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UNA JERUSALÉN EN EL OCCIDENTE MEDIEVAL: LA CIUDAD DE DAROCA Y EL MILAGRO DE LOS CORPORALES José Luis Corral Lafuente 1. EL MISTERIO DE LA EUCARISTÍA Y LA FIESTA DEL CORPUS. Desde los primeros momentos en que el cristianismo dejó de ser una reli- gión marginal y perseguida para convertirse en religión legal y más tarde ofi- cial del Imperio romano, el misterio de la eucaristía, es decir, la creencia en la conversión del pan y el vino en el verdadero cuerpo y sangre de Cristo, fue puesto en duda, especialmente por los movimientos heréticos que surgieron en Europa. El sacramento de la eucaristía, tan importante y tan cercano a los fieles en los primeros siglos del cristianismo, pues suponía el principal rito de cohesión de la comunidad de creyentes, fue perdiendo a lo largo de los pri- meros siglos de la Edad Media esos estrechos vínculos iniciales con la vida cotidiana, y en la praxis se llegó a introducir el pan sin fermentar', lo que supuso uno de los motivos principales de enfrentamiento entre la iglesia oriental y la de Roma2. La Iglesia reaccionó y potenció la eucaristía como el principal rito cris- tiano, lleganclo incluso a identificarse y definirse ella misma con el cuerpo de Ciisto; así, desde el primer tercio del siglo XII la Iglesia se autodenominó como «Corpus Mysticum Christi» 3 . Ya en el siglo IX Pascasio Radberto, abad de Corbey, escribió un tratado sobre el misterio de la eucaristía, indicando que «ningŭ n fiel cristiano debería ignorarlo»4. i. Giordano, 1983, 56. 2. Deanesly, 1973, 78-79. 3. Jedin, 1973, 81. 4. Pascasio Radberto, 1852, 1272. Existe una edición reciente a cargo de P. Turholt (Pascasius Radbertus, 1969). 61

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UNA JERUSALÉN EN EL OCCIDENTE MEDIEVAL:LA CIUDAD DE DAROCA Y EL MILAGRO DE LOS CORPORALES

José Luis Corral Lafuente

1. EL MISTERIO DE LA EUCARISTÍA Y LA FIESTA DEL CORPUS.

Desde los primeros momentos en que el cristianismo dejó de ser una reli-gión marginal y perseguida para convertirse en religión legal y más tarde ofi-cial del Imperio romano, el misterio de la eucaristía, es decir, la creencia enla conversión del pan y el vino en el verdadero cuerpo y sangre de Cristo, fuepuesto en duda, especialmente por los movimientos heréticos que surgieronen Europa. El sacramento de la eucaristía, tan importante y tan cercano a losfieles en los primeros siglos del cristianismo, pues suponía el principal rito decohesión de la comunidad de creyentes, fue perdiendo a lo largo de los pri-meros siglos de la Edad Media esos estrechos vínculos iniciales con la vidacotidiana, y en la praxis se llegó a introducir el pan sin fermentar', lo quesupuso uno de los motivos principales de enfrentamiento entre la iglesiaoriental y la de Roma2.

La Iglesia reaccionó y potenció la eucaristía como el principal rito cris-tiano, lleganclo incluso a identificarse y definirse ella misma con el cuerpo deCiisto; así, desde el primer tercio del siglo XII la Iglesia se autodenominócomo «Corpus Mysticum Christi» 3 . Ya en el siglo IX Pascasio Radberto, abadde Corbey, escribió un tratado sobre el misterio de la eucaristía, indicandoque «ningŭn fiel cristiano debería ignorarlo»4.

i. Giordano, 1983, 56.2. Deanesly, 1973, 78-79.3. Jedin, 1973, 81.4. Pascasio Radberto, 1852, 1272. Existe una edición reciente a cargo de P. Turholt (Pascasius

Radbertus, 1969).

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Durante la Alta Edad Media fue creciendo el culto a los santos y la creen-cia en la eficacia de las reliquias hasta alcanzar un verdadero paroxismo afinales del siglo Xs . Huesos, pelos y dientes de santos, pedazos de sus t ŭnicasy hábitos, fi-agmentos de la «Vera Cruz», espinas de la corona de Cristodurante la Pasión y otras reliquias inundaron las iglesias y monasterios deEuropa. Un templo era tanto más importante y atraía más visitantes cuantasmás reliquias poseía. No todas las iglesias tenían la capacidad económicasuficiente como para comprar un elevado n ŭmero de ellas, pero había unaque, aunque fuera tal sólo durante los breves minutos que median entre laconsagración y la comunión, podía estar presente en todos los lugares deculto cristiano . donde se celebrase la eucaristía. Y esa reliquia era ni más nimenos que el mismisimo cuerpo de Cristo.

Fueron muchos quienes dudaron de la existencia real de Cristo en la euca-ristía. Cargados de argumentos lógicos -el más recurrido era el que defendíaque el pan una vez consagrado y si no se consumía en la comunión entrabaen proceso de putrefacción al igual que el que no se había consagrado, lo queindicaba que no era «realmente» el cuerpo de Cristo- pusieron en cuestióneste misterio y negaron la transubstanciación del pan y el vino en el cuerpo yla sangre de Dios, dando lugar a amplias discusiones teológicas entre lossiglos XI y XII6.

A principios del siglo XI resurgió con fuerza la herejía maniquea y portoda Europa occidental prendió de nuevo la duda de la transubstanciación.El estallido maniqueo fue especialmente intenso en el norte de Érancia yGeraldo, obispo de Cambrai y de Arrás, se vio en la necesidad de convocar unconcilio en el que se condenara esta herejía y se pusiera de manifiesto la pre-sencia real de Cristo en la eucaristía. En una de las resoluciones del conciliose seriala: «Creemos que el cuerpo y la sangre de Cristo están en los frutos dela tierra que se consagran en el sacramento»'.

Fue mediado el siglo XI cuando Berengario de Tours, clérigo en Angers,puso en duda de una manera más justificada que en la eucaristía estuvierapresente el verdadero cuerpo y sangre de Cristo. Berengario sostenía que «elcuerpo de Cristo, indivisible e incorruptible después de la resurrección, resi-de en el cielo y no puede volver a descender antes del fin de los tiempos. Espues inadmisible que este mismo cuerpo de Cristo esté físicamente presentesobre la tierra, se someta a la destrucción dejándose consumir, se comparti-mente en una infinidad de fracciones y se multiplique varios miles de vecespor día» 8. Las tesis de Berengario fueron duramente atacadas y su doctrina

5. Delaruelle, 1975, 20-21.6. Ward, 1982, 120.7. Acta Synodi Atrebatensis, 1853, 1273.8. Cappuyns, 1935, 404.

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se condenó en Roma, donde se produjo su excomunión en 1050 9 . En unconcilio celebrado en la ciudad de Angers diez arios después, las ideas deBerengario volvieron a ser condenadas y el clérigo fue obligado a retrac-tarse'°.

Las tesis difundidas por Berengario de Tours prendieron en un importan-te sector del clero y a lo largo de la segunda mitad del siglo XI, coincidiendocon los esfuerzos renovadores y regeneradores del papado -especialmenteimpulsados por Gregorio VII-, distintos escritores eclesiásticos se volcaronpara reivindicar la existencia del verdadero cuerpo de Cristo en la eucaristía.Un aluvión de tratados y epístolas surgió en toda Europa occidental en defen-sa de la conversión del pan y el vino mediante la consagración en el cuerpo yla sangre de Cristo. El principal impulsor fue Lanfranco, un italiano que fuenombrado por el papa arzobispo de Canterbury a fin de poner en orden a laiglesia de Inglaterra, tremendamente convulsionada por la conquista nor-manda de 1066. Lanfranco cargó con toda la contundencia de sus argumen-tos contra Berengario de Tours y afirmó que el misterio de la eucaristía eraen sí un milagro". Entre 1075 y 1079 y en Francia, Durando, abad de Troarn,en la región de Calvados' 2 , y Guitmundo, monje en Normandía -más tardeserá designado arzobispo de Aversa, en Apulia"-, refutaron las tesis deBerengario siguiendo los pasos trazados por el arzobispo de Canterbury. Peroen el sur de Francia proliferó la herejía cátara, que no cesaba de rechazar lapráctica de la eucaristía" y los pastores trashumantes cátaros estaban en con-diciones de llevar ese rechazo más allá de las tierras en torno a Albi y aCarcasona, incluso al sur de los Pirineos".

Durante el pontificado de Inocencio III, arios 1198 a 1216, Almorico deChartres retomó tesis anteriores y volvió a negar la presencia de Cristo en laeucaristía'. Por ello, la Iglesia dará los primeros pasos tendentes a fijar lafiesta de la eucaristía como la principal de la cristiandad. Inocencio III pre-dicó dos cruzadas importantes, la cuarta y la dirigida contra los cátaros albi-genses. En la defensa de la eucaristía encontró la piedra angular de su ponti-ficado y por ello aceptó el dogma de la transubstanciación''. Además, para

9. Cappuyns, 1935, 388.10. Dacheri, 1854, 66-68.11. Justifica sus afirmaciones citando a San Ambrosio, San Gregorio y San Agustin (Lanfi-anco,

1854, 407 y 431).12. Durando, 1970, 1391-1394.13. Guitmundo, 1970, 1427-1430.14. Alejos, 1977, I, 27.15. Un hombre de una aldea de Teruel estaba empleado como pastor entre los cátaros en 1315, en

los pastos de la región de Ariêge (Le Roy Ladurie, 1981, 137).16. Galleáo, 1921, 1.17. Mullet, 1990, 183.

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impactar en la comunidad de cristianos de manera decisiva, promulgó unanorma por la que todas las reliquias de las iglesias deberían exponerse a lavista de los fieles en relicarios".

En el siglo XII se movilizaron de nuevo los intelectuales más afectos a ladoctrina vaticana y escribieron varios tratados en defensa de la transubstan-ciación. Lo hizo la famosa Santa Hildegarda en una de sus celebradas epís-tolas" y sobre todo Balduino, arzobispo de Canterbury como su predecesorLanfranco. Balduino defendió en un tratado sobre el sacramento de la euca-ristía que «antes de la consagración es pan, pero durante la consagraciónCristo se manifiesta en el pan»", y en otro tratado sobre el sacramento delaltar sostuvo la defensa del misterio de la eucaristía21.

Los cátaros fueron reprimidos no sólo con tratados, epístolas y argumen-tos teológicos, sino sobre todo con las armas. La Iglesia había hecho de laeucaristía el principal sacramento y la comunión era el centro del rito" y, afin de contran-estar la herejía entre las masas populares, se estableció ya enel siglo XIII la festividad del Corpus Christi. Esta decisión supuso el actodecisivo de la contraofensiva de la Iglesia para hacer frente a la pujante here-jía que negaba que el cuerpo y la sangre de Cristo fueran consagrados en laEucaristía".

Es bien conocido que el para Urbano IV fue quien instituyó la festividaddel Corpus Christi, seg ŭn la bula «Transiturus de hoc Mundo» 24, a celebrarel p1imer jueves después del domingo de Trinidad". Urbano IV fue elegidopapa en 1261, tras haber sido arcediano en su ciudad natal de Lieja". Enla diócesis de Lieja se venía celebrando con asiduidad desde 1230 la fiestadel Corpus, a raíz de las visiones de la monja Juliana, de quien era confi-dente el futuro Urbano IV 27 ; cuando el arcediano de Lieja fue elegido papano hizo sino trasladar a toda la Iglesia una tradición ya asentada en su dió-cesis. El encargado de escribir el oficio para esta nueva fiesta fue Tomás

18. Herrmann-Mascard, 1975, 216.19. Hildegarda, 1855, 212-213, epistola 43.20. Balduino, 1968a, 403.21. Cita para apoyar sus tesis argumentos de San Ambrosio, San Mateo, San Marcos y San Lucas,

con constantes referencia a la Ŭ ltima Cena (Balduino, 1968b, 650-663). Cristo dijo en laŬ ltima Cena: «Este cáliz es la nueva alianza en mi sangre, que es derramada por vosotros»(Sagra(la Biblia, Lucas, 22, 20).

22. Brooke y Christopher, 1894, 115.23. Beltrán, 1990, 129.24. Alejos, 1977, I, 27.25. Deanesly, 1973, 173.26. Aladrén, 1988, 227.27. Gallego, 1921, 11.

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de Aquino", el personaje de más influencia y prestigio en la Iglesia amediados del siglo

Sin duda, a la proclamación de la fiesta del Corpus contribuyó el milagrode Bolsena" y para no ser menos, .algunos autores que escribieron sobre losCorporales de Daroca introdujeron un dato singular en la proclamación deesta fiesta cristiana. Sostienen que en 1261, recién proclamado papa UrbanoIV, dos síndicos enviados por el concejo de Daroca, uno eclesiástico y otrocivil, se presentaron en Roma para hacer saber a Su Santidad los detalles delmilagro acontecido en Luchente y cuya prueba se guardaba en Santa Maríade Daroca, siendo introducidos ante el papa por los mismisimos Santo Tomásde Aquino y San Buenaventura". La tradición ha hecho de Santo Tomás eldefensor ante el papa de los sucesos de Daroca".

En realidad, de esta pretendida embajada de darocenses a Roma no exis-te ningŭn documento fidedigno, aunque la tradición ha hecho de SantoTomás de Aquino uno de los patronos de la ciudad y su fiesta se festeja en el7 de marzo, recordando así la fecha en la que, de nuevo seg ŭn la tradición, lamula llegó a Daroca con su milagrosa carga33 . Ciertamente Tomás de Aquino seplanteó el problema de «aquella sangre que en algunas iglesias se conservacomo reliquia», sin hacer en ning ŭn caso referencia a Daroca, resolviendo que«esa sangre no ha fluido del costado de Cristo, sino que se dice que procedemilagrosamente de alguna imagen de Cristo golpeada» 34, pero Tomás deAquino pensaba que los milagros eran más «signos de fe» que «prueba de fe»".

28. Jedin, 1973, 436.29. Tomás de Aquino escribió para dicha festividad el ofItio con el conocido himno «Pange Ling-ua

gloriosi, corporis mysterium», con el verso que comienza «Tantum ergo sacramentum»(Deanesly, 1973, 173). En 1583 un notario de Daroca Ilamado Juan Díez de Aux compuso unhimno de más de cien versos a la ciudad parafraseando el de Santo Tomás; comienza así:«Pange lingua gloriosum, Fidei mysterium, Quod Daroce est pretiosum omne excedem pre-tium», y seguia «Et Darocam huc advenit si fidelis non insanis quide coelo his descendit»(BRAH, col. Traggia, t. 3, ff. 297-299).

30. Bolsena es una pequeña ciudad de la comarca de Viterbo, en el centro de Italia. En el año 1264estaba celebrando misa allí un clérigo alemán que al elevar la hostia en la consagración dudóde la presencia de Cristo. El corporal se manchó entonces de sangre y la reliquia se Ilevó a laciudad de Onieto, donde estaba el papa Urbano IV.

31. Manzano, 1985, 10; Orrios, 1759, 66-67; Fuente, 1855, 309; Sebastián, 1994, 96; Canellas, 1989,21-22.

3 9 . Santa Mónica, 1666, 5 y ss. y Aladrén 1989, 228.. Efectivamente, en 1264 Tomás de Aquinoestaba en Italia, en la corte del papa Urbano IV, y en esa fechas, además del referido oficio parala festividad del Corpus, escribió un tratado titulado «Post corporis et sanguinis elevantio-nem», dentro de una colección de ensayos titulados «Piae preces» y un sermón sobre el vene-rable sacramento del altar. El doctor angélico recibía constantes consultas de reyes, nobles yclérigos sobre cuestiones teológicas muy diversas, lo que sin duda le obligó a redactar su«Suma Teológica», escrita entre 1266 y 1272.

33. El día 7 de marzo sieue siendo fiesta local en Daroca y se celebra todavía con una solemne pro-cesión.

34. iñiguez, 1991, 307.35. Rops, 1952, 48-49.

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La fiesta del Corpus no prendió de inmediato en la cristiandad, pese a queentre el pueblo tenía un gran arraigo la elevación de la hostia en la eucaris-tía". La teología sacramental oficial era muy intrincada, como ocurre con elconcepto de transubstanciación de la iglesia medieval, pero esa misma difi-cultad de comprensión para la inmensa mayoría de los fieles era una de lamás firmes maneras de defender la creencia de que Cristo estaba realmenteen la eucaristía".

La fiesta se celebró en muchos lugares a partir de 1264, pero no comenzóa hacerse universal hasta que el papa Clemente Vis intervino en 1311 pararelanzarla, manteniéndola en el jueves siguiente al domingo de Trinidad".Fue a partir de entonces, y pese a la confusión popular sobre la transubstan-ciación" cuando esta fiesta del Corpus comenzó a conquistar Europa y losfieles, con el motivo de ver satisfechos sus deseos para contemplar el cuerpode Cristo en forma de pan, obtuvieron de las autoridades eclesiásticas nuevosritos". La intención final de esta fiesta era expresar la bondad social y con-tribuir a la integración de la sociedad ciistiana". En Esparia, la fiesta deCorpus se extendió con rapidez; Toledo fue la primera ciudad en celebrarlaen 1280" y desde la primera mitad del siglo XIV se fue generalizando44.

Los hombres del siglo XIV supieron imponer los misterios como algoespectacular; el deseo de trascendencia llevó a las autoridades eclesiásticas aconceder nuevos ritos ante la presión popular para disponer de más y másreliquias, entre las que las relacionadas con Cristo eran las más preciadas. Secreó así un sentido religioso, bien patente en el caso de los Corporales deDaroca, en el cual se mezclaban una concepción auténtica de lo sobrenatu-ral, la propia credulidad popular y la atracción por lo fantástico, lo misterio-so y lo maravilloso. Para el hombre de la Baja Edad Media lo sobrenatural semanifestaba por los milagros y las revelaciones, y en el caso de la transubs-tanciación en la eucaristía se sumaban el hecho milagroso, en cuanto habíauna alteración de la realidad, y la revelación, en cuanto existía una comuni-cación entre Dios y los hombres".

36. Mullet, 1990, 183.37. Mullet, 1990, 60.38. Este papa fue el que inició en 1309 el llamado «cautiverio de Avirión» (Mollat, 1953, 1117), que

será comparado con la «cautividad de Babilonia» del pueblo de Israel (Deanesly, 1973, 176).39. Falcón, 1984b, 623.40. Mullet, 1990, 61.41. Rapp, 1973, 101. Pedro IV celebró la fiesta del Corpus en 1347 (Pedro IV, 1971, 1095).42. James, 1983, 19.43. Beltrán, 1990, 34.44. Durán, 1943.45. Para Barcelona ver: Capmany, 1953; Romeu, 1957; Llompart 1966. En Valencia se celebraba

con gran solemnidad a fines del siglo XIV: Carboneres, 1873, Carreras, 1960. En esta ciudad

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2. EL MILAGRO DE LOS CORPORALES DE DAROCA.

La ciudad de Daroca, ubicada en el valle medio del Jiloca, centro regionalen pleno corazón de las tierras del sistema Ibérico aragonés", ha sido cunade numerosos acontecimientos milagrosos y maravillosos. Sus ongenes,como los de cualquier ciudad importante, están inmersos en leyendas y cua-jados de tergiversaciones conscientes de la realidad histórica'. Algunos eru-ditos han retrotraído la fundación de Daroca nada menos que a la época delas colonizaciones fenicias y griegas" pero Daroca es realmente una funda-ción musulmana con la función de articular y vertebrar las tierras del Jilocamedio. Fue fundada en el siglo VIII y a mediados del siglo IX ya aparece cita-da como una medina importante en la Marca Superior".

Algunos de sus edificios Ilegaron a causar la admiración de los geógrafoscontemporáneos; su ubicación espectacular en la ladera del cerro de SanCristóbal, bajo la gran mole rocosa del castillo mayor, y sus casas situadas enten-azas eran los principales centros de atracción visual. Destacaba el que Ila-man «la iglesia de Abaruniya», de la que un cronista musulmán dice que erauna maravillosa construcción con trescientas sesenta puertas". Nada se sabede este edificio, que es probable que nunca hubiera existido, pues bien cono-cida es la tentación de la literatura árabe por inventar ciudades y edificiosfabulosos". Esta iglesia es considerada en algunas fuentes como una de lasmaravillas del mundo, siendo denominada como Kanisat Abarttniya oAbcluniya". Precisamente sobre la noticia de su existencia, se ha especuladola posibilidad de que se hiciera referencia a la iglesia colegial de Santa Maríade los Corporales, en la que se guardan las hostias del Milagro".

la procesión se hacia en 1355 en varias iglesias particulares debido a la «devoción de toda estatierra al Santisimo Sacramento, fomentada con los recientes milagros de Luchente yAlboranya» (Villanueva, 1902, II, 11). Para Zaragoza ver: Falcón, 1984a y 1984b; Buesa Conde,1987, 47. Durante las procesiones se prohibía a los judios y moros insultar (Llompart, 1970,183). El recorrido de las procesiones se engalanaba con enramadas y se animaba con gigan-tes, mŭsica, can-ozas, pregones, m ŭsicos, juglares y representaciones dramáticas, complicán-dose la escenografía de la fiesta a lo largo de los siglos XIV y XV.

45. La ordenación definitiva del culto de la eucaristía se promulgó en los Decre tos de Graciano delpapa Gregorio XIII, en el año 1582 («Gratiani Decretum», 1855, 1731-1782).

46. Corral, 1987a, 171.47. Corral, 1983, 45-46.48. Se ha llegado a decir que el topónimo Daroca deriva del fenicio 'darek y que el nombre de la

calle de la Grajera se refiere a la colonización de los griegos, que establecieron en la ermita deNazaret un templo dedicado a la diosa Diana Sin duda no hacían sino recoger el sentimientoque surgió en la Baja Edad Media de amor a la propia ciudad (Antelo, 1985, 31).

49. Corral, 1983, 47-49.50. Al-Himyarí, 1963, 159.51. Rubiera, 1988.52. Martín Duque, 1956, 257.53. Se ha supuesto que el término árabe Abduniya sería un denominativo procedente de la voz

árabe badan , que sienifica ucuerpo» y que construye el plural en la forma árabe abdan, en cuyocaso esa noticia se referiría a la ielesia de los Santa María de los Corporales, y no sería sinouna mera traducción al árabe de ra palabra castellana «corporales» (Vallvé, 1986, 306).

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Leyendas, tradiciones y todo tipo de fábulas se difundieron sobre Daroca",especialmente tras la conquista en 1120, cuando el proceso de cristianiza-ción de la ciudad y del territorio que siguieron a la ocupación militar losinundó de nuevos valores y simbolos religiosos. En los siglos posteriores, ydentro de una clara tendencia a la legitimación histórica de la misma, se cre-aron falsas noticias sobre la presencia cristiana en la Antigiiedad. No huboninguna reticencia por parte de algunos cronistas para afirmar que fue SanTorcuato de Bilbilis quien difundió el cristianismo en Daroca" y que habiasido cuna de numerosos mártires durante las persecuciones de Dioclecianoen tomo al ario 300. En esas mismas tradiciones se recoge que San Valero ySan Vicente recalaron en Daroca en su viaje de Zaragoza a Valencia, obran-do alli el milagro de la aparición de un pozo con agua potable". Incluso se haatribuido a la Divina Providencia la salvación de la ciudad de ser anegada porlas aguas de una gigantesca tormenta durante la noche del 14 al 15 de juliode 1575.

Milagros, leyendas, mitos y tradiciones se amontonan entre las páginas dela historia de la ciudad de Daroca por los numerosos cronistas que sobreella han escrito, casi nunca entregados a la tarea de discernir entre los pura-mente imaginario y lo ciertamente histórico. Ya no se trata de analizar deuna u otra manera un determinado acontecimiento, cuestión por otra partelicita y opinable, sino de inventar unos origenes o falsificar una trayectoriahistórica".

2.1. El Milagro segŭn las primeras versiones.

Uno de los más afamados milagros acontecidos en los reinos cristianospeninsulares durante la Edad Media es el de los Corporales de Daroca. Seg ŭnla tradición, ocurrió este episodio el 23 de febrero de 1239, tras la conquista

54. Beltrán, 1929.55. Corral, 1983, 61-62.56. Beltrán, 1954, 16.57. Pifeirrer y Quadrado, 1844, 364 y Beltrán, 1954, 17.58. Este pozo se identifica en Daroca con el llamado pozo de San Vicente, que todavía se conser-

va en la calle de la Grajera. La tradición data al menos de principios del siglo XIX (Beltrán,1954, 46). No obstante, es significativo . que en Daroca hubiera en la Edad Media una parro-quia dedicada a San Valero, hasta 1232, y en cambio no la hubiera bajo la advocación de SanVicente (Corral, 1983, 71-72).

59. Esa noche las puertas estaban cerradas y una avalancha de materiales de construcción an-as-trados por las aguas se acumuló tras ellas. Las aguas comenzaron a subir alcanzando una altu-ra considerable; entonces una enorme piedra de molino, «el Ruejo», recorrió toda la calleMayor hasta romper con la fuerza de su impulso la barrera y dejar así que las aguas corrieranlibres salvándose la ciudad de una catástrofe (Corral, 1993).

60. Corral, 1983, 45-46.

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de Valencia por las tropas del rey de Aragón Jaime I. Seis hostias consagra-das en la celebración de la eucaristía quedaron empapadas en sangre dentro -del pario que las cubría.

Este milagro, del que existen varias versiones, presenta el siguiente argu-mento, segŭn la más antigua de todas ellas61:

Durante la conquista del reino musulmán de Valencia por Jaime I, y trasocupar la capital levantina, una partida de soldados aragoneses dirigidos porel noble don Berenguer de Entenza y compuesta por hombres de las pobla-ciones de Calatayud, Daroca y Teruel, realizan una serie de incursiones porlas tierras al sur de Valencia, todavía bajo dominio islámico. Tras una de suscorrerías, se refugian «en el pueyo en el qual agora es hedificado el castiellode Chiva». Los musulmanes de la zona se organizan y atacan a los cristianos,asediando el pueyo en el que se habían fortificado. Don Berenguer deEntenza, viéndose cercado, pide a «hun clerigo qui era del concexo de Darocaque celebrase e dixiese misa» 62 . Justo en el momento en el que el sacerdoteprocedía a levantar la hostia en la consagración, y al depositarla en el pario63,«se convirtió en verdadera sangre, de la qual cosa todos fueron mucho mara-villados». El sacerdote, vestido con un tabardo escarlata y sobre un muloblanco, encabeza el ejército de los cristianos que ataca y derrota a los musul-manes. Se produce entonces una dura disputa entre los cristianos, pues todosquieren llevar a su villa de origen el paño del milagro. Se echa a suertes y portres veces recae ésta en los de Daroca, pero no conformes los demás con elsorteo, se decide colocar el pario con los Corporales sobre el mismo mulo quehabía montado el sacerdote en la batalla y que vaya sobre él el clérigo; alládonde se quede la mula será el lugar designado para custodiar los Corporales.La mula llega a Daroca donde cae muerta en el atrio de la iglesia de SanMarcos, justo delante de la Puerta Baja. Se considera así que la muerte de lamula ha sido una serial divina y que los Corporales deben ser custodiados enesa ciudad. En el pueyo donde sucedió el Milagro se levantó una capilla dedi-cada a la Virgen María, y sobre una losa se hizo un altar «a donde acudenmuchos romeros y se suceden muchos milagros».

61. Esta relacián es la contenida en la llamada «Carta de Chi ya», cuyo original se conserva en elArchiyo Colegial de Daroca. Se trata de una larga redacción en pergamino en el que se inclu-ye la petición oficial realizada por el concejo de Daroca al concejo de Chiva, hecha en latin,solicitando información sobre el suceso de los Corporales, y la respuesta de los de Chiva, enromance (Campillo, 1915, 473-475 y Esteban Abad, 1978). Es el más viejo relato del milagrode los Corporales (Burns, 1967, II, 375, nota 39).)

62. La misa sólo se podia celebrar en iglesias consag-radas, salvo en casos de necesidad (filleuez,1991, 268).

63. El corporal y el palio seryian para cubrir el cáliz y mantener limpias las hostias (filiguez, 1991,261 y 301-304).

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Así narraban lo ocurrido en febrero de 1239 los clérigos y jurados del con-cejo valenciano de Chiva64, en carta firmada por el notario Domingo deAhuero y fechada el 7 de julio de 1340, respondiendo a una petición de losclérigos de Daroca". En efecto, unos días antes, el 26 de junio de ese mismoario de 1340, los clérigos de Daroca, habían escrito una carta a los clérigos yconcejo de Chiva en la que les hacían saber que en la iglesia de Santa Maríade Daroca se guardaban los «Sagrados Corporales», pero que en el archivo deesta iglesia no había ninguna historia ni relato sobre cómo sucedió elMilagro, por lo que pedían a los de Chiva una copia de dicha historia para elprocurador Miguel Pérez Cabrarizo, enviado desde Daroca para recoger lainformación solicitada. En la carta enviada a Chiva, el concejo de Darocadice: Que cuando el sacerdote acababa de consagrar las hostias, se produjo elataque de los musulmanes y el clérigo tuvo que ocultarlas envueltas en elpario. Cuando las recuperó tras la batalla aparecieron empapadas en sangre.Dicho pario se conserva en la iglesia de Santa María de Daroca y ante lacarencia documental piden a los de Chiva cuanta información tengan". Esterelato contenido en la carta de Chiva servirá de base para las posterioresnarraciones que se realizaron ya en Daroca a partir de la segunda mitad delsiglo XIV, aunque introduciendo importantes modificaciones.

En una fecha anterior a 1397 Francisco Clemente, prior de la iglesia cole-gial de Santa María de Daroca, hizo copiar en un «vade-mecum» documen-ta167 un segundo relato con el episodio del Milagro. En éste, realizado ya enDaroca, se mantiene en líneas generales la versión de la carta de Chiva, perose introduce la participación del Espíritu Santo en el acto milagroso, quizásrecogiendo un privilegio del papa Clemente VII en Avirión del ario 1384 en elque aludía a la intervención del Espíritu Santo en el Milagro 68 . El resto de lanarración mantiene lo dicho en la carta de Chiva, ariadiendo que los

64. La localización de Chiva se ha prestado a numerosas confusiones, debido a la existencia deotra localidad de este mismo nombre que todavía existe -ver apartado siguiente-.

65. En los archivos de Daroca no queda constancia alguna de la misiva que se remitió a los deChiva, salvo la incluida en la propia respuesta, pero parece indudable que esta carta es verídi-ca. A mediados de 1340 los darocenses eran perfectamente sabedores de la tradición delMilagro y que los restos de hostias ensangrentadas que ellos guardaban tenían relación con lavilla de Chiva, por ello solicitaron una verificación a su concejo. La fecha de solicitud de infor-mación es el 26 de junio de 1340 y fue llevada en mano por un con-eo darocense llamadoMiguel Pérez Cabrarizo.

66. Jor qué se produce en 1340 esta solicitud de información? Hacía entonces varios años quelos Corporales eran uno de los principales emblemas de la ciudad, pero no es hasta esta fechacuando, ante el auge que desde 1311 había adquirido la fiesta del Corpus en toda Europa, sur-gió con fuerza el culto hacia la eucaristía. Daroca disponía de una preciosísima reliquia y deci-dió explotarla al máximo. Para ello necesitaba una justificación milagrosa y la buscó en lo ocu-rrido en Chiva.

67. Canellas Anoz, 1983, 144-146.68. Canellas López, 1988, 92.

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Corporales, una vez en Daroca, se trasladaron en el curso de una solemneprocesión desde la iglesia de San Marcos a la iglesia de Santa María, donde«se conservan en un arca a la izquierda del altar mayor»69.

En la primera mitad del siglo XV se copió el llamado «Libro Bermejo»,cartulario de Santa María de Daroca7°, que contiene una tercera versión delMilagro en la que se introducen modificaciones sustanciales con respecto alas dos primeras del siglo XIV. Los cristianos de Berenguer de Entenza serefugian «en un pueyo fortísimo existente en el término de Luchente, llama-do Chiu', distante once leguas de la ciudad de Valencia», donde son sitiadospor los musulmanes. Berenguer de Entenza y cinco de sus capitanes se dis-ponen a recibir la eucaristía de manos «de un sacerdote de Daroca, rector dela iglesia de San Cristóbal», pero en ese momento se produce el ataque de losmusulmanes. El sacerdote envuelve las seis hostias en el paño y las escondebajo una lápida de piedra. Cuando, tras vencer a los musulmanes, el sacer-dote va a recoger las hostias, halla «el cuerpo del Señor encarnado milagro-samente en el pario de lino», con las formas ensangrentadas. Se colocan losCorporales sobre un pario de seda y se organiza una procesión. Estalla lapugna por quedarse con el pario ensangrentado, sigue el sorteo y por fin elepisodio de la mula; en esta versión se trata de «una mula blanca de la tierrade los sarracenos que nunca hubiera pisado tierras cristianas». Sobre la mulase sube el clérigo sosteniendo una pequeria caja donde van guardados losCorporales. En esta tercera relación el recorrido de la mula desde tierras deValencia a Daroca se describe con profusión de detalles, incluyendo tresacontecimientos milagrosos que tienen lugar a lo largo del traslado: EnArtiaza desapareció el demonio de un poseso que había en la puerta de estapoblación, al pasar delante de ella el arca con la mula y los Corporales; enJérica, dos ladrones y el comerciante a quien habían robado se hicieron ere-mitas: los ladrones arrepentidos de sus fechorías y el comerciante tras repar-tir sus riquezas entre los pobres; en Segorbe, la mula fue obstaculizada condistintos impedimentos para que se detuviera allí, pero el animal sorteó losobstáculos y siguió camino hacia Daroca, en cuya puerta Baja, frente a laiglesia de San Marcos, cayó muerta. Desde San Marcos, en una solemne pro-cesión, los Corporales fueron trasladados en una arqueta de plata hasta laiglesia de Santa María, donde quedaron depositados.

2.2. La difusión del Milagro.

Aunque' la mayoría de los autores que han tratado este milagro aseguranque los acontecimientos se produjeron el 23 de febrero de 1239, víspera de

69. Canellas Anoz, 1983, 146.70. Majarena, 1989, 236:240.

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San Matíasn y que el 7 de marzo de ese mismo ario llegaban los Corporales aDaroca", durante todo el siglo XIII la relevancia de este acontecimiento fueescasa, incluso en Daroca. Pero desde mediados del siglo XIV, a causa delauge que había adquirido en toda Europa la celebración de la fiesta delCorpus Christi, comenzaron a afluir a Daroca grandes masas de peregrinospara contemplar el prodigio que se había obrado en la batalla del castillo deChío. La fama de la ciudad a causa de los Corporales que se guardaban en suiglesia mayor provocó una masiva afluencia de peregrinos que alcanzó sumayor auge en los siglos XV y XVI. El principal difusor del milagro fue elprior de la colegiata de Santa María, Francisco Clemente Pérez n . El relato delMilagro de los Corporales se extendía con gran rapidez por toda Esparia. Amediados del siglo XV corría por la ciudad de Zaragoza un dicho popular,conservado en un cancionero, que rezaba lo siguiente: «Non vidistisCorporales quando fuestes a Daroca, ya creciendo en tantos males vuestravida será pocha»'.

En 1471 fray Lucas Gualves escribió una historia de los Corporales deDaroca en el monasterio del Corpus Christi de Luchente75 . Segŭn el relato deGualves, Berenguer de Entenza con otros capitanes y varios centenares dehombres entraron hacia Luchente en 1235 y llegaron hasta el castillo de Chío,asentándose en el puig del Codo1 76 . Pero los musulmanes acuden en grannŭmero y los cristianos se ven sitiados. Los cristianos evalŭan la situación ydeciden enfrentarse a los musulmanes tras celebrar una misa por el prior dela iglesia de San Salvadorn . de Daroca. Este sacerdote prepara el altar sobreuna piedra que estaba en lo más alto del poyo. Durante la celebración de lamisa y en el momento de la consagración, se produce el ataque musulmán.El sacerdote recoge las hostias ya consagradas y las esconde bajo unas pie-dras. Los cristianos ganan la batalla y deciden continuar la eucaristía; al des-plegar el sacerdote el pario donde había guardado las hostias, éstas aparecen

71. Marcos Lasheras, 1976-1977, 106 y Canellas, 1989, 14.72. Bernal, 1880, 137 y Pérez, 1989.73. Francisco Pérez Clemente, el gran difusor del milagro de los Corporales, fue prior de Santa

María de Daroca hasta 1403 (Canellas Anoz, 1983, 45) y más tarde obispo de Barcelona, arzo-bispo de Zaragoza y patriarca de Jerusalén (Zaragoza, 1785, 236).

74. Sesma y otros, 1991, 455.75. El manuscrito fue editado en facsímil en 1905 (Chabás, 1981).76. Cuando fray Lucas Gualves escribe en 1476 su obra, el castillo de Chío ya estaba en ruinas, por

lo que los de Luchente le llamaban el «castillo viejo» (Chabás, 1981, 5).77. En este relato se dice que el sacerdote que celebró la misa en la que se produjo el milagro era

el prior de San Salvador de Daroca, pero en Daroca nunca ha habido una iglesia dedicada aSan Salvador; se trata de un error de Gualves, pues todos los relatos recogen que el sacerdoteera prior de la iglesia de San Cristóbal, que sí existió en Daroca hasta el siglo XV (Corral, 1983,84). Los jefes militares solían llevar capillas y relicarios con formas consagradas para comul-gar en la España del siglo XI-XIII (Fuente, 1855, 308).

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ensangrentadas y pegadas al corporal. Hay una segunda batalla tambiénfavorable a los cristianos y a continuación narra cómo ante las disputas queestallaron por poseer la reliquia se decide colocarlas sobre la mula blanca ycómo ésta recorre pueblos y ciudades ocurriendo grandes milagros a su pasohasta caer muerta a las puertas de Daroca en la iglesia de San Marcos".

A partir de este relato comenzaron a proliferar numerosas narraciones ylibros sobre el milagro", siendo recogido por todos los cronistas de los siglosXVI, XVII y XVIII 8°. El más célebre, convertido en una especie de historia ofi-cial , fue el de Gaspar Miguel de la Cueva, procurador de la iglesia de SantaMaria de Daroca, quien contrató con Juan de Brocar, impresor de Alcalá deHenares, una edición de 3.000 ejemplares en 1539 8 . Desde entonces losCorporales fueron la verdadera referencia de la ciudad de Daroca y su prin-

78. Segŭn el relato de Gualves, en el viaje de los Corporales de Chio a Daroca muchos enfermoscuraron sus enfermedades, endemoniados dejaron de estarlo e incluso resucitaron algunosmuertos (Chabás, 1981, 28-29).

79. El libro de mayor éxito, escrito por Gaspar Miguel de la Cueva (1539), fue reeditado variasveces en los sielos XVI y XVII. A éste se añadieron los de Rodriguez Martel (1675), Hortigas(1646), Santa Mónica (1666), Olano (1697) y Orrios de la Torre, escrito en 1635, aunque nopublicado hasta 1759. Además, proliferaron manuscritos que nunca vieron la edición, comolos de Pedro Ciruelo («Historia de los Corporales de Daroca»), a mediados del siglo XVI,Miguel Gaspar de la Cueva y C. Gil en 1585 («Feliz y Dichosa Venida del Santisimo Misteriode los Corporales a su Ciudad de Daroca», en BRAH, col. Traggia, t. 3, ff. 304v.-307), F.Marcuello en 1598 («Historia de los Santos Corporales de la Ciudad de Daroca»), M. Sanchoy Marzo («Historia de Daroca», en ACD, «Libro de Gestis de San Miguel»), N. Garcia Alcaine(«Memorias de la Insigne Iglesia Colegial y otras de la Ciudad de Daroca» y «Comentariossobre las fundaciones de la iglesia de Santa María de Daroca»), A. Ferrer de Valdecebro en1660 («Historia de la Ciudad de Daroca acondicionada y aumentada con la vida de tres santosde la orden de Santo Domineo naturales de ella»), A. Fernández («Historia de los Corporalesde Daroca»), J. Díez de Au-x en el siglo XVIII («Relación del Santisimo Misterio de losCorporales de Daroca»), A. Lasala y Gil en 1783 («Discurso sobre la antig ŭedad y excelenciade la insigne iglesia colegial de Santa María, matriz y mayor de la ciudad de Daroca...», enBRAH, col. Traggia, t. 3) y en 1785 («Lucero que manifiesta la antig ŭedad, excelencias, privi-legios, derechos y rentas de la insigne iglesia colegial de Santa María, matriz y mayor de laciudad de Daroca...», en Archivo Colegial de Daroca) y J. Traggia («Historia del Prodigio delSantísimo Misterio y Venida a Daroca», BRAH, col. Traggia, t. 3, ff. 201-207). En ocasiones elpropio concejo darocense pagó para que se escribiera un relato con la historia del Milagropara ofi-ecérselo al rey. En 1546 un canónigo de Daroca de nombre Lezcano escribió una«Historia de los Corporales» para enviarla al principe Felipe (Archivo Colegial de Daroca, col.Fábrica, c. 20, 1503-1599, f. 15v.), además de preocuparse por estar al tanto de cuantos librosrecogieran noticias del suceso, como ocurrió en 1632, fecha en la que el almotacén Antonio dela Cueva informó al concejo de la existencia de un libro en Simancas sobre el SantísimoMisterio y la excelencia de la ciudad de Daroca y otros escritos en el convento de Carbonerasde Cuenca que importaban a Daroca (AMD, Actas de 1632, f. 95). La propia Comunidad deAldeas de Daroca, por tantas cosas enfrentada con su ciudad, guardaba en su archivo deCariñena una relación del Milaero (BRAH, col. Traggia, t. 3, ff. 342-345).

80. El primer cronista oficial de Aragón, Jerónimo Zurita (III-XXXVII), dio cumplida cuenta ensus Anales de Aragón sobre este Milagro, así como el padre Faci (1979, I, 3-8) y diversos cro-nistas extranjeros; el italiano Lucio Marineo Sículo (1530) dice de él que es uno de los docemayores milagros de España (Christian, 1981, 205). Un pereerino polaco de paso por Darocaen 1595 no dejó de sorprenderse a la vista de los Corporales, describiéndolos en su libro de via-jes (Adamczyk, 1985, 415-416 y Baczynska, 1989, 215-216).

81. Canellas, 1988, 264.

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cipal elemento de referencia". La fama del milagro se extendió por todaEspaña, especialmente en los siglos XVI y XVII, y la historia del milagro delos Corporales se representó durante las fiestas del Corpus en las plazas dealgunas ciudades" y en la propia Daroca se organizaba todos los arios unarepresentación en torno a la fiesta en la que intervenían más de trescientaspersonas". Papas, arzobispos y obispos concedieron numerosas indulgenciasy privilegios a quienes visitasen los Corporales en los siglos XIV, XV, XVI yXVII y la fama del milagro llegó a Roma, donde catorce cardenales concedí-an en 1519 indulgencias a los devotos de los Corporales de Darocass

La difusión del acontecimiento milagroso despertó la curiosidad de altospersonajes e incluso de los reyes -no en vano existen informes a los reyes enlos que se les indica la importancia del milagro y la necesidad de hacer unavisita86- que acudieron frecuentemente ante el lienzo con las formas ensan-grentadas que se guarda en Daroca". Los Reyes Católicos autorizaron en1482 a la divulgación por todas sus tierras y dominios de este milagro, orde-nando que en cada ciudad hubiera un bacinero que recogiera las donacionesy que se predicara en todas las plazas y lugares". Todas estas narraciones quese van sumando a las medievales ariadirán algunos elementos novedosos. Enalgunos casos se introduce el nombre de Mateo Martínez como el del clérigoque celebró la misa y se cambia el lugar de ocultación de los Corporales,pasando de «un montón de piedras» a una cueva89.

Tal pasión narradora despertó el suceso que en 1537 y de nuevo en 1566se enviaron desde el convento del Corpus Christi de Luchente a Daroca sen-das cartas narrando el Milagro 9° y en los años siguientes se emitieron una

82. «Es Daroca una de las ciudades más antiguas de Aragón y la más feliz de Europa» (Orrios dela Torre, 1759), gracias -claro está- a los Corporales.

83. El episodio del milagro de los Corporales de Daroca se representaba en una función teatralcallejera en la plaza nueva de Granada en el siglo XVI (Orozco, 1935, 130).

84. Esta historia no era la del Milagro (Pérez, 1989 y 1990), sino una representación con perso-najes biblicos.

85. Canellas, 1988, docs. n". 692, 1227, 1446, 1503, 1654, 1939, 2024, 2548, 1655, 2712, 2739 y pág.240.

86. Biblioteca de El Escorial, ms. L.I.15, ff. 179-180v, de 1594.87. Muchos fueron los reyes y personalidades que se sintieron atraidos a visitar los Corporales de

Daroca, entre otros, en 1481 el contaddr mayor de Aragón, su esposa y damas de la reina,(Rodrigo, 1994, 119), en dos ocasiones al menos los Reyes Católicos (Canellas, 1988), en 1585(Pifen-er y Quadrado, 1844, 369) y de nuevo en 1588 (Morel-Fatio y Rodriguez Villa, 1876, 26)Felipe II, en 1613 el arzobispo de Zaragoza (Catalán, Pascual y Ruber, 1990, 2), en 1680 y 1697Carlos 11 (López Medel, 1989, 218), en 1759 Carlos III, en homenaje al cual se publicó elmanuscrito de On-ios de la Torre (López Medel, 1989, 219), etc.

88. Privilegio editado en Zaragoza en 1518 y reeditado en facsimil, en 1988 en Zaragoza por la ter-tulia Latassa. Cit. Canellas, 1988, 1503.

89. Onios de la Ton-e, 1759, 20 y 25.90. A mediados del siglo XVI resurgió el interés por documentar la historia de los Corporales,

como ya ocurriera a mediados del siglo XIV (Orrios de la Torre, 1759, 70).

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gran cantidad de informes y cartas sobre el suceso 91 . Felipe II autorizó en1590 la impresión de una historia del Santísimo Misterio, reservando el pri-vilegio de la impresión al cabildo de Daroca durante diez años92.

Pero quien dio verdadera difusión literaria al episodio milagroso fue frayLuis de Granada93 , que para log-rar el efecto deseado introdujo toda una seriede recursos propios de la más refinada escenografía. Mezcló las dos versio-nes primitivas, resaltando los ataques musulmanes: en el primero de los dos,el sacerdote esconde bajo unas piedras el paño -siguiendo la versión del LibroBermejo-, y en el segundo el sacerdote aparece mostrando el pario ensan-grentado a los combatientes cristianos, y describe la procesión que se orga-niza para conducir a la mula hasta tierras cristianas adornándola con todauna serie de detalles y descripciones literarias efectistas.

Con posterioridad al siglo XVIII no se han realizado nuevas aportaciones,y tan sólo dos monografías que no hacen sino resumir lo ya sabido 94 . En elseno de la iglesia los Corporales de Daroca siguieron gozando de un extraor-dinario fervor. En pleno siglo XIX seguían concediéndose indulgencias y pri-vilegios" hasta que en 1890 el papa León XIII erigía en basílica la iglesia cole-gial de Santa María".

2.3. Las Fechas.

Segŭn todas las versiones, el episodio de los Corporales tuvo lugar tras laconquista de Valencia por Jaime I, planteada por el rey de Aragón como unacruzada97 . En los hechos que dieron lugar al Milagro adquieren un relevanteprotagonismo dos personajes históricos que se significaron durante la guerracontra Valencia, se trata de Berenguer de Entenza y Guillén de Aguiló.

Valencia había sido conquistada por el rey de Aragón a quien la entrega-ron los musulmanes mediante unas capitulaciones firmadas el 28 de sep-tiembre de 123898 . Había hecho falta un largo y tenaz asedio para rendir lacapital levantina, objetivo presente en las apetencias aragonesas y destino

91. Canellas, 1985, 375.92. Canellas, 1988, 303.93. Granada, 1939, 94.94. Citan el milagro, entre otros, Martínez (1894), Travall y Roset (1942, 173-174), Cervera (1883)

v Sanchis y Sivera (1920, II, 171-189). Hay además un relato redactado en verso (Peris, 1886)una versión teatral titulada «La Victoria del Cielo», compuesta por Alberto Albericio Conchaieditada por el ayuntamiento de Daroca en 1988.

95. Canellas, 1988, n". 2811 y 2815.96. Canellas, 1988, n". 2873.97. Ubieto, 1981, 87.98. Huici y Cabanes, 1976, I, 40.

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soriado por muchos durante toda la Edad Media a causa de las inmejorablesoportunidades que una tierra tan feraz ofrecía 99 . Berenguer de Entenza yGuillén de Aguiló habían estado al lado del rey desde que comenzaran lospreparativos. Los dos estaban en la Cortes de Monzón de 1236°°, donde sepreparó la conquista de Valencia, y ambos acudieron a instalarse en el puig deCebolla donde recibieron a Jaime I'°' con fuerzas de Zaragoza, Daroca yTeruel'". Se destacaron en la batalla celebrada al pie de ese mismo puig el 15de agosto de 1237 m, en la que vencieron los cristianos y que sin duda supusoun paso definitivo para la conquista de Valencia. Sobre ambos caballeros depo-sitó el rey su confianza y les otorgó importantes cargos y responsabilidades.

A la muerte de Bernardo Guillén, hasta entonces el principal lugartenien-te de Jaime I, fue nombrado «cabo de compariía» Berenguer de Entenza'" yquedó al mando de las tropas establecidas en el puig de Cebolla l ". Guillén deAguiló había sido el lugarteniente del anterior jefe cristiano, BernardoGuillén'°6 . En agradecimiento a los esfuerzos y a los servicios prestadosdurante la conquista de Valencia, el rey concedió a Berenguer de Entenza y aGuillén de Aguiló varias propiedades en la ciudad y en la huerta'".

Finalizada la conquista, Jaime I firmó unos pactos con Zayán, rey destro-nado de Valencia, por los cuales ambas partes se comprometían a mantener lapaz y a no realizar escaramuzas; se acordaban siete arios de treguas y se fija-ba la nueva frontera en la línea del Jŭcarm. Firmados los pactos, repartidas lasconquistas y asentado el dominio cristiano sobre Valencia, Jaime I abandonóla ciudad y marchó a Montpelier, dejando el gobierno en manos de Berenguerde Entenza y Guillén de Aguiló entre otros m. El 17 de abril de 1239 es la ŭlti-ma fecha documentada en la que el rey sigue en Valencia", el 21 de mayo estáen el sitio de Játiva"' y el 15 de julio se encuentra en Montpelier" 2, donde per-maneció entre los meses de junio y octubre de ese ario de 1239"3.

99. Roca, 1976, 78.100. Nieto, 1979, 64.101. Alanya, 1972, 41.102. Ubieto, 1981, 77.103. Soldevila, 1958, 197.104. Jaime I, 1958, I, 25.105. Font Rius, 1989, 258.106. Tourtoulon, 1873, I, 298.107. Cabanes y Ferrer 1979, I, 34. Guillén de Aguiló recibe huertas y casas en Valencia (Cabanes y

Fen-er, 1979, II, 45, 51, 60) y una casa enRuzafa, en la huerta de Valencia, donde vivia en juniode 1238 (Cabanes y Fen-er, 1979, II, 60).

108. Font, 1989, 260.109. Tourtoulon, 1873, I, 314.110. Huici y Cabanes, 1976, I, 297.111. Huici y Cabanes, 1976, I, 297.112. Huici y Cabanes, 1976, II, 62.113. Soldevila, 1958, 216.

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Tras su estancia en Montpelier, Jaime I regresa a Valencia, donde recibelas quejas de los musulmanes. El motivo de las mismas nos lo relata el propioJaime I en su Crónica: «Durante nuestra ausencia, sublevóse Guillén de Aguilócon algunos caballeros, peones y almogávares»" 5 . En efecto, Guillén de Aguiló,haciendo caso omiso de los pactos acordados por el rey de Aragón, realizó porsu cuenta una incursión contra la localidad de Rebollet, que sitió y conquistó"6De nuevo en Valencia Jaime I recibió las quejas de los musulmanes extorsio-nados por Guillén de Aguiló y los suyos y ordenó a los culpables de este hechoque se presentaran ante él; pero todos había huido refugiándose en Castilla yen Aragón, tan sólo el cabecilla Guillén de Aguiló, tras asegurarse mediante unsalvoconducto del propio rey, acudió ante el monarca'''. Jaime I, muy enojadocon su vasallo -No nos habéis servido bien, segŭn lo bien que Nos os hemoshecho, le dijo" 8-, le obligó a restaurar todo el dario que había hecho"9.

Segŭn la tradición, la batalla de Chío y el Milagro de los Corporales tuvie-ron lugar el 23 de febrero de 1239, pero en esa fecha Jaime I todavía estabaen Valencia y las treguas firmadas se mantenían, por lo que tal batalla nopudo producirse entonces. Además, Guillén de Aguiló, que no aparece comotestigo en los documentos reales de fines del ario 1238, sí que lo hace comotestigo en un documento fechado el 15 de abril de 1239 120 . Quien deja de apa-recer en los documentos desde el 21 de diciembre de 1239' 21 hasta el 1 de sep-tiembre de 1240 es Berenguer de Entenza' 22 . Parece que hubo incursiones dealmogávares al sur de Valencia, es decir, hacia la comarca de Luchente, unavez conquistada la ciudad'".

En consecuencia, la ruptura del pacto por parte de Guillén de Aguiló seprodujo durante la estancia de Jaime I en Montpelier, es decir, durante elverano o principios de otoño de 1239. Finalizada la tregua, Jaime I volvió areiniciar la conquista de Levante. El 24 de marzo de 1248 estaba sitiando pre-cisamente la localidad de Luchente' 24, donde seguía el 15 de abril l " a fines deese mes, el día 28, se encontraba ya en Valencia'26.

114. El rey de Aragón está de regreso en Valencia el 22 de noviembre de 1239 (Huici y Cabanes,1976, II, 66).

115. Jaime I, 1958, II, 69.116. Jaime I, 1909, 175 y Ubieto, 1981, 146. Tourtoulon (1873, II, 25) afirma que Guillén de Aguiló

destruyó el castillo de Chio, operándose el milagro que «no recoge ninguna crónica contem-poráneio>, aunque no lo documenta.

117. Jaime I, 1958, II, 77.118. Soldevila, 1958, 216-217.119. Swift, 1894, 72-73.120. Ubieto, 1981, 147.121. Huici y Cabanes, 1976, I, 52.122. Huici y Cabanes, II, 86.123. Soldevila, 1958, 215.124. Huici y Cabanes, 1976, II, 282.125. Cabanes y Ferrer, 1979, II, 64.126. Huici y Cabanes, 1976, II, 284.

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En los documentos darocenses del siglo XIII no hay menciones a la exis-tencia de los Corporales: en 1248 Pedro, arzobispo de Tarragona, concedía 20días de indulgencia a quien asistiera al oficio divino en sábado a Santa Maríaque «entre otras iglesias de la villa de Daroca es la más exce1sa» 122, pero nadadice de los Corporales. Jerónimo Zurita' 28 serialó que Guillén de Aguiló fue elque conquistó a los musulmanes el castillo de Chío, ocurriendo durante esabatalla el Milagro de los Corporales, y Tourtoulon' 29 afirmó que Guillén deAguiló fue quien destruyó el castillo de Chío, operándose entonces el Milagro,«que no recoge ninguna crónica contemporánea». Jaime I no hace en suCrónica ninguna referencia a este acontecimiento, pese a que -si hubiera ocu-rrido como se describe en la carta de Chiva- su incidencia en la reconquistade Valencia hubiera sido extraordinaria y sin duda el rey hubiera dedicadoalgunas líneas a este acontecimiento.

Y, en efecto, si el Milagro se produjo con motivo de las incursiones reali-zadas por los cristianos contra los musulmanes durante los meses en los queJaime I permaneció en Mallorca, cómo es posible que ninguna de las cróni-cas y documentos recojan un episodio que sin duda se hubiera convertido enuno de los más significados y relevantes.

El propio Jaime I menciona en su Crónica la intervención de San Jorge enla toma de Mallorca l30, pero nada dice de otros milagros acontecidos en sureinado, ni siquiera del de los Corporales de Daroca, que por su relación tandirecta con los referidos hechos hubiera debido conocer de primera mano.

Pero, aunque no de modo masivo, este episodio ya era conocido en lasegunda mitad del siglo XIII. En 1276, a la muerte de Jaime I, Jaime Febrer,hijo de Guillén Febrer, quien estuvo al lado del rey en las conquistas deMallorca y Valencia, escribió unos curiosos poemas sobre los caballeros cris-tianos que participaron en ambas camparias. Aquí aparece la cita más anti-gua sobre el milagro de los Corporales, que hasta ahora había pasado total-mente desapercibida. Feb,rer dice de Guillén de Aguiló que fue el vencedor enla batalla del Puig''', y al referirse a Berenguer de Entenza cuenta de él quesu bisabuelo era un emir musulmán que se había convertido al Islam, quepeleó en la batalla del Puig y que Jaime I lo hizo general de toda su tropa, yacaba los hechos de este caballero con la frase «Lo fet de les formes sabe deLlutgent» (es decir: «El suceso de las formas de Luchente es bien sabido») '32.

Segŭn esta relación versificada de caballeros cristianos, en 1276 corría ya la

127. Majarena, 1989, 23-24, n". 10.128. Zurita,129. Tour-toulon, 1873, II, 25.130. Tourtoulon, 1873, II, 307.131. Febrer, 1848, 25.132. Febrer, 1848, 12.

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tradición de que en Luchente, y en un episodio relacionado con Berenguer deEntenza, se habia producido el Milagro de los Corporales. Pero en esta brevecita sólo se cita a Luchente, sin relacionar para nada el acontecimiento queocurrió en relación a unas hostias con la ciudad de Daroca.

La primera cita que se conserva en los documentos procedentes de Darocaes de 1301; el 24 de abril de ese ario Jimeno de Luna, obispo de Zaragoza,concedia beneficios a los que colaborasen en la construcción del claustro deSanta Maria de Daroca, donde «encara el verdadero cuerpo transubstan-ciado en carne y sangre verdadera, que se guarda en esa iglesia... y el cuer-po de Nuestro Señor Jesucristo Dios semejanza de verdadera carne y san-gre en la avant dita iglesia estant»'". Poco después, en 1318, otro obispo deZaragoza concedia gracias espirituales a los que contribuyeran a la obra deSanta Maria, «donde está el verdadero cuerpo y sangre de Jesucristo tran-substanciadow.

2.4. Los Protagonistas y los Lugares.

En los relatos sobre el Milagro aparecen hombres y lugares que tuvieronque ver entre si y que pertenecen a una misma época, pero se mezclan de talmanera que el resultado final no es sino una mera confusión producida porsemejante mezcolanza de elementos diversos.

Segŭn los relatos, el jefe de la expedición de los cristianos en la batalla deChio era Berenguer de Entenza, a quien acompariaban varios capitanes. Lacarta de Chiva, el texto de 1397 y el del Libro Bermejo de mediados del sigloXV sólo citan el nombre de Berenguer de Entenza, permaneciendo anónimoslos demás. En 1471 fray Lucas Gualves escribió un relato en el cual presentaa Berenguer de Entenza acompariado de cuatro capitanes, Fernando Sanchizde Ayerbe, Pedro de Luna, Pedro Eximenez Carroz y Ramón de Cardona'35;como quiera que las hostias eran seis, este cronista hace que la sexta hostiasea la destinada a la comunión del cura que celebraba la eucaristia' 36, másadelante el mismo cronista dice que las hostias ensangrentadas fueron sólo5' 37 • En este relato los capitanes son cinco y no aparece entre ellos Guillén deAguiló. En las crdnicas escritas a partir del siglo XVI existen algunas varia-ciones en los nombres de los capitanes, si bien en casi todas ellas apareceGuillén de Aguiló.

133. Canellas 1989, 22-23.134. Canellas, 1989, 23.135. Chabás, 1981, 5.136. Chabás, 1981, 14.137. Chabás, 1981, 21.

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Berenguer de Entenza ya firmaba en 1229 como testigo en documentosexpedidos por Jaime I'"• Era uno de los nobles más próximos al rey y goza-ba de su máxima confianza, acrecentada cuando acudió al sitio de Valencia,lo que le vale el reconocimiento del propio monarca w. Fue serior .de Chiva,pero de la Chiva próxima a Valencia, no de la cercana a Luchente. Se con-fundió en consecuencia una Chiva con otra y se asignó a Berenguer deEntenza el seriorío de la Chiva de Luchente, con lo cual parecía obvio quela entrega de esta localidad se debía a un premio del rey por la batalla.Pero en todo caso, la entrega de la Chiva de Valencia a Berenguer deEntenza se produjo antes de la pretendida batalla e incluso antes de la con-quista de Valencia. Por otra parte no hay ninguna noticia documental quelo haga partícipe de nuevas algaradas contra los musulmanes tras la caídade Valencia.

Por el contrario, el hijo de Berenguer de Entenza, también llamadoBerenguer de Entenza, sucedió a su padre en 1249 tras la muerte de éste y síque participó en la batalla de Luchente de junio de 1276, a la que sobrevivió,pues murió en 1294 14°. El Berenguer de Entenza que aparece como testigo enagosto de 1249 en un documento de Jaime I es ya el hijo'41.

Guillén de Aguiló, caballero catalán al parecer de origen alemán 42 quehabía acudido con quince caballeros a la toma de Valencia 143 , era sin duda unprofesional de la guerra y fue el responsable de la ruptura de las treguas deJaime I. Pero su acción bélica no fue contra la Chiva de Luchente, sino con-tra la localidad de Rebollet, lo que le costó una seria reprimenda del rey.Los demás caballeros se caracterizan por estar enfrentados a Jaime J 144 y,aunque hay algunos cambios de nombres en los distintos autores' 45 , los

138. Garcés, 1983, 230.139. Jaime I, 1909, 175.140. Ventura, 58.141. Cabanes y Ferrer, 1979, II, 156.142. Piferrer y Quadrado, 1844, 366.143. Jaime I, 1909, 175.144. Ventura, s.a., 58.145. Las listas de los capitanes, segŭn diversos autores, son las siguientes: Hernán Sánchez de

Ayerbe, Pedro de Luna, Ramón de Luna, Guillén de Aguilón, Simón Carroz y Jimeno Pérez(Piferrer y Quadrado, 1848, 366); Berenguer de Entenza, Femando Sánchez de Ayerbe, Pedrode Luna, Raimundo de Luna, Guillén de Aguiló y Pedro Giménez Carroz (Tourtoulon, 1873, II,25); Berenguer de Entenza, Fernando Sanchiz de Inerbe, Pedro de Luna, Pedro EximénezCan-oz y Ramón de Cardona (Villanueva, 1902, IV, 93); Berenguer de Entenza, FemandoSánchez de Ayerbe, Pedro de Luna, Ramón de Luna, Guillén de Aguilón, Simón de Carraz,Vicente Belvis y Ximén Pérez (Anónimo, 1915, 12); Berenguer de Entenza, Fernando Sanchizde Ayerbe, Pedro de Luna, Pedro Eximénez Carroz y Ramón Cardona (Gualves, 1471 y Chabás,1905, 5); Gimén Pérez, Femán Sánchez de Ayerbe, Pedro de Luna, Ramón de Luna, Guillén deAguilón, Simón Carroz (Campillo, 1915, 309).

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capitanes que se citan como protagonistas en el milagro fueron todos per-sonajes históricos'46.

La existencia de dos localidades con el mismo nombre, «Chiva», ha sidoun elemento que ha confundido a cuantos han intentado estudiar el lugar delMilagro. Y es en la identificación de cada una de las dos localidades donderadica buena parte de la explicación de los equívocos posteriores.

La primera Chiva, ubicada cerca de Valencia, es actualmente una locali-dad de la Comunidad Valenciana, en la provincia de Valencia'". Esta locali-dad es la que citada como «Xiva» donó Jaime I, junto con Pedralba, aBerenguer de Entenza el 25 de septiembre de 1237 148 . Entre 1237 y 1238, pocoantes de la entrega de Valencia, Berenguer de Entenza consiguió reunir otrasimportantes propiedades al este de la ciudad, entre ellas una alquería llama-da de «Godeyla, entre Chiva y Tuoris»'".

El 29 de mayo de 1249 Jaime I reconocía a Pedro Martínes su compra dela mitad del castillo de Chiva, hecha a doña Guillelma de Luesia y al hijo deBerenguer de Entenza' 50 . La otra mitad era del rey, pues éste la vendió a PedroCelles el 1 de agosto de 1249 por cuatro mil maravedíes m . Es indudable quese trata de la misma Chiva que en 1237 había recibido Berenguer de Entenzadel propio rey. En consecuencia, la Chiva próxima a Valencia fue propiedadde Berenguer de Entenza y de su familia hasta mayo de 1249, fecha en la cualla mitad de esa propiedad fue vendida a un tercero.

La segunda Chiva ya no existe en la actualidad como población l ". Se tratade un despoblado ubicado en el término municipal de Luchente (Llutxent),quizás abandonado con motivo de las guerras contra Castilla en el siglo

146. Berena.uer de Entenza y Guillén de A guiló ya han sido reseñados; Fernando Sánchez de Ayerbeera hijo bastardo de Jaime I y de Teresa Gil de Vidaura y recibió el señorío de Ayerbe (Blancas,1878, 150); Raimundo de Luna acudió a la conquista de Valencia con tres hermanos suyos(Febren 1848, 164); Ximén Pérez de Pina acudió al sitio de Játiva y murió pronto (Febrer, 1848,216); Fernando Sánchez era conde de Perpiñán y Rosellón (Febrer, 1848, 245); Pedro de G ŭdalera un ciudadano de Daroca que asistió al sitio de Valencia desde junio de 1238 y bien pudie-ra ser el citado como Pedro de Luna. Todos ellos se caracterizan por haber estado enemista-dos en alguna ocasión con Jaime 1 (Ventura, p. 58)

147. Chiva está situada entre Cheste y Buñol, a unos 30 km. al oeste de Valencia.148. Jaime concede a Berenguer de Entenza «castrum et villam de Xiva et de Pedralba, iuxta

Valentiam» (Ubieto, 1979, 68 y Cabanes y Ferrer, 1979, I, 34 y II, 33).149. Cabanes y Ferrer, 1979, I, 46. «Godeyla» es la actual Godelleta, a 7 kilómetros al oeste de

Valencia, y «Tuoris» es la actual Turís.150. Huici y Cabanes, 1976, II, 304.151. Huici y Cabanes, II, 315-317.152. La localidad de Chiva de Luchente ya no se cita en los modernos repertorios y diccionarios.

Las dos Chivas actuales son la de Valencia y una localidad de ese mismo nombre en la comar-ca de Morella, en la provincia de Castellón.

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XIV'", dentro de lo que fue el recinto amurallado del castillo de Chio.Chabás ya se extrariaba a comienzos de este siglo de que «ning ŭn autor seria-le la situación de una Chiva, castillo y villa, al lado de Luchente, pero no cabeduda que es Chiu»'". En efecto, Chabás acierta a la hora de identificar lasegunda Chiva, pero se equivoca al serialar que fue esta Chiva la que recibióBerenguer de Entenza de Jaime J 156, pues queda claro que esa Chiva era lamás cercana a Valencia.

Esta segunda Chiva es la que envió en el verano de 1340 un informe aDaroca respondiendo a la solicitud de esta ciudad en demanda de datos sobreel Milagro de los Corporales.

En sus alrededores fue donde en junio de 1276 se celebró la batalla deLuchente'". En este mes y ario unos ciento cincuenta caballeros y quinientospeones mandados por Guillén Ramón de Moncada, Pere de Moncada, maes-tre del Temple, y García Ortiz de Azagra fueron derrotados por «seiscientoscaballeros musulmanes y muchos peones» '", que, alentados por el rey deGranada, habían penetrado en las tierras cristianas del reino de Valencia paraapoyar la revuelta de los mudéjares valencianos' 59 . En la batalla murieronmuchos cristianos", y dejó tan amargo recuerdo aquella jornada que se laconoció con el nombre de «martes de desgracia» 161. Con la identificación delas dos Chivas, las cosas comienzan a clarificarse y la situación se torna unpoco menos confusa.

La coincidencia en que el Milagro se produjo durante la batalla de Chío estotal en todos los relatos. Pero dicha batalla sólo pudo ser la celebrada en1267, en la que los cristianos sucumbieron ante los musulmanes. Y en esabatalla no participó ninguno de los capitanes supuestamente presentes en elmomento del Milagro. En suma, los topónimos que aparecen en los relatosson tres:

-Chiva: Se trata de la localidad ubicada al pie del castillo de Chío, despo-blada en el siglo

153. Chabás, 1981, XII.154. En el diccionario de Madoz se cita el castillo de Chío en ruinas, cerca de la localidad de

Luchente (Madoz, 1847, 421).155. Chabás, 1981, XI.156. Chabás, 1981, X-XI. En la carta de Chiva de 1340 también se equivocaron los propios hombres

del concejo de Chiva al creer que había sido su localidad la que entregó Jaime I a Berenguerde Entenza y no la Chiva más cercana a Valencia. Cier-tamente esta confusión es extraria y noparece tener una explicación demasiado convincente.

157. Burns, 1973, 43.158. Swift, 1894, 140.159. Desclot, 1971, 454-455 y 625, n" 12.160. Jaime I, 1909, 324-325.161. Tourtoulon, 1873, II, 401.162. Chabás, 1905, 155.

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-Castillo de Chío: Ubicado cerca de la actual Luchente (Llutxent), por elcamino de Pinet; fue conquistado por Jaime I en 1248163.

-Puig del Codol: Áspero collado cercano a Luchente, cerca del castillo deChío (164); también llamado con otros nombres'65.

3. LA FIESTA DEL CORPUS EN LA DAROCA MEDIEVAL.

Los Corporales, fuera cual fuera su verdadero origen, se convirtieronpronto en un hábito sagrado para los darocenses, que conservaron, enrique-cieron y renovaron en los siglos XIV y XV creencias y mitos, en los que en nopocas ocasiones la tradición popular desbordó a la propia instrucción reli-giosa y a la acción pastoral'66.

Asentada en toda la cristiandad a mediados del siglo XIV, la fiesta delCorpus debió de establecerse en Daroca pronto. Segŭn algunos, ya desde1239 se conmemoraba la fiesta con una procesión' 67 . En el siglo XVII se cele-braba en Daroca una procesión el día 15 de agosto; en la misma se recorda-ba el día en el que, también en solemne procesión, fueron trasladados losCorporales desde la iglesia de San Marcos hasta la de Santa María; esta pro-cesión, segŭn sostienen autores del siglo XVII, se había venido celebrando enDaroca desde 1248, fecha en la que el obispo de Zaragoza Arnaldo de Peraltahabía autorizado que fueran llevados los Corporales a Santa María. Al ser ins-tituida la fiesta del Corpus por Urbano IV, la procesión mayor se pasó a ese día,mientras que la procesión del día 15 de agosto quedó como un recordatorio deltraslado' 69 . También se celebraba en la iglesia de San Jorge 17° una misa en la fes-tividad de San Matías, en cuya víspera se había producido el milagrom.

163. Ventura, 53.164. Manzano, 1985, 7-8.165. Bernal, 1880, 136. También aparece a veces como puig de Delguera; sobre él tuvo lugar, seg ŭn

la tradición, el Milagro. En ese lugar se construyó un convento de dominicos, el del CorpusChristi (Villanueva, 1902, IV, 94). En un documento valenciano de 1341 se relata el milagroserialando que la batalla tuvo lugar «en la fortaleza del 'Castillo Viejo de Luchente, en el monteque se dice 'Daroqua' (sic)» ( Alejos, 1977, II, n" 18). Puede que se trate de un confusión y queeste monte de Daroca se refiera al «monte de la Roca», es decir, al puig del Codol (Ventura,64). Este puig es el monte santo del Milagro, ubicado junto al «barranquet de la Sang»(Ventura, 53). Este topónimo debe hacer referencia a la batalla de 1276. Ventura piensa queeste monte pudo ser un monte sagrado para los musulmnanes y un lugar de peregrinación(Ventura, 59-60).

166. Giordano, 1983, 9.167. Pérez, 1990, 85-88, y Falcón, 1984b, 623.168. Rodríguez Martel, 1877, 333.169. Rodríguez Martel, 1877, 334.I 70. La iglesia de San Jorge estaba sobre el cerro del mismo nombre (Corral, 1983, 82-84).171. Orrios, 1759, 37. Es curioso que dicha misa se celebrara en la iglesia de San Jorge y no en la

de San Cristóbal, de donde era rector el clérigo que seg ŭn los relatos sobre el Milagro celebróla eucaristia, quizá por entonces la iglesia de San Cristóbal ya no existia, pues desde 1453había sido unida a Santa Maria (N ŭriez, 1891, 11).

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Daroca guardaba el cuerpo y la sangre de Cristo y la Iglesia había decidi-do que la fiesta más importante de la cristiandad debería ser la que conme-morara la presencia de Dios en la eucaristía; en consecuencia, los darocensesestaban en las mejores condiciones para explotar «su milagro»'".

Fue desde mediados del siglo XIV cuando Daroca comenzó una intensísi-ma camparia de propaganda para difundir los Corporales. En 1339 se insti-tuyó en Santa María de Daroca una capellanía bajo la advocación de losCorporales, dotada con doscientos sueldos anuales, a raíz de una peste que sehabía extendido por la ciudad'". A partir de entonces comenzó la moviliza-ción general. Al ario siguiente se escribió a Chiva solicitando información delconcejo de esa villa valenciana, y comenzó a difundirse masivamente el mila-gro. Los papas iniciaron la concesión de privilegios e indulgencias. Tan sólola guerra entre Castilla y Aragón, que mantuvo la zona fronteriza entreambos reinos -en donde se ubica Daroca- en permanente tensión entre 1356y 1369, ralentizó la difusión del Milagro, que volvió a surgir con más fuerzasi cabe una vez pacificada la frontera y asegurados los caminos, y de nuevovolvieron a otorgarse privilegios eclesiásticos a Santa María.

Lope Fernández de Luna, arzobispo de Zaragoza, concedió en 1376 cua-renta días de indulgencia a sumar a las ya concedidas por el papa InocencioV, a quienes golpeasen por tres veces la puerta de Santa María de Daroca«donde está establecida la cofradía de los Santos Corporales... y se reveren-cia el Cuerpo de Nuestro Serior Jesucristo, en su verdadera especie del pan ydel vino»' 74 . El mismo arzobispo concede en 1378 que en el día de la fiesta delCorpus Christi el prior de Santa María pueda elegir a la persona que pro-nuncie el sermón y conduzca los Sagrados Corporales, así como presidir lasprocesiones y los oficios' 75 . En 1396, y en pleno apogeo de la camparia pro-pagandística desplegada por los canónigos de Santa María de Daroca, estaiglesia, «en la cual el cuerpo de Nuestro Serior Jesucristo está transubstan-ciado en carne y sangre verdadera», es elevada la categoría eclesiástica de«colegial»'".

El éxito estaba asegurado. En 1383 Clemente VII 77 había otorgado a peti-ción del cabildo de la iglesia de Santa María diversas indulgencias a quienes

172. Poseer una reliquia era tener un instrumento sobrenatural, un medio de acción extraordina-rio (Rops, 1952, 51); por otra parte, la afluencia a un santuario era un factor de atracción dela ciudad (Le Goff, 1991, 12).

173. Marcos Lasheras, 1976-77, 119; Canellas da la fecha errónea de 1239 (Canellas, 1988, 13, n". 18).174. Majarena, 1989, 118-121, n" 58.175. Canellas Anoz, 1983, 101, n". I.176. Canellas Anoz, 1983, 116.177. Se trata del papa de este nombre radicado en Avirión, cuyo partido adoptó el rey de Aragón en

1386 frente a el otro papa, Urbano VI (Mols, 1953, 1171).

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visitaran dicha iglesia el día del Corpus, «en la cual se veneran la carne y lasangre, verdadero milagro, de Nuestro Serior Jesucristo»' 78 . La aflŭencia eramasiva, como lo denotan algunos documentos: Benedicto XIII concedía en1396 siete años y cuarenta y siete días de indulgencias a quien visitara la igle-sia de Santa María de los Corporales de Daroca «en la cual se conserva la hos-tia consagrada en especies de pan y de vino, milagrosamente convertida porel Espíritu Santo en los Sagrados Corporales que hace ya tiempo se guardany con gran devoción en la fiesta del Corpus se saca en procesión el Cuerpo deCristo, acudiendo multitudes de vecinos de toda la región para reverenciar lahostia» 179; y de nuevo en 1397 al conceder al prior y vicario de Santa María lafacultad de absolución en ciertas festividades'.

La procesión se convirtió en el acto esencial de la fiesta 1 ", e incluso enmotivo para retablos en iglesias y monasterios'". Las procesiones dramatiza-ron la identidad de las ciudades y dieron protección al cuerpo social 83 . En laexequias de 1498 por la muerte del principe Juan celebradas en Daroca el«cuerpo» siguió el trecho procesional del Corpus, desde el convento de fran-ciscanos a la iglesia de Santa María, pues el poder real se entiende como ema-nación del poder divinol84.

A principios del siglo XV visitó Daroca Vicente Ferrer l ". El encendido pre-dicador valenciano se dirigió a los darocenses e increpó a los judíos a los quehizo blanco de sus iras. Era bien conocido que uno de los más atroces peca-dos que segŭn sus detractores cometían los judíos consistía en profanar lashostias consagradas en la eucaristía. El sermón de Vicente Ferrer caló de talmodo entre los darocenses y sus ánimos en contra de los judíos se exaltarontanto que un grupo de cristianos asaltó la judería de la ciudad, provocandoen ella desmanes sin cuento. Fue tal la virulencia del ataque que los judíosdesaparecieron de Daroca; la mayor parte huyó a lugares más seguros y unoscuantos se convirtieron' 86 . Los judíos siguieron siendo a lo largo del siglo XVobjeto de escarnio; en la fiesta del Corpus de 1488 se representó un entremésen el que salían «unos diez cristianos .como judíos, cantando; y dezian losunos esta canción: De las coles con el culantru, oreganu»'".

178. Majarena, 1989, 151-152, n". 75.179. Majarena, 1989, 174-175, n". 87.180. Canellas Anoz, 1983, 118, n". XIV.181. James, 1983, 5. Para la procesión del Corpus en España ver el trabajo de Varey (1962).182. Tabla del Museo de Arte de Barcelona (Trens, 1952, 144-145).183. En la ciudad de Lyon la procesión del Corpus servía para unir las distintas partes de la ciudad

(Davis, 1981, 56-57).184. García Marco y García Marco, 1993, 333-334.185. Conal, 1983, 119.186. Motis, 1990, 148-150.187. Sesma y otros, 1992, 458.

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A lo largo del siglo XV la devoción al misterio de Daroca creció de mane-ra continuada y la fiesta alcanzó su cumbre m . Diversos papas continuaronconcediendo indulgencias y otros privilegios y los reyes de Aragón hicieron lopropio en el ámbito de sus competencias. La afluencia de peregrinos era tangrande que ante la imposibilidad de dar cabida a todos en la iglesia se cons-truyó un templete en una explanada al exterior de la ciudad, cerca de la puer-ta Alta, que se denominó «La Torreta»' 89, a fin de poder mostrar a todos losvisitantes los Corporales en el día del Corpus. Acudían gentes de todos loslugares del reino pidiendo la intercesión de los Corporales'90.

El concejo de la ciudad, aprovechando la masiva afluencia de visitantes aDaroca durante la fiesta del Corpus, instauró una feria de dieciséis días en1418' 9 '; hasta entonces existían las ferias de San Gil y San Miguel'", pero nola del Corpus; el éxito de la misma fue tal que en 1435 la reina doria María laamplió a veinticuatro días' 93 . Alfonso V confirmó en 1440 la concesión de pro-tección real e inmunidad a los comerciantes «que acudieran a la feria deDaroca por Corporales»194.

En la segunda mitad del siglo XV se vive el momento de máximo apogeodel culto a los Corporales. El 7 de mayo de 1445 llegaron a concentrarse, nocon motivo de la fiesta del Corpus sino en el día de Santo Tomás -cuando laciudad celebraba la llegada de los Corporales-, nada menos que «cien mil per-sonas»' 95 . A fines del siglo XV comienza a notarse un ligero receso; en 1494,ante la disminución de cofrades de la cofradía de los Corporales hubo quereducir la cuota de ingreso'96.

La ciudad celebraba el Corpus con la máxima solemnidad' 97 . La procesiónsolemne recorría la calle Mayor alfombrada totalmente con pariosm; por elladesfilaban los Corporales guardados en la custodia regalada por Pedro IV y

188. Pérez, 1990, 109.189. La Torreta todavía existe en la afueras de la puerta Alta de Daroca. Se trata de un complejo

formado por una casa de los siglos XV-XVI y un podio de piedra sillar de unos veinte metroscuadrados por dos de alto. Allí se sube el sacerdote que pronuncia el sermón el día del Corpus,una vez celebrada la procesión, y desde allí se muestran a los fieles los Corporales.

190. Rodrigo, 1994, 118.191. Corral, 1984, 22.192. ACA, Reg. 253, f. 51v.193. Corral, 1984, 23.194. AMD, Pergaminos, 15 de febrero de 1440.195. BRAH, Col. TragQia, t. 3, f. 307. Esta cifra es exagerada, pues no hay infraestructura para reci-

bir a semejante nŭmero de peregrinos; en los días del Corpus de mayor apo g.eo del siglo XX sehan contabilizado unos 7.000 visitantes.

196. Canellas, 1988, 202.197. Para la fiesta del Corpus en Daroca ver los trabajos de Beltrán (1954, 4), Anónimo (1878, 24),

Albareda (1945), Torrijo y Zapater (1965), Anónimo (1980), Eeltrán (1969), Beltrán (1990, 1 29-134), Oliván (1978) y Pérez (1989).

198. AMD, Actas Municipales de 1473, f. 93

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en la Torreta se exponían a todos los fieles asistentes. Decenas de m ŭsicoscontratados por el concejo, algunos arios hasta casi cincuenta l99, acomparia-ban a la comitiva haciendo sonar la ŭdes, tambores, trompetas, chirimías,flautas y otros instrumentos"° y durante varios meses antes un grupo de ciu-dadanos, dirigidos por un maestro, ensayaban «la Istoria de los SanctosCorporales» para representarla ese día m . El símbolo arquetípico de la fiestadel Corpus fue la congregación de masas, que configuraron el cuerpo social,presentando de forma visual la estructura de la diferenciación social202.

4. EL MILAGROS Y LOS SIMBOLOS.

El culto a la sangre y al cuerpo de Cristo provocó que surgieran enmuchos lugares milagros en torno al misterio de la eucaristía. Aunque antesincluso de la promulgación universal de la fiesta del Corpus ya existen algu-nos milagros que tienen a la eucaristía como epicentro, es a partir del sigloXIV cuando se hacen frecuentes las reliquias de este tip0203.

El famoso milagro de Bolsena fue el que dio la pauta, pero hubo otrosmuchos en los que la sangre es protagonista. En San Maximino de Var,Francia, se conserva una ampolla que «contiene tierra con sangre de Cristoque fue traída a Francia con las reliquias de Santa María Magdalena»" 4 y enel monasterio de El Escorial, y procedente de la catedral de Gorum, enHolanda, «se guarda una hostia que sangró cuando un protestante la pisó» 205•

Son varios los casos de hostias que sangraron de manera milagrosa cuan-do los sacerdotes que procedían a su consagración dudaban de que allí estu-viera presente el mismisimo Jesucristo. Ocurrió en Ivora, localidad de laactual provincia de Lérida, en donde se mancharon los parios del altar de san-gre206, y también en la ciudad alemana de Wilnsnack sangró una hostia en elsiglo XV207.

En la Edad Media los teólogos contemplaban los milagros -siguiendo aSan Agustín- como un signo, la demostración de la existencia y la grandeza

199. Pérez, 1990, 92-95.200. Pérez, 1990, 89-95.201. Pérez, 1990, 91. En 1473 se pagaron 290 sueldos a Juan Cardiel por «regir la Istoria de los

Sagrados Corporales» (AMD, Actas de 1473, f. 83).202. James, 1983, 9.203. Ya en 1128, en el monasterio de Deutz, se conservaban formas consagradas como reliquias

(Thiguez, 1991, 267-268).204. En realidad, esta reliquia parece que es simplemente la tierra roja de esta región de Provenza

resultante de la descomposición química de la caliza sobre el efecto de agentes naturales de lazona (Saxer, 1984, 84-96).

205. Beltrán, 1969, 10.206. Beltrán, 1969, 10.207. Mullet, 1990, 61.

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de Dios208 . Durante los siglos XII y XIII lo sobreriatural se repartía entre lo«mirabilil», es decir, lo maravilloso de origen precristiano, lo «magicis», osea, lo mágico satánico, y lo «miraculosus», lo milagroso de los cristianos209.En una sociedad como la medieval coexistieron estos tres tipos de hechos,aunque fueron los milagrosos los que acabaron imponiéndose sobre losmágicos y sobre los maravillosos gracias a la presión de la Iglesia.

Apariciones y milagros, es decir, la alteración de la realidad mediante unaintervención divina, fueron frecuentes en la Esparia medievar°, siendo losprincipales protagonistas de estos acontecimientos la Virgen María, Santiago-en la Corona de Castilla- y San Jorge -en la Corona de Aragón-. Los milagroseran un evento tan extraordinario que el lugar donde ocurrían se convertíacasi de inmediato en un centro de peregrinación 2 ". Además, la existencia deun milagro era el mejor método para autentificar una reliquiam.

Un acontecimiento tan extraordinario como el de los Corporales deDaroca no podía quedar al margen de esta corriente milagrera; incluso sellegó a decir que este milagro era el más aventajado de todos los obrados entorno a la eucaristía n '. Ya durante el viaje que los Corporales hicieron desdela comarca de Luchente hasta Daroca ocurrieron algunos hechos milagrosos:exorcismos de demonios, arrepentimiento de delincuentes, etc. 214 , como sueleocurrir en el caso de traslado de reliquias, momento muy propicio para quese produzcan milagros215.

El milagro es casi siempre benéfico, a través del cual se causa un bien a lacomunidad o a algŭn individuo concreto; en no pocos casos se trata de la alte-ración de la «lógica de la naturaleza», y en otros muchos se premia un con-ducta caritativa o paciente, pero en otros casos consiste en un castigo.

Uno de los milagros que más impresión causó a los habitantes de Darocaen relación con los Corporales fue el que le aconteció a un ciudadano de laciudad llamado Martín de Bisagra. Segŭn la tradición 216, este vecino deDaroca regresaba a la ciudad con el fruto de un robo, consistente en unacesta de uvasm. Otro vecino descubrió el delito y le acusó de ladrón. MartinBisagra negó la acusación y dijo :»Que me conviertan en piedra los Sagrados

208. Miura, 1992, 68.209. Le Goff, 1978, 66.210. Diaz y Diaz, 1985, De Menaca, 1987, y Torres Fontes, 1946.211. Ward, 1982, 110.212. Herrmann-Mascard, 1975, 111.213. Ponz, 1613.214. Majarena, 1989, 236-240.215. Geary, 1978, 145.216. Este hecho los fechan algunos en el año 1246 y otros en 1328.217. Bernal, 1880, 137-138.

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Corporales si yo he robado las uvas». Y así ocurrió: fue transformado en pie-dra y su estatua colocada a la entrada de la iglesia de San Marcos, precisa-mente donde había caído muerta la mula que portaba los Corporales.

La estatua de Martín de Bisagra se convirtió en una verdadera reliquiapara la ciudad. Era la manifestación patente del poder de los Corporales y dela veracidad del milagro acontecido en Luchente. Nadie podía jurar en falsosobre los Corporales so pena de recibir un castigo terrible. La estatua tuvoque ser protegida con una reja puesto que los curiosos iban llevándose troci-tos de la misma, y existió hasta que fue destruida durante la guerra de laIndependencia28.

Pero el siglo XIII no es sólo el del triunfo de la eucaristía, es también elsiglo del apogeo del culto a la Virgen María, convirtiéndose en el más exten-dido en la Europa cristiana. Por ello, y por lo que respecta a Daroca, es biensignificativo lo narrado en la cantiga n ŭmero uno de la colección de SantaMaría de Salas, en Huesca, santuario muy famoso en la Edad Media por losmilagros allí acontecidos. En esa cantiga se recoge un milagro obrado sobreun matrimonio de darocenses que no podían tener hijos pese a sus deseos.Los esposos peregrinaron hasta Santa María de Salas para pedirle un hijo ala Virgen, ofreciéndole a cambio el peso de la esposa en cera. Al regreso aDaroca la mujer quedó encinta y parió un nirio, pero el matrimonio no cum-plió su promesa de entregar la cera y el niño murió. Arrepentidos, decidierondar la cera prometida y viajaron con el cadáver del nirio hasta Salas; delantedel altar de la Virgen la esposa lloró y Santa María, con la intercesión de Dios,resucitó al

Los obispos eran los ŭnicos que tenían el poder de autentificar una reli-quia, como quedó fijado en el canon «Placuit» del concilio de Cartago del ario401, en los «Capitula Ecclesiastica» del 801 y en el concilio de Londres de1102 220 . En 1342 el obispo de Valencia, Ramón Gastón, enviaba una carta alvicario de la iglesia de Pobla de Rugat en la que le indicaba que aceptara porcierto lo que se sabía del milagro de los Corporales de Luchente, autentifi-

218. En efecto, en la iiilesia de San Marcos del convento de la Trinidad hubo una estatua, al menosdesde el siglo XVI, de un hombre portando una cesta de uvas. Recoge la noticia un viajeropolaco que visitó Daroca en 1595 (Adamczyk, 1895, 415-416 y Baczynska, 1989, 215-216). Paraayiso y escarmiento de las Qentes, junto a la estatua se colocó una inscripción en la que se reza-ba: «Veis aqui cual me tomé, sea ejemplo a los mortales, porque aqui en falso juré a los SantosCorporales. Este véislo desolado, que es de tierra hechura: las uvas que hubo robado causaronque fue tomado en tan pequeria estatura» (Dominguez Lasierra, 1984, I, 51). La viria en la quefueron robadas las uvas recibió el nombre de «viria de la maldición», y la tradición la sit ŭa enla orilla izquierda del río Jiloca.

219. Aguado, 1987, 103-104. El milagro de Salas deberia ser anterior a 1239, pues en caso contra-rio no parece ló gico que una familia darocense hubiera acudido a otro santuario teniendo alos Corporales en su propia localidad.

220. Hermann-Mascard, 1975, 111.

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cándolo así 221 . Desde entonces el milagro de los Corporales quedó oficializa-do. Papas, cardenales, arzobispos y obispos ratificaron en los deceniossiguientes el milagro. En 1376 el arzobispo de Zaragoza concedía indulgen-cias a los que visitaran Santa María de Daroca, donde a causa de losCorporales, «ocurren mŭltiples milagros por su omnipotente virtud, se curanlos enfermos, ven los ciegos, oyen los sordos, se liberan los presos de losdemonios y se mejoran muchos males» 222 . En 1397 el papa Benedicto XIII ele-vaba a la iglesia de Santa María a la categoría de colegiata porque allí «hayasiduamente grandes y visibles milagros»223.

El Milagro de Daroca se hizo tan famoso que gentes de todas partes acu-dieron a Daroca en busca de remedio divino para sus males 224 y, como reflejodel éxito, en algunas localidades del entorno surgieron milagros semejantes225.

Pero el poder de los Corporales no se limitó a Daroca, también en el lugarde su aparición, en el monte de Luchente, se produjeron notables prodigios alo largo de la Edad Media 226 . Todos los elementos posibles se habían aunado

221. Canellas, 1988, 6. En este documento se dice: «voluit tempore obsidionis castri veteris deLutxen, in monte qui dicitur de Daroqua, parrochie ecclesie loci de Lutxen, convertendo seutransforrnando panem in formam hostiarum relictarum per sacerdotem...» (Chabás, 1981, 48-49).

222. Maja •ena, 1989, 118-121, n". 58.223. Canellas Anoz, 1983, 115, n". XI.224. En el siglo XV acudían gentes de Teruel pidiendo a los Corporales el fin de la sequía (Rodrigo,

1994, 119). El 16 de julio de 1571 un labrador de Aniñón llamado Dlas Montero recuperó suvista en una visita a los Corporales (Canellas, 1989, 28). Quizás por ello se produjo unos añosmás tarde el milaero de Aniñón, en el que una hostia también sangró (Gallego, 1921).

225. Milagros de hostias sangrantes ocurrie •on en Cimballa a fines del siglo XIV, en La Vilueña en1601, en Paracuellos, en Villanueva de Jalón y sobre todo el referido de Aniñón ( Joaquín ySoto, 1754 y Gallego, 1921, 172-181). La proliferación fue tal que Daroca, celosa de su

entabló un pleito con el monasterio de Piedra, donde se veneraba la hostia sangrantede Cimballa, y en 1597 se solicitó al obispo de Tarazona que no reconociera el milagro. EnCimballa un sacerdote había dudado sobre la presencia real de Cristo en la eucaristía cuandoprocedía a la consagración y la hostia sangró en el momento de la ele yación. La reliquia setrasladó al monasterio de Piedra donde se obraban muchos milagros. Don Diego de Jes ŭs,obispo de Tarazona, presionado por el poderoso cabildo de Daroca, adoptó una resoluciónsalomónica. En octubre del año 1600 recoeió la hostia del monasterio y al año siguiente laentregó a la villa de Yepes, de donde era Jieinario (BRAH, col. Traggia, t. 4, ff. 145v-154v.),evitando así las presiones de Daroca que habian visto en la hostia de Cimballa un serio com-petidor a la hora de atraer gente durante la fiesta del Corpus.

226. En Luchente, las fiestas de los Corporales se celebran el 24 de febrero (San Matias), el día encuya víspera la tradición asegura que se celebró la batalla del Milagro. El viernes 7 de julio de1335 se apareció una gran cruz de 100 por 50 varas sobre el sitio donde tuvo lugar la sangríade las hostias (BRAH, col. Traggia, t. 3, f. 206); se hizo una procesión desde Luchente y la cruzascendió al cielo hasta que desapareció (Fuster, 1961, 11). Desde entonces acontecieron cons-tantes milagros en el puig del Codol y allí se edificó una iglesia con el altar en el lugar dondefue el milagro (Chabás, 1981, 31-33 y 38-41). En 1340 subieron al monte por devoción el jus-ticia, jurados, rector y baile de la villa de Chiva; era ya de noche cuando comenzaron a oir cán-ticos de alabanza al serior y se encendieron las lámparas que poco antes habían dejado apa-eadas (Fuster, 1961, 1). 1340 es precisamente el año en el que se data la carta de Chiva. Se IlegóIncluso a establecer un paralelismo entre el milagro de los Corporales y el sacrificio de Isaac(Fuster, 1691, 6).

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para hacer de este milagro el más importante de la cristiandad: la derrota delenemigo por intervención divina, la sangría de las hostias, la cura de ende-moniados, la transformación de la materia, e incluso la resurrección de losmuertos. No había duda, Daroca era la depositaria del mayor de los misterioscristianos y la ciudad se transformó bajo su influjo.

Los Corporales se conservan en la iglesia de Santa María, un edificiocomenzado a construir en el siglo XII, al poco de la conquista cristiana de laciudadm, sobre la mezquita mayor de la medina musulmana m. El primitivotemplo románico, del que quedan el ábside y algunos otros restos menores,se modificó en el siglo X111229 . En el siglo XV se construyó la puerta delPerdón, con capiteles historiados representando escenas del Milagro y puer-ta de chapa con las insignias de los Corporales"°, y la torre; y por fin, a finesdel siglo XVI, se edificó la iglesia actual, ampliando muy notablemente laanterior, «para dar cabida a las muchas gentes que acuden a venerar losCorporales»m , siguiendo la corriente de los grandes edificios del siglo XVIque significan el triunfo de la Iglesia, puesto de manifiesto con el concilio deTrentom.

El templo de Santa María se convirtió en un símbolo, y como tal se rodeóa su vez de otros símbolos. Sobre la puerta del perdón se instaló un enjam-bre de abejas, existente al menos desde el siglo XV, es decir, desde el momen-to de la construcción de esta portada m. La identificación de las abejas con ladivinidad y con la realeza es frecuentem, y la presencia del enjambre en la

227. Sobre la iglesia colegial de Santa María ver los trabajos de Torralba (1974) y Casabona y otros(1992).

228. El primitivo templo románico fue construido sobre la mezquita mayor (Corral, 1983, 55)229. Segŭn algunos, la reforma del sielo XIII se realizó con motivo de la Ilegada de los Corporales

(Nŭriez, 1891, 13). Pero el claustro no se comenzó hasta 1282 (Piferrer y Quadrado, 1844, 368);en ese ario el arzobispo de Tarragona concedía indulgencias por donaciones para las obras(Canellas, 1989, 21), y en 1301 seguía construyéndose (Canellas, 1989, 22-23).

230. Pano, 1989, 513 y 514.231. Con-al, 1983, 154-156 y Pano, 1987.232. Con-al, 1987, 140-145.233. Las citas más antiguas del enjambre sobre la puerta del Perdón de Santa María datan del siglo

XV (Aréhivo Colegial de Daroca). En el siglo XVII se escribía sobre este enjambre lo sieuien-te: «Todos los años viene un enjambre de abejas y por el lado del ángel que tiene el escudo delSantisimo Misterio, en lo alto de dicha portada, se encien-a en alg ŭn cóncavo que hay allí«(Rodríguez Martel, 1877, 236). Este hecho se consideró como maravilloso y no faltaron quie-nes apuntaron que el enjambre había vendido hasta Daroca siguiendo a los Corporales desdelas tierras de Levante (Anónimo, 1915, 17).

234. En la coronación del rey visigodo Wamba ocurrió un proceso extraordinario, interpretadocomo un presagio feliz. Ante el arzobispo de Toledo Quisico, en el momento de ser coronadoel nuevo rey, sureió un vapor como de columna de humo de su cabeza y una abeja elevó desdeallí el vuelo hacia lo alto (Orlandis, 1991, 88). La mortaja del rey merovineio Chilperico esta-ba adornada con trescientas abejas de oro. Jaime Sen-a pintó el famoso milagro de las abejasen el retablo del monasterio de Sijena (Huesca), hoy en el museo de Barcelona (Alejos, 1977,I, 174).

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puerta de Santa María era un signo más del carácter maravilloso de losCorpora1es23.

Los Corporales han generado en Daroca toda una amplísima iconografía,pero, al igual que ocurre con las fuentes documentales, hay también queesperar a mediados del siglo XIV para encontrar los primeros elementosartísticos en los que con claridad se hace referencia al Milagro.

Una reliquia de esa importancia requería de un relicario en consonancia.Algunos relatos coinciden en serialar que durante el recorrido sobre la muladesde Luchente a Daroca los Corporales fueron trasladados en una arqueta.En un inventario realizado en 1397 en la iglesia de Santa María se hace refe-rencia a «una caja-relicario de plata dorada con pie que donó el rey Jaime, enel cual se conservan los Corporales» 236 . Se trata de una arqueta, que todavíaexiste, que presenta un punzón con el nombre de «Estefanus» 237 . Esta arque-ta, que se ha fechado en el siglo XIII, está decorada con escenas del NuevoTestamento, pero no hay en sus bajorrelieves ninguna alusión ni detalle a losCorporales ni al milagro"s.

De hacia 1300 data la tapa de un arca de madera con un pantocrator pin-tado en estilo franco-gótico, de la que se dice era el tabernáculo en donde seguardaba la caja de plata con los Corporales239 . Esta arqueta ya no existía enel siglo XVI, pues en un incendio del arca donde se guardaban los documen-tos de archivo de Santa María, ocurrido el 12 de noviembre de 1571, sólo sesalvri una pequeria cruz de madera realizada con las tablas de esa arqueta'°.

A fines del siglo XIV el altar mayor de Santa María, hoy capilla de losCorporales, estaba presidido por la imagen de la Virgen Coronada, llamada«Ia Goda», en tanto los Corporales estaban ubicados «a la izquierda del altarmayor, en un tabernáculo» 241 . Cuando en la segunda mitad del siglo XIV elmilagro había alcanzado ya un grado de conocimiento y difusión nacional,

235. El enjambre ha sido destruido varias veces y siempre se ha vuelto instalar en el mismo lugar.Antes de la restauración realizada entre 1986 y 1991 podía verse la piquera ennegrecida acausa del fuego que se le solía aplicar para espantar a las abejas. Esa piquera ha sido selladacon cemento en las ŭltimas obras.

236. Cabré, 1922, 280.237. Albareda, 1939, 14.238. Esta arqueta aparece en un inventario de 1397 (Majarena, 175-189, n`'. 88). Es una caja reli-

cario de plata dorada con pie con marcas en la tapa y laterales y con imágenes en la parte ante-rior en la cual se conservan los Corporales y con seis escudos en la puertas y cuatro armas delos reyes de Aragón en el pie (Esteban Lorente, 1975, 64).

239. Esteban Lorente, 1975, 17.240. Canellas, 1989, 28.241. En un inventario de 1397 el altar mayor tenía «un mantel para la imagen de la madre y el hijo,

en tela roja» (Canellas Anoz, 1983, 132, n". XXII); los Corporales estaban «custodiados por unacortina de tela neera con figuras de ángeles»(Id., 133), y «a la izquierda del altar mayor esta-ba está el tabernáCulo con el monumento a los Corporales» (Id., 136).

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Pedro IV encargó en 1383 a su orfebre Pere Moragues 242 una hermosísimacustodia para mostrar la sagrada hostia durante la procesión del día delCorpus y a la vez transportar en su interior el lienzo de los Corporales m. Elrey de Aragón pagó por este trabajo, terminado al ario siguiente del encargo,ocho mil novecientos sueldos m. Esta custodia es una de las piezas más rele-vantes de la orfebrería medieval española.

Tanto en la carta de Chiva como en el relato de 1397 se dice que losCorporales iban sobre la mula, pero no se dice dónde. Por el contrario, en elrelato del Libro Bermejo, se indica que los Corporales se colocaron sobre lamula en una pequeria caja. Y es que a partir del siglo XV se produce un cam-bio sustancial. Por de pronto, en la iglesia de Santa María, y pese a estar dedi-cada a la Virgen desde el momento de la conquista de la ciudad, la imagengótica de la Virgen con el Nirio dejó de ocupar el altar mayor y en su lugar seubicaron los Corporales. El interior de la cabecera de la iglesia sufrió unaprofunda transformación. El ábside y la bóveda románicos, decorados conpinturas al fresco de fines del siglo XIV y que no presentan ninguna referen-cia a los Corporalesm, fueron cubiertas a mediados del siglo XV por unabóveda de crucería de ladrillo y delante del ábside se levantó un magníficoretablo de caliza en cuya parte inferior y adosados a las paredes se labraronvarios bajorrelieves narrando la historia del Milagro246.

A fines de este mismo siglo, y por iniciativa de los Reyes Católicos, se cul-minó la decoración del altar mayor con bajorrelieves en los lateralesm y conun retablo de madera para el cierre del altar m, con sus tablas pintadas refle-jando el episodio del milagro de los Corporales en nueve virietasm.

242. Mar-torell, 1909.243. Albareda, 1939, 14.244. Esteban Lorente, 1975, 64.245. Estas pinturas son obra seguramente de un tal Enrique de Brucells, y se han fechado hacia

1398 (Mañas, 1980). En el documento se dice: «Enrique Brucells otorga ápoca de cuarenta yseis florines por pintar la capilla mayor, antes del retablo de los Corporales».

246. Este retablo de caliza se ha atribuido a Juan de la Huerta, escultor darocense que trabajó enBorgoña con Claus Sluter en 1443 (Albareda, 1931a y 1931b), aunque recientemente se hanegado esta atribución; 1A nueva teoría supone que sería un discípulo de Claus Werke, escul-tor borgoñón, quien se habría trasladado a Daroca y habría hecho el retablo e incitado al jovenJuan de la Huerta a ir a Borgoña (Quan-e, 1976, 460-461).

247. Es una obra de 1484 de Juan de Talavera, escultor de la corte de los Reyes Católicos (Janke,1986, 322).

248. Albareda, 1939, 12.249. Se ha atribuido a Pedro de Aponte, pintor de los Reyes Católicos, y parece algo anterior a 1492

(Albareda, 1939, 13). Este retablo marca sin duda el paso definitivo del ar-te ideográfico delsiglo XIII al ilusionismo del XV, que no se ha hecho seg ŭn una evolución contínua y regular,sino incluso con paradas y regresiones parciales (Writh, 1989, 281).

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En el mismo siglo XV se labró el tímpano con la historia de los Corporalespara la iglesia de la Trinidad, donde segŭn la tradición se había posado en1239 la mula con su carga mi1agrosa25°.

La Iglesia quiso dar a la custodia de la eucaristía el simbolismo del arcade la alianza"' y por ello ordenó que se protegiera de posibles afrentas; desdeel siglo XIII hay disposiciones para que las hostias se guarden en una arque-ta con 11ave252 . El papa Martín V concedió en 1421 que la caja donde se guar-daban los Corporales se cerrase con tres llaves, de las cuales una tendría elprior de Santa María, otra el canónigo sacristán y la tercera un delegado delconcejo de Daroca 253 . Además, la adoración al Sagrado Misterio debería deser permanente, y siempre tenía que haber una luz encendida ante losCorpora1es25.

El principal pario con los Corporales está en Daroca, pero hay otros doselementos procedentes del Milagro. Uno es la hijuela que fue regalada a losReyes Católicos estando éstos en Daroca el 25 de noviembre de 1495 255; otroes una palia que en 1620 había en la iglesia de Santa María de Vallicella enRoma256.

La trascendencia del Milagro provocó la inclusión de los Corporales en laheráldica de Daroca 257 . Para los darocenses, los Corporales se convirtieron enel emblema de su ciudad, su símbolo más conocido y su principal signo iden-tificador, que pasó a incorporarse en el escudo del concejo.

Segŭn algunas tradiciones, el emblema de la ciudad en 1238 era una ban-dera con unas ocas en campo r0j0 2". Durante la conquista de Valencia, en elasalto a la puerta de Serranos, los darocenses habrían perdido su bandera y

250. En San Marcos se instalaron los Trinitarios en 1266 (Corral, 1983, 123). La iglesia actual seempezó en el siglo XV (Pérez González, 1987, 239-240).

251. Trens, 1952, 153.252. Iriiguez, 1991, 319-321.253. Oliván, 1978, 11.254. Femando II instituyó en 1488 que día y noche ardieran cinco lámparas ante los Corporales, cerca

de las doce que ya había, otorgando 266 sueldos y 8 dineros para ello (Oliván, 1978, 11-12).255. Janke, 1986, 324. Los reyes la entregaron a su camarera mayor Inés de Bobadilla, marquesa

de Moya, y ésta al convento de dominicas de Carboneras (Aladrén, 1989, 231-232), tras la desa-mortización pasó a la parroquia de esta localidad de la provincia de Cuenca (Martínez Ortiz,1971, 56-57). Sobre esta hijuela ver la monografía de Muelas (1958).

256. En febrero de 1625 Blas López de Bailo, deán de Daroca, escribía una carta a la santa con-gregación del oratorio de Roma en la que les respondía que los Corporales estaban «en unaarca grande de madera labrada y pintada a lo antiguo, con tres llaves doradas, y dentro de ellauna arquita de plata, y dentro otra de oro de dos dedos de ancho donde están extendidos losCorporales» (Alejos, 1977, II, 407-409).

257. Alejos, 1977, II, 430.258. Canellas, 1989, 10. Otros autores sostienen que el emblema de la ciudad eran cinco lirios deba-

jo de una puerta, con seis ocas sobre los muros (Blasco, 1870, 56), cinco lirios (Campillo, 1915,308) o una cruz con cinco lirios en campo de plata (Beltrán, 1954, 14).

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el rey Jaime I les cedió las suyas, que desde entonces obraron en poder deljuez de la ciudad 259 . Sea o no cierto este episodio, fue a mediados del sigloXIII cuando el concejo de Daroca comenzó a preocuparse por sus emble-mas heráldicos, y así, en 1259 Jaime I concedía al concejo de Daroca el usodel se11o260.

Las ocas, que segŭn la tradición ya estaban en el estandarte del concejodesde al menos el siglo XllI, y se mantuvieron cuando se incluyeron en elescudo los Corporales. Una leyenda recoge el episodio de las seis ocas queilustran el escudo de la ciudad, las cuales, segŭn una tradición, alertaron alos darocenses de un ataque musulmán nocturno y gracias a ello pudo con-servarse la ciudad para la cristiandad261.

5. UNA NUEVA JERUSALÉN EN OCCIDENTE

La predicación de la Primera Cruzada a fines del siglo XI supuso el des-pertar de un nuevo sentimiento. A partir de entonces miles de cristianosoccidentales peregrinaron a Tierra Santa y entraron en contacto con la míti-ca ciudad de Jerusalén. La conquista de esta ciudad en 1099 impregnó lamentalidad colectiva de occidente y evocó nombres de los lugares santos262.

En 1154 Nikulas Bergsson, abad del monasterio benedictino de Thvera, enel norte de Islandia, viajó hasta Jerusalén y escribió un relato del viaje quellamó «Itinerarios» en el que dice de la Ciudad Santa: «Es la más célebre delas ciudades del mundo. Se ven todavía signos de la pasión de Cristo. En laiglesia en la cual se encuentra la tumba del Serior se ve netamente la sangrede Cristo sobre una piedra, como si fuera sangre fresca, y allí permanecerásiempre hasta el día del juicio. Es allí donde por Pascua descienden luces delcielo. Se llama iglesia del Sepulcro y allí está el centro del mundo» 263 . Pero en1187 se perdió Jerusalén, reconquistada para el islam por Saladino, y aunquefue recuperada cuarenta arios más tarde, de nuevo se perdió por segunda vez,y ahora de manera definitiva, en 1244264.

259. BRAH, col. Traggia, t. 3, ff. 304v.-305.260. ACA, Reg. 9, f. 68v.261. Anónimo, 1878, 23 y Beltrán, 1939, 6. En este caso no hay que buscar paralelos en el Antiguo

Testamento, sino en la leyenda clásica de Roma de las ocas del Capitolio que también alerta-ron a los romanos del ataque enemigo.

262. En Piacenza (Italia), un convento lleva el nombre de Nazaret (Heers, 1986, 206). En Génova,desde 1320 las construcciones de iglesias y conventos y las empresas de urbanización celebra-ban devociones en Roma y Jerusalén; la puerta de San Andrés se denominaba puerta Aureacomo en Jerusalén (Heers, 1985, 264). También en Daroca hay una ermita de Nazaret (Corral,1983, 158), la ŭnica construida en el interior de una cueva.

263. Boyer, 1986, 178.264. Jedin, 1973, 474.

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La tradición sitŭa el episodio de los Corporales durante la conquista deValencia, pocos meses después para ser exactos. La conquista de Valencia,como un siglo antes la de Zaragoza, se planteó como una verdadera cruzada,dentro del espíritu que impregnó la llamada Reconquista en toda la penínsu-la Ibérica entre los siglos XI y XIII Los cruzados que acudieron a la con-quista de Valencia estaban convencidos de la ayuda de D1os265.

Incluso después de la conquista de todo Levante, el rey de Aragón prepa-ró una cruzada a Tierra Santa. Así, la toma de Valencia se plantea como unpaso más en la recuperación de las tierras bajo dominio islámico para la cris-tiandad266 . Jaime I preparó una armada para ir a Tierra Santa ante la llama-da angustiosa de Urbano IV por el avance del sultán Baibars 267 . Incluso quisocerciorarse de la ayuda de los mongoles y estableció contactos diplomáticos;en 1268 el embajador del rey de Aragón, un ciudadano de Perpirián, regresócon dos embajadores tártaros. Decenas de naves salieron hacia Tierra Santadesde Barcelona, pero una tempestad dispersó la flota. Aun con todo, doshijos de Jaime I Ilegaron a San Juan de Acre en 1269 con 11 naves con caba-llos y provisiones. Unos regresaron enseguida y otros fueron muertos en unabatalla por las tropas de Baibars a fines de 1269; en febrero de 1270 la escua-dra aragonesa retornó a Barcelona268 . La derrota de los cristianos por losmusulmanes en Luchente se produjo en 1267 y ese mismo ario Jaime I deci-dió preparar la cruzada. jue alguien de los que regresaron de Tierra Santaquien comenzó a hacer correr algunos de los paralelismos que estamos seria-lando?

Desde el siglo XIII, época del triunfo de la ciudad y de cuanto ella signifi-ca, en muchas ciudades de Europa comenzó a buscarse el ideal urbano, quetenía mucho que ver con el ideal religioso 269 . Jerusalén se convierte desde elsiglo XIII -con el triunfo del neoplatonismo- en el símbolo de la ciudadidea122° y desde entonces el papel religioso de las ciudades de la cultura cris-

265. San Jorge aparece luchando en el puig de Cebolla; la aparición en una batalla de los paños ensanere exaltó la exaltación religiosa (Burns, 1967, I, 12).

266. Un siglo antes la conquista de Zarazoza también se había planteado como una cruzada. Engeneral, todo el proceso de la reconquista aragonesa desde la toma de Barbastro en 1064 fueuna cmzada continua.

267. Goñi, 1958, 208-209268. Gorii, 1958, 213-215269. Corral 1987b, 140. En Granada, por ejemplo, la catedral domina el lugar centripeto (Orozco,

1985, 8).270. Conal, 1987b, 139. Existen algunas menciones, aunque no bien documentadas, a barrios

semejantes a Jerusalén en Leiden, Amsterdam y Utrecht. La familia Adomo, arandes merca-deres de Brujas, pugnó durante siglos por darle al barrio de la capilla de Jerusalén la forma deciudad ideal (Heers, 1986, 208-213). Otras ciudades, como Milán, asociada a San Ambrosio,su obispo en el siglo IV, se convirtieron en «ciudades santas» y lugares rituales (Buratti, 1982,50-53 y 90-96). En todas ellas el amor a la propia ciudad aparece en la Baja Edad Media comonuevo sentimiento patriótico (Antelo, 1985, 31).

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tiana debe mucho a la centralidad simbólica de Jerusalén"', no en vano laciudad medieval es más que nunca un centro eclesiástico m. Desde mediadosdel siglo XIII la Jerusalén terrestre ya no era cristiana y la época de las gran-des cruzadas, el rutilante periodo de expansión y desarrollo que vivió Europaen los siglos XII y primera mitad del XIII comenzaba a oscurecerse, yJerusalén pasó a ser una referencia abstracta, una imagen cada vez más este-reotipada.

Muchas ciudades imitaron diversos aspectos de la Jerusalén celestial; enel siglo XIV proliferaron las descripciones y las representaciones deJerusalén, es decir, de la ciudad ideal, y muchas ciudades pusieron seriosemperios en parecerse a ese ejemplo. El milagro de los Corporales era paraDaroca una excusa inmejorable. Dios mismo, encarnado en la eucaristia,habia manifestado su voluntad de que su cuerpo y su sangre quedaran parasiempre en Daroca, y los excelentes propagandistas del Milagro, especial-mente Francisco Clemente en la segunda mitad del siglo XIV, no dudaron enintroducir cuantos elementos semióticos hicieran evidente una identificaciónde Daroca con la Jerusalén ideal.

El primer paralelo se encuentra en la llegada de los Corporales a Daroca.Después de un viaje de cientos de kilómetros m, la mula que porta losCorporales se dirige de modo indefectible a la ciudad elegida por Dios paraguardar su propia carne y su propia sangre. Daroca es la ciudad privilegiada,la predestinada, ha sido marcada por la mano de Dios como Jerusalén lo fuepara el sacrificio de su hijo en la Cruz.

La llegada de la mula a Daroca cargada con los Corporales evoca sin dudala entrada triunfal de Cristo en Jerusalén. El profeta Zacarias habia anuncia-do: « i0h, hija de Sión!, regocijate en gran manera, salta de j ŭbilo; ioh, hija deJerusalén!, he aqui que viene a ti tu rey; es justo y victorioso; viene pobre,montado en una asna y su pollino» m. La profecia se cumplió el domingo deRamos, cuando Jesŭs entró sobre un burrito en Jerusalén, aclamado por loshombres; antes habia curado a los endemoniados y a los enfermos m. En elviaje de Luchente a Daroca se liberó del demonio a un poseido al pasar por

271. Mullet, 1990, 27272. Brooke, 1977. Jerusalén había sido el principal centro receptor de peregrinos cristianos (Ward,

1982, 120), pero una vez perdido para la cristiandad, Daroca debía tomar su lugar como cen-tro de atracción. Muchos paralelos comenzaron a hacerse en torno al milagro de losCorporales, quizás uno de los más reseñados sea el que lo relaciona con el sacrificio de Isaac(Fuster, 1691, 6).

273. Entre Luchente y Daroca hay casi trescientos kilómetros. El recorrido de la mula tiene muchode camino iniciático y de sendero maravilloso; la comitiva fue acompañada por cánticos yvoces del cielo (Majarena, 1989, 239).

274. Sagrada Biblia, Zacarías, 8, 9.275. «Venida la tarde, le trajeron muchos endemoniados, y con su palabra echaba a los espíritus y

curó a todos los enfermos» (Sagrada Biblia, Mateo, 8, 16).

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Artiaza los Corporales 276 . Más aŭn, en el relato de los Corporales del LibroBermejo se dice que cuando iban de marcha tras la mula hacia Daroca lagente aclamaba a Berenguer de Entenza como a un segundo Gedeón contralos pérfidos madianitasm . Gedeón fue el hoMbre que gracias a los designiosde Dios libró al pueblo de Israel de siete arios de opresión. Gedeón habíaconstruido un altar en lo alto de una peria para honrar a Dios 278, al igual queen el puig del Codol Berenguer de Entenza había levantado un altar para cele-brar la eucaristía. Berenguer de Entenza contra los musulmanes, al igual queGedeón contra los madianitas, logró vencer en la batalla «gracias a la fe enDios»"9.

Cuando Jesŭs entra en Jerusalén montado sobre un pollino que le habíantraído dos de'sus discípulos «una gran muchedumbre de gentes tendían en elcamino sus vestidos; otros cortaban ramas de árboles y cubrían con ellas elcamino» 280 . La llegada de la mula a Daroca con la reliquia de Dios sobre ellarememora la entrada triunfal en Jerusalén.

Todos los relatos coinciden en serialar que los Corporales estuvieron untiempo indefinido en el lugar donde la mula había caído muerta, es decir, enla iglesia de San Marcos, en las afueras de la Puerta Baja de Daroca. Desdeallí fueron trasladados a Santa María en una solemne procesión que apareceen las crónicas cargada de elementos rituales y simbólicos. Cuando se trasla-daban los Corporales en solemne procesión desde San Marcos hasta SantaMaría, la gente iba cantando uno de los salmos, y justo en el momento en quela arqueta que contenía los Corporales era introducida en la ciudad, atrave-sando el umbral de la Puerta Baja, se cantaba el verso «Non fecit taliter omninationi»"'. Este verso pertenece al salmo 146, titulado «Lauda HierusalemDominun», en el cual se invita a alabar a Dios precisamente por la reedifica-ción de Jerusalén y la vuelta de los cautivos 282 . El verso en cuestión («No hizonada igual con ningŭn otro pueblo» -Dios, se entiende-) pone de manifiestola predilección de Dios hacia .lerusalén, ciudad elegida, y esa elección divinade una ciudad recaía ahora sobre Daroca.

La entrada en la ciudad es un paso más. En efecto, durante los siglos XIV,XV y XVI los predicadores comparaban en sus sermones la entrada de Cristoen Jerusalén con las entradas de los reyes en las ciudades. Las puertas pasa-ron así a ser elementos sagrados 283 . En Jerusalén, durante el dominio cristia-

276. Majarena, 1989, 238.277. Majarena, 1989, 238-239.278. Sagracla Biblia, Jueces, 6, 2-28.279. Sagrada Biblia, Jueces, 7, 1-22 y Hebreos, 11, 32.280.. Sagrada Biblia, Mateo, 21,8; Marcos, 11, 1-11; y Lucas, 19, 29-40.281. Sagrada Biblia, Salmos, 146, 20282. Sagrada Biblia, 1970, 746, nota al pie.283. Robin, 1985, 89.

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no, la procesión solemne del domingo de Ramos se detenía ante la puertaDorada, la más emblemática de la ciudad, y allí se reiteraba el salmo 117:«Abridme ya las puertas de la justicia; por ellas que haya entrado, le daré-alSeñor las gracias. Esta es la puerta del Serior, por ella sólo entrarán los jus-tos»=".

En la ciudad medieval las puertas son quizá los principales espacios sim-bálicos y junto a ellas, o en ellas mismas, no faltan imágenes de santos y edi-ficios religiosos 285 . En las dos puertas mayores del recinto amurallado deDaroca, la Alta y la Baja, había sendas capillas dedicadas a San Marcial y aSanta María respectivamente 286 . Y las propias murallas de Daroca fueronexaltadas por el rey Pedro IV cuando en 1366 le concedió el privilegio de serciudad y por Juan I en 1394 287 . En torno a los alrededores de la puerta Bajase concentrarán a lo largo de los siglos XIV y XV varios edificios religiosos288creando así un espacio sagrado en el que la llegada de los Corporales signifi-ca el hito más relevante de toda una serie de acontecimientos fantásticos.

Pero las murallas son al fin y a la postre un elemento más del recinto amu-rallado, al que se le supone un carácter sagrado 289 . La iconografía de lasmurallas remite a la imagen de la Jerusalén celestial de la Biblia 290 . Jerusalénaparece como un centro perfecto, el ombligo del mundo, fuera de cuyasmurallas impera el caos; es la ciudad celestial que representa la alegoría de lasalvación eterna y las murallas son su baluarte de defensa"'.

284. Robin, 1985, 88. El texto en Sagrada Biblin, Sabnos, 117, 19-20.285. Dufour, 1985, 70-73286. Corral, 1983, 84 y Canellas, 1988, 139. La capilla de la Virgen de la Puerta, en la puerta Baja,

fue construida eri 1409 (Canellas, 1988, 111). Las puertas son lugares privilegiados en la ciu-dad, donde se celebran muchas ceremonias (Guelielmi, 1985, 119).

287. En el privileeio de concesión del título de ciudad a Daroca con motivo de la resistencia ante elavance de lc;-s catellanos se escribe: «..ac populus universus ville nostre Daroce conati Reeisolim Castelle inimici nostri vos murum defensionis oposuistis geminatis vicibus et cum dictisReeis gentibus campestre bellum habendo potissime» (Campillo, 1915, 497). En un privilegiode 1394 Juan I denomina a Daroca «murus inexpugnabilis» (Campillo, 1915, 514). A la ciudadse la conocía además con el título de «Porta Ferrea de Aragón» (Bernal, 1880, 138).

288. En las afueras de la puerta Baja hubo tres conventos, el de San Luis de franciscanos, el decapuchinos y el de San Marcos de trinitarios; en el interior, además de la capilla de la Virgende la Puerta, se ubicaba laiglesia de San Martín de la Parra y la de San Blas de mercedarios(Corral, 1983, 82, 84 y 125).Augurios de presagios y anuncios de acontecimientos extraordi-narios se solían manifestar cerca de las puertas (Guglielmi, 1985, 105). La puerta Dorada y lapuerta del Paraíso, puertas de la Jerusalén terrestre y celestial, adquieren una impor-tancia tanque acabarán por simbolizar a la ciudad y se impondrán en la iconografía y en la imaginacióncristiana (Robin, 1985, 89). En la Biblia es el propio Dios quien refuerza las puertas de la ciu-dad: «Loa al Serior, Jerusalén, loa a tu Dios, Sión, porque él ha reforzado los cerrojos de tuspuertas» (Sagrada Biblia, Sabnos, 146, 13).

289. Faroli, 1974, 29 y Frueoni, 1991, 28.290. Roeck, 1991, 293291. Seta, 1991, 21-22.

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Jerusalén en tanto ciudad celestial se representa como un círculo en elcentro del mundom y se define como «el ombligo de las tierras... colocada enel centro del orbe», segŭn expresión atribuida a Urbano 11 en la predicaciónde la Primera Cruzada en 1095 293 . Jerusalén significaba el triunfo de la ciudady de la Iglesia sobre el caos y sobre las tinieblas, por eso algunas ciudadeseuropeas se identifica. ron con la Jerusalén celestial. Buscaban ser una segun-da Jerusalén que sustituyera a la terrenal, en manos de los musulmanes desde1244.

Algunos movimientos heréticos quisieron reflejar sus diferencias con laIglesia identificando las ciudades en las que eran mayoritarios conJerusalén294 . Los anabaptistas de Mrinster, que eran mayoría en esta ciudad,proclamaron en febrero de 1534 que su ciudad era la nueva Jerusalén295.Jerusalén era la ciudad de la paz eterna, opuesta a Babilonia, ciudad de laconfusión y la cautividad296 . Siguiendo esta comparación de San Agustín, sedecidió crear en Mtinster una nueva Jerusalén liberada de toda impureza297.También Augsburgo se identificó con la nueva Jerusalén, frente a Roma, laciudad pagana, a la que se contrapone en el siglo XVI 298 . Los hussitas identi-ficaron en el siglo XV a Praga con Jerusalén299.

La ciudad bajomedieval aparece integrada en el plan divino que inspira elorden de aquélla mediante el imperio de la justicia3" y Jerusalén es el mode-lo, es «la madre etema en los cielos»"'. Daroca, gracias a ser custodia de losCorporales, quiso ser una segunda Jerusalén, la Jerusalén de Occidente, y entorno a esta identificación se creó toda una camparia tanto de imágenes comode gestos y actitudes302.

292. Sobre las representaciones de Jerusalén ver el catálogo de la exposición «Imagini delleGerusalem», realizada en Milán en 1983.

293. Frugoni, 1991, 4.294. Si para algunos destacados miembros de la Iglesia del siglo XIV Avirión habia sido Babilonia,

los dirigentes de alguno de éstos movimientos heréticos identificarán a la pérfida Babiloniacon la Roma depravada y corrupta del siglo XVI.

295. Cohn, 1983, 260-261.296. Bredero, 1966, 261 y Corral, 1987, 142.297. Cohn, 1983, 262.298. Roeck, 1991, 310.299. Muilet, 1990, 137. No sólo se buscó la identificación con Jerusalén, sino también con otras ciu-

dades; en 1610 un poema decia de Granada: «Dios te guarde, nueva Athenas» (Orozco, 1985,165).

300. «Si la ley divina informa su organización y funciones, entonces cumplirá su misión en la tie-rra y prefigurará «la cosa pŭblica final y la Jerusalén del cielo», escribía Eiximenis en el sigloXIV (Antelo, 1985, 24).

301. Bredero, 1966, 261.302. Francisco Clemente, el mayor propagandista de los Corporales, llegó a ser patriarca de

Jerusalén (Zaragoza, 1785, 236) y los reyes de la Corona de Aragón llevaron en la Baja EdadMedia el título de «Rey de Jerusalén». Alfonso V hizo levantar el famoso arco de Castilnuovoen Nápoles como simbolo de su triunfo, serialando su condición de rey de Jerusalén (Hersey,1973, 11).

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El escudo de la ciudad representa el recinto amurallado y dentro de él lasocas, los Corporales y un río atravesando de arriba a abajo la ciudail 303 . Estasimbologia heráldica la explicaba asi un escritor darocense en el siglo XVII:«Se cambió el escudo el 15 de agosto de 1248, cuando se produjo el traslado(de los Corporales desde San Marcos a Santa Maria) y se cantaba el salmo`Laude Hierusalem Dominum', llegando a la puerta Baja con el ŭltimoverso 'Non fecit taliter omni nationi'. Se cambiaron los lirios blancos en lasarmas de Daroca por los seis Corporales» 30 . La nueva representación de laciudad de Daroca sigue los modelos de las ciudades ideales de formas geo-métrica?". Imita a la Jerusalén celeste, ciudad perfecta, promesa delmundo futuro306.

La identificación de Daroca con Jerusalén llegó incluso a traicionar elsubconsciente de algunos. Traggia copió en su viaje a Daroca en el sigloXVIII un texto de 1687 en el que al referirse al milagro de los Corporalesdice: «...había quinientos infantes de Calatayud, Jerusalén (sic) yDaroca»3".

Las imágenes de Jerusalén se generalizaron en la pintura y la escultura dela Baja Edad Media. Jean van Eyck se basó para sus vistas de Jerusalén endescripciones reales realizadas por un pintor de Felipe el Bueno, duque de

303. Mentre, 1985, 20. «Un río de agua de vida manaba del solio de Dios y del cordero. En mediode la plaza de la ciudad, y de una y otra parte del río, hay un árbol de vida que produce cadames un fruto» (Sagrada Biblia, Apocalipsis, 22, 1-5). Es claro que «la superestructura simbóli-ca nace cbmo polo dialéctico y momento de mediación tras el proceso económico y el proce-so de formación física de la ciudad (Guidoni, 1974b, 497). Cuando Daroca comienza a identi-ficarse con Jerusalén, su estructura urbana está ya completada y no queda lugar para grandesactuaciones urbanísticas. Segŭn la tradición, quizás inventada en el siglo XVII, en el escudode Daroca las seis formas debajo de una puerta y sobre los muros seis patos u ocas y unas ban-deras con la cruz y el salmo «Non fecir taliter omni nationi» sustituyeron a cinco lirios conuna cruz de plata (Blasco, 1870, 56 y Beltrán, 1954, 14).

304. Rodríguez Martel, 1877, 218-219 y Campillo, 1915, 308.305. Robin, 1985, 81. La ciudad ideal es bien cuadrada, con muros de oro fino, significando deseo

de paz política y social (Martínez, 1981, 147), bien circular, con 4 torres y cuatro puertas(Lavedan, 1954, 12). En el Apocalipsis de San Juan se describe así la llegada de la ciudad ideal,de la Jerusalén celestial: «Y vi la Ciudad Santa, la nueva Jerusalén descender del cielo por lamano de Dios, compuesta como una novia engalanada para su esposo. Y oí una voz grandeque venía del trono y decía: 'Ved aquí el tabernáculo de Dios entre los hombres, morará conellos. Y ellos serán su pueblo, y el mismo Dios, habitando en medio de ellos será su dios'»(Sagrada Biblia, Apocalipsis, 21, 2-3); y más adelante sitme una larga descripción: »Luz de jaspetransparente como el cristal... Muro grande y alto con doce puertas. La ciudad es cuadrada ytan larga como ancha... Muros de oro adomados con piedras preciosas... Puertas hechas deperlas...Toda la ciudad es un templo, por lo que no hay uno solo» (Sagrada Biblia, Apocalipsis,21, 9-27).

306. Mentre, 1985, 42. La ciudad con cuatro puertas representa la ciudad con la cruz de Cristo(Fruitoni, 1991, 22) y Eiximenis consideró en el siglo XIV este modelo como el ideal (Vita,1984, 100-101).

307.. Se trata de la referencia al libro de Proaño, escrito en 1687 y publicado en 1690, en el que sigueen la descripción del prodigio a Vicencio Blasco de Lanuza (BRAH, col. Traggia, t. 3, f. 201)

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Borgoria, enviado a Jerusalén en 1426308 . Pero a los pintores que representa-ron dos crucifixiones de Cristo para sendos retablos de iglesias de Daroca noles hizo falta. Se limitaron a situar el Calvario en la misma Daroca y coloca-ron como fondo del cuadro, es decir, como Jerusalén, unas vistas de loscerros que rodean la ciudad con las murallas encaramándose sobre e11os309.

También la iglesia de Santa María, el templo que guarda los Corporales,aparece revestido de un significativo referente simbólico. Cuando en el sigloXVII se construyó el nuevo altar mayor, una vez terminadas las obras deampliación de fines del siglo XVI, se levantó un baldaquino sobre cuatrocolumnas salomónicas de mármol negro. Era éste un nuevo templo deSalomón310 . Poco antes se había construido en San Pedro de Roma un balda-quino similar, con sus columnas retorcidas; muy pocos se darían entoncescuenta de que esa construcción se refería a la Iglesia como renovación delantiguo tempo de Salomón. Quizás fueran muy pocos los que se dieran cuen-ta de ese mensaje semiófico 311 , pero ahí estaba para el que quisiera o supieradescifralo. El lenguaje arquitectónico presenta formas dispares y en no pocasocasiones en esas formas se absorben valores esotéricos312.

A finales del siglo XVI Daroca ya se había convertido en la nuevaJerusalén y todos los símbolos de la ciudad se diseriaron en función de esaesotérica identificación. Daroca, como Jerusalén, se convirtió en un centro de

308. Véase por ejemplo la Jerusalén representada en la Crucifixión del Metropolitan de Nueva Yorky la de las «Tres Marías en el Sepulcro» del Museo Boymans van Beunigen de Rotterdam(Robin, 1986, 44). En el sielo XV la percepción del espacio urbano cambió y los artistas regis-traron ese cambio (Martines, 1981, 357).

309. Las dos tablas son sendas crucifixiones que se conservan en la Sección II del Museo Colegial,dentro del Museo Municipal y Comarcal de Daroca. En una de ellas aparece un paisaje defondo con torres bermejas coronando dos cerros rocosos que confluyen en una varmada cen-tral. Esta tabla pertenece al retablo de la Virgen María, de estilo gótico internacional, y se haatribuido al maestro de Langa, fechado en el segundo cuarto del sielo XV (Esteban Lorente,1975, 20, lám. X). En la otra, también un calvario, presenta un fondo en el cual se perfilan doscerros, con el valle en el centro de la tabla, sobre cuyas pendienten ascienden sendas líneas demurallas, prácticamente un dibujo natural de las murallas de Daroca en la ladera sur del cen-ode San Cristóbal, en el tramo comprendido entre la puerta Baja y la torre de San Valero. Estecalvado forma parte del retablo de San Fabián y San Sebastián, en estilo gótico hispano-fla-menco de la escuela aragonesa; se ha fechado en el ŭltimo cuarto del siglo XV (EstebanLorente, 1975, 33 y 34, lám. XXIX).

310. El Templo de Salomón se describe así: <...tenra sesenta codos de largo , veinte de ancho y trein-ta de alto... Dentro del santísimo puso dos querubines hechos de madera de olivo de diez codosde alto... fundió dos columnas de bronce, cada una de dieciocho codos de alto; daba la vueltaa cada columna un cordón de doce codos» (Sagrada Biblia, 1 Re)es, 6, 2 y 23 y 7, 15). Dos que-rubines con palmas coronan el baldaquino de Santa María de Daroca, escoltando una repre-sentación de los Corporales.

311. Mullet, 1990, 20.312. Muratore, 1980, 158. Hay algunos ejemplos muy notables, como el campo de Pisa, con el com-

plejo de la catedral, la torre y el baptisterio que están plantados seg ŭn la disposición de las tresestrellas principales, alfa, beta y gamma, de la constelación de Aries (Guidoni, 1970, 49); la ciu-dad italiana de Gubbio vio implantarse sobre ella un plan cruciforme tras convertirse en 1245en una ciudad gŭelfa (Guidoni, 1974a, 104).

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afluencia de peregrinos en busca de la contemplación del cuerpo de Cristo.La oligarquía urbana y el alto clero aunaron sus esfuerzos para que la pre-sencia de los Corporales significara una especial relevancia entre las demásciudades, es decir, Daroca convertida en la ciudad elegida por Dios para guar-dar el cuerpo de su hijo Jesucristo; como reza su escudo, «Non fecit taliteromni nationi» («No se hizo nada semejante con ningŭn otro pueblo»).

CONCLUSIONES

Fuera cual fuese el origen del pario con los Corporales, lo que importa esque esta reliquia se convirtió en el principal símbolo de la ciudad de Darocay que en torno a ella se gestó todo un amplio movimiento de peregrinaciones,fiestas y ferias. Para finalizar, conviene exponer las conclusiones que se extra-en del análisis de este milagro:

1. La batalla del castillo de Chío, cerca de Luchente, que citan todas lasversiones, no pudo producirse el 23 de febrero de 1239, pues en esa fecha elrey Jaime I se encontraba en Valencia y había firmado treguas con el reyZayán.

2. Entre los meses de junio y octubre de 1239 Guilén de Aguiló, uno de losjefes cristianos al mando de Valencia, incumplió los pactos acordados por surey y aprovechando su ausencia realizó una incursión contra los musulma-nes de la localidad de Rebollet, que sitió y conquistó. Jaime I le pidió cuen-tas a su regreso y le reprendió con serveridad por su acción.

4. En junio de 1276 tuvo lugar una batalla en Luchente, en la que los cris-tianos fueron derrotados por rebeldes musulmanes. Esta derrota, la primerade los cristianos en muchísimo tiempo, bien pudo ser dulcificada por relatosposteriores presentándola como una victoria. Ese mismo ario un caballerollamado Jaime Febrer hacía referencia en unos versos, en los que narraba lasacciones de Berenguer de Entenza, a un suceso «bieh conocido» acontecidoen Luchente en el cual fueron protagonistas unas hostias.

5. Al menos desde finales del siglo XIII se conservaba en Daroca un pariocon seis hostias ensangrentadas que se guardaba en la iglesia de Santa María.Se tenía una vaga noticia, transmitida por vía oral pero no escrita, de quedicho pario estaba relacionado con un acontecimiento ocurrido en Chiva, lalocalidad cercana a Luchente al pie del castillo de Chío y despoblada en lasegunda mitad del siglo XIV. En 1340, sin duda alentados por el auge queestaba tomando la fiesta del Corpus Christi en toda la cristiandad, decidieronenviar un procurador hasta Chiva para recabar datos acerca de losCorporales.

6. En la segunda mitad del siglo XIV se configura el relato sobre elMilagro y se ponen en relación los topónimos de Chiva, Chío y el puig delCodol, también llamado monte de Daroca -quizás por deformación de «la

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Roca»- con el noble Berenguer de Entenza y con el pario de los Corporales.Se mezdan todos estos elementos y se elabora un relato sobre el Milagro,aunque con flagrantes contradicciones y errores en fechas, lugares y nom-bres.

7. Desde finales del siglo XIV se organiza una intensa camparia de difu-sión del Milagro que logra excelentes resultados en forma de distinciones yprivilegios eclesiásticos para la iglesia de Santa María de Daroca. La ciudadse convierte en un centro de atracción de peregrinos de primer orden.

8. En el siglo XV, con el reconocimiento definitivo del Milagro, se intro-ducen nuevos elementos y de manera esotérica la ciudad comienza a incor-porar diversos símbolos tendentes a identificarla con la Jerusalén celestial,tanto en la iconografía como en la heráldica de la ciudad, proceso que cul-minará a fines del siglo XVI con la construcción de un nuevo templo de SantaMaría.

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UNA JERUSALÉN EN EL OCCIDENTE MEDIEVAL...

DAROCA EN LA BAJA EDAD MEDIA

N.° I: Plano de la ciudad de Daroca en la Baja Edad Media.

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N.° 3: Escudo de la ciudad de Daroca. Este escudo es un vercladero texto semiótico.Se identifica con la Jerusalén celestial, cuya planta y disposición,

aproveclzando las murallas, imita. Por el centro de la ciudaddiscurre un curso de agiza («zin río de agua de vida»)

tal y como se señala en el Apocalipsis de San Juan(Ver nota 303).

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JOSÉ LUIS CORRAL LAFUENTE

N.° 4: Representación escultórica en bajorrelieve de la entrada de Jesucristo en Jerusalénsobre el asno (Timpano de la iglesia de Neuville-les-Corbie, Francia; siglo XV).

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N. 5: Entrada de los Corporales en la ciudad de Daroca en el arca sobre el asno, asemejanza de la entrada de Jesucristo en Jerusalén (Timpano de la iglesia del con-

vento de la Trinidad de Daroca; siglo XV).

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JOSÉ LUIS CORRAL LAFUENTE

N.° 6: Tabla con la crucifixión de Jesucristo; el paisaje del fondo es una representa-ción de Daroca con sus torres de piedra levantadas sobre los dos cerros que rodean

la ciudad (Retablo de la Virgen Man'a, atribuido al maestro de Langa, seccióndel Museo Colegial, en el Museo Municipal y Conzarcal de Daroca; siglo XV).

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N. 7: Tabla con la crucifixión de Jesucristo; el paisaje del fondo a la derecha dibu-ja la ladera del cerro de San Cristóbal y sus murallas (Retablo de San Fabián y

San Sebastián, sección 11 del Museo Colegial, en el Museo Municipal y Comarcalde Daroca; siglo XV).

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N.° 8: Paño con los Corporales, en St4 estuche del oro de fines del siglo XV (BasílicaColegial de Santa María de Daroca).

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