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Sabine Dedenbach-Salazar Sáenz La descripción gramatical como reflejo e influencia de la realidad lingüística: la presentación de las relaciones hablante-enunciado e intra-textuales en tres gramáticas quechuas coloniales y ejemplos de su uso en el discurso quechua de la época 1 Morfemas del discurso: vista panorámica Muchas lenguas codifican gramaticalmente funciones discursivas que en las lenguas indo-europeas solemos expresar vía medios léxicos, de entonación o de orden de las palabras. Al decir ‘funciones discursi vas’ me refiero a la perspectiva que expresa el hablante con respecto al enunciado así como también a la relación de los enunciados entre sí. Al interior de un discurso, a base del co-texto de las oraciones anteriores y posteriores se puede colegir el significado de los morfemas discursivos, porque es sólo en este co-texto más allá de la palabra que reciben su significado. Para usar un ejemplo del quechua: se sabe que -qa marca un tópico; pero solamente cuando se sabe lo que ha precedi do a la parte de la oración que lleva -qa, se puede llegar a saber si en un caso particular introduce un tópico, lo reintroduce o lo contrasta con otro. Es decir, un morfema discursivo se usa — más allá de los límites léxicos y oracionales — para organizar el discurso. En los estudios lingüísticos de carácter teórico y comparativo se examinan los fenómenos mencionados en el marco del sujeto y predi cado, tomando en consideración el co-texto. Se distingue entre tópico (topic o Thema ) y comentario (focus o Rhema). No es posible entrar aquí en el debate teórico sobre tópico y comentario de manera detalla da. Sólo remito a la definición de Lyons (1968: 334-337): el tema o tópico es la persona o el objeto, sobre la/el cual se dice algo, cuasi el ‘sujeto del discurso’, el elemento dado en una situación o en una pre gunta explícita, a la cual responde el hablante. El comentario es la afir mación que se hace sobre la persona o el objeto, la parte del enunciado

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Sabine Dedenbach-Salazar Sáenz

La descripción gramatical como reflejo e influencia de la realidad lingüística:

la presentación de las relaciones hablante-enunciado e intra-textuales

en tres gramáticas quechuas coloniales y ejemplos de su uso en el discurso quechua de la época

1 Morfemas del discurso: vista panorámica

M uchas lenguas codifican gramaticalmente funciones discursivas que en las lenguas indo-europeas solemos expresar vía medios léxicos, de entonación o de orden de las palabras. Al decir ‘funciones discursi­vas’ me refiero a la perspectiva que expresa el hablante con respecto al enunciado así como también a la relación de los enunciados entre sí.

Al in terior de un discurso, a base del co-texto de las oraciones anteriores y posteriores se puede colegir el significado de los morfemas discursivos, porque es sólo en este co-texto más allá de la palabra que reciben su significado. Para usar un ejemplo del quechua: se sabe que -qa marca un tópico; pero solamente cuando se sabe lo que ha precedi­do a la parte de la oración que lleva -qa, se puede llegar a saber si en un caso particular introduce un tópico, lo reintroduce o lo contrasta con otro. Es decir, un morfema discursivo se usa — más allá de los límites léxicos y oracionales — para organizar el discurso.

En los estudios lingüísticos de carácter teórico y comparativo se examinan los fenómenos mencionados en el marco del sujeto y predi­cado, tomando en consideración el co-texto. Se distingue entre tópico (topic o Thema) y comentario (focus o Rhema). No es posible entrar aquí en el debate teórico sobre tópico y comentario de manera detalla­da. Sólo remito a la definición de Lyons (1968: 334-337): el tema o tópico es la persona o el objeto, sobre la/el cual se dice algo, cuasi el ‘sujeto del discurso’, el elemento dado en una situación o en una pre­gunta explícita, a la cual responde el hablante. El comentario es la afir­mación que se hace sobre la persona o el objeto, la parte del enunciado

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que añade algo nuevo y con esto transmite informaciones al destina­tario. Se puede decir que la relación entre el hablante y el enunciado se manifiesta en la validación de lo dicho por el hablante.

Otro elemento que determina la textura del discurso es lo que le da la cohesión, lo que interrelaciona los enunciados entre sí. Esto incluye medios de conectividad, como son la coordinación y la subordinación, en algunas lenguas expresadas mediante conjunciones, en otras m edian­te otros elementos morfo-sintácticos.

2 Los morfemas del discurso en el quechua'

En las gramáticas de Gary Parker, Donald Solá y sus colaboradores (Solá/Parker 1964; Parker 1965, 1969; Solá/Cusihuamán 1967, Solá et al. 1967, Solá/Túpac Yupanqui 1976), escritas en la universidad de Cornell y estimuladas por la lingüística de Hockett, se encuentra por primera vez el término «enclitics» («enclíticos») para el grupo de sufi­jos quechuas que se pueden añadir a raíces y palabras verbales y nom i­nales .2 Aquí tam bién aparece por primera vez el término «topic» («tópico») con referencia al sufijo -qa y «comment» («enfoque») con referencia a los sufijos -mi, -si y -cha, que estos autores denominan com o de validación y que yo denomino aquí evidencíales .3 Lastra (1968: 39-42), en su gramática del quechua de Cochabamba, incluye en la clase de los sufijos independientes («independent») el grupo de

1 Como los materiales quechuas coloniales analizados para este estudio provienen de la costa central y de la sierra sur de lo que hoy es el Perú, las observaciones que siguen se circunscribirán al Quechua II (para un esquema de la clasificación de los dialectos quechuas cf. los trabajos de Torero 1964, Parker 1969-71 y Cerrón-Palomino 1987).

2 Como observa Matthews (1974: 168-169, 173) en su estudio sobre morfología, hay pocos trabajos que tratan de este término. El mismo lo explica como sigue: un «enclitic» es la — muchas veces abreviada — forma de una palabra (por ejem ­plo la -’s inglesa del genitivo) que se puede referir, además de a una palabra pre­cedente, a todo un grupo de palabras o a una frase, como p.ej. «John’s chances» y «a man o f twenty’s chances».

3 Cf. Dedenbach-Salazar Sáenz (1991). En este grupo también se debe incluir el interrogativo-negativo -chu.

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los de validación («validational»), A éstos pertenece el sufijo -ri que ella denom ina como intensivo y enfático.

Sin embargo, a base de las funciones y significados m últiples de estos sufijos de discurso cabe preguntarse si los conceptos de tem a y comentario son los más adecuados para definirlos .4

En este sentido me parece fructífero el acercamiento de W ölck (publicado en 1987, Ms. 1976/77) que hasta ahora ha recibido poca atención. Dice este investigador:

Optamos más bien por un ataque del problema de la clasificación de los sufijos de un modo profundamente distinto, que consiste en la búsqueda de las categorías semánticas que tienen expresión en el quechua. Con esta premisa postulamos clasificar las formas, en nuestro caso los sufijos, según las funciones que cumplen (Wölck 1987: 50).5

Estas funciones son, según Wölck, la categorial, la léxica y la rela­cional. La últim a la esboza de la m anera siguiente:

La identificación de la función relacional reside en su valor birreferencial que consiste, como indica su nombre, en expresar la relación entre gene­ralmente dos referentes, como entre personas y enunciados, tiempos, luga­res, enunciados, personas y lugares, personas y enunciados, etc. función que cumplen p.ej. los «enclíticos» (Wölck 1987: 51).

La función relacional incluye, entre otras, la categoría de «hablan- te-enunciado». A ésta pertenecen los sufijos evidenciales así como también -ya emotivo, -lia ubicuo y -ri/riki afirmativo (W ölck 1987: 53- 54). También habría que incluir -puni enfático en este grupo. Bajo los «sufijos interenunciados» Wölck (1987: 52-53) entiende -taq contrasti- vo, -wan coordinativo, -raq continuativo, -ña discontinuativo, -pas aditivo y -qa enigmático,6 a los cuales denomina como sufijos discursi­

4 A esta multiplicidad funcional se añade la confusión terminológica con referencia a la cual observa Grimes (1982: 164): «Linguists use terms like ‘topic’, ‘them e’, ‘focus’, and ‘foregrounding’ (...), but no two linguists use the terms in the same way.»

5 Cf. también el acercamiento propuesto por Dedenbach-Salazar Sáenz/Masson (1987: 291-292) que parte de una orientación semántica.

6 Longacre (1979: 265-266) enumera algunos morfemas que especifican al partici­pante de un texto y sus acciones y que tienen funciones parecidas a las de los morfemas que yo he denominado de discurso; Longacre llama a estas partículas « ‘m ystery’ particles».

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vos o conectivos y que se caracterizan por tener casi siempre uno de sus referentes fuera de la oración en la que aparecen. Aunque estas sugerencias clasificadoras de W ölck necesitan una mayor elaboración y verificación a base de materiales auténticos, me parece que nos proveen de un marco útil para estudiar la categoría de sufijos que he denominado discursivos.

Motivada por la clasificación propuesta por W ölck quisiera para el presente estudio dividir el grupo de los sufijos de discurso en dos sub­grupos: (a) los sufijos intra-textuales, que comprenden los topic marker (-qa y -ri) así como también los sufijos coordinativos -taq, -pas, -wan, y (b) los sufijos evidencíales, que comprenden el afirmativo (-mi), el reportativo (-si) y el dubitativo (-cha); en el quechua m oderno la com ­binación de los sufijos evidencíales con los subordinadores -spa y -pti da ciertos significados a las oraciones subordinadas, así p.ej. -spa com ­binado con -mi expresa una oración causal (Dedenbach-Sal azar Sáenz et al. 1994: 94-95). Estos son los recursos que emplea el quechua para establecer lo que se puede denom inar la conectividad del discurso.

3 Estudios de gramática de los siglos XV y XVI

Cuando queremos analizar ciertos aspectos del lenguaje según su tratamiento en las gramáticas quechuas de la época colonial temprana, conviene situar a los autores de estas gramáticas en el estado de la investigación de su tiempo. No escribían en un vacío lingüístico, sino que ya en su época existían obras lingüísticas, entre ellas estudios de carácter más bien teórico, como p.ej. el Diálogo de la lengua (1535, aunque publicado recién en 1737) de Juan de Valdés y las obras de Juan Luis V ives (primera mitad del siglo XVI, especialmente su Arte de hablar de 1532), asi como también estudios sobre las lenguas m is­mas, como fueron la gramática latina (1482) y la castellana (1492) de A ntonio de Nebrija, y la gramática del latín, M inerva (1587), de Francisco Sánchez de las Brozas .7

7 Noreña (1975), en su capítulo sobre «Fray Luis de León and the concern with language», presenta un panorama del pensamiento lingüístico en la época del rena­cimiento. Para un análisis de los estudios lingüísticos de esa época y la ubicación

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Sabemos de dos inventarios de libros exportados de España al Perú en el siglo XVI; p.ej. ya en 1583 y 1591 se llevaron 53 artes de Ne- brija . 8 De eso podemos colegir que los gramáticos del Perú pudieron tener acceso a las obras de Nebrija y posiblemente a las de otros auto­res de su época. Además sabemos que la gramática latina de N ebnja era obra estándar en todas las universidades (Riveras en Sánchez de las Brozas [1587] 1976: 15) y hasta prescrita como modelo para la elabo­ración de las gramáticas de lenguas indígenas (Aguirre 1983: 207).

Santo Tomás, en su «Prólogo al lector» (Gramática [1560] 1951a: 16), m enciona la gramática latina de Nebrija como modelo. El autor de la gramática de 1586, probablemente escrita a iniciativa del Tercer Concilio de Lim a (Anónimo: «Prohemio»), no m enciona el modelo usado por ellos. González Holguín en su gramática tampoco hace refe­rencia explícita a sus fuentes españolas, pero da a entender que ve su propia gramática como ampliación de la que ya existía (probablemente se refiere a la de 1586). El hecho que los tres gramáticos del quechua hablan de «ocho partes de la oración» es un indicio que se basaban en la gramática latina de Nebrija en la cual éste distingue ocho partes de la oración, y no en la castellana del mismo autor en la cual figuran diez partes de la oración.

Como los autores que describían las lenguas indígenas de América solamente se podían basar en los estudios de los gramáticos españoles y, más tarde, en los de otros gramáticos europeos, tenían que tratar de hacer coincidir los fenómenos lingüísticos de las lenguas amerindias con los modelos existentes o, en su lugar, desarrollar nuevos modelos. Por eso, Santo Tomás, el Anónimo y González Holguín se acercan a la descripción de los sufijos que he denominado de discurso partiendo del concepto de la conjunción así como del de una clase residua que no cabe en el modelo conocido.

de ellos en su tradición histórica cf. también Padley (1976, 1985, 1988) y Lozano Guillén (1992). No se debe olvidar tampoco que en los siglos XVI y XVII también en otros países europeos florecía el estudio de las lenguas vernáculas, como lo muestra el trabajo de Padley (1985, 1988). Sin embargo, las gramáticas misioneras de lenguas extra-europeas estaban entre las primeras obras de este tipo (cf. Rowe 1974).Leonard (1942; 1953). Cf. también Hampe (1987: 81-82; 1991/1992: 25).

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En cuanto a la conjunción, Nebrija, en su gramática castellana (igual que en su gramática latina) la define como una de las partes de la oración, «la cual aiunta y ordena alguna sentencia». En la gramática castellana distingue cinco clases de conjunciones: la copulativa, la disyuntiva, la causal, la conclusiva y la continuativa (Quilis, en Nebrija [1492] 1981: 38-39, Nebrija [1492] 1981: 199), mientras que para el latín había establecido las clases de conjunciones siguientes: copula­tiva, continuativa, subcontinuativa, adyuntiva, aprobativa, disyuntiva, subdisyuntiva, electiva, adversativa, «abnegatiua», colectiva (o racional o ilativa), dubitativa y com pletiva (Nebrija [1482] 1981), con lo cual m uestra que no se trata de una clase cerrada, sino que hay variedad según la lengua .9

Este es el marco en el que los gramáticos quechuas tenían que ubicar los intentos de descripción de fenómenos de discurso que exa­m inaremos en seguida.

4 La descripción de los morfemas del discurso en las gramáticas de Santo Tomás, del Anónimo y de González Holguin

4.1 Santo Tomás

Santo Tomás tiene dos sufijos discursivos en su sección sobre las conjunciones; se trata de -pas y -wan como conjunciones copulativas, con lo cual incluye estos sufijos en el modelo latín-castellano de la gramática. Pero también incluye como conjunción adversativa el lexe- m a p ana , ‘aunque’, y como colectiva chaypaq, ‘por tanto’; por lo demás refiere al lector a su vocabulario (Gramática [1560] 1951a: cap. XIV, p. 122). Allí se encuentra, bajo «Ychas, o ychax — a caso, o por ventura; Ychax are — quiça si» (.Lexicón [1560] 1951b: 299), y en la

En su gramática castellana, Nebrija además habla de sintaxis, aunque limita esta concepción a la concordancia, al orden de las partes de la oración y a la construc­ción de los verbos y de los nombres «después de sí» (es decir, construcciones verbales transitivas y construcciones nominales con casos/preposiciones), así como de algunas figuras retóricas (Nebrija [1492] 1981: 203-224). Lozano Guillén (1992) trata detalladamente del desarrollo del concepto de ‘sintaxis’ a través de los siglos, enfatizando la investigación de los casos.

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sección castellana tiene los siguientes, aunque no todos declarados com o conjunciones: «Antes que, conjunción — manaracmi» (p. 41), «Assi como, conjunction — chaysina» (p. 49), «Aunque, conjunction — pana» (p. 52), «Por esso — chaypac», «Porque, respondiendo la causa — chaypac» (p. 190) («mientras, o mientras que» — no tiene traducción, p. 168). Se ve que solamente ichaqa y pana son morfemas independientes, mientras que las otras son construcciones basadas en ciertas raíces y sufijos.

Los otros morfemas discursivos aparentemente no caben en el modelo de las lenguas romances, pues Santo Tomás en su capítulo 22 «de algunas partículas, o syllabicas adjectiones no significatiuas, que entran en composición de nombres y verbos» (Gramática, p. 142-148) trata de -chu, -mi, -lia, -raq, -qa, -cha y -s e incluye también el sufijo de verbalización y modificación verbal -naya'0 así como la terminación «-c» que es el indicador escrito de la velarización de la nasal final /-n/. En la introducción a este capítulo describe la función de todos estos sufijos de la manera siguiente: «de suyo nada significan: pero adornan, o ayudan a la significación de los nombres, o verbos a que se añaden». El hecho que Santo Tomás no las puede integrar en las categorías exis­tentes y su suposición que ayudan al siginificado de otros morfemas m uestran que el investigador era un cuidadoso observador y estaba consciente de la dificultad de aplicar el modelo romance.

Santo Tomás describe -chu como m arcador de la pregunta y de la negación, mientras que -mi para él tiene solamente una función ornamental («adorna») y se puede añadir a verbos (con excepción de la primera y de la segunda persona) y sustantivos. En otro lugar da un ejem plo que m uestra que -mi puede ser usado con la tercera persona del verbo para significar «ser» (Gramática: cap. XXI, p. 142). De -lia, Santo Tomás dice que le da algo femenino («effeminado, y m ugeril») al enunciado, que las mujeres lo usan más que los hombres. Según él, -raq expresa una acción aún no realizada («imperfección», «futuri- cion») y se usa mayormente con verbos; lo traduce por ‘aun’ y en su forma negativa: manaraq, por ‘ya no ’. De -qa dice que se usa con -pti, pero no da ningún significado individual. Según Santo Tomás, -cha se

10 Deriva este sufijo de «na» más un sufijo sin significado «yauanc», que es, segúnlo que sabemos ahora, -naya-wan.

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añade al potencial («subjunctiuo») y no le da ningún significado particular, pero por su combinación con este m odo obviamente resalta su carácter dubitativo. De manera similar, reconoce que el sufijo -s causa un cambio en el sentido de la oración, pero como no capta cuál es, describe este sufijo de la manera siguiente: «que en alguna manera m uda la significación». (Cf. el cuadro 1.)

Conjunciones

conjunciones

Cuadro 1: Santo Tomás

castellano quechua

(Gramática p. 122)

copulativas y pas"y guan

adversativa aunque panacolectiva por tanto chaypaq

(Lexicón)a caso, o por ventura y chas, o ychaxquizá sí ychax areantes que manaracmiasí como chaysinapor eso; porque respondiendo la causa

chaypac

('Gramática, p. 142-148)

" Los autores coloniales no distinguen gráficamente entre partícula y sufijo por lo cual en los cuadros presento sus sufijos sin guión inicial.

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«de algunas partículas, o syllabicas adjectiones no significatiuas, que entran en composición de nombres y verbos»

castellano descripción quechua

marcador de la pregunta chuy de la negación«adorna» mi«effeminado, y mugeril» lia

aún «imperfection», «futuricion» rae«añádese a los verbos en los ca o gatiempos de los modos subyunctiuo, y optatiuo, y es ornato», se usa con ptise añade al potencial cha(«subjunctiuo»)«que en alguna manera muda la ssignificación»

4.2 E l Anónimo de 1586

La gramática de 1586 tiene un capítulo breve sobre las conjuncio­nes (Anónimo 1586: f. 38r), de las cuales el autor enumera ocho. Se nota que en algunos casos el m ismo sufijo cumple distintas funciones, como p.ej. -qa y -ri (marcado con negrilla).

A este capítulo le sigue una descripción de las partículas -chu y -mi (f. 38r-39r). M ientras que el autor explica cómo se usa -chu en oraciones negativas e interrogativas, con referencia al significado de -mi sólo dice que se emplea en oraciones afirmativas, pero trata deta­lladamente su distribución. Continúa con una categoría de «partículas diversas (...) que siendo por otra parte conjunctiones o aduerbios o proposiciones, siruen de om atiuas o variar la significación» (f. 39r- 40r); ésta incluye, entre otros, los sufijos -qa (y la raíz qana) adversa­tivo, -cha dubitativo, -lia expresando «singularidad», «ternura o affec­tion», -pas indefinido («universal»), -raq, ‘aún’, ‘todavía’, y -si, ‘dicen que’. (Cf. el cuadro 2.)

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(f. 38r) Conjunciones

conjunciones

copulativas

disyuntivas

adversativas

causales

ilativas

colectivas

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Cuadro 2: Anónimo de 1586

descripción castellano quechua

«affirma del todo»

«para razonar» o «para preguntar»

«para dudar»

pero; lat. enim, quidem

pero

aunque

pero

pastachuanmana ñispa cayri

chuchuchchuscanaca

ychaca

panapanapas

arir i

porque riarimanta

pues así que

por lo cual por lo tanto

narihinaspaca

chaypacchayraycuchaymantacaypaccayraycu

continuativas por ende cay hiñade esta manera chayna de aquí es que hinamanta

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conjunciones descripción castellano quechua

condicionales «se incluyen en el subjunctiuo de pti»

hinascamantahinaspachayhinamanta

pti ...ca pti ... chayca

(f. 38r - 39r) Partículas

marcador de la pregunta y de la negación

con oraciones afirmativas

chu

mi

(f. 39r - 4Or)«partículas diversas ... que siendo por otra parte conjunctiones o aduerbios o proposiciones, siruen de omatiuas o variar la significación»

omativas,adversativas

perotambién

calcai

«dubitación» quizá cha

«en los aduerbios» hiña

«en las preposi­ciones y conjunc­tiones»

huan

«singularidad», «ternura o affection»

lia

indefinido(«universal»)

pas

aún, todavía rae

dicen que si

«affirma como tacquitando toda duda»

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4.3 González Holguin

El que trata estos fenómenos con más detalle es González Hol­guin. Habla de los sufijos de discurso en una sección especial, adicio­nal al modelo tradicional. Se basa obviamente en la gramática del Anónimo, pero (como se puede ver al comparar los cuadros aqui pre­sentados) diversifica y m odifica las categorías de este autor.

En su «Libro quarto» sobre «la elegancia y propriedad» del que­chua, trata en el capítulo segundo ([1607] 1975: f. 121v-122r) de las partículas finales, de las cuales da a entender que se pueden usar con form as nom inales y verbales aunque se lim ita al uso «con nombres mas comunes». Distingue entre los de «varia significación» y los «que mudan la significación» (f. 1 2 1 v), con -cha por ejemplo perteneciendo al p rim er grupo, -mi y -si en cambio al segundo, como se ve en el cuadro 3. A continuación (f. 123r-123v) da reglas para el orden en que se combinan entre sí. Más adelante, en el contexto de los pronombres interrogativos, el autor da más información en cuanto al significado de estos sufijos (f. 129r ss.)

Cuadro 3: De las partículas finales (González Holguín)

(f. 12 lv - 122r, cita literal del texto)

LAS DE VARIA SIGNIFICACION

(Ari) antepuesta dize si, pospuesta dize, porque, y pues(Ca, o ri) dize, y, pero, mas, o mas antes, o antes si, antes no.(Ch, o cha) dizen, no se, o quiça, o creo que, o podra ser, o dizen duda.(Chuch, o chum) si acaso, y pregunta entre dos cosas, si esto, o esto(ña) dize ya, o agora, o al presente.(Puni) del todo, o sin duda, o en todo caso, o perfectamente.(Pas) y, o, también, y esto mas, o mas que, aunque mas, o por

mas que.(Rae) aun, todavia, aun mas, primero, o antes.(Tac) de cierto y sin duda, y también, o sola afirmación.

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LAS QUE MUDAN LA SIGNIFICACION

(Cana) finalmente, o ultimamente, al fin, o en conclusion.(Chu) por ventura preguntando, y doblada dize, esto, o estotro

preguntando. Caychu chaychu.(Huan) con de instrumento, y con juntamente, y también, o, y, ñoca

camhuan, yo, y tu.(Lia) con amor o ternura, o muestra de regalo, y solamente, o solo(M. o mi) affirmacion simple, o el es, o ellos son suple por (cani.)(Ychach) quiça o podra ser, o por ventura.(S o si) dizque o dizen que affirmando, o preguntando, pis, quien

dizque es.

DE LAS DOBLADAS O COMPVUESTAS ENTRE SI.

ñach. Raccha. Taccha. Punich. Pactataccha.ñachuch. Racp[a]s. Tacpas. Punipas. Pactach.ñapas. Racchuch. Tacchuch. Punichuch. Pactapas.ñas. Racsi. Tacsi Punis. Pactachuch.

tacmi.ñatac. Lla,llach. Huansi Puniracmi. Pactas.

huanracñarac. Llaracmi. Huanpas. Punitacmi. Pactarac.

Pactatac.Las que se componen con casi todas las partículas son ama, mana[,] hiña, puni, ya, chu.

La multiplicidad del significado de algunos de estos sufijos resalta cuando González Holguín los asigna a distintas conjunciones del caste­llano (1. IV, cap. VIII [sic], f. 141r ss.); por ejemplo -qa y -ri son «copulatiuas de oraciones o de razones enteras» con el significado de ‘y ’ (f. 141r), pero también tienen función disyuntiva, ‘o ’, en la com bi­nación kayri, y adversativa, ‘pero’ (f. 141v). Prácticamente todas las conjunciones consisten de ciertas partículas u otras palabras m ás uno o varios sufijos de discurso, como p.ej. ‘así que’, ‘asi’ se traduce por hitiaqa, hinari y otras combinaciones (f. 141 v). Con frecuencia la base de la com binación es el pronombre demostrativo chay o el verbo de equivalencia hiña-; aparte de éstos hay algunos morfemas independien­tes que tienen la función de conjunciones, como son pana, ichaqa, qana y yallinraq, cada uno con varios significados (f. 14Ir. ss.). Al comparar todas las conjunciones, se nota que una forma quechua puede

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traducir diferentes conjunciones (cf. p.ej. «chayca» marcado con negri­lla en el cuadro 4). La consecuente arbitrariedad parece m ostrar que en algunos casos las construcciones de González Holguin son inventadas por él para hacer entrar el quechua en su esquema descriptivo y posibilitar al estudiante la expresión de todos los conceptos familiares del castellano, pero tal vez también para mostrar que el quechua es una lengua que equivale a la castellana en posibilidades de construcción y elegancia. (Cf. el cuadro 4.)

Cuadro 4: Las conjunciones (González Holguín)

(f. 141r - 142v)

conjunciones conectan castellano quechua

copulativas dicciones,oracionesenteras

oraciones,oracionesenteras

dicciones,oraciones

disyuntivas dicciones,oraciones

también

pashuampashuamhuampas

cari

tactacpashuantachuantacpastacmihinatachinallatachinallatacmitacpasmiñataccayrimana ñispachuchuchchuschumhucnin

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La descripción gramatical como reflejo e influencia

conjunciones conectan castellano quechua

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adversativas

de diversidad

colectivas que recogen y con­cluyen el sen­tido en breve

oraciones peroemperomasmas antes antes

emperoaunque

aunque mas

afirman de cierto o sin duda

quizápor ventura a casoaunque a caso

si aunque (+ optativo)

asi queasí

caricana ychaca yallinrac yallinninrac también yallin

más pas, huampas, lia, huam

panaychacahaycay

panapashaycapas

panampanatacpanatacmi

panach

panachupanachuchpanachum

hinacahinarihinaspamari hinaspatac ari hinaca ari todos pueden

tener añadidocana, tac o pas

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conjunciones conectan castellano quechua

ilativas — concluyen o infieren por vía de obliga­ción y razón

racionales

causales

para afirmar

luego síguese (lat. ergo igitur)

oraciones por tantopor esopor lo cualpor ende

porque

afirma afirma más

hinaspaca hinaspaca ari hinaspaca cana hinaca añ hinaspacatacca hinaspatac ari hinaptinri chayca también añadiendo

chayca cay hinaptinca

chayca cay hiña captinca

chayca chayca ari chayca cana

cay o chay con raycu manta pacmi

añadiendo pas tac tacmi pacrac pachuampas

aricááchaycacanachayraycumchaymanta

mimitactacmi

sin duda punisin falta en todo caso

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La descripción gramatical como reflejo e influencia

conjunciones conectan castellano quechua

307

presuntivas para presumir, sospechar, afirmar con miedo o duda

para continuar o aumentar la plática

relativas, para trabar

condicionales

interrogativas

interrogativo-negativas

repetidas en contrario

como esto [el que precede] o más

quisá por ventura

quisá más quisá también

asíasí que y también y más que yten también

el queoraciones lo que

lo cual

oraciones sicuandoaunque

¿sí, o no?¿es, o no? por ventura

no

ora si, ora no ya si, ya no

punitacmi tacpunillan checallanpitacmi checallanpipunillam sullulmi etc.

chichaychaychach

ychapas

ychatacpas ychahuampas etc.

chayca hinam hinamcana hinamanta + rae, huan, pas,

tacrni etc.

ca (oración 1) seguido por

chayca (or. 2)

sipti (f. 57r)

chu dos veces

manachu

ñarac+ tac, pas, cha

En el capítulo sobre las oraciones relativas, González Holguin (1. IV, cap. XI, f. 132r) menciona combinaciones con estos sufijos para

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308 Sabine Dedenbach-SalazarSáenz

expresar la oración subordinada. Con esto crea una estructura oracional como está ejemplificada en la oración siguiente:

Diospa gracianpac camaricucca chayca, usachicun, o Diospa gracianpac camaricunquica chayca, usachicunquim si te aparejas para la gracia la alacançaras (f. 132r).

Es interesante observar que este tipo de oración también se encuen­tra en el quechua boliviano moderno y que se asemeja a oraciones complejas del mismo tipo en el aymara (cf. Dedenbach-Salazar Sáenz/ Y apita 1994: 148), lo cual nos sugiere una influencia aymara y no necesariamente del castellano. Sin embargo, en el caso de González Holguin, otros ejemplos parecen indicar una interferencia sintáctica del castellano, como el siguiente:

Panatacmi saycuspapas yachacuni, manarn yacharccunichu, aunque ciertamente he deprendido [aprendido] hasta cansarme, no lo acabo de saber (f. 14 lv).

Aparte de estas oraciones con «conjunciones», González Holguin tam bién ofrece un ejemplo de una oración parecida, esta vez sin emplear una conjunción, sino combinando el subordinador -pti con el sufijo -qa lo cual en esta construcción enfatiza el sentido condicional:

(...) si te enmiendas tu Dios te salvara (...) huanaptiyquica Diosmi qquespichicssunqui (...) (f. 45r).

Esto m uestra que el autor era conciente de que en quechua no se necesita conjunción para expresar una oración subordinada, en este caso condicional, ya que el sufijo -pti que él denomina «gerundio de ablativo» y que según él reemplaza el subjuntivo romance, incluye los significados de «siendo, o en siendo, o como sea; quando sea; aunque sea; si fuere, por ser, o después de ser» (f. 44v).

Pero en general González Holguin enfatiza el uso de partículas y otras palabras con función de conjunciones, las cuales reciben su signi­ficado particular por añadirles ciertos sufijos de discurso, y con esto hace coincidir los medios discursivos quechuas con su esquema rom an­ce; sin embargo, en cuanto a la descripción semántica da cuenta relati­vam ente exacta del significado de los sufijos de discurso como se siguen usando hoy en día.

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La descripción gramatical como reflejo e influencia 309

A m anera de resumen se puede decir que los tres autores, Santo Tom ás, el Anónimo y González Holguin, cada uno y aparentemente sin copiar uno de otro (aunque González Holguin ha consultado al A nónim o), tratan de adecuar los medios expresivos de discurso del quechua a la gramática de las lenguas romances, y donde les falla este esquema, introducen categorías nuevas.

Los tres autores también tratan los sufijos nominalizadores, los básicos (-y, -q, -na, -sqa) así como los subordinadores (-spa, -pti), de los cuales especialmente los últimos tienen el rol clave en la produc­ción de las oraciones subordinadas. Sin embargo, guiados por la gra­m ática indo-europea, los autores coloniales no les adscriben m ayor im portancia en la formación de estructuras complejas de oraciones. Más bien, para el nivel oracional y discursivo ofrecen listas relativa­mente extensas de «conjunciones» las cuales en su mayoría se forman a base de partículas/morfemas independientes, con frecuencia com bina­das con sufijos de discurso. A pesar de esta limitación causada por el punto de vista europeo, se nota un desarrollo en la comprensión del quechua a través de los cincuenta años que pasaron entre la producción de las obras de Santo Tomás y González Holguin, ya que muchos fenómenos que Santo Tomás sólo podía describir como «de adorno», González Holguin ya los especifica semánticamente.

Con referencia a qué modelo gramatical han usado, se puede obser­var que en cuanto a las conjunciones no se sirven de la nomenclatura de la gramática castellana de Nebrija; más bien parecen basarse en los términos latinos de la gramática latina de este autor, aunque no coinci­den con todas sus categorías.

5 Los morfemas de discurso en textos coloniales de instrucción religiosa

Si miramos los textos cristiano-religiosos escritos en el contexto de la catequización, resulta que aparentemente sus autores habían estudia­do las gramáticas quechuas para aprender esta lengua . 12 Asi es que por

12 Para un análisis más detallado también de otros elementos sintácticos y del discurso cf. Dedenbach-Salazar Sáenz (1994).

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un lado se m uestra un fuerte énfasis en el empleo de conjunciones quechuas modeladas a base de las castellanas y, por otro, una tenden­cia a no usar o a usar muy poco los sufijos de discurso, especialmente los intra-textuales (topicmarker o evidencíales).

5.1 Santo Tomás (Plática)

Santo Tomás tiene como apéndice de su Gramática una «Plática» con contenido religioso. Se trata del prim er texto quechua que conoce­mos. En cuanto a los sufijos de discurso, con referencia a -mi hace uso de su significado que ha establecido en la parte gramatical: -mi con la tercera persona puede expresar el verbo ‘ser’ y así Santo Tomás lo usa en su «Plática» (p. 199). Parece usarlo de una manera intuitiva, sobre todo para enfatizar un enunciado. En cambio -qa, que según la explica­ción en la gramática no tiene ningún significado, no aparece en su «Plática».

5 .2 Tercero Cathecismo (Sermones)

En textos de tipo narrativo el autor de los sermones emplea el sufijo afirmativo -mi, implicando de esta manera un conocimiento personal. Com binado con el afirmativo -mi, se sirve del sufijo del pasado general -rqa (como p.ej. en el sermón VII) . 13 Usa -qa para enfatizar; en el caso del ejemplo del que me he servido (el sermón XIX) hace resaltar a los sacerdotes andinos descritos como malos y las características correspondientes a esta imagen (supay-qa, ‘dem onio’, umukuna-qa, ‘b rujos’, mana (...) allinta-qa, ‘no (...) bueno’):

Ricuy ari Çupayca ruancunap hatunin Sabed hermanos que/ diablo comoaucanchic caspa, ancham checnihuan- es enemigo mortal de los hombreschic, caycanracchus hanacpacha chica, y le pesa que se saluen ha procuradoalli cauçayman rinman ñispam, yma y procura engañaros para que os haycapipas llullacoroanchic. (...) condeneys, (...).

13 Con referencia a este sufijo verbal del tiempo pasado, he mostrado en otro lugar (Dedenbach-Salazar Sáenz 1993) que es dudoso que haya existido -sqa como forma verbal en esa época.

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Manachu camcuna yachanquichic, vmucunaca llama hiña mana soncoyoc vtic, cayca, vçupa camam ari manam ymactapas allintaca yachanchu Hulla runacunacta llullayllata, llullacuyllatam yachan.

Vosotros no veys que estos hechizeros, son unos necios y tontos, y miserables, que no saben nada mas de mentir y engañar?

Igual que -qa, -ri se usa poco, y en los casos en los que aparece, tiene una función resumidora. Se encuentran conjunciones como «caycanrac- chus», sin traducción, «chay hinallatacmi», «assi», y «chayraycum», «y assi».

5 .3 Avendaño (Sermones)

El uso de -rqa con -mi en los textos narrativos de Avendaño es m uy parecido al de los sermones del Tercero Cathecismo. Se sirve frecuentemente de morfemas independientes como conjunciones, espe­cialmente chayrayku, con el significado de ‘por eso’, ‘por lo cual’, así como expresiones basadas en hiña-, como p.ej. «ima hinam ari Dios», «porque como Dios» y «hinapunitaccmi», «assi de la m ism a manera». En el pasaje analizado a manera de ejemplo hay una oración que refle ja la estructura castellana en que, aparte de la nominalización quechua con -p ti.. .pas — que implica un significado concesivo — , tiene también la conjunción pana'. «Huc ccancharecc hacha, pana hue hatun huaçicta ccanchuriptimpas ari, manam chairaicuchu cauçacc. (...) y vna hacha, grande aunque alumbra toda vna casa, no por esso es viuiente» (Sermón IV).

Igual que en los sermones del Tercero Cathecismo, Avendaño hace uso de -qa para enfatizar, mientras que emplea -ri para introducir una descripción detallada y para abrir un nuevo párrafo.

Con frecuencia usa ari, especialmente después de -pas, -mi y -qa, pero también siguiendo imperativos/exhortaciones, lo que lo hace sonar como una partícula enfática que probablemente refleja el castellano ‘p u es’; de hecho traduce el castellano «porque», «por eso», y así lo tiene González Holguin ([1607] 1975: 142r). Aquí un ejemplo del sermón XIX:

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Checcapuni ashuan collanan caifli- yoccmi cauçacc; cauçacccca ari cuyurin, miccun, puririnmi; mana cauçaccri rumi hinallam çirirayan, ñinqui/n ari, flam ricunqui, chhuspip cauçacc casccanta; Intiri manam causacchu;In ticca ari manam vyarinchu, ricunchu, manam huiflampaschu;

Claro esta que direis, que es mas excelente ser que tiene vida; porque quien viue, se mueue, y ve, y oye, y anda, y quien no viue esta como vna piedra. Pues ya veis, que el mosquito tiene vida, y el Sol no la tiene, porque ni oye, ni ve, ni crece,

A base de esta evidencia (y otra) se puede suponer que Avendaño se servía de la gramática de González Holguín.

5 .4 Avila (Sermones)

Avila usa el pasado -rqa igual que los otros autores de sermones. Es sorprendente que no usa -qa, y cuando emplea -ri, este sufijo pare­ce tener la función de -qa, es decir indica un cambio de tópico o reto­m ando uno, sobre todo en relación con personas.

H ace poco uso de conjunciones, tiene p.ej. «ccana», «pues», «chayraycun», «y assi», «yallinracc chaymanta allccocuna», «antes los perros» (cf. en la cita). Incluyendo algunos otros elementos (el uso de nom inalizaciones subordinadoras más que básicas, el habla directa y los sufijos de modificación verbal), los textos de Avila m uestran una estructura más parecida al quechua moderno auténtico que los del Tercero Cathecismo y de Avendaño.

El ejemplo siguiente es del sermón sobre el pobre Lázaro (p. 8 ):

Hyna ñiptimpas [conexión con la Y nadie de aquella casa le daua cosaoración anterior, no traducida] alguna: antes los perros, que en ellachay huacchaman manataccmi chay auia le atormentauan mas; porquehuaçimanta mayccampas ymallactapas venían a el, y le lamían las llagas,ccocc chucarccan. Yallinracc chaymanta allccocuna lloccsispa qquerinta nanachispa llacchuapayarccancu:

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6 Los sufijos de discurso en los textos quechuas de Huarochirí

En los textos de Huarochirí (Tradiciones de Huarochirí), docum en­to escrito a comienzos del siglo XVII y por uno o varios quechua- hablante(s) vemáculo(s), se nota el uso frecuente de los sufijos de discurso.

Ya que estoy dedicando un estudio más comprehensivo al análisis del discurso de estos textos, aquí solamente quiero presentar a manera de resum en los resultados que he obtenido en cuanto al uso de los sufijos de discurso.

En cuanto a la estructura sintáctica, en los textos de Huarochirí se usan las nominalizaciones subordinadoras (-spa , -p ti) para producir oraciones complejas, más en las narraciones de mitos que en las intro­ducciones y finales de los capítulos (ambas secciones del texto son con gran probabilidad narradas por diferentes personas). Esto coincide con el uso en cuentos modernos, pero difiere de cómo construían las ora­ciones los clérigos coloniales. Ellos emplearon en una medida mucho m ayor las nominalizaciones básicas.

M irando entonces los textos de Huarochirí, se nota que hay muy pocas conjunciones del tipo que describen los gramáticos coloniales.

Conectivos del tipo romance se encuentran sobre todo en los infor­mes sobre ritos y ceremonias, mucho menos en los textos narrativos de contenido mítico. Se trata de chayrayku(-), yallin-, chayqa, pana e icha- así como las castellanas o, hasta y porque. Mientras que chay- rayku, yallin-, pana, hasta y porque se usan relativamente poco, icha-, chayqa y o se encuentran con m ayor frecuencia. Su empleo frecuente en ciertos capítulos indica un uso idiolectal, aunque particularmente ichaqa aparece con regularidad a través de todos los textos. Todas las conjunciones, salvo pana, tienen una función coordinadora, no subordi- nadora. Por el momento tiene que quedar abierto si todas las conjun­ciones, aunque muchas de ellas aparentemente se basan en una interfe­rencia del castellano, necesariamente deben ser creaciones coloniales.

Con regular frecuencia se emplean los sufijos de discurso que por un lado establecen la relación del narrador con lo narrado y, por otro, la interrelación al interior de lo narrado. Se usa con cierta regularidad el sufijo -mi para expresar un acontecimento que se ha presenciado o que pertenece al mundo personalmente experimentable del narrador, mientras que -si marca acontecimientos y acciones que el autor no ha

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3 1 4 Sabine Dedenbach-SalazarSáenz

experimentado ni puede experimentar personalmente (Dedenbach-Sala- zar Sáenz 1991).

Los sufijos que expresan una relación intra-textual son -pas y -wan que actúan asociando partes de una m isma oración dentro de ésta, pero -pas también puede referirse a una oración anterior y de esta manera conectarla con la presente.

Otros sufijos de este tipo son -qa , -ri y -taq que ponen en mutua relación las personas y acciones del discurso. El sufijo topicalizador -qa se usa para ubicar una narración o un episodio en un marco tem po­ral. Tam bién señala a personas o acciones que constituyen el hilo central de la narración; en esta función enfatiza el cambio de un perso­naje o de una acción a otro personaje u otra acción.

El otro sufijo topicalizador es -ri que hace recordar algo que ya se ha m encionado, retoma ese tema y lo presenta con más detalle; con frecuencia refuerza el paralelismo entre ciertos actores o acciones (jun­tamente con -qa en la m ism a oración).

El sufijo -taq conecta pasajes, oraciones y párrafos, asociando, pero también complementando, concluyendo y contrastando. Puede marcar el tem a, pero también puede tener la función de un comentario. Es intratextual en el sentido propio del término porque procura que la acción continúe.

Al comparar pasajes de texto que por su contenido y estructuración sintáctica son parecidos, se nota que distintos narradores enfatizan temáticamente de diferente manera porque no emplean los sufijos intra- textuales de la misma forma. Esto remarca las funciones estilísticas que estos sufijos tam bién contienen.

7 Conclusiones

Aunque no sabemos en base a qué géneros de textos (conversacio­nales, narrativos u otros) los gramáticos desarrollaron sus descripcio­nes, la evidencia relacionada con los sufijos de discurso nos permite formular la hipótesis que estos gramáticos «crearon» un quechua colo­nial y ellos y sus colegas misioneros que escribieron los sermones lo

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usaron en su discurso religioso . 14 Más que en la morfología, esta len­gua colonial se manifestaba en el vocabulario, factor de obvia influen­cia, y en el nivel sintáctico y de discurso, aquí sobre todo en el uso frecuente de conjunciones según el modelo romance. Estas conjuncio­nes consistían de ciertas palabras básicas, como los pronombres dem os­trativos y la raíz hiña- que se combinaban con los sufijos de discurso. Por eso en los textos escritos por los misioneros muchas veces las ora­ciones complejas se construían mediante estas formas artificiales, casi sin usar los medios quechuas de coordinación y subordinación que son los sufijos de discurso y los nominalizadores subordinadores.

Los textos de Huarochirí — que en su estructura sintáctica y de discurso muestran considerables semejanzas con textos narrativos m o­dernos — en este respecto son diferentes de los textos cristiano-religio­sos de la época colonial que siguen las reglas establecidas por los gram áticos de los siglos XVI y XVII. Forman oraciones complejas mediante los recursos nominalizadores y emplean de una manera cohe­rente los sufijos de discurso.

El hecho que aún en nuestros días la estructura de oraciones com ­plejas y la estructura discursiva de los textos quechuas se basa en las nominalizaciones y en los sufijos discursivos, m uestra que el quechua creado en la época colonial, aparte de ser usado en textos de catequiza- ción, no ha tenido un impacto duradero en el desarrollo histórico de la

14 De hecho, por falta de estudios del discurso en el quechua, inclusive del quechua moderno, no sabemos si ciertos recursos discursivos son más frecuentes con deter­minados géneros, es decir es posible que el género narrativo en general use más los nominalizadores subordinadores para producir oraciones complejas, mientras que el discurso conversacional (u otro tipo de discurso) emplee más bien construc­ciones tipo conjunciones. Pero, si esto se pudiera comprobar para el quechua m o­derno, todavía quedaría la posible explicación que el quechua misionero colonial haya dejado huellas en los géneros de habla informal, pero no en el de los textos narrativos, lo cual podría comprobar un mayor conservatismo en el género narra­tivo. En esta línea de investigación también podría ser útil estudiar las biografías de los autores (cf. Dedenbach-Salazar Sáenz 1984: 8-28) para buscar indicaciones de los mismos autores con referencia a su trabajo de campo, sus informantes y el corpus lingüístico. Explícitamente sólo González Holguin, en su Vocabulario ([1608] 1989: 8), hace mención de sus informantes: «los muchos indios del Cuzco a quienes yo he repreguntado y aueriguado con ellos cada vocablo, y de ellos lo he sacado, assi ellos son los principales autores desta obra (...)».

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lengua quechua. Quedaría por investigar las implicaciones socio- culturales de este hecho.

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