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Instituto Nacional de las MujeresINMUJERES

Fotografía:Dulce BrionesHéctor Culebro

Alfonso Esparza Oteo 119Col. Guadalupe InnC.P. 01020, México, D.F.www.inmujeres.gob.mx

Impreso en México / Printed in Mexico

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Índice

Presentación 5

¿Cómo participamos las mujeres en la economía familiar? 6

¿Quiénes son las mujeres emprendedoras? 7

¿Qué papel tenemos como mujeres emprendedoras? 7

Comunicación y cambios en la familia 10

La comunicación dentro de la empresa y con otras empresarias 11

Lo que debemos revisar 12

Entender el mercado: un reto de las empresarias exitosas 14

Toma de decisiones 17

Revisar el mapa de trabajo de la empresa: describir los procesos 18

Revisar las necesidades de capacitación de nuestra gente 19

¿Cómo nos afectan las malas prácticas de producción? 20

¿Conocer nuestros costos de producción nos ayuda a tomar decisiones? 24

No olvidemos ponernos metas !!! 27

Bibliografía 29

Agradecimientos 30

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Consejos para tu microempresa: recomendaciones básicas con enfoque de género

Presentación

El presente texto es el resultado de la experiencia de trabajo con mujeres empresarias de la mayoría de las regiones del país, básicamente del rea-

lizado con organizaciones productivas de aproximadamente 30 Áreas Na-turales Protegidas, en las que se ha utilizado la metodología propuesta en el Manual de gestión con enfoque de género para mujeres microempresa-rias.1 Este folleto recoge los aspectos básicos de dicha metodología y bus-ca transmitir de manera sencilla y breve, con un lenguaje llano, los aspec-tos más importantes a tener en cuenta por las mujeres emprendedoras en el manejo de sus empresas.

Las recomendaciones que se proponen son una herramienta práctica para todas aquellas empresarias que enfrentan las dificultades propias de muje-res que, al mismo tiempo que ven por sus hijos, tienen que obtener los in-gresos necesarios para el sostén de su familia, sean o no jefas de hogar.

Desde otra perspectiva, este folleto no pretende sustituir ninguno de los múltiples cursos y textos que existen sobre el tema, sólo recordar los aspec-tos básicos que desde las experiencias de las mujeres emprendedoras han sido cruciales por su condición de género.

El material que ponemos a su disposición contiene las ideas indispensa-bles para ordenar las funciones de trabajo que toda mujer microempresaria debe tener presentes en la conducción de las empresas, con la intención de mejorar la calidad de vida de todas y todos los participantes en ese proceso humano y económico de crear y administrar proyectos productivos.

Trabajar juntos, mujeres y hombres, en un mismo espacio de convivencia, es una oportunidad para el desarrollo de las personas, para el aprendizaje co-lectivo y un espacio de mejora. La empresa así pensada, es lugar propicio no sólo para obtener de ella los recursos que necesitamos para vivir, también lo es para producir bienes y servicios en un marco de respeto y eliminar las des-igualdades que aún persisten en la relación entre hombres y mujeres.

1 Elaborado por la Dirección General de Promoción y Enlace del Instituto Nacional de las Mujeres en diciembre de 2003.

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Finalmente, consideramos que la empresa es un gran espacio de oportuni-dad para el desarrollo económico de las mujeres y sus familias, pero tam-bién para los hombres que lo comparten de alguna manera y que buscan relaciones más equitativas, solidarias y con mayor calidad humana.

¿Cómo participamos las mujeres en la economía familiar?

Las mujeres mexicanas que trabajamos en nuestros propios proyectos pro-ductivos enfrentamos día con día retos y responsabilidades muy importan-tes. Aunque muchas somos casadas y tenemos una pareja, un esposo, una gran parte de nosotras somos mujeres solas o separadas, con la responsa-bilidad de mantener a nuestros hijos, educarlos y proveerles lo necesario para la vida.

Las mujeres empresarias que tenemos pequeñas empresas o proyectos pro-ductivos, trabajamos arduamente para obtener los ingresos familiares y man-tener el cuidado de nuestra casa y atender a nuestras familias, lo que nos exige un esfuerzo adicional y nos deja menos tiempo para el descanso y la recupe-ración, y mucho menos aún para una adecuada atención de nuestra salud.

Es un hecho que las mujeres tenemos cada vez más presencia en las activi-dades económicas, y que los motivos que nos impulsan son muy diversos; pero también es claro que hemos asumido con gran responsabilidad nues-tros compromisos económicos con nuestra familia, con nuestras comunida-des y con la economía del país.

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¿Quiénes somos las mujeres emprendedoras?

Muchas de las mujeres que trabajamos en pequeños proyectos productivos, en pequeñas empresas, en nuestra propia casa, que trabajamos por nues-tra cuenta con muy escasos recursos, sabemos de la necesidad de obtener ingresos a partir de esa actividad, ideamos, imaginamos cómo hacerlo y ponemos en práctica todos nuestros recursos para lograrlo, ésas somos las mujeres emprendedoras, las mujeres microempresarias. Sabemos que mu-chas de nosotras no nos vemos como mujeres empresarias o mujeres em-prendedoras, incluso después de mucho tiempo de realizar esta actividad nos cuesta trabajo reconocernos como empresarias, y a veces nos cuesta mucho más trabajo que este reconocimiento nos sea otorgado por quienes nos rodean.

¿Qué papel tenemos como mujeres emprendedoras?

En la actualidad, las mujeres aprovechamos cada vez más y mejor las opor-tunidades económicas que se nos presentan o que nosotras mismas cons-truimos, sin embargo, el camino no ha sido fácil, en numerosas ocasiones el hecho de que encontremos un empleo o establezcamos un negocio pro-pio tiene que ver más con la urgente necesidad de un ingreso que con la aprobación de nuestro esposo o compañero, de nuestra propia familia e in-cluso de la comunidad en donde vivimos.

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En la vida de las empresarias son numerosos los obstáculos a vencer, y al-gunos comienzan en nuestra propia casa. Muchos de los reclamos relatados por las mujeres emprendedoras tienen estas expresiones:

Esposo o pareja: • “Si trabajas fuera de casa desatiendes a los hijos”• “Tú qué vas a saber de negocios”• “Si quieres trabajar, llévate a tus hijos”• “Me pones en mal con los vecinos y amigos, siento que al mirarme

me dicen mantenido”

Familia:• “Descuidas la educación de tus hijos”• “Corres muchos riesgos en el trabajo”• “Es un pretexto para no estar en la casa”

Comunidad:• “No saben cómo perder el tiempo”• “A las viejas les gusta andar en el argüende”• “A ver cuánto les dura el gusto”• “Qué andan buscando fuera de su casa”

Sin embargo, la mayoría de las mujeres microempresarias de-cimos: “queremos ser revaloradas y salir adelante, somos mu-jeres con familia, somos mujeres emprendedoras y queremos demostrar que podemos ser exitosas como mujeres, como madres y como empresarias”.

Que una mujer abra una empresa no es una decisión sen-cilla, se altera la vida y exige nuevos compromisos indivi-duales, con frecuencia significa contraer deudas para poder empezar. Sin embargo, las expectativas que las mujeres po-nemos en nuestros proyectos productivos son muy altas por su importancia familiar y social. Casi siempre, nuestros argu-mentos son:

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En la comunidad:• “Abrimos empresas para que más adelante nuestros hijos tengan

oportunidades de empleo”• “Hacemos esto porque no queremos que los jóvenes tengan que mi-

grar”• “Buscamos que los jóvenes tengan opciones frente a problemas como

el alcoholismo y la drogadicción”• “Abrimos empresas para que las mujeres no vivan una vida en cons-

tante depresión, por no poder solucionar los problemas de la familia y de la comunidad”

En la familia:

• “Queremos que nuestros hijos tengan educación”• “Queremos una mejor manera de vivir”• “Queremos un mejor ingreso”

Las mujeres en lo individual:

• “Quiero demostrarme que sí puedo superarme”• “Yo creo que puedo ser ejemplo para otras mujeres”• “Cuando me quedé sola no tuve otra alternativa para mantener a mis

hijos”• “He aprendido a tomar decisiones que nunca me imagin锕 “Cuando empecé nunca me imaginé que iba a ser la empresaria que

soy”

Hay una frase que resume la importancia de que las mujeres sean empre-sarias con éxito:

Mi compromiso con la comunidad, la familia y conmigo mismano me permite darme el lujo de fracasar.

El sueño de la mujer empresaria puede quedarse solamente en eso si no se van superando algunas condiciones básicas, como la necesidad de adqui-rir conocimientos y habilidades que nos permitan conocer nuestro merca-do; identificar las causas que afectan nuestra producción; identificar nues-tros principales problemas; y la manera de mejorar la convivencia y la mo-tivación de quienes trabajan en la empresa.

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Comunicación y cambios en la familia

La decisión de emprender un negocio es algo que tiene implicaciones tanto en la orientación del negocio como en la organización familiar y en los arre-glos que deben llevarse a cabo para que las cosas funcionen. La mayoría de las dificultades que tenemos las mujeres emprendedoras empiezan con el reto de organizar al mismo tiempo el trabajo y nuestra vida doméstica:

Como mujer sola y con hijos tengo que ver cómo los dejo en la casa,tengo que levantarme de madrugada.

La tarea de compartir responsabilidades implica comunicar a los demás integrantes de nuestra familia la obligación de participar en el arreglo de la casa, en la limpieza y el planchado de la ropa o en la preparación de los alimentos; no son actividades que deban recaer solamente en las mu-jeres, es responsabilidad de toda la familia. La incorporación de las mu-jeres microempresarias al tra-bajo debe ir acompañada de cambios en la organización de la familia, de manera que nuestros hijos, nuestros espo-sos o los parientes que viven bajo el mismo techo, partici-pen en forma equitativa y res-ponsable en la distribución de estas tareas. Debe quedar claro que no hacerlo signifi-cará necesariamente un ma-yor desgaste y puede condu-cir a un rápido deterioro de nuestra salud. Los retos y lo-gros de las empresas exitosas dependen, en buena medi-da, de una adecuada integra-ción y apoyo de las familias a los proyectos que las mujeres emprendemos.

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La comunicación dentro de la empresa y con otras empresarias

Una de las grandes dificultades de las empresarias es la comunicación, tan-to en el interior de las empresas con las compañeras y compañeros, como ha-cia fuera, en todas aquellas relaciones que necesitamos establecer para que la empresa venda y compre productos o servicios. No podemos olvidar que la empresa y el trabajo son espacios cotidianos en donde tenemos que construir diariamente relaciones sólidas de respeto y colaboración, por ello es muy im-portante saber comunicarnos entre nosotras.

De igual manera, es importante que las empresarias aprendamos a comuni-carnos adecuadamente con clientes y proveedores, que sepamos expresar lo que queremos y también lo que no queremos, que sepamos transmitir las bon-dades de nuestros productos o servicios y negociar condiciones de compra-venta, por lo que debemos aprovechar todas las oportunidades para hablar so-bre nuestro trabajo con cualquier público, sin sentir temor de que las primeras

veces nos pongamos nerviosas, con el tiempo nos iremos acostumbrando.

También es indispensable aprender a buscar in-formación importante para la empresa, sobre todo ésa que se nos dificulta más, como la que circula por Internet y la información escrita que difunden las dependencias federales y estatales, que pueden significar el acceso a grandes beneficios para las empresas de mujeres. La comunicación también significa aprender a des-cribir nuestro proyecto empresarial, en qué consis-te y a que los demás entiendan de qué se trata, pues con frecuencia de ello depende la posibilidad de conseguir financiamientos que ofrece el gobierno, apoyos para capacitación, consultorías, entre otros.

Finalmente, la comunicación con otras empresarias y empresarios es un aspecto muy importante para obtener información, dar a conocer nuestros pro-

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ductos y servicios, encontrar nuevos mercados y clientes, crear alianzas para mantener nuestras empresas y desarrollarlas, y sobre todo para consolidarnos en el mundo de los negocios. Asimismo, nuestra condición de mujeres no debe ser obstáculo para que tengamos acceso a la igualdad de oportunidades y seamos tratadas con respeto y equidad por las y los demás empresarios.

Lo que debemos revisar

Existen varias condiciones que son importantes para que las mujeres em-presarias produzcamos un producto o servicio que responda a lo que nues-tra clientela espera. Dos conceptos básicos y de mucha utilidad que debe-mos aprender son la productividad y la calidad.

En general, un concepto de productividad acorde con las necesidades de las mujeres empresarias es aquel que incluye al mercado, al cliente y la ca-lidad de vida de las personas que integran la empresa (incluyendo el respe-to al medio ambiente). Un mejor proceso de producción implica también una mejor convivencia entre las personas y por tanto una mayor posibili-dad de éxito económico.

Ahora bien, el concepto de “calidad” tiene diferentes formas de verse y de reflejarse en el producto o servicio. Debemos poner atención en lo siguiente:

• La calidad del producto, para cumplir con las condiciones que nos permitan vender, tales como color, textura, sabor, presenta-ción, empaque, consistencia, peso, es decir, las características que hacen que el cliente lo busque y lo compre.

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• La calidad del proceso, es decir, cumplir con las especificaciones para la elaboración del producto o servicio, teniendo en cuenta que no debe haber desperdicios o fugas en el proceso de producción.

• La calidad de vida de las personas en la empresa, que en gran medida se construye con una excelente comunicación, motiva-ción, ingreso apropiado y seguridad en el trabajo.

• La calidad mediante el respeto al medio ambiente, que se cons-truye cuidando los recursos naturales, no contaminando el agua o el aire, atendiendo las normas en la eliminación de la basura y las aguas residuales.

Si cumplimos los propósitos manifestados en cada una de las recomenda-ciones anteriores, estaremos resolviendo problemas que afectan a la em-presa; y en el caso de las mujeres, estaremos asumiendo las responsabili-dades que competen a las empresarias y que tradicionalmente se creían re-servadas para los hombres.

Es posible que en la administración de las empresas haya mujeres que lle-guen a practicar posturas de autoridad tan severas como las que imponen algunos hombres, lo que obliga a recordar la recomendación de poner es-pecial énfasis en que se cumpla la tercera dimensión de la calidad, la rela-cionada con un buen ambiente de trabajo, excelente comunicación y eli-minación de cualquier forma de discriminación por razones de género en el trabajo. Esto, sin olvidar que también existe discriminación por otras ra-zones, como son la preferencia sexual, la raza, la religión, entre otras.

Cabe mencionar que la convivencia en grupo no es fácil, generalmente se complica cuando se administran recursos económicos y empiezan a gene-rarse ganancias que todas y todos queremos disfrutar; se comparte la toma de decisiones; se distribuyen horarios de trabajo; las diferencias son tan fre-cuentes que los grupos de mujeres, y también de los hombres por supuesto, corren el riesgo de desintegrarse, perder oportunidades de mercado y crear un escenario de problemas que poco a poco desplazan el objetivo princi-pal: “SER UNA EMPRESA DE ÉXITO”, ya que toda la energía se destina a tratar de resolver los problemas.

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Entender el mercado: un reto de las empresarias exitosas

Una prueba realmente importante en el destino de las empresas es la inter-pretación correcta del mercado; no hacerlo, significa riesgos para el nego-cio. Las microempresarias debemos planear correctamente las actividades de la empresa para ponerla en condiciones de actuar frente al mercado (en-tendido éste como el universo de clientes de nuestro producto):

• Registrar la información básica de la empresa • Administrar los recursos de la empresa (aprender a invertir)• Negociar con los clientes• Tomar decisiones respecto a cómo competir con otras productoras/es• Negociar con distintos proveedores • Aprender a diseñar nuevos productos y servicios

En cada una de estas actividades aún persisten conductas sociales que se muestran resistentes y reflejan la falta de costumbre de ver a las mujeres en funciones que no son frecuentes, como las de empresarias, y que en el mun-do de los negocios tienen ventajas económicas para los empresarios. Una muestra de este comportamiento lo relatan las propias emprendedoras:

“Llegó un cliente a mi invernadero y pidió hablar con el responsable del negocio, le indiqué que era yo. Insistió nuevamente: —quiero hablar con el responsable del negocio—, y le volví a indi-car que era yo; entonces se fue.”

Empresaria de Xochimilco, D.F.

“Les solicitamos a los proveedores que nos enviaran ceras de colores y calidad que les especifica-mos claramente. Nos confirmaron el pedido, quedaron de entregar en una fecha determinada. No entregaron a tiempo, nos mandaron colores que no habíamos pedido y de calidad diferente a la que solicitamos. Creo que se portan así porque consideran que las mujeres somos dejadas.”

Empresaria de Nayarit

“La empresa de tours quiere que le dé precios más bajos en los alimentos para los paquetes que maneja. Si yo fuera hombre, no pediría que bajara tanto los precios.”

Empresaria de Yucatán

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Consejos para tu microempresa: recomendaciones básicas con enfoque de género

Estas experiencias demuestran que también es ne-cesario que las mujeres aprendan y asuman con energía y determinación las nuevas responsabili-dades que demanda su rol de empresarias:

1. La microempresaria tiene que ser una buscadora sistemática de infor-mación sobre su mercado, en particular, debe poner atención en las si-guientes preguntas:

• Quiénes son mis clientes, qué esperan de mi producto; cómo espe-ran ser atendidos; cuáles son sus expectativas del producto que me compran ahora y en el futuro

• Dónde están mis futuros clientes.

2. Tiene que ver cómo se comporta el mercado, entendido éste como el número de clientes posibles en la localidad o la región:

• Qué tamaño tiene mi mercado local o regional (cuántos clientes tengo)

• Cuántos competidores tengo

• Qué mercados no se han atendido

• Qué aspectos formales le faltan a mi negocio para que mi producto o servicio tenga mayor presencia (aspectos formales son la marca, un tipo de empaque específico, registro fiscal, certificados de calidad de mi pro-ducto, etcétera).

• Cuáles son las tendencias de cambio en mi mercado: ¿qué cosas es-tán cambiando en la preferencia de las personas?

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3. Qué hace la competencia para desplazarme del mercado:

• Cómo es su calidad en comparación con la mía

• Cómo son mis precios en relación con los de las demás

• Cómo es su proceso productivo o de comercialización

• Qué cambios debo contemplar como empresa para no estar en des-ventaja en el mediano y largo plazos.

4. La evaluación de los aspectos comerciales tiene que ser sistemática:

• Los proveedores que tengo son los mejores, una condición básica es que no me pueden fallar.

• Tengo que aprender a concertar mejores precios con clientes y proveedores.

• El local de mi negocio es el indicado por su ubicación, servicios y diseño.

Ocurre que las mujeres, cuando decidimos ser empresarias (algunas ni si-quiera se han dado cuenta que ya lo son), además de desempeñar los roles tradicionales de participación que se refieren al ámbito doméstico, salimos al mundo de los negocios y tenemos que asumir funciones que nos permi-tan desarrollar tres grandes virtudes:

• Convertirnos en líderes en el giro del negocio, cualidad que nos lleva a ser motivadoras de las personas que se integran a nuestras empresas;

• Convertirnos en ávidas buscadoras de información y expertas de nuestra propia actividad, para entender y anticipar el comportamien-to del mercado; y

• Volvernos grandes negociadoras para estar en condiciones de obte-ner el máximo beneficio en el trato con proveedores y clientes.

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Toma de decisiones

La imagen tradicional de la mujer trabajando es generalmente en el papel de subordinada a un jefe varón, quien toma decisiones sobre cómo organi-zar las actividades, cómo corregir las fallas de los equipos, resolver los con-flictos entre las personas que laboran y determinar si el producto o servicio está bien hecho; en este contexto, la mujer se limita a cumplir órdenes.

La falta de oportunidades de empleo y el rezago del poder adquisitivo del salario han demandado que la mujer tome la decisión de abrir empresas, sin embargo, para que la mujer vea cumplidos sus objetivos no basta con “levantar la cortina” y esperar que todo funcione bien.

Al igual que sucede con el mercado, cuando hablamos de cómo organi-zar las actividades dentro de la microempresa nada puede ser dejado a la suerte. Las mujeres tenemos que tomar decisiones, para lo cual se descri-ben a continuación acciones sobre las cuales es necesario prestar especial atención.

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Revisar el mapa de trabajo de la empresa: describir los procesos

Por sencillo que sea el producto o servicio que produce nuestra microem-presa, debemos conocer perfectamente todas las fases que integran nuestro proceso de producción: si producimos alimentos envasados o manufactu-ras, como vestidos o uniformes, en todos los casos podemos darnos cuenta que existen fases de este proceso desde que lo iniciamos hasta que lo tene-mos listo para entregar al cliente. A esto se le llama proceso de producción, y se divide en fases que podemos diferenciar claramente, por ejemplo, des-de el levantamiento del pedido o la selección de la materia prima, hasta la fase de empaque y distribución, según sea el caso.

El propósito es que, a partir de un análisis detallado de cada una de estas fases, las empresarias podamos distinguir cuáles son las actividades que de-bemos realizar en cada una, ya que con esta revisión podremos encontrar qué cosas están mal hechas, qué cosas repetimos y/o en cuáles desperdi-ciamos tiempo o recursos. Del correcto entendimiento de cada fase y de los problemas que en ella identifiquemos, podemos derivar las acciones correctivas que tenemos que realizar y los plazos que consideremos nece-sarios para llevarlas a cabo.

Esta etapa es indispensable para identificar las fallas, corregirlas y tener siempre un plan de mejora de la empresa, un plan de mejora continua que permita corregir día a día los problemas que se presenten. Es más fácil ata-car pequeños problemas que dejarlos crecer.

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Revisar las necesidades de capacitación de nuestra gente

El valor más apreciado de toda empresa es su gente, sus capacidades, su experiencia y su responsabilidad. Las microempresarias no pueden darse el lujo de descuidar estos temas, y una forma de acrecentar el capital hu-mano de nuestras empresas es procurando su capacitación y la posibili-dad de convertirlo en especialista de las funciones que cada quien cumple. Por sencillas que sean las funciones que desempeñamos, no podemos de-jar fuera la capacitación. Una empresaria de la construcción decía: “¿Qué capacitación le puedo dar a la gente que descarga el camión?”. Habrá que mencionar que las lesiones que puede sufrir este tipo de trabajadores tie-nen un costo para ellos y sus familias, pero también para las empresas.

Es recomendable, por tanto, pensar la capacitación como un proceso que debe estar presente a lo largo de toda la vida, independientemente del tipo de empresa y de la función que tengamos en ella. Los temas pueden ser sumamente diversos, pero siempre habrá uno que nos ayude a hacer mejor las cosas. Para efectos prácticos, no está de más hacer un pequeño plan que determine las necesidades de capacitación de la gente que traba-ja con nosotras en la microempresa, procurando siempre resolver aquellas que aparecen como las más urgentes para el proceso de producción, sin ol-vidarnos de incluirnos nosotras mismas en dicho plan.

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¿Cómo nos afectan las malas prácticas de producción?

Cualquiera que sea el proceso mediante el cual generamos nuestro pro-ducto o servicio, se debe reconocer que éste no se encuentra exento de fallas, con las que seguramente ya hemos aprendido a convivir, al grado que las podemos llegar a ver como algo normal, natural.

Pero pensar de esta manera no es la mejor actitud para cumplir nuestros ob-jetivos de lograr los mejores costos con la mejor calidad. De hecho, al pen-sar en mejorar la calidad del producto o servicio lo primero que se nos vie-ne a la cabeza es incrementar el precio, porque asociamos que a mejor ca-lidad corresponde un costo más elevado.

Por lo anterior, es una práctica sana para la empresa la búsqueda de las fallas, las cuales dan lugar a desperdicios del producto, desperdicios de tiempo, de materia prima, de energía y un mayor e innecesario desgaste de las personas que trabajan con nosotras.

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Nuestra nueva conducta debe basarse en la tenacidad para buscar fallas y corregirlas. Algunas preguntas que debemos hacernos continuamente, para que ninguna de ellas escape, son las siguientes:

1. ¿Todo está limpio y en orden? ¿Con frecuencia se nos dificulta loca-lizar una herramienta, una hoja de instrucciones, amontonamos los productos o materias primas? Cuando en nuestra empresa identifi-quemos cualquiera de estas situaciones, quiere decir que estamos ex-puestas a perder tiempo buscando lo que necesitamos, a sufrir acci-dentes por desorden o incluso, si nos visitan los clientes, les causare-mos tan mala impresión que dudarán de la calidad y la seriedad del producto o servicio que les vendemos.

La limpieza va de la mano del orden; es casi seguro que si tenemos de-sorden tendremos basura en diferentes partes de nuestra instalación y en el proceso de producción; también necesitamos buscar en dónde te-nemos fugas o desperdicios de materiales; un lugar que suele acumu-lar basura son las instalaciones sanitarias y los baños. Lo importante de una nueva actitud es no permitir que la basura y el desorden sean un se-llo distintivo de la empresa.

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2. ¿Está por escrito cómo deben realizarse las actividades o resultados que esperamos en el proceso? Es frecuente que se crea en la microem-presa que “a Margarita se le da bien el terminado”, o bien, “María pre-para muy bien la materia prima”. De existir estas situaciones, es seguro que faltan dos apoyos vitales para mejorar la calidad y el costo: por una parte tenemos necesidades de capacitación que cubrir, para evitar de-cir que sólo alguien es capaz de hacer bien la actividad; y por la otra, seguramente no hay documentos en donde se dé información precisa a quien realiza la actividad, por ejemplo, qué cantidades deben mezclar-se de materia prima, o bien a qué temperatura debe secar o coserse el producto. Cuando falta capacitación y no están escritas las instruccio-nes mínimas sobre cómo deben hacerse las actividades o los resultados esperados, la empresa cae en errores y desperdicios o depende de la vo-luntad de cooperación de quien sí sabe hacerlo.

3. ¿Tenemos las mejores condiciones ambientales para realizar bien el trabajo? En un lugar donde no hay buena iluminación, en donde el humo o los olores se encierran por falta de ventilación, si las sillas son incomodas, los bancos de trabajo no son funcionales, y si mesas y ana-queles de almacenamiento no están bien diseñados, es seguro que las personas no puedan concentrarse en hacer bien sus actividades. Las molestias como ojos irritados, dolores de pies o espalda, o la incomodi-dad por estar en lugares mal ventilados o con altas temperaturas, harán

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que el o la trabajadora se concentre más en sus molestias físicas que en la calidad o el diseño del producto.

4. ¿Hay un buen ambiente de trabajo entre las personas? Si alguien tiene dudas de cómo se administra la empresa, si hay inconformidad por los horarios de trabajo, si no todos y todas cooperan para mantener limpias las áreas y lugares de trabajo, son conductas indicativas de que la em-presa está invirtiendo una gran cantidad de energía en resolver conflic-tos que pueden prevenirse si aprendemos a trabajar en equipo y acorda-mos las reglas mínimas de convivencia, y aprovechar todos los esfuer-zos en mejorar la calidad y bajar los costos.

5. ¿La empresa tiene un plan mínimo para conservar en buen estado las instalaciones y el equipo? Si en la empresa es común que se diga “sí-guele dando hasta que truene”, si nunca lubricamos, si no limpiamos al final de la jornada los equipos o instalaciones, es seguro que nos dura-rán poco; y cuando llegue el momento de reponerlos, serán gastos ex-traordinarios que pondrán en aprietos a la empresa. Seguramente todos estos malos hábitos son un fuerte obstáculo para tener calidad y bajos costos de producción.

Por las situaciones mencionadas, podemos afirmar que la calidad y el cos-to de producción dependen de la capacidad de las empresarias para tomar decisiones orientadas a eliminar malos hábitos de producción y corregir condiciones de trabajo que impidan tener calidad y disminuir los costos. Esto sólo podrá suceder si de manera sistemática se buscan fallas y se pro-graman acciones para corregirlas.

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¿Conocer nuestros costos de producciónnos ayuda a tomar decisiones?

En materia de costos, hay dos costumbres que pueden dañar las expectati-vas de crecimiento y desarrollo de la empresa. La primera de ellas es que, al no asignarse un salario, la microempresaria considera que todo lo que queda, una vez que se pagó lo necesario para hacer su producto o servicio, es su ingreso. La segunda es no llevar ningún registro de gastos que le per-mita conocer realmente sus costos.

Las dos costumbres mencionadas traen como consecuencia que la empre-saria nunca sepa con exactitud cuál es su costo de producción; y si a ello le sumamos que al no asignarse un salario cree que todo lo que ingresa, una vez descontado lo que ella supone que es el costo, es su ingreso personal, le impedirá tener una idea exacta de si la empresa tiene utilidades. De ahí que al mezclar las posibles utilidades de su empresa con su ingreso, es se-guro que acabe privilegiando su consumo personal antes que cubrir las ne-cesidades de inversión de su microempresa.

Frente a este panorama, la empresaria tiene tareas que cumplir para poder tomar decisiones que le permitan lograr una mejor perspectiva de éxito de su empresa; tales decisiones serían, entre las más importantes, las que se mencionan a continuación:

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La primera de ellas es saber cuáles son sus costos de producción. Es reco-mendable que registre, durante un tiempo, absolutamente todo lo que gas-ta para poder sacar su producto o servicio, incluso aquello que general-mente no considera costo, por ejemplo, la papelería del negocio (como pueden ser volantes de promoción), pasajes y costos de transporte de su per-sona, costos de combustible o energía eléctrica, teléfono y el pago de suel-dos, entre otros.

Una vez identificado el costo total del producto, debe compararlo con su precio de venta para saber si tiene utilidades. Si las tiene, entonces debe-rá decidir el destino de los recursos, entre los cuales una opción es invertir en la mejora de la empresa. Pero, ¿qué información le sirve para identifi-car en qué invertir? Tiene dos caminos: revisar su estrategia de mercado y decidir qué acciones debe seguir para incrementar el número de clientes y ampliar con ello su mercado; o revisar la lista de pendientes de sus proce-sos de producción, mantenimiento de equipo, situación de las instalacio-nes que limitan su productividad e invertir en la mejora de las mismas; tam-bién puede invertir en la compra de material de trabajo o adquirir equipo de mayor capacidad.

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Es importante mencionar que a partir de que se conoce el costo y se con-trasta con el precio de venta, si se advierte que el costo es similar al pre-cio de venta, esto constituye un aviso para que la empresaria tome decisio-nes. ¿Qué tipo de decisiones? Puede ser el momento de poner atención en la eliminación de factores internos que aumentan el costo, por ejemplo, fa-llas en el proceso, las fugas o desperdicios de los que hablamos antes, o in-cluso revisar la situación del mercado para identificar si una causa es que éste ya se saturó y, en consecuencia, se tiene que tomar la decisión de salir a buscar nuevos clientes en otras comunidades o regiones.

Son muchas las opciones que nos proporciona el conocimiento de nues-tros costos. Como hemos visto de manera muy sencilla, el costo es un ins-trumento de toma de decisiones que no puede dejarse a la intuición o al cálculo, “a ojo de buen cubero”. Es tan importante este aspecto, que tie-ne que ser un referente de primera mano para decidir cómo hacer crecer nuestras utilidades y mercado.

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No olvidemos ponernos metas !!!

Son muchos y muy variados los temas que debemos tener presentes en la construcción y desarrollo de nuestras microempresas, y en cada uno de ellos es importante trazar metas razonables y alcanzables, esto es, pensar detenidamente en los objetivos posibles en el corto y mediano plazos. Algu-nos ejemplos de las metas que podemos plantearnos serían los siguientes:

• Incrementar mis ventas en 20% el próximo semestre

• Capacitar a mis trabajadoras en el tema de higiene en la elaboración de alimentos

• Tomar un curso de administración y contabilidad

• Sustituir las máquinas de coser más antiguas para el próximo año

• Remodelar los baños

• Buscar un crédito para ampliar el local

• Diseñar un nuevo envase y etiquetas para mis productos.

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Recordemos que éstos son sólo ejemplos de cosas concretas que podemos lograr, pero que la empresa está integrada antes que nada por personas y, por consiguiente, las metas también pueden ser para mejorar el ambiente de trabajo y la calidad humana en el proceso de producción, cosas que se pueden reflejar, por ejemplo, en:

• Relaciones más equitativas y respetuosas entre las personas

• Un trato diferenciado y preferente para las mujeres con hijos, me-diante condiciones de trabajo más flexibles

• Mejores prácticas de empresa con equidad de género

• Mayor respeto y solidaridad con personas de la tercera edad y con capacidades diferentes

• Respeto a las y los trabajadores con preferencias sexuales distintas de las nuestras.

En síntesis, las empresarias debemos pensar que el logro de metas en una empresa se construye desde distintos niveles de participación y donde to-das y todos contamos por igual. Volviendo a nuestro concepto de calidad, no debemos olvidar que la calidad del producto es tan importante como la calidad humana que vamos construyendo en el día a día de las microem-presas de mujeres.

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Bibliografía

INMUJERES, Directorio de apoyos institucionales a proyectos productivos y de em-pleo para mujeres, México, 2004.

__________, Las mexicanas y el trabajo I (Estadísticas), II(Discriminación) y III (Hostigamiento sexual en el ámbito laboral), México, 2004.

__________, Manual de gestión con enfoque de género para mujeres microempre-sarias, México, 2003.

__________, Semarnat, Equidad de género y medio ambiente, México, 2003.

Agradecimientos

A las mujeres emprendedoras, microempresarias y equipos técnicos de las Áreas Naturales Protegidas que directa o indirectamente han participado en los procesos de capacitación y apoyaron la idea de una metodología con enfoque de género:

Reserva de la Biosfera CalakmulReserva de la Biosfera El VizcaínoReserva de la Biosfera MapimíReserva de la Biosfera Barrancas de MetztitlánReserva de la Biosfera Sierra GordaReserva de la Biosfera Mariposa MonarcaReserva de la Biosfera PetenesReserva de la Biosfera Montes AzulesReserva de la Biosfera Sierra la LagunaReserva de la Biosfera Valle de los CiriosReserva de la Biosfera Ría LagartosReserva de la Biosfera Ría CelestúnReserva de la Biosfera La EncrucijadaReserva de la Biosfera Sian Ka’anReserva de la Biosfera Tehuacán-CuicatlánÁrea de Protección de Flora y Fauna Islas del Golfo de California-SinaloaÁrea de Protección de Flora y Fauna Islas del Golfo de California-EnsenadaÁrea de Protección de Flora y Fauna Cuatro CiénegasÁrea de Protección de Flora y Fauna Laguna de TérminosÁrea de Protección de Flora y Fauna Sierra de ÁlamosÁrea de Protección de Flora Yum-BalamÁrea de Protección de Flora y Fauna Corredor Biológico ChichinautzinÁrea de Protección de Flora y Fauna Otoch Ma’axRegión Prioritaria para la Conservación La Montaña de GuerreroParque Nacional Isla IsabelParque Nacional Bahía de LoretoParque Nacional Sistema Arrecifal VeracruzanoParque Nacional Isla ContoyParque Nacional Bahías de HuatulcoParque Nacional Lagunas de Chacahua

Instituto Nacional de las Mujeres

Patricia Espinosa Torres

Presidenta

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Secretaría Ejecutiva

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Dirección General de Administración y Finanzas

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Dirección General de Planeación

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Dirección General de Promoción y Enlace

[email protected]

Dirección General de Evaluación y Desarrollo Estadístico

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Dirección General Adjunta de Asuntos Internacionales

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Consejos para tu microempresa. Recomendaciones básicas para un enfoque de génerose imprimió en el mes de noviembre de 2005 en Talleres Gráficos de México

Av. Canal del Norte 80, Col. Felipe Pescador,delegación Cuauhtémoc, C.P. 06280, México, D.F.

Tels.: 57 04 74 00, 57 89 90 11 y 57 89 91 [email protected]

La edición consta de 5 mil ejemplares