Historia de La Psiquiatria
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HISTORIA DE LA PSIQUIATRIA
La psiquiatría (griego, psyche: alma, iatréia: curación) es una especialidad de la medicina dedicada al estudio, prevención y tratamiento de las enfermedades mentales y los trastornos del comportamiento. Surge como rama científica del cuerpo médico en el siglo XIX, en una época tardía con respecto a otras especialidades, aunque existen referencias a enfermedades mentales y su tratamiento en manuales médicos de gran antigüedad, como el Bhutavidya (uno de los libros del Āyur Veda, texto sagrado de sabiduría hindú), o en algunos textos médicos del Renacimiento. La primera referencia con este nombre es de Johann Cristian Reil en 1803. El modelo cultural de salud-enfermedad propio de cada época ha sido determinante para la comprensión de las enfermedades mentales: desde una concepción primitiva de la enfermedad como castigo divino, en la que la enfermedad mental se considera el paradigma del castigo por la ruptura de algún tabú (el loco está poseído por algún demonio o es directamente castigado por Dios), pasando por un modelo social y psicoanalítico, hasta la más moderna perspectiva bioquímica y genética de la enfermedad mental, como una expresión más de la alteración del órgano o de su función fisiológica.
La psiquiatría en la antigüedad
En Mesopotamia, unos cuatro mil años antes de Cristo, se establece la civilización sumeria, de la
que se conservan documentos médicos en tablillas grabadas mediante escritura cuneiforme. Se
trata de una cultura mágico-animista que posee una concepción sobrenatural de la enfermedad:
ésta se considera un castigo divino impuesto por diferentes demonios tras la ruptura de algún tabú.
De este modo, lo primero que debe hacer el médico es identificar cuál de los aproximadamente
6,000 demonios es el posible causante del problema. A la enfermedad se la denomina shêrtu, pero
esta palabra asiria significa también pecado, impureza moral, ira divina y castigo. Los sacerdotes
de Assipu se ocupan de las enfermedades internas, especialmente de las enfermedades mentales,
anticipando la especialidad psiquiátrica, aunque bajo una óptica más religiosa que científica.
En el Antiguo Egipto se desarrolla un sistema médico público notable, que ya establece la
importancia de ambientes estimulantes o de actividades recreativas como la pintura o el baile para
el tratamiento de determinados trastornos del comportamiento. En el papiro Edwin Smith se afirma
que el cerebro es el asiento de la mente (contrariamente a la creencia griega que la sitúa en
el corazón). En el papiro Ebers se mencionan algunas enfermedades mentales, entre las que se
incluye la epilepsia, que será considerada durante muchos siglos una forma de locura.
Han llegado hasta nuestros días evidencias de que entre los aztecas existía un modelo médico de
la locura: Tlazoltéotl es la madre tierra, diosa de la fecundidad, pero también la diosa de la
enfermedad y de los trastornos mentales. Según algún grabado, la diosa se adueña del alma del
hombre, provocándole convulsiones o la locura.
La gran revolución médica desarrollada por la civilización griega a través de varios personajes de
gran importancia para la salud, como Hipócrates, el Padre de la Medicina, alcanzará también a las
enfermedades mentales. Platón ya había subrayado la importancia de la entrevista clínica como
herramienta diagnóstica, y en muchos casos terapéutica, pero será la teoría de los cuatro
humores del inmortal médico de Cos la que apuntale la evidencia del complejo sistema de
relaciones entre el comportamiento de una persona y su situación orgánica. En sus obras pueden
encontrarse descripciones de cuadros como la epilepsia, la manía, la paranoia, el delirio tóxico,
las fobias o la histeria.
Por otra parte, el desarrollo del teatro (la tragedia griega) y su función de catarsis ponen el primer
jalón de un método de tratamiento psicológico fundado en el simbolismo. La escuela sofista llegó a
diseñar un método de tratamiento de la melancolía basado en el relato de las vivencias del
paciente a un terapeuta.2 3 La nomenclatura psicopatológica moderna ha acuñado muchos
términos cuyos orígenes se remontan a las obras dramáticas griegas: el complejo de Edipo,
el complejo de Electra, el síndrome de Ulises y muchos otros han sido bautizados en honor a la
reflexión que los dramaturgos griegos hicieron sobre determinados conflictos
psicológicos arquetípicos.
Los médicos romanos son los herederos de esta nueva cosmovisión de la enfermedad como
proceso natural, alejado del paradigma mágico o teológico. Aulo Cornelio Celso propone, al modo
de los egipcios, actividades lúdicas (música, pintura) para el tratamiento de determinados
desórdenes mentales ("insania") y desarrolla una clasificación de las enfermedades en tópicas o
locales y sistémicas o generales. Dentro de las generales distingue un subgrupo de enfermedades
mentales, que pueden ser febriles (delirios) y no febriles (locura). Galeno, por su parte, localizó
la razón en el cerebro, y sus estudios de las lesiones cerebrales le llevaron a postular que el daño
provocado en un lado del encéfalo se correspondía con alteraciones en las extremidades del lado
opuesto. Según Galeno, las causas de la locura podían estar en el organismo (daño cerebral,
alcoholismo,...) o en la mente (fobia, desengaño, melancolía...).
La Edad Media
Algunos autores afirman que, en esta época, la enfermedad mental retornó a la categoría de
posesión diabólica.5 6 7 La epilepsia, por ejemplo, ha sido confundida con frecuencia con la
posesión, desde la cultura faraónica egipcia, pasando por la Edad Media y hasta nuestros
días.8 Una notable aportación, contraria a esta visión del enfermo mental, se encuentra en Tomás
de Aquino, quien sostiene que el alma, de origen no terreno, no puede por tanto enfermar, y
achaca la enfermedad mental (aegritudo animalis) a algún trastorno del cuerpo susceptible de ser
tratado.9 Ya en siglo IV, Aurelius Agustinus (Agustín de Hipona) había subrayado la importancia de
la introspección como fuente de autoconocimiento, siendo por ello considerado por algunos autores
como el precursor del psicoanálisis.10
Fuera de ese contexto, como sucedió en otras ramas del saber, hay que destacar el papel de
la cultura árabe, de la que hay que reseñar la creación de la primera institución de acogida para
locos conocido en Bagdad, en el año 792 (Dayr Hizquil, "casa para locos"), durante la dinastía
Omeya. Se encuentran otros asilos para locos en El Cairo (873), Damasco (800), Alepo (1270)
o Granada (1365)[cita requerida]. La acogida de personas caracterizadas como locas en Europa, sobre la
base de su necesidad de tutela jurídica y personal dio lugar al desarrollo de espacios
especializados en hospitales y hospicios desde el siglo XIII- por ejemplo en Bedlam,
probablemente a partir de la influencia de la relectura del Derecho Romano y del problema que
planteaba la tutela jurídica de los dementes.
Entre los médicos del islam medieval, Avicena menciona en su Canon de medicina algunas
enfermedades mentales y desarrolla un intento de correlación de las mismas con algunas
alteraciones orgánicas. Rhazes se atreve con una clasificación de las enfermedades mentales (y
con alguna propuesta de psicoterapia) y Maimónides, judío hispano en un entorno cultural islámico,
menciona en su obra algunos aspectos de higiene mental. En los siglos XII y XIII, los traductores
de Toledo, al traducir estas versiones de los autores clásicos, sus comentadores y las obras
científicas árabes, las hicieron accesibles a la Europa cristiana y facilitaron el desarrollo de la
Escolástica y la ciencia medievales.
El Renacimiento
Esta época de despegue de las ciencias físicas y de la medicina no aportará, sin embargo, grandes
novedades al campo de la protopsiquiatría. Hay que destacar, sin embargo, algunas figuras
individuales, como la de Paracelso (1493-1541), autor del tratado "Sobre las enfermedades que
privan de la razón". En esta obra propone que las enfermedades mentales no tienen su causa en
Dios, sino en procesos naturales, y adelanta una clasificación en cinco grupos: epilepsia, manía,
locura verdadera, baile de San Vito y "suffocatio intellectus". Los locos verdaderos se dividen
también en cinco tipos: lunáticos, insanos, vesánicos, melancólicos y obsesos.
Pero la influencia de la religión, que empieza a verse parcialmente resquebrajada en otros ámbitos
del conocimiento, apuntala su poder sobre el campo de la locura. En el Malleus maleficarum, (obra
heterodoxa incluida en el Índice de Libros Prohibidos varios siglos después), se define a la
enfermedad mental como una forma de brujería o posesión demoníaca cuyo tratamiento pasaba
por la tortura o la hoguera para "liberar" el alma del enfermo.12 Hay que destacar también dentro
del cristianismo el papel de San Juan de Dios (1495-1550) puesto que vivió en sus propias carnes
la violencia de la contención de los locos en el Hospital Real de Granada, y eso tuvo algo que ver
con la fundación de la Orden Hospitalaria, la cual se planteaba formas de atención humanitaria en
las instituciones asistenciales (y cuyo modelo inspiró en el XVII la fundación de las Hijas de la
Caridad de San Vicente de Paul).
Mucho antes, desde el siglo XIII, en Inglaterra, en Bedlam se acogían locos, y posteriormente en
algunas ciudades europeas bajomedievales, hubo fundaciones civiles y religiosas para la tutela de
dementes. En la Corona de Aragón, tanto el Hospital General de la Sancta Creu deBarcelona,
fundado en 1401, como el Hospital des Innocents de València fundado por Juan Gilaberto Jofré el
1409, acogía a locos, unas veces pobres, otras veces a cargo de rentas vitalicias creadas por
filántropos o parientes. La acogida de locos no tenía ninguna implicación terapéutica, solamente se
desplazaba la responsabilidad de la tutela legal del loco de una persona física —habitualmente un
pariente—, a una persona jurídica —la fundación hospitalaria. Ya en 1385 el franciscano
Francesc Eiximenis, escribió un Regiment de la cosa pública destinado a los Jurats de la Ciudad
de Valencia en el que establecía las responsabilidades de los gobernantes de la ciudad en proveer
los medios para gestionar a pobres, dementes y enfermos, y que inspiró indudablemente la obra
del valenciano Luis Vives siglo y medio más tarde. Por eso, en la Corona de Aragón, como en el
Norte de Italia y en la Europa Católica, muchas de estas instituciones eran ya en el XV civiles y
controladas por los municipios y así siguieron hasta las leyes de reforma de la beneficencia
promulgadas por el constitucionalismo moderno en el s. XIX.
En 1567 Bernardino Álvarez, soldado retirado, inaugura el primer centro de estas características
de América, en México. También por Europa se extiende esta política de confinamiento: en
Inglaterra Enrique VIII inaugura el primer hospital para locos, el Bethlem Royal Hospital o asilo de
Bedlam.
Esta revolución se acompaña de la obra y el pensamiento del que es considerado el padre de
la psicología: Juan Luis Vives, humanista, filósofo y pedagogo español de origen judío, autor del
tratado De anima et vita (Basileae, 1538) en el que apunta varios aspectos de psicología y
psicopatología y niega categóricamente el origen sobrenatural de la locura.
A los de Vives hay que añadir los estudios de Jean François Fernel (1485-1558), quien describe
varias capacidades de la mente como la memoria, la inteligencia, o el sentido común, y que se
reafirma en el origen natural de la enfermedad mental. Johann Weyer (1515- 1588), médico y
humanista, y algunos otros médicos como Cornelio Agripa, Girolamo Cardano, Arnau de
Vilanova (1238 - 1311), Andrés Laguna, Amato Lusitano o Lavinio Lemnio también se oponen a
que los locos sean quemados en la hoguera y reivindican el origen médico de la locura. Weyer
desarrolla un tratado teórico sobre el tema del demonio y la locura titulado De Praestigiis
Daemonum. De todas formas se mezclan con frecuencia en algunos de estos autores brujería,
locura, licantropía, alquimia y estados delirantes o epilépticos, en muchos casos con algunas trazas
de la misma misoginia que impregna las tesis oficiales.
En 1511 se publica el Elogio de la locura, un ensayo de Erasmo de Róterdam escrito en forma de
sátira en el que critica las supersticiones y las prácticas piadosas de la Iglesia Católica, así como
de la locura de los pedantes (entre los que se incluye el propio autor). Se trata más de una crítica a
la doctrina religiosa imperante que un tratado sobre psiquiatría pero ejerció una gran influencia en
la visión de la enfermedad mental durante buena parte del renacimiento.
Es imposible hablar de psiquiatría en el Renacimiento y no hacer mención al universal bardo de
Avon. William Shakespeare condensó en su obra literaria muchos de los arquetipos psicológicos
desarrollados siglos después por la psiquiatría moderna, del mismo modo que antes hiciera la
tragedia griega. Otelo y sus celos patológicos, Hamlet y su complejo de Edipo o los conflictos
psicológicos planteados en Macbeth o en el Rey Learhan sido analizados minuciosamente desde
una perspectiva psicopatológica por numerosos psiquiatras a lo largo de la historia. De igual
modo El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha, de Miguel de Cervantes, ha sido analizado
desde esa perspectiva ofreciendo a su vez unos patrones de personalidad reflejados en la figura de
Don Quijote (el loco idealista) y Sancho Panza (que representa una forma de locura más próxima a
la necedad).
El Siglo XVII y La Ilustración
Durante el siglo XVII la ciencia comienza a profundizar en la psique humana desde una nueva
perspectiva. Los primeros "exploradores del cerebro", precursores de la moderna neurología,
comienzan a describir las principales estructuras anatómicas de las estructuras intracraneales y
algunas de sus funciones, imprimiendo un nuevo concepto de los orígenes del comportamiento
humano y, por lo tanto, de sus trastornos. Thomas Willis publica Cerebri anatome, y describe varias
estructuras como el polígono vascular que lleva su nombre, Thomas Sydenham realiza los
primeros estudios histológicos cerebrales y se atreve con una explicación de la histeria
(reconociendo además su existencia en ambos sexos, ya que hasta ese momento solo se creía
posible en la mujer),14 René Descartes publica en 1649 su "Traité des passions de l'âme" (Tratado
de las pasiones del alma) en el que describe la glándula pineal como el órgano de asiento
del alma. En esta glándula "la sangre se convierte en espíritus animales que se extienden después
por todo el sistema nervioso".
En este contexto surgen las primeras propuestas terapéuticas. La locura en cualquiera de sus
variantes (manía, melancolía, histeria, hipocondría...) son la expresión de un conjunto de
debilidades corporales que se corrigen con métodos de supuesto fortalecimiento del sistema
nervioso (los aceites de ámbar, la ingesta de limaduras de hierro...), aunque todavía persiste un
complejo entramado entre lo moral y lo insano que deriva en tratamientos todavía más peregrinos,
como la ingesta de jabón o vinagre (para "purificar").
Poco a poco se va abriendo paso un concepto más médico (en cuanto orgánico) de la locura y a
partir del siglo XVIII, en plena Ilustración europea, comienzan a afianzarse y acrecentarse estos
pequeños pasos dados hasta el momento:George Ernst Stahl (1659 - 1734) divide a las
enfermedades psiquiátricas en dos grandes grupos: simpáticas (en las que existía daño en algún
órgano) ypatéticas (en las que no se encontraba una lesión orgánica subyacente). William
Cullen (1710 - 1790) elabora otra clasificación de las enfermedades mentales y es el primero en
utilizar el término "neurosis".
Pero la figura más importante de la psiquiatría (considerado por algunos como el verdadero primer
gran psiquiatra) es Philippe Pinel (1745-1826). Este médico francés cambió la actitud de la
sociedad hacia los enfermos mentales. Pinel fue nombrado por la Comuna, en plena Revolución
francesa, director médico del Asilo de La Bicètre y, posteriormente (en 1795) director de La
Salpêtrière, en París. Durante su cargo liberó a los enfermos mentales de las cadenas con las que
eran reducidos y confinados. En su "Tratado de la locura" clasificó las enfermedades mentales en
cuatro tipos: manía, melancolía, idiocia y demencia, y explicó su origen por la herencia y las
influencias ambientales.15 Propuso la creación de un cuerpo especializado de médicos dedicados a
la atención de los "alienados", y su importancia es de tal envergadura que al movimiento iniciado
por él se le ha conocido como "Segunda Revolución Psiquiátrica". Uno de sus más notables
discípulos fue Etienne Esquirol (1782-1840), quien hizo de la "terapia moral" de Pinel su bandera y
consiguió promulgar una ley en 1838 que obligaba a la administración francesa a disponer de un
asilo para dementes en cada departamento del país. Este autor es el primero en emplear el término
"alucinación". Otros seguidores de este movimiento fueron Jean Pierre Falret, Jules Baillarger,
o Jacques Joseph Moreau de Tours, este último autor de la primera descripción de una psicosis
aguda inducida por una droga (Hachís).16
En este período hay que destacar a Johann Cristian Reil (1759-1813), creador de la psicoterapia
racional y fundador de la primera revista de psiquiatría.
El siglo XIX
A partir de las propuestas de Pinel comienzan los avances en el conocimiento de la enfermedad
mental. Durante el siglo XIX, y a falta de las herramientas necesarias para la demostración de
la etiología de la mayor parte de los trastornos psiquiátricos surgen varias escuelas de
pensamiento, fundadas en hipótesis o supuestos más teóricos que empíricos: Franz Anton
Mesmer (1734 - 1815) elabora la doctrina del magnetismo animal, según la cual existiría un fluido
universal que facilitaría las relaciones e influencias entre los seres vivos y los cuerpos inanimados y
celestes. Este fluido sería transmisible mediante determinados pases magnéticos. Las sesiones de
Mesmer adquirieron cierta fama entre la clase alta europea, y constituyen un ejemplo del uso de la
sugestión. Johann Caspar Lavater (1714 - 1801), gran amigo de Goethe, publica en 1772 su
obra "El arte de conocer a los hombres por la fisionomía" (Essai sur la physiognomonie destiné à
faire connoître l'homme et à le faire aimer), y en 1774 "Fragmentos fisionómicos", dos clásicos que
durante los últimos años del siglo XVIII y las primeras décadas del XIX determinarán la creencia
generalizada de la relación entre el comportamiento y la fisiognomía (forma del rostro) de los
individuos.17 Franz Joseph Gall (1758 - 1828) desarrolló la teoría de la frenología. Según este autor
se podía conocer el estado de ciertas funciones cerebrales a través de la palpación del cráneo.
Creó una escuela importante cuyo principal discípulo en España fue Mariano Cubí, quien introdujo
este modelo psiquiátrico enBarcelona en 1842.
Pero este siglo va desvelando algunos secretos del sistema nervioso central, lo que permite
algunas conclusiones más rigurosas y de mayor crédito. François Magendie describe en 1822 la
diferencia entre las fibras nerviosas sensitivas y las motoras, Claude Bernard (padre de
la fisiología moderna) publica en 1858 el primer tratado científico de fisiología nerviosa ("Leçons
sur la physiologie et la pathologie du système nerveux"), Camillo Golgi desarrolla las técnicas de
tinción que permitirán el estudio histológico del cerebro, ySantiago Ramón y Cajal describe la
unidad funcional básica del cerebro: la neurona, por lo que recibirá el premio Nobel de
Medicina en 1906.
Dentro de los clínicos hay que destacar a figuras como Jean Martin Charcot (1825 - 1893), quién
elaboró varios estudios sobre los fenómenos de la hipnosis y la histeria, o de Wilhelm
Wundt (1832 - 1920) fisiólogo y filósofo, y creador en 1879 en Leipzig del primer laboratorio de
psicología experimental. Otro personaje menos conocido pero que aportó datos de interés a la
psiquiatría de este siglo fue Pierre Janet, autor de Contribution a l'étude des accidenta mentaux
des hystériques (tesis doctoral dirigda por el propio Charcot) y de varios trabajos sobre
automatismos, sonambulismo, recopilados y publicados a principios del siglo XX en su obra más
trascendente Les médications psychologiques. Al final de su carrera como psiquiatra protagonizará
un enfrentamiento con Sigmund Freud sobre sus teorías psicoanalíticas y simbólicas.18
Más psiquiatras a destacar en este siglo son Benjamin Rush (1745-1813), padre de la psiquiatría
en los Estados Unidos; Joseph Adams (1756-1818), pionero en los estudios sobre susceptibilidad
genética a las enfermedades mentales; Johann Christian Heinroth (1773-1843), psiquiatra alemán
que definió el concepto de psicosomático;James Cowles Pritchard (1786-1848), impulsor del
concepto de la psicopatía; Karl Wernicke (1848-1905), primer fisiólogo en intentar relacionar el
daño estructural en determinadas zonas del cerebro con algunas enfermedades mentales; o Daniel
Hack Tuke (1827-1895) autor, junto con John Charles Bucknill (1817-1895), del primer tratado
médico de psiquiatría.
Pero será a finales de este siglo y en los albores del siglo XX cuando comiencen a surgir los
primeros psiquiatras de influencia crucial en la historia de esta especialidad. Al igual que en otras
ramas de la medicina el nivel de conocimientos (elevado exponencialmente durante el siglo XVIII y
XIX) alcanzará el nivel crítico necesario para generar alternativas de tratamiento razonablemente
eficaces para muchas de las enfermedades mentales conocidas.
El siglo XX
El nacimiento de la psiquiatría organicista
Con el siglo XX va forjándose un nuevo concepto de enfermedad mental, más ligado a una
concepción orgánica y biologicista, heredera de las doctrinas degeneracionistas y del positivismo
radical, que basaba sus observaciones no ya en los locos situados en el medio social, sino en las
colecciones de especímenes humanos clasificados en los manicomios morales. El representante
más genuino de esta orientación por la influencia posterior que ha tenido fueEmil Kraepelin (1856-
1926) que propone un acercamiento, observación estrictamente clínico en el que la narrativa del
enfermo és reducida de síntoma a signo. Kraepelin se centró en la clínica, como herramienta
diagnóstica y terapéutica superior a la formulación de hipótesis e incluso a la anatomía patológica.
Describió por primera vez ladementia praecox (más tarde conocida como esquizofrenia) y
la psicosis maníaco-depresiva. En 1883 publicó la primera edición de su obra más
importante: Lehrbuch der Psychiatrie, que tendría enorme difusión, alcanzando la novena edición
en 1927. Sin embargo, la influencia de Kraepelin fue limitada fuera de Alemania hasta el primer
tercio del s.XX, puesto que sólo en este periodo la psiquiatría se incardinó como especialidad
médica y abandonó la condición de ciencia especial o de alienismo que había mantenido durante el
siglo XIX.
También en los comienzos de esta centuria despunta Eugen Bleuler, defensor de que las
enfermedades psiquiátricas son causadas principalmente por trastornos biológicos o genéticos y
autor de algunos aportes fundamentales en psiquiatría clínica (a él se deben los términos
de esquizofrenia (sustituyendo al término propuesto por Kraepelin) yautismo), recogidos en su obra
"Demencia precoz o grupo de las esquizofrenias".
Durante los últimos años del siglo XIX y los primeros del XX tiene lugar la llamada Tercera
Revolución Psiquiátrica, merced a los trabajos de y escucha atenta de lo que el paciente
psiquiátrico tiene que contar, y de Sigmund Freud(1856-1939) que no sólo escucha sino que
intenta comprender al enfermo mental.
Sigmund Freud, neurólogo de formación, aporta, por su parte, la noción del inconsciente,
descubriendo que detrás de la mente humana existen mecanismos no evidentes, o conscientes
capaces de generar alteraciones psiquiátricas. En 1896 desarrolla el psicoanálisis: una técnica
de asociaciones libres e interpretación de los sueños cuyo objeto es ahondar en la mente del sujeto
para conocer su subconsciente y ayudarle a comprender las causas de su comportamiento
(fundamentalmente recuerdos traumáticos del pasado almacenados en el inconsciente). Elaboró
una teoría de la personalidad y describió los mecanismos mentales inconscientes de defensa del
yo. Empleó lahipnosis para el tratamiento de la histeria, trastorno que relacionó con represiones
subconscientes de naturaleza sexual. Hay que añadir que revolucionó la sociedad de su época con
las teorías sobre sexualidad infantil (que había sido ignorada hasta ese momento).
Otras figuras relevantes de la psiquiatría del siglo XX fueron Karl Jaspers, autor de una
metodología sistemática y padre de la psicopatología moderna. Su libro Psicopatología general,
de 1912, tuvo una gran influencia en el pensamiento psiquiátrico posterior. Jaspers pasó de la
psiquiatría a la filosofía, convirtiéndose en un exponente delexistencialismo alemán; Ernst
Kretschmer, uno de los pioneros en señalar científicamente la relación entre el tipo corporal, el
temperamento de las personas y algunas características de sus enfermedades psíquicas. Realizó
una conocida clasificación biotipológica en leptosomáticos, pícnicos y atléticos, asociando el
primero a la predisposición a padecer esquizofrenia y el segundo a padecer psicosis maniaco-
depresiva; Adolf Meyer, quien desarrolló una perspectiva psicobiológica de la psiquiatría, que
integraba aspectos biológicos y psicológicos en el origen y tratamiento de las enfermedades
mentales. Su principal obra (de 1957) se titula Psicobiología: una ciencia del hombre; Henri Ey,
autor de una vasta obra docente y asistencial, sobre todo de un tratado sobre las alucinaciones; su
obra ha constituido el texto básico de toda una generación de psiquiatras; fundó en 1950 los
congresos mundiales de psiquiatría; Sergei Korsakoff, quien estudió el deterioro mental de los
alcohólicos, describiendo elsíndrome que lleva su nombre; Alois Alzheimer, que describió
la demencia presenil epónima, o Egas Moniz, introductor de la lobotomía, técnica que consiste en
seccionar el lóbulo frontal del cerebro para conseguir calmar la excitación de los enfermos
psicóticos de larga evolución. Obtuvo por ello el premio Nobel de Medicina en 1949.Viktor Frankl,
fundador de la logoterapia sobre todo a partir de sus experiencias en los campos de concentración,
considerada la tercera escuela vienesa de psicología.
Antipsiquiatría y desinstitucionalización
La reclusión de los enfermos mentales en asilos y el inicio de algunos tratamientos empíricos determinaron una brecha importante en la comunicación entre el médico y el paciente mental que confluyó en un movimiento heterodoxo dentro de las diferentes corrientes médicas denominado Antipsiquiatría. Esta corriente, opuesta al modelo impositivo, surge a mediados del siglo XX como respuesta al proceso de exclusión social sufrido por los enfermos mentales y al uso controvertido (aunque en ocasiones eficaz) de nuevos métodos terapéuticos como laTerapia electroconvulsiva (electroshock), los comas insulínicos, las termoterapias de choque, la implementación de la técnica quirúrgica de la lobotomía, etc.
David Cooper en 1967 propone el término de antipsiquiatría para referirse a un movimiento o corriente de pensamiento psiquiátrica opuesta a estos métodos cuya base se sustentaba en la abolición del "yo" del paciente, y a una concepción a su juicio excesivamente biologicista de la enfermedad mental.Ronald Laing, el gran abanderado de la antipsiquiatría, llega a firmar que el origen de la esquizofrenia estaba en una infancia determinada por unos padres excesivamente intrusivos o disrruptores en la formación de la personalidad, atribuyendo a esta enfermedad, por tanto, la posibilidad de tratamiento mediante psicoterapia. Otras figuras de esta corriente como el psiquiatra Thomas Szasz llevaron al extremo sus postulados, afirmando que en muchos casos la locura o la enfermedad mental son etiquetas impuestas por convenio para controlar toda desviación de la convención social.19 Tras un largo período de desencuentro la psiquiatría oficial y la antipsiquiatría confluyeron en una corriente psiquiátrica que finalmente se desentendió de la mayor parte de los tratamientos criticados por esta última (actualmente sólo persisten unas indicaciones muy limitadas y restrictivas para el empleo del electroshock, habiendo desaparecido en psiquiatría el resto de terapias antes mencionadas), y que admitió la pertinencia de incorporar a los enfermos mentales en ambientes sociales más integradores y menos aislantes como un camino hacia su "normalización". Este fenómeno, conocido como "desinstitucionalización" ha llevado al cierre masivo de los antiguosmanicomios en muchos países occidentales desde la década de los setenta hasta la actualidad, abogándose actualmente por Unidades Hospitalarias de Procesos Agudos y reservando las estancias en Unidades de Crónicos (o larga estancia) sólo aquellos casos de muy difícil integración o sin un soporte social adecuado para la misma.
La psiquiatría farmacológica
A partir de la segunda mitad del siglo (especialmente a partir de los sesenta) el gran despegue de la industria farmacéutica y los sucesivos hallazgos de nuevas moléculas con actividad en la esfera del comportamiento humano comienzan a ensamblar un concepto farmacológico de la psiquiatría: las moléculas actúan a nivel de determinadosneurotransmisores, dando pistas del origen fisiopatológico del trastorno mental. El haloperidol (la primera "camisa de fuerza química"), las benzodiazepinas, o los más modernos antidepresivos (como la fluoxetina, principio activo del Prozac, otro icono farmacológico del siglo XX junto con la Aspirina o la Viagra) son tan eficaces que generan un fuerte movimiento psicofarmacológico junto al que aún conviven otras terapias más clásicas como la psicoanalítica.
Psiquiatría en México
La Psiquiatría en nuestro país tiene raíces desde la época prehispánica en la colonia, México
se adelantó a otros países en América al fundarse en el Hospital san Hipólito en 1566, en la
capital de la Nueva España que junto con el Hospital del Divino Salvador en 1698,
funcionaron por más de 350 y 200 años, respectivamente, al tomar bajo su cuidado a los
enfermos mentales que deambulaban por las calles o en alojados en las cárceles. En las
ciudades de Guadalajara, Monterrey, Orizaba y Mérida se fundaron hospitales y asilos entre
1794 y 1906.
A finales del siglo XIX y principios del XX surgieron instituciones privadas como el sanatorio Rafael
Lavista, en 1898 y la Casa de la Salud de San Juan de Dios para enfermos mentales en Zapopan,
Jalisco en 1910. En ese año, con motivo de los festejos del Centenario de la independencia el
presidente Porfirio Díaz inauguro el Manicomio general de la Castañeda, que albergaría décadas
más tarde a más de 3 mil enfermos empleando tratamientos semejantes a los de otros países y
acordes con los escasos conocimientos psiquiátricos de la época.
Este nosocomio llego a considerarse “semillero” en la formación de psiquiatras mexicanos. En
1930 abrieron sus puertas los sanatorios Ramirez Moreno y Floresta, y en 1942 se fundó el servicio
de Psiquiatría del Hospital Español, siete años después se inauguró la Clínica San Rafael, todos
ellos sanatorios privados que trataban de subsanar la deficiente atención que otorgaba el Estado;
estos y otros sanatorios que ya existían en ciudades como Monterrey, Hermosillo, Guadalajara y
Mérida, alquilaban o subrogaban camas para enfermos mentales del IMSS, ISSSTE y PEMEX.
Entre 1940 y 1950 se crearon hospitales del sector público y de la seguridad social, así como los
primeros esquemas institucionales de atención para problemas de salud mental en la población
mexicana en centros de la Secretaria de Salud (Ssa) y en clínicas del IMSS y del ISSSSTE.
Otro hecho relevante fue la creación del departamento de Psicología Medica, Psiquiatría, y Salud
Mental en la UNAM; en la década de 1950, con la finalidad de ubicar a la Psiquiatría en el lugar
que le corresponde como una rama de la medicina interna y a través de un programa de alto nivel
académico, formar especialistas en el área. De aquí han egresado la mayoría de los psiquiatras en
México y muchos de otros países en Latinoamérica.
A partir de entonces florecieron en México las escuelas psicoanalíticas y se inició el auge de la
psicofarmacología, con el advenimiento de modernos fármacos antipsicóticos, antidepresivos y
ansiolíticos, al mismo tiempo que se avanzaba en el conocimiento científico del funcionamiento de
la mente, merced a la neurofisiología, genética, neurobioquímica, electroencefalografía y
radiología, que dio paso a la imagenología que conocemos hoy.
Los tratamientos farmacológicos evitaron o acortaron la estancia hospitalaria de los enfermos
mentales, favoreciendo su atención en consulta externa y reemplazando tratamientos de gran
ayuda en su momento pero que resultaban agresivos y peligrosos, como los choques insulínicos y
la reducción de la terapia electroconvulsiva para indicaciones específicas, la psicocirugía o la
inhalación de carbógeno.
Desafortunadamente la rivalidad que se estableció entre las escuelas psicoanalíticas y con
psiquiatras organicistas que postulaban diferentes enfoques para el estudio y tratamiento de las
enfermedades mentales, retraso el avance de la Psiquiatría en aquella época, por lo que generó
confusión, escepticismo y desaliento entre el gremio psiquiátrico, las autoridades sanitarias, los
médicos y el público en general.
Por otro lado los enfermos mentales en nuestro país no han sido beneficiados mediante los
programas de las instituciones de salud, quedando desprotegidos por prejuicios, temor, rechazo e
ignorancia; dichos programas no se mantienen a largo plazo, los presupuestos van a la zaga de
otro tipo de programas considerados prioritarios. Este problema se ha agravado con el incremento
explosivo de la población y las crisis económicas recurrentes que ha sufrido el país.
En la búsqueda de la superación y mejoría de la atención de los enfermos mentales, los psiquiatras
al igual que otros especialistas médicos, pensaron en agremiarse. En 1937 se creó la Sociedad
Mexicana de Neurología y Psiquiatría que agrupa a neurólogos, neurocirujanos, psiquiatras y
psicoanalistas; también crearon otras sociedades en el país entre ellas las sicoanalíticas, acorde
con las corrientes existentes en esa época (1950).
Ante la separación de la Neurología y la Psiquiatría en dos especialidades diferentes, la figura del
neuropsiquiatra ya no tenía razón de ser y la psiquiatría carecía de una organización profesional
propia e independiente
Con esa inquietud, en 1965 un grupo de psiquiatras empezó a planear la posibilidad de asociarse
en una institución que permitiera velar por la dignificación de la Psiquiatría y de los profesionales
que la practican en el país, contribuir al mejor conocimiento, investigación y adecuado tratamiento
de los trastornos mentales al promover el intercambio y difusión de los conocimientos científicos en
la materia (plasmados en el artículo tercero de los estatutos)
Para esta época existían en el país de 400 a 500 psiquiatras, muchos de ellos formados en el
ejercicio de la práctica de la especialidad a lo largo de los años, otros en el curso de esa
especialidad en la UNAM o el extranjero. Fue entonces que un grupo muy propositivo convocó a
una reunión para crear la Asociación Psiquiátrica Mexicana, cuya Acta Constitutiva dice así:
En la ciudad de México, DF, el jueves 31 de Marzo de 1966 a las 12:30 horas, en el aula del
Pabellón Central del Manicomio General, con la asistencia de 142 psiquiatras, se lleco a cabo la
Asamblea Constitutiva de la que se denominara Asociación Psiquiátrica Mexicana, AC. El
presídium estuvo ocupado por el doctor Ramón de la Fuente, en su carácter de Secretario del
Comité Organizador, el doctor Guillermo Calderón, miembro de dicho comité, y los doctores Mario
Fuentes y Javier Garciadiego, respectivamente director y subdirector de la mencionada institución.
Después de una breve exposición de los motivos al comité organizador a promover la fundación de
la Asociación Psiquiátrica Mexicana, AC., el doctor De La Fuente procedió a dar lectura al proyecto
de estatutos, el cual fue aprobado con algunas modificaciones.
Posteriormente se procedió al nombramiento de la Mesa Directiva para el periodo comprendido
entre el mes de abril de ese año y el mes de abril de 1968, habiendo resultado electas las
siguientes personas: Presidente: Dr. Ramón de la Fuente, Secretario: Dr. Carlos López Elizondo,
Tesorero: Dr. Raymundo Macias, Vocal: Dr. Carlos Tornero, Secretario Auxiliar: Dr. Alejandro
Córdova
Después se eligió a los representantes del Concejo Nacional conforme a los estatutos. Dicha
elección dio los siguientes resultados: Tres representantes de los miembros de la asociación,
profesores de la Facultad de Medicina: Dr. Alfonso Millán, Dr. Guillermo Dávila y Dr. Jorge Velasco
Alzaga.
Cinco representantes de los miembros de la Asociación que prestan sus servicios en instituciones
psiquiátricas dependientes de la SSA: Dr. Guillermo Calderón, Dr. Mario Fuentes, Dr. Javier
Garciadiego, Dr. Agustín Caso y Dr. German Raphael.
Tres representantes de las instituciones y servicios del IMSS: Dr. José Luis Patiño, Dr. Francisco
Rojas Bustillos y Dr. Mario Reyes.
Tres representantes que trabajan en instituciones psiquiátricas privadas: Dr. Manuel Falcón, Dr.
José Santamaria y Rafael Follioux.
Terminada la elección de los miembros del Consejo Nacional, se procedió a una reunión con los
socios residentes en el interior de la Republica que asistieron a la Asamblea Constitutiva, Allí se
decidió posponer en el nombramiento de los consejeros representantes de los socio foráneos con
el objeto de ampliar su inscripción. Se dio por terminada la sesión a las 15:00 horas.
Así se inició la vida de una institución que a sus 37 años ha cumplido sus objetivos con exactitud,
eficiencia y perseverancia, siempre en plan ascendente hasta ser considerada la más importante
de su ramo en el país y muy prestigiada en el extranjero.
El primer director de socios activos de enero de 1968 da cuenta de un total de 219 socios, de los
cuales 162, radicaban en la Ciudad de México, 16 en Guadalajara, seis en Monterrey, cinco en
Puebla, cuatro en Veracruz, y en Hermosillo, tres en San Luis Potosí, Yucatán, Baja California
Torreón y Tampico, uno en siete estados más y siete en otros países de Centro y Sudamérica,
España y Estados Unidos (uno en cada uno).
Para 1986, a 20 años de existencia, la asociación contaba con mil 73 socios. En abril del presente
año (2003) existen en el país 2 mil 800 psiquiatras, de los cuales mil 346 están certificados por el
Consejo Mexicano de Psiquiatría y 17 de ellos son paidopsiquiatras. Solamente 25 por ciento (336)
están recertificados.
Lo relevante de la APM
En un trabajo de esta naturaleza y con la premura del tiempo es difícil seleccionar cuales son los
hechos más relevantes de una asociación tan dinámica como la APM, con actividades fuera y
dentro del país, con interacciones de una gran cantidad de instituciones, grupos y personas de
diversas disciplinas a lo largo de 37 años.
Los siete incisos que se consignan a continuación son producto de apreciaciones personales de
quien esto escribe, de comentarios y opiniones del doctor Raymundo Macias y de documentos del
doctor Alejandro Díaz, ex presidentes de la asociación, a quienes agradezco su aportación.
Ofrezco disculpas de antemano por las omisiones en las que sin duda he incurrido
involuntariamente. Lo mismo sucede en las anécdotas que deben ser innumerables y solo
consigno algunas d ellas:
La organización y gobierno de la APM ha favorecido una dinámica continua para que se adecue a
la época, se modernice y flexibilicé a fin de realizar sus funciones adecuadamente, mediante el
cumplimiento de sus estatutos que son revisados cada dos años y modificados de acurdo con las
circunstancias en donde la Asamblea General de Socios es la máxima autoridad, los miembros del
Comité Ejecutivo son elegidos mediante mecanismos democráticos, lo mismo que los
representantes de los Capítulos Regionales, Estatales y Secciones Permanentes, lo que ha
favorecido el desarrollo y difusión de la Psiquiatría científica en sus numerosas Reuniones
Nacionales y Regionales, permitiendo a nuestros colegas de todo el país un foro y una audiencia
para compartir experiencias, actualizar conocimientos y discutir académicamente discrepancias
científicas.
El doctor Luis Enrique Rivero Almanzor, quien radica y ejerce la especialidad en Guadalajara
Jalisco, fue presidente de APM en 2003 y el primero que o radica en la Ciudad de México. El doctor
Omar Kawas, tesorero actual, radica en Monterrey, Nuevo León. Esto habla del grado de madurez
que ha alcanzado la asociación al favorecer la acción en cargos ejecutivos, a los compañeros de
provincia y el enorme interés que ellos muestran al participar activamente en las actividades
societarias
La revista Psiquiatría, órgano oficial de la asociación, es motivo de orgullo por su calidad científica
y su antigüedad, ya que solo ha dejado de editarse una corta temporada por dificultades que fueron
superadas oportunamente.
Estar vigente a sus 37 años y haber cumplidos con todos sus objetivos y sus programas con
eficiencia y perseverancia, logrando contar entre sus miembros a la mayoría de los psiquiatras que
ejercen la especialidad en México, manteniendo un ambiente de camaradería y solidaridad
fortalece los lazos de amistad. Puede decirse que a pesar de los grandes acontecimientos que le
ha tocado vivir en la segunda mitad del siglo XX y el inicio del actual, michos de ellos difíciles, ha
sido capaz de superar algunas crisis a través de la acción de sus miembros, se transformó en
desarrollo de los servicios psiquiátricos en los tres niveles de atención en el grado en el que los
recursos del país –siempre escasos- lo permitieron, impulsando el desarrollo de los servicios
psiquiátricos en los hospitales generales y las actividades de atención preventiva a la población
llamada “abierta” en el seno de la comunidad, introduciendo técnicas de estudio, tratamiento, y
rehabilitación que de manera novedosa fueron dándose en el mundo incorporándolas a nuestra
realidad.
Independencia y autosuficiencia económica que ha permitido e cumplimiento de todos sus
programas y la adquisición de una sede propia, primero en la colonia Insurgentes Mixcoac en 1989,
y luego en su domicilio actual a inicios de los años noventa en un lugar decoroso y funcional, con
personal de apoyo administrativo, mobiliario y equipo adecuados.
Durante los años transcurridos deben mencionarse algunos hechos sobresalientes: en octubre de
1971, a cinco años de fundada nuestra asociación fue anfitriona –en organización conjunta con la
Sociedad Mexicana de Neurología y Psiquiatría- del V Congreso de la Asociación Mundial de
Psiquiatría, reconocido por la elevada asistencia de colegas de muchos países, la calidad del
programa científico y la brillantez de los festejos que la acompañaron.
Con el fin de poner orden y dar validez legal al ejercicio de la especialidad, surgió en el seno de la
APM, conjuntamente con la facultad de Medicina y la Academia Nacional de Medicina, la iniciativa
para fundar el Consejo Mexicano de Psiquiatría, en Junio de 1972.
En mayo de 1975 nuestra asociación organizo y patrocino el VIII Congreso de la Asociación
Psiquiátrica de América Latina en Acapulco, Guerrero. Además del logro excepcional por el alto
nivel académico que se generó entre los psiquiatras latinoamericanos.
En octubre de 1994, la APAL y la APM organizaron en la Ciudad de México el XVIII Congreso
Latinoamericano de Psiquiatría, el Comité organizador lo encabezo un ex presidente de APM el
doctor Antonio Ruiz Tavel, quien posteriormente ocupo la presidencia de esa asociación
latinoamericana. El resultado del congreso fue igualmente exitoso o más que el de 1975.
En octubre de 1998 la APM organizo el Simposio Regional de las Américas, conjuntamente con la
Asociación Mundial de Psiquiatría y la Reunión México-Centroamericana de la APAL, con idénticos
resultados en cuanto al éxito alcanzado y al fortalecimiento de los lazos con organismos
internacionales.
El cumplimiento puntual de la organización de 8 reuniones nacionales y 10 congresos nacionales
de 1968 a septiembre de 2003, todos ellos reconocidos por su organización, asistencia creciente
de miembros activos e invitados, la participación de destacados psiquiatras e investigadores
nacionales y extranjeros, la calidad de los trabajos científicos presentados a través de conferencias
magisteriales, simposios, mesas redondas, platicas con los expertos, exposiciones científicas,
carteles incentivos para la investigación científica a través de concursos becas, cursos pre-
congreso, etcétera. También eventos sociales y culturales para reavivar y fortalecer los lazos
amistosos entre los socios y sus acompañantes.
Estos Eventos nacionales se realizaron la primera vez en la Ciudad de México y a partir de la
segunda en los estados de la República Mexicana, en donde hubiera infraestructura para atender a
un número creciente de congresistas, favorecer que los capitalinos que eran mayoría, estuvieran
todo el tiempo en las reuniones o congresos y principalmente para acercar estos eventos a los
socios de provincia y estimular su participación.
Reuniones Nacionales
Las Mesas Directivas han sido ocupadas sucesivamente por psiquiatras reconocidos por sus
méritos, actividades docentes en la especialidad, contribuciones al avance en el conocimiento en la
formación y fundación de instituciones y por su honestidad. Cumplieron generosamente las tareas
encomendadas y manejaron los bienes de la asociación, incrementándolos y administrándolos con
escrupulosa transparencia
El apoyo económico proporcionado por la industria farmacéutica, hecho que demuestra el avance
impresionante de la psicofarmacología en las últimas décadas y las buenas relaciones existentes
entre esta industria y las Mesas Directivas.
Todo esto ha permitido mejorar la infraestructura e los congresos y eventos científicos, así como
facilitar la invitación a prominentes psiquiatras e investigadores nacionales y extranjeros, lo que ha
dado más realce y difusión a nuestras actividades científicas.
Lo triste de la AMP
La pérdida de dos queridos y recordados ex presidentes: los doctores Darío Urdapilleta Bueno, que
dejo de existir en 1966 y Carlos Pucheu Regis, quien falleció en 1997. Descansen en Paz.
Anécdotas
En 1977 la APM contaba para su mantenimiento con escasos recursos económicos provenientes
principalmente de las bajas cuotas de los servicios, que en esa época eran pocos comparados con
los actuales, y se pagaba alquiler de las oficinas de avenida Insurgentes Sur. Con la abrupta
devaluación de la moneda en agosto de 1976, los gastos y el alquiler se elevaron exageradamente
ante la inflexibilidad del arrendador hubo necesidad de contratar un abogado para pagar la renta en
un juzgado, y en esa condiciones la mesa Directiva recibió las oficinas. Afortunadamente en la V
Reunión Nacional en diciembre de ese año se elevaron las cuotas y con el excedente económico
que dejo la reunión se regularizo esta penosa situación.
Durante la cena de clausura de la VIII Reunión Nacional en Oaxaca, Oaxaca, el presidente dela
Mesa Directiva, doctor Raymundo Macias, dio el Grito de Independencia el 15 de septiembre de
1981, hecho muy festejado por la concurrencia, En esa ocasión varias esposas e hijas de los
congresistas modelaron trajes típicos de algunas regiones de la Republica.