harshi (alque visitóysobre elque escri-bió una breve biografía) para crear el

.maestro espiritual indio que apareceen su novela El Filo de la Nava1a. Desdesiempre, pues, los pensadores de Oc-cidente han mirado esperanzados ha-cia la cultura mrstica de la lndia, prolijaen métodos soteriológicos y técnicasde autorrealización. Es por todo elloque la lndia hasido como el sutil e inex-tinguible fuego sagrado que ha ali-mentado el romanticismo espiritual delbuscador. Y asíla lndia es no sólo unpaís que se encuentra a miles de kiló-metros y cuenta con setecientos millo-nes de personas, y se ve sometido aenormes problemas y contradiccio-nes, sino que es un arquetipo, unsímbolo de lo inefable, una esencraque reside enelcorazón detodo pere-grino, con altas significaciones mlsti-cas.

En la lndia han florecido y se hanperpetuado toda clase de claves m í,§i-cas, métodos de acrecentamiento dela conciencia, técnicas de autodesa-rrollo y de autorrealización, senderoshacia lo inefable, mapas espirituales einmemoriales tradiciones esotéricas.Hermann Hesse explicaba: "El pensa-miento occidental viene recibiendo,d esde hace casi dos srEr/og frecu entesy poderosas influencias del pensa-miento indio". Aún hoy en día hay le-gión de maestros espirituales, ash-rams (comunidades esprrituales) re-partidas por todo el subcontinente,centros de meditación, i nstitutos de yo-ga y organizaciones espirituales conun f uncionamiento "sul gs¡s¡is» y amenudo bastante anárquico, pero conun enorme poder telúrico y espiritual.Toda incursión místicaes, no obstante,compleja, porque uno debe abrirsepaso entre una babélica urdimbre deinstructores, gurúes y pseudogurúes,maestros y Pseudomaestros, místicosy embaucadores. Y la lndia se torna enuna madre, la gran madre telúrica, elhogar del buscador, que nos hace porigual gozar y sufrir, que nos enfrentacon toda nuestra interioridad sin nin-gún tipo de enmascaramientos, quepone al descubiefto nuestros atavis-mos y temores, que abre la espita delsubconsciente, que se muestra impla-cable y abismal.

Pero su tierra, su mismo suelo, tienealgo muy fuerte y poderoso. Aunquemísticamente la lndia también se haido desertizando, esa esencia de anta-ño cala en el corazón y hace que el la-berinto de la búsqueda adopte sus doscaras: la de la enorme dificultad quesupone recorrer, dilucidar y resolver ellaberinto, y la de protectora y custodia,porque el laberinto vela por lo que hayen su núcleo, en su centro, en el puntoontólogico del que emana. La lndia seconvierte en prueba, en reto, en de-safío. Es el gran mandala, es el yantra

76'

La hdia togra una combinación magistrat entrelo profano y lo sagrado, y sabe acoger a losbuscadores de lo inmenso, a los peregrinos de laexploración interior.

(diagrama esotérico), es el alfa y elomega, es el encuentro y el desen-cuentro para volver a encontrar.

EL GRAN MANDALA

La lndia es el círculo del círculo, elsigno más allá del signo, elsendero sinsendero hacia lo Otro, el laberinto en ellaberinto. A dama del laberinto es lasabiduría. Sólo a ella puede ir fran-queando, rastreando, resolviendo,conquistando. Racionalidad e irracio-nalidad se dan la mano en la India, pro-fano y sagrado se codean, la lógicaaristotélica cede ante la lógica paradó-jica, la lndia se diversifica-en numero-sas micro-lndias. Velay desvela, ocultay pone al descubierto. En este territorioel viaje exterior se hace siempre viajeinterior. La energíaclaray precisa de laecuanimidad debe ser usada a cadapaso, tan a menudo hay que recurrir aella. Al buscar en la lndia se busca unoa símismo, y con frecuencia se desen-cuentra y aú n se desespera. Pero apelauno y a todos sus recursos internosprosigue la indagación, elviaje iniciáti-co, el dificultoso, pero iluminador, tran-sitar por el gran mandala.

El mandala es un diagrama místico,un vórtice de energía, un mapa conclaves místicas y esotéricas, un sopor-te meditacional, una brújula hacia rea-lidades ignotas y supremas, un lnstru-mento de cosmización, Lrn ojo de bueypara la exploración de universos para-lelos. Y la lndia es toda ella un desco-munal mandala. Se penetra en el man-dala y no es fácil orientarse; tiene susriesgos, hay que saber descifrarlo, asi-milarlo, confrontarlo. Todo en el man-

dala es significativo; nada es gratuito,nada carece de un sagaz e insinuantesignificado, una clave, un simbolo, unsigno revelador. Hay que saber leer elmandala, i nterpretarlo, i nstrumentarlo,como hay que saber sintonizar con lalndia y acrecentar la consciencia a tra-vés de ella. La lndia exterior constela lapropia lndia del corazón; la búsquqdahacia afuera es búsqueda hacia adán-tro.

La dama del laberinto es la sabi-dura, pero también laShaki,la energa.Todo yogui, todo buscador de lo in-menso, todo peregrino de las supre-mas significaciones sabe, sabe muybien, que nada es posible sin laenergía, sin la Shahfi. Por eso se le lla-matambién lagran madre. Fueunsad-hulántrico quien me miró con sus ojosde fuego y me dijo: "La madre vive ennosotrosy en nosotros respir4 piensa,ama, busca. Don deq u tera q ue m i res, I aves a ella; comoquiera que hagas, lohaces con ella." Hay un poema a laShaktien la lndia, muy antiguo, que di-ce así:

iOh!, ricaen poderes,en titodo se halla:alegríay dolor,sombrade muefte,elixir de vida.Tu obra /odo es;ioh, gran madre!

Se necesitalaayudade laShaÁdi pa-ra podernos incu rsionar m ísticamenteen elgran mandala. Se requiere un ta-lante firme. La lndia pone dificultades yquiebra los parámetrosde la mente.Yalo decía MarkTwain: "Fa scinay repelepor igual." Sí, pone a prueba ytiende a

deflagrar los pares de opuestos men-tales. A veces es como un bálsamo; aveces como un potente electroshock.Depende de la actitud del que busca'En el gran mandala que es la lndia secelebra un intrépido juego de luces y

nla ladifícil, laberíntica; es necesario alertar eldiscernimiento entre la

se vuelve

sombras. Hay una riquÍsima geografÍasimbólica, sagrada y mágica, Por en-tender. Pdemos rnstru mentalizarla pa-ra comprender, retomar el hilo de laconsciencia, constelar en el mismo te-rritorio indio todo aquello que la lndia

En la lndiah*n aurgidainfinida# de .

huscadoresde lolnmsfi$o,,§#/e§ que er¡v*z d*/ar¿orse a laeonqursta del* ext*riarhan tümadc'el caminahacia ader¡frc.Fakir {pá9"anterior),sadhu {izq.}.§aio esfas/lngas, vacassagra#as enSenareís.

ha tratado de transmitir al mundo. En lalndia surgreron los primeros buscado-res de lo otro. Tomaron la anacoresis,cambiaron el rito externo por la medita-ción, el sacrificio por la autoindaga-ción, se retiraron a las junglas y dieroncomienzo a la búsqueda interna. Con-cibieron y ensayaron toda clase demétodos psicof ísicos y psicomentalespara mejorar la unidad psicosomática;pusieron en práctica toda suerte detécnicas meditacionales para elevar laconsctencia; recu rrieron a las palabrasde poder,los mantras, para llevaraca-bo incl uso latransformación de la cél u-la. Su rg ieron los yog urs, los san nyasins(ren unciantes), los sadh us errantes, lossabios (rishis), los mahatmas (almasgrandes) y los gurús. Fueron sobrevi-ñiendo los siddhas o yoguis perfectos,alquimistas, dueños de su kundalini(energía cósmica individualizada) ; losd hyacholans, "señores de la luz» y por-tadores de la sabiduría perfecta y pe-

renne; los prajapatis, custodios de laverdad, emanaciones de Brahma, elprincipio cósmico; los siete maharishis(orandes sabios), como focos de luz

ü"uevelan por la másdepurada mística,clarividentes, capaces de iniciar tele-páticamente o a través del sueño; lossadayoguis, que toman cuerPo trascuerpo para seguir custodiando Y

mostrando la instrucción mtstica, quese dice pueden disolver su cuerpocuando lo abandonan paratomar otro;los cuatro munimudras, patriarcas delsaber, siempre silenciosos, transmi-tiendo la enseñanza y la quietud me-diante el poder del silencio, sin despe-gar los labios jamás;los budas u hom-bres despiertos, como bambÚes hue-cos por los que circulaba la energía del

deqradada v la verdadera mística.

nirvana. Y los sadhus de todo tipo, detodas las tendencias y sectas, muchosde ellos errantes, sin detenerse en unsitio más de tres días, en el desapego yel desarraigo, en la contrasociedad yen la contracultura, en el acratismo sinacrimonia.

SHIVA

Shiva es el señor del gran mandala;Shiva es el gran yogui; Shiva es el rec-tor del gran círculo mágico. La lndia eslatierra de Shivay la lndia estan contra-dictoria, extremada y multifacética co-mo su señor Shiva, Yogui de yoguis,señor de las bestias, el primer ecólogodel mundo, el más persistente medita-dor y el más contumaz asceta -some-tiéndose atoda clase de penitencias-,que de pronto se torna lúbrico y escan-dalizador y persigue a las hermosascampesinas. Es el señor del tercer ojo,elamigo de la cobra, el que enguirnal-da su cuello con un collai de calaverasy tiene por cabalgadura al toro. Se em-borracha con la danza cósmica y re-crear todos los vastos espacios. Estambién el señor de los chakras, el quehace girar la rueda deltiempo comodueñodel mismo, elque meditaen ce-menterios y bebe en cráneos huma-nos, el que es capaz de transmutar elveneno en néctar y jamás pierde el po-der sobre su esperma. Resume en símismo todas las energías, masculinasyfemeninas, y representa el perfecto yabsoluto and rog inato (como Ard hana-rishwara), que simboliza el matrimonioperfecto, dentro de uno, de todos lospoderes cósmicos. Su mantra es OMNAMAH SHIVAIA, que lleva repitiéndo-se en la lndia por miles de años, y quees una invocación a la real naturalezainterna, porque Shivaesa lavez perso-nal y transpersonal, conciencia cósm i-ca y conciencra cósmica individual.

Mediante el mantrase invoca, evocay convoca el sol interno que reside encada uno de nosotros, más allá de lamente caótica, compulsiva, ávida y su-perficial en la que vivimos.

Por toda la lndia se adora el órganoreproductor de Shiva, el lingam. Cien-tos de miles de lingams salpican la tie-rrade la madre lndia, como un rayocla-vado sobre la vagina cósmica, la telúri-ca vag ina de la d ama d e I as montañas,la tierna, dulce y entrañable Parvati.Desde los Himalayas al Cabo de Co-

Sobre esfas /rneasver?os decenas de

frnddespurificándase en el

río Ganges. A laderecha, Ramira A.

Calle medita junta aun sadhu. §,n la

página siguienfefres sedh#s fseres

errañfe§,vagabrndos de lo

espiritual), miranimperturbables anle

el abietiva de lacá.mara.

morín, desde Maharahstra a Bengala,cientosde miles de lingams son honra-dos, venerados y untados con miel, le-che y otras ofrendas. Con codicia, confebril entusiasmo, como si la vida fueraen ello, miles de manos acarician elór-gano de Shiva y ponen hermosas guir-naldas de flores sobre el mismo. Shivaes el dueño del esperma, como tratande serlo los yoguis shivaitas en la lndia.Han dominado técnicas secretas queles permiten no derramar ni una gotade semen aún cuando mantengan re-laciones sexuales. Rescatan asíla luzdelsemen y la llevan haciaarriba, hacia

los centros de energÍa-conc¡enc¡a(chakras) más elevados y que conec-tan con la concienciacósmica. Hayyo-guis que se entrenan para reabsorberliquidos y mercurio através del uréter, ypoder mediante tal adiestramiento lle-gar a un estrecho control sobre su se-men. Pero lo importante, insisten siem-pre en ello, es la actitud mental. De na-da sirve el control sobre el semen si nose ha conseguido el previo control so-bre la mente. Sin contención del pen-samiento, el control sobre el semen essólo una prueba circense, un númerode fakirismo. Shiva es también el se-men de los chakras, denominadochakramurti, y el inspirador de eremi-tas. Su residenciaes el monte Karlash, ysu cuidada la sacrosanta Benarés. Elfirmamento simboliza también el órga-no reproductorde Shiva, que llueve es-permatizando de vitalidad la g ran vu lvaque es latierra. Shiva se sienta en el co-razón espiritual de cada ser humano.Es la inteligencia primordial, elelemen-

Nu)aÉ:JUÍE

L hdia representa et símboto de to inefabte, laesencia plena de significaciones místicas, elinextinguible fuego sagrado con el que sealimenta el romanticismo espiritual del buscador,

La hdia se ha convertido en reto, en desafío.Es el gran mandala, el alfa y el omega, elencuentro -y el desencuentro para volver aencontrar,

to vigílico, el espacio de quietud, laecuanimidad todopoderosa. Los yo-guis meditan en su Shiva interno, quees la consciencia despterta. Algunossadhus shivaitas llevan un pequeñolingam colgado al cuello. Conozco auno de estos sadhus del sur de la lndia.Su nom bre es Shivaii-Shivaii, i m pasi-ble, autoconsciente. Se unta el torsocon un aceite espeso y oscuro en elque reverberan los rayos del sol. Cuan-do le pregunto por lasabtduría, me ex-plica:

- Lafelicidad es un mlto. Lossereshumanos han buscado tanto la felici-dad, desde su imPlacable ego, quehan gen erado i n men sidad de dolor enfodas /as épocas y latitudes. Esa bÚs-queda egoísta ha sido el infierno másterride paralos hombres. La sabiduríasólo sobreviene Permaneciendo ennuestro centro de paz. Entonces, ni si-quiera dañaremos un pétalo de flor.6ntonces, también emerge la comPa'sión universal Uno de mis maes/rosme dijo unavez: "Shivaji-Shivaji, miq uerido, si para al i mentarme yo tuvieraque sustraer un grano de arroz a otrapersona, antes moriría de hambre'"

El era la comPasiÓn viviente. Hubouna hambruna y la gente comenzÓ amoñr de inanición. Entonces mi maes-

tro dejó de comer. Yo sabía que le iba aperder. Lo sabía. "Maestro, no quieroperderte", le dije. Se enfadÓ conmigoyme dijo: "Al perderles a ellos, ya me es-tás perdiendoa mímismo;aún más,Yate estás perdiendo ati mismo." Empe-zó a debilitarse. Aun así, como era ungran meditador capaz de alimentarsede la energ ía cósm ica" pud o resisti rva-rias semanas a pesar de su avanzadaedad. Un día creí que estaba en sa-madhi. Su postura era perfecta, ergui-doy sólido como un banyano. Me Pusea meditar a su lado. De súbito, su cuer-po se desplomó sobre el mío. Habíadejado este cuerpo. Su centro de pazse había marchado a otras regiones.

Huelea nuez moscada. Me miraconsus ojos muy negros, que asemejan aesas gemas conocidas como «estre-llas de la lndia". Dice:

- Renuncia a la felicidad, sigue tutrabajo inteilor sin perseguirla y algoi m portante, mágico, sucederá dentrode ti. ¿Quién persigue la felicidad? Elcuerpo y la mente, porque suf ren y pa-decen el proceso de vida que engen'd ratanto dolor. O sea q uenuesfros dls-fraces son /os que persiguen la felici-dad. Si meditamos, descubriremosque hay en nosotros, al menos Poten-cialmente, un centro de Paz que está

completo en símismo, que no neces¡-ta perseguir nada porque ya lo tiene.Nos daremos cuenta de que el cuerPoV la mente son los que persiguen lafeli-'cidad,

una felicidad que es un mito pa-ra el los, a la que iamás podrán atrapar.Si esfás en el cuerpo o en la mente, tuvida es un dramA persiguiendo inÚtil-mente lafeiicidad. iQué gran disparate!Pero si te estableces en tu centro depaz, óes quevas a perseguir lo queYatienes?

Toda la lndia se proyecta hacia Shi-va. Unos lo hacen mecánicamente;losmenos, conscientemente. El lingam esel rayo regeneradory al ofrendarlo e in-vocarlo, uno está inclinándose haciasu propio ser interno. Los yoguis an-sían tomar a Shiva a través del controlrespiratorio, la recitación del mantra ola respiración; los penitentes, a travésde implacables austeridades; los de-votos comunes, lanzándose ávida-mente sobre el lrngam y celebrando lapuja (ceremonia).

Hay un sentido de infinitud en la ln-dia; un toque de cosmicidad. La mismalndia es el gran mapa espiritual, el granmandala donde las clave se recrean,inspiran, motivan, sugieren. Los Hima-layas han sido siempre refugio de losgrandes eremitas, sabios, renuncian-tes y mahatmas. Alg u nos eremitas sóloabandonan su retiro para asistir cadavarios años a uno de los grandes festi-vales sacros. El resto del tiempo vivenen la soledad y el aislamiento, algunosa temperaturas inclementes y alimen-tándose de raíces, encurtidos yté. Hayun gran poder cósmico en las regioneshimalayas; se entona el ánimo, se co-

't"'TBe.,t:-i

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lapsa las ideaciones, se abre la mente yse expande el corazón. Los Himalayasson la representación de la cima de laconsciencia. Como el Everest y el Kan-chejunga quieren lamer el cielo, cadaaspirantedebe reorientarse hacia lo in-menso, hacia lo incondicionado. En lasantípodas de los Himalayas, en el ex-tremo sur de este descomunal sub-continente, se encuentra el Cabo de lavirgen, Kanya Kumari. El Himalayaes lagran potencia masculina, pero KanyaKumari es la gran potencia femenina.En la lndia se celebra la cúpula místicay surge el andrógino perfecto: el mari-daje armónico de la sabiduría de lamente y la sabid u ría del corazón, cons-ciencia y energía. De los Himalayas alCabo de la Virgen, todo el territorio in-dio está señalizado de lugares sacros,centros de poder, santuarios y ermitas,templos, cuevas de meditación, ash-rams y reliquias. Hay cuatro santuarioshimalayos que son vórtices de poder,centros telúricos. Por algo, desde lamás remota antigüedad han sido con-ti nua e i ncansablemente peregrina-dos. Están en lazona himalayaconoci-da por el Uttarkand, en espléndidos yapartados parajes, a la sombra de losaltos picos himalayos, inaccesiblesdurante ocho meses al año. En talessantuarios viven todo el año algunosyoguis, semidesnudos, meditando enlas nieves y glaciares, dueños de unestrecho control sobre las funcionesde su cuerpo. Algunos se han hechoexpertos en el yoga del calor, medlanteel cual inciden sobre sus energías vita-les (prana) -a través de técnicas decontrol respi ratorio y visual izacionesespeciales-, para elevar la tem peratu-ra del cuerpo y contrarrestar la incle-mencia de las bajastemperaturas. Al-gunos han desarrollado una enormecapacidad para elayuno, que llevan acabo por dos meses o más, y otros seabocan a la recitación del mantra paraconectarse y reconectarse con lo ine-fable. Estos cuatro santuarios, testigossilentes y poderosos de las cumbreshimalayas, son Gangotri -las fuentesdel Ganges-, Yamunotri -las fuentesdel Yamuna-, Kedarnath -santuarioen honor del amoroso y protector Vish-nú. Todos ellos están a más de tres milmetros de altitud, bajo un cielo límpido,a la espera de los miles y miles de sa-hus, peregrinos y devotos que llegandurante los mesesestivales. Estos san-tuarios representan las fuentes de co-nocimiento que residen en nosotrosmismos y que hay que potenciary esti-mular.

Las siete ciudades sacrosantas de lalndia son: Ujjain, Ayodhya, Benarés,Hardwar, Kanchimpuran, Dwarka yMathura y se corresponden con lossiete chakras o centros de energía cós-mica en el ser humano. Un chakra esuna ventana abierta a Io inmenso, cuya

B0i

energía, aletargada, debe ser desen-vuelta y despertada para que se con-vierta en un puente de plata hacia lamente cósrnica. En la medida en queun chakra, centro de consciencia-energía-sabiduría, va despertando, ose va contemplando la evolución inte-rior. Las siete ciudades sagradas sonfocos telúricos, localizaciones deenerg ía cósm ica concentrada.

Asícomo las ciudades santas sonlos chakras, los ríos serhn los nadis oconductos de energíasutil que alimen-tan a los chakras y a todo el cuerpo as-tral de la persona y del gran mandalade la lndia. El Ganges y el Jamuna sonlos dos nadis, izquierda y derecha (iday pingala), que corren a lo largo de laespinadorsal. El mrtico río de sabiduría,el Saraswati, que fluye por lo más pro-fundoy medularde la lndia, seríaelca-nal central o sushumna, aquel por elque al estimular.la energía kundalini,proporcrona vrsron cosmrca y percep-ción yóguica y supraconsciente. La ln-dia, toda ella, es como un gran cuerpoiniciático, cuya autonomía y fisiologíahay que ir descifrando e instrumentali-zando para la búsqueda. La búsquedahacia afuera se hace búsqueda hacraadentro. En la concavidad central delcerebro se encuentra en elser humanoel cáliz de soma, néctar de inmortali-dad. El viaje iniciático hacia afuera esperegrinaje interno.Al caminar, si laac-titud es iniciática, caminamos hacianosotros mismos; al hallar en el exte-rior, hallamos en eltabernáculo secre-to de nuestro corazón-

Hay un cuento indio hermoso y sig-nrficativo:

En un pequeño, pero beilo templode la lndia, se coló una paloma. Todaslas paredes estaban adornadas conespeios, y en ellos se reflejaba la ima-gen de una espléndida rosa que había

BAFAEL I\4AROUEZ

Arriba, esculfuras er$ficas de/templo de Khajurao" üa#e deEenarés {abajo) En la págixasiguient*, panarán i*a d*lsagrado rlo Ganges a su pasüpar la ciudad de Bsnarés.

Et mandata es un diagrama místico, un vórticede energía, un mapa de claves esotéricás quenos guía hacia las realidades ignotas y supremas.

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en el centro del santuario. La paloma,tomando las imágenes por la rosa, se .

aóalanzó sobre ellas, chocando vio-lentamente contra las paredes, hastaque terminÓ por reventarse y morir. En-tonces su frágil cuerpo cayó sobre larosa.

Dicen los maestros de la lndia:'to-dos somos como esa Paloma; Perse'g u i m os i mágen es y aparie n ci as, y m al -

lastamos así nuestras meiore.sénergías hasta que sobreviene lamueñe. La muerte es Para aquellosque están en ladiversidad, sin estable-cerse en la Unidad".

MADRE GANGA

ElGanges es una bendición Para la

lndia. Es el río más sagrado del mundov también, sin duda, el más codiciado,íenerado, invocado y ofrendado' Pue-

de estar contenta la madre Ganges,porque no lefaltan-nunca le hanfalta-do- devotos ávicios de sus sagradasaguas y de su santidad. Millones de

cuerpos se han sumergido, se sumer-gen y seguirán sumergiéndose, en las

águás delcaudaloso río que encuentrasu origen en los altos himalayos, y que

L,"

,,-1

se extiende hasta desembocar en labaha de Bengala. Va recrbiendo el ge-neroso caudál de otros rios, Y a cadaconfluencia los hindúes le dan el ca-rácter de altamente sagrada, levantan-do, a menudo, un santuario en la mis-ma. Los místicos de la lndia homolo-gan la confluencia de los ríos con laóonf luencia de esos dos rios deenergía que son la inspiración y la ex-halaCión. Uno de los métodos medita-cionales más antiguos es el consisten-te en captar el punto de confluencia en-tre la inhalación y la exhalación y la ex-halación y la inhalación, momento enelque hay una supresión de los proce-sos meniales y se Puede acceder al

universo paralelo. Asimismo, son muyapreciadas las confluencias de la no-checon eldÍaydeldíacon la noche pa-

ra abismarse en la meditaciÓn.A lo largo de dos milquinientos kiló-

metros, laé aguas del Ganges se dejantomar por infinidad de personas de to-das las edades. La madre Ganga des-pierta un excepcional feryor, una pa-

sión religiosa incomparable. El empe-rador Akbar sólo bebía agua de esterio, y el rey Dhanga, mientras recltabamañtras, absorto en elsér, se dejÓ lle-var por sus aguas Y en ellas halló la

muede. Junto al sacrosanto río, el rey

Gangayedeva aYunÓ hasta la muerte,

en tanto le hacían compañía sus clenesoosas. A lo largo de los siglos, losmásfanáticos se han lnmolado en el río

sacro, y asíya el peregrino Xuanzangtuvooiasióñ dever un gran montón dehuecos de aquellos que habían proce-dido al suicidio religioso. En esasaouas hacen sus abluciones niños Y

vÉios, sanos y enfermos, Y a ellas se

arr'o¡an en espuertas las cenizas de los

cadáveres, para que de la mano de lamadre Ganga el ser sea conducidohasta Shiva. Los Peregrinos tomanagua del río y la portan en sus jarritas

lótas),y Ios devotos, al amanecer, ha-

itan uii óspecial placer religioso en de-iar oétalos de flor en su seno. Las aguasbeirío más ansiado del mundo son co-mo un preciado regalo, Y hasta el em-perador budista Ashoka envió unaborción del agua sagrada al soberanobe Ceilán. Esá descomunal serpienteacuática que es el Ganges va atrave-sando ciudades de inmemorial santi-dad, tales como Rishikesh, Hardwar,Allahabad, Benarés y Patna. En su de-sembocadura haY una isla, Ganga Sa-oar. donde se reúnen peregrinos' sad-ñus, penitentes y fakires. Todavía hoyse observa el largo Peregrlnar queconsiste en recorrer camlnanoo el

Ganqes, de arriba aba¡o Y de abajoarribá. Algunos sadhús errantesse lan-zan a laaventura. Pero lagran aventuraes siempre hacia adentro, y el más lar-qo v sustancial de los peregrlna1es es

áqúel que conduce a la rah del pensa-

miento, alotro lado de la mente.

'-d5+S

á J --"F&.

del despiertan un feruorreligio:o incomparable; se las venera c.gmo un

conducto de energía sutil del se alimentan

tos cn{Xras de cada persona y el cuerpo astral deRamiro A. CALLE

otUI

toda la lndia.

EDITOKTAL

RENACERODOaniversariosuponelaculminacióndeunciclocompleto,en elqueprincipioyfinaeencuen-tran de nuevo. De hecho, el final del año se da cita aquí pa ra dar paso a uno nuevo, Heno§ pues,ante nuestro aniveroario, el de esta redacción y e! de vosotros, leetores fieles, que nos habéis se'guido desde el número uno oque os habéis venido incorporando a lo largo de nuestra andadura.Estas eon lao razoRes por Ias que MA§ ALLA, leios de languidecer, se renuerra gon cada doce me-gea, siempre diferentes y siempre iguales..

Peioa lafestividad dounanivbrsario-loshaydetoda layaycondicién-tenemosqueaña-dirle gue para nosotros, lectores, colaboradores y redactores, sea iuetamente el te¡alro; un número tan car-gado üe simbolismo. Todo el chamanismo, la forma religiosa y m_áSica más antigugy primigenia dela Humani'áad, está impregnado del número tres en sua rituales: tre§ son lag nochee o los dlas que elchamán-neceoitapará introdu-cirseen los infiernos, reconquistaralalma extraviada yyolvera lavida;treooon laetinicblasguelaLunatienequeaguardarantesdeyolvorbrillanteante nuestrosoioE;altercerdla reoucitéCristo. El eignificadode tales exfresiónes es harto familiar para todo§. Pero, además, d_e glado o 9o¡.tuerza,.eotamos abocados allercermileirio,tansobradamentecargádodebu€nasesperanzas;findeunmundoynacimientodeotronuevo,enelquetantá¡profeclashancentradosuatencién.MA§ALLA,deedesuscomienzos,giomprehizovotosparad advbnimiento-de ecte futuro, Bien está renovarloo ahora en que coinciden tantas cosas en nue§tra concienciay en nuesüra pegueña historia.-

óEsaáoéotracaeualidadquo,a loyadicho,elterwraniversariodelarevi¡taseoonmemoreconelmeey número de Febrero? En este üeñpó, h Éaganidad pre-criotiana yluego el criatianiamo exalta el ritual de laeóanOelas. En el miüo griego o romaño, Peraéfone o Proeerpina hablan quedado momentáneamente atenaza-dagen el infierno,coñlo ñ semilla que poresteüempoyace«muetta»on elsenodelatierra;por-eso, salhn lasgpntesen proceiiones nocturnas, óonousantorchás,buscandoelesplritu inmoltal secuestradoen laprisiónácr¡ra v á h parátisis del inviernb. La Virgen de h Cándelaria ha perpetuado esta radicién en la crist¡andad'Asítambién nosotrosn con nueotra revieta, como con uná antorcha.

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