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Herbert Marcuse: una biografía intelectual * Profesor investigador del Centro de Estudios Científicos y Tecnológicos “Ricardo Flores Magón” del Instituto Politéc- nico Nacional. IZTAPALAPA 44 julio-diciembre de 1998 pp. 53-68 Rosendo Bolívar Meza* H Para Katy y David Sólo gracias a aquellos sin esperanza nos es dada la esperanza. Walter Benjamín LA ESCUELA DE FRANKFURT. A MANERA DE INTRODUCCIÓN erbert Marcuse es considerado, sin lugar a dudas, como el máximo exponente y punto cul- minante de la Teoría Crítica, la teoría empleada por la llamada Escuela de Frankfurt. 1 La Escuela de Frankfurt es el término con el que se conoce a un grupo de hombres interesados en teoría social y formados en escuelas diferentes, pero que com- parten la idea de retomar el marxismo con el propósi- to de elaborar una crítica de la sociedad existente, a partir de distintas disciplinas. A la Escuela de Frankfurt, conocida inicialmente como Instituto de Investigación Social, pertenecen pensadores como Herbert Marcuse, Erich Fromm, Max Horkheimer, Theodor Adorno, Leo

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Herbert Marcuse:

una biografía intelectual

* Profesor investigador del Centro de Estudios Científicos yTecnológicos “Ricardo Flores Magón” del Instituto Politéc-nico Nacional.

IZTAPALAPA 44julio-diciembre de 1998

pp. 53-68

Rosendo Bolívar Meza*

H

Para Katy y David

Sólo gracias a aquellos sin esperanza

nos es dada la esperanza.

Walter Benjamín

LA ESCUELA DE FRANKFURT.A MANERA DE INTRODUCCIÓN

erbert Marcuse es considerado, sin lugar adudas, como el máximo exponente y punto cul-minante de la Teoría Crítica, la teoría empleada

por la llamada Escuela de Frankfurt.1

La Escuela de Frankfurt es el término con el que seconoce a un grupo de hombres interesados en teoríasocial y formados en escuelas diferentes, pero que com-parten la idea de retomar el marxismo con el propósi-to de elaborar una crítica de la sociedad existente, apartir de distintas disciplinas. A la Escuela de Frankfurt,conocida inicialmente como Instituto de InvestigaciónSocial, pertenecen pensadores como Herbert Marcuse,Erich Fromm, Max Horkheimer, Theodor Adorno, Leo

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Lowenthal, Friedrich Pollok, Franz New-mann, Jurgen Habermas, Walter Ben-jamin, Karl August Wittfogel, Sorge,Grossmann, Félix J. Weil y otros.

Uno de los antecedentes históricosmás importantes del surgimiento de laEscuela de Frankfurt es que, a partirde la Primera Guerra Mundial, su granimpacto entre los intelectuales de Euro-pa Central el desplazamiento del cen-tro de gravedad socialista hacia el Este;esto se manifestó, ante todo, en el éxitode la revolución bolchevique.

Otro antecedente importante es laimplantación de la República de Weimaren Alemania, de 1918 a 1933, año enque llega Hitler al poder. En este perio-do, a los marxistas les quedaban doscaminos: apoyar a los socialistas mo-derados del Partido Social-DemócrataAlemán de la recién creada Repúbli-ca de Weimar, o alinearse al liderazgode Moscú, lo que significaba apoyar aun partido comunista alemán de estilobolchevique. Tal hecho fue importantepara entender por qué los integrantesde la Escuela de Frankfurt se sintieronmás comprometidos con la teoría quecon el partido.

La Escuela de Frankfurt tiene comoprincipal objetivo innovar la teoría yllevar a cabo investigación social inde-pendiente. Uno de los antecedentes másinmediatos a su creación fue la celebra-ción de la Primera Semana de TrabajoMarxista en 1922, que tenía el propósi-to de que distintos estudiosos marxistaspudieran arribar a una teoría menosortodoxa. Entre los participantes esta-

ban Georg Lukács, Karl Korsch, Ri-chard Sorge, Friedrick Pollock, AugustWittfogel y otros. La creación oficial delInstituto, llamado también Escuela deFrankfurt, tuvo lugar el 3 de febrerode 1923, por un decreto del Ministerio deEducación de Alemania y un acuerdocon el Instituto de Investigación Social.

A fines de la década de los años veintese incorporan a la Escuela de Frankfurtdos intelectuales que tuvieron muchainfluencia en los años sucesivos; elloseran Leo Lowenthal y Theodor Adorno,quienes ampliaron la temática de susestudios al introducir los temas de au-toridad, familia, ideología, literatura,estética y cultura. Posteriormente, conel ingreso de Erich Fromm en 1932, seincorpora el estudio del psicoanálisis.

Este mismo año ingresa otro nuevomiembro, Herbert Marcuse, quien mástarde se convierte en uno de los prin-cipales arquitectos de la Teoría Crí-tica. Debido a su excelente formaciónen filosofía, se convierte en uno de losmás afanosos estudiosos de Hegel. Es-cribe la Ontología de Hegel y Razón y

revolución.

El desarrollo de la Escuela de Frank-furt se vio obstaculizado con el ascensode los nazis al poder en 1933, ya quese trataba de una organización declara-damente marxista y en la que trabajabancasi exclusivamente hombres de ascen-dencia judía. En marzo de este año elInstituto fue cerrado porque, según losnazis, tenía tendencias hostiles al Es-tado. Tal hecho dio lugar a la dispersiónde los miembros del Instituto; algunos

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emigraron a Estados Unidos y otros aInglaterra, Francia y Suiza.

A partir de 1933 el Instituto empiezaa buscar una nueva sede. La filial quetenía en Ginebra no pudo ser conside-rada como un centro permanente, yaque el fascismo realizaba grandes pro-gresos en Suiza y también ahí nuevospeligros lo amenazaban. Se vio la posibi-lidad de establecerlo en Londres y luegoen París, pero en ninguno de estos luga-res se pudo concretar, ya que las oportu-nidades para los investigadores refugia-dos que comenzaron a huir de Alemaniaen 1933 eran bastante limitadas allí.La única posibilidad real que quedabaeran los Estados Unidos. En este paísles dieron parte de los terrenos de laUniversidad de Columbia y un local desus edificios para instalar las oficinasdel Instituto.

Fue así que en 1934 el ya para en-tonces Instituto Internacional de Investi-gación Social, conocido también comoEscuela de Frankfurt, que nació conideas marxistas y revolucionarias, vinoa instalarse en el centro del mundo ca-pitalista, en la ciudad de Nueva York.Marcuse y varios de sus compañerosfueron los primeros intelectuales refu-giados que llegaron y enriquecieron lavida cultural norteamericana de las dé-cadas posteriores.

Una vez terminada la Segunda Gue-rra Mundial, algunos de los miembrosdel Instituto regresaron a Alemania,quedándose en Estados Unidos los másdestacados, como Marcuse, quien juntocon Horkheinmer y Adorno reformula-

ron el marxismo tradicional a través delo que se conoce como Teoría Crítica.

LA TEORÍA CRÍTICA

La Teoría Crítica2 se elaboró en oposi-ción a sistemas filosóficos como el po-sitivismo, y hace un intento de adaptarla teoría a la realidad social cambiante.Se puede afirmar que sus orígenes seremontan hasta 1840, la década másimportante en la historia intelectualalemana del siglo XIX, ya que a partir deentonces los sucesores de Hegel aplica-ron por primera vez sus enfoques filosó-ficos a los fenómenos políticos y socialesde Alemania.

Después de la muerte de Hegel (1831),sus seguidores se dividieron en dos co-rrientes: los hegelianos de derecha y loshegelianos de izquierda. Los prime-ros desarrollaron las posiciones másconservadoras de Hegel, sobre todo en loreferente a la religión, mientras que lossegundos desarrollaron las posicionesrevolucionarias del maestro, principal-mente en la aplicación del método dia-léctico a la comprensión de la realidad,vertiente dentro de la cual se ubica aMarx y a Engels.

La corriente hegeliana de izquierdano fue recuperada por los propios mar-xistas hasta después de la Primera Gue-rra Mundial, sobre todo por Karl Korschen su libro Marxismo y filosofía y porGeorg Lukács en Historia y conciencia

de clase, textos que contribuyeron a reco-brar la dimensión filosófica del marxismo.

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Marcuse, quien llevó a su punto cul-minante la Teoría Crítica, fue en estemomento influenciado por Husserl yHeidegger, de cuyas ideas posterior-mente se alejó, como lo demuestra ensu libro Ontología de Hegel. Marcuse seinteresó inicialmente por Hegel, así comopor los Manuscritos económico filosóficos

de Marx y Engels.La Teoría Crítica, afirmaba Marcuse,

es menos ambiciosa que la filosofía tra-dicional, ya que no se cree capaz de darrespuestas permanentes a las pregun-tas eternas de la condición del hombre.

Para Marcuse, la Teoría Crítica conci-be a la razón como la más alta poten-cialidad del hombre y de la existencia;la interpreta como la crítica o negaciónde lo dado y proyecta una alternativa.Al igual que la filosofía, la Teoría Críticamarcusiana es analítica, crítica y es-peculativa y se basa en la sociedad yen la historia. Coloca al hombre en elcentro de la teoría, lo considera comoel ser más elevado de la tierra y se preo-cupa por su bienestar terrenal. En otraspalabras, la Teoría Crítica en Marcuseaparece motivada por un interés eman-cipatorio y tiene por objetivo exploraruna forma de vida digna para el hombrey los medios para alcanzarla (Parekh,1982: 99-100).

La Teoría Crítica es muy diferentede la teoría tradicional, ya que su ob-jetivo no es la formulación de principiosgenerales que sólo describan al mundosin intentar transformarlo. La TeoríaCrítica ante todo, tiene como objetivoel cambio social; considera a la teoría

como una guía para la acción. La Es-cuela de Frankfurt, a través de la TeoríaCrítica, presentó una innovación teóricapara interpretar y transformar la reali-dad, asumiendo una actitud frente a lacultura y la ciencia, y lanzó una pro-puesta política en función de una reor-ganización de la sociedad.

ETAPAS DEL PENSAMIENTO MARCUSIANO

Herbert Marcuse nace en Berlín en 1898en el seno de una familia judío-alemana.Muere en 1979 en la República FederalAlemana. En su juventud milita en elPartido Social-Demócrata Alemán, el cualabandonó en 1919 tras el asesinato deRosa Luxemburgo y Karl Liebknecht.Cursa sus estudios universitarios en fi-losofía en la Universidad de Friburgo,siendo alumno de Husserl y de Heidegger.

En 1930 participa por primera vezen el Instituto de Investigación Social(Escuela de Frankfurt), junto con Hork-heimer, Pollok, Lowenthal, Erich Fromm,Franz Newman y Theodor Adorno, entreotros. Se integra definitivamente al Ins-tituto en 1933.

En 1932 publica su primer libro: On-

tología de Hegel, con el subtítulo de Teoría

de la historicidad, rompiendo definitiva-mente con el pensamiento filosófico desus maestros. En 1933, tras el ascensode Hitler al poder, se exilia en Ginebray después en Francia. Es en 1937 cuandose establece definitivamente en Esta-dos Unidos junto con Adorno, y empie-za a estudiar a Freud. En 1941 adquiere

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la nacionalidad norteamericana y pu-blica Razón y revolución: Hegel y el naci-

miento de la teoría social.

Una vez establecido en Estados Uni-dos vive su época de mayor producti-vidad intelectual. En 1951 es contratadocomo profesor de filosofía en la Univer-sidad de Columbia y para 1953 publicaEros y civilización, en donde se entrevéla influencia de Marx y de Freud. En1958 escribe y publica El marxismo so-

viético, criticando la desnaturalizacióndel pensamiento de Marx en la UniónSoviética, y en 1964 publica El hom-

bre unidimensional, que es un ensayosobre la ideología de la sociedad indus-trial avanzada.

En 1965 es profesor de filosofía polí-tica en la Universidad de Berkeley, enSan Diego, California; a partir de esteaño se le empieza a considerar como unode los ideólogos del movimiento estu-diantil americano y europeo.

En 1967 escribe El final de la utopía,

un ensayo sobre el poder de contesta-ción de las minorías en las sociedadesdel capitalismo avanzado. En 1969 sepublica Ideas para la teoría crítica de la

sociedad, que ya contiene las ideas cen-trales de lo que es la Teoría Crítica. En1972 escribe Contrarrevolución y revuel-

ta, en donde hace un balance de la po-lítica desarrollada por los movimientosestudiantiles (Marcuse, 1985: VIII-X).

Hay factores sociopolíticos cambian-tes que inciden en el pensamiento deMarcuse, los cuales nos ayudan a en-tender sus distintas etapas de pensa-miento. La época que le tocó vivir fue

caótica y llena de convulsiones socia-les, como fue el caso de las dos guerrasmundiales y el terror del nazismo ensu país de nacimiento, el cual lo llevó ala emigración.

Después de la Segunda Guerra Mun-dial, Europa se dividió económica, polí-tica e ideológicamente en países del Estey del Oeste, es decir, en el bloque socia-lista y en el capitalista, hecho que sepalpa claramente con la construccióndel muro de Berlin. El socialismo se ex-pandió no sólo por Europa sino tambiénpor Asia, donde China realiza su revolu-ción socialista bajo la dirección de MaoTse-Tung en 1949, y alcanza ciertaindependencia de la Unión Soviética.Otro ejemplo es el de Cuba, en el conti-nente americano, en 1959, que tiene unagran importancia ya que se da a unasmillas de Estados Unidos, el país capi-talista más avanzado y desarrollado delmundo. Por otro lado, en Vietnam sedesarrolla una guerra entre capitalismoy socialismo que se realiza en un tercerfrente de batalla, como producto de unalucha ideológica que para muchos cons-tituye la tercera guerra mundial.

Los medios de comunicación masi-vos tienen un fuerte desarrollo a partirde la Segunda Guerra Mundial, convir-tiéndose en uno de los elementos másimportantes para la manipulación delindividuo. Se vive también una revolu-ción científico-tecnológica que se expresaen un sofisticado proceso de industriali-zación, la cual produce una nueva ideo-logía y una nueva forma de comporta-miento del hombre que es la sociedad

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industrial desarrollada, objeto de estu-dio de El hombre unidimensional.

De acuerdo con el estudio de Rus-coni (1969: 247-348), las etapas delpensamiento de Marcuse pueden divi-dirse de la siguiente forma:

1. Formación teórica (1928-1933)2. Crítica de la cultura y la sociedad

existentes (1933-1938)3. De la teoría marxista a la ideolo-

gía soviética (1938-1958)4. Desublimación represiva y racio-

nalidad tecnológica (1958-1964)5. Alternativa al orden existente

(1964-1979)

1. La etapa de la formación teórica deMarcuse inicia con sus estudios filosófi-cos bajo la influencia de Husserl y Hei-degger, base que le sirve para su apor-tación a la Teoría Crítica de la sociedad.Mientras está en Friburgo su pensa-miento y su lenguaje se enfocan a lafilosofía. Posteriormente rompe con susantiguos maestros, asimila a Hegel yse compromete con el marxismo sinninguna afiliación partidaria. A partirde su primer escrito serio, Aportaciones

a la fenomenología del materialismo his-

tórico, inicia una crítica al marxismosoviético y a la ideologización del mar-xismo, que desarrolla en los años sub-secuentes.

Desde este momento, Marcuse semanifiesta como uno de los jóvenesde izquierda más inquietos, que buscano una conciliación con la nefasta reali-dad del sistema existente sino la acción

revolucionaria como el instrumento in-telectual más valido para la transfor-mación.

En esta etapa de formación teóricacomienza a dar muestras claras de noadhesión al pensamiento soviético, porlo que se suma a la lista de los exponen-tes del marxismo crítico. Al interior dela fenomenología marcusiana se mues-tra la preocupación de cómo adecuarsea la verdad, más que encontrar qué esla verdad o cómo se origina.

Para 1930 deja a un lado la fenome-nología y adopta el estudio de la dia-léctica, la cual:

...no es método o forma de conocimien-

to basado en la teoría filosófica... sino

un signo del modo de ser del ente... Sólo

en la medida en que un modo de ser es

dialéctico será también dialéctico el co-

nocimiento de éste... La dialéctica, por

consiguiente, no es nunca una tensión

o contraposición entre el yo y el mundo

que está ante él, o entre el yo y los valores

(Rusconi, 1969: 262).

Para Marcuse la dialéctica no se que-da como una mera herramienta del co-nocimiento, sino que también se aplicaa la praxis. A partir de 1931 el lenguajehegeliano forma parte del marcusiano.

Otro elemento que parte de su for-mación teórica es su amplio estudio deMarx como filósofo, es decir, el de los Ma-

nuscritos económico filosóficos y el he-geliano de izquierda. Plantea que paraentender al marxismo se deberá com-prender la totalidad de sus componentes

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(económico, político, social, filosófico,etcétera), y propone además una ideacrítica y heterodoxa del marxismo ensu carácter instrumentalista y mecani-cista al afirmar que el marxismo debíaabandonar su creencia tradicional deque la superestructura era un reflejode la subestructura económica y social(Jay, 1974: 131).

Para 1932 se hace evidente la rup-tura definitiva con sus maestros aladoptar abiertamente la filosofía hege-liana, particularmente el concepto derazón, según el cual ésta debe gobernarla realidad.

2. El periodo de la crítica de la culturay de la sociedad existente se da entre1933 y 1938. Su interés se centra encriticar a la sociedad, porque consideraque la vinculación social es parte in-tegrante de la existencia humana. Laspremisas para esta concepción provienentanto de Hegel como de Marx, quienesentienden al trabajo como el elementoque permite que el hombre se realice.Tal idea se basa en la división y la alie-nación del trabajo en la sociedad capita-lista moderna.

Otro de los pilares de la teoría mar-cusiana es la búsqueda de la felicidad(eudemonismo), cuya falta en la socie-dad actual se debe a una carga de irra-cionalidad. Alcanzar la felicidad, segúnMarcuse, es llegar a la verdadera cultura.

En este periodo pone énfasis en lanecesidad de delimitar lo que es la Teo-ría Crítica, como una forma de aprehen-der, captar y explicar la realidad. Para

Marcuse, la Teoría Crítica no es con-siderada ni como una ciencia ni comouna filosofía (Jay, 1974: 138). Su es-fuerzo es ampliamente imaginativo ya veces utópico, es decir, la fantasía esconsiderada como el elemento que daráacceso a un futuro diferente. Tal ideaes avalada por Horkheimer y Adorno.

3. El paso de la teoría marxista a la ideo-logía soviética se da en el marco de unadura crítica a esta última. Aquí, Mar-cuse retoma el concepto de trabajo ysostiene que acabar con el carácter alie-nado del trabajo es una de las mayoresaspiraciones de la obra del Marx joven.El concepto de trabajo cobra impor-tancia, afirma Marcuse, porque el pasoal socialismo sólo se dará con el cam-bio en las formas de trabajo.

Hablando del marxismo soviético,Marcuse afirma que es una verdaderadistorsión de la auténtica teoría. Ade-más, es importante destacar que planteaque la esencia de los bloques capitalis-ta y socialista es la misma, aun cuandosus formas varían: la sociedad soviéticabusca un alto grado de industrializa-ción, y continúa con el trabajo alienado,aunque hace creer a la población quela creciente productividad del trabajotraerá como consecuencia una existen-cia más feliz. Para Marcuse, tanto en elEste como en el Oeste se presenta lairracionalidad del trabajo.

Es por tal motivo que Rusconi afir-ma que el sistema soviético, tal y comose desprende del análisis sociopolítico deMarcuse, resulta un modelo de sociedad

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industrializada y tecnológica con carac-terísticas semejantes a la occidental.Dos son los objetivos del socialismo so-viético: la consecución de un grado má-ximo de industrialización y el paso alcomunismo propiamente dicho, es decir,a la distribución del producto social se-gún las necesidades individuales.

El marxismo soviético transforma elmedio en fin: es decir, ve a la industriali-zación como un fin, cuando debería serel medio para llegar al comunismo (Rus-coni, 1969: 322-323). De acuerdo conMarcuse, el paso al comunismo, o biena la democracia socialista, no es unhecho automático. Aunque se cumplie-ran las condiciones previas de consecu-ción de un elevadísimo nivel tecnológicoindustrial, este paso dependería de unaautónoma y libre decisión de los hom-bres (Rusconi, 1969: 324).

4. En el pensamiento de Marcuse, eneste periodo caracterizado por la desu-blimación represiva y la racionalidadtecnológica se nota una gran influen-cia de Fromm y de Freud. Durante esteperiodo escribe uno de sus principaleslibros, Eros y civilización, publicado en1953. En esta obra, considera a la ci-vilización como una forma de presión ydominación. Considera la historia delhombre como la historia de su represión,que se inicia desde el seno de la familia.Trata también el aspecto de la mani-

pulación y afirma que ésta juega unpapel sumamente importante, a fin deque el hombre evite el desgaste de susfuerzas en la destrucción de la sociedad

burguesa. Además, Marcuse planteaque la dominación se ejerce de mane-ra anónima, tema que Habermas desarro-lla posteriormente en su libro Historia

y crítica de la opinión pública.

5. En este periodo Marcuse pone elacento en lo político, dejando a un ladoel plano meramente filosófico que ve-nía trabajando en los anteriores cuatroperiodos, a consecuencia, entre otrascosas, de la realidad mundial que vive:las luchas raciales, la guerra de Viet-nam, la rebelión juvenil y los movimien-tos estudiantiles. Concibe que ante unmundo irracional, en el que se ejerce ladominación y la manipulación, las mi-norías responden con la violencia enbusca de su liberación. A este periodocorresponde el último libro de Marcuse,Contrarrevolución y revuelta, que escri-be en un momento de aparente derrotadel movimiento estudiantil.

En una entrevista (Varios autores,1973: 8-17 y 60-67), declaró que la ge-neralización de la rebelión juvenil y suorganización en movimientos contesta-tarios de diversa índole se ha conside-rado como una de las manifestacionesde la crisis latente en las sociedades in-dustriales.

Con respecto a de los movimientosestudiantiles del Tercer Mundo, Mar-cuse afirma que los estudiantes de estospaíses son quizá los más radicales, debi-do al futuro incierto y a la presión externaa la que están sometidos dichos países.

Algo importante en Marcuse es suseñalamiento de que la clase obrera no

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es la única depositaria histórica de losvalores revolucionarios, al afirmar que:

Yo diría que el fermento revolucionario

se encuentra diseminado en amplios

sectores de la escala social, y no sólo

entre las clases trabajadoras, especial-

mente en Estados Unidos. El impulso

hacia un cambio radical se halla tam-

bién, desde luego, entre las clases traba-

jadoras, principalmente entre los jóvenes

trabajadores de raza negra, pero en su

conjunto, y en Estados Unidos, las

clases trabajadoras no son hoy, en ver-

dad, una clase revolucionaria. Actual-

mente ya no es posible aislar una clase

social y decir que en ella, sólo en ella,

se encuentran los factores y los indivi-

duos que se orientan hacia la revolución.

El potencial revolucionario es mucho más

amplio y mucho más profundo (Varios

autores, 1973: 39).

Para Marcuse los estudiantes sonparte de la vanguardia histórica portado-ra del cambio social, pero admite que apesar de todo la revolución no puedematerializarse sin la participación de lasclases trabajadoras, puesto que sonel único sujeto social capaz de detener elproceso de producción y reproducción.

A principios de los años setenta,Marcuse considera que el movimientoestudiantil se encuentra en un perio-do de reordenación y revisión de sí mis-mo. Confía en que se pueda agrupar loque él llama la nueva izquierda, y quedebe dirigir el movimiento revoluciona-rio radical.

La nueva izquierda abarca más alláde la clase trabajadora, ya que incluyeamplios estratos de la población depen-diente. Son masas no necesariamen-te empleadas en el proceso material deproducción, pero que están muy poli-tizadas. La nueva izquierda se vinculacon las nuevas posibilidades de liber-tad, con un nuevo potencial de cambioy de transformación social del sistemade necesidades dominante y de sus po-sibilidades de satisfacción. Es una re-volución cultural en la que, además delas exigencias políticas y económicas,se plantean también otros deseos y es-peranzas como el interés en una nuevamoral, en un medio ambiente digno delhombre (Marcuse, 1983: 50 y 55-58).

Para Marcuse, la más radical de todaslas revoluciones y la primera en la his-toria con un carácter mundial está to-davía por hacerse. El socialismo deberáampliar su producción material paraabolir totalmente la pobreza, haciendono sólo un cambio en la estructura eco-nómica sino sobre todo una reestruc-turación psicológica, estética y culturalde la nueva sociedad.

El afianzamiento de la forma de viday la ideología del capitalismo, sostieneMarcuse, se ha dado entre los obreros,contrariamente a lo que podía esperar-se. Es por ello que afirma que:

...el más alto grado de desarrollo capi-

talista corresponde, en los países avan-

zados, al más bajo nivel de potencial re-

volucionario... La dinámica interior del

capitalismo modifica, con los cambios

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en su estructura, el esquema de la re-

volución y exige el resurgimiento de las

metas radicales del socialismo y no de

los objetivos mínimos (Marcuse, 1975: 15).

La nueva izquierda, por tanto, de-berá buscar el cambio revolucionariocon una nueva relación con el trabajo,la modificación del orden existente, larestauración de la naturaleza, la eman-cipación de las minorías, la emancipaciónde la mujer y la liberación sexual (enten-dida ésta no como promiscuidad sinocomo el cabal entendimiento de la se-xualidad de los individuos, sin prejui-cios de ninguna clase). El cambio noimplica un regreso a un estado pretec-nológico, pues esto iría en contra deldevenir histórico. El cambio debe bus-car la total realización de la naturalezahumana, y de ahí el logro de su felicidad.

EL HOMBRE UNIDIMENSIONAL

El momento histórico que vive Marcu-se durante la elaboración de El hombre

unidimensional se caracteriza por la ex-pansión del socialismo real por el mundo,tanto en lo territorial como en lo ideoló-gico, hecho por el cual se da la llama-da guerra fría. Después de la SegundaGuerra Mundial hay una creciente tec-nificación e industrialización nada com-parable con la de las etapas anteriores,sobre todo en materia armamentista.Se desarrollan, por lo tanto, la indus-tria bélica a gran escala y la carrera ar-mamentista.

El autor parte de la premisa funda-mental de que en las sociedades indus-triales avanzadas el progreso de la cien-cia y la técnica se ha convertido en unnuevo modo de dominación, en un sis-tema de control social que ha elimina-do en la clase obrera la opción de cambioradical hacia una nueva sociedad.

En El hombre unidimensional Marcu-se plantea dos hipótesis contradictorias:

l) Que la sociedad industrial avanzada

es capaz de contener la posibilidad de

un cambio cualitativo para el futuro pre-

visible y 2) que existen fuerzas y tenden-

cias que pueden romper esta contención

y hacer estallar la sociedad.

Yo no creo que pueda darse una res-

puesta clara. Las dos tendencias están

ahí, una al lado de la otra, e incluso una

en la otra. La primera domina, y todas

las precondiciones que puedan existir

para una reversión están siendo emplea-

das para evitarla. Quizá un accidente

pueda alterar la situación, pero a no ser

que el reconocimiento de lo que se está

haciendo y lo que se está evitando sub-

vierta la conciencia y la conducta del

hombre, ni siquiera una catástrofe pro-

vocará el cambio (Marcuse, 1985: 25).

Este estudio está centrado en el aná-lisis de la sociedad industrial avanzada,en la que el aparato productivo tiendea ser totalitario en el grado en que deter-minan no sólo las ocupaciones, apti-tudes y actitudes socialmente necesa-rias, sino también las necesidades yaspiraciones individuales, borrando la

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diferencia entre las necesidades vitalesy las necesidades creadas.

Un aspecto importante que desa-rrolla Marcuse en su libro es el referentea que la tendencia totalitaria de los con-troles del aparato productivo se extiendea las zonas del mundo menos desarro-

lladas e incluso preindustrializadas,creando similitudes en el desarrollo delcapitalismo y el socialismo. Según Mar-cuse, hay amplias zonas dentro y fue-ra de las sociedades industrializadas enlas que las tendencias descritas no pre-valecen o, mejor dicho, no prevalecen

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todavía. Lo que hace el autor es simple-mente proyectar estas tendencias yofrecer algunas hipótesis.

Al inicio del texto, Marcuse afirmaque en la civilización industrial avan-zada existe falta de libertad, la cual seva debilitando en las etapas más altasde esta sociedad. La libertad de pensa-miento, de palabra y de conciencia eranesencialmente ideas críticas, destinadasa reemplazar una cultura material e in-telectual anticuada por otra más pro-ductiva y racional, pero con el auge dela industrialización se anulan estaspremisas.

Esto se manifiesta en el hecho deque una sociedad que parece cada díamás capaz de satisfacer las necesidadesde los individuos, por la forma en queestá organizada, los priva de indepen-dencia de pensamiento, de autonomíay de derecho de oposición política, asícomo de la creatividad de la imaginacióny de la posibilidad real de las alternati-vas. Aquí Marcuse detecta una irraciona-lidad, ya que lo que en realidad deberíasuceder, es que el proceso tecnológicohiciera más libre al hombre, ya que estamecanización y normalización podríadirigiar la energía individual hacia lalibertad más allá de la necesidad. Conla utilización racional de la tecnologíael individuo se liberaría de las necesida-des y posibilidades extrañas que le im-pone el mundo del trabajo y le quedaríamás tiempo para recrear las ciencias ylas artes. El individuo tendría así li-bertad para ejercer la autonomía sobreuna vida que sería la suya propia.

En la realidad, sin embargo, la formade trabajo priva de libertad al hombre.Es por esta razón que la sociedad indus-trial contemporánea tiende a ser tota-litaria desde el punto de vista técnico-económico, ya que opera a través de lamanipulación de las necesidades. Nosólo una forma específica de gobiernohace posible el totalitarismo, sino tam-bién un sistema específico de produc-ción y distribución que crea necesida-des superfluas.

En la sociedad industrial avanzadael hombre sigue al servicio de la má-quina y no la máquina al servicio delhombre; la máquina viene a ser el ins-trumento más efectivo en cualquiersociedad cuya organización básica seael proceso mecanizado. La sociedad in-dustrial avanzada ha modificado tam-bién las necesidades del hombre. Estasson necesidades históricas porque va-rían en el tiempo. Se puede distinguirentre necesidades verdaderas y falsas.Estas últimas son necesidades impues-tas por la sociedad (como las formas dediversión y comportamiento bajo ciertasnormas) y, en los modelos de consumo,su satisfacción se manifiesta como unafalsa felicidad. Las únicas necesidadesque pueden inequívocamente reclamarsatisfacción son las vitales, las verdade-ras: alimento, vestido, educación, habi-tación, etcétera.

Solamente el individuo libre es quienpuede responder y decidir sobre sus ne-cesidades; mientras siga siendo mani-pulado, se le mantenga en la incapaci-dad de ser autónomo y sea adoctrinado,

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difícilmente podrá distinguir cuáles sonsus necesidades libres y verdaderas.Toda libertad en el pensar, hacer y de-cidir depende de la toma de conciencia,pero el surgimiento de esta concien-cia se ve estorbado siempre por el pre-dominio de necesidades y satisfaccionesfalsas. El objetivo óptimo es la susti-tución de estas necesidades falsas porlas verdaderas.

La sociedad industrial avanzada in-tenta aplacar y sofocar aquellas nece-sidades que requieren ser liberadas. Enlas sociedades modernas el controlsocial exige la abrumadora necesidadde producir y consumir hasta el despil-farro, la necesidad de mantener liberta-des engañosas tales como la libre com-petencia, la libertad de elegir lo que sequiere consumir y de satisfacer las ne-cesidades falsas o creadas, etcétera. Enestas sociedades, la libertad se mani-fiesta únicamente como la libertad delo que se va a elegir o lo que se va aconsumir, sin haber libertad de pensa-mientos ni de alternativas. Es aquídonde Marcuse habla de cómo la so-ciedad industrial convierte lo superfluoen necesidad, apuntando además otrosaspectos muy importantes:

De nuevo nos encontramos ante uno de

los aspectos más perturbadores de la

civilización industrial avanzada: el ca-

rácter racional de su irracionalidad. Su

productividad y eficiencia, su capaci-

dad de incrementar y difundir las co-

modidades, de convertir lo superfluo en

necesidad y la destrucción en construc-

ción, al grado en que esta civilización

transforma al mundo objeto en exten-

sión de la mente y el cuerpo del hombre

hace cuestionable hasta la noción mis-

ma de alienación. La gente se reconoce

en sus mercancías, encuentra su alma en

su automóvil, en su aparato de alta fi-

delidad, su casa, su equipo de cocina. El

mecanismo que une al individuo a su

sociedad ha cambiado, y el control social

se ha incrustado en las nuevas necesida-

des que ha producido (Marcuse, 1985: 39).

A través de los objetos que la so-ciedad produce para el consumo se dala identificación de los individuos consu sociedad. A diferencia de lo que Marxsostenía en cuanto a la alienación deltrabajo, Marcuse opina que los hombresen la sociedad industrial avanzada seencuentran a sí mismos en las cosasque dan forma a sus vidas y aceptanlas leyes de la sociedad.

Una vez que el hombre ha logradoidentificarse con la sociedad, ésta obs-truye toda una serie de operaciones yconductas de oposición que frenan elprogreso y la convierten en una socie-dad estática. Se deterioran la condiciónhumana y la forma en que se realiza eltrabajo. A pesar del pesimismo, Marcu-se plantea que sí puede haber algunasalternativas de cambio, el cual no serásolamente económico y político sinocualitativo, es decir, un cambio en las cua-lidades y características de la base téc-nica industrial sobre la que reposa lasociedad. Estos cambios irán en la bús-queda de la razón y la libertad. El autor

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no está contra la industrialización ensí, sino contra toda manifestación de lairracionalidad del proceso de producción.

La manipulación ideológica es con-siderada como un enemigo externo; losantiguos conflictos de la sociedad sonmodificados y juzgados bajo el impactode la búsqueda del progreso técnico yse manifiestan en forma de lucha contrael comunismo internacional. Con baseen estos dos factores, las luchas de clasesse atenúan ante la amenaza exterior.Movilizada contra esa amenaza, la so-ciedad capitalista muestra una unióny una cohesión interna impresionan-tes y actúa como un poderoso estímulode la producción y el empleo, mante-niendo así el alto nivel de vida, con locual se frena el cambio social.

Los cambios respecto a la transfor-mación de las clases trabajadoras en lasociedad industrial avanzada se puedanresumir en cuatro aspectos:

1. La mecanización reduce cada vezmás la intensidad de energía físi-ca gastada por el obrero.

2. Aumenta el número de traba-jadores de cuello blanco (emplea-dos) y disminuye el de trabajado-res de cuello azul (obreros).

3. Los cambios en el proceso y en losinstrumentos de trabajo modifi-can la conciencia del trabajador.

4. El trabajo tecnológico debilita laposición de los trabajadores.

En el primer punto se puede ver quela mecanización está reduciendo cada

vez más la cantidad e intensidad deenergía física gastada en el trabajo(plusvalía absoluta). Con la mecaniza-ción el trabajo se automatiza, pero au-mentan el ritmo de trabajo y el controlde los operadores sobre las máqui-nas, de ahí que Marcuse deduzca quela tecnología ha sustituido a la fatigamuscular y al cansancio producido porel trabajo físico por la tensión y el es-fuerzo mental, y pone el énfasis en laexplotación relativa de la fuerza de tra-bajo, que no difiere mucho de la presiónque se ejerce sobre la mecanógrafa o elempleado de banco.

El segundo aspecto denota que en losestablecimientos industriales de muchaimportancia la proporción del trabajomanual declina en relación con el tra-bajo de cuello blanco, pues aumenta elnúmero de trabajadores separados dela producción, lo que se expresa porel cambio en la composición del capi-tal constante. La productividad es de-terminada por la máquina y no por elhombre.

El tercer punto señala que los cam-bios en el carácter del trabajo y los ins-trumentos de producción modifican laactitud y la conciencia del trabajadorporque se da una amplia integraciónde la clase trabajadora con la sociedadcapitalista, ya que esta sociedad ofreceal trabajador la posibilidad de su pro-greso económico y material.

El cuarto aspecto se refiere a que elproceso de mayor tecnificación debilitala posición revolucionaria de los traba-jadores, ya que aumenta su manipu-

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lación, porque la aparente libertad delhombre se perpetúa e intensifica bajola forma de muchas libertades y como-didades, con lo que se frena la posibi-lidad del cambio social revolucionario.

En sus conclusiones, Marcuse ex-presa que en la sociedad unidimensio-nal se altera la relación entre lo racionaly lo irracional, y lo irracional se tornaracional. De ahí que comente que el pro-greso tecnológico ha de ir acompaña-do de la racionalización progresiva e,incluso, de la realización de lo imagi-nario: “la imaginación al poder”. En lasociedad industrial avanzada el hombrepierde su capacidad de imaginar debidoal auge del progreso técnico. Lanza sufrase de “la imaginación al poder” por-que con la racionalidad de la imagina-ción se puede llegar a la reconstruccióny a una nueva orientación del aparatoproductivo hacia una existencia pací-fica. La imaginación debe ser entendidacomo conocimiento e invención de alter-nativas para desenajenar y buscar al-ternativas de poder.

La sociedad industrial avanzada sólopodrá ser cambiada cuando aparezcael fin de la dominación, que es la exi-gencia verdaderamente revolucionariay lo que daría validez a los logros de lacivilización industrial. La lucha que seemprenda por este cambio sobrepa-sará las formas tradicionales, porqueel pueblo, que anteriormente era elfermento del cambio social, se ha con-vertido en el instrumento de la cohesiónsocial, de la contención del cambio.

Los más interesados en lograr elcambio serían los marginados, los queestán fuera de la ley, los que son explo-tados y los perseguidos por problemasétnicos, los que no pueden ser emplea-dos, todos aquellos a los que Marx de-nomina lumpenproletariado. Todosellos, al no estar incorporados al sis-tema, están fuera del proceso demo-crático; más importante que la defensade sus intereses de clase, es la defen-sa de su vida y la satisfacción de susnecesidades más inmediatas. El hechode que hayan comenzado a manifestarsu descontento puede ser el principiodel fin de un periodo.

Marcuse no es explícito en su decla-ración de quién puede ser el sujeto his-tórico portador del cambio social, aun-que se entrelee que pudieran ser losmarginados, junto con los intelectualesy los estudiantes, cuando afirma que:

...existe la posibilidad de que, en este

periodo, los extremos históricos se en-

cuentren otra vez: la conciencia más

avanzada de la humanidad y la fuerza

más explotada. No es más que una po-

sibilidad (Marcuse, 1985: 286).

NOTAS

1 Para conocer en detalle la historia dela Escuela de Frankfurt, consúltese elcapítulo I de Jay, 1974: 25-82.

2 Sobre la Teoría Crítica de la Escuelade Frankfurt, puede consultarse Jay,1974: 83-149.

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BIBLIOGRAFÍA

Jay, Martín1974 La imaginación dialéctica, Taurus,

Madrid.Marcuse, Herbert

1975 Contrarrevolución y revuelta, Joa-quín Mortiz, México (segunda edi-ción).

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1985 El hombre unidimensional, Plane-ta, México.

Parekh, Bhiklu1982 Pensadores políticos contempo-

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1969 Teoría Crítica de la sociedad, Edi-ciones Martínez Roca, Barcelona.

Varios autores1973 “Entrevista con Herbert Marcuse”,

en La protesta juvenil, EdicionesSalvat, Barcelona.