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UNIVERSIDAD DE MÉXICO JULIA ELENA MELCHE NIcoLÁs ECHEVARRíA ---------------lr3llI------------- Fotografías: Cecilia Gutiérrez, Archivo Fotográfico IIE-UN.\M y la mujer espíritu. Pero ante todo será sólo la mujer que habla de su vida cotidiana, de sus miserias, de sus miedos, de sus hijos muertos, de su primera experiencia con los hongos y de su resignada espera de la muerte. Sin alabanzas ni condenacio- nes, Echevarría penetra en el cono- cimiento de la sabia campesina analfabeta. Capturada en su intimi- dad espiritual y sicotrópica, es la iluminada que alivia enfermos y se entrega al éxtasis más delirante en su intensa lucha contra la muerte. Como el peyote es la máxima dei- dad para los huicholes de Hikuri Tame, los hongos son en María Sa- bina. Mujer espíritu la Palabra libe- radora. Al igual que en sus trabajos anteriores, la presencia sonora co- bra vital importancia al ser orques- tada por el necesario Mario Lavista que acopla un sutil sonido de flau- tas a la poesía de las imágenes. Echevarría se aparta tempo- ralmente de sus temas sobre la san- tería, para ir tras la huella de una civilización autóctona en el cora- De 1975 a 1977, Echevarría fil- ma el mediometraje Hikuri Tame. Peregrinación del peyote, que viene a ser un asombroso estudio sobre la ingestión de la planta alucinógena utilizada por los huicholes como medio para comunicarse con sus dioses o iniciarse como chamanes. En su primer largometraje docu- mental, María Sabina. Mujer espíritu (1978), se acerca de manera sencilla a la octogenaria curandera zapoteca del título tratando de descubrir su esencia mística y humana. Rompien- do con todas las reglas del documen- tal tradicional, presenta a una María Sabina natural y en plena libertad de movimiento que nunca posa para la cámara, simplemente se muestra, in- teractúa, conversa en su lengua nativa y acomete sus curaciones mágicas. Conocida por sus ceremonias religio- sas con base en la toma de hongos alucinógenos y visitada por grandes personalidades de todo el mundo, sobre todo durante los años sesentas y setentas, la menuda anciana será la mujer sagrada, la mujer hechicera, la mujer ángel, la mujer demonio A proximarse a la obra fO- rnica del talentoso cineas- ta Nicolás Echevarría, es entrar a un universo má- gico, alucinante e infinitamente místico y religioso. Nacido en Tepic, Nayarit, Echeva- rría realiza estudios de música en 1969 y, al año siguiente, funda el grupo de composición musical Quanta, junto con su gran amigo el músico de vanguardia Mario Lavis- ta, quien se encargará de la banda sonora de casi todas sus películas. Después de estudiar cine en Nueva York, se especializa en el documental sobre el mundo indí- gena, pero no desde el punto de vista etnográfico o folklórico, sino como una investigación profunda de la sabiduría aborigen para lle- gar a conocer su espíritu. Sensible y solitario, se convierte en un estu- dioso de los indios huicholes y co- ras, con quienes vivió por más de dos a110s, y en 1973 dirige su pri- mer cortometraje documental, en 16 mm, titulado Judea. Semana San- ta entre los coras, donde da testimo- nio de los rituales religiosos de los aborígenes de Nayarit, como luego lo dará de los de la sierra chihua- huense en Teshuinada.Semana San- ta tarahumara (1979). Haciendo una especie de parén- tesis fílmico, realiza el cortometraje Eureka (1974) en súper 8, sobre un joven contorsionista que con una flexibilidad increíble ejecuta un sinfin de movimientos extraños, has- ta culminar en una regocijante auto- felación insinuada. Junto con otras 24 mini-películas que debían tener como base el discurso sexual, el cor- to participó en el Festival de Cine Erótico en súper 8 de 1974, primero y único que se organizó en México. --

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UNIVERSIDAD DE MÉXICO

JULIA ELENA MELCHE

NIcoLÁs ECHEVARRíA

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Fotografías: Cecilia Gutiérrez, Archivo Fotográfico IIE-UN.\M

y la mujer espíritu. Pero ante todoserá sólo la mujer que habla de suvida cotidiana, de sus miserias, desus miedos, de sus hijos muertos,de su primera experiencia con loshongos y de su resignada espera dela muerte.

Sin alabanzas ni condenacio­nes, Echevarría penetra en el cono­cimiento de la sabia campesinaanalfabeta. Capturada en su intimi­dad espiritual y sicotrópica, es lailuminada que alivia enfermos y seentrega al éxtasis más delirante ensu intensa lucha contra la muerte.Como el peyote es la máxima dei­dad para los huicholes de HikuriTame, los hongos son en María Sa­bina. Mujer espíritu la Palabra libe­radora. Al igual que en sus trabajosanteriores, la presencia sonora co­bra vital importancia al ser orques­tada por el necesario Mario Lavistaque acopla un sutil sonido de flau­tas a la poesía de las imágenes.

Echevarría se aparta tempo­ralmente de sus temas sobre la san­tería, para ir tras la huella de unacivilización autóctona en el cora-

De 1975 a 1977, Echevarría fil­ma el mediometraje Hikuri Tame.Peregrinación del peyote, que vienea ser un asombroso estudio sobre laingestión de la planta alucinógenautilizada por los huicholes comomedio para comunicarse con susdioses o iniciarse como chamanes.

En su primer largometraje docu­mental, María Sabina. Mujer espíritu(1978), se acerca de manera sencillaa la octogenaria curandera zapotecadel título tratando de descubrir suesencia mística y humana. Rompien­do con todas las reglas del documen­tal tradicional, presenta a una MaríaSabina natural y en plena libertad demovimiento que nunca posa para lacámara, simplemente se muestra, in­teractúa, conversa en su lengua nativay acomete sus curaciones mágicas.Conocida por sus ceremonias religio­sas con base en la toma de hongosalucinógenos y visitada por grandespersonalidades de todo el mundo,sobre todo durante los años sesentasy setentas, la menuda anciana será lamujer sagrada, la mujer hechicera,la mujer ángel, la mujer demonio

Aproximarse a la obra fO­rnica del talentoso cineas­ta Nicolás Echevarría, esentrar a un universo má­

gico, alucinante e infinitamentemístico y religioso.Nacido en Tepic, Nayarit, Echeva­rría realiza estudios de música en1969 y, al año siguiente, fundael grupo de composición musicalQuanta, junto con su gran amigo elmúsico de vanguardia Mario Lavis­ta, quien se encargará de la bandasonora de casi todas sus películas.

Después de estudiar cine enNueva York, se especializa en eldocumental sobre el mundo indí­gena, pero no desde el punto devista etnográfico o folklórico, sinocomo una investigación profundade la sabiduría aborigen para lle­gar a conocer su espíritu. Sensibley solitario, se convierte en un estu­dioso de los indios huicholes y co­ras, con quienes vivió por más dedos a110s, y en 1973 dirige su pri­mer cortometraje documental, en16 mm, tituladoJudea. Semana San­ta entre los coras, donde da testimo­nio de los rituales religiosos de losaborígenes de Nayarit, como luegolo dará de los de la sierra chihua­huense en Teshuinada.Semana San­ta tarahumara (1979).

Haciendo una especie de parén­tesis fílmico, realiza el cortometrajeEureka (1974) en súper 8, sobre unjoven contorsionista que con unaflexibilidad increíble ejecuta unsinfin de movimientos extraños, has­ta culminar en una regocijante auto­felación insinuada. Junto con otras24 mini-películas que debían tenercomo base el discurso sexual, el cor­to participó en el Festival de CineErótico en súper 8 de 1974, primeroy único que se organizó en México.

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es un exhau livo análi I~ del cultoprofesado al campesinu milagrosoJosé Fidencio de Je ú\ Con lanti­no Síntora (1 9 -193 ). mejor co­nocido en lodo l nOII<.: del paícomo el iño Fid neio, qui n al­canzó u máxima eel -hridad porlo año " ime '

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en el sur del estado de Puebla. Enplena decadencia, el grupo de artis­tas ofrece su última función acom­

pañado por oberturas de operetasfamosas o marchas y corridos mexi­canos que interpreta una banda depueblo. Con un tono lúdico y jubi­loso, aunque a veces fúnebre y pesi­mista, Echevarría registra lairreductible agonía de las manifes­taciones culturales populares quese niegan a morir.

El segundo largometraje delrealizador, El niño Fidencio, tauma­turgo de Espinazo (1981) es un in­tensísimo documental sobre losritos y testimonios de los curan­deros fidencistas que se dan citavarias veces al año en el desérticopoblado de Espinazo, NuevoLeón, para desbordarse en festivi­dades sacras. Al igual que MaríaSabina. Mujer espíritu, la cinta esotro excelente ejemplo estético d 1cine en directo que busca el re­cuento de los hechos bajo la pala­bra misma y no la entrevistasuperficial. Exenta de todo sen a­cionalismo y matices pintoresco •

zón mismo de un rústico circo ensu nostálgico mediometraje Poetascampesinos (1980).

Con un deslumbrante lirismovisual, rinde homenaje a las carpassuburbanas condenadas a la ex­tinción por la llegada de otros es­pectáculos más novedosos. Se tratadel humilde circo "La maroma" deBeningno Herrera integrado porcampesinos mixtecos en el olvida­do pueblito San Felipe Otoltepec,

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dencio, esos chamanes elegidos en­fundados en túnicas blancas y lIa­mados "cajitas", les puedan realizar.

Como un sumario de todas lamanías y obsesiones temáticas delcineasta, El niño Fidencio, taumatur­

go de Espinazo concilia y conjuntatodos los elementos de las cintasanteriores: deJudea.Semana Santaentre los caras y Teshuinada.SemanaSanta Tarahumara conserva su fas­cinación por las fiestas y rituales

religiosos; como en Hikuri Tame.Peregrinación del peyote mantiene eldelirio por las peregrinacionescomo libradoras del malo renova­doras de vida; de Maria Sabina, mu­

jer espíritu recupera el personajemágico transformador y purifica­dor de almas, y de Poetas campesi­nos rescata el sentido sacro-paganodel espectáculo.

Con algunas imágenes de épo­ca, donde se ve al auténtico NiñoFidencio, la película posee una ex­traordinaria estructura musicalgracias a los sólidos conocimientosdel realizador-compositor, a la co­laboración nuevamente de MarioLavista y de la sonidista francoviet­namita SybilIe Hayem. Su sonidoen directo registra voces, cantos e

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himnos religiosos, escuchándoseen forma aislada murmulIos o elruido de los cuerpos devotos zam­bulliéndose en el agua a la búsque­da del bautismo que purificará susalmas. Cada secuencia tiene unmontaje sonoro específico queconduce al espectador a diferentesestados anímicos como los varia­dos tonos de la cinta: vigorosostamborazos, acordeones jubilosos,violines agonizantes, suaves melo­días de flauta; en ocasiones sólopermanecerán los nítidos sonidosambientales.

Después de varios años de unainvoluntaria inactividad cinemato­gráfica, Echevarría realiza en 1988el brilIantísimo video-filme SorJua­na Inés de la Cruz o las trampas de lafe basado en la obra ensayística del

Las pinturas al gouache que pre­sentamos en este espacio estántomadas de libretas de diarios,apuntes y proyectos cinematográ­ficos de Nicolás Echevarría.

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mismo nombre de Octavio Paz.Con su exquisitez y sensibilidadacostumbradas, el cineasta consi­gue de nuevo una concreción fíl­mica mediante los cuatro periodosdistintos del sobrio relato biográfi­co, que marcan las cuatro épocasen la vida del célebre personaje:Juana niña, púber, joven y adulta.Más que profundizar en la obraliteraria de la poetisa novohispana,va a la búsqueda interna de la mujerrebelde, conflictiva, feminista, alti­va y sumisa que fue Juana Ramírezlogrando una intensa reflexión so­bre su soledad y su sentimiento re­ligioso que siempre la invadió.

El trabajo del realizador-cama­rógrafo es de una singular bellezavisual. Sus seductoras imágenes

son acompañadas por la narrativapoética de Paz en la voz serena delescritor Guillermo Sheridan ysiempre teñidas por la delicadamúsica de alientos y percusionesde Mario Lavista.

En 1990, Echevarría se encar­ga de registrar en video las obrasde teatro De película de Julio Casti­llo y Blanca Peña, De la calle deJesúsGonzález Dávila y Los Enemigos deSergio Magaña. Ese mismo añodebuta como director ficcional ensu delirante película Cabeza deVaca, un proyecto acariciado por elcineasta durante más de seis añose injustamente aplazado por el lm­cine delamadrista. Finalmente, conel apoyo de productoras privadas,de la televisión española, de la Co-

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cia de la hechicería alucinógena ytransforma a Don Álvar en el NiñoFidencio y la María Sabina de laConquista. Luego de beber un bre­baje peyotero, el expedicionarioandaluz reproducirá aquellos ritua­les de judea, Hikuri Tame y Teshui­nada. Se convertirá en el nuevochamán de una comunidad indíge­na devolviéndole la salud a un gigan­te aborigen que ha sido herido enel ojo derecho por un conjuro má­gico, sanará a un joven indio tras­pasado por una mortal saeta y, enun tembloroso acto mesiánico, re­sucitará a una bella doncella queyace muerta sobre un petate comopasaje bíblico de Lázaro.

Echevarría logra en Cabeza deVaca una obra maestra en todoslos niveles. Sus elaboradísimos es­cenarios de apabullante belleza vi­sual, responsabilidad del directorde arte José Luis Aguilar, son cap­turados por la espléndida cámara deGuillermo Navarro, y sólo puedenser comparados con la estética y

armonía de los del excelente filmevanguardista Retorno a Aztlán(1988-90) deJuan Mora Catlett. Suconstrucción musical minimalista,a cargo del ya imprescindibleMario Lavista, puede avanzar tre­pidante como el recorrido mismode Don Álvar, o brotar espontáneacomo sus sorprendentes curacio­nes. Al igual que en la menciona­da Retorno a Aztlán, la magníficareconstrucción de una probablerealidad histórica, con base en elconocimiento en la materia del ci­neasta-investigador, parece ser laverdadera. Como si tuviera la cer­teza de cómo eran, cómo vivían ycuál era el hábitat real de las et­nias que conoció Don Álvar en sulargo recorrido, Echevarría elabo­ra su propia teoría sorprendiendocon colosales aldeas y exóticas mu­jeres con cuerpos pintarrajeados onativos cubiertos de lodo en uncortejo fúnebre.

La película termina con ungrupo de indios que cargan pesada-

mente una enorme cruz de plata,como una callada pero estremece­dora demostración de su rencorpor el sometimiento español, ahoraasimilado, aunque el realizador de­clara que la idea de esa última ima­gen es manifestar que la riqueza enMéxico nos ha dado más pobrezaque riqueza.

Cabeza de Vaca ha sido merece­dora de grandes elogios por la crí­tica especializada en Europa yEstados Unidos, donde se exhibiócon un éxito rotundo. Tambiénparticipó en destacados festivalesde cine, entre ellos el de Berlín 91.

El incomprendido, aunquetenaz director Nicolás Echevarríalogra trasmitir la soledad y el pensa­miento místico de sus personajes,siempre envueltos en inquietantessentimientos religiosos, por mediode inteligentes propuestas cinemato­gráficas. Su trayectoria fílmica de­muestra su inagotable pasión porlos retos difíciles, pero finalmente

reconocidos.•

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