Humildad 4

10
El rol de soberbia y la actitud humilde Según Tomás de Aquino: “La soberbia es un deseo desordenado de sobresalir , la elevación defectuosa del apetito ", la felicidad que busca el soberbio siempre está en manos del aplauso ajeno, por lo que tiene una base y un soporte muy débil EN CAMBIO la humildad, según él, limita el amor

Transcript of Humildad 4

Page 1: Humildad 4

El rol de soberbia y la actitud humilde

Según Tomás de Aquino: “La soberbia es un deseo desordenado de sobresalir , la elevación defectuosa del apetito ", la felicidad que busca el soberbio siempre está en manos del aplauso ajeno, por lo que tiene una base y un soporte muy débil EN CAMBIO la humildad, según él, limita el amor excesivo que el soberbio siente por sí mismo.

A continuación presentamos algunos puntos de la visión de este filósofo frente a la Soberbia y la Humildad: 

a)Jactancia e hipocresía: El primer grado de soberbia se determina en función del objeto. Son soberbios aquellos que se jactan de tener algo que no tienen y desean, o lo tienen en una medida que no le es satisfactoria. La jactancia es una expresión de la soberbia en función del sentimiento interior que nace en el hombre cuando se jacta

Page 2: Humildad 4

de algo. Sin embargo, este grado de soberbia considerado según el acto exterior se clasifica dentro de la vanagloria, porque aquel que la padece pretende presumir frente a los demás mediante la palabra. La jactancia es una alabanza excesiva de algo que se dice tener y, en definitiva que se cree “ser”. El soberbio resulta, entonces, presuntuoso al mostrar orgullo por sus cualidades o acciones propias.

b) Desobediencia: Otro grado de soberbia se toma en función de su causa, es decir, dependiendo de cómo el hombre ha conseguido lo que desea. Según esta distinción, Tomás de Aquino indica que el ser humano puede alcanzar un objetivo a través de los propios méritos o mediante la colaboración de una tercera persona, por ejemplo, a través de un favor o una recomendación. Este pensador considera que la desobediencia a un “superior” (1) [o el irrespeto a quien nos brinda una mano. N del T] es una forma de soberbia, ya sea en el ámbito profesional o en el personal, como puede ser el caso, por ejemplo, de los hijos en relación con sus padres. Por el contrario, “la obediencia es signo de humildad y de humillación (2), ya que lo propio del soberbio es seguir la propia voluntad: el soberbio busca la altitud (3)”. De la misma forma que una sonrisa es un signo de alegría, la genuflexión, por ejemplo, es un gesto propio del hombre humilde de corazón: [“Aún siendo iguales en Espíritu, me inclino ante el tuyo en reconocimiento de tu divinidad, en señal de gratitud a aquello que me has enseñado y como gesto amoroso, pues nada ganaré ni perderé al hacerlo”. No está demás señalar que de la mano de la obediencia y el respeto está también la capacidad de perdonar; todas estas actitudes, si no son sustituidas por máscaras de apariencia debido al miedo al dolor que pueda causarnos el otro, están sustentadas en la humildad e iluminadas por la comprensión: Se obedece cuando se comprende la utilidad del “deber hacer” más allá de quien haya creado el acuerdo o norma; y se perdona cuando se acepta que el otro es falible de errar tanto como nosotros y

Page 3: Humildad 4

dicha acción, si bien es corregible, no tendría por qué mancillar al Ser real que se esconde tras la máscara de un ego. Ambas actitudes (obediencia y disposición al perdón), son posibles, entonces, en la medida que perdemos el temor a ser menos que el otro, esa falsa apariencia que nos hace olvidar nuestra soberanía espiritual; su práctica en este sentido resulta una forma más de liberación: “nada puedo perder al obedecer a aquello que está dentro mío ni al perdonar aquello que en mí mismo se encuentra

Tomás de Aquino siguiendo a Aristóteles define la humildad como “una virtud moral: no es ni intelectual ni teológica”. Indica de ella que no sólo consiste en los actos interiores sino también en los exteriores. La humildad, igual que la paciencia, es una virtud moral

La soberbia nos encierra en nuestra propia vanidad, nos impide ver más allá de lo material

c)  Infidelidad: También puede suceder que un bien exceda la propia medida personal en cuanto al modo de poseerlo. Esto sucede cuando una persona se queda para sí misma un bien que debe compartir con los demás. A juicio de Tomás de Aquino la soberbia no solo corrompe directamente la virtud de la humildad, sino que también acarrea infidelidad, puesto que el hombre no quiere subordinarse a las normas de la fe. [Parece que desde la visión religiosa se espera que un hombre que se plazca de manera exagerada de un determinado “bien”, pierda el verdadero valor de dicho bien y busque variedad en el placer que le promueve; es posible que a esto se refiera a él con la actitud infiel. Según nuestros análisis es muy común que las personas en rol de soberbia, al estar movidos mayormente por un deseo de superioridad, pasen por alto la fidelidad y los acuerdos establecidos con los

Page 4: Humildad 4

demás, en aras de su propia satisfacción y necesidad de control o dominio] 

d)  Presunción [Rol de Superioridad. Expresión de vanidad]:

 El cuarto grado de soberbia se muestra cuando alguien presume de sí mismo como si estuviera por encima de los demás. Nuevamente, aquí se puede observar la relación entre la envidia y la soberbia, ya que, en muchas ocasiones el hecho de presumir es la base para que alguien pueda envidiarnos. Tomás de Aquino al poner en relación diferentes defectos fundamentales afirma que "la envidia, la vanagloria y la ira no tienen el mismo objeto que la soberbia: pero los objetos de éstas se ordenan al objeto de la soberbia como a su fin; entonces, la envidia se entristece del bien del prójimo, la vanagloria apetece el elogio, y la ira, la venganza, y de este modo, tienen alguna excelencia". En definitiva, estos tipos de defectos [emociones] están claramente relacionados por su propia finalidad. 

Page 5: Humildad 4

a) El amor:  Honramos a aquéllos que amamos, y esa es una forma de humildad que muestra consideración hacia los demás: “la dignidad de la persona dirige a la consideración de la humildad”, porque es aquello que nos da verdadera nobleza interior. [Solo reconocemos la dignidad del otro cuando en nosotros mismo hemos hallado la nobleza (Amor propio equilibrado)] 

b) El dolor: Tomás de Aquino considera que la humildad puede nacer del sufrimiento del propio dolor, “no porque la enfermedad cause la virtud, sino porque da ocasión a alguna virtud como la humildad”. A su vez, también se desarrollan en tales situaciones la paciencia y la caridad que nacen de nuestra preocupación y amor al prójimo.

[Cuando ya se ha vivido el dolor ajeno como propio, existe verdadera comprensión. El dolor personal que nos hizo tomar conciencia alguna vez nos iguala espiritualmente al resto de la humanidad] 

c) El temor : La actitud reservada que un hombre adopta ante el deseo de fama y honor también puede producir humildad. Así sucede cuando el hombre desprecia por sí mismo tal objetivo de gloria superior ante los demás: “contra la inclinación a la soberbia existe el temor que inclina a la humildad”. Por su parte, querer el honor [o triunfo] del prójimo propiamente pertenece a la caridad, que

Page 6: Humildad 4

se opone a la envidia propia de aquel que se entristece ante el bien ajeno. 

d) La súplica: Por otra parte, pedir produce humildad en tanto que evita la autosuficiencia; es, pues, “una eficaz medicina contra la soberbia”. Cuando una persona pide ayuda a los demás ejerce un verdadero acto de humildad. [Es muy común observar que parte del aprendizaje que nos ayuda a superar el tránsito entre el estado de orgullo y el de valor/aceptación es el reconocimiento de que no somos infalibles, de que siempre hay algo que aprender de otros y algo que podemos necesitar alguna vez de los demás, pues somos seres sociales y a nuestro nivel aun no poseemos en nosotros mismos la perfecta totalidad del universo.

Es importante que el sujeto sea capaz de identificar la diferencia entre una humildad nacida de un equilibrado sentido de justicia (que lleva a la prudencia) y una máscara de humildad producto de un miedo de enfrentar y expresar nuestro interior. 

d) La súplica: Por otra parte, pedir produce humildad en tanto que evita la autosuficiencia; es, pues, “una eficaz medicina contra la soberbia”. Cuando una persona pide ayuda a los demás ejerce un verdadero acto de humildad. [Es muy común observar que parte del aprendizaje que nos ayuda a superar el tránsito entre el estado de orgullo y el de valor/aceptación es el reconocimiento de que no somos infalibles, de que siempre hay algo que aprender de otros y algo que podemos necesitar alguna vez de los demás,

Page 7: Humildad 4

pues somos seres sociales y a nuestro nivel aun no poseemos en nosotros mismos la perfecta totalidad del universo.

La humildad desde el punto de vista virtuoso, consiste en aceptarnos con nuestras habilidades y nuestros defectos, sin vanagloriarnos por ellos.

La humildad es la virtud que consiste en conocer las propias limitaciones y debilidades y actuar de acuerdo a tal conocimiento.

Miguel de Cervantes dice en el famoso Diálogo de los Perros que "la humildad es la base y fundamento de todas virtudes, y que sin ella no hay alguna que lo sea. Opina así el príncipe de los ingenios que la modestia y la discreción mejora las demás virtudes y enriquece la personalidad.