tiene unida covalentemente una proteína, la VPg, que hace las funciones de la gorra 5' de genomas eucarióticos protegiendo al genoma por ese extremo. Su extremo 3' por el contrario tiene una zona poliadenilada (cola Poli(A)) que también hace funciones de protección además de permitir su traducción por la maquinaria de la célula hospedadora.

Este es un virus que rara vez se encuentra en países con altos estándares de higiene. El virus es muy resistente a altas temperaturas, ácidos y álcalis (por ejemplo, jabones y otros productos de limpieza).

Causas

El virus de la hepatitis A se encuentra sobre todo en las heces y la sangre de una persona infectada aproximadamente de 15 a 45 días antes de que se presenten los síntomas y durante la primera semana de la enfermedad.

Usted puede contraer la hepatitis si:

Come o bebe alimentos o agua que han sido contaminados por heces que contienen el virus.

Entra en contacto con las heces o la sangre de una persona que en el momento tiene la enfermedad.

Una persona con hepatitis A no se lava las manos apropiadamente después de ir al baño y toca otros objetos o alimentos.

Participa en prácticas sexuales que implican contacto oral y anal.

Epidemiologia

El VHA es un virus hepatotropoque no siempre produce hepatitis aguda, sintomática o ictérica. Puede producir un síndrome gripal sin hepatitis manifiesta o sin ictericia. La hepatitis A evoluciona en la mayoría de los casos hacia la curación completa. La hepatitis A no se cronica. Se estima que más del 50% de la población mayor de 40 años posee anticuerpos IgG contra el VHA. Existe una vacuna que protege de la hepatitis A. Puede ser asintomática. Suele ser colestasica (presencia de prurito).

Se trata de una enfermedad endémica y epidémica en la población infantil de países subdesarrollados y más frecuente en niveles socioeconómicos bajos, dónde existe una menor desarrollo de los hábitos higiénicos y un mayor hacinamiento. Por el contrario, en los países desarrollados la prevalencia de anticuerpos anti-VHA es inferior al 5% a los 18 años de edad y superior al 75% a los 70 años, es decir, la inmunización es muy posterior. En estos países, un grupo importante de población con elevado riesgo son los adultos no inmunizados, alrededor del 90%, que viajan a lugares donde el grado de endemicidad es elevado.

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La Hepatitis A es clínicamente indistinguible de otras hepatitis, su curso y evolución suelen ser benignos. Cabe distinguir 2 formas:

1) la que aparece en niños pequeños, generalmente asintomática o con clínica general y fiebre leve

2) la que se da en los adultos, con intenso malestar general, anorexia, molestias abdominales y nauseas, seguido generalmente de un cuadro de ictericia franca. En adultos puede producir una hepatitis fulminante con alta letalidad pero poco frecuente. Sin embargo, no produce hepatitis crónica a ninguna edad.

La forma infantil es la predominante en países en vías de desarrollo, donde la enfermedad es endémica, y, por el contrario, la forma adulta se da sobre todo en países de endemicidad baja. La tasa de letalidad de la enfermedad es muy baja en niños y jóvenes, pero es de aproximadamente un 2% en mayores de 40 años, alcanzando hasta el 4% en mayores de 60 años.

Epidemiológicamente existen3 patrones distintos en esta enfermedad:-Patrón A). Típico de países subdesarrollados, en los que la exposición al virus se produce a edades muy tempranas, por lo que prácticamente toda la población presenta anticuerpos protectores anti-VHA. -Patrón B). Se presenta en muchos países desarrollados y se caracteriza por un aumento del número de personas con anticuerpos a medida que va aumentando la edad de los individuos.-Patrón C). Se detecta en los países más desarrollados, en los que no existe prácticamente exposición infantil y por ello hasta los 30-40 años no aparece el aumento del número de personas con anticuerpos anti-VHA.

El periodo de incubación oscila de 15 a 50 días, con un promedio de 1 mes. Latransmisibilidadse inicia desde la mitad del periodo de incubación hasta 1 semana después de aparecer la ictericia.

La susceptibilidad es general para todos los individuos no inmunizados, especialmente en las edades comprendidas entre 5 y 15 años. Deja inmunidad permanente tras la infección.

Cuadro clínico

Síntomas SignosDolor en hipocondrio derecho piel amarilloNáuseas orinas oscurasVómitos Ojos amarillos

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Cansancio y agotamiento (fatiga) Excremento de color claro y albinas.Fiebre

Prurito (irritación y picazón de la zona afectada) generalizado.Pérdida de pesoDolor en las articulacionesDolor abdominal, especialmente en la región del epigastrioDiarreaPérdida del apetito

Síntomas

Orina oscura

La presencia de sangre en la orina, o hematuria, es la sangre que se encuentra en la orina. Se puede clasificar como microscópica o macroscópica.

La hematuria microscópica se da cuando hay muy poca sangre en la orina y sólo se puede detectar con exámenes de orina o bajo un microscopio.

La hematuria macroscópica se presenta cuando hay suficiente sangre en la orina como para que usted la pueda observar a simple vista. Generalmente, el agua del inodoro se torna de color rosa pálido o rojo brillante, o simplemente usted observa manchas de sangre en el agua después de orinar.

Fatiga

Es una sensación de falta de energía, de agotamiento o de cansancio.

La fatiga no es lo mismo que la somnolencia. Por lo general, la somnolencia es la sensación de una necesidad de dormir, mientras que la fatiga es una falta de energía y de motivación. La somnolencia y la apatía (un sentimiento de no importarle qué suceda) pueden ser síntomas que acompañan a la fatiga.

La fatiga puede ser una respuesta normal e importante al esfuerzo físico, al estrés emocional, al aburrimiento o a la falta de sueño. Sin embargo, también puede ser un signo de un trastorno físico o mental más grave. Cuando la fatiga no se alivia con el hecho de dormir bien, nutrirse bien o tener un ambiente de bajo estrés debe ser evaluado por un médico. La fatiga es un síntoma común y por lo general no se debe a una enfermedad grave.

El patrón de fatiga le puede ayudar al médico a determinar su causa. Por ejemplo, si usted se levanta descansado en la mañana, pero rápidamente presenta fatiga con la actividad, puede tener una afección, como hipotiroidismo. Por otro lado, si usted se despierta con un bajo nivel de energía y tiene fatiga que dura todo el día, puede estar sufriendo de depresión.

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Prurito

Es un hormigueo o irritación de la piel que provoca el deseo de rascarse en el área afectada.El prurito o picazón puede presentarse en todo el cuerpo (generalizado) o únicamente en un lugar (localizado).

Disminución del apetito

Es una situación que se da cuando se tiene menos deseo de consumir alimento. El término médico para la inapetencia es anorexia.

Cualquier enfermedad puede afectar un apetito previamente bueno. Si la enfermedad se puede tratar, el apetito debe retornar una vez que la afección se cura.

La inapetencia puede causar pérdida de peso involuntaria.

Fiebre

La fiebre es el aumento temporal en la temperatura del cuerpo, en respuesta a alguna enfermedad o padecimiento.

Un niño tiene fiebre cuando su temperatura está en o por encima de estos niveles:

100.4° F (38° C) medida en las nalgas (rectal) 99.5° F(37.5° C) medida en la boca (oral) 99° F (37.2° C) medida bajo el brazo (axilar)

Un adulto probablemente tiene fiebre cuando la temperatura está por encima de 99 - 99.5° F (37.2 - 37.5° C), dependiendo de la hora del día.

Náuseas y vómito

Náusea es la sensación de tener la urgencia de vomitar. Vomitar es forzar los contenidos del estómago a subir a través del esófago y fuera de la boca.

El cuerpo tiene unas cuantas formas importantes de responder ante una amplia y siempre cambiante variedad de irritantes e invasores. El estornudo expulsa los intrusos de la nariz, la tos desde los pulmones y la garganta, la diarrea desde los intestinos y el vómito desde el estómago.

El vómito es una acción forzada que se realiza por medio de una contracción fuerte y hacia abajo del músculo del diafragma. Al mismo tiempo, los músculos abdominales se tensan súbitamente contra un estómago relajado con un esfínter gastroesofágico abierto. Los contenidos del estómago son impulsados hacia arriba y hacia fuera.

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Como parte de un reflejo corporal, se puede producir más saliva justo antes de vomitar.

El vómito es un reflejo complejo y coordinado orquestado por medio del centro del vómito localizado en el cerebro y responde a señales provenientes de:

La boca, el estómago y los intestinos. El torrente sanguíneo que puede contener medicamentos o infecciones. Los sistemas de equilibrio en el oído (mareo). El cerebro mismo, incluyendo vistas, olores o incluso pensamientos

alterados.

Una variedad sorprendente de estímulos pueden desencadenar el vómito, desde migrañas hasta cálculos renales. Algunas veces, el simple hecho de ver a alguien vomitando hace que se desencadene el vómito en uno, en un esfuerzo del cuerpo por protegerlo de una posible exposición al mismo peligro.

El hecho de vomitar es extremadamente común y casi todos los niños vomitarán varias veces durante su infancia. En la mayoría de los casos, se debe a una infección gastrointestinal viral.

Los buches o la regurgitación suave de los contenidos estomacales hacia arriba y fuera del estómago, algunas veces con un eructo, son un proceso completamente diferente. Algo de regurgitación es normal en los bebés y generalmente mejora en forma gradual con el tiempo. Si la regurgitación empeora o es más frecuente, se podría tratar de la enfermedad del reflujo. Hable con el pediatra acerca de esto.

La mayor parte del tiempo, las náuseas y el vómito no requieren atención médica urgente. Sin embargo, si los síntomas continúan durante días, si son severos o si usted no puede retener ningún alimento o líquido, puede padecer una afección más grave.

La deshidrataciónes la mayor preocupación en la mayoría de los episodios de vómitos. La rapidez con la cual uno se deshidrata depende de la talla, la frecuencia de los vómitos y si también tiene diarrea.

Heces pálidas o de color arcilla

Las heces que son pálidas o de color arcilla o masilla pueden resultar de problemas en el sistema biliar (el sistema de drenaje de la vesícula biliar, el hígado y el páncreas).

El hígado secreta salesbiliares en las heces, dándoles un color marrón normal. Usted puede tener heces de color arcilla si tiene una infección en el hígado que reduce la producción de bilis o si el flujo de la bilis fuera del hígado está obstruido.

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La piel amarilla (ictericia) a menudo ocurre con las heces de color arcilla, debido a la acumulación de químicos biliares en el cuerpo.

Complicaciones

La complicación más severa de las hepatitis es la necrosis masiva del hígado o hepatitis fulminante, en la hepatitis A es muy raro que se produzca pero puede ocurrir, sobre todo en pacientes ancianos o con enfermedad hepática previa.

Algunos pacientes con hepatitis A sufren recaídas, caracterizadas por la recurrencia de los síntomas, luego de semanas o meses de la aparente recuperación de la hepatitis aguda.

Una de las complicaciones es la llamada "hepatitis colestasica", en la que el hígado no solo se inflama, sino que también se obstruyen algunos de sus conductos, lo que impide la salida de la bilis. alrededor del 5% de quienes padecen la infección, se ponen más amarillos y se ven afectados por una intensa picazón, también ,se puede dar la hepatitis bifásica en la que se experimenta un periodo de ictericia y algunas molestias, luego una etapa de recuperación y un nuevo episodio de síntomas, Pero sin lugar a dudas la más grave es la hepatitis fulminante que se produce en cerca del 1% de los pacientes, que se presenta en cerca del 1% de los enfermos y tiene una mortalidad del 50%. 

Generalmente no hay complicaciones. Uno de cada mil casos se convierte en hepatitis fulminante, que puede ser mortal.

Complicaciones de la hepatitis A en pacientes con hepatitis B o C

Como todos los tipos de hepatitis vírica, el VHA causa una aguda inflamación del hígado. Si personas que ya padecen hepatitis crónica B o C u otras enfermedades hepáticas resultan infectadas por el VHA, corren el riesgo de grave daño hepático debido al virus adicional que infecta su inflamado y vulnerable hígado. De ahí la importancia de que todas las personas de por lo menos 2 años de edad con hepatitis crónica B o C sean vacunadas contra la hepatitis A.

"La hepatitis A aguda no necesariamente empeora la hepatitis crónica B, pero se padece una nueva enfermedad que afecta un hígado ya lesionado, enfermo y afectado.

Diagnóstico

Para comprobar si alguien padece o no hepatitis A, el médico puede realizar dos tipos de pruebas:

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Análisis de sangre, o hematológico:

Anticuerpos IgM e IgG elevados para la hepatitis A (los IgM generalmente resultan positivos antes de los IgG)

Enzimas hepáticas elevadas (pruebas de la función hepática), especialmente los niveles de las enzimas transaminasas

Mediante biopsia: una prueba sencilla que consiste en extraer un pequeño pedazo de hígado, para analizar los tejidos al microscopio y comprobar si están o no dañados.

Se debe sospechar la hepatitis A cuando existen antecedentes de ictericia en los contactos familiares, amigos, compañeros de pacientes febriles o con otros síntomas de una probable hepatitis. Igualmente en viajeros a zonas endémicas con clínica de hepatitis.

El diagnóstico se confirma por la demostración de anticuerpos 1gM contra el virus de la hepatitis A (IgM anti-VHA) en el suero de los pacientes con la forma aguda o que en fecha reciente estuvieron enfermos; los anticuerpos IgM anti-VHA pueden seguirse detectando durante cuatro a seis meses después del comienzo de la enfermedad.

El diagnóstico también puede hacerse por el incremento del título de anticuerpos específicos en pares de sueros al cuádruple o más. Los virus y los anticuerpos se detectan por radio inmuno ensayo o ELISA. (Existen estuches comerciales de pruebas para la detección de IgM y anticuerpos totales contra el virus). Si no es posible practicar estudios de laboratorio, las pruebas epidemiológicas pueden apoyar el diagnóstico.

La inmunoglobulina G aparece después de 3 a 12 meses de la infección inicial. El virus se excreta en las heces desde 2 semanas antes hasta 1 semana después del comienzo de la enfermedad, por lo que se puede realizar un cultivo viral, de estar disponible. Pueden estar elevadas las enzimas ALT, AST, bilirrubina, fosfatasa alcalina, 5-nucleotidasa y gamma glutamiltranspeptidasa.

Las alteraciones más constantes son el aumento de la bilirrubina en sangre y el aumento de la actividad de las transaminasas (enzimas hepáticos, conocidos por sus iniciales ALT o GPT y AST o GOT). Se hallan entre 20 y 40 veces más elevadas de los valores normales.

La hiperbilirrubinemia a expensas de bilirrubina directa se observa en grados variables, siendo notoria en algunas formas de hepatitis A colestásica. Otras pruebas de función hepática como el PT y el factor V más que diagnósticas son útiles como seguimiento para evaluar el grado de disfunción hepática.

Diagnóstico diferencial

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Gran número de otra infecciones agudas y procesos no infecciosos pueden imitar la hepatitis viral A, B y no A y no B. Las infecciones incluyen otros virus, como citomegalovirus, virus de Epstein-Barr (mononucleosis infecciosa) y fiebre amarilla; y procesos no virales, como fiebre Q, sífilis secundaria, leptospirosis, salmonelosis, absceso hepático piógeno y amibiano, paludismo y toxoplasmosis. Una gran variedad de fármacos y toxinas pueden lesionar el hígado y causar un síndrome clínico que semeja la hepatitis viral. Los errores congénitos del metabolismo, como enfermedad de Wilson, también conducen a necrosis hepática aguda. Debe excluirse la congestión hepática aguda debida a insuficiencia cardiaca u oclusión venosa, colecistitis y obstrucción biliar aguda. Por último, debe considerarse la posibilidad de que el trastorno que parece ser hepatitis aguda sea una exacerbación de la hepatitis crónica.

Pronostico

El virus no permanece en el cuerpo después de que la infección desaparece.

Más del 85% de las personas con hepatitis A se recuperan en un período de tres meses y casi todos los pacientes se recuperan dentro de un período de 6 meses.

Hay un bajo riesgo de muerte, generalmente entre los ancianos y personas con enfermedad hepática crónica.

Los síntomas comúnmente aparecen dentro de los siguientes 28 días de la exposición, con un rango de mínimo 15 días y máximo 40.

La hepatitis A es la variante etiológica de menor gravedad. En más del 99% de los casos cura espontáneamente dentro de los tres primeros meses y en menos del 0,1% evoluciona como una hepatitis fulminante. La mortalidad es muy baja y no evoluciona a la cronicidad. Sólo se ha descrito el desarrollo de cirrosis hepática en algunos casos de hepatitis fulminante por virus A.

La hepatitis B es habitualmente una enfermedad benigna pero comporta más riesgo que la hepatitis A. El 90% de los casos curan espontáneamente sin consecuencias posteriores y en menos del 1% puede desarrollarse una hepatitis fulminante. La mortalidad es baja, alcanzando solamente el 1% de los pacientes que presentan un cuadro grave, siendo especialmente elevada entre drogadictos con hepatitis B quizás por la infección simultánea con otros virus como el virus delta. La enfermedad puede evolucionar a la cronicidad en menos del 10% de los enfermos y menos del 1% de los infectados desarrollan una cirrosis hepática . El desarrollo de un cáncer hepático primitivo se observa en las formas crónicas de la enfermedad. La prevalencia de virus B en diferentes series de hepatocarcinomas oscila entre el 60 y el 95% cuando se analizan varios marcadores serológicos (HBsAg, anti-HBs y anti-HBc).

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La hepatitis C se caracteriza por su evolución a la cronicidad en el 30-70% de los casos (sobre todo las fomaspostransfusionales) y el desarrollo de una cirrosis hepática en el 10-30% de los pacientes. El papel del virus C en el desarrollo de daño hepático crónico no está todavía bien establecido. Se han detectado anticuerpos anti-VHC en el 62-77% de los casos con hepatitis crónica activa no A-no B, en el 67% de los casos con cirrosis hepática criptogenética, en más del 27% de los pacientes con cirrosis hepática alcohólica, en el 11-42% de la cirrosis biliares primarias y en el 33-86% de los pacientes con hepatitis autoinmine. La asociación de hepatocarcinoma e infección crónica por el virus C es elevada, siendo la incidencia de dicho cancer cuatro veces superior en los individuos anti-VHC positivos que en los portadores del HBsAg. Por esta razón se considera que la hepatitis C puede ser más importante que la hepatitis B en la etiología del hepatocarcinoma.

La infección por el virus D (delta) posee un pronóstico distinto según se trate de una coinfección B+D o de una sobreinfección por el virus D de un paciente portador crónico del virus B. En el caso de la coinfección es frecuente la evolución a una hepatitis fulminante con una mortalidad elevada, pero la tendencia a la cronicidad es muy escasa. En la sobreinfección, aparte el riesgo de que aparezca una falla hepática aguda, la evolución a la cronicidad es prácticamente constante.

El pronóstico de la hepatitis E es generalmente bueno, aunque se ha descrito una mortalidad de hasta el 22% en las embarazadas. No se han descrito casos de evolución a la cronicidad.

Tratamiento

En la mayor parte de los pacientes, cuyo curso clínico es autolimitado, el tratamiento debe establecerse con medidas generales; los criterios actuales sobre reposo, dieta, tratamiento antiviral y otros, se resumen a continuación.

Reposo

Nadie objeta que el reposo en cama sea útil para este tipo de pacientes; sin embargo, se acepta hoy en día que se debe guardar una conducta liberal al respecto. Es decir, si el paciente se siente bien, independientemente de las cifras de bilirrubina o transaminasas, puede realizar algunas actividades en casa o abandonar la cama por fuerza y recuperación de la actividad normal será graduada y bajo vigilancia médica.

En general, la actividad de las transaminasas es mayor en la hepatitis B; en tales circunstancias no será necesario restringir las actividades de un paciente asintomático durante los meses en que continúen elevadas tales enzimas, aunque si debe vigilarse la posibilidad de evolución hacia formas crónicas.

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Dieta

El apetito del paciente y su tolerancia normaran su dieta; así, mientras persista la anorexia, pero no haya vómito, la alimentación podrá ser semilíquida a base de caldos, jugos, frutas y verdura, y a medida que retorne el apetito se cambiara por una dieta balanceada, donde la restricción estricta de grasas o proteínas ya no es aceptada por la mayoría de los autores. Por supuesto al paciente grave sin tolerancia de la vía oral, se le deberá administrar nutrientes líquidos y electrólitos por vía intravenosa.

Tratamiento antiviral

Independientemente del tipo de virus, a la fecha ningún medicamento antiviral ha demostrado eficacia comprobada, aunque se han evaluado amantadina, ribavirina, Aciclovir e interferón alfa, entre otros. Un estudio controlado en el caso de la hepatitis A demostró mortalidad, sustancialmente más alta en pacientes que recibieron metilprednisolona en relación a los que recibieron placebo.