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Iglesia Evangélica Luterana Unida

Cuaderno de Estudio

Una propuesta de estudio y acciónUna propuesta de estudio y acciónUna propuesta de estudio y acciónUna propuesta de estudio y acción

Sobre el documento

MISIÓN EN CONTEXTO Transformación, Reconciliación, Empoderamiento

Federación Luterana Mundial – 2004

Material elaborado por la Iglesia Evangélica de Confesión Luterana en Brasil

Cuaderno de estudio – Una propuesta de Estudio y acción - Federación Luterana

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Cuaderno de Estudio – Una propuesta de estudio y acción sobre el documento

MISIÓN EN CONTEXTO – Transformación, Reconciliación, Empoderamiento Una contribución de la FLM para la comprensión y la práctica de la misión (2004). El presente Cuaderno de Estudio fue elaborado por un equipo de trabajo de la Escola Superior da Teologia (EST) por encargo de la Iglesia Evangélica de Confesión Luterana en Brasil (IECLB). El equipo estuvo integrado por: Grupo de Trabajo: Carla Jandrey, Elaine Neuenfeldt, Leonidio Gaede, Roberto Zwetsch Colaboraron estudiantes de teología de Faculdades EST: Daniel Streb Richter, Erivelton Demari, Luiz Fernando L. da Silveira, Simoní Boelter Revisión del portugués: Johannes Hasenack Traducción al español: José Kovalska, Federación Luterana Mundial Revisión del español: Francisco Ramos, Rosa Elena Cortés Ilustración: Francisco Ramos


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Índice

Índice 3

Presentación FLM 4

Presentación 5

Orientaciones para coordinadores/as 7

1º Encuentro – La misión en el contexto de la vida 8

2º Encuentro – La misión y el contexto global y local 15

3º Encuentro – La misión es de Dios 22

4º Encuentro – La iglesia en misión 29

5º Encuentro – La misión transforma 39

6º Encuentro – La práctica de la misión 51

7º Encuentro – Nuevos desafíos misionales 58

8º Encuentro – Planificar la misión: desafío práctico 63


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Presentación

¿Cuál es la voluntad de Dios para la iglesia? ¿Cómo participamos en la misión de Dios en nuestro vecindario? ¿A qué nos llama Dios hoy? ¿Qué palabra y qué acción demandan los contextos de vida en los cuales nos ubicamos como comunidad? ¿Qué significa ser iglesia hoy?

Probablemente ninguna de estas preguntas puede ser respondida en forma definitiva. Menos todavía al asumir la perspectiva misiológica del documento de misión de la Federación Luterana Mundial “Misión en Contexto – Transformación, Reconciliación y Empoderamiento”, la cual precisamente postula el carácter dinámico de la reflexión misiológica de la iglesia. Los contextos de vida siempre cambiantes de las personas, comunidades y sociedades hacen parte de la respuesta acerca de la participación de la iglesia en la misión de Dios. Con ello, las respuestas pueden variar, dependiendo de los contextos en los cuales la iglesia busca clarificar su participación en la misión de Dios, y de los tiempos en los cuales las iglesias se planteen estas preguntas.

El presente cuaderno desea ofrecer una herramienta práctica para el discernimiento de comunidades de fe acerca de su vocación, sus potenciales y sus dones en la misión de Dios. Con ello, desea animar a las comunidades, congregaciones e iglesias nacionales a hacerse las preguntas enunciadas arriba, así como muchas otras más, para definir su acción y presencia en sus respectivos entornos. Construido en pequeños, módulos metodológicamente diseñados, el cuaderno de estudios ha probado ser una herramienta dinamizadora e inspiradora en muchas de las comunidades y congregaciones que han hecho uso de él, generando visión, propósito y determinación para participar en la misión de Dios.


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La Federación Luterana Mundial (FLM) se complace en poner a disposición de las congregaciones y comunidades de sus iglesias miembro este material en el contexto de su énfasis programático en el tema de la sustentabilidad de la iglesia.

Agradecemos a la Iglesia Evangélica de Confesión Luterana en Brasil (IECLB) y en particular a su Escuela Superior de Teología (EST) por el generoso gesto de ofrecer este recurso a la FLM con la finalidad de hacerlo accesible a las demás iglesias de la región. Este gesto se suma al de otras iglesias de la comunión luterana que generosamente ponen a disposición de las demás sus reflexiones, experiencias y recursos con el único fin de hacerse compañeras en la misión de Dios en nuestro contexto latinoamericano.

Confiamos que Dios bendecirá estos gestos, y oramos por que las reflexiones comunitarias que se den sobre la base de este cuaderno fortalecerán la vocación de las iglesias para dar testimonio de la gracia de Dios en los diversos contextos de la región.

Fraternalmente

Rev. Martin Junge Secretario para América Latina y El Caribe Departamento para Misión y Desarrollo Federación Luterana Mundial

Presentación Cuaderno de Estudio – Una propuesta de estudio y acción Sobre el documento MISIÓN EN CONTEXTO – Transformación, Reconciliación, Empoderamiento Ginebra: Federación Luterana Mundial, 2004

Este Cuaderno de Estudio fue escrito para divulgar de forma accesible el documento de la Federación Luterana Mundial publicado en Ginebra en 2004 y divulgado entre las iglesias de la comunión luterana en el mundo. Este documento tiene como tema la Misión en Contexto. La iglesia de Cristo, presente en el mundo entero, es por definición iglesia misionera. Como afirmó el tema de la IELCB de 2007, “nosotros no podemos dejar de hablar de las cosas que vimos y oímos”. La misión comienza con esta fuerte experiencia. Cuando Dios nos llama y nosotros oímos su voz, pasamos por una verdadera revolución en la vida. Lo que experimentamos en ese encuentro con Dios, lo que recibimos de él y la dignidad que su presencia nos confiere es tan fuerte que no podemos guardarlo solo para nosotros mismos. Es necesario compartirlo, invitar a otras personas, caminar al encuentro de ellas y compartir el


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amor recibido. El Amor es algo que solo se vive amando. Esto es lo que aprendemos de Jesús. Como sus amigos y amigas buscamos poner en práctica este amor recibido en cada gesto de compartir, compasión y solidaridad.

Este cuaderno va a hablar de esas cosas y de muchas otras. Quiere ser un auxilio para que usted y su congregación puedan discutir el crucial tema de la misión para buscar maneras concretas de actuar misioneramente. Lo que la misión tiene que ver con ecología, medio ambiente; lo que la misión tiene que ver con el precio de los productos o con el salario que la gente recibe al final del mes; lo que la misión tiene que ver con la relación entre los vecinos, entre hombres y mujeres, entre jóvenes y personas de la tercera edad, con el cuidado de los niños y niñas y de las personas especiales; lo que la misión tiene que ver con los que sufren en la calle, con las personas desanimadas y sin rumbo en la vida; lo que la misión tiene que ver con el culto dominical, con las clases de confirmación, con los bautismos que realizamos en la congregación; lo que la misión tiene que ver con la elección del nuevo directorio, con la elección de líderes para el sínodo o la iglesia nacional; lo que la misión tiene que ver con la economía o la elección de políticos; lo que la misión tiene que ver con los sin tierra y los sin techo; lo que la misión tiene que ver con los pueblos indígenas o los quilombos. Estas y tantas otras cuestiones que hacen parte del cotidiano de la vida comunitaria se interrelacionan y son parte de los desafíos que cada congregación y grupo enfrentan en la misión de Dios.

La obra es de Dios, esto es lo que creemos. Pero, lo importante es descubrir que Dios no trabaja solo. Él siempre está llamando compañeras y compañeros para participar de su obra en este mundo. La caminata sin duda es larga; pero, cuando la gente camina con nuestro Señor, parece que el tiempo vuela y no percibe cuanto anduvo. El primer estudio va a llamarnos la atención sobre el relato de los discípulos de Emaús en Lucas 24. Allí ustedes van a percibir cómo esta historia de la vida cristiana es sorprendente. Sin embargo, no es solo de camino que vamos hablar aquí. Hay otros muchos asuntos importantes en la misión de Dios. Por eso, necesitamos parar para estudiar juntos y ver como poner en práctica aquello que aprendimos unos con otros, unas con otras.

La invitación que le traemos es que usted y su grupo estudien este cuaderno, de preferencia en reuniones semanales. Si el grupo está bien organizado, podrá estudiar este cuaderno en 8 semanas. La guía trae una propuesta litúrgica. Pero en el encuentro, la mayor parte del tiempo queda para la lectura, el debate y las conclusiones. Los cantos y las oraciones sirven para animarnos y darnos fuerzas. Al final de este ciclo de 8 encuentros, la propuesta es que el grupo haga un plan de acción misionera de acuerdo con la realidad del lugar donde vive. Esto es misión en contexto. Si el grupo prefiere, hagan sugerencias a la congregación, parroquia o sínodo. Lo importante es que este estudio desemboque en un compromiso de acción. Si usted y su grupo llegan al final con algunas propuestas de acción, ustedes mismos irán a descubrir que es en el caminar que la fe se fortalece. El grupo va a percibir un potencial en sí mismo del cual ni siquiera se imaginaba ser portador.


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Así es con la gracia de Dios. Ella nos sorprende y nos empodera para actuar en comunión y amor. La fe que no sirve es como sal que no sala. Diaconía es la cara práctica de la fe que traemos en el corazón. Por eso, vamos adelante. Comprendiendo lo que es la misión de Dios, haremos cosas que jamás soñábamos ser capaces. Sin embargo, esto no nos debería sorprender, pues fue el propio Jesús quien dijo: “Quien cree en mi hará las obras que yo hago, y hará obras mayores que estas” (Juan 14:12). El 8º Encuentro será apenas esbozado aquí. Cada grupo podrá organizarlo como estime conveniente. Siendo el último encuentro debería terminar con una celebración de envío y tal vez con una bella confraternización. Usen la creatividad y participen con alegría pues la Misión de Dios puede tornarse en nuestra pasión.

Buen estudio.

¡El Dios de la Vida les bendiga!


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Orientaciones para coordinadores y coordinadoras:

1. Cada encuentro fue concebido a partir de una propuesta litúrgica. Por eso, es importante que usted estudie bien el texto y prepare esta parte litúrgica con antelación. A partir del primer encuentro, algunas personas del grupo podrán espontáneamente asumir esta parte litúrgica, luego que tengan en sus manos su Cuaderno de Estudios. Estas personas también deberán estudiar bien el cuaderno antes de la siguiente reunión para que el debate sea lo más provechoso posible.

2. Si usted quisiera preparar el ambiente, invite colegas que puedan ayudarle en este sentido. Todo lo que pueda animar al grupo y ser hecho en conjunto será ya parte de la experiencia que este cuaderno propone.

3. Como el cuaderno hace sugerencias de cantos e himnos, será importante que el grupo tenga a mano los himnarios de la iglesia y cancioneros (Libro de Liturgia y Cántico, Cancionero Abierto y otros disponibles).

4. Evidentemente, cada persona deberá traer su Biblia. Pues todos los estudios de este cuaderno harán referencias a textos bíblicos que fundamentan la misión en contexto.

5. Sobre el último encuentro: Pensamos en presentar apenas un bosquejo de ese encuentro, porque será de mayor responsabilidad del grupo de estudio. Este encuentro busca elaborar una planificación de misión a partir de la congregación local. Pida al o a la líder pastoral de la congregación que él o ella ayude al grupo durante los encuentros de estudio, pero de manera especial en este último. Invite también personas del directorio o de la coordinación de la congregación. Planificar exige debate y búsqueda de consenso con los y las líderes. Y la misión ya no será un hobby de algunos, sino justamente aquello que da sentido a la vida de comunidad como cuerpo de Cristo y señal de esperanza en un mundo tan conturbado como este en el que hoy vivimos.


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1º Encuentro – La misión en el contexto de la vida

1. Bienvenida y recepción

2. Coordinador/a: En estos encuentros vamos a estudiar un tema vital para la iglesia cristiana y para nuestra congregación: la misión. Y el título ya nos da un adelanto: misión comienza y se hace en contexto, en el lugar donde vive la gente, con las personas que conocemos o deseamos conocer y de acuerdo con la forma de vivir de esas personas. Misión es la forma en que Dios trabaja en este mundo para salvarlo, para liberarnos a nosotros y a todas las personas que creen en él. Y Dios hace esto con la ayuda y la cooperación de nuestras manos, pies, corazón, mente y espíritu. ¡Qué privilegio es poder participar de la misión de Dios! Deseo invitarlos a hacer una camino de profundización de este compromiso de Dios con nosotros y de nosotros con él. Juntos vamos a estudiar, compartir y conocer muchas cosas nuevas. Y vamos a fortalecer nuestra fe y nuestra esperanza. Y de esta forma, quien sabe, podremos ayudar a transformar nuestro lugar, nuestra congregación y al final a nosotros mismos. Que tengamos una buena reunión hoy y en los próximos encuentros.

3. Canto – Alaben pueblos todos (Taizé) / Alaben al Señor, porque es bueno (LLC 573) / Alabemos al Señor (CA vol. 1 y 2 nº 1)

4. Salmo 23

5. Oración – Oh, Dios de amor y bondad, nosotros estamos aquí como una pequeña parte de tu pueblo en este lugar. Queremos aprender juntos a como participar de tu misión de amor y salvación en este mundo. Ayúdanos con tu Espíritu para que nuestras mentes y nuestros corazones se abran a tu Palabra viva y para un diálogo fructífero entre nosotros. Acompáñanos en este caminar, que estés con nuestras familias y no te olvides de las personas más pobres entre nosotros. Por Jesucristo, en la unidad del Espíritu Santo. Amén.

6. Estudio – Leer Lucas 24:13-43


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Hablando sobre el caminar

Vivimos en una época en que la velocidad comanda la vida de las personas y de los pueblos. No hay más tiempo para andar con calma por las calles. Hasta en los fines de semana, cuando a las personas les gusta pasear en los parques hay mucho apuro.

Parece que meditar para oír otras voces, abrir los ojos para mirar la realidad son experiencias raras hoy en día. El apuro no permite una buena meditación. Ahora, caminar y meditar sobre el contexto y los desafíos de la vida es importante. Ayuda a salir del círculo vicioso del día a día.

Hablar sobre caminar parece cosa del pasado. Pero con solo encender el televisor vamos a encontrar alguno de esos programas que tratan específicamente de los cuidados con el cuerpo y la salud. Son múltiples las recetas. Pero hay una recomendación general que vale para todas las personas, de cualquier sexo o edad: una buena CAMINATA hace bien al cuerpo y al espíritu.

También para la iglesia de Jesucristo caminar hace parte de su salud. La comunidad de los discípulos y discípulas de Cristo aprendió esto temprano. Así como vimos en la narración de Lucas 24:13-35, percibimos que a Jesús le gusta encontrarse con sus amigas y amigos en el camino.

La Iglesia cristiana no puede quedarse parada. Agua estancada se pudre, no sirve para quitar la sed. Es necesario caminar para mantenerse saludable, con vigor y disposición para servir. De la misma forma, una iglesia seguidora de Cristo es una iglesia que camina junto con las personas. Es para eso que ella existe. Ella va al encuentro de las personas donde ellas están, viven y luchan. La Iglesia cristiana reúne personas, apunta caminos, sale en busca de alternativas y ensaya transformaciones. Solo así la iglesia de Jesús se mantiene firme en la fe y en la vivencia del amor. Solo así ella se vuelve una comunidad viva y dinámica, una comunidad que hace la diferencia en un mundo sin rumbo y entregado a la violencia, que hiere a la tierra, el ambiente y la vida humana.

*

En este cuaderno vamos a estudiar un documento que fue escrito para todas las iglesias evangélicas luteranas que se reúnen en la Federación Luterana Mundial. Este documento llamado MISIÓN EN CONTEXTO – Transformación, Reconciliación, Empoderamiento quiere ayudar a las congregaciones luteranas a revisar la caminata misionera, para buscar caminos de transformación, reconciliación y una nueva concepción de poder compartido.


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Este cuaderno será como una herramienta de estudio. Quien estudia castellano generalmente se vale de la compañía de un buen diccionario. La congregación cristiana tiene en la Biblia, en la Palabra de Dios, su fuente y guía de vida y fe. Este cuaderno quiere ser solo un auxilio más para mirar la realidad de la vida y descubrir nuestra urgente tarea en este nuevo siglo.

Lucas 24 cuenta sobre el encuentro sorprendente de una dupla de discípulos con el Jesús resucitado en el camino de Emaús. Esta narración es un bello testimonio bíblico que aquí servirá como apertura y modelo bíblico de misión.

Leer y meditar el texto de Lucas 24:13-35 - ¿Cuáles son las actitudes de Jesús en los versículos 15 a 19? - ¿Cómo continúa Jesús la conversación después de oír los hechos ocurridos? - ¿Cuál es la reacción de los discípulos al llegar a casa? - ¿Qué sucedió dentro de la casa? - ¿Cuáles son las consecuencias del encuentro con Jesús?

A partir de ese encuentro con Jesús nació una forma de participar de su misión que podemos resumir de la siguiente manera:

1 Caminar lado a lado con las personas;

2 Escuchar y dar atención a la historia de vida de las personas;

3 Releer las palabras bíblicas con las nuevas preguntas que nacen del caminar y de lo escuchado;

4 Abrir los ojos para percibir el reino de Dios manifestándose en la vida de las personas, de las congregaciones cristianas y de la sociedad;


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5 Tomar decisiones y asumir compromisos. Sin la práctica, la fe se vacía y consume. Pablo enseñó: ¡La fe actúa por el amor! (Gálatas 5:6 y 13-14).

En este cuaderno vamos a reflexionar sobre el camino misionero de la iglesia evangélica. Vamos a comenzar con la vida, el contexto donde vivimos y luchamos, para comprender los desafíos que tenemos por delante

Después de nombrar este contexto, el siguiente paso será comprender lo que sucede a nuestro alrededor con la ayuda de la Palabra de Dios encarnada en la realidad vivida. A fin de cuentas, necesitamos dar razones de nuestra esperanza (1 Pedro 3:15). Esta reflexión fortalecerá la vivencia de nuestra fe y de la lucha por la vida en nuestro país. No queremos una reflexión fuera de la realidad. Buscamos una reflexión teológica encarnada en la vida, en las preguntas y en los dilemas del mundo de hoy.

Finalizando, vamos a apuntar caminos prácticos de como continuar la misión que Jesús inició. No lo hacemos para ser mejores que otros. Sino porque quien bebió del agua de la vida no consigue guardarla solamente para si. Quien recibió de Jesús el pan de la vida y el cáliz de salvación aprende a compartir estos dones con otras personas. Tal es el desafío de la vida cristiana.

Hoy la vida está cada vez más compleja. Las dificultades son enormes. Pero nosotros no nos dejamos dominar por el miedo. Pues quien ama aprende a vencer el miedo y a vivir con valor y fe. Aprende, sobre todo, a no conformarse con el mundo como está (Romanos 12:1s.). ¡El mundo puede ser transformado! Por eso aprendemos a orar: ¡DIOS, EN TU GRACIA, TRANSFORMA AL MUNDO! Y también a nosotros.

PAUSA Y CANTO – Dios está aquí / Va Dios mismo en nuestro mismo caminar (CA vol. 4 nº 27 / LLC 508)


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Examinando los contextos de la misión

Coordinador/a – Retomando nuestro estudio, vamos ahora a examinar los contextos de la misión de Dios.

Aprendemos de Jesús, que con él, el reinado de Dios se aproximó definitivamente a nuestra humanidad. El reino de Dios acontece cuando Dios viene, habita entre nosotros y nos libera del poder del mal. El evangelio de Marcos afirma: “El tiempo se ha cumplido y el reino de Dios se ha acercado. ¡Arrepentíos y creed en el evangelio!” (Marcos 1:15).

Entonces, el reinado de Dios no es como los reinos y poderes políticos que conocemos. Cuando Dios viene, él viene para liberar, para rescatar la dignidad humana perdida, para levantar a las personas caídas, en una palabra: Salvar. Y él lo hace por amor a la humanidad y a cada persona de modo especial. Es magnífico oír a Jesús decir que Dios protege hasta la última hebra de nuestro cabello y que, si es capaz de alimentar a los pájaros y vestir de belleza las flores del campo, cuanto más hará por nosotros, pequeños y frágiles seres humanos (Mateo 6:25-30).

Mas la realidad es un poco diferente. Mejor dicho, bien diferente. No vemos con facilidad las señales del amor de Dios. Al contrario, es más fácil ver y sentir el poder del mal, de la destrucción y de la violencia. La Biblia llama a este, poder de pecado. No se trata solamente de fallas morales. Se trata de un poder que engaña e invierte el sentido de las cosas.


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El pecado es un estado de servidumbre que sojuzga y distorsiona la vida humana. Es un alejamiento de Dios que conduce a actos pecaminosos de control, vejación y violencia contra el prójimo. Tales actos se justifican a menudo partiendo del supuesto de que unos están llamados a dominar a otros. Por ejemplo, el versículo de Génesis 3:16 “... tu deseo será para tu marido y él se enseñoreará de ti”, a menudo se utiliza para justificar el control del hombre sobre la mujer.[…]. Esta es una caída en el pecado de la cual Jesucristo ya nos ha redimido.

Las iglesias dicen “NO” a la violencia contra la mujer. Documento de la FLM, 2002, p. 12.

Este poder actúa en el mundo, pero no sin nuestra participación. Uno de nuestros problemas es este: preferimos esconder nuestra condición de pecadores y no asumimos responsabilidades. El reino de Dios nos cuestiona personalmente y al estado de las cosas. Él es la llegada del poder del amor, de la justicia y de la paz. La misión comienza cuando aprendemos a conocer esta acción salvadora de Dios por nosotros y cuando nos dejamos conducir por su Espíritu Santo.

Es importante conocer y nombrar los contextos de misión, pues…

• es compromiso de fe abrir los ojos y los oídos. Sin esto, no vamos a comprender las realidades que caracterizan el mundo de hoy y la vida de muchas personas, hasta la nuestra;

• nombrar significa reconocer: tanto los poderes del mal que esclavizan y matan, cuanto el poder de Dios que cura y libera. Es lo que en la Biblia aparece como el conflicto entre el pecado y el amor de Dios, o pecado y gracia;

• Dios continúa trabajando en su creación para realizar el reino prometido de paz, justicia y alegría en el Espíritu Santo;

• ¿Cómo hace esto? o Transformando o Reconciliando o Capacitando con poder a gente despreciada, sin derechos y sin voz.

• En el lugar donde la buena noticia es proclamada y vivida, allí las personas angustiadas son oídas, las injusticias son denunciadas y la salud física y espiritual es restaurada. Pues, donde el evangelio se hace carne, allí el reinado de Dios se está manifestando como poder visible, aunque no plenamente.

• Por eso, hace parte de la misión de Dios:


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o Escuchar los clamores de los niños y las niñas, de los jóvenes, de las mujeres, de los enfermos y sobrecargados, de las personas desilusionadas, de las personas con discapacidad, de las comunidades negras, de los pueblos indígenas […]

Para reflexionar - ¿Qué nos quiere decir Dios por medio de estas voces?

7. Avisos y próximo encuentro

8. Oración – Oh Dios de amor y de paz, te agradecemos por la oportunidad de este encuentro, por abrir nuestros ojos y oídos a una realidad que a veces no miramos bien. Que tu reinado venga sobre nosotros y nuestra congregación, y nos capacite para una acción transformadora en este mundo que tú amas.

Padre nuestro…

9. Bendición – Que el Señor nos bendiga y nos guarde, que el Señor haga resplandecer sobre nosotros su rostro y tenga misericordia de nosotros. Que el Señor levante sobre nosotros su rostro y nos de la paz. Amén.

10. Vamos en paz y que Dios nos acompañe.

11. Demos gracias a Dios.


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2º Encuentro – La misión y los contextos global y local

1. Bienvenida y recepción.

2. Coordinador/a: Ya estamos en nuestro segundo encuentro de este estudio sobre la Misión en Contexto. Pienso que ustedes reflexionaron sobre muchas cosas desde el primer encuentro. Vamos a compartir lo que sentimos en estos días:

• ¿Qué cosas despertó en nosotros la primera reflexión? • Es la historia de la misión de Dios. Cuando nos toca comienza a mover nuestras convicciones y prioridades. Principalmente cuando nos desafía a mirar el evangelio y la realidad en que vivimos.

• ¿A quién le gustaría comenzar?

3. Canto – Miren que bueno (LLC 468 / CA vol. 1 y 2 nº 4)

4. Salmo 63

5. Oración – Oh querido Dios, volvemos aquí porque creemos en ti. Nosotros te agradecemos por la vida y por las alegrías que recibimos cada día. A veces, tenemos una tristeza que no sabemos explicar. Entonces dudamos de tu amor y del evangelio. Ayúdanos en nuestra pequeña fe. Levanta nuestras cabezas y nuestro ánimo. Danos valor y perseverancia para luchar juntos por la fe evangélica como nos enseñó el apóstol Pablo. Que en este encuentro contemos una vez más con la fuerza de tu Espíritu orientándonos y fortaleciéndonos. Por Jesucristo, en la unidad del Espíritu Santo. Amén.

6. Estudio – Leer Filipenses 1:27-28


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Tiempo de cambios globales

En este siglo hay un nuevo fenómeno mundial llamado globalización. Esta realidad de la globalización toca a personas ricas y pobres, pero sobre todo la relación entre los países. Pero sus efectos son muy diferentes. Para unos significa oportunidad de crecer y enriquecerse. Para otros, empobrecimiento y desgracias sin fin. La globalización toca todos los ámbitos de la vida: la economía, la política, la cultura, las comunicaciones, la ciencia y también la religión y la vida de fe. La globalización sucede cuando el mundo entero está interrelacionado. Cuando aquello que sucede en China repercute aquí en nuestro país y transforma la vida de la gente, donde sea que vivamos.

La gente puede decir: Es bueno cuando las personas se comunican y se encuentran con mayor facilidad. Esto puede contribuir para un mayor entendimiento entre las personas y los pueblos. Este hecho ciertamente ayuda en la lucha por la paz.

Pero, la globalización presenta otro lado. Ella es un motivo de desequilibrio en el mundo, tanto entre los pueblos como hacia dentro de cada país. Veamos:

El sistema mundial es dominado hoy por una ideología denominada neoliberalismo. Esta ideología caracteriza la nueva fase del capitalismo mundial. Pasamos de una época dominada por el capital industrial hacia una nueva era. Hoy es el capital financiero quien dicta las reglas de la economía mundial. Esto significa que quien domina el mundo son los grandes bancos y las corporaciones multinacionales. Los analistas que observan estas nuevas realidades dicen que el neoliberalismo solo hizo aumentar la distancia entre los países ricos y los países pobres. En el documento “Pobreza, Riqueza y Ecología: Los Efectos de la Globalización Económica” del Consejo Mundial de Iglesias, el abismo entre ricos y pobres es analizado más allá de las cuestiones económicas: “La creciente desigualdad entre el Norte y el Sur y entre los ricos y pobres dentro de los países es una amenaza para la paz”.

• En Brasil este sistema impone enormes distorsiones sociales. Hay una minoría muy rica y una grande mayoría que no tiene lo mínimo para vivir con dignidad. Falta inversión pública para la educación, transporte, salud y habitación. A pesar del esfuerzo por alfabetizar al pueblo, todavía tenemos entre nosotros a millones de analfabetos. Y hoy en día tenemos también los analfabetos funcionales, las personas que aprendieron a leer y escribir pero por no usar estos conocimientos no consiguen leer y entender ni siquiera el texto de un periódico.

Vamos juntos a pensar a partir de otros ejemplos de esta situación:


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• El alto índice de desempleo. • Los bajos salarios para la mayoría de los trabajadores y trabajadoras. ¿Cuántas horas son

necesarias para que un trabajador reciba lo suficiente para garantizar el sustento de su familia? • En Brasil, el programa nacional de “Beca familia” ya beneficia a más de 8 millones de familias y

tuvo amplia aceptación entre los más pobres. Pero la gente sabe que esta ayuda no es solución. Es apenas un pequeño paso. La liberación de la dependencia económica exigirá todavía mucho esfuerzo y la participación de las propias personas empobrecidas, además de educación y capacitación para el trabajo.

• La falta de vivienda para las familias que viven en las periferias urbanas. • La cuestión ambiental, con los altos índices de contaminación de los ríos, del aire, la tala

irresponsable de los bosques (¡piensen en la tala de millones de árboles en la Amazonía cada año!), las nuevas embestidas de las industrias agrícolas que actualizan la conocida tendencia al monocultivo en varios países (soja, caña de azúcar, eucalipto). En Colombia las grandes plantaciones de palma africana en la costa del Pacífico.

• La falta de acceso a la tierra para millones de familias agricultoras, que tampoco reciben apoyo técnico, crédito ni condiciones de vida suficientes para desarrollar una agricultura familiar sostenible.

La mayoría de estos ejemplos se refieren a realidades en Brasil. ¿Cómo es la situación en su país? ¿Comparable? ¿Qué aspectos sería necesario destacar?

En este estudio vamos a trabajar con un nuevo concepto que comienza a ser usado en los medios ecuménicos y que está relacionado con esta realidad: es la palabra empoderamiento. Podemos también traducirla con capacitación. Pero vamos a volver a ella porque se trata efectivamente de descubrir como usar el poder para beneficiar a las personas y los pueblos, y no para perjudicarlos como sucede normalmente.

PAUSA Y CANTO – Así como tú (CA vol. 1 y 2 nº 9) / Su nombre es “El Señor” (LLC 517)


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Retomando nuestro estudio, lo que podemos afirmar con seguridad es que este otro lado de la globalización presenta un espectáculo nada alentador:

• La economía mundial es dominada por el capital financiero representado por grandes inversores, por bancos y grandes empresas multinacionales. La misma crisis de Septiembre de 2008 con la quiebra de grandes grupos económicos y bancos no cambió esta situación. Los gobiernos de los países ricos están por invertir cantidades incalculables de dólares para “salvar” estas instituciones privadas en nombre de la “salvación de la economía”. ¿Qué significa esto?

• La industria agrícola se va imponiendo en el campo, pues es lo que da más ganancia. Normalmente, esto va de la mano de grandes empresas de granos y no contribuye a disminuir el hambre en el mundo. Pero ciertamente funciona como una gran máquina para aumentar las ganancias de esas empresas.

• Mientras tanto, la agricultura familiar continúa siendo responsable por el alimento que diariamente llega a nuestras mesas, aunque con poco incentivo del gobierno.

• El consumismo desenfrenado supera las reglas del buen vivir y sirve cada vez más a los intereses de la industria de la propaganda.

• Aunque importantes, los avances tecnológicos son mal distribuidos y a veces destruyen el medio ambiente (biotecnología, genética, medicina nuclear, energías alternativas).

• Enfermedades ya controladas vuelven con fuerza: tuberculosis, malaria, dengue. Hay también enfermedades todavía sin cura como el SIDA. Generalmente mujeres, niños y niñas son las más vulnerables.

• En el caso de personas con discapacidad, falta de apoyo y cuidado. Lo mismo sucede con los niños, niñas, jóvenes y personas de la tercera edad víctimas de malos tratos, desatención y falta de respeto.

• En fin, vemos el crecimiento de la violencia en el mundo (guerras) y en las ciudades (asaltos, robos, secuestros), la corrupción (crímenes de cuello blanco de los políticos y servidores públicos de alto rango) y la deuda pública, que hace aumentar los intereses de crédito en el país, generando una situación que asfixia el esfuerzo nacional de desarrollo sostenible.

Vamos a reflexionar - Considerando esta situación nacional y global, ¿Usted conoce experiencias comunitarias que consiguen resistir a este sistema?


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Hay diversas respuestas puestas en práctica por iglesias y comunidades religiosas frente al sistema mundial y su repercusión en cada país y en nuestra realidad local:

• Una respuesta es el fundamentalismo religioso o político, con carácter de secta. Él quiere preservar un mundo ideal que jamás existió ni existirá. ¡Es una respuesta que solo hace aumentar la violencia!

• Otra es adaptar la fe cristiana a las diferentes culturas sin cuestionarlas. Es como si fuera posible controlar la fuerza transformadora del evangelio de Jesús. Es importante distinguir entre cultura y evangelio, cultura y fe cristiana, aunque nunca se pueda separarlas. Es un arte la acción de contextualizar la fe sin que pierda su fuerza profética de transformación y humanización.

• Una tercera respuesta es el cristianismo práctico profético, que realiza un servicio de transformación de la realidad y de las personas. Esta respuesta presupone una teología del escuchar, del caminar, del cuestionamiento y de la oración. Las iglesias reunidas en la Federación Luterana Mundial, en el documento “Llamado a participar en la transformación de la globalización económica”, destacan el papel transformador de las iglesias cristianas en el escenario actual. “A través de los procesos de globalización económica se tiende a sacrificar los valores espirituales, la identidad y diversidad culturales, y otros aspectos de la vida que no se pueden medir en términos económicos. Las personas que son pobres, o desfavorecidas de otra manera, resultan particularmente vulnerables. Estos sacrificios – en función del crecimiento económico o del lucro – plantean en la actualidad un desafío primordial, en lo teológico y moral, que las iglesias no pueden soslayar.” (p. 4)

• Son características de esa tercera respuesta: o Examinar el contexto y las personas en su ambiente de vida; o Escuchar e interpretar la Palabra de Dios a partir de ese contexto; o Asumir la fe que actúa por el amor (Gálatas 5:6) y buscar soluciones concretas

para los problemas humanos y ambientales; o Proponer una comunidad solidaria con las personas y sus angustias.


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Relacionando el contexto y el desafío de la misión

El caminar de una comunidad cristiana solidaria opta por una teología que:

o Escucha a las personas y sus dramas; o Dialoga con personas cristianas y no cristianas; o Va al fondo de los problemas y no se limita a la superficie; o Apunta a soluciones o alternativas posibles con la ayuda de otras ciencias; o Sirve como voz profética en una realidad asfixiante y sin salida; o Asume el compromiso de caminar con las comunidades y la sociedad, en el

seguimiento del camino de Jesús, camino de la cruz; o Ora con esas personas y asume su cuidado; o Propone formas de misión solidaria.

Esta teología es capaz de articular la misión de Dios hoy. Ella sabe que la Palabra de Dios transforma el mundo. Su punto de partida es la vida cotidiana del pueblo de Dios hoy y el testimonio del pueblo de Dios a través de la historia.

Vamos a reflexionar: - ¿Cómo podemos imaginar la práctica de una misión solidaria aquí en nuestro lugar?


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8. Oración – Oh Dios de amor y de compasión, cuando miramos la realidad sin la fe que viene de ti podemos desanimarnos. Son muchas las dificultades y ver soluciones parece imposible. Danos valor para enfrentar esta realidad con lucidez para descubrir juntos los caminos de transformación. Con Jesús nos sujetamos a ti y a tu Santo Espíritu para que la justicia, la paz y la alegría de vivir lleguen a nosotros y a todas las personas.

Padre nuestro…

9. Bendición – La bendición del Dios de Sara, Agar y Abraham; la bendición del Hijo que nació de María, la bendición del Santo Espíritu de amor, que vela por nosotros cual madre por sus hijos; descienda sobre ustedes. Amén. (LLC 473)




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3º Encuentro – La misión es de Dios


2. Coordinador/a: Hoy estamos reunidos para este nuestro tercer encuentro del estudio sobre la Misión en Contexto. Queremos que a través de este estudio Dios nos conceda el poder actuar de forma misionera en el contexto en que vivimos. Entendemos como contexto todo lo que existe y caracteriza la comunidad de la cual participamos y también la época en que vivimos como humanidad en toda la faz de la tierra.

3. Canto – Vamos a la fiesta popular (LLC 411)

4. Salmo 104

5. Oración – Oh querido Dios, estamos aquí para nuestro tercer encuentro. Frente a las dificultades de unir y reunir personas, creemos que tú mismo nos reuniste. Por eso te agradecemos. En medio de muchos símbolos que indican hacia muchos lados y formas a seguir, nosotros queremos oír tu llamado como Dios Creador, Salvador y Consolador. Danos hoy el poder del discernimiento. Por Jesucristo, en la unidad del Espíritu Santo. Amén.



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La misión refleja lo que creemos

Nuestro tema hoy es teología de la misión. Teología es hablar de las cosas de Dios. En general las personas gustan de compartir experiencias de fe. Muchas veces hablan de dudas sobre la vida con Dios en este mundo. Así, en ese sentido, toda persona bautizada, que participa de la comunidad de fe, hace teología. Existe también la teología de la escuela de teología. Esta es un servicio imprescindible al pueblo de Dios. Ella debe estar próxima de la teología que se hace en la comunidad de fe y sobre todo a la práctica de vida. Por eso, hoy invitamos a compartir nuestras ideas sobre la vida de fe y la misión.

Y para hablar de misión…

Misión es una palabra que aparece en diversas situaciones. Usted entra en un banco y en la pared está: “La misión de este banco es servir bien a los clientes”. En los noticieros somos informados de que “militares participan de la misión”, “diplomáticos participan de la misión de paz”, “ejecutivos de empresas viajan en misión comercial”, “atletas tienen la misión de vencer”.

Es sencillo percibir que esas misiones están relacionadas con otra cosa. ¡Misión de Dios y misión de la iglesia deben ser diferentes! Pero, eso no quiere decir que sea menos complicado. ¡Veamos!

La historia de Latinoamérica testimonió un tipo de misión por medio de la guerra. Portugueses y españoles vinieron para apropiarse de las riquezas de estos territorios, pero también para cristianizar los pueblos originarios, considerados paganos. Cuando esos pueblos no aceptaban el dominio europeo, se volvían objeto de una guerra de conquista. Esta misión causó mucho sufrimiento y hasta muerte para muchos pueblos. ¡Muchas de esas cosas fueron hechas en nombre de Dios!

Los pueblos indígenas y después los esclavos negros obligados a venir desde África no tuvieron condiciones para aceptar libremente la fe en Jesucristo.

Claro que en medio de todo eso hubo mucha fe y buen testimonio cristiano. Muchos misioneros amaron verdaderamente a los pueblos de la tierra y hasta murieron por esa causa. Dejaron un mensaje de vida y esperanza inconfundibles. Esto se debe también reconocer pues de ese testimonio nació, por obra del Espíritu de Dios, una iglesia con los pies en nuestro país.


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Mirando la misión en la Biblia

Considerando que la palabra MISIÓN puede tener varios sentidos, necesitamos mirar lo que dice la Biblia.

En la Biblia la misión de Dios comienza ya en Génesis, cuando él crea el mundo y envía un pueblo para bendición de las naciones (Génesis 12:1ss.). Pero Jesucristo es el enviado definitivo de Dios. Él es el Salvador que vino al mundo para anunciar que Dios está llegando para inaugurar su reinado, para ser Señor y Redentor de todos los pueblos, todas las tribus, todas las personas. Misión es justamente esto: envío.

Para reflexionar - ¿Observamos ya señales de esa novedad del reino de Dios en nuestra congregación, en la ciudad y en el país?

La misión de Dios tiene Gracia

Cuando Dios vino a este mundo en su Hijo Jesús, él se reveló de modo humano y solidario. Pero pocos lo entendieron. Normalmente imaginamos a Dios con un poder fantástico y sobrenatural. Es difícil creer en un Dios que, como hizo Jesús, come con las personas, sufre y camina por este mundo como un peregrino de la esperanza.

Pero, así fue como Dios resolvió hablar a la humanidad. En Jesús demostró que su misión es una misión de misericordia, de compasión y de un amor nunca antes imaginado: ¡esto es lo que la Biblia llama gracia!


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La gracia es la buena disposición de Dios en relación a los seres humanos. Es una relación personal que Dios establece entre si mismo y su humanidad. La iniciativa de la relación es de Dios, no hay mérito de nuestra parte. Es una nueva alianza que nos compromete con este Dios gracioso.

J. J. von Allmen. Vocabulario Bíblico. São Paulo, 2001

La gracia de Dios es tan fuerte que vence el pecado humano en nosotros. La gracia de Dios supera todas las formas de alienación, indignidad y hasta la muerte. Ella va más allá y alcanza toda la creación, que espera con dolores de parto por su liberación, como en el canto que Pablo transcribe en Romanos.

Para meditar - Lean Romanos 8:22-23 y conversen sobre el texto del apóstol Pablo.

La misión de Dios es Triple

Aprendimos de las primeras comunidades cristianas que Dios es Padre, Hijo y Espíritu Santo, o Dios Trinidad. Así nos fue dado el sentido pleno del amor de Dios cuando actúa en el mundo. Es la perfecta comunión de tres en un solo Amor.

En la Biblia, la palabra griega amor tenía tres sentidos: a) eros – es el amor deseo, que comienza por las relaciones sexuales, mas se dirige a cualquier objeto digno de ser poseído. Es el amor a las virtudes, a lo bello, a la verdad, a los dioses; b) filia – designa el amor desinteresado por una amiga o amigo, por la patria y se remite a la nobleza de los sentimientos por alguien o por una causa: de ahí viene la palabra filantropía; c) ágape – designa el amor de Dios por su humanidad (Jeremías 31:3), ejercido en acciones históricas de liberación (éxodo); es un amor que mira hacia lo que es pequeño e insignificante; es misericordioso y salvador; es amor que provoca amor, de ahí el nuevo mandamiento de Jesús: que os améis unos a otros; como yo os he amado. El amor a Dios se vuelve amor-servicio en el mundo entre las personas: amor fraterno (1 Corintios 13; 1 Juan 4:7ss.).

J. J. von Allmen. Vocabulario Bíblico. São Paulo, 2001


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La misión de Dios Creador

El Salmo 104 es un bello ejemplo de como Dios creó el mundo para la belleza y la afirmación de la vida auténtica. Y Dios no solo creó, sino sustenta, transforma y renueva la vida en la tierra.

Leer el Salmo 104 - ¿Qué sentimientos despiertan estas palabras?

Hombres y mujeres son partners (socios, compañeros) de Dios en la preservación de la creación. Esto hace parte de la propia dignidad de toda persona humana. Con su trabajo y su creatividad, mujeres y hombres participan de la acción cuidadora de Dios que sustenta y transforma el mundo en un lugar habitable y lleno de oportunidades de alegría y placer.

Por eso, hoy cuando miembros de la comunidad cristiana luchan por la preservación de la naturaleza, por tecnologías limpias o por justicia y dignidad humana; cuando combaten el hambre de muchos y exigen respeto por los más débiles, hacen esto porque saben que son llamados por el mismo Dios para estas tareas.

La misión de Dios Salvador

Dios se comunicó con nosotros en su Hijo Jesús de Nazaret, nacido de María y en una cultura específica. Con José, su padre, él aprendió el oficio de la carpintería. De la madre heredó la ternura y la tenacidad. En los profetas descubrió su vocación confirmada por el Espíritu. En él encontramos, pues, el camino de Dios tanto en sus enseñanzas como en su acción, en su ministerio de cura, perdón y liberación. Él escogió amigos y amigas, sus discípulos y discípulas y los envió a continuar lo que él inició. Jesús anduvo por aldeas y ciudades anunciando el evangelio de la cercanía del reinado de Dios; curó, ofreció perdón, dialogó con extranjeros y los tomó en cuenta; desafió y cuestionó el sistema dominante.

La comunidad cristiana que sigue a Jesús no vive solamente para sí ni solo para celebrar su presencia salvadora en el culto, en el Bautismo o la Santa Cena. Es que en su encarnación, Jesús nos dejó un modelo que algunos llaman de misión holística, la misión que engloba todas las dimensiones de la existencia humana: cuerpo, alma,


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espíritu o corazón, cuerpo y mente. La salvación de Jesús es integral, toma en cuenta la vida como ella es y se manifiesta en cualquiera de sus dimensiones, desde la más simple hasta la más oculta.

El nombre Jesús viene de la palabra hebrea jehoschua, que quiere decir ayudar, salvar. Jesús significa “Dios salva” y su misión ya está descrita en el propio nombre. Jesús es el siervo de Dios de la promesa de Isaías (42 y 53). Él es el Hijo que muestra como es que Dios llega hasta nosotros. Él habla con nosotros y cuenta historias. Él escucha los pedidos y clamores. Dialoga con las personas. Su forma de autoridad nada tiene que ver con los mandones de hoy en día. Él lava los pies de sus amigos en señal de que mayor es quien sirve y no quien es servido. Él es maestro (rabí) porque enseña con autoridad. En un cambio radical de la concepción de ser maestro, él llama a los suyos amigos y amigas, los envía y da la vida por ellos y ellas. En la vida y en la muerte, Jesús se vuelve mediador entre Dios y nosotros. Él está ahora junto a Dios e intercede continuamente por nosotros.

Pero, en la misión de Jesús comprendemos que este camino de Dios no es fácil ni sin resistencias. La cruz de Cristo es señal y camino para sus seguidores y seguidoras. En la cruz vemos un ¡claro y convincente NO a la injusticia! En ella Dios se solidariza con el sufrimiento humano hasta el final, sin soluciones falsas o mágicas. La resurrección es la respuesta al poder de la muerte y del pecado. En Cristo Dios venció la muerte y reconcilió el mundo consigo mismo (2 Corintios 5:19). En la resurrección Dios convierte la cruz, señal de derrota y debilidad, en señal de nueva vida. Es este el poder que nace de la sorpresa de la Pascua. Este poder transforma el mundo. Nuestro mundo ya no está en un callejón sin salida. El Espíritu de Cristo nos llama para transformar el mundo.


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La misión de Dios Santificador

La misión de Dios continúa en este mundo a través del Espíritu Santo. Es el mismo que actuó por medio de los profetas en el antiguo pueblo de Israel. Después vino Jesús y en él el Espíritu nos dio el evangelio, la buena nueva. Después el mismo Espíritu de Dios animó el grupo más cercano de Jesús, sus discípulos y discípulas, que venciendo el miedo, salieron a testificar los grandes hechos de Dios por el mundo, comenzando por Jerusalén.

La iglesia de Jesús vive en la fuerza de ese mismo Espíritu divino que llama y capacita hoy para una nueva vida. Es este Espíritu quien nos conforta en nuestra debilidad, nos lleva al arrepentimiento y nos conduce a vivir en una nueva comunidad de hermanos y hermanas, con diferencias pero cercanos.

El poder del Espíritu es capaz de transformar vidas, situaciones y hasta personas contrarias al evangelio. En la misión de Dios hasta los opositores pueden volverse sus instrumentos. Es, por lo tanto, el Espíritu Santo de Dios que mantiene su iglesia como fuerza viva para el testimonio y la misión. Sin él, su iglesia se vuelve una bonita asociación religiosa, pero pierde justamente aquello que la constituye como obra actuante de Dios en el mundo. Entonces, la comunidad de Jesús es más que un grupo piadoso y creyente. La comunidad donde su Espíritu está presente solo puede ser una comunidad alternativa, comunidad que abre espacios para la vivencia de los diferentes dones, capacidades, servicios, como: predicación, enseñanza, cura, profecía, administración honesta, consejería mutua, apoyo en situaciones extremas y servicio diaconal.



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8. Oración: Espíritu divino, ven a habitar con nosotros; ven a guiar a tu pueblo en esta oscuridad. De noche o al amanecer, si hay luna o sol, nuestra fe va a calentar y alegrar nuestro corazón. Consuela los rechazados, ¡que puedan resistir! Despierta tu iglesia para servirte en ellos. Padre nuestro…

9. Bendición: La bendición del Dios de Sara, Agar y Abraham; la bendición del Hijo que de María nació, la bendición del Santo Espíritu de amor, que vela por nosotros cual madre por sus hijos; descienda sobre ustedes. Amén. (LLC 473)




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4º Encuentro – La iglesia en misión


2. Coordinador/a: Hoy estamos reunidos para nuestro cuarto encuentro. En nuestro anterior encuentro vimos que la misión es de Dios. Hoy vamos a hablar sobre como Dios usa la iglesia para realizar su misión.

3. Canto – Iglesia Peregrina (LLC 477) / Iglesia, Pueblo de Dios (CA vol. 5)

4. Salmo 25:1-9

5. Oración: Oh Dios de amor y compasión, otra vez estamos aquí para aprender juntos y buscar tus caminos de salvación, justicia y cuidado. Acompáñanos con tu Espíritu y ayúdanos a ser humildes y firmes al mismo tiempo. Por Jesucristo, en la unidad del Espíritu Santo. Amén.

6. Estudio: Lectura de 1 Tesalonicenses 5:11-16

La iglesia en misión

No podemos vivir siendo indiferentes con las personas que lentamente mueren a nuestro lado. Como hijos e hijas de un Dios compasivo necesitamos asumir nuestra parte en su servicio de salvar y rescatar a quien está angustiado y sin rumbo en la vida.

Dios no trabaja solo en el mundo. Él creó un espacio para que la iglesia participe de su misión. Por eso la iglesia de Dios es enviada, recibe poder y es acompañada para desempeñar esta tarea “hasta los confines de la tierra” (Hechos 1:8).


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Participar de la misión de Dios, por lo tanto, es un don de la gracia de Dios. Y esto es posible porque en Cristo el reinado de Dios irrumpió, floreció entre nosotros. Por ser creatura de esa gracia, la iglesia no vive para sí misma. Vive para Dios y busca ser una bendición para las personas donde quiera que se reúnan en comunidad. Esta iglesia realiza dos cosas indispensables: participa de la misión de Dios y se vuelve señal de la presencia de Dios en el mundo.

La iglesia en misión es la comunidad local, formada por personas que creen. Ellas se alimentan con la Palabra de Dios, los Sacramentos y la fuerza del Espíritu Santo, su fuente de poder, para participar de la misión de Dios en este mundo. Ella se vuelve inclusiva, tanto para diferentes formas de comunión y expresión de fe como para las diferentes generaciones. La iglesia en misión es el cuerpo de Cristo en este mundo.

La misión de la iglesia es divulgar el evangelio y no imponer nuevas leyes. Ella no busca simplemente el éxito y resultados como un fin en si mismo. Como seguidora de Jesús, la Iglesia vive de la misma fragilidad de su Señor, como él lo mostró en la


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cruz. En este sentido, puede suceder que una derrota humana se vuelva victoria, pues el poder de Cristo se perfecciona en la debilidad (2 Corintios 12:9).

La misión está en la esencia de la iglesia

La razón de ser de la iglesia de Cristo es participar de la misión de Dios. Jesús dijo: “Como me envió el Padre, así también yo os envío” (Juan 20:21). O podemos también decir como Pedro: “Vosotros sois… pueblo adquirido por Dios para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable” (1 Pedro 2:9).

Por eso, la misión no es algo opcional para la iglesia de Jesús. Al contrario, la misión es parte constitutiva de su ser, de su esencia.

Pero hay más. Como decían los antiguos, la iglesia de Cristo es “una, santa, universal y apostólica”. ¿Qué quieren decir estas palabras sobre la iglesia?

La iglesia es una: solo existe una iglesia de Cristo que se manifiesta en muchas expresiones eclesiásticas. Pues, la unidad de esa iglesia no es uniforme. Antes, ella es unidad en la diversidad. Tal unidad también tiene un objetivo. Ella no existe apenas para satisfacer deseos humanos. Ella es una experiencia que tiene en vista el testimonio del amor de Dios en este mundo, de forma específica en cada contexto. Por eso, la desunión de las iglesias cristianas es muy perjudicial a la misión.

La iglesia es santa: ella fue redimida por Cristo de todo pecado y culpa para estar en plena comunión con el Dios de la Vida. Esta “santidad” no la separa del mundo, sino que precisamente se realiza insertándose en el mundo. Ella es santa al participar de la misión de Dios, sembrando la paz en un mundo violento. Ella no es santa para su propia satisfacción y moralidad. La iglesia es santa al apuntar para la sacralidad de la vida y de toda la creación de Dios.

La iglesia es universal: ella se extiende por toda la tierra habitada (de allí la palabra católica, que quiere decir justamente universal). Pero esta universalidad, por amor y gracia de Dios, se concreta aquí y allá, manifestándose en congregaciones locales, visibles y dinámicas. ¡Estas congregaciones viven del poder del Espíritu! La misión es una forma de sentir concretamente la unidad deseada por Dios, pero muchas veces tan complicada debido a las divisiones de nuestras iglesias.

Esto nos hacer recordar las palabras del poeta brasileño Mario Quintana:


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El arte de vivir es el arte de convivir, pero como es difícil.

La iglesia es apostólica: Ella es la iglesia de los apóstoles y apóstolas, enviada para hacer que el mundo entero crea en ese Dios de la Vida.

La palabra apóstola o apostólica quiere decir enviada. El verbo griego es apostéllein, enviar. Para las iglesias luteranas el bautismo en nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo hace parte de ese mandato apostólico. Toda persona bautizada en Cristo es un testigo enviado para hablar del amor de Dios a las personas. Y hay más: Dios está presente a través de aquellos y aquellas que él envía. Donde existen personas de fe y una congregación cristiana, por menor que sea, allí Dios está presente y enviando a la congregación para que participe del testimonio del evangelio. Esto puede suceder tanto en el lugar donde uno vive como lejos, cuando alguien es enviado a otro país o en medio de otros pueblos y culturas. Ser apostólica es la coherencia que se muestra en el amor a los más pobres, a los enfermos, a las personas olvidadas, desprovistas de amparo, de poder y hasta de sueños. ¡Ir hasta esas personas es participar de la misión!

¿Y cómo queda la universalidad de esa iglesia de Cristo?

En la teología el término catolicidad quiere decir universalidad. Esta palabra afirma que la iglesia de Cristo está presente en todo el mundo, en medio de incontables culturas y pueblos. Pero igual que la levadura en la masa, la fe cristiana no solamente hace crecer la masa, sino que la transforma en pan. O sea, la fe tiene un poder transformador, un poder que muda, alimenta y hace nacer más vida. Esta vida se distribuye por toda la tierra. Cuando se piensa en universalidad de la iglesia, esto también nos recuerda que toda la creación de Dios será finalmente redimida y renovada en Cristo (Romanos 8:20-21).

Otra consecuencia de esta naturaleza de la fe cristiana es el hecho de que ella se encarna en situaciones concreta, en medio de un pueblo y de una cultura con su historia y modo de vida. La gran sabiduría de la vivencia de la fe es saber equilibrar este aspecto local, encarnado de la fe, y su universalidad, aquello que une cada grupo local con la iglesia de Jesús en todo el mundo.


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La misión y la iglesia como comunión y hermandad ecuménica

¿Por qué hablar de comunión y hermandad ecuménicas? Pues, porque las raíces de esa comunión están en el propio Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo. La Trinidad es la forma de decir que Dios es una comunión de amor. La comunión de iglesias no es simplemente una alianza estratégica. En realidad, ella refleja la identidad de la iglesia que participa del ser mismo de Dios.

PAUSA Y CANTO – Bienvenidos (LLC 406)

Leer 1 Corintios 1:9: “Fiel es Dios, por el cual fuisteis llamados a la comunión con su Hijo Jesucristo, nuestro Señor”.

Para reflexionar


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- Llamados “a la comunión con Cristo” hoy, ¿cómo podemos vivir esa comunión y de qué manera es posible incluir a otras personas en ella?

La palabra comunión expresa tres cosas:

1 La unidad de la iglesia en todos los tiempos y lugares; 2 La naturaleza de la vida comunitaria en una localidad y 3 La relación entre una comunidad local y unidades mayores, regionales o nacionales.

La comunión cristiana es un estímulo permanente para que iglesias de una misma tradición y origen, o iglesias de tradiciones diferentes en una misma región, unan esfuerzos para un trabajo misionero conjunto. Esta comunión preserva el espíritu de unidad en la diversidad: ella se expresa en un compromiso humilde, en el mutuo respeto, en la paciencia y en el amor.

Por eso, la misión no necesita ser entendida como competencia. Cuando la misión es vista como algo particular de cada iglesia, ella se vuelve mercancía, las personas son tratadas como clientes y la misión deja de estar al servicio del reino de Dios. Este tipo de misión parece estar más al servicio de la gloria de la iglesia que de la glorificación del Dios de la Vida.

La comunión en la misión no combina con la idea de “conquista” ni con la práctica del proselitismo, que es atraer personas de otras iglesias cueste lo que cueste.

La comunión en la misión es una forma de probar un compañerismo que permite compartir recursos y eliminar cualquier sentimiento de superioridad, aislamiento, oportunismo o sospecha.

Una misión en comunión hace a unos aprender de los otros, lo que permite experimentar la bendición de una vida en comunión.

Leer y reflexionar Comunión en Cristo - “Nuestra comunión no puede tener como base aquello que la persona es en si, en su espiritualidad y piedad. Determinante para nuestra fraternidad es aquello que la persona es a partir de Cristo. Nuestra comunión consiste únicamente en lo que Cristo hizo por nosotros.”


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Dietrich Bonhoeffer. Vida en comunhão.

São Leopoldo: Sinodal, 1997, p. 16

La misión recibe poder de la Palabra y es guiada por el Espíritu

La iglesia es creación de la Palabra de Dios como escribió Pablo en 1 Corintios 12:12-27. Esta iglesia de Dios es sostenida, inspirada y capacitada (recibe poder) para realizar la misión.

La Palabra de Dios también capacita a las personas para realizar toda buena obra (2 Timoteo 3:16). Así, ellas se sienten preparadas para enfrentar las necesidades de cada contexto específico. Este es uno de los aspectos más bonitos de la fe cristiana: ella no prescribe leyes para cada situación, sino enseña a las personas a usar su inteligencia para resolver problemas concretos a partir de la fe.

Los Sacramentos como el Bautismo y la Santa Cena no son apenas ritos de la iglesia que vive por tradición y por respeto a Dios. Los Sacramentos son “Palabra visible” del Dios de la Vida. Por eso, ellos están íntimamente relacionados con la misión. Al final de la Santa Cena la persona oficiante envía a la comunidad: ¡Vayan y sirvan a Dios en el mundo! ¡He allí la misión! Aquello que recibimos de Dios y vivimos por amor de él, esto alegremente lo vamos a compartir con otras personas, donde sea posible. Recibir y dar, esta es la dinámica de la fe y de la misión cristiana.

En el Bautismo sucede lo mismo: Él es una señal de la gracia incondicional de Dios, es el amor gratuito de Dios por la persona. El Bautismo crea comunión entre la persona y el Dios Trinidad. Crea comunión con la comunidad de fe. Comisiona a la persona para difundir el amor de Dios en el mundo. El Bautismo es, en verdad, un sacramento misionero.

“Pues el que ha salido del agua bautismal puede gloriarse de haber sido ordenado sacerdote, obispo y papa, si bien no le corresponde a cualquiera desempeñar tal ministerio [de sacerdote]. Como todos somos igualmente sacerdotes, nadie debe darse importancia a sí mismo ni atreverse a hacer sin nuestra autorización y elección aquello en lo cual todos tenemos el mismo poder, porque lo que es común, nadie puede arrogárselo sin autorización y orden de la comunidad. Y donde sucediera que alguien, electo para tal ministerio [de predicar el evangelio y administrar los sacramentos], fuera destituido por abuso, esta persona sería igual que antes.


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Martín Lutero, Obras Seleccionadas. Vol. 1, p. 76

De la misma forma, la Santa Cena ofrece la oportunidad de recibir a Cristo, por medio del pan y del fruto de la vid. Allí Cristo está presente congregando a su iglesia y dándose a ella. En esta cena, recibimos otros beneficios, como el perdón de todos los pecados y la gracia de vivir una nueva vida. La cena apunta a una realidad futura: El reinado de Dios. Ella es como una anticipación de lo que Dios está preparándonos para el futuro. Aún más: En la cena aprendemos lo esencial para involucrarnos en la misión de Dios en este mundo. Ella nos provee las bases para vivir la misión como transformación, reconciliación y capacitación para el testimonio.

La Santa Cena tiene además otra dimensión muy importante para el mundo de hoy. Ella constituye la señal efectiva que genera unidad y poder para traspasar todas las barreras humanas, cualquiera que sean: raciales, étnicas, lingüísticas, nacionales, sociales, de género o de edad.


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La misión es conducida por el Espíritu Santo

Es el Espíritu Santo quien despierta, inspira y guía a las personas de fe y a la comunidad cristiana a seguir a Cristo y dar testimonio de él en la realidad de la vida. Al contrario de lo que puede parecer, el Espíritu Santo es una realidad muy concreta. Allí donde experimentamos el amor incondicional de Dios, podemos tener la certeza: ¡El Espíritu está presente! El Espíritu es quien renueva la vida de la iglesia. Es el Espíritu quien preserva a la creación de la destrucción que practican continuamente las diferentes sociedades. Por eso es que cantamos seguidamente:

¡Ven, Espíritu Santo! Renueva la creación, La creación entera.


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¡Cuando clamamos por la creación, el grito vale para toda la naturaleza y también para la humanidad, es decir, por nosotros, ¡evidentemente!

Actualmente hay una discusión muy fuerte en las iglesias sobre el sentido de la palabra carismático. ¡Claro que la iglesia cristiana es carismática! Porque carisma significa don. Y no existe iglesia sin los más diversos dones. Todos son importantes y ninguno puede ser considerado mejor que el otro. Cada carisma o don tiene una función: servir para edificar el cuerpo de Cristo, la iglesia de Cristo.

Una iglesia carismática sabe utilizar los dones del Espíritu que existen en la comunidad para favorecer la misión. Pues hay diferentes dones: el don de proclamar el evangelio, el don de liberar de poderes que oprimen, el don de orar por cura, el don de construir congregación, el don de servir a los más necesitados, el don de defender los derechos humanos, el don de acompañar a personas en dificultades como personas presas, personas con discapacidades o enfermas, hasta causas colectivas como agricultores sin tierra, comunidades indígenas, comunidades de palenques y tantos otros desafíos. ¡Los dones del Espíritu son muchos pero todos sirven al mismo Señor! El Espíritu es quien nos conduce a la libertad. Y quien anda en el Espíritu es un defensor de la vida (2 Corintios 3:6 y 17).

Leer y meditar:

1 Corintios 12:4-11

Para reflexionar - ¿Usted ya descubrió cuál es su don específico? - ¿Cómo interpretar el versículo 11: “Pero todas estas cosas las hace uno y el mismo Espíritu”? Lea el versículo 6 y compare.

- ¿Qué consecuencias sacamos de esta enseñanza sobre la acción del Espíritu?


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Cuando entendemos la acción del Espíritu y como actúa en nosotros, podemos iniciar un buen diálogo con congregaciones que hoy son llamadas carismáticas y con las llamadas iglesias pentecostales. La Federación Luterana Mundial incentivó esto con este documento que estamos estudiando. Quién sabe, entendiendo mejor nuestras diferencias vamos a poder comprender mejor aquello que hoy conocemos como fenómenos carismáticos y realizar un aprendizaje mutuo: ¡Nosotros aprendiendo de ellas y ellas aprendiendo con nosotros!


8. Oración – Espíritu divino, ven a habitar con nosotros; ven a guiar a tu pueblo en esta oscuridad. De noche si hay luna o el sol en el amanecer, nuestra fe va a calentar y alegrar nuestro corazón. Consuela los rechazados, ¡que puedan resistir! Despierta a tu iglesia para servirte en ellos.

Padre nuestro…

9. Bendición - La bendición del Dios de Sara, Agar y Abraham; la bendición del Hijo que de María nació, la bendición del Santo Espíritu de amor, que vela por nosotros cual madre por sus hijos; descienda sobre ustedes. Amén. (LLC 473)



5º Encuentro – La misión transforma


2. Coordinador/a: Hoy estamos reunidos para nuestro quinto encuentro. En nuestro anterior encuentro vimos como Dios puede usar su iglesia para la misión. Hoy vamos a hablar sobre como es la misión a los ojos de nuestra fe.

3. Canto - Hazme un instrumento de tu paz (LLC 527)


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4. Salmo 122

5. Oración – Oh Dios, que caminas con tu pueblo en este mundo contradictorio y malo, ten piedad de nosotros y ayúdanos con tu presencia en nuestra búsqueda por caminos transformadores para tu iglesia y para nuestro país. Que tu Espíritu nos llene de alegría y confianza. Por Jesucristo, en la unidad del Espíritu Santo. Amén.

6. Estudio – Leer Romanos 12:1-2; 13:8-10

Misión a los ojos de la fe: misión transformadora

Existen tres dimensiones de la misión actualmente: Transformación, Reconciliación y Empoderamiento. Ellas parten de la teología de la Trinidad: Dios es Creador, Redentor y Santificador. Y cada dimensión es enriquecida por la misión de Jesucristo en los caminos de la encarnación, de la cruz y de la resurrección.

La transformación

La transformación es un proceso constante de reorientación total de la vida. Es un proceso permanente que nos ayuda a contrarrestar todo aquello que deshumaniza y profana la vida humana. Es un compromiso con la santidad de la vida y una afirmación de los dones de cada persona para la propagación de la paz y de la dignidad humana. La voluntad de Dios es esta: que nos volvamos como su Hijo Jesús, amantes de la paz y de la justicia (Romanos 12:2; 1 Pedro 3:10-12; 1 Corintios 13).

Existe un proceso de transformación impulsado por la propia dinámica de la sociedad, por fuerzas económicas, políticas, sociales y culturales. Deseamos verificar como la transformación ocurrida por la acción creadora de Dios y de su Espíritu actúa en medio de esa realidad profana. A veces, hasta para las personas de fe, parece que Dios no está más presente en el mundo. Por eso, necesitamos sintonizar con la forma que Dios tiene para renovar la creación, la iglesia y el mundo.


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La transformación que la gracia de Dios efectúa en las personas es algo impresionante. Ella levanta personas abatidas, confiere poder a quien se sentía desgraciado, posibilitando que la persona recomience y quede apta para denunciar toda la maldad, aprendiendo a presentar “vuestros miembros a Dios como instrumentos de justicia” (Romanos 6:13).

Pero el poder del Espíritu va más allá. Él actúa sobre las estructuras de violencia y muerte que predominan en nuestras sociedades. Él también impulsa la transformación de esas situaciones. Por eso es que la iglesia, siguiendo el camino de la encarnación de Cristo, entra en diferentes contextos y se aproxima a las víctimas de las injusticias, de la explotación y de la exclusión. En el espíritu de Cristo, la iglesia asume el camino de la cruz y se solidariza con las personas marginalizadas por el sistema económico neoliberal que domina el mundo de hoy.

Por eso, en la visión del evangelio, la transformación no siempre es un evento glorioso o placentero. La liberación o la reconciliación, por ejemplo, pueden exigir la experiencia de renuncia del poder y de privilegios. La transformación de la iglesia y del mundo implica “nadar contra la corriente”, lo que puede llevar a sacrificios, persecución y hasta el martirio.

Para reflexionar - ¿Quién estará dispuesto a dejarse transformar por la acción del Espíritu de Dios? - ¿Qué implicaciones trae el seguimiento de Cristo para la realidad de nuestra vida?

La reconciliación

El apóstol Pablo anunció la misión de Dios de una manera muy interesante. Veamos:

“Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación.”

2 Corintios 5:19


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Esta es la primera parte de la misión reconciliadora. Reanudar la relación con el Dios de la Vida, que se extiende a las relaciones con las personas. Quien aprende a reanudar relaciones quebradas será alguien preparado para ayudar a otras personas a cambiar de vida. La gracia de Dios es ciertamente esta experiencia de reconectar relaciones con Dios y a partir de allí reconectar relaciones con personas que por alguna razón pasamos a odiar o a humillar.

Pero esta misión no para por ahí. Ella se extiende a la construcción de nuevas relaciones entre las personas en la sociedad y hasta entre países que viven en guerra. No es casualidad que algunas iglesias cristianas han desempeñado un papel importantísimo en la búsqueda de procesos de paz en situaciones como la violencia de la guerra civil en Colombia o de la opresión contra los pueblos indígenas en Guatemala, o recientemente en la guerra de Iraq y en la guerra entre Israel y Palestina.

Entonces, la reconciliación que nace de la acción amorosa de Dios ayuda a la iglesia a cuestionar la economía neoliberal globalizada. Esta economía ha conducido al mundo entero a transformaciones radicales, buena parte de ellas en prejuicio de millones de seres humanos. La globalización económica favoreció principalmente los países ricos, mientras en los países pobres redundó en más pobreza y miseria, aumentando el desempleo, la muerte de niños, niñas y personas ancianas, sin presentar alternativas viables para el futuro de millones de jóvenes. Esta situación genera crecientes índices de violencia, como se ha visto últimamente.

Para reflexionar - ¿Qué significa estar personalmente reconciliado con Dios en Cristo? - ¿Cuál sería la tarea reconciliadora de nuestra comunidad local?

El empoderamiento

Empoderamiento significa que Dios confiere su poder a las personas de fe y a las comunidades de fe para que ellas pongan en práctica la misión holística de la iglesia. Bien al inicio de este cuaderno explicamos esta palabra con más detalles. Si quieren, vuelvan allá y recuerden lo que estudiamos en el primer encuentro.


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Jesús dijo: “Pero recibiréis poder cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos… hasta lo último de la tierra.”

Hechos 1:8

Entonces, los dones concedidos por el Espíritu de Cristo empoderan a las personas que en él creen para hacer las obras de Dios y hasta obras mayores que el propio Jesús (Juan 14:12). Hoy, testificar a Cristo implica reafirmar la dignidad humana en un mundo que transforma todo en mercancía.

El Espíritu Santo empodera o capacita a la iglesia para resistir al abuso de poder; abuso tanto del poder político como de otros poderes como el económico, el ideológico y hasta el poder religioso. En la iglesia de Cristo, las personas más sencillas reciben poder. No hay distinción. Por eso, la vida de una comunidad cristiana es dinámica y creativa. En ella, todas las personas tienen lugar, voz y voto. Así, al andar en el camino de Cristo, la iglesia se beneficia del empoderamiento mutuo de los miembros y acaba por beneficiar a la sociedad en que está inserta. Pues la iglesia es una comunidad que no vive para si misma, sino para la bendición del mundo que Dios ama (Juan 3:16).

¿Cómo sucede esto? Concretamente, a través del servicio y ministerio diaconales. En ese campo, hay mucho trabajo que viene realizándose, y todavía hay mucho por hacer. Vale la pena recordar a las personas enfermas, presas, sin techo, sin tierra, víctimas de violencia, víctimas de desastres naturales, refugiados de guerra, pueblos indígenas, comunidades de palenques y tantas otras.


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La iglesia de Cristo, a lo largo de la historia, procuró - aunque en medio de muchos pecados y omisiones - atender a las personas en necesidad. Actualmente, esta dimensión práctica de la fe necesita ser más desarrollada. El mundo carece de compasión. Existen gritos de urgencia por todos lados. La sociedad se sofisticó, la tecnología avanzó más que nunca, pero el sufrimiento humano no disminuyó y clama por respuesta. La iglesia en misión sabrá ir al encuentro de personas que pasan necesidades espirituales, mentales, relacionales y emocionales.

Para reflexionar - ¿Cómo utilizamos el poder que el Espíritu de Dios nos concede? - ¿Qué proyectos diaconales ya tiene en práctica la congregación en su contexto?

La misión como práctica holística y contextual

La misión es siempre holística, integral y contextual. Su objetivo incluye la creación (dimensión ecológica), la vida de las personas (dimensiones social, política,


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económica y cultural) y todo el ser humano (necesidades espirituales, mentales, psíquicas y relacionales). Por ser incluyente, la misión exige la participación de toda la iglesia: mujeres, hombres, jóvenes, niños, niñas y personas ancianas.

La misión nace en la congregación, una comunidad de adoración, mensajera, servidora, sanadora, ecuménica y ecológica. Por eso, no sería extraño encontrar a la iglesia presente “allá donde nadie ha ido jamás”. Un famoso artista popular brasileño, Milton Nascimento, canta algo que tiene sentido aquí:

Con la ropa encharcada y el alma repleta de suelo, todo artista tiene que ir a donde el pueblo está.

Si fue así, así será. (Bailes de la vida)

Es también por eso que el evangelista Juan afirmó que el Verbo – la Palabra de Dios, Jesús – se encarnó y habitó entre nosotros, lleno de gracia y verdad (Juan 1:1 y 14).

PAUSA Y CANTO – Vamos a la fiesta popular (LLC 411)

Vamos a examinar en seguida algunas áreas de la misión:

Proclamación y servicio

Proclamación es el anuncio del evangelio para el mundo actual. En la Biblia esto también se llama evangelización, o sea, anuncio de una buena noticia. La iglesia de Jesús anuncia este evangelio al mundo entero, siempre respetando la diversidad de culturas y la libertad de las personas.

El servicio o la diaconía es una expresión de ese mismo evangelio. Por medio del bautismo, cada persona es llamada a vivir la diaconía. Este servicio cristiano puede comenzar de forma bien espontánea, en la ayuda al necesitado, pero conduce inevitablemente a la transformación social.

En las iglesias luteranas de todo el mundo, la diaconía se expresa de distintas formas: socorro internacional, instituciones como asilos para ancianos/as, guarderías, abrigos para refugiados; o en la forma de organizaciones que luchan por la paz,


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justicia e integridad de la creación. Esta amplia comprensión de la diaconía no es simple casualidad. ¡Es, eso sí, el modo evangélico luterano de entender la estrecha relación entre proclamación, comunión y profecía!

Diaconía es más que caridad. Ella envuelve a la persona en su integralidad. Por eso va más allá de actitudes asistencialistas. Ella supera los esquemas paternalistas, por ejemplo, entre los “donantes” y los “necesitados”. Ella crea lazos de amistad y amor y establece nuevos vínculos que crean comunidad y transforman las relaciones.

Un criterio fundamental de la diaconía cristiana es jamás aprovecharse de la vulnerabilidad de personas debilitadas para convertirlas o imponerles la fe cristiana. La fe será siempre una obra del amor y de la compasión de Dios por cada ser humano, sin imposiciones o manipulaciones.

Otro criterio es: jamás separar la proclamación de la diaconía. Pues, como ya fue dicho, la Palabra y el Espíritu empoderan a las personas y les proporcionan nueva vida. Más aún, sabemos que existen situaciones donde no es posible el anuncio verbal del evangelio. Aún allí, la iglesia cristiana no dejará de dar su testimonio a través de un servicio desinteresado y respetuoso.

Justificación y justicia

Aprendemos del apóstol Pablo que en Cristo toda persona que cree es justificada por libre gracia de Dios. Este mensaje transciende cualquier concepto humano o sistema de justicia basado en la ley de los méritos. La justificación de la persona pecadora es un mensaje radicalmente liberador. El apóstol Pablo dice:

“La justicia de Dios (se realiza) por medio de la fe en Jesucristo, para todos los que creen en él, porque no hay diferencia por cuanto todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios… Concluimos, pues, que el hombre es justificado por la fe sin las obras de la Ley.”

Romanos 3:22-23 y 28 “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es: las cosas viejas pasaron; todas son hechas nuevas.”

2 Corintios 5:17


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Actualizando estas enseñanzas del apóstol, podemos concluir que la justicia liberadora de Dios se manifiesta tanto en la vida personal como en las estructuras de la sociedad. Es compromiso misionero reflexionar sobre las implicaciones de la justificación para la transformación, la reconciliación y el empoderamiento dentro de la sociedad y para la superación del mal y de las injusticias que provocan el sufrimiento de muchos.

Salvación y sanación

La misión de Dios en el mundo incluye la experiencia de sanación en el contexto de la vida comunitaria. La realidad espiritual de la salvación a través de la presencia del Cristo Salvador se manifiesta en formas muy concretas. El anhelo de sanación está relacionado con la salvación definitiva en el reino de Dios. Pero mientras vivimos, la sanación incluye situaciones como la restauración de la salud física, cuidados médicos, prevención, salud mental, psíquica y espiritual. Hoy en día sabemos: la enfermedad no es apenas del cuerpo físico, ella involucra el ánimo, la mente y el espíritu de la persona. Los remedios ayudan, sin embargo la oración de fe no debe faltar.

En la Biblia, Dios es la fuente de toda sanación. Nuestro pueblo sabe de eso cuando afirma: “Quien me trató fue fulano, ¡pero la cura viene de Dios!” El profeta Jeremías sabía de eso cuando oró: “Sáname, oh Señor, y quedaré sano; sálvame, y seré salvo” (Jeremías 17:14).

En el Nuevo Testamento encontramos una distinción entre curación y sanación. Algunas personas pueden ser curadas pero no sanadas (Lucas 17:15-19), mientras que otras pueden ser sanadas, pero no curadas (2 Corintios 12:7-9).


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“Cura” significa restitución de la salud perdida e implica algo concreto como recuperar la salud para vivir bien nuevamente. Sanación ya indica la realidad futura de la vida abundante prometida por Jesús. De cualquier manera, es muy importante que la comunidad cristiana asuma el desafío de buscar mejores condiciones de salud para todos. La oración de sanación y la diaconía de la visita y del acompañamiento a personas temporalmente enfermas es un testimonio concreto e indispensable que la congregación ofrece del amor de Dios por toda la humanidad, sin distinción de credo, raza o condición social.

Una experiencia congregacional Una congregación evangélica luterana de una gran ciudad resolvió actuar al percibir el desafío que venía de un gran hospital público que había en su sector. Un grupo de señoras, un músico y la pastora se organizaron y una vez a la semana comenzaron a visitar ese hospital para cantar en los pasillos. Después de un tiempo, la dirección del hospital apoyó la iniciativa del grupo. Es que comenzó a recibir testimonios de personas que vieron lo bien que aquellas canciones estaban haciendo a los pacientes internos. La música y la oración de fe consiguen mover corazones y mentes. ¡Es una señal de la cura que el mundo necesita!


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Misión y diálogo interreligioso

El diálogo con personas de otras religiones es un hecho en el mundo actual. Cada vez más en nuestro país ocurre que la diversidad religiosa está presente dentro de nuestra propia casa. La pregunta es: ¿Cómo actuar en esta nueva realidad religiosa?

El diálogo interreligioso es parte integrante de la misión de la iglesia. En un diálogo auténtico, ninguna persona necesita dejar su fe para respetar la del otro. Al contrario, cada cual se sienta a la mesa o entra en la conversación consciente de aquello que cree, pero dispuesto a oír y a dialogar sobre lo que el otro tiene para decir y testimoniar.

Una respuesta de varias iglesias ha sido el diálogo con personas de otras religiones. Ello hace parte de la búsqueda por paz y cooperación en la sociedad, buscando un mejor entendimiento entre personas y grupos que piensan de forma diferente sobre la realidad de las cosas sagradas, sobre la vida y sobre quién es Dios.

Así, el diálogo es un importante instrumento para disminuir las tensiones entre las religiones e identificar maneras a través de las cuales las distintas comunidades de fe pueden enfrentar de forma conjunta los problemas de la pobreza, de la discriminación y de la violencia.

La Conferencia de Misión y Evangelización realizada por el Consejo Mundial de Iglesias en la ciudad de San Antonio, EEUU, en 1989, afirmó lo siguiente:

“Para los cristianos, el único camino de salvación es Jesucristo. Por otra parte, reconocemos que no podemos poner límites al poder redentor de Dios. Llegar a un entendimiento positivo de la naturaleza de las religiones misioneras, y de la manera de acomodar su necesidad de propagarse, puede ser un tema principal dentro de los diálogos interreligiosos. Sin embargo, el diálogo interreligioso no debe tener como objetivo convertir o ganar a los/as compañeros/as en el diálogo.”

En la teología existe un modelo de diálogo que parte de la Trinidad de Dios. La perspectiva trinitaria permite resaltar el carácter único de Cristo, y al mismo tiempo, confesar la acción del Espíritu Santo fuera de la iglesia constituida y la obra de Dios en la creación y en otras religiones. Incluso un crítico de las religiones como el apóstol Pablo reconocía que los otros también pueden reconocer a Dios por medio de las obras que él hace (Romanos 1:19-20).


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El modelo trinitario también da otro ejemplo: así como el Hijo de Dios se encarnó y vivió su humanidad asumiendo todos los riesgos de lo desconocido, también su iglesia sale a dialogar con personas de otras religiones, apegándose a la promesa que el mismo Dios le hizo: al final, Dios será todo en todos (1 Corintios 15:28; Efesios 4:6).

Junto con estos diálogos más formales, se da el diálogo que sucede en el día a día de las personas, en el tren, el autobús, en la vecindad, en la escuela, en el mercado público. Es en esos momentos que Dios espera de nosotros sabiduría y capacidad para oír y dialogar. Sobre todo, es en los momentos de debilidad y vulnerabilidad que caen sobre las personas de otra fe que nuestra compasión es probada. El desafío será saber caminar con esas personas la segunda milla (Mateo 5:41). Si en un determinado momento alguien accede a la fe cristiana o viene a participar de la congregación por libre voluntad, vamos a dar gloria a Dios, pero sabiendo que el desafío de caminar juntos con los otros continuará.

Para meditar: “Si alguno se cree religioso entre vosotros, pero no refrena su lengua, sino que engaña su corazón, la religión del tal es vana. La religión pura y sin mancha delante de Dios el Padre es esta: visitar a los huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones y guardarse sin mancha del mundo.”

Santiago 1:26-27

El puente para la práctica de la misión


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La misión nace en el contexto de la comunidad de fe y de la realidad de las personas. Ella nace de la práctica, se profundiza en la reflexión comunitaria y vuelve hacia la práctica, porque el amor no es para ser guardado en un baúl. El amor crece a medida que es vivido, ¿no es verdad?

Por eso, en este cuaderno pretendemos ir más allá de la reflexión. - Entonces, ¿en qué dirección podemos caminar juntos? - ¿Cuáles son los desafíos y acciones que podemos asumir con dedicación y creatividad?

En el próximo capítulo vamos a entrar en la práctica de la misión. Para ello, sería bueno que cada persona del grupo se prepare bien. Oyendo a otras personas, conversando con familiares, amigas y amigos. ¿Vamos a conversar con alguien sobre este asunto?


8. Oración - Espíritu divino, ven a habitar con nosotros; ven a guiar a tu pueblo en esta oscuridad. De noche o en el amanecer, si hay luna o sol, nuestra fe va a calentar y alegrar nuestro corazón. Consuela los rechazados, ¡que puedan resistir! Despierta a tu iglesia para servirte en ellos.

Padre nuestro…

9. Bendición - La bendición del Dios de Sara, Agar y Abraham; la bendición del Hijo que de María nació, la bendición del Santo Espíritu de amor, que vela por nosotros cual madre por sus hijos; descienda sobre ustedes. Amén. (LLC 473)




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6º Encuentro – La práctica de la misión


2. Coordinador/a: En este encuentro vamos a iniciar la parte final de nuestro estudio de la misión en contexto. Vamos a iniciar la reflexión sobre la práctica de la misión. Después de todo, este fue nuestro objetivo desde el inicio de los encuentros. Invito a ustedes a buscar inspiración y la presencia del Dios misionero y de su Espíritu para que alcancemos este objetivo en conjunto.


4. Salmo 133

5. Oración – Bondadoso Dios, nuevamente nos reunimos en tu presencia para reflexionar la práctica de la misión. Rogamos que tu Espíritu nos auxilie en el diálogo y en la comprensión de tu Palabra. Pedimos que estés con nosotros, con nuestros familiares y con las personas que necesitan de una mirada cariñosa y cuidadosa. En nombre de tu Hijo Jesús. Amén.


La iglesia entera en misión

La Misión es vocación de toda la iglesia. Y esto significa apuntar al reinado de Dios que irrumpe entre nosotros con Jesucristo. Él es la imagen encarnada del reinado de Dios. Siguiendo a Jesús, la iglesia asume la misión de buscar la transformación, la reconciliación y un nuevo modo de utilizar el poder en este mundo. Al mismo tiempo, cada persona de fe descubre que la misión es también su responsabilidad personal.

Dos palabras marcan la práctica de la misión: comunión y acompañamiento. La comunión nos enseña a trabajar en conjunto con otras personas e iglesias. Ese trabajo es marcado por la solidaridad y por el compañerismo. Acompañar viene de compañero, que quiere decir, “aquel que come el pan junto conmigo”. Personas e iglesias compañeras en la misión comparten angustias, preguntas, sufrimiento, pero también alegrías, esperanzas y el pan en la mesa común. En esa experiencia, la presencia del Cristo resucitado empodera y transforma su comunidad para actuar de forma desafiante en el mundo.


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La iglesia en misión actúa

¡Hay mucho que hacer para que la misión sea la forma de ser de la iglesia! En seguida, vamos a ejemplificar algunas de las formas como la iglesia vive la misión en acción.

Una comunidad de fe testifica

El apóstol Pablo en 1 Corintios 12 nos enseña sobre los dones que el Espíritu Santo concede a la comunidad de fe.

Leer y meditar 1 Corintios 12:1-12 - Tres son los objetivos de los dones que la comunidad recibe:

- Fortalecer la comunión (koinonia) - Proclamar el evangelio (kerigma) - Servir y sanar (diakonia)

- Con la fuerza del Espíritu, ¿qué testimonio da nuestra comunidad de fe respecto de la transformación provocada por el evangelio?

Una comunidad de fe realiza culto

La Palabra de Dios reúne y confiere la marca de la comunidad cristiana. Una congregación que ora y celebra culto al Dios de la Vida es una señal viva del reinado de Dios en este mundo. Este culto no se limita a meras repeticiones. Él es una experiencia de encuentro con Dios que nos sirve con la Palabra y los Sacramentos y nos envía con una misión transformadora al mundo. En el culto, el Espíritu de Dios nos fortalece y nos orienta para actuar.


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Una comunidad de fe nutre y enseña

El compromiso de la comunidad de fe es proporcionar aprendizaje. La misión exige que dediquemos un gran esfuerzo a la educación cristiana del pueblo de Dios y a la formación teológica de nuestro liderazgo. La formación practicada en la congregación y en los centros teológicos es fundamental para que el evangelio sea proclamado de forma integral y profética. Necesitamos encontrar en las congregaciones las formas más adecuadas para desarrollar la formación y la educación cristiana. Siempre somos aprendices en este caminar.

Una comunidad de fe es mensajera

La comunidad de Cristo tiene un mensaje a ofrecer a las personas. ¿Cómo comunicar este mensaje? He aquí uno de los mayores desafíos del presente siglo inundado por los medios electrónicos y la cultura de la imagen. Somos muy tímidos delante de los medios masivos de comunicación, como la radio, la televisión o el Internet.

Por eso buscamos hoy el uso eficaz de medios como el teléfono o el Internet. Los mensajes masivos generalmente son superficiales. La comunidad cristiana necesita utilizar estos medios, sin embargo ella continúa siendo el espacio vital en que las personas podrán encontrarse libremente, cara a cara, para escucharse, para compartir la buena noticia del evangelio, para apoyarse en las dificultades y recomenzar cuando todo parece sin sentido.

Una comunidad de fe es diaconal

Una de las características de la congregación es la diaconía. Esta no sirve apenas para satisfacer sentimientos piadosos o para el orgullo cristiano. Al contrario, la diaconía es señal de que Dios actúa en este mundo con compasión a favor de las personas que pasan por necesidades. Cuando una congregación realiza este su don, ella hace irrumpir el reinado de Dios en este mundo con una pequeña señal. Descubre así que diaconía es un servicio que exige reflexión y discernimiento.

Para reflexionar - ¿Qué tipo de servicio puede, de hecho, beneficiar a las personas?


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La acción diaconal es un fruto de la fe que busca la dignidad y la autonomía de las personas, sin discriminación. Las asociaciones con entidades de la sociedad civil y órganos públicos se han vuelto una necesidad que requiere estudio y preparación de las personas de la comunidad cristiana. El liderazgo de la congregación necesita estar atento a los desafíos para comprender los procesos que buscan transformar la realidad, reconciliar personas y grupos, y empoderar a quien no tiene poder y voz en la sociedad.

Una comunidad de fe sana

La enfermedad o una situación de pérdida desestabilizan la familia y causan sufrimiento. Es en esos momentos que la comunidad de fe precisa aprender a recibir y acompañar a las familias fragilizadas. Una comunidad cristiana es una comunidad sanadora. La sanación es tanto un proceso personal y familiar como social. Hay personas que recibieron dones para cuidar a otras personas. Estas son esenciales en una comunidad cristiana.

En el mundo actual necesitamos aprender a actuar en el lugar donde vivimos, pero también en instituciones como grandes hospitales y casas de recuperación. Una congregación cuidadora sabrá acompañar a enfermos temporales y personas en estado terminal. Irá a estudiar como recibir a las personas con discapacidades y acompañar a portadoras del VIH. El recibimiento y el cariño con esas personas será una señal concreta del reinado de Dios.

PAUSA Y CANTO – Si la gente dejara sus odios (LLC 511)


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Coordinador/a – Retomando nuestro estudio vamos a ampliar nuestro horizonte de reflexión mirando hacia la vivencia ecuménica.

Una comunidad de fe es ecuménica

La iglesia cristiana es una comunidad ecuménica porque está presente en todo el mundo. El mundo es su casa. En griego la palabra oikos significa casa. De esa palabra surgieron en español las palabras economía, ecología y ecumenismo. Siendo así, la casa de la comunidad cristiana no es apenas la parroquia, como se entiende normalmente. El reformador metodista John Wesley afirmó que “el mundo es mi parroquia”. Una comprensión adecuada de ese desafío implica un compromiso de diálogo con todas las personas que viven en esta tierra que es de Dios (Salmo 24:1).

Compromiso ecuménico

Hay muchas dificultades por vencer para ser ecuménico. El desafío es ir más allá de los límites denominacionales para dar un mejor testimonio a las personas y al mundo. Por eso, es necesario reunir fuerzas para alcanzar la paz y la justicia. Hay grandes riesgos que envuelven el futuro del país y de la humanidad, como todos nosotros sabemos. Para enfrentarlos no es posible actuar separadamente. ¡Es urgente aprender a dialogar!

Compromiso del diálogo

Dialogar significa la disposición para oír y hablar con humildad respetando a la otra persona. Dialogar no significa concordar con el otro ni él con uno. El diálogo se aprende haciendo. El diálogo entre comunidades cristianas y entre estas y otras religiones es una necesidad. En la lucha por la paz en situaciones de conflicto el diálogo es fundamental. Lo mismo sucede con organizaciones no gubernamentales y la sociedad civil. Lo importante es ir caminando, aprendiendo y evaluando en la comunidad el camino recorrido. En ese camino del diálogo podemos aprender de Jesús. Él enseñó cierta vez a sus discípulos y discípulas con la figura del andar la segunda milla, aunque nos pidan una sola (Mateo 5:41).

Compromiso económico

La vida diaria incluye la economía. Desde la búsqueda del sustento de la familia y de las comunidades hasta la organización del estado o del país, todo pasa por la economía. En el mundo actual prevalece un orden económico lleno de injusticias. Con el fenómeno de la globalización de la economía, el mundo quedó pequeño para las empresas. Su interés es maximizar las ganancias, sin importar las consecuencias


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sociales para trabajadoras y trabajadores o para el medio ambiente. Hay raros ejemplos de verdadera preocupación social por parte de empresas y corporaciones.

Hay otro aspecto a ser considerado. Se trata de lo que se entiende por progreso económico. Al continuar el uso desmedido e intensivo de los recursos no renovables de la tierra y el modelo altamente contaminante del crecimiento económico y de consumo, el planeta no soportará tales impactos. Los organismos internacionales últimamente asumieron este hecho. Otra economía necesitará surgir en el futuro, pues uno de los resultados actuales de este modelo es el aumento de la pobreza y de la miseria en el mundo. Y no en último lugar, el calentamiento global.

Por eso, la comunidad de fe no puede cerrar los ojos a la realidad económica. Esta realidad que se refleja de modo específico en cada contexto es como un clamor que las personas más necesitadas elevan a Dios. Y Dios escucha estos gritos. Por esta razón tales clamores no pueden dejar de ser oídos por nosotros. Una acción conjunta de diferentes iglesias está convocando comunidades y personas de fe para otra globalización. Es la “globalización de la solidaridad”. Ella incentiva estrategias comunes para la cancelación de la deuda externa de países pobres, protege las economías vulnerables amenazadas por las multinacionales, apoya acuerdos alternativos y favorece la creación de redes de economía solidaria.

Lo que fortalece este caminar es la “espiritualidad de resistencia” que nace de una lectura bíblica encarnada en la realidad de la vida. Ella sueña con un mundo donde la paz sea fruto de la justicia y de la preservación de la creación. Esta forma de espiritualidad cristiana la encontramos en narrativas como la de los discípulos de Emaús. Es bueno recordar que solamente en el partir del pan los dos discípulos se dieron cuenta de que ellos estaban en la presencia del Señor resucitado. Y estos los liberó de su ceguera.

Compromiso ecológico

La comunidad cristiana es ecológica, pues somos creación de Dios. Por eso ella defiende la creación como una pareja de pájaros cuida a sus hijos. Pero, en esta cuestión la comunidad cristiana tiene pecados a confesar. En el pasado apoyó el colonialismo, que explotó la naturaleza y destruyó muchos pueblos nativos. Reforzó también un concepto de civilización como dominio sobre la naturaleza, vista como salvaje a ser domada. Esto contribuyó a muchas desgracias de todo tipo. Hoy aprendemos que así no puede ser. La naturaleza herida reacciona provocando destrucción y catástrofes. Es lo que vemos con el desequilibrio climático causado por la civilización del automóvil, del avión y de las chimeneas de las fábricas.


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Por esta y otras razones la comunidad de fe debe tomar conciencia y estar atenta al conjunto de la creación de Dios. Ella es desafiada a involucrarse en proyectos ecológicos que ayuden a restaurar la salud del planeta y de las personas. Es el futuro de la tierra y nuestro futuro lo que está en juego.

Para meditar - Leer Mateo 25:35-40 - ¿Qué acciones podría desarrollar nuestra congregación para volverse una congregación como fue estudiado aquí?


8. Oración – Oh Dios de amor y cuidado, te agradecemos por este encuentro donde compartimos reflexiones que vuelven nuestra congregación más viva y actuante en el mundo. Como discípulos y discípulas de tu Hijo Jesús colocamos nuestros dones a tu servicio y rogamos que el Espíritu Santo nos conduzca y nos oriente ante la misión para la que nos llamas. Reunidos en comunidad a una solo voz oramos:

Padre nuestro…

9. Bendición – Según las palabras del apóstol Pablo (1 Corintios 16:13-14; 23-24):

Velad y estad firmes en la fe.

Portaos con bravura y esforzaos.

Todas vuestras cosas sean hechas con amor.

Que la gracia del Señor Jesucristo esté con vosotros.

Mi amor en Cristo Jesús esté con todos vosotros. Amén.




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7º Encuentro – Nuevos desafíos misionales


2. Coordinador/a: En este último estudio vamos a mirar los desafíos misionales que surgen de la coyuntura internacional y sus reflejos en cada contexto local. Será un momento de comenzar a pensar en un plan misionero a partir de nuestra comunidad y de los desafíos que identificamos en nuestra ciudad y vecindad. Será un momento de unir fuerzas y ejercitar la creatividad que el Espíritu de Dios nos concede.

3. Canto – Hazme un instrumento de tu paz (LLC 527)

4. Salmo 121

5. Oración – Bondadoso Dios, te agradecemos por este encuentro y por habernos guiado con seguridad hasta aquí. Pedimos que tu Espíritu nos oriente en la reflexión sobre los desafíos misionales y que nuestras mentes y corazones queden abiertos a tu Palabra. Que estés con nuestros familiares y principalmente junto con las personas que necesitan de cuidado. Por Jesucristo. Amén.

6. Estudio – Leer Hechos 1:6-11

Misión hasta los confines de la tierra

Jesús envió a su comunidad - con el poder del Espíritu Santo - para testificarlo en todo lugar “hasta los confines de la tierra”. Después de dos mil años de misión cristiana el evangelio fue anunciado en los seis continentes. En Latinoamérica hace 500 años llegaron los primeros misioneros. Pero esto no significó que la evangelización del mundo esté concluida.

En algunas partes del mundo todavía hay mucha gente que no oyó o ni conoce quien es Jesús. Evangelizar en otras tierras exigirá preparación y osadía. En lugares donde la fe cristiana es conocida hay personas que ya no quieren nada más con la iglesia y se alejaran del evangelio. Y también hay casos en que el anuncio de Jesús fue dado de forma dominadora, que no libera a nadie.

Además de eso, tenemos la cuestión de los grandes centros urbanos donde vive la mayor parte de la humanidad. Esta realidad urbana desafía la creatividad misionera. Es urgente encontrar respuestas adecuadas en término de mensaje y nuevas formas de seguir a Jesús y vivir en congregación.


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El desafío de la tecnología de la información

Vivimos hoy la revolución de la informática. La mayoría de los países latinoamericanos está prácticamente conectada con todo el mundo por medio del Internet. Brasil, por ejemplo, es el país que creó más comunidades virtuales en el mundo a través de sitios de relacionamiento. Hay comunidades para todo tipo de cosas. La juventud latinoamericana avanza rápidamente en ese nuevo lenguaje. ¿Cómo es esto en nuestro país?

El desafío de la sustentabilidad de la misión - recursos y reparto

La misión solo se sustenta en este mundo si promueve a Cristo y su evangelio. Fue lo que vimos durante todos los encuentros. Pero, no hay como practicar misión sin juntar y distribuir recursos, que pueden ser económicos, lingüísticos o técnicos, dones de comunicación y organización, disponibilidad de tiempo y buena voluntad para asumir compromisos.

En esa cuestión está el desafío de aprender a planificar, es decir, como trabajar con lo poco que se tiene para transformar ese poco en algo especial. Las estructuras de las congregaciones muchas veces son factores que desestimulan los avances. Es necesario repensar estas estructuras, transformarlas para que sirvan mejor a los objetivos del evangelio. Todo está ahí para un solo objetivo: servir al evangelio del reinado de Dios que Jesús nos anunció.

Con la disminución de los recursos de las iglesias del hemisferio norte nuestras congregaciones enfrentan el desafío de caminar con sus propios pies. Con esto llegamos a relaciones más interdependientes, que proporcionan empoderamiento de


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ambos socios (partners, compañeros) en base de confianza mutua y entrega de cuentas transparentes.

El desafió de la peregrinación

La iglesia cristiana es y será siempre una iglesia peregrina. La práctica de la peregrinación, de la visita mutua, es benéfica para las iglesias y su misión en el mundo actual. Imaginen una congregación del sur visitando una nueva congregación del norte del país; o un grupo de jóvenes recibiendo otro grupo para un fin de semana de compartir, estudio y reflexión sobre los desafíos del momentos.

Estas iniciativas alimentan una “espiritualidad de resistencia”, que motiva a personas y congregaciones para el ejercicio de nuevas prácticas de solidaridad, de hospitalidad fraterna, de convivencia con el otro, cosa que el mundo moderno no favorece.

Lo que importa es estar abierto al soplo del Espíritu, pues él es el gran enseñador (Juan 14:26). El Espíritu sopla donde quiere y cabe estar alerta para percibir el rumbo en el que quiere conducir a la congregación (Juan 3:8).

PAUSA Y CANTO – Oh ven, Espíritu Creador (LLC 367) /Soplo de Dios (CA vol. 4 nº 28)

Coordinador/a: Regresando a nuestro estudio vamos a hablar sobre el desafío del Espíritu.

Misión en contexto: el desafío del Espíritu

En las iglesias cristianas que participan del Movimiento Ecuménico (Consejo Mundial de Iglesias), la comprensión de la misión pasó por muchos cambios. En el pasado, misión fue entendida de modo muy restricto: se trataba de convertir de la incredulidad a la fe. En el contexto de la FLM este concepto prevaleció hasta el inicio


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del 1970. En la Asamblea de Tanzania (1977), el concepto fue ampliado y entendido de forma integral: misión incluye proclamación, defensa de la vida y el servicio integral a la persona. En 1998, en una consulta sobre misión en Kenia, la transformación fue considerada una dimensión imprescindible de la misión. En estos estudios enfatizamos la visión de iglesia en misión. Una comunidad es cristiana en la medida en que se entiende como iglesia misional. La misión incluye el ser propio de la iglesia.

La misión de la iglesia no nace de la buena voluntad de las personas ni de su piedad u obediencia de fe. La misión es obra de Dios que llama a su iglesia para participar de ella. Participar de la misión de Dios es una gran honra y el mayor encargo que recibimos de Dios. La misión es misión del Padre el Creador, del Hijo el Salvador y del Espíritu Santo el Consolador y Santificador. En la misión, Dios mismo está presente de forma total y transformadora. Su Espíritu dinamiza la acción de la congregación enviada al mundo para proclamar el evangelio de la paz y de la justicia. Cada persona bautizada es llamada a participar de ella.

Sin embargo, tal misión no sucede en el plano espiritual. Ella es misión en el contexto. En él se decide la práctica y la teología de la misión. Por eso, este cuaderno profundizó varios aspectos del contexto global y local. Primeramente, examinamos y nombramos este contexto, explicitamos sus desafíos y las posibilidades que se abren para concretizar la misión de Dios hoy y aquí. En seguida, profundizamos la teología que sustenta la práctica misional. No toda reflexión teológica sirve para cubrir los desafíos misionales. La teología que anima es aquella que nos revela al Dios encarnado, cuyo Espíritu nos empodera para una acción consecuente y transformadora. El tercer momento apuntó para la práctica de la misión, los nuevos desafíos que la realidad del siglo XXI nos presentan como las nuevas tecnologías, la informática y la nueva cultura urbana que conquista mentes y corazones, sobre todo entre los jóvenes.

Leer 1 Juan 4:20 - ¿Cómo interpretar este texto hoy? - Y ahora, ¿qué hacemos en términos de una misión en contexto? “Y nosotros hemos conocido y creído el amor que Dios tiene para con nosotros. Dios es amor, y el que permanece en amor permanece en Dios y Dios en él.”

1 Juan 4:16


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Fue bueno estudiar, analizar la situación, reconocer nuestras limitaciones, pero también el gran potencial que necesita ser despertado en la congregación y en la vida personal.

Ahora llegó la hora de definir caminos e identificar nuevas oportunidades para la misión de la iglesia en la gran misión de Dios. La reflexión es muy importante en la iglesia. Nunca podrá faltar. Pero una reflexión verdadera siempre nace de la realidad y retorna a ella, con nuevas visiones y propuestas.

¿Vale la pena organizar un encuentro para discutir un plan de acción misionera local? ¿Un plan en que nuestra congregación o iglesia colocaría sus énfasis de acuerdo con los clamores y las necesidades concretas de nuestro lugar? ¿Vamos a pensar en esto?

¡Esta es la propuesta para la próxima semana!


7. Oración – Padre amado, te damos gracias por la presencia y orientación de tu Espíritu en este encuentro. Con tu auxilio queremos enfrentar los nuevos desafíos de la misión y proclamar el evangelio a todas las personas. Rogamos que estés con nosotros durante la planificación del último encuentro. Te pedimos que nos acompañes hasta nuestros hogares y que nos posibilites un descanso tranquilo. En nombre de Jesucristo, oramos:

Padre nuestro…

8. Bendición – Que el Señor te bendiga y te guarde. Que el Señor haga resplandecer su rostro sobre ti y tenga de ti misericordia; que el Señor alce sobre ti su rostro y ponga en ti paz. Amén.

9. Vamos en paz y que el Dios de amor nos acompañe.



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8º Encuentro – Planificar la misión: desafío práctico


2. Coordinador/a: En este último encuentro el desafío será mayor. Tal vez sea el encuentro más importante, delante del cual todos los encuentros anteriores fueron una buena y profunda preparación. Vamos a planificar la misión desde nuestra congregación, considerando seriamente el contexto en que vivimos, la realidad de nuestro pueblo, las angustias y gritos de las personas a quien Dios nos envía a nuestro lugar. Será un momento de pensar un plan misionero concreto que nos permita participar de la misión de Dios y crecer en la fe y en el Espíritu. Que el Dios de toda paz que nos acompañó hasta aquí nos de fuerzas y creatividad para que este plan sea hecho de acuerdo con su voluntad de amor y ternura para con todas las personas y toda la creación.


4. Salmo 121

5. Oración – Bondadoso Dios, hasta aquí aprendimos mucho con estos encuentros. Ahora el desafío es pensar como planificar la misión que de ti recibimos. Te agradecemos porque nos desafías constantemente. Sacude de nosotros la comodidad y permite que sepamos ser creativos y solidarios en la fuerza de tu Espíritu. Por Jesucristo, en la unidad del Espíritu Santo. Amén.

Planificando la misión

Aquí podemos aprender de otras experiencias. Hace diez años la Iglesia Evangélica de Confesión Luterana en Brasil (IECLB) elaboró un Manual para Presbíteros y Presbíteras (Juntas Directivas) en que destacó la Planificación y la Evaluación como uno de los temas importantes para organizar la acción comunitaria de una congregación, parroquia u otras instancias eclesiales. En este manual encontramos buenas pistas para lo que vamos hacer hoy.

Las iglesias miembro de la Federación Luterana Mundial en América Latina han estado trabajando juntas sobre el tema de la planificación


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estratégica participativa (PEP). Ya existen manuales, sencillos y otros más completos, para apoyar el trabajo de planificación en comunidades e iglesias. Quizás desean utilizar alguno de ellos. Están disponibles en: http://sustentabilidad.wordpress.com/, particularmente en la categoría “Caja de herramientas”.

Planificar es lo contrario de improvisar. Planificar es pensar antes como organizar bien la acción que nos proponemos realizar. Planificar también es una forma participativa de dar inicio a un proceso de intervención en la realidad. La planificación ayuda a esclarecer para la persona o el grupo la acción que se pretende realizar, el servicio que se quiere prestar, la misión que vamos a asumir de cuerpo, alma y mente. Planificar ayuda a pensar antes y a proyectar el futuro, aunque de modo plenamente humano. Por último, en la planificación participativa se busca involucrar a las personas para que juntas asuman los riesgos de un camino a ser trazado. Por eso mismo, es un proceso de acción-reflexión que se da antes, durante y después de la acción. También por esta razón se dice que no hay planificación sin evaluación posterior. Es así que vamos aprendiendo y creciendo en conocimiento. Un conocimiento que surge en la reflexión, en la acción y en la reflexión sobre la acción realizada.

Pasos para una buena planificación

Cuando se comienza a planificar algo nuevo en la congregación es importante seguir una sistemática de trabajo. Esto irá a facilitar el esfuerzo del grupo y va a ayudar a llegar con más objetividad a la meta que el grupo se propone. Veamos los cuatro pasos más importantes:


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1 Definir los objetivos de la acción. En este caso, lo que se quiere alcanzar es un plan de misión a partir de la congregación. Preguntas que deben ser hechas: ¿Qué queremos? ¿Para qué queremos realizar este plan de misión? Es bueno fijar un objetivo general (que dice en una frase lo que queremos) y después objetivos específicos (que desglosan el objetivo general).

2 Definir las políticas y las estrategias. Las políticas orientan la acción a ser realizada. Dan identidad a un grupo organizado, indican actitudes, comportamientos y modo de ser, que van a influir a las acciones prácticas. Y las estrategias son las propuestas o sugerencias de acción para volver concreta determinada política. Por ejemplo: si la política definida es disminuir la distancia entre los trabajadores y los miembros de la congregación a través de un trabajo de concientización y una práctica participativa, ¿cuál es la estrategia que serviría para concretizar esta política? Una sugerencia es la siguiente: analizar cómo se da el ejercicio del poder en la congregación y fundamentar teológicamente la idea de que la congregación es un cuerpo vivo de personas de fe que se unen y actúan de modo participativo.

3 El tercer paso es establecer las rutinas, o sea, las actividades permanentes que van a dar cara al plan de misión: días de reuniones, visitas, publicación regular del boletín con informaciones, acciones concretas.

4 Por último, es necesario examinar con cuidado los recursos disponibles para realizar el plan de misión: capacitación de personas, experiencias, tiempo disponible, recursos físicos, como salones, materiales didácticos, equipos y otros. Aquí también entran los recursos económicos: qué cantidad de dinero existe a disposición, otros recursos necesarios, organización de una campaña específica para reunir fondos, etc. Finalmente, se puede pensar en buscar recursos externos, cuando el plan así lo exija.

En resumen, en una planificación participativa se informa a las personas todos los pasos que se quieren dar y con eso se sienten motivadas a contribuir con su cuota de participación en la misión de Dios. Esta metodología también ayuda a anticipar los retrocesos, abandonos y eventuales conflictos, pues todas las personas incluidas tienen derecho a opinar y a decidir de forma democrática, respetando las decisiones de la mayoría. También hay siempre la posibilidad de decidir por consenso, lo que es más interesante tratándose de un plan de misión.

Considerando lo anteriormente expuesto podemos resumir estos puntos en los siguientes principios prácticos:


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1 Actuar en conjunto, en grupo, de forma participativa y democrática; 2 Valorizar cada paso que es dado; 3 Articular cada paso con el objetivo final; 4 Sumar fuerzas, respetando a cada persona; 5 Formar animadores y animadoras de misión y controlar el ejercicio del poder

en la congregación; 6 Dejarse inspirar siempre por el Espíritu de Dios, pues él “sopla donde quiere”.

Sobre la evaluación

Cuando se implementa un plan en acción, rápidamente pueden aparecer problemas. Esto no debe ser motivo para desanimo o abandono. Los problemas generalmente ayudan a mejorar lo que se está haciendo. Individualmente, ayudan a las personas a crecer como seres humanos conscientes y responsables.

Aquí entra la evaluación, que puede suceder durante la ejecución del plan o al final de una etapa previamente definida.

Evaluar no es juzgar a las personas, sino comparar los resultados de la acción con los objetivos establecidos al inicio del plan. La evaluación ayuda a analizar las causas de los aciertos y los motivos de los desvíos ocurridos. Ella consiste en determinar las fallas de organización o de empleo de recursos, equivocaciones en cuanto a la realidad en que se basó el plan, fallas políticas y estratégicas. En una evaluación de trabajo con personas, siempre es importante oír a las personas que son alcanzadas o se benefician de la acción propuesta.

La evaluación ayuda, por lo tanto, a revisar lo caminado, a corregir los errores y volver a discutir el plan para dar el siguiente paso. Evaluar es como volver a planificar. Es un aspecto indispensable de un plan de misión. Es una forma de actuar responsablemente y con los ojos y oídos bien abiertos.

Planificar y evaluar también son una forma de escuchar lo que el Espíritu de Dios nos está diciendo a través de nuestras acciones y de las acciones de las otras personas.


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Jesús prometió a sus discípulos y discípulas lo siguiente:

“Pero el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas y os recordará todo lo que yo os he dicho.”

Juan 14:26

Evaluar y planificar a partir de la fe y de la acción que nace de la fe, no es contrariar al Espíritu Santo, sino justamente es prepararse adecuadamente para dejar que él conduzca la acción y se vuelva eficaz. El profeta Isaías sabía de eso hace mucho tiempo cuando testificó en relación a la fuerza creativa de la Palabra de Dios:

Porque como desciende de los cielos la lluvia y la nieve, y no vuelve allá, sino que riega la tierra

y la hace germinar y producir, y da semilla al que siembra y pan al que come,

así será mi palabra que sale de mi boca: no volverá a mí vacía,

sino que hará lo que yo quiero y será prosperada en aquello para lo cual la envié.

Isaías 55:10s.


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7. Orientaciones prácticas

Este será el momento de organizar los pasos antes acordados. Definir quien asume que y como se colocará en práctica el plan de misión. ¡Es el momento de máxima creatividad!

8. Celebración de envío

Un trabajo bonito como este que hoy se cierra no podría terminar sin una celebración de agradecimiento por el camino recorrido, por el aprendizaje hecho, por la inspiración recibida. Al mismo tiempo, esta celebración tendrá un carácter especial: será una celebración de envío para que las personas se sientan amparadas y empoderadas por el Espíritu de Dios para realizar el plan de misión, participando de esta forma de la gran misión de Dios en este mundo.

De acuerdo con la metodología seguida hasta aquí, será una celebración corta, sencilla, pero bien inspirada. A seguir un posible orden:

1 Oración 2 Canto 3 Lectura de textos bíblicos (por ejemplo, Lucas 24:13-35 + Salmo 23) 4 Breve meditación de envío 5 Canto 6 Ritual de envío 7 Bendición final 8 Despedida

9. Confraternización


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De la misma forma, terminada la celebración no puede faltar el momento de la confraternización. Es importante celebrar la alegría de vivir y participar de la misión de Dios. Cada persona del grupo puede traer algo para compartir, alguien podría traer alguna bebida (de preferencia jugo) y quien sabe si algún músico de la congregación viene a dar brillo a este momento con buena música que alegra el alma y el corazón.

Es importante, como se ha dicho anteriormente, no improvisar sin perder la flexibilidad necesaria y la apertura para las buenas sorpresas de la vida.

Para concluir oigamos una vez más la palabra de Jesús:

“Recibiréis poder cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria y hasta lo último de la tierra.”

Hechos 1:8

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